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RECURSO DE APELACIÓN INTERPUESTO DENTRO DE LA ACCIÓN DE AMPARO DE

GARANTÍAS CONSTITUCIONALES PRESENTADA POR LA FIRMA FORENSE


BERNAL & ASOCIADOS, EN NOMBRE Y REPRESENTACIÓN DE ANAXÍMENES
GONZÁLEZ NÚÑEZ, CONTRA LA SENTENCIA NO. 39/2014 DE 4 DE DICIEMBRE DE
2014, DICTADA POR EL TRIBUNAL DE JUICIO DE COCLÉ. PONENTE: LUIS MARIO
CARRASCO PANAMÁ, SEIS (06) DE AGOSTO DE DOS MIL QUINCE (2015)

Tribunal: Corte Suprema de Justicia, Panamá

Sala: Pleno

Ponente: Luis Mario Carrasco M.

Fecha: 06 de agosto de 2015

Materia: Amparo de Garantías Constitucionales

Apelación

Expediente: 389-15

VISTOS:

Conoce el Pleno de esta Corporación de Justicia del recurso de apelación interpuesto dentro
de la acción de amparo de garantías constitucionales promovido por la firma forense Bernal
& Asociados, en nombre y representación de Anaxímenes González Núñez, contra la
Sentencia No. 39/2014 de 4 de diciembre de 2014, emitida por el Tribunal de Juicio de Coclé.

I. DECISIÓN DEL TRIBUNAL DE PRIMERA INSTANCIA:

El Tribunal Superior del Segundo Distrito Judicial de Coclé y Veraguas mediante la


Resolución de 23 de marzo de 2015 se pronunció con relación a la acción de amparo de
garantías constitucionales promovida por la representación legal de Anaxímenes González
Núñez.

En su decisión el Tribunal sostuvo lo siguiente:

"Para resolver hemos efectuado una revisión de los argumentos expuestos por las partes en
el proceso, así como la verificación de los antecedes que se adjuntaron a la demanda y que
también nos remitió el Tribunal demandado. Luego de todo este ejercicio jurisdiccional,
llegamos al convencimiento que no hubo afectación de derechos fundamentales que como
consecuencia amerite la revocación inminente y urgida de la orden, a través de esta vía
constitucional.

En efecto, en primer lugar la naturaleza del procedimiento de corte acusatorio permite la


posibilidad de que sin variar los hechos imputados, el Ministerio Público en
la acusación puede dar una calificación distinta a la conducta que imputó e investigó. Así
claramente se desprende del contenido de la disposición procedimental que recoge el tema,
veamos:

"Artículo 340: Cuando el Ministerio Público estime que la investigación proporciona


fundamentos para someter a juicio público al imputado, presentará al Juez de Garantías
la acusación requiriendo la apertura a juicio.

La acusación solo podrá referirse a hechos y personas incluidas en la formulación de


imputación, aunque efectuara una distinta calificación jurídica, y deberá contener...

Junto a la acusación del Fiscal deberá dejar copias de los antecedentes de la investigación al
acusado o a su defender en el Tribunal..."

Claro que en este caso la recalificación jurídica del delito que fue imputado no la hizo el
Ministerio Público, sino la parte querellante en su acusación autónoma. En los antecedentes
de la causa se aprecia que el Fiscal inicia una investigación con base al hecho que se
denunció, que para el momento de la imputación calificó como prevaricato y esa calificación
la mantiene su acusación. Sin embargo, el querellante -en acusación autónoma- endereza la
calificación jurídica del hecho imputado hacia la comisión al delito de extorsión, asumiendo la
responsabilidad de demostrarlo en el juicio.

Esta facultad especial de la querella viene dada por las normas de procedimiento en el
artículo 341 del Código Procesal Penal, que dice:

"Artículo 341: Previa la presentación del escrito de acusación ante el Juez de Garantías de la
fase intermedia, el Fiscal deberá poner en conocimiento de la víctima que así lo hubiera
pedido o del querellante, quien podrá:

1. Adherirse a la acusación del Fiscal,

2. Presentar una acusación autónoma, en cuyo caso deberá cumplir con los requisitos
previstos para la acusación fiscal,presentar acción resarcitoria..."
De manera que si el procedimiento permite que el querellante acuse autónomamente y el
exige las mismas formalidades de la prevista para el Fiscal, consecuentemente también tiene
la querella la facultad de ofrecer una calificación jurídica al hecho, tal como lo permite el
artículo 340 del Código Judicial. Como consecuencia esta nueva calificación no es contraria
el procedimiento, como lo denuncia el amparista y tampoco incurre el Tribunal de Juicio en
vulneración alguna del debido proceso, por cuanto que la condena expedida es congruente
con el delito acusado a instancia del querellante autónoma. Distinto hubiera sido si la
condena recae sobre un hecho distinto al que se acusó y no existiera querellante legítimo
que acusara por otro hecho diferente al escogido por el Ministerio Público. Eso es así porque
la regla general es que se varíe laacusación, pero incluso en casos excepcionales el
procedimiento permite la recalificación jurídica de la conducta imputada, por parte del
Tribunal de Juicio, según lo establece en el artículo 428 del Código Procesal Penal.

"Artículo 428: La sentencia condenatoria no podrá exceder el contenido de la acusación; por


tanto, no se podrá condenar por hechos o circunstancias no contenidas en ellas, salvo
cuando favorezcan al imputado.

En la sentencia, el Tribunal podrá darle al hecho una calificación jurídica distinta a la que le
dio la acusación o apreciar la concurrencia de circunstancias agravantes de la
responsabilidad penal no incluidas en ella, siempre que hubiere advertido a los intervinientes
durante la audiencia.

El imputado no podrá ser condenado en virtud de un precepto penal distinto del invocado en
la acusación sin previa advertencia del Tribunal sobre esa posibilidad para que prepara su
defensa."

A propósito del tema de la recalificación, en un caso similar la Corte Suprema de Justicia, en


fallo del 13 de agosto del 2014, dijo lo siguiente:

(...)

En el nuevo modelo de juzgamiento penal acusatorio la acusación marca la culminación de la


fase de investigación y el inicio de la etapa intermedia como fase de preparación previa al
juicio oral. Y es ese el escenario ideal diseñado para depurar la actuación con miras a la
realización del juicio, etapa donde además las partes pueden solicitar las correcciones y
depuraciones de las actuaciones para evitar vicios procesales. Desde ésta óptica el hoy
amparista contó con tiempo suficiente y con todas las oportunidades procesales para objetar
la acusación -artículo 340, 342 C.P.P. , por lo cual recurrir al amparo constitucional a estas
alturas del debate, sólo deja entrever un interés consecuente ala pura y cruda realidad de
que recibió una decisión adversa por parte del Tribunal Juicio, pretendiendo entonces que el
Tribunal Constitucional asuma un rol que no le corresponde, esto es el de supervisor
procedimental de los juicios que se adelantan en el Sistema Penal Acusatoria, algo así como
una tercera instancia procedimental, tarea que no nos corresponde.

Sobre este punto en especial, hemos dicho en otras ocasiones que la acción que se ensaya
constituye una visión errada del ejercicio constitucional y así lo ha sentado el Pleno de la
Corte Suprema, cuando reiteradamente ha sostenido que esa no es la función del Tribunal
de Amparo y que tampoco se trata de una obligada vía recursiva que el afectado pueda
utilizar alternativamente cada vez que se profiere una decisión contraria. Menos en este caso
donde el juicio se ventila en el Sistema Penal Acusatorio el cual se caracteriza por las
limitadas posibilidades de recurrir y las cerradas causales de nulidades procesales.

En conclusión los antecedentes reflejan que el Tribunal tomó una decisión de su


competencia, la decisión se motivó debidamente, no fue arbitraria ni caprichosa y a ella se
llegó luego de un análisis de todo el debate probatorio, la argumentación de las partes y las
normas aplicables. Decisión contra la cual incluso se ensayó por el amparista el recurso de
anulación que fue desestimado por el Tribunal Superior de Apelaciones. Es por lo cual (sic)
Tribunal Constitucional no aprecia la afectación al derecho fundamental que el interesado ha
denunciado".

II. LA APELACIÓN DEL AMPARISTA:

En vía contraria a lo sostenido por el Tribunal Superior del Segundo Distrito Judicial en la
decisión impugnada, el apelante señala que el Tribunal de Juicio al emitir la Sentencia No.
349/2014 violó el debido proceso y el principio de estricta legalidad al señor Anaxímenes
González Núñez.

Arguye que la violación ocurre en virtud de que se condenó al acusado por un delito que no
le fue imputado por el Ministerio Público y por el que no se le notificó personalmente de la
querella, tal y como lo exige el numeral 2 del artículo 164 del Código Procesal Penal.

Señala que en el proceso la víctima no se constituyó en parte querellante, aunque si bien


otorgó poder a un abogado para que representara sus intereses, el mismo no formalizó la
querella.
Sostiene que la víctima al no presentar formal querella mal podía constituirse en acusador
autónomo dentro del proceso penal. Señala que la víctima nunca solicitó a la fiscalía que se
le pusiera en conocimiento de la acusación y la fiscalía tampoco podía correrle traslado de
la acusaciónen virtud de que no se había constituido como querellante.

Indica que llegado el día 4 de agosto de 2014, fecha prevista para la Audiencia de
Formulación de Acusación en la Fase Intermedia y concedérsele la palabra al entonces
representante legal de Anaxímenes González Núñez, éste alegó sobre la actuación ilegitima
del apoderado de la víctima y de la actuación de la acusación autónoma.

Señala el recurrente que el Tribunal de Juicio se equívoca al considerar que al enjuiciado no


se le condenó por un hecho distinto al que se le acusó en la fase intermedia, ya que en el
expediente consta que el fiscal al presentar la acusación adujó el delito de prevaricato y no el
delito de extorsión, como sí hiciera el abogado de la víctima quien intervino sin legitimidad
para actuar.

Concluye el impugnante, que el Tribunal de Juicio infringió derechos fundamentales al


condenar al señor Anaxímenes González Núñez por un delito de extorsión que fuera
endilgado por quien no se constituyó como legítimo querellante, y en virtud de que no se
tomaron en cuenta los argumentos presentados por la defensa.

Por lo dicho, solicita se conceda la acción de amparo de garantías constitucionales


presentada por el doctor Miguel Antonio Bernal Villalaz a favor de Anaxímenes González
Núñez, en contra de la Sentencia No. 39/2014 proferida por el Tribunal de Juicio de la
Provincia de Coclé.

III. CONSIDERACIONES DEL PLENO:

En virtud de la promoción del recurso de apelación, corresponde a este Pleno pronunciarse


con respecto a la decisión vertida por el Tribunal Superior del Segundo Distrito Judicial, por
medio del cual no se concedió la acción de amparo de garantías constitucionales promovida
por la firma forense Bernal & Asociados, en representación de Anaxímedes González Núñez
en contra de la Sentencia No. 39/2014, dictada por el Tribunal de Juicio de la Provincia de
Coclé, dentro de la causa penal en la que se le condenó por el delito de extorsión en perjuicio
de Lucio Gálvez Ingenieros, S. A.

Como se ha podido observar, el apelante sostiene que el tribunal a quo al resolver


el amparo desconoció que la Sentencia No. 39/2014 de 4 de diciembre de 2014 presenta
claros vicios que afectan el derecho de defensa. El recurrente censura que al señor
Anaxímenes González Núñez, se le haya condenado por un delito que no fue motivo de la
imputación del Ministerio Público, sino por quien ejerció la acusación autónoma, sin que se
hubiese formalizado la querella.

Al respecto, el Pleno comparte la decisión del tribunal de instancia, pues se advierte que la
Sentencia No. 39/2014 de 4 de diciembre de 2014 en modo alguno ha violado derechos o
garantías fundamentales al amparista, ni ha ocasionado perjuicio que requiera de un reparo
inmediato.

El derecho a defensa es una garantía que forma parte del debido proceso legal recogido en
el artículo 32 de la Constitución Política y en el artículo 8 numeral 2 de la Convención
Americana de Derechos Humanos. Como tal, se trata de un derecho fundamental esencial
para el ejercicio objetivo, razonable y democrático del proceso judicial. En el procedimiento
penal acusatorio es además un principio básico del proceso (art. 3 CPP), el cual debe ser
atendido y respetado por las partes del proceso en consonancia con las garantías previstas
en el Texto Constitucional como en los Tratados y Convenios internacionales de derechos
humanos ratificados por el país (art. 14 CPP), y cuya característica principal es que es
inviolable e irrenunciable (art. 10 y 98 CPP).

Las constancias de autos permiten al Pleno apreciar que la representación legal de


Anaxímenes González hizo efectivo ejerció del derecho de defensa frente a los cargos
endilgados por el Ministerio Público como por la acusación autónoma que se constituyera en
procura de los derechos del ofendido.

Los elementos que acompañan el infolio, reflejan que el señor Anaxímenes González Núñez
fue condenado por el delito de extorsión acusado por la parte querellante y absuelto por el
delito de prevaricato que le imputara en su momento el Ministerio Público. Sobre ambos
cargos, el acusado tuvo oportunidad de defenderse, al tener conocimiento pleno de los
hechos por los cuales fue sometido a juicio público y sobre los elementos que lo vinculaban
con los mismos.

Cabe señalar que el artículo 340 del Código Procesal Penal, claramente establece que si
bien la "acusación solo podrá referirse a hechos y personas incluidos en la formulación de la
imputación", el fiscal puede "efectuar[...] una distinta calificación jurídica", variando así la
adecuación típica comunicada en la audiencia de imputación".
Ello es así, ya que como ha señalado esta Corte Suprema de Justicia en Fallo de 13 de
agosto de 2014.

"...[la] formulación de la imputación como un acto de mera comunicación, permite a la


Fiscalía de la Causa, poner en conocimiento a un ciudadano la situación de investigado por
su posible participación en un delito y por consiguiente, su calidad de imputado. La
naturaleza jurídica de la formulación de imputación permite la comunicación de un cargo y
otorgar al ciudadano la oportunidad de defenderse y, es a partir de ese momento cuando
inicia formalmente la investigación y comienzan a contarse los plazos previstos en los
artículos 291 y 292 del Código Procesal Penal.

Por tanto, mal puede aseverar el casacionista la infracción al principio de congruencia, pues
la audiencia de formulación de la imputación, como se dijo, es un simple acto de
comunicación donde no hay debate. Naturalmente, durante el plazo de investigación, por su
carácter evolutivo, podríamos encontrarnos ante el hallazgo de nuevos elementos dando
lugar a variaciones en la calificación inicial de los hechos. Igualmente, con base en nuevas
valoraciones de la información obrante en la actuación, y por motivo del respeto al principio
de legalidad, el fiscal podrá calificar de manera diferente los hechos al formular acusación,
variando la adecuación típica comunicada en la audiencia de imputación".

Es importante tener presente que, la acción penal si bien corresponde al Ministerio Público,
en el proceso penal también puede intervenir la parte ofendida del delito a través de la
querella, mediante la cual, conforme al artículo 341 del Código de Procedimiento Penal,
podrá la víctima adherirse a la acusación del fiscal; presentar una acusación autónoma, o
presentar acción resarcitoria.

Como vemos, en el asunto en examen la querella se formalizó en tiempo oportuno ante la


Oficina Judicial de la provincia de Coclé, y ésta en virtud del lo dispuesto en el referido
artículo 341 procedió mediante acusación autónoma, lo que motivó que en la audiencia de la
fase intermedia se dictará Auto de Apertura del Juicio Oral por el delito imputado por el
Ministerio Público (prevaricato) como por el acusado por la parte querellante (extorsión).

Como se ha podido comprobar en tal acto, la defensa de Anaxímenes González Núñez tuvo
oportunidad de conocer los cargos que se le atribuían y rebatir en el contradictorio los hechos
y elementos que fundamentaban la imputación, los cuales, como se ha dicho pueden dar
lugar a un cambio en la calificación jurídica del delito sin que ello suponga una afectación al
derecho de defensa.

En esa línea, la Corte Interamericana de Derechos Humanos al interpretar el artículo 8.2 de


la Convención en lo que respecta al derecho de defensa, ha señalado que si bien el
imputado tiene "derecho a conocer, a través de una descripción clara, detallada y precisa, los
hechos que se le imputan", lo cierto es que:

"La calificación jurídica de [la conducta imputada] puede ser modificada durante el proceso
por el órgano acusador o por el juzgador, sin que ello atente contra el derecho de defensa,
cuando se mantengan sin variación los hechos mismos y se observen las garantías
procesales previstas en la ley para llevar a cabo la nueva calificación. El llamado "principio
de coherencia o de correlación entre acusación y sentencia" implica que la sentencia puede
versar únicamente sobre hechos o circunstancias contemplados en la acusación" (Corte
IDH, Caso Fermín Ramírez vs. Guatemala. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 20
de junio de 2005. Serie C No. 126, párr. 67).

En suma, vemos que la actuación demandada ha sido coherente o consistente con los
cargos por los cuales fue acusado el señor Anaxímenes González Núñez y no por
imputaciones distintas a las que tuvo oportunidad de ejercer el derecho a la contradicción.

Así las cosas, resulta procedente confirmar la resolución impugnada, a lo que se procede.

IV. PARTE RESOLUTIVA:

En mérito de las consideraciones antes expuestas, el PLENO DE LA CORTE SUPREMA DE


JUSTICIA, administrando justicia en nombre de la República y por autoridad de la Ley,
CONFIRMA la Resolución de 23 de marzo de 2015, emitida por el Tribunal Superior del
Segundo Distrito Judicial de Coclé y Veraguas, que NO CONCEDE la acción de amparo de
garantías constitucionales promovida por la firma forense Bernal & Asociados, en nombre y
representación de Anaxímenes González Núñez.

Notifíquese,

LUIS MARIO CARRASCO M.

HARLEY J. MITCHELL D. -- ABEL AUGUSTO ZAMORANO -- OYDÉN ORTEGA DURÁN --


JOSÉ EDUARDO AYU PRADO CANALS -- NELLY CEDEÑO DE PAREDES -- HERNÁN A.
DE LEÓN BATISTA -- HARRY ALBERTO DÍAZ GONZÁLEZ -- LUIS RAMÓN FÁBREGA
SÁNCHEZ

YANIXSA Y. YUEN C. (Secretaria)


RECURSO DE APELACIÓN DE AMPARO DE GARANTÍAS CONSTITUCIONALES
PRESENTADA POR EL LICDO. SAMUEL QUINTERO MARTÍNEZ, EN NOMBRE Y
REPRESENTACIÓN DE CARROLL MARIE CHARTIER BURNS, CONTRA LA ORDEN
DE HACER DICTADA EN EL ACTO DE AUDIENCIA DE 24 DE NOVIEMBRE DE 2014
PRESIDIDA POR LA JUEZ DE GARANTÍAS DE COCLÉ. PONENTE: CECILIO
CEDALISE RIQUELME PANAMÁ, TREINTA Y UNO (31) DE MARZO DE DOS MIL
DIECISÉIS (2016).

Tribunal: Corte Suprema de Justicia, Panamá

Sala: Pleno

Ponente: Cecilio Cedalise Riquelme.

Fecha: 31 de marzo de 2016

Materia: Amparo de Garantías Constitucionales

Apelación

Expediente: 1214-15

VISTOS:

En grado de apelación, conoce el Pleno de la Corte Suprema de Justicia de la Acción de


Amparo de Garantías Constitucionales interpuesta por el Licenciado Samuel Quintero en
representación de la señora CARROL MARIE CHARTIER BURNS, contra el acto de
audiencia oral de 24 de noviembre de 2014, dictada por el Juez de Garantías de Coclé,
Licenciado Luis Quintero.

La acción constitucional fue promovida contra la decisión que tomara en audiencia oral el
Juez de Garantías, mediante la cual niega reconocer y declarar en abstracto la
responsabilidad civil derivada del delito a favor de la víctima, dentro del proceso penal que se
sigue por la presunta comisión de un delito de violencia doméstica, el cual se encuentra
identificado con la numeración 2013-0000-8496.

RESOLUCIÓN DE PRIMERA INSTANCIA:

Correspondió al Tribunal Superior del Segundo Distrito Judicial conocer en primera instancia
el presente negocio constitucional. Dicha autoridad decidió mediante Resolución de 23 de
octubre de 2015, NO CONCEDER la Acción de Amparo de Garantías Constitucionales
propuesta por el Licenciado Samuel Quintero Martínez, en nombre y representación de la
señora CARROL MARIE CHARTIER BURNS, en contra de la decisión del Juez de Garantías
de Coclé, Licenciado Luis Quintero, contenida en el acto de audiencia oral que culminó con la
Sentencia No. 403 del 24 de noviembre de 2014, donde se aprueba el acuerdo de pena que
deberá cumplir el acusado Cristian Benoit Morin como responsable del delito de violencia
doméstica, pero no accede a declarar la responsabilidad civil derivada del delito.

El fundamento utilizado para arribar a esa decisión fue el siguiente:

"...

Frente a esta situación procesal expresamente contemplada en el Código,


debemos tener claro que, en el Acuerdo de Pena que escogió nuestro
procedimiento penal, siguiendo el modelo del sistema anglosajón, sobre al
figura del plea bargain solo se resuelve la pretensión punitiva, en virtud del
poder punitivo que tiene el Estado como titular de la acción penal y que se
ejerce a través del Ministerio Público y, por ende, no se puede resolver la
pretensión civil o resarcitoria, al no estar regulado dicho procedimiento
dentro del mecanismo del Acuerdo de Pena, previsto en el artículo 220 del
CPP, el cual requiere de la práctica de pruebas para comprobar primero, si
efectivamente, se causó un daño indemnizable y segundo, en cuánto
asciende el valor de dichos daños y perjuicios, si efectivamente se
causaron.

Concordamos por tanto, con el Juez demandado en que conforme lo


previsto en el artículo 220 del Código Procesal Penal que incorporó en
nuestra legislación penal el Acuerdo de Pena, se estipuló que el Juez solo
podía negarla por dos razones específicas: por desconocimiento de los
derechos y garantías fundamentales del imputado lógicamente, pues sobre
él recae la pena acordada con la consiguiente supresión de trámites a que
tiene derecho, como lo es un juicio público que le asegure poder defenderse
con todas las garantías penales y procesales previstas y por indicios de
corrupción o banalidad que hagan injusticiable dicho acuerdo.
En este caso, lo único que se puede acordar es la pretensión punitiva del
Estado, por tanto, en el Acuerdo de Pena, son partes principales el
imputado, debidamente asesorado por la defensa técnica, quien tiene la
obligación y responsabilidad indelegable de explicar a su defendido las
consecuencias de su decisión y principalmente los derechos a los que
renuncia y la Fiscalía quien representa al Estado o a la sociedad afectada
por el actuar delictivo de dicho imputado, sin perjuicio de ser escuchada la
opinión de la víctima, que incluso puede oponerse, pero esa negativa no es
obstáculo legal para que se pueda aprobar el Acuerdo de Pena convenido
si se reúnen los presupuestos legales y constitucionales previstos, pues con
ello se logra uno de los principales fines del proceso penal como lo es la
comprobación del hecho punible y la responsabilidad penal del acusado y
tal como lo prevé el artículo 85 del CPP, frente a la intervención del
querellante coadyuvante "La participación de la víctima como querellante no
alterará las facultades concedidas por la Ley al Fiscal ni lo eximirá de sus
responsabilidades".

...
Por otro lado, el amparista aduce en la presente acción constitucional que el Juez no motivó
la negativa de acceder y concederle a la víctima el derecho a la reparación de los daños
causados; sin embargo, este Tribunal, luego de examinar y escuchar atentamente el soporte
tecnológico de audio y video que sirve como evidencia del acto de audiencia celebrado para
la fecha mencionada, logra comprobar que, a partir del minuto 33,28 se escucha que el Juez
de Garantías entra a resolver la petición del querellante en donde establece que en efecto,
conforme a lo dispuesto en el artículo 341 del Código de Procedimiento Penal, el abogado
querellante pidió la acción resarcitoria, la cual debe probarse en juicio, pero en esta fase
donde se está decidiendo el acuerdo de pena debe ajustarse a lo previsto en el artículo 220
del Código Judicial, toda vez que el acuerdo de pena debe darse entre Fiscalía, imputado y
defensa, sin perjuicio de que pueda ser escuchada la víctima, al tenor de lo dispuesto en el
artículo 80, por tanto, al no ser competente para atender esa pretensión, la cual debe
probarse en juicio, lo procedente es que debía ser tratada ante la vía correspondiente
tomando en cuenta que el procedimiento solo le permite en este caso resolver sobre el
acuerdo de pena, y que los daños psicológicos y patrimoniales, aunque sean en abstracto se
consideran como responsabilidad civil.

..."

ARGUMENTOS DEL APELANTE:

Frente a la decisión emitida por el Tribunal Superior del Segundo Distrito Judicial, el
apoderado judicial de la señora CARROL MARIE CHARTIER BURNS, promueve recurso de
apelación, indicando que el A-quo estableció que por haberse dado un acuerdo de pena
entre el Fiscal e imputado, no se puede acceder a la pretensión civil y más porque se tiene
que acreditar que efectivamente se causó tal daño civil y a cuánto asciende ese daño, pero,
según el recurrente, emitida la sentencia penal de responsabilidad o culpabilidad, es cuando
se entabla el debate, bajo los principios de bilateralidad y contradicción, de la responsabilidad
civil derivada del delito que se reconoció y declaró fue cometido en perjuicio de la víctima.
Añade, que si es un Tribunal el que dictó la sentencia penal o un juez, el numeral 7 del
artículo 427 y el tercer párrafo del artículo 429 (CPP) permiten diferenciar la declaratoria de
simple responsabilidad civil y/o el monto, además que el artículo 431 faculta al Tribunal o
Juez que dictó la sentencia, su respectiva ejecución.

Manifiesta, que no comparte el criterio del Tribunal Superior cuando indica que no acudir a la
jurisdicción ordinaria civil para hacer efectivo los reclamos de la víctima del delito en el
proceso penal, sería convertir a los jueces penales, de Garantía o de Juicio Oral, en jueces
civiles que se encarguen de seguir atendiendo la pretensión civil a parte, luego de concluido
el proceso penal, toda vez que en el sistema penal acusatorio su filosofía es distinta y los
artículos 427, 429 y 431 si permiten ejercer la reclamación civil dentro del proceso penal.
Agrega, que el proceso penal no termina con la sentencia sino con el cumplimiento de la
pena, y es con la sentencia que se eleva la pretensión civil, oportunidad procesal oportuna
para ello.

Indica además, que negarse a conceder este debate oral, para remitirlo a la jurisdicción
ordinaria civil, cuando se ensayo desde la interposición de la querella y con el escrito de
acusación, sería dilatar un derecho de la víctima, revictimizándola y dilatando el reclamo
efectivo de un derecho reconocido y tutelado en la Ley.

Solicita finamente, que se revoque la sentencia impugnada y se conceda la acción


constitucional ensayada.
CONSIDERACIONES Y DECISIÓN DEL PLENO

En virtud de la promoción del recurso de apelación, corresponde pronunciarnos respecto a la


decisión vertida por el Tribunal Superior, y por tanto, determinar si la misma se adecua a lo
dispuesto en la normativa aplicable sobre la materia.

Se aprecia que la alzada se dirige contra el acto de audiencia oral de 24 de noviembre de


2014, dictada por el Juez de Garantías de Coclé, Licenciado Luis Quintero, mediante la cual
niega reconocer y declarar en abstracto la responsabilidad civil derivada del delito a favor de
la víctima, dentro del proceso penal que se sigue por la presunta comisión de un delito de
violencia doméstica, el cual se encuentra identificado con la numeración 2013-0000-8496.

El Tribunal Superior utilizó como argumentos para denegar la acción constitucional, que los
derechos de la víctima son incuestionables, pero los mismos deben ser atendidos de
conformidad a las reglas de procedimiento vigentes; que el acuerdo de pena resuelve la
pretensión punitiva, pero no implica resolver la pretensión civil o resarcitoria, al no estar
regulado dicho procedimiento dentro del mecanismo del Acuerdo de Pena previsto en el
artículo 220 del Código Procesal Penal.

En tanto, en el libelo de alzada el recurrente señala que se han desconocido los derechos de
la víctima al remitirla a la jurisdicción ordinaria civil cuando el Código Procesal Penal permite
un pronunciamiento de dicha pretensión civil al concluir el proceso con la sentencia. Añade
además, que negársele ese debate oral sería dilatar un derecho de la víctima reconocido y
tutelado en la Ley.

En primer lugar, no esta demás indicar que, conforme a la jurisprudencia más reciente del
Pleno de esta Corporación de Justicia, el Amparo procede contra cualquier tipo de acto
capaz de "...lesionar, afectar, alterar, restringir, amenazar o menoscabar un derecho
fundamental, previsto no solamente en la Constitución Nacional sino en los Convenios y
Tratados Internacionales sobre derechos humanos vigentes en Panamá y en la ley" . De allí,
que se encuentre superado el criterio que el acto atacado en sede de Amparo debe contener
una orden de hacer o de no hacer, pues la admisibilidad del amparo no depende de la forma
que revista el acto recurrido, sino de la posibilidad que dicho acto vulnere o no derechos
fundamentales.

Ahora bien, consta en el formato de audio y video de la carpeta identificada con la


numeración 2013-0000-8496, que para el día 24 de noviembre de 2014, en la audiencia
intermedia dentro de la causa penal seguida al señor CHRISTIAN BENOIT MORIN, imputado
y luego acusado por el delito de violencia doméstica en perjuicio de la señora CARROL
MARIE CHARTIER BURNS, se presenta un acuerdo de pena negociado entre el Ministerio
Público, la defensa y su abogado. La dinámica del acto oral fue la siguiente:

1.Inicia la audiencia con la identificación de las partes;

2.El Juez de Garantías advierte sobre la existencia de un Acuerdo de Pena entre el


Ministerio Público, la defensa y su abogado.

3.Antes de adentrarse a desarrollar el referido Acuerdo de Pena, el Fiscal de la Causa


presenta la Acusación (04:05-10:46 min./seg.).

4.El Juez de Garantías, sobre el escrito de acusación, le concede la palabra al


querellante y a la defensa; el primero indica no tener objeción alguna con dicho
escrito, pero advierte mantener dos (2) pretensiones (10:59-11:30 min./seg.) y, el
segundo, en tanto, acepta los hechos de la acusación presentada por la
Representación Social (11:35-11:58 min./seg.).

5.Seguidamente, el Juez de Garantías pasa a escuchar a las partes sobre el Acuerdo


de Pena promovido. En ese sentido, el Ministerio Público presenta el mencionado
Acuerdo (13:19-15:58 min./seg.), la defensa lo reitera y el acusado expresa su
aceptación (16:07-18:07 min./seg.). En vista que la querella se encontraba presente, el
Juez de Garantías le concede la palabra, y al hacer uso de la misma solicita se le
mantenga al acusado el impedimento de salida del país y además que se condene en
abstracto la responsabilidad civil derivada del delito (21:06-23:01 min./seg.).

6.El Juez de Garantías antes de pronunciarse respecto al Acuerdo de Pena, resolvió


negando las dos (2) solicitudes efectuadas por la querella bajo el criterio que la
reclamación de los daños y perjuicios puede realizarse en la jurisdicción civil y que no
era posible mantener las medidas cautelares provisionales cuando existe una
sentencia que culmina el proceso (33:14-37:14 min./seg.).

7.Finalmente, el Juez de Garantías se pronuncia del Acuerdo de Pena presentado por


las partes dictando la respectiva sentencia condenatoria (37:47-55:53 min./seg.).
Mencionados los eventos más relevantes del acto oral, observa esta Corporación de Justicia,
como indicamos en apartados precedentes, que la controversia sometida a su consideración
guarda relación sólo con la negativa del Juzgador de pronunciarse en abstracto respecto de
la indemnización de daños y perjuicios a la víctima, instando a la representación de la víctima
a reclamarla en otra jurisdicción.

Antes de entrar a desarrollar lo indicado, se hace necesario realizar algunas acotaciones


previas. En ese orden se tiene que, al momento en que se presenta el Acuerdo de Pena el
Juez de Garantías permitió que el Fiscal, previamente, formulara la acusación para luego
entrar a pronunciarse sobre lo peticionado. La norma que contempla esa figura se encuentra
en el artículo 220 del Código Procesal Penal, que a la letra indica:

Artículo 220. Acuerdos. A partir de la audiencia de formulación de imputación y antes de ser


presentada la acusación al Juez de Garantías, el Ministerio Público y el imputado podrán
realizar acuerdos relacionados con:

1. La aceptación del imputado de los hechos de la imputación o acusación, o parte de ellos,


así como la pena a imponer.

2. La colaboración eficaz del imputado para el esclarecimiento del delito, para evitar que
continúe su ejecución, para evitar que se realicen otros delitos o cuando aporte información
esencial para descubrir a sus autores o partícipes.

Realizado el acuerdo, el Fiscal deberá presentarlo ante el Juez de Garantías, quien


únicamente podrá negarlo por desconocimiento de los derechos o garantías fundamentales o
cuando existan indicios de corrupción o banalidad.

Aprobado el acuerdo, en el caso del numeral 1, el Juez de Garantías procederá a dictar


sentencia, y de ser condenado el imputado se impondrá la pena que no podrá ser mayor a la
acordada ni podrá ser inferior a una tercera parte de la que le correspondería por el delito. En
el caso del numeral 2, según las circunstancias, se podrá acordar una rebaja de la pena o no
se le formularán cargos al imputado. En este último supuesto, se procederá al archivo de la
causa.

No obstante lo anterior, si el imputado debe comparecer como testigo principal de cargo, la


no formulación de cargos quedará en suspenso hasta tanto cumpla con su compromiso de
rendir el testimonio. Si el imputado cumple con lo acordado, se procederá a concederle el
beneficio respectivo y en caso contrario se procederá a verificar lo relativo a su acusación.
Como se desprende de la normativa transcrita, a partir de la audiencia de formulación de
imputación y antes de ser presentada la acusación al Juez de Garantías, el Ministerio Público
y el imputado podrán realizar acuerdos.

En el caso que nos ocupa, primero se presentó la acusación por parte del Ministerio Público,
luego entonces se promovió el medio alterno para la solución de conflictos penales (Acuerdo
de Pena). Obviamente, podemos indicar que los Acuerdos de Pena sólo podrán ser
presentados durante el período procesal mencionado en el párrafo que antecede, es decir,
desde la formulación de la imputación y antes de presentada la acusación, pero de una
lectura completa del texto legal se desprende que ello se extiende aún más a ese período,
permitiendo que el Acuerdo de Pena sea presentado incluso hasta después de la acusación.

Lo anterior lo confirmamos al revisar el propio artículo 220 del Código Procesal Penal, en su
numeral 1, cuando señala en "La aceptación del imputado de los hechos de la imputación
o acusación, o parte de ellos, así como la pena a imponer". Se evidencia entonces que en la
fase intermedia es posible, luego de presentar formal Acusación, promover el Acuerdo de
Pena, de lo contrario no tendría sentido lo trascrito.

En igual sentido, el artículo 5 del Código Procesal Penal, en su último párrafo, establece que
"Sin formulación de cargos no habrá juicio ni habrá pena sin acusación probada". Es de
conocimiento que una vez sea aceptado el Acuerdo de Pena por parte del Juez de Garantías,
éste deberá dictar la respectiva sentencia condenatoria, escenario que permite la existencia
de una Acusación previa.

En síntesis, es perfectamente viable someter el Acuerdo de Pena a la consideración del Juez


de Garantías para su aprobación o desaprobación después de la formulación de la acusación
en contra del imputado, tal cual ocurrió en el caso que ocupa nuestra atención.

Aclarado lo anterior, y retornando a la controversia principal de alzada, debemos realizarnos


la siguiente interrogante: Se ha incurrido en una violación al debido proceso al no incluirse en
la sentencia condenatoria dictada producto de un Acuerdo de Pena la responsabilidad civil
derivada del delito a favor de la víctima?.

Previo a responder la pregunta, se advierte que el actual sistema de corte acusatorio se


encuentra edificado sobre principios fundamentales, dentro de los cuales se encuentran el de
simplificación, eficacia, justicia en tiempo razonable y el de solución del conflicto, mismos que
necesariamente conllevan a la búsqueda de un menor desgaste en la administración de
justicia, sin desconocer los valores superiores de prevención y control contra las conductas
reprochables.

Precisamente, el nuevo modelo penal está diseñado para que gran parte de su estructura se
enfoque en la solución de los conflictos penales, lo que en gran medida precisa de métodos o
alternativas para su culminación anticipada. Por ello, es que el Legislador contempló en el
procedimiento penal en su Título IV (Procedimiento Alternos de Solución del Conflicto Penal),
Capítulo V los denominados "Acuerdos", instituto jurídico del cual tanto la Fiscalía y el
imputado o acusado, podrán utilizar como una de las herramientas para terminar
anormalmente el proceso penal.

El nuevo modelo penal está diseñado para que a través de los acuerdos se finiquiten
anticipadamente los procesos penales, siendo esta alternativa la que en mayor medida
resolverán los conflictos, pero sin desconocer los derechos de las víctimas afectadas por la
comisión de la conducta ilícita, sujeto procesal en esta estructura penal que recobra un
mayor protagonismo dentro del marco de la justicia.

La creación de estos institutos (Acuerdos, principio de oportunidad, etc.) buscan, dentro del
respeto de las garantías y derechos fundamentales de los sujetos procesales, la efectividad
material de la administración de justicia dentro del marco propio de celeridad y economía.

Entonces, el Acuerdo de Pena consiste en un arreglo pactado entre el Ministerio Público y el


imputado o acusado debidamente representado por su defensor, lo que implica que éste
último renuncia al derecho que tiene de someterse al juicio oral, por la aceptación de la
imputación o acusación, o parte de ellos, y también acepta la pena a imponer acordada.

Se infiere de la normativa, que el Acuerdo de Pena se realiza, únicamente, entre el Ministerio


Público y el imputado o acusado, y no se requiere de la aprobación de la víctima para que se
lleve a efectos. Además de ello, el Juzgador debe aprobar dicho Acuerdo y sólo podrá
negarlo por desconocimiento de los derechos o garantías fundamentales o cuando existan
indicios de corrupción o banalidad.

En ese orden, al verificar el acto oral impugnado se observa que el Juzgador aprobó el
Acuerdo, pero no le concedió la indemnización de daños y perjuicios a la víctima
debidamente representada por un profesional del derecho, bajo el criterio que se trataba de
un Acuerdo entre el Ministerio Público y el acusado con su defensor, y tal reclamación podía
efectuarse en la jurisdicción civil.
Como viene expuesto en apartados precedentes, las personas que participan en dicho
Acuerdo lo son el Ministerio Público y la persona imputada o acusada, en tanto, no se
requiere de la aprobación de la víctima para que el Juzgador pueda acceder a ello. Lo que sí
no puede desconocerse es la participación de la víctima para que emita su respectiva
opinión.

A ese respecto y como derecho comparado, vale citar un párrafo de la Sentencia C-059/10
de 3 de febrero de 2010, de la Corte Constitucional de la República de Colombia:

"La Corte Constitucional ha considerado en materia de acuerdos y preacuerdos lo siguiente


(i) la existencia de estas figuras no vulnera, per se, el derecho fundamental al debido
proceso; (ii) el fiscal no cuenta con una libertad absoluta al momento de adecuar la conducta
punible; (iii) a los hechos invocados en su alegación conclusiva, el fiscal no les puede dar
sino la calificación jurídica que corresponda conforme a la ley penal preexistente; (iv) la
intervención de las víctimas en los acuerdos y preacuerdos debe ser compatible con los
rasgos esenciales del sistema penal de tendencia acusatoria; (v) no existe una necesaria
coincidencia de intereses entre la víctima y la Fiscalía, situación que debe ser tenida en
cuenta en materia de preacuerdos; (vi) si bien la víctima no cuenta con un poder de veto de
los acuerdos celebrados entre la Fiscalía y la defensa, tiene derecho a ser oída e informada
acerca de su celebración; (vii) en la valoración del acuerdo, el juez velará porque el mismo
no desconozca o quebrante garantías fundamentales del imputado y de la víctima; y (viii) en
determinados casos, el legislador puede restringir o incluso prohibir la celebración de
acuerdos o preacuerdos." (Subraya el Pleno) (Demanda de inconstitucionalidad contra los
artículos 108, 294, 349 y 454 (parciales) de la Ley 906 de 2004 y el artículo 189 (parcial) de
la Ley 1098 de 2006/Sentencia C-059/10 de 3 de febrero de 2010, de la Corte Constitucional
de la República de Colombia).

Al revisar el formato de audio y video, se observa que el Juez de Garantías no desconoció la


participación de la víctima en el Acuerdo, habida cuenta que le concedió la palabra al
abogado querellante, quien reclamó se condenara en abstracto la responsabilidad civil
derivada del delito.

No podemos perder de vista lo que realmente implica esta institución. Se trata de un


mecanismo procesal para culminar anticipadamente el proceso penal, que involucra al
Ministerio Público y al imputado o acusado; esto no implica que le han sido desconocidos los
derechos de la víctima, pues a pesar que no es parte en dicho acuerdo, sus derechos y
garantías se mantienen intactos.

Nótese, la víctima se encontraba presente y estaba debidamente representada dentro de un


proceso previamente constituido en la Ley. La negativa del juzgador en pronunciarse sobre la
reparación del daño no implica que le han sido desconocidos los derechos consagrados en
los artículos 20 y 80 del Código Procesal Penal.

Cierto es que, a la víctima se le reconocen esos derechos, pero los mismos deben ser
atendidos conforme al procedimiento vigente para ello. La parte querellante optó por la vía
penal presentando un escrito de acción resarcitoria, pero la misma inicia en el juicio oral,
momento procesal indicado para debatir (presentar pruebas) sobre la responsabilidad penal y
civil, que transcurre una vez comunicada la decisión de condena de la persona acusada y
antes del pronunciamiento de la pena, donde las partes podrán debatir acerca de la
individualización judicial de la pena y la cuantificación de la responsabilidad civil si la hubiera,
de acuerdo al contenido del artículo 426 del Código Procesal Penal. Sin embargo, lo que
ocurre es que el proceso culminó con un Acuerdo de Pena, y el Juez de Garantías estaba en
la obligación de resolver la pretensión punitiva del Estado, en este caso, conforme lo
establece el artículo 220 del Código Procesal Penal, escenario que no contempla resolver le
pretensión civil, que dicho sea de paso requiere ser probada a través de los mecanismos que
permite la ley y que definitivamente no se verifican al momento de promover y resolver sobre
el Acuerdo de Pena.

No podemos de ninguna manera concluir que se han violentado derechos de la víctima, pues
si bien existe una decisión final, ello no impide que se continúe reclamando la acción
restaurativa, como indicara el Juez de Garantías en la audiencia de la fase intermedia, se
mantiene el beneficio de reclamar el derecho económico, a través de la vía civil ordinaria.

El impugnante señaló que se ha conculcado el principio del debido proceso, "...garantía


constitucional en virtud de la cual debe asegurarse a las partes en todo proceso legalmente
establecido, la oportunidad razonable de ser oídas por un tribunal competente, de
pronunciarse respecto de las pretensiones y manifestaciones de la parte contraria, de aportar
pruebas lícitas relacionadas con el objeto del proceso, de contradecir las aportadas por la
contraparte, y de hacer uso de los medios de impugnación consagrados por la ley contra
resoluciones judiciales, de tal manera que las personas puedan defender efectivamente sus
derechos" (Sentencia del 4 de mayo de 2015-Pleno).

No obstante a lo anterior, y como hemos venido señalando, no encontramos violación a tal


principio constitucional ni a ningún otro, toda vez que la víctima mantiene su derecho al
resarcimiento de los daños y perjuicios derivados del delito. Consecuentemente, la Corte
descarta la violación al debido proceso y estima que lo procedente es confirmar la decisión
de primera instancia que no concede el amparo de garantías constitucionales.

PARTE RESOLUTIVA

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema, Pleno, administrando justicia en nombre de la


República y por autoridad de la Ley, CONFIRMA la resolución judicial fechada 23 de octubre
de 2015, en la cual el Tribunal Superior del Segundo Distrito Judicial NO CONCEDE el
Amparo de Garantías Constitucionales propuesto por el Licenciado Luis Quintero en nombre
y representación de la señora Carroll Chartier Burns.

Notifíquese,

CECILIO CEDALISE RIQUELME.

HERNÁN A. DE LEÓN BATISTA -- HARRY ALBERTO DÍAZ GONZÁLEZ -- EFRÉN C. TELLO


C -- LUIS MARIO CARRASCO -- ANGELA RUSSO DE CEDEÑO -- ABEL AUGUSTO
ZAMORANO -- OYDÉN ORTEGA DURÁN -- JOSÉ EDUARDO AYU PRADO CANALS

YANIXSA Y. YUEN (Secretaria General)

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