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DOI: 10.1353/hcs.2013.0013
P
Víctor M. Pueyo, Assistant ocos géneros como el del “terror” permiten carto-
Professor in the Department grafiar con tanta exactitud las coordenadas imagi-
of Spanish and Portuguese narias que impone el neoliberalismo a partir de los
at Temple University, holds
primeros años ochenta. Lo hace, además, marcando líneas
a Ph.D. in Hispanic Lan-
guages and Literature (Stony divisorias certeras entre sus diferentes fases: desde el periodo
Brook University, 2010). His propiamente consumista de los orígenes (“back to basics”:
interests range from Early frescos suburbanos, slashers y centros comerciales) hasta su
Modern to Modern and Con- congelación en ese marco de “fin de la historia” que modela,
temporary Peninsular Span- después de los eventos del once de septiembre, el panorama
ish Literature and Cultural post-apocalíptico al que las últimas narrativas del género han
Studies. He has published
conseguido acostumbrarnos. El cine de terror pasa por ser, en
an introduction to Luis de
Góngora (Góngora: hacia este sentido, un género orgánico al desarrollo de este nuevo
una poética histórica) and orden internacional; para muchos, su mejor epítome, su más
several articles in scholarly refinado depósito de síntomas.1
outlets such as Journal of Contra esta lectura, que creo justificado considerar
Spanish Cultural Studies, hegemónica, intentaré presentar una argumentación que
Cervantes, Letras Femeni- la respeta y que al mismo tiempo prueba su insuficiencia.
nas, and Calíope. Journal of
Defenderé que son aquellas narrativas que mejor definían
the Society for Renaissance
& Baroque Hispanic Poetry,
los contornos de lo que Fukuyama llamó “fin de la historia”
among others. (narrativas apocalípticas y post-apocalípticas, catástrofes
naturales o sociales) las que, paradójicamente, albergan las
condiciones de posibilidad imaginarias de relatos que exce-
den y que potencialmente cancelan este panorama terminal.2
Me centraré, para demostrarlo, en el caso de España, donde
el género ha cosechado un renovado interés (y un relativo
éxito de taquilla) en los últimos años, par- presenta ese largo lapso es “a society beset by
ticularmente en torno a tres ejes temáticos fears of infiltration both from without and
concretos: muertos vivientes, catástrofes from within” (1). La doble lógica de la infil-
naturales y casas encantadas.3 Al hacerlo, tración se desplegaba a grandes rasgos en dos
quiero narrar la crisis de la burbuja hipote- narrativas biopolíticas: las de la abducción
caria de otra manera. Quiero narrarla como (desde fuera) o las de la conspiración (desde
sus afectados la vieron en sus casas, en sus dentro). De otro mundo venía la amenaza
televisores y en las salas de cine mientras se de invasores, ultracuerpos y parásitos que
estaba inflando, mientras explotaba y des- nos convertían en autómatas sin emociones,
pués de que explotara, cuando ya se había que imponían sus programas totalitarios.
convertido, sin apenas hacerse notar, en el Desde dentro se abrían paso las posesiones
relato natural de la catástrofe. demoníacas y de otra dimensión, interior
a la nuestra, se deslizaban los fenómenos
paranormales cuya negatividad contribuía
La resurrección de los vivos a definir el estatuto mismo de lo normal.
El otro estaba al otro lado de ese espacio o
Conviene aclarar antes que nada que en-
de ese límite interno.
tiendo el género de terror como un género
Con la caída del muro de Berlín,
estrictamente realista con Jacques Lacan:
el colapso de la Unión Soviética y la di-
lo “Real,” para Lacan, no es la realidad
solución del Comecon, es decir, con la
en sí misma, puesto que esta realidad está desaparición efectiva del otro lado, se
siempre ya simbolizada; lo Real coincide extingue también la posibilidad del otro
con aquello que resiste a la simbolización, como alguien diferente en el único “lado”
el núcleo duro del trauma cuya existencia (el lado-sin-lado) resultante, consumando,
misma “obstruida” explica la necesidad de en un irónico golpe de guión, la profecía
generar una narrativa. En este sentido, el de aquellas narrativas de la Guerra Fría que
cine de terror es aquél cuya trama simbólica tenían su razón de ser en la anticipación de
incluye ya una precaria representación de una homogeneidad distópica. Surge en su
lo real que, sin embargo, sigue escapando a lugar la masa indiferenciada, la multitud
su lógica y apareciendo como extraña con zombie de la que, en todo caso, ya habla-
respecto a ella. Slavoj Žižek denomina a esta ban Paolo Virno o Michael Hardt y Toni
incrustación de lo Real en lo simbólico “lo Negri,5 pero también otros enclaves discur-
Real real” y lo identifica con el monstruo: sivos sólo aparentemente desconectados de
“The real Real [is] the horryfiying Thing, the esta deriva; por ejemplo, y en el contexto
primordial object, from the look into Irma’s español-latinoamericano, los relatos del
throat in the dream, which opens Freud’s “encuentro” entre dos mundos, que apenas
The Interpretation of Dreams, to the Alien in un año después enmarcaban la celebración
Ridley Scott’s film of the same name” (2). de los fastos del Quinto Centenario y cuyo
Naturalmente, este núcleo traumático resultado era el “yo-otro” fusión del multi-
varía con arreglo a las coordenadas históricas culturalismo en su versión hispánica.6
en las que se inscribe. El cine de terror antes La lógica del contagio sustituía a la
del “fin de la historia” global respondía a los lógica conspirativa de la abducción, los
imperativos ideológicos de la Guerra Fría.4 virus a las invasiones extraterrestres. Como
Según Cynthia Hendershot, lo que nos afirma Ken Gelder:
Víctor M. Pueyo 31
instituciones, la propia excepción (ese súbito ahora, qué?” (“what’s next?”).13 Al tratarse de
estado de naturaleza auspiciado por el fin de una pregunta que impacta sobre el destino
la historia) se convierte rápidamente en la del grupo y no sólo sobre el de cada uno de
regla, muestra su virtual coincidencia con los individuos que lo forman, obtener una
ella; lo hace en la medida en que supone la respuesta exige implementar mecanismos
emergencia de nuevos hábitos de sociabili- conciliares, rutinas asamblearias e instru-
dad, de nuevas normas y procedimientos mentos improvisados de democracia directa.
que sólo son pensables desde el interior de La pregunta se formula, en otras palabras, en
ese estado de excepción (18-19). el contexto de una ágora abierta que el clima
De este modo, en los relatos itineran- mismo de la excepción ha hecho necesaria.
tes de muertos vivientes, donde la carencia De ahí partía, no en vano, el argumen-
de una perspectiva temporal (“el fin de la to de la farsa televisiva Zombis (2010) de
historia”) es suplementada por un continuo Berto Romero, en la que los dos protagonis-
desplazamiento en el espacio, la acampada tas, Berto y Rafael, deponen ser rescatados
es la forma natural de establecer y pensar por los miembros de una comunidad de
una comunidad. En la mencionada The supervivientes alegando que su organización
Walking Dead, los escasos supervivientes de (asamblearia y no dictatorial o simplemente
la ciudad de Atlanta se agrupan en torno a representativa) es propia de “hippies,” exac-
asentamientos provisionales instalados en tamente el mismo argumento higienista que
los bosques aledaños a las afueras, que se un año después la delegación del gobierno
convierten de repente en el centro de una de la Comunidad de Madrid esgrimiría
improvisada metrópolis. Se trata de una contra los indignados acampados en Puerta
situación idéntica a la que propone la pelí- del Sol. Resulta sintomático, a propósito de
cula española La hora fría (2006), de Elio esta y otras coincidencias, que la historia
Quiroga, donde el auténtico debate que se que nos contaban las acampadas del 15-M
plantea en la acampada es cómo producir y que, no sin cierto orgullo demiúrgico,
nuevos vínculos de sociabilidad en las ruinas algunos participantes (organizadores e
de lo que solía ser la civilización. Esta cues- ideólogos) atribuían a su talento visionario,
tión no sólo afecta a la división del trabajo fuera exactamente la misma historia que
o a la redistribución de sus rentas, sino a nos venían contando las novelas y películas
los propios protocolos de actuación y de de zombies desde el principio de la última
legitimación democrática. En el escenario fase de la posmodernidad. Como dato rele-
sin regular del post-apocalipsis, las normas y vante, cabría observar algo que pocas veces
las decisiones deben ser improvisadas como se recuerda: apenas unas semanas antes de
respuesta a situaciones puntuales que salen que se produjera la primera concentración
al paso de los protagonistas. En ese horizon- masiva en Puerta del Sol (el dos de abril de
te abierto por la problemática del fin de la ese año, para ser exactos), una manifesta-
historia, la pregunta de los supervivientes ción igualmente multitudinaria, también
(atrincherados en un centro comercial o convocada a través de las redes sociales y
hacinados en tiendas de campaña a la intem- también cubierta por los medios, había
perie) no puede ser otra que la que Naomi recorrido las calles de Madrid. Se trataba
Klein planteaba en un reciente artículo a de la MZM (marcha zombie de Madrid),
propósito de la emergencia de los nuevos que venía siendo organizada desde 2007
movimientos sociales a partir de 2011: “¿y bajo el lema “porque zombies somos todos”
34 Arizona Journal of Hispanic Cultural Studies
El cine español respondía a estas tan sus ruinas descubren que el agua corre
inercias imaginarias con 3 días de Javier limpia, que los supermercados son centros
Gutiérrez (2008), una película que ade- de abastecimiento gratuito, que las casas
lantaba hábilmente el inevitable escenario vacías están ahí para ser ocupadas. En el
post-apocalíptico a tres jornadas antes de momento en el que todo parecía perdido,
la catástrofe misma, con la excusa de que el cuando desaparece el estado, el mercado y
meteorito todavía no había impactado sobre la civilización, aparecen las cosas que son
la corteza terrestre. ¿No venía a confirmar de todos en un mundo en el que no queda
este argumento que incluso la catástrofe nadie. Aflora, en otras palabras, la proble-
era ya trivial en una película de catástrofes mática de lo común.17 Podría parecer que
y que, en realidad, poco importaba que el esta problemática era nativa al modo de
meteorito impactase o no, porque ese esce- proceder “espontáneo” de las plazas (desde
nario post-apocalíptico era ya el escenario Tahrir hasta Sol o Zuccotti) o que, en el
en el que estábamos viviendo? Lo mismo fondo, emanaba de toda una teorización
sucede con Fin (2012), dirigida por Jorge que había fermentado con independencia
Torregrossa y protagonizada por Maribel de los usos imaginarios que regulaban el
Verdú. Un grupo de viejos amigos se reúnen capitalismo financiero en su fase global.
en una casa de campo para rememorar tiem- Existen, no obstante, razones para argu-
pos pasados. Un oscuro secreto los congrega. mentar que la problemática de lo común se
Este trauma no resuelto (e imposible de su- desprende directamente de las mismas ma-
perar) se manifestará en el momento en que trices de discurso que lo habían engrasado
queden aislados en la cabaña. Al intentar y que habían favorecido su despliegue en el
buscar ayuda, comprenderán que el fin de cine de masas. El lector podrá recordar, por
los tiempos ha llegado y que ya no existe una ejemplo, la epifanía de los supervivientes de
civilización a la que regresar. En su lugar, 28 Days Later (Danny Boyle 2002) ante la
una nueva y exuberante naturaleza—cam- aparición de un caballo salvaje que disuelve
pos de trigo, pueblos abandonados, leones de golpe la pesadilla o, todavía mejor, la es-
errantes—toma poco a poco posesión de las cena del shopping spree en un supermercado
cosas, las inunda de musgo y grietas y las a cuya conclusión Frank (Brendan Gleeson)
devuelve a un inesperado estado primigenio. abandona con una sonrisa su inútil tarjeta
Este escenario post-apocalíptico es, de crédito en el mostrador de la caja. ¿Para
podría pensarse, un escenario de desolación. qué tomar prestado el dinero si uno puede
Chernóbil en Ucrania o Spreepark en Berlín tomar prestadas, directamente, las cosas que
funcionan como reliquias de un viejo orden compra con él, convertidas en artículos de
que resulta ideológicamente inhabitable, uso común?
porque la experiencia del capitalismo de Para España, “el mundo sin nosotros,”
estado soviético no concede, ni puede la fantasía terminal del neoliberalismo, no
conceder, una oportunidad a la nostalgia. tardó en tomar cuerpo en el paisaje baldío
Sin embargo, es de estos lugares invadidos de la meseta castellana. Pero no se trataba
por la naturaleza, testigos de un presente de una película, sino de la vida ordinaria.
perpetuo, de donde inesperadamente brotan Urbanizaciones como Seseña o Ciudad
potencialidades latentes que parecen exceder Valdeluz, construidas con inyecciones de
este paisaje de desolación. En el mundo sin crédito blando alemán y bajo el auspicio de
gente, los pocos supervivientes que transi- la Ley de liberalización del suelo de 1998,
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falta de estabilidad de esa superficie sobre un director de orquesta español que trabaja
la que el futuro comenzaba a construirse: en Colombia, alquila una gran mansión a
la fragilidad de los valores basados en las las afueras de Bogotá. Súbitamente, tras la
expectativas de inversión antes que en su misteriosa desaparición de su novia, Ramí-
productividad material. rez y su nueva pareja (una bella muchacha
En el nuevo y pujante regreso del cine colombiana) empiezan a notar fenómenos
de casas encantadas la situación ha cambiado paranormales que alteran su convivencia
radicalmente. El pánico no proviene de la en la casa. Con el progreso del metraje, el
represión de un “otro” que acecha en las espectador asiste a una revelación insólita:
sombras del inconsciente neoliberal, porque los ruidos y golpes que escuchaban no los
el fantasma que acecha la casa ya no es el causaba ninguna presencia fantasmal, sino
otro. Ya no hay otro en estas películas: el la propia novia de Ramírez, encerrada por
fantasma somos, ahora, nosotros mismos. mero accidente (atrapada dentro de su pro-
Por supuesto, estoy pensando en The Others pia casa) en un habitáculo secreto que un
(2001), de Alejandro Amenábar, donde la oficial nazi habría construido para esconder-
familia aterrada por la presencia de huéspe- se de sus posibles captores. En otras palabras:
des invisibles descubre paulatinamente que el fantasma no era un “otro”—ahora literal-
los que creían fantasmas son en realidad los mente—residiendo al otro lado del muro,
dueños de la casa, mientras que ellos (que sino la propia inquilina de la casa, prisionera
en realidad están muertos) son los fantas- de un extraño laberinto de inmanencia en
mas que la habitan. La historia se repite en el que el otro lado es ya y para siempre este
películas españolas como Darkness (Jaume lado que habitamos.
Balagueró 2002) o Los ojos de Julia (Guillem El otro que es el uno y el uno que es
Morales 2010). En esta última Julia/Belén el otro. Amenábar es, tal vez, el pionero,19
Rueda, que investiga la muerte de su her- pero estoy pensando en todo caso en una
mana invidente a manos de una presencia larga lista de producciones que, habiéndose
misteriosa, se cuela en el centro ocupacional apoderado de la gran pantalla en los últimos
que frecuentaba y se acerca, sin ser notada, años, exploraban de una u otra manera esta
para escuchar la conversación que un grupo premisa: la trilogía, hasta la fecha, de Para-
de mujeres invidentes mantienen en los normal Activity de Oren Peli (2007), Mirrors
vestuarios. Justo cuando una de ellas está a de Alexandre Aja (2008), The Uninvited de
punto de revelar algo crucial sobre la herma- Charles y Thomas Guard (2009), House of
na fallecida, otra mujer siente la presencia the Devil de Ti West (2009), Drag Me to
de Julia y alerta a las otras de que alguien se Hell de Sam Raimi (2009), la tercera entrega
encuentra espiando. En ese momento, Julia, de The Grudge firmada por Toby Wilkins
que persigue un fantasma, comprende que (2009) o películas como The Haunting in
esa presencia inquietante es ella misma en Connecticut (Peter Cornwell 2009), Insi-
el concierto de la ceguera, lo que le ayuda a dious (James Wan 2010) o Apartment 143
comprender la clave de todo el misterio: el (2011) del catalán Carles Torrens. ¿Cuál es el
asesino no es una presencia invisible, sino evento que agrupa a estos filmes más allá de
alguien que sólo se aparece ante personas su mera confluencia en el tiempo? Afirmar
que no pueden ver. Mucho más nítido es que la responsabilidad pertenece a la ola de
todavía el ejemplo que nos proporciona La ejecuciones hipotecarias que desató el crash
cara oculta de Andrés Baiz (2011). Ramírez, de 2008 es, hasta cierto punto, subrayar lo
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obvio. Algunas películas como la mencio- una presencia ajena del espacio propio como
nada Drag Me to Hell hacen explícito este de ocupar un espacio que se presentaba de
supuesto. La mayoría de ellas, no obstante, entrada como extraño. Este es el argumen-
continúan la línea argumental que habían to de Okupados de Fernando Herrero y
heredado de sus predecesoras en los años Eduardo Sainz (2011), la primera película
ochenta. De repente, la familia que acaba española estrenada en redes sociales, que
de comprar su casa soñada en las afueras hace del trauma de la ocupación la presencia
se ve empujada hacia afuera por una fuerza “paranormal” a conjurar: los fantasmas son
invisible, por un enemigo al que ya no es fantasmas de un grupo de jóvenes que vivían
posible poner cara y al que no se puede en la casa que ahora habita la familia y que
expulsar, porque constituye la única ga- murieron antes de ser desalojados. Lo que
rantía de un adentro. Aunque tentadora, la no se puede evacuar en Okupados es cierta
lectura alegórica que se vislumbra aquí (los fantasmagoría, cierta “ocupación” previa que
inquilinos se enfrentan a bancos fantasma no coincide con la ocupación física de la casa
que intentan desahuciarlos) puede resultar (la de sus actuales inquilinos) y que persiste
trivial. El desarrollo de este planteamiento una vez los “okupas” han sido expulsados.
va, de hecho, mucho más allá, pues supone En todos los casos, la problemática es la
una inversión completa de la relación entre misma y consta de dos secuencias:
fantasía y realidad tal y como estaba regulada a) La presentación de la interioridad
en el viejo orden. Después de la crisis de las del evento, la ausencia de una amenaza
hipotecas sub-prime, el espectador compren- exterior a la casa, de otro mundo o de otra
de que en el supuesto de la casa encantada lo dimensión: muy claramente en El orfanato
fantástico no era esa presencia extraña que (Juan Antonio Batona 2007), donde el
interrumpía las vidas de sus propietarios (el misterio al final no requería una explicación
fantasma); por el contrario, esa presencia era trascendente y se resolvía en el plano de una
lo real y la fantasía venía a ser, precisamente, normalidad reprimida, pero también en
aquella que hasta entonces había venido re- REC (2007) y REC 2 (2009) de Paco Plaza y
gulando su “realidad cotidiana”: esa ilusión Jaume Balagueró, un cruce—nada casual en
según la cual el “propietario” que pagaba este contexto de “fin de la historia”—entre
religiosamente su hipoteca vivía como si la relatos de muertos de muertos vivientes y
casa fuera suya (y no de la entidad credi- casas encantadas en el que el reto no era
ticia). Una ilusión que sólo había podido impedir que los zombies (afuera) entraran
mantenerse en base a una serie de actos en el inmueble, sino conseguir escapar de
que la apuntalaban pero que eran, al mismo su adentro maldito. El mismo problema se
tiempo, traumáticos, intangibles e irrepre- repetirá en Extraterrestre (2011) de Nacho
sentables: cada uno de los pagos mensuales Vigalondo y en Los últimos días (2013) de
que permitían seguir diciendo “esta casa es los hermanos David y Álex Pastor, que narra
mía.” Incapaz de hacerles frente, cancelada las consecuencias de una extraña epidemia
esa agencia compulsiva que tejía sus mim- por la que los barceloneses desarrollan un
bres, la fantasía de la propiedad se disuelve miedo cerval a los espacios abiertos que les
y el inquilino, al borde del desahucio, se impide salir de casa.
convierte en el fantasma de su propia casa. b) La problemática del encierro, la
En esta coyuntura de crisis, la trama imposibilidad de escapar de la casa que
no hablaba tanto de desocupar o evacuar se deriva de ella: ¿cómo librarse de una
Víctor M. Pueyo 39
hipoteca que, a través de esa lógica del vertical que no es simbólicamente neutro.
crédito ausente, era al mismo tiempo el La respuesta está arriba, en el último piso,
afuera y el adentro, donde el hechizo era donde los protagonistas buscan la salvación
paradójicamente la única manera de vivir pero sólo encuentran la explicación de su
por afuera de sus límites? castigo. Entre los recortes de periódico que
Creo que es precisamente en esta últi- dan cuenta de la noticia de la “niña Medei-
ma película, REC de Plaza y Balagueró, don- ros” (primera portadora del virus), basta
de se resuelve la aporía de la especificidad el titular de uno de ellos para identificar
de la producción cinematográfica española correctamente el binomio que, a mi juicio,
con respecto a las narrativas globales que define la especificidad del caso español:
le sirven de soporte. Esta especificidad no “Química e Iglesia.”
consiste solamente en el solapamiento entre No es ni mucho menos el único
los relatos de zombies y los relatos de casas ejemplo. Otros largometrajes como Una
encantadas, donde desempleados y des- de zombis (2003) de Miguel Ángel Lamata,
ahuciados son protagonistas cosanguíneos El síndrome de Lázaro (2007) de César del
de un cine perpetrado bajo la arquitectura Álamo o Juan de los muertos (2012) de Ale-
simbólica del “ladrillazo.” Esta especificidad jandro Brugués ya presentaban, seriamente
“glocal” concierne, además, a otra intersec- o en clave de parodia costumbrista, a los
ción de géneros que surge de la lógica del muertos vivientes como vehículos de un
contagio. Me refiero a la intersección que “demonio interior.” A la lógica inmanente
se produce entre los géneros de la multitud del neoliberalismo en su fase multitudinaria
y los géneros de la “subjetividad alienada” y global (el capitalismo sin afuera) se super-
(películas de posesiones diabólicas, abduc- ponía la lógica trascendente del capitalismo
ciones, secuestradores de cuerpos, etc.) que de la alienación: el capitalismo con adentro.
prodigaron su éxito a mediados y finales de El cuerpo hueco del zombie se rellenaba
los setenta. Esta intersección entre el cuerpo entonces de otras ansiedades, si se quiere,
vacío o cuerpo “puro” del zombie (cuerpo previsibles en España. ¿No era el neolibera-
humeano o incluso husserliano) y el cuer- lismo español precisamente el horizonte que
po lleno o cuerpo “endemoniado” (cuerpo preservaba (y normalizaba) el fantasma de
kantiano) del cine que solía cifrar el apo- viejos demonios preexistentes? ¿No seguía
calipsis en términos religiosos permanece “poseído” por las fuerzas vivas del franquis-
ausente, me atrevería a decir, del grueso del mo, siquiera escamoteado o consagrado bajo
cine internacional que explota los mismos la precaria forma de un muerto viviente?
recursos temáticos. Por lo que se refiere a ¿No era éste el horizonte de modernidad
REC de Plaza y Balagueró, impregna cada inconsumada que Guillem Martínez ha
plano y precipita cada golpe de guión: en llamado recientemente “Cultura de la
lo temático, el virus es el resultado de aislar Transición”?20
cierta sustancia química del cuerpo de una Sea como fuere, dentro de este clima
niña endemoniada, la “niña Medeiros;” en de claustrofobia comparecen algunas de las
su forma, la película abandona el habitual claves básicas de lo que significa pensar la
desarrollo horizontal de la huida (campos política en el territorio de la inmanencia. Si
abiertos, carreteras, una cinematografía de no hay un afuera de la ideología, parecían
exteriores) para dejarse atravesar por un eje narrar estas películas, el único margen de
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maniobra disponible consistía en ocupar hecho de que esa disrupción coincidiera con
sus lugares y hacerlos habitables; intentar el orden, de que el lenguaje de la represión
decir: mi casa, mi calle, mi plaza. Por su- se hubiera plegado totalmente al de las de-
puesto también (y esto era un tópico de la mandas populares hasta fundirse con él. Era
publicidad desde hacía muchos años) “mi en este encuentro entre la policía y la polí-
banco.” No en vano, era sólo a partir de la tica, en los términos que propone Jacques
existencia de estas “casas encantadas” y de Rancière,22 donde las demandas populares
sus vecindarios fantasma que la problemáti- habían encontrado su razón de ser.
ca de la “ocupación,” tal y como se presenta Pues lo que su inesperado éxito de-
en los diferentes “Occupy” (desde “Occupy mostraba, tanto como el éxito del nuevo
Wall Street” hasta “Occupy London”), se cine de terror, es que no había ni podía haber
hacía súbitamente tangible. Se trataba, no una ficción política basada en dos lenguajes
por casualidad, de ocupar los espacios vacíos contrapuestos (e.g., el lenguaje del poder y
que había dejado el horizonte despolitizado el lenguaje de la subversión, el lenguaje del
del neoliberalismo (literalmente, las casas consumismo y el lenguaje de cierta alterna-
abandonadas por la especulación inmobi- tiva new age a su hegemonía): toda política
liaria), de producir actividad paranormal en pasaba ahora por la ocupación y la satura-
sus habitaciones. Fue lo que sucedió el dos ción del lenguaje realmente existente. Si la
de agosto de 2011 en Madrid, uno de los retórica de la publicidad, por ejemplo, lleva-
momentos más recordados del movimiento ba años instando al consumidor a considerar
ciudadano del 15 de mayo.21 Cuando las que determinado banco era “su banco,” que
autoridades comprendieron que existía el otro supermercado era “su supermercado” o
riesgo de que la multitud volviera a ocupar que en aquel mundo sin límites ni costuras
la plaza días antes desalojada, un gran con- esta marca era su marca y su mundo, ¿no era
tingente de policía se adelantó e impuso exactamente eso lo que las protestas globales
un cerco alrededor de ella. Los manifestan- estaban reivindicando a pies juntillas, la
tes contemplaron esta decisión como un posibilidad de hacer realidad este mandato
triunfo, porque sólo confirmaba una cosa: y poder decir, con una ambiciosa vocación
que la plaza estaba ya ocupada. No sólo en de literalidad, “mi banco,” “mi casa” o “mi
el sentido, bastante inmediato, de que la mundo”? Apenas unos meses después (el
policía estaba ahí porque el fantasma de la tres de febrero de 2012), como si se tratara
multitud seguía en ella, sino ante todo en de una prolongación de la secuencia abierta
otro sentido mucho más determinante: la por “acampada policía” y en medio de un
policía había hecho la plaza literalmente aluvión de recortes sociales, la policía local
suya, exclusivamente suya; la había conver- de Jerez de la Frontera acampaba en la co-
tido en su lugar de reposo, como si de hecho misaría de la misma localidad para reclamar
hubiera sido obligada a acampar en ella o el pago de sus salarios.23 No era la política
a someterse a su hechizo normalizador. Las la que adoptaba los medios de la policía,
redes sociales bautizaron esta escena inédita entrando de lleno en la lógica violenta de
como “acampada policía” (#acampadapoli- la acción-represión, sino la policía (ahora
cía). Lo que esta escena testimoniaba no era literalmente) la que mostraba su inadecua-
tanto la disrupción de un orden previo, que ción a las dinámicas violentas de su propio
en todo caso permanecía intacto, como el funcionamiento “lógico.”
Víctor M. Pueyo 41
año siguiente de la mano de Steve Hockensmith. debacle, or even a ‘bread and circuses’ attitude
Son sólo los primeros títulos de una larguísima caused by the erosion of democracy and the
lista de versiones Z de clásicos literarios. España Western materialist living’” (244).
y el canon español no han sido ajenos a estas 16
En su versión electrónica del 15 de marzo
inercias editoriales: desde el Lazarillo Z (2009) de 2012.
hasta el Quijote Z (2010), pasando por La casa 17
Pienso en la cuestión de los comunes
de Bernarda Alba zombi (2009) o la reciente como realidades (recursos naturales, productos
publicación de un 1936 Z. La Guerra Civil zombi y servicios) cuyo marco de existencia parece ex-
(2012) por parte de Javier Cosnava. ceder y desafiar la dialéctica propiedad pública/
11
El mejor ejemplo de estos relatos de propiedad privada. Para evaluar la intersección
supervivencia fue el best-seller de Max Brooks de la problemática de los comunes con la crisis
The Zombie Survival Guide: Complete Protection de la burbuja española ver Martín-Cabrera.
from the Living Dead (2003). Brooks trata el 18
El dato lo proporciona el diario Público,
apocalipsis como un “estado de hechos” con- en su edición del once de febrero de 2008:
sumado, al igual que el sorprendente artículo <http://www.publico.es/espana/170299/calles-
de Munz, Hudea, Imad y Smith, que aplica sin-gente>
modelos matemáticos para predecir el compor- 19
Se ha hablado de casas encantadas para
tamiento de un hipotético virus zombie. Este alegorizar la llamada “Cultura de la Transición”
paradigma, amplificado en World War Z (2006) como discurso ocupado. Véase Resina y Ulrich.
y ahora también llevado a la gran pantalla, tuvo 20
El concepto de “Cultura de la Transición”
su réplica española en las novelas de Manuel (CT) acuñado por Martínez tiene la virtud de
Loureiro Apocalipsis Z (2007) y sus secuelas Los producir un marco de referencia que sirve para
días oscuros (2010) y La ira de los justos (2011), ordenar, catalogar e identificar los síntomas
que se convirtieron asimismo en superventas a del fallido proceso de democratización español
las pocas semanas. Si algo consiguen escenificar a partir de 1978, de otra manera dispersos
estos discursos de supervivencia es hasta qué e inconexos. Es, sin embargo, un concepto
punto el paraje post-apocalíptico de lo que solía- igualmente fallido en tanto tiende a pensarse
mos llamar mundo es, en su propia dinámica “desde afuera” del objeto que critica, partiendo
imaginaria, desde su propia lógica constitutiva, de una especie de limbo simbólico desde el que
un estado de excepción: el estado, digamos, de una auto-proclamada “generación” post-CT
“guerra por defecto” en el que insisten Hardt y adquiere su cuota de legitimidad y se prepara
Negri (La multitud 15-31), pero también, acaso, para asumir el relevo. La elección de la palabra
su límite sancionador. “cultura” (no por casualidad, el término favorito
12
Véase Homo Sacer (15-30). de la CT) en detrimento de “ideología” resulta,
13
En una entrevista a Yotan Marom en la en este sentido, reveladora. Uno puede entrar
edición digital de The Nation (9 de enero de y salir de la cultura (inventando subculturas,
2012). produciendo contraculturas), pero no puede en-
14
La marcha zombie de Madrid se ha venido trar—ni salir—de la ideología. Un ejemplo y un
repitiendo todos los años desde el comienzo de síntoma de esta teorización débil del legado de
la crisis, al calor de una gran acogida mediática la transición es la posición de Zapata (141-50).
y contemplando un incremento de participación 21
Al tratarse de un evento virtual, la fuente
sucesivo en cada una de sus ediciones <http:// que mejor lo recoge es el propio hashtag de Twit-
www.marchazombi.es/> ter: <https://twitter.com/#!/acampadapolicía>
15
Roddick es un poco más específico a la 22
Rancière distingue la policía (el orden
hora de establecer las causas materiales que constituido que se presenta a sí mismo como
explican la pertinencia de la catástrofe en los lógico) de la política (la dislocación de este orden
setenta: “a sort of post-Watergate depression, a en términos de la universalización de la “parte
national inferiority complex after the Vietnam que no tiene parte” en él). Ver Rancière (35-60).
44 Arizona Journal of Hispanic Cultural Studies
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