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Sala: Pleno
Apelación
Expediente: 389-15
VISTOS:
Conoce el Pleno de esta Corporación de Justicia del recurso de apelación interpuesto dentro
de la acción de amparo de garantías constitucionales promovido por la firma forense Bernal
& Asociados, en nombre y representación de Anaxímenes González Núñez, contra la
Sentencia No. 39/2014 de 4 de diciembre de 2014, emitida por el Tribunal de Juicio de Coclé.
"Para resolver hemos efectuado una revisión de los argumentos expuestos por las partes en
el proceso, así como la verificación de los antecedes que se adjuntaron a la demanda y que
también nos remitió el Tribunal demandado. Luego de todo este ejercicio jurisdiccional,
llegamos al convencimiento que no hubo afectación de derechos fundamentales que como
consecuencia amerite la revocación inminente y urgida de la orden, a través de esta vía
constitucional.
Junto a la acusación del Fiscal deberá dejar copias de los antecedentes de la investigación al
acusado o a su defender en el Tribunal..."
Claro que en este caso la recalificación jurídica del delito que fue imputado no la hizo el
Ministerio Público, sino la parte querellante en su acusación autónoma. En los antecedentes
de la causa se aprecia que el Fiscal inicia una investigación con base al hecho que se
denunció, que para el momento de la imputación calificó como prevaricato y esa calificación
la mantiene su acusación. Sin embargo, el querellante -en acusación autónoma- endereza la
calificación jurídica del hecho imputado hacia la comisión al delito de extorsión, asumiendo la
responsabilidad de demostrarlo en el juicio.
Esta facultad especial de la querella viene dada por las normas de procedimiento en el
artículo 341 del Código Procesal Penal, que dice:
"Artículo 341: Previa la presentación del escrito de acusación ante el Juez de Garantías de la
fase intermedia, el Fiscal deberá poner en conocimiento de la víctima que así lo hubiera
pedido o del querellante, quien podrá:
2. Presentar una acusación autónoma, en cuyo caso deberá cumplir con los requisitos
previstos para la acusación fiscal,presentar acción resarcitoria..."
De manera que si el procedimiento permite que el querellante acuse autónomamente y el
exige las mismas formalidades de la prevista para el Fiscal, consecuentemente también tiene
la querella la facultad de ofrecer una calificación jurídica al hecho, tal como lo permite el
artículo 340 del Código Judicial. Como consecuencia esta nueva calificación no es contraria
el procedimiento, como lo denuncia el amparista y tampoco incurre el Tribunal de Juicio en
vulneración alguna del debido proceso, por cuanto que la condena expedida es congruente
con el delito acusado a instancia del querellante autónoma. Distinto hubiera sido si la
condena recae sobre un hecho distinto al que se acusó y no existiera querellante legítimo
que acusara por otro hecho diferente al escogido por el Ministerio Público. Eso es así porque
la regla general es que se varíe laacusación, pero incluso en casos excepcionales el
procedimiento permite la recalificación jurídica de la conducta imputada, por parte del
Tribunal de Juicio, según lo establece en el artículo 428 del Código Procesal Penal.
En la sentencia, el Tribunal podrá darle al hecho una calificación jurídica distinta a la que le
dio la acusación o apreciar la concurrencia de circunstancias agravantes de la
responsabilidad penal no incluidas en ella, siempre que hubiere advertido a los intervinientes
durante la audiencia.
El imputado no podrá ser condenado en virtud de un precepto penal distinto del invocado en
la acusación sin previa advertencia del Tribunal sobre esa posibilidad para que prepara su
defensa."
(...)
Sobre este punto en especial, hemos dicho en otras ocasiones que la acción que se ensaya
constituye una visión errada del ejercicio constitucional y así lo ha sentado el Pleno de la
Corte Suprema, cuando reiteradamente ha sostenido que esa no es la función del Tribunal
de Amparo y que tampoco se trata de una obligada vía recursiva que el afectado pueda
utilizar alternativamente cada vez que se profiere una decisión contraria. Menos en este caso
donde el juicio se ventila en el Sistema Penal Acusatorio el cual se caracteriza por las
limitadas posibilidades de recurrir y las cerradas causales de nulidades procesales.
En vía contraria a lo sostenido por el Tribunal Superior del Segundo Distrito Judicial en la
decisión impugnada, el apelante señala que el Tribunal de Juicio al emitir la Sentencia No.
349/2014 violó el debido proceso y el principio de estricta legalidad al señor Anaxímenes
González Núñez.
Arguye que la violación ocurre en virtud de que se condenó al acusado por un delito que no
le fue imputado por el Ministerio Público y por el que no se le notificó personalmente de la
querella, tal y como lo exige el numeral 2 del artículo 164 del Código Procesal Penal.
Indica que llegado el día 4 de agosto de 2014, fecha prevista para la Audiencia de
Formulación de Acusación en la Fase Intermedia y concedérsele la palabra al entonces
representante legal de Anaxímenes González Núñez, éste alegó sobre la actuación ilegitima
del apoderado de la víctima y de la actuación de la acusación autónoma.
Al respecto, el Pleno comparte la decisión del tribunal de instancia, pues se advierte que la
Sentencia No. 39/2014 de 4 de diciembre de 2014 en modo alguno ha violado derechos o
garantías fundamentales al amparista, ni ha ocasionado perjuicio que requiera de un reparo
inmediato.
El derecho a defensa es una garantía que forma parte del debido proceso legal recogido en
el artículo 32 de la Constitución Política y en el artículo 8 numeral 2 de la Convención
Americana de Derechos Humanos. Como tal, se trata de un derecho fundamental esencial
para el ejercicio objetivo, razonable y democrático del proceso judicial. En el procedimiento
penal acusatorio es además un principio básico del proceso (art. 3 CPP), el cual debe ser
atendido y respetado por las partes del proceso en consonancia con las garantías previstas
en el Texto Constitucional como en los Tratados y Convenios internacionales de derechos
humanos ratificados por el país (art. 14 CPP), y cuya característica principal es que es
inviolable e irrenunciable (art. 10 y 98 CPP).
Los elementos que acompañan el infolio, reflejan que el señor Anaxímenes González Núñez
fue condenado por el delito de extorsión acusado por la parte querellante y absuelto por el
delito de prevaricato que le imputara en su momento el Ministerio Público. Sobre ambos
cargos, el acusado tuvo oportunidad de defenderse, al tener conocimiento pleno de los
hechos por los cuales fue sometido a juicio público y sobre los elementos que lo vinculaban
con los mismos.
Cabe señalar que el artículo 340 del Código Procesal Penal, claramente establece que si
bien la "acusación solo podrá referirse a hechos y personas incluidos en la formulación de la
imputación", el fiscal puede "efectuar[...] una distinta calificación jurídica", variando así la
adecuación típica comunicada en la audiencia de imputación".
Ello es así, ya que como ha señalado esta Corte Suprema de Justicia en Fallo de 13 de
agosto de 2014.
Por tanto, mal puede aseverar el casacionista la infracción al principio de congruencia, pues
la audiencia de formulación de la imputación, como se dijo, es un simple acto de
comunicación donde no hay debate. Naturalmente, durante el plazo de investigación, por su
carácter evolutivo, podríamos encontrarnos ante el hallazgo de nuevos elementos dando
lugar a variaciones en la calificación inicial de los hechos. Igualmente, con base en nuevas
valoraciones de la información obrante en la actuación, y por motivo del respeto al principio
de legalidad, el fiscal podrá calificar de manera diferente los hechos al formular acusación,
variando la adecuación típica comunicada en la audiencia de imputación".
Es importante tener presente que, la acción penal si bien corresponde al Ministerio Público,
en el proceso penal también puede intervenir la parte ofendida del delito a través de la
querella, mediante la cual, conforme al artículo 341 del Código de Procedimiento Penal,
podrá la víctima adherirse a la acusación del fiscal; presentar una acusación autónoma, o
presentar acción resarcitoria.
Como se ha podido comprobar en tal acto, la defensa de Anaxímenes González Núñez tuvo
oportunidad de conocer los cargos que se le atribuían y rebatir en el contradictorio los hechos
y elementos que fundamentaban la imputación, los cuales, como se ha dicho pueden dar
lugar a un cambio en la calificación jurídica del delito sin que ello suponga una afectación al
derecho de defensa.
"La calificación jurídica de [la conducta imputada] puede ser modificada durante el proceso
por el órgano acusador o por el juzgador, sin que ello atente contra el derecho de defensa,
cuando se mantengan sin variación los hechos mismos y se observen las garantías
procesales previstas en la ley para llevar a cabo la nueva calificación. El llamado "principio
de coherencia o de correlación entre acusación y sentencia" implica que la sentencia puede
versar únicamente sobre hechos o circunstancias contemplados en la acusación" (Corte
IDH, Caso Fermín Ramírez vs. Guatemala. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 20
de junio de 2005. Serie C No. 126, párr. 67).
En suma, vemos que la actuación demandada ha sido coherente o consistente con los
cargos por los cuales fue acusado el señor Anaxímenes González Núñez y no por
imputaciones distintas a las que tuvo oportunidad de ejercer el derecho a la contradicción.
Así las cosas, resulta procedente confirmar la resolución impugnada, a lo que se procede.
Notifíquese,
Sala: Pleno
Apelación
Expediente: 1214-15
VISTOS:
La acción constitucional fue promovida contra la decisión que tomara en audiencia oral el
Juez de Garantías, mediante la cual niega reconocer y declarar en abstracto la
responsabilidad civil derivada del delito a favor de la víctima, dentro del proceso penal que se
sigue por la presunta comisión de un delito de violencia doméstica, el cual se encuentra
identificado con la numeración 2013-0000-8496.
Correspondió al Tribunal Superior del Segundo Distrito Judicial conocer en primera instancia
el presente negocio constitucional. Dicha autoridad decidió mediante Resolución de 23 de
octubre de 2015, NO CONCEDER la Acción de Amparo de Garantías Constitucionales
propuesta por el Licenciado Samuel Quintero Martínez, en nombre y representación de la
señora CARROL MARIE CHARTIER BURNS, en contra de la decisión del Juez de Garantías
de Coclé, Licenciado Luis Quintero, contenida en el acto de audiencia oral que culminó con la
Sentencia No. 403 del 24 de noviembre de 2014, donde se aprueba el acuerdo de pena que
deberá cumplir el acusado Cristian Benoit Morin como responsable del delito de violencia
doméstica, pero no accede a declarar la responsabilidad civil derivada del delito.
"...
...
Por otro lado, el amparista aduce en la presente acción constitucional que el Juez no motivó
la negativa de acceder y concederle a la víctima el derecho a la reparación de los daños
causados; sin embargo, este Tribunal, luego de examinar y escuchar atentamente el soporte
tecnológico de audio y video que sirve como evidencia del acto de audiencia celebrado para
la fecha mencionada, logra comprobar que, a partir del minuto 33,28 se escucha que el Juez
de Garantías entra a resolver la petición del querellante en donde establece que en efecto,
conforme a lo dispuesto en el artículo 341 del Código de Procedimiento Penal, el abogado
querellante pidió la acción resarcitoria, la cual debe probarse en juicio, pero en esta fase
donde se está decidiendo el acuerdo de pena debe ajustarse a lo previsto en el artículo 220
del Código Judicial, toda vez que el acuerdo de pena debe darse entre Fiscalía, imputado y
defensa, sin perjuicio de que pueda ser escuchada la víctima, al tenor de lo dispuesto en el
artículo 80, por tanto, al no ser competente para atender esa pretensión, la cual debe
probarse en juicio, lo procedente es que debía ser tratada ante la vía correspondiente
tomando en cuenta que el procedimiento solo le permite en este caso resolver sobre el
acuerdo de pena, y que los daños psicológicos y patrimoniales, aunque sean en abstracto se
consideran como responsabilidad civil.
..."
Frente a la decisión emitida por el Tribunal Superior del Segundo Distrito Judicial, el
apoderado judicial de la señora CARROL MARIE CHARTIER BURNS, promueve recurso de
apelación, indicando que el A-quo estableció que por haberse dado un acuerdo de pena
entre el Fiscal e imputado, no se puede acceder a la pretensión civil y más porque se tiene
que acreditar que efectivamente se causó tal daño civil y a cuánto asciende ese daño, pero,
según el recurrente, emitida la sentencia penal de responsabilidad o culpabilidad, es cuando
se entabla el debate, bajo los principios de bilateralidad y contradicción, de la responsabilidad
civil derivada del delito que se reconoció y declaró fue cometido en perjuicio de la víctima.
Añade, que si es un Tribunal el que dictó la sentencia penal o un juez, el numeral 7 del
artículo 427 y el tercer párrafo del artículo 429 (CPP) permiten diferenciar la declaratoria de
simple responsabilidad civil y/o el monto, además que el artículo 431 faculta al Tribunal o
Juez que dictó la sentencia, su respectiva ejecución.
Manifiesta, que no comparte el criterio del Tribunal Superior cuando indica que no acudir a la
jurisdicción ordinaria civil para hacer efectivo los reclamos de la víctima del delito en el
proceso penal, sería convertir a los jueces penales, de Garantía o de Juicio Oral, en jueces
civiles que se encarguen de seguir atendiendo la pretensión civil a parte, luego de concluido
el proceso penal, toda vez que en el sistema penal acusatorio su filosofía es distinta y los
artículos 427, 429 y 431 si permiten ejercer la reclamación civil dentro del proceso penal.
Agrega, que el proceso penal no termina con la sentencia sino con el cumplimiento de la
pena, y es con la sentencia que se eleva la pretensión civil, oportunidad procesal oportuna
para ello.
Indica además, que negarse a conceder este debate oral, para remitirlo a la jurisdicción
ordinaria civil, cuando se ensayo desde la interposición de la querella y con el escrito de
acusación, sería dilatar un derecho de la víctima, revictimizándola y dilatando el reclamo
efectivo de un derecho reconocido y tutelado en la Ley.
El Tribunal Superior utilizó como argumentos para denegar la acción constitucional, que los
derechos de la víctima son incuestionables, pero los mismos deben ser atendidos de
conformidad a las reglas de procedimiento vigentes; que el acuerdo de pena resuelve la
pretensión punitiva, pero no implica resolver la pretensión civil o resarcitoria, al no estar
regulado dicho procedimiento dentro del mecanismo del Acuerdo de Pena previsto en el
artículo 220 del Código Procesal Penal.
En tanto, en el libelo de alzada el recurrente señala que se han desconocido los derechos de
la víctima al remitirla a la jurisdicción ordinaria civil cuando el Código Procesal Penal permite
un pronunciamiento de dicha pretensión civil al concluir el proceso con la sentencia. Añade
además, que negársele ese debate oral sería dilatar un derecho de la víctima reconocido y
tutelado en la Ley.
En primer lugar, no esta demás indicar que, conforme a la jurisprudencia más reciente del
Pleno de esta Corporación de Justicia, el Amparo procede contra cualquier tipo de acto
capaz de "...lesionar, afectar, alterar, restringir, amenazar o menoscabar un derecho
fundamental, previsto no solamente en la Constitución Nacional sino en los Convenios y
Tratados Internacionales sobre derechos humanos vigentes en Panamá y en la ley" . De allí,
que se encuentre superado el criterio que el acto atacado en sede de Amparo debe contener
una orden de hacer o de no hacer, pues la admisibilidad del amparo no depende de la forma
que revista el acto recurrido, sino de la posibilidad que dicho acto vulnere o no derechos
fundamentales.
2. La colaboración eficaz del imputado para el esclarecimiento del delito, para evitar que
continúe su ejecución, para evitar que se realicen otros delitos o cuando aporte información
esencial para descubrir a sus autores o partícipes.
En el caso que nos ocupa, primero se presentó la acusación por parte del Ministerio Público,
luego entonces se promovió el medio alterno para la solución de conflictos penales (Acuerdo
de Pena). Obviamente, podemos indicar que los Acuerdos de Pena sólo podrán ser
presentados durante el período procesal mencionado en el párrafo que antecede, es decir,
desde la formulación de la imputación y antes de presentada la acusación, pero de una
lectura completa del texto legal se desprende que ello se extiende aún más a ese período,
permitiendo que el Acuerdo de Pena sea presentado incluso hasta después de la acusación.
Lo anterior lo confirmamos al revisar el propio artículo 220 del Código Procesal Penal, en su
numeral 1, cuando señala en "La aceptación del imputado de los hechos de la imputación
o acusación, o parte de ellos, así como la pena a imponer". Se evidencia entonces que en la
fase intermedia es posible, luego de presentar formal Acusación, promover el Acuerdo de
Pena, de lo contrario no tendría sentido lo trascrito.
En igual sentido, el artículo 5 del Código Procesal Penal, en su último párrafo, establece que
"Sin formulación de cargos no habrá juicio ni habrá pena sin acusación probada". Es de
conocimiento que una vez sea aceptado el Acuerdo de Pena por parte del Juez de Garantías,
éste deberá dictar la respectiva sentencia condenatoria, escenario que permite la existencia
de una Acusación previa.
Precisamente, el nuevo modelo penal está diseñado para que gran parte de su estructura se
enfoque en la solución de los conflictos penales, lo que en gran medida precisa de métodos o
alternativas para su culminación anticipada. Por ello, es que el Legislador contempló en el
procedimiento penal en su Título IV (Procedimiento Alternos de Solución del Conflicto Penal),
Capítulo V los denominados "Acuerdos", instituto jurídico del cual tanto la Fiscalía y el
imputado o acusado, podrán utilizar como una de las herramientas para terminar
anormalmente el proceso penal.
El nuevo modelo penal está diseñado para que a través de los acuerdos se finiquiten
anticipadamente los procesos penales, siendo esta alternativa la que en mayor medida
resolverán los conflictos, pero sin desconocer los derechos de las víctimas afectadas por la
comisión de la conducta ilícita, sujeto procesal en esta estructura penal que recobra un
mayor protagonismo dentro del marco de la justicia.
La creación de estos institutos (Acuerdos, principio de oportunidad, etc.) buscan, dentro del
respeto de las garantías y derechos fundamentales de los sujetos procesales, la efectividad
material de la administración de justicia dentro del marco propio de celeridad y economía.
En ese orden, al verificar el acto oral impugnado se observa que el Juzgador aprobó el
Acuerdo, pero no le concedió la indemnización de daños y perjuicios a la víctima
debidamente representada por un profesional del derecho, bajo el criterio que se trataba de
un Acuerdo entre el Ministerio Público y el acusado con su defensor, y tal reclamación podía
efectuarse en la jurisdicción civil.
Como viene expuesto en apartados precedentes, las personas que participan en dicho
Acuerdo lo son el Ministerio Público y la persona imputada o acusada, en tanto, no se
requiere de la aprobación de la víctima para que el Juzgador pueda acceder a ello. Lo que sí
no puede desconocerse es la participación de la víctima para que emita su respectiva
opinión.
A ese respecto y como derecho comparado, vale citar un párrafo de la Sentencia C-059/10
de 3 de febrero de 2010, de la Corte Constitucional de la República de Colombia:
Cierto es que, a la víctima se le reconocen esos derechos, pero los mismos deben ser
atendidos conforme al procedimiento vigente para ello. La parte querellante optó por la vía
penal presentando un escrito de acción resarcitoria, pero la misma inicia en el juicio oral,
momento procesal indicado para debatir (presentar pruebas) sobre la responsabilidad penal y
civil, que transcurre una vez comunicada la decisión de condena de la persona acusada y
antes del pronunciamiento de la pena, donde las partes podrán debatir acerca de la
individualización judicial de la pena y la cuantificación de la responsabilidad civil si la hubiera,
de acuerdo al contenido del artículo 426 del Código Procesal Penal. Sin embargo, lo que
ocurre es que el proceso culminó con un Acuerdo de Pena, y el Juez de Garantías estaba en
la obligación de resolver la pretensión punitiva del Estado, en este caso, conforme lo
establece el artículo 220 del Código Procesal Penal, escenario que no contempla resolver le
pretensión civil, que dicho sea de paso requiere ser probada a través de los mecanismos que
permite la ley y que definitivamente no se verifican al momento de promover y resolver sobre
el Acuerdo de Pena.
No podemos de ninguna manera concluir que se han violentado derechos de la víctima, pues
si bien existe una decisión final, ello no impide que se continúe reclamando la acción
restaurativa, como indicara el Juez de Garantías en la audiencia de la fase intermedia, se
mantiene el beneficio de reclamar el derecho económico, a través de la vía civil ordinaria.
PARTE RESOLUTIVA
Notifíquese,