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ACTO JURÍDICO

El Código Civil peruano de 1984 en su

ART. 140 define al acto jurídico como la manifestación de voluntad destinada a

crear, regular, modificar o extinguir relaciones jurídicas. Indicando a su vez que para

su validez se requiere:

1.- Agente capaz.

2.- Objeto física y jurídicamente posible.

3.- Fin lícito.

4.- Observancia de la forma prescrita bajo sanción de nulidad.

Para Fernando Vidal Ramírez, el acto jurídico es un hecho jurídico, voluntario, licito,

con manifestación de voluntad y efectos queridos que respondan a la intención del

sujeto de conformidad con el derecho objetivo.

Por su parte Aníbal Torres Vásquez, nos indica que tradicionalmente se define al

acto o negocio jurídico como una o más declaraciones (o manifestaciones) de

voluntad orientadas a producir efectos reconocidos y garantizados por el

ordenamiento jurídico.

León Barandiaran define al acto jurídico como el hecho jurídico de carácter

voluntario y licito, cuyo efecto es querido directamente por el agente, y en el cual

existe una declaración de voluntad.

Elementos de validez
A) AGENTE CAPAZ. -

En su inciso 1 al hacer mención al agente capaz no indica a que capacidad se

refiere, es decir si se requiere para la validez del acto jurídico una capacidad de

goce o de ejercicio. Sin embargo siguiendo las enseñanzas de los maestros

Fernando Vidal Ramírez y León Barandiaran, estos indican que "son de la opinión

que la capacidad que se requiere es tanto la de goce como la de ejercicio, Pero

asimismo hacen mención a que son del parecer que si se puede distinguir

atendiendo a los efectos, esto es, a que al agente le falte capacidad de goce o le

falte capacidad de ejercicio: si falta la primera, el acto jurídico no tiene validez, pues

es nulo; si falta la segunda, el acto tiene validez pero es anulable. Por tanto, llegan

a la conclusión que el requisito de validez strictu sensu viene a ser la capacidad de

goce, pues es con esta capacidad que el sujeto puede celebrar el acto jurídico, por

si o mediante un representante. Indicando, por último que el mismo requisito de la

capacidad es exigible tanto a las personas naturales como a las personas jurídicas".

b) Objeto física y jurídicamente posible. -

El artículo 140 del Código Civil, en su inciso 2, hace mención a que el objeto del

acto jurídico debe ser posible física y jurídicamente. Por su parte el articulo 219 inc.

3, precisa que el objeto debe ser si no determinado, determinable. Por lo que

efectuando una interpretación sistemática de las referidas normas se llega a la

conclusión que las características de validez del objeto es que sea i) posibilidad

física, ii) posibilidad jurídica y la determinabilidad.

i) Objeto físicamente posible. -


La prestación que es objeto de la relación jurídica y los bienes, servicios y deberes

de abstención que son objeto de ella deben ser posibles físicamente.

La prestación es posible si es compatible con las leyes de la naturaleza y si además

está dentro de las posibilidades naturales e intelectuales de la persona humana.

ii) Objeto jurídicamente posible. -

La posibilidad jurídica está referida a la conformidad de la relación jurídica con el

ordenamiento jurídico. Se le suele confundir con la licitud, pero son conceptos

diferentes: la licitud es lo que guarda conformidad con el ordenamiento legal, el cual

queda comprendido en un concepto más amplio como es el del ordenamiento

jurídico, pues comprende los principios generales que inspiran la idea del orden

publico y que se integra con la jurisprudencia, la costumbre y la doctrina.

iii) La determinabilidad del objeto. -

El objeto del acto jurídico es determinado cuando los derechos y los deberes u

obligaciones están identificados en el momento de la celebración del acto, como

cuando se adquiere el derecho de propiedad con la obligación de pagar el precio

pactado. Es determinable cuando los derechos y los deberes u obligaciones están

identificados en el momento de la celebración del acto, pero existe la posibilidad de

identificarlos, con en el caso de una compraventa en la que la determinación del

precio se confía a un tercero.

EL FIN LÍCITO COMO REQUISITO DE VALIDEZ

El acto jurídico, según el Artículo 140 del C.C. es la manifestación de voluntad

destinada a crear, regular, modificar o extinguir relaciones jurídicas. La finalidad o


"fin licito” consiste en la orientación que se da a la manifestación de voluntad, esto

es, que ésta se dirija directa y reflexivamente a la producción de efectos jurídicos,

vale decir. A crear, regular. Modificar o extinguir relaciones jurídicas. Habría pues

una identificación de la finalidad del acto jurídico con el contenido del mismo, o sea.

Con los efectos la licitud; Los actos necesitan ser lícitos en todas sus

manifestaciones para que el derecho los ampare y les otorgue consecuencias

jurídicas. La identificación de la finalidad con el contenido del acto jurídico, debe

estar referida al contenido específico de cada acto, determinado por la

manifestación o manifestaciones de voluntad que le dan la existencia jurídica y a

cuyos efectos le son aplicables las previsiones establecidas por el o los celebrantes.

Si las previsiones presentan vacíos o defectos, pueden ser integrados por normas

de carácter supletorio; así el arrendamiento del predio urbano en el que no se

proveen las causas para la resolución del contrato, les son aplicables las previstas

en la Ley. Pero si las previsiones colisionan con normas de orden público, estas

prevalecen sea para hacer nulo el acto o para asignarle los defectos que la ley tiene

previstos.

OBSERVANCIA DE LA FORMA PRESCRITA BAJO SANCIÓN DE NULIDAD

La forma, LEON BARANDIARAN, es esencial dice que, para el acto, pues sin forma

no caería dentro del ámbito de la vida jurídica. La forma es, así otro de los requisitos

para la validez del acto jurídico. Pero es necesario dejar establecido que no toda

forma se constituye en requisito de validez, aunque no puede concebirse un acto

jurídico sin forma y que además, esta constituye un medio de prueba de la existencia

del acto. CON RESPECTO A LA FORMA a) Forma Verbal Consiste en la


manifestación de la voluntad mediante el lenguaje hablado y sin que la expresión

verbal y oral se plasme documentalmente. b) Forma Escrita o Instrumental Consiste

en la manifestación de voluntad mediante el lenguaje escrito, que queda contenido

en un documento. Puede tratarse de cualquier documento ya sea un instrumento

público o un documento privado, ya otorgado ante notario y otro fedatario o

funcionario público ya otorgado de puño y letra por el propio interesado o por otro,

o por medio mecanográficos; puede tratarse de cartas, telegramas, télex y en

general cualquier modo de expresión escrita. La ventaja de la forma escrita es que

facilita la prueba. Puede la Ley, en unos casos, requerirla sólo para fines probatorios

(forma ad probalionen) y, en otros, por su carácter consustancial con el acto

celebrado (forma ad solemnitatem). c) Forma Voluntaria o No Prescribe Es la

llamada forma libre y también convencional. Pero preferimos denominarla forma

voluntaria, porque es indicativa de la libertad para su adopción y porque pudiendo

resultar de la convención es, por ende, voluntaria La noción de forma voluntaria se

vincula a la de los actos no formales que se caracterizan por su consensualidad, es

decir, por perfeccionarse con la sola voluntad de los celebrantes, sin que la

declaración deba revestir formas predeterminadas por la ley. Así por ejemplo, la

compra - venta que se formaliza con el solo consentimiento de las partes; la

donación de cosas muebles de escaso valor, o el arrendamiento de las partes, la

donación de cosas muebles de escaso valor; o el arrendamiento de un local

comercial. d) Forma Prescrita Es la forma que la ley prescribe en carácter

imperativo. Es por eso también llamada forma necesaria, legal o forzosa; y la ley la

designa refiriéndola aún con formalidades adicionales a la forma escrita o

instrumental. La noción de la forma prescrita se vincula a la de los actos formales a


las cuales la ley les prescribe una forma. A su vez, la forma necesaria puede ser Ad

Solemnitatem, cuando la forma es consustancial al acto de modo que sin ella el acto

no adquiere existencia, y Ad Probationem, cuando la foma sólo es exigida como

medio de prueba. Cuadros Villena completa el análisis de esta distinción entre las

formas prescritas por la ley, en general, pueden ser de dos clases: ·Formas

Solemnes o ad solemnitatem, las cuales exigen para la validez del acto jurídico de

dos elementos: a) La realización de la forma b) Que su omisión esté sancionada

con nulidad. Se establece la forma solemne por diversas razones, pero

fundamentalmente para dar seguridad a los actos jurídicos, tanto a los terceros,

como a la sociedad, por la importancia social de ciertos actos, y fundamentalmente

para probar fácilmente el contenido del acto jurídico. La forma solemne más utilizada

es la escritura pública, en la que interviene un notario que da fe al acto y convierte

al documento privado en un instrumentó público, que produce fe respecto de la

realidad del acto verificado ante el notario o funcionario que lo extendió y autorizó.

Esto no quiere decir que no matrimonio en el que la ausencia de la forma establecida

por la ley determina la nulidad del acto jurídico. Ej: El art. 274 del CC establece la

nulidad del matrimonio celebrado con prescindencia de los trámites establecidos en

los artículos 248 al 268. Forma simples o ad probationem, aquella que se utiliza

solamente para acreditar el acto jurídico y su contenido. En cuanto a ella, el art. 144

del CC establece que cuando la ley impone una forma y no sanciona con nulidad su

inobservancia, esta forma solo constituye un medio de prueba de la existencia del

acto jurídico. Quiere decir que la forma ad probationem puede ser establecida por

la ley, es decir prescrita y puede asimismo ser acogida por los intereses. Cuando
es prescrita por la ley y no sanciona con nulidad, la omisión de esta forma solamente

debe determinarse como forma probatoria.

FORMALIDAD

141- A en los casos en que la ley establezca que la manifestación de voluntad deba

hacerse a través de alguna formalidad expresa o requiere de firme, ésta podrá ser

generada o comunicada a través de medios electrónicos, ópticos o cualquier otro

análogo.

Tratándose de instrumentos públicos, la autoridad competente deberá dejar

constancia del medio empleado y conservar una versión íntegra para su ulterior

consulta. ”

a) La Manifestación Expresa. – es aquella que se realiza en forma oral o escrita,

a través de cualquier medio directo, manual, mecánico, electrónico u otro análogo.

b) En forma oral: consiste en las palabras emitidas por el interesado o su

representante debiendo ser conocidas po el destinatario. Ej: los contratos que se

formalizan con intervención de un intermediario, como en las operaciones en la

bolsa, o un anuncio que se encarga de trasmitir la voluntad del interesado, o

aquellas que se exteriorizan a través de medios mecánicos o electrónicos, que

sirven de vinculo transmisor, como el teléfono.

c) En forma escrita: aquella que se da a través de lo que escribe el interesado o su

representante, sea que se materialice mediante la escritura de puño y letra,

mediante el empleo de una máquina de escribir, o impresión, u otros medios


mecánicos o electrónicos como el telégrafo, el telex, el fax o el correo electrónico,

así como también mediante grabaciones en cassettes o videos.

d) Aquellas realizada a través de cualquier medio directo, manual, mecánico,

electrónico u otro análogo: al respecto, y según la modificatoria de la ley Nº 27291,

debemos entender como tales, entre otros, al lenguaje mímico (ceños, señas o

gestos o como cualquier otro movimiento corporal), u otro medio mecánico,

electrónico y otro análogo según la evolución de la ciencia y la tecnología en la

transmisión de información. León Barandiaran grafica estos caos de la siguiente

manera: “He aquí un ejemplo muy corriente de un contrato que se perfecciona

generalmente sin palabras ni escrito, por la simple manera de proceder; un

transeúnte detiene un taxi al paso alzando el brazo, abre la puerta e ingresa al

vehículo, diciendo simplemente el punto a dónde quiere ir. El hecho de estar

dedicado el conductor al servicio público que lo deseo, a cualquier punto dentro del

radio de su demarcación, por el precio pactado en la tarifa; y la llamada del

transeúnte equivale a la aceptación del pago de los derechos tarifarios por sus

servicios. Lo mismo ocurre cuando un consumidor entra en una tienda, toma un

artículo que tiene el precio marcado, pone el precio sobre el mostrador y se retira

con el objeto”.

Vidal Ramírez señala que la manifestación expresa viene a ser la que comunica

directamente la voluntad del agente, como cuando los contrayentes manifiestan su

voluntad de contraer matrimonio en el acto de celebración (articulo 259 de CC);

cuando el testador deja expresada su ultima voluntad (articulo 686 del CC); cuando
le vendedor manifiesta su voluntad de enajenar y el comprador de adquirir el bien

en propiedad (articulo 1529 del CC); o cuando el promitente formula su promesa

mediante anuncio público (articulo 1959 del CC). En todos estos casos, cualquiera

sea el medio empleado, el agente manifiesta su voluntad y la dirige directamente a

quien debe recibirla, sea a personas ciertas y determinadas, como el otro

contrayente, los llamados a suceder, al testador, el vendedor o el comprador, o a

las otras personas indeterminadas que conforman al público al que se dirige la

promesa.

b) La manifestación Tácita.- es aquella expresión volutiva que se infiere de actitudes

o comportamientos, de lo que la doctrina llama conductas expresivas, y que, por,

eso se constituyen en “facta concludentia” (hechos concluyentes) de las que toma

conocimiento quien debió ser destinatario de una manifestación de voluntad, por lo

que ha de ser compatible con la voluntad que se interpreta como emitida por le

sujeto de quien se esperaba la manifestación. Ej: el testador que vende el bien sobre

el cual había instituido el legado y que por esa facta concludentia, permite inferir

que el acto de la enajenación revela la existencia de una voluntad revocatoria del

legado; o cuando el representado celebra directamente el acto jurídico para el cual

había designado a un representante, lo que también revela la existencia de una

voluntad revocatoria de la representación anteriormente conferida; o el acreedor

que otorga prorroga a su deudor sin el sentimiento del fiador, lo que revela la

existencia de una voluntad de liberar al fiado. En estos casos la voluntad no ha sido

dada a conocer directamente y sin embrago permite inferir al legatario la revocación


de su legado, al primer representante la revocación de facultades y, al fiador, su

liberación.

El segundo párrafo del articulo 141 del Código Civil refiere que “no puede

considerarse que existe manifestación tacita cuando la ley exige declaración

expresa o cuando el agente formula reserva o declaración en contrario”. Es

necesario precisar, que no puede haber manifestación tacita cuando para la

celebración del acto jurídico la ley exige declaración expresa, como ocurre con el

matrimonió, para cuya celebración los contrayentes deben responder

afirmativamente la pregunta que les formule el alcalde sobre si persisten en su

voluntad de celebrarlo (articulo 259 del CC). Tampoco puede haber manifestación

tacita cuando l agente ha formulado reserva, como cuando el arrendador conviene

con el arrendatario en que éste solo podrá subarrendar con su asentimiento escrito

(articulo 1692 del CC), ni menos puede haberla cuando el agente formula

declaración en contrario, como cuando el arrendador prohíbe el subarriendo

mediante cláusula especifica en el contrato de arrendamiento.

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