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Revista EURE (Vol, XVI, No 47), pp. 7-34, Santiago 1989 CAMBIO TECNOLOGICO NEOFORDISTA Y REORGANIZACION PRODUCTIVA Primeras reflexiones sobre sus implicaciones territoriales’ Francisco Gatto* “Los periodos de crisis son unos periodos de gran libertad. El mundo se disloca, las sociedades se descomponen, los valores y las esperanzas sobre las cuales hemos vivido se hunden... Y puesto que el orden antiguo ya no puede seguir perpe- tudndose y que ningtin orden distinto estd a punto de surgir, el futuro debe inventarse en una medida mayor que lo ha sido hasta ahora...” (André Gorz, 1986) Resumen Este trabajo analiza la progresiva transformacién de la fase “fordisia” del desarrollo capitalista especialmente en la modalidad organizativa que predominé desde la segunda postguerra— como consecuencia de que nuevos elementos politicos, sociales, econdmicos y tecnolégicos parecerian estar conjugéndose en el inicio de un senovado ciclo de expansiin det capital. La informacién, que se transforma en el objetico de los nuevos descubrimientos cientificos y aplicaciones tecnolégicas y se difunde sis- temdticamente en el aparato productico y en las pautas de consumo, aparece como el eje del nuevo paradigma emergente. En la organizacion empresarial e industrial esto se traduce, entre otros aspectos, en flexibi- lidad, lo que motiva un replanteo de la organizactén de la “fébrica” y de sus relaciones con tun medio econémico creclentemente internacionalizado. EL autor analiza cémo esta nucea légica organizativa —que altera el esquema de centajas competitivas sobre el que se habia estructurado la disiribuctin espacial de la produccién— también Hene consecuencias terrl- toriales: algunas nuetas actividades producticas tienden a aglomerarse (complejos cientifico-producticos); otras ramas industriales maduras se reestructuran sobre la base de medianas empresas con alta concentracién territorial; en. otros casos se obsercan claros indicios de dispersién, facili tados por las ventajas de a fragmentacién del proceso production y de las nuevas disponibilidades de la infraestructura de comunicaciones. Estos cambios implican necesarlamente sna revisién a fondo tanto del andamtaje tedrico de la politica regional como de las propuestas sespectioas. INTRODUCCION Expreso mi agradecimiento a A. Qurvran, J Existen claras evideneias que el aparato produetivo de los paises desarro- llados esta gestando y confrontando un cambio econémico y tecnolégico de G. YooveL por sus comentarios a Jos borradores de este documento. Kconomista, funcionario de la Oficina de Buenos Aires de a Comisién Econémica para Bonm..o, RB, Bisanc, G. Gurman y 8 REVISTA BURKE No 47 “gran escala”, que atin tiene muchas interrogantes abiertas. Los paises de me- nor desarrollo relative ven con preocupacién las modificaciones que se avecinan; se afectard su actual participacién en la produccién y en el comercio interna- cional; répidamente se ensanchard la brecha tecnolégica; se alterarén las bases sobre las cuales se asienta su actual competitividad y, probablemente, se rees- tructuren elementos basicos de sus economias nacionales. Las sociedades tam- bién estdn percibiendo la magnitud del proceso de transformacién; lo estan empezando “a vivir y a sentir”. En términos globales, pareceria haber cierto consenso de que este formi- dable cambio tecnolégico deviene, por un lado, del agotamiento del esquema de reproduccién cconémica y social de postguersa y, por otro, de la posibi- lidad de difundir, masiva y sistemAticamente, en el aparato productive los adelantos cientificos alcanzados en el dltimo cuarto de siglo. A partir de mediados de los afios 70, y a pesar de diversas soluciones de corto plazo imple- mentadas para salir de crisis efclicas, so hace progresivamente perceptible que el modelo técnico-econdmico “fordista” no logra recomponer —sobre las mis- mas pautas que treinta afios antes habfan determinado su viabilidad y éxito~ la acumulacién econémica y el consenso social en el sistema, Esto crea una situacién inestable de crisi Ciertos pilares incuestionables que dominaron la racionalidad de Ja produc- cién econémica comienzan a debilitarse, entran en contradicciones y corflictos, y algunos tienden répidamente a ser reemplazados. Un ejemplo claro de esta situacién es la tradicional planta industrial, Por primera vez cn los tltimos 75 afios la “fdbrica” es reinventada desde los diagramas iniciales (The Economist. 1987) y estdn en revisién erftica las formas “convencionales” de organizacién de la produccién, las caracteristicas del proceso de trabajo, las pautas de consumo, ete. También aspectos de Ia vida social, cultural y polftica son refor- mulados entre los diversos grupos sociales, factores de poder y el Estado. Se enfrenta asf, nuevamente, la construccién de un nuevo marco socioinstitucional y politico coherente y consistente, que sirva de andamiaje y legitime los cam- bios econémicos y tecnolégicos inducidos por las nuevas cxigencias de acu- mutlecién del capital. Sin embargo, a pesar de Ia acclerada difusién de innovaciones técnicas y de avances organizativos en algunas actividades productivas, el nuevo esquema bisico de acumulacién y Jas formas de regulacién estén atin en una ctapa “embrionaria”, Un ejemplo cabal de ello es la transicién incierta del rol del Estado benefactor. Esta situacién no obedece a que se estén atravesando ahora los primeros momentos de una reorganizacién social que pretende reclamar an lugar en la historia, La razén central es que la construccién de este nueva marco regulatorio es Ienta y con innumerables idas y vueltas, recogiendo la historia, el poder y la cultura de una sociedad, Su definicién y legitimacién social no son procesos mecénicos exentos de conflictos sociales y pugnas poli- ticas. Por el contrario, como diria Roobeck, parafraseando a Don Patinkin, “la nueva regulacién no cae dada desde el cielo” (Roobeek, 1987), ni esta determinada por los adelantos tecnolégicos adoptacos acriticamente. Es un proceso social y politico de raiz nacional ¢ internacional. Se rechazan, entonces, las proposiciones que plantean una direccionalidad predeterminada por la tecnologia del curso social futuro, 0 las afirmaciones de que existen “tnicas formas sociales y econémicas eficientes y exitosas de adoptar el avance tecnolégico y cientifico”. De hecho, la experiencia fordista CAMBIO THCNOLOGICO NEOFORDISTA Y AKORGANIZACION FRODUCTIVA ” muestra que los estilos nacionales distaron mucho de ser iguales (Roobeck, 1987; Lash y Urry, 1987). Asimismo, Ja literatura internacional recoge ya muy diversas opciones y modalidades social-politicas de asumir el nuevo cambio tecnolégico y productivo, a la vez que se plantean muy diferenciadas posicio- nes sobre sus implicaciones de mediano plazo; desde las visiones sumamente optimistas (Wickens, 1987; Piore y Sabel, 1984; Pérez y Soete, 1988), a otras mucho mds eriticas (Massey, 1985; Gough, 1986; Sayer y Morgan, 1986). La preocupacién por cl tema desde Ia perspectiva territorial se funda en dos razones hisicas, Por un lado, los cambios tecnolégicos parecen alterar significativamente el patrén de Iocalizacién y Jas demandas y usos de] territorio que habia generado el modelo “fordista” de postguerra: es esperable que se modifiquen las ventajas comparativas regionales —y urbanas— y también la divisi6n espacial del trabajo. Por otro lado. Ja politica y la planificacién regio. nal deberdn necesariamente incorporar Jos nuevos cambios en la organizacién de la produccién, a fin de responder de una manera mis eficiente y efectiva a las demandas econdmicas y sociales de hase regional. Esto altimo plantea Ta necesidad de integrar el rol de las innovaciones y del cambio tecnolégico “micro” y “macro” en Tas interpretaciones sobre Ia dinémica regional, lo cual implicaré revisar Jas tradicionales visiones del problema espacial El articulo consta de cuatro secciones, En la primera so analizan las caracteristicas principales del modelo postfordista 0 de acumulacién flexible. prestindose especial atencién a Jas nuevas formas productivas, a la manera de organizar la produccién entre empresas y a las modificaciones en el pro- ceso de trabajo, En la segunda seccién se discuten algunas de las consecuen- cias territoriales de la difusién de nuevos criterios productivos, ya sean éstos Ypicamente neofordistas vinculados a las altas tecnologias © nuevos espacios productivos gestados por la difusién de nuevas modalidades de funcionamiento econdmico, La tiltima seceién tiene como propésito reflexionar sobre las impli- caciones que el nuevo paradigm teenolégico tendri para la definicién de futuras estrategias regionales. Habria clementos para pensar que —en ciertas y determinadas circunstancias— cl nuevo paradigma tecnolégico es compatible con el resurgimiento de economfas y gobiernos locales. I. ELEMENTOS BASICOS DEL PARADIGMA TECNOLOGICO NEOFORDISTA Si bien el objetivo de este trabajo es el analisis de las posibles repercusiones territoriales del cambio de paradigma técnico-econdmico hacia un modelo flexible de produccién, es indispensable sefialar muy sintéticamente algunas caracteristicas del paradigma anterior para examinar si las nuevas propuestas profundizan un modelo vigente © plantean un cambio radical que puede ser pensado como revolucién tecnolég:ca o el inicio de una nueva onda expansiva de Kondratieff. Desde el punto de vista tecnolégico y productivo, los elementos principales del modelo fordista fueron tos siguientes: a) El nucleo tecnolégico bisico 0 “factor clave” del paradigma fordista “fue el petréleo barato, junto con los materiales energético-intensivos, especial mente los plisticos” (C. Pérez, 1986) b) Durante este perinda se consolida la gran empresa manufacturera como Ta unidad operativa mis adecuada, no obstante que en tomo de ellas se w REVISTA EURE No 47 articularon medianas empresas provecdoras, como mecanismo de alcanzar escalas éptimas de produccién en cada una de las operaciones (Piore y Sabel, 1984). Al respecto, dos elementos convergentes apuntalaron y justificaron la conformacién de este tipo de estructura productiva. Por un lado, la produccién se concentré en la fabrieacién de bienes masivas y estandarizados, producidos cn grandes cantidades y en forma cuasi continua (linea de ensamblaje), Por otro lado se asumia como valida la relacién entre tamafios de inversién, pro- ductividad y economias internas de escala®. Las empresas “eran, asi, prisio- neras de una doble tiranéa: economias de escala y productos estandarizados (The Economist, 1987). c) En a estructura industrial toman una posicién central las actividades metalmecinicas —especialmente €l complejo automotriz—, y la fabricacién de nes de consumo durables mecdnicos y eléctricos. Estos bienes tuvieron, especialmente al comienzo del fordismo. un ciclo de vida relativamente largo y reducida variedad de modelos*, La oferta definia los requerimientos de la demanda, cuya expansién se centrd en la expansién de la base de los con- sumidores. d) Siguiendo los lineamicntos tayloristas de la organizacién del trabajo se profundizé6 la divisién de tareas en todas las areas, separandose las funciones productivas. administrativas y de investigacién y desarrollo * El sustento basico de la “organizacién cientifica del trabajo” sc asentaba en el principio de que fa subdivisién de tareas permitia, a través del perfeccionamiento en la ejecu- cién de limitadas operaciones por parte del trabajador, generar importantes ganancias de eficiencia. Se rompe asi Ia organizacién semiartesanal grupal v se adopta la premisa de Taylor (1923), que asumfa que “el trabajo individual era superior al trabajo en equipo” (Chanaron y Perrin, 1987) ) La profundizacién de la divisién del trabajo se complementé con el desarrollo de equipamiento y maquinarias especificas y especializadas para ejecutar separadamente las complejas tareas que antes realizaba el obrero calificado o los cuasi artesanos de fines del siglo pasado (Piore y Sabel, 1984) El desarrollo de maquinas para operaciones especificas modifies completa- mente el conjunto anterior de bienes de capital, que estaba compuesto poy mdquinas multipropésito y de tipo “universal”. Por otro lado. la introduecién Véase los debates conocidos como la “controversia del capital”, donde a pesar de las proposiciones de la teorfa neoclisica se demuestra que no necesariamente existe una asocia- cién de tipo positivo entre el producto y el capital por hombre ocupado (Monza, 1972; Hanoourr, 1969) % La estructura y equipamiento rigido sobre la cual estaba organizada la produccién industrial se vinculaba con la vida mis o menos larga de los bienes producidos; es decir, se presmponia que durinte un periodo suficientemente largo —quo aseguraba la amortiza- cién de la inversién fija— se producirian en forma masiva los mismos tipos de bienes, + Originalmente esta separacién fue estrictamente funcional y no implicé una fragmenta- cién espacial de las diversas actividades, Posteriormente, la posibilidad (infraestructura de transporte y comunicaciones) de descentralizar alguna de las actividades en funcién del logto de ventajas competitivas especificas de los lugares de radicacién impulsé una sepa- racién fisica de las funciones creativas (disefio © 14D), administrativas y productivas. En los afios 70 la alternativa de fragmentacién espacial de la produccién (regional o inter~ nacional) fue una primera estrategia parciulmente “exitosa” levada adelante por las em- presas industriales ante la crisis. CAMBIO TE LOGICO NEOFORDISTA ¥ REORGANIZACION PRODUCTIVA u de la “linea de produceién” combiné la divisién del trabajo con una planificada secuencia productiva, reduciendo Jos movimientos al interior de la planta ® En el plano territorial, el proceso de desarrollo industrial desde comienzos de siglo tuvo una fuerte tendencia concentradora (Pred, 1966), que sc mani: festé en la consolidacién de las “grandes ciudades industriales”, De la misma manera que se trataron de cxplotar al maximo Jas economias de escala, también se reconocia como significative el aporte de las economfas urbanas y de aglo- meracién®, Esta situacién implicé Ja ruptura de pequefias economias region:- les dedicadas a la produccién de bienes locales y no especializadas por ventajas comparativas naturales (Sabel, 1988). En cl plano institucional regional se observa un retroceso de los gobiernos locales (i.e. provincias, municipalida- des), que quedaron crecientemente subordinados en la prictica concreta a las administraciones keynesianas centrales. El paradigma fordista fanciond razonablemente “organizado” (Lash y Urry, 1987) durante un periodo relativamente largo. Las crisis cfclicas tuvieron un sentido equilibrador de desajustes parciales y Ia economfa mundial transité un periode excepcional de expansién de Ia produccién?. En los afios setenta comienzan a aparecer limitaciones a esa expansidn sostenida*, y durante Tos primeros afios cle la actual década las rentas de los activos financieros y el promedio del retorno industrial se equipararon (The Economist, 1986) ‘El debate sobre las causas de la crisis “estructural” del capitalismo fordi esta atin abierto. existiendo diversas interpretaciones de las razones basicas y ciertas coincidencias sobre las manifestaciones explicitas de la crisis. A partir de los afios 70 comienza a acentuarse la caida en la tasa de crecimiento de la productividad® de las economfas desarrolladas, a causa de varios factores. Segiin algunos autores (Azpiazu et al., 1988; Pérez, 1986), una de las princi- pales razones fue que cl stock tecnalégico —y el factor clave dominante del mismo— entré en su fase de madurez y agotamiento, teniendo rendimientos innovativos marginales decrecientes y, por lo tanto, no pudiendo dar respuesta, a través de las innovaciones incrementales, a las restricciones econdmicas y productivas. Estas limitaciones se hacen bastante evidentes, tanto para enfren- ® Algunas de Jas consecuencias directas de esta forma de orgunizar la produccién tienen los altos costos de coordinacién (y de tiempos muertos) entre las diferentes etapas y tareas; la necesidad de formaciin de largos inventarios “por las dudas” y la verificacién y_ control ex-post de la produccién (HOFFMAN, 1988). ® La industrializacién sustitutiva de importaciones en América Latina sobre bases globa- les fordistas también desencadené un fuerte proces concentrador econémico y geogrifico (De Mattos, 1988). 7 Recuérdese que el producto real de bienes y servicios generado por los paises industria. Kizados crecia a una tasa media anual del 5% durante los afios 60, y que el retorno real sobre la inversién industrial en USA era entre 4 y 5 veces el retomno equivalente en activos finan- cieros (The Economist, 1986). 8 La tasa de crecimiento bajé en promedio, en esa década, al 3,5% anval, La renta indus- trial descendié fuertemente, situindose en un valor global inferior al 10% real hasta 1985, mientras Ja tasa de desempleo comenzé a ctecer, superando los niveles de 5 y 6% de los ios sesenta, para alcanzar, en los primeros afios de los 80, niveles cercanos al 10% (Las# y Una, 1987) ° En USA Ia productividad de le economia crecié a una tasa anual cereana al 3 enlee 1948 y 1973, mientras que en las décadas de los afios setenta y ochenta se estima que en promedio sélo alcanzé el 18 (CEA, 1987). Por su parte, en Alemania Occidental la pro- Ductividad media global, que era aproximadamente el 6% entre 1950 y 1960, descendié por debajo del 3,5% en la décade del 70 (Freeman, Crank y Soeve, 1982) 1B REVISTA EURE Wo 47 tar los problemas generados desde el lado de Ia oferta de factores (encareci: miento de mano de obra ¢ insumos claves como los energéticos y otros !), como los problemas generados por el lado de la demanda (i.e.: saturacién de mercados masivos, d’ficultad para mantener el nivel de la demanda efectiva, competencia de precios, productos y ealidad por Japén y los paises de reciente industrializacién) Un segundo conjunto de argumnentos de la crisis fordista se relaciona con Ja divergencia entre la caida en Ja tasa de crecimiento de la productividad y la evolucién de los costos laborales y salaries reales, Tanto en Estados Unidos como en Europa Occidental los incrementos de costos salariales tendieron a superar Ja evolucién de la productividad, reduciendo Ja tasa de ganancia y las posibilidades de acumulacién de mediano plazo, La respuesta “fordista” a través de un incremento cn la densidad de capital por persona ocupada Ievé inexorablemente a la desaveleracién del proceso de acumulacién de capital, dada Ia alta saturacién de los mercados de productos masivos y la creciente competencia entre corporaciones econémicas y financieras. La internacionali- vacién de la produccién abrié un Ambito mayor de mercado; pero, también, de mayor competencia, especialmente por Ia pujante incorporacién de la pro- duccién industrial japonesa (Storper y Scott, 1986). Las posibilidades de superar los limites de la organizacién econémica fordista no significan la resolucién parcial de cada uno de los cuellos de botella y situaciones criticas, Tampoco significa una ruptura absoluta y mecdnica con el pasado, De hecho, en el marco del nuevo paradigma conviven formas pro- ductivas de estadios tecnolégicos anteriores ¥, Mas avin, dado que la incorpo- racién de nuevas pautas se asienta sobre estructuras productivas existentes se produce una sobreposicién de conductas tecnolégicas que sélo por razones metodolégicas y de manera muy esquemética pueden ser tratadas como com- partimentos estancos diferenciados, Lo que st succde es que los nuevos criterions teenolégicos se imponen y difunden como elementos bisicos y definitorios en el sistema produectivo, al reflejar Ja forma predominante que asumen Ja acumulacién del capital, 1a orga- nizacién econémica y sus modos regnlatorios ® En tal sentido, la resolucién del conflicto social del periodo de transicién de un esquema productivo a otro inicia una etapa caracterizada por una “nueva Tégica general..., cada vee més enraizada en Ja conciencia colectiva, hasta convertirse en el sentido comin de ingenieros, gerentes ¢ inversionistas para el logro de la méxima eficiencia y 1© Otro ejemplo de limite tecnolégico que encontré el capitalismo de organizacién son los costos ereciontes de los sistemas administrativos propios de las firmas. En cierta me- dida, esto se vincula con la complejidad creciente del sistema regulatorio creado por y para las grandes organizaciones y, por otro Indo, con las limitaciones en el acervo tecnolé- ico disponible para solucionar a costos deezecientes estas demandas regulatorias (Azriazu et al., 1988) 41 Como sefialan Prone y Saset, bajo la conceptualizacién de dvalismo industrial las an- teriores formas productivas no desaparecen necessriamente, sino que, un tanto pardéjica- mente, son integradas en Ja estructura productiva, cumpliendo en algunos casos un ro) significativo, y en otros se vinculan de manera secundaria y subordinada, 12 Es interesante la observacién de Sabri, en e] sentido que no necesariamente se trata de la solucién técnica mas éptima la que inaugura una nueva concepcién de “cua! es Ia mejor forma de hacerlo” y de producir. La estructura de poder y de propiedad en la estruc- tura econdmica y el eonflicta social-politico determinan Ja altemativa tecnolégica ganadora (Sanen, 1988). CAMBIO TECNOLOGICO NEOFORDISTA Y REORGANIZACION PRODUCTIVA 18 la éptima practica productiva” (Pérez, 1986). La difusién del nuevo paradigma significa entonces mucho mas que un cambio de orientacién y basamento técnico; modifica cl marco regulatorio socioinstitucional, influye en Jos estilos de vida y de consumo, y define un tipo de préctica productiva y organizativa, Varias son las caracteristicas del nuevo paradigma que ost difundiéndose, aunque una de ellas sobresale fuertemente sobre las demas, constituyéndose en el muevo factor 0 micleo tecnolégico dominante: “el objetivo de los descu- brimientos tecnolégicos, como el de sus aplicaciones, es informacién” y la velocidad para acceder a ella. Asi lo que la microelectronica hace es procesar y eventualmente generar informacién” y, similarmente, las innova- ciones en telecomunicaciones amplian y aceleran el envio de informacién 0 reducen el costo de transmitir informacién; los medios masivos diseminan informacion en forma crecientemente descentralizada y personalizada; los bie- nes de capital automatizados reciben, archivan, interpretan y utilizan infor- macién para realizar acciones; la ingenieria genética decodifica el sistema de informacién celular y, en algunos casos, manipula y reprograma informacién en organismos vivos, y tinalmente los circuitos integrados son sistemas de pro- cesamiento de informacién (Castells, 1985) “, En cl plano productivo, la incorporacién de contenidos crecientes de infor- macién en distintas Areas de Ja empresa impone ajustes sustantivos a la practica productiva. Tanto el perfil del nuevo equipamiento como la direccién del cambio de organizacién productiva indican que est4 naciendo un nuevo concepto de éptima practica tecnolégica. Esta se asienta, ademas de otros fac- tores, en un mayor grado de flexibilidad; flexibilidad de productos y del “mix” de produccién, flexibilidad de vokimenes, flexibilidad de disefos, flexibilidad de rutinas productivas, flexibilidad de bienes de capital, flexibilidad del proceso laboral, etc. (The Economist, 1987; Hoffman, 1988). La ineorporacién de equipamiento flexible y la reorientacién del proceso organizativo sobre la base del conjunto de tecnologias de informacién hace que el dilema fordista entre rigidez y ventajas de escala quede superado, El nucyo equipamiento no implica sacrificar ventajas econdmicas de grandes voli- menes, sino generar ademés ventajas de diversidad que permitan responder adecuadamente (costo, tiempo, calidad) a demandas diferenciadas de tamatios menores. Adquirir agilidad productiva, alcanzando también altos niveles de productividad, se transforma en la norma de Ja nueva practica productiva. En este sentido, los cambios tecnolégicos en curso corresponden més al direa de procesos y organizacién que al area de productos; no obstante, la im- portaneia de un amplio conjunto de nuevos productos de alta tecnologia (high- tech). El cardcter genérico de actual cambio tecnolégico hace que se extienda el criterio implicito en él a las diversas Areas productivas de la empresa desde el disefio al empaquetado final. En pocas palabras, se estd inventando una nueva forma de producir y en eso reside su cardcter “revolucionario”. Por tal raz6n, es incorrecto suponer que el impacto del actual cambio tecnolégico se 1 Tal vez el argumento més concluyeate se relacione con la reduceién del tiempo vineulado al acceso/ procesamiento/transmision/bisqueda de informactén. El costo —tiempo— de la infor- macién en el paradigma fordista forz6 un comportamiento concentrador, ya sea econémico co- mo territorial. Los cambios en el area de informética afectarin diferentes aspectos de las ein- presas productivas: velocidad de lanzamiento de productos, vida o ciclo de vida de los bienes, forma de organizacién de I4-D, conformacién territorial, etc. Agradezco a B. Bisang Ja observaciin entre enntidad de informacién y velocidad de tratamiento “ REVISTA EURE Ny 47 limita a las industras de alta tecnologia. Un esfuerzo muy significative de desarrollo y readaptacién est puesto en el “rejuvenecimiento de industrias maduras” y en los servicios (Kantrow, 1985). Mas atin, como expresa J. Rada, “no hay sectores obsoletos, hay gestiones y tecnologias obsoletas y en la ma- yoria de los casos una combinacién de ambas” 4, La tecnologia microelectrénica aplicada a bienes de capital y a los pro- cesos de gestién de la empresa faciita que estas modificaciones productivas estén ocurriendo basicamente por ia flexibilidad que ofrece en téminos de informacién. ‘En ello residen sus ventajas econémicas y técnicas sobre los ante riores métodos de procesar y transmitir informacion (manual, electromecdnico, neumitico, mecdnico), especialmente por la posibilidad de conformarse como ‘sistemas convergentes”, integrando los diversos aspectos de la produccién y de la firma. Debe destacarse, asimismo, que la incorporacién creciente de estos equipamientos se facilita por ln espectacular reduccién de costos de estos bie- hes con incrementos de capacidad operativa de informacién y conocimientos (Rada, s/f). Las transformaciones a nivel “micro” y “macro” 5 que el cambio de para- digma tecnolégico impone son muchas, y esta fuera del alcance de este trabajo hacer un andlisis de ellas. A fin de indagar en los efectos territoriales se han seleccionado algunas de las principales areas de cambio. Las modificaciones mas visibles se registran en el area de los bienes pro- ducidos y en el surgimiento de una serie muy amplia de nuevas actividades “high tech” que se transforman en uno de los ejes del nuevo patron de acumu- lacién, Empezando por estas dltimas, es obvio que el niicleo dindmico tiende a desplazarse de las industrias metalmecdnicas y material de transporte hacia una gama muy amplia de sectores que integran el desarrollo de nuevos mate- riales: electronica, computacién, ingenieria genética, biotecnologia, bienes con automatizacién programable, industria de defensa, telecomunicaciones, buro- tica, quimica inorgénica y medicamentos de base bioldgica, ete. ™. En gran medida, estas actividades son desarrolladas por las grandes cor- poraciones que participaban en sectores semejantes durante el periodo “for- dista” (Malecki, 1985). Sin embargo, deben destacarse dos aspectos impor- tantes. Por un Jado, las grandes corporaciones profundizaron su estrategia de desarrollo horizontal, y no sorprende observar que empresas originarias del Area petrolera estén también cn la industria alimenticia 0 en biotecnologia, a la vez que corporaciones del sector automotriz. participan en proyectos de +4 Al respecto, son muy interesantes Jas conclusiones que se extraen del trabajo del grupo de expertos del MIT (Comisién en Productividad Industrial) sobre el funcionamiento de las firmas industriales americanas, Segéim esta investigacién, una de las dreas donde se revelan debilidades estructurales se refieren a las estrategias de las firmas y su inflexibilidad para adaptarse a pricticas no fordistas). 15 Para un primer examen del impacto del cambio de paradigma en las relaciones inter- nacionales y sus efectos para los paises latinoamericanos, véase CEPAL, 1988; Rapa s/f; Kapuixsky, 1980 y 1985; Larena y Nocrrery, 1988, 16 Hasta mediados de esta década los principales sectores (medides por el valor de sus ventas o por la participacién en el comercio exterior) se concentraban en las ramas de electrénica, computacién y telecomunicaciones, en las actividades de automatizacién de oficinas, material bélico y espacial, aerondutica € instrumentos profesionales. Estas ramas daban cuenta de mis del 75% de las exportaciones americanas de alte tecnologia y cerca del 70% del resto del comercio mundial, liderado por Japdn, Alemania Occidental, Francia y Gran Bretaia (The Economist, 1988). CAMBIO TECNOLOGICO NEOFORDISTA Y REORGANIZACION PRODUCTIVA 18 defensa, de automatizacién de oficinas u otros servicios, con fuertes ligazones ademés con el sector financiero. En todo periodo de incertidumbe econémica y de fuertes cambios técnicos se producen movimientos de capital significativos entre ramas y sectores, dando lugar a cierto reagrupamiento de capitales y a la formacién de nuevas “elites” © grupos y conglomerados econémicos y fi- nancieros, Por otro lado, se verifica la “entrada” de nuevas empresas, especialmente en las etapas iniciales de cada nueva actividad. En la mayoria de los casos se trata originalmente de pequefios empresarios “schumpeterianos” que ven las posibilidades comerciales de competir en nuevos productos, Algunas pocas ex- periencias tuvieron tanto éx:to que las pequefias firmas iniciales se transfor- maron en importantes corporaciones en menos de 20 afios *7. En las ramas industriales “fordistas” también se produce el inicio de un rejuvenecimiento en el tipo de productos fabricados, cuyo propésito central es reeuperar el rol de la demanda'*; a través de una estrategia comercial que trataria de satisfacer los muy distintos mercados y patrones de consumo exis- tentes, usando la segmentacién y la diferenciacién de productos, como camino para escapar de los mercados saturados con tendencias declinantes de las ga- nancias "*, Comienza a ser importante en términos de competencia la gama de productos disponibles, la rotacién de modelos, Ia flexibilidad de configura- cién y ensamblaje, la posibilidad de crecimiento modular, la variedad de tama- fos, el contenido de informacién incorporado y su versatilidad, ete. Asimismo, se acorta el ciclo de vida de los productos, acelerandose con ello el momento de su reemplazo; disminuyen los plazos de amortizacién de las inversiones realizadas en I4+D, de las patentes y de los equipos de produccién muy especificos, Las necesidades de responder flexiblemente a estas nuevas situaciones de mercado demandan cambios tanto en las tecnologias duras (equipamiente), como en las blandas (organizacién y gestién), al menos en las siguientes dreas centrales de! funcionamiento de la firma: a) Reagrupamiento de las funciones principales de la furma (Disefio e LHD, Administracién y Gestién, y Produccién) en un sistema estrechamente intercomunicado a través de mayores flujos de informacion que permite la difusién de la microelectrénica b) Reorganizacién del proceso productivo, tanto por el lado de las nue- vas demandas de equipamienta y redisefio del “lay-out” de fabrica, como por €l lado de los procesos de trabajo. 37 El ejemplo obvio y superconocido de los Stes. W. Hewzerr y D. Packanp y en el Silicon Valley (SaxENTAN, 1985), 0 el Sr. OLSEN (digital) o el Sr. WANG, en Boston, 18 Un area de fuerte impacto de las nuevas tecnologias es el area de servicios. No sola- mente se produce un fuerte crecimiento de nuevas actividades, sino que se modifica la “forma” de la prestacién, que tiende a aproximarse fisicamente al cliente receptor (i telebanco, video-cable, compras por teléfono, etc.) 19 “Imagine productos en los estantes de los supermercados eligiendo a los clientes, en ugar que de la manera opuesta. Una revolucién de los servicios comerciales en la recopi- lacién e interpretacién acerca de lo que la gente compra y quiera comprar, esta acercando cada vex mis aquel dia”. Las empresas que pueden incorporar progresivamente esta infor- macién dentro de su openttoria productiva podrin comercializar y distribuir sus bieues de forma tan precist que tenderin a “personalizar” a sus clientes finales (The Econo 1989), 16 ABVISTA RURE No 47 ©) Retormulacién de las decisiones pioductivas en materia de integracién- desverticalizacion productiva y reestructuracién de una nueva préctica comer- cial con proveedores y contratistas. Las innovaciones organizativas que estan siendo introducidas en las firmas “grandes” consisten en la generacién de fucrtes corvientes de informacién entre Areas historicamente independientes de la empresa (Kaplinsky, 1985). Este proceso tiene que ver al menos con dos aspectos claves del nuevo funciona- miento, Por un lado, la automatizacién de actividades va generando mayores resultados (ie.: rapidez, confiabilidad, etc.), en la medida que la introduc- cién de tecnologia de informacién permite la construccién de sistemas y redes intercomunicados de integracién de actividades automatizadas, En segundu lugar, las diferentes Areas de Ja “nueva” empresa industrial necesitan progre- sivamente mayor caudal de informacién del resto de la firma para poder responder con rapidez y flexibilidad a cambios en las decisiones econémicas ¥ productivas°, En los términos de Kaplinsky, la vieja relacién empresa/fabrica se esté transformando en un sistema integrado que é! denomina “sistemofac- tura” (Kaplinsky, 1985). En este sentido, es muy claro cémo el desarrollo de Jos nuevos equipas de cap.tal esté orientado en esa direccién, siendo ejemplos de esta situacién las vinculaciones CAD-CAM (disefio asistido por computador y manufacturacién asistida a través de computador), el control computarizado de inventarios y de sistemas de compra, ete Estas modificaciones de la organizacién intema de la empresa no son un camino simple; implican cambiar Jas relaciones de jerarquia intemnas y recon- vertir Jos principios basicos de control y gestién, Sia esto, que no es facil, se le agrega la resistencia al cambio y al aprendizaje de los estamentos interme- dios (Hoffman, 1988), los problemas que pueden generarse son muy complejos. Dicho sea de paso, la introduccién de nueva tecnologia no es, por st misma, la solucién de muchos de los problemas de eficiencia que tienen las empresas industriales Un tema significative que se replantea con la introduceién de estas inno- vaciones desde la perspectiva territorial es c] fenomeno de la friccién (costo) de la distancia, debido a los cambios que en materia de telecomunicaciones y en procesamiento de informacién se estin generando (Nicol, 1985). Las nue- vas posibilidades de comunicacién son tan amplias y se estén abaratando a tal velocidad que, paradéjicamente, las separaciones funcionales de la etapa fordista requeririan mayor contiguidad espacial que la integracién sistemética de funciones del paradigma de acumulacién flexible, reestructurandose las nece- sidades de continuidad fisica. Desde la “on line economy” hasta las diversas formas de “teletrabajo domiciliario” generan “espacios” de informacién rapidos, seguros y de enorme capacidad a distancias muy largas (Gillespie y Hepworth, 1986; Hepworth, 1986). 2° Un dea que Ja produceién fordista mantuvo en un nivel bajo de productividad fueroo las actividades de administracién y oficinas (Azprazu et al., 1988), Estas dreas estan siendo transformadas aceleradamente a partir de una ueva concepcién del tratamiento de Ia informacién: de los registros histéricos para conocimiento ex-post se pasa a wn criterio de disponibilidad instantinea 0 ex-ante para toma de decisiones, Esto revoluciona la me- cénica udministrativa que converge hacia la integracién con el resto de actividades de la empresa. Los cambios en Ja orientacién de la actividad aceleraron Ia incorporacién de micro- electrénica y la construccién de sistemas de informacién (The Economist, 1986b) 21 “Todo lo que usted logra cuando usted introduce Ja computaciéa en una fAbrica cad- tica es un caos computarizado”, citado por Bessant and Rustt de un director de una em- presi industrial britdniea (Brssavy and Ruste, 1987) CAMBIO TECNOLOGICO NEOFORDISTA ¥ REORGANIZACION PRODUCTIVA 7 Las caracteristicas de los nuevos bienes de capital, junto con la demanda creciente de flexibilidad productiva, tienden a modificar —especialmente en las firmas metalmecénicas, ingenieriles y varias de las nuevas tecnologias— la con- cepcién tradicional del “lay-out” de fabrica (Hoffman, 1988), ya que supe- radas las restricciones impuestas por las economias de escala al tamafio del establecimiento industrial éste adquiere mayores grados de libertad para lograr optimizarse. La tendencia que se observa es hacia una reduccién de los tama- fos de la planta industrial (medida ésta en términos de personal total ocupado) y la incorporacién creciente de plantas y empresas de mediano tamaio, Las fabricas de decenas de miles de trabajadores estén cediendo paso, por tanto, a establecimientos de un tamafio menor. Desde la perspectiva territorial, los cambios en los tamafios éptimos medios de la planta industrial y la apertura de “nichos de mercado segmentado” —por ingresos, localizacién, gustos, cultu- ra, ete— podrian recuperar para las dreas industriales no tradicionales espa- cios productivos significativos (Sabel, 1988). Esto no significa necesariamente un menor nivel de inversién absoluta, ni tampoco una reducciéa de la relacién capital/trabajo. El cambio principal es que la escala (inversién y ocupados) de la planta tiende a independizarse del tamafio del mercado de un solo bien (Sabel, 1988). La utilizacién de equipa- miento programable y flexible permite un bajo costo de reprogramar, redisefiar € introducit cambios en las érdenes de produccién. La reformulacién de la linea de produccién se complementa asimismo con una serie de nuevos proce- dimientos en Ja forma de “alimentar” esa linea de los insumos y partes. Los cambios en la organizacién de la produccién estan alterando signifi- cativamente las relaciones tradicionales entre trabajadores y empresa. En pri- mer lugar, las caracteristicas de los equipos de trabajo establecen otros re- querimientos de mano de obra, tanto en calificacién como en mimero absoluto de personal (Phillimore, 1988). Respecto de las calificaciones demandadas, el panorama observado es incompleto porque, como sefialan Storper y Scott (1986), esta es una categoria relativa y varia de significado segiin los casos. Es evidente que los nuevos equipos de capital superan a los de la generacién anterior no sélo en términos rigidez/flexibilidad sino en su capacidad infor- matica instalada, es decir, en su capacidad de procesar informacién y en los casos més modernos “tomar” ciertas decisiones. Desde esta perspectiva, habria cierta descalificacién relativa del trabajador que continué transfiriendo a los bienes de capital aprendizaje y calificaciones propias, Por otra parte, sin em- bargo, la multiplicidad de tareas que debe desarrollar un trabajador en la nueva organizacién del trabajo presuponen que mas que una gran calificacion especializada, ahora se requiera una calificacién extensiva y una alta capacidad de incorporar diversificados conocimientos. En relacién con Ja demanda absoluta de empleo, Ja informacién recogida no muestra un proceso de sustitucién masivo y acelerado de mano de obra, aunque si, obviamente, de algunas funciones directamente vinculadas con las etapas de fabricacién. En realidad, deberfan separarse dos etapas diferentes: una primera etapa de innovacién, que va de la tecnologia tradicional a esque- mas semiautomatizados, y una segunda, que va de esta tiltima etapa a sistemas de automatizacién completa. En la primera etapa la pérdida de empleo ab- soluto es considerable, sobresaliendo la caida de empleo de trabajadores ma- nuales de la “linea de produccién”. En contraposicién, crece el empleo en tareas de mantenimiento y en las dreas periféricas. En la segunda etapa, la 18 REVISTA BURE Nv 47 caida de empleo absoluto ex minima, produciéndose una reubicacién de per- sonal en las nuevas Areas de ocupacién ™, Mas globalmente, se advierten dificultades de armonizar Jas nuevas for- sas organizativas con los viejos esquemas regulatorios de las relaciones labo- rales fordistas. En este sentido, se observan, por un lado, fuertes presiones hacia Ja desregulacién del mercado de trabajo que anteriormente era producto de negociaciones entre los empresarios, sindicatos y el Estado. Si bien en el corto plazo las demandas de desregulacién se vinculan con la reduccién del costo salarial global a través de la renegociacién de reivindicaciones alcanza- das, en el mediano plazo lo que esta en discusién es el mecanismo regulatorio en si mismo: la participacién de los sindicatos por rama y los alcances de las convenciones colectivas de trabajo. Los nuevos modelos de integracién de los trabajadores a la dinémica productiva de la empresa (ie.: mayor implica- miento participative, circulos de calidad y productividad, etc.) tienden a de- bilitar la posicién sindical tradicional, que concentraba toda la negociacién laboral y de condiciones de trabajo. Es claro que los modelos regulatorios que se conformen determinaran el peso de las consecuencias sobre el sector labo- ral (Massey, 1985; Quintar, 1989) Otro de los aspectos que se alteran radicalmente con la introduccién del nuevo paradigma tecnolégico ¢s Ia relacién entre la empresa industrial y sus subcontratistas, 0, mejor dicho, entre “make or buy” (producir 0 comprar) al interior de las empresas. En el régimen fordista, la desverticalizacién de actividades se basaba en la busqueda de reducciones de costos alcanzando grandes escalas en la fabricacién de partes y en Ja competencia en el precio de diversos proveedores. Esta situacién esti cambiando en varios sentidos (Holmes, 1986; Hoff- man, 1988). En primer lugar, la biisqueda de economias de variedad, calidad y flexibilidad modifica los patrones de produccién internos, observandose cierto proceso de desintegracién productiva al interior de Jas plantas y em- presas grandes. Los cambios en el perfil de Ja demanda —diferenciacién de productos y segmentacién de mercados— implican que Ja desverticalizacién de la produccién amplia considerablemente Jos espacios econédmicos para pequefias y medianas empresas (PYMES), que se integran de una manera “sistémica” y no como opcidn alternative al aparato productivo (Storey, 1986; Shutt y Wittington, 1986; Yoguel y Gatto, 1989). Los establecimientos gran- des utilizan la fragmentacién productiva como una estrategia de crecimiento econémico diversificado, que reduce y limita los conflictos laborales de las grandes fabricas y sindicatos, y permite, a través de las diversas formas, una reduccién de riesgos, de demanda, de 1+-D, de inversién especializada, etc., que son parcialmente transferidos a las empresas satelitarias, Las PYMES “re- cuperan” —en un nuevo contexto econédmico productivo— las ventajas de los otrora artesanos: ventajas de gestién, redes de comunicacién intrafirma efi- cientes y rapidas, menor nivel burocratico, procedimientos mds dindmicos, ca- pacidad para reaccionar rapido a los cambios en los mercados, mayor nivel de creatividad y disefio, mayor adaptabilidad tecnolégica y alta capacidad innovadora, ete, (Rothwell y Zegveld, 1986). 2 Los efectos en el empleo son dispares también entre grupos de edad, sexo y localiza. cién, aunque deberfan diferenciarse aquellas reducciones de empleo que son producto exclusivo del cambio teenolégico de aquellas que son consecuencia de problemas de racio- nalizacién por crisis productiva o recesién econémica (Massey y Muxoan, 1982). CAMBIO TECNOLOGICO NEOFORDISTA Y REORCANIZACION PRODUCTIVA ry La nueva relacién entre Ja empresa industrial grande y las PYMES tiene caracteristicas cualitativas diferentes a lo que es Ja subcontratacién fordista. Para empezar, existe una relacién tecnolégica ¢ informativa mucho més es- trecha y de ida y vuelta, La pequefia y mediana empresa se integra creciente- mente al sistema de la gran empresa para el disefio de productos, desarrollo de piezas, controles de calidad, programacién de etapas productivas, etc. (Hoffman, 1988). Un considerable esfuerzo se dedica a lograr complemen- tariedad y compatibilizacién productivas, ya que las nuevas practicas basadas en la agilidad de reaccién a cambios en los mercados asi lo exigen™. Las viejas relaciones comerciales “via mercado y precios” se transforman en acuer- dos de mediano plazo, donde las exigencias de calidad, confiabilidad, cumpli- mientos de plazos de entrega, rapidez de respuesta, ete., se constituyen en atributos més significativos que el mismo precio. Dicho en otras palabras, las ventajas competitivas de las empresas ya no se asientan exclusivamente en sus precios relativos —y por tanto en el precio de sus factores de produccién, ie: mano de obra barata— sino en su gestién, ya que son exigidas a cumplir otras metas (ie.: desarrollo de productos) o a tomar a su cargo parte de la produceién o subensamblaje (Hoffman, 1988). Uno de los modelos de organizacién que més se esta difundiendo en esta yelacién entre empresa terminal y subcontratistas es el denominado “Just in Time/Totally Quality Control” (JIT/TQC), que presupone trabajar con stocks minimos gracias al flujo permanente de entregas de componentes o partes y materias primas, rapidos ajustes sobre cambios de pedidos y calidad méxima (Schomberger, 1982). Este sistema, que tiene consecuencias positivas de sig- nificacién en el incremento de la productividad y en Ja reduccién de tiempos y costos muertos (i.e: inventarios, manipulacién y transporte de piezas), im- pone un sistema de informac:on muy sofisticado a lo largo de todo el con- junto de subcontratistas y terminales, que pueda contrabalancear las ventajas asociadas con la formacién de stocks propios del régimen fordista (i.e: inere- mento de demanda, rotura de partes, fallas, etc.). La difusién de sistemas de comunicacién que integren a los microprocesadores y computadores hace po- sible, por tanto, que el sistema pueda funcionar como “un sistema integrado, sineronizado y convergente” de produccién (Mc Millan, 1984). Resumiendo, la difusién del nuevo paradigma tecnolégico afecta a casi to- dos los aspectos del funcionamiento productivo “micro” de la empresa y “macro” de la reproduccién econémica del sistema, Como sefiala C. Pérez, los cambios en curso comprenden “nuevos conceptos de eficiencia, un nuevo modelo de gerencia y organizacién de la empresa, menores requerimientos de mano de obra por producto y un distinto perfil de calificaciones, un patron de inver- si6n orientado hacia los sectores relacionados con el factor clave, una redefi- nicion de las escalas 6ptimas, resultando una redistribucién de Ja produecién 2 Las distintas caracteristicas entre la subcontratacién fordista y este modelo de relacién entre empresas grandes y medianas ha sido conceptualizado de diversas maneras: “desin- tegracién vertical _dindmica” (Soorr, 1988), “integracién cuasi vertical” (Lenoncne y Lrrrerz, 1987), “subcontratistas jobbers” (Stoney, 1986), firmas satolitarias (BORELLO, 1989) 2% A diferencia de la orgenizacién de proveedores prevaleciente en el modelo fordista, que se caracterizaba por un niimero altisimo de proveedores, el subcontratista integrado a una organizacién postfordista forma parte de un “tejido” industrial parcial de subensambla- dores. La prictica més frecuente de trabajo ahora tiende a ser de un tipo SKD (semi-knocked down) de partes ensambladas en contraposicién con el sistema CKD (completely-knocked down) de infinidd de piezas sueltas. 20 REVISTA BURE Nv 47 entre grandes y pequeiias firmas... y un nuevo patrén de localizacién geo- grdfica de la inversin, basado en la transformacién de las ventajas (jy las des- ventajas!) comparativas” (C. Pérez, 1986). (Subrayado propio.) En la seceién siguiente se intenta poner de manifiesto algunas consecuencias territoriales que empiczan a evidenciarse. I. EFECTOS ESPACIALES DE LA DIFUSION DE NUEVAS PRACTICAS TECNOPRODUCTIVAS La expansién de la practica productiva flexible estd generando algunos cambios en las conductas locacionales de Jas empresas que podrian alterar la distribucién de las actividades en el espacio (Scott, 1988; Martin, 1989), ¢s- pecialmente en lo referido a las nuevas inversiones. Estas modificaciones de- vienen de las consecuencias que Jas nuevas modalidades tienen en términos del uso de las diferentes ventajas territoriales y de los grados de libertad de lo- calizacién (“footloose”) que las mismas actividades productivas desarrollan, situacién que no es exclusiva de las industrias de alta tecnologia o de aquellas que hayan incorporado bienes de capital automatizados. La difusién de una nueva gestion productiva, aun en los casos de sectores no “de punta”, parece- ria tener implicaciones espaciales significativas. Al respecto, destacan rapidamente en una primera aproximacién dos efectos contrapuestos: por un lado, crecen ciertas exigencias de concentracién y esto da lugar a formas especificas de nuevas aglomeraciones, Por otro lado, ‘se potencian las posibilidades de dispersion territorial, dando lugar a una nueva divisién regional del trabajo. En primer término, sobresalen los casos inducidos por el tipo de producto e interrelaciones cientifico-técnicas asociadas con ellos (ie: Silicon Valley, M4, Sophia Antipolis, ete.); los casos gestados por la aplicacién muy estricta de pricticas JIT/TQC (ie: Toyotismo) 0 aquellos casos de desintegracién vertical en pequefias y medianas empresas industria- les fuertemente entrelazadas e interconectadas productiva y comercialmente (ie.: “Areas-sistema” 0 distritos industriales en Italia, Alemania, pafses nér- dicos, Francia, ete.). Si bien algunas de estas formas de aglomeracién son claramente anterio- res en e] tiempo a la introduccién de criterios neofordistas, sus caracteristicas de funcionamiento se potencian a partir de la difusién de nuevas practic: tecnolégicas o de gestién. En varios de estos casos donde actualmente se ve- rifican concentraciones “espontaneas” (no inducidas politicamente), se advierte claramente la presencia de condiciones histérico-sociales que facilitaron la con- formacién de aglomeraciones modernas. En la segunda situacién —dispersién territorial se ponen de manifiesto algunos casos prototipicos: la desindustrializacién de las viejas éreas industri les fordistas que pierden las ventajas relativas hist6ricas acumuladas en el pa- radigma anterior (i.c.: los problemas de las “inner cities”), y la profundizacién de esquemas “neotayloristas” de fragmentacién espacial de funciones (Le- borgne y Lipietz, 1987) articulados por la moderna infraestructura de comu- nicaciones. Veamos muy brevemente cada caso: CAMBIO TECNOLOGICO NEOFORPISTA Y REORGANIZAGION PRODUCTIVA a 1. Complejos cientifico-productivos * Las caracteristicas principales de estas “regiones creativas” (Malecki, 1987) han sido descritas en detalle por buen mimero de investigadores indus- triales y regionales (Castells, 1985; Saxenian, 1985 y 1985b; Taylor, 1985; Jowitt, 1988; Hall, 1985). Algunos elementos distintivos estén presentes en la mayorfa de dichas descripciones. En primer lugar destaca claramente la rolacién ontre centros publicos de investigacién y/o universidades, publicas y privadas, con un conjunto de empresarios innovadores, gestados 0 no dentro del Ambito universitario. Si bien el caracter y profundidad de esta relacién varia significativamente entre diferentes areas y empresas, hay ciertas evi- dencias que indicarian que, hasta en los casos donde esta relacién no es di- recta, existe una vinculacién ad hoe al interior del clima cient{fico-productivo que se desarrolla en la regién. Ambos, universidad y/o centros de investiga cién y empresarios innovadores, se constituyen en los recursos “naturales” de Ta region. El estimulo inicial por parte del Estado y el apoyo de organismos del sector publico a través de érdenes de compra y contratos de investigacién aparece como un factor relevante (Taylor, 1985; Dormard, 1988). En las ex- periencias relatadas por la literatura correspondiente, la accién estatal a nivel nacional y local jugé un papel clave, especialmente hasta “ese cierto punto cri- tico” donde se desencadena toda 1a dindmica constructiva y de desarrollo del drea (Breheny et al., 1985). Dicho momento, ast como las caracterfsticas y condiciones necesarias para Iegar a él, pese a ser un tema poco estudiado, resulta de suma importancia, ya que existe otro grupo de parques cientificos donde tal punto critico nunca Iega a concretarse Por lo general, estas mini regiones cientifico-productivas estin fuera de las grandes ciudades o dreas de fuerte industrializaci6n, aunque poseen exce- lentes vinculos de comunicacién con el resto de! pais y el exterior. En muchos casos son Areas semirrurales, de agradable contexto natural y donde se crea un medio ambiente recreativo, social y cultural elevado (Keeble, 1988). En estos complejos cientifico-productivos predominan actividades de tecnologia de pun- ta, fabricacién de partes y elementos del complejo clectrénico, software, ar- 2% Bajo osta denominacién se incluyen diferentes tipos de complejos de desarrollo, Cen- tros de Innovacién, Parques cientificos, Parques tecnolégicos (Tecnopolos), Parques indus- triales rejuvenccidos, ete. (Véanse, Woxrimston, 1982, y UKSPA, 1087). B Los procesos de desarrollo de estos complejos cientificos productivas demandaron un periodo de tiempo relativamente largo, Téngase presente que los inicios del Silicon Valley se remontan a los afios 50, cuando la Universidad de Stanford transforma su Instituto de Tnvestigacién (1948) en un Parque Industrial (1956). Por su parte, IBM se establece en 1952 y posteriormente ITT, Admiral y Sylvania incorporan sus centros de 14D en la region (Saxenian, 1985). En el caso de Ruta 128 Boston, el Banco de Boston empieza a financiar nuevas iniciativas empresariales de egresados del MIT en 1043 y, posteriormente, decide organizar una Corporacién de Pequetios Negocios (1958). Los intentos europeos son ms recientes, entre fines de los afios sesenta y principios de los 70 y estin demandando un considerable tiempo de conformacién y ensamble. 2 Los tamaiios de estas Greas en materia de territorio y poblacién son pequefios, en al- unos casos no exceden de una ciudad y en otros inchuyen un conjunto de centros urbanos ‘intermedios y la periferia semirrural vecina. El Condado de Santa Clara en Silicon Valley (USA), por ejemplo, tiene una extensién total de 1.300 millas cuadradas y una poblacién total en el afio 198) de 1.200.000 personas. Sophia Antipolis, que fue planeada en 1974 como un complejo:de 2.500 hi, de las cuales serian utilizadas productivamente 750, ocupaba en 1986 a 6.000 personas, de las cuales dos tercios residian en Niza. 2 REVISTA EURE N° 47 mamento militar, biotecnologia, biologia y medicina, comunicaciones etc, En proporciones muy varables estas Areas se estructuran sobre la base de empresas grandes transnacionales 0 sobre PYMES con alta potencialidad de crecimiento. La aglomeracién de actividades interrelacionadas productivamente y con alto contenido cientifico técnico —por lo menos en su origen— generaron, en estas dreas exitosas (Silicon Valley, Corredor de M4, Cambridge, Ruta 128 Boston, Sophia Antipolis, etc.), un medio ambiente especial de negocios, fuer- te fertilizacién cruzada, efectos demostrativos y de inercia de innovacién per- manentes ¢ ingresos significativos de capitales de riesgo (Florida y Kenney, 1987). La convergencia fructifera de fuerzas dindmicas de diversos orfgenes (piblicas, empresarias, académicas, ete.) constituyé un elemento clave en la gestacién y éxito de estas microrregiones cientifico-productivas. Las caracteristicas de los efectos de aglomeracién se diferenctan, sin em- bargo, de la tradicional concepcién de estas ventajas (Dakey, 1985), Tanto Jos insumos como Ios productos terminados de alta tecnologia son poco sen- sibles a los costos de transporte al ser de alto valor agregado relativo; por tal vazén, los beneficios de aglomeracién no se derivan de Ja reduccién de costos de transporte. En general. estos beneficios de aglomeracién se refieren a la potencialidad de intercambio local de informacién e innovacén, el acceso a altas fuentes técnicas (Universidad, Centros Piiblicos de Investigacién), al permanente proceso de alimentacién de Jas unidades internas de I-D de las pequeiias y medianas empresas, a la reduccién de costos de inversién en equipa- miento cientifico que puede ser obtenido por subcontratos de servicios. a la ‘oferta de mano de obra calificada y entrenada en ese ambito cient{fico-pro- ductiva y a Ia disponibilidad de capitales de riesgo. Un aspecto critic importante de estas aglomeraciones se reficre a la re- ereacién permanente de ventajas, ya aue los elementos citados no podrian ase- gurar ventajas estables e indefinidas en el tiempo. Menos atin en el marco de competencia internacional en que estas areas productivas estén inmersas, Por tal raz6n, a diferencia del concepto de ventajas naturales estaticas, de estas Areas se espera Ia generacién de ventajas dindmicas a partir de la capacidad de interaccién local y el desarrollo de ventajas endégenas de innovacién (Pe- rrin, 1988; Stohr, 1986) *%. Una serie de interrogantes surgen cuando se estudian estos complejos desde Ja perspectiva de la politica regional. La evidencia de experiencias con éxitos y fracasos no permite extraer conclusiones muy contundentes, aunque si es cierto que la demanda de los bienes producidos en estas Areas no es mny amplia y que, por lo tanto, el “timing” de entrada es crucial. En segundo lugar. est4 claro que estas regiones operan en la frontera tecnolégica internacional, lo cual establece limitaciones concretas. Por otro lado, lo que para algunas freas puede ser posible en un determinado momento hist6rico, no significa que deba ser posible para todas y simulténeamente (Sayer y Morgan, 1986), Fi- nalmente, la demanda de Ja concurrencia activa de una serie de factores cons- tituye una condicién necesaria pero no suficiente, Existen elementos vincula- dos con la capacidad de “endogeneizar” Ja interaceién productiva que depen- den de otro tipo de factores (i.e.: marco macroeconémico, aspectos culturales y hasta factores contingentes). 28 Este tipo de reas cientifico-productivas no son exclusivas de las organizaciones capi- talistas de produccién, sino que se encuentran también en patses socialistas, por ejemplo, el polo tecnolégico de Akademgorod en la Unién Soviética. CAMBIO TECNOLOGICO NEOFORDISTA Y REORGANUZACION PRODUCTIVA 23 2. Reaglomeraciones “JIT” Como fue brevemente analizado en Ia seccién anterior, las empresas que tienden a adoptar précticas organizativas JIT/TQC arrastran a sus proveedo- res a integrarse en un estrecho “network” informético, Las implicaciones es- paciales son aqui de fuerte tendencia a la aglomeracién en torno a la plan- ta terminal, En primer Jugar, la coordinacién de Ios flujos de informacién y la rapi- dez para responder flexiblemente a cambios en la demanda, se convierte en un elemento central cuando se trabaja casi o sin stocks. La logfstica de in- sumos obliga a que se tiendan a concentrar en un espacio no muy extendido diferentes segmentos del proceso productivo (Schoenberger, 1986). Més atin, la vinculacién contractual de mediano plazo que se establece entre provee- dores y subensambladores impone una coordinacién en las decisiones de in- version y de localizacién. En el mismo sentido operan las demds demandas del Sistema JIT sobre intercambio de informacién técnica, coparticipacién en ctapas de disefio y desarrollo de piezas, entrenamiento de personal, etc. Los andlisis de casos realizados en la literatura correspondiente precisan muy vagamente cudles son las distancias, o los rangos de distancia, para que- dar dentro o fuera del espacio de la firma terminal. Ciertamente que esto varia por tipo de productos (i. e.: hay proveedores que entregan mAs de dos veces por dia insumos y partes), y condiciones de infraestructura de trani- porte. Por otro lado, Ja organizacién “en cascada” de ensambladores, sub- ensambladores, productores de partes y piezas, subcontratistas, etc., puede ori- ginar formas espaciales muy diferenciadas. Estos complejos tienden a organi- zarse sobre “corredores” de transporte de facil acceso. Sin embargo, no necesariamente el lugar donde se localice el complejo JIT, como un todo, esté predeterminado de antemano (i, e.: viejas concen- traciones industriales), Es cierto que la existencia de localidades con algin tipo de especializacién es un factor significativo en la decisién de nuevas inversiones de las empresas terminales o ensambladoras. Sin embargo, dado que gran parte de las ventajas competitivas se asientan en Ja particular for- ma de interaccién y organizacién productivas y a pesar de que no son siste- mas autosuficientes 0 enclaves, el coniunto JIT tiene ciertos grados de liber- tad en cuanto a su lugar de radicacién. Por otro lado, las demandas de localizacién del complejo son de natu- raleza distinta a las decisiones individuales de localizacién de cada uno de sus componentes. Algunos estudios de casos sefialan Ia existencia de dos fac- tores contrapuestos, ademas de Ia disponibilidad de infraestructura, Las ca- racterfsticas de los procesos de trabajo asociados con sistemas JIT (flexibi- lidad y polivalencia laboral) indicarfan una tendencia a alejarse de las Areas industriales histéricas, tradicionalmente con alto nivel de sindicacién y con- flictos laborales. En contraposicién, la necesidad de estar “al Jado” del mer- cado y de la demanda para responder a cambios de preferencias, gustos, mo- dalidades, ingresos, etc., impone restricciones a localizarse en Areas rurales no periféricas. El cuadro de Jocalizaci6n se hace atin mis complejo si se toma en cuen- ta el tema de los nuevos tamafios éptimos de planta. La reduccién de los vo- Témenes operativos de produccién por establecimiento industrial que caracte- rizaba a los sistemas fordistas plantea la posibilidad que se difunda un pa- a REVISTA EURE Ne 47 trén “de concentracién dispersada” (Schoenberger, 1986) 0 “fragmentacién clonal” (Massey, 1985); es decir, un ndmero mayor de complejos integrados bajo la forma de desverticalizacién productiva en localizaciones diferencia- das, Desde la perspectiva regional esta opcién plantea algunos aspectos atrac- tivos, ya que el fortalecimiento de un complejo productivo, integrado en di- ferentes especialidades productivas, con una fuerte inercia centralizada de conducta innovadora, permitirfa superar la inestabilidad de la descentraliza- cién fragmentada de la produccién, que seria el camino de profundizacién taylorista, como veremos més adelante. 3, Las “éreas-sistemas” o distritos industriales La reestructuracién de algunas ramas productivas inducidas por Ja reor- ganizacién de las firmas grandes ha impulsado, en algunos casos, la “reemer- gencia de dreas regionales especializadas, con significativo peso de unidades medias de produccién” (Sabel, 1988). Esta “nueva”™ organizacién industrial territorial, cuyo ejemplo mAs notable es la regién Iamada “Tercera Italia”, aunque hay ejemplos similares en dreas de Alemania (Land, Baden Wurt- temberg), Dinamarca (Jutland) y Francia (Lyon/Oyonnax), parecerfa ser una especie de versién “aggiornada” de Jos distritos industriales de Marshall, es- pecialmente por su caracter de “estructura integrada”, En términos estrictos estas 4reas no nacen vinculadas con la introduccién de prdcticas tecnolégi- cas neofordistas de automatizacién, pero recogen de éstas varias caracteris- ticas de gesti6n y funcionamiento. Asf. un 4rea-sistema constituye “un con- junto de empresas medianas concentradas territorialmente que producen bie- nes similares 0 que estin fuertemente integradas verticalmente” a través de muy diversos mecanismos (Cortellese. 1988). Et desarrollo de estas Areas se ha producido principalmente en industrias tradicionales, donde el volumen de capital fijo es relativamente bajo v la innavacién es de tipo incremental, ba- sada en la difusién, aprendizaje v adaptacién de tecnologfa. En el ejemplo italiano destacan varias caracteristicas aue en diferente grado también se repiten en Ios otros casos, En primer lugar. las Areas-siste- mas constituyen aparatos productivos de fuerte fragmentacién del proceso pro- ductivo con niveles aceptados de eficiencia (Brusco, 1986) que atienden a mercados espectficos, segmentados por niveles de ingreso y pautas de con- sumo, 0 diferenciados espacialmente, La estructura productiva se basa en una fuerte divisién del trabajo entre firmas, que tienden a tener un “mix” de produccién pequefio, y que operan competitivamente por medio de transac- ciones en el mercado (Brusco, 1982), Un 4rea-sistema se asemeja a una es- pecie de gran empresa donde cada unidad participa en un tramo peauefio de la produccién aprovechando significativas ventajas de escala. Sin embargo. a diferencia de la gran empresa. cada unidad es auténoma e independiente (Cortellese. 1988). Esta particularidad de operar a través de mecanismos de mercado —lo que indica Ia existencia de mercados abjertos para subcontratacién— implicd dos efectos contrapuestos: por un lado, existe una fuerte tendencia a cambiar periddicamente de cliente y subcontratista entre las empresas, lo cual habria generado una flexibilidad y adaptabilidad muy grande de las diferentes PYMES %® Son reas nuevas en el sentido de que se reintegran al aparato productivo nacional, pero en los casos europeos son regiones con larga historia econdmica rural y artesanal que fueron desmanteladas progresivamente con el avance del fordismo (Sani y Prone, 1984, y SaneL, 1988). CAMBIO TECNOLOGICU NEOFORDISTA Y REORGANIZACION PRODUCTIVA 25 a las cambiantes condiciones del mercado; y por otro lado, pese a la necesi- dad de una alta especializacién productiva, debido a la creciente limitacién de mérgenes de tolerancia de calidad y presién por el lado de los precios, el parque de maquinarias y la calificacién media de la mano de obra es muy diversificado y flexible. Esto lleva a la segunda caracteristica central del dis- trito, que es un alto grado de complementariedad entre firmas. Las Areas-sistemas se caracterizan por una fuerte tendencia hacia la aso- ciacién entre empresas —sin perder la independencia patrimonial de cada una de ellas—, siendo frecuentes los consoreios para compras de materias primas, promocién de ventas en el exterior, capacitacion, investigacién ¢ innovacién, créditos y avales, etc, (Cortellese, 1988). Esta es una particularidad clave: el distrito no es la sumatoria de PYMES sino el producto de la interrelacién de las empresas participantes. Cada distrito ha generado formas espectficas de coordinacién y de organizacién de la produccién entre firmas, prevaleciendo en algunas Areas del sistema situaciones abiertas (Brusco, 1985) y, mds 0 menos, competitivas (i. e.: Emilia Romagna) **, La far ampliada jugé un rol fundamental en la conformacién de las 4reas-sistemas, recuperando en el marco urbano tradiciones y formas de fun- cionamiento cuasi campesinas. La familia se constituyé en una unidad bisica de funcionamiento econémico, tanto de consumo como de produccién (Fua, 1983) y a través de canales informales permitié resolver algunas limitaciones de acceso a los mercados formales de capital (costo, garantias) y mano de obra. La participacién de miembros de la familia como parte de la fuerza de trabajo se realiza a] margen de las reglamentaciones respectivas y otorga gran flexibilidad al disponer de una reserva potencial de mano de obra parcial- mente integrada al mercado laboral. Finalmente, las dreas-sistemas se concentraron en regiones donde el vinculo rural-urbano era fluido, la estructura de propiedad agraria de baja concen- tracién y el mercado de trabajo poco segmentado. Estos aspectos parecen haber tenido efectos en varios sentidos. Por un lado, el costo de reproduc- cién de la fuerza de trabajo era més reducido que en las grandes ciudades y los mayores grados de libertad en la aplicacién de las convenciones sala- riales se tradujo en precios relativamente més bajos de los bienes fabricados. Por otro Jado, el perfil de Ja estructura agricola facilité el desarrollo de pe- quefios empresarios, que fueron creciendo en su capacidad de direccién y gestién y fueron desarrollando un espiritu innovador que luego se traspasé a su experiencia industrial urbana (Brusco, 1986). Por iiltimo, la ligazén rural- urbana parece ser un fundamental antecedente en el desarrollo del espiritu de participacién comunitaria y de integracién social local (Fua, 1983). La relativa armonia y cooperacién interna que parece caracterizar a la mayoria de los distritos no implica que, necesariamente, otros conflictos o contradicciones dejen de estar presentes. Por un lado, las caracteristicas de flexibilidad exigidas —y legalmente autorizadas— a la mano de obra contra- tada o familiar en los establecimientos pequeiios, diferencia y polariza a es- tos trabajadores de los obreros formales sindicados de las grandes plantas ma- 39 Los subcontratistas de Reggio de Emilia o Médena tienen en promedio un niimero ma- yor de clientes que In metalmecinicn de Bassano o los confeccionistas de Padua (Bros- co, 1986), Otros distritos se han estructurado sobre Ia base de monopsonios o grandes empresas “capofila” (ConreLtrse, 1988) como el caso de Benetton en la provincia de Treviso y Vicenza (Brust 1987), o a través de acuerdos o relaciones extramercado (Fua, 1983) 28 REVISTA EURE No 47 nufactureras tanto en materia de salarios como de beneficios sociales y_sin- dicales, Por otro lado, las empresas en los distritos industriales enfrentan com- petencia interna y externa y estan expuestas a crisis cuando sus ventajas com- petitivas disminuyen, Esto obliga a las empresas en las dreas-sistemas a tra- tar de salir de esquemas monoproductores y a ganar creciente flexibilidad en los productos fabricados. De ahi la importancia en la innovacién y diseiio de productos. Esta flexibilidad es producto del aprendizaje tecnolégico y de ges- tién y no necesariamente incluye a todas las empresas. La tasa de rotacién de empresas (empresas nuevas o quiebras/cierres) manifiesta las dificultades econémicas de reestructuracién que las empresas enfrentan y muestra las reas de politica requeridas. Las tres estructuras territoriales descritas anteriormente tienen un punto comin que las caracteriza: en ellas, y por diversas razones, se ha producido un fenémeno de sinergia local fuertemente creador e impulsor de crecimiento econémico, Y en este sentido, algunas de las hipétesis de Stohr (1986), Pe- rrin (1988), Boisier (1988) y Anderson (1985) sobre la necesidad de mutuas interacciones en el plano productivo local para gestar fenémenos de creci- miento sostenido parecerfan ser apropiadas. Las posibilidades de crecimiento se vinculan en estos tres casos con la capacidad innovadora de la regién, Ia permanente biisqueda de nuevas opciones técnicas y de gestién, un fuerte sostén inicial piblico y, principalmente, un fuerte apoyo en el desarrollo de Jos recursos humanos endégenos. En estas tres situaciones las ventajas com- parativas se asientan en Ia creacién de un “medio ambiente” apropiado, en continuo dinamismo, y basado en el fortalecimiento de ventajas econémicas como producto social. La posibilidad de armonizar intereses locales en térmi- nos del logro de objetivos econémicos regionales no implica que se hayan superado los conflictos locales internos. En algunos momentos histéricos éstos quedan oseurecidos por Jos intereses interregionales; en otras fases del de- sarrollo regional las contradicciones internas se transforman en el conflicto principal. 4, Divisin del trabajo regional bajo esquemas neotayloristas Una estrategia empresarial que se viene observando desde los afios "70. especialmente entre las grandes empresas, es la de subdividir el proceso de trabajo no sdlo en términos funcionales sino también espaciales (Shutt y Wit- tington, 1986; Massey, 1984). La reestructuracién productiva que indujo la crisis y las nuevas disponibilidades de infraestructura facilitaron el desarzo- Ho de una politica de fragmentacién territorial del proceso productivo para aquellas empresas que optaron por una aplicacién parcial de nuevas tecno- logias 0 enfrentaron a crisis con una profundizacién de las viejas prdcticas fordistas. En ambos casos, Jas nuevas pricticas productivas permitieron a las empresas una reconsideracién de las pautas de localizacién de cada segmento productivo de acuerdo con sus particularidades o demandas de factores (Massey, 1979 y 1984) El cambio tecnolégico intluyé en estos casos de una manera particular. Los avances en comunicaciones y microclectrénica facilitaron la separacién de Jos procesos productivos en el plano territorial pero fuertemente interrelacio- nados en el plano de Ja informacién. Esto facilité incrementar los grados de libertad en materia de localizacién para ciertas actividades y especialmente para la estrategia de nuevas inversiones. CAMBIO TECNOLOGICO NEOFORDISTA Y KEORGANIZACION PRODUCTIVA a Los efectos territoriales principales de esta conducta empresarial son bdsicamente dos: a) Por un lado se verifica un proceso de desindustrializacién de las 4reas manufactureras tradicionales, las “viejas zonas industriales”, que funda- mentalmente se desprenden de los procesos productivos seriados en lotes grandes, de menor complejidad tecnolégica y que requieren una dotacién importante de mano de obra. En contraposicién estas dreas tienden a retener las actividades de administracién y financieras, la fabricacién de Hneas de productos complejos 0 poco experimentados por la empresa. En algunos ca- sos también Jas viejas areas retienen las funciones de desarrollo de produc- tos e I4D, aunque esto no constituye una regla fija. Estas actividades pue- den fructificar mejor en Ambitos cientifico-productivos que no necesariamente coinciden con las Areas de temprana industrializacién. Este proceso de desindustrializacién relativo tiene efectos negativos im- portantes en materia de empleo absoluto. en términos de la conformacién de Ja red de proveedores y subcontratistas y en la evolucién de Jas ventajas com- etitivas locales, en comparacién con la de las nuevas dreas florecientes. E} desafio productive para estas regiones es muy complejo y por ahora es s6lo atendido a través de politicas que actian desde el lado de la oferta de ma- no de obra y calificacién. b) En contraposicién a Ja desindustrializacién relativa de Jas dreas cen- trales se produce una dispersién de plantas hacia la periferia, que intentan hacer uso de las diferencias regionales de salarios, del bajo nivel de conflicto en las relaciones laborales, de las diferencias en los precios de los factores (i. e: energia barata), de los instrumentos promocionales de politica piblica regional (i. e.: subsidios), etc. En términos del rea receptora, la dispersion productiva implica la radicacién de establecimientos industriales fragmenta- dos, que si bien generan fuentes de trabajo, condicionan fuertemente el “es- tilo” de desarrollo industrial regional. Por lo general, estas plantas tienen po- cas vinculaciones con el medio local productivo y con el resto de las empre- sas industriales, lo que determina un efecto multiplicador intrasectorial re- ucido y, concomitantemente, una falta de estimulo para el inicio de acti dades conexas, A diferencia del caso de Ios distritos industriales donde las empresas tien- den a desarrollar una estrategia extrovertida de cooperacidn, las dreas recep- toras de plantas fragmentadas enfrentan la dificultad de no lograr crear las escalas “minimas” para impulsar encadenamientos productivos, Las empresas radicadas normalmente manticnen sw esquema original de subcontratistas y la politica de stock y control clasica de las organizaciones fordistas. Asi, estas plantas que operan dentro de la estrategia global de la firma matriz son re- Jativamente “ineldsticas” a las politicas industriales locales. Las actividades que se subcontratan localmente son de bajo nivel de complejidad, con poca potencialidad de expansién y, normalmente, no exportables desde la empresa regional (i, e.: servicios elementales). Algo semejante sucede con el empleo. Si bien estas localizaciones generan empleo directo e indirecto (servicios), éste normalmente se refiere a las categorias de menor calificacién. Visto desde el angulo de Ja economia regional estos “agentes externos de cambio” no parecerian poder cumplimentar el rol transformador que a teorfa les asignaba (Thwaites, 1973). Gran parte de los efectos esperados, que se suponfan impulsarfan estas empresas en las nuevas reas de localiza- 28 REVISTA EURE N> 47 cion, sdlo se concretaron en contadas ocasiones y con un costo fiscal-social normalmente muy alto (Allen, Bachtler y Yuill, 1988), Esta apreciacién se ve en parte corroborada por el giro que ha tenido la politica regional, que tiende a dejar de incentivar los traslados de firmas hacia las regiones “atra- sadas” para concentrarse mas en el desarrollo de los recursos y potencialida- des locales (Stohr, 1989; Albrechts y Swyngendouw, 1989). IV. REFLEXIONES FINALES SOBRE DESARROLLO REGIONAL Y CAMBIO TECNOLOGICO Los cambios tecnolégicos y productivos difundides por el nuevo paradi ma introduciran modificaciones sustantivas en la configuracién de las acti dades en el espacio y en cl rol y significacién de las sociedades y economias subnacionales 0 regionales. Las distintas modalidades econdmicas y sociales que puede asumir el cambio técnico impiden elaborar —a esta altura prema- tura de su incorporacién al aparato productiva y social— conclusiones defi- nitivas sobre el patrén espacial futuro de las actividades econémicas y_so- bre Jos efectos que devendrin en términos de disparidades regionales y dife- renciales de oportunidades de desarrollo, Si bien es cierto que el nuevo pa- radigma flexible define los Kmites internos maximos del abanico de posibili- dades de cémo incorporar los cambios técnicos en la produccién, no es me- nos importante la manera (i. ¢.: objetivos, canales, agentes principales, sec- tores de actividad, acc‘én publica, ete.) que Ja sociedad y los factores de po- der se planteen como Ja forma social viable para introducirlos En cl plano econémico, los cambios en curso afectaran las ventajas com- parativas regionales sobre cuya base se fue estructurando la divisién territo- rial del trabajo industrial en la etapa fordista, pudiéndose modificar Ja inser- cién productiva nacional ¢ internacional de las diferentes regiones. Algunas reas mejorardn sus posiciones relativas y otras veran muy amenazadas las ventajas que posefan, Se reduciré el peso de las ventajas estéticas naturales y de aquellas vinculadas con la depreciacién del costo del factor trabajo; en contraposicién, incrementaran su importancia Jos aspectos productivos asocia- dos con Ja generacién de ventajas dinamicas “renovables” en el marco de la acumulacién del capital que sustenta este paradigma neofordista. Asi, cl di namismo de Ia clase empresarial local, Ia capacidad innovadora regional —tan- to en el plano institucional como a nivel de las empresas—, las posibilidades de aprendizaje, generacién y adaptacién tecnolégica y la flexibilidad de Ja estructura productiva de bienes y de orientacién de mercados se constituyen en “nuevos” factores determinantes de “reemergencia” de las economias locales. Una rapida lectura de las iniciativas recientes de politica regional en los pai- ses desarrollados —donde el énfasis estd puesto en la creacién de capacidades empresariales Jocales— corrobora esta apreciacién. Un aspecto deberia destacarse en este sentido, Dado que las nuevas ve tajas dindmicas se asientan sobre factores socialmente construidos, las de siones de politica econémica y tecnoldgica de los agentes privados (empresas) y de las instituciones pablicas locales y regionales adquieren un rol protago nista y de mayor envergadura que en las situaciones anteriores. EI cambio productive de una sociedad regional ex un tema controvertide, donde las evidencias son contrapuestas: puede resultar socialmente excluyen- CAMBIO TECNOLOGICO NEOFORDISTA ¥ REORGANIZACION PRODUCTIVA 38 te —y por lo tanto el problema regional puede profundizarse— o puede trans- formarse en una forma de reincorporar a vastos sectores sociales locales (em- presarios, técnicos y trabajadores) a una dindmica econémica con mayor po- tencialidad futura, Esta alternativa no implica necesariamente Ja superacién de las contradicciones internas locales. Los mecanismos institucionales que faciliten esta articulacién son producto de la negociacién y del poder politico de los diferentes sectores comprometidos, a nivel nacional y regional. Las evidencias preliminares recogidas en diversos estudios no permiten extraer conclusiones muy claras sobre la tendencia futura de las disparidades regio- nales, Sin embargo, todo indicarfa que la dicotomia simple de regiones atra- sadas versus regiones desarrolladas se va a hacer mucho mas compleja, en la medida que puedan coexistir y convivir en una misma drea geogréfica, for- mas de insercién productivas de diferente naturaleza econémica y tecnoldgica. En cualquiera de las dos situaciones regionales (desarrollados y poster- gados) se hardin mds explicitas las desigualdades intrarregionales, dado que la introduccién parcializada y/o socialmente excluyente de los adelantos tec- nolégicos tendera a polarizar las sociedades locales entre quienes tienen ac- eso a las nuevas innovaciones y quienes quedan relegados a las condiciones de producciéa anteriores, Dadas las “imperfecciones” y segmentacin de los mereados, estos ultimos sectores no necesariamente serén desplazados fuera de la produceién, quedando relegados a situaciones econémicas inviables de largo plazo, demandantes de programas asistenciales permanentes. En esta situacién es donde habria que situar la discusién sobre la estra- tegia y politica regional futura, Ja planificacién territorial y Ja accién de los gobiernos locales. En pocas palabras, la opeién de la “modernidad” no esté abierta para todos (sociedades y regin) de igual manera y simulténeamente. No sélo se registran limitaciones por el lado de la escasez de los recursos dis- ponibles, sino que también pesa la historia social y econémica del area, sus instituciones y sus individuos. Las regiones atrasadas 0 con menores niveles de desarrollo relative no son normalmente territorios “vacios”, que esperan ser Ilenados con nuevas actividades, nuevas tecnologias, nuevas formas de consumos, nuevas personas migrantes. E] desafio consiste en intentar un de- sarrollo con ellos (sociedad local y su territorio) y no sobre ellos. En tal sen- tido, asociar desarrollo e innovacién tecnolég.ca puede ser, entre otros, un principio general valido de estrategia de desarrollo regional, pero debe te- nerse presente que no todas las regiones parten de la misma linea de salida. La situacién econémica y social actual regional no es producto de la ca- sualidad, obedece a una serie de factores de muy diversa indole (econémicos, histéricos, culturales, ete.): internos a las regiones y externos en sus relaciones con el resto del pais y el mundo, que no se eliminan ni se soslayan exclusiva- mente a través de la innovacién tecnolégica, En el mejor de los casos, el cambio tecnoldgico es un medio que permite y facilita una reestructuracién productiva, haciendo posibles 0 més eficientes producciones locales 0 nuevas actividades que, en el marco del paradigma anterior, no eran econdmicamente viables. E] rol de la planificacién regional en este contexto es fundamental, en la medida que “asuma politica y téenicamente un espacio en la negociacién so- cial relacionada con la concepcién y la implementacién de las politicas de desarrollo... y que pretenda privilegiar (desde la representacién implicita de la sociedad en el Estado) uno u otro del sinntimero de cursos posibles” (IILPES, 30 REVISTA EURE N47 1987). Si logra reinsertarse activamente, Ja planificacién regional recuperard —en nuevas circunstancias— un espacio en la formulacién de los escenarios futuros y dejaré de estar a la zaga de los hechos, intentando remediar la ine- quidad regional presente. Resumiendo, los cambios teenolégicos que estan en curso afectaran de una manera sustantiva la estructura y la organizacién de la produceién indus- trial tanto de los paises y regiones desarrollados como de los paises y dreas atrasados. Actualmente estamos atravesando una de las primeras fases de transicién de dicha revolucién tecnolégica, aunque de importancia central, ya que define los senderos probables de desarrollo futuro, La magnitud y el sen- tido de Jas repercusiones sociales de este cambio de paradigma tecno-eco- némico dependerin de las formas regulatorias que las diferentes sociedades nacionales (regionales) vayan acordando (participativamente) e imponiéndose (supremacfa absoluta de algim factor de poder). Esta construccién social iré indicando, en el tiempo, si el cambio tecnolégico nos Ievara irremediablemen- te hacia una sociedad atin mas productivista y excluyente 0 si es utilizado para un proyecto civilizatorio, humanista y equitativo. Rermexcias Busurocriricas Aus, K; Bacurien, J. y Yun, D. (1988), “Alternatives in Regional Incentive Poliev Design”, Research Paper, num. 1, European Policies Research Centre, University of Strathclyde, GB. Anensos, A. 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