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INDICE

1. COMENZAR CON BUEN PIE LA CLASE


2. EVITAR CONDUCTAS DISRUPTIVAS EN LA CLASE
3. GANARSE EL RESPETO DE LOS ESTUDIANTES
4. ERRORES A EVITAR POR PARTE DE UN DOCENTE
5. CONSEJOS PARA DOCENTES A TENER EN CONSIDERACIÓN EL DÍA DE UN EXAMEN
6. TRUCOS PARA ENAMORAR A SUS ESTUDIANTES
7. APRENDIZAJE COOPERATIVO: CÓMO FORMAR EQUIPOS DE APRENDIZAJE EN CLASES
8. CONSEJOS PARA DOCENTES CON FALTA DE MOTIVACION
9. APLICARIAS EL PRINCIPIO 20/80 A TU PROFESION Y A TU VIDA PARA SER MÁS FELIZ
10. DOCENTES QUE INSPIRAN. EL CASO DE RITA PIERSON
11. DOCENTE, ¿TE ATREVES A SER UNA VACA PURPURA?
12. RAZONES POR LAS QUE TE RECORDARÁN TUS ESTUDIANTES
13. LA CLASE PERFECTA
14. PROHIBIR DESPIERTA EL DESEO. CÓMO EVITAR LA PALABRA NO AL DAR UNA NORMA EN CLASES
15. QUE TIPO DE DOCENTE ERES
16. 10 MANERAS DE ENSEÑAR RESILIENCIA A TUS ESTUDIANTES
17. 5 TIPOS DE CREATIVIDAD QUE PUEDES FOMENTAR EN TUS ESTUDIANTES
18. 10 HABILIDADES QUE TODO DOCENTE DEBERÍA POTENCIAR EN EL AULA
19. UN TRUCO PARA QUE TUS ESTUDIANTES PARTICIPEN ACTIVAMENTE EN CLASES
20. 7 CONSEJOS PARA QUE TUS HIJOS CONSIGAN APRENDER A ESTUDIAR MEJOR
21. 15 FRASES PARA AUMENTAR LA AUTOESTIMA DE TUS ESTUDIANTES. PROPUESTA DE ACTIVIDAD
22. EL CEREBRO CIEGO
23. EDUCAR EN EMOCIONES
24. 25 FRASES DE MOTIVACION PERSONAL PARA EMOCIONAR A TUS ESTUDIANTES
25. CÓMO DAR UNA CLASE AL REVÉS O FLIPPED CLASSROOM EN 5 SENCILLOS PASOS
26. 20 FORMAS DE COMPROBAR SI TUS ALUMNOS HAN ENTENDIDO TUS ENSEÑANZAS.
27. ¿DAR DEBERES O ENSEÑAR DEBERES? ¿QUIERES CONOCER LAS DIFERENCIAS?
28. 7 TRUCOS ALTAMENTE EFECTIVOS PARA EMOCIONAR A TUS ALUMNOS
29. DORMIR Y AFILAR EL HACHA
30. 5 CONSEJOS PARA TRANSFORMAR A UN DOCENTE REACTIVO EN PROACTIVO
31. 5 MANERAS DE ENSEÑAR A PREMIAR EL ERROR ENTRE TUS ALUMNOS
32. 5 PRINCIPIOS DEL COACHING EDUCATIVO QUE COMO DOCENTE DEBERÍAS CONOCER
33. 10 ERRORES QUE TE ALEJAN CADA DÍA MÁS DE TUS ALUMNOS
34. 10 PRÁCTICOS RECURSOS PARA FOMENTAR LA CREATIVIDAD DE TUS ALUMNOS
35. 5 RAZONES POR LAS QUE TUS ALUMNOS NO TE ESCUCHAN MIENTRAS LES ENSEÑAS
36. CÓMO DAR UNA CLASE SIN DAR UNA CLASE. ¿QUÉ? ¿CÓMO?
37. CÓMO CALIFICAR LA ACTITUD DE UNA ASIGNATURA
38. 7 CONSEJOS PARA GESTIONAR CORRECTAMENTE EL “TEMPO” DE UNA CLASE
39. 5 POSICIONES BÁSICAS DEL PROFESOR EN EL AULA
40. MI CLASE EN 55 MINUTOS
41. 7 ERRORES A EVITAR EN UNA SESIÓN DE EVALUACIÓN
42. CÓMO GESTIONAR LA EXPULSIÓN DE UN ALUMNO DEL AULA
43. CÓMO GESTIONAR LA LECTURA EN VOZ ALTA EN EL AULA
44. 10 CONSEJOS PARA QUE UNA REUNIÓN SEA PRODUCTIVA
45. ¿QUÉ TE APORTA COMO PROFESOR SER PUNTUAL? CONSEJOS PRÁCTICOS
46. 5 FORMAS DE EVALUAR A LOS ALUMNOS
47. 7 CONSEJOS PARA GESTIONAR LA CONFLICTIVIDAD EN EL AULA
48. 5 CONSEJOS PARA GANARSE EL RESPETO DE TUS ALUMNOS
49. 5 CONSEJOS PARA LOS 5 ÚLTIMOS MINUTOS DE CLASE
50. DOCENTE, ¿A QUÉ LE TIENES MIEDO?
51. CÓMO PODEMOS TRANSFORMAR LA “RECOMPENSA INJUSTA” EN UNA OPORTUNIDAD
52. 5 CONSEJOS PARA GANAR PRESENCIA EN EL AULA
53. 7 CONSEJOS PARA INCENTIVAR LA MEMORIA DE NUESTROS ALUMNOS
54. ¿CÓMO COLOCAS A TUS ALUMNOS EN EL AULA?
55. LOS 10 MANDAMIENTOS DEL DOCENTE
56. 3 TRUCOS PARA CAPTAR LA ATENCIÓN DE TUS ALUMNOS
57. UN TRUCO PARA QUE TUS ALUMNOS HAGAN LOS DEBERES EN CASA
58. 10 MINI TRUCOS PARA REGALAR FELICIDAD A LOS DEMÁS
59. 7 CLAVES PARA ENSEÑAR EN EL SIGLO XXI
60. DOCENTE, ¿ESTARÍAS DISPUESTO A PENSAR MÁS PARA TRABAJAR MENOS?
61. EL DÍA QUE DECIDÍ 25 FORMAS DE DESAPRENDER PARA SEGUIR APRENDIENDO
62. 10 EXCUSAS QUE COMO DOCENTE HAS OÍDO ALGUNA VEZ DE TUS ALUMNOS
63. LA MEMORIA. CÓMO ENSEÑAR PARA NO OLVIDAR
64. 5 PRINCIPIOS DEL MARKETING QUE TODO DOCENTE DEBERÍA APLICAR EN EL AULA
65. 50 PREGUNTAS QUE COMO DOCENTE DEBERÍAS HACERTE
66. DOCENTE, ¿HASTA CUÁNDO VAS A PERMANECER EN TU ZONA DE CONFORT?
67. 5 TRUCOS Y 2 CONSEJOS PARA RECORDAR EL NOMBRE DE TUS ALUMNOS
68. 5 MANERAS DE ESCUCHAR A TUS ALUMNOS. ¿QUÉ ES LA ESCUCHA EMPÁTICA?
69. LAS 9 PEORES DECISIONES QUE PUEDES TOMAR COMO DOCENTE
70. 10 CONSEJOS PARA DOCENTES CON FALTA DE MOTIVACIÓN
71. 3 FORMAS DE DAR LAS GRACIAS A TUS ALUMNOS. ¿CON CUÁL TE QUEDAS?
72. SMARTICK. DONDE OTRA FORMA DE APRENDER MATEMÁTICAS ES POSIBLE
73. 4 RAZONES POR LAS QUE ENSEÑAR CON Y DESDE EL CORAZÓN
74. PROCRASTINACIÓN DOCENTE O DEJAR PARA MAÑANA LO QUE DEBIERAS HACER HOY
75. UN TRUCO PARA QUE TUS ALUMNOS PARTICIPEN ACTIVAMENTE EN CLASE
76. CÓMO ENSEÑAR A TUS ALUMNOS A VENCER LA LEY DE PARKINSON
77. 10 EJEMPLOS DE CÓMO TRANSFORMAR PROBLEMAS EN SOLUCIONES
78. 10 DECISIONES QUE TE CONVERTIRÁN EN UN DOCENTE DE ÉXITO
79. CÓMO ENSEÑAR A TUS ALUMNOS LOS TIPOS DE ACOSO ESCOLAR.
80. THE EMPATHY TOY, EL JUGUETE PARA FOMENTAR LA EMPATÍA ENTRE TUS ALUMNOS
1. COMENZAR CON BUEN PIE LA CLASE

Independientemente de la hora en que nos toca dar clase, es bueno que tengas en cuentas estos aspectos e
intentar no variar tu rutina:
1. Sé puntual. Sin duda la puntualidad es un elemento clave para empezar con buen pie una clase. Sé que no
siempre es fácil llegar muy puntual, porque en muchas ocasiones debemos desplazarnos de una clase a otra. Sin
embargo, en otras ocasiones esperamos a que suene el timbre para ir al lavabo, beber agua, buscar nuestro
material escolar, apurar el café, etc. Esto provoca que lleguemos precipitadamente a clase y hayan pasado entre
cinco o diez minutos. Todo este tiempo que perdemos antes de llegar al aula es un tiempo que después nos
costará recuperar una vez estemos dentro. Tampoco hay que olvidar que buena parte de los conflictos que se
producen en el aula se producen justo al inicio o al final de las sesiones, en ese impás en el que el aula se queda
momentáneamente sin profesor.
2. Saluda. Cuando entremos en clase debemos empezar con un saludo a nuestros estudiantes. Debe ser un saludo
enérgico y que conlleve una fuerte actitud postural. Además de demostrarles respeto y educación, ayuda a que
los jóvenes que suelen estar a veces de pie o en las taquillas oigan nuestra voz e interioricen que hemos llegado a
clase. Recuerda también que tu saludo debe implicar una respuesta de todo el estudiantado. Insiste en las
primeras clases del curso y después verás cómo es muy fácil llevarlo a cabo.
3. Evita sentarte. Como a veces no es suficiente con saludar y que nos devuelvan el saludo, recomiendo que, al
llegar a clase, no te sientes inmediatamente. Si te sientas pasará que parte de los estudiantes no te verán, y no
tendrá la conciencia de que la clase ha empezado. Ubícate en el centro de la misma o desplázate por los pasillos
del aula. El alumno rápidamente interiorizará que estás ahí y que la clase ha comenzado.
4. Evita gritar. Otro de los errores que cometemos es aumentar el tono de voz durante los primeros minutos de
clase. Debes evitarlo, y para ello te recomiendo algo tan sencillo como empezar a hablar siempre de pie y
centrado en el aula con tu tono de voz normal. Es sorprendente como a los pocos segundos el ruido ensordecedor
de los primeros minutos va desapareciendo. Los ruidos se transforman en murmullos y los murmullos en silencio.
5. Di lo que trabajarás en la clase. Es muy importante que, una vez hayas conseguido un clima de silencio adecuado,
expliques muy brevemente qué tienes pensado trabajar durante la sesión. Puedes hacerlo de varias maneras: de
viva voz, escribiéndolo en la pizarra tradicional o proyectarlo en la pizarra digital. Si explicas lo que harás, le estás
diciendo al estudiante que la clase no es una improvisación, que sabes perfectamente lo que se trabajará en todo
momento. Esto te dará seguridad y hará que los jóvenes no te cuestionen lo que tienes programado para ese día.
No olvides el valor de la palabra, sobre todo, el de la palabra escrita.
2. EVITAR CONDUCTAS DISRUPTIVAS EN LA CLASE

¿Que entendemos por disrupción o conducta disruptiva en el aula?


La conducta disruptiva es un modo de actuación inapropiado que dificulta el proceso de enseñanza-aprendizaje
por parte del profesor y perjudica el buen funcionamiento del grupo así como la atención en el aula.

En muchas ocasiones, cuando nos encontramos en clase, uno de los mayores problemas al que nos enfrentamos
los docentes es el continuo murmullo generado por los estudiantes. Pero lo peor es que es un tipo de ruido que
yo llamo de “baja intensidad” y que no se supone lo suficientemente grave como para sancionar individualmente
a ningún joven. La conducta disruptiva tiene como inconveniente que no afecta a uno o dos alumnos, sino que
frecuentemente abarca un número considerable de alumnos de una clase.
Con la disrupción el profesor pierde la concentración y el hilo de las explicaciones, y los alumnos disminuyen
enormemente el nivel de atención.

Consejos para evitar la disrupción o la conducta disruptiva en clase:


1. El tono de voz. Cuando veas que la disrupción empieza en tu clase, no levantes la voz. Cuando más alces la voz,
mayor será el ruido que se producirá en el aula. Este truco lo aprendí de un profesor de facultad en mi primer
año. En una clase de más de ochenta estudiantes llegaba el profesor y había un enorme ruido o disrupción en el
aula. Este profesor empezaba a hablar con un tono de voz más bajo de lo normal y se producía un efecto
asombroso. Al cabo de pocos segundos toda la clase estaba en silencio. En ese momento iba aumentando
paulatinamente su voz hasta adquirir un tono normal. Los buenos alumnos os ayudarán y también pedirán a sus
compañeros que callen.
2. Posición en aula. Cuando detectes una conducta disruptiva, rápidamente cambia de posición en el aula. Te
aconsejo que te pongas de pie delante de ellos y vayas caminando por los pasillo de las mesas de los
estudiantes, y nunca sin alzar la voz y nunca sin dejar de hablar. Ve paseando por toda la clase, especialmente en
las zonas en las que más hablen los jóvenes. Mientras caminas y hablas, a la vez fija la mirada en aquellos que
estén hablando. El efecto que se producirá te va a sorprender, porque casi con toda seguridad callarán al instante.
3. Dictado. Si ves que no puedes mantener el silencio en clase y no puedes evitar la disrupción en clase, un buen
recurso es cambiar la explicación de un contenido por el dictado del mismo. Es importante que los jóvenes no lo
perciban como un castigo, sino como algo que forma parte del proceso de una clase lectiva. Cuando dictas
contenido haces que el estudiante se centre por completo en copiar lo que dices y favorece el silencio en el aula.
4. Una narración. Otro método que resulta francamente útil para disminuir la disrupción es contar una breve
narración, historia o anécdota. Debes intentar que se ciña lo más posible al contenido que estas impartiendo. A
los estudiantes les fascina que los profesores contemos historias, que dejemos de ser profesores para
convertirnos en narradores. Intenta teatralizar la historia que cuentes y conseguirás cautivarlos. ¿Acaso no somos
los docentes contadores de historias?
5. Actividades mecanizadas. Otro recurso que podemos emplear para que baje el ruido en el aula tiene que ver
con las actividades de clase. Haz que los jóvenes realicen actividades mecanizadas, que no requieran mucho
esfuerzo y se basen en la repetición, en el ensayo error, en el copiado de algún contenido. Nunca olvides que un
estudiante ocupado es un estudiante silencioso.

¿Qué porcentaje de culpa tenemos los profesores acerca de las conductas disruptivas de nuestros alumnos?
Es importante que sepamos analizar por qué en determinadas clases nos cuesta tanto mantener el silencio.
Siempre he creído que las buenas respuestas precisan de buenas preguntas. Aquí van algunas:
 ¿Mi ritmo de explicación es el más acertado?
 ¿Mientras explico se producen continuamente silencios?
 ¿Qué posición ocupo normalmente en clase?
 ¿Cuál es mi actitud postural en el aula?
 ¿Qué transmite mi lenguaje no verbal?
 ¿Es la colocación de los estudiantes en el aula la más acertada?
 ¿Influye que mi clase sea a última hora o entre descansos?

3. GANARSE EL RESPETO DE LOS ESTUDIANTES


Ganarse el respeto de los estudiantes es algo que a todos los docentes nos interesa tanto como nos preocupa. Lo
cierto es que trabajar en un grupo en el que los jóvenes te admiren y te respeten supone una gran satisfacción
tanto en el plano personal como en el plano profesional. En muchas ocasiones tendemos a confundir el respeto
con la autoridad y no es así.

¿Cómo ganarse el respeto de tus alumnos?


1. Dar ejemplo. El docente no tiene la misma posición que el estudiante en el aula. En muchas ocasiones
tendemos a distanciarnos mucho de nuestros estudiantes y ello conlleva un cierto peligro. A mayor
distanciamiento más difícil se hace ganarse su respeto, ya que te ven más como una autoridad que como un
docente con ganas de transmitir valores y conocimientos. Dar ejemplo a tus alumnos es algo tan sencillo como
respetar las normas del centro y echar a un lado lo que entenderíamos como privilegios. Para dar ejemplo
debemos evitar:
 La falta de puntualidad al inicio y al final de la clase.
 El uso del celular en el aula sin una finalidad estrictamente educativa.
 Ausentarse del aula con regularidad. Demuestra falta de previsión y de planificación.
 El retraso en la corrección de pruebas, exámenes y trabajos.
 Faltar al respeto a nuestros estudiantes.
 El trato desigual a tus estudiantes.
 Ser coherentes entre lo que se dice y lo que se hace, respetando en todo momento las reglas del centro.
2. Tono de voz. El tono de voz es un aspecto determinante para ganarse el respeto de tus estudiantes. En muchas
ocasiones nuestro tono de voz determina el quehacer de una sesión. Hay que evitar un tono monótono y cansino
porque provoca que el estudiante deje de escucharnos. En muchas ocasiones nuestro tono de voz no es el
adecuado y refleja con demasiada claridad nuestro estado de ánimo. No es mejor profesor aquel que tiene un
mayor tono de voz. Es importante que nuestra voz refleje decisión y pasión, que nos creamos aquello que
estamos transmitiendo, que seamos verosímiles en nuestras explicaciones, que evitemos vacilaciones. De lo que
se trata es de sacar partido a nuestra voz y para ello es recomendable tener unos hábitos saludables como:
Hidratarse durante toda la jornada laboral.
Evitar gritar.
Evitar hablar en el momento en que varios alumnos lo estén haciendo al mismo tiempo.
Tener una conducta postural adecuada.
No hablar mientras borramos la pizarra.
Aprender a respirar con el diafragma.
Expulsar el aire por la nariz.
3. Actitud corporal. Otro factor para ganarse el respeto de tus estudiantes es la actitud corporal con la que
afrontamos una clase. Es fundamental que noten nuestra presencia en el aula en todo momento. Nuestra actitud
corporal debe ser decidida y enérgica porque en muchas ocasiones transmite mucho más que nuestra voz.
Debemos ser capaces de utilizar todo nuestro cuerpo para captar la atención de los jóvenes. El lenguaje no verbal
es un tipo de lenguaje que complementa nuestras enseñanzas y es una herramienta muy útil para reforzar los
contenidos. Para ello es recomendable:
 Gesticular con las manos cuando pretendamos destacar un aspecto que nos parece importante.
 Movernos continuamente por toda la clase.
 Ser expresivos con nuestro rostro a la hora de manifestar sentimientos, deseos, órdenes…
 Caminar erguidos y con paso decidido y firme.
 Mirar al estudiante que nos está hablando en ese momento.
 Estar callados y utilizar nuestro cuerpo cuando en el aula se producen conductas disruptivas. Hay veces que un
gesto es mucho más eficaz que dar una orden de forma oral.
4. Preparación y coherencia. Otro factor muy a tener en cuenta de cara a ganarse el respeto de los estudiantes es
preparar a conciencia las sesiones de cada uno de tus grupos, y que estas sesiones sean coherentes con los
contenidos previstos en la programación. Los estudiantes valoran enormemente a los profesores que saben en
todo momento qué hacer en sus clases. Es muy importante que no vacilemos durante la clase sobre lo que se va a
trabajar. Es el docente el que decide en todo momento qué hacer en el aula. De no ser así el respeto de los
jóvenes se verá afectado porque perderás la capacidad de decisión y de control del aula. Otro factor relacionado
con este punto es la importancia de ser coherentes durante las sesiones y con la programación. Debes evitar
preguntar a los estudiantes en qué punto del tema se quedaron o corregir ejercicios que ya se habían corregido el
día anterior. Los jóvenes notan en seguida que no tenemos nuestras sesiones preparadas y eso hace que aumente
la disrupción en el aula, provoque la queja de los estudiantes y sea más difícil que nos respeten.
5. Empatía. La empatía es para mí el aspecto determinante en el proceso educativo. En esta entrada hago
referencia a la importancia de sabernos poner en la piel de nuestros jóvenes mediante la escucha activa. Escuchar
con atención y asentir la cabeza ayuda ganarnos su respeto. Los estudiantes valoran enormemente que
conectemos con ellos, que nos hagamos partícipes tanto de sus logros como de sus fracasos, tanto de sus alegrías
como de sus preocupaciones. Ser docente sin ser empático es algo que no concibo en la Educación. Aquellos
docentes que carecen de empatía son, por lo general, aquellos que tienen más problemas de relación con un
grupo.
El respeto de un profesor viene determinado por sus actuaciones en el aula. No tiene nada que ver con el hecho
de ser hombre o mujer, de ser un profesor recién llegado o un veterano. Ganarse el respeto de los jóvenes viene
determinado por nuestro trabajo, por nuestra profesionalidad, por nuestra dedicación y preparación y por la
pasión con que llevemos a cabo nuestras sesiones.

Acciones para aumentar la Empatía con los estudiantes:


1. Aprenderse los nombres y evitar llamarlos por sus apellidos pues una gran parte de ellos detesta que los llamen
así pues ello genera un distanciamiento entre tú y el estudiante debido a su excesiva formalidad.
2. Tener buena memoria. Por buena memoria me refiero a aquellas pequeñas cosas que para nosotros son poco
importantes, pero que para nuestros estudiantes significan muchísimo. Preguntarles por el partido del fin de
semana contra su eterno rival, felicitarles por la consecución de un logro, interesarse por sus mascotas, mostrar
interés tras una enfermedad, pérdida de un familiar o percance.
3. Mantener el contacto visual. Es muy frecuente que al principio o al final de la clase se nos acerquen los
estudiantes para preguntarnos algún asunto. En ese momento solemos estar pendientes de nuestro material
escolar y descuidamos el contacto visual con quien nos habla. Si no le miramos, el alumno captará que nos
importa más lo que estamos haciendo que no lo que nos está diciendo.
4. Escuchar en lugar de oír. La Escucha Activa consiste precisamente en diferenciar la palabra oír de la palabra
escuchar. OÍR no es más que percibir sonidos, mientras que ESCUCHAR consiste en entender aquello de lo que se
nos habla.
5. Cambiar las preguntas cerradas por las preguntas abiertas. Un factor que nos puede ayudar a empatizar con
nuestros estudiantes tiene que ver con la forma con que formulamos las preguntas. Al interactuar con un alumno
hay una gran diferencia entre preguntarle ‘si está preocupado’ a preguntarle ‘por qué está preocupado’. Mientras
la primera pregunta se responde con un simple SÍ o NO, la segunda implica un porqué que creará un vínculo
emocional entre tú y el alumno que debes aprovechar.
4. ERRORES A EVITAR POR PARTE DE UN DOCENTE

Errores que son muy comunes en nuestra profesión y que creo que con poco esfuerzo podemos corregir y
mejorar así nuestra labor docente. Siempre me gusta decir que errar nos hace humanos, y que rectificar no
convierte en buenos profesionales.

¿Qué errores podemos evitar como docentes?


1. Falta de visibilidad. La presencia y visibilidad en el aula es un aspecto muy a tener en cuenta a la hora de
impartir una sesión. Para ello es fundamental que estemos preferentemente de pie y en constante movimiento,
para que los estudiantes fijen su atención hacia nosotros. Ello nos permitirá tener un mayor control del grupo
clase.
2. Oír sin escuchar. Intentar no sólo oír a los estudiantes, sino también escucharlos. La diferencia entre oír a una
persona y escucharla es enorme, ya que cuando la escuchamos lo estamos haciendo de forma activa y les
transmitimos a nuestros jóvenes que aquello que nos está diciendo es importante tanto para ellos como para
nosotros. Con ello aumentaremos la empatía y mejoraremos nuestra relación con ellos. Aquellos docentes que
sólo oyen a sus alumnos pero no interactúan, corren el riesgo de tener una relación distante y ello repercute
negativamente en la relación del docente con el grupo.
3. No mantener el contacto visual. La comunicación no verbal de un docente, aquel que se transmite a través de
los sentidos, resulta fundamental en el desarrollo de una sesión. Bien es cierto que los docentes enseñamos a
través de la palabra oral y escrita, pero también comunicamos a través de nuestro cuerpo y, por supuesto, con la
mirada. No mirar a nuestros estudiantes transmite inseguridad, duda, incomodidad, falta de empatía.
4. No cumplir con lo prometido. Lo prometido es deuda. Todos saben el sentido de la justicia que tienen, por lo
general, los estudiantes. Incluso añadiría que además de sentido de la justicia tienen muy buena memoria para
aquello que les conviene. De ahí la importancia de ser muy escrupulosos con aquello que les prometemos, porque
si ya de antemano sabemos que no vamos a cumplirlo, esta promesa no cumplida se volverá en nuestra contra.
Esto sirve tanto para las promesas como para con las amenazas en caso de no cumplir con las normas del liceo.
Un docente que no mantiene su palabra o que no cumple con su palabra es un docente que poco a poco va
debilitándose frente al grupo y puede afectarle muy negativamente en el caso de que quiera ganarse su respeto.
5. Prolongar el tiempo de corrección. Profesor, ¿tienes los exámenes corregidos? Es importante hacer un
esfuerzo por entregar la corrección en la mayor brevedad posible. La rapidez en la corrección es algo que los
estudiantes valoran muy positivamente y hace que te ganes su respeto, porque consciente o inconscientemente
te conciben como un profesional implicado y eficaz. El hecho de entregar con rapidez aquello que hemos
corregido también le da valor a la corrección en sí en el caso de que queramos hacer algún inciso o comentario en
clase. Hay docentes que tardan semanas en la corrección y ello repercute negativamente en su beneficio.
6. No utilizar el mismo código. Para que exista una correcta comunicación entre dos personas, estas deben
conocer y compartir el mismo código. En muchas ocasiones se producen problemas de relación entre estudiante y
docente porque la fractura que existe del código de cada parte es insalvable. Los docentes tenemos la facultad de
dominar todos los registros de una lengua, desde el culto hasta el vulgar, pasando por el coloquial. El error que
cometemos es pensar que también nuestros jóvenes dominan todos estos registros. En la medida que seamos
capaces de compartir al máximo el mismo código, más fluida será la relación y mayor será el grado de
comprensión. Con ello no digo que debamos situarnos a su nivel de competencia lingüística, sino que se trata de
encontrar un equilibro entre aquellos que les podré enseñar como nuevo y el registro que utilizaré para que ese
conocimiento llegue a todos los estudiantes.
7. No dejarnos influir por nuestro estado de ánimo. Siempre he admirado a los presentadores de noticias de la
televisión porque siempre tienen el mismo semblante, pese a que seguramente tendrán como todos nosotros sus
días buenos y sus días malos. A esto se le llama profesionalidad. Pues bien, creo que esta profesionalidad también
debería ser aplicable a los docentes. En muchas ocasiones nos dejamos llevar por nuestros problemas personales
y los trasladamos a nuestras sesiones. Tenemos poca paciencia, nos sentimos irritados, gritamos por cualquier
nimiedad, expulsamos a estudiantes de forma arbitraria. Al ponerme delante de mis espectadores, los alumnos,
debo dar lo mejor de mí mismo, independientemente del estado de ánimo en el que me encuentre. Ser
profesional bajo cualquier circunstancia es la mejor forma de dignificar nuestro trabajo.
8. No educar desde el respeto, sino desde el miedo y la autoridad. Muchas veces los docentes mezclamos
conceptos como la educación, el respeto y la autoridad. En este caso sólo quiero incidir en la importancia de no
tratar de educar desde el miedo y la amenaza. En muchas ocasiones asimilamos el control de una clase con
medidas que fomentan el miedo a los jóvenes o la amenaza ante el incumplimiento de alguna norma. Creo que es
un error. Desde el principio debemos enseñar desde el respeto, desde la responsabilidad. Hay docentes que se
vanaglorian de que en su clase no hay problemas de disciplina. Lo que no dicen es que esta disciplina viene
condicionada por el miedo que le tienen. Nunca hay que enseñar desde el castigo, la amenaza o el miedo.
9. Enseñar sin educar. Los docentes solemos cometer el error de pensar que nuestra profesión consiste en la
transmisión pasiva de conocimientos, en la transmisión unidireccional de contenidos a través de lo que podríamos
llamar una clase magistral. Creo que este enfoque es erróneo. Y es erróneo porque un docente es mucho más que
un mero transmisor de conocimientos. Un docente es aquel que además de enseñar es capaz de invertir, repito,
invertir, todo el tiempo que haga falta en educar, en transmitirles valores como el de la solidaridad y la
cooperación.
10. Mezclar lo profesional con lo privado. Redes sociales. En la sociedad actual la privacidad se está convirtiendo
en un lujo. El ámbito privado de los docentes es algo que debemos tener muy en cuenta, porque un mal uso de
nuestra privacidad puede afectarnos muy negativamente. Me parece importante que en nuestras sesiones nos
centremos en lo educativo y no en lo personal. Se trata de mantener una distancia con nuestros jóvenes, en
especial, por lo que a las redes sociales se refiere. De ahí que sea necesario mantener unas pautas de actuación
muy estrictas. Lo digo porque los jóvenes tienen la costumbre de bombardearnos con preguntas sobre nuestra
vida privada, nos envían solicitudes a nuestros perfiles sociales. Es por ello que creo conveniente guardar con
mucho celo nuestra vida privada, porque a corto o a medio plazo, la información personal que podamos dar
podría afectarnos negativamente.
Revisando todos estos errores me doy cuenta de que la profesión de docente exige por nuestra parte una
dedicación y una vocación extraordinarias. Siempre he pensado que los mejores docentes son aquellos que,
habiéndose equivocado una y otra vez, tienen la capacidad de levantarse todas las mañanas para enfrentarse al
reto apasionante que supone la docencia. Para aquellos que amamos esta profesión tiene tanto de reto como de
pasión. Aquellos que nos dedicamos a la docencia debemos dar a en cada sesión lo mejor de nosotros mismos,
vaciarnos en clase, entregarnos para que nuestros alumnos adquieran valores y conocimientos, enseñarles a
través de la palabra y educarles desde el corazón. Si tú eres uno de ellos, desde aquí mi más sincera felicitación
porque,

5. CONSEJOS PARA DOCENTES A TENER EN CONSIDERACIÓN EL DÍA DE UN EXAMEN

Recomendaciones a tener en cuenta el día de un examen:

1. Ser puntual. Personalmente creo que es un aspecto fundamental el hecho de que el profesor llegue lo más
puntual posible a su clase el día que hay una prueba o examen. Por lo general los jóvenes suelen estar nerviosos y
no es conveniente hacerles esperar más de lo necesario.
2. Separar las mesas. A la hora de separar las mesas para hacer un examen individual es importante que los jóvenes
estén perfectamente alineados en filas. Digo esto porque una disposición ordenada de mesas y sillas dará
armonía al aula y favorecerá, por ende, la concentración.
3. Despejar la mesa del estudiante. Una vez los estudiantes están separados y correctamente alineados, el siguiente
paso es despejar su mesa de trabajo. Es conveniente que quiten todo aquello que no van a utilizar para realizar la
prueba: libros, agendas, estuches… Todos estos elementos perjudican su concentración y les hace perder, en
algunos casos, tiempo para realizar la prueba.
4. Mostrar el examen con la ayuda de un proyector o pizarra digital. Un error muy común es entregar el examen
sin haberlo explicado previamente. Si entregamos el examen justo al llegar a clase, el estudiante empezará
inmediatamente la prueba y no podremos captar su atención. Para ello, una buena opción antes de entregar en
mano un examen, es mostrarlo a través de un proyector o con la ayuda de la pizarra digital. Es bueno leer los
enunciados y textos de las pruebas en voz alta por si hemos cometido algún error.
5. Hacer preguntas sobre lo que no se ha entendido del examen. Una vez proyectado y explicado el examen, es el
momento para que el estudiante haga al profesor las preguntas que durante la explicación de la prueba hayan
podido surgir. En muchas ocasiones, en función de la prueba, muchos suelen hacer las mismas preguntas y el
profesor debe explicarlas individualmente una y otra vez.
6. Repartir el examen boca abajo. Ahora sí es el momento de repartir el examen, pero es conveniente hacerlo boca
abajo, para que todos puedan empezar al mismo tiempo.
7. Comenzar a realizar el examen. Una vez repartido el examen, ya pueden girar la prueba. Lo primero que todos
deben hacer a la vez es escribir sus datos en el examen para que el profesor a la hora de corregirlos pueda
identificarlos.
8. Hacer preguntas durante la prueba. Es muy común durante la prueba hagan preguntas. A veces, el profesor se
dedica a ir de un sitio a otro resolviendo dudas o aclarando cuestiones. Si hemos realizado una explicación
detallada antes de la prueba, los jóvenes no deberían preguntar. Es bueno, por ello, establecer durante la prueba
un número máximo de preguntas que el grupo podrá hacer, por ejemplo, un máximo de cinco. El abuso de
preguntas durante la realización de la prueba es un factor negativo porque hace que el resto pierda atención y
concentración.
9. Finalizar la prueba. Una vez ha finalizado la prueba, se debe avisar al profesor levantando la mano, pero ni el
profesor ni el estudiante deben levantarse. Es frecuente que en los últimos minutos de la clase, los jóvenes
adopten una conducta disruptiva y se levanten de sus sillas. El estudiante volverá a girar el examen tal y como se
lo ha entregado el profesor al principio y esperará a que el resto finalicen la prueba.
10. Entregar el examen. El profesor avisará de la finalización del examen cinco minutos antes de que suene el timbre,
para que los jóvenes vayan finalizando la prueba. A la hora de entregar los exámenes se puede proceder de la
siguiente forma: los jóvenes pasarán de atrás hacia adelante las pruebas, hasta que el primero de cada fila tenga
todos los exámenes de su propia fila. En ese momento será cuando el profesor los recogerá y dará por finalizada
la prueba.

6. TRUCOS PARA ENAMORAR A SUS ESTUDIANTES

1. Entra sonriendo. No digo nada nuevo al afirmar la importancia del lenguaje no verbal a la hora de comunicarse.
Personalmente, la entrada en el aula es un momento al que le concedo muchísima importancia, porque en cierta
manera puedes adivinar cómo se desarrollará la sesión. En mi caso siempre intento entrar con una sonrisa. Y
entro con una sonrisa porque sé que es contagiosa, porque siempre habrá algún estudiante que te devolverá en
algún momento esta sonrisa. Con este joven habrás conseguido conectar muy probablemente hasta el final de la
clase.
2. Cuenta una anécdota. No hay mejor forma de conectar con un alumno que contando una anécdota. Una
anécdota que puede ser nuestra o de otra persona. Las anécdotas, como las historias, tienen un enorme poder de
seducción para los estudiantes. Debemos ser capaces de poder usar estas anécdotas de una forma inteligente, ir
dosificándolas a lo largo de una clase. Son una excelente forma de captar la atención, de disminuir conductas
disruptivas. Y tan importante es contarlas como que nuestros estudiantes también puedan hacerlo.
3. Finaliza la clase con un vídeo. Este truco no falla nunca. Poniendo un vídeo al final de la sesión es una
excelente forma de decirles a los estudiantes que han hecho un buen trabajo durante la sesión, que estás
satisfecho y agradecido por ello, y que quieres recompensar este esfuerzo con un tipo de material que permite la
distensión y la relajación. Es un momento para disfrutar con ellos. Yo recomiendo que sean vídeos que no
superen los cinco minutos y que, en la medida de lo posible, guarden relación con el currículo de la Unidad
Didáctica que estés impartiendo. También hay que tener muy en cuenta un canal como el de YouTube, muy
popular entre los jóvenes.
4. Aprende de tus estudiantes. No hay mejor manera de enamorar que hacerles ver a tus estudiantes que ese día
ellos te han enseñado algo. Se trata de un truco muy sencillo, ya que puedes aprovechar las asignaturas que
hayan tenido ese mismo día. La propia pizarra tradicional te dará un montón de pistas. Hazte el curioso, y deja
que ellos te enseñen algo que saben, algo que para ellos tiene cierto valor y escúchales con atención, de forma
activa, asintiendo con la cabeza. Hazles sentir importantes, hazles sentir que ellos también tienen algo que
decirte.
5. Da o presta algo que sea tuyo. En el maletín de un docente hay algunas cosas que nunca pueden faltar. Los
pañuelos de papel son una de esas cosas. A los estudiantes les encanta que les demos o prestemos algo. La acción
de coger el maletín y sacar algo de dentro y dárselo es visto por muchos de ellos como algo muy a valorar. He
hablado de pañuelos de papel, pero también puede ser material escolar. En este caso hazles ver que se lo prestas
indicándoles que para ti es algo importante, que deben responsabilizarse de este material prestado. En ese
momento estarás creando un vínculo entre tú y el joven, y podrás aprovechar para hablar con él cuando te lo
devuelva.
6. Di o haz algo inusual. Se trata es de llevar a cabo algunas actuaciones que se salen de lo normal en una clase.
Puede ser un gesto, un movimiento, cantar una canción, recitar un poema, cambiar el tono de voz, andar de
puntillas hacia un joven que está medio dormido…. Estas extravagancias tienen un poder tremendamente
efectivo, porque descolocan al estudiante y al mismo tiempo consigues arrancarle una sonrisa de complicidad.
Haz de la sorpresa una de tus mejores armas para enamorar.
7. Intercambia los papeles. Lo que hago es sentarme en la silla del estudiante y este en la mía. Lo cierto es que se
produce una situación que a los jóvenes siempre les choca y aseguro que, bien gestionada, hace que se produzca
un momento de distensión en el aula.
8. Convierte a un estudiante en protagonista. Creo que no existe mejor manera de conectar con las personas que
haciéndoles ver lo importantes que son para ti. Pues bien, recomiendo que proyectes esta idea en tus
estudiantes, que los hagas sentir especiales, que potencies sus cualidades y sus virtudes. Si así lo haces, lograras
establecer un vínculo que te beneficiará enormemente, porque la respuesta que tendrá ese estudiante será de
gratitud. Y la gratitud es una muy buena compañera para enseñar y para aprender.
9. Crea expectativas. Tenemos que ser capaces de vender nuestro producto. Y hacerlo de la mejor manera
posible. En el mundo del marketing el mejor producto es aquel que mejor se vende, independientemente de si es
mejor o peor. Así que nosotros debemos vender aquello que enseñamos mediante la creación de expectativas. La
creación de expectativas es muy útil al inicio de una sesión. Una vez entres en el aula, lo primero que debes hacer
es dar a conocer tu producto, lo que enseñaras. Y hacerles ver que será algo único, especial, diferente,
maravilloso, increíble. Estas expectativas serán recogidas y la predisposición para su aprendizaje será mucho
mayor.
10. Bromea. Se puede y se debe aprender bromeando. Porque cuando bromeamos estamos enseñando a
nuestros alumnos que nos podemos reír con la gente y no de la gente. Una broma dicha a tiempo es un arma
tremendamente poderosa para establecer un vínculo emocional con tus estudiantes. Favorece el lenguaje
figurado, rebaja la tensión, crea distensión, sirve para establecer transiciones entre las diversas actuaciones en el
aula.
7. APRENDIZAJE COOPERATIVO: CÓMO FORMAR EQUIPOS DE APRENDIZAJE EN CLASES

En un artículo anterior titulado Colaborar vs. Cooperar en el aula explicaba la importancia de estos dos términos e
incidía en su diferenciación. Pues bien, una de las diferenciaciones más significativas entre Colaboración y
Cooperación reside en la homogeneidad de la colaboración y la heterogeneidad de la cooperación. Y sobre esa
heterogeneidad me ceñiré en este artículo para explicaros cómo podemos formar grupos o equipos de trabajo
cooperativo.

No cabe duda de que el trabajo en equipo es un factor muy a tener en cuenta en el aprendizaje de cualquier
materia. Pero su valor aumenta cuanto más diferente sea este mismo equipo, desde el punto de vista intelectual,
social, de género… Para conseguirlo, el docente debe partir de unas premisas que resumo a continuación en
cuatro pasos:

Paso 0. A tener en cuenta en la elaboración de equipos de aprendizaje cooperativo:

 Elaborar grupos de entre cuatro o cinco miembros.


 Valorar las posibles compatibilidades e incompatibilidades entre compañeros.
 Mezclar chicos y chicas.
 Procurar que el grupo que se crea represente en la medida de lo posible al grupo clase.
 Preguntar a los chicos por sus preferencias personales y afinidades.

Paso 1. Clasificación de los estudiantes en tres categorías:

 CÍRCULO: Jóvenes capaces de ayudar a los demás.


 CUADRADO: El resto de estudiantes de la clase.
 TRIÁNGULO: Estudiante que necesita de la ayuda de los demás.

A cada grupo se le representa con una figura geométrica diferente. Lo de la figura geométrica es importante
porque no conlleva ningún juicio de valor implícito.

Paso 2. Elaboración de equipos cooperativos:

Una vez se ha repartido a los estudiantes entre las tres figuras geométricas es momento de colocarlos teniendo
en cuenta los criterios de selección previos. Normalmente se suele colocar en cada equipo a un estudiante
perteneciente grupo del al círculo, otro perteneciente al grupo del triángulo y otros dos al grupo del cuadrado. De
esta forma conseguimos la creación de un equipo que viene a representar en cierto modo un ‘microgrupo clase’
dentro del propio grupo clase. A partir de este momento el profesor es capaz de explicar el contenido de su
asignatura sabiendo que en cada uno de los grupos habrá al menos algún estudiante que tendrá la capacidad de
explicar al resto de su grupo aquello que para el resto de sus miembros no haya quedado claro.

La gran ventaja de elaborar este tipo de grupos es que el profesor se puede multiplicar por el número de grupos
del que esté formado la clase y ello facilita enormemente la consolidación de los aprendizajes.

Paso 3. Consolidación, revisión, reordenación de los grupos cooperativos:

Una vez se han establecido los grupos, viene la fase de observar cómo es su funcionamiento y el grado de
rendimiento que obtienen TODOS los chicos del grupo. Es frecuente que al principio se realicen algunos pequeños
cambios, pero por lo general no suele ser muy común. A este tipo de grupos se le ha venido denominando
Equipos de Base.
Los Equipos de Base son aquellos que se mantienen de forma permanente a lo largo de un curso.
Particularmente, soy partidario de ir cambiando los grupos cada evaluación siempre siguiendo el mismo criterio
de elaboración, porque también resulta más motivador para los jóvenes. Ello no quiere decir que puntualmente
no se puedan homogeneizar los grupos de trabajo. De hecho, cuando estamos hablando de una actividad muy
mecánica y repetitiva, puede incluso resultar útil, ya que el profesor tiene en un mismo grupo a los estudiantes
que presentan alguna dificultad en el aprendizaje y puede focalizar más su atención sobre ellos. Pero insisto, sólo
es recomendable para actividades mecanizadas.

Paso 4. Unificación de los grupos en todas las áreas:

Cuando estos grupos base están funcionando y se están consolidando, viene el momento de unificarlos en todas
las asignaturas que elaboren grupos cooperativos. Es muy importante que exista una coordinación entre los
docentes que llevan a cabo un tipo de enseñanza basado en el aprendizaje cooperativo, porque la elaboración de
grupos no siempre es fácil. A raíz de la dificultad que en ocasiones nos podemos encontrar para formar los
equipos, creo conveniente reivindicar el papel que puede ejercer el psicopedagogo del centro escolar.

Resulta de gran ayuda en el aula ya que permite al profesor de la materia incidir en aquellos grupos que tienen
más dificultades de cooperar.

8. CONSEJOS PARA DOCENTES CON FALTA DE MOTIVACION

10 Maneras de recobrar la motivación si eres docente.

1. Dividir del trabajo. Es muy importante no sentir la sensación de estar abrumado ante un determinado trabajo o
tarea. En algunas ocasiones te embarcas en proyectos realmente ambiciosos que al cabo de poco no tienes claro
si serás capaz de llevar adelante. Pues bien, de lo que se trata es de dividir estos proyectos en pequeñas tareas, es
decir, dividir un proyecto en varios más pequeños. Verás como así su realización te parecerá más asequible. Esto
permite tener conciencia de que día a día vas avanzando en tu trabajo y que aquello que empezaba, por pequeño
que fuera, podía acabarlo sin mucha dificultad.
2. De lo fácil a lo difícil. Es por ello que cuando te encuentres seriamente abrumado por el trabajo y no sepas por
dónde empezar, lo más recomendable es hacerlo por aquellas tareas más simples, sencillas y que se pueden
ejecutar en poco tiempo como, por ejemplo, enviar un correo electrónico.
3. Poner fecha. En cualquier trabajo es fundamental establecer una serie de plazos para la realización de
determinadas tareas. Para cualquier proyecto, actividad o tarea que te propongas debes poner una fecha límite.
Además, intenta que esta fecha de finalización esté por escrito y sea compartida por varias personas. Esto hará
que seas más consciente de la entrega en el plazo elegido.
4. Poner hora. Si he dicho anteriormente lo importante de poner fecha a cualquier tipo de trabajo, no es menos
importante fijar una hora de inicio y de final cuando estés trabajando en algo. Esto no sólo te permitirá ser más
productivo, sino más efectivo y el tiempo que ahorres podrás dedicarlo a otras actividades que te gusten. Haz la
prueba y te darás cuenta de cómo optimizas tu tiempo de trabajo. ¡Te sorprenderá!
5. Recompensa. Sí, has leído bien. ¡Quién te va a cuidar mejor que tú! Es muy importante que en momentos de
desánimo, desmotivación o desaliento seas consciente de ello. Pero una vez te hayas dado cuenta, también es
fundamental que te premies a ti mismo por tu trabajo. Tomar un café, comer un helado, dar un paseo por una
zona que te guste, quedar con unos amigos, leer un libro que hacía tiempo que tenías pendiente… son ejemplos
de cómo la motivación en muchas ocasiones está en los pequeños gestos, en los pequeños detalles que nadie
mejor que tú conoce.
6. Visualizar. Este consejo está íntimamente ligado con el autoconcepto que tienes de ti mismo y de tu trabajo. En
muchas ocasiones tú mismo te pones un nivel de exigencia tan alto que hagas lo que hagas siempre tienes la
sensación de que no es suficiente. Esto puede causarte una gran desmotivación porque no percibes de forma
consciente aquello que haces. De ahí que sea tan importante que lleves un registro de todo aquello que realices
desde el punto de vista productivo. También te recomiendo que este registro esté en un lugar visible y que
puedas acceder a él de forma sencilla. La percepción visual que tienes de tu trabajo es esencial en momentos en
los que pierdes la perspectiva del mismo.
7. Verbalizar. Si en el anterior consejo me he referido a la importancia de visualizar tu trabajo, también es
fundamental no sólo que lo visualices, sino que también lo verbalices. Hablar con tus familiares más allegados y
con tus compañeros también es una excelente manera de vencer el desánimo y la falta de motivación. Hablar te
permite tomar plena conciencia de tus acciones y compartirlas hace que tengas otros puntos de vista con los que
valorarte a ti y el trabajo que realizas. Una advertencia: no hables para quejarte, habla para aprender y, sobre
todo, escucha.
8. Desaprender. Desaprender para seguir aprendiendo. Aunque parezca un sinsentido, no lo es. En momentos de
desánimo hay que darse cuenta de que en ocasiones la razón por la que te sientes sin energía o desanimado es
porque no hay juicio crítico sobre lo que haces, no ves otra forma de ejecución de tus tareas. En ocasiones es
fundamental romper con la rutina, con los clichés para dar lugar a nuevos procesos mentales que te permitan ver
de otra forma, de otra perspectiva tu trabajo.
9. Divertirse. En períodos de desmotivación hay que dar un paso adelante y darte cuenta de que en muchas
ocasiones aquello que te preocupa tiende a ser muy relativo. Ver lo que te rodea desde otras perspectivas es
tremendamente útil para volver a coger ese empuje que a todos nos falta en algún momento del curso escolar.
Así que no hay mejor manera de relativizar tu desánimo que divirtiéndote. La diversión es un remedio
tremendamente eficaz para cargar las pilas, para tener más energía, porque cuando te diviertes pones la pasión
que te falta en tu trabajo en otra actividad. Y cuando ves que tienes energía y pasión para divertirte, es mucho
más fácil percibir que puedes canalizar otra vez dicha energía en tu trabajo. La diversión te permite desconectar
para volver a conectar en tu trabajo y con la mejor predisposición.
10. Desconectar. Si es importante desaprender para seguir aprendiendo, no lo es menos desconectar de tu
trabajo. Y desconectar completamente. Hay muchas formas de desconectar, unas requieren más tiempo que
otras, pero lo importante es que dicha desconexión te aleje de tu trabajo, lo aparque por el tiempo que creas
oportuno. Muchas veces la gente relaciona la desconexión con el tiempo. Yo no pienso así. Creo que la
desconexión depende de la calidad de cómo desconectas, no el tiempo que tardes en hacerlo.
9. APLICARIAS EL PRINCIPIO 20/80 A TU PROFESION Y A TU VIDA PARA SER MÁS FELIZ

Soy incapaz de contabilizar la cantidad de libros que he leído a lo largo de mi vida. De cada uno de ellos quiero
pensar que he aprendido algo. Pero el libro del que hablaré hoy me ha enseñado algo que muy pocos hasta hoy
me habían conseguido enseñar. El libro del que os hablaré en esta entrada me ha enseñado que puedo ser más
feliz tanto en mi trabajo como en mi vida personal. He leído libros que me han hecho muy feliz, pero pocos hasta
ahora que me dijeran cómo ser más feliz. Se trata del libro titulado El principio 20/80. El secreto de ganar más con
menos, de Richard Koch. Se trata de un libro que en su momento supuso una auténtica revolución en el mundo
empresarial, pero la gran virtud de este libro es que es capaz de trascender el principio 20/80 de lo profesional a
lo personal.
Es posible que los que ahora leéis el artículo conozcáis el libro o bien lo hayáis leído. Es por ello que este artículo
quiere ir más allá de la pura reseña. En este artículo me gustaría trasladar la filosofía del principio 20/80 al ámbito
educativo, centrándome principalmente en la figura del docente y en su concepción del tiempo.
En el artículo titulado Docente, ¿te atreves a ser una vaca púrpura? ya hablé de que cada vez me seduce más la
idea de aplicar aspectos empresariales y de marketing al ámbito educativo. El artículo de hoy tiene, al menos, esta
intención.

¿En qué consiste el principio 20/80?


El principio 20/80 afirma que el 80% de los resultados se origina en el 20% de las causas. ¿Qué significa esto? Pues
que existe un claro desequilibro entre la causa y el resultado de la misma. Tendemos a pensar que el 50% de las
causas provoca el 50% de los resultados y esto es una apreciación equivocada. Se trata, por tanto, de transformar
esta visión y enfocarla en el hecho de que un escaso número de causas provoca la gran mayoría de las
consecuencias. Y esto se puede aplicar perfectamente a nuestro trabajo, donde el 80% de lo que conseguimos es
consecuencia del 20% del tiempo que le dedicamos.
Y una de las principales razones de esta ecuación se debe principalmente a nuestra pésima gestión del tiempo.
Me explico. La concepción que tenemos del tiempo es un tipo de concepción lineal y se basa en la premura y en el
oportunismo. Y a la premura y al oportunismo hay que añadir una interminable jornada de trabajo y una alta
hiperactividad. Nos han hecho pensar que nos ha tocado vivir en una sociedad en la que no disponemos de
tiempo. Y esto es un error.

El valor del tiempo en el principio 20/80.


Identificamos las largas jornadas de trabajo con una mejor productividad, cuando lo que deberíamos pensar es
cómo trabajando menos o trabajando en lo que realmente me gusta y me apasiona puedo rendir igual o más con
mucho menor esfuerzo. Cuantas más horas trabajemos, menos horas tendremos para pensar cómo podemos
hacer para trabajar menos. Por tanto, de lo que se trata no es de gestionar mejor el tiempo, sino de trasformar
por completo el tiempo de que disponemos. ¿Os habéis dado cuenta de que en nuestra sociedad cada vez las
personas trabajan más horas, pero hay cada vez menos trabajo?
Nos equivocamos al pensar que carecemos de tiempo. Tenemos tiempo más que suficiente. El problema reside en
el hecho de que sólo usamos correctamente un 20% de este tiempo. Hemos convertido el tiempo en nuestro
enemigo porque pensamos que el tiempo que se va es un tiempo perdido y esto no es exacto. El tiempo medido
en horas, días, semanas, años… no se pierde, sino que siempre vuelve. Nuestro mayor problema no es el tiempo
en sí, sino el uso que hacemos de nuestro propio tiempo.
7 formas de transformar el tiempo con el principio 20/80 según Richard Koch.
 No por trabajar más duro obtendrás mejores resultados. El principio 20/80 tiene una concepción hedonista de la
persona. En el principio 20/80 no hay lugar para las ideologías. Desgraciadamente, la sociedad actual ve con
malos ojos a las personas que buscan en el hedonismo una forma de vida, porque el hedonismo se contrapone,
en principio, con lo que entendemos como productividad. El hedonista tiene claro que la persona productiva no
tiene por qué ser la que más trabaja.
 Abandona el sentido de culpabilidad. Este aspecto va muy ligado con el hedonismo. Cuando consigamos el
máximo rendimiento con el mínimo esfuerzo nunca deberemos sentirnos culpables por ello.
 Aprende a controlar tu tiempo. Vivimos tremendamente condicionados por las imposiciones que nos otorgan los
que están a nuestro alrededor. Si los que tenemos al lado son los que controlan nuestro tiempo, nunca seremos
capaces de transformarlo y mucho menos de controlarlo.
 Transforma la rutina en excentricidad. La rutina tiene el enorme peligro de que nos priva de la reflexión. Y sin
reflexión no hay transformación posible. Transformar el tiempo implica transformar nuestras rutinas para
convertirlas en actuaciones extraordinarias.
 Encuentra en tu vida el 20% que te proporciona el 80%. Este 20% es lo que Richard Kock denomina las islas de la
felicidad, aquellos momentos que consideras extraordinarios en tu vida.
 Una vez hayas identificado el 20% que te proporciona el 80% multiplícalo tanto como puedas.
 Elimina todas aquellas acciones de tu vida que te aportan poco o ningún valor a la misma.
Transformar el tiempo para trabajar mejor y ser más feliz con el principio 20/80.
Párate a pensar por un momento en todas las actividades que has realizado hasta hoy. Seguramente te darás
cuenta de que has realizado más acciones que te hacen infeliz que acciones que te han hecho sentir feliz. Si es así,
¿por qué no intentas cambiarlo?
Si continuamente realizas acciones que no te hacen feliz, ¿cómo conseguirás ser feliz? Para ser feliz lo primero
que hay que hacer es dejar de estar tristes. Y para dejar de estar tristes hay que eliminar en la medida que sea
posible lo que nos entristece y sustituirlo por lo que nos agrada y nos hace sentir bien. ¿Y cómo consigue uno
sentirse feliz? Pues a través de la inteligencia emocional.
En los centros escolares se comete el error de dar más importancia a la inteligencia intelectual que a la
inteligencia emocional. Nos obsesionamos en tener alumnos o estudiantes emocionalmente inteligentes, cuando
por lo que deberíamos esforzarnos es por tener alumnos con una inteligencia emocional que les permitiera ser
felices. Siendo felices podrían conseguir ser mucho más inteligentes con mucho menor esfuerzo. ¿Te has dado
cuenta de que enseñas mejor cuando eres más feliz o estás de buen humor? Y lo bueno de la inteligencia
emocional es que podemos aprenderla en cualquier lugar y en cualquier momento, porque a diferencia de los
animales, los seres humanos tenemos la extraordinaria capacidad de crear y producir.
Nunca podremos aprender a ser felices si no nos proponemos ser felices. Y sólo seremos felices si somos capaces
de transformar nuestro autoconcepto de lo que entendemos por felicidad. Podemos y debemos escoger ser
felices. Tenemos todo el derecho a ello. Y seremos felices en tanto en cuanto nuestro autoconcepto se convenza
de ello. En este sentido Martin Seligman lo ha resumido extraordinariamente bien en esta cita:
“Se puede cambiar lo que se siente, cambiando lo que se piensa”

¿Cómo aplico el principio 20/80 en mi trabajo y en mi vida?


En mi trabajo:
He aprendido a controlar el tiempo en algunos aspectos de mi trabajo, como por ejemplo:
 Ya no explico todas las Unidades didácticas por igual. Dedico más tiempo a aquellas que me gustan, porque las
explico mejor, me hacen sentir bien, me apasiono con ellas y los alumnos disfrutan mucho más.
 He reducido drásticamente el trabajo burocrático. Hago el papeleo mínimo y dispongo de más tiempo para
preparar mis clases, que es lo que realmente me apasiona.
 Intento reducir el tiempo de las reuniones que tengo durante la semana. Insisto en que las reuniones no deben
durar el tiempo que se nos asigna, sino el tiempo que nosotros creamos conveniente.
 Intento relacionarme más con compañeros a quien considero personas felices. Son personas tremendamente
contagiosas.
 Prácticamente no me llevo trabajo a casa. En casa sólo me dedico a pensar en cómo voy a impartir la clase del
próximo día. Este aspecto es fundamental porque cada vez reflexiono más y trabajo menos. Esto ha hecho que
este curso haya podido realizar clases mucho más imaginativas y menos rutinarias.
 Odio corregir. Como odio corregir no es que haga menos pruebas, hago las mismas que años anteriores. Pero
muchas de las pruebas que realizo las corrigen los propios alumnos entre ellos en el aula. Y como corregir me
pone triste, lo que hago es no corregir nunca en casa. Siempre intento corregir en el centro. Así sé que en casa
nunca estaré triste por tener que corregir. El poco trabajo del instituto que hago en casa en un trabajo que
siempre me gusta.
 Hasta ahora, siempre había trabajado los domingos por la tarde. Este curso no he trabajado prácticamente ningún
domingo. Mi jornada se ha reducido de forma significativa y el rendimiento es exactamente el mismo o mejor que
el del año pasado. Trabajo menos y me siento mejor, porque dispongo de más tiempo para mí y para estar con los
míos.

En mi vida personal:
 A día de hoy puedo decir que tengo dos trabajos. Uno por la mañana que me da de comer y otro por la tarde que
es el que me hace feliz. Este segundo es este blog. De mi trabajo en el instituto se nutre mi blog. Por tanto,
cuando voy a trabajar, voy a trabajar feliz, porque explico cada día más aquello que más me gusta. Y de las
experiencias que tengo en el aula se nutren muchas de las entradas de este blog. Así que soy feliz yendo al trabajo
y aún soy más feliz porque por la tarde hago lo que me apasiona.
 Cada vez dispongo de más tiempo por las tardes. Ya no corrijo, he suprimido al máximo la burocracia y el tiempo
que le dedico a mi trabajo se reduce en pensar de qué manera puedo explicar algo que pueda apasionar a mis
alumnos. Si os fijáis se trata de un trabajo creativo, no rutinario.
 Hago deporte casi todos los días. Corro unos 30 minutos. Durante este tiempo pienso el artículo que escribiré el
día siguiente. Llevo corriendo desde los dieciséis años, y nunca había disfrutado tanto como ahora. Porque
además de correr, también tengo la oportunidad de pensar en los temas que voy a tratar en el blog. Correr para
mí supone una doble satisfacción.
 Odio los trabajos de bricolaje. Cada vez delego más este tipo de trabajo a los profesionales. Les pago con dinero,
pero ellos me pagan con tiempo. Mientras ellos arreglan lo que sea de mi piso, yo puedo leer, escribir un artículo
o ver una serie.
 Desde que empecé este blog nunca había experimentado una creatividad como la que tengo ahora. Esto es
porque pienso más y trabajo menos. O lo mucho que trabajo no tengo la concepción de que sea un trabajo.
Cuanto más feliz soy, más creativo me siento.
 Cada vez paso menos tiempo con personas negativas. La negatividad, como la felicidad, es contagiosa.
 Siempre había soñado con tener un trabajo en el que fuera yo mi propio jefe. Siendo funcionario era imposible.
Gracias al blog, por las tardes soy amo de mi propio trabajo y no rindo cuentas a nadie. Esto también me produce
una enorme satisfacción.
No sé hasta qué punto el principio 20/80 ha cambiado mi vida. Lo que sí sé es que con las pequeñas acciones que
os he explicado en este artículo me siento cada día mejor y más feliz. Cada día dedico menos horas a mi trabajo
en el instituto, pero nunca me habían salido tan bien las clases. Cada vez trabajo menos y pienso más. Cada vez
dispongo de más tiempo para mí y hago más cosas que me gustan. Y esto ha sido posible porque he conseguido
transformar mi tiempo, establecer prioridades, ver qué era lo que me hacía infeliz, qué se me daba bien, en qué
podía destacar. Y todo ello lo ha hecho posible el uso que ahora estoy haciendo de mi tiempo. Un tiempo donde
la productividad cede el paso a la reflexión, un tiempo que se vale de la experiencia, la introspección y que tiene
en la imaginación el arma más poderosa.
Acabaré con una cita del propio Richard Koch:

La felicidad es un deber. Deberíamos decidir ser felices. Deberíamos esforzarnos para lograrlo. Y, al hacerlo,
deberíamos ayudar a quienes están a nuestro lado, e incluso a los que sólo pasan de camino, para que puedan
compartir nuestra felicidad.
10. DOCENTES QUE INSPIRAN. EL CASO DE RITA PIERSON

Alguno de vosotros me habréis oído decir que debe haber un tiempo para enseñar y un tiempo para aprender.
Pues bien, el artículo de hoy trata sobre lo segundo, sobre lo que los docentes podemos aprender de nuestros
compañeros. Recientemente leí en el periódico El País una noticia en la sección de Tecnología que rezaba así: Las
19 mejores aplicaciones del año. Muchas de las aplicaciones del artículo las conocía dada su tremenda
popularidad, pero debo confesar que entre todas ellas me llamó la atención una aplicación que desconocía
completamente.
Se trata de la aplicación TED Conferences. El lema de esta aplicación es Ideas worth spreading -Ideas dignas de
difundir- y consiste en una serie de charlas y conferencias de carácter divulgativo sobre temas tan diversos como
la política, la tecnología, la economía y, como no, la educación. A día de hoy hay recopiladas casi un millar de
charlas que han sido vistas por más de 400 millones de personas y traducidas a más de 80 países. Para saber más
sobre TED (Technology, Enterteiment, Design) os dejo el siguiente enlace.

Rita Pierson. Una maestra que inspira.


Sobre charlas relacionadas con la educación, debo confesar que hubo una que me dejó absolutamente fascinado.
Se trata de la charla que dio la maestra Rita Pierson bajo el título Every Kid needs a champion -Todo niño necesita
un campeón-. Se trata tal y como he dicho de una charla muy informal de unos ocho minutos de duración de Rita
Pierson, una maestra con más de cuarenta años de experiencia como docente, y con la que me sentí
completamente identificado. Y mé sentí identificado con sus palabras a raíz de un artículo que publiqué
titulado ¿Qué tipo de docente eres? Este artículo me recordó la aspiración que tenemos muchos de los docentes
que amamos nuestra profesión y que no es otra que conseguir ser unos docentes capaces de inspirar a nuestros
alumnos o como diría Rita Pierson, ser capaces de convertirlos en héroes, en líderes, en campeones.
Hoy no soy yo en este artículo quien os va a enseñar. Hoy es tiempo para aprender de Rita Pierson. Y qué mejor
que ella para que también os inspire de la misma manera que lo ha hecho en mí. De su charla me gustaría
destacar algunos aspectos con los que coincido plenamente con ella y que son:
 La Educación no se hace con Reformas Educativas, sino a través de la conexión humana, a través de las relaciones
interpersonales.
 Ningún aprendizaje significativo puede ocurrir sin una relación significativa (James Comer).
 Todo aprendizaje es entender las relaciones (George Washington Caver).
 Los estudiantes no aprenden de docentes que no les gustan.
 Trata de entender primero, antes de ser entendido.
 Los docentes debemos aprender a pedir perdón.
 El legado de un docente no está en lo que ha enseñado, sino que el legado que realmente importa es el legado de
las relaciones que hemos tenido con nuestros alumnos. Esta es la lección que nunca olvidarán.
 La enseñanza y el aprendizaje deben verse desde la perspectiva de la alegría. Enseña disfrutando.
 Los docentes hemos sido elegidos para marcar la diferencia.
Aquí tenéis el vídeo. Espero que disfrutéis tanto como lo he hecho yo:
Ojalá dentro de muchos años tenga la fuerza y la energía de la maestra Rita Pierson, para seguir aprendiendo,
para seguir enseñando…
Espero que este artículo os haya sido de utilidad.

11. DOCENTE, ¿TE ATREVES A SER UNA VACA PURPURA?

Para aquellos que no lo sepáis, vivo en una isla del Mediterráneo llamada Menorca. Es una isla pequeña y con una
sola carretera principal que une las dos localidades que concentran buena parte de la población. Estas ciudades
son Mahón y Ciutadella. Actualmente resido y trabajo en la segunda. Entre sus muchos encantos, en la isla
puedes disfrutar durante tus desplazamientos de la vista de un montón de vacas, ya que en la isla hay un gran
número de explotaciones agrarias. Durante casi una década y por motivos de trabajo no había día que no cogiera
la carretera para ir a trabajar. Por supuesto, tanto en el trayecto de ida como en el de vuelta veía muchas vacas a
cada lado de la carretera. A día de hoy, las vacas siguen estando, pero para mí, al ser algo tan cotidiano, su visión
ya ha dejado de interesarme, no porque no me gusten, sino porque las tengo muy vistas. Curiosamente, cuando
recibo alguna visita de la península, las personas que cruzan la carretera general siempre me cuentan lo mucho
que les gustan las vacas, les gusta lo que ven, porque en el lugar donde viven seguramente no pueden ver tantas
como yo, o no pueden verlas diariamente.
Pues bien, lo que me pasa a mí lo explica Seth Godin en su libro titulado La vaca púrpura. Hablar de Seth Godin es
hablar de una de las personas más influyentes en lo que al marketing se refiere. De hecho, muchos le consideran
el mejor vendedor de América. Al leer su libro me sentí plenamente identificado con él. Lo bueno de los grandes
libros no son las respuestas que te dan, sino las preguntas que te generan. Pues bien, en este libro Seth Godin
explica un poco lo que a mí ya me había pasado hace años. En un viaje familiar por la campiña francesa, Seth
Godin y su familia descubrieron lo bonitas que eran las vacas, pero al poco tiempo, tanto para Seth Godin como
para el resto de su familia, las vacas perdieron completamente su atractivo y no lo perdieron porque no les
gustaran, sino que ya no les llamaban la atención como el primer día. Ahí es cuando a Seth Godin le vino la
brillante idea de la vaca púrpura.

¿Qué es la vaca púrpura?

La vaca púrpura puedes ser tú. Si hay algo que cada vez tengo más claro es la necesidad de incorporar aspectos de
marketing al campo de la docencia. Lo que para mí constituye el nuevo marketing, lo plasma perfectamente Seth
Godin en las entradas diarias de su blog. Sí, Seth Godin es un gran vendedor, pero ¿qué somos acaso los docentes,
si no vendedores?
En su libro La vaca púrpura, Seth Godin hace una declaración de intenciones que creo que podemos conectar
perfectamente con el mundo de la docencia. Basta que imagines que eres una vaca. Por el mero hecho de ser una
vaca se presupone que vas a gustar a mucha gente y además de gustar a la gente serás capaz de producir leche.
Bien, debo confesar que ser una vaca lechera en estos tiempos no está nada mal, ya que te convierte en algo
bonito y productivo, pero Seth Godin te plantea un desafío, y es dejar de ser una vaca lechera y pasar a ser una
vaca púrpura, o lo que es lo mismo, una vaca única, una vaca irrepetible, una vaca extraordinaria. ¿Y qué hacen
las vacas púrpuras extraordinarias, entre otras cosas?
 Dejan de enseñar para inspirar.
 Saben que los grandes cambios están en los pequeños cambios.
 Aceptan las críticas como parte del éxito.
 Transforman ideas y proyectos en realidades.

¿Cómo puede un docente convertirse en una vaca púrpura?


En el mundo del marketing la vaca púrpura se relaciona con la marca o con la empresa, pero en el ámbito docente
si algo tengo claro es que la vaca púrpura debe ser el docente. Ser una vaca púrpura no es fácil, en absoluto.
Implica un compromiso personal contigo mismo enorme. Debes ser valiente y transgredir. Lo malo es que a
muchos de nosotros ya nos vale con ser vacas que atraen por unos instantes a nuestros alumnos. Muchos de
nosotros nos conformamos con que nos saquen leche con la que alimentar el cerebro de nuestros alumnos. Pero
creo que muchos de nosotros tenemos el potencial para transformarnos precisamente en la vaca púrpura de Seth
Godin. Yo, al menos voy a intentarlo. Debo confesar que aún no sé cómo, pero eso no me inquieta lo más mínimo.
Para empezar, tal vez lo mejor sea cuestionarme lo que llevo haciendo en mis sesiones lectivas durante más de
una década. Creo que aún no me ha llegado el tiempo de las respuestas, pero ¿por qué no empezar haciéndome
algunas preguntas?
Quién sabe, tal vez de la respuesta de algunas de ellas consiga que me transforme en una vaca púrpura. Ahí os
lanzo algunas de mis preguntas:
 Si tengo cuatro grupos de un mismo curso, ¿por qué en todos explico exactamente lo mismo y de la misma
manera?
 ¿Te ves capaz de enseñar algo de tu currículo de una manera que jamás nadie haya hecho?
 ¿Te imaginas que en tu clase en lugar de hablar como un profesor hablaras como un comercial?
 ¿Te ves capaz de inventar un método?
 Tus alumnos te dicen que eres aburrido, ¿qué haces al respecto?
 Llevo años utilizando un libro de texto del que sólo aprovecho una tercera parte, ¿por qué sigo año tras año
usándolo?
 Explicas algo que sabes de antemano que tus alumnos no van a entender. Entonces, ¿por qué lo explicas cada año
de la misma manera?
 ¿Cuántas veces echas la culpa a tus alumnos por no entender algo que tú has explicado?
 ¿Les has preguntado a tus alumnos lo que leen en su tiempo libre?
 ¿Y si el tiempo que invierto buscando en internet ejemplos para mis clases los genero yo a la medida de mis
alumnos?
 ¿Y si en lugar de evaluar “gamifico”?
 ¿Sería capaz de convertir mis clases en un producto?
 ¿Qué puedo aprender del peor alumno de un grupo?
 ¿Por qué en lugar de explicar lo que yo quiero, les pregunto a mis alumnos lo que les interesa y lo adapto al
currículo de mi asignatura?
 No existe en el mundo una máquina de hacer resúmenes. ¿Puedo inventarla?
 ¿Por qué a menudo explicamos primero la teoría y después les pedimos a nuestros alumnos que realicen
actividades? ¿Qué pasaría si cambiáramos el orden?
 A los alumnos les encanta que les cuenten historias, ¿eres bueno contando historias?
Ahora que os he lanzado todas estas preguntas me doy cuenta de que hasta que no sea capaz de darles
respuesta, difícilmente me convertiré en una vaca púrpura. Por el momento las preguntas están formuladas. Yo
empezaré hoy mismo a intentar responder a alguna de ellas. Y no tengáis miedo al miedo. Es mucho peor tener
miedo al fracaso.
Quiero acabar precisamente este artículo con uno de los artículos más famosos de Seth Godin en el que
diferencia dos términos determinantes si quieres convertirte en una vaca púrpura. El artículo en cuestión se
titula La diferencia entre un fracaso y un error:

Un fracaso es un proyecto que no funciona, una iniciativa que te enseña algo al mismo tiempo que el resultado no
te acerca directamente a tu objetivo.
Un error es o un fracaso repetido, hacer algo por segunda vez cuando ya deberías saberlo, o un intento fallido (por
descuido, egoísmo o soberbia) que la retrospección te recuerda que merece la pena evitar.
Necesitamos un montón más de fracasos, pienso yo. Los fracasos que no nos matan nos hacen más valientes, y
nos enseñan una manera más que no funcionará, mientras que abren las puertas a cosas que pueden funcionar.
La escuela nos confunde, como lo hacen los jefes y la familia. Adelante, fracasa. Pero intenta evitar los errores.

Si alguna vez os decidís a viajar a Menorca, abrid bien los ojos cuando vayáis por la carretera. Nunca se sabe con
qué vaca os podríais encontrar…

12. RAZONES POR LAS QUE TE RECORDARÁN TUS ESTUDIANTES

A lo largo de nuestra vida son pocas las personas que nos han dejado una huella imborrable. Si volvemos la vista
atrás y nos ponemos a pensar qué personas han mejorado o han transformado e incluso inspirado nuestras vidas,
nos damos cuenta de que en muchas ocasiones se pueden contar con los dedos de una mano. Pero entre estos
dedos estoy seguro que muchos de nosotros tenemos a algunos de los docentes que nos han impartido clases en
nuestra infancia, juventud, adolescencia e incluso en nuestra vida adulta. Son profesores que nos han llegado muy
adentro y a los que nos gusta recordar porque nos han hecho o nos han ayudado a ser lo que somos.
En este sentido el artículo de hoy quiere mostrados algunos de los aspectos que a mi modo de ver resultan
imprescindibles si queremos formar parte de ese selecto grupo de personas que han transformado una vida.
¿Por qué 19 + 1 razones te recordarán tus alumnos?
1. Por tu vocación. Siempre he defendido la idea de que la docencia es una profesión claramente vocacional. Los
docentes vocacionales son aquellos que no viven sólo de su trabajo, sino que hacen de su trabajo una parte
esencial de sus vidas, porque viven la profesión día a día, sesión a sesión.
2. Por tu dedicación. Ser docente exige una enorme dedicación. Aquellos que entendemos la docencia como un
modo de vida, somos conscientes de que nuestro oficio no acaba con las sesiones lectivas. Todo lo contrario.
Muchas son las horas que pasamos en nuestras casas y en nuestros centros intentando ser mejores docentes,
reinvéntandonos y formándonos constantemente.
3. Por tu proximidad. Para mí la cercanía de un docente con sus alumnos es un factor fundamental a la hora de
dejar nuestra huella en esta profesión. Y reconozco que no es algo fácil. En mi caso creo que debemos ser
personas cercanas y accesibles y hacer ver a nuestros alumnos que les acompañamos en su proceso de
enseñanza-aprendizaje.
4. Por tu empatía. No hay profesor que deje huella en sus alumnos que nos sea empático. Tener la capacidad de
ponerse en la piel del otro es una cualidad que desde siempre he valorado enormemente en esta profesión. De
hecho, ser empático tiene mucho que ver con ser cercano y accesible.
5. Por saber escuchar. Los profesores que no se olvidan son aquellos que no oyen, sino que escuchan. El buen
docente es aquel que en lugar de oír a sus alumnos es capaz de escucharlos, y de escucharlos de forma activa,
mirando al alumno a los ojos, dejando lo que estaba haciendo para centrarse en ese alumno, asintiendo con la
cabeza para demostrarle que lo que ese alumno le está diciendo a nosotros nos importa tanto como a él.
6. Por ser resilente. Es inevitable que a lo largo de nuestra trayectoria como docentes nos hayamos topado en
algún momento con algún hecho que ha afectado negativamente a un alumno o a un grupo. La enfermedad, la
marcha de un compañero, la pérdida de algún amigo, la muerte de un familiar… Son momentos en los que los
docentes debemos mostrar más que nunca nuestra capacidad de ser residentes, de mostrar nuestra capacidad de
poder superar entre todos los momentos difíciles, hacerles frente y hacerlo con la mayor honestidad posible. El
buen docente hace de estas circunstancias una gran oportunidad para enseñar a sus alumnos lo que la vida les
deparará fuera de las paredes de un aula.
7. Por dar ejemplo. En muchas ocasiones no somos conscientes de la influencia que ejercemos en nuestros
alumnos. Son muchos los momentos que pasamos con ellos. Es por ello que debemos tener muy en cuenta en
todo momento que nuestra forma de ser, de vestir, de ver el mundo, de comportarnos debe ser en todo
momento ejemplar, porque de nuestros actos se nutrirán muchos de nuestros alumnos en un futuro.
8. Por ser amable. Siempre he tenido claro que nunca hay que enseñar desde el miedo, sino desde el respeto y la
amabilidad. Muchas veces enfocamos de una forma errónea lo que se enciende por respeto. El respeto se puede
enseñar de muchas formas, y la más efectiva se centra en cómo tratamos nosotros a nuestros alumnos. Si
enseñamos desde el miedo, no nos ganaremos su respeto, sino su miedo. Por el contrario, si somos capaces de
enseñar desde la cortesía y la amabilidad, les daremos a conocer una pauta de actuación que les servirá también
fuera de su centro escolar.
9. Por ser divertido. Siempre les digo a mis alumnos que nunca hay que reírse de, sino reírse con. Siempre he
defendido la risa y la diversión como un arma tremendamente efectiva a la hora de enseñar. La diversión en el
aula, el saber reírse con, es una forma de rebajar la tensión en el aula, de realizar una transición entre una
actividad y otra, de crear un clima de trabajo distendido, de conocernos mejor entre todos. Se puede y se debe
enseñar divirtiendo.
10. Por enseñar a aprender. Cada vez tengo más claro que los docentes estamos en las aulas no para enseñar,
sino para que nuestros alumnos aprendan a aprender. Fomentando el trabajo cooperativo lo que haremos es
sustituir la clase magistral en la que sólo el docente enseña, por una clase cooperativa, en la que todos
aprendemos de todos, empezando por nosotros mismos.
11. Por ser creativo. Think different fue el eslogan que la compañía Apple lanzó en 1977. Es un eslogan que me
gusta tener presente en mis clases, porque simple he defendido la idea de que siendo creativos, podremos
enseñar a nuestros alumnos a ser diferentes a ser especiales a ser ciudadanos excepcionales. Aquí teneís una
versión reducida de lo que nos querían transmitir con su mensaje el eslogan de la marca Apple:

“Por los locos. Los marginados. Los rebeldes. Los problemáticos. Los inadaptados. Los que ven las cosas de una
manera distinta. A los que no les gustan las reglas. Y a los que no respetan el “status quo”. Puedes citarlos,
discrepar de ellos, ensalzarlos o vilipendiarlos. Pero lo que no puedes hacer es ignorarlos… Porque ellos cambian
las cosas, empujan hacia adelante la raza humana y, aunque algunos puedan considerarlos locos, nosotros vemos
en ellos a genios. Porque las personas que están lo bastante locas como para creer que pueden cambiar el
mundo, son las que lo logran.”

12. Por saber adaptarse. Los docentes vamos superando curso académico tras curso académico. Vamos
haciéndonos mayores, pero nuestros alumnos siempre tienen la misma edad. Es por ello que resulta fundamental
que con el paso de los años tengamos la capacidad de adaptarnos a los que nos pide la sociedad, porque esta
adaptación nos permitirá entender y conectar mucho mejor con nuestros alumnos.
13. Por ser coherente. Todos sabemos el sentido de la justicia que tienen nuestros alumnos. Pues bien, este
sentido de la justicia también debe aplicarse a nuestro día a día en las aulas. Creo que no hay mejor forma de
ganarse el respeto de nuestro alumnos que no sea siendo coherentes con lo que somos y lo que transmitimos.
14. Por saber integrar. No existe una Educación que no pase por la defensa de una Educación Inclusiva. Y no hay
docente que sea capaz de dejar huella que no sea sensible a la defensa de una Escuela en la que todos los
alumnos, sin excepciones, tienen cabida. Porque incluso de ellos nosotros tenemos mucho que aprender.
15. Por saber inspirar. Si enseñamos a aprender, entonces seremos capaces de inspirar. Y si somos capaces de
inspirar, será entonces y sólo entonces cuando dejemos una huella imborrable en nuestros alumnos.
16. Por no rendirse. Muchos son los días que no nos planteemos por qué hemos elegido esta profesión. El
desgaste físico y emocional es enorme y nos hace plantearnos si hemos elegido correctamente. Yo os digo que
dudar de nuestra profesión es un aspecto enormemente positivo, porque la duda al final nos hace más fuertes y
nos da la convicción de que somos una pieza clave para cualquier pueblo, para cualquier sociedad.
17. Por motivar. Hay una expresión que me gusta mucho aplicar en mis sesiones lectivas y es la del refuerzo
positivo incondicional. Creo que motivar a nuestros alumnos pasa por explotar al máximo sus capacidades. Por
transmitirles seguridad, por hacerles creer ni que sea por un instante que ese es su momento, que son especiales.
Dad a vuestros alumnos gratitud y os la devolverán por duplicado.
18. Por recordar. No hay buen profesor que se preste que no tenga buena memoria. Recordar los pequeños
detalles, las anécdotas, las confidencias que nos han transmitido nuestros alumnos tienen un enorme valor para
ellos y debemos ser capaces de aprovecharlo para calar en sus corazones.
19. Por orientar. Este apartado va dirigido especialmente a los tutores que con su esfuerzo y dedicación se
entregan a sus tutorandos. La acción tutorial es un elemento clave a la hora de mostrar lo mejor de nosotros, de
demostrar lo mucho que nos importan nuestros alumnos. La tutoría se ha convertido en una oportunidad
excelente de tender puentes entre la Escuela y la Familia y los tutores somos la pieza clave para que en este
puente los alumnos puedan caminar desde la ayuda y la confianza.
20- Por..
He querido dejar esta última cualidad para que seas tú esta vez que decidas qué crees que hace que un profesor
deje huella en sus alumnos. No dudes de que esté encantado de escucharte.
Espero que este artículo os haya sido de utilidad.

13. LA CLASE PERFECTA

Hoy quiero empezar este artículo pidiéndote que antes de empezar con su lectura, visualices el siguiente vídeo.
Dura menos de un minuto y está íntimamente ligado con el contenido de esta entrada.
La clase perfecta existe. Yo la he experimentado. Es cierto que sucede muy de vez en cuando, pero sucede. A
veces puede pasar todo un curso académico sin que haya impartido una clase perfecta. No pasa nada. Lo bueno
que tiene ser docente es que siempre que finaliza una sesión lectiva, hay otra que te está esperando, hay otra
oportunidad para conseguir la clase perfecta.

Nadia Comaneci y la clase perfecta.


Seguramente muchos de vosotros conocéis o habréis oído hablar de la gimnasta artística rumana Nadia
Comaneci. Nadia Comaneci no es una gimnasta cualquiera. Es la gimnasta. Y es la gimnasta porque encarnó la
perfección en su disciplina, porque fue la primera gimnasta que obtuvo una calificación diez en una competición
olímpica de gimnasia artística. Nadia Comaneci no hizo nada que no hubieran hecho el resto de gimnastas
competidoras. La única diferencia es que el ejercicio que realizó fue perfecto. Cuando llevó a cabo el ejercicio que
habéis visto en el vídeo yo sólo contaba con tres años. A día de hoy no sabría deciros las veces que habré visto
esta obra maestra de la perfección de menos de un minuto. Hace poco, la visualicé por enésima vez y fue cuando
establecí la relación que da pie a este artículo: la clase perfecta.

¿Qué es la clase perfecta?


Lo cierto es que la definición de lo que representa una clase perfecta no es nada fácil. Es por ello que me serviré
del vídeo de Nadia Comaneci para haceros llegar cuáles son los ingredientes que necesitas para conseguirla:
1. Preparación. Cuando veo la mirada de Nadia Comaneci antes de enfrentarse a su ejercicio, puedo intuir que
tiene completamente visualizado el ejercido en su cabeza. Tengo el absoluto convencimiento de que Nadia no ha
dejado nada al azar. Ha memorizado de principio a fin su ejercicio, haciendo especial hincapié en sus puntos
fuertes y enfrentándose a sus puntos débiles. Debo decir en este sentido que Nadia Comaneci contó con un
excelente preparador, Béla Károli.
La clase perfecta no sale de la improvisación, sino de la preparación. Visualizar una clase antes de impartirla es
fundamental para que salga satisfactoriamente.
2. Determinación. Unos segundos antes de empezar el ejercicio Nadia Comaneci respira hondo. Para ella y para
su país hay mucho en juego. Nadia Comaneci es consciente de la responsabilidad para con ella y para con su país.
 La clase perfecta requiere una alta dosis de determinación. Debemos entrar en el aula con paso firme y con
seguridad. En ese momento sólo nosotros debemos ser el centro de atención. Debemos captar la atención de
nuestros alumnos, haciéndonos visibles. Ahí es cuando empieza el espectáculo.
3. Seguridad. Qué mejor manera de afrontar un reto que con la seguridad que tienes depositado en ti mismo.
Nadia Comaneci se dirige a las barras asimétricas sin el menor atisbo de duda. Sabe que no hay marcha atrás.
Sabe que ahora es su momento. Todo lo que ha visualizado hasta ese momento no sirve de nada. Ahora es
cuando hay que dar lo mejor.
La clase perfecta requiere por tu parte la seguridad que te da la buena preparación y la correcta predisposición. La
seguridad está en aquello que enseñas o, mejor dicho, en creerte aquello que enseñas.
4. Simplicidad. Muchas veces pienso que la perfección está íntimamente ligada a la simplicidad. Cuando veo el
ejercicio de Nadia Comaneci, te da la sensación de que el ejercicio es algo que cualquiera sería capaz de llevar a
cabo. Se trata de un ejercicio simple, sin estridencias, no es llamativo y no hace nada que las demás competidoras
no hayan hecho previamente. Lo que diferencia a Nadia Comaneci del resto de gimnastas es que consigue fácil lo
imposible. Y lo fácil lo transforma en algo perfecto.
La clase perfecta consiste en hacer lo complejo algo simple. Lo importante no es lo que enseñas, sino que aquello
que enseñas lo hagas de tal forma que todos tus alumnos lo entiendan, lo asimilen, lo apliquen y le vean su
utilidad fuera del aula.
5. Ritmo. Otro de los aspectos que más me gusta del ejercicio de Nadia Comaneci es el ritmo que imprime en la
ejecución. Me admira la fluidez de sus movimientos.
La clase perfecta requiere un gran manejo del ritmo de la clase.
6. Flexibilidad. Uno de los grandes retos que supone la gimnasia rítmica es la lucha entre la flexibilidad de la
gimnasta y la rigidez de las barras asimétricas. Se trata de un pulso entre la plasticidad y la rigidez. La maestría del
ejercicio de Nadia Comaneci radica precisamente en que es capaz de hallar el equilibro entre ambas.
La clase perfecta requiere ser flexible y adaptarse tanto al contenido como al perfil del alumnado al que se le
imparte la sesión lectiva. No hay que educar desde la rigidez o la autoridad. Hay que educar desde la convicción
de que se puede enseñar a todos los alumnos, pero atendiendo a la particularidad de cada uno de estos
alumnos.
7. Riesgo. No hay gloria sin riesgo. Nadia se suelta varias veces a lo largo de su ejercicio. Sabe que no va a caer.
La clase perfecta nunca la vivirás si no asumes previamente una serie de riesgos. Estos riesgos consisten en ver qué
funciona y qué no, y cómo puedes transformar aquello que no funciona. No transformes el riesgo en comodidad,
sino en una oportunidad de ser mejor docente.
8. Finalización. Nadia Comaneci realiza la última suelta de manos. Sus manos se alejan definitivamente de las dos
barras asimétricas. Y lo lleva a cabo de una forma majestuosa, extendiendo al máximo su cuerpo y abriendo los
brazos en forma de cruz. Al instante, su frágil cuerpo de apenas catorce años dejar de flotar en el aire y toca con
los pies en la lona, toca con los pies en la realidad. Justo en ese momento se da cuenta de que ha hecho algo
grande. No le hace falta oír en entusiasmo del público. Sabe que su ejercicio es perfecto. Sabe que su ejercicio se
merece un 10, la perfección.
La clase perfecta se sabe sólo al final de la sesión lectiva. En el momento en el que suena el timbre, te das cuenta
de que durante tu sesión lectiva has hecho algo grande, algo realmente especial, algo extraordinario. Se me hace
realmente difícil explicarlo, pero te aseguro que si te pasa, si consigues impartir la clase perfecta, te darás cuenta
al instante, como lo hizo Nadia Comaneci al finalizar su ejercicio.
9. Sonrisa. Nadia Comaneci sabe que lo ha conseguido. Ha obtenido la perfección. Es el momento de relajarse, de
disfrutar del momento y hacerlo con la mejor de sus sonrisas.
La clase perfecta debe acabar con una sonrisa. Durante la sesión lectiva ha existido una complicidad.
Has empatizado con tus alumnos.
10. Agradecimiento. Nadia Comaneci sabe que ella sola no habría sido capaz de conseguir la perfección. Ella es
consciente de que se lo debe a mucha gente, empezando por su entrenador y finalizando por el público que la
aclama.
La clase perfecta no la conseguimos nosotros solos. Para llevarla a cabo necesitamos de la complicidad de
nuestros alumnos. Sólo si conseguimos esta complicidad a lo largo de la sesión lectiva, tendremos alguna
posibilidad de llevar a cabo una clase perfecta. Es por ello que al final de la sesión creo que es muy necesario
agradecer a los alumnos el esfuerzo que han realizado, porque te aseguro que en una clase perfecta tú también
habrás aprendido algo de tus alumnos. No olvides que el que enseña aprende dos veces.
Como veis, la clase perfecta supone todo un reto, como un reto supuso el ejercicio de barras asimétricas para
Nadia Comaneci. Pero estoy convencido de que muchos de nosotros tenemos la actitud y la aptitud para
conseguirla. Aun así en ocasiones creo que es inútil ir a burlar la clase perfecta, porque será ella la que vendrá a ti.
Me gustaría acabar esta entrada con una frase de la propia Nadia Comaneci:

LA PERFECCIÓN NO ES ALGO PERMANENTE, ES UN INSTANTE

14. PROHIBIR DESPIERTA EL DESEO. CÓMO EVITAR LA PALABRA NO AL DAR UNA NORMA EN CLASES

Prohibir despierta el deseo. Y lo despierta aún más cuando nos referimos a las Normas de un Centro Escolar.
Seguramente, palabras como Reglamento de Régimen Interno, Reglamento Orgánico de Centro, Derechos y
Deberes de los Alumnos, Normas de Convivencia… forman parte de tu día a día a lo largo de una jornada escolar.
Los Centros Educativos están repletos de Normas que toda la Comunidad Educativa debe acatar para su buen
funcionamiento. Pues bien, hay varias formas de afrontar estas Normas que hoy me gustaría compartir contigo.
Se trata de una actividad que puedes realizar con los alumnos a lo largo del curso en cualquiera de tus clases o,
preferiblemente, durante una sesión de Tutoría. Es muy probable que el Plan de Actuación Tutorial de tu centro
recoja en su programación la información sobre las Normas que deben cumplirse en un centro. De hecho, si echas
un vistazo al Reglamento, podrás extraer de él una cantidad considerable de Normas que tanto alumnos como el
resto de miembros de la Comunidad Educativa deben cumplir.
Personalmente soy partidario de dar a los alumnos un mínimo de Normas durante el curso, por ejemplo, un
máximo de cinco. He comprobado que es mucho más efectivo dar pocas normas, pero que estas se cumplan a
rajatabla a lo largo del curso.
Pues es a partir de estas cinco Normas que te propongo la siguiente Actividad de Tutoría. Se trata de elegir entre
todos cuáles son las cinco Normas que deberían cumplirse por encima de cualquier otra. Haz que sean tus
alumnos los que elijan estas normas y comprobarás como la gran mayoría de estas llevan consigo la
palabra NO. Pues bien, de lo que se trata es de conseguir, con tu ayuda y orientación, eliminar la
palabra NO manteniendo el sentido de la Norma. Si lo consigues, el resultado es un tipo de norma mucho más
amable que se traduce en un mayor cumplimiento de la misma por parte del alumnado. Con la eliminación de la
palabra NO la Norma parece que en lugar de una prohibición se transforma en
una recomendación, reflexión o lema. Te sorprenderá lo efectivo que puede resultar.
Aquí va un ejemplo de lo que te quiero transmitir:

Estas son cinco de las muchas normas que se pueden elegir. Lo ideal es que sean los propios alumnos los que
entre ellos elijan cuáles serán las Normas que para ellos tendrán más peso a lo largo del curso.
¿Qué conseguirás con ello?
1. Implicar a los alumnos en las Normas del Centro.
2. Hacerles partícipes del Reglamento del Centro Escolar.
3. Transformar una prohibición con una recomendación.
4. Aumentar la empatía entre alumno-alumno y alumno-profesor.
5. Fomentar el trabajo en equipo y el consenso.
Una vez se han elegido las normas sin la palabra NO, es muy conveniente que estén expuestas de modo visible en
la clase, porque ello refuerza el pacto con el que has llegado con tus alumnos y además, en caso de que no se
respete, se puede señalar la Norma y reflexionar sobre su incumplimiento entre todos.
¡Anímate a llevar a cabo esta actividad y cuéntame tus impresiones!
15. QUE TIPO DE DOCENTE ERES

El ser humano siempre se ha caracterizado por la necesidad de clasificar y clasificarse. Pregúntenle si no a


Aristóteles. Posiblemente esa necesidad, si me permitís, innata de clasificar y ordenar nos ayuda a entender
mejor el mundo que nos rodea y, como no, entendernos mejor a nosotros mismos.
En este blog no soy muy dado a los artículos de opinión. Pero esta entrada tiene la finalidad de reflexionar sobre
nuestra tarea en el aula y preguntarnos qué tipo de docente somos. Todo ello viene a raíz de una célebre cita del
escritor estadounidense William Arthur Ward. Si queréis saber más sobre este personaje os remito al siguiente
enlace. Pues bien, este escritor y docente es conocido por sus célebres citas. Y de todas estas citas la que me
interesa y de la que tratará esta entrada es una cita que habla sobre los tipos de docente que existen a su
parecer. Para William Arthur Ward:
“El profesor mediocre dice. El buen profesor explica. El profesor superior demuestra. El gran profesor inspira“

He reflexionado bastante sobre esta cita o clasificación, según se mire, y me ha dado mucho que pensar, porque
en mi carrera como docente me siento identificado con algunos de los profesores de los que habla Willam Arthur
Clark.
Tal y como he dicho al principio este es un artículo de opinión. Es por ello que explicaré desde mi punto de vista
qué entiendo por un profesor mediocre, un buen profesor, un profesor superior y un gran profesor. Quiero dejar
claro de antemano que es simplemente mi opinión y mi punto de vista sobre estas cuatro concepciones de la
docencia. Muy probablemente en algunas coincidiréis conmigo y en otras disentiréis, pero en el fondo lo que
pretendo es que todos nos paremos por un instante y pensemos qué tipo de docente somos y qué tipo de
docente aspiramos a ser.

Descubriendo qué tipo de docente eres.


1. El profesor mediocre dice. Cuando un profesor dice algo no hace más que manifestar con palabras un
pensamiento. Para mí la mediocridad de un profesor que sólo dice es que aquello que dice o transmite a sus
alumnos no llega a esos alumnos. Se comete el error de pensar que por hablar o decir aquello que nos toca sobre
un tema ya damos por hecho que nuestros alumnos lo han captado y entendido. Para mí el profesor que dice es
un profesor que sabe pero no es capaz de transmitir sus conocimientos de manera que le llegue al alumno. Es un
profesor plano, monótono, que habla, pero que no enseña, que dice pero con el que no se aprende. Es un
docente incapaz de llegar al corazón de sus alumnos, incapaz de captar su atención y su curiosidad, que
difícilmente interactúa con ellos. Es un profesor al que los alumnos olvidan con facilidad con el paso del tiempo.
Es el docente que no deja huella en sus alumnos. Y creo que la docencia es mucho más que manifestar con
palabras un pensamiento. Personalmente creo que todos los que amamos la docencia y la vivimos como parte de
nuestro día a día debemos aprender a dar lo mejor para evitar instalarnos en la mediocridad o, lo que es lo
mismo, en el estancamiento y en la falta de compromiso. Creo que nuestra profesión es una excelente
oportunidad para ser mejores y hacer mejores a los que tenemos enfrente.
2. El buen profesor explica. No cabe duda de que la experiencia es un factor clave para la mejora de nuestra labor
docente, pero no es el único factor. Para mí el buen profesor es aquel que, a partir de la experiencia, es capaz de
reconocer sus puntos fuertes y sus puntos débiles. Es un profesor que corrige aquello que no le funciona, que
revisa continuamente su labor, que aprende de sus alumnos y compañeros de profesión, que está en constante
formación, que tiene inquietudes, que hace de su profesión una herramienta por la cual hacer mejor a la sociedad
de la que forma parte. La diferencia entre un profesor que dice y un profesor que explica es abismal desde mi
punto de vista. Si atendemos al significado del verbo explicar que nos da la Real Academia Española de la Lengua
veremos como la segunda acepción del verbo explicar dice: “Declarar o exponer cualquier materia, doctrina o
texto difícil, con palabras muy claras para hacerlos más perceptibles“. Observad la riqueza de matices que nos da
esta definición. Curiosamente la gran mayoría de los alumnos clasifican a sus profesores en función de si explican
bien o mal o, simplemente no explica (sólo dice). Pues bien, atendiendo a esta definición, el buen profesor es
aquel que trasciende su pensamiento para conseguir que sus alumnos perciban conocimientos de forma
comprensible. El buen profesor se esfuerza para que sus alumnos entiendan lo que explica y es por ello que
interactúa continuamente con sus alumnos, hace que sus clases sean participativas, modifica su metodología en
función de las necesidades del grupo, se reinventa curso tras curso, que tiene como objetivo mejorar y que sus
alumnos mejoren mediante sus enseñanzas. El buen profesor es aquel que tiene el don de convertir lo difícil en
algo fácil y comprensible mediante una buena explicación. Muchos de nosotros hemos tenido a lo largo de
nuestra escolarización profesores que recordamos como docentes que explicaban muy bien, pero aún así quiero
pensar que no son los profesores que nos acaban dejando huella.
3. El profesor superior demuestra. Ser un profesor que demuestra, un profesor superior como dice William
Arthur Ward, es todo un reto. El profesor que demuestra es un profesor que sabe explicar, pero su gran virtud
reside en que aquello que explica es capaz de trasladarlo a un ámbito práctico. ¿Qué quiero decir con esto? Pues
que enseña su materia y aplica la pedagogía y la didáctica sobre esta materia. El profesor que demuestra es aquel
que consigue que sus alumnos no sólo aprendan, sino que también sean alumnos competentes. Se trata de un
profesor que es capaz de aplicar el currículo de su asignatura y relacionarlo con experiencias reales, que enseña la
utilidad de lo que explica a sus alumnos, que tiene parte de docente, pero también de pedagogo. Y ahí radica el
reto al que aludía anteriormente. Creo que todo docente debe intentar en primer lugar ser capaz de trascender
de lo que dice para pasar a explicarlo. pero una vez consigue explicar satisfactoriamente, una vez consigue
explicar de forma clara y sencilla a sus alumnos, le llega el momento de exigirse demostrar que aquello que
explica tiene una relación con la realidad que rodea a sus alumnos y le será útil y aplicable en algún momento. Se
trata de un profesor que diferencia entre un alumno que sabe y un alumno que sabe y es competente. Este
profesor está en constante formación, siempre está aprendiendo, siempre está conectado con el mundo y con las
personas que forman este mundo. Y de su inquietud y su exigencia demuestra a sus alumnos que lo que aprenden
tiene tanto sentido como utilidad.
4. El gran profesor inspira. Estamos en el último tipo de docente, en lo que podríamos llamar la excelencia, un
tipo de profesor reservado sólo para unos pocos. Si seguimos atendiendo al significado que de la Real Academia
Española de la Lengua, veremos como al referirse al verbo inspirar en su segunda acepción dice: “Infundir o hacer
nacer en el ánimo, o la mente afectos, ideas, designios…” La primera vez que leí esta frase le di muchas vueltas a
lo que significaba para mí ser un profesor que inspira. En un primer momento lo relacioné con los conocimientos
que tenemos los docentes de nuestra disciplina, pero creo que relacionar conocimiento con inspiración es un
error. Para mí el profesor que inspira, no es necesariamente el profesor que más sabe. Todos aquellos que hemos
pasado por la universidad hemos comprobado como muchos de nuestros profesores o doctores, son grandes
conocedores o especialistas en una determinada manera o disciplina del saber, pero carecen de toda pedagogía o
didáctica a la hora de compartir todo lo que saben. En este sentido creo conveniente separar inspiración de
conocimiento. El profesor que inspira va mucho más allá del mero saber, de la mera transmisión de
conocimientos. El profesor que inspira es el que trasciende sus conocimientos fuera del aula y los traslada a lo
que son nuestras vidas. El profesor que inspira es un tipo de profesor en el que nos gustaría vernos reflejados, al
que tomamos como ejemplo, al que queremos y apreciamos tanto como admiramos, al que transmite
experiencias y no sólo conocimientos en el aula. Este es realmente el profesor que deja huella a lo largo de toda
nuestra vida. Es el profesor del que recordamos perfectamente su nombre, la clase que impartía, su forma de ser,
su forma de trasmitir. Es un profesor que trasciende y al decir trasciende me refiero a que es aquel que nos
acompañará a lo largo de nuestra trayectoria vital, aquel que será nuestro referente durante toda la vida, aquel
que recordaremos siempre con una sonrisa porque nos han hecho más sabios, más cultos, pero sobre todo
mejores personas y excelentes ciudadanos.
He empezado esta entrada nombrando al filósofo Aristóteles. Y acabaré con una de sus célebres citas, que
resume en parte lo que entendemos por Educación.
“No se puede desatar un nudo sin saber cómo está hecho“

16. 10 MANERAS DE ENSEÑAR RESILIENCIA A TUS ESTUDIANTES

Hay artículos que salen de la experiencia. Otros del corazón. El de hoy es fruto de varias semanas de trabajo en las
que he aprendido muchísimo acerca del término del que os hablaré hoy: resiliencia. No es la primera vez que me
refiero a la resiliencia en este blog, pero sí es la primera entrada que dedico exclusivamente a hablar sobre este
término.

¿Qué se entiende por resiliencia?


Si atendemos al diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, la resiliencia es la ‘capacidad humana de
asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas‘. Por tanto, se trata de un proceso de adaptación a
las experiencias de vida difíciles o extremas. Realmente se trata de un término que no se tiene demasiado en
cuenta en los centros escolares y mucho menos en los currículos de la mayoría de las asignaturas. Esto ha hecho
replantearme sobre la necesidad y la obligación que tenemos los docentes de incorporar la resiliencia dentro de
las aulas, para que los alumnos estén preparados para afrontar con las mejores garantías todos los reveses que
puedan padecer a lo largo de su educación.
Los que me leéis con asiduidad sabéis de la importancia que otorgo a la empatía, a la capacidad de ponerse en la
piel del otro, haciéndonos partícipes de sus anhelos y de sus preocupaciones. En este sentido te recomiendo la
lectura del artículo titulado 5 consejos para aumentar la empatía de tus alumnos. Pero creo que hay que ir un
paso más allá y también conceder la importancia que se merece a la resiliencia para afrontar con plenas garantías
el desarrollo integral de nuestros alumnos. Porque en una sociedad donde cada vez se corre más, donde impera
la cultura de la inmediatez y donde se niega el fracaso, se hace más necesario que nunca que elaboremos
estrategias conjuntas para formar alumnos no sólo desde el punto de vista intelectual, sino también y, sobre
todo, desde el punto de vista emocional. He aquí la razón de este artículo y por qué creo que la resiliencia puede
ser un factor clave de prevención de problemas relacionados con el crecimiento personal de nuestros alumnos.
Mientras estás leyendo estas líneas pensarás que tal vez no eres capaz de enseñar resiliencia a tus alumnos. Pero
te puedo asegurar que no es así. Es por ello que te invito a que leas estas sencillas pautas que puedes llevar a
cabo en el aula y que te aseguro serán tremendamente útiles para tus alumnos. ¿Me acompañas?

¿Cómo podemos enseñar resiliencia a nuestros alumnos?


1. Enseña a hacer preguntas. Muchas veces los docentes pensamos en las respuestas que nos darán nuestros
alumnos. El profesor pregunta y el alumno responde aquello que le hemos enseñado. En ocasiones es importante
no sólo buscar respuestas, sino enseñar a elaborar preguntas. Las preguntas invitan a la reflexión, a la
introspección y ello puede ser determinante en el caso de que un alumno pase por un momento personal difícil.
Enséñale a formular preguntas abiertas y harás de tus alumnos unos alumnos más reflexivos y capaces de
verbalizar sus preocupaciones y adversidades.
2. Enseña la bondad. Se trata de un recurso tremendamente efectivo. Consiste simplemente en pedirles que
durante un día piensen en hacer un favor a alguien que les importe. Una vez hecho este favor deben verbalizarlo,
es decir, explicarlo en voz alta en clase. Los denominamos actos de bondad son un arma muy poderosa no sólo
por el acto de bondad en sí, sino por la gratitud que recibimos por dicho acto. Si educas a tus alumnos en la
bondad, les educarás también en la gratitud, serán más sensibles a lo que les rodea y les permitirá afrontarlo con
la mejor de las predisposiciones. La gratitud es la que pone la perspectiva a los acontecimientos que podemos
considerar como dramáticos.
3. Enseña hábitos saludables. Se trata de un aspecto fundamental si queremos educar a nuestros alumnos en la
resiliencia. ¿Por qué? Pues porque una rutina saludable permitirá a los alumnos afrontar con mejores garantías
cualquier adversidad que se les presente. Y por hábitos saludables debemos entender el ejercicio físico, dormir las
horas necesarias, comer de forma saludable y evitar situaciones estresantes. Con estos cuatro hábitos las
posibilidades de afrontar con éxito una crisis siempre aumentarán.
4. Enseña a ser útil. Debemos esforzarnos para que todos nuestros alumnos de una forma u otra se sientan útiles.
Si conseguimos que tengan la sensación de que sirven para algo, automáticamente estaremos ante alumnos con
una elevada autoestima. Serán alumnos felices y esta felicidad podrá ser determinante no sólo para afrontar sus
adversidades, sino también para ayudar a sus compañeros ante cualquier dificultad que surja.
5. Enseña positivismo. Ser positivo consiste en valorar por encima de todo aquello que tienes. Personalmente
creo que el positivismo está muy ligado al autoconcepto que todos tenemos de nosotros mismos. En una
sociedad tremendamente consumista hay que invertir los valores que tienen los alumnos, es decir, hay que
fomentar no lo que les falta, sino todo aquello de que disponen. Hay que hacerles ver de manera consciente qué
es aquello que tienen y qué es lo que más valoran de lo que tienen, tanto en lo material como en lo que a las
personas y a sus cualidades se refiere. Haz reflexionar a tus alumnos. Convénceles de lo mucho que tienen, y de lo
muchos que pueden dar. Para mí, educar a las personas en el positivismo es tremendamente importante y, de
hecho, puede ser determinante en caso de que un alumno pueda experimentar algún tipo de pérdida, ya sea de
un familiar, de algún animal de compañía, o de algún bien de carácter personal.
6. Potencia habilidades. Este es otro aspecto al que doy mucha importancia a la hora de educar a nuestros
alumnos en la resiliencia. También va muy ligado al autoconcepto. De lo que se trata es de que sean los propios
alumnos los que descubran por sí mismo cuáles son sus habilidades, es decir, en qué son buenos, en qué pueden
llegar a ser los mejores. Una vez lo hayan descubierto, nosotros los docentes debemos potenciarlo al máximo con
los recursos que tengamos. Pensar en el potencial que puede suponer una clase de treinta alumnos. Son treinta
potencialidades distintas. Es un tesoro enorme del que ellos no tienen conciencia. Estas habilidades podrán
resultar claves para poder superar experiencias que se consideren traumáticas.
7. Enseña a resolver problemas. Posiblemente este sea uno de mis apartados favoritos. La resolución de
problemas, o de conflictos, es un aspecto que cada vez más se tiene en cuenta en los centros escolares. Debemos
ver el conflicto como una oportunidad, es decir, como una posibilidad de resolución. En este sentido las
comisiones de convivencia de los centros escolares resultan claves y la formación de alumnos mediadores son una
extraordinaria oportunidad de gestionar conflictos no individuales, sino de centro. Aquellos centros escolares que
tejen una buena red de mediadores, serán centros que estarán mucho más preparados para afrontar las
adversidades que puedan surgir a lo largo de un curso escolar. Al respecto de este punto recomiendo la lectura
del artículo El conflicto escolar visto como una oportunidad.
8. Fomenta la autoestima. La autoestima puede jugar un papel decisivo para hacer frente a cualquier tipo de
adversidad. De ahí que debamos insistir en reforzar al máximo la autoestima de nuestros alumnos. Y podemos
hacerlo a través de lo que denomino el refuerzo positivo incondicional, es decir, recordando y verbalizando lo
mejor de cada uno de tus alumnos, celebrando sus logros y compartiéndolos con el resto.
9. Crea redes de apoyo. Es fundamental transmitir a nuestros alumnos que nunca estarán solos ante una
adversidad, sea del tipo que sea. De ahí que es muy recomendable establecer redes de apoyo entre compañeros,
establecer grupos, alianzas entre los miembros de un mismo grupo. De lo que se trata es crear vínculos, de crear
amistades que puedan perdurar en el tiempo y que en la adversidad se conviertan en una red de seguridad. A
través de esta red de apoyo los alumnos pueden dar lo mejor de sí en cada momento y retroalimentarse de la
gratitud y de la bondad que reciben por parte de sus compañeros.
10. Enseña perspectiva. La perspectiva no es más que el punto de vista desde el cual analizamos la realidad que
nos rodea. Por eso es tan importante enseñarla a nuestros alumnos. Ante una situación adversa, la perspectiva
juega un papel fundamental para la superación de la misma. De lo que se trata es de descentralizar el foco del
dolor y del sufrimiento a través, precisamente, de la perspectiva. Con la perspectiva lo que lograremos es
relativizar el problema, es decir, disminuir su magnitud y la desproporción que experimentamos en una situación
adversa. A mayor perspectiva, mayor visión. Y a mayor visión, mayor será la posibilidad de superar una situación
traumática.
Estas son algunas de las actuaciones que pueden hacer de tus alumnos unos alumnos educados en la resiliencia.
Soy consciente de que el reto es ambicioso, pero estoy seguro de que hay muchas de las actuaciones que aquí
propongo que en algún momento has puesto en práctica. De lo que se trata es de ir construyendo día a día, sesión
a sesión, unos mecanismos que propicien que puedas enseñar la resiliencia en tus sesiones lectivas. Estoy
convencido de que los centros que fomenten la cultura de la resiliencia serán los centros que mejor gestionen las
adversidades, tanto desde el punto de vista individual como colectivo.
Quisiera acabar el artículo de hoy con una cita que me gusta recordar cuando me enfrento a alguna adversidad.
Desconozco su autor y reza así:
No pidas una carga ligera, sino una espalda fuerte

17. 5 TIPOS DE CREATIVIDAD QUE PUEDES FOMENTAR EN TUS ESTUDIANTES

Las escuelas matan la creatividad. Esta es, sin duda, una de las frases más conocidas del educador Ken Robinson.
¿Y por qué la escuela del siglo XXI se ha distanciado tanto de la creatividad en sus aulas? La respuesta no es fácil,
pero creo que una de las razones de más peso es que como docente nadie te ha enseñado a fomentar y estimular
la creatividad entre tus alumnos. Para Ken Robinson la creatividad es la imaginación aplicada. ¿Qué significa esto?
Pues que la creatividad pasa por ser activos y saber hacer conexiones. De ahí que en el artículo de hoy tenga la
intención de darte a conocer cómo puedes enseñar a tus alumnos a potenciar su creatividad. Para ello me serviré
de los 5 tipos de creatividad formulados por el profesor e investigador Jeff DeGraff, quien afirma que todas las
personas son creativas, pero lo son de distinta manera e intensidad. ¿Preparado para conocer los 5 tipos de
creatividad? Si es así te invito a que sigas leyendo el resto del artículo.

5 Tipos de creatividad que como docente puedes enseñar a tus alumnos.


1. Creatividad mimética. Este tipo de creatividad se centra principalmente en copiar, en imitar, en reproducir algo
exactamente igual. Es el tipo de creatividad menos elaborada y más básica, ya que incluso algunos animales son
capaces de desarrollarla. Desde el punto de vista educativo, la creatividad mimética se centra en tomar una idea
de una asignatura y darle una aplicación en otra signatura. Es la creatividad que requiere un menor esfuerzo.
2. Creatividad analógica. La creatividad analógica requiere una complejidad mayor que la mimética porque la
analogía busca conectar cualidades semejantes en seres, objetos, imágenes… diferentes. Lo importante de la
creatividad analógica es que el alumno se sirve de lo que sabe para comprender, relacionar, conectar aquello que
desconoce. Sin duda se trata de un paso significativo con respecto a la creatividad mimética. Un claro ejemplo de
creatividad analógica está en figuras retóricas como la comparación, la imagen o la metáfora. Si quieres saber cuál
es la diferencia entre ellas te recomiendo la lectura del artículo titulado Cómo diferenciar entre una comparación,
una imagen y una metáfora.
3. Creatividad bisociativa. La creatividad bisocativa se da cuando se unen dos ideas distintas para crear un nuevo
resultado, para crear una nueva idea, producto u objeto, por ejemplo. Es importante, al respecto, diferenciar
entre la asociación y la bisociación, porque en la asociación hay una cercanía o conexión entre dos ideas, algo que
no sucede en la creatividad bisociativa. La bisociación se podría representar así: A + B = C. Un ejemplo de
creatividad bisociativa sería unir la psicología (A) y la informática (B) para obtener la inteligencia emocional (C).
Este tipo de creatividad es muy válida para asignaturas con un marcado carácter manipulativo. Sin duda, se trata
de un tipo de creatividad que implica una cierta complejidad y que debe seguir lo que se denomina la dinámica de
las 3 F:
 Fluidez: Lo que se pretende es tener el mayor número de ideas posible y que dichas ideas estén muy alejadas
entre sí, es decir, que no haya ningún tipo de conexión aparente.
 Flexibilidad. Lo que se busca es tener una idea y que dicha idea pueda estar relacionada con otra idea que dé
como resultado un nuevo producto. La flexibilidad tiene como finalidad situar la idea el en lugar adecuado para
producir un objeto totalmente nuevo.
 Flujo. Para ser creativos hay que ser activos. Pero aún siendo activo, hay que saber encontrar puntos de
concentración y de reflexión que permitan visualizar los nuevos productos fruto de dos ideas totalmente
inconexas.
4. Creatividad narrativa. Este tipo de creatividad es común en las áreas de lengua. La creatividad narrativa tiene
como objeto, en palabras de Jeff DeGraff, reflejar la capacidad de crear historias. ¿Cómo? Pues mediante la
conexión de los elementos que componen una narración como son los personajes, las acciones, el lugar y el
tiempo, junto con la descripción y el diálogo y aspectos gramaticales propios de un texto narrativo. La creatividad
narrativa es un recurso que a día de hoy se utiliza mucho en publicidad, ya que los anuncios con una estructura
narrativa tienen un alto valor emocional.
5. Creatividad intuitiva. Posiblemente sea el tipo de creatividad más compleja, porque su creatividad tiene que
ver con el hecho de que se es capaz de crear una idea en la mente sin que se tenga ninguna imagen prefijada. Por
tanto, requiere de por sí un alto poder de abstracción. Jeff DeGraff hace alusión a este tipo de creatividad
haciendo hincapié en disciplinas como el yoga o la meditación, ya que te permiten vaciar tu mente y aflorar tu
conciencia. Otro valor intrínseco de la creatividad intuitiva es la enorme capacidad para la resolución de
problemas, es decir, parte de la confianza de que todo problema tiene una posible solución.
Estos son los 5 tipos de creatividad que querido darte a conocer. Ahora te toca a ti ver cuál o cuáles son las más
adecuadas para tu materia y conocimientos. Sin duda, se trata de todo un reto para cualquier docente. Acabaré
con una cita de Barthold Georg que reza así:
Es mejor crear que aprender. Crear es la verdadera esencia de la vida
18. 10 HABILIDADES QUE TODO DOCENTE DEBERÍA POTENCIAR EN EL AULA

Este artículo está inspirado en un interesantísimo libro de Daniel Goleman titulado Liderazgo. El poder de la
inteligencia emocional. En uno de los apartados de este libro Goleman se centra en la dicotomía entre un jefe
bueno y un jefe malo. Aunque este libro se centra en el liderazgo empresarial, creo que las cualidades o
habilidades que Goleman defiende para ser un buen jefe son perfectamente extrapolables a la labor docente. Mi
intención en esta entrada es la de relacionar las habilidades que defiende Goleman para ser un buen jefe con las
habilidades o cualidades que todo docente debería potenciar en el aula. Quiero hacer constar que he realizado
algunas pequeñas modificaciones respecto a las cualidades que cita Goleman, pero no afectan al sentido último
que Goleman pretende transmitir.

10 Cualidades que como docente deberías usar y potenciar en tu aula.


1. Escucha empática. Goleman no se refiere explícitamente al término escucha empática, sino a la
expresión saber escuchar. En mi caso he preferido centrarme en el concepto de escucha empática porque la
escucha empática consiste en escuchar a tus alumnos con y desde el corazón. Si quieres saber más sobre qué se
entiende por la escucha empática te remito al siguiente enlace. Aún así, creo que Goleman insiste en saber
diferenciar entre oír -pasividad- y escuchar -actuación e interés-. Como docente debes esforzarte por escuchar a
tus alumnos, por acompañar a tus alumnos y, sobre todo, hacerles ver que lo que te están diciendo te importa, te
importa de verdad, te importa de corazón.
2. Estímulo. Siempre he defendido la idea de que un docente debe ser capaz de generar las mejores preguntas
para obtener las mejores respuestas. Muchas veces se cree que el docente está en un aula para dar respuestas,
para ofrecer únicamente soluciones. No siempre debe ser así. Un profesor que inspira es aquel que es capaz de
hacer que sus propios alumnos aprendan por sí mismos. Ese es el verdadero estímulo que debes potenciar en el
aula con tus alumnos.
3. Comunicación. Para mí la comunicación debe ser un sinónimo de enseñanza. He insistido mucho en este blog
en establecer una clara diferencia entre explicar y enseñar. La diferencia es significativa, porque mediante la
explicación sólo transmites conocimientos de forma unidireccional, mientras que con la enseñanza lo que
provocas es la utilidad de los aprendizajes, el autoaprendizaje, la interacción mediante el diálogo con tus
alumnos.
4. Valentía. Enseñar es de por sí un acto de valentía. Enseñar es de por sí un acto de determinación. En muchas
ocasiones como docente confundes la intimidación en el aula con la valentía y no debería ser así. La valentía es
una cualidad que debes potenciar en el aula porque es una clara apuesta por la coherencia y la honestidad en tu
trabajo. Se es valiente cuando se sabe exactamente qué y cómo enseñar. Y la valentía lo que propicia es una
mayor seguridad en ti mismo que luego se traslada a los conocimientos que transmites a tus alumnos. La falta de
valentía, además de generar intimidación, también provoca miedo. Acerca del miedo te recomiendo la lectura del
artículo titulado Docente, ¿a qué le tienes miedo?
5. Humor. Soy un gran defensor del humor en el aula. Creo que el humor es una herramienta
extraordinariamente eficaz para el aprendizaje porque cohesiona un grupo, genera pausas en la transmisión de
contenidos, rebaja la tensión en un grupo y ayuda a crear un clima más favorable para el trabajo que se desarrolla
en una sesión lectiva. El humor, la risa, la carcajada son cualidades que generan magníficos resultados a la hora de
gestionar una crisis en el aula, ya que puedes recurrir a ellas y recuperarlas para gestionar un conflicto. Y no lo
olvides que el humor enamora. Sobre cómo enamorar a tus alumnos te remito al siguiente enlace.
6. Generosidad. Goleman habla de empatía. Yo me centraré más en la generosidad de tu labor como docente. La
profesión de docente es la profesión capaz de generar otras profesiones. La docencia es una de las profesiones
más generosas que existen porque das sin esperar nada a cambio. Si algo evitar debes evitar en esta profesión es
el egocentrismo, porque el egocentrismo sólo te aleja de tus compañeros y de tus alumnos.
7. Determinación. Goleman habla de decisión. Muchos docentes hablan de motivación en las aulas. Yo prefiero
hablar de determinación. Es un término que creo que transmite mucho más, que transmite acción, que transmite
decisión. En el artículo titulado True grit o sobre la determinación como clave para el éxito escolar explico
claramente lo que se entiende por el concepto determinación.
8. Responsabilidad. Enseñar es por encima de todo un acto de responsabilidad. Y aunque la responsabilidad no
está exenta de crítica, esta crítica a veces puede convertirse en algo tóxico, es decir, la autocrítica desaparece y
sólo haces crítica de lo que te rodea, de tus compañeros, de tus alumnos, de tu centro, del sistema. Sin darte
cuenta te convierte en un docente tóxico.
9. Modestia. Si algo detesto en un docente es la arrogancia. Una arrogancia que a veces se da en algunos
compañeros de profesión. Cuando llevas muchos años en la docencia es fácil perder la perspectiva de lo que
sabes y de lo que eres capaz de aprender o, mejor dicho, de lo que tus alumnos son capaces de enseñarte. Hay
que entrar todos los días en el aula con la mente abierta, hay que entrar con la suficiente modestia como para
tener la predisposición a aprender de tus alumnos. La modestia no hace más que conectar emocionalmente con
tus alumnos, porque te permite escucharles de forma activa, y cuando un docente es capaz de escuchar de forma
activa a sus alumnos es cuando tiene toda la predisposición para aprender de ellos.
10. Reparto de la autoridad. La autoridad está reñida con la desconfianza. Como docente debes hacer un
esfuerzo por delegar o, mejor dicho, por enseñar a delegar tanto en tus compañeros como en tus alumnos. Una
excelente manera de repartir la autoridad es mediante el aprendizaje cooperativo. Mediante el aprendizaje
cooperativo enseñas a tus alumnos a aprender de ellos mismos y de sus compañeros. Cuando repartes autoridad
estás realizando un ejercicio de confianza, estás tendiendo la mano para que tus alumnos tomen la iniciativa en
algo. Esto no hará más que favorecer su propia autonomía y mejorará su autoconcepto y sin que tu autoridad en
el aula se vea afectada.
Estas son las 10 cualidades o habilidades que como docente deberías tener presente cuando te dispones a entrar
en un aula. Sin duda se trata de todo un reto para ti, pero tengo el convencimiento de que siendo consciente de
dichas habilidades es como serás capaz de afrontarlas con la determinación que una profesión como la de
docente exige. ¿Aceptas el reto? Yo ya he empezado…
19. UN TRUCO PARA QUE TUS ESTUDIANTES PARTICIPEN ACTIVAMENTE EN CLASES

Se puede y se debe aprender jugando. El artículo de hoy tiene como finalidad darte a conocer un sencillo truco
que llevo a cabo en el aula para que tus alumnos participen de una forma activa durante la realización de
ejercicios procedimentales en el aula. Lo cierto es que en ocasiones no es fácil crear dinámicas de participación en
clase. De ahí que en algunos momentos sea preciso romper la rutina para fomentar la participación y la
interactuación de tus alumnos. ¿Quieres saber más sobre este sencillo truco? Pues acompáñame.

Cómo fomentar la participación de tus alumnos en el aula.


A la hora de revisar o corregir actividades procedimentales en el aula, dichas actividades requieren de la
participación directa de tus alumnos. Estas actividades suelen ser por regla general de dos tipos:
 El alumno sale a la pizarra digital o tradicional.
 El alumno participa de la actividad, pero sin moverse de su silla.
Independientemente de si sale a la pizarra o responde sentado en su silla, la predisposición de los alumnos a
participar siempre está muy polarizada. Hay alumnos muy activos que siempre están dispuestos a intervenir y
otros que intentan pasar lo más desapercibidos posible. Para que esto no suceda y todos participen por igual, te
voy a explicar qué pauta llevo a cabo para que los alumnos tengan una mayor predisposición cuando deben
enfrentarse a la corrección de alguna actividad, tarea o procedimiento.
La bola que vuela…
De lo que se trata es que todos los alumnos participen por igual. Para ello me sirvo de una pelota de goma, pero
en tu caso puedes usar aquello que creas más oportuno como un trozo de tiza, una bola de papel, una goma de
borrar. Procura que este objeto no pese mucho o pueda dañar a tus alumnos. Cuando vayas a comenzar la
actividad, debes tener la pelota de goma o el objeto que hayas elegido en la mano. Una vez la tengas en la mano,
lo que harás será lanzarla suavemente a alguno de tus alumnos. El alumno que la recoja será el encargado de
realizar la primera actividad. Cuando este alumno haya finalizado la actividad, independientemente de si la ha
realizado en la pizarra o sentado, hará lo mismo que has hecho tú, es decir, la lanzará a otro compañero para que
realice la siguiente actividad. Este procedimiento de pasar la pelota de goma de un compañero a otro se realizará
tantas veces como actividades o ejercicios tengas programados.

¿Qué consigues con ello?


 Con la dinámica de pasar la pelota de goma, transformas parte de la actividad en un juego. Por unos instantes, la
atención queda focalizada no en el ejercicio, sino hacia qué alumno irá la pelota de goma. Te aseguro que se
genera una gran expectación al respecto.
 El alumno es el que decide quién debe continuar la actividad. En ocasiones como docente encuentras cierta
reticencia en algunos alumnos a participar. Pues bien, si en lugar de ser tú quien decide es uno de sus
compañeros, la percepción de este alumno cambia y la predisposición a participar siempre es mayor.
Algunas normas para la realización de la actividad.
En función del grupo y la edad que tengas, puedes plantarte establecer algunas normas fijas cuando lleves a cabo
esta actividad para el fomento de la participación. Algunas de estas normas pueden ser, por ejemplo:
 Alumno-alumna. La participación de las actividades debe ser alterna, es decir, una vez haya participado un chico,
luego debe intervenir una chica, o viceversa.
 Tipo de lanzamiento. Independientemente del tipo de objeto que vayas a elegir para la actividad, siempre debe
quedar claro que debe lanzarse de una manera respetuosa y sin intención de dañar a ningún compañero.
 Distancia. Otra norma que suele funcionar bastante bien es que la bola de goma debe ser lanzada a una fila
diferente de la que ocupa el alumno en cuestión.
 Repetición. Si un alumno coge la pelota de goma dos veces, la segunda vez se la cederá al compañero que tenga
más próximo o volverá a lanzarla de nuevo. Ningún alumno puede repetir la actividad o procedimiento sin antes
haber participado todo el grupo clase.
Como ves, se trata de una actuación muy sencilla, pero que gusta mucho a los alumnos. De lo que se trata es de
intentar en todo momento rebajar la tensión que para muchos alumnos supone la participación en el aula. Si se
consigue desviar la atención ni que sea un momento, esto ayudará a que determinados alumnos muestren una
predisposición más positiva a participar de las actividades de grupo. La participación activa es algo que debes
tener muy presente en el aula, porque se fundamenta en la importancia de la interactuación y resta
unidireccionalidad a tus sesiones lectivas. Una clase participativa es una clase activa, llena de vida, donde el juego
está presente como una manera más de aprendizaje. Sólo me resta animarte a que apliques este sencillo truco en
tus clases y me des tu opinión a través los comentarios de este artículo.

20. 7 CONSEJOS PARA QUE TUS HIJOS CONSIGAN APRENDER A ESTUDIAR MEJOR

Aprender a estudiar. Tras más de diez cursos ejerciendo como tutor de Secundaria, me he dado cuenta de la
preocupación de muchos padres a la hora de que sus hijos consigan aprender a estudiar de la manera más
efectiva posible. En muchas reuniones con las familias estas me piden consejos y estrategias para que sus hijos
logren aprender a estudiar y así aprovechar al máximo el tiempo que le dedican a las tareas y al estudio en casa.
Es por ello que este artículo tiene la intención de dar unas pautas muy sencillas pero realmente efectivas sobre
cómo aprender a estudiar.

10 Consejos para aprender a estudiar.


1. Espacio. Para aprender a estudiar es importante distinguir entre la realización de procedimientos o actividades
y la comprensión o memorización de los contenidos adquiridos en el aula. Una buena opción es, siempre que sea
posible, crear dos espacios: un espacio común donde realicen la parte más mecánica y procedimental (p. e. el
comedor o la cocina) y otro espacio más privado para aumentar la atención y la concentración (p. e. el
dormitorio). De esta manera los padres pueden supervisar la parte de deberes en un espacio común y respetar el
tiempo de estudio de sus hijos en el dormitorio.
2. Móvil. Se trata de un tema delicado y que provoca muchas discusiones entre padres e hijos. Una solución que
propongo es pactar el uso del móvil, es decir, permitir que tu hijo use el móvil si lo cree preciso mientras realiza
deberes, por ejemplo, y desconectarlo el tiempo dedicado al estudio más memorístico y conceptual.
3. Música. En el artículo 5 Razones pasa no escuchar música mientras se estudia ya expuse mis argumentos sobre
lo que opino acerca de escuchar música en el tiempo de estudio. En el artículo cité una frase que me gusta mucho
y que creo que define claramente mi postura: Silence is gold (El silencio es oro). Así que yo recomiendo prescindir
de la música porque ello reducirá el tiempo de estudio, aumentará la atención y concentración y beneficiará
la memoria a corto plazo.
4. Tiempo. La buena gestión del tiempo, la calidad del tiempo en el estudio es algo que siempre insisto a los
padres que debe ser esencial a la hora de aprender a estudiar. Por lo general, los niños y los adolescentes tienen
una pésima gestión del tiempo, es un concepto para ellos muy vago y de ahí que en muchos casos no sepan
aprovecharlo debidamente. Y es ahí donde la intervención de los padres es esencial porque son ellos los que,
siempre que sea posible, deben marcar o pautar el tiempo de estudio, es decir, tu hijo debe ir aprendiendo que
para realizar las actividades y estudiar tiene un tiempo limitado y además este tiempo limitado es conocido por él
y por ti. Es fundamental que enseñes a tu hijo a fijar un tiempo de estudio limitado y que, tras la finalización de
ese tiempo, te rinda cuenta de cómo lo ha aprovechado.
5. Acompañamiento. Otra de las grandes preguntas que me hacen los padres es cómo pueden enseñar a
aprender a estudiar a sus alumnos. Muchos de ellos se sienten frustrados porque no tienen los estudios
suficientes para ayudarles. Pues la respuesta que les doy es extremadamente sencilla. No hay que ayudar a
estudiar, hay que acompañar en el estudio. La diferencia es fundamental. Los padres deben preocuparse por
pactar el tiempo, revisar las tareas, pero no tienen que sentarse expresamente con ellos para estudiar. Ese es un
trabajo exclusivo de tus hijos y no tuyo. Tu trabajo como padre es la supervisión, el acompañamiento en el
estudio. De lo que se trata es que ellos sepan que estás ahí para echarles una mano en el momento que sea
preciso, pero siempre para ayudarles a repasar, para aclarar un concepto, para preguntarles aquello que han
aprendido, etc.
6. Internet. Cada vez son más las actividades que tus hijos realizan a través de internet, pero hay que ser
consciente que buena parte de las tareas de tus hijos no precisan de conexión a internet. En mi caso recomiendo
que el uso de internet se haga al inicio del estudio, es decir, tu hijo puede usar internet para aquello que precise
al inicio. Pero una vez haya hecho las consultas pertinentes o haya obtenido la información que precisa, entonces
hay que prescindir de la conexión a internet porque es un elemento que distrae y hace perder una enorme
cantidad de tiempo. Como he dicho anteriormente con el móvil, de lo que se trata es de llegar a pactos y que
estos pactos se conviertan en rutinas. Eso hará que no se entre en conflicto porque la rutina acabará
transformándose en una norma. Otro aspecto que recomiendo a las familias es que el ordenador esté siempre en
espacios comunes, ya que así tienes el control de las páginas por las que navegan tus hijos.
7. Descansos. Los descansos son fundamentales en el estudio. Es más, sirven para optimizar el tiempo de estudio
y forman una parte esencial de lo que se denomina aprender a estudiar. En el caso de los adolescentes yo
recomiendo la proporción 30/10, es decir, 30 minutos de estudio y 10 minutos de descanso. Durante este
descanso es importante que tu hijo se levante de la silla, estire las piernas, se hidrate y coma algo.

A modo de conclusión. El reto de aprender a estudiar.


Soy consciente de que no existen fórmulas mágicas para que tus hijos aprendan a aprender a estudiar, pero sí
estoy convencido de que pequeñas acciones como las de este artículo deben servirte a ti y a tus hijos para
mecanizar el proceso de estudio. Es muy importante al respecto que tengas en cuenta que como padre o como
madre juegas un papel decisivo en el aprendizaje de tu hijo, porque tu ayuda le servirá, precisamente, para ganar
en calidad de estudio, para aumentar la atención y concentración y, sobre todo, para optimizar al máximo su
dedicación al estudio. En muchas ocasiones se concibe que a más horas de estudio mayor rendimiento y no es así.
La calidad del estudio está precisamente en estudiar el menor tiempo posible obteniendo los mejores resultados
y favoreciendo así que tu hijo tenga tiempo para la realización de otras actividades que le llenen y le completen
como persona.

21. 15 FRASES PARA AUMENTAR LA AUTOESTIMA DE TUS ESTUDIANTES. PROPUESTA DE ACTIVIDAD

Se puede cambiar lo que se siente cambiando lo que se piensa. Esta es seguramente una de las frases que más he
utilizado en este blog. Se trata de una extraordinaria cita de Martin Seligman, psicólogo y escritor estadounidense
y padre de la denominada indefensión aprendida. Una frase que creo que va muy ligada a lo que entiendo como
psicología positiva, como inteligencia emocional. Y, precisamente, uno de los aspectos que más me atraen de esta
inteligencia emocional tiene que ver con el concepto o autoconcepto que los alumnos tienen de sí mismos. De ahí
que este artículo quiera ser una bocanada de optimismo, de esperanza, de fe en uno mismo. De ahí que este
artículo tenga la intención de aumentar la autoestima de tus alumnos mediante un vídeo que les invite a la
reflexión de cómo se ven ellos mismos. ¿Me acompañas?

Propuesta de actividad sobre las 15 frases para aumentar la autoestima de tus alumnos.
Si has visto el vídeo, te habrás fijado en que está dividido en dos partes:
 15 Frases para aumentar la autoestima y trabajar el autoconcepto que tus alumnos tienen de sí mismos.
 15 Fotos que preceden a cada una de estas frases y que guardan una relación directa o indirecta con la frase para
aumentar la autoestima.

Desarrollo de la actividad sobre las 15 Frases para aumentar la autoestima.


La actividad se realizará mediante grupos cooperativos. Para la formación de grupos cooperativos te remito al
siguiente enlace. Los grupos deben ser de cuatro alumnos y cada grupo y alumno debe estar numerado.
Material.
 Un ordenador para cada grupo de trabajo cooperativo.
 Un DIN-A5 para cada alumno.
 Un bolígrafo para cada alumno.
Primera parte.
El docente proyecta con la ayuda del proyector o la pizarra digital el vídeo sobre las 15 frases para aumentar la
autoestima una o dos veces. Una vez todo el grupo ha visualizado el vídeo se crean los grupos de aprendizaje
cooperativo.
Segunda parte.
Cada grupo de cuatro alumnos volverá a ver el vídeo e irá eligiendo aquella frase que más le guste o que más le
haya llamado la atención. Junto con la frase deberá adjuntar también el número de la misma y la imagen que se
ha asociado a ella antes de que aparezca la frase. A continuación dividirá el DIN-A5 en dos partes. En una parte
escribirá la frase para aumentar la autoestima y en la otra describirá la imagen que va ligada a la frase. Los cuatro
alumnos deben tener frases diferentes.
Una vez hayan elegido la frase, deben explicar uno por uno a su grupo por qué la han elegido y qué opinión les
merece la imagen que se relaciona con la misma.
Tercera parte.
Ahora es el momento de deshacer los grupos de aprendizaje cooperativo, apartar las mesas y poner sólo las sillas
en el centro del aula. En ese momento los alumnos deberán buscar a los compañeros que tengan la misma frase y
formar grupos afines a la misma frase. Una vez se hayan encontrado se sentarán en círculo en las sillas. Aquellos
alumnos que no tengan ninguna coincidencia con otro compañero se podrán juntos. Todos estos grupos
explicarán otra vez a estos otros compañeros el porqué de la elección. También pueden reflexionar sobre por qué
han coincidido en la misma frase y extraer sus conclusiones.
Durante este tiempo el docente irá pasando por los grupos para interesarse por las frases elegidas e interactuar
con ellos.

Reflexión final acerca de las frases para aumentar la autoestima.


Lo que más interesa de esta actividad es que una vez visualizado el vídeo, los alumnos sean capaces de verbalizar
lo que han entendido con la frase y lo que les ha transmitido la imagen. Es muy importante que sean capaces de
poner palabras y emociones a sus sentimientos y aún más importante que sean capaces de ver que otros
compañeros coinciden en la misma frase. Sin duda se trata de una excelente oportunidad para que se abran a
ellos mismos y a sus otros compañeros.
Estas 15 frases para aumentar la autoestima sólo quieren ser una granito de arena más hacia el duro camino de la
infancia adolescencia. Un camino en el que tú como docente juegas un papel clave. ¿Aceptas el reto?

22. EL CEREBRO CIEGO

Existe un proceso psicológico muy importante llamado “sesgo de confirmación”. Se trata de una tendencia del
cerebro a favorecer cierta información, que sirve para avalar nuestras opiniones y creencias y para descartar todo
aquello que potencialmente podría refutarlas. Permite a su vez, interpretar de manera ambigua los datos, con el
objetivo de seguir “colocando fichas” en nuestra ideología en vez de desecharla. El sesgo de información nos
“ciega” frente a las evidencias más confirmadas, perpetúa los puntos de vista en un ángulo erróneo, elimina todo
aquello que puede atacar el sistema de creencias ya armado. Una de las consecuencias más graves es la limitación
a la hora de tomar decisiones correctas. Esto es así porque contar con información certera y veraz es un requisito
“sine qua non” para poder actuar mejor.

La pregunta que surge frente a ello es ¿por qué se desarrolla el sesgo de confirmación? Es bueno saber que
nuestro sistema de creencias va formando un “todo” con los datos que recoge a diario sobre los demás y nosotros
mismos. Las experiencias, opiniones, vivencias y creencias están muy unidas entre sí, influenciadas por las
emociones. El cerebro puede procesar información todo el tiempo pero esa capacidad es algo limitada. Para
poder evitar “desbordarse”, con todos los estímulos que recibe, opta por trabajar con lo que ya tiene en su “base
de datos”.

Es por esta razón que tenemos patrones de conducta o de comportamiento innatos, los cuáles nos predisponen a
actuar de ciertas formas y a minimizar la tarea de procesamiento de la información externa. Según la
investigación del psicólogo cognitivo Walter Riso, el sistema de procesamiento de información del ser humano es
“económico”, ya que se autorregula y se adapta con lo que tiene. Esto significa que la mente se auto mantiene
con estereotipos, esquemas, creencias religiosas, ideologías políticas, prejuicios, etc. Esa es la razón por la cual
somos “insensibles” y reticentes a las nuevas experiencias o cambios. Además, es por ello que tomamos
decisiones en base a las teorías que ya hemos construido una y otra vez. Una vez explicado el fenómeno del sesgo
de información, vale la pena hablar sobre su relación con la búsqueda de datos o bibliografía, por decirlo de algún
modo. Las consecuencias de ambos procesos hacen mella en las decisiones que tomamos o la capacidad que
tenemos de “desconfirmar” lo que creíamos. Entonces, ¿podemos ser capaces de buscar información imparcial,
que no esté afectada por las creencias previas que tenemos al respecto de esa temática? La respuesta, al parecer,
es negativa. Es más que difícil que podamos huir de las experiencias, expectativas y emociones previas. Para
combatir el sesgo de información es preciso, en primera instancia, saber que existe y la forma en que trabaja.
Precisamos de un pensamiento más crítico y analítico, que nos permita darnos cuenta la manera en que
pensamos.
Algunos consejos para minimizar los efectos del sesgo de información:
*Intentar formar una visión más global sobre un tema y conocer diversos argumentos, a favor y en contra.
*No conceder la credibilidad absoluta a un dato hasta que no compruebe o analice en profundidad.
*Tener en cuenta cuáles son los intereses que pueden estar “escondidos” en ciertos informes o marcos teóricos o
ideológicos.
*Considerar las implicancias prácticas de cada punto de vista.
*Analizar si la información considerada es dogmática, alienta el diálogo, permite hacer un examen de diferentes
opiniones, acepta lo alternativo, etc.
*Evitar la “impresión” que logra el exceso de tecnicismos para desacreditar otros puntos de vista. *Nunca limitar
la búsqueda de información a una misma disciplina, área, género, etc.
*Asumir que existen diversas teorías sobre un tema en particular y que la perspectiva “de moda” puede ser
menos certera pero más popular.
*Verificar cada punto de vista puede ser un trabajo imposible de realizar por una sola persona. Es bueno buscar
ayuda y colaboración de los demás (personas de confianza).
*Tomarse un tiempo para examinar un punto de vista, ya que no todos los argumentos se pueden asimilar con la
misma facilidad.

23. EDUCAR EN EMOCIONES

“Nos enseñaron desde niños cómo se forma un cuerpo, sus órganos, sus huesos, sus funciones, sus sitios, pero
nunca supimos de qué estaba hecha el alma” Mario Benedetti. Quizás no seamos conscientes de todo aquello que
nuestras emociones iluminan y ensombrecen a lo largo de nuestra vida. Nadie nos dijo como manejarlas, como
cambiarlas o aprenderlas, parece como si nos olvidáramos de ellas por el simple hecho de que no se vean. Pero,
¿acaso no son fundamentales en nuestro día a día?

¿Por qué son tan importantes las emociones?

Las emociones determinan nuestra relación con el mundo. Nuestra salud mental y bienestar personal se influyen
mutuamente, dependiendo en gran medida de cómo nos relacionamos con el mundo, así de las emociones que se
generan. Al nacer no tenemos desarrollados el pensamiento, ni el lenguaje, ni siquiera podemos planificar lo que
hacemos, sin embargo, nuestras emociones nos permiten comunicarnos e identificar aquello que es bueno y malo
para nosotros.

A través del llanto, la sonrisa o conductas rudimentarias nos vamos relacionando con el mundo y el resto de seres
humanos. Así podemos afirmar, que nuestras emociones configuran nuestro paisaje físico, mental, anímico y
social.

¿Por qué es importante educar en emociones?

Las emociones nos aportan información sobre nuestra relación con el entorno. Experimentamos alegría o
satisfacción cuando las cosas nos van bien, y tristeza o desesperanza, cuando sucede todo lo contrario, como que
experimentemos pérdidas o amenazas.
Cada vez que experimentamos una emoción, podemos crear pensamientos acordes a esta, interviniendo además
nuestro sistema nervioso como el preparador del organismo para la mejor respuesta. Las emociones son como un
sistema de alarma que se activan cuando detectamos algún cambio en la situación que nos rodea; son recursos
adaptativos que los seres humanos presentamos, y que dan prioridad a la información más relevante para cada
uno, activando así diferentes procesos que nos permitirán dar una respuesta En la infancia, experimentar
emociones positivas con frecuencia, favorece el posible desarrollo de una personalidad optimista, confiada y
extrovertida, sucediendo lo contrario con la vivencia de emociones negativas. Así una adecuada educación
emocional, permitirá adquirir destrezas para el manejo de los estados emocionales, reducir las emociones
negativas y aumentar en buena medida, las emociones positivas. En este sentido, podemos mencionar por
ejemplo, el saber resolver de manera asertiva los conflictos, encajar una frustración a corto plazo a cambio de una
recompensa a largo plazo y manejar nuestros estados de ánimos para motivarnos.

Beneficios de la educación emocional

Una buena educación emocional conlleva todo un proceso de aprendizaje en el que se va construyendo la visión
del mundo, de nosotros mismos y cómo nos manejamos. Además cada experiencia que vivimos tiene un tono
emocional, agradable o desagradable. Con un desarrollo adecuado de las emociones podremos: -Recuperarnos
antes en el tiempo de la experimentación de emociones negativas.

Adoptar una actitud positiva ante la vida. -Ser más optimistas, pero no en exceso. -Saber expresar nuestros
sentimientos. -Tener una autoestima realista. -Presentar capacidad de cooperación y una buena resolución de
conflictos.

24. 25 FRASES DE MOTIVACION PERSONAL PARA EMOCIONAR A TUS ESTUDIANTES

Se puede y se debe enseñar emocionando. Hoy he querido hacer un artículo distinto. Hoy quiero hablarte de
motivación personal, de emociones, de sentimientos a través de un vídeo que contiene 25 frases de motivación
personal. Trabajar las emociones es crucial para el buen desarrollo de una sesión lectiva. De ahí que en esta
entrada haya elaborado para ti y para tus alumnos 25 frases de motivación personal para crear un momento
especial en el aula y desarrollar a continuación una actividad. ¿Te apuntas?
 No encuentres la falta, encuentra el remedio.
 Hasta que no te valores a ti mismo, no valoraras tu tiempo. Hasta que no valores tu tiempo, no harás
nada con él.
 El pesimista se queja del viento, el optimista espera que cambie; el realista ajusta las velas.
 No importa lo que decidas hacer, asegúrate de que te haga feliz.
 Sonríe, eso confunde a las personas.
 No duermas para descansar, duerme para soñar. Porque los sueños están para cumplirse.
 ¿Qué sería de la vida si no tuviéramos el valor de intentar algo nuevo?
 Si no pudiera cambiar nada, entonces no existirían mariposas.
 Nunca encontrarás un arcoíris si estas mirando abajo.
 Si te atreves a enseñar, no dejes de aprender.
 Creer y crear están a sólo una letra de distancia.
 El lenguaje es el vestido de los pensamientos.
 Hay dos cosas que te definen: tu paciencia cuando no tienes nada y tu actitud cuando lo tienes todo.
 El que no lucha por lo que quiere, no merece lo que desea.
 Del dicho al hecho cabe un pretexto.
 La motivación no dura, Tampoco nos dura el baño diario. Por eso ambos se recomiendan diariamente.
 Se selectivo en tus batallas, a veces tener paz es mejor que tener la razón.
 La felicidad no es un sentimiento, es una decisión.
 No prometas cuando estas feliz. No contestes cuando estés enojado. No decidas cuando estés triste.
 Las personas más exitosas en la vida son las que hacen preguntas. Siempre estas aprendiendo. Siempre
están creciendo. Siempre se están esforzando.
 Donde termina el esfuerzo, comienza el fracaso. Nunca te rindas
 Ser popular en Facebook es como ser rico en Monopoly.
 Trabajo duro en silencio y deja que tu éxito haga todo el ruido.
 Si estás buscando a la persona que cambiará tu vida, échale una mirada al espejo.

Posibles actividades acerca de las 25 frases de motivación personal.

Una vez hayas visionado el vídeo con tus alumnos, puedes realizar diferentes tipos de actividades. Aquí te dejo
algunas ideas por si te interesa llevar a cabo alguna de ellas:
1. Haz que cada alumno elija una frase de motivación personal del vídeo y haga una lámina para luego colgarla en
el aula.
2. Sienta a tus alumnos en grupos de 4 y haz que visualicen un par de veces las 25 frases motivadoras y elijan la
que más les gusten a cada uno de ellos. Con las cuatro frases de motivación pueden elaborar un collage.
3. Sienta a tus alumnos por parejas y haz que elijan una frase de motivación personal. Una vez elegida, un alumno
puede escribir el texto en una hoja y el otro hacer un dibujo que guarde relación con la frase.
4. Sortea una oración para cada alumno y haz que la explique con sus propias palabras. Incluso puedes pedirles
que la escenifiquen.
5. Asigna a cada alumno una frase de motivación personal. Vuelve a pasar el vídeo y haz que la lea en voz alta
mientras la visualiza en la pantalla de la pizarra digital o en el proyector.
Estas son algunas de las posibles actividades que se me ocurren, pero estoy seguro de que tú también tendrás
algunas ideas estupendas. Si es así, estaré encantado de que las compartas en los comentarios para que puedan
inspirar a otros docentes.

25. CÓMO DAR UNA CLASE AL REVÉS O FLIPPED CLASSROOM EN 5 SENCILLOS PASOS

La clase al revés o flipped classroom es un nuevo modelo pedagógico que poco a poco va calando dentro de la
comunidad educativa. La clase al revés o flipped classroom tiene como finalidad transformar el modelo tradicional
de clase donde el docente imparte una clase magistral en el aula y los alumnos realizan las actividades en casa,
por otro significativamente distinto en el que el alumno aprende los contenidos fuera del aula y trabaja los
procedimientos dentro del aula. ¿Cómo se lleva a cabo una clase invertida oflipped classroom? Existen varias
formas de llevarla a cabo. En este artículo te voy a explicar cómo llevo a cabo una clase invertida o flipped
classroom en cinco sencillos pasos. ¿Me acompañas?

5 pasos para realizar una clase al revés o flipped classroom.


1. Contenido audiovisual. El primer paso para crear una clase al revés o flipped classroom es crear un contenido
específico sobre aquello que quieras enseñar. Este contenido se aleja del concepto del libro de texto, ya que se
trata de un contenido audiovisual.
 Vídeo. Creo un vídeo sobre un determinado contenido del currículum de mi asignatura. Para ello me sirvo de una
cámara digital y un trípode. A continuación, edito el contenido a través del programa iMovie para Mac. Existen
muchos otros editores de vídeo compatibles con cualquier sistema operativo. Una vez creado y editado el vídeo,
es el momento de subirlo a mi canal de youtube, en mi caso al Canal de youtube de Justifica tu respuesta. Dentro
de la configuración de youtube puedes elegir si el vídeo que has subido sea oculto, privado o público. Se
recomienda que estos vídeos no superen los 10 minutos de duración.
2. Entorno de aprendizaje. Una vez has subido el vídeo a youtube, es el momento de utilizar una plataforma para
trabajar con dicho contenido.
 Moodle. En mi caso uso la plataforma que me facilita el centro y que no es otra que la plataforma Moodle en la
cual inserto el vídeo que he publicado en mi canal de youtube. Es en esta plataforma donde los alumnos podrán
visualizar fuera del horario escolar el vídeo tantas veces como quieran y al ritmo que quieran.
3. Registro de la actividad. Para comprobar que el alumno ha visualizado y entendido el vídeo subido a la
plataforma Moodle, realizo un sencillo cuestionario de control.
 Formulario. Creo un formulario de control en la plataforma Moodle. De esta forma tengo un registro de la
actividad de cada alumno, donde me informa sobre si ha visualizado el vídeo o no, cuándo lo ha hecho, cuántas
veces lo ha hecho. El formulario es evaluable. Otra opción sería crear un formulario a través de Google Drive.
4. Revisión y dudas. En el aula es el momento de revisar, si creo preciso, el vídeo subido a la plataforma y resolver
las posibles dudas que puedan surgir al respecto.
 Pizarra digital. Para la resolución de dudas se puede volver a visualizar de manera grupal el vídeo con la ayuda de
la pizarra digital. En este paso incido sobre las cuestiones en las que el alumno ha tenido una mayor tasa de error
en el formulario que ha realizado previamente. En esta fase se trata de clarificar los aprendizajes que no están
consolidados y resolver las posibles dudas que hayan surgido.
5. Procedimientos mediante grupos colaborativos. Una vez aclaradas las dudas en el aula, llega el momento de
realizar las actividades de consolidación del contenido del vídeo también en el aula. Para ello realizo actividades a
través del aprendizaje cooperativo y con la ayuda del libro de texto digitalizado.
 Libro de texto digitalizado. Las actividades de trabajo cooperativo suelen organizarse en grupos de cuatro
alumnos. En cada grupo los alumnos tienen un portátil para visualizar, si es preciso, nuevamente el contenido del
vídeo. La actividades se llevan a cabo con la ayuda del libro de texto digitalizado. Las actividades que realiza cada
grupo, al igual que el formulario respondido fuera del aula, son evaluables.
Estos son los 5 pasos que llevo a cabo para realizar una clase invertida o flipped classroom. Sin duda se trata de un
método que goza de mucha aceptación entre los alumnos. Con todo, me gustaría dejar claro que la clase al revés
o flipped classroom no viene a sustituir el modelo de sesión lectiva tradicional, sino que me parece una forma
complementaria de implementar otras metodologías de aprendizaje.

¿Qué ventajas aporta una clase invertida o flipped classroom?


 Cada alumno puede asimilar el contenido a su ritmo. Pueden pausar el aprendizaje tantas veces como quieran. El
alumno es el que tiene el control de su propio aprendizaje.
 Aumenta la implicación del alumno en el aprendizaje al ser un formato más atractivo que el tradicional.
 Se fomenta el trabajo cooperativo, la interacción social y la resolución de problemas de forma grupal.
 Permite atender a los alumnos en el aula de forma más personalizada (atención a la diversidad)
 Se optimiza el tiempo de clase.
 Rompe con el concepto de deberes mecanizados en casa.
 Fomenta el uso de las TIC tanto fuera como dentro del aula.
 Todo el proceso de enseñanza-aprendizaje es cuantificable y evaluable.
 Se involucra a las familias en el proceso de enseñanza-aprendizaje.

26. 20 FORMAS DE COMPROBAR SI TUS ALUMNOS HAN ENTENDIDO TUS ENSEÑANZAS.

Una de las dudas que inevitablemente surgen durante una sesión lectiva se centra en el grado de comprensión
que tus alumnos tienen sobre los contenidos trabajados en clase. En muchas ocasiones te basas en lo que se
podría considerar como una mera observación y, por tanto, dicha observación no está exenta de subjetividad. Es
por ello que el artículo de hoy tiene la finalidad de darte a conocer qué mecanismos puedes llevar a cabo para
cerciorarte del grado de comprensión que tus alumnos han adquirido acerca de tus enseñanzas.

20 Maneras de comprobar si tus enseñanzas llegan a tus alumnos.

1. Discusión. Discute con tus alumnos si aquello que les has enseñado tiene una lógica, tiene una aplicación total
o parcial en la vida real. El diálogo es un excelente recurso para la comprensión de contenidos.
2. Definición. Haz que tus alumnos definan los conceptos que les has enseñado en tu sesión lectiva. Procura que
las definiciones no se basen en la memorización, sino en la comprensión del concepto.
3. Perspectiva. Haz que tus alumnos interaccionen entre ellos para que por ellos mismos descubran si su
aprendizaje es el correcto, es decir, si coinciden en lo que han aprendido. Esta comprobación puede hacerse
perfectamente por parejas o con grupos de tres o cuatro alumnos.
4. Listado. La creación de listados a modo de glosario es una práctica realmente útil y eficaz de cara a la
asimilación de los conceptos explicados en una sesión lectiva o en una Unidad Didáctica. El listado tiene la virtud
de concretar la esencia de tus enseñanzas.
5. Esquema. Siempre que sea posible, transforma los conceptos de tu sesión lectiva en forma de esquema. De
esta manera tus alumnos trabajarán los contenidos de una forma más visual.
6. Examen. Examinar a tus alumnos es una forma más de comprobar si tus alumnos han captado tus enseñanzas.
Ahora bien, no olvides que no tiene por qué ser el método de comprobación más importante o más valorada.
Procura que tus exámenes se basen más en la realización de procedimientos que en la mera memorización de
conceptos.
7. Justificación. Procura que tus alumnos, en la medida de lo posible, justifiquen y defiendan aquellos contenidos
adquiridos en tus clases. Haz que verbalicen aquello que aprenden, porque es una de las mejores maneras para
afianzar cualquier proceso de enseñanza-aprendizaje.
8. Conexión. Enseña a tus alumnos a conectar un concepto con otro concepto trabajado previamente en tus
sesiones lectivas. Incluso puedes ir más allá e intentar conectar un concepto de tu asignatura con otro concepto
de una asignatura diferente. Un ejemplo podrían ser las categorías gramaticales.
9. Crítica. La crítica no siempre es una forma fácil de demostrar que tus alumnos van entendiendo tus
explicaciones. Sin duda, la crítica supone un paso más allá de la discusión y requiere de una cierta madurez. Aún
así, la crítica permite verbalizar y establecer un diálogo tremendamente valioso para el afianzamiento de los
contenidos. Hacer a un alumno crítico es hacer a un alumno reflexivo y esto sin duda es un valor añadido para
cualquier aprendizaje.
10. Composición. Elaborar una composición a partir de las enseñanzas recibidas es otra forma de afianzar los
procesos de enseñanza-aprendizaje. Además, mediante la composición, los alumnos trabajan aspectos tan
fundamentales como la expresión escrita.
11. Test. A diferencia del examen, un texto es un tipo de prueba mucho más breve, directa, cerrada y que sirve
para comprobar in situ el grado de comprensión de tus alumnos. En mi caso me gusta diferenciar entre las
llamadas Pruebas de Estudio y Pruebas de Atención.
12. Repetición. Aunque no es una de mis fórmulas preferidas en cuanto a comprobar el grado de comprensión de
mis alumnos, la repetición de determinados conceptos en según qué asignaturas, también puede servir para
mejorar el aprendizaje y la comprensión de las enseñanzas adquiridas por tus alumnos.
13. Comparación. La comparación de dos conceptos es clave para el afianzamiento de dichos conceptos. La
comparación permite extrapolar un concepto y relacionarlo con otro desde múltiples punto de vista.
14. Resolución. La resolución permite al docente comprobar que se ha ido más allá del mero aprendizaje
memorístico de una enseñanza. La resolución de problemas se sitúa en uno de los aspectos más significativos del
aprendizaje de un alumnos, porque mediante la resolución el alumno no te demuestra sólo que ha aprendido lo
que le has enseñado, sino que ha sido capaz de encontrarle una aplicación o resolución a un determinado
problema.
15 Representación. La representación o dramatización de los conceptos adquiridos por los alumnos es una
magnífica estrategia para afianzar el aprendizaje de tus alumnos. La representación permite a los alumnos
verbalizar y visualizar el contenido adquirido y estimula la memoria.
16. Rol. Esta es otra forma excelente que tienes de comprobar si tus alumnos han captado tus enseñanzas
durante una sesión lectiva. De lo que se trata es de cambiar el rol del alumno, cambiar el papel que tiene el
alumno en clase y convertirlo por unos minutos en un docente. Cambiar el papel que juega el alumno en el aula
es un magnífico recurso ya que con él tus alumnos trabajan la expresión oral y aprenden a perder el miedo
a hablar en público. Bien gestionado, el cambio de rol supone una inyección muy considerable de autoestima para
cualquier alumno.
17. Presentaciones. A través de herramientas como Prezi o Powerpoint, tus alumnos pueden realizar
presentaciones de los contenidos trabajados en clase. En este tipo de presentaciones la pizarra digital supone una
excelente ayuda para el alumno.
18. Proyecto. Aunque algo más ambicioso, el proyecto sigue siendo tremendamente significativo para comprobar
el grado a consolidación de los contenidos. En este sentido cabría destacar por encima de todos los llamados
proyectos colaborativos a través del aprendizaje cooperativo.
19. Velocidad. Una métrica muy interesante para comprobar lo que sabe el alumno se centra en la velocidad con
la que es capaz de demostrar aquello que sabe. Aunque la velocidad no es un elemento imprescindible para un
aprendizaje, sí que creo que te puede dar ciertas pistas sobre el grado de seguridad con el que el alumno parte
acerca de los contenidos aprendidos en el aula.
20. Error. Se puede y se debe aprender del error. Dar a corregir el error a un alumno sobre un determinado
contenido es otra excelente herramienta de cara a la consolidación del aprendizaje. Acerca de cómo premiar el
error entre los alumnos recomiendo la lectura de siguiente enlace.

27. ¿DAR DEBERES O ENSEÑAR DEBERES? ¿QUIERES CONOCER LAS DIFERENCIAS?

¿Dar deberes o enseñar deberes? Me gustaría dejar claro al inicio de esta entrada que este artículo no tiene la
más mínima intención de reflexionar, debatir o polemizar sobre la conveniencia o no de lo que se viene
entendiendo como deberes fuera del horario escolar. La intención de este artículo no es otra que la de diferenciar
algo que como docente tal vez no hayas caído nunca en la cuenta y que creo que tiene una importancia
trascendental de cara a la realización de las tareas fuera del horario escolar de tus alumnos. Se trata de distinguir
entre dar deberes y enseñar deberes.

Dar deberes.

Dar deberes es fácil, cómodo, rápido y altamente ineficaz. Y te diré por qué. Porque no lo concibes como un
procedimiento más dentro de tus sesiones lectivas. Te pasas la sesión lectiva enseñando de la mejor manera que
sabes los contenidos programados ese día, pero cuando se los has enseñado, cuando has dado lo mejor de ti,
viene el momento de dar deberes a tus alumnos para que los hagan en casa. Y ahí es cuando se cometen errores
tan comunes y que son la causa por la que tus alumnos no los llevan a cabo. Aquí tienes algunos de estos errores:
 No se leen los enunciados de los ejercicios.
 No se subrayan las palabras más importantes de los enunciados.
 No se hace un ejercicio a modo de ejemplo.
 No se pregunta a los alumnos qué ejercicios no han entendido.
 Se dan en los últimos minutos de clase deprisa y corriendo o cuando ya ha sonado el timbre. Esto propicia que
muchos no lo anoten en sus agendas.
Dar deberes de esta forma no funciona porque no hay reflexión sobre los mismos y el alumno al día siguiente
tiene la excusa perfecta para decirte que no los ha hecho porque no los entendía, y tú te quedas con muy pocas
estrategias para rebatírselo.

Enseñar deberes.

Enseñar deberes lleva su tiempo, es algo que debes programar, que implica dedicar una parte significativa de la
sesión lectiva. Pero enseñar deberes sí resulta tremendamente eficaz. Hay que enseñar a los alumnos a realizar
los deberes, para que estos en sus casas tengan las mayores garantías para su realización. Aquí tienes algunos
benéficos que aporta enseñar deberes:
 Se llevan a cabo las técnicas de estudio de palabras claves y subrayado.
 Sirve para repasar conceptos realizados durante la sesión lectiva.
 Sirve para aclarar dudas.
 Sirve para disminuir la carga teórica de una sesión lectiva.
 Aumenta el grado de responsabilidad y de implicación del alumno porque toma plena conciencia de la tarea fuera
del horario escolar.
 Permite al alumno y a los padres la posibilidad de tener unas instrucciones mucho más pautadas a través del
subrayado, anotaciones y un ejemplo de muestra.
 No hay excusas que valgan si te dicen que no lo han entendido.
En mi caso debo confesar que mis alumnos casi nunca realizan los deberes en mis sesiones lectivas. Y no los hacen
porque sacrifico el tiempo de realización por el de la enseñanza. Sé que es una opción que no todo el mundo
comparte, pero los deberes fuera del horario escolar bien pautados, bien enseñados son la mejor garantía para
que los lleven a cabo de forma autónoma y para evaluar el proceso de enseñanza-aprendizaje de los alumnos.

28. 7 TRUCOS ALTAMENTE EFECTIVOS PARA EMOCIONAR A TUS ALUMNOS

Emocionar. Se puede y se debe enseñar emocionando. Cada vez tengo más claro que como docente debes
encontrar un equilibrio entre lo que enseñas desde la inteligencia intelectual y lo que enseñas desde
la inteligencia emocional. No es suficiente con transmitir conocimientos. También es preciso enseñar con
emoción y desde la emoción. ¿Cómo? Aquí tienes algunos trucos realmente efectivos para emocionar a tus
alumnos.
1. Recuerdo. Recordar para aprender. Recordar para emocionar. A lo largo del curso aprovecha algunos
momentos de una sesión lectiva para recordar, para rememorar algunos episodios que tanto para el grupo como
para ti hayan sido importantes, hayan tenido un valor emocional. Como docente, te empeñas en que tus alumnos
no olviden tus contenidos. Haz lo mismo con vuestros recuerdos. Son una excelente herramienta para la cohesión
de grupo, para arrancar una sonrisa, para ganar en complicidad. Aquí van algunos ejemplos:
 El primer día de clase.
 La primera salida de curso.
 Un aniversario.
 Algún conflicto resuelto satisfactoriamente.
2. Anécdota. A diferencia del recuerdo, la anécdota tiene una carga menos emocional, pero es tremendamente
útil para congeniar con tus alumnos. Sírvete de una anécdota que esté asociada a un momento mágico, que esté
asociada al humor, a la risa, a la carcajada. Son momentos muy efectivos desde el punto de vista emocional
porque puedes acudir de forma recurrente a ellos en distintos momentos en los que el grupo no responde de la
manera que te gustaría. Con la anécdota te reirás con ellos, no de ellos. Aquí van algunos ejemplos:
 Una respuesta graciosa de un alumno.
 Un lapsus linguae.
 Un tropezón.
 Un regalo sorpresa.
3. Imagen. Sírvete de imágenes para emocionar. Para ello lo mejor es asociar una imagen a una frase o lema.
Puedes usar la pizarra digital para proyectarla. En este caso te recomiendo que intentes crear expectativas, es
decir, puedes decir el día anterior que mañana les tienes preparado algo muy especial, algo que les va a encantar.
Para emocionar hay momentos en los que previamente hay que crear expectativas. De esta forma la
predisposición para que el mensaje llegue a tus alumnos es mucho más efectiva.
4. Confesión. Siempre he defendido la teatralización como la forma más efectiva y directa de llegar al corazón de
tus alumnos. La teatralización, la dramatización tiene una gran efectividad porque transforma una clase
aparentemente aburrida en un auténtico espectáculo. El truco de la confesión consiste en ponerte delante de tus
alumnos con un papel en la mano. Incluso puedes aprovechar y subirte a una silla. Esta actuación es para dar a
conocer a tus alumnos que lo que va a pasar está fuera de toda rutina. Con el papel en la mano y encima de la
silla, conseguirás captar por completo la atención de tus alumnos. Ahora empieza el espectáculo. Ahora ya estás
en plena predisposición para emocionarles. ¿Cómo? Pues de la forma más fácil que conozco. Confesándoles lo
mucho que te importan, lo bien que te sientes con ellos, lo mucho que has aprendido a su lado. Sé breve, directo,
conciso, usa un lenguaje muy cercano a ellos e intenta que no supere los dos minutos. Cuando hayas acabado,
pliega el papel, guárdalo en un bolsillo, levanta la cabeza y mantente en silencio esperando la reacción de tus
alumnos. En ese momento habrás creado magia, emoción. Habrás conseguido ganarte a tus alumnos y tu
actuación será lo que recordarán de ti para siempre. ¿Miedo al ridículo? No hay ridículo cuando lo que transmites
es verdadero y sentido.
5. Dinámica. Soy un enamorado de las dinámicas de grupo. Aquí te propongo una muy sencilla. Coloca a tus
alumnos formando un círculo con las mesas. Deben colocarse de forma aleatoria. A continuación, dales un papel.
En ese papel deben escribir una cualidad positiva o una declaración de amistad del compañero que tienen a su
izquierda. Empiezas tú leyéndola. Para ello te pondrás de pie y la leerás en voz alta y mirando al alumno. Cuando
la hayas leído, le abrazarás o le chocarás la mano. Se seguirá el mismo procedimiento con el resto de alumnos. Al
finalizar la rueda, todos debéis entrar dentro del círculo de mesas y os abrazaréis todos entre todos u os chocaréis
las manos. He realizado esta práctica varias veces y en todas se ha producido un momento realmente
emocionante, mágico. Os aseguro que algunos alumnos acabarán llorando. Cuidado con las emociones. Para
muchos de tus alumnos se convertirá en un momento inolvidable.
6. Regalo. Regalar para agradecer. Regalar para recordar. Regalar para enamorar. Regalar para emocionar. Regala
algo a tus alumnos e intenta que sea lo más personalizado posible y hecho por ti mismo. El regalo tiene un
altísimo valor para un alumno y una fuerte carga emocional. Sírvete de este truco para crear momentos
especiales, para que tu paso por aquel grupo tenga una materialización para tus alumnos. Yo lo llamo emociones
materiales.
7. Vídeo. He dejado este último truco para el final porque es el más efectivo. Durante el curso realizo muchas
fotos y vídeos de mis alumnos con el móvil con una finalidad muy clara. Crear un vídeo al final de curso donde
recojo todos estos momentos. A las imágenes y vídeos les añado una canción pegadiza o que para muchos de los
alumnos tiene una fuerte carga emocional. Utilízalo para los últimos días de cada evaluación y, sobre todo, a final
de curso. Luego puedes compartirlo y que se lo queden como recuerdo. Para este truco utilizo la
aplicación iMovie para iphone y para ipad. Es una auténtica maravilla y en pocos minutos puedes hacer unos
vídeos asombrosos. No hay nada que emocione más a las personas que ver su imagen y asociarla a un recuerdo a
través de una canción con un significado especial.
Se puede y se debe enseñar emocionando.

29. DORMIR Y AFILAR EL HACHA

Un maestro y su discípulo se preparaban para cortar leña:

El discípulo trabajó sin detenerse a descansar, y acumuló una gran pila de leños.

El Maestro en cambio, dividió el trabajo en 2 periodos, cortando leña durante 50 minutos y descansando 10.

Al terminar, el Maestro reunió una pila de leños mucho mayor.

El discípulo, extrañado por lo que acababa de suceder le preguntó:

-¿Cómo es posible que hayas juntado más leños que yo si estuviste descansando varias ocasiones?

El Gran Maestro le contesto:

-Mientras descansaba afilaba el hacha.

Fábula

Poseer paciencia, supone disponer de la capacidad para soportar algo sin alterarse, ser portador de una
habilidad para realizar trabajos complicados o minuciosos. Es saber esperar inteligentemente cuando un deseo es
muy anhelado.
Es disponer de la lentitud adecuada, para superar lo que se hace con normalidad y convertirlo en extraordinario.
La calma para poder soportar situaciones difíciles y salir indemnes, también indica paciencia, al igual que el
autocontrol sobre uno mismo.

Muchas de las virtudes más preciadas que poseemos los humanos (la generosidad, la tolerancia, la esperanza, la
insistencia, la voluntad, el equilibrio, etc. están estrechamente relacionados con la paciencia. Para ejercitarla, es
necesario empezar por trabajarla con uno mismo, puesto que en la actualidad nuestro modelo de vida se
encamina a potenciar, el "Date prisa", "Ahora mismo", "Yo lo necesito primero", sin valorar el esfuerzo y el
tiempo que se necesitan para conseguirlo.

A diario nos enfrentamos a situaciones que ponen a prueba nuestro autocontrol y nuestra paciencia. Practicarla
nos ayuda a ejercitar la reflexión y evitar tomar decisiones equivocadas o irreversibles, cuando en ocasiones
puntuales somos impacientes y actuamos con pasión y sin detenimiento.

La paciencia nos aporta "equilibrio", y el equilibrio suaviza nuestro carácter ayudándonos a soportar
contratiempos con más fuerza y a soportar la tristeza de forma más realista, puesto que el sosiego neutraliza la
ansiedad e infunde una serenidad para afrontar momentos de gran desesperación.

Saber esperar y entender que "las cosas" no dependen de nosotros "exclusivamente", comprender que es
necesario darles tiempo y que sucederán cuando sea el momento, es un ejercicio de paciencia que indica
igualmente una cualidad de personas maduras.

Tal vez podamos reflexionar ante la idea, de cómo resultarían las situaciones cotidianas (las pérdidas económicas,
los atascos de tráfico, las desgracias personales, la enfermedad, el mal tiempo, los olvidos , las discusiones, etc.)
en caso de afrontarlas con paciencia.

Una paciencia, que desarrolle aptitudes para identificar y solucionar los problemas de manera armónica, con una
correcta y templada interpretación', y una conducta acorde a cada situación, con la tolerancia suficiente para no
producir daños externos, y con la seguridad de que la PACIENCIA ES UN OBJETIVO posible de trabajar y de
alcanzar.

30. 5 CONSEJOS PARA TRANSFORMAR A UN DOCENTE REACTIVO EN PROACTIVO

En el ámbito laboral hay palabras que por diversas razones se ponen de moda. Una de estas palabras
es proactivo. De un tiempo a esta parte me he ido interesando por aspectos relacionados con el entorno
empresarial y me he dado cuenta de que el término proactivo sale con cierta frecuencia. Es por ello que el
artículo de hoy tiene la intención de darte a conocer qué se entiende por proactivo y de qué manera se puede
relacionar con la labor docente. Para ello me he valido del archiconocido libro de Stephen R. Covey titulado Los 7
hábitos de la gente altamente efectiva. El ser proactivo es el primer hábito, según Covey.

¿Qué es ser proactivo?


El ser humano es el único animal capaz de distanciarse respecto de sí mismo. Esta cualidad resulta tan
diferenciadora del resto de especies como determinante, porque le ha permitido evolucionar como no lo ha
hecho ninguna otra especie. Como ser humano tienes la autoconciencia de saber qué piensas, de tener
autoconciencia para evaluar tu propia experiencia y la de los que te rodean. Gracias al autoconocimiento puedes
distanciarte de ti mismo. Precisamente, es este distanciamiento el que te permite adquirir un control sobre tu
vida. Y esta facultad te da la posibilidad de ser proactivo, es decir, te permite tomar la iniciativa y la
responsabilidad de todo aquello que te suceda.
La responsabilidad.
La responsabilidad consiste en la facultad o habilidad de elegir una respuesta. Una persona proactiva será aquella
que es consciente de que sus responsabilidades no vienen dadas en función de las circunstancias que las rodean.
La persona proactiva elige, toma decisiones plenamente conscientes basadas en sus valores, en sus principios. En
dichas decisiones no intervienen los sentimientos. Si la toma de decisiones viene dada no por tus convicciones,
sino por tus emociones, entonces dejas de ser proactivo para convertirte en reactivo.
Ser proactivo vs. Ser reactivo.
La sociedad actual tiene una clara tendencia a ser más reactiva que proactiva. ¿Por qué? Porque esta sociedad
está terriblemente afectada por el entorno, por el ambiente físico y por el ambiente social, por la presión social. Y
este aspecto es fundamental, porque mientras la persona reactiva está muy influenciada por los estímulos
externos, la persona proactiva es capaz de transformar dichos estímulos no como una imposición que viene dada,
sino como una elección en virtud de sus valores y principios. Es lo que se podría denominar la capacidad de ser
consciente de qué puedes elegir, de que eres tú el que tiene las riendas de tu propio destino.

5 Consejos para convertirte en un docente proactivo.

1. Iniciativa. Debes tomar la iniciativa sobre tus propios actos, es decir, debes como docente asumir y ser
consciente de cuáles son tus responsabilidades. Debes tomar autoconciencia de lo que significa ejercer la
profesión de docente. En mi opinión, el docente por lo general tiende a tener muy poca iniciativa en los centros
educativos. Tiene una tendencia a eludir ciertas responsabilidades. El eludir dichas responsabilidades a la larga es
perjudicial porque te resta efectividad, ya que no eres tú el que controla las decisiones sobre tu propio trabajo.
2. Lenguaje. En relación con la iniciativa del docente está el lenguaje. En este sentido hay que decir que el
lenguaje del docente también tiende a ser más reactivo que proactivo. Se trata de un lenguaje que tienen a eludir
la responsabilidad:
 Es que siempre se ha hecho así. Determinismo. No hay nada que hacer al respecto.
 Yo lo explico de esta manera. Impide la transformación, la oportunidad, el interés por nuevos aprendizajes.
 No acabaré el temario. La culpa es del tiempo, no del docente.
 ¡Qué mal se ha portado hoy en clase! El comportamiento que se deriva en la clase es responsabilidad exclusiva del
alumnado.
Por su parte, el docente proactivo es capaz transformar, de verbalizar otra forma de entender su trabajo porque
tiene plena autoconciencia del mismo:
 Existen varias alternativas.
 He encontrado otra forma de explicar esto que me ha parecido interesante.
 Voy a centrarme en lo que creo esencial del temario.
 ¿Por qué el comportamiento de hoy en clase no ha sido el adecuado? ¿Cuál es mi parte de responsabilidad?
3. Tiempo. El uso que hace del tiempo el docente también es esencial en el proceso para convertirse en una
persona proactiva. Siempre he pensado que el uso que se hace del tiempo en los centros educativos es muy
mejorable. Y es muy mejorable porque nadie se detiene a pensar en cómo mejorarlo, en cómo optimizarlo, en
cómo transformarlo. Ser proactivo implica tomar conciencia de cómo empleas tu tiempo en tu centro escolar.
Sobre este punto es muy interesante la distinción entre:
 Círculo de preocupación (docente reactivo). En este círculo se trata de distinguir sobre qué preocupaciones tengo
un control real y sobre cuáles no. Se trata del círculo propio de las personas reactivas. Un círculo en el que se
invierte mucho tiempo y mucho esfuerzo en tratar de controlar aquello que no es posible controlar. Esto hace
que la gestión del tiempo sea poco efectiva y se contagien de dichas preocupaciones, convirtiendo estas
preocupaciones en negatividad. El docente reactivo es aquel que:
 Incide en los defectos de sus compañeros.
 Incide en los problemas del entorno. Por ejemplo, las instalaciones del centro.
 Se queja del horario.
 Se queja de los grupos que le han sido asignados.
 Se queja de las responsabilidades que como docente le toca asumir.
 Círculo de influencia (docente proactivo). Es el círculo en el que se centra la persona proactiva. Este es el círculo
que tú puedes controlar e incidir sobre él de forma activa. El docente proactivo siempre buscará estar dentro de
este círculo de influencia y además intentará que dicho círculo cada vez sea mayor.
4. Tener y ser. Estos dos verbos guardan una relación directa entre el Círculo de preocupación y el Círculo de
influencia.
 Tener. Corresponde al Círculo de preocupación.
 Si tuviera un aula más grande…
 Si tuviera una ratio de alumnos por aula más baja…
 Si tuviera un horario mejor horario…
 Si tuviera un grupo mejor conflictivo…
 Ser. Corresponde al Círculo de influencia. Se centra más en el carácter y en la determinación del docente ante la
realidad que le rodea y de la que es perfectamente consciente. La grandeza de tener autoconciencia es que te
permite ver opciones donde otros sólo ven inconvenientes (tener). A esto se le podría llamar Imaginación
creativa, es decir, la capacidad que tiene el docente proactivo de hallar distintas respuestas, de buscar otras
alternativas, de avanzar en otras soluciones. ¿Cómo? Mediante el uso de la imaginación y disminuyendo el tiempo
de productividad por el de pensar en otras opciones.
 ¿Cuál es la mejor manera de optimizar el espacio de mi aula?
 ¿Y si trabajo mediante el aprendizaje cooperativo, dado el alto número de alumnos en el aula?
 ¿Qué aspectos de mi horario son positivos?
 ¿Qué nuevas estrategias puedo aplicar a este grupo con una elevada conflictividad?
5. Compromiso y promesa. Si quieres ser un docente proactivo debes comprometerte a crear las circunstancias
idóneas para un cambio que te permita una mayor efectividad. El compromiso en un docente proactivo convierte
una promesa en una realidad, es capaz de transformar la palabra en acción. El compromiso es lo que forja el
verdadero carácter de un docente proactivo. En mi opinión, el docente tiende a prometer mucho y
comprometerse poco. Y tal vez la razón sea que las promesas que hacen los docentes no se las hacen a sí mismos,
sino que son promesas proyectadas hacia los otros. El compromiso debe partir siempre de ti mismo y debe
basarse en:
 Conocimiento. ¿Qué prometo?
 Capacidad. ¿Qué capacidad tengo de llevar a cabo lo que prometo?
 Deseo: ¿Hasta cuándo deseo lo que prometo?
A modo de conclusión.
La proactividad, el ser proactivo, es una actitud ante la vida. Trabajar desde el optimismo, la creatividad, la
persecución de metas y desafíos profesionales no está exento de miedos y de inseguridades. Pero si tomas
conciencia de tu tiempo y le das el valor que realmente se merece, te darás cuenta de que tú y sólo tú eres el que
decides cómo quieres que te afecten las cosas y de qué manera les harás frente. Sírvete, por tanto, de la
determinación, pasa a la acción, sé optimista, creativo, plantéate nuevas metas y nuevos desafíos, sé asertivo en
tus planteamientos y no le temas a los cambios. Así y sólo así es como se acabarán cumpliendo todos y cada uno
de tus sueños.

31. 5 MANERAS DE ENSEÑAR A PREMIAR EL ERROR ENTRE TUS ALUMNOS

Sí, has leído bien. Se puede y se debe premiar del error. Hay que enseñar a premiar el error. ¿Por qué? Muy
sencillo. Premiando el error consigues que tus alumnos ganen en confianza, refuercen su autoestima y mejoren su
autoconcepto. La escuela desde siempre ha castigado el error, lo ha penalizado. Y ese ha sido uno de sus mayores
errores. Y te diré por qué. Pues porque un alumno que nunca se equivoca nunca aprenderá nada nuevo. En este
artículo tengo la intención de enseñarte 5 formas de premiar el error entre tus alumnos para fortalecer su
autoestima. ¿Me acompañas?
1. Premiar las intervenciones, no las respuestas. Intenta dejar muy claro desde el principio que el error forma
parte del aprendizaje. Del error se puede aprender, del error te puedes reír, no de los compañeros, sino con los
compañeros Por eso, tienes que premiar la acción y la participación y dar un valor secundario a las respuestas que
te den tus alumnos. Si premias las intervenciones, entonces harás que tu clase sea más participativa, más plural,
que todos los alumnos tomen el riesgo de equivocarse. Todos, sin excepciones.
2. Modificar la percepción en pruebas y exámenes. Refuerza los aciertos. En pruebas y exámenes puedes incidir
en los aciertos o reforzar los errores. Fíjate en la diferencia que existe entre estas frases:
 Castiga el error: Tienes siete errores.
 Castiga el error: Sólo has acertado tres de las diez preguntas de la prueba.
 Premia el error: Has conseguido tres aciertos. Si te esfuerzas un poco más seguro que conseguirás aumentar el
número de respuestas acertadas.
3. Insistir en que el error es el inicio de la respuesta correcta. Es muy frecuente preguntar oralmente a los
alumnos. En el caso de que se equivoquen a la hora de responder, aprovecha este error para centrarte en la
respuesta que ha dado, no en la pregunta que tú querías que diera. Fíjate en este posible diálogo entre docente y
alumno:
 Docente: ¿A qué categoría gramatical pertenece la palabra ‘hermoso’?
 Alumno: Es un sustantivo.
 Docente: ¿Cómo termina la palabra?
 Alumno: En -oso.
 Docente: Busca una palabra que acompañe a hombre y que acabe en -oso.
 Alumno: Hombre furioso.
 Docente: ¿Cómo definirías furioso?
 Alumno: Es una cualidad.
 Docente: ¿Y a qué categoría pertenecen las cualidades?
 Alumno: A la categoría del adjetivo.
 Docente: ¿Puedes poner la palabra ‘hermoso’ a continuación de la palabra hombre?
 Alumno: Si, hombre hermoso.
 Docente: Por tanto, hermoso es una cualidad.
 Alumno: Sí, así es.
 Docente: Entonces, ¿a qué categoría pertenece la palabra hermoso?
 Alumno: No es un sustantivo, es un adjetivo.
 Docente: Felicidades. La respuesta es correcta.
4. Matizar los errores y acentuar los aciertos. Hemos quedado en que no hay respuestas erróneas. Simplemente,
que hay respuestas que necesitan más preguntas para que se acierten. En este sentido es fundamental la primera
respuesta que des cuando un alumno te responda de forma errónea. Por el contrario, debes acentuar, debes
reforzar al máximo cuando se acierte.
5. Compartir el error. Siempre he pensado que el error es la viva imagen de la soledad. Cuanto te equivocas te
quedas completamente solo con tu error. Nadie quiere acompañarte. Hay que cambiar esa percepción tanto
como sea posible. ¿Cómo? Enseñando a tus alumnos a pedir ayuda a sus otros compañeros e intentado que sean
ellos quienes lo elijan, no tú. ¿Qué conseguirás con ellos? Algo fundamental. Compartir el error, compartir la
primera frustración que se siente al no tener la respuesta que quieres. ¿Cómo hacerlo? Aquí te dejo un ejemplo:
 Docente: ¿Cuál es la capital de Francia?
 Juan: No lo sé.
 Docente: ¿Qué compañero te gustaría que te ayudara a responder a la pregunta?
 Juan: Andrés.
 Docente: Andrés, ¿sabes cuál es la capital de Francia?
 Andrés: Creo que es París.
 Docente: Juan, ¿tú qué crees?
 Juan: ¡Sí, es París! Ahora me acuerdo.
 Docente: Felicidades a los dos. Ambos habéis acertado la pregunta.
La escuela de hoy aborrece el error, penaliza el error, castiga el error, cuando el error es una extraordinaria
oportunidad de educar a tus alumnos. Por eso, no eduques a tus alumnos para que nunca se equivoquen. Educa a
tus alumnos para que cuando se equivoquen, cuando cometan un error, sean conscientes del aprendizaje que eso
implica y del valor que tiene para su autoestima, para su inteligencia emocional.
Los peores errores de la vida son los que no cometemos

32. 5 PRINCIPIOS DEL COACHING EDUCATIVO QUE COMO DOCENTE DEBERÍAS CONOCER

El coaching no consiste en enseñar, sino en crear las condiciones necesarias para aprender y crecer. Hay frases que
por sí solas valen todo un libro. ¿Qué libro? Pues uno de los mejores que existen sobre coaching. Concretamente,
el libro titulado Coaching. El método para mejorar el rendimiento de las personas, de John Whitmore. Siempre he
defendido en este blog que hay que aprender de los mejores. Pues bien, John Whitmore es uno de los mejores en
su campo, el coaching.
De un tiempo a esta parte me he ido dando cuenta de que la práctica docente cada vez te exige más, que no
basta con enseñar, con transmitir conocimientos. Cada vez más tus alumnos serán capaces de aprender por sí
mismos. Por tanto, el docente en breve deberá reinventarse para ser algo más que un mero transmisor de
información. Y ahí creo que el coaching, el coaching educativo, tiene un enorme potencial para ti. Por eso en este
artículo intentaré acercarte alguna de las claves del coaching y lo relacionaré con el llamado coaching educativo
para que puedas darle una aplicación práctica en tu tarea docente. Te aseguro que te va a sorprender. ¿Me
acompañas?

¿Por qué el coaching educativo?

Tal y como he escrito al principio de este artículo, el coaching no tiene la finalidad de enseñar, sino de buscar la
mejora del rendimiento. Este punto me parece esencial porque incide en la individualidad de las personas, en la
individualidad de cada uno de tus alumnos. Muchas veces no eres consciente de algo que es trascendental en la
educación de tus alumnos. Y es que en muchas ocasiones aquello que enseñas no hace más que entorpecer la
capacidad innata que tienen tus alumnos para el aprendizaje. De ahí que el coaching educativo plantee o
replantee una forma distinta de aprender.

¿Qué te aporta el coaching educativo como docente?


1. Potencial. El coaching educativo no se centra en el aprendizaje, sino en el potencial de cada uno de tus
alumnos. De lo que se trata es de aflorar el potencial y, una vez detectado, hacer que sea sostenible en el tiempo.
2. Conciencia. El planteamiento que el coaching educativo hace de la conciencia me parece el absolutamente
trascendental. Sólo serás capaz de sacar lo mejor de tus alumnos cuando puedas inculcarles la responsabilidad
personal y fortalezcas su autoestima. Uno de los grandes errores que cometes cuando enseñas, es que lo haces
mediante órdenes. Como docente, ordenas y persuades. En cambio, lo que hace el coach educativo en lugar de
dar órdenes es transformar la obligación por implicación, por responsabilidad personal, por elección. Cada vez se
trata más de aumentar la conciencia para aumentar la independencia y la responsabilidad de tus alumnos. A la
hora de enseñar, también debe haber un espacio para trabajar y potenciar la conciencia, porque ello implica de
por sí la reflexión, la observación y la interpretación de aquello que rodea y perciben tus alumnos. De ahí que
cuando trabajes la conciencia no debes olvidar que:
 La conciencia consiste en saber lo que sucede en todo momento a tu alrededor.
 La conciencia de uno mismo consiste en saber qué se experimenta.
3. Responsabilidad personal. Cuanta más conciencia adquieran tus alumnos, mayor grado de independencia
tendrán, mayor capacidad de decisión y de resolución adquirirán frente a los problemas. Es más, ello les permitirá
poder resolver por sí mismos sus conflictos porque la confianza que tendrán sobre ellos mismos será mucho
mayor, así como su autoconcepto y autoestima. Cuando educas a un alumno no a partir del conocimiento, sino a
partir de la responsabilidad que implica este conocimiento, estás haciendo a tus alumnos más independientes y,
por ende, más libres, porque mayor será su capacidad de elección. Y no olvides que mediante una orden el
alumno nunca mejora, porque las órdenes son incapaces de generar opciones, mientras que la responsabilidad
personal sí.
 Ejemplo. Si ordenas a un alumno que vaya a buscar al jefe de estudios a su despacho, este irá porque se lo has
ordenado. No estás creando opciones. Si no encuentra al jefe de estudios en su despacho no lo buscará en otro
sitio porque tú no le has dado la libertad para hacerlo. En cambio, si preguntas al grupo quién quiere ir a buscar al
jefe de estudios en su despacho, el planteamiento es muy diferente. El alumno que vaya lo habrá decidido
libremente, sin que se lo hayas ordenado. Este alumno habrá adquirido una responsabilidad y querrá encontrar
por todos los medios al jefe de estudios. Si no lo encuentra en su despacho, dicha responsabilidad hará que
busque otras opciones, porque le has dado la libertad, la oportunidad de escoger entre otras opciones, le habrás
dado a elegir al alumno, habrás incidido en su autoestima.
4. Feedback. El feedback o la retroalimentación es un aspecto determinante en el coaching educativo y a lo que
como docente siempre debes tener muy presente en tus clases. El feedback es tremendamente importante
porque es toda la información que obtienes de tu entorno más cercano, de las señales que te manda tu propio
cuerpo, de tus propias acciones, así como de lo que experimentas por tu cuenta. El feedback ayuda a tus alumnos
a tomar conciencia de ellos mismos, así como de sus actuaciones. A mayor feedback, mayor conciencia y a mayor
conciencia, mayor percepción de la realidad y, por ende, una mejora en el rendimiento personal de los alumnos.
En muchas ocasiones como docente sólo te preocupas por generar información, por generar contenido, sólo
alimentas, si me permites la expresión, a tus alumnos. Por eso, es tan importante alimentar como retroalimentar,
recuperar lo aprendido y lo experimentado para fijarlo en la conciencia y potenciar la responsabilidad personal.
5. Cualidades del coach aplicables a tu tarea como docente.
 Paciencia.
 Imparcialidad
 Apoyo
 Interés
 Escucha activa
 Percepción
 Consciencia de uno mismo
 Atención
 Buena memoria

¿Qué son los modelos se secuencia del coaching? ¿Que aplicación tienen en el coaching educativo? La
importancia de marcarse objetivos.

En el coaching y, por qué no decirlo, en el coaching educativo existen series de acrónimos para explicar los
modelos de secuencia para la consecución de objetivos y que son perfectamente aplicables a tu tarea como
docente. Aquí tienes tres de los más importantes:
GROW:
 Goal. Objetivo de una sesión. Hay que fijar siempre en tus sesiones lectivas cuál será el objetivo de la misma. Así
conseguirás crear expectativas sobre tus alumnos.
 Reality. Estudio de la realidad actual. Una vez fijes tu objetivo, debes ser consciente de que vas a poder llevarlo a
cabo con el perfil de alumnado que tienes y las circunstancias que envuelven a dicho alumnado.
 Options. Estrategias y alternativas. Debes buscar el mayor número de estrategias para la consecución de tu
objetivo.
 What. Qué se va a hacer, cuándo se va a hacer y quién lo hará. No puedes fijarte ningún objetivo que no responda
a estas preguntas. Si alguna no tiene respuesta, tu objetivo está mal enfocado.
SMART:
 Specific. Cuanto más concreto sea tu objetivo, más fácil será de llevar a la práctica.
 Measurable. Todo objetivo debe poder medirse, cualificarse, evaluarse a través de notas o rúbricas, por ejemplo.
 Agreed. Acordado. No basta con que te fijes un objetivo. Es fundamental que dicho objetivo sea compartido a su
vez por tus alumnos.
 Realistic. Realista. Tu objetivo debe ser realista y aplicable en todo momento.
 Timed phased. Por fases. No hay objetivo que se preste que no necesita de una programación, de una
secuenciación, de una temporalización.
PURE:
 Positively stated. Enunciado en positivo. Genera preguntas siempre en positivo, es decir, crea opciones en lugar
de dar órdenes.
 Understood. Entendido. Debes asegurarte que el objetivo se ha entendido, que ha sido asimilado por tus
alumnos.
 Relevant. Pertinente. Debes intentar que tu objetivo tenga una aplicación lo más real y útil para la vida posible.
 Ethical. Ético. Siempre que sea posible, relaciona tu objetivos con la educación en valores para darle una mayor
transversalidad.
Potencial, conciencia, responsabilidad, empatía, feedback son cualidades del coaching educativo, son cualidades
que no aparecen en los currículos de tus asignaturas y que tienen una importancia trascendental. En este sentido,
el coaching educativo puede resultar un mecanismo tremendamente efectivo para el pleno desarrollo de tus
alumnos. Acabaré este artículo como lo he empezado, citando a John Whitman al que este artículo le debe tanto:
El coaching es una de las habilidades más recomendables para el crecimiento personal. Es una manera distinta de
ver a las personas, mucho más optimista de lo que estamos acostumbrados y que da lugar a una manera distinta
de relacionarse. Requiere que suspendamos las creencias restrictivas sobre las personas, empezando por nosotros
mismos, que abandonemos las viejas costumbres y que nos liberemos de las maneras de pensar inútiles.

33. 10 ERRORES QUE TE ALEJAN CADA DÍA MÁS DE TUS ALUMNOS

Cuando eres docente piensas que tu trabajo consiste en dar respuestas. Pues nada más lejos. De lo que se trata
es de hacer las mejores preguntas, porque haciendo las mejores preguntas serás capaz de dar lo mejor que hay en
ti, te permitirá ser cada día mejor en tu trabajo y eso repercutirá favorablemente en tu vida personal. Pues bien,
hay una pregunta que me parece que deberías hacerte con frecuencia y es, ¿qué me aleja de mis alumnos? Pues
bien, si sigues leyendo encontrarás, como mínimo, diez respuestas.

¿Qué te aleja de tus alumnos?

1. Pronombre tú. Nunca te dirijas a un alumno utilizando el pronombre tú. Por ejemplo, Tú, ven aquí. Para mí
tiene una carga tremendamente negativa, es impersonal y autoritario. Además tiene un alto valor intimidatorio
que no hace más que minar la autoestima de tus alumnos. Cambiando una orden por una pregunta abierta,
consigues crear un puente con el alumno, un lazo emocional que siempre te reportará beneficios.
2. Dualidad. ¿Por qué te empeñas en ser de una forma dentro del aula y de otra forma fuera de ella? Si te paras a
pensar por un momento en tus alumnos, comprobarás que ellos son siempre los mismos. ¿Por qué no puedes
hacer lo mismo? ¿Qué ganas siendo dos personas distintas? Si te quieres ganar a tus alumnos, debes ser
consciente de que cuanto más coherente seas contigo mismo, más valor le darán tus alumnos a esta cualidad. No
se trata de ser mejor, simplemente se trata de ser siempre uno mismo en todo momento.
3. Miedo. Enseña desde el miedo y estarás cada vez más alejado de tus alumnos. Como docente nunca debes
confundir estos tres términos: respeto, autoridad y miedo. En muchas ocasiones nuestra conducta en el aula es la
de impartir miedo, de enseñar a través del miedo y la amenaza. Por tanto, debes saber que el miedo disminuye la
autoestima y anula la empatía con tus alumnos. De lo que se trata no es de dar miedo, sino de enamorar. Si no,
compruébalo en este enlace.
4. Error. Nunca te cebes con el error. Todo lo contrario. Debes premiarlo. No olvides nunca que si un alumno
nunca se equivoca, nunca será capaz de aprender nada nuevo. El error forma una parte esencial del proceso de
enseñanza-aprendizaje y así es como hay que verlo. No hay que castigar nunca el error. Todo lo contrario. Hay
que hacer del error una oportunidad para que tus alumnos ganen en seguridad, se arriesguen a decir lo que
piensan y lo que sienten. Hoy más que nunca hay que enseñar no desde el acierto, sino desde el error y así
conseguirás tener alumnos más seguros de sí mismos y obtendrás así mucha más empatía con ellos.
5. Generalización. Sois el peor grupo. Sois el grupo con peores notas. Sois la clase que peor se porta… Así podría
seguir enumerando frases y más frases tremendamente negativas para el grupo y también para ti. ¿Cómo quieres
ganarte a tus alumnos usando tales generalizaciones? Las generalizaciones, tanto para bien como para mal, son
muy dañinas para un grupo clase. De lo que se trata es de personalizar al máximo. Sacar el máximo partido de
cada uno y nunca desde la generalización ni la comparación, sino partiendo del propio alumno. Cuanto más
pienses en términos de grupo, más alejado estarás de cada uno de los alumnos de dicho grupo. Trabaja desde la
individualidad. Haz ver a cada alumno de forma individual cuáles son sus capacidades, sus puntos fuertes y en
cuáles debe mejorar. Si individualizas, lo que conseguirás es hacer un grupo más fuerte y un grupo más fuerte
siempre será un grupo que funcionará mejor.
6. Promesas. ¿Cuántas promesas has hecho en clase que después no has cumplido? Debes ser extremadamente
cuidadoso con las promesas que haces a tus alumnos, al igual que las amenazas. Siempre pienso que tus alumnos
tienen un sentido de lo que se entiende por justicia mucho más estricto que el que tienes tú. Por tanto, evita las
promesas y, en la medida que te sea posible, transfórmalas en pactos. La promesa es unidireccional, mientras que
el pacto es un acuerdo entre dos o más.
7. Roles. Este apartado es crucial para mí y creo que también debería serlo para ti. Como docente, tienes muy
definido el rol tanto de docente como de alumno. Pues bien, creo que en la actualidad, más que nunca se hace
necesario que el alumno asuma otro rol que no sea exclusivamente el de alumno. Me explico. En una clase con un
docente y veinte alumnos hasta ahora se pensaba que el único que tenía algo que enseñar era el docente. Si lo
piensas bien es un auténtico disparate. Piensa en el potencial de lo que puede enseñar una única persona y de lo
que podrían enseñar veinte. Cuantas menos opciones des de cambiar de rol a tus alumnos, estos alumnos más
alejados estarán de ti, porque la enseñanza unidireccional a la larga sólo crea aburrimiento. Nunca pienses que
eres un docente aburrido. Si eres aburrido es porque crees y haces creer a tus alumnos que eres el único que
tiene algo que aportar en una sesión lectiva. Si no estás dispuesto a aprender de tus alumnos, ¿por qué te
extrañas cuando ellos no quieren aprender de ti?
8. Perdón. ¿Cuándo fue la última vez que pediste perdón delante de tus alumnos? Si no eres capaz de recordarlo,
entonces tienes un problema. Aún existe esta idea preconcebida del docente que lo sabe todo, que tiene todas
las respuestas. Otro error que no hace más que alejarte de tus alumnos. Si antes he dicho que el error bien
gestionado conlleva un aumento de la autoestima de tus alumnos, el saber pedir perdón, el reconocer que nos
hemos equivocado te hace más humano, te acerca tus alumnos, aumenta la empatía con ellos. El perdón, como el
error, siempre deben ser tus aliados, siempre deben humanizar y acercar a las personas.
9. Privilegios. Te sientas en una silla más cómoda. Tienes una mesa más grande. Nunca borras la pizarra. Nunca
vas a por tiza. Puedes llegar tarde. Privilegios y más privilegios. No digo que no sean necesarios. Simplemente
creo que se trata de gestionar de la mejor manera posible estos privilegios porque pueden hacer que te alejen
aún más de tus alumnos. Me explico. Los privilegios pueden provocar distanciamiento, pero mal utilizados dan la
sensación de superioridad, de menosprecio hacia los que te rodean. Hay docentes que le dan mucha importancia
a estos detalles. Pues bien, en mi opinión, cuanta más importancia les des a dichos detalles, más alejado vas a
estar de tus alumnos, más difícil te será conectar con ellos. Usa estos privilegios desde la naturalidad, pero nunca
desde la prepotencia.
10. Distanciamiento. Dicen que la distancia es el olvido. Este último punto está muy ligado al de los privilegios.
Tanto si eres tutor, como si eres dado a dinámicas de grupo o actividades de aprendizaje cooperativo te
recomiendo que en determinados momentos de la sesión lectiva intentes mimetizarte con ellos, ser uno más del
grupo. Se trata de una actuación altamente efectiva y que te reportará una mejora, un acercamiento en la
relación con tus alumnos. Por unos instante sé uno más, coopera con tus alumnos en mover mesas y sillas, sé uno
más a la hora de colgar unos murales en las paredes del aula, siéntate con ellos, mézclate con ellos cuando estéis
viendo algún contenido audiovisual. Siempre he pensado que en una sesión lectiva hay tiempo para enseñar, pero
también hay tiempo para cooperar, para que vean tu implicación con lo que haces, para que vean la pasión que
sientes por tu trabajo.
En este artículo te he hecho una pregunta y te he dado diez respuestas. Ahora te toca a ti preguntarte qué puede
hacerte mejor docente. Ahora te toca a ti hacerte las mejores preguntas. Ahora te toca a ti encontrar las mejores
respuestas.

34. 10 PRÁCTICOS RECURSOS PARA FOMENTAR LA CREATIVIDAD DE TUS ALUMNOS

¿Por qué la escuela mata la creatividad de tus alumnos? ¿Qué responsabilidad tienes como docente en el proceso
creativo de tus alumnos? ¿Fomentas la creatividad cuando enseñas? No es este el primer artículo en el que me
refiero a la importancia de la creatividad en las aulas. Una creatividad de la que tú como docente formas una
parte esencial. Pero, ¿qué se entiende por creatividad?

¿Qué se entiende por creatividad? ¿Cuál es tu responsabilidad como docente?

La Real Academia de la Lengua define el término creatividad como la ‘facultad de crear‘. Y, ¿qué es crear? Pues
para la RAE crear significa ‘producir algo de la nada‘. Si te fijas bien en la definición, te darás cuenta de que la
creatividad empieza y acaba en el propio alumno. Es el alumno en que se encarga de crear, precisamente, desde
la nada. Entonces, ¿qué papel tienes tú como docente en el proceso de creatividad de tus alumnos? Pues mucho.
Déjame que te lo explique.
Como docente tienes la enorme responsabilidad de propiciar la creatividad de tus alumnos. Y la creatividad no se
fomenta explicando y enseñando. La creatividad se fomenta:
 Realizando las preguntas que propicien las mejores respuestas.
 Planteando problemas cuya solución pueda ser resuelta por tus alumnos.
 Mostrando las herramientas que propiciarán la creación de algo desde la nada.
 Potenciando el talento individual de cada alumno de tu grupo.
 Preocupándote por los intereses de tus estudiantes.
 Estimulando la curiosidad.
 Haciendo funcional, útil y real todos y cada uno de los procesos de enseñanza-aprendizaje.

¿Qué puedes hacer como docente para aumentar la creatividad de tus alumnos?

1. Cambia el rol del alumno por el de profesor. Haz que tus alumnos creen un vídeo de menos de tres minutos en
el que expliquen con sus palabras el contenido que les estás enseñando y súbelo a una plataforma para que la
puedan consultar como, por ejemplo, Moodle.
2. Fabrica un objeto al que el alumno pueda darle una utilidad. A su vez, haz que se inventen un manual de
instrucciones.
3. Inventa palabras y dótalas de un significado. Usadlas en vuestras sesiones lectivas. También podéis jugar a
deletrearlas. Crea un código que sólo tú y tus alumnos conozcáis. Crea un diccionario.
4. Crea un juego de mesa con contenidos que hayas trabajado en clase. Por ejemplo, una oca de tiempos
verbales.
5. Fabrica una moneda exclusiva para tu clase. Úsala como ramificación para tus sesiones lectivas.
6. Crea un animal que no exista de la unión de dos animales que conozcan. Trabaja con este animal aspectos
relacionados con el área de ciencias, por ejemplo, o haz que se inventen una leyenda o un cuento.
7. Cambia el nombre de tus alumnos durante una Unidad Didáctica por los conceptos que aparecen en el tema.
Por ejemplo, pueden ser personajes históricos en los que cada alumno o grupo debe buscar información para
saber mejor a quién representa.
8. Haz que tus alumnos traigan un objeto cotidiano de sus casas y a partir de este objeto pídeles que busquen
otro objeto que se le parezca. A partir de ahí puedes trabajar aspectos del lenguaje literario como la
comparación, la imagen y la metáfora. Con respecto a cómo enseñar la comparación, la imagen y la metáfora te
remito a la lectura del artículo de este enlace.
9. Haz que cada alumno te explique qué se le da bien. Explota ese talento de forma individual para que lo
demuestre delante de toda la clase. Intenta además que el talento esté relacionado con el contenido de la Unidad
didáctica.
10. Coge un fragmento de una película y haz que se inventen un nuevo diálogo que intente incorporar los
contenidos de la Unidad Didáctica que estés impartiendo. Puedes utilizar herramientas para su subtitulado.
A modo de conclusión.
Como docente has pensado que tu trabajo consiste en enseñar de la mejor manera posible. Yo creo que hay que
dar un paso más. Hay que enseñar de la mejor manera posible, pero siempre enfocando tus enseñanzas desde la
creatividad. Una creatividad que no te ha enseñado, una creatividad que se adquiere de la reflexión. Una
creatividad que no aparece en los libros de texto, pero que está muy cerca de ti. Es más, está dentro de ti.
Es mejor crear que aprender. Crear es la verdadera esencia de la vida

35. 5 RAZONES POR LAS QUE TUS ALUMNOS NO TE ESCUCHAN MIENTRAS LES ENSEÑAS

¿Hablas y no te escuchan? ¿Explicas y no te hacen ni el más mínimo caso? ¿Tienes la sensación de que estás
hablando a las paredes? ¿Estás harto de hablar y que ningún alumno ni siquiera te mire a los ojos? No te
preocupes, en mayor o menor medida es algo que todos hemos experimentado en alguna sesión lectiva. Sin duda
se trata de una sensación frustrante y que genera una gran impotencia.
Pues bien, si te cuesta que tus alumnos te escuchen, te pido que sigas leyendo este artículo porque en él te voy a
desvelar algunas claves y, cómo no, te daré algunos consejos muy prácticos para que los apliques a tus sesiones
lectivas. ¿Me acompañas?

¿Por qué tus alumnos no te escuchan en clase?

1. Clase magistral. Si quieres que tus alumnos te escuchen, debes empezar a reducir al máximo lo que se entiende
por clase magistral, aquella clase en la que tú hablas y tus alumnos te escuchan. Muchas veces te quejas de que
tus alumnos no prestan atención a tus enseñanzas y es por una razón muy sencilla. Hablas más tiempo del que tus
alumnos son capaces de aguantar. Si, es así. Te guste o no. Piensa en ti por un momento. ¿Serías capaz de
escuchar de forma ininterrumpida lo que dura una sesión lectiva? Déjame que te dé la respuesta: No. Entonces,
no quieras para tus alumnos aquello que ni tú eres capaz de cumplir. De ahí que te recomiende:
 No superar los 10 minutos de explicación unidireccional.
 Realizar pausas. Durante estas pausas puedes aprovechar para contar una historia a una anécdota.
 Utiliza imágenes y vídeos para descargar al máximo el contenido teórico.
2. Silencio. ¿Cómo es posible que pidamos silencio en una clase con más de veinte alumnos? Si lo piensas bien, es
un auténtico disparate. Así que olvídate de una vez por todas del Yo hablo y tú te callas. No funciona. Es un tipo
de enseñanza que para esta generación de alumnos ha quedado obsoleta. Si quieres que tus alumnos te presten
atención, debes hacer que participen activamente en tus clases. Cédeles el protagonismo todo lo que puedas.
Deja que durante la sesión lectiva adquieran ellos también el rol de docentes. Por eso:
 Parte de una evaluación inicial. Descubre lo que saben tus alumnos de aquello que todavía no les has enseñado.
 Intercala preguntas abiertas mientras enseñas.
 Fomenta el diálogo no entre docente-alumno, sino entre alumno-alumno.
 No pidas a tus alumnos que se callen. Pídeles que participen activamente con sus aportaciones, con sus aciertos y
también con sus errores.
3. Repetición. Lo peor que puedes hacer, aparte de hablar sin parar en tu sesión lectiva, es repetir
constantemente aquello que enseñas. Si a ti no te gusta que te repitan la cosas varias veces, ¿cómo puedes
pensar que a tus alumnos les vaya a gustar? La repetición es el mayor enemigo de la escucha activa. La repetición
sirve para mecanizar destrezas y procedimientos, pero no sirve para los contenidos teóricos. Para evitar repetir
tus enseñanzas, lo que debes hacer es:
 Recapitular
 Parafrasear
 Sintetizar
 Reformular
Explica lo mismo, pero sin explicar lo mismo. Haz que cada enseñanza que les das a tus alumnos parezca la
primera y la última.
4. Utilidad. ¿Te has preguntado alguna vez si aquello que enseñas les servirá de algo a tus alumnos en un futuro a
corto o medio plazo? En el caso que aquello que enseñes sea útil, ¿cómo lo vendes en el aula? ¿Qué aplicación le
das a la vida real? Difícilmente conseguirás que tus alumnos te escuchen, si no son capaces de ver para qué sirve
aquello que les enseñas. Es por ello que te recomiendo que:
 No enseñes en clase aquello que puedan aprender por sí mismos.
 Enseña el menor contenido posible.
 Cíñete en clase en los procedimientos más que en los contenidos.
 Transforma la clase magistral en aprendizaje cooperativo. Sobre el aprendizaje cooperativo te remito al
siguiente enlace.
 Contextualiza el aprendizaje de tus alumnos, es decir, haz que cuando vayan a sus casas tengan la curiosidad de
poner en práctica aquello que han aprendido en tu clase.
5. Aburrimiento. Desengáñate. Escuchar aburre. Si, aburre y mucho. Cada vez nos cuesta más escuchar, sobre
todo escuchar de forma activa. De hecho, tus alumnos no tienen la más mínima predisposición a la escucha
activa. Les enseñas en un contexto totalmente irreal, es decir, les obligas a escuchar cuando tú quieres o cuando
te han dicho que deben hacerlo. Tus alumnos siempre te escuchan por imposición. Saben de antemano quién les
va a hablar, de qué les va a hablar y cuánto tiempo les va a hablar. A mí, si me permites la expresión, me parece
demoledor y desolador. Entonces, ¿cómo puedes sobrellevar esta predisposición al aburrimiento? La solución es
tu mayor reto:
 Pasión por lo que enseñas y cómo lo enseñas.
 Entusiasmo a la hora de hacerles ver que lo que les enseñarás será una experiencia que formará parte inequívoca
de sus vidas.
 Creatividad contra el aburrimiento y la previsibilidad.
 Imaginación para adquirir nuevos conocimientos a partir de lo que son capaces de aprender por sí mismos.
Escuchar, ¿para qué?
Tengo la sensación de que todo este artículo se podría resumir en una sola palabra:autoconcepto. Tú piensas que
no te escuchan cuando en realidad es tu autoconcepto de lo que creías que era dar una clase la que te lleva a
estar equivocado. Cuando enseñas pides que te escuchen, que les interese, que lo entiendan, que lo memoricen y
recuerden y que, además, lo hagan cuando tú quieres y en silencio. Si cambias el concepto de cómo te enseñaron
que debía ser una sesión lectiva, muy probablemente vivirás tus clases de una forma extraordinariamente distinta
y podrás empezar a disfrutar no del silencio, sino de la participación, no de lo que dices, sino de lo que escuchas
de tus alumnos. Acabaré con esta frase de Martin Seligman que tanto me gusta recordar cuando entro en una de
mis clases:
Se puede cambiar lo que se siente, cambiando lo que se piensa.

36. CÓMO DAR UNA CLASE SIN DAR UNA CLASE. ¿QUÉ? ¿CÓMO?

Cómo dar una clase sin dar una clase a tus alumnos.

Este título está inspirado en el concepto denominado clase al revés o flipped classroom. El objetivo de esta
modalidad de enseñanza es que el trabajo directo en el aula no recae exclusivamente en el docente, sino que se
utilizan herramientas y a los propios alumnos para sustituir lo que se denomina tradicionalmente la clase
magistral. A continuación te voy a explica en qué consiste lo de dar una clase sin dar una clase y cuál es su utilidad
y finalidad.

¿Qué necesitas para dar una clase sin dar una clase?
De lo que se trata es de sustituir la tradicional clase magistral por una grabación hecha por ti en casa sobre
aquello que tienes planificado enseñar en una sesión lectiva. ¿Cuáles son los pasos?
1. Grabar un vídeo sobre el concepto que quieras enseñar a tus alumnos. En este vídeo es muy importante que no
sólo enseñes un concepto, sino que deben haber continuas llamadas a la acción, es decir, durante o después del
visionado del vídeo tus alumnos deberán realizar algún tipo de actividad. Para realizar una grabación sólo
necesitas una cámara que grabe en HD y un trípode. Yo utilizo la Lumix DMC-LX7 y estoy encantado. También se
puede grabar directamente del ordenador con el programa Camtasia. La imaginación corre de tu cuenta. Más
adelante realizaré videotutoriales con consejos para grabar una clase. Te sorprenderá lo profesional que puede
llegar a quedar una clase grabada en vídeo con una buena edición.
2. Editar el vídeo. En mi caso utilizo el programa iMovie para Mac, pero existen editores de vídeo tambo para
Windows como para Linux.
3. Subir el vídeo tu Canal de Youtube. Este es el Canal de Youtube de Justifica tu respuesta.
4. Subir el vídeo a la plataforma Moodle de tu centro escolar.
5. Reproducir el vídeo en el aula con la ayuda de la pizarra digital o reproductor.

¿Qué beneficios te puede aportar dar una clase sin dar una clase a tus alumnos?
 Hay días de la semana en los que tienes una fuerte carga lectiva. El evitar la clase magistral y poder reproducir el
vídeo te permite bajar la intensidad de tu jornada escolar.
 El interés de tus alumnos será mayor visionando el vídeo que escuchándote a ti hablar sobre un concepto.
 El hecho de que tus alumnos te vean a ti, es un factor para aumentar su interés y su atención, ya que tiene un
valor mucho más cercano. Al principio les hará mucha gracias, pero verás como en nada se acostumbran y lo ven
como algo normal.
 El alumno puede consultar en cualquier momento el vídeo ya que está disponible en la plataforma Moodle y en tu
Canal de Youtube.
 En el caso de que quieras que este vídeo sea público en tu Canal de Youtube, otras personas podrán beneficiarse
de tus enseñanzas. De hecho, puedes pedir a tus alumnos que lo compartan a través de sus redes sociales.
 Hay varias formas de que tus alumnos vean el vídeo, no sólo a través de la pizarra digital, sino mediante equipos
de trabajo cooperativo. Si quieres saber más sobre cómo se forman los equipos de trabajo cooperativo, aquí te
dejo el enlace.
 Mientras tus alumnos ven el vídeo, tienes la oportunidad de dirigirte a aquellos alumnos que tienen algún tipo de
dificultad y darles una atención mucho más individualizada.
 Además de que te aseguras de que tus alumnos ven el vídeo, también cuentas con la ventaja de que puedes
realizar algún cuestionario sobre el mismo para evaluar el grado de atención y comprensión. Recuerda que
durante el vídeo deben ser varias las llamadas a la acción, es decir, debes promover que tus alumnos hagan algo
más que escuchar tu clase.
Esta es una de las muchas formas con las que las herramientas pueden trabajar por ti. A esto se le llama
automatización y te aseguro que sólo es el comienzo. Ni te imaginas la cantidad de actuaciones que tanto tus
alumnos como las herramientas pueden llegar a hacer por ti para que así, paralelamente, te puedas dedicar a
otras necesidades que un grupo reclama, tanto desde el punto de vista intelectual como emocional.
Muchos ven con reticencia llevar a clavo esta filosofía de trabajo. Otros ven difícil su aplicación aduciendo que no
dominan suficientemente las técnicas o las herramientas para su puesta en marcha. A otros docentes les da
vergüenza. Para mí son excusas. La escuela del siglo XXI no es una escuela unidireccional, sino una escuela
interactiva donde, y ahí viene lo mejor, todo o casi todo está por hacer. ¿Aceptas el reto? Yo ya he empezado.

37. CÓMO CALIFICAR LA ACTITUD DE UNA ASIGNATURA

Cómo calificar la Actitud de una asignatura

Llega el final de una evaluación y es el momento de calificar a nuestros alumnos. Durante la evaluación hemos ido
recogiendo notas referidas a pruebas, exámenes, trabajos, reseñas, exposiciones orales… pero, ¿qué pasa con la
actitud de nuestra asignatura? ¿Cómo la evaluamos? En el artículo de hoy intentaré dar respuesta a la dificultad
que a veces supone calificar la actitud de un área.
Muchos docentes a la hora de evaluar a un alumno parten de tres bloques: Actitud, Procedimientos y Exámenes.
A cada uno de estos bloques se le asigna un porcentaje que será el que dará la nota final de la evaluación, por
ejemplo: Actitud (20%), Procedimientos (30%) y Exámenes (50%).
Los apartados de Procedimientos y Exámenes no suponen ninguna dificultad ya que se basan en notas numéricas
objetivas que suelen puntuarse del 0 al 10. El problema llega cuando debemos calificar la Actitud.

¿Qué entendemos por la Actitud de una materia?

Para empezar habría que distinguir entre dos tipos de actitud:


 Actitud relacionada con las normas del centro (Reglamento de Régimen Interno).
 Actitud del alumno hacia la asignatura o materia.
Si logramos distinguir entre estos dos tipos de actitud, nos será más fácil ser objetivos e imparciales a la hora de
calificar a nuestros alumnos.
Para explicarlo con mayor claridad os pondré el método que utilizo en mis grupos. Veréis como es muy sencillo y,
lo más importante, no se basa en apreciaciones ni valoraciones anecdóticas y personales, sino en una recopilación
objetiva de datos.
Valoración de la Actitud con respecto a la nota final de la evaluación (véase cuadro inferior):
 Actitud relacionada con las normas del centro: (columna gris)
 Retraso (R): -0,2 puntos por retraso hasta un máximo de -0,6 por evaluación
 Material (M/ML): -0,2 puntos por falta de material de libro de texto o lectura hasta un máximo de 0,6 por
evaluación.
 Comportamiento en el aula (A):
 -0,2 puntos por no respetar las normas (hablar en clase, chicle, comer) hasta un máximo de -0,6 por evaluación.
 -0,4 puntos por expulsión del aula sin límite de puntuación.
 Actitud relacionada con la asignatura: 20% (2 puntos de 10) (amarillo)
 Deberes (D1, D2,D3) 15% (1,7 puntos de 10) (gris)
 10 puntos si los ha hecho (verde)
 5 puntos si los ha hecho a medias (naranja) o no ha asistido a clase ese día (azul)
 0 puntos si no los ha hecho (rojo)
 Libreta o cuaderno del alumno (L1, L2, L3): 5% (0,5 puntos sobre 10) (gris)
 Se puntúa la nota de la libreta o cuaderno de 0 a 10 de cada Unidad Didáctica. Hay tres por evaluación.
Tomemos como ejemplo el alumno número 18:
 El alumno parte al inicio de la evaluación de una nota de dos puntos (20%).
 Actitud relacionada con las normas del centro:
 Tiene dos negativos de actitud -0,4
 Tiene un negativo por no traer el material -0,2
 Total de la actitud: -0,6 (columna gris)
 Actitud relacionada con la asignatura:
 Tiene siete notas de deberes (15%): seis veces los ha hecho (verde 10) y una vez no (rojo 0). Por tanto, se suman
las siete notas, se divide entre siete y se multiplica por 0,15 (15%)
 Total nota de deberes: 1,29 puntos de un máximo de 1,5 puntos
 Tiene tres notas de libreta (5%): un siete, un seis y un tres. Se suman las tres notas se divide por tres y se
multiplica por 0,05 (5%)
 Total de la nota de la libreta: 0,27 puntos de un total de 0,5 puntos
Ahora sólo resta sumar las tres notas:
 Actitud: -0,6 puntos
 Deberes: 1,29 puntos
 Libreta: 0,27 puntos
 Total de la nota de actitud de la evaluación: 0,95 puntos sobre un máximo de 2 puntos, el 20% de la asignatura
(columna amarilla)
Insisto en que puede resultar complejo, pero no es así. Si vamos recogiendo las observaciones en clase y las
vamos anotando a nuestro cuaderno de profesor, en mi caso el Ipad, simplemente hay que hacer un par de
fórmulas de la hoja de cálculo y listo.
Fijaos que en una sola evaluación hemos recogido un mínimo de 10 observaciones entre deberes y libreta además
de la actitud con respeto a las normas de convivencia. De este modo nos aseguramos de que la nota de actitud se
basa en criterios objetivos y además nos permite justificar delante del departamento, el alumno y los padres de
dónde se obtiene una parte de la nota final de la evaluación.

38. 7 CONSEJOS PARA GESTIONAR CORRECTAMENTE EL “TEMPO” DE UNA CLASE

Cuántas veces hemos visto en series y películas de televisión la escena en la que el un profesor acaba una frase,
una reflexión o un comentario y, en ese preciso momento, suena el timbre que da por finalizada la clase. Seguro
que a muchos de vosotros os gustaría que ese “control” que tienen los profesores en las películas también se
diera en vuestras clases.

Pues bien, en el artículo de hoy me gustaría daros algunas pautas para que vuestro deseos de controlar el
“tempo” de una clase se convierta en algo normal. Os aseguro que no es para nada difícil. Tan sólo hay que seguir
una serie de pautas que no entorpecen nuestra actividad docente.
1. Reloj propio. Es muy habitual que en las aulas existan relojes de pared. Nunca os fiéis de ellos ya que os
perjudicarán más que ayudarán. Debéis llevar vuestro propio reloj y siempre sincronizado al segundo con la
alarma del centro. Seguramente habréis observado que en vuestras aulas algunos alumnos llevan relojes digitales
sincronizados al momento. ¿Por qué nosotros no podemos hacer lo mismo? No podemos olvidar que los docentes
somos “esclavos del tiempo”, ya que es el propio tiempo el que determina nuestra actividad diaria. Es por ello
que, ya que no podemos cambiar esta situación, debemos intentar revertirla para que juegue en nuestro favor.
Sabiendo exactamente la hora en que acaba la sesión lectiva podremos jugar con una ligera ventaja y gestionar de
forma más segura el “tempo” de nuestras clases.
2. Preparación. Personalmente soy un profesor muy poco dado a la improvisación. Me refiero a la improvisación
fruto de la poca preparación de una sesión lectiva. Yo recomiendo preparar la clase al milímetro, porque ello me
permitirá que sea yo quien controle el tiempo de la clase y no el tiempo o los propios alumnos. Debemos evitar
que durante la sesión se creen huecos o que sistemáticamente nuestras clases acaben siempre varios minutos
antes de que suene el timbre. Los alumnos se acostumbran muy rápidamente a este tipo de dinámicas y suele ser
portadora de conflictos.
3. Actividades. Siempre que sea posible es conveniente que la última parte de la sesión lectiva finalice con la
parte procedimental, es decir, que los alumnos puedan practican aquello que han aprendido mediante ejercicios,
problemas, mapas conceptuales… Basta con calcular el tiempo que necesitarán para realizar las actividades con el
tiempo que falta para que suene el timbre.
4. Material audiovisual. Normalmente, en casi todas las unidades didáctica que llevo a cabo, siempre tengo varios
vídeos, fotografías, poemas, fragmentos de películas y series que utilizo cuando no he calculado del todo bien la
duración de la sesión lectiva. Basta llevar un USB con ese material para disponer de él en los últimos minutos de la
clase hasta que suene el timbre. A mí es un tipo de tarea que me gusta llevar a cabo en las últimas sesiones del
día o hacia el final de la semana. Relaja a los alumnos y aumenta el silencio en el aula.
5. Respeto al timbre. Otro aspecto fundamental que me gustaría remarcar es que siempre hay que respetar el
tiempo que dura una clase. Frases como “el timbre soy yo”, “la clase acaba cuando yo lo diga” os aseguro que no
benefician en nada la relación que se establece entre alumno-profesor-asignatura. Hay profesorado que abusa de
ello y quiero pensar que es por culpa de una mala planificación de la sesión lectiva. Además, sabéis que siempre
es una fuente de conflicto, sobre todo, si alargamos las clases cuando toca patio. Los alumnos lo relacionan con
un castigo. Soy partidario de alargar las clases sólo en casos excepcionales y siempre a petición de una parte
considerable del alumnado.
6. Anécdotas. Otro recurso muy válido para cuadrar una sesión lectiva es el uso de la anécdota. Os recomiendo
que siempre tengáis en la recámara de vuestras clases alguna anécdota que contar a vuestros alumnos. Estas son
muy útiles cuando nos damos cuenta de que nuestro ritmo de explicación y el suyo no es el más adecuado. Sirve
para que los alumnos puedan descansar, rebaja la tensión de clase, favorece el silencio en el aula y aumenta la
empatía con los alumnos. Es importante recordar que no hay que confundir las anécdotas con el hecho de contar
nuestra vida. En mi caso me valgo de muchas anécdotas para facilitar la comprensión de algunos contenidos, ya
que los alumnos al estar más atentos, tienden fácilmente a recordarla. Al hacerlo tienen más facilidad para luego
relacionarla con el contenido pertinente de la asignatura. ¡Qué somos los docentes más que contadores de
historias!
7. Experiencia. No cabe duda de que el mayor consejo que puedo daros es el valor adquirido con la experiencia.
Con los años el profesor va adquiriendo una habilidad para gestionar minuto a minuto el tiempo de una sesión
lectiva. Es como si llevara un reloj interno. A veces incluso puede llegar a prescindir del reloj para gestionar una
sesión lectiva. Se trata de hacer que la experiencia la gestora de nuestro tiempo de clase.

Os puedo asegurar que el control del “tempo” de una clase siempre requiere de un aprendizaje, pero no debemos
olvidar que nosotros podemos llegar a gestionarlo y a controlarlo. Os puedo asegurar que la satisfacción de
acabar con una frase, un verso, una imagen es una sensación realmente gratificante. Seguro que muchos de
vosotros la habéis experimentado. Ahora sólo se trata de transformar la excepcionalidad en hábito.

“APROVECHAD EL TIEMPO QUE VUELA TAN APRISA,


EL ORDEN OS ENSEÑARÁ A GANAR TIEMPO”

39. 5 POSICIONES BÁSICAS DEL PROFESOR EN EL AULA

¿Qué cinco posiciones ocupo en el aula?

1. Sentado en la silla del profesor. Sin duda es la posición que menos ocupo en el transcurso de una sesión
lectiva. Siempre he pensado que sentarse en una silla diferente a la del resto de personas de una clase es algo que
no fomenta en demasía la igualdad. Bien es cierto que profesor y alumno no están en la misma posición en una
clase, pero la verdad es que nunca me he sentido cómodo sentándome en una silla diferente de la del resto de
mis alumnos. Las pocas veces que me siento en la silla del profesor es cuando realizamos lectura en voz alta o
cuando paso alguna nota después de una prueba de atención o de estudio o durante la realización de un examen.
Otro de los inconvenientes que tiene sentarse en la silla del profesor es que perdemos muchísima visibilidad con
respecto a nuestros alumnos y ello hace que se pierda control en el aula. Normalmente, tanto la silla como la
mesa del profesor están en una esquina y suelen tener poca visibilidad.
2. Al lado de la pizarra digital. Sin duda es la posición que más utilizo en el aula. Dado que todos los contenidos y
procedimientos los realizo a través de la PDI, esta posición es la más frecuente para mí. Me gusta situarme entre
el espacio que hay entre la pizarra digital y la pizarra tradicional. Lo bueno de esta posición es que me permite
una posición y una perspectiva privilegiada de toda la clase. Al situarme en el centro de la pared y enfrente de los
alumnos, el profesor gana muchísima visibilidad y el control del aula es mayor. Además, como casi no escribo en
ninguna de las dos pizarras ya que básicamente explico o subrayo, casi siempre estoy de cara a mis alumnos y me
permite una mejor interacción entre ellos. Es importante tener en cuenta que al escribir mucho contenido en una
pizarra, perdemos toda la visión de nuestros alumnos al estar de espaldas y eso hace que se produzcan
continuamente conductas disruptivas en el aula.
3. Los pasillos entre las mesas de los alumnos. Pasear por entre los pasillos de las mesas de los alumnos es algo
que intento hacer en casi todas las clases. Para el profesor tiene varias ventajas ya que le permite controlar algún
foco conflictivo que pueda suceder, puede intervenir en alguna duda o problema personal… Además, si paseamos
por los pasillos siempre ganaremos en presencia y, sobre todo, en proximidad. Digo lo de proximidad porque es
un factor clave de cara a crear empatía con los alumnos. Es importante que nuestros estudiantes se sientan tan
atendidos como acompañados en el aula. Saber que nos tienen cerca para aquello que precisen es algo que
nuestros estudiantes valoran sin darse cuenta.
4. Al final de la clase. Situarme al final de la clase de espaldas a los alumnos es algo que me encanta y, siempre
que la sesión lectiva me lo permite, llevo a cabo. Normalmente es una posición que ocupo en los últimos minutos
de la clase cuando los alumnos están realizando algún tipo de procedimiento pautado. Lo que hago por unos
momentos es desaparecer del campo de visión de los alumnos. Es un instante que me sirve para reflexionar sobre
cómo se ha desarrollado la clase y qué aspectos son mejorables. Lamentablemente es una posición que suele
durar muy poco, pero que encuentro muy placentera y relajante. Siempre hay que adoptar esta posición cuando
en la clase hay silencio y concentración. Por eso siempre recomiendo que se lleve a cabo cuando los alumnos
realizan algún tipo de ejercicio mecanizado. En algunas ocasiones también me sitúo al final de la clase cuando los
alumnos realizan algún tipo de ejercicio a través de la pizarra digital. Lo suelo hacer para que el alumno no se
sienta ni presionado ni intimidado por mi proximidad. He notado que el alumno se siente más cómodo y realiza
mejor las actividades cuanto más lejos me sitúo de la pizarra digital.
5. Al lado de un alumno. No podía faltar en las distintas posiciones que ocupo en el aula el estar al lado de un
alumno para atender sus necesidades. Aun así me gustaría puntualizar algunos aspectos de dicha posición.
Cuando me acerco a un alumno para atender una duda, siempre intentando ponerme en la misma posición. Con
una mano toco el respaldo de la silla y con la otra me apoyo en su mesa. Siempre intento evitar tocar a ningún
alumno. Esto último me parece importante porque si siempre adoptamos la misma posición para atender a
nuestros alumnos, ellos entenderán que todos ellos tienen el mismo tipo de trato. Hay que ir con cuidado con
este último aspecto porque aunque siempre intentamos ser imparciales a la hora de tratar a nuestros alumnos,
ellos no siempre perciben esta misma imparcialidad. Cuando estoy al lado de un alumno intento centrarme
exclusivamente en él. Realizo lo que se denomina una escucha activa e intento asentir la cabeza para aumentar la
empatía con dicho alumno. Si mantenemos la posición que os he comentado de poner una mano en la silla y la
otra en la mesa con la espalda ligeramente curvada os permitirá incorporaros con rapidez en el caso de que se
produzca alguna conducta disruptiva significativa en el aula.
6. Sentado en la silla de un alumno. No, no me he equivocado. En el título decía cinco posiciones, pero he
querido añadir otra que es de mis preferidas y que utilizo en ocasiones puntuales. Cuando un alumno ha faltado
en clase y deja el asiento vacío o cuando un alumno sale a la pizarra o se coloca enfrente de la clase para una
exposición, me gusta sentarme en la silla que ha dejado el alumno. Os aseguro que a ellos les encanta tanto como
les sorprende. Es un momento en el que hay un ambiente distendido y relajado y os aseguro que es de las
ocasiones en las que más he empatizado con mis alumnos. Por unos instantes el profesor cambia su rol por el de
alumno, se confunde entre ellos produciendo su sonrisa y su sorpresa. La verdad es que os la recomiendo
vivamente.
Hasta aquí el artículo de hoy. En muchas ocasiones los docentes dejamos al azar aspectos como el de la posición
en el aula y os asegura que es un aspecto que hay que tener muy en cuenta y darle la importancia que se merece.
De la posición en el aula dependerá el control de la misma y será un factor clave para aumentar la empatía para
con vuestros alumnos.

40. MI CLASE EN 55 MINUTOS

¿Cómo estructuro una sesión lectiva de 55 minutos?

Minutos 1-5.
Entro en clase lo más puntual posible y doy los buenos días efusivamente a mis alumnos. La efusividad tiene como
finalidad que la mayoría de alumnos perciba que he entrado en el aula. También intento que me respondan al
saludo la mayor parte de mis alumnos.
Abro el proyector de la pizarra digital y el ordenador de la mesa del profesor. Es una actividad que hago siempre
ya que, independientemente de qué tipo de sesión lectiva realice, siempre uso la pizarra digital.
Mientras se abre el ordenador y el proyector, me sitúo enfrente de la clase entre la pizarra digital y la tradicional.
Es importante que todos los alumnos tengan la percepción de que el profesor ya está en el aula. Es el momento
de indicar a todos los estudiantes del grupo que vayan sentándose, y tengan el libro de texto digitalizado, así
como el estuche encima de la mesa. En según qué sesiones y dependiendo de la hora, suelo moverme por los
pasillos del aula. Con ello gano presencia y puedo controlar a aquel alumno que esté algo despistado.
Minutos 5-40.
Este es el segmento de clase más productivo. En él es donde llevo a cabo la explicación de la parte de la Unidad
Didáctica programada. Normalmente suelo dar uno o dos apartados de teoría y lo hago de la siguiente forma en
función del curso al que imparto la clase:
A. Alumnos de 1º de la ESO. En el libro de texto elaborado por el departamento los alumnos tienen por escrito la
parte teórica que proyecto en la pizarra digital mediante un documento elaborado en PDF. El hecho de que
tengan la teoría es porque en este curso se trabaja a través de la teoría la técnica de estudio del subrayado con
dos o más colores y del esquema de cajas.
B. Alumnos de 2º de la ESO. A diferencia de los alumnos de 1º de la ESO, los alumnos de 2º de la ESO carecen en
el libro de texto digitalizado por el departamento de la hoja de teoría. Esta decisión se tomó porque nos dimos
cuenta de que se avanza muchísimo más rápido en el contenido de la asignatura y no repercute en la
comprensión del contenido del área. En este curso se trabaja a partir del esquema de cajas proyectado en la
pizarra digital.
En ambos curso sigo un procedimiento muy similar:
En 1º de la ESO leemos en voz alta los apartados teóricos y los subrayamos con dos o más colores a partir de las
palabras clave. Una vez el texto está subrayado en la pizarra digital y en la hoja de teoría del libro de texto de los
alumnos, es cuando se procede a rellenar el esquema de cajas a partir de lo subrayado por los alumnos. Este
esquema es el que luego utilizan para las actividades y de cara al estudio de las pruebas de estudio y exámenes.
Con los años me he dado cuenta de la dificultad que los alumnos tienen a estas edades a la hora de estudiar de la
hoja de teoría. Es por ello que en este grupo sólo la utilizan por si tienen alguna duda, pero todo el estudio se
hace a partir de lo que han completado en el esquema de cajas. Os puedo asegurar que los alumnos prefieren
estudiar del esquema de cajas antes que de la hoja de la teoría, ya que les es más fácil memorizar y aprender los
contenidos sintetizados. Además, ganan mucho tiempo de estudio.
En 2º de la ESO la dinámica es algo diferente porque se trabajan otras técnicas de estudio que el subrayado. Lo
que hago es proyectar directamente el solucionario del esquema de cajas que ellos tienen en blanco en su libro
de texto en la pizarra digital. Es a partir del solucionario donde voy explicando la parte teórica de la Unidad
Didáctica. En este sentido debo decir que estoy encantado con este método, ya que las clases se han agilizado
enormemente. Por su parte, los alumnos no echan en falta para nada una hoja de teoría, ya que se sirven del
esquema completado en clase para las actividades, pruebas de estudio y exámenes, elaboración de textos
escritos. Otro aspecto fundamental es que además de hacer las clases mucho más dinámicas, el tiempo que se
ahorra con la lectura de la teoría y el subrayado se aprovecha para trabajar, sobre todo, las diferentes tipologías
textuales como la narración, la exposición y la argumentación.
En función del cumplimiento de la programación de aula, siempre dispongo de material audiovisual extra
relacionado con la Unidad Didáctica. Es un recurso que me sirve cuando me ha sobrado algo de tiempo, o veo que
los alumnos tienen dificultad para seguir lo que se tenía programado en esa sesión lectiva. También es un recurso
que utilizo más a menudo si la sesión lectiva coincide con la última hora de la jornada escolar.
Durante este segmento de clase, siempre estoy de pie, normalmente al lado de la pizarra digital, ya que en ella
voy subrayando conceptos, añado alguna que otra palabra, cuento alguna historia o anécdota para bajar la carga
teórica. La importancia de estar de pie enfrente de los alumnos es fundamental ya que se gana en presencia y se
aumenta el control del grupo.
Minutos 40-50.
Una vez finalizada la parte teórica es el momento de trabajar la parte procedimental. Puede parecer que el
tiempo de dedicación a la teoría está muy desproporcionado en cuanto a la práctica, pero no hay que olvidar que
la mitad del tiempo de contenido teórico se dedica a completar el apartado correspondiente al esquema de cajas.
Esto significa que el tiempo de explicación teórica o de clase magistral no suele superar los 20 minutos.
Durante estos diez minutos lo que hago es lo siguiente:
Cuando acabo el segmento de clase de teoría, los alumnos no empiezan inmediatamente con los ejercicios de la
Unidad Didáctica. Lo que hago es previamente leer los enunciados de los ejercicios que quiero que trabajen. Pido
a uno o varios alumnos que los lean en voz alta por si tienen alguna duda. Si es así los explico más detenidamente
o empiezo algún ejercicio para que sirva de ejemplo.
Una vez se han leído los enunciados es el momento en que los alumnos empiezan a realizar las actividades. Eso
les da muy poco tiempo para que hagan los ejercicios, pero esta es la intención. Lo que pretendo es que se lleven
estos ejercicios a casa. Sé que no todos los docentes están de acuerdo con el hecho de dar deberes a los alumnos
fuera del horario escolar. Yo os digo que los doy casi siempre por varias razones:
Es una demanda reiterada de los padres en estas edades. Los alumnos tienen un ritmo de trabajo desde el primer
curso de la ESO. Para mí es muy importante porque, a medida que avanzan cursos, cada vez se les exige más y
tienen que empezar a acostumbrarse desde que entran en el instituto.
El alumno revisa en casa el esquema de cajas elaborado en clase y le sirve como estudio.
El día que hay una prueba o examen el alumno ya tiene el hábito adquirido de estudio a partir de las actividades
realizadas en casa los días anteriores.
En este sentido, quiero añadir que el volumen de ejercicios y el tiempo de dedicación de la asignatura de Lengua
Castellana y Literatura en casa, no suele superar casi nunca los 10-15 minutos. También es verdad que en mi
instituto hay un número considerable de asignaturas que no dan nunca o casi nunca deberes, lo que hace que el
tiempo de dedicación de estudio o deberes en estos cursos no suela superar la hora.
Minutos 50-55.
Es el momento de preparar la finalización de la sesión lectiva. Es muy importante que controléis estos últimos
cinco minutos, porque suele ser un momento complicado de la clase y más si coincide con un descanso o la
finalización de la jornada escolar. En mi caso lo que hago es lo siguiente:
Pido a los alumnos que paren de hacer los ejercicios. En este momento todos los alumnos deben cerrar el libro de
texto y guardarlo en su mochila. Es importante lo de la mochila porque así evitamos que se lo olviden en el aula y
no puedan realizar las actividades en sus casas.
Mientras guardan su libro en la mochila, aprovecho para apagar el ordenador y el proyector de la pizarra digital.
Una vez tienen los libros en la mochila, les hago sacar la agenda por la página de la semana en la que nos
encontramos.
Una vez todos están en la misma semana es cuando escribo en la pizarra convencional (suele ser el único
momento en el que la utilizo) la páginal del libro y las actividades que deben realizar. Mientras lo copian, suelo
pasar por los pasillos y me dirigo hacia los alumnos con Necesidades Educativas Especiales (NESE). Siempre
compruebo que este alumnado copie correctamente lo que he escrito en la pizarra convencional.
Una vez los alumnos han copiado sus deberes en la agenda es el momento de que la guarden también en su
mochila. También hay que recordarles que no la dejen debajo de la mesa.
En este momento ha sonado el timbre y doy por finalizada la sesión lectiva. Como podéis ver, la sesión lectiva está
estructurada hasta el más mínimo detalle. En estos cursos es muy importante que no dejéis nada al azar. La
previsión y la preparación a conciencia de una clase es la clave para el éxito de la misma. Si lo hacéis así ganaréis
en seguridad, los alumnos siempre tendrán alguna tarea que hacer y podréis prevenir conflictos.
Así es como planifico una sesión lectiva. Seguro que vosotros también tendréis vuestro protocolo. Si es así estaré
encantado de que lo compartáis en este blog.
Una última recomendación. Las clases lectivas duran 55 minutos, no 57 ni 59. Odio la expresión de muchos
profesores que dicen: “La clase se terminará cuando yo lo diga”. Es un error. Si las clases duran más de la cuenta
lo que provocan es nerviosismo y se aumenta la probabilidad de que surja algún conflicto entre alumnos o entre
alumnos y profesor. También hay que tener en cuenta que cuando este profesor sale del aula es probable que
entre otro compañero. No es justo para él que se encuentre con un clima crispado por nuestra falta de previsión.
El tiempo lo marca el profesor, sí, pero el centro es el que nos marca el tiempo a nosotros… No lo olvidemos.

41. 7 ERRORES A EVITAR EN UNA SESIÓN DE EVALUACIÓN

La sesión de evaluación implica una gran responsabilidad para todos los docentes. Es un momento en se
reúne todo el equipo docente de un curso, además de un miembro del equipo directivo y del departamento
de orientación. Es por ello que debemos otorgarle la importancia que se merece para conseguir que sea lo
más productiva posible.
A lo largo de mi carrera como docente habré asistido a más de medio centenar de sesiones de evaluación y
creo que tengo suficiente recorrido como para dar algunas pautas que mejoren el procedimiento de una
sesión de evaluación y permitan optimizarla al máximo.
De ahí que este artículo tenga la intención de incidir en siete aspectos que considero esenciales y que deben
evitarse en beneficio de toda la comunidad educativa.

¿Qué errores debemos evitar en una sesión de evaluación?

1. Puntualidad. Ya he insistido en el tema de la puntualidad en otros artículos relacionados con las reuniones.
Para mí es un aspecto fundamental. Al referirme a la puntualidad, me estoy refiriendo a que se debe ser muy
riguroso con la hora en la que empieza una reunión y muy exigente por lo que respecta a la llegada puntual
de los docentes a dicha sesión de evaluación. En centros como el mío en el que en algunos cursos hay cinco
grupos o más, el hecho de retrasarnos tan sólo cinco minutos por grupo implica casi un retraso de media hora
que acaban pagando los últimos grupos. En mi centro lo que hacemos en este sentido es que el orden de los
grupos nunca es el mismo, es decir, empezamos por ABCDE, luego seguimos con BCDEA y así sucesivamente a
lo largo de todas las reuniones de evaluación y de equipos docentes. No se hace por puntualidad, sino por
racionalización del tiempo de los compañeros.
2. Asignación de roles. En una sesión de evaluación hay que destacar por encima de todo la figura del tutor y
la del jefe de estudios. Cada uno tiene una función muy clara que debe cumplir para el buen funcionamiento
de la reunión. El tutor es el que lleva el peso de la sesión de evaluación, mientras que el jefe de estudios es el
encargado de marcar los tiempos de dicha reunión. El tutor es el responsable de administrar su tiempo, pero
el jefe de estudios es el que se encarga de marcar esos tiempos.

3. Dividir el tiempo por el número de alumnos. Es un error muy común que algunos tutores quieran dedicar
el mismo tiempo a todos los alumnos. Esto es algo carente de sentido. En nuestro centro, el tutor dispone de
treinta minutos para llevar a cabo la sesión de evaluación. Los grupos tienen entre 25-30 alumnos. Es absurdo
que dediquemos un minuto por alumno. Lo que se debe hacer es insistir en aquellos alumnos en los que se
pueda incidir desde el punto de vista académico o que su situación personal requiera de algún comentario al
guardar relación con su rendimiento académico.
4. Intervenciones del profesorado. En nuestro centro, cuando ponemos la nota a nuestros alumnos en el
programa de gestión, tenemos por norma hacer un comentario cuando el alumno suspende nuestra
asignatura. Esta información le llega al tutor por escrito previamente a la reunión con un margen de más de
24 horas. Por tanto, el tutor ya tiene la información de por qué cada alumno ha suspendido la asignatura que
sea. Teniendo esta información no se hace necesario que el profesor en cuestión vuelva a repetir lo que ya ha
escrito en el comentario que ha puesto en el programa de gestión. Si evitamos duplicar los mensajes,
haremos que las reuniones sean mucho más ágiles y útiles.
5. Lectura de números. Otro error muy común a evitar por parte del tutor es la lectura de los resultados de
los alumnos. No es necesario. En nuestro centro cada profesor cuenta con la hoja de resultados. Así que el
profesorado es capaz de leerlos y, por supuesto, de interpretarlos. También puede hacer alguna rectificación
al momento o poner alguna nota si por la circunstancia que sea no le ha sido posible anotarla en el programa
de gestión. Lo importante de la reunión no es la lectura de números, es decir, no es necesario decir si un
alumno lo ha aprobado todo o ha suspendido seis. Lo importante es incidir en su rendimiento académico y
ver qué pautas de mejora se le pueden aplicar.
6. Actitud del profesorado. Durante este más de medio centenar de reuniones os aseguro que he visto de
todo. Compañeros medio dormidos, leyendo el periódico o algún libro de lectura, corrigiendo pruebas y
exámenes, respondiendo mensajes por teléfono, hablando continuamente con otro compañero mientras el
tutor lleva a cabo la reunión, levantarse a mitad de una sesión y desaparecer por la puerta. Cierto que no es lo
más común y recurrente. También reconozco que en algunos momentos puede resultar cansina si tienes que
asistir a cinco reuniones seguidas o en el caso de las optativas no tienes a todos los alumnos de un mismo
grupo. Yo también reconozco que en algunas sesiones no he actuado de la forma más adecuada. Pero no
debemos olvidar cuál es nuestro deber y cuál es nuestra responsabilidad. Muchas veces hablo de la
importancia de la productividad, pero la productividad sin la responsabilidad carece de sentido. Es importante
que nos tomemos en serio todas y cada una de las sesiones de evaluación y en ellas adoptemos un papel de
escucha activa, por el bien de nuestros estudiantes.
7. Pactar acuerdos. En muchas ocasiones la sesión de evaluación finaliza sin llegar a ningún acuerdo grupal o
individual. Perdemos buena parte del tiempo leyendo las estadísticas o nos encallamos en determinados
alumnos. Sé que no es fácil y que el poco tiempo de que dispone el tutor no ayuda, pero la sesión de
evaluación es una excelente oportunidad para incidir en qué aspectos puede mejorar el grupo, qué pautas
podemos adoptar todos los docentes ante un problema puntual, qué protocolo debemos seguir ante un
alumno determinado. Reconozco que la sesión de evaluación no es el momento de llegar a grandes acuerdos
o pactos, para ello están las reuniones de seguimiento o de preevaluación entre sesiones de evaluación o
reuniones de equipos docentes específicas para tratar aspectos de un determinado grupo.
Hasta aquí los siete errores que vale la pena evitar en una sesión de evaluación. Si somos conscientes de la
responsabilidad que tiene este tipo de reunión, estoy convencido de que nuestra actitud procurará ser la
mejor. Creo que nos los debemos a nosotros mismos y, por supuesto, a nuestros alumnos.

42. CÓMO GESTIONAR LA EXPULSIÓN DE UN ALUMNO DEL AULA

Gestionar la expulsión de un alumno del aula no es sencillo. Creo que el docente que se ve abocado a tomar esta
difícil decisión siente como una parte de su ideario se desmorona. Desgraciadamente, a veces nos vemos en la
obligación y el deber de expulsar a nuestros estudiantes. Por eso, el punto de partida siempre debe ser la
prevención de una actuación como la expulsión del aula.
En mi carrera como docente de Secundaria han sido contadas las ocasiones en las que he tenido que expulsar a
un alumno. Muchas veces me he preguntado por qué expulso tan poco a mis alumnos del aula, y creo que la
respuesta la tiene la palabra EMPATÍA. Trabajar la Empatía desde el primer día de clase creo que ayuda y mucho a
prevenir las expulsiones.

¿Cómo debemos actuar ante la expulsión de un alumno de clase?

La expulsión de un alumno de clase debe partir siempre de la transgresión de alguna de las normas marcadas por
el centro educativo a través de su Reglamento de Régimen Interno (RRI) . Este aspecto es determinante porque
evita la arbitrariedad de la expulsión por parte del docente. Si os veis en la obligación de expulsar a uno de
vuestros alumnos de clase, estos son algunos consejos que os pueden ser útiles:
Claridad en el mensaje. Al alumno en cuestión le tiene que quedar muy claro que queda excluido del grupo. El
mensaje debe ser directo, claro, conciso y contener la palabra expulsión. Os recomiendo que os dirijáis
directamente hacia el alumno y se lo digáis manteniendo en todo momento el contacto visual. Podéis decirle algo
así como Estás expulsado del aula por no respetar las normas del centro.
La expulsión se notifica, no se discute. Es fundamental que al expulsar a un alumno del grupo, lo hagáis
notificándoselo. En ningún caso debéis argumentar en el aula la expulsión. El alumno, una vez haya salido del
aula, tendrá la oportunidad de dar su explicación por escrito. Lo mismo hará el profesor que expulse al alumno.
No alzar la voz. Os recomiendo que no alcéis nunca la voz más de lo que lo hacéis en una sesión lectiva. Si
mantenéis un tono natural a la hora de notificar la expulsión, tendréis muchas más posibilidades de que el
alumno no quiera cuestionarla. El alumno buscará la confrontación y sólo debe encontrar naturalidad en vuestra
voz y en vuestros gestos.
Mochila y deberes. Al haberle notificado con un tono natural que está expulsado por haber infringido alguna de
las normas del centro, no debéis permitir que se vaya del aula sin la mochila y sin alguna tarea que realizar.
Cuando el alumno abandona el aula, suele ir a una sala de guardia donde le espera alguno de nuestros
compañeros. Este compañero no tiene por qué gestionar el tiempo y las actividades del alumno que nosotros
habremos expulsado. Por tanto, el alumno anotará en su agenda o cuaderno algún tipo de actividad que nosotros
le indicaremos, para que la realice en la sala de guardia hasta la finalización de la sesión lectiva.
Acompañamiento hasta la puerta. Una vez el alumno expulsado tiene las actividades apuntadas, es el momento
de que se levante y se dirija a la puerta. Yo os recomiendo que lo acompañéis hasta la puerta, porque reforzáis
mediante el lenguaje no verbal que el alumno no puede continuar en el aula. Durante el tiempo que el alumno se
dirige a la puerta, es importante mantener el silencio. Dejad que sea vuestro cuerpo y vuestra actitud corporal las
que hablen por vosotros.
No gritar una expulsión. En ocasiones podemos perder los estribos y expulsar a un alumno a gritos. Primer error.
Normalmente el estado de nerviosismo se apodera de nuestra forma de hablar y muchas veces solemos
tartamudear o tenemos un discurso con muchas incorrecciones, balbuceos… Lo negativo de esto es que provoca
un efecto en el resto de alumnos que hace que muchos de ellos no puedan contener la risa. Esto puede provocar
que expulsemos a los que se ríen. Segundo error. Os aseguro que en este momento nuestra autoridad se verá
claramente dañada.
El docente es el protagonista. No debéis olvidar nunca que el protagonista de una expulsión no es nunca el
alumno expulsado, sino el profesor que expulsa. Es un aspecto que no debemos descuidar porque también
supone una pérdida importante de autoridad en el aula.
La expulsión no se acaba con la expulsión. ¿A qué me refiero con esto? Para mí es uno de los aspectos clave.
Nunca debemos pensar que la expulsión de un alumno de clase termina con el alumno cerrando la puerta del
aula. Cuando finalizamos la sesión lectiva o en alguno de los momentos libres que nos proporcione la jornada de
trabajo, debemos dar nuestra versión del porqué hemos tomado la decisión de expulsar a dicho alumno. Si antes
hablaba del compañero de guardia, en este caso habría que hablar de la figura del tutor y la del jefe de estudios.
Al tutor le tiene que llegar con la mayor celeridad posible las dos versiones de la expulsión y luego deberá decidir
el tipo de sanción con el jefe de estudios.
Hablar con el alumno expulsado. Otra de las recomendaciones que os doy es que fuera de la clase, a solas y en
privado habléis con el alumno expulsado. Es un momento realmente fundamental para trabajar la Empatía. Puede
ser un buen momento para comentar la expulsión, para mostrarnos interesados por el alumno, para demostrarle
que realmente nos importa. A este tiempo que le dedicáis a este alumno yo le llamo TIEMPO INVERTIDO. Nunca
es una pérdida de tiempo hablar con un alumno, todo lo contrario, es una INVERSIÓN de tiempo.

¿Qué hacer si un alumno se niega a salir del aula después de notificarle la expulsión del aula?

En algunas ocasiones os podríais encontrar con que un alumno se niegue a abandonar el aula por el motivo que
sea. Si es así os recomiendo el siguiente protocolo:
1. No notifiquéis la expulsión al alumno más de dos veces.
2. Si a la segunda vez se niega a salir, mantener la calma, no levantéis el tono de voz e intentad hablar lo mínimo
posible.
3. Llamad al delegado o subdelegado del grupo y decidle que vaya a buscar al miembro del equipo directivo que en
ese momento esté de guardia.
4. Nunca salgáis del aula en caso de que el alumno se niegue a aceptar la expulsión.
5. En el transcurso de tiempo que el delegado o subdelegado va a buscar a un miembro del equipo directivo, os
recomiendo que os pongáis en el centro delante de todos los alumnos y mantengáis en todo momento el
contacto visual con ellos. No habléis, que sea vuestra actitud postural la que hable por vosotros. Mantened el
semblante serio, la cabeza bien alta y ya veréis como el resto de compañeros mantendrá el silencio.
6. Una vez llegue el miembro del equipo directivo al aula, nunca expliquéis el motivo de la expulsión. Simplemente
haced que este miembro de la directiva le ratifique la expulsión y le invite a abandonar el aula.
Si aun así el alumno se resiste a abandonar el grupo, debéis hacer lo siguiente:
1. El miembro del equipo directivo abandonará el aula.
2. El profesor seguirá con las explicaciones intentando dar la clase con la mayor naturalidad posible hasta que
finalice la sesión lectiva.
3. Durante el tiempo que dure el resto de la sesión lectiva, el miembro del equipo directivo notificará por teléfono lo
sucedido a los padres o tutores del alumno, les hará venir y hará que se lo lleven a su casa hasta que el director
decida qué sanción imponerle en función de Reglamento de Régimen Interno del Centro.
4. Si aun así continuara sin querer abandonar el aula y como último recurso, el director del centro se pondría en
contacto con el Policía Tutor que acudiría al centro para gestionar el conflicto ocasionado.
Acabo este artículo sobre la expulsión de un alumno de clase con mal cuerpo. Creo que una expulsión nunca es
plato de buen gusto. Por ello siempre recomiendo hacer un buen uso y no un abuso, porque nuestra autoridad se
verá claramente dañada. Y no olvidéis que la Empatía es el mayor enemigo de la expulsión.

43. CÓMO GESTIONAR LA LECTURA EN VOZ ALTA EN EL AULA

Gestionar la lectura en voz alta en el aula es un tipo de actividad que llevamos a cabo todos los docentes,
independientemente de la asignatura o curso que impartamos. Es por ello que debemos darle la importancia que
se merece porque creo que es una herramienta clave en todos los procesos de enseñanza-aprendizaje en los que
se ve inmerso el alumno.
No voy a entrar en este artículo sobre la discusión entre la lectura por placer y la lectura por deber. Esta entrada
tan sólo tiene la intención de daros a conocer qué pautas sigo en el aula cuando llevo a cabo la lectura en voz alta
de un libro de lectura. Por cierto, he dicho un libro de lectura, no un libro de lectura OBLIGATORIA. Os aconsejo
que eliminéis esta palabra que los alumnos asocian como algo negativo.

Antes de la lectura en voz alta.

Un error que sucede más a menudo de lo que se quisiera es que hay profesores que no leen el libro previamente,
sino que lo leen en clase al mismo tiempo que los alumnos. Personalmente me parece algo a evitar, ya que la
clase lectiva de lectura en voz alta en el aula debe tomarse como cualquier otra clase lectiva, es decir, debe
prepararse a conciencia.
Por tanto, antes lectura en voz alta recomiendo:
 Al entrar en clase, saludar efusivamente y encender el ordenador y la pizarra digital.
 El profesor debe haberse leído el libro previamente.
 El profesor debe prepararse la clase a conciencia para solventar las dudas que puedan aparecer durante la sección
de lectura en voz alta.
 El profesor es el que custodia los libros de lectura de los alumnos de clase. Esto es un detalle muy importante por
la razón que explicaré a continuación. Si es el docente el que en una caja de cartón guarda los libros en su
departamento o en algún lugar habilitado de su centro escolar, siempre tendrá la seguridad de que todos los
alumnos dispondrán del libro de lectura en la hora señalada. De no hacerlo así se corre el riesgo de que quieras
hacer en clase lectura en voz alta y un alto porcentaje de alumnos se lo haya olvidado en casa. En mi caso utilizo
una caja para cada grupo y la custodio en mi departamento.
 A cada libro de lectura de cada alumno hay que ponerle una etiqueta blanca en la parte superior derecha de la
portada. En esta etiqueta el alumno debe poner su nombre y un apellido. Yo lo hago así porque a la hora de
repartir los libros se va mucho más rápido y se evita cualquier tipo de distracción o conflicto en el aula.
 Las clases de lectura en voz alta las suelo dar sentado en la mesa del profesor por las razones que explicaré en la
segunda parte de este artículo.
Un aspecto que me gustaría remarcar es que normalmente dedico un día a la semana de las cuatro sesiones que
tengo de mi asignatura para cada grupo a la lectura en voz alta. De estas cuatro horas suelo elegir aquella que
está situada hacia el final de la jornada escolar, cuando los alumnos están más cansados.

Durante la lectura en voz alta.

En este momento de la sesión lectiva todos los alumnos están sentados y con su libro correspondiente. El
profesor también está sentado en su mesa con su libro. Es el momento de iniciar la lectura.
Por tanto, durante la lectura en voz alta recomiendo:
 El profesor es el que empieza leyendo un fragmento del libro. A mí es algo que me funciona porque suele ser un
tipo de clase en la que los alumnos están más excitados de lo normal, y más cuando el libro funciona.
 El profesor tiene en su mesa el libro de lectura, la lista de alumnos y el cuaderno del profesor. En mi caso utilizo el
ipad. El libro de lectura también lo tengo en el ipad ya que compro la edición digital que sale más económica.
 El orden de lectura debe ser siempre aleatorio, es decir, el alumno nunca debe saber cuándo le va a tocar. Esto
hace que su nivel de atención y concentración aumente.
 Una vez haya leído el alumno, el profesor pondrá dos notas:
 Una nota de atención. Sigue o no la lectura en voz alta de sus compañeros.
 Una nota de lectura. Recomiendo que sea una nota muy simple y que podáis poner rápidamente en vuestro
cuaderno de notas, para no entorpecer el ritmo de lectura. Por ejemplo, se pueden poner tres notas en función
de cómo el alumno ha leído en voz alta: 3-6-10. Estas son tres notas orientativas.
 Durante esta fase de la sesión lectiva entra en juego la pizarra digital. Es un recurso que uso muy a menudo
cuando llevamos a cabo la lectura en voz alta. Años atrás estas clases me solían pasar muy lentamente debido a
su monotonía. Con la pizarra digital he experimentado un cambio enorme porque es un refuerzo para la lectura
extraordinario. Os pondré un ejemplo para que lo entendáis:
 Los alumnos de 1º de la ESO de Lengua Castellana y Literatura han leído este curso el libro de lectura titulado Mío
Cid. Recuerdos de mi padre. lo cierto es que no era una lectura muy sencilla ya que se trataba de una novela
llamémosle histórica. Presentaba el problema del vocabulario. Por ello la pizarra digital fue muy útil porque, por
ejemplo, en el libro salía la palabra guantelete. ¿Qué mejor idea que explicar qué es un guadelete que ir a Google
imágenes y enseñarles una fotografía! Si el profesor se ha preparado la lectura también las puede descargar
previamente y llevarlas en su USB. Además de fotografías, también se usa la edición online de laRAE y, como no,
vídeos de youtube.
 La ayuda de la pizarra digital me ha permitido que la sesión lectiva de la lectura en voz alta dure prácticamente
toda la clase y sea más animada e interactiva. A los alumnos les encanta y sirve para romper la monotonía.
 Aunque he dicho que el orden de lectura es preferible que sea aleatorio, yo os recomiendo que tengáis en cuenta
a los alumnos que leen mejor y peor en clase. Yo suelo hacer leer al principio a los que tienen más dificultades y a
medida que avanza la clase hago leer a aquellos con más soltura a la hora de leer en voz alta.

Después de la lectura en voz alta.


Llega el momento de finalizar la sesión lectiva. Es un momento delicado porque los alumnos suelen distorsionar
bastante la clase.
Por ello, después de la lectura en voz alta recomiendo:
 Nunca esperéis a que suene el timbre. Debéis acabar la lectura cinco minutos antes de que finalice la clase.
 Los alumnos cierran el libro. Una actividad que os recomiendo es que antes de que empiecen con la lectura del
libro, cada alumno fabrique un punto de libro que guarde relación con el libro y le pongan su nombre. Este punto
de libro se utilizará para marcar la página. Es un recurso muy útil porque al inicio de la clase los alumnos abren su
libro de lectura por el punto de libro. Esto evita que el profesor deba repetir continuamente el número de página.
 Sin levantarse de sus asientos, los alumnos pasan su libro de atrás para adelante. Cuando todos los libros están en
la primera fila, es el profesor el que los recoge y los guarda en la caja de cartón.
 Mientras los alumnos pasan el libro de lectura de atrás hacia adelante, el profesor se levanta y aprovecha para
cerrar el ordenador y la pizarra digital.
Ha sonado el timbre y con ello esta entrada sobre la lectura en voz alta llega a su fin. Y no olvidéis que:
TODO SE PUEDE APRENDER, TODO SE DEBE ENSEÑAR.

44. 10 CONSEJOS PARA QUE UNA REUNIÓN SEA PRODUCTIVA

El artículo de hoy tiene la intención de daros diez consejos para que vuestras reuniones sean más productivas. A
lo largo de mi carrera como docente habré asistido a centenares de reuniones de todo tipo: de evaluación, de
departamento, de coordinación, de refuerzo, de equipo docente… Y debo confesar que no todas han sido todo lo
productivas que me hubieran gustado.
Creo que todos somos conscientes de que en la sociedad en la que vivimos, uno de los valores más apreciados es
el tiempo o, mejor dicho, la gestión que hacemos precisamente de ese tiempo.

Estas son algunas recomendaciones para que una reunión sea productiva:
1. Puntualidad. La puntualidad es un aspecto determinante para llevar satisfactoriamente una buena gestión en
nuestro trabajo. Debemos tomarnos muy en serio el hecho de ser puntuales, por respeto a nuestros compañeros
y por respecto a nuestro oficio. La falta de puntualidad en muchos casos se asocia a la repetición de contenidos
en una misma reunión y eso conlleva a una pérdida innecesaria de tiempo.
2. Preparación. Seguramente si os pregunto si os preparáis vuestras lecciones lectivas me diréis que sí. Por tanto,
si os preparáis vuestras clases, también debéis prepararos una reunión en el caso de que tengáis un papel activo
en ella. Es muy importante llegar a una reunión con los deberes hechos, porque ello facilita el buen
funcionamiento y rendimiento de la misma.
3. Orden del día. Cualquier reunión, independientemente del tipo que sea, debe venir precedida por una orden
del día. ¿Por qué? Porque de esta manera todas las personas que asisten a la reunión saben cuáles son los puntos
que van a tratar. Además, evita que la reunión se desvíe hacia otros temas que no son pertinentes. Es aconsejable
que los miembros que asisten a una reunión tengan de antemano la orden del día. En la actualidad, la mejor
forma de hacer llegar una orden del día es a través del correo electrónico.
4. Duración. Toda reunión que se lleve a cabo debe tener fijada una hora de inicio y una hora de finalización. Si en
el primer apartado hacía hincapié en la importancia de empezar puntuales, también me parece esencial que se
finalice la reunión a la hora programada. En el ámbito docente las reuniones de equipos docentes y las sesiones
de evaluación suelen presentar cierta conflictividad a la hora de respetar los tiempos. Eso es un error que resta
tiempo a todos los miembros presentes así como productividad. La falta de tiempo en muchos casos viene de una
mala preparación de la reunión, de una mala gestión de los aspectos a tratar. No debemos confundir la cantidad
con la calidad, es decir, no por invertir más tiempo obtendremos mejores resultados.
5. Liderazgo. La importancia del liderazgo en una reunión también es crucial para una buena administración del
tiempo, del contenido y de los resultados. En cualquier reunión debe haber alguien que tome la batuta, marque
los tiempos, modere los comentarios y sea capaz de sintetizar los acuerdos.
6. Acuerdos. Muchas de las reuniones que se llevan a cabo en la docencia pecan de algo que me parece
fundamental: conseguir alcanzar acuerdos. Es el sentido primero y último de cualquier reunión. Estos acuerdos
pueden ser individuales o colectivos.
7. Acta. Tan importantes son los acuerdos a los que se llega como el hecho de que estos acuerdos se recojan en
un acta. Pueden ser actas más o menos rigurosas en función de las informaciones y acuerdos a los que se llegue.
En este sentido yo recomiendo, a ser posible, que las actas se hagan simultáneamente siempre que se pueda -en
mi caso las hago con el ipad- o en el menor plazo de tiempo posible para que así la memoria no nos juegue malas
pasadas. La importancia de elaborar actas se debe a que nunca se sabe si en algún momento del curso
necesitaremos revisar una reunión pasada.
8. Turno abierto de preguntas. Siempre que sea posible y en función del tipo de reunión que sea, es conveniente
dejar los últimos cinco minutos para el turno abierto de preguntas. En este turno lo que aconsejo es que aquello
que se diga sea meramente de carácter informativo y no se preste al debate ya que no hay tiempo para ello. En el
caso de que algún miembro quiera hacer algún tipo de pregunta o iniciar algún debate, es conveniente
posponerlo para la próxima reunión, anotarlo en el acta y tenerlo en cuenta en la orden del día de la próxima
reunión.
9. Material multimedia. En una reunión no hay que dejar nada a la improvisación porque muchas veces nos juega
malas pasadas. Aquellas reuniones que precisen de ordenadores, pizarras digitales, proyectores… deben haber
sido revisados previamente por la persona o personas que van a utilizar estos recursos. No se puede ni se debe
hacer esperar a la gente que ha sido puntual y que ha venido debidamente preparada.
10. Disposición del espacio. En muchas ocasiones la disposición del espacio resulta esencial para el éxito y la
productividad de una reunión. Mucho se podría hablar de la disposición de las personas que asisten a una
reunión, pero tal vez destacaría la colocación de quien lleva el peso de la reunión. Esta debe colocarse en un lugar
que sea visible por todos. Debe tener un campo de visión que controle a todos los presentes porque ello
determinará buena parte de las intervenciones, de los turnos de palabra…
Preparación, puntualidad, liderazgo y acuerdos son cuatro pilares en los que debemos centrarnos si queremos
que una reunión sea productiva. Si lo conseguimos, ganaremos en eficacia y también le habremos ganado la
batalla al tiempo.

45. ¿QUÉ TE APORTA COMO PROFESOR SER PUNTUAL? CONSEJOS PRÁCTICOS

Aquellos que leéis con asiduidad mis artículos habréis observado que en la categoría de Productividad he hecho
referencia en algunos artículos a la importancia de ser puntual como un factor significativo a la hora de impartir
una sesión lectiva con los alumnos. Son varias las ventajas que te aporta ser puntual en tus sesiones lectivas,
tanto al inicio como al final de cada clase.
Es por ello que este artículo tiene como finalidad reflexionar sobre el valor que podemos aportar los docentes al
hecho de ser puntuales.

¿Qué aspectos aporta como profesor ser puntual?

1. Ejemplaridad. Siempre he tenido muy claro que los docentes enseñamos y transmitimos conocimientos, pero
también educamos con el ejemplo. Si no somos capaces de llegar puntuales a nuestras sesiones, difícilmente
podremos exigir a nuestros alumnos que sean puntuales ellos también.
2. Menor conflictividad. De todos es sabido que ser puntual a la hora de llegar al aula donde impartirás tu sesión
lectiva es fundamental, porque entre sesión y sesión es donde se producen la gran mayoría de conflictos entre
alumnos. Si conseguimos llegar lo más puntuales posible, evitaremos conflictos que en nada benefician el buen
desarrollo de una sesión lectiva, ya que en muchas ocasiones debemos gestionar nosotros mismos unos conflictos
en los que no hemos estado presente. La misma gestión de este conflicto conllevará a perder un tiempo en el que
no seremos productivos en el aula.
3. Seguridad. Si somos capaces de llegar a tiempo a nuestras clases, será porque nos habremos organizado
correctamente. ¿Qué quiero decir con esto? Cuanto más y mejor planifiquemos nuestra jornada laboral, mejor
será el rendimiento que le saquemos y más puntuales podremos ser a la hora de llegar a nuestras clases. La poca
preparación o precipitación hace que continuamente nos olvidemos nuestro material y tengamos que volver a los
departamentos, salas de profesores… Esta falta de planificación al final redunda negativamente en el grupo
porque se pierde un tiempo en el cual no somos productivos y el grupo carece de profesor, con el riesgo que
supone que puedan producirse conflictos dentro del aula.
4. Respeto. En otro artículo titulado Cómo ganarse el respeto de tus alumnos ya me referí a la importancia de la
puntualidad como un valor añadido a nuestra condición de docentes. De alguna manera, el alumno percibe en
nuestra puntualidad valores como el de la responsabilidad y la organización. Aquellos docentes que suelen tener
problemas de relación con un grupo suelen tender a llegar más tarde a clase de lo habitual. Esto es un error que
hay que evitar porque en cierto modo es percibido por los alumnos de ese grupo como una debilidad que puede
volverse en contra del profesor en cuestión.
5. Productividad. Una vez escuché decir a un compañero que si llegabas cinco minutos tarde a todas las sesiones
lectivas, al final de la semana te habías ahorrado unas dos clases lectivas. Al respecto de esta picaresca debo decir
que estas sesiones no se ahorran, sino que se pierden, En el artículo titulado Aprendizaje Cooperativo. ¿Qué son
los segmentos de actividad? expliqué que una sesión lectiva se divide en tres segmentos: profesor, alumno y
tiempo muerto. En nuestro caso debemos intentar que el tiempo muerto de una clase, es decir, el tiempo en el
que ni el profesor ni el alumno son productivos, no supere el 10%. El tiempo muerto de una sesión lectiva no debe
llevárselo nuestra falta de puntualidad.

Consejos prácticos para ser puntual.

Son muchas las actuaciones que podemos llevar a cabo los docentes para ser puntuales. Permitidme que os
enumere algunas acciones que son tan sencillas como eficaces:
 Procura llegar al centro cinco y diez minutos antes de empezar tu primera sesión. Este tiempo te servirá para
saludar a tus compañeros, situarte en el centro, coger y revisar el material pertinente, ir al baño, visualizar lo que
llevarás a cabo durante tu jornada laboral…
 Intenta llevar en tu cartera de profesor todo lo que necesitarás para las clases de ese día. Si llevamos todo lo
que necesitamos encima, evitaremos ir cada vez al departamento o a la sala de profesores. Este es un tiempo que
perdemos que nos puede permitir ser más puntuales.
 Evita ir al baño, beber o comer una vez ha sonado el timbre de inicio o de cambio de hora. Hay profesores que
tienen por costumbre ponerse a hacer diversas acciones en el momento en el que suena el timbre. Hay que
evitarlo en la medida de lo posible. La jornada laboral de un docente tiene momentos en los que pueden llevarse
a cabo estas acciones.
 Finaliza las reuniones cinco minutos antes de que suene el timbre. Durante la semana solemos tener diversas
reuniones, bien con los miembros del departamento, tutores, miembros de una coordinación. Hay que ser
previsores y acabar unos minutos antes para llegar puntuales a nuestra siguiente sesión lectiva.
 Programa correctamente el final de una sesión lectiva. No hay que esperar a que suene la sirena para acabar de
golpe con la clase. Esta actuación debe hacerse unos minutos antes. Lo digo porque muchos docentes en estos
minutos aprovechan para dar deberes que los alumnos apuntan en la agenda, cerrar ordenadores, proyectores o
pizarras digitales, ordenar las mesas tras una sesión en grupo, recoger libros o diccionarios. Cuanto mejor
calculemos el final de la sesión lectiva, más puntuales seremos a la hora de llegar a la siguiente sesión.
Como veis, muchas son las ventajas y beneficios que nos aporta ser puntuales en el aula. Debemos pensar que la
puntualidad aumenta la productividad de nuestros alumnos, reduce la conflictividad y nos permite ganar en
confianza y seguridad. Reconozco que no siempre es fácil dadas las características de cada centro, pero creo que
es un aspecto que cuanto más tengamos en cuenta, más valor aportará a nuestra labor docente.

46. 5 FORMAS DE EVALUAR A LOS ALUMNOS

Evaluar a los alumnos es una de las principales obligaciones que recae en la función docente. Evaluar los procesos
de enseñanza-aprendizaje se convierte en una necesidad en el momento en el que debemos rendir cuentas de
nuestro trabajo y del trabajo de nuestros alumnos en cada una de las sesiones de evaluación que conforma un
curso escolar. La palabra evaluar dentro del campo educativo es un concepto muy amplio y que se puede
entender desde diferentes puntos de vista.
Es por eso que el artículo de hoy no tiene otra finalidad que la de explicaros cómo evalúo a mis alumnos en cada
trimestre o evaluación.

¿Qué 5 formas hay de evaluar a los alumnos?

Estos cinco tipos o formas de evaluar a los alumnos están pensados preferentemente para los primeros cursos de
Secundaria. También hay que decir que los porcentajes de cada una de estas partes dependerá del curso que se
imparta. En este sentido, esta entrada quiere centrarse en los apartados o formas de evaluar y no tanto en los
porcentajes, que vendrá determinado preferentemente por el profesor o los miembros de un departamento.
En mi caso voy a explicar las cinco formas de evaluar un trimestre centrándome en alumnos de 1ª y 2ª de la ESO
(12-14 años).

Formas de evaluar a los alumnos:

1. Comportamiento (se resta de la nota final de la evaluación). Cuando me refiero al comportamiento estoy
hablando de la actitud que tiene el alumno hacia todo lo relativo a la conducta, material escolar del alumno y del
centro, cumplimiento de las normas que rigen un centro, retrasos a la hora de entrar en un aula… En este
apartado no se evalúa por porcentaje, sino que se resta de la nota global de la evaluación. Para poderlo
cuantificar este tipo de comportamiento se distingue entre:
 Falta de comportamiento leve (-0,2 puntos): llegar tarde a clase, comer chicle en clase, no traer el material
escolar…
 Falta de comportamiento grave (-0,4 puntos): atentar contra las normas del centro, falta de respeto al profesor o
a los compañeros, expulsiones de clase…
2. Actitud (20%). En este apartado se evalúa la actitud del alumno exclusivamente hacia la asignatura. En este
apartado se evalúan dos aspectos:
 Revisión de los deberes (15%). En este apartado el profesor revisa al inicio de la clase si ha realizado o no los
deberes. Pasa uno por uno y pone la nota en el cuaderno del profesor.
 Si ha realizado los deberes: 10 puntos.
 Si ha realizado los deberes a medias: 5 puntos.
 Si no ha realizado los deberes: 0 puntos.
 Revisión del libro de texto digitalizado (5%). Como cada evaluación consta de tres Unidades Didácticas, se
evaluará cada unidad didáctica de 0 a 10 puntos.
3. Pruebas de Estudio y Pruebas de Atención (20%). A lo largo de la evaluación se realizan distintas Pruebas de
Estudio y de Atención que se puntúan de 0 a 10 puntos. Normalmente se intenta que en cada Unidad Didáctica
haya un mínimo de una Prueba de Estudio o de Atención.
4. Actividades (10%). Evaluación inicial, ejercicios de expresión oral y escrita, pruebas de lectura, reseñas de
libros. En este apartado tiene cabida todas aquellas actividades que el profesor en un principio se lleva a casa
para corregir. Son actividades que manda hacer en casa o en clase y que el profesor recoge y corrige puntuando
de 0 a 10 cada uno de los ejercicios.
5. Exámenes (50%). Durante una evaluación suele haber un examen por Unidad Didáctica. Aún así en algunas
ocasiones algunas Unidades Didácticas constan de dos exámenes debido a las vacaciones de Navidad o Semana
Santa. Los exámenes se puntúan de 0 a 10.
Comentario de la imagen:
 Las columnas grises son las notas parciales de la evaluación.
 La columna gris Act. se refiere al Comportamiento y se obtiene de restar de los cuadros R (Retraso), A (mal
comportamiento) M (Material).
 La columna gris 0,15 es la suma de los deberes (0, 5 y 10).
 La columna gris 0,05 es la suma de la nota del cuaderno digitalizado.
 La columna amarilla 0,20 corresponde a la Actitud (20%).
 La columna gris 0,20 corresponde a la media de las pruebas de Estudio y Atención.
 La columna 0,10 gris corresponde a los ejercicios.
 La columna amarilla 0,30 es la suma de las Pruebas de Estudio, de Atención y ejercicios.
 La columna amarilla 0,50 es la suma de los exámenes de la evaluación.
 La columna Nota se obtiene con dos decimales.
 La columna Nota2 (2ª evaluación) corresponde al redondeo o no de la nota y es la que figurará en el boletín del
alumno.
 En esta evaluación se han obtenido un total de :
 7 notas de deberes
 3 notas de cuaderno
 4 notas de Pruebas de Estudio y Atención
 2 notas de ejercicios
 4 notas de exámenes
 Total de notas u observaciones: 20
Estas serían las cinco partes en que se divide la nota de mi asignatura en cada evaluación. En cada uno de los
porcentajes aparecen dos decimales y se redondea la nota al entero siguiente a partir de 0’75, es decir, si el
alumno, después de haberle restado el comportamiento obtiene una nota final de 5,55 se mantiene en 5. Si
obtiene una nota de 5,75 se redondea a 6.
Así es como obtengo la nota final de cada evaluación. Normalmente en cursos como 1º o 2º de la ESO suelo
acumular un total de 20-25 notas u observaciones. Esta gran cantidad de notas me permite evaluar a un alumno
de una forma muy objetiva dado el alto número notas. Una vez introducidas las notas en la hoja de cálculo sólo
debemos esperar que el ordenador saque la media por nosotros.
Evaluar a los alumnos supone una enorme responsabilidad. Y como se trata de una enorme responsabilidad
debemos esforzarnos en obtener en cada evaluación el máximo número de observaciones o notas para ser lo más
objetivos posible. Si así lo hacemos evitaremos dudas y dilemas que en nada benefician ni al docente ni al
alumno. Soy de la opinión que todo lo que realiza un alumno fuera y dentro de un aula en nuestras respectivas
asignaturas es cuantificable. Hoy os lo he querido demostrar a través de esta entrada. Repito que los porcentajes
pueden cambiar en función del curso y de la asignatura, ya que en mi caso doy cuatro sesiones lectivas a la
semana en cada grupo, frente a otras asignaturas que tan sólo tiene una, dos o tres horas lectivas.

47. 7 CONSEJOS PARA GESTIONAR LA CONFLICTIVIDAD EN EL AULA

A lo largo de nuestra carrera como docentes nos encontramos con grupos que presentan una determinada
conflictividad en el aula. Lo cierto es que esta conflictividad puede deberse a múltiples factores como la
presencia de alumnos repetidores, la falta de conciencia de grupo, la existencia de alumnos con una
problemática personal grave… Todos estos conflictos hacen que debamos dar el máximo de nosotros mismos
en nuestras sesiones lectivas y aun así no siempre el resultado es el que esperamos.
Es por ello que el artículo de hoy tiene la intención de daros algunas pautas para minimizar al máximo la
conflictividad en el aula de un grupo. Tal y como he dicho anteriormente, los factores que provocan la
conflictividad son muy diversos, pero quiero pensar que algunos de estos consejos os ayudarán a la hora de
enfrentaros a un grupo conflictivo.

¿Cómo podemos gestionar la conflictividad en el aula?

1. Evitar el enfrentamiento directo. Cuando nos referimos a la conflictividad o problemas de conducta de un


grupo, en muchas ocasiones nos referimos a unos cuantos alumnos que son los causantes de continuas
distorsiones en el aula. En muchas ocasiones son alumnos que continuamente intentan transgredir las
normas de convivencia propuestas por el centro. En este sentido es importante que el profesor evite en todo
lo posible el enfrentamiento directo en el aula. Es mucho más efectivo hablar fuera del aula con el alumno o
los alumnos que creamos conveniente. Este tipo de alumnos suelen crecerse en el aula, pero no cuando
están frente al docente en un espacio que no es precisamente su aula de referencia. Si evitamos la
confrontación verbal, conseguiremos rebajar la tensión y el ritmo de la sesión lectiva no se verá tan
perjudicado. Hay que intentar responder con rotundidad a estas provocaciones pero sin caer en la discusión.
Somos los docentes los que debemos marcar el “tempo” de la clase y no determinados alumnos.
2. Reducir al máximo los momentos de Tiempo Muerto. Una sesión lectiva se compone de tres Segmentos
de Actividad. Para saber más sobre este concepto os recomiendo el artículo titulado Aprendizaje
Cooperativo: ¿Qué son los Segmentos de Actividad? En una sesión lectiva hay tiempo para el profesor,
tiempo para el alumno y tiempo para lo que denominamos Tiempo Muerto. Este último se caracteriza por
estar vacío de contenido y ser poco productivo. Aunque es inevitable que en una sesión lectiva se produzcan
Tiempos Muertos, es conveniente que se minimicen al máximo, porque suelen ser momentos propicios para
la proliferación de conflictos. Debemos reducir al máximo el Tiempo Muerto al inicio y final de la sesión
lectiva, así como las transiciones de contenidos a procedimientos o viceversa.
3. Reducir la clase magistral. En clases con una elevada conflictivad debe procurarse reducir lo que
denominamos la clase magistral, es decir, la clase unidireccional en la que el profesor explica y el alumno
escucha de forma pasiva. Lo que entendemos como escucha pasiva del alumno puede producir un aumento
considerable de la conflcitividad en el grupo, ya que rápidamente una parte de los alumnos de una clase
dejan de atender las explicaciones de los profesores y se producen conductas disruptivas, alumnos que
molestan a otros compañeros… Los grupos conflictivos deben ser lo más dinámicos y participativos posible.
Se trata de intentar que todos los alumnos en función de sus capacidades participen de forma activa durante
el máximo tiempo que dura una sesión lectiva. Si hacemos participar a los alumnos con una determinada
problemática en el aula, conseguiremos que este tiempo la sesión lectiva transcurra con una cierta
normalidad. En este sentido es bueno trabajar mientras se explica técnicas de estudio como el subrayado o
el esquema.
4. Realizar actividades procedimentales dirigidas. Una vez hemos conseguido minimizar la clase magistral,
también es importante gestionar el tiempo de actividades procedimentales en el aula. A la hora de dar
actividades debemos procurar que las mismas sean muy dirigidas y de fácil ejecución, es decir, que su
realización no implique una reflexión considerable. Es mejor que en el aula se realicen actividades más
mecanizadas, ya que los alumnos necesitan menos esfuerzo y concentración. En un grupo con una cierta
conflictividad es más fácil que la mayoría de los alumnos complete un ejercicio sobre acentuación que no
redacte una opinión personal sobre las redes sociales. En este sentido es preferible que las actividades que
impliquen una cierta planificación se hagan en gran medida fuera de la sesión lectiva.
5. Formar grupos de trabajo cooperativo. Las ventajas de trabajar a través del Aprendizaje Cooperativo en
grupos con una cierta problemática son varias. En primer lugar conseguimos crear pequeños grupos de
cuatro alumnos y rompemos lo que es el grupo clase. Además podemos repartir en cada grupo aquellos
alumnos que presenten una determinada problemática. De esta forma la conflictividad en el aula se diluye
en los grupos y se reduce, por tanto, la conflictividad. Divide y vencerás.
6. Potenciar la figura de líder. Aunque no depende del profesor, en el grupo clase hay que buscar la figura de
lo que se denomina un líder positivo. Este líder positivo no tiene que ser un alumno brillante o el que mejor
notas saca de la clase. El líder positivo es aquel que es respetado por los compañeros y que se toma en serio
su educación. Este tipo de alumno reforzará enormemente al profesor, ya que puede mediar entre los
alumnos más problemáticos y el resto de compañeros. Debe ser un alumno con personalidad, con iniciativa,
respetado por sus compañeros y capaz de saber dirigirse a los que interrumpen o dificultan el correcto
contenido de la sesión lectiva. Son alumnos de gran valor en el aula y debemos tenerlos muy en cuenta y
potenciar sus cualidades en beneficio del resto del grupo.
7. Consensuar acuerdos con el Equipo Educativo del grupo. En las reuniones de Equipos Docentes es
fundamental que a la hora de abordar un grupo que presenta una cierta conflictividad todo el profesorado
que imparte clases al grupo vaya en la misma dirección. Los acuerdos a los que se lleguen deben ser
consensuados y aplicados por todos los profesores. Será el tutor el que se encargará de comunicar al grupo
las decisiones tomadas y a partir de ahí todos los docentes actuarán en consecuencia. Se trata de fijar
normas básicas que puedan ser pertinentes a ese grupo como la puntualidad, criterios de expulsión del aula,
respeto al turno de palabra, reducción de la conducta disruptiva, sanciones individuales y/o de grupo… Es
fundamental que todos los alumnos de un mismo grupo sepan que todos los docentes van a una y que
aplican los mismos criterios.
Es cierto que no existen fórmulas mágicas para gestionar grupos conflictivos. Pero esta conflictividad debe
intentar ser transformada en una oportunidad para crecer como docentes. Dando lo mejor de nosotros,
demostrando nuestra pasión por lo que hacemos, trabajando con los alumnos la empatía, realizando
dinámicas para la formación de una conciencia de grupo… conseguiremos mejorar el clima y ello se traducirá
en una mejora de la calidad nuestras sesiones que revertirá en el conocimiento y en la calidad de la
enseñanza del grupo.

48. 5 CONSEJOS PARA GANARSE EL RESPETO DE TUS ALUMNOS

Ganarse el respeto de tus alumnos es algo que a todos los docentes nos interesa tanto como nos preocupa. Lo
cierto es que trabajar en un grupo en el que los alumnos te admiren y te respeten supone una gran satisfacción
tanto en el plano personal como en el plano profesional. En muchas ocasiones tendemos a confundir el respeto
con la autoridad y no es así.
La entrada de hoy tiene la intención de daros unos consejos para ganarse el respeto de vuestros alumnos y así
poder trabajar en unas condiciones óptimas en el aula y, por supuesto, ser más productivos.

¿Cómo ganarse el respeto de tus alumnos?

1. Dar ejemplo. El docente no tiene la misma posición que el alumno en el aula. En muchas ocasiones tendemos a
distanciarnos mucho de nuestros estudiantes y ello conlleva un cierto peligro. A mayor distanciamiento con tus
alumnos, más difícil se hace ganarse su respeto, ya que te ven más como una autoridad que como un docente con
ganas de transmitir valores y conocimientos. Dar ejemplo a tus alumnos es algo tan sencillo como respetar las
normas del centro y echar a un lado lo que entenderíamos como privilegios. Para dar ejemplo debemos evitar:
 La falta de puntualidad al inicio y al final de la sesión lectiva.
 El uso del móvil en el aula sin una finalidad estrictamente educativa.
 Ausentarse del aula con regularidad. Demuestra falta de previsión y de planificación.
 El retraso en la corrección de pruebas, exámenes y trabajos.
 Faltar al respeto a nuestros alumnos.
 El trato desigual a tus alumnos.
 Ser coherentes entre lo que se dice y lo que se hace, respetando en todo momento las reglas del centro.
2. Tono de voz. El tono de voz es un aspecto determinante para ganarse el respeto de tus alumnos. En muchas
ocasiones nuestro tono de voz determina el quehacer de una sesión lectiva. Hay que evitar un tono monótono y
cansino porque provoca que el alumno deje de escucharnos. En muchas ocasiones nuestro tono de voz no es el
adecuado y refleja con demasiada claridad nuestro estado de ánimo. No es mejor profesor aquel que tiene un
mayor tono de voz. Es importante que nuestra voz refleje decisión y pasión, que nos creamos aquello que
estamos transmitiendo, que seamos verosímiles en nuestras explicaciones, que evitemos vacilaciones y
anacolutos (no finalizar una oración y empezar con otra). De lo que se trata es de sacar partido a nuestra voz y
para ello es recomendable tener unos hábitos saludables como:
 Hidratarse durante toda la jornada laboral.
 Evitar gritar.
 Evitar hablar en el momento en que varios alumnos lo estén haciendo al mismo tiempo.
 Tener una conducta postural adecuada.
 No hablar mientras borramos la pizarra.
 Aprender a respirar con el diafragma.
 Expulsar el aire por la nariz.
3. Actitud corporal. Otro factor para ganarse el respeto de tus alumnos es la actitud corporal con la que
afrontamos una clase. Es fundamental que noten nuestra presencia en el aula en todo momento. Nuestra actitud
corporal debe ser decidida y enérgica porque en muchas ocasiones transmite mucho más que nuestra voz.
Debemos ser capaces de utilizar todo nuestro cuerpo para captar la atención de nuestros alumnos. El lenguaje no
verbal es un tipo de lenguaje que complementa nuestras enseñanzas y es una herramienta muy útil para reforzar
los contenidos. Para ello es recomendable:
 Gesticular con las manos cuando pretendamos destacar un aspecto que nos parece importante.
 Movernos continuamente por toda la clase.
 Ser expresivos con nuestro rostro a la hora de manifestar sentimientos, deseos, órdenes…
 Caminar erguidos y con paso decidido y firme.
 Mirar al alumno que nos está hablando en ese momento.
 Estar callados y utilizar nuestro cuerpo cuando en el aula se producen conductas disruptivas. Hay veces que un
gesto es mucho más eficaz que dar una orden de forma oral.
4. Preparación y coherencia. Otro factor muy a tener en cuenta de cara a ganarse el respeto de tus alumnos es
preparar a conciencia las sesiones lectivas de cada uno de tus grupos, y que estas sesiones sean coherentes con
los contenidos previstos en la programación. Los alumnos valoran enormemente a los profesores que saben en
todo momento qué hacer en sus clases. Es muy importante que no vacilemos durante la clase sobre lo que se va a
trabajar. Es el docente el que decide en todo momento qué hacer en el aula. De no ser así el respeto de vuestros
alumnos se verá afectado porque perderéis capacidad de decisión y de control del aula. Vosotros sois los que os
encargáis de los contenidos de la programación y de llevarlos a la práctica. Otro factor relacionado con este punto
es la importancia de ser coherentes durante vuestras sesiones lectivas y con la programación. Debéis evitar
preguntar a vuestros alumnos en qué punto del tema os habías quedado o corregir ejercicios que ya se habían
corregido el día anterior. Los alumnos notan en seguida que no tenemos nuestras sesiones lectivas preparadas y
eso hace que aumente la disrupción en el aula, provoque la queja de los alumnos y sea más difícil que os
respeten.
5. Empatía. La empatía es para mí el aspecto determinante en el proceso educativo. Ya en otro artículo me referí
a la importancia de la empatía como un factor clave en la relación entre alumno y docente. El artículo en cuestión
se titula 5 consejos para aumentar la empatía con tus alumnos. En esta entrada hago referencia a la importancia
de sabernos poner en la piel de nuestros alumnos mediante la escucha activa. Escuchar con atención a nuestros
alumnos y asentir la cabeza ayuda ganarnos su respeto. Los estudiantes valoran enormemente que conectemos
con ellos, que nos hagamos partícipes tanto de sus logros como de sus fracasos, tanto de sus alegrías como de sus
preocupaciones. Ser docente sin ser empático es algo que no concibo en la Educación. Aquellos docentes que
carecen de empatía son, por lo general, aquellos que tienen más problemas de relación con un grupo.
El respeto de un profesor viene determinado por sus actuaciones en el aula. No tiene nada que ver con el hecho
de ser hombre o mujer, de ser un profesor recién llegado o un veterano. Ganarse el respeto de los alumnos viene
determinado por nuestro trabajo, por nuestra profesionalidad, por nuestra dedicación y preparación y por la
pasión con que llevemos a cabo nuestras sesiones lectivas. Así y sólo así conseguiremos una de las máximas
satisfacciones para un docente, el respeto y la admiración de nuestros alumnos. Porque
TODO SE PUEDE APRENDER. TODO SE DEBE ENSEÑAR

49. 5 CONSEJOS PARA LOS 5 ÚLTIMOS MINUTOS DE CLASE

En uno de mis artículos anteriores me referí al concepto denominado Segmentos de Clase. En él explicaba cómo
se divide una clase en términos de productividad. Pues bien, en muchas ocasiones los docentes no somos
conscientes de la importancia que suponen los cinco últimos minutos de clase. De ahí que en esta entrada quiera
daros unas pautas que os ayuden a mejorar la gestión de estos últimos minutos.

¿Por qué son tan importantes los cinco últimos minutos de clase?

1. Disciplina. Normalmente, a medida que va finalizando la sesión lectiva, aumenta la conducta disruptiva de
nuestros alumnos. Nuestros estudiantes están más cansados, inquietos, con ganas de finalizar la clase para ir al
patio, para finalizar su jornada escolar, para cambiar de aula… Es por ello que es un segmento de clase en el que
suelen aflorar conflictos entre alumnos. Si somos capaces de gestionar correctamente estos cinco últimos
minutos de clase evitaremos enfrentamientos que para nada benefician el correcto desarrollo de una sesión
lectiva.
2. Puntualidad. Ya me he referido a la puntualidad en diferentes artículos. Para mí es un aspecto fundamental
tanto al inicio como al final de la sesión lectiva. En el caso de la finalización de la clase, hay algunos aspectos que
hay que tener muy presentes. Si nos hemos preparado a conciencia el contenido de nuestra sesión, esta debería
coincidir al máximo con la finalización de la misma. Lo que nunca recomiendo es alargar la clase más allá de toque
del timbre o de la sirena. Aunque somos los docentes los que gestionamos el tiempo de una sesión lectiva, el
alargarla unos minutos resulta totalmente contraproducente, genera malestar, protestas de los alumnos y puede
derivar en conductas que impliquen la sanción de alguno de ellos. Cuanto más respetéis el tiempo que se os da
para una clase, más beneficios obtendrás por lo que respecta a la relación con vuestros alumnos.
3. Recapitulación. Los últimos cinco minutos de clase son un momento estupendo para volver sobre los
contenidos que se han desarrollado a lo largo de la sesión lectiva. Esta recapitulación tiene múltiples ventajas. Por
un lado les sirve a los alumnos para reforzar los contenidos adquiridos y por otra le sirve al profesor para
comprobar si los contenidos que ha explicado han calado o no en sus alumnos. Si no es así, puede incidir sobre
ellos en la próxima sesión. En este sentido, también puede ser interesante la realización de una prueba de
atención en la que el profesor comprueba el grado de concentración y comprensión de sus estudiantes.
4. Estudio y deberes. Para aquellos que como yo solemos dar algún tipo de trabajo para casa, los cinco últimos
minutos resultan fundamentales, ya que se aprovechan para la explicación de lo que se debe trabajar en casa. He
diferenciado entre estudio y deberes porque es un tipo de información muy útil para los padres. Hay días en los
que doy algún tipo de procedimiento a realizar, es decir, actividades o ejercicios, pero hay otros días en los que
doy estudio de definiciones o conceptos de cara a una prueba de estudio o examen. Sobre el aspecto de deberes
y estudio me gustaría recalcar algo muy importante. No basta con que lo digáis de viva voz. Al final de la clase el
nivel de atención es, por lo general, bajo y no todos los alumnos nos escuchan de forma activa. Por lo tanto, hay
que leer los enunciados de los deberes en voz alta y explicarlos, así como dejar muy claro qué conceptos o
definiciones hay que estudiar. Una vez les ha quedado claro, el profesor lo escribirá en la pizarra y se asegurará de
que todos los alumnos lo han apuntado en su agenda escolar. Si llevamos a cabo este protocolo, no sólo
ayudamos a nuestros alumnos a que realicen correctamente sus tareas fuera del centro, sino que también
facilitaremos a padres y a profesores de repaso a saber qué debe trabajar el alumno fuera del horario escolar.
5. Material audiovisual. Soy consciente de que cuadrar los contenidos de una sesión lectiva con la finalización de
una clase no es tarea fácil y requiere de una cierta experiencia. En ocasiones nos falta tiempo y no podemos dar
todos los contenidos o actividades que hubiéramos querido. Pero ello no es un problema, ya que los podemos
explicar en la siguiente sesión. El problema viene cuando ya hemos trabajado todo lo que se quería trabajar en
esa clase y aún quedan entre cinco o diez minutos para que suene el timbre. Siempre digo que cuando
preparamos una clase, hay que tenerlo todo atado y bien atado. La improvisación es una de las peores
compañeras del docente, ya que suele venir asociada con un cierto descontrol en el aula. Por ello recomiendo que
siempre tengáis en la guantera material audiovisual relacionado con la Unidad Didáctica que estéis enseñando.
Este material audiovisual os será de gran ayuda en esas sesiones en las que la gestión del tiempo no cuadra con
los contenidos que teníais previstos. Además es un momento en el que los alumnos cambian la conducta
disruptiva por la escucha activa y evitamos así conflictos en el aula.
La importancia de la gestión del tiempo en el aula es un aspecto que creo que no se trata en demasía entre los
docentes. Cada curso escolar contemplo como compañeros de trabajo tienen considerables problemas de gestión
del tiempo de una clase y en especial de los últimos minutos de la misma. En ocasiones cometemos el error de no
dar la importancia que se merece al inicio y la finalización de una sesión lectiva. Os aseguro que si somos
conscientes de su importancia mejoraremos la convivencia en el aula, evitaremos conflictos y mejoraremos
nuestra productividad y la de nuestros alumnos.
50. DOCENTE, ¿A QUÉ LE TIENES MIEDO?

Este artículo tiene la intención de hablar del miedo o, mejor dicho, de los miedos que tenemos todos aquellos que
ejercemos la profesión de docente. Pero este artículo no sólo es un artículo acerca de nuestros miedos, es un
artículo por y para valientes. Son muchas las situaciones que vivimos en nuestra práctica docente en la que el
miedo nos puede llegar a paralizar. Es por ello que esta entrada está pensada no para aquellos que tienen miedo,
sino para aquellos que, reconociendo sus miedos, son capaces de enfrentarse a ellos para superarlos desde la más
absoluta determinación y valentía.

¿Qué entiendo por el miedo del docente?

Todos sabemos lo duro que es enfrentarse todos los días a un grupo de alumnos. Muchos de nosotros hemos
tenido grupos realmente muy complicados de gestionar. Grupos que se han convertido en una auténtica pesadilla
y donde la palabra enseñar en ocasiones se queda en un segundo plano.
Desde mi experiencia personal, debo confesaros que he padecido esta clase de grupos. Hoy me he decidido a
contaros cuáles eran mis miedos por aquel entonces y de qué manera los he superado. Ten por seguro que no son
fórmulas mágicas, pero creo que pueden ser un punto de partida para que enfoques la gestión de estos grupos
con la mejor de las predisposiciones.

¿A qué le tenía miedo?


Recuerdo hace años una clase que era absolutamente terrible, o al menos esa era la percepción que tenía. Se
trataba de una clase con una enorme diversidad en la que una parte de alumnos tenía unos problemas
conductuales realmente importantes. A este grupo le impartía la asignatura de Lengua Castellana y Literatura tres
días a la semana y, para más inri, a últimas horas de la mañana.
El error más importante que cometí fue sin duda el de rendirme desde el principio. Me auto convencí de que no
había nada que hacer con ellos, que de lo que se trataba era de aguantar la sesión lectiva y sobrevivirla de la
mejor manera posible. Pero mi rendición se convirtió automáticamente en mi perdición. Recuerdo que no podía
dejar de pensar en aquel grupo, la noche anterior ya pensaba en que al día siguiente tenía que impartirles clase,
contaba las horas que faltaban para darles clase, llegaba el viernes y pensaba que era muy afortunado porque
estaría unos días sin verlos.
Si os fijáis en lo que acabo de escribir, os daréis cuenta de que no impartía clase a ese grupo tres sesiones lectivas
a la semana, les impartía clases todas las horas del día. No podía parar de pensar en el grupo, pero no hacía nada
para cambiar la situación. Todos sabéis lo paralizante que puede resultar el miedo. Ahora, pasados los años, me
doy cuenta de que el problema no era el grupo, sino la gestión del miedo que hice de ese grupo.
Precisamente, este curso académico tengo grupos mucho más complicados que el que tuve hace años. Pero
puedo decir que a estos grupos ya nos les tengo miedo. He sido capaz de establecer unas estrategias y cambiar la
visión de mí mismo y he logrado pasar de la angustia de entrar en un aula, al placer de enseñar a un grupo
enormemente diverso. ¿Quieres saber cómo lo he conseguido? Aquí tienes algunas respuestas:

Cómo vencer al miedo.

1. Planificación. Prepárate a conciencia aquellas clases en las que tengas los grupos más difíciles. Es fundamental
que previamente a la impartición de la clase, seas capaz de visualizarla. Debes intentar anticiparte a todo lo que
podrá ocurrir durante aquella sesión lectiva. No dudes que la mejor clase es aquella clase que parte del trabajo
previo, de la preparación concienzuda.
2. Autoconcepto. Si quieres vencer tu miedo, debes en primer lugar cambiar el autoconcepto que tienes del
grupo y de ti mismo acerca del grupo. Convéncete de que tienes las estrategias para hacerte con las riendas de
ese grupo. Porque cuando cambias tu autoconcepto es cuando dejas de rendirte y te pones a luchar para que las
clases salgan adelante. La rendición es tu peor enemigo. Ya hablé de la importancia del autoconcepto en el
artículo Docente, ¿aplicarías el principio 20/80 a tu profesión y a tu vida para ser más feliz? En este artículo cito
una frase de Martín Seligman que resume a la perfección lo que quiero transmitirte: ‘Se puede cambiar lo que se
siente cambiando lo que se piensa. ‘
3. Reflexión. La rendición y nuestro autoconcepto tienen a otro enemigo que no es otro que la falta de reflexión.
El problema del miedo es que tiene un efecto enormemente paralizante. A mayor miedo, mayor obsesión, y
mayor obsesión, menor reflexión. Es por ello que si quieres superar el miedo debes analizarlo lo más
detenidamente que puedas. Debes intentar verbalizar qué temes de aquellas clases. Y para ello es necesaria la
reflexión. A través de la reflexión serás capaz de analizar cuáles son tus puntos débiles y cuáles son tus puntos
fuertes. Una vez detectados, entonces céntrate en los fuertes y explótalos al máximo.
4. Flexibilidad. La conflictividad de un grupo debe regirse por encima de todo por el principio de la flexibilidad.
Precisamente la flexibilidad es un arma tremendamente poderosa para combatir el miedo. Siendo flexibles en
nuestras sesiones lectivas tendremos la oportunidad de modificar aquello que en un principio parecía inamovible.
5. Determinación. No hay mejor forma de superar el miedo que con una firme determinación. Hace tiempo que
me convencí de que eres el amo de tu vida, pero también de tu destino. Aprende a distinguir aquello que tú si
eres capaz de cambiar. Te pondré un ejemplo muy sencillo al respecto. Normalmente, aquellas clases que más
tememos son las que solemos ser más impuntuales. Apuramos al máximo la hora de entrada, porque pensamos
que si podemos arañar unos minutos, serán unos minutos en los que no estaremos padeciendo el grupo. Pues
bien, esto es un error enorme. Y te diré por qué. Pues porque mucho antes de entrar en el aula ya estás
sufriendo. Seguramente llevas sufriendo desde la noche anterior. La determinación te permite pensar en ese
grupo sólo para ver qué aspectos puedes mejorar del mismo. Así que lo que hay que hacer es entrar más puntual
que nunca, con la mejor de tus sonrisas, con una actitud tremendamente positiva. Eso es enfrentarse al miedo, en
eso consiste la determinación. Sobre este punto te recomiendo la lectura del artículo titulado 5 consejos para
empezar con buen pie una clase.
6. Autocontrol. El autocontrol está muy relacionado con la inteligencia emocional. Si antes he hablado de la
importancia de cambiar nuestro autoconcepto acerca de un grupo conflictivo, ahora quiero referirme al
autocontrol que debes gestionar precisamente cuando estás dentro del aula. El autocontrol es el encargado de
mantener a raya tus miedos, temores e inseguridades. Cuanto más trabajes el autocontrol, más facilidades
tendrás de superar tus miedos. El autocontrol te permitirá gestionar no el miedo, sino las emociones. Si consigues
entonces transformar el miedo en autocontrol, te aseguro que la gestión del grupo será tremendamente más
fácil.
7. Entusiasmo. El miedo nos vence, pero también nos roba la alegría y el entusiasmo. Y sin entusiasmo es muy
difícil poder enseñar. Debemos dar lo mejor de nosotros mismos a cada instante y debemos ser capaces de
hacerles ver que nuestro miedo se ha transformado en entusiasmo. ¿Sabes de dónde procede la palabra
entusiasmo?
“El sustantivo entusiasmo procede del griego enthousiasmós, que viene a significar etimológicamente algo así
como ‘rapto divino’ o ‘posesión divina’.
En efecto, el sustantivo griego está formado sobre la preposición en y el sustantivo theós ‘dios’. La idea que hay
detrás es que cuando nos dejamos llevar por el entusiasmo es un dios el que entra en nosotros y se sirve de
nuestra persona para manifestarse, como les ocurría —creían los griegos— a los poetas, los profetas y los
enamorados.
Todos ellos estaban poseídos por la divinidad y por ello merecían respeto y admiración, pues llegaban a alturas
que no podían ni siquiera vislumbrar las gentes de a pie”.
8. Pasión. Muy ligado con el entusiasmo encontramos la pasión. Siempre he pensado que la docencia es mitad
vocación y mitad pasión. Pues bien, si eres capaz de transmitir pasión en lugar de miedo e inseguridad, te aseguro
que serás capa de coger las riendas de tu clase. La pasión simple nos hace mejores en todo.
9. Relativización. Debes ser capaz de mirar tus miedos desde una distancia, desde cierta perspectiva. La
perspectiva, junto con la reflexión, te permite afrontar los miedos, diseccionarlos, analizarlos e incluso darte
cuenta de que tal vez la percepción que tenías del grupo no era tal vez la más objetiva. Relativizar te permite
cuestionarte tu labor docente, te permite salir de ti mismo y valorar cómo enseñas a tus alumnos y cómo
gestionas la clase.
10. Acción. Anteriormente he hablado de la reflexión. Pues bien, una vez hemos detectados nuestros puntos
fuertes, llega el momento de entrar en acción. De entrar en el aula, con entusiasmo, con pasión, con
determinación. Hay que entrar en ese aula con el convencimiento de que estamos en disposición de hacer algo
grande, de que tenemos el control y el convencimiento de que esa sesión lectiva tendremos una excelente
oportunidad de ganar la batalla a nuestros miedos porque, como he repetido varias veces en este artículo, lo
malo del miedo es su inmovilidad, su falta de acción.

51. CÓMO PODEMOS TRANSFORMAR LA “RECOMPENSA INJUSTA” EN UNA OPORTUNIDAD

Una cantidad considerable de artículos de este blog son consejos y orientaciones que doy a compañeros y
compañeras de mi profesión. Personalmente son entradas que me producen una enorme satisfacción porque en
su mayoría son valorados positivamente. Este blog nació con la finalidad de enseñar aquellos conocimientos que
he ido adquiriendo a lo largo de mi carrera como docente. Aun así, creo conveniente escribir de vez en cuando
artículos basados en la autocrítica. Este tipo de artículos son necesarios para tener los pies en la tierra y para
darme cuenta de que aún puedo y debo mejorar muchos aspectos de mi práctica docente. Como una vez escuché
de un alumno de mi centro: “Cuando creas que lo sabes todo, prueba a caminar sobre las aguas“.
El artículo de hoy se centra en la expresión “recompensa injusta“. Se trata de una expresión que se me ocurrió a
partir de una experiencia docente que tuve con un alumno y en la que, sin duda, me equivoqué. Desconozco si
esta expresión ya existe para denominar otros aspectos. Si es así, pido disculpas por adelantado.

¿Qué entiendo por “recompensa injusta“?

Para explicar esta expresión, permitidme que os cuente la experiencia que tuve con el alumno en cuestión. Era
una clase lectiva más del curso. En esta sesión expliqué la diferencia entre el adjetivo explicativo y el adjetivo
especificativo. Me esforcé en enseñarlo de la mejor manera, intentando interactuar con los alumnos, usando la
dramatización, aplicando las técnicas de estudio del subrayado de palabras clave y el esquema de cajas… Una vez
trabajada la parte más conceptual, pedí a mis alumnos que realizaran unas actividades del libro digitalizado de mi
asignatura. Para la realización de las actividades di hasta la finalización de la clase. Una vez explicadas
debidamente las actividades, los alumnos se dispusieron a realizarlas. Hasta aquí todo bien. Entonces, ¿qué hice
mal? ¿En qué me equivoqué? Hasta aquí creo que en nada significativo.
El error vino a continuación. Al cabo de uno minutos, un alumno levantó la mano. Fui hacía él y me dijo que había
finalizado todos los ejercicios que le había encomendado. Me puse a su lado y comprobé si los había elaborado
correctamente. Así fue. Entonces no se me ocurrió otra idea que decirle que podía hacer cinco ejercicios más del
libro digitalizado. Y ese fue mi error.

¿En qué consistió mi error? ¿Por qué le apliqué al alumno una “recompensa injusta“?

Creo que muchos de vosotros no hace falta que leáis la respuesta. El error que cometí fue premiar su esfuerzo,
trabajo y diligencia con más trabajo. El error fue darle más actividades, aún sabiendo que me había demostrado
que sabía realizarlas perfectamente, que había asimilado perfectamente los conceptos trabajados en la sesión. Mi
recompensa consistió en más ejercicios, en más trabajo, mi recompensa fue una “recompensa injusta”.

Cómo transformar la “recompensa injusta” en una oportunidad.

Fue esa misma tarde cuando me di cuenta del error que había cometido. En el artículo titulado Docente, ¿te
atreverías a usar el método 20/80 en tu trabajo y en tu vida para ser más feliz? ya comenté la importancia de
sustituir el duro trabajo por la reflexión. Pues bien, el error me vino a la cabeza mientras estaba practicando
deporte. Fue una especie de revelación. Bueno, más que una revelación fue una bofetada en toda la cara, porque
el error que había cometido con mi alumno, llevaba cometiéndolo en mis clases durante más de una década. La
importancia de disponer de más tiempo para hacer lo que te gusta, también te permite tener más tiempo para
reflexionar sobre tu labor docente. Pues bien, mientras corría me di cuenta de mi error e intenté inmediatamente
transformarlo en una oportunidad.
A partir de ahora, cuando algunos alumnos finalicen antes que los demás y hayan demostrado que han entendido
aquello que les he enseñado, no les aplicaré la “recompensa injusta” sino que les intentaré premiar con:
 Valorar públicamente su trabajo. Les haré ver mi gratitud y la compartiré con el resto de los alumnos de clase. Le
aplicaré lo que denomino el “refuerzo positivo incondicional“, o lo que es lo mismo, gratificaré y agradeceré su
esfuerzo y lo haré delante de sus compañeros y compañeras.
 Cambiar el papel del alumno en el aula. Hasta ahora he tenido docentes en potencia en mi clase y no lo he
aprovechado. Lo que haré será convertir a esos alumnos en docentes. En lugar de realizar más ejercicios, lo que
harán será ayudar, cooperar conmigo. Serán mis mejores ayudantes y mis mejores aliados. Ellos serán los que me
ayuden y los que ayuden a otros compañeros de clase. Les pediré que se sienten al lado de otros alumnos con
dificultades y que intenten explicarles lo que ellos han entendido.
 Calificar positivamente el esfuerzo. Calificaré positivamente la actitud que han demostrado en el aula y con la
asignatura. Sobre cómo calificar la actitud de la asignatura recomiendo la lectura del artículo titulado Cómo
evaluar la actitud de tu asignatura.
Con estas tres acciones habré transformado lo que he denominado la “recompensa injusta” por una oportunidad
para ayudar y cooperar. Con ello motivaré a mis estudiantes, reforzaré su autoestima, premiaré su inteligencia
intelectual y les educaré en la inteligencia emocional.
Muchos de vosotros habréis oído hasta la saciedad la expresión aprender de los errores. Hoy me gustaría dar una
vuelta de tuerca a esta expresión. Para mí no se trata de reconocer los errores. Reconocer los errores no sirve
para nada si no eres capaz de transformarlos en nuevas oportunidades.

52. 5 CONSEJOS PARA GANAR PRESENCIA EN EL AULA

A la hora de enfrentarnos a una sesión lectiva, debemos tener muy en cuenta varios aspectos que pueden resultar
determinantes para el buen desarrollo de la misma. En muchas ocasiones no somos conscientes de que, a través
de pequeños detalles, seremos capaces de optimizar mucho mejor nuestras clases. Ganar en presencia es ganar
en visibilidad y esta visibilidad se puede convertir en un elemento determinante para que podamos enseñar más y
mejor a nuestros alumnos. Seguramente muchos de vosotros habréis oído en alguna ocasión la expresión docente
invisible. Se trata de una expresión con una connotación negativa y que se asocia a aquellos docentes que son
ignorados y, en ocasiones, ninguneados por los alumnos. Quiero pensar que ser un docente invisible no tiene por
qué ver con el sexo, edad, experiencia o físico, por citar algunas cualidades.
De ahí que en este artículo quiera incidir en ciertos aspectos que nos pueden ayudar, y mucho, a ganar presencia
y visibilidad en el aula. Son actuaciones que todos somos capaces de llevar a cabo y que pueden proporcionarnos
grandes beneficios. No siempre somos conscientes de la importancia del lenguaje no verbal, del lenguaje que se
transmite no por la palabra, sino a través de los gestos. De hecho, se dice que transmitimos más con el cuerpo
que con la voz. Y dentro del lenguaje no verbal cobra vital importancia el lenguaje no verbal visual y gestual.
Sobre este tipo de lenguaje no verbal me gustaría centrarme en este artículo.

¿Cómo podemos ganar presencia en el aula?

1. Colocación. La presencia en el aula está muy relacionada con la posición que ocupemos en la misma. En otros
artículos ya me he referido a la importancia de la disposición de un docente para gestionar correctamente una
sesión lectiva. En este sentido recomiendo la lectura de los artículos 5 posiciones básicas del profesor en el
aula y 5 consejos para empezar con buen pie una clase. En ambos artículos incido en el hecho de que, para ganar
presencia, debemos hacernos visibles a nuestros alumnos. En este sentido, recomiendo priorizar estar de pie el
máximo tiempo que sea posible, en una posición centrada del aula, sobre todo al iniciar la clase, y realizar
desplazamientos entre los pasillos que se crean en el aula. Normalmente la mesa y la silla del docente suele estar
en una esquina del aula y esto hace que perdamos presencia y visibilidad. Creo que es fundamental que nos vean
para que nos escuchen. Cuando haya pasado un tiempo de la sesión lectiva y no estemos enseñando, nuestra
presencia no será tan determinante e incluso podemos pasar desapercibidos si vemos que en el aula hay un clima
de trabajo y concentración. Al final de la sesión lectiva debemos recuperar otra vez la posición inicial central.
2. Mirada. Sé que en ocasiones enfrentarse a un grupo de alumnos puede resultar algo intimidatorio. También es
cierto que no hay dos personas iguales y que de entre las personas o docentes los hay más introvertidos y más
extrovertidos. Pero saber mirar a nuestros alumnos a los ojos es muy recomendable si lo que queremos es
aumentar nuestra presencia en el aula. Cuando miramos a los ojos de los alumnos les estamos transmitiendo
mucha información sin necesidad de pronunciar una sola palabra. Cuando sostenemos la mirada a un alumno le
estamos diciendo, precisamente, que este alumno nos importa, que queremos escuchar, no oír, aquello que nos
quiere transmitir. También le podemos mirar para indicarle algún tipo de conducta inapropiada o incluso con una
mirada podemos conseguir que un alumno corrija una conducta disruptiva en el aula. No subestiméis nunca el
valor de una mirada y aprovechadla para haceros ver.
3. Cuerpo erguido. La información corporal que transmitimos a nuestros alumnos es un aspecto muy a tener en
cuenta por lo que a ganar presencia en el aula se refiere. En este sentido me parece muy necesario mantener una
posición erguida en todo momento. La información no verbal que recibe el alumno cuando estamos erguidos es la
de predisposición para el trabajo, de vitalidad, de seguridad. Además, el mantener una postura erguida es un
hábito muy saludable porque reduce el cansancio y la fatiga y, al tener el cuerpo una mayor uniformidad, mejora
nuestra oxigenación. Hay que evitar, por tanto, caminar de forma cansina, con la espalda curvada, porque les
transmitiremos a nuestros alumnos falta de energía y entusiasmo, y perderemos mucha visibilidad y presencia.
4. Manos. ¿Os imagináis a un docente sin manos? Lo cierto es que las manos son esenciales cuando nos referimos
a ganar presencia en el aula. El uso de las manos, su correcta gesticulación, permite al docente ganar no sólo en
presencia, sino que también produce un efecto llamada en el alumno. El uso de las manos a la hora de enseñar
nos sirve en muchas ocasiones para captar la atención del alumno. Además, es muy útil porque las manos
permiten la transmisión de mensajes complementarios, es decir, lo que enseño puedo reforzarlo con gestos.
Porque nuestras manos hablan, son una extensión de nuestras palabras y de nuestros pensamientos.
Continuamente nos delatan y no somos en absoluto conscientes de ello. Evitad, por tanto:
 Poner la mano frente a la boca cuando hablamos (inseguridad).
 Poner las manos en los bolsillos (inseguridad y pasividad).
 Señalar con el dedo (acusación).
 Poner las manos pegadas a la boca como si estuviéramos rezando (desesperación y falta de control).
 Tener los puños cerrados (agresividad y tensión).
5. Silencio. “Cuando alguien habla demasiado, sus palabras suenan sin oírse.” Así reza una cita de Konrad
Adenauer. La Real Academia de la Lengua define el silencio como la ‘abstención de hablar’ o la ‘falta de ruido’. La
gestión del silencio en el aula no siempre es fácil. Hay varias formas de gestionar el silencio en el aula. A mí me
gusta dividir el silencio de una sesión lectiva en tres grupos: el silencio del docente, el silencio del alumno y
el silencio de la clase. Los tres silencios tienen sus ‘tempos’ y hay que saber administrarlos. Un silencio bien
gestionado nos permite ganar en atención y concentración, permite estructurar mejor nuestro lenguaje y nuestro
pensamiento y evita la disrupción en el aula. Si somos capaces de dominar estos silencios, ganaremos en lo que a
control del aula se refiere. Al respecto de la conducta disruptiva recomiendo la lectura del artículo 5 consejos para
evitar la disrupción o conducta disruptiva en el aula.
La importancia del tono, el timbre y la voz para ganar presencia en el aula.

He querido dejar para el final una distinción de lo que entendemos por tono, timbre y voz. Lo he hecho así porque
son elementos que influyen de manera directa en el lenguaje verbal, a diferencia del lenguaje no verbal del que
he hecho referencia más arriba.
 Tono. Inflexión de la voz y modo particular de decir algo, según la intención o el estado de ánimo de quien habla
(tono grave y tono agudo).
 Timbre. Calidad de los sonidos, que diferencia a los del mismo tono y depende de la forma y naturaleza de los
elementos que entran en vibración (características de nuestra voz). El timbre es lo que podríamos considerar
como la huella digital de la voz.
 Voz. Sonido que el aire expelido de los pulmones produce al salir de la laringe, haciendo que vibren las cuerdas
vocales. Aunque no podemos cambiar la voz, sí es posible educarla y mejorarla, si es preciso.
 Como podéis observar en estos tres términos relacionados con nuestra forma de hablar, hay aspectos que son
únicos de nuestra persona y que difícilmente podemos corregir. Tal es el caso de nuestro timbre. Pero sí podemos
modificar o reeducar nuestra voz para así ganar en salud, en presencia y en seguridad. Los docentes tendemos a
descuidar nuestra voz, cuando es uno de los instrumentos por el cual más y mejor enseñamos a nuestros
alumnos. Ahí van algunos consejos que deberíamos tener en cuenta para una correcta educación de la voz:
 No carraspees. Es mejor toser o tragar.
 No grites. Produce una irritación de las cuerdas vocales. Gritar no siempre conlleva silencio. Recordad que el
silencio se puede conseguir con nuestro silencio.
 Usa la respiración diafragmática. El aire se deposita en el abdomen y facilita al músculo diafragma subir el aire a
las cuerdas vocales. Es un tipo de respiración no superficial que reduce la ansiedad, y permite que hablemos con
menor esfuerzo y mayor claridad. Con este tipo de respiración también podremos controlar mejor el tono de
nuestra voz.
Muchas veces cuando explicamos pensamos en el valor de la palabra y descuidamos la importancia de la voz. Y en
este sentido, si queremos ganar presencia en el aula, si queremos que nuestros alumnos nos escuchen, es tanto o
más importante la voz con que lo transmitimos que no lo que transmitimos en sí.
Quisiera acabar este artículo dejando claro que ganar presencia en el aula no tiene por qué ir ligado al respeto y a
la autoridad del docente. Creo que son aspectos diferentes. Pero sí estoy convencido de que si somos capaces de
llevar a cabo buena parte de la actuaciones que he expuesto en este artículo, podremos mejorar y mucho la
gestión del grupo clase, ganaremos en nuestra forma de enseñar, en seguridad y en una mayor atención de
nuestro alumnado.

53. 7 CONSEJOS PARA INCENTIVAR LA MEMORIA DE NUESTROS ALUMNOS

Todos aquellos docentes que trabajamos y convivimos diariamente con adolescentes, somos conscientes de un
hecho que para nada pasa desapercibido: la memoria. Nuestros alumnos tienden a ser, por lo general,
descuidados y olvidadizos. Para los adultos o docentes es un aspecto que no siempre tenemos en cuenta o, mejor
dicho, no siempre gestionamos de la mejor manera. En muchas ocasiones cometemos el error de pensar que el
cerebro de un docente es el mismo que de un alumno y no es así. A medida que las personas crecen, también lo
hace su cerebro.
En este artículo tengo la intención de dar algunas pautas muy sencillas de cómo podemos gestionar o potenciar la
memoria de nuestros alumnos. Vaya por delante que no soy ni mucho menos un experto en la materia.
Simplemente pretendo poner de manifiesto algunas prácticas o rutinas muy fáciles de llevar a cabo para que la
memoria de nuestros adolescentes pueda optimizarse al máximo.

¿Cómo podemos incentivar la memoria de nuestros alumnos?

Por lo que al cerebro se refiere, nos centraremos en tres regiones:


 Cerebelo: es la parte encargada del equilibrio y de la coordinación motriz, es decir, es la zona encargada de
ejecutar todas las actividades voluntarias e involuntarias del cuerpo humano.
 Corteza prefrontal: es la parte que se ocupa de mantener nuestro cuerpo en alerta y regular el comportamiento y
la impulsividad. Además regula la inhibición y discierne entre juicios relacionados con el bien y el mal.
 Corteza límbica: es la parte encargada de la memoria, la atención y las emociones.
Junto con estas tres zonas, en el desarrollo del cerebro de un adolescente podemos identificar dos etapas:
 “Florecimiento” -en inglés blossoming- que comprende edades entre 11-14 años y se centra en cinco aspectos: lo
moral, lo social, lo cognitivo, lo personal y lo emocional. Al respecto, os recomiendo un interesante artículo de la
pedagoga Aránzazu Ibáñez titulado Un modelo de desarrollo positivo adolescente basado en la competencia.
 ” Poda” -en inglés pruning- que comprende edades entre 14-25 años. Se trata de un proceso en el que unas
neuronas permanecen y otras son eliminadas.
Durante estas etapas se producen cambios significativos en nuestros alumnos que debemos conocer y entender,
porque se relacionan directamente con la atención y, por ende, con la memoria.
Es por ello que en este artículo me gustaría referirme a unas pautas de actuación que creo que pueden beneficiar
a que nuestros alumnos fortalezcan o consoliden su memoria:
1. Rutina. Es fundamental que los docentes seamos capaces de establecer una rutina en nuestra forma de enseñar
en el aula. En ocasiones podemos pensar que la rutina es sinónimo de aburrimiento, y creo que no es así. A través
de la rutina y la repetición es como nuestros alumnos interiorizarán mecanismos que harán más fácil su proceso
enseñanza-aprendizaje. Creo personalmente que la rutina es un gran aliado de la memoria.
2. Orden. Otro aspecto muy a tener en cuenta es la importancia del orden. Creo que en una clase es muy
significativo ver cómo los alumnos gestionan su propio espacio. Es importante, al respecto, estar muy atento al
orden de nuestros alumnos, porque nos puede dar muchas pistas acerca de su forma de ser y de actuar. Con ello
no quiero decir que un alumno desordenado sea peor alumno, pero sin duda el orden es un factor que puede
mejorar la atención y la concentración, aspectos íntimamente ligados con la memoria.
3. Sueño. Aunque pueda parecer una obviedad, las horas de sueño influyen directamente en la memoria de un
adolescente. Cada vez hay más alumnos que reducen sus horas de sueño, que debería situarse entre las nueve o
nueve horas y media diarias. En muchas ocasiones los docentes observamos cómo afecta la falta de sueño a la
memoria y a la capacidad de atención y concentración de nuestros alumnos. En este sentido creo que es
importante establecer una comunicación fluida con las familias para que sean ellas las que nos ayuden a que
nuestros alumnos duerman las horas pertinentes. En este sentido os recomiendo la lectura del artículo
titulado Actividad de tutoría. El horario personal. En este artículo explico cómo podemos detectar y gestionar el
horario de nuestros alumnos.
4. Emoción. Creo que es innegable la relación que existe entre las emociones y la memoria. A veces tendemos a
pensar que las emociones sólo guardan relación con nuestro comportamiento y creo que no es así. Un recuerdo
asociado a una información cargada emocionalmente permanece grabado en el cerebro. Seguramente todos
estaréis de acuerdo en afirmar que recordamos con mayor facilidad aquellos datos y experiencias que contienen
una carga emocional y afectiva. En otros artículos ya me he referido a la distinción entre explicar y enseñar. Pues
bien, cuando un docente enseña, en ese procedimiento hay una carga emocional mucho mayor que cuando
explicamos. Es por ello que si nos esforzamos a enseñar a partir de una correcta carga emocional, nuestros
alumnos tendrán más posibilidades de asimilar aquello que les transmitimos. Para mí no hay educación sin
emoción y la emoción es aprendizaje.
5. Empatía y simpatía. Muy ligado a la emoción están los términos empatía y simpatía. Mientras que la simpatía es
un proceso básicamente emocional, la empatía va mucho más allá, ya que implica la capacidad de ponerse en la
piel del otro. Es por ello que debemos potenciar por encima de todo la empatía sobre la simpatía. Porque para la
empatía se necesita aprendizaje, mientras que para la simpatía no, al ser mucho más espontánea. Potenciando la
empatía, fomentamos la inteligencia emocional y además la atención. Sobre la empatía recomiendo el artículo
titulado 5 consejos para aumentar la empatía con tus alumnos.
6. Refuerzo positivo incondicional. Ya me he referido en otros artículos a esta expresión. Se basa, principalmente,
en premiar de forma activa la participación y el interés del alumno en el aula. Este tipo de refuerzo tiene un valor
realmente extraordinario para el alumno, ya que lo valora muy positivamente. Al hacerle un reconocimiento
público, incidimos en sus emociones y aumentamos su motivación. Y a mayor emoción y motivación, mayor
fijación de la memoria. Además, el refuerzo positivo incondicional fomenta la autoestima y hace que los alumnos
ganen en seguridad.
7. Anécdota. Para fomentar y trabajar la memoria acerca de los conocimientos que nuestros alumnos van
adquiriendo en las sesiones lectivas, recomiendo el uso de la anécdota como un elemento muy válido para la
fijación en la memoria de lo que les enseñamos a nuestros alumnos. Me parece que es muy interesante el
enseñar a partir de analogías, es decir, cómo a través de una anécdota podré recordar con mayor facilidad aquello
que mi profesor me ha enseñado. Además, la anécdota hace que el alumno aumente significativamente el grado
de atención. Siempre que el tema me lo permite, me gusta empezar con una anécdota para enseñar
posteriormente los conceptos relacionados de forma directa o indirecta con dicha anécdota.
Quisiera acabar este artículo a propósito de una cita que guarda una íntima relación con el concepto que nos ha
ocupado en esta entrada: la memoria. Se trata de una cita del filósofo Séneca y reza así:
La buena memoria es el principio de la sabiduría

54. ¿CÓMO COLOCAS A TUS ALUMNOS EN EL AULA?


Llevaba tiempo dándole vueltas a este artículo. En este blog llevo varias entradas hablando sobre la gestión del
tiempo en el aula, pero debo confesar que además de la correcta gestión del tiempo, me apetecía hablar sobre la
importancia de la disposición que los alumnos de un grupo ocupan en el aula. Lo cierto es que se trata de un tema
que no nos debemos tomar a la ligera, ya que puede determinar en gran medida el devenir de una sesión lectiva.
En esta entrada no vengo a dar fórmulas mágicas, sino que simplemente quiero dar a conocer las formas en las
que a lo largo de mi carrera como docente he dispuesto a mis alumnos en el aula y los pros y contras que esta
disposición ha supuesto para el correcto desarrollo de una sesión lectiva. Seguramente, todas o casi todas las
posiciones de este artículo las habrás llevado a cabo también en tus clases. Si es así estaré encantado de que me
des tu opinión al respecto.

Formas de colocar a tus alumnos en el aula.

1. De uno en uno. Se trata de un tipo de disposición muy común en ejercicios y pruebas individuales. En ocasiones
también se utiliza como medida disciplinaria o como forma de evitar la conducta disruptiva en el aula. Sobre la
disrupción en el aula recomiendo la lectura del artículo titulado 5 consejos para evitar la disrupción o conducta
disruptiva en el aula. Personalmente creo que se trata de una forma de colocar a los alumnos de la que se debe
hacer un buen uso y no un abuso. Lo digo porque los alumnos suelen asimilar esta posición a una prueba o a un
castigo. Es importante tener en cuenta la opinión de los alumnos a la hora de disponer el espacio en el aula. Por
otra parte, no creo que separar a los alumnos individualmente baje la disrupción en el aula o se mejore el
comportamiento del grupo. En mi caso sólo la utilizo para llevar a cabo pruebas y exámenes. Aun así es una
disposición en la que no me siento nada cómodo, pero que veo como necesaria en el caso de que tenga que
evaluar de forma individual a mis alumnos.
 A favor: Permite la evaluación individual del alumno en una prueba o examen.
 En contra: El alumno la asocia a algo negativo, bien una prueba o examen, bien un castigo derivado de la mala
conducta del grupo.
2. De dos en dos. Posiblemente sea la disposición más común y la más utilizada por parte de los docentes. En mi
caso debo confesar que es la que más he utilizado a lo largo de mi carrera. No la concibo como una forma de
disposición mejor que las otras. Simplemente creo que tanto para el control del grupo como para la atención que
podemos dar a los alumnos es con la que más cómodo me siento. Esta disposición permite múltiples
combinaciones de alumnos, crea diferentes pasillos para atender por igual a todos los alumnos y fomenta la
ayuda y la colaboración entre compañeros de clase.
 A favor: Fácil acceso del docente a todos los alumnos, mayor flexibilidad a la hora de emparejar alumnos en el
aula.
 En contra: Se sacrifica mucho espacio en el aula al haber más pasillos entre las filas de alumnos.
3. De tres en tres. Se trata de una combinación que estoy utilizando últimamente, debido al aumento de alumnos
en relación a los metros cuadrados del aula. Desde mi punto de vista no veo grandes diferencias entre sentar a los
alumnos de dos en dos o de tres en tres. Lo cierto es que me he sentido bastante cómodo las veces que he
utilizado esta combinación. Suele ser un tipo de colocación bastante aceptada por parte de los alumnos y esto hay
que valorarlo y tenerlo en cuenta.
 A favor: Muy recomendable en caso de espacios reducidos con grupos numerosos.
 En contra: Mayor dificultad de llegar a todos los alumnos por igual.
4. De cuatro en cuatro. Se trata de una posición que utilizo cuando llevo a cabo actividades de trabajo
cooperativo. Sobre la formación de grupos de trabajo cooperativo recomiendo el artículo titulado Aprendizaje
cooperativo. Cómo formar equipos de aprendizaje en el aula. Lo cierto es que para trabajar de forma cooperativa
es una disposición muy buena. Los alumnos se colocan en grupos de cuatro uno en frente del otro. Aunque se
trata de una magnífica disposición para trabajar de forma cooperativa, lo cierto es que a la hora de enseñar algún
concepto o dar alguna instrucción, parte de los alumnos están en una posición poco natural para escuchar dichas
explicaciones o aclaraciones. Esto hace que la atención y la concentración pueda disminuir en determinados
alumnos. De ahí que en mi caso prefiera hacer las explicaciones o dar las instrucciones oportunas cuando están
sentados de dos en dos o de tres en tres y, a continuación, crear los grupos para la realización de la actividad de
trabajo cooperativo. Otro inconveniente a comentar es el tiempo que se invierte en colocar debidamente las
mesas, si se decide alternar dos posiciones distintas en una misma sesión lectiva.
 A favor: Favorece el trabajo cooperativo, el docente tiene una gran libertad de movimiento y puede atender a
todos los alumnos por igual.
 En contra: La disposición poco natural de algunos de los alumnos a la hora de atender a las explicaciones o
instrucciones del docente y la inversión de tiempo a la hora de colocar las mesas.
4. En filas. Debo confesar que se trata de un tipo de colocación que he utilizado en contadas ocasiones. Creo que
se trata de un tipo de disposición pensada para un alumnado de enseñanza postobligatoria. También es un tipo
de disposición a la que se ven obligados muchos docentes al tener un gran número de alumnos en un espacio
muy reducido. Otro aspecto a tener en cuenta es que el docente no puede interactuar de la misma forma con
todos los alumnos y la atención que reciben los mismos es muy distinta a las otras posiciones anteriores que he
explicado.
 A favor: Muy útil a la hora de optimizar espacios.
 En contra: El docente tiene poco control sobre lo que hace el alumno y la atención no puede ser individualizada.
5. En círculo. En mi caso no la concibo como una forma de colocar a mis alumnos en una clase de Lengua
Castellana y Literatura. Pero sí se trata de una disposición que uso con regularidad en la sesión lectiva de tutoría y
al final de una dinámica de grupo. En este tipo de colocación, las mesas se colocan pegadas a la pared y los
alumnos forman un círculo con sus sillas en el centro del aula. Se trata de una posición informal, igualitaria y
menos académica, pero que favorece el intercambio de opiniones o la reflexión sobre alguna actividad que se
haya realizado. En asignaturas optativas también puede ser una opción válida.
 A favor: Es una posición informal y que iguala a todos los alumnos.
 En contra: De difícil aplicación en una sesión con contenido teórico.
6. En forma rectangular. A diferencia de la colocación en círculo, la disposición de los alumnos formando un
rectángulo en bastante común en determinadas asignaturas o en determinadas Unidades Didácticas. En mi caso
se trata de una posición que rara vez utilizo, ya que la concibo para alumnos de mayor edad. A diferencia de la
colocación en círculo, colocarse en forma rectangular tiene un valor más académico y puede ser válido para la
mayoría de asignaturas. Cuenta con la gran ventaja de que todos ven a todos y todos están en la misma
disposición para afrontar la clase. Me parece muy válida para trabajar la argumentación o una sesión asamblearia,
por ejemplo.
 A favor: Muy útil en sesiones relacionadas con la argumentación, expresión oral o sesión asamblearia, dado que
todos los alumnos ocupan una posición de igualdad en el aula.
 En contra: Poco recomendable en edades tempranas.
7. En espiral. Aunque se trata de una posición que, al parecer, gusta bastante a los alumnos, la posición en espiral
es un tipo de colocación que he utilizado en muy raras ocasiones. A decir verdad, las veces que la he utilizado ha
sido a petición de los tutores de otros grupos ante la dificultad que dicho grupo planteaba. Personalmente, es una
posición que no me gusta nada y en la que me siento realmente incómodo. Tengo mis dudas sobre su efectividad
a la hora de rebajar la conducta disruptiva o los problemas de relación con el grupo.
 A favor: Muy del agrado de los alumnos.
 En contra: Disposición poco natural y de escasa efectividad en lo que a mejora disciplinaria y disruptiva se refiere.
Estas son las posiciones que a lo largo de mi carrera como docente he adoptado con mayor o menor fortuna.
Debo confesar que no se trata de una decisión nada fácil y que en ocasiones no es posible colocar a tus alumnos
de la manera que quisieras. En este sentido creo que lo más importante es ser flexible. Es por ello que la
observación y el conocimiento que tengamos de dicho grupo resultarán decisivos para que la gestión del espacio
en el aula no se vuelva en nuestra contra.
Quisiera acabar este artículo con una con una curiosidad. Sé que para muchos la colocación de alumnos en
parejas es un verdadero quebradero de cabeza. En este sentido la aplicación idoceo te hace este trabajo, no
siempre sencillo. Basta con que des de alta a tus alumnos de un grupo y esta aplicación te los colocará de forma
aleatoria. Sobre la aplicación idoceo como cuaderno del profesor os recomiendo el artículo titulado Idoceo. el
cuaderno definitivo para ipad.

55. LOS 10 MANDAMIENTOS DEL DOCENTE

Hoy no vengo a ofrecerte ningún consejo. Hoy no vengo a ofrecerte ningún truco. Hoy vengo a ofrecerte mucho
más. Hoy vengo a presentarte los 10 mandamientos que como docente deberías tener en cuenta para abordar
con la mayor de las garantías una profesión tan exigente como apasionante: EDUCAR.

Los 10 mandamientos del docente.

1. Educa desde el amor. Educar es amar. La Educación es un acto de generosidad enorme. Como docente da lo
mejor de ti para tus alumnos. Y hazlo sin esperar nada a cambio, porque esa es, precisamente, la esencia de amor.
Así es tu profesión: un acto de amor y de generosidad hacia tus alumnos.
2. Educa desde la pasión. No hay educación posible sin la pasión que transmites todos los días a tus alumnos. Una
pasión personal y también profesional. Una pasión que debe inundar todos los momentos en los que compartes
tus conocimientos con los alumnos. Una pasión que salga desde lo más hondo y con una gran capacidad de
proyección.
3. Educa desde el entusiasmo. Transmite tu entusiasmo a tus alumnos y comprobarás que enseñar se vuelve
mucho más fácil. Porque desde tu entusiasmo serás capaz de ser más optimista, más imprevisible, más creativo,
en definitiva, mejor docente. Todo aquello que llevas a cabo sin entusiasmo está destinado al olvido.
4. Educa desde la empatía. Ponte en la piel de tus alumnos. Practica la escucha activa. Mírales a los ojos y asiente
con la cabeza cuando te expresen sus preocupaciones o quieran compartir sus éxitos contigo. Sé cercano a sus
vidas y enseñarás a personas que nunca te olvidarán no por lo que has enseñando, sino por lo que has
representado en sus vidas.
5. Educa desde la resiliencia. Sé resiliente y podrás gestionar todas aquellas dificultades que tu profesión te exige
diariamente. Enseña a tus alumnos a resolver problemas, a practicar la bondad, a ser positivo, a formular buenas
preguntas, a adquirir hábitos saludables.
6. Educa desde la honestidad. Sé honesto y enseña aquello que sepas con certeza. y, sobre todo, esfuérzate
siempre por enseñar en lugar de explicar. En la diferenciación entre enseñar y explicar radica buena parte de tu
responsabilidad como docente.
7. Educa desde la cooperación. Enseña a tus alumnos a ser cooperativos, a trabajar juntos para un bien común y
un mismo fin. Y hazlo enseñándoles la importancia que tiene la ayuda mutua y el apoyo entre iguales.
8. Educa desde la inclusión. Transmite a tus alumnos el valor de la heterogeneidad. Una heterogeneidad que
siempre debe buscar como finalidad una Educación en la que todos los alumnos puedan partir con las mismas
opciones, con las mismas oportunidades. Sólo existe una Educación posible, y esta Educación pasa por una
Educación inclusiva.
9. Educa desde el conflicto. Educa a tus alumnos haciéndoles ver que el conflicto en muchas ocasiones puede
convertirse en una oportunidad. Enseña el valor que tiene para tus alumnos el conflicto positivo, es decir, un
conflicto visto desde la perspectiva de la constructividad, donde el problema no esté por encima de la persona,
donde la evitación se convierta en diálogo, donde la unidireccionalidad de la razón se transforme en negociación y
acuerdos.
10. Educa desde la sonrisa. Enseña a tus alumnos con la mejor de tus sonrisas. Una sonrisa que les demuestre tu
amor, pasión, entusiasmo, resiliencia, honestidad, cooperación y transformación del conflicto en una
oportunidad. Que sea tu sonrisa tu mejor carta de presentación y contágiala a tus alumnos, a tus compañeros y a
toda tu comunidad educativa. No sólo enseñes. ¡Inspira!
Estos son los 10 mandamientos a los que debes enfrentarte todos los días en tu profesión.

56. 3 TRUCOS PARA CAPTAR LA ATENCIÓN DE TUS ALUMNOS

Una de las mayores preocupaciones que tenemos los docentes es encontrar estrategias para conseguir captar la
atención de nuestros alumnos y bajar la disrupción en el aula cuando les enseñamos algún contenido a nuestros
alumnos. Y digo enseñamos, porque los que me leéis con asiduidad sabéis que establezco una distinción entre lo
que se entiende por explicar y lo que se entiende por enseñar. Muchos docentes que centran sus clases más en
explicar que en enseñar son los que con frecuencia presentan mayores dificultades a la hora de poder captar la
atención de sus estudiantes. Es más, les culpan a ellos de no estar atentos a sus explicaciones cuando en muchos
casos aquello que explicamos o cómo lo explicamos no reviste el menor interés para el alumno, bien porque le
parece aburrido, bien porque no le encuentra ninguna utilidad.
Pero hay ocasiones en que ni tan siquiera enseñando como mejor sabemos conseguimos que nuestros alumnos
nos presten atención. Es por ello que en este artículo quiero daros tres consejos tremendamente efectivos para
captar la atención de vuestros alumnos y con ello rebajar las disruptividad en el aula. Sobre la conducta disruptiva
en el aula te recomiendo la lectura del artículo 5 consejos para evitar la disrupción o conducta disruptiva en el
aula.

¿Cómo podemos captar la atención de nuestros alumnos?

1. Desplazamiento y rotación. En muchas ocasiones, cuando enseñamos a nuestros alumnos, nos colocamos en
frente de ellos en la parte central y de espaldas a la pizarra. Pues bien, de lo que se trata es de realizar la siguiente
actuación: sin dejar de hablar, nos iremos desplazando hacia el centro del aula e iremos dando vueltas muy
lentamente sobre nuestro cuerpo a medida que vamos avanzando. Poco a poco nos iremos desplazando hacia la
parte opuesta de la pared donde está la pizarra y desde allí seguiremos enseñando nuestros contenidos. ¿Qué
conseguimos con ello? Muy fácil. Los alumnos pronto se darán cuenta que de hemos desaparecido de su campo
de visión. Esto les causará sorpresa y curiosidad. Y ahí está la clave. Su centro de interés que hasta aquel
momento era la conversación con otro compañero, se desplazará hacia nosotros, porque habremos hecho algo
fuera de lo común, pero con total normalidad y sin interrumpir nuestra sesión lectiva. Cuando los alumnos se
giren, lo que habremos conseguido no es sólo captar su atención, sino que, al tener que girarse para poder
localizarnos, dejarán de hablar automáticamente con su compañero porque a partir de ese momento volveremos
a ser el centro de interés y de atención. Cuando el alumno se gira para mirarnos y escucharnos, dejará de
interesarle lo que le esté contando a su compañero. Además estará en una posición poco natural que favorecerá
que nos preste mayor atención.
2. Aproximación y contacto. Otro recurso muy efectivo para captar la atención de determinados alumnos de un
aula, consiste en acercarse al alumno que en ese momento está hablando o distorsionando la clase por algún
motivo. Al igual que el primer truco es muy importante que nos acerquemos a ese alumno mientras estamos
enseñando al grupo, es decir, sin interrumpir la sesión lectiva. Debemos mantener el mismo tono de voz y
desplazarnos de una forma natural y calmada. Mientras hablamos y caminamos hacia ese alumno en concreto, en
ningún momento fijaremos la vista en él. De lo que se trata es de no llamar la atención o interrumpir el ritmo de
lo que estemos enseñando. Cuando estemos al lado del alumno en cuestión, lo que haremos será seguir hablando
con total normalidad al resto de la clase, no le hablaremos ni le diremos nada al alumno que hasta ese momento
estaba distorsionando. Nos pondremos a su lado y, mientras seguimos hablando, le tocaremos levemente el
hombro o la muñeca durante unos segundos y sin hablarle ni mirarle. En ese preciso momento el alumno en
cuestión captará el sentido del mensaje que le estamos transmitiendo y nosotros no tendremos la necesidad de
interrumpir aquello que estemos enseñando.
3. Invasión sutil del espacio. Otro recurso para captar la atención de un alumno con una conducta disruptiva es
acercarnos otra vez hacia él. Como en las otras dos ocasiones de lo que se trata es de acercarnos de una forma
natural y sin dejar de hablar. Nos iremos acercando hasta colocarnos a su lado y en ese momento haremos algo
totalmente imprevisto: nos sentaremos encima de su pupitre. Se trata de una actuación invasiva, pero que
también resulta muy efectiva para captar la atención de nuestros alumnos y disminuir la conducta disruptiva. Es
muy importante que permanezcamos encima del pupitre del alumno durante unos minutos y sigamos hablando y
dando la clase de la forma más natural posible. De lo que se trata nuevamente es de no interrumpir la sesión
lectiva. No hace falta decirle nada al alumno, no hay necesidad de dirigirle la palabra. Simplemente el alumno
entenderá que su conducta no es la adecuada, le habremos causado cierta sorpresa y entenderá el mensaje no
verbal que le estamos enviando a él y al resto de la clase.

¿Qué finalidad persiguen estos tres trucos para captar la atención de tus alumnos?

 No interrumpir bajo ningún concepto lo que estemos explicando en ese momento.


 Desviar la atención de nuestros alumnos situándonos en posiciones inusuales cuando enseñamos algo.
 Modificar la posición inicial de los alumnos, es decir, hacer que se giren hacia nosotros. Esto hace que, por lo
general, dejen de hablar con sus compañeros porque hay algo que les interesa más y es vernos qué estamos
haciendo en ese preciso momento.
 Evitar que el grupo o determinados alumnos se conviertan el el foco de atención. Si lo consiguen, en ese
momento se interrumpe la sesión lectiva y todo el protagonismo recae sobre ellos.
 Utilizar el factor sorpresa cambiando nuestra posición habitual de enseñar.
 Nunca dejar de hablar sobre lo que estamos enseñando y hacerlo de la forma más natural posible.
 No entrar en ningún tipo de enfrentamiento con el grupo o determinados alumnos.
Como veis, son pequeñas actuaciones, pero os aseguro que en la mayoría de los casos dan excelentes resultados.
La clave está en no interrumpir nuestras enseñanzas. Confieso que requiere de cierta práctica, pero os aseguro
que, cuando le cojáis el tranquillo, estos trucos para captar la atención de tus alumnos os serán de enorme
utilidad.

57. UN TRUCO PARA QUE TUS ALUMNOS HAGAN LOS DEBERES EN CASA

Este artículo de hoy no tiene como finalidad discutir sobre la idoneidad o no de dar deberes o actividades fuera
del horario escolar. Sé que se trata de un aspecto que siempre genera cierta controversia en el ámbito educativo.
Lo digo porque no tengo la intención de polemizar al respecto. En mi caso, suelo dar algún tipo de actividad una o
dos veces por semana. Sé que es una opción muy personal y creo que todos debemos respetarla. Es por ello que
en el artículo de hoy me centraré en qué estrategias podemos utilizar los docentes para que, en el caso de que
demos deberes para casa, estos puedan ser realizados con éxito por parte de los alumnos.

¿Qué truco puedes utilizar para que tus alumnos hagan los deberes e casa?

Aunque no existen fórmulas mágicas, sí que creo que tenemos la responsabilidad de intentar con los medios que
tenemos a nuestro alcance hacer que los alumnos puedan realizar de forma satisfactoria las tareas que les
encomendamos fuera del horario escolar. En ocasiones el hecho de que nuestros alumnos realicen o no los
deberes correctamente se debe al planteamiento que hemos hecho en clase. De ahí que en esta entrada te dé un
truco para que la realización de las tareas se optimice al máximo. Pero antes de explicarte mi truco, creo que vale
tener en cuenta estas recomendaciones:
 Nunca des los deberes después de que haya sonado el timbre que da por finalizada la clase.
 Procura dar los deberes al inicio de la sesión lectiva si ya sabes de antemano cuáles serán.
 Debes decir en voz alta qué deberes tienes pensados, pero al mismo tiempo hay que escribirlos en la pizarra
tradicional. De esta manera el mensaje es complementario y llega con más seguridad a la totalidad de la clase.
 Mientras los alumnos copian los deberes en su agenda, tú puedes aprovechar para acercarte a aquellos alumnos
que tienen más dificultades para apuntarlos, que les cuesta sacar la agenda de la mochila, o que tienen un ritmo
de copia muy lento.
 Ningún alumno puede guardar la agenda sin antes haberte enseñado los deberes apuntados.
 El alumno debe copiar en su agenda los deberes en el día en que se van a exigir, y no el día que los das. Este es un
aspecto importante y que a algunos alumnos les cuesta llevar a cabo.
Como ves, es muy importante que a la hora de dar deberes sigas un protocolo muy estricto, porque de la buena
realización de este protocolo estará en parte el éxito de su realización.

Un truco para optimizar la realización de los deberes en casa.

El truco que te voy a explicar es muy sencillo, pero tremendamente efectivo. Para su realización es necesario el
uso de la pizarra digital (PDI). Sobre la importancia de la pizarra digital te recomiendo la lectura del artículo 10
razones para utilizar la pizarra digital en el aula.
El docente proyecta en la pizarra las actividades que deben realizar los alumnos para el día encomendado. A
continuación, se sigue este procedimiento:
 Un alumno lee en voz alta el enunciado del ejercicio o actividad.
 Una vez el alumno ha leído el enunciado, el docente pasa a explicar y enseñar cómo realizar el ejercicio o
actividad en cuestión. Para ello lo que hace es resolver uno de los apartados que aparecen en el ejercicio.
Mediante la realización de este apartado, lo que hacemos es asegurarnos de que el alumno tiene un modelo para
ir realizando con éxito el resto de apartados.
 El docente usa los colores de la pizarra digital para incidir en las palabras clave del enunciado. En este sentido es
recomendable que se siga siempre el mismo protocolo en cuanto a la relación entre color y concepto. De esta
manera conseguimos que el alumno se fije específicamente en las palabras clave y significativas del enunciado. Lo
que favorecemos con esto es que el alumno realice la actividad porque ha entendido perfectamente lo que se le
pedía.
¿Qué beneficios obtiene el docente con este truco?
 El docente no da deberes, sino que los enseña. Esta distinción a mí me parece fundamental.
 Se trabaja la comprensión lectora de los enunciados.
 Se da como solución un modelo de cada ejercicio para que el alumno lo pueda aplicar al resto de apartados del
ejercicio.
 Nos aseguramos de que todos los alumnos han sido capaces de entender cada uno de los ejercicios que hemos
enseñado, así como su enunciado.
 Mediante los colores, el alumno trabaja la memoria visual, es decir, establece jerarquías de conceptos en función
de su importancia y funcionalidad.
¿Qué beneficios obtienen los alumnos con este truco?
 Los alumnos estarán en disposición de elaborar todos los deberes porque los habrán entendido.
 De cada ejercicio tendrán un modelo resuelto que podrán consultar en caso de duda.
 Optimizarán la comprensión del enunciado porque tendrán subrayadas las palabras clave del mismo.
 Les será más fácil realizar los deberes porque en clase se habrán convencido de que son capaces de entenderlos.
Es importante trabajar la predisposición y el autoconcepto del alumno y motivarle para hacerle ver que es capaz
de realizarlos de forma autónoma.
¿Qué beneficios obtienen los padres con este truco?
 Tendrán los ejercicios apuntados en la agenda, así como el día que deben entregarlos.
 En el caso de que quieran ayudar a sus hijos, como tendrán un modelo de cada ejercicio resuelto, les será más
fácil poderlos ayudar, ya que se servirán de él para ayudar a realizar el resto.
 En el caso de que los deberes no estén bien apuntados, como los ejercicios a realizar en casa estarán subrayados y
empezados, les será más fácil subsanar la falta de información que puede tener el hijo. En ocasiones también
puede ocurrir que la letra del alumno sea ininteligible. Si los enunciados están subrayados, los padres sabrán
cuáles debe realizar su hijo y cuáles no.
Como podéis observar, no se trata de realizar grandes actuaciones, sino procedimientos muy dirigidos y con una
alta tasa de efectividad. Muchos son los docentes que no dan la importancia al hecho de dar los deberes
correctamente y eso hace que la realización de los mismos por parte de los alumnos no sea la más óptima. Es por
ello que debemos concebir dar deberes para casa como una parte más de una sesión lectiva. Porque los deberes
no hay que darlos, hay que enseñarlos porque
TODO SE PUEDE APRENDER, SI ANTES SE HA PODIDO ENSEÑAR

58. 10 MINI TRUCOS PARA REGALAR FELICIDAD A LOS DEMÁS

Debemos hacer felices a los que nos rodean. En muchas ocasiones pensamos en cómo ser felices y, cuando lo
hacemos, cometemos el error de pensar que la felicidad es algo que debemos proporcionarnos a nosotros
mismos. Y no tiene por qué ser así. Desde que me propuse hace tiempo ser más feliz, lo que hago es hacer lo
imposible para que los que me rodean también sean más felices. Y me he dado cuenta de que cuanto más
felicidad doy, más felicidad recibo.
Siempre he pensado que las grandes acciones se realicen a través de pequeños actos. Unos cambios que siempre
deben partir de nuestra generosidad para con los demás. Y, por encima de todo, deben ser actos simples, fáciles
de ejecutar y gratuitos. Cuando estoy en el aula con mis alumnos, siempre tengo en cuenta qué puede hacerles
feliz, porque de su felicidad dependerá el deseo y las ganas de aprender de mí y de ellos.
10 Mini trucos para regalar felicidad a los que nos importan.

1. Saludar por el nombre. No es suficiente con saludar. Hay que saludar a las personas por su nombre. Hay que
aprender a personalizar. Fíjate en la diferencia entre un Buenos días y un Buenos días, Ana.
2. Realizar un acto de bondad. Un acto de bondad no es un favor. Es una acción insignificante que realizas hacia
una persona de manera totalmente altruista y desinteresada. Por ejemplo, recoger un papel del suelo que se le ha
caído a un compañero u ofrecer cambio para un café.
3. Ser educado. Cuanto más educado seas, más feliz harás a los que te rodean. Poca gente relaciona el ser
educado con la felicidad y a mí me parece algo esencial. Por ejemplo, no interrumpas mientras otra persona te
habla, cede el paso a un compañero. Son gestos que poco a poco ahondan en las personas.
4. Asentir con la cabeza. Es importante que, cuando una persona te hable, te centres exclusivamente en ella.
Debe notar que es el centro de atención, que nos importa lo que nos está diciendo, que lo dejamos todo de lado
para centrarnos en esta persona. Mírale a los ojos, y no hagas nada más. Olvídate de móviles, pantallas de
ordenador, de todo aquello que en ese momento estés haciendo.
5. Generar seguridad. Mucha gente que nos rodea es tremendamente insegura. Y la inseguridad es algo que resta
felicidad a las personas. Dar seguridad a estas personas no hace más que generar confianza y, por ende, felicidad.
Ho hay que confundir nunca el dar seguridad con dar la razón.
6. Ser positivo. Ser positivo implica una actitud ante la vida y ante las personas fundamental. Es muy importante
dar una visión positiva de nuestro entorno, sin por ello perder la objetividad, la realidad que nos rodea. La vida
debe consistir para ti en mirar la botella siempre medio llena y proyectar esa idea hacia los demás.
7. Interesarte por la gente. Yo siempre distingo entre ser un interesado e interesarte por la gente. Cuando te
interesas por la gente estás trabajando la empatía, le cedes el protagonismo a la otra persona y creas un vínculo
con ella. Para interesarte por la gente es importante que hagas siempre preguntas abiertas y que le permitan a la
otra persona no explicar algo, sino contar algo como, por ejemplo, Ana, ¿quieres contarme lo que pasó ayer?
8. Sonreír. La sonrisa es la hermana de la felicidad y además el único efecto secundario es que es tremendamente
contagioso. La gente siempre se rodea de las personas que sonríen porque les transmiten felicidad, pasión y
entusiasmo por tu vida.
9. Ser agradecido. En ocasiones hay que proyectar la felicidad hacia nosotros mismos para lanzarla luego hacia las
personas. Debes ser agradecido e ir más allá de un simple gracias. Cuando agradezcas algo, también debes
personalizarlo y verbalizarlo. Por ejemplo, Te estoy muy agradecido, Ana, por haberme invitado a la fiesta que
celebrarás este sábado. Me ha hecho muchísima ilusión.
10. Celebrar los éxitos de la gente. Hay que alegrarse por los éxitos de los demás. Debemos ceder un espacio
para que los demás sean capaces de celebrar sus éxitos y que, cuando los logren, sepan que estamos de su lado y
que nos alegramos de corazón por ello. En este último truco la felicidad debe ser más recíproca que nunca. Y no
olvides verbalizar el éxito, decírselo de palabra como, por ejemplo, Te doy mi más sincera enhorabuena, Ana. Es
un orgullo tenerte como compañera.
De un tiempo a esta parte vengo realizando estos mini trucos en el aula con mis alumnos y, poco a poco, los estoy
proyectando a mi vida. No os podéis imaginar cómo ha cambiado desde entonces la visión con la que me enfrento
a la vida. He buscado la definición de felicidad en el Diccionario de la Real Academia y no me ha gustado porque
en su primera acepción la relaciona con la idea de una posesión. Por ello me permitiréis que, para finalizar el
artículo, os dé mi propia definición de lo que entiendo por felicidad:
La felicidad no es más que un acto de generosidad gratuito en un breve espacio de tiempo

59. 7 CLAVES PARA ENSEÑAR EN EL SIGLO XXI

Este es uno de esos artículos que tenía pendiente desde hacía tiempo. Si no me he decidido a escribirlo hasta
ahora, ha sido principalmente porque son tantos los retos que debemos asumir como docentes, que no siempre
resulta fácil concentrarlas en lo que llamaría una guía para docentes del siglo XXI, para docentes que han tomado
la determinación de mirar hacia adelante y esperar, del futuro, lo mejor.
Este artículo nace de la reflexión y también de la autoexigencia que nos impone nuestra profesión. Por tanto,
tómate estas recomendaciones como una forma de evaluarte a ti mismo. Y no te preocupes por si te faltan
algunas de ellas. Yo aún estoy en ello. Lo que no debe faltar en ti es el deseo y la determinación de adquirirlas en
algún momento. Haz de la curiosidad una virtud, haz del aprendizaje una vocación, haz de la autoexigencia una
forma de vivir tu profesión.

7 recomendaciones para enseñar en el siglo XXI.

1. Red de Aprendizaje Personal (PLN) y Cursos Masivos en Línea y Abiertos (MOOC). He querido empezar por
esta cualidad porque a día de hoy me parece una de las más importantes. En otro artículo ya hablé de la
importancia de lo que entendemos por MOOC (Massive Open Online Course), es decir, un Cursos Masivos en
Línea y Abiertos. Creo que ha llegado el momento en el que los docentes establezcamos una distinción entre lo
que entendemos por una red social y por una red profesional. En esta red profesional se mueve lo que
denominamos los PLN (Personal Learning Network), y los MOOC,sistemas de aprendizaje en el que el
conocimiento es descentralizado y abierto. Hay que partir de la premisa de que todos podemos aprender de
todos y en función de la calidad de nuestra red profesional, más beneficios sacaremos por lo que respecta a
nuestra profesión. A día de hoy, dos son las redes que mejor se adaptan a estos entornos profesionales de
aprendizaje: Twitter y Google+.
2. Desvirtualización programada. Se trata de un término que últimamente me tiene absolutamente fascinado y
que, aunque pueda parecer contradictorio con el primer punto, creo que ambos se complementan a la
perfección. Se trata de un término que he aprendido de uno de los grandes conocedores del Social Media que
existen en España. Concretamente estoy hablando de Víctor Martín. En el artículo publicado Desvirtualización
programada, Víctor Martín nos habla de la importancia de desvirtualizar, de llegar a conocer en persona aquellos
perfiles que hemos ido construyendo con el tiempo a través de las redes sociales y otros entornos. Os dejo el
enlace del artículo por si os interesa. De lo que se trata es de desvirtualizar perfiles que son tremendamente
afines a nosotros, que comparten nuestra visión de la enseñanza y del mundo y establecer una comunicación más
real, más humana.
3. Nuevas Tecnologías como herramientas complementarias. En varios artículos he insistido en el enfoque
equivocado que muchos docentes tienen sobre el uso de las Nuevas tecnologías en el aula. Un error común es
pensar que pueden llegar a ser herramientas sustitutivas, cuando debemos concebirlas como herramientas
complementarias. En este sentido te recomiendo la lectura del artículo 5 razones por las que la Nuevas
Tecnologías nunca sustituirán al docente.
4. Reputación digital. Muchos han oído la expresión Poner puertas al campo. Pues bien, si aplicamos esta
expresión a internet, deberemos ser conscientes de que aunque no podemos frenar el contenido que otras
personas, creo que sí debemos tener en cuenta qué reputación digital queremos para nosotros mismos y para los
que nos rodean. Debemos educarnos para poder educar correctamente en la gestión de los contenidos que
corren a través de la red.
5. El éxito tras el fracaso. Una sociedad de consumo como la que vivimos, es una sociedad que ha negado el
fracaso. Y creo que la negación del fracaso impide la consolidación del éxito. Me explico. Todos nos sentimos
totalmente abrumados por la cantidad de aplicaciones, programas, herramientas y dispositivos electrónicos.
Somos incapaces de estar al día. Y ello nos produce una enorme sensación de impotencia. Estamos infoxicados.
Precisamente la impotencia es la que te impide alcanzar las metas que te propones. De lo que se trata es de saber
priorizar y planificar los aprendizajes que creamos más significativos. Si lo que pretendemos es un aprendizaje
exponencial, lo único que obtendremos es una abandono inmediato.
6. Gestión del tiempo. Somos esclavos del tiempo. Y somos esclavos del tiempo porque no hemos aprendido a
transformarlo. Esta transformación del tiempo tiene un precio que en el siglo XXI se paga muy caro: el tiempo o,
mejor dicho, la falta del mismo. Los docentes siempre hablamos del tiempo, pero nunca hablamos de cómo
podemos transformarlo, de cómo podemos adueñarnos de él. De ahí que uno de los grandes retos para los
docentes y para la sociedad actual será replantarse el tiempo tal y como lo vemos ahora. Muchos docentes creen
que el futuro está en la Tecnología y, en mi humilde opinión, creo que es una visión errónea. El futuro de los
docentes pasa, precisamente, en dejar de gestionar el tiempo para empezar a transformarlo en aras de nuestra
propia felicidad. Sobre este punto te recomiendo un libro que a mí me cambió la vida y que se titula El principio
20/80. El secreto para lograr más con menos, de Richard Koch. Sobre este artículo publiqué una reseña
titulada Docente, ¿aplicarías el método 20/80 a tu profesión y a tu vida para ser más feliz?
7. Desconexión para la reflexión. He querido acabar con esta última recomendación porque creo que empieza a
ser un problema con el que muchos de nosotros deberemos enfrentarnos, si no es que ya lo estamos haciendo.
Precisamente una mala gestión del tiempo, es decir, la no transformación del tiempo, está generando una
sociedad que se ve incapaz de desconectar. Conocemos a más personas que nunca, dominamos más
herramientas que nunca, gestionamos más información que nunca, gestionamos nuestra reputación digital más
que nunca, pero todo ello tiene un precio que algunos estamos empezando a pagar. No somos capaces de
desconectar. En muchos artículos he insistido en que debe haber un tiempo para aprender y un tiempo para
enseñar. Pero también me he referido a que podemos aprender y enseñar y mucho, si conseguimos pensar más y
reflexionar más sobre nuestro entorno. La sociedad actual, la sociedad de consumo, está pensada para eliminar
los vacíos. Un claro ejemplo en este sentido los tenemos en la televisión. No existen huecos porque no les
interesa que pensemos. Somos cada vez más productivos y menos reflexivos, y me atrevería a decir que menos
felices, y esto es un terrible error. Lo que debemos perseguir es ser más reflexivos para que, precisamente, esta
reflexión nos permita ser más productivos con menor esfuerzo y, por qué no, más felices.
Estas son mis claves para entender la Educación del siglo XXI que no ha hecho nada más que empezar. Sin duda
más que siete claves son siete retos. En lo que a mí se refiere debo decirte que estoy en ello. Ojalá encuentres el
tiempo necesario para que, después de haber leído este artículo, reflexiones sobre el mismo. Porque:
Sólo pensando en aquello que tienes, serás capaz de pensar en aquello que te falta

60. DOCENTE, ¿ESTARÍAS DISPUESTO A PENSAR MÁS PARA TRABAJAR MENOS?

Pensar más para trabajar menos. Así es. Ni más ni menos. Hoy quiero empezar este artículo pidiéndote un sencillo
favor. Me gustaría que antes de seguir leyendo, buscaras tu horario personal de docente de este curso
académico. (…) ¿Lo tienes ya a mano? Si es así te pediría que lo revisaras atentamente y luego respondieras a esta
pregunta:
¿Cuantas horas lectivas tienes destinadas estrictamente a pensar en tu horario personal?
Déjame que te dé yo la respuesta: cero.

¿Por qué como docente debes pensar más para trabajar menos?

Si revisas tu horario una vez más comprobarás que en él aparecen sesiones lectivas, reuniones, guardias, así como
unas horas destinadas a visitas de padres, entrevistas con alumnos, preparación de material, etc. Así es como se
completa tu jornada laboral. En ella no aparece ningún hueco destinado a pensar en la mejora de tu labor
docente. Y este es para mí uno de los grandes errores de la jornada laboral de un docente. Como no te
proporcionan tiempo para pensar, cada vez trabajas más, cuando de lo que se trataría es de buscar fórmulas para
que, pensando más, redujeras tu carga de trabajo. No se trata de ser productivo. Se trata de ser más creativo,
más imaginativo para poder ser menos productivo.
El día que decidí pensar más para trabajar menos.
Mi jornada laboral viene estipulada en 37,5 horas semanales. Pues te confieso que hace tiempo que no la cumplo.
Con esto no quiero decir que no trabaje. Simplemente he eliminado horas de trabajo, lo que se entiende por
productividad para pensar en cómo puedo mejorar todos y cada uno de los aspectos de mi práctica docente. Te
confieso que el resultado está siendo extraordinario. Cuanto más pienso en cómo trabajar menos, dispongo de
más tiempo libre para realizar actividades que me hacen realmente feliz. ¿Quieres que te dé algunos ejemplos de
cómo lo he aplicado a mi vida?

10 ejemplos tras los que por pensar más he conseguido trabajar menos.

1. Exámenes. Invierto más tiempo en elaborar los exámenes, pero he conseguido reducir considerablemente el
tiempo de corrección de los mismos.
2. Entrevistas. He elaborado un protocolo de entrevista con las familias para que estas no superen los 10 minutos,
tiempo de sobra para tratar la gran mayoría de reuniones con las familias.
3. Reuniones. Siempre que ha dependido de mí, he cambiado las reuniones semanales por quincenales. La parte
informativa de una reunión se puede realizar por correo electrónico. Las reuniones no deberían servir para
informar, sino para llegar a acuerdos.
4. Fines de semana. Este curso no he trabajado prácticamente ni un sólo fin de semana. Lo que hago es planificar
lo que hacía antes trabajando los fines de semana y repartirlo durante los días laborales. Esta decisión ha
resultado ser trascendental en mi vida.
5. Grupo de Whatsapp. He creado un grupo de Whatsapp para padres de mi tutoría. Ahora tengo menos
entrevistas personales y los padres están más informados que nunca de lo que hacen sus hijos, de los deberes
semanales y de las distintas actuaciones que se llevan a cabo en el aula. Para saber más sobre cómo creé un
grupo de Whatsapp para padres de mi tutoría te recomiendo leer el artículo de este enlace.
6. Búsquedas en internet. He dejado de buscar ejemplos de textos en internet. Me he dado cuenta de que
elaborándolos por mi cuenta me ahorro un montón de tiempo y consigo exactamente el texto que tenía en
mente.
7. Cuaderno de notas. He eliminado el cuaderno físico de notas. Lo tengo en el ipad. Así no necesito poner las
calificaciones del cuaderno de notas de papel y luego en la hoja de cálculo. ¿Para qué hacer dos veces lo mismo?
8. Lectura de artículos. Leer más para trabajar menos. Actualmente leo menos libros. Prefiero el formato artículo.
La lectura de artículos me proporciona mucha información en un corto espacio de tiempo y siempre intento darle
una aplicación que me sirva para mejorar como docente y disminuir carga de trabajo. En este sentido hay muchas
herramientas que me están ayudando a optimizar mi trabajo. ¿Conoces los 50 usos del ipad para docentes? Aquí
te dejo el enlace.
9. Preguntas por búsquedas. Prefiero preguntar a buscar. Me explico. Si buscas estás trabajando, te da la
sensación de que estás produciendo. En cambio, si preguntas, desarrollas la imaginación y compartes no tu
trabajo, sino tus inquietudes. En lugar de buscar una información que me interesa para mi labor docente, lo que
hago es preguntarlo a través de redes sociales, por ejemplo. El ahorro de tiempo ha sido realmente extraordinario
en este sentido cuando tienes una comunidad virtual importante. En mi caso, cuento con más de 10.000
contactos entre suscriptores y perfiles sociales. ¡Ni os imagináis cuánto me podéis enseñar, cuánto puedo
aprender de ti!
10. Deporte. Practico deporte casi todos los días. Nunca llevo ningún equipo de música. Todo el tiempo que
practico deporte estoy pensando en cómo mejorar mi trabajo y qué artículos del blog voy a elaborar durante la
semana. Es el momento más creativo del día y lo exprimo al máximo. De mi práctica deportiva han surgido más
del 70% de los artículos del blog. Es importante fijar en tu vida un tiempo para pensar. A mí me está dando unos
resultados fantásticos.
A modo de conclusión.
Ahora que te he confesado que trabajo menos porque pienso más, puedes entender cómo tengo tiempo para
practicar deporte a diario, escribir semanalmente cinco artículos y una newsletter para mis suscriptores, todos
ellos de más de 1000 palabras, leer un libro cada quince días, leer docenas de artículos a la semana, mantener
actualizada todos los días mi Fan Page de Facebook, así como mis perfiles de Twitter, Google+ y Linkedin, elaborar
videoturoriales para el Canal Justifica tu respuesta de Youtube, crear un e-book sobre Educación, ver un capítulo
de mis series favoritas todas las noches… Cada vez tengo la sensación de que trabajo menos y eso me posibilita
poder dedicarme a algo totalmente creativo como es mi profesión de docente, como es este blog, un blog en el
que todos los días doy lo mejor de mí para ti…
Hasta que no te valores a ti mismo no valorarás tu tiempo. Hasta que no valores tu tiempo, no harás nada con
él.

61. EL DÍA QUE DECIDÍ 25 FORMAS DE DESAPRENDER PARA SEGUIR APRENDIENDO

Desaprender para aprender. Desaprender para crear. Desaprender para innovar. Desaprender para ser feliz. Así
de fácil. Así de difícil. En el artículo de hoy te quiero explicar qué supuso para mí tomar la decisión de
desaprender. Una decisión que ha transformado la forma que tengo de entender la educación y, por qué no
decirlo, de entender el mundo. Seguramente, de lo que se trataba no era de buscar respuestas, sino de hacerme a
mí mismo las mejores preguntas. De ahí que te explique algunos de mis desaprendizajes para que veas cómo se
puede aprender desaprendiendo. ¿Aceptas el reto?

Desaprender para aprender y reaprender.

Desaprender no es lo contrario de aprender. Desaprender consiste en ir mucho más allá, consiste en replantearte
lo que hasta este momento se ha considerado inmutable. Supone romper muchos esquemas que tienes tan
asumidos que ni siquiera te replanteas cuestionar. Es por ello que quiero demostrarte en qué ha consistido, en
que está consistiendo mi desaprendizaje.
1. Dar más importancia al proceso que al resultado.
2. No enseñar aquello que el alumno puede aprender por sí sólo.
3. Asumir que el alumno puede aprender tanto fuera como dentro del aula.
4. Asumir que el alumno también puede enseñarme algo.
5. Lo que se aprende en la clase no tiene por qué quedarse en la clase.
6. Los alumnos pueden aprender de ellos mismos y de sus compañeros.
7. Cambiar el Yo hablo y tú te callas por el Y tú, ¿que opinas?
8. Premiar positivamente el error.
9. No enseñar aquello que nunca será de utilidad.
10. Potenciar la reflexión y el espíritu crítico y rebajar la carga memorística.
11. Asumir que el aprendizaje no es local, sino ubicuo.
12. El saber no cabe en un libro de texto.
13. Dar la oportunidad de que el alumno participe en el currículum del área.
14. Los alumnos no deben aprender conceptos, sino destrezas y habilidades.
15. El aprendizaje no termina cuando suena timbre. Empieza precisamente en ese momento.
16. El alumno debe aprender a resolver problemas en lugar de recibir soluciones.
17. Asumir las Nuevas Tecnologías como un medio, no como un fin.
18. Enseñar al alumno que puede aprender cuando no está aprendiendo.
19. Transformar la rigidez en flexibilidad.
20 Transformar la sanción por la negociación.
21. Asumir que el aprendizaje académico pasa por un aprendizaje social.
22. Cambiar los temas por las situaciones.
23. Conectar lo que se enseña con lo que se vive.
24. Asumir que se puede aprender jugando.
25. Unir puentes entre aquello que enseñamos y lo que la sociedad demanda.
En la era del conocimiento ya nos es suficiente con aprender a aprender. Se hace imprescindible desaprender
para dar cabida a nuevos procesos mentales, a nuevas destrezas, a nuevos retos. Sólo desaprendiendo serás
capaz de ver la forma que tienes de enseñar desde otra perspectiva, una perspectiva alejada de prejuicios y viejos
clichés.

62. 10 EXCUSAS QUE COMO DOCENTE HAS OÍDO ALGUNA VEZ DE TUS ALUMNOS

Es que… Es que yo… ¡Cuántas veces habrás escuchado estas excusas de alguno de tus alumnos! Excusas que no
hacen más que alimentar tópicos una y otra vez, sesión tras sesión, curso escolar tras curso escolar. De ahí que
este artículo tenga la finalidad de atajar en la medida que puedas estas excusas para hacer ver al alumno cuál es
su responsabilidad como estudiante y de qué manera debe afrontarla, asumirla y reconocerla.
No quisiera continuar este artículo sin antes agradecer a la docente y compañera Antònia Gomis a la se le ocurrió
esta propuesta en nuestro centro. Desde aquí mi más sincero agradecimiento por haber permitido compartir su
idea con todos vosotros.

10 Excusas que como docente puedes evitar de tus alumnos.

1. Es que no estaba.
 A estas alturas el hecho de que un alumno no pueda asistir a una sesión lectiva no puede ser una excusa para
eludir sus responsabilidades el día que regresa al aula. Existen suficientes mecanismos para que bien a través de
sus compañeros, bien a través de diversas plataformas como Moodle, sepa perfectamente lo que se le exigirá.
Para ello te recomiendo que en las primeras sesiones de curso dejes muy claro en la programación el
procedimiento a seguir en los días de ausencia de un alumno. Para saber más sobre el aula virtual Moodle pulsa
en el siguiente enlace.
2. Es que se me olvidó el libro en el centro.
 Si un alumno se le olvida el libro en su centro escolar tiene la posibilidad de ir a recogerlo. En caso de no poder es
tan fácil como pedir a un compañero que le mande la información o pueda conseguirla a través de un correo
electrónico o a través también de plataformas como Moodle.
3. Es que no lo dijiste.
 Su palabra contra la tuya. Problema. Para evitarlo es muy importante que todo aquello que mandas a tus alumnos
quede por escrito en la pizarra, en el tablón de los deberes del aula, en la agenda.
4. Es que la impresora no tenía tinta.
 Creo que no se puede exigir a ningún alumno entregar un trabajo a ordenador. Si no eres de esta opinión, el
alumno debe optar por opciones como pedirle a un compañero que se lo imprima, enviártelo por correo
electrónico, ir a una copistería de su localidad, etc. Debes prevenir estos incidentes y dejar la solución por escrito.
Algo parecido podrá pasarte con la conexión a internet.
5. Es que a mí me dijeron que…
 Se trata de una frase completamente tóxica en la que el alumno se escuda en los demás para no asumir su
responsabilidad. Hay que ser inflexibles con este tipo de argumento y prevenirlo desde la primera sesión lectiva.
6. Es que no lo entendí.
 ¿Y ahora me lo dices cuando falta un minuto para que empiece la prueba? Para prevenir esta excusa debes
intentar dejar unos minutos en aquellas sesiones con contenido para que los alumnos puedan hacer preguntas.
En el caso de que no haya ninguna es importante que lo verbalices, que lo digas en voz alta, que se lo hagas decir
en voz alta a tus alumnos. Te lo digo porque difícilmente es algo que podrás dejar por escrito, pero sí podrás
recurrir al recuerdo de toda la clase.
7. Es que todos…
 Otro argumento de la mayoría. Otra excusa con la que hay que ser inflexible. Cuando un alumno empieza su
excusa con estas palabras debes evitar el diálogo. Difícilmente podrás superar un argumento de la mayoría. Debes
hacer que en tu clase esta frase se convierta en una palabra tabú.
8. Es que estaba enfermo.
 Así es. Estabas. Ahora que has vuelto no lo estás. No hay excusa. El alumno tiene la responsabilidad de ser él el
que se informe de aquellos contenidos, actividades o materiales que debe llevar a su vuelta. En función del tipo
de enfermedad y su duración se puede valorar negociar algunos aspectos, pero siempre en situaciones
extraordinarias.
9. Es que no lo sabía hacer.
 El alumno te ha dejado las actividades en blanco. No hay diálogo. No merece la pena conversar con el alumno. Lo
que debes intentar es que no pronuncie esta frase. Si lo hace, la responsabilidad recaerá sobre ti porque lo que te
está diciendo es que no ha sabido hacer las actividades porque tú no has sido capaz de enseñárselo de forma
satisfactoria. Personalmente creo que, si has enseñado lo mejor que has sabido, es prácticamente imposible que
el alumno no haya sabido hacer nada de lo que le has mandado.
10. Es que no pude estudiar.
 Frase incompleta que debería ser Es que no pude estudiar porque me puse el último día a última hora. No hay
diálogo. No hay excusa que valga.
Propuesta de actividad: Es que… Reconozco que..
Una propuesta que creo que podría ser muy interesante sería la de trabajar en tutoría la diferencia
entre excusa y responsabilidad. Para ello se podría elaborar un recuadro con Es que… y otro con Reconozco
que… Los alumnos propondrían excusas y deberían redactar su responsabilidad. Al final podría quedar algo así:
63. LA MEMORIA. CÓMO ENSEÑAR PARA NO OLVIDAR
Hoy vengo a hablarte de la memoria. Bueno, en realidad vengo a hablarte de tres tipos de memoria,
concretamente la memoria sensorial, la memoria a corto plazo y la memoria a largo plazo. En esta entrada
tengo la intención de incidir en cómo puedes trabajar la memoria de tus alumnos para que aprovechen al
máximo tus enseñanzas.

¿Qué es la memoria? ¿Qué memoria debes potenciar en tus alumnos?

La memoria es un proceso mental a través del cual almacenas información y, cuando la necesitas, logras
recuperarla. Como te he comentado al inicio de esta entrada, existen básicamente tres tipos de memoria:
 Memoria sensorial. Se trata de una memoria con una capacidad ilimitada y que viene dada por las
impresiones que recibes a través de los sentidos, sobre todo el sentido auditivo y visual. Este tipo de
memoria abarca la retención de información, el apoyo en el aprendizaje de nuevos conocimientos, la
comprensión de tu entorno y la resolución de problemas. Se trata de un tipo de memoria que no puedes
controlar conscientemente.
 Memoria a corto plazo. También se le denomina memoria de trabajo y se centra en la información que
almacenas de forma temporal para ser procesada posteriormente. Se trata de un tipo de memoria muy
limitada. De hecho, se afirma que una persona difícilmente es capaz de retener más de cuatro ideas en esta
memoria de trabajo.
 Memoria a largo plazo. Tiene una capacidad de almacenar información ilimitada, es decir, puede durar toda
una vida siempre y cuando esta información haya sido debidamente asimilada. Es la memoria que contiene
el conocimiento de tu mundo físico, social y cultural, que almacena tus recuerdos autobiográficos -memoria
episódica-, así como el lenguaje -memoria semántica- , los conceptos, la imágenes, las pautas de actuación,
etc.
Ahora que te he explicado brevemente en qué consiste cada memoria la pregunta es muy sencilla, ¿qué
memoria elegirías para la información que enseñarás a tus alumnos?
Creo que tú mismo acabas de responder a esta pregunta. Efectivamente, se trata de la memoria a largo
plazo. Se trata de la memoria que es capaz de codificar, almacenar y, lo más importante, recuperar la
información en el momento preciso. Esta es la memoria en la que hay que insistir con la ayuda de la
memoria sensorial y la de trabajo.

¿Cómo puedes fomentar la memoria a largo plazo de tus alumnos?


La respuesta a esta pregunta es muy sencilla y todo un reto a la vez. Ahora olvídate por un momento de la
información. Es problema no es la información que enseñas, sino la cantidad de información que enseñas.
Me explico. De lo que se trata es de dar la menor cantidad de información posible y que esta información
esté muy filtrada. Si sobrecargas de información a tus alumnos, no haces más que sobrecargar la memoria de
trabajo, la memoria limitada, la memoria que si no se asimila, hará que tu información desaparezca en el
olvido, que no permanezca en la memoria a largo plazo. Para ello:
 Reduce al máximo la enseñanza magistral.
 Haz patente la utilidad de la información a tus alumnos.
 Fracciona a lo largo de una sesión lectiva el contenido de una información.
 No expliques más de dos conceptos a la vez, a no ser que se complementen entre ellos.
 Sírvete de imágenes que refuercen tus enseñanzas y que estas sean capaces de crear emociones, de contar
historias, de impactar a tus alumnos.
 Utiliza la pizarra tradicional o digital para reforzar la información verbal.
 Parafrasea, pregunta y clarifica lo que enseñes.
 Resume la información más relevante y que no supere el número de cuatro ideas, a ser posible.
De lo que se trata es de convertir ambas memorias, la sensorial y la de trabajo, en tus aliadas, no en tus
oponentes. Y para ello, aquí van algunas pautas que son tremendamente efectivas:
 Atención. A mayor atención, mayor facilidad de recordar lo aprendido. Si la atención está asociada al
silencio siempre será mucho más efectiva.
 Sentido. En lugar de memorizar es mucho más efectivo de cara a consolidación de la información, darle un
sentido o una utilidad a la misma. Se trata de convencer de que lo que explicas es útil.
 Organización. Cuanto mejor se organiza la información, más posibilidades tendrá de perdurar en el tiempo.
El esquema de cajas es un claro ejemplo de ello. Si quieres saber más sobre el esquema de cajas pulsa en el
siguiente enlace.
 Asociación. Consiste en relacionar lo que aprenden con lo que ya saben.
 Otras posibles actuaciones: Repetición, agrupación de ideas, narración de relatos, uso imágenes vívidas,
agrupación de números, uso de acrónimos, uso de la rima.
Si consigues llevar a cabo satisfactoriamente estas pautas de actuación de cara a la consolidación de la
memoria a largo plazo, habrás conseguido algo doblemente extraordinario, y es que no sólo te recuerden a
ti, sino que también recuerden lo que aprendieron de ti.
64. 5 PRINCIPIOS DEL MARKETING QUE TODO DOCENTE DEBERÍA APLICAR EN EL AULA

Marketing y Educación. Educación y marketing. Tan lejos, tan cerca… Este artículo quiere seguir una línea que ya
hace un tiempo empecé y que tiene que ver con la aplicación de conceptos del marketing al ámbito educativo.
Como ya he comentado en anteriores artículos, debo reconocer que cada vez son más las similitudes que voy
encontrando entre ambas disciplinas. En esta entrada, concretamente, quiero hablarte de los 5 principios del
marketing y cómo puedes relacionarlos con la práctica docente. Te aseguro que el resultado, cuanto menos, te va
a resultar sorprendente.

Los 5 principios del marketing aplicado a la labor docente.

1. Información. No cabe duda de que la sociedad en la que vives es una sociedad de la información o, mejor
dicho, una sociedad de la sobreinformación. Los alumnos están completamente saturados de definiciones, fechas,
características, clasificaciones, excepciones… Y esta sobrecarga no hace más que perjudicarles porque, si bien les
aportas mucha información, en muchas ocasiones se te olvida enseñarles a cómo gestionarla. Como docente te
olvidas de que de alguna manera estás compitiendo a lo largo de la mañana con otros compañeros, los que
vendrían a ser otras empresas que también quieren colocar su producto. Es por ello que la información debe
ocupar un lugar relevante en cualquier estrategia de marketing, en cualquier metodología de enseñanza-
aprendizaje. Es por ello que debes elegir y muy bien qué información quieres dar a tus alumnos para, a
continuación, enseñarles a gestionarla y utilizarla en beneficio propio. Si no eres capaz de dar una información
que el cliente o el alumno no sea capaz de ver como útil, entonces esta información está destinada al más
absoluto olvido, desaparecerá en pocos segundos de la memoria de tus alumnos. Así que cuando aportes
información a tus alumnos intenta siempre aportar un valor añadido, añádele algo personal y, sobre todo, hazles
ver lo útil que puede resultarles la información que les facilitas de cara al futuro.
2. Emoción. ¿Te has parado a pensar por un momento qué pasaría si en lugar de transmitir conocimientos,
transmitieras emociones? La emoción es un aspecto fundamental en cualquier campaña de marketing, en
cualquier campaña que intente convencer que su producto es único, necesario e imprescindible. Así que, cuando
enseñes, ten en cuenta que no basta con explicar, nada más lejos. Si quieres llegar a tus alumnos debes hacerlo
con emoción, pasión y entusiasmo. Debes cautivar a tus alumnos, enamorarlos con aquello que les enseñes.
Sobre este punto te recomiendo la lectura del artículo titulado Docente, ¿te atreves a enseñar como un pirata?
3. Consumidor. No hay nada más importante en una campaña de marketing que el consumidor de un producto.
Puedes tener el mejor producto del mundo, pero si no eres capaz de cuidar o de mimar a tus alumnos, tus
productos no tendrán ningún valor. En tu caso los consumidores son tus alumnos y como tales son lo más
preciado que tienes. Y en muchos casos te olvidas de este detalle con facilidad. Además, cometes el error de
pensar que toda los consumidores de tu producto, que todos los alumnos a los que enseñas, deberían interesarse
por igual por aquello que enseñas. Y esto es un error. ¿Te has parado a pensar que no puedes interesar a todos
enseñando a todos de la misma manera? De ahí que la clave para que todos tus alumnos disfruten de tu
producto, de tus clases es intentando personalizar al máximo aquello que enseñes de tal manera que puedas
llegar, sino a todos, a una gran mayoría. Seguramente habrás oído la frase Think outside the box -piensa diferente.
Pues bien, pensando en la diversidad de tus alumnos serás capaz de ofrecerle a cada uno un producto que les
gustará tanto que acabarán por consumirlo.
4. Creatividad. Tienes una enorme competencia y no lo sabes. Tu asignatura compite todos los días con otras seis
o siete asignaturas. Tus compañeros son tus rivales, son las otras empresas que intentarán vender sus productos
dando lo mejor de sí mismos. Es por ello que resulta fundamental que puedas diferenciarte del resto. Y para ello
es fundamental que te sirvas de la creatividad parar conseguirlo. Cuanto más creativo seas, más diferenciarás tu
marca. Diferénciate del resto de compañeros, haz que tu asignatura sea la que más quieran consumir tus
alumnos. Y para conseguirlo puedes hacerlo teniendo en cuenta estos tres aspectos:
 Haz que la información que des siempre sea útil.
 Plantéate convertirte en tu propia marca. Diferénciate como docente del resto de compañeros explicando desde
la originalidad, pero sin olvidar la emoción, la pasión y el entusiasmo.
 Aquello que vendas, aquello que enseñes envuélvelo con las mejores herramientas, haz de las Nuevas Tecnologías
tus mejores aliadas y que ellas te ayuden también a diferenciarte del resto, a ser especial, a ser único, a ser
necesario.
5. Planificación y estrategia. Todo producto que quiera venderse necesita de una planificación, de una estrategia
de venta. Pues bien, en tu caso como docente planificar tus sesiones lectivas es fundamental. De lo que se trata
es de preparar a conciencia cada una de tus clases, intentando no dejar nada para la improvisación. Cuanto más
calcules, cuanto más visualices una sesión lectiva, más recursos tendrás para llevarla a cabo de forma
satisfactoria. La improvisación no es la mejor compañera de una marca, ni tampoco de ningún docente. Y cuando
planifiques, no olvides que es mucho más importante pensar en cómo vas a enseñar el contenido previsto que el
contenido en sí. Es decir, es más importante pensar qué estrategia utilizarás para captar y seducir a tus alumnos
que no aquello que pretendes enseñar. Este último aspecto es algo que con frecuencia se olvida y a mí me parece
fundamental. Como sabes que te sabes lo que sabes no piensas en pensar cómo enseñarlo. ¿Lo has captado?
Estos son los 5 principios del marketing que hoy te he enseñado y que he relacionado con tu labor docente. Sin
duda son cinco principios muy válidos para tu profesión que bien ejecutados te pueden dar unos resultados
tremendamente óptimos. Acabaré este artículo con una cita de Philip Kotler que me encanta de y que reza así:
El marketing no es el arte de vender lo que uno produce, sino de saber qué producir

65. 50 PREGUNTAS QUE COMO DOCENTE DEBERÍAS HACERTE.

Trabajar menos para pensar más. Pensar más para ser mejor docente. Hoy traigo estas preguntas que he
formulado para ti y que no son fruto de la productividad, sino de la reflexión. ¿Preparado? ¿Preparada?

50 Preguntas para docentes. ¿Cuál es tu preferida?

1. ¿Por qué ejerzo de docente?


2. ¿Me veo ejerciendo de docente durante toda mi vida laboral?
3. ¿De qué ejercería si no lo hiciera como docente?
4. ¿Qué siento minutos antes de entrar en un aula?
5. ¿Cómo quiero que me recuerden mis alumnos el día de mañana?
6. ¿Me siento libre cuando enseño?
7. ¿Me siento feliz cuando enseño?
8. ¿Qué porcentaje del libro de texto no utilizo durante el curso?
9. ¿Cuántas fotocopias de material extra doy a mis alumnos teniendo un libro de texto?
10. ¿Existe mucha distancia entre el registro que uso en clase y el de mis alumnos?
11. ¿Tengo clara la diferencia entre disciplina y castigo?
12. ¿Sería capaz de entender lo que voy a explicar hoy si tuviera la edad de mis alumnos?
13. ¿Cuantos minutos han hablado mis alumnos hoy en clase?
14. ¿Cuántos alumnos creo que serán capaces de entender lo que hoy les voy a explicar?
15. ¿Por qué llevan mis alumnos varios minutos sin escucharme?
16. ¿Qué aplicación tiene para la vida real lo que estoy enseñando a mis alumnos?
17. ¿Por qué hoy la clase pasa tan lenta?
18. ¿Qué beneficios me aporta llegar puntual a clase?
19. ¿Cuántos cursos llevo explicando lo mismo de la misma forma?
20. ¿Cómo enseño aquello que no me gusta enseñar de mi asignatura?
21. ¿Qué grado de pasión y entusiasmo soy capaz de transmitir mientras enseño?
22. ¿Qué he aprendido hoy de mis alumnos?
23. ¿Qué posición ocupo en el aula para captar la atención de mis alumnos?
24. ¿Cuánto tiempo hablo de forma ininterrumpida?
25. ¿Cuánto tiempo tardo en aprenderme el nombre de mis alumnos?
26. ¿Cómo gestiono el error que cometen mis alumnos?
27. ¿Cuándo ha sido la última vez que me he reído con mis alumnos en clase?
28. ¿Soy la misma persona fuera que dentro del aula?
29. ¿Miro constantemente el reloj durante una sesión lectiva?
30. ¿Suelo mirar a los ojos y atender exclusivamente a mis alumnos cuando estos se dirigen a mí?
31. ¿Me considero un docente empático?
32. ¿Qué persigo en mis clases, la perfección o la excelencia?
33. ¿Qué tipo de preguntas predominan en mis clases, las cerradas o las abiertas?
34. ¿Por qué enseño aquello que mis alumnos podrían aprender por sí solos?
35. ¿Cúanto tiempo dedico a pensar cómo será una sesión lectiva?
36. ¿Me he aburrido hoy en clase?
37. ¿Qué suelo valorar más de mis clases, el proceso o el resultado?
38. ¿Enseño de la misma manera en todos los grupos?
39. ¿Paso más tiempo explicando que enseñando?
40. ¿Soy mejor docente gracias a las Nuevas Tecnologías?
41. ¿Fomento la imaginación y la creatividad en el aula?
42. ¿Cómo me imagino dentro de cinco o diez años?
43. ¿Qué entiendo por ser productivo en mi trabajo?
44. ¿Qué entiendo por tener autoridad?
45. ¿Qué grado de elección tienen mis alumnos sobre aquello que enseño?
46. ¿Qué enseño cuando no estoy enseñando?
47. ¿Suelo dejar para el próximo curso académico aquello que podría realizar en este?
48. ¿Cuán importante es para mí la educación inclusiva dentro del aula?
49. ¿Cumplo las promesas que les hago a mis alumnos?
50. ¿Amo ser docente?

66. DOCENTE, ¿HASTA CUÁNDO VAS A PERMANECER EN TU ZONA DE CONFORT?


En el ámbito educativo se habla muy poco de la zona de confort, cuando debería tenerse muy en cuenta porque
tu profesión, la profesión de docente, tiene una marcada tendencia a la comodidad, el conformismo, la rutina, el
aburrimiento, etc. El sistema educativo actual está pensado para anestesiarte, para adormecerte, para que te
establezcas definitivamente en tu zona de confort y no salgas nunca más de ella. ¿Y por qué debe ser así? ¿Por
qué no arriesgarse a adquirir nuevos conocimientos, a cambiar de metodología, a cambiar nuestra visión y
nuestro comportamiento? Y ahora me dirás, ¿cómo hago esto? Sigue leyendo este artículo y te daré alguna de las
claves.

¿Qué es la zona de confort?

La zona de confort no es más que un estado en el que te sientes seguro porque tienes un dominio de lo que haces
así como de tus acciones. Y son cómodas porque son conocidas. Lo malo es que aunque sean cómodas, muy
probablemente muchas de ellas no te gusten y no haces nada al respecto para cambiarlas.

Tres ejemplos de lo que entiendo como zona de confort.


1. Libro de texto. Para mí es el mayor enemigo que existe para el docente en la actualidad. El libro de texto
represente la falta de libertad, el hecho de que estás a merced de lo que dice un libro en lugar de ser tú el que
decide qué y cómo enseñar. Si quieres salir de la zona de confort debes replantearte seriamente qué te aporta un
libro de texto, cuál es el precio que pagas por la comodidad de que te den todo hecho. A continuación hazte estas
preguntas:
 ¿Qué porcentaje de un libro de texto no aprovecho?
 ¿De qué otra manera explicaría este contenido que aparece en el libro de texto?
 ¿Cuántas fotocopias de material extra he elaborado para mis alumnos mis alumnos?
 Si pudiera hacer mi libro de texto, ¿cómo sería?
 ¿Cómo enseñaría si no tuviera libro de texto?
2. Clase magistral. Te sientes a gusto explicando. Quieres hablar y que te escuchen. Te gusta lo que explicas, pero,
¿realmente interesa lo que explicas a tus alumnos? ¿Realmente crees que lo que explicas tiene algún provecho en
la vida real? Si quieres salir de la zona de confort, debes empezar a plantearte otra forma de gestionar tus clases.
Si decides hacerlo, puedes empezar haciéndote estas preguntas:
 ¿Cuánto tiempo hablo durante una sesión lectiva?
 ¿Cuánto tiempo dejo que hablen mis alumnos?
 ¿He aprendido algo hoy de mis alumnos?
 ¿Tengo clara la diferencia entre enseñar y explicar? Si es así, ¿cuál de las dos es la que predomina en mis sesiones
lectivas?
3. Reuniones. Al principio de curso te dan el horario con la planificación de las reuniones. Estas reuniones te
vienen dadas por horario y, por tanto, se sitúan automáticamente en tu zona de confort. Pero, ¿qué provecho
sacas de cada una de ellas? ¿Qué capacidad tienes de incidir en dichas reuniones? Debes pensar que se puede
hacer algo al respecto. para ello, para salir de tu zona de confort puedes hacerte estas preguntas:
 ¿Por qué en todas las reuniones se debe agotar el tiempo que viene fijado?
 ¿Cuántas son las reuniones a las que se llegan a acuerdos?
 ¿Qué papel adopto en una reunión, activo o pasivo?

De la zona de confort a la zona de aprendizaje.


Se puede salir de la zona de confort. ¿Cómo? Dirigiéndote hacia la zona que se denomina zona de aprendizaje. En
la zona de aprendizaje es donde das respuestas a todas las preguntas que te he formulado anteriormente, cuando
empiezas a replantearte en qué consiste tu trabajo, cuál es tu nivel de satisfacción, qué te gustaría cambiar, en
qué podrías mejorar y cómo podrías hacerlo. En muchas ocasiones las preguntas que debes hacerte son
incómodas, pero absolutamente necesarias para dar un paso adelante. ¿Qué debes hacer en esta zona de
aprendizaje?
 Hacer preguntas e intentar encontrar las mejores respuestas.
 Mirar la realidad que te rodea desde otro punto de vista.
 Comparar y compararte.
 Experimentar nuevos procedimientos.
 Aprender de ti y de los demás.

De la zona de aprendizaje a la zona de pánico.


Cuanto más tiempo permanezcas en la zona de aprendizaje, más probabilidades tendrás que los que te rodean,
aquellos que permanecen en su zona de confort, que dan que vuelvas a ella, quieran darte miedo, quieren que te
instales en la zona de pánico para que vuelvas con ellos. Son aquellas personas que no entienden otra forma de
enseñar que la suya, son aquellas personas que no paran de repetir Es que siempre se ha hecho así… La zona de
pánico es la más peligrosa porque intentará que retrocedas a tu zona de confort. ¿Por qué? Porque incidirá en tus
emociones, en tus inseguridades, en las opiniones de los que te rodean. ¿A qué deberás enfrentarte? Aquí tienes
una lista:
 El error
 El fracaso
 El miedo
 La vergüenza
 El qué dirán
 El ridículo
 La crítica
 La envidia

La zona de los retos. Más allá de la zona de aprendizaje. La toma de conciencia.


Cuando hayas interiorizado tu zona de aprendizaje y hayas superado la zona de pánico es cuando entras en lo que
se denomina la zona de los retos. Ahora ya no eres el mismo o, mejor dicho, tienes las estrategias para desarrollar
tu talento, tu conocimiento, aquello que has desarrollado en tu zona de aprendizaje. Y en ese momento es
cuando aparece tu conciencia, cuando te das cuenta de hasta dónde has llegado, qué has conseguido, cómo era
tu trabajo y cómo has conseguido transformarlo. La conciencia será la que te permitirá recordar quién eras y
reconocer quién eres y hasta dónde has llegado. Así es cómo se consiguen los sueños, así es como se alcanza la
felicidad.

10 aspectos que como docente he cambiado de mi zona de confort.

1. He suprimido el libro de texto y he elaborado uno propio digitalizado.


2. He transformado la clase magistral por una más clase más cooperativa.
3. Siempre que puedo, intento ser yo el que decido el tiempo que debe durar una reunión.
4. No enseño los contenidos por igual. Enseño más aquellos que me apasionan y que se me dan mejor.
5. Por las tardes no realizo tareas productivas como la de corregir. Prefiero cuestionarme aspectos de mi trabajo y
pensar la mejor manera de dar una clase.
6. He suprimido la burocracia al máximo y la he concentrado en un sólo día.
7. Ahora leo libros que no tienen nada que ver sobre educación. Una vez los he leído, intento aplicar lo que he
aprendido de ellos a mi profesión. Este sin duda ha sido uno de los aspectos más significativos de mi zona de
aprendizaje. En este enlace tienes, por ejemplo, el libro que consiguió sacarme de mi zona de confort.
8. He dejado de quejarme para empezar a actuar.
9. Paulatinamente iré cambiando la metodología de mis clases por el método de clase invertida o Flipped Classroom.
De esta manera reduciré la explicación magistral y potenciaré el aprendizaje cooperativo.
10. He introducido el juego como una forma diferente de aprendizaje. siempre he defendido la idea de que se puede
y se debe aprender jugando.

A modo de conclusión.
En muchas ocasiones pienso que la creación de este blog ha sido sin duda el mayor remedio para salir de mi zona
de confort. En cada artículo siento que estoy en mi zona de aprendizaje y que no paro de adquirir nuevos
conocimientos. Unos conocimientos y una visión del mundo y de mi profesión que no todos los que me
rodean comparten. Gracias a este blog tengo el pleno convencimiento de que salir de la zona de confort es
posible, que tiene un precio, pero sin duda se trata de un reto absolutamente apasionante, un reto que no tiene
otro destino que el de la felicidad.

67. 5 TRUCOS Y 2 CONSEJOS PARA RECORDAR EL NOMBRE DE TUS ALUMNOS

La inteligencia es memoria. Esta cita de James Joyce refleja muy bien la intención de este artículo que no es otra
que la de aprender a recordar el nombre de tus alumnos. En muchas ocasiones habrás oído hablar de la
importancia de la empatía. Pues bien, te aseguro que no hay mejor forma de empatizar con tus alumnos que
aprendiéndote sus nombres. ¿Cómo? Aquí tienes 5 trucos y 2 consejos que te resultarán tremendamente útiles y
eficaces.
10 Trucos para recordar el nombre de tus alumnos fácilmente.

1. Escucha activa. Si no recuerdas los nombres de tus alumnos no es porque tengas mala memoria. Simplemente
es que mientras el alumno te dice su nombre, tú no le estás escuchando activamente. ¿Qué significa escuchar
activamente? Muy sencillo. Cuando un alumno te diga su nombre, no hagas ninguna otra actividad. Mírale a los
ojos, concéntrate en su nombre y asiente con la cabeza repetidas veces.
2. Crea asociaciones con personas, objetos y animales. La asociación es una de las herramientas más efectivas
para recordar el nombre de las personas. Utilízalo para los nombres de alumnos que se te resistan. Asocia a estos
pocos alumnos a otras personas que ya conozcas o que tengas muy interiorizadas por distintas razones en
función de su parecido, su forma de vestir, su tono de voz, etc. También puedes recurrir a la asociación por
objetos y animales mediante la rima asonante, es decir, servirte de las vocales de estos objetos y que sean las
mismas vocales que las de tus alumnos. Por ejemplo: Eva-mesa (e-a), Carlos-vaso (a-o), Antonio-pollo (o-o), Rafa-
rata (a-a).
3. Escribe el nombre. Escribe el nombre de tus alumnos en una libreta. La escritura es una excelente aliada de la
memoria, porque te permite trabajar, precisamente, la memoria visual. Principalmente, debes escribir el nombre
de los alumnos que más te cuesta recordar. Escríbelos y léelos en voz alta. Así los fijarás con mayor rapidez en tu
memoria. Sobre los tipos de memoria que existen te recomiendo la lectura del artículo de este enlace.
4. Repite el nombre en voz alta. Repite el nombre de los alumnos constantemente. Saluda al mayor número de
alumnos al entrar en clase. Pronuncia el nombre de un alumno cuando le hagas una pregunta. Da las gracias a un
alumno y, al final, pronuncia su nombre.
5. Cuelga las fotos con el nombre en tu lugar de trabajo. Otro recurso muy efectivo es colgar las fotografías de
los alumnos con su nombre. En los centros educativos pueden facilitarte estas fotos. Durante unos días te
recomiendo que las tengas en un lugar visible de tu zona de trabajo y las vayas mirando de vez en cuando.

2 Consejos que debes tener en cuenta a la hora de recordar el nombre de tus alumnos.

1. No llames a tus alumnos por su apellido. Debes evitar llamar a tus alumnos por su apellido. Generalmente es
algo que ellos odian y a ti te perjudica porque pronunciando su apellido no haces más que distanciarte de ellos.
2. No digas a tus alumnos que eres malo recordando nombres. No digas que tienes mala memoria para recordar
los nombres. Si lo dices, das a entender que no tienes mucho interés en aprendértelos. ¿Por qué no te apuestas
algo a que en menos de tres días serás capaz de recordar el nombre de todos tus alumnos?
Una actuación muy efectista para demostrar a tus alumnos que te importan.
¿Quieres ganarte a tus alumnos? ¿Quieres empatizar con ellos? Pues bien, te voy a explicar una actividad con un
alto contenido empático y muy efectista. Se trata de entrar en clase muy despacio, colocarte en el centro sin decir
nada el tiempo que haga falta y mirar a tus alumnos fijamente. A eso se le llama crear expectativas. Poco a poco
verás que se van callando. Cuando todos estén en silencio es cuando empieza la actividad, cuando empieza el
espectáculo. Acércate a un alumno, tócale el hombro y pronuncia su nombre en voz alta. A continuación haz lo
mismo con el resto de alumnos de la clase lo más rápido que puedas. Seguidamente, haz que el último alumno al
que has nombrado haga lo mismo que tú pero en sentido inverso y, por ejemplo, chocando las manos en lugar de
tocar el hombro. Te aseguro que los alumnos se van a quedar gratamente sorprendidos, pero lo más importante
es que verán que les importas, porque has sido el primer docente que te has aprendido sus nombres, has sido el
docente que más te has interesado por ellos. A eso se le llama…empatía.

68. 5 MANERAS DE ESCUCHAR A TUS ALUMNOS. ¿QUÉ ES LA ESCUCHA EMPÁTICA?

Procure primero comprender. Esta frase con la que empiezo este artículo no es mía. Es una frase de Stephen
R. Covey de su libro titulado Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva. Es una frase que cuando la leí me
gustó mucho porque está muy enfocada hacia lo se entiende por inteligencia emocional y, concretamente,
por empatía. Cada vez estoy más convencido de que uno de los grandes defectos de muchos docentes es
que no saben escuchar o, si escuchan, no tienen una intención declarada de comprender, sino de contestar.
¿Verdad que has tenido la sensación muchas veces de hablar con un compañero y saber que lo que
realmente quiere no es escucharte a ti, sino que acabes de hablar para contestarte y explicarte algo suyo? De
ahí que este artículo quiera darte algunas pautas de los tipos de escucha y cuál es la más indicada para llevar
a cabo con tus alumnos.

5 Maneras de escuchar a tus alumnos. La importancia de la escucha empática.

Cuando un alumno se dirige hacia ti tienes cinco opciones a la hora de escucharle. Stephen R. Covey habla
de niveles de escucha. Son estos:
1. Escucha ignorada. Se trata de un tipo de escucha en la que dejas claro que aquello que te está explicando
es ignorado por ti. Dejas claro al alumno que no quieres escucharle y por ello le ignoras. Pueden ser varias las
razones por las que decidas ignorar a un alumno, pero sin duda es un tipo de escucha que debes evitar a
toda costa, que debes usar en situaciones límite porque es un tipo de escucha que te aleja y mucho de tus
alumnos desde el punto de vista emocional.
2. Escucha fingida. Lamentablemente, se trata de un tipo de escucha que se da demasiadas veces. Es un tipo
de escucha en la que las respuestas que das a tus alumnos son vagas, imprecisas. Durante este tipo de
escucha es frecuente que, mientras el alumno te habla, tú estés llevando a cabo otra actividad paralela como
sacar tu material de la cartera, firmar el registro de faltas de asistencia, borrar la pizarra. Normalmente
tampoco sueles mirar a los ojos del alumno y tampoco tu lenguaje no verbal tiene ninguna predisposición
para la comprensión de aquello que el alumno te está transmitiendo. Sin duda, es un tipo de escucha que
también debes evitar si quieres establecer una relación empática con tus alumnos.
3. Escucha selectiva. La escucha selectiva también se da con cierta frecuencia cuando algún alumno se dirige
para comentar algo a un docente. En este tipo de escucha hay un nivel de atención y de predisposición algo
más alto que en la escucha fingida, pero tampoco fomenta para nada la empatía con tus alumnos. Este tipo
de escucha se da muy a menudo con niños de temprana edad y que demandan mucha atención por parte del
docente.
4. Escucha atenta. En el artículo titulado 5 Consejos para aumentar la empatía con tus alumnos hice una
clara distinción entre el significado de los verbos oír y escuchar. La escucha atenta, sin duda, es una buena
forma de empatizar con tus alumnos. En este tipo de escucha es común que interrumpas todo aquello que
estés haciendo para centrarte en tu alumno. En este nivel de escucha fijas claramente la atención sobre el
mensaje que te está dando el alumno. Se trata de un tipo de escucha francamente bueno para establecer y
fomentar la empatía, pero aún hay otro nivel más elevado. Este nivel se denomina en palabras de Stephen R.
Corvey la escucha empática.
5. Escucha empática. Es el nivel más alto de escucha al que puedes llegar a la hora de escuchar a tus
alumnos. El nivel de escucha empática quiere ir más allá de lo que se entiende por escucha activa, que
básicamente reproduce o imita a la persona que habla, es decir, se esfuerza por ponerse en su piel, pero en
muchas ocasiones comete el error de querer contestar con la autobiografía, es decir, una vez el alumno ha
explicado lo que le pasa es cuando el docente le cuenta lo que le ha pasado a él en una situación similar. Y
esto es un enorme error. ¿Por qué? Porque la respuesta que damos es la respuesta no de su problema, sino
de un problema tuyo parecido. Eso no es ponerse en la piel del otro.

¿Por qué debes usar con tus alumnos la escucha empática?

La gran diferencia entre la escucha atenta y la escucha empática es que la escucha empática no tiene la
intención de escuchar la biografía de uno. La escucha empática sólo busca comprender, no responder. Y este
detalle es fundamental. De ahí que haya empezado este artículo con la frase Procura primero comprender. La
diferencia entre comprender y responder marca una diferencia que creo fundamental. La escucha empática
defiende por encima de todo tener muy en cuenta el marco de referencia de tus alumnos, es decir, no busca
compararlo con algún episodio de tu vida, sino que se esfuerza sólo por entender la visión del alumno, lo que
siente el alumno. Y eso es lo que te lleva a diferenciar entre la simpatía y la empatía.

Simpatía vs. Empatía. Hacia un aprendizaje basado en la escucha empática.

Hay una gran diferencia ente ser simpático y ser empático. La simpatía consiste en una especie de acuerdo
con la persona que te está hablando. Es curioso observar como muchos docentes se esfuerzan por ser
simpáticos, cuando realmente por lo que deberían esforzarse no es por ser simpáticos, sino empáticos.
Siendo simpático emites siempre un juicio de valor, mientras que siendo empático lo que buscas no es dar
un juicio de valor, sino que todas tus energías se enfoquen hacia la comprensión de la persona que tienes
delante. Y esa comprensión está centrada tanto en el plano emocional como en el plano intelectual.
La escucha empática es todo un reto para cualquier persona, para cualquier docente, porque la escucha
empática es un tremendo acto de generosidad en la que prestas toda tu atención, y pones tus sentidos,
sentimientos y emociones en ella. Y como no espera respuesta de tu parte, como no espera que le cuentes
tu autobiografía, se convierte en una oportunidad extraordinaria de conectar con tus alumnos, de establecer
una conexión especial que te acerca a un nivel de relación superior y que, sin duda, revertirá muy
positivamente en el proceso de enseñanza-aprendizaje que lleves a cabo con tus alumnos. Así pues, escucha
para comprender, no para responder. Acabaré este artículo con una frase que creo que define de una
manera precisa lo que entiendo por escucha empática:
La escucha empática no es la escucha de las palabras, sino la escucha de los sentimientos
69. LAS 9 PEORES DECISIONES QUE PUEDES TOMAR COMO DOCENTE

Un aspecto del que se habla poco en la educación es la importancia de la toma de decisiones. Y cuando se habla,
precisamente, de la toma de decisiones dichas decisiones se centran más en tus alumnos que no en ti como
docente. De ahí que este artículo tenga la intención de reflexionar sobre la importancia de la toma de decisiones a
partir de nueve frases que deberías evitar a toda costa. ¿Quieres saber cuáles son?

Las 9 peores decisiones en 9 frases.

1. Lo dejo para el próximo curso. A lo largo de un curso académico vas adquiriendo conocimientos. Aprendes a
través de cursos, de forma autodidacta, interactuando con tus compañeros. De todos estos aprendizajes sacas
ideas que te ilusionan y que se convierten en propósitos. Pero lo malo de los propósitos es que no sirven de nada
si no los ejecutas. A mí me llama la atención ver a compañeros que tienen ideas o proyectos brillantes en el mes
de enero y que deciden posponerlos para el próximo curso. ¿Por qué? Déjame que te cuente mi experiencia
personal en este aspecto. En noviembre de 2011 compré mi primer ipad. Al cabo de tres meses tomé la
resolución de que se convertiría en mi cuaderno de profesor digitalizado. Así que al principio de la tercera
evaluación sustituí mi cuaderno de papel por mi ipad. Hubiera podido esperar a crear mi cuaderno de profesor
digitalizado al inicio del curso siguiente, pero en ocasiones pienso que si no lo hubiera hecho cuando me lo
propuse, quién sabe si ahora no seguiría usando un cuaderno de profesor de papel.
2. Lo haré cuando salga perfecto. Buscar la perfección tiene sus peligros. Uno de estos peligros consiste en que
en muchas veces se convierte en algo inalcanzable. En mi caso tuve que decidir entre optar por la perfección o
por la creación, aunque dicha creación estuviera lejos de la idea que tenía. Un claro ejemplo de esta decisión fue
la elaboración del Libro de texto digitalizado de mi asignatura. Sé que está muy lejos de alcanzar la perfección,
pero es un libro acabado, es un libro que me llevó dos años de dedicación. Ahora que está hecho es cuando veo el
enorme margen de mejora. Si en el momento en que decidí crear mi libro de texto digitalizado hubiera pensado
en hacer algo perfecto, seguramente hoy hubiera impartido mi sesión lectiva con un libro de texto de alguna
editorial. No busques, por tanto, la perfección, porque te aseguro que la perfección te acabará paralizando.
3. Lo haré cuando cuente con la aprobación de los demás. La toma de decisiones no es un proceso sencillo. En
muchos casos implica salir de tu zona de confort para instalarte en una zona de aprendizaje de la que no siempre
es fácil permanecer. Y no es fácil permanecer porque de forma consciente o inconsciente buscas la aprobación de
los que te rodean.
4. Es que siempre se ha hecho así. Odio esta frase. Odio oírla de mis compañeros. Pero aún odio más oírla de mí
mismo. El día que te oigas pronunciando la frase Es que siempre se ha hecho así, debes tomar la determinación de
hacer algo al respecto. Se trata de una frase totalmente tóxica, de una frase que bloquea la reflexión, que paraliza
cualquier proyecto, idea o propuesta.
5. Es que ahora no es el mejor momento. Lo peor de esta frase no es la frase en sí, sino el peligro que conlleva
que seas tú el que la pronuncia y, aún peor, que te la acabes creyendo. Es otra frase con la que hay que ir con
cuidado porque se trata de una frase paralizante, una frase que, precisamente, evita la toma de decisiones. Si te
ves en la tesitura de decirla, debes inmediatamente preguntarte por qué te la has hecho, qué esconde esta frase.
Busca a partir de ese momento la mejor de las respuestas.
6. Lo haré en el momento correcto. Vale. De acuerdo. ¿Y cuándo es este momento correcto? Al respecto de esta
frase me gusta recordar al gran Seth Godin y, en particular, una de sus frases preferidas y que reza así: El mejor
momento era el año pasado. El segundo mejor momento es ahora. Creo que no hace falta decir nada más.
7. Es que me da mucho respeto. Esta es otra de las típicas frases paralizantes. Frases que te impiden continuar o
tomar determinadas decisiones. De lo que se trata es de lo que entiendes por respeto. Sin duda se trata de una
palabra comodín que esconde miedo, inseguridad, preocupación. Y lo malo es que en muchas ocasiones ese
respeto se basa en tu autoconcepto, en aquello que has querido creer o imaginar. Que no te paralice nunca el
respeto. Todo lo contrario. Transfórmalo en una oportunidad.
8. ¡Y a mí qué me van a enseñar esos! Esta es sin duda otra frase tóxica y, sin duda, implica una pésima decisión y
es la de tener el convencimiento de que no puedes aprender nada nuevo de tus alumnos, de que no tienen nada
que enseñarte. Se trata de un decisión que debes evitar porque la predisposición para el aprendizaje siempre
debe estar abierta y mucho más cuando interactúas con un grupo. Yo no paro de aprender de mis alumnos. Hoy
mismo un alumno de 13 años me ha enseñado cómo resolver en menos de dos minutos el cubo de Rubik.
Fascinante.
9. Es que no me gustaría equivocarme. ¡Cómo que no te gustaría equivocarte! Hay que aprender del error. Es
más, hay que perderle el miedo al error. Y es así porque tu problema no radica en el error en sí, sino en el miedo
al fracaso. Deja que me remita una vez más a Seth Godin porque creo que explica a la perfección la diferencia
entre error y fracaso en el artículo titulado La diferencia entre un fracaso y un error:
Un fracaso es un proyecto que no funciona, una iniciativa que te enseña algo al mismo tiempo que el resultado no
te acerca directamente a tu objetivo.
Un error es o un fracaso repetido, hacer algo por segunda vez cuando ya deberías saberlo, o un intento fallido (por
descuido, egoísmo o soberbia) que la retrospección te recuerda que merece la pena evitar.
Necesitamos un montón más de fracasos, pienso yo. Los fracasos que no nos matan nos hacen más valientes, y
nos enseñan una manera más que no funcionará, mientras que abren las puertas a cosas que pueden funcionar.
La escuela nos confunde, como lo hacen los jefes y la familia. Adelante, fracasa. Pero intenta evitar los errores.
Acabaré este artículo con una frase que me encanta de Thomas Carlyle y que reza así:
Para disipar una duda, cualquiera que fuera, se necesita una acción

70. 10 CONSEJOS PARA DOCENTES CON FALTA DE MOTIVACIÓN

Motivación o cómo ser docente y no morir en el intento. De eso se trata. Como docente muy probablemente
habrás tenido tus momentos de desánimo por muy diversas razones. Ser docente exige siempre una entrega y
una dedicación máxima y no siempre es fácil estar al cien por cien. En este sentido la motivación juega un papel
determinante para salir adelante día a día de una profesión que a mí me gusta recordar que es la profesión que
genera otras profesiones. Pues bien, si en algún momento del curso escolar sientes una cierta falta de motivación,
aquí van unos consejos.

10 Maneras de recobrar la motivación si eres docente.


1. Dividir del trabajo. Es muy importante no sentir la sensación de estar abrumado ante un determinado trabajo o
tarea. En algunas ocasiones te embarcas en proyectos realmente ambiciosos que al cabo de poco no tienes claro
si serás capaz de llevar adelante. Pues bien, de lo que se trata es de dividir estos proyectos en pequeñas tareas, es
decir, dividir un proyecto en varios más pequeños. Verás como así su realización te parecerá más asequible. En mi
caso, por ejemplo, cuando elaboré los libros de texto digitalizados de mis asignaturas, decidí fraccionarlo en
pequeñas unidades. Esto me permitió tener conciencia de que día a día iba avanzando en mi trabajo y que aquello
que empezaba, por pequeño que fuera, podía acabarlo sin mucha dificultad.
2. De lo fácil a lo difícil. En determinados momentos del curso puedes sentirte abrumado por diversas razones.
Como en todas las profesiones, la docencia también tiene sus picos de trabajo. Es por ello que cuando te
encuentres seriamente abrumado por el trabajo y no sepas por dónde empezar, lo más recomendable es hacerlo
por aquellas tareas más simples, sencillas y que se pueden ejecutar en poco tiempo como, por ejemplo, enviar un
correo electrónico.
3. Poner fecha. En cualquier trabajo es fundamental establecer una serie de plazos para la realización de
determinadas tareas. Para cualquier proyecto, actividad o tarea que te propongas debes poner una fecha límite.
Además, intenta que esta fecha de finalización esté por escrito y sea compartida por varias personas. Esto hará
que seas más consciente de la entrega en el plazo elegido.
4. Poner hora. Si he dicho anteriormente lo importante de poner fecha a cualquier tipo de trabajo, no es menos
importante fijar una hora de inicio y de final cuando estés trabajando en algo. Esto no sólo te permitirá ser más
productivo, sino más efectivo y el tiempo que ahorres podrás dedicarlo a otras actividades que te gusten. Para
ello hay múltiples aplicaciones que funcionan a modo de temporizador en ordenadores, tabletas y smartphones.
Haz la prueba y te darás cuenta de cómo optimizas tu tiempo de trabajo. ¡Te sorprenderá!
5. Recompensa. Sí, has leído bien. ¡Quién te va a cuidar mejor que tú! Es muy importante que en momentos de
desánimo, desmotivación o desaliento seas consciente de ello. Pero una vez te hayas dado cuenta, también es
fundamental que te premies a ti mismo por tu trabajo. Tomar un café, comer un helado, dar un paseo por una
zona que te guste, quedar con unos amigos, leer un libro que hacía tiempo que tenías pendiente… son ejemplos
de cómo la motivación en muchas ocasiones está en los pequeños gestos, en los pequeños detalles que nadie
mejor que tú conoce.
6. Visualizar. Este consejo está íntimamente ligado con el autoconcepto que tienes de ti mismo y de tu trabajo. En
muchas ocasiones tú mismo te pones un nivel de exigencia tan alto que hagas lo que hagas siempre tienes la
sensación de que no es suficiente. Esto puede causarte una gran desmotivación porque no percibes de forma
consciente aquello que haces. De ahí que sea tan importante que lleves un registro de todo aquello que realices
desde el punto de vista productivo. También te recomiendo que este registro esté en un lugar visible y que
puedas acceder a él de forma sencilla. La percepción visual que tienes de tu trabajo es esencial en momentos en
los que pierdes la perspectiva del mismo.
7. Verbalizar. Si en el anterior consejo me he referido a la importancia de visualizar tu trabajo, también es
fundamental no sólo que lo visualices, sino que también lo verbalices. Hablar con tus familiares más allegados y
con tus compañeros también es una excelente manera de vencer el desánimo y la falta de motivación. Hablar te
permite tomar plena conciencia de tus acciones y compartirlas hace que tengas otros puntos de vista con los que
valorarte a ti y el trabajo que realizas. Una advertencia: no hables para quejarte, habla para aprender y, sobre
todo, escucha.
8. Desaprender. Desaprender para seguir aprendiendo. Aunque parezca un sinsentido, no lo es. En momentos de
desánimo hay que darse cuenta de que en ocasiones la razón por la que te sientes sin energía o desanimado es
porque no hay juicio crítico sobre lo que haces, no ves otra forma de ejecución de tus tareas. En ocasiones es
fundamental romper con la rutina, con los clichés para dar lugar a nuevos procesos mentales que te permitan ver
de otra forma, de otra perspectiva tu trabajo. En el artículo titulado El día que decidí 25 formas de desaprender
para seguir aprendiendo te doy algunas claves de lo que entiendo yo por desaprender como docente.
9. Divertirse. En períodos de desmotivación hay que dar un paso adelante y darte cuenta de que en muchas
ocasiones aquello que te preocupa tiende a ser muy relativo. Ver lo que te rodea desde otras perspectivas es
tremendamente útil para volver a coger ese empuje que a todos nos falta en algún momento del curso escolar.
Así que no hay mejor manera de relativizar tu desánimo que divirtiéndote. La diversión es un remedio
tremendamente eficaz para cargar las pilas, para tener más energía, porque cuando te diviertes pones la pasión
que te falta en tu trabajo en otra actividad. Y cuando ves que tienes energía y pasión para divertirte, es mucho
más fácil percibir que puedes canalizar otra vez dicha energía en tu trabajo. La diversión te permite desconectar
para volver a conectar en tu trabajo y con la mejor predisposición.
10. Desconectar. Si es importante desaprender para seguir aprendiendo, no lo es menos desconectar de tu
trabajo. Y desconectar completamente. Hay muchas formas de desconectar, unas requieren más tiempo que
otras, pero lo importante es que dicha desconexión te aleje de tu trabajo, lo aparque por el tiempo que creas
oportuno. Muchas veces la gente relaciona la desconexión con el tiempo. Yo no pienso así. Creo que la
desconexión depende de la calidad de cómo desconectas, no el tiempo que tardes en hacerlo.
Estos son mis consejos para docentes con poca motivación. Acabaré esta entrada con una cita que me encanta y
que hoy quiero compartir contigo:
Si no te gusta donde estás, muévete no eres un árbol

71. 3 FORMAS DE DAR LAS GRACIAS A TUS ALUMNOS. ¿CON CUÁL TE QUEDAS?

¿Sabes cuáles son las dos palabras más difíciles de pronunciar? Gracias y perdón. Hoy me centraré en la primera,
en el gracias, en la importancia de dar las gracias a tus alumnos. Porque dar las gracias de forma consciente o
inconsciente requiere de una cierta voluntariedad. Como docente creo que dar las gracias debe ser algo esencial
en tu profesión. De ahí que en este artículo te plantee tres formas de dar las gracias a tus alumnos. Una vez hayas
leído las tres formas, tú decides con cuál te quedas. Yo lo tengo claro. ¿Y tú?

La importancia de dar las gracias. Origen de la palabra gracias.

La palabra gracias proviene del vocablo latino gratia cuyo significado original significa honra o alabanza que se da
a otra persona para reconocerle un favor o acción. La palabra gracias tiene una raíz indoeuropea *qwere y que
tiene por significado alabar en voz alta. Me gustó mucho conocer el significado indoeuropeo porque creo que
incide en algo tremendamente importante en lo que a dar las gracias se refiere y es la importancia de la palabra,
el levantar la voz hacia otra persona por el motivo que sea.
3 Maneras de dar las gracias a tus alumnos.

1. Gracias. Gracias. Dar las gracias a secas es una forma válida de agradecer algo a alguien y, por supuesto, muy
utilizada. No digo que no sea una forma válida como forma de dar las gracias a tus alumnos, pero creo que se
trata de un agradecimiento frío, distante e impersonal. Personalmente creo que es una forma de agradecer
demasiado neutra y que conecta poco o nada con la parte emocional del alumno.
2. Gracias + [nombre del alumno]. Gracias Ana. Esta es otra forma perfectamente válida de dar las gracias al
alumno. Si te fijas bien, hay una diferencia significativa en esta forma de dar las gracias y es que en ella incorporas
el nombre del alumno, hay una mayor personalización y diferenciación. Se trata de una forma de dar las gracias
mucho más humana y concreta y que el alumno percibirá como suya y reforzará el agradecimiento que le hayas
proyectado.
3. Gracias + [nombre del alumno] + por [motivo]. Gracias Ana por traerme la lista de faltas de asistencia. Esta es
la tercera forma de dar las gracias y la que me parece que más debería usarse en el aula. Creo que hay una
diferencia significativa entre este y el segundo gracias. Y la diferencia radica en la explicación del motivo por el
cual das las gracias. Diciendo el motivo del agradecimiento no haces más que verbalizar de forma mucho más
afectiva y efectiva el mensaje de agradecimiento hacia tu alumno. Y, si te fijas bien, es una acción que tan sólo te
lleva unos pocos segundos más que la primera o la segunda manera. En esta forma de dar las gracias se potencia
mucho más la empatía, refuerzas la gratitud y afianzas positivamente la acción que haya llevado a cabo el alumno.
Dar las gracias no sólo es una acto de agradecimiento. Dar las gracias implica una acción, implica una
determinación, implica un acto de voluntad, implica una declaración abierta hacia tus alumnos. Por su parte, el
alumno recibirá mucho más que gratitud de tu parte y le ayudará a reforzar su autoconcepto, porque su
recompensa será tu agradecimiento dicho en público y levantando la voz.

¿Se puede dar las gracias sin dar las gracias?

William Arthur Ward decía que si se siente gratitud y no se expresa, es como envolver un regalo y no darlo. A mí
me gusta mucho esta cita porque da fe de algo que en muchas ocasiones como docente no percibes. Y es que en
ocasiones sólo das tu agradecimiento a través del lenguaje no verbal, es decir, mediante gestos como una leve
sonrisa, guiñando un ojo, etc. No digo que no sea una forma inadecuada de dar las gracias, pero creo que si
puedes acompañar estos gestos verbalizando la palabra gracias, diciendo el nombre del alumno y dejando claro el
motivo del agradecimiento, la conexión con el alumno, la empatía con él será sensiblemente mayor.
Hoy acabaré este artículo con un vídeo que he elaborado con 12 frases para dar las gracias. De paso aprovecho
este artículo para expresar mi gratitud hacia ti, lector de este blog, por el tiempo invertido en la lectura de esta
entrada.

72. SMARTICK. DONDE OTRA FORMA DE APRENDER MATEMÁTICAS ES POSIBLE


Aprender es y debe ser divertido. Siempre he defendido en este blog el carácter lúdico y autónomo del
aprendizaje. Me parecen dos elementos esenciales en la formación integral de cualquier alumno. Es por ello que
hoy quiero hablarte del Método Smartick, un método donde tus hijos aprenderán matemáticas de forma amena,
divertida y completamente autónoma.
Al final de curso no son pocas las familias de mi tutoría que me piden orientación acerca de cuál sería la mejor
forma de dar continuidad durante el verano a los contenidos trabajados a lo largo del curso escolar, sobre todo en
lo que a la asignatura de matemáticas se refiere. Esto me ha llevado a buscar en la red algunas plataformas
específicas del área de matemáticas. De todas ellas he elegido, sin lugar a dudas, la plataforma del Método
Smartick. ¿Quieres saber por qué?

¿Qué es Smartick?

Smartick es un método de aprendizaje en línea para el aprendizaje de las matemáticas y destinada a alumnos de
Primaria y Secundaria de 4 a 14 años.

10 Razones por las que recomendaría Smartick a las familias.

1. Adaptación. Esta es la cualidad que más valoro. Las matemáticas se ponen al servicio del alumno y no el
alumno al servicio de las matemáticas. Se trata de un método totalmente individualizado y que respeta el ritmo
de aprendizaje de tu hijo.
2. Prueba de nivel. El Método Smartick te permite probar la plataforma durante 15 días. En ese tiempo tu hijo
puede evaluar su nivel de matemáticas a través de una serie de actividades muy enfocadas a detectar los puntos
fuertes y débiles de su aprendizaje.
3. Sesiones de trabajo de 15 minutos. Otra actuación que me encanta es la idea de trabajar en sesiones diarias de
15 minutos. El Método Smartick rompe con la idea tradicional de que para aprender se necesitan largos períodos
de tiempo. Con 15 minutos diarios es suficiente para ir afianzando el aprendizaje de las matemáticas. Otro
aspecto a resaltar es que tu hijo puede pausar la actividad que esté haciendo en cualquier momento y reanudarla
cuando lo crea oportuno.
4. Dispositivo. Para trabajar con la plataforma Smartick sólo necesitas conexión a internet y un ordenador o una
tablet. En este sentido el Método Smartick supone una superación en cuanto al uso tradicional del material
escolar como, por ejemplo, los cuadernos de verano.
5. Lugar de trabajo. Al estar la plataforma Smartick alojada en una página web, el aprendizaje de las matemáticas
ya no requiere de un espacio físico, sino que se puede aprender en cualquier lugar y a cualquier hora. Esto es algo
que valoro muy positivamente porque permite flexibilizar el horario y más en verano.
6. Autonomía. Siempre les digo a las familias de mi tutoría que no hay que hacer las actividades con su hijo, sino
que su función es la de supervisar el trabajo de su hijo. A través de Smartick, las familias tienen un control del
trabajo y no tienen la necesidad de corregir las actividades porque de ello ya se encarga la plataforma.
7. Tutor personal. Cada alumno que accede a la plataforma cuenta con un tutor individual para acompañar y
supervisar el progreso de tu hijo. Esto me parece realmente útil porque descarga de trabajo a las propias familias,
que sólo deben preocuparse de que su hijo entre diariamente en la plataforma. Los resultados del progreso se
envían por correo electrónico.
8. Plan de estudios. Yo mismo me inscribí en la plataforma para ver el tipo de contenidos que aportaba Smartick.
Algo que me gustó es que no sólo incidía en las operaciones matemáticas básicas, sino que también daba un peso
significativo a los problemas lógicos, así como aspectos relacionados con la compresión lectora.
9. Videotutoriales. Smartick cuenta con videotutoriales de los que destacaría por encima de todo su claridad y el
hecho de que sean de muy corta duración. En ellos la enseñanza es clara, directa y muy visual.
10. Avalado por expertos. Mientras hacía una búsqueda para elegir la mejor plataforma, una de mis prioridades
fue siempre que dicha plataforma contara con un apoyo de alguna entidad conocida. Tal es el caso del Método
Smartick, que cuenta, entre otros, con el apoyo de Televisión Española, de periódicos como El País o El Mundo y
de colegios como El Colegio Europeo de Madrid o el Liceo Europeo que aplican en sus aulas el Método Smartick.

73. 4 RAZONES POR LAS QUE ENSEÑAR CON Y DESDE EL CORAZÓN

¿Conoces el origen del término cordialmente? No sé si a ti te pasa, pero a mí hay palabras a las que les tengo una
estima especial. Una de ellas es, sin duda, la palabra cordialmente. Cordialmente es un adverbio creado a partir
del adjetivo cordial. Pero, ¿cuál es el origen de la palabra cordial? A continuación te doy la respuesta. Te aseguro
que te va a encantar. Te lo digo de corazón…

¿Cuál es el origen de la palabra cordial? El aprendizaje salido desde el corazón.

La palabra cordial es un adjetivo que deriva del término latino cords, -is, cuyo significado es corazón. De ahí que el
adverbio cordialmente se use a menudo como despedida de una carta, porque es allí donde reflejas ‘de todo
corazón’ aquello que has escrito. Otra curiosidad que tal vez no sepas es que en sánscrito la palabra que designa
el término corazón es hrid, un término que significa saltador en referencia a los saltos o latidos que da tu corazón
cuando experimenta algún tipo de sentimiento o emoción. Curiosamente fue del término en sánscrito donde pasó
al griego kírdia y más tarde al término latinocor. Ahora que ya sabes un poco más sobre el
término cordialmente es hora de que hable de qué maneras puedes enseñar con y desde el corazón.

4 Razones por las que enseñar con y desde el corazón.


1. Escucha empática. En el artículo titulado 5 Maneras de escuchar a tus alumnos. ¿Qué es la escucha
empática? ya me referí a la expresión escucha empática. Este término acuñado por Stephen R. Covey supone una
superación de lo que hasta ahora se entendía por escucha activa. La escucha empática va más allá del concepto
de escucha activa porque en la escucha empática el docente no sólo es capaz de ponerse en la piel de sus
alumnos, sino que traspasa esa piel hasta llegar hasta lo más profundo de sus corazones. Y lo hace primero
escuchando y después comprendiendo.
2. Pasión y entusiasmo. Sólo se puede enseñar con y desde el corazón si en el aula enseñas con toda tu pasión y
con todo tu entusiasmo. En el artículo Docente, ¿te atreves a enseñar como un pirata? Aludí a la figura del pirata
porque creo que representa a la perfección el espíritu con el que se debería enseñar en las aulas. Un espíritu, un
corazón pirata que representa la búsqueda de nuevos retos, de nuevos desafíos, de nuevas experiencias. La
profesión de pirata es una profesión que se asocia con la libertad. Pues bien, es desde la libertad desde donde
como docente debes enseñar a tus alumnos. Es desde la libertad desde donde debes sacar de tu corazón aquello
que realmente cale y emocione a tus alumnos.
3. Generosidad. Enseñar desde el corazón no es enseñar desde la simpatía. Enseñar desde el corazón va mucho
más allá. Se trata de enseñar teniendo muy claro el ejercicio de generosidad que llevas a cabo. Una generosidad
que se basa en dar todo lo que tienes, en dar lo mejor de ti para que tus alumnos hagan el mejor uso posible de
ello. Y, personalmente, no entiendo otra generosidad mayor que aquello que sale directamente de tu corazón. Al
respecto hay una cita de Elena Poniatowska que reza así: Los profesores se desprenden de cuanto tienen y de
canto saben porque su misión es esa: dar.
4. Inspiración. Como docente puedes elegir entre explicar o enseñar. Pero si enseñas con y desde el corazón
podrás dar una paso más y dejar de explicar o enseñar para empezar a inspirar. En el artículo titulado ¿Qué tipo
de docente eres? cité al gran William Arthur Ward: El profesor mediocre dice. El buen profesor explica. El profesor
superior demuestra. El gran profesor inspira (The mediocre teacher tells. The good teacher explains. The superior
teacher demonstrates. The great teacher inspires). Se trata sin duda de una cita preciosa y que te enseña que
dando lo mejor de ti, que entregando tu corazón a tus alumnos, será cuando dejarás una huella imborrable en tus
alumnos. Y esa huella imborrable no será por aquello que les enseñaste, sino que, principalmente, será por
aquello que fuiste capaz de transmitirles. Enseñando con y desde el corazón es la manera de dejar un recuerdo
imborrable en la memoria de tus alumnos. Tenéis un claro ejemplo de un docente que inspira en este enlace.

Cordialmente. Una despedida desde el corazón.

Muchas veces como docente dejas a un lado la importancia de los sentimientos y las emociones en el aula. Y son
una parte fundamental de tu profesión y también de tu vida. Creo que a día de hoy cada vez se hace más difícil
separar emoción de contenido y quiero pensar que enseñando con y desde el corazón es la mejor manera que
tienes como docente de transmitir tus conocimientos para que desde la emoción dejen una huella imborrable en
el corazón de tus alumnos.

74. PROCRASTINACIÓN DOCENTE O DEJAR PARA MAÑANA LO QUE DEBIERAS HACER HOY

Hoy vengo a hablarte del término procrastinación. La procrastinación es un vocablo que procede del
latín y que está formado por las palabras pro (adelante) y crastinus (relativo al tiempo futuro). La
procrastinación se podría definir como la tendencia o hábito a retrasar tareas o situaciones de cumplida
obligación por otras cuya obligatoriedad es más irrelevante o innecesaria. A día de hoy casi no se habla
de procrastinación dentro del ámbito docente y personalmente creo que se trata de un
comportamiento que cada vez más se da entre estudiantes y docentes. La procrastinación suele estar
relacionada con algún tipo de trastorno en el que la persona es perfectamente consciente del orden de
importancia de las tareas que debe llevar a cabo y aun así es incapaz de priorizar aquellas que se
consideran más importantes o necesarias. Con el tiempo el procrastinador se acaba autoconveciendo a
sí mismo, se va autoengañando a sí mismo de que lo realmente urgente ya no lo es tanto. Esta
conciencia y autoengaño es algo que provoca en dicha persona dolor, remordimiento, angustia y estrés,
con el agravante de que no suele compartir dichos sentimientos con nadie debido a su sentimiento de
culpabilidad. Seguramente, después de haber leído estas líneas, estarás preguntándote si eres una
persona con tendencia a la procrastinación. Puedo asegurarte que sí lo eres, al igual que yo. Pero lo
importante no es que lo seas, sino que lo seas en todo momento, a todas horas. De ahí que este artículo
quiera ser un análisis y una reflexión de cómo la sociedad y en particular los centros educativos son
agentes directos de lo que he denominado la procrastinación docente. Y si no me crees, lee con
atención el resto de esta entrada. No tiene desperdicio.

Tipos de procrastinación.

Antes de comentar aspectos de tu práctica docente, déjame que distinga entre 3 tipos de
procrastinación:
 Indecisa. Se trata de un tipo de procrastinación que se da en personas tremendamente indecisas. Estas
personas manifiestan la voluntad de hacer algo, pero necesitan demasiado tiempo para pensar cuál es la
mejor solución para llevar a cabo dicha tarea.
 Activa. Se trata de un tipo de procrastinación muy común entre tus alumnos. La procrastinación activa
consiste en postergar, en retrasar la tarea hasta que no queda otra opción, debido a que se ha agotado
el tiempo o plazo de la actividad o tarea requerida.
 Evasiva. Muy ligada al autoconcepto que tienen las personas de sí mismas, la procrastinación activa
consiste en evitar empezar una tarea o actividad simplemente por el hecho de que se tiene el pleno
convencimiento de que no va a funcionar o va a ser un verdadero fracaso.

10 Ejemplos de procrastinación docente.

1. Notas de la evaluación. Apuras al máximo el tiempo que se te da para introducir las notas de una
evaluación en el sistema informático de tu centro escolar.
2. Preparación de una sesión lectiva. Manifiestas la intención de preparar la lección lectiva durante la
tarde, pero el tiempo se te escapa y acabas el día siguiente improvisando en la misma clase.
3. Fotocopias. Eres de los que dejas para el último momento las fotocopias que necesitas para llevar
a cabo una sesión lectiva.
4. Programación y memoria. Hay un plazo prefijado para la entrega de la memoria y la programación. Lo
sabes con mucha antelación. La entregas en el último momento después de que el equipo directivo te lo
haya recordado varias veces.
5. Corrección de ejercicios, pruebas, exámenes y trabajos. Eres de los que tarda mucho en corregir y
cuando lo das corregido, buena parte de tus alumnos ya ni se acuerdan. El efecto que tiene la nota que
das es mínimo y en ocasiones irrelevante.
6. Correo electrónico. Lees los correos electrónico que sabes que son importantes, pero por diversas
razones en aquel momento no ves la necesidad de responder a aquellos que sí requieren una respuesta
de tu parte. Incluso los marcas como importantes, pero no acabas respondiéndolos o los respondes
demasiado tarde.
7. Llamadas a las familias. Sabes que debes llamar a una familia en relación a un alumno de tu tutoría,
pero acaba la jornada y no lo has hecho, aún sabiendo que la llamada es importante. Te convences que
lo harás mañana, pero tampoco lo haces. Luego te autoconvences de que la llamada tal vez no era
importante. Decides no llamar a la familia de tu alumno de tutoría.
8. Conflicto entre alumnos. Se ha producido un conflicto entre alumnos y como docente debes actuar,
ya sea como miembro del equipo directivo, tutor o docente. Sabes que la inmediatez es realmente
eficaz, pero vas postergando que cada día que pasa te parece menos grave. Al final no actúas sobre él
porque te autoconvences de que tal vez no había para tanto.
9. Herramientas para el aula. Aprendes una herramienta, programa, recurso didáctico que te parece
muy atractivo para llevar lo a cabo con tus alumnos. Pero poco a poco el entusiasmo inicial se
transforma en vacilación, te cuestionas si realmente vale la pena. De hecho te das cuenta de que lleva
mucho trabajo, de que no va a funcionar, de que no va a gustar a tus alumnos, de que tal vez es mejor
dejarlo para el próximo curso escolar.
10. Puntualidad. Eres consciente de la hora en todo momento y, aún siendo plenamente consciente,
siempre llegas tarde. Llegas tarde porque vas al baño, porque te están terminando el café, porque estás
finalizando un conversación con un compañero, porque le estás pidiendo al conserje que por favor te
haga unas fotocopias que necesitas con urgencia, porque…
Estos ejemplos son una pequeña muestra de lo que entiendo yo por procrastinación docente. Unos
ejemplos en lo que me incluyo, unos ejemplos que no vienen de la observación de otros compañeros,
sino de mí mismo. Pero el tomar conciencia de cuál es la perspectiva del tiempo, de cuál es la
importancia que se le otorga al tiempo, me parece que es el primer paso para abandonar de una vez por
todas la procrastinación docente. De ahí la importancia de dejar de gestionar el tiempo para empezar a
transformarlo. Sobre esta última reflexión te recomiendo la lectura del artículo titulado ¿Por qué como
docente dejé de gestionar el tiempo para transformarlo?

¿Cuáles son los aliados de la procrastinación docente?

Como docente, como persona, cada vez son más las distracciones que provocan la procrastinación
docente. Aquí van algunos ejemplos:
 Redes sociales (Facebook, Twitter)
 Mensajería instantánea (Whatsapp)
 Juegos para smartphones y tablets (Candy Crash)
 Programas de entretenimiento y concursos (televisión)
 Navegar por la red.
 Estar frente al ordenador.

Procrastinación. La diferencia entre estar ocupado y hacer algo importante.

Estos son algunos de los mayores enemigos que tienes en lo que se refiere a la procrastinación. Y son
enemigos porque te roban una parte enorme de tiempo todos los días y a todas horas. Y claro, como
te roban tanto tiempo, ¿qué sucede entonces? Que te conviertes en el típico docente que siempre está
ocupadísimo, que va corriendo por los pasillos como si el mundo se acabara en ese preciso momento.
Algunos docentes seguro que te dan la sensación de que siempre están muy ocupados, ¿verdad que sí?
Pero como dice Seth Godin en su artículo titulado Modern Procrastination, ¿estar ocupado significa
estar haciendo algo importante? Tal y como afirma Godin ocupado no es lo mismo que importante. Es el
momento de que tras la lectura de este artículo pienses en cómo quieres ocupar tu tiempo, en si vale la
pena estar siempre ocupado o, por el contrario, superar la procrastinación docente y transformar tu
tiempo. ¿Y para qué? Eso dejaré que lo decidas tú. Yo he decidido transformar mi tiempo para ser más
feliz…
75. UN TRUCO PARA QUE TUS ALUMNOS PARTICIPEN ACTIVAMENTE EN CLASE

Se puede y se debe aprender jugando. El artículo de hoy tiene como finalidad darte a conocer un sencillo truco
que llevo a cabo en el aula para que tus alumnos participen de una forma activa durante la realización de
ejercicios procedimentales en el aula. Lo cierto es que en ocasiones no es fácil crear dinámicas de participación en
clase. De ahí que en algunos momentos sea preciso romper la rutina para fomentar la participación y la
interactuación de tus alumnos. ¿Quieres saber más sobre este sencillo truco? Pues acompáñame.

Cómo fomentar la participación de tus alumnos en el aula.

A la hora de revisar o corregir actividades procedimentales en el aula, dichas actividades requieren de la


participación directa de tus alumnos. Estas actividades suelen ser por regla general de dos tipos:
 El alumno sale a la pizarra digital o tradicional.
 El alumno participa de la actividad, pero sin moverse de su silla.
Independientemente de si sale a la pizarra o responde sentado en su silla, la predisposición de los alumnos a
participar siempre está muy polarizada. Hay alumnos muy activos que siempre están dispuestos a intervenir y
otros que intentan pasar lo más desapercibidos posible. Para que esto no suceda y todos participen por igual, te
voy a explicar qué pauta llevo a cabo para que los alumnos tengan una mayor predisposición cuando deben
enfrentarse a la corrección de alguna actividad, tarea o procedimiento.
La bola que vuela…
De lo que se trata es de que todos los alumnos participen por igual. Para ello me sirvo de una pelota de goma,
pero en tu caso puedes usar aquello que creas más oportuno como un trozo de tiza, una bola de papel, una goma
de borrar. Procura que este objeto no pese mucho o pueda dañar a tus alumnos. Cuando vayas a comenzar la
actividad, debes tener la pelota de goma o el objeto que hayas elegido en la mano. Una vez la tengas en la mano,
lo que harás será lanzarla suavemente a alguno de tus alumnos. El alumno que la recoja será el encargado de
realizar la primera actividad. Cuando este alumno haya finalizado la actividad, independientemente de si la ha
realizado en la pizarra o sentado, hará lo mismo que has hecho tú, es decir, la lanzará a otro compañero para que
realice la siguiente actividad. Este procedimiento de pasar la pelota de goma de un compañero a otro se realizará
tantas veces como actividades o ejercicios tengas programados.
¿Qué consigues con ello?
 Con la dinámica de pasar la pelota de goma, transformas parte de la actividad en un juego. Por unos instantes, la
atención queda focalizada no en el ejercicio, sino hacia qué alumno irá la pelota de goma. Te aseguro que se
genera una gran expectación al respecto.
 El alumno es el que decide quién debe continuar la actividad. En ocasiones como docente encuentras cierta
reticencia en algunos alumnos a participar. Pues bien, si en lugar de ser tú quien decide es uno de sus
compañeros, la percepción de este alumno cambia y la predisposición a participar siempre es mayor.
Algunas normas para la realización de la actividad.
En función del grupo y la edad que tengas, puedes plantarte establecer algunas normas fijas cuando lleves a cabo
esta actividad para el fomento de la participación. Algunas de estas normas pueden ser, por ejemplo:
 Alumno-alumna. La participación de las actividades debe ser alterna, es decir, una vez haya participado un chico,
luego debe intervenir una chica, o viceversa.
 Tipo de lanzamiento. Independientemente del tipo de objeto que vayas a elegir para la actividad, siempre debe
quedar claro que debe lanzarse de una manera respetuosa y sin intención de dañar a ningún compañero.
 Distancia. Otra norma que suele funcionar bastante bien es que la bola de goma debe ser lanzada a una fila
diferente de la que ocupa el alumno en cuestión.
 Repetición. Si un alumno coge la pelota de goma dos veces, la segunda vez se la cederá al compañero que tenga
más próximo o volverá a lanzarla de nuevo. Ningún alumno puede repetir la actividad o procedimiento sin antes
haber participado todo el grupo clase.
Como ves, se trata de una actuación muy sencilla, pero que gusta mucho a los alumnos. De lo que se trata es de
intentar en todo momento rebajar la tensión que para muchos alumnos supone la participación en el aula. Si se
consigue desviar la atención ni que sea un momento, esto ayudará a que determinados alumnos muestren una
predisposición más positiva a participar de las actividades de grupo. La participación activa es algo que debes
tener muy presente en el aula, porque se fundamenta en la importancia de la interactuación y resta
unidireccionalidad a tus sesiones lectivas. Una clase participativa es una clase activa, llena de vida, donde el juego
está presente como una manera más de aprendizaje. Sólo me resta animarte a que apliques este sencillo truco en
tus clases y me des tu opinión a través los comentarios de este artículo.
Se puede y se debe aprender jugando

76. CÓMO ENSEÑAR A TUS ALUMNOS A VENCER LA LEY DE PARKINSON

La Ley de Parkinson junto con el Principio 20/80 han supuesto una verdadera revolución para mí desde el punto
de vista de lo que entiendo por productividad en mi trabajo y en mi vida personal. Esto ha hecho que quiera
trasladar estos métodos a mis alumnos para que ellos también ganen en eficiencia y en eficacia. Es por ello que
hoy quiero hablarte en concreto de la Ley de Parkinson y como esta ley puede ayudar a tus alumnos a que con
menos tiempo obtengan mejores resultados académicos. Así pues, no me demoro más y paso a enseñarte qué se
entiende por la Ley de Parkinson y cómo puedes enseñar a tus alumnos a vencerla.
¿Qué es la Ley de Parkison?

La Ley de Parkinson fue creada por el británico Cyril Northcote Parkinson en el año 1957. Dicha ley se puede
resumir muy fácilmente en una sola frase:

“El trabajo se expande hasta llenar el tiempo disponible para que se termine” (Ley de Parkinson)

¿Qué significa esta afirmación? Pues que cuanto más tiempo tienes para realizar una tarea, más tiempo tardas en
llevarla a cabo. Esto hace que a mayor tiempo menor sea el esfuerzo y la motivación para llevar a cabo dicha
tareas. Es más, hay un tiempo que no es estrictamente productivo, sino mental, es dicir, es todo el tiempo que
inviertes pensando en las tareas que debes realizar sin llegar a realizarlas. Incluso en muchas ocasiones lo que
sucede es que pensamos más en la tareas que deben realizarse que el tiempo que necesitas para realizar la tareas
en sí.

Otro de los grandes peligros de la Ley de Parkinson también tiene que ver con que cuanto más se dilate en el
tiempo una tarea, más probabilidades habrá de que esta tarea aumente en su complejidad. Además de aumentar
su complejidad, en ocasiones puede llegar a implicar a terceras personas por lo que la tarea que debía ser
individual se comparte y se multiplica con el peligro que ello conlleva.

La Ley de Parkinson y el valor del tiempo en la actualidad.

Uno de los grandes errores de la cultura actual es la concepción errónea que se tiene de la administración del
tiempo. La sociedad está actualmente diseñada para hacerte creer que cuanto más tiempo le dediques a una
tarea, la tarea estará mejor ejecutada. Pues bien, esta concepción en la mayoría de los casos es completamente
errónea.

¿Qué responsabilidad tienes como docente respecto a la Ley de Parkinson?

Como docente puedes enseñar a combatir la Ley de Parkinson para que tus alumnos mejoren su productividad y
puedan transformar el tiempo y dedicarlo a aficiones y pasiones que desarrollen su personalidad. De lo que se
trata es de replantearte los tiempos que asignas a las tareas encomendadas, es decir, cuanto más tiempo des para
la realización de una tarea, más improductivo será el trabajo de tus alumnos. Aquí van algunas preguntas para
que reflexiones sobre ellas:

¿Por qué dar un mes para leer un libro cuando puede leerse en unas pocas tardes?

¿Por qué dar una semana para entregar un proyecto cuando la realización de dicho proyecto puede ejecutarse en
una o dos tardes?

¿Por qué dar tres días para hacer unos ejercicios que pueden realizar en menos de una hora?

Si te fijas en estas tres preguntas te habrás dado cuenta de que un altísimo porcentaje de tus alumnos lee el libro
entero la noche anterior, acaba el proyecto a altas horas de la noche del día anterior a su entrega y realiza los
ejercicios minutos antes de que empiece la clase (en muchas ocasiones no hace ni tan siquiera los ejercicios, sino
que los copia directamente de un compañero).

Esto demuestra que la motivación y el tiempo van intrínsecamente ligados a la realización de una tarea, es decir,
la motivación para realizar una tarea siempre es máxima cuanto más se acerca el plazo para su finalización o
entrega.

Esto hace que te recomiende:

Fija una fecha de entrega concreta y muy estricta. Los alumnos necesitan que alguien les marque límites para la
realización de sus tareas porque los estudiantes son unos pésimos administradores del tiempo.

Enseña a tus alumnos a trabajar por objetivos y por tiempos, es decir, haz que se acostumbren a aprender o
memorizar algo, por ejemplo, en un tiempo límite. Para ello puedes usar una técnica muy interesante que se
denomina la Técnica Pomodoro.

Enséñales que los tiempos de descanso también son limitados y deben ser proporcionales al tiempo al que se le
dedica a una tarea. En la Técnica Pomodoro, por ejemplo, cada 25 minutos puedes descansar 5 minutos. En este
sentido es importante que el tiempo de descanso hagan algo que no tenga nada que ver con la tearea que estén
realizando (comer unos frutos secos, salir a la terraza y estirar las piernas, sentarse en el sofá y cerrar los ojos,
poner una canción que les guste).
¿Qué beneficios aporta vencer la Ley de Parkinson para tus alumnos?

Vencer la Ley de Parkinson es vencer la administración del tiempo. La lección que aprendan tus alumnos en tus
clases será una lección que podrán aplicar al resto de tareas que realizarán a lo largo de su vida,
independientemente de si son tareas relacionadas con su trabajo o con su vida personal. Vencer la Ley de
Parkinson es vencer la batalla del tiempo, es conseguir transformar el tiempo para disponer de más tiempo al que
poder dedicar a aquellas actividades que realmente hacen felices a las personas. Enseñando a vencer la Ley de
Parkinson conseguirás que tus alumnos:

Aumenten su productividad.

Se den cuenta del valor del tiempo.

Eviten la procrastinación. Para saber más sobre el concepto procrastinación te remito al siguiente enlace.

Aumenten su atención y concentración en la realización de tareas.

Mejoren su autoestima al mejorar sus resultados académicos.

Consigan tener más tiempo para hacer aquello que les apasiona y les llena de felicidad.

La Ley de Parkinson. A modo de conclusión.

Ahora que sabes algo más sobre la Ley de Parkinson es el momento de aplicarlo a tu trabajo y a tu vida personal.
En este sentido me gustaría insistir en un aspecto que me parece clave y que no tiene que ver con la relación
tiempo-esfuerzo. Personalmente creo que hay otro factor determinante en la realización de una tarea y es el
tiempo que le dedicas a pensar en esa tarea. Un tiempo que en la mayoría de los casos implica un desgaste
enorme y que en ocasiones puede provocarte miedo, frustración y angustia. Es por ello que cuanto más acortes
los tiempos para realizar una tarea, menor será la preocupación y la angustia que esa tarea conllevará para ti. Por
ejemplo:

Llamar a una operadora para dar de baja algún servicio.

Preparar la fiesta de aniversario de tu hijo.

Comprar un regalo para tu pareja.

Preparar un examen de tu asignatura.

Estos son ejemplos de tareas cotidianas que pueden durar el tiempo que tú les quieras dar. Cuanto más duren,
más vas a pensar en ellas. Es más, durarán más si no eres capaz de ponerles una fecha límite.

Vencer la Ley de Parkinson es vencer la procrastinación, es vencer la batalla del tiempo para disponer de más
tiempo. Un tiempo en el que tu mente dejará de tener preocupaciones, remordimientos y angustias para dar paso
a los proyectos, sueños y ambiciones que conseguirán, sin duda, arrancar la mejor de tus sonrisas.

Hoy más que nunca ha llegado el tiempo de ser el dueño de tu tiempo.


77. 10 EJEMPLOS DE CÓMO TRANSFORMAR PROBLEMAS EN SOLUCIONES

Hoy vengo a proponerte un artículo muy especial. Se trata de una entrada en la que te voy a enseñar de una
manera rápida, práctica y sencilla cómo puedes transformar problemas cotidianos de tu profesión docente en
soluciones. Este artículo se enfoca principalmente a temas relacionados con la práctica docente, pero quiero dejar
claro que la propuesta que te voy a ofrecer es perfectamente válida también para tus alumnos y, por qué no,
para los problemas con los que te enfrentas a diario en tu vida personal. Así que no te entretengo más y entro en
materia. ¿Me acompañas?

10 Ejemplos para docentes de cómo transformar problemas en soluciones. Del ES QUE… al PODRÍA…

Transformar un problema en una solución es realmente sencillo con el método que te voy a proponer.
Simplemente de lo que se trata es de cambiar el inicio de un oración que empieza por Es que... por una oración
que empiece por Podría… Te aseguro que el cambio de visión es espectacular.

 PROBLEMA ES QUE...: Cuando inicias una frase con Es que…supone que verbalizas un problema. El hecho
de verbalizar un problema no es malo en sí. El error consiste en que empezando por Es que... dices el
problema pero no te planteas en ningún momento encontrar ninguna solución a dicho problema. Por
tanto, ¿de qué sirve verbalizar un problema si no se tiene la predisposición de solucionarlo?
Personalmente creo que es una verdadera pérdida de tiempo y de energía. Además, te carga de frustración
ya que no se aborda el problema que te preocupa.

 SOLUCIÓN PODRÍA...: Si se consigue cambiar el inicio del Es que…por un Podría…, el cambio de enfoque del
problema deja de existir. Es más, si te das cuenta, en muchas ocasiones empezar por el verbo
Podría… implica que ni tan siquiera verbalizas el problema. El problema desaparece desde el punto de vista
verbal y sólo expresas una posible solución, es decir, empiezas a crear opciones.

La importancia de la cooperación para transformar problemas en soluciones.


Aunque empieces una frase por Podría…, no siempre es fácil encontrar una solución. Desde el punto de vista
educativo empezar una oración por Es que… cada vez se hace más y más frecuente. Y empezando por un Es
que… no se consigue nada. Imagínate qué pasaría si en una reunión de equipo docente se prohibiera empezar
cualquier oración por Es que.. y sólo se pudiera empezar por Podría… En ese momento habría tantas soluciones
posibles como docentes presentes en la reunión. No está nada mal, ¿verdad?

El valor y la valentía de empezar por un Podría…


¿Por qué es tan importante empezar por la palabra Podría…? Muy sencillo. La palabra plantea una reflexión, es
una palabra cargada de intenciones, es un verbo que invita a generar soluciones, a crear nuevas opciones con las
que enfrentarte y superar los problemas que como docente van surgiendo con la interacción con tus alumnos y
compañeros.
Es que… Podría… Propuesta de actividad para trabajar con tus alumnos en el aula para transformar problemas en
soluciones.

Si quieres hacer una actividad relacionada con este artículo con tus alumnos te remito a la entrada titulada 10
Excusas que como docente has oído alguna vez de tus alumnos. ¡Te va a encantar!

Una recomendación.
Si quieres saber más sobre cómo gestionar conflictos en el aula, te recomiendo encarecidamente la lectura del
libro de Joan Vaello titulado Cómo dar clase a los que no quieren. Joan Vaello propone actividades muy parecidas
a las de esta entrada que tienen como máxima la eficacia basada en la determinación, la sencillez y la
cooperación. Porque leer nos hace mejores…

78. 10 DECISIONES QUE TE CONVERTIRÁN EN UN DOCENTE DE ÉXITO

¿Qué se entiende hoy en día por un docente de éxito? No es una respuesta fácil. De ahí que el artículo de hoy
tenga la intención de darte a conocer qué entiendo yo por un docente de éxito a partir de la toma de 10
decisiones. Muy probablemente no coincidamos con todas las decisiones, pero muy probablemente te sentirás
identificado o identificada con alguna de ellas. Si es así el artículo de hoy habrá conseguido su cometido. ¿Quieres
saber qué cualidades son las que valoro para convertirse en un docente de éxito? Acompáñame entonces y te lo
enseñaré.

1. No expliques, enseña. No han sido pocos los artículos de Justifica tu respuesta en los que he defendido la
diferencia entre explicar y enseñar. Para mí hay una diferencia considerable.

 Explicar: consiste en un tipo de transmisión de conocimientos predominantemente unidireccional en la que


el alumno mantiene una actitud preferentemente pasiva frente al aprendizaje. En muchas ocasiones
aquello que un docente explica podría aprenderlo el propio alumno por sí solo o con algunas orientaciones.
 Enseñar: consiste en un aprendizaje basado en la bidireccionalidad, en la que el alumno aprende y enseña
a la vez, es decir, es capaz de aprender por sí mismo y también de sus compañeros. El docente que enseña
prioriza un contenido que se basa más en la utilidad de lo que transmite que la pura información en sí
misma. Sólo cuando enseñes será cuando tus alumnos podrán aprender destrezas y habilidades.

2. No copies, crea un método. Siempre he defendido la idea en este blog que los libros de texto matan la
creatividad de cualquier docente. Me explico. Usar el libro de texto se convierte en un peligro porque la
metodología viene dada, es decir, no hay reflexión sobre cómo enseñar y, si no hay reflexión, no es posible crear
algo nuevo. Para que lo entiendas mejor te lanzo la siguiente pregunta: ¿Cómo es posible que una editorial lance
un libro de texto que será el que utilizarán los mismos alumnos de un mismo curso independientemente de su
situación geográfica, personal, emocional o familiar? De ahí la importancia de dejar a un lado el libro de texto y
crear tu propia forma de enseñar, aquella que tú mismo has descubierto, aquella con la que te sientes realmente
cómodo, aquella en la que la metodología se adapta a tus alumnos y no los alumnos a una metodología. En mi
caso he creado un método para enseñar a resumir un texto. Si quieres saber más sobre este método te remito al
siguiente enlace. También puedes plantearte la opción de crear tu propio libro digitalizado.

3. No enseñes sólo conceptos, enseña emociones. Eres docente, sí. Pero también te conviertes en un educador
cada vez que te enfrentas a una sesión lectiva con un grupo de alumnos. Como docente te preocupas porque tus
alumnos vayan adquiriendo conocimientos y habilidades, pero esta es sólo la mitad de tu trabajo. También hay
que saber enseñar cuando no se está enseñando, es decir, hay que trabajar las emociones en el aula y hacerlo
para que tus alumnos puedan ganar en autoconocimeto, motivación y confianza.

4. Defiende el aprendizaje cooperativo en favor la educación inclusiva. Justifica tu respuesta siempre ha sido
muy sensible a la educación inclusiva, es decir, una educación de todos y para todos, una educación en la que
todos los alumnos puedan partir con las mismas oportunidades. En este sentido el aprendizaje cooperativo se
convierte en una metodología de aprendizaje en la que se fomenta la ayuda mutua y la solidaridad, porque un
mismo grupo trabaja para un mismo fin. Esto hace posible a los alumnos aprender desde la heterogeneidad y
entre ellos mismos.

5. No gestiones el tiempo, transfórmalo. Otro de los temas recurrentes en Justifica tu respuesta es la distinción
entre la gestión del tiempo y la transformación del tiempo. Me explico. Como docente te habrá pasado en
multitud de ocasiones que tienes la sensación de que el tiempo de una clase se te escapa de las manos, que no
consigues cumplir con los objetivos que tenías marcados en tu programación. La razón por la que te sucede es
muy sencilla. No tienes tiempo porque solamente lo gestionas, es decir, no tomas decisiones que permitan
cambiar ese tiempo para disponer de más tiempo. De ahí que ha llegado el momento de dejar de quejarte y
tomas decisiones que te permitan dejar de perder el tiempo para transformarlo. Aquí van algunas ideas:

 Adopta el modelo Flipped classroom o clase al revés. Si quieres saber más sobre esta metodología te
remito al siguiente enlace.
 Enseña a partir de grupos de aprendizaje cooperativo. Con esta metodología lo que conseguirás es que tus
alumnos no sólo aprendan de ti, sino entre ellos. Sobre cómo formar grupos de aprendizaje cooperativo en
el aula te recomiendo la lectura del siguiente enlace.
 Revisa tu programación y reduce un 25% de su contenido. Aprende a distinguir entre los importante y los
esencial.
 Trabaja por proyectos.

6. Usa las TIC como aliado, nunca como sustituto. El error más común que se ha cometido con el uso de las TIC
en el aula es pensar que podrían llegar a sustituir al docente. Y no es así. Las TIC han llegado a las aulas, a la
educación para hacerte mejor docente, es decir, no son el sustituto de nadie. Hay que replantearse el uso de las
Nuevas Tecnologías en el aula y hacerlo con el pleno convencimiento de que son capaces de sacar lo mejor que
hay en ti. Te explico por qué en el siguiente enlace.

7. Comparte lo que sabes y lo que aprendes. En un mundo en el que todos estamos interconectados, en una
sociedad totalmente desgeolocalizada, ¿por qué enseñar lo que sabes sólo a un grupo de 25 alumnos de un aula?
Si lo piensas bien, te darás cuenta de que se trata de una oportunidad perdida para que otras personas, otros
docentes como tú aprendan la manera con la que enseñas. Justifica tu respuesta es claramente una prueba de
ello. ¿Cómo puedes compartir tus enseñanzas y adquirir otras? Aquí van algunos ejemplos:

 Redes sociales como Twitter


 Grupos educativos de Facebook
 Páginas educativas de Facebook. Por cierto, ¿conoces la Página de Facebook de Justifica tu respuesta? Si no
la conoces, aquí te dejo el enlace. ¡Te va a encantar!
 Comunidades de Google +
 Los MOOC. Si no sabes qué es un MOOC, te remito al siguiente enlace.
 Un Blog
 Un Canal de Youtube como el Canal de Youtube de Justifica tu respuesta.

8. Convierte el conflicto en una oportunidad. Como docente debes asumir que el conflicto es una parte inherente
de cualquier proceso de aprendizaje. Y es así porque los centros educativos se fundamentan a partir de relaciones
interpersonales. Por tanto, de lo que se trata es de afrontar un conflicto desde la naturalidad. ¿Cómo? A partir de
la prevención, el fomento de la cultura de la paz y la no violencia y la creación de equipos de Mediación Escolar.
Un docente predispuesto a ver el conflicto como una oportunidad será aquel que vea el conflicto como algo
positivo porque tendrá claro que la persona está por encima del conflicto, porque tendrá claro que el diálogo está
por encima de la acusación, que alcanzar acuerdos tiene mucho más valor que impartir sanciones.

9. Desaprende para seguir aprendiendo. No se puede aprender sin desaprender. Pero, ¿por qué desaprender?
Debes desaprender para poder innovar. Porque desaprender no es lo contrario de aprender. Desaprender
consiste en volver a plantearte aquellas cuestiones que para ti han permanecido inalterables porque las
consideras inamovibles. Sólo desterrando los viejos clichés serás capaz de afrontar nuevos retos, nuevas
metodologías y nuevas oportunidades para tu profesión. Aquí van cinco ejemplos:

 Aprender cada día de tus alumnos.


 Premiar el error.
 Conectar la vida con los contenidos.
 Evaluar los procesos en lugar de los resultados.
 Convertir el aprendizaje académico en un aprendizaje social.

10. Abandona tu zona de confort e instálate en la zona de los retos. Como docente debes decidir si mantenerte
en tu zona de confort u optar por la zona de los retos. En la zona de confort te espera la rutina, el conformismo y
el aburrimiento que provoca no intentar nunca nada nuevo. La zona de confort se convierte en un peligro porque
se transforma en un estado, en una forma de vivir tu profesión. De ahí que debas arriesgarte y optar por
abandonar tu zona de confort, saltar a la zona de aprendizaje, es decir, la zona en la que debes replantearte tu
nivel de satisfacción profesional. Esta zona de aprendizaje hará que entres en la zona del pánico, de los errores,
fracasos, miedos, vergüenzas, críticas y envidias. Pero no te quedes mucho tiempo en esa nueva zona. Sólo
cuando superes la zona del pánico podrás llegar a la zona de los retos. En esa zona tú ya no serás el mismo
docente, porque las decisiones que habrás tomado en tu camino te habrán dado la conciencia que te permitirá
alcanzar tus sueños y, por ende, la felicidad y realización en tu trabajo. Si quieres saber más sobre la zona de
confort te remito al siguiente enlace.

El docente de éxito. A modo de conclusión.

Sigo sin tener muy claro qué es un docente de éxito, pero lo que sí tengo claro es qué hacer para convertirse en
uno de ellos. Ahora tú también lo sabes. Ojalá te hayas sentido identificado en alguno de estos 10 puntos.
Ojalá que tú también tengas otras 10 decisiones para convertirte en un docente de éxito.
79. CÓMO ENSEÑAR A TUS ALUMNOS LOS TIPOS DE ACOSO ESCOLAR.

Luchar contra el acoso escolar en los centros educativos es un deber que tienes como docente. Y no sólo en el
ámbito educativo, sino también en la sociedad. El artículo de hoy no es el primero que escribo acerca de los tipos
de acoso escolar. En el artículo titulado Acoso escolar. Clasificación de los cuatro tipos de acoso básicos hice una
clasificación de los casos de acoso escolar que más se repiten en los centros educativos y, por ende, en la
sociedad actual. Dicho artículo lo escribí para ti, lo escribí para los docentes. En cambio, el artículo de hoy quiere
ir dirigido a tus alumnos. Para ello he realizado un breve vídeo en el que plasmo en poco más de 100 segundos los
tipos de acoso escolar del artículo que en su momento elaboré para ti. Soy consciente de que tanto el artículo
como el vídeo no son más que un punto de partida, pero siempre insisto en que para llegar a cualquier meta hay
que empezar dando un primer paso. Es por ello que hoy más que nunca te invito a que me acompañes.

Vídeo sobre los tipos de acoso escolar.

Este es el vídeo que puedes enseñar a tus alumnos sobre la clasificación básica de los tipos de acoso escolar que

pueden darse tanto dentro como fuera de los centros educativos:

Tipos de acoso escolar:

 Acoso escolar directo (agresión)

 Acoso escolar indirecto (intimidación)

 Acoso verbal (insulto)

 Acoso social (rechazo)

 Acoso cibernético (mensajería instantánea y redes sociales)

Propuesta de actividad sobre el vídeo de los tipos de acoso escolar.


Con la ayuda del vídeo que he preparado para tus alumnos y el artículo que escribí para ti sobre la clasificación de

los tipos de acoso escolar, puedes llevar a cabo diferentes actividades. En mi caso te propondré una actividad muy

sencilla y que creo que puede ser muy interesante:

Organización:

 El docente proyectará en la pizarra digital el vídeo sobre los tipos de acoso escolar un par de veces.

 A continuación, se dividirá la clase en cinco grupos. A cada grupo se le asignará un tipo de acoso y un

portavoz. Para realizar los grupos de cara a realizar una actividad de aprendizaje cooperativo te

recomiendo el siguiente enlace.

Material:

 Un portátil para cada grupo para que pueda visualizar el vídeo las veces que crean oportunas.

 Un bolígrafo azul para todo el grupo (en la mesa deben desaparecer libros, estuches, etc.)

 Una ficha en formato DIN-A5 para cada grupo que contendrá:

 Título del tipo de acoso correspondiente a cada grupo.

 Actividad 1. Explicar en tres líneas la escena del vídeo que se ha asignado a cada grupo.

 Actividad 2. Resumir el tipo de acoso escolar con una palabra (puede ser sustantivo o adjetivo).

 Actividad 3. Explicar entre los miembros del grupo una situación que hayan vivido directa o

indirectamente relacionadas con las cinco escenas del vídeo.

 Actividad 4. Proponer un lema o eslogan para luchar contra los tipos de acoso escolar.

Duración:

 Una o dos sesiones lectivas.

Puesta en común de la actividad sobre los tipos de acoso escolar.


 Una vez realizadas las actividades en cada grupo de aprendizaje cooperativo, cada portavoz leerá la ficha

que ha elaborado conjuntamente con el grupo. En este sentido vale la pena que se haga una ronda de

intervenciones en cada grupo, es decir, que los cinco portavoces en una misma ronda verbalicen la escena,

en otra sinteticen en una expresión el tipo de acoso, etc.

Acoso escolar. A modo de conclusión.

Se puede y se debe trabajar el acoso escolar. Se puede y se debe educar desde la prevención, a partir de vídeos y

artículos, verbalizado lo que ven y los que sienten o han sentido algunos de sus compañeros o ellos mismos. De

esa verbalización nacerá la autoconciencia y desde esa autoconciencia es donde como docente podrás luchar de

una forma efectiva contra el acoso escolar. Cuento contigo…

¿Te ha gustado este vídeo? Si es así, te agradecería que le dieras al ME GUSTA en Youtube y lo compartas con los

tuyos a través de tu email y redes sociales. Gracias por adelantado por tu generosidad.

También te comento que el vídeo lo he realizado con Go Animate un software con el que tú y tus alumnos podréis

crear vídeos increíbles y muy personalizados. Si estás interesado en esta herramienta puedes consultar

este enlace y obtener un importante descuento (afiliado).

80. THE EMPATHY TOY, EL JUGUETE PARA FOMENTAR LA EMPATÍA ENTRE TUS ALUMNOS

La empatía es la escucha del corazón, de los sentimientos. No cabe duda de que la empatía, la inteligencia

emocional son aspectos que deben fomentarse y defenderse en el aula. Como docente debes reinventarte todos

los días para trabajar las emociones, el autoconcepto y la confianza de tus alumnos.
Es por ello que hoy quiero darte a conocer en esta entrada un juguete, puzzle o herramienta diseñada

expresamente para trabajar la empatía y la comunicación en el aula con tus alumnos. En concreto, esta

herramienta se denomina The Empathy Toy, que podría traducirse como El Juguete de la Empatía. Se trata de una

creación excepcional de la diseñadora industrial residente en Toronto (Canadá) Ben Ari. Un juguete que ya han

probado varias escuelas e institutos con excelentes resultados. Te aseguro que tanto la dinámica del juego como

los vídeos que acompañan la explicación son realmente interesantes. ¿Me acompañas?

The Empathy Toy, el juguete con el que tus alumnos aprenderán qué es la empatía mediante el juego y la
cooperación.

The Empathy Toy es una herramienta, puzzle o juego destinado a fomentar la empatía y las distintas formas de

comunicación que se dan en el aula. The Empathy Toy es tan sólo el principio de una serie de herramientas

llamadas “herramientas de pensamiento” de la empresa Twenty One Toys de Ben Ari.

¿Cómo funciona la herramienta para trabajar la empatía The Empathy Toy?

El objetivo principal junto con el de aprender y fomentar la empatía es desarrollar la imaginación de los alumnos

en el aula, una creatividad que debe alzarse contra el dogma educativo basado estrictamente en los resultados.

The Toy Empathy quiere ser una herramienta alejada de las Nuevas Tecnologías y de los libros de texto. The

Empathy Toy busca un enfoque más tradicional, pero no por ello menos efectivo.

¿Cómo funciona?

The Empathy Toy vendría a ser un puzle o rompecabezas colaborativo. Los alumnos reciben un rompecabezas

compuesto por cinco piezas. Cada una de estas piezas se diferencia de la otra por:

 La forma

 El tamaño

 El color

 La textura
Con estas cinco piezas uno de los alumnos crea un prototipo concreto y, a partir de este prototipo o modelo, los

demás alumnos deben ser capaces de reproducirlo, de construirlo exactamente igual, pero con la condición de

que deben taparse los ojos. Además, la única forma de reproducir exactamente igual el prototipo es mediante la

comunicación oral, el entendimiento entre compañeros.

Esto es lo que ha dicho Ben Ari respecto a este juego:

“Jugar bien el juego significa tener que imaginar la posición de otro jugador y requiere de los participantes

trabajar juntos en el desarrollo de un lenguaje común para resolver los problemas“

Pero las posibilidades de The Empathy Toy no acaban aquí. Este juguete para trabajar y desarrollar la empatía en

el aula cuenta con otros juegos y dinámicas grupales y cooperativas que no hacen más que desarrollar la

imaginación de tus alumnos y multiplicar las posibilidades de juego entre los alumnos de un grupo. Las

posibilidades de The Empathy Toy son muchas ya que se puede jugar en parejas, en grupos de tres o más

alumnos. Por tanto, es perfecto para fomentar también el aprendizaje cooperativo en el aula.

Aquí tienes dos extraordinarios vídeos en los que verás perfectamente clara la dinámica de juego de The Empathy

Toy:

La comunicación verbal como elemento básico para fomentar empatía.

Ben Ari se dio cuenta de que uno de los grandes problemas en lo que a la inteligencia emocional se refiere tiene

que ver con los problemas de comunicación que en muchas ocasiones se dan en las aulas. En ocasiones, la

comunicación, lejos de convertirse en un medio de cooperación, se transforma en una barrera y en una fuente de

conflictos y de distanciamientos. Además, The Empathy Toy es un juguete muy pensado para llegar a todos los

alumnos de un grupo, principalmente aquellos alumnos con Necesidades Educativas Especiales y que en

ocasiones se encuentran con serios problemas de comunicación y aceptación en el grupo.

El reto está lanzado, la comunicación servida, la creatividad en marcha y el límite… el límite el infinito.

La empatía es la escucha del corazón, de los sentimientos

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