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Posteriormente, cuando el discípulo en probación se convierte en discípulo aceptado y se le

permite participar en actividades ashrámicas, entonces agrega a ello la capacidad de registrar


la
impresión jerárquica; sin embargo, podrá hacerlo después que ha aprendido a registrar la
impresión que le llega de su propia alma (impresión vertical) y la del mundo circundante de los
hombres (impresión horizontal). Cuando ha obtenido ciertas iniciaciones importantes, su aura
magnética será capaz de registrar impresiones provenientes de los reinos subhumanos de la
naturaleza. Finalmente, cuando se convierte en un Maestro de Sabiduría y, por lo tanto, en un
miembro del quinto reino de la naturaleza, su aura magnética recibirá la impresión horizontal
del
mundo de la vida y actividad jerárquicas; la impresión vertical la recibirá en los niveles
superiores
de la Tríada espiritual, y por último de Shamballa. Entonces la humanidad será para él lo que
los
reinos subhumanos fueron para el cuarto reino, el humano, cuando constituía el campo de su
impresión horizontal registrada. Aquí está claramente revelado el verdadero significado de la
Cruz de la Humanidad.
Registrar no es un fenómeno fuera de lo común. Las personas sensibles reciben constantes
impresiones desde algún nivel de conciencia, y son receptivas a éstas de acuerdo al nivel de
conciencia en que normalmente actúan; los médium, por ejemplo, son excesivamente
propensos a
recibir impresiones de niveles etéricos o astrales; lo mismo sucede con la vasta mayoría de los
síquicos astrales, cuyo número es legión. Las impresiones (concretas, abstractas o de
naturaleza
más excelsa) que proceden de los planos mentales, impresionan las mentes de los que han
logrado un enfoque verdadero en el plano mental. Los científicos, místicos, matemáticos,
estudiantes esotéricos, aspirantes y discípulos, educadores y humanistas y todos aquellos que
aman a sus semejantes, son sensibles a tales impresiones, y una de las necesidades
principales
del discípulo consiste en desarrollar una adecuada sensibilidad a la impresión y contacto
ashrámico. Entonces deja de pertenecer al grupo de los sensitivos mentales ya enumerados.
El problema que ahora consideraré es más profundo y concierne a la interpretación y al
correcto
y claro registro de la impresión, siendo esto mucho más difícil. El individuo que recibe la
impresión
debe conocer el origen de la misma, ha de ser capaz de vincularla a alguna demanda,
información,
rectificación, instrucción o distribución de energía; ha de poder percibir con claridad en qué
aspecto
del mecanismo de registro (la mente, el cuerpo astral, el cuerpo de energía o el cerebro) ha
hecho
impacto la impresión impartida y registrada. Una de las cosas más difíciles para el discípulo
aspirante y el estudiante esotérico es llegar a registrar, directamente en el cerebro, impresiones
desde la Tríada espiritual (y luego desde la Mónada) vía el Antakarana.
Dicha impresión debe descender directamente desde los niveles mentales hasta el cerebro,
evitando todo contacto con el cuerpo astral; sólo en la medida en que se consiga este
descenso
directo, estará libre de error la impresión recibida, y no estará viciada por algún complejo
emocional, puesto que el nivel astral de conciencia es el gran desfigurador de la verdad
esencial.
Las impresiones que llegan del Ashrama o de la Tríada espiritual (único tipo de impresiones de
las
cuales me ocupo) pasan a través de tres etapas:
1. La etapa de registro mental. La claridad y precisión de este registro dependerá de la
condición del canal de recepción, el antakarana; por extraño que parezca, interviene en ello
cierto elemento tiempo, no el tiempo que se conoce en el plano físico, lo cual es sólo el
registro, por el cerebro, de los "acontecimientos” pasajeros, sino la analogía mental superior
del tiempo. De esto no puedo ocuparme porque es un tema demasiado profundo, ya que el
tiempo, en este sentido, está relacionado con la distancia, el descenso, el enfoque y el poder
de registrar.
2. La etapa de recepción cerebral. La precisión de esta recepción depende de la calidad de las
células cerebrales, de la polarización del pensador en el centro de la cabeza y de la
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liberación de las células cerebrales de todas las impresiones emotivas. Aquí reside la
dificultad, y el aspirante receptor o el pensador enfocado es emocionalmente consciente del
descenso de la impresión superior y del consiguiente esclarecimiento del tema de su
reflexión. No obstante, ha de ser registrado por un vehículo astral perfe

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