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RESEÑA HISTORICA DE LA DIABLADA PUNEÑA

La Diablada es una de las danzas características de la Fiesta de la Virgen


Candelaria, y de otras que se celebran a lo largo y ancho del territorio peruano.
Esta danza es la interpretación y/o expresión de la Cosmovisión Andina, es decir
representa la lucha entre el bien y el mal, una esencia de elementos paganos
mezclados entre la cultura indígena y la mestiza con el cristianismo.

Los Diablos en la Diablada Puneña

El nacimiento de esta danza es un poco incierto ya que tanto el país de Bolivia


con Perú se disputa su originalidad, sin embargo La Diablada tendría sus raíces
en los rituales del antiguo altiplano, considerando que el altiplano no solo abarca
Bolivia sino también a Perú, y que en este último ha tomado mayor protagonismo
llegando a ser producto de un proceso histórico que trasciende fronteras. Mas,
si nos remontamos a su historia se sabe que la danza habría sido traída por los
españoles al Virreinato del Perú, es decir que a la llegada del cristianismo, en su
afán de inculcar la religión al indio altiplánico, nace la idea del bien y el mal, para
lo cual los misioneros que llegaban ilustraban los siete pecados capitales y el
triunfo de los ángeles sobre los demonios, aprovechando la inclinación de los
nativos en el canto y la danza.
Danza de la Diablada

Según los historiadores en los inicios de la Diablada Puneña, la danza estaba


acompañada por la música de los Sikus Morenos, quienes tocaban sicus,
tambor redoblante, platillos y triangulo, ejecutando huaynos sincopados, siendo
los danzarines personajes como los diablos caporales, diablos menores, chinas
diablas, el apache, el cóndor, el oso y el gorila.

También es necesario mencionar que actualmente la danza ha tomado otro


matiz sin perder su esencia; Ahora la danza se acompaña de una Banda Musical
que llega a tener más de 100 integrantes y que al son de los bombos, se ve
bailando a varias figuras como: el Caporal Mayor quien representa al diablo
mayor o capitán del ejército del mal, siendo lo más característico del personaje
su máscara, que simbólicamente está cubierto de oro y plata y del que emerge
reptiles, orejas de sapo, colmillos y grandes cuernos en forma de culebras; otro
personaje es el Ángel, vestido de blanco cuenta con alas, casco de plata, faldón
y una espada; Estos son las figuras de La Diablada, mas están acompañados
por Diablos Menores, Chinas Diablas, y últimamente añadidos
las Diablezas cuyo traje solo difiere con el de las Chinas por la máscara y
armadura que llevan en el pecho, y las Cholas, llamadas así al grupo de
bailarines vestidas con polleras que hacen juego a las mantas y sobrero que
llevan.
Chinas Diablas en la Diablada Puneña

El desarrollo de la danza, esta comandada por el Ángel , seguido de la fila de los


7 diablos mayores, quienes realizan espectaculares saltos acrobáticos y detrás
vienen los diablos menores saltando y realizando coreografías; luego viene el
Diablo Mayor, las filas de Chinas Diablas, las Diablezas y las Cholas, cada grupo
tiene ya coordinado realizar diferentes coreografías, pero sin dejar en todo
momento de saltar. Sin duda esta danza requiere de gran preparación y
resistencia física.

Diablezas y Diablos Menores

Finalmente, podemos mencionar que entorno de la diablada se han tejido


muchos mitos y leyendas siendo alguno de ellos: En el año 1675, en Puno, se
narra que cerca la mina Laikakota a una legua de la ciudad, el español José
Salcedo mandó a destruir las casas de los mineros pero desistió por que vieron
a la Virgen María luchando contra el diablillo de la mina. Por el fuego observado
en la mina nace el culto a la Virgen de la Candelaria. En otro mito se dice que
antiguamente se conoció a un bandolero llamado Anselmo Belarmino apodado
como el Chiru Chiru o Nina Nina, quien era fiel devoto de la Virgen de la Candela
o Candelaria, y este realizaba robos para luego repartirlos entre los más
necesitados. En uno de sus tantos asaltos este fue rodeado por los gendarmes
y herido de bala se precipitó hacia un socavón, en sus últimos momentos de vida
aparecieron un batallón de diablos que se disputaban por su alma, y en eso el
Chiru Chiru, pidió clemencia a la Virgen de la Candelaria, y ella apiadada de sus
pecados envío al Arcángel San miguel para rescatarlo y salvarlo de morir.

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