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Durante los últimos años s' ohs Tva 1111 in1po1 1.

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En Decadencia y auge de las identidades, J sé M" tllll' 1 v~ de 111 t 11 1,1 \11 1
reúne las ponencias presentadas en el seminario "( .1ill111 .d 11.11 llltt.d,
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Frontera Norte . Las diversas perspectiva con qeH: ~~· :tluud ,1 ·lll ' lllol
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México Norte
El Colegio
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dt la Frontera
Norte
DECADENCIA Y AUGE
DE LAS IDENTIDADES
Cultura nacional, identidad cultural
y modernización

José Manuel Valenzuela Arce


(coordinador)

El Colegio
de la Frontera
Norte

2000
F Decadencia y auge ele las identidades : (cultura nacional,
121 O id entidad cultural y mod e rni zación) 1 Guillermo
042 Bonfil Batalla ... [etal.] ; coord.J osé Manuel Valenzuela
2000 Arce.-- 2cla. Ed.-- TUuana. Baja California : El Coleg io ele
la Frontera Norte, 2000.
384 p.; 21 cm. A Guillermo Bonfil Balalla
ISBN: 968-6075-45-3 (la. ecl. )
ISBN: 968-6075-89-5 (2cla. ecl .)

1. Caracterfsticas nacinnales mex icanas. 2. Nacionalismo -


México. 3. México- Civilización- Sig lo XX. 1 Bonfil Bata lla.
Guille rmo. ll. Valen zuela Arce, J osé Manuel.

Diseño de portada: Blanca Esthela Castañeda Malok


Foto grafla: Alfonso Cara veo
Cuadro: Monotipia d e J osé Díaz (1994, Co l. El Colef)
Edició n: Jua n de Dios Ba rajas Cárdenas

D .R. © 2000 El Colegio d e la Fro ntera No rte


Carretera Tljuana-Ensenada, km. 18.5
C.P. 22709, Tljuana, B. C., México

D .R. ©Plaza y Va ldés Editores


Manuel MilrÍa Contre ra 73. Co l. San Rafael
C.P. 06470 México, D. F.

ISBN 968-6075-45-3 (primera edición)


ISBN 968-6075-89-5 (segunda edición, primera
en la Colección México Norte)
ISBN: 968-856-854-6 (Pla za y Va ld és)
Primera e dic ió n: 1992
Segunda edició n: 2000

Impreso e n Mé xico
La conclusión, a mi ver, no puede ser otra que la de proponer-
nos construir una nación plural, en la que la civilización mesoa -
mericana, encarnada en una gran diversidad de culturas, tenga
el lugar que le corresponde y nos permita ver a Occidente des-
de México, es decir, entenderlo y aprovechar sus logros desde
una perspectiva civilizatoria que nos es propia porque ha sido
fmjada en este suelo, paso a paso, desde la más remota antigüe-
dad; y porque esa civilización no está muerta sino que alienta
en las entrañas del México profundo.

Guillermo Bonfil Batalla, México profundo

Más o menos como la religión, el nacionalismo tiene mala fama


en el mundo moderno y, más o menos como la religión, la me-
rece. La intolerancia religiosa y el odio nacionalista (y a veces en
combinación) probablemente acarrearon a la humanidad más
devastación que ninguna otra fuerza en la historia y sin duda
continuarán acarreándole más. Sin embargo, también como la
religión, el nacionalismo fue una fuerza motriz en algunos de
los cambios más creativos de la historia y sin duda continuará
siéndolo en muchos cambios venideros. Parece bien, pues, de-
d icar menos tiempo a vituperado -que es más o menos como
maldecir los vientos- y más tiempo a tratar de establecer por
qué el nacionalismo toma las formas que toma y cómo podría
impedirse que desgarrara las sociedades, al mismo tiempo que
crea y desgarra toda la estructura de la civilización moderna.

Clifford Geertz, La interpretación r.ú las culturas


PRESENTACIÓN

Este libro contiene los textos presentados en los seminarios


sobre cultura nacional, identidad cultural y modernización,
realizados en la ciudad de Tijuana durante los días 7 y 8 de
mayo de 1990 y 14 y 15 de enero de 1991. El objetivo en tor-
no al cual se realizaron los seminarios fue analizar la perti-
nencia y actualidad de los fenómenos étnicos y nacionalistas,
así como los rasgos de las identidades culturales y de las cul-
turas nacionales en el contexto actual.
La realización de los seminarios fue posible gracias al Pro-
grama Cultural de las Fronteras y El Colegio de la Frontera
Norte, instituciones a quienes reconocemos y agradecemos
su apoyo.
Además de las ponencias presentadas en los seminarios,
hemos incluido un apéndice en el cual se analizan algunas
de las ideas que ahí se discutieron, a partir de tres áreas te-
máticas: "Estado e identidad cultural y nacional", "Moderni-
zación", y "Mujer y familia". En este apéndice se destacan di-
ferentes puntos de vista en relación con los temas señalados.
Este trabajo es el producto de un esfuerzo colectivo, moti-
vo por el cual deseo manifestar mi reconocimiento a los
compañeros y compañeras que permitieron que las ponen-
cias y discusiones de los seminarios cobraran forma en este
libro. Quiero expresar mi más grande agradecimiento al
apoyo siempre entusiasta de mis colaboradores Gabriel Osu-
na Osuna y Haydé Zavala, a Márgara de León, directora del
Departam~nto de Comunicación de El Colegio de la Fronte-

11
12 PRESENTACIÓN

ra Norte, así como a Francisco Orozco Díaz, Ava Ordorica


Canales, Armando Santibáñez y Margot Ordóñez.
Días después de que Guillermo Bonfil nos hizo llegar su
colaboración, un trágico accidente nos despojó de su calidez
humana. Su muerte dejó muchos espacios vacíos, pues fue
un hombre de gran lucidez intelectual, y de compromisos INTRODUCCIÓN
sinceros con los olvidados del proyecto nacional dominante,
especialmente con los grupos "populares" y los pueblos in-
dios, que representan la milenaria permanencia del México Durante los últimos años hemos observado un importante re-
profundo . Es por ello que la obra de Guillermo Bonfil segui- surgimiento de movimientos étnicos y nacionalistas, incluso en
rá siendo una referencia obligada en el debate nacional y en países donde se consideraban problemas superados desde hace
la acción social de quienes actúan desde las entrañas del Mé- varias décadas. Paralelamente a los procesos de integración
xico profundo. que se realizan en Europa, o a las dimensiones mundiales de
j OSÉ MANUEL V ALENZUELA ARCE los flujos informativos y de los alcances de las industrias cultu-
rales, estos movimientos étnicos o nacionalistas surgen como
actores fundamentales en la acción social. Ellos emanan de
manera prioritaria de identidades étnicas y culturales de gru-
pos sociales sumamente heterogéneos, lo que nos obliga a re-
pensar y replantear la discusión en torno a la cultura nacional,
la identidad cultural y el nacionalismo como componentes im-
portantes de la acción social.
Esto presenta un panorama desdoblado, donde, conjun-
tamente con los procesos globales de $illcretismo cu tur l
perviven obstinadas resistencias construidas a partir de las
identidades culturales y nacionales.
Desde las comunidades primitivas hasta las formas de or-
ganización social previas al Estado moderno, encontramos
una presencia determinante de la sociedad, o el nosotros,
sobre los rasgos particulares o individuales. El proceso de
construcción de las identidades se tornó más complejo como
producto de la división social del trabajo, el crecimiento y di-
versidad de las sociedades y la aparición del Estado. 1
1 N orbert Elias, La sociedad de los individuos, Barcelona, Península

(Ideas), 1990.

13
14 INTRODUCCIÓN INTRODUCcfóN
/
15

Los cambios sociales descritos fueron identificados por XVII, se presentó una mayor diferenciación entre lo indivi-
Durkheim en el paso de las sociedades de solidaridad mecá- dual y lo colectivo; diferencia que cobró importante presen-
nica a las de solidaridad orgánica, y por Ferdinand Tonnies cia durante el siglo xrx. 3 Si partimos de una posición donde
cuando señala la transición de la comunidad como lugar de la identidad se construye precisamente en la relación entre
identidad y confianza mutua, en la cual se presentó una in- lo individual y lo social dentro de un contexto histórico y
tensa vida común, a la sociedad caracterizada por el anoni- { simbólico, observamos que la complejización de los proce-
mato de las relaciones. Asimismo, Marx planteó el papel de sos sociales va a plantear ajustes y transformaciones en las
la división social del trabajo en la complejización de las rela- actitudes y rasgos individuales, con lo cual se establecen di-
ciones sociales, la constitución de horizontes culturales deri- ferentes posibilidades de adscripción identitaria. En el siglo
vados de la actividad y experiencia humana y las relaciones XIX se presentó una importante modificación en la relación
por ellas generadas, enfatizando el papel institucional del entre individuo y colectividad, caracterizada por una rele-
Estado como instrumento de coerción de clase frente a las vante presencia de lo individual, que en muchas ocasiones
relaciones de las comunidades primitivas, caracterizadas fue presentado de manera dicotomizada con los procesos
por la colaboración y la participación colectiva. identitarios de carácter colectivo. La difusión de la palabra
Durante la antigüedad clásica el yo era definido por el impresa y la creciente alfabetización, aunadas a los grandes
mayor peso de los elementos sociales sobre las característi- cambios sociales de finales del siglo pasado y principios del
cas personales; fueron sociedades en las cuales prevaleció la presente, caracterizados por el desarrollo del ferrocarril y el
definición identitaria colectiva. Elias indica que en anterio- automóvil, sentaron las bases para la configuración de for-
res niveles de desarrollo la identidad como yo generalmente mas mucho más intensas de interacción nacional, en las que
se encontraba sujeta al predominio de la identidad como no- el cine propagó referentes a través de los cuales se configu-
sotros. 2 Este equilibrio entre identidad del yo e identidad del raron estereotipos y se reconstruyeron imágenes de la vida
nosotros sufrió una profunda transformación durante la Edad cotidiana. '
Media europea, pues a partir del Renacimiento el yo fue la Las diferentes expresiones de~al se han
forma identitaria más relevante. Posteriormente, en el siglo acelerado a partir de la tercera revolución tecnológica; el de-
sarrollo de medios de comunicación como televisión, satéli-
2 Elias señala: "El antiguo Estado romano republicano es un ejemplo
clásico de un nivel de desarrollo en el que la pertenencia a la familia, las 3 Elias lo dice de la siguiente manera: "En el siglo XVII se encuentra ya
tribus o el Estado, esto es, la identidad como nosotros de las personas par- -primero posiblemente entre los puritanos ingleses-la diferencia entre
ticulares, poseía un peso mucho mayor que el que posee ahora en el equi- aquello que se hace de manera individual y aquello que se hace de manera
librio entre el yo y el nosotros. La identidad como nosotros era, por tanto, colectiva. Éste fue un paso previo para una posterior reelaboración del
absolutamente inseparable de la concepción que en las capas acuñadoras concepto que, finalmente, en el siglo XIX, de la mano con una creciente
del lenguaje se tenía de una persona". Asimismo, apunta que en la anti- necesidad de medios lingüísticos para designar movimientos e ideales so-
güedad clásica no existía término alguno que equivaliera a "individuo", ciopolíticos opuestos, condujo a la formulación de términos como 'indivi-
pues tanto en el nivel de desarrollo del Estado atemense como en el de la dualismo', por una parte, y 'socialismo' y 'colectivismo', por otra. Estos
república romana la pertenencia a clanes, o también a tribus o al Estado, términos han contribuido a que en épocas más recientes los términos 'in-
desempeñaba un papel fundamental en la concepción de los seres huma- dividuo' y 'sociedad', 'individual' y 'social' sean empleados como si se tra-
nos. /bid., pp. 180-181. tara de una pareja de opuestos" (ídem).
16 INTRODUCCIÓN INTRODUCCION
.. ' 17

te, video, cine, videojuegos, computadoras, flujos informati- barrio, el ámbito de trabajo, las condiciones objetivas de la
vos, teléfono, télex, internet; la internacionalización de los vida; mediante la identificación con ro ectosjmagLn~rios,
procesos productivos y la globalización económica; el desa- las _Eersonas se incorporan en diferentes comunidades de
rrollo del transporte (que permitió un flujo mayor de perso- carácter religioso (católicos, protestantes, musulmanes,
nas y productos); las intensas migraciones intra e internacio- etc.), juvenil (punks, cholos, etc.) o étnico (mixtecos, chica-
nales; las comunidades posnacionales, etc., éstos son los no , irlandeses). La disputa y demarcación cultural entre los
elementos a través de los cuales se han venido transforman- grupos étnicos ha derivado en una gran cantidad de conflic-
do las percepciones culturales ancladas en los procesos pro- tos que han tenido una presencia importante en el escenario
fundos, para integrarse en redes de significado mundiales internacional: vascos e irlandeses en Europa; tártaros, arme-
que son los puntos de contrastación entre el yo y las prácticas nios, letones, lituanos, estonios en la hoy ex Unión Soviética;
cotidianas, frente a la información y conocimientos genéri- turcos y macedonios en Bulgaria; albaneses en Yugoslavia;
cos que constituyen los referentes fundamentales de globali- kurdos en el Medio Oriente; sikhs en la India; miskitos en
zación del modernismo como ambiente sociocultural. 4 Nicaragua; chicanos, negros y otras minorías étnicas en
En la actualidad observamos nuevas formas de construc- Estados Unidos, o la centralidad que el zapatismo le impri-
ción de la relación entre lo individual y lo colectivo o lo so- mió a los movimientos indígenas.s
cial, que modifican el peso fundamental que el Estado ad- En este escenario también observamos cambios impor-
quirió a partir del siglo XVIII; son formas de organización tantes en el terreno económico, así como en las relaciones
social que han rebasado los marcos estatales y comienzan a entre los Estados-nación, lo cual quizá origine profundas
configurarse en organizaciones panestatales o posnaciona- transformaciones en el terreno cultural; sin embargo, a pe-
les, como es el caso de la Comunidad Económica Europea. sar de las inercias uniformadoras aceleradas por el profuso de-
La constitución de las identidades expresa la relación en- sarrollo de los medios de transporte y de comunicación y de
tre el individuo y la colectividad; planteado en términos de las industrias culturales a escala mundial, la pluralidad cul-
Bergery Luckmann, es un fenómeno que surge de la dialéc- tural continúa siendo una insoslayable realidad que reclama
.J
tica entre el individuo y la sociedad, en el que los cambios en atención y reconocimiento.
la estructura social pueden generar transformaciones en la Las identidades son inevitables
~~--"'~.,....'-
............ ... y concomitantes a la mis-
realidad psicológica. En la actualidad, esta relación se en- ma existencia del ser,...hu!Q_ano; ~n embargo, no se presentan
cuentra inmersa en profundas y dinám·icas mutaciones; el como aldosasClescomunales de las cuales el individuo nun-
mundo presenta importantes transformaciones en lo refe- ca puede liberarse, ni se asumen como mandato divino. El
rente a las lealtades y adscripciones con las que los grupos hombre no se encuentra sujeto inevitablemente a ninguna
sociales se identifican y son reconocidos. Estas identidades identidad específica; las identidades son cambiantes, y los
/ se insertan en prácticas cotidianas a través de la familia, el 5
Una referencia más detallada de estos movimientos se encuentra en
Ana Margolis, "Sinopsis de algunos conflictos étnicos recientes y sus im-
4 Véase José Manuel Valenzuela Arce, "El futuro evanescente . Moder- J?licaciones internacionales", informe inédito del proyecto "Conflictos
nidad, posmodernidad y juventud", en Revista Mexicana de Sociología, Mé- Etnicos y su Internacionalización", coordinado por Rodolfo Stavenhagen,
xico, UNAM, enero-marzo de 199 l. Centro de Estudios Sociológicos, El Colegio de México, febrero de 1990.

- . "1
18 INTRODUCCIÓN INTRODUCCIÓN 19

sujetos tienen capacidad relativa de discriminación, selec- una gran presencia de movimientos articulados en nexos
ción y adscripción. 6 identitarios, contradiciendo la lógica pragmática que enfati-
LS\S.identidades imaginarias son p_actps simbólicos ue il}:- za desmedidamente la connotación instrumental de los mo-
fluyen en la práctica social yconstituyen recursos parala ~ vimientos e incluso de las identidades. Frente a esta posición
ticulación de proyectos. Son los fantasmas del imaginario consideramos, como Dubet, que la identidad social asume
V que cobran forma y vida en la conciencia social; arquetipos diferentes características: como vertiente subjetiva de la inte-
que dibujan a los hombres y mujeres reales. El individuo no gración, como recurso y como proyecto. 8
se reconoce en sí mismo sino en los fantasmas colectivos, y La identidad como intersubjetividad a través de la cual se
cuando más se asemeja a la entelequia, nuevos fantasmas se establece la acción social refiere a la específica interioriza-
transparentan o cobran fuerza. De la manga mágica de las ción de roles y estatus (impuestos o adquiridos) con los que
identidades colectivas han nacido grupos, etnias, nacionali- se configura la personalidad social. De esta manera, la identi-
/ dades, Estados-nación, movimientos sociales, culturas alter-
nativas, etcétera. 8
!::a i~tidad social, de acuerdo con lo señalado, incluye dimensiones
Los procesos de constitución de las identidades colectivas d~ integración, estrategia y compromiso, elementos que nos permii.éñ
vincular las distintas visiones configuradoras de la acción. Estas "dimen-
se presentan de manera sumamente compleja. Esta situación siones de la identidad" son analizadas por !2!Pet, para quien la integración
es captada por Dubet, 7 quien recurre al planteamiento webe- se refiere al proceso por el cual se interiorizan roles y e status; es la noción
riano de la construcción del actor en diversos niveles (con ló- de solidaridad mecánica durkheimiana, caracterizada por el sometimien-
gicas diferenciadas) de la práctica, que refieren a tipos especí- to a la "personalidad social", que depende de la fuerza cohesionadora de
los procesos de socialización y se expresa en los grados de integración
ficos de relaciones sociales. Retomando este planteamiento, normativa y de cohesión grupal. Desde esta posición, "La sociedad se con-
asumiremos una posición que distingue procesos diferencia- cibe como_un sistema de integración, como una organización de estatus y
dos de construcción de identidades, los cuales carecen de atri- ~les orientados hacia valores colectivos, y la acción social es la realiza-
ción ad~ da de esta integración". Asimismo, "Los problemas sociales,
butos ónticos y están referidos a la historicidad de los proce- la esviación, la marginalidad y a veces las movilizaciones colectivas se in-
sos sociales y a una compleja y abigarrada construcción de ¿/ terpretan como síntomas de la destrucción de las fuerzas de la integración
sentido en la que inciden identidades-diferenciaciones cons- y, al nivel del actor, como crisis de identidad". La estraiegia remite al cam-
po de la racionalidad instrumental, donde la identidad obedece a la bús-
truidas en niveles heteróclitos. queda de objetivos, y es a partir de esta condición que la identidad es asu-
Es importante destacar la expresión de la~idades co- mida como un medio para la acción. En relación con la identidad como
lectivas en la acción social, púes, como señalamos, se o serva recurso, Dubet señala que ésta no es diferente a la identidad como inte-
./"' '
gración, sino que "lo que se es y lo que se posee están mezclados de mane-
6 En este sentido apunta el comercio de Habermas, cuando señala: ra inextricable". En cambio, lo que separa a esas dos formas de identidad
"Con las formas de vida en las que hemos crecido y que han acuñado es su uso social, ya que una está sometida a un principio de integración y
nuestra identidad, asumimos clases muy distintas de responsabilidad his- la otra a un principio de estrategia. La identidad._co~ compromiso, por
tórica (en el sentido de Jaspe rs). Pues de nosotros depende cómo quere- su parte, alude a las a~ue lleva a g¡.~ el individuo en bus~a de una
mos proseguir las tradicones en que hemos crecido" (J. Habermas, 1denti- f!Ueva realidad. Esta idea nos vuelve a ubicar en cl ca"mpo de la prefigura:"
dades nacionalees y posnacionales, Madrid, Tecnos, 1989, p. 86). cion y e""?lfa posibilidad de imaginar proyectos alternativos de sociedad. El
7 Franc;ois Dubet, "De la sociología de la identidad a la sociología del
compromiso es un proyecto de vida; se apuesta en el presente a la posibili-
sujeto", en Estudios Sociológicos, vol. VII, núm. 21, septiembre-diciembre de dad de construir un futuro imaginado: una nueva realidad. lbidem, pp.
1989. 522-526.
20 INTRODUCCIÓN INTRODUCérÓN 21

dad queda circunscrita a los procesos de socialización en la quiere entender la manera en que la comunidad se
lógica ya señalada de Durkheim y Tónnies presentada como autopercibe o se imagina.
mediación entre la conciencia individual y la colectiva; en Anderson enfatiza tres elementos fundamentales para el
ella la adscripción grupal forma o refuerza la identidad, que análisis de la nación moderna: a) es imaginada; b) es conside-
se construye por comparación y en oposición a otros grupos, rada dentro de un Estado soberano, a diferencia de las nacio-
en una relación en la que pueden conformarse identidades nes anteriores, establecidas mediante mandatos y ordena-
negativas, como interiorización de heteroatribuciones este- mientos divinos, y e) es imaginada como comunidad, lo cual
reotipadas. La id ~~<}a_sl se delimita con base en la tradi- implica el oscurecimiento y desatención de las profundas di-
ción, las inercias culturales, lo permanente, la adscripción, ferencias y desigualdades que en ella existen en aras de una
lo ~pecífico, elementos definidos por Dubet como opuestos real o supuesta camaradería horizontal que se sobrepone co-
a Ía modernización, que pregona 1o universal abstracto de la mo discurso en la configuración simbólico-imaginativa de la
razón y en la que la capacidad estratégica es más importante nación envolvente, omnicomprensiva, abarcadora.l 1 La refor-
que la integración. 9 ma y el desarrollo de las lenguas vernáculas son significativos
Frente a las posiciones individualistas, resulta innegable para el destronamiento del latín y la erosión de la comunidad
que el yo y el desarrollo individual no pueden explicarse fue- sacra del cristianismo, que pondera la verdad ontológica
ra de su contexto social, pues, como señala Elias, no p~ (siendo ella misma parte de esa verdad), que reconoce una or-
pl~ntearse al ser humano como un yo car~!l~~~n noso- ganización natural de la sociedad así como la conjunción de
tros. cosmología e historia; sobre el lenguaje impreso se asientan
las bases para la constitución de nuevas conciencias naciona-
N ación, nacionalismo y posnacionalismo les, con la configuración de campos unificados de intercam-
bio y comunicación. De esta manera, mediante la palabra es-
Benedict Anderson considera que la convergencia del capi- crita se establecieron nuevas opciones de conocimiento y
talismo y la imprenta generaron las posibilidades de cons- comprensión.12
trucción de una nueva forma de comunidad imaginada que
11 Las comunidades religiosas y los reinos dinásticos decrecen después
configuró a la nación moderna. 10 Desde esta perspectiva, los de 1640, cuando decae el número de libros en latín frente al aumento de
nacionalismos son artefactos culturales de tipo particular los libros impresos en lenguajes vernáculos. En este hecho se representa-
con una ubicación histórica y procesual. La nación es una co- ba la confrontación de las formas de organización social. Anderson señala
munidad política imaginada, donde se desconoce a la mayo- que la caída del latín expresa un largo proceso en el cual las comunidades
religiosas, integradas por viejos lenguajes sacros, fueron gradualmente
ría de los miembros que la integran, y su comprensión re- fragmentadas, pluralizadas, territorializadas, con lo que surgieron nuevas
formas de imaginar a la comunidad nacional, entre las cuales se encuen-
9 Posteriormente exagera cuando añade: "la identidad social ya no se
tran la novela y el periódico, que permiten representar a la nación. Idem.
define por la intemalización de reglas y normas sino por la capacidad es- 12 N os parece fundamental destacar el papel de la palabra escrita en los
rl tratégica de lograr ciertos fmes, lo cual permite transformarse en un re-
curso para la acción" (ibi.d., p . 526).
10 Imagined Communities: Reflections on the Origin and Spread af Nationa- 1
procesos de construcción identitaria; sin embargo, considero que Ander-
son sobreenfatiza este papel sobre los procesos orales de reproducción
cultural, que fueron fundamentales en la defmición de los ámbitos cultu-
lism, Londres, Verso Editions, 1983. rales, sobre todo en países como el nuestro, donde durante el proceso de

- . ..,., .
22 INTRODUCCIÓN INTRODUCCIÓN 23

El nacionalismo debe ser analizado dentro del sistema la voluntad general se define de acuerdo al bien común, y
cultural en el que se expresa; es por ello que el nacionalismo ése es el supuesto objetivo del Estado que actúa en aras de
moderno apareció tan estrechamente vinculado con la idea los intereses colectivos frente a los intereses particulares,
del Estado-nación. U na característica fundamental del Esta- por lo cual surgió la sociedad que tiene su razón de ser en la
do. moderno es su separación de la Iglesia, proceso que re- armonización de los intereses privados, planteándose la
qmere configurar los elementos seculares que sustituyan el construcción de un ámbito en el cual éstos concuerdan, posi-
carácter ordenador que hasta entonces había cumplido la bilitándose así la existencia de la sociedad.
religión, y que en la Ilustración, a través de Rousseau, se le Sin embargo, las identidades colectivas no pueden consi-
asignó a la voluntad general. Para Rousseau la voluntad gene- derarse como un sistema de suma cero donde las diferencias
ral asign~ direccionalidad a la acción individual, b~o un individuales se anulan para confluir en un interés colectivo
pacto social en el que el individuo resulta parte indivisible común, o en un pacto social en el que todos los ciudadanos
del todo. Es el yo común, la persona pública como agregado poseen las mismas obligaciones y derechos, y en el que la so-
de todas las personas, el individuo-célula que constituye en beranía se define como acto de voluntad general, ni la posi-
partes alícuotas al conglomerado social. La relación es direc- ción de la Ilustración resultaba tan igualitaria cuando se le
ta: la ofensa al conglomerado social es ofensa para el indivi- observa desde la perspectiva de género, pues, de acuerdo
duo, y la of~nsa al individuo atañe al cortiunto. En esta lógica con la crítica de Celia Arnorós, en ella la mujer no era conce-
de pensamiento, los vínculos son directos, sin mediaciones bida como sujeto del contrato social. 14
ni antagonismos entre sus componentes.13 El nacionalismo no necesariamente queda inscrito en el
El Estado civil de Rousseau es una construcción colectiva Estado-nación. Si todos los nacionalismos dependieran ex-
qu: se sobrepone al hombre individual, magnificando la jus- clusivamente de esta condición, no tendrían cabida los mo-
tiCia, la moral y la razón sobre el instinto y el egoísmo. En él, vimientos nacionalistas que han prevalecido durante tantas
décadas sin una articulación con el Estado (catalanes, irlan-
configuración del Estado-nación la inmensa mayoría de la población era deses, judíos, rusos), o los nacionalismos que asumen como
analfabeta . marco de acción la defensa de los límites establecidos en la
13 Se~ Rousseau, "Este acto de asociación convierte al instante la per-
sona particular de cada contratante en un cuerpo normal y colectivo,
nación sin comprometerse, o en oposición con el Estado
compuesto de tantos miembros como votos tiene la asamblea, la cual reci- prevaleciente, entre los que podemos ubicar a los diversos
be de este ,mi.s mo acto su unidad, su yo común, su vida y su voluntad. La movimientos antiimperialistas, en los que coinciden proyec-
persona publica que se constituye así, por la unión de todas las demás to-
tos diferentes a los dominantes, o a los grupos nacionalistas
ma_ba en otro tiempo el nombre de Ciudad, y hoy el de República 0 C~rpo
polz~z;:o, el cual es denommado Estado cuando es activo, Potencia en compa- que, perteneciendo a diferentes Estados nacionales, reivin-
raCion con sus semeJantes. En cuanto a los asociados, éstos toman colecti- dican un proyecto común.l 5
vamente el nombre de Pueblo y particularmente el de ciudadanos como
partícipes de la autoridad soberana, y súbditos por estar sometidos a las le- 14 Celia Amorós Puente, Mujer: participación, cultura política y Estado,
yes del Estado. Desde que esta multiplicidad queda constituida en un Buenos Aires, Ediciones de la Flor, 1990.
cuerpo, no se puede ofender a uno de sus miembros sin atacar a la colecti- 15 Habermas defme de la siguiente manera los rasgos del nacionalismo:
vidad y menos aún ofender al cuerpo sin que sus miembros se resientan" "se lo apoderan casi por igual todas las capas de la población y dependen
(El contrato social, México, Dante/quincenal, pp. 19-21). de una forma autoactivadora y reflexiva de apropiación de la tradición.
24 INTRODUCCIÓN INTRODUCc'IÓN 25

La redelimitación de las fronteras y las profundas trans- nacionalismos, las nacionalidades, las identidades imagina-
formaciones de los atributos de los Estados articulados en rias, las identidades profundas y las identidades emergentes
formas panestatales en algunos países europeos imponen rebasan o confirman los límites de las identidades naciona-
variaciones fundamentales a conceptos tales como cultura les. El nacionalismo puede ser también una reafirmación de
nacional, identidad nacional y nacionalismo; sin embargo, las identidades tradicionales, y en el caso de sociedades plu-
también imprimen cambios importantes en las identidades rales, el fortalecimiento de las identidades tradicionales de
culturales. Estas han tenido una vida oscurecida u oscilante los grupos dominantes.
en torno a la cultura nacional, donde los rasgos compartidos La identidad nacional se construye y reconstruye a través
han sido ponderados pero no se han confundido. Esta es la de su grado de cercanía o alejamiento de los proyectos do-
razón por la que las formas pan estatales deberán respetar la minantes de nación, por lo que no se subsume en la noción
pluralidad de las identidades culturales. 16 de identidad patria -adscripción romántica pero de gran
Esta forma de enfocar el problema evita el callejón sin sa- fuerza social-, sino que implica compromiso, participación
lida de las identidades esencialistas que se definen en sí mis- consciente. ~~dad e~. hu~_y-~ndero, marca y pr<::_.
mas, cuando el reto es ubicar las mediaciones que se estable- yecto _IOStt:Q y ~máscara, realidad y simulacro. Es un campo
cen entre las identidades individuales y las identidades e disputa entre actuaciones posibles, entre interlocuciones
colectivas, entre la inercia de las tradiciones y la selección de necesarias que implican un ámbito de intersubjetividad co-
opciones, entre las marcas de adscripción y las huellas de mún, un juego de espejos donde se redefinen los rasgos co-
adopción, entre la posibilidad de elegir y las opciones para munes y se ponderan las diferencias.
concretar y obtener el reconocimiento de la adopción. 17 Los La construcción de la nación como comunidad imagina-
ria adquirió una dimensión fundamental durante el siglo xx
Segundo, el nacionalismo hace coincidir la herencia cultural común del a partir del desarrollo industrial y de los medios de comuni-
lenguaje, literatura o historia, con la forma de organización que represen-
ta el Estado. El Estado nacional democrático, surgido de la Revolución
cación y transporte, el comercio, la literatura, etc. El ámbit~
francesa, es el modelo por el que se orientan todos los movimientos nacio- genérico cobró fuerza con los impresionantes cambios tec-
nalistas. Tercero, en la conciencia nacional se da una tensión entre dos nológicos ocurridos en dicho siglo y con el desarrollo tanto
elementos, que en los Estados nacionales clásicos, es decir, en las naciones
que sólo cobraron conciencia de sí en las formas de organización estatal
industrial como de los medios de comunicación y transpor-
con que ya se encontraron, guardan una relación de más o menos equili- te. Sin embargo, la modernización no ha sido el destino para
brio. Me refiero a la tensión entre las orientaciones universalistas de valor muchos países que se obstinan en el subdesarrollo. La mo-
del estado de derecho y la democracia, por un lado, y el particularismo de dernización económica y social camina desatenta de la lógi-
una nación que se delimita a sí misma frente al mundo externo, por otro"
(ihid., p. 90). ca desarrollista de la modernidad, que pierde rumbo y obje-
16 Los procesos actuales implican una reflexión profunda acerca del tivo. Pero la modernidad invade ámbitos heteróclitos de la
papel social que en estos momentos juegan las identidades nacionales y cultura mundial; información, mensaje y símbolos cubren el
culturales. El 3 de octubre pasado se formalizó la reunif:cación de las dos
Alemanias, como constancia clara del desencuentro de las identidades
emanadas de las nacionalidades y las demarcaciones estatales. tro propio proyecto. Es cierto que no podemos buscarnos nuestras pro-
17 Habermas señala: "Pero nuestra identidad no es solamente algo con pias tradiciones, pero sí que debemos saber que está en nuestra mano el
que nos hayamos encontrado ahí, sino algo que es también y a la vez nues- decidir cómo podemos proseguirlas" (ihid., p. 121).

- -
'
26 INTRODUCCIÓN INTRODUCCIÓN 27

mundo y desarrollan una red cada vez más densa de infor- rencias y la pluralidad cultural) cuestionan el escenario opti-
mación compartida, lo cual engrandece la distancia entre la mista definido por el neoliberalismo y sus afirmaciones te-
modernización y el modernismo, entre la cotidianidad con leológicas.
sus posibilidades inmediatas y la genericidad con sus ofertas La simplificación de Fukuyama se sintetiza en su afirmación
lejanas. La vida social entreteje redes de identidad ancla~as sobre el Estado homogéneo universal, definido en lo político por
en procesos tradicionales o en constructos emergentes, In- la democracia liberal y en lo económico por el acceso fácil a los
volucrando cotidianidad y genericidad. videos o cadenas estéreo, donde el hombre racional orienta su vi-
El fin de la década y el ambiente finisecular han puesto en da hacia la búsqueda de incentivos económicos. Fukuyama lle-
evidencia importantes limitaciones en las formas de organi- ga a conclusiones apresuradas, olvidando la situación en los
zación social de los países de economía no capitalista, proce- países subdesarrollados y las condiciones de las minorías y de
so complejo que ha sido capitalizado por algunas posiciones los pobres de los países desarrollados. Es un discurso que reco-
neoconservadoras y neoliberales que han aprovechado para noce la existencia de ricos y pobres, pero no los considera pro-
declarar la supremacía ad infinitum de la economía capitalis- ductos derivados del modelo económico existente.
ta. En el campo cultural han adquirido relevancia las tesis El escenario mundial se encuentra signado por la euforia
que recuperan este planteamiento, entre las que destaca la neoliberal que considera resolubles en ella todo tipo de con-
posición que sentencia el fin de la historia. . tradicciones; sin embargo, las disputas étnicas y religiosas
La simplificación del desarrollo de los procesos sociales continúan ocupando un lugar central en el contexto inter-
de la actualidad encuentra un marco reduccionista en la no- nacional, y las nuevas identidades, o identidades emergen-
ción de la posthistoria, o del fin de la historia, de Francis Fuku- tes, construyen retos analíticos que escapan a las formas tra-
yama, para quien la historia de este siglo se pr:s_e~ta com? la dicionales de interpretación.
lucha entre el liberalismo contra lo que a su JUICIO constitu- Con el objetivo de delimitar nuestro punto de vista acere¡¡
yen los diferentes rostros del absolutismo. En los parámetros de los ejes analíticos relevantes en el análisis de las identida-
priorizados por Fukuyama se olvidan conceptos fundamen- des colectivas, presentaremos algunos elementos teóricos
~ ,_
tales, como humanismo o justicia social, para trasladarse al
campo de la definición ideológica que pregona delirante la
-
para acercarnos a la comprensión de las identidades:
~ - ..,.

inquebrantable victoria del liberalismo económico y políti- 1) El análisis de las identidades refiere a relaciones histórica-
co. La ofensiva ideológica liberal se fundamenta en la ex- mente determinadas entre individuo-y ~olectividad.
pansión comercial y en la capacidad de las industrias para 2) Las identidades se encuentran referidas a coordenadas so-
construir prototipos de consumo en los que éste aparece co- ciales específicas en las que cobran sentido y direcciona-
mo el principal elemento de la cultura occidental. lidad; son construc o.§.histór;cq_~_ d_efiniQ_os,y definí.!?.~~ a
Sin embargo, el fortalecimiento de las manifestaciones ét- partir del entendimiento de su inserción en contextos so-
nicas y nacionalistas, el racismo y las demandas juveniles, de cióñistóricos particulare~, '
géneros y de las minorías sexuales (y en general de to~os 3) Las identidades no son definibles y entendibles en sí mis-
aquellos movimientos que reclaman respeto para las dife- mas; s;;...<;gnstru~ció~s conso~itant.e a la ~Qnsl!.tu..<:_ión y
28 INTRODUCCIÓN INTRODUCt!ÓN 29

evidenciación de las diferencias entre quienes no com- teracción social. Las personas se encuentran insertas en
parten los elementos ponderados como rasgos definito- diferentes ámbitos identitarios, donde no necesaria-
rios de la identidad. mente coinciden con personas con las cuales comparten
4) Las identidades no son esencialistas sino relacionales; esta referentes de identidad; verbigracia: católicos mexica-
consideración se constituye en la interacción social y a nos y católico~ estadunidenses, mexicanos mixtecos y
partir de ella se construyen los referentes identitarios. Es mexicanos ladmos, etc. Las identidades pueden estar re-
por ello que la fuerza de las expresiones identitarias obe- feridas a elementos culturales tradicionales, que son re-
dece al tipo de interrelación en la que se emiten, pues las ferentes fundadores de identidades grupales
identidades no son marcas estáticas sino que cobran sen- fuertemente anclados en las prácticas sociales del grupo,
tido en los ámbitos de interacción social. pero también pueden derivarse de intereses comparti-
5) No basta que las personas externas al grupo posean posi- do_s ? de respuestas a condiciones inéditas, que pueden
ciones similares en relación a éste para que esas percep- / ongmar nuevos nexos de identidad.
ciones se conviertan en elementos de su identidad 1/ 1 O) L~s identidades so~iales se construyén en diferentes ám-
grupal; es necesario que el grupo introyecte esa posición bitos donde adqmeren sus características específicas, y
como asimilación o resistencia para que entonces pueda entre ellas destacan aquellas que se constituyen en el ám-
considerarse como rasgo importante en la delimitación bito cotidiano, en el mundo de vida, en el cara a cara,
de sus características culturales. etc., y las que se constituyen en el ámbito macrosocial, in-
6) Las identidades, como expresión de la relación entre el in- tegradas por relaciones de carácter genérico y sistémico,
dividuo y la colectividad, o entre quienes pertenecen a la y_ las que se establecen entre las comunidades imagina-
comunidad imaginaria y quienes pertenecen a otros gru- nas, etc. Entre estas últimas encontramos a las identida-
pos, se encuentran definidas por posicion~es relacionales des nacionales, patrias, culturales, religiosas, étnicas, de
depode& Z / género, etcétera.
/1) Las identidades sufren transformaciones; n el tiempo y el c/'11) Las identidades se constituyen en la acción social y se re-
espacio. No son permanencias óntica~ inamovibles sino frendan en el ámbito simbólico; son formas de pertenen-
procesos cambiantes, aun cuando-lós diferentes compo- cia, de adscripción, que se construyen dentro de sistemas
nentes de la identidad presentan ritmos de cambio disí- específicos de relaciones sociales, con las que se definen,
miles. se id~ntifican y se confrontan los miembros del grupo con
8) Las identidades se constituyen a partir de diferentes ele- los diferentes rostros que asume la otredad o alteridad.
mentos reales o inventados, y no es la mayor objetividad 12) Las alteridades y otredades sólo cobran sentido dentro
o subjetividad del referente identitario lo que determina ~e un campo relacional, y se construyen como tales a par-
su importancia como elemento constitutivo de la identi- tir de su inserción en un campo específico de interacción.
dad grupal, sino su auto y heteroapropiación simbólica. Es por ello que resulta erróneo identificar alteridad u otre-
9) Las identidades no se encuentran dadas de una vez y para dad con diforencia. Los rasgos culturales distintivos consti-
siempre, ni determinan la totalidad de los campos de in- tuyen vínculos simbólicos que para devenir alteridades
30 INTRODUCCIÓN INTRODUCÓÓN 3I

requieren la interpelación social dentro de ámbitos es- siglo XVIII frente a formas de organización posnaciona-
pecíficos de interacción, en los que se establece la inter- les que representan un verdadero parteaguas en la orga-
subjetividad que permite la autoobservación a través de nización social y atenúan el papel ideológico-cultural de
la mirada de los otros. las identidades nacionales.
13) El Estado nacional y las identidades culturales, como co- 17)Las identidades sociales pueden ser consideradas como
munidades imaginadas, no se reducen a referentes sim- 1 redes de pertenencia social, como un sistema de atribu-
bólicos vividos desde la fuerza de la adscripción tos distintivos y la narrativa de una biografía incanjeable,
subjetiva, sino que adquieren dimensiones fundamenta- tal como destaca Gilberto Giménez.
les en la vida social; son campos de concertación, discu-
sión y conflicto. En este proceso de negociación se Con el objetivo de discutir y avanzar en la elaboración
armonizan o confrontan las propuestas modernas de or- conceptual de algunos de los elementos que hemos presen-
ganización social basadas en el concepto de ciudadanía y tado, se efectuaron diversos seminarios sobre "cultura nacio-
las construcciones culturales que dan sentido a las identi- nal, identidad cultural y modernización", en los que se dis-
dades profundas o a las nacionalidades étnicas. cutieron una variedad de temas relacionados con los
14) Los procesos identitarios tienden a reconocerse o dife- diferentes conceptos que convocaron la discusión. En ellos
renciarse a partir de una mayor o menor similitud en las los autores hicieron diversos énfasis en relación a estos fenó-
condiciones objetivas de vida, donde las clases sociales menos culturales; hubo trabajos que profundizaron en el
poseen un peso importante pero no definitivo. Esto es, análisis de las identidades profundas o tradicionales, y otros
los procesos estructurales juegan un papel fundamental que lo hicieron en los cambios culturales previsibles a partir
en las delimitaciones identitarias, pero han perdido la de las transformaciones económicas de los últimos años. A
fuerza definitoria que tuvieron en la ordenación cultural continuación se describen de manera sucinta algunas de las
frente a complejos procesos mediados por las institucio- ideas centrales de los artículos que aquí presentamos.
nes sociales y las industrias culturales. Giménez realiza un recorrido transdisciplinario para de-
15) El desarrollo de los medios de comunicación y transporte finir los lineamientos que permiten la elaboración de una
han generado inéditas formas de adscripción identitaria teoría de la identidad, situando a ésta "en la intersección de
y de procesos imaginarios, lo cual abre posibilidades de una teoría de la cultura y una teoría de los actores sociales" y
adscripciones subjetivas insospechadas hasta hace pocas entendiéndola como "el lado subjetivo de la cultura conside-
décadas, y que en muchas ocasiones contrastan con las rada bajo el ángulo de su función distintiva". En este recorri-
condiciones de vida de amplios grupos sociales para do, Giménez discute a la identidad como una distinguibili-
quienes esas propuestas resultan inalcanzables. Esto ge- dad que requiere del reconocimiento social. Con Melucci,
nera un importante desencuentro entre las identidades desarrolla una tipología donde se establece una distinción
cotidianas y las potenciales identidades imaginarias. analítica que comprende cuatro configuraciones identita-
16) En algunos países las identidades nacionales comienzan rias: identidades segregadas, identidades heterodirigidas,
a perder el peso fundamental que adquirieron desde el identidades etiquetadas e identidades desviantes. También

32 INTRODUCCIÓN INTRODUCCIÓN 33

reconoce la pluralidad de pertenencias sociales, entendidas blece que: "Se puede decir, por consiguiente, que en la vida
éstas como la forma de participación leal de la personalidad social las posiciones y las diferencias de posiciones (que fun-
individual en una colectividad que puede conformarse en dan la identidad) existen bajo dos formas: bajo una forma
grupos, redes sociales o categorías sociales, mediante las que objetiva, es decir, independiente de todo lo que los agentes
los individuos internalizan las representaciones sociales de pueden pensar de ellas, y bajo una forma simbólica y subjeti-
sus grupos de pertenencia o de referencia. va, esto es, bajo la forma de la representación que los agen-
Gilberto Giménez presenta una discusión sobre los ejes tes se forman de las mismas".
teórico-conceptuales a partir de los que se puede avanzar en Guillermo Bonfil enfatiza las principales características
la elaboración teórica sobre las identidades sociales. Consi- del criollismo y del mestizaje cultural a través de la figura ar-
derando tanto la dimensión descriptiva como la explicativa quetípica del Inca Garcilaso, quien fue portador de la mez-
de las identidades, Giménez problematiza su dimensión cla de sangres y prefiguró la fusión de las dos civilizaciones.
heurística y las define como "una red de pertenencias socia- Bonfil analiza el concepto de mestizaje cultural, ampliamente
les (identidad de rol o de pertenencia), un sistema de atribu- utilizado para denotar un sincretismo cultural inexistente,
tos distintivos (identidad 'caracteriológica') y la narrativa de que se encuentra lejos de armonizar un sistema de valores,
una biografía incanjeable ( 'identidad íntima' o identidad historias y culturas.
biográfica) o de una memoria colectiva". El mestizaje, nos refiere Bonfil, era causa y razón de una
Desde la perspectiva de Giménez, la discusión sobre las condición precisa dentro de la estructura estamentaria de
identidades sociales participa en el campo reflexivo de las los colonos americanos a la que se asociaban necesariamen-
nuevas interpretaciones teóricas sobre los movimientos so- te, por razones biológicas y naturales, ciertos hábitos, rasgos
ciales, los movimientos de resistencia étnica (en contextos de de personalidad y conductas que se consideraban caracterís-
globalización y de crisis del Estado nacional), y sobre el actor ticos de los mestizos. El mestizo se diferenciaba del español y
social, además de que aporta elementos para interpretar los del indio; no representaba una recuperación positiva de la
problemas fronterizos y las migraciones internacionales. cultura indígena ni un compromiso social con el indio, pero
Giménez realiza una sugerente definición y sistematiza- tampoco disponía de los canales para acceder a los espacios
ción teórica. De manera aguda, analiza a la identidad a) co- reservados al español; es por ello que Bonfil afirma que el
mo distinguibilidad; b) como persistencia en el tiempo o mestizo conformaba un estamento intermedio entre coloni-
continuidad en el cambio (considerando dos posibilidades zadores y colonizados cuyo fin era "facilitar el control y la ad-
de cambio: como transformación en un proceso adaptativo y ministración de las colonias americanas".
gradual y como mutación, la cual implica una transf~r~a­ Frente a la adscripción geográfica del criollo -quien rei-
ción cualitativa del sistema, y puede presentarse por astmtla- vindicó sus derechos con base en una posición nativista que
ción o por diferenciación); e) como valor que refiere a la con- se apoyó en el hecho de ser originario del "nuevo continen-
sideración positiva o negativa de la identidad, y d) como te"-, la ideología del mestizaje recuperó la mezcla biológi-
necesidad de ubicar a las identidades individuales y colecti- ca y cultural a finales del siglo XVIII, lo cual, de acuerdo con
vas dentro de sus contextos sociales más amplios. Aquí, esta- Bonfil, "afirma el surgimiento de un nuevo pueblo y una

INTRODUCCIÓN 35
34 INTRODUCCIÓN

nueva cultura por la fusión armónica, tanto en lo bioló.gi.c~ cepto de identidad los componentes multiculturales y las de-
como en lo cultural de los mejores rasgos de las razas y clvlh- sigualdades sociales y de género que coexisten en el país?
iones madres". Sin embargo, contra los desplantes decla- Para Monsiváis la realidad actual de nuestro país se carac-
zac 1 1 . d' teriza por la acentuación de la norteamericanización, forta-
matorios de la retórica oficial, Bonfil seña a que e m 10
nunca participó como actor de la construcción de la cultura lecida por el proyecto político gubernamental. Monsiváis se-
del mestizaje, sino como mito fundador~ refere~te cultural, ñala que para el gobierno "la 'identidad nacional' es dócil
enografia romántica frente a una reahdad soc1al marcada esencia, el espíritu de un pueblo que se contempla en el es-
eoc 1 d . pejo de virtudes de un museo de artesanías"; síntesis de las
por la visión estereotipada que considera a in io v1vo como
un indio degradado. necesidades de adaptación y sobrevivencia, desatenta de las
Los gobiernos posrevolucionarios coadyuvaron a la .recu- definiciones ideológicas; espacio en el cual no podían en-
peración mitificada del indio, incorpo:á.nd~lo en los discur- contrar cabida los artesanos, obreros, sirvientas, soldados,
sos oficiales, en las paredes y muros pnvlleg1ados de los Tr~s mendigos, prostitutas, o los niños abandonados del siglo pa-
Grandes, en los libros, en la reconstrucción ladina de los bai- sado. La identidad se mimetiza con la cultura urbana, para
les tradicionales. Pero el indio continuó ausente del proyecto las masas; la identidad nacional se expresa en los ámbitos co-
nacional; un proyecto que se caracterizaba, .de .acuerdo c~n tidianos tales como el barrio, la región, el gremio, una est-ra-
Bonfil, por la intención de mexica~izar al m?w, de .desm- tegia para no desintegrarse en la indefensión.
dianizarlo. Un proyecto donde no tienen cab1da las Identi- Monsiváis considera que frente a la norteamericanización
dades profundas de los pu~blos in?ígenas, da~~ que "e.l i~,­ no tienen cabida ni el nacionalismo ni la soberanía, sino que,
dio con su presencia cuestwna la. ~dea de naCI~.n me~tlza . por el contrario, en la práctica, la modernización se enfrenta
De esta situación deriva la concluswn de Bonfil: no existe el al nacionalismo. Conjuntamente con la apuesta por la mo-
mestizaje como proceso de ori~en de una nueva cultura que dernización, se transforma el discurso y los referentes sim-
armonice las dos que le precedieron ... no se ha formado una bólicos; se abandonan los mitos ponderados durante la épo-
nueva cultura mestiza". ca de oro del nacionalismo revolucionario y aparecen
En mi trabajo intento presentar algunos proble~as ~eri- nuevos referentes de un proyecto nacional que pretende va-
vados de una elástica utilización de los conceptos 1dent1dad ciar los contenidos históricos de lo mexicano.
nacional identidad cultural, cultura nacional, nacionalis- Frente a lo que Monsiváis considera como el agotamiento
mo, par~ lo cual manejo algunas ideas que tratan de inc~dir del nacionalismo cultural, que alcanzó esplendor entre 1920
en la discusión relacionada con estos conceptos; postenor- y 1950, aparece el american way of life, con menos fuerza he-
mente trato de establecer algunos de los rasgos definitorios roica pero con gran capacidad de seducción a través de la
de los procesos culturales en la frontera México-Estados fuerza del confort. En esto se encuentra la base del plantea-
miento original de Monsiváis, quien dibuja el ascenso irre-
Unidos.
Carlos Monsiváis parte de las preguntas ¿cómo ser con- sistible de la americanización que abarca a la burguesía y a
temporáneos de quienes d~fi.nen la ~od~rnidad?, ¿cuántos las clases populares; ascenso sancionado por profundos
nacionalismos caben en MexiCo?, ¿como mtegrar en el con- cambios en la percepción social de la virginidad, la infideli-
INTRODUGCIÓN 37
36 INTRODUCCIÓN

dad, los prototipos masculinos, la permisibilidad sexual, nuevo embate contra las identidades profundas y subalter-
etc., y el papel fundamental protagonizado por el cine y la nas. Esta realidad, de compleja interrelación de procesos
televisión. económicos y culturales, demanda análisis específicos. Gus-
Beatriz Mariscal enfoca su análisis sobre la manera en que tavo del Castillo reflexiona acerca de las implicaciones de la
las políticas económicas gubernamentales pueden incidir en integración económica México-Canadá-Estados Unidos, y
la alteración de la realidad social y, por lo tanto, en las con- s~~re el_rapel del Estado y la acción política en esta integra-
cepciones, necesidades y ritmos de desarrollo de los proce- ciOn, as1 como sobre los mecanismos mediante los cuales se
sos culturales. establecen acuerdos y se toman decisiones.
Mariscal enfatiza las consecuencias previsibles de un pro- El punto de partida que utiliza Del Castillo se encuentra a
yecto de gobierno que busca sin restricciones la plena incorpo- la vista: la integracwn económica ya se dio, y la prueba es que si el
ración al libre mercado, lo cual conlleva la modificación fun- comercio exterior entre Canadá y Estados Unidos es de 85
damental de los patrones de consumo. Del trabajo de por ciento, el que existe entre Estados Unidos y México es de
Mariscal captamos lo paradójico que resulta recuperar los 70 por ciento, y esta realidad, que registra cambios profundos
postulados neoliberales, que proyectan una sociedad donde en la producción, tiene efectos importantes en la cultura na-
todos comparten la posibilidad de elegir entre una oferta di- cional. Gustavo del Castillo enmarca la discusión de la susten-
versificada de bienes o provisiones, frente a las posibilidades tación de nuestras culturas a partir del análisis del control de
reales de elección y consumo de la inmensa mayoría de los los mecanismos que ayudan a la creación y sustentación cultu-
habitantes del planeta. ral en las sociedades complejas. Escenario definido de mane-
Frente a una realidad incuestionable de interdependencia ra importante por las asimetrías de poder y recursos entre éli-
mundial, se presenta una nueva ofensiva de imperialismo cul- tes y grupos, así como por la participación estatal.
tural, caracterizada por la intolerancia frente a las culturas Las ~nfluencias previsibles en el ámbito cultural del esta-
tradicionales, Mariscal señala que "la filosofia política del li- blecimiento de un tratado de libre comercio se ubican en las
beralismo reclama validez universal para sus valores, que pro- modalidades de la inversión extranjera y en los límites a la
claman el predominio de una sociedad civil en la que se consi- acción estatal, vía el otorgamiento del principio de trato na-
deran inviolables los derechos humanos del individuo ... sus cional a la inversión extranjera, con lo cual a ésta le serían
prácticas culturales se consideran superiores y sólo una forma aplicados los mismos parámetros jurídicos que al capital na-
de cultura: la de la economía mundial de mercados". En este cional. Frente a esta situación, Del Castillo recupera de la ex-
esquema no interviene la búsqueda del mejoramiento econó- periencia del acuerdo de libre comercio entre Canadá y
mico y social de las mayorías, sino que se garanticen los dere- Estados U nidos aquellos elementos que pueden atenuar los
chos humanos definidos vía la sociedad civil, y en esto el apa- efectos de la aplicación del principio de trato nacional, co-
rato ideológico del Estado cumple una función primordial; mo son los límites a las compras gubernamentales, a los ser-
además, el Estado disminuye su participación en renglones vicios financieros y a la inversión en el sector del transporte,
de asistencia social como la salud, la educación, etcétera. así como la exclusión de los servicios educativos y médicos y
La globalización económica y cultural apunta hacia un los relacionados al cuidado infantil. El autor también señala
38 INTRODUCCIÓN INTRODUOCIÓN 39

los posibles efectos de medidas defensivas tendientes al re- tre México y Estados U nidos. La región fronteriza mexicana
forzamiento y sostenimiento cultural, como podrían ser los se define por esta asimetría, pero también por importantes
subsidios, los incentivos fiscales y las restricciones a la inver- diferencias culturales y una fuerte interacción social con la al-
sión extranjera. teridad estadunidense. Bustamante, remitiéndose al esque-
Asimismo, Del Castillo identifica algunos puntos, relacio- ma weberiano, se propone establecer los elementos que per-
nados con la armonización de estándares en el renglón de los mitan delimitar la especificidad de lo fronterizo a partir de
servicios, que podrían afectar la dimensión cultural acele- los conceptos de internacionalidad, interacción social, intensidad
rando los procesos de aculturación, y argumentan que el y extensión de las interacciones.
efecto que éstos podrían tener sería de mediano y largo pla- Bustamante explora los elementos constitutivos de la
zos y estaría relacionado con el surgimiento de nuevos valo- identidad cultural nacional en la frontera norte de México, que
res normativos en el área de la educación (armonización de la diferencian de lo que ocurre en el resto del país, y señala
estándares educativos y certificación de títulos profesionales • que la distinción cualitativa se encuentra en la colindanci_a
y técnicos) y en los servicios de salud, lo mismo que dificulta- con los estadunidenses, que, en el contexto de poderes asi-
des y riesgos de un mayor abandono de las culturas popula- métricos ya mencionado y de conspicuas diferencias cultura-
res frente a la cultura internacional del negocio. Algunas de es- les se convierte en una referencia cultural de lo otro, incor-
tas transformaciones podrían constatarse en el registro de
'
parándose en un esquema relacional a través del cual el
las variaciones en los patrones de consumo, y no sólo de bie- fronterizo puede comprender de una manera más clara su
nes culturales sino también de bienes básicos, dada la pérdi- propia identidad.
da de la capacidad adquisitiva de la población, pues, como Néstor García Canclini realiza una interesante reflexión
Del Castillo afirma, "la búsqueda de competitividad ha sido acerca de los complejos procesos de cambio que se presen-
a costa del salario y la salud del obrero mexicano", o de la tan en las identidades, considerando como elementos defi-
transformación de la estructura de empleos. nitorios de dichas transformaciones los flujos migratorios, la
La definición de las grandes opciones del destino de acentuación de los procesos de transculturación y la gran in-
nuestro país incluye un componente político-cultural de pri- tensidad de las interacciones. Para este análisis, García Can-
mer orden, en el cual se antoja fundamental la discusión en clini ofrece dos conceptos básicos: descolección y desterrito-
torno al proyecto y los elementos que constituyen el interés rialización.
nacional. Ante estos retos, Del Castillo manifiesta que en la Contra situaciones anteriores en las que las identidades
actual discusión sobre la firma de un tratado de libre comer- colectivas se configuraban con la ocupación territorial y la
cio con Estados Unidos y Canadá debe estar presente la opi- construcción de colecciones (objetos, monumentos, ritua-
nión y participación de las grandes mayorías que son quie- les), la transnacionalización de los procesos productivos y
nes padecerán o se favorecerán con estas decisiones. comunicacionales y la acentuación de los movimientos mi-
Jorge A. Bustamante presenta una propuesta teórica para gratorios configuran actualmente un escenario donde "las
el análisis de la regionalidad de las relaciones fronterizas, en el fronteras nacionales se vuelven porosas".
marco de una asimétrica adyacencia económica y de poder en- De acuerdo con Carda Canclini, estas nuevas condiciones
40 INTRODUCCIÓN INTRODUCCIÓN 41

implican importantes modificaciones en las prácticas cultura- ciente para la comprensión de los procesos de construcción
les tradicionales a nivel local o nacional, lo cual obedece a una identitaria, sino que se requiere el empleo de un concepto
radical reorganización de los procesos de producción y circu- relacional y procesual del fenómeno identitario que se
lación de bienes simbólicos, cuyo origen son los cambios tec- oriente al entendimiento de la configuración de los límites
nológicos, la fluidez de las comunicaciones y las migraciones. de adscripción (de acuerdo con la definición de Barth). Este
En estos cambios, García Canclini identifica una realidad concepto podría ser el de ciudadanía, como noción que, ade-
signada por el sincretismo y la interculturalidad, la desterri- más de precisar la pertenencia al grupo, especifica los dere-
torialización de los procesos culturales y escenarios multi- chos y obligaciones a los cuales se encuentran sujetos quie-
culturales influidos por la migración y los movimientos in- nes la conforman.
terculturales, en los que los conceptos de comunidad y El trabajo de Estela Serret ubica, esde la ers ectiva
centro-periferia resultan insuficientes y la identidad se nos psicglógica~ una serie de ejes teóricos a partir de los cual~
presenta como repertorios múltiples influidos por la reterrito- ""establece la discusión sobre la definición de la identidad fe-
rialización, la multietnicidad, la hibridación, los procesos in- menma.
terculturales y la cosmopolitización de las experiencias, que De acuerdo con Serret, la descentración de la mujer del
demandan una teoría de flujos y circuitos interculturales y ámbito natural, y su traslado al social y simbólico, marcó
una metodología multifocal. nuevas formas de definir y explicar su subordinación. He-
Martha Judith Sánchez presenta algunas propuestas para mos señalado el carácter relacional y no esencialista de las
el análisis de la construcción identitaria de los migran tes za- identidades, y esto resulta fundamental cuando se trata de
potecos, considerando tanto a sus comunidades de origen discutir los procesos de construcción de la identidad femeni-
como el contexto urbano al que arriban. Sánchez destaca las na: la identidad no es un conjunto de cualidades peculiares
deficiencias de las posiciones teóricas que circunscribían la que definen a un grupo o sujeto, como apunta Serret, sino
adscripción étnica al ámbito territorial, así como las de las una construcción social mediada por elementos simbólicos.
vertientes desarrollistas estadunidenses que, durante los Serret desarrolla el concepto de identidad utilizado por el
años sesenta, enfatizaron los rasgos anómicos de las familias psicoanálisis, y señala que la identidad es la cualidad de lo
migrantes, tales como pérdida de identidad, alcoholismo y idéntico y se construye en el proceso de identificación, o más
desintegración familiar. Contra estas posiciones se pronun- adecuadamente, que es un proceso que incorpora múltiples
ciaron algunos investigadores en los años setenta, quienes identificaciones que permiten la constitución de los rasgos
enfocaron sus análisis en los vínculos de los migrantes con de la personalidad. Para Serret la identidad es el resultado
las comunidades de origen mediante la configuración de re- del proceso de constitución de la subjetividad, una subjetivi-
des migratorias y de diversos apoyos, tales como hospedaje, dad compleja y contradictoria constituida de múltiples iden-
ayuda para la consecución de casa y trabajo, entre otros. tificaciones.
Sánchez considera que el recuento de los elementos que La identidad-diferencia se presenta en el campo de la in-
permanecen en las prácticas de los grupos, tales como len- tersubjetividad, en la auto y la heteropercepción, en la inter-
gua, vestuario, gastronomía, celebraciones, etc., no es sufi- pelación de los actores sociales, en la manera en que vemos y
42 INTRODUCCIÓN INTRODUCCIÓN 43

somos vistos; es por ello que Serret ubica a la construcción De esta manera, la apropiación de bienes culturales, así
de la identidad femenina en el proceso abstracto donde se como su producción, se encuentra fuertemente definida por
configura la subjetividad general y la femenina en particu- la desigualdad social. Esta idea es señalada por Salles en los
lar, con la identificación de las diferencias entre los géneros. siguientes términos: "las producciones culturales histórica-
De esta manera regresamos al campo de la construcción del mente acumuladas en la sociedad no pertenecen de igual
sentido simbólico de la vida social, que es donde se constru- manera a todas las personas que en ella viven, sino más bien
ye el sujeto. a las que disponen de medios para apropiárselas". Por tal ra-
De acuerdo con Serret, la constitución de la identidad se zón la producción y la apropiación de la cultura también son
presenta de manera conflictiva, frente a otras subjetividad~s consideradas como campos de disputa social.
y frente a las disputas subjetivas que derivan o pueden den- Vania Salles define a la familia como el ámbito fundamen-
varen escisión y pérdida, pero también se establece a partir tal en el que se conforman los procesos de socialización pri-
del deseo; es por ello que la otredad no sólo funciona como maria. Es en ella donde se establecen intensos procesos de
parámetro de negación de lo que somos, pues también in- internalización, así como donde se forma un sistema interno
cluye elementos de lo que deseamos ser. de representaciones referido a objetivaciones previas. Por
La identidad femenina difiere de una sociedad a otra, por· ello, Salles considera a la familia como un espacio de repro-
lo que no posee una connotación esencialista ni representa ducción intergeneracional e inter(intra)géneros, constituido
atributos naturales inherentes a la mujer. De esta manera, la por redes de relaciones, que la hacen el núcleo reproductor
configuración de la identidad femenina, así como la relación de las identidades profundas.
de los atributos biológicos y los procesos identitarios, es un Finalmente, Salles señala algunos cambios importantes
fenómeno cultural imaginario. que se presentan en las familias, como la atenuación del re-
Vania Salles considera la doble función de la familia como frendo institucional, que se expresa en relaciones que no que-
generadora tanto de cultura como de "ámbitos vehiculares y dan comprendidas en la institucionalidad Iglesia-Estado; el
reproductores de elementos culturales macrosocietales pre- aumento de las separaciones consensuales y los divorcios, las
viamente producidos". Es así que en la familia se presenta serias modificaciones que sufre la composición familiar por
un complejo proceso de producción y transmisión cultural, efecto de la migración.
definido fundamentalmente por el contexto. Renato Rosaldo propone la identificación de tres fases en
Salles ubica la relación procesual de lo universal de la cul- el análisis del nacionalismo: a) definir al nacionalismo como
tura mediada hermenéuticamente en sus modalidades pri- artefacto cultural y como ficción que atiende a la idea de
vadas de expresión dentro de las relaciones familiares. Nos construcción pero no de falsedad; b) estudiar los artefactos
encontramos frente a la problematización de la relación en- culturales desde las diferentes posiciones (estructurales, de
tre genericidad y vida cotidiana, entre las construcciones del clase, de género, la etnicidad, la raza, etc.) en distintas com-
imaginario colectivo y la acción que se realiza en la inmedia- binaciones con los elementos experienciales que conforman
tez de la interacción social, determinada por la ubicación es- la biografía individual, y e) analizar las intersecciones entre
pacio-temporal y la condición económica. las relaciones de desigualdad (género, edad, clase, raza, et-

- ,..,
44 INTRODUCCIÓN

nicidad), una desigualdad que siempre es local e histórica-


mente específica.
De esta manera, Rosaldo nos remite a la identificación de
los actores que constituyen la comunidad nacional, definida
como una comunidad permeada por la negociación y el con-
flicto. MATERIALES PARA UNA TEORÍA
Rosaldo nos ubica en un escenario donde las fronteras na- DE LAS IDENTIDADES SOCIALES
cionales y culturales se encuentran fuertemente delimitadas
por relaciones de desigualdad, poder y dominación. Sin em- Gilberto Giménez
bargo, la experiencia sólo es entendible en el marco cultural
en el que se presenta, pues conlleva un proceso de selección
y organización en el cual se configura el sentido de la vida.
Introducción
JOSÉ MANUEL VALENZUELAARCE
Comencemos señalando una paradoja: la aparición del con-
cepto de identidad en las ciencias sociales es relativamente
reciente, hasta el punto de que resulta difícil encontrarlo en-
tre los títulos de una bibliografía antes de 1968. Sin embar-
go, los elementos centrales de este concepto ya se encontra-
ban -en filigrana y bajo formas equivalentes- en la
tradición socioantropológica desde los clásicos (Pollini,
1987). ¿Qué es lo que explica, entonces, su tematización ex1
plícita cada vez más frecuente en los dos últimos decenios,
durante los cuales se han ido multiplicando exponencial-
mente los artículos, libros y seminarios que tratan explícita-
mente de identidad cultural, de identidad social o, simple-
mente, de identidad (tema de un seminario de Lévi-Strauss
entre 1974 y 1975, y de un libro clásico de Loredana Sciolla
publicado en 1983)?
Partiendo de la idea de que los nuevos objetos de estudio
no nos caen del cielo, J. W. Lapierre sostiene que el tópico
de la identidad ha sido impuesto inicialmente a la atención
de los estudiosos en ciencias sociales por la emergencia de
los movimientos sociales que han tomado por pretexto la
identidad de un grupo (étnico, regional, etc.) o de una cate-

45

.,
~
46 GILBERTO GIMÉNEZ UNA TEORÍA DE LAS IDENTIDADES SOCÍALES 47

goría social (movimientos feministas, por ejemplo) para mo el caos terminológico que habitualmente le sirve de cor-
cuestionar una relación de dominación o reivindicar una tejo.
autonomía.
La identidad como distinguibilidad
En diferentes puntos del mundo, los movimientos de minorías
étnicas o lingüísticas han suscitado interrogaciones e investiga- Nuestra propuesta inicial es situar la problemática de la
ciones sobre la persistencia y el desarrollo de las identidades cul- identidad en la intersección de una teoría de la cultura y de
turales. Algunos de estos movimientos son muy antiguos una teoría de los actores sociales (agency). O más precisa-
~piénsese, por ejemplo, en los kurdos). Pero sólo han llegado a
mente, concebir la identidad como elemento de una teoría
Imponerse en el campo de la problemática de las ciencias socia-
de la cultura distintivamente intemalizada como habitus (Bour-
les en cierto momento de su dinamismo que coincide, por cier-
to, con la crisis del Estado-nación y de su soberanía atacada dieu, 1979, pp. 3-6) o como "representaciones sociales"
simultáneamente desde arriba (el poder de las firmas multina- (Abric, 1994, p. 16) por los actores sociales, sean éstos indivi-
cionales y la dominación hegemónica de las grandes potencias) duales o colectivos. De este modo, la identidad no sería más
y desde abajo (las reivindicaciones regionalistas y los particula- que el lado subjetivo de la cultura considerada bajo el ángu-
nsmos culturales) (La pi erre, 1984, p. 197). lo de su función distintiva.
.tPor eso, la vía más expedita para adentrarse en la proble-
Las nuevas problemáticas últimamente introducidas por mática de la identidad quizás sea la que parte de la idea mis-
la dialéctica entre globalización y neolocalismos, por la ma de distinguibilidad.
transnacionalización de las franjas fronterizas y, sobre todo, En efecto, la identidad se atribuye siempre en primera
por los grandes flujos migratorios que han terminado por instancia a una unidad distinguible, cualquiera que ésta sea
transplantar el "mundo subdesarrollado" en el corazón de (una roca, un árbol, un individuo o un grupo social). "En la
las "naciones desarrolladas", lejos de haber cancelado o des- teoría filosófica" -dice D. Heinrich-, "la identidad es uh.
plazado el paradigma de la identidad, parecen haber contri- predicado que tiene una función particular; por medio de él
buido más bien a reforzar su pertinencia y operacionalidad una cosa u objeto particular se distingue como tal de las de-
como instrumento de análisis teórico y empírico. más de su misma especie" (Habermas, 1987, II, p. 145).
E~ lo que sigue_nos proponemos un objetivo limitado y Ahora bien, hay que advertir de inmediato que existe una
preciso: reconstruir -mediante un ensayo de homologa- diferencia capital entre la distinguibilidad de las cosas y la
ción y de síntesis-los lineamientos centrales de la teoría de distinguibilidad de las personas. Las cosas sólo pueden ser
la identidad, a partir de los desarrollos parciales y desiguales distinguidas, definidas, categorizadas y nombradas a partir
de esta teoría esencialmente interdisciplinaria en las dife- de rasgos objetivos observables desde el punto de vista del
rentes disciplinas sociales, particularmente en la sociología, observador externo, que es el de la tercera persona. Tratán-
la antropología y la psicología social. Creemos que de este dose de personas, en cambio, la posibilidad de distinguirse
m?do se puede sortear, al menos parcialmente, la anarquía de los demás también tiene que ser reconocida por los demás en
remante en cuanto a los usos del término "identidad", así co- contextos de interacción y de comunicación, lo que requiere

- ,,..,
48 GILBERTO GIMÉNEZ UNA TEORÍA DE LAS IDENTIDADES SOCIALfS 49

una "intersubjetividad lingüística" que moviliza tanto la pri- rencia (capacidad de distinguirse de otros y de lograr el re-
mera persona (el hablante) como la segunda (el interpelado, conocimiento de esta diferencia)-, Alberto Melucci ( 1991,
el interlocutor) (Habermas, 1987, 11, p. 144). Dicho de otro pp. 40-42) elabora una tipología elemental que distingue
modo, las personas no sólo están investidas de una identi- analíticamente cuatro posibles configuraciones identitarias:
dad numérica, como las cosas, sino también --como se verá
enseguida- de una identidad cualitativa que se forma, se 1) identidades segregadas, cuando el actor se identifica y
mantiene y se manifiesta en y por los procesos de interac- afirma su diferencia independientemente de todo reco-
ción y comunicación social (Habermas, 1987, 11, p. 145). 1 nocimiento por parte de otros; 3
En suma, no basta que las personas se perciban como dis- 2) identidades heterodirigidas, cuando el actor es identifica-
tintas bajo algún aspecto; también tienen que ser percibidas do y reconocido como diferente por los demás, pero él
y reconocidas como tales. Toda identidad (individual o co- mismo posee una débil capacidad de reconocimiento au-
lectiva) requiere la sanción del reconocimwnto social para que tónomo;4
exista social y públicamente. 2 3) identidades etiquetadas, cuando el actor se autoidentifica
en forma autónoma, aunque su diversidad ha sido fijada
por otros; 5
Una tipología elemental 4) identidades desviantes, en cuyo caso "existe una adhesión
completa a las normas y modelos de comportamiento
Situándose en esta perspectiva de polaridad entre autorre- que proceden de afuera, de los demás; pero la imposibili-
conocimiento y heterorreconocimiento -a su vez articulada dad de ponerlas en práctica nos induce a rechazarlos me-
según la doble dimensión de la identificación (capacidad del diante la exasperación de nuestra diversidad" (p. 42).6
actor de afirmar la propia continuidad y permanencia y de 3 Según el autor, se pueden encontrar ejemplos empíricos de esta situa-
hacerlas reconocer por otros) y de la afirmación de la dife- ción en la fase de formación de los actores colectivos, en ciertas fases de la
edad evolutiva, en las contraculturas marginales, en las sectas y en ciertas
1 Es decir, como individuo no sólo soy distinto por defmición de todos configuraciones de la patología individual (v.g., desarrollo hipertrófico
los demás individuos, como una piedra o cualquier otra realidad indivi- del yo o excesivo repliegue sobre sí mismo).
4 Tal sería, por ejemplo, el caso del comportamiento gregario o multitu-
duada, sino que, además, me distingo cualitativamente porque, por ejem-
plo, desempeño una serie de role s socialmerúe recorwcidos (identidad de dinario, de la tendencia a confluir hacia opiniones y expectativas ajenas, y
rol), porque pertenezco a determinados grupos que tambiin me recorwcen también el de ciertas fuses del desarrollo infantil destinadas a ser superadas
como miembro (identidad de pertenencia), o porque poseo una trayectoria posteriormente en el proceso de crecimiento. La patología, por su parte,
o biografía incanjeable también conocida, recorwcida e incluso apreciada suele descubrir la permanencia de formas simbióticas o de apego que impi-
por quienes dicen conocerme íntimamente. den el surgimiento de una capacidad autónoma de identificación.
5 Es la situación que puede observarse, según Melucci, en los procesos
2 "La autoidentificación de un actor debe disfrutar de un reconoci-
miento intersubjetiva para poder fundar la identidad de la persona. La de labeling social, cuyo ejemplo más visible sería la interiorización de estig-
posibilidad de distinguirse de los demás debe ser reconocida por los de- mas ligados a diferencias sexuales, raciales y culturales, así como también
más. Por lo tanto, la unidad de la persona, producida y mantenida a tra- a impedimentos físicos.
6 Por ejemplo, el robo en los supermercados no sería más que la otra ca-
vés de la autoidentificación, se apoya a su vez en la pertenencia a un gru-
po, en la posibilidad de situarse en el interior de un sistema de relaciones" ra del consumismo, así como "muchos otros comportamientos autodes-
(Melucci, 1985, p. 151). tructivos a través del abuso de ciertas substancias no son más que la otra
~
50 GILBERTO GIMÉNEZ UNA TEORÍA DE LAS IDENTIDADES SOCIALES 51
Esta tipología de Melucci reviste gran interés, no tanto Las investigaciones realizadas hasta ahora destacan tres
por su relevancia empírica, sino porque ilustra cómo la iden- series de elementos:
tidad de un determinado actor social resulta, en un momen-
to dado, de una especie de transacción entre auto y hetero- 1) La pertenencia a una pluralidad de colectivos (catego-
rreconocimiento. La identidad concreta se manifiesta, rías, grupos, redes y grandes colectividades);
entonces, bajo configuraciones que varían según la presen- 2) la presencia de un conjunto de atributos idiosincrásicos
cia y la intensidad de los polos que la constituyen. De aquí se o relacionales, y
infiere que, propiamente hablando, la identidad no es una 3) una narrativa biográfica que recoge la historia de vida y
esencia, un atributo o una propiedad intrínseca del sujeto, la trayectoria social de la persona considerada.
sino que tiene un carácter intersubjetiva y relacional. Es la
autopercepción de un sujeto en relación con los otros; a lo Por lo tanto, el individuo se ve a sí mismo -y es reconoci-
que corresponde, a su vez, el reconocimiento y la "aproba- do- como "perteneciendo" a una serie de colectivos, como
ción" de los otros sujetos. En suma, la identidad de un actor "siendo" una serie de atributos y como "cargando" un pasa-
social emerge y se afirma sólo en la confrontación con otras do biográfico incanjeable e irrenunciable.
identidades en el proceso de interacción social, la cual fre-
cuentemente implica relación desigual y, por ende, luchas y
contradicciones. l La pertenencia social
r
7
La tradición sociológica ha establecido sólidamente la te-
Una distinguibüidad cualitativa sis de que la identidad del individuo se define principal-
mente -aunque no exclusivamente- por la pluralidad
Dejamos dicho que la identidad de las personas implica una de sus pertenencias sociales. Así, por ejemplo, desde el
distinguibilidad cualitativa (y no sólo numérica) que se reve- punto de vista de la personalidad individual se puede de-
la, se afirma y se reconoce en los contextos pertinentes de in- cir que
teracción y comunicación social. Ahora bien, la idea misma
de "distinguibilidad" supone la presencia de elementos, el hombre moderno pertenece en primera instancia a la familia
marcas, características o rasgos distintivos que definen de al- de sus progenitores; luego, a la fundada por él mismo, y por lo
gún modo la especificidad, la unicidad o la no sustituibilidad tanto, también a la de su mujer; por último, a su profesión, que
de la unidad considerada. ¿cuáles son esos elementos dife- ya de por sí lo inserta frecuentemente en numerosos círculos de
renciadores o diacríticos en el caso de la identidad de las intereses[ ...]. Además, tiene conciencia de ser ciudadano de un
personas? Estado y de pertenecer a un determinado estrato social. Por otra
parte, puede ser oficial de reserva, pertenecer a un par de aso-
ciaciones y poseer relaciones sociales conectadas, a su vez, con
cara de las expectativas demasiado elevadas a las que no tenemos posibili- los más variados círculos sociales ... (G. Simmel, citado por Polli-
dades de responder" (ibid., p. 42). ni, 1987, p. 32).
UNA TEORÍA DE LAS IDENTIDADES SOC.IAJ..ES 53
52 GILBERTO GIMÉNEZ
tonomía con respecto a su propio grupo de pertenencia
Pu~s bie~, esta pluralidad de pertenencias, lejos de eclip-
(Tap, 1980).
sar la Identidad personal, es precisamente la que la define y
Ahora bien, ¿cuáles son, en términos más concretos, los
constituye. Más aún, según G. Simmel, debe postularse una
colectivos a los que un individuo puede pertenecer?
correlación positiva entre el desarrollo de la identidad del
Propiamente hablando y en sentido estricto, se puede
individuo y la amplitud de sus círculos de pertenencia (Polli-
pertenecer -y manifestar lealtad- sólo a los grupos y a las
ni, 1987, p. 33). Es decir, cuanto más amplios son los círculos
colectividades definidas a la manera de Merton ( 1965, pp.
sociales de los que se es miembro, tanto más se refuerza y se
240-249). 7 Pero en un sentido más lato y flexible también se
refina la identidad personal.
puede pertenecer a determinadas "redes" sociales (network),
¿pero qué significa la pertenencia social? Implica la inclu-
definidas como relaciones de interacción coyunturalmente
sión de la personalidad individual en una colectividad hacia
actualizadas por los individuos que las constituyen, 8 y a de-
la cual se experimenta un sentimiento de lealtad. Esta inclu-
terminadas "categorías sociales", en el sentido más bien es-
sión se realiza generalmente mediante la asunción de algún
tadístico del término. 9 Las "redes de interacción" tendrían
rol dentro de la colectividad considerada (v.g., el rol de sim-
~le fiel dentro de una Iglesia cristiana, con todas las expecta-
tivas de comportamiento anexas al mismo); pero sobre todo, 7 Según Merton, se entiende por grupo "un conjunto de individuos en

mediante la apropiación e interiorización al menos parcial del com- interacción según reglas establecidas" (p. 240). Por lo tanto, una aldea, un
vecindario, una comunidad barrial, una asociación deportiva y cualquier
plejo simbólico-cultural que funge como emblema de la colecti- otra socialidad defmida por la frecuencia de interacciones en espacios
vidad en cuestión (v.g., el credo y los símbolos centrales de próximos serían "grupos". Las colectividades, en cambio, serían conjun-
una Iglesia cristiana) (Pollini, 1990, p. 186). De donde se si- tos de individuos que, aun en ausencia de toda interacción y contacto pró-
ximo, experimentan cierto sentimiento de solidaridad "porque comparten
gue que el estatus de pertenencia tiene que ver fundamen- ciertos valores y porque un sentimiento de obligación moral los impulsa a
talmente con la dimensión simbólico-cultural de las relacio- responder como es debido a las expectativas ligadas a ciertos roles sociales"
nes e interacciones sociales. (p. 249). Por consiguiente, serían "colectividades" para Merton las grandes
"comunidades imaginadas" en el sentido de B. Anderson (1983), como la
Falta añadir una consideración capital: la pertenencia nación y las Iglesias universales (pensadas como "cuerpos místicos"). Algu-
social reviste diferentes grados, que pueden ir de la mem- nos autores han caracterizado la naturaleza peculiar de la pertenencia a es-
bresía meramente nominal o periférica a la membresía mi- tas grandes comunidades anónimas, imaginadas e imaginarias, llamándola
litante e incluso conformista, y no excluye por sí misma la "identificación por proyección o referencia", en clara alusión al sentido
freudiano del sintagma (Galissot, 1987, p. 16).
p_osibili~ad del disenso. En efecto, la pertenencia catego- 8 Las "redes" suelen concebirse como relaciones de interacción entre
na~ no m~~ce necesa~iamente la despersonalización y la individuos, de composición y sentido variables, que no existen a priori ni
umfor~acwn d~ los miembros del grupo. Más aún, la per- requieren de la contigüidad espacial como los grupos propiamente di-
chos, sino que son crea~s y actualizadas cada vez por los individuos
tenencia puede mcluso favorecer, en ciertas condiciones y (Hecht, 1993, p. 42).
en. funció~ de_ c~ertas variables, la afirmación de las especi- 9 Las categorías sociales han sido defmidas por Merton como "agrega-

fiCidades mdiVIduales de los miembros (Lorenzi-Cioldi, dos de posiciones y de estatutos sociales cuyos detentores (o sujetos) no se
encuentran en interacción social; éstos responden a las mismas caracterís-
1988, p. 19). Algunos autores llaman "identización" a esta
ticas (de sexo, de edad, de renta, etc.), pero no comparten necesariamen-
búsqueda, por parte del individuo, de cierto margen de au- te un cuerpo común de normas y valores" (Merton, 1965, p. 249).
54 GILBERTO GIMÉNEZ UNA TEORÍA DE LAS IDENTIDADES SOCIAtES 55

particular relevancia en el contexto urbano (Guidicini, 1985, socialmente contextualizadas e internamente estructura-
p. 48). Por lo que toca a la pertenencia categorial-v.g., ser das- sirven como marcos de percepción y de interpretación
mujer, maestro, clasemediero, yuppie-, sabemos que de- de la realidad, y también como guías de los comportamien-
sempeña un papel fundamental en la definición de algunas tos y prácticas de los agentes sociales. De este modo los psi-
identidades sociales (por ejemplo, la identidad de género), cólogos sociales han podido confirmar una antigua convic-
debido a las representaciones y estereotipos que se le aso- ción de los etnólogos y de los sociólogos del conocimiento:
cian.10 los hombres piensan, sienten y ven las cosas desde el punto
La tesis de que la pertenencia a un grupo o a una comuni- de vista de su grupo de pertenencia o de referencia.
dad implica compartir el complejo simbólico-cultural que Pero las representaciones sociales también definen la
funciona como emblema de los mismos nos permite recon- identidad y la especificidad de los grupos. Ellas
ceptualizar dicho complejo en términos de "representacio-
nes sociales" . Entonces, diremos que pertenecer a un grupo tienen también por función situar a los individuos y a los grupos
o a una comunidad implica compartir -al menos parcial- en el campo social [... ], permitiendo de este modo la elaboración
mente- el núcleo de representaciones sociales que los ca- de una identidad social y personal gratificante, es decir, compa-
racteriza y define. El concepto de "representación social" ha tible con sistemas de normas y de valores social e históricamente
determinados (Mugny y Carugati, 1985, p. 183).
sido elaborado por la escuela europea de psicología social
(J odelet, 1989, p. 32), recuperando y operacionalizando un
Ahora estamos en condiciones de precisar de modo más
término de Durkheim por mucho tiempo olvidado. Se trata
riguroso en qué sentido la pertenencia social es uno de los
de construcciones sociocognitivas propias del pensamiento
criterios básicos de "distinguibilidad" de las personas: en el
ingenuo o del "sentido común", que pueden definirse como
sentido de que a través de ella los individuos internalizan en for-
"conjunto de informaciones, creencias, opiniones y actitu-
ma idiosincrática e individualizada las representaciones sociales
des a propósito de un objeto determinado" (Abric, 1994, p.
propias de sus grupos de pertenencia o de referencia. Esta afirma-
19). Las representaciones sociales serían, entonces, "una for-
ción nos permitirá más adelante comprender mejor la rela-
ma de conocimiento socialmente elaborado y compartido, y
ción dialéctica entre identidades individuales e identidades
orientada a la práctica, que contribuye a la construcción de
colectivas.
una realidad común a un conjunto social" (J odelet, 1989, p.
36).1 1 Las representaciones sociales así definidas -siempre
Atributos identificadores
10 Por ejemplo, a la categoría "mujer" se asocia espontáneamente una
serie de "rasgos expresivos" como pasividad, sumisión, sensibilidad a las Además de la referencia a sus categorizaciones y círculos de
relaciones con otros; mientras que a la categoría "hombre" se asocian
"rasgos instrumentales" como activismo, espíritu de competencia, inde- pertenencia, las personas también se distinguen -y son dis-
pendencia, objetividad y racionalidad (Lorenzi-Cioldi, 1988, p. 41). tinguidas- por una determinada configuración de atributos
11 Debe advertirse, sin embargo, que según los psicólogos sociales de
esta escuela los individuos modulan siempre de modo idiosincrásico el
núcleo de las representaciones compartidas, lo que excluye el modelo del ta contradicciones de comportamiento entre individuos de un mismo
unanimismo y del consenso. Por tanto, pueden existir divergencias y has- grupo que comparten un mismo haz de representaciones sociales.
56 GILBERTO GIMÉNEZ UNA TEORÍA DE lAS IDENTIDADES SOCIALts 57

considerados como aspectos de su identidad. "Se trata de un Narrativa biográfica: historias de vida
conjunto de características tales como disposiciones, hábitos,
tendencias, actitudes o capacidades, a lo que se añade lo rela- En una dimensión más profunda, la distinguibilidad de las
tivo a la imagen del propio cuerpo" (Lipiansky, 1992, p. 122). personas remite a la revelación de una biografía incanjea-
Algunos de esos atributos tienen una significación prefe- ble, relatada en forma de "historia dé vida". Es lo que algu-
rentemente individual y funcionan como "rasgos de perso- nos autores denominan identidad biográfica (Pizzorno, 1989,
nalidad" (v.g., inteligente, perseverante, imaginativo ... ), p. 318) o también identidad íntima (Lipiansky, 1992, p. 121 ).
mientras que otros tienen una significación preferentemen- Esta dimensión de la identidad también requiere como
te relacional, en el sentido de que denotan rasgos o caracte- marco el intercambio interpersonal. En efecto, en ciertos
rísticas de socialidad (v.g., tolerante, amable, comprensivo, casos éste progresa poco a poco a partir de ámbitos superfi-
sentimental...). ciales hacia capas más profundas de la personalidad de los
Sin embargo, todos los atributos son materia social: "Inclu- actores sociales, hasta llegar al nivel de las llamadas "rela-
so ciertos atributos puramente biológicos son atributos socia- ciones íntimas", de las que las "relaciones amorosas" sólo
les, pues no es lo mismo ser negro en una ciudad estadouni- constituyen un caso particular (Brehm, 1984, p. 169). Es
dense que serlo en Zaire ... " (Pérez-Agote, 1986, p. 78). precisamente en este nivel de intimidad donde suele
Muchos atributos derivan de las pertenencias categoriales producirse la llamada "autorrevelación" recíproca (entre co-
o sociales de los individuos, razón por la cual tienden a ser a nocidos, camaradas, amigos o amantes), por la que al reque-
la vez estereotipos ligados a prejuicios sociales con respecto a rimiento de un conocimiento más profundo ("dime quién
determinadas categorías o grupos. En Estados Unidos, por eres: no conozco tu pasado") se responde con una narrativa
ejemplo, las mujeres negras son percibidas como agresivas y autobiográfica de tono confidencial (self-narration). Esta "na-
dominantes; los hombres negros como sumisos, dóciles y no rrativa" configura o, mejor dicho, reconfigura una serie de
productivos, y las familias negras como matriarcales y pato- actos y trayectorias personales del pasado para conferirle u~
lógicas. Cuando el estereotipo es despreciativo, infamante y sentido.
discriminatorio, se convierte en estigma, es decir, una forma En el proceso de intercambio interpersonal, mi contra-
de categorización social que fija atributos profundamente parte puede reconocer y apreciar en diferentes grados mi
desacreditadores (Goffman, 1986). "narrativa personal". Incluso, puede reinterpretarla y hasta
Según los psicólogos sociales, los atributos derivan de la rechazarla y condenarla. Pues, como dice Pizzorno,
percepción -o de la impresión global- que tenemos de las
personas en los procesos de interacción social, manifiestan en mayor medida que las identidades asignadas por el sistema
un carácter selectivo, estructurado y totalizante, y suponen de roles o por algún tipo de colectividad, la identidad biográfica
"teorías implícitas de la personalidad" -variables en el es múltiple y variable. Cada uno de los que dicen conocerme se-
tiempo y en el espacio-- que sólo son una manifestación más lecciona diferentes eventos de mi biografia. Muchas veces son
de las representaciones sociales propias del sentido común eventos que nunca ocurrieron. E incluso, cuando han sido ver-
(Paicheler, 1984, p. 277). daderos, su relevancia puede ser evaluada de diferentes mane-
ras, hasta el punto de que los reconocimientos que a partir de
58 GILBERTO GIMÉNEZ UNA TEORÍA DE lAS IDENTIDADES SOCIALES 59

allí se me brindan pueden llegar a ser irreconocibles para mí representaciones sociales desempeñan un papel estratégico
mismo (Pizzorno, 1989, p. 318). y definitorio, por lo que podríamos definir también a la
identidad personal como la representación -intersubjeti-
En esta especie de transacción entre mi autonarrativa per- vamente reconocida y "sancionada"- que tienen las perso-
sonal y el reconocimiento de la misma por parte de mis in- nas de sus círculos de pertenencia, de sus atributos persona-
terlocutores, sigue desempeñando un papel importante el les y de su biografia irrepetible e incanjeable.
filtro de las representaciones sociales, como, por ejemplo, la ¿pero podemos hablar también, en sentido propio, de
"ilusión biográfica", que consiste en atribuir coherencia y identidades colectivas? Este concepto parece presentar de
orientación intencional a la propia vida "según el postulado entrada cierta dificultad derivada de la famosa aporía socio-
del sentido de la existencia narrada (e implícitamente de toda lógica que consiste en la tendencia a hipostasiar los colecti-
existencia)" (Bourdieu, 1986, p. 69); la autocensura espon- vos. Por eso algunos autores sostienen abiertamente que el
tánea de las experiencias dolorosas y traumatizantes, y la concepto de identidad sólo puede concebirse como atributo
propensión a hacer coincidir el relato con las normas d~ la de un sujeto individual. Así, según P. Berger, "no es aconse-
moral corriente (es decir, con un conjunto de reglas y de Im- jable hablar de 'identidad colectiva' a causa del peligro de
perativos generadores de sanciones y censuras específicas) hipostatización falsa (o reificadora)" (Berger, 1982, p. 363).
(Pollak, 1986). Sin embargo, se puede hablar en sentido propio de iden-
tidades colectivas si es posible concebir actores colectivos
Producir una historia de vida, tratar la vida como una historia, propiamente dichos, sin necesidad de hipostasiarlos ni de
es decir, como el relato coherente de una secuencia significante considerarlos como entidades independientes de los indi-
y orientada de acontecimientos, equivale posiblemente a ceder viduos que los constituyen. Tales son los grupos (organiza-
a una ilusión retórica, a una representación común de la exis- dos o no) y las colectividades en el sentido de Merton. Tales
tencia a la que toda una tradición literaria no ha dejado y no deja grupos (v.g., minorías étnicas o raciales, movimientos sd-
de reforzar (Bourdieu, 1986, p. 70). ciales, partidos políticos y asociaciones variadas ... ) y colec-
tividades (v.g., una nación) no pueden considerarse como
simples agregados de individuos (en cuyo caso la identidad
¿Y las identidades colectivas? colectiva sería también un simple agregado de identidades
individuales), pero tampoco como entidades abusivamente
Hasta aquí hemos considerado la identidad principalmente personificadas que trascienden a los individuos que los
desde el punto de vista de las personas individuales, y la he- constituyen (lo que implicaría la hipostatización de la iden-
mos definido como una distinguibilidad cualitativa y especí- tidad colectiva).
fica basada en tres series de factores discriminantes: una red Se trata más bien de entidades relacionales que se presen-
de pertenencias sociales (identidad de pertenencia, identi- tan como totalidades diferentes de los individuos que las
dad categorial o identidad de rol), una serie de atributos componen y que en cuanto tales obedecen a procesos y me-
(identidad caracteriológica) y una narrativa personal (iden- canismos específicos (Lipiansky, 1992, p. 88). Dichas entida-
Lidad biográfica). Hemos visto cómo en todos los casos las
60 GILBERTO GIMÉNEZ
UNA TEORÍA DE LAS IDENTIDADES SOCIALES 61
des relacionales están constituidas por individuos vincula-
pos, de definir los propios límites, de generar símbolos y re-
dos entre sí por un común sentimiento de pertenencia, lo
presentaciones sociales específicos y distintivos, de configu-
que implica, como se ha visto, compartir un núcleo de sím-
rar y reconfigurar el pasado del grupo como una memoria
bolos y representaciones sociales y, por lo mismo, una orien-
colectiva compartida por sus miembros (paralela a la memo-
tación común a la acción. Además, se comportan como ver-
ria biográfica constitutiva de las identidades individuales) e
daderos actores colectivos capaces de pensar, hablar y
incluso de reconocer ciertos atributos como propios y carac-
operar a través de sus miembros o de sus representantes, según el terísticos- también pueden aplicarse perfectamente al su-
conocido mecanismo de la delegación (real o supuesta). 12 En
jeto-grupo o, si se prefiere, al sujeto-actor colectivo.
efecto, un individuo determinado puede interactuar con Por lo demás, conviene resaltar la relación dialéctica exis-
otros en nombre propio, sobre bases idiosincrásicas, o tam-
tente entre identidad personal e identidad colectiva. En ge-
bién en cuanto miembro o representante de uno de sus gru-
neral, la identidad colectiva debe concebirse como una zona
pos de pertenencia. de la identidad personal, si es verdad que ésta se define en
primer lugar por las relaciones de pertenencia a múltiples
La identidad colectiva -dice Pizzorno--- es la que me permite
colectivos ya dotados de identidad propia en virtud de un
conferir significado a una determinada acción en cuanto reali-
zada por un francés, un árabe, un pentecostal, un socialista, un núcleo distintivo de representaciones sociales, como serían,
fanático del Liverpool, un fan de Madonna, un miembro del por ejemplo, la ideología y el programa de un partido políti-
clan de los Corleone, un ecologista, un kuwaití, u otros. Un so- co determinado. No dice otra cosa Carlos Barbé en el si-
cialista puede ser también cartero o hijo de un amigo mío, pero guiente texto: "Las representaciones sociales referentes a las
algunas de sus acciones sólo las puedo comprender porque es identidades de clase, por ejemplo, se dan dentro de la psi-
socialista (Pizzorno, 1989, p. 318). que de cada individuo. Tal es la lógica de las representacio-
nes y, por lo tanto, de las identidades por ellas formadas"
Con excepción de los rasgos propiamente psicológicos o (Barbé, 1985, p. 275). No está de más, finalmente, enume-
de personalidad atribuibles exclusivamente al suje- rar algunas proposiciones axiomáticas en torno a las identi-
to-persona, los elementos centrales de la identidad --como dades colectivas, con el objeto de prevenir malentendidos.
la capacidad de distinguirse y ser distinguido de otros gru-
12
1) Sus condiciones sociales de posibilidad son las mismas que las
Sobre el fetichismo, las usurpaciones y las perversiones potenciales
inherentes a este mecanismo, ver Bourdieu, 1984: "La relación de dele- que condicionan la formación de todo grupo social: la proxi-
gación corre el riesgo de disimular la verdad de la relación de representa- midad de los agentes individuales en el espacio social. 13
ción y la paradoja de situaciones en las que un grupo sólo puede existir
mediante la delegación en una persona singular -el secretario general, 13 "Si bien la probabilidad de reunir real o nominalmente -por la vir-
el Papa, etc.-, que puede actuar como persona moral, es decir, como sus-
tud del delegado- a un conjunto de agentes es tanto mayor cuanto más
tituto del grupo. En todos estos casos, y según la ecuación establecida por
próximos se encuentran éstos en el espacio social y cuanto más restringi-
los canonistas - la Iglesia es el Papa-, según las apariencias el grupo hace
da y, por lo tanto, más homogénea es la clase construida a la que pertene-
al hombre que habla en su lugar, en su nombre -así se piensa en térmi-
cen, la reunión entre los más próximos nunca es necesaria y fatal[ ... ], así
nos de delegación-, mientras que en realidad es igualmente verdadero
como también la reunión entre los más alejados nunca es imposible" (Bour-
decir que el portavoz hace al grupo ... " (p. 49).
dieu, 1984, pp. 3 y 4).

- , . 1
62 GILBERTO GIMÉNEZ UNA TEORÍA DE lAS IDENTIDADES SOCIALES 63

2) La formación de las identidades colectivas no implica en La identidad como persistencia en el tiempo


absoluto que éstas se hallen vinculadas a la existencia de
un grupo organizado. Otra característica fundamental de la identidad -sea ésta
3) Existe una "distinción inadecuada" entre agentes colecti- personal o colectiva- es su capacidad de perdurar -aun-
vos e identidades colectivas, en la medida en que éstas que sea imaginariamente- en el tiempo y en el espacio.
sólo constituyen la dimensión subjetiva de los primeros, y Esto quiere decir que la identidad implica la percepción de
no su expresión exhaustiva. Por lo tanto, la identidad co- ser idéntico a sí mismo a través del tiempo, del espacio y de
lectiva no es sinónimo de actor social. la diversidad de las situaciones. Si anteriormente la identi-
4) No todos los actores de una acción colectiva comparten dad se nos aparecía como distinguibilidad y diferencia, aho-
unívocamente y en el mismo grado las representaciones ra se nos presenta (tautológicamente) como igualdad o coin-
sociales que definen subjetivamente la identidad colecti- cidencia consigo mismo. De aquí derivan la relativa
va de su grupo de pertenencia.l4 estabilidad y consistencia que suelen asociarse a la identi-
5) Frecuentemente, las identidades colectivas constituyen dad, así como también la atribución de responsabilidad a los
uno de los prerrequisitos de la acción colectiva. Pero de actores sociales y la relativa previsibilidad de los comporta-
aquí no se infiere que toda identidad colectiva genere mientos.17
siempre una acción colectiva, ni que ésta tenga siempre También esta dimensión de la identidad remite a un con-
por fuente obligada una identidad colectiva. 15 texto de interacción. En efecto,
6) Las identidades colectivas no tienen necesariamente por
efecto la despersonalización y la uniformización de los ... también los otros esperan de nosotros que seamos estables y
comportamientos individuales (salvo en el caso de las lla- constantes en la identidad que manifestamos; que nos manten-
gamos conformes a la imagen que proyectamos habitualmente
madas "instituciones totales", como un monasterio o una
de nosotros mismos (de aquí el valor peyorativo asociado a cali-
institución carcelaria). 16
ficativos tales como inconstante, versátil, cambiadizo, inconsis-
14 "Incluso las identidades más fuertes de la historia (como las identida- tente, "camaleón", etc.); y los otros están siempre listos para
des nacionales, las religiosas y las de clase) no corresponden nunca a una
"llamamos al orden", para comprometernos a respetar nuestra
serie unívoca de representaciones en todos los sujetos que la comparten" identidad (Lipiansky, 1992, p. 43 ).
(Barbé, 1985, p. 270).
15 "Una verbena pluricategorial o una huelga pueden resultar muy
Pero más que de permanencia, habría que hablar de conti-
bien de una coincidencia de intereses y hasta de eventuales y momentá-
neas identificaciones, pero no de una identidad" (Barbé, 1985, p. 271). nuidad en el cambio, en el sentido de que la identidad a la que
16 Por lo tanto, no parece que deba admitirse el modelo del continuum de nos referimos es la que corresponde a un proceso evolutivo, 18 y
comportamientos -propuesto por Taifel (1 972)- entre un polo exclusiva-
mente personal, que no implique referencia alguna a los grupos de perte-
nencia, y un polo colectivo y despersonalizante, donde los comportamientos
17 Desde esta perspectiva, constituye una contradictio in terminis la idea
estarían totalmente determinados por diversos grupos o categorías de perte- de una identidad caleidoscópica, fragmentada y efímera que sería propia
nencia. Este modelo está impregnado por la idea de una oposición irreconci- de la "sociedad posmoderna", según el discurso especulativo de ciertos fi-
liable entre una realidad social coactiva e inhibidora y un yo personal en bús- lósofos y ensayistas.
queda permanente de libertad y autorrealización autónoma.
18 Incluso esta expresión resulta todavía inexacta. Habría que hablar
64 GILBERTO GIMÉNEZ UNA TEORÍA DE LAS IDENTIDADES SOCIALES 65

no a una constancia sustancial. Hemos de decir, entonces, que en cuenta, por un lado, su amplitud y su grado de profundi-
es más bien la dialéctica entre permanencia y cambio, entre dad y, por otro, sus diferentes modalidades.
continuidad y discontinuidad, la que caracteriza por igual a En efecto, si asumimos como criterio su amplitud y grado
las identidades personales y a las colectivas. Éstas se mantie- de profundidad, podemos concebir el cambio como un con-
nen y duran adaptándose al entorno y recomponiéndose in- cepto genérico que comprende dos formas más específicas:
cesantemente, sin dejar de ser las mismas. Se trata de un pro- la transformación y la mutación (Ribeil, 1974, p. 142 y ss). La
ceso siempre abierto y, por ende, nunca definitivo ni transformación sería un proceso adaptativo y gradual que se
acabado. da en la continuidad, sin afectar significativamente la estruc-
Debe situarse en esta perspectiva la tesis de Fredrik Barth tura de un sistema, cualquiera que ésta sea. La mutación en
(1976), según la cual la identidad se define primariamente por la cambio, supondría una alteración cualitativa del sistema, es
continuidad de sus límites, es decir, por sus diferencias, y no tan- decir, el paso de una estructura a otra.
to por el contenido cultural que en un momento determina- En el ámbito de la identidad personal, podrían caracteri-
do marca simbólicamente dichos límites o diferencias. Por lo zarse como mutación los casos de "conversión" en los que una
tanto, las características culturales de un grupo pueden trans- persona adquiere la convicción -al menos subjetiva- de ha-
formarse con el tiempo sin que se altere su identidad. O, di- ber cambiado profundamente, de haber experimentado una
cho en términos de George de Vos ( 1982, XII), pueden variar verdadera ruptura en su vida, en fin, de haberse despojado
los "emblemas de contraste" de un grupo sin que se altere su del "hombre viejo" para nacer a una nueva identidad. 20
identidad. Esta tesis impide extraer conclusiones apresuradas En cuanto a las identidades colectivas, se pueden distin-
de la observación de ciertos procesos de cambio cultural "por guir dos modalidades básicas de alteración de una unidad
modernización" en las zonas fronterizas o en las áreas urba- identitaria: la mutación por asimilación y la mutación por difo-
nas. Así, por ejemplo, los fenómenos de "aculturación" o de renciación. Según Horowitz (1975, p. 115 y ss), la asimilación
¡'transculturación" no implican automáticamente una "pérdi- - comporta, a su vez, dos figuras básicas: la amalgama (dos o
./ da de identidad", sino sólo su recomposición adaptativa.l 9 más grupos se unen para formar un nuevo grupo con una
Incluso, pueden provocar la reactivación de la identidad me- nueva identidad) y la incorporación (un grupo asume la iden-
diante procesos de exaltación regenerativa. tidad de otro). La diferenciación, por su parte, también asu-
Pero lo dicho hasta aquí no permite dar cuenta de la per- me dos figuras: la división (un grupo se escinde en dos o más
cepción de transformaciones más profundas que parecen de sus componentes) y la proliferación (uno o más grupos ge-
implicar una alteración cualitativa de la identidad tanto en neran grupos adicionales diferenciados).
el plano individual como en el colectivo. Para afrontar estos La fusión de diferenes grupos étnicos africanos en la épo-
casos se requiere reajustar el concepto de cambio tomando ca de la esclavitud para formar una sola y nueva etnia, la de
los "negros"; la plena "americanización" de algunas mino-
más bien de proceso dinámico, ya que nuestra biografía, por ejemplo, es más
bien un proceso cíclico, no según un modelo evolutivo y lineal, sino según rías étnicas en Estados Unidos; la división de la antigua Yu-
una dialéctica de recomposiciones y rupturas. goslavia en sus componentes étnico-religiosos originarios; y
19 Para una discusión más pormenorizada de esta problemática, ver Gi-
ménez, 1994, pp. 171-174. 20 Ver una discusión de este tópico en Giménez, 1993, p. 44 y ss.
1

66 GILBERTO GIMÉNEZ UNA TEORÍA DE LAS IDENTIDADES SOCIALÍ':.S 67


1
la proliferación de las sectas religiosas a partir de una o más Concluyamos:entonces, que los actores sociales -sean indi-
"Iglesias madres" podrían ejemplificar estas diferentes mo- viduales o colectivos-- tienden, en primera instancia, a valorar
dalidades de mutación identitaria. positivamente su identidad, lo que tiene por consecuencia esti-
mular la autoestima, la creatividad, el orgullo de pertenencia,
la solidaridad grupal, la voluntad de autonomía y la capacidad
La identidad como valor de resistencia contra la penetración excesiva de elementos ex-
teriores.21 Pero en muchos otros casos se puede tener también
La mayor parte de los autores destacan otro elemento carac- una representación negativa de la propia identidad, sea por-
terístico de la identidad: el valor (positivo o negativo) que se que ésta ha dejado de proporcionar el mínimo de ventajas y
atribuye invariablemente a la misma. En efecto, gratificaciones requerido para que pueda expresarse con éxito
moderado en un determinado contexto social (Barth, 1976, p.
existe una difusa convergencia entre los estudiosos en la consta- 28), sea porque el actor social ha introyectado los estereotipos y
tación de que el hecho de reconocerse una identidad étnica, por estigmas que le atribuyen --en el curso de las "luchas simbóli-
ejemplo, comporta para el sujeto la formulación de un juicio de cas" por las clasificaciones sociales- los actores (individuos o
valor, la afirmación de lo más o de lo menos, de la inferioridad o grupos) que ocupan la posición dominante en la correlación
de la superioridad entre él mismo y el partner con respecto al de fuerzas materiales y simbólicas, y que, por lo mismo, se
cual se reconoce como portador de una identidad distintiva arrogan el derecho de imponer la definición "legítima" de la
(Signorelli, 1985, pp. 44-60). '
identidad y la "forma legítima" de las clasificaciones sociales
(Bourdieu, 1982, p. 136 y ss). En estos casos, la percepción ne-
Digamos, entonces, que la identidad se halla siempre dota-
gativa de la propia identidad genera frustración, desmoraliza-
da de cierto valor para el sujeto, generalmente distinto del que
ción, complejo de inferioridad, insatisfacción y crisis.
confiere a los demás sujetos que constituyen su contraparte en
el proceso de interacción social. Y ello es así, en primer lugar,

1
porque, "aun inconscientemente, la identidad es el valor cen-
La identidad y su contexto social más amplio
tral en torno al cual cada individuo organiza su relación con el
mundo y con los demás sujetos (en este sentido, el "sí mismo"
En cuanto construcción interactiva o realidad intersubjetiva,
es necesariamente "egocéntrico")". Y en segundo lugar,
las identidades sociales requieren, en primera instancia y como
condición de posibilidad, de contextos de interacción estables·
porque las mismas nociones de diferenciación, de comparación y
constituidos en forma de "mundos familiares" de la vida ordi-
de distinción, inherentes[ ... ] al concepto de identidad, implican
lógicamente como corolario la búsqueda de una valorización de sí naria, conocidos desde dentro por los actores sociales no como
mismo con respecto a los demás. La valorización puede aparecer objetos de interés teórico sino con fines prácticos. Se trata del
incluso como uno de los resortes fundamentales de la vida social
(aspecto que E. Goffinan ha puesto en claro a través de la noción 21 Como ya lo había señalado Max Weber, "toda diferencia de 'costum-
de face) (Lipiansky, 1992, p. 41). bres' puede alimentar en sus portadores un sentimiento específico de 'ho-
nor y dignidad'" (Weber, 1944, p . 317).
68 GILBERTO GIMÉNEZ UNA TEORÍA DE LAS IDENTIDADES SOCIALES' 69

mundo de la vida en el sentido de los fenomenólogos y de los et- samente la pluralización de los mundos de la vida en el sentido
nometodólogos, es decir, "el mundo conocido en común y da- antes definido, por oposición a la unidad y al carácter englo-
do por descontado" (the world know in common and taken for bante de los mismos en las sociedades premodernas cultural- _¡
granted), juntamente con su trasfondo de representaciones so- mente integradas por un universo simbólico unitario (v.g., 1

ciales compartidas, es decir, de tradiciones culturales, expecta- una religión universalmente compartida). Tal pluralización
tivas recíprocas, saberes compartidos y esquemas comunes (de no podría menos que acarrear consecuencias para la configu-
percepción, de interpretación y de evaluación) (Izzo, 1985, p . ración de las identidades sociales. Por ejemplo, cuando el in-
132 y ss). En efecto, es este contexto endógenamente organiza- dividuo se confronta desde la primera infancia con "mundos"
do lo que permite a los sujetos administrar su identidad y sus de significados y defmiciones de la realidad no sólo diferentes
diferencias, mantener entre sí relaciones interpersonales regu- sino también contradictorios, la subjetividad ya no dispone
ladas por un orden legítimo, interpelarse mutuamente y res- de una base coherente y unitaria donde arraigarse, y en con-
ponder "en primera persona" --es decir, siendo "el mismo" y secuencia, la identidad individual ya no se percibe como dato
no alguien diferente- de sus palabras y de sus actos. Y todo es- o destino, sino como una opción y una construcción del suje-
to es posible porque dichos "mundos" proporcionan a los acto- to. Por eso "la dinámica de la identidad moderna es cada vez
res sociales un marco a la vez cognitivo y normativo capaz de más abierta, proclive a la conversión, exasperadamente reflexi-
orientar y organizar interactivamente sus actividades ordina- va, múltiple y diforenciada" (Sciolla, 1983, p. 48).
rias (Dressler, 1986, pp. 35-58). Hasta aquí hemos postulado como contexto social inme-
Debe postularse, por lo tanto, una relación de determinación diato de las identidades el "mundo de la vida" de los grupos
recíproca entre la estabilidad relativa de los "contextos de inte- sociales, es decir, la sociedad concebida desde la perspectiva
racción" también llamados "mundos de la vida" y la identidad endógena de los agentes que participan en ella.
de los actores que inscriben en ellos sus acciones concertadas. Pero esta perspectiva es limitada y no agota todas las di-
¿cuáles son los límites de estos "contextos de interacción" mensiones posibles de la sociedad. Por eso hay que añadir de
que sirven de entorno o "ambiente" a las identidades socia- inmediato que la organización endógena de los mundos com-
les? Son variables según la escala considerada y se tornan vi- partidos con base en las interacciones prácticas de las gentes
sibles cuando dichos contextos implican también procedi- en su vida ordinaria se halla recubierta, sobre todo en las so-
mientos formales de inclusión-identificación, lo que es el ciedades modernas, por una organización exógena, que con-
caso cuando se trata de instituciones como un grupo domés- fia a instituciones especializadas (derecho, ciencia, arte, polí-
tico, un centro de investigación, una empresa, una adminis- tica, media, etc.) la producción y el mantenimiento de
tración, una comunidad local, un Estado-nación, etc. Pero contextos de interacción estables. Es decir, la sociedad es tam-
en otros casos la visibilidad de los límites constituye un pro- bién sistema, estructura o espacio social constituido por "cam-
blema, como cuando nos referimos a una "red" de relaciones pos" diferenciados, en el sentido de Bourdieu ( 1987, p. 147 y
sociales, a una aglomeración urbana o a una región. ss). Y precisamente son tales "campos" los que constituyen el
Según el análisis fenomenológico, una de las características contexto social exógeno y mediato de las identidades sociales.
centrales de las sociedades llamadas "modernas" sería preci- En efecto, las interacciones sociales no se producen en el
70 GILBERTO GIMÉNEZ UNA TEORÍA DE LAS IDENTIDADES SOCIAL.ElS 71

vacío -lo que sería una especie de abstracción psicológi- De hecho, las pertenencias sociales (familiares, profesionales,
ca-, sino que se hallan "empacadas", por así decirlo, en la etc.) y muchos de los atributos que definen una identidad reve-
estructura de relaciones objetivas entre posiciones en los di- lan propiedades de posición (Accardo, 1983, pp. 56 y 57). Y lavo-
ferentes campos sociales. 22 Esta estructura determina las for- luntad de distinción de los actores, que refleja precisamente la
mas que pueden revestir las interacciones simbólicas entre necesidad de poseer una identidad social, traduce en última
los agentes y la representación que éstos pueden tener de la instancia la distinción de posiciones en el espacio social.
misma (Bourdieu, 1971, pp. 2-21).
Desde esta perspectiva se puede decir que la identidad no es
más que la representación que tienen los agentes (individuos o Utilidad teórica y empírica del concepto de identidad
grupos) de su posición (distintiva) en el espacio social y de su
relación con otros agentes (individuos o grupos) que ocupan la Llegados a este punto, podríamos plantear la siguiente pre-
misma posición o posiciones diferenciadas en el mismo espa- gunta: ¿cuál es la utilidad teórica y empírica del concepto de
cio. Por eso, el coryunto de representaciones que -a través de identidad en sociología y, por extensión, en antropología?
las relaciones de pertenencia- definen la identidad de un de- No faltan autores que le atribuyan una función meramen-
terminado agente nunca desborda o trasgrede los límites de te descriptiva, útil para definir, en todo caso, un nuevo obje-
compatibilidad definidos por el lugar que ocupa en el espacio to de investigación sobre el fondo de la diversidad fluctuante
social. Así, por ejemplo, la identidad de un grupo campesino de nuestra experiencia, pero no una función explicativa que
tradicional siempre será congruente con su posición subalter- torne más inteligible dicho objeto permitiendo formular hi-
na en el campo de las clases sociales, y sus miembros se regirán pótesis acerca de los problemas que se plantean a propósito
\ por reglas implícitas tales como: "no creerse más de lo que uno del mismo. J. W. Lapierre escribía hace cierto tiempo: "El
es", "no ser pretencioso", "darse su lugar", "no ser iguales ni concepto de identidad no explica nada. Más bien define un
l \' igualados", "conservar su distancia", etc. Es lo que Goffman objeto, un conjunto de fenómenos sobre los cuales antropó-
denomina "sense of one's place", que según nosotros deriva de logos y sociólogos se plantean cuestiones del tipo 'cómo ex-
la "función locativa" de la identidad. plicary comprender que ... "' (1984, p. 196).
Se puede decir, por consiguiente, que en la vida social las Sin embargo, basta echar una ojeada a la abundante lite-
posiciones y las diferencias de posiciones (que fundan la identi- ratura generada en torno al tópico para percatarse de que el
dad) existen bajo dos formas: bajo una forma objetiva, es decir, concepto en cuestión también ha sido utilizado como instru-
independiente de todo lo que los agentes puedan pensar de mento de explicación.
ellas, y b<Yo una forma simbólica y subjetiva, esto es, bajo la for- Digamos, de entrada, que la teoría de la identidad por lo
ma de la representación que los agentes se forjan de las mismas. menos permite entender mejor la acción y la interacción so-
cial. En efecto, esta teoría puede considerarse como una pro-
22
Según Bourdieu, "la verdad de la interacción nunca se encuentra por longación (o profundización) de la teoría de la acción, en la
entero en la interacción, tal como ésta se manifiesta a la observación" medida en que es la identidad la que permite a los actores or-
(1 987, p. 151). Y en otra parte afirma que las interacciones sociales no son denar sus preferencias y escoger, en consecuencia, ciertas al-
más que "la actualización coyuntural de la relación objetiva" (1990, p. 34).
72 GILBERTO GIMÉNEZ UNA TEORÍA DE LAS IDENTIDADES SOCIALÉS 73

temativas de acción. Es lo que Loredana Sciolla denomina fun- Pero hay más: el concepto de identidad también se ha re-
ción selectiva de la identidad (1 983, p. 22). Situándose en esta velado útil para la comprensión y explicación de los conflic-
misma perspectiva, A Melucci define la identidad como "la ca- tos sociales, bajo la hipótesis de que en el fondo de todo con-
pacidad de un actor de reconocer los efectos de su acción como flicto se esconde siempre un conflicto de identidad.
propios y, por lo tanto, de atribuírselos" (1 982, p. 66).
Por lo que toca a la interacción, hemos dicho que es el En todo conflicto por recursos escasos siempre está presente un
"medium" donde se forma, se mantiene y se modifica la conflicto de identidad: los polos de la identidad (auto y heteroi-
identidad. Pero una vez constituida, ésta influye, a su vez, so- dentificación) se separan y la lucha es una manera de afirmar la
bre la misma conformando expectativas y motivando com- unidad, de restablecer el equilibrio de su relación y la posibili-
portamientos. Además, la identidad (por lo menos, la iden- dad del intercambio con el otro fundado en el reconocimiento
(Melucci, 1982, p. 70).
tidad de rol) se actualiza o se representa en la misma
interacción (Hecht, 1993, pp. 46-52).
Situándose en esta perspectiva, Alfonso Pérez Agote
L~ió comunicativa" es un caso articular de interac-
(1 986, p. 81) ha formulado una distinción útil entre conflictos
ción (Habermas, 19SS, rr, p. 122 y ss). Pues bien, la identi-
de identidad e identidades en conflicto:
dad es a la vez un prerrequisito y un componente obligado
de la misma: "comunicarse con otro implica una definición,
J a la vez relativa y recíproca, de la identidad de los interlocu-
Por conflicto de identidad entiendo aquel conflicto social que
se origina y desarrolla con motivo de la existencia de dos for-
tores: se requiere ser y saberse alguien para el otro, como mas -al menos- de definir la pertenencia de una serie de in-
también nos forjamos una representación de lo que el otro es dividuos a un grupo24 [ ••• ] Por identidades en conflicto o
en sí mismo y para nosotros" (Lipiansky, 1992, p. 122). conflicto entre identidades entiendo aquellos conflictos socia-
Pero el concepto de identidad no sólo permite compren- les entre colectivos que no implican una disputa sobre la identi-
der, dar sentido y reconocer una acción, sino también explicar- dad, sino que más bien la suponen, en el sentido de que el
la. Para A Pizzomo, comprender una acción significa identifi- conflicto es un reconocimiento por parte de cada colectivo de
car su sujeto y prever su posible curso, "porque la práctica del su propia identidad y de la identidad del otro; un ejemplo pro-
actuar en sociedad nos dice, más o menos claramente, que a totípico lo constituyen los conflctos étnicos y raciales en un
identidades 11 corresponde una acción que sigue reglas R1" espacio social concreto, como puede ser una ciudad estadouni-
( 1989, p. 177). Explicar una acción, en cambio, implicaría rei- dense (p. 81 ).
dentificar a su sujeto mediante el experimento mental de ha-
cer variar sus posibles fines y reconstruyendo (incluso históri- En un plano más empmco, el análisis en términos de
camente) su contexto cultural pertinente ("ricolocazione identidad ha permitido descubrir la existencia de actores so-
culturale"), todo ello a partir de una situación de incertidum- ciales por largo tiempo ocultados bajo categorías o segmen-
bre que dificulta la comprensión de la misma ("intoppo"). 23 tos sociales más amplios. 25 También ha permitido entender
24 El autor está pensando en los "nacionalismos periféricos" de España,
23 Véase una aplicación de estos procedimientos al análisis político en como el de los vascos, por ejemplo.
el mismo Pizzorno, 1994, particularmente en las pp. 11-13. 25 Tal ha sido el caso de los rancheros de la sierra 'jamilchiana" (límite

1
74 GILBERTO GIMÉNEZ
'
UNA TEORIA DE LAS IDENTIDADES SOCIALES 75
.
mejor los obstáculos que enturbian las relaciones interétni- Accardo, Alain, lnitiation a la sociologie de l'illusionisme so-
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Ribeil, Georges, Tensions et mutations sociales, París, Presses la influencia que asimiló del neoplatonismo florentino,
Universitaires de France, 1974. particularmente de la obra de León Hebreo, cuyos Dialoghi
Sciolla, Loredana, Identita, Turín (Italia), Rosenberg & Se- d'Amore tradujo al castellano; o se ha hablado de su eclecti-
llier, 1983. cismo y de su condición de historiador humanista. Pero, s~­
Signorelli, Amalia, "Identita etnica e cultura de massa dei bre todo, se exalta su aparición como el primer gran mesti-
lavoratori migranti", en Angelo Di Cado (ed.), 1 luoghi zo que realiza una obra intelectual reconocida y valorada
dell'identita, Milán, Franco Angeli, 1985. en la propia península. El Inca encarnaría al nuevo hom-
Tajfel, H., "La catégorisation sociale", en Serge Moscovici bre americano no sólo por la indudable mezcla de sangres
(ed.), lntroduction a la Psychologie Sociale, vol. 1, París, Larous- española e india que corre por sus venas, sino también por-
se, 1972. que su obra anuncia ya la fusión de dos civilizaciones. Uno
Tap, P., Identités collectives et changements sociaux, Toulouse, de sus estudiosos, José Durand, lo dice en estos términos:
Privat, 1980. "Ya tenemos aquí, desde sus primeros instantes, la firme
Weber, Max, Economía y sociedad, vol. 1, México, Fondo aparición del mestizaje cultural, indudablemente hispáni-
de Cultura Económica, 1974.
1 Cuando presentó esta ponencia, el siempre recordado maestro fungía

como coordinador del Seminario de Estudios de la Cultura del Consejo


N aciana! para la Cultura y las Artes. Este libro es un homenaje a su obra y
memoria QMVA).

79
80 GUILLERMO BONFIL BATALLA
' .
SOBRE l.A IDEOLOGIA DEL MESTIZAJE 81

co y humanista, pero también con raíces hundidas en suelo que ganaron aquel imperio, que a los incas que lo poseye-
ron".4
americano". 2 En cierto sentido, el problema "mestizo" del Inca se resuel-
mn qué consiste lo mestizo de la obr~ de Garcilaso? Su
formación intelectual es netamente occidental y su obra ve evitando la confrontación entre una verdad y una mentira
puede ubicarse con toda precisiól_l d~ntro de la trayectoria (lo que significaría, necesariamente, tomar partido desde el
momento mismo de formular la. cuestión). Opta, entonces,
del pensamiento europeo: nada mdi~a, ~n e_ste campo, l_a
por una posición ecléctica y sincrética, derivada, en opinión
presencia de una impronta intelectual mdia, aJena a la tr~~I­
ción de Occidente. Cuando se aborda este tema se cae faCil- de Durand, directamente de su admirado León Hebreo: "co-
mente en consideraciones subjetivas y generalizaciones de mo una verdad no puede ser contraria de otra verdad, es ne-
ces~rio dar lugar a la una y a la otra y concordarlas". 5
dificil comprobación, como cuando Durand escribe:
Esta sería, . entonces, la característica fundamental del
Aquella resignación cristiana y judaica, tan grata alinea, armo- mestizo y de lo mestizo: su voluntad y su capacidad de armo-
nizaba con la paciencia y resignación del indio peruano: ~o~ ras- nizar dos verdades diferentes, dos sistemas de valores, dos
gos quechuas tan característico_s com? evidentes. Tradicwnes historias y dos culturas. Otros pensadores, más tarde, no ve-
bíblicas y clásicas venían a reururse asi con la sangre de sus ve- rán conjunción armónica en el mestizo, sino contradicción y
nas.3 desgarramiento, pero en una y otra perspectiva se parte de
admitir la coexistencia de dos mundos distintos en el ser del
La confluencia es, entonces, del intelecto europeo con el mestizo.
temperamento indio: se conju~an la ~a~ón y el corazón. Pero Es probable que, efectivamente, en el caso del Inca Garci-
aún en esto no hay fusión m mestiZaje, porque el pensa- laso haya habido una búsqueda permanente de ideas acep-
miento es europeo y la emoción es india. tables en la España del siglo XVI que permitieran reivindicar
El propio Durand pone énfasis en otra idea mu,cho m~s los derechos del mestizo. La herencia india debería ser equi-
sugerente, ya expuesta antes, entre otros, por Menendez PI- parable a la europea, porque si se admitía inferior el mestizo
dal: la intención de armonizar que puede rastrearse en la quedaba en posición de desvent:=ya frente al peninsular y el
obra del Inca Garcilaso. Ante todo, se trataría de armonizar criollo. Era necesario exaltar los valores del mundo incaico,
los méritos y virtudes tanto de los conqui~tadores c_o~o de cuidando al mismo tiempo que no se pusieran en duda los
los vencidos, cuyas obras benefician por Igual ~1 VIeJO y al beneficios que la invasión española había llevado a los in-
Nuevo Mundo. Y Garcilaso es plenamente consciente de que dios, y Garcilaso, es bien sabido, aspiraba a recompensas y
debe armonizar la valoración de la conquista. Al final de la honores precisamente por su condición de mestizo descen-
Historia general del Perú, haciendo el balance de su obr~, se- diente del Inca.
ñala: "espero no haber servido menos en ella a los espanoles Pero aquí lo que me interesa de manera central no son las
piruetas ideológicas que tuvo que hacer Garcilaso para tra-
2 José Durand, "Estudio preliminar", en Garcilaso Inca de la Vega, His-
toria General thl Perú, segunda parte de los Comentarios Reales, 4 vols., Ltrna, 4 !bid, vol. IV, p. 117 4.
Univ rsidad Nacional Mayor de San Marcos, 1962, vol. I, p. 18. 5 /bid, vol. 1, p. 29.
8 ldem.

------------..
~ -
-
82 GUILLERMO BONFIL BATALlA SOBRE lA IDEOLOGÍA DEL MESTIZAJE' 83

tar de armonizar sus dos herencias y afirmar sus méritos na- parece ignorarse. El mestizaje biológico fue una realidad
turales en tanto mestizo. Lo q!Je me importa es señalar que desde el inicio mismo de la invasión de América. Los moti-
la biografía y la obra del Inca han sido usadas de manera re- vos son claros, y los principales tienen que ver con la escasez
currente para fundamentar, con el ejemplo de un destacado de mujeres españolas y con la condición de servidumbre de
personaje de los primeros años de la conquista del Perú, una las indias. Pero no todos los mestizos biológicos fueron reco-
cierta perspectiva para entender a los países latinoamerica- nocidos socialmente como mestizos. Muchísimos, sin duda,
nos: la ideología del mestizaje. Garcilaso ha venido a ser uno crecieron en sus comunidades identificados como indios, sin
de los arquetipos del mestizo dentro de esa ideología. Gran que su sangre mezclada les asignase una posición diferente.
parte de la exégesis de su obra es, en el fondo, un rastreo El mestizo reconocido conformaba una categoría social
ideologizado de los orígenes del ser mestizo. particular, con obligaciones, derechos y prohibiciones espe-
cíficos dentro de la sociedad colonial. Hace tiempo insinué
que se trataba de una categoría social necesaria para el fun-
JI. Trayectoria y perfil de la ideología del mestizaje cionamiento de la estructura de dominación y explotación
colonial. 6 Pienso que fue así, particularmente en la Nueva
En la obra del Inca Garcilaso se encuentran ya perfiladas al- España y en el Perú, debido en gran medida a la magnitud
gunas de las principales características que definen la ideo- de la población india que obligó a los colonizadores a crear
logía del mestizaje. Hablo aquí tanto del mestizaje biológico un estamento intermedio entre ellos y los colonizados (in-
como del cultural, pues sólo en fecha reciente se ha intenta- dios y negros) que facilitara el control y la administración de
do separar ambos fenómenos de ese discurso ideológico. las colonias americanas. El mestizo sería entonces, en tanto
En efecto, los llamados "primeros americanos", particu- categoría social, un segmento desprendido y desarraigado
larmente los reconocidos como mestizos, el Inca entre ellos, de la sociedad india, que cumpliría funciones de interme-
apelaron a su condición de herederos de dos sangres, la in- diación al servicio de la administración colonial. Un papel
dia y la española, para afirmar su particularidad. Esto, por semejante se les asignó más adelante a los mulatos (también
supuesto, adquiere un matiz diferente según la estirpe de los entendidos en su condición social y no biológica), quienes
progenitores: Garcilaso reclama el reconocimiento de sus incluso alcanzaron preferencia sobre los mestizos en tareas
derechos por ser heredero directo del Inca e hijo natural de como mayordomos y capataces en plantaciones, minas y
un conquistador noble y cristiano viejo. obrajes. No ignoro que al paso del tiempo surgieron bandas
Durante siglos la mezcla de sangres europea e india se to- de mestizos, mulatos y miembros de otras castas que perma-
mó como causa y razón de una condición social precisa den- necían marginales al orden colonial; lo que apunto es sola-
tro de la estructura estamentaria de las colonias americanas, mente la conveniencia de entender esas categorías sociales
a la que se asociaban necesariamente, por razón biológica intermedias a partir del rol que les fue asignado en la com-
natural, ciertos hábitos, rasgos de personalidad y conductas pleja organización social de las colonias.
que se consideraban características de los mestizos.
6 "El concepto del indio en América: una categoría colonial", en Anales
Conviene aquí insistir en una distinción que a menudo
de Antropología, vol. IX, México, UNAM, 1972, pp. 105-124.
84 GUILLERMO BONFIL BATALlA SOBRE lA IDEOLOGÍA DEL MESTIZAJE 85

El mestizo distaba de ser un privilegiado en ese orden so- ses más que en otros, la ideología del mestizaje, que llega a
cial. Las aspiraciones de los mestizos de ascendencia india predominar sobre la del criollismo. Es claro que estos cam-
noble, como las que alentó durante toda su vida Garcilaso, se bios no ocurren al mismo ritmo ni con la misma intensidad
esfumaron muy pronto y sólo revivieron esporádicamente a en todas las naciones latinoamericanas.
raíz de la Independencia como pretensiones a un trono de- Entre México y los países del Río de la Plata, por ejemplo,
saparecido y por parte de supuestos herederos como los la diferencia es evidente y muy acentuada; pero también
Moctezuma. existe entre México y Perú o Bolivia, por tomar casos con an-
Es justamente a fines del siglo XVIII y principios del XIX tecedentes semejantes: el criollismo perdura más en esos
cuando de manera más clara se percibe la paulatina estruc- países andinos, en tanto que la ideología del mestizaje pre-
turación de la ideología del mestizaje. En un primer mo- domina en México al menos durante los últimos cien años.
mento se presenta como la afirmación del criollo: no des- En la ideología del mestizaje se afirma el surgimiento de
cansa en la valoración de la mezcla de sangres sino en el un nuevo pueblo y una nueva cultura por la fusión armónica,
efecto de la naturaleza americana sobre quienes nacen en tanto en lo biológico como en lo cultural, de los mejores ras-
ella, aunque desciendan sólo de europeos. Es el momento gos de las dos razas y civilizaciones madres: la occidental eu-
en que se exaltan las virtudes naturales del nuevo continente ropea en su variante española, y la india (la mesoamericana,
y se enfrenta el pensamiento eurocéntrico que afirmaba la para el caso de México).
condición degradada de todo lo oriundo de América. El te- También en la ideología del mestizaje predomina la valo-
ma y las polémicas al respecto son ampliamente conocidos, ración de lo indio sólo como pasado, sólo como origen. El
por lo que no entraré aquí en mayores detalles. indio vivo, en cambio, se percibe como degradado precisa-
La ideología criolla, si no recurre a la valoración positiva mente por haber mantenido su pureza (sea pureza de sangre
de la mezcla de sangres, descansa necesariamente en el reco- o aislamiento por apego a una cultura estancada y también
nocimiento del valor de "lo americano". El criollo participa degradada); es decir, el indio vivo se devalara ante la mirada
de esos valores aunque sólo sea por haber nacido en Améri- del mestizo en razón de que permaneció indio y no "avanzó"
ca y no en Europa. hacia la etapa superior que encarna el mestizo gracias a la
Es eso americano, a veces intangible, lo que lo hace dife- confluencia del componente europeo. De ahí que un liberal
rente, no europeo, y, ¿por qué no?, superior. En ese sentido, de vanguardia de la talla del doctor José María Luis Mora re-
la ideología del criollismo prefigura la ideología del mesti- comienda que se estimule la inmigración masiva de euro-
zaje. Aunque, por otra parte, la incorporación de lo indio es peos, en la segunda mitad del siglo pasado, para que con su
diferente, porque el criollo sólo llega a exaltar el pasado in- sangre y su cultura aceleren el ritmo del mestizaje y lo con-
dio para probar la igualdad o superioridad de la tierra ame- cluyan en el plazo más breve posible.
ricana, no del indio. La Historia antigua de México, de Francis- En su clásico ensayo sobre Los grandes problemas nacionales
co Xavier Clavijero, es un claro ejemplo de esta manera de (1909), Andrés Molina Enríquez expresó en su forma más
concebir lo criollo. acabada la ideología del mestizaje y extrajo las consecuen-
En el transcurso del siglo XIX se consolida, en algunos paí- cias sociales, políticas y económicas que se derivaban de ella
86 GUILLERMO BONFIL BATALlA SOBRE lA IDEOLOGÍA DEL MESTIZAJ'F. 87

y perfilaban las líneas rectoras de un nuevo proyecto nacio- de la modernización tecnológica que asegurará un mejor
nal. Para él, el mestizo sociobiológico es quien expresa al aprovechamiento de los recursos nacionales en beneficio
verdadero mexicano y el único que puede asegurar el futuro equitativo de todos los mexicanos.
del país. Ni los indios ni los criollos reúnen las condiciones Como en el muralismo, también en los libros de texto y en
para guiar al conjunto de la nación. Igual que en la geogra- el discurso oficial fragua en poco tiempo la mitificación del
fia Molina Enríquez define la zona fundamental de los ce- mestizaje. La historia se resume así: nuestro origen es indio
reales como el espacio central y privilegiado para articular la y el pasado precolonial es glorioso, pleno de logros sorpren-
totalidad del territorio nacional, así propone al mestizo co- dentes que nos califican como creadores de una de las más
mo el prototipo que anticipa lo que será la sociedad mexica- altas civilizaciones que ha forjado la humanidad. Viene des-
na: "La base fundamental e indeclinable de todo trabajo en- pués un interludio oscuro: la conquista sangrienta y tres si-
caminado en lo futuro al bien del país, tiene que ser la glos de opresión colonial, con algunos destellos que anun-
continuación de los mestizos como elemento étnico prepon- cian la futura grandeza del mexicano mestizo (Sor Juana
derante y como clase política directora de la población". 7 Inés de la Cruz, el proceso de amalgamación del mineral de
Las tesis del mestizaje cobraron una gran fuerza tras el plata con mercurio, la llamada "Ciudad de los Palacios" y un
triunfo de la revolución de 191 O. En el terreno ideológico, la etcétera no muy largo). Con la Independencia se recupera la
obra de José Vasconcelos en su primera etapa señala rumbos historia propia y va surgiendo mestiza. Juárez, el presidente
que influyen en muchos otros pensadores latinoamericanos. indio, y la generación liberal de la Reforma, encarnan el se-
La "raza cósmica" es la raza universal y por lo mismo mesti- gundo gran jalón histórico y derrotan al Imperio, nuevo y
za, y tiene que surgir, por confluencia única de historias, pre- vano intento europeo por someter al país. Con la Revolu-
cisamente en la América Latina. En el ámbito nacional, Vas- ción de alguna manera concluye la historia: culmina el mes-
concelos auspicia el nacimiento de un arte que se requiere tizaje, surge finalmente el mexicano real y comienza un
mexicano y universal por ser mestizo. En las apasionadas dé- avance, que no habrá de detenerse, hacia la justicia y la pros-
cadas de los veinte a los cuarenta, artistas e intelectuales se peridad. El presente y el futuro no son un resultado aleato-
comprometen en la tarea ingente de crear una cultura nacio- rio de la historia. Las cosas son exactamente.f la inversa: la
nal que después, desde arriba, se extendería a toda la pobla- bistoria fue como fue porque debía concluir' en lo que so-
ción a través de la cruzada redentora que debería dar el con- mos. Fue una historia necesaria, como si hubiera estado es-
tenido de fondo a la acción educativa. El movimiento crita de antemano.
nacionalista en el arte busca con todo propósito las expresio- El futuro también está anunciado y sólo es cuestión de na-
nes mestizas, entendidas como la mezcla armoniosa de for- dar con la corriente, en el sentido de la historia por venir. Y
mas, ritmos, colores y motivos que proceden por igual del aquí encuentra su misión y su razón el indigenismo, la nueva
pasado precolonial, siempre exaltado, el folclor campesino, política para enfrentar el "problema indígena". De lo que se
las culturas indias también idealizadas y el empuje esperado trata es de forjar a la patria (un solo pueblo, una cultura co-
mún, un mismo idioma y una voluntad compartida por to-
7 Andrés Molina Enríquez, Los grandes problemas nacionales. Problemas dos) e incorporar a los indios a esa tarea, por pleno derecho
agrícolas e industriales de México, 2aed., México, 1953, vol. 5, núm. 1, cap. V.

l . --~'
88 GUILLERMO BONFIL BATALlA SOBRE lA IDEOLOGÍA DEL MESTIZAjE 89

y porque su redención es un acto de justicia inpostergable. colonial. Los indios sabios, prudentes, valerosos y trabajado-
¿cuál es el camino? El único que cabe en la ideología del res que construyeron el maravilloso mundo precolonial per-
mestizaje: mexicanizar al indio, esto es, volverlo mestizo por dieron sabiduría, prudencia, valor y espíritu de trabajo a lo
sangre y cultura, desindianizarlo. Para que el indio se salve y largo de tres siglos de explotación, abandono, tutelaje y to-
entre al futuro, debe dejar de ser indio. En sí mismo no po- da suerte de imposiciones. En México, a mediados del siglo
see la semilla de su redención. Su justificación en la historia pasado, algunos liberales culpaban particularmente al clero
fue la de dar nacimiento al mestizo. Su realización futura se de haber provocado la degradación de los indios; los conser-
alcanzará solamente por lo que es como componente origi- vadores respondían haciendo responsables a los borbones
nario del mestizo, su nueva, necesaria y superior realidad. por haber expulsado a los jesuitas y a los liberales por tratar
de imponer la libertad de cultos. Unos y otros, como se ve,
concordaban a fin de cuentas en que los indios contemporá-
III. El indio visto desde la ideología del mestizaje neos estaban degradados.
Las recetas para enfrentar el problema del indio degrada-
No es uno, son dos entidades diferentes: el indio original, an- do fueron variopintas. Algunos pedían exterminar a las "tri-
terior a la invasión, el indio madre del mestizo, y el indio con- bus bárbaras" del norte. Baste un botón de muestra:
temporáneo del mestizo, hoy o ayer, el indio vivo.
Al primero se le exalta y se le idealiza, a veces con exage- Los americanos, dueños de la Arizona, han comenzado contra
ración grotesca. Es nuestro pasado más profundo, el tronco los apaches una guerra de represalias, que es la mejor lección
original en el que florecerá el mestizo. Al otro indio, al con- que se podría dar a los sonorenses. La piel de un apache no por
ser roja se agujera con menos facilidad que la de un blanco y ésta
temporáneo, se le ve de manera diferente.
es una verdad útil y que el porvenir justificará a no dudarlo. 9
La exaltación del pasado indio es la respuesta ideológica del
mestizo a los vituperios que acumulan durante tres siglos mu-
Desde otras posiciones se propusieron alternativas a la tesis
chos cronistas españoles, criollos y aun mestizos sobre la natura-
abiertamente exterminadora. Para algunos, la solución era
leza y costumbres de los habitantes originales del llamado Nue-
acelerar el mestizaje y para ello se recomendaba auspiciar la
vo Mundo. 8 Es también, como ya indiqué, una reivindicación
inmigración, preferentemente la europea (tesis consecuente
necesaria para quien se asume mestizo: la afirmación de su otra
con la ideología del mestizaje: ante la abrumadora mayoría
mitad. Lo occidental es un injerto; raíz y tronco son indios.
de la "raza" indígena, era necesario equilibrar los componen-
La conceptualización del indio contemporáneo reviste va-
tes de la población, armonizados incrementando el caudal de
rias formas. Ha sido frecuente que se le considere degrada-
sangre europea). Para otros, la panacea era la educación, que
do. El gran responsable de su degradación sería el régimen
permitiría civilizar al bárbaro degradado. Algunos más no
9 El Pájaro Verde, núm. 406, 4 de noviembre 1864, p. 3. Agradezco al
B Un excelente resumen lo hace Leonel Durán, "Las culturas indígenas
de México y su proceso de cambio e identidad", en José Alcina Franch Centro de Investigaciones y Estudios Superiores de Antropología Social
(comp.), Indianismos e indigenismos en América, Madrid, 1990, Alianza Edi- el haberme permitido consultar el fichero sobre la prensa del siglo XIX re-
torial, pp. 235-250. lativo a temas indígenas.
90 GUILLERMO BONFIL BATALlA SOBRE lA IDEOLOGÍA DEL MESTIZA/E 91

dudaron en exaltar los beneficios que finalmente traía la "le- El texto no requiere comentario o amerita tantos que des-
va", porque el reclutamiento militar forzado permitía, al me- bordarían los límites de este ensayo.
nos, que los indios mostrencos entraran en contacto con otras Un último punto sobre la imagen del indio en la ideolo-
formas de vida más civilizadas y tomaran ejemplo de ellas. gía del mestizaje. Su presencia, la del indio contemporá-
·Durante el siglo XIX predomina la visión de una sociedad neo, cuestiona por sí misma la idea dé que la nación existe
dividida entre indios y criollos; el término de mestizo se em- -la nación mestiza, por supuesto-. Esa nación mestiza se
plea poco, aunque la noción del ser mestizo sí está presente y convierte entonces en un proyecto: hay que construirla. La
aflora a veces con toda su ambigüedad. En 1863, El Pájaro imitación de los modelos ideológicos europeos lleva a asu-
Vérde editorializa sobre la celebración del aniversario de la mir que un Estado es la expresión política de una sociedad
Independencia: homogénea cuyos miembros son de una misma raza, ha-
blan una sola lengua, participan de una cultura común,
Porque somos los retoños de la raza conquistadora, es ridículo profesan la misma fe religiosa y comparten convicciones y
que nos pongamos en la categoría de raza conquistada, pero ce- sentimientos. En estas repúblicas de próximo pasado colo-
lebrar la Independencia no consiste, por más que se diga, en re- nial, la existencia de los indios invierte los términos: el
negar de nuestra ascendencia. Estado no expresa a una sociedad unificada preexistente,
Hágase una prueba: difúndase entre las tribus de nuestros de- sino que al Estado le corresponde la responsabilidad de
siertos, en los campos de Yucatán, las ideas que se estampan en edificar esa sociedad.
los discursos cívicos: el primer efecto será pasamos a cuchillo a Las culturas indias, entendidas como culturas-madres en
cuantos hablamos castellano, a cuantos adoramos al Crucificado, la ideología del mestizaje, sólo pueden existir como cosa
a cuantos vivimos en ciudades y no llevamos la existencia nómada muerta. Las que sobreviven, las contemporáneas, son per-
del bárbaro. cibidas únicamente como residuos, como fósiles: un fantas-
Cada uno de nuestros lectores puede palpar la verdad de lo que ma anacrónico que pálida y difusamente recuerda lo que'
decimos: tiene dos nombres, uno cristiano y otro de familia: los dos fue, pero nunca refiere al presente y menos aún al futuro.
le atestiguan que es miembro de la raza hispanoamericana, raza La folclorización de las culturas indias contemporáneas, su
que tiene ser propio, existencia suya, que no es europea pura ni in- canalización y la forma en que la sociedad "mestiza" pre-
dígena pura, pero sí heredera de ambas reunidas, y de consiguien- tende adueñarse de ellas y usarlas (las fiestas, las artesanías,
te, no la conquistada. Está leyendo esto en castellano, y no era ésta las danzas, la música) se explican de manera más clara si las
el habla de la raza anterior. ¿Por qué, pues, ese empeño en poner- inscribimos en el contexto de discurso ideológico del mes-
nos como conquistadores nosotros mismos? tizaje.
Ya es tiempo de que tal error desaparezca porque no se avie- La sociedad nacional se mantiene escindida y la divi-
ne con nuestra dignidad, ni con la verdad. Es imputación falsa, y sión fundamental la establece la existencia de los indios.
la rechazamos como tal. 10 En medio de una contradicción irresoluble, el mestizo, el
nacional, se distingue y se separa del indio: lo rechaza y lo
lO Pedro Ruiz, "Aniversario de hoy, celebrado por hispanoamerica- niega. Su propia identidad, que comenzó, como en el Inca
nos", El Pájaro Verde, núm. 53, 16 de septiembre 1863, p. 2.
92 GUILLERMO BONFIL BATALLA SOBRE LA IDEOLOGÍA DEL MESTIZA] t. 93

Garcilaso, proclamando encarnar en sí la fusión armónica He planteado que el mestizaje, como proceso que da ori-
de lo mejor de dos razas y dos civilizaciones, termina ex- gen a una nueva cultura en la cual armonizar los componen-
presándose como una identidad negativa: ser mestizo es tes de dos civilizaciones que entraron en contacto hace qui-
no ser indio. Años atrás, al explorar la ideología del "ladi- nientos años, no existe en América Latina. Es obvio que hay
n~" en Guatemala, Carlos Guzmán Blockler concluyó por mestizaje biológico, y no sólo entre dos sino entre tres gru-
definirlo como un "ser ficticio" .11 Si ahondamos un poco pos raciales fundamentales. Es obvio, también, que las di-
en la contradicción, constatamos que la ideología del mes- versas culturas, originarias o trasplantadas, se han modifica-
tizaje intenta armonizar la reivindicación de un ancestro do sustancialmente en el transcurso de los siglos y cada una
indio (la madre), equiparable o aun superior en sus valo- de ellas ha incorporado una cantidad variable de rasgos y
res al otro ancestro europeo (el padre), con la negación complejos culturales que provienen de las otras. Pero esta in-
del indio de hoy, que dota de identidad al mestizo, no terpenetración no ha desembocado en la formación de una
porque represente a su progenitor, sino porque es lo que nueva cultura "mestiza". Sostengo12 que el proceso histórico
el mestizo no es. ha corrido en dos vertientes principales: una conduce a la
desindianización, esto es, a la pérdida por compulsión de la
identidad étnica original, que se traduce, o en la incorpora-
IV. Cinco siglos ... ¿y después? ción al mundo "mestizo" dominante y la adopción de su cul-
tura (occidental), o al "indio que no sabe que es indio", es
Tengo la convicción de que la ideología del mestizaje forma decir, a un cambio de identidad que nova acompañado de la
el sustrato de muchos de los problemas y las historias torci- pérdida de una cultura básica de matriz india. La segunda
das de los países latinoamericanos. Está en el fondo del pen- vertiente provoca transformaciones en la cultura (por impo-
samiento de Sarmiento al concebir el enfrentamiento entre sición o por apropiación de elementos culturales ajenos) que
barbarie y civilización. Orienta las aspiraciones de "progre- no resultan en un proceso de convergencia (lo que llevaría al
so", "desarrollo" y "modernización" que han animado suce- mestizaje), sino que son maneras de adaptación de los gru-
sivamente a los proyectos nacionales en que han embarcado pos culturalmente diferenciados a los cambios que ocurren
a nuestros países sus élites criollas y mestizas. Como en Gar- en la sociedad global de la que forman parte. Pongo un solo
cilaso, estos proyectos se inscriben en la razón occidental. ejemplo de esto último: los mixes, que habitan en una de las
Niegan lo indio y se proponen siempre un imposible pro- regiones más abruptas y aisladas del aislado y abrupto esta-
yecto sustitutivo. Y lo que debe sustituir a lo indio no es la do de Oaxaca, tienen hoy un centro cultural en el que mu-
nueva cultura híbrida o mestiza, que conjuga lo mejor de chachas y muchachos de la comunidad trabajan con compu-
dos civilizaciones originales: es, simple y llanamente, el mo- tadoras para registrar en su propia lengua el riquísimo
delo occidental. acervo de su tradición oral. Con las computadoras no son
menos mixes ni se vuelven culturalmente "mestizos": todo lo
!1 Carlos Guzmán Blockler y Jean-Loup Herbert, "El ladino, un ser fic-
12 Cf México profuniÚ!. Una civilización negada, 23 ed., México, CNCA/Gri-
ticio", en Guatemala: una interpretación histórico-social, México, 1970, Siglo
XXI, cap. VI. jalbo, 1989.
94 GUILLERMO BONFIL BATALLA SOBRE LA IDEOLOGÍA DEL MESTIZAJE 95

contrario, se apropian del uso de esa tecnología para avan- quinto centenario y el fin del milenio nos anuncian tam-
zar en su propio proyecto étnico, en el proyecto mixe. La di- bién nuevas y más firmes esperanzas; por todas partes, co-
ferencia y la oposición frente a la llamada cultura nacional mo hongos bajo la lluvia, surgen los rostros propios de la
no se reducen por la presencia de las computadoras, sino humanidad negada: los innumerables pueblos a los que
que se afirman y se actualizan. Occidente, en cualquiera de sus disfraces, trató de borrar-
Decenas, tal vez cientos, de miles de indios viven hoy, de les su historia y su cultura y quiso cancelarles un futuro pro-
manera permanente, en muchas grandes ciudades latinoa- pio. Y precisamente ahora, cuando tanto parece indicar
mericanas (México, Lima, La Paz, Tijuana y aun Buenos Ai- que caminamos finalmente hacia la ansiada cultura univer-
res). En algunos casos predomina ya una segunda genera- sal única (ansiada por Occidente y, naturalmente, cultura
ción de indios citadinos, que nacieron y han crecido en occidental), pueblos grandes o minúsculos, todos despre-
grandes urbes. Y, contra lo que nos enseñó la sociología an- ciados, exigen participar en un nuevo orden con su propio
glosajona, siguen siendo indios: reproducen en la ciudad, perfil, en su lengua, con su cultura celosamente conservada
hasta donde pueden, su cultura de origen (comida, fiestas, y pronta para actualizarse.
etc.); usan en el hogar y entre ellos su propio idioma; se or- ¿cómo compaginar estos procesos contradictorios? La
ganizan mediante una red de lazos solidarios (vecindad, pa- inercia nos llevaría a pretender aplicar la ideología del mes-
rentesco, compadrazgo), y mantienen vínculos permanentes tizaje: reconocer los aportes de todos y, a fin de cuentas, im-
con sus comunidades de origen. Muchos de sus hábitos son poner a como dé lugar los principios y los valores de Occi-
urbanos, esto es, occidentales (es decir, "mestizos"), y sin dente. ''Armonizar" ideológicamente; en la realidad, negar
embargo, se reconocen y se afirman como indios. En los al otro.
Andes y en Mesoamérica, nuestras sociedades siguen escin- No es con el pensamiento de Occidente como podremos
didas por una barrera de civilización: la occidental, hereda- entender y ordenar el futuro de todos. Al menos, no con el
da por los mestizos, criollos y desindianizados asimilados, y pensamiento dominante en Occidente, no con el que ha re-
la india, patrimonio histórico del pobrerío y no sólo de los gido y justificado sus acciones en los últimos quinientos
que hoy reconocemos como indios. años. Es indispensable aceptar al otro, finalmente. Para ello,
Y así, con esa vieja oposición de origen colonial, llega- el primer paso es aprender a verlo y la trayectoria intelectual
mos al quinto centenario, finalizamos el siglo XX y avanza- de Occidente ha demostrado hasta la náusea que no posee la
mos hacia el tercer milenio (según la cronología cristiana óptica adecuada.
occidental). No somos los pueblos mestizos que pregonan En nuestras jóvenes repúblicas, precariamente armadas
la ideología oficial y la propaganda turística. No se ha con- sobre viejos pueblos, hay reservas de experiencias acumula-
sumado la ansiada raza cósmica. La década de los noventa das que forman una rica veta de cosmovisiones y pensamien-
nos arroja al torbellino de un mundo de economías y comu- tos capaces de iluminar otros senderos. Es una veta soterra-
nicaciones globalizadas, a un mundo que tardará en repo- da, tal vez sólo porque no la hemos querido ver. Nos puede
nerse de la quiebra de ilusiones y certezas que forjó Occi- enseñar otra manera de concebir la naturaleza y de relacio-
dente. Para el tema que aquí nos ocupa, este mundo del narnos con ella, otro sentido que darle al trabajo, una mane-
96 GUILLERMO BONFIL BATALLA

ra distinta de entender el progreso y la felicidad, una alter-


nativa de futuro.
Y si todo esto no lo queremos para nosotros, al menos esta-
mos obligados a respetarlo como opción legítima para quie-
nes sí lo quieren y han luchado por ello durante cinco siglos.
Quinientos años: iya basta!
IDENTIDADES CULTURALES:
Comunidades imaginarias y contingentes

José Manuel ValenzuelaArce

Los grupos étnicos

La discusión en torno a la cuestión étnica conlleva una serie


de ambigüedades derivadas de un uso conceptual diferen-
ciado y heterogéneo a partir de designaciones sólo enuncia-
tivamente similares. Los términos se tornan antónimos se-
gún las diferentes escuelas de pensamiento, por lo cual la
mayoría de los trabajos inician pintando su raya y buscando
precisar sus instrumentos conceptuales. Así, encontramos
una serie diferenciada de posiciones acerca de nación, nacio-
nalidad, nacionalisrrw, cuestión nacional, nacionalización, identi-
dad nacional, cultura nacional, etc. En diversos trabajos se
identifica lo étnico y lo nacional,! o se presentan relaciones
de identidad y concomitancia entre Estado y nación, o entre
nación y nacionalidad.
Los grupos étnicos son grupos sociales que asumen cier-
tas características particulares y no pueden ser definidos de
manera esencialista; por lo tanto, se ha optado por descri-
birlos más que por definirlos. Un punto importante en la
delimitación de las dimensiones étnicas es su ·aspecto rela-
1 Éste es el caso de Aksin, aun cuando considera que lo étnico se en-
cuentra menos "cargado de valor" (Benjamín Aksin, Estado y nación, Méxi-
co, FCE, 1968).

97
98 JOSÉ MANUEL VALENZUELA IDENTIDADES CULTURAL-ES 99

cional, esto es, el hecho de quefu, étnico se define a partir de Se habla de un grupo nacional "cuando un grupo étnico
que el grupo encuentra características que lo hacen diferen- ejerza derecho o trate efectivamente de ejercer una influen-
te de otros grupos e igual a sí mismo. La etnicidad se cons- cia importante sobre la estructura política de la sociedad".3
truye con base en las diferencias reales, sean de carácter físi- Desde nuestro punto de vista, la definición de Aksin tiene un
co y cultural o imaginadas, o sea, cuando los miembros del problema importante en la medida en que pone el acento en
grupo se asumen como parte de un proyecto comúnj la similitud, pues, como ya hemos señalado, y trataremos de
Las características étnicas son aquellas que prevalecen en profundizar en ello posteriormente, los elementos comunes
un grupo y lo diferencian como un pueblo. Sin embargo, también pueden ser imaginados, con lo cual se pueden cons-
aquí encontramos un primer problema, consistente en ex- truir nudos importantes de identidad a pesar de que no exis-
plicitar el tipo de demarcaciones a que nos referimos. ms el tan fuertes similitudes previas en el ámbito cultural, o pue-
investigador el que define a los grupos étnicos a partir de ca- den existir aspectos no ponderados como relevantes por los
racterísticas "claramente diferenciables" dentro de una tipo- grupos sociales que cambian al modificarse el contexto de su
logía elaborada?, o ¿son los miembros de los grupos sociales vida cotidiana y que, frente a la presencia de culturas cuya
quienes deben considerarse diferentes? diferencia con ellos es mayor, identifican o construyen ras-
Aksin establece dos criterios para identificar las caracterís- gos comunes; lo anterior también es válido en situaciones de
ticas de los grupos étnicos: el primero de ellos se refiere a los opresión o explotación.
objetivos, los cuales constituyen un esquema de similitu- Fredik Barth4 también se propone identificar los rasgos
des-diferencias, tales como poseer o no un idioma común, que definen a los grupos étnicos. Para él, los elementos que
tradiciones comunes de mores y cultura, o (en determinados constituyen a un grupo étnico son los siguientes: se perpe-
casos) la religión. Por otro lado se encuentran los criterios túan en términos biológicos, comparten valores culturales y
subjetivos, que se construyen y se mantienen por considerarse un campo de comunicación e interacción, y existe identifica-
determinantes para la permanencia de la identidad grupal. ción entre los miembros del grupo, así como frente a los que
Sin embargo, dentro de esta posición un grupo étnico só- no pertenecen a él. De esta manera, se rebasa el problema
lo se hace notar en la medida que adquiere relevancia políti- señalado en la definición de Aksin.
ca, esto es, en la medida en que el grupo crece y se le atribu-
ye o reconoce importancia en términos políticos, con lo cual plantea en un país cuando un grupo humano, cualquiera que sea su tama-
el grupo étnico "cobra interés". ño en números absolutos o relativos, se relaciona con otros grupos seme-
jantes y con el Estado en función de sus características étnicas reales o su-
Partiendo de lo anterior, se considera que para que un puestas, entendiéndose por características étnicas los elementos raciales,
grupo nacional exista debe poseer un alto grado de simili- culturales, lingüísticos, religiosos o nacionales que, ya sea en conjunto o
tud cultural, además de importante significancia política. 2 aisladamente, dan identidad al grupo y lo distinguen de los demás; y
cuando tales grupos tienen la capacidad o simplemente el potencial de
2 Se consideran sociedades prenacionales a aquellos grupos sociales que organizarse políticamente para la defensa de sus intereses étnicos" ("No-
~ent~o de una delimitación geográfica no han adquirido un alto grado de tas sobre la cuestión étnica", en Estudios Sociológicos, II, p. 1, 1984).
srrmhtud cultural medtante los canales comunicativos (ibid., p. 36). Por su 3 Benjamín Aksin, op. cit., p . 38.
4 Fredik Barth (comp.), Los grupos étnicos y sus fronteras, México, FCE,
parte, Rodolfo Stavenhagen cuando señala: "Por cuestión étnica entende-
mos, para los fmes de este ensayo, la problemática social y política que se 1976.
IDENTIDADES CULTURALES 101
100 JOSÉ MANUEL VALENZUELA

Aunque prevalece un cierto deter~i_n~smo eco~ógico_ :n sistas y únicamente enfocan la dimensión étnica, y aquellos
su planteamiento, Barth centra el anah~IS e_n la dimenswn que los separan considerándolos como cosas inconciliables.7
cultural y no en las características orgamz~cwnales. De est_a
manera, se ponderan los element?s asociados ,a ~na tradi-
ción cultural influida por determmantes ecologiCos como Identidad nacional
aspectos centrales en la configuración de los grupo~ ét~i­
cos, pero únicamente aquellos considerados como sigmfi- La problemática nacional en países cuyo desarrollo no co-
cativos por parte de los integrantes del_grupo. ~s _ro; e_llo rresponde al de los países capitalistas europeos "clásicos"
que el compartir 0 no esos rasg?s constituye ellzmzte etnzco, presenta diferencias fundamentales con la que éstos en-
o límite de adscripción al grupo. Sm embargo~ Barth presenta frentaron durante la segunda mitad del siglo XVIII, enmar-
un tratamiento insuficiente de los mecamsmos de poder cada por un Estado nacional que constituía las relaciones
que generan procesos de asimil~ción,_ así como una sub~st~­ sociales predominantes y a las que quedaban subordinadas
mación de la capacidad de resistencia de l?s grupos etm- otras formas de relaciones, como serían las nacionalidades
cos, pues la interacción también puede denvar en el forta- que dieron origen a la nación. De esta manera, la discusión
lecimiento de las diferencias o de los puntos generadores de lo nacional emergió en un contexto histórico específico
del desarrollo social, en el que, parafraseando a Fossaert,
de conflicto. 5
Los elementos señalados en el análisis de las relaciones la nación se adecuó al Estado, en tanto que otras formas
entre los diferentes grupos étnicos hacen referencia de ma- previas de identidades grupales o sociales "flotaron" en
nera central a aspectos asociados con el n:undo de vida de los torno a él.
grupos, así como a características ecológiCa_s y de configura- Con los Estados se construye un nuevo mundo social y
ción de identidades en el imaginario colectivo, pero no con- simbólico: la nación, esa sociedad fuertemente integrada y
sideran la adscripción de clase como factor importante en el cohesiva tejida pacientemente, a que nos refiere Edgard Mo-
análisis. Este rubro ha sido trabajado entre otros por Díaz rin cuando señala que han sido necesarias largas gestaciones
Polanco, 6 quien señala la insuficiencia de los esqu_ema~ analí- históricas para que ésta se edificara, no sólo a través de pro-
ticos que integran los aspectos étnicos como ya mscntos en cedimientos coactivos y administrativos, sino también me-
las relaciones de clase, aquellos que reducen los rasgos da- diante intercambios y simbiosis, la articulación de particula-
rismos locales e identidades provinciales en un pueblo
5 Guillermo Bonfil Batalla, "Cultura regional y cultura popular", en La unificado por la lengua y la cultura que se reconoce en soli-
cultura nacional, México, UNAM, 1984. Es necesario aclarar que Bonftl se- daridad orgánica y se identifica en un Estado nacional. 8
ñala estos aspectos en relación a Manuel Gamio, pe~o creemos que es rn;a
osic·' liamente aceptada por la antropolog1a. Los elementos mas
P ton amp , 1 d fi . . , d 1 7 Para ello, propone los siguientes problemas: a) "establecer las bases
frecuentemente utilizados por los antropologos en a e mtcton e o na-
cional son la unidad étrtica, el idioma compa~tdo, la convergencta c~.ltu­ generales del fenómeno étnico" y b) "definir el campo de relación que
ral, la territorialidad única y la pertenencta a un ststema economt- g-~~da tal fenómeno con la estructura de la sociedad, en la que la compo-
stcton clas1sta es fundamental" (ihid., p. 497) .
co-político. . , · 8 Edgar Morin, "Identidad nacional como identidad mítico-real", p.
6 Héctor Díaz Polanco, La cuestión étnica nacwnal, Mextco, Fontamara,
497 .
1988.
102 JOSÉ MANUEL VALENZUELA IDENTIDADES CULTURALBS 103

La correspondencia entre Estado y nación se construye referida a la manera específica en que se constituyen los na-
en las relaciones sociales y el mundo simbólico que elabo- cionalismos, su peculiar cristalización (en el mismo sentido
ran. Estado y nación no se identifican conceptualmente que la concibe Fossaert) como sobreposición de una cons-
con identidad nacional, identidad cultural, nacionalismo trucción genérica sobre el conjunto de cosmovisiones e
o carácter nacional, aun cuando sean conceptos relaciona- identidades cotidianas e imaginarias que quedan sujetas a la
dos. interacción con la nueva cultura dominante.l 2 De esta mane-
La identidad nacwnal remite a la dimensión ideológica que ra, las identidades profundas 13 quedan circunscritas al nue-
implica la identificación con un proyecto de nación. 9 Una vi- vo marco nacional definido por las clases dominantes y di-
sión común de sociedad, que es la propuesta de organiza- bujado por sus intelectuales. 14 Los nuevos Estados
ción social dominante, la cual es compartida por diferentes nacionales debieron imaginar y construir los referentes sim-
sectores y clases sociales y que se representa de múltiples bólicos a través de los cuales se identificaran los diferentes
maneras, entre las que se incluye el mundo simbólico. Esta grupos étnicos y sociales, lo que implicó una importante re-
forma de organización considera un "modelo de desarrollo" definición colectiva.15
socioeconómico, así como un imaginario en el cual se legiti- Para Geertz, en el proceso señalado se debe responder a
ma. Fossaert señala: la pregunta de "¿quiénes somos?", cuya respuesta deman-
da la configuración de definiciones identitarias diferen-
La lengua, los usos y costumbres, los dioses comunes, las tradi- tes, en las cuales se legitimen las nuevas relaciones de do-
ciones históricas o legendarias que de ahí derivan, y otras di- 12 Geertz lo dice de la siguiente manera: "confronta el conjunto denso
versas características por el estilo, se encuentran en dosis de categorías culturales, raciales, locale s y lingüísticas de identificación y
variables en la definición de todas las identidades colectivas, de lealtad social, que fueron producidas por siglos de historia anterior,
desde la comunidad más "primitiva" hasta la más nacionalista con un concepto simple, abstracto, deliberadamente elaborado y casi pe-
de las naciones, porque se trata de rasgos que describen un dis- nosamente consciente de sí mismo, de etnicidad política, de 'nacionali-
dad' propiamente dicha en sentido moderno. Las imágenes dispersas en
curso social común. La originalidad de la nación no es la de ser
las opiniones de los individuos sobre lo que ellos son y lo que no son, tan
tal discurso común, sino la de ser un discurso adecuado al Esta- intensamente ligadas a lo tradicional, fueron desafiadas por las concep-
do, es decir, exactamente proporcionado a lo que el Estado ciones más vagas, más generales, pero no menos cargadas de identidad
controla. 10 colectiva, basadas en un confuso sentimiento de destino común que tien-
de a caracterizar a los Estados industrializados" (ibid., p. 207).
13 Utilizamos el concepto de identidades profundas en el sentido que le
Geertz 11 identifica diversas fases en la constitución del na- confiere Guillermo Bonftl. Véase Guillermo Bonfil Batalla, El México pro-
cionalismo, entre las cuales se encuentra la fase normativa, fundo, México, 2" ed., SEP/CNCA (Los Noventa), 1990.
14 Geertz nos refiere a un especie de i'Tiielectuales orgánicos, quienes son
9 Utilizaremos esta definición de identidad nacional frente a la conno- los "encargados de transformar el marco simbólico dentro del cual los in-
tación que comúnmente se le atribuye como sentimiento de pertenencia a dividuos experimentaban la realidad social" (idem).
15 Al respecto, Geertz señala: "La mayor parte de los tamiles, karenos,
una nación y a su cultura del cual puede n derivarse posiciones nacionalis-
tas. Nosotros denominaremos irkntidad patria a esta última posición. brahmanes, malayos, sijs, ibo, musulmanes, chinos, nilotas, bengalíes, o
°
1 F ossaert, op. cit., p. 487 . ashanti, encontraban mucho más fácil comprender la idea de que no eran
11 Clifford Geertz, La i'Tiierpretación rk las culturas, Barcelona (España), ingleses que la idea de que eran indios, birmanos, malayos, pakistaníes,
Gedisa, 1987. nigerianos o sudaneses" (idem).
104 JOSÉ MANUEL VALENZUELA IDENTIDADES CULTURALES 105

minación. La redefinición de las relaciones sociales a partir como la acción nacionalista, puede ser elemento de opre-
de la construcción del nuevo Estado precisa, además del sión o emancipación y su adjetivación derivará de su fun-
triunfo, la organización de un súbdito colectivo y la creación ción histórica particular.
de un nosotros y un consenso en el cual se identifiquen las La construcción de corrientes nacionalistas implica la
diferentes voluntades. Después se presentan las fases del configuración de elementos típicos, característicos del gru-
triunfo, la búsqueda del reconocimiento por otros Estados; po, que surgen de un intrarreconocimiento, en la intersubje-
en otras palabras, la nueva situación requiere de reconoci- tividad que permite compartir una noción de "nosotros",
miento interno y externo, así como la institucionalización de por lo menos en ámbitos fundamentales de la vida social.
una nueva normatividad en la que se configurarán habitua- Por otro lado, tal como señala Smith, no basta el interreco-
ciones y enclasamientos referidos al universo simbólico do- nocimiento, sino que es necesario compartir una noción de
minante; tarea compleja que denota el sinuoso proceso de proyecto social, el cual se construye a partir de expectativas
constitución de referentes identitarios, expresados en sím- que emergen de su realidad .17
bolos significativos.l6 Es importante retomar la distinción entre diferentes movi-
La idea de nación cobra forma en diversas acciones y ex- mientos nacionalistas de acuerdo con los intereses y proble-
presiones delimitadas espacialmente por mecanismos polí- mas del análisis que plantea Smith, buscando la comprensión
ticos y administrativos. Llamaremos nacionalismo a las ac- de sus objetivos formales, pero, además, analizándolos en el
ciones y proyectos que dimanan de la específica concepción contexto socioeconómico en el que se presentan; por lo tanto,
e interiorización de la nación o lo nacional. Son actos y pro- es determinante la introducción del concepto de historicidad
yectos vertebrados a partir del compromiso con un pacto para captar la ~nción social y la especificidad de los movi-
hermenéutico territorialmente referido, desde el cual se mientos nacionalistas.
define un proyecto social común; es una cosmovisión com- Gellner define al nacionalismo en función de la relación
partida que se reconoce en un imaginario colectivo y se re- de la unidad nacional y el quehacer político, de cuya inte-
frenda en la simbología y la acción. El nacionalismo, sin gración (congruente o no) se derivan los movimientos nacio-
embargo, carece de una perspectiva óntica, sus expresiones nalistas, identificando "un principio político que sostiene
y contenidos históricos son diferenciados y su caracteriza- que debe haber congruencia entre la unidad nacional y la
ción se deriva de su forma histórica de concreción. Así, en- política", 18 que al ser violado o realizado genera sentimien-
contramos el expansionismb e intervencionismo imperia- tos de enojo o de satisfacción, los que a su vez pueden origi-
lista que convoca su legitimidad en el "interés nacional" o nar el movimiento nacionalista.
el cada vez más tenue nacionalismo autodeterminista de al- Las posiciones referidas al nacionalismo también pue-
gunos países dependientes. La defensa de lo nacional, así den quedar subsumidas en el pasaje pintoresco que, sobre

16 Geertz considera que lo que somos se encuentra referido a las formas 17 Anthony D. Smith, Theories o[Nationalism, Nueva York, Holmers &
culturales y sistemas de símbolos significativos que han de utilizarse con el Meier Publishers, 1983.
fin de atribuirle orden y sentido a la actividad del Estado y a la vida civil de 18 Ernest Gellner, Naciones y nacionalismo, Madrid, Alianza Universidad,
sus ciudadanos (ihid., p. 209). 1988.
106 JOSÉ MANUEL VALENZUELA IDENTIDADES CULTURALEs • 107

todo en el caso mexicano, se presta a "sesudas" elabora- Creemos importante diferenciar conceptualmente iden-
ciones en torno a nuestra beligerante y atribulada "alma tidad nacional e identidad patria. Por identidad patria nos
nacional": en su Dinámica del nacionalismo mexicano, Tur- referiremos al sentimiento de pertenencia a un Esta-
ner señala: do-nación. Este tipo de identidad se ubica en un nivel cul-
tural que involucra más una inversión que la asociación con
En México, las manifestaciones patrióticas, como por ejemplo el un proyecto de nación.
entusiástico (sic) recibimiento de que fue objeto Santa Anna con
motivo de su regreso, un año después de haber deshonrado a
México en San Jacinto, proceden, probablemente, más bien de
Cultura e identidad nacional
la necesidad que sienten los mexicanos de desahogar periódica-
mente su exuberancia temperamental que de cualquier com-
promiso subjetivo con el nacionalismo.I9 Durkheim primero y Cassirer después, han llamado la aten-
ción sobre la construcción de un sentido de pertenencia na-
Pasaremos ahora a señalar, en un nivel preliminar, lo que cional, como la secularización de la cohesión religiosa de la
a nuestro juicio serían algunos de los nacionalismos tipo: sociedad, en que la nación cumple la misma función simbó-
Llamaremos nacionalismo legitimador a aquel que pretende lico-ritual de la religión que la precede. Las instituciones
mantener la prevalencia del proyecto nacional dominante, asumen un papel dual en cuanto a su funcionalidad impres-
independientemente de cuáles sean los grupos sociales que cindible, pero trascienden esta visión económico-funcional.
lo retoman, mientras que el nacionalismo popular será aquel Castoriadis lo señala adecuadamente: "Todo lo que se pre-
que cuestiona, desde una perspectiva democrática o de cam- senta a nosotros, en el mundo social-histórico, está indisolu-
bio social, al proyecto dominante de nación, definido de ma- blemente tejido a lo simbólico. No es que se agote en ello;
nera preponderante, aunque no exclusiva, por la búsqueda todos los actos reales, individuales o colectivos son imposi-
. de resolución de las necesidades mediatas e históricas de las bles fuera de una red simbólica" .20 Es esta red simbólica la
clases subalternas. Señalaremos como nacionalismo autodeter- que permite la asignación de sentido a la acción social, así
minista al que plantea, de manera central, el problema de la como a los elementos que constituyen el imaginario colecti-
soberanía y la autodeterminación nacional y en él se pueden vo, componentes centrales de las identidades colectivas.21
e_xpresar diversos actores y clases sociales con proyectos legi-
timadores, de emancipación, democráticos o revoluciona-
°
2 Cornelius Castoriadis, La institución imaginaria de la sociedad: marxismo
y teoría revolucionaria, Barcelona (España), Tusquets, 1983, vol. 1, p. 201.
rios, en un imbricado proceso sólo definible en su especifici- 21 Usamos el concepto de imaginario colectivo de acuerdo a la posición

dad histórica. En la realidad, estas diferentes expresiones de de Castoriadis, como componente imaginario de todo símbolo y simbolis-
mo: " ... hablamos de imaginario cuando queremos hablar de algo 'inven-
nacionalismo se pueden presentar interrelacionadas de tal
tado', ya se trate de un 'invento absoluto' ('una historia imaginada de cabo
manera que resulta difícil separarlas. a rabo'), o de un deslizamiento, de un desplazamiento de sentido, en el
que unos símbolos ya disponibles están investidos con otras significacio-
nes que las suyas normales o canónicas .. . el simbolismo supone la capaci-
19 C. Frederick Turner, La dinámica del nacionalismo mexicano México
dad de poner entre dos términos un vínculo permanente de tal manera
Grijalbo, 1971. ' ' que uno represente al otro" (idem).
108 JOSÉ MANUEL VALENZUELA IDENTIDADES CULTURALJts 109

El elemento imaginario otorga funcionalidad a los siste- "Sistema de conocimientos y valores que mediatiza para los
mas institucionales, enfatiza Castoriadis, al tiempo que pro- miembros (individuos y grupos) de cada sociedad la construc-
porciona la "orientación específica que sobredetermina la ción de su identidad y su visión del mundo y de la vida".2 5
elección y las conexiones de las redes simbólicas". 22 Es este Ésta es entendida como un sistema de conocimientos y de va-
aspecto compartido lo que permite la existencia de un senti- lores en el cual se encuentran todos los ámbitos de la existen-
do articulado en las relaciones sociales. Esta idea nos permite cia del sujeto humano. Signorelli señala que
plantear el concepto de direccionalidad del proceso social, con el
cual queremos hacer referencia a una visión colectiva que cada cultura se caracteriza no sólo y no tanto por sus contenidos
otorga sentido, orden y valor a la vida social. · (conocimientos y valores) como por el sistema de nexos según el
Dentro de este concepto de direccionalidad del proceso cual los contenidos mismos se organizan en una concepción glo-
social podemos ubicar a los dos atributos que Castoriadis bal de la realidad. Precisamente es este sistema de nexos, de re-
asigna a la identidad: el denotativo, o identidad como exten- laciones lo que permite a los sujetos culturales organizar los
datos desde su propia experiencia para hacerlos legibles, com-
sión, y el connotativo, que se refiere a un significado imagi-
prensibles, valuables.26
nario (ni real, ni racional). 23
Antes de continuar, es preciso explicitar brevemente el
Los procesos sociales donde se generan las identidades se
concepto de cultura que utilizamos. Partiremos de la posi-
construyen simultáneamente con los procesos de diferencia-
ción gramsciana de cultura como "una filosofia que ha gene-
ción, independientemente de las coyunturas donde se ex-
rado una ética, un modo de vivir y una conducta cívica e in-
presa la interpelación de los actores sociales. Las configura-
dividual",24 la cual se presenta como una específica visión
ciones de identidades son constructos históricos, procesos
del mundo y de la vida. En esta línea de conceptuación se
socioculturales que delimitan el mundo de vida de la pobla-
ubica Amalia Signorelli, quien define a la cultura como un
ción. La identidad no es sustantivista sino relacional; se fo~
ma en un doble proceso de autoidentificación y heterorreco-
22 ldRm.
23 Castoriadis señala: "La nación cumple una función de identifica- nocimiento, y no es estática, sino procesual.
ción mediante la referencia triplemente imaginaria de una historia co- Las identidades son cambiantes, construidas histórica-
mún: a) Pasado que no es tan común y que, finalmente, lo que de ella se mente; no son algo ya dado, o inmutable. 27 En esto radica la
sabe, y lo que sirve de soporte a esta identificación colectivizante en la contingencia de las identidades.
conciencia de la gente, es en gran parte mítico. Este imaginario de na-
ción se muestra, sin embargo, más sólido que todas las realidades, como Schlesinger ha llamado la atención acerca de la ausencia
lo probaron dos guerras mundiales y la supervivencia de los nacionalis-
25
mos. b) Cada sociedad define y elabora una imagen del mundo natural, Amalia Signorelli, "Clase dominante y clases subalternas: el control
del universo en el que vive, intentando cada vez hacer de ella un conjun- del ecosistema urbano", en Classi dominanti e classi subalterne, tornado de
to significante, en el cual deben ciertamente encontrar su lugar los obje- Gilberto Giménez (comp.), La teoría y análisis dR la cultura, México,
tos y los seres naturales que importan para la vida de la colectividad, pe- SEP/UAG/Comecso.
ro también esta misma colectividad, y finalmente cierto 'orden del 26 Op. cit., p. 352.
mundo'. e) La necesidad no llega a ser necesidad social más que en fun- 27 Aksin señala: "La nacionalidad en el sentido étnico, a diferencia de la
ción de una elaboración cultural". ciudadanía, no puede cambiarse por un acto oficial específico, pero tam-
24 Antonio Gramsci, Literatura y vida nacional, México, Juan Pablos, 1976. poco es inmutable".
~

110 JOSÉ MANUEL VALENZUELA IDENTIDADESCULTURALES 111

de teorizaciones explícitas en relación a la "identidad nacio- no comparten las características principales que constituyen
nal".2S Identidad cultural e identidad nacional correspon- la identidad, y que son rasgos necesarios para la configura-
den a dimensiones analíticas diferentes, pues aunque la pri- ción de la acción colectiva. La definición de la identidad así
mera atiende a la específica configuración del mundo de asumida es una dimensión relacional emanada de la con-
vida de los grupos sociales y la segunda encierra una dimen- trastación de los diversos grados de cercanía y lejanía expre-
sión ideológico-política identificada con un proyecto de na- sados en armonía o conflicto entre el nosotros y los diferentes
ción, no siempre es posible diferenciarlas. matices del ellos. Sin embargo, la mediación entre el ellos y el
Hablar de identidades no sólo conlleva la asociación con- nosotros se manifiesta diferenciadamente en el ámbito de las
comitante de diferenciación, sino que involucra cambios en identidades culturales y en el de las identidades nacionales,
la propia identidad, variaciones en el tiempo que inducen a aun cuando frecuentemente ambas coinciden en la acción
pensar en identidades cambiantes, en las cuales encontra- colectiva, punto donde también se construyen nuevas iden-
mos elementos emergentes, nuevas construcciones de iden- tidades y construcciones colectivas de sentido.
tidades y modificaciones en las existentes. De esta forma, se
presenta de manera dinámica la configuración, resconstruc-
ción y destrucción de identidades colectivas, con lo cual en- Cultura nacional e identidad
contramos una constante redefinición del escenario social,
en el cual lo tradicional no puede ser incorporado como es- La cultura nacional ha sido la nube de la historia que cubre y
tática permanencia sino como temporalidad diferenciada. uniforma desigualdades y obliga a compartir, y en muchas
Así, lo tradicional expresa relaciones y elementos constituti- ocasiones a celebrar, las efemérides que dan cuenta de la de-
vos del imaginario colectivo cuya transformación transcurre sigualdad; pero no es sólo eso. También encierra elementos
en tiempos largos, mismos que se articulan con los procesos de circulación cultural, lo cual permite la identificación desi-
emergentes o con aquellos cuya transformación podría ser gual con un proyecto de nación aparentemente común. Es 1~
ubicada en el tiempo corto dentro de la conceptuación de búsqueda de un modelo de cohesión interna y "protección"
Braudel. ante lo externo. La identidad nacional lleva implícito un
Otro aspecto importante en el tema que nos ocupa es la cierto consenso, cuando menos en aspectos centrales, donde
génesis e historicidad de las identidades, las cuales surgen se manifiesta una identidad multirregional y multiclasista
de aspectos compartidos que pueden derivarse de intereses que en muchas ocasiones no corresponde con concepciones
comunes, identidades previas, carencias y necesidades simi- y proyectos acartonados del nacionalismo legitimador.
lares o referentes inventados. En este proceso intersubjetiva La cultura nacional es un proceso selectivo en el que se
de reconocimiento se construye la conciencia del "nosotros" constituyen las identidades culturales compartidas por los
y concomitantemente la identificación de "los otros", los que sectores mayoritarios de una nación, las cuales comúnmente
son definidas en sus rasgos principales por las clases domi-
28 Philip Schlesinger, "Identidad nacional: una crítica a lo que se en- nantes, pero son interiorizadas diferenciadamente por los
tiende y malentiende sobre este concepto", en Estudios sobre las culturas grupos sociales.
contemporáneas, vol. II, núm. 6, 1989.

- - -
112 JOSÉ MANUEL VALENZUELA IDENTIDADES CULTURAUES 113

Las culturas nacionales crecieron bajo el impacto del de- ciones, mitos, formas de vida, relaciones sociales y económi-
sarrollo industrial, los medios de comunicación (cine, ra- cas, etc., todo ello dentro de un marco de "diversidad" o de
dio, televisión) y de transporte, la "urbanización" de lapo- estratificación cultural. Aquí se manifiesta la propuesta so-
blación, la imposición de los mitos fundadores de los , cial hegemónica, integrando, decodificados, aspectos im-
grupos dominantes, los ritos políticos, etc. Las definiciones portantes provenientes del mundo de vida de las clases sub-
en torno a la cultura nacional son imprecisas, pero su exis- alternas.
tencia se exhibe en la capacidad de las industrias culturales
para producir modas y prototipos de conducta, la batima- La propuesta nacional
nía, la frívola permanencia de "Siempre en Domingo", en
el comentario obligado sobre la Vero y sus invitados, o el Si la Conquista niega, bajo el empuje de las armas, la partici-
movimiento dominical sincronizado que de Yucatán a Baja pación social de los indios y arrasa sus espacios culturales,
California apaga la radio cuando inicia "La Hora Nacio- generando una relación de dominación-explotación en lo
nal". Sin embargo, la cultura nacional refiere a una dimen- social y destrucción-olvido en lo cultural, el proyecto criollo
sión de la identidad, que no se asocia a una posición nacio- hum~niza la figura india pero sin darle cabida como sujeto
nalista, sino que implica, a un nivel cada vez mayor, la de diCho proyecto. Con la Independencia se despenalizan
dimensión trasnacional. algunas manifestaciones populares prohibidas y castigadas
El proyecto nacional es diferenciado y contradictorio. En por la Iglesia, tales como cantos y bailes de obstinada per-
él convergen intereses antagónicos de los diferentes grupos manencia subrepticia. Cien años después, millones de mexi-
sociales, sea por interés de coyuntura, por sumisión ideoló- canos se lanzan a la Revolución sin un proyecto alternativo,
gica de las clases subalternas o por la ausencia de un proyec- pero cansados de su situación en el existente. La legitimidad
to alternativo. El nacionalismo asume diferentes dimensio- porfirista se había resquebrajado; sus mecanismos de con-
nes de acuerdo al contexto sociopolítico y la dinámica que trol saltaron en pedazos. Sin embargo, el proyecto posrevo-
adopta. Así, el nacionalismo legitimador dirigido desde el lucionario nació afectado de complejo "adánico"; era un
propio Estado busca fortalecer una supuesta posición de proyecto donde la participación femenina quedaba escondi-
concertación de intereses de los diferentes grupos y clases da en el lado oscuro de la conseja patriarcal: la mitad de la
sociales en torno a un real o ficticio interés común supracla- población quedaba excluida del derecho al voto, por no ha-
sista; es un discurso que a lo largo de los sexenios ha perdido blar de la desigualdad social cotidiana derivada de la condi-
credibilidad y capacidad de convocatoria. Es este nacionalis- ción de género.
mo legitimador el que se ha encargado de identificar; en el El Estado posrevolucionario ha utilizado la identidad cul-
discurso, identidad nacional e identidad cultural, entendido tural como recurso de generación de consenso, poniéndola
como el complejo de elementos culturales compartidos, por por encima de las diferencias y conflictos derivados de los
adopción o por dominación, tanto por las clases subalternas intereses de clase, presentándola como elemento central del
como por la clase hegemónica. En él quedan considerados interés común; así, un denominador común del nacionalis-
efemérides, archivo histórico compartido, símbolos, tradi- mo legitimador ha sido la utilización, sobrevaloración y re-
114 JOSÉ MANUEL VALENZUElA IDENTIDADES CULTURALES • 115
producción de los elementos constitutivos de la identidad dores se interiorizan como mecanismos de resistencia y
cultural en aras de un proyecto de nación. transformación social.
El nacionalismo legitimador se vuelve descontextuado Identidad cultural e identidad nacional corresponden a
desde el momento en que deja de corresponder a las expec- dimensiones analíticas diferentes, pues mientras la primera
tativas de los sectores fundamentales de la población y voltea atiende a la espe~ífica configuración del mundo de vida de
hacia el pasado para justificar el presente, separándose del los grupos sociales, la segunda encierra una dimensión ideo-
nacionalismo autodeterminista y popular. A medida que se lógico-política identificada con un proyecto de nación; sin
amplía el desfasamiento entre los símbolos culturales, un embargo, ambas se presentan en la realidad de manera su-
proyecto nacional compartido con capacidad para generar mamente imbricada.
consenso y las expectativas de la población, hablamos de un
proyecto legitimador descontextuado. Si el cardenismo tuvo
capacidad para movilizar a amplios sectores de la población Identidad en la frontera del norte de México
tras un proyecto nacional, se debió (entre otras razones) a
que se encontraba fuertemente inserto en las necesidades Las comunidades indígenas sucumbieron a la violencia, la
fundamentales de la población. tuberculosis, las enfermedades venéreas y el catecismo. De
El nacionalismo descontextuado mantiene la simbología los pueblos k'miais, cucapás, yumas, apaches, yaquis, etc., a
del pasado; triunfos que redimen el presente incierto, los la realidad actual, existe una inmensidad de interacciones y
mitos y tradiciones se "reproducen" cada vez más alejados desencuentros, asimilaciones y rupturas, innovaciones y ol-
de la experiencia cotidiana para transformarse en pinto- vidos. Las culturas se van configurando en sus interacciones,
rescos reencuentros de ocasión. El nacionalismo descon- en sus relaciones, en su organización social, en sus contra-
textuado constata la decantación de un proyecto, el dete- dicciones y conflictos.29
rioro de la capacidad para regenerar una VIsiOn
consensual, el desencuentro entre el proyecto dominante y 29 A pesar del aislamiento, los reflejos fugaces de nacionalismo autode-
las necesidades de las clases subalternas. Por eso la simbo- terminista se manifestaron en la defensa del territorio ante la invasión es-
logía se "reinventa"; los símbolos se mantienen fervorosa- tadunidense a mediados del siglo pasado. Los ejemplos de Comondú,
Mulegé y San Marcos, al sur de la península, lo confirman. Resistencia
mente como recurso para suplir la ausencia de un proyecto
obstinada ante fuerzas desatentas de la distancia, donde la guerra se pro-
donde el pueblo realmente · participe en las definiciones, longa hasta dos meses después de la firma de los tratados de Guadalu-
recurriéndose a la visión óntica del mexicano, un mexicano pe-Hidalgo. Olvido que atraía la codicia del expansionismo estaduniden-
ahistórico, anclado en el pasado. se o la aventura filibustera de la segunda mttad, promovtda por la nqueza
de la nación y 'justificada" por intereses "civiliza torios", ocultando las in-
Lo anterior no significa que los nacionalismos sean letra tenciones verdaderas. Walker expresaba: "La riqueza mmeral y pastoral
muerta ni que estén condenados al olvido, sino que cobran de Baja California es muy grande pero para desarrollarla se necesita buen
sentido y direccionalidad únicamente a través de la acción gobierno y la protección del trabajo y la propiedad. México es incapaz de
proporcionar esos requisitos para el crecimiento. y desarrollo de la pe~ín­
social, donde las imágenes, símbolos y todo aquello que con- sula ... el territorio bajo el gobierno mextcano, stempre quedará salvaJe e
figura la identidad cultural o de nacionalismos no legitima- incultivado, lleno de gente indolente y medio civilizada, que no quiere la
entrada de extranjeros a su región". O, también, su decreto de 1854:
116 JOSÉ MANUEL VAL EN ZUELA IDENTIDADES CULTURALES 117

· Mucho se ha señalado acerca de la peligrosa posibilidad mos resaltó, a partir de la segunda mitad de la década de los
del "entreguismo" de la población fronteriza; sin embargo, ochenta, el cholismo, el fenómeno juvenil más masificado
en la frontera encontramos fuertes movimientos sociocultu- que se ha presentado entre los jóvenes pobres del norte del
rales de resistencia cuyos objetivos se encuentran permea- país. El cholo encierra en lo cultural una gran paradoja al
dos por la utilización de símbolos, imágenes y una recupera- importar símbolos nacionales de los barrios chicanos y me-
ción histórica a partir de la cual se pondera la identidad xicanos de Estados Unidos. Muchos de esos símbolos habían
frente al estadunidense. sido refuncionalizados como elementos de resistencia cultu-
La intensidad de la interacción fronteriza México-Estados ral en el movimiento chicano y por mediación de los jóvenes
Unidos ha delimitado importantes procesos de transcultura- de origen mexicano de los barrios estadunidenses son deco-
ción, realidad inevitable que no debe asociarse de manera dificados e integrados al discurso, expresión gráfica y sim-
mecánica a la tan señalada pérdida de identidad nacional. bología del cholo en nuestro país. Por otro lado, sectores im-
Los fenómenos que se suceden en la frontera norte del país y portantes de la población de origen mexicano en Estados
sur de Estados U nidos, aun cuando pudiesen ser de carácter Unidos se resisten a sentirse cortados de sus redes afectivas y
localista, cuando involucran la relación con el vecino ad- culturales y se acercan a los roductos culturales que se les
quieren dimensiones internacionales. 30 ofrecen desde nuestro país; esa ortunadameñi:e, las más de
La frontera es la vitrina donde se exhibe el escenario de las veces estos productos, que se ofrecen a través del cine o
confluencia de dos actores de una misma obra: imperialismo los canales televisivos principalmente, son de calidad deplo-
y dependencia, internacionalización del proceso productivo rable. Para el mexicano en Estados Unidos, la emigración y
y utilización intensiva de fuerza de trabajo barata y vulnera- su interrelación con la población fronteriza han sido ele-
ble, internacionalidad del mercado de trabajo y disminución mentos fundamentales de refrendo cultural. En esta interac-
de los derechos laborales. En este espacio se avecina la desi- ción, así como en el consumo de productos culturales mexi-
gualdad, se evidencia la "desnacionalización", se transpa- canos y en su articulación a procesos sociales y políticos de
renta la identidad. nuestro país o a fenómenos transnacionales, tales como las
Más allá de expresiones gregarias, adoptadas como mo- posiciones frente a la migración indocumentada, se recons-
das en nuestro país con base en modelos estadunidenses, es- truyen las relaciones de la población mexicana y chicana en
pecialmente entre la población joven, destaca la circulación Estados U nidos con lo que sucede al sur de la frontera.
importante de cultura popular transfronteriza, la cual se ex- En el escenario fronterizo ocurre de manera conspicua un
presa en corridos y música norteña, lenguaje, afectos desdo- fuerte acrisolamiento cultural donde se integran, decodifi-
blados, simbología, movimientos juveniles. Entre estos últi- cados, rasgos dominantes de la cultura nacional con expre-
siones culturales subalternas, especificidades regionales o
" ... cuando luchen contra el enemigo mexicano recuerden que golpean al identidades emergentes. Sin embargo, las diferentes identi-
auxiliar del apache, al ayudante del asesino de niños inocentes y violador
de mujeres indefensas ... el dios del ejército está con ustedes, y serán fuer- dades colectivas se encuentran cruzadas e influidas por la
tes y prevalecerán en contra de sus enemigos". Véase David Piñera, Pano- colindancia con Estados Unidos, referente indispensable en
rama histórico tk Baja California, México, UABC. el análisis cultural de la frontera norte del país.
30 Este aspecto ha sido ampliamente señalado por Jorge A Bustamante.
118 JOSÉ MANUEL VALENZUELA • 119
IDENTIDADES CULTURALES

La presencia estadunidense se manifiesta diferenciada- construye una visión colectiva que diferencia de "los otros".
mente, y sus productos culturales se reciben decodificados Cuando la imagen del "ellos" se percibe como amenazante, .se
por la experiencia de vida de los grupos sociales, lo cual es posibilita la acción colectiva. La mediación donde se define la
particularmente importante en la frontera norte. diferencia es clara, visible; su existencia cotidiana, según la
La identidad nacional como constructo social es diferen- afirmación de Bustamante, permite la mayor facilidad en el
ciada y su configuración se encuentra delimitada de manera habitante de la frontera norte, en relación con los otros mexi-
preponderante por el sector social de pertenencia. Aquí canos, para distinguir entre el "ellos" y el "nosotros". Sin em-
confluyen diversos proyectos de nación, los que no necesa- bargo, el proceso de identificación y diferenciación cultural
riamente se construyen a la sombra omnímoda del paradig- no necesariamente deviene acción colectiva.
ma estadunidense. Resulta innegable la presencia de posi- En la frontera existen múltiples ejemplos de que la identi-
ciones proclives a este modelo, situación que no obedece a dad cultural funciona como elemento reforzador de la ac-
un criterio emanado de la cercanía geográfica con Estados ción colectiva, vinculándose imbricadamente con las de-
Unidos, sino a la propuesta de país de los diferentes grupos mandas originadas en la situación de clase, tal como sucedió
sociales, lo cual, como ya hemos señalado, obedece princi- con el movimiento chicano en los años sesenta, o definiendo
palmente a la situación de clase de tales grupos. 31 de manera fundamental expresiones juveniles insertas en las
La identidad cultural refiere a un amplio marco de identi- clases populares, ejemplificables en el pachuquismo y en el
ficaciones y diferenciaciones colectivas; sin embargo, los di- cholismo. 33
ferentes tipos de identidades colectivas poseen nexos trans- Si por desnacionalización entendemos la atenuación de
grupales de identidad frente a lo estadunidense. Esta un visión nacionalista autodeterminista, podemos decir que
otredad 32 no se delimita en el umbral señalado por la línea éste no es un punto de vista que se localice con mayor relieve
internacional, pues los procesos de identidad cultural se re- en la población fronteriza del norte del país. Los elementos
frendan y reconstruyen en la cotidiana interacción con lapo- anteriores confluyen en las determinaciones de los diversos
blación de origen mexicano en Estados Unidos, o en la rela- tipos de identidad nacional, por lo que la desnacionaliza-
ción misma del "ellos" y el "nosotros", expresada en ción asume diversas dimensiones que incluyen, de acuerdo
procesos de transculturación o en reafirmaciones que son re- con Carlos Monsiváis, el abandono de la defensa de los inte-
cursos de resistencia. reses económicos, sociales, políticos y culturales de las co-
Varios autores, entre quienes destacan Smelser, Touraine y munidades del país, así como la complicidad en el saqueo de
Melucci, señalan la configuración de la acción social a partir los recursos naturales. 34 La desnacionalización se inscribe
de la construcción de un sentimiento de identidad o de con- prioritariamente en el campo de la discusión de los proyec-
ciencia del "nosotros", proceso donde simultáneamente se
33 Una exposición detallada de estos movimientos juveniles se encuen-
3! Para profundizar en este punto, consúltese Jorge A. Bustamante, tra en José Manuel Valenzuela Arce, iA la brava ése!: cholos, punks, chavos
"Identidad nacional en la frontera norte, hallazgos preliminares", en banda, México, El Colegio de la Frontera Norte, 1988 (segunda edición,
Alfonso Corona Rentería (comp.), Impactos regionales de las relaciones econó- México, UNAM/El Colef, 1997).
micas México-Estados Unidos, México, El Colegio de México, 1984. 34 Carlos Monsiváis, "Sobre los proyectos y d efiniciones culturales en la
32 Jdem . fronte ra norte de México", 1982 (mimeo).
120 JOSÉ MANUEL VALENZUELA

tos de nación, y no en el de la identidad cultural, aun cuando


en ésta se configura el archivo histórico de donde emergen
(mediadas por determinaciones de poder y resistencia) las
cosmovisiones compartidas. Es por ello que la desnacionali-
zación obedece más a determinaciones derivadas de la situa-
ción de clase o de posición social que de la cercanía geográfi- LA IDENTIDAD NACIONAL
ca con la frontera estadunidense. ANTE EL ESPEJO
Carlos Monsiváis

La inminencia del Tratado de Libre Comercio ha llevado al


departamento de sentimientos de culpa del gobierno (lazo-
na declarativa) a la defensa retórica, en el mejor de los casos,
de la Identidad Nacional, a la que jamás se define porque,
según el razonamiento implícito, no hay necesidad de ha-
cerlo, o lo obvio lo definen no las palabras, sino el instinto.
Uno a uno, del presidente de la República al gobernador
más renuente a la teoría, todos lo aseguran: el TLC no afecta-
rá nuestra identidad, no puede afectar lo indestructible.
La defensa gubernamental de la identidad es fundamell-
tal pero no únicamente retórica. De alguna manera, los fun-
cionarios saben del peso de los conceptos y de la repercusión
del nacionalismo (o del quebrantamiento del nacionalismo)
en su proyecto de integración económica. Pero no tienen
mucha idea del sentido del debate. Para ellos la identidad
nacional ha sido, en el mejor de los casos, un lugar común, y
ahora tienen que enterarse de los contenidos precisos de su
existencia, y de hasta qué punto la identidad, como creían
los marxistas, es función de la infraestructura.
La confusión se generaliza. En lo tocante a la identidad, la
derecha se pasma. Desde el siglo XIX, lo básico para lamen-
talidad derechista no es la nación, sino aquello que contiene
y permite a la nación: la familia, último guardián de los val o-

121
122 CARL<Js MONSIVÁIS LA IDENTIDAD NACIONAL ANTE EL ESPEJO • 123

v?lución Mexicana, lo na~ional: territ_o rio, lenguaje, tradi-


res morales y eclesiásticos. Y de la Familia se desprende la
ciOnes, derrotas y conqmstas, creencias, costumbres reli-
~mpresa, el culto al esfuerzo indjvidual que prolonga el sen- . '
g1ón, es todo el espacio ofrecido a las mayorías, sus vías de
tido de lo familiar en el mundo de las transacciones. Debido
comunicación y cohesión internas. Lo nacional es aquello
a la permanencia de la familia sobre la nación, a un gran sec-
tor ?e la ~erecha empresarial le es fácil el salto, el ver en lo
que obtuvo el pregonado millón de muertos de la lucha ar-
ma~a. Lo nacional es el círculo de la seguridad, la compen-
nacwnal a una sujeción, que ata a tealidades y modos de vi-
saoon que transmuta los grandes valores (patria, historia,
daqueen.. ·•1pob recen. c.·e-omo ser CO!ltemporáneos de qmenes .
r~~igión, habl~, cost~mbres, sensaciones utópicas) en dispo-
definen
. b."mo erm a , s1 se v1ve Slljeto a los preJUICIOS d e 1o
d ·d d · · · · · ·
nacwnal. ' que a 1eja · d e 1gozo a d qwsutvo
· · · de lo mternac10na
· · 1"'r sitivos de la v1da cotidiana .
La atmósfera de las vaguedades, el reino de las atribucio-
A la IZquierda nacionalista (loca.lizada hoy en el PRD, los
nes. Según el gobierno, la "identidad nacional" es dócil
g~lerone~ del PPS, los reductos de la. buena conciencia del go-
esencia, el espíritu de un pueblo que se contempla en el es-
bie~no Y ~el PRI, los sectores de la Gpinión pública aún partí-
pejo de virtudes de un museo de artesanías, el viacrucis his-
danos d(' la idea y del mito de la revolución) le es muy im-
tórico que culmina en la obediencia voluntaria.
portan~e el debate de la identidad nacional, a la que se le
encorme · · 11asta 1o u, 1llfllo
....'1 d a res1st1r · el arrasamiento impe- Preguntas necesarias: We qué modo se aplica la identi-
. .
dad, que es f~eza, a los requerimientos del cambio perma-
S , d~ valores y materias primaS.
nahsta
nente? ¿cuál es el meollo de la "identidad"? ¿La religión, la
. egun la industria cultural, la identidad es sucesión de lu-
lengua, las tradiciones regionales, las costumbres sexuales,
JO~ emoCionales, de pasiones ordenadas por la fatalidad, de
ahanza o tgamca , · entre raza y d estil)o · trágico, del gusto por 1a los hábitos gastronómicos? Y en este orden de cosas, ¿cuál es
la "identidad nacional" de los indígenas? ¿No hay diferen-
muerte, del machismo, irresponsabilidad, sentido totaliza-
dor de lq_ F.1esta. nrero 1a m · d ustna
· <::ultural, como vemos a h o- cias e~tre 1~ "ide?tidad"_de lo_s burgueses y la de los campes}-
ra en el n·~u evo smcretlsmo
· · · · nos? c.Hay Identidad o Identidades? ¿cómo intervienen en
que COrtJbina con destreza lo vieJO
el concepto las clases sociales y los elementos étnicos? ¿Has-
Y lo ~ue_vo, no entiende de purismos. Así vemos ahora, en la
ta qué punto es verdadera la "identidad" desprendida del
proxirnl<:fad de las fiestas funerarias la fusión del Halloween
imperio de los mass-media? Si la "identidad" es un producto
con_ el Dta de Muertos. Y que nadie ~e llame a ultraje o "des-
naciOnal·lzac10n ·- " , porque mas ' me)(icano que este Hall oween histórico, ¿incluye también las derrotas, los incumplimien-
tos, las frustraciones?
superan~ranjado ni Tlaquepaque.
Ante la acumulación de preguntas, las mínimas certidum-
bres:
De existir, la "identidad nacional" sintetiza las necesida-
Nación es la frontera con Guatemala
des de adaptación y sobrevivencia, y es algo siempre modifi-
cable, una identidad móvil, si esto es posible.
Dur~nte un periodo ( 1940-1 970), la cuestión nacional se di-
Así como la idea de patria fue sustituida por la idea de na-
fumma ()pasa a segundo plano, il)scrita en la publicidad del
Estado · -c.n
)-, e 1 h onzonte
· h.1stonco
, · prevaleciente,
. ción, así también la estabilidad remplazó a la independencia en
el de la Re-
124 CARLOS MONSTVÁIS LA IDENTIDAD NACIONAL ANTE EL ESPEJO 125

el conjunto de las jerarquías colectivas, lo que obligó a rea- siones, abstracciones, fantasmagorías) la palabra mexicano:
justes notorios. Uno de ellos: la "identidad", ha dejado de para unos, el gentilicio a ufanarse; para otros, designación
ser concepto urgente. peyorativa. El populacho se adueñó del término y lo usó co-
Y es que la normatividad en México hace que las expresio- mo primera vestimenta. Ya luego lo fueron definiendo de
nes populares que se divulgan como "identidad nacional" maneras diversas, pero por lo pronto eran mexicanos que
sean, en primer lugar, las de la capital de la República (con- animaban las calles con su clamoreo, dirigido indistinta-
frontar la secuela filmica de Nosotros los pobres, Mecánica na- mente a SantaAnna, Gómez Farías, Miramón,Juárez, Maxi-
cional, La pulquería). Así, no hay diferencias perceptibles en- miliano, Porfirio Díaz. A la gleba, las polémicas entre libera-
tre la versión comercial de "cultura urbana" y la de les y conservadores no le concernían. Las ideologías les eran
"identidad". extrañas e impuestas, pero las imágenes del poder les resul-
taron entrañables. Dependían de la seguridad del hombre
al mando (el que fuera), del rostro altamente individual de
En esta esquina, la nación. En aquella esquina, los parias la nación.
La gleba vitoreó a todos los ejércitos y aceptó con igual
En el siglo XIX, ¿a qué "identidad" colectiva podían aspirar parsimonia frenética a los liberales o al imperio. Si la nación
artesanos, obreros, sirvientes, soldados, mendigos, prostitu- no los admitía, construirían la identidad con saldos, despo-
tas, niños abandonados, amas de casa sin casa alguna a la jos, expropiaciones visuales. Ésta es la primera cultura urba-
disposición? Para entender su sitio en el México indepen- na, el equilibrio entre el triunfo de los menos y la despose-
diente recurrieron a trucos y artimañas, para avenirse con su sión de los más, los requisitos de sobrevivencia que desde
destino económico se dejaron apaciguar por sus creencias, fuera parecen de un oportunismo inaudito, la miseria que
para asimilar el proceso secularizador lo adaptaron al haci- iba adquiriendo habla y puntos de vista, y moldea a la reli-
namiento y al cúmulo de supersticiones, para resistir al mo- giosidad y a los hábitos sexuales. En pleno analfabetismo, en
ralismo de las clases dominantes ignoraron sus técnicas de condiciones de máxima insalubridad, sin servicios sanita-
hipocresía. U na cosa por la otra: la nación (las élites que la rios, en tugurios inconcebibles, las masas armaron su guía
monopolizaban) no aceptó a los parias y ellos la hicieron su- de sentimientos, y su verdadera "identidad nacional" corres-
ya a trasmano; la nación jamás les solicitó su punto de vista, y pondió al barrio, a la región capitalina, al gremio, a la activi-
ellos apenas si se enteraron de los mitos de la cúpula. dad lícita o "ilícita", para de allí expandirse e incorporar
La "identidad" fue lo conseguido gracias a la imitación y símbolos, poemas, modernizaciones.
el contagio, las reglas de juego de la convivencia forzada y de
la reproducción fiel (hasta donde esto era posible, nunca de-
masiado) de las costumbres atribuidas a los amos. Cambia- La mujer: la nación fuera de México
ban los gobernantes, y persistía el entusiasmo por el valor
básico, no el propuesto por el Estado y santificado o malde- Una diferencia no muy advertida. Si la "identidad nacional"
cido por la Iglesia, sino por lo que contiene (realidades, ilu- varía según las clases sociales, también, y muy profunda-
126 CARLOS MONSIVÁIS lA IDENTIDAD NACIONAL ANTE EL ESPEJO 127

mente, según los sexos. La nación enseñada a los hombres tica como la maldición mudable y eterna que nos somete a la
ha sido muy distinta a la mostrada e impuesta a las mujeres. corrupción para salvarnos periódicamente de la represión.
Esto explica la invisibilidad social y esto fundamenta la he- Así se identificaron las naciones y los capitalinos. Fueron,
gemonía del clero sobre un sector, el femenino, para quien han sido y siguen siendo la resignación sostenida en vilo por
la práctica de México consistió en adherir sus Virtudes Pú- los golpes de la política, el amor a los símbolos y el naciona-
blicas y Privadas (abnegación, entrega, sacrificio, resigna- lismo que depende de memorias comunes e individuos y de
ción, pasividad, lealtad extrema) a las exigencias de sus una mínima confianza en el progreso. El sentimiento varia-
hombres o sus "padres espirituales". do y profundo de "mexicanidad" es la diferencia específica
Muy distintas han sido la nación y la ciudad de las muje- que carece de género próximo.
res, entrevistas siempre desde el segundo o tercer plano. Esto persiste y eso se modifica. Se mantienen y renuevan
Desde la década de los cincuenta, la cultura urbana ha sido procedimientos y gusto comunales, pero la explosión demo-
la sucesión de reacciones (azoro, frustración, elogio rendido, gráfica, el desempleo, la represión policiaca, disuelven, des-
adaptabilidad) frente a la opresión industrial, la falta de fe hacen, y rehacen cada día la "identidad" mítica. En el uni-
en el futuro, las transformaciones tecnológicas, y la mayoría verso donde toda sensación corresponde a un producto (la
de las mujeres han debido plegarse a las decisiones masculi- amistad cordial es don de Pepsi, el olor de la sensualidad es-
nas, avenirse con la industrialización y la tecnología, perci- tá tasado por olfatos clasistas, la modernidad requiere de ca-
bir a distancias todavía mayores el impacto del cambio. En bello rubio y ojos azules, a lo ancestral lo delata el color mo-
las mujeres las connotaciones de represión y violencia de lo reno), las formas extremas de nacionalismo se mantienen.
urbano se intensifican y lo nacional es más injusto y discrimi- Son guías de sobrevivencia, refugios psicológicos a los que se
natorio. llega vitoreando al país y a sus héroes. El nacionalismo: la
idea (la sensación, la síntesis de juicios y prejuicios) que nos
La acumulación y la síntesis evita más problemas y preguntas: somos mexicanos y, por
ende, ya sabemos nuestras limitaciones, que la policía y el ni-
Fue lenta la apropiación de una "identidad" con rasgos y vel salarial refrendan; las aceptamos con desencanto que
lenguaje compartidos en menor o mayor medida. En la ca- ocasionalmente remata en orgullo y las complementamos
pital, la "identidad" no fue el tejido casual y firme de un con algunas virtudes. El nacionalismo: la estrategia para no
poema de López Velarde, una canción evocativa del rancho desintegrarse en la indefensión.
la cocina poblana, el respeto al padre, las artesanías oaxa~ Al volverse cada vez más compleja la cultura urbana, la
queñas y la Constitución de la República. La "identidad" (en "identidad nacional" se confina en fórmulas esenciales: el
buena medida, insisto, sinónimo de cultura urbana) fue el ámbito familiar, las pasiones deportivas, las lealtades efíme-
miedo y el odio a la autoridad que el relajo enmascara, las ras o permanentes del espectáculo, las vivencias comunita-
redistribuciones del orden dentro del caos, los calificativos rias. Lo nacional en esta perspectiva no es lo enfrentado a lo
morales que no impedían las conductas naturales, la incom- internacional, sino lo que se entiende sin problemas y se de-
prensión teórica de los procesos históricos, la idea de la polí- ja apresar en fórmulas sentimentales.
~
128 CARLOS MONSIVÁIS lA IDENTIDAD NACIONAL ANTE EL ESPEJO 129
Al margen de la interpretación gubernamental, la mexi- miento forzado que es motivo de orgullo. Por lo mismo, no
canidad deviene en las masas vía de comprensión del mun- es fácil el salto entre la cultura preindustrial y la industriali-
do. Al fundirse crecientemente con la cultura urbana, la zada. En el sentido de la 'apropiación psicológica, somos los
"identidad nacional" ya no es el corpus de tradiciones, sino transistores, los champús y desodorantes, porque antes éra-
la manera en que el instituto colectivo mezcla realidades y mos la carencia de transistores, champús y desodorantes. La
mitologías, computadoras y cultura oral, televisión y corri- identidad, entre otras cosas, es el consuelo de muchos, la re-
dos, para orientarse animadamente en un mundo que, de signación compartida ante las carencias, la solidaridad en la
otro modo, sería todavía más incomprensible. frustración. La cultura industrial traspasa pero no ftia, ·por-
Por eso es tan difícil o impreciso el uso del término "iden- que la tecnología, al "nacionalizarse", adapta un universo
tidad nacional"t por la enorme mutabilidad que varía según vertiginoso, computarizado, videológico y telegénico a las
funcione en barrios o vecindades o colonias residenciales o necesidades de cuartos desastrosos, de unidades habitacio-
condominios o unidades habitacionales de burócratas o co- nales como alegorías del encierro burocrático, de futuros a
lonias populares o ciudades perdidas o rancherías o pobla- plazo ftio, del desempleo que algunos hallan preferible al
dos indígenas o zonas fronterizas. México es, a la vez, un abuso de los patrones.
país más unificado y más plural de lo que se piensa}Si ya no Así, la identidad nacional no es lo opuesto a lo internacio-
es creíble la vigencia de creencias y tradiciones p ropias de nal, si.; o el método para interiorizar una condición interna-
mentalidades extintas, tampoco es desdeñable el peso vivo cional (la vida bajo el capitalismo salvaje) sin lesiones toda-
de muchos otros hábitos y prácticas. Un ejemplo entre mi- vía más graves en lo psíquico, lo moral, lo social, lo cultural.
les: las unidades habitacionales obreras, concebidas de
acuerdo al gusto decorativo y funcional de la clase media, en
pocas semanas se convierten en algo distinto, que recuerda
los orígenes rurales, que pone de relieve la fuerza de la pro-
miscuidad (no el vocablo moralista, sino la urgencia habita-
cional). Ni la modernización se impone absolutamente, ni la
modernización fracasa.
Es claro: la identidad de un país no es una esencia ni el es-
píritu de todas las estatuas, sino creación imaginativa o críti-
ca, respeto y traición al pasado costumbrista, lealtad a la his-
toria que nunca se acepta del todo. Antes del capitalismo
arrogante (la suficiencia de los pocos y la insuficiencia del
resto), se impuso un nacionalismo que era humilde petición
de ingreso al "Concierto de las Naciones" y que, en su ver-
sión literaria o en su apariencia Metepec, Olinalá, Tlaque-
paque y anexas, fue gran técnica de consolación, el aisla-
CULTURA NACIONAL E IDENTIDAD CULTURAL 131

vivido periodos de mayor o menor autonomía con respecto


de la mayoría de las economías nacionales, salvo la nortea-
mericana, pero esta administración ha adoptado como pro-
yecto de gobierno la incorporación plena y sin restricciones
CULTURA NACION
CULTURAL EN EL
NEOLIBERAL
E IDENTIDAD
ONTEXTO
tt al llamado libre mercado; de ahí la importancia de conside-
rar la "globalización de la economía", que con tanta razón
señala Guillermo Bonfil como central para nuestra discu-
sión, además de algunos otros de los postulados "neolibera-
BeahizA1a~calllay les" con los que nuestro país se lanza decididamente a la "li-
bre" competencia mundial.
A los que privilegiamos lo que tiene de herencia la cultura
Como participante tard¡'a d., nacional, nos alarma, y con razón, la velocidad con que este
en un 1al · · ·
meses, me voy a perm·t·1 Ir retomar
ogo Iniciado hace varios proyecto económico exige una modificación de las prácticas
1
presentación, algunas de ' en e transcurso de mi culturales por parte no sólo de las élites, que son las que reci-
1
durante el primero de as pro~me~tas que se hicieron aquí ben los beneficios de la "apertura" comercial, sino de la po-
.
d trectamente estos semmar
con mi · Ios, ya que se relacionan blación en general, ya que nuestra participación en el siste-
· Intento por
medida, las implicaciones e ~omprender, en alguna ma económico mundial no puede darse más, de acuerdo con
to de Estado "neoliberal" dn matena de cultura del proyec- la concepción neoliberal, en forma parcial o sectorial, pues-
tración. a optado por la presente adminis- to que nuestra inserción exige no sólo la producción (o ma-
. En este sentido, parto de la r . quila) de bienes fundamentalmente para ser exportados, si-
b1erno como tal no pued d. P emt_sa _d e que si bien el go- no además una disposición para consumir una proporción
tural" de nuestro país e Ic~a: 0 ?ehmitar la "identidad cul- cada vez mayor de los bienes que producen los demás países
.
gob Ierno eliminar po'pues lli siqmera por 1a fuerza puede un del orbe, consumo que le toca a todos.
r completo p - ·
seables" arraigadas en l . racheas culturales "inde-
que con10rmanc
una poblos .diversos
, , grup
. os socia , ·
· 1es y etmcos
· 1 . aCion
socia es mediante las p 0 l' . ' SI pued 1 .
e a terar las reahdades La propuesta neoliberal
· Ihcas econó ·
e ll as las concepciones
que puede alentar o
, ·
d:
nes artistlcas 0 culturales a
. micas que adopte, y con
nlecesidades culturales, además de
sa entar deter · d
,
.
mma as mamfestacio-
Como documento de referencia para mis observaciones to-
mo el llamado "informe temático" del LI Congreso Interna-
Por otro lado, a pesar d traves d~ su política cultural. cional Liberal, llevado a cabo en Pisa en septiembre de
do, desde sus inicios u e que el Sistema capitalista ha teni- 1988, redactado por el economista Ralf Dahrendorf, quien
1
' na proyección mundial 1 México ha
El e' nfa SIS
· que se viene da d '
' " lohace parecer e
nomia noalfcenomeno
' de "glob 1. · , d la desde luego no es exacto. Véase l. Wallerstein, TM Modern World-System.
omo una v rt" a IZaClon e eco- CapualistAgriculture and Origins oftM European World-Economy in tM Si:xteenth
e Iente nueva del capitalismo, algo que
Century, Nueva York/Londres, Academic Press, 1976.

130
132 BEATRIZ MARISCAL HAY CULTURA NACIONAL E IDENTIDAD CULTURA'L 133

fuera director durante diez años de la London School of frente los países del tercer mundo (y los del segundo tam-
Economics y desde 1983 hasta la fecha Master del St. bién), ya que aquellos países que ingresan tardíamente al
Anthony's College de la Universidad de Oxford, 2 que reco- mercado mundial se topan con barreras a su ingreso bastan-
ge lo acordado durante el congreso en forma de "Agenda te más altas que las que existían antes. Frente a una interde-
política del liberalismo". El documento es, a mi ver, muy pendencia económica sin precedente, la prosperidad, nos
ilustrativo de las posturas neoliberales, que incluyen el "re- dicen los liberales, depende de que se mantenga un comer-
conocimiento" de las "desviaciones" del liberalismo de los cio libre y unas condiciones estables de intercambio.
últimos años (el liberalismo real), además de la declaración Además, la competitividad que necesitan las economías
de las tareas futuras delliberalismo. 3 de los países que aún están fuera del sistema mundial de li-
La principal falla de los liberales, que no del liberalismo, bre comercio para acceder a él exige, a menudo, ajustes do-
dice Dahrendorf, ha sido que, si bien están a favor de que to- lorosos a los realidades internacionales. Las desventajas de
dos tengan la posibilidad de escoger entre una variedad y di- los países del tercer mundo frente a las economías que ya
versidad de bienes o "provisiones", algunos han apoyado y son miembros de número, señala Dahrendorf, derivan del
continúan apoyando el cierr~ de las puertas de acceso a estas costo de los errores del pasado (la crisis de la deuda) y del
provisiones. El atractivo del privilegio para aquellos que han deterioro de las condiciones internas de desarrollo, además
logrado colocarse los hace caer en la tentación de excluir a de que el pragmatismo adoptado por estos países para in-
los que no lo han logrado. De haber permanecido fieles a tentar corregir errores, al igual que el adoptado por los de-
políticas que propugnasen el derecho de acceso a bienes y sarrollados para mantenerse en el juego, ha dejado como
provisiones, el socialismo nunca hubiera llegado a tomar el herencia un vacío espiritual que está propiciando el resurgi-
lugar preponderante que alcanzó hasta la muy reciente (más miento del fervor religioso, que también se ha convertido, o
reciente que el documento que estamos considerando) des- puede convertirse, en un obstáculo más para el desarrollo.
bandada de los países del bloque socialista. 4 Más allá de las implicaciones de la idea de que si bien to-
La verdad es que esta "falla" de los liberales es la que re- dos tenemos nuestras fallas (el apestado lo es por sus peca-
sulta ser la principal "realidad" a la que tienen que hacer dos), lo que me interesa subrayar es la relación que se esta-
blece entre "realidad" y modelo ideológico: la realidad exige
2 Ralf Dahrendorf (Hamburgo, 1929) es uno de los principales expo- la incorporación, aceptadamente en condiciones de desven-
nentes del neoliberalismo; entre sus obras más recientes está Fragmente taja, de todos los países a un sistema cuyo acceso puede dar-
Eines-neuen Liberalismus, Deutsche Verlags-Anstalt, Stuttgart, 1987 (trad.
al italiano: Per un nuovo liberalismo, Roma·Bari, Laterza, 1988-1990.
se sólo en los términos de los que ya están adentro y a condi-
3
"The Future Tasks ofLiberalism-A Political Agenda", informe del LI ción de que los aspirantes tomen medidas de ajuste
Congreso Internacional Liberal, celebrado en Pisa del 15 al 18 de sep- dolorosas. Además, la interdependencia mundial en el ám-
tiembre de 1988. bito económico no es algo nuevo e impuesto, sino perfecta-
4
El concepto de provisiones, que comprende no sólo una variedad y di-
versidad de bienes económicos y de servicio sino de alternativas culturales mente natural, acorde con la realidad y que actualmente se ha
y políticas, y el de entiilements, o derechos de acceso a esta variedad de bie- vuelto más evidente.
nes, son centrales al programa neoliberal en la propuesta que hace Dah- Y es que la filosofía política del liberalismo reclama una
rendorf en el documento que estamos considerando (pp. 7 -14).
134 BEATRIZ MARISCAL HAY CULTURA NACIONAL E IDENTIDAD CULTURA.If 135

validez universal para sus valores, que proclaman el predo- definidos, claro, en sus propios términos (arriba menciOna-
minio de una sociedad civil en la que se consideran inviola- dos), y para ello debe instaurarse la sociedad civil.
bles los derechos humanos del individuo, validez que com- Este énfasis en la sociedad civil, considerada como la úni-
pensa con creces las dificultades y desviaciones del sistema. ca posibilidad de garantía de acceso del individuo a esa va-
Al ser un sistema de validez universal, a la par que inevita- riedad de provisiones que traerá consigo la participación en
ble, no hace falta ni siquiera convencer a los pobladores de el libre mercado, a mi ver, no es solamente el postulado que
los países aspirantes, como el nuestro, de que las prácticas puede hacer aceptable el paquete tanto para la izquierda
culturales de nuestros "socios" en el consorcio mundial son ideológica como para la derecha, sino que representa la de-
mejores o superiores y de que debemos, por lo tanto, hacer- terminación del papel que habrá de jugar el aparato ideoló-
las nuestras, sino que se presentan como algo tan "natural" gico del Estado en la adecuación ideológica que necesita el
para nosotros como lo son para ellos, ya que son acordes a la proyecto en discusión. 6
realidad, parte del utillaje con que hemos de realizar nuestro No estoy, desde luego, condenando a la sociedad civil, pe-
destino. ro sí considero que el proyecto neoliberal incluye un ajuste
No se acepta que la violencia a las costumbres propias de en el equilibrio de fuerzas que implica que el aparato repre-
los países que quieran ingresar al sistema sea algo más que sivo del Estado: la policía, las cortes, el ejército, no es el que
realismo; no existe más que una forma de concebir las rela- debe intervenir directamente en la tarea de convencer, sino
ciones socioeconórnicas, una forma de cultura: la que propi- que esa tarea debe quedar en manos del aparato ideológico:
cia la economía mundial de mercado. las instituciones religiosas, las escuelas, los medios de comu-
Los liberales se cuidan de no confundir lo que son dere- nicación y los partidos políticos, es decir, de la sociedad civil,
chos civiles con la posición social, confusión de lenguaje, se- de tal forma que ésta se encargue de consolidar "por las bue-
gún Dahrendorf, y mientras que "la pobreza extrema puede nas" la adaptación de todos a la realidad.
ser tan aborrecible como una detención arbitraria, está por La mención que hace Dahrendorf del renacer del fervor
discutirse si la pobreza y el desempleo son una negación ina- religioso no es casual, ya que éste puede traer consigo el pe-
ceptable de los derechos ciudadanos de una persona" y, con- ligro de la inadaptabilidad a la modernidad. Recordemos la
tinúa, "los derechos humanos son derechos humanos y la reducción de la influencia de la Iglesia en el paso de la Edad
posición económica y social, es una posición económica y so- Media al Renacimiento. Hasta los albores de la implantación
cial" .5 Lo importante es que el individuo pueda decir lo que del sistema capitalista, que se da en el Renacimiento, la Igle-
quiera y, sobre todo, que tenga una participación en los pro- sia constituía el aparato ideológico dominante puesto que
cesos que deciden lo que le atañe. El modelo para lograrlo: cumplía con casi la totalidad de las funciones educativas y
la sociedad civil. culturales, funciones que habrían de pasar a manos de la so-
A nivel nacional, por lo tanto, la tarea que se impone no es ciedad civil: organizaciones gremiales y seglares.
la de mejorar la posición económica de las mayorías sino de Regresando al presente, el adelgazamiento del Estado
ver que se garanticen los derechos humanos fundamentales,
6 Aclaro que hago una diferencia entre aparato ideológico del Estado y
5 Op. cit., p. 5. poder del Estado.
136 BEATRIZ MARISCAL HAY CULTURA NACIONAL E IDENTIDAD CULTURAL• 137

más o menos "benefactor" (Welfare State), que venía asu- cional. Por lo tanto, el apoyo a reglas y sistemas de sanciones a
miendo tareas educativas, de salud y culturales en general, nivel internacional, el Comité de las Naciones Unidas para los
es esencial al programa neoliberal. De hecho, el traspaso de Derechos Humanos, la Corte Internacional de Justicia, etc., es
estas funciones a la iniciativa privada se propugna como una un objetivo liberal. 8
medida que habrá de acercarlas al individuo. Frente a una
burocracia costosa y poco atractiva para los "clientes", ya Frente a este programa surgen varias preguntas. Retomo
que ofrece respuestas impersonales a necesidades suma- las que se han expresado aquí: ¿Quién puede, de hecho, ga-
mente personales, se impone una participación mayor de rantizar prácticas culturales que, en términos del proyecto
los grupos sociales y entidades no gubernamentales: de Estado que venimos discutiendo, ya no benefician a sus
usuarios? ¿cómo?
En el mundo en vías de desarrollo, hay una serie de cuestiona- Si lo que tiene de herencia una cultura es lo que impide la
mientas constitucionales que tienen que ver con la sociedad civil. adaptación de todos a "la realidad", ' ¿debemos buscar los
La creación de sociedades civiles puede constituir la tarea más im- medios para que lo que predomine sea esa otra cara de la
portante del desarrollo desde el punto de vista liberal. Por un lado, cultura tradicional: su capacidad de adaptación a la realidad
esto requiere el establecimiento pleno de los derechos fundamen- en que se encuentran inmersos grupos e individuos?
tales de la persona y, por el otro, una sociedad civil que se exprese Creo que estamos todos de acuerdo, insisto, en que el go-
en forma mucho más clara a través del desarrollo de instituciones bierno no puede imponer desde arriba la "identidad nacio-
intermedias que protejan al individuo del control directo del Esta- nal", aunque sí puede alterar la realidad a la que ha de res-
do y le ofrezcan oportunidades para expresar sus intereses varios,
ponder la cultura y puede impulsar o permitir que se
sus puntos de vista y sus aspiraciones. El apoyo a la creación de este
impulsen desde afuera los organismos civiles que habrán de
tipo de institución puede venir desde adentro de los países en vías
de desarrollo y desde afuera. 7 cumplir con la tarea de adecuar ideológicamente a todos al
sistema.
La globalización, claro está, tiene que ser, según los libera- En todo caso, las formas con las que se manifiesta la iden-
les, no sólo de la economía sino de los aparatos ideológicos tidad cultural de nuestro pueblo, a pesar de que puedan per-
de los diversos países, en tanto transmisores efectivos de la der pureza o tradicionalidad en razón, entre otras cosas, de
cultura. Las escuelas, los medios de comunicación, las aso- esa desterritorialización de la que habla Néstor García Cancli-
ciaciones sociales y políticas, las Iglesias, etc., deben ser apo- ni, no dejan de ser propias, a la par que definitorias, de los
yadas para asegurarse de que cumplan cabalmente con su grupos que las practican.9
función adaptadora: Los mixtecos que viven permanentemente en Tijuana
pueden o no recordar los mitos y tradiciones que fundamen-
[Los liberales] estarán a favor del desarrollo de un derecho in- tan su cultura y que tal vez tengan aún sentido en Oaxaca,
ternacional y de instituciones que no sólo sean la expresión de
una interdependencia de hecho sino la base para una acción na- 8 Idem.
9 Véase Néstor García Canclini, "Escenas sin territorio. Cultura de los
7 RalfDahrendorf, op. cit., p . 17 (el subrayado es mío). migrantes e identidades en transición", en este libro.
138 BEATRIZ MARISCAL HAY

pero en razón de su contacto con la realidad tijuam·11 • • 11


no es sólo de cercanía apabullante con Estados Unido 1 111
de relación directa con otras etnias mexicanas y e 111111 1111
ricanas (fenómeno que a mi ver amerita más estudt< •), 1 1
par que con "chilangos" y demás citadinos mexicano dt
plazados, van creando su propia cultura respondicn< l1• • 11 LA PRUEBA DE LO MEXICANO
necesidades actuales. ·ulturales y Tratado de Libre Comercio
El asentamiento en forma más o menos perman '1111 • 11l
zona fronteriza de grupos provenientes de las más d1\'11 Gustavo del Castillo Vera
zonas de la República Mexicana y de Centroamérica, , 11 ,¡
rritorialización, produce muchas veces una reafirma' 11111 1
los aspectos culturales tradicionales por parte de lo~ 1111• 11 11~11 10s de la antropología clásic'a estadunidense,
bros desplazados de sus comunidades, reafirmación qnt 11 el 1 por Franz Boas y sus alumnos, A. L. Kroeber,
ve como mecanismo de defensa con el que rechazan, c11' 11 1 tl1c 1 y Margaret Mead, la preocupación principal
ta forma, el sistema de modernidad y consumo que })1 c11 111l pl111a ·rala cultura y, específicamente, los proce-
imponérseles, a la vez que produce nuevas tradiciow 111 11 1c •11, p netración y asimilación de una cultura so-
las que se identifican. llc ·~.(llldose así a la definición de "áreas cultura-
Las tradiciones que surgen, puras o mezcladas, n11c \ • ' • nda, al igual que la del funcionalismo, cuyo
añejas, de origen chicana o centroamericano, no pu '<le 11 l'""'·ul ·fue Malinowski, nunca se preocupó por un
meras imposiciones por parte de los centros de pode• 111 ljlll' ahora nos parece fundamental, especialmen-
nómico nacionales o extranjeros, ya que necesari:11111 111 lltll con la temática de este trabajo: el control de
han de incluir concepciones y prácticas culturales <¡tic •• 111 tllllS que ayudan a la creación de una cultura y a
ponden tanto a las necesidades de cada individuo de n·l,u 111 11 u 11111 dentro de sociedades complejas. Al introdu-
narse con el mundo que lo rodea como a sus experie1 H 1.1 1 1 "" nlo de control, necesariamente se encuentran
miliares y de trabajo, todos ellos elementos inalienahl1 d l1 tl1111 ·nsiones relacionadas al ejercicio del poder y
su propia identidad cultural. 10 111pn o ~lites que lo ejercen. Esta dimensión es de
111 1.1 l11ndamental en Norteamérica, entendida aquí
tlld.ul geográfica, ya que existen grupos y élites ca-
' le• 11111 1a asimetría de poder y de recursos que ha-
111 • 111•• ,¡, . "(¡1 ea cultural" fue desarrollado originalmente por C.
10 Enotrasocasioneshepropuestoqueesnecesarioconsid r;ttl.111lll•• 1 1 1 ¡, • 11 ,,1 H\jos más representativos de la influencia de Boas son
ra popular, tanto en su vertiente tradicional, de base oral, como l<t ¡/ 1111 • 1 1 1111 111'1, Ani,hropology. Culture Patterns and Processes, Nueva
producida no por las clases populares, pero sí destinada a ellas, 1' 11 1• 1 111 111 1111 III IH'c•.J ovanovich, 1923. Tal vez el libro más conocido por
nos de la recepción y uso que hacen de ambas las clases populan H 111 1 11< • ll ollltmpología en Estados Unidos sea el de Ruth Bene-
lo en términos de sus contenidos. ••/• 11il111~, Boston, Houghton Miffiin Co., 1959.

139
140 GUSTAVO DEL CASTILLO LA PRUEBA DE LO MEXICANO f41

cen que las preocupaciones sobre la difusión y asimilación ciarse se están negociando, en primera instancia, las modali-
de una cultura se tornen de importancia estratégica. Lo que dades permisibles de la inversión extranjera y, en segundo
está entre manos en la negociación de un acuerdo de libre lugar, estas negociaciones impondrán límites a la acción del
comercio es la sustentación de nuestras diversas culturas, las Estado, y estas dos dimensiones tocan a lo cultural.
existentes en México y Canadá. Al introducir el concepto de El pilar crítico de este tipo de acuerdos es el otorgamiento
sustentación cultural, es necesario preguntar sobre el papel del principio de trato nacional a la inversión extranjera; sin es-
que juega y puede jugar el Estado nacional en este proceso. te principio, no se dará la inversión masiva de capitales es-
perada por el gobierno mexicano. Sin la garantía de obtener
este principio, ningún gobierno estaría interesado en firmar
Cultura y dominación un acuerdo como el que se está considerando. Trato nacional
significa que el capital extranjero recibirá un trato jurídico
En todas las sociedades que aparecen menos complejas, al idéntico al que recibe el capital nacional, donde no es acep-
igual que en las contemporáneas de Norteamérica, se pre- table la discriminación como la que ha existido hasta ahora.
senta el problema del control cultural, quedando éste en ¿Qué tiene que ver esto con la cultura? Todo. Un caso extre-
manos de chamanes u otros personajes excéntricos, en la co- mo nos puede aclarar lo que está en juego. Bajo los princi-
lectividad de jefes tribales, etc. Cualquier divergencia de las pios arriba mencionados, un día puede aparecer un inver-
normas culturales (como sean definidas en ese momento) sionista extranjero que compra (por buenas o por malas) el
llega a la atención de estos mecanismos institucionales que diario Excelsior de la ciudad de México. Al día siguiente se
entran en operación para salvaguardar las viejas normas. despide a los trabajadores (compensándolos, ofcourse), y cie-
Entonces, una pregunta por hacerse sería: ¿Quién se encar- rra el diario. Creo que bajo la mayoría de las reglas y leyes
ga del mantenimiento cultural en nuestras sociedades? Pero nacionales no hay una base jurídica que señale que este tipo
inmediatamente surgiría otra pregunta: ¿Qué cultura es la de acción es ilegal. En esta situación México habrá perdido
que se defiende? Finalmente, hay que preguntar: ¿De quién un buen diario y parte de su historia. Más aún, fundamental-
se defiende esa cultura? mente lo perdido en este caso sería un instrumento de pro-
Al relacionar estas preguntas a la temática de un acuerdo pagación (y tal vez creación) de ciertos valores culturales que
de libre comercio en Norteamérica, cabe preguntar ¿cómo llamamos "mexicanos".
será que éste llegue a afectar elementos culturales? Si la te- ¿Qué es lo que se habrá perdido? En este caso particular,
mática de este acuerdo es lo comercial, ¿por qué entra en se trata de un instrumento de una cultura dominante, co-
juego la cultura? En términos lógicos, no hay razón alguna múnmente caracterizada como una cultura nacional. Sin
para que exista un eslabonamiento entre el comercio exte- profundizar sobre la validez científica del concepto de cultu-
rior, la definición de su política y los mecanismos que ayu- ra nacional, es necesario tratar sobre otros conceptos con los
den a una mejor articulación entre dos economías con la di- cuales se encuentra estrechamente relacionado.
mensión cultural. El eslabonamiento se hace porque dentro Creo que pocos argumentarían contra la idea de que Mé-
del acuerdo de libre comercio que ahora comienza a nego- xico está compuesto de muchas culturas distribuidas regio-
142 GUSTAVO DEL CASTILLO LA PRUEBA DE LO MEXICANO 143

nalmente y de que, en este sentido, la idea de una "cultura El trato nacional no se limita a la dimensión de la inver-
nacional" es un mito. Es decir, habría que preguntarnos qué sión extranjera sino que es aplicable a otras dimensiones, ta-
valores comunes existen entre un indio tarahumara y un les como los estándares en productos manufacturados, etc.
maya de Yucatán. Tampoco es de dudarse que después de La preocupación fundamental con este principio es que lle-
medio siglo de control político por un solo partido y del de- ve a la armonización de políticas sociales que afecten facto-
sarrollo de un sistema político dominante se ha logrado la res culturales y que sea a través de estos dos mecanismos que
difusión de ciertos valores que podríamos clasificar como se dé un proceso de aculturación, esto es, la transferencia de
componentes de una cultura común de cobertura nacional valores normativos de una cultura hacia otra.
no delimitada regionalmente. Pero estos valores culturales Siendo los procesos de aculturación la preocupación prin-
son el producto de la dominación, donde se deja de lado el cipal desde el punto de vista mexicano, es necesario analizar
valor intrínseco de las diferencias étnicas, raciales y de casta. las especificidades del acuerdo de libre comercio entre Ca-
Donde estas diferencias todavía son mantenidas y se mani- nadá y Estados Unidos para sentar las bases comparativas
fiestan en la existencia de una "cultura distinta" se debe ge- que nos permitan evaluar los mecanismos que pueden ser
neralmente al interés de la cultura dominante por mantener introducidos en las negociaciones tripartitas de libre comer-
su viabilidad. La otra posibilidad es que estas culturas deban cio y que pudieran llegar a disminuir el impacto del princi-
su existencia a su naturaleza periférica y al hecho de que al- pio de trato nacional afectando la dimensión cultural en Mé-
gunas de ellas han combatido con cierto éxito la intromisión xico.
de la cultura dominante.2 Creo importante señalar que dentro del acuerdo firmado
entre Canadá y Estados Unidos existen límites en la inver-
sión extranjera que pudieran afectar alguna dimensión cul-
El liberalismo comercial y la cultura tural. Incluso, existen divergencias importantes al principio
de trato nacional. Los límites en la inversión son de dos ti-
Arriba se plantearon algunos problemas relacionados con la pos: el primero impone límites a las compras gubernamen-
cultura y los procesos de dominación. Esta misma problemá- tales, servicios financieros e inversiones en el sector de trans-
tica se tiene que replantear en términos internacionales al porte (artículo 1601 ), así como a la industria cultural
considerar un acuerdo de libre comercio entre México, Ca- (artículo 2005). La segunda categoría de exclusiones com-
nadá y Estados Unidos, bajo la premisa planteada anterior- prende aquellos servicios asociados con el cuidado infantil,
mente de que cualquier acuerdo estará basado en el princi- los servicios médicos y los servicios educativos . En un senti-
pio no discriminatorio de trato nacional (artículo 502 del do, las preguntas que pueden hacerse respecto a estas res-
ACL Canadá/Estados Unidos), aplicando al nivel bilateral el tricciones son de dos tipos. En primera instancia hay que
artículo 3 del GATI. preguntar hasta qué punto las negociaciones actuales po-
drán incorporar los límites presentes en el acuerdo bilateral
2 Véase Aguirre Beltrán, El proceso de aculturación, México, Ediciones de entre Estados Unidos y Canadá. La segunda pregunta es
La Casa Chata 15, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en ¿hasta qué punto se modificará este acuerdo bilateral (Cana-
Antropología Social, 1982.
144 GUSTAVO DEL CASTILLO LA PRUEBA DE LO MEXICANO •145

dá/Estados Unidos) para incorporar las posibles preocupa- res". ¿Qué significa esto, dado que el artículo 2005 .1 exenta
ciones mexicanas? Esta pregunta es especialmente impor- a la industria cultural? En breve, se está admitiendo que Ca-
tante porque existen demandas, tanto canadienses como nadá puede tomar cualquier medida interna para promover
estadunidenses, para que se modifique el acuerdo bilateral y y discriminar a favor de su industria cultural si está dispuesta
que, dentro de las negociaciones con México, no se presen- a sufrir medidas defensivas por parte de Estados Unidos .3
ten algunas de las limitaciones mencionadas anteriormente. Esto significa que la "cultura" canadiense puede ser refor-
Es importante entender que las negociaciones sobre el zada o sostenida a través de subsidios, incentivos fiscales, res-
sector servicios que incluye a la industria cultural, no necesa- tricciones a la inversión extranjera, etc., siempre y cuando es-
riamente modifica previas leyes nacionales referentes a las té dispuesta a entrar en un conflicto con Estados U nidos.
inversiones extranjeras, y en segundo lugar, que el acuerdo
entre Canadá y Estados Unidos limita las inversiones extran-
jeras al permitir la revisión de cualquier compra de una in- La cultura y el ajuste
dustria nacional por capital extranjero. El acuerdo entre
esos dos países permite esta revisión dependiendo del valor En la introducción a este trabajo se dijo que, además de la in-
de la inversión. Este proceso de revisión estaba ya incorpora- versión extranjera, existían las medidas de "armonización de
do a la legislación canadiense, y el ALC incrementa el valor estándares" que podrían afectar la dimensión cultural. Aunque
de la inversión bajo el cual se permite esta revisión. Es decir, este término generalmente es usado para referirse a la produc-
que bajo la legislación antigua la revisión era permisible ción e inspección de bienes, la cuestión de estándares también
cuando llegaba a los cinco millones de dólares canadienses; es aplicable al sector servicios, y la manifestación de estos servi-
este valor ahora queda definido en los 150 millones. Esto in- cios en el ámbito de la sociedad es parte de su telar cultural.
dica que ahora existen más áreas o industrias en Canadá En este contexto, creo necesario preguntar qué tan resal-
donde se puede dar la inversión extranjera sin revisión na- tante puede ser una cultura y si los elementos que la confor-
cional. En términos prácticos, esto significa que la pequeña man son capaces de resistir los efectos intromisorios de otra
empresa se sujeta a las presiones del inversionista extranje- cultura que acapara los instrumentos de difusión y penetra-
ro, y esto definitivamente puede ser un peligro en el caso ción que la sitúan en una posición supradominante.
mexicano, si es que los límites de la revisión al capital ex- La experiencia histórica está llena de culturas que han de-
tranjero se definen elevadamente, como sucede en el caso saparecido, ya fuera por la muerte de sus practicantes o por
canadiense. procesos de aculturación tan intensos que los rasgos de la cul-
El artículo 2005.2 del Acuerdo de Libre Comercio entre tura original son difíciles de identificar. Es decir, que frente a
Canadá y Estados Unidos explícitamente dice que cualquie- la apertura comercial y las negociaciones entre México y Esta-
ra de los dos países puede tomar medidas defensivas contra dos Unidos de un acuerdo de libre comercio, en los términos
el otro en el ámbito cultural, si piensa que se están tomando
3 Lipsey G. Richard y Robert C. York, Evaluaiing tlu! Free Trade Deal. A
medidas "discriminatorias" en su contra. Las medidas que
Guided Tour Through the Canada-U.S. Agreement, Toronto, Canadá, C.D.
son aplicables deberán tener "efectos comerciales simila- Howe Institute, 1988, pp. 106-107.
146 GUSTAVO DEL CASTILLO LA PRUEBA DE LO MEXICANO H7

como se viene discutiendo, la aculturación en México puede mediano y largo plazos tienen que ver con dimensiones más su-
tomar proporciones mayores. En este contexto, una pregunta tiles. Una preocupación tendrá que ver con cuestiones educati-
de naturaleza empírica sería: ¿Hasta qué punto la armoniza- vas, especialmente en relación con los problemas de armoniza-
ción en los servicios conlleva la aculturación? Sin dejar de ol- ción de estándares y la certificación de títulos profesionales y
vidar, por un lado, que los procesos de aculturación son sim- técnicos de mexicanos que deseen establecer algún servicio pro-
bióticos, pero por otro lado, que la armonización en el sector fesional en Canadá o Estados Unidos, o que soliciten permisos
servicios tiende a tomar las características del país dominan- de trabajo temporal en cualquiera de esos dos países.
te; en este caso, Estados U nidos. Pero aún así, las preguntas El acuerdo de libre comercio entre Canadá y Estados Uni-
críticas que hay que hacer son: ¿qué servicios con un conteni- dos establece el derecho de transferencia temporal de mano
do social serán negociados? y ¿qué papel juegan estos mismos de obra profesional o técnica para poder llevar a cabo un
servicios en el telar cultural mexicano? Sin conocer las metas servicio (artículo 1501). También es importante señalar que
finales o propósitos mexicanos al firmar un acuerdo de libre dentro del artículo 1402.3 no se admite el principio de trato
comercio con Estados Unidos, habría que preguntar qué ser- nacional; es decir, que se admite un tratamiento diferente
vicios armonizados llevarían a un proceso de aculturación sig- (pero justificado) entre nacionales y extranjeros.
nificativo y acelerado para México. Según algunos expertos, 4 en los acuerdos sobre los servi-
La preocupación canadiense en este respecto fue, y continúa cios negociados entre Canadá y Estados Unidos, los provee-
siendo, la armonización de los servicios médicos de dos sistemas dores de ellos no requieren de la armonización de estánda-
antagónicos. El uno basado en la capacidad del sector privado res; más aún, el artículo 1403.3 prevé el reconocimiento
de extraer ganancias al individuo, mientras que el canadiense mutuo de los procedimientos de certificación para aquellos
hace transferencias generalizadas basadas en la intervención es- que proveen algún servicio. En efecto, esto significa un reco-
tatal. Los sistemas de salud pública en México se asemejan más nocimiento de la legitimidad de los estándares nacionales
al sistema canadiense que al estadunidense en términos de la bajo los cuales se otorgaron las licencias necesarias para
participación del Estado, ya que involucran transferencias, aun- prestar servicios. Dado este artículo, la discusión sobre la ar-
que la calidad y la cobertura de los servicios quedan bastante por monización parecería ser un punto mudo. Sin embargo, no
debajo de las canadienses. La preocupación de estos últimos ha muy sorpresivamente, el artículo 1404 describe anexos que
sido que se minimizaran las transferencias y tuvieran que ser definen los procesos de armonización en términos sectoria-
sustituidas por pagos individuales para obtener los servicios y les. El primer sector mencionado en los anexos (artículo 2)
que, por lo tanto, la calidad de los servicios fuera dependiente señ·ala los esfuerzos de las organizaciones profesionales de
de la capacidad de pago del paciente. Esta problemática no es arquitectos canadienses y estadunidenses, donde
amenazante para México en el corto y mediano plazos, ya que
en una negociación tripartita el problema no estaría referido a la Buscan estándares profesionales comunes ... en las áreas de: a)
disminución de los servicios médicos mexicanos, sino a un au- educación y los mecanismos de acreditación de escuelas de ar-
mento en su calidad y cobertura.
4 J ohn D. RichanJ y Robert C. Dearden, The Ganada-U. S. Free Trade
En México, los problemas (y las manifestaciones culturales) al
Agreemerú. Final Text andAnalysis, CCH Canadian Limited, 1988, p . 43.
148 GUSTAVO DEL CASTILLO LA PRUEBA DE LO MEXICANO ' 149

quitectos; b) en el área de exámenes requeridos para la práctica mativos exógenos que se originan en el poder supradomi-
profesional; e) la experiencia necesaria para poder practicar; d) nante en conjunto con la "cultura internacional del negocio"
códigos de conducta y ética profesional, y e) el desarrollo de acti- y sus expresiones nacionales, sino por las acciones del mismo
vidades de educación continua para sus profesionistas. Estado nacional concebido como un instrumento de protec-
ción de elementos nacionales y de sus expresiones culturales.
Aunque se podría argumentar que este sector representa O sea, que dentro de un sistema solar de culturas, 5 aquellas
una excepción, creo que el futuro estará definido por esta ten-
culturas que sobrevivan serán las relegadas a la periferia.
dencia. En tal context0, México deberá prepararse para hacer
frente a las expectativas de nuestros dos socios comerciales
con los cuales estamos atando nuestro futuro. Es decir, las
El Estado y sus acciones
prácticas educativas mexicanas deberán estar preparadas
(modificadas) para satisfacer no solamente las condiciones Los procesos de integración económica, ya sea en Norteamé-
del mercado interno, sino para poder reunir los requisitos de rica o en la Comunidad Económica Europea, van necesaria-
esos mercados y no estar sujetas a la discriminación profesio-
mente acompañados del surgimiento de nuevos valores nor-
nal por falta de estándares mundialmente competitivos.
mativos, eso es, valores que determinan las bases que sientan
Las presiones que este tipo de armonización (¿estandariza-
el cambio cultural. En este sentido, las decisiones tomadas
ción?) pone sobre la cultura son difíciles de prevenir. La histo-
con respecto a la integración económica forman de manera
ria demuestra que la(s) cultura(s) desaparece(n) bajo las pre-
dialéctica parte del proceso cultural. Al querer entender eso
siones de poderes supradominantes y, por lo tanto,
que llamamos cultura, es necesario el entendimiento de los
igualmente es cierto que no todas las "culturas" pueden desa-
procesos mismos de la toma de decisiones. Esto quedaba per-
rrollar los mecanismos de "defensa" necesarios para sobrevi-
fectamente claro para Alexis de T ocqueville cuando describía
vir la influencia de estos poderes y, por lo tanto, necesitan la
la formación democrática de Estados Unidos. En su obra La
ayuda que puede proporcionar el Estado, o de otros mecanis- democracia en América, el autor nos dice:
mos sociales. Esto es especialmente cierto cuando vemos el
brote de una "cultura" comercial de naturaleza internacional It is therefore necesary, ifwe would become acquainted with the
estrechamente relacionada con los intereses de los Estados legislation and the manners of a nation, to begin by the study of
contemporáneos (donde no hay duda de que ahora vemos its social condition. Many important observations suggest them-
una convergencia de ideologías en México, Estados U nidos y selves upon the social condition of the Anglo-Americans, but
Canadá). Además, muy posiblemente con intereses divergen- there is one which takes precedence of all the rest. The social
tes a los de las culturas populares. En este contexto es posible condition ofthe Americans is eminently democratic.
plantear que estas culturas populares encontrarán aún más
dificultades en satisfacer sus necesidades de expresión a tra- En este mismo sentido es necesario preguntar: ¿Qué for-
vés de la acción política, de suerte que su sobrevivencia se verá ma y cuál ha sido el contenido del proceso de toma de deci-
entorpecida, no solamente por la intromisión de valores nor-
5 El término es usado por el doctor Aguirre Beltrán.
!50 GUSTAVO DEL CASTILLO

siones en México sobre la integración en Norteamérica?


¿cuál ha sido el nivel de participación popular (o de la socie-
dad civil en general) dentro de este proceso de decisiones en
representación de sus intereses?
En México, el proceso de toma de decisiones sobre este te-
ma se ha caracterizado por la falta de transparencia; lo ca- FRONTERA MÉXICO-ESTADOS UNIDOS
racteriza la centralización de las decisiones en una pequeña
Reflexiones para un marco teórico
burocracia, aun cuando se den audiencias públicas donde
participen los distintos grupos de interés industrial y otros
Jorge A. Bustamante
"expertos" sobre el tema. Así como en México se concibió el
pacto económico para solucionar la crisis económica de la
década de los ochenta, un Acuerdo de Libre Comercio en
1ntroducción 1
Norteamérica nunca se ha concebido como un pacto social
en el cual se encuentren definidos aquellos que se benefician
La frontera norte es una región muy heterogénea y con el
y los que posiblemente pierden beneficios al corto o al largo
ritmo de crecimiento más dinámico que los promedios na-
plazo. Estas definiciones ciertamente existen dentro de las
cionales,2 lo cual representa un reto para su cabal entendi-
premisas y conclusiones de los distintos modelos economé-
miento. Éste se facilita al contar con un marco conceptual
tricos, pero, en tales abstracciones, primero, los sujetos so-
coherente capaz de ser el hilo conductor que explique lo que
ciales no han sido consultados y, segundo, no han sido infor-
es propio de esa región. En este sentido, el objetivo princi-
mados de las consecuencias sociales o económicas de un
pal de este ensayo es contribuir al e_ntendimiento de ~a re-
acuerdo de libre comercio. Esto es, la condición social mexi-
gionalidad de las relaciones frontenzas entre dos .naciOnes
cana, tal como era concebida por De Tocqueville, no permi-
de desarrollo econqmico desigual, en congruencia con el
te la transparencia en la toma de decisiones, requisito funda-
contexto global de las relaciones bilaterales o multilaterales
mental de un proceso democrático. Es legítimo preguntarse
entre los países fronterizos.
hasta dónde puede llegar un acuerdo de integración econó-
El análisis teórico aquí propuesto se apoya básicamente
mica sin el consenso necesario de la sociedad, y si un acuer-
en los conceptos de interacción social y poder; tomad~s de ~a~
do obtenido sin el consenso popular puede tener éxito, ya
Weber, y en el concepto de asimetría de poder; defimdo ong1-
que los actores sociales se sentirán con poca obligación de
participar bajo las reglas del nuevo acuerdo. Finalmente, I Agradezco los comentari~s y críticas a una ve rsión prel~minar de este
hay que preguntar qué futuro puede tener una sociedad plu- trabajo de los profesores Mano Ojeda, de El Colegio de Me~1co, y Norns
Clement, de la Unive rsidad Estatal de San D1ego. Tamb1en agradezco
ricultural como la mexicana dentro de un entorno de nego-
igual ayuda de jorge Carrillo V.: de El Colegio de la Fr?ntera Norte. La
ciaciones caracterizado por la oscuridad y la centralización responsabilidad sobre el contemdo de este trabaJO es m1a. . .
en la toma de decisiones. 2 Véase Bernardo González, "Modernización industnal y creCimiento
maquilador", en El Cotidiano, número especial l, México, UAM-Azcapot-
zalco, 1987, pp. 46-50.
152 JORGE A . BUSTAMANTE FRONTERA MÉXICO-ESTADOS UNIDos• 153

nalmente por Mario Ojeda en su estudio de las relaciones Hay quienes no aceptan que se le pueda tratar como re-
México-Estados Unidos. 3 gión por esta heterogeneidad, 5 y otros dudan que se pue-
Se proponen otros conceptos como base para la expan- da delimitar lo fronterizo, 6 ya que en ciertos casos parece
sión lógica del análisis. También se usan otros para hacer penetrar tan adentro de los territorios nacionales respec-
operativo alguno de los anteriores, como son el de la intensi- tivos, que se hace difícil distinguir lo regional de lo nacio-
dad y extensión de las interacciones fronterizas. El análisis si- nal.?
gue una metodología de derivación de la experiencia micro- En algunos casos lo fronterizo se ha definido especial-
dimensional de las relaciones entre las poblaciones mente de una manera relativamente arbitraria; ejemplo de
fronterizas de ambos países a la conceptuación de esa expe- ello ha sido el de la extensión para efectos fiscales de la fran-
riencia y su aplicación para el entendimiento de la dimen- ja fronteriza, primero de 20 kilómetros de ancho, luego de
sión macrodimensional de las relaciones entre México y 28 y después de más de 70, para casos especiales, como el de
Estados Unidos. Ciudad Juárez. 8
El mayor consenso se encuentra en una definición espa-
cial de la región fronteriza que incluye a los municipios ad-
Hacia un marco teórico para el estudio de la región fronteriza yacentes a la frontera del lado mexicano y a los condados co-
rrespondientes del lado estadunidense. 9 Aun esta definición
El estudio de lo que ocurre en el espacio geográfico adya-
5 Raúl Fernández, The United States-México Border, Indiana, University
cente a la frontera entre México y Estados Unidos ha sido
ofNotre Dame Press, 1977, pp. 149-157. '
una tarea emprendida desde una gran variedad de discipli- 6 Boris Graizbord y Daniel Hiernaux, "Algunas consideraciones geo-
nas.4 gráficas para el análisis del espacio fronterizo", El Colegio de México,
Independientemente del enfoque disciplinario, aparece 1982 (mimeo ). Estos investigadores sostienen que la ausencia de homoge-
neidad en este vasto espacio impiden la aplicación del concepto de región
en la literatura el dilema de cómo conciliar la gran heteroge- (p. 10).
neidad de un área tan vasta, de más de tres mil kilómetros de 7 La justificación de los estudios fronterizos como un área legitima de

longitud, de un denominador común que justifique su enfo- investigación se llegó a poner en duda en las discusiones del Primer Sim-
posio Nacional sobre Estudios Fronterizos, organizado por El Colegio de
que unitario. México y celebrado en Monterrey en enero de 1979, a partir de la dificul-
tad de encontrar un criterio objetivo en el que pudiera fincarse su delimi-
3 Véase Mario Ojeda, "The Structural Context of U.S.-Mexican Rela- tación. Lo álgido del debate acerca de este punto apenas se refleja en el
tions", en Tommie S. Montgomery (ed.), México Today, Filadelfia, Institu- resumen de comentarios que aparece en la compilación de los trabajos
te for the Study ofHuman Issues, 1982, y "México y los Estados Unidos: presentados en ese evento. Véase Roque González Salazar (comp.), La
(Interdependencia o dependencia de México?", en Roque González Sala- frontera del norte, pp. 313-319.
zar (ed.), La frontera del norte. Interacción y desarrollo, México, El Colegio de 8 La mejor compilación del intenso debate que se ha producido duran-

México, 1981. te años sobre el tema de las zonas y perímetros libres sigue siendo la obra
4 Jorge A Bustamante, "El estudio de la zona fronteriza Méxi- en dos volúmenes de Ulises Irigoyen, El problema ecoru5mico de las fronteras
co-Estados Unidos", en Foro Internacional, vol. 19, núm. 3, El Colegio de mexicanas, México, 1935.
México, 1979, pp. 471-516; del mismo autor, México-Estados Unidos. Bi- 9 Véase particularmente el capítulo 4 del libro de Niles Hansen, The

bliografía general sobre estudios fronterizos, México, El Colegio de México, Border Economy. Regional Development in the Southwest, Austin, Texas Press,
1980. 1981, pp. 53-76.
154 JORGE A. BUSTAMANTE FRONTERA MÉXICO-ESTADOS UNID6S 155

espacial comúnmente usada ha sido aceptada más por su que residen en cada lado. La crítica del profesor Segovia se
utilidad práctica que por su solidez teórica. 10 refería en particular al siguiente párrafo del trabajo citado
Hace diez años hice un intento de conceptuar el espacio en aquella reunión pionera de los estudios fronterizos, cele-
geográfico y el contenido que caracteriza a la región fronte- brada en Monterrey en enero de 1979:
riza.11 No fue un intento muy acertado por varias razones, a
pesar de que tuvo sus defensores. 12 La razón más importante El enfoque que aquí se sugiere para los estudios fronterizos parte
fue que no supe diferenciar con claridad la acción académi- de la consideración de que la extensión geográfica de los fenóme-
ca, el estudio de las cuestiones fronterizas, de la acción polí- nos sociales económicos y culturales de las zonas fronterizas no
tica, esto es, de las propuestas para solucionarlas. No obstan- está limitada por la demarcación internacional sino, más bien,
te que, como lo indica el título de este trabajo, mi intención por la interacción de las personas que viven paralelamente a ella.
Así, cuando hablamos acerca de las áreas fronterizas, nos estamos
fue la de proponer un marco conceptual para la investigacwn,
refiriendo a una región binacional geográficamente limitada por
cometí el error de usar frases como "Tal visión de conjunto la extensión empírica de los procesos de interacción entre las per-
debe interpretarse como un antecedente necesario de solu- sonas que viven a ambos lados de la frontera. 14
ciones concertadas binacionalmente".
Con esto di lugar a que mi amigo y colega Rafael Segovia Quizá pueda haber fenómenos naturales o de otra especie
criticara con sólido fundamento teórico el uso que hice del de carácter binacional; pero lo que no puede haber es una
concepto de binacionalidad de las interacciones sociales región binacional. En efecto, esto es contrario a la noción de
transfronterizas, llamando la atención en sus comentarios soberanía nacional, que es indivisible por definición. A pe-
sobre los riesgos de" ... provocar graves problemas de ser uti- sar de ese error de conceptuación, creó que el resto de los
lizado en las relaciones fronterizas con Estados Unidos". 13 conceptos analíticos son rescatables. Me refiero en particu-
Desde entonces tuve más cuidado en el empleo del concepto lar a los de interaccwn, intemacionalidad e intensidad, incluidos
binacional, no obstante que en la experiencia cotidiana fron- en aquel trabajo de hace diez años, con las modalidades y
teriza se antoja aplicable, cuando vemos la irrelevancia de la adiciones que a continuación se explicarán.
frontera en ciertos fenómenos, como los del medio ambien-
te comp4rtido, o el de familias de la frontera con miembros
El concepto de interacción
10 Para el caso de la frontera de Texas con México es muy recomenda-
ble leer el amplio tratamiento del tema de la delimitación de la región
fronteriza que hace J ohn W. House en su libro Frontier on the Rio Grande. A Si se observan las estadísticas sobre cruces fronterizos, se
Política[ Geography of Developrnent and Social Deprivation, Nueva York, puede afirmar con razonable seguridad que las interaccio-
Oxford University Press, 1982, pp. 55-69. nes entre poblaciones de uno y otro lado de la frontera entre
11 Jorge A. Bustamante, "La interacción social en la frontera Méxi-
co-Estados Unidos: un marco conceptual para la investigación", en R. México y Estados U nidos están creciendo en cantidad y
González Salazar (comp .), La frontera del norte, pp. 26-45. complejidad. 15 Paralelamente a esta tendencia, se puede ob-
12 Véase los comentarios de Humberto Garza Elizondo en Roque Gon-

zález Salazar, op. cit., pp. 318. 14 Roque González Salazar, op. cit., p. 39.
13 Véase la sección de comentarios de Roque GonzálezS., op. cit., p . 317. 15 El número de cruces fronterizos por las garitas de Tijuana y Teca te
156 JORGE A. BUSTAMANTE FRONTERA MÉXICO-ESTADOS UNIDOS ~ 157

servar cómo se van reduciendo las brechas en los niveles so- entrar en interacción se fueron haciendo compatibles en tér-
cioeconómicos de un número creciente de grupos de activi- minos de secuencias racionales de medios afmes que se con-
dad o intereses afines de uno y otro país, con lo que crece certaron en la práctica de manera implícita o explícita.
también el interés de buscar acuerdos bilaterales operativos. 16 Como se puede apreciar, esta definición de interacción
La gente de ambos lados busca la satisfacción de sus inte- social es un parafraseo de la definición desarrollada teórica-
reses, gustos o necesidades respectivas, búsqueda que inclu- mente por Max Weber en el primer capítulo de su obra de
ye la cooperación del vecino. Los habitantes de un lado cru- publicación póstuma, Economía y sociedad. Definición que en-
zan al otro buscando algo que no pueden obtener por sí caja adecuadamente en el fenómeno social transfronterizo,
mismos del otro lado o algo que pueda hacer óptima la obten- el que es personificado cotidianamente por individuos de
ción de lo que buscan condicionado a convenir la participa- dos países con lenguaje y cultura diferentes. No obstante, la
ción de la gente del país vecino. vecindad geográfica los conduce a entrar en interacciones
El interés que motiva el cruce fronterizo puede ser tan sim- sociales que no requieren que ninguno ceda a sus respectivas
ple como la curiosidad turística o tan complejo como una em- identidades culturales, sino de que hayan tenido la habili-
presa maquiladora que utiliza tecnología de punta. Es impor- dad de desarrollar acuerdos implícitos de carácter operati-
tante destacar aquí que la interacción internacional vo, suficientes como para llevar a cabo de manera racional
transfronteriza entre mexicanos y estadunidenses no surge ni una secuencia de medios a fines compatibles. Esto es lo que
en el vacío histórico ni a partir de la igualdad de condiciones requiere la más simple de las transacciones o intercambios,
de poder, concepto sobre el cual se abundará más adelante. sin que el hecho de llegar a compartir el mismo sentido de la
Vale la pena aclarar que, aunque parezca obvio, la referen- relación de medios a fines signifique que los, actores de la in-
cia que aquí se hace a la interacción es, en términos generales, teracción social partan de la misma condición de poder o
referente a la interacción social, es decir, a un encuentro de hubieren logrado algo justo, equitativo o igualmente bueno
acciones recíprocas de actores que orientan mutuamente su o valioso para ambas partes. Lo útil de la definición weberia-
respectiva conducta hacia la otra parte de la interacción, con na de interacción social reside en el pragmatismo de su ope-
significados que son subjetivamente compartidos por éstos, a ratividad, pues se refiere a los elementos esenciales de la re-
partir de experiencias previas en que las respectivas conduc- lación social más elemental. También puede darse una
tas dirigidas u orientadas hacia los o~ros con quienes se desea interacción social en condiciones de un poder desigual o asi-
métrico entre las partes, siempre y cuando esta asimetría no
(San Ysidro, Mesa de OtayyTecate), desde septiembre de 1987 hasta sep- rebase ciertos límites, como se analizará más adelante. Esta
tiembre de 1988, fue de 42 030 368 . De éstos, 18 634 367 fueron ciudada- flexibilidad del concepto de interacción social weberiano
nos estadunidenses y 23 396 001 fueron mexicanos en su gran mayoría.
Datos publicados por San Diego Economic Bulletin, vol. 36, 11 de diciembre permite también el estudio de los procesos sociales más
de 1988, p . 7. complejos, tanto en su devenir o su dimensión histórica co-
16 Un foro donde se aprecia este fenómeno de encuentros crecientes de
mo en la complejidad de sus arreglos múltiples, o lo quepo-
contrapartes de ambos lados de la frontera es el congreso anual de la or-
ganización llamada Ambas Californias, que incluye representantes de los dría entenderse como su dimensión estructural.
sectores público y privado de Baja California Sur, Baja California y Cali- La interacción social entre mexicanos y estadunidenses en la
fornia.
158 JORGE A. BUSTAMANTE FRONTERA MÉXICO-ESTADOS UNIDOS • ¡59

región limítrofe no se basa, por lo general, en condiciones de terales obviamente no fueron interacciones sociales en el sen-
igualdad entre las partes o en una simetría en el poder respec- tido weberiano, aunque no hubieran quedado sin respuesta
tivo desde el cual cada parte hace operativa la interacción. Para por parte de los mexicanos. Es muy importante distinguir en-
los efectos de este ensayo, se entenderá por poder la probabili- tre la respuesta a una acción unilateral y la correspondencia
dad de que un actor, dentro del contexto de una relación so- de conductas que caracteriza a la interacción social en térmi-
cial, esté en condiciones de lograr que se imponga su voluntad nos de las acciones de cada actor, las cuales son orientadas
aun en contra de la resistencia de la otra parte de la relación. 17 mutuamente hacia el otro, a partir de un mínimo de acuerdo
El estadunidense suele ser el cliente, el dueño, el patrón, el con el sentido que cada actor le imprime a las suyas.
que tiene más dinero, etc. De estas posiciones, de las que se de- La historia de las acciones unilaterales de Estados U nidos
riva una mayor posibilidad de lograr imponer la voluntad del hacia México es una historia en la que se percibe la desigual-
actor a la otra parte, aun frente a su resistencia, ocurren, sin dad de poder o asimetría que caracteriza a la relación bina-
embargo, interacciones sociales exitosas tanto para los estadu- cional entre los dos países. La historia de las relaciones bila-
nidenses como para los mexicanos, no obstante la desigualdad terales entre las dos naciones, como la experiencia cotidiana
de poder entre ambos. Esto no ha impedido que se busquen y de la vecindad fronteriza, muestra que esa asimetría puede
se encuentren acuerdos suficientes como para culminar exito- aparecer tanto en los niveles microdimensionales más sim-
samente una interacción entre los de uno y otro lado, de acuer- ples como en los niveles macrodimensionales, en las relacio-
do con sus respectivos intereses. Se puede diferenciar entre nes más complejas entre ambos Estados nacionales. Se pue-
una interacción social justa y otra armoniosa. La segunda no de decir que la asimetría es un denominador común de la
implica a la primera, no obstante que ambas culminen con éxi- relación bilateral entre México y Estados U!"lidos; 1B sin em-
to. Es posible que en la región fronteriza de ambos países no bargo, ésta es un factor estructural de grado. En su caracteri-
abunden las interacciones sociales justas, pero no hay duda de zación de la relación bilateral, la asimetría puede darse en
que abundan las interacciones sociales armoniosas. grados máximos y en grados mínimos. Cuando ésta se da en
grados mínimos, facilita la interacción entre las partes;
cuando se da en grados máximos, la dificulta hasta hacerla
La asimetría de poder como fuente definitoria de la naturaleza imposible. En un grado máximo de asimetría entre las par-
de la relación predominante de parte de cada país hacia el otro tes, la acción del más poderoso se queda en una acción unila-
teral en la medida en que no puede ser contestada o respon-
Ciertamente, no todo en la frontera México-Estados U nidos dida en la misma especie por la contraparte. Esto no quiere
es interacción social armoniosa. Parte dolorosa de la historia decir que, en el caso de un grado máximo de asimetría entre
del lado mexicano incluye las acciones unilaterales de poder las partes cuando se presenta una acción unilateral, no pue-
de los estadunidenses, como la conquista militar que arrebató da haber una reacción de la otra parte. Sólo que en este caso
a México más de la mitad de su territorio. Esas acciones unila- la reacción no lleva a la interacción en el sentido weberiano
porque el exceso de asimetría elimina el mínimo de acuerdo'
17 Ésta es la definición de machi (poder), propuesta originalmente por
18
Max Weber en Economía y sociedad, en la sección 16 del capítulo l. Mario Ojeda, op. cit.
160 JORGE A. BUSTAMANTE FRONTERA MÉXICO-ESTADOS UNIDOS (51

entre las partes para llevar la interacción a fines compati- y la mexicana que pudiera derivarse del que tiene empírica-
bles. En el exceso de asimetría, el objetivo de la acción de mente más opciones o más dinero, la naturaleza de las accio-
una parte supone la ausencia o eliminación de un fin seme- nes y las respuestas se mantiene en el ámbito económico. En
jante de la otra parte en la relación. cambio, si el estadunidense viene a Tijuana a poner un nego-
Del entendimiento de los efectos de la diferencia de gra- cio de oferta de servicios turísticos en el que se excluye el ac-
do de la asimetría entre las partes, en una experiencia bilate- ceso de los mexicanos, en el sentido de tener participación,
ral, surge un elemento teórico de particular importancia pa- como solía ocurrir en la Tijuana de los años veinte, 19 la asime-
ra comprender la interacción transfronteriza. Este es el de la tría en tal experiencia bilateral entre estadunidenses y mexi-
diferencia entre la naturaleza de la acción y la de la reacción canos es de tal magnitud que la acción de los primeros corres-
frente al grado máximo de asimetría de poder entre las par- ponde a una naturaleza diferente a la de la reacción de los
tes. Precisamente por la asimetría de poder, ya sea ~a mili- segundos. Es decir, a la acción de exclusión en la participa-
tar o económica, la acción unilateral en que se manifiesta no ción de un negocio como trabajador correspondió, en aquella
hace probable que pueda ser respondida o contestada con época de Tijuana, una reacción política de la cual surgieron
otra acción de igual naturaleza. Podría decirse para efectos las primeras organizaciones sindicales de la ciudad. 20
analíticos que la asimetría de poder, de una parte, fuerza la Si en el análisis de la economía de Tijuana de aquella épo-
diferencia en la naturaleza de la respuesta, de la otra. Quizá ca no se toma en cuenta la asimetría de poder entre estadu-
un ejemplo elocuente de este contraste sería el aforismo po- nidenses y mexicanos, no se puede entender la historia de la
lítico de Juárez en el sentido de que la mejor defensa de los relación entre ambos; será necesario extender el análisis de
países débiles contra el abuso de los fuertes es el derecho. En lo económico al de las reacciones políticas o culturales de ta-
este principio, Benito Juárez aludía a la imposibilidad de les acciones unilaterales. En el sentido del enunciado ante-
responder al abuso de poder con una acción de la misma na- rior, se puede decir que, a mayor asimetría en la r~lación,
turaleza de la que la acción abusiva se hizo consistir. De esta mayor el grado de unilateralidad del que tiene más poder.
diferencia en la naturaleza de la acción abusiva y la de su res- Es decir, a mayor asimetría menor interacción, en el sentido
puesta (misma que se desprende de la asimetría estructural weberiano de la interacción social al que se hizo referencia
en la que se da la experiencia bilateral) se puede extraer un antes. Como se analizará más adelante, esta premisa es váli-
elemento de análisis de los procesos de interacción entre los da tanto para el nivel microdimensional de las relaciones bi-
dos países.
19 Sobre el caso del negocio de transporte de turistas del que sus dueños
Este elemento analítico se puede enunciar así: a mayor asi-
metría en la relación, mayor la diferencia entre la naturaleza estadunidenses excluían a los mexicanos en los puestos de choferes o so-
bre el caso de los casinos donde sus dueños estadunidenses no permitían
de la acción y la de la reacción entre las partes. Un ejemplo que se contratara a mexicanos como croupiers o cocineros o capitanes de
contrario sensu de este enunciado sería el de una transacción meseros, véase Jorge A. Bustamante, Historia de la colonta Lihertad, Tuua-
fronteriza en la que un estadunidense compra en Tijuana una na, El Colegio de la Frontera Norte (Colección Cuadernos), 1986.
20 Jdem. Véase Jorge A. Bustamante, "Identidad nacional en la frontera
pieza de artesanía o el servicio turístico de un hotel. No obs- norte: hallazgos preliminares", en Alfonso Corona Rentería (comp),
tante la asimetría estructural entre la sociedad estadunidense Impactos regionales de las relaciones económicas México-EstaCÚis UnickJs, Méxi-
co, El Colegio de México, l 984.
162 JORGE A. BUSTAMANTE FRONTERA MÉXICO-ESTADOS UNIDOS 163

laterales fronterizas como para el nivel macrodimensional ret~ repr~se?ta, por una parte, una lucha persistente por re-
de las relaciones entre las dos naciones. duCir o ehmmar la desigualdad con el vecino; por otra, una
p:r~anente búsqueda _de hacer óptima la oportunidad eco-
no miCa que le da la vecmdad geográfica con el mercado más
El nivel microdimensional de la interacción asimétrica poderoso del mundo.
La meta de reducir o eliminar la desigualdad con el veci-
Quien conoce la historia de las comunidades fronterizas sabe
del dilema que se le presenta al fronterizo como reto a su prag-
e:
no implic~ ten un~ motivación fuerte. Como se ha explica-
do en las mvest1gacwnes de El Colegio de la Frontera Norte
matismo de inmigrante. Este dilema se deriva de su enfrenta- sobre el tema de la "identidad cultural",21 esta motivación
miento con la asimetria de poder que caracteriza su relación surge de una conciencia histórica que se da en la experiencia
con el estadunidense. Se puede decir que Estados Unidos es fronteriza del mexicano en el sentido de saber (quizá sería
para el fronterizo mexicano, al mismo tiempo, una o/ortuni- ~ás prop~o decir sentir) quién es uno, de dónde y de quiénes
dad y un problema. Es lo primero, porque la vecindad lo colo- viene, y como fue que llegó a donde está.
ca en una posición ventajosa en términos regionales frente a Nada de esto se puede contestar sin una conciencia o
otros mexicanos del interior, posición que se traduce en la identidad étnica. El fronterizo la tiene porque en la vida de
oportunidad de vender productos y _fuerza de tra?ajo u ofrecer l~ frontera ésta no es algo que devenga de manera natural,
servicios al vecino estadunidense. D1eha oportumdad se tradu- smo qu_e se r:q~iere para la sobrevivencia económica y para
ce en mayores niveles de vida que en los promedios nacionales. la convivencia mternacional. Es algo que se genera, se cons-
Por otra parte, la vecindad geográfica es un problema, po:que tata y s_e reproduce en la experiencia cotidiana. Esto no quie-
representa una relación de desigualdad económica o de asime- re dec1r que todos los fronterizos sean conscientes de esta
tria de poder con el estadunidense. necesidad de síntesis dialéctica. Quiere decir, en los térmi-
Se puede decir que la asimetria, como factor estructural de la nos antes planteados, que de la asimetría de poder entre los
relación entre estadunidenses y mexicanos en el norte de Méxi- de uno y otro lado surge una noción de otredad como refe-
co a nivel microdimensional, produce la dicotorrúa oportuni- rencia cultural respecto del vecino.
dad-problema en la medida en que fuerza una reacción del me- El vecino estadunidense es lo otro o lo que no soy yo. -
nos poderoso que es de una naturaleza diferente a la de la Frente a esa otredad del vecino, el fronterizo recurre a la rea-
acción del más poderoso. En otras palabras, a la naturaleza eco- firmación de los valores tradicionales que aprendió de sus
nómica de la acción estadunidense corresponde una reacción de 21 El Colegio de la Frontera Norte ha llevado a cabo una serie de en-
naturaleza cultural o política del mexicano, en la medida en que cuestas durante_v~rios años para medir la cercanía o lejanía de los fronte-
la asimetria entre el estadunidense y el mexicano es mayor: nzos de las trad1c10nes culturales mexicanas. La primera encuesta se dise-
Para el fronterizo mexicano esa dicotomía representa un ñó para busc~r la relación entre el uso de anglicismos en el lenguaje
coloqmal y la 1dent1dad naCional. Se h1zo en 1982 en seis ciudades: tres
reto cotidiano que se convierte constructiva o pragmática- fronterizas y tres del interior. La segunda encuesta se hizo en 1984. La
mente en una búsqueda de la síntesis que represente la con- tercera y la cuarta, en 1986 y 1987, respectivamente. En todas estas en-
ciliación entre esos elementos dialécticamente opuestos. Ese cuestas se ha encontrado un nivel de cercanía mayor a las tradiciones cul-
turales mex1canas en las poblaciones fronterizas que en las del interior.
164 JORGE A. BUSTAMANTE FRONTERA MÉXICO-ESTADOS UNIDOS • 155

antepasados y que reproduce en sus relaciones familiares. la relación entre estadunidenses y mexicanos, en términos
Recurre, quizá intuitivamente, a los valores de su propia de- de oportunidad-problema, a nivel macrodimensional, el ex-
finición de mexicanidad, acicateado por el contraste de la ceso de asimetría conduce también a la unilateralidad de la
otredad cultural con la cual está interactuando. acción de la parte con mayor poder, lo cual genera una reac-
Este efecto de acicateo en la reafirmación cultural de lo ción de la parte con menos poder, ya no de la misma natura-
propio, derivado de la otredad, no es sólo una rara caracterís- leza que correspondió a la acción. Es precisamente la asime-
tica idiosincrásica de los fronterizos mexicanos. Se trata de un tría la que hace que la reacción a una acción unilateral no sea
efecto psicológico que se encuentra en otras situaciones de re- de la misma naturaleza. Así como es lógico que México no
lación con el extranjero a niveles personales; por ejemplo, en- pueda enfrentarse con probabilidades de éxito al poderío
tre miembros de cualquier cuerpo diplomático o en algunos militar de Estados Unidos en el caso extremo de asimetría
militares de cualquier país, como resultado de su experiencia que estaría representado por un conflicto armado, también
con el extranjero. Claro que no se trata de una relación cas~l es lógico que México no se enfrente a la unilateralidad de
necesaria o absoluta entre la experiencia con el extranjero y la una medida económica con otra medida económica, sino
reafirmación de la identidad cultural propia. Se dan casos en con una medida de otra naturaleza, generalmente política.
que esa experiencia conduce a la pérdida de esa identidad. Lo que en la dimensión microdimensional se traduce en una
Lo importante para el análisis que aquí se propone es evitar respuesta cultural frente a la otredad del vecino, en la dimen-
caer en el error de suponer que existe una relación necesaria sión macrodimensional se manifiesta en términos de una
o absoluta entre el contacto con el extranjero y la reafirma- reacción de carácter político que en el fondo es una creación
ción o pérdida de la identidad cultural propia. cultural. Aquí lo cultural se traduce en una dinámica política
Lo que aquí se propone es la consideración de la probabili- que se mueve en correspondencia con la dinámica económica
dad de que alguna de las dos situaciones ocurra, dejando a la representada por las acciones unilaterales de la parte con ma-
demostración científica la determinación de la más probable. yor poder.
Esto fue lo que se hizo en la investigación referida de El Cole- Si se acepta que es en el orden económico donde por lo
gio de la Frontera Norte, en la que se encontró una mayor pro- general se expresa la asimetría de poder de Estados Unidos
babilidad entre los fronterizos que entre los de las ciudades del y México, se puede apreciar que en el contexto histórico el
interior de encontrarse en el caso de que la experiencia con el Estado mexicano ha respondido a esta asimetría de la rela-
extranjero les refuerce su propia identidad cultural.22 ción bilateral, por lo general, con base en creaciones ideoló-
gico-políticas, que en el fondo no son más que creaciones
culturales. Ante la imposibilidad de enfrentar eficazmente la
El nivel macrodimensional de la interacción asimétrica asimetría de poder en los propios términos en que ésta se
expresa, el Estado mexicano ha respondido con acciones o
Lo que en el nivel microdimensional se puede ver como una con omisiones de carácter político. Si bien la expresión últi-
dicotomía generada por el factor estructural de asimetría en ma de esta asimetría es la fuerza militar, y por supuesto, la
22 Idem. historia de la relación bilateral tiene marcas dolorosas para
166 JORGEA. BUSTAMANTE FRONTERA MÉXICO-ESTADOS UNIDOS 167

México a causa del uso de esa fuerza, la diferencia de poder nes bilaterales tiende por lo general a producir una diferen-
entre los dos países encuentra su expresión más frecuente cia entre: a) la naturaleza de las acciones unilaterales del
en términos de acciones económicas. país vecino hacia México y b) la naturaleza de la generalidad
Precisamente por esa asimetría que se expresa en lo eco- de las respuestas de éste hacia esas acciones. De esta diferen-
nómico, el entendimiento de la relación bilateral en su senti- cia se está tratando aquí extraer un elemento heurístico que
do histórico no puede lograrse enfocando solamente a las nos pueda ayudar a entender la dinámica de esas relaciones.
dos economías en interacción. Así como sería absurdo tratar Los ejemplos históricos de creaciones políticas puestos en
de entender la asimetría de poder en la relación bilateral práctica por México como estrategias de respuesta frente a
analizando solamente la interacción de los aparatos milita- la asimetría de poder respecto a Estados Unidos ilustran el
res de cada país, el análisis de la interacción económica en- lado activo que en ocasiones han tenido éstas en relación con
tre los dos países debe complementarse con el de la interac- el ejercicio unilateral de la asimetría. Sin embargo, hay un
ción de lo económico con lo político, en una especie de cruce lado pasivo en la historia de las respuestas del Estado mexi-
analítico d e la dinámica económica que se origina en Esta- cano frente a esa unilateralidad con la que se expresa la asi-
dos Unidos con la dinámica política que se inicia en México metría de la relación bilateral. Se podría decir, no obstante,
como resultado o en respuesta a la unilateralidad que se da que con estrategias tanto activas como pasivas la respuesta
en condiciones de máxima asimetría de poder entre las dos del Estado mexicano frente a la unilateralidad con la que se
naciones. expresa la asimetría de poder por parte de Estados Unidos
Esa naturaleza político-cultural que ha caracterizado la es de naturaleza política más que económica.
respuesta mexicana a la asimetría de poder frente a Estados De manera análoga al nivel macrodimensional, en el nivel
Unidos se encuentra ilustrada en principios de la cultura po- micro de las relaciones entre los individuos de uno y otro la-
lítica nacional, como el del apotegma juarista de que, "Entre do de la frontera se puede encontrar un patrón estructural
los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho de asimetría de poder caracterizado, como se dijo, por la
ajeno es la paz". O la propuesta de Isidro Fabela en el senti- frecuencia con que el estadunidense es el patrón, el cliente,
do de que, frente a los problemas derivados de la asimetría el dueño, o se encuentra en una posición de mayor poder
de poder de Estados Unidos en sus relaciones con México, la que su contraparte mexicana. Pues bien, frente a esa asime-
peor estrategia para eludirlos es evitar la confrontación y tría de poder el fronterizo responde con afirmaciones cultu-
que ésta debe ser, obviamente, de carácter político, en ejerci- rales de sí mismo. Claro que también se da la conducta del
cio pleno de nuestra soberanía nacional. que quiere parecerse al estadunidense. Pero, contrariamente
No se quiere sugerir con lo anterior que el gobierno de a algunas visiones estereotipadas, la mayor parte de los fron-
México nunca tuvo iniciativas vinculadas a acciones concre- terizos han encontrado que el estadunidense tiende a res-
tas de carácter económico frente a Estados U nidos o que las ponder positivamente al mexicano que mantiene su identi-
respuestas del gobierno de nuestro país siempre fueron de dad cultural, así como negativamente o sin respeto al que
carácter político. Lo que se quiere decir es que la condición trata de hacer una imitación de lo estadunidense. Indepen-
estructural de la asimetría como característica de las relacio- dientemente de la relación de los vecinos, el fronterizo tien-
168 JORGE A. BUSTAMANTE '
FRONTERA MEXICO-ESTADOS UNIDOS
.
169

de a responder a la asimetría de poder con un nacionalismo fronteriza. De manera esquemática, el razonamiento ante-
cultural porque, más que una respuesta a lo estadunidense, rior se podría enunciar diciendo que vecindad más interac-
es una respuesta a la otredad de lo no-mexicano derivada de ción transfronteriza igual a internacionalidad.
la experiencia fronteriza. Un ejemplo conspicuo de esta res- La importancia de este enunciado sólo se advierte cuando
puesta cultural a la desigualdad social aparece, en algunos se compara la frontera entre México y Estados U nidos con
rasgos del origen del cholismo en el este de Los Angeles, Ca- otras regiones fronterizas del mundo, donde hay vecindad
lifornia, según los estudios de Manuel Valenzuela. 23 No se pero no interacción, o ésta es muy reducida y, por lo tanto,
trata aquí, desde luego, del nacionalismo cultural definido no se da el fenómeno de la internacionalidad. El contraste
oficialmente, sino de un nacionalismo que se expresa en mani- más conspicuo para ilustrar esta relación entre conceptos se-
festaciones de cultura popular, como la que se vive en los ba- ría el de la región fronteriza de la Unión Soviética y China,
rrios de las ciudades fronterizas, es decir, donde vive la raza. en comparación con la de México y Estados Unidos. En
aquella región -por cierto, la frontera más larga del mundo
entre dos países- había vecindad pero la interacción entre
El concepto de internacionalidad los habitantes de las escasas ciudades adyacentes era casi nu-
la; en consecuencia, la internacionalidad de la vida fronteri-
La característica que tiene en común ese vasto y heterog¿- za en esas ciudades era, concomitantemente, casi inexisten-
neo espacio geográfico de la frontera norte de México como te. Aun estando convencidos de que en la región fronteriza
para justificar que se le llame región es la vecindad con Esta- entre China y la hoy ex Unión Soviética existía muy poca o
dos Unidos. Es esta vecindad lo que diferencia a lo que suce- nula internacionalidad y de que en la de México y Estados
de en la frontera norte de lo que acontece en el interior del Unidos hay mucha, tenemos que especificar aún más lo que
país. Más de nueve millones de seres humanos habitan las es la internacionalidad para poder reconocerla cuando esta-
ciudades adyacentes de ambos lados de la frontera entre mos frente a ella.
México y Estados Unidos. 24 Ellos se han encargado de que la Para los efectos del marco conceptual aquí propuesto, por
vecindad no sea algo estático, sino que se convierta en una internacionalidad se debe entender el atributo de un hecho,
interacción crecientemente intensa entre vecinos y familia- un acto, una idea, un valor, una interacción o un proceso de
res de ciudades adyacentes a la frontera. De esa interacción interacciones, cuya ocurrencia tiene implicaciones que rela-
se deriva un factor que representa un nivel más concreto y cionan intereses de dos o más países. Claro que la interna-
medible que el de la noción abstracta de vecindad. Este fac- cionalidad no es atributo sólo de la vida fronteriza; la hay en
tor se puede definir como la internacionalidad de la vida muchas ciudades del interior. Aún más, es posible que se pu-
diera encontrar empíricamente más internacionalidad, co-
2 3 José Manu9 Valenzuela, iA la brava ése!: cholos, punks, chavos banda,
Tijuana, El C1,~gio de la Frontera Norte, 1988 (segunda edición,
mo aquí ha sido entendida, en Acapulco o en Cancún que en
UNAM/El Colef, 1997). algunas ciudades fronterizas del tamaño de Ojinaga o Agua
24 Roberto Ham Chancle, "Age Structures and other Differential, at the Prieta. Aquí es donde resulta útil el enunciado antes formu-
U .S.-México Border Region", ponencia presentada en la reunión de lado para explicar que la internacionalidad de la vida fron-
IIASA en Sopron, Hungría, en octubre de 1988.
170 JORGE A. BUSTAMANTE FRONTERA MÉXICO-ESTADOS UNIDOS (71

teriza se puede entender como una función matemática de intensidad como característica de la vida fronteriza. Más
la interacción entre los nacionales de ambos países. Si tuvié- bien, la vida de esas ciudades tiene un elemento de vida
ramos un medidor de internacionalidad y el razonamiento fronteriza. Dicho en otras palabras, esas ciudades del inte-
anterior fuera correcto, encontraríamos que ese atributo se rior tienen en común con la vida fronteriza la intensidad de
da, por lo general, con mayor intensidad, es decir, con ma~or su internacionalidad.
frecuencia, en la región adyacente a la frontera que en el m- Sin embargo, aún quedaría un cabo suelto para responder
terior del país. a la pregunta de qué tan al sur, en el caso de México, o qué tan
Aparecen agregados ahora dos conceptos adicionales co- al no~te, en el caso de Estados Unidos, llega la región fronte-
mo atributos de la internacionalidad: intensidad y extensión. riza. Esta es una cuestión delicada cuando se trata de definir
Con éstos se quiere sugerir que la internacionalidad, en los los límites geográficos de algún régimen jurídico especial, co-
términos de la definición propuesta, puede llegar a medirse mo el de la zona libre. Cuando en alguna ciudad cercana a la
en términos de esos conceptos entendidos como sus indica- frontera alguien se pregunta por qué la franja fronteriza de
dores. Si se tomara como definidor operativo de la interna- perímetros libres termina en el kilómetro 20 o 28, dejando
cionalidad el número de visitantes extranjeros que entraron fuera de sus beneficios a una población localizada a 35 kiló-
a Tijuana desde San Diego en 1987, se encontraría que fue metros al sur de la frontera, no obstante su estrecha interac-
cercano a los 20 millones. 25 Es cierto que esa cantidad no se ción con la economía fronteriza, no basta con decir que en al-
distribuyó de manera proporcional a lo largo del año, sino gún punto tiene que terminar esa franja. Si bien esto es cierto,
que apareció con una frecuencia mayor, o con más intensi- es políticamente importante contar con criterios objetivos
dad, los fines de semana. Luego, ese atributo nos está dicien- que permitan definir los límites geográficos de la zona fronte-
do algo acerca de lo que caracteriza a la vida fronteriza, mis- riza, tratando de que las definiciones normativas se ajusten a
mo que la hace diferente de otras regiones del interior, en la realidad y no al revés. Ante tal situación resulta conveniente
términos de la internacionalidad implícita en la interacción hacer operativo ahora el concepto de internacionalidad junto
del número de visitantes que cruzaron de un país al otro en con el de extensión. Éste debe entenderse como el espacio
el periodo de un año. geográfico que media entre los sitios desde donde se realiza la
Si fuera posible aplicar una medición de intensidad, en interacción internacional. En una transacción fronteriza en-
términos de la frecuencia con la que se realizan interaccio- tre un mexicano y un estadunidense realizada en Tijuana pa-
nes entre individuos o instituciones de México y Estados ra comerciar con una pieza de artesanía, el espacio geográfico
Unidos en todo el territorio nacional, es probable que se en- sería mínimo entre esos actores de diferente nacionalidad.
contrara que la mayor intensidad aparece en la región fron- Ese espacio es la extensión de esa interacción internacional .
teriza. Sería lógico que también se encontraran altos grados En contraste con lo anterior, se podría pensar en una interac-
de intensidad e/Acapulco o Cancún . Esto no invalida a la ción internacional consistente en la importación de una mer-
cancía producida o vendida en Los Ángeles cuyo destino sea
25 En realidad, fue de 19 857 117 sólo para Tijuana en 1987, según ci- la ciudad de México; esta interacción implicaría un espacio
fras del SeP~icio de Inmigración y Naturalización del gobierno de Estados geográfico mucho mayor entre los sitios desde donde operan
Unidos.
172 JORGE A . BUSTAMANTE FRONTERA MÉXICO-ESTADOS UNIDOS

173

los respectivos actores de tal operación. Se tendría entonces pues, como ya se aclaró, no existe tal cosa como la región
que, tanto en la transacsión fronteriza como en la operación fronteriza binacional.
de importación de Los Angeles al Distrito Federal, hubo una Habiendo hecho esta aclaración para los efectos de las res-
interacción internacional, diferenciable en términos de sus pectivas soberanías nacionales, se puede decir ahora que los
respectivas extensiones. espacios geográficos de las regiones fronterizas de ambos paí-
No obstante, es posible encontrar una diferenciación muy ses no pueden ser iguales para todo tipo de interacciones in-
importante si se trata de medir la intensidad de cada tipo de ternacionales. Para algunas, como las correspondientes a lazo-
esas interacciones, si se entiende por intensidad la frecuen- na libre, se podría establecer el criterio de vecindad geográfica,
cia con la que ocurre cada uno de los dos tipos de interacción además de una definición espacial derivada de una combina-
aludidos. Se encontraría, entonces, una muy significativa di- ción de medidas de internacionalidad, en términos de intensi-
ferencia en la intensidad con la que ocurre una transacción dad y extensión. Éste sería un criterio objetivo para incluir o
fronteriza como la realizada por un sandieguino y un tijua- excluir a poblaciones no adyacentes pero aledañas a la frontera
nense, en comparación con una operación <je importación norte, en correspondencia con sus propias realidades.
entre un capitalino y un californiano de Los Angeles . Se ten- En el caso de las interacciones de tipo cultural, los límites
dría que la internacionalidad que distingue las interacciones geográficos de la región fronteriza respectiva de cada país, pa-
fronterizas de las no fronterizas se puede no sólo medir sino ra los efectos normativos o de distribución de recursos federa-
graficar en mapas, en términos de sus respectivos atributos les (por ejemplo, los de un Programa Cultural de las Fronte-
de intensidad y extensión. ras), serían diferentes a los de naturaleza económica.
Después de haber definido operacionalmente los anterio- Atendiendo a los mismos criterios de internacionalidad, como
res conceptos, resulta muy pertinente aclarar algo que me ha sido definida, el espacio geográfico de lo fronterizo sería
ocasionó problemas hace diez años, a propósito del trabajo quizá más amplio que el correspondiente a lo económico. Para
ya mencionado que presenté en Monterrey. Precisamente ilustrar la interacción cultural internacional típicamente fron-
porque las interacciones sociales entre fronterizos de uno .Y teriza, podría pensarse en el ya citado fenómeno del cholismo.
otro país se pueden representar geográficamente a partir Por quienes lo han estudiado a fondo, 26 sabemos que éste es lo
del conocimiento del dato de la localización de los actores y que podríamos llamar la subcultura de los jóvenes de, los ba-
del espacio de su interacción, no hay lugar a confusión res- rrios populares que tuvo su origen en el este de Los Angeles
pecto de la identidad territorial nacional del espacio bi~a­ entre jóvenes de ascendencia mexicana y luego se extendió a
cional, sino de uno especificable, correspondiente a naCio- los barrios de las ciudades fronterizas, y aun al sur, siguiendo la
nes diferentes, donde la demarcación internacional se ruta de los trab~adores migratorios por la costa occidental de
encargaría de identificar qué tanto de la interacción interna- México, hasta Guadalajara y ciudades de Michoacán. Frente al
cional corresponde a territorio o a jurisdicción mexicana y espacio geográfico en el que se extendió el cholismo entre los
qué tanto a territorio ya jurisdicción estadunidense. Por lo jóvenes, se podría decir que la internacionalidad de este fenó-
tanto, siempre que se haga referencia aquí a la región fronte- meno rebasa la franja fronteriza estrictamente hablando.
riza, se deberá entender la del país al que se es té aludiendo,
26 Véase José Manuel Valenzuela Arce, op. cit.
174 JORGEA. BUSTAMANTE
'
FRONTERA MEXICO-ESTADOS UNIDOS
. 175

Lo importante de contar con esos conceptos no es sólo para pecto de uno de sus componentes lógicos como es el de na-
producir, con afanes cuantofrénicos, estadísticas, sino para di- cionalidad. Se trata de un componente que tiene particular
lucidar si la región de la frontera norte requiere de una política relevancia para entender lo fronterizo. Se dijo antes que pa-
particular o si debe tener una prioridad más alta que otras re- ra que haya internacionalidad se necesita que la concurren-
giones del país en la distribución de los recursos públicos. cia de un evento o serie de eventos tenga implicaciones que
Si se parte del principio de equidad en la distribución de relacionen intereses de dos o más países. Esto quiere decir
los recursos públicos, es necesario encontrar una justificación que para que haya internacionalidad se necesita que exista
objetiva para destinar recursos de una manera no equitativa. interacción, encuentro o relación entre eventos, personas o
No debe bastar con la declaración de que la frontera norte es instituciones de diferente nacionalidad. Por lo tanto, no
una prioridad nacional. En un país que aspira a la democra- puede haber ambigüedad en lo que defina la diferencia de
cia se deben explicar los criterios que se utilizan para asignar nacionalidad para los efectos de precisar lo internacional.
el calificativo de prioridad nacional a una región a la que se Tratándose de un producto manufacturado, por lo general
destinan más recursos que a otras. En esta línea de pensa- no hay duda del país que reclama el origen de la manufactu-
miento, se podría decir que en toda cuestión de internaciona- ra con alguna leyenda del tipo Made in Taiwan. Tampoco
lidad está de alguna manera en juego algo de lo que se quiere produce generalmente dudas la nacionalidad de un barco o
decir con soberanía nacional. Es decir, con la capacidad de de un avión, pues se identifica al país de donde es originario
autodeterminación que ppedan los mexicanos ejercer como con la bandera correspondiente o las siglas convenidas in-
nación en la experienciá' cotidiana en la relación que tenga ternacionalmente. Asimismo, no hay problema en cuanto a
con los individuos y las instituciones de otros países. En la me- la identificación de las nacionalidades de origen de las insti-
dida en que todas las cuestiones de soberanía nacional son de tuciones y de los seres humanos que operan y actúan, res-
importancia capital para todos los mexicanos, lo que ocurre pectivamente, en forma internacional; por lo general, son
en la región fronteriza tiene igual importancia que sus niveles identificables en relación con su nacionalidad de origen por
de internacionalidad. En el grado en que este concepto per- algún documento oficial, como el pasaporte, o por sus carac-
mita una medición objetiva en términos de las especificidades terísticas raciales y étnicas. Puede decirse que la mayor parte
de su extensión y su intensidad, se podrá dilucidar objetiva- de lo que cruza las fronteras internacionales es susceptible
mente el nivel hasta el cual se debe extender el concepto de de imputación de nacionalidad; sin embargo, esta imputa-
prioridad nacional para la asignación de recursos públicos ción no es tan fácil cuando se trata de elementos culturales,
cuando se hable de la región fronteriza. tales como valores, ideas, prejuicios, modas o mitos, dado
que los seres humanos son tanto portadores como producto-
res de elementos culturales. En la medida en que este tipo
El componente de la nacionalidad de elementos son transmitidos más allá de las fronteras por
los medios electrónicos de comunicación, las influencias cul-
Resulta indispensable agregar al tratamiento teórico del turales trasnacionales se aceleran en favor de las culturas na-
concepto de internacionalidad una especificidad mayor res- cionales de países que tienen mayores recursos invertidos en
176 JORGE A. BUSTAMANTE FRONTERA MÉXICO-ESTADOS UNIDOS' 177

estos medios. Sin embargo, sabemos que el poder de la co- En otros trabajos se han desarrollado, con mayor ampli-
municación internacional no opera en términos de un juego tud de lo que se podría hacer aquí, las implicaciones de es-
suma-cero. De ser así, no se podría explicar la sobrevivencia tos resultados, que desmitifican esos estereotipos. Baste de-
de ciertas culturas y lenguas de grupos étnicos a pesar de si- cir que las diferencias encontradas en niveles de identidad
glos de sojuzgamiento o represión. Este hecho histórico es étnica de las poblaciones estudiadas en la investigación de
particularmente pertinente para explicar por qué las identi- referencia fueron más atribuibles a diferencias de clase so-
dades culturales persisten a pesar, no sólo de intensos pro- cial dentro de una misma ciudad que a la proximidad geo-
cesos de interacción, sino de situaciones de dominación ab- gráfica con Estados Unidos de la residencia habitual de los
soluta de una etnia sobre otra. entrevistados.
En el caso de las regiones fronterizas de dos naciones veci- Para los efectos de este trabajo, lo que es importante des-
nas, las influencias culturales de un lado sobre el otro son tacar es que los elementos culturales son más elusivos en la
ocurrencias comunes que no requieren demostración. Lo . posibilidad de ser identificados en términos de nacionali-
que es más difícil dilucidar es la persistencia de las identida- dad. Sin embargo, la identidad étnica o identidad cultural
des étnicas, que ocurren a pesar de la intensidad de una co- nacional es más difícil de ser identificada en la frontera que
municación cultural tran~ronteriza. En términos más con- en el interior del país. La frontera tiende a provocar la di-
cretos se podría decir que resulta más difícil aceptar que cotomía entre las identidades nacionales. O se es de este la-
Estados Unidos ejerce una influencia cultural sobre la región do, o se es del otro. Ninguna diferencia intercultural hacia
fronteriza de México, que aceptar la persistencia de la iden- dentro del país, derivada de la pluriculturalidad, es tan
tidad étnica de los fronterizos mexicanos, a pesar de la asi- grande como la diferencia entre las culturas respectivas de
metría de las emisiones culturales de un lado hacia el otro. cada país vecino. Por eso es que la identificación de lo me-
De no ser más dificil aceptar lo último no estarían tan ex- xicano en la región fronteriza no encierra tantas dificulta-
tendidos los estereotipos del fronterizo como un desnaciona- des como suele ocurrir en el interior del país. En la frontera
lizado, comúnmente aceptados por gente del interior de Mé- norte, lo mexicano es lo no estadunidense. Es decir que la
xico, a partir de la ignorancia que se tiene al usarlos, pero más otredad de lo estadunidense ayuda en la frontera norte a
concretamente, a partir de interpretaciones subjetivas de definir lo mexicano. Paradójicamente, la vecindad con el
ciertos datos, como el uso de palabras del inglés, castellaniza- extranjero le da al fronterizo una ventaja en su identidad
das para uso coloquial, tales como la "marqueta" de market, étnica, frente a los mexicanos del interior del país, donde
"bloque" de block, "suichar" de lo swicht, etc. Las investigacio- no es tan inmediata y cotidiana esa experiencia de otredad.
nes de El Colegio de la Frontera Norte han demostrado no Las condiciones pluriétnicas del interior no facilitan una
sólo la ausencia de relación entre el uso de anglicismos y la definición de cultura nacional, pues lo mexicano puede ser
identidad étnica o mexicanidad de los fronterizos, sino un ni- tanto lo de una región como lo de otra, o bien puede acabar
vel más alto de identidad cultural en las comunidades fronte- siendo lo decretado oficialmente como cultura nacional,
rizas en comparación con otras del interior del país, contro- con exclusión de lo que sectores o grupos entiendan como
lando la semejanza por niveles socioeconórnicos. tal. En cambio, el referente empírico de lo que es para los
178 JORGE A. BUSTAMANTE FRONTERA MÉXICO-ESTADOS UNIDOS •179

fronterizos la cultura nacional es precisamente el contraste con la otredad cultural. Contra lo que piensan los que no co-
que les es evidente ante la presencia cultural del otro lado. nocen la historia y la vida social de la frontera, el contacto
De aquí que hayamos encontrado que los sectores medios y con Estados U nidos no produce una pérdida de identidad
populares de las ciudades fronterizas posean una mayor cultural nacional, sino todo lo contrario . La interacción con
mexicanidad que la población de los mismos sectores de los estadunidenses en las ciudades fronterizas fuerza la se-
otras ciudades del interior del país. Se puede decir, con ba- guridad de quién es uno frente al extranjero. El fronterizo
se en las investigaciones de El Colef, que en términos gene- aprende en la práctica misma que la claridad en la autodefi-
rales la integración de los fronterizos con sus vecinos ex- nición de identidad cultural ayuda a hacer eficiente dicha
tranjeros ha venido a reforzar su identidad cultural como interacción.
mexicanos. Esto no quiere decir que no ocurran las in- Los hallazgos de El Colegio de la Frontera Norte en sus
fluencias culturales transfronterizas en dirección nor- investigaciones sobre la identidad cultural han demostrado
te-sur; sólo que éstas no \>roducen efectos de un juego su- que la cercanía o lejanía en la aceptación de las tradiciones
ma-cero sobre esa identidad cultural nacional. culturales mexicanas no depende tanto de la vecindad geo-
gráfica con Estados Unidos como de las diferencias entre las
clases sociales. En esas investigaciones se definió operacio-
Identidad, cultura nacional y frontera nalmente el concepto de identidad cultural como la distan-
cia en la aceptación de valores-creencias y tradiciones cultu-
Residir en la frontera lo hace a uno ver la cultura desde una rales definidas como características de lo mexicano, con
perspectiva diferente de la que se pudiera tener desde el in- base en los estudios socioculturales del doctor Rogelio Díaz
terior del país. Si entendemos por cultura el conjunto de va- Guerrero. La relevancia de las investigaciones de Díaz Gue-
lores, creencias, normas, tradiciones, instituciones, lenguaje rrero para los efectos de las investigaciones de El Colef se
y producción que caracteriza a un pueblo, aún tendríamos deriva de que define el "carácter nacional" de lo mexicano
que definir qué es cultura nacional. En un país con tantas re- con base en escalas de aceptación-rechazo de premisas que
giones y con grupos étnicos con tan diferentes historias y se refieren a valores culturales ligados o expresados en tradi-
tantas desigualdades sociales y económicas, resulta dificil ciones culturales propias de nuestro país. El problema de
definir lo que es cultura nacional. Sin embargo, en la fronte- definir culturalmente lo "mexicano" es resuelto por Díaz
ra norte de México la dificultad es menor, porque la cultura Guerrero a partir de contrastar características culturales de
nacional se define por contraste con la otredad cultural de Esatdos Unidos con otras de México. Es válida la observa-
los extranjeros con los que se convive y se interactúa de for- ción de que esta contrastación no es suficiente para definir
ma cotidiana. Culturalmente hablando, en la frontera norte lo mexicano si se acepta la pluralidad cultural de la expe-
lo mexicano es lo no-gringo. Esta diferencia podrá ser muy riencia regional, subregional y de clases sociales en México;
dificil de definir en términos científicos, pero es muy fácil de sin embargo, cuando se trata de deslindar la influencia de la
distinguir por cualquier fronterizo de Tijuana a Matamoros. cultura estadunidense sobre la mexicana, dicha contrasta-
La frontera norte de México es el sitio donde se convive ción adquiere una utilidad especial.
180 JORGE A. BUSTAMANTE FRONTERA MÉXICO-ESTADOS UNIDOS Iill

Si bien se admite en las investigaciones ~e El Colef que la fronterizos "están perdiendo identidad nacional" y, segun-
definición operacional de "id~ntidad cultural nacion~l". _es do, que la pérdida de identidad nacional se debe a la vecin-
incompleta, se parte del supuesto de que una defim~10n dad geográfica con Estados Unidos. El primero de estos ha-
completa no podría dejar de incluir los aspectos .recogidos llazgos deja en claro que hay diferencias en la aceptación de
por la definición del "carácter .nacional" .construida por el los valores culturales mexicanos entre los residentes de los
doctor Díaz Guerrero. Esto eqmvale a decir que los elemen- diversos sectores en todas las ciudades estudiadas, sean o no
tos socioculturales con los que se definió operacionalmente fronterizas; esto sugiere la hipótesis de que, lo que sea en
el "carácter nacional" en las investigaciones de El Colef son efecto la identidad cultural nacional, es mayor entre los sec-
condición necesaria pero no suficiente para una definición tores llamados populares y menor entre los que viven en las
globalizadora de todo lo que implica una identidad cultural zonas residenciales más costosas de cualquier ciudad del te-
característica de lo mexicanp. rritorio mexicano.
Aun con estas limitaciones, las investigaciones realizadas Estos hallazgos son particularmente relevantes para justi-
en El Colef representan un sigular esfuerzo de .medi~ión ficar una acción de promoción y difusión de la cultura popu-
científica de un concepto tan elusivo como el de Identidad lar como vehículo para reforzar la identidad cultural nacio-
cultural. Estas mediciones se han repetido a lo largo de va- nal.
rios años a partir de la primera en 1982. Se han realizado en
las principales ciudades fronterizas, siempre en compara- El debaie sobre lo nacional y lo fronterizo
ción con ciudades del interior, siguiendo diseños de mues-
treo donde se han representado tres sectores de la pobl~ción Es interesante hacer notar que el debate sobre la definición
de cada ciudad con una estratificación por patrones residen- de la cultura nacional se ha centrado más en la pluralidad cul-
ciales. El sector r ha correspondido a las colonias de cons- tural de las regiones que en las diferencias de clase. Si bien és-
trucción más costosa, el sector m a las colonias de construc- tas son tomadas en cuenta por el doctor Guillermo Bonfil, su
ción menos costosa, y el sector II a las colonias de tesis crítica sobre la existencia de una "identidad nacional" se
construcción de costo intermedio. basa en la gran diversidad de grupos étnicos que caracterizan
Hay dos hallazgos de estas invest~gaciones que son r~~e­ el espectro cultural de México. Frente a esta diversidad indis-
vantes para los efectos de este trabaJO: a) qu~ la aceptaoon cutible, el doctor Bonfil sostiene que la definición de cultura
de los valores tradicionales de la cultura mexiCana es mayor nacional suele convertirse en actos de autoridad que se impo-
en las ciudades fronterizas que en las del interior del país y b) nen sobre la multitud de etnias y sobre el derecho que éstas
que, en la explicación de la varian~a entre aceptación y .re- tienen de ser consideradas tan auténticamente mexicanas co-
chazo de esos valores culturales, tiene mayor peso la dife- mo cualquiera que se quiera erigir como representativa de la
rencia entre sectores sociales al interior de cada ciudad que nación en su conjunto. Bonfil ha criticado el uso del concepto
la cercanía o lejanía fisica de la población respecto de la de identidad nacional en la medida en que se convierte en
frontera con Estados Unidos. Estos hallazgos van al meollo mecanismo de discriminación de los valores y tradiciones cul-
de dos estereotipos muy generalizados: primero, que los turales de las etnias que quedan excluidas de la selección de
!82 JORGE A. BUSTAMANTE FRONTERA MÉXICO-ESTADOS UNIDOS 1'83

elementos definitorios de la "cultura nacional". Sostiene que de desarrollo. Sostiene que, en este contexto, la cultura nacio-
Jo nacional en esta dimensión es lo pluricultural, y esto es nal está constituida por el conjunto de creencias, valores y tra-
prácticamente imposible de caracterizar en imágenes o pro- diciones que nutren la noción de independencia en un sentido
totipos. Carlos Monsiváis coincide con Bonfil en la crítica de histórico, sobre la cual se sostiene la noción política de sobera-
la "identidad nacional"; sin embargo, su razonamiento hace nía. Según González Casanova, las luchas antimperialistas no
más énfasis en las desigualdades de clase y en las diferencias se sostienen en vacíos culturales sino en concepciones claras de
culturales que se derivan de ellas que en la pluralidad cultural lo culturalmente nacional o propio. Por otra parte, las presio-
regional. Para Monsiváis la definición qe "identidad cultural" nes imperialistas se dirigen en contra de esas definiciones de lo
ha sido también un acto de poder con~istente en la apropia- culturalmente propio porque son el principal obstáculo para
ción del gobierno de la facultad de definir lo mexicano. Visto su éxito. Dichas definiciones constituyen la identidad nacional
así, "lo mexicano" resulta lo definido como tal por decreto, y son, en la historia de México, lo que ha preservado la idea de
independientemente de lo que eso sea en la realidad. Monsi- nación que es concomitante a la idea de independencia frente
váis arguye en contra de la definición oficial de "identidad al extranjero. González Casanova sostiene que si no hubiera
nacional" que resulta en un acto de dominación, congruente una identidad nacional no sabríamos definir qué es lo mexica-
con un sistema político donde las grandes mayorías no están no frente a lo extranjero y ya hubiera sucumbido México a las
representadas y donde los valores de las minorías, correspon- presiones de expansión de otras identidades nacionales de
dientes a sectores urbanos de la pequeña y gran burguesía, se otros países que han pretendido avasallarlo.
imponen sobre los de los demás a partir de la propaganda Los razonamientos sobre el tema de la identidad nacional
oficial que define lo mexicano con todo el poder del aparato de estos tres ilustres mexicanos son bastante más complejos
estatal. y profundos de lo que aquí se ha expuesto. Sólo he tratado
Por otra parte, el doctor Pablo González Casanova sostiene de caracterizar los puntos centrales de un debate aún incon-
que sí hay una cultura nacional independiente de la definición cluso dentro del cual cabe presentar el caso de la identidad
oficial y, por lo tanto, una identidad nacional. Sin estar en de- cultural en la frontera norte. Sin afán de aparecer como
saaierdo con el argumento de Monsiváis, González Casanova ecléctico, considero que los tres pensadores citados tienen
se muestra más en desacuerdo con la conclusión de Bonfil en el razón, sólo que sus razonamientos respectivos son válidos
sentido de que la cultura nacional no existe. El razonamiento para diferentes estrategias de política cultural. El razona-
deConzález Casanova se deriva de una concepción de la cultu- miento de Bonfil podrá ser válido para preservar la riqueza
racorno denominador común de un pueblo, que se transmite pluricultural de las etnias del país, pero no para neutralizar
generacionalmente y se identifica a sí mismo como diferente a la expansión de la cultura estadunidense en la regiór¡t fronte-
otros pueblos. Don Pablo lleva al contexto político esta noción riza, que depende de la preservación de la cultura nacional.
depertenencia cultural que se convierte en tradición y se re- Si aceptamos que es de un valor intrínseco la preservación
produce generacionalmente, contexto en el cual la cultura na- de lo mexicano frente a lo extranjero en términos culturales,
cional se asocia al concepto de soberanía en el marco de las no resulta lógico el razonamiento de que no existe la cultura
presiones imperialistas contra las que luchan los países en vías nacional. Particularmente, en una región donde lo nacional
184 JORGE A. BUSTAMANTE FRONTERA MÉXICO-ESTADOS UNIDOS
•185

y lo extranjero son categorías que resultan un ejercicio de otras partes dejan ver que ya les queda poco de México en
identificación cotidiano de cuyo discernimiel}to depende la los espacios mentales; traen la frontera muy caída. A otros,
estabilidad política en ambos lados de la frontera. en cambio, se les ve con la frontera levantada. Tanto, que
Las relaciones entre México y Estados U nidos son más con- hasta se les desparrama del otro lado y llevan lo mexicano
cretas, personales y cotidianas en la región fronteriza. Con- más allá de donde el mapa dice que 'termina. Ésos son los
ceptos como transacciones fronterizas, migración indocumentada, que alargan los espacios culturales de México, los que hacen
o como los de México y Estados Unidos, pueden ser abstraccio- que sus fronteras lleguen hasta donde haya mexicanos que
nes o supuestos dados que en el interior del país no provocan quieran seguirlo siendo.
dudas. En la frontera norte, en cambio, son realidades de to- La frontera norte no se ve desde acá como una tapadera;
dos los días. La noción de México po~rá ser en el interior del se ve más bien como plataforma de lanzamiento. Claro que
país motivo esporádico de conciencia provocado por desplie- no sólo de este lado se ve así; también se mira igual desde
gues alusivos a ciertas fechas y en ciertos lugares; en cambio, donde la ven los del "otro lado". El hecho es que en la fronte-
en la frontera, México sucede todos los días. Se le ve dónde ra no es nada sólido, sino más bien un cedazo o una coladera
acaba o dónde principia, o bien es motivo de reafirmación de por donde no sólo cruzan los indocumentados, sino también
lo que se es frente a lo que no se es, en un constante reto de los capitales en fuga con igual origen y destino geográfico.
conciencia. Quizá por eso se encuentra uno en la frontera Por hoyos similares también se pasan valores culturales, imá-
norte con expresiones de identidad cultural de una intensi- genes, ideas y mitos. Cierto que la frontera internacional
dad en la afirmación que no es común en el interior del país. marca un ser y un no ser y, por lo tanto, es real en sus conse-
Sólo quien viene a la frontera a confirmar estereotipos so- cuencias. Pero la frontera es permeable en ambos sentidos;
bre el habitante de esta zona se escandaliza por los giros del no sólo es problema sino también oportunidad. Problema es
lenguaje que produce el hecho social y cultural de la interac- detener la oportunidad, trascender! a. N o son pocos los me-
ción de México y Estados U nidos. Quien al hablar con un xicanos que han podido hacer ambas cosas; no son pocos los
fronterizo descubre con espanto un pochismo esconde mu- fronterizos que lo hacen todos los días.
chas veces a un "okeyero" con aspiraciones de traer fayuca. Hasta que volví a la frontera, después de haber nacido en
Para quienes vivimos en ciudades fronterizas, la identidad Chihuahua, pude conciliar los argumentos y el debate entre
nacional es un ejercicio de toqos los días que hacemos y ve- quienes con igual brillantez han sostenido que la realidad
mos hacer frente al extranjero. No todos lo practican igual. cultural de México es la de un mosaico pluriétnico en el que
Nos toca ver a muchos que vienen del centro y que, al tratar ninguna tradición es más mexicana que otra, desde Mérida
con lo extranjero, incurren en expresiones de desidentidad hasta Tijuana, y quienes, por otro lado, sostienen que hay
cultural, lo que hace evidente que México y Estados Unidos una cultura mexicana y que ésta es no sólo la oficial, sino la
no sólo marcan su espacio en la guardarraya internacional que se produce entre acciones y omisiones en los barrios y en
sino también en las mentes de quienes la cruzan. Por acá se el campo, con huellas reconocibles y reproducibles por ge-
aprende que en esos espacios de la mente México ha perdi- neraciones que se identifican a través del tiempo y en un es-
do mucho territorio. Algunos de acá y otros del centro y pacio territorial. Ambas corrientes de pensamiento son
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igualmente ciertas cuando se les ve desde la perspectiva infringir la regla de no intervención. Éste sería un argumen-
fronteriza. Los Bonfil, Monsiváis o González Casanova, que to falso que desconocería una regla elemental de la convi-
han personificado lo más brillante de este debate,-adquie:en vencia internacional, que reconoce el derecho de los países a
igual sentido cuando desde la frontera norte se ve lo mexiC~­ tratar de preservar y difundir la cultura y el idioma de sus
no como necesidad de ser frente a lo que no se es. Lo mext- nacionales en el extranjero. Ésta es uha regla que México ha
cano adquiere denominaci6n común cuando se ve frente a aceptado respecto de Estados U nidos y muchos otros países
lo estadunidense. Hacia dentro podrá ser pluriétnico y po- que realizan programas culturales dentro del nuestro. De
drá vérsele diluido hasta quedar en un giro retórico o en un acuerdo con este principio universalmente aceptado, la ac-
decreto. Hacia fuera existe como algo que define un claro ción cultural del Estado mexicano en Estados Unidos de-
perfil del sentido de nosotros que quere¡mos seguirlo siendo. pende fundamentalmente de dos factores: a) la conciencia
Desde la frontera norte ambas nocioné.s se ven tan mutua- de la necesidad de llevar la cultura nacional a donde haya
mente enriquecedoras comopolíticamente compatibles. concentraciones de mexicanos en Estados U nidos a partir
de la frontera y b) la voluntad política de hacerlo. La necesi-
dad de hacerlo tiene a su vez dos dimensiones: 1) se trata de
La extraterritorialidad de la cultura nacional una obligación del Estado concomitante a un derecho de sus
ciudadanos en el extranjero y 2) se trata de una acción nece-
Partiendo de un entendimiento de la cultura nacional que se saria para que se entienda lo mexicano entre un número
deriva y es propio de la experiencia fronteriza, pasaré ahora creciente de ciudadanos mexicanos y estadunidenses de ori-
a otra noción que considero necesario entender para el dise- gen mexicano, cuyo involucramiento en cuestiones internas
ño de una política cultural para la frontera norte. Esta no- de México será cada vez más intenso, más visible y mejor or-
ción es la de la extraterritorialidad de la demanda de servi- ganizado. No es que esto sea deseable o indeseable; mi in-
cios culturales. Si partimos de las premisas de que hay terpretación de los datos es que es irreversible y constituye
ciudadanos mexicanos que residen temporal y permanente- una fuente potencial de conflicto tanto interno como inter-
mente en Estados Unidos cuyo número es superior al de ha- nacional. No estoy sugiriendo una acción política del go-
bitantes de la mayor parte de las entidades federativas y que bierno mexicano en el exterior, sino una acción cultural, ba-
como tales tienen el derecho a mantener su identidad cultu- jo la premisa de que una población mexicana en el
ral como mexicanos; si, además, aceptamos que el Estado extranjero que esté bien informada y bien atendida en sus
mexicano, en sus dimensiones federal, estatal y municipal, necesidades culturales será una población menos suscepti-
tiene la obligación de preservar y reforzar la cultura nacio- ble de ser manipulada en contra de los intereses nacionales.
nal, se puede concluir que el Estado tiene la obligación de Si se aceptan estas premisas, el diseño de programas de
extender sus programas de acción cultural más allá de las acción cultural en el extranjero debería hacerse de manera
fronteras territoriales, hasta donde haya mexicanos que coordinada, combinando acciones gubernamentales de ni-
quieran seguir siéndolo. No se puede argüir que el_Esta~o vel federal, estatal y municipal. Para tal diseño aun habría
mexicano no puede realizar programas en el extranJero sm que responder con cuidado al contenido de los programas
FRONTERA MÉXICO-ESTADOS UNIDOS •!89
188 JORGE A. BUSTAMANTE

culturales. Siguiendo la línea de pensamiento de este traba- d~sarrollo económico, tradiciones y valores culturales y de

jo, se podría concluir que el contenido de los programas cul- diferente grado de poder, a pesar de lo cual estos países han
turales debería ser de cultura popular. Huelga decir que no logrado un mínimo de acuerdo como para satisfacer mutua-
se debe entender por "popular" una acción 'cultural de bajo mente sus respectivas necesidades con acciones e interaccio-
nivel de calidad o de carácter simple o elemental, sino aquel nes recíprocas.
contenido derivado de las tradiciones culturales populares, Ese fenómeno de relaciones humanas entre individuos de
pues son éstas las que representan de manera más auténtica tan contrastantes diferencias ocurre en un espacio geográfi-
aquello que nos identifica como un pueblo diferente a otros. co que adquiere características de región, derivado de la si-
A su vez, en los niveles sociales que se entienden como "po- tuación de internacionalidad que los procesos de interac-
pulares" es donde está la base y la espen{nza de preservar la ción social de actores de ambos lados de la frontera le dan al
identidad nacional. Por otra parte, es en la cultura popular espacio geográfico del país respectivo en donde tienen lugar
donde encontramos los elementos puente que pueden co- tales interacciones.
nectar las necesidades culturales de los mexicanos de ciuda- La internacionalidad de las interacciones fronterizas o
danía y de origen que residen del lado estadunidense con transfronterizas entre mexicanos y estadunidenses ocurre en
los del lado mexicano de la frontera norte. un contexto estructural caracterizado por la desigualdad o
Los elementos puente son aquellos que forman parte de la asimetría de poder entre los actores de cada país. Sin embar-
cultura popular y son vigentes e igualmente significativos tan- go, ésta es una característica de grado de la relación interac-
to en los barrios de una ciudad del lado estadunidense donde ción y la mutua consecución de los fines respectivos de los
vive la gente de origen mexicano, como en los barrios de Ti- actores.
juana, o de Ciudad Juárez o de Matamoros. Uno de esos ele- La asimetría de poder que carateriza a la relación fronte-
mentos puente tomado de la cultura popular es el concepto riza produce diferencias en la naturaleza de la acción unila-
de la raw., entendido en su acepción coloquial, que es parte teral del más poderoso respecto de la reacción del menos
del léxico popular entre la gente del norte de México, enten- poderoso. El reconocimiento analítico de tal efecto permite
dida ésta en su sentido cultural extraterritorial, porque el sig- un entendimiento más completo de la relación fronteriza en
nificado del elemento puente es compartido en ambos lados su contexto histórico y en su prognosis .
de la frontera por gente de un mismo origen cultural. La internacionalidad, que le da carácter definitorio a la
región fronteriza respecto del interior de cada país, se puede
medir en términos de su intensidad y de su extensión, de tal
Conclusiones manera que permite una delimitación, de acuerdo con la na-
turaleza de las interacciones de que se trate, de los espacios
La vecindad geográfica entre México y Estados Unidos ha geográficos de la región fronteriza.
producido un fenómeno de relaciones humanas que se pue- La región fronteriza no es una región delimitable median-
den entender como un conjunto de interacciones sociales te un mismo espacio geográfico para todas las posibilidades
entre individuos de diferentes nacionalidades, niveles de de interacción entre individuos, instituciones o factores am-
190 JORGE A. BUSTAMANTE

bientales de ambos países. La delimitación de lo fronterizo


en términos espaciales puede variar, dependiendo de la na-
turaleza de la interacción de que se trate.
Cuando se trata de fenómenos de relación fronteriza que
producen efectos culturales, la otredad de la cultura de los
vecinos suele reforzar la identidad cultural de lo propio, de- ESCENAS SIN TERRITORIO:
finido en términos del contraste interétnico que caracteriza Cultura de los migrantes e identidades en transición
a la experiencia fronteriza.
La relación fronteriza es un microcosmos de la relación Néstor García Canclini
entre los dos países. Su entendimiento ef no sólo indispen-
sable para la relación a nivel macrodimensional, sino conve-
niente para la comprensión de las tendencias que determi- Quiero hacer algunas reflexiones a partir de una investiga-
narán la naturaleza de las interacciones, tanto a nivel ción que realizamos en los últimos años un grupo de antro-
regional como a nivel global, entre ambas naciones. pólogos de la Escuela Nacional de Antropología de México y
El estudio de las relaciones fronterizas es indispensable pa- de la UAM de Iztapalapa.
ra el entendimiento, tanto en la dimensión regional como en Trabajamos en la frontera en 1985, especialmente en Ti-
la nacional, de las relaciones entre México y Estados U nidos. juana, pero no sólo en esta ciudad, haciendo una investiga-
ción para determinar los efectos que había tenido el Progra-
ma Cultural de las Fronteras y tratando de estudiar y
comprender ciertas necesidades socioculturales, indepen-
dientes del desarrollo de ese programa, que se manifestaban
al entrevistar y trabajar con distintos grupos en la ciudad. Vol-
vimos en 1988, y en ese periodo hicimos otra parte de la in-
vestigación, siguiendo este doble interés de estudiar los efec-
tos de las políticas culturales y, a su vez, tratar de entender
cierto desarrollo sociocultural que nos impresionó en ese mo-
mento, ya que al volver después de tres años observamos cam-
bios enormes en muchas zonas de la ciudad: dinamismo eco-
nómico en la construcción, desarrollo comercial, etc., que me
pareció mayor que en el promedio del país, y creo que hay ci-
fras económicas que indican esto también. De igual forma, en
el aspecto cultural nos asombró encontrar grandes diferen-
cias entre lo que Tijuana era en 1985 y lo que era en 1988.
Como resultado de esta investigación se produjeron va-

191
192 NÉSTOR GARCÍA CANCLINI ESCENAS SIN TERRITORIO !95

rios textos, varios tipos de análisis. 1 Ha aparecido un libro cable a muchos otros escenarios de la actualidad. Las pregun-
que trabajamos especialmente en 1988, tr~tando de hacer tas serían: ¿cómo está cambiando la definición de las identi-
una parte de la investigación como un estudio de antro~olo­ dades sociales? ¿Qué consecuencias tienen estos cambios en
gía visual. Lo que hicimos con Lourdes Gro~e~, una fotogra- las prácticas culturales y estéticas? Voy a sugerir dos líneas pa-
fa profesional (de las mejores que hay en Mexico), fue to~ar ra responder a estas preguntas que surgen de investigaciones
425 fotos con base en la información que habíamos recogido sobre la recepción-apropiación de bienes simbólicos y sobre
en la investigación con referencia a lugares que los propios los procesos interculturales en la frontera de México con
habitantes de Tijuana identificaban (distintos sectores: eco- Estados Unidos. Dos palabras pueden sintetizar los procesos
nómicos socioculturales, educativos) como;os más repre- a los que quiero referirme: descolecci.ón y desterritori.alizaci.ón.
sentativ~s de la vida y la cultura de Tijuana Después volvi- Hubo una época en que las identidades de los grupos se for-
mos con estos grupos y con algunos otros (en total, fueron maban a través de dos movimientos: ocupar un territorio y
unos 14 grupos), y les propusimos una selección de 50_ de construir colecciones de objetos, de monumentos, de rituales,
esas fotos; poco después les pedimos que sel~cCionara.~ diez, mediante los cuales se afirmaban y celebraban los signos que
aquellas que les parecían más representa~I~as de TlJuana. distinguían a cada grupo. Tener una identidad era, ante todo,
Las separábamos y les pedíamos que descnbiera? esas fo.tos tener un país, una ciudad o un barrio, una entidad donde todo
y nos dijeran qué era lo. que veían y por qu~- habi~n elegido lo compartido por quienes habitaban ese lugar se volvía idénti-
ésas. Finalmente, les preguntábamos tambien que otras fal- co o intercambiable. Los que no compartían ese territorio ni
taban en el conjunto que nosotros habíamos formado. El re- tenían, por lo tanto, los mismos objetos y símbolos, los mismos
sultado final es el libro Tijuana: la casa de toda la gente, que rituales ·y costumbres, eran los otros, los diferentes. Esa manera
fuera publicado en coedición por el INAH-ENAH, el Programa de definir la cultura propia está en la base de muchos antago-
Cultural de las Fronteras y el Conaculta en 1989. nismos de la modernidad: colonizadores versus colonizados,
Quiero proponer aquí una reflexión sobre los ca~bios que cosmopolitismo versus nacionalismo, centro versus periferia.
están ocurriendo en la conceptualización de la identidad, que ¿Qué queda de ese paradigma en la época de la descen-
no se limitan en modo alguno a la problemática de los mi- tralización y expansión planetaria de las grandes empresas,
grantes, pero que me parece se encuentran en lo que escucha- de la transnacionalización de las comunicaciones y de las mi-
mos de los migran tes y, en parle, en lo que escuchamos a pro- graciones multidireccionales? ¿para qué sirve seguir pensan-
pósito de estas fotos de los propios habitantes de 1~ ~rontera; do la cultura en el sentido etimológico, como "cultivo" de un
una reflexión acerca de cómo surge en estas condiCIOnes de territorio, cuando las fronteras nacionales se vuelven poro-
migración, de transculturación, de intensas interacciones, sas, cuando la desarticulación de lo urbano y de lo campesi-
una reconceptualización de la identidad que me parece aph- no pone en duda que los sistemas culturales encuentren su
clave en las relaciones de la población con cierto tipo de te-
I El autor alude a la obra Culturas híbridas. Cómo entrar y salir de la moder- rritorio que generaría comportamientos específicos?
nidad (México, Grijalbo/CNCA, 1992), de la que formó ~arte este texto en Tanto en las ciencias sociales como en las políticas culturales,
una versión revisada y que fue publicada con postenondad a estos semi- se ha trabajado sobre la base de colecciones de objetos, de datos
narios. (N. del editor) .
194 NÉSTOR GARCÍA CANCLINI

ESCENAS SIN TERRITORIO 195

que representaban la relación peculiar con un territorio. Los fol- dad latinoamericana muestra en sus hábitos de consumo el
cloristas defmen la identidad de los grupos que estudian si- carácter intercultural e híbrido que las condiciones actuales
guiendo repertorios de objetos y relatos que tendrían una co- de producción y circulación propician en los gustos: nues-
rrespondencia específica con las formas locales que adopta la tras colecciones de discos mezclan música clásica y jazz, fol-
vida 'de una comunidad. Desde los sociólogos urbanos hasta clor, tango y salsa, incluyendo a compositores como Piazzo-
quienes promueven la investigación participativa creen encon- la, Gaetano Veloso y Rubén Blades, que fusionaron esos
trar en ciertas formas de organizar la trama del barrio o la ciu- géneros y las culturas que representan.
dad la gramática que distinguiría a sus habitantes. Los naciona- Para demostrar que no se trata sólo de estrategias de las ins-
lismos y populismos sostienen todavía que afipnar la identidad tituciones hegemónicas o de la estética de los sectores cultos,
de un pueblo requiere recuperar su soberanía' sobre los espacios quiero referirme al modo en que esta hibridación se produce
en que se constituiría su modo peculiar de existencia. en las migraciones y reformulaciones de la identidad en secto-
Es evidente que estas defmiciones basadas en territorios y co- res populares. Las migraciones dan un espacio propicio para
lecciones conservan consistencia para muchos grupos y que la entender el sentido de la desterritorialización de la cultura.
defensa o reconquista del propio patrimonio sigue siendo una Quisiera hacer una aclaración, aunque creo que después
tarea clave en países tan despojados como los latinoamericanos. voy a volver un poco sobre esto. Estoy tratando de hacer una
Pero al mismo tiempo debemos reconocer que la pérdida de diferencia entre la descripción y el análisis de estos procesos
arraigo de las prácticas culturales respecto de espacios cerrados de desterritorialización de la cultura y de hibridación inter-
y de repertorios locales o nacionales es mucho más que la conse- cultural que es relativamente independiente de las posiciones
cuencia del llamado imperialisrrw culiural, pues deriva de la radi- éticas y políticas que podamos mantener, y anticipando un
cal reorganización de las formas de producción y circulación de poco la conclusión, diría, para mí, que la defensa de las cultu-
los bienes simbólicos generada por cambios tecnológicos, por la ras propias de los grupos étnicos, de las sociedades naciona-
fluidez de las comunicaciones y por las migraciones. les, de las regiones, sigue siendo tan pertinente y válida como
Los dos lugares más comunes de la bibliografía sobre co- en el pasado. Pero hoy me parece que los datos indican que
municación masiva en las últimas décadas indican que los este problema de la defensa de lo propio se piensa de un mo-
medios serían los principales agentes de la dominación me- do distinto que, para dar una referencia, en la primera mitad
tropolitana y que su misión histórica sería sustituir las cultu- del siglo xx, una referencia a fin de cuentas no tan lejana.
ras tradicionales y locales, pero estas ideas son vistas hoy co-
mo representaciones maniqueas, elementales, de procesos
mucho más complejos. La televisión, la radio y la reproduc- Culturas desterritorializadas
ción industrial de la música en discos y cassettes han amplifi-
cado internacionalmente la difusión de géneros tradiciona- A fines de siglo, el acceso a perspectivas multiculturales no
les que sólo tenían alcance local: el valse criollo y la chicha es exclusivo de escritores, artistas y políticos exiliados, sino
peruanos, la música gaucha brasileña, el camamé y los cuar- de pobladores de todos los estratos. ¿cómo explicar sólo
tetos argentinos. Cualquier habitante de cualquier gran ciu- con el esquema unidireccional de la dominación imperialis-
196 NÉSTOR GARCÍA CANCLINI ESCENAS SIN TERRlTO RlO 197

ta los flujos de circulación cultural suscitados por los tras- Quien conozca estos movimientos artísticos sabe que mu-
plantes de latinoamericanos hacia Estados Unidos ,y Europa, chos están arraigados en las experiencias cotidianas de los
de los países menos desarrollados hacia los más prósperos sectores populares. Para que no queden dudas de la extensión
de nuestro continente, de las regiones pobres a los centros transclasista del fenómeno de desterritorialización, es útil re-
urbanos? Son dos millones, según las cifras más tímidas, los ferirse a las investigaciones antropológicas sobre migrantes.
sudamericanos que por persecución ideológica y ahogo eco- Roger Rouse estudió a los pobladores de Aguililla, un munici-
nómico abandonaron en los años setenta Argentina Chile pio rural del suroeste de Michoacán, aparentemente sólo co-
Brasil y Uruguay. No es casual que la reflexión más innova~ municado por un camino de tierra. Sus dos principales activi-
dora sobre la desterritorialización se esté des~egando en la dades siguen siendo la agricultura y la cría de ganado para
principal área de migraciones del continente: la frontera de autosubsistencia, pero la emigración iniciada en los años cua-
México con Estados Unidos. renta se incentivó a tal punto que casi todas las familias tienen
En los dos lados de esa frontera, los movimientos intercultu- ahora miembros que viven o vivieron en el extranjero. La de-
rales muestran su rostro doloroso: el subempleoy el desarraigo clinante economía local se sostiene por el flujo de dólares en-
de campesinos e indígenas que debieron salir de sus tierras pa- viados desde California, especialmente de Redwood City, ese
ra sobrevivir. Pero también está creciendo allí una producción núcleo de la microelectrónica y la cultura posindustrial nor-
cultural muy dinámica. Si en Estados Unidos existen más de teamericana en el valle de Silicon, donde los michoacanos
250 estaciones de radio y televisión en castellano, más de 1500 trabajan como obreros y en servicios. La mayoría permanece
publicaciones en nuestra lengua y un alto interés por la litera- periodos breves en Estados Unidos, y quienes duran más
tura y la música latinoamericanas, no es sólo porque hay un tiempo conservan relaciones constantes con su pueblo de ori-
mercado de 20 millones de "hispanos", o sea el8 por ciento de gen. Son tantos lo que están fuera de Aguililla, tan frecuentes
1~ población estadunidense (38% en Nuevo México, 25 por sus vínculos con los que permanecen allí, que ya no pueden
ciento en Texas y 23 por ciento en California). También se de- concebirse ambos conjuntos como comunidades separadas:
be a que la llamada cultura latina produce películas como Zoot
Mediante la constante migración de ida y vuelta, y el uso cre-
Suii y La bamha, las canciones de Rubén Blades y Los Lobos,
ciente de teléfonos, los aguilillenses suelen estar reproduciendo
teatro de avanzada estética y cultural como el de Luis Valdez, sus lazos con gente que está a dos mil millas de distancia tan acti-
artistas plásticos cuya calidad y aptitud para hacer interactuar vamente como mantienen sus relaciones con los vecinos inme-
!a cultura popular con la simbólica moderna y posmoderna los diatos. Más aún, y más en general, por medio de la circulación
mcorporan al moinstream norteamericano.2 continua de personas, dinero, mercancías e información, los di-
versos asentamientos se han entreverado con tal fuerza que pro-
2
Dos historiadores del arte chicano, Shifra M. Goldman y Tomás Yba- bablemente se comprendan mejor como formando una sola
rra-Frausto, han documentado esta producción cultural y reflexionado ori- comunidad dispersa en una variedad de lugares.s
gmalmente sobre ella. Véase, por ejemplo, las introducciones a su libro Arte
chuano. A Comprehensive Annotaled Bihliography ofChicano Art, 1965-1981, 3 Roger Rouse, "Mexicano, chicano, pocho. La migración mexicana y
Berkeley, Chicano Studies Library Publications Unit-University of Cali-
el espac1o soc1al del posmodernismo", en Página Uno, suplemento de uno-
forma, 1985; también los artículos de ambos en Ida Rodríguez Prampoli-
m (coord .), A través de la frontera, México, UNAM-CEESTEM, 1983. másuno, 31 de diciembre de 1988, pp. 1-2.
198 NÉSTOR GARCÍA CANCLINI ESCENAS SIN TERRITORIO 1~9

Dos nociones convencionales de la teoría social caen ante no es más sostenible" en ninguno de los dos mundos, "ex-
estas "economías cruzadas, sistemas de significados que se cepto quizá como una 'ficción útil' o una distorsión revela-
intersectan y personalidades fragmentadas". U na es la de co- dora" .6 Cuando en los últimos años de su vida Michel de
munidad, empleada tanto para designar poblaciones campe- Certeau enseñaba en San Diego, decía que en California la
sinas aisladas como para expresar la cohesión abstracta de mezcla de inmigrantes mexicanos, colombianos, noruegos,
un Estado nacional compacto, en ambos casos definibles por rusos, italianos y del este de Estados Unidos hacía pensar
su relación con un territorio específico. Se suponía que los que "la vida consiste en pasar constantemente fronteras".
vínculos entre los miembros de esas comunidaJ:les serían Los oficios se toman y se cambian con la misma versatilidad
más intensos dentro que fuera de su espacio, y qub los miem- que los coches y las casas:
bros consideran a esa comunidad como el medio principal al
que ajustan sus acciones. La segunda imagen es la que opo- Esta movilidad descansa sobre el postulado de que uno no es
ne centro y periferia, también "expresión abstracta de un siste- identificado ni por el nacimiento, ni por la familia, ni por el esta-
ma imperial idealizado", en el que las gradaciones de poder tuto profesional, ni por las relaciones amistosas o amorosas, ni
y riqueza estarían distribuidas concéntricamente: lo mayor por la propiedad. Parece que toda identidad definida por el es-
en el centro y una disminución creciente a medida que nos tatuto y por el lugar (de origen, de trabajo, de hábitat, etc.) fuera
reducida, si no barrida, por la velocidad de todos los movimien-
movemos hacia zonas circundantes. El mundo funciona ca-
tos. Se sabe que no hay documento de identidad en los Estados
da vez menos de este modo, dice Rouse; necesitamos "una
Unidos; se le reemplaza por la licencia para conducir y la taijeta
cartografía alternativa del espacio social", basada más bien de crédito, es decir, por la capacidad de atravesar el espacio y
sobre las nociones de circuito y frontera. por la participación en un juego de contratos fiduciarios entre
Tampoco debe suponerse, agrega, que este reordena- ciudadanos norteamericanos. 7
miento sólo abarca a los marginales. Se advierte una desarti-
culación semejante en la economía estadunidense, domina- Durante los dos periodos en que estudié los conflictos in-
da antes por capitales autónomos. En el área central de Los terculturales del lado mexicano de la frontera, en Tijuana,
Ángeles, el 75 por ciento de los edificios pertenece ahora a en 1985 y 1988, varias veces pensé que esta ciudad es, junto
capitales extranjeros; en el conjunto de centros urbanos, el a Nueva York, uno de los mayores laboratorios de la posmo-
40 por ciento de la población está compuesta por minorías dernidad.8 No tenía en 1950 más de 60 mil habitantes; hoy
étnicas procedentes de Asia y América Latina, y "se calcula
6 R. Rosaldo, Culture and Truth. The R.emaking of Social Analysis, Boston,
que la cifra se aproximará al60 por ciento en el año 201 0". 4
Beacon Press, 1989, p. 217.
Hay una "implosión del Tercer Mundo en el Primero", 5 se- 7
Michel de Certeau, "Californie, un theatre de passants", enAutrement,
gún Re nato Rosaldo, donde "la noción de una cultura autén- núm. 31, abril de 1981, pp. 10-18. Cabe aclarar que la concepción de la vi-
tica como un universo autónomo internamente coherente da como paso constante de fronteras no es tan fácil como lo enuncia Michel
de Certeau cuando se trata de ciudadanos norteamericanos "de segunda":
por ejemplo, los negros, los puertorriqueños y los chicanos.
4 Ibídem, p. 2. 8 El informe de la investigación puede leerse en N. García Canclini y
5Renato Rosaldo, Ideology, Place, and People Without Culture, Universi- Patricia Safa, Tijuana: la casa de toda la gente, México, INAH/ENAHJUAM/Co-
dad de Stanford, Depto. de Antropología, p. 9. naculta-Programa Cultural de las Fronteras, 1989. Fotografías de Lour-
200 NÉSTOR GARCÍA CANCLINI ESCENAS SIN TERRITORIO 201

supera el millón con los migrantes de casi todas las .regiones fasis, eran de lugares que vinculaban a Tijuana con lo que es-
de México (principalmente Ü<~.xaca, Puebla, Michoacán y el tá más allá de ella: la avenida Revolución, sus tiendas y
Distrito Federal) que se instalaron en estos años. Algunos centros de diversión para turistas, el minarete que testimo-
pasan diariamente a Estados Unidos para trabajar; otros nia dónde estuvo el casino, las antenas parabólicas, los pasos
cruzan la frontera en los meses de la siembra y la cosecha. legales e ilegales en la frontera, los barrios donde se concen-
Aun los que se quedan en Tijuana están vinculados a inter- tran los que vienen de distintas zonas del país, la tumba de
cambios comerciales entre los dos países, a maquiladoras Juan Soldado, "Señor de los emigrados", al que van a pedir
norteamericanas ubicadas en la frontera de México o a ser- que les arregle "los papeles" o a agradecerle que no los haya
vicios turísticos para los tres o cuatro millones de e~taduni­ agarrado "la migra".
denses que llegan por año a esta ciudad. El carácter multicultural de la ciudad se expresa en el uso
Desde principio de siglo hasta hace unos 15 años, Tijuana del español y el inglés, y también en las lenguas indígenas
había sido conocida por un casino (abolido en el gobierno habladas en los barrios y las maquiladoras, o entre quienes
de Cárdenas), cabarets, dancing halls, liquor stores, a donde los venden artesanías en el centro. Esa pluralidad se reduce
norteamericanos llegaban para eludir las prohibiciones se- cuando pasamos de las interacciones privadas a los lengua-
xuales, de juegos de azar y bebidas alcohólicas de su país. La jes públicos, los de la radio, la televisión y la publicidad ur-
instalación reciente de fábricas, hoteles modernos, centros bana, donde el inglés y el español predominan y coexisten
culturales y el acceso a una amplia información internacio- "naturalmente".
nal la volvieron una ciudad moderna y contradictoria, cos- Junto al cartel que recomienda un club-discoteca y la ra-
mopolita y con una fuerte definición propia. dio donde se escucha "rock en tu idioma", otro anuncia un
En las entrevistas que hicimos a alumnos de escuelas pri- licor mexicano en inglés. La música y la bebida alcohólica,
marias, secundarias y universitarias, a artistas y promotores dos símbolos de Tijuana, conviven bajo esta dualidad lin-
culturales de todos los estratos, no había tema más central güística. The other choice es explícitamente el licor, pero la
para la autodefinición que la vida fronteriza y los contactos contigüidad de los mensajes vuelve posible que sea también
interculturales. Una de las técnicas de investigación fue pe- el rock en español. La analógica de la vida en la ciudad tam-
dirles que nombraran los lugares más representativos de la bién permite concluir, según el orden de la lectura, que la
vida y la cultura de Tijuana, para luego fotografiarlos; toma- otra elección sea el inglés.
mos también imágenes de otros escenarios que parecían La incertidumbre generada por las oscilaciones bilingüís-
condensar el sentido de la ciudad (carteles publicitarios, en- ticas, biculturales y binacionales tiene su equivalencia en las
cuentros ocasionales, graffiti) y seleccionamos 50 fotos para relaciones con la propia historia. Algunas de las fotos fueron
mostrárselas a 14 grupos de diversos niveles económicos y elegidas precisamente por aludir al carácter simulado de
culturales. Dos tercios de las imágenes que juzgaron más re- buena parte de la cultura tijuanense. La torre de Agua Ca-
presentativas de la ciudad, de las que hablaban con más én- liente, quemada en la década de los sesenta, con la preten-
sión de olvidar el casino que representaba, fue reconstruida
des Grobet. Colaboraron en el estudio J ennifer Metcalfe, Federico Rosas hace pocos años y ahora se le exhibe con orgullo en portadas
y Ernesto Bermejillo.
202 NÉSTOR GARCÍA CANCLINI ESCENAS SIN TERRITORIO 203

de revistas y propaganda; pero los entrevistados, al hacer migrantes "ilegales tolerados" por la policía norteamerica-
notar que la torre actual está en un sitio distinto, argumen- na, se vuelve un recurso para definir la identidad y comuni-
tan que el cambio es un modo de desplazar y reubicar el pa- carse con los otros.
sado. A estos productos híbridos, simulados, los artistas y escri-
En varias esquinas de la avenida Revolución hay cebras. tores de la frontera agregan su propio laboratorio intercul-
En realidad, son burros pintados. Sirven para que los turis- tural. En una entrevista radial se le preguntó a Guillermo
tas norteamericanos se fotografíen con un paisaje detr¡ís, en Gómez-Peña, editor de la revista bilingüe La Línea Qy,ebra-
el que se aglomeran imágenes de varias regiones de M~xico: da/The Brvken Line, con sede en Tijuana y San Diego:
volcanes, figuras aztecas, nopales, el águila con la serpiente.
"Ante la falta de otro tipo de cosas, como en el sur, que hay Reportero: Si ama tanto a nuestro país, como usted dice, ¿por
pirámides, aquí no hay nada de eso ... como que algo hay que qué vive en California?
inventarle a los gringos", nos dijeron en uno de los grupos. Gómez-Peña: Me estoy desmexicanizando para mexicom-
En otro señalaban que "también remite a este mito que traen prenderme ...
los norteamericanos, que tiene que ver con cruzar la fronte- Reportero: ¿Qué se considera usted, pues?
ra hacia el pasado, hacia lo salvaje, hacia la onda de poder Gómez-Peña: Posmexica, prechicano, panlatino, transterra-
montar". do, arteamericano ... depende del día de la semana o del proyec-
Nos dijo un entrevistado: "El alambre que separa a Méxi- to en cuestión.
co de los Estados U nidos podría ser el principal monumento
de la cultura en la frontera". Varias revistas de Tijuana están dedicadas a reelaborar las de-
Al llegar a la playa "la línea" se cae y deja una zona de fmiciones de identidad y cultura a partir de la experiencia fron-
tránsito, usada a veces por los migrantes indocumentados. teriza. La LJ:nea Qy,ebrada, que es la más radical, dice expresar a
Los domingos las familias fragmentadas a ambos lados de la una generación que creció "viendo películas de charros y de
frontera se encuentran en los pic-nics. ciencia ficción, escuchando cumbias y rolas de Moody Blues,
construyendo altares y filmando en súper 8, leyendo El Corrw
Emplumadn y Art Forum". Ya que viven en lo intermedio, "en la
La simulación de la ciudad grieta entre dos mundos", ya que son "los que nos fuimos por-
que no cabíamos, los que aún no llegamos o no sabemos a dón-
Donde las fronteras se mueven, pueden estar rígidas o caí- de llegar", deciden asumir todas las identidades disponibles:
das; donde los edificios son evocados en otro lugar que el
que representan, todos los días se renueva y amplía la inven- Cuando me preguntan por mi nacionalidad o identidad étnica,
ción espectacular de la propia ciudad. El simulacro pasa a no puedo responder con una palabra, pues mi "identidad" ya
ser una categoría central de la cultura. N o sólo se relativiza posee repertorios múltiples: soy mexicano pero también soy
chicanoy latinoamericano. En la frontera me dicen "chilango" o
lo "auténtico". La ilusión evidente, ostentosa, como las ce-
"mexiquillo": en la capital "pocho" o "norteño" y en Europa
bras que todos saben falsas o los juegos de ocultamiento de "sudaca". Los anglosajones me llaman "hispanic" o "latinou" y
204 NÉSTOR GARCÍA CANCLINI •
ESCENAS SIN TERRITORIO 205
los alemanes me han confundido en más de una ocasión con tur- Tanto en esta polémica como en otras manifestaciones de
co o italiano.
fuer~e ~fectividad al referirse a las fotos de Tijuana, vimos un
movimiento complejo que llamaríamos de reterritorialización.
Con una frase que le queda bien a un migrante lo mismo
Los. mis~os que elogian a la ciudad por ser abierta y cosmo-
que a un joven rockero, Gómez-Peña explica que "nuestro
polita qmeren fijar signos de identificación, rituales que los
sentimiento generacional más hondo es el de la pérdida que
diferencien de Jos que sólo están de paso, son turistas o ... an-
surge de la partida". Pero también son lo que han ganp-do:
tropólogos curiosos por entender los cruces interculturales.
"una visión de la cultura más experimental; es decir, mu\tifo-
Los editores de la revista tijuanense Esquina Baja dedicaron
cal y tolerante". 9
un largo rato a explicarnos por qué querían, además de tener
Otros artistas y escritores de Tijuana cuestionan la visión
un órgano para expresarse, "generar un público de lectores ...
eufemizada de las contradicciones y del desarraigo que per-
una revista local de calidad en todos los aspectos, de diseño,
ciben en el grupo de La Línea Quebrada.
de p~es~ntación ... para contrarrestar un poco lo que hay en la
Quiero hacer un comentario que surge del libro de Ma-
provi.ncia que no logra trascender, se ve minimizado, si no pa-
nuel Valenzuela iA la brava, ése! Cholos, punks y chavos banda, y
sa pnmero por el tamiz del Distrito Federal".
es que este tipo de hibridación interculturalla encontramos
Algo semejante encontramos en la vehemencia con que
también en otro grupo de Tijuana y de la frontera, como los
todos rechazaron los criterios "misioneros" de actividades
rockeros, los cholos y los punks, que editan revistas, discos y
culturales P.ropiciadas ~or el gobierno central. Ante los pro-
cassettes con información y música de varios continentes. Sin
gramas naciOnales destmados a "afirmar la identidad mexi-
embargo, respecto de la reflexión que puede hacerse sobre
cana" en la frontera norte, los bajacalifornianos argumentan
esta desterritorialización y entrecruzamiento cultural, en-
que ello~ son tan mexicanos como los demás, aunque de un
contramos que otros grupos (y voy a dar una de las identifi-
modo diferente. Sobre la "amenaza de penetración cultural
caciones: por ejemplo, quienes publican la revista Esquina
norteai?er~cana", dicen que, pese a la cercanía geográfica y
Baja) rechazan la celebración de las migraciones causadas
comumcaciOnal con Estados U nidos, los intercambios co-
muchas veces por la pobreza en el lugar originario, que se
merciales y culturales diarios les hacen vivir intensamente la
repite en el nuevo destino. No faltan los que, pese a no haber
desigualdad y, por lo tanto, tener una imagen menos ideali-
nacido en Tijuana, en nombre de sus 15 o 20 años en la ciu-
zada qu~ quienes reciben una influencia parecida en la capi-
dad, impugnan la insolencia paródica y desapegada: "Gente
tal mediante mensajes televisivos y bienes de consumo im-
que recién llega y quiere descubrirnos y decirnos quiénes so-
portados.
mos."

9 Guillermo Gómez-Peña, "Wacha ese border, son", en La Jornada Se-


Preguntas en vez de conclusiones
manal, núm. 162,25 de octubre de 1987, pp. 3-5. Respecto de la hibrida-
ción intercultural en los rockeros y los punks, véase el libro de José Ma- l. Se observa tanto en los procesos de la cultura popular co-
nuel Valenzuela iA. la brava, ése! Cholos, punks y chavos banda, Tijuana, El mo en los grupos artísticos que acabamos de describir un do-
Colegio de la Frontera Norte, 1988 (segunda edición: México, UNAM/El
Colef, 1997). ble movimiento: de desterritorializ<!ción y de .r..eterritoriali-
206 NÉSTOR GARCÍA CANCLINI ESCENAS SIN TERRITORIO 207

zación. No es fácil valorar a uno ni a otro, ni estimar sus


L--
estas sociedades fragmentadas y heteróclitas que genera la
consecuencias en la redefinición de las identidades y de las interculturalidad, acciones adecuadas al grado de concen-
prácticas culturales. tración y acumulación del poder. ¿cómo repensar la consti-

---- --- ·-----


Es claro que ciertos modos sustancionalistas de delimitar
lo --.__nacional en relación con un territorio,- con~ Gol~GGitmes-de
'
tución y el papel de los nuevos sujetos sociales en esta ten-
sión entre relaciones sociales culturales abiertas y plurales y,
a la vez, controladas por empresas monopólicas?
objetos y s ífñbo1os "eternos", se desvanecen_cuando lastra-
diciones migran e interactúan con las industrias cult rafes. Como se ve, resurge aquí el conflicto entre lo local y lasto-
Pero los cruzamientos de ios circuito s s imbólicos no limi- talizaciones macrosociales. Sabemos que las integraciones
nan las preguntas por la identidad y lo nacional, por la de- románticas de los nacionalismos se han vuelto menos con-
fensa de la soberanía y la desigual apropiación del saber y el vincentes, tanto como las integraciones neoclásicas del ra-
arte. No se borran los conflictos ni las parcialidades ideoló- cionalismo hegeliano o de los marxismos compactos, pero
gicas, como pretenden las tendencias neoconservadoras. Se nos negamos a admitir la despreocupación posmoderna por
colocan en otro registro, multifocal y más tolerante, se re- la totalidad social. Uno puede olvidarse de la totalidad cuan-
piensa la autonomía de la cultura a veces con menores ries- do sólo se interesa por las diferencias entre los hombres, no
gos fundamentalistas. Sin embargo, la incertidumbre y la cuando se ocupa también de la desigualdad.
inestabilidad engendran también prácticas violentas de au - 3. Conviene señalar que los problemas teóricos y políticos
toafirmación: es sabido cómo se prolonga hasta nuestros de la cultura suscitados por esta conformación transcultural
días la larga historia de agresiones de los estadunidenses d el de las ide ntidades no son excep cionales e n Amé rica Latina,
sur a los extranjeros en el trabajo y en las escuelas; también ni ajenos a otras zonas d e Estados U ni dos lej a nas d e la fro n-
del lado mexicano de la frontera han crecido en los últimos tera. Semejantes reformulaciones d e las n ociones d e territo-
años el antichilanguismo y el racismo. La hibridación de las rio, comunidad y colección se n ecesita n e n muchas otras re-
tradiciones y los grupos étnicos puede ser base de una aper- giones donde las tradiciones inestables están en constante
tura valorativa, pero en condiciones de intensa competencia transacción con diversos estilos de modernización. En múl-
laboral puede ser, asimismo, fuente de prejuicios y enfrenta- tiples lugares se construyen altares y se filman en súper 8, se
mientos. inventan simulacros para arraigar de algún modo las hibri-
2. Por otra parte, la multietnicidad y la hibridación in ter- daciones fugaces. La frontera México-Estados Unidos es
cultural fomentan un acceso más fluido de los sectores popu- apenas un laboratorio, entre otros, de las estrategias de los
lares a bienes simbólicos diversos, a experiencias más cos- migrantes que atraviesan cualquier ciudad latinoamericana
mopolitas. Pero al mismo tiempo la atomización de los ' instalan, precisamente en los cruces, sus puestos barrocos
grupos, y aun de las familias, especialmente en las grand es de artesanías regionales y radios de contrabando, hierbas
ciudades, parece dificultar la formación de nuevas identida- 1nedicinales y videocassettes.
des y, sobre todo, de sujetos capaces de intervenir eficaz- 4 . Por último, cabe decir que el carácter generalizado de
mente en la recomposición del tejido social. Estamos lejos ('Stos procesos de hibridación incita a reorganizar nuestras
de responder a la pregunta de cómo pueden organizarse, en · trategias de estudio. Para aprender esta reconstrucción
208 NÉSTOR GARCÍA CANCLINI

com leja de las identidades, se requiere una teorí,a de l~s


fluj!s y los circuitos interculturales, una me~odologia ~~~ti­
focal, nutrida en varias disciplinas. El estudio ~e lo tra ICI0-
1 lo local ya no puede hacerse sólo con los m;trume~tos
:~t;opológicos: observación intensiva de p~que~os conJ:-
tos sociales, entrevistas en profundidad; hist~n~s de VI b. ESPACIOS Y MECANISMOS
DE CONFORMACIÓN DE lA IDENTIDAD
Tam oco la investigación macrosocial debe hmi~a~se a s
P 1 . os de la sociología: censos, estadisticas, en- ÉTNICA EN SITUACIONES DE ALTA
recursos exc usiv ·d d MOVILIDAD TERRITORIAL
cuestas. La reformulación de las nociones de com~m a _Y
nación, de centro y periferia, replantea una v_ez mas ~~ taJo Reflexiones preliminares con migrantes zapotecos
t>ntre lo micro y lo macro, así como la compartimentaoon e
Ías disciplinas que se especia~izar_on en uno y ~notro. Nece~ Martha judith Sánchez.
sitamos estudios transdisciplmanos, saberes diagonales, ~a
ra captar los procesos intercultural~s donde se forman as
identidades híbridas de este fin de siglo. Los estudios sobre los grupos étnicos, y más específicamente
sobre los grupos indígenas en México, se han caracterizado
por abordar la persistencia de dichos grupos viendo al terri-
torio como eje conceptual. Se ha explicado su permanencia
y continuidad gracias a su asentamiento en un territorio de-
terminado, donde estructuran formas de organización so-
ciopolítica, religiosa y cultural.
Si bien los movimientos poblacionales han sido un fenó-
meno siempre presente en los grupos indígenas, no pode-
mos afirmar que la migración que presentan en la actuali-
dad, tanto por su magnitud como por sus características, sea
igual a los movimientos poblacionales anteriores. El fenó-
meno de la migración, tal y como ocurre en el presente, crea
una dinámica diferente al interior de los grupos indígenas.
Es así como en la actualidad al estudiarlos no podemos pen-
sar únicamente que la reproducción de la identidad se reali-
za debido a su permanencia en un territorio común sobre el
cual se construyen los procesos identitarios. Los procesos de
conformación de la identidad de los grupos indígenas en si-
tuaciones de alta movilidad y contacto con los "otros" son un

209
210 MARTHAJUDITH SÁNCHEZ ESPACIOS DE CONFORMACIÓN DE LA IDENTIDAD ÉTNICA 211

un tema aún poco explorado y sobre el cual abundan las in- después de haber vivido de 1O a 30 años en la ciudad de Mé-
terrogantes. xico regresaron a vivir a sus lugares de origen. En ambas co-
El presente ensayo tiene el objetivo de incursionar en la munidades se han presentado, además de los anteriores,
problemática antes expuesta. Para cumplir con nues~ro obje- otros movimientos migratorios con diferentes destinos y ca-
tivo lo hemos estructurado en dos partes. En la pnmerr se racterísticas.
hace una revisión acerca de los estudios existentes sobit la
migración indígena y la problemática de la reproducción de
la identidad de dichos migran tes. A partir de esa exposición, Diferentes aproximaciones analíticas y conceptuales
en el segundo apartado planteamos algunas líneas de refle- en el estudio de los migrantes indígenas
xión acerca de cómo abordar dicha problemática.
La información que aquí presentamos forma parte de una La visión del indígena en el medio rural tiene una larga tra-
investigación con migran tes zapotecos en la ciudad de Méxi- yectoria; de hecho, la escuela mexicana de antropología
co originarios de dos comunidades del valle de Oaxaca. En construyó su objeto de estudio en esa forma de aproxima-
la investigación se aborda también el estudio de las comuni- ción. La línea de investigación sobre la que aquí estamos re-
dades que se encuentran en el valle de Oaxaca en el ex dis- flexionando, la etnicidad en el ámbito urbano, está poco de-
trito de Tlaco lula: San Jerónimo Tlacochahuaya y San Juan sarrollada; existen sólo unas cuantas investigaciones, que
Guelavía. Ambas comunidades son hablantes del zapoteco y surgen de las problematizaciones sobre la migración.
presentan ciertas características sociales y culturales que La intensa migración ha sido uno de los problemas actua-
hasta ahora hemos definido como "indígenas". Las dos co- les que ha interesado a sociólogos, antropólogos y demógra-
munidades cuentan con una población de dos mil a tres mil fos. Por un lado, están los estudios realizados en Estados
habitantes cada una y tienen una alta proporción de migran- Unidos sobre sociología rural, en los cuales se analizan tanto
tes, tanto temporales como definitivos. De los temporales, las características de la migración (razones de expulsión, de
desde hace cinco años, aproximadamente, el principal flujo atracción, temporalidad, características de los migrantes e
migratorio es hacia Estados Unidos; en mayor medida es inserción en la estructura ocupacional, etc.) como los grados
una migración que realizan hombres, jóvenes y solteros, y en de ajuste de los migran tes en sus lugares de destino. Respec-
un porcentaje muy pequeño, hombres maduros, familias y to al último punto, los estudios concluyen una situación ne-
mujeres solteras. La migración definitiva se dio principal- gativa: los migran tes viven un proceso de desajuste expresa-
mente a la ciudad de México a partir de la década de los do en la desintegración de la vida familiar, en la disminución
sesenta. Actualmente se encuentran alrededor de 300 perso- de la religiosidad, en el incremento de la delincuencia, etc.
nas de Guelavía y 500 de Tlacochahuaya que residen en di- La antropología y los estudios de la migración plantean tam-
versas colonias de la ciudad de México. Esas personas siguen bién conclusiones similares. La primera, expresada en los
vinculadas con la comunidad y ayudan o se hacen presentes estudios de Redfield ( 1941 y 1976), considera que el paso de
cuando se les solicita alguna cooperación o algún servicio. una sociedad folk a un modo de vida urbano se caracteriza
Existen, además, diversas familias en tales comunidades que por la "desorganización de la cultura, la secularización y la
212 MARTHAJUDITHSÁNCHEZ ESPACIOS DE CONFORMACIÓN DE LA IDENTIDAD ÉTNICA 213

individualización", mientras que los segundos hablan de (Kemper, 1976; Bartolomé, 1986, y Bustamante, 1986).
una situación de anomia de los migrantes en los lugares de Aquí se encuentran una gran diversidad de situaciones. Se
destino. reseña la existencia de los llamados "enclaves étnicos", gru-
En discusión con las posturas ante.riores están algunos pos de individuos hablantes de una misma lengua que pre-
trabajos que abordan la migración indígena y sus formas de sentan alguna o todas de las siguientes características: for-
vida y organización en sus lugares de destino. J:?iversos en'f?- mar grupos compactos y aislados del resto de la población,
ques analíticos han sido utilizados en estas investigaciones, que pueden vivir en asentamientos cercanos o en la misma
relevándose, por lo tanto, diferentes problemas teóricos. colonia, barrio o vecindad; trabajar en las mismas activida-
Un primer enfoque se ha centrado en el entendimiento des; recrear muchas de las pautas culturales en sus nuevos
de las causales de la migración indígena y la incorporación asentamientos, tales como el vestido, la lengua, formas de
de estos grupos en sus lugares de destino (lwanska, 1993; vida, de alimentación, etc.; mantener vínculos con sus co-
Arizpe, 1980; Méndez y Mercado, 1985, y Lewis, 1986). munidades de origen, que pueden ser de diferente índole:
Contradiciendo los estudios anteriores, respecto al segundo visitas periódicas a la comunidad y participación en las fies-
punto, se concluye que los migran tes indígenas en las ciuda- tas, aportación de dinero para mejoras en el pueblo, mante-
des continúan manteniendo sus grupos, pues no se pierden nimiento de su casa o tierras y bautizar a sus hijos en la co-
como individuos aislados en el nuevo medio y mantienen y munidad, hasta tener estructuras organizativas formales de
recrean su identidad étnica. vinculación que les permiten incidir en la vida comunitaria.
Recientemente se realizó un estudio (Gidi, 1988) con la Como constante, en los grupos estudiados se encuentra que
misma preocupación que los anteriores: entender las causas no sólo no pierden su identidad étnica sino que la mantie-
de la migración, enriqueciendo el análisis al incorporar la nen y recrean en sus nuevos asentamientos. Los migrantes
dimensión étnica. La autora plantea que, si bien la variable no rompen sus relaciones con la comunidad; siguen perte-
económica es fundamental para entender los movimientos neciendo a ésta a través de diferentes tipos de vinculaciones.
migratorios, existe también una variable extraeconómica El tercer enfoque aborda el surgimiento, mantenimiento
por considerar: la etnicidad. En su estudio de caso en San y continuidad de las asociaciones de migrantes (Orellana,
Juan Mixtepec, Gidi encuentra que la migración también es 197 3; Odena, 1983, y Hirabayashi, 1985 ). Se interroga so-
una búsqueda de una nueva simbología de prestigio asocia- bre los elementos que permiten la constitución de las mis-
da a contextos extracomunales. Analiza la dinámica de la mas y sus objetivos. Aquí también se encuentran una varie-
migración, las relaciones que establecen migrantes y nativos dad de situaciones. En cuanto a la formación de
y sus repercusiones en la comunidad, y los cambios en ésta. asociaciones, las razones varían: unos grupos manifiestan
Considera que los migrantes en esa búsqueda de símbolos que fue la manera de crear vínculos más permanentes con su
de prestigio no pretenden perder su identidad sino que bus- comunidad y ser aceptados por los miembros de ésta, aun
can resignificarla, quitarle las connotaciones negativas. cuando sólo vayan al pueblo en ocasiones de fiesta; otros
Otro enfoque estudia las formas de vida de los migrantes plantean que el móvil principal fue crear una asociación per-
en la ciudad, sus mecanismos y estrategias de adaptación manente que se encargara de mejorar las condiciones de vi-
214 MARTHAJUDITH SÁNCHEZ ESPACIOS DE CONFORMACIÓN DE LA IDENTIDAD ÉTNICA 21>5

da del pueblo, dando aportaciones destinadas a diversas tes indígenas continúan reproduciendo su identidad por la
obras; finalmente, la importancia de mantener sus costum- imposibilidad de insertarse en la estructura laboral formal.
bres, tradiciones, en una palabra, para no perder su cultura La autora plantea que la cuestión no es si son marginales 1
en el nuevo medio y heredada a las nuevas generaciones. porque son indígenas, sino que son indígenas por ser margi-
El carácter, la importancia y la incidencia de es~as asocia- nales "totalmente marginados, sin posibilidad de movilidad
ciones en la vida de la comunidad varían. Hay desde aqu~­ social y económica, necesitan el apoyo de su grupo étnico en
llas 01yas relaciones con su lugar de origen no son fuertes, la ciudad, y así, en vez de perderla, reafirman su identidad
hasta las que dependen de las orientaciones y normas que étnica" (Arizpe, 1980, p. 151).
establece el cuerpo de autoridades tradicionales de la comu- El segundo aspecto, que depende del anterior, es la fun-
nidad. cionalidad de la permanencia de la identidad, y Arizpe plan-
De lo hasta aquí expuesto tenemos lo siguiente. Primero, tea que ésta les impide perderse como tantos migrantes po-
los estudios abordan diferentes problemas teóricos. Unos bres; es una manera de defenderse, de fortalecer su dominio
tienen que ver con la discusión sobre la migración, sus cau- y control en alguna actividad económica (el caso de las "Ma-
sas ycaracterísticas; otros, con la constitución y manteni- rías" y la venta de fruta).
miento de formas organizativas, y finalmente, otros más con Otros autores (lwanska, 1973; Ore llana, 1973; Kemper,
la cuestión de la identidad étnica y su reproducción. 1976; Odena, 1983; Hirabayashi, 1985, y Lewis, 1986) ven
Segundo, se puede decir que el fenómeno de la migración también la funcionalidad del mantenimiento de la identi-
indígena y su asentamiento en ámbitos urbanos, con la mag- dad agregando a lo expuesto por Arizpe las ventajas durante
nitudy características actuales, es bastante reciente, por lo todo el proceso de la migración: desde elegir a dónde irse (a
tanto, los, estudios que han tratado de aprehenderla son aún los mismos lugares donde están los migran tes de su comuni-
escasos. Estos más bien han empezado a describir esa faceta dad) hasta la serie de ayudas para hospedarse, conseguir ca-
de larealidad indígena; en consecuencia, es un campo de sa y trabajo.
conocimiento en donde aún hay muy pocos avances y abun- Finalmente, otro autor (Bartolomé, 1986, p. 25) plantea
dan las interrogantes. que "la reproducción de la identidad requiere de un nece-
Tercero, de esos escasos estudios, los que se han enfocado sario grupo de interacción y es a éste al que recurren los mi-
en el análisis de la reproducción de la identidad étnica son grantes recreándolo en el nuevo ámbito residencial: su pér-
más escasos. De ahí la necesidad de investigaciones que dida implicaría una dificultad casi insalvable para el
aborden ese nuevo campo de conocimiento. mantenimiento de los mecanismos de identificación colec-
Las investigaciones anteriores plantean los siguientes ele- tiva".
mentos para explicar la persistencia de la identidad étnica
1 El concepto de marginalidad ya ha sido ampliamente criticado porque
de los migran tes:
implica que esos sectores, los marginales, están desintegrados del sistema
Arizpe (1 980), en su estudio pionero, plantea dos aspec- capitalista en términos de funcionalidad. Se han propuesto otros concep-
tos de ese fenómeno. El primero y el central en la explica- tos, como ejército industrial de reserva, sobrepoblación relativa, sector informal,
.ción tiene que ver con la marginalidad. Esto es, los migran- sectores populares. No es el momento para discutir los distintos conceptos;
sólo quiero señalar el amplio debate existente en torno a dicho concepto.
216 MARTHAJUDITH SÁNCHEZ ESPACIOS DE CONFORMACIÓN DE LA IDENTIDAD ÉTNICA 217

Como puede observarse, los elementos explicativos para cursión a la subjetividad para determinar si ellos y los otros
la reproducción de la identidad son aún bastante deficien- los siguen considerando indígenas.
tes, de ahí que se plantee la necesidad de abordar ese aspec- Como un primer elemento de aproximación señaló que al
to más profundamente. interior de cada grupo debe buscarse el o los elementos que
definen la pertenencia a un determinado grupo étnico o in-

Planteamientos iniciales acerca del abordaje de la identidad


\ dígena, según pnsfiera llamárseles, y que marcan la diferen-
cia, la otredad.
Estoy de acuerdo con Barth ( 1976) en buscar el límite del
En el estudio de la identidad étnica se ha recurrido a defini- grupo. En el caso de la investigación que estoy realizando,
ciones tanto objetivas como subjetivas. Las objetivas plan- considero, como una reflexión preeliminar, que el elemento
tean la persistencia de la identidad étnica mediante la enu- central de pertenencia a dichas comunidades se expresa en
meración de una serie de rasgos objetivos, tales como la el concepto de ciudadanía. Esto es, los migrantes y los nati-
lengua, la vestimenta, ciertas costumbres, etc., mientras que vos de las comunidades en estudio forman parte de un mis-
las subjetivas plantean que el punto central es el autorreco- mo grupo, ya sea que se les llame indígenas o grupos étni-
nocimiento del sujeto como perteneciente a un determina- cos, debido a que ambos siguen siendo ciudadanos. El
do grupo o el reconocimiento que los otros hacen de él co- concepto de ciudadano tiene un papel central en sus discur-
mo perteneciente a dicho grupo. sos y sus formas de organización. ¿Qué significa el concepto
Considero que la identidad es un concepto relacional, es la de ciudadanía? y ¿qué relación tiene con el concepto de ciu-
formación de un nosotros como diferente de los otros. Implica, dadano de la nación mexicana?
por lo tanto, el auto y el heterorreconocimiento. Para ser ciudadano en dichas comunidades se requiere
También planteo que es necesario desustancializar dicho haber nacido en ellas y adquieren dicho estatus los hombres
concepto: no es una esencia con la que uno nace y con la que al casarse. A través de la ciudadanía se articulan las familias,
inevitablemente va a morir. En lugar de una esencia, es un teniendo como eje al hombre-jefe de familia, a las formas de
proceso de identificación que puede continuar o perderse. organización sociopolítica y religiosa de la comunidad. Di-
En este apartado abordaré las maneras en que se ha bus- cha organización se expresa en una serie de prácticas, sím-
cado la identidad y la utilidad de esos planteamientos, para bolos y rituales.
pasar posteriormente a presentar algunas líneas de análisis El ser ciudadano conlleva una serie de obligaciones y "ser-
de ese problema. vicios" para la comunidad que tiene que realizar el hom-
Considero que ni las definiciones objetivas ni las subjeti- bre-jefe de familia, de preferencia, o en su defecto otro
vas son adecuadas para abordar dicha problemática. No se miembro de la familia o pagar a alguien más para su realiza-
trata de ver si los migrantes "siguen siendo indígenas"; esto ción. N o encontrarse en la comunidad por un periodo, corto
es, si siguen hablando su lengua o practicando sus costum- o largo, no hace que se pierda la ciudadanía, a menos que la
bres a pesar de los continuos contactos que tienen con otras persona decida romper ese vínculo. En caso de que quiera
formas culturales debido a la migración, o de hacer una in- continuarlo, participa de diferentes formas: aceptando al-
218 MARTHAJUDITH SÁNCHEZ ESPACIOS DE CONFORMACIÓN DE LA IDENTIDAD ÉTNICA 2 Í9

gún cargo que se le asigne, ya sea en su comunidad o ~era parten una sola lengua, ya que el zapoteco es una familia lin-
de ella, dando cooperaciones para las obras que se reahcen güística. Aun cuando no hay acuerdo, se considera que hay
en la comunidad, etcétera. seis o nueve lenguas zapotecas que difieren entre sí; no com-
El concepto de ciudadano, por tanto, otorga una serie de parten un mismo hábitat geográfico, se localizan geográfica-
obligaciones y dere~hos al interior de la com.•,midad ~se adi mente en diversas áreas territoriales: tm grupo se encuentra
quiere de manera diferente al concepto de cmdadama de ht en la sierra de Ixtlán, el segundo grupo en el sur de Oaxaca,
nación mexicana. el tercero en el valle de Oaxaca y el cuarto en el Istmo. Estos
Habría que explorar sobre los orígenes y la época en que grupos tienen costumbres más parecidas con sus vecinos que
dicho concepto, el de ciudadano, se empezó a utilizar en es- con los zapotecos de otra región; sus formas de organización
pañol y cuál era y es su equivalente en zapoteco; conocer, también varían, y finalmente, ellos mismos no se reconocen
además, el significado anterior de ese equivalente y las mo- como pertenecientes a un solo grupo. En conclusión, estric-
dificaciones que tuvo en el transcurso del tiempo; conocer tamente hablando, no existe un grupo étnico zapoteco; lo
cuándo, cómo y por qué cambió, hasta llegar a la adopción que tenemos es la existencia de varios grupos de zapotecos
actual del término de ciudadano. Sin poder afirmar nada de diferentes regiones, cada uno de los cuales tiene sus ca-
definitivo, creemos que dicho término empezó a utilizarse racterísticas, su historia y sus formas particulares de organi-
después de la institución del municipio libre posterior a la zación.
revolución de 191 O. Quizá la adopción de dicho término Respecto a los zapotecos del valle, tenemos la siguiente si-
permitió dar la apariencia de una integración de las comu- tuación. Si bien las comunidad es d e la región del va lle de Oa-
nidades a la política nacional, y eso posibilitó que se mantu- xaca compa rten e n gran m edid a un a se ri e de carate rísticas
viera la organización del municipio igual al sistema de cabil- históricas, sociales, económicas y cultu ra les, qu e nos pe rmi-
dos anterior. ten hablar de una cierta unidad, los integrantes de las dife-
Por lo pronto, lo que sí podemos afirmar es que en la ac- rentes comunidades zapotecas del valle no se reconocen a sí
tualidad el concepto de ciudadano expresa la articulación a mismos como pertenecientes a un solo grupo, que sería el de
determinadas formas de organización que marcan la dife- los zapotecos del valle. En las comunidades del valle, tal como
rencia con los otros. Esos "otros" no sólo son los ha sido señalado por algunos actores, la identidad étnica se
no-indígenas o los no-zapotecos, sino también los de otros articula a partir de la pertenencia a un pueblo, no a un grupo
pueblos. Detengámonos un poco en este último punto. Dife- lingüístico o étnico; es decir, cada pueblo articula y elabora su
rentes estudios han señalado que no existe lo que podríamos mismidad y su diferencia. Es así como el concepto de ciuda-
llamar una "identidad zapo teca". Esto es, el concepto de dano da cuenta de ese proceso de identificación. Ser ciudada-
grupo étnico zapoteco no tiene como referente empírico un no implica pertenecer a un determinado pueblo con el que se
conjunto de individuos (los hablantes de zapoteco) que se tiene una serie de derechos y obligaciones y es el límite a par-
reconozcan a sí mismos como integrantes de una unidad. tir del cual se elabora la diferencia y la mismidad.
Consideran que más que una unidad en los zapotecos, lo Habría que profundizar aún más sobre la adquisición y
que existe es una diversidad de grupos debido a que no com- mantenimiento de las pertenencias e identidades, cuestio-
220 MARTHAJUDITH SÁNCHEZ ESPACIOS DE CONFORMACIÓN DE LA IDENTIDAD ÉTNICA 221

nes que expresa el concepto de ciudadanía. Por ejemplo, en nación mexicana. Es una pertenencia vivida como algo más
primera instancia, resulta un poco extraño que se utilice el lejana, cuyo efecto es más tardío; generalmente, los primeros
mismo término, el de ciudadano, para designar la pertenen- contactos se tienen al ingresar al sistema escolarizado, que se
cia a la comunidad y la pertenencia a la nación. De ahí que forma principalmente a través del aprendizaje formal. En
surja el interés por conocer cuál es la relación que existe el_\- consecuencia, predomina más lo racional que lo emocional: es
tre diferentes pertenencias; esto es, si bien los integrantes d~ algo aprendido en el sistema escolarizado o a través de dife-
las comunidades se definen a sí mismos como diferentes, no rentes medios que se perciben como lejanos, que no afectan la
se autodefinen como no pertenecientes a la nación mexica- cotidianidad. De ahí que considero que la relación que tienen
na y plantean, por lo tanto, una noción alternativa de nacio- los miembros de las comunidades con el concepto de ciudada-
nalidad o de relación con el Estado, como sucede con algu- nía de la nación es instrumental; esto es, adquieren la ciudada-
nos grupos étnicos en otros países. Como hipótesis nía mexicana a los 18 años, marchan, etc., pero el manejo de
preliminar planteamos que hay diferentes niveles de perte- ésta es instrumental; es un medio que les permite moverse li-
nencias y, por lo tanto, de identidades que se superponen bremente y obtener ciertos fines, pero la pertenencia y su ciu-
entre sí. Esos diferentes niveles puedén convivir más o me- dadanía principal es con su comunidad.
nos armónicamente, como es el caso presente, o pueden lle- La idea que estoy manejando es que la pertenencia, en es-
gar a niveles de contradicción donde la presencia de dife- te caso a un grupo étnico, lleva a los integrantes de dicho
rentes pertenencias se vuelve insostenible, como puede ser grupo a tener como eje de sus acciones lo propio y a tener un
el ejemplo de los grupos que buscan su independencia del manejo instrumental d e lo externo, d e lo "otro". Voy a poner
Estado-nación en el cual se encuentran. un ej emplo para ilu stra r es ta situ ació n en e l caso d e la mi -
En el caso en que estamos interesados, planteamos que las gración a Estados Unid os .
dos pertenencias (a la comunidad y a la nación) no son in- Como ya mencioné, la migración, sobre todo de va ron es
compatibles, que están ubicadas en niveles diferentes. En un jóvenes a Estados Unidos, es muy importante desde hace
primer nivel se encuentra la pertenencia a la comunidad . cinco años. Se considera que al menos un miembro de cada
Esta pertenencia es la que primero se estructura y acompaña familia ha ido o está actualmente ahí. No todos los jóvenes
a todo el proceso de constitución de sujeto; forma parte de que se han ido carecen de tierras en su comunidad, y en una
todas sus experiencias más tempranas. Es la identificación de las comunidades (Guelavía) la mayoría de las tierras son
más cargada de emotividad, ya que es aquella en donde el de temporal, pero en la otra una gran cantidad de las tierras
sujeto se reconoce: en su lengua, sus costumbres, su cotidia- es de riego. Lo que quiero señalar es que las causas de la mi-
nidad. El sujeto se constituye reconociéndose como "miem- gración no son únicamente económicas. Independiente-
bro" de una determinada comunidad, y ese sentimiento de mente de las causas, considero que hay una racionalidad ins-
pertenencia permea toda su cotidianidad, sus formas de ver, trumental en su contacto con Estados Unidos; es decir, el
de sentir y de entender el mundo, y las vías de acción y de "otro lado" es el medio para conseguir ciertos fines, que
participación que se perciben como posibles. pueden ser recursos económicos, adquirir experiencias nue-
A otro nivel está esa otra pertenencia: la pertenencia a la vas, tener nuevas formas de consumo, etcétera.
222 MARTHAJUDITH SÁNCHEZ ESPACIOS DE CONFORMACIÓN DE lA IDENTIDAD ÉTNI CA ~23

Ciertamente, para nosotros resulta algo impactante ob- actividades, ayudan a lavar trastes, etc., mientras van apren-
servar que en las festividades de los pueblos hay varios inte- diendo a cocinar o a ir de compras como los demás.
grantes de la comunidad que trabajan en Estados Unidos y Como puede observarse, hay una serie de cambios en las
vienen a las fiestas y toman película con sus cámaras de vi- prácticas de los papeles sexuales que aún no sabemos qué
deo. Sin embargo, no considero que por esos contactos o ex- cambios más profundos vayan a provocar al dejar de ser si-
periencias con otras formas de cultura,o por el mayor co~­ tuaciones excepcionales o temporales. En fin, esta situación
sumo de artículos, se pueda decir que tales grupos están ejemplifica la complejidad de las situaciones. No obstante,
perdiend9 su identidad. Repito, creo que lo que predomina sostengo que predomina una racionalidad instrumental en
es un manejo instrumental. Se va a Estados Unidos a aho- su manejo de lo externo, de lo no propio.
rrar dinero para solventar necesidades familiares, o para Volviendo a lo anterior, tenemos que, a partir del concep-
comprar terrrenos o para construir una casa, o para com- to de ciudadano, se puede encontrar el límite del grupo. Esa
prar otros artículos, o para conocer ()(ras cosas y de paso vía nos lleva al análisis de la pertenencia, no por la persisten-
"hacerse de un dinerito". cia de ciertos rasgos culturales o por la enunciación subjetiva
Ahora bien, considero que esos contactos con otras formas de una determinada identidad, sino por el elemento a partir
de vida, aun cuando predomine en ellosuna racionalidad ins- del cual se articula la diferencia.
trumental, forman parte de un proceso <omplejo que provoca Esta vía quizá nos permita entender cómo se mantiene y
también múltiples cambios. Considero que uno de los cam- se reproduce la identidad étnica en las comunidades indíge-
bios principales que están ocurriendo anivel de las prácticas nas en la actualidad, en dond e si bien éstas ya n o se mantie-
(no de las ideas) se verifican en los papeles sexuales. nen aisladas, con un alto grad o d e auton o mía e n sus d ecisio-
Ahora las mujeres casadas qu e se qu edan en la comunidad nes internas y con la cap acid ad d e ma nte ne r un imag ina ri o
realizan las actividades o representan aJos maridos, y se en- totalizante, a la manera d e lo qu e plantea Carmagnani
cargan de las labores del campo, en caso de tener tierras. ( 1988), sí se mantienen como diferentes y con una dinámica
Por otro lado, empiezan a salir mujeres jóvenes solteras a hasta cierto punto propia.
trabajar a Estados U nidos y, en algunos casos, se van sin la Antes de continuar, voy a exponer y reflexionar acerca de
aprobación ni la supervisión familiar; sevan con amigas que los planteamientos de Carmagnani. Dicho autor trabaja en
ya han ido y que saben cómo conseguir trabajo y vivienda. lo que denomina "proceso de reconstitución de la identidad
También se da un cambio muy interesante en la cotidiani- étnica en Oaxaca, en los siglos XVII y xvm". Está interesado
dad de los migrantes en Estados Unidos. Se dan formas de en entender cómo ocurre el proceso de reconstitución de la
interacción y de cooperación en actividades nunca antes rea- identidad a partir de la Conquista; en sus propias palabras:
lizadas entre ellos. Como la gran mayoría de los que se van "entender cómo los grupos étnicos lograron, paso a paso,
son hombres, entre varios (de 1O a 20) rentan una casa o de- hacer compatible la dominación colonial y neocolonial con
partamento y entre ellos mismos se organizan para la lim- la voluntad de seguir siendo ellos mismos". 2
pieza, las compras y la elaboración de las comidas. Los nue- Considera que el proceso de reconstitución de la identi-
vos, los recién llegados que no están entrenados en dichas 2 Carmagnani, l 988, p . 11.
224 MARTHAJUDITH SÁNCHEZ ESPACIOS DE CONFORMACIÓN DE LA IDENTIDAD ÉTNICA 225

dad se produjo a partir de los años de 1620 y~630, qu~ se un nuevo proceso traumático, pues las "individualiza, insti-
consolidó entre fines del siglo XVII y primera rrutad del siglo tucionalizando los mecanismos económicos, sociales y polí-
XVIII y se expande hasta que en 184 7 y 1853 ~uce~e un~ m~e­ ticos que actúan en la vida cotidiana de las unidades familia-
va conquista en la que se vuelve a destruir la Identidad mdia. res y las orienta h acia la satisfacción de las necesidades
Plantea que ese proceso de reconstitución "permite a l~s presentes y futuras". 5
sociedades indias reelaborar y proyectar al futuro un patn- Otro elemento que aborda es el de la jerarquización de la so-
monio étnico; desarrollar una nueva racionalidad, una nue- ciedad y la política. Las nuevas y diferentes necesidades en y
va lógica, diferente de la prehispánica, pero no por ello me- entre los pueblos y la necesidad de una mayor regulación lleva
nos india que la precedente". 3 . a una organización de tipo jerárquico: "Esta jerarquización te-
El primer elemento de su análisis es el relativo a la ternt~­ rritorial favorecerá la superación de las tensiones dentro de los
rialidad. Cree que ese primer elemento favorece la reconsti- pueblos y entre los pueblos y maximizará, por lo tanto, la cola-
tución étnica, que es una primera dimensión que permite boración territorial". 6 El autor plantea que esa unión entre di-
reformular la etnicidad sin que pueda explicarla totalmente. vinidades-territorio étnico-jerarquía es la que permite que el
Hay otra dimensión que posibilita la persistencia de las so-
ciedades indias en el tiempo, que veremos más adelante. grupo étnico conserve y defienda su forma de vivir y sentir gra-
Respecto a la primera dimensión, la territorialidad, consi- cias a un sistema coherente, fuertemente integrador, capaz de
dera que la fase de reconstitución se inicia cuando los gru- empujarlo a través de símbolos y a través de la organización y de
pos indios dan señales de recuperación de su cosmovisión la gestión dé los recursos materiales e inmateriales. De ahí, en-
tonces, que gracias a la existencia de un imaginario totali za nte
mediante la recuperación d e su alianza con la divinidad:
los grupos indios puedan convivir con otros gm pos étnicos qu e
posean un im aginario totali za n le, aunque diferente. 7
En el curso de los siglos XVII y XVIII el espacio es percibido con-
cretamente como una serie de puntos: cerros, cuevas, iglesia,
pueblo, milpa, a los cuales los individuos y la comunidad pue- El autor señala posteriormente, aunque sin desarrollarlo
den constantemente hacer referencia. A partir de esta idea ex- ampliamente, que un segundo embate a los grupos indios
tremadamente concreta del espacio, cuyo fundamento es la ocurrió en el corto periodo de 184 7 a 1853. Ese embate a su
alianza establecida entre la divinidad y la comunidad, se estruc- identidad fue del grupo mestizo-blanco.
tura la idea de un "territorio étnico" diferente de la idea de un El trabajo que mencionamos es el único que toca esa pro-
territorio político-administrativo colonial. 4 blemática con los grupos indios de Oaxaca. Hacen falta, por
tanto, investigaciones que desde diferentes p e rspectivas
Como se mencionó, además del elemento de la territoria- (histórica, sociológica y antropológica) den cuenta del o de
lidad, existe otra dimensión que permitió la reconstitución los procesos de reconstitución de la identidad étnica de los
étnica que el autor denomina las estrategias económicas y grupos indios de Oaxaca después de 1853.
sociales de la etnicidad. Dichas estrategias permiten evitar
5 /bid., p. 109.
6 !bid., p. 187.
3 !bid., p. 14.
4 7 /bid. , p . 229.
Ca rmagnani, op. cit. , p. 50.
226 MARTHAJUDITH SÁNCHEZ ESPACIOS DE CONFORMACIÓN DE LA IDENTIDAD ÉTNICA 227

A manera de hipótesis, también consideramos que, si bien tampoco aclarar si esa forma distintiva es percibida por ellos o
no existe en la actualidad un "imaginario totalizante" en lasco- por los otros como "indígena", ya que ese concepto tiene toda
munidades indias, sí ha habido un proceso de reconstitución una historia y connotaciones que no siempre son aceptadas
de su identidad que sucede en distintos ámbitos y con diferente por los miembros de las comunidades. Aceptarse y definirse
fuerza. En ese proceso de reconstitución un primer elemento propiamente como indígena depende de las comunidades.
que sobresale es la importancia y vigencia de la organización Por ejemplo, los más viejos de la comunidad crecieron con el
político-religiosa interna y su flexibilidad para resistir la pre- estigma de ser indígenas, ya que fueron objeto del discurso y la
sencia de numerosos embates y para manejar sus recursos tan- política gubernamental que tenía como objetivo "integrar",
to naturales como humanos. El hecho de que la migración sea "aculturar" a dichas poblaciones y, por lo tanto, borrar todas
un fenómeno presente en las comunidades desde hace por lo las huellas de lo indio. Por su parte, las generaciones más re-
menos tres décadas y que no haya desintegrado la organiza- cientes se enfrentan a un discurso más ambiguo. Si bien a nivel
ción interna y los vínculos y pertenencias de los migrantes con de discurso se acepta y fomenta la existencia de diferentes gru-
sus comunidades, muestra la fuerza y la flexibilidad de las co- pos culturales y étnicos en el país y se estimula la recuperación
munidades y la voluntad de seguir conservando lo que ellas y la conservación de sus rasgos culturales, en los hechos se si-
consideran propio e importante. En este artículo queda esbo- gue estigmatizando a los "inditos" y se les sigue considerando
zada una vía de entrada para abordar ese fenómeno; no obs- como pobres e ignorantes a los que es necesario integrar a la
tante, queda por desarrollar ese planteamiento. verdadera cultura.
Finalmente, expondremos brevemente cómo se manifiesta Por lo tanto, no es importante determinar si esas pobla-
la diferencia, la otredad. Esa diferencia que planteamos que se ciones aceptan la denominación de indígenas; lo que impor-
expresa en el concepto de ciudadanía origina formas de orga- ta es que ellos y los otros se definen como diferentes. Esa di-
nización económica, política y sociocultural específicas. Hay ferencia la definen los miembros de la propia comunidad
que aclarar que esas formas de organización no están aisladas como consistente en lo siguiente: que siguen conservando
de su contexto más general: regional en un nivel y nacional en "la costumbre" que heredaron de los antiguos, y esa costum-
otro. Esto es, esas formas de organización se encuentran en bre hace que tenga una "forma de vida diferente". Por ejem-
una relación de dependencia respecto a esos niveles y las afec- plo, en la manera en que se organizan políticamente al inte-
tan internamente en todas sus dimensiones. La situación y las rior de la comunidad, en la forma en que practican y el
políticas económicas, sociales y culturales nacionales y regiona- papel que tiene su religiosidad, en la celebración de varias
les influyen directamente en la comunidad. No es el objetivo festividades, la fiesta titular, las bodas o fandangos, etc. Hay
de este artículo analizar los diferentes momentos históricos y quienes también ven esa diferencia en su forma de trabajo
las maneras en que mayor o menormente dichas comunidades (son campesinos), y hasta hay quienes señalan que esa dife-
han sido afectadas debido a políticas más globales. Lo que sí es rencia tiene, asimismo, un fundamento de tipo físico, seña-
innegable es que, a pesar de lo anterior, dichas comunidades lando las características corporales y de agudeza mental y fi-
conservan lo que ellos denominan como "la costumbre", que sica diferentes de las de los miembros de otras comunidades
imprime una forma distintiva de organización. No importa indígenas y no indígenas.
228 MARTHAJUDITH SÁNCHEZ ESPACIOS DE CONFORMACIÓN DE LA IDENTIDAD ÉTNICA 2'29

A manera de conclusión, señalamos los siguientes ele- Arizpe, Lourdes, Indígenas en la ciudad de M éxico. El caso de
mentos: las "Marias", México, SEP-Diana, 1976.
En el caso de las comunidades zapotecas del valle encon- Banton, Michael, Racial and Ethnic Competition, Cambrid-
tramos en la actualidad elementos que nos hacen pensar en ge, Cambridge U niversity Press, 1983.
la persistencia de su diferencia, que hemos denominado co- Bartolomé A., Miguel y A. M. Barrabás, " Los migrantes
mo "identidad étnica zapoteca" . étnicos en Oaxaca", en México Indígena, México, Instituto
Esa identidad se articula por comunidades, no en térmi- Nacional Indigenista, 1986, pp. 23-25.
nos más amplios, como podría ser un grupo lingüístico o un Barth, Fredrik (comp.), Los grupos étnicos y sus fronteras,
área geográfica. México, Fondo de Cultura Económica.
Esa identidad se expresa en las comunidades estudiadas a Buitrón, Aníbal, "La asimilación cultural de los inmigran-
través del concepto de ciudadanía. tes", en América Indígena, México, 1985, vol. xv, núm. 4, pp.
Un elemento que consideramos central en la persistencia 264-270.
de esa identidad es su flexibilidad para adaptarse a las cam- Bustamante, Jorge A., "Migración indígena a Baja Cali-
biantes condiciones a las que se enfrenta y se ha enfrentado fornia Norte", en México Indígena, México, Instituto Nacio-
la comunidad. nal Indigenista, 1986, pp. 21-22.
U na de esas condiciones es la de la migración de sus Cardoso de Oliveira, Roberto, "Identidad étnica, identifi-
miembros a diferentes lugares, tanto dentro como fuera de cación y manipulación", enAméricaindígena, vol. XXXI, núm.
las fronteras del país. 4, México, octubre de 1971.
Los migrantes continúan "perteneciendo" a su comuni- Carmagnani, Marcello, El regreso de los dioses. El proceso de
dad a través de diferentes vínculos. reconstitución de la identidad étnica en Oaxaca. Siglos XVII y XV/l/,
Queda, por lo tanto, detallar los procesos por medio de México, FCE, 1988.
los cuales la persistencia de la identidad se opera en la actua- Gidi, Martha, "Estigma y prestigio. La tradición de mi-
lidad tanto en migrantes como en nativos, y conocer históri- grar en San Juan Mixtepec", tesis de maestría, Escuela Na-
camente cómo se ha reconstituido la identidad de dichos cional de Antropología e Historia, México, 1988.
grupos, y de acuerdo con Carmagnani entender cómo se re- Glazer, Nathan y Daniel P. Moyniham (eds.), Ethnicity:
constituyó esa identidad, especialmente después del último Theory and Experience, Harvard U niversity Press, 1971.
embate que sufrieron los grupos indios por parte del grupo Hirabayashi, Lane, "Formación de asociaciones de pue-
mestizo-blanco. blos migrantes a México: mixtecos y zapotecos", en América
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230 MARTHAJUDITH SÁNCHEZ

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México y área metropolitana",en Anales, México, 1983, pp. no es un hecho casual; su solo planteamiento nos habla de
127-163. una serie de supuestos teóricos, políticos, históricos y cir-
Orellana S., Carlos, "Mixtec Migrants in Mexico City. A cunstanciales, que conviene no olvidar si queremos situar en
Case Study of Urbanization", en Human Organization, s/e, una dimensión adecuada esta cueslión.
1973, pp. 273-283. En efecto, la investigación sobre este tema sólo ha podido
hacerse, con el sentido que ha cobrado ahora, a partir de
que la "cuestión femenina" misma se convirtió en un proble-
ma; esto es, a partir de que la subordinación social de las
mujeres dejó de ser considerada un hecho natural y se evi-
denciaron sus causas sociales y culturales. Desde entonces el
problema para las feministas ha sido encontrar (construir)
una imagen de la mujer alternativa a los modelos tradicio-
nales; perfilar el rostro de una "nueva mujer" que rompa
con el esquema milenario de la desigualdad (que no la dife-
rencia) entre los sexos. Es esta preocupación la que da conte-
nido al problema que hoy nos ocupa. Al abordarlo pretende-
mos básicamente proponer una visión alternativa con
respecto al tratamiento que tradicionalmente ha recibido al
interior del feminismo. Trataremos de explicar por qué.

231
232 ESTELASERRET GÉNERO, FAMILIA E IDENTIDAD CULTURAL 233

Para el común de los análisis feministas, la preocupación mún o filosófico, nos desplaza, sin embargo, fuera de la con-
por la identidad femenina generalmente se traduce en una notación presente en diversos análisis sociales, incluido el
pregunta: ¿Qué es verdaderamente la mujer? La evidente in- feminista, consistente en pensar la identidad como un con-
fluencia que sobre el feminismo ha ejercido la filosofía polí- junto de cualidades absolutamente particulares que distin-
tica humanista hace que el problema de la construcción de guen en su peculiaridad a un grupo o a un sujeto. En contra
una nueva identidad femenina se reduzca a la necesidad de de esta idea, para el psicoanálisis la identidad es, ante todo,
"descubrir" la verdadera esencia de la mujer supuestamente la c,alidad de idéntico. En tanto calidad, la identidad no exis-
oculta, oprimida por siglos de dominación patriarcal. De es- te por principio, sino que se constituye mediante una acción
te modo, los diversos esfuerzos enfocados por esta perspecti- que se conoce como proceso de identificación:
va llevan a igual número de callejones sin salida: aa mujer es
esencialmente igual al hombre?, y si no lo es, ¿en qué consiste Identificación: Proceso psicológico mediante el cual un sujeto asi-
la diferencia? ¿Intervienen la maternidad y la constitución mila un aspecto, una propiedad, un atributo de otro y se trans-
física en la definición de la esencia femenina?, y de no ser forma, total o parcialmente, sobre el modelo de éste. La
así, ¿cuáles son los factores fundantes de su identidad? En personalidad se constituye y se diferencia mediante una serie de
identificaciones ... El concepto de identificación ha adquirido
nuestra opinión, todas estas preguntas, al igual que el su-
progresivamente en la obra de Freud el valor central que más
puesto que las funda, representan falsos problemas.
que un mecanismo psicológico entre otros hace de él la opera-
Al elegir algunas tesis del psicoanálisis para intentar abor- ción en virtud de la cual se constituye el sujeto humano.'
dar desde otra perspectiva el problema de la identidad fe-
menina, hemos querido, sumándonos a la crítica feminista De este modo, podemos conside ra r qu e la ide ntid ad es e l
al biologicismo, pensar cómo la desigualdad sexual se es- resultado del proceso d e co nstitu ció n d e la subj e tivid a 1, co n
tructura por factores culturales, es decir, simbólicos, y a la lo cual parecería confirmarse la tesis que más a rriba criticá-
vez tomar distancia del supuesto humanista. bamos, pero, a diferencia de lo que en ella se dice, encontra-
Haciendo una lectura particular de ciertas tesis psicoana- mos que esta subjetividad es compleja y contradictoria, re-
líticas, hemos logrado precisar y complejizar el problema de sultado de un proceso de múltiples identificaciones, aunque,
la identidad de las mujeres. Quedan, desde luego, muchas como condición para su existencia, en el sujeto se crea la ilu-
cuestiones por resolver, pero su planteamiento nos ubica ya sión de ser única, propia, diferente, coherente y eterna. Para
en un campo riguroso y fructífero. decirlo de otro modo, la constitución de la identidad equiva-
le en el psicoanálisis a la constitución del yo. La importancia
de aquel concepto es que nos habla precisamente del tipo de
La identidad en el psicoanálisis proceso que se sigue en la conformación de esta instancia,
pues, como dijimos, desvela la ilusión yoica de unidad, par-
Comenzaremos pues, por ofrecer una idea muy general de ticularidad y permanencia para afirmar su existencia con-
cuál es la concepción psicoanalítica de la identidad. En prin-
cipio, este concepto, que nos distancia de su contenido co-
1 Laplanche y Pontalis, 1983, pp. 184-185 .
234 ESTELA SERRET GÉNERO, FAMILIA E IDENTIDAD CULTURAL 235

flictiva en tanto formada a partir de múltiples identificacio- definir lo real como el mundo realmente existente (que ha
nes. En este sentido, la pregunta por la identidad femenina sido llamado "natural"). Lacan retoma de la lingüística el
en el psicoanálisis, lejos de indagar por las cualidades esen- concepto de símbolo para designar precisamente la intro-
ciales y eternas de la feminidad, es un intento por explicar ducción de un orden significativo:
cuál es el proceso (en términos más abstractos y universales)
mediante el cual se construye la subjetividad en general y la ...un pensamiento simbólico... es un pensamiento conceptual, sin
femenina en particular, partiendo del supuesto de que exis- intuición empírica. En efecto, deslinda el concepto de toda intui-
te una diferencia fundamental en la configuración de las ción de objeto. Así, el simbolismo no tendrá otra significación que
identidades de los dos géneros. la formal, esto es, la significación dependerá de la coherencia de
Atendiendo a lo anterior, procuraremos mostrar en un las relaciones. Un símbolo no es más que un operador de estructu-
ra, es un medio para efectuar oposiciones distintivas, combinacio-
sentido muy general cuáles son los elementos decisivos para
nes indispensables para la existencia de una estructura
la constitución primaria del sujeto desde la visión que nos
significante. Esencialmente, constituye una expresión indirecta.
ocupa. Su condición consiste en no ser aquello que representa. 3
La primera idea, para nosotros fundamental, es que el
psicoanálisis nos permite escapar de una lógica determinista De este modo, el orden simbólico organiza para el sujeto
que atribuye un correlato necesario entre realidad biológica el caos originario, y por ello es condición básica de la exis-
y existencia subjetiva, en tanto que concibe al sujeto como tencia del yo. Ahora bien, la forma particular como percibe
resultado de una serie de procesos simbólicos y no como el el sujeto aquello que le preexiste como mundo real es lo que
efecto de cualquier conjunto de cualidades "naturales". se denomina "imaginario"; para que la subjetividad se confi-
El sentido de esta concepción es comprender cómo el gure (y no devenga psicosis) es necesario que exista la me-
mundo humano, cultural, tiene su propia especificidad; es diación ordenadora de lo simbólico.
decir, que es un mundo construido, no "natural". Cultura Hasta aquí hemos dicho que el orden simbólico atribuye
implica ordenación, organización y atribución de sentido significación y organiza un mundo de por sí no ordenado;
ejercidas sobre una realidad que por sí misma no tiene nin- ahora es necesario que nos detengamos a reflexionar sobre
gún orden ni significa nada. 2 Esta serie de significaciones or- cuáles son las implicaciones derivadas de esta organización.
denadoras de la realidad se expresan, se aprehenden y se En primer término, la ordenación conlleva necesariamente
transmiten a través de símbolos . El sujeto no tiene de ningu- el estableci~iento de límites, de marcas y de diferenciacio-
na manera una existencia precultural. Su existencia depen- nes; en la constitución de la cultura, desde el punto de vista
de de la misma dinámica que configura la cultura. de Lévi-Strauss, la marca fundamental, que posibilita la exis-
Para explicar el proceso de constitución de la subjetivi- tencia de las sociedades porque establece el principio de in-
dad, Lacan construye los conceptos de lo real, lo simbólico y terdependencia, es la prohibición del incesto acompañada
lo imaginario con los cuales designa tres registros con lógi- por la división sexual del trabajo. 4
cas y funcionamientos particulares. En lo esencial, podemos
3 Rifflet-Lemaire, 1981, p. 103.
2 Cfr. Freud, 1981, y Geertz, 1989. 4 Lévi-Strauss, 1985 y 1987.
236 ESTELA SERRET GÉNERO, FAMILIA E IDENTIDAD CULTURAL 237

Siguiendo un proceso similar, la constitución de la subjeti- pre (hasta donde sabemos) como lo inferior. Cabe pregun-
vidad depende de la instauración de diversos límites o ma:- tarse, entonces, cuáles serían las características constitutivas
cas que permitan al sujeto ubicarse como Uno. Este d_evemr de la subjetividad específicamente femeninas.
no está exento de conflictos, pues, como puede adivmarse, Los estudios de Freud sobre sexualidad femenina lo lle-
la delimitación del yo implica necesariamente una escisión, van a construir un modelo básico de interpretación, bastante
una pérdida; la noción precisa de que fuera de uno está todo conocido, que ubica a la histeria como la cualidad funda-
lo otro. Esta pérdida o falta que funda la subjetividad ~a~­ mental del sujeto femenino, en cuanto está conformada por
bién, en consecuencia, funda el deseo y por ello la posibili- el complejo proceso del desplazamiento de su amor de la
dad de la cultura. En tanto que la falta es constituyente, sim- madre al padre, pero sin tener la posibilidad de fundar la
bólica, no puede nunca ser satisfecha, con riesgo de ~a imagen de su madre como ideal del yo. Sin embargo, no es
pérdida de la subjetividad, y este hecho, como veremos mas ésta la única interpretación que Freud hace de la subjetivi-
adelante, interesa de manera fundamental a nuestro proble- dad de las mujeres. La otra, que ciertamente ocupa un lugar
ma. Por ahora conviene centrarnos en otra reflexión. marginal en su obra, se refiere a los estudios sobre narcisis-
Para el sujeto la ordenación simbólica se realiza, como mo femenino. En ellos el autor habla de la constitución de
veíamos, a partir de ciertas identificaciones que proceden a una subjetividad poderosamente atractiva que no se ama
estructurar su yo asociándolo con cierto tipo de cualidades y, más que a sí misma. Al parecer, el secreto de su encanto es la
muy fundamentalmente, disociándolo de ~tras. u_n o~dena­ apariencia enigmática que hace a los hombres tener siempre
dor fundamental de todo sujeto (que matiza el sigmficado la impresión de que hay "algo" que las mujeres ocultan, algo
de cualquier otra cualidad) es la atribuci~n del género,_ mis- que por ser desconocido es a la vez profundamente temido y
ma que en toda cultura significa la asunciÓn de un conJunto deseado por el género masculino. Así, la idea de Freud vaci-
de cualidades que se suponen connaturales al sexo, pero que laría entre la imagen de la mujer histérica y la de la mujer
varían considerablemente de una sociedad a otra. 5 narcisista.
Así, el ser simbólicamente "hombre" o "mujer" se convier- Es en este punto donde quisiéramos retomar la elabora-
te en un distintivo esencial del yo, y la forma como se asume ción que hace Lacan del problema. Como veíamos, la es-
la propia identidad depende en gran medida de lo que se es- tructuración de la subjetividad hecha por el orden simbóli-
pera que uno sea de acuerdo con su género. La fo~ma de co implica la escisión originaria del sujeto que será
concebir el propio cuerpo se resignifica cuando el sujeto no- simbolizada como pérdida, falta o carencia; pues bien, para
ta la diferencia biológica, a partir de la percepción previa de Lacan, quien se apoya en diversas elaboraciones freudia-
su identidad femenina o masculina y de lo que de ella puede nas, el significante de la falta (y a la vez de la completud) es
esperar. el Falo. Esto implica que el Falo es el símbolo de la totalidad
Hasta ahora sabemos que femenino o masculino pueden de la cual el sujeto se escinde, y por ello es el símbolo de lo
querer decir cosas muy diversas depend~endo de c~da s~cie­ que ha perdido, de lo que, en tanto sujeto, le falta. En este
dad; la única constante es que lo femenmo se ha visto siem- sentido, todo sujeto, y no sólo las mujeres, se estructura a
5 Mead, 1982.
partir de la carencia.
238 ESTELA SERRET GÉNERO, FAMILIA E IDENTIDAD CU LTURAL 239

El problema básico es que toda subjetividad se configura El argumento utilizado durante siglos para relacionar la
gracias a la referencia fálica (para decirlo en términos de La- identidad de la mujer con su capacidad reproductiva puede
can, no h ay Otro del Otro -que es el Falo-), por lo que desmantelarse fácilmente a través de esta lógica y compro-
existe una evidente dificultad al tratar de definir en su parti- barse fehacientemente gracias a las pruebas que aporta la
cularidad la subjetividad femenina. Lo que Freud llama "el antropología.
enigma de la mujer", que la hacía aparecer tan atractiva pa- En efecto, diversos estudios antropológicos nos ayudan a
ra el otro sexo, se explica para Lacan por la ausencia de un comprobar que la relación del cuerpo con la identidad no es
significante "otro" del Falo, que, sin embargo, aparece per- una relación real sino imaginaria, ordenada por lo simbóli-
manentemente como promesa. co. Encontramos casos de sociedades, como la de los nuer en
El hecho de que el pene (real) se imaginarice por el niño co- África central, en las cuales ciertas mujeres biológicas son
mo desprendible, fuente de su placer y definitorio de su yo ha- elegidas para ser esposos y padres y, en consecuencia, para
ce que se simbolice el lugar de la falta y de la completud como asumir todas las características sociales de la masculinidad;
un Falo. En este sentido, a las mujeres, que no tienen pene, "no en otra sociedad, en cambio, los hombres (o lo que nosotros
les falta nada"; no tienen, en términos imaginarios, nada que consideraríamos como tales por sus características físicas)
perder. Para el sexo opuesto aparecen por ello como una pro- son obligados a fingir un parto y el niño que resulta de éste
mesa permanentemente incumplida de completud. se atribuye a su cuidado. 6 En estos casos, como en muchos
En consecuencia, lo que caracterizaría a la subjetividad fe- otros, el cuerpo no es el factor decisivo para asignar una
menina desde el punto de vista de la constitución primaria identidad, ni siquiera la ide ntidad de gé nero. En una cultura
de su identidad sería la cualidad enigmática, no sólo frente a como la nuestra, e n la qu e el cue rp o sí se con side ra d ecisivo
los demás sino también ante sí misma. Esta distintiva condi- para asignar identidad es, la mbié n p od e mos e nco nlra r mt'd-
ción de misterio, que remite a una supuesta verdad oculta tiples casos que nos indican qu e ésa es sólo una relación alri-
(en realidad, inexistente), marcaría desde el inicio a la iden- buida y de ninguna manera natural, como lo son los niños
tidad femenina en términos de una fuerte conflictividad. que tienen la apariencia genital exterior de pertenecer a un
Hasta aquí, muy rápidamente expuestas, algunas tesis bá- sexo cuando los genitales internos muestran otra cosa, o los
sicas del psicoanálisis sobre la identidad . Procederemos a ex- niños a los que deliberadamente se les simula un aparato ge-
plicar cómo a partir d e ellas hemos elaborado algunas ideas nital femenino. En todos los casos se ha demostrado que la
más sobre este tema. asunción de identidad genérica obedece a la educación y no
a la conformación genética u hormonal (Oakley, 1977). Así,
l.
1 la identidad femenina depende necesariamente de una va-
J Identidad individual social loración social particular.
L- Hasta ahora, cuando hablamos de identidad o subjetivi-
Como hemos visto hasta ahora, el psicoanálisis nos propor- dad femenina hemos supuesto que la entendíamos en térmi-
ciona los elementos para replantear el problema de la iden- nos individuales, es decir, que nos referíamos a la constitu-
tidad fuera de los ámbitos biologicista y humanista. 6 Lévi-Strauss, 1987.
240 ESTElA SERRET GÉNERO, FAMILIA E IDENTIDAD CULTURAL 241

ción de las estructuras primarias de la subjetividad. Sin está en proceso de transformación en las sociedades occi-
embargo, un punto fundamental de nuestro problema con- dentales desde que la situación de inferioridad de la mujer
siste en saber si esa constitución particular se traduce en una comenzó a considerarse como un problema y ya no como un
identidad social de las mujeres. hecho natural. Lo que no podemos decidir de antemano es
En primer lugar, el psicoanálisis nos habla de una serie de hacia dónde tiende esa transformación, pero, en todo caso,
estructuras universales cuyos contenidos particulares son es altamente conflictiva y ha producido rupturas y diferen-
absolutamente específicos; sin embargo, en nuestra opinión, cias más o menos importantes en una identidad social que
no puede ignorarse el hecho de que existe una relación es- hasta ahora podría considerarse relativamente homogénea.
trecha entre el papel y la imagen social de las mujeres, por Lo más que podemos hacer por ahora es referir algunas ten-
un lado, y la forma como se ha estructurado su identidad dencias presentes en la reformulación de la identidad feme-
primaria, por otro. nma.
Lajerarquización, desfavorable para las mujeres, entre fe-
menino y masculino es una constante en todas las culturas La identidad social de las mujeres
conocidas, independientemente de los contenidos específi-
cos que a uno y otro término se atribuyen. Evicdentemente, La reflexión anterior nos coloca en posición de elaborar al-
para nosotros, esta valoración, que como toda estructura gunas consideraciones más sólidas sobre la identidad social
ideológica se reproduce en la familia, influye de un modo de las mujeres, de modo que este concepto pierda sustan-
decisivo en la forma como se imaginarizan los elementos cialmente el carácter de ambigüedad por el que hasta ahora
fimdamentales en la configuración de la subjetividad. La de- se ha distinguido. Para ello hemos de insistir en que el análi-
sigualdad sexual implica necesariamente la existencia de re- sis antes desarrollado nos inscribe en una lógica particular
laciones de poder que se reproducen como estructuras valo- de conceptualización cuyo distintivo es subrayar la impor-
rativas. En este sentido, no puede escapársenos el hecho de tancia del ordenamiento simbólico en la construcción de las
que hombres y mujeres reciben un trato diferenciado (y desi- diversas realidades culturales y, muy especialmente, de las
gual) desde el momento mismo de su nacimiento que influ- subjetividades individuales y sociales, invalidando enfática-
ye necesariamente en la percepción de su propio cuerpo mente cualquier tipo de supuesto humanista o biologicista
cuando descubren la diferencia física. El hecho de constituir que pretenda explicar desde las esencias o los cuerpos (rea-
al Falo como símbolo de la completud tiene que ver cierta- les) los fenómenos antes aludidos.
mente con el mecanismo propio de la psicología infantil, co- Ubicados en este escenario, parece pertinente mostrar,
mo lo describió Freud, pero creemos que también existe una como requisito para elaborar cualquier otra reflexión, que,
fuerte influencia de la valoración social que se le da a este en efecto, existe algo susceptible de ser denominado como
símbolo (por asociación al pene real) en las formaciones cul- "identidad (social) femenina"; esto es, que en términos de su
turales. Si bien estas estructuras primarias y valorativas son percepción y ubicación social, la cualidad genérica constitu-
fundantes del sujeto y la cultura, esto no quiere decir que ye un elemento fundamental para construir a las mujeres co-
sean inmutables . Tan no lo son que hay algo que de hecho mo sujetos, de tal manera que funciona como un elemento
242 ESTELA SERRET GÉNERO, FAMILIA E IDENTIDAD CULTURAL 243

de identificación situado por encima de cualquier otro (y han funcionado de acuerdo a un modelo de estructuración
que, en este sentido, es un factor de demarcación entre la tradicionaF (y que, por lo tanto, implica una fuerte cohesión
conducta sociopolítica de hombres y mujeres aun al interior soci~l derivada de un sistema de valores monolítico) lapo-
de sujetos "mixtos" que interpelan desde otro tipo de cuali- tenCia de los esquemas mítico-universales ha sido incuestio-
dades a ambos géneros). Procuraremos, pues, explicar en nablemente un factor primordial en la configuración de las
qué sentido sostenemos la pertinencia de una categoría co- identidades sociales.
mo la que da título a este apartado. . En este tipo de sociedades las mujeres han compartido,
Hasta ahora, hemos utilizado el concepto de orden sim- más allá de la pertenencia a diversas clases, grupos o estra-
bólico para dar cuenta de la forma como se construyen las tos, las cualidades de la subordinación, el misterio (se atribu-
identidades particulares de las mujeres, y hemos señalado la ye a lo femenino una calidad de incognoscible que genera el
similitud con este proceso existente en el nivel de la constitu- doble efecto de producir temor y necesidad de control) y la
ción de las culturas, lo que podríamos expresar de la si- reclusión al ámbito de lo privado.
guiente manera: "el reordenamiento simbólico es con~ici.ón Lo fundamental, entonces, para definir la identidad fe-
necesaria para la producción de lo cultural, y de lo subjetiVO menina en las sociedades tradicionales sería su confinación·s
en los niveles particular y social". la disociación respecto de todo asunto de gobierno y de toda '
En este contexto, hemos afirmado para el caso de los suje- opinión sobre los sucesos atinentes al funcionamiento del
tos que el género es un ordenador primordial; ahora lo sos- cuerpo social.
tenemos también en el caso de las culturas y, en consecuen- Si aceptamos el supuesto anterior, nos encontramos con
cia, de la configuración de las identidades sociales. la necesidad de pensar en qué medida ha variado este es-
En efecto, en la cultura y en todas las sociedades particu- quema en las denominadas sociedades modernas.
lares los símbolos masculino y femenino no se limitan a esta- Partiendo de la conceptualización de rrwdemidad que la aso-
blecer una diferencia entre los sexos, sino que organizan con cia ante todo con un doble proceso de racionalización y secula-
un sentido específico los diversos valores fundamentales rización, veremos que las condiciones fundamentales para la
atribuyendo lugares, campos de influencia y jerarquías se- edificación de la identidad femenina, en los términos que fue-
gún la adscripción a uno u otro marco simbólico. Aunque, ron reseñados más arriba, se ven seriamente cuestionadas. Bá-
como vimos, lo que se asocie a cada término puede ser am- sicamente, porque esa asunción relativamente homogénea de
pliamente variable, existen algunas constantes en la atribu- una identidad colectiva dependía de fundamentos valorativos
ción de sentidos que asocian con masculino y femenino, res- 7
Las caracterizaciones de "tradición y modernidad" utilizadas se ubi-
pectivamente, cultura y naturaleza, orden y caos, público y
can en el contexto de conceptualización weberiana y de algunas ideas al
privado, superior e inferior. respecto elaboradas por Habermas. Véase, especialmente, Weber, l 978, y
Las razones de esta atribución tienen que ver con las con- Habermas, 1989.
8
diciones míticas de fundación de la cultura, tema sobre el Hablar de confinación de las mujeres no es afirmar que todas las ta-
reas que se les han asignado socialmente se realicen en el ámbito domésti-
cual no podemos explayarnos aquí. Sin embargo, nos im- co, sino que, cualquiera que sea la labor que desempeñen (así fuese la caza
porta subrayar el hecho de que en todas las sociedades que o la recolección), su importancia es siempre subvalorada y nunca son la-
bores que gocen de reconocimiento como algo público.
244 ESTELA SERRET GÉNERO, FAMILIA E IDENTIDAD CULTURAL 245

míticos y, por ello, excluyentes, orrmiabarcantes, globalizado- la idea de que en las sociedades donde existe en mayor o
res. Los ordenadores míticos son altamente cohesionadores, menor medida una tendencia modernizadora el concepto
entre otras cosas, porque aparecen como garantías absolutas de identidad femenina sigue siendo pertinente aunque con
de Verdad en tanto que estarían fundados en una supuesta Ley él debamos aludir más bien a diversos tipos de identidades,
Natural que, como tal, es irrebatible y no permite cuestiona- porque a pesar de ello continúan formándose primordial-
mientas. mente en referencia al género (no importa que el posiciona-
El proceso de "desencanto" propio de la modernidad, al miento mismo respecto a la feminidad presente diferencias
cuestionar estas verdades a través de la racionalización cien- considerables). Así, los elementos que siguen siendo refe-
tífica, pulveriza la unicidad de criterios valorativos y genera rencia básica en la construcción de la identidad femenina
una enorme diversificación de los principios que dan senti- dentro de los parámetros de la modernidad son:
do a las prácticas sociales y organizan identidades colectivas.
Si uno de los elementos definitorios de la identidad feme- 1) La conciencia de la subordinación. A partir del cuestionamiento
nina fue su reclusión, su pertenencia al ámbito de lo priva- de las causas "naturales" de la desigualdad realizado por el
do, la progresiva incorporación de las mujeres a los diversos feminismo, las mujeres no han podido ignorar su posición
espacios públicos, como resultado del proceso moderniza- de subordinación socialmente producida que antes de este
dor, necesariamente ha debido introducir cambios en esta cuestionamiento era tomada simplemente como un dato.
realidad. Por otra parte, el cuestionamiento de la subordina- Con independencia de la posición que se tome frente a la
ción femenina, que durante siglos fue considerada como un desigualdad (a favor o en contra, afirmando su naturalidad
hecho natural, aunado al control eficaz de la fecundidad, ha o negándola, legitimando el papel tradicional de las muje-
modificado sustancialmente la asociación de las mujeres con res o proponiendo alternativas), es un hecho innegable que
una naturaleza incontrolable (identificada con la "función" lo único que no se puede hacer en este tipo de sociedades es
de la maternidad) y con su incapacidad práctica o moral pa- ignorarla como problema. Hombres y mujeres, pero parti-
ra realizar labores públicas. cularmente estas últimas, definen su participación y su
Esto significa, ante todo, que los referentes en torno a los identidad social a partir de un posicionamiento necesario
cuales se construye la identidad femenina se multiplican y frente a la subordinación femenina.
complejizan, de modo que en la modernidad difícilmente 2) El cuerpo corno factor de identidaá. Como antes dijimos, la simbo-
puede seguirse hablando de una subjetividad social de las lización tradicional implica una asociación íntima entre lo
mujeres. El progresivo acceso femenino a espacios tradicio- femenino y la naturaleza, lo cual, en el caso de las mujeres,
nalmente considerados como exclusivos del sexo masculino ha significado su identificación inmediata con un cuerpo im-
ha diversificado los intereses y los ámbitos de participación posible de civilizar, cuyas funciones "naturales" constituyen
social de las mujeres, que, de esta forma, han ido integrán- de una vez y para siempre una marr:a de destino.
dose en sujetos sociales no definidos por la adscripción de
género. La sociedad occidental ha generado, como una de sus ca-
A pesar de ello, creemos que podemos seguir sosteniendo racterísticas, un saber pormenorizado y exhaustivo sobre el
246 ESTELA SERRET GÉNERO, FAMILIA E IDENTIDAD CULTURAL •247

cuerpo y sobre el sexo que ha producido un doble efecto: ha ocasionado. Cuando tratamos de analizar la forma que estas
por un lado, el riguroso control "científico" de la(s) sexuali- mismas características adoptan en sociedades en las cuales esta
dad( es) (médico, terapéutico, psiquiátrico) y, por otro, como tendencia es relativamente débil y coexiste con fuertes estructu-
reverso de la misma operación, el relevamiento de lo sexual, ras tradicionales, como la nuestra, las identidades femeninas
que se ha convertido en signo privilegiado de la verdad, del presentan un rango aún mayor de conflictividad.
lugar del misterio por excelencia, del último reducto de lo Así, aunque la modernización haya afectado en forma evi-
esencial, cuyo develamiento promete producir un efecto de dente los modos de vida de una amplia proporción de muje-
máxima liberación.9 res, en lo que se refiere, por ejemplo, a su incorporación ma-
Tomando en cuenta la concepción tradicional que asocia siva a los mercados de trabajo, esto no se ha traducido en
a la mujer con el cuerpo y con el sexo, esta peculiar puesta en una modificación de las concepciones valorativas tradicio-
discurso de ambos no ha dejado de afectar la forma de cons- nales, lo que se explica por la importancia diferenciada que
trucción de la identidad femenina. En efecto, el protagonis- ha tenido la modernización económica frente a la moderni-
mo contemporáneo de la sexualidad se ha visto acompaña- zación cultural. Los ideales, la autopercepción y los precep-
do de alguna forma por una creciente centralidad del tos normativos que definen las identidades sociales siguen
"problema de la mujer", que se ha presentado como una atendiendo a un modelo tradicional en el caso de un núme-
profusa discusión social sobre el placer, la fisiología, la salud ro sustancial de mujeres incorporadas al mercado de traba-
corporal y la reproducción. La preocupación por el goce fe- jo, la educación superior o la profesionalización de otro tipo.
menino (antes inédita), así como por el conocimiento y el Lejos de producirse una influencia decisiva de la incorpora-
control del cuerpo, son referentes primordiales en la cons- ción al trabajo sobre la asunción valorativa, la identidad se
trucción moderna de la identidad de las mujeres (sin impor- configura con un margen mayor de conflictividad en aque-
tar, de nuevo, cuál sea la posición que se adopte al respecto). llas sociedades en las que la tendencia modernizadora al ni-
Así, tenemos que las identidades femeninas en las socieda- vel cultural no ha operado con la misma eficacia que en el ni-
des occidentales se caracterizan por su conflictividad antes que vel económico.
por su coherencia; se constituyen en su mayoría al interior de Así, podemos sostener que los elementos que señalamos
diversos ámbitos públicos, pero todavía enfrentan un discurso como definitorios de la identidad femenina, aunque afecta-
que las reclama para lo privado; se configuran al interior de so- dos por diversos factores externos, siguen jugando un papel
cie~ades estruc~radas valorativamente a partir de ideologías fundamental en la estructuración subjetiva organizada de
de I~aldad social, pero enfrentan múltiples reclamos que las nuestras sociedades por un particular orden simbólico.
asocian con la diferencia jerarquizada; forman parte como in-
dividuos de múltiples y diferentes sujetos sociales al interior de
los cuales conservan una identidad peculiar referida al género. Bibliografía
Todas estas características están definidas pensando en las
modificaciones que la modernidad corrw tendencia predominante Foucault, Michel, Historia de la sexualidad, t. I, "La volun-
9 tad de saber", México, Siglo XXI, 1983.
Cf Foucault, 1983.
248 ESTELA SERRET

Freud, Sigmund, Obras completas, 3 tomos, Madrid, Biblio-


teca Nueva, 1981.
Geertz, C., La interpretación de las culturas, Barcelona
(España), Gedisa, 1989.
Habermas, J., Teoría de la acción comunicativa, Madrid,
Taurus, 1989. LAS FAMILIAS,
Kofman, S., El enigma de la mujer. ¿con Freud o contra LAS CULTURAS, LAS IDENTIDADES
Freud?, Barcelona (España), Gedisa, 1982. (Notas de trabajo para motivar una discusión) 1
Lacan, J., El seminario 20, BarCelona (España), Paidós,
1981. Vania Salles 2
---,Escritos #1, México, Siglo XXI, 1989.
---,Escritos #2, México, Siglo XXI, 1989.
Laplanche y Pontalis, Diccionario de Psicoanálisis, Barcelo- Todas las familias son un melodrama.
na (España), Labor, 1983. FEDERICO CAMPBELL 3
Lévi-Strauss, C., Las estructuras elementales del parentesco, 2
tomos, México, Artemisa, 1985.
---, "La familia", en varios, Polémica sobre el origen y la Producción y transmisión de cultura vía familia
universalidad de la familia, Barcelona (España), Anagrama,
1987. Las relaciones familiares al mismo tiempo que producen
Mead, M., Sexo y temperamento, Barcelona (España), Pai- cultura (entendida en su acepción laxa como gen raclora de
dós, 1982. identidades y de formas de acción y de convivencia íntima)
Oakley, A., La mujer discriminada. Biología y sociedad, Ma-
1
drid, Debate, 1977. Estas notas forman parte de una reflexión más amplia vertida en dos
Riffiet-Lemaire, Lacan, México, Hermes, 1981. ponencias recientemente elaboradas: "Cuando hablamos de familia ¿¿e
qué familia estamos hablando?" y "Trabajo familia y salud: una perspecti-
Weber, M., Ensayos de metodología sociológica, Buenos Aires, va relacional" . Con ideas que versan sobre un mismo tema, en ellas acen-
Arnorrortu, 1977. túo problematizaciones distintas. El presente trabajo retoma algunos as-
pectos de los demás textos indicados, sin embargo, hay el deseo de
proporcionar una integración diferente, centrada sobre todo en cuestio-
nes culturales y de formación de identidades. Como esta integración es
difícil y la exposición contiene muchas especulaciones y pocas demostra-
ciones, decidí subtitular la ponencia para recalcar su carácter preliminar.
2 Agradezco a Mario Bronfman, Orlandina de Oliveira y María Luisa

Tarrés la cuidadosa lectura del texto y sus comentarios y a Graciela San


Juan el apoyo brindado para su terminación.
3 De la columna "Máscara negra", dedicada a comentar Voces de familia,

de Harold Pinter, en La jornada Semanal, núm. 53, México, D. F., 17 de ju-


nio de 1990.

249
250 VANIASALLES lAS FAMILIAS, lAS CULTURAS, LAS IDENTIDADES 251

son ámbitos vehiculadores y reproductores de elementos tada que puede traducirse en la formación de un marco ge-
culturales macrosociales y previamente producidos, los cua- nerador de prácticas. O sea, el término hermenéutica aquí se
les son interpretados y asimilados según las idiosincrasias usa para significar una interpretación que implica un mea-
propias de las personas que componen el grupo y protago- ning (Bleicher, 1981) y que predispone a la persona a una
nizan la vida familiar. acción. Pero existe también la posibilidad de que esta apro-
Aunque sea problemático afirmar que hay tantas sub- piación se quede al nivel subjetivo, sin manifestarse en prác-
culturas como cuantas familias existan, 4 pues hay contex- ticas, como lo veremos más adelante al tratar la cuestión de
tos socialmente conformados que funcionan como pará- las identidades. Esto se explica porque muchas de las inter-
metros organizadores de los arreglos familiares, creo pretaciones están vinculadas a una suerte de relación de
poder trabajar con la idea de qaé en las familias se gene- uno-consigo-mismo.
ran una multiplicidad de elementos culturales de natura- Lo que de universal tiene la cultura para instituir modali-
leza original. . dades privadas de relación constituye la base misma de la
Recalcar la presencia de contextos sociales conformado- producción de rasgos culturales con características particu-
res de las relaciones privadas es crucial, sobre todo, si este lares. Es decir, las familias y sus integrantes no son recepto-
énfasis no resta importancia a la posibilidad de una autono- res pasivos de la cultura, sino activos, y su capacidad de in-
mía expresiva en comportamientos, actitudes, etc. (Schultz, terpretar les permite producir mediante un abanico variado
Bergery Luckmann). Esta postura da un matiz diferente a la de prácticas formas particulares de relacionarse y de vivir la
adoptada por ciertos enfoques etnometodológicos que cultura. Por esto es posible aludir al hecho (muy rescatado
acentúan exageradamente las acciones de individuos y de en las novelas y en la dramaturgia) de que una familia nunca
pequeños grupos, y al hacerlo post~rgan o, de hecho, exclu- es igual a otra, a pesar de compartir con las demás ciertos
yen la integración del entorno social y de su peso sobre las rasgos básicos.
relaciones privadas. Aquí convendría desarrollar algunas ideas que se remiten
a dimensiones distintas del problema: la habilidad interpre-
tativa (hermenéutica), que tiene un contenido personal in-
La existencia de una hermenéutica negable y es, stricto sensu, exclusiva de los individuos, po-
dría ampliarse a grupos y, en este caso, representaría una
A pesar de que los procesos hermenéuticos se realizan sobre amalgama de diferentes interpretaciones personales produ-
objetivaciones ya dadas, externas a la persona, ésta, al "leer- cidas en su marco. Así, los grupos en sí mismos tienen una
las", las interpreta a su manera. Es por esto que toda herme- habilidad interpretativa que forzosamente refleja las herme-
néutica carga con el peso de la subjetividad. En general, la néuticas individuales sin representar la suma de ellas. El
interpretación implica una apropiación de la cosa interpre- proceso, entonces, funcionaría desde la lógica de un sistema
que no es reductible a ninguna de sus partes formadoras y
4 Véase, por ejemplo, Nye y Mac Dougal, quienes en su conocido texto tampoco representa su yuxtaposición, sino algo nuevo (en el
Do Families have Suhcultures proporcionan una argumentación sugerente
caso, una interpretación). A su vez, pertenecer a un grupo
sobre este tema.
252 VANIA SALLES LAS FAMILIAS, LAS CULTURAS, LAS IDENTIDADES 25'S

que interpreta la cultura de una manera y no de otra tiene apropiárselas, y esto ocurre a pesar de que en forma virtual
influencia sobre la hermenéutica desarrollada por la perso- estas producciones son ofrecidas a todas. 5
na. Pero también esta hermenéutica, como parte integrante Esta visión se vincula con la de poder cultural y cultura he-
de la interpretación grupal, termina por influirla, estable- gemónica, a su vez inseparable de las relaciones entre fuer-
ciéndose así una imbricada red en la que difícilmente se aís- zas y grupos sociales, lo que transforma tanto la producción
lan los distintos hilos; tal es el caso de las elaboraciones in- como la apropiación de la cultura en un campo de disputa.
terpretativas ubicadas en un espacio comunicacional. La En efecto, es la crítica a las teorías que conciben la cultura
dificultad, sin embargo, no implica una imposibilidad, como como "una propiedad indivisa de toda la 'sociedad'" (entre
lo veremos más adelante con las alusiones a los conflictos in- otros autores; Bourdieu y Passeron, 1977, p. 15) lo que per-
tergeneracionales de jóvenes y adultos de la familia que se mite un acercamiento tendiente a denunciar la disparidad
originan a partir de lecturas distintas de las pautas culturales en las formas de apropiación.
y de acciones correspondientes a estas diferencias. En efec- La variabilidad de estas formas, a pesar de guardar víncu-
to, parecería necesario estudiar a los intérpretes para obtener los con la situación biográfica de la persona (los mecanismos
elementos que permitan captar lo que de individual tiene la adquiridos y las habilidades acumuladas por un niño, inde-
hermenéutica desarrollada en un ambiente comunicacional pendientemente de su condición de clase, son menores que
marcado por relaciones que, además de íntimas, son reitera- las de un adulto, por ejemplo), están ampliamente influidas
tivas (como en la familia nuclear). por la modalidad de su inserción social (y la de su familia) en
Cabe señalar igualmente que las relaciones familiares y una estructura de relaciones estratificadas.
los elementos culturales por ellas creados varían según la El proceso de distribución que "controla" el acceso a la
ubicación espacio-temporal y económica del grupo familiar cultura no solamente se remite sino más bien refuerza las
(no es lo mismo ser familia de clase obrera que burguesa; no relaciones asimétricas entre individuos y grupos sociales
es lo mismo vivir en el D.F. o en la frontera norte; es muy (Bourdieu). Esto quiere decir que la cultura, por no ser in-
distinto pertenecer a la generación de 1968 que haber naci- terpretada, vivida y adquirida equitativamente, debe ser
do en 1990). Estas ubicaciones añaden atributos a las idio- tomada como base para la generación de desigualdades.
sincrasias individuales y grupales, estimulando hermenéuti- Así es como la problemática del acceso diferencial a las
cas diferenciadas y formas desiguales de apropiación (y por culturas dominantes se vincula con la del poder y la domi-
lo tanto, microsubculturas diversificadas). nación.
Por esta razón es importante tener presente la idea de que Sin reducirse a ello, es a partir de la carencia real en la
las posibilidades interpretativas de la cultura (tomada como apropiación de la cultura institucionalizada en escuelas y
un constructum social que se hereda) son diferentes según las universidades (y también de la producida por la industria
personas y los grupos. Siguiendo a Bourdieu, las produccio- cultural) que sectores de la juventud pobre en México pro-
nes culturales históricamente acumuladas en la sociedad no
pertenecen de igual manera a todas las personas que en ella 5 García Canclini (1986, p. 55), al discutir la organización cotidiana de

viven, sino más bien a las que disponen de medios para la dominación, sistematiza en términos similares esta misma idea. Véase
igualmente Salles y Smith, 1987.
254 VANIA SALLES LAS FAMILIAS, LAS CULTURAS, LAS IDENTIDADES •255

ducen culturas alternativas (como, por ejemplo, la de los ción se da a partir de un ámbito relacional de intercambio
chavos banda).6 (mercado), en donde se reflejan las diferencias de acceso,
Es a partir de una carencia simbólica (que significa una des- definidas por varios elementos, y entre ellos uno de impor-
valorización, una no credibilidad y una ausencia de sentido tancia: el bagaje (en términos de cultura, redes de relacio-
en la apropiación y actualización de las culturas dominantes) nes, etc.) acumulado por grupos y personas.
que culturas alternativas son producidas por representantes En Bourdieu y Passeron (1977), el concepto de capital
del pensamiento crítico, en estado de no marginación eco- cultural resume y explica esta realidad, ya que desmitifica
nómica. Esto significa una posición protagónica en el aludi- la cultura considerada como "propiedad indivisa de toda la
do campo de disputa. 'sociedad"' y remite a la heterogeneidad en el acceso y en
Estos ejemplos deben ampliarse con la idea de que las cul- la acumulación de los bienes culturales. A este propósito,
turas dominantes (cuyas formas de dominio se dan bajo pro- Kenett (citado por Apple y Wexler, 1984) afirma que "hay
cesos no monolíticos y según la creación de una postura arti- difundido en un espacio social, un capital cultural compa-
culada desde la perspectiva de la hegemonía) proponen una rable al capital económico, transmitido por herencia e in-
suerte de programa en su sentido social reglamentador del vertido a fin de ser cultivado". 7
deber ser femenino y masculino. En el sentido anteriormente indicado (y en el uso metafó-
La "reglamentación", elaborada a través del discurso filo- rico otorgado a la cultura, denominada, sin serlo rigurosa-
sófico, ético, estético, científico y político anclado en la pers- mente, un capital: que se acumula, se hereda y se intercam-
pectiva, en las prácticas y en las visiones de mundo masculi- bia en un mercado), el acento está puesto en la
nas, mantiene una ubicación subordinada para la mujer. reproducción. De esta reproducción, como mencioné ante-
Aunque pueda enmarcarse en las cuestiones referidas a una riormente, se hacen cargo varios sujetos y ámbitos relaciona-
estructura de relaciones de clase (como en los dos ejemplos les (con distintos grados de institucionalización), entre los
anteriores), esta situación las sobrepasa para ubicarse en el que cobra importancia la familia. . .
panorama de las desigualdades intergenéricas. Aun cuando striclo sensu no sea correcto aludtr a la extsten-
Las mencionadas "reglamentaciones" circulan e influen- cia de culturas rígidamente delimitadas y compartimentali-
cian las interpretaciones sobre la feminidad (y también so- zadass según periodos, generaciones, familias y clases socia-
bre la virilidad). Pero esto no impide las variabilidades her-
menéuticas: no todas las mujeres, no todos los hombres 7 Este párrafo fue tomado de Vania Salles y Marcia Smith, 1987.

interpretan la cultura (y se autointerpretan) según los patro- s Tal vez hay que introducir un matiz para la cuestión de los grupos ét-
nicos, y su importancia variará según los grados de preservación de las
nes sociales previamente inculcados. Y al comportarse así tradiciones, según su inserción e impacto de la cultura grupal en el pano-
producen también culturas alternativas. rama cultural más amplio, según las permeabilidades del grupo a estepa-
La estructura de distribución (socialmente instituida) de norama. y aquí cabe una alusión esquemática a la compleja idea de Lé-
vi-Strauss sobre las dos fuerzas contradictorias que actúan en el marco de
la cultura revela su concepción como un bien cuya apropia- la producción-reproducc~ón d~ la cultur~: una que tiende a la unificación
y la otra a la diversificanon. Ve,ase tambten, para dtferentes _vtstones ~e l,a
6
Véase José Manuel Valenzuela Arce ( 198 8) para un acercamiento a problemática de la preserv~cton, R'?dolfo Stavenhagen, Gilberto Gtme-
distintas manifestaciones juveniles. nez, Claudio Lomnitz y AleJandro Ftgueroa.
256 VANIASALLES lAS FAMILIAS, lAS CULTURAS, lAS IDENTIDADES 257

les, el hecho de compartir valores de una generación o de un litativa y cuantitativamente importantes, participarían del
grupo o la pertenencia de una familia a una clase social, por proceso. De igual manera, se tendría una visión homogenei-
ejemplo, influencian las modalidades interpretativas (her- zante de la cultura dominante, que, por el contrario, deja es-
menéuticas) y condicionan las formas posibles de apropia- pacios para otras culturas que no lo son (como la popular en
ción y, por lo tanto, de producción (a nivel individual y fami- general, la de grupos étnicos particulares), manteniéndolas,
liar) de culturas. no obstante, en la categoría de subordinadas.
Sin negar lo anteriormente dicho, que las familias elabo- El cómo se transmiten generacionalmente las herencias
ran una multiplicidad de elementos culturales de naturaleza culturales y el contenido mismo de las acciones productoras
original, el énfasis en este momento está en las condiciones de cultura son ininteligibles si nos basamos en análisis que
(relacionales) y en los condicionantes que recaen sobre su privilegien en exclusiva a los individuos o a un grupo parti-
producción. O sea, una distribución a priori desigual (visuali- cular y presten poca (o nula) atención al marco más amplio
zada a partir de las variaciones en la apropiación de la cultu- en que se insertan. Hay una suerte de referencia obligada al
ra) determinará a posteriori posibilidades igualmente desi- contexto, 9 tomado como un espacio en cierto sentido homo-
guales de producción. (Esto alude a los esquemas de la geneizador y controlador que no excluye la posibilidad de
reproducción ampliada en Marx.) creación y expresión de prácticas que escapan a controles y
Extendiendo lo dicho hasta aquí, quiero destacar la idea de homogeneizaciones. En este espacio circulan y se intercam-
que "las participaciones" de personas y grupos, incluyendo el bian normas, valores, percepciones atadas a símbolos, etc.,
familiar, en el proceso de reproducción cultural (tomando co- producidos macrosqcialmente.
mo un macro proceso) son desiguales, porque al ser herederas Además, la composición del contexto 10 y la naturaleza de
o al tener acceso a cosas diferentes, en cuanto a calidad y can- las ubicaciones (espacio/temporales, etc.) que lo definen ten-
tidad, se generan habilidades asimétricas para interpretar la drán una influencia historizante sobre las relaciones familia-
cultura (macrosocialmente instituida), lo que incide tanto en res. Así es que las formas de producción y distribución del
las prácticas productoras de nuevas culturas como en las re- poder en el interior de la familia son manifestaciones cultu-
productoras. Así, las desigualdades no se restringen al mero rales que han variado a lo largo de distintas épocas, y algu-
ámbito reproductor: más bien, los condicionantes allí obser- nas formas que han sido legitimadas en el pasado, como el
vables deben extenderse y encontrar su fundamento en las
formas posibles de producción de cultura. 9 En otros trabajos vinculados con la familia campesina, este contexto

Pienso que esto ocurre muy a pesar de que entre las accio- lo relacioné con la comunidad de pertenencia del grupo familiar, sin per-
der de vista que el contexto local está sumergido en "comunidades" más
nes individuales y grupales y la reproducción/producción am¡lias, como la nacional.
(vistas desde la perspectiva de los macroprocesos) existe to- 1 Por ejemplo, en un contexto marcado por grados elevados de indus-

da una suerte de mediaciones que impiden pensar en una trialización, el incremento del consumo familiar y su naturaleza, a pesar
de tener un componente de sensibilidad cultural por parte del consumi-
relación de causa y efecto; o sea, a mayor cultura, mayor dor, se remite forzosamente a la amplitud y variedad de la oferta propor-
"participación", porque si así fuera sólo los individuos perte- cionada por la industria. Para una visión amplia sobre la importancia del
necientes a la alta cultura, que tienen inculcados niveles cua- contexto en la reproducción y en los cambios culturales, véase Daniel
Bell, 1990.
258 VANIASALLES LAS FAMILIAS, LAS CULTURAS, LAS IDENTIDADES 259

poder patriarcal, hoy día pierden importancia. Otras moda- en este control ha sido parcial, pues existen las uniones que
lidades de vínculos intergéneros e intergeneraciones, que se hacen en los márgenes de lo establecido. Esta parcialidad
desembocan en acciones de violencia física, son en la actuali- se ha incrementado en el periodo más reciente, lo que se re-
dad negativamente sancionadas, aun cuando se registren fleja en el aumento de las uniones consensuales.
abundantes casos de niños y niñas maltratadas y de mujeres En estudios hechos en Francia se detecta este aumento,
golpeadas. que no obstante sufre variaciones según sectores sociales di-
Esta sanción negativa se encuentra en diversas manifesta- ferentes, regiones o generaciones. Interviene también el ci-
ciones culturales posmodernas que critican los aspectos vio- clo en que se encuentra la pareja formada, siendo que el na-
lentos de la modernidad. Prueba de ello es la película de Pe- cimiento del primer hijo introduce modificaciones en las
ter Greenaway El cocinero, el ladrón, su esposa y el amante, percepciones frente al matrimonio. Otro cambio recurrente
que transforma la subordinación de la mujer y de niños/jóve- en las relaciones familiares, que en cierta medida es una con-
nes en una suerte de condensación ejemplar de la cultura de secuencia del anterior, se refiere a la expansión de las sepa-
la violencia intergéneros e intergeneraciones. raciones consensuales. 11
Desde una postura escénica y metodológica distinta, ejem- La tendencia al crecimiento en las uniones y desuniones
plos críticos del fenómeno de la confinación femenina (tomada no sancionadas por las leyes civiles y por las costumbres reli-
como una categoría analítica amplia e inserta en los marcos giosas significa un retraimiento hacia el ámbito privado (que
que rigen la división sexual del trabajo) se ilustran en 40m2 de es bastante propio de la contemporaneidad) de prácticas y
Alemania, película de Tevfik Baser, en la que se privilegian los costumbres, referidas a un acto que ha estado rígidamente
rasgos espaciales del mencionado fenómeno, sin que se pier- normado por sistemas controladores de la vida cotidiana.
da la dimensión de la violencia que ello implica. Las mencionadas discrepancias, tangencialmente presenta-
De igual manera, las presiones sociales para que las muje- das con los ejemplos indicados, que redefinen costumbres di-
res de algunas clases no trabajaran extradomésticamente sí versas, incluyendo las de naturaleza íntima y familiar, ilustran
pueden representar, en términos generales, una suerte de las variabilidades hermenéuticas que, al remitirse a formas dis-
violencia simbólica, y se debilitaron, aunque la ideología de tintas de relación (apropiación-rechazo) con culturas domi-
la división sexual del trabajo permea pautas culturales que nantes y con las ideologías anidadas en instituciones de diversa
organizan las relaciones intergéneros de muchas familias. índole, inducen a prácticas diferentes: algunas significando
En la formación de parejas, la cohabitación y el derecho a pervivencias, otras apuntando la emergencia de cambios. Esta
procrear suelen estar socialmente regidos por instituciones imbricación de elementos de conservación y de cambio complejiza
(como el matrimonio), que son creaciones culturales macro- los estudios de las relaciones familiares y de sus vínculos con la
·ocialmente controladas, sea a partir del Estado o a partir de producción-reproducción de la cultura.
las éticas religiosas y de las formas rituales derivadas de ellas.
A pesar de que el matrimonio como institución reglamen- 11 Véase, para México, el tema del divorcio y de las separaciones con-

.da por sistemas como el Estado, la Iglesia u otros haya re- sensuales en Ojeda y González, 1990, y Ribeiro et al., 1990. Desde una
td y siga rigiendo las uniones, la normatividad implicada perspectiva más amplia, el tema de las uniones es estudiado por Quilo-
drán, 1988.
260 V ANIA SALLES LAS FAMILIAS, LAS CULTURAS, LAS IDENTIDADES '261

El objetivo de esta parte fue aportar argumentos para re- los otros tienen de uno). Estas dos percepciones podrán va-
futar la idea ampliamente enraizada de que la familia fun- riar si se trata o no de un coche nuevo, de un modelo valora-
ciona como una suerte de cadena de transmisión de cultura. do como dador de prestigio; si se trata o no de un vestido de
Esta función evidentemente la cumple. No obstante, está moda y de marca, que además de tener una utilidad, su uso
acompañada por otras que van más allá de la simple trans- es un símbolo de prestigio. Entonces, al sentido dado por la
misión, lo que otorga a las relaciones familiares (y a las per- función inmediatamente instrumental se adjunta aquel que
sonas que las protagonizan) un papel crucial en la produc- está más de cerca atado a símbolos. Desde esta perspectiva,
ción de cultura y, por ello mismo, en la producción de los los e.fecto~ de la interpretación y la valoración que implica se
cambios culturales. 12 Estos últimos pueden ser referidos a remiten simultáneamente a una lógica monológica (la auto-
transformaciones en los órdenes simbólicos que definen a la percepción) y a una dialógica (enmarcada en los posibles
cultura, a las modalidades con que las personas, grupos e víncul~s entre la autopercepción y la percepción que los
instituciones la representan y, en consecuencia, a los nexos (y otros tienen de la persona). Estos últimos elementos, ilustra-
sentidos) que le otorgan. dos al nivel del individuo, pueden aplicarse a grupos y ámbi-
Finalmente, quisiera precisar que aun cuando nexos y tos relacionales de distinta naturaleza (como el familiar) y
sentido estén macrosocialmente programados, existen las serán retomados en los capítulos sobre las identidades.
habilidades interpretativas que apuntan hacia modalidades En el próximo apartado busco destacar la importancia de la
particulares de captarlos. Así es que, además de la función familia como ámbito de socialización que al funcionar de esta
instrumental evidente que pueda dar sentido a productos manera d eviene un espacio crucial en la formación de las iden-
culturales, como el coche, el vestido 13 (transportar, vestir), tidades. Pero como la socialización y la formación d e las idenli-
hay una suerte de fünción simbólica ineludiblemente vincu - dades sobrepasan el ambie nlc familia r, me rcmili ré igualme n-
lada a su uso, cuya "instrumentalidad" es subjetiva y sirve te a otros espacios socializadores.
para afianzar positiva o negativamente la autopercepción y La socialización en este trabajo está tomada como un con-
la alterpercepción (es decir, en este caso, la percepción que junto de procesos que ocurren desde siempre en la relación
del recién nacido con el otro (en general, la madre o la per-
12 Pero los cambios culturales no son re ductibles a la familia y, como lo
sona que desempeña su papel), implicando aspectos resigni-
señala Bell (1 990), dependen de procesos variados observables en núcle os ficadores que ocurren en el marco de la identificación. La so-
distintos al familiar y entre ellos cobran importancia los que están inme-
diatam.e nte ligados a la producció n artística en general. Entre los proce- cialización es considerada también en sus desdoblamientos
sos vana dos y los contextos que inciden e n las transformaciones en la cul- posteriores, lo que impide referirla a un momento (o apenas
tura, están también los que se remiten a las políticas del Estado (para la a algunos) de la formación de la persona. En efecto, los "ac-
situación mexicana actual, esto se ilustra con el Tratado de Libre Comer-
cio y sus posibles implicaciones en la cultura).
tos" socializadores acompañan al individuo desde su naci-
13 Estos dos ejemplos los tomo de Carda Canclini (1 986), quien los uti- miento y sólo terminan con la muerte. Finalmente, es im-
li.za para ilustrar tanto cuestiones de l nexo cultural como los rasgos mate- portante tener en cuenta que no todos los actos
nales que sostienen las elaboraciones simbólicas. Marcuse, en El hombre
socializadores involucran un aprendizaje o una "enseñanza"
unidimensional, explota de modo muy interesante las funciones simbólicas
de algunos productos de la industria cultural y también las que cumplen intencional y racionalmente programada.
los coches en la sociedad norteamericana.
262 VAN lA SALLES lAS FAMILIAS, lAS CULTURAS, lAS IDENTIDADES 263

Entorno íntimo, socialización e identidad que orientan la crianza de hijos e hijas son variables, pero
en todos los casos tienen el atributo universalmente insti-
A pesar de haber sido despojada de algunas de sus funciones tuido de desarrollar la socialidad. Aun cuando a lo largo
y de la reactualización de otras heredadas del pasado, la fa- del proceso de desarrollo de la socialidad se presente la
milia contemporánea cumple aún varias funciones vincula- apropiación de un conjunto de elementos que stricto sensu
das con la reproducción en su carácter amplio. no son cultura, gran parte de lo que se transmite es la cultu-
La producción y reproducción de la especie humana invo- ra. Bajo la categoría de socialización, este desarrollo impli-
lucra fenómenos biológicos cuyo entorno es cultural. Para ca, como lo veremos en el próximo capítulo, diferentes eta-
indic~r una suerte de posición eufémica con relación a lo pas (que pueden no ser secuenciales sino simultáneas) y
biológico, Lévi-Strauss (1 968, p. 48) afirma que "sin duda la diferentes grados de intensidad y de efectos sobre la forma-
familia biológica está presente y se prolonga en la sociedad ción de las identidades.
humana. Pero lo que confiere al parentesco su carácter d e La estructura y la organización familiar inciden en la for-
hecho social no es lo que debe conservar de la naturaleza: es mación de las identidades, no solamente como una instancia
el movimiento esencial por el cual el parentesco se separa d e empírica y cot·~creta de presencias y verbalizaciones captadas
ésta". al nivel del aparente. Creo, más bien, que la incidencia ocu-
Este planteamiento de Lévi-Strauss es importante en sí rre mediante una mezcla compleja que, ciertamente, en-
mismo y además juega un papel relevante en el enfoque cuentra una de sus dimensiones en las mencionadas presen-
adoptado en este trabajo para estudiar a la familia, con énfa- cias y verbalizaciones, pero incluye varias otras (a veces más
sis en la cultura. importantes) que operan media nte los contenidos latentes.
En efecto, algunos eventos referidos a la perpetuación de la Es por esto que la formación d e las ide ntidad es se produce
especie humana, como las modalidades de procreación y tam- también en un mundo de invisibilidades, de intransparen-
bién la crianza de la prole, implican componentes culturales. cias. Este desplazamiento es importante pues permite sac~r
El hecho de que el marco privilegiado para la constitución la problemática en cuestión del ámbito de las estructuras
de la prole sea la familia también se vincula con la cultura. programadas y concretas para localizarla en el ámbito de las
Asimismo, las relaciones referidas a la maternidad y a.la pa- no intencionalidades (que coexisten con los aspectos inten-
ternidad son culturalmente construidas a pesar de encerrar cionales de las prácticas de convivencia familiar).
actos naturales como la concepción y el parto. Son la simbo- Como la familia es histórica y variable, y como hay mode-
logía y las percepciones vinculadas al hecho de ser padre y los familiares insertos y organizados por culturas y subcultu-
madre, y las prácticas reproductivas cambiantes según socie- ras diferenciadas, la socialización desplegada en su marco
dades y momentos históricos (incluyendo hoy día, más que constituye un acto de cultura que integra pasados (heren-
antes, la posibilidad de elección en cuanto a tener o no hijos, cias) y elementos contemporáneos de culturas presentes.
tamaño de 'la prole, etc.), lo que permite definir a estos even- Pero la variabilidad de los modelos familiares se encuen-
tos como actos de cultura. tra sumergida en la existencia de ciertos rasgos básicos que
Por estar insertas en contextos diferentes, las costumbres tienden a normativizar las relaciones familiares. Los rasgos
264 VANIASALLES lAS FAMILIAS, lAS CULTURAS, lAS IDENTIDADES 265

básicos, a pesar de estar vinculados a los imperativos de na- Las relaciones que unen a los diferentes miembros de la
turaleza biológica que inciden sobre la familia (el aparea- familia se inscriben en una perspectiva diacrónica, pues
miento, el sexo, etc.) y de poder ser remitidos a cuestiones tienden a proporcionar las condiciones (para satisfacer ne-
de estructuras (como, por ejemplo, la familia compuesta por cesidades de distinto orden: biológicas, de adquisición de
padre/madre/hijos/hijas), van más allá, para ubicarse en de- normas de comportamiento moral, sexual, etc. )17 requeridas
terminados órdenes simbólicos. Los mencionados rasgos tam- para la reproducción generacional del grupo.
bién incluyen reglas de carácter universal, tales como las que De esta manera, se puede enfocar a la familia como ins-
se organizan en torno al tabú del incesto, para mencionar tancia garantizadora de la producción de individuos que
apenas una que, según la antropología, es fundadora de la sustituirán a las generaciones que mueren. Estas relaciones,
familia humana (Lévi-Strauss). que están influidas por diversos factores, como, por ejem-
La familia tiene diversas conceptuaciones y significados, pe- plo, el desempeño económico del grupo (que dictará el esti-
ro un rasgo coincidente en algunos discursos consiste en consi- lo y la calidad de vida que se logra) lo sobrepasan y le impri-
derarla como el ámbito principal (pero no exclusivo) de pro- men una dinámica propia, que se manifiesta en la sucesión
ducción y reproducción de relaciones sociales de naturaleza de nacimientos, crecimientos y muertes (o sea, en los ciclos
íntima.l 4 Las elecciones amorosas tienden a construir parejas y de vida), fenómenos a su vez ligados a formas culturales que
las parejas tienden a construir relaciones familiares, sobre to- rigen las modalidades adoptadas para la constitución de pa-
do, bajo la ideología del amor romántico. Goode y Linton tra- rejas, para la crianza y percepción cultural de la niñez.
bajan con la categoría del amor romántico que sintetiza una Estos aspectos constituyen parte de las funciones genera-
suerte de fusión de las elecciones eróticas y amorosas en una les de la familia, aunque pu edan no ser exclusivas d e ella.
especie de ideal que ata y desata (en los casos del divorcio an- Las relaciones familiares se d espliegan en dife re ntes di-
clado en la frustración de este ideal) las relaciones familiares. 15 mensiones, siendo que es un atributo de la familia nuclear la
Lugar privilegiado para experimentar situaciones vitales, convivencia en un espacio común (la casa, el hogar) compar-
permeadas de afectos y también de desafectos, pienso que la tido por sus miembros, quienes, además, mantienen relacio-
familia puede ser tomada como uno de los ámbitos constitu- nes de variada naturaleza e intensidad con parientes locali-
tivos del mundo-de-vida. Evidentemente, la vida cotidiana zados en otras casas y otros hogares. Los vínculos de los
vista desde su dimensión social, anclada en la conformación
de la intersubjetividad, no es reductible a la familia, pero tie- 17 La referencia a las necesidades se remite a la manera en que el elenco

ne en ella una de sus instancias formadoras. 16 de valores de una cultura estructura y define lo que constituye una necesi-
dad en el marco de ésta. Hay, en este sentido, una suerte de énfasis en el
carácter relativo de los contenidos de la necesidad, ya que ellos variarán
14 Estas relaciones evidentemente extrapolan el ámbito familiar. en función de la naturaleza de las pautas que los conforman. Pienso que
15 Sus reflexiones (sobre todo las de Goode) se remiten al contexto de esto ocurre a pesar de que pueda haber nece sidades biológicas cuyos re-
las familias norteamericanas. En el caso de las elecciones amorosas y eró- querimientos mínimos son universales (comer, por ejemplo). Lo que, sin
ticas de carácter no heterosexual, se introducen nuevas complejidades embargo, no implica la universalidad en la obtención de estos requeri-
resfecto a las relaciones familiares. mientos. El hambre en el mundo ilustra la idea permitiendo vincular la
1 Este aspecto, apenas aludido aquí, está desarrollado en mi texto cuestión de la necesidad con la de justicia y también enmarcar el logro de
"Nueve miradas sobre la familia". su satisfacción en los ámbitos de un campo de disputa.
268 VAN !A SALLES
LAS FAMILIAS, LAS CULTURAS, LAS IDENTIDADES 269
20
empieza en los ambientes familiares los sobrepasa para en - y en las obras de arte en ellos contenidos; la que enmarca e
contrar sus elementos formadores en espacios relacionales inspira la construcción de las ciudades.
de naturaleza no familiar, algunos de ellos institucionaliza- Sin pretender agotar todos los ambientes socializador:s,
dos (como, por ejemplo, la escuela en sus diversos grados, no obstante, es importante incluir la cultura política (que m-
incluyendo la universidad) y otros que, sin serlo, cumplen terviene como los demás de forma mediada en la formación
una función crucial como ámbitos socializadores, tales como de identidades) como un espacio socializador que propor-
los grupos de amigos, de amigas, las bandas juveniles. Sim- ciona habilidades de lectura, interpretación y acción sobre la rea-
mel (1922) enfatiza la importancia de la pertenencia a gru- lidad que guardan diferencias con las habilidades adquiri-
pos en la conformación de la persona. Lo que la gente es, lo das en los otros ambientes mencionados. Pienso que este
que piensa de sí misma está circunscrito por la naturaleza d e conjunto de elementos de contexto, que alude má~ clara-
su pertenencia grupal. Con referencia a esta cuestión, afir- mente a la socialización, funciona como redes mediadoras
ma: "la génesis de la personalidad [es] el punto de intersec- de la relación establecida entre el individuo que interpreta y la
ción de un sinnúmero de influencias sociales y el producto "cosa" interpretada. De allí que las identidades humanas sean
final de herencias derivadas de una gran diversidad de gru- ininteligibles sin una perspectiva de estudio que tenga igual-
pos y periodos de ajuste". mente el atributo de ser relacional y rescatadora de las me-
Esto apunta hacia el hecho de que la socialización es un diaciones.
proceso amplio que tiene lugar en el marco de la interacción Evidentemente, la cultura política, tomada como vector so-
(tomada en términos sociales) e implica no solamente la con- cializador y como una estructura mediadora en la formac.ión
vivencia en grupos restringidos como la familia u otros, sino de las identidades, tiene un espectro sumamente diversifica-
también la exposición a ambientes socializadores distintos a do y amplio. Por esto no hay que olvidar que el espí~u cor:ser-
aquellos ubicados en el seno de contactos interpersonales, in- vador representa una modalidad de interpretar, vivencmr y
trae intergrupales (es decir, ubicados en redes de relaciones). digerir la cultura política, que permite y conduce a for.~as de
Entre estos ambientes socializadores (que no se reducen a acción distintas a las propias del espíritu crítico y propositivo de
los mencionados contactos y que más bien reflejan acciones nuevas pautas culturales y de estilos transformadores de las
de grupo sin constituir grupos en sí mismos), debemos in- relaciones sociales.
cluir la cultura cristalizada en el cine, en el teatro y en los Además, como ya lo he dicho, los mecanismos socializa-
medios de comunicación en general; la que circula en forma dores acompañan a las personas desde su nacimiento y sólo
escrita, incluyendo la literatura, la filosofía, la ciencia, etc.; terminan con la muerte, lo que les otorga el carácter de un
la que está reflejada en la danza, en la música, en los museos proceso de larga duración que, no obstante, guarda momen-
20 Como lo veremos más adelante, la producción de nuevas generacio-
tos de inflexión/condensación.
nes entendidas en el marco de lo masculino/femenino empieza con el · Creo que esta afirmación es necesaria para restar impor-
proceso de identificación y de formación de las identidades pr~fundas, tancia a un supuesto carácter lineal del proceso cuyo des-
entre las cuales están las de género. Los alud1dos procesos se rem1ten, so-
pliegue se realizaría por parejo a lo largo de los tiemi:'os
bre todo, a las relaciones familiares, aunque pueden no ser exclusivos de
ellas. (tanto individuales como sociales). Seguramente, en la vida
270 VANIASALLES lAS FAMILIAS,IAS CULTURAS, lAS IDENTIDADES 271

de los individuos hay momentos socializadores cruciales que implica componentes afectivos cargados de sentimientos
dejan huella en la formación de sus identidades, mientras emocionales mareantes. Muy a pesar de que actualmente y
que otros representan más bien ajustes y complementos a cada vez más la familia comparte con otras instituciones so-
aspectos previamente adquiridos. cialmente creadas (guarderías, escuelas maternales, etc.)2 1
A pesar de que la socialización es un proceso amplio y de las funciones de la socialimción primaria, una parte impor-
larga duración que influye en las personas a lo largo de su vi- tante de ésta se despliega ene! marco de las relaciones fami-
da, quisiera retomar profundizando la idea anterior sobre liares. En este sentido, es ooeno tener presente que es a par-
los momentos socializadores cruciales en la formaCión de tir de un marco social e hi~óricamente dado que los sujetos
identidades que están localizados en las fases denominadas adultos quecomponen la familia programan parte de las ca-
socialización primaria. racterísticas generales queadoptará la socialización aHí im-
Algunos aspectos clave son: partida (es decir, las que seremiten a sus aspectos intencio-
nales). Los demás aspectos no intencionales se elaboran
i) En las fases de la socialización primaria no hay libre ar- igualmente, pero esta elaooración no se asimila a un plan o
bitrio: o sea, las personas no eligen la familia en que nacen, programa porque formanparte de mecanismos no cons-
tampoco al padre/madre que tienen. Éstas son externalida- cientes que acompañan to:lo proceso socializador.
des ya dadas. Berger y Luckmann ( 1973, p. 170), al reportar A partir del conjunto delos razonamientos previos, creo
este acontecimiento, aluden a la existencia de "un grupo poder afirmar que, debidoala contundencia de los procesos
predefinido de otros significantes". Esta suerte de predesti- observados y a su ubicaciónprivilegiada en el cuadro fami-
nación, en cierta medida, funciona como una determinación liar, 22 la familia debe ser l01nada como el esp acio fo rmador de las
de eventos futuros en el sentido de que la formación de identidades profundas. Esletérmin o hace alu sió n a las fo nnu -
identidades ocurre frente a estas externalidades no elegidas. laciones de Bonfil (1990)r tambié n puede remitirse a la
Esto causa el sentimiento de la "inevitabilidad original" perspectiva adoptada por Bourdieu para teorizar sobre la
(Berger y Luckmann, 1973, p. 171 ), que se vincula con el he- formación de los habitus.
cho de que en el proceso de internalización el mundo inter-
nalizado no es aprehendido como "uno de los mundos posi- ii) Anteriormente he inOicado que en la socialización lo
bles", sino como el único mundo que existe: "Por mucho que que se transmite es la cultura, que preside la comunicación
el sentido de inevitabilidad original pueda debilitarse en de- de diferentes suertes de creaciones. Entre ellas adquiere ca-
sencantos posteriores, el recuerdo de una certeza ya nunca
repetida -la certeza de los primeros albores de la reali- 21
A pesar de no poder desarrollar esta idea, es importante ten er pre-
dad- sigue adherido al mundo primero de la niñez" (Ber- sente que son los cambios en la rondición/posición femenina, e ntre ellos
gery Luckmann, 1973, p. 171). la mayor participación en el mellldo de trabajo y su e fecto sobre la rela-
ción de pareja, por ejemplo, los~ue transforman las funciones socializa-
El efecto de esta fase socializadora en la formación de las doras de la familia.
identidades es, evidentemente, muy grande, pues además 22 El "cuadro" familiar, aquí c001o en varias otras partes del texto, es re-
de involucrar aspectos cognoscitivos de distinta naturaleza, mitido no tanto a los aspectos eSiructurales, sino más bien a la familia co-
mo un ámbito relacional compl~.
LAS FAMILIAS, LAS CULTURAS, LAS IDENTIDADES 2t/3
272 VANIA SALLES

rácter crucial la lengua, que termina por ser uno de los me- complementariedad entre la lengua y el habla, preservando
dios más importantes para la formación y ordenamiento d e no obstante algunos de sus atributos específicos. El hahla su-
las instancias comunicativas. Aun cuando la creación de la pone la existencia de los sujetos hablantes y se localiza en el
cultura no sea reductible a la existencia de una lengua ésta ~undo de las interacciones sociales, en el marco de las prác-
sin duda, es parte de las producciones culturales.23
' ' tiCas (en este caso, las comunicativas) que articulan la convi-
Aunque existan variabilidades en la naturaleza de la so- vencia humana. La lengua es una estructura virtual que sirve
cialización primaria, según culturas diversas, que incidirán de marco para el ejercicio del habla; sin embargo, no es re-
sobre los contenidos y las modalidades de transmisión (y d~ctible a ella y representa la cristalización de prácticas pre-
también sobre los métodos utilizados para la inculcación), VIas. Exactamente por cristalizar prácticas previamente des-
hay determinados aspectos que son universales, constitu- plegadas, la lengua se mantiene, pero también se
yendo al mismo tiempo la condición sine qua non para el transforma, mediante la utilización que de ella hacen los su-
funcionamiento de la sociedad y de las personas que en ella jetos hablantes. O sea, nuevas prácticas -las del hablar-L
deberán vivir. La lengua es uno de estos aspectos; constituye intervienen en una estructura -la de la lengua- introdu-
una externalidad, como las demás mencionadas, pues tanto ciéndole cambios.
niños como niñas al nacer se encuentran en un ambiente co- En esta relación consiste, pues, el elemento definidor de
municacional y socializador permeado por la lengua habla- las lenguas vivas y de su dinámica, que sería impensable en
da en el entorno familiar, como las relaciones entre adultos ausencia de los sujetos que la utilizan.
se dan con referencia a la lengua preexistente, aunque no se Otra veta importante de discusión de la familia como
agoten en ella. transmisora de la lengua y uno de los ámbitos productores
En realidad es importante aludir a la existencia de "len- del habla se inspira en las reflexiones sobre los saberes del
guajes", códigos y modos comunicativos que no se reducen a sentido común y otros tipos de saberes (como el científico, el
la lengua hablada o escrita. Estos códigos y modos, que se re- artístico, etc.), que son tratados en diferentes teorizaciones
miten más a prácticas que a discursos sistemáticos y cohe- sobre la vida cotidiana, como, por ejemplo, en Lukács,
rentemente organizados, cobran importancia en la familia y Agnes Heller y Alfred Schutz, para mencionar apenas algu-
pueden ser estudiados como productos contingentes de re- nos casos.
laciones privadas; mas no por ello estas últimas se aíslan de Con referencia a lo que me ocupa en este apartado, es im-
las relaciones sociales. portante destacar que la dimensión familiar se erige como
Pero retornando a la problemática lengua/habla, interesa uno de los ámbitos más importantes de transmisión de la len-
rescatar las reflexiones de Giddens ( 1989), quien, al sistema- gua y de producción del habla, sobre todo, si recordamos los
tizar una serie de aportaciones, establece una relación de contextos que inciden en las relaciones familiares de forma
mediada (espacio-temporales, económicos, ambientes y vec:
. 23 Incluso, uno de los elementos utilizados para la delimitación de la tores socializadores, etcétera).
tdenudad naCional (tomada no sólo en sus componentes políticos, sino
En este mismo sentido se pueden integrar los razona-
también incluyendo los culturales) es compartir el uso de una lengua.
Estos argumentos ilustran la importancia de la lengua en la formación de mientos sobre los grados diferenciados de apropiación de
tdenttdades que van más allá de las individuales.
274 VANIA SAlLES LAS FAMILIAS, LAS CULTURAS, LAS IDENTIDADLS 275

la lengua (como un constructum social que se hereda) y las ción, al tema de cómo "el niño se identifica con los otros sig-
condiciones desiguales de producción del habla en el m ar- nificantes" (Berger y Luckmann), es decir, cómo desarrolla
co de grupos (como el familiar) que tienen habilidades "la calidad de idéntico", o sea, de humano.
hermenéuticas (en este caso, referidas a la lengua) muy Existe una línea de estudio psicoanalítico que enfatiza có-
heterogéneas. mo se generan las identidades individuales y las sexuadas
Este punto puede relacionarse con lo que Berger y Luck- (las de género), como parte de los rasgos generales del pro-
mann denominan (1973, pp. 170 y 175) "la distribución so- ceso de identificación.
cial del conocimiento" (ampliamente influida por la división Desde un marco distinto y vinculado a la investigación
social del trabajo) y el acopio de conocimiento que se debe psicológica, Fernández Villanueva ( 1982, pp. 86-87), al co-
transmitir durante el proceso de socialización. mentar los aportes de lo que denomina la psicología cogniti-
Según estos mismos autores, en las otras fases de la socia- va, señala igualmente aspectos generales y rasgos comparti-
lización distintas de la primaria, las personas prosiguen con dos y afirma que
la adquisición de "campos semánticos que estructuran inter-
pretaciones y comportamientos", lo que otorga a la proble- .. .la investigación de los procesos cognitivos universales en la es-
mática en cuestión una gran amplitud. Pero hay que enfati- pecie humana, la epistemología genética, el desarrollo de la
zar la condensación e importancia del aprendizaje e conciencia moral y el desarrollo de la inteligencia, son temas
internalización logrados vía socialización primaria y vía fa- preferidos por los principales representantes de esta orienta-
milia con la adquisición de la lengua y de los primeros ins- ción (Piaget, Inhelder, Kolberg) (... ] Piaget, al analizar los estu-
trumentos comunicativos culturalmente sancionados (siste- dios del desarrollo intelectual, no especifica ninguna diferencia
ma d e legitimaciones). entre los sexos. Ambos llegan a lo mismos nivele de de arrollo
y pasan por las mismas etapas del desa rrollo nJOral que Lambi én
Como la socialización es un ámbito en que se construyen
considera universales; la única diferencia que encuentra es el
las identidades y porque la socialización es un proceso, se momento de alcance de algunas etapas. Por ejemplo, que las ni-
puede hablar de las identidades como procesualmente cons- ñas son más precoces para conseguir la tercera etapa que define
tituidas y, por ello mismo, como cambiantes, sin que esto im- Kolberg de conformidad con la norma, y permanecen en ella
plique restar importancia a la socialización primaria como el más tiempo que los niños, que pasan más rápidamente a la cuar-
componente más crucial (y menos cambiable) en la forma- ta (mantenimiento del orden por el propio fin) y a la quinta (re-
ción de identidades. conocimiento de la arbitrariedad y la contextualización de la
norma). 24

Las identidades y la corporeidad 24 Aunque puede haber inexistencia de consensos en la investigación


en psicología, es importante destacar algunas p e rcepciones generadas en
su seno sin que esto excluya estar al pendiente de los debates y del avance
El término identidad viene del latín identitas y significa la "ca-
de la investigación que pueda redefinir (y aun rechazar) algunos hallazgos
lidad de idéntico" (Larousse, 1979, p. 558). Puede referirse, previos. En efecto, hay polémicas muy sugerentes entre psicólogas femi-
en un primer momento, al proceso general de identifica- nistas, y otras a partir de la reflexión de filósofos y psicólogos (como Ha-
bermas-Kolberg).
276 VANIA SALLES lAS FAMILIAS, lAS CULTURAS, lAS IDENTIDADES • 277
Flax ( 1987, p. 634), al revisar aspectos del debate feminis- .. .la aprehensión o interpretación inmediata de un aconteci-
ta sobre el gran tema sexo/género, busca inicialmente ubicar miento objetivo en cuanto expresa un significado, o sea en cuan-
la discusión en un marco amplio que reivindica primero las to es una manifestación de los procesos subjetivos de otro que,
grandes similitudes que existen en la especie humana, inde- en consecuencia, se vuelven subjetivamente significativos para
pendientemente del hecho de abrigar características sexua- mí. [... ]Más exactamente, la internalización en este sentido ge-
les distintas. 25 neral, constituye la base, primero, para la comprensión de los
Todo aprendizaje humano, en general, involucra meca- propios semejantes y, segundo, para la aprehensión del mundo
nismos compartidos manifiestos en una suerte de internali- en cuanto realidad significativa y social.
zación, o sea, de formación de un sistema interno de repre-
sentaciones y de símbolos que se construye con referencia a Esta aprehensión "no resulta de las creaciones autónomas '
objetivaciones previamente existentes, es decir, externalida- de significado por individuos aislados, 26 sino que comienza
des ya dadas como, por ejemplo, la cultura, las ubicaciones cuando el individuo 'asume' el mundo en el que ya viven
espacio-temporales, entre otras. otros".
En Piaget (1 954) hay teorizaciones sobre el proceso de En general, los objetos internalizados están cargados de
aprendizaje, referidas a observaciones sobre cómo niños y significación, o sea, tienen un sentido en la vida emocional de
niñas desarrollan el concepto de objetos externos durante la persona y además de ello se relacionan con el mundo exter-
etapas que van desde el nacimiento (cuando no distinguen no. Berger y Luckmann enfatizan que "la socialización prima-
entre la percepción de sí mismos y la de las cosas externas) ria comporta algo más que un aprendizaje puramente cog-
hasta el noveno o décimo mes de vida, aproximadamente, noscitivo. Se efectúa en circunstancias de enorme carga
cuando son capaces de "construir", de imaginar el objeto ex- emocional". Entre los objetos internalizados están los roles
terno aun en su ausencia. socialmente establecidos que al ser adquiridos implican una
En otras palabras, el objeto intemalizado es un símbolo de carga de significación personal que tiene lugar en el marco de
algo, que puede ser una persona, o clases de personas, una un proceso de identifzcación. Esto quiere decir que niñas y ni-
cosa, o clases de cosas. ños aceptan "los 'roles' y actitudes de los otros significantes, o
Estos tipos de percepciones referidos a objetos externos, sea, los intemalizan y se apropian de ellos. Y por esta identifi-
correspondiendo a la internalización de otras cosas, otras cación con los otros significantes, el niño 27 se vuelve capaz de
personas, se dan en general simultáneamente con el proceso identificarse él mismo, de adquirir una identidad subjetiva-
de construcción del concepto de sí mismo. Estos aspectos son mente coherente y plausible" (Bergery Luckmann, p. 165). 28
estudiados por Bergery Luckmann (1 978, pp. 65 y 165), pa- 26 Respecto a la cuestión relacional, pero desde una perspectiva distinta
ra quienes la internalización consiste en anclada en el psicoanálisis, Saal (1981) recalca la importancia del deseo,
que parece ser un hecho antecedente primordial y que sólo surge frente a
25 Ampliando los ejemplos dados por Flax, cabe considerar que el cuer- la existencia del soporte deseante (el otro). Tales razonamientos los ela-
bora para referirse al cuerpo imaginario.
po humano está constituido por partes generales precisas y casi todas ellas 27 Tanto Berger y Luckmann como Piaget utilizan frecuentemente el
com~es a ambos sexos. La especie humana muere, es frágil, compleja.
término niño para referirse a niños y niñas.
Ademas se sufre, se s1ente dolor, ex1sten deseos y frustraciones. 28 Esta apropiación (y otras que hago a lo largo del texto) está condicio-
278 VANIA SALLES LAS FAMILIAS, LAS CULTURAS, LAS IDENTIDADES 279

Además, cabe recalcar la idea de que las identidades, al quiero referirme a Les formes elementaires de la vie religieuse, en
emerger de un proceso de socialización 29 (en el sentido ya donde afirma: "el hombre no es más, desde el punto de vista
indicado) que es transmisor y productor de cultura, pueden físico, que un sistema de células; desde un punto de vista
ser tomadas como culturalmente construidas. Este último mental, que un sistema de representaciones: bajo la una o la
aspecto es una suerte de condición indispensable para en- otra perspectiva no difiere más que en grados del animal", y
tender el sentido y la significación de la corporeidad, como busca así adentrarse en el misterio de lo que de animal con-
veremos a continuación. tiene la especie humana, 30 cuyo atributo más sobresaliente
La transmisión de cultura implica la adquisición, o sea, lo está dado por el hecho de ser, como ya lo he dicho, una es-
que se transmite es adquirido mediante mecanismos cons- pecie culturalmente construida. 31 La construcción cultural
cientes e inconscientes. (Todo ello está mediado por diferen- de la especie está imbricada con los procesos identitarios.
tes tipos de hermenéuticas, provenientes tanto de quien Así, la identidad no es innata sino adquirida mediante la
transmite como de quien adquiere.) identificación (y los mecanismos que la permiten, como, por
El conjunto de los aspectos hasta ahora mencionados ejemplo, el aprendizaje, la internalización), que es el funda-
(identificación, adquisición, etc.), al mismo tiempo que su- mento primero de la socialización. Hay, por lo tanto, una
ponen, dan significado a un entorno fisico: la corporeidad, suerte de separación entre el acto de nacer y el acto (visto ba-
tomada en todas sus dimensiones e inseparablemente atada jo la forma procesual) de identificarse; por esto tiene mucha
a la dimensión psíquica. Es sobre esta corporeidad (con los cabida el énfasis previamente dado a los aspectos de la cor-
atributos propios del entorno físico-biológico humano, que poreidad, pues es sobre ella (con todas sus potencialidades y
tiene potencialidades particulares y diferentes a la corporei- límites) que actúa la cultura, bajo la modalidad tanto de dar-
dad de otras especies no humanas) que actúan los procesos le una significación y un sentido (humano y social) como de
socializadores. conformar personas con identidades propias. No existe un
Estos aspectos son ampliamente captados por el psicoa- proceso unilateral de formación de identidades, pues impli-
nálisis y la psicología y son también preocupaciones funda- ca una relación con los otros (que pueden ser varios) signifi-
doras de la sociología, como en Durkheim, quien bajo otras cantes. Por ello mismo se puede hablar de situaciones multi-
problematizaciones trata este mismo tema. facéticas que inciden y, por lo tanto, producen múltiples
Sin buscar criticar o actualizar las reflexiones de Durk- identificaciones que ocurren no solamente mediante "un
heirn (1 9 12) a la luz del debate reciente sobre el cuerpo, aprendizaje puramente cognoscitivo", sino más bien asu-
nada a una lectura/interpretación que se elabora en los márgenes de una
formación particular en las disciplinas de referencia. La necesidad de 30 Con referencia a este punto, Bergery Luckmann (1978, p. 223) seña-
adoptar estos recursos apunta hacia la imposibilidad de trabajar ciertos lan que "en la socialización la animalidad del hombre se transforma pero
temas (como familia, identidades) a partir de una sola disciplina, la socio- no queda abolida".
logía, y encauza varios discursos que enfatizan la pérdida de contornos ní- 31 Para una apropiación ingeniosa de varias ideas durkheimianas, véase Maf-
tidos en la división disciplinaria. · fesoli, O tempo das trihos. Sobre la cuestión de la corporeidad hay un discur-
29 Más adelante trabajaré la idea de Dubet (1989, p. 529) de que la so muy sugerente desarrollado por Saal (1 981), quien trabaja con la pro-
identidad "no es sólo el producto de la historia y de una socialización" sino puesta lacaniana y designa el cuerpo como una suerte de objeto
que comprende dimensiones instrumentales (cursivas mías). construido en distintos niveles: el real, el imaginario y el simbólico.
280 VANIASALLES LAS FAMILIAS, LAS CULTURAS, LAS IDENTIDADES 281

men la característica de estar emocionalmente circunscritas ferenciación de género son socialmente ubicados y cultural-
(los últimos aspectos referidos a situaciones multifacéticas mente influidos. Los recién nacidos y las recién nacidas van
serán tratados en otro apartado). identificándose con los significantes (entre los cuales está en
La corporeidad (cuyo sentido y significación son cultural- una posición primordial la madre o la persona que funge sus
mente elaborados), además de las difge_ncias existentes en- funciones), antes de darse cuenta de las diforencias de su esta-
tre la especie humana y las no humanas, y de los rasgos ani- tus sexual. El hecho de que conozcan que tienen ciertas mar-
males preservados en la primera, 32 implica distinciones cas distintas de sexo (o pene o vagina), o sea, las marcas de la
anatómicas entre hombres y mujeres. diforencia, es posterior. 33 Es decir, "el desarrollo de la calidad
Es sobre un cuerpo con características sexuales, presocial- de idéntico" (Larousse), y de los órdenes simbólicos corres-
mente construido (cuyo proceso de construcción sucede en el pondientes, es anterior a la calidad referida a las diferenci4s.
útero y antes que las niñas y los niños sean puestos en contacto Quiero destacar el hecho de que la vista, tomada como
directo con el mundo), que se despliega el proceso general de una dimensión crucial de la identificación, es uno de los ele-
identificación (que incluye la de género). El cuerpo está mentos que permite el reconocimiento factual de las dife-
pre-dado, pero sólo como "un montón de cosas" -véase al res- rencias. Esto se percibe claramente cuando los niños chicos
pecto la interesante lectura y reinterpretación que Saal ( 1981) ven a una niña por primera vez y preguntan ¿por qué no tie-
hace de Brecht-, cuyo significado es subjetivamente construi- ne? y ¿dónde está?, refiriéndose al pene. 34 Y es así también
do y socialmente revalidado. En este proceso juega como eje que las niñas sienten sus diferencias, y cómo los niños las in-
estructurante la identificación que es, en cierta medida, una re- ternalizan o las verbalizan con un discurso cuestionador.
lación con el otro, sin perder el atributo de ser también una re- Flax (1987), después de afirmar que las similit11des entre los
lación con sí mismo o con sí misma. Y en esta medida hay una integrantes de la especie humana son mayores e¡ u e sus diferen-
suerte de distanciamiento con el objeto (persona) que sirve de cias, plantea la naturaleza y la profundidad de estas Cdlimas,
contrapunto para la elaboración de la situación de idéntico. pero lanza una inquietud de máxima importancia. Ésta se cen-
Pienso que es posible porque la elaboración de una historia de tra en la consideración del porqué las diferencias anatómicas
vida única (indicada por Berger y Luckmann y también por (referidas al sexo), comparadas con las características compar-
Habermas) no empieza con la socialización tomada como un tidas en cuanto al funcionamiento del organismo, asumen un
proceso consciente de aprendizaje, sino más bien a partir de la significado cultural tan contundente. Al llegar a este punto, el
llegada del recién nacido (o sea, de la corporeidad aún sin mar- énfasis analítico se desplaza (no sólo en Flax sino también en
cas culturales) al mundo, a un entorno que lo influencia y que los estudios feministas en general) hacia la categoría género. 35
deberá ser subjetivamente apropiado.
A pesar de que los atributos sexuales (en su sentido fisico) 33 Véase Frida Saal (1 981), quien proporciona un discurso psicoanalíti-

se forman presocialmente, los procesos de identificación y di- co sofisticado y preciso sobre estos aspectos.
34 Tales preguntas fueron formuladas por mis dos pequeños hijos (en el

marco de varias otras cuestiones referidas al tema) cuando se enfrentaron


32 Esta formulación, evidentemente, no contempla la disyuntiva de- a esta situación.
seo-instinto. Aunque ella encierre un desplazamiento fundamental en 35 Véase Lamas (1988) para una revisión cuidadosa tanto del concepto
términos analíticos, no será tratada en este trabajo. como de algunos de los saberes que lo produjeron.
282 VANIA SALLES

LAS FAMILIAS, LAS CULTURAS, LAS IDENTIDADES 283

Pienso que es este desplazamiento lo que permite un acer- cación/aprendizaje que comprenden la constitución de
camiento a las potencialidades y límites de la corporeidad, identidades (y entre ellas la de género). En efecto, si hubiera
cuya formulación implica una toma de posición, analítica y un seguimiento lineal entre los atributos del cuerpo y la for-
política, referida a los sesgos y asimetrías (cultural y simbóli- mación del género, la relación sexo/género no sería proble-
camente construidas) que recaen sobre los portadores y por- mática a nivel de los individuos y tampoco una cuestión estu-
tadoras de esta corporeidad. Las diferencias de sexo son diada multidisciplinariamente y revisitada constantemente
transformadas en pautas generadoras de la desigualdad (so- por diversos tipos de saberes.
cial) entre géneros, sin que se pue'c4 establecer una relación En este punto de intersección se encuentra justamente
de causa y efecto entre los atributos dados por la anatomía y una de las muchas vetas para el estudio de la homosexuali-
este evento. 36 dad (porque si no hubiera esta disyuntiva todas las personas
Para los fines de esta ponencia, cabe destacar que el pro- con el atributo físico del macho se identificarían con el géne-
ceso formador de las pautas culturales que atribuyen los gé- ro masculino y viceversa) e igualmente de la doble sexuali-
neros masculino y femenino 37 sucede mediante la socializa- dad, siendo que esta última refleja la complejidad y contra-
ción y la identificación sexual de niños y niñas durante los dictoriedad de procesos que imperan en la adquisición de la
primeros años de vida. En este panorama, la familia y los ór- identidad de género.
denes simbólicos que estructuran los roles de género en su En ciertas sociedades, el cuerpo humano y sus atributos
interior, cumplen un papel crucial (a pesar de ser comparti- sexuales particulares no son considerados como un elemen-
do con otros ámbitos relacionales) en la formación interge- to crucial para la asignación de la identidad ele género. Co-
neracional de identidades genéricas. mo ejemplo están aquellos casos conocidos y originales reca-
Con lo ya dicho hasta el momento, creo poder vincular los bados por Lévi-Strauss, por Margarel Mead y otros 1<11llos
razonamientos previos sobre la corporeidad humana en tan- rescatados por la etnología brasileña, reconstruyendo for-
to que formada por rasgos compartidos, la corporeidad con mas culturales en desuso por los actuales indígenas de Bra-
especificidades (machos-hembras) y los procesos de identifi- sil. Se subraya la intercambialidad entre una corporeidad
dotada de rasgos físicos del hombre (conjunto complejo en
36 Una formulación para este mismo punto se encuentra en Oliveira y
Montes (1 988), cuando al sintetizar varios aportes sobre la subordinación
el que sobresalen, entre otros atributos, pene, voz gruesa, ve-
femenina afirman que la subordinación consiste en la transformación de llos en el rostro, ausencia de senos y de útero) y las funciones
las diferencias sexuales en elementos para la constitución de desigualda- identitarias y culturalmente atribuidas a la mujer.
des sociales, desembocando en una situación desfavorable para la mujer. Los hallazgos sobre la intercambiabilidad sirven para re-
Véase igualmente Conway, Bourque y Scott (1987), quienes enfatizan los
aspectos socialmente instituidos que intervienen en la conformación de forzar la idea de que la relación cuerpo/identidad (en el ca-
los comportamientos masculino y femenino, remitiendo el tema a una so, la identidad de género) tiene algo de irreal y que está me-
suerte de "autoridad social que actúa de manera mediada vía un conjunto diada por una suerte de imaginario que se organiza
complejo de instituciones".
37 Sobrepasa a mis propósitos ahondar en los procesos formadores de mediante símbolos variables. La relación cuerpo/identidad
la identidad de género, que han constituido el objetivo mismo de la po- es construida, elaborada, y es el conjunto de los elementos
nencia de Estela Serret en este seminario, con énfasis en el examen de la indicados (el imaginario ordenado simbólicamente) que
identidad de la mujer.
LAS FAMILIAS, LAS CULTURAS, LAS IDENTIDADES 285
284 VANIA SALLES

funciona como una de las instancias asignadoras del conte- macla en todas sus dimensiones 39 e inseparablemente atada
nido de la relación. a la dimensión psíquica. Parecería ser legítimo pensar, par-
Pero toda esta cuestión se topa con la problemática física tiendo de los razonamientos anteriores, que es sobre esta úl-
de que los hombres realmente no pueden parir -tienen que tima dimensión que recae el peso de la cultura, que a su vez
escenificar el acto (Lévi-Strauss)-, lo que funciona como da sentido y significación al cuerpo.
una suerte de límite "natural" que no obstante es sobrepasa-
do en términos culturales, cuando los padres protagonizan
simbólicamente el parto y también cuando posteriormente Las identidades procesualmente construidas
cumplen funciones de madre en el cuidado de la prole.
En realidad, el uso, la percepción y la simbología relativa al De lo dicho anteriormente cabe explotar la idea de que el
cuerpo, en sociedades premodemas, tienen características concepto de identidad abarca diversas experiencias recabadas
muy particulares que, incluso en algunos casos referidos a en un elenco de procesos (de identificación, aprendizaje, in-
Brasil, se articulan en torno al canibalismo (practicado aún en tematización de extemalidades, apropiación subjetiva de ro-
el periodo de la conquista) visto no solamente como una for- les culturalmente creados) conformados por ambientes sdcia-
ma de proveer alimentos, sino también, y sobre todo, como lizadores que operan a diferentes niveles de profundidad.
parte de mitos cristalizados en ceremoniales. Esta relación En efecto, las personas participan de múltiples ámbitos
con el cuerpo (el propio y el de los demás), totalmente en de- de interacción y de constitución de relaciones sociales, y este
suso en la actualidad, se remite, como en el ejemplo anterior, acontecimiento abre campos diversificados para la forma-
a eventos simbólicos que construyen formas de comporta- ción de las identidades (Oiiveira y Salles, 1988).
miento atados a valores y a actitudes morales y éticas. En las sociedades complejas, los campos abicrlos para la
De ahí que la relación cuerpo/identidad de género, ante- formación de identidades son varios, y no operan aislada-
riormente aludida, además de ser una relación problemática mente: más bien, se presentan como dimensiones inLerliga-
es también histórica en el sentido de que los órdenes simbóli- das en el marco de una cultura históricamente constituida.
cos, a pesar de ser durables, se remiten a un contexto que los Por esta razón encontramos dificultades para separar analí-
historiciza, como ciertos órdenes de algunas culturas premo- ticamente los diferentes tipos de identidad, 40 pues a pesar
dernas comparados con otros órdenes vigentes en culturas de tener referentes particulares y de reportarse a experien-
modernas. 38 cias diversificadas, estos tipos aparecen imbricados en las
Es por ser histórica y simbólica que en nuestras socieda- personas.
des la construcción de identidades, y el despliegue de los
39 Recuerdo aquí las dimensiones lacanianas utilizadas por Saal para
mecanismos que permiten al tiempo que controlan su for-
referirse al cuerpo.
mación, está relacionada con la corporeidad (Foucault) to- 40 Y más que es~o, cuando el concepto de identidad se desplaza del ni-
v~l mdLvLdual.haCLa otras dimensiones, el problema persiste. De ahí, por
38 Con las cuales, en ocasiones, las culturas premodernas conviven, lo ejemplo, las dificultades de determinar los límites de la identidad cultural
y la .nacional. (Véase al respecto Bustamante, 1989, y también Stavenha-
que remite la cuestión a la problemática de los desarrollos desiguales y
gen, 1990.)
combinados.
286 VANIA SALLES LAS FAMILIAS, LAS CULTURAS, LAS IDENTIDADES 'l87

En general, en vez de referentes bipolares hay referentes más bien a partir de una visión dinámica y procesual. La
multifacéticos que otorgan exactamente la posibilidad de idea de proceso se remite a la de movimiento, cambio, inte-
reunir en una misma persona varios atributos (que se pre- gración de situaciones y experiencias nuevas que van trans-
sentan de forma combinada o de manera interdependiente formando o redefiniendo adquisiciones previas. La idea de
pero no siempre sin conflictos). U na misma persona puede tener dinámica se reporta más precisamente a la conjugación de
los atributos propios de los que pertenecen a un grupo étni- varias experiencias (ser negra y mujer y feminista), que se en-
co particular, a un género, y asimismo poseer los rasgos re- frentan, se sostienen y se combinan en el marco de un deter-
queridos para incluirse en un movimiento social, compar- minado estado que puede representar o no un equilibrio (o
tiendo una identidad colectiva necesaria para la vivencia y sea, las experiencias pueden convivir en estado de conflicto
producción grupal de la cultura política (Krotz, 1990); por en la construcción de la identidad).
ejemplo, ser negra y mujer y feminista militante. 41 Con relación a la cuestión de identidades múltiples anida-
En este sentido creo poder integrar las dimensiones esta- das en una misma persona, cabría una pregunta, que no en-
blecidas por Dubet (1989, p. 526) para analizar las identida- cuentra respuesta en los argumentos previos, pero que po-
des: aquella referida a la integración (formada por la inter- dría servir de pista para reflexiones posteriores: ¿se trata de
nalización de normas) y la dimensión que se remite a la diferentes identidades o más bien de una habilidad para
capacidad estratégica, cuando "el actor es menos el que inte- conjugar atributos y experiencias distintas de modo integra-
rioriza normas que el que las realiza por medio de una estra- do, cuyo resultado sería una identidad individual ricamente
tegia". O sea, a la luz del ejemplo de la feminista militante construida? En este sentido, cabe recordar a Habermas (cita-
que posee los rasgos necesarios para incluirse en un movi- do por White, 1988, p. 88) cuando al cstu liar la cuestión de
miento, la identidad (que en este caso tiene e l atributo de ser las identidades (sobre todo, de la ego-ide·nt.it.y, que es la más
social) "ya no se define por la internalización de reglas y nor- elaborada) se refiere a las" habilidades integrativas" y a la ca-
mas, sino por la capacidad estratégica de lograr ciertos fi- pacidad de las personas para organizar situaciones conflic-
nes, lo cual le permite transformarla en un recurso para la tuales y las crisis de identidad mismas "en el interior de una
. ,. " .
accwn historia de vida única" .
En este caso es la dimensión instrumental la que surge co- Las identidades individuales son ininteligibles sin el refe-
mo la condición de posibilidad para que al componente in- rente cultural más amplio, mismo que encuentra su condi-
tegrativo de la identidad sea añadido otro: el instrumental ción de posibilidad en la existencia de identidades indivi-
ampliamente referido a los ámbitos diversificados de forma- duales productoras de cultura. Esta afirmación, que parece
ción de identidades (los mencionados vectores socializado- tautológica, no pretende serlo porque su verbalización quie-
res de amplio alcance que incluyen, como mencioné, la cul- re reforzar exactamente el carácter (a veces misterioso) de la
tura política). Por lo dicho, la cuestión de las identidades no relación mutuamente determinante entre la persona cultu-
puede ser abordada desde un punto de vista estático, sino ralmente constituida y la cultura que la conforma. (Véase
Berger y Luckmann, 1978, p. 170, y también Simmel, citado
41 Esta formulación está presente con mayor fundamento en la ponen-
por estos autores). Esta idea puede ilustrarse de la siguiente
cia de Renato Rosaldo en el seminario.
288 VANIA SALLES

manera: la identidad de género está macroculturalmente


"programada" según las sociedades; no obstante, se enraíza
y está anidada en las personas: son ellas las que pertenecen a
un género (femenino)u otro (masculino) a pesar de que esta
categoría y la simbología en ella implicada sean un producto
social. REIMAGINANDO
Además de un soporte físico y biológico crucial (a veces LAS COMUNIDADES NACIONALES
dejado a un lado en algunas interpretaciones culturalistas del
género con cierta expansión y generalización), las pautas Renato Rosaldo
que enmarcan el ser femenino y masculino son productos
culturales pero refrendados (al mismo tiempo, consciente e
inconscientemente; o sea, mediante estas dos dimensiones El paso de mayoría en México a minoría en Estados Unidos
constitutivas) a nivel de las personas. Sobre este tema, ade- hace que los chicanos tengamos una perspectiva crítica ante
más de la literatura clásica (Freud y Lacan), hay líneas de tra- las actuales nociones del Estado nacional como una comuni-
bajo que presentan nuevas versiones sobre la formación de dad imaginada. ¿Tendremos los chicanos un lugar en la co-
la identidad de género, y un aspecto que permea a varias de munidad nacional imaginada de Estados U nidos? ¿se habrá
ellas es atribuir a esta identidad un papel fundador de otros vuelto obsoleta la noción misma de la nación como una uni-
atributos y procesos identificadores de las personas. Un dad completa en sí? ¿cómo debemos conceptualizar a~ na­
ejemplo de ello es la formación "originária" del género fe- ciones que tienen identidades plurales y desiguales? Aunque
menino en las niñas y su posterior consolidación a nivel d e esta ponencia viaja a las Filipinas, mantiene siempre presen-
redes de relaciones. Estas pautas son 'adquiridas en la sociali- te la situación chicana.
zación primaria y son parte del universo simbólico formador
de las identidades profundas a nivel de la persona. En Luzón del Norte, en las Filipinas, los integrantes de uno
de los grupos culturales minoritarios, los ilongotes, hablan
de sí mismos como los bugkalut y de los llaneros como "esos
filipinos". En otras palabras, los ilongotes no se consideran
miembros del Estado nacional; no se perciben como ciuda-
danos. Sin embargo, en el tiempo en que los he conocido (de
1967 al presente) han comenzado a integrarse a la nación,
aunque sea poco a poco. Los ilongotes no han tenido mu-
chas otras alternativas, ya que la nación les ha sido impuesta
a través del desalojo de tierras, la minería, los proyectos hi-
droeléctricos, los planes de repoblación, las escuelas prima-
rias y la "misionización" (evangelización).

289
290 RENATO ROSALDO REIMAGINANDO LAS COMUNIDADES NACIONALES 2g1

Como respuesta, los ilongotes han preparado a sus hijos cales de comunidad e identidad, particularmente las de los
para enfrentarse a un mundo en estado de cambio, envián- grupos minoritarios. En este caso en particular, los acele-
dolos a escuelas seculares, apoyando su conversión al cristia- rados cambios provocados por la incorporación al Estado na-
nismo evangélico y alentándolos a aprender el cultivo moja- cional y por la penetración capitalista han dificultado la füa-
do y no seco del arroz. Los cambios acontecidos de esta ción de identidades y de cultura. Lejos de ser definitivamente
manera han creado una profunda grieta entre los padres y resueltas, siguen bajo negociación tanto la nacionalidad ilon-
sus hijos. En unos pocos años, han pasado de un mundo ab- gota como la ciudadanía filipina.
solutamente oral a un mundo parcialmente alfabetizado. La Tanto la comunidad imaginada ilongota como la comuni-
conversión de sus hijos al cristianismo evangélico conlleva la dad imaginada nacional filipina se mantienen en negocia-
desaparición de la oratoria, la magia, las canciones tradicio- ción y no están definitivamente resueltas. Bajo tales circuns-
nales y una multitud de otras prácticas culturales. Los pa- tancias, las afirmaciones de identidad ilongota muchas veces
dres dicen que al abandonar la rotación del cultivo para parecen problemáticas e incompatibles con nociones de ciu-
abrazar el arado, sus hijos no serán ya ilongotes . El continuo dadanía nacional que no se adecuan a un gran número de
cambio de identidad ha sido drástico. personas con derecho legal a ellas. (De hecho, ciertos obser-
En ninguna parte está escrito que para ser filipino hay vadores estarían de acuerdo con William Henry Scott cuan-
que asistir a la escuela, adherirse a una de las más grandes do asevera que tales grupos son los filipinos primordiales,
religiones mundiales o practicar el cultivo mojado del arroz. los ciudadanos de primera clase por excele,ncia, al menos en
Sin embargo, carecer de una educación formal incapacita teoría si no como hecho actual).
para sobrevivir en los llanos de las Filipinas. En la misma Las cuestiones de identidad nacional aparecen, pues, no
medida, los ilongotes han descubierto que la frase "filipino sólo como ficciones colectivas, sino también como campos
pagano" es virtualmente un oxímoron: uno puede ser o un de negociación, discusión y conflicto. ¿cómo navegan los
pagano o un filipino, más no las dos cosas a la vez. Además, grupos étnicos minoritarios entre las identidades locales y la
ellos han comprobado que existen enormes prejuicios hacia participación en el Estado? Tales asuntos suelen ser negocia-
los que practican el cultivo seco del arroz y reconocen que dos con relación a cuestiones de religión, educación, dere-
mientras los nuevos pobladores se sitúen en la región ellos cho a la tierra, modos de subsistencia, trabajo asalariado, ac-
deben limitarse a un solo terreno, para el cual podrán obte- ceso a servicios de salud, impuestos y derecho al voto. Para
ner un título de propiedad legal. los oficiales estatales, tales cuestiones llegan rápidamente a
El caso de los ilongotes hace surgir preguntas relaciona- convertirse en asuntos administrativos prácticos que inevita-
das a lo que he dado en llamar la ciudadanía cultural. El tér- blemente son reducidos a soluciones de tipo fiscal. Para las
mino "ciudadanía" enfatiza la participación en la política minorías culturales, tales asuntos frecuentemente conllevan
nacional y local; incluye no sólo definiciones legales forma- cuestiones de dignidad humana, un sentido de comunidad y
les, sino también (y probablemente de manera más impor- de sus propios valores. Los analistas sociales deben aspirar a
Lante) nociones locales e informales de filiación, derecho e situarse entre estas dos perspectivas. Bajo condiciones de
influencia. El término "cultural" subraya las definiciones lo- cambio acelerado, la interacción entre la ciudadanía estatal
292 RENATO ROSALDO REIMAGINANDO LAS COMUNIDADES NACIONALES 293

y la nacionalidad étnica implica, más que concepciones esta- "la historia desde abajo") o centro versus margen (como, qui-
bles de identidad y comunidad, un complejo proceso de ne- zás, en el caso de la historia de la mujer de clase media). Las
gociación. Tales situaciones ponen a prueba, a la vez que los perspectivas basadas en la experiencia pueden ir desde el
reflejan y redefinen, los límites, muchas veces tácitos, de las celo patriótico y el fervor nacional a la exclusión y la degra-
comunidades imaginadas nacionales y locales. dación. Lejos de ocupar una posición monolítica y singular,
los individuos están compuestos de múltiples identidades
En términos demasiado esquemáticos, uno podría resumir que se entrecruzan (por ejemplo, blanco, clase media alta,
lo anterior planteando que el nacionalismo debería ser estu- varón y preso político). Estas posiciones pueden ser contra-
diado en tres fases. En primer lugar, como punto de partida dictorias, relativamente consistentes, o las dos cosas a la vez.
debe ser reconocido que el nacionalismo es un artefacto cul- En tercer lugar, los artefactos culturales son debatidos o
tural. Como otros fenómenos sociales, desde el individuo al fu
negociados en vez de ser os; frecuentemente abarcan tanto
Estado, la nación está compuesta de seres humanos. Lejos los campos de lucha como las zonas de consenso. Cuando
de ser dados en la naturaleza, como supone muchas veces la surge un consenso, uno puede preguntars: "¿quién no esta-
ideología, los nacionalismos han sido inventados a través del ba presente cuando se formó el consenso?" Este enfoque su-
tiempo; tienen historia propia, surgen, caducan, vacilan, se giere que los analistas sociales deben estudiar las interseccio-
definen, se dispersan, no pueden ser reducidos a hechos al nes entre las relaciones de desigualdad, como el género, la
parecer tan elementales como la naturaléza humana o la edad, la casta, la clase, la raza y la etnicidad. Aunque cierta~
conducta de los hombres en grupo. Al mismo tiempo, esta dimensiones de desigualdad pueden ser consideradas como
perspectiva pide a los analistas que consideren la fuerza y la universales (la edad y el género), su contenido siempre es lo-
naturaleza de las filiaciones. ¿por qué y cuándo y para quién cal e históricamente definido, política y económicamente
es atractivo el nacionalismo? Si los nacionalismos son meras condicionado y culturalmente específico. Con un enfoque
invenciones, ¿por qué hay tantos casos en que los seres hu- de este tipo, uno intenta discernir los procesos históricos de
manos están dispuestos a morir por ellos? El análisis social cambio y conflicto en vez de pretender descubrir las eternas
requiere una doble visión capaz de aprehender tanto la fuer- esencias de la naturaleza humana universal.
za de los artefactos culturales como su carácter de ficción.
En segundo lugar, los analistas sociales deben considerar Ahora permítanme ilustrar la primera de las tres fases analí-
la situación de los artefactos culturales desde diferentes po- ticas esbozadas a través de una discusión sobre un influyente
siciones. Tales posiciones pueden ser puramente estructura- libro de Benedict Anderson, Imagined Communities: Rejlec-
les, basadas en elementos como clase, edad, género, etnici- tions on the Origin and Spread ofNationalism (Londres, Verso,
dad, raza, etc., sólo en diversas combinaciones. Pueden ser 1983). Quizá sea mejor empezar con lo que el propio libro
también más experienciales, como el estatus de inmigrante plantea antes de ir más allá para explorar las cuestiones que
reciente, de preso político, de padre de un hijo muerto en la surgen a raíz de su lectura.
guerra. Las posiciones estructurales pueden ser descritas a Comienza Anderson con la observación de que el nacio-
través de ejes tales como arriba versus abajo (como en la frase nalismo ha demostrado ser un fenómeno más recalcitrante y
294 RENATO ROSALDO REIMAGINANDO LAS COMUNIDADES NACIONALES 295

duradero que lo que los teóricos, tanto de la izquierda como horizontales que unen a los miembros de una nación como
de la derecha, habían predicho. El nacionalismo, dice, debe los de una fraternidad. (Ustedes podrán anticipar mi recon-
ser entendido como un artefacto cultural (que requiere el sideración de la cuestión de las relaciones fraternales desde
análisis cultural e histórico) y no como un objeto natural la perspectiva de los estudios sobre el género.)
(transparente para las comprensiones del sentido común). De allí Anderson desarrolla una comparación entre la co-
Es una ficción en el sentido de algo hecho o construido, pero munidad imaginada del nacionalismo y la de su anteceden-
no es una falsedad. Como otras invenciones humanas, el na- te, el reino dinástico. Sugiere que el cambio histórico clave
cionalismo opera sobre sus propios inventores; da formas a es el que implica el paso de una población humana definida
las vidas humanas, aun cuando es formado por ellas. De he- como súbditos reales a una definida como ciudadanos. Plan-
cho, la propia nacionalidad ha llegado a ser tratada, no co- tea que la transición entre estos dos órdenes sociales redefi-
mo un invento, sino (como si fuera) una fatalidad humana nió fundamentalmente las nociones culturales de espacio y
dada al nacer y sujeta a cambio sólo si el individuo se somete tiempo.
al proceso de la llamada naturalización. En términos espaciales, el reino dinástico define las rela-
Desde el inicio, Anderson combina la invención (las co- ciones humanas verticalmente según sus conexiones con la
munidades nacionales imaginadas) con la filiación (la nacio- divinidad, que a su vez se vincula en una serie jerárquica con
nalidad como una fatalidad humana). Así pues, la nacionali- representantes terrenales, tales como el monarca, los nobles y
dad propia pertenece a una familia de fatalidades, como el los siervos. En este orden socia l vertical la altura es la dimen-
color de la piel, la herencia genética, el género, la ascenden- sión clave; enfatiza los centros, no los límites . De mod o con-
cia, la época de vida, etc. De acuerdo con la ideología de la trario, la nación tien e un co ntro l sobe ra no sob re un ten·ito-
nación, no hay mucho que los seres humano!l puedan hacer rio pla no y ho mogé neo, d efinid o p o r sus fro nteras y no 1 or
en cuanto a sus nacionalidades recibidas sino vivir con ellas sus zonas internas.
lo mejor que puedan. En términos temporales, el reino dinástico encuentra sen -
Aunque nunca podrán llegar a conocerse todos debido a su tido a través de vínculos con la divina providencia en ve z de
gran número, los miembros de la nación se imaginan que con la causalidad humana. De este modo, se diría que un
pertenecen a una comunidad pequeña. Conciben a su comu- evento humano anterior anuncia o promete un evento pos-
nidad como un ente soberano y finito. Sus fronteras limitadas terior que a su vez lo lleva a fruición. De modo contrario, la
nunca se extienden a toda la humanidad. Sin embargo, como nación existe en un tiempo vacío y homogéneo donde se
anota Anderson con una ironía amarga, la gente es capaz de producen vínculos significativos a través de su coincidencia
dar la vida por sus limitadas imaginaciones de lo nacional. en el tiempo secular y no divinamente ordenado. Sugiere
"¿Qué es lo que determina", pregunta Anderson, "que las Anderson, por ejemplo, que la primera plana del periódico
imaginaciones de la más reciente historia (que abarca poco establece vínculos entre eventos que simplemente han coin-
más de dos siglos) generen tan colosales sacrificios?" (p. 16). cidido en el tiempo secular. El sentido de comunidad nacio-
Empleando el término con mayor precisión de lo que él nal surge en parte de la experiencia compartida de leer acer-
quizás pretendiera, Anderson describe los lazos igualitarios ca de los eventos diversos que componen la primera plana.

---.-_.........._.
.
296 RENATO ROSALDO REIMAGINANDO LAS COMUNIDADES NACIONALES • 297

Personalmente, la disparidad de las noticias titulares se me Después de definir así los parámetros claves de la nación
hizo patente hace algunos años cuando mi hijo Samuel inte- como un artefacto cultural (la comunidad imaginada),
rrumpió a un grupo de adultos que hablábamos de la erup- Anderson procede con un esbozo histórico que se divide en
ción del volcán de Santa Hekna. Nos preguntó que si no ha- tres periodos. En primer lugar, demarca el periodo entre
blábamos del volcán que estaba al lado de la luchashah. Las 1776 y 1838, cuando la primera generación de Estados na-
cosas sólo quedaron claras cuando descubrimos que Samuel cionales surgió en una sucesión relativamente rápida, desde
había visto la erupción del volcán y la caída del shah de Irán las 13 colonias y la Revolución francesa a la serie de naciones
yuxtapuestas en el noticiero de las seis. fundadas en las Américas. Anderson les dedica especial
De modo similar, Anderson habla de cómo la novela del atención a las Américas porque las repúblicas hispanoha-
siglo XIX es capaz de concatenar personajes de manera tal blantes fueron demarcadas, no a través de fronteras lingüís-
que crean la ilusión de una amplia comunidad que tras- ticas, sino a través de linderos coloniales impuestos por la
ciende al anonimato de la vida cotidiana ordinaria. A cono- Corona española.
ce a By B conoce a C: de este modo, A y C (quienes no seco- -En segundo lugar, los años entre 1820 y 1920 fueron mar-
nocen) se vinculan en lo que el lector percibe como una sola cados por la consolidación del nacionalismo como ideología
red de relaciones. En particular, Anderson usa el primer en Europa. Si la primera fase del nacionalismo fue relativa-
pasaje de la novela del héroe nacional filipino José Rizal, mente improvisada, las dos fases posteriores se distinguie-
NoliMe Tangere (BibliotecaAyacucho, 1a ed., 1986). En esta ron por una tensión entre movimientos nacionales espontá-
escena, don Santiago de los Santos va a dar una cena de neos y una versión oficial del nacionalismo. Basada más en
protocolo. A lo largo de Manila, varias personas no nom- las exigencias del Estado que en las aspiraciones de las ma-
bradas, quienes no se conocen entre sí, conversan simultá- sas, esta última surgió, en gran medida, para contener a la
neamente acerca de la cena que se hará en casa de don San- primera. Dentro del contexto del imperialismo, el naciona-
tiago de manera tal que se evoca un sentido de comunidad lismo oficial emergió de las demandas de los imperios dinás-
nacional imaginada. ticos y sus regímenes burocráticos.
Anderson plantea que el capitalismo de imprenta transfor- En tercer lugar, el periodo a raíz de la Segunda Guerra
ma la diversidad lingüística humana (y el hecho de que un Mundial fue marcado por una serie de nuevas naciones for-
individuo dado sólo puede aprender una minúscula porción madas de territorios anteriormente coloniales. Siguiendo el
de todos los idiomas hablados en tan poco tiempo), al hacer modelo de las repúblicas americanas, las fronteras naciona-
de un idioma específico el medio social de comunicación les se trazaron según el antecedente colonial. En las nuevas
(para el comercio, la política y la educación) en una expan- naciones la tensión entre el populismo ardiente y el naciona-
sión territorial limitada. También otorga un carácter fijo a la lismo oficial se hizo especialmente aguda. Este último fue in-
lengua nacional que el habla fundamentalmente oral no tie- culcado a través de los medios masivos, la educación popu-
ne. Finalmente, le proporciona un idioma vernáculo en par- lar y los reglamentos administrativos. El primero surgió de
ticular (digamos, el alto alemán) el predominio sobre un nú- los movimientos populares anticoloniales de liberación na-
mero de lenguas y dialectos que compi,ten entre sí. cional.
298 RENATO ROSALDO REIMAGINANDO LAS COMUNIDADES NAC IO NALES 299

La noción de Anderson de la nación como comunidad ima- ¿Es posible ser diferente y un ciudadano cabal a la vez? ¿Es la
ginada atiende con mayor cuidado a la cuestión de a quiénes asimilación un proceso lineal sujeto a leyes? ¿A través de
se incluye que a la de a quiénes se excluye. En términos de cuáles mecanismos han intentado los Estados imponer la
las tres fases esquemáticas de análisis, no logra considerar la homogeneidad nacional (etnolingüística) dentro de sus te-
cuestión de la posición del sujeto. Para mis propósitos actua- rritorios limitados?
les me resulta útil emplear la distinción entre naciones y Al considerar tales asuntos, volvamos al primer pasaje de
Estados. Los Estados frecuentemente contienen más de uria N olí Me Tangere, de Rizal. Anderson subraya la universalidad
nación (en este contexto, nación y grupo étnico son casi si- de la red verbal tirada por Rizal. De hecho, el humor negro
nónimos) y una nación frecuentemente habita más de un so- de Rizal y su sentido gótico de lo grotesco dan credibilidad a
lo Estado (en casos extremos, se habla de diásporas). esta perspectiva en pasajes como el siguiente: "Cual una sa-
De hecho, yo plantearía que el estudio de las naciones bajo cudida eléctrica corrió la noticia en el mundo de parásitos,
el imperialismo funciona ahora desde un presente en el cual moscas o colados habituales que Dios crió en su infinita bon-
hasta la útil ficción del Estado nacional, como un terreno ho- dad y tan cariñosamente multiplica en Manila" (p. 7). La
mogéneo territorialmente limitado, se está disolviendo bajo la imagen de la chusma circulando la noticia sugiere que todo
fuerza de transformaciones globales tales como la nueva divi- el mundo en Manila pensaba asistir a la cena que daba don
sión internacional del trabajo, las olas inmigratorias de una Santiago de los Santos. Sin embargo, las líneas de exclusión
magnitud sin antecedente y la implosión del tercer mundo al ya se habían hecho patentes cu ando empezab a el gra n even-
primero. La idea del rnelting pot ya no puede sostenerse. Imáge- to. Por ejemplo, dice el n a rrad or qu e las p ocas muje res pre-
nes aún más actuales, como la fuente de ensalada o la olla del gui- sentes estaban segregad as e n un sa ló n a parte el 1 d e los
sado, destinad as a subrayar la diversidad dentro d e una entidad hombres. Sólo una pe rso na, un a prima Jcl 'lllfilri ó ll, "d e
abarcadora, no logran reconocer que el recipiente está agrieta- facciones bondadosas", se mo les tó e n saluda r a las muj eres.
do. Piensen en Nueva York a mediados de los años ochenta, En un doble cross-over étnico, ella denigró a las espa ñolas
cuando más de la tercera parte de sus siete millones de habi- brindándoles mascadura de betel y otros antojos filipinos ca-
tantes eran caribeños. Consideren los cambios demográficos llejeros, y asumió presumidos aires españoles en su trato ha-
en California, donde, en 1945, el 91 por ciento de la población cia sus compatriotas. "Toda su política y urbanidad", dice el
era anglo y el5 por ciento latino; ahora, la población es 25 por malévolo narrador, "consistían en ofrecer q las españolas
ciento latina y para el año 2030 se proyecta que esta cifra de la- una bandeja de cigarros y buyos, y en dar a besar la mano a
tinos se incrementará al 50 por ciento. El envase no envasa. las filipinas, exactamente como los frailes" (p. 10).
El nacionalismo y los procesos de incorporación y resis- La fiesta está centrada en los hombres eminentes (algunos
tencia al Estado nacional requieren el estudio histórico y de los cuales son impostores) y sus esposas ocasionales y no
comparativo desde un presente que vuelve cada vez más en mujeres distinguidas y sus esposos. De hecho, los invita-
problemáticas las entidades estudiadas. Los actuales proce- dos masculinos descritos son clérigos, oficiales, militares,
sos de globalización deben proveerle al analista social la ca- empresarios y hombres de asuntos importantes en general, y
pacidad de reconsiderar casos que antes parecían cerrados. no vagabundos ni miembros de la clase obrera.
300 RENATO ROSALDO REIMAGINANDO LAS COMUNIDADES NACIONALES 301

Además de la segregación entre hombres y mujeres en el antecedente notable en la Revolución francesa, la cual, para
primer pasaJe de la novela, las mujeres mismas encuentran una serie de seguidores, ha llegado a ser un modelo tanto de
múltiples formas de ausentarse, como me ha señalado la an- revolución como de nación. De hecho, la frase de Anderson
tropóloga Anna Tsing, para que los hombres puedan llegar a que se refiere a los lazos fraternales de la comunidad imagi-
ser el tipo de patriota exigido por las expectativas interna- nada parece citar tácitamente el lema revolucionario francés
cionales. La necesidad percibida de proteger a las mujeres de "Libertad, Igualdad y Fraternidad". Sin embargo, ha sido
indígenas, especialmente las madres y las hijas vírgenes, de únicamente en estos últimos tiempos que los estudiosos, tales
la rapacidad de los españoles, lleva a una serie de personajes como Joan Landes en su libro Women in the Public Sphere in the
filipinos masculinos a concientizarse como nacionalistas. Age ofthe French Revolution (lthaca, Comell, 1985), han puesto
Las mujeres sirven como condición viabilizadora y fuente de atención en las relaciones de género respecto a la nación.
inspiración para la movilización de la defensa patriótica Landes plantea que bajo los reinos dinásticos la esfera pú-
masculina de la nación. blica absolutista no excluía a la mujer sino que la ponía en
Las mujeres también encuentran maneras más literales desventaja debido a su carácter supuestamente más débil y
de ausentarse para que los hombres puedan crear los lazos su naturaleza supuestamente más baja. Bajo la república, sin
fraternales revolucionarios que los unen. En Noli ... , María embargo, el sexo de la mujer llegó a ser la base de dos su-
Clara, hija única de don Santiago de los Santos, anfitrión de puestas características diferenciadoras interrelacionadas.
la cena protocolar de la primera escena, fue prometida des- Por un lado, disfrutaban de una cierta superioridad moral,
de temprana edad al héroe de la novela, Crisóstomo !barra. que se manifestaba sobre todo a través de la maternidad y
Después de que varios españoles intentan repetidas veces la domesticidad; por otro, eran virtualmente excluidas de la
obstaculizar las intenciones amorosas de la joven pareja, el esfera pública de la política y 'de la sociedad civil. "La sub-
héroe huye porque le ha sido encargada la rebelión y María ordinación de la mujer al hombre", dice Landes, "y una di-
Clara se abstrae literalmente del escenario de los hombres ferenciación rígida entre los sexos, fueron encapsuladas en
(en estado incipiente de unión) al entrar en un convento y el cuerpo uniforme de las leyes codificadas por Napoleón
volverse loca. En la última escena de la novela, ella se trans- durante la primera década del siglo (XIX). El código civil
forma en poco más ::¡_ue una aparición horrorosa "una figura excluía a la mujer de la definición de la ciudadanía a la vez
blanca de pie, casi sobre el caballete del tejado, dirigidos al que reconocía los derechos iguales de todos los ciudada-
cielo los brazos y la cara, como implorándole. iEl cielo res- nos" (p. 170). El feminismo, tal y como nosotros lo conoce-
pondía con rayos y truenos!" (p. 355). La novela de Rizal es- mos hoy, ha surgido de la contradicción entre la igualdad
tablece una relación hidráulica entre los vínculos horizonta- de derechos para todos los ciudadanos y la exclusión explí-
les entre los hombres y la exclusión de las mujeres. En otras cita de la mujer de la ciudadanía.
palabras, la marginalización de la mujer les permite a los Aparte de la marginalización de la mujer de la clase obre-
hombres crear los lazos fraternales que unen a la comunidad ra, el Noli ... no logra reconocer la existencia de las minorías
nacional imaginada en una solidaridad igualitaria. culturales. Mis compañeros de unos tres años, los ilongotes
Las relaciones de género en la novela de Rizal tienen un de las sierras norteñas de Luzón, Filipinas, ni fueron invita-
302 RENATO ROSALDO REIMAGINANDO LAS COMUNIDADES NACIONALES '303

dos a, ni oyeron hablar de, la fiesta dada por don Santiago pueblo contra el cual se dirige la violencia. Los ilongotes, los
de los Santos. En la actualidad, la comunidad nacional ima- kurdos, los vascos y los mojicanos probablemente no consi-
ginada filipina generalmente no incluye a las minorías cul- deran legítima la violencia del Estado.
turales. Como supondrán, el sentimiento es más o menos En la segunda fase propuesta por Anderson ( 1820-1 920),
mutuo. la idea de nacionalidad tomaba cada vez mayor apariencia
de hecho natural. De hecho, el término "naturalización" se
La tercera fase esquemática de análisis tiene que ver con el generalizó en este periodo y la nacionalidad de un indivi-
conflicto y la negociación. Las problemáticas que surgen de duo, como dice Anderson, asumía cada vez más el carácter
esta manera toman un carácter fundamentalmente históri- de fatalidad dada al nacer. Desde el punto de vista del Esta-
co, ya que el cuestionamiento es constante y sus resultados do, sus ciudadanos individuales eran iguales entre sí; eran
son inciertos. Aunque ciertos factores estructurales podrán uniformes en lengua y cultura. Desde esta perspectiva, sin
constreñir los eventos, no los determinan. En este sentido, la embargo, la diversidad nacional (lingüística y étnica) dentro
obra de Anderson ha puesto en movimiento una serie de del Estado llega a ser una amenaza, ya que cuestiona el or-
nuevos estudios. Por ejemplo, Partha Chatterjee, en Natio- den normativo que plantea la uniformidad entre los ciuda-
nalist Thought and the Colonial World: A Derivative Discourse? danos en nombre de la congruencia entre Estado y nación.
(1986), emplea la conclusión de Anderson como punto de Durante este periodo, los ciudadanos que reproducen la
partida. Cuestiona el planteamiento de que las naciones for- norma se hacen culturalmente invisibles a sus propios ojos.
madas después de la Segunda Guerra Mundial fueron deri- Los ciudadanos en ascenso social que logran entrar a las es-
vadas fundamentalmente de la imitación de los ~odelos an- feras burocráticas burguesas (comercial, militar, legal, médi-
teriores. En lugar de esto, él examina el impacto formativo a ca, educacional) son instados a dejar sus vínculos locales y
largo plazo de las historias precoloniales y coloniales de las los atributos culturales parroquiales (o sea, subnacionales).
nuevas naciones. En efecto, Chatterjee refina y concede un Por muy parroquiales que sean, sus obras educacionales clá-
lugar más central a lo que Anderson describió de modo más sicas, tanto las occidentales como las atenienses antiguas,
nebuloso como el populismo ardiente. La obra de Chatterjee son vistas por las burguesías nacionales como encarnación
privilegia la historia interna de la colonia en vez de hacer de la razón, el pensamiento y lo oculto universales. Desde
derivar su nacionalismo de modelos europeos durante el au- otro punto de vista, el pensamiento universal se podría des-
ge del imperialismo. cribir, a pesar de las protestas de sus acólitos, como los siste-
La obra de Chatterjee y la de otros autores plantea la ne- mas culturales y locales (o regionales) característicos de la
cesidad de suplementar el esquema histórico de Anderson. burguesía de cada nación fundada en Europa y las Américas
Comencemos con la concepción de la nación como un terri- entre 1776 y 1838.
torio homogéneo limitado. Dentro de este territorio limita- Sin embargo, al concederle total legitimidad a ciertos in-
do, como dijo Max Weber, el Estado ejerce un monopolio so- dividuos (esto es, a los terratenientes blancos varones), el
bre el uso legítimo de la violencia. El término "legítimo" se Estado simultáneamente marginaliza a otros (es decir, a las
refiere, como es lógico, a la perspectiva del Estado y no al mujeres, los grupos étnicos no blancos, los hombres blancos

-~,
304 RENATO ROSALDO

sin tierra). Si en las naciones fundadas entre 1776 y 1838 los


individuos con plena carta de ciudadanía se consideran uni-
versales, racionales o cultos, los ciudadanos de segunda cla-
se son vistos como locales, étnicos o culturales. Mientras más
poder real tiene un grupo, menos cultural se considera a sí
mismo, y mientras más cultural se considera un grupo a sí APÉNDICE
mismo, menos poder real tiene, al menos en términos de su
derecho a la ciudadanía cabal. Uno puede, entonces, pre-
guntar si esta proporción entre cultura atribuida y poder ac- l. ESTADO E IDENTIDAD CULTURAL Y NACIONAL
tual se aplica de igual manera a las naciones formadas des-
pués de la Segunda Guerra Mundial y a las creadas entre
1776 y 1838. Esta pregunta requiere una exploración com- Guillermo Bonfú Batalla
parativa, y dadas sus diversas historias precoloniales y colo-
niales, las naciones del sureste asiático serían un campo de En este momento se da un doble movimiento a escala mun-
investigación excelente. dial. Por una parte, la globalización de la economía y de las
A partir de la obra iniciadora de Benedict Anderson se decisiones políticas hace que los Estados nacionales, como
abre un fértil campo de estudio sobre la ciudadanía en la co- los hemos vivido hasta este momento, estén perdiendo ace-
munidad nacional imaginada en el sureste ' asiático y más leradamente ámbitos de autonomía y decisión, en beneficio
allá. La filiación a las comunidades nacionales imaginadas de alternativas que se toman a nivel trasnacional y que llevan
parece ser un contrato que requiere constante renegocia- intentos ya muy avanzados, en algunos casos, de formar blo-
ción. Vale la pena preguntar quién fue invitado a la fiesta y · ques multinacionales que aseguren a los países que partici-
quién no. ¿cómo se interrrelacionan desigualdades tales co- pan en ellos la posibilidad de tener una parcela dentro de la
mo las de edad, género, clase, raza, casta y etnicidad en los economía mundial en su conjunto. Simultáneamente, y en
conflictos y las negociaciones? ¿cuáles grupos han sido ex- esto los acontecimientos recientes de Europa del Este y de la
cluidos o marginalizados por las imaginaciones de lo nacio- Unión Soviética son una prueba muy clara, surgen identida-
nal? ¿cómo se imaginan a sí mismos los grupos sociales mar- des colectivas, étnicas, regionales, nacionales que, de acuer:
ginalizados y cómo imaginan a las naciones que habitan? do con lo que nos enseñaron a pensar hace 20 y 30 años, de-
Para los chicanos estas preguntas no son sólo ensayos abs- berían haberse debilitado y en algunos casos desaparecido,
tractos de análisis social, sino que inciden en nuestr~ propia o haberse subsumido en las identidades mayores que repre-
sobrevivencia en Estados U nidos. sentaban los Estados nacionales. Lo que vemos en la reali-
dad e~ exactamente otra cosa, y pueblos que parecían ocul-
tos y disfrazados aparecen de nuevo con su propio rostro, su
propia voz, y reclaman el derecho de ser tomados en cuenta
con su particularidad, es decir, desde su particularidad. Esto

305
306 APÉNDICE APÉNDICE 3'07

hace que también en ese terreno los Estados nacionales pre- estos términos: son sectores que están expuestos creciente-
senten una imagen disminuida, una imagen empobrecida, mente a modelos de vida que no corresponden a las condi-
frente a las sociedades históricas que tienen una fuerza d e ciones de la sociedad real mexicana; son sectores que viven,
organización de la vida social mucho más firme que la qu e cada vez más, inmersos en un mundo material de objetos y
alcanzaron los Estados nacionales, los cuales en casi todos aparatos, etc., que tampoco corresponden a lo que es el con-
los casos son Estados multiétnicos y pluriculturales. junto de la vida nacional; que operan con símbolos y signifi-
El problema de la identidad nacional en una sociedad co- cados y dan significados a partir de una cultura, de una con-
mo la mexicana es que, por definición, está referida al Esta- cepción cultural, de una cosmovisión, incluso, que se aparta
do nacional. Hablamos de la identidad mexicana como la de la que es predominante en el conjunto de la sociedad me-
identidad colectiva de los ciudadanos del Estado mexicano xicana y que, en consecuencia, tienden no a cambiar la reali-
y, en la medida en que el Estado pierde ámbitos de decisión dad, sino más bien su proyecto sería cambiar de realidad. Es
propia y autónoma, esto debe tener algún tipo de efecto en decir, serían sectores que conciben a la sociedad original, a
la solidez de la identidad nacional. Más allá de sus implica- la sociedad mexicana, a la que todavía pertenecen, simple-
ciones económicas, está sucediendo no sólo en México sino mente en dos sentidos: primero, esa sociedad contiene ele-
en los países de América Latina el llamado adelgazamiento mentos que son los que han impedido que seamos verdade- '
del Estado, la renuncia a las funciones que el Estado cumplía ramente modernos y desarrollados; entonces, hay una
y ahora se plantea que las cumpla la sociedad civil, la iniciati- visión que se expresa incluso en términos como M exiquito,
va privada u otras fuerzas que no tienen las capacidades de Nacotitlán y otros, que son té rminos que ca lifican d espectiva-
organización del Estado nacional. mente a un amplio sector d e la socied ad ,mexican a que se ve,
Yo creo que con este aflojamiento de los vínculos que entonces, como el sector culpable, respon sable d e que no
mantenían un Estado fuerte (no estoy hablando de un Esta- hayamos accedido a la plena modernización.
do autoritario, sino de un Estado fuerte, con capacidad de Simultáneamente, la sociedad se ve como un instrumento
gestión en muchos ámbitos de la vida social) se desatan tam- al servicio personal o de pequeños grupos. Esa realidad, difi-
bién una serie de tendencias que han estado presentes en la cil y negativa, es percibida por estos grupos como el instru-
sociedad mexicana, pero que ahora tienen, probablemente, mento que les permitirá cambiar de realidad. No hay nin-
mayores posibilidades de expresarse. Diría que un cierto gún interés en cambiar esta realidad; hay un interés en
sector de la población mexicana, fundamentalmente de po- cambiar de realidad, el ubicarse en una realidad imaginaria
blación urbana de altos niveles económicos y con capacida- distinta y alejada. Para que se dé ese proceso de desnaciona-
des de decisión en distintos ámbitos de la vida social hablan- lización, uno de los recursos a los que echan mano estos gru-
do en términos de identidad, estaría en un franco proceso pos es, precisamente, un cambio de perspectiva para enten-
de desnacionalización, y no quiero que se tome el término der la realidad nacional. Como parte de este proceso d~
como un calificativo ideológico; creo que hay un proceso, desnacionalización, se tiene que adoptar un punto de vista y
que podemos explorar, que está llevando a esa desnacionali- un sistema valorativo que permiten, al comparar a la socie-
zación de ciertos sectores. Lo entendería principalmente en dad y cultura mexicanas, o a las sociedades y culturas mexi-
308 APÉNDICE· APÉNDICE • 309

canas, con esa otra cultura ideal e imaginaria, que la mexica- Empecinarnos en destruir o reducir el peso de e~tas ide~­
na resulte siempre una realidad negativa, una realidad tidades para pretender reforzar una identidad nac~onal _dis-
inferior a la realidad a la que se aspira. tinta e incompatible, por excluyente, de estas otras identida-
México es un país con 86 millones de individuos y que se des es estar jugando contra la posibilidad de la identidad
conciben como cifras intercambiables, con los cuales se pue- nacional, contra el objetivo de construir realmente una
de construir una realidad diferente sin ubicarlos como seres identidad nacional sólida; es decir, fincada en nuestra reali-
en sociedad, como individuos en sociedad, comisionados dad. Pienso que para ello una de las tareas fundamentales ~s
por esa trama de relaciones sociales y por la cultura corres- profundizar en una crítica de las ideologías y de las cosmovJ-
pondiente de cada uno de estos grupos. A principios de la siones de la cultura de los grupos dominantes. Creo que éste
administración actual, de la administración federal, todos es un punto que en general puede guiar a los trabajadores
los miembros del gabinete tenían estudios en el extranjero. migratorios, a los obreros, a los campesinos, a los indí~enas,
Esto en sí mismo no es malo; es decir, si esto significa mayor sin olvidarnos que hay otros grupos que son los que tienen
capacitación, manejo de ciertas técnicas y conocimientos las capacidades de decisión y que, finalmente, no sabemos
más amplios, no está mal. Pero el problema es hasta dónde muy bien cómo las toman, a partir de qué elementos y es-
estudiar en el extranjero también es resultado de toda una quemas de valor; sin embargo, sus decisiones nos afectan a
vocación hacia una visión desnacionalizada y desnacionali- todos.
zadora de nuestra realidad. Pienso que en estas circunstan- Creo que la desnacionalización en ese sector es un hecho.
cias lo que tenemos enfrente es un debilitamiento de los No puedo dar datos, lo planteo como hipótesi~; pero creo
elementos en que se fundara la identidad nacional, precisa- que hay suficientes indicios para conocer que e~1s~.e ese mo-
mente porque el Estado está perdiendo espacios y perdien- vimiento hacia la desnacionalización. Un movJmtento muy
do importancia para la vida general de la sociedad, de tal distinto, por ejemplo, del que uno puede ver en estos mi-
suerte que el único camino que parecería llevarnos a partici- grantes que están en el "bordo" tratando de pasar ~ Estados
par en el proceso de globalización, no como individuos sino Unidos, por una sola razón: hasta donde he podido _ver Y
como colectividades organizadas que se relacionan con otras platicar con quienes conocen el fenómeno much_o meJOr, la
colectividades organizadas, es reconocer la existencia de es- visión que ellos tienen de la sociedad norteamencan~ es de
tas identidades históricas reales que no obedecen a la divi- la sociedad-instrumento; es decir, la ven como un mstru-
sión político-territorial del país ni han sido reconocidas po- mento gracias al cual van a obtener beneficios en función de
líticamente como unidades constitutivas del Estado, pero su realidad original. Ello es totalmente distinto a la concep-
que son las unidades reales, y en la medida en que contribu- ción de que la sociedad mexicana es el instrumento que po-
yamos a crear condiciones para que esas identidades se re- nemos al servicio de ciertos intereses más bien personales o
fuercen y se expresen en una situación de igualdad con el de pequeño grupo. _ .
resto de las identidades que forman la identidad mexicana, La identidad cultural nacional, entendida como Identi-
estaremos realmente reforzando las bases reales, las bases úl- dad cultural de los mexicanos, hace referencia al Estado na-
timas de una identidad nacional posible. cional, pasa por el Estado nacional. Esto es muy diferente
310 APÉNDICE APÉNDICE ~11

que suponer que el Estado nacional la construye, o que esa no hay una cultura popular común a los sectores populares o
identidad cultural depende de alguna manera del Estado explotados o marginales del país, sino que hay muchas cul-
nacional, y esto es una referencia indispensable. De hecho, turas diferentes. En la medida en que el Estado reduce sus
cuando se crea el Estado nacional se plantea la idea de ciu- funciones, esa referencia que permite construir la identidad
dadanía; es decir, todos los habitantes de este territorio, que de los mexicanos en tanto mexicanos se convierte en un lla-
está organizado políticamente por un Estado, somos mexi- mado, en una fuerza integradora menos presente, menos
canos, con toda una larga lucha para destruir cualquier tipo fuerte que en las situaciones anteriores, lo cual no quiere de-
de privilegios y formas corporativas que de alguna manera cir que las culturas reales estén en riesgo: las culturas reales
negaban la idea de que los ciudadanos mexicanos, que eran están ahí y la gente las modifica, las transforma constante-
todos, podían tener, por ejemplo, un acceso libre a los dis- mente. La alternativa para el país, y en consecuencia para la
tintos recursos que el país ofrecía. Esto significó, también, identidad nacional mexicana, debería ser una identidad
negar en la práctica y en la ley las identidades culturales pre- construida a partir del reconocimiento de las diferencias
viamente existentes. La lucha liberal para anular las tierras culturales, no negándolas como sistemática e históricamen-
comunales era justificada en términos de que era una pro- te se ha hecho sino, al contrario, reconociéndolas, valorán-
piedad corporativa y que los indios de tal o cual comunidad dolas y convirtiendo la diversidad cultural en un recurso po-
no tenían, en tanto mexicanos, derechos preferentes o ex- tencial para el país y no, como ha sido visto en casi todos los
clusivos sobre un cierto territorio, sobre ciertos recursos, programas desarrollistas y en todos los proyectos nacional~s
porque, finalmente, cada uno de ellos era igual a cada uno que se han sucedido en el país, en un obstáculo para la um-
de los demás mexicanos y debían entrar en una especie de li- dad nacional, para el desarrollo nacional.
bre competencia para el aprovechamiento de esos recursos.
Se partió de construir desde el Estado nuevas reglas del jue-
go que implicaban la negación de estas unidades sociales Jorge A. Bustamante
históricas previamente existentes, para fundir todo esto en
una macroidentidad que sería la identidad de los mexica- La identidad cultural nacional (trato de no definirla como
nos. Existen culturas reales, identidades culturales reales identidad nacional, con el fin de alejarme un poco de la no-
que obedecen a la existencia de sistemas sociales que han ción de decreto gubernamental) no depende de la decisión
podido construir, a lo largo de generaciones, una cultura del Estado. Creo que la decisión del Estado puede ser un
distintiva que consideran patrimonio exclusivo y preferente elemento, un insumo para la identidad cultural nacional,
de los miembros de ese grupo, y ahí entra el problema de la pero no es necesariamente el factor determinante de la
identidad; es decir, 1~ igentidad §ignifica la aceptación por identidad cultural nacional. Ejemplo de ello son los Estados
parte de una colectividad y, al mismo tiempo, los individuos del este de Europa que, a pesar de 50 años de decreto que
que integran el grupo afirman su participación cuando afir- suprimía o reprimía la identidad cultural nacional, ésta s.e
man su identidad como tales. mantuvo. Ahí está el caso de Lituania. Los lituanos, para uti-
No existe una, sino muy diversas culturas reales en el país; lizar el ejemplo más conspicuo en la prensa de Estados U ni-
312 APÉNDICE APÉNDICE 313

dos, después de 50 años salieron a las calles mostrando una cultura nacional independiente del Estado. Ciertamente, en
identidad cultural nacional que contradecía el decreto que la conformación de las políticas del Estado nacional sí son re-
la suprimía. Es claro que aquí hay un elemento político: es- levantes, pero hay que distinguir entre lo que es el Estado na-
tán buscando básicamente la independencia política de la cional y lo que es la identidad cultural nacional. Ésta es algo
Unión Soviética. Esto no es toda la identidad cultural nacio- sumamente dificil de definir y precisar, justamente, porque
nal, pero es un elemento; es decir, toda cultura nacional que tenemos una realidad pluricultural en el país.
no busque su preservación tiene un elemento de autodes- En el interior del país es dificil definir lo mexicano; diga-
trucción. Observamos países que han aguantado represio- mos que en Puebla o en Michoacán si alguien se pregunta
nes, no de 50 años, sino de cientos de años, y que han man- ¿qué es lo mexicano?, quizá tenga que recurrir a varias regio-
tenido sus elementos principales aun en su idioma, como nes para definirlo. Lo mexicano es creer en la virgen de Gua-
son los casos de los países árabes, donde el idioma ha sido dalupe, es tener respeto por el padre, es tener cariño por la
reprimido por cientos de años y sin embargo se mantiene. madre y los abuelos; en fin, estoy haciendo una lista muy arbi-
La identidad cultural nacional no depende del Estado na- traria, pero eso lo encontraríamos, quizá, en muchas partes
cional; son dos fenómenos separables analíticamente, aun- de México. Pero si en el centro del país es dificil definir lo me-
que, en la realidad, el Estado nacional puede ser insumo, pe- xicano, en la frontera no lo es, porque en la frontera se en-
ro no el factor determinante de la cultura nacional. Existe una frenta una realidad cultural dicotomizada por el idioma y por
evolución del Estado nacional. Ya no es lo que dijo Guiddens muchos otros factores, pero fundamentalmente por la desi-
en sus tratados sobre el mismo, o sobre la soberanía del siglo gualdad, y esta dicotomización hace que en la frontera lo me-
xvr; ya no es el Estado como lo concebía Hegel, ni es el Estado xicano sea "lo no gringo". La realidad fronteriza nos permite
en términos de El Príncipe: es un Estado que está empezando definir lo mexicano en contraste con lo que no es (es decir, lo
a ser otra cosa por la permeabilidad de las fronteras. El ejem- mexicano es lo no gringo); esto nos permite identificar lo mexi-
plo más claro de la evolución del Estado nacional lo constitu- cano en la frontera con mayor facilidad de lo que lo podría-
ye Europa, con el Mercado Común Europeo y que en 1992 ve- mos hacer en el interior del país. Esto es muy importante pa-
remos como los Estados U nidos Europeos o algo así, en ra analizar a la población de origen mexicano que vive y se
donde el Estado nacional pierde su elemento esencial, que es educa en el extranjero. En un lugar como California, donde
la detentación de la soberanía, a favor de valores compartidos la historia es nula, podría pensarse que los chicanos no ten-
de nivel supranacional. La permeabilidad de las fronteras, drían interés en mantener su cultura, sus raíces culturales. Yo
que es un proceso que hemos visto en Europa por varias déca- no digo que todos los chicanos estén igualmente preocupados
das, estará llegando así al punto de imponer una composi- por mantener, recrear y perpetuar sus raíces culturales mexi-
ción orgánica, jurídica, superior al Estado nacional. canas; hay enormes variaciones, pero esta aspiración es muy
Eso sería la ejemplificación más clara que tenemos de ese real, existe y subsiste a pesar de un sistema educativo que no
proceso evolutivo del Estado nacional, lo cual no llevará a la solamente no les habla de la historia de México sino que lo
desaparición de la cultura nacional francesa, española, ingle- hace de lo opuesto, de la antihistoria, y les dice: "Lo mexicano
sa, alemana, etc., sino que prevalecerán éstas porque hay una es lo sucio, lo mexicano es de lo que te debes deshacer lo más
314 APÉNDICE APÉNDICE Si5

pronto posible", y los ha castigado por hablar español. El no es la cultura popular, ni muchísimo menos la identidad
idioma español era ilegal en Estados U nidos hasta 1972, cultural nacional; eso es un acto del Estado mexicano.
cuando hubo una decisión de la Suprema Corte que declaró El fundamento del acto de conciencia de la identidad cul-
anticonstitucional las leyes que consideraban ilegal hablar es- tural nacional, que pasa de la cultura popular, como he di-
pañol en el ámbito de la escuela. cho, a la identidad cultural nacional como proceso de con-
Los casos de Europa, México en su experiencia con Esta- cientización, se da por el elemento catalizador de la otredad
dos Unidos y la frontera nos llevan a la premisa de que la como distinción dicotómica que nos hace identificar lo me-
identidad cultural nacional es algo que existe y es más fuerte xicano como lo no gringo, y a partir de esto ocurre un proce-
de lo que nos imaginamos porque es independiente del so evolutivo de reforzamiento de la cultura popular y el acto
Estado nacional y tiene que ver con la sobrevivencia de la de conciencia de la identidad cultural nacional.
mayoría. Aquí yo me atrevería a sostener que la identidad Hemos descubierto en nuestras investigaciones que no
cultural nacional es igual a lo que entendemospor ·cultura existe una relación de causalidad entre el uso de anglicismos y
popular; es la expresión, el reconocimiento o la conciencia la identidad nacional. Esta conclusión va en contra de la idea
personal de la cultura popular, y estos valores, creencias, mi- que existe en el centro del país. No digo que alguien aquí la
tos, expresiones idiomáticas, comunicaciones, códigos, sím- haya sustentado de ninguna manera, pero es una idea, un es-
bolos que integran la cultura popular son lo que le da el sus- tereotipo que existe en el centro del país, de que los que deci-
tento, son el basamento de la identidad cultural nacional, mos "Ay te guacho a dos bloques de la marqueta" somos can-
que es un acto de conciencia. didatos a ser acusados de traición a la patria. Esto es un error,
La identidad cultural nacional es el resultado de un pro- es un estereotipo que está basado en la ignorancia de una his-
ceso de concientización de la cultura popular, y aquí está la toria en la cual ha habido una cierta evolución; yo no veo para
base de su prevalencia, de su resistencia, inclusive a los Esta- atrás, realmente la veo en términos optimistas hacia delante.
dos nacionales. U na de las cosas que más se ignora en el centro del país es
La cultura popular es algo que puede ofrecer resistencias cómo ha habido una recuperación de la mexicanidad en la
muy prolongadas a acciones contrarias de represión por par- frontera y que es parte de la historia de Tijuana. Tijuana fue
te del Estado nacional, ya no digamos al fracaso del Estado inventada por los gringos: hubo un momento en que la eco-
nacional en promoverlas. El gobierno de México ha decreta- nomía, los edificios, los automóviles, los negocios, los traba-
do lo que es la cultura nacional, lo cual es un acto del Estado jos, todo era propiedad exclusiva en la cual no podía pene-
mexicano, pero no es cultura nacional, y creo que es muy im- trar el mexicano. Tijuana tiene una historia bellísima de
portante hacer la distinción, porque el Estado mexicano ha nacionalismo sindical, que después se corrompió y ahora es
hablado de diferentes cosas, como, por ejemplo, de una polí- una vergüenza; pero tiene una historia bellísima de naciona-
tica de castellanización. Ése es un acto del Estado, es un acto lismo sindical, hizo cosas importantes en el proceso cultural.
de represión de las culturas autóctonas, pero no es cultura na- La organización de la Colonia Libertad fue un acto de nacio-
cional, sino un acto de autoridad, un acto de poder. El Estado nalismo hermosísimo proveniente de los elementos de cul-
mexicano ha hablado del nacionalismo revolucionario, y eso tura popular, lo que me ha llevado a equiparar el naci~malis-
316 APÉNDICE APÉNDICE ~17

mo con la cultura popular. Esto es algo que ha venido y otros son construidos; son mitos imaginados o inventados
avanzando. Para los miembros de los incipientes sindicatos principalmente por los grupos hegemónicos y luego son in-
de Tijuana de aquella época la mayor conquista fue que les teriorizados y reproducidos por las clases populares. Esto lo
dieran trabajo como choferes, porque les tenían prohibido podemos ejemplificar con la magnitud y resonancia de la
manejar automóviles en Tijuana. Olvídense de soberanías: santificación de Juan Diego, quien, a pesar de que existe una
ellos aspiraban a algo tan concreto como que les dieran traba- serie de elementos que lo muestran como un mito inventa-
jo en los restaurantes, que pudieran ser meseros, ya no diga- do, vive y cobra realidad en las conciencias populares y tiene
mos capitanes de meseros; era absolutamente inalcanzable capacidad de dirigir acciones y prácticas. Aquí surgiría la
que pudieran ser choferes. Fue un proceso de nacionalismo pregunta acerca de la interrelación entre las culturas popu-
que ha sido un avance, no un retroceso, como se interpreta lares como elementos que definen la identidad cultural na-
desde México; pero es un avance dinámico, no es lineal tam- cional y su relación con lo que sería la posibilidad de cons-
poco. trucción de prácticas y creencias por parte del "México
imaginario" que permitan dirigir la acción de los grupos.
José Manuel Valenzuela Arce ¿cómo vincularíamos estas prácticas populares que en sí
mismas ya incorporan elementos míticos simbólicos e iner-
La visión relacional sobre identidad es determinada a partir de cias sociales dirigidas a través de procesos de socialización y
una noción donde los grupos sociales se autoidentifican al mis- también mediante formas dirigidas de construcción de ima-
mo tiempo que son identificados por otros grupos. El proceso ginarios, o de símbolos que tienen capacidad de anidar en
a través del cual generan una visión colectiva del nosotros se en- las prácticas sociales? Estos elementos no son permanencias
cuentra concomitantemente asociada a una construcción de estáticas, sino formas vivas, formas proccsuales que se cons-
los otros y a una serie de atribuciones asociadas a sus caracterís- truyen y reconstruyen, y tienen que ver con la adscripción al
ticas reales o inventadas. La identidad se ubica dentro de un grupo, o las políticas con las que los grupos sociales son des-
campo de disputa que se encuentra en la confrontación del pojados de sus referentes míticos. Éste es un elemento cen-
"México profundo" con el "México imaginario", en la disputa tral a través del cual se buscó la división de la comunidad
del nosotros con los diferentes matices de las identidades cultu- mexicana en Estados Unidos; la división pasaba, en un pri-
rales nacionales, así como con la otredad, alteridad, lo "no mexi- mer momento, por el despojo de los referentes míticos
cano", "lo gringo", que serían formas distintas a través de las simbólicos y también por la desterritorialización, mediante
cuales nos vemos reflejados dentro de un contexto sociocultu- la separación física de la propia comunidad a través del
ral específico, y vemos también la presencia, al parecer cada fraccionamiento de los barrios, pero también se fueron
vez más atenuada, de nuestros mitos fundadores. construyendo otro tipo de identidades. Ya no era el gran
¿cuáles son los elementos que siguen anclados en las con- barrio maravilla, sino que empezaron a darse una serie de
ciencias colectivas, en las conciencias populares, que conti- identificaciones ancladas en un contexto espacial do"nde
núan otorgando direccionalidad a la acción de los grupos? anidan otro tipo de identidades y también otro tipo de re-
Efectivamente, muchos de estos mitos fundadores son reales laciones entre los propios grupos subordinados. Existe una
~-
318 APÉNDICE APÉNDICE !119

serie de elementos claramente relacionados con la erma- Las lealtades o los sentimientos de pertenencia están refe-
nenCla de iaentidades ' ancladas en formas comunitarias r_ido~c~pto de identidad cultural. En ese sentido, cul-
"premodernas", que aún podemos observar en el contexto tura nacional y cultura regional, efectivamente, inscriben,
dd barrio, en el contexto de los pueblos indios, en identida- de manera fundamental, aspectos trasnacionales que reba-
des que surgen a partir de la interacción espacial inmediata, san la frontera y que no necesariamente son construidos in-
cotidiana. Los referentes son directos; es la fuerte intensidad ternamente, pero eso no se traduce de una manera lineal en
de la interacción, pero también se encuentra la confrontación que se abandonen los procesos de identificación con el gru-
con una comunidad imaginaria de mayor dimensión que se- po o con los sectores sociales de pertenencia. La gente pue-
ría "la cultura nacional" o la identidad cultural nacional. Las de decir OK, puede decir Bye, Bye, pero existen otros ele-
preguntas serían: ¿cuáles son los rasgos de esa identidad cul- mentos insertos en la práctica cotidiana de los grupos que
tural nacional? y ¿hacia dónde apuntan estos elementos, no son mucho más fuertes. El que un joven se ponga,!Jna cami-
desde la perspectiva de las culturas populares sino desde la seta que lo identifica como surjo no implica que esté pensan-
perspectiva del "México imaginario"? do en que por vestir de esa forma automáticamente se está
Encontramos en los años ochenta una pérdida de la idea inscribiendo dentro de un proyecto distinto al proyecto de
de futuro entre algunos grupos juveniles que se expresa de su grupo, y no me refiero al proyecto nacional sino a la coti-
múltiples formas, desde el concepto premonitorio de Len- dianidad y a las prácticas de su grupo social. Esta diferencia-
non del sueño ha terminado y el mito de Sex Pistols de cuando ción conceptual posiblemente nos ayude a no dicotomizar,
no hay futuro cómo puede halJer pecado, hasta la reproducción sino a integrar dos visiones que existen en la realidad, donde
cotidiana de los punks cuando nos plantean que no existe el lo estadunidense es permanencia, existe y ha participado de
tan profundo desarrollo. manera importante en la delimitación de los rasgos cultura-
Cuando vemos que la sociedad latinoamericana, donde les de esta frontera, a veces como adscripción y en o as iones,
según la CEPAL el 38 por ciento de la población se encuentra como resistencia y como oposición, y es precisamente en esta
considerada en niveles de extrema pobreza, lanza el grito de oposición donde se han construido lealtades sumamente
desesperanza de los "Panchitos", o la imagen no elaborada fuertes que pueden funcionar como elementos de resisten-
pero que se reproduce en la vida cotidiana de los cholos co- cia cultural frente a lo anglosajón.
mo verdad interiorizada de que no hay progreso, de que te
haces viejo y no la has hecho a los diecisiete años. Estos elementos,
que ellos interiorizan como certeza, nos plantean una pérdi- Carlos Monsiváis
da de la noción de futuro, que también observamos en el
abandono por parte de grupos de jóvenes de la escuela co- De una manera explícita, desde posiciones del gobierno o
mo elemento de movilidad social. Me parece que a través de de sectores afines, se considera que el nacionalismo ha deja-
estas experiencias observamos formas más heterogéneas de do de funcionar por ser una táctica meramente defensiva y
construcción de identidades y que nos confrontan a una ne- que esa condición misma de lo defensivo la vuelve tan secun-
cesidad de redefinir los proyectos nacionales. daria y tan prescindible que hay que pasar a formas más
32 0 APÉNDI C E APÉNDICE 32 1

agresivas e integradoras. Un ilustre escritor mexicano, muy la mujer, que están imbuidos en el autoritarismo. No veo
ilustre, escribió a propósito de la invasión de Panamá que se por qué esa identidad sigue siendo tan elogiable cuando ha
había probado, ante la falta de respuesta popular, que el an - sido parte de la opresión, una parte muy poderosa, interna,
tiimperialismo ya había desaparecido en América Latina, y de la opresión.
calificó al antimperialismo, que llamaba antiyanquismo, co- En este sentido, yo no le veo mucho sentido a seguir insis-
mo el último obstáculo para el desarrollo moderno de Amé- tiendo, como hasta ahora, en la definición continua de tér-
rica Latina. En fin, no lo está diciendo cualquier persona, lo minos en lugar de atender a lo que se está dando en los mo-
está diciendo alguien muy ilustre, alguien muy homenajea- vimientos sociales; es mucho más fértil entrar en contacto
do por el gobierno, y todo esto ha creado un clima de acoso con los exámenes muy concretos de movimientos sociales,
al nacionalismo desde arriba, y también creo que ha habido de tendencias, de valores, de imágenes, que proseguir con
un cambio en las comunidades que han ido modificando su una discusión que está muy empantanada, en parte por la
percepción del nacionalismo y de la mexicanidad. agresión oficial, que es furibunda. El nacionalismo ya n? es
Existen términos que ya han sido tan usados y tan vilipen- imprescindible; todo sentimiento a la defensiva no tiene ra-
diados por la demagogia oficial, que resulta muy difícil en- zón de ser en este momento; es un sentimiento que nos aísla,
trar en contacto con ellos sin tener que definirlos en cada que compromete a nuestro proceso de integración con Esta-
ocasión, porque han sido objeto del oprobio de alcaldes, go- dos Unidos y que, en última instancia, sólo favorece a una
bernadores, secretarios de Estado, presidentes de la Repú- idea romántica, trasnochada y populista. Lo populista no se
blica y, por más que se quiera, esa carga ahí está. Dice uno le quita ya al nacionalismo: decir nacionalismo es decir po-
mexicanidad y yo pienso inmediatamente en un alcalde, no pulista, que es un pecado gravísimo.
en el hecho mismo de la mexicanidad, porque se interpone,
está ahí todo ese condicionamiento retórico. No creo que
fuera una mera frase, yo sí creo que la americanización es N éstor Careía Canclini
ahora un componente de la mexicanidad o de lo mexicano o
de lo nacional, que no se puede entender ya un desarrollo Tengo la impresión de que en muchos momentos estarnos
nacional sin el componente de americanización que además manejando un esquema excesivamente binario: habría una
lleva por lo menos sesenta años actuando. No es una cosa cultura mexicana, una cultura norteamericana; habría en-
nueva ni es un hecho que me parezca éticamente reprobable frentamientos y definiciones por oposición. Esto en parte es
o aprobable; está ahí, y no tengo por qué abstenerme de des- así, pero, junto a eso, han aparecido una cantidad de indica-
cribirlo. Hablar de lo mexicano sin incluir la americaniza- ciones no muy desarrolladas acerca de otras combinaciones
ción es inventarse algo que hace mucho dejó de existir y que y otras problemáticas. La otredad en la frontera también
el reconocimiento de estas situaciones también lleva a una puede ser la otredad de los centroamericanos, la otredad ,
desmitificación de lo que han sido los valores de la identi- múltiple de los distintos grupos étnicos mexicanos que están
dad, que muchos han sido valores corruptos, represivos, au- aquí, y que intentan, dentro de la unificación obligada, ad-
toritarios, que prescinden por completo de los derechos de quirir formas propias o mantenerlas. Esto nos remite a otra
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cuestión, que es el aspecto dramático y doloroso: las pérdi- que todos en una misma frase: se empieza la frase en una
das y desestructuraciones de la identidad. No sólo hay opo- lengua, se sigue en la otra y se vuelve a la primera. Es un pro-
sición, afirmación, enfrentamientos entre una identidad ceso transacciop.al. Me parece que este aspecto de las tran-
mexicana y una norteamericana, sino también hay deses- sacciones debemos incluirlo en la reflexión, en la conceptua-
tructuración, y como ocurre hoy en casi todas las ciudades lización de la identidad, como un elemento permanente que
contemporáneas, solemos compartir varias identidades matiza mucho más las oposiciones binarias que a veces exis-
dentro de una misma persona y a veces en contradicción, en ten y son muy importantes, y pueden serlo incluso en la defi-
la manera en que somos padres, hijos, trabajadores, acadé- nición política, pero que, a veces, en la vida cotidiana están
micos, sindicalistas, políticos, etc., y una identidad a veces mucho más matizadas.
no se lleva muy bien con la otra. ' Un análisis de las identidades actuales obliga a tomar en
Tercera observación. Creo que en todas lasclases sociales cuenta su carácter no predefinido de una vez para siempre
ha ganado importancia la noción de transacción. Lo que to- sustancialistamente, su carácter relacional, el coNjunto de
dos estamos obligados a hacer para poder vivir en socieda- las mediaciones que van interviniendo históricamente en su
des tan complejas y heterogéneas como las contemporáneas, transformación, y un cierto carácter abierto. La importancia
es hacer transacciones entre distintas formas de identidad. de que lo que estamos definiendo como identidad ya se está
Aun en los sectores populares, donde a veces la oferta es me- transformando, y se está transformando en distintas direc-
nos diversificada y tienen menores posibilidades de combi- ciOnes.
nar identidades distintas, combinan y se dan cuenta, por La idea anterior la ilustraría con una imagen que me pa-
ejemplo, que no tienen por qué optar entre la medicina tra- rece especialmente gráfica. La acción del Estado respecto a
dicional, que sería sólo la que correspondería a ellos, y dejar las identidades étnicas en México la veo magnffica y terrible-
de usar la medicina científica. En general, las investigacio- mente representada por el Museo Nacional de Antropolo-
nes que se han hecho en México sobre los usos de las medici- gía. Al entrar al Museo de Antropología por la derecha, lo
nas científica y tradicional muestran la alta sofisticación en primero que se ve es una introducción científica: cómo es la
la combinación de ambas que hacen distintos sectores socia- antropología, cómo se estudió para convencer que lo que
les, entre ellos los populares, en los que la madre de familia, uno va a ver realmente es así; si uno entra por la izquierda, le
sobre todo, que es el árbitro en estos casos, sabe muy bien cuentan la historia de los grupos étnicos del norte hasta el
cuándo acudir al huesera o al curandero y cuándo, para otro sur, y por cualquier lado que uno entre, acaba en el centro,
tipo de necesidad como exponer vacunas, tiene que ir a la en la Sala Mexica; hay que subir incluso, hay una serie de ar-
medicina científica. tificios escenográficos que transmiten muy claramente la
Creo que con la lengua pasa algo parecido a estas combi- sensación de que uno asciende a un nivel superior de cultu-
naciones de las que se hablaba; para un tipo de discurso más ra, de civilización, y ahí se encuentra con los grandes diose~,
formal o referido al mundo del trabajo, se usa la lengua in- con la Piedra del Sol y todo lo demás. Si uno entra por la de-
glesa, y para el mundo familiar o de los sentimientos se usa recha, el momento inaugural de la cultura de México, des-
el español; deslizamientos que a veces he escuchado, creo pués de la introducción científica, es la entrada por el estre-
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cho de Bering, cuando llegan los primeros pobladores a qué extremo. Tal lengua y tal cultura quedaban en Aztlán, o
América. Ahora hay una serie de cortes en el museo que sea en aquella parte de México para algunos inventada, por
vuelve muy artificial esta operación que ha hecho el Estado lo mítico, y para otros real, por lo vivido. Allí, en Aztlán , des-
de elegir la Sala Mexica como lugar central de constitución de Texas hasta California y llegando hasta el sur de Colora-
del poder desde antes de que llegaran los españoles. do, decíase que todavía se hablaba o cuando menos se balbu-
Uno de esos cortes, que ha sido ya bastante criticado, es la ceaba el español, aunque fuera en cachitos, y por más
separación de lo arqueológico y lo etnográfico. La plantaba- remendada que esa lengua estuviera por allá. Y los que fui-
ja nos cuenta la historia arqueológica y separada, la historia mos a dar a la UNAM, en aquel entonces, cuánta bola no nos
de la vida cotidiana. Pero también la historia de la vida coti- hicimos en medio de aquel México tan vital de los setenta y
diana de los indígenas se detiene antes de la llegada de los de luto por lo ocurrido en Tlatelolco. Que los presos políti-
españoles; hay muy pocos elementos en la Sala Náhuatl que cos, que esta raza y aquella la no raza, que la apertura o la no
nos habla n de qué les pasó a los indios después de la Con- apertura, que tales protestas o no protestas, y 6ntre todo
quista. Yo diría, para poner una imagen muy gráfica, que un aquel desbarajuste también nos preguntábamos cómo ahora
buen museo de antropología debería empezar con el canal nosotros, los chicanos, antes meramente pochos, íbamos a
de Beagle, y tendría que terminar tal vez con el Cañón Zapa- poder decir algo sustancioso, o por lo menos no tan infantil
ta, como una de las varias salidas o maneras de quedarse, no sobre nuestra cultura, la mexicana in extremis y el ejemplo
la última, no la única; una de las penúltimas quizá. Ahora, patente de hasta qué extremos puede llegar el mexicano,
entre una entrada y una salida debería haber muchas media- para usar las palabras de Paz. Así nos habría mitificado él, a
ciones que no están contadas, pues el propio Estado que hi- través del pachuco, en aquel su primer capítulo d e su tan
zo el museo no aparece. La historia de la Conquista y de lo personal y tan existencial laberinto d e su freudian a soledad .
que les pasó después a esos indios, a cada uno de los grupos Nos preguntábamos: ¿cómo pod emos d ecir nosotros, los hi-
que van siendo presentados en cada sala, no aparece, no ha- jos pródigos del español, algo pertinente en esa lengua,
blemos de acontecimientos más contemporáneos, como son frente a un México mayor que con tanta pena a veces nos vi-
las relaciones interétnicas entre esos grupos, la industrializa- gila, con tanta fuerza nos habla y a veces también con tanta
ción, las industrias culturales, etcétera. destreza nos escribe y a gritos y sombrerazos. De todos mo-
dos, por fin dijimos algo de la cultura, la política, la sociolo-
gía y la historia de Aztlán, en nuestro español vulgar y no tan
Luis Dávila formal. Y al decirlo tomamos la palabra en español y en Mé-
xico. Era importante hacerlo así en esa otra lengua america-
Hace ya casi veinte años que Jorge Bustamante, y por medio na que también nos pertenece, y en la de Martí y la de nues-
de él México y los mexicanos, invitó a un grupo de chicanos tra otra América. Y después de México seguimos así en los
a que viniéramos a México a hablar un poco de la cultura Estados Unidos, enarbolando la bandera del español y la
mexiconorteamericana en esta lengua, el español, que tam- otra de la acción cultural afirmativa. Bilingual Education le
bién es la nuestra. Había interés en cómo sobrevivía y hasta nombramos, y también Affirmative Action. Insistimos mucho
326 APÉNDICE APÉNDICE 327

en no ser ni más ni menos seres bilingües a quienes nos toca- ral. Richard Rodríguez, en su polémico libro Hunger of Me-
ba también hablar esa otra lengua de esa otra América. To- mory... , nos dice que hay que leer mucho y sólo en inglés, y
do esto pasó, y con ganas, desde principios de los setenta, y nosotros, los que él llama del grupo los chicanos, le contesta-
luego hacia fines de los mismos setenta vino el ataque furi- mos que sí, pero no sólo en inglés, y que también hay que ha-
bundo en contra de esa lengua y esa cultura trasnacional, y blar, dialogar y aprender mucho de México y en especial en
no sólo de los antiguos bárbaros miopes de ojos azules, co- su lengua vulgar. Pues como nos aconsejó el propio Alfonso
mo diría Efraín Huerta; vino también de algunos de los Reyes:
nuestros, como Richard Rodríguez, que tan perfecta~ente
aprendieron el inglés y luego se ufanaron e insistieron en Eso que leemos en los libros no es el idioma, sino el retrato o el
que era mil veces mejor en él escribir, hablar y leer. Se nos reflejo de un solo momento del idioma. Es la fría ceniza que cae
rogó a través de los ochenta que descartáramos esa otra len- de la combustión de la vida. Es como la huella de los idiomas.
Mas éstos siguen adelante, y van cambiando según las flexiones
gua también pública, que era la de Sor Juana, la de Vascon-
que les comunique el habla familiar. Y como la gente culta tiene
celos, la de Martín Luis Guzmán, y hasta la de Carlos Monsi- la superstición de las formas establecidas [y aquí entre parénte-
váis. sis es lo que le pasa a Richard Rodríguez con su inglls], y como
Pero eso no se cumplió. Mientras aquel país del norte jala- se ha enfriado en ella el don de hablar; ... se va enseñando a su-
ba a tanto mexicano hacia allá, el mundo chicano siguió jetar iguales palabras e iguales giros, y prolonga así un filón de
siendo bastante bilingüe, y hasta haciéndose más de habla lengua fósil en el torbellino hirviente del idioma. Sólo el popu-
española, pues el español vivo, y vital por lo monolingüe, lacho tiene el valor de innovar, de pronunciar mal, de ir ha-
constantemente llegaba con esa avanzada. Pero como todos ciendo mudarse los giros y las expresiones. A í les da vida.
lo sabemos, y ya lo dijo Borges, "la palabra problema puede
ser una insidiosa petición de principios". Hablar del proble- Y más concreto es el propio Carlos Monsiváis, quien en la
ma de los indocumentados, como tantas veces nos lo ha re- antología La otra cara de México: El pueblo chicana nos recuer-
cordado Jorge Bustamante, es postular que ellos, los trabaja- da que en
dores mexicanos, son el problema; decir esto es hasta cierto
punto achacable a México lo que allá nosotros, los que so- .. .las regiones fronterizas, la mentada "pureza de lengua" allí
no opera. Y sitúo el problema para México en cuanto al espa-
mos ciudadanos, calladamente otorgamos: la explotación
ñol, pues es lo mismo para Estados U nidos tanto en español co-
del otro mexicano, para así seguir viviendo cómodamente
mo en inglés, y cito una barrera clasista por antonomasia: ha si-
nuestro american way of life. do el buen uso del idioma. En la medida en que los miembros
Y este México de suaves oleadas, que allá nos llega cons- de una clase no hablen bien el español [o el inglés en Estados
tantemente, es en gran parte el que nos ha ayudado a sobre- U nidos, añadiría yo] corroboran su inferioridad en una socie-
guardar cierto español vital, y por lo vulgar y oral, con su ra- dad que, de cualquier manera y ateniéndose a las reglas "per-
dio, televisión y habla popular. Nosotros, los que nunca feccionistas", lo habla espantosamente. Por lo demás, desde el
hemos querido olvidar el español ni la cultura nacional, punto de vista cultural, la mera presunción de "hablar bien" es
constantemente lo saqueamos conscientes de su fuerza na tu- sospechosa porque no suele someter a la vivacidad y a la inven-
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tiva idiomática sino a la petrificación e inmovilidad de un tipo sar de todo lo que dice Rodríguez en tanto al inglés, no
de habla cuyo genio rigor es el rigor mortis... abandonamos el español y a orgullo tenemos por lo menos
querer ser algo bilingües. Para terminar, quisiera presentar
Así termina Monsiváis. Richard Rodríguez insiste en que dos escritos más sobre estos dos temas, lo· bilingüe y lo gua-
el mexicano de allá de aquel lado, el chicana digamos, debe dalupano, esperando que ojalá no suenen muy cursi en una
hablar y escribir antes que nada en inglés, para ser buen charla como ésta, en la cual he querido aproximarme a lo
americano, aunque sea a expensas del español. Aunque mu- que es el tema de la cultura a través de la lengua en Aztlán.
chos así lo callen, afirman que hay que ser gringo y escribir Primero algo breve sobre lo guadalupano:
para los gringos y nada más. Lo de escribir para ellos quizá
se pueda hacer; lo de ser un gringo uno mismo, no lo sé: po- Lo guadalupano
cho quizá, gringo es muy difícil. Pero no sólo para ellos hay
que escribir, sino también para nosotros mismos, tanto en Por acá, de este lado, también se nos ocurr; de vez en cuando
español como en inglés, para todo el mundo que lee espa- dibujar a nuestra manera una figura mítica, morena y huma-
ñol, si es que logramos darle rigor a nuestra palabra escrita. namente serena. La figura de lo guadalupano. Será porque
Y a pesar de los furibundos combates allá en contra del espa- seguimos divisando algunos viejos fulgores de un drama que
ñol, este idioma sigue cundiendo ... , tanto que el propio Ri- huele a pilla pólvora social. El trigueño César Chávez lo su-
po y nos hizo recordar a Hidalgo, y pensar en Zapata. Los
chard Rodríguez, que tanta fama se daba en no ser ni mexi-
tres tomaron el estandarte guadaJupano para afirmar que to-
cano ni chicana, o ni siquiera mexiconorteamericano, ahora davía no se habían cumplido ciertas promesas de paz, liber-
para escribir sus artículos como experto en asuntos "Hispa- tad y tierra. La utopía se nos seguía, y igue, e capando.
nic", y así lo hace en Harper, en Newsweek, en U. S. News and
Word Report, en el Reader's Digest y en otras revistas y periódi- Tonantzin y la guadalupana siempre han significado lo
cos, ahora sí se denomina Mexican-Arnerican o por lo me- mismo: tierra fértil y rosas frescas, en la canícula como en el
nos Hispanic. Y por allí anda describiendo un Aztlán, y una invierno. Por acá su imagen híbrida no se ve ya tanto en los
ciudad de Tijuana y un México en el cual no todos nosotros templos de este desierto de aire acondicionado, ni tampoco
nos reconocemos; tal vez será porque es todo en inglés, con en sus prostíbulos secretos. Sin embargo, algunos bohemios
una que otra palabra ligada en el texto, pero con frecuencia harapientos seguimos haciéndole brindis desde nuestros es-
mal usada o deletreada (el "tú" y el "ustedes"; "mamacita" la tablos pobres. Para nosotros esta mujer-diosa es más que
usa cuando quiere decir madrecita, etc.) . El México y el símbolo del mestizaje, más que objeto de religiosa peregri-
Aztlán de Richard Rodríguez en un mundo demasiado acen- nación. Es leche dulce. Es el eco de un auto de fe que pudo
tuado en inglés, demasiado monocorde en una visión anglo- ser humano y nunca fue. Agua de un jardín que pudo quitar-
sajona del mundo. le el sabor agrio a esos quesos de leche del desierto, pero
Richard Rodríguez añora aquella su iglesia de Sacramen- nunca lo hizo. Por eso vagamos con nuestro sello guadalupa-
to, con monjas irlandesas, que fue la de él de chico, en don- no. Sigue siendo un auto de fe esperanzado. Es albur todo
de la virgen era güerita y no estaba en el altar central. Y a pe- esto. Una creencia y nada más.
330 APÉNDICE APÉNDICE !\31

El ser bilingüe: pánico. En todas estas regiones la palabra fue y sigue siendo
bilingüe. Por las veredas del español y el inglés llegaremos a
A expensas del español, ¿cuántos millones de hombres ha- otros mundos. Puede ser que estos lugares sean ferozmente
blaremos un poquito de inglés? La profética advertencia de distintos. Eso ya no importa tanto, pues somos lugareños
Darío parece haberse cumplido, acá de este lado. Quizá así
movedizos como muchos otros. Somos riqueños y chicanos.
se esperaba, pero de todos modos duele. Y el sueño cósmico
Ni más, ni menos.
de Vasconcelos tampoco se realizó. Las razas y las culturas
no llegaron a fundirse ni por allá ni por acá. El mestizaje
cultural poco pudo prender. Sin embargo, algunos ilusos to-
davía creemos que el hablar dos lenguas y sentir dos cultu- 2. MODERNIZACIÓN
ras nos honra.
Néstor García Canclini
Es cierto que el espíritu multicultural se había abandona-
do. Vasconcclos, el de la Raza cósmica, nos había dicho antes Parto de una contradicción aparente que me ha llamado
que ya nadie creía en el mito del ario puro, pero todavía respi- mucho la atención. Por un lado, las políticas culturales en los
rábamos aire ario y monolingüe. Los latinos nos seguíamos últimos años insisten en la búsqueda de eficiencia empresa-
engañando, al tratar de ser morenos güeros balbuceando ca- rial o de nociones semejantes a las que se manejan en la efi-
chitos de inglés. Pero así no se podía ser verdaderamente ni ciencia empresarial, aunque no se les llama de esta manera:
chicana ni riqueño. Por eso decidimos algunos acogernos más como, por ejemplo, que la cultura debe ser redituable, que
al español. Descartar este idioma hubiera sido traicionar a la no hay que hacer espectáculos que no puedan pagarse por sí
Raza y a esa visión del mundo que tanto sentíamos. Sin em- mismos o por los que los consumen. Y por otro lado, el de-
bargo, allí estaba todo el mundo hable y hable inglés, hasta en sinterés por conocer los efectos de esas acciones culturales.
México y en Puerto Rico. No hubo más que darle por ser bi- Digo que esta contradicción es aparente porque, en lo que
lingües. voy a sugerir ahora brevemente, hay una coherencia entre el
Realmente, urgía también ver el mundo con más de un concepto de modernización que se maneja por parte del
cristal cultural. Mientras más idiomas tuviéramos, mejor. Estado, la desnacionalización, la falta de transparencia de la
Junto con lo de ser paisanos, queríamos ser humanos. Ha- información, y el subconsumo de las mayorías. Esta falta de
blar chino, sí, y hasta ruso, pero habría también que entrarle transparencia de las decisiones tiene mucho que ver con la
duro al español y al inglés . Ahí estaba la circunstancia inme- falta de estadísticas culturales en México. En México no con-
diata; la de nosotros. tamos con datos básicos, que en general los países moder-
Además, el mundo no era monolingüe; sí ancho y miste- nos, desarrollados, tienen, pero que también tienen países
riosamente múltiple. Por eso a nosotros, a los muchos que latinoamericanos dependientes o subdesarrollados, como
nos tocó ser marginados, ese mundo no debía ser tan ajeno. Brasil o Venezuela. Por ejemplo, no hay algo en México que
Recordamos que Anáhuac y Borinquén nunca fueron regio- sea una especie de instituto verificador de las circulaciones
nes angostas. Tampoco lo debían ser Aztlán y el Harlem his- de periódicos y revistas; no sabemos cuál es el tiraje real de
332 APÉNDICE APÉNDICE 333

los principales periódicos y revistas que se publican en Mé- ban. Me parece que hay mucha relación entre el s~creto de
xico: es un secreto. N o sabemos cuál es el rating real de la las estadísticas culturales o el simple desconoCimiento y la
mayoría de los espectáculos públicos, de televisión, de radio caída del sistema electoral. Que hay un interés político en
y de otros. Esto se maneja con criterios empresariales, es se- desconocer cuáles son los reales efectos de las políticas pú-
creto de las empresas, y no hay una instancia pública del blicas, como también de las políticas privadas, porque tam-
Estado que concentre esta información y que a su vez permi- poco estos datos se conocen. Y esto creo que tiene importan-
ta ser consultada cuando un investigador quiera saber cuál tísimas consecuencias en la modernización, en las
es el tiraje, cuál es el rating, la audiencia de un espectáculo u posibilidades de que una modernización sea efectiva, que
otro. Hay una falta de conciencia en la mayoría, en la casi sea democrática, y que signifique la superación del autorita-
totalidad diría, de los funcionarios públicos acerca de la im- rismo, como muchas veces se dice. Porque conocer las rela-
portancia de estos datos y la necesidad objetiva de que en un ciones entre las acciones culturales· y su recepción corres-
país moderno, para planificar, se conozca a cuántas perso- pondiente permite valorar y discutir la eficacia de. esas
nas realmente llega una política cultural, un programa de acciones. Si no tenemos los datos y si nos dicen en una mau-
espectáculos, un periódico o una revista. Cuando intenta- guración que el nuevo edificio o que el nuevo programa cul-
mos hacer, a principios de los ochenta, una investigación so- tural sirve para esto, esto y esto, y siempre para el pueblo,
bre el público en los museos de arte en la ciudad de México, pero luego no tenemos datos que nos permit~n evaluar si
entrevistamos a los directores de los museos y les explicamos eso fue realmente así después de un año o de Cinco, es muy
que estábamos investigando al público, y les pedíamos que dificil hacer una discusión democrática o sobre la utilidad
nos contaran con qué criterio definían las exposiciones que democratizadora de esas acciones. Si por otro lado no tene-
iban a realizar cada año, y las políticas de comunicación de mos conocimientos de las necesidades socioculturales de la
la institución. Entonces, nos hablaban en primer lugar de población, si hay una desconexión sobre las pocas investiga-
que, como primer criterio, estaba la falta de presupuesto; se- ciones que se hacen en algunas instituciones académic~~ en
gundo criterio, lo que el director del museo le tenía que de- el país sobre las necesidades socioculturales y las_ poht~cas
mostrar a otros funcionarios que estaban por encima de él, públicas, que no se apoyan generalmente en ~sas ~nves~Iga­
de los cuales dependía que se consiguiera el presupuesto, o a ciones, la función legitimadora de la cultura solo tiene mte-
los competidores de los otros museos o a los artistas que pre- rés como recurso ocasional y ritual, es decir, como inaugura-
sionaban para exponer allí. Y así nos hablaban de varios cri- ciones, como estadísticas de lo que se pudo hacer a lo largo
terios y, cuando ya íbamos por la mitad de la conversación, de un año, pero sin poder demostrar sus efectos reales. Uno
les decíamos: pero, ¿y el público? Claro, el público, el públi- de los ejemplos, por todos conocido, es la cantidad de mu-
co nunca aparecía espontáneamente, aun con directores de seos nuevos, de casas de cultura que se inauguran y que des-
concepciones muy democráticas, con los que era fácil esta- pués no tienen mantenimiento o carecen de los equipa-
blecer complicidade. Sin embargo, no estaba en la lógica de mientos necesarios para cumplir sus funciones.
la organización de la institución el pensar en los que supues- Me parece que vale la pena traer a colación u_na i?ea que
tamente eran los destinatarios de las acciones que se realiza- se ha manejado, sobre todo, en algunas metropohs como
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' .
APENDI C E 335

Estados Unidos. Cuando los neoliberales hablan de la exu- quiere asistir a un ciclo tiene que gastar más o menos un sa-
berancia de las demandas, su lógica es más o menos ésta: ha lario mínimo para poder pagarse las entradas, sobre todo
habido un gran crecimiento demográfico, ha habido una cuando vienen espectáculos extranjeros. Esto no ocurría
multiplicación de las demandas por la democratización del hasta hace cinco o seis años en México, cuando el Estado
consumo, por la publicidad, etc., y ahora los Estados no pue- protegía estos precios, subvencionaba estas actividades. Pe-
den responder a una demanda tan cuantiosa de espectácu- ro la concepción empresarial de la cultura nos dice que los
los, de equipamiento cultural, etc.; por lo tanto, esa deman- espectáculos deben autofinanciarse, que no hay que regalar
da sólo se puede satisfacer en función de aquellos que la cultura. Sin embargo, hay contradicciones porque los or-
disponen de los recursos para pagarse esa cultura que están ganismos públicos intentan ser redituables sin ser eficientes;
pidiendo. Esto es algo radicalmente opuesto a lo que enten- se ha hablado mucho de las bodegas de la UNAM y del INBA
díamos a partir de la Revolución Mexicana y de otros proce- repletas de libros y revistas sin distribuir, etc. Pareciera que
sos de principios o primera mitad del siglo como cultura na- es más importante anunciar una lista de publicaciones que el
cional. La cultura nacional, entre otras cosas, si no la hecho de que esas publicaciones lleguen realmente a sus
integración igualitaria de todos los sectores, al menos [re- destinatarios. Yo veo que aquí hay un concepto de moderni-
presenta] una integración bastante equilibrada como para dad muy distinto del que a veces seguimos manejando en la
que en las políticas públicas se tomara en cuenta el interés academia o en otros espacios públicos, que es el de la tradi-
nacional, interés de todos los sectores, incluso de aquellos ción iluminista y liberal; se definía la modernidad como
más desequipados, más desprotegidos. Hoy pareciera que emancipación democrática de las mayorías, como expan-
ese concepto de cultura nacional es contradictorio con una sión de la producción de consumo. Un país era más moder-
modernización que quiere ser eficiente, redituable y conce- no cuando crecía y se expandía y con esa expansión alcanza-
bida empresarialmente. A mí me ha llamado mucho la aten- ba a más personas; incluso, era el propio interés del
ción un eslogan que leí en las últimas publicidades de lacar- mercado, en el capitalismo liberal clásico, crecer para llegar
telera del Conaculta en los periódicos de la ciudad de a mayor número de personas, y por lo tanto, cuando había
México: de pronto, debajo de la lista de espectáculos de ci- más consumo, había más ganancia. Hoy parece que no, que
ne, de teatro, de conferencias, de nuevas publicaciones, se la modernización neoliberal nos propone en cambio una lis-
leía: "Seamos menos para vivir mejor". ¿Por qué esto en la ta de palabras que generalmente van precedidas por "des";
cartelera del Conaculta? Lo entendería en el Consejo Na- desincorporación, desregulación, ajuste, adelgazamiento,
cional de Población, en políticas demográficas, pero no consumos restringidos y selectivos, etc. Parece que estamos
puedo sino asociar esta noción con ciertos cambios sociocul- hablando de otra modernización y de otra modernidad, que
turales muy significativos que han ocurrido en la década de ya no es la modernidad de los siglos XVIII y XIX y principios
los ochenta, y que son, por ejemplo, la homologación de los del XX. Y en esta perspectiva yo diría: ¿qué significa reivindi-
precios de las entradas a los espectáculos públicos con los car la cultura nacional? Me parece que tiene menos que ver
privados. Hoy asistir a un ciclo de conciertos en el INBA o en la cultura nacional hoy con la revitalización de rituales an-
la UNAM cuesta 60 mil u 80 mil pesos cada concierto. Si uno cestrales o de místicas religiosas y tiene mucho más que ver
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APÉNDICE 337
con el conocimiento de las necesidades diversas del conjun- ~u e queremos .sugerir con esta afirmación es que en esta
to de la sociedad nacional y la atención a esas necesidades a epoca caractenzada como posmoderna, en que, sin embar-
través de políticas culturales transparentes y democráticas. g?,.enAmérica Latina no hemos logrado que todavía lastra-
Necesitamos conocer cuáles son las necesidades, cómo se diCIOnes se fueran del todo ni que la modernidad acabe de
ha transformado la sociedad y la cultura nacional, cuáles son ~lega~, en esta época que denominamos posmoderna la
los requerimientos de las mayorías de la población, si es que I~enttdad se r:de?ne de un modo transterritorial, no ligada
nos interesa, no una concepción empresarial de la cultura de solo a un_ ~err~.t;x.IO, y se define muchas veces en encrucija-
simple rédito y ganancia, sino de atención a las necesidades das multllmgmsticas, tales como los cruces internacionales
colectivas. Me parece que en este punto habría que retraba- ?e mig~antes, la circulación fluida de bienes a través de las
jar las discrepancias, las disonancias que se dan entre los mdustnas cultu.rales y de las nuevas tecnologías de un país a
conceptos de modernización que nos vienen de la tradición otro, Yen amphos mercados trasnacionales. Hay una estruc-
iluminista, liberal, clásica, con este neoliberalismo que está tura del mercado básicamente en la cual en la actualidad se
proponiendo de otro tipo de modernidad y que por eso mis- realizan las identidades y se transforman.
mo es contradictoria con la noción de cultura nacional, en- Observamos la disminución del peso de las comunicacio-
tendida como interés colectivo de las mayorías. nes ?rales y esc:itas q~e cubren espacios personalizados y se
Quisiera plantear cuatro tesis y un comentario final. La reahzan a tra:~~ de mteracc10nes próximas y, en comple-
primera tesis diría más o menos así: La identidad moderna mento Y oposiCion a esto, se presenta el predominio de for-
es una identidad territorial y monolingüística en casi todos mas de producción industrial de comunicación tecnológica y
los casos, mientras la identidad posmoderna es una identi- de consumo difendo y segmentado de los bienes culturales.
dad transterritorial y multilingüística. ¿Qué queremos decir M~cho del bilingüismo y del biculturalismo que hemos des-
al afirmar que la identidad moderna es territorial y mono- cnto en ~stos días en la frontera, y que viene analizándose en
lingüística? Que la idea misma de identidad, asociada a la El Colegio de la Fron~e~a Norte y e~ otros lugares, tiene que
idea de nación tal como se ha construido en el mundo mo- ver con estas caractenstteas de la flmdez de las comunicacio-
derno en Europa primero y en América después, ha ido liga- nes, del acceso a las industrias culturales. Uno enciende el
da a la ocupación de un territorio y al uso de una lengua, o a televisor en Tij~ana, y sin necesidad de las antenas parabóli-
la imposición o la hegemonía de una lengua sobre el con- cas o de la suscnpc1ó~ a Multivisión o a cadenas muy exclusi-
junto de lenguas habladas en ese territorio denominado na- va~, como hay en la cm dad de México o en otras regiones del
ción. Esto se ha logrado, como en el caso de México, subor- p~1s, uno accede muy fácilmente a una gran diversidad de
dinando a las regiones y etnias dentro de un espacio más o bienes culturales de Estados Unidos, y casi lo único que se
menos arbitrariamente definido y oponiéndose eficazmente necesita es u.n pequeño capital económico y un cierto capital
al espacio de otras naciones. Por eso la unidad clave de esta escolar med10 para relacionarse con esa oferta, que en gran
concepción moderna de la identidad es el Estado-nación; parte es en inglés.
ése es el actor central que constituye, que organiza esta iden- Me parece que uno de los cambios fundamentales que de-
tidad nacional moderna y que la defiende y la protege. Lo bemos tomar en cuenta, a partir de lo que hemos hablado en
338 APÉNDICE APÉNDICE ~39

este seminario, es la relocalización de las identidades en el ginada a partir de la tierra y la sangre. Sigue en esto el desti-
mundo contemporáneo, ya no ligadas a la ocupación estric- no de que todo lo que es sólido se esfuma en el aire. La cultura
ta de un territorio o exclusivamente a ella, ni al hablar una nacional no desaparece, pero es reorganizada; se convierte
lengua, sino con este carácter transterritorial y multilingüís- en una fórmula para designar la continuidad de una memo-
tico. ria histórica que se reorganiza en forma constantemente
La identidad, que pasa cada vez menos por la afiliación a inestable en interacción con ofertas culturales trasnaciona-
una nación, por los sentimientos que se crean hacia una pa- les. Cada vez más la cultura nacional deja de ser una mani-
tria, pasa a definirse mucho más en relación con procesos de festación de movimientos sociales locales agrupados me-
consumo y con la estructura del mercado que ofrece esos bie- diante reconocimientos recíprocos y pasa a ser una
nes de consumo cultural y no cultural pero que incluyen as- construcción flexible, cuyos núcleos semánticos son restruc-
pectos simbólicos. Es en esta medida que en un seminario turados por las industrias culturales. La identidad nacional
reciente sobre consumo cultural se me ocurrió proponer una es cada vez menos lo que se hace en los mercados campesi-
redefinición de la nacionalidad y, por lo tanto, de la identi- nos, en las fiestas, en la religiosidad católica, y pasa a recons-
dad como una especie de pacto hermenéutico entre consu- tituirse una y otra vez en el consumo estandarizado de bie-
midores. Retomo aquí una idea que no puedo explicar ahora nes que ofrece no una iglesia sino muchas; no una fiesta
con cierto detalle: la de los pactos de lectura, de la que se ha- local y única, sino un entretenimiento diversificado, de re-
bla en la estética de la recepción. Un conjunto de lectores y pertorios segmentados para diversos estratos de edad, géne-
una literatura comparten esa literatura porque pueden com- ro, en los distintos canales de radio y televisión, en los videos
partir un conjunto de pactos de lectura, de acuerdos acerca para uso de las masas y, por otro lado, en las fibras ópticas o
de lo que es verosímil, de lo que vale la pena leer, de lo que es los bancos de datos que proporcionan las informaciones ne-
narrativamente comprensible, etc. Es decir, un conjunto de cesarias a quienes tomamos decisiones.
signos, de significados, de formas de comunicación. La división entre los consumidores pasa cada vez menos si
Participamos hoy en un mercado mucho más amplio que se es de tal nacionalidad o de tal otra, y pasa mucho más por .
los mercados nacionales, porque somos capaces de compar- la posición social y cultural, el capital simbólico y económico
tir un conjunto de significados que circulan internacional- con el cual accedemos a un tipo, a una red de bienes o a otra,
mente y que nos dan principalmente un acceso a los bienes a las redes de bienes de entretenimiento masivo, o a las redes
simbólicos en tanto consumidores; en este sentido, decimos de bienes informáticos computarizados que permiten tomar
que las identidades se constituyen según la posición en que decisiones en el mundo contemporáneo.
nos colocamos en relación con ese mercado y las posibilida- Cabe preguntarse qué quedará de la participación que te-
des de interpretar, de leer esos signos que nos ofrecen a tra- nemos en este momento en este mercado internacional de
vés del mercado en el proceso de consumo. bienes simbólicos después del acuerdo de libre comercio.
En este desenvolvimiento histórico, la cultura nacional Aquí quisiera hacer rápidamente algunas observaciones, qui-
pareciera irse desvaneciendo como expresión de un ser co- zá injustas, brutales, a esta segunda tesis de que la identidad
lectivo, una idiosincrasia construida y una comunidad ima- se redefine cada vez más como un pacto entre consumidores.
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Si situamos las relaciones entre identidad y modernización en nes incentivadas, intensificadas también en el área de la
el proceso actual de integración latinoamericana y norteame- cultura, y delimitaci~nes para el desarrollo cultural en Méxi-
ricana, encontramos hechos como éste, respecto de México: co, que va a ser determina? te. Quizá est~mo~ a~te .una agu-
se observa una integración económica creciente con Estados dización de la dependenCia cada vez mas as1metnca de las
Unidos que pareciera, según algunos, ser mucho más que un economías y las culturas latinoamericanas, con altas conse-
simple acuerdo de libre comercio, y por otro lado, declarati- cuencias políticas y culturales. Me parece que. la falta ~e po-
vamente, hay una integración cultural hacia el sur, hacia siciones propias y elocuentes de los países latmoamencanos
América Latina. Se percibe, pues, un doble movimiento de ante la actual crisis del Golfo [Pérsico] expresa algo de esta
integración económica con Estados U nidos e integración cul- autocensura de los políticos y los gobiernos latinoamerica-
tural con América Latina. Pero qué ocurre en América Latina, nos, esta dificultad para tener posiciones propias y re~lizar
donde hay precarias, dificultosas y rhuy parciales integracio- un intercambio creciente. Esta redefinición de nuestra Iden-
nes regionales. Pareciera que los países del Cono Sur van a tidad, en la medida en que se dé a través del mercado y del
componer algún tipo de mercado unificado común; en Cen- consumo, se dará en lo sucesivo mucho más aceleradamente
troamérica tal vez se haga algo parecido. Pero qué ocurre en que hasta ahora con los E~tados U ni.dos; no será ~n i~te:­
el plano cultural: se promueve la integración cuando hay me- cambio recíproco: será un mtercamb10 cada vez mas asime-
nos para intercambiar, cuando los Estados se retiran de la cul- trico, y aquí es donde yo colocaría la pregunta P.a~~ nuestros
tura, cuando cierran organismos, y en otros países distintos hermanos chicanos: ¿cuáles podrían ser las posibilidades de
de México esto es mucho más acelerado. Entonces, encontra- otro tipo de acuerdos, de otro tipo de relaciones a nivel de
mos que, por ejemplo, en 1990 se lograron algunos acuerdos organizaciones más representativas de los pueblos que los
·más avanzados que en cualquier época anterior en la historia mercados y los gobiernos?
latinoamericana respecto de intercambios en cine entre los La tercera cuestión, que me ha llamado mucho la aten-
principales países latinoamericanos; sin embargo, esto se ha- ción en este seminario, y que me parecería muy importante
ce cuando ya casi no se hacen películas, cuando en México se que sigamos desarrollando, es la de la ciudadanía c~ltural.
producen cuatro películas por año, en Argentina ninguna, en Creo que hay una diferencia importante con la nooón de
Brasil dos o tres, etcétera. ciudadanía nacional que habíamos manejado hasta ahora.
¿Qué vamos a intercambiar y con quién? Pareciera que es- La ciudadanía nacional y territorial es la ciudadanía típica-
te intercambio latinoamericano, esta integración que podría mente moderna, la que surge con la Revolución francesa y
ayudar a reforzar ciertos aspectos de nuestra identidad his- una serie de otros movimientos propios del liberalismo mo-
tórica más arraigada, no podrá realizarse, porque no hay derno. Yo diría que la ciudadanía cultural es hoy u~a ciuda-
bienes, o cada vez hay menos bienes con los cuales relacio- danía posmoderna: el ciudadano cultural es el habitante. de
narnos. Entonces, daría la impresión de que esto que hemos la ciudad, y aquí no hacemos más que acentuar este sentido
escuchado hace un momento, de que el intercambio econó- etimológico de la palabra ciudadano: el ciuda~~no ~ltural es
mico, el Acuerdo de Libre Comercio con Estados Unidos in- el habitante de la ciudad más que de la nac10n, pero de la
cluirá una buena cuota de integración cultural y de relacio- gran ciudad de la vida urbana, como ocurre por ejemplo en

- • - 1
APÉNDIC E ~43
342 APÉNDICE

el D.F., o también en Tijuana, en Los Ángeles, en Nueva mundo globalizado a nivel económico, la propia situación
York, en los lugares de intersección de múltiples tradiciones posmoderna y las propias teorías posmodernas nos llevan a
nacionales, reorganizadas por un mercado trasnacional d e desglobalizar, a fragmentar, a ver parcializada la realidad, la
bienes simbólicos. cultura. Un ejemplo extr~mo de estas identidades emergen-
Esto podría llevarnos a una conceptualización bastante tes, fragm-enlarias, parciales, es la de muchos grupos juveni-
diferente y radical acerca de qué significa hoy ser ciudadano, les, e> la de manifestaciones culturales como los graffitis,_d e
pero no me gustaría sugerir solamente lo que implican, res- trazado- underground, con formas de romb_o, de difícil lectu-
pecto de las acciones y las políticas culturales, las acciones de ra, que imitan la gestualidad borrosa del comic internacional.
la ciudadanía cultural. Por ejemplo, la acción ecológica tiene Pero, al mismo tiempo, estos graffitis utilizan un repertorio
que realizarse en relación con algo que está más allá del te- de recursos internacionales para delimitar y afirmar un te-
rritorio de la urbe. Es una mala política, o una mala acción rritorio barrial-urbano, a la vez interconectado con una es-
ecológica, aquella que se refiere sólo al barrio que habita- pecie de comunidad juvenil y marginal internacional; o sea,
mos, a la colonia, o incluso a la ciudad, por grande que ella que presenciamos varios movimientos simultáneos de afir-
sea. ¿De dónde viene la contaminación de Tijuana?, ¿a dón- mación y delimitación: este territorio es nuestro y pobre del
de van los migran tes que pasan por Tijuana?, y esto lo pode- que se anime o se arriesgue a ocuparlo y a disputarlo. De he-
mos decir no sólo en situaciones de frontera sino en muchas cho, se arriesgan y hay luchas, pero a la vez se interconectan
otras grandes concentraciones urbanas. con una simbólica trasnacional. Pero aquí puede haber un
Por último, me parece que sería útil retomar una distin- doble movimiento también, un movimie nto d e simple acul-
ción que hacía ya hace unos veinte años R. Williams acerca turación (para retomar una distinción qu e se hacía anterior-
de la necesidad de diferenciar lo que él llamaba identidades mente: la distinción entre aculturación y transculturación);
residuales e identidades emergentes. Hay identidadesresidllales puede haber un movimiento de simple aculturación: adap-
que són típicamente identidades premodernas, donde se tarse, mimetizarse, por ejemplo, a la lengua hegemónica o
imagina a partir del pasado y donde puede haber una cierta de transculturación, en el sentido de hacer un uso alternati-
persistencia de una herencia histórica de tradiciones, pero vo de varios registros lingüísticos y repertorios culturales. Se
que reducen su peso y su eficacia política. Por ejemplo, la nos decía que el chicana habla español, habla inglés y habla
concepción de Aztlán; me parece que es un típico ejemplo esta tercera forma, que es una especie de inglés chicanizado,
de identidad residual que tiene que ver con una historia con mezclado con el español.
cierta vigencia, que puede tener alguna carga utópica, pero Me parece que una característica de los grupos culturales
que tiene límites muy precisos acerca de la posibilidad de nacionales o ex nacionales y populares contemporáneos, no
restablecer esa unidad imaginada. de todos pero de muchos de ellos, es esta capacidad de ma-
Las identi<h!des emergentes son más imaginarias utópi- nejar distintos sistemas culturales a la vez y potenciarlos,
cas;----~ -
son aquellas que nos proyectan de algún modo a' un fu- cruzarlos, interrelacionarlos de otro modo. Sin duda, subsis-
turo posible, a un futuro no globalizable, porque algo que ten aquí formas de identificación que tienen una matriz na-
habría que pensar con mucho más tiempo es cómo, en este cional; pienso, por ejemplo, en la identificación de mexica-
344 APÉNDICE

APÉNDICE 345

nos y chicanos con comidas y con las vestimentas que siguen ción por esta segmentación, entre otras razones, del merca-
existiendo, independientemente del territorio donde se do simbólico; hay redes para cultivar la memoria y hay redes
consumen, como bienes de este lado o del otro de la fronte- para obtener la información más útil y más necesaria para
ra. Pero qué hacemos con estos bienes simbólicos, cómo los tomar las decisiones en las culturas y en las sociedades con-
utilizamos; aquí no sólo habría que distinguir entre identi- temporáneas.
dades residuales y emergentes sino entre usos que tienen fi- Hace poco estuvo en la ciudad de México el teólogo y so-
nalidades distintas, lo que me hace acordar de una diferen- ciólogo norteamericano Harry Cox, y le preguntaron sobre
cia que hace un personaje de Carlos Fuentes en su libro de el tema de la identidad. Dijo: "Bueno, la identidad, cada vez
cuentos Constancia y otras novelas para vírgenes. Hay ahí un ex- que oigo la palabra me hace pensar en algo como el alma, al-
celente cuento en el que una especie de nuevo rico de la ciu- go fantasmal, que no se sabe bien dónde está y que se pierde
dad de México logra comprar su casa en Las Lomas; que ha cuando se hace algo distinto de lo convencional; se pierde el
hecho su riqueza a partir de saber qué importar desde los alma cuando se peca, y pareciera que toda transformación
años cincuenta o sesenta para acá, en cada momento, no só- de la identidad a veces se tiende a ver como un pecado" . Me
lo en cada decenio, sino en cada quinquenio. Sabía qué traer pregunto si en vez de seguir hablando de la identidad o estu-
de Estados U nidos, era el que sabía relacionarse en el mer- diándola, no tendríamos que estudiar más las transforma-
cado internacional; pero, además, esto tiene muchos niveles ciones culturales de los mercados simbólicos interamerica-
de lectura, porque también, en su vida donjuanesca y de se- nos, o no tendríamos que pensar temas y analizar temas
mi playboy, sabía que era muy importante obtener informa- como el de la ciudadanía cultural, entendiéndola como la
ción sobre los cambios de las mujeres y relacionarse con forma de tomar posiciones cada vez más elaboradas respecto
amantes de cincuenta, de cuarenta, de treinta y de veinte de las demandas de la ciudad moderna, de las ciudades fron-
años de edad, para entender a la vez a la mujer tradicional terizas, de la ciudad entre cruzamientos de desterritorializa-
mexicana, a la que había pasado por el68. Un día le empie- ción, donde sigue de alguna manera habiendo cultura.
zan a ocupar la casa sus sirvientes, empieza a traer gente de
Puebla y de Morelos; en fin, hay aquí toda una metáfora za-
patista, y de pronto él ya no es dueño de su casa, es un se- José Manuel Valenzuela Arce
cuestrado de estos sectores; pero en un momento dice: no,
yo voy a ganarles, porque ellos tienen memoria pero no tie- Me gustaría iniciar retomando el concepto de vacío espiritual,
nen información, yo soy el que está relacionado con la infor- un vacío espiritual que nos remite de manera fundamental a
mación internacional. Al final del cuento aparece que estos dos procesos: el decantamiento y la resignificación de los re-
sectores populares tenían memoria y también tenían infor- ferentes culturales, que nos recuerdan justamente aquellas
mación. posiciones de Durkheim, en relación con la pérdida del peso
Creo que en la construcción de la utopía popular es muy de la religión como elemento ordenador de la vida social,
importante distinguir que hay sectores tan golpeados histó- ante lo cual aparecía, como alternativa a este vacío del orden
ricamente que a veces no logran tener acceso a la informa- que había dejado la religión, todo el proceso de seculariza-
346 APÉNDICE

APÉNDICE 347

ción y las nuevas formas de relaciones sociales que pasaron a donde incluiríamos la posición de Daniel Bell y Lyotard,
ocupar el lugar p1eponderante, entre las cuales encontra- quienes han señalado la distinción de los sujetos sociales a
mos aquellas que por más de cinco siglos se ha venido lla- partir de los referentes y hábitos de consumo; este énfasis
mando modernización. El proceso de secularización tiene que en el consumo oscurece las relaciones fundamentales de los
ver con la participación del Estado y la vida nacional, la ciu- países tercermundistas, pero no sólo en ellos; Agnes Hellery
dadanía, etcétera. Ferenc Feher tratan de definir a los jóvenes a partir de una
Dentro de esta visión secularizada de la sociedad, apare- óptica primermundista, centralista, donde la juventud se
cen nuevos referentes ordenadores de la vida, donde el Esta- define principalmente con base en los hábitos de consumo.
do ha jugado un papel fundamental en la redefinición de la Si ubicamos los elementos anteriores en el análisis de las
construcción del orden y el sentido social; sin embargo, he- distinciones sociales dentro del esquema del consumo de
mos llegado a un periodo donde se evidencia el agotamien- productos y del consumo simbólico, se presenta a mi juicio
to de esta propuesta de modernización y nuevamente apare- un énfasis unilateral en el papel de la dimensión modernis-
ce el vacío. ta, pero se atenúa el peso de la modernización o de la escasa
Daniel Bell trabaja de manera importante la degradación modernización de los países tercermundistas y de importan-
de la ética protestante para tratar de explicar la erupción de tes sectores de los países del primer mundo. En ese sentido,
los cambios culturales fundamentales iniciados en los años simultáneamente con el mayor flujo de la información a ni-
sesenta y que en algún sentido muchos podrían considerar vel mundial, estamos viviendo de manera muy accidentada
como posmodernos. Esto nos remite a la pérdida de la parti- otros elementos ponderados por los teóricos de la posmo-
cipación del Estado-nación como el elemento regulador del dernidad y entre los cuales podríamos señalar, el crecimien-
orden social y a la mayor movilidad social, que permite dife- to del individualismo, la fragmentación fundamental de las
renciarse, separarse, desterritorializarse, como elementos identidades colectivas, la descentración del actor social en el
fundamentales de una nueva visión, digamos "posmoder- proceso de producción y la transformación de las prácticas
na", de construcción de las identidades culturales. Esto se políticas que se deslizan del ámbito social y económico al
inserta en las posibilidades de redefinición de reglas del jue- ámbito de lo cultural. En un contexto latinoamericano y ter-
go que atienden a los cambios económicos y que nos obligan cermundista de fuerte deterioro de los salarios reales y de las
a observar la atenuación de la participación del Estado be- condiciones de vida de una gran cantidad de personas que
nefactor que resulta fundamental dentro de la inercia neoli- viven en condiciones de pobreza y donde la pobreza extrema
beral. Sin embargo, el vacío, después del agotamiento de la comprende a 165 millones de personas, así como a 40 millo-
visión modernista, empieza a ser suplido, según parece, por nes de mexicanos que viven en condiciones de pobreza y 17
las industrias culturales, y también en gran medida por la millones en extrema pobreza, según el Pronasol, se requiere
utilización de los medios electrónicos que sirven como me- una mayor definición del concepto de ciudadanía cultural;
canismos para el reordenamiento de la vida social, donde se sobre todo, cuando los sujetos siguen estando anclados de
sobrepondera el flujo de información. Estos elementos han manera importante en condiciones objetivas de vida, y en
sido marcados desde algunas de las vertientes posmodernas, procesos sociales definidos por sus adscripciones de clase y
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' .
APENDICE 349

sus condiciones de vida en general. Es necesario contrastar tación propia de principios de siglo que el gobierno no po-
las dos vertientes de la modernización: el modernismo, refe- día tolerar, no es de extrañar el coro creciente de quienes pi-
rido al ámbito de la circulación de información y de prácti- den redefinir el nacionalismo o incluso, como
cas culturales, pero también la modernización que tiene que recientemente lo hizo el presidente del colegio de econo-
ver con la infraestructura, el acceso a formas de organiza- mistas, Arturo Salcido, el concepto antes in tocado de sobera-
ción que escapan al planteamiento de una distinción donde nía, que, dijo Salcido, "se interpone en el camino de una
el eje fundamental de demarcación pudiese estar estableci- economía expedita". La operación ideológica es transpa-
do a partir del consumo simbólico, con lo cual no quiero de- rente; que las palabras y lo que en ellas permanezca de acti-
cir que el consumo simbólico no sea un elemento fundamen- tudes y desafíos no bloqueen el camino de los hechos. En la
tal de distinción, puesto que también se encuentra práctica, la modernización se enfrenta al nacionalismo, y
fuertemente inserto en las prácticas de los diferentes grupos enunciado de este modo, el debate no da comienzo por lo
sociales como elemento que delimita importantes expresio- volátil de las definiciones: ¿qué es modernización y en qué
nes identitarias. contexto, y a quiénes beneficia?, ¿qué es nacionalismo?,
¿qué es lo específico y qué es lo secundario en materia de
cultura nacional? Y el debate recomienza porque el proyecto
Carlos Monsiváis modernizador sólo admite, para desarrollarse, la disponibi-
lidad de la nación, sin pasado que lastre. Si bien aún domina
Los temas son resbaladizos y con frecuencia poco asibles teó- en el discurso general la retórica formulada hace medio si-
rica y metodológicamente. ¿Qué es identidad cultural?, glo desde el gobierno, nadie hará públicamente suyas con-
¿qué es nacionalismo? y ¿cuántos nacionalismos caben en signas como la emitida durante el régimen de Pinochet:
México? Estas dificultades señalan las transformaciones de "Que perezcan los ineficientes". Si bien esto sucede, el ncoli-
toda índole en los últimos años, las ordenades desde arriba y beralismo requiere de otros paisajes semánticos que busca
las promovidas desde abajo. El resultado: la gran confusión, imponer a como dé lugar. Estarnos ya ante la nueva batalla
que en mi caso es lo único sobre lo que no albergo dudas. por las palabras, que exigen desde el gobierno la resigna-
Estas notas atestiguan mi incertidumbre. ción de los individuos, la aceptación contentadiza del desti-
El destino del nacionalismo, el proyecto de integración no natural que impone el mercado de trab~o y la renuncia a
formal con la economía norteamericana, repercutirá de se- cualquier democracia radical. De un lado, se promueve, en
guro, como ya lo está haciendo, en lo cultural, acentuando la síntesis, la desaparición estricta de significado acumulativo
extrema importancia de la americanización, entendida co- del nacionalismo, para sustituirlo por concepciones de la so-
mo la puesta al día permanente, que es también el recurso brevivencia del más apto. Primero, se pone modernización
de adaptación psicológica al cambio. El proceso está avanza- donde estuvo Revolución Mexicana (esto es literal: hagan la
do, pero la táctica integracionista del gobierno casi lo con- prueba con cualquier discurso de cualquier senador, gober-
vierte en un deber patrio. Si el primero de mayo en Palacio nador o secretario de Estado), y luego se intenta remplazar
Nacional se definió la huelga como la estrategia de confron- al nacionalismo con productividad, esto también es literal.
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Ya no se necesitan, es el mensaje, sensaciones vagas y sep- Al cabo de un sexenio de administrar, si no la abundancia


tembrinas que sólo quitan tiempo. El problema de las visio- sí el espejismo, López Portillo nacionaliza la banca, llora y se
nes ideológicas es la red de ilusiones que fomentan, la exis- conmueve con su propia hazaña: "Ya nos saquearon; no nos
tencia y uso de derechos, especificidad de las tradiciones, volverán a saquear". Y lo que sigue es, como hemos recorda-
singularidad de la cultura. No hay tiempo de debatir si esto do en estos días, un remedo de 1938 contemplado a distan-
es o no cierto, y además no importa; se trata de construir en cia por el pueblo. Y De la Madrid ni siquiera se esfuerza. Pa-
serio, no como hasta ahora, es el mensaje del capitalismo en ra él, el nacionalismo es un acto voluntarista, un ejercicio
México, y tal empresa globalizadora requiere de la elimina- cultural y político que corresponde al ánimo plebeyo y pre-
ción de las distracciones nacionalistas. El proceso ya lleva moderno: "Con mi mamacita lo que quieras, pero conmigo
tiempo aunque nunca se había formulado de manera tan ta- no te metas". Al tiempo de tal desistimiento gubernamental,
jante. Ya en los años sesenta, los burócratas instauran la se acepta socialmente el agotamiento del nacionalismo cul-
oposición escénica de dos términos: subdesarrollo versus tural, cuyo esplendor se vio entre 1920-1950. Este naciona-
modernidad, sin la insolencia de ahora, producto de la prisa lismo crea la gran mitología todavía vigente, y produce un
y la prepotencia, del ansia para aprovechar la oportunidad invento que de muchos modos se vuelve realidad sin dejar
de vaciar al término mexicano de sus contenidos histórico. de ser invento: la fantasía que desemboca incertidumbres
Los partidarios de la modernidad selectiva le atribuyen des- psicológicas y creaciones culturales, la mexicanidad, el ca-
de los sesenta al nacionalismo la forja y el mantenimiento de rácter singular establecido por el matrimonio de las raíces y
la psicología de la desventaja que nos aísla del mundo. No- los publicistas. Al no darse con claridad el cuadro de dere-
ciones como la de Guillermo Bonfil: el "México profundo" o chos y deberes ciudadanos, la idea de mexicanidad lo suple.
sus equivalentes, irritan a los tecnócratas. Lo único que inte- Por su parte, el clero propone un equivalente: la condición
resa es el carácter viable de la nación, lo que exige la des- guadalupana, nunca lo mismo que la condición de creyente,
trucción de las pretensiones románticas. Entendámonos. La sino más bien el ejercicio de la nacionalidad a través de la fe.
modernidad es un arca de Noé con luneta y galería; quienes En los sesenta, hay ansiedad por destruir lo que José Luis
no lleguen a tiempo, con o sin pareja, serán arrasados, y an- Cuevas llamó la" cortina de nopal", y es lugar común decirle
te esto lo mejor es despojarse de los juicios éticos porque en- a México "Kafkahuamilpa".
torpecen la comprensión de la realidad. Hoy se jubila osten- El nacionalismo, según los sectores intelectuales, el chovi-
siblemente el nacionalismo, pero el proceso ya estaba nismo demagogia, el show business y la cultura nacional son,
actuante en el régimen de José López Portillo. Echeverría se afirma implícita o explícitamente, un término burocráti-
quiso, a través de la prédica del Tercer Mundo, revitalizar y co. El Estado se adueña, propietario ritual y celador inconse-
ampliar el nacionalismo; lo que consiguió (no mucho) fue al cuente, del discurso nacionalista y se considera inconcebi-
precio de envolturas paródicas; y López Portillo y Miguel de ble, subversivo, un nacionalismo fuera de los marcos
la Madrid nunca, en verdad, acudieron al nacionalismo, gubernamentales; se concede al patriotismo que a cada et-
pues si se revisan sus comportamientos se verá que el conte- nia le inspiran sus tradiciones; se observa con beneplácito y
nido del término les parecía obsoleto. sorna el regionalismo (cuándo entenderán los de Tijuana
352 APÉNDICE APÉNDICE 353

que el Casino de Agua Caliente no es un Tenochtitlan), y se promiso social, y resulta, con frecuencia, un convenio del
regula y reglamenta lo que de reacciones nacionalistas se le sentimiento, el ajuste con la realidad, que es la dificultosa re-
exige a la colectividad. Y en primera y última instancia, es el lación personal y social, con un proceso modernizador que
monopolio público del nacionalismo lo que va definiendo se impone, que excluye, y que jamás concede verdaderas
por exclusión y sobrevivencia al otro nacionalismo, el que se, oportunidades. Se es mexicano, con esa deliberación, en
llevarán los migrantes como el patrimonio sentimental que momentos determinados del tiempo libre, en la lectura in-
mezcla la religión como lealtad a las generaciones prece- frecuente del periódico o ante películas y programas de ra-
dentes y creencia profunda en unas cuantas imágenes y unos dio y televisión; en lo demás, se es empleado o desempleado
cuantos dogmas. sin gentilicio posible. El nacionalismo que persiste con más
El mexicano es un analfabeto religioso, dicen los obispos. adeptos es ruidoso, beligerante, cursi, áspero, devoto, bra-
Nostalgia que es arraigo familiar, el idioma como la compli- vero, apretujado, sentimental de a madres; es el nacionalis-
cidad magnífica de quienes carecen de voz pública; la con- mo de los excluidos de la nación visible, o de los sólo inclui-
vicción cívica, que se desprende de los conocimientos atra- dos en los acarreos; es el nacionalismo del futbol, de la
pados, más que adquiridos, en la escuela primaria. La música popular, de las evocaciones regionales, del antimpe-
cultura popular entendida como catálogo de gustos compar- rialismo de sobremesa o de madrugada, de la ADO como
tidos y prácticas obligatorias. La sensación de ser continua- Aztlán perpetua, de las reflexiones vacías y circulares sobre
mente expulsados de sus derechos, de sus posibilidades, de el carácter de los mexicanos, de los reflejos condicionados
su futuro. de un patriotismo no muy claro en su registro histórico. Sin
Estamos ante el nacionalismo como técnica de estabilidad embargo, como se demostró en 1985-1988, este nacionalis-
emocional en la desposesi(m, el naufragio, el éxodo, el tras- mo mantiene profundas vertientes de solidaridad y concien-
lado del porvenir vivible a los hijos o los nietos. En este pro- cia política, y millones de personas lo adaptan como la causa
ceso, la industria proporciona los espacios y los estímulos de intermitente que le es esencial a su espíritu de resistencia y
los que también saldrá, asimilada y discernida, la cultura po- que sobrevive al uso comercial y a la degradación del kitsch.
pular que se añadirá a las tradicionales. Al gobierno le toca "A mí los gringos me caen en la madre, pero reconozco
patrocinar la Historia Patria y el culto a los símbolos que no que viven muy bien, por eso no les envidio su país sino sus
tengan dueño específico, como la Guadalupana o la Madre- casas". Mientras la mexicanidad es el tótem al que cada
cita Santa. Es asunto de la industria atender regularmente a quien le infunde los contenidos que va requiriendo, ocurre
los contenidos emocionales del nacionalismo, un concepto otro proceso paralelo y complementario. Si desde fines del
de uso más corriente que el muy periodístico, locutoril, bu- siglo XIX Norteamérica es la utopía secreta y pública de mu-
rocrático y académico de la mexicanidad, y el nacionalismo chos mexicanos de clases medias, la burguesía en ese tiempo
suele volverse, no un deber cívico, sino el estado de ánimo está entusiasmada con Francia; ya en los años cuarenta de
que suplanta, se quiera o no, al deber cívico. este siglo se generaliza la observación y la imitación del ame-
Ser mexicano, en el sentido de disfrute de una idea, es rican way oflife, y se estudian con habilidad las conquistas in-
asunto progresivamente desligado de la política y el com- dustriales, los métodos del desarrollo capitalista y los vuel-
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cos de la moral social en Norteamérica. El ritual impertur- se decide en Estados Unidos, un latinoamericano que se
bable: a cualquier conducta liberal o "liberalizada" en Nor- pregunta ¿qué tan contemporáneo soy? en rigor está dicien-
teamérica, del trato entre hijos y padres a la ropa femenina, do ¿qué tan cerca o qué tan lejos estoy del modelo nortea-
del estilo del ascenso individual a las escenas admisibles en mericano? Así de colonizado, así de realista y así de inevita-
pantalla, la rodea, primero, la alarma enfurecida, en segui- ble. En el caso de México esto se acrecienta con la frontera
da la imitación servil y finalmente la asimilación, que incluso de tres mil kilómetros con Estados U nidos, las migraciones y
puede ser muy creativa. Asimilar sin asimilarse, y la resisten- la vasta dependencia económica. Antes, si quería orientar su
cia a la americanización resulta débil, porque burlando el relación con la modernidad, la gente de provincia miraba a
miedo de los tradicionalistas atrincherados en sus conviccio- la ciudad de México. Ahora, la atención se deposita en Esta-
nes castizas, la seducción no es en principio ideológica, sino dos U nidos, y más precisamente en la ciudad de Los
tecnológica (¿cómo decirle que no al confort?), y quien acep- Ángeles. A diario, y sea consciente o no tal actitud, el ana-
ta la tecnología acaba pactando con la ideología que ve en la cronismo se define como alejamiento de los modelos nor-
moral a una variante de la comodidad y en el cultivo de los teamericanos. Otras sociedades pueden ser más libres o me-
propios prejuicios a un muro de contención de la envidia. nos represivas, digamos las escandinavas, pero según la
La acción se repite. Los grupos tradicionalistas rechazan mayoría de los latinoamericanos los avances en el comporta-
cualquier innovación, libertades del movimiento y compor- miento se fuan en Estados U nidos; de ahí que la moda pre-
tamiento en las mujeres, uso de anticonceptivos, trato más gone a su manera los vuelcos ideológicos, las formas más de-
igualitario en la familia y en la escuela, desnudos frontales senfadadas de relación familiar, el sello de eficacia o
en cine y teatro, uso público del lenguaje "obsceno", ajustes ineficacia que decide el porvenir de las tradiciones (del uso
en la ropa a la noción de libertades corporales, etc., hasta de las lenguas indígenas al adulterio), el incremento de es-
llegar hoy al condón. Las autoridades dudan o le tienen pacios de libertad para los niños, los adolescentes y las muje-
miedo a los poderes de la tradición y por un tiempo se consi- res, la mínima tolerancia hacia conductas antes inmenciona-
guen prohibiciones y vetos; en esto teatro y cine tienen un bles. Al principio, la americanización es propia de la
carácter de laboratorios del cambio social. Luego, ya sin burguesía y la vanguardia de las clases medias; luego, al ex-
problemas, la innovación se generaliza y a nadie se le ocurre tenderse, se origina un debate presentado como batalla por
protestar. A esto se añaden fenómenos motivados por lapo- la preservación de la identidad nacional, y en verdad, sólo
breza de las mayorías; por ejemplo, la unión libre, práctica un forcejeo por el dominio de las claves de la moral social. Al
de decenas de miles de parejas sin dinero para los gastos exacerbarse en México el voyerismo cultural, se quiere ser
cuantiosos en términos relativos o absolutos del matrimonio tan liberal como los gringos, o se busca oponerse de manera
civil y eclesiástico. estruendosa a las costumbres disolutas, y casi por excepción,
Además de las razones políticas y económicas, el ascenso en este caso, las ideas dominantes de la época son las de la
irresistible de la americanización que abarca a la burguesía y clase dominante. La americanización, razonan los burgue-
a las clases populares se basa en un casi dogma de la psicolo- ses, es la única operación conocida que nos permite incorpo-
gía social y la industria. Si el sentido de "lo contemporáneo" rarnos a lo que sucede, y vale la pena. El mundo gira en tor-
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no de un gran estilo de vida, y New York y Houston y Dalias l. De poco sirve ya la discusión abstracta sobre identidad cul-
y Los Ángeles bien valen la incertidumbre de que las hijas tural, que no ha avanzado mucho desde Samuel Ramos y
abandonen al mismo tiempo pubertad y virginidad, de que Octavio Paz. Es mejor, o a mí me resulta más útil, el estudio
la infidelidad matrimonial ya no sea unilateral, de que uno específico de las comunidades, el desarrollo de las muje-
de los hijos pueda no ser el gemelo psíquico de John Wayne res, el español hablado y escrito en México o en Estados
o Pedro Armendáriz, de que la permisividad sexual haya lle- Unidos.
gado al hogar. 2. El traductor privilegiado y domin-ante de la experiencia
A la americanización la diseminan dos fenómenos que, mexicana en México y fuera, sin calificarla ideológica-
cuando aún tenía caso hacerlo, los sectores tradicionalistas mente por ahora, es desde luego Televisa. Lo cierto es que
debieron calificar de caballos de Troya: los medios electróni- Televisa es el gran intérprete a fuerza de acumulación de
cos y las corrientes migratorias. La sociedad tradicional se imágenes y lugares comunes y a fuerza de eliminación de
dispuso a resistir la profanación ideológica, el protestantismo, otras alternativas. Incluso el cine, si hoy quiere tener al-
el ateísmo, el marxismo, gracias a las ligas de la decencia, gra- cances nacionales, necesita de la televisión; e incluso la re-
cias a los curas que en las funciones parroquiales cubrían con ligión, de quitársele ahora su dimensión de espectáculo
su mano el proyector, ahorrándole a los catecúmenos el paisa- televisivo, se volvería a la fe de otros tiempos; importante,
je maléfico de besos y abrazos, pero que no previeron la con- pero sin poder de seducción de tantas multitudes a la vez.
taminación del cine y la televisión, y de muy poco les sirvieron Por eso, sin el estudio detallado de Televisa, U nivisión, Ga-
los acuerdos secretos y públicos con los gobiernos. lavisión, etc., lo más importante, la visión sobre identida-
El éxito de cada película inmoral decidió el fracaso de los des culturales, creo que ahora quedará fuera.
intentos por domesticar cristianamente al público y los tradi- 3. La modernización que el gobierno impulsa sin tomar en
cionalistas se quedaron sólo con los gestos, y las corrientes mi- cuenta a los ciudadanos modificará (y ya ha modificado
gratorias probaron lo que debería ser obvio, el proceso de in- considerablemente) la naturaleza del Estado y, a la larga, y
ternacionalización cultural que afecta a todos y que se localiza a la corta, de la nación. Creo indispensable trasladar mu-
crecientemente en la americanización; para muchos, la habi- chas de las preocupaciones sobre cultura nacional al estu-
lidad para descodificar la realidad. Así, lo gringo es cada vez dio de las relaciones entre modernización estatal y vida
menos lo otro, aunque los gringos sí lo sean en su versión de cotidiana, entre el culto a la eficacia y la vigencia, muy dis-
empleadores y policías racistas, de rechazo cultural, de justifi- minuida, de las tradiciones. Por sus consecuencias devas-
cación de las intervenciones cínicas a nombre de la libertad. tadoras, esta paleomodernidad, con sus complejidades, es
Lo gringo, lo otro, sin la posesión de cuyas claves jamás lo la mayor modificación histórica del mundo en estos últi-
nuestro fructificará. Los gringos, la versión agresiva, distante mos 50 años.
y racista de lo otro. Insisto, en cierto nivel, México se está 4. La falta de prestigio externo del nacionalismo hará que
achicanizando y esta lección les resulta indispensable a quie- se eliminen muchas de las protecciones escenográficas
nes han trasladado su noción de futuro a Los Ángeles. ¿A qué cedidas por el Estado al concepto y sus prácticas. ¿Qué
conclusiones llego si tal presunción es posible? permanecerá del concepto cuando se le margine más
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ostensiblemente que ahora? Creo importante examinar el !izando lo que parecen ser términos intercambiables; se ha-
proceso del nacionalismo estatal, de la exaltación en los bla de mercado común, de libre comercio, de acuerdos sec-
años treinta a la desaparición programática de hoy; del toriales, etc. Hay artículos en la prensa y declaraciones de
proyecto de nación al proyecto de lo que sustituyó a la na- los secretarios de Estado en los que en el mismo párrafo apa-
ción, el concepto de socio menor pero viable. Y al respecto recen todos estos términos, todos queriendo decir lo mismo.
conviene revisar a fondo el término desnacionalización Ahora, cualquiera que piense que la integración económica
porque, en el mismo ámbito, desnacionalizarse de una idea' en Norteamérica es un fenómeno nuevo está bastante equi-
de nación es darse de alta en otra y porque, en el enloqueci- vocado. Lo que quiero decir es que la integración económica
miento semántico en que vivimos, sólo quien usa cada tér- ya se dio, y no los quiero aburrir con miles de estadísticas o
mino sabe lo que quiere decir. gráficas, pero vale la pena comentar que el comercio exte-
5. También me parece más fértil ahora, como tema de estu- rior entre Canadá y Estados U nidos en un 85 por ciento está
dio, el de los movimientos sociales, en donde la cultura na- dado por relaciones intraempresa, y para el caso de México
cional encarna de modo participativo y crítico. Por y Estados Unidos este porcentaje va llegando ya al 70 por
ejemplo, sé que esto ya se ha hecho aquí, en El Colegio de · ciento. Entonces, es difícil, en cierto sentido, hablar de co-
la Frontera Norte, pero tal vez no con la intensidad reque- mercio exterior nacional. Quisiera comentar ciertos aspec-
rida. Lo que me parece más positivo y valioso de la cultura tos sobre los cambios en el comercio internacional, específi-
nacional radica hoy en los movimientos sociales. camente en el de México, y el cambio en las estructuras de
exportaciones de México hacia Estados Unidos. No lo quie-
ro comentar en términos de estadística, pero es obvio que la
Gustavo del Castillo 14ira naturaleza de las exportaciones y los cambios en los bienes
producidos y en los sistemas de producción tienen, sin duda,
Quiero tocar el tema de la integración económica en Norte- efectos importantes en lo que llamamos la cultura nacional.
américa y algunos aspectos culturales. Básicamente, quisiera Para ejemplificar este punto basta con ver los cambios en la
plantear tres dimensiones. En primer lugar, sobre lo que se sociedad campesina al transformarse de administradora de
llama la integración económica de Norteamérica, que cubre productos para el consumo nacional en productora de bie-
a México, Canadá y Estados Unidos. En segundo término, el nes para la exportación. El resultado de esta transformación
papel que juega el Estado y la acción política en general so- ha sido su marginación a favor de grandes corporaciones
bre la primera dimensión; y finalmente, trato la investiga- agrícolas. El sector manufacturero presenta equivalencias
ción y la transparencia en las decisiones en México y el cami- con lo sucedido en la sociedad rural.
no que esta integración tomará al corto plazo. No sé si se acuerdan del regaño de Carlos Fuentes, a fines
Como todos saben, el tema de la integración económica de los setenta, cuando les dijo a los estadunidenses que Mé-
es uno de los más discutidos y generalizados en México; dis- xico no solamente era un pozo petrolero; ahora vale recor-
cutidos por el presidente, el Congreso, el sector empresarial, darles y recordarnos que el país tampoco es una gran maqui-
la prensa y, claro, los académicos. Todos debaten el tema uti- la. La búsqueda de la competitividad mexicana ha sido a
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costa del salario y la salud del obrero mexicano; el resultado gunta, aparece de inmediato la presencia del Estado. Yo
de la búsqueda de ventajas comparativas ha sido igualmente propongo que es a través de la acción del Estado que se pue-
la marginación del trabajador. Qué efectos sobre la cultura den contestar estas dos preguntas. En este sentido, es el
del trabajador tiene un cambio de los sistemas de produc- Estado el que firma los acuerdos que determinan qué meca-
ción complejos, donde pudieran haber estado trabajando nismos son los que se utilizarán para reglamentar la integra-
aquellos sistemas más simples de ensamblaje que se dan en ción y es el Estado el que decide si se negocia un mercado co-
la maquila. La demanda de mano de obra femenil por la in- mún o un acuerdo de libre comercio, etc. Al delimitar su
dustria maquiladora, comenzando con la crisis del 82 más o campo de acción se está contestando de manera implícita la
menos hasta mediados de la década, afectó de manera direc- pregunta interacción, ¿para qué?; es decir, se están defi-
ta a lo que llamamos la sociedad campesina. En el Bajío, en niendo los medios y los fines, y en una sociedad democrática
la Comarca Lagunera, en los pueblos del noreste de México, la ciudadanía, el pueblo, debe participar en esta definición.
se dieron transformaciones en las unidades domésticas, Al participar la ciudadanía en esta discusión, como debe ser
donde no solamente desapareció temporalmente la presen- obvio, entra en discusión la cuestión de la cultura de nor-
cia de la mujer sino que los hombres perdieron su tradicio- mas, de modo de vida de un pueblo. En este contexto, al co-
nal poder de dominación y se convirtieron en cuidahogares menzar a contestar la pregunta de integración, ¿para qué?,
y cuidaniños, dependientes de redes sociales que habían se están discutiendo a la vez cuestiones de cultura, de identi-
creado las mujeres para el sustento de la unidad doméstica; dad nacional. No es que sean dos dimensiones distintas, la
en este sentido, fueron como peces fuera del agua. Si toma- económica y la otra; se trata de la misma dimensión.
mos como un hecho la integración económica, entonces hay Cuando se trata de separar estas dos dimensiones, los fi-
que preguntar si ésta continúa de la manera ad hoc, como ha nes son puramente analíticos. Esto, dicho en términos más
sido llevada hasta ahora, o si vale la pena recurrir a mecanis- académicos, significa que no debería haber diferencia entre
mos formales que reglamenten el proceso de integración los planteamientos que hiciera un economista, un antropó-
económica. logo o un politólogo. Solamente a través de un planteamien-
Existe una segunda dimensión, y que no creo que valga la to comprehensivo podemos comenzar a contestar las pre-
pena discutir, y es la autarquía económica; creo que ya sufi- guntas que estoy planteando. Una cosa que sí me queda bien
ciente tuvimos con la etapa de sustitución de importaciones clara, y sin querer ofender a nadie, es que de ninguna mane-
y el llamado desarrollo estabilizador. Partiendo de la premi- ra esta discusión puede quedarse solamente en manos de los
sa de la manera de facto y ad hoc como se ha dado la integra- economistas. Después de la década de los ochenta, me que-
ción, entonces se cae en la problemática de los mecanismos da poca confianza de que la disciplina tenga soluciones que
formales que reglamentan o pueden reglamentar la rela- no lleven al desastre. En esto de la integración la participa-
ción. Junto con esta discusión, se debe plantear una pregun- ción debe ser más pluralista.
ta y que a estas alturas ya aparece como un puro sofisma; es- En la siguiente sección quisiera profundizar un poco más
to es: ¿integración, para qué? Al querer dirigirnos a la sobre la cuestión de integración ¿para qué? Este tipo de pre-
dimensión de los mecanismos formales y a esta segunda pre- gunta tiene su equivalente lógico en otras preguntas; por

APÉNDICE 363
362 APÉNDICE

ejemplo, una que diga ¿para qué el desarrollo económico? o nadá y Estados Unidos. Como pueden apreciar, al discutir
¿por qué no exportar solamente bananas? Así como éstas Estados Unidos por lo general se trata la relación bilateral,
puede haber otras mil, pero no todas estarían relacionadas a ya sea México con Estados Unidos o Canadá con Estados
una dimensión crítica que hace necesaria la primera pre- Unidos, pero pienso que la relación tripartita, Cana-
gunta; ésta es la dimensión del interés nacional de México. dá-México-Estados Unidos, es más interesante. Tal vez la
Una de las muchas discusiones sobre la integración econó- razón fundamental tras esto es que los canadienses tampoco
mica trata un punto fundamental: que, al hacer esta pregun- quieren ser gringos, y aquí se presenta un campo de interés
ta, la contestación oficial dice: la integración es necesaria pa- común entre México y Canadá. Tan no quieren ser gringos,
ra obtener la inversión extranjera que hasta ahora no ha que el acuerdo de libre de comercio, que entró en efecto en
sucedido, y yo me pregunto ¿y qué?, ¿y qué si vienen los flu- 1989 entre Canadá y Estados Unidos, identifica aspectos
jos de capital?, ¿y qué si no viene el Papa a Tijuana?, ¿qué di- singulares, dimensiones de la vida canadiense que no son to-
ferencia hace? Esta última pregunta solamente se puede cados por este acuerdo. El debate económico sobre un
contestar si existe una definición explícita del interés y de la . acuerdo de libre comercio en Canadá, el debate más recien-
seguridad nacionales. N o sé si vale la redundancia decir que te, tomó aproximadamente 15 años, pero es un tema que los
parte del interés nacional es seguir siendo lo que somos, más canadienses vienen discutiendo con los norteamericanos
o menos iguales, sin el subdesarrollo y todo lo que esto im- por los•últimos 140 años, y ha habido tres acuerdos de libre
plica. Como diferencia de esto, es que no queremos ser grin- comercio que no han funcionado . Pero fueron los años de
gos. En términos más formales, en otro escrito he dicho que 1984 a 1989 los que tuvieron la actividad más intensa con
el interés nacional sólo puede significar una cosa: que la na- respecto a este tipo de acuerdos, y el r sultado del debate
ción debe encontrar los medios para garantizar la prosperi- económico se ve en el reporte de la comisión encargada de
dad económica de toda la ciudadanía, al mismo tiempo que las investigaciones. Los informes de la comisión McDonal, o
proporcionar los mecanismos institucionales y productivos Royal Comition, como fue llamada, comprenden 90 volú-
para conseguir esta prosperidad. menes con aproximadamente 72 mil páginas. Aquí creo que
Pocos dudarían en que la integración económica es preci- vale hacer referencia a que hasta ahora las negociaciones en-
samente uno de estos mecanismos que pueden resultar en la tre México y Estados Unidos sobre un tema más o menos si-
prosperidad económica. Tampoco hay que olvidar que el milar se han hecho sin investigación y sin comisión alguna.
proceso de cómo se llega a estos mecanismos es parte del ser Dentro de este debate existen, como dije anteriormente,
mexicano; es decir, cualquier proceso de negociación será restricciones en el área de inversión extranjera directa Y so-
distinto de lo ocurrido anteriormente. Esto no es decir que bre servicios, en el sentido de que los norteamericanos Y los
no se puede aprender de la lección canadiense, por ejem- canadienses esperaban que la Ronda de Uruguay de nego-
plo; pero no hay razón intrínseca que diga que las relaciones ciaciones multilaterales resolviera alguno de los problemas
económicas que se establezcan entre México y Estados Uni- sobre servicios. Las áreas más significativas, fuera de este
dos tendrán la misma naturaleza o seguirán dimensiones acuerdo, están relacionadas al sector de energéticos, petró-
paralelas de aquellos que reglamenten la relación entre Ca- leo y gas natural, donde se garantiza el control canadiense
364 APÉNDICE
APÉNDICE 365
en el área de servicios, especialmente en el de la infraestruc- aceptación del debate, popular. Ahora, creo que el debate
tura existente que produce y difunde, y también se limita a popular del que estamos hablando no puede ser un deba-
la inversión estadunidense. Aquí hay que notar que al firmar te similar al que nos llevó a seis meses de tirapelos durante
este acuerdo los Estados Unidos aceptaron la no reciproci- las negociaciones del GATT en 1979, cuando se debatió por
dad; esto quiere decir que los canadienses no tienen restric- medio año si era bueno o no entrar al GATT, cuando de he-
ciones similares para Estados U nidos. Además de estas res- cho la comisión económica, el gabinete económico, ya había
tricciones dentro del acuerdo formal, existen dos áreas decidido no entrar al GATT. Entonces, lo que necesitamos y
donde todavía se da un debate fuerte; son áreas que igual- propongo es la investigación profunda que no puede
mente tocan el modo de vida canadiense. La primera es el quedar al margen del debate popular. En otras palabras, de
área de servicios médicos nacionalizados y la otra, la infraes- estos salones de tipo académico tenemos que salir a discutir el
tructura de bienestar social, y en segundo término, se debate tema con los más afectados, y éstos son el resto de la ciudada-
el carácter independiente de los gobiernos provinciales, a nía mexicana.
tal punto que muchas de las provincias canadienses no acep-
tan el poder del gobierno central de determinar su indepen- · 3. MUJER Y FAMILIA
dencia local con respecto al acuerdo.
El debate en Canadá sobre este acuerdo de libre comercio, N éstor García Canclini
pues, fue profundo y toca dimensiones que a veces parecen
muy raras. Traje un póster pequeño que es una celebración Existe una tendencia internacional en los consumos cultura-
de libre comercio; es un concierto de rock and roll a favor del les que consiste en la disminución de la vida pública y del con-
libre comercio. Este tipo de actividad, que podríamos llamar sumo de los espectáculos en los sitios públicos, asistencia a ci-
cultural, se dio en ambos lados del argumento, los que favo- ne, teatro, etc., y un incremento del gasto familiar en lo que se
recían y los que estaban en contra del libre comercio. Lo im- llama los equipamientos domésticos y de uso del tiempo libre
portante de la discusión es que en México este debate no vie- en el interior de la vida doméstica familiar; es decir, se va me-
ne de abajo hacia arriba, sino que se nos ha dicho que se nos al cine y al teatro, pero se ve más cine por video en la casa,
quiere llegar a un tipo de acuerdo antes de las elecciones del se ve televisión, se escucha radio, se realizan actividades que
próximo año. Yo me pregunto: ¿seremos los mexicanos tan- en general quedan circunscritas al espacio familiar o domésti-
to más listos que los canadienses que no necesitamos debatir co. Esta tendencia, que es internacional, en México se da aso-
el tema, o no necesitamos los 90 volúmenes de investigación ciada a este enorme y clave papel de la vida familiar en el de-
que hicieron ellos, quienes todavía no se ponen de acuerdo sarrollo cultural. Sin haberme dedicado nunca a estudiar la
sobre el tema? Genéticamente, lo dudo. En otras palabras, a familia, tropecé con ella de un modo inexcusable al trabajar
lo que voy es a que en México la transparencia (y éste es un esto en el último año o año y medio, y estoy tratando de saber
término que se utiliza en las cuestiones de comercio), la qué significa; por eso traigo la problemática en los términos
transparencia de las decisiones todavía no es un acuerdo so- de Mabel Piccini, uno de los miembros de nuestro grupo de
cial, parece que se está dispuesto a tomar decisiones sin la investigación, en el sentido de que existe una relación muy
366 APÉNDICE APÉNDICE• 367

compleja entre familia extensa y familia intensa. Esa intensifi- mujeres, etc., también asume, desde la perspectiva de la te-
cación de la vida familiar, que se da por el repliegue del con- levisión, que también hay segmentaciones dentro de la vida
sumo de la cultura pública en el espacio doméstico, ,e n los familiar; que no siempre el repliegue sobre la vida domés-
usos privatizados de la cultura, iría asociada a una densidad tica significa mayor convivencia de la familia, con lo cual
de la vida familiar histórica en México, motivada por obliga- presentan ofertas distintas, y entonces el canal4 va dirigido
ciones rituales y redes de alianza. a un sexo, el 5 a otro, etc. Me pregunto si esta hipótesis de
Pensemos, por ejemplo, en el uso del tiempo libre: en otras la familia como recurso más consistente contra la seculari-
sociedades, incluso latinoamericanas, no hay tantas obliga- zación cultural y la modernización de la cultura en México
ciones de convivencia familiar en fin de semana o en usos no funciona para los jóvenes. Mi impresión es que en parte
lucrativos del dinero como las que hay en México. Para ir muy funciona la subcultura juvenil, pero en parte se está produ-
rápido, la hipótesis que se me presenta en este trabajo sobre ciendo un despliegue que tiene que ver con la reorganiza-
consumo cultural y sobre relaciones entre familia, cultura y ción de los modelos de familia nuclear.
modernización es que tal vez la familia sea el recurso más con-
sistente contra la secularización de la cultura en México, y sin •
embargo, es un espacio donde se procesan de un modo muy Jorge A. Bustamante
flexible las transformaciones culturales de la modernidad.
Por ejemplo, donde se procesan y amortiguan pasajes de las Quiero introducir el sesgo regional, porque las investigacio-
relaciones microsociales, cortas, personalizadas, del mundo nes que se están haciendo en El Colegio de la Frontera Nor-
campesino a las relaciones largas y anónimas de la vida urba- te sobre familia indican importantes diferencias entre la fa-
na. La familia funciona como un lugar de elaboración de estas milia de Tijuana, por ejemplo, que es una familia más
situaciones de transición, de repliegue sobre formas no secu- nuclear de lo que correspondería a lo típico del promedio
larizadas o menos secularizadas o premodernas, si queremos nacional de una familia más extendida, aun en la ciudad de
decirlo así; o, por otro lado, el papel de la familia en relación México, y esto tiene implicaciones para el tema específico
con la televisión como reorganizadora de las relaciones sim- del que estamos hablando, en la medida en que por la fami-
bólicas que, de hecho, están siendo restructuradas de un mo- lia cruza el camino de la identidad; es decir, no hay manera
do muy radical por las industrias culturales. de escaparse del efecto que produce en la identidad cultural
Aquí me parece que hay un enorme territorio que no he nacional el paso por el proceso familiar. La familia nuclear
visto que haya sido trabajado ni por los antropólogos, ni produce un cierto proceso de socialización que tiene ligas
por los sociólogos, ni por los comunicólogos. ¿Qué signifi- muy claras con elementos objetivos de la familia nuclear,
ca esta manía de Televisa de llamar primero al canal 2 y particularmente en el eje ingreso-gasto. Dentro de una fa-
ahora al 9 el canal de la familia? Esta función familiar de la milia nuclear en una sociedad integrada básicamente por in-
televisión, esta programación en que se piensa especial- migrantes, como sucede en Tijuana, los abuelos tienden a
mente en una familia integrada que va a ver la televisión en estar en otras ciudades en mayor proporción que en las ciu-
conjunto y que incluye distintas generaciones, hombres y dades del interior; es decir, la sociedad de Tijuana parece
368 APÉNDICE APÉNDICE 369

que no tiene abuela. Esto tiene importancia porque, como Guillermo Bonfú Batalla
nos ha mostrado la literatura femenina de las chicanas, la fi -
gura de la abuela cumple un papel importantísimo, señala- Me pregunto si el proceso de secularización es una tenden-
do con una cierta intuición sociológica por las escritoras chi- cia histórica. Se habla, por ejemplo, de que antes del Renaci-
canas. El papel de la abuela es muy importante en la miento o antes de la Ilustración había un control de la se-
reproducción, reconstrucción, procesamiento y perpetua- xualidad femenina mucho mayor del que se puede tener en
ción de valores a través de los cuentos, los guisos y de una se- las llamadas sociedades occidentales contemporáneas, y mi
rie de elementos de la cultura mexicana transmitidos y re- única duda está en si esa visión histórica que tenemos no
producidos por las abuelas. La mamá está trabajando, la descansa en la visión de lo sistémico en aquellas épocas y no
mamá no tiene tiempo de contar cuentos, de cantar cancio- de lo cotidiano; porque a partir de cierta literatura, de cierta
nes de cuna, la que lo hace es la abuela; ella es la que está con música medieval, etc., yo me formo una impresión bien dis-
los niños, porque dentro de la familia de los chicanos en ge- tinta, e incluso encuentro una libertad individual de la mu-
neral trabajan padre y madre. Entonces, si uno retoma esa jer desde el punto de vista sexual mucho mayor; es diferente
importancia que las escritoras chicanas le han dado a la • ver un proceso de cambios de conductas sociales, que ver un
abuela, uno puede plantear la hipótesis de que en una socie- problema de cambio de valores y sistemas dominantes.
dad móvil, en una sociedad migratoria, como es en gran
parte la de la frontera norte, ese papel de la abuela en la re-
producción de las identidades no está tan presente como lo José Manuel Valenzuela Ane
está en otros contextos, en otras regiones. Es en ese sentido
que hacía la referencia a que la sociedad de Tijuana no tiene A partir del trabajo que he realizado con grupos juveniles es-
abuela, tanto como sucede en otros contextos geográficos, y pecíficos, retomaría de manera principal lo que tiene que
en la medida en que esto sea cierto (porque sobre esto falta ver con las características de las redes de relaciones familia-
una comprobación más objetiva) creo que es muy válida la res, tanto con las adscripciones de clase, condiciones de vida
pregunta de ¿cuál es el efecto de la ausencia de abuela en los y ámbitos cotidianos, como con los referentes fundamenta-
procesos de la reproducción de las identidades? La hipótesis les en la delimitación de las prácticas de los grupos de bajos
lógica sería que esto afecta a la reproducción de las identida- ingresos, pues es ahí donde creo que se encuentra la partici-
des; sin embargo, los datos de las investigaciones de El Cole- pación de la familia como red de intercambio de bienes, de
gio de la Frontera Norte apuntan en el sentido de que hay servicios y favores, como actor importante de los procesos
una cierta fortaleza de las identidades que está ligada al con- de socialización y de reproducción cultural. En los jóvenes,
texto fronterizo, lo que va contra la hipótesis contraria de cholos, chavos banda, etc., prevalece en primer lugar una
que, independientemente de que la sociedad tijuanense no manera binaria de conducta a partir de la variable género,
tenga abuela, algo adicional está cubriendo ciertos vacíos, donde hay un discurso distinto, prácticas diferentes entre
no el vacío de la abuela, pero ciertos vacíos en el proceso de hombres y mujeres, y donde los procesos de socialización
la reproducción de las identidades. global siguen teniendo el peso fundamental más allá de los
370 APÉNDICE APÉNDICE 371

otros procesos de construcción identitaria que ellos generan pulares existe un gran compromiso en términos de sus
en cuanto jóvenes. Es decir, la chola sigue teniendo pautas vínculos familiares; aquí se entiende a la familia como com-
de conducta que la identifican más con las mujeres h4mil- promiso y no únicamente como referente de socialización, y
des, las mujeres de clase baja, las mujeres trabajadoras, y con el compromiso implica redes de intercambio de servicios, de
las pautas culturales existentes en el grupo, que con la cons- favores, de estrategia y de sobrevivencia. Un fuerte compro-
trucción de una forma de pensar, de percibir la vida y de miso y responsabilidad que tiene que ver con la propia so-
conducirse derivada del hecho de ser chola; y en ese sentido, brevivencia de la familia y, en ese sentido, dentro de este ti-
encontramos entre ellas distintas percepciones y conductas. po de movimientos juveniles de los sectores populares, la
Encontramos en estos grupos una variedad de conductas familia sigue siendo un referente fundamental en el proceso
igual a la que encontramos en otros grupos sociales, por lo de reproducción cultural frente a la secularización.
cual el referente de grupo social más amplio es básico, así
como los tipos de control diferenciado que se establecen pa-
ra hombres y mujeres, pues hay una mayor vigilancia y con- Estela Serret
trol familiar sobre la participación de las mujeres cholas-,
banda, punk, etc., que la que se da en relación con los hom- Las identidades familiares son muy diversas en México, y
bres. Lo que me parece importante señalar aquí es que la in- me parece que podrían registrarse claramente dos tenden-
tención de construir un nuevo discurso en cuanto a las muje- cias, a las que calificaríamos desde la perspectiva haberma-
res no se corresponde con lo que es la práctica inmediata. siana, y de muchas otras, como la tendencia modernizadora
Podemos observar a una gran cantidad de mujeres cholas en y la tendencia tradicionalista, por llamar de alguna forma a
una ruptura factual con elementos "definitorios" del perfil dos visiones del mundo las cuales contienen muchas otras
cultural de la mujer mexicana, como el rol de sumisión, de que están en contradicción, pues una tiende a transformar
indefensión, de pasividad; en ellas encontramos funciones valores. ancestrales y la otra a conservarlos. Sin embargo, los
mucho más activas, más propositivas, pero en términos ge- contemdos de la tendencia modernizadora son muy diver-
nerales no existe un discurso alternativo y siguen mante- sos en cuanto a la forma como influyen en la familia, y ha-
niendo referentes convencionales que son los que están nor- bría que establecer una diferencia muy clara entre las diver-
mando su conducta, independientemente de que podamos sas familias y la forma como se incorporan económicamente
encontrar rupturas [actuales con estos referentes. Existe una a la transformación del país en su totalidad. Esto es, creo que
mayor tolerancia de facto a la unión libre, pero no en el dis- hay diferencias claras entre la familia rural y la urbana en
curso, que sigue siendo un eje imaginario a alcanzar; sigue principio, y además, entre las familias de diversas condicio-
siendo la normatividad social global la que está presente de nes socioeconómicas, en cuanto a la manera como la moder-
manera fundamental en este discurso. En los punks es dis- nización ha influido en sus transformaciones. Pero lo que
tinto. Ellos generan un contradiscurso, pero aún es muy me interesa puntualizar es que la modernidad económica (o
contradictorio, y tampoco escapan a este tipo de contradic- sea, la transformación .de ciertos parámetros tradicionales
ción. Creo que en general entre los jóvenes de las clases po- de inserción de las personas en las fuerzas productivas), que
372 APÉNDICE APÉNDI it 373

es un hecho que ha afectado a muchísimas familias en el lorativos que ella reproduce al interior de su familia y que
país, sobre todo en las zonas urbanas, no conlleva la moder- van a seguir afectando muy fuertemente a los hijos? Son los
nización ideológica o cultural. patrones que llamamos tradicionales; o sea, sigue estable-
En los estudios que he hecho en el Distrito Federal entre ciendo la necesaria autoridad: el hombre, la cohesión fami-
diversos rangos de familias, pertenecientes a sectores popu- liar (aunque su familia es todo menos una familiacohesiona-
lares marginales, que por ejemplo no tienen una vinculación da), la necesidad de que las mujeres tengan el ideal de
específica con su terreno porque son inmigrantes, porque vi- casarse vírgenes y por la iglesia (cuando probablemente
ven en terrenos ilegales, etc., y también familias de clase me- nunca sus hijas logren cumplir este objetivo), pero lo más
dia o familias pertenecientes a la burguesía, me parece que importante es que entre los y las jóvenes estos patrones ideo-
la constante es que no hay una generalización de lo que po- lógicos siguen teniendo importancia fundamental, a pesar
dríamos denominar modernización ideológica, no hay una de que en sus propias vidas probablemente no sigan ese ca-
modernización cultural, a pesar de que hay un importante mino. Pero lo que ellos elaboran como discurso de ideal va-
cambio en los patrones tradicionales de inserción en el mer- lorativo sigue siendo el de la tradición. Yo quisiera apuntar
cado de trabajo, por mencionar un aspecto, o del consumo que el canal 2 de televisión tiene un papel muy importante
de bienes diversos, de los niveles de educación, etc. No quie- en la reproducción de estos valores, porque en este proceso,
ro decir con esto que no haya ningún rasgo de moderniza- en el que la familia ha dejado de tener el papel socializador
ción ideológica en México; sí lo hay, pero creo que sobre to- fundamental, la televisión lo cumple de una manera decisiva
do en cuanto a la transformación de los patrones sexistas es a través de la presencia d e los ideales valorativos de las tele-
minoritario. Esto se ve cotidianamente en las familias popu- novelas, de "Siempre en Domingo", e tc., y por ello creo que
lares en México; por ejemplo, la forma y las prácticas de vida el canal 2 ha jugado un papel fundame ntal en la socializa-
no corresponden a los ideales valorativos de vida. En una fa- ción de este tipo de familias populares. Para generalizar, di-
milia marginal en la ciudad de México, compuesta solamen- ría que en lo que se ha llamado la clase media y en algunos
te por la madre y los hijos, muchos hijos, a veces de muchos sectores de la burguesía ni siquiera la relación con el estu-
matrimonios o resultado no de matrimonios sino de uniones dio, el trabajo, o la incorporación de las mujeres a la univer-
eventuales, la madre trabaja, es trabajadora doméstica u sidad, trae necesariamente, sobre todo en ciertas áreas pro-
obrera, o está subempleada, y generalmente ha tenido una fesionales, una transformación de estos ideales. Esta
conducta sexual muy temprana, desde los 13 o los 14 años, transformación tiene mucho más efecto, por ejemplo, en las
ha tenido hijos de violaciones, o hijos de uniones eventuales, mujeres que estudian ciencias sociales que en las que se de-
y ha querido establecer una unión sólida; sin embargo, el dican a estudiar ingeniería, lo cual parece muy paradójico,
marido o el compañero la ha abandonado después de emba- porque éstas son aparentemente carreras masculinas a las
razarla, múltiples veces la ha golpeado, en fin, ha tenido una que ellas han llegado con mucho esfuerzo y transgrediendo
vida muy accidentada en cuanto a lo que pudiéramos llamar muchas dificultades. Lo que hemos podido rastrear hasta
las circunstancias necesarias para la definición de su identi- ahora es que los patrones valorativos son más tradicionales
dad como madre; sin embargo, ¿cuáles son los patrones va- entre las mujeres que tienen ocupaciones o profesiones o
374 APÉNDICE APÉNDICE• 375

una vinculación con la universidad en las áreas de ciencias me parece que ésta es una constante en la construcción de la
básicas, ingenierías, o ciencias biológicas, que entre aquellas identidad femenina.
que están en ciencias sociales. Me pregunto si no será más bien un discurso dominante
Hablar de la influencia que ha tenido la modenidad en la el que considere que esta sociedad es menos represiva en tér-
transformación de pautas culturales o de la construcción de minos de sexualidad de lo que fueron otras sociedades. Creo
la identidad femenina en México es complejo; a pesar de es- que Foucault aborda con bastante riqueza este problema, y
to, no podemos decir que no haya pasado nada en la socie- me parece que, en efecto, sociedades como las del Renaci-
dad mexicana en cuanto a la transformación de la idea de miento y un poco antes algunas sociedades medievales tu-
que las mujeres tienen sobre sí mismas. Creo que, al igual vieron un discurso y una práctica de la sexualidad bastante
que en todos los otros países que en mayor o menor medida "libre", como la podríamos considerar ahora; sin embargo,
forman parte de lo que se ha llamado la cultura occidental creo que hubo un importante recrudecimiento del control
contemporánea, en México se ha construido una forma de de la sexualidad desde la era victoriana, y que lo que ahora
adquirir la identidad genérica que necesariamente atraviesa estamos presenciando es un control sui generis de la sexuali-
po~ el referente de la desigualdad entre los géneros. ¿Qué dad, porque ha elaborado un discurso muy amplio acerca de
qmero decir con esto? Que me parece que una de las caracte- la sexualidad, del placer y del cuerpo, que tiende a hacernos
rísti~as que tendencialmente se configuran en Occidente es asociar sexualidad y placer con saber, y hay que conocer, hay
precisamente aquella que se estructura con la conciencia de que entender, incluso en térmjnos médicos, qué es la sexua-
que existe una desigualdad social, conciencia que no existe lidad, hay que saber qué es un orgasmo, hay que conocer
en otras sociedades, como sería la sociedad musulmana, por profundamente el cuerpo de la mujer y, como todos sabe-
señal~r alguna. Independientemente de que se asuma como mos, en nuestra época, precisamente en nuestra cultura, el
propio el discurso feminista o no, el referente de este discur- dominio está muy asociado a los saberes: aquel que sabe más
so ~s imprescindible en la configuración de las identidades sobre la sexualidad es el que puede ejercer mayor poder so-
socmles de las mujeres en México, y, diría, en todo el Occi- bre esto; por eso hay un dominio de los médicos y de los gi-
dente. Posiblemente no en los sectores rurales (y digo posi- necólogos que va más allá de lo que quizá nosotros tengamos
blemente no, porque no los conozco), pero en los sectores conCiencia.
urbanos, incluso en los marginales, en los sectores más po-
bres, hay algo en el discurso de las mujeres que nos habla de Vania Salles
que está presente esta racionalización aunque no estén de
~cuerdo con ella. Por ejemplo, dicen algunas: "Las mujeres Quisiera empezar con la idea de la modernización de la ra-
tienen que mandar en la casa, pero yo no estoy de acuerdo cionalización y de la secularización que sirve de contexto pa-
con esto'', "Aquella que tenga su marido que lo conserve", o ra los cambios en la familia. Creo que no se puede negar que
"Fula?ita quiere estudiar, pero yo creo que las mujeres que este proceso ejerció una importancia muy grande sobre las
e~tudian quieren parecerse a los hombres". Puede ser que el relaciones familiares, pero no debe ser visto como un proce-
discurso feminista se rechace, pero no se le puede ignorar, y so terminado, incluso el proceso de secularización depende
376 APÉNDICE

de valores religiosos, místicos, o míticos en la sociedad mo-


derna, por lo cual lo que observamos apunta hacia una im-
posibilidad de homegeneización de todas las lógicas de
constitución de lo social con base en estos macroprocesos.
La realidad va escapando y va trayendo nuevas modalida-
des de articulación tanto de las prácticas como de las percep- ÍNDICE
ciones que los individuos, integrados o no en la familia, van
teniendo. Con esto introduciría la idea de que, a pesar de
que no existe una homegeneización de esos procesos, pues Presentación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . .. 11
los procesos que emergen de la realidad se van articulando Introducción . . . . . .. . . .. . . . . . . . 13
contradictoriamente, hay una tendencia muy importante Nación, nacionalismo y posnacionalismo. 20
hacia cambios que son recurrentes. Ejemplo de ello es la le-
Materiales para una teoría de las identidades sociales
gislación del divorcio y su legalización: las separaciones en-
(Gilberto Giménez) . . . . . . . . . 45
tre parejas siempre han existido, tanto las separaciones for- Introducción. . . . . . . . . . . . . 45
males como las separaciones de convivencia, pero ahora, La identidad como distinguibilidad . 47
como esto se da en un ámbito muy privado, muy íntimo, que Una tipología elemental. . . . . 48
muchas veces no trasciende o nunca trasciende a las novelas Una distinguibilidad cuali tativa . 50
La pertenencia social, 5 1; Atributos
con la cuestión de las triangulaciones; o sea, cohabitan pero
identiftcadoms, 55; Narrativa biográftca: historias de vick.1, 57
no cohabitan, viven en un mismo local, etc. Entonces, todas ¿y las identidades colectivas? . . . . . . . 58
estas prácticas que siempre existieron en las relaciones fami- La identidad como persistencia en el ti empo . 63
liares han tenido una tendencia, y esto nadie lo puede negar, La identidad como valor . . . . . . . . . . . 66
a ser como núcleos de cambios de una serie de reglas y nor- La identidad y su contexto social más amplio 67
mas que van a legislar y reglamentar las relaciones familia- Utilidad teórica y empírica del concepto de iden tidad . 71
res. Entonces, está ahí toda la cuestión del divorcio que ya Bibliografia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 74
empezó en determinados contextos, como el norteamerica-
no, y se generaliza muchísimo, como un reflejo de esta mo- Sobre la ideología del mestizaje (O cómo el Garcilaso Inca
anunció, sin saberlo, muchas de nuestras desgraci as)
dernización, esta secularización, que es inconclusa pero que
(Guillermo Bonfil Batalla). . . . . . . . . . . . . . 79
de todos modos se instala como una tendencia muy impor- l. Garcilaso, el mestizo . . . . . . . . . . . . . . . 79
tante. Y esto que se puede decir con relación al divorcio, se 11. Trayectoria y perfil de la ideología del mestizaj e 82
puede aplicar también con relación al control de la natali- 111. El indio visto desde la ideología del mestizaje 88
dad, con relación al aborto, etcétera. IV Cinco siglos ... ¿y después? . . . . . . . . . . 92

Identidades culturales: comunidades imaginarias


y contingentes (José Manuel Valenzuela Arce) . . . . . . . . 97
378 ÍNDICE ÍNDICE 379
Los grupos étnicos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 97 El componente de la nacionalidad. . . . . 174
Identidad nacional. . . . . . 101 Identidad, cultura nacional y frontera . . . 178
Cultura e identidad nacional 107 El debate sobre lo nacional y lo fronterizo. 181
Cultura nacional e identidad 111 La extraterritorialidad de la cultura nacional . 186
La propuesta nacional . . . . 113 Conclusiones . . . . . . . . . . . . . . . . . . 188
Identidad en la frontera del norte de México . 115
Escenas sin territorio: cultura de los migrantes e identidades
en transición (Néstor García Canclini). 191
La identidad nacional ante el espejo (Carlos Monsiváis). . 121 Culturas desterritorializadas. . . 195
Nación es la frontera con Guatemala . . . . . . . . . 122 La simulación de la ciudad. . . . 202
En esta esquina la nación. En aquella esquina, los parias . 124 Preguntas en vez de conclusiones 205
La mujer: la nación fuera de México 125
La acumulación y la síntesis . . . . . . . . . . . . . . 126 Espacios y mecanismos de conformación de la identidad
étnica en situaciones de alta movilidad territorial.
Reflexiones preliminares con migrantes zapotecos
Cultura nacional e identidad cultural (Marthajudith Sánchez). . . . . . . . . . . . . . . 209
en el contexto neoliberal (Beatriz Mariscal Hay) . 130 Diferentes aproximaciones analíticas y conceptuales
La propuesta neoliberal . . . . . . . . . . . . . 131 en el estudio de los migrantes indígenas 211
Planteamientos iniciales acerca del abordaje
La prueba de lo mexicano: Dimensiones culturales delaidentidad. 216
y Tratado de Libre Comercio (Gustavo del Castillo V) 139 Bibliografía. . . . . . . . . . . . . . . . . . 228
Cultura y dominación . . . . . . . . 140
El liberalismo comercial y la cultura. 142 Género, familia e identidad cultural. Orden simbólico
La cultura y el ajuste . . 145 e identidad femenina (Estela Serret) 231
El Estado y sus acciones . . . . . . . 149 Introducción . . . . . . . . . . 231
La identidad en el psicoanálisis . . 232
Frontera México-Estados Unidos. Reflexiones
Id,entidad individual y social. . . . 238
para un marco teórico (Jorge A. Bustamante). . 151
La identidad social de las mujeres. 241
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . 151
Bibliografía. . . . . . . . . . . . . 24 7
Hacia un marco teórico para el estudio de la región
fronteriza t . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 152
Las familias, las culturas , las identidades (Notas de trabajo
El concepto de interacción. . . . . . . . . . . . . . 156
para motivar una discusión) (Vania Salles) . . . 249
La asimetría de poder como fuente defmitoria
de la naturaleza de la relación predominante de parte Producción y transmisión de cultura vía familia. 249
de cada país hacia el otro . . . . . . . . . . . . . 158 La existencia de una hermenéutica . . . . 250
El nivel microdimensional de la interacción asimétrica . 162 Entorno íntimo, socialización e identidad. . 262
El nivel macrodimensional de la interacción asimétrica 164 Las identidades y la corporeidad . . . . . . 274
El concepto de internacionalidad . . . . . . . . . . 168 Las identidades procesualmente construidas 285
380 ÍNDICE

Reimaginando las comunidades nacionales


(Renato Rosaldo) 289

Apéndice . . . . . . 305
l. Estado e identidad cultural y nacional 305
Guillermo Bonfil Batalla . . . 305
Jorge A. Bustamante.. . . . . 311 Esta obra, formada en el Departamento de Publicacio-
José Manuel Valenzuela Arce . 316
Carlos Monsiváis . . . . 319 nes y Comunicación de El Colegio de la Frontera Norte,
Néstor García Canclini . 321 en Tijuana, B. C., se terminó de imprimir en noviembre
Luis Dávila . . . . . . . 324 del 2000 en los talleres de Programas Educativos S. A. de
2. Modernización . . . . . 331 C. V. Calzada Chabacano, núm. 65, local A, Col. Asturias,
Néstor García Canclini . 331 C.P. 06850, México, D. F. Se utilizó la fuente New Basker-
José Manuel Valenzuela Arce. 345
348 ville de 8, 9, 10, 11 y 13 puntos. Se tiraron 1000 ejempla-
Carlos Monsiváis . . . . .
Gustavo del Castillo Vera . o '358 res. Corrector: Heriberto Yépez.
3. Mujer y familia . . . . . . 365
Néstor García Canclini .. 365
Jorge A. Bustamante . . . 367
Guillermo Bonfil Batalla . 369
José Manuel Valenzuela Arce . 369
Estela Serret 371
Vania Salles . . . . . . . . . . 375

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