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Arizona Journal of Hispanic Cultural Studies, Volume 17, 2013, pp.


29-46 (Article)

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DOI: 10.1353/hcs.2013.0013

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Access provided by Temple University (19 May 2015 03:06 GMT)


Después del fin de la historia:
Estados de excepción
y escenarios de emergencia
en el cine de terror español
contemporáneo (2002-2013)

P
Víctor M. Pueyo, Assistant ocos géneros como el del “terror” permiten carto-
Professor in the Department grafiar con tanta exactitud las coordenadas imagi-
of Spanish and Portuguese narias que impone el neoliberalismo a partir de los
at Temple University, holds
primeros años ochenta. Lo hace, además, marcando líneas
a Ph.D. in Hispanic Lan-
guages and Literature (Stony divisorias certeras entre sus diferentes fases: desde el periodo
Brook University, 2010). His propiamente consumista de los orígenes (“back to basics”:
interests range from Early frescos suburbanos, slashers y centros comerciales) hasta su
Modern to Modern and Con- congelación en ese marco de “fin de la historia” que modela,
temporary Peninsular Span- después de los eventos del once de septiembre, el panorama
ish Literature and Cultural post-apocalíptico al que las últimas narrativas del género han
Studies. He has published
conseguido acostumbrarnos. El cine de terror pasa por ser, en
an introduction to Luis de
Góngora (Góngora: hacia este sentido, un género orgánico al desarrollo de este nuevo
una poética histórica) and orden internacional; para muchos, su mejor epítome, su más
several articles in scholarly refinado depósito de síntomas.1
outlets such as Journal of Contra esta lectura, que creo justificado considerar
Spanish Cultural Studies, hegemónica, intentaré presentar una argumentación que
Cervantes, Letras Femeni- la respeta y que al mismo tiempo prueba su insuficiencia.
nas, and Calíope. Journal of
Defenderé que son aquellas narrativas que mejor definían
the Society for Renaissance
& Baroque Hispanic Poetry,
los contornos de lo que Fukuyama llamó “fin de la historia”
among others. (narrativas apocalípticas y post-apocalípticas, catástrofes
naturales o sociales) las que, paradójicamente, albergan las
condiciones de posibilidad imaginarias de relatos que exce-
den y que potencialmente cancelan este panorama terminal.2
Me centraré, para demostrarlo, en el caso de España, donde
el género ha cosechado un renovado interés (y un relativo

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éxito de taquilla) en los últimos años, par- presenta ese largo lapso es “a society beset by
ticularmente en torno a tres ejes temáticos fears of infiltration both from without and
concretos: muertos vivientes, catástrofes from within” (1). La doble lógica de la infil-
naturales y casas encantadas.3 Al hacerlo, tración se desplegaba a grandes rasgos en dos
quiero narrar la crisis de la burbuja hipote- narrativas biopolíticas: las de la abducción
caria de otra manera. Quiero narrarla como (desde fuera) o las de la conspiración (desde
sus afectados la vieron en sus casas, en sus dentro). De otro mundo venía la amenaza
televisores y en las salas de cine mientras se de invasores, ultracuerpos y parásitos que
estaba inflando, mientras explotaba y des- nos convertían en autómatas sin emociones,
pués de que explotara, cuando ya se había que imponían sus programas totalitarios.
convertido, sin apenas hacerse notar, en el Desde dentro se abrían paso las posesiones
relato natural de la catástrofe. demoníacas y de otra dimensión, interior
a la nuestra, se deslizaban los fenómenos
paranormales cuya negatividad contribuía
La resurrección de los vivos a definir el estatuto mismo de lo normal.
El otro estaba al otro lado de ese espacio o
Conviene aclarar antes que nada que en-
de ese límite interno.
tiendo el género de terror como un género
Con la caída del muro de Berlín,
estrictamente realista con Jacques Lacan:
el colapso de la Unión Soviética y la di-
lo “Real,” para Lacan, no es la realidad
solución del Comecon, es decir, con la
en sí misma, puesto que esta realidad está desaparición efectiva del otro lado, se
siempre ya simbolizada; lo Real coincide extingue también la posibilidad del otro
con aquello que resiste a la simbolización, como alguien diferente en el único “lado”
el núcleo duro del trauma cuya existencia (el lado-sin-lado) resultante, consumando,
misma “obstruida” explica la necesidad de en un irónico golpe de guión, la profecía
generar una narrativa. En este sentido, el de aquellas narrativas de la Guerra Fría que
cine de terror es aquél cuya trama simbólica tenían su razón de ser en la anticipación de
incluye ya una precaria representación de una homogeneidad distópica. Surge en su
lo real que, sin embargo, sigue escapando a lugar la masa indiferenciada, la multitud
su lógica y apareciendo como extraña con zombie de la que, en todo caso, ya habla-
respecto a ella. Slavoj Žižek denomina a esta ban Paolo Virno o Michael Hardt y Toni
incrustación de lo Real en lo simbólico “lo Negri,5 pero también otros enclaves discur-
Real real” y lo identifica con el monstruo: sivos sólo aparentemente desconectados de
“The real Real [is] the horryfiying Thing, the esta deriva; por ejemplo, y en el contexto
primordial object, from the look into Irma’s español-latinoamericano, los relatos del
throat in the dream, which opens Freud’s “encuentro” entre dos mundos, que apenas
The Interpretation of Dreams, to the Alien in un año después enmarcaban la celebración
Ridley Scott’s film of the same name” (2). de los fastos del Quinto Centenario y cuyo
Naturalmente, este núcleo traumático resultado era el “yo-otro” fusión del multi-
varía con arreglo a las coordenadas históricas culturalismo en su versión hispánica.6
en las que se inscribe. El cine de terror antes La lógica del contagio sustituía a la
del “fin de la historia” global respondía a los lógica conspirativa de la abducción, los
imperativos ideológicos de la Guerra Fría.4 virus a las invasiones extraterrestres. Como
Según Cynthia Hendershot, lo que nos afirma Ken Gelder:
Víctor M. Pueyo 31

Horror […] refused to honour the Sin duda, la configuración de esta


sanctity of boundaries and borders, disyuntiva constituye el nudo más grueso de
whether they were national or bodily. una nítida estrategia neoliberal que, contra
Infection and inhabitation (hence: lo que el sentido común de la posmoderni-
spectralisation, hybridity, etc.) thus dad haría prever, sigue apelando a la persona
emerged as dominant horror tropes.
o al individuo (“lo humano”) para advertir
(35)
a las multitudes que ella misma ha produ-
cido sobre los peligros de la solidaridad. Tal
El otro ya no era alguien diferente: era po- solidaridad había empezado a manifestarse
tencialmente uno mismo, cualquiera, toda el 15 de mayo de 2011, cuando urgidos
persona que tuviera cuerpo (“anybody”) y por la vorágine de la crisis global y bajo el
fuera, por tanto, susceptible de contagio. lema “no somos mercancía en manos de
La multitudinaria producción de AMC políticos y banqueros,” grupos de ciudada-
The Walking Dead (Frank Darabont 2010) nos acudieron en masa a la convocatoria de
ofrece un claro ejemplo de trama de desar- diversas plataformas sociales que confluían
rollo vírico. Cuando el ayudante del sheriff en su exigencia de una “democracia real.”
Rick Grimes despierta en un hospital tras Estas manifestaciones acabarían cuajando
haber permanecido durante meses en estado en acampadas erigidas en las plazas de
de coma, su constatación de que hordas de decenas de ciudades españolas (siendo el
muertos vivientes deambulan ahora por el emplazamiento más icónico el de Puerta del
mundo debería equivaler al descubrimiento Sol en Madrid), cuyo fin era, en principio,
de un “otro” al que hay que mantener al la organización de asambleas populares. La
margen, por el que no hay que dejarse marea ciudadana respondía así a una serie
contagiar. Semanas después, sin embargo, de políticas de ajuste (reducción de salarios
este escenario se demuestra erróneo: un y servicios públicos, congelación de las
científico de nombre Jenner revela a Rick, pensiones, etc.) que se empezaron a aplicar
en un momento climático de la serie, que con el cometido de reducir el déficit público,
de nada sirve preocuparse por el contagio, consecuencia, a su vez, del elevado de des-
empleo generado por la súbita explosión de
ya que todos estamos ya de entrada infecta-
la burbuja inmobiliaria. Las sucesivas leyes
dos por ese mismo virus del que creíamos
de liberalización de suelo, la forzosa bajada
portadores a los otros.
de tipos de interés o el incentivo de políticas
Bajo este supuesto, resultaba impo-
de préstamo predatorias son sólo algunas
sible representar en un eje discontinuo de las ya conocidas causas de su hincha-
las viejas categorías de clase (proletariado, miento durante las dos décadas anteriores.
burguesía, clase media).7 La única operación Su examen—el examen de la crisis—queda
discursiva que permitía el nuevo contrato fuera del alcance de este trabajo, pero no las
global era un vago, y al mismo tiempo respuestas que suscita su estallido y que se
providencial, gesto identitario que consistía incrustan, con inusitada frecuencia, en este
en decir: “yo no soy zombie, soy persona,” imaginario del “muerto viviente.”8
precisamente porque el peligro del contagio Significativamente, una de las consig-
era lo que situaba a los supervivientes en un nas más recordadas de las concentraciones
nuevo umbral, en una nueva disyuntiva: ser era la de “somos personas.” Este lema preten-
persona o dejar de serlo. día, claro está, combatir la criminalización
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de la protesta, pero el carácter colectivo letariado) en la fantasía inconsútil de una


y directamente obvio de su formulación eterna clase media, sólo puede reconocerse
destapaba, de manera más importante, una como persona en el orden simbólico de su
semántica que la constituía desde adentro: si ausencia, cuya huella es la silueta indiferen-
parecía necesario reivindicar esta diferencia ciada del zombie.
entre “ser persona” y “no serlo” era por el En este sentido, un análisis correcto
particular régimen de indiferenciación bio- de este fenómeno pasaría por el reconoci-
política del que esta reivindicación emergía miento de dos temporalidades convergen-
de antemano. Su mejor ejemplo tenía lugar tes. Por un lado, el relato maestro de los
pocos meses después y al hilo de las propias muertos vivientes era, y sigue siendo, un
demandas ciudadanas. A principios de relato de fuerte cuño neoliberal, surgido
2012, en un país en quiebra y al borde del de la descomposición de las luchas socia-
rescate financiero, circulaba anónimamente les y sindicales de finales de los setenta e
por las redes sociales una curiosa fotografía- instalado en la problemática general del
denuncia. Apurando la lógica del hombre- “fin de la historia.”10 Prueba de ello es que
anuncio y aparatosamente caracterizado las primeras narrativas que produce son
como un zombie, su protagonista, José, narrativas del desaliento, de lo inevitable,
paseaba un cartel en que podía leerse “The empotradas, como lo están, en la certeza
Working Dead,” en clara alusión al éxito de que el mundo realmente ha tocado a su
que había suscitado en España (cuya tasa de fin, de que el progreso era esto. La premisa
desempleo ya superaba del 20%) la mencio- básica en este contexto es la supervivencia.
nada producción de AMC. Su curriculum Si algo caracteriza la trama de la literatura
vitae completaba el mensaje: y el cine de muertos vivientes es su acep-
tación tácita de un inapelable darwinismo
nombre: José; edad: 36; estudios social: sin otra expectativa de redención
FP2: electrónica; experiencia: téc- colectiva u hoja de ruta para el futuro (no
nico ofimático (10 años); mecánico way, José), el objetivo prioritario es salvarse
en H.M.I.; conocimientos básicos de a uno mismo, seguir burlando al contagio,
fontanería y electricidad.9 llegar a mañana. No se trata tanto de que
sea imposible hacer planes, sino del hecho
La tentación, en función de los hábitos de que, en ausencia de un futuro en el que
adquiridos dentro de otros horizontes llevarlos a cabo, toda planificación obedece
ideológicos, sería leer a este ciudadano a un imperativo pragmático.11
como un “obrero disfrazado de zombie” Por otro lado, y de forma crucial,
o incluso, ajustándonos a premisas más cuando se habla de relatos de supervivencia
contemporáneas, como una “persona dis- lo que suele omitirse es el reverso lógico de
frazada de zombie.” Creo, sin embargo, que esta narrativa: una especie de sub-trama,
la lectura más exacta, y la más acorde con cada vez más frecuente y perturbadora, que
su propia reivindicación, sería reconocer esta narrativa pone en marcha. Su descrip-
en esta imagen a un “zombie disfrazado de ción puede, en algunos momentos, coincidir
persona.” Es decir, a alguien que, en los es- con la descripción que Giorgio Agamben
trechos márgenes del entramado neoliberal hace de los estados de excepción, pero en
que desmanteló la esfera de la producción, ocasiones la excede y la cuestiona.12 En
que sumió sus polaridades (burguesía/pro- ausencia de estado, de aparatos públicos e
Víctor M. Pueyo 33

instituciones, la propia excepción (ese súbito ahora, qué?” (“what’s next?”).13 Al tratarse de
estado de naturaleza auspiciado por el fin de una pregunta que impacta sobre el destino
la historia) se convierte rápidamente en la del grupo y no sólo sobre el de cada uno de
regla, muestra su virtual coincidencia con los individuos que lo forman, obtener una
ella; lo hace en la medida en que supone la respuesta exige implementar mecanismos
emergencia de nuevos hábitos de sociabili- conciliares, rutinas asamblearias e instru-
dad, de nuevas normas y procedimientos mentos improvisados de democracia directa.
que sólo son pensables desde el interior de La pregunta se formula, en otras palabras, en
ese estado de excepción (18-19). el contexto de una ágora abierta que el clima
De este modo, en los relatos itineran- mismo de la excepción ha hecho necesaria.
tes de muertos vivientes, donde la carencia De ahí partía, no en vano, el argumen-
de una perspectiva temporal (“el fin de la to de la farsa televisiva Zombis (2010) de
historia”) es suplementada por un continuo Berto Romero, en la que los dos protagonis-
desplazamiento en el espacio, la acampada tas, Berto y Rafael, deponen ser rescatados
es la forma natural de establecer y pensar por los miembros de una comunidad de
una comunidad. En la mencionada The supervivientes alegando que su organización
Walking Dead, los escasos supervivientes de (asamblearia y no dictatorial o simplemente
la ciudad de Atlanta se agrupan en torno a representativa) es propia de “hippies,” exac-
asentamientos provisionales instalados en tamente el mismo argumento higienista que
los bosques aledaños a las afueras, que se un año después la delegación del gobierno
convierten de repente en el centro de una de la Comunidad de Madrid esgrimiría
improvisada metrópolis. Se trata de una contra los indignados acampados en Puerta
situación idéntica a la que propone la pelí- del Sol. Resulta sintomático, a propósito de
cula española La hora fría (2006), de Elio esta y otras coincidencias, que la historia
Quiroga, donde el auténtico debate que se que nos contaban las acampadas del 15-M
plantea en la acampada es cómo producir y que, no sin cierto orgullo demiúrgico,
nuevos vínculos de sociabilidad en las ruinas algunos participantes (organizadores e
de lo que solía ser la civilización. Esta cues- ideólogos) atribuían a su talento visionario,
tión no sólo afecta a la división del trabajo fuera exactamente la misma historia que
o a la redistribución de sus rentas, sino a nos venían contando las novelas y películas
los propios protocolos de actuación y de de zombies desde el principio de la última
legitimación democrática. En el escenario fase de la posmodernidad. Como dato rele-
sin regular del post-apocalipsis, las normas y vante, cabría observar algo que pocas veces
las decisiones deben ser improvisadas como se recuerda: apenas unas semanas antes de
respuesta a situaciones puntuales que salen que se produjera la primera concentración
al paso de los protagonistas. En ese horizon- masiva en Puerta del Sol (el dos de abril de
te abierto por la problemática del fin de la ese año, para ser exactos), una manifesta-
historia, la pregunta de los supervivientes ción igualmente multitudinaria, también
(atrincherados en un centro comercial o convocada a través de las redes sociales y
hacinados en tiendas de campaña a la intem- también cubierta por los medios, había
perie) no puede ser otra que la que Naomi recorrido las calles de Madrid. Se trataba
Klein planteaba en un reciente artículo a de la MZM (marcha zombie de Madrid),
propósito de la emergencia de los nuevos que venía siendo organizada desde 2007
movimientos sociales a partir de 2011: “¿y bajo el lema “porque zombies somos todos”
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y cuyos recursos se destinaron, a partir de representa una excepción al orden de las


posteriores ediciones, a diversas causas be- regularidades, sino la adopción de la excep-
néficas.14 Sobra decir que este imaginario ción misma como criterio de regularidad.
del muerto viviente pronto se incorporaría a Estos nuevos discursos de la catástrofe no
las protestas contra los recortes públicos que se centran, en consecuencia, tanto en el
tuvieron lugar durante los meses siguientes, desastre mismo como en su momento in-
mostrando, como en un revelado fotográfi- mediatamente posterior. Ya no se trata de
co, su auténtico margen de legibilidad. evitar la catástrofe, sino de aprender a vivir
y a convivir con ella. Este clima de normali-
Después de la calma dad absoluta dentro de la catástrofe es algo
relativamente nuevo, pero sin duda sólo
viene la tormenta comprensible a partir de un cierto grado
de interiorización de ese fin del mundo/fin
El segundo discurso que es necesario ex- de la historia que provee su marco natural
aminar aquí es el del cine de catástrofes. de expectativas. Sólo dentro de este marco,
Durante los últimos años hemos asistido que elide el futuro como instancia sucesiva,
al fenómeno curioso y progresivo de la de- puede pensarse de otra manera lo que viene
moralización de la catástrofe. Todavía en después. La lógica de la interrupción es, en
los años setenta, en pleno auge de este tipo efecto, el supuesto básico sobre el que se
de producciones (e.g., Airport, Earthquake, sustenta una pregunta inquietante: si la
The Towering Inferno o The Day After, por historia no va a continuar, ¿qué es esto que
nombrar algunas), la catástrofe tenía un está sucediendo mientras respiramos? De
signo humano. Alguien la había causado y manera poco casual, y entiendo que moti-
se podía cargar, por tanto, en la cuenta de vada y propiciada por esta problemática, ha
la vanidad o de la estupidez del hombre: irrumpido en los últimos años la tendencia
el edificio era demasiado alto, el barco a recrear o fotografiar paisajes sin gente,
demasiado lujoso o la ciencia no había donde de manera tópica—el lector recono-
calculado correctamente los riesgos de su cerá enseguida estas imágenes—emergen las
ambición. Stephen Keane insiste en este ruinas, la hiedra devora edificios y el viento
hecho, por lo demás evidente: “Disaster empuja columpios oxidados. Es la temática
movies work on the perennial theme of que se percibe en todos los ámbitos de una
the ‘hubris’ and all the marks of ‘civiliza- reciente “cultura de masas,” desde la litera-
tion’—from moral codes to technological tura (destaca el ensayo de Alan Weissman,
systems—duly fail in the disaster” (14).15 El mundo sin nosotros, traducido al caste-
Narrativas de vocación claramente “pro- llano por Debate en 2007) al mundo del
gresista” encontraban así su límite en este software (véanse, por ejemplo, títulos como
humanismo pacifista y pacato, que aspiraba Ruin o Fallout), pasando por la televisión
a ejercer desde Hollywood el arbitraje o la fotografía, con el excelente reportaje
moral de un oportuno tercio excluso entre gráfico de la revista The Atlantic, titulado “A
extremos prohibidos. World Without People.”16 Películas como
En el nuevo cine de catástrofes, sin Chernobyl Diaries (2012) de Bradley Parker
embargo, la catástrofe no es sólo una catás- y la nueva producción de NBC Revolution
trofe natural. También es, por añadidura, (2012) de Eric Kripke sólo refuerzan su
una catástrofe naturalizada. Es decir: no cada vez más desconcertante vigor.
Víctor M. Pueyo 35

El cine español respondía a estas tan sus ruinas descubren que el agua corre
inercias imaginarias con 3 días de Javier limpia, que los supermercados son centros
Gutiérrez (2008), una película que ade- de abastecimiento gratuito, que las casas
lantaba hábilmente el inevitable escenario vacías están ahí para ser ocupadas. En el
post-apocalíptico a tres jornadas antes de momento en el que todo parecía perdido,
la catástrofe misma, con la excusa de que el cuando desaparece el estado, el mercado y
meteorito todavía no había impactado sobre la civilización, aparecen las cosas que son
la corteza terrestre. ¿No venía a confirmar de todos en un mundo en el que no queda
este argumento que incluso la catástrofe nadie. Aflora, en otras palabras, la proble-
era ya trivial en una película de catástrofes mática de lo común.17 Podría parecer que
y que, en realidad, poco importaba que el esta problemática era nativa al modo de
meteorito impactase o no, porque ese esce- proceder “espontáneo” de las plazas (desde
nario post-apocalíptico era ya el escenario Tahrir hasta Sol o Zuccotti) o que, en el
en el que estábamos viviendo? Lo mismo fondo, emanaba de toda una teorización
sucede con Fin (2012), dirigida por Jorge que había fermentado con independencia
Torregrossa y protagonizada por Maribel de los usos imaginarios que regulaban el
Verdú. Un grupo de viejos amigos se reúnen capitalismo financiero en su fase global.
en una casa de campo para rememorar tiem- Existen, no obstante, razones para argu-
pos pasados. Un oscuro secreto los congrega. mentar que la problemática de lo común se
Este trauma no resuelto (e imposible de su- desprende directamente de las mismas ma-
perar) se manifestará en el momento en que trices de discurso que lo habían engrasado
queden aislados en la cabaña. Al intentar y que habían favorecido su despliegue en el
buscar ayuda, comprenderán que el fin de cine de masas. El lector podrá recordar, por
los tiempos ha llegado y que ya no existe una ejemplo, la epifanía de los supervivientes de
civilización a la que regresar. En su lugar, 28 Days Later (Danny Boyle 2002) ante la
una nueva y exuberante naturaleza—cam- aparición de un caballo salvaje que disuelve
pos de trigo, pueblos abandonados, leones de golpe la pesadilla o, todavía mejor, la es-
errantes—toma poco a poco posesión de las cena del shopping spree en un supermercado
cosas, las inunda de musgo y grietas y las a cuya conclusión Frank (Brendan Gleeson)
devuelve a un inesperado estado primigenio. abandona con una sonrisa su inútil tarjeta
Este escenario post-apocalíptico es, de crédito en el mostrador de la caja. ¿Para
podría pensarse, un escenario de desolación. qué tomar prestado el dinero si uno puede
Chernóbil en Ucrania o Spreepark en Berlín tomar prestadas, directamente, las cosas que
funcionan como reliquias de un viejo orden compra con él, convertidas en artículos de
que resulta ideológicamente inhabitable, uso común?
porque la experiencia del capitalismo de Para España, “el mundo sin nosotros,”
estado soviético no concede, ni puede la fantasía terminal del neoliberalismo, no
conceder, una oportunidad a la nostalgia. tardó en tomar cuerpo en el paisaje baldío
Sin embargo, es de estos lugares invadidos de la meseta castellana. Pero no se trataba
por la naturaleza, testigos de un presente de una película, sino de la vida ordinaria.
perpetuo, de donde inesperadamente brotan Urbanizaciones como Seseña o Ciudad
potencialidades latentes que parecen exceder Valdeluz, construidas con inyecciones de
este paisaje de desolación. En el mundo sin crédito blando alemán y bajo el auspicio de
gente, los pocos supervivientes que transi- la Ley de liberalización del suelo de 1998,
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se convirtieron, tras la explosión de la bur- casa es el cónclave imaginario que escenifica


buja inmobiliaria, en verdaderas ciudades la amenaza del “otro” y su temida irrupción
fantasma. En Valdeluz, proyectada para en la vida cotidiana (Worland 266-73). Esta
unas treinta y cuatro mil personas, apenas vida cotidiana se desarrolla, a principios de
viven en este momento en que escribo un los años ochenta, en el escenario suburbano
centenar de familias.18 Con la caída de la de la expansión urbanística promovida por
demanda (resultado del desequilibrio entre el thatcherismo primero y por la adminis-
la inflación crediticia y la masa salarial), tración Reagan poco después. Gran parte
las promotoras inmobiliarias tendrían que de las obras clásicas del género se agolpan,
pagar a sus prestamistas, españoles y extran- por esta razón, en un intervalo de tiempo
jeros, con el stock de vivienda sobrante, que muy reducido: The Amityville Horror de
los bancos utilizarían a su vez para maqui- Stuart Rosenberg (1979), The Changeling de
llar sus balances. Sin embargo, el déficit de Peter Medak (1980), The Shining de Stanley
liquidez real les obligaría a restringir el cré- Kubrik (1980), Ghost Story de John Irving
dito, dejando a miles de familias sin acceso (1981), The Entity de Sidney Furie (1982)
a una residencia y a miles de viviendas sin o la propia Poltergeist (1982). No suele
acceso a una familia, como explica Yalman faltar, en algunas de ellas, cierta tendencia
Onaran en el (muy interesante) capítulo al “comentario social.” Algunos de estos
dedicado a la crisis española de su reciente comentarios pueden pasar fácilmente des-
Zombie Banks (29-31) ¿Cómo no ver en esta apercibidos. En Poltergeist de Tobe Hooper,
contradicción—casas sin gente/gente sin Steven es un arquitecto que se muda a una
casa—ese excedente alienado básico que pone de las viviendas que la promotora inmobili-
en marcha la problemática de los comunes? aria para la que trabaja ha construido en la
¿No era su propia condición de posibilidad? comunidad idílica de Cuesta Verde. Sabe-
mos, porque está abierto encima de la cama,
En este caso, y al igual que había sucedido al
que Steven está leyendo esos días un libro
final de la Guerra Fría, el relato sustentador
sobre las entonces novedosas “Reaganomics”
de toda esa serie de prácticas que solemos
(políticas de desregulación y contracción del
asociar al neoliberalismo (la certeza de ha-
gasto público implementadas por el presi-
bitar un grado cero de la historia, la certeza
dente Reagan). Al día siguiente de sufrir el
de poder abandonarlo) se hacía realidad con
primer episodio paranormal, un temblor
la contundencia de una profecía, pero era
que la familia confunde con un pequeño
la profecía de algo que ya había sucedido.
seísmo, Steven discute con varios operarios
la razón por la que la casa fue la única en
Casa tomada resentirse del terremoto. Entre sus explica-
ciones, se desliza una que el espectador, si
El tercer género que quiero considerar vive ha prestado atención, debería considerar
un momento de extraña y delirante fecundi- bizarra: al parecer, la casa fue diseñada con
dad. Me refiero al cine de casas encantadas. excesiva premura y sus estándares de con-
Nuevamente, la pregunta debería ser: ¿qué strucción (“construction standards”) son de-
es una casa encantada? La respuesta es siem- masiado “liberales” (“liberal”). Por supuesto,
pre una respuesta histórica. Como artefacto la palabra liberal significa también “ligero,”
imaginario de la Guerra Fría, una casa en- “escasamente sólido,” pero el significado que
cantada era una casa poseída por otros. La parece prevalecer es aquel que hace notar la
Víctor M. Pueyo 37

falta de estabilidad de esa superficie sobre un director de orquesta español que trabaja
la que el futuro comenzaba a construirse: en Colombia, alquila una gran mansión a
la fragilidad de los valores basados en las las afueras de Bogotá. Súbitamente, tras la
expectativas de inversión antes que en su misteriosa desaparición de su novia, Ramí-
productividad material. rez y su nueva pareja (una bella muchacha
En el nuevo y pujante regreso del cine colombiana) empiezan a notar fenómenos
de casas encantadas la situación ha cambiado paranormales que alteran su convivencia
radicalmente. El pánico no proviene de la en la casa. Con el progreso del metraje, el
represión de un “otro” que acecha en las espectador asiste a una revelación insólita:
sombras del inconsciente neoliberal, porque los ruidos y golpes que escuchaban no los
el fantasma que acecha la casa ya no es el causaba ninguna presencia fantasmal, sino
otro. Ya no hay otro en estas películas: el la propia novia de Ramírez, encerrada por
fantasma somos, ahora, nosotros mismos. mero accidente (atrapada dentro de su pro-
Por supuesto, estoy pensando en The Others pia casa) en un habitáculo secreto que un
(2001), de Alejandro Amenábar, donde la oficial nazi habría construido para esconder-
familia aterrada por la presencia de huéspe- se de sus posibles captores. En otras palabras:
des invisibles descubre paulatinamente que el fantasma no era un “otro”—ahora literal-
los que creían fantasmas son en realidad los mente—residiendo al otro lado del muro,
dueños de la casa, mientras que ellos (que sino la propia inquilina de la casa, prisionera
en realidad están muertos) son los fantas- de un extraño laberinto de inmanencia en
mas que la habitan. La historia se repite en el que el otro lado es ya y para siempre este
películas españolas como Darkness (Jaume lado que habitamos.
Balagueró 2002) o Los ojos de Julia (Guillem El otro que es el uno y el uno que es
Morales 2010). En esta última Julia/Belén el otro. Amenábar es, tal vez, el pionero,19
Rueda, que investiga la muerte de su her- pero estoy pensando en todo caso en una
mana invidente a manos de una presencia larga lista de producciones que, habiéndose
misteriosa, se cuela en el centro ocupacional apoderado de la gran pantalla en los últimos
que frecuentaba y se acerca, sin ser notada, años, exploraban de una u otra manera esta
para escuchar la conversación que un grupo premisa: la trilogía, hasta la fecha, de Para-
de mujeres invidentes mantienen en los normal Activity de Oren Peli (2007), Mirrors
vestuarios. Justo cuando una de ellas está a de Alexandre Aja (2008), The Uninvited de
punto de revelar algo crucial sobre la herma- Charles y Thomas Guard (2009), House of
na fallecida, otra mujer siente la presencia the Devil de Ti West (2009), Drag Me to
de Julia y alerta a las otras de que alguien se Hell de Sam Raimi (2009), la tercera entrega
encuentra espiando. En ese momento, Julia, de The Grudge firmada por Toby Wilkins
que persigue un fantasma, comprende que (2009) o películas como The Haunting in
esa presencia inquietante es ella misma en Connecticut (Peter Cornwell 2009), Insi-
el concierto de la ceguera, lo que le ayuda a dious (James Wan 2010) o Apartment 143
comprender la clave de todo el misterio: el (2011) del catalán Carles Torrens. ¿Cuál es el
asesino no es una presencia invisible, sino evento que agrupa a estos filmes más allá de
alguien que sólo se aparece ante personas su mera confluencia en el tiempo? Afirmar
que no pueden ver. Mucho más nítido es que la responsabilidad pertenece a la ola de
todavía el ejemplo que nos proporciona La ejecuciones hipotecarias que desató el crash
cara oculta de Andrés Baiz (2011). Ramírez, de 2008 es, hasta cierto punto, subrayar lo
38 Arizona Journal of Hispanic Cultural Studies

obvio. Algunas películas como la mencio- una presencia ajena del espacio propio como
nada Drag Me to Hell hacen explícito este de ocupar un espacio que se presentaba de
supuesto. La mayoría de ellas, no obstante, entrada como extraño. Este es el argumen-
continúan la línea argumental que habían to de Okupados de Fernando Herrero y
heredado de sus predecesoras en los años Eduardo Sainz (2011), la primera película
ochenta. De repente, la familia que acaba española estrenada en redes sociales, que
de comprar su casa soñada en las afueras hace del trauma de la ocupación la presencia
se ve empujada hacia afuera por una fuerza “paranormal” a conjurar: los fantasmas son
invisible, por un enemigo al que ya no es fantasmas de un grupo de jóvenes que vivían
posible poner cara y al que no se puede en la casa que ahora habita la familia y que
expulsar, porque constituye la única ga- murieron antes de ser desalojados. Lo que
rantía de un adentro. Aunque tentadora, la no se puede evacuar en Okupados es cierta
lectura alegórica que se vislumbra aquí (los fantasmagoría, cierta “ocupación” previa que
inquilinos se enfrentan a bancos fantasma no coincide con la ocupación física de la casa
que intentan desahuciarlos) puede resultar (la de sus actuales inquilinos) y que persiste
trivial. El desarrollo de este planteamiento una vez los “okupas” han sido expulsados.
va, de hecho, mucho más allá, pues supone En todos los casos, la problemática es la
una inversión completa de la relación entre misma y consta de dos secuencias:
fantasía y realidad tal y como estaba regulada a) La presentación de la interioridad
en el viejo orden. Después de la crisis de las del evento, la ausencia de una amenaza
hipotecas sub-prime, el espectador compren- exterior a la casa, de otro mundo o de otra
de que en el supuesto de la casa encantada lo dimensión: muy claramente en El orfanato
fantástico no era esa presencia extraña que (Juan Antonio Batona 2007), donde el
interrumpía las vidas de sus propietarios (el misterio al final no requería una explicación
fantasma); por el contrario, esa presencia era trascendente y se resolvía en el plano de una
lo real y la fantasía venía a ser, precisamente, normalidad reprimida, pero también en
aquella que hasta entonces había venido re- REC (2007) y REC 2 (2009) de Paco Plaza y
gulando su “realidad cotidiana”: esa ilusión Jaume Balagueró, un cruce—nada casual en
según la cual el “propietario” que pagaba este contexto de “fin de la historia”—entre
religiosamente su hipoteca vivía como si la relatos de muertos de muertos vivientes y
casa fuera suya (y no de la entidad credi- casas encantadas en el que el reto no era
ticia). Una ilusión que sólo había podido impedir que los zombies (afuera) entraran
mantenerse en base a una serie de actos en el inmueble, sino conseguir escapar de
que la apuntalaban pero que eran, al mismo su adentro maldito. El mismo problema se
tiempo, traumáticos, intangibles e irrepre- repetirá en Extraterrestre (2011) de Nacho
sentables: cada uno de los pagos mensuales Vigalondo y en Los últimos días (2013) de
que permitían seguir diciendo “esta casa es los hermanos David y Álex Pastor, que narra
mía.” Incapaz de hacerles frente, cancelada las consecuencias de una extraña epidemia
esa agencia compulsiva que tejía sus mim- por la que los barceloneses desarrollan un
bres, la fantasía de la propiedad se disuelve miedo cerval a los espacios abiertos que les
y el inquilino, al borde del desahucio, se impide salir de casa.
convierte en el fantasma de su propia casa. b) La problemática del encierro, la
En esta coyuntura de crisis, la trama imposibilidad de escapar de la casa que
no hablaba tanto de desocupar o evacuar se deriva de ella: ¿cómo librarse de una
Víctor M. Pueyo 39

hipoteca que, a través de esa lógica del vertical que no es simbólicamente neutro.
crédito ausente, era al mismo tiempo el La respuesta está arriba, en el último piso,
afuera y el adentro, donde el hechizo era donde los protagonistas buscan la salvación
paradójicamente la única manera de vivir pero sólo encuentran la explicación de su
por afuera de sus límites? castigo. Entre los recortes de periódico que
Creo que es precisamente en esta últi- dan cuenta de la noticia de la “niña Medei-
ma película, REC de Plaza y Balagueró, don- ros” (primera portadora del virus), basta
de se resuelve la aporía de la especificidad el titular de uno de ellos para identificar
de la producción cinematográfica española correctamente el binomio que, a mi juicio,
con respecto a las narrativas globales que define la especificidad del caso español:
le sirven de soporte. Esta especificidad no “Química e Iglesia.”
consiste solamente en el solapamiento entre No es ni mucho menos el único
los relatos de zombies y los relatos de casas ejemplo. Otros largometrajes como Una
encantadas, donde desempleados y des- de zombis (2003) de Miguel Ángel Lamata,
ahuciados son protagonistas cosanguíneos El síndrome de Lázaro (2007) de César del
de un cine perpetrado bajo la arquitectura Álamo o Juan de los muertos (2012) de Ale-
simbólica del “ladrillazo.” Esta especificidad jandro Brugués ya presentaban, seriamente
“glocal” concierne, además, a otra intersec- o en clave de parodia costumbrista, a los
ción de géneros que surge de la lógica del muertos vivientes como vehículos de un
contagio. Me refiero a la intersección que “demonio interior.” A la lógica inmanente
se produce entre los géneros de la multitud del neoliberalismo en su fase multitudinaria
y los géneros de la “subjetividad alienada” y global (el capitalismo sin afuera) se super-
(películas de posesiones diabólicas, abduc- ponía la lógica trascendente del capitalismo
ciones, secuestradores de cuerpos, etc.) que de la alienación: el capitalismo con adentro.
prodigaron su éxito a mediados y finales de El cuerpo hueco del zombie se rellenaba
los setenta. Esta intersección entre el cuerpo entonces de otras ansiedades, si se quiere,
vacío o cuerpo “puro” del zombie (cuerpo previsibles en España. ¿No era el neolibera-
humeano o incluso husserliano) y el cuer- lismo español precisamente el horizonte que
po lleno o cuerpo “endemoniado” (cuerpo preservaba (y normalizaba) el fantasma de
kantiano) del cine que solía cifrar el apo- viejos demonios preexistentes? ¿No seguía
calipsis en términos religiosos permanece “poseído” por las fuerzas vivas del franquis-
ausente, me atrevería a decir, del grueso del mo, siquiera escamoteado o consagrado bajo
cine internacional que explota los mismos la precaria forma de un muerto viviente?
recursos temáticos. Por lo que se refiere a ¿No era éste el horizonte de modernidad
REC de Plaza y Balagueró, impregna cada inconsumada que Guillem Martínez ha
plano y precipita cada golpe de guión: en llamado recientemente “Cultura de la
lo temático, el virus es el resultado de aislar Transición”?20
cierta sustancia química del cuerpo de una Sea como fuere, dentro de este clima
niña endemoniada, la “niña Medeiros;” en de claustrofobia comparecen algunas de las
su forma, la película abandona el habitual claves básicas de lo que significa pensar la
desarrollo horizontal de la huida (campos política en el territorio de la inmanencia. Si
abiertos, carreteras, una cinematografía de no hay un afuera de la ideología, parecían
exteriores) para dejarse atravesar por un eje narrar estas películas, el único margen de
40 Arizona Journal of Hispanic Cultural Studies

maniobra disponible consistía en ocupar hecho de que esa disrupción coincidiera con
sus lugares y hacerlos habitables; intentar el orden, de que el lenguaje de la represión
decir: mi casa, mi calle, mi plaza. Por su- se hubiera plegado totalmente al de las de-
puesto también (y esto era un tópico de la mandas populares hasta fundirse con él. Era
publicidad desde hacía muchos años) “mi en este encuentro entre la policía y la polí-
banco.” No en vano, era sólo a partir de la tica, en los términos que propone Jacques
existencia de estas “casas encantadas” y de Rancière,22 donde las demandas populares
sus vecindarios fantasma que la problemáti- habían encontrado su razón de ser.
ca de la “ocupación,” tal y como se presenta Pues lo que su inesperado éxito de-
en los diferentes “Occupy” (desde “Occupy mostraba, tanto como el éxito del nuevo
Wall Street” hasta “Occupy London”), se cine de terror, es que no había ni podía haber
hacía súbitamente tangible. Se trataba, no una ficción política basada en dos lenguajes
por casualidad, de ocupar los espacios vacíos contrapuestos (e.g., el lenguaje del poder y
que había dejado el horizonte despolitizado el lenguaje de la subversión, el lenguaje del
del neoliberalismo (literalmente, las casas consumismo y el lenguaje de cierta alterna-
abandonadas por la especulación inmobi- tiva new age a su hegemonía): toda política
liaria), de producir actividad paranormal en pasaba ahora por la ocupación y la satura-
sus habitaciones. Fue lo que sucedió el dos ción del lenguaje realmente existente. Si la
de agosto de 2011 en Madrid, uno de los retórica de la publicidad, por ejemplo, lleva-
momentos más recordados del movimiento ba años instando al consumidor a considerar
ciudadano del 15 de mayo.21 Cuando las que determinado banco era “su banco,” que
autoridades comprendieron que existía el otro supermercado era “su supermercado” o
riesgo de que la multitud volviera a ocupar que en aquel mundo sin límites ni costuras
la plaza días antes desalojada, un gran con- esta marca era su marca y su mundo, ¿no era
tingente de policía se adelantó e impuso exactamente eso lo que las protestas globales
un cerco alrededor de ella. Los manifestan- estaban reivindicando a pies juntillas, la
tes contemplaron esta decisión como un posibilidad de hacer realidad este mandato
triunfo, porque sólo confirmaba una cosa: y poder decir, con una ambiciosa vocación
que la plaza estaba ya ocupada. No sólo en de literalidad, “mi banco,” “mi casa” o “mi
el sentido, bastante inmediato, de que la mundo”? Apenas unos meses después (el
policía estaba ahí porque el fantasma de la tres de febrero de 2012), como si se tratara
multitud seguía en ella, sino ante todo en de una prolongación de la secuencia abierta
otro sentido mucho más determinante: la por “acampada policía” y en medio de un
policía había hecho la plaza literalmente aluvión de recortes sociales, la policía local
suya, exclusivamente suya; la había conver- de Jerez de la Frontera acampaba en la co-
tido en su lugar de reposo, como si de hecho misaría de la misma localidad para reclamar
hubiera sido obligada a acampar en ella o el pago de sus salarios.23 No era la política
a someterse a su hechizo normalizador. Las la que adoptaba los medios de la policía,
redes sociales bautizaron esta escena inédita entrando de lleno en la lógica violenta de
como “acampada policía” (#acampadapoli- la acción-represión, sino la policía (ahora
cía). Lo que esta escena testimoniaba no era literalmente) la que mostraba su inadecua-
tanto la disrupción de un orden previo, que ción a las dinámicas violentas de su propio
en todo caso permanecía intacto, como el funcionamiento “lógico.”
Víctor M. Pueyo 41

Conclusiones que emergían de estos movimientos esta-


ban “modeladas” por la matriz ideológica
En este ensayo he pretendido abordar tres de posfordista, estas prácticas eran tanto más
los enclaves básicos que conciernen al men- eficaces—y de ahí su relativo éxito, su
cionado “boom” del cine fantástico español: masivo efecto de contagio—cuanto más
a) la íntima solidaridad que existe entre se ajustaban a ese molde, cuanto menos
determinadas narrativas de terror (muertos violentaban su lógica interna. Era en esa
vivientes, catástrofes y casas encantadas) en adecuación a sus límites donde la respuesta
virtud de su pertenencia a un mismo pan- resultaba eficaz, donde producía desgarros
orama de “fin de la historia” que las hace e interrupciones. Las mayores conquistas de
legibles en su conjunto; b) la manera en que los nuevos movimientos sociales, y el 15M
el cine español establece un marco particular en España no ha sido una excepción, han
de apropiación y despliegue de este disposi- consistido en su capacidad de ocupar estos
espacios imaginarios, de saturar sus zonas de
tivo ideológico del “fin de la historia,” que
fricción: de apelar al centro (tanto si habla-
tiene un carácter local y que permanece, sin
mos del centro político como si hablamos
embargo, radicalmente ligado a los nuevos
del centro urbano) y no a la periferia, de
procesos globalizadores en su fase de estado
apelar a una multitud sin nombre (hablando
de excepción (donde el terror es hegemónico
de “personas” o de “seres humanos”) en lugar
porque actúa, precisamente, como territorio
de entregarse a la nostalgia castrante de un
de la naturalización del error); c) la aparente
afuera melancólico.
paradoja de que estas narrativas, insufladas
Creo que el modelo del campamento
de neoliberalismo, expongan las herramien-
como eje simbólico de ese escenario de
tas de su superación en el desarrollo de sus “guerra permanente,” como emblema del
propias premisas y como resultado de la estado de excepción que propone y elude,
complicación de sus líneas argumentales, resulta elocuente a este respecto. El campa-
de la explotación de sus más íntimas con- mento no es relevante porque suponga, o
tradicciones. Las acampadas, las decisiones quiera suponer, la reproducción a escala de
asamblearias, las deliberaciones acerca del “otro mundo” posible realizado dentro de
estatuto común de los recursos naturales y sus límites, sino porque su levantamiento
sociales, las ocupación de viviendas y espa- ocupa y resignifica uno de los lugares ima-
cios públicos; todos estos elementos, lejos ginarios centrales (si no el lugar central) en
de ser una invención de los movimientos la constitución de la trama simbólica de un
ciudadanos a partir de 2011, amueblaban mundo de cuya posibilidad no cabe dudar:
una historia que se nos venía contando este mundo. Hacer política en su idioma,
desde hacía varios años de una manera tan seguir colonizando sus síntomas, vestir
nítida que sólo la condescendencia de un la camisa de fuerza de la ideología con la
establishment académico acostumbrado a elegancia del que viste su propia piel, es
pasar por encima de los “géneros menores” definitivamente el reto—y el regalo—que
podría haber soslayado, como en definitiva nos impone el visionado de este terror de
hizo. la inmanencia o terror “sin otro” del nuevo
No me resisto a notar un hecho cru- cine español. Al menos, en la medida en que
cial: al margen del hecho evidente (y por es capaz de mostrar que el regreso a las viejas
lo demás inevitable) de que las prácticas lógicas del “alter-mundismo,” en la política
42 Arizona Journal of Hispanic Cultural Studies

como en la ficción, en la realidad como en 5


Me refiero a Gramática de la multitud de
el cine, es el proyecto de un mesianismo Virno y a Imperio y Multitud de Hardt y Negri,
obsoleto. Desde el fondo de un paisaje no obras capitales del marxismo post-autonomista
tan lejano, La ideología alemana parece en Italia. Su modelo se ha visto reforzado por la
erupción de los nuevos movimientos sociales, de
todavía querer diagnosticar las razones de
vocación claramente multitudinaria.
esta obsolescencia: 6
Puede verse el buen artículo de Sofía
Reding.
El comunismo no es para nosotros 7
Lo que no significa que no exista ese
un estado de cosas que tiene que proletariado mundial que, lejos de verse mer-
establecerse, un ideal al cual la rea- mado, ha incrementado su número durante las
lidad tiene que ajustarse. Llamamos últimas décadas. Subrayar la importancia de un
comunismo al movimiento real que imaginario de la multitud (también en los países
extingue el presente estado de las del “tercer mundo”) significa establecer precisa-
cosas. Las condiciones de este estado mente su importancia en el nivel imaginario,
resultan de las premisas que existen
pero no necesariamente su correspondencia
ahora. (37)
con las relaciones de producción locales sobre
las que este imaginario se superpone, actúa
Notas o reacciona. Sobre la tendencia a la asimetría
entre los diferentes niveles de una formación
1
Scott Bukatman, por ejemplo, afirma con social, véase el concepto de althusseriano de
rotundidad: “most science-fiction is unflaggingly “desarrollo impar” (Resch 39-41). Una crítica
conservative in its language and iconography” de las debilidades de la problemática de Hardt
(6). Pueden consultarse, a este respecto, los y Negri puede leerse en Lewis.
trabajos de Ken Gelder (35-38) y, en general, el 8
Muchos textos podrían servir como re-
volumen de Ian Colrich. ferencia para entender la crisis de la burbuja
2
El libro de Fukuyama se ha convertido en española; destaca el panorama que el propio
un inesperado referente del análisis marxista. Muñoz Molina traza en su reciente Todo lo que
Sobre los efectos del “fin de la historia,” ver era sólido.
285-328. 9
La información apareció en “El sol sale
3
Se ha hablado de un cierto “boom” del por el oeste” de Canal Extremadura el 23 de
cine de terror español, sobre todo tras la apar- enero de 2012 y el nombre de su protagonista
ición de El orfanato de Juan Antonio Bayona y es José Escobar.
REC de Plaza y Balagueró (2007), ambas con 10
Este modelo de “fin de la historia” tiene
remake hollywoodiense inmediato, que habían como consecuencia la reescritura de clásicos
sido precedidas, a su vez, de sendas películas nacionales en clave zombie. El título de la mono-
de Guillermo del Toro sobre la guerra civil: grafía de Kim Paffenroth (History Is Dead: A
El espinazo del diablo (2001) y El laberinto del Zombie Anthology) es tan explícito como puede
fauno (2004). Para un análisis documentado de serlo: si la historia está muerta, toda revisión de
este fenómeno, véase Lázaro-Reboll (Spanish los cánones nacionales pasará por la producción
Horror 233-70 y “Now Playing” 6-83). Sobre de una narrativa zombificada. Al resucitar en
la razonable influencia de Alejandro Amenábar un momento histórico sin historia, los clásicos
en la revitalización del cine de terror, ver Jordan se convierten en muertos vivientes. La editorial
(150-56). Para una visión de conjunto del cine Quirk Books de Filadelfia se adelanta a esta
fantástico o de terror en España, ver Labanyi y tendencia con el mash-up de Jane Austen/Seth
Pavlović (259-90). Grahame-Smith Pride and Prejudice and Zombies
4
Para esta primera fase del terror neoliberal, (2009), cuya secuela-homenaje a George Rome-
véase el libro de Tudor. ro, Dawn of the Dreadfuls (2010), verá la luz al
Víctor M. Pueyo 43

año siguiente de la mano de Steve Hockensmith. debacle, or even a ‘bread and circuses’ attitude
Son sólo los primeros títulos de una larguísima caused by the erosion of democracy and the
lista de versiones Z de clásicos literarios. España Western materialist living’” (244).
y el canon español no han sido ajenos a estas 16
En su versión electrónica del 15 de marzo
inercias editoriales: desde el Lazarillo Z (2009) de 2012.
hasta el Quijote Z (2010), pasando por La casa 17
Pienso en la cuestión de los comunes
de Bernarda Alba zombi (2009) o la reciente como realidades (recursos naturales, productos
publicación de un 1936 Z. La Guerra Civil zombi y servicios) cuyo marco de existencia parece ex-
(2012) por parte de Javier Cosnava. ceder y desafiar la dialéctica propiedad pública/
11
El mejor ejemplo de estos relatos de propiedad privada. Para evaluar la intersección
supervivencia fue el best-seller de Max Brooks de la problemática de los comunes con la crisis
The Zombie Survival Guide: Complete Protection de la burbuja española ver Martín-Cabrera.
from the Living Dead (2003). Brooks trata el 18
El dato lo proporciona el diario Público,
apocalipsis como un “estado de hechos” con- en su edición del once de febrero de 2008:
sumado, al igual que el sorprendente artículo <http://www.publico.es/espana/170299/calles-
de Munz, Hudea, Imad y Smith, que aplica sin-gente>
modelos matemáticos para predecir el compor- 19
Se ha hablado de casas encantadas para
tamiento de un hipotético virus zombie. Este alegorizar la llamada “Cultura de la Transición”
paradigma, amplificado en World War Z (2006) como discurso ocupado. Véase Resina y Ulrich.
y ahora también llevado a la gran pantalla, tuvo 20
El concepto de “Cultura de la Transición”
su réplica española en las novelas de Manuel (CT) acuñado por Martínez tiene la virtud de
Loureiro Apocalipsis Z (2007) y sus secuelas Los producir un marco de referencia que sirve para
días oscuros (2010) y La ira de los justos (2011), ordenar, catalogar e identificar los síntomas
que se convirtieron asimismo en superventas a del fallido proceso de democratización español
las pocas semanas. Si algo consiguen escenificar a partir de 1978, de otra manera dispersos
estos discursos de supervivencia es hasta qué e inconexos. Es, sin embargo, un concepto
punto el paraje post-apocalíptico de lo que solía- igualmente fallido en tanto tiende a pensarse
mos llamar mundo es, en su propia dinámica “desde afuera” del objeto que critica, partiendo
imaginaria, desde su propia lógica constitutiva, de una especie de limbo simbólico desde el que
un estado de excepción: el estado, digamos, de una auto-proclamada “generación” post-CT
“guerra por defecto” en el que insisten Hardt y adquiere su cuota de legitimidad y se prepara
Negri (La multitud 15-31), pero también, acaso, para asumir el relevo. La elección de la palabra
su límite sancionador. “cultura” (no por casualidad, el término favorito
12
Véase Homo Sacer (15-30). de la CT) en detrimento de “ideología” resulta,
13
En una entrevista a Yotan Marom en la en este sentido, reveladora. Uno puede entrar
edición digital de The Nation (9 de enero de y salir de la cultura (inventando subculturas,
2012). produciendo contraculturas), pero no puede en-
14
La marcha zombie de Madrid se ha venido trar—ni salir—de la ideología. Un ejemplo y un
repitiendo todos los años desde el comienzo de síntoma de esta teorización débil del legado de
la crisis, al calor de una gran acogida mediática la transición es la posición de Zapata (141-50).
y contemplando un incremento de participación 21
Al tratarse de un evento virtual, la fuente
sucesivo en cada una de sus ediciones <http:// que mejor lo recoge es el propio hashtag de Twit-
www.marchazombi.es/> ter: <https://twitter.com/#!/acampadapolicía>
15
Roddick es un poco más específico a la 22
Rancière distingue la policía (el orden
hora de establecer las causas materiales que constituido que se presenta a sí mismo como
explican la pertinencia de la catástrofe en los lógico) de la política (la dislocación de este orden
setenta: “a sort of post-Watergate depression, a en términos de la universalización de la “parte
national inferiority complex after the Vietnam que no tiene parte” en él). Ver Rancière (35-60).
44 Arizona Journal of Hispanic Cultural Studies

23
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