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Colección C u l l u r a y Sociedad

Bronislaw Baczko
Dirigida por Carlos A l l a m i r a n o

LOS IMAGINARIOS SOCIALES


Memorias y esperanzas colectivas
• 1, í -i. ,1-

Edicionov Nueva Visión


Buenos Aires
STALIN: FABRICACION D E UN CARISMA

E n l a actualidad, a más de u n cuarto de siglo de l a muerte de Stalin, se


tiende a veces a olvidar hasta qué punto el " p a d r e c i t o de los p u e b l o s " había /•
logrado imponerse c o m o un personaje carismático, y no sólo para los
"stalinistas", devotos y entusiastas, sino también para u n a a m p l i a parle de
la población soviética. Este olvido se explicaría, tal ve/, por el hecho ilc que
retrospectivamente el fenómeno parece particularmente i r r a c i o n a l , cuando
no francamente aberrante. Las exuberancias de la propaganda stalinista de
los años cuarenta y cincuenta son percibidas en la acl ualídad c o m o grotescas.
L-a verdad sobre las realidades del pcrítulo si j l i n i s l a que desparraman a pleno
día l i x l a la crueldad, parece excluir la posibilidad misma de la existencia de
relaciones carismáticas entre el " j e f e " y u n país alcrr(>ri/ado, d i e z m a d o ,
desandado. Sin embargo, basta a x i recordar las reacciones que habúi sascÍI:ido
el anuncio de la muerte de Stalin para c o m p r e n d e r l a indiscutible a m p l i t u d
de C S C carisma. N o m e refiero a las gigantescas pompas fúnebres, a l a
transferencia de sus restos a l m a u s o l c ( \ los discursos oficiales, etc., sino
a los diversos testimonios, sobre todo de aquellos que luego .se convertirán
en disidentes. A h o r a bien, ellos mencionan los sentimientos de abandono y
de impotencia manifestados en ese entonces por la población, las lágrinia.s,
los gritos: "¿Qué haremos sin él?..." E n Moscú, millones de pcrstnias se
precipitaban para rendir el último homenaje a S l a l i n y para ver sus restos.
E l 8 de m a r z o de 1953, c l pánico .se apoderó de esa m u c h e d u m b r e . C e n -
tenares, si no miles de personas (las cifras exactas siguen siendo descono-
cidas) fueron pisoteadas o aplastadas contra las barreras levantadas por las
tropas de la K . C . B . para impedir el acceso a la C a s a de los Soviets, donde
estaba cxpuestoel cuerpo. C o m o dice Y e M u c h e n k o , que se encontraba entre
la multitud, Stalin seguía matando incluso después de su muerte. E l poder
quedó desamparado. Por primera ve/, luego de décadas de manifestaciones
orquestadas rítuaÜ/adas y enmarcadas debía enfrentar una autentica expliv

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L a última pregunta podría sugerir u n esbozo de respuesta a todas las
sión de sentimientos populares que había t o m a d o la f o r m a de una
preguntas anteriores: la fabricación acertada d e l carisma stalinista se deix;ría
verdadera histeria colectiva. E s a es la ra/ón de los reiterados llamados
a la propaganda. S i n embargo, es una solución demasiado rápida que pre-
de las autoridades a la c a l m a , sus exhortaciones a n o dejarse llevar por e l
senta más problemas de los que soluciona. Desde luego, S l a l i n ha sido e l
desasosiego y por c l pánico. Desde luego, este cuadro debe s e r m a l i / a d o .
objeto de una exorbitante y vertiginosa propaganda. A partir de los años
Sol/henitsin cuenta el episodio que ocurrió, en la m i s m a é p t K a , en uno de
Tremía, l a s imágenes d c Staílíl y las rcfcrcncláü a la fx:rsona de S l a l i n son
los campos del (julag. L o s prisioneros a los que se anunciaba la muerte de
omnipresentes en la Unión Soviética. L o s retratos de Slalin se encuentran en
Stalin ( c o n algunos días de atraso, por otra parte) se entregan a manifesta-
las vidrieras de lodos los neg(KÍos, muy a m e n u d o c o m o única decoración
ciones de felicidad, frente a las estupefactas miradas de sus CíU"celer(»s: durante
debido a la falta de mercadería. E n los pórticos de los zooKSgicos y de
el solemne llamado, tiran al aire los chascás... U n episodio notable, aunque
los jardines de infantes, las banderolas p r o c l a m a n : " ( i r a c i a s a Tí, (irán
sin e m b a r g o bastante aislado. Además. (Kurría en un campo. A h o r a b i e n ,
S l a l i n . p o r nuestra feliz i n f a n c i a " . Ciigantcscas estatuas dé Stalin se erigen e n
desde luego, e l ( i u l a g refleja las estructuras más fundamentales de l a so-
tas pTazas centrales de las ciudades y chías citñas de las montañas más alias.
ciedad slalini.sta, pero, sin embargo, forma una contras(KÍedad.
Njngún lugar escapa a la m i r a d a de u n S l a l i n de^est), cuyt) busto, fabricado
Paradójicamente, esas personas q u ^ llorajian^ que empujaban y se mata-
en s e n e , f o r m a uña muTlÍíudrNi>hayTibro dc c ( K i n a que no se abra con una
ban unos a otros para ver a SlaTin muerto, casi no habían visto ni escuchado
cita de Stalin afirmando que el pueblo necesita una sana y buena a l i m e n -
nunca a Stalin viiY^. E n particular, durante ios últimos años de su vida, S l a l i n
tación. C o m o lo hemos d i c h o , en la actualidad, ese tipo de pr<tpaganda
no se mostraba en público salvo en raras oportunidades, de lejos, durante
nos resulla grotesca. ¿Cómo r e c o n i x e r l e a ttxla esa propaganda una fuerza
sus cortas apariciones en la tribuna de la Pla/a R o j a o en un palco del B o l s h o i .
eficaz sin a d m i t i r que necesarianienle aljjunjLvezdebit) alimentarse de algo
" E l p r o b l e m a que, de este mod(\a el ejercicio de un carisma iH*r u n
rnás que de su discurso hueco? L ' n a pri^paganda pomposa y desmeüfida,
persona t^sÍCiititi:nU[casi^ausailt' no se liniil.i, por otra parte, al último período lejos " d é s e r lódopodert»sa, se anula fácilmente a sí m i s m a cayendo en e l
de l a vida de S l a l i n . Sus eonlaclos directos c o n las masas fucri^n siempre ridículo. D i c h o dc otro m o d o , c l condicionamiento slajinista níi se reduce a
extremadamente escasos. N o vamos a aK)rd;ir aquí la p s i a t l t ^ del personaje, la difusión de un " d i s c u r s o vacío". L o s mecanismos de esle c o n d i c i o n a m i e n l o
su desconfianza sin duda patológica, frente a cualquier encuentro c o n son nías complejos, y e l interrógame stibre su funcionamiento eficaz exige
personas desconiKidas. T a m p t K O vamos a discutir aquí la tet>ría de la per- analizar las condiciones de posiliilidad d ^ l a implantación de las represen-
sonalidad carismálica, en especial las características psicológicas que la tacioncs c o l e c t i v a s ^ c T ^ a l i n c o m o jcle carismático.
predisponen a imponerse c o m o jefe carismático, lemas indudablemente
complejos. Limitémonos a u n a constatación. C o m p a r a d o con los modelos
de jefe carismático que se encuentran entre los años treinta hasta los años
cincuenta, c o m o fliller o M u s s o t i n i , o bien el carisma ejercido por de ( i a u t i c ,
Stalin representa un c o n i r a - n i o d e l o . TiKJos los documentos y testimonios La evolución de l a ¡mugen
concuerdan: Stalin no actúa ni p o r s u verbo ni pt)r su presencia. I fablaba m a l ,
con una voz m o n o c o r d e y monótona, y además, tenía un fuerte acento geor-
^ a n o , l o q u e reducía todavía más e l impacto de su palabra. N o tiene ningún Las preguntas que hemos anticipado tienen más precisión si se tiene e n
contacto con la multitud, de la que desconfía; se dirige a un público restrin- c u e n l a la cronoU>KÍa, en particular la evolución de la irnagen d e l j e f e c a -
gido, escogido cuidadosamente. E l contraste es igualmente impactanle entre rismálicü. Este último punto nos parece ímporlante. ÉnefecU), esa imagen
él y e l equipo bolchevique de los años postrevoIucÍonari(>s, L e n i n , T r o l s k y o evoluciona en el tiempo al enriquecerse de nuevos elemenlo.s. Desde luego,
Zinoviev, hábiles oradores que .sentían a la niull ¡t ud y sabían acl uar por m e d i o sería tan delicado c o m o arriesgado anticipar una rigurosa cronología de la
d e l verlx). evolución de los fenómenos colectivos d e e s a especie. S i n embargo, u r y
fecha se jjppttnc ct)mo particularmente importante, y ptir consiguiente,
¿Carisma, pues, sin personalidad carismálica? ¿Carisma que sólo se c-
reveladora de cierlos aspectos de esa evolución. S i n ninguna d u d a , es d u -
jcrccría por intermedio de imágenes y de representaciones fabricadas, p e r o
rante la segunda guerra m u n d i a l , en particular al final victorioso de la guerTa,
que, sin embargo, se han implantado en e l imaginario colectivo? D e esto surge
q u e j a imagen de Stalin contKC su mayor desarrollo y goza de su mayor
una seria de preguntas:
resplandor. E s evidente que esta imiigen se enriquece entonces con c o m -
ponentes que antes n o contaba: Stalin personifica la V i c t o r i a ; también
-¿cuándo .se instala esta imaginería colectiva?;
encarna la P j l r i . i ^;iKadá3ert)smvasores; es el jefe de E s t a d o que demostró
-¿cómo son condicionados los receptores de e.sa imaginería? N o hay
s u p í H i e r í o . E s l . i iniaiiinería también aprovecha c l j u e g o de espejos entre
c a r i s m a sin un m e d i o que lo asimile, y al amplificarlo, le dé su fuerza;
la representación del L I K iniuo \a de los vencedores. C o m o e l nazismo
-¿con qué materiales fue fabricada esa imaginería?;
sTmboli/FeTrñal absoluto, su \r e n c a r n a e l b i e n también abstiUito y la
•¿cómo fue impuesta y fabricada esa imaginería?

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causa jusla, por e n c i m a dc toda sospecha. Desde luego, incluso durante la
Desde luego, está c l célebre discurso del 3 dc j u l i o de 1941 (13días después
guerra, dc vez e n cuando se presentan dudas. N o solamente en c l m o m e n t o
del inicio de la guerra, cuando c l frente ya estaba quebrantado y un
de la debaclc, cuando el ejército nazi fue recibido favorablemente por una
inmenso territorio soviético estaba ocupado), discurso que i m p r e s i o n a por
parte de la población ucraniana y cuando centenares de miles de prisioneros
su excepcional búsqueda de un contacto personal. Stalin por p r i m e r a y
soviéticos poblaban los campos alemanes. Incluso la victoria no b o r r a ente- única vez se dirigía a sus compatriotas llamándolos, según l a vieja tradición
ramente esos recuerdos. E n 1944, un joven oficial que participaba, en P r u s i a rusa, " m i s hermanos y m i s hermanas"... También está su discurso del 7
oriental, en la ofensiva del ejército soviético, se pregunta en una carta privada dc noviembre dc 1941, pronunciado durante c l sitio de Moscú, d i r i g i d o a los
a u n amigo por la responsabilidad de S l a l i n en la derrota de 1941. Inter- soldados que directamente del desfile en la P l a z ^ R o j a se iban al frente. Stalin
ceptada pt>r la cen.sura, esta carta It» llevará directamente al CíuLig. C u a n raros, permanece en Moscú en diciembre de 1941 (después de h a l a r s e i d o por
por no decir excepcionales, fueron, sin embargo los casos c o m o c l de S o l z - algunos días, según parece, en un acceso dc pánico), lo que contribuyó a
hcnilsin. í [ ) hacer de él el símbolo de la entereza. P e r o nunca se mostró en las calles
S i n embargo, señalemos que el caráctci^cspccífico de l a imagen carismá- d c Moscú (contrariamente a las leyendas sobre este l e m a ) para alentar a
tica de S l a l i n n o se explica por li>s elementos que acabamos dc mencionar. la población y movilizar los espíritus. D u r a n t e toda la guerra, Stalin fue una
ErTcíecto, son sííío componentes clásicos, por así decirlo, dc la imaginería de sola vez a l frente para entrar en contacto, más o menos d i r c c l a m e n l e y en
Icualquicr " p a d r e dc la v i c t o r i a " , de Napoleón, pero también de C l e m e n c e a u una puesta en escena cuidadosamente preparada, si n o con los soldado.s, al
o d e C h u r c h i l l . A h o r a bien, la representación de Stalin c o m o " j e f e " n o está menos con los oficiales. Después de la guerra, los pintores oficiales se
esforzaron a l máximo para explotar esle único epi.sodio, con el fin d c re-
únicamente compuesta por símbolos de la patria, dc la gloria m i l i t a r , dc l a
presentar a l gran jefe guerrero que guía a sus soldados. E n las películas
victoria,etcétera. A n i e s d c la g u c r r a . t o d o s e s t o s c l L T n i . n l o s f.ili.il\in. \n
hechas en su honor se inventarán cpist>dit>s enteramente ficticios, c o m o
e m b a r g o su imagen de jefe carismático ya e s l a h a fahritada f ¡mplanlada
por ejemplo su llegada a Berlín durante l a batalla final a b o r d o de un avión,
bastante sólidamente. P o r otra parle, l o s i i u n p n n c n l L S m á s . i n i i u u o s dc l a
descendiendo del cielo c o m o u n arcángel. P e r o la mayoría de las pinturas y
imaginería stalinista n o desaparecen después dc la guerra. StaÜn, desde
de las películas no se aventuran tan lejos. Stalin es mostrado en su escritorio,
luego, es el Gcncralí.simo. Pero también es e l j a d r c de los pueblos, c l
en el K r e m l i n , distante, inclinado st>bre mapas, solo o, c o m o m u c h o ,
G r a n M a q u i n i s t a dc la l o c o m o t o r a dc L a H i s t o r i a .(Kaganoviieh dixii), e l
rodeado por algunos generales o bien por m i e m b r o s d e l Politburó (que
marxisla más grande, el genio más universal de la h u m a n i d a d , el L e n i n de
se mantienen, naturalmente, a una respetuosa distancia...). Presencias que
nuestro tiempo, el gran constructor del socialismo, el modelíi inigualado, pero
serán más frecuentes, pero siempre muyespaeiadas, en la continuación de
que, sin embargo, debe ser imitado por lodos los " s l a l i n i s t a s " . E.ncarna la la guerra, en particular en la tribuna del mausoleo de L e n i n . durante los
m a r c h a y c l senlido de la hislíuiay e s s u guía, infalible. L a guerra victoriosa desfiles dc la victoria. P o r el contrario, la palahríi de Slalin interviene cada
no h i z o más que enriquecer con elementos nuevos la imaginerfa preexis- vez m a s a menudo, en paríícúfar después de Slaüngrado. E s una p a l a b r a que,
tente. E n t r e las imágenes del jefe carismático de antes y de después de la sin c m b a r g ( j ^ e ejerce p<>r el intermedio dc una voz prestada. E n ^TecT^Ta
guerra no hay ruptura sino un c a m b i o en la continuidad. C o m o en los retratos lectura en la radío de lasórdenesdcTdía, i i r m a d a s por Stalin, que anunciaban
oficiales, en los que el uniforme d e l generalísimo reemplazó a l a túnica. las victorias sobre el enemigo y las salvas de honor en cada (Kasión, estaba
reservada a u n solo h o m b r e , es decir, a u n actor l l a m a d o L-cvitan, que
A l margen de esto, y antes de llevar más lejos nuestro interrogante
di.sponía de una voz particularmente rica y profunda. Sólo hablaba ante el
s o j ) i c 4 a ^ o n o l o g í a de esta imaginería, se impone una observación s*>bre
micrófono en esas ocasiones, siempre a la misma hora, y, tixla la UniiHi Soviética
la^écnica Qc fabricación dc la imagen de Slalin durante la guerra. Stalin,
en el frente y en el interior del país se detenía frente a los parlantes a la espera
dcsde~TueRO, está 5/mftó//a/mfvií<'omnipresente a l o largo de ttnios esos
de esa voz que transmitía la palabra de Stalin. Retengamos, porque volve-
años. S i m K i l i z a e l sentido Jél combate, es la garantía de la victoria fíñal
remos a ello, ese juego de oposiciones ausencia-presencia, revelador de ttxia
para aquellos que se lanzan al ataque y mueren en los frentes gritando: "¡Por
una estrategia de difusión d c l a imaginería stalinista.
la Patna, p<fr Slalin.'". S i n embargo, esla presencia simbólica refleja upa
ausenciaTíMCo. N o quiero enlrar en el complejo y delicado debate sobre el
papel dc Stalin c o m o jefe del ejército y del E s t a d o durante la guerra, sobre
sus responsabilidades personales en las derrotas y sobre sus contribuciones
a la victoria final, sobre sus cualidades c o m o jefe militar. Y a sea que haya Poder y carisma
planificado las operaciones sobre un m a p a m u n d i , c o m o lo afirmaba Jrushov,
o bien sobre las cartas del E.sladí) mayor, c o m o decía J u k o v , solamente re- S i c l período de la guerra n o hizo más que enriquecer con algunos elementos
tendremos que escasamente se mostró al pueblo y que escasamente le habló. nuevos la imagen carismálica de Stalin, debemos remontarnos más lejos en
el tiempo para intentar responder a nuestras preguntas.

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U n a p r i m e r a constatación se impt)nc: contrariamente a l " m o d e l o " de l a desviación, y ^ s i l i v a m c n l e c o m o alineamiento total c o n quien d c l c n t a _ c l
llegada al poder d c otros jefes totalitarios d e l período de entregucrras, podcr^ que tiene c l m o n o p o l i o de J a "auténtica" intcrprctación JJUL. l a
c o m o M u s s o l i n i o H i t l e r , n o e s e l c a r i s m a personal d c Stalin lo que le abrió d(yt¿wnrTfeLjnarxismo (tema sobre c l que volveremos más adelante).
el c a m i n o al poder. L a situación fue exactamente a la inversa: es c l poder H a c i a 1930} luego del " a ñ o del gran g i r o " , cuando las " d e s v i a c i o n e s "
conquistado y ejercido por Stalin l o que sustituye en su persona la jniagfn del de i z q u i e r d a " y de " d e r e c h a " ya han sido liquidadas, cuando S l a l i n es c l
jefe cañsmáúco- ~ ~~ dueño indi.sculido (c indiscutible) d e l poder, ¿ya está impuesta su imagen
N o es cuestión de volver a trazar las etapas d e l ascenso d c Stalin al poder. carismálica? E l " c u l t o a la p e r s o n a l i d a d " ya está puesto en m a r c h a , c o m o
R e t e n g a m o s solamente que ísta concuerda perfectamente con e l tipo m i s m o lo atestiguan, en particular, las manifestaciones c o n motivo de su q u i n -
de poder totalitario que se afirma en R u s i a luego de la revolución de O c t u - cuagésimo cumpleaños. E n e l discurso de la propaganda, Stalin o c u p a "
bre. L a conquista del ptxler por S l a l i n se hace p o r medio de un doble m o v i - un lugar cada vez más preponderante; es presentado c o m o el único dis-
micntoT^Ijr'ccrifrcrhacia l a '^periferia" y de " a r r i b a " hacia "abajo". A l principio cípulo fiel a L e n i n , c o m o jefe del Partido, de la clase o b r e r a soviética, d e l
denlos añosVciñtc, ün^scctor ba.stantc restringido d c la burocracia del P a r t i d o , proletariado internacional, etcétera. N a d a a.segura, sin embargo, que su
reunido'STrCocdor de Stalin, se in.stala en e l " c e n i r u " del poder y se apodera imagen carismálica ya esté afirmada en aquella época. F u e r a del P a r t i d o ,
de varias posiciones clave. E s a partir de esas posiciones adquiridas en la Stalin es relativamentc_poco c o i i < K Í d o . E n e l P a r t i d o , los " s l a l i n i s t a s " s o n ,
a m a que su poder se i m p o n e progresivamente sobre c l aparato en su desde luego, cada vez más numerosos, en particular entre las nuevas élites.
totalidad, y por consiguiente, sobre la " b a s e " . Descartemos, una vez más, Pcro^^lrejbs^cjosbolchcviq^ unjgran prestigio y que,
los enfoques psicológicos. E s posible que Stalin haya ejercido cierta influen- cñ su gran mayoría, aprueban las dccisT¿incs políticas slalinistas, c l lustre de
cia personal sobre sus colaboradores más cercanos, sobre e l "núcleo sta- ^ a l i n n o e s e n absoluto brillante; se lo considera c o m o un personaje más
l i n i s t a " más restringido (en particular sobre los funcionarios que formaban bien mediocre, m o r a l e i n l e l e c t u a l m e n t e A h o r a b i e n , la situación cambia.^
c l famoso "secretariado p e r s o n a l " del secretario general que progresiva- radicaltncntc en c l espacio de diez años, si l o m a m o s c o m o punto de rcfe-L
mente se transformó en una suerte de gobierno paralelo). U n a hipé)tesislal r o i c i a simbólico e l sexagésimo cumpleaños dc S t a l i n ^ L o s signos más con- *
sería aun más probable en la medida en que Stalin p r c K c d í a a un recluta- vinccntcs dc esle c a m b i o se agregan a los que surgen d c la a m p l i t u d que
miento muy c s p e d f K X ) de su persorul. E n efecto, su entorno estaba contpuesto l o m a la celebración de ese aniversario, que no tiene nada en común c o n
por perstmajes particularmente mediocres, intelectual y m o r a l m e n l e . S e a lo l o s m t x l e s t o s comienzos de 19291 E n este período de mentira generalizada,
que fuere esa iníluenda —de todos mcxlofs estaba limitada a un pcquerio grupo—, que engloba a toda la vida entera, y del ent usiasmo fingido, faltan testimonitw
el d o m i n i o dc Stalin .sobre e l P a r t i d o entero no se debe a la influencia que él que puedan resistir a la crítica. D i s p o n e m o s , sin embargo, de ciertos signos
ejercía sobre los militantes, sobre la " b a s e " , sino a l a explotación dc las sobresalientes. N o s referimos, en particular, a los testimonios que provie- y
t^ucUms mismas dc cstC-Parüdo de "tip»^ n u e T o ^ j C n particular adquisición nen de las víctimas mi.smas de la represión, quienes, desde e l fondo d e l
d c poder sobre el aparato. L o que no quiere decir que Stalin haya sido un desamparo, .se dirigen a S l a l i n c o n la esperanza d c que sólo él pueda res-
producto puro y simple de l a burocracia del P a r t i d o , c o m o lo a f i r m a b a tablecer la justicia. E s c l ca.so de un tal Y a k i r , un " s t a l i n i s t a " , hombre d e l
Trotsky, q u i e n intentaba comprender e l fenómeno aplicándolos tópicos aparato, que después dc haber sido torturado y acusado de todas las t r a i -
marxistas sobre el papel de las grandes personalidades en la historia pero ciones posibles, c l a m a frente al pclolón de fusilamiento: "¡Viva Stalin!". E s
q u e r i e n d o salvar, a Icxlo precio, la mitología leninista sobre e l P a r t i d o c l ca.so, también, dc numero.sos comunistas que, c o m o dice E . G u i n / b u r g ,
m i s m o . L a b u r o c r a c i a , e l aparatoji<>^era u n c u c x p o foráneo al PartÍdOj_sino se niegan a admitir, incluso después de h a l K T pasado meses y años en los
sp espina "cíorsal.(No^cstaba en contradicción c o n su ideología, sino que campos, la menor responsabilidad personal de S l a l i n en el " g r a n t e r r o r " .
garantizaba su difusión y s u d o m i n i o . Stalin, lejos de ser u n simple prt>ducto Siguiendo una k i ^ c a bien slalinisla, CTcen que son los ".satx>tcadores" quienes
d e l aparato, lo extendía y lo moldeaba.^ A l m i s m o tiempo, con.solidaba las se inmi.scuycron en el aparato de la represión y que persiguen a los buenos
estructuras del P a r t i d o y las adaptana a las implicaciones d e l sistema comunistas. Stalin, si lo supiera, jamás l o habría tolerado. P o r l o tanto, le
totalitario. E n el aparato, la identificación c o n S l a l i n se hace conforme al escriben cartas para informarle de lo que les w u r r e . E n la otra punta de la '
j u e g o m i s m o del sistema burocrático, a l que se agrega, c o m o elemento e- escala social, se pueden encontrar cartas de campesinos y de obrero.s, de
sencial, la penetración policial (o más bien, l o d o un si.stema de r e c í p r í K a s los que no tienen partido, que, c o m o h) demuestran los archivos de S m o l e n s k ,
penetraciones la policía política penetra en el Partido, pero el aparato policial escriben a Stalin c o n c l fin de pedirle ayuda perst)nalmenlc a él c o n t r a las
es vigilado y penetrado por e l Partido). D c este m o d o la promoción en c l injusticias y la represión d c las que son víctimas. D e esle m o d o , Stalin aparece )
P a r t i d o , y por consiguiente, en la jerarquía del pt>der, v a a la par c o n u n a c o m o a r b i t r o supremo, c o m o el que encarna c l bien en oposición al m a l , l o ^
creciente dependencia c o n respecto a la " c i m a " . D o b l e dependencia, a l a verdadero en oposición a la c a l u m n i a , la justicia en optisición a l o a r b i t r a r i o .
v e / p e r s o n a l c ideok'tgica. L a identificación c o n Stalin, en efecto, .se opera Desde luego, hay que desconfiar de toda generalización demasiado rápida
p O M n l c r m e d i o d e ^ o r t o J a u á V ^ t a ^ d e l i n i d a negativamente corñóiuírt- a partir de estos testimonios. Seguimos sabiendo poco d c ese pcrítxlo, y e n

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particular dc las transformaciones que sufrieron las mentalidades. L a falla efectos d e l " g r a n t e r r o r " ) , 3.300.000 en 1940 (crecimiento d e b i d o a l
dc documentos (los archivx» siguen siendo inaccesiWes) irxlucc a veces a hip()lcsis reclutamiento después d c l a purga). E l P a r t i d o représenla, desde luego, el ~i
hechas sobre la base de informacii>ncs muy fragmentarias. Demasiado a menudo, agente principal del poder que lo engloba y en cuyo interior funciona. E n /
la imaginería difundida por la propaganda sustituye a la realidad. Desde luego, efecto, en los años treinta, el partido no sólo .sufre cambios cuantitativos. V
el i m p a c t o real de la imagen del jefe carismático n o era en todas partes igual. Estos van a la p a r de profundas modificaciones en su compt)sición, una
Habría que analizar las diferencias al respecto entre c l P a r i i d o y la s(KÍcdad reestructuración que bcncfTcíará muy particularmente a la asimilación d c la
g l o b a l , e n l r c la población urbana y la rural, entre la población libre y l a q u e representación carismálica del jefe. A l g u n a s cifras significativas más. Fin
p u e b l a los campos, por donde pasan decenas de millones de personas d u - 1939, c l 8 0 % de los secretarios de los comités republicanos y regionales, y
rante ese período, entre las diversas nacionalidades, etcétera. H e c h a s estas el 9 3 % de los secretarios de k>s comités de distrito ha a d h e r i d o al P a r t i d o •—|
reserva.s, en la década 1929-19.39, para retomar las dos referencias simbóli- después de 1924, es decir, que n o vivieron en e l P a r i i d o , ni la revolución n i
cas, parece indudable, s i n embargo, que la suerte está echada. E n los años la guerra civil ( p o r otra parte, son jóvenes: l a mayoría tiene menos d c 40
treinta se reúnen las condiciones de fabricación de las representaciones años). E n 1940, un mínimo de 6 0 % de los m i e m b r o s del Partidt) ha a d h e r i d o
activas d e l jefe carismático. T a n t o del lado del poder que las difunde y las después de 1938, es decir,despuésdeP'gran t e r r o r " . Páralos permanentes
i m p o n e c o m o d e l lado de una amplia parle de la población que las a s i m i l a . (un permanente sobre alrededor dc 15 m i e m b r o s ) , e l porcentaje d c recién
venidos es todavía más elevado: alrededor del 9 0 % fue p r o m ( K Í o n a d o
después d c 1938. O t r a s cifras reveladoras: en 1939, e l P a r i i d o c u e n l a c o n
alrededor d c un 4 3 % dc inleilif;enlzia (según c l c r i t e r i o de grados de e d u -
Condicionamiento de los receptores < cación) contra c l 1,7% en 192*í. L a promoción cultural i b a a la par c o n la
promoción social, que se traducía en la subida d c los escalones d e l poder I
administrativo, económico, etcétera.
N o s es imposible examinar aquí la compleja evolución política, económica Estos profundos cambios cuantitativos _y cualita^li_yos tienen múltiples
y s o c i a l , a través de la cual e l s l a l i n i s m o en cierne, por así decirlo, alcanza su consecuencias en las mentalidades de los^ m i e m b r o s del P a r t i d o . E n el
m a d u r e z y se afirma c o m o sistema. También nos es imposible e x a m i n a r la contexto que nos interesa, un c f e c l o n o s parece particularmenle importante,
hjsiorja " d c |ps a c o n t e c i m i e n t o s " a través d c la que ^ c consolida, e l p g d e r en c l déla fabricación de un;^ nueva nfU'.numa^olec'Ava. E n efecto, c l P a r t i d o
stalinista: e l p r i m e r y el segundo planes quinquenales, l a industrialización ya no conserva e l recuerdo que lo ligaba a la época de la revolución, de la
y l a colectivización forzadas, las sucesivas olas de terror ( p r i m e r o la que guerra civil, ni tampoco c l recuerdo relativo al perí<Klo de la lucha de las
acompaña a la colectivización, luego l a de la " g r a n p u r g a " d c los años 1934- facciones, a los años en los que existía una oposición, por más reducida que
V 1938), la puesla e n m a r c h a de l o s C i u i a g c o m o s i s t e m a dc exterminación y d c fuera, a la dirección del Partido. L a historia del bolchevismo se confunde,
trabajo forzado, etcétera. N o instircmos más que en u n punió: n o puede en e l nivel d c la experiencia (la de las biografías y de los recuerdos de los

r haber fabricación d e l cacisma stalinista sin c l d p n i i n i q ejercido j i o r e l sis-


tciña t o t a i n ^ r i q s o b x g ^ ^ y sin la autocracia d c S l a l i n e[ercida
e n e l centro m i s m o del poúcr que emana de ese sistema. D i c h o de o t r o
m o d o , Stalin n o es u n a u t í K r a t a c o m o l o s demás, los que a b u n d a n e n los
m i e m b r o s del Partido), c o n la historia del partido slalinisla, de sus hechos
y gestos. E s t a nueva m e m o r i a está codificada en eldiscurs<> d e l P a r t i d o sobre
sí m i s m o y s o b r c s u ' p a s a d o , cuya versión definitivaaparecj:cnc\Conipsndio
de la historia del Pariido. E d i t a d o en el otoño de 19,38^ p u b l i c a d o en u n prin-
^

anales de l a historia. V a r i a n t e específica d e l régimen comunislaf c l c i p i o en e l Pravda y difundido luego en decenas d r m i l l o n e s de ejemplares,
s l a l i n i s m o no se reduce a la tiranía del " g r a n j e f e " ni a las imágenes caris- t o m a c o m o verdades demostradas todas las falsificaciones dc l o s p r i K c s o s
máticas que lo rcxlean, c o m o lo sugiere la famosa fórmula d e l " c u l t o a l a d c Moscú, y está centrado en Stalin, e l más fiel c o m p a n e r o d c L e n i n y su
p e r s o n a l i d a d " . Sin embargo, el carisma fabricado marcaba profundamente digno sucest>r, constructor del .stKialismo, guía infalible, etcétera. E l
el funcionamiento del sistema, le garantizaba un c i m i e n t o y una legitimación Compendio era estudiado obligatoriamente por todos l o s miembr<is del
suplementarios. A las relaciónesele fuerzas y dc opresión propios del poder P a r t i d o , en innumerables grupos de instrucción pc^lítica, universidades de
/ totalitario comunista, las representaciones carismáticas agrcgabaji rWfldo- marxismo-leninismo, etcétera. S u difusión, por otra parte, sobrepasaba
[_ ñsí~d¿ígUido m u y cspectQcas. ampliamente el m a r c o del P a r i i d o . T o d a enseñanza d e la historia reproducía
E ^ P a r t j d o e s e [ lugar privilegiado en el que se cultiva y se itnplanla la fielmente la v u l g a l a d e l Compendio; todos los estudiantes d c l a cn.señanz^
imagen del jefe. E l Partido, desJéTuego, ejcrce^él poder, p e r o también cs,su superior daban exámenes d c historia del P a r t i d o y d e filosofía a partir del
vícUmáTcn'par!icular la b a s e d e l Partido. Aca.so no sería inúTil r e c o r d a r Compendio. L a s ediciones d e las obras d e M a r x , E n g e i s y L e n i n son "ajus-
áIgíma.s~ciÍ7as reveladoras d e l carácte-r de organización dc masas que t o m a t a d a s " d c m o d o que puedan servir de c o m p l e m e n t o para l a a.similación d e l ^
c l P a r t i d o e n la época stalinista: 472.0(X) m i e m b r o s en 1924; 1.3()4.lKK) en Compendio. D u r a n t e 19.38-1940, el Pravda anuncia, en p r i m e r a página, las
1928; 3.500.000 e n 1933; 1.900.000 en 1937 (retroceso debido a los p r i m e r o s gloriosas hazañas del tal o cual grupo de estudio que se ocupa del cuarto

144 145
capítulo del Compendio, un verdadero escollo pues contiene l a exposición cuyo portador es la imagen m i s m a y que se muestra indudablemente activa
del materialismo dialéctico e histórico firmado por Stalin en persona. también fuera del P a r i i d o . D i c h o de otro m o d o , l a imagen de Stalin, jefe
N o solamente los miembros del Partido n o disponen, de ninguna iM ra memoria carismático, también ofrecía una respuesta a los temores y a las cspcran/.as
que la que fue cíxlificada por e l discurro mitológico stalinista, sino que vividos por capas bastante amplias de la población. Insistiremos una vez
¿gemas ésta se apoya en una m e m o r i a jamás articulada en un habla, pe/o más: nos vemos imposibilitados de circunscribir d c una manera m á s o menos
qjic, c o n t ( K l o , trabaja c o n profundidad en la mentalidades. M e m o r i a d c precisa c l grado d c asimilación de esta imaginería, a diferenciar los medios
incondicional ejecución de todas las órdenes que venían de " a r r i b a " , ga- receptores, etcétera. Contentémonos c o n retener que algunos factores
rantizadas y legitimadas por Stalin. ( P o r otra parte, en ningún período de globales iban hacia esa dirección.
su existencia e l partido bolchevique tuvo una experiencia demcKrática en lo C o m o es sabido, los años treinta están marcados por l a " s ^ u n d a r c v o l u — - .
^ que se refiere a su funcionamiento: partido de revolucionarios profesionales ción'* impuesta brutaTrñcnlc desde " a r r i b a " . Sería difícil s6brccslimar~las
antes de 1917; partido que exigía una disciplina más que militar durante e l ffiíilrtplcs"CnTRCcucncías d c esla c o n m ( K Í ó n sobre las mentalidades y los
"período h e r o i c o " de l a revolución y dc la guerra civil.) M e m o r i a , tanto c o m p o r t a m i e n t o s d c la población global. N o olvidemos que debido a la c o -
colectiva c o m o individual de la promwión social ailquirida gracias a l a lectivización y a la industrialización, tan profundas c o m o brutales, conju-
disponibilidad total, al celo y a la p r o m e s a dc f i U d i d a d . h j c r c e r e l poder, gadas c o n la represión p o l i c i a l , todo e l m a r c o tradicional de la vida se vio
(SCupar puestos de dirección, contribuir a las enormes transformaciones estremecido, sobre l o d o en c l c a m p o pero también en las ciudades. Escasos
económicas y sociales del país e imponerlas, era necesario hacerlo obvia- fueron aquellos que, a l final de los a ñ o s treinta, no encontraron s u universo
mente a través de la violencia: otras tantas experiencias vividas, a veces conmocionadt): por la represión y por la promoción .social y cultural ( a nivel
indudablemente exaltantes y rixleadas de grandes esperanzas, pero que iban colectivo, y no en las trayectorias individuales, una n o excluía a las otras:
a l a par c o n una m e m o r i a que negaba la inseguridad y e l miedo, a los que los lugares dejados vacantes por unos se volvían, por consiguiente, dis-
nadie osaba expresar y ni siquiera admitir ante sí m i s m o . N o olvidemos q u e ponibles para otros), por l a explosión del pueblo tradicional transformado
en los años treinta se entra al Partido solemnemente, bajo una luz brillante, en koljoz, por e l c a m b i o de espacio habiiacional debido a una gran
t a s a n d o p o r tinJo un rito d c iniciación, para encontrarse c o n l a élite, los movilidad social y espacial, por la profunda escolari/ación de las gene-
"mejores". Por el contrario, nadie s;ile del Partido por voluntad propia. Q u e d a raciones venideras, por la total destrucción de las instituciones religiosa.s,
excluido, y, a l m i s m o tiempo, se hunde en las tinieblas de la no-existencia, y etcétera. Lt>s planes quinquenales, y .sobre l o d o el p r i m e r o , c o n su r i t m o
es e l G . P . U . el que, a l amanecer, se encarga, entre otras formalidades, de febril, m a r c a n una etapa decisiva dc la inicgración de u n cuadro e s l a l i s l a
retirar la carta del p a r i i d o . Estar en c l partido es asimilar e interiorizar de toda la actividad sodal. \lJn único modelo dc aimportamiento es impuesto fl
las reglas de juego del sistema: uno está en e l Partidoco/i los demás, p e r o a cada uno, en lodos los ámbitos de la v i d a , y, sin embargo, esc m i s m o m o d e l o
.se mantiene solo frente a las instancias s u p e r i o r c s / E I V7J;,'Í/Í//IÍÍ'miembro ofrece posibilidades d c p r o m ( K Í ó n individual en c l m a r c o de la transfor-
, del P a r t i d o , cualidad suprema, particularmente valorizada durante c l " g r a n mación global de la s t K i e d a d , que se produce a través de dramáticas c o n -
terrtif", admite, al m i s m o tiempo, que es objeto d c una vigilancia p c r m a - v u l s i o n c s ^ e este m o d o , asistimos a la destrucción casi total de los ámbilos
- n c n l c j E n c l nivel dc la experiencia, c l ticmpti está fragmentado por K>s |iru.scos tradicionales de refugio y d c solidaridad en las relaciones del hombre hacia
cambios de l a 'línea g e n e r a l " , por e l i'acío que dejan UÍS que desaparecen el h o m b r e . E s t a demolición es llevada a cabo brutalmente hasta e l final por
de un día para e l otro, y cuya existencia m i s m a debe ser olvidada i n m e d i a - las sucesivas olas d c terror masivas, así c o m o por e l conjunto de medidas
tamente debido a l temor de caer en un m o m e n t o de duda o de " e r r o r " que coercitivas (inlroducci<>n del pasítporlc interi^w; d e a e t o que imponía la dcktcií'm
C podría pesar para toda la vida. L a c o n t i n u i d a d del t i e m p o sólo puede ser gcncralizxida; extensión de la pena c a p i t a l a l o s n i ñ t i s d e d t K C a ñ o s ; etcétera).
//restablecida a nivel simlx')lico, por la inscripción de l a trayectoria individual L a dcsestrucluración dc la sociedad civil d e s e m b t K a en la atomización s ( K Í a l .
(A en un destino colectivo cuyo sentido supera al individuo. L a angustia y e l C a d a i n d i v i d u o se encuentra completamente solo frente al p o d e r estatal,
Tcnlusi¿Lsmo,cl ejercido del poder y el senlimicnlo de inseguridad, la abncgadón anónimo y omnipresente a l a vez, frente a su violencia efectiva y potencial,
/ s i n c e r a y e l desasosiego frente a los brutales virajes d c la "línea", no se
Á excluyen, sino que se conjugan en la búsqueda de un sentido g l o b a l i z a n l e y física y simbólica. L a s actitudes frente a los erc/wííyaí, las victimas directas [
I de un símbolo unificador. Ser rnicjnbro del Tañido e s lener p e r m a n c n l e - del terror, tal vez d a n cuenta mejor que nada de los sentimientos de in.se-
qicnte una deuda de sentido c o n r c s p e t i o al (|ue detenta y es d i s t r i b u i d o r guridad, de angustia y d c desconfianza que se extienden sobre la población.
^ j U p r c m o d e l sentido, del m i e d o y dc la c s p L T . m / a . D u r a n t e el " g r a n t e r r o r " , el poder impone a las mujeres divorciarse de sus
maridos "dcscnma.scarados", y a los n i ñ o s renegar de sus padres condenados
t i P a r t i d o , y, por consiguiente, los grupos siKiales que participan e n e l c o m o " e n e m i g o s del p u e b l o " (Pavlik M o r o z A W , un chico que denunció a
p6(lcr, c o m o l o hemos indicado, son c l lugar privilegiado en donde se arraiga su padre, es exaltado en todos los cantos y lodos los n i ñ o s aprenden en l a
l a imagen del jefe cari.smálico. Imagen, desde luego, impuesta porelp<>der, escuela su gloriosa ha/^ña). P e r o c l m i e d o frente a los excluidos, c l m i e d o
~ l a propaganda y e l terror. P e r o a su fuerza se le agrega la violencia .simIxMica, a l o d o contacto contagioso y peligroso, con decenas de millones reducidos >'

146 U7
a la no-cxi&(cncia, se evidencia sobre todo por c l silencio que rodea a l Ciuiag, difícil de explorar es l a persistencia de l a imaginería tradicional d e l z a r ,
por la voluntad deñosal>er, dc recha/ar t«.)da información. E s l e mutísniosólo recogida y explotada cada vez más porTÍTpropaganda, en particular a partir
es interñimpTdo por las publicaciones propagandísticas que fomentan l a de los años treinta ( S l a l i n m i s m o se r e c o n ( K Í a , por otra parte, en las imá-

{edagogía a través d e l li^íajo, que t r a n s l o r m a , ^ n j ; l taller de B i e l o m o r -


a n a l — u n verdadero Uept'isito de cadáv^ercs—, a los_delincuentes c n . c m d a -
genes d c los "grandes z a r e s " que encarnaban c l poder al>solulo y e r a n I m
fundadores d e l E s t a d o centralizado, y más todavía en la de Ivan e l T e r r i b l e
d a n o s soviélíéO^ m o d c T o ? " que e n la de P e d r o c l ( i r a n d e ) . O t r o s elementos, sin embargo, parecen
L a represión y las c o i i i n o c i o n c s sociales prtxlucen, a nivel d c la experien- ser más pertinentes para circunscribir algunas particularidades d c la fabri-
cia, c a m b i o s e n cadena cuya fmalidad les escapa, y c u y m r e s u l t a d a , e n los cación del carisma stalinista. ^
hechos, son contradictorios y n o se orgañlTañ en un t o d o coherente: |a per- E n p r i m e r lugar, es e l poder.'J^X jefe^ nos disculpamos por esta perogru-
manente escasez e n cuanto a h>s bienes de p r i m e r a n t ^ c s i d a d ^ l d C ^ " ! ^ ^ ' ^ ' llada, aparece precisamente c o m o j e f e , c l "\o}d'\r del poder su-
ción de giganlescos altos Kóñiós en Manítogorsk, l o s colosales objetivos del p r e m o (rodeado, c o m o mucho, por sus fieles compañeros), único inspirador
7 p l a n y la cotidiana desorganización de la economía, los t r a c l o r c i q u c r c c m - y referencia última de todo acto de poder, centro único de todas las deci-
plazcan a los caballos y la trágica h a m b r u n a dc 1933, la proclamación de la siones.
constitución " l i l x : r a l " e n 193í) y e l " g r a n t e r r o r " que le sigue. Desde luego, Detentor del poder, p e r o también encarnación y garantía de lají.Tg/f pro-
la propaganda presenta sus garantías y sus explicaciones. L a s dificultades, mesa revolucionaria. L a imagen del jefe carismálict) transfigura l a violencia
si son mencionadas, no son nunca más que pasajeras; los aciertos, por e l efectiva^ cotidiana del pixler en simple »ift//o al servicio d e l i l n último, una
contrario, son l a n d u r a b l e s c o m o p r o m e l e d o r e s . L a frase de S l a l i n : " n u e s t r a sociedad justa y feliz, igualitaria y c o m u n i t a r i a , sin E s t a d o y sin violencia. L a
vida se volvió mejor y más feliz", lanzada la víspera del " g r a n t e r r o r " , aco- promesa y e l mito revt)lucionarÍos están encarnados por el guía infalible que
mpaña a éste c o m o un slogan omnipresente. L a imaginería de la propaganda es c l único en percibir e l sentido gktbal de los acontecimienitis, cuya fina-
b o r r a e l terror. Este .sólo aparece c o m o la sombra de la felicidad, c o m o un lidad escapa a los simples individuos que sólo acceden a s u s incidencias tan
momento de .silencio en el clamor entusiasta. [II abismo cada ve/ más profundo parciales c o m o ambiguas. Ejecutor d c e s a promesa, también e^s^el garante
que se instala entre las imágenes exaltantes del país y su realidad es, desde último de su realización. " E l m a s próximo y el más fiel compañero de L e n i n "
luego, percibido. S i n embargo, el poder mantiene el m t m o p o l i o de toda la antaño, " e l L e n i n d c nuestro t i e m p t ^ " aclualmcnte (este slogan s e instala en
información y de este m o d o esla percepción misma contribuye al dcsa.sosicgo los años treinta), l a imagen d c M a l m u U I K eLpasadt; h c T o i c o d e l acto
. frente a las realidades fragmentadas, movedizas c inquietantes. revolucionario f u n d a j o r tfl f u l u r i - r i J u n k p r o n i n i d o ' v . p o r ctmsiguicntc,
> E n esas condiciones. Itulo un pueblo está e n pos de un m e d i o para o r i c n - " D o r r a l o d o I<1 que e n e l pré>.LiUs; >.O[IH.K1II,L J U(1I> N a c i r n . L a imagen de
\e a través dc I Í H J O lo que una S ( K Í e d a J en continuo fluir y cada vez más Stalht; artesano d e la rc^vTrttlción, sólo podía s e r fijada por una rcescritura
opaca contenía de m i s l e r i t i s o y d e traumatizante. L a i m a g e n det "gTiUUJt'fc'* sistemática de la hislt)ria (sostenida, c o m o c s sabido, por la liquidación física
se ofrecía c o m o impuesta, d e s d e luego^^pero también ci>nu) t r a n q u i l i z a d o r a de lodos los " c o m p e t i d o r e s " al título), por esa fabrit;acK)njJe u n a n j i e v a
y u n i l i c a d o r a . Permitía r e u n i r la obediencia a l entusiasmo, encontrar una m e m o r i a histiirica que ya hemos mencionado. A l falsificar sistemáticamente'^
r e l c r c n c i a estable, inmutable y aseguradora, para encontrarse de nuevo c o n los hechos del pa.sado. esla nueva m e m o r i a cnla/^ba s i n e m b a r g o su discurso
realidades dcsmenuziida.s,de.sconiKÍdas y angustiantes. También ofrecía una al maniqueísmo p r o p i o de la mitología revolucionaria llevándolo al extremo
p o s i b i l i d a d d c superar las realidades d e l poder b u r c K r á t i c o , anónimo y y poniéndolo al .servicio de la represión. Para c u m p l i r enteramente la pro-
aplastante, por m e d i o d e l establecimiento, a nivel simlM>lico, de una mesa revolucionaria, e l poder st'tio tiene límites e n los aclits maléficos de s u s
I relación de perstma a persona c o n c l "guía i n f a l i b l e " , de d a r , a l m i s m o adversarios. Estos, " e n e m i g o s d e l p u e b l o " , ya no se atreven a atacar c o n l a
t i e m p o u n nombre y un rostro a las p r o p i a s angustias y esperan/as. cara descubierta a la cau.sa j u s l a y victoriosa. C o m p l o l a d o r e s , .saboteadores,
envenenadores o p e r a n escondidos y deben ser desenmascarados. U n a tarea i
permanente y todavía más difícil, en la medida en que e l enemigo, al c a m b i a r \
dc máscaras, puede inmiscuirse por todas parles.
L o s materiales de fabricación E l mito y la promesa revolucit)narios, pertMambién la orlodívcia, sirven
c o m o materiales^ñTa^^conslruccíón de l a i m a g e n d e l guía infalible. E x a l -
tación, dcsdeiucgo, d e l g e n i o de Stalin, p e r o s o b r e t o d o iluminación de su /
L a imagen d d jefe carismático presenta al p o d c r j i o m o i m p sin imagen por c l relámpago dc la V e r d a d . L a ortodoxia y la mitología re- /
I e m b a r g o "pcrsonaTT/ado a l a ve/, y esto, en particular.agracias a j u s c u i i i j ^ T volucionaria, por o l r a parte, coinciden. L a revolución victorio.sa es p r c - l
nentes di.- e s a i m a g e n , ¡i l u s i i u i u r i a l e s que h a n s i d o u l i l í / a J o s para suíá- sentada c o m o la realización de la única d t K l r i n a verdadera (contra Uxlas las j
Brícación. Dcjemt>s de lado lo.s düiramíTossobrc^ Stalin; l a adulación que " d e s v i a c i o n e s " ) . A l m i s m o tiempo, c l marxismo-leninismo encontraría su 1
r o d e a a l tirano es u n fenómeno banal en la historia. Más complejo y más decisiva confirmación en c l acto fundador d e l nuevo poder. E n efecto, é.ste '

148 149
funda s u legitimidad sobre c l marxismo, la única d o c t r i n a que logró descifrar
c l sentido y la m a r c h a de la historia. C o n t r a r i a m c n l c a l n a / i s m o , q u c a prion V d a n o v (en ruso se hablaba d c "yejovschtchina", " y d a n o v s c h i c h i n a " .
rechazaba cualquier referencia d í K l r i n a l y fundaba la legitimidad de su poder P o r e l c o n l r a r i o , e l término " s l a l i n i s m o " , durante los años Ireinta-cuarenta
directamente sobre el personaje carismático, cl Führer y su palabra, la ima^nería era una apelación rara, cuyo uso se circunscribía al sector de los opt>sitores
^ s t a l i n i s t a recurría necesariamente al marxismo c o m o doctrina legitimante. al poder). A l mi.smo tiempo, Stalin quedaba separado d e l aparato de re-
/ S i n embargo, este recurso se opera por m e d i o de u n deslizamiento. Desde presión y cstoíKurría, paradójicamente, mientras era p e r c i b i d o c o m o e l
V luego, el m a r x i s m o - l e n i n i s m o es la verdadera doctrina, p e r o e l único revc- jefe omnipresente, c o m o el único centro del poder. O t r o rasgo saliente: es
\r genial de esa verdad escondida, por no decir deformada, pt>r los particularmente en los años treinta que se e m p i e z a a valorizar e l contacto
I enemigos, es c l que ocupa e l último lugar en el famoso medallón en e l que se personal de Stalin c o n individuos cuidadosamente seleccionados. Stakjanov,
^ superponen los perfiles de los padres fundadores: M a r x , Engeis, U n i n , A n g u e l i n a (una conductora de tractores). T c h k a l o v (un aviador), etcétera,
Stalin. U l t i m o , es cierto, en c l tiempt), p e r o también c l p r i m e r o que abarca "gente s i m p l e " que ha vf.ví« a Slalin y ha hablado c o n él. pues es S l a l i n q u i e n
c i l u m i n a al m a r x i s m o en su conjunto, el guardián de l a ortt>doxia, c l que los había señalado y los había sacado del anonimato al erigirlos c o m o miníe-
tiene el m o n o p o l i o de su enriquecimiento, de su desarrollo e, incluso, de su los del hombre soviético. Y a h c m m mencion:ido los cast)s de apelaeií'm directa
rectificación. Se p u e d e pensar cualquier c o s a a c e r c a del valor de las obras a Stalin que venían de parle de las víctimas del terror. Se podrían agregar las
teóricas d c Stalin, p e r o eso no q u i l a nada al h e c h o de que a partir d é l o s anécdt)tas (poco i m p o r t a si son verdaderas o falsas) que empiezan a circular
años treinta, y en particular después de l a publicación del Compendio (en en los ;iñcts treinta y que relatan las intervenciones personales dc Slalin Ixirrando
el que S l a l i n codifica, entre otras co.sas, la filosofía marxisla), e l m a r x i s m o la máquina burcjcralica, arreglando las inju.stieia.s recompens;mdo U>s méritos
sccon\irti<.'>cnlad(Ktrina formulada y manipulada por Slalin. StMo su di.scur.so ignorados, etcétera. P o r otra parte, sería interesante analizar hasta qué
daba acceso al marxismo ortodoxo. E l interés particular que tenía Stalin punto la imagen del enemigo, tal c o m o fue moldeada por e l " g r a n t e r r o r " ,
con re.speclo a la teoría m a r x i s l a en l o s a ñ o s treinta ( p e r o también a l final tiene una estructura a la ve/ h o m o l o g a a l a imagen del " g r a n j e f e " e
de su v i d a , cuando se ocupa de la lingüí.slicayde laeconomía) n o se explica invertida. E l enemigo es contrarrevolucionario, anlimarxi.sta. Está escon-
solamente p<ír c l h e c h o de que pertenece todavía a esa generación de jefes dido, pero, por lo tanto, potencialmenle o n m i p r c s c n t e ; es transparente, pues
comunistas ( a c a s o M a o fue su último representante) que se ctmformaba encarna al mal, pero permanece opaco hasta el m o m e n t o en que es desen-
con el m o d e l o dc M a r x y de L e n i n : un gran revolucionario debe .ser un ma.scarado.
teórico d e l marxismo. C o n la imagen de S l a l i n c o m o uno de los padres
\s del marxismo, la palabra m i s m a del jefe se volvía auíolef:ilimanfe D c esle m o d o , S l a l i n emerge c o m o un personaje carismático d e l período
/ pues estaba arraigada en lo verdadero. Y no olvidemos que el m a r x i s m o es d c los años treinta. A una sociedad integrada pí>r la violencia, t r a u m a t i z a d a
\a d ( K t r i n a dc aspiración universalista; sus luces pretenden iluminar todos por las conmociones, cuyo sentido y finalidad le escapan, trabajada por
los ámbitos dc la vida y del saber. A partir del m o m e n t o e n que Stalin se contradicciones que no osa ni decir, ni c o m p r e n d e r (y no tiene los medios
p r o n u n c i a , pues, sobre lafili>sofía.es e l filósofo más grande, del m i s m o m o d o para hacerlo); a esta s t K i e d a d . la representación del jefe carismático ofrecía
que cies c l lingüisla más grande a partir del mi>mento en que se (Kupa de los un lugar dc anclaje de sus angustias y de sus esperanzas. E.sla representación
p r o b l e m a s del lenguaje. Y si las teorías de Lysenko gozan de su garantía, se ofrecía también, en e l plano simbólico, c o m o un c.sl>o/o de consenso,
é s t a s sólo pueden ser la verdadera biología.
indudablemente frágil, que aquélla necesitaba. ¿ O c i a n sinceramente en ese
F i n a l m e n t e , retengamos, en e s l a revi.sión rápida e incompleta, c\jiu%'o de carisma? E l p r o b l e m a , tal vez, no es tan importante c o m o parece de buenas
io visible y dc io invisible, de ia transparencia y de la opacidad, v de ¡a a primeras. E l slalinismo, c o m o sistema, se contentaba c o n e l hecho de que
presencia y de la ausencia. S o n otros tantos ingredientes de la imaginería nadie osaba poner en duda esc carisma y de que l o d o el m u n d o lo aceptaba
slalinisla, cuya explotación por las técnicas d e la propaganda fue particu- en elcomportamientopúblicoe incluso privado. A l ni¡smotiemp<\l poder
larmente hábil, y e n c i m a , eficaz. Y a hemos mencitmado esos p r o b l e m a s ; aplastante de la imaginería stalinista .se afirmaba sobre las conciencias y
sólo agregaremos algunos complementos. S l a l i n , desde luego, e s t á visible se extendía c l sentimiento dc impotencia frente a ella. A esta imaginería
por todas partes y omnipresente c o m o imagen, c o m o referencia y legiti- falvic^ida en los a m » treinta van a incorpi>rarse más larde, en particular durante
mación úllima.s, c o m o modelo, mientras e s t á físicamente ausente, distante, la guerra, los elementos que hemos mencionado: c l salvador de la patria, e l
lejano. E.sla distancia facilita, paradójícamenie, la identificación c o n él, jefe victorioso de los ejércitos, etcétera. "
contribuye a hacer de él e l símbolo de lo verdadero y justo. S l a l i n aparece
L a desestalini/ación kruschevista, en tanto que limitada a la crítica a l
c o m o c l lugar de la transparencia c u y a máquina b u r c K r á t i c a opresiva sería
" c u l t o de la p e r s o n a l i d a d " se oponía únicamenle a la imagen del jefe cari.s-
su s o m b r a opaca. R e c o r d e m o s un fenómeno revelador dc la eficacia de esla
máliai, mientras .se propimía no poner en duda el slslcma mismo. Sin cmlxirgo,
imaginería. L a s olas sucesivas dc terror fueron designadas en e l lenguaje
corriente c o n los derivados de los n o m b r e s d c sus ejeculanles, Y e j o v o al destruir la imagen del "gran padre de los puelílos", cuestionaba los materiales
con los que ésta había sido construida: c l m i t o y la promesa de la revolución

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bolchevique, la ortodoxia, la m e m o r i a falsificada del pasado, etcétera. L o s LA POLONIA D E SOLIDARIDAD
esfucr/os de la propaganda para in.stalar un " c u l t o " de J r u s c h o v o dc
B r c z n c v no faharon a partir de entonces. E l " d i s p a r a d o r " n o se prcxlujo, UNA M E M O R I A EXPLOSIVA
sin embargo, nunca: ni u n o ni otro estuvieron jamás aureolados c o n una
imagen carismática. Sin ninguna duda porque c l .sistema, al tener mayor inercia,
produjo otros mecanismos opresivos de funcionamiento, cuando no otros
lugares dc consenso, por más frágiles que éstos fueran. P e r o también d e b i d o
al hecho dc que los materiales que sirvieron para la fabricación dc la imagen La memoria dc los polacos,
del " p a d r e d c los p u e b l o s " , una vez q u e utilizados, ya n o eran " r e c i c l a b l e s " . ¿se es c l misterio dc Polonia,
Czcslaw Milosz

E l m i m u m e n t o a los muertos y l a p u e r t a del baño

A manera de intrtxJucción, dos relatos.


E l 14 de diciembre de 1970. en c l astillero L e n i n . en O d a n s k , estalló una
huelga que, en los días posteriores, abarcó a la ciudad entera así c o m o a
las ciudades vecinas. F u e r e p r i m i d a de un m o d o sangriento: l a policía y
la tropa, encaminadas hacia la ciudad, a b r i e r o n f u e g o contra los obreros
en varios puntos de la concentración, en particular frente a la puerta número
dos del astillero. E l número exacto de víctimas no se c o n i K C hasta el día de
hoy; oficialmente, se anunciaron unos cuarenta; las estimaciones van hasta
un centenar. Much^LS familias TM) han c r K o n t r : i d o k>scucrp(K de sus parientes:
la policía los hizo i n h u m a r a escondidas, en alguna parte. L a historia d e l
m o n u m e n t o a l a m e m o r i a de las víctimas dc esa masacre c o m i e n z a a
escribirse diez años más tarde, a partir de los p r i m e r o s momentos de la huelga
que empezó, en c l m i s m o astillero, el 14 de agosto de 1980.
L a iniciativa d e e s a huelga corresponde a un pequeño grupo de obreros,
y se inscribe en el contexto de una o l a de descontento popular, y en
particular de huelgas, que .sacude al país entero, h u n d i d o en una crisis social
y económica generalizada. E l 14 de agost(\ la mañana, los organizadores
ktgraron hacer pa.sar en Ui fábrica algunos cvnienares de vobntes que llamalxin
a la huelga, y algunos afiches hechos a m a n o . Estos recuerdan, en parti-
cular, el ca.so de l a señora A n n a W a l e n l y n o w i c z , una obrera c o m p r o m e t i d a
desde hacía años en la lucha por l a formación de .sindicatos libres y e n las
c o n m e m o r a c i o n e s ilegales de las víctimas de la ma.sacrc de 1970. L a d i -
rección del astillero no le había a h o r r a d o ninguna m e d i d a vejatoria y aca-
baba de despedirla, justo antes de su jubilación, luego de treinta años dc
trabajo en el a.stillcro, donde, en una ép<Ka, incluso había sido una " s l a j a -
nmista". Los obreros se reúnen frente a los afiches, leen Kis volantes; después

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