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Las Convulsiones en racimo son una excepción, en la que se presentan dos o más
convulsiones que ocurren en un periodo corto (minutos a horas), pero, donde el paciente
recobra la conciencia entre los episodios. Otros autores consideran convulsiones en
racimo si ocurren dos o más en un periodo de 24 horas o en dos o tres días. También
llamadas convulsiones seriadas, convulsiones agudas repetitivas (6).
El diagnostico básico de una patología del sistema nervioso como son el caso de
convulsiones y/o epilepsia debe de originarse en una buena reseña, historia clínica
completa, examen físico general y básico, un buen examen neurológico. Los objetivos
de los exámenes neurológicos son investigar si el sistema nervioso está afectado y si es
así, identificar la ubicación (diagnóstico neuroanatómico) y la distribución de la lesión. La
presencia de otros signos neurológicos y el diagnóstico neuroanatómico resultante
afectarán la lista de diagnóstico diferencial y posteriormente la selección e interpretación
de las investigaciones diagnósticas. El examen neurológico prueba la integridad
funcional de los diversos componentes del sistema nervioso y puede subdividirse en la
evaluación del nivel de conciencia y comportamiento, postura, marcha, función de los
nervios craneales, las reacciones posturales, masa y el tono muscular, los reflejos
espinales, y dolor por palpación en cabeza, columna vertebral y músculos (5).
Otras causas extracraneales descritas con menor frecuencia son por hipocalcemia,
hipoxia o alteraciones electrolíticas y acido básicas. Ocasionalmente se ha descrito en
pacientes con problemas endocrinos como, perros hipotiroideos, gatos hipertiroideos,
por hiperosmolaridad (hiperglucemia, etc.), policitemia, hipertensión e
hipertrigliceridemia.
EPILEPSIA
El estado epiléptico (EE) se define comúnmente como una actividad convulsiva que dura
más de 5 minutos, o la aparición de 2 o más convulsiones sin recuperación de
conciencia. El EE se definió inicialmente como actividad convulsiva que persistió durante
20-30 minutos, o la cantidad de tiempo necesario para causar daño neuronal irreversible
o muerte. Sin embargo, la definición se ha refinado debido a que es reconocido que ante
esta situación era necesario antes de que transcurran 20 minutos ya que es una
emergencia que pone en peligro la vida del paciente y requiere intervención inmediata
(3).
La epilepsia puede ser resultado de lesión cerebral previa, como, traumática, infecciosa,
o hipóxica, en la que ha quedado una “cicatriz” que produce una zona de
hiperexitabilidad vecina a esta cicatriz denominada como foco convulsivo. A este tipo de
epilepsia se le llama epilepsia secundaria. Cando se presentan convulsiones periódicas,
sin enfermedad sistémica ni lesión activa o inactiva en el cerebro se le denomina como
epilepsia primaria o epilepsia idiopática (8).
Las terapias farmacológicas que inhiben las convulsiones de manera exitosa están
basadas en dos estrategias generales. Una incrementa la función de sinapsis inhibitorias
que utilizan GABA como neurotransmisor; otra limita la despolarización neuronal
actuando sobre canales de Na dependientes de voltaje con la finalidad de estabilizar la
membrana neuronal y disminuir los potenciales de acción asociados con las
convulsiones clínicas (6).
Hasta hace poco, las opciones de tratamiento primario para los perros con epilepsia se
centraban principalmente en el fenobarbital y el bromuro de potasio (KBr). El fenobarbital
tiene la historia más larga de uso crónico de todos los fármacos antiepilépticos en
medicina veterinaria. Parece disminuir la frecuencia de las convulsiones en
aproximadamente el 60-93% de los perros con epilepsia cuando las concentraciones
plasmáticas se mantienen dentro del intervalo terapéutico (25-35 mg / L). El fenobarbital
y el KBr tienen un efecto sinérgico y el tratamiento complementario con KBr mejora el
control de las convulsiones en perros que están mal controlados con fenobarbital solo o
en perros que requieren reducción de la dosis de fenobarbital debido a efectos adversos
intolerables asociados con su uso (10, 5).
Citas bibliográficas
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