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Dentro del estado benefactor existen diversos riesgos que emergen y uno de
los principales es la ausencia de un regulador de este, es decir no existe un
límite que lo moldee y le permita ver si las direcciones que toman son las
correctas, al contrario una vez que se a entrado a este modelo no hay manera
de reversarlo y regresar al anterior y es muy difícil que evolucione, ya que
en sí, empeora por que se encarga básicamente de repartir beneficencia a
toda la sociedad, el mantenimiento de esto y de las instituciones que regulan
reparten el dinero de unas personas al resto de la sociedad, esto es
indirectamente por medio de los impuestos que pagan, impuestos en los que
las más grandes cantidades se destinan a los gastos más fuertes de las
necesidades sociales. Por otra parte, el estado benefactor procura igualdad,
pero a costa de disminuir la riqueza de parte de la población para alcanzar
la igualdad completa en toda la sociedad, y así es como genera a su vez una
desigualdad en la distribución del poder en la administración que regulan
estos ingresos y egresos. A si es como el estado benefactor no resuelve
problemas solo los trasforma a decisiones menos serias y provoca que el
estado tenga proporciones de poder enormes.
Ahora bien, para solucionar esto el autor nos muestra ciertas condiciones:
la primera es dejar de pedir al estado que lo que se nos brinde se tenga que
quitar a otra persona, por que al exigir al estado la ayuda obligatoria
estamos suscitando los ahorros o producción de otras personas. Si en
verdad el estado benefactor cumple con sus funciones es necesario cambiar
a las formas de sociedades modernas sonde se provee a si misma basadas
en la auto providencia y el ahorro propio. Por último, no deberían de existir
ciertas instituciones obligatorias por parte del estado para la previsión social
pues se pierde en ella la esencia de una organización y la individualidad.