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Universidad Nacional de Colombia Maestría en Estudios Culturales

Teorías de la Cultura 2 Henry Córdoba Villanueva

EL COLONIALISMO INTERNO COMO UNA CATEGORÍA PERTINENTE


PARA LOS ESTUDIOS CULTUALES.

En su artículo, el sociólogo mexicano Pablo González Casanova (1922) elabora una


revisión a la noción de colonialismo interno, a la luz de la trayectoria histórica, política y
sociocultural del término.

González Casanova sitúa el colonialismo interno dentro de fenómenos de conquista,


en la que poblaciones de nativos no exterminadas forman parte de un Estado colonizador. Los
rasgos en común de estos pueblos, minorías o naciones, y que permiten enunciar la existencia
de la categoría analítica, son: habitar en un territorio sin gobierno propio, la condición de
desigualdad frente a las élites y las clases que las integran; derechos y situación económica,
política, social y cultural, impuesta por un gobierno central; pertenencia a una cultura y lengua
distinta a la “oficial”; fenómenos de racismo o asimilación de la población colonizada.

Así mismo, precisa una serie de parámetros que caracterizan al colonialismo interno, y
que de un modo u otro, constituyen la propuesta y el andamiaje teórico del texto:

Primero. El colonialismo interno se da en el terreno económico, político, social y


cultural.
Segundo. La evolución del colonialismo interno a lo largo de la historia del Estado-
nación y del capitalismo.
Tercero- La relación entre la noción de colonialismo interno con las alternativas
emergentes sistémicas y antisistémicas, en particular a las que conciernen a la
“resistencia” y a la “construcción de autonomías” dentro del Estado Nación.

Aunque el texto hace un recorrido por los aportes de distintos teóricos al estudio y la noción
de Colonialismo interno (Mariátegui, Gramsci, Lefebvre), considero importante la discusión
frente a la discusión del colonialismo interno en relación a su historia dentro de los
movimientos de resistencia.

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González Casanova menciona la importancia en el pensamiento clásico marxista de la
lucha de clases y su papel central para explicar los fenómenos sociales en el siglo XIX. No
obstante, esto fue un obstáculo para la denuncia y el análisis sobre el imperialismo y la
existencia de minorías étnicas, pueblos y naciones, colonizados y explotados por parte de los
países Europeos.

Aun así los primeros apuntes sobre el colonialismo desde esta corriente, fueron
realizados por Lenin entre 1916 y 1920, los cuales a su vez, encontraron proyección en la
primera década de la Revolución Bolchevique, con el Congreso de los Pueblos de Oriente y el
problema de la autonomía de las etnias. Allí se llegó a una conclusión importante: la lucha por
la liberación de las etnias (autonomía) no está desligada del análisis de la lucha de clases.
Aunque esta discusión fue censurada bajo el estalinismo, es posible mencionar ecos en la
denuncia al colonialismo que haría décadas después Áime Cesaire.

Este debate se abre nuevamente con los procesos de descolonización y liberación


nacional en el Tercer Mundo, ligados en algunos casos a la irrupción de la Nueva Izquierda en
las décadas del cincuenta y sesenta. Así mismo cabe señalar que estos procesos continúan en el
siglo XX y XXI, en el que de acuerdo con González Casanova, las luchas de los movimientos
de resistencia adquieren una importancia mundial, superando algunas dificultades y abogando
por uniones y proyectos simultáneos, a lo que denominó en los siguientes términos: “la
construcción de un Estado multiétnico se vinculó a la construcción de un mundo hecho de otros
mundos”.

Mi reflexión personal frente al texto es que la discusión sobre el colonialismo interno


sigue siendo vigente para el contexto del país, Latinoamérica y el mundo, donde es de gran
ayuda tanto la precisión teórica y metodológica del concepto, así como su trayectoria histórica,
ya que permite observar una continuidad en los pensamientos y en las resistencias, como vía
para entender sus alcances, logros pero también contradicciones, problemas, derrotas.

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La lectura de González Casanova puede y debe enriquecerse con el análisis de las otras
variables de la matriz de dominación capitalista-colonialista, como lo son los aportes
provenientes de la teoría y luchas políticas de las feministas, pero también, en el que incluiría
yo las luchas por el medio ambiente. Aunque en ningún caso se trata de un fenómeno nuevo, si
es pertinente evidenciar capitalismo y colonialismo a partir de su carácter depredador y
destructor con el medio ambiente; lo que haría ver su reverso, el conjunto de resistencias por
parte de distintos pueblos y naciones, así como sus repertorios de lucha.

Bibliografía

González Casanova, Pablo (2006). El colonialismo interno: una redefinición

LA INVESTIGACIÓN ACCIÓN PARTICIPANTE: BALANCE HISTÓRICO


Y LECCIONES PARA LOS ESTUDIOS CULTURALES

Orlando Fals Borda, sociólogo colombiano, elaboró el documento a finales de los


años noventa, con motivo de una invitación por parte de la Universidad de Bath y la
publicación del Manual Internacional de Investigación Acción por la SAGE en Londres,
Inglaterra. Lo anterior fue un pretexto adecuado para el autor con el fin de emprender un
proyecto en tres sentidos: primero, un balance histórico-intelectual de la Investigación Acción
(IA), en particular Colombia; segundo, la contribución a la búsqueda de paradigmas alternos en
las ciencias sociales y; tercero, dar a conocer el análisis político y reflexiones en torno a la IA.

El origen de la Investigación Acción se remite al contexto social y político de finales de


los años sesenta, en el que se incluyen los debates, cambios y rupturas en la academia y las
ciencias sociales en el país, la región y en el mundo. Esto implicó para los y las intelectuales
vinculados en el proyecto en formación, un ejercicio de autocrítica, búsqueda y creación de
nuevas instituciones y métodos, y una articulación con problemas locales y procesos
educativos, políticos y culturales. Así mismo sus elementos conceptuales bebieron de diversas
corrientes teóricas, epistemológicas y políticas; la validez de una metodología crítica y el
cuestionamiento del liberalismo y el desarrollismo.

Los elementos anteriores como parte del escenario que dio luz a la IAP, son
complementados por Fals en su balance e itinerario, al enunciar tres retos: 1. Las relaciones
entre ciencia, conocimiento y razón; 2. La dialéctica entre razón y práctica y; 3. La tensión

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entre sujeto y objeto. Con respecto a estos elementos, elaboraré una reflexión personal al final
de la presente reseña.

Frente al primero de los retos, la relación entre ciencia, conocimiento y razón, Fals
Borda destaca el cuestionamiento de la ciencia como verdad, para dar paso a la idea de una
ciencia construida socialmente, a partir del reconocimiento de fuentes no valoradas hasta
entonces: los saberes y experiencias de los subalternos. Y más aún: la convergencia entre
pensamiento popular y ciencia académica.

En el segundo, sobre la teoría y la práctica, se tiene en cuenta el escepticismo frente a


las posiciones en las ciencias en torno a la neutralidad valorativa a lo que hoy día se denomina
como conocimiento situado. Esto obligaba a los investigadores a descolonizarse a sí mismos,
como también a la búsqueda de una estructura valorativa basada en la praxis, como la
combinación entre la enseñanza y la investigación.

En tercer lugar, dentro de la IAP se replantearon las relaciones entre sujeto y objeto.
Aquí destacan los argumentos de Fals en rechazo a una “cosificación de los seres humanos”
como crítica a la forma en que se hacían –y se siguen haciendo- las investigaciones en ciencias
sociales. Por consiguiente, afirma que “la distinción sujeto-objeto pasa a ser sentipensante”, como
un mecanismo para introducir la horizontalidad en las prácticas investigativas.

Adicional a los tres retos, Fals Borda realiza una observación frente a la IAP como una
filosofía de vida. En otras palabras, la importancia de la vivencia y del reconocimiento de la
diversidad en el trabajo del investigador. Podría agregar, la noción de frónesis, como una forma
de replantear el papel del compromiso del investigador sentipensante de la IAP.

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A manera de conclusión, los aportes de la IAP y de Orlando Fals Borda siguen siendo
vigentes a dos décadas de ser escrito. En primer lugar, porque se reconoce en la IAP un
proyecto histórico, de carácter abierto, orientado a la articulación entre teoría y praxis (a través
del compromiso) como también entre academia y sociedad; entre investigador y las realidades
locales. Por tanto, sus resultados se traducen en un conjunto amplio de experiencias,
investigaciones y procesos a lo largo y ancho del mundo, cuyas lecciones y repertorio de teorías
y métodos, puede ser empleado hoy día. De hecho, Fals Borda se refiere a la IAP como un
paradigma abierto que ayudaría a las multidisciplinas, a las que están en las fronteras entre el
arte y la ciencia. Lo que podríamos leer en clave de los Estudios Culturales.

En segundo lugar, del uso de la IAP como alternativa, así como su crítica, podemos
encontrar recursos que nos sirvan en la pregunta por las incertidumbres del presente. Es decir,
que de forma similar a la realizada por Fals y sus colegas en su época, nosotros debemos
dirigirnos a nuestros contextos, para construir no sólo las herramientas para entender nuestras
realidades sino para transformarlas.

Bibliografía

Fals Borda, Orlando (1999). Orígenes universales y retos actuales de la IAP.

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