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INTERPRETACIÓN
CLÍNICA DE
LAS PRUEBAS
DE LABORATORIO
EDITORIAL PRAYMA
WIDMANN ~ ~
INTERPRETACION CLINICA
DE LAS PRUEBAS
DE LABORATORIO
Ronald A. Sacher, MB, BCh, DTM&H, FRCP(C)
Professor of Medicine and Pathology
Director, Transfusion Medicine
Associate Director, Department of Laboratory Medicine
Georgetown University Medical Center
Washington, D.C.
Richard A. McPherson, MD
Director, Immunology Reference Laboratory
Scripps Clinic and Research Foundation
La)olla, California
y
Clinical Professor of Pathology
University of California, San Diego
Los autor.es y editores han hecho todo lo posible para que los tratamientos recomendados,
incluidos los fármacos de elección y sus dosis, estén al día con lo aceptado en la práctica del
momento de la publicación Sin embargo, dado que la investigación y la regulación cambian
•.
constantemente las pautas clínicas, aconsejamos al lector que compruebe la información del
producto que se incluye con cada fármaco, en donde se recomiendan las dosis, las precaucio
nes y las contraindicaciones. Esto es particularmente importante para los fármacos nuevos o
de uso infrecuente.
A Heather, Greg y Sassy. Gracias por el amor y las muchas horas de apoyo,
as( como por las tazas de te que me han servido de ayuda
durante Ia redacci6n de este texto.
Ellibro esta dedicado a vosotros.
PREFACIO
Desde que se publicara la novena edición de este libro, se han producido im
portantes avances tanto en la comprensión como en el diagnóstico de los procesos
patológicos. Esta explosión de nuevos conocimientos se ha producido en todos los
ámbitos de la medicina de laboratorio. En consecuencia, en esta edición se ha pre
tendido aportar al lector una actualización en estos temas/ al tiempo que se mante
nía la cobertura global de pasadas ediciones. Para alcanzar este objetivo se han es
crito de nuevo en su totalidad muchas secciones y se han ampliado las
representaciones gráficas. Para estas revisiones nos hemos basado ampliamente en
nuestras propias experiencias en el Department of laboratory Medicine del Geor
getown University Medica! Center y en la enseñanza a estudiantes de medicina, re
sidentes y especialistas en formación en medicina, hematología y patología clínica.
En este libro, al igual que ocurre en nuestra práctica y docencia diaria, ponemos de
relieve la teoría de la enfermedad y las anomalías bioquímicas, al tiempo que man
tenemos un enfoque práctico para el empleo de las pruebas de laboratorio en la
medicina clínica.
De entre las nuevas secciones incluidas en esta décima edición, en el capítulo 1
se comentan los conceptos de sensibilidad y especificidad, los límites de referencia,
los valores predictivos, las aplicaciones de perfiles analíticos y otras características
básicas de las pruebas. la sección de hematología ha sido objeto de una amplia re
organización. Se presentan con detalle los métodos hematológicos (capítulo 2) y se
describe su correlación con las enfermedades eritrocitarias (capítulo 3) y leucocita
rias,. así como con los trastornos linfoproliferativos (capítulo 4). También se ha de
sarrollado en profundidad la teoría de la h�mostasia y las pruebas de la coagulación
(capítulo 5) y el diagnóstico clínico y métodos de control de los trastornos hemo
rrágicos (capítulo 6).
En el capítulo 7 se revisan los temas de la inmunidad humoral y celular/ los tras
tornos inmunológicos y las enfermedades autoinmunes. En el capítulo 8 se continúa
la presentación de la inmunohematología1 haciendo especial hincapié en las deter-
vn
minaciones de anticuerpos para antlgenos de grupos sangulneos yen los tipos HLA
tal como se utilizan en el tratamiento transfusional (bancos de sangre).
La secci6n de bioqulmica se ha ampliado para incluir todos los componentes
sericos que se determinan con frecuencia, asl como Ia significaci6n diagn6stica del
fraccionamiento lipfdico y las protelnas individuales (capitulo 9). Se cubren, ade-
mas, extensamente las alteraciones electrolfticas y del equilibrio acidobasico (capi-
tulo 10) y Ia determinacion de enzimas en suero (capitulo 11 ), y se aporta una des-
cripci6n detallada de las pruebas diagn6sticas importantes en las enfermedades
hepaticas (capitulo 12).
los rapidos avances en las tecnicas de biologla molecular han transformado ra-
dicalmente el diagn6stico microbiol6gico y Ia valoraci6n y diagn6stico de las en-
fermedades vlricas. En consecuencia, Ia secci6n de microbiologfa (capftulos 13 a
15) ha sido objeto de una completa reorganizaci6n y puesta al dla con los actuales
principios diagn6sticos. Este campo continua evolucionando a un ritmo febril con Ia
aparici6n casi cada dfa de nuevos descubrimientos que aumentan el arsenal diag-
n6stico de Ia microbiologfa. Es posible que el diagn6stico del virus de Ia inmunode-
ficiencia humana y el descubrimiento de otros retrovirus aun no identificados mo-
difiquen aun mas en un futuro inmediato nuestro enfoque de Ia detecci6n de las
enfermedades infecciosas, en especial en Ia medicina transfusional. El analisis mo-
lecular de secuencias de protelnas y <kidos nucleicos vlricos especfficos ha permi-
tido desarrollar pruebas diagn6sticas rapidas que pueden ser utilizadas tanto en los
lfquidos como en los tejidos corporales. Estas tecnologlas se comentan tambien en
Ia secci6n de microbiologla. De todos modos, a pesar de Ia complejidad de estas
innovaciones, el texto esta escrito en un estilo narrativo que permite una facillec-
tura.
El perfeccionamiento del anal isis de pr.otelnas y los avances en inmunoensayos
han ampliado tambien nuestra capacidad de diagnosticar y controlar Ia evoluci6n
de las enfermedades endocrinas. En el capitulo 16 se delimitan las pruebas aplica-
bles al diagn6stico de los trastornos endocrinos, y en el capitulo 17 se revisan los
metodos utilizables en Ia endocrinologfa de Ia reproducci6n y el diagn6stico prena-
tal.
El capitulo 18, dedicado a Ia toxicologfa y vigilancia de los farmacos terapeuti-
cos, es COITlpletamente nuevo en esta edici6n. Estos temas han adquirido mayor
importancia que nunca al adoptarse de forma casi universal los metodos automati-
zados de anal isis de farmacos terapeuticos. los anal isis toxicol6gicos han adquirido
tambien gran importancia tanto en el diagn6stico de los pacientes del departamento
de urgencias como en Ia esfera medicolegal. Ademas, Ia exposici6n a t6xicos am-
bientales e industriales constituye actual mente una importante preocupaci6n.
Ellaboratorio juega un papel esencial en los analisis bioqufmicos, microsc6picos
y microbiol6gicos de otros lfquidos corporales aparte de Ia sangre. En el capitulo 19
se presenta un abordaje global y coordinado de Ia valoraci6n de laboratorio de Ia
orina, ellfquido cefalorraqufdeo, las heces, el esputo, el jugo gastrico y duodenal, el
lfquido peritoneal y pleural (incluyendo el diagn6stico diferencial del exudado res-
pecto al trasudado), ellfquido pericardico y ellfquido articular.
A medida que nuestra sociedad au menta su. involucraci6n en Ia medicina pre-
ventive y que au menta Ia edad de Ia poblaci6n al ser mayor Ia esperanza de vida, se
hace necesaria una apreciaci6n clfnica de los ef·ementos nutricionales de una huena
salud y de las pruebas de detecci6n utilizables en Ia prevenci6n y. d_~tecci6n precoz
vm
de las enfermedades. Estos aspectos se comentan en el apendice A (Nutricion) yen
las secciones de bioqufmica en que se comentan los estudios de deteccion sistema-
tica del perfil de salud y Ia valoracion del riesgo. Las pruebas para el cancer y Ia vi-
gilancia de su tratamiento han recibido un gran impulse en los ultimos afios gracias
a Ia introducdon de nuevos anal isis de marcadores tumorales en Ia sangre o en los
tejidos, como los antfgenos tumorales, las enzimas y hormonas ectopicas, los onco-
genes y Ia redisposicion de elementos geneticos clave. En el apendice B se resumen
los marcadores tumorales mas comunmente utilizados en Ia actualidad.
Otra modificacion importante respecto a ediciones anteriores es Ia inclusion de
una secdon de laminas a color en Ia que se resaltan algunas de las caracterfsticas
morfologicas de las enfermedades hematologicas y tambien de los estudios micro-
biologicos. En esta revision de Ia decima edicion se incluyen tambien nuevas inter-
pretaciones y nuevas aplicadones de Ia informacion de ediciones anteriores. El
lector encontrara mas figuras, graficos, listas y tablas comparativas que presentan los
datos en el formate mas sencillo posible. Se incluye tambien un glosario de valores
normales basado en los intervalos de referenda publicados en el New England jo-
urnal of Medicine. Esta informacion ha resultado muy util como referenda, y los
editores de esta revista nos han permitido amablemente utilizarla aquf. Por otra
parte, dado que los lfmites de referenda varfan considerablemente en los recien
nacidos y nifios, en el apendice se incluyen tambien intervalos de referenda para el
grupo de edad pediatrica.
Es evidente que este libro no puede ser un tratado complete de medicina, pero se
ha pretendido presentar un enfoque practice que permita comprender Ia fisiopato-
logfa y Ia aplicacion de las pruebas de laboratorio al diagn6stico clfnico. Pretende
ser un «hfbrido» entre los manuales mas pequefios en que se presentan simplemen-
te listas de trastornos en que sedan anomalfas en los resultados de las pruebas, y los
textos mas exhaustivos que constituyen obras fundamentales de referenda. Este reto
de revisar una edicion anterior que ha tenido mucho exito, actualizandola con las
pruebas mas recientes y propordonando Ia informacion que antes se habfa omitido,
ha aumentado en gran forma nuestra presentaci6n del material. Creemos que este
libro continuara siendo una adicion util para las bibliotecas personales de clfnicos
ocupados, estudiantes de medicina, profesionales del laboratorio y personal para-
medico, que deseen comprender las pruebas y metodologfas utilizadas en Ia medi-
cina de laboratorio clfnica.
IX
COLABORADORES
Robert J. Jacobson, MD
Professor, Medicine & Pathology
Division of Hematology
Georgetown University Hospital
Washington, D.C.
XI
ÍNDICE DE CAPÍTULOS
XIII
SECCI6N QUINTA: MICROBIOLOGfA CLfNICA
XIV
Lámina 1 Lámina 2
Lámina 3A Lámina 3B
Lámina4 Lámina 5
Lámina 2. Médula ósea normal en la que se observan leucocitos y hematíes en desarrollo. Se
rie leucocitaria: A) promielocito, B) mielocitos, C) metamielocitos, D) bandas. Serie eritroide:
E) eritroblastos policromatófilos, F) eritroblastos ortocromáticos.
Lámina 3. A) Médula ósea en la que se observan células plasmáticas grandes y pequeñas.
B) Megacariocito con plaquetas. (Tomado de Pittiglio y Sacher, figs. 53 y 60, con permiso.)
•
Lamina 6A LAmina 68
Lamina 6C Umina 7
Umina8A Umina8B
B
B
Lamina 10 Lamina II
Lamina 12 La.mina 13
L8mina 9. A) MMula 6sea que muestra unos dep6sitos de hierro nonnales; tinci6n de azul de
Prusia que tiiie el hierro en azul. B) Ausencia de dep6sitos de hierro en un paciente con una
anemia ferropenica.
Lamina 10. Sangre periferica de un paciente con una esferocitosis hereditaria, en Ia que se
observan A) esferocitos y B) reticulocitos.
L&mina 11. Sangre periferica de un paciente con una nefropatfa, en Ia que se observan burr
cells o equinocitos. (Tornado de Pittiglio y Sacher, fig. 123, con perrniso.)
Lamina 12. Sangre periferica de un paciente con mielofibrosis, en Ia que se observan poiqui-
locitos en lagrima.
Lamina 13. Enfermedad de Ia hemoglobina C. Sangre periferica en Ia que se observan nu-
merosas celulas diana.
Lamina 14 Lamina ISA
Lamina 14. Sangre perif~rica de un paciente con una hem6lisis valvular cardfaca. en Ia que se
obscrvan esquistocitos.
Lamina IS. A) M edula 6sea de una anemia sideroblastica. en Ia que se observan sideroblastos
en anillo. 8) Medula 6sea con sideroblastos sin morfologfa de anillo en hematfes en desarrollo
de un paciente con hemocromatosis.
Lamina 16. A) Sangre perif~rica con reticuloci tos. 8) Preparaci6n de cuerpos de Heinz de un
paciente con un d~ficit de glucosa-6-fosfato deshidrogenasa. C) Punteado bas6filo-intoxica-
ci6n por plomo. (T ornado de Gower Medical Publishing Ltd.. Londres. Rei no Unido. con per-
miso.)
Lamina 17
Lamina 19 Lamina 20
Lamina 17. Acantocitosis (paciente con abetalipoproteinemia). (Tornado de Hyun, BH. As-
hton, JK y Dolan, K. Practical Hematology. A Laboratory Guide with Accompanying Films-
trip. WB Saunders, Filadelfia. 1975, con permiso.)
Lamina 18. Eliptocitosis hered.itaria (sangre perif~rica). Obs~rvese el elevado porcentaje de
eliptocitos u ovalocitos. (Tornado de Pirtiglio y Sacher. fig. 88. con permiso.)
Lamina 19. Gran ulaciones t6xicas (sangre perif~rica). Obs~rvense los granulos con una tin-
ci6n oscura prominente. (Tornado de Pittiglio y Sacher. fig. 136, con permiso.)
Lamina 20. Cuerpos de Dohle (flechas). Obs~rvense los grandes cuerpos azulados en Ia pe-
ri feria del citoplasma. (Tornado de Piuiglio y Sacher. fig. 137, con permiso.)
Lamina 21. Li nfocito grande normal con granulos azur6filos (izquierda) y Linfocito pequeiio
normal (derecha). (Tornado de Pittiglio y Sacher, fig. 143. con permiso.)
Lamina 22. A y 8) Sangre perif~rica con linfocitos atfpicos de un paciente con mononucleosis
infecciosa.
Umina22B Lamina 23
\
Lamina 24 Lamina 25
Lamina 26 Umina27A
Umina27B Lamina 28
Umina30B Lamina 31
Lamina 28. Positividad para el acido peri6dico de Schiff en Ia leucemia linfoblastica aguda.
Obs~rveseel patr6n de tinci6n (en bloque). (Tornado de Pittiglio y Sacher, fig. 154, con per-
miso.)
Lamina 29. Mieloblastos medulares con una tinci6n de negro Sudan en Ia leucemia miel6ge-
na cr6nica.
Lamina 30. A) Sangre perif~rica. Anemia ferropenica. NOTA: c~lulas microcfticas e hipocr6-
micas con c~lulas diana y formas en lagrima. B) Sangre perif~rica. D~ficit de hierro despu~s
del tratamiento coo hierro. Obs~rvense las c~lulas policrornat6filas (reticulocitos).
Lamina 31. Sindrome de talasemia falciforme (sangre perif~rica). (Tornado de Pittiglio y
Sacher, fig. 105, con permiso.) NOTA: c~lulas falciformes y c~lulas diana.
!
Lami na 32 Umina33
Umina34 Lamina 35
Umina36 Lamina37
•
Lamina 39A Lamina 398
Lamina40A Umina408
Lamina 38. A) MMula 6sea. Eritroleucemia aguda (FAB-M 6). NOTA: diseritropoyesis me-
galoblastoide. B) Sangre periferica de Ia eritroleucemia aguda. NOTA: nucleos displasicos en
hematfes nucleados. (Tornado de Pittiglio y Sacher, figs. 169 y 170, con permiso.)
Lamina 39. A) Sangre periferica que muestra una reacci6n leucoeritroblastica tipica. Obser-
vense los leucocitos inmaduros y los precursores eritrocitarios en Ia sangre periferica.
B) 8iopsia de medula 6sea que muestra una fibrosis que sustituye a los elementos medulares
normales en un paciente con una mielofibrosis idiopatica. (Tornado de Pittiglio y Sacher. fig.
131, -con permiso.)
Lamina 40. A) Muestra de sangre de un paciente con una leucemia miel6gena cr6nica (tras
estar un tiempo en reposo), que muestra una «Capa leucoplaquetar>> exagerada (zona blanca
central [vease Ia flecha]). con un recuento leucocitario de 3QO.OOO/fll. B) MMula 6sea. Hiper-
plasia mieloide con presencia abundante de todos los precursores mieloides en un paciente con
una leucemia miel6gena cr6nica.
Umina41 Lc1mina42
-
Lamioa43 Urnina44
Lc1mina45 Umina46
Llimina 41. Leucemia linfoblcistica aguda (F AB-L I). (Tornado de Pittiglio y Sacher, fig. 157,
con permiso.)
Llimina 42. Leucemia linfoblcistica aguda (FAB-L 2). (Tornado de Pittiglio y Sacher, fig. 158,
con permiso.)
Llimina 43. Leucemia linfoblcistica aguda (tipo Burkitt; FAB-L 3).
Llimina 44. Sangre periferica. Leucemia linfocftica cr6nica. Linfocitos de aspecto maduro,
regulates y pequefios.
Llimina 45. Sangre periferica que muestra una tricoleucemia. Observense las proyecciones
pilosas de las celulas linfoides.
Lamina 46. Sangre periferica. Fosfatasa cicida resistente al tartrato (TRAP) positiva en una
tricoleucernia.
Llimina47A Umina47B
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Lamina48A
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Umina48B Umina49A
Liimina 47. A) Sangre periferica de un paciente con un mieloma multiple, que muestra exten-
sas pilas de monedas. B) Medula 6sea que muestra masas de celulas plasmaticas grandes con
nucleolos prominentes, asf como una celula plasmatica binucleada, de un paciente con mielo-
ma multiple. C) Viscosfmetro para medir Ia viscosidad del suero. Las flechas indican Ia dis-
tancia recorrida por el flujo dellfquido. El tiempo empleado para medir Ia velocidad del flujo
de suero e n comparaci6n con el agua, da Ia viscosidad relativa. (Tornado de Pittiglio y Sacher,
fig. 188, con penniso.)
Lamina 48. PatrOnes de anticuerpo antinuclear fluorescente: A) homocigoto, 8) moteado.
Lamina 49. Patrones de anticuerpo antinuclear fluorescente: A) nucleolar, 8) antimitocondrial
(renal).
Umina49B Lamina 50
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Lamina 53 Lamina 54
Lamina SO. Hemoglobina fetal. Tinci6n de Kleihauer Betke de Ia sangre neonatal. Los he-
matfes que contienen hemoglobina F mantienen el color rojo; las celulas con tinci6n clara
contienen hemoglobina A. (Tornado de Listen, Look y Learn. National Committee for Careers
in the Medical Laboratory.)
Lamina 51. Frotis con tinci6n de Gram dellfquido cefalorraqufdeo (LCR) de un [paciente con
meningitis por Haemoplzilus injluenzae. (Bacilos pleomorfos gramnegativos.) NOTA: longitud
variable de los bacilos.
Lamina 52. Frotis con tinci6n de Gram del liquido cefalorraqufdeo de un paciente con una
meningitis por Streptococcus pneumoniae. (Diplococos grampositivos.)
Lamina 53. Frotis con tinci6n de Gram del LCR de un paciente con una meningitis por Neis-
seria meningiridis. (Diplococos gramnegativos.) Tornado de Roche Laboratories. Nutley, NJ.
con perrniso.) (Veanse las flechas.)
Lamina 54.. Frotis con tinci6n de Gram de Ia orina de un paciente con una infecci6n urinaria
por Escherichia coli. ( Bacilos gramnegativos.)
Lamina 55 LAmina 56
Lamina 57 Umina58
Umina59 LAmina60
Lamina 55. Frotis con tinci6n de Gram del pus de un paciente con un absceso de pared por
Staphylococcus au reus. (Cocos grampositivos en racimos.)
Lamina 56. Frotis con tinci6n de Gram de Ia secreci6n de un paciente con Neisseria gonorr-
hoeae. (Diplococos grarnnegativos; NOTA: distribuci6n intracelular.)
Lamina 57. Frotis con tinci6n de Gram de Campylobaccer jejuni. NOTA: bacilos gramnegati-
vos curvados.
Lamina 58. Frotis con tinci6n de Gram de Ia secreci6n de una paciente con vaginitis por
Candida albicans. (Levaduras con gemaci6n ovales, grampositivas.)
Lamina 59. Frotis con tinci6n de Kinyoun del esputo de un paciente con una neumonia por
Mycobacterium cuberculosis. (Bacilo acidorresistente.)
Lamina 60. Frotis con tinci6n de Kinyoun modificada de las heces de un paciente con una
enteritis por Cryptosporidium (vease Ia flecha).
Lamina61 Umina 62
Umina63 Umina 64
Umina65 L~mina66
Lamina 61. Preparaci6n con KOH de raspaduras de un paciente con una micosis cut~nea.
NOTA: hifas fUngicas en forma de cuerdas. (Tornado de Gower Medical Publishing Ltd., Lon-
dres, Reino Unido, con permiso.)
Lamina 62. Preparaci6n coo tinta china del LCR de un paciente con una meningitis cripto-
c6cica. NOT A: c~psuJa en forma de halo. (Tornado de Gower Medical Publishing Ltd., Lon-
dres, Reino Unido, con permiso.)
Lamina 63. Tinci6n tricr6mica de las heces de un paciente con una infecci6n por Giardia
Iamblia.
Lamina 64. Frotis de sangre periferica con tinci6n de Giemsa de pacientes con palu-
dismo. Con Ia tinci6n de Giemsa se observan trofozoitos pah1dicos de Plasmodium vivaz.
A. Plasmodium vivaz (frotis grueso). B. Plasmodium falciparum (frotis fino). (Tornado de
MEDCOM, Inc., con permiso.)
Lamina 65. Tinci6n tricr6mica de las heces de un paciente con una infecci6n por Entamoeba
hisro/ytica. NOTA: trofozoito con un nucleo unico prominente.
Lamina 66. Tinci6n con azul de toluidina de Pneumocystis carinii en el Jfquido de lavado
bronquioalveolar. (Tornado de Ia American Society of Clinical Pathologists, Chicago, lL, con
permiso.)
Umina67 Umina68
Urnina69 Lamina 70
Lamina 67. Frotis con inrnunofluorescencia directa positiva de una paciente con cervicitis por
Chlamydia trachomatis. (Tornado de Syva Inc., Palo Alto, CA, con permiso.)
Lamina 68. Metodo de estrfas en cuatro cuadrantes para Ia obtenci6n de colonias aisladas.
Lamina 69. Metodo de estrfas para el recuento de colonias en Ia cuantificaci6n de los micro-
organismos.
Lamina 70. Cultivos de rnicobacterias en un rnedio de Lowenstein-Jensen.
L&mina 71. A) Crecimiento de Candida albicans en agar de Sabouraud-dextrosa. 8) Candida
albicans con forrnaci6n de gernaci6n en tubo. (Tornado de Gower Medical Publishing Ltd.,
Londres, Reino Unido, con permiso.)
Lamina 72 Lamina 73A
1
2
3
4
5
e
7
8
Lamina73B Lamina 74
Lamina75 Lamina 76
Lamina 77 Lamina 78
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- Lamina 79 Lamina 80
Lamina 77. T iras reactivas de esterasa leucocitaria y nitrato urinario que muestran un resulta-
do positivo y negativo. El resultado positivo de esterasa leucocitaria lo indica Ia aparici6n de
un color purpura en el papel de filtro del extremo inferior de Ia tira reactiva. Un resultado po-
sitivo para el nitrito se manifiesta por Ia aparici6n de un color rojo en el segmento de papel de
filtro situ ado inmediatamente por encima del segmento de Ia esterasa leucocilaria.
Lamina 78. Hem61isis alfa de estreptococos del grupo viridans en agar sangre de carnero a15 %.
Lamina 79. Hem61isis beta de estreptococos del grupo A en agar sangre de carnero al 5 %,
despues de un cultivo en un medio anaerobio. (Tornado de Marion Laboratories, Kansas City,
MO, con permiso.)
Lamina 80. Crecimiento de Neisseria gonorrhoeae en agar de Thayer-Manin modificado.
Lamina 81. Crecimiento del hongo dimorfo Histoplasma capsu/atum. A) Fase de levadura.
B) Fase de moho. (Tornado de Gower Medical Publishing Ltd., Londres. Reino Unido, con
permiso.)
,_ t
Lamina 82 Umina83
Lamina 84 Lamina 85
Lamina86A Lamina86B
Lamina 82. Raspado cervical con cuerpos de inclusi6n intracitoplMmicos tenidos con yodo
de C. trachomatis. (Tornado de Gower Medical Publishing, Ltd., Londres, Reino Unido, con
permiso.)
Lamina 83. Preparaci6n de Tzanck que muestra celulas multinucleadas en una infecci6n ge-
nital por herpes simple.
Lamina 84. Frotis con tinci6n de Gram de una secreci6n vaginal en que se observan «celulas
indicadoras». Celulas epiteliales recubiertas de un gran numero de bacilos con tinci6n de Gram
variable.
Lamina 85. Preparaci6n en fresco de una secreci6n vaginal, en que se observa un trofozoito
de Trichomonas vagina/is. (Tornado de Gower Medical Publishing, Ltd., Londres, Reino
Unido, con permiso.)
Lamina 86. A) Preparaci6n en fresco de un 6vulo de Trichuris trichiura en una muestra de
heces preservada con formol. B) 6vulo de Ascaris lumbricoidea en heces.
Umina87 Lamjna 88
Lamina90
Lamina 91
Lamina 90. Resultado positivo del anticuerpo treponerruco fluorescente indirecto. (Tornado
de Gower Medical Publishjng. Ltd., Londres, Reina Unido, con permiso.)
Lamina 91. Leucocitos en orina. (Tornado de Strasinger, fig. I, con permiso.)
Lamina 92. Hematfes en orin a. (Tornado de Strasinger. fig. 2, con permiso.)
Umina93A Umina93B
Umina94A
L<irnina 95C
Lamina 93. A) Cilindro hialino. B) Cilindro eritrocitario y rnoco. (Tornado de Strasinger, figs.
9 y II, con permiso.)
Lamina 94. A) Cilindro leucocitario y granuloso. B) Cilindro toscarnente granuloso. (Torna-
do de Strasinger, figs. 2 y 14, con permiso.)
Lamina 95. A) Cristales de <icido urico. B) Cristales de oxalato ca.lcico. (Strasinger, fig. 18.)
C) Cristales de fosfato triple. (Tornado de Strasinger. figs. 17, 18 y 20, con permiso.)
Lamina 96. Hibridaci6n de ADN in situ para Ia detecci6n de adenovirus (inclusiones azules-
negras) que infectan a las celulas de revestirniento de las vias aereas del pulrn6n hurnano (con-
tratinci6n roja con safranina).
SECCIÓN
PRINCIPIOS GENERALES
CONCEPTOS
• Exactitud y precisión. 3
• Especificidad y sensibilidad . 4
• Valores predictivos . 5
• Límites de referencia (valores normales) 8
• Causas de error . 9
• Indicaciones para la solicitud de estudios y determinaciones de laboratorio. 13
• Estudios de perfil o panel 13
• Prioridad en los informes: análisis urgentes y valores críticos 16
,
CAPI TULO
PRINCIPIOS DE ,
INTERPRETACION DE
LAS PRUEBAS DE LABORATORIO
EXACTITUD Y PRECISIÓN
Al utilizar los datos obtenidos a través de una determinación de laboratorio, hay que
estar familiarizado con las limitaciones y aplicaciones de los datos, y en particular con los
términos de exactitud y precisión. La exactitud indica hasta qué punto se aproxima la de-
3
terminación al valor real de la sustancia que se está analizando. Exactitud es sinónimo de
corrección. La ·precisión describe hasta qué punto están próximas las determinaciones re
petidas de la misma sustancia en la misma muestra. Precisión es sinónimo de reproducibi
lidad. Algunas determinaciones de laboratorio pueden tener una exactitud que no llegue a
ser óptima, pero presentar una muy buena precisión. Cuando se trata de vigilar la evolu
ción de un paciente, probablemente es mejor tener una mayor precisión que una gran exac
titud, puesto que ello permite efectuar una buena evaluación (uniforme) de la respuesta al
tratamiento o de las variaciones en la evolución de la enfermedad del paciente. En este
sentido, una variación en una determinación de laboratorio es más probable que se expli
·
que por un cambio en el paciente que por una variación analítica al utilizar los modernos
sistemas automáticos de bioquímica.
El método A es mucho más reproducible (preciso) que el método B, pero éste puede tener
una mayor exactitud, puesto que el valor promedio está más próximo a la glucosa real que
el que se obtiene con el método A. Sin embargo, las amplias desviaciones del método B lo
harían poco adecuado para su utilización clínica. Aunque el método A tiene un sesgo po
sitivo en sus resultados, un médico que lo utilizara podría compensar fácilmente este tipo
de error y podría confiar en el método A.
ESPECIFICIDAD Y SENSIBILIDAD
verdaderos negativos
------ = especificidad
verdaderos negativos+ falsos positivos
en donde estos resultados negativos y positivos se refieren a los valores obtenidos en in
dividuos con una determinada enfermedad en estudio. En una situación ideal, la especifi
cidad significa que sólo los pacientes con esa enfermedad darán resultados positivos en la
prueba.
La sensibilidad indica lo bien que una prueba detecta la enfermedad sin que pasen in
advt:rlidus algunos individuos enfermos al clasificarlos erróneamente como sanos, En tér-
4
minos técnicos, la sensibilidad de una prueba refleja su capacidad para generar más resul
tados verdaderos positivos y pocos falsos negativos. Su expresión matemática es:
verdaderos positivos
= sensibilidad
verdaderos positivos+ falsos negativos
Cualquier resultado falso positivo (personas normales que den un resultado falsamente
positivo para una enfermedad) reducirá la especificidad de una prueba, mientras que un
aumento en los resultados falsos negativos (personas enfermas que dan un resultado inco
rrectamente negativo para la enfermedad) reducirá la sensibilidad de la prueba.
La determinación o estudio ideal debiera tener tanto una especificidad como una sensi
bilidad del 100 %. Por desgracia, ninguna de las pruebas de laboratorio existentes satisfa
ce por completo estos criterios. Para detectar una enfermedad se; exige la máxima sensibi
lidad, pero a menudo a expensas de la especificidad. Es posible, pues, que se etiquete
erróneamente al paciente como afecto de la enfermedad, cuando de hecho ésta no está pre
sente. Un ejemplo de un caso en que es imprescindible una alta sensibilidad son las prue
bas de detección de la hepatitis en los donantes de sangre. Es mucho mejor excluir a tres
portadores verdaderos de la enfermedad de la donación de sangre para transfusiones aun
cuando se excluya también incorrectamente a algunos individuos sanos a causa de la ele
vada sensibilidad de la prueba de la hepatitis. Por el contrario, cuando se trata de una en
fermedad conocida (o en situaciones en las que se ha hecho ya un claro diagnóstico de
presunción a partir de los datos clínicos o de otro tipo), es preferible tener una especifici
dad muy alta. Así por ejemplo, cuando un paciente ingresa en el hospital con dolor toráci
co y se sospecha la presencia de un infarto de miocardio, es aconsejable. utilizar una prueba
con una especificidad muy elevada para la lesión miocárdica (creatincinasa isoenzima
MB). Una prueba poco específica indicará que un paciente puede no tener una enfermedad
cuando ésta realmente existe, mientras que una prueba menos sensible indicará que la en
fermedad existe cuando no es así.
VALORES PREDICTIVOS
<
l>
El valorpredictivo de una determinación de laboratorio es igualmente importante y es r
también algo más fácil de entender en términos concretos de si un paciente tiene o no una o
determinada enfermedad. El valor predictivo tiene en cuenta la prevalencia de una enfer ::xJ
m
medad en la población o la comunidad. Así pues, el valor predictivo de una misma prueba (/)
puede ser muy distinto cuando ésta se aplica en distintas localizaciones geográficas o a .,
personas de distinta edad, sexo u otras características demográficas. El valor predictivo de ::xJ
m
un resultado positivo indica la probabilidad de que el individuo tenga la enfermedad, e
mientras que el valor predictivo de un resultado negativo de la prueba refleja la probabili ñ
dad de que dicho individuo no presente esa enfermedad. En general, cuanto mayor es la -1
prevalencia de una enfermedad (es decir, el porcentaje de personas que tienen esa enfer <
medad) en una población, mayor es el valor predictivo de un resultado positivo de la o
(/)
prueba. Las expresiones matemáticas de los valores predictivos son las siguientes:
_ ve rdaderos p ositiv os _
valor predictivo =
____ _ _ _ _ _ _ __ _ _ _ _ ____
(resultado positivo) verdaderos positivos+ falsos negativos
5
valor predictivo = verdaderos negativos
(resultado negativo) verdaderos negativos + falsos negativos
Poblaci6n total
Caracterfsticas
de Ia prueba:
Esto quiere decir que, de todas las personas con Ia enfermedad, el 90 % tendran un re-
sultado de Ia prueba verdadero positivo y un 10% un resultado falso negativo. De las per-
sonas que no tienen Ia enfermedad, un 5 % daran un resultado falso positivo y un 95 % un
resultado verdadero negativo. Estas caracteristicas reflejan Ia sensibilidad y especificidad
de Ia prueba. A primera vista estas cifras parecen ser razonablemente favorab1es al esta-
blecimiento de un diagn6stico en base simp1emente a esta sola prueba. Sin embargo, Ia
prevalencia de Ia enfermedad en Ia poblaci6n es Ia que indicani cual es Ia utilidad real de
Ia prueba. Consideremos tres tasas de prevalencia distintas. Para una prevalencia del 1 %
(es decir, 0,01),
6
Ello indica que solo un 15,4% de los resultados positivos sedan en individuos con la en-
fermedad, mientras que el 84,6 % se observan en ausencia de Ia enfermedad. Asf pues, un
resultado positivo es aproximadamente cinco veces mas probable que se deba a un error
que a la presencia de la enfermedad.
Si se modifica Ia prevalencia de la enfermedad, el valor predictivo puede variar ex-
traordinariamente. Para una prevalencia del 5 %, las cifras pasan a ser las siguientes:
resultados verdaderos
eficiencia =
conjunto de todos los resultados
7
Cuando los resultados falsos positivos y falsos negativos se reducen al mínimo, la efi
ciencia de una prueba se aproxima al lOO%. Una eficiencia elevada indica que una prueba
clasifica muy bien los resultados como verdaderos positivos o verdaderos negativos de
forma correcta.
Siempre que se presentan resultados de laboratorio, hay también una notación respecto
a los límites de los valores esperados para las sustancias analizadas. Estos límites son los
valores que deben darse en los individuos normales o sanos. Para establecer estos límites
característicos de la salud, se realizan las determinaciones de laboratorio en un gran nú
mero de personas normales y se representan gráficamente los valores obtenidos. En la fi
gura 1-1 se presenta un ejemplo de ello, para la distribución de la concentración de proteí
nas totales en suero de un grupo de estudiantes de medicina sanos. En este caso, los valores
están centrados alrededor de 7,2 g/dl, con una distribución casi simétrica de los resultados
por encima y por debajo del valor central. Examinando este gráfico nos inclinamos a
aceptar que los límites normales de las proteínas totales en suero son de 6,0 a 8,2 g/dl. Sin
embargo, los resultados extremos tienen frecuencias bajas y podrían reflejar una superpo
sición con valores obtenidos en poblaciones enfermas. Para facilitar la aplicación de unas
normas específicas en el establecimiento de los límites de la normalidad, podemos recurrir
al análisis estadístico de estos datos. Dado que la distribución de las proteínas totales tiene
una configuración general de curva en forma de campana, resulta adecuado aplicar la for
mulación matemática de una distribución normal o de Gauss. Debe advertirs� que la pala
bra «normal» tiene dos significados distintos. En sentido matemático se refiere a una fór
mula matemática específica que ajusta los datos a una distribución en forma de campana
de este tipo. En sentido médico, normal se refiere a un estado de salud. No siempre es
cierto que los resultados de una prueba de laboratorio en una población sana «normal» si
gan una distribución matemática de Gauss «normal». Sin embargo, por conveniencia y por
uniformidad de aplicación, se calculan los valores estadísticos de media y desviación es
tándar (DE) de los datos de laboratorio utilizando la fórmula de una distribución normal.
Según este convenio, es cierto que aproximadamente el 95 %de los resultados sanos (o
normales) se encontrarán dentro de los límites de± 2 DE de la media (es decir, dos desvia
ciones estándar a cada lado de la media) y que el 5 %de los resultados sanos estarán fuera
de estos límites.
·
Científicamente sería incorrecto suponer que estos límites de las proteínas totales ob
tenidos en estudiantes de medicina adultos jóvenes sanos pueden aplicarse a todos los de
más grupos de edad (recién nacidos, niños, ancianos). De hecho, es muy aconsejable es
tablecer estos límites para cada grupo de edad por separado. A estos límites específicos
para determinadas edades les denominamos límites de referencia o intervalos de referen
cia para indicar que reflejan más apropiadamente el grupo demográfico con el que debe
compararse a un paciente. Muchos análisis presentan un elevado grado de variabilidad con
la edad . Así por ejemplo, la enzima fosfatasa alcalina es mucho más alta en la sangre de los
niños que tienen huesos en crecimiento que en los adultos. De hecho, un valor normal de
fosfatasa alcalina en un niño·sano, sería claramente anormal en un adulto. Otras muchas
sustancias presentan también diferencias relacionadas con la edad; en muchas de ellas la
variación máxima se produce durante el paso de la infancia a la edad adulta.
También existen límites de referencia basados en otros criterios de agrupación, como
por ejemplo el sexo. Sabemos que las mujeres tienden a tener unas cifras más bajas de he
matíes y de hemoglobina en comparación con los hombres. En la figura 1-2 se presenta una
comparación de los valores de hemoglobina en las mujeres y los hombres en un grupo de
8
40
en
w
1-
z 30
<{
B
:::)
1-
en
w 20
w
o
o
a:
w
:E JO
•:::)
z
5.8 6 6.4 6.6 6.8 7 7.2 7.4 7.6 7.8 8 8.2 8.4
PROTEÍNAS TOTALES (g/dl)
FJG. 1-1. Distribución de los valores de las proteínas séricas totales en 173 estudiantes de medicina sanos.
El gráfico es simétrico y parece seguir una distribución matemática de Gauss_!normal).
estudiantes de medicina. Hay una diferencia evidente, con una cifra de hemoglobina en las
mujeres casi 3 g/dl inferior a la de los hombres. Esta diferencia se debe en parte a la pérdi
da hemática de la mujer durante la menstruación y también a la correlación existente con la
masa corporal magra, que difiere en hombres y mujeres. Sea cual sea el motivo, conviene
valorar la cifra de hemoglobina y otros valores eritrocitarios en términos de intervalos de
referencia específicos para la edad y el sexo.
Una sustancia analizada en el suero que presenta unos límites de referencia con una in
tensa relación con el sexo es el ácido úrico (figura 1-3). Los varones tienden a presentar
unas cifras superiores a las de las mujeres en casi 2 mg/dl. La distribución del ácido úrico
en los estudiantes de medicina varones (figura 1-3) ilustra, además, el punto interesante de
que existen algunos valores muy bajos ( 1 ,O y 1 ,5 mg/dl) que no se dan en las mujeres es
tudiadas. Estas cifras muy bajas parecen estar separadas del conjunto de datos de la distri
bución y se denominan «outliers» («valores apartados»). Probablemente se deben a deter
minadas diferencias intrínsecas en la forma en que los riñones de dos de los individuos
excretan el ácido úrico en comparación con la excreción y reabsorción de esta sustancia en
la mayoría de personas normales. Aunque estas cifras muy bajas no tienen ninguna tras
cendencia clínica real, al establecer las estadísticas para unos límites de referencia no se
tendrían en cuenta, puesto que se trata evidentemente de outliers.
Hay otros factores que pueden dar lugar a una alteración de los valores esperados en los
individuos sanos. Entre ellos se encuentran el grado de ejercicio, el embarazo, la dieta
(vegetariana en comparación con cárnica), el tabaquismo y otros muchos subgrupos que
podrían establecerse en base a la profesión, la altitud, la distancia al mar, las medicaciones,
etcétera. Desde un punto de vista práctico, el laboratorio no puede tener en cuenta todos
estos factores adicionales. Es una práctica habitual el que el laboratorio presente unos lí
mites de referencia específicos para la edad y el sexo y deje al médico la interpretación más
detallada de los resultados en función de otros factores específicos.
CAUSAS DE ERROR
9
HEMOGLOBINA EN LAS MUJERES
12 ,-------------------------------~
(/)
w
1- 10
z
<
0 8
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w 6
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c
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lf)~~~~;:!:~:!l~-.t)lf')['..lf')00lf')Cl'
~ f"""'' I"""" ,......,......~,.....~1"""""~1"""""
10
ACIDO URICO EN LOS VARONES
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z (")
l>
cCJ)
B ACIDO URICO (mg/dl) l>
CJ)
FIG. 1-3. Gnificos de distribuci6n del acido urico en estudiantes de medicina del sexo masculino (A) y feme-
nino (B) en los que se ponen de manifiesto las diferencias en los limites normales segun el sexo. cm
m
::c
de reproducibilidad gracias a un equipamiento y a unos. n!activos estandarizados, por lo ::c
que con Ia mayorfa de metodos automatizados cabe esperar un CV del orden de pocas 0
unidades por ciento, mientras que con los metodos que incluyen pasos de pipeteo manual,
::c
el CV suele ser del 10-15 % o superior.
En Ia tabla 1-1 se presentan otros factores que pueden afectar a Ia calidad y variaci6n de
las pruebas de laboratorio. Para las sustancias que fluctuan en Ia circulaci6n con una va-
riaci6n diuma, el momento de obtenci6n de Ia muestra puede ser muy importante, para no
efectuar una determinacion de un rninimo cuando se piensa estar midiendo un maximo
(por ejemplo, cortisol, hierro). La ingesta reciente de alimentos es tambien muy importante
para valorar Ia glucosa y los trigliceridos y para el fraccionarniento lipfdico . Otras sustan-
11
TABLA 1- 1. Factores que afectan a Ia calidad ck los datos de l.aboratorio
cias pueden presentar tambien alteraciones menores tras la ingesta de alimentos (f6sforo,
acido urico, fosfatasa alcalina). La tecnica de la punci6n venosa tiene tambien una impor-
tancia crftica en Ia obtenci6n de muestras de buena calidad. Una aplicaci6n demasiado
prolongada de un tomiquete dara Iugar a una acidosis en la muestra y tambien a una he-
moconcentraci6n. Debe mantenerse la secuencia adecuada de los tubos, llenando los de
suero antes que los que contienen aditivos, para que no se produzca una contaminaci6n ac-
cidental del suero con algun anticoagulante (por ejemplo, con un potasio elevado). Hay
que tener cuidado tambien en evitar Ia hem6lisis de Ia muestra y en obtener muestras de
sangre total sin pequenos coagulos, para los ana!isis del hemograma completo y los estu-
dios de,factores de coagulaci6n del plasma. Ademas, las muestras de sangre deben ser
transportadas de manera inmediata y deben manejarse adecuadamente para evitar el dete-
rioro de algunos de los componentes.
El error humano puede ser causa tambien de una variaci6n de laboratorio. Ello incluye
los errores en Ia realizaci6n de Ia prueba (que generalmente se reducen al mfnimo con el
empleo de equipos automatizados), Ia selecci6n de una muestra para el ana! isis tomando Ia
de otro paciente, la transcripci6n y practicamente cualquier acci6n realizada dentro de
la cadena de recogida, procesarniento, analisis y preparaci6n del informe. Generalmente,
los laboratorios que se esfuerzan en buscar el origen de los errores de esta naturaleza, con-
siguen eliminar o reducir al rninimo los problemas sistematicos. Sin embargo, es una ex-
periencia comun de muchos centros el que Ia incidencia de errores en el etiquetado de las
muestras de los pacientes supere con frecuencia al porcentaje de errores que se producen
realmente en Ia fase analftica dellaboratorio. Asf pues, es esencial que el personal medico
que obtiene las muestras de sangre y de otro tipo las etiquete correctamente, a poder ser
estando junto al paciente, para que no surjan posteriormente confusiones en cuanto a Ia
identidad correcta de Ia muestra. Muchos laboratorios realizan comprobaciones de control
de calidad en muestras seriadas para asegurar que estas proceden del paciente correcto. La
automatizaci6n y Ia informatizaci6n han hecho que este proceso (denominado comproba-
ci6n delta) resulte factible y eficiente. Asf por ejemplo, las muestras de hematologfa de un
mismo paciente deben tener aproximadamente el mismo volumen corpuscular medio
12
(VCM) eritrocitario de un día a otro. Si el VCM cambia repentinamente de un día a otro, es
probable que la etiqueta del paciente se colocara en el tubo de sangre de otro enfermo. Esta
sospecha puede confirmarse con un tipaje de los hematíes en las dos muestras. Se llevan a
cabo también comprobaciones similares ante cambios bruscos de los parámetros bioquí
micos (por ejemplo, glucosa, creatinina, enzimas).
Los estudios de detección sistemática de laboratorio son tal vez la razón menos válida para
efectuar determinaciones de forma amplia y sin una sospecha o indicación clínica previa.
Sin embargo, existen algunas aplicaciones importantes de las pruebas de detección siste
mática, como por ejemplo la prueba prematrimonial para la sífilis (Venereal Disease Re
search Laboratory [VDRL] o reaginina plasmática rápida [RPR]) y la determinación de la
fenilcetonuria y el hipotiroidismo en los recién nacidos que exige la ley. Además, es una
práctica habitual efectuar estudios de detección en las unidades de sangre donada antes de
realizar la transfusión, para detectar la presencia de posibles infecciones transmisibles con
la transfusión, como la hepatitis o el virus de la inmunodeficiencia humana causante del
síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA).
13
TABLA 1-2. Perfil de salud Chern 20 con algunos de los organos re.lacionados con cada
parametro
• R =riilones, Hi =hfgado, Hu =hueso, N =nutrici6n, M =musculo, R =valoraci6n del riesgo cardfaco, L =balance de
Hquidos y electr61itos.
14
dios diagn6sticos hacia tecnicas mas concluyentes en base a estas pruebas de detecci6n.
Esta practica puede ser muy uti! en Ia valoraci6n inicial de un nuevo paciente cuando no
hay una base de datos amplia sobre Ia que poder hacer un juicio clfnico.
Tam bien hay argumentos en contra de Ia utilizaci6n amplia de los perfiles y paneles; en
concreto, el simple uso de un perfil podrfa identificar (falsamente) valores de laboratorio
situados fuera de los lfmites de referencia en un individuo normal. Cuantos mas parame-
tros de laboratorio se determinan, mas probable es que uno o varios resultados esten fuera
de los lfmites de referencia. Como ejemplo de ello, supongamos que se establecen los H-
Hematologfa
Hemat6crito < 14%
>60%
Recuento leucocitario < 2000/~1 en un nuevo paciente o diferencia de
I 000 respecto a determinaci6n anterior, si es
inferior a 4000/~1
> 50.000/Jll en un nuevo paciente
Frotis Muestra celulas leucemicas (progranulocitos o
blastos)
Muestra una reacci6n leucemoide anormal
Positivo para paludismo u otros parasitos
Plaquetas < 20.000/~1 y no informado previamente
>I mill6n/~l
Reticulocitos >20%
Tiempo de protrombina > 40 segundos
Bioqufmica
Bilirrubina serica > 18 mg/dl (recien nacido)
Calcio serico <6mg/dl
> 13 mg/dl
Glucemia <40 mg/dl
>500mg/dl
•
m
Fosfato serico < I mg/dl tJ)
Potasio serico < 2,5 mEqllitro ~
> 6,5 mEqnitro c
Sodio serico < 120 mEqllitro c
> 160 mEq/litro 0tJ)
Bicarbonato serico < 10 mEqllitro
> 40 mEqllitro c
p02 arterial o capilar
pH arterial o capilar
<40mm Hg
<7,2
.,m
m
Hemocultivo Positivo
.,0
)>
Tinci6n de Gram del LCR y
cualquier lfquido corporal
Positivo z
m
(pleural, sinovial, peritoneal, r-
etcetera)
15
mites de referencia para cada parámetro de un perfil Chem 20 de forma que incluyan al
95 % de una población sana. En este caso, la probabilidad de que una persona sana tenga
un resultado normal en una de estas pruebas es del 95 %o 0,95 y la probabilidad de un re
sultado anormal es de 1 0,95 0,05. La probabilidad de que esa persona dé resultados
- =
normales en dos pruebas es de 0,95 X 0,95 0,9025, mientras que la probabilidad de que
=
continúa de la forma que se indica en la tabla 1-3. La probabilidad de que una persona ten
ga resultados normales en las 20 pruebas es de 0,9520 0,3585. Así pues, la probabilidad
=
de que el individuo sano presente uno o varios resultados fuera de los límites es de
1 - 0,3585 = 0 ,6415 . Ésta es una probabilidad muy alta de atribuir a alguien erróneamente
una anomalía y constituye la principal limitación teórica para un empleo amplio de los
perfiles, por la probabilidad extraordinariamente elevada de que se observen accidental
mente resultados situados fuera de los límites.
Este argumento no es válido para las estrategias de estudio en el control de la evolución
de los procesos patológicos o de los efectos de las enfermedades mediante perfiles de ór
ganos. Un argumento en contra de los perfiles de órganos es que alejan del médico la toma
de decisiones respecto a qué pruebas de laboratorio solicitar. Es importante que la selec
ción de los
· perfiles específicos para órganos se realice conjuntamente con los clínicos que
están más familiarizados con el órgano y las entidades patológicas. Otros argumentos para
el empleo de estos grupos relacionados de diagnóstico de laboratorio (LDRG, Laboratory
diagnosis related groups) son que pueden reducir la duración de la hospitalización en al
gunos pacientes y que utilizan de manera más eficiente los recursos del laboratorio.
* Nota del traductor. Esta expresión suele utilizarse en el ámbito anglosajón. En nuestro medio es más fre
cuente referirse a «análisis urgenteS>> o términos similares.
16
nombre del paciente, el valor del amllisis, Ia hora y Ia fecha del aviso y el nombre de Ia
persona que lo ha realizado.
En resumen, para utilizar las deterrninaciones de laboratorio correctamente, es nece-
sario saber apreciar Ia validez tecnica (exactitud y precision) de una prueba, su valor diag-
nostico (sensibilidad, especificidad, valor predictivo), Ia forma de obtencion optima de Ia
muestra, las posibles causas de error y Ia utilidad clfnica final de las determinaciones para
los estudios de deteccion, diagnostico y control evolutivo de Ia enfermedad.
BIBLIOGRAFiA
I. Galen, S and Gambino, SR: Beyond Normality: The Predictive Value and Efficiency of Medical
Diagnosis. John Wiley and Sons, Inc., New York
2. Mmphy, J and Henry, JB: Effective utilization of clinical laboratories. Hum Pathol9:625
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302:1109
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of Clinical Pathologists Press, Chicago
5. Winkel, P and Statland BE: The theory of reference values. In Henry. JB (ed): Clinical Diag-
nosis and Management by Laborat01y Methods, ed 17. WB Saunders, Philadelphia
6. Statland, BE and Winkel P: Pre-instrumental sources of variation . In Henry, JB (ed): Clinical
Diagnosis and Management by Laboratmy Methods, ed 17. WB Saunders, Philadelphia
17
SECCIÓN
HEMATOLOGÍA
CONCEPTOS
• Hematopoyesis 24
Eritropoyesis . 25
Granulopoyesis 27
Linfopoyesis . 30
Megacariopoyesis 30
• V aloración de laboratorio de la hematopoyesis 31
Toma de muestras directas de la médula ósea . 31
Valoración citológica de la médula ósea . 33
• Valoración de laboratorio de la eritropoyesis 34
Citología medular 34
Recuento reticulocitario . 34
Ensayo de eritropoyetina 36
• Producción y control de la hemoglobina 36
Síntesis del grupo hemo . 36
Síntesis de la globina 38
• Otros factores esenciales para la síntesis de la hemoglobina . 39
Vitamina B12 y ácido fólico . 39
Metabolismo del hierro . 44
• Número de hematíes y concentración de hemoglobina 48
Determinación directa del número de hematíes y la concentración de he-
moglobina 48
Hematócrito . 49
Número de hematíes . 49
Índices corpusculares (valores absolutos eritrocitarios) 50
Morfología eritrocitaria en el frotis de sangre periférica 51
Inclusiones eritrocitarias y fragmentos teñidos 53
• Metabolismo eritrocitario . 54
La membrana eritrocitaria . 54
Vías metabólicas eritrocitarias 55
Pruebas para valorar la vía de la pentosa fosfato 58
Envejecimiento eritrocitario y catabolismo de la hemoglobina 59
• Sangre periférica: leucocitos 62
Recuento leucocitario 62
Granulocitos . 64
Morfología granulocítica anormal 66
Linfocitos. 67
Monocitos 69
Anomalías de la fórmula leucocitaria 69
Desviación a la izquierda 70
20
CAPÍTULO
PRUEBAS
21
• Pruebas de Ia via de Ia pentosa fosfato . 58
Prueba de ascorbato-cianuro 58
Prueba del NADPH fluorescente . 58
Prueba de azul de metileno metahemoglobina . 58
• Medici6n de Ia supervivencia eritrocitaria . 59
• Pruebas de hem6lisis. 61
Hemoglobina libre . 61
Haptoglobina, hemopexina . 61
Hemosiderina urinaria 61
MetahemalbUmina . 62
Prueba de Schumm . 62
U.ctico deshidrogenasa . 62
Bilirrubina indirecta . .. 62
• Recuento leucocitario 62
• F6rmula leucocitaria. 63
• Morfologia granulocftica anormal 66
• F6rmula leucocitaria anormal . 69
• Velocidad de sedimentaci6n globular 70
• Tinciones de citoqufmica leucocitarias. 76
• Anatisis cromos6micos . 76
22
,
CAPITULO
MÉTODOS HEMATOLÓGICOS
23
HEMATOPOVESIS
FETO ADULTO
Saco vitelino
(/)
ü5
w
>-
0
o..
�:2
w
:e
3 5 7 91 1o 20 30 40 50 60
MESES AÑOS
FIG. 2-1. Localización del crecimiento medular activo en el feto y el adulto. Durante el desarrollo fetal la hema
topoyesis se establece en primer Jugar en el mesénquima del saco vitelino, y se desplaza posteriormente al hígado
y el bazo, para quedar limitada finalmente al esqueleto óseo. Desde la primera infancia hasta la edad adulta hay
una restricción progresiva de la médula productiva al esqueleto axial y Jos extremos proximales de los huesos lar
gos, como se indica en las áreas sombreadas del dibujo del esqueleto. (Tomado de Hillman y Finch (1], pág. 2, con
permiso.)
24
que está formada por una fina estructura de sostén de reticulina entrecruzada con conduc
tos vasculares y células medulares en desarrollo. Una única capa de células endoteliales
separa el compartimento extravascular de la médula del compartimento intravascular.
Cuando las células medulares hematopoyéticas están maduras y listas para circular en la
sangre periférica, abandonan el parénquima medular atravesando pequeñas «ventanas»
existentes en las cél,ulas endoteliales y pasando a los senos venosos.
La mayor parte de las células de la sangre periférica no son capaces de volver a dividir
se, tienen una vida relativamente corta y son reemplazadas de manera constante por la
médula ósea. Los principales grupos de células sanguíneas, como los glóbulos rojos, los
glóbulos blancos y las plaquetas, proceden de una célula madre hematopoyética pluripo
tente. Esta célula madre es la primera en una secuencia de pasos regulares y ordenados del
crecimiento y la maduración celulares (figura 2-2). La célula madre pluripotente puede
madurar siguiendo líneas distintas morfológica y funcionalmente, según sean los estímulos
condicionantes y los mediadores, y puede dar Jugar a otras células madre que se autorrege
•
neran o bien madurar en dos direcciones principales. Estas células pueden evolucionar
hacia la línea celular linfoide para la linfopoyesis, o hacia el desarrollo de una célula madre ::I:
multipotente capaz de originar la mielopoyesis, la eritropoyesis o la producción de pla m
quetas (CFU-GEMM) (véase figura 2-2). Morfológicamente, estas células madre multi �
potentes y pluripotentes son células pequeñas con un aspecto similar al de un linfocito
maduro.
�
o
La mayoría de las células madre se mantienen en un estado de reposo (G0) del que -a
pueden ser reclutadas para hacer frente a una situación de urgencia como una hemorragia, o
<
infección o lesión de la médula ósea. Las células madre hematopoyéticas evolucionan en m
forma de unidades de crecimiento bajo la influencia de factores de crecimiento. El desa tJ)
rrollo de los glóbulos rojos, o eritropoyesis, se origina en la célula madre multipotente que Cñ
madura para dar Jugar a una unidad formadora de estallidos-eritroide (BFU-E, burst-for
ming unit-erythroid), bajo el control de una actividad favorecedora de Los estallidos (BPA,
burst-promoting activity). Una sola unidad formadora de estallidos-eritroide es capaz de
producir una colonia de más de 1.000 glóbulos rojos en desarrollo. Ello constituye enton
ces una unidad formadora de colonias-eritroide o CFU-E (colony-forming unit-erythroid).
El crecimiento y maduración de la BFU-E está bajo la influencia de factores hormonales,
en especial de la hormona eritropoyetina. La célula madre hematopoyética puede dar lu
gar también a otras unidades formadoras de colonias (CFU, colony-forming units), que
crecen y maduran para convertirse en granulocitos, monocitos, eosinófilos, basófilos y
megacariocitos bajo la influencia de factores estimuladores de colonias (CSF, colony-sti
mulating factors) (véase figura 2-2). El crecimiento de la médula ósea puede estudiarse en
el laboratorio utilizando métodos de cultivo in vitro. Pueden formarse colonias en medios
de cultivo que contengan Jos factores de crecimiento específicos obtenidos de extractos de
células medulares de sostén, o purificados mediante la tecnología de ADN recombinante,
y pueden analizarse sus efectos en el mantenimiento del crecimiento de las células medu
lares en cultivo.
Eritropoyesis
25
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.·) 1 ,t~..,· N•,: :;: :;~orfonucloor
'~~ Eosin6filo
a
cientes sin riñones producen glóbulos rojos, pero a un ritmo inferior al normal. En la in
suficiencia renal grave, o en las personas a las que se han �xtirpado quirúrgicamente am
bos riñones, se produce un estado anémico grave con una respuesta limitada a los .,
estímulos hipóxicos. El hígado produce todos los factores eritropoyéticos que actúan en o
este caso.
-<
m
La eritropoyetina acelera casi todas las fases de la producción de hematíes. Aumenta en CJ)
especial la rapidez con que las células madre correspondientes (BFU-E y CFU-E) se divi e;;
den y diferencian para dar lugar a la producción de glóbulos rojos. La eritropoyetina incre
menta también el ritmo de división celular, acelera la incorporación de hierro en los gló
bulos rojos en desarrollo, acorta el tiempo de maduración celular y acelera (y aumenta) la
entrada de glóbulos rojos inmaduros (reticulocitos) en la circulación (véanse láminas l , 2
y 16A) Esta capacidad puede medirse en el laboratorio mediante el recuento reticulo
.
citario. Se utiliza la palabra eritrón como término para describir la población total de
eritrocitos maduros y sus precursores en la sangre y la médula ósea. Normalmente, un
10-15% de los glóbulos rojos en desarrollo mueren dentro de la médula ósea. Este fenó
meno, que se denomina eritropoyesis ineficaz, puede estar aumentado en determinados es
tados patológicos.
Granulopoyesis
27
Autorrenoveción
1
Espec:íallzación
r
Compartimentos de proliferación/mitosit
�
Compartimentos de maduración y almecenamiento
Factores de crecimiento
Al factor que puede influir en la maduración de una célula madre para que produzca
granulocitos, monocitos y megacariocitos se le denomina factor estimulador de colonias
para granulocitos y monocitos (GM-CSF, colony-stimulating factor for granulocytes
and monocytes). Se trata de un factor de crecimiento que facilita la diferenciación y esti
mula la producción de granulocitos y monocitos. El proceso de diferenciación consiste en
un fenómeno de represión y expresión de material genético. Así pues, los granulocitos
comparten con los monocitos una célula progenitora común que se denomina unidad for
madora de colonias-granulocito, monocito o CFU-GM (colony-forming unit-granu
locyte monocyte). El contacto de esta unidad con el factor estimulador de colonias proce
dente de monocitos y macrófagos facilitará el crecimiento de colonias de granulocitos y
monocitos. Otro factor, el G-CSF estimula la diferenciación preferentemente a granuloci
tos. En la figura 2-2 se muestran también las células intermedias en este proceso de dife
renciación (una vez han madurado, los granulocitos son liberados a la sangre periférica y
entonces circulan por ella y salen de la sangre para entrar en los tejidos). En condiciones
normales, el ritmo de producción de granulocitos y su ritmo de salida de la médula ósea
son constantes.
28
laminas 2 y 4). Este proceso requiere 7-11 dfas. Los mieloblastos, promielocitos y mielo-
citos son capaces de dividirse y forman el compartimento de proliferaci6n o mit6tico.
A partir de esta fase nose producen mas mitosis, y las celulas maduran a lo largo de varias
fases. Este estadio se denomina entonces compartimento de maduraci6n. A el pertenecen
los metarnielocitos, las bandas y los neutr6filos segmentados. En la medula puede quedar
~n exceso de estas celulas para ser liberadas en caso de necesidad. Esta poblaci6n consti-
tuye el compartimento de almacenamiento. Las celulas de este compartimento pueden
permanecer en Ia medula 6sea durante aproximadamente 10 dfas y constituyen un reserve-
rio para los momentos en que son necesarias. Los granulocitos de Ia sangre periferica estan
distribuidos en dos fases principales, una de las cuales es el compartimento circulante ·
(aproximadamente un 50%), y Ia otra Ia de las celulas que estan situadas a lo largo de Ia
pared de los vasos sangufneos y que se denominan compartimento marginal. Las celulas
pueden pasar del compartimento circulante a1 marginal y viceversa en respuesta a diversos
estfmulos inflamatorios, infecciosos o farmacol6gicos. En la figura 2-3 se representan en
un diagrama los compartimentos granulocfticos.
Las principales funciones de los neutr6filos son las siguientes: 1) defensa del huesped ::I:
con la migraci6n a zonas de infecci6n e inflamaci6n, 2) identificaci6n y procesarniento de m
antfgenos extraiios, 3) fagocitosis y muerte, y 4) digestion de residuos hfsticos y de micro- s:
organismos. La fagocitosis se intensifica con el procesamiento, Ia opsonizaci6n o Ia pre-
paraci6n del antfgeno o el microorganismo (vease Funci6n leucocitaria). Existen tres tipos
~
0
principales de granulocitos maduros que se denominan neutr6filos, eosin6filos y bas6filos "'a
(veanse laminas 4 y 6). Su proceso de producci6n es similar, excepto en las ultirnas fases 0
de la maduraci6n, en que se ponen de manifiesto los tfpicos granulos intracelulares. Las <
m
caracteristicas de tinci6n de estos granulos definen a los tipos celulares (vease tinci6n de
sangre periferica). Los eosin6filos contienen granulos de color rojo rosado, los bas6filos
sa
fJ)
de color azul negruzco y los neutr6filos tienen una tinci6n neutra menos pronunciada.
Cada una de estas celulas tiene unas funciones especfficas que se comentaran mas adelan-
te. Sin embargo, el principal impulso de Ia mielopoyesis va dirigido a Ia serie de los neu-
tr6filos.
Los neutr6filos permanecen en Ia circulaci6n durante aproximadamente 7-10 horas, y a
medida que van pasando a los tejidos son sustituidos en Ia sangre por nuevas celulas libe-
radas porIa medula 6sea. La liberaci6n de Ia medula 6sea a los senos venosos se produce a
traves de unos poros endoteliales finos, similares a los descritos en Ia eritropoyesis. Los
neutr6filos salen de la circulaci6n por entremedio de las celulas endoteliales de los vasos
sangufneos, para pasar a los tejidos. Su capacidad para concentrarse en un Iugar de infec-
ci6n o inflamaci6n esta gobemada por estfmulos de atracci6n denominadosfactores qui-
miotacticos, que son liberados por el tejido dafiado o por las bacterias. La membrana celu-
lar del neutr6filo tiene receptores para estos factores, que desencadenan modificaciones
metab6Licas en el interior del neutr6filo. Los productos de degradaci6n de los neutr6filos,
los productos microbianos y los productos de degradaci6n celular parecen influir, todos
ellos, en Ia cinetica granulocftica. Como consecuencia de estos diversos estfmulos, au-
menta el numero de granulocitos circulantes y pueden liberarse a Ia sangre periferica
granulocitos inrnaduros. Normalmente no mas del 5 % de los granulocitos circulantes son
inrnaduros, y las bandas constituyen, con mucho, la mayoria de estas celulas inmaduras
(veanse figura 2-2 y lamina 20). Cuando hay una estimulaci6n granulocftica intensa, pue-
den pasar a Ia circulaci6n un gran numero de bandas, algunos metarnielocitos y, ocasional-
mente, incluso mielocitos.
La otra gran lfnea de diferenciaci6n de Ia CFU-GM es Ia producci6n de monocitos.
Los monocitos son leucocitos con una fagocitosis activa, que juegan tambien un papel
importante en Ia defensa frente a germenes pat6genos y antfgenos extrafios. La primera
celula producida, que se denomina monoblasto, madura a traves del promonocito hasta
29
convertirse en un monocito maduro (véase lámina 6C). Los precursores de los monocitos
suelen ser muy poco abundantes en la médula ósea normal. Los monocitos salen de la mé
dula cuando han madurado y pasan a los sinusoides venosos para entrar en la sangre peri
férica circulante. Se mantienen en ella durante aproximadamente 12-14 horas antes de
migrar hacía las localizaciones hísticas.
Linfopoyesis
Megacariopoyesis
30
nulos contienen componentes funcionales que son importantes en el control de la hemo
rragia (véase capítulo 5). El número de plaquetas circulantes se mantiene dentro de unos
estrechos límites y parece ser controlado por factores como la masa plaquetar absoluta del
organismo y la liberación de trombopoyetina.
31
particular la celularidad de la médula, los elementos celulares anormales, el cáncer metas
tásico y la cicatrización con tejido fibroso (véase lámina 8).
Tanto para la punción aspirativa como para la biopsia es necesaria una técnica meticu
losamente aséptica, puesto que de lo contrario podría introducirse material infeccioso en la
médula ósea, que podría alcanzar rápidamente la circulación general. Se anestesian la piel
y los tejidos subcutáneos con una inyección local, que se infiltra también en el periostio.
A pesar de que se realice una infiltración adecuada de anestésico local, la punción suele
provocar dolor, puesto que los intersticios de la médula ósea no pueden anestesiarse. Estas
áreas son exquisitamente sensibles a la presión, y la aspiración produce también dolor. El
dolor de la punción aspirativa es un fenómeno normal, y su ausencia ocasional es indicati
va de una enfermedad infiltrante en la médula ósea.
Tras la extracción del tejido, se coloca un apósito impregnado con antibióticos y se apli
ca una presión en la zona durante aproximadamente cinco rrunutos. Si se presta atención a
la asepsia, se realiza con cuidado y se aplica un apósito con presión local, la punción aspi
rativa y la biopsia de médula ósea pueden efectuarse incluso en pacientes con trastornos
hemorrágicos. Esta técnica aporta una información muy útil para el conocimiento de la na
turaleza de muchas enfermedades hematológicas y enfermedades malignas metastásicas.
• Los glóbulos rojos necesitan 5-6 días para su desarrollo en la médula ósea, pero el
núcleo desaparece a los 2-3 días. Los glóbulos rojos en maduración entran muy rápi
damente en la circulación periférica, incluso antes de que se hayan producido las úl
timas modificaciones de la maduración. Los hematíes se mantienen en la circulación
durante unos 120 días antes de su envejecimiento y destrucción.
• Las células granulocíticas nucleadas son numerosas en la médula porque los granu
locitos tienen núcleos bien visibles durante los 5-7 días de desarrollo medular, y
porque un gran número de células maduras permanecen en la médula como compar
timento de almacenamiento.
• En promedio, los granulocitos permanecen 7-24 horas en la sangre periférica y tie
nen una vida total de tan sólo 9-15 días.
32
TABLA 2-1. Recuento diferencial de las células nucleadas de la médula ósea•
Límites de los
valores medios'
Mieloblasto 0,3-2,0
Promielocito 1,4-5,0
Mielocito 4,2-8,9
Metamielocito 6,5-22,0
Banda 13,0-24,0
Granulocito maduro
Neutrófilo 15,0 - 20,0
Eosinófilo 0,5-2,0
Basófilo 0,0- 0,2
Linfocito 14,0-16,0
Monocito 0,3- 2,4
Célula plasmática 0,3- 1,3
Pronormoblasto 0,2- 0,6 <
Normoblasto basófilo 1,4-2,0 )>
r
Normoblasto policromatófilo 6,0-21,0 o
Normoblasto ortocromático 1,0- 3,0 :::zJ
Proporción M:E 2,3- 3,5 a 1,0 )>
(")
'
Las cifras son para los adultos y se han tomado de varias series descritas en Williams y cols. (5,
(directores): Hematology, McGraw-Hill, Nueva York, 1983, y en Wintrobe y cols.: Clinical 2
Hematology, 8• ed., Lea and Febiger, Filadelfia, 1981. e
'
Los va.lores se expresan como porcentaje de las células nucleadas presentes. m
�
tD
o
:::zJ
ma nucleada predominante en el examen de la médula ósea. La proporción M:E normal es )>
de 2:1 a4:1. �
o
5
Valoración citológica de la médula ósea e
m
r
El aspirado medular se extiende en un portaobjetos y se distribuye de manera uniforme.
)>
Las células hematopoyéticas forman estelas o extensiones entre las espículas medulares.
:::1:
características citológicas se de
La celularidad se valora en las espículas, mientras que las m
terminan en las estelas medulares extendidas (véanse láminas 1, 2, 7 y 8). S:
• Se determina la secuencia ordenada de la eritropoyesis, así como la de la mielopo
�
o
yesis. De esta forma puede obtenerse un recuento diferencial de la médula ósea y .,
apreciarse la maduración. o
Se evalúa la cantidad de células (actividad), asf como la presencia de todos los -<
• m
elementos de la maduración. C/)
• Se determina la proporción de células mieloides respecto a las eritroides, como se ha u;
indicado anteriormente.
• Se observa la posible presencia de células hematopoyéticas anormales.
• Se valoran algunos de los elementos medulares menos abundantes, como linfocitos
y células plasmáticas.
• Pueden realizarse tinciones especiales de la médula ósea para determinar el estado
del hierro (que se comenta en el capítulo sobre anemias).
33
En la tabla 2-1 se indican los límites de los valores normales para las células del aspira
do medular. Los cortes de tejido incluidos en parafina de una biopsia no son adecuados
para un recuento diferencial morfológico. El número de megacariocitos o precursores pla
quetares puede determinarse tanto en el aspirado como en la biopsia medular con mucha
facilidad (véase lámina 7). A veces no puede obtenerse material con la punción aspirativa,
a pesar de aplicar una técnica adecuada. Esta situación se denomina «punción seca» y se da
en las siguientes circunstancias:
En estas circunstancias, la biopsia de médula ósea resulta mucho más útil porque de
termina la ausencia de células medulares o la naturaleza de los elementos celulares infil
trantes.
Citología medular
Recuento reticulocitario
En la maduración de los glóbulos rojos son necesarios varios días para que las células
que contienen hemoglobina eliminen el ácido ribonucleico citoplasmático residual des
pués de la extrusión del núcleo. Parte de este proceso se produce en la médula ósea y ¡parte
en la circulación. Durante esta última fase de la maduración, la célula que contiene ARN es
de un tamaño ligeramente superior al de la célula madura; contiene fragmentos varios de
mitocondrias y otras organelas, así como ARN ribosómico. Estas células, que se denomi
nan reticulocitos, pueden distinguirse a menudo en los frotis de sangre periférica con tin
ción de Wright por su mayor tamaño y su aspecto ligeramente gris o purpúreo. El material
reticulofilamentoso que da a estas células su nombre se observa sólo después de una tin
ción supravital, pero es responsable también de las diversas anomalias de tinción que se
observan en los frotis habituales. La policromasia es una coloración gris o azulada, y el
punteado basófilo es la forma granular de coloración azul mencionada anteriormente
(véanse láminas lOB, 16A y 16C).
34
Las células normales están 1-2 días circulando como reticulocitos y 120 días en su forma
madura, y aproximadamente un 0,5-2,5 % de los glóbulos rojos circulantes son reticuloci
tos. Un recuento reticulocitario de 0,5-2,5% indica una actividad medular normal si la con
centración de hemoglobina es normal. Un recuento reticulocitario elevado en presencia de
concentraciones de hemoglobina normales indica que se están perdiendo o destruyendo
hematíes, pero que la médula ha aumentado la producción eritrocitaria para compensarlo.
Con concentraciones de hemoglobina bajas, un recuento reticulocitario de 0,5-2,5 %indica
que la respuesta a la anemia no es adecuada. Ello puede deberse a una producción medular
disminuida o defectuosa o a una menor cantidad de eritropoyetina. El recuento reticulocita
rio suele presentarse en forma de porcentaje de los eritrocitos circulantes. Si un individuo
tiene anemia, el número de eritrocitos circulantes disminuye, con lo que el porcentaje de
reticulocitos «normal» (0,5-2,5 % ) aumentará. El recuento reticulocitario se corrige, pues,
para tener en cuenta la anemia, multiplicando el porcentaje medido (recuento reticulocita
rio) por la proporción del hematócrito del paciente respecto a un hematócrito normal. La
corrección del recuento reticulocitario para la anemia puede ser, pues, la siguiente:
<
RO x hematócrito del paciente >
RC= r
o
Hematócrito normal medio (45)
:u
>
en donde, Q
RC recuento reticulocitario corregido o
z
=
35
Ensayo de eritropoyetina
Las dos partes de la molécula de hemoglobina (grupo hemo y globina) tienen vías de
síntesis muy distintas. Cada molécula de hemoglobina tiene cuatro grupos hemo idénticos
unidos a las cuatro cadenas proteicas de la globina. Los grupos hemo consisten en cuatro
estructuras de 4 carbonos en forma de un anillo simétrico denominado anillo pirrólico, que
constituyen en conjunto una molécula de porfirina. Este anillo de porfirina se observa
también en otras proteínas además de la hemoglobina, como por ejemplo la mioglobina y
otras enzimas (catalasa, citocromos y peroxidasa). La biosíntesis del grupo hemo se reali
za con una producción escalonada de una estructura de porfirina, seguida de la inserción
del hierro en cada uno de los cuatro grupos hemo (véase figura 2-4).
36
MEMBRANA CELULAR
Piridoxina
•
Porfobilinógeno,... Uro,... Copro
"''
:JJ
o
e
e
(")
(")
a.
z
<
FIG. 2-4. Formación del grupo hemo. La mitocondria es responsable de la síntesis de la protoporfirina, un
(")
proc eso en varias etapas que se inicia con la formación del ácido deltaaminolevulínico a partir de glicina y succi o
nii-CoA, con el piridoxal-5-fosfato (PLP) como cofactor esencial. A con tinu ación se produce la secuencia de z
formación de porfobilinógeno, uroporfirina y coproporfirina en el citoplasma, seguida de un ensamblaje intrarni
.....
:JJ
tocondrial de la protoporfrrina y el hierro para formar el grupo hemo. Se muestra la estructura del producto final,
la molécula hemo. Está formada por cuatro porciones de porfirina unidas en una estructura de anillo alre-
o
r-
dedor de una molécula central de hierro. (Tomado de Hillman y Finch ( 1], pág. 8, con permiso.)
e
m
r
La síntesis de la porfirina requiere la formación de una cadena en línea recta de grupos )>
carbonados, que se cierra formando un único anillo pirrólico. Cuatro pirroles unidos, y tras :E:
m
varios cambios e intercambios de grupos de sustitución, forman el compuesto final sin
S:
hierro protoporfirina. o
Los grupos carbonados que forman esta cadena proceden del aminoácido glicina y de C)
una coenzima, la succinilcoenzima A.
5
• Estos dos compuestos se condensan inicialmente para formar el ácido aminolevulí 52
z
níco (ALA). Este compuesto en línea recta es el primer precursor claramente asocia )>
do a la síntesis del grupo hemo. La enzima que cataliza esta reacción, laAlA-sinte
tasa, parece ser el factor que limita la velocidad de esta vía metabólica. El piridoxal
fosfato (vitamina B12) actúa como coenzima en la reacción, que es estimulada por la
presencia de la hormona eritropoyetina e inhibida por la formación del propio grupo
hemo (control de retroacción negativa). Esta vía metabólica se inicia en las mito
condrias y el citoplasma de la célula en desarrollo.
• Dos moléculas de ALA se combinan para formar porfobilinógeno, que es una mo
lécula de un único anillo.
• Posteriormente, cuatro moléculas de este compuesto se condensan para formar un
compuesto de cuatro anillos (tetrapirrólico), denominado uroporfirinógeno.
37
• Los pasos ulteriores de esta síntesis incluyen la conversión de este compuesto en
coproporfirinógeno.
• El coproporfirinógeno es convertido en protoporfirina.
• Por último, la protoporfirina se acopla con el hierro en presencia de otra enzima li
mitante de la velocidad, laferroquelatasa(hemo sintetasa), para formar el pigmento
transportador de oxígeno hemo. La coproporfirina y uroporfirina no utilizadas se
excretan por la orina y las heces. Si hay una alteración en la síntesis del grupo hemo,
pueden excretarse cantidades anormales de estos compuestos o de otros precursores.
Su identificación y determinación se comentará en apartados posteriores(véase Por7
firias en el capítulo 3).
Así pues, los estados clínicos asociados a una producción anormal del grupo hemo in
cluyen la anemia y los trastornos enzimáticos genéticos o adquiridos que producen una
acumulación anormal de las porfirinas(porfirias).
La inserción de cuatro moléculas hemo en las cuatro moléculas de globina constituye la
síntesis final de la hemoglobina. El grupo hemo se sintetiza en las mitocondrias y la incor
poración a la globina tiene lugar en el citoplasma del eritrocito en desarrollo.
Síntesis de la globina
38
ción. Se han determinado estos códigos genéticos que gobiernan la unión de 141 aminoá
cidos en la cadena alfa y de 146 en las cadenas no alfa.
Durante la vida fetal, las cadenas embrionarias dan paso posteriormente a la hemoglo
bina fetal principal (a2 -y2, hemoglobina F). Éste es el tipo de hemoglobina dominante en la
última parte de la vida fetal y en el primer período neonatal. La conversión de la hemoglo
bina fetal en hemoglobina del adulto (a2B2) se completa a los 3-6 meses de edad. No se han
determinado aún los mecanismos que controlan este cambio (véase también figura 3-4).
La vitamina B12 está formada por un anillo de porfirina unido a una base de nucleótido •
(figura 2-5A). El anillo de porfirina es muy similar al grupo hemo, excepto porque el hie- 0
rro está reemplazado por cobalto. El metabolismo de la vitamina B12 (cianocobalamina) y , -4
del ácido fólico (ácido pteroilmonoglutámico) interviene de forma esencial en la síntesis :lJ
y los intercambios intermoleculares de fragmentos de 1 y 2 carbonos. Estas reacciones �
afectan a la síntesis de las purinas y las pirimidinas, e influyen por tanto en la síntesis de .,
ADN (figura 2-6). Los estados de déficit de estas sustancias hacen que la producción l>
de ADN sea defectuosa, que el desarrollo nuclear y citoplasmático sea anormal y que se (")
-4
produzcan células megaloblásticas grandes e inmaduras (véase Déficit de vitamina B12 y o
ácido fólico, pág. 89). :lJ
m
rJ)
Metabolismo de la vitamina 812 y el ácido fólico ..,
l>
La vitamina B12 es sintetizada en la naturaleza por microorganismos. El ser humano no :lJ
puede sintetizarla y la obtiene mediante la ingesta de tejidos de animales. La dieta humana l>
r
normal contiene 5-30 Jlg de vitamina B12 diarios, de los que 1-5 Jlg son absorbidos. Nor )>
malmente los depósitos corporales consisten en 3.000-5.000 Jlg de Jos que 1.000 Jlg están rJ)
almacenados en el hígado. La absorción de la vitamina B12 se produce en el íleon terminal 2'
bajo la influencia de una sustancia producida en las células parietales del estómago que se -4
denomina factor intrínseco. Este factor es esencial para la absorción de la vitamina B12 en m
rJ)
el íleon terminal. El factor intrínseco es una glucoproteína bivalente que se une de forma
preferente a la B12 y a receptores situados en la superficie de las células del íleon terminal.
e;;
e
Dado que la vitamina B12 es abundante en la naturaleza, su déficit se debe principalmente a m
la malabsorción o a un déficit de factor intrínseco. Tras la absorción, la vitamina B12 es r
transportada por unas proteínas plasmáticas denominadas transcobalaminas (figura 2-7). l>
Existen tres tipos de transcobalaminas, que reciben los nombres de transcobalamina 1, 11 :E:
y III. Las transcobalaminas 1 y III son proteínas de almacenamiento para la vitamina B12 y m
la transcobalamina 11 es una proteína de transporte. Las transcobalaminas de almacena S:
miento son sintetizadas en los granulocitos y tienden a aumentar en los casos en que la
o
C)
masa granulocítica es exagerada, como por ejemplo en las enfermedades mieloproliferati r
vas o en la Jeucocitosis (véase capítulo 3). o
Existen dos formas naturales principales de vitamina B12, la cianocobalamina y la hi �
droxicobalamina. En el cuerpo humano, estas sustancias son convertidas en las cobalami z
nas funcionales metilcobalamina y 5'-desoxiadenosilcobalamina. Los depósitos corporales
l>
normales son suficientes para soportar un año con ingesta nula; sin embargo, los estados de
rápido crecimiento o metabolismo celular aumentan las necesidades de vitamina B12•
Aunque es una sustancia imprescindible para el metabolismo humano normal, la vitamina
39
A
5:6-dimetilbenziminazol
OH COOH 6'
� !r
5'
N1 t:í
� ----;�
� ���10� - CO-NH-¿H
9 1 1
� 8/; 3' 2' CHz
HzN N N tHz 1
COOH •
�
Residuo de pteridina Residuo de ácido �esiduo de ácido
P.aminobenzoico L-glutámico
B Residuo de pteroll
FIG. 2-5. (A) Estructura de la vitamina B12 (5'desoxiadenosilcobalamina). (Redibujado de Chanarin, 1: The
Megaloblastic Anemias. Blackwell Scientific Publications, Boston, con permiso.) (B) Estructura del ácido fó
lico (ácido pteroilglutámico). (Tomado de Williams, WJ y cols.: Hematology, 3.• ed., McGraw-Hill, Nueva
York, 1983, pág. 320, con permiso.)
B 12 sólo es precisa de forma inequívoca para relativamente pocas reacciones. Una reacción
importante es la metilación del aminoácido homocisteína para dar lugar al aminoácido
metionina, conversión que no sólo genera metionina sino también el cofactor de folato te
trahidrofolato.
Un déficit de vitamina B12 hace que no se pueda regenerar el ácido tetrahidrofólico a
partir del ácido N5-metiltetrahidrofólico, y puede dar lugar a una anemia megaloblástica.
La reacción clave puede representarse con la siguiente ecuación:
40
Desoxiuridi l(\m idilato --+ ADN
�THF)
Metionina
e Wam;na B,
Homocisteína
N5-metil THF
o
-t
:a
FIG. 2-6. Funciones de la vitamina 81� y el ácido fólico en la síntesis del ADN. THF = tetrahidrofolato; o
DHF = dihidrofolato; CH� = THF = metilén tetrahidrofolato. (Tomado de Pittiglio, OH y Sacher, RA: Clinical 0
Hematology and Fundamentals of Hemostasis. FA Davis, Filadelfia, 1987, pág. 62, con permiso.) .,
)>
(')
-t
o
metiltransferasa :a
homocisteína + N5-metil-FH4 H ácido tetrahidrofólico + metionina m
0
metilcobalamina
.,
)>
El ácido fólico es una denominación colectiva que engloba a un grupo de compuestos :a
derivados de las hojas verdes. Estos compuestos están formados por tres partes (véase fi )>
r
gura 2-SB), a saber:
)>
0
un anillo de pteridina,
2'
•
• ácido para-amino-benzoico, y -t
• un número diverso de unidades de ácido glutámico. m
0
Las dos primeras porciones se denominan colectivamente pteroíles, y el resto del e;;
nombre se forma indicando el número de residuos de ácido glutámico existentes; por e
m
ejemplo, pteroíl monoglutamato o pteroíl poliglutamatos. Una ctieta normal contiene 500-
700 J.l.g de folato, de los que se absorben 50 J.l.g diarios, y el cuerpo dispone de una cantidad !;
de folato almacenado equivalente al aporte de un mes. Los folatos se absorben en el intes ::1:
tino delgado y suele producirse un déficit de ácido fólico en situaciones de exceso de de m
manda o de un aporte deficitario en la dieta. S:
El folato metabólicamente activo procede de la reducción del grupo pteroíl a dihidro o
folato, y posteriormente a tetrahidrofolato, en presencia de la enzima dihidrofolato re
C)
r
ductasa. El ácido tetrahidrofólico es la forma reducida del ácido fólico y es el compuesto o
catalítico y con autorregeneración que actúa como mediador en la transferencia de grupos �
monocarbonados. Los fragmentos monocarbonados pueden fijarse a los grupos pteroíl y z
ser transferidos al metabolismo intermectiario que participa en la síntesis del ADN. Al )>
igual que la vitamina B12, el ácido fólico no puede ser sintetizado por los mamíferos. El
principal efecto de un déficit de ácido fólico es un deterioro en la síntesis de tirnidina. Esta
sustancia forma parte del ADN pero no del ARN, por lo que una alteración del metabolis-
41
f· H[GADO
TEJIDO
FIG. 2-7. Absorción, transporte y almacenamiento de la vitamina 812• La vitamina 812 de la dieta es liberada por
la digestión ácida péptica y a continuación se une al factor intrfnseco (FI-812) producido por las células parietales
gástricas. Esto protege a la vitamina 812 hasta que llega al íleon terminal, donde es liberada del factor intrínseco y
se une a la transcobalamina
macenan
II (Te II) para su transporte al hígado y los tejidos . En los individuos normales se al
1-10 mg de vitamina 812 en el hígado. Estos depósitos de 812 pueden ser liberados y transportados
directamente a los tejidos o, en menor grado, secretados a la bilis para su reabsorción en un ciclo enterohe-
pático (CEH). (Tomado de Hillman y Finch [1], pág. 79, con permiso .)
Pueden efectuarse ensayos de la vitamina B12 y el folato en suero mediante varias téc
nicas que se comentan en el capítulo 3. El sistema habitual es el radioinmunoensayo. Los
límites normales para la vitamina B12 son de 200-900 pg/ml, y los del folato de 3-20 ng/ml.
El déficit de cobalarnina se debe casi siempre a una malabsorción de la vitamina B12• La
causa más frecuente es la anemia perniciosa, que se debe a una falta defactor intrínseco.
Éste es producido en condiciones normales por las células parietales de la mucosa gástrica,
y se produce un déficit en cualquier situación de depleción de su producción, como la
42
TABLA 2-2. Valores normales del metabolismo de la vitamina 812 y el folato
Ácido fólico
Sérico: 3-20 ng/ml
Eritrocitario: 165-600 ng/ml
FIGLU: Excreción urinaria de hasta 17 ng/día
Metilmalonato: Excreción urinaria de hasta 1 O mg/día
Prueba de Schilling: 1 5-40 % de una dosis de 0,5 �g
5-40 % de una dosis de 1,0 �g
Vitamina B12 (en suero): 200-900 pg/ml
43
Proceso de renovacíón
díaría del Fe··
PRODUCCIÓN DIARIA DE
RENOVACIÓN DIARIA DE HEMATÍES EN lAM�DIJlA
LOS HEMATfES ENVEJECIDOS ÓSEA PARA REEMPlAZAR A
1 % DIARIO lAS dLUlAS ENVEJECIDAS 1 %
ABSORCIÓN
---,.
-
TANSÓL
------1
�
..
01-2 "'9
.._ 1
1
Fe PlASMÁTICO
lATRANSFERRINA
N
1 -
j
r--------------- · � OlD
R A IdLULAS DESCAMADAS
1 EN ELTUBO DIGEST1VOI
FIG. 2-8. Diagrama en el que se muestra la renovación diaria normal del hierro y las vías para el intercambio in
temo del mismo. (Tomado de Pittiglio, DH y Sacher RA: Clinical Hematology and FundamentalS of Hemostasis.
FA Davis, Filadelfia, 1987, pág. 42, con permiso.)
con lo que la 8,2 marcada se excretará por la orina. En la segunda fase de la prueba se va
lora la integridad funcional del íleon terminal, o la posibilidad de que existan factores que
bloqueen la luz del intestino e impidan con ello la absorción de la vitamina B 12• Así pues, si
la excreción urinaria de 57Co aumenta hasta un valor normal al añadir factor intrínseco, se
establece un diagnóstico de déficit de dicho factor. Una excreción nuevamente baja indica
la presencia de otros estados de malabsorción.
Antes de realizar una prueba de Schilling, es obligado haber investigado otras causas
de megaloblastosis, como el déficit de ácido fólico (mediante la determinación del folato
en suero), ya que la administración de una dosis de ataque parenteral de vitamina B 12 puede
causar confusiones en este estudio (véase el capítulo 3).
44
varones y 50 mg/kg en las mujeres) están unidos a grupos hemo. Es necesario un miligra
mo de hierro por cada mililitro de hematíes producido. Cada día son precisos 20-25 mg de
hierro para la eritropoyesis. El 99 % de este hierro requerido es hierro reciclado que se re
cupera de la renovación normal de los glóbulos rojos y del catabolismo de la hemoglobina.
Sólo se absorbe 1 mg/día (que constituye un 5 % de la renovación del hierro) para com
pensar las pérdidas mínimas que se producen en la excreción fecal y urinaria. En la figu
ra 2-8 se muestra el proceso continuo de la renovación diaria del hierro. El resto del hie
rro del organismo, que supone una tercera parte del contenido total, está almacenado en el
hígado, el bazo y la médula ósea, o es transportado en la mioglobina y las coenzimas de las
proteínas de transporte de electrones de los citocromos. Los depósitos de hierro están en
forma de hemosiderina o de ferritina. En la tabla 2-3 se presentan los valores normales del
metabolismo del hierro.
o
La absorción de hierro es regulada por el intestino, que acepta únicamente la cantidad -4
suficiente para cubrir las pérdidas, sin permitir que se produzca una absorción excesiva. La :;Q
ingesta normal de hierro en la dieta es de 10-20 mg/día. La cantidad de hierro absorbido de o
en
la dieta varía mucho, en función de varios factores entre los que se encuentran la cantidad .,
y tipo de hierro ingerido, la acidez gástrica, la actividad de la médula ósea y el estado de los )>
depósitos de hierro del organismo. Aunque todo el intestino delgado tiene la capacidad de (")
-4
absorber hierro, la absorción máxima se produce en el duodeno y la parte proximal del ye o
yuno, debido a la presencia de unas condiciones de pH óptimas. En los estados de déficit :;Q
grave de hierro, el organismo puede aumentar la absorción hasta llegar a un 30 % del inge m
en
rido en la dieta, para compensar la depleción.
"tt
El hierro es biológicamente activo en sus formas ferrosa (Fe2•) y férrica (Fe3•). En ge )>
neral un pH bajo o ácido favorece el estado ferroso y la absorción de hierro, mientras que :;Q
un pH alcalino o neutro favorece el estado férrico y reduce la absorción. )>
45
Valoración de laboratorio del estado del hierro
hierro sérico
Porcentaje de saturación = ------- X 100
CTIH
46
mujeres premenopáusicas. Cada 1 mgllitro de ferritina corresponde a 8-1 O mg de depósito
de hierro. La determinación de la ferritina sérica puede ser especialmente útil para distin
guir el déficit de hierro de otras causas de anemia microcítíca hipocrómica (véase capítu
lo 3 y tabla 3-4). Las ferritinas séricas suelen ser inferiores a 1 0 �g/ml en el déficit de hie
rro. Su concentración está elevada en la inflamación, las hepatopatías, las enfermedades
malignas y otras enfermedades crónicas. En la sobrecarga de hierro la ferritina sérica pue
de aumentar hasta cifras de varios miles de �g/ml.
Protoporfirina eritrocitaria libre (PEL). Como se ha indicado en el apartado de Sín
tesis del grupo hemo (véase figura 2-4), la enzima ferroquelatasa inserta hierro ferroso en
la protoporfirina IX en el último paso de esta síntesis. La protoporfirina sin hierro no se
incorpora a la hemoglobina. Los eritrocitos producen normalmente un ligero exceso de
protoporfirina que no es necesario para la síntesis de grupos hemo, pero cuando hay un dé
ficit de hierro, la protoporfirina aumenta en varias veces. La ferroquelatasa es un paso en
zimático limitante en la síntesis del grupo hemo, y la inserción de hierro en la protoporfiri
na proporciona una retroacción negativa (véase figura 2-4). La determinación de la PEL •
constituye un indicador precoz y sensible del déficit de hierro. También está elevada en los o
estados de enfermedad crónica y en la intoxicación por plomo, situaciones ambas en las -4
que se producen alteraciones en el metabolismo del hierro. La protoporfirina eritrocitaria :o
o
libre suele determinarse mediante fluorescencia directa. Los valores normales dependen C/)
del método y del laboratorio de que se trate, pero son del orden de 15-18 �gllitro de hema .,
tíes. Esta prueba es útil para diagnosticar el déficit de hierro, incluso después de haber )>
instaurado un tratamiento con este elemento.
�
Determinación del hierro bístico. En ocasiones es preciso efectuar una estimación o
directa de los depósitos de hierro para el diagnóstico. Ello puede hacerse con una biopsia :o
m
hepática, o más comúnmente, con una biopsia de la médula ósea. El hierro medular puede
C/)
observarse directamente en preparaciones sin teñir de aspirados medulares en forma de .,
gránulos refractarios dorados de hemosiderina. Sin embargo, en general, los depósitos )>
de hierro de la médula ósea se valoran mediante una reacción con azul de Prusia, que da a :o
la hemosiderina una coloración azul oscura (véase lámina 9). La gradación histológica tie )>
r
ne una correlación razonablemente buena con el contenido de hierro de la muestra. Esta )>
estimación de los depósitos de hierro constituye la determinación más exacta del conteni C/)
do de hierro corporal; sin embargo, habitualmente puede obtenerse información con el
z'
empleo de las demás pruebas citadas anteriormente. -4
Morfológicamente, la hemosiderina en pequeños gránulos refleja los agregados intra m
citoplasmáticos de ferritina. Los eritroblastos (normoblastos) que contienen gránulos de
C/)
este tipo se denominan sideroblastos (lámina 15). En la médula ósea normal, aproximada
C/)
e
mente un 30 % de los eritroblastos contienen gránulos de estas características, y el porcen m
taje de sideroblastos en la médula se corresponde estrechamente con el porcentaje de satu
ración de la transferrina. Normalmente sólo se observan dos pequeños gránulos en cada �
eritroblasto. En los estados de sobrecarga de hierro estos gránulos pueden ser más nume :::t:
rosos. En ocasiones pueden estar dispuestos en forma de anillo alrededor del núcleo, y es m
tos sideroblastos se denominan sideroblastos en anillo (véase lámina 15A). La causa de S:
esta distribución parece estar en defectos en la biosíntesis del grupo hemo en las mitocon
o
C)
drias. r
La valoración de los depósitos de hierro medulares puede dar una estimación del hierro o
falsamente normal en los pacientes a los que se ha administrado recientemente un trata 2:!
miento parenteral con hierro o trasfusiones sanguíneas, puesto que el hierro es captado in 2
mediatamente por los macrófagos (células reticuloendoteliales), que son la principal loca )>
lización del depósito hístico de este elemento.
47
NÚMERO DE HEMATÍES Y CONCENTRACIÓN DE HEMOGLOBINA
Hombres Mujeres
48
es el método más ampliamente utilizado, porque los reactivos e instrumentos pueden ser
controlados con facilidad en base a estándares de referencia estables y fiables. Las limita
ciones de esta técnica residen en la dilución exacta de la muestra y en la preparación de los
reactivos; así como en una calibración cuidadosa de los instrumentos. Para los varones
adultos, las concentraciones normales son de 13,5-18,0 g/dl. Los límites normales para las
mujeres son de 12-16 g/dl. La hemoglobina puede determinarse con el empleo de espec
trofotómetros que pueden estar en la consulta del médico o en la mayoría de laboratorios
generales. Sin embargo, el método más ampliamente utilizado se basa en el empleo de un
recuento celular automático que determina directamente la hemoglobina en el canal eritro
citario.
Puede efectuarse una estimación cualitativa de la concentración de hemoglobina me
diante la valoración de la densidad de la sangre. Este método se utiliza como técnica de
detección sistemática -para determinar si una persona puede donar sangre sin peligro. Con
él puede confirmarse la presencia de un nivel mínimo de seguridad. Estos niveles son de
1,053 para las mujeres (que corresponde a una concentración de hemoglobina de aproxi
madamente 12,5 g/dl) y 1,055 para los varones (que corresponde a 13,5 g/dl). La prueba z
consiste en dejar caer una gota de sangre a través de una solución de sulfato de cobre pre e-
parada para que tenga una densidad de 1,053 o 1,055. Si la gota se hunde, su densidad es S:
igual o superior a la de la solución de sulfato de cobre; si la gota sube hacia la parte supe m
rior, su densidad es más baja. Se producen inexactitudes si la solución de sulfato de cobre :a
varía de densidad, a causa de la contaminación o la evaporación, o si hay en la sangre al
o
e
guna otra sustancia aparte de la hemoglobina que modifique sustancialmente la densidad. m
Las proteínas del mieloma, otras globulinas anormales y los medios de contraste radioló :::e
gicos son, en este caso, la causa más probable. m
S:
Hematócrito
�
ñi'
t/)
El hematócrito puede determinarse en sangre venosa o capilar con una técnica macro o <
microcapilar. En la técnica macrocapilar, se coloca una muestra de sangre venosa en un ("')
tubo graduado de 100 mm de longitud y se centrifuga a 2.260 g durante 30 minutos. Se lee o
directamente el volumen de hematíes condensados y el de plasma en la escala milimétrica z
("')
marcada en el tubo. Este método no se utiliza ya de forma frecuente en la actualidad. m
El método del microhematócrito utiliza sangre venosa o capilar con la que se llena un z
tubo capilar de aproximadamente siete centímetros de longitud y un milímetro de diáme -t
tro. Se centrifuga el tubo durante 4-5 minutos a 10.000 g y se determinan las proporciones
:a
)>
de plasma y hematíes mediante un dispositivo de lectura calibrado. Este método es rápido ("')
y sencillo; sin embargo, debe controlarse que el aparato de centrifugación tenga una fuer o
za centrífuga óptima y debe colocarse el tubo con cuidado y leerse con la escala graduada. z
Estas técnicas permiten una estimación visual del volumen de leucocitos y plaquetas que e
forman la capa leucocitaria entre los hematíes y el plasma (véase también lámina 40A). m
Debe observarse también el plasma soibrenadante para detectar la presencia de ictericia o :::e
hemólisis. El hematócrito puede determinarse también con el empleo de instrumentos
m
electrónicos automáticos, en los que se calcula a partir del volumen corpuscular medio y el
S:
o
número de hematíes. C)
r
o
Número de hematíes �
z
)>
El recuento de los glóbulos rojos en un pequeño volumen de sangre enormemente di
luida es inexacto y rara vez se realiza. El número de hematíes puede determinarse directa-
49
mente y con exactitud mediante instrumentos de recuento electrónicos que proporcionan
resultados fiables y reproducibles. Estos instrumentos están programados para proporcio
nar un cálculo rápido de los índices corpusculares, que en la actualidad han pasado a ser
parte integrante habitual del hemograma completo.
Indica el volumen medio de los hematíes. Con los dispositivos de recuento electróni
cos, el VCM se mide directamente, pero puede calcularse también dividiendo el hemató
crito por el número de hematíes expresado en millones por microlitro y multiplicado por
1.000. El resultado se expresa en femtolitros (fl) por hematíe (fl w-ls litros). Los límites
=
so
de hemoglobinización de los hematíes puede establecerse mediante la determinación de la
HCM y puede describirse como de hemoglobina media normal (normocrómico) o inferior
a la normal (hipocrómico).
Determinados trastornos cursan con una variación anormalmente amplia del tamaño
eritrocitario, pero con un tamaño medio normal. El VCM resultante es normal y puede lle
var a confusión. El examen del frotis sanguíneo permite detectar esta situación, pero tam
bién puede cuantificarse electrónicamente mediante la amplitud de distribución de los he
matíes o ADH. Los límites normales son de 1 1,6-14,6, y unas cifras superiores indican una
mayor variabilidad en el tamaño (anisocitosis).
Existe una considerable variación en el contenido de hemoglobina de los hematíes en
distintos períodos de la vida. Al nacer, el valor de hemoglobina es superior al existente
en cualquier otro momento, y disminuye en el período posnatal inmediato. Un valor de
10- 1 1 g/dl es normal para un lactante de 3 meses de edad (véase también apéndice C,
tablas C2, C3).
z
Morfología eritrocitaria en el frotis de sangre periférica e-
s:
Puede obtenerse una gran cantidad de información diagnóstica mediante el examen de m
:a
los hematíes en un frotis de sangre periférica adecuadamente preparado con tínción
. o
de Wright-Giemsa. La mejor zona es aquella en la que las células llegan a tocarse sin su
e
perponerse. El hematíe normal es un rusco bicóncavo, de 6-8 Jlm de diámetro. La hemog m
lobina confiere al eritrocito teñido una coloración naranja rojiza. La tinción es más intensa :t
en la periferia y disminuye gradualmente al aproximarse al centro del hematíe (véase lá m
mina 5). La zona pálida central de la célula es normal y ocupa aproximadamente una ter S:
cera parte del diámetro. Los hematíes que tienen una concentración normal de hemoglobi
na se describen como normocrómicos. Las partes externas del glóbulo rojo se tiñen con
�
ñi'
mayor intensidad que el centro porque en la periferia hay una profundidad de solución de en
hemoglobina superior a la del centro que está más aplanado. En el frotis normal la varia -<
ción en las características de tamaño, forma y tinción es pequeña (normocitosis). La pre (")
sencia de una variación en el tamaño de las células se denomina anisocitosis. Ello puede o
producirse cuando existe un aumento en el número de células pequeñas, grandes o de una z
(")
mezcla de ambos tipos. La variación en la forma de los hematíes se denomina poiquiloci m
tosis. Las distintas variaciones de la forma pueden ser importantes en el diagnóstico dife z
rencial de los estados patológicos. Se comentarán en el apartado de trastornos de los he -t
:a
matíes; sin embargo, entre las alteraciones de la forma se encuentran las que se citan en la )>
tabla 2-5 (véase también lámina10-14). Q
Se utiliza el términohipocromía para describir una disminución en la intensidad de o
tinción de la hemoglobina. La hipocromía se produce cuanto la zona de palidez central z
ocupa más de una tercera parte del diámetro del hematíe (véase lámina 30). Cuando se ob e
serva en el frotis de sangre se asocia casi siempre a una disminución de la CHCM. Los he m
matíes con un tinte azul claro o gris difuso en el citoplasma se describen como caracteriza :t
m
dos por una basofilia difusa (policromasia) (véase lámina lOB). Estas células son
S:
eritrocitos jóvenes (reticulocitos) que no han perdido aún completamente su ácido ribonu
o
cleico. Pueden teñirse con tinciones supravitales en las preparaciones de reticulocitos G')
(véase lámina 16A). Normalmente suponen menos de un 2 % de la población eritrocitaria. r
Debe efectuarse un recuento reticulocitario en todo paciente que presente una policromasia o
txJ
difusa importante. Estas células son de un tamaño superior al normal y pueden elevar el
volumen corpuscular medio, dando lugar a una aparente macrocitosis (véase también Re
z
)>
cuento reliculocitario, pág. 34).
51
TABLA 2-5. Anomalías eritrocitarias que se
observan en un frotis teñido
52
Inclusiones eritrocitarias y fragmentos teñidos
Punteado basófilo
El ARN basófilo puede dar también una imagen de un punteado fino. Ello puede aso
ciarse a una policromasia difusa extensa, pero puede producirse también en estados tóxicos
como la intoxicación por plomo o los trastornos de la producción de la hemoglobina (ane
mia megaloblástica y talasemia) (véase lámina 16C).
Cuerpos de Howe/1-Jolly
53
METABOLISMO ERITROCITARIO
La membrana eritrocitaria
La membrana eritrocitaria está formada por una capa integral de lipidos, con fosfolípi
dos y colesterol, que contiene proteínas en íntima asociación. Estas proteínas pueden ser
internas o periféricas. La composición proteicolipídica es importante para mantener la in
tegridad de la membrana eritrocitaria. Esta resiste además el flujo de entrada incontrólado
de iones de sodio, que están presentes en el plasma a una concentración superior, y del flu
jo de salida de iones de potasio, que se encuentran en mayor concentración en el interior de
la célula. La membrana facilita un transporte activo de iones de sodio hacia el exterior, y de
iones de potasio hacia el interior del hematíe. El proceso tiene una dependencia crítica del
suministro adecuado de energía en forma de glucosa. La principal proteína de membrana
externa se denomina glucoforina. Se trata de una proteína glucosilada que contiene la ma
yoría de los antígenos eritrocitarios. También proporciona probablemente la base del ci
toesqueleto de la membrana del hematíe. La principal proteína interna se denomina es
pectrina, que es la proteína de membrana más abundante. La espectrina es también un
componente importante para la integridad de la membrana eritrocitaria normal, y a ella se
debe la resistencia de la membrana y el que pueda soportar las fuerzas de desgarro a las que
la somete el sistema circulatorio. La integridad de la espectrina se mantiene gracias al
aporte de energía en forma de adenosintrifosfato (ATP). Una fosforilación defectuosa de la
espectrina se asocia a una pérdida de la integridad de la membrana y a una menor defor
mabilidad. Se cree que éste es el defecto que existe en la esferocitosis hereditaria. La pér
dida de la membrana eritrocitaria da lugar a la producción de un esferocito (véase lámi
na lOA). Un aumento del calcio en la membrana da lugar también a una mayor rigidez de
la misma. Los esferocitos no pueden atravesar los pequeños poros de los sinusoides del
bazo y son secuestrados prematuramente o pierden parte de su membrana, lo que les con
fiere su aspecto característico.
Tanto las anomalías estructurales como algunos defectos metabólicos hacen que los
hematíes sean anormalmente sensibles a la hemólisis in vitro y a la destrucción in vivo. En
particular, en el trastorno de la esferocitosis hereditaria, los esferocitos son especialmente
frágiles cuando se les expone a unafuerza osmótica. En la prueba de lafragilidad osmóti-
54
ca se expone a los hematíes a soluciones salinas con una dilución creciente con objeto de
determinar en qué punto el flujo de entrada de agua en la célula hace que ésta se hinche y
se rompa (véase figura 3-1). Los hematíes normales en forma de disco pueden captar agua
e hincharse considerablemente antes de superar la capacidad de resistencia de la membra
na. Los hematíes con una proporción de superficie-volumen relativamente inferior (esfe
rocitos) se lisan con una entrada de líquido en cantidad mucho menor. Los esferocitos y
otras células que han sufrido alteraciones de la membrana explotan al estar expuestos a so
luciones salinas sólo ligeramente menos concentradas que el suero fisiológico. La mayor
fragilidad osmótica se incrementa aún más al incubar las células a 37 oc durante 24 horas
antes de la exposición a una solución salina hipoosmolar. La fragilidad osmótica está
aumentada en la anemia hemolítica autoinmune, presumiblemente porque las células son
más rígidas de lo normal y sufren una pérdida gradual de la membrana. En la talasemia, la
anemia ferropénica y la enfermedad de célulasfalciformes, los hematíes tienen un exceso
de membrana y son más resistentes de lo normal a la lesión osmótica.
Autohemólisis
S:
m
Vía de Embden-Meyerhof
La mayor parte de la energía que necesitan los hematíes la proporciona la vía glucolí
tica de Embden-Meyerhof A través de ella, cada molécula de glucosa es metabolizada para
producir 2 moléculas de ATP (figura 2-9). Esta vía funciona en anaerobiosis, y en conse
cuencia la glucosa no es metabolizada por completo para dar lugar al máximo número po
sible de moléculas de ATP. El hematíe necesita energía para varias funciones metabólicas,
entre las que se encuentran las siguientes:
SS
VÍA DEL FOSFOGLUCONATO
(oxidativa)
H,O,
VIA DE �
EMBDEN-MEYERHOF
(no oxidativa) GSH
� GSSG
r - - - GLÜcos'A- --1 �
:6�) �¡ NADP
'>..
NADPH
L. 6-P-gluconato
Glucosa-6-P
� r8�
l �-.
l . co,
Fructosa-6-P ---"'---- Pentosa-P
:6� 1 00 l
Fructosa 1 ,6-diP
VÍA DE LA
METAHEMOGLOBINA
REDUCTASA
Gliceraldehfdo -++ DHAP
(Hemoglobina"\
Metahemoglobina
� ( �'if )-
N H
�\1i +1 VIA DE
lJ
1,3-diP-glicerato
LUEBERING-RAPAPORT
HK
GPI
PFK
hexocinasa
glucosa-6-fosfato isomerasa
fosfofructocinasa
A P
O \
ATP , oo;::� +1 IDPGPI
t
(OPGM) 2,3-diP-glicerato
A aldolasa
3-P-glicerato �
.
.. ---7-
-= = =- -- - --J1
TPI triosa fosfato isomerasa
GAPD gliceraldehfd<>-3-fosfato deshidrogenasa
PGM fosfoglicerato mutase
�u
2-P-glicerato
E enolasa
PK piruvatocinasa
LDH láctico deshidrogenasa EH
P-enolpiruvato
DPGM difosfogliceromutasa
DPGP difosfoglicerato fosfatasa
G-6-PD glucosa-6-fosfato deshidrogenasa
6-PGD 6-fosfogluconato deshidrogenasa
[! ]+
Piruvato
GR glutatión reductasa
GP glutatión peroxidasa
DHAP dihidroxiacetona-P
PGK fosfogliceratocinasa
�l
A O
R NADH-metahemoglobina reductasa L ___ �� "!._ _ _ _ _
FIG. 2-9. Vías metabólicas eritrocitarias. El eritrocito carente de núcleo depende casi exclusivamente de la de
gradación de la glucosa para la obtención de energía. La vía de Embden-Meyerhof (vía no oxidaúva o anaerobia)
es responsable de la mayor parte de la utilización de la glucosa y la generación de ATP. Además, esta víajuega un
papel esencial en el mantenimiento de los nucleótidos de piridina en un estado reducido para hacer posible la re
ducción de la metahemoglobina (vía de la metahemoglobina reductasa) y la síntesis del 2,3-difosfoglicerato
(vía de Luebering-Rapaport). La vía del fosfogluconato acopla el metabolismo oxidativo con la reducción del
glutatión y el nucleótido de piridina. Sirve para proteger a los hematíes de los oxidantes del entorno.
(Tomado de Hillman y Finch [1], pág. 14, con permiso.)
56
fosfato deshidrogenasa. Un cofactor nucleótido piridínico, la nicotinamida adenina
dinucleótido fosfato (NADP) es convertido en este proceso en una forma reducida de
NADP + n•. Este cofactor reducido proporciona un potencial reductor en forma de iones
de hidrógeno para un compuesto denominado glutatión, que es el principal reservorio de
potencial reductor en el eritrocito. En este proceso se producen una serie de pasos inter
medios, y el proceso se autorrejuvenece en presencia de varias enzimas (véase figura 2-9).
La producción deficitaria de NADP y glutatión reducido, que puede darse en el déficit de
G-6-PD, se asocia a un aumento de la fuerza oxidativa en la membrana eritrocitaria y en
muchas proteínas internas. En concreto, las cadenas de globina de la hemoglobina pueden
oxidarse y perder su capacidad de mantener el hierro ferroso (Fe2+) en un estado reducido.
Ello permite que se produzca hierro férrico (Fe3•) oxidado y una hemoglobina inestable,
que no puede actuar como pigmento respiratorio. El resultado final es un acortamiento de
la supervivencia eritrocitaria y una hemólisis. Aproximadamente un 5-10 % de la glucosa
es metabolizada a través de la vía de la pentosa fosfato. La incapacidad de neutralizar la
fuerza oxidativa producida por fármacos o déficit genéticos de diversas enzimas puede
provocar una acumulación de peróxido de hidrógeno y otros oxidantes. Ello puede visuali
S:
zarse en tinciones supravitales en forma de agregados de globina desnaturalizada (cuerpos m
de Heinz) (véase lámina 16B).
El trastorno más frecuente asociado a una neutralización oxidativa defectuosa es el dé �
D:J
ficit de la enzima glucosa-6-fosfato deshidrogenasa. Esta enzima tiene un papel central en o
la generación del NADPH, es notablemente polimórfica y se hereda a través del cromoso e
ma X. Se conocen más de 50 variantes estructurales además de las variantes normales de rJ)
nominadas de tipo A y tipo B. La de tipo A migra más rápidamente que la de tipo B en la S:
electroforesis y se encuentra predominantemente en los individuos de raza negra. La de o
tipo B es más común en los de raza blanca. Se han hallado otras muchas variantes estruc m
:::a
turales que pueden tener una actividad normal o casi normal. Sin embargo, otras variantes
:::¡
pueden tener una mala función o ser deficientes. Dado que la herencia está ligada al cro :::a
mosoma X, las anomalías se observan con mayor frecuencia en los hombres. El déficit de o
glucosa-6-fosfato deshidrogenasa se comenta en el apartado referente a las anemias he (")
molíticas (capítulo 3).
�
:::a
o
Vía de la metahemoglobina reductasa
Otras vías importantes en el metabolismo de los eritrocitos son las vías de la metahe
moglobina reductasa (NAD+ y NADP+ metahemoglobina reductasa, respectivamente).
Estos sistemas son responsables del mantenimiento de la hemoglobina en un estado redu
cido o ferroso. La hemoglobina ferrosa es un transportador de oxígeno gracias al mante
nimiento del hierro del grupo hemo en su forma reducida o ferrosa (Fé+). Las dos vías son
responsables de la reducción del NAO+ y el NADP•, y necesitan de la presencia de enzi
mas metahemoglobinreductasas específicas. En ausencia de estas enzimas se produce una
acumulación de metahemoglobina, que es la forma. oxidada del grupo hemo (hemo férrico,
Fe3•). Esta forma de hemoglobina se denomina metahemoglobina y ha perdido su capaci
dad de combinación con el oxígeno respiratorio.
57
oxígeno de la hemoglobina y facilita, por tanto, el suministro de oxígeno a los tejidos en
donde la tensión de oxígeno es baja. El 2,3-DPG está presente en los hematíes a una con
centración superior a la existente en cualquier otra célula. Tiene una afinidad especial
mente elevada por la hemoglobina A y no se combina con algunas otras hemoglobinas, en
particular la hemoglobina fetal (hemoglobina F). Este compuesto es responsable, por tan
to, del desplazamiento a la derecha de la curva de disociación de la hemoglobina (véase
Hemoglobina: disociación del oxígeno en la figura 10-l), y es importante al considerar el
tiempo de almacenamiento de la sangre almacenada para transfusiones.
Prueba de ascorbato-cianuro
Esta prueba es específica para el déficit de G-6-PD y su efecto sobre el NADP. Si hay
G-6-PD, se genera una actividad reductora que convierte el NADP en NADPH fluores
cente y éste aparece en forma de una mancha fácilmente visible con luz ultravioleta. Pue
den utilizarse muestras de sangre que tengan has.ta varias semanas y los resultados son
moderadamente sensibles.
58
do más antiguo, raramente utilizado en la actualidad, consiste en inducir la formación de
cuerpos de Heinz mediante la incubación de la sangre con el fármaco oxidante acetilfenil
hidralacina. Sin embargo, las pruebas antes mencionadas son mejores técnicas de detec
ción y utilizan parámetros finales químicos para demostrar si existe o no la G-6-PD sufi
ciente para generar una actividad reductora protectora.
Las células jóvenes tienen concentraciones de G-6-PD superiores a las existentes en las
de mayor edad. Si hay un déficit de la enzima, durante un episodio de hemólisis leve o
moderado se destruyen preferentemente las células de más edad. Los reticulocitos gene
rados para reemplazar a las células perdidas tienen niveles de actividad superiores. Con
frecuencia se producen resultados falsamente negativos de la prueba si se estudia la sangre
inmediatamente después de un episodio de hemólisis, puesto que los reticulocitos y los he
matíes no hemolizados que quedan son, por definición, los que tienen concentraciones
suficientes. Los reticulocitos de nueva generación tienen concentraciones aún más altas, y
ello puede influir en los resultados durante los 3-1 O días siguientes a un episodio de hemó
lisis. La prueba de ascorbato-cianuro suele ser lo bastante sensible como para detectar la
reducción de la actividad en estas circunstancia.s, pero debe repetirse su aplicación después
3:
de que la producción de hematíes se haya estabilizado. m
�
)>
tD
Envejecimiento eritrocitario y catabolismo de la hemoglobina o
r-
Durante su período de vida de 120 días, el eritrocito recorre aproximadamente 300-500 e;;
kilómetros. En el proceso de envejecimiento se produce una lenta reducción metabólica de 3:
los glóbulos rojos. Muchas enzimas presentan una reducción de su función y los hematíes o
pasan a ser más sensibles a la lisis osmótica. Aproximadamente un 1 % de los hematíes son m
:o
retirados de la circulación diariamente por el sistema reticuloendotelial. Estas células
::¡
son reemplazadas por reticulocitos procedentes de la médula ósea. Además de las modifi :o
caciones metabólicas, la pérdida de la membrana eritrocitaria da lugar a una menor defor o
mabilidad. Cuando estas células envejecidas son eliminadas por el sistema reticuloendote n
lial extravascular, la molécula de hemoglobina sufre una partición en sus componentes. Se
catabolizan aproximadamente 5-7 g de hemoglobina cada día. El hierro se recupera, como
�
:o
se ha mencionado en el apartado de Metabolismo del hierro. La porción de globina de la
6
molécula de hemoglobina es degradada para dar lugar a aminoácidos que vuelven a incor
porarse al conjunto de aminoácidos disponibles. El componente de porfirina de la molécu
la hemo sufre una degradación a través de una serie de pasos catabólicos, para dar lugar a
un compuesto denominado bilirrubina, que es un pigmento de color amarillo marronoso.
La bilirrubina se fija a la albúmina y es transportada al higado. Allí se conjuga con la adi
ción de glucurónidos para formar un compuesto diglucurónido, que es hidrosoluble y se
excreta por la bilis (véase Pruebas de la función hepática en el capítulo 12). Una pequeña
proporción de este compuesto es reabsorbida y reexcretada (figura 2-10). A través de la
acción bacteriana en el intestino, la bilirrubina conjugada sufre una ulterior degradación
para dar lugar a urobilinógeno y estercobilinógeno y se excreta por las heces. Una peque
ña cantidad de estos compuestos es reabsorbida a través de la circulación enterohepática y
excretada por la orina.
Medición de la supervivenca
i eritrocitaria
El período de vida de los hematíes puede medirse con varias técnicas. La más común
mente utilizada es el método aleatorio, en el que se fija un marcador radiactivo (de 51Cr o
111
ln) de manera aleatoria a hematíes de todas las edades tras la extracción de una muestra
59
CO (espirado)
Transferrina- Fe- Hb
1
Globina
/ �
t . -
....
:-., --..;..;;;, Hepatocito
Depósito de
aminoácidos f'. -C�njugació�··::,
:con glucurónido
\... . � · ··-''
__......
FIG. 2-10. Destrucción del hematíe por el sistema reticuloendotelial. Normalmente los hematíes enveje
cidos son fagocitados por las células reticuloendoteliales y la hemoglobina es descompuesta en sus compo
nentes esenciales. El hierro recuperado vuelve a la transferrina para participar en la producción de nuevos hema
tíes y los aminóacidos de la porción de globina de la molécula vuelven al depósito general de aminoácidos.
El anillo de protoporfirina del grupo hemo se rompe por el puente de meteno alfa y el carbono alfa se espira en
forma de monóxido de carbono. El tetrapirrol restante sale de la célula reticuloendotelial en forma de bilirru
bina indirecta y va a parar al hígado en donde es conjugada para su excreción por la bilis. En el intestino, el
glucurónido de bilirrubina es convertido en urobilinógeno para su excreción por las heces y la orina.
(Tomado de Hillman y Finch [4], pág. 19, con permiso.)
60
seca grave, este período puede ser de tan solo 3-5 días, y puede llegar a medirse en minu
tos u horas si se produce una destrucción mediada por anticuerpos.
Cuando hay una destrucción notablemente acelerada, el marcador de 51Cr de Jos he
matíes hemolizados se acumula en la zona de destrucción eritrocitaria. Se ha demostrado
que el bazo es responsable de la mayor parte de la hemólisis en algunos trastornos hemolí
ticos intrínsecos y de la eliminación de las células dañadas en otros trastornos. La acumu
lación de radiactividad en el higado o el bazo puede aportar información acerca de los
distintos mecanismos patogénicos. Se produce una hemólisis intravascular cuando hay una
intensa presencia de anticuerpos fijadores del complemento como los anti-A y anti-B o
cuando se producen lesiones tóxicas, químicas o físicas de los hematíes.
61
Metahemalbúmina. Cuando se produce una hemólisis intravascular y la liberación de
pigmento al plasma, el color de éste puede variar en función del tipo de hemoglobina exis
tente. La oxihemoglobina es de color rojo brillante y la metahemoglobina de color marrón
oscuro. Del mismo modo, el color del suero o la orina depende de la naturaleza del pig
mento liberado al plasma. La metahemoglobina es la hemoglobina oxidada con una con
versión del hierro al estado férrico (Fe3+). El metahemo libre puede unirse a la otra proteí
na transportadora de conservación, la hemopexina (mencionada anteriormente) y ser
transportado al hígado para su posterior catabolismo. La hemopexina tiene una capacidad
de fijación de 50-100 mgldl de grupo hemo. Una vez superada esta capacidad, el metahe
mo se fija a la albúmina. Los diversos compuestos de la hemoglobina pueden detectarse
mediante análisis espectroscópico del plasma, en el que presentan espectros de absorción
específicos. La metaalbúmina tiene un pico de absorción típico a 630 nm, y forma un color
hemocromógeno característico a 558 nm tras la adición de sulfuro de amonio en la prueba
de Schumm. Tanto la presencia de rnetaalbúmina como una prueba de Schumm positiva
indican una hemólisis intravascular. La metaalbúmina se mantiene estable en el plasma
hasta que se sintetiza más hemopexina para activar las moléculas de transporte. En conse
cuencia, la metaalbúmina es más indicativa de una hemólisis intravascular crónica (figu
ra2-ll).
El catabolismo del hierro después de su desensamblaje en Jos hematíes envejecidos se
ha comentado en el apartado sobre el metabolismo del hierro en este mismo capítulo. En el
apartado de trastornos de los hematíes (véase capítulo 3) se presenta una descripción más
completa de los trastornos clínicos responsables del acortamiento de la supervivencia eri
trocitaria y de la hemólisis.
Láctico deshidrogenasa (LDH). Con la ruptura del eritrocito (hemólisis), se liberan
sus enzimas internas que pueden determinarse en el torrente circulatorio. Una de estas en
zimas es la láctico deshidrogenasa que suele estar elevada en la hemólisis clínicamente
significativa (véanse capítulos 3 y 12).
Bilirrubina indirecta. La bilirrubina, el producto de degradación del catabolismo del
grupo hemo, se acumula también generalmente en la hemólisis importante, en especial en
su fracción indirecta o no conjugada, antes de llegar al hígado para su conjugación y ex
creción (véanse capítulos 3 y 12).
Recuento leucocitario
62
Globina
}
Dímero de Tetrámero de ,...
ea ogl obi na
hemoglobina�==::; hem ogl obi na ----. M t hem
__
�
Grupo hemo
Hemopexina
HEPATOCITO
•
\
C/)
)>
2
G)
:u
Hemosiderina m
.,
m
�
.,
FIG. 2-1 1. Hemólisis eritrocitaria intravascular. Los hematíes pueden sufrir también una hemólisis intravas m,
cular con liberación de hemoglobina a la circulación. El tetrámero de hemoglobina libre es inestable y se disocia :xJ
rápidamente en dímeros alfa y beta, que se unen a la haptoglobina y son eliminados por el hígado. La hemoglobi
ñ
na puede ser también oxidada a metahemoglobina y disociarse en sus porciones de globina y grupo hemo. Este
)>
último puede fijarse, en un grado limitado, a la hemopexina y/o la albúmina para su posterior eliminación por
r
m
parte de los hepatocitos. Ambas vías colaboran en la recuperación del hierro del grupo hemo en apoyo de la
hematopoyesis. Cuando se ha producido una depleción de la haptoglobina, los dímeros de hemoglobina no
fijados se excretan por los riñones en forma de hemoglobina libre, metahemoglobina o hemosiderina.
e
(Tomado de Hillman y Finch [4], pág. 20, con permiso.)
(")
o
(")
::¡
o
todas las células nucleadas. Si existe un gran número de hematíes nucleados, éstos se eng C/)
loban también en el recuento, por lo que puede ser necesario corregir adecuadamente la ci
fra de leucocitos obtenida. A pesar de ello, el número total de glóbulos blancos suele
determinarse sin dificultad. Lafórmula leucocitaria o recuento diferencial da las propor
ciones de los distintos tipos de células que forman en conjunto el número total de leucoci
tos. A veces se omite la fórmula leucocitaria si el recuento total es normal y no hay indicios
clínicos ni de laboratorio de una anomalía hematológica. Sin embargo, muchas enferme
dades neoplásicas, inflamatorias e inmunológicas alteran las proporciones celulares a pe
sar de que el recuento total de leucocitos sea normal.
Al igual que ocurre con el número de hematíes, para el recuento de leucocitos se utiliza
una muestra pequeña de sangre diluida, por lo que está sujeto a errores de muestreo y de
dilución. Dado que la sangre contiene muchos menos leucocitos que hematíes, la dilución
es menor, y se examina un volumen de sangre mayor que en el recuento de hematíes. La
mayoría de laboratorios emplean métodos automatizados para el recuento leucocitario, ya
sea mediante recuento electrónico de partículas, ya mediante la aplicación de principios de
diseminación de la luz. La dilución manual y examen visual de recuentos con un hemoci
tómetro sigue siendo fiable si se realiza cuidadosamente. Los métodos manuales suelen
aplicarse para corroborar un recuento leucocitario electrónico extremadamente alto o bajo.
63
El examen visual de frotis de sangre teñidos sigue siendo la base principal de la deter
minación de la fórmula leucocitaria, pero los métodos automatizados están ganandq acep
tación. Se utilizan dos métodos automáticos diferentes. En uno de ellos, un sofisticado
programa de ordenador para la identificación de patrones está conectado a una lente que
examina el frotis de sangre teñido. Se trata fundamentalmente del mismo método que em
plea el ojo y el cerebro humano. El recuento suele hacerse con 100, 200 o 500 células. Una
tecnología completamente distinta es la que separa los distintos tipos de leucocitos me
diante la manipulación de las propiedades químicas del medio en un sistema de flujo con
tinuo, y efectúa Juego un recuento de las poblaciones individuales mediante técnicas de di
seminación luminosa y absorbencia. En el método automatizado las muestras son de un
número de leucocitos mucho mayor (10.000 células).
Granulocitos
Neutrófilos
Los gránulos citoplasmáticos de los neutrófilos reaccionan tanto con las tinciones bá
sicas como con las ácidas, produciendo unos gránulos «neutros» o de un leve color purpú
reo en las preparaciones con tinción de Wright-Giemsa que es la más comúnmente utiliza
da. En la célula madura, la cromatina nuclear se condensa en acumulaciones o lóbulos
discretos conectados por finas bandas. Estas células se denominanleucocitos polimorfo
nucleares dadas las muchas (poli) formas (morfo) posibles que estas acumulaciones nu
cleares con conexiones flexibles pueden adoptar. Son abreviaturas aceptables de este tér
mino PMNs y «polis». Los neutrófilos menos maduros tienen núcleos más grandes que no
están separados en lóbulos. El estado que precede al de la madurez recibe el nombre de
célula en banda porque su núcleo tiene una forma de banda curvada.
Los neutrófilos tienen una motilidad activa, y puede congregarse un gran número de
ellos en las zonas de lesión hística en un corto espacio de tiempo. Son atraídos a los Juga
res de lesión e inflamación por un proceso denominado quimiotactismo o quimiota.xis. Los
64
productos microbianos, los productos de la lesión celular y muchas proteínas plasmáticas
pueden ejercer un efecto quimiotáctico sobre Jos neutrófilos. Éstos constituyen la primera
línea de defensa del organismo cuando se produce una lesión hística o entra en el cuerpo un
material extraño. Su función está estrechamente conjuntada con la de otros sistemas de
defensa del organismo, como la producción de anticuerpos (inmunoglobulinas) y la acti
vación del sistema del complemento (véase capítulo 7). La interacción de estos sistemas
con Jos neutrófilos incrementa su capacidad defagocitar y degradar partículas de muchas
clases. Estas células son capaces de liberar enzimas en su propio citoplasma, que destruyen
el material ingerido o fagocitado, y pueden liberar también enzimas al medio circundante.
Una forma de identificar las células inmaduras anormales o ambiguas como pertenecientes
a la serie de los neutrófilos es desencadenar estas reacciones enzimáticas con técnicas ci
toquímicas (véase el apartado sobre Tinción citoquímica). Los gránulos de los neutrófilos
pueden clasificarse en gránulos primarios, que aparecen en la fase de promielocito, y
gránulos secundarios, que aparecen en !ajase de mielocito y predominan en los granulo
citos maduros. Los gránulos primarios contienen mieloperoxidasa y fosfatasa ácida, así
como otras enzimas hidrolíticas, mientras que los gránulos secundarios contienenfosfa (/)
rasa alcalina y la enzima lisozima. )>
La principal función de los neutrófilos es la fagocitosis y la eliminación de los residuos, 2
las partículas y las bacterias, así como el producir la muerte de los organismos microbia Q
:o
nos. Su única función útil demostrada es la prevención de la invasión por microorganismos m
patógenos y la localización y muerte de éstos cuando se ha producido una invasión de este .,
tipo. Los neutrófilos circulantes liberados por la médula ósea pueden alinearse en las pare m
des de los vasos sanguíneos, constituyendo los denominados neutr6filos marginales, o �
.,
pueden permanecer en el torrente circulatorio (véase figura 2-3). Es probable que los neu m-
trófilos marginales pasen a localizaciones hísticas cuando son necesarios. Normalmente el :o
ritmo de entrada de nuevas células a la sangre procedentes de la médula ósea, es igual al ñ
ritmo de salida de las células hacia los tejidos. La salida de los neutrófilos de la circulación �
es aleatoria, y los neutrófilos maduros permanecen en el torrente circulatorio durante r
m
aproximadamente 7-10 horas antes de su paso a los tejidos y cavidades corporales. No hay e
ningún indicio de que los neutrófilos puedan retomar a la médula ósea cuando están en la C')
sangre, por lo que puede considerarse que esta vía funcional actúa tan sólo en una direc o
ción. Las anomalías en la producción y distribución en el torrente circulatorio se comenta C')
rán en el apartado de Enfermedades leucocitarias. :::¡
o
(/)
Eosinófilos
Los eosinófilos son granulocitos con un núcleo bilobulado y con gránulos refractarios
moderadamente grandes, que se tiñen de rojo oscuro con el colorante ácido eosina (véase
lámina 6A). Aunque son capaces de realizar una fagocitosis, los eosinófilos no son bac
tericidas. Estas células contienen varias enzimas que inactivan a los mediadores de la in
flamación aguda y, al igual que los neutrófilos, contienen histaminasa. El papel biológi
co de los eosinófilos parece estar en la modulación de las actividades celulares y
químicas en la inflamación mediada inmunológicamente. Aunque durante su desarrollo
estas células se asemejan a los neutrófilos en desarrollo, tienen unas células madre termi
nales distintas, así como una diferente bioquímica, cinética y función. Los límites nor
males de los eosinófilos son de 0-700 células por microlitro. A diferencia del neutrófilo,
el eosinófilo retoma probablemente de los tejidos a la sangre y de ésta a la médula ósea
en circunstancias normales. Puede responder a los mismos estímulos quimiotácticos que
los neutrófilos. Los eosinófilos son más lentos e ineficientes en la fagocitosis y la pro
ducción de la muerte de las bacterias. En la inflamación, gran parte de su función se des-
65
conoce. Los eosinófilos tienen también una capacidad única de dañar a las larvas de de
tenninados parásitos helmínticos.
Basófilos
Los basófilos constituyen menos del l % de los leucocitos circulantes normales. Sus
gránulos citoplasmáticos toscos y grandes se tiñen intensamente con colorante azul básico
y adquieren una tinción brillante con los colorantes metacromáticos (véase lámina 6B).
Estos gránulos contienen mucopolisacáridos ácidos, ácido hialurónico y grandes cantida
des de histamina. �s basófilos no tienen ninguna función conocida en la circulación. En la
piel, la mucosa de las vías respiratorias y el tejido conjuntivo son muy abundantes unas
células muy similares a los basófilos de la sangre. Estas células, que se denominan masto
citos, contienen histarnina y otras sustancias en sus gránulos, que son responsables de la
producción de las reacciones alérgicas hísticas. Los basófilos de los tejidos, pero no en
cambio los de la sangre, tienen receptores de inmunoglobulina E (lgE) adheridos a la
membrana celular; estos receptores reaccionan con alergenos e IgE para inducir la líbera
ción de mediadores vasoactivos, que tienen efectos muy diversos. La liberación masiva del
contenido de los gránulos puede provocar una muerte súbita (shock anafiláctico). Muchos
de los mediadores pueden causar una contracción del músculo liso y aumentar la per
meabilidad vascular. Los basófilos liberan también factores quimiotácticos y otros media
dores químicos de la inflamación.
Es anormal que más de un 8-10 % de los neutrófilos circulantes sean bandas, o que
existan precursores de éstas en la sangre periférica. En los granulocitos maduros pueden
verse detenninadas alteraciones morfológicas que pueden ser indicativas de una anomalía
adquirida o hereditaria.
Anomalías adquiridas
66
Gránulos azurófilos. A medida que los granulocitos y otros leucocitos se desarrollan,
pueden presentar numerosos gránulos citoplasmáticos rojos, pequeños y de forma suave
mente redondeada, que contienen diversas enzimas lisosómicas. Al desarrollarse gránulos
específicos, estos gránulos azurófilos disminuyen bruscamente, pero pueden persistir unos
pocos en el citoplasma de los linfocitos, monocitos o granulocitos maduros. Es posible que
no tengan trascendencia patológica alguna.
Hipersegmentación y macropolicitos. Los trastornos del metabolismo del ácido fóli
co o la vitamina B12 dan lugar a muchas anomalías morfológicas, de las que la más visible
es la aparición de hematíes megaloblásticos. Otras células de rápida proliferación presen
tan también alteraciones en su desarrolJo. Las células granulocíticas tienden a ser anor
malmente grandes, en especial por lo que se refiere a los metamielocitos de la médula ósea
(metamielocitos gigantes) y los neutrófilos de la sangre periférica. Estos neutrófilos tienen
núcleos con siete u ocho lóbulos en lugar de los tres a cinco normales, y un citoplasma
abundante pero morfológicamente normal (véase lámina 25).
•
(/)
Anomalías hereditarias )>
2
Anomalía de Alder-Reilly. En este trastorno los neutrófilos contienen gránulos gi G')
gantes, de tinción oscura, llenos de polisacáridos. Los pacientes con esta alteración pre ::D
sentan anomalías sistémicas del metabolismo de los mucopolisacáridos que dan lugar a un
m
..,
gargolismo en el síndrome de Hunter, el síndrome de Hurler y otras mucopolisacaridosis. m
Anomalía de May-Hegglin. Estos neutrófilos contienen cuerpos grandes de color azul 2:!
o rosado, semejantes a los cuerpos de Dohle, que distorsionan el citoplasma de las células 'TI
mieloides y monocíticas. A menudo una moderada trombocitopenia y una morfología pla
m-
::D
quetar anormal acompañan a la leucopenia en este trastorno, pero los pacientes se mantie
ñ
nen generalmente en un buen estado de salud. )>
Fenómeno de Pelger-Huet. Puede haber dos formas de esta anomalía morfológica, la r
variedad adquirida y la hereditaria. El trastorno hereditario constituye una aberración pu m
ramente morfológica en la que los neutrófilos tienen un núcleo bilobulado o monolobula e
do y una cromatina tosca, pero son funcionalmente normales. En la forma adquirida puede
(')
o
observarse una morfología similar en individuos con enfermedades rnieloproliferativas. (')
Estos neutrófilos maduros se interpretan con frecuencia erróneamente como formas inma �
duras o bandas. o
Anomalía de Chediak-Higashi. El síndrome de Chediak-Higashi es un trastorno (/)
autosómico recesivo muy poco frecuente de la función y estructura de los lisosomas, que
da lugar a la acumulación de lisosomas gigantes que contienen varias hidrolasas y otras
enzimas. Esta alteración es más visible en los neutrófilos, pero afecta también a muchas
células epiteliales, células nerviosas y melanocitos pigmentados de la piel, el pelo y los
ojos. La anemia, trombocitopenia, disminución del recuento leucocitario y aumento de la
sensibilidad a las infecciones caracterizan un curso clínico que con frecuencia es de un de
terioro progresivo. El visón aleutiano, muy apreciado por el color de su piel, sufre una for
ma similar de albinismo cutáneo parcial y sensibilidad importante a las infecciones. La
función de estos leucocitos inusuales es anormal y contribuye a producir la sensibilidad a
las infecciones.
Linfocitos
Los linfocitos son el segundo tipo de leucocito más numeroso en la sangre periférica.
Estas células son componentes esenciales del sistema de defensa inmune; su función pri
maria es la interacción con antígenos y la puesta en marcha de una respuesta inmune. Esta
67
última puede ser: 1) humoral, en forma de producción de anticuerpos; 2) de mediación ce
lular, con la elaboración de linfocinas por parte de los linfocitos, o 3) citotóxica, con la
producción de linfocitos asesinos citotóxicos. No sólo es importante el número absoluto de
células de este tipo, sino también las proporciones relativas de sus distintas subclases. Esto
se pone claramente de manifiesto en la devastadora enfermedad del síndrome de inmuno
deficiencia adquirida (SIDA), en la que el virus causante de la infección ataca selectiva
mente a un subtipo linfocítico. El papel del linfocito en la función inmune se comenta en el
apartado dedicado a Inmunología (capítulo 7).
Los linfocitos de la sangre circulante constituyen una pequeña fracción (<5 %) del con
junto total de linfocitos. Se encuentran densas concentraciones de estas células en los gan
glios linfáticos, el bazo y la mucosa de las vías digestivas y respiratorias, mientras que hay
una presencia difusa en la médula ósea, el hígado, la piel y los tejidos con inflamación cró
nica. Existe una circulación continua de los linfocitos de un compartimento a otro, que se
mantienen normalmente en equilibrio. Pueden distinguirse dos subtipos principales, los lin
focitos T y los linfocitos B, cada uno de los cuales tiene unas funciones inmunológicas es
peciales (véase figura 2-2). En el adulto sano, aproximadamente un 75-80 % de los linfoci
tos circulantes son células T y un 10-15 % son células B, mientras que el resto no presenta
ninguna de estas dos características y se denominan células «nulas». Los linfocitos
T son responsables de la inmunidad de mediación celular y de modular la capacidad de
respuesta inmune. Los linfocitos B son responsables en gran parte de la inmunidad humoral
y laproducción de anticuerpos. Los linfocitos T parecen tener una recirculación mucho más
amplia que la de los linfocitos B, y tien·en una vida más larga (meses o años en comparación
con semanas o meses). La mayoría de los linfocitos de la sangre y los tejidos linfáticos son
células pequeñas de menos de 10 �m de diámetro. Tienen unos núcleos que se tiñen inten
samente, son redondeados o con ligeras indentaciones, y tienen agregados toscos y mal
definidos de cromatina (véanse láminas 4, 21-23). No suele haber nucléolos. El citoplasma
se tiñe a menudo intensamente de azul y, en la mayoría de los casos, constituye un reborde
poco abundante alrededor del núcleo. Las células linfoides más grandes se dan con menos
frecuencia, y constituyen aproximadamente un 10 % de los linfocitos circulantes. Estas
células tienen entre 12 y 16 �m de diámetro y un citoplasma abundante, que a menudo con
tiene gránulos azurófilos. Puede tratarse de linfocitos asesinos citotóxicos naturales (véase
lámina 21), y probablemente sean células activas, estimuladas antigénicamente.
Subpoblaciones linfocíticas
Linfocitos atípicos
La mayoría de las actividades inmunes se producen fuera del torrente circulatorio, pero
la alteración de la capacidad de respuesta inmune produce a veces modificaciones carac
terísticas en los linfocitos circulantes. El «linfocito atípico» o célula de Downey, es un
68
linfocito T en un estado de activación inmune y se asocia clásicamente a la mononucleosis
infecciosa. En esta enfermedad, el agente desencadenante es el virus de Epstein-Barr
(VEB), pero otros estímulos víricos como el citomegalovirus (CMV) pueden estimular
también la aparición de linfocitos con respuesta inmune (atípicos) (véase lámina 22).
Monocitos
69
la. Las proporciones varían, o bien porque exista un aumento real en el número de células
preponderantes (aumento absoluto), o bien porque se produzca una disminución en el nú
mero de células de otro tipo, con lo que parece haber un aumento de los demás tipos (au
mento relativo).
Los recuentos de leucocitos circulantes son muy volátiles. Los valores absolutos y re
lativos pueden cambiar con unos minutos u horas de estimulación. Las variaciones más
notables de la fórmula leucocitaria son las que se producen tras la liberación de hormonas
corticosteroides. Estas sustancias pueden hacer que los linfocitos y eosinófilos desaparez
can de la circulación en 4-8 horas. Los granulocitos circulantes aumentan algo más tarde,
probablemente por una reducción en su salida del torrente circulatorio. La adrenalina, que
es la hormona de la médula suprarrenal, provoca una granulocitosis en un plazo de minu
tos, probablemente mediante la movilización de neutrófilos maduros de localizaciones de
«almacenamiento» o no circulantes. La mayoría de estímulos fisiológicos que inducen una
leucocitosis con neutrofilia (por ejemplo, el ejercicio, el estrés emocional, la exposición a
temperaturas extremas) parecen actuar mediante una estimulación de la producción de
adrenalina. No se ha explicado aún cómo un estímulo inflamatorio agudo localizado hace
que la médula ósea aumente de forma sostenida la producción de neutrófilos y su libera
ción. En las tablas 2-6, 2-7 y 4-4 se citan trastornos que afectan al número de neutrófilos.
Las proporciones de linfocitos reflejan a menudo modificaciones relativas causadas
por alteraciones absolutas en los niveles de granulocitos. En la tabla 2-8 se indican trastor
nos que incrementan el número absoluto de linfocitos. La linfocitosis relativa es frecuente
en los síndromes víricos agudos y otras enfermedades infecciosas que causan neutropenia.
En algunas leucemias agudas, puede observarse un predominio relativo de Jos linfocitos en
la sangre periférica cuando se reduce el número de neutrófilos a causa de la enfermedad o
la quimioterapia. En la tabla 2-9 se indican trastornos que afectan a otros glóbulos blancos
circulantes.
Desviación a la izquierda
Esta prueba determina la rapidez con que los eritrocitos caen al fondo de un tubo verti
cal de sangre descoagulada en un período de tiempo determinado. La determinación de la
distancia entre la parte superior de la columna de eritrocitos sedimentados y el nivel supe
rior del liquido en un período dado determina la velocidad de sedimentación globular
(YSG). La sangre descoagulada colocada en un tubo vertical de pequeño calibre presenta
una sedimentación de los hematíes a una velocidad que depende en gran parte de la densi
dad relativa de éstos en comparación con el plasma. La rapidez real del descenso se ve muy
70
TABLA 2-6. Situaciones que causan neutrofilia (>8.000 PMNs/¡d)
71
TABLA 2-7. Situaciones que causan neutropenia (<1.500 PMNs/J.ll)
Enfermedades infecciosas:
Algunas bacterias (fiebre tifoidea, tularemia, brucelosis)
Algunos virus (hepatitis, gripe, sarampi6n, parotiditis, rubeola, mononucleosis infecciosa)
Protozoos (especialmeote el paludismo)
lnfecci6n masiva de cualquier tipo
Agentes qufmicos y fisicos:
Depresores medulares universales, en relaci6n con Ia dosis (radiaci6n, farmacos citot6xicos, ben.
ceno)
Reacciones farmacol6gicas de idiosincrasia tnumerosas)
Hiperesplenismo:
Hepatopatia
Enfermedades de dep6sito
Otros trastomos:
Algunas colagenosis, especialm¢nte ellupus eritematoso
Deficit grave de acido f6lico o vitamina B 12
72
Determinación de la VSG
Interpretación
<
Cuando el organismo responde a una lesión, inflamación o embarazo, se producen m
aumentos inespecíficos de globulinas y un incremento en las concentraciones de fibrinó
r
o
geno. Se produce un aumento de la VSG en la mayoría de enfermedades inflamatorias,
S2
tanto localizadas como sistémicas, y también cuando hay una exacerbación de un proceso e
inflamatorio crónico latente. )>
La velocidad de sedimentación observada varía cuando se modifica la concentración e
de hematíes en el plasma. Hay una polémica respecto a la conveniencia de presentar los e
resultados de VSG en una forma «corregida>> que tenga en cuenta la cifra de hematócrito.
m
en
Éste puede tener un efecto mucho mayor en el método de Wintrobe. La técnica de Wester m
gren se ve algo menos influida por el hematócrito, ya que, en este método, la sangre se ha
52
diluido considerablemente.
3:
m
z
TABLA 2-9. Situaciones que afectan a otros leucocitos circulantes �
S2
Monocitosis (> 800 monocitos/¡ll en el adulto): O·
Infecciones (tuberculosis, endocarditis bacteriana subaguda, hepatitis, rickettsiosis, sífilis) z
Enfermedades granulomatosas (sarcoidosis, colitis ulcerosa, enteritis regional) Q
Colagenosis (lupus, artritis reumatoide, poliarteritis)
Muchos cánceres, linfomas y trastornos mieloproliferativos 5
al
Eosinofilia (> 450 eosinófilos/¡ll):
e
Enfermedades alérgicas (asma, fiebre del heno, reacciones farmacológicas, vasculitis alérgicas,
enfermedad del suero) ):
::IJ
Infestaciones parasitarias (triquinosis, equinococosis, tenia, esquistosomiasis, amebiasis)
Trastornos cutáneos (algunas psoriasis, algunos eccemas, pénfigo, dermatitis herpetiforme)
Síndromes «hipereosinofílicos» (eosinofilia sistémica asociada a infiltración pulmonar y a veces
trastornos cardiovasculares)
Enfermedades neoplásicas (enfermedad de Hodgkin, metástasis extensas o necrosis de tumores
sólidos)
Varias (colagenosis, hipofunción de la corteza suprarrenal, colitis ulcerosa, síndrome de mialgia
eosinofílica del L-triptófano (MET))
Basofilia (> 50 basófilos/¡ll):
Estados de hipersensibilidad crónica en ausencia del alergeno específico (la exposición al alergeno
desencadena la lisis celular y una rápida disminución en el número de basófilos)
Enfermedad de células mastoides sistémica
Trastornos mieloproliferativos
73
TABLA 2-1 O. Factores que innuyen en la veloddad de sedimentación globular
a. Aumento de la VSG
• Anemia (en especial con hematócrito de 0,3-0,4)
• Superficie eritrocitaria: los microcitos sedimentan más lentamente que los macrocitos .
• Pilas de monedas: disminución de la superficie
• Las células falciformes no pueden formar pilas de monedas y por tanto la VSG es baja
Entre las enzimas de los gránulos de los neutrófilos se encuentra una fosfatasa capaz de
hidrolizar los substratos que contienen fosfato para dar lugar a un producto que se fija a
medios de tinción altamente coloreados. La fosfatasa alcalina leucocitaria (LAP, leukocyte
alkaline phosphatase) puede cuantificarse de manera aproximada valorando el tamaño e
74
intensidad de los gránulos teñidos. Los niveles normales se sitúan entre 10 y 130 de un
máximo de 400. Generalmente se cuentan 100 células, y se puntúa la intensidad de la tin �
ción entre cero (ausencia de tinción) y cuatro (tinción fuerte e intensa). La fosfatasa alcali d
I::J
na leucocitaria aumenta en la policitemia vera y la mielofibrosis, y disminuye en la leuce
mia granulocítica crónica y la hemoglobinuria paroxística nocturna (HPN). Es normal o �
elevada en las reacciones leucemoides frente a las infecciones. Dado que en todas estas si :X:
tuaciones se produce un aumento en el número de neutrófilos inmaduros circulantes, los
valores de la LAP pueden ser útiles para la distinción entre las mismas. La fosfatasa alcali �
1:10
na leucocitaria no tiene relación con la fosfatasa alcalina sérica (véase también lámi
d
na 27). ,...
o.
Peroxidasa leucocitaria �
•
Las células mieloides y monocíticas tienen gránulos citoplasmáticos que contienen en
zimas con actividad de peroxidasa, capaces de transferir hidrógeno de un compuesto do m
nante al peróxido de hidrógeno. Las células linfoides y eritroides carecen de estas enzimas. m
-t
El estudio del contenido de mieloperoxidasa de las células maduras tiene poca utilidad e
clínica, pero las tinciones que revelan la peroxidasa citoplasmática son extraordinaria e
mente útiles para distinguir las células mieloides inmaduras de las células linfoides inma 6
duras. En la leucemia mielocítica aguda (especialmente la MI, véase capítulo 4) más del m
75 %de los blastos son positivos para la peroxidasa; mientras que en la leucemia linfocíti m
ca aguda, que es una enfermedad morfológicamente similar (L2, véase pág. 165), son muy m
""C
pocos (si es que los hay) los blastos que tienen actividad de peroxidasa. m
52
)>
r
Negro Sudán B m
m
El negro Sudán tiñe las grasas neutras y otros lípidos que, en los leucocitos circulantes, r
m
tienden a ser más visibles en las mismas estructuras citoplasmáticas que tienen actividad e
de peroxidasa. En las leucemias agudas, la tinción intensa con el negro Sudán, ya sea ge (")
neralizada o en acumulaciones, es característica de la leucemia mielocítica aguda. Las cé o
lulas monocíticas y monoblásticas de las leucemias M4 y M5, tienen generalmente gránu (")
los finos diseminados, y en las leucemias linfoblásticas son muy pocas, si es que las hay,
las células que captan el colorante negro Sudán.
;!
:u
6
m
Esterasas leucocitarias
Las células mieloides y monocíticas contienen numerosas enzimas que hidrolizan los
enlaces de éster. Seleccionando los substratos y las condiciones de reacción adecuadas,
los hematólogos pueden distinguir las células monocíticas de las mieloides. Ello resulta de
gran utilidad para la clasificación de las leucemias agudas, en las que la maduración y la
morfología anormales reducen la utilidad de los criterios de diferenciación habituales.
Normalmente, la cloroacetato esterasa sólo está presente en los promielocitos, pero a veces
se encuentra en los mieloblastos leucémicos y es característica su existencia en los cuerpos
de Auer. Las células monocíticas y linfoides carecen de esta esterasa; para estas células el
substrato utilizado es el naftol AS-D cloroacetato. La actividad de cloroacetato esterasa no
se ve influida por el tratamiento previo con flúor.
75
Esterasa inespecífica
La esterasa inespecífica es muy abundante en las células monocíticas, pero puede tener
una presencia débil en granulocitos, linfocitos e incluso normoblastos. La característica
diferenciadora, aparte de la intensidad y distribución de la reacción, es que el fluoruro só
dico inhibe la intensa actividad de esterasa de los monocitos, pero no reduce la reactividad
de la tinción en los granulocitos u otras células. El substrato habitualmente utilizado para
la prueba es el alfanaftilacetato.
En la tinción de ácido periódico de Schiff (FAS), los compuestos que pueden ser oxi
dados a aldehídos se localizan por una coloración fucsia brillante. Muchos elementos de
múltiples tejidos son positivos para el FAS, pero en las células hemáticas, el material FAS
positivo de importancia diagnóstica es el glucógeno citoplasmático. Las células precurso
ras iniciales de los granulocitos y las precursoras normales eritroides son FAS-negativas.·
Los hematíes maduros siguen siendo FAS-negativos, pero los granulocitos adquieren una
positividad creciente para el FAS tan sólo con la maduración. Los monocitos y los linfoci
·
Estudios cromosómicos
76
descendente de tamaiio y se comparan entre sf y con una clasificaci6n morfol6gica estan-
dar (figura 2-12). Ademas, estos cromosomas pueden tefiirse con varios metodos, con lo
que se producen varias bandas. Segun Ia localizacion de Ia banda y Ia intensidad de la tin-
cion, se subclasifican estas bandas. Con ello pueden analizarse puntos de ruptura, inter-
cambios de material genetico entre los cromosomas y otras anomalfas. Tambien puede
detectarse Ia presencia de un exceso de material cromosomico. Las anomalfas especfficas
del material cromosomico pueden utilizarse con fines diagnosticos (por ejemplo, el cro-
mosoma Filadelfia en Ia leucemia mieloide cronica) o pronosticos (las translocacio-
nes 4;11 en Ia leucemia linfoblastica aguda tienen un peor pronostico), o para el segui-
miento del tratarniento y el diagn6stico de las recidivas en Ia leucemia. Los marcadores
cromosomicos se han convertido en una parte integrante del estudio de muchos trastornos
hematologicos malignos. Los estudios cromosomicos pueden utilizarse tambien para va-
lorar el prendimiento de los injertos de medula osea tras Ia realizaci6n de un trasplante. La
utilidad de los metodos cromos6micos en las enfermedades hematologicas se comenta con
mayor detalle en el apartado sobre trastornos de los leucocitos. La expansion de los anali-
sis cromosomicos mediante el empleo de sondas moleculares y geneticas ha permitido ca-
•
m
racterizar puntos de ruptura en cromosomas especfficos que pueden ser importantes para el (/)
~
conocimiento del desarrollo de las enfermedades, yen concreto del cancer (oncogenes). c
En estudios recientes se ha demostrado que los oncogenes pueden reposicionarse y acti- c
varse como consecuencia de translocaciones cromosomicas. Ademas, varios cromosomas
contienen zonas fragiles que pueden ser importantes puntos de ruptura para permitir un
0(/)
crecimiento incontrolado de Ia celula. En el futuro, es posible que el analisis de la consti- m
(/)
tucion cromosomica de las celulas afectadas por muchos trastornos pueda proporcionar ~
datos importantes en los aspectos diagn6stico, pronostico y etiologico de las enfermedades m
malignas. Las tecnicas de determinaci6n de las bandas han delimitado claramente Ia es- C")
tructura subcromosomica y han permitido obtener mapas cromosomicos mas detallados. 5>
r-
El anal isis con sondas moleculares ha ampliado notablemente las aplicaciones de los estu- m
(/)
r-
m
cC")
'•}t---i{ 0
C")
~
ll
0(/)
F
•
···· · -··'r--
20
G
·~ ..,---::r.·-- ••
X-~-
·
•
FIG. 2-12. Preparaci6n cromos6rnica humana en Ia que se observa el cromosoma Filadelfia. (Lasjlechas seiialan
elt22:9.) (Cortesfa del Dr. E. Himoe, Division of Genetics, Georgetown University, Washington DC.)
77
dios cromosomicos en Ia enfermedad, principalmente en el campo del diagnostico y pro-
nostico de Ia leucemia. Las nuevas clasificaciones de Ia leucemia se basaran, presumible-
mente, no solo en Ia morfologia, sino tambien en las caracterfsticas citogeneticas e inmd-
nologicas. De esta forma se estableceran subtipos de leucemia con unas implicaciones
pronosticas y terapeuticas mas finas y precisas.
BIBLIOGRAFiA
I. Burns, HF and Forget, BG: Human Hemoglobin: Molecular, Genetic and Clinical Aspects .
WB Saunders, Philadelphia
2. Dacie, JV and Lewis, SM: Practical Hematology, ed 6. Churchill Livingstone, Edinburgh
3. Henry JB: Todd, Sanford, and Davidson's Clinical Diagnosis and Management by Laboratory
Methods, ed 17. WB Saunders, Philadelphia
4. Hillman, RS and Finch, CA: Red Cell Manual, ed 5. FA Davis, Philadelphia.
5. Metcalf, D: The Hemopoietic Colony Stimulating Factors. Elsevier, Amsterdam
6. Pittiglio, DH and Sacher, RA: Fundamentals of Hematology and Hemostasis. FA Davis, Phila-
delphia
7. Williams, JW, et al: Hematology. McGraw-Hill, New York
78
CAPÍTULO
ENFERMEDADES ERITROCITARIAS
CONCEPTOS
PRUEBAS
80
CAPÍTULO
ENFERMEDADES ERITROCITARIAS
81
2. Pérdida excesiva de hematíes
a. Hemorragia
b. Hemólisis
3. Distribución anormal
• anemia ferropénica
• síndromes talasémicos
• anemia de la enfermedad crónica, y
• anemia sideroblástica
Anemia ferropénica
El déficit de hierro es, con mucho, la causa más frecuente de anemia. Los motivos más
comunes del déficit de hierro son los siguientes: l) pérdidas hemáticas (a todas las eda
des, especialmente las mujeres con menstruación),2) déficit nutricionales (lactantes) y
3) aumento de la demanda de hierro (embarazo, lactancia, adolescencia) (tabla 3-1). El
metabolismo del hierro tiene en el organismo un delicado equilibrio para impedir que se
82
TABLA 3-1. Principales causas de deficit de hierro
0
tener este estado de equilibria es necesario que se absorba l mg de hierro al dfa. En las si- :a
tuaciones de exceso de hemorragia o tambien con el sangrado normal de la menstruaci6n, s:
)>
es preciso reemplazar el hierro perdido con Ia hemorragia. Dado que el ciclo menstrual
("')
medio comporta una perdida de 60 ml de sangre al mes, esto se traduce en 30 mg de hierro
y, por consiguiente, las mujeres necesitan absorber un miligramo de hierro adicional al dfa
(5,
para mantener Ia situaci6n de equilibria. La absorci6n maxima de hierro es de hasta un z
25 %del existente en Ia dieta y ello puede alcanzarse en situaciones de depleci6n. Las mu- c
m
jeres pueden absorber esta cantidad para mantener Ia situaci6n de equilibria. S in embargo,
:J:
es frecuente que las mujeres j6venes con menstruaci6n, en especial cuando las perdidas m
hematicas son intensas, presenten una depleci6n de hierro. Un embarazo normal provoca s:
tambien una deplecion de 600-700 mg de hierro del organismo. Dado que los depositos
corporales contienen 500-1.500 mg de hierro, un embarazo puede causar una depleci6n de ~
estos depositos, especialmente si no se adrninistran suplementos de hierro. m
rJ)
'
La anemia ferropen ica es especialmente frecuente durante los perfodos en que Ia de-
manda de hierro es maxima, como ocurre en Ia primera infancia, durante el crecimiento
rapido de Ia adolescencia y en el embarazo. Las perdidas hematicas cr6nicas pueden pro-
ducirse a cualquier edad, pero son particularmente prevalentes en los adultos de edad
avanzada, en especial por causas gastrointestinales y genitourinarias. Las enfermedades
malignas del tubo digestivo se asocian especialmente a Ia anemia ferropenica.
Cuando se produce un balance de hierro negativo, Ia anemia ferropenica solo aparece
una vez agotados los depositos corporales. Tras Ia deplecion de estos depositos, el hierro
83
TABLA 3-2. Secuencia de alteraciones en el desarrollo del deficit de hierro
Eritropoyesis Anemiapor
Depleci6n de deficitaria en deficit de
Normal hierro hierro hierro
Dep6sitos
~
dehierro _ .
Hierro del
eritr6n
_.
Fe de Ia medula
6sea RE 2-3+ 0-1 + 0 0
Transferrina, CTTH 330±30 360 390 410
(Jlg/l 00 ml)
Ferri tina en plasma
(Jlg/ml) 100±60 . 20 10 <10
Absorci6n de hierro
(%) 5-10 10-15 10-20 10-20
Hierro en plasma 115±50 115 <60 <40
(J.lg/100 ml)
Saturaci6n de
transferrina (%) 35±15 30 <15 <10
Sideroblastos (%) 40-60 40-60 <10 <10
Protoporfirina 30 30 100 200
eritrocitaria
Eritrocitos Normales Normales Normales Microcfticos/
hipocr6micos
84
Estados Unidos, los productos alimentarios reforzados y una dieta generalmente variada
hacen que Ia ingesta insuficiente por sf sola sea una causa muy poco frecuente de deficit de
hierro en los nifios mayores y los adultos. Sin embargo, puede haber un balance de hierro
situado en ellfmite en condiciones de aumento de las necesidades, como el crecimiento
nipido, el inicio de Ia menstruaci6n o los embarazos repetidos. Los varones adultos y las
mujeres posmenopausicas casi nunca sufren un deficit de hierro por una dieta insuficiente
unicamente, por deficitaria que esta sea, a menos que coexista otro problema. En los pafses
mt:nos desarrollados, Ia combinaci6n de dieta insuficiente, infestaciones parasitarias fre-
cuentes y embarazos repetidos hacen que Ia anemia ferropenica sea un problema sanitaria
grave y frecuente.
La hemorragia cr6nica, a menudo no detectada, puede tener su origen en el tubo di-
gestivo. Las causas habituales sonIa ulcera peptica, Ia gastritis, Ia hernia de hiato, Ia di-
verticulitis y las neoplasias. En muchos casos el paciente esta asintomatico, o como mini-
roo no tiene conocimiento de Ia perdida hematka. El consumo intenso de alcohol o acido
acetilsalicflico puede causar una gastritis dolorosa, pero el paciente puede no darse cuenta
de Ia perdida de sangre pequefia y continuada.
La perdido menstrual excesiva es una causa frecuente de deficit de hierro en las muje-
res. En las nifias adolescentes, que con frecuencia tienen dietas emiticas y a menudo -t
menstruaciones intensas e irregulares, el crecimiento rapido puberal puede ser el factor :lJ
adicional que II eve al balance de hierro a un estado de deficit. Los embarazos consecutivos )>
tienen un efecto acumulativo en Ia depleci6n de los depositos de hierro.
en
-t
La vfa urinaria es otra vfa de perdida de hierro. Los tumores, los calculos o las enfer- 0
medades inflamatorias que afectan a los rifiones, los ureteres o Ia vejiga urinaria pueden :lJ
provocar una perdida hematica con Ia orina. Una causa muy poco frecuente de deficit de 2
0
hierro por perdidas urinarias es Ia excreci6n de grandes cantidades de hemosiderina en los en
pacientes con estados hemolfticos cr6nicos.
Un individuo puede tener un hierro corporal reducido sin estar anemico (vease ta-
c
m
bla 3-2, en Ia que se muestra el orden de las alteraciones que se producen en el deficit de
hierro). Much as personas con concentraciones de hemoglobina normales tienen una de- 5:
'TI
plecion cronka de hierro, pero no presentan una anemia ferropenica hasta que algun estres
0
-por ejemplo un au mento de Ia demanda, Ia donacion repetida de sangre o una hemorragia :lJ
aguda o cronica- acentua el balance negativo del hierro. En una poblaci6n mayoritaria- s:
)>
mente de raza blanca y con un nivel de ingresos medio o bajo, se observo que el 20% de
las mujeres con menstruacion tenfan un deficit de hierro, pero menos de Ia mitad de elias S2
presentaba anemias ferropenicas. La mitad de las anemias detectadas en el conjunto de Ia 0'
poblacion del estudio se debfan a un deficit de hierro unicamente. En Ia tabla 3-3 se indican 2
los datos de laboratorio en el deficit de hierro. Esta situacion puede diferenciarse con fa- c
m
cilidad de los otros tres trastomos por la notable reducci6n del hierro serico y Ia impor-
tante elevaci6n de La capacidad total de transporte de hierro (tabla 3-4). La saturaci6n de
::r::
m
La transferrina suele ser inferior al 5 %en la anemia ferropenica, y laferritina serica, que s:
es una prueba que refleja los depositos de hierro, es inferior a 5 ng/mJ, lo que indica una
importante reduccion o ausencia de depositos de hierro. La protoporfirina eritrocitaria li- ~
bre, que refleja el substrato para Ia incorporacion del hierro al grupo hemo, esta notable- m
en
'
mente aumentada puesto que Ia sfntesis del grupo hemo esta reducida, con lo que se acu-
mula el producto precursor. Los estudios del hierro hfstico, como el hierro de La medula
6sea revelan una ausencia de depositos de hierro en Ia anemia ferropenica. En Ia tabla 3-4
se indican los datos de Jaboratorio caracterfsticos de Ia anemia ferropenica en comparacion
con las demas causas de anemia hipocromica microcftica, es decir, Ia talasemia, Ia anemia
de Ia enfermedad cr6nica y Ia anemia sideroblastica.
La anemia ferropenica es un sfntoma, no una entidad patologica primaria. Es preciso
establecer siempre Ia causa de Ia anemia y orientar el tratamiento especffico a esta causa.
85
TABLA 3-3. Datos de laboratorio en el déficit de hierro
Hemograma
Hematíes microcíticos e hipocrórnicos si la hemoglobina <12 g/di (varones),<1 O g/di (mujeres)
Puede haber leucopenia
Plaquetas elevadas en la hemorragia activa
Reticulocitos inferiores a lo esperado por el grado de anemia
Médula ósea
Hiperplasia eritroide
Hierro teñible muy bajo o inexistente
Otros
Hierro sérico muy bajo, capacidad de transporte de hierro elevada, porcentaje de saturación muy
bajo
Ferritina sérica <1 O ng/dl
Protoporfirina eritrocitaria libre elevada
Tiempo de supervivencia eritrocitaria ligeramente bajo
Amplitud de distribución de los hematíes elevada
Sin embargo, la corrección del déficit de hierro obliga a administrar dosis terapéuticas de
este elemento de manera continuada hasta reponer los depósitos del organismo. Ello puede
requerir un tratamiento de reposición con hierro durante 3-6 meses. El paciente con un
défic it .de hierro al que se administra hierro terapéutico desarrolla una reticulocitosis e n
un plazo de 2-3 días, con un frecuente aumento artificial del volumen corpuscular medio.
La reticulocitosis puede visualizarse en forma de una policromatofilia en el examen del
frotis de sangre periférica (véase lámina 30B).
Hierro Ferritina
sérico CITH sérica PEL HbA2 HbF ADH
CTIH = capacidad total de transporte de hierro: PEL = protoporfirina eritrocitaria libre: HbA2 = hemoglobina A,: HbF =
86
un déficit de hierro, mientras que en los depósitos corporales éste es abundante. El frotis de
sangre periférica muestra generalmente una imagen normocrómica y normocítica, pero al
avanzar el proceso las células pueden pasar a ser hipocrómicas y microcíticas. La microci
tosis no suele ser tan intensa como en la anemia ferropénica, y son raros los valores de vo
lumen corpuscular medio inferiores a 70-75 fl. Generalmente la anemia es de intensidad
moderada, con una hemoglobina del orden de 7-11 g/dl.
En la tabla 3-4 se presenta el perfil de Jos estudios del hierro en la anemia de la enfer
medad crónica. Es característico que las cifras de hierro sérico sean bajas, al igual que la
capacidad total de transporte de hierro. Esto último diferencia a esta forma de anemia hi
pocrómica de la anemia ferropénica. El porcentaje de saturación de la transferrina suele ser
superior al que se observa en la anemia por déficit de hierro y es del orden del 7-15 %.
Naturalmente, una importante característica diferencial es el hecho de que el valor de fe
rritina sérica esté aumentado, con cifras de 50-2.000 ng/ml. Este dato puede utilizarse para
diferenciar la anemia de la enfermedad crónica de la ferropénica, puesto que las cifras de
ferritina son inferiores a 10 ng/rnl en este último caso.
Anemias sideroblásticas
Las anemias sideroblásticas son un grupo de trastornos caracterizados por anomalías �
en el metabolismo del grupo hemo. La característica diagnóstica de estos trastornos es la ::e
presencia de hematíes nucleados con gránulos de hierro («Sideroblastos en anillo») en )>
(/)
la médula ósea, y la aparición de un patrón dimórfico de la sangre periférica, que se ob �
serva en especial en Jos tipos primarios (tabla 3-5 y lámina 15A). En las anemias sidero o
blásticas, el organismo tiene una cantidad de hierro adecuada, e incluso abundante, pero no ::e
es capaz de incorporarlo a la hemoglobina. El hierro entra en el hematíe en desarrollo, pero
2
o
se acumula en las mitocondrias perinucleares de los normoblastos en la anemia sidero (/)
blástica primaria. El patrón dimórfico de la sangre periférica muestra dos poblaciones apa e
rentemente distintas de eritrocitos, una de ellas formada por células normales y la otra por m
hematíes hipocrórnicos, de forma irregular y generalmente pequeños. La médula ósea pre r
senta un aumento de la actividad eritropoyética y es por tanto hipercelular, pero el recuen )>
"T1
to de reticulocitos circulantes no suele estar aumentado. Como ya se ha mencionado, ello o
refleja una eritropoyesis ineficaz. ::e
S:
)>
S2
TABLA 3-5. Clasificación de las anemias sideroblásticas O·
2
Hereditaria e
Ligada al sexo, poco frecuente m
Adquirida �
Primaria (idiopática) (véase mielodisplasias) m
Secundaria S:
l. Asociada a otros síndromes mieloprol.iferativos (leucemias, policitemia vera) )>
2. Anemias por déficit de piridoxina o con respuesta a ella
�
a. Déficit de vitamina 86
¡;;·
(/)
b. Fármacos: isoniacida, cicloserina
c. Alcoholismo
3. Trastornos de la síntesis de la hemoglobina
a. Déficit de folato, déficit de B12
b. Intoxicación por plomo
c. Porfiria eritropoyética
Tomado de Piuiglio. DH y Sacher, RA: Clinical Hema1ology and Fundamentals of Hemostasis. FA Davis, Filadelfia, 1987,
pág. 51, con pe.rmiso.
87
Existen varios trastornos que pueden producir esta anomalía en la que el hierro queda
atrapado en las mitocondrias y no puede utilizarse por completo para la síntesis de la he
moglobina. Estos trastornos se indican en la tabla 3-5 en que se presenta la clasificación de
las anemias sideroblásticas. En general, estas anemias cursan con más de un 15% de si
deroblastos en anillo y pueden clasificarse según sus causas sean congénitas o adquiridas.
Una vez descartados los trastornos secundarios que se citan en la tabla, la alteración se
denomina idiopática o primaria. Este trastorno se debe a una alteración clónica de la eri
tropoyesis y se comenta dentro de los trastornos clasificados como síndromes mielodis
plásicos (véase capítu lo 4, Enfermedades leucocitarias). Sin embargo, específicamente, la
anemia sideroblástica primaria o idiopática se caracteriza por una maduración eritropoyé
tica anormal (diseritropoyesis) y una utilización anormal del hierro, con los típicos side
roblastos en anillo. Estas células pueden ser menos prominentes en los trastornos secunda
rios.
Los datos de laboratorio reflejan el deterioro en la utilización del hierro, con unos de
pósitos de este elemento normales o aumentados. Los índices eritrocitarios pueden variar,
según la población celular que predomine. Por consiguiente, el VCM puede ser bajo, nor
mal o incluso elevado. La HCM y la CHCM son con frecuencia bajas pero pueden ser
normales. Pueden observarse también anomalías leucocitarias. Con los defectos en la sín
tesis de la porfirina o en la inserción del hierro en el anillo, la regulación de la absorción de
hierro se altera y puede producirse una acumulación sistémica de este elemento. El hierro
sérico suele ser superior a lo normal, con un porcentaje de saturación de la transferrina
elevado. Las cifras de ferritina sérica están también notablemente elevadas. Las concen
traciones séricas de B12 y ácido fólico son normales. Otras pruebas de laboratorio reflejan
también la eritropoyesis ineficaz, con un aumento de la lactato deshidrogenasa.
El tratamiento suele tener como objetivo la corrección de una causa secundaria. Sin
embargo, en los trastornos primarios, los pacientes responden generalmente a los diversos
suplementos vitamínicos, en especial de piridoxina.
Síndromes talasémicos
Se comentarán en el apartado dedicado a Anemias hemolíticas.
88
TABLA 3-6. Datos de laboratorio en la intoxicación por plomo
Anemia
Hemoglobina 9-11 g/dl
CHCM moderadamente baja
Reúculocitosis 2-7%
Alteraciones eritrocitarias
Proporción de protopoñrrina respecto a hemoglobina >5,5 j.Lg/g (>17 en los casos graves)
Punteado basófilo
Anisocitosis y poiquilocitosis moderadas
Fragilidad osmóúca reducida
Médula6sea
Hiperplasia eritroide
Sideroblastos en anillo
Orina �
Excreción de ALA >20 mg/Litro :u
Coproporfirina III >0,5 mgllitro )>
Porfobilinógeno normal
C/)
�
o
CHCM =concentración de hemoglobina corpuscular media; ALA= ácido delta-amino-levulínico. :u
2
o
C/)
e
Déficit de vitamina 812 y ácido fólico m
r
Aunque el déficit de vitamina B12 y de ácido fólico son las causas más frecuentes de )>
anemia megaloblástica, el diagnóstico y tratamiento de este trastorno exige un conoci
.,
o
miento del diagnóstico diferencial y del estudio de laboratorio de otras causas de anemia :u
con hematíes macrocíticos. S:
Como se ha mencionado en el capítulo 2, la macrocitosis se produce cuando el volu )>
men corpuscular medio (VCM) es superior a 100 fl. La macrocitosis eritrocitaria puede (")
determinarse con facilidad con la ayuda de los dispositivos de recuento electrónico auto (5,
mático de partículas, que proporcionan un valor exacto y reproducible del VCM. El ha
2
llazgo de índices macrocíticos no implica la existencia de una anemia megaloblástica, e
m
puesto que hay otros trastornos que pueden producir macrocitosis (tabla 3-7). Sin embar
:::z:::
go, un VCM elevado es un dato anormal que puede preceder, en meses o años, al inicio de m
una anemia megaloblástica. Ésta puede quedar enmascarada en presencia de infecciones, S:
enfermedades inflamatorias o déficit de hierro que compliquen la situación.
Puede producirse una falsa macrocitosis en las determinaciones automáticas, y el ha �
llazgo de un VCM elevado debe confirmarse siempre mediante un examen de un frotis de
;;; -
en
sangre periférica. El primer signo de anemia megaloblástica que se refleja en la sangre
periférica es la hipersegmentación de los leucocitos polimorfonucleares. La morfología
eritrocitaria puede facilitar también la distinción entre la anemia megaloblástica y las de
más causas de macrocitosis. En la hepatopatía, la macrocitosis suele asociarse a la pre
sencia de macrocitos redondeados. La presencia en el déficit de B12 o de folato (anemia
megaloblástica) de macrocitos ovales, la de macrocitos redondeados basófilos en la reti
culocitosis y la alteración de la morfología de los hematíes pueden facilitar también la dis
tinción de la macrocitosis de otros trastornos mieloproliferativos (véase lámina 12). En
89
TABLA 3-7. Diagnóstico diferencial de la macrocitosis (VCM>100 fl)
Real
Anemias megaloblásticas
Hepatopatía
Reticulocitosis
Enfermedades mieloproliferativas (leucemia, mielofibrosis)
Mieloma múltiple
Hipotiroidismo
Anemia aplásica
Fármacos (posquimioterapia, alcohol)
Falsa
Enfermedad de autoaglutinación/aglutinación fría
Tomado de Sacher, RA: Pemicious Anemia and Other Megaloblaslic Anemias. En Rakel, R. {director): Conn's Curren!
Therapy, WB Saunders, Filadelfia, 1988, con permiso.
general, el examen de la médula ósea es esencial para establecer si existe una anemia me
galoblástica, si bien este estudio no permite distinguir el déficit de vitamina B12 del de
ácido fólico. Sin embargo, las características clínicas resultan a menudo de utilidad para
diferenciar la anemia perniciosa del déficit de ácido fólico (tabla 3-8). En la tabla 3-9 se
indican los resultados de laboratorio en las anemias megaloblásticas.
Causas de megaloblastosis
Los dos problemas más frecuentes que dan lugar a una anemia megaloblástica son el
déficit de vitamina B12 (cobalamina) y el déficit de ácido fólico (véase capítulo 2). Como
se ha comentado en el capítulo 2, el déficit de cobalamina se debe casi siempre a una mala
bsorción de la vitamina B12• La anemia perniciosa es la causa más frecuente y se debe a una
falta defactor intrínseco, que es el cofactor esencial para la absorción de la vitamina B12 en
el íleon terminal. El factor intrínseco es producido normalmente por las células parietales
de la mucosa gástrica, y es deficitario en cualquier situación que reduzca su producción,
como por ejemplo la gastritis atrófica y la gastrectomía. Ocasionalmente, un déficit de la
dieta (vegetarianismo) y los estados metabólicos alterados o el sobrecrecimiento bacteria
no con gérmenes que necesitan la B12 intestinal para su metabolismo, pueden producir un
déficit deB12 al competir con el huésped por la B12 disponible. Estos trastornos pueden di
ferenciarse, como se ha comentado en el capítulo 2, mediante el estudio de la absorción de
vitamina B12 con la prueba de Schilling.
La anemia megaloblástica debida a un déficit de ácido fólico puede tener muchas cau
sas distintas (tabla 3-10). En general, el déficit de ácido fólico se debe casi siempre a un
problema en la dieta. Los depósitos de ácido fólico sólo son suficientes para 3 meses. Pue
de producirse una depleción rápida en situaciones de exceso de demanda como el embara
zo, el crecimiento rápido en la adolescencia y la primera infancia, la renovación celular
rápida que puede producirse en las anemias hemolíticas, la ingesta insuficiente de folato y
el alcoholismo. Puede haber también un déficit de ácido fólico en los síndromes de mala
bsorción, y puede producirse una inhibición competitiva de su absorción con la adminis
tración simultánea de fármacos como las píldoras anticonceptivas y algunos anticonvulsi
vantes. El esprúe y otras enteropatías deprimen a menudo la absorción tanto de la vitamina
B12 como del ácido fólico. Muchos fármacos y drogas pueden causar megaloblastosis al
interferir en la síntesis del ADN, algunos actuando como antagonistas del ácido fólico o
como inhibidores de la síntesis de purinas o pirimidinas, y otros, especialmente el alcohol,
90
a través de vías no tan bien definidas. Diversos defectos enzimáticos poco frecuentes, de
terminados genéticamente (por ejemplo, el síndrome de Lesch-Nyhan, la aciduria orótica),
provocan megaloblastosis además de otros signos y síntomas.
Anemia perniciosa
La anemia perniciosa clásica o «addisoniana» es una enfermedad crónica con una
aparente predisposición familiar. El complejo patológico incluye una atrofia de la mucosa
gástrica, alteraciones megaloblásticas de las células hemáticas causadas por un déficit de
vitamina B12, una elevada incidencia de fenómenos autoinmunes y manifestaciones neu
rológicas. Las características clínicas resultan a menudo de gran utilidad para diferenciar la
anemia perniciosa del déficit de ácido fólico. En la tabla 3-8 se indican las siete «P» clíni
cas de la anemia perniciosa que son útiles para esta distinción. Son frecuentes también las
alteraciones displásicas de la mucosa oral y-de la lengua. La mucosa gástrica atrófica no
secreta factor intrínseco ni ácido clorhídrico, por lo que las secreciones gástricas de los in
dividuos con anemia perniciosa tienen una falta de acidez y un pH más alto. Ni la morfolo
gía eritrocitaria de la sangre periférica ni el examen de la médula ósea permiten distinguir
la anemia megaloblástica del déficit de B12 de la del déficit de ácido fólico. Esta distinción
se hace inicialmente con una determinación de B12 y ácido fólico en suero; sin embargo, la
prueba de Schilling es la base del diagnóstico de laboratorio de la anemia perniciosa una -t
::a
vez establecida la presencia de una anemia megaloblástica. )>
La anemia perniciosa se manifiesta en adultos de mediana edad o en fases posteriores m
de la vida. Su incidencia es máxima en las personas originarias del Norte de Europa. No
-t
o
existe un patrón claro de transmisión genética, pero los familiares de un paciente afecto ::a
tienen un riesgo superior de presentar una parte o la totalidad del complejo patológico. Los 2
pacientes con anemia perniciosa, al igual que sus familiares hematológicamente normales, o
presentan con frecuencia autoanticuerpos contra las células parietales gástricas y el factor
m
intrínseco, así como autoanticuerpos tiroideos similares.
e
m
El tratamiento de la anemia perniciosa es sencillo y eficaz. Se administra vitamina B12
mediante inyección, con lo que se cortocircuita el defecto de absorción y se permite la �
reanudación de la hematopoyesis normal. La vitamina B12 inyectada corrige los síntomas "TT
neurológicos, pero no afecta a la acidez gástrica del paciente ni a su mayor propensión o
::a
(aproximadamente tres veces la normal) a presentar carcinomas gástricos. La hipofunción
S:
tiroidea y suprarrenal tiene, en estos pacientes, una prevalencia superior a la existente en la )>
población general. Q
Otras causas de deterioro de la absorción de vitamina B12
O·
2
La gastrectomía, total o parcial, provoca un déficit de factor intrínseco y puede dar lu
e
gar, al cabo de meses o años, a un déficit de vitamina B12• El déficit prolongado de factor m
intrínseco (FI) puede producir una atrofia de la zona de absorción del íleon tan importante ::I:
m
S:
TABLA 3-8. Las siete «P» de la anemia perniciosa )>
-t
l. Pancitopenia ¡;;·
2. Neuropatía Periférica
m
3. Neuropatía de la columna medular Posterior
4. Signos de la vía Piramidal
5. Atrofia Papilar (lingual)
6. pH elevado (líquido gástrico)
7. Psicosis (locura megaloblástica)
Adaplado de Sacher, RA: Pemicious Anemia and Other Megaloblaslic Anemias. En Rakel, R. (director): Conn's Current
Therapy. WB Saunders, Filadelfia, 1988.
91
TABLA 3-9. Datos de laboratorio en la anemia megaloblástica
Hemograma
Anemia grave (hemoglobina de hasta 3 g/dl)
Macrocitosis (VCM 100-140 Jlm3), con anisocitosis
Ovalocitos y macroovalocitos numerosos
Leucocitos y plaquetas a menudo reducidos
Neutrófilos hipersegmentados >5 %
Reticulocitos desproporcionadamente bajos para la anemia
Médula6sea
Notable hiperplasia eritroide
Aspecto nuclear megaloblástico en las tres líneas celulares
Depósitos de hierro normales o elevados
Bioquímica en sangre
Bilirrubina elevada (indirecta)
Hierro sérico elevado
LDH muy elevada
Gastrina sérica elevada (anemia perniciosa)
Otros estudios
Prueba de Schilling anormal (anemia perniciosa)
Anticuerpos contra células gástricas, factor intrínseco (anemia perniciosa)
Concentraciones sérica y eritrocitaria de vitamina B1 bajas (déficit de vitamina B12)
2
Metilmalonato en orina elevado (déficit de vitamina B 12)
Concentraciones sérica y eritrocitaria de folato bajas (déficit de ácido fólico)
Aclorhidria resistente a la histamina (anemia perniciosa)
que puede hacer que la administración terapéutica de FI tarde un cierto tiempo en provocar
una absorción adecuada de la vitamina B12• La resección ileal o las enfermedades del íleon,
como la enfermedad celíaca y la enteritis regional, cursan con una lesión inflamatoria en
el lugar de absorción. Los microorganismos del intestino utilizan en ocasiones la vitami
na B12luminal para su propio consumo. Ello puede ocurrir en el sobrecrecimiento bacte
riano debido a una alteración del patrón de flujo intestinal (síndrome del «asa ciega») o en
las manifestaciones de la tenia del pescado, Diphyllobothrium latum. El problema de la
tenia está limitado en su mayor parte al Norte de Escandinavia, en donde se consume pes
cado cocinado de forma incompleta, en una población con una elevada predisposición ge
nética a la anemia perniciosa.
92
TABLA 3-10. Causas de deficit de folato
Dieta
Primera infancia
Embarazo y lactancia
Malnutrici6n
Alcoholismo
Malabsorcion intestinal
Sfndromes de malabsorci6n
Interacci6n farmacol6gica: fenitofna, anticonceptivos orales
Aumenta de Ia demanda
Primera infancia y adolescencia
Embarazo y lactancia
Aumento de Ia renovaci6n celular
Anemias hemolfticas cr6nicas
Psoriasis/dermatitis exfoliativa
Perdida excesiva ~
Hemodialisis l:J
Dialisis peritoneal )>
C/)
~
Sfntesis defectuosa 0
Hepatopalfa l:J
Farmacos antifolato 2
Alcoholismo 0
C/)
c
m
!;:
"T1
riorar Ia absorci6n e interferir tarnbien en las reacciones enzimaticas dependientes del fo-
lato. Ademas, los alcoh6licos cr6nicos tienen a menudo una dieta deficiente, multiples
0
l:J
deficit de vitaminas, una funci6n hepatica reducida y un deposito histico de acido f6lico s)>
escaso o inexistente. Dado que el alcohol influye tarnbien en Ia absorci6n del hierro y en
las vfas de Ia piridoxina, noes de extraiiar que los alcoh6licos presenten con tanta frecuen- S2
cia problemas hematol6gicos complejos y graves. 0'
Los antagonistas del acido f6lico son agentes farmacol6gicos que se administran pre- 2
cisarnente porque interfieren en los pasos dependientes del folato de Ia multiplicaci6n ce- c
m
lular. El metotrexate es un farrnaco citot6xico arnpliarnente utilizado en el tratamiento de
::I:
las leucemias y otras enfermedades malignas (linfomas). Sus efectos depresores sobre Ia m
mectula 6sea pueden evitarse a veces con Ia adrninistraci6n simultanea de leucovorina
(acido folfnico ). El acido folfnico es una forma reducida de acido f6lico que cortocircuita
s)>
Ia actividad antifolato del farrnaco quirnioterapico metotrexate. Generalmente se adrni- ~
nistra por vfa parenteral para «rescatar» los efectos antifolato sisternicos del farmaco, con iii'
C/)
lo que se pueden emplear dosis antirnit6ticas superiores.
Los anticonceptivos orales, Ia difenilhidantofna (fenito{na) y otros anticonvulsivantes
afines, asf como el farmaco antituberculoso cicloserina parecen reducir la absorci6n del
acido f61ico. En los pacientes que toman estos farrnacos debe vigilarse la posible aparici6n
de una anemia megaloblastica. Los principios del tratarniento del deficit de acido f6lico
consisten en revertir los efectos iniciales de dicho deficit mediante el suplemento y Ia re-
posici6n de los depositos de fo lato, y el posterior mantenimienlo de una ingesta en Ia diela
suficiente para asegurar el a porte necesario de esta sustancia.
93
Anemias hipoproliferativas y síndromes de insuficiencia de la médula ósea
La anemia debida a una reducción cuantitativa de la médula ósea funcional puede pro
ducirse a causa de una disminución en el número absoluto de células madre, o por la exis
tencia de anomalías cualitativas en estas células. La consecuencia es un déficit en
el número de células precursoras especializadas orientadas al desarrollo eritroide. Eviden
temente las anomalías de las células madre pueden afectar también a otras líneas celulares,
produciendo leucopenia y trombocitopenia. La menor proliferación (hipoproliferación)
puede facilitar la producción de algunas células medulares, y la gravedad de la citopenia
específica refleja la cantidad de médula ósea funcional. Cuando hay una disminución de
las plaquetas, los leucocitos y los hematíes en la sangre periférica, el trastorno se denomi
na pancitopenia. La anemia aplásica es la enfermedad más grave de las anemias hipoproli
ferativas, y se caracteriza por una pancitopenia en sangre periférica, asociada a UJna reduc
ción o depleción de células madre hematopoyéticas en la médula ósea. La médula celular
es sustituida por grasa, lo que da lugar a una hipocelularidad medular (véase lámina 8A).
En ocasiones el trastorno puede iniciarse en forma de una anemia, leucopenia o trombo
citopenia aislada, y existen formas leves o moderadas de la enfermedad. Sin embargo, la
forma grave se caracteriza por un hematócrito inferior al 20 %con una importante reticu
locitopenia, un número de granulocitos inferior a 500/f..LI y un número de plaquetas de me
nos de 20.000/f..Ll. En la tabla 3-11 se presenta el diagnóstico diferencial de la pancitopenia.
Anemia aplásica
La anemia aplásica es un trastorno grave, aunque por fortuna muy poco frecuente, con
una incidencia de aproximadamente 1 caso por cada cien mil habitantes. En algunas oca
siones se ha observado una asociación con la exposición a un fármaco (cloramfenicol y
fenilbutazona), y hay una larga lista de medicamentos a los que se ha atribuido una aso
ciación con la anemia aplásica. En otros casos, el trastorno puede haber sido precedido por
alguna infección, en particular las infecciones víricas como la hepatitis, el citomegalovi
rus y el virus de Epstein-Barr. La exposición a otras toxinas, como disolventes químicos,
benceno, irradiación o fármacos citotóxicos se asocia también a la anemia aplásica. La
irradiación tiende a producir una aplasia rápida, y la exposición a los fármacos citotóxicos
utilizados en el tratamiento del cáncer pueden producir una aplasia variable con una recu
peración también variable, según cuál sea el fármaco utilizado. Con estas sustancias se
espera que se produzca una hipoplasia medular, que generalmente es dependiente de la
dosis y autolimitada. Se cree que la anemia aplásica que se produce con fármacos de los
que normalmente no se espera que produzcan una anemia hipoproliferativa, es una reac
ción de idiosincrasia.
Otros trastornos que se sabe que se asocian a anemias hipoproliferativas son las enfer
medades autoinmunes como el Lupus eritematoso. Se sospecha que los mediadores inmunes
de la lesión son anticuerpos dirigidos contra las células madre o la inhibición de éstas por
parte de células T. Algunos pacientes pueden tener una predisposición hereditaria real a la
aplasia, como ocurre en la anemia de Fanconi. Los niños con este trastorno parecen tener un
déficit en la reparación del ADN celular. Este trastorno se asocia a otras anomalías consti
tucionales como los riñones anormales y unas características también anormales de la cara
y los dedos. La aplasia o hipoplasia del pulgar es una asociación frecuente. Existen otras
malformaciones esqueléticas en aproximadamente dos terceras partes de los pacientes. La
anemia aplásica-hipoplásica se da también en asociación con otras neoplasias hematológi
cas clónicas. Puede anunciar el inicio de una leucemia aguda con meses o incluso años de
antelación, y puede asociarse también a una hemoglobinuria paroxística nocturna (HPN).
94
TABLA 3-11. Causas de pancitopenia
Datos de laboratorio
Los pacientes con anemia aplásica tienen generalmente una pancitopenia con reticulo
citopenia; sin embargo, puede predominar un déficit de una línea celular específica (por
ejemplo, anemia, leucopenia o trombocitopenia). Debe realizarse siempre un estudio de la
médula ósea, que presenta una hipocelularidad de todos los elementos, con un predominio
relativo de las células medulares de apoyo (células plasmáticas, linfocitos y células reticu-
95
lares) (véase lámina 8A). Si se observan células inmaduras, debe sospecharse un proceso
mielodisplásico (preleucemia). Si predominan los linfocitos en número abundante, puede
sospecharse una colagenosis como patología asociada. Los estudios cromosómicos son
importantes para descartar la anemia de Fanconi, en especial cuando la enfermedad se
produce en niños. Debe realizarse la prueba del suero acidificado y la de fosfatasa alcalina
leucocitaria (LAP) para descartar la hemoglobinuria paroxística nocturna. En la HPN, el
valor de la LAP es bajo (véanse capítulos 2 y 4).
La anemia aplásica grave es una enfermedad mortal en la mayoría de los casos. Los
pacientes en que se considera que existe una aplasia grave cumplen tres de los cuatro cri'te,
ríos siguientes:
96
Anemia hipoproliferativa asociada a otras enfermedades
97
Anemia refractaria y eritropoyesis ineficaz
Anemia refractaria
Las anemias refractarias son un grupo de trastornos caracterizados por una producción
anormal de hematíes, que generalmente no responden a ningún tratamiento. Estos trastor
nos se consideran a menudo síndromes preleucémicos, término éste que es inexacto pues
to que la mayoría de estos trastornos no evolucionan hacia una leucemia aguda. Sin em
bargo, cuanto más inestable es el crecimiento medular y más abundantes son las células
inmaduras, en especial los blastos, en la médula ósea, más probable es la transformación
leucémica. Estos trastornos pueden clasificarse más correctamente como síndromes mie
Lodisplásicos, y entre ellos se encuentran las siguientes alteraciones en las que la anemia
refractaria es una característica importante:
Defectos celulares
La característica patognomónica de la HPN es una susceptibilidad extraordina.ria
mente elevada a la lisis eritrocitaria mediada por el complemento. No todas las células
circulantes se ven afectadas por igual. La sangre de los pacientes con HPN contiene célu
las con tres grados distintos de sensibilidad al complemento, a saber: 25-30 X la normal,
3-5 X la normal y normal. Las proporciones relativas de estas poblaciones determinan la
98
gravedad de la afección del paciente. Esta gravedad difiere notablemente de un paciente a
otro, pero tiende a seguir un curso episódico con un empeoramiento gradual en la mayoría
de individuos afectos.
La membrana de las células de HPN presenta anomalías tanto morfológicas como bio
químicas. La microscopía electrónica de barrido revela la existencia de extrañas fóveas y
protuberancias en la superficie eritrocitaria. El análisis bioquímico pone de manifiesto un
déficit en la actividad de acetilcolinesterasa y la presencia de glucoproteínas de constitu
ción anormal. Es probable que tanto el déficit de acetilcolinesterasa como la sensibilidad al
complemento sean manifestaciones de un fenómeno causal subyacente aún no definido, en
vez de tener una relación de causa a efecto.
Datos de laboratorio
La hemoglobinuria paroxística nocturna se diagnostica demostrando que los hema
tíes experimentan una hemólisis excesiva cuando se les expone a soluciones de baja
fuerza iónica (prueba de la lisis en azúcar o sacarosa). Esta prueba se utiliza a menudo
como método de detección; sin embargo, la prueba definitiva para la HPN es la demos
tración de una hemólisis excesiva con la exposición a un suero que contenga comple •
:a
ANEMIAS CAUSADAS POR UNA PÉRDIDA ERITROCITARIA EXCESIVA )>
m
X
Anemia hemorrágica (")
m
en
Una disminución súbita de la hemoglobina o el hematócrito se asocia a una pérdida
hemáúca aguda o a una destrucción aguda de eritrocitos. Esta distinción es fácil de hacer
<
)>
cuando la hemorragia es clínicamente aparente. La identificación de la hemólisis es
también evidente cuando se dan los criterios de laboratorio de hemólisis (véase Métodos
hematológicos, capítulo 2). La hemorragia interna puede ser más difícil de detectar y
puede cursar con unas características de laboratorio compatibles con una hemólisis ex-
99
travascular, puesto que la sangre extravasada es eliminada también por el sistema reti
culoendotelial (véase capítulo 2). Los datos de laboratorio que suelen observarse en la
anemia hemolítica, como la bilirrubina elevada, la LDH elevada y la disminución de
la haptoglobina, se asocian por lo general más a la hemólisis que a la hemorragia. Sin
embargo, la reticulocitosis se observa con frecuencia tanto en la hemorragia como en la
hemólisis.
Hemorragia
La pérdida hemática masiva aguda no causa de inmediato una anemia. La hemorragia
rápida reduce de forma aguda el volumen de sangre intravascular y estimula los ajustes
circulatorios de compensación. Puede quedar aún hemoglobina suficiente para mantener la
vida, pero si los mecanismos circulatorios fracasan, la hemoglobina no puede llegar a los
tejidos y se deteriora la oxigenación. Después de una pérdida hemática agttda, el organis
mo efectúa determinados ajustes para mantener la circulación en los lechos vasculares más
vitales, acelerando la frecuencia cardíaca y expandiendo el volumen circulatorio a expen
sas del líquido extravascular. Es este ajuste de volumen el que causa la anemia. Cuando el
líquido extra vascular entra en el torrente circulatorio, diluye las células que quedan en él y
el hematócrito disminuye en las 48-72 horas siguientes.
100
Anemias hemolíticas
Defectos intrínsecos
Defectos hereditarios
)>
2
Anomalías de la membrana eritrocitaria m
Para comprender la fisiopatología de la hemólisis debida a anomalías de la membrana S:
eritrocitaria es preciso un conocimiento básico de la estructura de dicha membrana (véase )>
capítulo 2). La membrana eritrocitaria tiene un componente que constituye su esqueleto y (/)
que está formado por una cadena proteica adyacente a la membrana celular. La integridad .,
estructural del eritrocito depende de su capacidad de soportar las fuerzas de desgarro du
o
:a
rante su paso por la microcirculación. Son las proteínas esqueléticas de la membrana las
e
que permiten al eritrocito soportar estas fuerzas, y las alteraciones de estas proteínas se 2
asocian a un acortamiento de la supervivencia eritrocitaria, es decir, a la hemólisis. El eri )>
trocito debe ser deformable y tener una proporción de superficie-volumen apropiada para .,
soportar las fuerzas de desgarro y la tensión osmótica. La composición química de la m-
:::D
membrana es de una bicapa lipídica formada por colesterol y fosfolípidos, que constituyen e
aproximadamente el 50 % de su estructura química, y que están dispuestos en una estrecha
e
aposición con las proteínas de la membrana. Algunas de éstas atraviesan la capa lipídica, )>
mientras que otras tienen una distribución interna y algunas sólo se encuentran en la peri m
feria de los lípidos de la membrana. Las proteínas integrantes atraviesan la membrana li :a
pídica, mientras que las proteínas periféricas están situadas en la cara interna de la mem ::¡
brana celular. Las proteínas esqueléticas de la membrana son las denominadas espectrina,
:a
o
actina y algunas otras (véase capítulo 2). El citoesqueleto está anclado en la membrana ce (")
�
lular a través de una proteína denominada anquirina. Estas proteínas pueden separarse con
métodos electroforéticos y se clasifican según su peso molecular y la migración en los ge
les de electroforesis. Aunque probablemente la clasificación se perfeccionará y se estable
:a
cerá en base al defecto molecular, las clasificaciones actuales son morfológicas e incluyen )>
cinco trastornos principales, a saber:1) esferocitosis hereditaria, 2) eliptocitosis heredi m
X
taria, 3) piropoiquilocitosis hereditaria, 4) estomatocitosis hereditaria y 5) xerocitosis (")
hereditaria. En la tabla 3-12 se resumen los defectos hereditarios de la membrana eritro m
(/)
citaria.
Esferocitosis hereditaria. La esferocitosis hereditaria (EH) es un trastorno hemolítico <
)>
bastante frecuente que se transmite generalmente como rasgo autosómico dominante en las
personas de raza blanca. En el 25 % de los casos no se identifica un patrón de transmisión
hereditaria y se cree que estos individuos han desarrollado el trastorno como consecuencia
de una mutación espontánea. Recientemente se han identificado anomalías moleculares de
101
TABLA 3-12. Clasificaci6n de las anemias hemollticas
Defectos intrfnsecos
Defectos hereditarios
Anomalfas de Ia membrana eritrocitaria
Esferocitosis hereditaria
Eliptocitosis hereditaria
Piropoiquilocitosis hereditaria
Estomatocitosis y xerocitosis hereditaria
Trastomos hereditarios de enzimas eritrocitarias
Deficit de glucosa-6-fosfato deshidrogenasa
Otros deficit enzimaticos
Deficit de piruvatocinasa
Deficit de pirimidina-5'-nucleotidasa
Trastornos de Ia producci6n de hemoglobin a
Hemoglobinopatfas
Sfndromes de celulas falciformes
Enfermedad de celulas falciformes
Rasgo de celulas fa lei formes
Sfndrome de tal asemia beta HbS
Enfermedad de Ia hemoglobina C
Enfermedad de Ia hemoglobina SC
Metahemoglobinas/hemoglobina M
Hemoglobina inestable
Sfndromes talasemjcos
Talasemia alfa
Talaserrua beta homocigota
Talasemia beta heterocigota
Heterocigotos de talasemia con otras hemoglobinopatfas
Defectos adquiridos
Hemoglobinuria paroxfstica noctuma
Defectos extrfnsecos
Destrucci6n no inmune
Anemia hemolftica microangiopatica y macroangiopatica
Agentes qufmicos y t6xicos
Infecciones causantes de hem6lisis
Hiperesplenismo
Trastornos sistemicos
Anemias hemolfticas inmunes
Primarias
Secundarias (asociada a leucemia linfocftica cr6nica, linfomas y carcinomas)
Inducidas por farmacos
Infecciones
102
Alteraciones celulares. El defecto basico del eritrocito es una perdida de Ia membrana,
que da Iugar a una disminuci6n de su superficie. Ello hace que Ia celula tenga Ia proporci6n
superficie-volumen mas baja posible, convirtiendose en un esferocito (vease lamina lOA).
Como se ha descrito anteriormente, Ia proporci6n superficie-volumen reducida hace que
estas celulas sean mas sensibles a Ia Iisis osm6tica, y por consiguiente au menta Ia fragilidad
osm6tica (vease capitulo 2). Estas celulas son tambien menos deformables y no pueden
negociar con facilidad Ia microcirculaci6n. La causa de Ia perdida de Ia membrana carece
aun de explicaci6n; sin embargo, se cree que se produce al pasar por los sinusoides espleni-
cos. De todos modos, el defecto primario es probablemente una anomalfa en Ia protefna
esqueletica que da Iugar a un defecto en Ia deformabilidad. Cuando las celulas negocian los
sinusoides esplenicos, con cada paso circulatorio se va eliminando mas cantidad de mem-
brana (se forman microesferocitos) hasta que finalmente Ia celula es secuestrada. La
creencia que antes habfa de que las celulas de Ia EH sufrfan una depleci6n metab6lica por un
con sumo adicional de ATP y por problemas en el flujo de entrada de sodio y calcio, ha sido
puesta en duda en Ia actualidad. Sin embargo, es posible que el calcio tenga una interacci6n
ad versa con Ia espectrina y que ello de Iugar a una deformabilidad defectuosa.
Como se ha mencionado en el capitulo 2, el esferocito es Ia estructura que tiene Ia me-
nor superficie en comparaci6n con su volumen, y por consiguiente es extremadamente
l>
sensible a cualquier aumento del lfquido intracelular (fragilidad osm6tica). Un conoci-
miento mas detallado de Ia estructura molecular de Ia membrana eritrocitaria permitini
z
m
desarrollar una clasificaci6n mas exacta, y parece que los deficit de protefnas de Ia mem- s:
brana pueden dar Iugar a esferocitosis, eliptocitosis u otras anomalfas morfol6gicas en Ia :;
(/)
forma de los hematfes, que se caracterizan en Ia mayorfa de los casos por un acortamiento
de Ia supervivencia eritrocitaria, es decir, por hem6lisis. La esferocitosis hereditaria es el "'a
mas frecuente de estos trastomos. 0
:::0
Caracterfsticas clfnicas. El trastomo puede tener una amplia gama de manifestaciones c
clfnicas, que se caracterizan en especial por grados diversos de anemia, ictericia y esple-
nomegalia, y por Ia presencia de esferocitosis y estomatocitosis en Ia sangre periferica.
z
l>
Dado que los esferocitos son secuestrados y destruidos a su paso por el bazo, Ia mayorfa de "'a
los pacientes obtienen un beneficio sustancial con Ia extirpaci6n de este 6rgano (esplenec- m.
:::0
tomfa). Los individuos afectos pueden tener un estado hemolftico Ieve y estar relativamente c
compensados; sin embargo, con el estres ffsico e infeccioso pueden presentar una anemia
exagerada (crisis hemoliticas). Algunos pacientes pueden tener una anemia hemolftica gra-
-
c
l>
ve que requiera transfusiones de hematfes. Ademas, en respuesta a Ia fiebre, las infecciones m
y el estres, los pacientes pueden presentar una disminuci6n subita de Ia producci6n medu- :::0
lar y manifestar una anemia exagerada (crisis aptasicas). Otras manifestaciones clfnicas de =i
:::0
Ia esferocitosis hereditaria son las anomalfas 6seas debidas a una hiperproliferaci6n medular 0
continua, y las ulceras cr6nicas de las piemas y Ia litiasis biliar, que pueden aparecer tambien (")
en otras enfermedades hemolfticas (en especial Ia enfermedad de celulas falciformes). Un
pequefio porcentaje de pacientes presenta tam bien unos antecedentes de ictericia neonatal. i!:::0
Datos de laboratorio. Morfologfa eritrocitaria: Los datos de laboratorio de Ia esfero-
citosis hereditaria se indican en Ia tabla 3-13. Las celulas caracterfsticas que se observan en l>
el frotis de sangre periferica son los esferocitos (vease lamina lOA), que son celulas uni- m
X
formemente redondeadas con una hemoglobina de tinci6n mas intensa y ausencia de Ia (")
zona palida central que suele observarse en el hematfe normal. Existe, ademas, una mayor m
(/)
policromatofilia difusa, que traduce Ia respuesta eritropoyetica (reticulocitaria) medular y
a menudo es proporcional al grado de anemia. Dado que el esferocito tiene un contenido de <
l>
hemoglobina normal pero una superficie mas reducida, Ia concentraci6n de hemoglobina
corpuscular media (CHCM) esta aumentada. Tambien se dan otras caracterfsticas de un
proceso hemolftico, como una elevaci6n de Ia bilirrubina indirecta en suero, un aumento de
Ia lactato deshidrogenasa (LDH) y una disminuci6n de Ia haptoglobina serica.
103
TABLA 3-13. Datos de laboratorio en la esferocitosis hereditaria
Hemograma
Anemia leve (hemoglobina 9-12 g/di)
VCM normal o ligeramente bajo, CHCM elevada
Esfero citos en sangre periférica
Plaquetas ligeramente bajas si hay bazo
Reti culocit os 5-7 %
Estudios eritrocitarios
Fragilidad osmótica muy elevada
Autohemólisis después de 48 horas a 37 oc 10-50% (normal <4 %)
La glucosa o el ATP anulan la autohemólisis elevada
Bioquímica
Bilirrubina ligeramente elevada (indirecta)
Urobilinógeno urinario elevado
Haptoglobina baja
104
FRAGILIDAD OSMÓTICA
Limites
normales
FRESCA
1 )>
.2 z
m
Tonicidad (NaCI g/100 mi) S:
)>
FIG. 3-1. Prueba de fragilidad osmótica. Esta prueba puede utilizarse para identificar a los pacientes con de C/)
fectos de la membrana eritrocitaria (esferocitosis hereditaria) o del metabolismo intracelular (déficit de piruvato .,
cinasa). La prueba consiste en someter a los eritrocitos a la acción de soluciones salinas cada vez más hipotónicas. o
Cuando se realiza con una muestra de sangre fresca, se produce un desplazamiento a la izquierda en la curva de :o
la esferocitosis hereditaria, que indica una mayor propensión a la hemólisis. A menudo ello está limitado a una
e
pequeña parte de las células que tienen una propensión inusual a la lisis. Tras la incubación, el defecto se amplía.
z
Por el contrario, la sangre con un déficit de piruvatocinasa presenta una mezcla de células sensibles y células re-
sistentes a la lisis osmótica. (Tomado de Hillman y Finch [ 16], pág. 96, con permiso.)
)>
.,
m-
:o
e
-
anomalías en el citoesqueleto de la membrana celular, que dan lugar a alteraciones en los e
flujos iónicos y a la acumulación anormal de electrólitos intracelulares. )>
m
Trastornos enzimáticos hereditarios de Los hematíes :o
Los déficit de enzimas eritrocitarias (enzimopatías) pueden dar lugar a anomalías en las :::¡
:o
funciones metabólicas que pueden reducir el tiempo de supervivencia de los eritrocitos. El o
tipo de hemólisis que se produce depende de la naturaleza del déficit enzimático y de su (")
importancia para la función del eritrocito. Las vías metabólicas eritrocitarias se comentan
en el capítulo 2. Aunque hay muchas enzimas importantes para la función normal del he �
matíe, excepto por el déficit de glucosa-6-fosfato deshidrogenasa, los demás déficit enzi :2
máticos son extraordinariamente infrecuentes.
)>
m
Déficit de glucosa-6-fosfato desbidrogenasa. La glucosa-6-fosfato deshidrogenasa X
(G-6-PD) es la enzima inicial de la vía de La pentos afosfato del metabolismo eritrocitario. (")
Dicha enzima cataliza la eliminación del hidrógeno de la gLucosa-61osfato para producir m
C/)
61osfogLuconato (6-PG) y requiere como cofactor el nicotina-adenina-dinucleótido fos
fato (NADP), que es reducido para dar lugar a NADPH (véase capítulo 2, figura 2-9). Ésta
<
)>
es una reacción importante, puesto que el NADPH es una fuente de potencial reductor para
que el eritrocito pueda resistir la tensión oxidativa. El déficit de la enzima comporta una
incapacidad de neutralizar la tensión oxidativa, y ello da lugar a una inestabilidad de la
molécula de hemoglobina y a la consiguiente hemólisis. Este hecho es provocado espe-
105
cialmente por los fannacos oxidantes. El NADPH es un dador de electrones que actua en
muchos sistemas biologicos. Su capacidad reductora es importante para el sistema del
glutati6n de los hematfes, que es el principal reservorio de proteccion de Ia hemoglobina
frente a Ia tension oxidativa y Ia desnaturalizacion irreversible.
Un gen del cromosoma X determina Ia estructura de Ia G-6-PD, que presenta un nota-
ble polimorfismo en las poblaciones humanas. Una mutaci6n en el cromosoma X se ex-
presa plenamente en los varones (hemicigotos) que heredan el gen mutante. Las mujeres
heterocigotas suelen ser normales; sin embargo, las mujeres homocigotas con dos cromo-
somas X portadores de Ia mutaci6n pueden presentar un deficit de G-6-PD y Ia enfermedad
clfnica. Las mujeres heterocigotas pueden tener una ex presion parcial del trastomo, segun
emil sea el cromosoma X inactivado. Dado que en cada celula solo actua un unico cromo-
soma X. en las mujeres se produce una inactivacion aleatoria del segundo cromosoma X
(hip6tesis de Lyon). Segun cua! sea el grado de inactivaci6n del cromosoma X normal, en
las mujeres heterocigotas puede haber una expresion del cromosoma X mutante. La
G-6-PD normal se denomina variante B y esta presente en el 99 % de los individuos de
raza blanca de los Estados Unidos. Una variante de Ia G-6-PD que difiere de Ia variante B
en un unico aminoacido se encuentra en aproximadamente un 16% de los individuos va-
rones de raza negra norteamericanos y se denomina variante A. Existe un defecto fre-
cuente de Ia variante A que se denomina A-, y que se da en un 9-13 %de los norteamerica-
nos de raza negra. La denominacion A- se debe a que generalmente se produce una
disminuci6n de Ia expresion funcional de Ia G-6-PD. La diferencia de un aminoacido entre
las variantes A y B hace que tengan una movilidad electroforetica distinta, que puede de-
mostrarse en ellaboratorio. Aproximadamente un 20 % de las mujeres de raza negra son
heterocigotas para Ia variante A de Ia G-6-PD. Casi todas las heterocigotas tienen hematfes
funcionalmente adecuados. Existe una relaci6n entre Ia posesi6n de una G-6-PD de tipo A
y Ia resistencia al paludismo, por razones similares a las que se comentan en el apartado de
Ia Enfermedad de celulas falciformes. La mayorfa de los individuos con Ia variante A- tie-
nen unos niveles de actividad que satisfacen c6modamente las necesidades, excepto
cuando estan sometidos al efecto de farmacos oxidantes. La funci6n de Ia G-6-PD se va-
Jora clfnicamente sometiendo a los hematfes a una tension oxidativa (vease capftulo 2).
Pueden caracterizarse las diversas variantes mediante su movilidad electroforetica, esta-
bilidad termica y otros estudios de cinetica enzimatica. Las isoenzimas son enzimas con Ia
misma funcion biologica pero que tienen propiedades ffsicas o qufmicas distintas, entre
elias Ia movilidad electroforetica. Se han descrito muchas isoenzimas de Ia G-6-PD. Las
variantes A y B son las mas frecuentes.
Patrones clinicos. El deficit de glucosa-6-fosfato deshidrogenasa puede tener una pre-
sentacion clfnica variada. Los patrones clfnicos mas frecuentes son los siguientes: 1) icte-
ricia neonatal, 2) anemia hemolftica congenita, 3) hem6lisis inducida por farmacos y
4) favismo.
Los pacientes con Ia enzima A no experimentan dificultad alguna en condiciones nor-
males. En Ia mayorfa de ellos no se detectan otras anomalfas metab6licas aparte del hecho
de que Ia enzima A tiene aproximadamente un 15 %de Ia actividad normal, que es sufi-
ciente para Ia mayorfa de los fines. El numero, funci6n y supervivencia de los hematfes son
normales, a menos que se produzca una tensi6n oxidativa aguda. La actividad de Ia
G-6-PD disminuye a medida que el hematfe envejece, sea cual sea Ia variante existente.
Cuando Ia enzima es defectuosa, los efectos de este descenso se hacen mas acusados. Los
eritrocitos envejecidos son especialmente sensibles al contacto con agentes oxidativos
como los farmacos, Ia infeccion sistemica, Ia acidosis metabolica y otras tensiones. La
tension oxidativa induce una rapida destrucci6n intravascular de las celulas sensibles,
dando Iugar a una hemoglobinemia, hemoglobinuria y disminuci6n brusca del hemat6cri-
to. La crisis hemolftica es autolimitada, porque finalmente s6lo quedan las celulas mas j6-
106
venes con unas concentraciones de enzima suficientes para soportar Ia tension. La res- ~
puesta eritropoyetica inmediata da Iugar a una reticulocitosis y a Ia introducci6n de un :'l"'n;
numero aun mayor de celulas j6venes que estan bien provistas de enzima activa. La he-
m6lisis inducida por farmacos es, pues, Ia manifestaci6n clinica mas frecuente del deficit ~
de G-6-PD y suele ser autolirnitada. ~
Losfarmacos que hemolizan a las celulas con un deficit de G-6-PD son aquellos que lia
actuan como oxidantes directos por sf mismos o que producen una actividad de per6xido. ~
En este senti do hay que destacar a Ia primaquina, un farmaco antipaludico; al deficit eri-
trocitario de G-6-PD se le denominaba antiguamente sensibilidad ala primaquina. Este ~
farmaco se utiliz6 para Ia profilaxis del paludismo en Ia guerra de Corea. AI tratarse con el · ~
a muchos pacientes de raza negra, se estableci6 rapidamente Ia asociaci6n entre Ia hem6- 0
!isis aguda y el farmaco oxidante antipaludico primaquina. De ahi el termino de sensibili- Q
dad a Ia primaquina y Ia asociaci6n con pacientes de raza negra. La gravedad de Ia hem6- );!
!isis depende de Ia naturaleza de Ia variante de Ia G-6-PD y del grado de deficit. Los signos ::0
);;
de hem6lisis intravascular aparecen aproximadamente tres dfas despues de tomar el far- (I)
maco, momento en que el paciente presenta anemia, ictericia y hemoglobinuria. Muchos
farmacos con grupos sulfa, derivados de Ia quinina, nitrofuranos y analgesicos-antipireti-
cos pueden inducir hem6lisis en los pacientes con un deficit de G-6-PD. La sensibilidad
•
)>
parece variar en los distintos individuos. La presencia al rnismo tiempo de fiebre, una en- 2
fermedad metab61ica o una insuficiencia renal o hepatica aumenta Ia probabilidad de que m
aparezcan sfntomas. s:
· Otra variante de Ia G-6-PD es Ia variante enzirruitica mediteminea. Esta se da en indi- )>
viduos de raza blanca, especialmente de origen griego, italiano y de algunas poblaciones
judfas. La variante mediterranea tiene una actividad intensamente reducida, por lo que
rn
.,
incluso las celulas muy j6venes tienen escasa capacidad de generar NADPH. Los episo- 0
:a
dios hemolfticos son mas graves, se desencadenan con una mayor variedad de estfmulos, y c
es menos probable que sean autolimitados que en los pacientes con Ia variante A-. Los 2
lactantes afectados por el deficit pueden presentar una ictericia neonatal grave. Elfavismo
es una tendencia ala hem6lisis masiva tras Ia exposici6n a las habas, que se da especial-
)>
m-
.,
mente en individuos con el deficit de G-6-PD de tipo mediterraneo. En este tipo de hem6-
::c
lisis intervienen factores sericos y mecanismos inmunes, pero no se conoce claramente su c
patogenia exacta. Los pacientes con esta variante y otras variantes graves mas inusuales
pueden tener una anemia hemolitica cr6nica asociada a hem6lisis intravascular cr6nica.
c
)>
-
En este caso, los datos de laboratorio indican una anemia hemolftica intravascular cr6-
nica con disrninuci6n de Ia haptoglobina, aumento de Ia LDL y Ia bilirrubina y elevaci6n
del recuento reticulocitario, asf como presencia de hemosiderina en Ia orina, que indica Ia
existencia de una hem6lisis intravascular cr6nica. En el capitulo 2 se describe Ia valoraci6n
de Ia vfa de Ia pentosa fosfato y Ia G-6-PD.
Es caracterfstico que tras Ia exposici6n a un farmaco se produzca una disminuci6n
aguda de Ia hemoglobina y el hemat6crito. Ello se asocia a una elevaci6n notable del re-
cuento reticulocitario, que puede ser de basta un 50 % o mas. Las pruebas de detecci6n
durante Ia fase hemolftica intravascular aguda pueden ser normales en el deficit de tipo A
por Ia presencia de un numero de reticulocitos elevado. Sin embargo, durante Ia fase asin- m
X
tomatica, estos pacientes presentaran una anomalia y se detectara el deficit. La naturaleza (")
de Ia G-6-PD puede confmnarse mediante electroforesis en gel. Los estudios enzimaticos m
pueden identificar entonces Ia anomalfa especffica y facilitar Ia cuantificaci6n del deficit. rn
Durante el episodio hemolftico intravascular agudo, pueden aparecer en Ia sangre peri- )>
<
ferica hematiesfragmentados y de forma aun mas caracterfstica, Ia «celula vesiculada».
Como consecuencia de Ia desnaturalizaci6n oxidativa de Ia hemoglobina, esta parece se-
pararse de Ia membrana eritrocitaria superficial en forma de una clara «vesicula». Dado
que Ia hemoglobina esta desnaturalizada y oxidada, se detectaran tambien cuerpos de
107
Heinz (véase lámina 16). Puede haber otros datos de laboratorio indicativos de una hemó
lisis intravascular aguda, que se han descrito en el capítulo 2, durante las crisis agudas, es
pecialmente en el tipo mediterráneo.
Otros déficit enzimáticos. Déficit de piruvatocinasa. Aunque se han detectado nume
rosas anomalías enzimáticas poco comunes, el segundo defecto más frecuente, que consti
tuye aproximadamente el 95 % de las anomalías enzimáticas distintas de la de la G-6-PD,
es el déficit de piruvatocinasa. Las demás son curiosidades metabólicas que afectan a toda
la gama de enzimas existentes. La piruvatocinasa es la enzima que cataliza la conversión
del2-fosfo-enol-piruvato en piruvato, que constituye un paso final productor de energía en
la vía glucolítica (véase figura 2-9). El efecto del déficit de piruvatocinasa se conside"ra
también más intenso en los hematíes de mayor edad que carecen de la capacidad metabóli
ca de la fosforilación oxidativa. Este paso es pues la principal fuente de producción de
energía para los hematíes que no son ya reticulocitos. Se asocia a la generación de d<;>s mo
léculas de adenosintrifosfato (ATP). Las células con un déficit de piruvatocinasa son eli
minadas también con mayor preferencia por el bazo, y los pacientes presentan una anemia
hemolítica crónica. Sin embargo, las características clínicas pueden variar considerable
mente. La incapacidad de generar el suficiente ATP da lugar a un control defectuoso de los
iones, con lo que hay una entrada excesiva de sodio y calcio en la célula y los fosfolípidos
de la membrana pueden sufrir alteraciones.
El déficit de PK y otras enzimas glucolfticas puede inducir una anemia hemolftica que
se caracteriZ:a por un aumento de la autohemólisis tras la incubación a 37 °C, y por un
aumento de la bilirrubina indirecta. Las principales manifestaciones clínicas son la anemia,
la ictericia y la esplenomegalia. La anemia es de carácter hemolítico y no esferocítico,
puesto que no se observan esferocitos. El déficit de piruvatocinasa se hereda en forma de
rasgo autosómico recesivo; en consecuencia, ambos sexos están afectados por igual.·
Déficit de pirimidina-5'-nucleotidasa. Este trastorno, consistente en un déficit de la
enzima responsable del metabolismo de los residuos de pirimidina en el hematíe en desa
rrollo, se asocia a una anemia hemolítica congénita crónica, cuya característica más nota
ble es la presencia de un importante punteado basófilo (véase lámina 16C). Estos pacientes
pueden presentar también anemia, ictericia y esplenomegalia, que puede ser muy promi
nente. La extirpación del bazo puede resultar útil. Es un trastorno muy poco frecuente y el
diagnóstico se hace mediante ensayos enzimáticos especiales, que generalmente se llevan
a cabo en un laboratorio de referencia.
108
sexta posicion de Ia cadena beta es sustituido por el aminoacido neutro valina. La hemo-
globina S constituye, con mucho, Ia mas frecuente de las hemoglobinopatfas. El aminoaci-
do numero 6 se encuentra en Ia superficie extern a de Ia configuracion de Ia cadena de glo-
bina profusamente entrelazada, en una zona en que las cadenas alfa y beta cambian de po-
sicion durante la oxigenacion y desoxigenacion. Puede haber y de hecho hay otras
sustituciones en la cadena de globina plegada en puntos de contacto entre las demas cade-
nas de globina o cerca de Ia insercion del grupo hemo. Cada sustitucion produce una he-
moglobina diferente, y se han descubierto varios centenares.
Las sustituciones en las cadenas de globina pueden alterar Ia solubilidad, modificar Ia
capacidad de soportar Ia oxidaci6n, o provocar inestabilidad, una mayor propensi6n a
Ia producci6n de metahemoglobina o un aumento o disminuci6n en Ia afinidad por el oxi-
geno. Algunas sustituciones tienen muy pocos efectos en cuanto a anomalfas clfnicas.
Los genes que determinan las estructuras de las cadenas de globina son codorninantes;
esto quiere decir que el producto del gen es detectable con independencia de cual sea el
alelo existente en el otro cromosoma. Los heterocigotos con dos genes distintos para la
estructura de Ia globina tendnin dos tipos de hemoglobina. Los individuos heterocigotos
con hemoglobinopatfas tendran, pues, generalmente hemoglobina A y Ia otra variante con
Ia sustituci6n anormal. En las personas que poseen dos alelos anormales diferentes, los he- )>
matfes contienen dos hemoglobinas anormales distintas (dobles heterocigotos), sin que 2
haya hemoglobina A en absoluto (por ejemplo, enfermedad de celulas falciformes [CF]). m
Si existe el mismo alelo anormal en los dos cromosomas, el individuo es homocigoto 3:
para Ia hemoglobinopatfa y toda Ia hemoglobina es del mismo tipo y expresa Ia misma )>
anomalfa.
La existencia de una hemoglobinopatfa se demuestra mediante Ia electroforesis de La
.,
t/)
~
homocigota de Ia hemoglobina S. La frecuencia del gen de las celulas falciformes es ele-
vada en los individuos de raza negra norteamericanos, y constituye una reminiscencia d.e
su herencia genetica africana ecuatorial. La frecuencia del gen en el Africa ecuatorial os- :::0
cila entre el 5 y el 20 %. La frecuencia del estado de portador en los Estados Unidos es
)>
de aproximadamente un 8 %, con una incidencia del estado homocigoto al nacer de un m
X
0,16 %. Se cree que Ia posesi6n del gen falciforme confiere ciertas ventajas frente a Ia in- (")
fecci6n palUdica (falciparum). m
t/)
Fisiopatologfa: Cuando Ia hemoglobina A Iibera el oxigeno, se produce un cambio de
una cadena alfa y una cadena beta en sus posiciones relativas. Estas cadenas recuperan sus <
)>
posiciones previas al producirse la reoxigenaci6n. La hemoglobina S tiene el aminoacido
hidr6fobo valina en Iugar del arninoacido hidrofilo acido glutanuco en Ia posicion seis d.e
Ia cadena beta. En Ia configuraci6n desoxigenada, esta sustitucion adquiere una importan-
cia crftica. El residuo de valina tiene una estructura superficial del tipo de una llave que se
109
ajusta a un Iugar complementario en una molecula desoxigenada adyacente. AI irse aco-
plando una molecula con Ia siguiente, Ia hemoglobina desoxigeoada forma filamentos que
se entrelazan en unas masas polfmeras, alargadas, en forma de cables, que son insolubles a
concentraciones elevadas. El cambio de forma inicial es reversible. Si se restablece Ia
oxigenaci6n, las localizaciones adyacentes se desbloquean, Ia cadena beta recupera
Ia configuraci6n oxigenada y se restablece Ia solubilidad.
La hemoglobina S desoxigenada puede unirse a moh~culas adyacentes de hemoglo-
bina A ode otras hemoglobinas anormales, pero esta asociaci6n no es duradera. El que se
formen o no agregados insolubles depende de Ia proporci6n de hemoglobina S en relaci6n .
con las demas hemoglobinas, de Ia concentraci6n absoluta de hemoglobina S y del grado
de desoxigenaci6n. La presencia de hemoglobina A defiende, en un grado modesto, frente
a Ia polimerizaci6n; la hemoglobina F ejerce un efecto protector muy intenso. Los indivi-
duos heterocigotos para Ia hemoglobina S y la hemoglobina A tienen tan s6lo un 30-40 %
de hemoglobina S en cada hematfe. La concentraci6n elevada de hemoglobina A consti-
tuye un impedimento para el fen6meno falciforme. Excepto en condiciones no fisiol6gicas
de desoxigenaci6n extrema (en pruebas de laboratorio), estas celulas no sufren este fen6-
meno, a pesar de que moleculas individuales puedan presentar el cambio de configuraci6n.
Las concentraciones intracelulares elevadas de hemoglobina F pueden proteger del fen6-
meno falciforme incluso a individuos homocigotos para Ia hemoglobina S.
Es probable que los eritrocitos de los pacientes con una enfermedad de celulas falci-
formes sufran a nivel intravascular una configuraci6n y desconfiguraci6n falciforme en
muchas ocasiones durante su circulaci6n. Inicialmente puede tratarse de un efecto rever-
sible, pero con los episodios repetidos de configuraci6n falciforme, estos hematfes pasan a
ser las denorninadas «celulasfalciformes irreversibles». Estas celulas son menos flexibles
y menos deformables frente a las exigencias ffsicas de Ia circulaci6n. Algunas de elias
pierden gradualmente su resistencia mecanica y osm6tica y sufren una disoluci6n intra-
vascular, rnientras que otras soportan las tensiones individuales pero son destruidas a un
ritrno superior a! normal por el sistema reticuloendotelial. Los hematfes de Ia enfermedad
de Ia hemoglobina S tienen un perfodo de vida acortado de forma cr6nica.
La probabilidad del fen6meno falciforme au menta con las tensiones de ox{geno bajas
(hipoxia), Ia reducci6n del pH (acidosis) y el aumento de Ia temperatura corporal (fiebre).
En las zonas de Ia circulaci6n en que el flujo de sangre es Iento, los niveles de oxfgeno hfs-
ticos son bajos o se acumulan productos de degradaci6n, Ia transformaci6n falciforme es
un peligro. Los hematfes afectados pasan con dificultad por los vasos sangufneos finos.
Ello hace aumentar Ia viscosidad de Ia sangre y enlentece el flujo sangufneo, con lo que se
agrava el problema de mala perfusi6n hfstica, aumento de Ia acidez y disminuci6n de Ia
oxigenaci6n.
Consideraciones cUnicas: Los individuos homocigotos para Ia hemoglobina S (SS)
sufren una anemia de celulas falciformes, que es una anemia hemolftica de intensidad va-
riable, que dura toda Ia vida, y que se acompafia de episodios sobreafiadidos puntuales de
hem6lisis exagerada (crisis hemolfticas), aplasia medular (crisis aplasicas) y episodios
de oclusi6n vascular dolorosos. La hem6lisis continuada produce una hiperplasia eritro-
poyetica de tal magnitud que pueden aparecer deformaciones de los huesos como conse-
cuencia de Ia masa de medula eritroide en proliferaci6n. La anemia de celulas falciformes
rara vez se manifiesta clfnicamente antes de los 6 meses de edad debido a Ia persistencia de
una cantidad de hemoglobina F protectora en cada hematfe. El desarrollo intrauterino sue-
le ser normal ya que Ia hemoglobina F nose ve afectada por anomalfas en Ia producci6n de
las cadenas beta.
Las manifestaciones clfnicas mas frecuentes de Ia anemia de celulas falciformes son las
crisis de oclusi6n vascular, que se producen probablemente como consecuencia de un de-
terioro del flujo sangufneo a causa de las celulas falciformes irreversibles, y se perpetuan
110
porIa desoxigenacion y desvitalizacion de los tejidos afectados. Por consiguiente, segun
cuales sean los vasos afectados, las caracterfsticas clfnicas pueden variar enormemente, si
bien las manifestaciones mas frecuentes son de dolor y sensibilidad osea por rnicroinfartos
aparecidos en los huesos. La isquemia y el infarto pueden darse en otras muchas localiza-
ciones entre las que se encuentran 6rganos parenquimatosos como los pulmones, el hfga-
do, el bazo y el rinon, asf como el sistema nervioso central y los ojos. En Ia infancia, el ta-
mano del bazo puede estar aumentado; sin embargo, como consecuencia de los episodios
recidivantes de oclusion vascular que afectan a este organo, se produce gradualmente una
fibrosis y atrofia del mismo. En consecuencia, las personas con anemia de celulas falci- .
formes tienen una asplenia funcional y son propensos a sufrir infecciones por microorga-
nismos encapsulados, en especial Pneumococcus y H. influenzae. En los ninos son fre-
cuentes las crisis de infarto que afectan a los huesos en desarrollo, como lo son las
anomalfas esqueleticas por la hiperproliferacion de Ia medula osea en respuesta a un esta-
do hemolftico cr6nico. Con los episodios sucesivos de infarto en tejidos parenquimatosos,
se produce una perdida de Ia reserva hfstica y puede aparecer una alteracion sintomatica
del organo correspondiente. En los adultos es muy frecuente Ia afectaci6n pulmonary los
pacientes presentan a menudo infecciones y neumonfas.
Puede haber episodios inexplicados de aplasia medular, algunos de ellos secundarios a )>
una infeccion por parvovirus; durante estos episodios Ia hem61isis continua y la eritropo- 2
yesis se detiene. Se produce una notable disminuci6n del hemat6crito y el recuento reti- m
culocitario, que da Iugar a un nivel de anemia peligroso. Las crisis aplasicas pueden de- s:
berse a un deficit de acido folico y estos pacientes deben ser tratados permanentemente con )>
acido folico durante toda Ia vida. rn
Las crisis hemoliticas exageradas son diffciles de diferenciar del estado hemolftico ""C
cronico, en especial porque un aumento de la ictericia puede ser secundario a una litiasis 0
:::0
biliar. Los calculos biliares son muy frecuentes en los pacientes con cualquier tipo de c
anemia hemoHtica cronica, y las manifestaciones clfnicas pueden ser muy similares a las 2
de las crisis hemolfticas intravasculares agudas. En Ia crisis falciforme intravascular agu- )>
da, el hemat6crito disminuye pero el recuento reticulocitario aumenta, a1 igual que ocurre ""C
con los demas panimetros de laboratorio de Ia hemolisis intravascular (en Ia tabla 3-14 se m-
:::o
indican los datos de laboratorio caracterfsticos de Ia anemia de celulas falciformes).
Rasgo de celulasfalciformes: Los individuos heterocigotos, con un gen de hemoglobi-
na S y un gen de hemoglobina A, tienen el rasgo de celulas falciformes, pero generalmente
-cc
)>
no presentan una enfermedad clfnica. El estado heterocigoto de hemoglobina SA parece m
ofrecer una proteccion importante frente a Ia infecci6n por Plasmodiumfalciparum. Este :::0
efecto aparentemente beneficioso puede explicar por que este gen, que por lo demas es no- ~
civo, ha persistido con una incidencia tan elevada en zonas en que el paludismo es ende- :::0
0
rnico. Los pacientes no presentan generalmente ningun sfntoma hematol6gico y tienen una n
esperanza de vida normal, con unos patrones de morbilidad y mortalidad tambien norma-
les. Sin embargo, Ia presencia del gen puede tener repercusiones en cuanto ala anestesia y );!
los viajes aereos en aviones no presurizados. El descenso en Ia tension de oxfgeno puede :::0
causar una transformacion falciforme. Durante Ia anestesia es preciso mantener Ia tension
)>
de oxfgeno por encima de 100 mm Hg. m
X
Los individuos con el rasgo de celulas falciformes tienen generalmente unos valores n
hematol6gicos normales y un frotis de sangre periferica tambien normal. La prueba de so- m
lubilidad falciforme es positiva, y Ia electroforesis de Ia hemoglobina revela Ia existencia rn
de un 55-60% de hemoglobina A y un 35-45 % de hemoglobina S. <
)>
Sfndrome de hemoglobina S/talasemia beta: Este trastomo se produce cuando se here-
da un gen de Ia enfermedad falciforme y un gen de talasemia beta. La gravedad de Ia en-
fermedad clfnica dependera de Ia cantidad de cadena beta normal que se sintetice. Estos
individuos producen cantidades normales de cadenas alfa pero, segun el grado de deterio-
111
TABLA 3-14. Datos de laboratorio en Ia anemia d~ celulas falciformes
(enfermedad de Ia bemoglobina S)
Hemograma
Hemoglobina baja (generalmente 6-10 g/dl)
Marcada poiquilocitosis, cuerpos de inclusi6n
Celulas falciformes irreversibles 6-18 %de los hematfes en el frotis
Leucocitos 10-20 X 103/IJ.l
Plaquetas elevadas
Reticulocitos 10-20% (excepto en las crisis aplasicas)
Medula 6sea
Marcada hiperplasia eritroide
Dep6sitos de hierro elevados
Bioqu{mica en sangre
Bilirrubina elevada (especialmente la indirecta)
Hierro serico elevado, capacidad de transporte del hierro normal, porcentaje de saturaci6n
elevado
Otras pruebas
Preparaci6n falciforme (prueba de solubilidad) positiva. (Nota: si Ia anemia es grave, puede ser
necesario eliminar parte del plasma)
La electroforesis de Ia hemoglobina muestra Ia presencia de hemoglobina S
Supervivencia eritrocitaria baja
Velocidad de sedimentaci6n globular anormalmente baja
ro de las cadenas beta y que cadena beta esie afectada, pueden expresar proporciones di-
versas de hemoglobina A y hemoglobina S. Por consiguiente, los pacientes pueden tener
un trastorno leve o expresar una gravedad clfnica similar a Ia de Ia anemia de celulas fal-
ciformes (vease tambien Sfndromes talasemicos).
Enfermedad de La hemoglobina C: La hemoglobina C se parece a la hemoglobina S con
una sustituci6n de un aminoacido en la posicion seis de la cadena beta. En este caso, el
acido glutamico es sustituido por lisina. La hemoglobina C es menos soluble que la he-
moglobina A ya que la carga positiva de Ia lisina interactua con los grupos adyacentes de
carga negativa. No esta claro si se produce o no una cristalizaci6n in vivo, pero los hema-
tfes con hemoglobina C como molecula dominante son mas rfgidos y menos propensos a Ia
fragmentaci6n que los hematfes normales. Aproximadamente un 2-3 % de los individuos
de raza negra norteamericanos son portadores del gen de Ia hemoglobina C. El estado he-
terocigoto (rasgo de HbC) no provoca anemia ni acortamiento de Ia supervivencia eritro-
citaria. Aunque pueden observarse celulas diana en los frotis de sangre, no hay anemia ni
acortamiento de Ia vida de los hematfes.
Uno de cada 6.000 individuos de raza negra norteamericanos es homocigoto para Ia
hemoglobina C (CC). Ello da Iugar a una anemia hemolftica !eve con importantes anoma-
lfas morfol6gicas eritrocitarias (vease lamina 13). Existen numerosas celulas diana, mi-
croesferocitos y cristales intracelulares (tactoides), pero las concentraciones de hemoglo-
bina siguen siendo del orden de 8-12 g/dl. Existen signos bioqufmicos de hem6lisis aunque
con una intensidad modesta. Dado que la enfermedad tiene pocas complicaciones intrfn-
secas y no presenta una interacci6n adversa con otras enfermedades, es frecuente que los
pacientes no conozcan su existencia hasta que se detecta el trastorno en programas de de-
112
tecci6n sistematica de hemoglobinopatfas o durante el tratamiento medico de algun otro
trastomo.
Enfermedad de Ia hemoglobina SC: Este trastomo es una anemia hemolftica cr6nica
asociada a Ia transmisi6n hereditaria de un gen anormal portador del rasgo C y de otro gen
portador del rasgo S. Asf pues, estos individuos con Ia enfermedad SC son dobles hetero-
cigotos. El trastomo tiene una frecuencia genica de basta un 0,25 % en Ia poblaci6n del
Africa Occidental, y en los Estados Unidos se da en aproximadamente I de cada 833 indi-
viduos de raza negra. Las manifestaciones clfnicas pueden ser muy similares a las de lo_s
pacientes con Ia enfermedad SS; sin embargo, en general tienden a ser mas !eves. Curiosa-
mente, los pacientes con Ia enfermedad SC tienden a presentar mas necrosis asepticas de Ia
cabeza del femur, que constituyen un problema artrftico frecuente en este trastomo.
Las caracterfsticas hematol6gicas de Ia enfermedad SC revelan generalmente una ane-
mia leve con reticulocitosis y numerosas celulas diana en el frotis de sangre periferica.
Pueden observarse tambien celulas falciformes ocasionales.
Persistencia hereditaria de La hemoglobinafetal: Este trastomo es en general de ca-
racter benigno y se manifiesta por Ia persistencia de Ia sfntesis de hemoglobina fetal en Ia
vida adulta. Se desconoce Ia regulaci6n del cambio beta-gamma; sin embargo, puede haber
distintos grados de persistencia de actividad del gen de Ia globina gamma. El estado ho-
•
)>
mocigoto comporta Ia presencia de un 100 % de hemoglobina fetal y generalmente se ma-
nifiesta por una eritrocitosis (vease Policitemias). Ocasionalmente este gen puede coexis-
z
m
tir con otras anomalfas de Ia hemoglobina como Ia hemoglobina S y Ia hemoglobina C. En s:
el caso de persistencia de Ia hemoglobina fetal en presencia de hemoglobina S, Ia expre- :;
C/)
si6n clfnica de esta ultima queda atenuada y puede dar Iugar a una enfermedad clinica !eve.
La presencia de hemoglobina fetal se detecta facilmente en el laboratorio por el hecho "'0
de que es resistente a la desnaturalizaci6n acida y alcalina, rnientras que Ia hemoglobina 0
::u
del adulto (hemoglobina A) no lo es. Por consiguiente, un frotis de sangre colocado en un
c
medio acido o alcalino mostrara una !isis de las celulas que contienen hemoglobina A,
mieotras que las que cootienen hemoglobina F permaneceran intactas. La tinci6n permitira
z
)>
identificar Ia hemoglobina Fen el interior de los hematfes intactos (vease lamina 50). En Ia "'0
persistencia hereditaria de Ia hemoglobina fetal, existe una distribuci6n homogenea m-
::u
de Ia HbF (que esta presente de manera uniforme en todos los hematfes). En otros trastor- c
nos en que existe un aumento de Ia hemoglobina fetal, como Ia talasemia, Ia distribuci6n es c
beterogenea (vease figura 3-4 mas adelante en este mismo capitulo). )>
Otras hemoglobinopatias: Los trastomos geneticos que provocan una sustituci6n de m
aminoacidos no polares intemos de las cadenas de globina pueden dar Iugar a alteraciones ::u
importantes en Ia estructura o Ia funci6n de Ia molecula de hemoglobina. Estas variaciones ::::j
pueden alterar Ia afinidad de Ia molecula de hemoglobina por el oxfgeno, pueden permitir
::u
0
una oxidaci6n del hierro que pasa del estado ferroso al ferrico, o pueden producir molecu- (")
las de hemoglobina inestables que precipiten para formar cuerpos de Heinz. En general,
estas enfermedades sedan en una forma heterocigota, puesto que el caracter homocigoto ~
::u
suele ser incompatible con Ia vida.
Metahemoglobinas!hemoglobina M: Como se ha mencionado en el capitulo 2, Ia me-
:;
tahemoglobinemia se produce cuando Ia hemoglobina se ox ida pasando a Ia forma ferrica m
del hierro (fe:l+). Dado que esta molecula es incapaz de transportar oxfgeno, el paciente
X
(")
preseota cianosis e hipoxemia. En general, estos pacientes no tienen una anemia hemolfti- m
C/)
ca. Sin embargo, sf tienen una hemoglobina anormal que puede ser detectable en Ia elec-
troforesis. <
)>
Hemoglobina inestable: La transmisi6n hereditaria de un gen que produce un defecto
en el componente estructural de las cadenas de globina puede dar Iugar a una inestabilidad
de Ia hemoglobina. Ello conduce a Ia formaci6n de cuerpos de Heinz, que son eliminados
en el bazo, dando Iugar a una anemia hemolitica de cuerpos de Heinz hereditaria (vease
113
lámina 16B). La gravedad del trastorno depende de la naturaleza de la sustitución aminoá
cida. Las manifestaciones clínicas son las de una anemia hemolítica que se confJ.rma con
los datos de laboratorio. Los índices hematológicos pueden variar, pero generalmente no
se observan esferocitos en el frotis de sangre periférica. Las pruebas de laboratorio de las
hemoglobinas inestables son la prueba de estabilidad con el calor y la exposición a deter
minados fármacos como el isopropanol. En los pacientes no esplenectomizados, los cuer
pos de Heinz son a veces difíciles de detectar; sin embargo, después de la esplenectomía,
pueden ser muy prominentes. Los fármacos oxidantes pueden desencadenar episodios de
hemólisis en estos pacientes.
Síndromes talasémicos
El nombre de talasemia procede de una combinación de las palabras griegas thalassa
(mar) y haima (sangre). Una denominación inicial de la forma más grave de la enfermedad
fue la de anemia mediterránea, ya que las poblaciones mediterráneas fueron las primeras
en las que se detectó la alteración. Los síndromes talasémicos se caracterizan por una dis
minución en el ritmo de producción de las cadenas de globina. Se clasifican según cuál sea
la cadena de globina afectada, diferenciándose la talasemia alfa, en la que hay una reduc
ción en la producción de cadenas alfa, y la talasemia beta, en la que es la producción de
cadenas beta la que está disminuida. Éstos son los síndromes talasérnicos más frecuentes y
tienen una distribución geográfica muy similar a la del paludismo. Existen otros tipos me
nos frecuentes de talasemia que afectan a otras cadenas de globina menores, como la ca
dena delta, y puede haber formas tubridas ocasionales (la denominada talasemia beta-delta
o síndromes de hemoglobina Lepore). La diferencia entre los síndromes talasérnicos y las
variantes de la hemoglobina que causan enfermedad reside, en la mayoría de los casos, en
que todas las cadenas sintetizadas tienen una estructura normal, pero su cantidad está dis
minuida.
Cromosoma 16
a2 al
114
Secuencia codificadora Secuencia no codificadora
(Exón) (lntrón)
1 \ 1 ADN
! Transcripción
Procesamiento
{
1?22212222&2223 ARNm
Citoplasma Traducción
•
••••••
Polipéptido
)>
FIG. 3-3. Esquema de la progresión desde el gen hasta el péptido. (Tomado de Pittiglio, OH y Sacher, RA: Cli 2
nical Hematology and Fundamentals of Hemostasis, FA Davis, Filadelfia, 1987, pág. 122, con permiso.) m
:¡:
:¡;:
en
trolan la síntesis de las cadenas beta, gamma y delta forman una agrupación que ha podido -a
demostrarse en una secuencia bien definida en el cromosoma 11. Las bases de la síntesis de o
:a
la globina se han comentado en el capítulo 2. Los síndromes talasémicos pueden producirse
como resultado de anomalías en la secuencia de codificación, en la transcripción o en el
e
2
procesamiento, así como por defectos en la traducción génica. La consecuencia es una )>
producción defectuosa de la cadena de globina. La deleción de los cuatro loci de la cadena -a
alfa provoca una ausencia completa de ARN mensajero (ARNm)para la síntesis de cade m-
nas alfa. La deleción o una anomalía grave de dos genes da lugar a unas concentraciones de
::a
e
ARNm ligeramente reducidas y a una disminución leve o nula en la síntesis de las cadenas.
-
e
Los genes para la cadena beta son más variables. Una forma, denominada talasemia )>
beta+, provoca un intenso déficit pero con concentraciones aún detectables de ARNm, m
mientras que el gen de la talasemia beta0 no produce ARNm en absoluto. En ambos tras :a
tomos el ADN presente en el cromosoma determina la actividad deficiente. Existe una ::¡
tercera posibilidad en la que la producción de la cadena parte de una deleción del propio
:a
o
gen, con ausencia completa de código de ADN para la síntesis de la cadena beta. Puede (")
haber una situación similar para las cadenas delta.
�
:a
Productos de hemoglobina
La producción deficiente de cadenas alfa afecta a todas las hemoglobinas excepto las )>
embrionarias derivadas del saco vitelina, que tienen unas cadenas especiales, reguladas m
><
por separado. En las células precursoras de los hematíes con un déficit importante de (")
aporte de cadenas alfa, cuatro cadenas gamma pueden unirse para formar un tetrámero m
gamma, dando lugar a la hemoglobina Barts. Del mismo modo, cuatro cadenas beta pue
en
den unirse en un tetrámero, formando una hemoglobina anormal que se denomina hemo <
globina H. En los individuos con una producción deficiente de cadenas alfa, la hemoglo
)>
bina Barts ("(')es abundante durante la vida fetal en que las cadenas gamma son las cade
nas no alfa dominantes. En la vida extrauterina pasa a predominar la hemoglobina H (134) al
imponerse la producción de cadenas beta.
115
HEMOGLOBINAS
F= CX:zY2
A = CX:z f3z
A2= CX:z 82
o�����L-�����-L��
2 4
Feto Nacimiento Lactante
Tiempo (meses)
FIG. 3-4. Variaciones e n l a hemoglobina con el desarrollo. La supresión y activación secuencial de genes de
globinas individuales en el período posnatal inmediato hacen que se pase de l a hemoglobina fetal (hemoglobina
F: 2 cadenas alfa y 2 cadenas gamma) a la hemoglobina del adulto (hemoglobina A: 2 cadenas alfa y 2 cadenas
beta). En el adulto existe también una pequeña cantidad de hemoglobina� (2 cadenas alfa y 2 cadenas delta).
(Tomado de Hillman y Finch [16), pág. 9, con permiso.)
El feto sufre muy poco si hay un déficit de cadenas beta, puesto que la hemoglobina F
(a2, "{2) es perfectamente normal. En la vida extrauterina, el suministro insuficiente de ca
denas beta provoca una acumulación del exceso de cadenas alfa (figura 3-4). La síntesis de
cadenas gamma o delta puede aumentar para compensar el déficit de cadenas beta, con lo
que se produce una mayor cantidad de hemoglobina A2 (a2, 82) y de hemoglobina F
(a2, "{2). Estas hemoglobinas permiten un cierto grado de transporte de oxígeno, aunque
son menos eficaces que la hemoglobina A en el suministro del mismo. La concentración de
hemoglobina F compensadora depende de lo completo que sea el paso de la síntesis de ca
denas gamma a la producción de cadenas beta. Nunca existe una producción masiva de
cadenas delta compensadora, por lo que los valores de hemoglobina A2 sólo presentan una
elevación marginal. De todos modos, la elevación de la hemoglobina A2 es un importante
dato de laboratorio en la talasemia beta, si bien sus valores nunca superan el 7 % de la he
moglobina total.
Talasemias alfa
La ausencia completa de síntesis de cadenas alfa provoca la muerte fetal a mitad del
embarazo. El feto puede sobrevivir con las hemoglobinas embrionarias sólo hasta el se
gundo trimestre. Una vez aparecida la cadena gamma, se forma hemoglobina Barts (·y4) a
partir de todas las cadenas gamma no apareadas. Esta hemoglobina tiene una afinidad para
116
el oxígeno tan elevada que aunque la sangre llegue a los tejidos, casi no se libera en ellos
oxígeno, y el feto muere por anemia e insuficiencia cardíaca congestiva (hidropsfetal).
Los individuos cuyas células poseen tan sólo un locus (de los cuatro posibles) de cade
na alfa funcionante tienen la
enfermedad de la hemoglobina H, que produce una anemia
hemolítica importante aunque menos grave (talasemia intermedia). Las células del adulto
tienen un 4-30 % de hemoglobina H, junto con una eritropoyesis ineficaz y una anemia
moderadamente intensa. La sangre del cordón umbilical tiene hasta un 25 % de hemoglo
bina Barts.
Los heterocigotos para la talasemia alfa tienen dos o tres genes de cadena alfa funcio
nantes y no presentan incapacidades clínicas. En ciertas poblaciones negras de Nortearné
rica, hasta un 2 % de los individuos pueden ser heterocigotos para la talasemia alfa. La
mejor forma de hacer el diagnóstico es con sangre del cordón umbilical, que tiene hasta un
5 %de hemoglobina Barts. La sangre del adulto en los heterocigotos con talasernia alfa no
contiene hemoglobina H, y los datos hematológicos son leves e inespecíficos. Sin embar
go, los hematíes son hipocrómicos y microcíticos como consecuencia de la síntesis defec
tuosa de hemoglobina, y la morfología es muy similar a la observada en la anemia ferro
pénica (véase tabla 3-4). Obviamente, puesto que estos pacientes no tienen un déficit de
hierro, no responden a los suplementos de este elemento, y su diagnóstico puede estable
)>
cerse mediante estudios familiares o pruebas más sofisticadas de la síntesis alfa-beta. Oca 2
sionalmente pueden observarse cuerpos de hemoglobina H en los frotis con tinción supra m
vital (véase también lámina 32). S:
5>
Talasemia beta homocigota C/)
La talasemia beta no se manifiesta clínicamente al nacer puesto que la hemoglobina "''
predominante es la F (a2, -y2). Cuando se produce el paso a la producción de cadenas beta a
o
:a
los 3-6 meses de edad (véase figura 3-4), la síntesis reducida de cadenas beta se manifiesta
e
en una producción eritrocitaria ineficaz con hemólisis intramedular. La menor síntesis de 2
cadenas beta se compensa en parte con un aumento en la síntesis de cadenas gamma, que )>
da lugar a una elevación de la hemoglobina F (a2, -y2) y a un aumento en la síntesis de ca ""'
denas delta, que produce un aumento de la hemoglobina A2 (a2, 82). m-
:a
Cuando los dos genes de la cadena beta son defectuosos, el paciente sufre una anemia e
grave durante toda su vida denominada talasemia mayor (anemia de Cooley o anemia e
mediterránea). La hemoglobina es del orden de 2-6 g/dl. Los hematíes son pequeños, páli )>
dos y de formas anómalas, con una enorme hemólisis y una producción eritrocitaria inefi m
caz. La reticulocitosis es de un 15 %o superior. Los hematíes nucleados son numerosos y :a
existe una esplenomegalia importante y una ictericia moderada. Dado que las cadenas alfa :::¡
se producen con normalidad, existe un enorme exceso de cadenas de este tipo que se apa
:a
o
rean entre sí y forman tetrámeros alfa. Éstos se acumulan y precipitan en forma de inclu (")
siones intracelulares (cuerpos de Heinz) que interfieren en la maduración intramedular e :::¡
inducen una destrucción intraesplénica de estos hematíes cuando pasan a la circulación. La )>
esplenectomía puede permitir un cierto aumento de la supervivencia eritrocitaria, pero
:a
comporta un mayor riesgo de infecciones bacterianas masivas súbitas (véase lámina 32). )>
La anemia grave retrasa el crecimiento y produce una expansión de la médula ósea con
m
><
anomalías esqueléticas debidas a la ampliación de la médula productiva. Ello constituye un (")
intento de producción eritroide compensadora. La hiperplasia medular masiva es inducida m
C/)
por unas concentraciones de eritropoyetina exageradas. La anemia no es el único estímulo
para la secreción de esta hormona. Las hemoglobinas F y � producidas para compensar la
<
)>
ausencia de hemoglobina A ceden el oxígeno a los tejidos con menos facilidad que esta úl
tima. Ello da lugar a una hipoxia hística superior a la que se produciría si hubiera hemog
lobina normal a la misma concentración. Como consecuencia de esta eritropoyesis intensa,
se absorben grandes cantidades de hierro en el tubo digestivo. Sin embargo, la utilización
117
del hierro es mala, y se almacenan grandes cantidades del mismo, primero en el sistema
reticuloendotelial y más tarde en células parenquimatosas, especialmente del corazón y el
hígado.
El tratamiento transfusional mejora la anemia y suprime la hiperplasia medular al re
ducir la producción eritropoyética. Sin embargo, cada unidad de hematíes añade 250 mg
adicionales de hierro al aporte ya excesivo que tiene el organismo. Un tratamiento trans
fusional cuidadoso puede restablecer en los pacientes con talasemia mayor una vida casi
normal, pero generalmente estos enfermos mueren antes de los 20 años de edad porque la
sobrecarga de hierro induce una insuficiencia miocárdica. El tratamiento con sustancias.
quelantes y otros fármacos para movilizar la excreción de hierro ha permitido ampliar la
vida limitada de estos pacientes hasta bien entrada la tercera década de la vida, y a veces
hasta la cuarta. Se producen también otros problemas del tratamiento transfusional crónico
(véase capítulo 8). En general, el objetivo es un tratamiento de hipertransfusión con obje
to de reducir las anomalías esqueléticas y también la hiperplasia eritroidea.
Los síndromes causados por los genes de la talasemia beta• y beta0 son clínicamente
similares, si bien en el análisis electroforético difieren en las proporciones de hemoglo
bina A2 y F. La talasemia causada por una deleción completa del segmento génico que
controla la producción de las cadenas beta y delta no tiene unas consecuencias tan negati
vas. La ausencia del segmento delta-beta parece permitir una producción compensadora
de cadenas gamma, y estos pacientes tienen concentraciones notablemente elevadas de
hemoglobina F. También presentan un síndrome clínico menos grave de talasemia in
termedia.
118
TABLA 3-15. Datos de laboratorio en la talasemia beta
Homocigoto Heterocigoto
119
progresar rápidamente hacia una leucemia aguda. Dado que se trata de una forma adquiri
da, puede distinguirse fácilmente por la existencia de hemogramas previos normales y por
su presentación a una edad avanzada.
120
Enfermedad
Normal
Rasgo de celu las fa lciformes
I
I
Origen
... A2 /C s
I
I.
FA
II
Enfermedad de celu las falciformes I
Falciforme C I •I
I
I
Talasemia-falciforme I I I I
Talasemia mayor I I I
Talasemia menor I II
FIG. 3-5. Patrones electroforcticos en acetato de celulosa para las hemoglobinopatfas frecuentes. En el indivi-
duo normal , el97% de Ia hemoglobina que se encuentra en los hematfes circulantes es hemoglobina A. S61o son )>
detectables pequenas cantidades de hemoglobina F y A2• Los pacientes con el rasgo de celulas falciformes y Ia
enfermedad de celulas falciformes presentan una cantidad elevada de hemoglobina S, con el correspondiente
2
m
descenso de Ia hemoglobina A. En Ia enfermedad de cclulas falciformcs puede haber un aumento variable de Ia
hemoglobina F. Los pacientes con Ia alteraci6n falciformc C presentan un aumento en Ia banda de hemoglobina s
situada en Ia posicion A2, que es de hecho de hemoglobina C. En los casos de talasemia falciforme hay un )>
aumento en las bandas A2 y S y una disrninuci6n en Ia banda de Ia hemoglobina A, que es m<'is intensa que Ia ob- tJ)
servada en los pacientes con el rasgo de celulas falciformes. Los individuos afectos por una tal asemia mayor pre- ""0
sentan una disminuci6n de Ia hemoglobina A y un notable aumento de Ia hemoglobins F. Por el contrario, en Ia 0
tal asemia menor beta s6Io hay un ligero aumento en Ia hemoglobina F junto con un incremento de Ia hemoglobi- ::D
na ~· (Tornado de Hillman y Finch [ 16], pag. 93, con perrniso.) c
2
)>
""0
falciformes, que de hecho se utiliza con mas frecuencia antes de Ia electroforesis de Ia he- m-
::D
moglobina. El principio en que se basa esta prueba es que una muestra de sangre colocada c
en un frotis, cubierta con un cubreobjetos y sellada con parafina o tratada con un agente c)>
reductor como el metabisulfito s6dico, sufre un deficit de oxfgeno. Dado que Ia sangre de
Ia enfermedad falciforme es sensible ala depleci6n de oxfgeno, se forman celulas falcifor- m
mes despues de aproximadamente media hora de incubaci6n. Esta es una prueba de ::D
detecci6n de Ia hemoglobina de Ia enfermedadfalciforme y posteriormente se confrrma la =t
::D
presencia de hemoglobina S mediante electroforesis. 0
Las hemoglobinas inestables pueden detectarse por Ia presencia de cuerpos de Heinz (")
(vease J3_mjna 16B) o mediante Ia realizaci6n de unaprueba de hemoglobina inestable. En
Ia mayorfa de los casos, las hemoglobinas inestables son sensibles a! calor y precipitan tras ~
::D
Ia exposici6n a temperaturas elevadas. Esto es Ia base de Ia prueba de estabilidad con el
calor. La prueba de desnaturalizaci6n con isopropanol es otro metodo que pennite Ia de- i>
tecci6n de las hemoglobinas inestables, que precipitan tras el contacto con este reactivo. La m
elecci6n de Ia prueba debe seguir claramente un patron de sospecha, demostraci6n de una
><
(")
anemia hemolftica y, Ia mayorfa de las veces, demostraci6n de una hemoglobina anormal m
tJ)
en Ia electroforesis. En Ia mayor parte de los casos noes necesario un estudio mas sofisti-
cado; sin embargo, en los casos diffciles puede ser preciso un ana! isis de arninoacidos y de <
)>
las proporciones relativas de cadenas alfa y no alfa en Ia sfntesis de Ia hemoglobina. Estas
proporciones son muy utiles en un contexto de investigaci6n para confirmar los casos mas
!eves de talasemia en que se compara Ia sfntesis relativa de las dos cadenas. En la actuali-
dad se aplican a nivel de investigaci6n tecnicas de biologfa molecular para definir anoma-
121
lías del ADN o alteraciones de la expresión del ARN mensajero. En el futuro es posible
que puedan utilizarse estos instrumentos en los estudios prenatales, o tal vez incluso en las
pruebas de laboratorio habituales.
•
Defectos adquiridos
Destrucción no inmune
Los eritrocitos pueden sufrir un acortamiento de su supervivencia intravascular si se les
somete a los efectos nocivos de un estrés físico o químico anormal o inusual, y a· las fuerzas
propias de la circulación que pueden causar una lesión eritrocitaria. La membrana celular
puede ser dañada por el calor, la radiación, los productos químicos, las enzimas y las toxi
nas. Las fuerzas internas de los propios hematíes o las infestaciones parasitarias pueden
provocar una ruptura de la célula. Estos procesos constituyen anemias hemolíticas adqui
ridas que no requieren la presencia o la cooperación del sistema de anticuerpos humorales
o de la activación del complemento. Los mecanismos de lesión eritrocitaria se indican en
la tabla 3-16.
122
TABLA 3-16. Defectos extracorpusculares. Mecanismos de lesión eritrocitaria
en la anemia hemolítica no inmune
Mecanismo Patogenia
Presión mecánica
En el corazón y los grandes vasos Prótesis valvulares
En la rnicrocirculación Síndrome hemolítico urérnico (SHU)
Púrpura trombocitopénica trombótica (PTT)
Coagulación intravascular diseminada (CID)
Trastornos de la membrana
Pérdida de la membrana Hiperesplenismo
Peroxidación lipfdica Fármacos o:�tidantes
Disolución lipídica Clostridium perfringens (Welchii)
Lesión térmica Quemaduras
Presión intracelular
•
Parásitos Paludismo
Agua (osmótica) Ahogamiento )>
2
Producción de energía alterada Intoxicación por plomo m
S:
¡;:
CJ)
citopenia y la AHMA se dan también en otro trastorno caracterizado por insuficiencia re
""C
o
nal, que se denomina síndrome hemolítico urémico. También puede haber una anemia he :a
molítica microangiopática asociada a algunas enferm�ades malignas epiteliales, en espe e
cial el carcinoma gástrico, y después del tratamiento farmacológico con mitomicina C. 2
Puede producirse un estado hemolítico mecánico leve en los corredores de larga dis )>
tancia y después de los traumatismos repetidos sufridos por los conductos vasculares del ""C
m-
pie con una marcha enérgica. Esta alteración se denomina hemoglobinuria de la marcha y ::a
puede producirse con los ejercicios de karate y al tocar el bongo. En la mayoría de estos e
-
123
Los fármacos oxidantes, en especial los nitritos, los nitratos y los compuestos nitrosos
y aminos aromáticos producen una metahemoglobinemia, y en los casos graves una des
trucción eritrocitaria.
mos. La adherencia del parásito al hematíe y su posterior capacidad para entrar en él, de
penden de la existencia de unas estructuras de membrana celular normales, y en particular
de la glucoforina y del sistema del antígeno Duffy (véase capítulo 8). Los eritrocitos que
carecen del antígeno Duffy no pueden ser parasitados por el Plasmodium vivax (la infec
ción palúdica se comenta también en el capítulo 13). La anemia hemolítica del paludismo
se debe a la ruptura mecánica provocada por el parásito, pero también puede producirse en
asociación con mecanismos inmunológicos (fiebre hemoglobinúrica o fiebre blackwater).
Puede haber también una hemólisis debida a la parasitación por el protozoo Babesia,
que se ha descrito en la isla de Nantucket de la costa de New England de los Estados Uni
dos (babesiosis). Otras enfermedades infecciosas que producen anemia hemolítica son las
infecciones por clostridios en las que las enzimas lecitinasas alteran los lípidos de la mem
brana eritrocitaria y pueden provocar una hemólisis masiva, a veces como complicación de
un episodio séptico mortal. También producen hemólisis microorganismos como el
Streptococcus species y el Haemophilus influenzae. Una toxina producida por la pica
dura de la araña solitaria marrón provoca una hemólisis aguda de carácter más leve, posi
blemente a través de una reacción de hipersensibilidad.
Hiperesplenismo
El bazo normal destruye los hematíes cuando envejecen, a un ritmo de l/120 de los eri
trocitos circulantes cada día. Los hematíes anormales sufren una destrucción acelerada al
pasar por un bazo normal. Un bazo anormalmente grande tiende a destruir un número ex
cesivo de hematíes, aun cuando se trate de células perfectamente normales. Cualquier
trastorno que aumente el tamaño del bazo puede reducir la supervivencia eritrocitaria; los
leucocitos y las plaquetas pueden verse también afectados. Entre estos trastornos se en
cuentran la hepatopatía con hipertensión portal, la insuficiencia cardíaca congestiva cró
nica, enfermedades infiltrantes como leucemias y linfomas, e infestaciones por protozoos
como la esquistosomiasis, todas las cuales pueden aumentar el tamaño esplénico, dando
lugar a un mayor secuestro de eritrocitos y a una disminución de la supervivencia de los
hematíes. El secuestro de células por parte del bazo en situaciones asociadas a un aumento
del tamaño esplénico se denomina hiperesplenismo.
124
Nefropatía: Los capilares anormales de una glomerulopatía renal pueden provocar una
distorsión mecánica de los hematíes cuando éstos pasan a través de dichos conductos. Es
característico, en la nefropatía, que los eritrocitos formen burr cells o equinocitos. Los
depósitos de fibrina en los conductos glomerulares se asocian a una AHMA.
125
TABLA 3-17. Clasificaci6n de las causas d e a n emias hemoliticas inmunes
Autoinmune
Primaria/idiopatica IgG c Panespecffico
lnfecciones
Mycoplasma pneumoniae IgM F Anti-1
Sfndrome virico de Epstein-
Barr (mononucleosis
infecciosa) IgM F Anti-i
Varicela, rubeola IgG F/C Anti-P
Sffilis IgG F/C Aoti-P
Neoplasias
Carcinomas, linfomas y
leucemia linfocitica
cr6nica IgG c Panespecffico
(general mente)
IgM F 1/i/otros
(ocasionalmente)
Colagenosis (lupus
eritematoso, etc.) IgG c Panespecffico
Farmacos
Grupo de Ia quinidina/ Complejos c Inespecffico
quinina inmunes
Grupo de Ia penicilina IgG haptenica c Panespecffico
Alfametildopa, L-dopa IgG c Panespecffico
Aloinmune
Reacciones transfusionales
hemolfticas IgM e IgG FoC Especffico'
Enfermedad hemolftica del
recien nacido IgG c Especffico'
C =caliente; F =frio.
·oiversas especiticidades.
eritrocitaria, que posteriormente es destruida. Entre los farmacos que provocan Ia hem6li-
sis a traves de este mecanismo se encuentran los derivados de Ia quinina y Ia quinidina.
Pueden producirse tres tipos de hem6lisis inducida por farmacos, dos de los cuales se ilus-
tran en Ia figura 3-6.
El farmaco puede combinarse con Ia membrana eritrocitaria y ser e l mismo el que se
altere o bien alterar Ia membrana, haciendo que resulte extraiia para el huesped (mecanis-
mo de hapteno). Se desencadena entonces una respuesta de anticuerpos contra el eritrocito,
que produce su alteraci6n o secuestro. Los farmacos del grupo de Ia penicilina son los que
se asocian con mayor frecuencia a este tipo de mecanismo hemolftico.
En ocasiones se produce una verdadera respuesta inmune contra el ifarmaco, que deal-
gun modo tiene una reacci6n cruzada con los antigenos de membrana del eritrocito. La
respuesta inmune no requiere Ia presencia del farmaco una vez se ha formado el anticuer-
po, y puede producirse a continuaci6n un ciclo de destrucci6n eritrocitaria. Este tipo in-
mune verdadero de hem6lisis inducida por farmacos se produce con el antihipertensivo al-
fametildopa y con Ia L-dopa.
126
Hematíe o. Anticuerpo
{
' r
' T"
. · ()
'
. ....�"· '
'
-<
Fármaco
)(X
../
)t
A '#..
.....
)>
Fármaco Y. 2
Formación de m
complejos Complemento 3:
¡:
)>
en
.,
o
::D
�/�
Anticuerpo �
e
2
)>
.,
r r' m-
::D
B
2
e
)>
FtG. 3-6. Dos mecanismos de hemólisis inducida por fármacos. (A) Mecanismo de absorción del fármaco. El
m
anticuerpo antifármaco se une al fármaco adherido a la superficie eritrocitaria. El anticuerpo antifármaco no se
fija a los hematíes «libres de fármaco>>. (B) Mecanismo de complejos inmunes. Los complejos de fármaco y an
::D
::¡
ticuerpo antifármaco se adhieren a la superficie eritrocitaria, en donde inician la activación del complemento.
(Tomado de AABB Technical Manual, 9" ed., American Association of Blood Banks, 1985, págs. 258-259, con
::D
permiso.)
o
n
�
::D
Así pues, las anemias hemolíticas autoinmunes pueden clasificarse según su causa
como primarias, secundarias e inducidas por fármacos. Otra clasificación de la destrucción ¡;
m
eritrocitaria por mecanismos inmunes se basa en las características específicas del anti
><
cuerpo. Es costumbre clasificar las AHAI según el óptimo térmico del anticuerpo determi n
nado en las pruebas serológicas (véase capítulo 8). Los anticuerpos calientes suelen tener m
en
trascendencia clínica a temperaturas superiores a los 30 °C. Los anticuerposfríos tienen un
óptimo térmico entre la temperatura ambiente (22 °C) y los 4 °C. <
)>
127
Jan y son eliminadas prematuramente por el bazo. El ritmo de destrucción esplénica varía
con la especificidad y concentración del anticuerpo, la presencia o ausencia de adherencia
de complemento y la capacidad funcional del bazo. La hemólisis autoinmune puede ir des
de el trastorno leve compensado, con unas concentraciones de hemoglobina normales,
hasta la anemia grave que pone en peligro la vida del paciente. Los datos de laboratorio en
esta situación consistirían en una anemia grave, a menudo una elevación del volumen
corpuscular medio indicativa de un alto porcentaje de eritrocitos jóvenes (reticulocitos),
una hiperbilirrubinemia de tipo indirecto o no conjugado, una elevación de la lactato des
hidrogenasa y una disminución de la haptoglobina. La hemoglobinemia y la hemoglobi
nuria son extremadamente infrecuentes en la anemia hemolítica autoinmune caliente. La
prueba de antiglobulina establecerá la presencia de un anticuerpo que recubre los hema
tíes, y facilitará el diagnóstico de una hemólisis inmune. Se valoran entonces la naturaleza
del anticuerpo y las características térmicas, generalmente en el Banco de Sangre (véase
Pruebas de antiglobulina en el capítulo 8). El diagnóstico se basa en la demostración de la
presencia del anticuerpo o de complemento en los hematíes circulantes mediante el empleo
de la prueba de antiglobulina. A veces existen anticuerpos libres en el suero, pero ello no es
necesario para el diagnóstico de una AHAI. Entre los síndromes clínicos asociados a una
AHAI caliente se encuentran las causas secundarias comentadas anteriormente, como las
colagenosis o los linfomas, los fármacos, y ocasionalmente las infecciones. Muchos casos
de AHAI caliente son idiopáticos, sin que exista ninguna enfermedad asociada. A veces,
un paciente puede presentar un síndrome clínico característico de anemia hemolítica auto
inmune caliente, y, sin embargo, la prueba de antiglobulina directa y el estudio del suero
son negativos. En estos pacientes en que se sospecha una hemólisis de mediación inmune,
si se descartan otros trastornos, es posible que un anticuerpo de gran avidez produzca una
eliminación rápida de los hematíes, aunque puede no ser detectable a causa de una sensibi
lidad reducida del reactivo de antiglobulina. Se han descrito casos de este tipo de la deno
minada anemia hemolítica de mediación inmune con Coombs negativo.
En la mayoría de los casos de AHAI caliente se instaura un tratamiento con corticoste
roides. La respuesta al tratamiento puede valorarse mediante una evaluación del aumento
del hematócrito y la disminución del recuento reticulocitario, la bilirrubina y la LDH. La
prueba de la antiglobulina directa puede seguir siendo positiva mucho después de que la
enfermedad esté bajo control.
El hallazgo de una prueba de antiglobulina directa positiva en un paciente que por lo
demás está clínicamente estable y no presenta anemia, no justifica el tratamiento a no ser
que existan otros parámetros de laboratorio indicativos de hemólisis o una anemia sinto
mática creciente. En las pruebas AHG positivas asociadas a la alfametildopa, a pesar de la
presencia indudable de inmunoglobulina en la superficie eritrocitaria, son muy pocos los
pacientes que tienen una hemólisis importante, y menos aún los que desarrollan una ane
mia. En la mayoría de Jos demás trastornos hemolíticos relacionados con fármacos, los an
ticuerpos están dirigidos contra los propios fármacos y no contra células, y en estos casos
el tratamiento se orienta específicamente a la eliminación del fármaco. Además, la hemó
lisis (si se produce) se asocia a la presencia del fármaco.
128
de las células circulantes. En casos muy poco frecuentes, anticuerpos de reacción en frío
potentes producen una aglutinación en las partes superficiales más frías del lecho vascular,
como los dedos de las manos o los pies, o en las intervenciones quirúrgicas a corazón abierto.
Este fenómeno puede producir el síndrome clínico de la cianosis acra, y puede asociarse a
una isquemia de las manos y un vasospasmo (fenómeno de Raynaud). La hemólisis inducida
por anticuerpos fríos puede ser crónica o episódica, pero la hemoglobina rara vez descien
de por debajo de 8 o 9 g/dl y a menudo se mantiene en cifras normales. La AHA1 fría sinto
mática es relativamente infrecuente y suele aparecer después de infecciones víricas, y en
particular asociada al Mycoplasma pneumoniae (anticuerpo anti-I) o a la mononucleosis
infecciosa (anticuerpo anti-i) (véase tabla 3-17). En ocasiones se producen enfermedades
espontáneas o idiopáticas por aglutininas frías en las personas de edad avanzada. En estos
pacientes puede ser necesaria la utilización de guantes, evitar la exposición al frío o un
traslado a climas más cálidos, pero la enfermedad no suele poner en peligro la vida.
Enfermedad de aglutinina fría: Este trastorno se debe a un autoanticuerpo monoclonal
dirigido contra antígenos eritrocitarios y que reacciona a temperaturas bajas. El anticuerpo
suele ser de tipo IgM y la mayoría de las veces presenta el tipo de cadena ligera kappa. Este
síndrome puede ser idiopático o secundario, en especial en asociación con trastornos lin •
foproliferativos. La hemólisis suele ser leve y autolirnitada. La prueba de antiglobulina di m
recta suele demostrar la presencia de complemento sólo en la membrana eritrocitaria, y la :a
hemólisis, cuando se produce, es generalmente intravascular. A veces puede producirse :::¡
una hemólisis intravascular crónica, que provoca la aparición de hemosiderina en la orina :a
e incluso de una anemia ferropénica.
o
(")
Hemoglobinuriafría paroxística: Este trastorno es producido por un anticuerpo IgG
:::¡
que es más reactivo a una temperatura fría. En realidad este anticuerpo tiene una reactivi o
dad térmica óptima doble, de forma que reacciona con el eritrocito y fija el complemento a (/)
una temperatura fría y luego completa la fijación del complemento a la temperatura corpo (/)
ral, dando lugar a una hemólisis intravascular. Este tipo de síndrome por anticuerpos se
observa en especial en las infecciones víricas y anteriormente se detectaba con más fre
cuencia asociado a la sífilis. La hemólisis puede ser grave y producir una hemoglobinemia
y hemoglobinuria tras la exposición al frío al volver a estar en temperaturas más cálidas.
La prueba de antiglobulina directa suele demostrar la presencia de complemento sólo en la
membrana eritrocitaria, y la naturaleza bifásica del anticuerpo y las características del
mismo pueden ponerse de manifiesto con la prueba de Donath-Landsteiner. Generalmente
estos anticuerpos lgG tienen una especificidad para el sistema del grupo sanguíneo P
(véanse también en el capítulo 8 las técnicas serológicas y la descripción de la prueba de
antiglobulina).
ERITROCITOSIS
129
TABLA 3-18. Diagnóstico diferencial de la eritrocitosis
Policitemia primaria
Policitemia vera
Policitemia secundaria
Aumento apropiado de la eritropoyetina secundario a hipoxia hística
Gran altitud
Enfermedad pulmonar crónica
Cardiopatía congénita cianótica
Estados de bajo gasto cardíaco
Síndromes de hipoventilación (enfermedad neuromuscular, síndrome de Pickwick, apnea
durante el sueño)
Variantes de la hemoglobina de alta afinidad
Variantes de metahemoglobina
Carboxihemoglobinemia
Eritrocitosis relativa
Deshidratación y otras causas secundarias de depleción de volumen
Síndrome de Gaisb&k (eritrocitosis de estrés)
Tomado de Pittiglio, DH y Sacher RA: Clinical Hematology and Fundamentals of Hemostasis, FA Davis, Filadelfia, 1987,
pág. 183, con permiso.
tejidos, pueden estimular un exceso de producción de hematíes. Esto se considera una res
puesta adecuada puesto que existe una mayor demanda de hematíes como consecuencia del
déficit en el aporte de oxígeno. Estas alteraciones se mencionarán también en el capítulo 4.
En la tabla 3-18 se presenta el diagnóstico diferencial de la eritrocitosis.
130
TABLA3-19. Clasificaci6n de los trastornos del metabolismo de Ia porfirina
UP CP pp ALA PBG UP CP UP CP pp
Porfuia intennitente
aguda(PIA) N N N AI AI A A,N N N N
Coproporfuia
hereditaria N N N A A N A N A N
Porfiria variegata
(crisis agudas) N N N A A A,N A,N N A AI
Porfuia eritropoy~tica
cong~nita AI AI A N N AI A N A N
Protoporfiria
eritropoy~tica N N AI N N N N N A A
Porfiria sintomatica N N N N N AI A N A,N A,N
lntoxicaci6n por
plomo N A,N A A A,N N A N N N
-1
UP= uroporfirina; CP = coproporfirina; PP = protoporfirina; N =normal; A = aumento; AI = aumcnto imponante; A.N =
::JJ
)>
aumento o normal. tJ)
Tornado de Henry. JB: Clinical Diagnosis and Management by Laboratory Methods, 17' ed., WB Saunders. Filadelfia, 1985, -1
pag. 144, con penniso. 0
::JJ
2
0
tJ)
de excreci6n de estos compuestos son utiles en el diagn6stico de las distintas porfuias. Sin c
embargo, es Ia expresi6n clinica de estos sfndromes lo que tiene mayor importancia para m
diagnosticar el tipo de porfuia. En Ia tabla 3-19 se presenta una lista de estos trastomos y
los compuestos que estan presentes en exceso en los perfodos asintomaticos y durante los
episodios agudos. Las manifestaciones clfnicas pueden ser de caracter neurol6gico, como
>
tJ)
el dolor lancinante y otros sfntomas neurol6gicos, cutaneo (en especial vesfculas cutaneas z'
-1
y sensibilidad al sol) o hepatico. Los principales sfndromes clfnicos se denominan porfiria m
intermitente aguda (PIA), porfiria variegata (PV) y porfiria cutanea tarda (PCT). Esta ~
ultima es una porfiria adquirida, que se observa en especial en los alcoh6licos (vease mas tJ)
adelante en este mismo apartado ). Otros tipos poco comunes son las porfirias eritropoye- c
ticas y Ia coproporfiria hereditaria. m
r-
Una de las principales consecuencias del diagn6stico de estos trastomos es que pueden C)
prevenirse las manifestaciones clfnicas, ya que las crisis agudas son desencadenadas porIa ::JJ
exposici6n a determinados farmacos. Los medicamentos del grupo de los barbituricos y del
de las sulfarnidas son algunos de los farmacos que pueden desencadenar estas crisis agudas.
.,c0
A los individuos con antecedentes de porfiria no se les deben administrar estos farmacos.
::::t
El estudio de laboratorio suele realizarse en pacientes que presentan manifestaciones m
neurol6gicas inusuales, y en especial cuando existe un dolor abdominal inexplicado o Ia ~
0
aparici6n de vesiculas cutaneas. A menudo los antecedentes farniliares justifican un estu-
dio de laboratorio para detectar Ia presencia de porfirinas anormales o excesivas. Los en-
sayos de estos compuestos porfirfnicos no estan a! alcance de los laboratorios pequefios y
.,
0
suelen realizarse en un laboratorio de referenda. Los sistemas de ensayo son muy senci- ::JJ
llos, con el empleo del reactivo de Ehrlich (acido clorhidrico y un indicador de benzalde- ::!!
hido), que adquiere un color magenta con las porfuinas, o bien de las propiedades fluores- ::JJ
)>
centes de estos compuestos. Durante el episodio agudo, las concentraciones urinarias de tJ)
ALA y PBG aumentan en Ia PIA y Ia PV. En esta ultima se observa una can6dad excesiva
131
de coproporfirinas en las heces de los pacientes afectos (vease tabla 3-19). Estas porfirinas
producen un color marr6n rojizo caracterfstico (vino de Oporto) de Ia orina cuando estan
presentes en cantidades excesivas. Tambien dan Iugar a una.f1uorescencia rosada carac-
terfstica en presencia de luz ultravioleta. El diagn6stico se hace con una muestra de ori-
na de 24 horas que contiene una cantidad excesiva de estos pigmentos porfirfnicos en Ia
orina. Los val ores de referencia para el ALA urinario son de I ,5-7 ,5 mg/24 horas y para el
PBG de <1,0 mg/24 horas. Las heces deben contener <500 J.lg de coproporfirina en una
muestra de 24 horas ( vease tam bien capitulo 19).
Los trastornos adquiridos del metabolismo de Ia porfirina pueden producirse con Ia in-
toxicaci6n por plomo. Esto se ha comentado ya en el apartado referente a las anemias side-
roblasticas (vease tambien tabla 3-6). El plomo produce una interferencia en varias enzi-
mas de Ia vfa de Ia sintesis de Ia porfirina y se acumulan en exceso los precursores de esta.
Es caracteristico que haya una concentraci6n elevada de ALA en plasma, con su corres-
pondiente excreci6n urinaria. Ademas, puede haber tambien un exceso de coproporfirinas
urinarias en una muestra de 24 horas. En Ia porfiria adquirida denominada porfiria cutanea
tarda, el alcohol se asocia a exacerbaciones agudas de estas crisis. Se cree que el alcohol
interfiere con las enzimas de una fase posterior de Ia vfa de sintesis de Ia porfirina, con lo
que aparece una producci6n excesiva de algunas de las porfirinas iniciales.
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133
CAPÍTULO
ENFERMEDADES LEUCOCITARIAS
CONCEPTOS
PRUEBAS
136
CAPÍTULO
ENFERMEDADES LEUCOCITARIAS
137
funciones inmunológicas y pueden producirse enfermedades de estas células que sean
también de carácter clonal. Estos trastornos se comentarán en el apartado de trastornos
mieloproliferativos.
El otro gran grupo de alteraciones leucocitarias es el de los trastornos no clona/es. Este
grupo incluye las anomalías de la regulación del crecimiento (neutropenias cíclicas y
constitucionales) y las reacciones leucemoides (respuestas proliferativas aumentadas
frente a diversos estímulos), así como la aplasia e hipoplasia de la médula ósea y los tras
tornos cualitativos leucocitarios (hereditarios o adquiridos), caracterizados por déficit de
lafunción leucocitaria que afectan a las células diferenciadas. Aun aceptando que ninguna
clasificación es ideal, podemos intentar esquematizar los trastornos leucocitarios de la for
ma que se indica en la tabla 4-1. A menudo los estudios de laboratorio para identificar el
deterioro funcional de los leucocitos sólo pueden realizarse aún en un contexto de investi
gación o en laboratorios especializados. Sin embargo, la identificación de una reducción
cuantitativa de las poblaciones celulares o de anomalías morfológicas indicativas de una
expansión clona! puede hacerse con facilidad mediante los estudios hematológicos habi
tuales (hemograma completo). Los estudios de marcadores para identificar las células de
origen y establecer si estos trastornos son o no clonales se están haciendo cada vez más
habituales.
Neutrófilos
Los neutrófilos son unos defensores especialmente eficaces frente a los agentes mi
crobiológicos, principalmente las bacterias. Los granulocitos son móviles y se acumulan
en las zonas de lesión en respuesta a estímulos quimiotácticos (co�o se ha comentado en
el capítulo 2). Entre sus diversas actividades funcionales se encuentran la fagocitosis, las
reacciones enzimáticas en el interior de la célula y la liberación de enzimas al entorno ex
tracelular. La defensa antibacteriana requiere que haya un número suficiente de neutrófi
los, que existan mecanismos eficaces para atraerlos al lugar de la invasión (quimiotactis
mo), y que los neutrófJlos sean capaces de englobar (fagocitosis) y destruir a los gérmenes
invasores. Cualquier defecto en el número de neutrófilos, en el quirniotactismo o en la ac
tividad de destrucción bacteriana, hará que el huésped sea anormalmente sensible a la in
fección. En la tabla 4-2 se indican algunos de los problemas constitucionales y adquiridos
que afectan a la actividad de los neutrófilos.
Quimiotactismo defectuoso
El quimiotactismo es la capacidad de los neutrófilos de ser atraídos a las zonas de in
flamación e infección. Esta función permite a las células de defensa acudir a las áreas en
que son más necesarias para luchar contra la infección o eliminar los residuos. El número
reducido de neutrófilos en estas localizaciones se asocia la mayoría de las veces a una
neutropenia, que se comentará más adelante. En algunos trastornos hay un fallo de la
atracción como consecuencia de un déficit de los factores atrayentes (por ejemplo, en los
déficit de complemento) o de una falta de respuesta de los neutrófilos a estas sustancias,
como puede ocurrir en diversos trastornos primarios y secundarios. En la tabla 4-2 se in
dican algunos de estos trastornos.
Las pruebas para valorar el quimiotactismo pueden realizarse in vivo e in vitro. La
REBUCK Skin Window Technique es un método que se realiza in vivo. El principio en que
138
~
TABLA 4-1. Clasificaci6n de las enfermedades leucocitarias
139
TABLA 4-2. Trastornos de la función de los neutrófilos
Quimiotactismo defectuoso
Generación anormal de mediadores quimiotácticos
Déficit de C3 o C5
Hipogammaglobulinemia
Efe.ctos inhibidores de la uremia
Cirrosis
Enfermedad de Hodgkin
Hipocomplementemia en la glomerulonefritis aguda
Respuestas celulares anormales a los mediadores quimiotácticos
Síndrome de Job
Diabetes mellitus
Artritis reumatoide
Síndrome de Wiskott-Aidrich
Mieloma
Síndrome de Chediak-Higashi
Síndrome del leucocito perezoso
Hipofosfatemia
140
mento formazán negro. Una prueba alternativa para valorar la reacción respiratoria es la
quimioluminiscencia (emisión de luz asociada a la generación de ATP). En laboratorios �
más especializados y de investigación puede determinarse con precisión la cantidad de ra �
:::1:)
dicales libres de oxígeno (peróxido, superóxido) que se liberan de forma asociada a la fa
gocitosis. Los tres trastornos mejor conocidos de la función microbicida son la enfermedad �
granulomatosa crónica, el síndrome de Chediak-Higashi y el déficit de mieloperoxidasa. �
tJ
141
TABLA 4-3. Trastornos de inmunodeficiencia
Adaptado de Graziano. FM y Bell, CL: Nonnal immune response. Med Clin Nonh Am 69:439. 1985.
pueden reducir tambien Ia actividad de los linfocitos y las celulas plasmaticas. El trata-
miento citot6xico por enfermedades malignas, los corticosteroides suprarrenales y el ba-
lance proteico negativo son factores predisponentes frecuentes.
Los monocitos de Ia sangre y los macr6fagos de los tejidos son las mismas celulas en
distintas localizaciones. El monocito circulante es probablemente una forma joven o des-
diferenciada. Una vez en los tejidos, los macr6fagos desarrollan organelas y enzimas que
permiten Ia fagocitosi s y Ia actividad lftica. Las celulas que revisten los sinusoides y el
bazo, el hfgado y los ganglios linfaticos proceden tambien del mismo compartimento de
monocitos-macr6fagos. Los macr6fagos hfsticos reclutan nuevas celulas de este tipo me-
diante· Ia reproducci6n celular local y Ia repleci6n a partir de precursores de Ia medula 6sea.
142
Los macrófagos se encuentran en forma de histiocitos apenas visibles en la mayoría de los
tejidos, y pasan a ser evidentes tan sólo cuando intervienen activamente en la fagocitosis. �
Cuando hay una demanda local importante de macrófagos, como ocurre en la tuberculosis �
1
y otras enfermedades inflamatorias granulomatosas, la renovación de los monocitos de la
sangre y la médula ósea aumenta y estas células se acumulan en un número considerable
(véase capítulo 2).
t:J
Los macrófagos normales tienen sistemas enzimáticos capaces de sintetizar y degradar
los esfingolípidos, que son compuestos importantes en las membranas biológicas y espe m
cialmente relevantes en el sistema nervioso. Existen varios defectos hereditarios distintos
r
.,
que afectan a enzimas específicas necesarias para la degradación lipídica. En estos estados
de deficiencia, se acumulan productos lipídicos en las partes de las células que en condi
ciones normales degradan los lípidos reciclados. Estas enfermedades no son trastornos
8o
fundamentalmente hematológicos, aunque los macrófagos de la médula ósea, el bazo y el �
hígado sufren una sobrecarga de estos precursores metabólicos. Las principales conse :o
:¡;;
cuencias son un crecimiento de los órganos reticuloendoteliales y la presencia de numero (/)
sos histiocitos cargados de lípidos en la médula ósea. Algunas de estas células tienen ca
•
racterísticas morfológicas distintivas que caracterizan a los trastornos denominados
enfermedad de Gaucher y enfermedad de Niemann-Pick. También pueden observarse cé m
lulas seudo-Gaucher en los trastornos mieloproliferativos. Otras curiosidades morfológi 2
"T1
cas son el síndrome de histiocitos azul marino, en el que los histiocitos de la médula ósea m
están cargados de una sustancia que se tiñe de un color azulado en las tinciones de Giem :a
sa-Wright. Estos diagnósticos se hacen a menudo en base a los antecedentes familiares, S:
m
pero también con la identificación de las células características, en especial en la médula e
ósea. El bazo aumentado de tamaño actúa a menudo como reservorio provocando una mala )>
distribución de las células de la sangre periférica y da lugar, por tanto, a un hiperesplenis e
mo. En muchos pacientes es necesaria una esplenectomía a causa de las citopenias sinto
m
m
máticas. r
m
e
C')
Trastornos cuantitativos no neoplásicos o
C')
El recuento y la fórmula leucocitaria constituyen signos diagnósticos útiles aunque ::¡
inespecíficos en muchos estados fisiológicos y patológicos. Se han comentado ya la neu )>
tropenia y los síndromes de inmunodeficiencia, que se mencionan también en el capítulo 2.
:a
La variación en los recuentos puede indicar la existencia de una situación anormal y que el )>
m
organismo está respondiendo a ella; sin embargo, las variaciones en el número de leucoci
2
tos pueden reflejar también trastornos que afectan directamente a los órganos hematopo o
yéticos (véase también capítulo 2).
C')
r
o
Neutropenia
2
)>
r
La neutropenia es una disminución del número absoluto de neutrófilos hasta una cifra m
m
inferior a 2.000/fll. Puede clasificarse como leve (número de neutrófilos de entre 1.000 y
2.000/fll), moderada (número de neutrófilos de 500-1.000/fll) o grave o agranulocitosis
(número de neutrófilos inferior a 500/fll). Esta clasificación es útil por cuanto predice la
probabilidad de que se produzcan complicaciones infecciosas. Los individuos con una
depleción grave de neutrófilos son sensibles a las infecciones bacterianas, en especial las
producidas por Klebsiella, Escherichia, Pseudomonas y Staphylococcus. La neutropenia
puede ser consecuencia de muchas enfermedades primarias de la médula ósea o de tras
tomos adquiridos (véase tabla 4-4). El treinta por ciento de la población de raza negra
143
TABLA 4-4. Neutropenia
Definicion
Numero de neutr6filos < 2.000/f.ll
Clasijicaci6n
Leve numero de PMN 1.000-2.000/f.ll
Moderada numero de PMN 500-1.000/f.l.l
Grave numero de PMN < 500/f.ll
Causas
Constitucional (normal en ciertas poblaciones, por ejemplo las de
raza negra)
Deficit de producci6n
Constitucional
Neutropenia benigna familiar
Neutropenia cfclica
Agranulocitosis genetica infantil
Mucbos trastomos geneticos infrecuentes
Adquirido
Deficit nutricional (vitamina B 12, acido f61ico, cobre)
Leucemia
Anemia aplasica
Respuesta a Ia infecci6n (fiebre tifoidea, hepatitis,
mononucleosis infecciosa, tuberculosis)
Farmacos citot6xicos (quirnioterapia anticancerosa,
inmunosupresi6n)
Reacciones farmacol6gicas (cloramfenicol, fenotiazinas,
propiltiouracilo, fenilbutazona, fenitofnas, carbamazepinas)
Destrucci6n excesiva
De mediaci6n inmune
Neutropenia autoinmune (idiopatica o asociada a colagenosis,
enfermedades linfoproliferativas, o farmacos)
Granulotoxicidad aguda o leucoaglutinaci6n asociada a
transfu.siones de sangre
Granulocitopenia aloinmune neonatal
Anticuerpos antifarmacos
No inrnune
Esplenomegalia (hipertensi6n portal, enfermedades de
dep6sito, leucernias, linfomas, artritis reumatoide)
Circulaci6n extracorp6rea (maquinas cardiopulmonares,
dialisis renal)
Trastomos de Ia microcirculaci6n pulmonar
Distribuci6n anormal
Esplenomegalia
Desplazamientos de Ia marginaci6n (vease fig. 2-3)
Neutropenia cfclica
144
puede ser útil la determinación de las bandas, que sugieren un aumento de la renovación de
los neutrófilos. El examen de la médula ósea es importante para clasificar la naturaleza �
de la neutropenia. Si la médula es hipercelular y presenta muchos precursores normales de �
:a;,
los neutrófilos en presencia de una neutropenia periférica, esto sugiere una causa destruc
tiva periférica para el trastorno. Existe un número de neutrófilos normal en presencia de �
una actividad de la médula ósea aumentada, cuando hay una mala distribución de los com �
partimentos de neutrófilos -por ejemplo, cambio en la distribución entre el compartimento
marginal y el circulante- o en trastornos asociados a un hiperesplenismo (en los que el �
,...
bazo secuestra a un elevado porcentaje del total de neutrófilos circulantes). La reducción
de los neutrófilos en la sangre periférica puede deberse también a una mayor destrucción
que puede ser de mediación inmune o no inmune. Por desgracia no disponemos de ningún
análisis sencillo como la Prueba de la Antiglobulina Humana para la anemia; sin embargo,
�o
hay que considerar la posibilidad de una neutropenia autoinmune cuando se han descarta �
do todos los demás trastornos y la médula ósea presenta un número elevado de precursores :a;,
:S:
de neutrófilos normales en ausencia de un aumento de tamaño del bazo. Los anticuerpos C/)
antineutrófilos pueden detectarse con el empleo de inmunofluorescencia y otras técnicas
•
inmunológicas. Sin embargo, los laboratorios convencionales no suelen tener a su alcance
estas pruebas. m
De todos modos, la causa más frecuente de neutropenia es la supresión o fracaso de la z
"'T1
médula ósea. Ello puede producirse en enfermedades medulares primarias o asociarse en m
especial a una supresión secundaria producida por drogas, medicaciones, irradiación e in :e
fecciones. En la tabla 4-4 se indican algunos de estos .trastornos. 3:
m
Otra alteración inusual en la que se produce una neutropenia cíclica se caracteriza por e
una depleción periódica y a menudo intensa del número total de neutrófilos en la sangre )>
periférica. Los individuos afectados por este trastorno presentan un aumento cíclico de la e
m
sensibilidad a las infecciones, que se caracteriza por fiebre cíclica e infecciones bucales. CJ)
Estos ciclos pueden producirse de manera regular, a menudo a intervalos de 21 días. Se ....
cree que este trastorno se debe a un defecto en el control de la diferenciación granulocita m
e
ria, tal vez como consecuencia de una desaparición cíclica de los factores de control esti
(")
muladores de colonias. o
En varios trastornos constitucionales infrecuentes se produce una granulocitopenia (")
dentro de un conjunto de alteraciones entre las que puede haber una diferenciación granu
locitaria defectuosa, una disminución de las gammaglobulinas, la presencia de inhibidores �
:e
de la granulopoyesis o la presencia de anticuerpos leucoaglutinantes. Además, los sínto
mas son muy diversos. En la neutropenia crónica benigna familiar, el trastorno puede
)>
CJ)
descubrirse por casualidad, mientras que en la agranulocitosis genética infantil, suele pro
z
ducirse la muerte por infección antes de cumplido el primer año de vida. o
Ante una sospecha de neutropenia constitucional, el estudio debe empezar con la ob
(")
servación de la celularidad y el patrón de maduración de la médula ósea. Estos individuos ....
pueden tener también defectos del quimiotactismo leucocitario y la destrucción bacteriana o
(que se han comentado anteriormente). Deben buscarse también anomalías simultáneas de z
)>
los linfocitos, la actividad inmune y el desarrollo de los hematíes y las plaquetas. Además, ....
debe estudiarse a la familia del paciente para detectar una posible incidencia familiar.
m
CJ)
Agranulocitosis
145
de forma súbita en un individuo por lo demás normal, y se da especialmente como reac
ción de idiosincrasia frente a medicamentos. También puede producirse de forma asociada
a enfermedades autoinmunes y con algunas infecciones. Los fármacos afectan a veces al
número de granulocitos sin influir en otros elementos medulares, pero con frecuencia pro
ducen una reducción también en el número de hematíes y/o plaquetas. Los anticuerpos
pueden afectar únicamente a los leucocitos, pero los anticuerpos para fármacos que lesio
nan las células a través del efecto del «espectador inocente» (véase capítulo 3) afectan a
veces también a Jos tres tipos celulares de la sangre.
La mayoría de los agentes y trastornos fisiopatológicos que causan anemia pueden
provocar también una depresión granulocitaria. La agranulocitosis se caracteriza clínica
mente por la presencia de fiebre y una faringitis grave, a menudo con presencia de mem
branas blancas en forma de placas.
La mayoría de los pacientes se recuperan espontáneamente tras la suspensión del fár
maco causal. Se administra siempre tratamiento antibiótico a los pacientes con infección.
Los primeros signos de recuperación celular consisten en un aumento del número de mo
nocitos, y posteriormente de las bandas en la sangre periférica. En las fases iniciales de la
recuperación medular, hay un predominio de promielocitos, que pueden remedar la mor
fología de la leucemia promielocítica aguda.
Con algunos fármacos existe una depresión de los leucocitos dependiente de la dosis.
En concreto, fármacos como las carbamazepinas (Tegre.tol) se asocian a una disminución
gradual en el número de neutrófilos. En algunos de estos pacientes, esto puede preceder a
la aparición de una agranulocitosis; sin embargo, en muchos otros, si se reduce la dosis, el
número de leucocitos mejora. Es importante la vigilancia periódica de los recuentos en los
pacientes tratados con estos medicamentos. Las fenotiazinas, las fenitoínas, algunas sul
farnidas y algunos fármacos antitiroideos reducen también la producción leucocitaria. La
neutropenia persiste durante varias semanas después de suspendido el tratamiento, pero la
granulopoyesis se reanuda cuando se ha dejado de administrar el fármaco. Sin embargo,
la depresión medular inducida por el cloramfenjcol, puede persistir durante meses o años.
El diagnóstico se basa en una valoración cuidadosa del recuento y la fórmula leucoci
taria. Si la agranulocitosis causa infecciones bucales necrosantes, postración y fiebre,
puede ser difícil distinguir una agranulocitosis inducida por fármacos de una leucemia
aguda y de los efectos de supresión granulocitaria de una infección masiva. El estudio debe
incluir un interrogatorio minucioso respecto al consumo de fármacos y adjtivos alimenta
rios y respecto al contacto con materiales en las actividades industriales, domésticas, re
creativas y ambientales. Es importante valorar el número de hematíes y de plaquetas y la
celularidad de la médula ósea. La anemia aplásica puede manifestarse inicialmente con las
características de una agranulocitosis. En la agranulocitosis pura, el número total de leu
cocitos es bajo, y los linfocitos maduros son prácticamente los únicos glóbulos blancos de
la sangre circulante. Los números de hematíes y de plaquetas, tanto en la sangre como en la
médula ósea, son normales. La agranulocitosis pura es relativamente infrecuente, puesto
que muchos agentes exógenos tienden a deprimir también la producción de hematíes y de
plaquetas. En las leucemias, la médula ósea suele tener una mayor proporción de blastos y
células inmaduras, y a menudo es hipercelular a pesar de las bajas cifras de células circu
lantes. En la tabla 4-5 se presenta una lista de los fármacos más frecuentes asociados a la
neutropenia.
Reacciones /eucemoides
Las Jeucocitosis reactivas adquieren grandes proporciones, con una invasión de la cir
culación por leucocitos inmaduros y maduros. Dado que el cuadro clínico se asemeja al de
146
TABLA 4-5. Farmacos mas frecuentes que producen neutropenia
y agranulocitosis inesperadas ~
~
~
Antiinflamatorios Fenilbutazona, oxifenbutazona
Antimicrobianos Cloramfenicol, sulfamidas,
cotrimoxazol
Fenitofna, carbamazepina
~
Anticonvulsivantes
Tranquilizantes
Antitiroideos
Grupo de las fenotiazinas
Grupo del tiouracilo
~
,.....
Hipoglucemiantes Tolbutamida 1'11
Varios Alopurinol, clorotiazidas, cimetidina,
oro, isoniazida, ibuprofeno
g
~
);;!
Ia leucemia cr6nica, a este hecbo se le denomina «reacci6n leucemoide». Noes un trastor-
no medular primario y por lo general es secundario a alguna otra alteraci6n. Afecta Ia ma-
s:::0
(I)
yoria de las veces a los granulocitos, pero puede producirse una sorprendente monocitosis
en Ia tuberculosis, y se han descrito linfocitosis leucemoides en la tuberculosis, la tos feri-
na y Ia mononucleosis infecciosa. m
•
La granulocitosis de proporciones leucemoides puede acompaiiar a los tumores ma- 2
"T1
lignos con o sin metastasis 6seas,la infecci6n pi6gena o tuberculosa grave, Ia intoxicaci6n m
por metales pesados, las crisis de celulas falciformes o las alteraciones metab6licas graves lJ
que afectan al riii6n o al hfgado, y tambien a Ia cetoacidosis diabetica. Un paciente que se s:m
esta recuperando de una agranulocitosis o' de una quimioterapia reciente puede presentar c)>
una sobreproducci6n intensa de gl6bulos blancos, que sugiere una proliferaci6n Jeucemi-
ca, pero Ia leucopoyesis rara vez se mantiene a este ritmo durante mas de una semana. c
m
Cuando una reacci6n leucemoide es secundaria a algun trastorno subyacente evidente,
Ia distinci6n respecto a Ia leucemia noes diffcil. Sin embargo, debe recordarse que Ia leu-
en
r-
cemia puede coexistir con otras enfermedades. La leucemia y Ia tuberculosis, por ejemplo, m
pueden darse a l mismo tiempo, y una exacerba a Ia otra. Si el trastomo primario no es c(")
evidente, el cuadro clfnico puede sugerir Ia presencia de una leucemia. En Ia tabla 4-6 se 0
presentan las caracteristicas que distinguen a Ia reacci6n leucemoide de Ia leucemia rnie- (")
~
16gena cr6nica.
lJ
TABLA 4-6. Comparaci6n de Ia reacci6n leucemoide con Ia leucemia miel6gena cr6nica )>
en
Reacciones /eucemoides Leucemia miel6gena cr6nica 2
0
Recuento leucocitario Recuento leucocitario (")
general mente <50.000/1!1 generalmente >50.000/1!1 r-
Granulaciones t6xicas y Granulaciones t6xicas ±- 0
0
2
cuerpos de Dohle )>
Ausencia de basofilia Numero de bas6filos superior r-
(generalmente) m
Bandas prorninentes Todos los estadios, en especial
en
mielocitos
Fosfatasa alcalina leucocitaria LAP<IO
(LAP) elevada > 100
Bazo generalmente no palpable Bazo general mente agrandado
Sin presencia de cromosoma Presencia de cromosoma
Filadelfia Filadelfia en el 90% de los
casos
147
Mononucleosis infecciosa
Trastornos mieloproliferativos
148
TABLA 4-7. Clasificacion de los trastornos
mieloproliferativos agudos ~
~
Denominaci6n preferida Abreviatura FAB Denominaciones altemativas :::b
~
Leucemia mieloblastica
aguda
LMA Ml,M2 Leucemia mielocftica
aguda ~
Leucemia granulocftica
aguda m
r-
Leucemia no linfocftica
Leucemia promielocftica
aguda
LPA M3
aguda
Leucemia progranulocftica
aguda
~
0
Leucemia promielocftica
hipergranular
~
:::b
Leucemia mielomonocftica LMMA M4 Leucemia de tipo Naegeli ):;
aguda (I)
Leucemia monoblastica
aguda
LMoA M5 Leucemia de tipo Schilling
•
-t
Eritroleucemia EL M6 Enfermedad de
DiGuglielmo :::0
)>
Mielosis eritremica CJ)
Leucemia megacariocftica LM M7 Mielofibrosis aguda -t
0
:::0
2
0
CJ)
r-
m
c
0
TABLA 4-8. Clasificacion de los trastornos
mieloproliferativos cronicos R
Denominaci6n preferida Abreviaturas Sin6nimos frecuentes ~
:::0
Leucemia miel6gena cr6nica LMC Leucemia mielocftica 0
CJ)
cr6nica
Leucemia mieloide 0
cr6nica r-
Leucemia 0
granulocftica cr6nica
2
)>
Policitemia vera P. vera Eritrocitosis r-
Eritremia m
CJ)
Policitemia verdadera
Metaplasia mieloide agnogenica MMA Mielofibrosis
Mielofibrosis
idiopatica
Osteomielosclerosis
Mielosclerosis
Trombocitemia esencial TE Trombocitemia
primaria
Trombocitemia
hemorragica
Trombocitosis
primaria
149
TABLA 4-9. ·Síndromes mielodisplásicos
ma en las células tumorales. Los tumores de origen multicéntrico tendrían ambas isoenzi
mas en estas mujeres heterocigotas.
A pesar de su aparente homogeneidad, en términos de tipos celulares específicos y
morfología, los trastornos mieloproliferativos son probablemente muy heterogéneos
y pueden presentar una variada gama de tipos de superficie celular, lo que puede explicar
por qué algunos pacientes tienen un curso clínico más agresivo que otros. Los estudios de
diversos oncogenes pueden facilitar también la comprensión de la patogenia de estos tras
tomos y sus distintos patrones de crecimiento.
150
TABLA 4-1O. Característ icas citológicas que distinguen a la leucemia no linfoblástica
aguda de la leucemia linfoblástica aguda �
�
�
LMA LLA
Mieloblasto Linfoblasto
8�
Nucléolos Prominentes Poco definidos
(generalmente más (generalmente 2o
de 2) menos)
Cuerpos de Auer Presentes en el
10-40% de los casos
Nunca los hay
�
:a:¡
deLMA :¡;
Diferenciación citoquímica Cl)
Negro Sudán/perox.idasa + •
(monoblasto ±)
Esterasa inespecífica -t
(monoblasto +)
:JJ
)>
TdT + en
-t
Modificado de Perkins. ML: lntroduclion 10 leukemia and 1he acule leukemias. En Piuiglio y Sacher [ 10]. página 232. o
:JJ
2
o
en
r
m
Epidemiología y forma de presentación clínica e
La leucemia no linfocítica aguda tiende a ser una enfermedad del adulto, mientras que la (")
leucemia linfoblástica aguda es fundamentalmente una enfermedad infantil. Sólo un 10 % o
de las LNLA se da en los niños, y la incidencia aumenta al avanzar la edad. Es más frecuente (")
en la raza blanca que en la negra, y en los hombres más que en las mujeres. La proporción de
M:F es de 3:2. La mayor parte de los síndromes mieloproliferativos agudos se manifiestan
��
por un grado variable de insuficiencia de la médula ósea. Por consiguiente, los síntomas o
clínicos asociados a la anemia, leucopenia e infección o trombocitopenia predominan en en
grados variables. Puede haber síntomas de presentación especiales en la leucemia promie (")
/ocítica aguda (M3), que produce un síndrome de coagulación intravascular diseminada y r
o
manifestaciones hemorrágicas importantes. La leucemia mielomonocítica aguda (M4) y la
2
leucemia monocítica aguda (M5) en particular, pueden dar lugar a una hipertrofia gingival )>
debida a la invasión monocitaria de los tejidos gingivales. Sin embargo, la fatiga y la fiebre r
m
son casi universales. El recuento leucocitario es impredecible. Aproximadamente un 25 % en
de los pacientes tiene un número de leucocitos superior a 50.000/Jll. Otro 25 % tiene recuen
tos inferiores a los normales, por debajo de los 5.000/Jll. Aproximadamente un 15 %presenta
recuentos 1eucocitarios normales (5.000-1 0.000/Jll), pero las células son morfológicamente
anormales e inmaduras. Alrededor de la mitad de los pacientes con leucemias agudas de
nuevo diagnóstico tiene unas concentraciones séricas de ácido úrico elevadas, y una concen
tración alta de lactato deshidrogenasa (LDH). En los subtipos M4 y M5 puede haber también
una disminución del potasio y el calcio en suero a causa de la notable liberación de lisozima,
que se elimina por la orina y puede lesionar los túbulos renales. Ello produce una pérdida
urinaria excesiva de calcio y potasio en estos tipos de leucemia. Los efectos del tratamiento
en los resultados de laboratorio se comentan más adelante. En la tabla 4-11 se indican los
posibles factores etiológicos que se han asociado a la leucemia aguda.
151
TABLA 4-11. Factores etiológicos asociados a la leucemia aguda
Hereditarios
Síndrome de Down
Síndrome de Fanconi
Síndrome de Bloom
Ataxia telangiectasia
Activación oncogénica
Adquiridos
Fármacos y productos químicos
Benceno
Fármacos alquilantes (mostaza nitrogenada, melfalán, clorambucil,
ciclofosfamida, procarbazina)
Irradiación
Virus
Virus de la leucemia T humana tipo 1 (HTLV-1}-Jamaica, Japón
Virus de Epstein-Barr (linfoma de Burkitt-L3)
Oncogenes
C-abl, C-sis (LMC)
C-myc (linfoma de Burkitt-L3)
Inestabilidad cromosómica
Translocaciones
t9:22 (LMC)
t4:11 (LLA)
t8:21 (LMA)
t8:14 (linfoma de Burkitt)
Inversiones
inv 16 (LMA)
Deleción
sq· (mielodisplasia, preleucemia)
Monosomía 7
En la LNLA, los blastos, que abundan en la médula ósea, tienen una cromatina granular
o finamente dispersa, varios o numerosos nucléolos, una membrana nuclear delicada y re
gular, y cantidades moderadas de citoplasma, aunque el perfil celular suele ser regular.
Aunque la maduración es mínima, hay promielocitos que a menudo son numerosos, en
especial en la variante M3. Con frecuencia pueden observarse cuerpos de Auer en el cito
plasma (véase lámina 33). En la LNLA, las tinciones citoquímicas son positivas para la
152
reacción de peroxidasa y también con las tinciones de negro Sudán. Las tinciones de este
rasa dan resultados variables, como se ha comentado en el capítulo 2.
Los hematíes nucleados y la policromatofilia difusa tienden a ser más visibles en la
LNLA que en la LLA. La depresión plaquetar es a menudo menos intensa que en la LLA;
casi la mitad de los pacientes con LNLA presentan recuentos plaquetares del orden de
30.000-1 00.000/¡.tl. Las anomalías de la coagulación son especialmente prevalentes en la
leucemia promielocítica aguda (M3), en la que el tiempo de protrombina, el tiempo de
tromboplastina parcial y el tiempo de trombina están prolongados (véase capítulo 5). Ade
más, en esta variante, los productos de degradación de la fibrina están notablemente ele
vados, y las cifras de fibrinógeno están reducidas (véase Coagulación intravascular disemi
nada, capítulo 6). En la leucemia mielomonocítica aguda (M4) y la leucemia monocítica
aguda (M5), proliferan las células monocíticas además de las mieloblásticas. En la variante
M4, puede observarse un número equivalente de estos dos tipos de células; sin embargo, en
el tipo M5 la mayoría de ellas son de tipo monoblástico y morfológicamente presentan
núcleos con enrollamiento o indentación, patrones de cromatina fina y una tinción de es
terasa inespecífica positiva. Como ya se ha mencionado, en estos tipos hay un aumento de
las concentraciones de lisozima en orina, que refleja presumiblemente una mayor renova
ción de estas células, la liberación de la enzima a la sangre, y la filtración a través de los
riñones para pasar a la orina. En las láminas 34 a 38 se muestran algunas de las variantes
morfológicas de las distintas células observadas en las leucemias no linfoblásticas agudas.
En la eritroleucemia (FAB M6), los precursores eritropoyéticos predominan en la mé
dula ósea y superan el 50 % en el conjunto de los elementos medulares. La morfología de
estas células eritroides es muy similar a la de una situación de tipo megaloblástico, que se
ha descrito en el capítulo 2 (véase lámina 26). Sin embargo, suele haber además más de un
30% de mieloblastos y promielocitos en la médula ósea. La enfermedad constituye, pues,
una proliferación clonal maligna y neoplásica de células con capacidad para expresar
marcadores eritroides y mieloides, así como monocíticos. Los megacarioblastos, si los
hay, pueden tener también una morfología anormal. En la variante inusual M7 (leucemia
megacarioblástica aguda), las células blásticas contienen peroxidasa en vez de mielope
roxidasa. La médula puede presentar también una intensa fibrosis, que coexiste con los
blastos. El pronóstico es especialmente malo en esta variante.
En varias de estas leucemias se observan también anomalías citogenéticas. La que se
detecta de manera más uniforme es la existente en la leucemia promielocítica aguda (M3),
en la que la mayoría de pacientes presentan una translocación entre los cromosomas 15
y 17. Otras anomalías observadas en estas leucemias son la translocación entre los cromo
somas 21 y 8, que se detecta con mayor frecuencia en la LNLA, y la variante de inversión
del cromosoma 16, que se observa en la leucemia mielomonocítica aguda (M4), en espe
cial con una prominencia de los precursores de eosinófilos en esta variante.
153
TABLA 4-12. Enfermedades que producen una esplenomegalia masiva
154
tes, hemorragias o tendencia a la trombosis. A la exploración clínica, la mayoría de los pa
cientes tienen un bazo agrandado y a menudo con un aumento de tamaño masivo. Hay muy
pocas situaciones que den lugar a una esplenomegalia masiva; son las que se citan en la
tabla 4-12. Los datos de laboratorio habituales pueden ser el hallazgo de una anemia nor
mocítica y normocrómica (excepto en la policitemia vera), policromatofilia difusa,
poiquilocitosis en lágrima (especialmente intensa en la metaplasia mieloide agnogénica
mielofibrosis), concentraciones elevadas de ácido úrico en sangre, concentraciones altas
de vitamina B12 en suero y generalmente una josjatasa alcalina leucocitaria elevada, ex
cepto en la leucemia mielógena crónica, en la que está disminuida. Pueden observarse
anomalías citogenéticas específicas en algunos de estos trastornos. La anomalía cromosó
mica que se encuentra de manera uniforme en la leucemia mielógena crónica es el cromo
soma Filadelfia (translocación cromosómica 22:9). La fibrosis medular (mielofibrosis)
puede ser una complicación de cualquiera de estos trastornos mieloproliferativos; sin em
bargo, generalmente es más evidente en la metaplasia rnieloide agnogénica.
155
ras. En esta fase, los pacientes pueden presentar síntomas más intensos y puede predomi
nar la trombocitopenia que da lugar a manifestaciones hemorrágicas importantes.
Signos leucocitarios
La sangre y la médula ósea tienen un aspecto muy parecido en la LMC (véase lámi
na 40). Hay un gran número de granulocitos en todas las fases de maduración, pero una
peculiaridad interesante es que hay más mielocitos y metamielocitos. Los granulocitos de
la leucemia mielógena crónica retienen su capacidad bactericida y la mayor sensibilidad
a la infección es muy infrecuente en el momento del diagnóstico. Lafosfatasa alcalina
leucocitaria (LAP) es casi siempre baja y puede ser nula. En ocasiones, laLAP puede au
mentar en los pacientes con infecciones o en los que se encuentran en la fase de metamor
fosis o de transformación blástica. La característica patognomónica de la leucemia mieló
gena crónica es el hallazgo del cromosoma Filadelfia, que se da en el 90 %de los pacientes
conLMC.
Cromosoma Filadelfia
El cromosoma Filadelfia es una translocación de material genético del brazo largo del
cromosoma 22 a otro cromosoma, que la mayoría de las veces es el 9. Puede haber otras
translocaciones, pero son poco habituales. La nomenclatura estándar define el brazo corto
de un cromosoma como p y el brazo largo como q. El cromosoma Filadelfia es, pues,
t(9q•;22q-) (véase fig. 2-12). El hallazgo de esta translocación cromosómica tiene valor
diagnóstico para la LMC. Se ha estudiado intensamente el genoma de la translocación, y se
ha demostrado que afecta a dos secuencias humanas de genes de transformación retrovíri
cos homólogos (los protooncogenes C-abl y C-sis), situadas en los cromosomas 9 y 22,
respectivamente, en los puntos de ruptura de las translocaciones. La V-abl es la secuencia
vírica del gen de transformación que causa las leucemias en el ratón. Los estudios mole
culares de la translocación en laLMC han demostrado que la translocación del cromosoma
9, C-abl al cromosoma 22, afecta no sólo al C-sis sino también a una región denominada
breakpoint cluster region (BCR). Esta redisposición produce un material genético recom
binante que es capaz de sintetizar proteínas marcadoras. Pueden identificarse diversas
proteínas marcadoras en distintós tipos de LMC. Un análisis más detallado de estas proteí
nas permite identificar la heterogeneidad de laLMC. Los futuros avances en la tecnología
de laboratorio no sólo facilitarán la comprensión de la patogenia de este trastorno, sino que
proporcionarán una clasificación diagnóstica y pronóstica más precisa (con subtipos de
LMC de mejor y peor pronóstico). Es altamente probable que en el futuro, la tecnología
de ADN recombinante y las sondas genéticas puedan perfeccionar el diagnóstico de una
enfermedad que en un cierto momento se consideró homogénea, subdividiéndola en dis
tintos subtipos.
156
madamente un 25 % de los casos presentan marcadores linfoblásticos. Ello puede deberse
a una desdiferenciación, o indicar que la enfermedad primaria afecta a una célula madre �
inmadura con capacidad de presentar características mieloides y linfoides. En estos blastos �
:a;,
puede estar presente el marcador linfoblástico desoxinucleotidil transferasa terminal
(TdT). Aproximadamente un 60-70 % de los pacientes presentarán una transformación �
mieloblástica. �
La mediana de duración de la LMC estable crónica es de 40 meses. Después de ello,
aparece la fase acelerada con una leucemia aguda blástica, y si no se trata, la enfermedad m
,....
progresa hasta la muerte en un plazo de 1-6 semanas. La mediana de supervivencia de los
pacientes con transformación aguda de una LMC tratados es también muy mala, de
aproximadamente 3 meses. Es interesante señalar que los pacientes con marcadores lin
foides tratados con vincristina y prednisona pueden tener un porcentaje de remisiones su
§
�
perior; sin embargo, la supervivencia a largo plazo sólo presenta una mejoría marginal. �
:a;,
¡;
LMC con cromosoma Filadelfia negativo C/)
Los pacientes con todas las características clínicas de la leucemia mielógena crónica
•
que no presentan un cromosoma Filadelfia en el estudio citogenético suponen aproxima
damente un 1 0 % de los casos. Este grupo de pacientes Ph-negativos son en general de �
mayor edad y tienen unos recuentos de leucocitos y plaquetas iniciales inferiores. La me :u
)>
diana de la supervivencia es de tan sólo 8 meses, en comparación con los 40 meses habi CJ)
tuales en la LMC Ph-positiva. Estos pacientes pueden situarse pues en un grupo de LMC �
con un pronóstico aún peor. o
:u
Hay algunos datos de laboratorio que pueden interpretarse como indicativos de un pro 2
nóstico especialmente malo. Entre ellos se encuentra la leucocitosis superior a 1 00.000/j.ll, o
un número de blastos superior al 1 % en el frotis de sangre periférica y al 5 % en la médu CJ)
la, un recuento de basófilos de más del 15-20 %, un recuento de plaquetas superior a r
m
700.000/j.l.l o inferior a 150.000/j.ll, o la presencia de cromosomas Filadelfia adicionales o e
de otras anomalías citogenéticas. o
o
o
Policitemia vera
Policitemia significa literalmente «muchas células sanguíneas», pero generalmente se
utiliza para indicar un aumento de la masa eritrocitaria. Para esta última situación es mejor
�
�
el término de eritrocitosis o eritremia. Cuando los hematíes aumentan en respuesta a un o
estímulo fisiológico identificable, se denomina policitemia secundaria o reactiva. Un CJ)
aumento espontáneo o aparentemente no provocado en la producción de hematíes y en el o
r-
volumen sanguíneo se denomina policitemia vera o «policitemia verdadera». Las polici
o
temias secundarias o eritrocitosis se comentan en el capítulo 3. La policitemia vera (PV) 2
pertenece a un grupo de trastornos celulares mieloproliferativos caracterizados por un )>
r
crecimiento y proliferación incontrolados de precursores hematopoyéticos con una proli
m
feración eritrocitaria excesiva. Dado que ello afecta a una célula madre multipotencial CJ)
clona!, puede haber también un exceso de otros elementos medulares (leucocitosis en el
75 % de los casos, trombocitosis en el 50 % de los casos). La policitemia vera se da en
adultos de edad avanzada, en Jos varones con una frecuencia ligeramente superior a la de
las mujeres, generalmente con un inicio insidioso que se confunde fácilmente con otras
causas de eritrocitosis, por lo que debe descartarse su presencia en esta última situación
(véase capítulo 3).
Las formas de presentación de la PV son las propias de una proliferación eritrocitaria
excesiva, y los pacientes pueden tener una complexión rubicunda o síntomas de hipervis
cosidad como cefaleas, alteraciones visuales o episodios trombóticos. En estos pacientes
hay una mayor incidencia de enfermedad ulcerosa péptica. También pueden presentar
síntomas de aumento de la histamina en sangre (liberada por los basófilos) como prurito,
157
en especial despues de una ducha caliente. A Ia exploraci6n ffsica el paciente tiene gene-
ral mente una pletora o cianosis vinosa de Ia cara y, en e175% de los casas, hay una esple-
nomegalia. El diagn6stico diferencial obliga a descartar todas las causas de eritrocitosis
secundaria que se comentan en el capitulo 3. El diagn6stico de laboratorio de este trastor-
no tiene como objetivo establecer que Ia masa eritrocitaria esta aumentada y nose trata
simplemente de un hemat6crito 0 un numero de hematfes elevado, puesto que esto ultimo
puede deberse a una contracci6n del volumen plasmatico. Debe haber un oxfgeno en san-
gre o una p02 normal, para des.cartar las situaciones en que Ia masa eritrocitaria sufre un
aumento adecuado como consecuencia de Ia estimulaci6n de Ia eritropoyetina, y pue~e
haber tambien esplenomegalia. Estas tres caracteristicas son los criterios diagn6sticos
principales utilizados para establecer el diagn6stico clfnico de una PV. Existen tam bien
varios criterios diagn6sticos menores utiles, que se indican en Ia tabla 4-13. Evidente-
mente, los criterios diagn6sticos menores son caracterfsticas que se observan en muchos de
los demas trastomos mieloproliferativos. Estos criterios fueron introducidos por primera
vez por el Polycythemia Vera Study Group para facilitar Ia clasificaci6n de los pacientes
con PV. Posteriormente han sido mantenidos por muchos clfnicos para estandarizar los
criterios diagn6sticos de Ia PV. Para establecer un diagn6stico de PV deben estar presentes
los tres criterios diagn6sticos de Ia categorfa A, o bien una masa eritrocitaria elevada y una
saturaci6n de oxfgeno arterial normal, ademas de dos criterios de Ia categorfa B (vease ta-
bla 4-13). El numero de hematfes, Ia concentraci6n de hemoglobina y el hemat6crito estan
todos ellos elevados, a menos que exista un deficit de hierro importante asociado. El exa-
men del frotis de sangre periferica revela Ia presencia de hematfes normocfticos y normo-
cr6rnicos, con celulas microcfticas e hipocr6micas si existe un deficit de hierro. En ocasio-
nes se observan mielocitos y metarnielocitos en el frotis de sangre periferica, y el numero
de bas6filos puede estar elevado. Las plaquetas son a menudo morfol6gicamente norma-
les, pero los estudios de Ia agregaci6n plaquetar pueden revelar defectos funcionales.
El examen de Ia medula 6sea suele mostrar una medula hipercelular con abundancia de
todas las lineas celulares y una maduraci6n normal. El hierro teruble esta a menudo dis-
rninuido o es inexistente.
La enfermedad suele progresar de una forma relativamente indolente, y es frecuente
una supervivencia prolongada. El tratamiento va destinado a reducir Ia masa eritrocitaria
mediante sangrias (flebotomfas) terapeuticas frecuentes, y ello perrnite controlar general-
158
mente las complicaciones trombóticas y hemorrágicas. Sin embargo, aproximadamente
una tercera parte de los pacientes presenta estas complicaciones en el curso de la enferme �
dad. Después de un período de tiempo variable (en promedio, lO años),la fase eritrocitaria �
:o
proliferativa de la enfermedad evoluciona hacia una <ifase de consumo» en aproximada
mente un 15-20% de los pacientes. El cuadro clínico de esta fase se caracteriza por una �
anemia progresiva y una notable hepatoesplenomegalia. Este síndrome se asemeja a la �
t:J
metaplasia mieloide agnogénica (véase más adelante) en muchos aspectos, con una abun
dancia de poiquilocitos en lágrima y hematíes nucleados en la sangre periférica (véase lá �
,....
mina 39). La biopsia de médula ósea muestra una fibrosis medular extensa y la punción .,
2o
medular suele ser seca -es decir, no se obtiene material-. Los pacientes presentan síntomas
derivados del crecimiento progresivo del bazo o el hígado. La esperanza de vida en esta
fase es de menos de tres años. La policitemia vera puede evolucionar hacia una leucemia
aguda en hasta un 15 % de los pacientes en los casos en que se ha administrado un trata );;!
miento con fármacos alquilantes (mientras que ello sólo ocurre en menos de un 5% de los :o
S
pacientes tratados con tan sólo flebotomías). (/)
•
Metaplasia mieloide agnogénica
La metaplasia mieloide agnogénica, también denominada mielofibrosis o mielofibro -1
sis idiopática, es un trastorno clona! de la célula madre hematopoyética, caracterizado por
:a
)>
una proliferación incontrolada de precursores hematopoyéticos en el interior de la médula (/)
ósea y en localizaciones extramedulares. Los dos componentes clínicos principales de este -1
trastorno son la expansión de los órganos reticuloendoteliales, como el hígado, el bazo y, o
:a
más raramente, los ganglios linfáticos, y la sustitución de la médula ósea por tejido fibro 2
so. La presentación clínica es en forma de anemia con cansancio, fatiga y palpitaciones, o
hipermetabolismo con fiebre y pérdida de peso, y esplenomegalia que produce una pleni (/)
tud abdominal, dolor esplénico y fiebre. El bazo aumentado de tamaño puede actuar tam r
m
bién como reservorio para el secuestro de leucocitos, hematíes y plaquetas. En muchas e
ocasiones la función de las plaquetas es anormal, y a pesar de que su número puede ser (")
elevado en este trastorno, puede predominar una tendencia hemorrágica. Los estudios ba o
sados en el empleo del marcador de isoenzimas de la G-6-PD han demostrado que la pro
(")
liferación clona! afecta a los precursores hematopoyéticos de la médula y de localizaciones
::¡
)>
extramedulares. Sin embargo, la fibrosis de la médula ósea no es clona!, lo que indica que :a
no procede del clon anormal. Se cree que la proliferación fibroblástica se produce como o
consecuencia de la liberación del factor de crecimiento de origen plaquetar por parte de (/)
plaquetas anormales. (")
r
o
Daros de Laboratorio 2
La mayoría de los pacientes presenta una anemia normocítica y normocrómica; sin )>
embargo, algunos de ellos pueden tener una anemia macrocítica, y en los pacientes con una r
m
tendencia a la hemorragia crónica se produce un déficit de hierro que da lugar a una anemia (/)
microcítica e hipocrómica. La morfología eritrocitaria es notablemente anormal en el frotis
de sangre periférica, con presencia de abundantes poiquilocitos en lágrima, que son siem
pre prominentes en este trastorno (véase lámina 12). Los hematíes nucleados son también
evidentes, al igual que muchas otras variaciones morfológicas de la serie eritrocitaria,
como la presencia de cuerpos de inclusión como los cuerpos de Howell-Jolly. También en
esta entidad se dan las demás características compatibles con un síndrome mieloprolifera
tivo crónico, como la LDH elevada, el aumento del ácido úrico y la elevación de los trans
portadores de vitamina B12• La fosfatasa alcalina leucocitaria suele estar aumentada en este
trastorno. Las plaquetas son con frecuencia morfológicamente muy anormales en el frotis
de sangre periférica y pueden observarse también fragmentos de megacariocitos. Los leu
cocitos pueden presentar una hipersegmentación, con presencia también de otros precur-
159
TABLA 4-14. Causas de reacción Ieucoeritroblástica
Los datos proceden de Weick, JK, Hagedom, AB y Linman, JW: Leukoerythroblastosis: Diagnostic and prognÓstic
significance. Mayo Clin Proc 49:11O. 1974.
Tomado de Henry, JB: Basic methodology. En Nelson y Morris (directores): i
Clinical Diagnos s and Management by
Laboratory Methods, 17 ed. WB Saunders, Filadelfia, 1984. página 611, con penniso.
Curso clínico
Si el paciente está asintomático en el momento inicial, tiende a mantenerse estable du
rante aproximadamente cinco años. Cuando aparecen los síntomas, especialmente los de
una dependencia creciente de las transfusiones y los atribuibles a una citopenia creciente
(anemia, disminución del recuento leucocitario y disminución del recuento de plaquetas) o
a un aumento del tamaño esplénico con síntomas de dolor por infarto esplénico, estos pa
cientes pueden requerir una esplenectomía o un tratamiento paliativo con fármacos o ra
dioterapia. Sin embargo, en la mayoría de los casos, una vez aparecida la progresión de la
enfermedad, la mediana de supervivencia es inferior a un año. Algunos pacientes evolu
cionan hacia una leucemia aguda.
Trombocitemia esencial
La trombocitemia esencial es un trastorno clona! de la célula madre pluripotencial, ca
racterizado por una proliferación excesiva de células de la línea megacariocítica con pro
ducción de un número excesivo de plaquetas. El trastorno cursa con una elevación inex
plicada del recuento plaquetar, generalmente hasta niveles superiores a 1 millón/¡.il. Sin
embargo, su curso suele ser mucho más benigno que el de otros trastornos clasificados
como síndromes mieloproliferativos crónicos. Puede aparecer a una edad más temprana y
a menudo se manifiesta en pacientes que por lo demás están asintomáticos. Algunos pa
cientes pueden sufrir síntomas trombóticos o tromboembólicos, y otros pueden tener una
tendencia hemorrágica a pesar del número excesivo de plaquetas. La causa de ello está en
que estas plaquetas pueden ser funcionalmente anormales. El tubo digestivo es la locali
zación más frecuente de las hemorragias; sin embargo, puede haber también otros sangra
dos en las mucosas. Estos pacientes pueden sufrir una hemorragia más importante en los
traumatismos o intervenciones quirúrgicas. Aproximadamente un 50 % de los enfermos
puede tener también una esplenomegalia, que suele ser leve. En los individuos jóvenes el
160
pronóstico es excelente; sin embargo, los pacientes de edad avanzada presentan más pro
blemas hemorrágicos y trombóticos. De todos los síndromes mieloproliferativos, la trom
bocitemia esencial es el que tienen menos posibilidades de evolucionar hacia una leucemia
aguda.
Datos de laboratorio
El dato que caracteriza a este trastorno es el recuento plaquetar elevado, que suele ser
superior a 1 millónlJ..Ll. El frotis de sangre periférica muestra generalmente unos hematíes
normocrómicos y normocíticos, pero puede haber poiquilocitos en lágrima. La caracterís
tica más notable es la abundancia de plaquetas y fragmentos de megacariocitos con una
morfología anormal. La punción medular puede ser seca, pero generalmente es celular y
pone de manifiesto una marcada abundancia de megacariocitos y restos plaquetares. La
biopsia de médula ósea puede revelar la presencia de un aumento del tejido fibroso. Mu
chos de los megacariocitos presentes tienen una morfología anormal. A menudo hay una
ausencia de hierro en la médula ósea. Al igual que ocurre en algunos otros trastornos mie
loproliferativos, el recuento leucocitario suele estar elevado, siendo del orden de 10.000-
•
20.000/J..Ll. Las alteraciones cromosómicas no se observan de manera constante, pero no
hay cromosoma Filadelfia. Los estudios de la función plaquetar suelen dar resultados -t
anormales, mientras que las pruebas de la coagulación (véase capítulo 6) son generalmen :o
)>
te normales. En la tabla 4-15 se indican las principales características distintivas de los en
trastornos mieloproliferativos crónicos. -t
o
:o
2
Síndromes mielodisplásicos o
en
Estos síndromes forman un grupo heterogéneo de trastornos en los que se produce un 1'""'
m
crecimiento clonal, incontrolado e inestable, caracterizado por una alteración de la madu e
ración, falta de respuesta al tratamiento estándar de vitaminas y hierro, y tendencia a la (")
aparición de una leucemia aguda. Como consecuencia de esta última característica, a estos o
trastornos se les denominaba anteriormente síndromes preleucémicos, término que no es (")
exacto ya que la mayoría de ellos no evolucionan hacia una leucemia aguda. Ello sólo
ocurre en aproximadamente un 25-35% de los casos, y existen determinadas característi
�
:o
cas clínicas y de laboratorio que pueden anunciar esta transformación. En la tabla 4-9 se o
presenta la clasificación de estos trastornos, utilizando la nomenclatura French, American, en
British para los síndromes mielodisplásicos. Estos trastornos se han comentado también en (")
1'""'
el apartado de anemias refractarias (capítulo 3). El hecho que les caracteriza es la presen
o
cia de una hematopoyesis ineficaz, que afecta al desarrollo eritroide, al desarrollo granulo 2
poyético y a la producción de plaquetas. El crecimiento inestable puede afectar a cualquier )>
combinación de estas líneas de maduración celular. El crecimiento ineficaz se caracteriza 1'""'
m
por una hipercelularidad de la médula ósea, pero con una citopenia de diverso grado en la en
sangre periférica. Ello se debe a la muerte celular en el interior de la médula. Las princi
pales formas de presentación clínica de estos trastornos son la anemia que no responde al
tratamiento estándar (vitaminas y hierro), la fiebre, las infecciones recidivantes o la ten
dencia hemorrágica. En los síndromes mielodisplásicos no suele haber esplenomegalia
como ocurre en los trastornos mieloproliferativos crónicos. Sin embargo, los pacientes
pueden presentar otras manifestaciones clínicas de un estado hipermetabólico, como fiebre
y pérdida de peso. También pueden tener manifestaciones de una renovación celular ele
vada, como puede ser la gota debida a la hiperuricemia o el dolor óseo por expansión me
dular.
161
-
C\
N
TABLA 4-15. Comparación de la proliferación celular, la LAP y los datos citogenéticos en los TMP crónicos·
Leucemia granulocítica
crónica O-J. 4+ 0 3+
- 0-2+ J. Filadelfia 90 %
Policitemia vera 4+ 1-2+ 1-3 + 0-2+ iii Aneup1oidía 25 %
Metaplasia mieloide
agnogénica O-J. J. 1-2+ J. 0-3+ 2-4+ N-i Monosornía o trisomía;
cromosomas grupo C
Trombocitemia esencial 0-1+ 0-1 + 4+ 0-2+ N-i Normal
Proliferación celular Clona! Clona! Clonal No cional
Tomado deJacobson RJ. Myeloproliferative Disorders. En Pittiglio y Sacher [10], página 262, con permiso.
• Clave: O= sin variación respecto a la normalidad. 1 + a 4+ indican diversos grados de proliferación celular.
�
Anemia refractaria
Este trastorno es el más benigno de los síndromes mielodisplásicos y es el que tiene
menos posibilidades de transformación en una leucemia aguda (<10%). Se da con más �
:o
�
frecuencia en los individuos de edad avanzada y cursa con una anemia normocítica y nor
mocrómica, o una anemia macrocítica, en presencia de una médula hipercelular que tiene
características megaloblásticas, y con un porcentaje de blastos inferior al 5% en la citolo g
gía medular. Los estudios citogenéticos dan resultados normales. A menudo son necesarias
punciones medulares repetidas para seguir la evolución de estos pacientes. �
,....
111
8o
Anemia refractaria con sideroblastos en anillo
Este trastorno, denominado también anemia sideroblástica idiopática adquirida, cur
sa de forma característica con un hierro sérico y un porcentaje de saturación de hierro ele
vados (véase capítulo 2). Los pacientes presentan también habitualmente una anemia mi �
crocítica e hipocrómica, pero es frecuente la existencia de un cuadro hemático dimorfo con :o
:¡;;
algunas células hemoglobinizadas y otras infrahemoglobinizadas. El recuento leucocitario Cl)
y el recuento plaquetar son habitualmente normales. La médula ósea es habitualmente hi
•
percelular como consecuencia de la hiperplasia eritroide que presenta características me
galoblásticas. Sin embargo, el dato patognomónico en este trastorno es la presencia de nu -1
merosos gránulos positivos para el hierro dispuestos en un anillo o un anmo parcial :::D
)>
alrededor del núcleo en una tinción para el hierro (véase lámina 15A). Al menos un 15% en
a
de las células eritroides en desarrollo deben contener estas formas en anillo para que pue
da clasificarse este trastorno como tal. Los blastos constituyen <5 % de la citología medu
:::D
lar. Se cree que la incapacidad de utilización del hierro se debe a un defecto en la incorpo 2
ración del hierro de las mitocondrias en las células eritroides en desarrollo (véase capítulo o
2 y fig. 2-4). Este trastorno tiene también un curso relativamente crónico; sin embargo, en
puede sufrir una transformación en una leucemia aguda en aproximadamente un 1 O % de ....
m
los casos. e
(")
Anemia refractaria con exceso de blastos (AREB) o
El dato característico de este trastorno es una anemia normocrórnica o macrocítica en
(")
presencia de una médula ósea hipercelular que presenta entre un 5 y un 20 % de mielo
blastos; sin embargo, no hay cuerpos de Auer. El trastorno se denomina también leucemia
�
:::D
latente o leucemia subaguda. Las células mononucleares de la sangre periférica circulante o
pueden presentar una granulación anormal, hipersegmentación o la anomalía seudo-Pel en
ger-Huet. Este trastorno sufre una transformación en una LNLA en el 30 % de los casos; (")
sin embargo, la mayoría de los pacientes se mantienen estables durante muchos meses o
....
o
incluso años. 2
)>
AREB en transformación ....
m
Este trastorno es una fase más avanzada de la AREB, con un mayor porcentaje de en
blastos en desarrollo en la médula ósea y una anemia grave. Sus características son inter
medias entre las células con una diferenciación normal y la evolución hacia una leucemia
aguda. El trastorno es más refractario a la quimioterapia que la LNLA que aparece de
novo.
163
monocitos. Estos pacientes pueden tener también una lisozima elevada, característica que
se observa en la leucemia monocítica aguda. Habitualmente no hay infiltración gingival
por parte de estas células anormales. El trastorno comporta una elevada probabilidad de
transformación en una leucemia mielomonocítica o monocítica aguda (M4 o MS).
Trastornos linfoproliferativos
164
Trastornos linfoproliferativos agudos
165
�
Características celulares Ll L2 L3
Adaptado de Bennett y cols. [9] y de Maslon. WC y cols.: Praclical Diagnosis: Hematologic Disease. Houghton Mifnin, Boston, 1980. página 332.
Tomado de Perkins, ML: lntroduction to leukemia and the acute leukemias. En Pittiglio y Sacher [ 10), página 234, con permiso.
la predominante, tanto en la sangre como en la médula ósea, es un blasto que puede tener
características morfológicas como las mencionadas en los tipos FAB. Sin embargo, los
blastos suelen tener un citoplasma escaso, no contienen gránulos sudanófilos, ni gránulos
reactivos con la peroxidasa o cuerpos de Auer. Los pocos neutrófilos existentes tienen una
fosfatasa alcalina Jeucocitaria normal. La anemia suele ser intensa, con pocos reticulocitos
y un recuento plaquetar muy bajo.
La punción medular muestra cómo las espículas medulares han sido reemplazadas casi
por completo por blastos. Se observan muy pocos elementos medulares normales. El cul
tivo medular para el estudio de los cromosomas no detecta por lo general anomalías cro
mosómicas claras; sin embargo. en ocasiones se observa una translocación de los cromo
somas 4 y 11 en la Ll..A infantil y a veces una translocación 9-11 en la LLA de los niños; en
los adultos que presentan una LLA puede detectarse el cromosoma Filadelfia que indica la
aparición de novo de la fase blástica de una LMC.
167
....
~
Caracter(sticas inmunol6gicas
Tipos Morfologfa E T lgS IgC cALLA TdT HLA-DR
Tratamiento
Antes de 1950 el 80% de los niños con LLA fallecían en los ocho meses siguientes al
diagnóstico. En 1970, un 5-10 % de los niños con LLA podían esperar una supervivencia
a largo plazo de 5 años o más, y la mayoóa tenían intervalos sin enfermedad de uno a dos
años de duración. En la actualidad, el 50 % de los niños en que se diagnostica una LLA
pueden prever una supervivencia a largo plazo y la suspensión completa del tratamiento
(curación).
Determinadas caracteósticas existentes en el momento del diagnóstico tienen un valor
pronóstico favorable. El grupo de mejor pronóstico lo forman los pacientes en que el
diagnóstico se hace entre los dos y los nueve años de edad, el recuento leucocitario en
sangre periférica no supera los 20.000/f..ll en el momento del diagnóstico, presentan una
afectación de órganos escasa o nula y tienen unas inmunoglobulinas normales. La morfo
logía L2 y L3, el sexo masculino y la presencia de leucemia del sistema nervioso central
son signos de relativo mal pronóstico.
La estrategia de tratamiento de la LLA consiste en intentar erradicar todas las células
malignas de forma que no quede ninguna para causar una recidiva de la enfermedad. La
quimioterapia combinada utiliza fármacos que ejercen distintos tipos de efectos nocivos
sobre las células que se están multiplicando y está orientada a dañar el crecimiento celular
en distintas fases. Los tres fármacos habitualmente utilizados son la vincristina, la predni
sona y la L-asparaginasa. La profilaxis del sistema nervioso central suele obtenerse con la
administración de metotrexate en el líquido raquídeo y con tandas de radioterapia craneal.
Se continúa también con una quimioterapia de mantenimiento durante dos o tres años con
6-mercaptopurina y metotrexate. En los pacientes tratados con estos fármacos hay que
efectuar controles regulares del hemograma para detectar la supresión medular, así como
estudios de la función hepática para valorar la toxicidad en este órgano. Los principios del
tratamiento y las necesidades de apoyo transfusional, tratamiento antibacteriano enérgico
y búsqueda microbiológica de las causas de sepsis, son los mismos que se han comentado
en el apartado sobre el tratamiento de la leucemia mielógena aguda. En la tabla 4-1O se
presenta una comparación de las caracteósticas de la leucemia mielógena aguda y la leu
cemia linfoblástica aguda.
169
Leucemia linfocítica crónica
La leucemia linfocítica crónica (LLC) difiere de las demás leucemias en que tiene un
curso típicamente indolente a lo largo de muchos años en la mayoría de los casos. Se da
casi exclusivamente en adultos de más de 40 años de edad. En la mayoría de las LLC las
células proliferantes son linfocitos B, que tienen unas características de superficie norma
les y carecen de actividad inmunoglobulínica detectable. Las células B leucémicas sobre
viven hasta cinco años, a diferencia de los linfocitos B normales «de larga vida» que tienen
una supervivencia de un año. Dado que el ritmo de producción linfocitaria aumenta en
hasta diez veces, el resultado neto es una acumulación celular masiva. Las células que se .
acumulan son inmunológicamente inertes y su presencia reduce las células B reactivas
normales. El bazo, los ganglios linfáticos y la médula ósea están repletos de células de este
tipo, que interfieren en el movimiento de los granulocitos, monocitos y eritrocitos norma
les a través de las membranas vasculares.
Manifestaciones clínicas
La leucemia linfocítica crónica tiene siempre un desarrollo gradual. A menudo se des
cubre de forma accidental al realizar un hemograma por otros motivos. El recuento leuco
citario se encuentra entre 10.000/¡.11 y 100.000/¡.tl; el 95 %de los leucocitos circulantes son
linfocitos pequeños de aspecto normal (véase lámina 44). Los granulocitos, aunque esca
sos en la fórmula leucocitaria, están presentes inicialmente en un número absoluto normal.
A medida que los linfocitos pueblan la médula ósea, puede reducirse el recuento plaquetar
y la producción eritrocitaria, pero la capacidad eritropoyética y trombopoyética intrínseca
es normal. Dado que estos linfocitos son funcionalmente inertes, la inmunidad tanto hu
moral como de mediación celular es defectuosa, y los pacientes tienen un riesgo de infec
ciones producidas por bacterias y gérmenes oportunistas.
La leucemia linfocítica crónica afecta de forma adversa a la función inmune. La mitad
de los pacientes con LLC tienen unas concentraciones de inmunoglobulinas reducidas,
especialmente por lo que se refiere a la lgM, en algún momento de la enfermedad. Una
tercera parte de los pacientes presentan manifestaciones autoinmunes y tienen una prueba
de antig1obulina directa positiva (prueba de Coombs) (véase capítulo 8). Ello puede aso
ciarse a una anemia hemolítica autoinmune, cuyo efecto puede ser intenso ya que la mé
dula ósea no puede dar una respuesta adecuada a causa de la superpoblación linfocítica
(véase Anemia hemolítica autoinmune, capítulo 3 ) En la tabla 4-18 se indican los estadios
.
170
paciente no necesite nunca tratamiento y pueda fallecer por otros problemas cardiovascu
lares o por enfermedades propias de la vejez. De todos modos muchos pacientes experi �
mentan un curso clínico progresivamente más agresivo. Al progresar la infiltración de ór �
�
ganos, la LLC y el linfoma linfocítico bien diferenciado resultan difíciles de diferenciar
tanto clínica como histológicamente. De hecho, la necesidad de diferenciar estos dos tras �
tomos puede ser sólo técnica, puesto que el tratamiento será en general el mismo. En la �
fase terminal de la LLC, aparecen un deterioro inmunológico creciente, anemia, compli
caciones hemorrágicas e infecciones. Una observación no explicada es el hecho de que los �
,....
pacientes con LLC tengan cánceres sólidos con más frecuencia que los individuos de con
trol de la misma edad; la piel y el colon son localizaciones especialmente frecuentes.
Al tratar una LLC es imposible erradicar todas las células malignas ya que, cuando la
enfermedad se manifiesta, la proliferación leucémica es ya amplia, de larga evolución y
§�
masiva. Se utilizan fármacos como el clorambucil y la ciclofosfamida para controlar la �
proliferación de la enfermedad. El objetivo del tratamiento consiste fundamentalmente en �
):;
prevenir la sustitución de la médula ósea y aliviar los síntomas o reducir la masa de la en (1)
fermedad que se produce con la esplenomegalia o el crecimiento de los ganglios linfáticos.
•
Los fármacos útiles para el tratamiento de la leucemia aguda son por lo general ineficaces
para combatir la fase terminal acelerada de la LLC. En la actualidad hay un gran interés -t
por explorar los modificadores de la respuesta biológica, como el interferón, en cuanto a su :a
)>
influencia en el curso de esta enfermedad. C/)
-t
Leucemia prolinfocítica o
:a
Es una forma más agresiva y desdiferenciada de leucemia linfocítica crónica, en la que z
las células proliferantes tienen un potencial de crecimiento más rápido y un citoplasma o
más abundante con muchos nucléolos prominentes (de los que habitualmente hay menos C/)
de dos) y en la que los pacientes presentan generalmente un notable aumento de tamaño 1""'
m
del bazo. El curso clínico tiende a ser más agresivo y los pacientes presentan una elevación e
del calcio en sangre (véase la LLA de células T y HTLV-1 y la hipercalcemia en el apar o
tado anterior). o
o
Tricoleucemia
�
Este trastorno es una proliferación clona! de unas células morfológicamente peculiares :a
que se caracterizan por la presencia de finas proyecciones citoplasmáticas, un patrón nu o
clear peculiar (cromatina en sal y pimienta), la presencia en el interior de las células de una C/)
isoenzima específica de la fosfatasa ácida (la resistente al tartrato; prueba TRAP, tartra o
1""'
te-resistant acid phosphatase; véase lámina 46) y una esplenomegalia clínica. La enfer
o
medad puede manifestarse por un elevado número de células de este tipo en la sangre pe z
riférica y puede remedar una leucemia linfocítica crónica, pero la pancitopenia es )>
frecuente. Otra característica diferencial es el hecho de que, en la mayoría de los casos, la 1""'
m
punción medular realizada en estos pacientes suele ser seca. La biopsia de médula ósea C/)
muestra una sustancia interdigital eosinófila característica que se parece mucho al tejido
fibroso pero es negativa en las tinciones especiales para éste. Además, la microscopia
electrónica de estas células muestra de forma característica las proyecciones pilosas y unos
complejos !amelares ribosómicos anormales. Es de extraordinaria importancia diferenciar
este trastorno de la LLC, puesto que el tratamiento es totalmente distinto. La enfermedad
puede controlarse bien con un tratamiento de interferón o con 2-desoxicoformicina. El
trastorno recibe también el nombre de reticuloendoteliosis leucémica. En la figura 4-1 se
muestra la morfología característica de estas células. Los pacientes presentan también de
forma característica una pancitopenia periférica intensa (véase también lámina 45).
171
..
FIG. 4-1. Fotografía de microscopia electrónica de células pilosas de un paciente con una tricoleucemia.
.
Linfomas
Los linfomas son neoplasias malignas de los órganos linfoides, caracterizadas por un
crecimiento neoplásico autónomo de células especializadas hacia la diferenciación linfoi
de. Estos tumores afectan fundamentalmente a los tejidos linfoides, especialmente los
ganglios linfáticos y el bazo, pero pueden afectar también a otras zonas linforreticulares,
como el hígado, el tubo digestivo, los tejidos nasofaríngeos y los pulmones. El diagnóstico
se establece mediante biopsia hística; los datos de laboratorio tienen, en el mejor de los ca
sos, un valor sugestivo o confirmatorio. Dada la estrecha asociación de los linfomas con
las enfermedades hematológicas e inmunológicas ya consideradas, presentaremos un bre
ve comentario de su diagnóstico y clasificación.
Enfermedad de Hodgkin
Los linfomas se clasifican como uno de los trastornos linfoproliferativos. Pueden di
vidirse en dos grandes grupos: la enfermedad de Hodgkin y los Linfomas no hodgkinianos.
Clasificación
La enfermedad de Hodgkin se clasifica por separado porque la célula neoplásica no se
ha determinado aún por completo y, además, su pronóstico y tratamiento difieren clara
mente de los de los linfomas no hodgkinianos. La enfermedad de Hodgkin puede subdivi
dirse en cuatro subtipos principales, en todos los cuales se da la presencia de la célula pa
tognomónica, denominada célula de Reed-Stemberg (fig. 4-2). Los subtipos de la
enfermedad de Hodgkin se clasifican en función del predominio de linfocitos y de células
transformadas de mayor tamaño o células de Reed-Stemberg. En la tabla 4-19 se presenta
172
�
�
�
�
�
t:J
�
,....
��
�
�
S
Cl)
.....
:a
)>
(/)
.....
o
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FtG. 4-2. Célula de Reed-Stemberg (flecha) de una biopsia de ganglios linfático en la enfermedad de Hodgkin . 2
(Tomado de Pittigl.io, OH y Sacher, RA: Clinical Hematology and Fundamentals of Hemostasis. FA Davis, Fila o
delfia, 1987, con permiso.) (/)
r
m
e
la clasificación en subtipos de este trastorno. La enfermedad se origina casi invariable o
mente en los ganglios linfáticos y se extiende de una cadena ganglionar a las adyacentes en o
una progresión regular. El diagnóstico se establece en base a la histología de los tejidos y o
al hallazgo de las células de Reed-Stemberg caracterfsticas. Se trata de células gigantes ::¡
)>
con núcleos bilobulados caracterfsticos que tienen una imagen especular y nucléolos pro :a
minentes -núcleo en ojo de lechuza-. Sigue habiendo polémica respecto a cuál es el pre o
cursor de esta célula patognomónica. Los linfocitos tienen claramente su origen en célu (/)
las T, pero pueden no ser el elemento neoplásico distintivo. También hay controversia o
respecto a la etiología de la enfermedad; las características epidemiológicas sugieren una r
infección como causa contribuyente, pero no se ha involucrado a ningún agente específico
o
2
y es evidente que hay otras consideraciones que influyen de forma esencial en la aparición )>
de la enfermedad. r
m
(/)
Características clínicas
Dado que la enfermedad afecta inicialmente a los ganglios linfáticos, la tumefacción
asimétrica e indolora de éstos es la forma de presentación más frecuente. Puede haber sín
tomas constitucionales como sudoración nocturna, fiebre y pérdida de peso. Estos sínto
mas indican un pronóstico adverso y se denominan síntomas «B». La enfermedad puede
clasificarse en los tipos A y B en base a la presencia o ausencia de estos síntomas.
Datos de laboratorio
En la tabla 4-20 se indican los datos de laboratorio que se asocian con frecuencia a la
enfermedad de Hodgkin. La sangre periférica puede presentar una anemia normocrómica y
normocítica y puede haber también monocitosis y eosinofilia. El recuento plaquetar está
173
-
~
Tornado de Forlenza, TJ y Pittiglio, OH: Malignant Lymphomas. En Pittiglio y Sacher (10], p~gina 299, con permiso.
-
-..J
01 S31VN010 SOU::IVliOOOn31 SON~OlS'ifl:ll • Sttii:Jtt.li:JO:Jn31 S30tt03WI:J3:JN3
con frecuencia aumentado, con una velocidad de sedimentación alta que refleja la mayor
renovación celular y la inflamación. La velocidad de sedimentación constituye un marca
dor inespecífico útil de la actividad de la enfermedad. La afectación de otros órganos por la
enfermedad puede dar lugar a anomalías bioquímicas específicas, como por ejemplo alte
raciones de la función hepática.
Otra característica de este trastorno es la reducción de la inmunidad de mediación ce
lular, que refleja una función anormal de las células T. Un dato frecuente es la ausencia de
reactividad cutánea tras las inyecciones intradérrnicas de antígenos comunes como los
de cándida, parotiditis y estreptoquinasa. La falta de reacción cutánea se denomina anergia
cutánea.
La respuesta terapéutica y el pronóstico a largo plazo se correlacionan no sólo con el
tipo morfológico sino también con la extensión de la enfermedad en el momento del diag
nóstico. En la tabla 4-21 se indican los estadios de la enfermedad de Hodgkin. En la en
fermedad en estadio 1, la menos extendida en el momento del diagnóstico, sólo está afec
tado un único grupo ganglionar o una única localización extraganglionar. La enfermedad
en estadio IV, la más extensa, afecta a muchos grupos de ganglios linfáticos y también a
órganos no linfoides como la médula ósea, el hígado y el bazo. En un estadio dado, los
pacientes sin síntomas constitucionales como fiebre, pérdida de peso y sudoración noc
turna evolucionan mejor que los que tienen una enfermedad sintomática. En los últimos
tiempos, la quimioterapia combinada y/o la radioterapia han resultado muy eficaces en el
tratamiento del linfoma de Hodgkin, y en más del 85 % de los casos se alcanza una remi
sión completa y duradera a largo plazo. Generalmente se sigue la evolución de los pacien
tes a intervalos regulares mediante el control del hemograma completo, un perfil bioquí
mico de detección y la velocidad de sedimentación. La presencia de citopenias y una
velocidad de sedimentación elevada pueden anunciar la aparición de una recidiva.
Linfomas no hodgkinianos
Los linfomas no hodgkinianos son trastornos caracterizados por una proliferación
autónoma de células linfoides que se clasifican según su morfología histopatológica (no
dular o difusa), el tipo celular (células pequeñas, células grandes-linfocítico-histiocítico-
Al inicio de la enfermedad
Anemia normocrómica y normocítica leve por depresión de la eritropoyesis
Leucocitosis moderada con eosinofilia hasta un 10%
Recuento plaquetar normal o aumentado
VSG elevada
Disminución del hierro y la capacidad de transporte del hierro del suero, hierro
medular normal o aumentado
Disminución de la inmunidad de mediación celular; actividad de anticuerpos normal
176
TABLA 4-21. Estadios c.línicos de los linfomas
miso.
Linfoma histiocítico
Este trastorno se debe a un crecimiento incontrolado de linfocitos transformados, ge
neralmente de tipo B. Estos «inmunoblastos» no son en realidad histiocitos. Por consi
guiente, la terminología de Rappaport es inexacta. Estas células suelen ser de mayor ta-
177
TABLA 4-22. Clasificación de los linfomas no hodgkinianos (clasificación práctica y tipo de
Rappaport)
maño que las que se observan en ellinfoma maldiferenciado y tienen un núcleo vesicular
y nucléolos prominentes. En la clasificación práctica se le denomina linfoma de células
grandes (véase tabla 4-22).
Linfoma linfoblástico
Es un linfoma muy infrecuente que tiende a darse en varones jóvenes. y se asocia a un
aumento de tamaño del timo y a menudo a un número elevado de línfoblastos T en la san
gre periférica. El trastorno puede considerarse el equivalente linfomatoso de la leucemia
linfoblástica aguda de células T.
Linfoma de Burkitt
Es un trastorno linfoproliferativo agresivo que se asocia a una infiltración de linfoci
tos B de tamaño uniforme y no hendidos, que produce una imagen difusa de células muy
apretadas con núcleos redondos y ovales y frecuentes figuras mitóticas. Sobre este fondo
hay histiocitos dispersos con una tinción pálida que producen la imagen de cielo estrella
do. Se ha incriminado al virus de Epstein-Barr en la patogenia de esta enfermedad. El
trastorno puede tener un equivalente leucémico con la aparición de línfoblastos «indife
renciados» en la sangre periférica. Estas células no muestran unas características de tinción
178
uniformes y los marcadores inmunológicos suelen ser negativos. Otra características
del trastorno es la notable elevación de la LDH sérica y a menudo un aumento del calcio
sérico.
179
coeritroblástico (véase lámina 39). A veces pueden detectarse linfocitos anormales en la
sangre periférica. La biopsia y la punción de médula ósea son útiles para determinar el es
tadio del trastorno. Aproximadamente un 40% de los pacientes con linfoma tienen una
afectación de la médula ósea en el momento del diagnóstico. Si se produce una afectación
medular, hay una mayor probabilidad de afectación del sistema nervioso central.
TIMO
����� CÉL�.LA T
< T, SUPRESOR \
/
•
.
H COOPERACIÓN
. : . ��G
�ulgA
lgM
_: • ' ·• •••
•
FIG. 4-3. Desarrollo de los linfocitos B y las células plasmáticas con la cooperación de las células T. Los asteris
cos indican los puntos en que se localizan los trastornos inmunoproliferativos: 'leucemia linfocítica crónica;
"macroglobulinemia de Waldenstrom; '"mieloma múltiple. (Tomado de Pittiglio, OH y Sacher, RA: Clinical
Hematology and Fundamentals of Hemoslasis. FA Davis, Filadelfia, 1987, página 268, con permiso.)
180
linas completas o componentes de las moléculas de inmunoglobulina como las cadenas
ligeras o las cadenas pesadas (véase capítulo 7). En la enfermedad de las cadenas pesa �
das, las células anormales que proliferan provocan un síndrome de tipo linfoma además de �
::'J
una producción descompensada de cadenas pesadas que no se incorporan a las moléculas
de inmunoglobulina. �
�
Gammapatías monoclonales y mieloma múltiple. �
r
Características generales .,
�
TABLA 4-23. Clasificación de la gammapatía monodonal ::XJ
o
Gammapatía monoclonal de significado desconocido (GMSD) en
Gammapatía asociada a tumores o
Gammapatía biclonal
r
Gammapatía monoclonal asociada a trastornos varios
o
z
Gammapatía monoclonal maligna
)>
Mieloma múltiple r
Mieloma latente m
Mieloma no secretor
en
Leucemia de células plasmáticas
Plasmocitoma
Localizado (solitario)
Difuso
Extramedular
Gammapaúa monoclonal asociada a:
Enfermedad linfoproliferativa
Linfoma maligno
Macroglobulinemia de Waldenstrom
Enfermedad de las cadenas pesadas
Amiloidosis sistémica primaria
181
los principales componentes de las proteínas séricas separados en las fracciones de albú
mina y de globulinas. Las
inmunoglobulinas se separan electroforéticamente como gam
mag/obulinas. Las bandas de proteínas separadas se identifican mediante una tinción
proteica, cuya intensidad refleja la cantidad de proteína existente. La densidad de las dis
tintas bandas se lee con un densitómetro, que traduce la intensidad de la tinción en una
cantidad de proteína y proporciona un gráfico, que es el conocido proteinograma elec
troforético del suero. En la figura 4-4 se muestran distintos perfiles del proteinograma.
En las gammapatías monoclonales se identifica una proteína anormal, la proteína mono
clona[ o proteína M. En este caso, hay una proliferación de una única población de célu-.
las productoras de inmunoglobulinas que secretan un único tipo de inmunoglobulina, que
migra en la misma posición en el proteinograma del suero, dando lugar a una sola banda
densa. El proteinograma electroforético permite diferenciar, pues, una paraprotefna mo
noclonal de una hipergammaglobulinemia policlonal, en la que hay varios clones de cé
lulas productoras de inmunoglobulinas, cada uno de los cuales produce una inmunoglo
bulina diferente que migra a una velocidad distinta en la electroforesis. El proteinograma
electroforético del suero no permite identificar la clase de inmunoglobulina, pero indica
el porcentaje relativo de las proteínas separadas.
lnmunoelectroforesis
La inmunoelectroforesis combina laseparación electroforética de las inmunoglobuli
nas con una reacción de inmunodifusión bidimensional, y se utiliza para identificar los ti
pos específicos de inmunoglobulinas. El proceso requiere la colocación de una muestra de
suero en un gel de agar y la posterior aplicación de una electroforesis. Una vez producida
la separación de las proteínas séricas, se produce una difusión de éstas en el gel y luego una
inmunoprecipitación con un anticuerpo con una especificidad conocida anti-cadenas pesa
das (gamma, alfa, mu, delta) o anti-cadenas ligeras (anti-kappa o anti-lambda). Si aparece
una línea de inmunoprecipitación tras la difusión con el anticuerpo conocido, la proteína es
la correspondiente inmunoglobulina específica (fig. 4-5; véase capítulo 7). Esta técnica
permite identificar el tipo de inmunoglobulina así como las cadenas específicas. Se trata
pues fundamentalmente de una prueba c.ualitativa, que es sólo semicuantitativa. También
puede analizarse la orina utilizando este método si se ha producido una excreción de pro:
teínas. Se concentra la orina antes de efectuar la inmunoelectroforesis para intentar iden
tificar la presencia de cadenas ligeras o pesadas (véase un apartado posterior en el texto).
Cuantificación de inmunoglobulinas
El método de cuantificación de las inmunoglobulinas se comenta en el capítulo 7. Sin
embargo, en pocas palabras, el método se basa también en una técnica de inmunoprecipi
tación (pero no electroforesis) en un gel de agar que está impregnado con una antiinmu
noglobulina específica. Se deja que la proteína difunda en el gel de una forma radial que
producirá un inmunoprecipitado en anillo alrededor del punto de aplicación. El diámetro
del anillo de inmunoprecipitación es proporcional a la cantidad de inmunoglobulina exis
tente. En la actualidad existen métodos inmunoquímicos para la cuantificación de la lgG,
la IgM y la IgA. La ventaja de estos métodos sobre las técnicas de inmunodifusión reside
en la rapidez de la prueba. La inmunodifusión es una prueba que requiere toda una noche,
mientras que los métodos inmunoquímicos dan unos resultados cuantitativos en unos mi
nutos (véanse también capítulos 7 y 15).
182
n,
PATRÓN DE ACETATO DE CELULOSA GRÁFICO DEL DENSITÓMETRO
SUERO NORMAL �
�
1111
�
�
t::l
8o
PUNTA -y ALBÚMINA
REDUCIDA
11111
ALB �1 tJ:2 /3 Y ALB y
�
:X:,
S
(/)
•
HIPERGAMMAGLOBULINEMIA
POLICLONAL
�
::e
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en
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o
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ALB ,¡1 r 2
o
DE WALDENSTROM CON
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en
PUNTA DE lg,M
.:...._ -.,
r
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.--
::
m
11111
e
(")
o
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ALB oC1 <f::2 /3 Y ::¡
)>
::e
HIPOGAMMAGLOBULINEMIA
o
en
183
A Polivalente B.Anti-lgG
C.Anti-lgA O.Anti-lgM
E. Anti-kappa F. Anti-lambda
FIG. 4-5. Patrones de inmunoelectroforesis del suero en un paciente con un mieloma muluple lgG-lambda. Cada
fotograffa presenta una muestra de control normal (recipiente superior) y Ia muestra del paciente (recipiente infe-
rior). Debajo de cada figura se indican los antisueros utilizados para cada amilisis:
A- Polivalente
B-Anti-lgG
C- Anti-lgA
D -Anti-lgM
E- Anti-kappa
F - Anti-lambda
La protefna serica del paciente se define por el arco de precipitaci6n de Ia parte inferior de cada figura.
Las areas mas intensas son las de lgG (fig. Bl y lambda (fig. F).
184
Clasificación de las discrasias de células plasmáticas .,
Macroglobulinemia de Waldenstrom �
Se trata de un trastorno inmunoproliferativo como se ha descrito anteriormente, pero 8
que se caracteriza por unos signos clínicos intermedios entre un trastorno
linfoproliferati �
vo y una discrasia de células plasmáticas (véase más adelante). En consecuencia, el sín �
drome clínico consiste en un crecimiento de ganglios linfáticos así como del bazo y el hí :o
185
Mieloma múltiple
Este trastorno se caracteriza por un crecimiento incontrolado y proliferación de un clon
de células plasmáticas que evoluciona de manera progresiva, dando lugar finalmente a la
muerte del paciente. Es una enfermedad del anciano. Se produce una infiltración difusa de
células plasmáticas en la médula ósea, con sobreproducción de inmunoglobulinas mono
clonales normales (lgG, lgA y, excepcionalmente, IgD) o de cadenas ligeras únicamente.
El trastorno puede manifestarse por una afectación difusa de la médula ósea, pero a veces
da lugar a masas tumorales focales (plasmocitomas), que pueden estar en la médula o en
una localización extramedular (generalmente la nasofaringe). Existen varias variantes del.
mieloma múltiple, como el mieloma latente, el mieloma no secretor, la leucemia de células
plasmáticas y los plasmocitomas.
El mieloma múltiple se da con más frecuencia en la raza negra que en la blanca, y es
una de las enfermedades malignas hematológicas más frecuentes en esta población. En la
raza negra se observa, además, en grupos de edad más jóvenes que en la raza blanca.
Características clínicas
Las características clínicas y complicaciones del mieloma múltiple se muestran en la
figura 4-6. Los pacientes pueden estar inicialmente asintomáticos, pero por lo general pre
sentan síntomas múltiples, entre los que destacan el dolor óseo, las infecciones y la insu
ficiencia renal.
Se produce una destrucción esquelética y un dolor óseo como consecuencia de la ela
boración del factor activador de los osteoclastos (OAF, osteoclast-activatingfqctor), que
estimula la reabsorción ósea y la desmineralización del hueso con aparición de zonas líti
cas. Puede haber una constelación de manifestaciones clínicas en función de la cantidad y
tipo de proteínas anormales liberadas por las células plasmáticas malignas. Entre estas
manifestaciones se encuentran el síndrome de hiperviscosidad, las crioglobulinas (proteí
nas que precipitan con la exposición al frío),los trastornos hemorrágicos debidos a la in
terferencia con los factores de la coagulación y la función plaquetar, y la infiltración por
células plasmáticas anormales o partes anormales de inmunoglobulinas depositadas en te
jidos,que producen una insuficiencia del órgano afectado.
Datos de laboratorio
Hematológicos: Los pacientes presentan generalmente una anemia normocrómica y
normocítica, que puede ser macrocítica. La hemoglobina suele ser inferior a 10 g/dl y el
hematócrito de menos del 30%. La morfología eritrocitaria es por lo general normal,con
la excepción de laformación de pilas de monedas. Este hecho se produce como conse
cuencia de un recubrimiento proteico de los hematíes, que contribuye también a que la ve
locidad de sedimentación globular esté muy elevada (véase lámina 47 A). La velocidad de
sedimentación superior a lOO mmlh es frecuente en el mieloma múltiple (véase capítu
lo 2). Inicialmente no hay una disminución del recuento leucocitario y plaquetar; sin em
bargo, si la enfermedad progresa o se utiliza quimioterapia, puede aparecer una pancito
penia. Algunos pacientes pueden presentar un cuadro hemático Leucoeritroblástico y en
ocasiones pueden observarse células plasmáticas en el frotis de sangre periférica (si supe
ran un 5 %, se denomina leucemia de células plasmáticas) (véase lámina 47 A).
La punción medular suele poner de manifiesto una médula notablemente hipercelular
con abundancia de células plasmáticas en todas las fases de maduración. Es característico
que las células plasmáticas anormales tengan un nucléolo «en sacabocados» muy promi
nente. Puede haber células plasmáticas binucleadas. En el mieloma múltiple, las células
plasmáticas constituyen más del 20 % de la población celular de la médula ósea; sin
embargo, ésta puede estar reemplazada casi en su totalidad por células plasmáticas ma
lignas.
186
Plasmocitoma palpable
Hipercalcemia
• Anemia �
/ ri¡
Fracturas patológicas
Pancitopenia • Infección
Lesiones óseas líticas • Hemorragia :o
� �
Destrucción esquelética Infiltración medular g
"" /
Proliferación maligna �
de células plasmáticas ,....
I'TJ
/�
Proteínas anormales !inmunoglobulinas) Disminución de la cantidad de inmunoglobulinas
normales
g�
Aparato
urinario
• Proteinuria de Bence-Jones• Infección
• Mieloma renal �
:o
Trastornos Crioglobulinas
$;
•
(1)
hemo • Hiperviscosidad
rrágicos • Sangre -Interferencia con los factores •
de la coagulación
-t
Tejidos • Amiloidosis :o
• Visceromegalias )>
• Pérdida de la función en
-t
Flc. 4-6. Esquema de las características clínicas y complicaciones en el mieloma múltiple. (Tomado de Pittiglio, o
OH y Sacher, RA: Clinical Hematology and Fundamentals of Hemostasis. FA Davis, Filadelfia, 1987, pági :o
na 276, con permiso.) 2
o
en
Parámetros bioquímicos: Si se produce una insuficiencia renal, habrá una elevación del r
m
nitrógeno de urea en sangre y de la creatinina, además del ácido úrico, que es un produc e
to de degradación del nucleótido purina. El calcio sérico puede estar notablemente (")
aumentado como consecuencia de la reabsorción ósea. El proteinograma electroforético o
del suero muestra generalmente la presencia de una proteína monoclonal («M»). En gene
(")
ral, la punta M es de más de 2 g/dl; sin embargo, su nivel depende del tipo de mieloma de
que se trate. El mieloma de cadenas ligeras no se asocia a una punta M del suero, y las ca
�
22
denas ligeras monoclonales se encuentran sólo en la orina. Pueden realizarse pruebas adi o
cionales para demostrar la presencia de proteínas que precipiten con el frío (crioglobuli en
nas) o de una hiperviscosidad (véase más adelante). Las fre.cuencias de las paraproteínas (")
monoclonales en el mieloma múltiple son las siguientes: IgG - 52 %; lgA - 25 %; Bence r
o
Jones (mieloma de cadenas ligeras)- 22 %; otras- 1 %. Se efectúa una identificación del 2
tipo de proteína y de la cantidad absoluta de inmunoglobulina, como ya se ha mencionado, )>
mediante inmunoelectroforesis e inmunodifusión, respectivamente. r
m
Pueden identificarse y cuantificarse las proteínas urinarias en una muestra de orina de en
24 horas. A veces pueden observarse concentraciones de proteínas de más de 4 g/24 horas,
y en este caso debe considerarse la posibilidad de un depósito de cadenas ligeras en los
tejidos -amiloidosis- que se asocia al síndrome clínico denominado síndrome nefrótico. El
estudio de un sedimento de orina puede revelar la presencia de cilindros proteicos hiali
nos o de cristales de ácido úrico.
187
TABLA 4-24. Bases del diagnóstico diferencial de las gammapatías monoclonales
Amiloidosis
Este trastorno incluye un grupo heterogéneo de alteraciones caracterizadas por el de
pósito extracelular de una sustancia amorfa y cérea que se origina en distintas proteínas y
por diferentes mecanismos. El término «amiloide» procede de las propiedades céreas al
midonosas de la sustancia. Su acumulación en el interior de los tejidos y órganos da Jugar
a una pérdida de la función y a un aumento de tamaño del órgano. El diagnóstico suele
hacerse en base al examen histológico, pero los pacientes con este trastorno, en especial el
tipo que se asocia al mieloma múltiple, pueden presentar un exceso de cadenas ligeras en la
orina y una pérdida excesiva de proteínas urinarias (síndrome nefrótico).
188
delgado. En todos estos trastornos puede observarse una cantidad excesiva del componen-
te anormal de Ia inmunoglobulina en el suero.
BIBLIOGRAFiA
189
CAPÍTULO
HEMOSTASIA Y PRUEBAS DE LA
FUNCIÓN HEMOSTÁTICA
CONCEPTOS
PRUEBAS
192
CAPÍTULO
HEMOSTASIA V PRUEBAS DE LA
FUNCIÓN HEMOSTÁTICA
HEMOSTASIA NORMAL
193
activo y una composición biológica reactiva. Las plaquetas pueden taponar pequeños ori
ficios de los vasos sanguíneos y pueden constituir un mecanismo hemostático primario
eficaz.
Sistema de la coagulación: La coagulación es un proceso químico por el que las pro
teínas plasmáticas interactúan para convertir la molécula proteica plasmática soluble y
grande defibrinógeno, en el gel insoluble y estable denominadofibrina. El compuesto ac
tivo es la enzima trombina, que convierte selectivamente el fibrinógeno (soluble) en fibri
na (insoluble). Existe un delicado equilibrio entre la coagulación y el mantenimiento de la
sangre en un estado líquido. Un desequilibrio en un sentido puede provocar una hemorra
gia excesiva, mientras que en el sentido contrario puede conducir a la trombosis.
Fibrinólisis: El sistema fibrinolítico es el que limita la coagulación a las zonas de le
sión y reparación de heridas e impide que se convierta en un proceso más amplio e incon
trolado. El compuesto activo de este sistema es la enzima plasmina. La plasmina (que
procede de la proteína plasmática plasminógeno) es una enzima relativamente poco selec
tiva que digiere preferentemente la fibrina y el fibrinógeno.
La importancia relativa de los mecanismos hemostáticos varía según el tamaño del
vaso. En los capilares se pueden sellar rápidamente las zonas lesionadas mediante la for
mación de taponamientos hemostáticos con escasa alteración del flujo sanguíneo local.
Los vasos más grandes se obstruyen rápidamente con numerosas plaquetas fusionadas. La
falta de formación de los taponamientos hemostáticos permite que se produzcan pequeñas
hemorragias puntiformes que se denominan petequias. Las zonas más amplias de sangra
do en los tejidos producen zonas amoratadas importantes y hemorragias confluentes que se
denominan equimosis y que, cuando son grandes, forman áreas confluentes de púrpura. La
aplicación práctica de las pruebas de laboratorio para valorar los trastornos clínicos de la
hemostasia y la trombosis requiere un conocimiento de la organización de los sistemas de
coagulación y fibrinolítico. La mejor forma de lograrlo es considerar los cuatro mecanis
mos responsables de la hemostasia normal que se han mencionado anteriormente.
En las tablas 5-l y 5-2 se presentan los valores normales de los estudios plaquetares y
de la coagulación.
Sistema vascular
La formación del taponamiento hemostático es iniciada por la lesión vascular y/o hís
tica que da lugar a una secuencia ordenada de acontecimientos. La lesión vascular se aso
cia generalmente a una contracción de los vasos sanguíneos (vasoconstricción), una acti
vación por contacto de las plaquetas con posterior agregación plaquetar y una activación
por contacto de la vía de la coagulación. En circunstancias normales, el revestimiento en-
Tiempo de sangría
Ivy 3-6 mio
Plantilla 2-7 112 min
Recuento plaquetar 150-450 X 1()3/�.ll
Retracción del coágulo > 40 % en 1 hora
Agregación plaquetar Los resultados se comparan con la transmisión de luz de
plaquetas nonnales
Factor von Willebrand 60-160% de la actividad normal
194
TABLA 5-2. Resumen de Ia nomenclatura de los factores de Ia coagulacl6n
CDMtntroci6n VidD m<dio de Niv~l E.stobilidod Ottw carocttrlstictu (todos
Vfod< P<:w l.Mgord< plosmdtict~ d<soporici6n h~mostdtico tnafmoct· Forma losfactorts tstdn prtstnus
Factor Sin6nimos /.a coagulaci6tt moltcular producd6n (jig/In/) (horos} mlnimo namitnto acti~'d <n <I plosmofruconomo/}
Fibrin<lgeno vracom6n 340.000 Hlgado 2.500 (250 mg/'ll>) 120 SO-l 0 mg/'ll> Estable Protdna Accividad c:kstruida durante
inuinscc.ay el proc:eso de
exufnscca eoaaulao:i6n/presente en
el plasma absotbido
II Protrombina vraeomlln 70.000 Hlgado- 100 100 Cooceotraci6o del Estable Proteasa shica Consumido durante el
inllinsecay dependieote de 40~ procao de coagulaci6n
extrinseca lavicamin.a K
IU Tromboplastina Sistema extrfnseco 45.000 Actividad de 0 Cofactor
blstica sol~nte trOmboplastina
presence en Ia
mayoria de los
tejidos
v Proacelerina. factor vracom11n 330.000 Hlgado 5·12 25 Coocentraci6n del 5· Ubi I Cofactor Acti vidad destruida durante
14bil inlrinsccay 10 ~ el proceso de
ex1tf'nseca C()llgulaci6nlpresente en
el plasma absorbido
VII Prooonvertina, fac1or Sistema extrfnseco 55.000 Hlgado- I 5 Concentra.:i6n de 5·1 0 Estable Glucoprotelna Pre:sente en el suero
estable solamcnte dependie.ntc de
Ia vitamina K
Vlll/vWF Faclor Sistema intrfnscco 1·2 millones Posiblcmentc 7 12 Concentraci6n del Ubil Cofactor Actividad dcstruida durante
antihcmomico solamente c~ lulas 30 ~ cl proeeso de
(AHF)/factor von cndoteliales y coagulaci6nlpresente en
Wille brand mcgacarioeitos cl plasma absorbido
IX Factor Christmas. Sistema intrfn.seco 57.000 tUgado- 4 24 Conccntraci6n del Establc ProteasJ> ~.ric• Prcscntc en cl sucro
componcntc de solamcntc dcpendientc de 30~
tromboplastina Ia vitam.ina K
plasm4tica (PTC)
X Fac.tor Stuart Prowe-r vracomiin 59.000 Hlgado- 5 40 Conccntra.<:i6n del 8· Estable Proteasa est•ble Presence en el suero
intrinsec:ay dependientc de 10 ~
cxtrinseca Ia vita.mina K
XI Antecedente de Sistema intrfnseco 160.000 Hlgado 4 65 Coocentraci6n de 20- Establc Protcasa ~rica 1'1-esentc en cl S<JCIO y d
trOmboplastina solamentc 30 pluma absotbido
plasmitica (PTA)
XII F..:tor Hageman/ Sistema intrinseco 80.000 Hlgado 29 60 0~ Establc Proteasa ~rica I'Tesente en cl sucro y cl
factor de contaeto solamentc plasma absotbido
XIII Factor eslabilizante ViacomUn 300.000 Hfgadoo 10 ISO Coocenlt3Ci6n del I~ Estable T"""&lutaminasa Actividad clestruida durante
de lalibrina intrioseca y plaquew el proc:eso de
(FSF) extrinscca coasulaci6nlpresentc en
el plasma absotbido
Precalicrerna Factor Aetchcr Sistema inlrinseco so Proteasa ~rica
Factor Fittgerald
solamentc
Sistema inlrinseco
80.000 Hfgado
70
' ? ?Estable
Cioio6podedo
""" IIIOiecubr
solamentc
120.000 Hlgado
' ? ?Estable Cofactor
NOla: Auoque nocsun1pro4Cinade laeoagulaci6n ofactor, alcakiose ledenomina • \'CCC$ factor IV. Tornado de Pittiglio. DH ySaehcr,RA: Clinical Hematology and Fundarna>talsofHemosusis. FA Davis. Filadelfia. 1987.!'4ina 342. eon pcnniso.
:c
Vl lVII\Il::ION VISV.1SOII\I3H • tt:JI.l }f.lSOW3H N()/:JNn~ tf130 Stf83nHcJ A tf/Stf.lSOW3H
dotelial de los vasos sanguíneos es liso y sin interrupciones. Cuando existe una lesión de
este revestimiento endotelial, el colágeno subyacente queda al descubierto y las plaquetas
circulantes pueden adherirse a él (adherencia plaquetar). A continuación se produce un
reclutamiento de más plaquetas para «taponar» la zona de lesión vascular.
Plaquetas
Las plaquetas tienen dos funciones distintas: 1) protegen la integridad vasc�lar del en
dotelio y 2) inician la reparación cuando se ha producido una lesión de la pared del vaso.
Esta interacción plaquetas-pared vascular se denomina hemostasia primaria. Los indivi
duos que tienen un déficit plaquetar en cuanto a número o función presentan petequias en
la piel y las mucosas; tampoco pueden detener el sangrado que se produce después de una
lesión accidental o inducida en los vasos sanguíneos.
Producción y estructura
196
Sistema canalicular
conectado a la superficie Mitocond ria
Microtúbulos
Microtúbulos e( Gránulo
Gránulo
denso
FIG. 5-1. Estructura plaquetar. El conocimiento de la estructura fina de la plaqueta proporciona una base morfo
lógica para la función plaquetar. El revestimiento de la superficie periférica interviene en las reacciones de con
tacto membranoso de la adherencia y la agregación. La membrana plasmática, que contribuye también a producir
la actividad procoagulante fosfolipídica, forma un sistema de membrana canalicular abierto, invaginado, en for
ma de esponja, que proporciona una superficie reactiva ampliada en la que se produce una adsorción selectiva de
factores hemostáticos del plasma. Los filamentos submembranosos y otros microfilamentos citoplasmáticos de la
zona sol-gel parecen constituir el sistema de actomiosina contráctil de la plaqueta. El retículo endoplásmico resi
dual, libre de ribosomas, forma un sistema de membranas tubulares densas que fijan el calcio. Los microtúbulos
constituyen un citoesqueleto circular que mantiene la forma discoide. Cuando se produce una estimulación, los
microtúbulos sufren un desplazamiento central concéntrico con un agrupamiento interno de las organelas; al
mismo tiempo se forman seudópodos citoplasmáticos en la periferia. Se liberan entonces los componentes de los
gránulos oc, los gránulos densos y los gránulos lisosómicos al sistema canalicular abierto, al tiempo que se pro
duce una contracción de los filamentos de actomiosina, dando lugar a una masa impermeable de plaquetas fusio
nadas. La energía necesaria para estos procesos procede del metabolismo aerobio que se produce en las mitocon
drias y de la glucólisis anaerobia basada en el empleo de los depósitos granulares de glucógeno. (Tomado de
::::t:
Thompson, AR y Harker, LA: Manual of Hemostasis and Thrombosis, 3.• ed., FA Davis, Filadelfia, 1983, pági-
m
na 10, con permiso.)
S:
o
en
densos. Estos últimos constituyen el depósito de almacenamiento de los nucleótidos de
adenina. Se cree que la síntesis de prostaglandinas, que forma también parte integrante de
�
en
la función plaquetar normal, se produce en un sistema tubular interno denominado sistema :¡;:
tubular denso, que es otro componente del citoplasma de las plaquetas (fig. 5-l ). El factor z
IV plaquetar y la betatromboglobulina son sustancias que normalmente sólo están presen o
tes en las plaquetas intactas. La presencia de estas proteínas en el plasma circulante indica ::zJ
una renovación plaquetar excesiva o una destrucción acelerada de plaquetas. Pueden rea S:
lizarse ensayos de estas sustancias en laboratorios de referencia. )>
r-
Para que se produzca la hemostasia primaria normal, y para que las plaquetas cumplan
su papel de formación del taponamiento plaquetar inicial, debe haber un número de pla
quetas circulantes adecuado, así como una función normal de las mismas. Esto último re
quiere su intervención de una manera ordenada, que es importante en la formación del ta
ponamiento hemostático primario (fig. S-2). Ello comporta, inicialmente, la adherencia
plaquetar, la agregación plaquetar y, finalmente, la reacción de liberación plaquetar con
reclutamiento adicional de nuevas plaquetas.
197
lesión v
asc ul ar J
��- ---:-:-:-:
¡
�:;k- �renc i�J · j Endotelio al descubiert�
<;.,.
E
1-2 seg
l ADP,TxA,
1
t==-"-�- --
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10-20 seg
�gregación
3.
j Ub""''" •'' """§?
l
�--
1-3min
-··
Formación de fibrina
3-5 min
Retracción
5. Estabilización de la fi b rin a
e= --.::_____:
5-10 min
FIG. 5-2. Formación del taponamiento hemostático. La formación de un taponamiento plaquetar se produce a tra
vés de la siguiente secuencia: (1) adherencia de las plaquetas a las estructuras de tejido conjuntivo subendotelial
que están al descubierto; (2) agregación plaquetar por reclutamiento de ADP, tromboxano A2 y trombina, a tra
vés de la transformación de las plaquelas discoides en esferas con púas reactivas que interactúan entre sí median
te puentes de fibrinógeno dependientes del calcio; (3) contribución de la actividad procoagulante plaquetar al
proceso de la coagulación que estabiliza el taponamiento con una red de fibrina, y (4) retracción de la masa pla
quetar para formar un trombo denso. (Tomado de Thompson, AR y Harker, LA: Manual of Hemostasis and
Thrombosis, 3.' ed., FA Davis, Filadelfia, 1983, página 11, con permiso.)
Adherencia plaquetar
Las plaquetas se activan con el contacto con el colágeno subendotelial y con zonas de
lesión hística. La adherencia plaquetar comporta una interacción entre las glucoproteínas
de la membrana plaquetar y el tejido lesionado o que ha quedado al descubierto. La adhe
rencia plaquetar depende de un factor proteico del plasma que se denomina factor von
Willebrand, y que tiene una relación compleja e integral con el factor VIII coagulante an
tihemofílico del plasma y con un receptor plaquetar denominado glucoproteína lb de la
membrana plaquetar. Los individuos que carecen del factor von Willebrand o de la gluco
proteína lb plaquetar presentan un defecto de la adherencia plaquetar que se da en la en
fermedad de von Willebrand (véase más adelante) y en. el infrecuente síndrome deBer
nard-Soulier. La adherencia plaquetar se asocia a un aumento en la adhesividad de las
plaquetas, que permite que éstas se adhieran unas a otras, y también que se fijen en el área
de tejido o endotelio dañado. Con ello se forma un taponamiento hemostático inicial o
primario. La activación de la superficie plaquetar y el reclutamiento de nuevas plaquetas
da lugar a una masa plaquetar pegajosa y se ve facilitada por el proceso de agregación pla
quetar.
Agregación
La agregación es la capacidad de las plaquetas de pegarse unas a otras para formar un
taponamiento. La agregación inicial es producida por el contacto de superficie y la libera
ción de ADP d� otras plaquetas adheridas a la superficie endotelial. A esto se le denomjna
198
Ia onda primaria de La agregaci6n. Posteriormente, se van incorporando cada vez mas
plaquetas y se Iibera cada vez mas ADP, dando Iugar a una onda secundaria de Ia agre-
gaci6n con reclutamiento de nuevas plaquetas. La agregaci6n comporta cambios en la for-
ma de las plaquetas que pasan de laforma discoide a La forma esferica. La onda secunda-
ria de la agregaci6n plaquetar es un fen6meno irreversible, mientras que el cambio inicial
de forma y la agregaci6n primaria son reversibles (en Ia fig. 5-3 se muestran patrones de
agregaci6n plaquetar determinados mediante un agreg6metro plaquetar).
La fijaci6n del ADP liberado por las plaquetas activadas a Ia membrana plaquetar ac-
tiva Ia enzimafosfolipasa, que hidroliza los fosfolfpidos en Ia membrana plaquetar para
producir acido araquid6nico. Este es el precursor de mediadores qufmicos muy potentes
tanto de Ia agregaci6n como de inhibidores de Ia misma que participan en Ia via de las
prostaglandinas. A traves de este proceso, el acido araquid6nico es convertido en endo-
per6xidos dclicos, PGG2 y PGH2 por la enzima ciclooxigenasa en el citoplasma de Ia pla-
queta. El compuesto tromboxano A 2 , que es un potente estimulador de Ia agregaci6n pla-
quetar, es producido por la acci6n de Ia enzima tromboxano sintetasa sobre estos
0
A tO B to C tO
., 20
., 20 20
·u 30
c
·u 3o -~ 30
c c
~ 40 ~ 40
·e 50 ·eso
~ 40
·e 50
"'c "'c~ 60 "'~ 60
~ 60
.,
Q) 70
.,
; 70
.,
; 70
'ifl 80 ~80 * 80
90 90 90
Ristocetina
t OO tOO tOO
30 60 90 t 20 t 50 t80 2t0 30 60 90 t20 t 50 t80 2t0 30 60 90 t20 t 50 t80 2t0
Tiempo, segundos Tiempo, segundos Tiempo, segundos
v
0 0 0
r
0 tO E tO F to
20 20 20
·~ 30
c
·tc 30 ·t 30
~ 40 ~ 40 ~ 40
·e 50 ·e 50 ·e 50
"'
eso "'~ 60 "'~ 60
.,
; 70
.,
; 70
.,
; 70
~80 ~ 80 ~ 80
90 90 90
Baja"'c oncentraci6n de ADP ADP6ptimo Alta concentraci6n de ADP
tOO tOO 100
30 60 90 t20 t50 t80 2t 0 30 60 90 120 150 160 2t 0 30 60 90 t20 t50 t80 2t0
Tiempo, segundos Tiempo, segundos Tiempo, segundos
FIG. 5-3. Patrones de agregaci6n plaquetar. Curvas de agregaci6n con diversos agentes agregantes: A, Curva de
agregaci6n inducida per el colageno. Observese el retraso temporal antes de Ia agregaci6n, seguido de una unica
onda de agregaci6n. B, Curva de agregaci6n inducida con adrenal ina y trombina. Observese Ia onda bifasica de
agregaciQn. C, Curva de agregaci6n inducida por Ia ristocetina. Observese Ia onda de agregaci6n general -
mente unica. ·
Curvas de agregaci6n con diversas concentraciones de ADP: D, Las concentraciones muy bajas de ADP inducen
una onda primaria de agregaci6n seguida de una desagregaci6n. E, La concentraci6n optima de ADP induce una
onda bifiisica de agrcgaci6n. F, Las concentraciones elevadas de ADP inducen una onda de agregaci6n amplia.
Nota: La flecha indica el punto de aplicaci6n del inductor de Ia agregaci6n. (Tornado de Triplett, DA [dir.]: Pla-
telet Function: Laboratory Evaluation and Clinical Application. The American Society of Clinical Pathologists,
Chicago, 1978, con permiso.)
199
l
.---- Estimulación por: Trombina
1
+ Colágeno
CLAVE: Fosfolipasa C
TX-Tromboxano l Ciclooxigenasa
PGG2•
l Peroxidasa
Tromboxano PGH2'
sintetasa Prostaciclinsintetasp
(plaquetas) (endotelio)
6-ceto PG,cx
FIG. 5-4. Vía de las prostaglandinas. (Tomado de Treating Hemostatic Disorders: A Problem Oriented Approach.
American Association ofBiood Banks, Arlington, Virginia, 1984, página 15, con permiso.)
Reacción de liberación
Durante este proceso, el factor 1/1 plaquetar, un compuesto liberado del citoplasma in
terno de la plaqueta, intensifica la cascada de la coagulación (que es la siguiente fase de la
hemostasia) y la formación del taponamiento hemostático estable o secundario. La agre
gación puede inducirse in vitro con reactivos como el ADP, la trombina, la adrenalina, la
serotonina, el colágeno o el antibiótico ristocetina.
La agregación in vitro se produce también en dos fases: 1) la agregación p.rimaria o re
versible y 2) la agregación secundaria o irreversible. La agregación primaria comporta un
cambio de forma de la plaqueta y es desencadenada por una contracción de los rnicrotúbu
los. La onda secundaria de agregación plaquetar se debe, fundamentalmente, a la libera
ción de los mediadores químicos contenidos en los gránulos densos. Ello completa enton
ces la tercera función importante de las plaquetas, a saber, la reacción de liberación. Esta
reacción se incrementa al producirse un aumento del calcio intracelular, que da lugar a una
mayor activación y liberación de tromboxano A2•
200
Pruebas de laboratorio utilizadas para valorar la función plaquetar
Recuento plaquetar
El método más rápido y sencillo, aunque también el menos exacto, de valorar el núme
ro de plaquetas consiste en examinar un frotis de sangre teñido. Ello tiene la ventaja de
permitir apreciar el tamaño y morfología plaquetares, pero tiene el inconveniente de que la
adherencia al vidrio o una distribución no uniforme en el frotis pueden producir notables
diferencias en el grado de concentración plaquetar apreciado. Una regla básica es que el
recuento plaquetar es adecuado si el frotis contiene una plaqueta por cada veinte hematíes,
o de dos a tres plaquetas por campo de microscopía de inmersión en aceite.
201
Retracción del coágulo _,
Agregación plaquetar
La agregación plaquetar puede medirse poniendo en contacto plasma rico en plaquetas
con inductores de la agregación conocidos. La mayoría de los inductores como el coláge
no, la adrenalina y la trombina, actúan a través de los efectos del ADP que liberan las pro
pias plaquetas. La adición de ADP exógeno causa directamente la agregación. Ésta se
cuantifica determinando si el plasma turbio, rico en plaquetas, pasa a ser claro al producir
se una agregación de las plaquetas suspendidas uniformemente y caer al fondo del tubo.
Los agregómetros son espectrofotómetros adaptados para registrar las variaciones en la
transmisión de la luz que se producen mientras se mantiene una temperatura constante y se
agita suavemente la suspensión plaquetar.
Después de obtener una curva de transmisión de la luz normal, pueden exponerse las
plaquetas a estudiar a diversos agentes y diversas condiciones. El ácido acetilsalicílico,
otros fármacos antiinflamatorios y muchas fenotiazinas, inhiben intensamente la capaci
dad de agregación del colágeno y la adrenalina, pero no interfieren en la acción directa del
ADP. Los trastornos constitucionales de la función plaquetar difieren entre sí en la natu
raleza de los agentes que no logran provocar la agregación. Es esencial que los pacientes
en que se sospecha uno de estos trastornos no tomen ninguna medicación durante al menos
una semana antes de realizar la prueba.
Al efectuar estas pruebas es importante que la punción venosa sea limpia (no traumá
tica). Debe estandarizarse el número de plaquetas utilizadas en la prueba, puesto que las
respuestas de agregación pueden variar con el recuento plaquetar. Ello hace que los pa
cientes con trombocitopenia sean difíciles de evaluar. Los estudios de la agregación deben
realizarse en las tres horas siguientes a la obtención de la muestra. Nunca deben refrige
rarse las muestras, ya que ello inhibe la función plaquetar; la prueba se realiza por tanto
a 37 oc. El anticoagulante utilizado es el citrato sódico, y las muestras no deben colocarse
nunca en recipientes de vidrio puesto que ello activa las plaquetas. Las muestras hemoli
zadas y lipémicas no pueden utilizarse ya que ello puede interferir en la interpretación de la
densidad óptica.
202
Interpretación
Los agentes agregantes utilizados con más frecuencia son el ADP a diversas concen
traciones, el colágeno, la adrenalina y la ristocetina.
Las concentraciones bajas de ADP inducen una agregación bifásica que incluye una
onda primaria y otra secundaria (véase fig. 5-3). Las concentraciones elevadas de ADP in
ducen tan sólo una onda de agregación única. Los pacientes con trastornos de la liberación
plaquetar no presentan la onda secundaria de la agregación. Los enfermos" con trombaste
nia de Glanzman no presentan agregación alguna con el ADP.
La agregación con colágeno produce un período de latencia seguido de una onda única
de agregación (véase fig. 5-3). Se produce una disminución de la agregación con el colá
geno en los pacientes que toman ácido acetilsalicílico o fármacos antiinflamatorios.
La agregación con la adrenalina suele ser bifásica. Dicha agregación es deficiente
también en los pacientes que toman ácido acetilsalicílico y fármacos antiinflamatorios
(véase fig. 5-3). De forma análoga, la agregación provocada por la trombina es también
bifásica y puede ser deficiente en determinados defectos plaquetares intrínsecos.
La respuesta de agregación producida por el reactivo antibiótico ristocetina es nor
malmente monofásica. En los pacientes con la enfermedad de von Willebrand, las plaque
tas responden de forma normal a la adrenalina, el colágeno y el ADP, pero no responden a
la ristocetina. Las plaquetas son de hecho normales, y es el plasma el que no contiene el
factor von Willebrand (vWF). Como se ha indicado anteriormente, este factor es esencial
para estimular la interacción plaquetas-pared vascular. En el ensayo cuantitativo del vWF,
se compara el plasma del paciente con diluciones progresivas de plasma normal, determi
nando la agregación inducida por ristocetina de plaquetas fijadas con formol y suspendidas
en los diversos concentrados. Puede haber también una agregación plaquetar inducida por
la ristocetina anormal en otros trastornos, en especial el síndrome de Bernard-Soulier.
En la enfermedad de von Willebrand puede corregirse la anomalía de la agregación de la
ristocetina con la adición de plasma normal que proporciona el vWF. •
Aunque los defectos congénitos de la función plaquetar son infrecuentes, hay muchos
trastornos adquiridos que inhiben los mecanismos de liberación. El ácido acetilsalicílico ::1:
m
es indudablemente el agente etiológico más común, pero pocos pacientes presentan he
S:
morragias lo bastante graves como para que llegue a ser necesario un estudio plaquetar. o
Los pacientes con uremia, hepatopatía grave o trastornos alcohólicos avanzados presen rJ)
tan a menudo trastornos hemorrágicos complejos en los que participa una disfunción pla
quetar. Estas tres situaciones provocan una disminución del efecto inductor de la libera
�
rJ)
ción que tiene el colágeno, la adrenalina o el ADP exógeno añadido directamente. Los )>
trastornos mieloproliferativos y las disproteinemias pueden crear un problema similar. z
o
Otras pruebas de la función plaquetar :a
S:
Retención plaquetar )>
r-
Puede efe.ctuarse una determinación cuantitativa del número de plaquetas que se ad
hieren a pequeñas bolas de vidrio. La retención plaquetar es anormal en la enfermedad de
von Willebrand y otros trastornos hereditarios muy infrecuentes. También es anormal en
algunos trastornos adquiridos, como los síndromes mieloproliferativos. Esta prueba se
realiza con muy poca frecuencia en la actualidad.
203
predictivas de la coagulación intravascular o la hipercoagulabilidad. Se comentarán en el
apartado dedicado a la hipercoagulabilidad.
Tiempo de sangría
El mejor indicador de un déficit funcional de las plaquetas es el sangrado prolongado
tras la producción de una herida superficial controlada. El tiempo de sangría está prolon
gado en la trombocitopenia de cualquier causa, en la enfermedad de von Willebrand, en la
mayoría de los trastornos disfuncionales y después de la ingesta de ácido acetilsalicílico.
La prueba del tiempo de sangría es algo difícil de estandarizar y utilizar repetidamente para
el estudio de situaciones clínicas cambiantes. Cada operador la realiza de modo distinto.
La naturaleza de la herida «estándar» difiere cada vez que se efectúa, y los resultados son
distintos en distintas localizaciones cutáneas y condiciones ambientales. Además, para los
pacientes resulta molesto que se les practique una y otra vez una incisión cutánea estándar.
Algunos pacientes pueden presentar también una formación excesiva de tejido cicatriza!.
Técnicas de IVY y de plantilla. La mejor zona para realizar la prueba del tiempo de
sangría es la cara volar del antebrazo, ya que esta zona es fácilmente accesible, tiene una
irrigación superficial razonablemente uniforme, es relativamente insensible al dolor y
puede someterse con facilidad a un leve aumento de la presión hidrostática. La incisión
debe hacerse en una zona limpiada previamente y que no presente ninguna enfermedad
cutánea, y lejos de las venas superficiales evidentes. Debe aplicarse una presión constante
de 40 mm Hg durante toda la prueba. En la técnica de IVY, se efectúan manualmente in
cisiones de 3 mm de profundidad con la lanceta. En el método de la plantilla, puede reali
zarse una incisión precisa y reproducible en cada ocasión. Un tiempo de sangría de IVY
normal es de 3-6 minutos. Un tiempo de sangría de plantilla normal es de 6-10 minutos. El
método Simplate 11 es una modificación estandarizada de la técnica de plantilla y utiliza un
dispositivo comercializado. Este dispositivo es desechable y realiza una incisión uniforme
en el antebrazo. La incisión tiene 5 mm de longitud y 1 mm de profundidad. Los valores
204
del tiempo de sangría superiores a 15 minutos en ausencia de un recuento plaquetar bajo
indican un trastorno cualitativo de las plaquetas y requieren un mayor estudio (por ejem
plo, estudios de la agregación o ensayos de factor VIII von Willebrand).
Tras la activación de las plaquetas y la liberación del factor III plaquetar (fosfolípido
plaquetar), se produce la activación de la cascada de la coagulación con formación de
trombina. En esta secuencia intervienen dos vías principales: la coagulación intrínseca con
activación por contacto de Jos factores de coagulación de la sangre inicia el proceso de
formación del coágulo (fig. 5-5), intensificado por el factor Ili fosfolipídíco plaquetar. La
coagulación extrínseca, que es estimulada por factores hístícos liberados por los tejidos
dañados, conduce también al desarrollo del coágulo o trombo.
Cascada de la coagulación
VÍA INTRÍNSECA
Precalicreína Calicreína
'-�Cininas ./'
---- �
XII - XII
XI .o'
VÍA EXTRÍNSECA
(protrombina) PLASMINA
(Fibrinógenol
VÍA FIBRINOLÍTICA
La activación de esta vía se produce a través de una activación «por contacto» de las
proteínas plasmáticas circulantes,los factores de La coagulación de contacto (XI, XII), que
se activan con el contacto con el endotelio vascular dañado, los tejidos o las superficies
extrañas. Estos factores se activan de forma secuencial y ordenada, en una cascada, para
convertir la protrombina en trombina. La trombina (11) convierte de forma preferente el
fibrin6geno (1) enfibrina a través de un proceso de degradación enzimática de determina
dosji.brinopéptidos para producir el mon6mero de fibrina. Éste sufre posteriormente una
polimerización para dar lugar a un polímero insoluble, que se estabiliza entonces en el
coágulo estable.
como cofactor. Como se ha indicado anteriormente, la activación por contacto del fac
tor XII y la calicreína desencadena algo más que la simple coagulación. Facilita la con
versión del plasminógeno en el agente disolvente de la fibrina,plasmina (véase Fibrinóli
sis). La calicreína activa la bradicinina, un agente vasodilatador que provoca un aumento
de la permeabilidad vascular y es responsable de la inflamación aguda. El sistema de con
tacto inicia también partes de la secuencia del complemento (véase capítulo 7, fig. 7-2). La
calicreína puede participar también en el sistema extrínseco de la coagulación (véase más
. adelante). Dado que las personas con un déficit congénito de factor Xll,jactor Fletcher o
cinin6geno HMW no sufren anomalías hemostáticas aparentes ni defectos de la inflama
ción, el significado de la activación por contacto sigue siendo un misterio. Sin embargo, la
falta de factor XI sí provoca un trastorno hemorrágico.
por las plaquetas estimuladas, reacciona con el factor VIII para producir un complejo ac
tivador de factor X. Es necesaria la presencia de calcio ionizado, y la trombimi, si la hay,
206
intensifica el proceso. El factor x. y elfosfolípido pueden activar por sí mismos el factor X,
pero el factor VII/ intensifica el proceso en mil veces. Los déficit congénitos de factor VIII
y factor IX se denominan hemofilia A y B, respectivamente.
Los productos de los tejidos dañados hacen que la sangre líquida se coagule. Trombo
plastina hística es el término utilizado para describir la actividad promotora de la forma
ción de coágulos de las Iipoproteínas existentes en todos los tejidos. La tromboplastina
hística actúa sobre el factor VII, convirtiéndolo en VII0, que afecta directamente al fac
tor X. El factor V// puede activarse en presencia de calicreína, lo que constituye una co
nexión interesante con la fase intrínseca de la coagulación.
El significado fisiológico de todo el sistema extrínseco no está claro. Parece constituir
una vía alternativa para el objetivo común de la activación del factor X, pero en un sentido
clínico, las vías extrínseca e intrínseca no se sustituyen una a la otra. El déficit de factor VII
en sí es muy infrecuente, pero puede causar hemorragias graves. Sin embargo, la diátesis
hemorrágica del déficit de factor VIl/ y factor IX es mucho más grave.
En el laboratorio, el factor X puede activarse con el contacto con el veneno de la víbora
Russell o con tripsina. Parece tratarse de una degradación proteolítica directa que no re
quiere la presencia de factor VII.
La vía común
Las vías intrínseca y extrínseca convergen para formar la vía «común», que activa final
mente la proteína plasmática protrombina (//)convirtiéndola en su forma activa trombi •
na (11,). La activación del factor X inicia la fase final de la coagulación y, como se ha
indicado, esta activación puede producirse por la coagulación intrínseca o extrínseca. La re
acción del factor x. con la protrombina requiere la presencia de iones de calcio y fosfolí
pido, y se intensifica notablemente con la asociación con otra proteína plasmática, el fac
tor V.
La trombina es una enzima proteolítica de enorme potencia y con una discriminación
relativamente baja. La cantidad de trombina que se origina con un solo mililitro de plasma,
si se liberara toda a la vez en la circulación, podría solidificar todo el torrente circulatorio.
En condiciones hemostáticas normales, sólo se producen en cada momento pequeñas can
tidades de trombina. Además de convertir elfibrinógeno en fibrina, la trombina aumenta
también las reacciones de liberación plaquetar descritas anteriormente y aumenta la acti
vación del factor V y el factor Vlll. En situaciones patológicas, la trombina puede partir el
fibrinógeno enfragmentos y romper los enlaces peptídicos en una amplia gama de otras
proteínas.
Elfibrinógeno se convierte en fibrina cuando la trombina elimina los extremos de dos
pares de cadenas peptídicas, liberando 1osfibrinopéptidos A y B. La molécula resultante,
que contiene eJ 97 % de la molécula original, es el monómero de fibrina. Éste sufre una
polimerización espontánea dando lugar a un gel con una adhere.ncia floja que se despoli
meriza rápidamente si se expone en el laboratorio a una solución de urea 5M o a una solu
ción de ácido monocloroacético al 1 %. In vivo el monómero de fibrina forma un coágulo
grande pero frágil. Se produce una polimerización irreversible cuando el factor XII/ acti
vado provoca un entrecruzamiento de los enlaces peptídicos. La trombina es responsable
también de la activación del fcictor XIII. En la tabla 5-2 se indican las propiedades de los
diversos factores de la coagulación.
207
Factores de la coagulación
208
mofilia A. A veces se le denomina VIII: C. El factor von Willebrand (vWF) es el factor que
. corrige Ia alteraci6n del tiempo de sangria en Ia enfermedad de von Willebrand. El vWF y
el factor Vlll son dos protefnas distintas que circulan formando un complejo en el plasma.
La expresi6n antigenica del vWF se denomina en Ia actualidad vWF:Ag, pero anterior-
mente se le habia dado el nombre de VIIIR:Ag. Otra propiedad del vWF que facilita Ia
agregaci6n de las plaquetas en presencia del antibi6tico ristocetina es Ia denominada acti-
vidad vWF o cofactor de ristocetina (anteriormente denominada VIIIR:RCo). Las anoma-
lias cuantitativas y cualitativas del vWF que se observan en Ia enfermedad de von Wille-
brand se heredan de forma autos6mica. El factor VIII es una de las pocas protefnas de Ia
coagulaci6n que no se sintetiza en el hfgado, y parece ser sintetizado en cambio por las
celulas endoteliales en todos los tejidos. El factor VIII tiene una vida media biol6gica corta
de aproximadamente 12 horas y desaparece con bastante rapidez del plasma almacenado a
temperaturas de refrigeraci6n. Esta presente a concentraciones elevadas en Ia fracci6n de
crioprecipitado del plasma (vease el apartado de Medicina transfusional, capitulo 8).
Elfactor IX, tambien denominadofactor Christmas, componente de tromboplastina del
plasma y PTC (plasma thromboplastin component) es otro factor hepatico dependiente de
Ia vitamina K. A diferencia de lo que ocurre con los factores II, VII y X, el deficit de fac-
tor IX puede existir como defecto constitucional aislado. La enfermedad denominada he-
mofilia B o enfermedad de Christmas, se parece mucho al deficit de factor VIII (hemofi-
lia A) en sus aspectos clfnicos y de laboratorio. Este factor tiene una vida media fisiol6gica
de aproximadamente 24 horas, pero persiste a concentraciones elevadas en el plasma lf-
quido almacenado. Tambien esta presente en el suero. Se ha estimado que el peso mole-
cular de esta protefna esta entre 56.000 y 110.000 daltons.
EJfactor X, tambien llamado factor Stuart ofactor Stuart-Prower, es otro de los facto-
res hepaticas dependientes de Ia vitamina K yes Ia protefna clave en todas las vfas de acti-
vaci6n. Aunque son muy infrecuentes, existen deficit congenitos aislados, que provocan
hemorragias clfnicas moderadamente graves. Tambien existe un deficit adquirido en Ia
amiloidosis. Este factor tiene una vida media biol6gica de unas 40 horas.
•
El factor XI, que se denomina tam bien antecedente de tromboplastina del plasma o :J:
m
PTA (plasma thromboplastin antecedent), es sintetizado probablemente en el hfgado. Sin
embargo, este factor no se reduce en las hepatopatfas y no depende de Ia vitamina K. Se
s:
0(/)
manliene eslable en Ia sangre o el plasma almacenados, y esta presente en el suero. Existen
casos de deficit aislado como consecuencia de un rasgo autos6mico recesivo. Despues de
los deficit de factor Vni y factor IX, es el siguiente deficit congenito mas frecuente, pero Ia
~
(/)
di:Hesis hemorragica es mas bien leve. La vida media bio16gica es de unos dos dias. i>
A! factor XII se Je denomina con frecuenciafactor Hageman y tiene un peso molecular 2
de entre 20.000 y 100.000 daltons. Puede encontrarse, pues, en forma de subunidades en el 0
plasma humano. Parece ser uno de los factores de Ia coagulaci6n que conectan diversas :::0
vfas fisiol6gicas, como Ia activaci6n por contacto de Ia coagulaci6n, Ia activaci6n de Ia via s:
)>
de Ia cinina, Ia activaci6n del complemento y Ia activaci6n de Ia fibrin6lisis. Su capaci- r-
dad de activar el factor IX es intensificada por otros dos factores, eJfactor Fletcher y el
cinin6geno de alto peso molecular. Parad6jicamente, el deficit de factor Hageman no se
asocia a problemas hemostaticos importantes, sino generalmente a una tendencia trom-
boemb61ica. La vida media del factor Hageman es de 60-70 horas.
El factor XIII se denomina tambien factor estabilizador de La fibrina o FSF (fibrin
stabilizing factor) y estabiliza Ia conversion del mon6mero de fibrina en fibrina polimeri-
zada y en un coagulo estable. Parece ser sintetizado tanto en el hfgado como en los mega-
cariocitos, y mas de Ia mitad del factor Xlll de Ia sangre se encuentra en las plaquetas. El
factor XIII tiene una vida media bio16gica larga (5-10 dfas) pero desaparece al convertirse
el plasma en suero.
209
Comparación de plasma y suero
El plasma es la parte líquida de la sangre en su estado normal. Fuera del sistema vascu
lar, la sangre puede mantenerse líquida si se extrae el fibrinógeno o si se añaden anticoa
gulantes, la mayoría de los cuales impiden la coagulación mediante una quelación o elimi
nación de los iones de calcio. El citrato, el oxalato, y el EDTA son anticoagulantes del
grupo de los quelantes. La heparina impide la coagulación mediante una inhibición di
recta de la trombina; impide la conversión del fibrinógeno en fibrina potenciando a una
molécula anticoagulante natural, la antitrombina I/1 (AT/11) para que neutralice a la trom
bina. La heparina no influye en la concentración de calcio en su efecto anticoagulante. El
plasma recién extraído contiene todas las proteínas existentes en la sangre periférica; sin
embargo, cuando se almacena, disminuye gradualmente la actividad de factor V y fac
tor VIII.
El suero es el líquido que queda después de que la sangre se ha coagulado. La coagula
ción convierte todo el fibrinógeno en fibrina sólida y consume el factor VIII, el factor V y
la protrombina en el proceso. Las demás proteínas de la coagulación y proteínas no rela
cionadas con la hemostasia, se mantienen en el suero a las mismas concentraciones que en
el plasma. El suero normal carece de fibrinógeno, protrombina, factor VIII, factor V y
factor XIII, pero contiene los factores XII, XI, X, IX y VII. Si el proceso de la coagulación
tiene Jugar de manera anormal, el suero puede contener fibrinógeno residual y productos
de degradación del fibrinógeno por la protrombina no convertida.
La absorción del plasma con sulfato de bario o hidróxido de aluminio elimina los
«factores hepáticos» dependientes de la vitamina K (es decir, los factores II, VII, IX y X).
El plasma absorbido con bario contiene fibrinógeno, factor Xlll, los factores lábiles VIII
y V, y los factores XI y XII. No se coagula ya que carece de protrombina y factor X, así
como de factor VII (necesario para la activación extrínseca) y factor IX (necesario para la
activación intrínseca). Los factores XII y XI (factores de contacto) se mantienen estables
en el plasma almacenado, no son absorbidos por el bario y no se consumen en el proceso de
coagulación.
210
Fibrinólisis
211
Antitrombinas y anticoagulantes naturales
Antitrombina 111
La antitrombina 111 (ATIII) es un inhibidor de proteasas séricas que se une preferente
mente a la trombina, así como a otras proteasas séricas de la cascada de la coagulación, y
neutraliza su actividad. La capacidad de la antitrombina III de neutralizar la actividad de la
trombina, se intensifica rápidamente con la presencia de heparina. La antitrombina lli in
hibe las proteasas séricas porque tiene una arginina que reacciona preferentemente con la
proteasa antes de que ésta pueda actuar sobre otras proteínas. La antitrombina III anula la
actividad no sólo de la trombina, sino también de la plasmina y los factores X, XI y XII
activados. A la antitrombina m se la denomina también cofactor de la heparina. La hepa
rina aumenta en cien veces la afinidad entre la ATlll y las enzimas proteasas séricas. Los
pacientes que carecen de ATIII en la sangre no obtienen ningún beneficio terapéutico con
la heparina. Existen sustancias heparinoides naturales en el organismo, que probable
mente son liberadas por el endotelio vascular. El complejo de heparina y antitrombina Ili
neutraliza rápidamente toda trombina generada por la activación de la cascada de la coa
gulación. La antitrombina III se forma en el hígado y puede sufrir pues una depleción
como consecuencia de una hepatopatía o de trastornos de consumo como la coagulación
intravascular diseminada. Puede haber también un déficit hereditario de antitrombina 111,
en el que los pacientes son propensos al tromboembolismo intravenoso (véase Estados de
hipercoagulabilidad). La lisis de las plaquetas libera el factor IV plaquetar que inhibe la
actividad de la ATIII.
Proteína C y proteína S
Un tercer sistema anticoagulante natural, recientemente descubierto, depende, por ex
traño que parezca, de la vitamina K para su acción. El efecto de la vitamina K sobre estas
proteínas específicas: denominadas proteína C y proteína S, que actúan al unísono, es dis
tinto de la actividad de la vitamina K sobre los factores de la coagulación U, VII, IX y X,
que dependen de ella.
La proteína C, al igual que los factores de la coagulación dependientes de la vitamina K,
es también un polipéptido dependiente de esta vitamina, que es sintetizado en el hígado y
circula en su forma inactiva. La activación de la coagulación, y específicamente la activa
ción de la protrombina para formar trombina, facilita la conversión de la proteína e en su
forma activa, la proteína C3 Este proceso es modulado también por otra sustancia producida
por el vaso sanguíneo que se denomina trombomodulina, y que puede ayudar a centrar la
neutralización en la zona de lesión vascular. La acción de la proteína C como anticoagulante
se debe a su rápido efecto neutralizador de Jos factores VIII y V.. La proteína S acelera la
.
inactivación de los factores v. y VIII. por parte de la proteína C . También es posible que
la proteína e pueda activar la fibrinólisis a través de una vía interrelacionada.
Puede apreciarse pues, que existe una relación dinámica entre la coagulación por un
lado y la fibrinólisis por otro, con numerosas interconexiones que potencian o neutralizan
estas dos vías (véase fig. 5-5). Este delicado equilibrio puede verse alterado por déficit de
212
'los diversos factores, y los síndromes clínicos que entonces se producen pueden manifes
tarse en forma de trastornos hemostáticos o alteraciones trombóticas. Estos síndromes se
comentarán en el apartado referente a trastornos de la hemostasia (capítulo 6).
En este apartado se comentarán únicamente las pruebas que son de uso común en el la
boratorio clínico. Existen, sin embargo, otras muchas pruebas de la función de la coagula.
ción en las que se utilizan substratos más sofisticados; estas pruebas se realizan en labora
torios de referencia. En la tabla 5-3 se indican los valores normales de los estudios de la
coagulación.
Interpretación
Esta prueba es muy poco sensible. Anteriormente se utilizaba para controlar el trata
. miento con heparina, que prolonga el tiempo de coagulación. Al utilizarla para este fin, el
tiempo de coagulación debe prolongarse hasta el doble del valor basal. •
213
Tiempo de coagulación activado (TCAJ
Algunos centros han observado que la adición de celite, una arcilla finamente particu
lada, acorta el tiempo de coagulación de la sangre total, reduce la variabilidad de la prueba
y permite establecer una correlación más precisa entre la dosis de heparina y los resultados
de laboratorio. La sangre normal se coagula en menos de 100 segundos cuando se coloca
en un tubo que contenga celite. Con la heparina, el objetivo es alcanzar un TCA de 300-
600 segundos. El TCA tiene su máxima utilidad en el control del tratamiento heparfnico
durante una circulación extracorpórea como la hemodiálisis y la hemaféresis.. Las deter
minaciones repetidas a la cabecera del enfermo pueden correlacionarse con su estado clí
nico, y puede administrarse heparina o su antagonista (protamina) para inducir los cambios
deseados. El TCA es menos adecuado para los controles intermitentes de la dosificación de
la heparina, debido en parte a que debe efectuarse inmediatamente después de extraída la
sangre, por lo que no puede aplicarse con muestras enviadas a un laboratorio central. Mu
chos laboratorios han observado que el tiempo de tromboplastina parcial activado (véase
más adelante) es la prueba más satisfactoria para el control del tratamiento heparfnico de
todo el hospital.
Esta prueba se realiza con una muestra de sangre citrada. Se extrae el plasma y se
coloca en un tubo en el que se recalcifica, y se le añade un reactivo que contiene factores
activos de superficie, como el caolín y los fosfolípidos. El caolfn aumenta la rapidez de la
activación de contacto, los fosfolípidos proporcionan una superficie sobre la que pueden
producirse las reaccione� con substratos enzimáticos de la coagulación (véase el diagra
ma) y el calcio reemplaza al que ha sido queJado por el citrato. El tiempo que tarda en
formarse un coágulo es el tiempo de tromboplastina parcial (TTP). El 1TP «activado»
normal oscila entre 28 y 40 segundos. Esta prueba puede hacerse manualmente, pero es
más habitual realizarla con instrumentos automáticos que aportan los correspondientes
reactivos. El TTP valora las vías de la coagulación intrínseca y común. Si la coagulación
intrínseca no es intensificada por un compuesto activado, tras la adición del reactivo de
«tromboplastina parcial» y del calcio ionizado, el TTP normal es de 60-85 segundos.
Esta pru.eba mide la presencia de los factores Vill, IX, Xl y XII, todos los cuales deben
estar presentes a las concentraciones adecuadas para que el tiempo de tromboplastina
parcial sea normal. Además, deben estar presentes también los factores X y V, la pro
trombina y el fibrinógeno. El factor VII no es necesario para el TTP ya que la prueba
cortocircuita el sistema extrínseco. El TTP es más sensible que el tiempo de protrombina
(véase más adelante) para detectar pequeñas deficiencias de la vía común. Como regla
general, las concentraciones de factores inferiores a un 30% de lo normal prolongan el
TTP. En general suele utilizarse el tiempo de tromboplastina parcial activado, puesto que
es más reproducible que el TTP no modificado y tiene la misma sensibilidad para la de
tección de déficit mínimos.
·Los reactivos utilizados para la determinación del tiempo de protrombina (TP) son la
tromboplastina hística y el calcio ionizado. Cuando se añaden a plasma citrado, estas
sustancias reemplazan a la vía extrínseca de la coagulación y activan directamente al fac
tor X sin intervención de plaquetas ni de los procoagulantes de la vía intrínseca (véase
214
fig. 5-5). Para que el tiempo de protrombina sea normal, el plasma debe tener al menos
100 mg/dl de fibrinógeno y concentraciones adecuadas de los factoresVII, X yV y de
protrombina.
El extracto cerebral es el tejido que se utiliza con más frecuencia como reactivo de
tromboplastina hística, que se estandariza para que produzca un coágulo consistente defi
brina en eltiempo normal de 11-13 segundos. Los resultados de la prueba se expresan a
veces como«porcentaje» de la actividad normal, comparando el valor obtenido en el pa
ciente con una curva estandarizada que indica el tiempo de protrombina que corresponde a
diversas diluciones del plasma. Los resultados porcentuales tienen poco valor clínico,
puesto que la dilución afecta a todas las proteínas de la coagulación y modifica también la
composición iónica. A veces se indica una actividad porcentual en la que el resultado ob
tenido en un paciente se expresa como porcentaje de actividad del resultado normal estan
darizado al lOO% . Se produce una prolongación delTP en los pacientes cuyo plasma con
tiene concentraciones normales de la mayoría de los factores pero carece tan sólo de unos
pocos factores específicos. Es mucho mejor presentar los resultados del TP en forma de
tiempo real en segundos y dar también un valor normal o de control en segundos.
Esta prueba mide el tiempo que tarda una muestra de sangre citrada en coagularse
después de haberle añadido calcio y una cantidad conocida de trombina. C on ello puede
evaluarse, por tanto, la interacción trombina-fibrinógeno puesto que se cortocircuitan las
vías extrínseca e intrínseca y se valoran los pasos finales de la vía común. El tiempo de
protrombina puede estar prolongado, pues, si hay un déficit de fibrinógeno o si hay anti
coagulantes circulantes co¡no la heparina, que sean activos e interfieran en la acción de la
trombina. C on esta prueba pueden valorarse también el fibrinógeno anormal o las anoma •
lías de la molécula de fibrinógeno.
:X:
La coagulación inducida por la trombina es muy rápida, y el resultado de la prueba m
puede estandarizarse respecto a cualquier valor normal deseado, generalmente de entre lO S:
y 15 segundos. El TC T se prolonga si las concentraciones de fibrinógeno son inferiores a o
lOO mg/dl. En todos los trastornos que prolongan de forma considerable el TC T, están CJ)
prolongados también el TP y el TTP. El déficit de fibrinógeno puede distinguirse de los
trastornos irihibitorios mediante la adición de pequeños volúmenes de plasma normal al
�
CJ)
plasma del paciente y la repetición entonces delTC T. :;:
2
o
Título de fibrinógeno JJ
S:
Se pueden estimar las concentraciones plasmáticas de fibrinógeno mediante la deter )>
r-
minación del TC T en diluciones seriadas de plasma. Si la concentración inicial de fibri
nógeno es de más de100 mg/dl, la trombina produce un coágulo consistente y visible tras
la incubación con plasma diluido a 1:32. C on un plasma normal se produce un coágulo
adecuado a diluciones de1:64 o1: 128. El plasma con un déficit importante de fibrinógeno
puede coagularse a los15 segundos de incubación, pero no forma coágulos tras la dilución
a1:2 o1:4. Este método semicuantitativo puede serútil para realizar una estimación rápida
cuando no se dispone de pruebas cuantitativas. Las pruebas más exactas y razonablemente
rápidas para determinar el fibrinógeno han hecho que se abandone esta técnica en la ma
yoría de los laboratorios.
215
Determinación del fibrinógeno
216
tor XIII. Desde un punto de vista práctico, el TTP se utiliza para el seguimiento de los pa
cientes tratados con heparina y el TP para el de los que reciben tratamiento con warfarina.
Estudios de mezclado
Una vez obtenido un diagnóstico provisional tras la observación de los resultados
anormales en las pruebas de detección, puede lograrse su confirmación mediante la adición
de diferentes agentes al plasma del paciente para ver con qué se corrige la anomalía. El
dilema diagnóstico habitual reside en diferenciar el déficit de factor .VIII del de factor IX.
Las manifestaciones clínicas son indistinguibles. Ambos trastornos tienen un TTP prolon
gado con un TP normal, ambos se dan en varones con un patrón de herencia ligada al séxo,
y ambos son relativamente frecuentes en la población general.
El suero normal contiene concentraciones de los factores VII, IX, X, XI y XII que son
prácticamente idénticas a las del plasma, pero carece de factor V, factor VIII, fibrinógeno
y protrombina. El plasma fresco contiene todos los factores de la coagulación, pero pueden
separarse los factores II, VII, IX y X mediante la adsorci'ón del plasma con sulfato de bario
o hidróxido de aluminio. El plasma absorbido contiene los factores V, VIII, XI y Xll y fi
brinógeno. Una vez sabido que el paciente presenta una anomalía en el TP, el TTP o am
bos, el laboratorio puede repetir es.tas pruebas con una mezcla de plasma del paciente y
materiales añadidos que contengan factores de la coagulación. Además, los estudios de
mezclado pueden determinar también si existe un déficit de un factor específico, o si hay
un inhibidor circulante. En este último caso, la mezcla de plasma normal y plasma del pa
ciente no logra corregir la deficiencia observada. Además, el plasma del paciente puede
prolongar el TP o el TTP correctos del plasma normal y ello indica la presencia de un in
hibidor. Con los estudios de mezclado pueden determinarse inhibidores específicos -de
nuevo con el empleo de un factor plasmático específico y el posterior mezclado.
Ensayos de factores •
Los ensayos para determinar las concentraciones de factores específicos requieren un
::I:
alto grado de experiencia técnica y, a menudo, un banco de plasma congelado. Los ensayos m
de factores se utilizan para diferenciar los patrones de déficit leve, moderado y grave y S:
para seguir la evolución de un inhibidor de un determinado factor. Se llevan a cabo valo o
rando los efectos de diluciones de factores específicos conocidos en la corrección del TP o C/)
el TTP en pacientes en que existe una prolongación de estos tiempos. Puede obtenerse un
porcent�je específico del factor a partir de una curva estándar.
;!
C/)
:¡;:
Factor Xlll 2
El déficit de factor XIII es una causa infrecuente de tendencia hemorrágica de carácter o
grave y que persiste durante toda la vida. Debe considerarse la posibilidad de este diag :a
nóstico en un paciente con una tendencia hemorrágica bien documentada, pero sin ano S:
malías en ninguna de las pruebas antes descritas, como el TP, TTP, TCT, cuantificación de )>
....
fibrinógeno, tiempo de sangría o recuento plaquetar. Sin factor XIII, se forma la fibrina
pero el coágulo se desintegra con facilidad. La prueba de detección del déficit de fac
tor XIII es muy sencilla. Se genera un coágulo de fibrina con la adición de calcio ionizado
al plasma citrado del paciente. Una vez solidificado el coágulo, se añade al tubo 1 m1 de
una solución de urea 5M, y se incuba a 37 oc durante 12 horas o durante una noche. Nor
malmente la fibrina estabilizada se mantiene sólida, pero en una muestra con un déficit de
factor XIII se producirá una relicuación completa. Puede utilizarse en vez de la urea una
solución al 1% de ácido monocloroacético, o pueden emplearse ambas sustancias en tubos
paralelos. Debe efectuarse siempre simultáneamente una prueba en un plasma de control
normal. Esta prueba no tiene carácter cuantitativo y los resultados se informan comofac
tor XIII presuntamente normal o anormal.
217
Pruebas de la vía fibrinolítjca
Tiempo de trombina
El tiempo de trombina puede utilizarse también como prueba para valorar la activación
de la vía fibrinolítica. Dado que la activación de la fibrinólisis da lugar a una liberación de
plasmina, que degrada el fibrinógeno y la fibrina, puede producirse una reducción del fi
brinógeno o pueden liberarse productos de degradación del fibrinógeno que inhiban de
forma competitiva la interacción de trombina/fibrinógeno. Por consiguiente, si hay pro
ductos de degradación de la fibrina circulantes, esta inhibición competitiva de la interac
ción trombina/fibrinógeno puede prolongar el tiempo de trombina.
Interpretación
Dado que el suero normal no contiene fibrinógeno ni PDF, no debe haber reacción con
los anticuerpos antifibrinógeno. En los pacientes con hemorragias importantes o una acti
vidad hemostática elevada, pueden circular pequeñas cantidades de PDF, suficientes para
reaccionar a un nivel bajo con el anticuerpo utilizado como reactivo. Se observan concen
traciones muy elevadas de PDF si el sistema fibrinolítico tiene una actividad inadecuada, o
si existe una coagulación intravascular diseminada. En los pacientes con estos trastornos la
sangre se coagula poco o no lo hace en absoluto.
218
tivadores del plasminógeno del plasma, pero sólo cantidades mínimas de antiplasminas. La
trombina añadida a una solución de euglobulinas convierte el fibrinógeno en fibrina y ac
tiva el plasminógeno. En las euglobulinas preparadas a partir de plasma normal, el coágu
lo inicial se disuelve en un plazo de 2 a 6 horas. La principal razón por la que el plasminó
geno o sus productos activos, y en concreto la plasmina, pueden disolver el fibrinógeno es
que en esta situación se ha separado de su inhibidor natural en la fracción de euglobulinas,
a saber la antiplasmina. Incluso con una fibrinólisis excesiva, suele haber el fibrinógeno
suficiente para formar un coágulo cuando se añade trombina, pero su aspecto es a menudo
anormal desde el principio. La lisis puede producirse en unos minutos; si el proceso es
menos grave, la disolución completa puede producirse en 60-90 minutos. El tiempo de lisis
de euglobulinas es anormalmente corto en la sangre con una actividad fibrinolítica normal
pero con un fibrinógeno reducido, ya que hay menos fibrina que pueda ser lisada. Un mé
todo alternativo en este caso puede ser la lisis de la placa de fibrina, en la que se aplican
euglobulinas de un paciente a una placa de fibrina estándar y se determina el grado de di
solución de ésta.
Interpretación
En general estas pruebas son poco prácticas, puesto que es difícil diferenciar si la fi
brinólisis se ha producido a través de un mecanismo primario con activación específica de
la vía fibrinolítica, o a través de una coagulación intravascular secundaria con activación
fibrinolítica secundaria. Estas pruebas se utilizan muy poco, por tanto, para diferenciar la
coagulación intravascular de la fibrinólisis intravascular.
Existen otras pruebas para valorar la activación de la vía fibrinolítica, como la cuanti
ficación del plasminógeno o de fragmentos específicos. Sin embargo, estas pruebas son
poco prácticas y no están generalizadas.
En la tabla 5-4 se resumen los tipos de trastornos hemostáticos y sus efectos sobre las
pruebas básicas de la coagulación. Debe resaltarse que el ulterior estudio diagnóstico de
las anomalías de la coagulación puede requerir la realización de ensayos de factores espe
cíficos. Los factores estudiados dependerán de cuál sea la vía de la coagulación (extrínse
ca, intrínseca o fibrinolítica) anormal.
219
""
~
TABLA 5-4. Valoraci6n d e laboratorio de los trastornos de Ia hemostasis
.,
marcadores de una mayor tendencia a la enfermedad tromboembólica. Estos trastornos
pueden clasificarse en general como trastornos de hipercoagulabilidad.
El término hipercoagulabilidad hace referencia, pues, a una tendencia no natural a la
trombosis patológica. Los estados de hipercoagulabilidad pueden subdividirse de la si
guiente forma: 1) trastornos en que hay anomalías de laboratorio que identifican un estado
pretrombótico o 2) situaciones clínicas que se asocian a un mayor riesgo tromboembólico.
En la tabla 5-6 se indican los factores que favorecen la tendencia trombótica.
l. Antiplaquetares
Prostaciclina
2. Anticoagulantes
Antitrombina III
Otros inhibidores de las proteasas séricas
Proteína C
Proteína S
3. Mecanismos fibrinolíticos
221
TABLA 5-6. Factores que favorecen la tendencfa trombótica
l. Factores locales
Estasis de la san gre ·
Lesión vascular
2. Desequilibrio coagulación-fibrinólisis
Activación sin imp edime nt o de la coagulación-CID (generación de trombina
intravascular)
Déficit de anticoagulantes naturales
Antitrombina III
Proteínas e y S
Fibrinólisis defectuosa y generación anormal de plasmina
Depleción cuantitativa
Anomalías cualitativas
3. Aumento de la renovación plaquetart
Prótesis valvulares
Valvulopatía cardíaca
Primarios
Déficit de antitrombina III
Déficit de proteínas e y S
Anticoagulante lúpico
Déficit de factor Xll
Disfibrinogenemia
Déficit fibrinolític.o
Secundarios
Trastornos adquiridos de la coagulación y deterioro fibrinolítico
Trastornos plaquetares adquiridos
222
embargo, en general, los laboratorios habituales carecen de él. El laboratorio puede deter
minar inmunológicamente la cantidad de antitrombina III, o bien puede utilizar un ensayo
funcional de la capacidad de la proteína de inhibir la interacción trombina/fibrinógeno. El
déficit de esta proteína permite que se produzca libremente una conversión del fibrinóge
no en fibrina mediada por la trombina. Por consiguiente, la mayoría de los pacientes con
este trastorno presentan clínicamente episodios tromboembólicos espontáneos. Además,
en la mayoría de los casos, Jos episodios trombóticos tiende a ser trombosis venosas.
La depleción de ATIII puede darse como trastorno hereditario. El déficit homocigoto
es probablemente incompatible con la vida, y la mayoría de los pacientes con déficit he
terocigotos son asintomáticos. Sin embargo, determinados pacientes con un déficit hetero�
cigoto pueden presentar trombosis espontáneas. La incidencia de este trastorno se estima
en aproximadamente 1:2000, y Jos pacientes heterocigotos pueden tener concentraciones
de ATIIT del orden del 25-60 %de Jo normal. Otras situaciones que pueden asociarse a una
depleción de antitrombina m son el embarazo, las hepatopatías, el síndrome nefrótico, la
trombosis extensa y/o la coagulación intravascular diseminada, así como la quimioterapia
previa con L-asparaginasa.
223
hay una mayor tendencia a Ia aparicion de fenomenos tromboembolicos que a los proble-
mas hemomigicos. De nuevo lo mas frecuente es el tromboembolismo venoso. EI t6mino
anticoagulante es en realidad una denominacion que puede Ilevar a confusion, puesto que
solo se aplica a Ia prolongacion que se produce in vitro en los tiempos de coagulacion en el
tubo de ensayo, mientras que clinicamente se asocia con mas frecuencia a una enfermedad
tromboembolica.
EI «anticoagulante lupico» se ha asociado tambien a abortos espontaneos habituales y
suele acompaiiarse de Ia presencia de un autoanticuerpo anticardiolipina en estos casos.
BIBLIOGRAFiA
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224
CAPÍTULO
ALTERACIONES
DE LA HEMOSTASIA
CONCEPTOS
226
CAPÍTULO
ALTERACIONES DE LA HEMOSTASIA
Los pacientes con alteraciones de la hemostasia pueden presentar una amplia gama de
manifestaciones que van desde la ausencia de síntomas hasta la hemorragia grave. Pueden
buscar atención médica 1) porque el paciente haya apreciado manifestaciones hemorrági
cas anormales, 2) porque un clínico observe signos anormales o detecte una historia clínica
sospechosa o 3) porque el clínico busque específicamente la posible presencia de anoma
lías hemostáticas antes de practicar una intervención quirúrgica, obstétrica u odontológica.
La historia clínica, la exploración física y las pruebas de laboratorio son importantes para
valorar la importancia y naturaleza de los problemas hemorrágicos.
Historia clínica
Forma de presentación
Inicio de la hemorragia
227
coagulación o un déficit de factor XI o XIII. El déficit de factor XIII produce la mayoría de
las veces manifestaciones a las 24-48 horas de una intervención quirúrgica.
Localización de la hemorragia
. Las anomalías de factores de la coagulación como la hemofilia rara vez provocan he
morragias de las mucosas, y la mayoría de las veces se manifiestan por hemorragias es
pontáneas en las articulaciones, en especial las rodillas y los codos. Los trastornos plaque- .
tares dan lugar con más frecuencia a sangrados de las mucosas o a equimosis y
hemorragias cutáneas, y la presencia de petequias es un indicio de su existencia (véase más
adelante).
Antecedentes familiares
Los antecedentes familiares son importantes puesto que un predominio ligado al sexo
puede sugerir una hemofilia (déficit de factor VIII) o una enfermedad de Christrnas (déficit
de factor IX). Obviamente, en esta situación, están afectados los familiares varones y en
particular los varones de la línea materna. En la enfermedad de von Willebrand se observa
en general una herencia autosómica dominante.
Fármacos y medicaciones
Debe interrogarse siempre a los pacientes respecto a la posibilidad de que haya otras
enfermedades sistémicas que puedan asociarse a alteraciones hemorrágicas, como pueden
ser las.infecciones recientes, la presencia de otras enfermedades hematológicas, los déficit
nutricionales, las enfermedades autoinmunes y las hepatopatías.
La presencia de equimosis es difícil de evaluar con la historia clínica puesto que se dan
con mucha frecuencia, en especial en los muslos y la parte superior de los brazos, y parti
cularmente en las mujeres posmenopáusicas. El tiempo de evolución deJos síntomas pue
de determinar si el trastorno es congénito o adquirido, y la localización anatómica de la
hemorragia es importante para establecer la naturaleza de la anomalía hemostática.
Exploración física
La exploración física general puede revelar signos de una anomalía hemorrágica. Entre
los tipos importantes de episodios hemorrágicos se encuentran los sangrados articulares
228
(hemartrosis) y de tejidos blandos (hematomas), especialmente en los músculos, el rezu
marniento difuso en las mucosas, la presencia de sangre en la orina (hema.turia), y las he
morragias puntiformes o extensas en la piel (petequias, equimosis o púrpura). Pueden ob
servarse zonas de mala cicatrización en los pacientes con enfermedades del tejido
conjuntivo y déficit de factores de la coagulación o en presencia de un déficit de fac
tor XIII. La hemorragia crónica en las articulaciones puede producir, además, deformida
des articulares o un deterioro de la movilidad de la articulación. Los trastornos adquiridos
como linfomas o leucemias pueden dar lugar a una anemia o aumento de tamaño del híga
do, el bazo o los ganglios linfáticos. La expansión rápida de la médula ósea a causa de una
enfermedad medular infiltrante como la leucemia puede asociarse a un dolor a la palpación
de la médula ósea.
229
Trastornos congénitos de la coagulación
Leve 5-30%
Moderada 1-5%
Grave <1%
230
Los individuos con hemofilia no sólo sufren hemorragias, sino que tienen también una
cicatrización de las heridas retardada. Antes de que se dispusiera de un tratamiento ade
cuado, las intervenciones quirúrgicas u odontológicas eran muy arriesgadas. La hemorra
gia después de una operación o una extracción dentaria puede ser con frecuencia el primer
signo de la enfermedad en personas con una afectación leve por una hemofilia no sospe
chada con anterioridad.
Datos de laboratorio. Las técnicas diagnósticas iniciales se han comentado en el ca
pítulo 5. Una vez establecido un diagnóstico de presunción, es importante determinar el
nivel de actividad del factor e investigar la posible presencia de un inhibidor. En hasta un
5-l O % de los pacientes con hemofilia clásica tratados aparecen anticuerpos anti-fac
tor VIII; es muy infrecuente encontrar anticuerpos en el momento del diagnóstico inicial.
Los anticuerpos para el factor IX son menos comunes. Cuando con un tratamiento de re
posición adecuado no se obtiene un efecto terapéutico, o cuando el TTP sigue siendo muy
anormal después del tratamiento, debe sospecharse la existencia de un anticuerpo. La pre
sencia de un inhibidor se demuestra incubando el plasma del paciente con una concentra
ción conocida de factor VIII o factor IX, y determinando la actividad coagulante de la
mezcla resultante. Ello puede hacerse o bien determinando el TTP, o bien realizando un
ensayo para un inhibidor específico que determina qué cantidad de factor VIII o IX es •
neutralizada por el inhibidor. -t
Tratamiento. Se dispone de factor VIl/ en forma de un concentrado muy potente, :u
preparado a partir de grandes cantidades de plasma crioprecipitado, y también en forma de )>
m
un plasma precipitado en frío, moderadamente enriquecido en factor VIII, que se denomi -t
na crioprecipitado y se prepara a partir del plasma de un único donante. Puede liofilizarse o
el crioprecipitado de miles de donantes y suministrarse en forma de concentrado de fac :u
2
tor VIII de una actividad predeterminada (véase capítulo 8). Esta sustancia puede reconsti
o
tuirse con la adición de un disolvente. El crioprecipitado da buenos resultados en el trata m
miento de los problemas menores o no complicados. Los concentrados son ideales para e
tratar los episodios hemorrágicos graves y para elevar los niveles de factor VIII antes de m
una intervención quirúrgica (tabla 6-2). En estas circunstancias, los beneficios terapéuticos r
o
de los concentrados superan al moderado riesgo de hepatitis que comportan. Estas cues m
tiones se comentan en el capítulo 8. El déficit leve de factor VIII se trata en la actualidad 'T1
eficazmente con la administración de desmopresina (ODAVP). )>
No se dispone de factor IX como producto separado de los demás factores hepáticos (")
-t
(protrombina, factor VII y factor X). El concentrado de estos cuatro «factores dependientes o
de la vitamina K» comporta un riesgo muy elevado de transmisión de la hepatitis. El plasma :u
m
de un único donante, ya sea fresco conge�ado u obtenido de la sangre líquida almacenada, m
contiene una cantidad considerable de factor IX y es lo que debe utilizarse para el tratamien
e
to de los problemas menores; para los episodios graves es preferible el concentrado. m
Estado de portador. Las mujeres, que tienen dos cromosomas X, tienen casi siempre r
un gen normal que compensa al gen hemofílico. Teóricamente, una mujer que hubiera reci )>
bido un gen anormal de una madre portadora y otro gen también anormal de un padre he (")
o
mofílico, tendría una verdadera hemofilia. Esta situación es extraordinariamente infre
)>
cuente en el ser humano. Cuando hay un gen normal y otro anormal, la mujer tiene a C)
menudo un nivel de actividad del factor inferior al normal. Este déficit es altamente varia e
ble y suele ser demasiado leve para poder ser detectado con el TTP habitual. La presencia r
)>
del gen normal aporta una cantidad de actividad suficiente para normalizar el TTP en la (")
mayoría de los casos. El estado de portador no puede diagnosticarse, pues, de manera fiable
O·
con los ensayos cuantitativos de actividad del factor. Hay una variación lo bastante elevada 2
como para que una mujer pueda tener un ensayo normal o casi normal y sea de todos modos
portadora. El diagnóstico del estado de portador puede establecerse comparando el nivel
porcentual de factor coagulante con el nivel porcentual de antígeno de factor VIII. Como se
231
tl
N
TABLA 6-2. Pauta de tratamiento para la hemofilia grave (1% del factor) sin inbibidor
Dosis inicial
Intensidad de concentrado
Trastornos de la hemorragia en unidades Dosis posteriores
En este último trastorno, el procoagulante (VIII:C) presenta una disminución igual a la del ·
Fibrinógeno
Excepto para las hemofilias y las disfibrinogenemias, los déficit hereditarios de los
factores de la coagulación tienen un patrón de herencia autosómico recesivo. Todos ellos
233
~ TABLA6-3. Deficit hereditarios de factores
~
Mfnimopara
Factor Deficit Ia hemostasia Vida media Laboratorio CUnica
Afibrinogenemia 50-100 mg 3,2-4,5 dfas Sin formaci6n de co~gulo Hemorragia del cord6n
Autos6mico recesivo- homocigoto <5 mg de fibrin6geno umbilical, facilidad de
Muy infrecuente aparici6n de equimosis,
epistaxis, sangrado gingival,
hematu.ria, mala
cicatrizaci6n de las heridas.
Hipofibrinogenentia Anomalfa en: TP Hemorragia leve, episodios
Autos6mico recesivo - TTPA tromb6ticos.
heterocigoto TCT
Muy infrecuente Fibrin6geno bajo
Disfibrinogenentia Fibrin6geno--cualitativamente Posibilidad de hemorragia, de
Herencia variable anormal, cuantitativamente trombosis o asintom~tico
lnfrecuente-variantes normal
II Hipoprotrombinernia 30-40% 2,8-4,4 dfas Anomalfa en: TP Hemorragia postoperatoria,
Autos6mico recesivo TTPA epistaxis, menorragia,
Excepcional facilidad de aparici6n de
equimosis.
v Parahemofilia 10-25% 20 horas Anomalia en: TP Epistaxis, facilidad de
Autos6mico recesivo TTPA aparici6n de equimosis,
II 1.000.000-homocigoto TS menorragia.
vn Hipoproconvertinentia 10-20% 100-300 minutos Anomalia en: TP Epistaxis, menorragia,
Autos6mico recesivo incompleto-- Normalidad en: TTPA hemorragia cerebral.
exgresi6n variable
1/50 .000
VIII Hemofilia A (hemofilia cl~ica) 10-40% 9-18 horas Anomalfa en: TTPA Puede ser grave, moderada o
Recesivo ligado al sexo Normalidad en: TP leve-hemorragia
11100.000 TS espont~ea, bemartrosis,
deformaciones, equimosis,
hemorragia muscular,
hemorragia postraum~tica y
posquin1rgica.
Sfndrome de von Willebrand 20-40% 16-24 horas Resultados variables: Hemorragias mucosas,
Herencia variable-variantes- Estudios p1aquetares sangrado de beridas
autos6ntico dominante, TS superficiales-variable
penetraci6n variable; 1/80.000 TTPA segun los niveles de VIII:C.
TABLA 6-3. Deficit hereditarios de factores. (Continuaci6n.)
Mfnimopara
Factor Deficit /a hemostasia Vida media Laboratorio CUnica
IX Hemofilia B (enfermedad de 20-50% 18-30 horas Anomalfa en: TIP A Puede ser grave, moderada o
Christmas) Normalidad en: TP leve- hemorragia
Recesivo ligado al sexo 11100.000 espontanea, hemartrosis,
deformaclones, equimosis,
hemorragia muscular,
hemorragia postraumatica y
posquinirgica.
X Deficit de Stuart-Prower 15-20% 32-48 horas Anomalfa en: TP Menorragia, equimosis,
Autos6mico recesivo TTPA hemorragia en SNC,
< 1/500.000-homocigoto hemorragia excesiva tras el
1/500-heterocigoto parto.
XI 15-25% 40-84 horas Anomalfa en: TIP A Hemorragia !eve, equimosis,
Autos6mico recesivo incomplet~ Normalidad en: TP epistaxis, hemorragia
seudodominante retiniana, menorragia.
Muy infrecuente
XII Rasgo de Hageman ? 48-52 horas Anomalia en: TTPA Asintomatic~
Autos6mico recesivo Normalidad en: TP excepcionalmente
Muy infrecuente hemorragias, puede haber
trombosis.
Xlll Deficit de factor Xlll I% 12 dfas Normalidad en: TP Hemorragia del cord6n
Autos6mico recesivo TTPA umbilical, mala
Muy infrecuente Coagulo soluble en urea 5M cicatrizaci6n de las heridas,
las heridas pequeilas causan
hemorragias prolongadas,
perdida fetal, fibrin61isis
excesiva, esterilidad
masculina, hemorragia
intracraneal.
Mfnimopara
Factor Deficit la hemostasia Vida media Laboratorio CUnica
Tornado de Piniglio, DH y cols.: Treating hemostatic disorders. A problem-oriented approach. En Piniglio, DH (dir.): Hemostasis Overview. American Association of Blood Banks, Arlington,
VA, 1984, p~gina 28, con permiso.
Clave: PC=precalicrefna; CAPM=cinin6geno de alto peso molecular.
son infrecuentes (menos de 1:500.000), excepto el déficit de factor XI, que se da con una
incidencia de 1:10.000 en determinadas poblaciones judías. La mayoría de estos trastornos
causan una tendencia a presentar episodios de hemorragia grave, que persiste durante toda
la vida del paciente, pero las hemartrosis son infrecuentes. El déficit de factor XI produce
síntomas mucho más leves, a menudo de menorragia, epistaxis o sangrados después de
intervenciones quirúrgicas u odontológicas. Los déficit de factor Xll y factor Fletcher no
producen síntoma alguno y, en realidad, como se ha mencionado ya en el capítulo 5, el dé
ficit de factor XH (factor Hageman) puede asociarse, paradójicamente, a una tendencia
trombótica. En la tabla 6-3 se indican las características clínicas de los síndromes de défi
cit congénito para todos los factores de la coagulación.
237
así como un aumento de la actividad procoagulante que dura mucho más que la supervi
vencia del factor VTIT administrado pasivamente.
En la mayoría de pacientes con EvW hay unos niveles de actividad antigénica y pro
coagulante comparablemente bajos. Una minoría de los pacientes tienen una cantidad
normal de proteína con una actividad inmunológica aberrante. Parece haber varios meca
nismos básicos diferentes. La mayoría de los pacientes presentan una síntesis cuantitativa
mente normal de todo el complejo de factor VIII, mientras que otros tienen un defecto
cualitativo de la síntesis. No es de extrañar que las observaciones de laboratorio varíen más
ampliamente en los pacientes con variantes cualitativas o estructurales que en los que tie
nen un déficit cuantitativo.
TRASTORNOS PLAQUETARES
Trombocitopenia
238
Si el examen de la médula ósea revela la presencia de abundantes megacariocitos con
una maduración normal de todas las demás líneas celulares, ello sugiere claramente que la
causa de la reducción en el número de plaquetas es un proceso destructivo periférico. Esto
puede ocurrir en la trombocitopenia autoinmune o en el secuestro plaquetar esplénico. La
médula ósea puede revelar también una hematopoyesis anormal, una fibrosis medular, la
presencia de células extraíias, una leucemia o una reducción importante del tejido hema
topoyético, como puede ocurrir en la anemia aplásica. También es extraordinariamente
importante que en cualquier paciente que presente una trombocitopenia se efectúe una
exploración completa y una historia clínica detallada, insistiendo especialmente en sín
dromes víricos recientes, antecedentes familiares y antecedentes farmacológicos.
Trombocitopenia debida a una disminución de la producción plaquetar. Los tras
tornos que afectan en general a la maduración celular en la médula ósea, causan con fre
cuencia trombocitopenia como una de las diversas manifestaciones hematológicas; en
consecuencia, es frecuente que coexista una anemia y una leucopenia. En la tabla 6-4 se
indican las causas de trombocitopenia asociadas a una disminución de la producción pla
quetar.
La anemia aplásica se comenta en el capítulo 3 y suele ser consecuencia de una agre
sión no definida a la célula madre pluripotencial o multipotencial de la médula ósea. Se •
produce por tanto un fallo de una de las líneas celulares hematopoyéticas principales o de �
todas ellas, que da lugar a grados variables de anemia, leucopenia y trombocitopenia. Los :::0
trastornos en que hay un crecimiento o maduración anormal de la célula madre pluripo )>
C/)
tencial o multipotencial se producen en las enfermedades hematológicas clona/es que se �
comentan en el capítulo 4, y entre las que se encuentran la leucemia, los síndromes mielo o
displásicos y la hemoglobinuria paroxística nocturna. Las enfermedades malignas me :::0
2
tastásicas y la afectación linfomatosa de la médula ósea pueden dar lugar a una alteración o
importante de la arquitectura medular, produciendo un cuadro hemático leucoeritroblásti C/)
co (mielotísico) (véase lámina 39). En la anemia megaloblástica es necesario folato y vi "''
B12 para la maduración y el desarrollo normal de todas las células que están en di
tamina
visión rápida, y aunque en estos trastornos suele haber una anemia más intensa, es más
!;;:
o
frecuente que se produzca una pancitopenia. Losfármacos de quimioterapia anticancerosa e
provocan generalmente una supresión de todos los elementos medulares, pero, en algunas m
situaciones puede haber una trombocitopenia más intensa, como ocurre con la mitomi
e y las nitrosoureas.
�
cina :::0
m
C/)
Anemia aplásica
Hemoglobinuria paroxística nocturna
Leucemia (aguda, crónica, tricoleucernia)
Síndromes preleucémicos (mielodisplasia)
Carcinoma o linfoma metastásico
Mielofibrosis (primaria o secundaria)
Déficit de folato y vitamina 1
82
Quimioterapia citotóxica e inmunosupresora
Infecciones víricas·
Fármacos'
Idiopática·
239
Estos trastornos se asocian a menudo a datos específicos de la historia clínica y la ex
ploración física, así como del estudio de laboratorio. En la mayoría de los casos es nece
sario el examen de un aspirado de médula ósea y de una biopsi'a para confirmar el diagnós
tico correcto. Algunas infecciones víricas cursan con trombocitopenia (VIH, virus de
Epstein-Barr, citomegalovirus y hepatitis B). Estas enfermedades pueden asociarse tam
bién a una destrucción inmune de las plaquetas.
Son relativamente pocos los fármacos que afectan selectivamente a la producción de
plaquetas. La clorotiazida causa una trombocitopenia leve en algunos pacientes, pero rara
vez provoca hemorragias. El alcohol reduce la producción plaquetar; se observan recuen
tos plaquetares bajos en la mayoría de los alcohólicos estudiados durante o inmediata
mente después de una ingesta aguda o continuada. El alcohol puede tener efectos diversos
sobre la médula ósea y puede producir una trombocitopenia a través de una supresión di
recta de la producción plaquetar, un hiperesplenismo secundario a cirrosis hepática, y dé
ficit de folato o nutricionales de otro tipo. La trombocitopenia por supresión alcohólica
directa suele cursar con una recuperación del recuento plaquetar a los pocos días de absti
nencia alcohólica.
Excepcionalmente puede producirse una trombocitopenia como consecuencia de u n
déficit selectivo de megacariocitos. Ello puede deberse a u n defecto constitucional prima
rio o puede ser un trastorno adquiridd que se asocia a los síndromes mielodisplásicos.
A veces puede observarse esta alteración en las colagenosis y también puede aparecer
como consecuencia de una destrucción autoinmune de los precursores plaquetares.
Trombocitopenia como consecuencia de un secuestro plaquetar. La trombocitope
nia que cursa con megacariocitos normales en la punción medular indica que se ha acorta
do considerablemente el período de vida de las plaquetas. La presencia de megacariocitos
abundantes junto con una trombocitopenia periférica es el dato característico de estos
trastornos. Las alteraciones que cursan con una supervivencia plaquetar reducida se clasi
fican según el mecanismo de destrucción plaquetar. Además de los aloanticuerpos y los
complejos inmunes, puede haber anticuerpos dirigidos específicamente contra la mem
brana plaquetar, que producen un síndrome trombocitopénico autoinmune.
En condiciones normales, el bazo contiene hasta una tercera parte del total de plaquetas
circulantes, aunque son relativamente pocas las plaquetas que son destruidas en un paso
por el bazo. La esplenomegalia masiva aumenta el número de plaquetas eliminadas de la
circulación activa por el secuestro esplénico y reduce la supervivencia de todas las pla
quetas circulantes. La hepatopatía, la hipertensión portal, y los linfomas son causas fre
cuentes de esplenomegalias lo bastante importantes como para afectar al número de pla
quetas (véase también tabla 3-19).
Dado que las plaquetas se adhieren a las superficies endoteliales dañadas, el recuento
plaquetar disminuye con frecuencia de manera muy notable en las enfermedades caracte
rizadas por una lesión endotelial extensa. Lafiebre moteada de
las Montañas Rocosas y la
erupción hemorrágica de la meningococemia son ejemplos destacados de ello. En estos
casos, la infección y la lesión capilar localizada causan hemorragia y trombocitopenia; no
es la trombocitopenia lo que provoca la erupción hemorrágica. Otras causas de inflama
ción vascular (vasculitis) pueden causar una trombocitopenia (debida a la destrucción de
las plaquetas o a su adherencia a las paredes vasculares) y erupciones hemorrágicas simi
lares.
Trombocitopenia debida a una destrucción inmune de las plaquetas. Aloanticuer
pos. Las plaquetas pueden ser destruidas por autoanticuerpos, por aloanticuerpos y por la
acción de anticuerpos dirigidos contrafármacos. Los aloanticuerpos causan problemas de
forma relativamente infrecuente, excepto en los pacientes trombocitopénicos que reciben
múltiples transfusiones plaquetares y desarrollan anticuerpos para los antígenos leucoci
tarios humanos (HLA; human leukocyte antigens). Estos pacientes son refractarios a las
240
transfusiones de plaquetas de donantes elegidos al azar y necesitan plaquetas de donantes
con un fenotipo HLA compatible (vease capitulo 8).
Mucho menos frecuentes son los anticuerpos para antfgenos plaquetares especfficos;
en general, el anticuerpo causal es el anti-PLA• y el hecho inmunizante habitual es el em-
barazo. A veces, el anti-PLA• matemo atraviesa Ia placenta y destruye las plaquetas fetales.
El recien nacido sufre una trombocitopenia aloinmune neonatal, un trastomo que es pato-
genicamente similar a Ia enfermedad hemolftica del recien nacido, excepto porque en esta
situacion el resultado final es una trombocitopenia (vease capitulo 8). Si Ia presencia de
una purpura o Ia amenaza de una hemorragia hacen necesaria Ia transfusion de plaquetas
PLA•-negativas, Ia madre suele ser el mejor donante, si su estado clfnico lo perrnite. En ca-
sos muy excepcionales, las mujeres negativas para PLA• presentan una trombocitopenia
intensa y sintomatica seis o siete dfas despues de que se les hay a administrado una transfu-
sion de sangre total ode hematfes. En esta purpura postransfusional (vease capitulo 8), se
destruyen las plaquetas de Ia propia paciente, pero el hecho desencadenante es Ia exposi-
ci6n a un material PLA•-positivo en Ia transfusion. La formaci6n de complejos inmunes
(vease capftulo 7) puede ser Ia causa. Las transfusiones posteriores exacerban el problema,
que puede tratarse con recambio plasmatico.
Farmacos y formacion de complejos inmunes. Son muchos los farmacos a los que se
han atribuido episodios de trombocitopenia aguda; Ia mayorfa de los casos constituyen
•
-4
reacciones de idiosincrasia aisladas. Entre los farmacos causales se encuentran Ia quinina ll
)>
y su is6mero 6ptico Ia quinidina. La digitoxina, Ia heparina y las tiazidas producen pro- CJ)
blemas ocasionalmente. -4
Es caracterfstico que el anticuerpo se dirija contra el farmaco (como por ejemplo Ia 0
quinidina) y no contra las plaquetas. Siestas adsorben el farmaco del plasma, el anticuerpo ll
2
lesiona Ia plaqueta al unirse al farmaco. A menudo son necesarias concentraciones eleva- 0
das en sangre antes de que las plaquetas queden revestidas por el farmaco. CJ)
No son precisas dosis altas del farmaco para los anticuerpos contra Ia quinina y otros "'tt
de actividad comparable. Estos anticuerpos se unen al farmaco libre para formar com-
plejos inmunes, que son macromoleculas insolubles que se depositan en Ia superficie re-
s;
0
ceptora de las plaquetas circulantes. EI complejo inmune activa el complemento; dado c
que el complejo inmune esta unido a las plaquetas, Ia secuencia del complemento acti- m
vada actua sobre estas y las destruye activamente. Aunque ni el anticuerpo ni el com- ~
plemento tienen una afinidad especffica por Ia plaqueta, es esta Ia que sufre como «es- ll
pectador inocente». m
CJ)
Trombocitopenia autoinmune. Este trastomo, que anteriormente se denominaba pur-
pura trombocitopenica idiopatica ( PTI), se debe a los efectos de un anticuerpo IgG que
recubre las plaquetas circulantes y hace que sean destruidas rapidamente en el sistema re-
ticuloendotelial. La purpura trombocitopenica idiopatica es un trastomo en el que el pa-
ciente desarrolla un autoanticuerpo contra antfgenos no deterrninados de Ia membrana pla-
quetar. Como consecuencia de esta agresi6n, Ia supervivencia de Ia plaqueta se reduce
considerablemente y aparece una trombocitopenia. La purpura trombocitopenica idiopati-
ca es un diagnostico de exclusion y puede ser de caracter primario o idiopatico ode tipo
secundario, asociado a otras enfermedades como las colagenosis, los linfomas, los carci-
nomas y los farmacos. Las manifestaciones clfnicas de este trastomo pueden ser agudas
(menos de 6 meses) o cronicas (que persisten durante mas de un afio). El tipo agudo se da
con mas frecuencia en los niii.os y suele ser transitorio y autolimitado en mas del 80% de
los casos, tanto si se adrninistra tratamiento como si no. EI tipo cronico se observa con mas
frecuencia en los adultos y suele presentar exacerbaciones. El anticuerpo IgG recubre tan-
to las plaquetas del propio paciente como las procedentes de donantes si se transfunden. En
general, no se recomiendan las transfusiones plaquetares, que habitualmente no logran
elevar el recuento plaquetar. Las plaquetas transfundidas serfan destruidas tambien por el
241
proceso patologico subyacente al mismo ritmo que las plaquetas del paciente, que estan
siendo producidas en cantidades muy superiores.
Muchos estudios de elegante disei'io han puesto de manifiesto Ia patogenia de este tras-
tomo, pero en el paciente individual el diagnostico de Ia PTI noes facil de hacer ya que no
hay ninguna prueba in vitro sencilla y fiable para el anticuerpo plasmatico. La mayoria de
laboratorios clfnicos no disponen de tecnicas para detectar Ia IgG sobre las plaquetas cir-
culantes; los laboratorios de referencia utilizan pruebas de consumo de antiglobulina,
pruebas de antiglobulina marcada radiactivamente, pruebas basadas en el empleo de pro-
tefna A estafilococica marcada radiactivamente o pruebas de anticuerpos antiplaquetares
inmunosorbentes ligadas a enzimas. Todas estas tecnicas se han disei'iado para detectar, a
traves de diversos mecanismos, Ia presencia de IgG en Ia superficie plaquetar. Es impor-
tante recordar que Ia PTI es un diagnostico de exclusion y que deben descartarse todas las
causas secundarias citadas en Ia tabla 6-5. Los estudios de laboratorio se orientan, pues, a
descartar algunas de las causas secundarias. El bazo, aun siendo ellugar en que se produce
Ia mayor destruccion plaquetar, no esta aumentado de tamai'io en Ia PTI. La esplenomega-
lia, si Ia hay, requiere un estudio de otras causas de trombocitopenia.
El tratamiento habitual es Ia administracion de corticosteroides (que logra un exito
completo en tan solo una tercera parte de los casos cr6nicos), y si ello no da resultado sue-
le practicarse una esplenectomfa. Esta intervenci6n no solo elimina el lugar de destrucci6n
plaquetar sino tambien una localizaci6n importante de secuestro plaquetar (vease mas
arriba). En Ia tabla 6-5 se indican las causas de trombocitopenia que producen un aumento
de Ia destruccion plaquetar. Como puede observarse, el abordaje sistematico de esta cito-
penia es similar al que se ha descrito en el capitulo 3 para descartar y diagnosticar Ia ane-
mia hemolftica autoinmune. A veces puede coexistir una anemia hemolftica autoinmune
con una trombocitopenia inmune. Este trastomo se denomina sindrome de Evan.
Trombocitopenia inmune secundaria. AI igual que ocurre con Ia anemia hemolftica au-
toinmune (vease tabla 3-17), Ia des truce ion inmune de las plaquetas puede producirse tam-
bien de forma asociada a sfndromes viricos. En aproximadamente un 50% de los casos de
tipo idiopatico o primario, puede haber un antecedente de infecci6n vfrica previa a Ia PTI.
242
Las enfermedades víricas como las infecciones por VEB, CMV, y hepatitis B pueden aso
ciarse también a la PTI. Recientemente se ha identificado la asociación con infecciones por
VIH. En todo paciente que presente una PTI debe realizarse un estudio serológico de la
exposición al VIH. El lupus eritematoso y otras colagenosis pueden producir una destruc
ción inmune de las plaquetas o pueden asociarse a un secuestro de plaquetas juntamente con
la vasculitis, como se ha descrito anteriormente. La trombocitopenia puede ser la mani
festación inicial de una colagenosis como el lupus eritematoso sistémico. La púrpura
trombocitopénica inmune puede darse también secundariamente a enfermedades malignas
hematológicas como la leucemia linfocítica crónica, los linfomas de Hodgkin y no hodgki
nianos y otros tumores sólidos como el adenocarcinoma de intestino grueso. Deben des
cartarse estas enfermedades antes de establecer un diagnóstico de PTI primaria o idiopática.
Trombocitopenia no inmune con destrucción plaquetar. Puede producirse una des
trucción y consumo de las plaquetas en el torrente circulatorio en síndromes clínicos no
asociados a una destrucción inmune (por anticuerpos) de las plaquetas. Hay dos síndromes
principales en que ocurre esto, y que se asocian a su vez a problemas hematológicos com
plejos. Se trata de 1) la coagulación intravascular diseminada y 2) los síndromes de púr
pura trombocitopénica trombótica (PIT) y el síndrome hemolitico-urémico (SHU). El
síndrome de CID se comenta detalladamente en el apartado de Trastornos hemorrágicos •
complejos adquiridos, más adelante en este mismo capítulo. -t
Púrpura trombocitopénica trombótica y síndrome hemolítico-urémico. Estos trastor :e
nos pueden formar parte de un espectro de enfermedades similares correspondientes a se )>
en
cuelas de diferentes estímulos. La púrpura trombocitopénica trombótica (PIT) es una en -t
fermedad en la que se produce, por causas desconocidas, una agregación plaquetar o
intravascular, con depósito de trombos fundamentalmente plaquetares en la microcircu :e
2
lación. Afecta a muchos vasos de distintos órganos, y el resultado es una insuficiencia cir o
culatoria orgánica (especialmente del cerebro y los riñones) y una anemia hemolítica mi en
croangiopática, junto a una trombocitopenia. La púrpura trombocitopénica trombótica se .,
r
manifiesta clásicamente por cinco signos clínicos que son los siguientes: 1) trombocitope
)>
nia, 2) anemia hemolítica microangiopática, 3) trastornos renales, 4) deterioro neurológico o
y 5) fiebre. e
La coagulación intravascular diseminada, generalmente, no es una característica de m
la PIT, puesto que el síndrome rara vez se debe a un depósito localizado de fibrina, sino
más bien al consumo y la agregación intravascular de plaquetas. El frotis de sangre peri
�
:e
férica presenta una notable esquistocitosis de los eritrocitos y una profunda trombocitope m
en
nia. El recuento reticulocitario está invariablemente elevado y los análisis de bioquímica
del suero ponen de manifiesto un deterioro variable de lafunción renal, que generalmente
incluye una elevación del nitrógeno de urea en sangre y de la creatinina. El sedimento uri
nario suele ser activo. Dado que puede estar afectada la microcirculación de muchos ór
ganos, como el hígado y el corazón, puede haber también alteraciones enzirnáticas varia
bles u otros datos que reflejen una insuficiencia de dichos órganos.
La púrpura trombocitopénica trombótica es un trastorno grave que en el pasado com
portaba una mortalidad superior al 80%. En los últimos tiempos la mortalidad ha dismi
nuido; sin embargo, sigue siendo del40-50%. Generalmente es una enfermedad de adultos
jóvenes que han tenido en muchos casos un pródromo de tipo vírico. Las manifestaciones
clínicas son las propias de la insuficiencia de los órganos más afectados, junto con trom
bocitopenia y anemia. Puede haber también otros datos de laboratorio que reflejen una
hemólisis, como una bilirrubina indirecta elevada, reticulocitosis, lactato deshidrogenasa
(LDH) elevada y a menudo un recuento leucocitario elevado, como consecuencia de una
panhiperplasia de la médula ósea.
La fisiopatología de este trastorno no está clara, y puede asociarse a colagenosis, in
fecciones, fármacos o el posparto. El tratamiento se orienta a la eliminación de un presun-
243
to factor agregante plasmático/plaquetar, la reposición de un antiagregante deficitario
(prostaciclina) mediante plasmaféresis y perfusión de plasma fresco congelado y la inter
ferencia en la agregación plaquetar anormal por medio de fármacos o medicaciones de los
que se sabe que inhiben la agregación plaquetar, como el dipiridamol y el ácido acetilsali
cílico. Generalmente se utilizan también corticosteroides.
Síndrome hemolítico-urémico. El síndrome hemolítico-urémico puede constituir una
manifestación focal de una PTT que afecte, predominantemente, a los riñones. Sus princi
pales características son una anemia hemolítica microangiopática con esquistocitos en la
sangre periférica y unareticulocitosis, así como todas las demás características clínicas y
de laboratorio de lahemólisis. Sin embargo, en esta situación, un dato importante es la
presencia de una insuficiencia renal. La anemia hemolítica y la trombocitopenia parecen
ser secundarias a anomalías renales locales. La fiebre y el deterioro neurológico, que pue
den producirse en la PTT, no suelen darse en este caso. El trastorno se produce con más
frecuencia en niños, que presentan una intensa reducción del gasto urinario y hematuria. El
consumo de las plaquetas tiene lugar en la microcirculación renal.
El síndrome hemolítico-urémico puede aparecer también después de un embarazo
(síndrome hemolítico-urémico posparto) y se ha descrito tras la quimioterapia con mito
micina C.
244
TABI.,.A 6-6. Causas de trombocitosis
Síndromes mieloproliferativos
Trombocitemia esencial
Policitemia vera
Mielofibrosis con metaplasia mieloide agnogénica
Leucemia mielógena crónica
Trombocitosis secundaria (reactiva)
Movilización de plaquetas almacenadas
Postesplenectomfa
Tras la administración de adrenalina
Trombocitosis de rebote
Tras la pérdida hemática (incluyendo la quirúrgica)
Asociada a la recuperación de la médula ósea
Tras la quimioterapia citotóxica
Tras el tratamiento del déficit de vitamina B1z o de folato
Déficit de hierro
Enfermedad maligna
Estados inflamatorios crónicos
•
Colagenosis
Enfermedades inflamatorias intestinales -4
Infecciones crónicas l::J
Tuberculosis )>
rJ)
Osteomielitis -4
o
l::J
2
o
de la masa plaquetar total. La esplenectomía dará lugar a un aumento inmediato en el re rJ)
cuento plaquetar, que puede volver a la normalidad o a un valor normal alto en un plazo "'tJ
de 1-2 meses. r
)>
o
e
Trastornos cualitativos de las plaquetas m
-4
)>
La función plaquetar anormal en presencia de un recuento plaquetar normal sugiere l::J
una anomalía cualitativa de las plaquetas. Estos defectos de la función plaquetar pueden m
rJ)
ser hereditarios (enfermedad de von Willebrand) o adquiridos (fármacos, infecciones,
nefropatias o disproteinemias). La anomalía cualitativa plaquetar más común es la que se
produce con los fármacos, y en particular con el ácido acetilsalicílico y los a'ntiinjlamato
rios no esteroideos. El alcohol puede producir también un mal funcionamiento cualitativo
plaquetar. Los pacientes con anomalías cualitativas de las plaquetas presentan general
mente un tiempo de sangría anormalmente prolongado y alteraciones variables de la
agregación plaquetar. Estas alteraciones se comentan en el capítulo 5. En la tabla 6-7 se
indican las anomalías cualitativas plaquetares que pueden producirse. Uno de los trastor
nos hereditarios más frecuentes de la función plaquetar es la
enfermedad de von Wille
brand, que se ha comentado anteriormente en este mismo capítulo. La reducción en el nú
mero de plaquetas es mucho más frecuente que los trastornos de la función. La mayoría de
síndromes disfuncionales se producen de hecho en el contexto de otras enfermedades.
Nota: los defectos constitucionales de la función plaquetar son muy infrecuentes. De ellos,
la enfermedad de von Willebrand es la más común pero, como ya se ha mencionado, no es
fundamentalmente un trastorno pl aq u et ar .
245
TABLA 6-7. Anomalías cualitativas de las plaquetas
antiinflamatorios no esteroideos
Sulfinpirazona
Dipiridamol
Dextrano
Heparina'
Penicilinas
Anomalías plaquetares extrínsecas
Uremia
Paraproteínas (mieloma múltiple, macroglobulinemia
de Waldenstrom)
La uremia grave altera la reacción de liberación plaquetar (véase capítulo 5); las pla
quetas del propio paciente tienen un comportamiento anormal, y las plaquetas normales
transfundidas adquieren esta anomalía. Las hemorragias mucocutáneas y por rezuma
miento son complicaciones de la uremia avanzada. Aunque la diálisis restablece a menu
do la función plaquetar normal, el problema hemorrágico puede seguir siendo difícil de
controlar.
Las plaquetas experimentan también dificultades para funcionar de manera normal
cuando hay concentraciones elevadas de proteínas séricas anormales, como ocurre en el
mieloma múltiple y en otras disproteinemias. Los dextranos de alto peso molecular produ
cen el mismo efecto.
La presencia de productos de degra_dación de la fibrina-fibrinógeno parece inhibir
tanto la agregación como la liberación. El hígado normal elimina de la circulación las can
tidades reducidas de productos de degradación que se producen con los traumatismos y
reparaciones diarios. La función plaquetar es difusamente anormal en la hepatopatía gra
ve y la incapacidad de eliminar los productos de degradación de la fibrina puede contribuir
a producir esta situación.
Los recuentos plaquetares elevados que acompañan a los síndromes mieloproliferati
vos predisponen a menudo, paradójicamente, tanto a la aparición de problemas hemorrá
gicos como a una tendencia trombótica.
246
Efectos de los fármacos
Este complejo trastorno, que recibe varios nombres como coagulación intravascular
diseminada (CID), coagulopatía de consumo y síndrome de desfibrinación, es una causa
adquirida frecuente de tendencia hemorrágica. Se trata de una alteración compleja que se •
debe a la generación patológica de trombina en el compartimento vascular. Como conse -f
cuencia de ello, se produce una coagulación intravascular con consumo de factores de la :o
coagulación, generación de trombina y, secundariamente, consumo de plaquetas. La coa )>
rJ)
gulación intravascular diseminada suele producirse como complicación de otras enferme -f
dades que ponen en peligro la vida del paciente; el problema hemorrágico sobreañadido es o
con frecuencia el último episodio en una situación de rápido deterioro. :o
2
o
rJ)
Fisiopatología ::I:
m
Los mecanismos que conducen a la CID son procesos fisiológicos exagerados, en los s
que se activa la cascada de la coagulación, dando Jugar a un depósito de fibrina en los pe o
:o
queños vasos sanguíneos de muchos órganos y tejidos. Diversos estímulos activan la cas :o
cada de la coagulación (tabla 6-8). El resultado de este proceso es un deterioro de la oxi l>·
genación de múltiples órganos, el consumo de las proteínas de la coagulación, el consumo G')
de las plaquetas y la activación secundaria del sistema fibrinolítico en un intento de elimi (")
nar la fibrina. Sin las comprobaciones y equilibrios que en condiciones normales regulan la o
rJ)
trombina y la plasmina, estas dos potentes enzimas proteolíticas encuentran escasa resis
(")
tencia para su acción lítica sobre el factor VIII, el factor V, el fibrinógeno y las plaquetas o
que sobrevivan al proceso de coagulación. La gravedad, cronicidad e historia natural de la s
CID es extraordinariamente variable, y el pronóstico depende a menudo de la enfermedad .,
r
primaria que ha causado la CID más que del síndrome en sí. m
c...
o
rJ)
Manifestaciones clínicas
)>
e
Se produce un síndrome clínico complejo con características trombóticas y hemostáti o
co-hemorrágicas. En la CID florida hay una depleción grave de todas las proteínas de la e
coagulación, y en especial de los factores V y VIII, las plaquetas están notablemente dis :o
minuidas, el fibrinógeno coagulable es escaso o inexistente, y hay concentraciones eleva e
das de productos de degradación de la fibrina-fibrinógeno que circulan e inhiben la for o
mación de fibrina. El sistema reticuloendotelial y el hígado intentan eliminar estas rJ)
proteínas anormales y restablecer una síntesis de proteínas de la coagulación normal. Por
247
~ TABLA6-8. Perfil de Ia CID
I. «Coagulopatfa · Accidentes obstetricos Lfquido amni6tico I. Signos generales: Hipofibrinogenemia 1. Elirninar o tratar el
de consurrio» Hem61isis intravascular Feto retenido hemorragias TP anorrnal proceso
2. Sfndrome de Septicemia Productos de (generalmente en TIP anorrnal desencadenante
desfibrinaci6n Viremia (varicela) degradaci6n de Ia tres localizaciones Tiempo de trombina 2. Detener o enlentecer
hem61isis de los distintas), fiebre, anorrnal el proceso de
hematfes hipotensi6n, Recuento plaquetar coagulaci6n
Leucemias: Complejos antfgeno/ acidosis, hipoxia, anorrnal a. Heparina
Aguda anticuerpo proteinuria, Factores V y VIII b. Farmacos
Prornielocftica Liberaci6n de hematuria anorrnales antiplaquetares
endotoxinas c. Concentrados de
Otras Estasis cr6nica AT-III
Tumores malignos Activaci6n del 2. Signos Productos de 3. Reposici6n de
s61idos complemento especificos: degradaci6n de Ia componentes
Acidosis/alcalosis petequias, fibrina/fibrin6geno hematicos
Quemaduras purpura, positivos
Lesiones de gangrena a. Plaquetas ~
Leucocitosis b. Fibrin6geno
aplastamiento y 3. Microtrombos Esquistocitosis c. Complejo d Crioprecipitadc
necrosis hfstica 4. Disfunci6n de Trombocitopenia protrombina
Trastomos vasculares 6rganos Reticulocitosis d.AHF
4. Tratarniento
antifibrinolftico•
a. A.cido epsilon
arninocaproico
(EACA)
'Tratamiento secuencial utilizado unicamente despues de detenida Ia coagulaci6n. (Un 3% de los pacientes pueden requerir este tratamiento.) Generalmente se utiliza conjuntamente con heparina.
Tornado de Pittiglio, DH y Sacher, RA: Clinical Hematology and Fundamentals of Hemostasis. FA Davis, Filadelfia, 1987, pagina 389, con permiso.
desgracia, la CID suele darse en un contexto de estasis circulatoria, shock, hipovolemia o
aumento de la permeabilidad vascular. Estas situaciones deterioran la circulación y hacen
muy difícil iniciar una actividad compensadora.
Hechos desencadenantes
Los estímulos clásicos para la CID son los problemas infecciosos, quirúrgicos, obsté
tricos o traumáticos que permiten que sustancias tromboplásticas entren en la circulación,
Entre estos hechos se encuentran la embolia de líquido amniótico, los traumatismos, las
operaciones de gran envergadura, especialmente las que afectan al cerebro, los pulmones
o el aparato genitourinario, las quemaduras graves, y las situaciones en que las células he
máticas sufren una destrucción intravascular, como las reacciones transfusionales hemo
líticas, la toxemia bacteriana y la Leucemia promielocítica aguda. La sepsis generalizada y
la hepatopatía grave pueden producir una CID de aparición aguda o de desarrollo gradual.
En la tabla 6-9 se indican otros trastornos asociados a la CID.
•
Diagnóstico de laboratorio de la CID
-1
�
La valoración de laboratorio de la CID debe tener en cuenta lo siguiente: )>
en
l. Hay una activación de la coagulación con generación de trombina y formación de -1
fibrina. o
:a
2
TABLA 6-9. Situaciones clínicas que se asocian a la CID o
en
liberación de tromboplastina-activación de/factor VIl :::1:
m
Desprendimiento de placenta
Traumatismos
S:
Síndrome de embolia grasa
o
�
Sepsis' :a
Leucemia promielocítica l>·
Síndrome del feto muerto retenido C)
Hemólisis intravascular aguda' ñ
Embolia de lfquido amniótico' o
Cirugía de bypass cardiopulmonar en
Lesión de células endoteliales-activación del factor Xll n
Enfermedad de complejos inmunes o
Hemólisis intravascular' S:
Hepatopatía' .,
r
Golpe de calor m
Sepsis' e:..
Quemaduras o
Vasculitis
en
Anoxia )>
Acidosis
e
Activación de los factores X y 11
o
e
Venenos de serpientes
Pancreatitis aguda :2
Hepatopatía' e
Síndrome de embolia grasa· o
en
'Puede intervenir más de un mecanismo.
249
2. Puede haber un consumo de factores de Ia coagulaci6n, en especial de los factores
VIII y V.
3. Hay un consumo de plaquetas.
4. Se produce una activaci6n secundaria de Ia vfa fibrinolftica con aumento de los
fragmentos de fibrina y fibrin6geno en el torrente circulatorio.
5. Los sfndromes clfnicos que desencadenan Ia CID pueden tener sus propias mani-
festaciones clfnicas y de laboratorio. En Ia tabla 6-8 se resumen las pruebas de la-
boratorio que refl ejan estas manifestaciones.
FIG. 6-1. Frotis de sangre periferica en el que sc observan plaquetas gigantes (nechas).
250
electrónicos y puede confirmarse mediante el examen de un frotis de sangre periférica.
Pueden observarse, además, plaquetas grandes, indicativas de un aumento de la renova
ción plaquetar (véase fig. 6-1). A veces se observa también una anemia hemolítica mi
croangiopática y la presencia de esquistocitos, que indican la existencia de una lesión me
cánica de los eritrocitos (véase lámina 14).
Lafibrinólisis causa una liberación de la enzima activa plasmina, que rompe el fibri
nógeno y la fibrina, convirtiéndolos en productos de degradación. En consecuencia, en la
CID, estos productos están aumentados y el fibrinógeno disminuido.
Por otra parte, el trastorno primario desencadenante de la CID puede evidenciarse en
los estudios de laboratorio, como ocurre por ejemplo con los hemocultivos positivos aso
ciados a sepsis, los leucocitos anormales asociados a una leucemia promielocítica, los
signos de descompensación celular hepática de la hepatopatía, los signos clínicos de trau
matismos o el estado de posparto.
Tratamiento
251
bajas como consecuencia de la falta de absorción de la vitamina K liposoluble. El hígado
es capaz de sintetizar las proteínas, pero no llegan al intestino sales biliares que faciliten la
absorción de las grasas, y entre ellas de la vitamina K liposoluble. Tras la inyección de
la vitamina K, el TP y el TTP deben mejorar en un plazo de 48 horas en los casos de obs
trucción biliar.
Cuando una insuficiencia hepatocelular ha provocado déficit de factores de la coagula
ción, la producción de albúmina está también disminuida. Además, hay un descenso de l a
antitrombina l i i y d e l a proteína C y l a proteína S . Es raro que exista una hipoprotrombine
mia sin una hipoalbuminemia preexistente. Un tiempo de protrombina de más de 1,5 veces.
lo normal comporta un mal pronóstico clínico, pero es la insuficiencia hepática más que
las complicaciones hemorrágicas lo que provoca este deterioro clínico. Cuando se produ
ce una hemorragia, los volúmenes grandes de plasma fresco o plasma fresco congelado
pueden corregir temporalmente el defecto de la coagulación.
Otras anomalías
Además de los anticuerpos inhibidores que aparecen en los pacientes con déficit de
factores a los que se administran múltiples transfusiones, se ha observado también la apa
rición espontánea de anticuerpos. Los anticuerpos para el factor VIII, o excepcionalmente
para los factores V y VIII, se dan en individuos previamente normales de ambos sexos.
Estos anticuerpos, que generalmente son de tipo lgG, se asemejan a los anticuerpos auto
inmunes para los hematíes o las plaquetas. Aparecen sin que haya ningún estímulo detec
table, reaccionan con los tejidos o las proteínas de otros individuos, además de con los del
paciente, y pueden provocar una enfermedad clínicamente importante.
El anti-factor VJJJ espontáneo se da generalmente en personas de edad avanzada, aun
que se ha descrito también en pacientes jóvenes con enfermedades inmuno-inflamatorias
como la artritis reumatoide, el lupus eritematoso y la colitis ulcerosa. También existe una
252 .
sorprendente asociaci6n con el embarazo. El anti-factor VIII asociado a! embarazo suele
aparecer despues del parto en vez de durante el embarazo en sf. Su tratamiento puede ser
muy complicado.
Un paciente con anticuerpos para el factor VIII presenta sintomas hemorragicos muy
semejantes a los de Ia hemofilia constitucional, como hemartrosis, hematomas de tejidos
blandos sin traumatismo aparente y sangrados excesivos por heridas de poca importancia.
El plasma del paciente tiene unos niveles bajos o nulos de actividad procoagulante y, tras
Ia incubaci6n, inhibe Ia coagulaci6n del plasma normal («estudios de mezclado>>). El tra-
tamiento es extraordinariamente dificil; pueden utilizarse concentrados de factor VIII no
humano para Ia correcci6n de un episodio en una ocasi6n, pero estos productos son, en el
mejor de los casos, inmun6genos. La reposici6n del factor de Ia coagulaci6n suele basarse
en el aporte de productos de Ia coagulaci6n activados o en cantidades muy altas de con-
centrado de factor VIII. Se ha ensayado Ia inmunosupresi6n con resultados variables. Otro
enfoque ha consistido en administrar concentrados de los «factores hepaticos», incluyendo
los factores IX y X, para cortocircuitar con ello el paso en que interviene el factor VIII.
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253
SECCIÓN
INMUNOLOGÍA
CONCEPTOS
256
CAPÍTULO
PRUEBAS
257
• Pruebas de alergia . 281
Pruebas cutaneas. . 281
IgE total . . . . 281
Ensayos RAST, RIST 281
,
CAPITULO
PRINCIPIOS DE INMUNOLOGÍA
V PRUEBAS INMUNOLÓGICAS
Aunque estos tres apartados tienen de hecho componentes distintos, con frecuencia,
por no decir habitualmente, actúan conjuntamente al enfrentarse a un material extraño
como un microorganismo.
Aparte de esta función en las enfermedades infecciosas, los principios de la inmunolo
gía tienen gran importancia en las enfermedades autoinmunes, en la alergia y la hipersen
sibilidad, en los estados de inmunodeficiencia y en las modalidades terapéuticas que
comportan una inmunosupresión para el trasplante de órganos o una intensificación in
mune para el rechazo de enfermedades malignas.
En este capítulo se detallan los elementos del sistema inmune, las técnicas de laborato
rio que miden su actividad y cómo pueden utilizarse eficazmente estas pruebas para el
diagnóstico y el control de la evolución de los trastornos inmunes.
INMUNIDAD HUMORAL
Esta parte del sistema inmune se refiere a las inmunoglobulinas o anticuerpos que cir
culan en la fase plasmática de la sangre y que son secretadas también en las superficies
259
mucosas del organismo. Las moleculas de inmunoglobulinas son protefnas formadas por
cadenas pesadas (peso molecular de 50.000 daltons) y cadenas ligeras (25.000 daltons). La
estructura basica de la molecula de inmunoglobulina consiste en dos cadenas Ligeras y dos
cadenas pesadas. Las cadenas ligeras estan unidas a las pesadas mediante enlaces disulfu-
ro (S-S) entre los residuos de cistefna de las estructuras de aminoacidos de cada cadena.
Las cadenas pesadas estan unidas tam bien entre sf a traves de enlaces disulfuro (fig. 7-1 ).
La estructura del mon6mero basico tiene un peso molecular de aproximadamente 150.000
daltons. Espacialmente apunta en tres direcciones: dos brazos con regiones Fab identicas
que pueden combinarse con un antfgeno especffico y una tercera poreion Fe que tiene.una
estructura constante en diferentes anticuerpos. La region Fab varfa considerablemente en
su composici6n de aminoacidos en los distintos anticuerpos. Esta diferencia en la estructu-
ra Fab es Ia que explica Ia extraordinaria diversidad de antfgenos para los que el sistema
inmune puede sintetizar anticuerpos especfficos.
CADENA PESO
Pesada 55.000
s
s
Ligera 22.~00
A N H2 COOH
~
/ Cadena ---....._
~ pesada \
C?dena '\.
hgera )..,J
g
lgA DE SECRECI6N
B lgM
F IG. 7- 1. (A) Esquema de Ia IgG I humana que muestra Ia localizaci6n de los enlaces disulfuro entre las cade-
nas. La molecula est.a formada por dos cadenas ligeras y dos cadenas pesadas. El extremo terminal amino esta en
el l ado izquierdo y el extremo carboxilo en e l derecho. La estructura que aquf se representa es aplicable tambien
a ot.ras inmunoglobulinas, con variaciones en cuanto a Ia composici6n de cadenas pesadas y a Ia polimerizaci6n.
(B) Modelos de lgM y de lgA de secreci6n. La primera de elias se muest.ra en su forma de pentamero habitual con
participaci6n de una cadena J en Ia formaci6n del mismo. La lgA de secreci6n se muestra en forma de dfmero
asociado a un componente de secreci6n. Observese Ia ausencia de enlaces intercadena ligera-pesada en Ia lgA. La
lgA predominante en las secreciones es de Ia subclase lgA2. que carece de estos enlaces. (Tornado de Bernier,
GM: Antibody and immunoglobulins: Structure and function. En Bellanti [ 1), paginas 92 y 93, con permiso.)
260
Tanto las cadenas pesadas como las ligeras tienen lo que se denominan regiones va-
riables cerca de sus extremos amino en los segmentos Fab y tambien regiones constantes
en los extremos carboxilo del segmento Fe. Recientemente se ha descubierto que Ia natu-
raleza variable de las cadenas de inmunoglobulinas se debe a una reorganizaci6n del ADN
en los genes que codifican tanto las cadenas pesadas como las ligeras. Este proceso actua
seleccionando unos pocos segmentos cortos de ADN de muchos segmentos alineados y
recombimindolos de tal forma que den Iugar a un gen unico que tiene una region variable
especffica unida a una region constante. Si se recombinan otros segmentos de ADN, se
producen anti cuerpos con un poder de combinacion antigenica totalmente diferente.
Las celulas que fabrican las inmunoglobulinas para liberarlas a Ia circulacion se deno-
minan celulas plasmaticas (vease tambien capitulo 4 ). Estas celulas se encuentran en la
medula osea junto a los precursores de las celulas hematicas. Una celula plasmatica indi-
vidual produce tan solo un unico tipo de molecula de inmunoglobulina, que reconoce a su
antfgeno especffico. Cuando esta celula plasmatica se divide y da Iugar a una lfnea de ce-
lulas descendientes (tambien denominada cion o lfnea clonal), las celulas resultantes con-
tinuan sintetizando el mismo anticuerpo especffico para este Iugar antigenico particular. •
Los anticuerpos monoclonales se utilizan ampliamen.te como reactivos diagnosticos para 2
Ia determioad6n de sustancias como farmacos y hormonas y estan teniendo tambien en la s:c
actualidad aplicaciones terapeuticas (por ejemplo, para facilitar Ia eliminacion de la di-
goxina de Ia circulacion en los casos de sobredosis de este farmaco, mediante Ia adminis-
tracion intravenosa de un anticuerpo monoclonal antidigoxina).
-c2
)>
La clase de una inmunoglobulina se determina por el tipo de su cadena pesada. La in-
munoglobulina G (IgG) tiene cadenas pesadas gamma, Ia lgM, cadenas pesadas mu, Ia lgA,
c
::I:
cadenas pesadas alfa, Ia IgE, cadenas pesadas epsilon y Ia lgD, cadenas pesadas delta. Las c
moleculas de anticuerpos sintetizadas por un unico cion de celulas plasmaticas tienen
exactamente las mismas cadenas pesadas y contienen tambien tan solo un tipo de cadena
s:0
ligera. Existen dos tipos generales de cadenas ligeras. que se denominan kappa y lambda. :::0
Tanto las cadenas kappa como las lambda se encuentran en todas las clases de anticuerpos. )>
r-
En general hay un ligero predominio de las cadenas kappa sobre las lambda, en una pro-
porci6n de aproximadamente 3:2 en el suero de los individuos normales. La principal uti-
lidad clfnica de Ia determinaci6n del tipo de cadena ligera reside en distinguir si las proli-
feraciones de celulas plasmaticas 0 celulas linfoides son monoclonales (en cuyo caso hay
un predominio casi completo de tan solo cadenas kappa 0 de solo cadenas lambda) 0 poli-
clonales (existiendo entonces cadenas kappa y lambda en cantidades importantes [vease
capitulo 4]).
Hay subclases de inmunoglobulinas debidas a pequefias diferencias en las cadenas pe-
sadas que se dan en las regiones constantes de algunas de las clases. Existen cuatro sub-
clases de lgG (lgGl, IgG2, lgG3 e IgG4), dos de lgA (lgAl e lgA2) y dos de lgD. Algunas
de las diferencias de estas subclases hacen que se altere Ia funcion de Ia inmunoglobulina.
Asf por ejemplo, las moleculas de IgG 1, IgG2 e IgG3 pueden fijar general mente el com-
plemento (vease mas adelante), mientras que Ia IgG4 no puede hacerlo. La IgG3 tiene una
estructura que le permite permanecer en Ia circulaci6n durante un perfodo de tiempo mu-
cho mas corto que el de las demas subclases de IgG antes de ser eliminada. La IgG2 ma-
terna no atraviesa Ia placenta para pasar a Ia circulaci6n fetal, mientras que otras subclases
de IgG sf pueden hacerlo. La IgAl puede ser degradada y por tanto inactivada por algunas
enzimas bacterianas (estreptococicas y gonoc6cicas), mientras que Ia IgA2 noes sensible
a estas proteasas.
Ademas de Ia estructura de inmunoglobulina mon merica basica antes descrita, cons-
tituida por dos cadenas pesadas y dos cadenas ligeras ( · L 2), existen polfmeros en los que
participan Ia IgM y Ia IgA. Normalmente, Ia IgM del sue es un pentamero de cinco uni-
dades monomericas basicas (H 2L2) ; interconectadas a traves ~~ cadenas pesadas mu en
261
las correspondientes regiones Fe. Hay otro pequeño fragmento, denominado cadena J, que
une a estos monómeros de IgM (véase fig. 7-1). En el caso de la lgA, la cadena J permite la
dimerización de dos moléculas de IgA unidas de forma similar a través de sus cadenas alfa
en la localización Fe. Se produce otra modificación de la lgA cuando ésta atraviesa las
células epiteliales y entra en secreciones corporales como la saliva, en la que la IgA es la
principal inmunoglobulina. Esta modificación comporta la unión de la IgA a otro seg-
mento proteico denominado porción de secreción.
·
ANTÍGENOS
La naturaleza química de las su-stancias que pueden ser identificadas por anticuerpos es
extremadamente variada e incluye proteínas, lípidos, ácidos nucleicos y moléculas peque
ñas como los fármacos y las hormonas esteroideas. Ello se debe en parte al hecho de que un
anticuerpo en particular reacciona con sólo una pequeña región de un antígeno. Esta zona
antigénica se denomina epítopo. Los anticuerpos monoclonales por su propia naturaleza
son muy específicos para un único epítopo. Este grado de especificidad ha permitido de
sarrollar diferentes anticuerpos que pueden distinguir antígenos tan estrechamente rela
cionados como la tiroxina (T4) y la triyodotironina (T3), la hemoglobina A y la hemoglo
bina S, y la procainamida (fármaco original) y la N-acetil procainamida (metabolito).
Los anticuerpos policlonales son típicos de la respuesta inmune en un animal normal
al recibir el estímulo de antígenos extraños, como los de la vacunación o la infección.
Los anticuerpos policlonales consisten en muchos clones distintos, cada uno de ellos con
especificidades que pueden ser diferentes para un gran número de epítopos de la superfi
cie del antígeno extraño. Una clara ventaja de que haya muchos clones de anticuerpos
diferentes que reconozcan toda una gama de epítopos en un microorganismo invasor, es
que la mutación del agente infeccioso alterará probablemente tan sólo uno de los epíto
pos. El germen puede escapar pues a un clon de anticuerpos, pero los demás clones pue
den seguir identificando a los demás epítopos. Las respuestas inmunes policlonales a
agentes infecciosos confieren, por tanto, una ventaja significativa para la supervivencia
en un animal.
El que un antígeno desencadene o no una respuesta de anticuerpos depende de la capa
cidad del sistema inmune de identificar el antígeno como extraño y no como un antígeno
propio. La inmensa mayoría de los antígenos propios existentes en nuestros tejidos, célu-
262
las y proteínas no desencadenan respuestas inmunes, excepto en los casos de trastornos
autoinmunes.
Un antígeno extraño es fundamentalmente el que no ha estado presente en el organismo
durante el desarrollo ni después de él, hasta que es introducido por una infección, trauma
tismo o inyección, como en la vacunación, por la transfusión sanguínea de hematíes o por
el embarazo al atravesar las células fetales la placenta y pasar a la madre (por ejemplo, in
compatibilidad Rh). Incluso algunas moléculas pequeñas que se encuentran normalmente
en la circulación pueden pasar a ser inmunógenas (es decir, capaces de estimular una res
puesta inmune) al acoplarse a proteínas extrañas grandes. Entre los ejemplos de este me
canismo se encuentra el acoplamiento de la tiroxina o las hormonas esteroideas a un in
tensificador denominado hemocianina de las lapas que induce una intensa respuesta
inmune cuando se inyecta a los animales. Algunos de los clones de anticuerpos reaccio
narán con la pequeña molécula hormonal, a pesar de que anteriormente ésta era tolerada
como antígeno propio. En otros casos, fármacos como la penicilina o la heparina de ma
nera excepcional, pueden producir respuestas autoinmunes al unirse a superficies celula •
res, haciendo que éstas pasen de ser antígenos propios a constituir antígenos aparente
mente extraños.
(")
o
Los antígenos de estructura química similar pueden presentar una reacción cruzada con
S:
el mismo anticuerpo. Es muy probable que exista una diferencia detectable en la afinidad -g
o la intensidad de fijación de un anticuerpo con estos antígenos distintos, pero cuando la r
c...
m
concentración del anticuerpo es elevada, la reacción puede ser clínicamente significativa.
Un ejemplo de ello pueden ser los epítopos similares existentes en la superficie de un virus o
o una bacteria y también en algunas proteínas del organismo. La infección por un germen
C/)
-
de este tipo podría desencadenar una respuesta de anticuerpos, que tiene como efecto se 2
cundario indeseable el que se unan al epítopo común existente en los tejidos y provoquen S:
en ellos una lesión. Cabe citar como ejemplos de este tipo los antígenos estreptocócicos y e
la fiebre reumática o la glomerulonefritis aguda. 2
m
C/)
COMPLEJOS INMUNES
Cuando los anticuerpos interactúan con los antígenos, los dos brazos Fab del monó
mero de inmunoglobulina pueden unirse a moléculas de antígeno separadas, ambas con el
mismo epítopo. Si el antígeno es lo bastante grande como para que otro anticuerpo se
combine con otro epítopo de su superficie, puede producirse una matriz grande de molé
culas alternadas de antígeno y anticuerpo. A esta estructura entrelazada se la denomina
complejo inmune. Puede ser tan grande que resulte físicamente insoluble y puede formar,
de hecho, un precipitado visible, que elimine tanto el antígeno como el anticuerpo de la
solución.
Si la concentración del antígeno o del anticuerpo supera en mucho a la del otro com
ponente, no puede formarse una matriz. Cuando hay un exceso de antígeno, las regiones
Fab quedan saturadas con antígenos individuales. Cuando el exceso es de anticuerpo, el
antígeno disponible queda revestido de anticuerpos. El punto en el que la concentración de
antígeno y de anticuerpo forman una matriz compacta se denomina equivalencia.
Estos diferentes estados de los complejos inmunes tienen importancia para las técni
cas de laboratorio que utilizan el punto de equivalencia como dato final de valoración de
los ensayos en la inmunodifusión o la nefelometría. También pueden tener una enorme
importancia clínica, ya que los complejos inmunes grandes que se forman en el punto de
equivalencia en la circulación son filtrados por el riñón, con lo que pueden dar lugar a
una glomerulonefritis. Además, en cualquier enfermedad infecciosa puede diferenciarse
una fase en la que hay un exceso de antígeno (al inicio de la enfermedad antes de que se
263
construya la respuesta inmune) y otra en la que hay un exceso de anticuerpos (convale
cencia). Así por ejemplo, el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) y sus antígenos
están presentes en una forma infecciosa en el organismo y la sangre de un individuo
durante varias semanas, después de una infección inicial, antes de que haya transcurrido
el tiempo suficiente para que haya una respuesta de anticuerpos detectable frente a este
virus.
COMPLEMENTO
Ciq ¡ C2b+C4a ¡
¡
!
Ah+ Clr :
Cls
"- c �.
¡ 4b.2a
.
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¡ :· ¡
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CLÁSICA
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Reeoción bioqufmiee
1 ¡ C.�a+ Ba ¡ -
i i
FIG. 7-2. Represen�ación esquemática de las dos vías de activación del complemento. (Tomado de Kunkel, SL
y cols.: The complement system. En Bellanti [1 ), con permiso.)
264
Mediante la denominada vía clásica de activación del complemento, el primer compo
nente Clq se une a las regiones Fe de dos moléculas de lgG adyacentes que se han aproxi
mado al unirse a una superficie extraña. Otra posibilidad es que una única molécula de lgM
pueda atraer al Clq ya que cada IgM tiene cinco regiones Fe. A continuación, las subuni
dades Clr y Cls se unen al Clq. Estas subunidades tienen actividades enzimáticas que
rompen otros dos componentes (el C4 para dar lugar a C4a y C4b y el C2 para dar lugar a
C2a y C2b). El C4b se une directamente a la superficie cerca del lugar en que se ha gene
rado, y el C2a se une al C4b. El complejo C4b-C2a rompe entonces el C3 dando lugar a
C3a y C3b, que a su vez se fija a la superficie en la proximidad. La interacción del C2a y el
C3b rompe el C5, que se une entonces al C6 y C7 y se fija también a la superficie. El C8 y
el C9 son atraídos para formar los elementos finales de este complejo. En este momento, la
superficie de la célula o la bacteria está gravemente dañada, y finalmente sufre una lisis.
Esta secuencia de activación del complemento es la misma sean cuales sean los antígenos
específicos que participen en el complejo inmune. Es la especificidad del anticuerpo la que
dirige e inicia todo el proceso (véase fig. 7-2). •
Existe otra forma de activación del complemento, la llamada vía alternativa. Esta vía -
es independiente de los anticuerpos. Se produce cuando el C3 se combina con el factor By 2
se une a una sustancia como la pared celular bacteriana. Este complejo activa más C3, que 3:
continúa entonces la activación y fijación del C5 al C9. e
La activación del complemento tiene una regulación inhibitoria a través de proteínas 2
-
plasmáticas individuales que inhiben selectivamente el Cl, el C4b o el C3b. El déficit e
congénito de una de estas proteínas, el inhibidor de Cl este rasa, da lugar a un síndrome )>
e
clínico denominado angioedema hereditario. En este trastorno, se produce un edema en
e
las vías respiratorias y digestivas cuando es activado el complemento por un traumatismo m
o por causas que con frecuencia no se identifican.
3:
Los déficit congénitos de componentes individuales del complemento pueden manifes m
tarse por una mayor sensibilidad a las infecciones por bacterias piógenas (déficit de C1, C4, e
C2 o C3) o por Neisseria (C3, C5, C6, C7, C8 o C9). Además, hay una mayor frecuencia de )>
enfermedades reumáticas (en especial el lupus eritematoso sistémico) en los déficit de Cl, Q
C2 o C4, debido tal vez a un deterioro en la eliminación de los complejos inmunes. O·
2
(")
m
INMUNIDAD DE MEDIACIÓN CELULAR r
e
La identificación, captación y procesamiento de los antígenos extraños es realizada por
elementos celulares del sistema inmune. Entre ellos se encuentran los macrófagos, que
!;
:u
inicialmente ingieren los materiales extraños y luego los presentan a los linfocitos T, en un
proceso que se basa en complejas señales de identificación intercelular y antigénica faci
litadas por los marcadores de superficie de las membranas celulares. Cuando todas estas
señales de control funcionan correctamente, un subgrupo de linfocitos T denominado cé
lulas T colaboradoras estimula a los linfocitos B para que produzcan anticuerpos contra el
antígeno procesado. Estos linfocitos B sufren también una estimulación para dividirse
como medio de amplificar la producción de anticuerpos. Esta secuencia es enlentecida por
otros tipos de linfocitos T denominados células T supresoras, que limitan la respuesta de
anticuerpos. Esta característica de activación y desactivación de la respuesta inmune per
mite que se sinteticen multitud de anticuerpos distintos y que posteriormente cese su pro
ducción cuando ha pasado la necesidad de un anticuerpo en particular. El descubrimiento
de marcadores antigénicos específicos en las superficies de los linfocitos ha llevado a
clasificar a las células T colaboradoras como células T4 (también denominadas CD4;
CD =determinante celular) y a las células T supresoras como células T8 (también deno
minadas células CD8 [tabla 7-1]).
265
TABLA 7- l . Terminología recomendada por la Organización Mundial d e la Salud para los
antígenos de diferenciación Jeucocitarios humanos'
Células T, LLA-T y AN
C06 Tl2 Células T
CD7 Leu 9, 3Al
C08 Leu 2, T8, OKT8 Células T supresoras-citotóxicas, subgrupo AN
C09 BA-2 Antígeno asociado a la leucemia linfoide
COJO CALLA, J5 Granulocitos, células leucémicas pre-B
Neutrófilos y monocitos
CO l l CR3/Leu 15, OKMI, MO-l (Receptor de C3bi) Monocitos,granulocitos,células AN
COwi3 MY7
COw14 MY4,M0-2 Monocitos
C015 LeuMI Monocitos, granulocitos
COI6 Leu 11 (Receptor de IgG Fe) Células AN, PMN
C019 Leu 12, B 4 Células B, células de LLA pre-B
C020 Leu 16, B l Células B
CD21 CR2,B2 (Receptor de C3d) Células B maduras
C022 Leu 14 Células B
C023 Blast-2
C024
Células T infectadas por HTLV-1 y HTLV-ll, subgrupo
BA-1 Células B, células de LLA pre-B
• LLC. leucemia linfoc(tica crónica; LPL, leucemia prolinfoc(tica; LLA,Ieucemia linfoc(tica aguda; CALLA. anttgeno de la
de 50.
Nota: Después de que se publicara esta lista se han descubieno nuevos antígenos y en la más
Tomado de James, K: lmmunophenotyping of lymphomas and leukemias. Lab Med 19:225, 1988. con penniso.
Otro tipo de linfocito son las células Tasesinas citotóxicas, que son capaces de lisar las
células diana. Un ejemplo de ello es la interacción de las células T citotóxicas con células
infectadas por virus. Si las células infectadas tienen antígenos víricos y al mismo tiempo
antígenos de histocompatibilidad mayor en sus membranas, constituyen células diana para
las células T citotóxicas, que las identifican y causan su muerte, protegiendo al organismo
de una ulterior producción y liberación de virus.
ANTÍGENOS DE HISTOCOMPATIBILIDAD
266
que haya un número casi ilimitado de combinaciones antigénicas distintas. Por este moti
vo, es prácticamente imposible alcanzar una equivalencia perfecta entre el donante y el
receptor de un órgano trasplantado, excepto en el caso de gemelos idénticos.
Hay otro grupo de antígenos que está limitado fundamentalmente a los monocitos y
linfocitos. Se trata de los antígenos de clase 11, que están formados por dos cadenas pro
teicas. Los antígenos de clase II incluyen el HLA-D, HLA-DP, HLA-DQ y HLA-DR, que
tienen también múltiples alelos. La función de estos antígenos parece estar en el nivel de la
comunicación intercelular que regula la respuesta inmune.
El tipaje de antígenos leucocitarios humanos se utiliza clínicamente para efectuar
pruebas cruzadas en los trasplantes de órganos sólidos y de médula ósea y también para un
mejor tipaje de los productos de transfusión plaquetares en los pacientes que han desarro
llado una sensibilización HLA después de transfusiones múltiples. El tipaje de antígenos
leucocitarios humanos se emplea también en medicina legal para las pruebas de paterni
dad, dado el grado relativamente alto de certeza que puede obtenerse en cuanto a las líneas
de descendencia a través de la herencia familiar de los aletos HLA o haplotipos (véase
capítulo 8).
Los genes para los antígenos tanto de la clase 1 como de la clase 11, están situados en el
cromosoma 6, junto con genes que codifican algunos de los componentes del complemento.
Algunos tipos de HLA se han asociado a enfermedades que tienen una etiología autoinmune,
tal vez a causa de una regulación inmune defectuosa relacionada con el tipo antigénico. En
concreto, el HLA-B27 se asocia a las enfermedades reumáticas de la espondilitis anquilo
poyética y el síndrome de Reiter, y otros tipos de HLA se asocian a la esclerosis múltiple, la
diabetes mellitus y la enfermedad de Graves (tiroidea) (véase capítulo 8).
Déficit inmunes
Los déficit selectivos de partes del sistema inmune dan lugar generalmente a una ma
yor propensión a la infección por diversos microorganismos. Estos déficit inmunes pueden
ser hereditarios o adquiridos (tabla 7-2; véase tabla 4-3). -
2
Es característico que los déficit congénitos se manifiesten al inicio de la vida de un re
S:
cién nacido en forma de infecciones recidivantes, un tiempo después de que se haya des e
vanecido la inmunidad de transmisión materna (inmunoglobulinas IgG que atraviesan l a 2
placenta; IgA deglutida e n l a leche materna). Existen déficit hereditarios diferenciados d e m
las inmunoglobulinas, d e las funciones linfocíticas y del complemento (que s e h a comen
tado anteriormente). En general, la ausencia de anticuerpos (agammaglobulinemia) o las
concentraciones de anticuerpos muy reducidas (hipogammaglobulinemia) se manifiestan
por una mayor propensión a las infecciones bacterianas. Las inmunoglobulinas se fijan
normalmente a las paredes celulares bacterianas (opsonización) y facilitan la fagocitosis y
la eliminación por parte de los leucocitos.
Sin embargo, en los déficit de la inmunidad celular, es característico que se produzcan
infecciones por virus u hongos. Ello se debe a que es preciso que los linfocitos identifiquen
y causen la muerte de otras células infectadas por los virus, así como de las formas celula
res grandes de los hongos.
Los déficit inmunológicos combinados que afectan tanto a las inmunoglobulinas como
a la inmunidad de mediación celular son trastornos graves, que dan lugar a infecciones
múltiples y generalmente conducen a la muerte a menos que se apliquen medidas de trata
miento heroicas como la reconstitución del sistema inmune mediante un trasplante
de médula ósea (por ejemplo, en la enfermedad de inmunodeficiencia combinada grave).
267
TABLA 7-2. Trastornos asociados a déficit de inmunoglobulinas•
�
Anomalía
Trastorno Población afectada inmunoglobulfnica Otras manifestaciones
cromosoma X
Hipogammaglobulinemia ligada al Varones, d�sde el nacimiento Todas las clases de Ig muy Ausencia de linfocitos B o células
bajas plasmáticas
Ligado al cromosoma X
Función de las células T intacta
Síndrome de Wiskott-Aldricb lgG, IgA normal o i IgE i, Eccema, trombocitopenia, infecciones
.l. IgA en el 70 %
adquirido Células plasmáticas numerosas
Ataxia telangiectasia Muy infrecuente; ambos sexos Síntomas neurológicos prominentes
Vasos cutáneos anormales
A menudo aparecen enfermedades
malignas linfoides
Inmunodeficiencia combinada Excepcional Todas las clases de Ig .l-.l-, Déficit de linfocitos progenitores
grave (IDCG) excepto a veces la Funciones de células T ausentes
presencia de IgM Aparecen enfermedades malignas
linforreticulares en las que no
sucumben a la infección
'Dispuestos aproximadamente en orden inverso de incidencia. Adaptado de Roiu [15). Reinherz y Schlossman [13) y Tomar [17].
La inmunodeficiencia adquirida puede deberse a una sustitución de las células plasmá
ticas normales de la médula ósea por una leucemia o a una desaparición celular consecuti
va a una anemia aplásica. La hipogarnmaglobulinemia resultante puede dejar al paciente a
merced de una neumonía neumocócica o de otras infecciones bacterianas. Las enfermeda
des malignas que afectan al sistema inmune, como el linfoma, pueden alterar también la
inmunidad celular, dando lugar a infecciones como las producidas por el virus herpes o
cándidas.
Durante la última década ha surgido un trastorno que antes no se conocía y que se de
nomina síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA). Dicho trastorno se debe a un
nuevo virus, el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), que infecta y destruye los
linfocitos T colaboradores. La pérdida de estas células afecta a la capacidad del organismo
de producir anticuerpos e inducir respuestas de inmunidad celular. Los pacientes con este
síndrome sufren infecciones producidas por una amplia gama de microorganismos, mu
chos de los cuales no son patógenos en condiciones normales, excepto en presencia de es
tos trastornos graves. Entre ellos se encuentran el Pneumocystis carinii, las cándidas, el
Mycobacterium avium-intracellulare y muchas especies de parásitos (véanse también ca
pítulos 13 y 14).
lnmunosupresión/intensificación
Autoinmunidad
Cuando el sistema inmune produce anticuerpos contra antígenos (propios) del cuerpo,
puede producirse una lesión grave de muchos órganos. Un ejemplo clásico de la autoinmu
nidad es el lupus eritematoso sistémico (LES), en el que se produce una lesión amplia de los
269
riñones como consecuencia del depósito de complejos inmunes circulantes en los gloméru
los y la consiguiente activación del complemento que daña indiscriminadamente a los glo
mérulos. El antígeno diana para estos autoanticuerpos es con frecuencia el ADN, así como
otros antígenos nucleares como la proteína ribonuclear (RNP; ribonuclear protein) y tam
bién muchos antígenos citoplasmáticos. Otras formas de enfermedades autoinmunes son las
conectivopatías mixtas (CPM), la artritis reumatoide y muchas enfermedades de órganos
específicos (por ejemplo, el tiroides-enfermedad de Graves, las suprarrenales, la piel).
Alergia/hipersensibilidad
Un exceso de actividad inadecuado del sistema inmune es a veces una reacción indesea
ble a la exposición a alergenos como el polen, el polvo, los pelos de los animales o determi
nados alimentos. Estas reacciones son mediadas por lgE, que es la única clase de inmuno
globulinas que se fijan a los mastocitos o los basófilos (véase capítulo 2). Estas células
contienen gránulos de histamina y sustancias similares que son los mediadores químicos
directos de la alergia. Cuando un alergeno como el polen de Ambrosía entra en contacto con
una lgE anti-Ambrosia fijada a la superficie de los mastocitos en la vía respiratoria, estas
células liberan su contenido, dando lugar a una constricción del músculo liso que circunda
los bronquiolos. Esta acción tiene como consecuencia una limitación en el movimiento del
aire, la secreción de moco y la dificultad respiratoria (trastorno que se conoce como asma).
Pueden producirse otras manifestaciones de esta reacción mediada por IgE en otras partes
del cuerpo. Estas reacciones pueden ser relativamente leves, en forma de fiebre del heno y
congestión nasal, o pueden ser de extraordinaria gravedad y dar lugar a la muerte súbita por
un shock anafiláctico que produce un colapso circulatorio (tabla 7-3).
lnmunoglobulinas séricas
270
nas). Dado que las demás fracciones de globulinas pueden variar también, puede estable
cerse con más exactitud la cantidad de inmunoglobulinas mediante el proteinograma
electroforético del suero, que aporta una medida directa de las gammaglobulinas totales.
Éstas pueden identificarse cualitativamente como de distribución monoclonal (estrecha) o
policlonal (ancha) mediante el examen visual de la tira de electroforesis o del estudio
densitométrico (véase capítulo 4 y fig. 4-4).
El siguiente paso en la valoración cualitativa de las gammaglobulinas elevadas es la
inmunoelectroforesis (IEF), en la que se utilizan como reactivos anticuerpos (de animales)
dirigidos contra las cadenas pesadas y ligeras de las inmunoglobulinas humanas. Esta téc
nica aporta información sobre si hay un predominio de IgG, lgA o IgM, o por el contrariO"
una elevación de todas ellas. En casos muy poco frecuentes, puede haber otra banda pro
teica no identificada en la región gamma que corresponda a lgD o IgE; ambas pueden de
tectarse en la IEF utilizando anticuerpos anti-IgD y anti-lgE. Cuando hay un predominio
de una única clase de inmunoglobulinas, es esencial establecer si dicho componente pro
teico es monoclonal o policlonal. Esta determinación se basa en la presencia de tan sólo un •
tipo de cadena ligera en la IEF (es decir, kappa o lambda), lo que indica una gammapatía
--4
monoclonal. Este hallazgo es típico del mieloma múltiple y de otras discrasias de células m,
plasmáticas y trastornos linforreticulares (véase capítulo 4 y fig. 4-4). Si, por el contrario, ("')
hay cadenas ligeras kappa y lambda en cantidades importantes, la elevación de las inmu 2
noglobulinas es policlona!. Este tipo de respuesta se observa con frecuencia en los estados ñ
crónicos de inflamación o infección. )>
UJ
La cuantificación de los tipos de inmunoglobulinas es útil para seguir la evolución de
e
enfermedades como el mieloma, en el que la cantidad de proteína monoclonal en el suero
)>
está en relación con la actividad de la enfermedad. Las determinaciones seriadas deben C)
tener al menos unas semanas de separación para permitir la eliminación natural de la cir 2
culación incluso después de un tratamiento eficaz del mieloma. En los casos en que se re o,
cambia el plasma del paciente mediante una plasmaféresis para reducir las concentraciones UJ
--4
elevadas de una inmunoglobulina monoclonal que provoca hiperviscosidad y problemas
ñ
circulatorios (generalmente una IgM), puede valorarse el resultado de esta eliminación )>
mediante la determinación cuantitativa de inmunoglobulinas inmediatamente después de UJ
completado el tratamiento. Los métodos de cuantificación utilizan generalmente la difu m
sión en agarosa para formar anillos de precipitina (técnica de uno o dos días) o la precipi 2
tación en una solución con nefelometría con un dispositivo automático (tiempo de ensayo 2
de uhos pocos minutos); ambos métodos emplean anticuerpos anti-inmunoglobulina hu 3:
mana de clase específica. e
El diagnóstico de los estados de inmunodeficiencia se basa también en gran parte en las 2
determinaciones cuantitativas de inmunoglobulinas. Las cifras muy bajas de IgG, IgA e o
r
IgM, próximas a cero, son características de la agammaglobulinemia. El déficit selectivo o
de una clase de inmunoglobulinas se establece también por determinación cuantitativa. Un C)
ejemplo extraordinariamente importante es el déficit de IgA. En este trastorno hay un ries )>'
go especial de reacciones anafilácticas con las transfusiones de sangre que contenga IgA
administradas a los individuos con un déficit de ésta, como consecuencia de los anticuer
pos anti-lgA inmunes (véase capítulo 8).
Además de para definir claramente los estados de deficiencia y las gammapatías con
concentraciones elevadas, las inmunoglobulinas se determinan también para definir y
controlar la evolución de las elevaciones moderadas como índice de progresión de la en
fermedad en trastornos autoinmunes como el lupus eritematoso sistémico o la artritis reu
matoide. La demostración de unas concentraciones inferiores a las normales puede ser útil
también para explicar las inmunodeficiencias leves, en especial en los niños. A este res
pecto, debe señalarse que las concentraciones de inmunoglobulinas aumentan normal
mente durante el paso de la infancia a la madurez. En consecuencia, la interpretación de las
271
determinaciones cuantitativas de inmunoglobulinas en los niños requiere el empleo de lí
mites de referencia específicos para cada edad. Algunos pacientes presentan una concen
tración elevada de una inmunoglobulina que precipita con el frío. Estos precipitados pue
den obstruir capilares pequeños en zonas del cuerpo (como las puntas de los dedos o las
orejas) expuestas al frío en invierno. Estas crioglobulinas se determinan obteniendo una
muestra de sangre, manteniéndola caliente mientras se centrifuga y enfriando luego el
suero en un refrigerador para observar la formación de un precipitado en uno o dos días.
Esta técnica se realiza en un tubo graduado especial. Se lee entonces el volumen del pre
cipitado sedimentado como porcentaje de la muestra total de suero para obtener un valor
numérico del criócrito, análogo al hematócrito. Posteriormente puede lavarse la crioglo
bulina, redisolverse a una temperatura cálida e identificarse específicamente la clase de
inmunoglobulina a que corresponde mediante IEF u otros análisis inmunológicos.
Cuando las células de mieloma o similares producen inmunoglobulinas de una manera
desordenada, existe la posibilidad de que se sintetice un exceso de cadenas ligeras que sean
liberadas a la circulación. Estas cadenas kappa o lambda libres pasan a la orina porque su
tamaño molecular es pequeño. Su detección en la orina se denomina prote(na de Bence
Jones. Puede establecerse su presencia con los métodos tradicionales de calentamiento que
provocan un precipitado que se redisuelve a temperaturas más altas. Los métodos moder
nos para la detección de la proteína de Bence-Jones se basan en una detección inmunoló
gica (es decir, por IEF). Esta proteína puede ser tóxica para las células del túbulo renal que
quedan sobrecargadas de proteína intracelular al intentar reabsorberla del filtrado renal. En
algunos pacientes, la ulterior modificación de las cadenas ligeras por enzimas proteolfticas
en el cuerpo puede dar lugar a un depósito de complejos proteicos insolubles que se deno
mina amiloidosis. En esta situación, el depósito extracelular de la proteína provoca una
presión sobre las células normales (por ejemplo del bazo, el ·hígado, el corazón, el tubo
digestivo, etc.). Las células con un funcionamiento normal de estos órganos van siendo
reemplazadas gradualmente por el arniloide acelular. El diagnóstico de este trastorno se
establece mediante una biopsia hística (generalmente rectal o gingival). Los depósitos
amorfos que presentan una birrefringencia óptica de la luz polarizada cuando se les ha te
ñido con el colorante rojo Congo, son característicos de la arniloidosis.
Las biopsias hfsticas se tiñen a veces con técnicas de inmunofluorescencia para poner
de manifiesto el depósito de inmunoglobulinas como parte de un proceso patológico. En
las biopsias renales se estudia con frecuencia el depósito de IgG, IgA e IgM en los glomé
rulos, para facilitar el diagnóstico de la glomerulonefritis. Normalmente los complejos in
munes circulantes de antígenos y anticuerpos son filtrados y eliminados de la circulación
por los glomérulos. La presencia de estos complejos en los glomérulos activa el comple
mento, dando lugar a una destrucción hística localizada. Esta filtración de complejos in
munes realizada en la circulación (por ejemplo, en el lupus eritematoso sistémico) produce
un patrón de tinción de inmunoglobulinas irregular o grumoso y desigual en el glomérulo.
Cuando el anticuerpo va dirigido contra el propio glomérulo (por ejemplo, en la glomeru
lonefritis postestreptocócica), el patrón de tinción de inmunoglobulinas es suave y más
homogéneo en el interior del glomérulo. El depósito de inmunoglobulinas tiene también
importancia diagnóstica en otros trastornos autoinmunes (por ejemplo, en la piel), aun
cuando la valoración de la autoinmunidad sigue basándose en gran parte en la demostra
ción de autoanticuerpos en el suero.
Complemento sérico
272
este ensayo, se mezclan diluciones del suero humano en el que se estudia la actividad del
complemento, con una suspensión estandarizada de eritrocitos de camero presensibiliza
dos mediante la adsorción de un anticuerpo específico. El complemento presente en el
suero provoca una hemólisis, que se cuantifica espectrofotométricamente por la cantidad
de hemoglobina liberada en la lisis de los eritrocitos de camero. El CH50 debe utilizarse
como método de detección sistemática de anomalías en la función del complemento
cuando se sospeche un déficit congénito de uno de sus componentes. En el pasado se uti
lizó también para obtener una información cuantitativa de la activación del complemento
en el transcurso de un proceso patológico. Sin embargo, los inmunoensayos modernos de
componentes individuales (véase más adelante) han reemplazado en gran parte al CH50 en
el seguimiento de la evolución de la enfermedad. Una de las razones por las que incluso en
laboratorios de inmunoquímica excelentes puede haber una notable variación en las cifras
de CH50 es que las células del camero presentan una fluctuación estacional en su estabili
dad. Por ello, el ensayo funcional CH50 debe dejar paso en la mayoría de los casos a ensa
yos de componentes más específicos que tienen una estandarización rigurosa en períodos •
de tiempo indefinidos.
-t
Los límites normales del CH50 son de aproximadamente 50-200 unidades. Las cifras m-
situadas inmediatamente por debajo de los límites normales pueden indicar un aumento del (")
· consumo (y por tanto un proceso patológico activo) o una disminución de la síntesis. El z
ensayo hemolítico tiene una especial sensibilidad para las concentraciones de los compo ñ
nentes C2, C4 y C5. Un valor de actividad hemolítica de cero indica un déficit de uno o
)>
tJ)
varios componentes y debe ir seguido de un estudio detallado para delimitar la anomalía. e
Una cifra de CH50 elevada no tiene más valor que el de otros reactivos de la fase aguda.
5>
Los componentes del complemento que se determinan con más frecuencia en el suero C)
son el C3 (75-175 mg/dl) y el C4 (15-45 mg/dl). Normalmente son los factores del com z
plemento más abundantes en el suero, por lo que son más fáciles de cuantificar con méto O·
dos inmunológicos (generalmente inmunodifusión o nefelometría). Las reducciones en su tJ)
-t
concentración pueden relacionarse entre sí de manera seriada en el tiempo para propor
ñ
cionar un seguimiento razonable de la actividad de una enfermedad autoinmune. Las cifras )>
bajas indican una depleción debida a una activación secundaria a la progresión de la en tJ)
fermedad. Las cifras normales o elevadas indican lo contrario; una regresión de la enfer m
medad o una respuesta al tratamiento. En laboratorios de referencia especializados pueden z
realizarse otros ensayos más sofisticados de componentes del complemento. Pueden ha z
cerse determinaciones de Clq, C2, C3, C4, C4d, C5, C6, factor B (properdina) e inhibidor S:
de C l esterasa. Estos ensayos pueden utilizarse para distinguir los trastornos inmunológi e
cos de otros estados inflamatorios y también para diagnosticar déficit específicos. z
o
r
o
Complejos inmunes C)
)>'
La combinación de antígeno y anticuerpo da lugar a la formación de complejos inmu
nes. Cuando se produce una liberación continua de antígeno a la circulación, junto con una
liberación de anticuerpo para ese antígeno, pueden formarse complejos inmunes en la
sangre. Los complejos inmunes circulantes (CIC) son importantes en muchas enfermeda
des como la glomerulonefritis aguda, el lupus eritematoso sistémico, la hepatitis vírica
crónica y la vasculitis. Los complejos inmunes intervienen probablemente y dirigen la res
puesta patológica que comporta un quimiotactismo, la infiltración celular y la liberación de
enzimas proteolíticas en localizaciones renales, cardíacas, pulmonares, sinoviales, etc.
Puede utilizarse como prueba de detección sistemática grosera de los complejos inmu
nes la de sustancias crioprecipitables en el suero mantenido a baja temperatura ( 1-4 °C).
Esta técnica sólo es sensible para las cantidades muy elevadas de CIC. Hay dos técnicas
273
principales que se utilizan comúnmente para detectar y cuantificar los ere hasta cifras
muy bajas. La primera de ellas es lafijación de Clq en la que se añade elq marcado ra
diactivamente a una muestra de suero. Si hay ere, parte del elq se unirá preferentemente
a la porción Fe de las inmunoglobulinas que forman parte de los complejos. La adición de
polietilenglicol provoca una precipitación diferencial de los ere, que ahora están marca
dos con una radiactividad proporcional al número de zonas Fe existentes en los ere. Se
determina la radiactividad que queda atrapada en el precipitado. La fijación de elq se ex
presa como porcentaje del elq total añadido, y debe ser inferior al15% aproximadamente
(véase el informe de laboratorio para conocer los límites concretos).
El segundo método para valorar los ere es el ensayo de células Raji. Se trata de una
línea de células B linfoblastoides que proceden originalmente de un paciente con linfoma
de Burkitt. Las células Raji tienen receptores para los componentes del complemento (por
ejemplo el e3) que participan en los ere. No fijan específicamente las inmunoglobulinas,
sino el complemento, con lo que su especificidad es para los ere que activan el comple
mento. En el ensayo, se mezclan células Raji con muestras del suero a estudiar y se incu
ban. Los ere existentes se unen a las células Raji a través de la fijación del complemento.
A continuación se lavan las células y se incuban con anti-inmunoglobulina humana mar
cada radiactivamente, que se une a su vez a los ere en la superficie de las células Raji.
Finalmente, se lavan las células y se determina la radiactividad como medida de los ere.
Este ensayo se estandariza adecuadamente con cantidades conocidas de globulina humana
agregada para simular diversas concentraciones de ere reales.
Inmunidad celular
Esta rama del sistema inmune puede valorarse tanto con pruebas de provocación reali
zadas en el cuerpo como con técnicas aplicadas a linfocitos fuera del organismo. L as
pruebas cutáneas utilizan extractos de diversos microorganismos infecciosos como mico
bacterias, levaduras (cándida) y bacterias (estreptococo), que se inyectan intradérmica
mente. Si el individuo tiene una inmunidad celular con un funcionamiento normal, apare
cerá una zona de enrojecimiento e induración alrededor de cada lugar de inyección que
contenga un antígeno respecto al cual el paciente tenga experiencia inmunológica. Si un
individuo no presenta reacciones positivas de este tipo ante ninguno de los antígenos co
munes a los que están expuestos todos los seres humanos, esa persona tiene una respuesta
de inmunidad celular defectuosa y se la denomina anérgica. Éste es un trastorno grave que
puede hacer que el paciente sea vulnerable a infecciones oportunistas producidas por mu
chos virus, hongos, bacterias, protozoos y parásitos.
Los linfocitos pueden separarse de las demás células de la sangre total he.parinizada,
mediante centrifugación en un medio especial de densidad ajustada (por ejemplo, Ficoll
Hypaque). Estos linfocitos pueden ser estimulados luego por sustancias como la fitohe
maglutinina (PHA; phytohemagglutinin) que actúan como antígenos extraños y hacen que
los linfocitos normales sufran una transformación blástica. Esta estimulación y transfor
mación linfocíticas se miden con la adición de timidina marcada radiactivamente, que se
incorpora al ADN de los linfoblastos en los que se estimula la división. Un bajo nivel de
incorporación indica una mala capacidad de establecimiento de una respuesta iinmune.
Se utiliza una variación de este método para las pruebas cruzadas de donantes y recep
tores de órganos, en especial en el trasplante de médula ósea. En esta técnica se aíslan lin
focitos de la sangre tanto del receptor como de los posibles donantes y se mezclan luego en
diversas combinaciones para estudiar la reactividad de los antígenos de los linfocitos del
donante con los linfocitos del receptor y viceversa. Este ensayo se denomina cultivo linfo
cítico mixto (eLM). Se basa también en la transformación linfoblástica y la incorporación
274
de timidina marcada radiactivamente que se produce después de diez días de cultivo con
junto de Jos Linfocitos. El mayor nivel de radiactividad incorporada en el ADN linfocitario
indica una incompatibilidad de la prueba cruzada. Las cifras muy bajas indican que es
probable que la compatibilidad sea alta. El CLM se utiliza como prueba más definitiva de
compatibilidad después de efectuado un estudio básico de tipaje de HLA para seleccionar
a posibles donantes.
Marcadores de superficie
una depleción de células T4 como consecuencia de la infección por el VIH, mientras que 2
las células T8 persisten. El resultado de ello es una reducción característica en la propor S:
ción de células T4ff8 que pasa de un valor norn1al de aproximadamente 2,0 a una cifra e
muy inferior a 1,0. El número absoluto de células T4 (CD4) es también un marcador de la 2
progresión de la infección por VIH hacia un SIDA más manifiesto. Esta proporción es útil o
r
también para valorar el resultado del tratamiento inmunosupresor con ciclosporina A en o
los pacientes trasplantados. C)
)>'
Tipaje hístico
Los antígenos de histocompatibilidad reciben este nombre por el papel que juegan en el
rechazo de trasplantes de órganos e injertos de tejidos alogénicos. Son codificados por ge
nes situados en el brazo corto del sexto par de cromosomas en el ser humano, en un grupo
denominado complejo de histocompatibilidad mayor (MHC; major histocompatibility
complex). Estos antígenos están presentes en la mayoría de superficies celulares, pero dado
que se descubrieron inicialmente en los linfocitos humanos, se les denomina antígenos
leucocitarios humanos (HLA; human leukocyte antigens). Los antígenos de la clase 1
son el HLA-A, HLA-B y HLA-C, cada uno de los cuales está formado por una cadena pe-
275
sada propia y una cadena ligera común que se denomina beta-2-microglobulina. Los antí
genos de la clase II están en relación con el locus HLA-D y están formados por dos cade
nas peptídicas sin beta-2-microglobulina. El tipaje de los antígenos leucocitarios humanos
se realiza con antisueros definidos que son específicos para los antígenos individuales. La
unión de un anticuerpo a los linfocitos provoca la muerte de las células al fijarse el com
plemento. Este ensayo de microcitotoxicidad es una forma habitual de identificar el antí
geno correspondiente en la membrana linfocítica.
El tipaje de antígenos leucocitarios humanos se utiliza para la determinación de la his
tocompatibilidad en los trasplantes de órganos y en las pruebas de paternidad y también·
por su asociación con ciertas enfermedades o la valoración de su riesgo (por ejemplo, re
laciones específicas de enfermedades con tipos HLA: hemocromatosis, espondilitis an
quilopoyética [véase capítulo 8, página 338]).
Autóanticuerpos
Enfermedad
Anticuerpos antinuc/eares
Tinción nuclear
Homogénea (difusa) y periférica (de LES, CPM, AR, ESP. SS
reborde)
Moteada LES, CPM,SS, ESP, AR
Nucleolar ESP,SS
Centromérica Síndrome CREST
Tinción citoplasmática
Mitocondrias Cirrosis biliar primaria
Músculo liso Hepatitis crónica activa
Antígenos nucleares extraíbles (ENA)
sm· LES
RNP CPM, LES, AR, ESP
SS-A (Ro) y SS-B (La) SS, LES
Scl-70. ESP
Histonas LES inducido por fármacos
Anti-inmunoglobulina
Factor reumatoide AR,SS
LES = lupus eritema toso sistémico; CPM conectivopatfa mixta; AR artritis reumatoide; ESP
= = = esclerosis sistémica
progresiva, esclerodermia; SS = sfodrome de Sjogren; CREST cal-cinosis, fenómeno de Raynaud,
= disfunción esofágica,
esclerodactilia, telangiectasia.
'Marcador altamente específico de la enfermedad.
276
portas de una forma estandarizada. Estas preparaciones utilizadas como substrato contie
nen múltiples antígenos (tanto de proteínas como de ácidos nucleicos) para la detección de
cualquier autoanticuerpo que pueda existir en el suero del paciente. La técnica consiste en
incubar una dilución del suero del paciente en contacto con las células o el tejido de la
preparación. A continuación se eliminan mediante lavado las inmunoglobulinas séricas no
fijadas junto con el resto de la muestra de suero. Se realiza una segunda incubación con
anti-inmunoglobulina humana marcada con fluorescefna, para detectar los autoanticuerpos
unidos a sus respectivos antígenos. Se efectúa un examen microscópico con iluminación
ultravioleta para excitar a la fluoresceína, que muestra a su vez la luz.visible en las locali
zaciones celulares y subcelulares en que hay autoanticuerpos fijados (véanse láminas 48
y 49). Se establece un título determinando la dilución máxima del suero del paciente que
produce una respuesta fluorescente intensa al microscopio. A esta técnica se la denomina
prueba de anticuerpos antinucleares (ANA; antinuclear antibodies) por su capacidad para
detectar anticuerpos dirigidos contra muchos antígenos nucleares diferentes. Como se in
dicará más adelante los ANA pueden identificar también anticuerpos para antígenos cito •
plasmáticos.
-4
Otro método de detectar autoanticuerpos es el que utiliza un extracto soluble de tejido, m-
por ejemplo del bazo o el timo, que son especialmente ricos en diversos antígenos nuclea (")
res. En el preparado de antígenos nucleares extraíbles (ENA; extractable nuclear anti z
gens) se estudia la reactividad con las muestras del paciente mediante una doble difusión
en geles de agarosa o mediante contrainmunoelectroforesis en agarosa. Dado que los
�
tJ)
ENA se estudian con una mezcla de antígenos, la identificación de una reactividad parti
e
cular depende de la identidad existente entre el suero del paciente y las muestras de suero
positivas utilizadas como prototipos que contienen autoanticuerpos conocidos. En la ac
:¡;;
C)
tualidad se están desarrollando otras pruebas que utilizan antígenos purificados para de z
tectar los autoanticuerpos, en vez de basarse en anticuerpos prototipo como estándares de O·
reactividad. tJ)
-4
Es habitual utilizar una combinación de ANA y ENA para los estudios de detección
ñ
inicial en pacientes en que se sospecha una enfermedad autoinmune. Los estudios deANA )>
y ENA identifican los autoanticuerpos dirigidos contra antígenos existentes en práctica tJ)
mente todas las células del cuerpo. En los pacientes en que se sospecha la existencia de m
autoanticuerpos que reaccionan tan sólo con determinados órganos (por ejemplo, tiroides, z
-
suprarrenales, corazón, etc.), se estudia el suero mediante IFA utilizando como substrato z
cortes hísticos fijados y montados de estos órganos obtenidos de animales o de material de 3:
autopsia. Con ello pueden detectarse y cuantificarse autoanticuerpos específicos para ór e
ganos en el suero, para facilitar el diagnóstico y seguir la progresión de la enfermedad. z
o
Anticuerpos antinucleares
5
C)
)>'
Este método permite identificar autoanticuerpos contra el ADN, las histonas o los an
tígenos nucleares solubles. Las distribuciones de la tinción fluorescente microscópica en el
interior de los núcleos celulares adoptan disposiciones características. Un patrón homogé
neo puede deberse a anticuerpos dirigidos contra el ADN o las histonas o una combinación
de ambos. Una tinción homogénea significa que es uniforme dentro de cada núcleo y que
todos los núcleos se tiñen en el mismo grado (véase lámina 48A). Las células mitóticas
presentan una tinción positiva que corresponde a cromosomas hijos a lo largo de la placa
de metafase y en los núcleos recién formados inmediatamente antes de la división celular
final. Este dato se asocia con frecuencia al lupus eritematoso sistémico (LES). El título de
un ANA homogéneo es también un índice útil para seguir la evolución del LES. Si el pa
trón de tinción se decanta más hacia la membrana nuclear en donde se concentra el ADN
277
nativo, se le denomina patrón de tinción periférico o de reborde y suele ser un índice fia
ble de actividad del LES.
La diferenciación de si los tipos descritos de ANA positivos se deben a anticuerpos
anti-ADN o a anticuerpos antihistonas puede efectuarse con un ensayo específico para el
anticuerpo anti-ADN mediante tinción del microorganismo crithidia (que tiene una orga
nela denominada cinetoplasto que contiene ADN pero carece de histona) o con un ensayo
en el que se utilice ADN purificado como antígeno (por ejemplo, ensayo de fase sólida li
gado a enzimas). Esta distinción tiene importancia clínica, ya que el LES que cursa con
anticuerpos predominantemente antihistona se ha asociado a una etiología de inducción.
por fármacos que puede ser reversible suspendiendo su administración (por ejemplo, pro
cainamida), mientras que los anticuerpos anti-ADN se asocian en mayor medida al LES
idiopático. Los anticuerpos contra el ADN pueden clasificarse también en específicos para
la molécula nativa o de doble hebra (ADN-n o ADN-ds), específicos para la molécula
desnaturalizada o de una hebra (ADN-ss) y reactivos tanto con el ADN-ds como con el
ADN-ss. En el LES se observan con fnxue;:m;ia nivde;:s e;:le;:vados de;: anticuerpos ADN-ds;
a menudo estos niveles están correlacionados con el grado de glomerulonefritis, debido
muy probablemente a la formación de complejos inmunes con ADN liberado en la des
trucción hística. A veces otras enfermedades autoinmunes, aparte del LES, pueden tener
ANA homogéneos positivos que pueden utilizarse también como marcadores de la pro
gresión de la enfermedad.
Un patrón de tinción localizado en el núcleo pero formado por múltiples glóbulos pe
queños y con intersecciones se denomina patrón moteado (véase lámina 48B). Es caracte
rístico que se aprecien regiones con tinción negativa en el interior del núcleo, que corres
ponden a la posición de los nucléolos. Además, a diferencia del patrón homogéneo que tiñe
el ADN de los cromosomas de las células en división, la tinción moteada muestra regiones
negativas correspondientes a los cromosomas en las células mitóticas. Así pues, los anti
cuerpos del patrón moteado van dirigidos contra antígenos distintos del ADN y las histo
nas. Estos antígenos se denominan antígenos nucleares extraíbles o solubles (ENA), y en
tre ellos se encuentran el Sm (que recibió esta denominación por un paciente que se
llamaba Smith y tenía un LES) y el RNP (por ribonucleoproteína). Los títulos elevados de
anticuerpo anti-Sm sugieren un LES, mientras que las cifras altas de anticuerpos anti-RNP
son características de la conectivopatía mixta (CPM) así como del LES y de algunos otros
trastornos reumáticos. Dadas las diversas sensibilidades y especificidades de las técnicas
de análisis, es razonable realizar ensayos tanto de ANA como de ENA para establecer cuál
es el autoanticuerpo exacto que está presente y también su título.
Otra característica sorprendente del ANA es un patrón antinucleolar positivo (véase
lámina 49A). Este patrón es el complemento del patrón moteado verdadero, por cuanto pre
senta un depósito de tinción exactamente en las regiones que son negativas en el patrón
moteado. En este caso el antígeno es el ARN nuclear. Aunque este autoanticuerpo puede
darse en el LES (a menudo asociado a otros ANA), es más específico de la esclerodermia,
también denominada esclerosis sistémica progresiva (ESP), un trastorno progresivo que
comporta una fibrosis' y degeneración de la piel, Jos vasos sanguíneos, los músculos, las
articulaciones y otros órganos (vísceras). Además de reaccionar con antígenos nucleolares,
los autoanticuerpos característicos de la ESP pueden reaccionar también con los centróme
ros de cada uno de Jos cromosomas. El patrón anticentromérico consiste en múltiples puntos
pequeños positivos distribuidos uniformemente por todo el núcleo de las células en interfase,
pero alineados con los cromosomas en las células en metafase. Los resultados de los estudios
de ENA en la ESP muestran con frecuencia una reactividad con un antígeno que se denomina
Scl-70, aunque este autoanticuerpo puede darse también en otras enfermedades reumáticas.
Otros dos antígenos solubles que se observan con frecuencia son el SS-A y el SS-B,
que presentan una especial asociación con el síndrome de Sjogren, un trastorno de quera-
278
toconjuntivitis seca y xerostomía junto con otras alteraciones del tejido conjuntivo. Estas
reactividades ENA pueden ser de gran ayuda clínica para el diagnóstico del síndrome de
Sjogren, en el que puede no haber signos inmunofluorescentes positivos. En otra termino
logía el antígeno SS-A corresponde al antígeno Ro y el SS-S al antígeno La.
Existen otros varios autoanticuerpos ENA identificados en estudios sistemáticos de un
gran número de pacientes con enfermedades reumáticas. Algunos de estos anticuerpos
presentan también una correlación con enfermedades (antígeno nuclear asociado a la ar
tritis reumatoide o RANA; antígeno nuclear de células en proliferación o PCNA; antígenos
PM-1, Jo-1 y Ku en la polimiositis, dermatomiositis y síndromes solapados).
Dado que existe un considerable solapamiento entre la reactividad antigénica y la cla
sificación de las enfermedades reumáticas, un enfoque clínico práctico consiste en identi
ficar simplemente Jos autoanticuerpos presentes en un determinado paciente al inicio de la
enfermedad y seguir Juego la evolución del título de estos anticuerpos a lo largo del tiem
po. A veces se detectan autoanticuerpos que tienen especificidades sorprendentes para
antígenos sin que se haya identificado una correlación con una enfermedad. Entre estos •
hallazgos se encuentran los anticuerpos contra el huso, Jos centriolos, el aparato de Golgi,
los ribosomas y otros antígenos subcelulares no definidos. Es importante que el laboratorio
�
m.
que efectúa un estudio de ANA identifique también estos autoanticuerpos y los clasifique n
correctamente para evitar confusiones con autoanticuerpos de verdadera trascendencia 2
clínica y para que queden reflejados con exactitud en el estudio basal con el que se com ñ
pararán los cambios que se produzcan en el estado del paciente al cabo de Jos años.
)>
tJ)
Dos autoanticuerpos anticitoplasmáticos muy importantes son los anticuerpos an
e
timúsculo liso (SMA; anti-smooth muscle antibody) y los antimitocondriales (AMA;
)>
antimitochondrial antibody), que en ambos casos suelen poder detectarse mediante técni G)
cas de ANA utilizando células fijas cultivadas en monocapas (véase lámina 498). Sin 2
embargo, para una identificación exacta y para determinar el título de anticuerpos, es ne O·
cesario estudiar el suero del paciente frente a cortes de tejido ricos en estos antígenos, ge tJ)
�
neralmente Jos de estómago y riñón de ratón. El hallazgo de un título de SMA elevado su
ñ
giere claramente una hepatitis crónica activa, mientras que pueden observarse títulos )>
bajos en otros trastornos hepáticos, otras enfermedades reumáticas, enfermedades malig tJ)
nas o en personas sanas. El AMA es un marcador útil de la cirrosis biliar primaria y tam m
bién de otros trastornos hepáticos obstructivos. 2
Una última técnica que ha alcanzado una amplia utilización en las enfermedades reu 2
máticas es la del factor reumatoide (FR), un autoanticuerpo (generalmente lgM) que re S:
acciona con otras inmunoglobulinas (generalmente IgG) para formar complejos inmunes. e
Como su nombre indica, el FR tiene una especial aplicación en el diagnóstico y segui 2
miento de la artritis reumatoide. Hay numerosos métodos de cuantificación del FR basa o
r
dos en su capacidad de inducir una floculación visible a simple vista. Lamentablemente, o
por lo que respecta a su utilidad diagnóstica, el FR no suele ser positivo en Jos casos de G)
artritis reumatoide juvenil. )>'
Un marcador frecuentemente utilizado para valorar el grado de actividad de la enfer
medad, además del título de autoanticuerpo específico, es la cuantificación de la proteí
na C reactiva (PCR), que tiene una muy buena correlación con la cantidad de necrosis
hística que puede darse en la destrucción inflamatoria (véase tabla 7-3 y también capítu
lo10, proteínas séricas).
279
TABLA 7-5. Autoanticuerpos para órganos específicos en la enfermedad humana
280
membrana basal glomerular (anti-MBG). Estos anticuerpos lesionan no sólo los riñones
del paciente, sino también, caso de persistir, los riñones trasplantados. El anti-MBG reac
ciona también con las membranas basales alveolares de los pulmones. El trastorno clínico
de lesión hemorrágica mediada por anticuerpos en los pulmones y los riñones se denomina
síndrome de Goodpasture.
Otros órganos. Se utiliza la inmunofluorescencia indirecta para poner de manifiesto la
mayoría de los anticuerpos para órganos específicos, pero también pueden emplearse otras
técnicas en casos especiales en que los antígenos pueden solubilizarse o purificarse. Los
anticuerpos antitiroideos se determinan mediante una técnica de aglutinación en la que el
antígeno es adsorbido en glóbulos rojos. Los anticuerpos para el factor intrínseco se de
terminan por radioinmunoensayo. Otros radioensayos se utilizan para detectar anticuerpos
contra el receptor de acetilcolina en la miastenia gravis y contra los receptores de super
ficie celulares en la enfermedad de Graves (receptor de TSH) y también en algunas formas
de diabetes mellitus. Puede haber autoanticuerpos dirigidos contra otros muchos órganos.
Entre ellos se encuentran las suprarrenales (enfermedad de Addison), el miocardio, el •
músculo esquelético, diversas células endocrinas, componentes de la piel, la mucosa cóli
-t
ca, los conductos de las glándulas salivales y otros. Aunque la mayoría de estos anticuer m-
pos pueden reflejar simplemente la existencia de una lesión tisular más que su causa, exis (")
te la posibilidad de que extiendan la lesión o de que estimulen una inmunidad de 2
mediación celular contra estos tejidos, que podría causar el insulto primario o contribuir a ñ
producirlo.
)>
en
e
)>
Pruebas de alergia C)
2
En los individuos que sufren de asma puede estudiarse la sensibilidad a una amplia o
variedad de posibles alergenos mediante las pruebas cutáneas en las que se aplica por se en
-t
parado cada alergeno en una pequeña raspadura en la piel. La aparición de enrojecimiento
ñ
y tumefacción alrededor del lugar de aplicaci<?n indica que el paciente es alérgico a ese an )>
tígeno en particular. Las molestias que produce y el hecho de que sólo pueda utilizarse un en
número limitado de pruebas en cada sesión, han hecho que se introdujeran otras técnicas m
de.detección de lgE. El diagnóstico de un trastorno alérgico puede apoyarse en una cuanti 2
-
ficación de las concentraciones totales de lgE en sangre. Los individuos alérgicos tienden 2
a tener unas cifras de lgE total superiores a las esperadas. Existen también inmunoensayos 3:
de fase sólida para detectar la presencia de anticuerpos EgE contra una batería de antígenos e
individuales. Entre estos antígenos se encuentran distintos grupos de alimentos, pólenes, 2
pelos de animales y otros antígenos ambientales frecuentes. Estos alergenos están unidos a o
r
una partícula sólida que se incuba con el suero del paciente al realizar la prueba, con objeto o
de permitir que cualquier lgE que exista contra ese antígeno se una a ella. A continuación C)
se lava la partícula otra vez y se cuantifica la cantidad de marcaje (radiactivo o enzimático) )>'
unido a ella como medida directa de la lgE específica dirigida contra ese antígeno en par
ticular en el suero del paciente. Estos ensayos de lgE para alergenos específicos se deno
minan ensayos RAST o RIST. Antes de poner en marcha un estudio a ciegas de estos
alergenos (la mayoría de los cuales no presentarán probablemente reacción), resulta muy
útil determinar mediante una historia clínica cuidadosa con qué clases de alergenos puede
tener el paciente una experiencia de exposición previa.
En las pruebas de alergia y de reacción alérgica resulta útil con frecuencia determinar el
número absoluto de eosinófilos en la sangre, y también buscar la presencia de eosinófilos
en las secreciones nasales para confirmar un origen alérgico.
281
BIBLIOGRAFiA
282
CAPÍTULO
MEDICINA TRANSFUSIONAL
CONCEPTOS
284
CAPÍTULO
MEDICINA TRANSFUSIONAL
GRUPOS SANGUÍNEOS
285
antígenos principales se llaman A y B y los anticuerpos principales, anti-A y anti- B . Los
genes que determinan la presencia o ausencia de actividad A o B se encuentran en el cro
mosoma 9. Las personas normales de más de 6 meses de edad tienen casi siempre anti
cuerpos naturales que reaccionan con los antígenos A o B inexistentes en sus propias célu
las. La presencia de estos anticuerpos y su especificidad no están determinadas
genéticamente. Los anticuerpos aparecen tras el contacto con antígenos ambientales que
parecen ser omnipresentes y que comparten estructura y especificidad con Jos antígenos
eritrocitarios. Aunque esté expuesto a una actividad tanto de tipo A como de tipo B en el
medio ambiente, el ser humano no produce anticuerpos que reaccionen con sus propios
antígenos eritrocitarios.
Genes y antígenos
El sistema ABO no es tan sencillo como parece a primera vista. La actividad antigéni
ca depende de uniones de azúcar específicas situadas al final de una cadena de azúcar corta
que está unida a una molécula grande y compleja con una estructura proteica o lipídica. La
mayor parte de los antígenos eritrocitarios están en lípidos de la membrana que se denomi
nan glucoesfingolípidos, pero las glucoproteínas también poseen actividad ABO. Se cono
ce bien la naturaleza de la cadena de azúcar corta unida a la molécula compleja. Se produ
ce un antígeno A cuando la N-acetilgalactosarruna se une a una unidad de O-galactosa. La
actividad B se produce cuando hay una O-galactosa en esa unidad de O-galactosa terminal.
El gen A determina la presencia de una enzima transferasa que provoca la unión de la N
acetilgalactosamina a la galactosa; el gen B produce una galactosa-transferasa. Estas en
zimas transferasas, codificadas por los genes, son capaces de añadir azúcares a la sustancia
precursora básica.
En la figura 8-l se representa esquemáticamente la estructura de los antígenos A, B y
H . Antes de que la O-galactosa pueda aceptar los azúcares que determinan la actividad A o
B, debe tener unida a ella un azúcar fucosa. Una unidad de O-galactosa que tiene ya una
fucosa incorporada, pero sin N-acetilgalactosamina con actividad A m O-galactosa con
actividad B, tiene una actividad antigénica que se denomina H. Las células que sólo tienen
una configuración de azúcares con actividad H no presentan actividad A ni B y se denomi
nan de grupo O.
Las transferasas determinadas por los genes A y B dependen de la presencia de la sus
tancia precursora H para que su actividad se manifieste. La unión de la fucosa a la O-ga
lactosa proporciona este precursor. En la unión de la fucosa interviene otra enzima, la fu
cosa-transferasa, cuya presencia está determinada por el gen H. El gen H es independiente
del locus ABO; se desconoce su localización cromosómica. El gen H es extraordinaria
mente frecuente y casi todas las personas tienen sustancia H en los hematíes. Unos pocos
individuos son homocigotos para un gen inactivo en esta localización, que se denomina h.
Dado que las personas con dos genes h no pueden generar la enzima necesaria para la
unión de la fucosa, sus hematíes no tienen actividad H. Si no hay sustancia H, las transfe
rasas con actividad A o B carecen de substrato en el que actuar; por consiguiente, los he
matíes de estas personas no presentan actividad A ni B. Los individuos con hematíes que
carecen de actividad A, B o H tienen siempre anticuerpos anti-A, anti-B y anti-H intensos
en el suero. A esta constitución se la denominafenotipo Bombay, ya que fue descubierta
por primera vez en esta ciudad y los genes h inactivos, muy poco frecuentes, parecen tener
allí su máxima concentración (fig. 8-2).
Existen muchos alelos del locus ABO. Los tres más frecuentes son el A, el B y el O.
Los alelos A y B producen transferasas de azúcares que alteran la actividad H. El gen O no
tiene ningún producto detectable; se denomina amorfo. Los individuos con dos genes O
286
Ant geno H
Antt geno A
C)
::D
e
"'C
Ant geno B o
en
en
)>
z
Gal =Galactosa
C)
ClcNAc =N-acetilglucosamina e
Fue =Fucosa :z·
GaiNAc = N-acetilgalactosamina m
o
en
FIG. 8-1. El azúcar unido al carbono 3 de la galactosa determina la actividad antigénica. La N-acetilgalactosami
na confiere una actividad A; la galactosa confiere un¡¡ actividad B. A menos que la porción de fucosa que deter
mina la actividad H esté unida al carbono 2, la galactosa no acepta ningún azúcar en el carbono 3. (Tomado de
AABB Technical Manual [18], página 119, con permiso.)
SUSTANCIAS EN SECRECIONES
Ninguna H A,B
t�,�-- - • •
1 sese ,, ----- :Se ¡Se
1 ................ - -�-- 1
1 1 -- -- :
-- -
..........
! ! - -- 1
SUSTANCIA 1 SUSTANCIA I -SUSTANCIA 111
............... -
Sí J
l
SI
1l A
1 A ¡
: No ------ H
1
¡No.------A,B
1 :
1 Y'
1 (hh) 1 (00) :
+ + •
o o A.B
-H
ANTÍGENOS EN CÉLULAS
FtG. 8-2. Posibles vías genéticas en la biosíntesis de los antígenos ABO y las sustancias ABH. 'En ausencia de un
gen Y, puede haber sustancia A en las secreciones pero no antígenos A en los eritrocitos. (Tomado de Henry, JB:
Clinical and Diagnosis and Management by Laboratory Methods, ed. 17, WB Saunders, Filadelfia, página 988,
con permiso.)
287
no producen enzimas capaces de transformar la sustancia H en A o B. Sus células poseen
únicamente actividad H, y su suero contiene anti-A y anti-B. Un único gen de tipo A o B
puede generar la cantidad de enzima suficiente para convertir por completo la sustancia H
en A o B, respectivamente. Los hematíes de un individuo con el genotipo A-0 no difieren
de los del genotipo A-A. Las personas que tienen genes tanto A como B, unen N-acetilga
lactosamina, aparte de su sustancia H y O-galactosa, al resto de ella. Estos individuos del
grupo AB tienen en sus células actividad A y B, con muy poca H residual, y su suero no
contiene anti-A ni anti-B. En la tabla 8 - l se indican las características hemáticas y la fre
cuencia de los grupos ABO habituales.
Subgrupos de A
Hay dos genes A distintos que son frecuentes en la población general: A1 y A2• La
transferasa de A2 es menos eficiente que la transferasa de A1 en la conversión de H en A.
Un solo gen de A1 produce una transferasa que convierte casi todo el H disponible
en A, pero el gen A2 produce hematíes con una actividad antigénica A más débil y con
más antígeno H residual. Las personas con los genotipos ArA2 o A2-0 tienen hematíes
con el fenotipo A2• Los individuos con un gen A1 y un gen A2 tienen hematíes A1• La co
existencia de un gen B no altera la actividad A1 o A2• Aproximadamente un 20% de los
individuos AB son A2B, mientras que la mayoóa son A1B, en correspondencia con el he
cho de que sólo el 20%de las personas del grupo A son A2•
Existen otras variantes del gen A, que producen transferasas progresivamente menos
activas. Estas variantes son poco comunes, pero se dan con la suficiente frecuencia como
para haber permitido la identificación y clasificación de diversos subgrupos A débiles. La
transmisión hereditaria de estas variantes débiles sigue la distribución mendeliana normal.
Se desconoce el motivo de esta actividad «deficitaria». También carece de explicación el
hecho de que se den con tanta frecuencia variantes de las transferasas A, mientras que las
variantes de B son poco comunes. Sólo se han hallado unos pocos genes «B débiles».
La presencia del antígeno A2 no puede determinarse cuando hay antígeno A1• Se cree
que ello traduce simplemente un déficit cuantitativo; sin embargo es posible que haya
también un cierto cambio cualitativo en el antígeno A en los individuos A2• Algunos in
dividuos A2 y A2B pueden tener anti-A1 en el suero. En este caso, los subgrupos de A pue
den dar resultados discrepantes en las caracteósticas del grupo ABO, como puede
ocurrir cuando los hematíes de un individuo son del tipo AB, mientras que el suero contie-
Frecuencia(%) en la población de EE UU
A A Anti-8 40 27 16 28
8 8 Anti-A 11 20 4 27
o Ninguno Anli-A 45 49 79 40
Anti-8
AB AyB Ninguno 4 4 <1 5
Adaptado de Widmann, FK (dir.): Technical Manual, ed. 8. American Association of Blood Banks, Was
hington, OC, 1981.
288
ne anti-A. Se trata, de hecho, de un anti-Aa. y los grupos sanguíneos correctos son A2 o
A2B, respectivamente.
Aunque el anti-A y el anti-B reaccionan de manera intensa y específica con los co
rrespondientes antígenos eritrocitarios, el estímulo para la producción de anti-A y anti-B
no es la exposición a los hematíes. Las mismas uniones de la galactosa con N-acetilgalac
tosamina o con galactosa que caracterizan a los glucoesfingolípidos eritrocitarios existen
en las paredes de las células bacterianas. La exposición ambiental continua a estos antíge
nos muy extendidos desencadena una producción continua de anticuerpos en los indivi
duos inmunocompetentes, siempre que el antígeno no sea un «componente propio» de los
hematíes del individuo. Las personas del grupo A producen tan sólo anti-B, y las del gru •
po B tienen tan sólo anti-A. Los individuos del grupo O tienen tanto anti-A como anti-B,
mientras que los del grupo AB no tienen ninguno de estos anticuerpos (véase tabla 8-1). C)
::Q
Los recién nacidos no son capaces aún de formar anticuerpos, y tampoco los tienen los pa e
cientes con déficits de la inmunidad humoral. .,
Las bacterias del medio ambiente poseen también la unión galactosa-fucosa que confie o
re la actividad H. Sin embargo, el anti-H es muy infrecuente, ya que casi todos los hematíes
C/)
C/)
poseen antígeno H en una cantidad que puede ser pequeña o considerable. Los individuos
)>
A1 o A1B presentan a veces una débil actividad anti-H, pero los únicos que producen anti-H 2
de manera intensa son los del fenotipo Bombay, cuyos hematíes carecen de actividad H. C)
El anti-A y el anti-B son aglutininas potentes, que se detectan con facilidad en el labo e
ratorio. En la circ�lación provocan una destrucción rápida, mediada por el complemento, z'
de cualquier célula incompatible que logre entrar en el torrente circulatorio. Excepto por m
o
las pocas células fetales que entran en la circulación de la madre durante el embarazo y el C/)
parto, la única forma de que lleguen a la circulación células con incompatibilidad ABO son
las transfusiones con una identificación incorrecta. La identificación incorrecta de los pa
cientes, las muestras de sangre o la sangre del donante, o las anotaciones administrativas
equivocadas son la causa de la inmensa mayoría de reacciones transfusionales hemolíticas
por incompatibilidad ABO.
La mayor parte de la actividad anti-A y anti-B reside en inmunoglobulinas de la clase
IgM, que producen una inmediata aglutinación (fig. 8-3) y/o hemólisis. Sin embargo, hay
una cierta parte de la actividad que es IgG, y los anticuerpos de este tipo se unen a la su
perficie celular sin afectar de manera inmediata a su viabilidad. Los anticuerpos anti-A o
anti-B de la clase IgG atraviesan con facilidad la placenta y pueden producir una enferme
dad hemolítica del recién nacido (véase más adelante). Los individuos del grupo O tienen
anti-A y anti-B de tipo IgG con más frecuencia que las personas de los grupos A o B. La
enfermedad hemolítica ABO del recién nacido afecta casi exclusivamente a los hijos de
madres del grupo O (véase más adelante en este mismo capítulo).
Secretores y no secretores
289
• ..
I
....
:,.or
~
""-
I
.
....... ..
I
FIG. 8-3. Reacciones de aglutinación. (A) 4+: un agregado sólido de hematíes. (8) 3+: varios agregados grandes.
(C) 2+: agregados de tamaño medio. fondo claro. (D) 1 +: agregados pequeños: fondo turbio y rojizo. (E) +w
(wtak o débil): agregados fmos: fondo turbio y rojizo. o (F) +w: agregados microscópicos únicamente (aumentos
originales X 10: ampliación 240X). (G) Negativo: ausencia de agregados. (H) Negativo: ausencia de agregados·
aspecto microscópico (aumentos originales x 10: ampliación 240X). (/) Seudoaglutinación o pilas de monedas
intensas (2+). (J) Pilas de monedas: aspecto microscópico (aumentos originales X JO: ampliación 240X). (To
mado de Harmening, O ldir.j: Modero Blood Banking and Transfusion Practices. ed. 2. FA Davis. Filadelfia.
1989, con pem1iso.)
290
de secretor puede ser útil en los laboratorios de medicina forense . En la mayoría de indivi
duos de raza blanca, la incidencia del gen secretor, que manifiesta su actividad con una
herencia dominante, es del 85%(véase también fig. 8-2).
. Variación en el tipo ABH en diversas enfermedades. Puede producirse un debilita
miento del antígeno A en algunas personas con leucemia aguda o en las enfermedades
mieloproliferativas crónicas con evolución leucémica. Determinados cánceres, en especial
el de colon, pueden asociarse a la aparición de un antígeno B que se denomina B adquiri
do. Así, en estas enfermedades un individuo con fenotipo del grupo O o A puede adquirir a
veces el antígeno B, con lo que su tipo sanguíneo aparente pasa a ser B o AB.
Sistema Rh
El sistema Rh incluye muchos antígenos diferentes. Los individuos con glóbulos rojos
que poseen el antígeno D se denominan Rh-positivos, y cuando carecen del antígeno D se
les llama Rh-negativos, independientemente de la existencia o no de otros antígenos Rh.
Aparte del D, existen otros cuatro antígenos Rh de gran importancia clínica. Los genes del
sistema Rh se encuentran en el cromosoma l . Cada gen controla, por tanto, la presencia de
varios antígenos Rh distintos en la superficie de los hematíes y determina una combinación
diferente de dos o tres antígenos importantes y de otros varios antígenos de menor trascen
dencia clínica.
Dada la facilidad con que provoca la formación de un anticuerpo identificador, el D fue
el primer antígeno Rh descubierto. Los otros cuatro antígenos importantes se denominan
C, E, e y e; los anticuerpos contra estos antígenos se dan con menos frecuencia, pero de to
dos modos se observan a menudo. Existen otros muchos antígenos que son muy infre
cuentes o que requieren anticuerpos raros para demostrar su presencia.
291
Genes Rh
En la tabla 8-2 se indican los genes Rh frecuentes en la población de los Estados Uni
dos. Puede observarse que todos estos genes determinan la presencia de un antígeno en la
localización C-e y de otro en la localizaciónE-e. La mayoría indican también la presencia
de D.El gen r determina la formación de un producto que carece deD, pero posee e y e. Un
solo grupo de antígenos Rh definidos por sus alelos en un cromosoma se denomina ha
plotipo. No sabemos cuáles son los polipéptidos concretos producidos por los genes Rh, ni
tampoco conocemos la estructura química y espacial que determina la actividad antigéni:
ca. La sustancia Rh tiene un elevado contenido lipídico, y está más integrada a la membra
na eritrocitaria que los antígenos ABH.
Dado que cada persona tiene dos unidades de cromosoma 1, existen siempre dos aletos
Rh.Estos aletos pueden ser idénticos o diferentes. Si hay dos aletos iguales en los dos cro
mosomas, el hematíe sólo tendrá un conjunto de antígenos. Si hay dos aletos diferentes,
habrá dos haplotipos. De los cinco antígenos Rh frecuentes, el número mínimo que una
persona normal puede tener es dos (e y e), puesto que el d no se ha identificado y su pre
sencia se infiere tan sólo por la ausencia de D.Esto ocurre en las personas que tiienen el gen
r en los dos cromosomas. Una única célula estudiada con los cinco anticuerpos principales
puede tener un máximo de cinco antígenos diferentes (DCEce). Esto ocurre con el genoti
po R1R2 (CDe/cDE).
Las células Rh-positivas tienen siempre el antígeno D como parte de al menos un ha
plotipo.En las pruebas estándar, no se puede diferenciar las células con una única dosis de
D de las de individuos homocigotos paraD (dosis doble). Esta distinción puede inferirse a
veces de la presencia de otros factores antigénicos que acompañan con frecuencia al D. Las
células Rh-negativas, que carecen de D, pueden tener e, C o ambos, así como e, E o ambos.
La mayoría de personas Rh-negativas tienen dos alelos r, que determinan los antígenos e y
e, pero algunos individuos Rh-negativos tienen alelos menos comunes.
Anticuerpos Rh
Adaptado de los de datos de Widmann, FL (dir.): Technical Manual, ed. 8, American Associa1ion of Blood
Banks, Arlington, VA, 1981.
292
mayor. Aproximadamente un 20 % de las madres Rh-negativas desarrollan anti-D después
del embarazo de un niño Rh-positivo, mientras que en las personas Rh-negativas a las que
se transfunde sangre Rh-positiva, la aparición de anticuerpos se da en un 50-70 %. Por este
motivo, se hacen todos los esfuerzos razonables para evitar transfundir sangre Rh-positiva
a individuos Rh-negativos. Los anticuerpos para los otros cuatro antígenos principales del
Rh se dan sólo esporádicamente. En la práctica habitual de las transfusiones, no se intenta
asegurar la igualdad de estos antígenos entre donante y receptor. Unas pocas personas de
sarrollan anti-E de manera espontánea (es decir, sin haber estado expuestos a la sangre,
hemoderivados o un embarazo). Los demás anticuerpos Rh casi rnunca aparecen espontá
neamente.
Cuando se producen anticuerpos Rh, éstos son fundamentalmente del tipo lgG. Apare
ce algo de IgM inicialmente como parte de la respuesta inmune primaria, pero tiende a
desaparecer poco después del hecho inmunizante; mientras que la IgG puede persistir du
rante toda la vida. Por lo general, los anticuerpos Rh no activan el complemento. El efecto
•
biológico habitual de los anticuerpos Rh consiste en recubrir (opsonizar) las células circu
lantes que contienen el antígeno correspondiente y hacerlas vulnerables a la destrucción C)
:lJ
por parte del sistema reticuloendotelial. Cuando el anticuerpo se une a los antígenos de la e
superficie celular, pueden aparecer síntomas sistémicos como hipotensión y un aumento .,
de la temperatura, vómitos o pérdida del conocimiento. El resultado hematológico es una o
hemólisis de las células recubiertas de anticuerpos en los órganos reticuloendoteliales,
en
fundamentalmente el bazo o el hígado. La destrucción puede ser completa en un plazo de
en
)>
uno o dos minutos, o puede producirse lentamente a lo largo de horas o días. En el tubo de 2
ensayo, los anticuerpos Rh pueden producir un grado de aglutinación modesto, y general C)
mente predomina el recubrimiento de superficie. La aglutinación se intensifica con sueros e
de Coombs (AGH), albúmina o tratamiento enzimático de los hematíes. 2'
Los anticuerpos Rh atraviesan fácilmente la placenta, pasando de la madre al feto. His m
tóricamente, el anti-D ha sido la causa más frecuente de enfermedad hemolítica grave del
o
en
recién nacido. La profilaxis pasiva con anticuerpos Rh previene eficazmente la formación
de anticuerpos cuando se aplica a una mujer Rh-negativa no inmunizada a las 28 semanas
del período prenatal e inmediatamente después del parto de un hijo Rh-positivo. Las mu
jeres con un anti-D ya existente en el momento en que se inicia el embarazo es muy proba
ble que tengan un hijo afectado. Otros anticuerpos Rh pueden causar una enfermedad he
molítica con una frecuencia muy inferior, y no disponemos de medios farmacológicos para
su prevención (véase Enfermedad hemolítica del recién nacido, más adelante en este mis
mo capítulo).
lnmunoprofilaxis Rh
293
perimenta inmunización ni reacción hemolítica grave. La inmunoglobulina Rh puede ad
ministrarse eficazmente en cualquier momento durante las primeras 72 horas siguientes a
la introducción de las células Rh. No hay datos suficientes que permitan establecer si este
intervalo puede prolongarse de manera segura.
Durante el embarazo, si han entrado en la circulación más de 50 rnl de células fetales,
puede administrarse más IgRh. Si a una mujer Rh-negativa se le practica una amniocente
sis o sufre un aborto espontáneo o inducido, se la debe proteger de forma similar con un
nivel adecuado de inmunoprofilaxis con IgRh. Si a una mujer se le administra una profi
laxis prenatal, es extraordinariamente importante anotarlo en su historia clínica, ya que de
lo contrario la presencia de anti-D en una muestra de sangre obtenida en el período de pos
parto podría considerarse una prueba de una inmunización preexistente. Tanto si ha recibi
do IgRh durante el embarazo como si no, la mujer Rh-negativa no inmunizada debe recibir
siempre lgRh después de dar a luz a un niño Rh-positivo (véase más adelante).
En la tabla 8-3 se indican algunos de los sistemas de antígenos eritrocitarios más frecuen
tes de importancia clínica. Un sistema de grupo sanguíneo es una serie de antígenos con
trolados por genes alelos que se heredan de manera independiente de otros genes. Los siste
mas ABO y Rh dominan la escena de los bancos de sangre, pero existen otros muchos
sistemas. Los antígenos de un grupo sanguíneo son importantes clínicamente si provocan la
formación de anticuerpos después de una transfusión, si reaccionan con anticuerpos de for
ma que se produzca una hemólisis in vivo, o si intervienen en la enfermedad hemolítica del
recién nacido. Aparte del ABO y el Rh, los sistemas de grupo sanguíneo de mayor importan
cia clínica son los denominados Kell, Duffy y Kidd. Otros antígenos y anticuerpos causan
problemas clínicos en relativamente pocos casos, pero con la suficiente frecuencia como
para que deba buscarse e identificarse su presencia.
Aloinmunización eritrocitaria
ABO A,B,O,AB
Rh C, D, E, e, e
K K, k
Duffy Fy•, fyb
Kidd Jk•, Jkb
Lutheran Lu•, Lub
MNS M,N,S,s
Lewis Le•, Leb
p P�o P2
1 1, i
294
transitorio, y luego un anticuerpo IgG que persiste durante años. Estos anticuerpos de tipo
lgG reaccionan mejor a la temperatura corporal; una vez formado el anticuerpo éste hemo
lizará o recubrirá las células que posean el correspondiente antígeno. Las pruebas de de
tección sistemática de anticuerpos y las pruebas cruzadas intentan prevenir estos episodios
hemolíticos mediante la detección e identificación de los anticuerpos, con objeto de que no
se transfundan células con antígenos positivos.
Los anticuerpos difieren en su incidencia, en la frecuencia con que provocan problemas
clínicos, y en los métodos con que son detectados en el laboratorio. Los pacientes pueden
tener varios anticuerpos distintos simultáneamente; esto hace difícil identificar los más
débiles y a veces hace que pasen inadvertidas más especificidades.
A veces los anticuerpos se debilitan a medida que pasa el tiempo, por lo que es difícil o
imposible demostrar que una persona ha sido inmunizada. Si se transfunden células con
antígenos positivos a un paciente de este tipo, el anticuerpo reaparece muy rápidamente.
Esta rápida recuperación del anticuerpo, que se denomina respuesta anamnésica, puede •
destruir las células transfundidas con antígenos positivos (reacción transfusional hemolí
tica tardía, véase Efectos adversos de las transfusiones, más adelante en este mismo capí C)
::J:J
tulo). Con los anticuerpos Rh de tipo anti-E y anti-c es especialmente probable la aparición e
de una hemólisis tardía, ya que son anticuerpos del sistema Kidd (anti-Jk• y anti-Jkb). Los .,
anticuerpos Kidd son con frecuencia débiles al principio y tienden a estar presentes como o
uno de varios anticuerpos diferentes en la misma persona sensibilizada.
en
Las reacciones hemolíticas son raras, pero los anticuerpos son bastante frecuentes y se
en
)>
dan en un 6 % o más de las personas que han recibido transfusiones previas o han tenido 2
embarazos. La observación de que la sangre carece de uno o varios antígenos reactivos con C)
los anticuerpos de un paciente puede retrasar gravemente una transfusión, pero el hecho de e
no detectarlo y administrar una sangre incompatible puede provocar problemas aún peo 2'
res. Estos anticuerpos IgG provocados por la transfusión o el embarazo pueden producir m
o
también una enfermedad hemolítica del recién nacido (véase Enfermedad hemolítica del en
recién nacido, más adelante en este mismo capítulo).
Aunque el anti-A y el anti-B son los únicos anticuerpos que se encuentran de manera
regular en el suero de individuos no inmunizados, a veces existen anticuerpos activos con
tra otros antígenos eritrocitarios en personas que no han sufrido nunca una exposición a
hematíes humanos. A estos anticuerpos se les llama a veces de aparición natural, pero es
mejor la denominación de no estimulados por hematíes. El estímulo inmunizante es, pre
sumiblemente, la exposición a una sustancia ambiental antigénicamente similar a los antí
genos eritrocitarios, pero nadie sabe por qué algunas personas producen anticuerpos y
otras no.
Los anticuerpos que aparecen sin un estímulo eritrocitario suelen ser de tipo lgM y
suelen reaccionar mejor a temperaturas de 30 oc o inferiores. Dado su bajo óptimo térmi
co, rara vez causan problemas en el contexto de una transfusión. Algunos mantienen acti
vidad a 37 oc y, en este caso, hay que considerarlos de posible importancia clínica. Estos
anticuerpos, al ser IgM, no atraviesan la placenta y no causan la enfermedad hemolítica del
recién nacido. Los anticuerpos IgM de este tipo más notables y más importantes clínica
mente son, naturalmente, el anti-A y el anti-B, que pueden producir reacciones transfusio
nales hemolíticas graves cuando se administra sangre con una incompatibilidad ABO.
Otros anticuerpos no estimulados por hematíes (naturales) (aparte de los ABO), suelen
tener una especificidad contra antígenos de los sistemas denominados Lewis, li, Po MNS.
En la anemia hemolítica autoinmune de reacción fría asociada a las infecciones por
295
Mycoplasma pneumoniae (véase capítulo 3, Anemia hemolítica autoinmune), suele inter
venir el anticuerpo anti-l. El anti-1 y el anti-IH provocan con frecuencia problemas de la
boratorio en las pruebas cruzadas, dado que cuando se encuentran a títulos elevados tien
den a tener una actividad aglutinante que persiste incluso a 37 °C. Los anticuerpos Lewis
son bastante frecuentes en la población no inmunizada. In vivo, la hemólisis por anti-Le• es
muy infrecuente. La mayoría de anticuerpos Lewis no tienen trascendencia clínica, pero
existe la suficiente impredecibilidad como para que muchos bancos de sangre sean reacios
a desdeñarlos si son activos a 37 °C.
296
El principio en que se basa la prueba consiste en amplificar la presencia de inmuno
globulina y/o complemento en la superficie de los hematíes con el empleo de la AGH para
aglutinar (unir los hematíes entre sí) los hematíes recubiertos, o bien directamente (prueba
de antiglobulina directa), o tras la incubación con un suero con anticuerpos (prueba de
antiglobulina indirecta).
297
Prueba de antiglobulina directa sin autoinmunidad
Es importante saber si los pacientes o los donantes tienen en el suero algún anticuerpo
que no sea anti-A o anti-B. Es imposible predecir qué personas desarrollarán anticuerpos
después de una exposición inmunizante, o qué individuos no transfundidos tendrán anti
cuerpos no estimulados por hematíes. La práctica estándar requiere un estudio de detec
ción sistemática de todas las muestras de sangre de cualquier paciente para identificar la
presencia de anticuerpos no sospechados, antes de cada transfusión. Los estudios sistemá
ticos de detección de anticuerpos se realizan también empíricamente durante el embarazo
para identificar anticuerpos que es probable que se asocien a una enfermedad hemolítica
del recién nacido. También se efectúan estos estudios sistemáticos en la sangre procedente
de donantes, aun cuando los anticuerpos del plasma de los donantes son mucho menos
importantes. En la tabla 8-5 se indican las aplicaciones del estudio de detección sistemáti
ca de anticuerpos. A este estudio se le denomina a veces prueba de antiglobulina indirecta
o prueba de Coombs indirecta. Este término es impreciso y puede llevar a confusión, ya
que el suero antiglobulina (suero de Coombs) se utiliza en técnicas de laboratorio muy di
versas. Así pues, la prueba de detección sistemática de anticuerpos identifica el anticuerpo
298
TABLA 8-5. Aplicaciones de la prueba de detección sistemática de anticuerpos
en el suero. Se trata de un sistema modificado que emplea hematíes indicadores que con
tienen diversos antígenos eritrocitarios para establecer la presencia de anticuerpo en el •
suero por la aparición de una aglutinación. En este sistema, los hematíes indicadores que
dan recubiertos por el anticuerpo in vitro (en el tubo de ensayo en las técnicas de los ban- G')
:u
e
/
Resultado Interpretación
299
de que sea necesaria, puede establecerse un sistema basado en la determinación del grupo
sanguíneo y la detección de anticuerpos. De este modo, el banco de sangre determina el
tipo ABO y el tipo Rh y realiza una prueba de detección de anticuerpos en el suero. Gene
ralmente se guarda la muestra para efectuar pruebas cruzadas con las unidades a transfun
dir caso de ser necesario. Si la detección de anticuerpos es positiva, se realizarán las prue
bas cruzadas a pesar de las bajas posibilidades de que la sangre sea necesaria. Si no se
detectan anticuerpos, no suelen efectuarse pruebas cruzadas; sin embargo, existe siempre
una reserva adecuada de sangre de tipos específicos para el caso de que el paciente requie
ra realmente una transfusión. En esta situación, si la sangre es necesaria, puede proporcio-
narse como sangre «con pruebas cruzadas parciales» en 15 minutos. Proporcionar la san
gre de esta forma tiene una seguridad del 99,9% de la que se consigue con la realización
de las pruebas cruzadas y mejora enormemente la eficiencia de un banco de sangre. Inclu
so en las situaciones en que hay una incompatibilidad de pruebas cruzadas con una detec
ción de anticuerpos negativa, es altamente improbable que los anticuerpos vayan a tener
trascendencia clínica. En cada hospital deben establecerse unas tablas con las directrices
para la solicitud de sangre al Servicio de Transfusiones en las intervenciones quirúrgicas
programadas; en la mayoría de los casos esto se hará con la colaboración del médico del
banco de sangre, el cirujano y el anestesiólogo (tabla 8-7). Si la prueba de detección de an
ticuerpos es positiva y se considera clínicamente importante, deberá disponerse de sangre
que carezca de los correspondientes antígenos y se efectuarán pruebas cruzadas completas
utilizando la prueba de antiglobulina humana.
Pruebas cruzadas
Antes de transfundir la sangre se estudian las células del donante y el suero del recep
tor para detectar la posible presencia de una incompatibilidad serológica mediante pruebas
cruzadas. Estas pruebas constituyen la comprobación final de que el paciente no tiene an
ticuerpos circulantes reactivos frente a los hematíes transfundidos.
El suero antiglobulina (AGH) incrementa notablemente la sensibilidad de las pruebas
in vitro. Los anticuerpos lgM potentes causan generalmente una aglutinación claramente
visible de las células que poseen el antígeno correspondiente, pero los anticuerpos más
débiles son difíciles de detectar y muchos anticuerpos lgG no aglutinan las células por
muy potente que sea el anticuerpo. Todas las pruebas de anticuerpos, incluyendo las
pruebas cruzadas, utilizan la centrifugación del suero y las células como primera fase del
análisis. La aglutinación indica un resultado positivo (véase fig. 8-3). A continuación, se
dejan en incubación el suero y las células, generalmente durante 15-30 minutos, para que
cualquier anticuerpo que se encuentre en el suero tenga la posibilidad de adherirse a los
hematíes del donante. Luego se eliminan mediante lavado las proteínas no fijadas y se
añade suero antiglobulina. Si el suero contiene un anticuerpo que reaccione con un antí
geno de la superficie eritrocitaria y se una a él, la adición de AGH hace que las células re
cubiertas de anticuerpos se aglutinen. Si no hay aglutinación tras la adición de AGH, esto
quiere decir que no se ha producido ninguna reacción antígeno-anticuerpo. Es muy posi
ble que el suero contenga un anticuerpo, pero si las células no tienen el antígeno corres
pondiente, la reacción será negativa y los hematíes transfundidos serán compatibles en las
pruebas cruzadas.
La detección de anticuerpos es importante, no sólo en el contexto de la transfusión,
sino también en la valoración de las mujeres embarazadas para establecer la posibilidad de
aparición de una enfermedad hemolítica del recién nacido.
Las pruebas cruzadas constituyen el mejor método de que se dispone para predecir un
resultado satisfactorio de la transfusión. Sin embargo, unas pruebas cruzadas negativas no
300
�
t:l
301
garantizan que los hematíes tengan una supervivencia normal o que el paciente no experi
mente efectos adversos con la transfusión.
PRUEBAS PRETRANSFUSIONALES
.
Pruebas pretransfusionales en la sangre del donante
La sangre extraída de la vena del donante debe ser procesada para que las transfusiones
sean seguras. Independientemente del fraccionamiento posterior que pueda realizarse,
debe comprobarse que la sangre no tiene el antígeno de superficie de la hepatitis B (Ag
HBs) ni el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) o el virus de la leucemia T huma
na (HTLV) tipo 1, y deben realizarse pruebas indirectas para reducir las probabilidades de
transmisión del virus de la hepatitis no A no B (véase Transmisión de enfermedades infec
ciosas por componentes de la sangre). Las pruebas de anticuerpos para el virus de la he
patitis C (VHC) se implementarán también de manera sistemática. También se estudia en
la sangre la exposición a la sífilis. La sangre que es positiva en alguna de estas pruebas no
se transfunde jamás. La sangre en la que se encuentran anticuerpos eritrocitarios inespera
dos se separa en plasma y hematíes. Los hematíes pueden utilizarse para la transfusión,
pero el plasma se acumula para la realización de fraccionamientos a gran escala o se
guarda para utilizarlo como reactivo.
302
anticuerpos negativas, pero ninguna prueba de detección puede asegurar que no se pro
duzcan reacciones de antígeno-anticuerpo específicas poco habituales. En los pacientes
con anticuerpos conocidos, el estudio de compatibilidad pretransfusional es esencial
Las pruebas cruzadas constituyen la búsqueda final de la incompatibilidad entre la san
gre del paciente y los hematíes del donante. Antes de que se efectuaran las pruebas de de
tección sistemática de anticuerpos en la sangre del donante, se realizaban también unas
pruebas cruzadas «menores». En éstas se estudia el suero del donante con los hematíes del
paciente. Se denominan menores porque la rápida dilución que sufre el plasma al entrar en
el torrente circulatorio del paciente asegura que los problemas causados por anticuerpos
transfundidos serán, en el peor de los casos, menores. En la actualidad se efectúan siem
pre pruebas de detección de anticuerpos inesperados en la sangre del donante, con lo que
las pruebas cruzadas menores han quedado obsoletas.
En las pruebas cruzadas «mayores» se combinan los hematíes del donante y el suero
del paciente en unas condiciones diseñadas para desencadenar una actividad de anticuer •
pos tanto IgG como IgM. Las células y el suero deben incubarse durante el tiempo sufi
"''
ciente para permitir que los anticuerpos con una avidez mínima tengan tiempo de reaccio :u
nar. También es necesario añadir suero antiglobulina después de la incubación, para e
detectar anticuerpos que recubran los hematíes sin aglutinarlos, como se ha descrito ante m
m
riormente. Estas pruebas requieren tiempo pero son importantes. En situaciones de urgen )>
cia, cuando el retraso de la transfusión pone en peligro la vida del paciente, puede admi tJ)
nistrarse sangre con unas pruebas cruzadas incompletas, pero las pruebas deben "''
terminarse. En los pacientes en que se ha efectuado previamente una determinación de :u
m
grupos sanguíneos y un estudio de detección de anticuerpos, puede utilizarse también la .....
sangre con pruebas cruzadas parciales, como se ha descrito anteriormente. :u
Muchos centros. están utilizando en la actualidad una técnica ampUada de grupo san
)>
2
guíneo y detección de anticuerpos como sustituto de las pruebas cruzadas mayores en los tJ)
pacientes que no presentan anticuerpos inesperados frente a un panel de reactivos poliva 'TI
e
lente tricelular (prueba de detección tricelular). Se efectúan unas pruebas cruzadas abre tJ)
viadas para verificar la compatibilidad ABO. Se ha demostrado que esta técnica tiene un
o
buen nivel de seguridad y requiere menos trabajo. 2
)>
r
m
Selección de hemoderivados tJ)
Los hematíes transfundidos no deben tener antígenos para los que el receptor posea an
ticuerpos. Si hay anti-A, no pueden transfundiese hematíes A o AB; lo mismo puede decir
se de los hematíes B o AB en un paciente que tenga anti-B. Aunque los anticuerpos del
plasma del donante son mucho menos importantes, a veces alguna unidad de sangre del
grupo O contiene anti-A o anti-B potentes que pueden dañar los hematíes A, B o AB del
receptor con la transfusión. El concepto de grupo O como «donante universal» es váUdo
para los hematíes pero no para la sangre total. Una buena práctica es la de administrar
siempre sangre del mismo grupo específico. Cuando esto resulta impracticable, los recep
tores de los grupos A o B pueden recibir hematíes del grupo O y los receptores AB hema
tíes de cualquier tipo ABO. Un receptor del grupo O sólo puede recibir sangre del grupo O.
Dado que los anticuerpos Rh no existen de forma natural, no se produce ningún daño
inmediato al administrar sangre Rh-positiva a un paciente Rh-negativo. Sin embargo, pos
teriormente, del 60 al 70 % de los receptores Rh-negativos desarrollarán anticuerpos anti
D, por lo que en general se desaconseja esta práctica. Es importante evitar transfundir
sangre Rh-positiva a niñas o mujeres Rh-negativas que puedan quedar embarazadas, ya
que es casi segura la aparición de una enfermedad hemolítica del recién nacido si poste
riormente conciben un hijo Rh-positivo. En la selección de los derivados del plasma y los
303
concentrados de plaquetas puede haber una flexibilidad mayor que con la selección de los
hematíes. En la práctica, los anti-A y anti-B transfundidos rara vez causan problemas ex
cepto en los niños muy pequeños y en casos excepcionales de hemofilia tratada de forma
muy intensa. El plasma del grupo O es más probable que sea más peligroso que el de otros
grupos y debe constituir la última elección al transfundir a pacientes de grupos sanguíneos
distintos del O.
Con los concentrados de plaquetas la situación es difícil. Los concentrados almacena
dos a temperatura ambiente contienen al menos 50 ml de plasma, que posee anticuerpos
que podrían dañar las células del receptor. Además, las plaquetas tienen una actividad an
tigénica ABH que puede reaccionar con los anticuerpos del receptor. Las plaquetas del
mismo grupo específico son claramente el producto de elección, pero es preferible el em
pleo de plaquetas sin especificidad de grupo a su falta de utilización.
Componentes celulares
Una unidad de sangre contiene elementos celulares y no celulares que tienen funciones
diversas. El tratamiento transfusional tiene por objeto reponer un componente o compo
nentes que son deficitarios en un paciente sintomático. Cualquier hemoderivado comporta
siempre un cierto riesgo, y hay que valorar en cada ocasión la relación riesgo/beneficio. En
la tabla 8-8 se resume el empleo de la sangre y sus componentes en el tratamiento trans
fusional, y se indican también algunos de los riesgos asociados a cada componente espe
cífico.
Productos eritrocitarios
Los hematíes contienen hemoglobina, que transporta el oxígeno que es necesario para
mantener la vida. En el pasado, la única indicación para la transfusión era reemplazar o re
poner la capacidad de transporte de oxígeno. La mayor parte de las transfusiones se siguen
administrando con esta finalidad.
Sangre total. La sangre circulante está formada por plasma, hematíes, leucocitos y
plaquetas. Cuando se extrae sangre de un donante, se añade una solución anticoagulante de
preservación para impedir que se coagule durante el almacenamiento. El producto obteni
do contiene unos 450 ml de sangre, diluidos con 63 m1 de anticoagulante. Dado que ni los
leucocitos ni las plaquetas sobreviven durante mucho tiempo a las temperaturas de refri
geración (2-6 °C), funcionalmente la sangre total almacenada contiene hematíes y plasma.
La albúmina y la mayor parte de las globulinas sobreviven al almacenamiento, pero los
factores de la coagulación lábiles sufren un deterioro impredecible.
En la actualidad, la sangre total refrigerada, recogida en anticoagulante CPD-Al tiene
una vida en almacenamiento de 35 días. La transfusión de sangre total aumenta el volumen
sanguíneo total del receptor y la capacidad de transporte de oxígeno, y es lo más útil para
tratar las pérdidas hemáticas importantes. Los pacientes con un volumen sanguíneo ade
cuado pero con un déficit de hemoglobina obtienen escaso beneficio del plasma de la san
gre total transfundida, y los pacientes en que la función cardíaca es precaria pueden sufrir
una insuficiencia cardíaca congestiva si se les administra sangre total.
Tanto en los hematíes como en el plasma almacenado se producen determinadas alte
raciones metabólicas, que se indican en la tabla 8-9. Las modificaciones metabólicas que
se producen con el almacenamiento se denominan lesión de almacenamiento y tienen una
304
TABLA 8-8. Indicaciones y complicaciones del tratamiento con componentes hemáticos
Componentes Cantidad de
celulares y sustancia activa Vida en Efecto de una Precauciones y
plasmáticos Contenido Indicaciones por unidad Volumen (ml) almacenamiento dosis complicaciones
Concentrados 70-80 % de Mejora la 1 75-280 mi de 250-350 ACD: 2 1 días, Aumenta el Debe ser
de hematíes hematíes, algo capacidad de masa de CPD: 21 días, hematócrito en compatible
de plasma, transporte de concentrado de CPDA-1 : 35 un 3 % por ABO
leucocitos y oxígeno, hematíes días, unidad RF++
plaquetas o sus aumenta la ADSOL: 42 RU++
productos de masa días RA+
degradación eritrocitaria en H ++++
la anemia PPT ++
sintomática y el INF++
shock
hemorrágico,
preferible a la
sangre total
para reducir las
complicaciones
Hematíes >80 % de Reduce las 200 mi de masa 200-250 Sistema abierto: Aumenta el Compatible ABO
lavados eritrocitos reacciones de concentrado 24 horas hematócrito en R F O � +/-
suspendidos en febriles debidas de hematíes un 3 % RUO
suero a restos RAO
fisiológico leucocitarios en H ++++
pacientes con PPT O
anticuerpos
leucocitarios
preformados
Componentes Cantidad de
celulares y sustancia activa Vida en Efecto de una Precauciones y
plasmáticos Contenido Indicaciones por unidad Volumen (mi) almacenamiento dosis complicaciones
Componentes Cantidad de
celulares y sustancia activa Vida en Efecto de una Precauciones y
plasmáticos Contenido Indicaciones por unidad Volumen (mi) almacenamiento dosis complicaciones
PFC Plasma, todos los Tratamiento de los 0,7-1 ,O unidades 200-250 Congelado: 1 año, Aumento del 20- RU + + + +
factores de la trastornos de los factores descongelado: 30% en la RA + + +
coagulación, múltiples de la II, V, VII, VIII, 6 horas actividad de INF + +
sin plaquetas coagulación o en IX, X , XI, XII, factores de la Sobrecarga de
las transfusiones XIII; 500 mg de coagulación por líquido +
masivas (2 fibrinógeno dosis de 10-15
unidades por mi de plasma
cada 1 O unidades por kg de peso
de concentrado corporal
de hematíes
transfundidas)
AHF Fibrinógeno, Déficit de factor 80 unidades de 10-25 Congelado: 1 año Aumento de 50- RU++++
plasmático factor VIII:C, VIII (hemofilia factor Vill:C; (-I8°C o 1 00 uqidades RA++++
crioprecipitado factor XIII, A), enfermedad 200mgde inferior); de factor VIII INF++
(CRYO); factor von de von fibrinógeno descongelado: por unidad de
también Willebrand, Willebrand, (generalmente 6 horas; si se crioprecipitado
existe el fibronectina déficit de factor administrado incorpora a (unos 1 O mi de
AHF XIII, déficit de cada 15-20 depósito: 4 volumen)
purificado fibrinógeno, horas), 40-60 % horas
(factor VIII) consumo de de factor von
y el complejo fibrinógeno: CID Willebrand
de factor IX presente en una
unidad inicial
Albúmina (5 %, 96 %de Expansión del 12,5 g de 50 o 250 3 años a TA, 5 Sobrecarga de
25 %) albúmina, 4 % volumen albúmina años a 2-8°C líquido ++
de globulinas plasmático RU+
(-B) RAO
Muy caro
ACD =ácido citrato dextrosa; AHF= factor antihemofílico; C =coagulante; CID= coagulación intravasculardisemjnada; CMV = citomegalovirus; CPD =citrato fosfato dextrosa: CPDA =citrato
fosfato dextrOsa adenina; H = hemólisis; INF = infección; PFC = plasma fresco congelado; PPT = púrpura postransfusional; RA = anafilaxis; RF = reacción febril; RU = reacción de urticaria; TA =
temperatura ambiente.
Modificado de AmericanAssociation of Blood Banks. Blood Componen! Therapy: A Physician's Handbook. American Association of Blood Banks, Arlington, VA, 1981.
�
..... SOOI.lVV\13H S3.lN3NOdlf\IOO NOO O.lN31V\IV.lVl:l.l • 1ttNOISn:JSNtti:I.L ttNI:J/031/V
TABLA8-9. Algunas de las modificaciones que se producen en la sangre almacenada con ·
CPD y CPD-adenina a 4 oc
Días de almacenamiento o 7 14 21 35
Porcentaje de hematíes
destruidos a las 24 horas de la
transfusión o 5 10 20
CPD
pH del plasma 7,20 7 6,89 6,84
K del plasma (mmolllitro) 3,9 11,9 17,2 21
Na del plasma (mmol/litro) 168 166 163 156
Hb del plasma (gllitro) 1,7 7,8 12,5 19,1
CPD-A
pH del plasma 7,22 6,77 6,57
K del plasma (mmolllitro) 26,7
Na del plasma (mmoV!itro) 15,3
Hb del plasma (gllitro) 50 6 ,
cierta importancia cuando se administra un volumen elevado de sangre total, como ocurre
en las transfusiones de sangre masivas (véase Reacciones transfusionales agudas). Nor
malmente las alteraciones metabólicas de los hematíes durante el almacenamiento no son
clínicamente importantes en los adultos. Sin embargo, dada la fuga de potasio de los eri
trocitos al plasma que se produce, asícomo la disminución de la 2,3 DPG eritrocitaria (una
importante proteína organofosforada responsable del suministro de oxígeno), especial
mente después de una semana de almacenamiento, para las transfusiones neonatales es
preferible utilizar sangre de menos de una semana de antigüedad. La reposición con sangre
total es de especial valor en los pacientes que han perdido más del 25 % del volumen san
guíneo total, puesto que proporciona capacidad de transporte de oxígeno, expansión de
volumen y apoyo a la coagulación. Tal vez la única indicación real para el empleo de san
gre total sea la reposición masiva de sangre; sin embargo, por lo general esto puede lograr
se satisfactoriamente con hematíes, plasma fresco congelado y soluciones de coloides o
cristaloides. Sin embargo, la sangre total fresca, si se dispone de ella, parece el producto de
elección para las exanguinotransfusiones en el recién nacido. Si ello no es posible, deben
reconstituirse hematíes de menos de siete días con plasma fresco congelado, a poder ser
del mismo donante.
Concentrados de hematíes. Los hematíes pueden separarse del resto de la sangre me
diante centrifugación. El preparado de hematíes resultante tiene toda la capacidad de
transporte de oxígeno de la unidad original, pero sin una gran cantidad de plasma que dilu
ya su efecto terapéutico. Ello es especialmente importante en los pacientes con anemia
crónica o insuficiencia cardíaca congestiva y en los que presentan alguna dificultad de re
gulación del volumen sanguíneo. Los hematíes son más eficaces que la sangre total para
aportar capacidad de transporte de oxígeno y elevar el hematócrito del receptor. Al igual
que la sangre total, los hematíes refrigerados y almacenados en CPD-A 1 tienen una vida en
almacenamiento que se alarga hasta los 35 días. Con el empleo de las nuevas soluciones
anticoagulantes (Adsol y Nutricel), la vida en almacenamiento puede ampliarse hasta 42
días. La cantidad de plasma y de leucocitos que quedan en los concentrados de hematíes
almacenados en refrigeración no es suficiente para realizar ninguna función fisiológica
mente útil, pero sí lo es para inducir una inmunización o provocar reacciones inmunes en
pacientes sensibilizados. Los concentrados de hematíes son el tratamiento de elección en
308
los individuos que presentan una pérdida sintomática de la capacidad de transporte de oxí
geno consecutiva a una anemia aguda o crónica. Deben utilizarse únicamente cuando un
paciente presenta síntomas por la anemia, y no deben emplearse arbitrariamente para ele
var el hematócrito hasta un determinado nivel en ausencia de síntomas, si bien esto puede
estar a veces justificado antes de una intervención quirúrgica.
Concentrados de hematíes libres de leucocitos. Los leucocitos pueden eliminarse de
los concentrados de hematíes mediante la centrifugación, la separación mecánica con el
empleo de filtros o técnicas de lavado con suero fisiológico o glicerol. El glicerol se utiliza
como crioconservante en los hematíes congelados, pero posteriormente se elimina me
diante lavado en la descongelación. La eficacia de la eliminación leucocitaria varía en los
distintos preparados y parece que los hematíes congelados desglicerolizados son los que
contienen el menor número de leucocitos contaminantes. La eliminación de los leucocitos
está indicada en individuos que han experimentado reacciones transfusionales no hemolí
ticas febriles frente a los leucocitos contaminantes (véase Reacciones transfusionales agu •
das, más adelante en este mismo capítulo). La centrifugación es la forma más sencilla de
-4
eliminar los leucocitos antes de la transfusión; sin embargo, es probable que sea el método :o
menos eficaz. La filtración de microagregados es un método muy práctico de eliminación
de leucocitos, pero es también relativamente ineficaz, aunque los nuevos ftltros dan me
jores resultados. Debe utilizarse empíricamente si un paciente ha presentado una reacción
�S:
transfusional no hemolitica febril. A los individuos que han experimentado más de dos
reacciones febriles se les deben transfundir concentrados de hematíes lavados. Los hema
m
2
tíes pueden ser lavados mediante centrifugación y resuspensión en suero fisiológico, o -4
puede hacerse con dispositivos de lavado celular mecánico automáticos. El lavado celular o
triplica el coste del componente eritrocitario. Los hematíes lavados están indi,cados tam (")
bién en los pacientes con un déficit de lgA que han presentado reacciones anafilactoides o
con el plasma. Los hematíes congelados desglicerolizados son los que tienen el menor nú 2
mero de leucocitos. Además, carecen casi de plaquetas y de plasma. (")
Los hematíes no pueden colocarse simplemente en un congelador para su almacena
o
S:
miento; debe haber algún agente crioprotector que evite la lesión de la membrana celular. .,
El glicerol es el más utilizado. Cuando se expone a los hematíes a la solución de glicerol, o
se eliminan todos los restos de plasma y casi todas las plaquetas y leucocitos. Los hematíes 2
pueden conservarse congelados durante años; al reconstituirlos, al menos el 70 % de las
m
2
células originales sobreviven normalmente si se transfunden de manera adecuada. La vida -4
en almacenamiento recomendada para los hematíes congelados es de tres años, pero pue m
den mantenerse hasta siete años. Una vez desglicerolizados, su vida en almacenamiento es
(/)
:::z::
de veinticuatro horas. Los hematíes congelados desglicerolizados están indicados en los m
pacientes que han tenido reacciones graves frente a los leucocitos y componentes del plas S:
ma de los concentrados de hematíes, y en especial en los pacientes que han sufrido reac )>'
ciones febriles o anafilactoides con hematíes lavados. También puede almacenarse sangre -4
congelada para individuos con grupos sanguíneos inhabituales y para aquellos en que es ñ
o
difícil encontrar sangre compatible. Además, los hematíes congelados pueden utilizarse (/)
también para la transfusión autóloga, aunque ello aumenta en gran manera los costes.
Existen algunas pruebas de que el empleo de componentes hemáticos congelados desgli
cerolizados puede reducir la incidencia de transmisión de citomegalovirus a los recién na
cidos.
Los pacientes con una inmunización intensa frente a proteínas plasmáticas o leucocitos
toleran generalmente la transfusión con hematíes descongelados y desglicerolizados, sin
presentar efectos adversos. El almacenamiento en congelación es útil también para la ges
tión de las unidades almacenadas, ya que los hematíes que se conservan de esta forma tie
nen una vida en almacenamiento prolongada. También facilita el mantenimiento de reser
vas de sangre de grupos poco habituales que son necesarios en pacientes con problemas de
309
anticuerpos difíciles. La mayoría de centros aconsejan a los pacientes con anticuerpos o
combinaciones de anticuerpos complejos contra antígenos de alta incidencia, el almacena
miento de su propia sangre para su posible utilización en el futuro.
Concentrados de plaquetas
310
valorar si el paciente que recibe las transfusiones de plaquetas sufre o no una aloinmuniza
ción frente a ellas y también para establecer y definir el tratamiento plaquetar más eficaz
(tabla 8-1 0).
Anticuerpos plaquetares. Las plaquetas transfundidas pueden ser destruidas rápida
mente por aloanticuerpos en el plasma del receptor. Las plaquetas carecen de antígenos
eritrocitarios que no sean el A, el B y el H, pero comparten los antígenos HLA de los leu
cocitos y otros tejidos corporales y tienen también antígenos específicos plaquetares. Los
anticuerpos anti-A y anti-B causan muchos menos daños a las plaquetas incompatibles que
a los hematíes incompatibles. Es aconsejable, aunque no esencial, que las plaquetas y el
plasma del paciente sean compatibles-en cuanto al grupo ABO. Los anticuerpos contra an
tígenos HLA, aparecidos como consecuencia de transfusiones anteriores o de embarazos
múltiples, lesionan las plaquetas en mucho mayor medida que los anticuerpos ABO. Los
anticuerpos aloinmunes contra antígenos HLA (o, de forma mucho menos habitual, contra
antígenos plaquetares específicos) destruyen rápidamente las plaquetas transfundidas in •
compatibles. En el paciente inmunizado que necesita transfusiones de plaquetas, a menudo
-4
es aconsejable utilizar plaquetas de un tipo HLA específico. Las dificultades de identifica :::IJ
ción de los anticuerpos, el coste de la determinación del tipo HLA y la enorme variedad de
fenotipos HLA en los donantes y receptores, hacen improbable que en un futuro próximo
se efectúe sistemáticamente una determjnacióo del tipo y una prueba cruzada antes de la
�3:
transfusión de plaquetas no complicada. De todos modos, se están desarrollando nuevas
m
-
311
Concentrados de leucocitos
Con la disponibilidad de las técnicas de hemaféresis, ha sido posible recoger una canti
dad de granulocitos suficiente para que las transfusiones leucocitarias resulten más aplica
bles en la práctica. Por desgracia, los datos en favor del empleo de transfusiones de leuco
citos en los pacientes granulocitopénicos sépticos no son satisfactorios. La sangre normal
contiene tan pocos leucocitos que serían necesarias 30 o más unidades de donantes para
proporcionar una dosis transfusional práctica en el adulto. Sin embargo, los leucocitos de
la capa leucoplaquetar frescos obtenidos de una o dos unidades de sangre total fresca·,
pueden ser útiles para el tratamiento de la sepsis en el recién nacido. La leucoaféresis de un
único donante proporciona aproximadamente 1010 granulocitos en 300-500 mi de plasma;
aproximadamente 25 mi de hematíes contaminan inevitablemente el producto granulocíti
co, y hay también un número considerable de plaquetas.
Los concentrados de granulocitos están indicados únicamente para el tratamiento de la
sepsis bacteriana demostrada en pacientes con una granulocitopenia grave (menos de 500
granulocitos/¡.!1) que no han respondido a un tratamiento antibiótico adecuado durante al
menos 48 horas y/o que tienen un hemocultivo positivo. Siempre son necesarias varias trans
fusiones, y ello comporta un alto riesgo de reacciones transfusionales y un coste muy elevado.
Las transfusiones de granulocitos rara vez se utilizan en las pautas de tratamiento de la leu
cemia, pero su empleo óptimo sigue siendo objeto de discusión y sólo deben utilizarse si
guiendo un protocolo establecido. De todas formas, hay datos que apoyan el empleo de las
transfusiones de granulocitos en el tratamiento de la sepsis neonatal con depleción de la
reserva medular. Sin embargo, no se ha definido aún cuál es el producto granulocítico óptimo.
Componentes plasmáticos
312
TABLA 8-11. Indicaciones clínicas del plasma fresco congelado
•
forma satisfactoria para la reconstitución eritrocitaria en la exanguinotransfusión del re
-4
cién nacido. También se utiliza como solución de reposición. El plasma fresco congelado :a
tiene el mismo riesgo de transmisión de la hepatitis que la sangre total, puede contener an
ticuerpos contra los leucocitos o las proteínas plasmáticas del receptor y requiere 20-30
minutos de descongelación antes de poder administrarlo. Por todo ello no es una solución
�S:
coloide más recomendable que la albúmina para la expansión de volumen.
m
El plasma de donante único y el plasma sin crioprecipitado son productos colaterales 2
de la preparación de componentes y a menudo tienen un coste inferior al del PFC. Las -4
concentraciones de factores de la coagulación lábiles son más variables que en el PFC, o
pero estos productos tienen el mismo contenido de factores de la coagulación estables, al (')
búmina, sustancias bactericidas, opsoninas y otros componentes. Muchos centros de do o
nación de sangre no almacenan estos productos porque acumulan todo el plasma de que
2
disponen para utilizarlo en el procesamiento industrial. (')
o
S:
Crioprecipitado y concentrados de factor VIII "'
o
Los centros de donación de sangre pueden preparar productos de transfusión a partir 2
m
del plasma de donantes individuales; estos productos tienen un bajo riesgo de transmisión 2
de enfermedades. El crioprecipitado es un residuo gelatinoso obtenido mediante congela -4
ción y descongelación lenta del plasma acabado de extraer. Contiene 80-100 UI de factor m
CJ)
VIII y unos 250 mg defibrinógeno en un volumen de 10-15 mi/unidad. El crioprecipitado
:I:
es útil para tratar las hemorragias leves o moderadas en los pacientes con un déficit de fac m
tor VIII. Si son necesarias concentraciones de factor VIII muy elevadas, como por ejemplo S:
en una hemorragia que ponga en peligro la vida del paciente, para una intervención quirúr ):ah
gica o para controlar un inhibidor del factor Vlll, es más conveniente y eficaz el empleo de -4
concentrados comerciales. El plasma fresco congelado y el crioprecipitado son los únicos ñ
o
productos transfusionales que contienenfibrinógeno. El crioprecipitado es también la me CJ)
jor fuente disponible de factor von Willebrand, que no se encuentra en los concentrados
comerciales de factor VIII. Éstos últimos comportan además un mayor riesgo de transmi
sión de la hepatitis, aunque con los métodos de tratamiento con calor recientemente intro
ducidos, el riesgo puede haberse reducido algo y es posible que disminuya aún más con los
concentrados de factor VIII preparados con anticuerpos monoclonales. El tratamiento con
calor, juntamente con las pruebas de detección del VIH, parecen reducir, si no eliminar, la
posibilidad de la transmisión transfusional del SIDA con este componente. El crioprecipi
tado está indicado en los pacientes con una hemofilia leve que no responden a la perfusión
de 1-desamino-(8-D-arginina)-vasopresina (ODAVP) (véase capítulo 6; Hemofilia).
También es útil en el tratamiento de los estados hipofibrinogenémicos y en la coagulación
313
intravascular diseminada con consumo de fibrinógeno. Naturalmente, los concentrados de
factor VIII pueden guardarse en el domicilio y pueden ser reconstituidos y perfundidos di
rectamente al primer signo de hemorragia. Estos concentrados han revolucionado, pues, el
tratamiento domiciliario del hemofnico. Sin embargo, con la preocupación por el SIDA, el
empleo de concentrados de factor VIII se ha reducido considerablemente. Tras la intro
ducción de los concentrados de factor VIII tratados con calor y del factor vm purificado
con anticuerpos monoclonales, el tratamiento domiciliario con este componente ha vuelto
a aumentar.
Concentrado de factor IX
Transfusión autóloga
La transfusión más segura es la que utiliza la sangre del propio paciente. Antes de una
operación programada, muchos pacientes pueden donar varias unidades de su propia san
gre para ser utilizadas posteriormente. Con un suplemento de hierro adecuado y con una
vigilancia clínica, es posible extraer dos o más unidades de sangre, e incluso una unidad/
semana, en los 35 o 42 días previos a la operación. La sangre obtenida de esta forma se
guarda en estado líquido; sin embargo, si se dispone de posibilidad de almacenamiento en
congelación, el tiempo transcurrido entre la flebotomía y la transfusión autóloga puede
ampliarse casi indefinidamente. Debe indicarse siempre una transfusión autóloga en un
paciente al que se vaya a practicar una intervención quirúrgica programada en la que es
probable que se utilice sangre. Pueden extraerse incluso medias unidades en las personas
de tamaño corporal pequeño o incluso en los adolescentes que han de ser operados, a pesar
de que no sean aceptables como donantes de sangre regulares.
Una técnica útil para recoger la sangre del propio paciente es la que durante una inter
vención quirúrgica se denomina recuperación intraoperatoria. Con ello la sangre perdida
en la intervención puede ser filtrada y lavada y volver a perfundirse luego al paciente. Otra
314
técnica de transfusión autóloga consiste en utilizar una hemodilución preoperatoria que
haga que la sangre que se pierda durante la operación tenga menos hematíes. La donación
autóloga tiene la gran ventaja de eliminar el riesgo de transmisión de enfermedades a tra
vés de la transfusión, así como el de aloinmunización. Este tipo de tratamiento transfusio
nal debe ofrecerse siempre a todos los pacientes en que pueda estar indicado.
Hemoderivados irradiados
315
TABLA 8-13. Indicaciones de la hemaféresis terapéutica
anormales
Púrpurá trombocitopénica Factores tóxicos agregantes
trombótica plaquetares
Pol.ineuropatía Anticuerpo/complejos inmunes
desmielinizante
inflamatoria aguda y
crónica (síndrome de
Guillain-Barré)
Crioglobulinemia esencial Crioglobulinas
Plasmaféresis, posible Rechazo del trasplante renal Anticuerpo/linfocitos citotóxicos
Lupus eritematoso Complejos inmunes
sistémico
Isoinmunización Rh Anticuerpos anti-Rh
Púrpura trombocitopénica Anticuerpo antiplaquetar
inmune
Anemia hemolftica Anticuerpo antieritrocitario
autoinmune
Toxinas ligadas a proteínas Toxina ligada a proteínas
plasmáticas (por ejemplo,
intoxicación por setas)
Nefritis rápidamente Complejos inmunes (sin anti
progresiva GAM)
Citoaféresis, claro Hiperleucocitosis con Precursores mieloides excesivos
leucostasis (LMA y LMC)
Trombocitemia Exceso de plaquetas anormales
hemorrágica
Citoaféresis, probable Complicaciones de células Eritrocitos falciformes
falciformes
Citoaféresis, posible Rechazo del trasplante renal Linfocitos citotóxicos
Leucemia linfocítica Linfocitos anormales
crónica
Adaptado de Sacher, RA y Ruma, TA: Therapeutic hemapheresis. En Henry, JB (dir.): Clinical Diagnosis
and Management by Laboratory Methods. WB Saunders, Filadelfia, 1984, página 1043.
316
posible. Pueden realizarse pruebas de laboratorio específicas en ciertas enfermedades con
cretas (por ejemplo, en los pacientes con un síndrome de hiperviscosidad pueden determi
narse los niveles de viscosidad del suero antes y después de la aféresis). De igual forma, en
los pacientes con miastenia gravis podrían determinarse los títulos de anticuerpos para re
ceptores de acetilcolina. En la tabla 8-14 se indican las determinaciones de laboratorio que
se efectúan con frecuencia en el control de la plasmaféresis.
Adaptado de Sacher, RA y Ruma, TA: Therapeutic hemapheresis. En Henry, JB (dir.): Clinical Diagnosis
and Management by Laboratory Methods. WB Saunders, Filadelfia, 1984.
317
luciones con un contenido elevado de azúcar). Los microorganismos pueden crecer en la
solución, y cuando son perfundidos a un paciente pueden provocar una reacción grave que
simula una reacción transfusional hemolftica.
La sobrecarga circulatoria se da especialmente en los pacientes con anemia crónica y
en los individuos de edad avanzada o con una cardiopatía. Las manifestaciones clínicas
son fundamentalmente síntomas cardiopulmonares y el tratamiento consiste en suspender
o enlentecer la perfusión y administrar diuréticos. La sobrecarga circulatoria es una de las
complicaciones más frecuentes de la administración de hemoderivados.
La tromboflebitis, o inflamación de las paredes de las venas, puede producirse si se ha ·
utilizado una vía intravenosa durante períodos de tiempo prolongados o si se colocan agu
jas grandes en venas pequeñas. Las manifestaciones clínicas son de dolor, enrojecimiento
y dolor a la palpación en el lugar de perfusión. Las vías intravenosas deben cambiarse re
gularmente, y debe inspeccionarse con frecuencia la zona de perfusión.
Las complicaciones agudas de los hemoderivados pueden clasificarse en las que no es
tán en relación con anticuerpos preformados (inmunoglobulinas) y aquellas en que los an
ticuerpos preformados son responsables de la lesión que sufren los componentes hemáti
cos transfundidos. Se las denomina complicaciones transfusionales no inmunológicas e
inmunológicas (mediadas por anticuerpos), respectivamente (tabla 8-15).
318
Antes de que el banco dé salida a la sangre se efectúa siempre una inspección para detectar
si hay una hemólisis visible con objeto de evitar esta complicación. Sin embargo, si se
transfunde a un paciente, puede dar lugar a las manifestaciones clínicas de una reacción
transfusional hemolítica inmediata, con shock, fiebre y liberación de endotoxinas bacte
rianas. Si aparece fiebre asociada a una transfusión, debe considerarse la posibilidad de
esta infrecuente complicación y debe detenerse la transfusión. Una vez enviado el produc
to al banco de sangre, se efectúan tinciones de Gram y cultivos de la muestra postransfu
sional y se devuelven las bolsas al banco de sangre.
Agregados. En las condiciones de almacenamiento, pueden aparecer restos de leuco
citos y plaquetas y cantidades mínimas de (ibrina. Si se transfunden a un paciente, pueden
provocar oclusiones en la microcirculación de los pulmones y causar una alteración pul
monar. Se cree que ésta es una de las causas de síndrome de distrés respiratorio del adulto
después de una reposición masiva de sangre. La utilización sistemática de un ftltro para la
sangre elimina estos agregados de forma que no son transfundidos al paciente. Los com •
ponentes celulares en particular deben perfundirse siempre utilizando un filtro de sangre
m
estándar ( 150 f..Lm). En las situaciones de reposición masiva de sangre, estos filtros pueden 'TI
tener que cambiarse después de la perfusión de cada 3-4 unidades, para evitar que entren m
n
en los pulmones residuos celulares que puedan alterar la circulación pulmonar. -1
Metabólica. Cuando la sangre está almacenada se producen alteraciones electrolíti o
cas y metabólicas (véase tabla 8-9). El potasio sale de los hematíes, que continúan man t/)
teniendo un metabolismo anaerobio, y las soluciones anticoagulantes pueden causar des l>
equilibrios metabólicos. Esto se denomina «lesión de almacenamiento» y hace referencia e
<
a las modificaciones que se producen en la sangre durante el mismo. Los efectos meta m
bólicos de la transfusión son la hiperpotasemia, rupocalcemia, toxicidad del citrato, aci ::D
dosis, hipematremia e hipotermia. Cuanto mayor es la cantidad de sangre transfundida,
t/)
o
más importantes pueden llegar a ser clínicamente estos problemas electrolíticos (véase t/)
Sangre total). e
m
pruebas cruzadas no logran detectar anticuerpos muy débiles o atípicos que posteriormen
te causan una hemólisis, pero las reacciones hemolíticas de este tipo son muy infrecuentes.
Espectro clínico. Las reacciones transfusionales hemolíticas empiezan a menudo con
una elevación de la temperatura, escalofríos y disminución de la presión arterial. Otros
319
síntomas son las palpitaciones, ansiedad, dolor retroestemal, dolor en el flanco y calor y
dolor a la palpación en la zona de perfusión. Estas manifestaciones se deben a la interac
ción amplia de antígeno y anticuerpo. Las secuelas clinicas importantes y graves se deben
a la hipotensión, la coagulación intravascular diseminada y la insuficiencia renal. Es espe
cialmente probable que se produzcan lesiones si el ritmo del flujo es bajo y la orina tubular
está muy concentrada.
La mayoría de las muertes se producen en pacientes anestesiados, puesto que el enfer
mo no puede referir los síntomas inmediatos y preocupantes. La situación sólo puede
identificarse por una disminución de la presión arterial en presencia de hemorragias difu
sas en las heridas quirúrgicas.
La coagulación intravascular diseminada se produce como consecuencia de la activa
ción del complemento, con posterior activación de la cascada de la coagulación y gene
ración de trombina intravascular (véase capítulo 6). El fibrinógeno es convertido en fibri
na en el sistema vascular. Además, se activa también el sistema fibrinolítico y se produce
una degradación de la fibrina y el fibrinógeno, también dentro del sistema vascular. Se
consumen los factores de la coagulación y aparece una coagulopatía. Las hemorragias se
deben al consumo de los factores de la coagulación normales, la mala formación del coá
gulo y el aumento de la lisis de los coágulos débiles. Además, puede haber también un
consumo de plaquetas y puede aparecer una anemia hemolftica microangiopática al ser
deformados y troceados los hematíes por las bandas de fibrina (véase capítulo 3; AHMA
[véase lámina 14]).
La insuficiencia renal es consecuencia de la oclusión de los túbulos renales por mem
branas eritrocitarias recubiertas de anticuerpos y de la necrosis tubular aguda (NTA). Ade
más, una manifestación inicial pueden ser los signos de liberación de hemoglobina de los
hematíes dañados (hemólisis intravascular). Al ser destruidos los hematíes, se libera he
moglobina al plasma. Aunque es una proteína grande, la hemoglobina atraviesa con facili
dad el filtro glomerular y tras la hemólisis se produce con frecuencia una hemoglobinuria.
La hemoglobina libre no produce de por sí una lesión renal. La insuficiencia renal se debe
a los efectos combinados de la hipotensión, la reacción antígeno-anticuerpo masiva y la
coagulación intravascular. Los fragmentos de membrana eritrocitaria recubiertos de anti
cuerpo producen una oclusión de los túbulos renales con oliguria, disminución de la filtra
ción glomerular a causa del shock y notable disfunción tubular. El tratamiento tiene por
objeto el restablecimiento del flujo sanguíneo renal y el control de la presión arterial, la
diuresis forzada para limpiar por arrastre los túbulos renales ocluidos y la corrección de las
anomalías de la coagulación. Teniendo en cuenta los problemas críticos de volumen san
guíneo, es imprescindible prestar mucha atención al control de los liquidos. Para prevenir
la posible insuficiencia renal poshemolítica, debe mantenerse la presión arterial y debe in
ducirse una diuresis intensa durante las horas siguientes. Ello puede comportar el empleo
del diurético osmótico manito! o del diurético de asa furosemida.
Algunos anticuerpos IgG pueden producir también reacciones transfusionales hemolí
ticas agudas (anti-Jk•, Jkb, anti-Duffy, Kell, etc.). Los hematíes recubie1tos de IgG suelen
ser destruidos en el sistema reticuloendotelial (hemólisis extravascular) y no en la circu
lación, con la excepción del anti-Jk• y Jkb. Las concentraciones plasmáticas de hemoglo
bina aumentan sólo si la destrucción eritrocitaria es tan masiva que desborda la capacidad
de eliminación de la misma del sistema reticuloendotelial (véase el apartado de Anemia
hemolítica, capítulo 2). Si la destrucción extravascular se produce gradualmente, el único
signo de que ha habido una reacción transfusional puede ser una disminución del hemató
crito o la ausencia del aumento esperado del hernatócrito después de la transfusión (véase
Reacciones hernolíticas tardías).
Estudio de laboratorio. Ante la primera sospecha de reacción transfusional hemolíti
ca debe suspenderse la transfusión, pero debe mantenerse permeable la vía o catéter intra-
320
venoso. Se verificará el nombre del paciente y el tipo de sangre. Los errores de etiquetado
y de identificación son la causa de la mayoría de los desastres transfusionales. Diagnosti
car la causa es bastante fácil; sin embargo, puede ser más difícil determinar cómo y por qué
se ha producido el error.
El estudio de laboratorio requiere examinar la sangre postransfusional del paciente.
Debe enviarse una muestra de sangre coagulada al laboratorio, en el que se verifican las
pruebas cruzadas y la muestra pretransfusional. Se comprueba la presencia de hemoglobi
na libre en el suero. Se comparan las muestras pretransfusional y postransfusional. Se in
vestiga la presencia de hematíes recubiertos de anticuerpo mediante una prueba de antig
lobulina directa (véase Prueba de antiglobulina directa). Si el resultado es positivo, el
banco de sangre verificará la naturaleza del anticuerpo que recubre los hematíes. La au
sencia de incompatibilidad ABO y los resultados negativos de las pruebas hacen improba
ble que haya existido una reacción hemolítica. Si los resultados son positivos, deben reali
zarse nuevos estudios, incluyendo una investigación administrativa de cómo se ha •
producido el problema.
m
.,
m
(')
Reacciones no hemolíticas agudas -1
o
Reacciones febriles. Una reacción febril se define como la elevación de 1 °C o más en en
la temperatura durante la transfusión o inmediatamente después de la misma. )>
Determinados pacientes, en especial los que han recibido transfusiones múltiples y e
<
las mujeres que han tenido varios embarazos, pueden sufrir una inmunización frente m
a las proteínas de la sangre u otras células, como las plaquetas y los leucocitos. Si a estas :ll
personas se les administran transfusiones de sangre, pueden desarrollar un ataque inmune
en
o
contra estos componentes transfundidos, que provoca fiebre y escalofríos, y que se deno en
mina reacción febril (no hemolítica). Las manifestaciones clinicas suelen ser de cefaleas, e
malestar general y una rápida elevación de la temperatura de menos de 24 horas de dura m
ción. Los escalofríos son con frecuencia el síntoma más molesto. La mayoría de estas re r
)>
acciones son relativamente leves. Dado que la contaminación bacteriana y las reacciones en
hemolíticas pueden remedar esta causa más leve de fiebre, debe suspenderse la transfusión -1
para valorar estas posibilidades. :ll
Sin embargo, la mayoría de las veces estas reacciones se deben a anticuerpos leucoci )>
2
tarios y no están en relación con una hemólisis. Estos anticuerpos pueden ser específicos en
para antígenos granulocíticos, o pueden reaccionar con antígenos HLA comunes a casi to .,
dos los tejidos. En la práctica no es posible buscar una total compatibilidad del receptor e
con los leucocitos del donante. Este tipo de reacción puede prevenirse simplemente utili
en
zando filtros de rnicroagregados o los nuevos filtros leucocitarios, en especial para los a
2
componentes eritrocitarios, o con el empleo de hematíes lavados o desglicerolizados (véa m
se Concentrados de hematíes, páginas 308-309). La eliminación de los leucocitos de las en
unidades de plaquetas es más complicada y requiere una centrifugación suficiente para
concentrar los leucocitos, pero manteniendo un número adecuado de plaquetas en el plas
ma. Los filtros de microagregados no pueden utilizarse para este fin, puesto que atrapan
también a las plaquetas, pero en la actualidad existen nuevos filtros leucocitarios de terce
ra generación para la obtención de concentrados de plaquetas. Estos filtros permiten el
paso de las plaquetas, pero impiden el de la mayor parte de los leucocitos. Los pacientes
pueden requerir una premedicación con un antipirético y/o hidrocortisona.
Urticaria. El prurito, los habones y la urticaria se observan con frecuencia en los pa
cientes que han recibido múltiples hemoderivados (hasta un 3%del total de transfusio
nes). Pueden ser consecuencia de alergias del receptor a las proteínas de la sangre del do
nante. El mecanismo es una hipersensibilidad inmediata a las proteínas de la sangre
321
transfundida que se produce a través de anticuerpos IgE (liberadores de histamina). A me
nudo puede efectuarse, por tanto, una premedicación o un tratamiento con antihistamíni
cos. En la mayoría de los casos, si las constantes vitales del paciente están estables, se pue
de enlentecer simplemente la administración y administrar antihistamínicos. Si el paciente
presenta una reacción más grave, como el broncoespasmo, puede ser preciso detener la
transfusión. La suspensión de una transfusión es una decisión clínica. Si el paciente tiene
reacciones cutáneas graves frente a componentes hemáticos, con hipotensión, debe sospe
charse una reacción inmunológica más grave, como una reacción anafilactoide.
Reacciones anafilactoides. Aproximadamente l de cada 4.000 personas tienen unos
niveles de lgA bajos o deficitarios..Estos individuos pueden desarrollar anticuerpos IgA de
aparición natural. El déficit de lgA se asocia a menudo clínicamente a infecciones recidi
vantes de los conductos corporales, ya que este anticuerpo es el principal anticuerpo hu
moral que recubre las cavidades del cuerpo. A los pacientes a los que se van a administrar
hemoderivados hay que preguntarles siempre si tienen infecciones respiratorias o gastro
intestinales de repetición o antecedentes de hipogammaglobulinemia. Estos pacientes
pueden desarrollar también anticuerpos anti-IgA inmunes que se unen con avidez a la lgA
en la sangre transfundida. En estas circunstancias, se produce una activación por comple
jos inmunes de la cascada del complemento y el paciente presenta una anafilaxis grave
(véase el apartado de Inmunología). Estos pacientes deben recibir sangre deficitaria en IgA
de registros de donantes inhabituales, o bien sangre tratada para eliminar el plasma me
diante un lavado amplio o una congelación y desglicerolización.
322
Enfermedad injerto contra huésped
La enfermedad injerto contra huésped es una comp)jcación infrecuente que puede pro
ducirse en pacientes inmunocomprometidos o después de transfusiones intrauterinas. Los
linfocitos transfundidos pueden atacar al huésped (receptor), que puede no ser capaz de re
chazarlos como consecuencia de su falta de competencia inmune. Puede haber manifesta
ciones clínicas de diarrea y dermatitis exfoliativa. Esto se evita con el empleo de sangre
irradiada (véase Hemoderivados irradiados).
Púrpura postransfusional
323
TABLA 8-16. Enfermedades infecciosas transmitidas a través de la transfusión sanguínea
Virus
Virus no asociados a células (del plasma) Virus de la hepatitis B
Virus de la hepatitis A
Hepatitis no A no B (virus de la hepatitis C)
Virus asociados a células VIH (virus de la inmunodeficiencia humana)
CMV (citomegalovirus)
VEB (virus de Epstein-Barr)
Otros retrovirus (HTLV-1, HTLV-2, etc.)
Espiroquetas Treponema pallidum (sífilis)
Protozoos Paludismo
Babesiosis
Enfennedad de Chagas (tripanosorniasis)
Bacterias
324
mina banda gp-4 1, o gp-2 1 O en su ausencia y en presencia de anticuerpo para las proteínas
del núcleo del virus p24 y p55. En la actualidad se están desarrollando ensayos más sensi
bles y específicos para el anticuerpo tanto IgG como IgM mediante el empleo de métodos
de proteínas de ADN recombinante.
La infec.ción por VIH transmitida por transfusiones se ha eliminado eficazmente de los
hemoderivados que se suministran, con el empleo de estos métodos de prueba. La educa
ción de los donantes y el interrogatorio específico previo a la donación respecto a la perte
nencia a grupos de alto riesgo se siguen utilizando como medidas de seguridad adicionales.
Existe la posibilidad teórica de que un donante virémico seronegativo (ventana de serone
gatividad) que no se considere integrante de un grupo de alto riesgo pueda donar una uni
dad de sangre que más tarde será transfundida. Se ha calculado que este hecho puede pro
ducirse en menos de una de cada 100.000 transfusiones. Los productos obtenidos de
plasma acumulado que se utilizan en el tratamiento de la hemofilia se tratan ahora adicio
nalmente con calor, se pasteurizan o se refinan con anticuerpos monoclonales para preve •
nir la transmisión del VIH a través de la transfusión. Estos procesos eliminan eficazmente
m
la posibilidad de transmisión vírica. "'T1
m
�
Hepatitis transmitidas por transfusión o
m
Virus de la hepatitis C (VHC, hepatitis no A no B). Éste es en la actualidad el tipo más )>
frecuente de hepatitis, con una incidencia que se acerca al 2- 4 % después de la transfusión e
<
de una sola unidad. El microorganismo responsable de la transmisión de la hepatitis no A no m
B se ha identificado ya y se le denomina Hepatitis C. Al no haber pruebas específicas para :o
esta enfermedad, se utilizaron algunas pruebas indirectas como medio de reducir la proba m
o
bilidad de transmisión de la hepatitis no A no B a través de las transfusiones. Las dos prin m
cipales pruebas indirectas son el anticuerpo para el antígeno core («nuclear>>) de la hepatitis e
B (anti-HBc) y la enzima hepática alanina aminotransferasa (ALT; glutámico pirúvico m
transaminasa sérica [SGPT]); ambas pruebas reducían la probabilidad de una hepatitis no A
no B en un 40 %. Los valores límite de exclusión de la ALT en que debía descartarse el !;
m
donante no estaban bien establecidos; es posible, pues, que se haya excluido a donantes que -t
en realidad estaban perfectamente sanos. Las concentraciones de ALT pueden aumentar :o
también de manera inespecífica en la obesidad, después del ejercicio y con determinadas )>
medicaciones. Las principales manifestaciones clínicas de la hepatitis por VHC son subclí 2
m
nicas y la ictericia es infrecuente. La elevación de las enzimas séricas es típicamente fluc "'T1
tuante y puede pasar inadvertida. El principal problema es la tendencia a desarrollar una he e
patopatía progresiva. Una de las principales complicaciones de la hepatitis por VHC es la �
aparición de una hepatitis crónica activa y, posteriormente, de una cirrosis posnecrótica. o
Anteriormente, un diagnóstico de hepatitis no A no B sólo podría hacerse después de que los 2
m
estudios serológicos hubieran descartado las hepatitis A, B, CMV, VEB e VIH. La introduc m
ción de la prueba de anticuerpos para el VHC ha constituido una importante revolución en
la detección de las enfermedades infecciosas antes de la transfusión de sangre y puede reducir
las hepatitis transmitidas por transfusiones a menos de un 1 %. De un 15 a un 20 % de los
pacientes con hepatitis no A no B pueden desarrollar una cirrosis.
Virus de la hepatitis B. La ictericia con elevación de las enzimas hepáticas que se
produce 6-12 semanas después de una transfusión se debe con más frecuencia a la trans
misión de la hepatitis B a través de los hemoderivados. Los estudios de detección sistemá
tica en los donantes de sangre para identificar la presencia del virus de la hepatitis B han
reducido de forma eficaz esta posibilidad a menos de 1 : 1.000 transfusiones. Puede produ
cir toda una gama de hepatopatías que van desde la hepatitis fulminante hasta una infec
ción subclínica leve. La incidencia ha disminuido en gran manera desde la abolición de los
325
donantes pagados y la instauración de las pruebas de detección sistemática del virus de la .
hepatitis B (véase Hepatitis; apartado de Virología, capítulo 15).
Citomegalovirus y virus de Epstein-Barr. Estos virus se encuentran en el interior de
los granulocitos y las células mononucleares y causan una enfermedad vírica con hepatitis.
Los individuos en riesgo de infecciones por CMV transmitido por transfusiones son las
personas inmunodeprimidas y que carecen de anticuerpos para el citomegalovirus (sera
negativas para CMY), como por ejemplo los recién nacidos y los pacientes a los que se ha
practicado un trasplante de médula ósea. El empleo de hemoderivados seronegativos para
el CMY es el medio más eficaz de prevenir esta complicación. Otros métodos utilizados
han sido el empleo de hemoderiyados con una depleción de leucocitos, como la sangre
congelada desglicerolizada. La prevalencia y probabilidad de la infección por CMY trans
mitida por transfusiones varía en las distintas regiones geográficas. Aún no está claro si
estas infecciones se producen por una reactivación de un virus latente en las células trans
fundidas o por la transfusión de virus activo procedente del donante.
Virus de la hepatitis A. La hepatitis A postransfusional es un hecho muy infrecuente.
El período de incubación es de 28 días, más corto por tanto que el de la hepatitis C y la he
patitis B.
Fisiopato/ogí
a de la EHRN
326
muy especialmente durante el parto. A este paso se le denomina hemorragia trasplacen
taria (HTP) y puede observarse especialmente su existencia cuando se aplican técnicas
prenatales como la amniocentesis (toma de muestras del líquido amniótico del feto) o
cuando se modifica manualmente la posición del feto que está en una presentación de nal
gas. La hemorragia trasplacentaria puede producirse también con los abortos espontáneos
o inducidos. Las células fetales tienen antígenos de superficie de ambos padres. Si la ma
dre carece de antígenos eritrocitarios que tiene el padre y que han sido transmitidos al feto,
y se produce una HTP, es probable que la madre desarrolle una inmunización frente a es
tas células. La madre produce inicialmente anticuerpos lgM, y posteriormente anticuerpos
IgG contra estos antígenos extraños. Dado que los anticuerpos IgG pueden ser transporta
dos a través de la placenta, si los anticuerpos van dirigidos contra antígenos eritrocitarios
existentes en la superficie de las células fetales, pueden presentar una adherencia inmune
en los hematíes del feto. Estas células quedan recubiertas de anticuerpos (opsonizadas) y
pueden ser eliminadas por el sistema reticuloendotelial del feto, en el que son destruidas. •
Se produce entonces una hemólisis extravascular. Hay dos efectos principales, a saber:
m
2
l. Al destruirse un elevado número de células, se libera hemoglobina que es converti "T1
da en bilirrubina y otros pigmentos biliares, que difunden a través de la placenta, volvien
m
:::D
do a la circulación de la madre. El hígado materno conjuga fácilmente y excreta la bilirru
S:
bina fetal. Algunos pigmentos biliares escapan de nuevo hacia el líquido amniótico y no se m
excretan directamente. Una muestra del líquido amniótico puede proporcionar pues un ín e
dice de la gravedad de la hemólisis. )>
2. Si la médula ósea fetal no es capaz de compensar la menor supervivencia de los he
e
::::t:
matíes, se produce una anemia progresiva. Al disminuir la hemoglobina, se reduce la oxi m
genación hística y el feto con una anemia grave puede presentar una insuficiencia cardíaca S:
congestiva con un edema sistémico. El feto con una EHRN puede morir por una insufi o
ciencia cardíaca congestiva en un momento próximo al del parto. Este trastorno se deno r-
mina hidropsfetal, término que resalta el aspecto edematoso de estos niños nacidos muer ::r
tos. La médula ósea fetal responde al proceso hemolítico aumentando la producción de (")
hematíes en un intento de mantener un número adecuado de estas células y evitar la ane
)>
e
mia. El notable aumento de la eritropoyesis hace que circulen prematuramente muchos he m
matíes nucleados inmaduros. Pueden observarse por tanto eritroblastos en la circulación r-
del feto, y a veces se utiliza la denominación de eritroblastosisfetal para describir esta si :::D
m
tuación. (")
m-
2
Enfermedad hemolítica Rh del recién nacido 2
En la EHRN Rh, la formación de anticuerpos anti-D por parte de la madre se produce �e
tras la exposición a células Rh-positivas (D) del feto. El embarazo y el parto son los hechos
inmunizantes, puesto que casi nunca se transfunde sangre Rh-positiva a una mujer Rh-ne o
gativa en edad fértil. Por lo que respecta a otras especificidades de anticuerpos, los estímu
los inmunizantes pueden ser transfusiones o embarazos previos. Anteriormente la enfer
medad hemolítica Rh del recién nacido (EHRN Rh) era la causa más frecuente de EHRN y
hubo una época en que era la causa de casi el 50 % del total de muertes perinatales. En la
EHRN Rh se utilizan pruebas de laboratorio para la detección de estos anticuerpos para
establecer la estrategia clínica: transfusión intrauterina, parto prematuro o parto a término.
Pueden ser necesarias exanguinotransfusiones después del parto, en función de la bilirru
bina y/o el grado de anemia.
Desde un punto de vista práctico, el anti-D es el único anticuerpo para el que la EHRN
es grave y comporta un riesgo importante para el feto. Cuando hay anti-D, es importante
327
aplicar todas las pruebas disponibles para valorar el estado del feto. La titulación del anti
cuerpo puede ser útil para indicar el momento oportuno para la amniocentesís, para valorar
el riesgo fetal y para determinar una estrategia de tratamiento durante el embarazo.
Uno de los principales logros de los últimos 25 años ha sido la casi total victoria SQbre
la EHRN Rh. Este éxito se ha obtenido gracias a la identificación del antígeno Rhesus-0
en la patogenia de la enfermedad, y a la utilización amplia de la ínmunoterapia pasiva con
IgG anti-Rh prenatal y posnatal.
Todas las madres Rho(O)-negativas no inmunizadas (detección de anticuerpos irregu
lares negativa) que quedan embarazadas o a las que se practica alguna intervención que
comporte una mayor posibilidad de hemorragia trasplacentaria, deben recibir una profi
laxis con IgRh. Si se sabe que el grupo sanguíneo del padre es Rh0(0)-negatívo, puede
evitarse la ínmunoprofilaxís con IgRh. La apreciación de que puede producirse una HTP
prenatal ha llevado a administrar la lgRh a las 28 semanas de embarazo en las mujeres que
no están inmunizadas. Ello ha permitido reducir la incidencia de sensibilización Rh en el
embarazo del 1,8 % (el nivel que se da con el tratamiento con lgRh sólo después del parto)
a menos del 0,07 % de todas las mujeres Rh-negativas. La administración de IgRh prena
tal no comporta ningún efecto clínico adverso significativo para el niño. Sin embargo, es
posible que presente pruebas de antiglobulina directa débilmente positivas. La mayor par
te de la hemorragia trasplacentaria se produce durante el parto y se cubre suficientemente
con la administración sistemática de IgRh en el posparto. La dosis habitual de 300 ¡.tg es
suficiente para cubrir una HTP de 15 ml de eritrocitos fetales. Generalmente la cantidad de
eritrocitos fetales que atraviesan la placenta durante el parto es de menos de 1 ml, y duran
te el embarazo es aún inferior. Sin embargo, ocasionalmente puede producirse una HTP
importante. Esto puede identificarse mediante la prueba de detección sistemática de rose
tas y cuantificarse luego con la prueba de hemoglobina acidorresistente (prueba de Klei
hauer-Betke)
Prueba de roseta. Esta prueba se basa en el principio de que sí las células fetales O
positivas atraviesan la placenta y pasan a la circulación materna, una muestra de sangre
obtenida de una madre O-negativa tendrá una pequeña población de células O-positivas. Si
se añade un reactivo anti-0 a esta muestra de sangre, se produce un recubrimiento de las
células O-positivas y puede observarse una aglutinación microscópica. Para amplificar la
prueba, se añaden entonces nuevas células O-positivas para el reactivo que forman una ro
seta de células aglutinadas cuando se examinan al microscopio. El hallazgo de rosetas es
una prueba de que se ha producido una hemorragia trasplacentaria de células O-positivas.
Esta prueba es cualitativa y no cuantifica la cantidad de HTP.
Prueba de hemoglobina acidorresistente para hemoglobina fetal (prueba de Klei
hauer-Betke). Esta prueba se basa en el principio de que la hemoglobina fetal es más re
sistente al pH ácido que la hemoglobina del adulto. Si se toma una muestra de sangre de
una madre que ha sufrido una hemorragia trasplacentaria, habrá en ella una pequeña po
blación de células fetales. Si esta sangre se coloca en una solución ácida y se prepara un
frotis, en las células fetales habrá una preservación de la tincíón de hemoglobina, mientras
que las células de la madre aparecerán como sombras. Se determina el porcentaje relativo
328
de células teñidas respecto a las no teñidas. Esta proporción se multiplica por un factor de
corrección dependiente del volumen de sangre materna, con lo que se cuantifica la hemo
rragia fetomatema (HFM) en miWitros. Esta prueba se utiliza para valorar una HTP im
portante y para calcular con exactitud la dosis de lgRh necesaria.
Es imprescindible identificar a todas las mujeres con inmunización �(D) y adminis
trarles la profilaxis inmune Rh. En la visita obstétrica inicial debe determinarse el tipo
ABO y Rh, así como la presencia o ausencia de anticuerpos irregulares. La profilaxis in
mune Rh se administra entonces a las 28 semanas y nuevamente en el parto. En el momen
to del parto, si el niño es Rh-positivo, debe realizarse una prueba de roseta para la detec
ción de la HTP. Si la prueba es negativa, debe administrarse la lgRh estándar. Si es
positiva, se cuantifica el grado de HFM mediante la prueba de la hemoglobina fetal acido
rresistente. En algunos centros se utilizan también otras pruebas, como la prueba de antig
lobulina ligada a enzimas.
•
m
Control de laboratorio del embarazo Rh-negativo inmunizado
z
"T1
Detección de anticuerpos irregulares. La inmunización, hallada mediante una prue m
:o
ba de detección de anticuerpos irregulares positiva, con la identificación del anticuerpo
anti-D, constituye un reto para el tratamiento de un embarazo de alto riesgo. Desde un
S:
m
punto de vista práctico, los demás anticuerpos no se asocian generalmente a la muerte in e
trauterina, por lo que no es necesario con ellos el grado de control de laboratorio que re )>
quieren las mujeres con una sensibilización Rh. Una vez identificado el anti-D, es preciso
e
::::t
valorar el título de anticuerpos. Esta titulación se efectúa mediante diluciones consecuti m
vas del anticuerpo que se hacen reaccionar con células con positividad conocida para el S:
antígeno. El título es la máxima dilución con la que se produce reactividad. Su valoración o
es importante en esta situación, puesto que determina la necesidad de una toma de mues r-
tras de líquido amniótico fetal. :::r
Análisis de líquido amniótico. El líquido amniótico suele ser de color pajizo y es el ñ
líquido en el que el feto está suspendido in utero. El análisis de la concentración de bili
)>
rrubina en el líquido amniótico puede dar un indicio del grado de EHRN. En esta situa e
m
ción se realiza generalmente una prueba específica denominada delta DO 450. En ella se r-
valora la diferencia de densidad óptica a la longitud de onda de la luz a la que la bilirrubi :::0
m
na presenta su máxima absorción de luz. Esta diferencia cuantifica el grado de concentra
ción de bilirrubina. Cuando este valor se representa en una gráfica y se relaciona con la
Q
m-
edad de gestación, puede inferirse una estrategia de tratamiento. Se identifican tres zonas Z
(fig. 8-4), denominadas de riesgo bajo, moderado y alto. Un valor situado en la zona de z
riesgo alto quiere decir que la muerte fetal es inminente. Estos valores pueden utilizarse )>
para determinar si están indicadas las transfusiones intrauterinas, el parto prematuro o Q
el parto a término. Además, el análisis del líquido amniótico puede aportar información e
respecto a la madurez pulmonar fetal. La determinación de la proporción de losfosfolpi í o
dos lecitina y esfingomielina (L:E) refleja con exactitud la maduración pulmonar fetal y
ello puede determinar una estrategia de parto prematuro o transfusión intrauterina (véase
capítulo 17).
Transfusiones intrauterinas. Las transfusiones intrauterinas son el punto clave del
tratamiento en los niños demasiado prematuros para inducir el parto y que tienen una eri
troblastosis fetal grave. La sangre utilizada para esta técnica suelen ser concentrados del
grupo O �(D)-negativos previamente irradiados. La irradiación se efectúa para prevenir
la infrecuente complicación de la enfermedad injerto contra huésped, ya que estos niños
prematuros pueden tener un sistema inmune inmaduro (véase Hemoderivados irradiados).
Las transfusiones intrauterinas pueden realizarse por vía intraperitoneal o mediante exan-
329
FlG. 8-4. Gráfico de Liley para los datos
de los estudios de líquido amniótico.
Debe realizarse una transfusión intrau Parto
terina si el valor de DO está en la zona 0,50 Transfusión inmediato
superior antes de las 32 semanas de intrauterina +-+----- Zona
gestación. Después de las 34 semanas,
los valores situados en la zona superior
0,20
constituyen una indicación para un par E
e
to inmediato. Entre las semanas 32 y o
34, la DO en la zona superior es una in In
0,02
Zona
inferior
0,0 1 L-
--L...
_ __.___...._
_ _..__
_ .__
___. _ _ __,
24 28 32 36 40
SEMANAS DE GESTACIÓN
330
La bilirrubina no conjugada es altamente liposoluble y tiende a depositarse en las cé
lulas del sistema nervioso en desarrollo. El sistema nervioso maduro no es alterado por la
bilirrubina no conjugada, pero las neuronas del recién nacido pueden sufrir lesiones graves
y permanentes. Se denomina kernicterus a los depósitos de bilirrubina localizados en el
cerebro. En la EHRN grave no tratada, pueden acumularse depósitos de bilirrubina por
todo el tejido cerebral, dando lugar a lesiones permanentes e incluso a la muerte. El objeti
vo inmediato del tratamiento de un aumento de la bilirrubina por EHRN es eliminar la
fuente de bilirrubina (es decir, los hematíes recubiertos por anticuerpo) y a continuación
eliminar la acumulación excesiva de bilirrubina conjugada.
Exanguinotransfusión. La exanguino�ransfusión es la sustitución de la mayor parte o
la totalidad de los eritrocitos y plasma del recién nacido por eritrocitos y plasma (o com
ponentes plasmáticos) compatibles procedentes de donantes. En la tabla 8-17 se presentan
las indicaciones para la exanguinotransfusión. Esta técnica se realiza generalmente a tra
vés de la vena umbilical, y sustituye el volumen sanguíneo del recién nacido por 85-100 •
rnllkg de sangre total. Se extraen y perfunden sucesivamente cantidades de 15 mi de san
m
gre, hasta haber reemplazado el volumen total. Es de una importancia crítica el control de
2
los parámetros clínicos y de laboratorio durante la realización de esta técnica. Entre éstos .,
se encuentran el volumen de líquido perfundido y extraído y las concentraciones de elec m
l:J
trólitos, hemoglobina y bilirrubina. Generalmente se utiliza sangre del grupo O Rho(D)
negativa que se irradia si el niño ha recibido transfusiones intrauterinas. La sangre debe ser
�
m
compatible con los sueros del niño y de la madre. Debe ser lo más reciente posible, prefe e
riblemente de menos de cinco días (máximo, siete días). Deben determinarse las cifras de )>
potasio en la sangre que se va a administrar, y si son superiores a las normales deben la
e
::::t
varse los hematíes y reconstituirse con plasma fresco congelado. Cuando el tratamiento es m
efectuado por personal experimentado, las complicaciones son infrecuentes, generalmente �
inferiores al 1 %. o
r-
:::r
Enfermedad hemolítica del recién nacido ñ
debida a otros anticuerpos maternos )>
e
La causa más frecuente de EHRN leve es el anti-A o el anti-B. El motivo es que la ma m
r-
yor parte de los anticuerpos anti-A y anti-B son de tipo IgM y no pueden por tanto atrave
l:J
sar la placenta; sin embargo, los individuos del grupo O pueden tener a menudo también m
anticuerpos anti-A o anti-B de tipo IgG. No se sabe por qué estos anticuerpos IgG se dan en Q
algunas personas del grupo O y no en otras. No son necesarios ni el embarazo ni las trans m-
fusiones sanguíneas como hecho inmunizante. Tampoco está claro por qué los individuos 2
del grupo A no tienen lgG anti-B y viceversa. Un feto con eritrocitos del grupo A, B o AB, 2
cuya madre sea del grupo O con anticuerpos anti-A o anti-B, puede sufrir una hemólisis )>
Q
e
TABLA 8-17.
o
lndicaciones para la exanguinotransfusión
331
eritrocitaria. Sin embargo, dada la relativamente baja probabilidad de una EHRN grave en
estos pacientes, no está indicada una profilaxis inmune ni una detección y titulación de
anticuerpos, a menos que existan unos antecedentes obstétricos graves que lo justifiquen.
Hay otros muchos anticuerpos inmunes a los que se ha atribuido una EHRN, que en al
gunos casos da lugar a una enfermedad grave en el niño; últimamente, dada la disminución
en la incidencia de la EHRN Rh, estos anticuerpos han adquirido una importancia relativa
mente mayor. Los más frecuentes son el anti-c, anti-E y anti-K. Está indicada la valoración
de una posible EHRN ABO después del parto cuando el recién nacido presenta síntomas
de ictericia clínica. El estudio de laboratorio consiste en establecer la incompatibilidad .
entre el recién nacido y la madre. La presencia de anticuerpos anti-A, anti-B o de otro tipo
en el suero o en los.hematíes obtenidos de muestras de sangre del cordón umbilical se
considera diagnóstica. Es muy improbable que sean necesarias transfusiones intrauterinas
o un parto prematuro por anticuerpos que no sean el anti-D.
Las pruebas de detección sistemática de anticuerpos en la fase inicial o media del em
barazo detectan los anticuerpos que es probable que causen una EHRN, pero no identifican
el anti-A o anti-B de tipo IgG en las mujeres del grupo O. Cualquier mujer en la que en
embarazos anteriores se haya dado una EHRN debe ser objeto de una cuidadosa observa
ción en embarazos posteriores. En cada hospital puede establecerse u n título critico para
cada anticuerpo específico capaz de inducir una enfermedad hemolítica del recién nacido.
Este título corresponde al valor de dilución del suero por encima del cual no se ha produci
do ningún caso de enfermedad hemolítica del recién nacido. Así, por ejemplo, un título de
1:32 de anti-D reaccionará con células O-positivas cuando se diluya 32 veces. Los títulos
maternos presentan una cierta correlación con la gravedad de la enfermedad en el niño; sin
embargo, esta correlación no es constante.
Los antígenos HLA, que proceden históricamente de los antígenos leucocitarios huma
nos, son un complejo sistema de antígenos polimorfos que consta de al menos cinco gru
pos y tres clases. Este sistema antigénico es importante, ya que está en relación con la his
tocompatibilidad (compatibilidad de los tejidos para el trasplante) y la capacidad de
respuesta inmune (véase también capítulo 7). Hay un material genético específico locali
zado en el brazo corto del cromosoma 6 que se hereda de cada uno de los padres y se ex
presa como haplotipo HLA. Los cinco antígenos distintos pertenecientes al sistema HLA
están estrechamente ligados en esta región, que contiene también los genes para diversas
enzimas y proteínas séricas, como los componentes del complemento. Dada su compleji
dad, el término «locus» no es adecuado para este segmento cromosómico; generalmente se
describe como la región HLA o el complejo de histocompatibilidad mayor (MHC; major
histocompatibility complex). Las cinco series distintas de antígenos que constituyen el
sistema HLA se denominan A, B, C, D y DR (fig. 8-5). Existen 23 antígenos distintos en el
grupo A, al menos 49 en el B, 8 en el C y 19 en el D, así como 16 en el DR (grupo de traba
jo de 1984) Cada cromosoma tiene genes que definen un único antígeno en cada uno de
.
los cinco grupos; el conjunto de genes HLA presentes en un único cromosoma y transmiti
dos como una única unidad se denomina haplotipo. Dado que todas las células excepto el
eritrocito poseen dos unidades del cromosoma 6, cada persona tiene dos haplotipos, uno
procedente del padre y otro de la madre. En un grupo de hermanos sólo puede haber dos
332
A2
Antígenos clásicos del
trasplante o cctipo HLA,
Detectados mediante
técnicas
Cw2
serológicas
88
Dw3
DAw3
}Antígenos DR cede células B,
Productos D detectados mediante reacción CLM •
)>
.2
�
333
médula ósea, la probabilidad de un rechazo o de una enfermedad injerto contra huésped (un
síndrome en el que las células del tejido trasplantado atacan al tejido del receptor) es muy
inferior. Los antígenos D y DR parecen ser muy importantes a este respecto.
Determinación de HLA
334
llegar a estas conclusiones, los resultados se expresan en términos generales, como por
ejemplo A J A2, B5B8.
Interpretación
Determinadas combinaciones de antígenos HLA son más frecuentes que otras. Algu )>
2
nos antígenos son mucho más comunes o mucho más raros en una población o raza que en -4
otras, y algunas combinaciones de antígenos tienen una prevalencia sorprendentemente e;·
elevada en poblaciones específicas. m
Los antígenos HLA-B más frecuentes en los norteamericanos de raza blanca, por 2
ejemplo, son el B7, B8 y Bl2, con frecuencias de 0,23, 0,20 y 0,24, respectivamente. En o
rJ)
los norteamericanos de raza negra, los antígenos más comunes de la serie B son el Bw 17
<
(0,26), Bw35 (0,32) y una especificidad caracterizada como lAG (0,34). Ello contrasta
con lo observado en los negros africanos, en que los antígenos B más frecuentes son el B7
)>
2
(0,18}, Bwl7 (0,33) y lAG (0,31). -4
ñ
e
Madre m
Padre
:o
.,
o
A1 A3 A2 A1
rJ)
�
Cw2 Cw1 Cw2 Cw4 r
88 612 88
)>
67
Hijos posibles
A1 A2 A1 A1 A3 A2 A3 A1
C
w2 Cw2 Cw2 Cw4 Cw1 Cw2 Cw1 Cw
4
88 812 88 88 87 812 87 88
PtG. 8-6. Los aletos de antígenos leucocitarios humanos en el mismo cromosoma se denominan haplotipo. Los
haplotipos se segregan durante la meiosis; de la unión de una pareja sólo pueden resultar 4 haplotipos. (Tomado
de Miller y Rodey [ 1 1 ). con permiso.)
335
En los norteamericanos de raza blanca existe con frecuencia una asociación entre el
HLA-A 1 y el B8, A3 y B7, y Aw25 y B 18. Los norteamericanos de raza negra presentan
también asociaciones frecuentes de A 1 y B8, mientras que en los africanos de raza negra es
también frecuente la de Aw30 y Bw42. Esta caracterfstica genética del MHC, en la que dos
aletos de diferentes loci están coasociados con una frecuencia superior a la prevista, se de
nomina desequilibrio de segregación. Éste puede extenderse a más de dos loci, como por
ejemplo HLA-Al-B8-0R3. Estas frecuencias genéticas son pues superiores a las que ca
bría esperar con una expresión de frecuencia aleatoria.
La complejidad aumenta aún más con la observación de que puede producirse una re
combinación del locus con una. posible frecuencia del 1 %. Cuando se produce un entre
cruzamiento, los loci C, B y O se mantienen juntos, pero se separan del locus A. La porción
de la región responsable del grado e intensidad de la respuesta inmune se encuentra entre B
y O, unida muy estrechamente a O (véase fig. 8-6).
Hay cuatro grandes áreas de la medicina clínica en las que es importante la determina
ción de HLA: 1) trasplante de órganos, 2) medicina transfusional, 3) asociaciones con en
fermedades, y 4) estudios y atribución de paternidad.
Trasplante de órganos
336
El enorme polimorfismo del sistema HLA tiene muchas consecuencias importantes en
el trasplante de médula ósea. En aproximadamente uno de cada diez trasplantados, uno de
los padres es homocigoto para un haplotipo específico, y debe confirmarse siempre la
identidad fenotípica mediante estudios de segregación farniliar. En los trasplantes en que
donante y receptor no son familiares, hay que tener en cuenta que pueden existir mutacio
nes o variantes que no pueden detectarse mediante serología, sino tan sólo mediante técni
cas celulares. En este sentido, un l O % de los individuos con seropositividad HLA-A2 (no
del grupo eritrocitario A2) tienen una de entre cuatro variantes HLA-A2 distintas que sólo
pueden identificarse mediante técnicas celulares. El no tener en cuenta estas posibles dis
paridades puede dar lugar a reacciones iRjerto contra huésped graves. También existen
particiones o subgrupos de diferentes alelos HLA. Cada molécula HLA puede ser portado
ra de un número desconocido de epítopos diferentes.
La valoración de la presencia de anticuerpos para los leucocitos del donante en el suero
del receptor es importante antes del trasplante y la transfusión, ya que existen datos que •
indican que la presensibilización frente a antígenos HLA puede causar un rechazo rápido
de los tejidos trasplantados. En una farnilia existe una probabilidad de entre cuatro de que l>
z
dos haplotipos se segreguen de la misma forma, y por tanto una probabilidad entre cuatro -t
de que dos hermanos tengan haplotipos HLA idénticos. Del mismo modo, también hay una (;'J'
probabilidad entre cuatro de que dos hermanos no tengan ningún haplotipo en común. Es m
evidente que uno de los padres sólo puede tener en común con un hijo un haplotipo, puesto z
que el hijo ha de haber recibido el otro del otro progenitor. En consecuencia, la posibilidad o
tJ)
de que exista una compatibilidad total entre el hijo y uno de los padres es remota. De igual
forma, es improbable que otros familiares de los padres tengan haplotipos idénticos a los
<
l>
de un determinado hijo.
z
El trasplante de médula ósea se utiliza en el tratamiento de pacientes con anemia aplá ::::!
sica grave, diversos tipos de leucemia y síndromes de inmunodeficiencia, y se está em (")
pleando más ampliamente en el tratamiento de salvamento de diversos tipos de linfomas y e
m
otros cánceres. Dos importantes problemas atribuibles a la incompatibilidad HLA son el
:a
rechazo del trasplante y la enfermedad injerto contra huésped. En el primero de ellos, el -a
huésped reconoce una identidad extraña de los tipos HLA y rechaza el tejido trasplantado. o
Esto es más problemático en los trasplantes de órganos sólidos que en el de médula ósea.
tJ)
La causa de ello es que los pacientes a los que se efectúa un trasplante de médula ósea han
::1:
sido tratados con una radioterapia y quimioterapia intensas para destruir sus sistemas in >
munes. Esto crea otro problema en las situaciones en que la histocompatibilidad no es óp
tima, a saber, la enfermedad injerto contra huésped. En esta situación, las células tras
plantadas viables atacan a las células del huésped en virtud de la incompatibilidad de sus
correspondientes antígenos. La enfermedad injerto contra huésped produce una intensa
agresión inmune contra las poblaciones celulares de división especialmente rápida, como
las del tubo digestivo, la piel y la médula ósea. La incidencia del rechazo y de la enferme
dad injerto contra huésped es muy inferior en los trasplantes con HLA idéntico. El rechazo
de la médula es improbable si hay una identidad en los determinantes HLA-A, B, C, D y
DR. así como una baja reactividad en la reacción linfocitaria mixta (RLM). La compatibi
lidad ABO es también importante, puesto que los trasplantes de médula con incompatibili
dad ABO pueden requerir un mayor soporte de componentes hemáticos y retardar el pren
dimiento del trasplante.
En el trasplante renal parece que los donantes con una buena compatibilidad para los
alelos HLA-B y DR se asocian a una mejor supervivencia del trasplante. Los alelos HLA
B presentan una elevada asociación con los alelos DR en el desequilibrio de segregación.
Una determinación cuidadosa de la compatibilidad de los alelos HLA-B y DR puede pro
porcionar una probabilidad de supervivencia del trasplante renal mucho mayor.
337
Transfusiones
Las transfusiones de sangre son una causa frecuente de aloinrnunización frente a antí
genos HLA, ya que incluso las transfusiones de concentrados de hematíes contienen mu
chas plaquetas, granulocitos y linfocitos contaminantes. La sangre con depleción de leu
cocitos (hematíes congelados desglicerolizados, lavados y sin capa leucoplaquetar)
contiene muchos menos leucocitos y es por tanto menos probable que provoque una aloin
munización. Sin embargo, los concentrados de plaquetas son altamente inrnunógenos. Los
pacientes inrnunocompetentes que reciben múltiples transfusiones plaquetares desarrollan
con frecuencia anticuerpos para antígenos HLA, para antígenos plaquetares específicos o
para ambos. Una vez aparecidos los anticuerpos, las plaquetas que contienen los antígenos
correspondientes son rápidamente destruidas. Las transfusiones de granulocitos se utilizan
a veces en el tratamiento de la sepsis neonatal y son altamente inmunógenos.
La quimioterapia intensiva por enfermedades malignas o como preparación para un
trasplante de médula ósea ha dado lugar a un masivo incremento en el empleo de las trans
fusiones de plaquetas. La mayoría de estos pacientes requieren múltiples transfusiones
plaquetares para prevenir y tratar las hemorragias trombocitopénicas. Estos pacientes
pueden estar expuestos a productos de muchos donantes distintos con muchos fenotipos
HLA; en consecuencia, la aloinmunización es frecuente. El efecto clínico es, naturalmen
te, que la respuesta a las transfusiones de plaquetas es marginal o nula, por lo que se han
sugerido métodos para reducir el grado de aloinmunización. Uno de estos métodos son las
pruebas cruzadas plaquetares (véase Tratamiento con componentes hemáticos). Es un mé
todo técnicamente difícil que no se emplea habitualmente en la mayoría de laboratorios. El
estudio de compatibilidad de los antígenos HLA entre el donante de plaquetas y el recep
tor se utiliza en individuos que están aloinmunizados y que no responden adecuadamente
a las transfusiones plaquetares. Evidentemente, esto limita el número de donantes dispo
nibles, y aunque las plaquetas con compatibilidad HiLA son el producto más recomenda
ble, desde un punto de vista logístico son muy difíiciles de obtener. La práctica actual
tiende en gran medida a reducir el número de donantes a los que el paciente está expuesto,
en un intento de reducir la aloinmunización. Del mismo modo, la depleción de los leuco
citos contaminantes de la sangre puede facilitar también una reducción de la aloinmuniza
ción. Un factor que complica la situación es que los antígenos plaquetares distintos de los
HLA no son bien conocidos. Estos antígenos pueden contribuir también a producir el gra
do de sensibilización y la falta de respuesta a las plaquetas. Sin embargo, parece que las
plaquetas son menos inrnunógenas si el donante y el receptor tienen uno o varios antígenos
HLA en común. Cuando puede disponerse como donantes de familiares consanguíneos del
paciente, puede ser posible una compatibilidad HLA completa. En este caso, la reducción
de la exposición puede permitir una menor inrnunogenicidad y sensibilización. Incluso el
empleo de donantes no familiares con antígenos compatibles es a menudo mejor que una
transfusión completamente aleatoria. Sin embargo, las consideraciones prácticas impiden
llevarlo a la práctica. Existe la tecnología y los reactivos para determinar el tipo antigénico
de los donantes de plaquetas, pero el proceso es caro y costoso en cuanto a reactivos ne
cesarios y tiempo empleado.
La aparición de anticuerpos es evidente cuando un paciente deja de presentar una me
joría hemostática o cuando se reduce el incremento del recuento plaquetar después de una
_ transfusión de plaquetas. En este punto, debe identificarse el anticuerpo y deben buscarse
donantes compatibles si se pretenden efectuar nuevas transfusiones eficaces. El siguiente
paso debe ser la detección de anticuerpos HLA y la definición de los fenotipos HLA.
Los tipos de anticuerpos leucocitarios que causan reacciones transfusionales febriles
no son necesariamente los mismos que los que destruyen las plaquetas. Si se administran
transfusiones de plaquetas a un paciente que ha presentado reacciones febriles repetidas,
338
debe observarse cuidadosamente la respuesta plaquetar postransfusional. Si la supervi
vencia plaquetar y el beneficio terapéutico son malos, debe identificarse el anticuerpo y
deben administrarse plaquetas compatibles.
Estudios de paternidad
La determinación de los antígenos leucocitarios humanos es muy adecuada para los es
tudios de paternidad, ya que estos antígenos están completamente desarrollados al nacer,
se transmiten de forma mendeliana codominante simple, y existe una gran diversidad fe
notípica entre individuos no pertenecientes a la misma familia. Si se utiliza conjuntamente
con la determinación del fenotipo eritrocitario, e incluso independientemente, la determi
nación de HLA proporciona un medio preciso de exclusión de la paternidad, así como de
probabilidad de la misma. Si se conocen los fenotipos HLA de un niño y uno de los proge-
339
nit ores, se puede valorarcon bastante exactitud si un detenninado individuo es o noel otro
progenitor. En hasta un 75 %de los varones falsamente acusados se ha podido descartar Ia
patemidad con las pruebas de HLA solamente, en las jurisdicciones que aceptan los resul~
tados de este estudio como prueba. Puede darse un apoyo estadfstico impottante (aunque
en modo alguno absoluto) de que un dete1minado var6n es el padre si su haplotipo con~
cuerda con el del supuesto padre. Ello es especialmente cierto si el haplotipo es infrecuen~
te en Ia poblaci6n estudiada.
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340
SECCIÓN
BIOQUÍMICA CLÍNICA
CONCEPTOS
Haptoglobina . 385
Betalipoproteína . 386
Transferrina . 387
Complemento C3 388
Fibrinógeno . 388
Inmunoglobulinas 388
Proteínas transportadoras 389
Reactivos de la fase aguda 390
342
CAPÍTULO
PRUEBAS
343
...1
• Complemento 388
• Fibrin6geno . 388 I
• lnmunoglobulinas 388
Bandas oligoclonales 389
• Protefnas transportadoras 389
Orosomucoide . 390
Globulina transportadora de tiroxina 390
Hemopexina . 390
PrealbUmina . 390
Ceruloplasmina 390
• Rea~:;tivos de la fase aguda 390
344
CAPITULO
,
9
BIOQUÍMICA GENERAL
En este capítulo se comentan varias de las sustancias que se determinan con más fre
cuencia en el suero. Otras pruebas bioquímicas especiales realizadas en el suero se descri
ben en otros capítulos: capítulo 5, proteínas de la coagulación; capítulo 10, regulación aci
dobásica y electrolítica; capítulo 11, enzimas; capítulo 12, funciones hepáticas; capítulos
16 y 17, hormonas y otros marcadores endocrinos; capítulo 18, fármacos y sustancias
tóxicas.
345
Conviene hacer un comentario especial acerca del tipo de muestra. La parte de la san
gre que está en equilibrio con los tejidos y que contiene las sustancias procedentes de éstos
es el plasma. En consecuencia, casi todos los análisis de bioquímica de la sangre se reali
zan en el plasma o normalmente en el suero que se obtiene después de que una muestra de
sangre se ha coagulado y se ha separado el coágulo mediante centrifugación. El suero
·equivale al plasma tras la extracción del fibrinógeno (véase capítulo 5). El empleo del sue-
ro en vez del plasma impide además la contaminación de la muestra con un anticoagulante
que puede interferir con una o varias de las pruebas. Algunas sustancias se localizan de
hecho en los eritrocitos por lo que suelen determinarse en la sangre total. Entre este último
tipo de análisis se encuentran los.de gasometría (oxígeno), plomo y el fármaco ciclospori
na. Sin embargo, la inmensa mayoría de sustancias químicas del plasma o bien están ex
cluidas de los eritrocitos y otras células hemáticas, o bien se encuentran en el interior de las
células a concentraciones muy distintas de las extracelulares. Hay que tener pues siempre
precaución en evitar o reducir al mínimo la hemólisis en la obtención del suero. La hemó
lisis puede elevar falsamente las concentraciones séricas del potasio y del lactato deshi
drogenasa en particular, y puede provocar también interferencias metodológicas en otros
análisis como consecuencia de la liberación del pigmento hemoglobina.
El suero ha pasado a ser la muestra utilizada de forma casi universal para los análisis de
bioquímica. Para facilitar su recogida y preparación, la mayoría de los tubos para muestras
de sangre comercializados están sellados al vacío con un obturador de caucho rojo (tubo de
extremo rojo). Estos tubos pueden contener un polvo fino u otro material no disolvente que
intensifique la formación del coágulo en la fase de contacto de la coagulación. Algunos de
estos tubos tienen también en su parte inferior un gel que se sitúa entre el coágulo y el sue
ro (tubos con separador de suero) en la centrifugación, con lo que protege la integridad de
la muestra de suero separada de las células del coágulo. (Estos tubos no pueden utilizarse
para la serología de bancos de sangre; véase capítulo 8.)
Las demandas cada vez mayores de análisis rápidos a todas las horas del día en las si
tuaciones de cuidados críticos y de una preparación de las muestras simplificada en locali
zaciones satélites y laboratorios de las consultas médicas, han dado lugar a nuevas estrate
gias para el empleo de la sangre total directamente a partir de una gota obtenida por
pinchazo del dedo o de muestras de punción venosa anticoaguladas con heparina. En el fu
turo se producirán probablemente nuevos avances en los estudios de bioquímica hemática
en los campos de la obtención y análisis de muestras, pero las pruebas reales y su interpre
tación seguirán siendo en gran parte las detalladas en este texto. Se han resaltado las sus
tancias que se determinan con mayor frecuencia.
346
Jugar a dióxido de carbono, agua y energía, que se almacena en forma del compuesto de
fosfatos de alta energía adenosintrifosfato (ATP).
Si no es metabolizada inmediatamente para producir energía, la glucosa puede ser alma
cenada en el hígado o el músculo en forma de glucógeno, un polímero formado por nume
rosas unidades de glucosa en una forma disponible para la posterior liberación y metabo
lismo de ésta. El hígado puede convertir también la glucosa, a través de otras vías
metabólicas, en ácidos grasos, que se almacenan en forma de triglicéridos, o en amino
ácidos que se utilizan en la síntesis proteica. Dado su gran volumen y su contenido de enzi
mas responsables de múltiples conversiones metabólicas, el hígado juega un papel central
en la distribución de la glucosa para satisfacer las necesidades inmediatas de energía o tam
bién para fines de almacenamiento y estructurales. Si se produce una depleción de glucóge
no y la glucosa disponible es insuficiente para satisfacer las necesidades de energía, el híga •
do puede sintetizarla a partir de ácidos grasos, y también a partir de aminoácidos
S:
(neoglucogénesis).
m
�
La energía utilizada para la mayor parte de las funciones celulares e hísticas procede de
la glucosa. Alternativamente, la generación de energía puede proceder del metabolismo de
los ácidos grasos, pero esta vía es menos eficiente que el consumo de la glucosa y crea
tD
o
metabolitos ácidos que pueden ser nocivos si llegan a acumularse. En consecuencia, la r-
glucosa de la sangre es controlada por varios mecanismos homeostáticos que en estado de e;;
salud mantienen las concentraciones entre 70 y 11O mg/dl en ayunas. Tras la ingesta de una S:
comida con una cantidad importante de glucosa, la glucemia no supera en condiciones o
normales los 170 mg/dl. Muchas hormonas participan en el mantenimiento de unas cifras e
adecuadas de glucemia en condiciones estables o en respuesta al estrés (tabla 9-1). La de m
r
terminación de la glucemia se realiza con frecuencia para controlar el resultado global de
o
estos mecanismos de regulación. Una desviación pronunciada respecto a la normalidad, ya en
sea por exceso o por defecto, indica un fallo de la homeostasis y debe motivar una búsque :t:
da de la etiología. e
-
:a
Determinación de la glucosa a
en
Tipo de muestra e
m
Históricamente las cifras de glucosa en sangre se daban en relación con la sangre total, n
)>
pero en la actualidad la mayoría de los laboratorios determinan la concentración de la glu
:a
cosa en suero. Dado que los eritrocitos tienen una concentración de proteínas (es decir, de tD
hemoglobina) superior a la del suero, éste tiene un contenido de agua más elevado y por o
consiguiente hay más glucosa disuelta que en la sangre total. Para obtener la concentración 2
plasmática o sérica a partir de la glucosa en sangre total hay que multiplicar por 1,15.
o
La obtención de la sangre en tubos de coagulación (tubo de extremo rojo) para el análi
sis de bioquímica sérica, permite que se produzca un metabolismo de la glucosa de la
muestra por parte de las células hemáticas hasta que se separan por centrifugación. Los re
cuentos leucocitarios muy elevados pueden producir una glucólisis excesiva en la muestra
con una reducción sustancial en la concentración de glucosa. La temperatura ambiental a la
que se mantiene la muestra de sangre antes de la separación influye también en la rapidez
de la glucólisis. A temperaturas de refrigeración, la glucosa se mantiene relativamente es
table durante varias horas en la sangre. A temperatura ambiente, cabe prever una pérdida
del 1-2% de glucosa/hora. Esta pérdida no tiene trascendencia para los laboratorios de
hospitales que procesan las muestras de sangre inmediatamente después de la extracción.
Sin embargo, si las muestras se envían a laboratorios de referencia lejanos, puede produ
cirse una pérdida considerable de glucosa a causa de la glucólisis efectuada por las células
347
�
Efecto sobre
Hormona Tejido de origen Efecto metabólico la glucemia
349
lores de glucosa obtenidos en muestras de sangre enviadas al laboratorio del hospital y
analizadas simultáneamente por el paciente con un glucómetro personal. Se recomienda
pues que en todos los pacientes que utilicen un glucómetro para el control personal se ve
rifiquen a intervalos periódicos las determinaciones en un laboratorio con un programa
completo de control de calidad, para asegurar que los resultados obtenidos por el paciente
están dentro de los límites aceptables (±15% respecto al resultado del laboratorio).
Aunque la determinación de la glucemia proporciona información acerca de la ho
meostasis inmediata de la glucosa, la valoración del control de la glucosa a largo plazo (por
ejemplo, durante las semanas prevías) se realiza con la determinación de la hemoglobina
glucosilada en los eritrocitos. La glucosílación de la hemoglobina se produce espontánea
mente en la circulación y se forman mayores cantidades cuando las cifras de glucemia son
altas. La hemoglobina glucosilada se determina con métodos electroforéticos o cromato
gráficos en un lisado de eritrocitos lavados (véase capítulo 16, Endocrinología).
Correlación clínica
Hiperglucemia persistente:
Diabetes mellitus
Hiperactividad de la corteza suprarrenal (síndrome de Cushing)
Hipertiroidismo
Acromegalia
Obesidad
Hiperglucemia transitoria:
Feocromocitoma
Hepatopatía grave
Reacción aguda de estrés (físico o emociónal)
Shock
Convulsiónes
Hipoglucemia persistente:
Insuünoma
Insuficiencia de la corteza suprarrenal (enfermedad de Addison)
Hipopituitarismo
Galactosemia
Producción ectópica de insul.ina por tumores
Hipoglucemia transitoria:
In gesta aguda de alcohol
Fármacos: salicilatos, agentes antituberculosos
Hepatopatfa grave
Diversas enfermedades de depósito de glucógeno
Hipoglucemia «funciónal»
Intolerancia hereditaria a la fructosa
350
La respuesta metabólica a una exposición a hidratos de carbono se valora adecuada
mente con la cifra de glucosa postprandial en una muestra extraída dos horas después de
una comida o de la ingesta de una cantidad de glucosa. Además, la prueba de tolerancia a
la glucosa, que consiste en una serie de determinaciones a lo largo del tiempo después de la
ingesta oral de una cantidad de glucosa estandarizada, se utiliza para facilitar el diagnósti
co de la diabetes. Estas aplicaciones se describen con mayor detalle en el apartado referen
te al páncreas (véase capítulo 16).
Otros azúcares
Este grupo de sustancias químicas está formado por compuestos de bajo peso molecu
lar que contienen nitrógeno y se diferencian de las proteínas. El nitrógeno no proteico
(NNP) incluye el de la urea, la creatinina, el ácido úrico, el amonio y los aminoácidos. Es
tos compuestos son productos de degradación del metabolismo de las proteínas o los áci
dos nucleicos. Se encuentran.a concentraciones de miligramos/decilitro o inferiores dado
que se eliminan fácilmente por la orina. En el pasado, antes de que existieran análisis es
pecíficos, la determinación del NNP se utilizaba como índice de la función renal. Sin em-
351
bargo los modernos ensayos de compuestos específicos han hecho que la determinación
del NNP haya quedado obsoleta.
Urea
Metabolismo
Los grupos amino se intercambian entre los aminoácidos en reacciones catalizadas por
aminotransferasas en muchos tejidos del cuerpo: Además, los grupos amino son extraídos
de los aminoácidos en la transformación y reciclaje del pool de aminoácidos. Los grupos
amino liberados son convertidos en amonio que se traslada hasta el hígado en donde es in
corporado a la urea en una vía metabólica a la que se denomina ciclo de la urea. La urea es
una molécula pequeña con la siguiente estructura química:
o
11
H2N-C-NH2 Peso molecular de la urea = 60 daltons
La urea difunde libremente por el líquido intracelular y extracelular. Se concentra en la
orina para su excreción. En un balance de nitrógeno estable, se excretan diariamente unos
25 g de urea. Las concentraciones en sangre reflejan el equilibrio entre la producción y la
excreción de la urea.
Determinación
Consideraciones clínicas
352
TABLA 9-3. Causas frecuentes de uremia
Prerrenal:
Reducción del flujo sanguíneo renal
Shock, pérdida hemática, deshidratación
Aumento del catabolismo proteico
Lesiónes de aplastamiento, quemaduras, fiebre, hemorragia en tejidos blandos o cavidades
corporales, hemólisis
Renal:
Insuficiencia renal aguda
Glomerulonefritis, hipertensión maligna, fármacos o metales nefrotóxicos, necrosis cortical
renal
Nefropaúa crónica •
Glomerulonefritis, pielonefritis, diabetes mellitus, arteriosclerosis, arteriolosclerosis,
amiloidosis, tubulopatfa renal, colagenosis (')
Postrenal: o
Obstrucción ureteral por cálculos, tumor, inflamación o accidente quirúrgico; obstrucción del
S:
"a
cuello de la vejiga urinaria o de la uretra por la próstata, cálculos, tumor o inflamación
e
m
m
-4
cuando hay una reducción importante del flujo sanguíneo renal, como ocurre en el shock, la o
deshidratación o el aumento del catabolismo proteico que se produce en la hemorragia m
masiva en el tubo digestivo con digestión de la hemoglobina y absorción de la misma. La 2
uremiapostrenalse da cuando existe una obstrucción de las vías urinarias bajas a nivel ure :::¡
:o
teral, vesical o uretral, que impide la excreción de la orina. La urea de la orina forzada a o
retroceder puede difundir retrógradamente hacia el torrente circulatorio. Las causas renales C)
de uremia son las enfermedades o toxicidades que afectan a los glomérulos y microcircula m
ción renal o a los túbulos renales. En la tabla 9-3 se indican las causas de elevación del BUN. 2
)>
e
o
Creatinina m
2
Metabolismo o
"a
:o
La creatininaes el producto final del metabolismo de la creatina. La creatina se encuentra o
principalmente en el músculo esquelético, en el que participa en el almacenamiento de ener- -4
m
eH3 ñ
1 eH3
1 o
N m
/ "' NH N
# ATP+ ./ ""- �NH
ADP + eH2 e �
1 1 eH2 e
eOOH NH 1 1
1 eOOH NH2
1
HO-P=O
1 Creatina
OH
Creatinfosfato
eH3
1
N
/ \ �NH
eH2 e
1 1
.re --NH
o
Creatinina
353
gía en forma de creatinfosfato (CP). El creatinfosfato es convertido en creatina en la síntesis
del ATP a partir del ADP, en una reacción catalizada por la enzima creatincinasa (CK).
Esta reacción se mantiene mientras se utiliza energía y se regenera CP. En este proceso,
pequeñas cantidades de creatina son convertidas de manera irreversible en creatinina, que es
eliminada de la circulación por los riñones. La cantidad de creatinina generada en un indi
viduo es proporcional a la masa de músculo esquelético presente. Los límites de referencia
para la creatinina son de 0,6-1,3 mg/dl para los varones y de 0,5-1 ,O mg/dl para las mujeres.
La generación diaria de creatinina se mantiene a un nivel muy constante, excepto en
presencia de lesiones de aplastamiento o enfermedades degenerativas que causan una lesión
muscular masiva. Los riñones excretan la creatinina de manera muy eficaz. Los niveles de
flujo sanguíneo y de diuresis afectan a la excreción de creatinina en mucho menor medida
que a la excreción de urea, ya que las modificaciones temporales del flujo sanguíneo y la
actividad glomerular son compensadas porun aumento dela secreción tubular de creatinina
en la orina. La concentración en sangre y la excreción urinaria diaria de creatinina en un
individuo fluctúan muy poco. Porconsiguiente, las determinaciones seriadas d e l a excreción
de creatinina son útiles para determinar si las muestras de orina de 24 horas recogidas para
otros análisis (por ejemplo de esteroides) se han obtenido de manera completa y exacta.
Consideraciones clínicas
e
11
Hj \e/ N-.....e....-0/
-
1
e e-NH
11 1
0-;:::::- '\._ NH 1
Ácido úrico
Ácido úrico
Metabolismo
El ácido úrico es el producto final del metabolismo de las purinas en el ser humano.
Las purinas (adenina y guanina) son componentes de los ácido.s nucleicos. En el organismo
354
tiene lugar una renovación continua de las purinas con la síntesis y degradación del ARN
y ADN, de forma que se producen cantidades considerables de ácido úrico incluso en au
sencia de ingesta de purinas en la dieta. El ácido úrico es sintetizado fundamentalmente en
el hígado, en una reacción catalizada por la enzima xantina oxidasa. A continuación, el
ácido úrico se desplaza por la sangre hasta llegar a los riñones, en donde es filtrado, par
cialmente reabsorbido y parcialmente secretado de nuevo antes de la excreción final por la
orina. Con una dieta pobre en purinas, la excreción diaria es de aproximadamente 0,5 g;
con una dieta normal, la excreción es de alrededor de 1 g diario. Las vísceras, las legum
bres y las levaduras son especialmente ricas en purinas.
Hiperuricemia •
(")
El ácido úrico es poco soluble en agua, y los cristales de urato precipitan fácilmente o
en la orina con altas concentraciones de esta sustancia, dando lugar a cálculos renales de S:
urato. Del mismo modo, los pacientes con concentraciones elevadas de ácido úrico en �
sangre tienen a menudo depósitos de urato en los tejidos blandos, especialmente las arti e
m
culaciones. Este síndrome clínico es la gota. Los cristales situados en los tejidos provo en
can una respuesta inflamatoria, con liberación de enzimas por los leucocitos y una lesión �
hística local que da lugar a un entorno ácido favorable a la formación de más cristales de o
en
urato, con lo que se renueva el círculo. El resultado es una inflamación y tumefacción
dolorosa de las articulaciones. A veces hay cálculos de urato en las personas con gota,
2
pero los individuos normouricémicos (es decir, con concentraciones de ácido úrico en
:::¡
:a
sangre normales) pueden tener cálculos de urato si las concentraciones urinarias son ex o
cesivas. G)
Tanto la cantidad de ácido úrico producido como la eficacia de la excreción renal in m
fluyen en las concentraciones séricas de urato. La producción de ácido úrico se incrementa
2
)>
por mecanismos idiopáticos asociados a la gota. También aumenta de forma proporcional o
a la renovación celular debido a la degradación de ácidos nucleicos, como ocurre en la leu o
cemia u otras enfermedades malignas con una gran masa celular. En el tratamiento citolíti en
co de las enfermedades malignas cabe esperar que se produzcan concentraciones extraor 2
dinariamente elevadas de ácido úrico durante unos días. En estos casos es necesario tomar o
precauciones especiales para prevenir la insuficiencia renal aguda debida a la precipitación �
:a
de uratos en los riñones. Naturalmente, la insuficiencia renal hace que se acumule ácido o
úrico y también urea y creatinina. Los diuréticos tiazídicos y las dosis bajas de ácido ace �
tilsalicílico reducen la excreción de urato. El alopurinol, el probenecid, los corticosteroides
m
y las dosis altas de ácido acetilsalicílico aumentan la excreción.
ñ
o
Aunque los síntomas de gota se producen durante períodos en que los uratos en sangre en
son altos, muchas personas tienen hiperuricemia sin síntomas de gota ni problemas urina
rios, lo que indica que probablemente son múltiples los factores que modulan la precipita
ción del urato. La gota primaria aparece como consecuencia de una producción excesiva
de ácido úrico o por un deterioro de la excreción tubular renal. La gota secundaria se debe
a una producción excesiva de urato tras un metabolismo masivo de ácidos nucleicos o por
trastornos renales adquiridos que reducen la excreción de urato. En la tabla 9-4 se indican
estos trastornos que afectan a las concentraciones séricas de urato.
Tratamiento
La producción de ácido úrico puede reducirse con la administración del fármaco alo
purinol, que inhibe la actividad de la xantina oxidasa, con lo que se reduce la concentra-
355
TABLA 9-4. Factores que afectan a las concentraciónes séricas de ácido úrico
Lfmites de referencia: 4-8,5 mgldl para los varones; 2,7-7,3 para las mujeres
ción sérica de urato sin que los riñones se vean sometidos a una mayor carga excretora. Los
fármacos uricosúricos probenecid y sulfinpirazona reducen el urato sérico mediante un in
cremento del contenido de ácido úrico de la orina, lo que podría dar lugar a la formación de
cálculos. Los pacientes tratados con estos fármacos deben mantener una diuresis alta y una
orina alcalina para que los uratos permanezcan en solución. La colchicina, un fármaco uti
lizado durante mucho tiempo para el tratamiento de la artritis gotosa, no afecta ni a la pro
ducción ni a la excreción de los uratos, sino que altera la respuesta fagocítica de los leu
cocitos frente a los cristales de urato en los tejidos.
El amonio y los aminoácidos constituyen la mayor parte del resto de compuestos ni
trogenados de bajo peso molecular. El amonio se comenta en el apartado de pruebas de la
función hepática (véase capítulo 12). No se determina como prueba de detección estándar,
sino en casos especiales como la insuficiencia hepática que produce una encefalopatía. Del
mismo modo, los 20 aminoácidos distintos no se determinan de manera habitual, excepto
en circunstancias especiales para la valoración de determinadas anomalías congénitas o
adquiridas en el metabolismo de aminoácidos específicos o en el estudio de algunas causas
de insuficiencia hepática.
356
BILIRRUBINA
Metabolismo
Cuando la bilis entra en el intestino, las bacterias del colon transforman la bilirrubina
en urobilin6geno, término colectivo que engloba a diversos compuestos incoloros que
posteriormente sufren una oxidación para dar lugar al pigmento marrón urobilina. La
urobilina se excreta por las heces, pero el urobilinógeno se reabsorbe en parte en el intesti
no, del que pasa a la circulación portal, y es captada por el hígado y reexcretada en la bilis.
Dado que el urobilinógeno es plenamente hidrosoluble, puede pasar a la orina si llega a los
riñones.
357
Determinación
Consideraciones clínicas
La ictericia es la coloración amarilla visible de la piel y las escleróticas que se produce
cuando la bilirrubina total en suero supera los 2,0 o 2,5 mg/dl. En la tabla 9-5 se indican las
358
causas clínicamente importantes de hiperbilirrubinemia. En el suero del adulto, el valor
esperado de la bilirrubina directa es de hasta 0,3 mg/dl, y el de la bilirrubina total de 0,1-
1 ,2 mg/dl. Ocasiónalmente, hay adultos sanos que tienen una bilirrubina directa normal
con una cifra de bilirrubina total de 2,0 mg/dl o superior. Estos individuos pueden tener un
defecto leve de captación de la bilirrubina por el hígado, que constituye una variación del
síndrome de Gilbert. Este grado de hiperbilirrubinemia no conjugada puede exacerbarse
en el síndrome de Gilbert con el ayuno.
La ictericia «fisiológica» neonatal refleja la presencia de un mayor grado de degrada
ción de la hemoglobina y al mismo tiempo de una inmadurez del hígado en su capacidad de
conjugar la bilirrubina. Ante cualquier trastorno hemolítico cabe esperar un aumento del
flujo de bilirrubina a través de sus intermediarios metabólicos (ictericia prehepática). En
los pacientes con una función hepática normal, una mayor carga de bilirrubina procedente •
de la hemoglobina dará lugar a un leve incremento de la bilirrubina indirecta que general
(")
mente no supera los 5 mg/dl, pero es probable que la bilirrubina directa se mantenga nor )>
mal si la capacidad excretora del hígado no está afectada. Como consecuencia de la mayor ....
(")
presencia de bilirrubina conjugada en el intestino, habrá también una mayor cantidad de
urobilinógeno, con su consiguiente reabsorción y excreción urinaria. ..o
Las pruebas hepáticas se comentan con mayor detalle en el capítulo 12. Generalmente S:
se utilizan las fracciones directa e indirecta para determinar si la hepatopatía se debe fun )>
damentalmente a una alteración de la función hepatocelular (ictericia hepática) (por ejem G')
plo, bilirrubina total alta y directa baja) o a una obstrucción extrahepática (por ejemplo, 2
m
bilirrubina total alta y directa alta) (ictericia extrahepática). Con frecuencia un paciente en
con una hepatopatía puede pasar por distintas fases en las que predomine la ictericia he a
pática o extrahepática.
<
La elevación de la bilirrubina directa en el suero por cualquier causa permite el paso de .,
esta molécula hidrosoluble a la orina, en la que da lugar a una coloración amarilla intensa y o
puede detectarse mediante tiras reactivas como «bilis» (véase Análisis deorina, capítulo 19). en
.,
La obstrucción biliar con elevación prolongada de la bilirrubina conjugada en el suero o
da lugar a la formación de la bilirrubina delta. Esta especie molecular de la bilirrubina no :lJ
ha sido identificada hasta hace poco. Es importante en el seguimiento de la disminución o
progresiva de la bilirrubina sérica después de la corrección quirúrgica de una obstrucción
biliar (por ejemplo, por litiasis). En vez de salir de la circulación una vez restablecida la
excreción biliar, la bilirrubina delta puede seguir estando elevada (reaccionando como bi
lirrubina directa) durante semanas a pesar de una función hepática normal. Así pues, la bi
lirrubina delta debe considerarse una posible causa de hiperbilirrubinemia directa persis
tente que no tiene repercusión patológica alguna.
359
El fósforo se determina en los líquidos corporales como una mezcla de los fosfatos
HP04-1 y H2P04-1, que varían de concentraciones relativas al ser uno de los sistemas amor
tiguadores de la sangre (véase Equilibrio acidobásico, capítulo 10). Los resultados se pre
sentan en miligramos/decilitro (lfmites normales, 2,4-4,7 mg/dl), pero no en miliequiva
lentes, dada la diferencia en las valencias de los distintos fosfatos. Los fosfatos, junto con
unidades de azúcar, forman la estructura de los ácidos nucleicos ARN y ADN. También
son esenciales para el almacenamiento y la conversión intracelular de la energía (ATP,
creatinfosfato), para los compuestos intermediarios ·en el metabolismo de los hidratos de
carbono y para compuestos reguladores como el 2,3-difosfoglicerato, que modula la diso- ·
Metabolismo
Consideraciones clínicas
360
La hipocalcemia, determinada en el laboratorio, puede ser consecuencia de unas con
centraciones de albúmina reducidas. En esta situación, la fracción de calcio ligado se re
duce de manera independiente de la fracción ionizada, que debe seguir siendo normal. La
hipocalcemia verdadera constituye con frecuencia una urgencia médica grave en la pan
creatitis, como consecuencia del secuestro de calcio ionizado en el tejido dañado y el lí
quido circundante. La hipocalcemía produce irritabilidad neurológica, que se manifiesta
frecuentemente por una tetania (espasmo y contracción muscular, especialmente evidente
en los músculos de las manos y la cara). Esta forma grave de hipocalcemia requiere una
corrección inmediata con una perfusión intravenosa de calcio. Los pacientes que sufren
enfermedades renales crónicas necesitan habitualmente suplementos de calcio en la dieta.
La extirpación quirúrgica de las paratiroides (como ocurre en la tiroidectomía completa)
da lugar también a una hipocalcemia que persiste durante toda la vida y que requiere un •
tratamiento continuado de reposición. En la tabla 9-6 se indican diversas causas de ano n
malías del calcio. )>
h
Trastornos de la homeostasis del fosfato
o
..
S:
El equilibrio entre los fosfatos séricos y los depósitos intracelulares de fosfato está de )>
terminado en gran parte por el metabolismo de los hidratos de carbono y el pH de la sangre. G')
El fosfato es esencial para la entrada de glucosa en las células, mediada por la insulina, en z
m
un proceso que comporta la fosforilización de la glucosa y una entrada simultánea de pota m
sio. Los pacientes con una acidosis diabética que han perdido fosfatos y agua por una diu o
resis osmótica pueden experimentar una disminución brusca de las concentraciones séricas <
de fosfato al ser tratados con insulina y expansión de líquidos. Incluso los individuos nor .,
males presentan una ligera reducción de las concentraciones séricas de fosfato después de O·
la ingesta de hidratos de carbono. m
.,
o
:a
o
Causas de hipercalcemia:
Hiperparatiroidismo primario
Hiperparatiroidismo secundario a nefropatía
Producción ectópica de una sustancia similar a la PTH
Tumores malignos, mecanismos diversos o desconocidos
Sarcoidosis, mecanismo desconocido
Inmovilización ósea
Intoxicación por vitamina D
Hipertiroidismo
Ingesta excesiva de calcio (síndrome de leche y alcalinos)
Causas de hipocalcemia:
Hipoparatiroidismo, generalmente debido a una operación
Falta de respuesta a la PTH (pseudohipoparatiroidismo)
Déficit de vitamina D
Falta de respuesta a la vitamina D (raquitismo resistente a la vitamina D)
Síndromes de malabsorción: calcio, fosfato, vitamina D o combinaciónes de ellos
Pancreatitis aguda
361
Trastornos de la homeostasi
s del magnesio
Determinación
362
LÍPIDOS
Los lípidos son compuestos formados por carbono e hidrógeno, que son mayoritaria
mente hidrófobos, es decir, insolubles en agua pero solubles en disolventes orgánicos. Los
grupos biológicamente importantes son las grasas neutras, los Lípidos conjugados y los
estero/es. Las grasas neutras están formadas por ácidos grasos (fundamentalmente oleico,
linoleico, esteárico, araquidónico y palmítico) en forma de triglicéridos (es decir, tres
moléculas de ácidos grasos esterificadas con una única molécula de glicerol). El tejido
adiposo contiene depósitos de triglicéridos que actúan como reservorio de lípidos fácil
mente disponibles. Los lípidos conjugados proceden de la unión de grupos fosfato o azú
cares a las moléculas de lípidos. Estos fosfolípidos y glucolípidos son parte integrante de la
estructura de la pared celular. Los esteroles constituyen también bloques estructurales en •
las células y las membranas y forman parte de las hormonas y otros metabolitos. El coles ,...
terol es el estero! de mayor trascendencia biológica.
::2'
Dada su insolubilidad en el agua, los lípidos requieren mecanismos de transporte espe e
ciales para circular en la sangre. Los ácidos grasos libres sólo se encuentran en pequeñas o
cantidades en la sangre, y por lo general se unen a la albúmina formando un complejo poco en
firme. Los principales componentes lipídicos presentes en el plasma son los triglicéridos,
el colesterol y los fosfolípidos. Se encuentran y son transportados en la sangre en forma de
lipoproteínas, que son complejos macromoleculares muy grandes formados por estos lípi
dos y proteínas especializadas (apolipoproteínas) que facilitan su empaquetado, solubili
dad y metabolismo.
Metabolismo
363
lo que da lugar a diferentes densidades características de cada tipo de Iipoproteína. Las li
poproteínas mayores y menos densas son los quilomicrones, seguidos de las lipoproteínas
de muy baja densidad (VLDL, very-low-density lipoproteins), lipoproteínas de baja densi
dad (LDL, low-density lipoproteins), lipoproteínas de densidad intermedia (IDL, interme
diate-density lipoproteins) y lipoproteínas de alta densidad (HDL, high-density lipopro
teins). La mayor parte de los triglicéridos del plasma obtenido sin estar en ayunas se
encuentran en los quilomicrones, mientras que en las muestras obtenidas en ayunas, los
triglicéridos están principalmente en las VLDL. La mayor parte del colesterol plasmático
se encuentra en las LDL. Una fracción menor del colesterol (15-25 %) está en las HDL. .
. La vía exógena o dietética del transporte lipídico consiste en la absorción de los trigli
céridos (TG) y el colesterol (COL) en el intestino, con formación y liberación de quilomi
crones a la linfa y posteriormente a la sangre a través del conducto torácico. Los quilomi
crones circulantes liberan los triglicéridos en el tejido adiposo. Además, la apolipoproteína
B48 de la superficie de los quilomicrones activa la lipoproteinlipasa (LPL) que se en
cuentra en las células del endotelio vascular. Esta enzima separa ácidos grasos libres de los
triglicéridos, con lo que reduce el tamaño de los quilomicrones convirtiéndolos en resi
duos que son captados finalmente por el hígado. Los ácidos grasos libres que así se produ
cen son captados a su vez por las células musculares y adiposas.
apo848
TG en tejido adiposo - - - - --
LPL
Residuos de quilomicrones
captados por el hígado
364
En la vía endógena, hay una síntesis de triglicéridos a partir de ácidos grasos que tiene
lugar en el hígado, con secreción de VLDL que contienen las apolipoproteínas B 100 (a la
que se denomina con frecuencia apoB en las determinaciones clínicas) y E. Estas partícu
las de VLDL son también modificadas por la LPL en la circulación, dando lugar a la pro
ducción de IDL que pueden ser retiradas por el hígado a través de la apoE (como residuos)
o pueden perder la apoE en el proceso de conversión en LDL. Las partículas de LDL ricas
en colesterol pueden ser captadas por el hígado (70 %) u otros tejidos (30 %) en los que el
colesterol va a parar a las membranas, la síntesis de esteroides o depósitos (ateromas).
J
-
grasos en el hígado
y en el intestino TG altos, COL bajo e
apoB100,apoE
o
tJ)
IDL
Se unen a
los hepatocitos
apoE •--------- a través de la apoE
LDL
o
Las LDL se unen a receptores del hígado
(70 %) y otros tejidos (30 %1
Esta vía de síntesis, transporte y depósito es modulada por partículas de HDL que pue
den movilizar el colesterol de los tejidos y reintroducirlo para continuar su metabolismo o
facilitar su excreción. El hígado sintetiza y libera partículas de HDL nacientes que con
tienen fosfolípidos, apoA 1 y otras apolipoproteínas. Cuando estas partículas circulan, cap
tan el colesterol de los tejidos, dando lugar a la fracción HD�. La lecitina colesterol acil
transferasa (LCAT) cataliza la esterificación de este colesterol de las HD�, convirtiendo
estas partículas en HD�. Esta fracción del colesterol puede ser transferida a las VLDL
para participar en el metabolismo de la membrana y la síntesis de esteroides. También
puede ser captada por el hígado y excretada luego en la bilis.
365
VÍA DE LAS HDL
E
lhí
g a
dos
ecr
eta
apoA1 + otras apoprotelnas � HDL nacientes
+ fosfolípid(·�
+- -- Colesterol de los
tejidos
HDL,
Esterificación del
colesterol por la LCAT
HDL2
1
Excreción en la. bilis
Determinación y fraccionamiento
Las determinaciones de mayor interés de los Iípidos séricos son el colesterol total, los
triglicéridos y el fraccionamiento del colesterol para obtener la fracción de lipoproteínas
de .alta densidad (HDL), con la qu·e se calcula la fracción de lipoproteínas de baja densidad
366
(LDL) del colesterol. Además, los laboratorios clínicos disponen ahora de la capacidad de
cuantificar la apolipoproteína Al (apoA1) y la apolipoproteína 8 (apoB) en muestras de
suero. Los ácidos grasos libres (AGL, también denominados ácidos grasos no esterifica
dos, AGNE) y los fosfolípidos no suelen cuantificarse en suero, excepto en casos de enfer
medades metabólicas específicas.
La determinación del colesterol total se hacía en el pasado con métodos químicos colo
rimétricos que presentaban interferencias producidas por otras sustancias. En la actuali
dad, la mayoría de los métodos de determinación del colesterol utilizan la enzima coleste
rol oxidasa y son mucho más específicos. El principal problema técnico para asegurar la
estandarización entre distintos ensayos qe colesterol es la relativa insolubilidad de esta
sustancia, que limita su disponibilidad para los reactivos enzimáticos durante el período de
análisis. En la actualidad se están haciendo importantes esfuerzos a nivel nacional para es •
tablecer unos estándares del colesterol que lleven a una coincidencia de todos los labora
,...
torios en este ensayo.
.,,
Los triglicéridos se determinan con la eliminación hidrolítica de los ácidos grasos y la
e
posterior cuantificación del glicerol liberado. Dado que los triglicéridos pueden contener o
una amplia gama de ácidos grasos distintos en proporciones impredecibles (que dependen f/)
probablemente de la dieta), su determinación debe estandarizarse en relación con un mate
rial definido cuya composición media puede diferir de la de las muestras analizadas. La
comparabilidad se basa pues en el contenido de glicerol.
El fraccionamiento del colesterol se basa en separar las distintas lipoproteínas en fun
ción de su densidad mediante ultracentrifugación. La grasa pura es menos densa que el
agua; los lípidos son menos densos que las proteínas, y los triglicéridos son menos densos
que los fosfolípidos y el colesterol. Las lipoproteínas menos densas son las que tienen el
mayor contenido de triglicéridos. Los quilomicrones son lipoproteínas con un contenido
de triglicéridos muy elevado y una densidad inferior a la del plasma. En unas condiciones
favorables a la separación de la grasa del agua (por ejemplo, refrigeración durante una no
che), los quilomicrones ascienden hacia la parte superior de un volumen de plasma. El si
guiente tipo de lipoproteína más densa es el de las lipoproteínas de muy baja densidad
(VLDL), seguidas por las LDL y las HDL. En la tabla 9-7 se presenta la composición de
los principales tipos de lipoproteínas.
El aspecto del suero después de 12 a 16 horas de refrigeración aporta una información
rápida y útil acerca del contenido de quilomicrones y VLDL del suero con un exceso de
triglicéridos. Esto se resume en la última columna de la tabla 9-8. El suero hiperlipémico
separado en fresco tiene un aspecto lechoso u opalescente uniforme. En el suero congela
do, el exceso de quilomicrones flota en la parte superior, formando como una capa cremo
sa. La turbidez uniforme en el suero refrigerado indica un contenido de VLDL elevado.
Pueden observarse varios patrones distintos: turbidez uniforme significa VLDL elevadas
sin una cantidad importante de quilornicrones; «crema» en la parte superior de una mues
tra turbia significa una elevación tanto de los quilomicrones como de las VLDL, y «Cre
ma» en la parte superior de una muestra clara quiere decir quilomicronemia sin exceso
de VLDL.
Dado que la ultracentrifugación no es un método práctico para ser utilizado en el labo
ratorio clínico, se han desarrollado técnicas alternativas para el estudio del fraccionamien
to del colesterol. Una de estas técnicas es la electroforesis que produce la siguiente separa
ción: quilornicrones en el lugar de origen, LDL en la posición beta, VLDL como prebeta y
HDL en la zona alfa (fig. 9-1). Frederickson, Goldstein y Brown2 han clasificado con este
método seis patrones fenotípicos distintos de distribución de las lipoproteínas (véase tabla
9-8). Estos fenotipos se han correlacionado con anomalías determinadas genéticamente
(hiperlipoproteinemia familiar) y con diversos trastornos adquiridos (hiperlipoproteine
mias secundarias) que se indican en la tabla 9-9. Las descripciones fenotípicas han resulta-
367
�
Motilidad
Triglicéridos (%) Colesterol (%) Fosfolfpidos (%) Protefnas (%) electroforética
Tomado de Weidman y Schonfie1d [14] y de Sega!, Bachorik, Rilkind y Levy [13], con penniso.
TABLA 9-8. Fenotipos de lipoproteínas
-
Lipoproteínas Li
poprotefnas {3 Lipoproteínas a1
� SOOidll 1
• 1tfll3N3D tf:J/Win00/8
,
�
e:>
r-
=ij'
e
o
rJ)
Normal
-
1 -·:..
Tipo llb 1 ..•
<
Tipo IV
Tipo lla
FIG. 9-1. Electroforesis de las lipoproteínas del plasma de cuatro individuos con los siguientes patrones: a)
normal, b) hiperlipoproteinemia tipo Jlb, e) tipo IV y d) tipo IIa. Las fracciónes individuales (alfa, prebeta y beta)
presentan una variación en la migración en distintos pacientes que tienen diferentes concentraciones de coleste-
rol y triglicéridos. Los quilomicrones se mantienen en el lugar de origen.
371
do útiles para clasificar los diagnósticos y para valorar las pautas de tratamiento y de pre
vención. Sin embargo, la mayoría de los individuos con hiperlipemia (elevación del coles
terol y/o los triglicéridos) pueden clasificarse en fenotipos sin necesidad de una electrofo
resis, si se conocen los valores de colesterol total, colesterol de HDL y triglicéridos y las
características de los quilomicrones. Además, la determinación del fenotipo en sí no es la
mejor medida del riesgo relativo de aparición de una arteriopatía coronaria.
Los actuales protocolos de fraccionamiento del colesterol sérico se basan en la precipi
tación de todas las lipoproteínas distintas de las HDL, seguida de la determinación directa
del colesterol de HDL que queda en la solución. En las muestras obtenidas en ayunas, se ha
observado empíricamente que el contenido de colesterol de VLDL es aproximadamente
igual a una quinta parte de la concentración sérica de triglicéridos. En consecuencia, pue
de calcularse el colesterol de LDL a partir de las determinaciones del colesterol total, los
triglicéridos y el colesterol de HDL mediante la aproximación de Friedewald:
Consideraciones clínicas
Las determinaciones de los lípidos han adquirido una gran popularidad entre el perso
nal médico y no médico como medio de valorar el riesgo individual de presentar una arte
riopatía coronaria. Probablemente sea útil que todas las personas conozcan sus cifras de
colesterol para decidir qué cambios en el estilo de vida serían útiles para reducir su riesgo
de infarto de miocardio y de otras enfermedades aterosclerosas.
Efectos de la dieta
372
nido en ayunas. El consumo prolongado de una dieta rica en calorías, y específicamente en
grasas, produce una elevación sostenida de los triglicéridos, que se localiza en gran parte
en las partículas de VLDL. La ingesta elevada de hidratos de carbono provoca un rápido
aumento de los triglicéridos y las VLDL. El colesterol de la dieta hace aumentar el conte
nido de colesterol de LDL, al igual que ocurre con la ingesta de ácidos grasos saturados en
la dieta; el consumo de ácidos grasos no saturados puede reducir el colesterol total. El al
cohol eleva la concentración de triglicéridos, afectando fundamentalmente a las VLDL y a
veces a los quilomicrones.
Factores de riesgo
•
La mayoría de las personas de los Estados Unidos y de otros países industrializados y r-
desarrollados consumen dietas ricas tanto en calorías como en colesterol. Por consiguien-
::!!'
te, una parte importante de estos individuos presentan concentraciones de lípidos en sangre e
elevadas. Si se asocia a otros factores de riesgo (por ejemplo, sexo masculino, anteceden- O
tes familiares de infarto de miocardio, tabaquismo, sobrepeso, hipertensión) el colesterol m
elevado plantea una importante amenaza para la salud y puede dar lugar a una arteriopatía
coronaria (APC). La importancia epidemiológica del colesterol elevado se ha demostrado
después de décadas de determinaciones correlacionadas con la evolución clínica. Los es
fuerzos realizados para reducir deliberadamente el colesterol en varones con hipercoleste
rolemia han resultado eficaces para reducir la APC.
Los problemas que comporta esta forma de medicina preventiva consisten en decidir
qué parámetros de medición del colesterol deben vigilarse, establecer unos límites de refe
rencia y luego estandarizar los ensayos a nivel nacional y mundial. En la actualidad es bien
conocido que el colesterol total es en general un factor de riesgo. Por lo que se refiere a las
subfracciones, las concentraciones elevadas de colesterol de la fracción HDL tienen una
asociación negativa con la enfermedad cardiovascular, mientras que las cifras altas de co
lesterol de la fracción LDL tienen una asociación positiva. Así pues, el colesterol de LDL
alto y el colesterol de HDL bajo son factores de riesgo para la enfermedad aterosclerosa; el
colesterol de HDL alto y el colesterol de LDL bajo reducen el riesgo de APC.
Establecer los límites de referencia del colesterol en base a las distribuciones observa
das en la población sería erróneo, puesto que en ellas se incluiría a muchas personas que
habrían presentado o presentarían en el futuro una APC. Para analizar este tema, el Na
tional Cholesterol Education Program, patrocinado por el National Heart, Lung, and Blood
Institute ha establecido unas directrices para el estudio de todas las personas de más de 20
años de edad, mediante una clasificación inicial basada en el colesterol total. En los indivi
duos con un colesterol inferior a 200 mg/dl, debe repetirse el análisis cada cinco años. Los
que tienen una cifra de colesterol de entre 200 y 239 mg/dl se consideran en una situación
borderline (limítrofe). Las concentraciones de 240 mg/dl o superiores se consideran ele
vadas. Se recomienda realizar un fraccionamiento en las personas con niveles altos o con
niveles borderline acompañados de otros dos factores de riesgo. La clasificación basada en
el colesterol de LDL es la siguiente:
Se recomienda efectuar un tratamiento en todas las personas de alto riesgo y en los casos
borderline con al menos otros dos factores de riesgo.
373
En la actualidad, no hay ninguna recomendación a nivel nacional respecto a las con
centraciones deseables de HDL o de apoAl y apoB. Sin embargo, de los estudios epide
miológicos existentes se deduce clar¡;tmente que las concentraciones elevadas de colesterol
de HDL y de apoAI y las concentraciones bajas de apoB son deseables, puesto que los pa
cientes con estas características tienden a tener una incidencia de APC inferior. Y a la in
versa, los individuos con un colesterol de HDL bajo, una apoAl baja y una apoB elevada,
tienden a presentar enfermedades ateromatosas por depósito de colesterol en los vasos y
presentan un riesgo relativamente alto de APC e infarto de miocardio a una edad temprana.
Además, la proporción del colesterol de HDL respecto al colesterol de LDL y la de la .
apoA l respecto a la apoB pueden ser útiles también para valorar los riesgos combinados de
APC de las dos lipoproteínas conjuntamente. Hay que señalar también que el colesterol de
HDL puede fraccionarse aún más en HD�. que aumenta con el ejercicio y con los estró
genos y HD�. que aumenta con el consumo intenso de alcohol. Aunque los ensayos clíni
cos existentes en la actualidad no diferencian las HD� de las HDL3, sólo las HD� se
asocian a un menor riesgo de APC. Así pues, si las HD� están elevadas, puede producirse
una falsa impresión de disminución del riesgo de APC porque las HDL totales estarán
también elevadas.
Tratamiento
Métodos de análisis
Hay varios métodos que se emplean con frecuencia para las determinaciones clínicas
habituales de las proteínas en el suero, la orina y otros líquidos corporales. La técnica más
sencilla es el refractómetro manual, que cuantifica las proteínas de la solución en base al
cambio del índice de refracción producido por las moléculas proteicas en solución acuosa.
El índice de refracción es fácil de realizar y no requiere otros reactivos, pero sufre interfe
rencias en presencia de hiperlipemia, bilirrubina elevada o hemólisis (es decir, muestras
turbias o pigmentadas).
La mayoría de los métodos automáticos de determinación de las proteínas utilizan en
la actualidad colorantes que se unen a las moléculas proteicas, con lo que se altera el
patrón de absorbancia de la molécula de colorante. Las proteínas totales se cuantifican
374
1
1
1
I!Lp 1
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1 �
1
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m
FtG. 9-2. El patrón del protcinograma clectroforético del plasma e n gel de agarosa está formado por 5 frac r
cióncs, cada una de las cuales está compuesta por muchas especies individuales. Aquí se muestran algunas de las
.,
principales proteínas en una interpretación del dibujante en aras de una mayor claridad. r
)>
a1Ac Alfa1-antiquimotripsina Ccr = Ceruloplasmina
(/)
3:
=
habitualmente con el reactivo del biuret y sulfato de cobre alcalino. La absorbancia se va
lora a 545 nm. Con la mayoría de las proteínas cabe esperar que reaccionen de forma equi
valente con este reactivo a igualdad de peso. Las muestras con una lipemia intensa deben
ser ultracentrifugadas para reducir las posibles interferencias debidas a la turbidez. Ade
más de las proteínas totales, habitualmente se cuantifica también la albúmina en los anali
zadores bioquímicos automáticos. La albúmina se une de manera reversible a muchas mo
léculas pequeñas, incluyendo los colorantes que no interactúan con las demás proteínas del
375
L
ft
11
1\
FIG. 9-3. Trazados electroforéti
cos de las proteínas séricas.
Normal
JL 11
,d \
Gamma polidonal Gamma monoclonal
suero. Esta fijación selectiva suele hacerse con colorantes como el verde de bromocresol o
el púrpura de bromocresol. La diferencia calculada entre la determinación de las proteínas
totales y la de la albúmina es lafracción de globulinas. Esta terminología procede de una
época anterior en que se fraccionaban las proteínas del suero extrayendo las globulinas an
tes de medir el contenido proteico. Estos métodos llevaron al empleo de la proporción
albúmina:globulin.a (AIG) como índice del estado patológico. La proporción A/G puede
disminuir por una albúmina baja o por unas globulinas elevadas. En consecuencia, no es un
marcador específico de enfermedad, puesto que no indica cuáles son las proteínas concre
tas alteradas.
Los métodos modernos de fraccionamiento proteico utilizan la electroforesis en un
medio de soporte sólido como la agarosa o el acetato de celulosa. La electroforesis separa
las proteínas en seis zonas, a saber: prealbúmina, albúmina, alfa-1-globulinas, alfa-2-
globulinas, betaglobulínas y gammaglobulinas (fig. 9-2). A continuación se cuantifica
cada una de estas zonas mediante tinción y examen de la tira electroforética con un densi
tómetro que proporciona un trazado con una altura máxima y un área bajo la curva propor
cionales a la concentración de proteínas de cada fracción (fig. 9-3; tabla 9-10). Las proteí
nas que conforman estas fracciones (tabla 9-1 1) pueden cuantificarse haciendo reaccionar
muestras de suero con anticuerpos específicos estimulados contra las proteínas humanas
individuales (por ejemplo en el conejo o en la cabra). El complejo antígeno-anticuerpo re
sultante produce una ligera turbidez, que se utiliza para cuantificar la proteína sérica en un
instrumento denominado nefelómetro. La determinación nefelométrica de algunas proteí
nas séricas (por ejemplo, inmunoglobulinas, complemento, haptoglobina, proteína C reac
tiva) se utiliza con frecuencia para controlar la progresión de la enfermedad o la respuesta
al tratamiento. Puede obtenerse también mucha información diagnóstica con una inspec
ción rigurosa de los patrones electroforéticos de las proteínas séricas (tabla 9-12). (Véase
también Inmunoglobulinas, capítulo 4 y fig. 4-4). El proteinograma electroforético de alta
resolución constituye una práctica estándar para la detección de las bandas oligoclonales
de inmunoglobulinas en el líquido cefalorraquídeo. Otras técnicas aún más exactas como
el enfoque isoeléctrico ofrecen amplias posibilidades en la identificación de variantes ge
néticas de proteínas como la alfa-1-antitripsina con una elevada fiabilidad.
Albúmina 52 -68
a1-globulina 2,4 -5,3
a2-globulina 6,6 - 13,5
B-globulina 8,5 - 14,5
-y-globulina 10,7-21,0
376
TABLA 9-11. Proteínas séricas de importancia diagnóstica Q:J
o
Proteína Función Observaciónes clínicas o
e:
Prealbúmina Transporte de vitamina A Disminuye después de una 3:'
-
disfunción hepatocelular
relativamente breve
�
Transporte de tiroxina Disminuye con las lesiónes hísticas �
Transferrina Transporte de hierro
extensas
Aumenta cuando los depósitos de
�
hierro son bajos (excepto por la �
,...
disminución que se produce
cuando coexiste una malnutrición •
proteica)
.,
Aumenta en el embarazo y con el :o
uso de anticonceptivos orales o
Disminuye en los estados de pérdida �
m
de proteínas
2
-·
377
TABLA 9-12. Trastornos que provocan anomalías en el proteinograma
electroforético del suero·
Prealbúmina
La zona de proteínas que migra electroforéticamente más hacia el ánodo (es decir, hacia
el polo positivo) más allá de la albúmina, está formada fundamentalmente por una única
proteína que está presente en el suero y también en el líquido cefalorraquídeo (LCR). Las
concentraciones absolutas de prealbúmina son similares en el suero y el LCR, pero dado que
en éste último las concentraciones de otras proteínas son bajas, la prealbúmina constituye
un porcentaje superior en las proteínas del LCR. La prealbúmina puede utilizarse, pues,
como marcador del LCR para valorar, por ejemplo, si el líquido que drena por la nariz es
LCR procedente de una fractura de cráneo o s e trata simplemente de secreciones nasales.
La prealbúmina se une a la tiroxina aunque, en condiciones fisiológicas, la mayor parte
de la tiroxina está unida a la globulina transportadora de tiroxina (TBG, thyroxine-binding
globulin). A la prealbúmina se la denomina a veces prealbúmina transportadora de tiroxi
na (TBPA, thyroxine-binding prealbumin), aunque probablemente no juega un papel im
portante en la función de las hormonas tiroideas.
La prealbúmina se une también a la proteína transportadora de retino! (RBP, retinol
binding protein), que a su vez se une a la vitamina A. Este complejo proteína-vitamina es
esencial para el transporte de la vitamina A liposoluble por todo el cuerpo.
La prealbúmina es sintetizada en el hígado. Se ha sugerido que su concentración sérica
es útil para valorar el estado nutricional de los pacientes. (Véase Apéndice).
Albúmina
378
TABLA 9-13. Trastornos que causan hipoalbuminemia
Reducci6n de la síntesis:
Malnutrición Frecuente Ingesta de aminoácidos deficitaria
Síndromes de malabsorción Frecuente Ingesta de aminoácidos deficitaria
Enfermedades inflamatorias Algo frecuente Depresión de la función hepatocelular
crónicas
Hepatitis aguda (de 14 días o Frecuente Depresión de la función hepatocelular
más de duración)
Hepatopatfa crónica Muy frecuente Volumen de células hepáticas insuficiente
Anomalías genéticas Raro Síntesis de moléculas de albúmina defectuosas
Aumento de laspérdidas':
Síndrome nefrótico Frecuente Albuminuria masiva
Quemaduras masivas Frecuente Fuga de vasos lesionados
Enteropatía con pérdida de Infrecuente Fuga a través de la mucosa intestinal
proteínas
Aumento del catabolismo':
Quemaduras masivas Frecuente Destrucción de proteínas hísticas
Enfermedades malignas Frecuente Aumento del gasto de energía y el metabolismo proteico;
diseminadas disminución de la ingesta
Multifactorial:
Cirrosis Muy frecuente Volumen hepatocelular insuficiente; fuga hacia el líquido
ascítico; malabsorción debida a hipertensión portal;
pérdida de proteínas por hemorragia digestiva
Insuficiencia cardíaca Muy frecuente Expansión del volumen plasmático
congestiva Depresión de la función hepatocelular
Embarazo Complicación infrecuente de una Expansión del volumen plasmático
situación frecuente Aumento del metabolismo
Depresión de la función hepatocelular
•Las concentraciones séricas disminuyen si la función hepática es insuficiente y/o no hay aminoácidos suficientes para compensar la pérdida.
quedar drásticamente limitada. En estos casos, una prueba importante para el diagnóstico y
el pronóstico es la determinación de la concentración sérica de albúmina. En la hepatopa
tia es frecuente que una hipoalbuminemia grave quede compensada por un aumento de las
concentraciones de inmunoglobulinas, que hace que la concentración total de proteínas
séricas sólo esté moderadamente baja (fig. 9-4). La hipertensión portal hepática como la
que se produce en la cirrosis (intrahepática), pero también con etiologías prehepáticas y
posthepáticas, permite que se acumule líquido ascítico en la cavidad peritoneal. Este lí
quido es un trasudado procedente de la superficie peritoneal y en especial de la cápsula
hepática, como consecuencia de la obstrucción de los linfáticos hepáticos por las cicatrices
fibrosas de la cirrosis. El líquido ascítico puede acumularse en volúmenes que pueden al
canzar hasta varios litros, y su principal proteína es la albúmina. Este proceso constituye
un drenaje importante para los depósitos corporales de albúmina, y puede exacerbar una
hipoalbuminemia preexistente (véase capítulo 19).
Para que haya una síntesis y una liberación de albúmina abundantes por parte de las
células hepáticas normales, debe haber una ingesta dietética adecuada de proteínas y otros
nutrientes esenciales. Aparte de la función fisiológica de proporcionar una presión oncóti
ca, la albúmina actúa también como reservorio de aminoácidos circulantes, que desapare
cerían rápidamente eliminados por la orina si no estuvieran incorporados a una proteína de
peso molecular superior. En esta capacidad de depósito de aminoácidos, la albúmina cons
tituye un indicador del estado nutricional. Así, las reducciones en las proteínas de la dieta
se reflejan en las concentraciones séricas de albúmina, y se producen concentraciones muy
bajas cuando hay una malnutrición debida a inanición o a malabsorción. La inanición au-
380
toinducida o anorexia nerviosa produce una hipoalbuminemia además de elevaciones en
las enzimas séricas indicativas de una lesión hepática y muscular, secundarias también a la
inanición. La anorexia debida a otras razones médicas y físicas que se mantiene durante un
período de tiempo prolongado da lugar a la caquexia. La demacración corporal que
acompaña a las enfermedades malignas o a los estados inflamatorios crónicos se debe a
una combinación de anorexia y aumento de las necesidades metabólicas de las células tu
morales, que provoca una escasez para el resto del cuerpo. La malabsorción conduce a la
malnutrición como consecuencia de un fallo de la superficie de absorción intestinal (por
ejemplo, esprúe, enfermedad celíaca, déficit de lactosa o enfermedad inflamatoria intesti
nal) o de un fallo de secreción de las.enzimas pancreáticas, como ocurre en lafibrosis
quística. La albúmina sérica en particular se ha utilizado como marcador sensible y de alto
valor pronóstico en casos de fibrosis quística. •
La hipoaJbuminemia consecutiva a una mayor pérdida de albúmina se produce en las -a
nefropatías con proteinuria, quemaduras con pérdida de proteínas a través de
en las ::xJ
las superficies corporales denudadas, y en las enfermedades gastrointestinales con una o
-4
enteropatía con pérdida de proteínas. En los casos de síndrome nefrótico, una pérdida de m
proteínas extraordinariamente rápida puede dar lugar a un edema corporal extenso que pa
2'
rece surgir en una noche. El mecanismo de la pérdida de albúmina por la orina es un au )>
mento de la permeabilidad a nivel glomerular que da lugar a un paso de las proteínas al tJ)
filtrado glomerular. Esta concentración de proteínas supera la capacidad de las células tu e
m
bulares renales de reabsorberla y procesarla. El patrón del proteinograma electroforético r
en el síndrome nefrótico es altamente característico: albúmina baja, alfa-2-macroglobulina t/)
elevada y betaJipoproteína elevada. Las demás fracciones proteicas suelen estar también e
disminuidas en el suero. El patrón de las proteínas en la orina es complementario del exis m
tente en el suero del paciente, siendo la albúmina la más abundante. Tradicionalmente se
::xJ
o
cree que el grado de proteinuria tiene un cierto valor para establecer la gravedad de la en
<
fermedad renal. Generalmente se evalúa con algún método semicuantitativo como una tira m
reactiva en una gota de orina, y el resultado se lee como negativo, 1+, ..,4+. Un método
. r-
mejor para una cuantificación estricta es la determinación de las proteínas en una muestra -a
de orina de 24 horas. Además, la recogida de esta muestra es adecuada también para reali
zar un estudio de aclaramiento de creatinina si se combina con una determinación de la
!;
tJ)
creatinina sérica. La pérdida urinaria total de proteínas se expresa entonces en términos de 3:
gramos por día. En el síndrome nefrótico grave, la proteinuria puede llegar a ser de 20 o 30 )>
g/día. En la fase inicial de la enfermedad, puede ser tan sólo de 1 o 2 g/día. En los casos
más graves, se pierden también otras proteínas además de la albúmina, mientras que en los
casos en que la proteinuria es de sólo 1 g/día, la pérdida es predominantemente de albúmi
na. La nefropatía diabética da lugar con frecuencia a pérdidas de alrededor de 1 g/día. En
las fases iniciales de la lesión renal en la diabetes mellitus puede no haber concentraciones
de albúmina en la orina que puedan detectarse fácilmente con métodos electroforéticos.
Este problema se ha resuelto recientemente con la aplicación del radioinrnunoensayo para
la cuantificación de la microalbuminuria (con una sensibilidad de hasta 10 mg/24 horas),
que parece tener un importante valor diagnóstico en la nefropatía diabética en fase inicial.
A veces se observa un trastorno aparentemente benigno denominado proteinuria or
tostática en los adolescentes. Esta proteinuria es de origen glomerular, con unas pérdidas
de albúmina que cesan por la noche cuando el individuo está acostado.
La pérdida de proteínas a través de las quemaduras de la piel es fácil de comprender
dada la enorme superficie que queda sin protección cuando se ha producido una quemadu
ra extensa del cuerpo.
Una pérdida mucho más críptica de proteínas y predominantemente de albúmina, es la
que se produce en el tubo digestivo. El mecanismo puede ser una exudación a través de una
mucosa inflamada o erosiónada de forma análoga a la pérdida proteica que se produce a
381
través de las quemaduras de la piel. En estos casos, es probable que haya causas mixtas con
una malabsorción coexistente. En los casos de obstrucción de los linfáticos intestinales o
insuficiencia cardíaca congestiva con presiones venosas elevadas, puede actuar un meca
nismo mucho menos obvio. Las proteínas pueden pasar directamente al tubo digestivo por
un rezumamiento de líquidos de las mucosas del intestino.
La carencia hereditaria de albúmina es un trastorno muy infrecuente que se denomina
analbuminemia y que se debe a la incapacidad de sintetizar albúmina. Los individuos con
analbuminemia tienen concentraciones normales de las demás proteínas séricas y por tan
to las cifras de proteínas totales en suero están muy por debajo de las existentes en las per
sonas con albúmina normal. Clínicamente, el trastorno no es evidente, probablemente por
que los mecanismos homeostáticos de balance de líquidos durante toda la vida del paciente
compensan la ausencia de presión oncótica de la albúmina en la circulación. La base mo
lecular de la analbuminemia reside probablemente en un defecto en el acoplamiento del
ARNm de la albúmina como consecuencia de cambios en los pares de bases o deleciones
en una secuencia intermedia no codificadora del gen. Así pues, el ARNm de la albúmina se
transcribe pero no se procesa por completo. El ARNm anormal o bien no es transportado
del núcleo al citoplasma o no es traducido eficazmente en el citoplasma de los hepatocitos.
Esta anomalía de la expresión genética es análoga a la de la talasemia, en la que el proce
samiento del ARNm de la globina es también defectuoso. Los individuos con analbumine
mia pueden tener de hecho cantidades mínimas de albúmina en el suero por la presencia de
una cierta traducción de bajo nivel del ARNm.
Los aumentos en la concentración sérica de albúmina se deben a una deshidratación
grave en la que el plasma sale de la circulación pero la albúmina se mantiene en ella a cau
sa de su mayor tamaño molecular. El mismo efecto se produce después de la aplicación
prolongada de un torniquete antes de la punción venosa, que da Jugar a unafalsa hiperal
buminemia.
A veces se detectan casualmente individuos que presentan dos bandas diferentes de al
búmina en el proteinograma electroforético del suero. A este patrón se le denomina bisal
buminemia por la distribución de la albúmina en dos picos de proteína aproximadamente
iguales. Estos individuos son heterocigotos para la variante de la albúmina y la albúmina
normal (denominada albúmina A), que se expresan ambas de manera codominante. Las
demás proteínas del suero no se ven afectadas por esta partición de la albúmina. Existen
más de veinte variantes electroforéticas de este tipo de la albúmina, todas ellas debidas
presumiblemente a la sustitución de un solo aminoácido con el consiguiente cambio en la
carga molecular. A pesar del alarmante aspecto de la bisalbuminemia en el proteinograma
electroforético del suero, parece tratarse de un estado completamente benigno, sin ninguna
consecuencia fisiológica. Debe identificarse como tal para una correcta interpretación
cuando se detecta.
Hay una variante de la albúmina, recientemente descrita, que tiene una afinidad nota
blemente elevada por la tiroxina y produce por tanto elevaciones importantes de ésta en el
suero de los individuos con dicha variante de la albúmina. Estos individuos son clínica
mente eutiroideos.
La bisalbuminemia adquirida es un fenómeno transitorio en el que una molécula pe
queña con carga eléctrica, como un fármaco, se une a la albúmina, alterando su motilidad
electroforética y produciendo dos bandas de albúmina. A medida que aumenta la concen
tración del fármaco, se incrementa la abundancia relativa de la banda de albúmina anormal
hasta alcanzar la saturación, en que sustituye a la banda de albúmina normal. El efecto es
382
reversible al eliminarse el fármaco de la circulación y disociarse de las moléculas de albú
mina. La penicilina y sus derivados producen con frecuencia una bisalbuminemia adquiri
da. Sin embargo, en vez de aparecer como una banda diferenciada, en algunos sistemas
electroforéticos el complejo fármaco-albúmina ensancha simplemente la banda normal de
la albúmina. Además, la hiperbilirrubinemia conjugada prolongada que se observa en la
ictericia obstructiva da lugar a un acoplamiento covalente de la bilirrubina conjugada (que
tiene una carga negativa por el ácido glucurónico) con la albúmina. A esta forma de bili
rrubina se la denomina bilirrubina delta por su tiempo de elución en la cromatografía lí
quida de alto rendimiento (CLAR) en comparación con los de la bilirrubina no conjugada
(alfa), monoconjugada (beta) y biconjugada (gamma). El complejo albúmina-bilirrubina
delta migra con más rapidez que la albúmina normal y ensancha por tanto la banda de al
búmina en dirección al ánodo. La bilirrubina delta tiene una vida media plasmática más •
larga que la del resto de bilirrubina conjugada porque es retenida en la circulación por su .,
unión covalente con la albúmina. ::J:J
La capacidad de transporte que tiene la albúmina para la bilirrubina no conjugada es la o
-t
defensa básica del organismo para la prevención del kernicterus en la enfermedad hemo m
lítica del recién nacido o en la ictericia neonatal previa a la maduración del mecanismo de
2'
conjugación hepático. La reserva de capacidad de transporte de bilirrubina de la albúmina )>
es un índice de cuánto más puede aumentar la concentración sérica de bilirrubina antes de (/)
que la albúmina esté completamente saturada. Al llegar a este punto hay bilirrubina li e
bre que puede depositarse en el cerebro del recién nacido. Así pues, la albúmina actúa m
r
como amortiguador directo de las variaciones de la bilirrubina libre cuando aumentan las (1)
concentraciones totales de bilirrubina. Es clarificador considerar la albúmina y la bilirru e
bina en concentraciones molares. Una concentración de albúmina de 3,4 gldl corresponde m
a 0,5 mmoVlitro, mientras que un «valor de alarma» típico para la bilirrubina de 16 mgldl
::J:J
o
corresponde a 0,27 mmol/litro. Con esta conversión, es fácil apreciar cómo un mayor in
<
cremento de la bilirrubina podría saturar la reserva de capacidad de transporte. Otras mo m
léculas como los ácidos grasos se unen también a la albúmina de tal forma que pueden r
desplazar a la bilirrubina. Así pues, el estado nutricional y metabólico puede modular in .,
tensamente la fijación de la bilirrubina a la albúmina, por lo que la reserva de la capacidad
de transporte no puede calcularse de manera fiable a partir simplemente de las concentra
):
(/)
ciones de albúmina y bilirrubina. S:
Otras moléculas pequeñas como las hormonas y los fármacos se unen también a la al )>
búmina, al igual que hacen los iónes de carga positiva de calcio, magnesio, sodio y potasio.
La atracción de los catiónes se debe a la carga eléctrica, y pueden ser desplazados por otras
moléculas con carga, como por ejemplo el fármaco antineoplásico cisplatino. Por este mo
tivo, la administración intravenosa de cisplatino requiere generalmente una vigilancia de
los electrólitos séricos y la administración de suplementos electrolíticos, en especial de
Mg2+, ya que no existe ningún depósito corporal de este ion al que el organismo pueda
acudir para la fase de rebote cuando se elimina el fármaco, a diferencia de lo que ocurre
con el Ca2• que se restablece por la acción de la hormona paratiroidea.
Se conoce la secuencia de aminoácidos de la albúmina humana y de la de otras varias
especies animales. La albúmina humana tiene 35 unidades de cisteína de un total de 585
aminoácidos. La formación de enlaces disulfuro entre las mitades de cisteína da lugar a
una estructura secundaria en la que hay nueve asas dispuestas en tres regiónes principales,
cada una de las cuales contiene tres subasas, lo que sugiere que la albúmina tiene su base
evolutiva en la duplicación y fusión génicas. La albúmina tiene también una homología de
regiónes de aminoácidos con la molécula de alfafetoproteína, lo que indica el origen mole
cular común en la evolución de las dos proteínas.
Además de formar enlaces covalentes con la bilirrubina, la albúmina sufre también una
glucosilación por un mecanismo no enzimático en la circulación. Los pacientes con cifras
383
de glucemia elevadas de manera crónica en la diabetes mellitus tienen concentraciones de
albúmina glucosilada varias veces superiores a las de los individuos normales, de una for
ma similar a la de las hemoglobinas glucosiladas. La correlación entre las concentraciones
de albúmina glucosilada y hemoglobina glucosilada no es buena, debido tal vez a la dife
rencia en la vida media de ambas proteínas o al entorno molecular especial existente en el
interior y el exterior de las células. La albúmina glucosilada puede utilizarse clínicamente
para valorar el control diabético en un período de tiempo intermedio (es decir, más largo
que el valorado por la glucemia sola y más corto que el valorado con la hemoglobina glu
cosilada).
La albúmina es una de las proteínas plasmáticas más pequeñas. Dado que generalmen
te es también la más abundante, es la principal proteína sérica que se encuentra en otros lí
quidos corporales como el LCR, el líquido pleural y el líquido peritoneal, como conse
cuencia de los efectos del gradiente de concentración y del tamaño molecular. Por
consiguiente, el análisis electroforético de las proteínas de estos líquidos corporales aporta
generalmente poca información, a excepción de las bandas oligoclonales detectadas en
el LCR o de un posible aunque muy infrecuente pico monoclonal observado en otro líqui
do como consecuencia de un plasmacitoma localizado.
Como producto transfusiónal, la albúmina tiene la ventaja de que durante la prepara
ción es calentada, por lo que no es infecciosa para la hepatitis B ni otros virus. En la plas
maféresis, la sustitución del plasma corporal por albúmina al 5 % da lugar a un patrón de
electroforesis sérica especial, que presenta una banda de albúmina predominante. Se pro
duce otra variación con el almacenamiento del plasma durante mucho tiempo antes de la
transfusión, puesto que la albúmina forma dímeros entre unidades de cisteína libres, y ello
puede aparecer en forma de una banda electroforética adicional.
Alfa-1-antitripsina
384
de proteasa). A la variante normal se la denomina M y la variante grave es la Z. Existe otra
variante electroforética denominada S que suele estar presente en cantidades moderadas,
suficientes para evitare! síndrome clínico de déficit de AAT. Los individuos con enfisema
o cirrosis debidos a un déficit de AAT son homocigotos ZZ. Las personas con la forma
heterocigota MZ son clínicamente normales, pero pueden detectarse mediante técnicas
electroforéticas especiales que separan las variantes de la AAT. Este método puede ser útil
para los estudios de detección de portadores del déficit de AAT en familias en que hay
personas afectadas.
La alfa- 1-antítripsina es un reactivo de la fase aguda que puede presentar una elevación
sérica en individuos normales sometidos al estrés físico de un traumatismo, intervención
quirúrgica, inflamación u otra enfermedad aguda.
La alfa-1-antitripsina es relativamente específica respecto a las enzimas proteolíticas •
concretas con que puede combinarse. Existen otras varias proteínas séricas menores que .,
inhiben también a enzimas selectivas. Se trata de la alfa- 1-antíquimotripsina, la antitrom ::J:I
bina III, la antiplasmina y el inhibidor de la tripsina interalfa (que migra entre las globuli o
-1
nas alfa-1 y alfa-2). Las anomalías de estos inhibidores menores de la proteasa no llegan al m
nivel de detección de la electroforesis proteica clínica estándar. z'
)>
en
Alfa-2-macroglobulina e
m
r-
A diferencia de los inhibidores de proteasas específicos, la alfa-2-macroglobulina en
(AMG) se combina con proteasas muy diversas y las inactiva. Además, la AMG está pre e
sente en el suero en grandes cantidades, proporcionando por tanto una considerable capa m
::J:I
cidad de inhibición de las enzimas liberadas durante la respuesta inflamatoria o la lesión o
hística. Sin AMG, estas enzimas continuarían autodigiriendo probablemente los tejidos -<
corporales. De hecho, en el déficit de AAT, la AMG es probablemente el principal inhibi m
dor de proteasas que inactiva estas enzimas que de lo contrario quedarían sin control. La r
importancia de la AMG para la vida humana puede inferirse del hecho de que no se han .,
descrito casos de déficit congénito de AMG, mientras que sí se han observado déficit par
ciales o totales (con síndromes clínicos) para la mayoría de las demás proteínas séricas
!;
en
importantes. S:
El síndrome nefrótico comporta una pérdida de proteínas séricas en el filtrado glo )>
merular y su consiguiente eliminación por la orina. Las proteínas séricas individuales se
pierden según su tamaño molecular, siendo las más pequeñas las que salen con mayor fa
cilidad. La alfa-2-macroglobulina tiene un peso molecular de casi 800.000, lo que la con
vierte en la mayor de las proteínas séricas (a excepción de la IgM) y permite que quede re
tenida en la circulación incluso en presencia de una intensa proteinuria. En los casos
graves, la concentración sérica de AMG puede aproximarse o incluso superar a la de la al
búmina. Éste es uno de los patrones anormales clásicos del proteinograma electroforético
del suero.
Haptoglobina
385
clínica de la hemólisis. La unión de la haptoglobina con la hemoglobina es altamente es
pecífica. La mioglobina, que es similar a los monómeros de hemoglobina y contiene un
grupo hemo, no se une a la haptoglobina. Tanto la hemoglobina como la rnioglobina dan
reacciones positivas en las pruebas de detección de sangre oculta en orina, debido a la acti
vidad del grupo hemo como pseudoperoxidasa. Las concentraciones séricas de haptoglo
bina disminuyen de manera muy notable con la hemólisis y la hemoglobinuria; sin embar
go la haptoglobina sérica se mantiene fundamentalmente inalterada en la rabdomiólisis,
incluso grave, y en la mioglobinuria intensa.
La unión de hemoglobina y haptoglobina es análoga a la existente entre un anticuerpo
y un antígeno. La haptoglobjna (tipo 1-1) tiene dos cadenas pesadas y dos cadenas ligeras
unidas por enlaces disulfuro. En los primates hay una variante adicional de la cadena lige
ra de haptoglobina debida a una aparente duplicación génica. Esta cadena ligera duplicada
tiene un grupo sulfhidrilo libre que permite su unión a una cadena ligera adicional y en úl
tima instancia a una serie de polímeros de haptoglobina de diferentes tamaños molecula
res. A un individuo homocigoto para la variante de la cadena ligera se le denomina tipo 2-
2. Una persona heterocigota para las dos cadenas ligeras recibe el nombre de tipo 1-2 y
presenta también una serie de polímeros de haptoglobina, pero con tamaños moleculares
diferentes de los de los polímeros del tipo
2-2. Las haptoglobinas de los tipos 1 - 1 , 1-2 y 2-
2 se distinguen fácilmente mediante electroforesis de alta resolución. En la población hu
mana los dos tipos de genes de la cadena ligera de la haptoglobina están presentes con una
frecuencia suficientemente elevada como para que pueda utilizarse la determinación del
fenotipo de haptoglobina para las pruebas de paternidad, además del grupo sanguíneo y el
tipo antígenico hístico.
Anteriormente la cuantificación de las concentraciones de haptoglobina se hacía en
base a la capacidad de fijación de hemoglobina, pero en la actualidad se realiza de modo
más adecuado mediante nefelometría con anticuerpos antihaptoglobina. Ambos métodos
pueden subestimar la contribución de los polímeros de haptoglobina en la cantidad total,
debido a la dificultad esteárica de la unión a nivel molecular. Por este motivo, la cuantifi
cación de la haptoglobina puede no ser equivalente en individuos de fenotipos distintos.
Sin embargo las determinaciones seriadas en la misma persona deben ser enteramente
comparables y pueden ser la mejor forma de seguir la evolución ante una sospecha de he
mólisis.
Cabe prever que las concentraciones de haptoglobina disminuyan ligeramente después
de la transfusión de sangre, dado que se produce necesariamente un cierto grado de hemó
lisis, aunque la transfusión sea compatible. Este efecto es más pronunciado después de
efectuadas varias transfusiones en un período de tiempo corto.
La haptoglobina es un reactivo de la fase aguda y con frecuencia está elevada en las
situaciones de estrés médico.
Betalipoproteína
Los lípidos séricos, consistentes en el colesterol, los ésteres de colesterol, los triglicéri
dos y los fosfolípidos, no circulan libremente. Están unidos a proteínas (o apolipoproteí
nas) que les mantienen en suspensión en forma de pequeños glóbulos o micelas en el me
dio acuoso del suero. Entre estas formas predomina la betalipoproteína, que se detecta
generalmente como una banda poco intensa en la electroforesis cuando se efectúa una tin
ción para proteínas. Cuando se hace una tinción para lípidos (véase fig. 9-1), aparecen la
alfalipoproteína (que corresponde a los lípidos de alta densidad por ultracentrifugación
HDL), la prebetalipoproteína (lípidos de muy baja densidad-VLDL), la betalipoproteína
(lípidos de baja densidad-LDL) y Jos quilomicrones (partículas lipídicas grandes ricas en
386
triglicéridos que flotan en la parte superior de una muestra refrigerada). El contenido de
colesterol de LDL y su apolipoproteína B asociada son factores de riesgo positivos (de mal
pronóstico) para la aparición de la aterosclerosis y la arteriopatía coronaria. Por el contra
rio, el colesterol de HDL y la apolipoproteína A 1 asociada son factores de riesgo negativos
(de buen pronóstico) para esta enfermedad. Anteriormente se utilizaba mucho la electro
foresis de las lipoproteínas para la determinación del fenotipo de la hiperlipoproteinemia,
pero esta técnica ha sido reemplazada en gran medida por el fraccionamiento del colesterol
y la determinación de las apolipoproteínas. La interpretación de estos factores de riesgo se
ha comentado anteriormente en este mismo capítulo.
La administración de heparina antes de �xtraer una muestra para la realización de un
proteinograma electroforético, alterará o anulará la banda de la betalipoproteína, debido a
la acción de la lipoproteinlipasa postheparínica. •
.,
::xJ
Transferrina o
.....
m
El transporte del hierro en el plasma se realiza con la transferrina, que migra en la re z'
gión de las betaglobulinas. El hierro de la dieta es absorbido en el intestino en forma Fe2• y )>
se une a la ferritina en forma Fe>+ en las células de la mucosa intestinal. A continuación es tJ)
captado por la transferrina en forma Fe2• para su transporte a los lugares de almacena e
m
miento y utilización (principalmente la médula ósea y el músculo). Una molécula de trans r-
ferrina puede transportar dos iónes de hierro. En el mecanismo por el que el hierro entra en t/)
los eritrocitos inmaduros para incorporarse a la hemoglobina (en forma Fe2•) intervienen e
receptores para la transferrina situados en la superficie de estas células. Otras células como m
los linfocitos tienen también receptores de transferrina en su membrana para facilitar la
::xJ
o
captación del hierro. En las células de almacenamiento, el hierro está unido en forma Fe>+ -<
a la ferritina. m
Todo el equilibrio del metabolismo del hierro está estrechamente regulado por este in r
tercambio de hierro con alternancia en Jos estados de oxidación-reducción del mismo. Este .,
proceso se describe con mayor detalle en el apartado sobre la anemia ferropénica (véase
capítulo 3). Por lo que se refiere a los patrones del proteinograma sérico, tiene interés el
!;
tJ)
hecho de que en los estados de déficit de hierro, la transferrina aumenta y produce un pe S:
queño pico en la región beta. Es importante conocer que este fenómeno es una consecuen )>
cia del aumento de la transferrina o la capacidad de transporte de hierro, como parte de la
respuesta fisiológica del organismo para el manejo del hierro. No debe confundirse con un
pico monoclonal de inmunoglobulina, a pesar de que el aspecto electroforético puede ser
algo similar.
La transferrina puede perderse por la orina en la proteinuria grave, con lo que se elimi
na parte del aporte de hierro del organismo. Esta pérdida urinaria es consecuencia del ta
maño molecular relativamente pequeño de la transferrina (77.000 daltons). La proteinuria
leve afecta principalmente a la albúmina (68.000 daltons). La nefropatía más grave es lo
que permite una pérdida de proteínas de mayor tamaño que la albúmina.
El líquido cefalorraquídeo (LCR) contiene también normalmente transferrina en una
pequeña cantidad. En condiciones normales se encuentran en el LCR dos bandas electro
foréticas de transferrina. Una de ellas corresponde a la banda de transferrina observada en
el suero; la otra migra más en dirección al cátodo debido a la pérdida de unidades de ácido
siálico de carga negativa. Esta última variante de la transferrina parece encontrarse tan sólo
en el LCR y difiere únicamente en una modificación postranscripcional de la proteína. No
se conoce su función en el LCR, pero puede utilizarse como marcador específico para la
presencia de LCR (por ejemplo, ante la duda de una posible fuga de LCR).
387
Complemento C3
El sistema del complemento se comenta en el capítulo 7. Por lo que se refiere a los pa
trones del proteinograma electroforético, sólo el componente C3 está presente en cantida
des suficientemente elevadas como para poder ser detectadas en muestras de suero. Migra
en la región de betaglobulinas lentas. En algunos pacientes pueden apreciarse elevaciones
del C3, pero no son útiles para el diagnóstico. La ausencia de C3 es significativa, por
cuanto puede indicar una activación del sistema del complemento y un consumo de los
factores del mismo, como ocurre en las enfermedades por complejos inmunes o en el lupus
eritematoso sistémico. Para el seguimiento de Jos trastornos autoinmunes es mejor cuanti
ficar el C3 (o el C4) mediante nefelometría.
Fibrinógeno
lnmunoglobulinas
388
ciones de las distintas clases que las proteínas individuales del mieloma no pueden identi
ficarse como de tipo de cadenas pesadas con sólo las posiciones electroforéticas.
La aplicación clínica más importante del proteinograma electroforético del suero es la
detección de picos monoclonales de inmunoglobulinas y su distinción de la hipergarnma
globulinemia policlonal. (Véanse figs. 9-4 y 9-5.) Las bandas de inmunoglobulina mono
clona) de migración uniforme son características del mieloma múltiple, la macroglobuli
nemia de Waldenstrom, el plasmacitoma y la gammapatía monoclonal de causa
desconocida (véase capítulo 4). El patrón electroforético es útil a veces para determinar si
la médula ósea normal ha sido sustituida por completo por células plasmáticas de un clon
anormal. Así; si se observa el fondo normal de gammaglobulinas al mismo tiempo que un
pico monoclonal, es probable que en la médula ósea existan aún células plasmáticas nor
males. Este dato es característico del plasmacitoma. En el rnieloma es más típico que no •
haya inmunoglobulinas policlonales normales, sino tan sólo un único pico importante. A .,
veces se observa más de un pico de proteína, y en particular la orina puede tener una banda :e
claramente diferenciada de cadenas ligeras libres que migran separándose de la banda o
-1
principal de la proteína del rnieloma (fig. 9-5). m
Cuando existen varias bandas separadas de inmunoglobulinas distintas se habla de
:z·
bandas oligoclonales. Aunque su presencia en el suero no tiene generalmente una trascen )>
dencia clínica importante, las bandas oligoclonales en el líquido cefalorraquídeo (LCR) en
indican una producción de anticuerpos en el sistema nervioso central. Este proceso se aso e
cia intensamente a los trastornos desmielinizantes como la esclerosis múltiple, en la que la m
r-
presencia de bandas oligoclonales en el LCR se utiliza frecuentemente como estudio diag en
nóstico. e
m
:e
Proteínas transportadoras o
<
La proteína más abundante del plasma, la albúmina, tiene también la capacidad de m
r
transportar una amplia gama de iones y moléculas pequeñas, como fármacos, hormonas y
.,
r
)>
en
S:
)>
u
•
S
FIG. 9-5. Proteínas de mieloma presentes en el suero (s) y la orina (u) del mismo paciente. Tanto el suero como
la orina contienen la inmunoglobulina monoclonal íntegra (cadenas pesadas y ligeras) que migra en la región
gamma. La orina tiene además una banda importante (entre las marcas) de cadenas ligeras libres que no se
observa en el suero.
389
TABLA 9-14. Trastornos queestimulan Ia proteina C reactiva
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391
CAPÍTULO
REGULACIÓN ACIDOBÁSICA
V ELECTROLÍTICA
CONCEPTOS
PRUEBAS
394
CAPÍTULO
10
REGULACIÓN ACIDOBÁSICA
V ELECTROLÍTICA
FISIOLOG ÍA BÁSICA
Los electrólitos, los gases de la sangre y los reguladores del equilibrio acidobásico,
son sustancias de crucial importancia en la sangre, dadas las graves consecuencias que
pueden derivarse de alteraciones siquiera modestas de cualquiera de ellas. Los electrólitos
son extraordinariamente importantes para el mantenimiento de los potenciales electroquí
micos a través de las membranas celulares, que a su vez afectan a las funciones neuroló
gicas y musculares, así como a los procesos celulares de secreción, contracción y una am
plia gama de otros procesos metabólicos. Las células del organismo emplean una enorme
cantidad de energía en mantener estas sencillas sustancias químicas dentro de unos estre
chos límites compatibles con la vida, tanto en el interior como en el exterior de las células.
Las fluctuaciones en estos niveles pueden dar lugar a un deterioro grave en la función de
órganos críticos, en particular el corazón, cuyo latido continuado, al igual que la actividad
de otros músculos y del sistema nervioso, depende absolutamente de la existencia de con
centraciones correctas de los iones y de un pH adecuado. Puede producirse una muerte
súbita cuando hay cambios rápidos de las concentraciones iónicas que inducen un paro
cardíaco.
El mantenimiento de unos niveles fisiológicamente apropiados de agua corporal total,
distribución de los líquidos, concentración de electrólitos y equilibrio acidobásico, requie
re múltiples reacciones y afecta a muchos sistemas del organismo. El agua constituye el
60-70 % del peso corporal (según cuál sea el contenido de grasa del cuerpo) y aproxima
damente dos terceras partes de ella son de agua intracelular. La mayor parte del tercio res
tante está distribuido entre las células en forma de agua intersticial, y 3-4litros del líquido
extracelular circulan en el plasma sanguíneo (líquido intravascular). En la fase plasmática
hay muchos solutos disueltos. Algunos de ellos no se disocian (por ejemplo, glucosa y
urea). Estos solutos no contribuyen a producir la actividad eléctrica de los líquidos y las
membranas y sólo contribuyen de forma moderada a la osmolalidad plasmática. Las sus
tancias que se disocian en iones de carga positiva y negativa afectan intensamente al fun
cionamiento eléctrico y también osmolal del organismo.
395
Iones y disociación
Los iones más abundantes en Jos líquidos corporales son los de sodio (Na+), potasio
(K+), cloro (Cr) y bicarbonato (HC03-). Existen también cantidades menores de otros io
nes como los de calcio (Ca2+), magnesio (Mg2+) y fosfatos, que contribuyen a formar el
contenido iónico total de los líquidos corporales y juegan además papeles individuales im
portantes en las funciones celulares que difieren de los de los iones más abundantes. El lí
quido contiene siempre un número igual de cargas positivas (cationes) y negativas (anio
nes); ·a esto se le denomina neutralidad eléctrica. La naturaleza de los iones, el número de
cargas presentes en una única.molécula y la naturaleza y movilidad de las moléculas con
carga difieren enormemente en los distintos compartimentos líquidos corporales. Las mo
léculas proteicas grandes que no atraviesan fácilmente las membranas celulares tienen una
carga neta negativa resultante de todos los grupos colaterales de los aminoácidos que las
forman. Para alcanzar la neutralidad eléctrica, los Iiquidos que contienen proteínas tienen
también cationes acompañantes (generalmente Na+ y K+).
La disociación de los solutos en partículas con carga (iones) depende de la composi
ción química del compuesto y de la concentración de otras partículas con carga eléctrica en
el medio. Así por ejemplo, un peso molecular en gramos (un mol) de cloruro sódico se di
socia por completo en un mol de Na+ y un mol de Cr, independientemente de la presencia
de otros iones. La urea se disuelve libremente en el agua, pero no se disocia en iones. El
ácido carbónico (H2C03) se disocia en H+ y HC03- únicamente en los medios que contie
nen pocos iones H+ de otro origen.
Definiciones
396
nEqllitro. Las soluciones con valores de pH superiores a 7 se denominan básicas (o alcali
nas) y tienen concentraciones de iones hidrógeno inferiores a 100 nEq/1. Un pH de 8 co
rres ponde a una [W] de 10 nEq/litro.
Ácido fuerte. Un compuesto disociable que se separa en H• y un anión en las solu
ciones con un pH bajo, es decir, aquellas en que están presentes ya muchos otros
iones H•.
Ácido débil. Un compuesto disociable que se separa para producir iones W única
mente cuando están presentes muy pocos iones H+, es decir a un pH bastante alto.
Par amortiguador. Una solución que contiene un ácido débil y la sal del mismo ácido.
Si se añade H• a esta combinación, la $al del ácido se une con el W para formar un ácido
que no se disocia a un pH intensamente ácido. La formación del ácido débil no disociado
elimina el W libre de la solución, y el pH de ésta cambia relativamente poco. Esta acción
se denomina «amortiguamiento» y es de extraordinaria importancia para la regulación aci-
dobásica en los líquidos biológicos. 1
Osmolalidad. Una medida del número de partículas disueltas en un líquido. Una solu
ción 1 osmolal contiene el número de partículas presentes en un peso molecular en gramos
1 kg de agua pura. La naturaleza de las
(mol) de una sustancia no electrolítica, disueltas en
partículas no afecta a la osmolalidad. Un mol de una sustancia no disociada aporta 6 X 1023
partículas cuando se disuelve. Un mol de una sustancia como el NaCl que se disocia en dos
iones aporta el doble de partículas; el CaCh, que se disocia en un ion de Ca2• y dos iones de
Cl, aporta el triple de partículas.
Presión osmótica. Un reflejo de la tendencia del disolvente (el agua) a entrar en una
solución con una concentración elevada de partículas de soluto, atravesando una mem
brana permeable al agua pero no a las moléculas grandes. Cuantas más partículas disuel
tas contiene una solución, mayor es su presión osmótica. El agua se desplaza de un lado
de la membrana al otro si uno de los lados contiene un número de partículas que no igua
la la concentración del soluto, pasando al compartimento menos concentrado. Para que se
igualen las proporciones de partículas y disolvente, cmando algunas partículas no pueden
igualarse a ambos lados de la membrana, debe haber un movimiento neto del disolvente
que pasa al compartimento más concentrado hasta que la concentración de partículas es
igual en ambos lados. Una solución con una concentración de partículas elevada tiene
una presión osmótica alta ya que ejerce una intensa atracción a la entrada de agua en la
misma.
pK. Término que indica el pH al que las formas disociada y no disociada de un ácido se
encuentran a concentraciones iguales. A veces se le denomina por extensión constante de
disociación, aunque en realidad es el logaritmo con signo negativo de esa constante.
Ecuación de Henderson-Hasselbalch. Esta fórmula relaciona el pH de una solución
con las propiedades de disociación del ácido débil. En ella intervienen el par amortiguador
(el pK), la concentración de la sal presente [K] y la concentración del ácido no disociado
presente [HA]. La ecuación es la siguiente:
[A-]
pH=pK+log -
[HA]
397
Soluciones amortiguadoras del ácido
Los límites normales del pH en los líquidos extracelulares, que se reflejan en los de la
sangre circulante, son de 7,36 (que corresponde a 44 nanoequivalentes/litro de H•) a 7,44
(36 nEq/litro de W). Esto son cantidades muy pequeñas de iones W disociados presentes
en un momento dado, a pesar de que los procesos metabólicos generan aproximadamente
50-100 miliequivalentes de ácido fijo y 13.000-20.000 milimoles de dióxido de carbono
cada día. Para mantener el pH dentro de los estrechos límites fisiológicos, debe haber una
capacidad de amortiguación inmediata que neutralice los ácidos a medida que son gener�
dos, y asimismo unas medidas correctoras a largo plazo que eliminen el ácido permanen
temente, pero de forma continua. ·
Proteínas y hemoglobina
Las proteínas plasmáticas ejercen también un efecto amortiguador para los ácidos fijos
a través de las cargas de sus superficies. Aunque está situada exclusivamente en el interior
de los hematíes, la hemoglobina tiene una eficacia única de amortiguamiento del col ge
nerado por la glucólisis aerobia ya que la hemoglobina puede descargar su oxígeno y cap
tar C02 por difusión a través de gradientes en los capilares de los tejidos. En el pulmón, los
gradientes de estos gases son inversos, por lo que la hemoglobina libera el co2 en el aire
espirado y capta 02 del aire inspirado.
398
cambios que afectarían a la proporción y por tanto al pH si no fuera por la capacidad de
control de las concentraciones de H2C03 mediante un aumento de la excreción respirato
ria de co2.
Al eliminar los pulmones el exceso de C02 para oponerse a la acumulación de H+, la
proporción entre el HC03- y el H2C03 se reajusta a 20:1, aunque las concentraciones ab
solutas pueden ser inferiores a las normales. Y a la inversa, el aumento en la concentración
de HC03- puede compensarse con una reducción de la ventilación, un descenso en la can
tidad de co2 excretado, lo que permite que se reequilibre la proporción en un valor de 20: 1
a concentraciones absolutas más elevadas. Los pulmones controlan el denominador de la
ecuación, pero los ajustes están necesariamente limitados por la mecánica de la respiración
y las necesidades de oxígeno del organismo.
La concentración de bicarbonato está bajo control renal, por cuanto los riñones regulan
tanto la generación de iones de HC03- como su rapidez de excreción urinaria. Los iones de
H• se excretan a través de los riñones, tanto mediante excreción directa en forma de H•
como por eliminación indirecta en forma de ion amonio (NJL•). La regulación del agua y
los solutos tiene lugar en el tú bulo contorneado proximal, en el que 'se produce una reab
sorción activa del Na• para su reposición a la sangre, y una reabsorción pasiva del agua y el
cr. El bicarbonato se reabsorbe también, en un proceso que requiere la enzima anhidrasa
carbónica que contiene cinc y que cataliza la siguiente reacción:
La excreción de los cationes está regulada en los túbulos distales del riñón, en donde se
reabsorbe el H• y se excretan el Na• y el K+ si es necesario; o se incrementa la excreción de
H+ hasta el limite de la acidez urinaria permisible. Si el pH urinario disminuye basta 4,5,
puede excretarse H• adicional en forma de NH4+, un ion que no afecta al pH pero que re
quiere un anión que lo equilibre. El grado en que se conservan o se excretan los iones H+,
Na+, K• o NH/ se modula en la porción distal de la nefrona en respuesta a diversos estí
mulos. Las variaciones en el volumen del líquido extracelular (LEC) afectan a la excreción
de Na•. Cuando se produce una expansión del LEC, se excreta más Na+, mientras los défi
cit de volumen hacen que se retenga este ion. Si las concentraciones de potasio son bajas,
se retendrán iones de K+ y se secretarán los de NH/ si son necesarios cationes de coro-
399
pensación; el exceso de potasio provoca una disminución en la excreción de NH/ y un
aumento del K+ urinario.
PRUEBAS DE LABORATORIO
Bicarbonato y gasometría
400
Naturalmente esta metodología es altamente sensible a las variaciones de la temperatura y
la acidificación, pero estas causas de error se reducen al mínimo con la utilización de ana
lizadores automáticos que actúan de una forma muy reproducible. Dado que la sangre ar
terial tiene un co2 total inferior al de la sangre venosa, las determinaciones del bicarbona
to se realizan generalmente en suero obtenido de muestras venosas con objeto de que
exista una uniformidad para las comparaciones (límites normales, 19-25 mEq/litro).
La cantidad de H2C03 de la sangre no puede medirse fácilmente; en vez de ello se de
termina el co2 gaseoso disuelto midiendo la presión parcial de co2 en una atmósfera en
equilibrio con la solución. Esta determinación constituye la presión parcial de C02 (Pco2)
y la unidad en que se expresa es el milímetro de mercurio (mm Hg) o torr. La concentra
ción de H2C03 en mEq/litro es igual, entonces, a 0,03 veces la Pco2 en mm Hg, debido a las
propiedades de solubilidad del gas C02 en una solución acuosa (límites normales de la
Pco2, 38-42 mm Hg).
Los modernos instrumentos de gasometría contienen habitualmente tres electrodos que
proporcionan unos resultados muy rápidos y exactos para la determinación directa del pH,
la Pco2 y la Po2, o presión parcial de oxígeno. Utilizando estos resultados del pH y la mo
dificación de 0,03 X Pco2 para el H2C03 en la ecuación de Henderson-Hasselbalch, puede
calcularse el bicarbonato. Estos cálculos pueden hacerse manualmente con nomogramas
diseñados para ello. También se realizan generalmente de forma automática con un infor
me asistido por ordenador en los instrumentos de gasometría. Además de las tres medicio
nes directas antes señaladas, los analizadores de gasometría imprimen ahora también la
cifra de bicarbonato calculada, la saturación de oxígeno (basada en la Po2, la temperatura y
el valor de hemoglobina supuesto) y el exceso de bases. Aunque estos valores calculados
no tienen la misma exactitud y validez que las determinaciones directas de estas cantida
des, tienen en cambio la ventaja de ser rápidos, poder realizarse en la misma muestra que el
resto del análisis gasométrico de la sangre, y estar lo bastante próximos a los valores reales
como para permitir al médico actuar inmediatamente sobre cualquier tendencia que pueda
haberse producido de forma aguda en la asistencia de un paciente.
Como regla general, se considera que las desviaciones de la gasometría respecto a la
normalidad reflejan una acidosis o una alcalosis, cuya causa puede ser metabólica o res
piratoria (véase más adelante). Es evidente que cualquier variación en el estado pulmonar
o cardíaco de un paciente puede tener una notable influencia en la llegada de sangre a los
pulmones (perfusión), y una vez allí en su oxigenación y eliminación del dióxido de carbono
(ventilación). La elevación de la Pco2 se considera un reflejo directo de una hipoventilación
alveolar y, naturalmente, una hiperventilación alveolar da lugar a una reducción de la Pco2•
Un descenso importante de la Po2 con una variación relativamente pequeña de la Pco2 refleja
un déficit en la capacidad de perfundir con sangre las regiones ventiladas de los pulmones.
Puede haber, por ejemplo, una neumonia, un edema pulmonar, o un colapso del pulmón que
impida la ventilación de partes del tejido pulmonar a pesar de que la sangre siga llegando a
estas regiones. Los valores normales de la Po2 en la sangre arterial deben ser de 85-100 mm
Hg. Pueden ser aceptables cifras de hasta 80 mm Hg en individuos sanos, y de hasta 70 mm
Hg en personas de edad avanzada. El tratamiento debe tener por objetivo mantener una Po2
por encima por lo menos de 50 mm Hg, aunque el nivel concreto de hipoxemia que causa la
muerte es variable en los distintos individuos. Además de los problemas médicos debidos a
la isquemia y las lesiones de órganos,los pacientes presentan toda una gama de alteraciones
mentales, que van desde una ligera confusión con la hipoxemia leve hasta el coma en la
hipoxemia profunda. Uno de los reflejos más básicos y esenciales del cuerpo humano es el
denominado «estímulo hipóxico», es decir,el estímulo de la respiración cuando el contenido
de oxígeno de la sangre, mediado a través del sistema nervioso central, es reducido.
La transferencia del oxígeno de la hemoglobina eritrocitaria a los tejidos en que es ne
cesario para el metabolismo viene dada por la curva de disociación del oxígeno de la he-
401
100
90
<{ 80
z
éii
o 70
-'
C1
o 60
FIG. 10-1. Curva de disocia
�
ción normal del oxígeno de la w
:z: 50
hemoglobina y efectos sobre la x
o
w 40
afinidad por el oxígeno de las
modificaciones del pH, la tem o
peratura y la concentración -¡!. 30
eritrocitaria de 2,3-DPG. (To
mado de Bunn, HF: Hemoglo
20
bin l. Structure and Function.
10
En Beck, WS (tlir.), Hemato
logy, MIT Press, Cambridge,
1981, páginas 129-140, con o 20 t30 40 50 60 70 80 90 1 00
permiso.) Pso
TENSIÓN DE 02 (mm Hgl
moglobina (fig. 10-1). Esta curva sigmoidea (en forma de S) indica el porcentaje de la
hemoglobina que está oxigenada (oxihemoglobina; también denominado porcentaje de
saturación) a diferentes presiones parciales de oxígeno (tensión de 02). Un punto de refe
rencia estándar en esta curva es la P50, la presión parcial de oxígeno en la que se produce
una saturación del 50%. La P50 y toda la curva pueden desplazarse hacia la derecha (es
decir, la hemoglobina cede el oxígeno más fácilmente a los tejidos) en la acidosis, la fiebre
o el aumento del contenido eritrocitario de 2,3-difosfoglicerato (2,3-DPG). La alcalosis, la
hipotermia y la disminución de la cantidad de 2,3-DPG desplazan la curva hacia la iz
quierda, con lo que se deteriora la liberación de oxígeno a los tejidos. Las concentraciones
de 2,3-DPG aumentan en los hematíes como adaptación fisiológica a la hipoxia. La hemo
globina F (fetal) tiene normalmente una curva desplazada a la izquierda en comparación
con la de la hemoglobina A (del adulto), lo que confiere al feto una ventaja en la captación
de oxígeno de la circulación materna.
En la tabla 10-1 se presentan los valores normales de la gasometría.
Manejo de la muestra
La sangre venosa y arterial difieren en el pH, la Pco2 y la Po2• La muestra más reco
mendable es la de sangre arterial (ya que refleja más directamente el estado del intercam
bio de gases en su punto máximo en los pulmones), extraída en una jeringa sin aire. Se re-
402
TABLA 10-1. Valores de referencia normales para los electrólitos
séricos y la gasometría
Arterial Venosa
tira y se desecha la aguja y se tapa la jeringa para evitar el contacto con el aire. Se utiliza
heparina para la anticoagulación introduciéndola en la jeringa para humedecer su interior
(no más de 0,5 rnl de una solución de 1000 U/rnl para 5 rnl de sangre). Debe expulsarse el
exceso de heparina antes de la extracción de la muestra, ya que puede reducir la Pco2 en un
12-25 %. La muestra debe colocarse entonces inmediatamente en hielo para su transporte
al laboratorio. Debe analizarse lo antes posible, pero probablemente mantiene una estabi
lidad razonable durante hasta 30 minutos si se mantiene en hielo. La Po2 cambia más rápi
damente que la Pco2 o el pH.
La sangre arterial es la única muestra adecuada para la determinación de la Po2, pero
puede utilizarse sangre capilar «arterializada» para el pH y la Pco2 si es necesario, cuando
hay limitaciones en cuanto al volumen de la muestra (por ejemplo en las punciones del ta
lón en los recién nacidos). Debe dilatarse el lecho capilar calentando el área hasta 45-
47 oc durante 10 minutos antes de obtener la muestra. Tras una punción profunda y con
un flujo libre, debe recogerse la sangre en tubos capilares heparinizados, que se sellan in
mediatamente por los dos extremos. La «arterialización» de la sangre capilar no debe ha
cerse si la presión arterial es inferior a 95 mm Hg o si el área tiene una mala irrigación
sanguínea.
Los resultados de la gasometría se ven influidos por la mezcla de gas que el paciente
esté respirando y por la temperatura del paciente. Las determinaciones se realizan habi
tualmente a 37 °C. Por cada grado de fiebre del paciente, la Po2 disminuye en un 7 % y la
Pco2 aumenta en un 3 %. Si un paciente está conectado a un respirador, es importante in
formar al laboratorio de los volúmenes y presiones de gas. Así por ejemplo, un paciente
que respire aire ambiental (la presión parcial de oxígeno en el aire es de aproximadamente
160 mm Hg) puede tener una Po2 arterial de 90 mm Hg, que es totalmente aceptable. Sin
embargo, si el paciente está respirando una mezcla de gases con un contenido de oxígeno
doble (oxígeno al40 %), una Po2 arterial de 90 mm Hg sería inferior a la esperada y debe
ría motivar una acción médica correctora. Los ajustes respiratorios pueden hacerse en tér
minos de porcentaje de oxígeno inspirado, profundidad de la respiración y frecuencia res-
403
piratoria. Tras estos ajustes, la respiración debe equilibrarse durante al menos 15 minutos
antes de extraer una nueva muestra.
Las determinaciones de la gasometría pueden hacerse en pacientes ambulatorios para
facilitar la valoración de una enfermedad pulmonar o cardíaca crónica o para el estudio de
una policitemia. Es más frecuente su realización en pacientes con una enfermedad aguda
y especialmente en aquellos a los que se practica una intervención quirúrgica cardíaca,
durante la recuperación de trastornos cardíacos o pulmonares y en los recién nacidos pre
maturos en que los pulmones son inmaduros. Los resultados de la gasometría deben llegar
al médico en unos 1 O minutos después de extraída la muestra para que se obtenga el
máximo beneficio de ellos. Esta inmediatez en la necesidad de los resultados de la gaso
metría para modificar los tratamientos de mantenimiento de la vida ha llevado al pesarro
llo de equipos especiales para el control de los gases a la cabecera del paciente. Es mucho
lo que falta por hacer en este campo para asegurar la calidad de los resultados, puesto que
estas sustancias son altamente sensibles a las variaciones analíticas. De todos modos, está
claro que el análisis gasométrico es uno de los campos que avanzarán rápidamente en el
futuro a medida que la tecnología lo permita. Estos avances incluirán el control in situ (in
vivo) de la Po2 y la Pco2, en especial en recién nacidos prematuros en unidades de cui
dados intensivos y en la asistencia quirúrgica y postoperatoria de pacientes de todas las
edades.
Electrólitos
Son relativamente pocas las pruebas necesarias para definir el estado de los líquidos y
los electrólitos, que están relacionados fisiológicamente con el estado gasométrico y aci
dobásico. Las determinaciones de laboratorio que se solicitan con más frecuencia son los
siguientes electrólitos: sodio (Na+), potasio (K+), cloro (Cr) y bicarbonato (HC03-). Los
modernos analizadores de bioquímica de canales múltiples proporcionan sistemáticamen
te estos cuatro análisis básicos, así como los de los demás electrólitos, Ca2+, fósforo inor
gánico (es decir, en forma de fosfatos) y Mg2+ (que se comentan en el capítulo 9, Bioquí
mica general). Los cuatro electrólitos básicos suelen ser suficientes para evaluar el estado
líquido y acidobásico, conjuntamente con las determinaciones gasométricas cuando son
necesarias. Históricamente los pacientes postoperados eran los que tenían una mayor ne
cesidad de determinaciones electrolíticas, como consecuencia de las alteraciones inducidas
por la intervención quirúrgica, la reposición de sangre y líquidos por vía intravenosa y la
incapacidad de estos pacientes de ingerir líquidos de modo normal por vía oral. Casi todos
los pacientes hospitalizados necesitan vías intravenosas para la administración de líquidos
cuando no son capaces de tomar una cantidad suficiente por vía oral. Por consiguiente, en
los pacientes hospitalizados en un estado crítico o inestable se realizan con frecuencia de
terminaciones de electrólitos diariamente, junto con determinaciones de las concentracio
nes de glucosa, BUN y creatinina, para mantener al médico informado de cualquier cambio
que pueda haberse producido a causa de la administración de grandes cantidades de líqui
dos IV, y también de cómo manejan los riñones esta carga líquida. La glucosa está presen
te a menudo en los líquidos IV y su vigilancia es útil también para valorar la respuesta del
paciente a estos líquidos. En los pacientes ambulatorios puede ser necesaria también una
vigilancia periódica de los electrólitos si están siendo tratados crónicamente con diuréti
cos. Los demás iones son importantes en situaciones de cuidados críticos y también en el
diagnóstico de algunas anomalías endocrinas (véase capítulo 16, Interpretación de labora
torio de las pruebas endocrinas). En la tabla 10-1 se indican los límites de referencia nor
males de los electrólitos séricos.
404
Muestras y determinaciones
cuantificación electrolítica. (Los tubos de extremo azul lavanda de las pruebas de hemato
logía tienen EDTA potásico; los tubos de extremo azul para las pruebas de la coagulación
tienen citrato sódico.)
Los métodos de análisis del sodio y el potasio consistieron durante muchos años en la
fotometría de llama, en la que se cuantificaban estos cationes por sus intensidades de lf
neas espectrales de emisión atómica al ser excitados por una llama controlada. En los últi
mos años, los métodos de fotometría de llama han sido sustituidos casi por completo por
electrodos selectivos para iones, que son mucho más fáciles de operar que las llamas que
tienen el inconveniente (y el riesgo) adicional de los depósitos de gas propano. Estos elec
trodos selectivos para iones se basan en 1) un vidrio que es permeable selectivamente al
sodio y 2) una membrana impregnada con el antibiótico valinomicina, cuya molécula tie-
405
ne una cavidad cargada del tamaño justo para admitir al potasio pero que excluye a todos
los demás cationes. Estos avances en la tecnología de electrodos no sólo han hecho más
fácil el trabajo de la determinación de los electrólitos en los laboratorios clínicos, sino que
han hecho posible también medir el sodio y el potasio en localizaciones satélites como las
consultas de los médicos y a la cabecera del paciente con monitores especiales.
Los métodos de determinación del cloro se basan en electrodos específicos o en téc
nicas de titulación. El bicarbonato se determina mediante acidificación de la muestra
para liberar el HCO;- en forma de C02, que difunde entonces a través de una membra
na para reaccionar en un sistema indicador del pH. Los nuevos métodos de determina
ción de bicarbonato mediante ensayo enzimático están siendo cada vez más ampliamente
·
utilizados.
Se observan concentraciones falsamente reducidas de electrólitos en los pacientes cuyo
suero contiene componentes anormales que desplazan una cantidad del agua del suero. Es
tas anomalías son fundamentalmente las siguientes: 1) las paraproteínas que se encuentran
en el mieloma y que pueden alcanzar concentraciones de varios gramos por decilitro y 2) las
elevaciones extremas de los triglicéridos que se encuentran en los quilomicrones. Dado que
los electrólitos están disueltos en la porción acuosa de la sangre, sus actividades iónicas en
los líquidos que bañan inmediatamente a las células (es decir, los niveles de equilibrio con
el líquido intersticial) e influyen en las funciones fisiológicas pueden ser perfectamente
normales a pesar de que las determinaciones de lahoratorio hasadas en el contenido iónico
de un volumen específico de suero sean notablemente aberrantes. Así, en una determinada
muestra, la concentración del sodio en el agua puede ser perfectamente normal, pero si hay
menos agua de la normal en el volumen examinado, la cantidad de sodio presente en la
determinación será baja. Este efecto es más notable numéricamente para el sodio porque está
en concentraciones superiores, pero existe un efecto proporcional para todos los demás
electrólitos. Este plasma o suero tiene una osmolalidad normal, pero el problema puede
identificarse fácilmente como una pseudohiponatremia al observar un suero lechoso u
opalescente (alto contenido lipídico) o al detectar unas cifras séricas de proteínas excesi
vamente elevadas (que a veces dan lugar a un suero muy denso o muy viscoso).
Concentraciones de sodio
406
Puede producirse una retención de sodio en las enfermedades renales o cardíacas, pero
generalmente se produce una retención simultánea de agua, por lo que la concentración
sérica del sodio no se eleva. La hipernatremia suele ser consecuencia de una deshidrata
ción grave que puede producirse después de una exposición extrema al calor sin una in
gesta adecuada de agua. También puede darse en pacientes debilitados (por ejemplo, en
residencias de ancianos) que dejan de tomar líquidos por vía oral y se deshidratan. Este
trastorno suele poder tratarse con rehidratación mediante líquidos intravenosos hipotó
nicos.
Potasio
vamente. "''
El déficit de potasio puede deberse a una disminución de su ingesta en la dieta durante :u
períodos de tiempo prolongados. Además, puede ser producido por una pérdida urinaria
e
m
(hiperaldosteronismo, tratamiento diurético, diuresis osmótica prolongada como la de la 1:0
diabetes, o en la alcalosis). La insulina estimula el paso del potasio a las células junto con :t>
la glucosa. En consecuencia, en el tratamiento de la hiperglucemia diabética con insulina,
tJ)
es probable que se produzca una hipopotasemia a menos que se administre potasio por vía e
m
intravenosa junto con la insulina. .....
Puede producirse una hiperpotasemia en la destrucción histica, como ocurre en las le :t>
siones masivas por aplastamiento. Además, los pacientes con insuficiencia renal y un de 1:0
o
terioro en la excreción de potasio pueden presentar un exceso de este ion con una ingesta
:u
inadecuada de potasio en la dieta.
Las manifestaciones clínicas de las anomalías del potasio pueden ser las más peligrosas �
o
para la vida del paciente. Los síntomas corresponden al sistema nervioso central y también
al músculo cardíaco, esquelético y liso. Todos estos tejidos utilizan potasio para regular la
:u
-
407
Anion gap (hiato aniónico)
El término «iones no medidos» hace referencia a los electrólitos del suerodistintos del Na+,
K+, cr y HC03-. Los aniones no medidos son las cargas negativas aportadas por las proteínas
séricas y las de los fosfatos, sulfatos y otros metabolitos, que totalizan aproximadamente 24
2
mEq/litro. Los cationes que no se miden de forma estándar son el Ca • y el Mg 2•, que suponen
alrededor de 7 mEq/litro. Hay más aniones que cationes no medidos, y ello establece una
discrepancia o «anion gap» (hiato aniónico) de 12-18 mEq/litro en las personas sanas.
Las situaciones patológicas que aumentan los cationes son a menudo fáciles de detectar,
generalmente determinando el Ca2• o el Mg2+. Sin embargo, las anomalías que provocan una
acumulación aniónica son más frecuentes y más complejas de analizar. Tienen en común el
hecho de que se produce una depresión compensadora de los aniones de bicarbonato. Las
concentraciones de cloro pueden estaralteradas o no, pero la neutralidad eléctrica de la sangre
exige que haya aniones de algún tipo para equilibrar a los cationes (véase Acidosis meta
bólica). (En la tabla 10-2 se indican las situaciones que causan alteraciones del anion gap.)
El anion gap es la diferencia entre la suma de los cationes Na• y K+ y la suma de los
aniones Cr y HC03-. El valor del K+ tiene una contribución proporcionalmente tan peque
ña, que el anion gap se calcula a menudo con el Na• como único catión; se resta la suma de
las concentraciones de CL- y HC03- de la concentración de Na+. El concepto de anion gap
permite considerar las alteraciones metabólicas sin tener que medir directamente estos
metabolitos específicos. En vez de ello se infiere eficazmente su presencia mediante el
empleo del anion gap calculado.
Osmolalidad
408
medir la osmolalidad de los líquidos corporales en el laboratorio es el empleo de la dismi
nución del punto de congelación inducida en el agua por las partículas de soluto osmótica
mente activas. La osmolalidad normal del suero es del orden de 285-310 miligramos/kilo
gramo de agua del plasma (mOsmlkg). En el estado de salud, la osmolalidad está
determinada en gran parte por el sodio, cloro, bicarbonato, glucosa y urea.
glucosa BUN
osmolalidad = 1,86 X [Na+] + ---- + ---
18 2,8
Una expresión aún más sencilla, que resulta útil para el cálculo aproximado, es:
glucosa BUN
osmolalidad = 2 X [Na+] + ---- + ---
20 3
Osmolalidad urinaria
409
hora de la mañana, puesto que normalmente el paciente está privado de agua cuando está
dormido. La densidad del plasma en un individuo sano es de l ,O l 0-l ,O 12.
La determinación de la densidad de la orina es una técnica relativamente poco sensible,
pero permite detectar adecuadamente las alteraciones importantes de la capacidad renal o
la homeostasis de los líquidos corporales. Sin embargo la determinación de la osmolalidad
engloba una gama más amplia de variaciones y permite una detección más sensible de
anomalías urinarias o alteraciones de la regulación de los líquidos. Los límites normales de
la osmolalidad urinaria son de 300-900 mOsm/kg; los valores extremos fisiológicamente
posibles son de 50-1400 mOsm/kg (véase también capítulo 19).
Proporción orina:suero
Excepto en los estados de sobrecarga de líquidos, la orina está más concentrada que el
plasma. La proporción entre la osmolalidad de la orina y la del suero oscila entre l : l y 3: l .
S i se h a perdido la capacidad de concentración renal, l a proporción de l a osmolalidad uri
naria respecto a la del suero no puede aumentar por encima de l ,2: l. Se dan proporciones
inferiores a l : l cuando hay una sobrecarga de agua o una diabetes insípida.
ALTERACIONES ACIDOBÁSICAS
Las alteraciones del ion hidrógeno y los electrólitos pueden ser modestas o graves,
agudas o crónicas, simples o mixtas. La presencia de un pH de la sangre normal no implica
necesariamente la ausencia de enfermedad, ya que los mecanismos amortiguadores y
compensadores de otro tipo del cuerpo mantienen a menudo el pH constante a pesar de que
se produzcan variaciones importantes en la composición hemática.
Definiciones
Acidosis metabólica
410
TABLA 10-3. Tipos de anomalías acidobásicas
Lfmites de la
pH Pco2 Heo; compensación esperada
Alteración Observaciones (nl (nl (nl en la situación
.
= = =
Acidosis metabólica Respiraciones de < 7,37 <30 < 15; puede Pco2 J. 1 - 1 ,3 mm Hg por cada mEq/litro J. en el
Kussmaul aproximarse a O HC03-
Shock, coma, Pco2 debe ser de 1,5 (HC03")+8
hipopotasemia El valor de Pco2 debe ser igual a los 2 últimos
moderada dígitos del pH; p. ej., para pH 7, 19, la Pco2
debe ser de 19
Los 2 últimos dígitos del pH deben ser iguales a
la concentración de HC03- + 15; p. ej., para
HCO; 15, el pH debe ser de 7,30
=
Alcalosis metabólica Parestesias, teta nia, > 7,45 45-55 > 27 Pco2 i 6 mm Hg p'Or cada 10 mEqllitro J. en el
hipopotasemia y HCO;
debilidad Los 2 últimos dígitos del pH deben ser iguales a
la concentración de HCO ; + 15
Acidosis respiratoria Hambre de aire, < 7,35 50-100 > 27 HC03- i 1 mEq/litro por cada 1 O mm Hg i en la
(aguda) desorientación Pco 2
La alteración del pH es más pronunciada que la
del HC03-
Acidosis respiratoria Hipoventilación, < 7,35 50-100 >35 HC03- i 3,5 mEqllitro por cada 10 mm Hg i en
(crónica) hipoxemia, cianosis la Pco2
Alcalosis respiratoria Hiperventilación, > 7,45 <30 15-20 HC03- ,J; 2 mEqllitro por cada 1 O mm Hg J. en la
(aguda) parestesias, mareos Pco2
Alcalosis respiratoria Hiperventilación, tetania > 7,45 <30 < 15 HC03- .1 5 mEqllitro por cada 10 mm Hg J. en la
(crónica) latente Pco2
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S":>ISVSOOI:>" S3NOI:>"l::l 3.11" • tt:JI1J10Hl:J313 A tt:JIS'tf8001:Jtt N()I:Jtt1nD31:J
sar el C02 a través de los pulmones. El dato característico es la reducción tanto del bicar
bonato como de la Pco2• El grado de descenso de la Pco2 debe ser paralelo a la disminución
del HC03-, pero pueden existir también problemas respiratorios en el paciente con anoma
lías metabólicas. Un enfoque práctico de esta relación es la siguiente fórmula para el des
censo esperado en la Pco2:
Un paciente cuya Pco2 no disminuye hasta este nivel puede requerir un apoyo respira
torio además del tratamiento metabólico.
Si las concentraciones de bicarbonato disminuyen y la concentración sérica del cloro se
mantiene relativamente normal, el anion gap entre los cationes medidos y los aniones me
didos aumenta. A estas situaciones se las denomina a menudo acidosis con anion gap. Si
hay un incremento compensador en las concentraciones de cloro, el anion gap se mantiene
normal, y el trastorno se describe a veces como acidosis hiperclorémica. El potasio sérico
suele estar bajo en la acidosis hiperclorémica, aun cuando en los estados acidóticos que
siguen al empleo de fármacos acidificantes o se producen cuando hay una secreción
inadecuada de aldosterona, las concentraciones de K+ pueden estar elevadas. En la tabla
10-4 se indican los principales tipos de acidosis hiperclorémica.
La acidosis con anion gap aparece cuando el metabolismo endógeno produce cantida
des excesivas de ácidos fijos como los cuerpos cetónicos o el ácido láctico, cuando los ri
ñones no son capaces de excretar los ácidosfijos, o cuando se ingieren ácidos o sustancias
productoras de ácido exógenas. En la tabla 10-2 se indican los principales trastornos que
causan acidosis con anion gap. La cetoacidosis se produce cuando hay un metabolismo
excesivo (pero incompleto) de los ácidos grasos, que se da en el déficit de insulina y en los
estados de inanición; en la malabsorción, o en los déficit de movilización de la glucosa. En
estas situaciones se queman los ácidos grasos almacenados como fuente de energía susti
tutoría de la glucosa. La cetoacidosis diabética es una de las consecuencias de este tipo de
desviación metabólica, aunque hay que tener presente que el coma diabético puede ser
también no cetósico sino hiperosmolar.
Los principales cuerpos cetónicos producidos en la cetosis son la acetona (2 % del to
tal), el ácido acetoacético (20 %) y el ácido betahidroxibutírico (BOHB, 78 %). De estos
412
componentes, sólo los menores (acetona y ácido acetoacético) dan una reacción de color
positiva con los métodos habitualmente empleados para la detección de las cetonas en la
prueba del nitroprusiato (tira reactiva o tabletas Acetest). Evidentemente sería deseable
cuantificar la cetona más importante, el BOHB, para disponer de un indicador más sensible
del estado metabólico. Existe un ensayo enzimático del BOHB que puede utilizarse en cir
cunstancias especiales como indicador más sensible de la cetosis (véase el capítulo 16 so
bre endocrinología).
Acidosis láctica
Alcalosis metabólica
Cambios de volumen
413
dida de iones de hidrógeno causa una alcalosis al reducir el denominador. La concentra
ción de bicarbonato aumenta cuando hay un estímulo para la retención renal de sodio. La
disminución del volumen sanguíneo o la reactividad inapropiada frente a los estímulos del
volumen sanguíneo hacen que el riñón aumente la recuperación de sodio y bicarbonato ha
cia el torrente circulatorio. Los vómitos producen con frecuencia una alcalosis metabólica
debido a la pérdida masiva de jugo gástrico que da: lugar a una depleción del W y el cr
corporales totales, así como del agua corporal.
Acidosis respiratoria
Trastornos agudos
. La acidosis respiratoria aguda se produce cuando hay una obstrucción súbita de las vías
aéreas, un traumatismo torácico que lesiona los músculos de la respiración, o una parálisis
o depresión aguda de los centros respiratorios del SNC. El objetivo terapéutico inmediato
es la corrección del problema primario generalmente evidente, o la utilización de un apo
yo ventilatorio; rara vez es necesari a o factible una valoración de laboratorio compleja. La
retención aguda grave de co2 activa en primer lugar la capacidad de amortiguamiento de
las proteínas intracelulares y extracelulares; el sistema de amortiguamiento del bicarbona-
414
to responde sólo después de que estos otros sistemas han quedado agotados. A los 10-15
minutos de insuficiencia respiratoria aguda, el HC03- empieza a aumentar modestamente;
en la acidosis respiratoria aguda, el bicarbonato aumenta en aproximadamente 1 mEqllitro
por cada 1 O mm Hg de aumento en la Pco2•
La acidosis respiratoria crónica se produce con mucha más frecuencia y es mucho más
difícil de tratar que la acidosis respiratoria aguda. Las enfermedades pulmonares obstructi
vas crónicas (bronquitis, enfisema, fibrosis o cicatrización pulmonar) deterioran la excre
ción de C02 de forma más grave que la oxigenación. La acumulación de C02 durante días,
semanas o meses, provoca un aumento mantenido en la generación debicarbonato y da lugar
a un aumento de la excreción renal de H•. Con una retención crónica de C02, el bicarbonato
aumenta en 3,5 mEq/litro por cada 10 mm Hg de aumento de la Pco2• La elevación de las
concentraciones de bicarbonato provoca una disminución compensadora en las concentra
ciones de cr. Lascifras séricas de Na• y K+ pueden ser normales o estar ligeramente elevadas.
Situaciones complejas
415
tomática aguda. Finalmente se restablecerá el equilibrio, pero puede ser necesario admi
nistrar oxígeno hasta que se haya eliminado el exceso de bicarbonato.
Alcalosis respiratoria
Trastornos mixtos
En la tabla 10-3 se resumen las características más destacadas de los cuatro trastornos
acidobásicos principales; en la tabla 10-5 se resumen los mecanismos fisiológicos que
compensan estas alteraciones. Es importante recordar que pueden producirse varios pro
cesos distintos simultáneamente. Los indicadores principales son el pH y la Pco2• Cuando
estos parámetros son anormales, la valoración de la magnitud de las variaciones, el HC03-
asociado y la existencia de otras alteraciones, ayudan a determinar si los resultados pueden
explicarse por una única anomalía o si los datos de laboratorio reflejan el resumen de va
rios procesos diferentes. Una anomalía significativa de la Pco2 o el HC03- en presencia de
un pH normal, sugiere la existencia de un trastorno mixto de acidosis y alcalosis, de forma
que las dos tendencias opuestas se anulan entre sí en cuanto a la variación numérica del
pH, pero complican el problema clínico del paciente.
416
TABLA 10-5. Compensación de alteraciones simples
Alteración Modificacionesfisiológicas
417
TABLA 10-6. Anomalías del sodio y el líquido extracelular (LEC)
418
TABLA 10-7. Anomalías del potasio sérico y corporal total
419
TABLA 10-8. Trastornos del metabolismo del agua
Déficit de agua
Reducción de la ingesta/privación de agua
Lactantes
Ancianos
Individuos debilitados
(El tiempo cálido complica lo anterior.)
Sed defectuosa
Traumatismos craneales
Postneurocirugía
Ingesta de un exceso de solutos
Leches artificiales como suplemento nutricional
Alimentación por sonda nasogástrica con muchos solutos para una nutrición total
Sudoración (también puede perderse Na•)
Pérdida renal de agua
Primaria, debida a una pérdida de la capacidad de concentración renal en la nefropatía
Secundaria, debida a la diabetes mellitus
Diuresis osmótica
Exceso de agua
Ingesta compulsiva de agua
Aumento de la in gesta con secreción inadecuada de ADH
Anomalía renal que limita o impide la excreción de agua
Insuficiencia cardíaca congestiva (hipoperfusión renal)
Cirrosis hepática con ascitis
diaria del peso corporal realizada a primera hora de la mañana después de la micción y
defecación y antes de comer. Además, el registro de las entradas y salidas constituye una
ayuda de inestimable valor para establecer un patrón de administración de líquidos y su
gerir de qué forma limitar o expandir las entradas para alcanzar los objetivos de hidrata
ción propuestos. Las determinaciones de la osmolalidad sérica o del sodio sérico son es
pecialmente útiles para valorar el déficit o el exceso de agua. La azotemia debida a una
insuficiencia renal y la hiperglucemia debida a una diabetes mellitus no controlada pueden
incrementar la actividad osmótica del suero, pero deben restarse sus contribuciones para
valorar el nivel de déficit de agua. Por consiguiente, generalmente es más conveniente
utilizar el sodio sérico. Como regla general, las concentraciones séricas de sodio del orden
de 150- 1 60 mEqllitro indican un déficit moderado de agua, las cifras de hasta 165 mEq/
litro indican un déficit grave, y las concentraciones superiores a 165 mEq/litro se asocian
a un déficit muy grave.
En la tabla 10-8 se indican las causas de déficit de agua. Generalmente se deben a un
deterioro de los mecanismos de la sed o la eliminación de agua por los riñones y con fre
cuencia se dan en pacientes debilitados que no pueden poner en práctica sus reflejos y res
puestas normales. Los déficit de agua pueden tratarse mediante una reposición con la ad
ministración intravenosa de suero glucosado al 5 % para los casos leves. Si es necesario
reponer el agua más rápidamente, pueden utilizarse concentraciones de glucosa en agua
inferiores, pero no puede emplearse el agua sola por el peligro de inducir una hemólisis in
travascular. La glucosa de la solución mantiene la fuerza osmótica necesaria para prevenir
la hemólisis, pero es eliminada por las células con lo que queda agua para mezclarse en los
espacios de los líquidos corporales.
El exceso de agua puede manifestarse por una intoxicación con cefalea, visión borrosa
y calambres musculares, que evolucionan hacia la desorientación, el estupor y las convul
siones. Se utiliza el sodio sérico para diagnosticar el exceso de agua. Las concentraciones
420
de sodio de entre 125 y 130 mEq/litro indican un exceso de agua moderado, las de 118 a
125 mEq/litro son graves, y pordebajo de 118 mEqllitro el exceso de agua es muy grave.
El exceso de agua casi nunca se debe simplemente a un aumento de Ia ingesta tan solo, ya
que el organismo dispone de respuestas reflejas nipidas para regular las sobrecargas de
agua. Sin embargo el aumento de Ia ingesta si juega un papel en cuanto que exacerba otras
causas de exceso de agua como Ia secreci6n inadecuada de ADH o las anomalfas renales
que limitan Ia eliminaci6n (vease tabla 10-8). El tratamiento del exceso de agua se efectua
con una restricci6n de lfquidos, que generalmente requiere varios dfas para alcanzar unas
concentraciones normales. Si es necesaria una resoluci6n mas rapida por Ia presencia de
convulsiones u otras manifestaciones neurol6gicas, puede administrarse suero salino hi-
pert6nico por via intravenosa, manteniendo una vigilancia de las concentraciones sericas
de sodio.
BIBLIOGRAFiA
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421
CAPÍTULO
424
CAPÍTULO
PRUEBAS
425
CAPITULO
,
PRINCIPIOS GENERALES
Las enzimas son moléculas proteicas que catalizan reacciones químicas sin alterarse
ellas como tales químicamente. Regulan el metabolismo al participar en la práctica totali
dad de las funciones de las células. Cada enzima es específica para un substrato al que
convierte en un producto definido. Existen literalmente miles de enzimas diferentes, pero
sólo unas pocas se estudian habitualmente para el diagnóstico clínico.
Dado que las enzimas están contenidas fundamentalmente en el interior de las células,
la presencia de una mayor cantidad de una enzima en el suero o el plasma es generalmente
consecuencia de una lesión celular que permite la salida de las moléculas intracelulares.
Las cantidades anormalmente elevadas de enzimas en el suero se utilizan, por tanto, clíni
camente como indicios de la lesión de un órgano. Las enzimas celulares liberadas a la cir
culación no tienen ninguna función fisiológica en ella y son eliminadas gradualmente a
través de las vías normales de excreción.
La clave de la enzimología diagnóstica está en la asociación de determinadas enzimas
concretas con los órganos que contienen células especializadas ricas en estas enzimas. Son
ejemplos de estas asociaciones con órganos la amilasa respecto al páncreas y la SGPT
(ALT) respecto al hígado. Aunque estas enzimas no están limitadas por completo a estos
órganos, pueden ser de extraordinaria utilidad para establecer un diagnóstico, sobre la base
de las manifestaciones clínicas de un paciente.
Muchas enzimas esenciales están presentes en prácticamente todos los órganos, pero
tienen formas ligeramente distintas en las diversas localizaciones. Estas formas distintas se
denominan isoenzimas. Al estudiar enzimas como la lactato deshidrogenasa, la creatinci
nasa o la fosfatasa alcalina, la utilidad de las determinaciones de la actividad enzimática
total se incrementa con un fraccionamiento o separación de sus isoenzimas. Cuando la
concentración de una enzima en el suero es elevada y no son factibles las determinaciones
de isoenzimas, con frecuencia se utiliza el patrón de otras anomalías enzimáticas o bio
químicas para diagnosticar el órgano en que está localizada la lesión. Además de estable
cer el diagnóstico, las determinaciones enzimáticas se aplican de manera seriada para se
guir la evolución de un estado patológico a lo largo del tiempo.
427
La terminología para la denominación de las enzimas la establece la Comisión de En
zimas de la Unión Internacional de Bioquímica. Se clasifican según sus funciones bioquí
micas, indicando el substrato y la clase de reacción catalizada, y se designan con números
de identificación individuales. Aunque esta terminología científica precisa es necesaria
para manejar las miles de enzimas, existen también nombres descriptivos o prácticos y en
las comunicaciones clínicas se utilizan con frecuencia sus abreviaturas. Así por ejemplo, la
enzima que cataliza la reacción reversible [creatinina + ATP = creatinfosfato + ADP] tie
ne la denominación formal de ATP: creatina fosfotransferasa; su número EC (Enzyme
Commission) es el 2.7.3.2; su nombre común es el de creatinfosfocinasa (CPK) y más re
cientemente se la denomina creatincinasa (CK).
Un aspecto extraordinariamente importante de la enzimología es el de la estandariza
ción de las unidades de actividad enzimática con las que se hacen las mediciones. Para ello
se ha introducido el término de Unidades Internacionales (Ul). Una UI de una enzima es la
cantidad que cataliza la transformación de 1 ¡.unol del substrato por minuto. En la nomen
clatura del Sistema Internacional (SI), la unidad básica de actividad enzimática es el katal,
que corresponde a la conversión de un mol de substrato por segundo. Dado que las dife
rencias en las condiciones de ensayo como la temperatura pueden alterar la determinación
de las actividades enzimáticas, los usuarios médicos de estas determinaciones deben acu
dir a los límites de referencia especificados por cada laboratorio. Aunque no hay un acuer
do total respecto a las metodologías en distintas localizaciones, el empleo de las UI ha su
puesto una notable mejora en la estandarización general de las determinaciones
enzimáticas clínicas. Es probable que en el futuro se mantengan las unidades internacio-
. nales para las determinaciones enzimáticas en vez de convertirlas en katales cuando los
·
Las fosfatasas son enzimas que actúan sobre compuestos que contienen grupos fosfato
únicos, separando la porción de fosfato (actividad que se denomina ortofosfato éster mo
nohidrolasa). Las fosfatasas individuales tienen actividades catalíticas preferentes para
distintos substratos. Esta propiedad llevó en el pasado a plantear varios ensayos diferentes
de fosfatasas en base al empleo de reactivos distintos como substratos. Otra característica
de las fosfatasas es que presentan actividades óptimas a valores de pH diferentes. Las que
tienen su actividad óptima a un pH de 5 se denominan fosfatasas ácidas (FAc) y las que
son más activas a un pH de 9 reciben el nombre defosfatasas alcalinas (FAI). La deter
minación de la actividad a estos pHs diferentes se ha convertido en el método estándar para
diferenciar las fosfatasas y sus posibles órganos de origen.
La fosfatasa ácida es común a muchos tejidos, pero es especialmente abundante en la
próstata. Existen pequeñas cantidades en los eritrocitos, las plaquetas, el hígado y el bazo.
También se encuentra en la leche humana y está muy concentrada en el líquido seminal.
Durante la obtención de las muestras de sangre pueden lisarse algunos eritrocitos, que
liberan entonces fosfatasa ácida al suero dando lugar a un resultado falso. Además, las pla
quetas liberan también fosfatasa ácida durante la formación del coágulo. Con objeto de
distinguir la FAc prostática de las demás, se han desarrollado métodos que inhiben o in
tensifican selectivamente las distintas formas. El tartrato en la mezcla de ensayo inhibe la
forma prostática. En consecuencia: [actividad de FAc total]- [actividad de FAc en pre
sencia de tartrato] = [actividad de FAc prostática]. Un método más reciente emplea el
substrato timolftaleína monofosfato, que es altamente específico sólo para la FAc prostáti-
428
ca, con lo que resultan innecesarios los ulteriores fraccionamientos. Con este método, la
actividad de FAc total medida es equivalente a la actividad de FAc prostática.
Aplicaciones diagnósticas
Requisitos de la muestra
La sangre debe extraerse sin hemólisis y debe separarse rápidamente del coágulo. Dada
su naturaleza extremadamente lábil, la FAc debe determinarse a las pocas horas o bien debe l>
r
congelarse el suero para un ensayo posterior. La acidificación del suero con ácido cftrico e
estabilizará también la actividad de FAc. El momento en que se haga la extracción en relación o
con la exploración física puede sertambién importante, puesto que el tacto rectal de la próstata
en los casos de hipertrofia benigna puede dar lugar a un aumento transitorio de la FAc en suero.
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(/)
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ALDOLASA
429
FOSFATASA ALCALINA (FAI)
Lafosfatasa alcalina está ampliamente distribuida en las células, lo que indica la nece
sidad metabólica de su actividad en múltiples localizaciones. Los tejidos muy ricos en FAl
son el hueso, el hígado, el intestino, el riñón, los leucocitos y la placenta. Estas distintas
actividades de FAI son producto de diferentes genes, y ello hace posible distinguir algunas
isoenzimas de la FAl específicas de determinados órganos. El método más frecuente y
sencillo de diferenciar las isoenzimas de la FAl es el fraccionamiento térmico, en el que se
calienta una muestra de suero a 56 °C durante 15 minutos y a continuación se efectúa un
ensayo para determinar la actividad de FAl que queda. Este valor se compara con la activi
dad de FAl de la misma muestra sin calentar. La FAl ósea es extremadamente lábil y des
pués del calentamiento puede retener tan sólo un 10-20% de su actividad original, mien
tras que la FAI hepática es rel ativamen te estable y debe retener un 30-50% de su
actividad. La FA! placentaria es extremadamente estable con el calor y puede retener prác
ticamente toda su actividad después de ser calentada. Normalmente el suero contiene ac
tividades de FAI de múltiples tejidos, por lo que el fraccionamiento térmico puede ser
ambiguo. Puede utilizarse la separación electroforética de las isoenzimas de la FAl para
obtener una mejor información, pero la mayoría de métodos actuales tienen una mala re
solución y dependen mucho de que se disponga de una muestra de excelente calidad (fres
ca). Los recientes avances en la electroforesis de las isoenzimas de la FAl han hecho posi
ble la diferenciación de muchas más formas que tienen una especificidad orgánica mucho
mayor.
Aplicaciones diagnósticas
Las elevaciones de la fosfatasa alcalina pueden darse en muchos trastornos, que se in
dican en la tabla 11-l.
430
Hígado
La isoenzima hepática de la FAI procede de las células epiteliales de la vía biUar. La vía
normal de eliminación de la FAI hepática es la excreción de la bilis en el intestino. La obs
trucción de la vía biliar provoca un desplazamiento retrógrado de la FA1 y su paso al líqui
do intersticial y por consiguiente la absorción de la FAl en la circulación. La obstrucción
biliar provoca también una reabsorción de la bilirrubina. Así pues, la FAl se utiliza con
frecuencia para establecer el diagnóstico en la ictericia (véase capítulo 12, Pruebas de la
función hepática).
Hueso
Las elevaciones de la F Al ósea forman parte de las respuestas del crecimiento osteo
blástico. Los nifios con huesos en crecimiento presentan cifras elevadas de FAI ósea. De
forma análoga, los adultos con fracturas en cicatrización tienen una F Al ósea alta. La en
fermedad de Paget del hueso produce niveles de FAl muy elevados, de hasta diez veces o
más el límite superior de la normalidad. Otros trastornos patológicos con FAI elevada de
origen óseo son el carcinoma metastásico en el hueso, el mieloma (con fracturas patológi
cas) y las enfermedades metabólicas óseas (raquitismo, hlperparatiroidismo y osteomala
cia). Se dan niveles muy bajos de FAl ósea en el trastorno metabólico de la hipofosfatasia.
Placenta
Intestino
Otras -
.,
Las células tubulares renales tienen una actividad de FAI que normalmente se excreta �
-
con la orina. No llega al suero en los estados patológicos. La FA1 renal de las células tubu
lares descamadas puede provocar un resultado falso positivo en algunos de los nuevos
métodos de detección por inmunoensayo como las pruebas de embarazo urinarias que in
corporan un anticuerpo ligado a la FAI como indicador. Esta interferencia puede eliminar
se centrifugando las muestras de orina para eliminar las células y las bacterias antes de
efectuar la prueba del embarazo.
431
La FAl que se encuentra en los granulocitos no provoca elevaciones en el suero. Puede
utilizarse como marcador de la madurez granulocítica en la leucocitosis mediante una tin
ción enzimática especial de preparados leucocitarios (véase capítulo 2).
Requisitos de la muestra
AMINOTRANSFERASAS (TRANSAMINASAS)
Las enzimas que catalizan la transferencia reversible de un grupo amino entre un ami
noácido y un ácido alfa-·ceto se denominan aminotransferasas o transaminasas en la ter
minología antigua que es aún de amplia utilización.
R R' R R'
1 1 1 1
HCNH2 + C=O C=O + HCNH2
1 1 1 1
COOH COOH COOH COOH
Aminoácido Ácido alfa-ceto
Las dos aminotransferasas que se determinan con más frecuencia son la alanina
aminotransferasa (ALT), anteriormente denominada glutamato-piruvato transaminasa
(GPT), y la aspartato aminotransferasa (AST), que antes se llamaba glutamato-oxalace
tato transaminasa (GOT). Tanto la ALT como la AST requieren piridoxal fosfato (vitami
na B6) como cofactor. Esta sustancia se añade con frecuencia a los reactivos del ensayo
para facilitar la determinación de estas enzimas en los casos de déficit de B6 (por ejemplo,
en la hemodiálisis).
Las aminotransferasas están ampliamente distribuidas en el organismo, pero son espe
cialmente abundantes en el hígado, debido al papel central que juega este órgano en la sín
tesis de proteínas y en la reconducción de los aminoácidos hacia otras vías bioquímicas.
Los hepatocitos son prácticamente las únicas células que tienen un alto contenido de ALT,
aunque el riñón, el corazón y el músculo esquelético contienen cantidades moderadas. Hay
también cantidades menores de ALT en el páncreas, el bazo, los pulmones y los eritrocitos.
En consecuencia, la ALT sérica tiene una especificidad relativamente elevada para las le
siones hepáticas. Existen grandes cantidades de AST en el hígado y también en las células
miocárdicas y del músculo esquelético. Los hepatocitos contienen de tres a cuatro veces
más AST que ALT.
432
Aplicaciones diagnósticas
)>
S:
TABLA 11-2. Trastornos que afectan a la aspartato aminotransferasa z
o
Elevación intensa (5 o más veces lo normal): -1
:lJ
Lesión hepatocelular aguda )>
Infarto de miocardio z
Colapso circulatorio (shock) m
Pancreatitis aguda .,
m
Mononucleosis infecciosa :lJ
Elevación moderada (3-5 veces lo normal): )>
Obstrucción de la vía biliar m
Arritmias cardíacas )>
Insuficiencia cardíaca congestiva m
Tumor hepático primario o metastásico
Distrofia muscular
Elevación leve (hasta 3 veces lo normal):
Pericarditis
Cirrosis
Infarto pulmonar
Delirium tremens
Accidente vascular cerebral
433
Requisitos de la muestra
El suero sin hemólisis es óptimo para los ensayos de arninotransferasas. Las muestras
pueden refrigerarse o congelarse si no se efectúa el ensayo inmediatamente.
AMI LASA
La ami lasa (sinónimo de diastasa) es una enzima digestiva que actúa normalmente en
el exterior de las células rompiendo el almidón en grupos de hidratos de carbono más pe
queños y finalmente en monosacáridos. Los principales orígenes de la amilasa son las
glándulas salivales y el páncreas. La arnilasa salivar entra normalmente en la boca a través
de la secreción por los conductos salivares.
Las secreciones pancreáticas exocrinas contienen enzimas digestivas como la amilasa,
lipasa, tripsina, quimotripsina, carboxipeptidasas, desoxirribonucleasa y ribonucleasa. Es
tas secreciones salen del páncreas a través del conducto pancreático tras la estimulación
producida por la hormona pancreozimina (colecistocinina) y pasan al duodeno a nivel de la
ampolla de Vater a través del esfínter de Oddi. Se encuentran también concentraciones ba
jas de amilasa en las trompas de Falopio, el tejido adiposo, el intestino delgado y el mús
culo esquelético. Las amilasas salivares y pancreáticas forman isoenzimas distintas que
pueden separarse mediante electroforesis. Pueden distinguirse hasta tres subtipos de ami
lasas pancreáticas y tres de arnilasas salivares mediante la electroforesis de alta resolución.
El suero normal contiene tanto la forma salivar como la pancreática de amilasa, aunque
generalmente predomina la primera de ellas.
Aplicaciones diagnósticas
La inflamación del páncreas produce una liberación de amilasa y otras enzimas pan
creáticas a la circulación, muy probablemente por absorción directa a través de las superfi
cies peritoneales. En la pancreatitis aguda, las concentraciones séricas de amilasa aumen
tan en 6-24 horas, se mantienen elevadas durante tan sólo unos pocos días, y se normalizan
en 2-7 días. Dado su reducido tamaño molecular (50.000 daltons), la amilasa es eliminada
rápidamente por la orina, en la que puede seguir siendo elevada durante varios días debido
a su eliminación prolongada, aunque las concentraciones séricas se hayan normalizado ya.
Las elevaciones de la amilasa en suero son casi siempre de origen pancreático, aunque
existen algunos otros orígenes clínicamente importantes (tabla 1 1-3). La inflamación de
las glándulas salivales (parotiditis) producida por las paperas u otras causas puede liberar
amilasa a la circulación. Recientemente se ha observado que la amilasa salival aumenta en
el suero después de una exposición a un alto nivel de radiación ionizante (por ejemplo, ac
cidentes de reactores nucleares, ablación de la médula ósea antes de un trasplante). En los
casos ambiguos de elevación de la amilasa sérica sin que exista una pancreatitis o parotidi
tis clara, la determinación de la lipasa sérica puede facilitar el diagnóstico, ya que esta en
zima es liberada también por el páncreas pero no por los otros órganos que producen ami
lasa. La arnilasa pancreática puede aumentar bruscamente en el suero tras la
administración de fármacos que provocan una constricción del esfínter pancreático (por
ejemplo la morfina). Otras enfermedades abdominales, como las alteraciones de la vía bi
liar, las rupturas de vísceras y la estrangulación o necrosis intestinal, pueden elevar la ami
lasa sérica. El líquido pleural puede contener también amilasa que ha atravesado el dia-
434
TABLA 11-3. Trastornos que afectan a la amilasa sérica
Requisitos de la muestra
435
elevadas. Además, un 5% de los adultos normales y una considerable proporción de las
personas de menos de veinte años de edad pueden tener concentraciones de ECA altas.
Esta determinación debe considerarse pues una técnica especial que se aplica únicamente
cuando el contexto clínico permite una interpretación adecuada (por ejemplo, en la valora
ción de una enfermedad pulmonar granulomatosa activa).
COLINESTERASA
Aplicaciones diagnósticas
436
los pocos segundos, con la consiguiente reversión de la parálisis. Algunos pacientes ho
mocigotos para una variante genética de esta enzima tienen una pseudocolinesterasa anor
mal que no inactiva la succinilcolina. Estos individuos experimentarán una parálisis mus
cular prolongada con colapso respiratorio al ser tratados con succinilcolina. Esta variante
de la pseudocolinesterasa sérica puede detectarse estudiando su respuesta a la dibucaína en
el laboratorio. La actividad de la enzima normal es inhibida por la dibucaína, pero la va
riante anormal es resistente a la dibucaína y presenta una actividad catalizadora normal
sobre el substrato incluso en presencia de esta sustancia.
CREATINCINASA (CK)
Aplicaciones diagnósticas
437
TABLA 1 1-4. T rastor nos que afectan a la creatincinasa
438
FtG. 11-1. Concentraciones de CPK,
AST (GOT) y LO después de un infar
to de miocardio (medias de los valores
de 200 pacientes). Obsérvese que la
CPK es la primera en aumentar y la
LO la última, y que las elevaciones de
la LO están presentes durante más
tiempo que las de CPK y AST (GOT).
(Tomado de Zimmerman y Henry
[20], página 263, con permiso.)
2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13
DÍAS DESPUÉS DEL INFARTO
MB sérica mucho más rápida que la del curso natural del IAM. Después de lograda la re
peifusión de una región isquémica del miocardio, se produce un rápido lavado de la CK
MB extracelular acumulada, con una aparición muy rápida en el suero. En este tratamien
to, el objetivo es prevenir la necrosis del músculo cardíaco restableciendo la perfusión de
las regiones isquémicas, con lo que se salva un tejido que de lo contrario sufriría una ne
crosis. El éxito de la reperfusión arterial coronaria puede valorarse con determinaciones
seriadas de la CK-MB en suero durante los primeros dos a cuatro días, período de tiempo
en que la CK-MB debe disminuir exponencialmente sin aumentos secundarios, a menos
que se produzca un nuevo infarto o isquemia.
La actividad sérica total de CK está notablemente elevada después de la electrocu
ción, las lesiones de aplastamiento, las convulsiones, la tetania, las incisiones quirúrgi
cas y las inyecciones intramusculares. Los deportistas tienen cifras de CK elevadas de
bido al aumento de la masa muscular y a la mayor liberación durante la actividad física
enérgica. La distrofia muscular, la inflamación crónica del músculo (dermatomiositis o
polimiositis) y la hipertrofia muscular por un ejercicio intenso dan lugar a elevaciones
importantes de la CK de origen en el músculo esquelético. En estos casos, el músculo
empieza a sintetizar más subunidades B y contiene de hecho un lO %o más de CK-MB,
que aparece también en el suero a concentraciones similares. En estos pacientes puede
diagnosticarse erróneamente la presencia de un lAM en base a las concentraciones de
CK-MB elevadas en el suero, que proceden en realidad de la inflamación o hipertrofia
del músculo esquelético. En fases más avanzadas, la distrofia muscular produce unas
concentraciones de CK en suero bajas debido a la disminución de la masa muscular. Es
importante el hecho de que las enfermedades musculares neurógenas (por ejemplo,
miastenia gravis, esclerosis múltiple) no se asocian a un aumento de las concentraciones
séricas de CK.
La creatincinasa puede estar elevada también en la hipertermia o la hipotermia, en el
hipotiroidismo, después de un parto vaginal normal (BB por las contracciones del miome
trio) y en el síndrome de Reye. Es característica la presencia de creatincinasa-BB en el -
(")
suero después de un traumatismo o intervención quirúrgica cerebral y ocasionalmente
3
después de una reanimación cardiopulmonar que ha cursado con un cierto período de is
quemia cerebral. Algunos tumores de pulmón, intestino, próstata y vejiga urinaria sinteti
zan subunidades B, que dan lugar a unas concentraciones séricas de CK-BB muy constan
tes, que permiten diferenciar el origen tumoral de la CK liberada después de una lesión
aguda.
Las variantes atípicas de la CK son de tres tipos generales:
1. La adenilato cinasa cataliza la formación de ATP y AMP a partir del ADP, que se
encuentra en la mezcla reactiva para medir la CK. Cualquier adenilato cinasa que se en
cuentre en una muestra (por ejemplo, la liberada por los hematíes) puede ser interpretada
erróneamente como CK.
439
2. La macro CK de tipo 1 es un complejo de CK con un anticuerpo que da lugar a una
migración electroforética alterada que puede interpretarse erróneamente como CK-MB.
Este resultado no tiene ninguna trascendencia clínica conocida.
3. La macro CK de tipo 2 es una variante oligomérica de la CK liberada por las mi
tocondrias. También puede hacer que el análisis de isoenzimas sea ambiguo. La CK
mitocondrial en el suero es un signo de mal pronóstico, debido probablemente a que su li
beración requiere una lesión grave del tejido.
Requisitos de la muestra
GAMMAGLUTAMILTRANSPEPTIDASA (GGT)
LACTATO DESHIDROGENASA
440
CH3 CH3
1 1
HCOH + NAD+ �======� C = O + NADH + H+
1 1
COOH COOH
Lactato Piruvato
La lactato deshidrogenasa está presente en prácticamente todos los tejidos. Es una mo
lécula tetrámera que contiene cuatro subunidades de dos posibles formas (H y M). Como
consecuencia de ello existen cinco isoenzimas individuales que reciben los nombres de
LO l (14) a LOS (M4). Estas isoenzimas tienen especificidades hísticas que son muy útiles
para determinar su órgano de origen. La lactato deshidrogenasa 1 y la LD2 son altas en el
·músculo cardíaco y también en los eritrocitos, mientras que la LOS es elevada en el mús
culo esquelético y en el hígado.
Se han utilizado muchas técnicas para medir las isoenzimas individuales de la LO. En
tre ellas se encuentran el calor (la LOS se degrada y la LD1 es estable), la especificidad de
substrato (la actividad de hidroxibutirato deshidrogenasa es en realidad LD 1), la electro
foresis y la inrnunoinhibición de subunidades selectivas. El método más comúnmente uti
lizado es la electroforesis, en la que la LO1 es la que migra más en dirección al ánodo y la
LOS la que se desplaza más hacia el cátodo, debido a las diferentes cargas de las subunida
des H y M (fig. 11-2). El patrón normal de las isoenzimas de la LD en el suero presenta
como principales componentes la LD2, en mayor medida que la LDl, y cantidades más
pequeñas de LD3, 4 y S. La lactato deshidrogenasa 1 presenta una preferencia por la reac
ción de lactato a piruvato (denominada reacción LD-L por tener el lactato como substrato).
La lactato deshidrogenasa S tiene una preferencia por el piruvato como substrato, convir
tiéndolo en lactato (reacción LD-P). La actividad total de la LO en el suero puede medirse
utilizando como substrato el lactato o el piruvato, y ello puede dar lugar a diferencias en la
estandarización en los distintos laboratorios. En la actualidad se está utilizando cada vez
más la reacción LO-L. La actividad de la lactato deshidrogenasa en suero es estable a tem
peratura ambiente durante un período de varios días.
Aplicación diagnóstica
La actividad total de LD en suero cabe prever que esté elevada en prácticamente cual
quier estado patológico en el que exista una lesión o destrucción celular. Aunque esta falta
de especificidad de la actividad total de LD puede ser un inconveniente para establecer su
órgano de origen, constituye también un indicador relativamente sensible de que se está
produciendo algún proceso patológico.
La asociación de la LD1 y la LD2 con el músculo cardíaco es extraordinariamente útil
para confirmar el diagnóstico de infarto de miocardio, en especial en las situaciones en que
el análisis de isoenzimas de la CK resulta equívoco o cuando la liberación de CK y CK
MB ya se ha normalizado. El miocardio contiene más LO1 que LD2, con lo que se produ
ce una inversión de la proporción LD1/LD2 que pasa a tener un valor en el suero superior
a l ,O después de un infarto de miocardio. Tras la liberación por una lesión rniocárdica, la
proporción LO1/LD2 se mantendrá invertida durante varios días, y la LD total seguirá es
tando también elevada. En los eritrocitos existe una proporción de LD l/LD2 similar. Dado
441
+
a b
1
5
-
PIG. 1 1-2. Isoenz1mas 1, 2, 3. 4 y S de la lactato deshidrogenasa separadas mediante electroforesis. Las mues
tras de suero proceden de a) una hepatopatía. b) un infarto de miocardio y e) un individuo normal.
que estas células tienen un contenido extraordinariamente elevado de LO, una hemólisis
aunque sea de pequeña cantidad en una muestra de sangre dará lugar a una proporción que
sugiera una Liberación miocárdica.
La hemólisis in vivo debida a trastornos como la anemia hemolitica (por ejemplo en la
enfermedad de células falciformes), la anemia megaloblástica y la lesión mecánica de los
hematíes por prótesis valvulares cardíacas, dará lugar a un aumento de los valores de LO,
con una LO 1 superior a la LD2.
La lactato deshidrogenasa surge del músculo esquelético después de las mismas lesio
nes que liberan también CK: tétanos, convulsiones, aplastamiento, electrocución. De igual
modo, la lactato deshidrogenasa 5 es liberada por el hígado en muchas patologías hepáticas
distintas: hepatitis, cirrosis, congestión pasiva, etc. Para distinguir si el origen de una ele
vación de la LOS es el hígado o el músculo esquelético, son muy útiles los patrones de
otras enzimas (por ejemplo, CK, arninotransferasas, FAI, GGT).
Las isoenzimas 2, 3 y 4 de la LO están elevadas con frecuencia en los pacientes corn
enfermedades malignas y una carga tumoral importante debido al metabolismo y recambio
442
TABLA 1 1 -5 . Trastornos que afectan a la lactato deshidrogenasa (total)
de las células tumorales. Sin embargo los tumores de la línea germinal testicular u ovárica
tienden a causar elevaciones de la LD 1 o la LD2. La enfermedad multisistémica puede
producir una elevación de la actividad de LD total con una «distribución normal» en
isoenzimas. La actividad de lactato deshidrogenasa en el líquido pleural es útil para distin
guir los trasudados (desequilibrio hidrostático con LD baja) de los exudados (de origen
inflamatorio con muchas células y LD elevada) (véase Análisis de líquidos corporales, ca-
·
pítulo 19).
Requisitos de la muestra
El suero u otros líquidos corporales deben estar libres de hemólisis y separados del
coágulo, que puede liberar LD intracelular durante el almacenamiento. La LD total y las
Tomado de Die¡z, Lubrano y Rubinstein. LO isoenzymes. Standard Methods in Clinical Chemistry 7:49. 1972.
443
isoenzimas de la LD se mantienen estables en las muestras a temperatura ambiente pero
sufren un deterioro con la congelación.
LIPASA
Origen alimentario
La degradación de los triglicéridos de la dieta para dar lugar a ácidos grasos y glicerol
es catalizada por enzimas a las que se denomina colectivamente lipasas, y que son secre
tadas por el páncreas al duodeno conjuntamente con las demás enzimas digestivas pan
creáticas.
H2CO-FA H2COH
1 1
3 pasos
Lipoproteinlipasa posheparínica
Además de la lipasa alimentaria del páncreas, hay una actividad de lipasa que separa
los ácidos grasos de las lipoproteínas y elimina los quilomicrones de la sangre. Esta activi
dad lipolítica está unida a las membranas endoteliales de los vasos, en las que accede a los
lípidos de la sangre tras su absorción intestinal. La administración del anticoag'ulante he
parina libera al plasma estas lipasas unidas a las membranas, y puede determinarse enton
ces en forma de actividad Lipolítica posheparínica (ALPH). La liberación se produce a los
pocos minutos de la administración intravenosa de una dosis de heparina. Este aumento de
la actividad lipolítica con la heparina podría confundirse con una lipasa pancreática si no
se tiene en cuenta el momento en que se extrae la muestra de sangre.
Los individuos con una hiperlipoproteinemia de tipo 1 presentan un enorme aumento en
las concentraciones de quilomicrones circulantes asi como unos triglicéridos muy eleva
dos incluso en ayunas, debido a los valores muy bajos de ALPH. Este déficit puede de
mostrarse mediante estudi'os especiales de la composición lipoproteica y las actividades Ji
políticas tras la administración diagnóstica de heparina. Las técnicas de laboratorio en las
444
TABLA 11-7. Asociaciones de enzimas con organos
6rgano Enzima
que interfieren los acidos grasos libres pueden verse muy afectadas por Ia administracion
de heparina y Ia liberacion de ALPH. Entre estas tecnicas se encuentran Ia de captacion de
T, y Ia de fijacion de Ia bilinubina a Ia albumina (reserva de capacidad de transporte de bi-
lirrubina).
LISOZIMA
La lisozima (muramidasa) es una enzima hidrolftica de bajo peso molecular que catali-
za Ia degradacion de las paredes celulares bacterianas. Se encuentra en las lagrimas, Ia sa-
liva y el esputo, y tambien en los granulocitos y monocitos. La lisozima del suero y Ia ori- ~
m
na esta notablemente elevada en las leucemias monocftica aguda y mielomonocftica
aguda, como consecuencia de su liberacion por parte de un gran numero de estas celulas
c
0
leucemicas. Las concentraciones son bajas en las leucemias linfocfticas y en general tam- C)
bien en las leucemias granulocfticas cronicas. Las determinaciones seriadas pueden ser :::u
utiles para detectar las recidivas de Ia leucemia aguda (veanse capftulos 2 y 4 ). )>
"'I
La lisozima es eliminada con facilidad porIa orina y migra en una unica banda estrecha )>'
en el proteinograma electroforetico. Su presencia puede confundirse con el patron electro-
foretico de las cadenas ligeras de inmunoglobulinas, que se eliminan tambien porIa orina.
La lisozima suele cuantificarse utilizando su capacidad de lisar Ia bacten'a Micrococcus
lysodeikticus, que convierte una suspension turbiadeestemicroorganismoen un lfquidoclaro.
Esta prueba puede realizarse en el suero o en Ia orina.
En Ia tabla ll-7 se presenta un resumen de las asociaciones de las enzimas con los or-
ganos.
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446
CAPÍTULO
448
CAPÍTULO
PRUEBAS
• Bilirrubina 454
No conjugada, indirecta. 454
Conjugada, directa 456
• Sales biliares . 459
• Fosfatasa alcalina 460
• 5'-Nucleotidasa . 460
• Leucina aminopeptidasa. 460
• Aspartato arninotransferasa . 462
• Alanina aminotransferasa . 462
• Gammaglutamiltranspeptidasa . 464
• Lactato deshidrogenasa . 465
• Aminoaciduria . 466
• Nitrógeno de urea en sangre. 466
• Amonio . 466
• Prealbúmina . 467
• Albúmina. 467
• lnmunoglobulinas 467
• Factores de la coagulación 469
• Alfafetoproteína . 471
• Antígeno carcinoembrionario 472
• Alfa-1-antitripsina 472
• Ceruloplasmina . 473
• Hierro sérico . 473
• Autoanticuerpos hísticos 474
• Anticuerpo de la hepatitis A. 474
• Antígenos de superficie y e de la hepatitis B 476
• Anticuerpos de superficie, core y e de la hepatitis B 476
• Anticuerpo de la hepatitis C. 477
449
CAPÍTULO
ESTRUCTURA Y FUNCIÓN
El hígado está formado por dos tipos principales de células: los hepatocitos, que pro
ceden del epitelio y tienen multitud de actividades metabólicas, y las células de Kupffer,
que forman parte del sistema reticuloendotelial y realizan las funciones de fagocitosis y
degradación. Estas células están dispuestas microscópicamente en una unidad anatómica
del hígado que se denomina lobulillo y que está formada por cordones de hepatocitos con
una estructura de sostén de reticulina alrededor de unos conductos vasculares denomina
dos sinusoides. El conjunto del hígado está formado por miles de lobulillos. Las conexio
nes vasculares hepáticas están dispuestas de tal forma que la sangre entra en cada lobulillo
por su periferia, se desliza hacia el centro del mismo a través de los sinusoides y sale lue
go por una pequeña vena central. La sangre sinusoidal y las células hepáticas que revisten
los sinusoides están en un estrecho contacto que facilita un intercambio óptimo de sustan
cias entre la sangre y los hepatocitos. A la región microscópica real existente entre los si
nusoides y las placas de hepatocitos se la denomina espacio de Disse; éste contiene un lí-
451
quido intersticial que interviene en la dispersión de los nutrientes y los productos de de
gradación.
Irrigación sanguínea
La sangre que entra en el hígado tiene dos orígenes. La arteria hepática aporta sangre
arterial procedente directamente de la aorta. Esta irrigación es de sangre oxigenada y que
lleva también productos de degradación metabólicos de todo el organismo que han sido .
retomados previamente al corazón en la mezcla que transporta la vena cava. La vena porta
introduce sangre que ha drenado ya por los lechos capilares del bazo y que procede del
tubo digestivo.
Este aporte sanguíneo es rico en nutrientes absorbidos de los alimentos en el intestino,
sustancias que deben sufrir una amplia serie de modificaciones metabólicas para ser utili
zadas por el organismo como hidratos de carbono, proteínas y lípidos. Las conexiones que
forman el sistema venoso portal permiten que el hígado actúe sobre estas sustancias absor
bidas directamente en los órganos digestivos, antes de que circulen hasta el corazón y los
demás órganos. Las ramas de la arteria hepática y de la vena porta llegan a la periferia de
cada lobulillo a través de unos conductos especiales denominados triadas portales con ob
jeto de lograr una máxima distribución de los nutrientes. La sangre sinusoidal está forma
da pues por una mezcla de contribuciones de sangre arterial y venosa portal. Las venas
centrales recogen toda la sangre y la retornan a la circulación sistérrúca a través de la gran
vena hepática, que va a parar a la vena cava inferior.
Dos terceras partes de la sangre que circula por el hígado proceden de la vena porta, y
sólo una tercera parte procede directamente de la aorta. Por consiguiente, la sangre sinu
soidal tiene menos oxígeno que la sangre que llega a la mayoría de los órganos. Los hepa
tocitos, al estar realizando actividades que requieren energía y actuar con un margen de
oxigenación más estrecho, son especialmente vulnerables a los cambios de la presión arte
rial (shock), el flujo sanguíneo y el contenido de oxígeno (hipoxia).
Después de sufrir una lesión de prácticamente cualquier causa (deterioro del flujo san
guíneo, obstrucción biliar o exposición tóxica), el hígado tiene una notable capacidad de
regeneración mediante división celular e hipertrofia del tejido restante. En este caso, el hí
gado reconstruido está más irrigado por la sangre arterial que por la circulación portal, por
lo que es más sensible a la reducción de la presión arterial sistémica de lo que lo era el te
jido hepático original.
Sistema biliar
La vía biliar constituye un sistema de circulación de liquido a través del hígado, sepa
rado del de la sangre. La bilis, que es el producto de secreción directa del hígado, es secre
tada por los hepatocitos a unos finos túbulos, denominados canalículos biliares, que están
situados entre las células. Se producen aproximadamente 1-1,5 litros de bilis al día. Los
canalículos biliares formados entre pares de hepatocitos se unen para formar conductillos,
que ocupan la misma estructura de tejido conjuntivo en la periferia de cada lobulillo que
sostiene las ramas de la vena porta y la arteria hepática (tríada portal). Los conductillos
biliares se unen para formar conductos biliares intrahepáticos cada vez más grandes, que
finalmente forman los conductos extrahepáticos que llevan la bilis del hígado a la vesícula
biliar. La vesícula almacena la bilis y la libera al duodeno según las necesidades de los
procesos digestivos. En el intestino, la bilis facilita la degradación y absorción de los nu
trientes liposolubles al emulsificar los lípidos en partículas pequeñas sobre las que actúa
452
eficazmente la lipasa y la superficie digestiva del intestino. La vesícula biliar es como una
bolsa formada a partir del conducto biliar principal, por lo que incluso después de su extir
pación (por ejemplo por una litiasis vesicular), puede establecerse con facilidad un flujo
directo de bilis entre el hígado y el duodeno sin que se deteriore la función hepática o di
gestiva.
Procesos metabólicos
Las enfermedades que afectan al hígado son trastornos secundarios con ramificaciones
sistémicas y enfermedades primarias más específicas del propio órgano. Una clasificación
útil de los trastornos hepáticos es la que se basa en el sistema anatómico afectado: la circu
lación, el sistema biliar o las células hepáticas en sí. Las pruebas de laboratorio de la fun
ción hepática pueden clasificarse de forma parecida en función de los aspectos patológicos
que reflejan mejor y para los que son, por tanto, más informativos. Por desgracia, los
efectos clínicos de muchos trastornos varían más en función del número de unidades hepá
ticas funcionales dañadas que en función de la localización o naturaleza de la lesión. La
mayoría de las pruebas de la función hepática aportan una información cuantitativa res
pecto a anomalías definidas de forma amplia y no permiten diferenciar sus causas; sin em
bargo los patrones de las anomalías en varias pruebas de la función hepática diferentes
pueden ser útiles para delimitar mejor algunos de los trastornos hepáticos.
Trastornos circulatorios
453
La medición de estas alteraciones circulatorias requiere generalmente algún tipo de técni
ca invasiva como el cateterismo o la introducción de un medio de contraste radiológico en
los vasos hepáticos. Estas técnicas quedan fuera del ámbito de este capítulo, que se refiere
fundamentalmente a las anomalías bioquímicas de la sangre que reflejan alteraciones he
páticas. Las observaciones clínicas pueden sugerir una alteración de los patrones de flujo y
las relaciones de presión. Los signos anatómicos de varices esofágicas, hemorroides o va
sos abdominales dilatados indican la presencia de un cortocircuito entre la circulación
portal y la sistémica, producido por una obstrucción funcional del sistema porta. Al pro
gresar estas alteraciones, puede aparecer ascitis (véase capítulo 19) en el abdomen como
consecuencia de un aumento de la presión y de una excesiva permeabilidad de los capila
res del lecho venoso portal. La insuficiencia cardíaca derecha hace que la sangre regrese
hacia la vena cava inferior, con lo que se enlentece el drenaje venoso central y aumenta la
presión venosa portal. La formación de ascitis incluye una pérdida de albúmina del com
partimento vascular hacia ese líquido. Además, la mayor presión en el lado derecho del
corazón puede transmitirse retrógradamente dando lugar a una pérdida de proteínas de la
circulación hacia el tubo digestivo. Así pues, la principal determinación de laboratorio que
se utiliza para el seguimiento de estas anomalías de la presión es la albúmina sérica, dada
su posibilidad de pérdida y también su importante contribución a la presión oncótica del
plasma.
Las pruebas del sistema biliar incluyen la determinación de las concentraciones de bi
lirrubina y sus metabolitos en el suero y la orina, la valoración de la actividad secretora de
las células hepáticas y la determinación de productos que reflejan una actividad anormal de
los conductos. La integridad hepatocelular puede estudiarse con varios enfoques: determi
nación de la concentración de los productos que se sintetizan normalmente (por ejemplo,
proteínas plasmáticas, incluyendo los factores de la coagulación), cuantificación de las
sustancias que normalmente son metabolizadas y eliminadas de la circulación por el híga
do (generalmente moléculas pequeñas como los ácidos orgánicos), demostración de la
presencia de productos de degradación de los hepatocitos en el suero (por ejemplo, enzi
mas de origen hepatocelular) o cuantificación de actividades que se sabe que requieren
unas vías hepáticas indemnes (actividades de factores de la coagulación dependientes de la
vitamina K). En la tabla 12-1 se indican muchas de las pruebas que tienen utilidad clínica
para valorar la función hepática.
Fisiología
454
TABLA 12-1. Pruebas de la función hepática y biliar·
Sistema biliar:
Concentración de bilirrubina en suero Capacidad global de transporte de bilis
Proporción de bilirrubina directa/total Permeabilidad de los conductos biliares, metabolismo
hepatocelular de la bilirrubina
Ácidos (sales) biliares en suero Permeabilidad global de los conductos biliares
Color y contenido de grasa de las heces Permeabilidad de los conductos biliares
Urobilinógeno fecal Peímeabilidad de los conductos biliares; cantidad de
bilirrubina procesada
Urobilinógeno en orina Permeabilidad de los conductos biliares; cantidad de
bilirrubina procesada; capacidad excretora
hepatocelular
Fosfatasa alcalina en suero, otras enzimas Anomalía del epitelio de los conductos biliares
<<de obstrucción>>
Excreción de BSP (muy poco utilizada) Función hepatocelular y permeabilidad de los
conductos biliares
Bilirrubina en orina Permeabilidad de los conductos biliares; metabolismo
hepatocelular de la bilirrubina
Función hepatocelular:
Concentración de bilirrubina en suero Capacidad de conjugación de la bilirrubina y
secreción de la bilis
Proporción de bilirrubina directa/total Capacidad de conjugación de la bilirrubina; cantidad
de renovación de la hemoglobina
Concentración de albúmina en suero Capacidad de síntesis de proteínas
Concentración de globulina en suero Procesamiento anormal de antígenos exógenos y/o
autólogos
Tiempo de protrombina y respuesta a la Capacidad de síntesis de factores de la coagulación y/
vitamina K u obstrucción biliar
Concentraciones de aminotransferasas en Lesión y necrosis hepatocelular
suero
Excreción de BSP Captación hepatocelular, conjugación y capacidad
secretora; permeabilidad de los conductos biliares
Glucemia en ayunas Indicador aproximado de los depósitos de glucógeno
y la capacidad de síntesis de glucosa
Urea en sangre Si es baja, estimación aproximada de la pérdida de
capacidad de destoxificación
Amonio en sangre Reacciones de destoxificación hepatocelulares;
integridad de la circulación portal; cantidad de
bacterias cólicas
Determinaciones específicas:
Antígenos y anticuerpos de la hepatitis A y Hepatitis vírica
B/Anticuerpo de la hepatitis C
Alfafetoproteína Multiplicación hepatocelular: tumor o regeneración
Alfa-antitripsina Desarrollo inicial de la cirrosis; asociación con el
enfisema (d.éficit hereditario)
Ceruloplasmina Baja en la enfermedad de Wilson
Hierro sérico, ferritina Alto en la hemocromatosis
·Adaptado de Zimmcnnan, HJ: Evaluation of the function and integrity of the liver. En Henry. JB (dir.): Todd-Sanford
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455
organismo y pasa por los lobulillos hepáticos, los hepatocitos separan la bilirrubina de la
albúmina y la convierten en una sustancia hidrosoluble mediante una conjugación con áci
do glucurónico (bilirrubina conjugada, directa).
En la forma de glucurónido conjugado, la bilirrubina soluble entra en el sistema biliar
para su excreción en la bilis. Cuando pasa al intestino, la bilirrubina sufre una ulterior de
gradación por las bacterias del colon que la convierten en urobilinógeno, una sustancia hi
drosoluble e incolora que es fácilmente oxidada para dar lugar al compuesto pigmentado
urobilina. El urobilinógeno puede ser convertido en estercobilina y excretado por las he
ces, a las que confiere un color marrón oscuro. Parte del urobilinógeno es reabsorbido en el
intestino y la circulación portal lo. transporta de nuevo al hígado. El urobilinógeno recicla
do es excretado en gran parte por la bilis pasando de nuevo al intestino, pero otra parte es
transportada por la circulación sistémica a los riñones, en donde se excreta en forma de un
compuesto hidrosoluble a través de la orina (véase fig. 12-1).
Captación de bilirrubina
Hígado
·
�
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Riñón
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1 J
Estercobilinas
1
+
Heces
Urobilinógeno
en
orina
456
gado. Generalmente hay también pequeñas cantidades de bilirrubina conjugada hidrosolu
ble en el plasma que ha pasado a la sangre a causa de pequeñas fugas de los hepatocitos en
direcciones distintas de la formación y excreción de la bilis. Tanto la cantidad total como
las proporciones relativas de las fracciones de bilirrubina conjugada y no conjugada son de
gran utilidad en el diagnóstico de la ictericia y las enfermedades hepáticas. La bilirrubina
posthepática conjugada reacciona rápidamente en las pruebas habitualmente utilizadas
debido a su solubilidad intrínseca, por lo que se la denomina de reacción directa; la bili
rrubina no conjugada debe mezclarse con alcohol u otras sustancias solubilizadoras antes
de que reaccione eficazmente en el ensayo para su determinación y recibe por tanto el
nombre de bilirrubina de reacción indirecta (véase capítulo 9, Bioquímica general).
Alteraciones fisiopatológicas
457
Captación de bilirr ubi na
1
1
1
1
1
1
1
,.
1
1
1
1
\
\
t-1,
u� 1 Heces pálidas
1
FIG. 12-2. Modelo de la bilirrubina
•
en la ictericia obstructiva.
Orina positiva
para bilis
tan intensa como ocurre con la obstrucción biliar extrahepática. La enfermedad hepatoce
lular parece interferir también con el flujo de bilis intrahepático, y los pacientes con una
enfermedad hepatocelular grave tienen generalmente elevaciones tanto de la bilirrubina
directa como de la indirecta. Cuando hay una obstrucción completa de la vía biliar (que
puede deberse a litiasis, tumores o colestasis intrahepática), las heces adquieren un color
arcilloso ya que no contienen pigmentos de base bilirrubínica; las concentraciones de uro
bilinógeno en orina disminuyen, y entran en la sangre productos de una actividad anormal
del epitelio de la vía biliar (véase Enzimas de obstrucción, más adelante). En la obstruc
ción parcial de la vía biliar, estas enzimas pueden ser liberadas también a la sangre a partir
de zonas con una obstrucción local, pero la bilirrubina conjugada que puede haber pasado
a la sangre es captada rápidamente por las regiones no obstruidas del hígado y excretada
por los hepatocitos funcionantes (véase fig. 12-2).
Hay una prueba de provocación para valorar la integridad de las vías de captación,
conjugación y excreción, que se basa en la administración intravenosa del colorante bro
mosulftaleína (BSP) y que se utilizó ampliamente en el pasado. En esta técnica, se inyecta
una determinada dosis de BSP establecida en base al peso corporal del paciente. Se deter
mina la cantidad que persiste en la circulación a los 45 minutos. Si la circulación y la fun
ción hepática son normales, es de esperar que en 45 minutos se elimine más del 95 % de la
dosis inyectada. Las concentraciones de BSP residuales superiores al 5 % indican un dete
rioro de la captación, conjugación o excreción hepáticas.
Aunque la prueba de BSP puede ser un indicador extraordinariamente sensible de la
disfunción hepatobiliar, tiene contraindicaciones (como por ejemplo la bilirrubina sérica
superior a 3 mg/dl) y puede ser anormal en trastornos no relacionados con una alteración
hepática. Además, el colorante es de por sí altamente irritante y requiere una inyección
cuidadosa para evitar la extravasación, que puede ser muy dolorosa y prolongada. Tam
bién puede causar reacciones de hipersensibilidad. Por estos motivos, la prueba de reten
ción de BSP ha caído en gran parte en desuso, pudiendo obtenerse una información similar
con el estudio de las fracciones de la bilirrubina.
458
Sales biliares
Significado fisiopatológico
La obstrucción biliar impide que las sales biliares entren en el duodeno y da lugar a su
acumulación en la sangre. Las concentraciones séricas de sales biliares pueden aumentar
incluso sin que exista obstrucción si hay una lesión de las células hepáticas que normal
�
mente extraen las sales biliares reabsorbidas de la circulación portal. Las sales que no han
e
sido extraídas del ciclo enterohepático pasan a la circulación sistémica en la que constitu
yen un índice sensible de la disfunción hepatocelular. Es importante señalar que el intenso ::D
prurito que acompaña a muchas formas de ictericia es producido por las sales biliares de la ::D
sangre circulante, en la que en condiciones normales no se encuentran a concentraciones e
elevadas. Las operaciones de derivación intestinal que se utilizan a veces para el trata c:l
2
-
)>
miento de la obesidad pueden causar una enorme pérdida de sales biliares al interrumpir la
<
circulación enterohepática. Una de las complicaciones de estas intervenciones es la fibro
m
sis patológica del hígado, lo que sugiere que las sales biliares tienen otro papel en la fisio
logía hepática normal. r-
rJ)
rJ)
-t
m
Análisis de laboratorio
�
)>
Las sales biliares pueden cuantificarse mediante espectrofotometría, cromatografía o
radioinmunoensayo, aunque estas determinaciones no suelen estar al alcance de la mayo
�
ría de laboratorios clínicos. Dado que el valor clínico de esta determinación depende de
r-
)>
que el ensayo sea altamente fiable, es prudente asegurarse de que lo realiza un laboratorio
(de referencia) que tenga equipamiento y experiencia en el análisis de sales biliares. El
::D
estudio de una muestra postprandial permite una distinción más sensible de los valores
normales y anormales que el análisis de una muestra en ayunas, a causa del incremento
habitual de la secreción que estimula la ingesta de alimentos.
Cuando hay una lesión del epitelio de la vía biliar aparecen en la circulación varias
enzimas, en especial cuando una obstrucción biliar impide una eliminación normal de
estas sustancias a través de la excreción biliar. El aumento de presión en una vía biliar
obstruida empuja a estas enzimas hacia atrás, haciéndolas pasar a la circulación. Ade
más, parece haber también un aumento de la síntesis de enzimas asociadas a la vía biliar
en la fase regenerativa que se produce inmediatamente después de una lesión de este
sistema.
459
Muchas de estas enzimas existen también en otros tipos de células, pero son relativa
mente pocas las enfermedades extrahepáticas que causan alteraciones características en la
mayoría de ellas. Las enzimas son moléculas muy grandes; normalmente están confinadas
al interior de las células, a menos que se produzca un aumento de la permeabilidad capilar
que permita su paso a la sangre. Las enzimas entran en el torrente circulatorio cuando hay
una necrosis celular o una lesión celular subletal y en los estados de multiplicación o rege
neración celular rápida, debido a que se sintetizan mayores cantidades de enzimas y tam
bién porque hay más posibilidades de que el contenido celular se disemine durante la divi
sión de las células. Las concentraciones séricas de enzimas son útiles para el diagnóstico
en los trastornos obstructivos d6 los conductos biliares extrahepáticos o intrahepáticos, en
los trastornos infiltrantes que afectan al tejido periductal y en las alteraciones inflamatorias
o regenerativas de las vías biliares pequeñas.
Fosfatasa alcalina
La enzima que se determina con más frecuencia para indicar una obstrucción de la vía
biliar es Jafosfatasa alcalina (FAL, véase capítulo 11, Enzimas). Esta enzima actúa elimi
nando grupos fosfato de las proteínas y otras moléculas. Esta acción es importante porque
el grado de fosforilación de los compuestos biológicos es responsable con frecuencia de
sus propias actividades intrínsecas (como enzimas) o de interacciones estructurales con
otras moléculas (como ocurre en las membranas). Existen concentraciones elevadas de
FAl en las células que se dividen rápidamente o que son metabólicarnente activas por otros
motivos. Entre estas células se encuentran el epitelio de la vía biliar y el hígado; los osteo
blastos que subyacen en el nuevo hueso; Jos granulocitos de la sangre circulante; el epite
lio intestinal; Jos túbulos proximales del riñón; la placenta, y las glándulas mamarias du
rante la lactancia. Cabe esperar que aumenten las concentraciones de fosfatasa alcalina en
situaciones como la formación activa de hueso, el embarazo, algunos trastornos intestina
les y, excepcionalmente, en los infartos renales.
En todas estas situaciones, la actividad total de FAl en suero puede aumentar. Si es ne
cesario localizar el origen de una elevación de la FAI que no es evidente en base a otros
datos clínicos o de laboratorio, puede efectuarse una separación de la FAI en isoenzimas
específicas de órganos y tejidos mediante una electroforesis o aprovechando las diferencias
que poseen en sus propiedades físicas o en sus substratos óptimos. Un método sencillo para
diferenciar las isoenzimas de la FAI es el fraccionamiento por calor (véase capítulo 11,
Enzimas) en el que la FAI ósea se degrada casi por completo, aproximadamente dos ter
ceras partes de la FAl hepática se preservan y la de origen placentario queda prácticamente
intacta. Si el cuadro clínico no aporta una discriminación suficiente, a menudo es posible
demostrar el origen hepático de la FAl determinando enzimas asociadas que no se ven
influidas por el crecimiento óseo o el embarazo. Estas enzimas de confirmación son la
5-nucleotidasa (5'-NT), la Jeucina aminopeptidasa (LAP), y la garnmaglutarniltranspepti
dasa (GGT). Tanto la determinación de la 5'-NT como la de la LAP han caído en gran parte
en desuso debido al riesgo que comporta su medición en la que se utilizan sustancias que
pueden ser cancerígenas. Sin embargo, la GGT se cuantifica fácilmente en prácticamente
todos Jos analizadores bioquímicos grandes de canales múltiples y ha alcanzado una posi
ción de gran utilidad clínica para detectar y controlar la evolución de la obstrucción biliar,
en especial la debida a una enfermedad metastásica que invade el hígado. Las concentra
ciones séricas de GGT se ven influidas también por la ingesta de alcohol, que induce una
mayor síntesis de esta enzima. La gammaglutamiltranspeptidasa se utiliza en la actualidad
con frecuencia para valorar las alteraciones hepáticas inducidas por el alcohol gracias a su
efecto de amplificación por la inducción de nueva síntesis enzimática.
460
Las concentraciones de fosfatasa alcalina alcanzan cifras espectaculares (de hasta 20
veces el valor normal) en la cirrosis biliar primaria, en trastornos de desorganización de la
arquitectura hepática (cirrosis) y en enfermedades caracterizadas por inflamación, regene
ración y obstrucción de los conductillos biliares intrahepáticos. La obstrucción de la vfa
biliar extrahepática causa elevaciones de unas diez veces, incluso si la obstrucción es in
completa. La enfermedad hepatocelular provoca a menudo elevaciones modestas de la
FAI. En la tabla 12-2 se revisan las asociaciones diagnósticas de la FAI. Debe señalarse en
particular que la FAI de origen hepatobiliar es un marcador muy sensible para el cáncer
metastásico hepático y rivaliza en sensibilidad y eficacia con las técnicas de imagen radio
grá.ficas y de otro tipo, mucho más caras, dificultosas e invasivas, en cuanto a la detección
de metástasis pequeñas.
FUNCIÓN HEPATOCELULAR
Dado que el hígado tiene una considerable capacidad de reserva, la pérdida hepatoce
lular debe estar muy avanzada antes de que se manifieste clfnicamente. Es posible detectar
una lesión hepatocelular en progresión mediante la medición de fndices funcionales y la
observación en la circulación de los productos derivados de la lesión o necrosis hepatoci-
461
taria. Los estudios enzimáticos son a menudo el único indicio de una lesión celular en la
hepatopatía inicial o localizada, puesto que las alteraciones sutiles en la capacidad de ex- •
creción pueden no ser manifiestas dada la compensación que efectúan otras zonas del hí
gado que siguen siendo funcionales.
La bilirrubina sérica aumenta con la disfunción moderada o grave. En los pacientes con
una enfermedad leve o moderada, la mejor forma de controlar el grado de lesión oscilante
son las determinaciones seriadas de las concentraciones de bilirrubina y de enzimas en
suero. Cuando hay una pérdida grave de la función hepatocelular, pueden producirse alte
raciones diagnósticas en las capacidades de síntesis y en las funciones de excreción, des
toxificación y reactividad metabólica que se reflejan en múltiples pruebas estándar y espe
cializadas de que disponen la mayoría de laboratorios cHnicos.
Aminotransferasas
Las dos enzimas que se asocian con más frecuencia a la lesión hepatocelular son las
aminotransferasas que catalizan la transferencia reversible de un grupo amino entre un
aminoácido y un ácido alfa-ceto. Esta función es esencial para la producción de los ami
noácidos correctos que son necesarios para la síntesis de proteínas en el hígado. La aspar
tato aminotransferasa (AST) interviene en esta reacción entre los ácidos aspártico y alfa
cetoglutámico; anteriormente se la denominaba glutámico oxalacético transaminasa
(GOT) y recibe aún el nombre de GOT sérica (SGOT). La alanina aminotransferasa
(ALT) transfiere un grupo amino entre la alanina y el ácido alfacetoglutárnico y recibía an
teriormente el nombre de glutámico pirúvico transarninasa (en suero) (SGPT). Aunque
tanto la AST como la ALT se consideran habitualmente enzimas hepáticas por sus altas
concentraciones en los hepatocitos, sólo la ALT es claramente específica para el hígado,
puesto que la AST está presente ampliamente en el miocardio, el músculo esquelético, el
cerebro y el riñón. En la tabla 12-3 se presentan las características de estas arninotransfe
rasas. Tanto la AST como la ALT requieren piridoxal fosfato (vitamina 86) como cofactor
para una actividad enzimática plena. Por este motivo, la coexistencia de una enfermedad
renal que provoque un déficit de piridoxal fosfato puede dar lugar a unas determinaciones
falsamente bajas de las arninotransferasas a menos que se aporte un suplemento de este
cofactor a los reactivos del ensayo.
Alteraciones vasculares
462
TABLA 12-3. Características de las aminotraosferasas asociadas al hígado
Aspartato Alanina
Característica aminotransferasa (AST) aminotransferasa (ALT)
inflamatoria aguda
Modificación con las Aumento sustancial Aumento moderado o nulo
neoplasias primarias o
secundarias
Modificación con la cirrosis Aumento moderado Aumento leve o moderado •
Modificación con el infarto Aumento sustancial Aumento leve o moderado
e
de miocardio .,
2
Q
'Adaptado de Zimmerman. HJ: Evaluation of the function and integrit.Y of the liver. En Henry. JB (dir.): Todd-Sanford
Oavidsohn Clinical Diagnosisand Managcmcntby Laboratory Methods, ed. 16·. WB Saunders, Filadelfia, 1979: Mauck,JC y Davis,
JE: Clinical enzymology. En Sonnenwirth, AC y Jarren , L(dirs.): Gradwohl's CJjnical Laboratory Mcthods and Diagnosis, ed. 8,
O·
CV Mosby. St. Louis, 1980; y Zimmerman, HJ y Henry.JB: Clinical enzymol.ogy. En Henry. JB (dir.): Todd-Sanford-Oavidsohn
2
:X:
Clinical Diagnosis and Management by Laboratory Methods. ed. 16. WB Saunders. Filadelfia, 1979.
m
""C
Enfermedad hepatocelular
a
(")
Las aminotransferasas aumentan hasta niveles aproximadamente paralelos a la impor m
e
....
tancia de la lesión hepatocelular. Diversas hepatitis víricas o tóxicas pueden producir
elevaciones de hasta 20 veces los valores normales. Una disminución brusca de estas
)>
....
concentraciones enzimáticas en el curso de una hepatitis, sin que se acompañe de la corres
pondiente mejoría clinica, es un signo de mal pronóstico en cuanto a que se han lesionado
:a
tantas células que no queda ya un origen adicional de enzimas. En las concentraciones ba
jas de la lesión inflamatoria, las concentraciones de ALT aumentan antes y de modo más
importante que las de AST; la determinación de la ALT es una prueba de detección más
sensible para la hepatitis postransfusional o la exposición a tóxicos laborales. La cuantifi
cación de la alanina arninotransferasa se efectúa ahora sistemáticamente en todos los do
nantes de sangre por su utilidad en la detección de los individuos contagiosos para el virus
de'la hepatitis no A no B. La reciente introducción del análisis del anticuerpo de la hepati
tis e es más específica para el virus de la hepatitis e, que es la causa más frecuente de he
patitis no A no B.
En la hepatitis crónica activa, las variaciones en las concentraciones enzimáticas refle
jan con gran exactitud el grado de destrucción celular que se está produciendo. La hepati
tis alcohólica provoca con frecuencia una alteración funcional superior a la necrosis celu
lar real, y las concentraciones enzimáticas presentan a menudo elevaciones tan sólo
modestas. En la lesión hepática alcohólica, tanto aguda como crónica, la elevación de la
AST tiende a ser algo superior a la de la ALT debido a su mayor contenido en el tejido.
Dado que el músculo esquelético contiene AST, la AST no hepática puede presentar ele
vaciones claramente superiores a las de la ALT en trastornos agudos relacionados con el
463
alcohol, como el delirium tremens, los traumatismos o el estupor con inmovilidad prolon
gada, debido a la liberación enzimática que se produce en el músculo lesionado. En la tabla
12-4 se detallan los datos característicos de las diversas enfermedades.
Gammaglutamiltranspeptidasa
1Adaptado de Zimmerman, HJ: Evaluation of the function and integrity of the liver. En Henry, JB (dir.): Todd·Sanford·
Davidsohn Clinical Diagnosis and Management by Laboratory Methods, ed. 16. WB Saunders, Filadelfia, 1979; Zimmerman, HJ
y Henry, JB: Clinical enzymology. En Henry, JB (dir.): Todd·Sanford·Davidsohn Clínica! Diagnosis and Management by
Laboratory Methods, ed. 16. WB Saunders, Filadelfia. 1979; Bumett, DA y Sorrell, MF: AJcoholic cirrhosis. Clin Gastroenterol
10:443, 1981; VanThiel, OH (moderador): Clínica! conference: Gastrointestinal and hepatic manifestalions ofchronic alcoholism.
Gastroenterol 8 1:594, 1981; y Saunders, SJ y cols.: Acule Jiver failure. En Wright, R y cols. (dirs.): Liverand Biliary Disease. WB
Saunders, Londres, 1979.
1Fosfatasa alcalina
1Gammaglutamiltranspeptidasa
464
sas, la FAI y las fracciones de bilirrubina. La otra aplicación clínica importante de la deter
minación de la GGT es su papel como indicador del consumo de alcohol.
Lactato deshidrogenasa
Todas las células contienen lactato deshidrogenasa (LD) como enzima esencial en la
interconversión del lactato y el piruvato. La lactato deshidrogenasa es una molécula tetrá
mera que contiene dos posibles subunidades, H y M, que forman un total de cinco combi
naciones posibles. Estas isoenzimas de la LD tienen distribuciones características en los
distintos tejidos, en función aproximadamente de si un órgano es más o menos aerobio o
anaerobio en su metabolismo. Así, el miocardio y los eritrocitos son ricos en la LD isoen
zima 1 (alto contenido de la subunidad H), mientras que en el hígado y el músculo esque
lético abunda la LD isoenzima 5 (con un predominio de subunidades M).
Asociación fisiopatológica
465
Al igual que ocurre con las aminotransferasas, las elevaciones de la LD se asocian
también a alteraciones circulatorias (por ejemplo el shock) y a otras lesiones hepatocelu
lares (hepatitis, cirrosis, trastornos inflamatorios o infiltrantes).
FUNCIÓN DE SÍNTESIS
Urea y amonio
466
tancias, las concentraciones sistémicas de amonio aumentan y las de urea disminuyen. La
mejor forma de abordar el problema es la reducción de las proteínas de los alimentos y la
eliminación de las bacterias del colon con el empleo de antibióticos no absorbibles admi
nistrados por vía oral o rectal. El seguimiento del éxito de estas medidas se efectúa me
diante la cuantificación de las concentraciones plasmáticas de amonio. La muestra de
sangre debe obtenerse de manera muy cuidadosa colocándola en heparina y manteniéndo
la en hielo para prevenir la formación espontánea de amonio en la propia muestra. Las de
terminaciones seriadas del amonio son útiles con frecuencia para seguir la progresión de la
encefalopatía hepática en trastornos como el síndrome de Reye (degeneración grasa pos- .
vírica aguda del hígado con encefalopatía).
Síntesis de proteínas
z'
agudas como la hepatitis vírica o tóxica, las concentraciones de prealbúmina reflejan de
modo sensible la intensidad de la lesión hepática. Además, los estados de desnutrición,
-4
tanto si se deben a la inanición como si son consecuencia de la caquexia del cáncer, son m
ocasionados también por reducciones en la prealbúmina sérica. tJ)
Albúmina. Las concentraciones séricas de albúmina disminuyen habitualmente cuando Cii
la enfermedad hepatocelular grave persiste durante más de tres semanas, período en el que
la albúmina circulante ha sido eliminada en gran parte del organismo. En las enfermedades
con un desarrollo rápido, la disminución de la albúmina sérica indica un deterioro masivo de
la función e indica un mal pronóstico. En las enfermedades gradualmente progresivas, espe
cialmente la cirrosis o los carcinomas, las concentraciones bajas de albúmina son casi uni
versales y probablemente contribuyen a producir el edema y la formación de ascitis que se
observan con frecuencia en estos trastornos al reducir la presión oncótica del plasma.
No todas las hipoalbuminemias se deben a enfermedades hepáticas. Las concentracio
nes séricas de albúmina están reducidas en la desnutrición, las enfermedades del tubo di
gestivo con pérdida de proteínas, las nefropatías con pérdida de proteínas, los estados ca
tabólicos graves prolongados como las quemaduras (en las que se pierde también albúmina
por exudación a través de la piel) y los trastornos asociados a una expansión del volumen
sanguíneo. La hepatopatía puede acompañar a cualquiera de estos problemas, lo que difi
culta la valoración de la importancia relativa del dato de laboratorio aislado sin el empleo
de otras pruebas cuyos valores puedan corresponder a patrones diagnósticos de las anoma
lías.
Inmunoglobulinas. Las inmunoglobulinas constituyen gran parte del aumento de la
fracción de globulinas que se da en la hepatopatía crónica. En general el estímulo que da
lugar a la formación de estos anticuerpos no está claro, pero es característico que se trate de
anticuerpos policlonales con una amplia distribución en toda la región gamma del protei-
467
nograma electroforético, con una IgA que se extiende hasta la región beta (véase fig. 9-2).
Se ha sugerido que las alteraciones de la circulación portal hacen que sustancias antigéni
cas del intestino escapen a la desnaturalización hepática y entren en la circulación sistémi
ca dando lugar a una estimulación inmune directa masiva. En contra de esta hipótesis está
la observación de que prácticamente todos los pacientes con grados comparables de dis
función hepática tienen resultados similares de una elevación policlonal uniforme en la re
gión gamma. Si hubiera estímulos antigénicos específicos, sería de esperar que se encon
traran clones individuales de anticuerpos en una distri bución oligoclonal. Una mejor
explicación parece ser la de que la regulación normal de la síntesis de inmunoglobulinas
comporta una modulación por factores que detienen el exceso de producción de anticuer
pos cuando dejan de ser necesarios para hacer frente a la exposición antigénica. El hígado
puede ser responsable de la metabolización de los factores que a su vez desencadenan o
detienen la síntesis de anticuerpos. Cuando hay una lesión hepática, puede perQ.erse esta
regulación de la producción de todas las inmunoglobulinas.
Otras globulinas. Las alfaglobulinas aportan poca información diagnóstica en la he
patopatía, excepto por las concentraciones específicas de la alfa-1-antitripsina. El déficit
de esta proteína puede dar lugar a una cirrosis y a un enfisema pulmonar asociado.
La fracción beta incluye la betalipoproteína, que transporta la mayor parte del coleste
rol en el plasma. Esta fracción está elevada en la hepatitis vírica, la cirrosis biliar y la obs
trucción extrahepática de la vía biliar, asociándose a concentraciones elevadas de coleste
rol en suero. En la tabla 12-5 se indica el efecto de las enfermedades hepáticas en los
patrones del proteinograma electroforético del suero.
El hígado tiene gran importancia en varios pasos del metabolismo lipídico, y en con
creto es responsable de la síntesis de las apolipoproteínas que participan en la formación de
las fracciones lipoproteicas que el hígado ayuda también a construir y reabsorber en las di
versas fases de su transporte y eliminación (véase capítulo 9, Bioquímica general). El hí
gado es responsable de la conversión de los ácidos grasos libres en triglicéridos y de la es
terificación del colesterol. Las anomalías del metabolismo lipídico del hígado se
manifiestan por depósitos de grasa en este órgano. En la obstrucción de la vía biliar, esto es
468
especialmente evidente debido a la presencia de concentraciones elevadas de colesterol
total en la circulación, cuando la vía de excreción normal está bloqueada. Las vitaminas li
posolubles (A, D y K) se almacenan también en el hígado después de ser absorbidas por los
procesos digestivos que dependen de la presencia de cantidades adecuadas de sales biliares
de origen hepático.
El metabolismo de los hidratos de carbono está también bajo un importante control he
pático. Los depósitos de glucógeno del hígado son una importante fuente de glucosa que
puede pasar a la sangre. Además, en el hígado se produce la neoglucogénesis en la que se
forma glucógeno a partir de sustancias que no son hidratos de carbono, como los aminoáci
dos o Jos ácidos grasos. Este proceso se produce en el hígado en situaciones de baja ingesta
de hidratos de carbono o de inanición. En los casos de lesión hepática grave, puede aparecer
una hipoglucemia por la incapacidad del tejido hepático restante de generar glucosa.
Factores de la coagulación
El hígado sintetiza la mayor parte de las proteínas de la coagulación del plasma, pero
sólo unos pocos de estos factores se estudian de manera habitual como indicadores de l a
enfermedad hepatocelular. Las concentraciones de fibrinógeno y factor V disminuyen cla
ramente en la insuficiencia hepática grave, pero para cuando estas alteraciones afectan a la
coagulación, se han producido ya generalmente otras complicaciones. Más inmediata es la
relación entre la enfermedad hepatocelular y los denominados «factores hepáticos» o fac
tores dependientes de la vitamina K, que son los factores 11 (protrombina), VII (procon
vertina), IX (factor Christmas) y X (factor Stuart-Prower) (véase capítulo 6).
El hígado normal sintetiza estas cuatro proteínas de la coagulación en dos etapas. En
primer Jugar se forma la secuencia de aminoácidos adecuada, codificada en el gen y trans
crita en el ARNm. En esta fase las proteínas de la coagulación son antigénicamente com
pletas pero funcionalmente inactivas en la cascada de la coagulación. Si no hay vitamina K
en el hígado, se liberan a la circulación en forma de proteínas inactivas que pueden interfe·
rir de hecho en la función de los factores de la coagulación normales. Sin embargo la ma
yoría de las personas tienen depósitos adecuados de vitamina K, una vitamina liposoluble
que permite que se produzca la segunda etapa de la síntesis. La vitamina K cataliza l a
transferencia de grupos carboxilo a unidades selectivas de ácido glutámico incorporadas a
estos cuatro factores de la coagulación. Este proceso permite que los factores dependientes
. de la vitamina K interactúen correctamente con las demás proteínas de la coagulación y
con el calcio para dar lugar a la formación del coágulo. La síntesis de estos factores dismi
nuye cuando existe una disfunción hepatocelular o cuando la cantidad de vitamina K que
llega al hígado y se almacena en él es insuficiente. La absorción de la vitamina K se altera
si una obstrucción biliar impide que las sales biliares entren en el duodeno o si existen
anomalías enzimáticas (por ejemplo, falta de Jipasa pancreática) o mucosas que provoquen
una malabsorción de las grasas. El déficit de vitamina K es infrecuente, pero puede darse
en pacientes hospitalizados con enfermedades crónicas y que generalmente presentan l a
tríada de dieta insuficiente, antibióticos orales (que pueden producir una depleción de las
bacterias intestinales que fabrican parte de la vitamina K) e intervenciones quirúrgicas
abdominales u otras anomalías que limitan la absorción intestinal.
469
afectan al TP; los factores 11, IX y X afectan al TTP. De las cuatro proteínas dependientes
de la vitamina K, el factor VII es el que tiene la vida media más corta, por lo que las con
centraciones de este factor son las primeras en disminuir cuando se inicia un descenso de la
función hepática. Por este motivo, el TP se prolonga antes que el TTP. Un TTP prolonga
do suele acompañar a un TP también prolongado en los casos de hepatopatías de larga
evolución, y ambas pruebas se realizan de forma habitual.
Efecto de la vitamina K
Causas de cirrosis
La cirrosis es una enfermedad difusa crónica en la que se produce una necrosis de los
hepatocitos, fibrosis del hígado y también regeneración de nódulos hepáticos con una alte
ración de la arquitectura del hígado. Existen muchas causas diferentes de cirrosis, como el
alcohol, la exposición a otros fármacos o sustancias tóxicas, la hepatitis vírica, la obstruc
ción biliar, la insuficiencia cardíaca (congestión) y los trastornos genéticos del metabolis
mo del cobre y el hierro. La causa más frecuente en este país es el alcohol, que produce un
hígado graso, hepatitis aguda y cirrosis.
Para tratar adecuadamente a los pacientes con cirrosis, el médico debe establecer lo
mejor posible el diagnóstico y la causa y determinar la extensión de la enfermedad y qué
complicaciones pueden existir. Existen varias pruebas especiales que se utilizan con fre
cuencia para facilitar el proceso diagnóstico.
470
Biopsia hepática
Alfafetoproteína
471
megalia, ictericia y disfunción hepatocelular en que la etiología no está clara o el grado de
afectación es superior al previsto. Hasta un 30-50 % de los pacientes norteamericanos con
cáncer de hígado no presentan una AFP detectable en la circulación, debido tal vez a una
variación en el tipo de tumor que no produce AFP o produce una AFP no reactiva antigé
nicamente con los anticuerpos utilizados en un inmunoensayo en particular. Se observan
elevaciones más uniformes en las poblaciones asiáticas o africanas con una incidencia
muy alta de carcinoma hepatocelular asociado a la infección crónica por el virus de la he
patitis B.
La determinación de la AFP tiene su máxima utilidad como índice de la recidiva de la
enfermedad. En un paciente tratado de un carcinoma hepatocelular, la desaparición de
la AFP indica una eliminación de las células malignas, y el aumento de las concentraciones
refleja una recidiva del cáncer. En un paciente con esta enfermedad deben vigilarse las
concentraciones de AFP a intervalos de aproximadamente un mes después del tratamiento
y posteriormente con menos frecuencia si no hay recidiva tumoral. Dado que las concen
traciones séricas de AFP son proporcionales a la masa tumoral, las concentraciones nor
males sólo pueden interpretarse como indicativas de que el posible tumor residual existen
te está por debajo de una determinada masa y no indican una eliminación completa de
todas las células tumorales.
Antígeno carcinoembrionario
Alfa-1-antitripsina
472
tante. Los pacientes con una actividad de AAT defectuosa sufren con frecuencia alteracio
nes pulmonares y hepáticas en las que se destruyen unidades funcionales y se genera un
exceso de tejido conjuntivo por una cicatrización sobre las células lesionadas. En el déficit
de AAT puede aparecer un enfisema o una cirrosis en una fase muy temprana de la vida,
sin que existan Jos factores predisponentes habituales. Los hepatocitos que sintetizan la
variante de la AAT adquieren unos cuerpos de inclusión característicos que corresponden
a acumulaciones de AAT. Estas inclusiones pueden teñirse histoquímicamente con PAS en
las muestras de biopsia hepática.
El déficit de actividad de AAT se aprecia en el proteinograma electroforético del suero .
en forma de un área plana en el lugar·en que debiera haber la banda normal de alfa- 1-glo- �
"'"
bulina. Un análisis más detallado mediante electroforesis de alta resolución e inmunofi1ja- Q
o.
ción puede confliTOar la variante concreta existente. En los pacientes jóvenes con una ci- �
rrosis o una ictericia colestásica inexplicadas debe estudiarse la posible presencia de un
�
déficit de AAT. Aunque hasta ahora no se había dispuesto de ningún tratamiento específi-
co, en la actualidad existen protocolos experimentales basados en la administración profi-
�-
:::!
láctica por vía intravenosa de AAT recombinante sintetizada en bacterias y purificada para
su empleo en el ser humano. Los famj)iares asintomáticos de pacientes homocigotos
�
para el déficit de AAT no se considera que tengan un riesgo superior de presentar afecta •
ciones pulmonares o hepáticas. Sin embargo pueden ser estudiados para determinar si son "'
portadores del déficit hereditario, hecho que sí es más probable entre los familiares de :a
personas homocigotas conocidas. Si un portador conocido se casa con otro portador, la e
m
probabilidad de cada hijo de presentar un déficit de AAT es de una entre cuatro, según lo D:l
determinado por una transmisión hereditaria mendeliana simple. )>
(/)
"'
Ceruloplasmina )>
:a
)>
Una causa inusual de disfunción hepática es la enfermedad de Wilson o degeneración r
hepatolenticular, una anomalía genética en la que se acumula un exceso de cobre en el hí )>
gado, los ojos y otros órganos. La presencia de un anillo pigmentado alrededor del iris (el <
anillo de Kayser-Fleisher) es patognomónica de este trastorno. Aunque la causa del meta )>
r
bolismo anormal del cobre está probablemente en relación con la función lisosómica, la o
anomalía bioquímica más manifiesta es un déficit de la proteína transportadora del cobre, :a
ceruloplasmina, en el suero. Cuando una persona joven presenta signos que sugieren una )>
(")
O·
hepatitis crónica activa, o cuando un paciente con una hepatopatía sufre alteraciones neu
rológicas que tienen su origen en los ganglios basales que afectan al control motor,
2
e
debe efectuarse una determinación de ceruloplasmina. Las concentraciones inferiores a
20 mg/dl son anormales y puede profundizarse el estudio mediante un análisis más deta m
llado del metabolismo del cobre. Las sustancias quelantes han resultado moderadamente r
eficaces en el tratamiento. Teóricamente es posible que en el futuro dispongamos de lapo )>
sibilidad de una reposición de la ceruloplasmina con una sustancia recombinante. El tras %
torno se transmite de forma autosómica recesiva. En consecuencia, debe estudiarse a los m
"'
familiares de los pacientes para detectar el estado de portador, incluso si son asintomáticos. )>
-t
o
"'
Hierro sérico )>
-t
La concentración del hierro en suero constituye una prueba importante de la función )>'
hepática en los pacientes en que se sospecha la presencia de una hemocromatosis. En este
trastorno genético, se absorbe un exceso de hierro de manera inapropiada a través de la
mucosa intestinal y se produce una acumulación en los tejidos en los que resulta tóxico,
473
especialmente en el hígado, el páncreas y el corazón. La pigmentación cutánea aumenta
como consecuencia de la estimulación de la producción de melanina en esta localización.
La afectación pancreática incluye a las células de los islotes y da lugar a una diabetes me
llitus. (Esta combinación de pigmentación cutánea y diabetes mellitus en la hemocromato
sis se denomina «diabetes bronceada.») El hígado sufre una fibrosis y cicatrización secun
daria al efecto tóxico de los depósitos de hierro. Dado que el hierro se acumula de forma
progresiva, rara vez aparecen síntomas antes de llegar a una mediana edad en los varones.
Las mujeres con el gen anormal no presentan efectos indeseables mientras continúan las
menstruaciones, gracias a la pérdida de hierro que acompaña a la sangre, y rara vez pre
sentan síntomas hasta una fase avanzada de la edad adulta.
A medida que el hígado acumula cada vez más hierro se produce una cirrosis, pero la
insuficiencia hepatocelular es muy infrecuente. La disfunción pancreática se da con bas
tante frecuencia, y la insuficiencia cardíaca por depósito de hierro en el miocardio y el sis
tema de conducción constituye con frecuencia la complicación terminal.
El diagnóstico se establece demostrando la presencia de concentraciones séricas eleva
das hasta alcanzar la saturación casi completa de la capacidad de transporte de hierro
(transferrina). Además, hay concentraciones muy elevadas de ferritina (que normalmente
es la molécula de almacenamiento hístico del hierro) en el suero, que generalmente son
proporcionales a las concentraciones hísticas de hierro (véase también Metabolismo del
hierro, capítulo 2). Las concentraciones de hierro en los tejidos pueden ser tan altas que
sean detectadas en los aeropuertos por los detectores de metal cuando el paciente pasa por
ellos. El diagnóstico definitivo se establece con la valoración del contenido de hierro en
una muestra de biopsia hepática, ya sea mediante una tinción para el hierro y examen vi
sual, ya mediante una cuantificación específica por medios químicos. El tratamiento con
siste en reducir la ingesta de hierro, la administración intravenosa de quelantes para liberar
los depósitos de hierro a la orina, y la flebotomía, que elimina el hierro de los hematíes.
Autoanticuerpos hísticos
Algunas formas de hepatopatía pueden tener una etiología inmune demostrable por la
presencia de anticuerpos circulantes dirigidos contra antígenos hísticos específicos (véase
cap í tul o 7, Inmunología). El suero del paciente se estudia incubándolo primero con cortes
hísticos fijados y añadiendo luego antiglobulina humana con un marcaje fluorescente (en
sayo de inmunofluorescencia indirecta). Con este método se ha observado que los anti
cuerpos para el músculo liso a títulos elevados se asocian a la hepatitis crónica activa y que
los anticuerpos antimitocondriales a títulos elevados se asocian a la cirrosis biliar primaria.
Los anticuerpos antinucleares son menos específicos para la hepatopatía, pero pueden ob
servarse en la hepatitis crónica activa. Los anticuerpos contra los microsomas del hígado o
el riñón se asocian a la cirrosis criptogénica y a la hepatitis crónica criptogénica.
Hepatitis vírica
Hay muchos agentes infecciosos que afectan al hígado. En las infecciones sistémicas
por los virus de la familia del herpes, el virus de Epstein-Barr (VEB) y el citomegalovirus
(CMV), se producen con frecuencia lesiones hepáticas, aunque el hígado no sea el blanco
primario de la infección por estos dos agentes. Hay dos virus claramente definidos cuyo
blanco único o primario es el hígado; se trata del virus de la hepatitis A (HA), una partícu
la de 27 nm que se localiza en el citoplasma de los hepatocitos infectados, y el de la hepa
titis B (HB), una partícula de 42 nm formada por un núcleo de ADN recubierto de una su-
474
perficie proteica. A la hepatitis vírica no causada por la HA o la HB, y que no es producida
tampoco por el VEB, el CMV u otros agentes conocidos, se le ha dado el nombre de he
patitis no A no B (NANB). Recientemente se ha identificado este virus, y actualmente se
están desarrollando pruebas diagnósticas para su detección (en la actualidad se denomina
hepatitis C-VHC). Si no se dispone de ellas, la hepatitis NANB sigue siendo un diagnós
tico de exclusión.
Hepatitis A
475
TABLA 12-6. Terminología de la hepatitis B
Partfcula Dane La partícula de 42 nm formada por un núcleo de ADN y una cubierta proteica;
se cree que es el virión infeccioso de la HB.
AgHBc El antígeno core (nuclear) del virus de la HB, que se encuentra sólo en el
núcleo del virión intacto y en condiciones naturales sólo puede demostrarse
su presencia en el núcleo de los hepatocitos infectados. La eliminación
artificial de la cubierta proteica de la partícula Dane revela el AgHBc en el
material de laboratorio.
AgHBe Un antígeno que no circula en la sangre, asociado más al núcleo que a la ·
superficie del virus. La persistencia del AgHBe en el suero de un paciente
sugiere una infectividad persistente, ya que el antígeno suele ser eliminado
rápidamente del suero al aparecer los anticuerpos.
AgHBs La sustancia de superficie de contenido proteico, fabricada en el citoplasma de
los hepatocitos infectados. Circula en la sangre antes de la infección aguda y
durante la misma y, en los portadores crónicos, también después de la
infección aguda. El AgHBs no es de por sí infeccioso, pero provoca la
aparición de anticuerpos que protegen frente a una infección posterior. Se
utiliza como marcador de la infectividad, ya que las partículas Dane
acompañan a menudo al AgHBs en los líquidos corporales. Anteriormente
se denominaba antígeno asociado a la hepatitis (AAH) o antígeno Australia.
Anti-HBc Anticuerpo contra el antígeno core; aparece antes que el anti-HBs y persiste
durante meses o años.
Anti-HBs Anticuerpo para el AgHBs que aparece durante la enfermedad clínicamente
aparente o poco después de ella y persiste durante toda la vida. Tiene una
cierta inmunidad protectora, aunque no total. La presencia de anti-HBs en
una persona no deliberadamente inmunizada, es una prueba de una infección
previa.
476
HB. Las pruebas del anti-HBc, HBe y anti-HBe son tambien muy utiles para establecer el
diagn6stico de infecci6n por HB si el estudio se realiza fuera de los perfodos de antigene-
mia HBs o cuando el titulo de anti-HBs no ha aumentado aun (vease tam bien capitulo 15) .
Hepatitis C
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478
SECCIÓN
MICROBIOLOGÍA CLÍNICA
CONCEPTOS
480
CAPÍTULO
PRUEBAS
481
CAPÍTULO
MICROBIOLOGÍA CLÍNICA 1
Los agentes microbianos que pueden ser infecciosos para el ser humano están presen
tes en todas panes en el entorno, pudiendo encontrarse en el suelo, el agua, los alimentos y
en otros animales. Sin embargo tal vez su origen más importante sea el propio ser humano
-otras personas y el propio individuo-. Muchos de los agentes que causan infecciones
forman parte de la flora existente en el propio huésped. Estos microorganismos, que suelen
coexistir pacíficamente con el huésped en una relación mutua o simbiótica, en determina
das circunstancias modifican esta relación y se convierten en parásitos, produciendo mor
bilidad y/o mortalidad en el huésped. Tanto si son endógenos como si son exógenos, los
agentes infecciosos deben romper primero las defensas externas del huésped antes de que
se produzca la infección.
Los agentes infecciosos exógenos que entran en el huésped a través de las vías respi
ratorias lo hacen por inhalación o son introducidos por contacto directo. Los agentes que
acceden al organismo por inhalación suelen estar asociados a pequeñas gotas -gotas de
secreción respiratoria producidas por otras personas (por ejemplo, virus de la gripe) o go
tas de agua producidas por aparatos (por ejemplo, Legionella spp.)-. Los agentes infec-
483
ciosos que entran en la vía respiratoria por contacto directo están presentes en las secrecio
nes respiratorias de otras personas y son recogidos por los dedos del huésped e introduci
dos en la boca, la nariz o los ojos (por ejemplo, virus respiratorio sincitial).
Una vez en el interior del aparato respiratorio, los agentes infecciosos deben enfrentar
se a anticuerpos de secreción de la subclase lgA específicos o de reacción cruzada y al
efecto de atrapamiento del moco, que es expulsado posteriormente del sistema respiratorio
por el revestimiento de células epiteliales ciliadas que recubre las vías respiratorias. Los
agentes infecciosos se encuentran también con microorganismos que ya colonizan las vías
respiratorias altas y que pueden producir toxinas y bacteriocinas que son nocivas para el
nuevo agente, o que ocupan ya los lugares de adherencia necesarios para el inicio de la in
fección. En las vías respiratorias bajas, los agentes infecciosos pueden activar el sistema de
inmunidad celular del huésped, dando lugar a una respuesta inflamatoria y a un aumento
de la actividad fagocítica por parte de los macrófagos y los neutrófilos. Como consecuen
cia de estos factores, sólo una pequeña fracción de los agentes infecciosos que entran en la
vía respiratoria acaban causando una infección.
Los microorganismos infecciosos que penetran por la piel lo hacen de distintas formas.
Algunos de ellos (por ejemplo, Plasmodium spp., Borrelia spp., Rickettsia spp.) entran en
484
el huésped con la ayuda de vectores artrópodos (por ejemplo, mosquitos, garrapatas). Las
fases larvarias de unos pocos agentes infecciosos (por ejemplo, Necator americanus, An
cylostoma duodena/e, Schistosoma spp.) atraviesan mecánicamente la piel por sí mismas e
inician la infección. Lo más frecuente es que los agentes infecciosos exógenos y endóge
nos atraviesen la piel cuando se produce un traumatismo o después del mismo, antes de
que el huésped tenga tiempo de reparar la lesión.
La defensa más eficaz del huésped para prevenir o contener la infección postraumática
de las heridas es la respuesta inflamatoria, que da lugar a una fagocitosis de los agentes
infecciosos y, si es necesario, a un aislamiento de la ;:ona de infección. Las proteínas
plasmáticas, en forma de anticuerpps humorales opsonizantes y de complemento, juegan
un importante papel en la defensa del huésped en este último caso.
485
De hecho, la presencia de una colonización por microorganismos es con frecuencia be
neficiosa para el huésped por cuanto otros gérmenes potencialmente patógenos no son
capaces de tolerar el ambiente microbiano o no encuentran lugares de adherencia. Ade
más, algunos de los microorganismos que colonizan el tubo digestivo producen sustan
cias esenciales para la nutrición humana (por ejemplo, vitamina K) que se absorben en el
intestino y pasan al torrente circulatorio. ¿Qué factores distinguen a los microorganismos
no patógenos de los patógenos? A continuación se comentan tres de los factores más im
portantes.
Factores de adherencia
Producción de toxinas
Los microorganismos que logran acceder a zonas del cuerpo en las que ordinariamente
no hay gérmenes, sucumben por lo general rápidamente a los mecanismos de defensa del
huésped. El más importante de estos mecanismos es la fagocitosis y muerte de los micro
organismos por parte de monocitos, macrófagos y neutrófilos.
Algunos agentes infecciosos poseen factores de virulencia que les permiten inhibir la
fagocitosis (por ejemplo, Cryptococcus neoformans) o evitar la muerte (por ejemplo, Sal
monella typht). Algunos microorganismos pueden producir una cápsula extracelular que
impide la identificación por parte de los fagocitos de los marcadores de antígenos de su
perficie, con lo que inhiben la fagocitosis. No se conoce bien cómo otros microorganismos
resisten la acción letal de las enzimas lisosómicas y otros factores después de ocurrida la
fagocitosis, pero está claro que ello es un factor importante para su virulencia.
486
DETECCION DE LABORATORIO DE LOS AGENTES
INFECCIOSOS EN EL HUÉSPED
487
transporten al laboratorio. Lo primero y más importante es que debe elegirse cuidadosa
mente el lugar de obtención de la muestra, con objeto de proporcionar la mayor cantidad
posible del microorganismo infectante, sus toxinas o los anticuerpos generados en res
puesta a su presencia. La forma concreta de obtención de la muestra debe hacerse de ma
nera que reduzca al mínimo la contaminación con flora normal del huésped. El envío de la
muestra al laboratorio debe hacerse en unas condiciones que mantengan la supervivencia
del agente infeccioso o de sus productos, y en un tiempo que limite el grado de crecimiento
en la muestra de flora no patógena. Muchos laboratorios de microbiología han preparado
guías de bolsillo para el personal del hospital o han introducido instrucciones en el orde- .
nador del hospital que especifican los requisitos para la obtención de las muestras y las
condíciones en que deben ser transportadas.
Sangre
Líquidos corporales
Orina
El momento óptimo para recoger una muestra de orina en la que detectar gérmenes
patógenos es por la mañana, antes o simultáneamente con la primera micción ,del día. En
este momento es cuando los microorganismos infectantes se encuentran en su mayor nú
mero, y es cuando resulta más fácil la diferenciación de los resultados clínicamente signi-
488
ficativos o no. Las muestras pueden obtenerse mediante recogida limpia, sondaje o pun
ción suprapúbica. Las muestras obtenidas mediante recogida limpia o sondaje en mujeres
o varones no circuncidados requieren una desinfección previa del área periuretral. La
muestra obtenida por recogida limpia debe ser de la parte media del chorro, para evitar una
contaminación importante de la flora periuretral residual. A pesar de estas precauciones,
las muestras de recogida limpia o sondaje están inevitablemente contaminadas por un pe
queño número de microorganismos, y hay que tener precaución durante su transporte para
evitar la multiplicación de estos contaminantes. La refrigeración de la muestra después de
su obtención y durante el transporte es eficaz para ello. Los tubos de conservación de ori
na comercializados que contienen ácido bórico estabilizan el recuento de colonias tanto de
gérmenes patógenos como de contaminantes y son útiles cuando es probable que haya un
retraso importante en el envío de la muestra. Los dispositivos de cultivo en placas de agar
que se inoculan inmediatamente después de recogida la muestra a la cabecera del paciente
•
o en el consultorio son útiles también para resolver los problemas causados por un trans
porte tardío. La orina obtenida por punción suprapúbica es, de hecho, un líquido corporal e
y debe manejarse de la forma descrita en el párrafo anterior. m
.....
m
(")
Heces Q
O·
Algunos agentes microbianos que causan infecciones gastrointestinales se ven afecta z
e
dos negativamente por los cambios que se producen en las heces después de la defecación. m
En concreto, el pH de las heces disminuye cuando se acumulan productos de degradación r
fermentativos procedentes del metabolismo microbiano anaerobio. Para reducir la pérdida o
de viabilidad de los gérmenes patógenos (por ejemplo Shigella spp.) debe utilizarse un C/)
medio de transporte (por ejemplo solución salina glicerolizada amortjguada) si las mues )>
tras no pueden cultivarse de manera inmediata. Por desgracia, el Campylobacter spp. no C)
m
sobrevive bien en la solución salina glicerolizada amortiguada, y para este microorganis z
mo se recomjenda el medio de transporte de Cary-Biair. Las muestras de heces para el .....
m
examen de huevos y parásitos deben enviarse al laboratorio rápidamente, refrigerarse o C/)
colocarse en un conservante a base de formol o de alcohol polivinílico (PVA). Las mues -
z
tras para estudios de toxinas deben llevarse al laboratorio inmediatamente o congelarse
.,
para evitar que se pierda la actividad termolábil. m
(")
Q
Secreciones respiratorias o
C/)
o
El diagnóstico de las infecciones de vías respiratorias bajas se intenta a menudo con el C/)
examen de muestras de esputo expectorado, o en los niños demasiado pequeños para pro m
ducir esputo, con el examen de aspirados endotraqueales o gástricos. Estas muestras es z
m
tán contaminadas inevitablemente con la flora de las vías respiratorias altas, y los resulta
r-
dos de laboratorio pueden confundir gravemente a los clínicos en cuanto a la etiología de la
::I:
infección. Además, con demasiada frecuencia lo que se identifica como esputo no es más e
que saliva. Si un paciente no es capaz de producir esputo de las vías respiratorias bajas, hay m·
que considerar otros medios alternativos de obtención de muestras como la aspiración C/)
.,
transtraqueal percutánea, la aspiración durante una broncoscopia utilizando un aparato m
de aspiración que está protegido de la contaminación por la flora respiratoria alta durante e
su introducción, la aspiración porpunción percutánea de un absceso o cavidad de empie
ma o la biopsia pulmonar abierta. Una alternativa que se utiliza con frecuencia en los ni
ños es el aspirado gástrico que contiene secreciones respiratorias bajas deglutidas. Las
muestras, especialmente las contaminadas con microorganismos de las vías respiratorias
489
altas, deben ser llevadas al laboratorio inmediatamente, o refrigeradas hasta que sea posi
ble su transporte.
El aparato genital del hombre y de la mujer alberga una ,amplia gama de microorga
nismos. Para obtener los resultados más útiles, las muestras deben obtenerse de una forma
que aumente al máximo el número de patógenos que se buscan y reduzca al mínimo. la
cantidad de flora endógena. Es importante una selección cuidadosa del lugar del que se
toma la muestra. En las mujeres con cervicitis por gonococos o clamidias, un escobillón
vaginal o una muestra de la secreción vaginal tiene menos valor que la toma de muestras
directa del canal endocervical. La realización al mismo tiempo de un cultivo de la uretra y
el recto aumenta las probabilidades de un diagnóstico correcto.
Determinados agentes infecciosos que causan enfermedades de transmisión sexual son
sensibles a los cambios bruscos en su entorno. Así por ejemplo, la temperatura, la atmós
fera y las características químicas del medio ambiente pueden afectar a la supervivencia de
la Neisseria gonorrhoeae. Muchos laboratorios proporcionan al médico agar selectivo
calentado a la temperatura ambiente, para la inoculación inmediata después de la obten
ción de la muestra. Puede disponerse que el transporte del cultivo se haga en una atmós
fera enriquecida con dióxido de carbono si no es posible la entrega inmediata al laborato
rio. La viabilidad de la Chlamydia trachomatis se mantiene colocando las muestras en un
medio de transporte amortiguado.
Tejidos/material de biopsia
El rendimiento de los cultivos efectuados con muestras tomadas con escobillón suele
ser inferior al obtenido con el cultivo del correspondiente aspirado, exudado, pus, líquido
corporal o pieza de tejido, y es siempre inferior cuando se envía un único escobillón para
múltiples cultivos. De hecho, la mayoría de laboratorios de microbiología insisten en que
se les envíen varios escobillones cuando se solicitan múltiples cultivos de la misma loca
lización corporal. El escobillón debe reservarse para la obtención de muestras que no
pueden recogerse con otros medios. La facilidad y simplicidad de empleo de los escobi
llones han hecho que demasiados médicos los utilicen de manera sistemática para la ob
tención de muestras para cultivo.
Se han comercializado escobillones estériles de rayón, dacrón, algodón y alginato
cálcico. Dado que el algodón es una fibra natural que contiene aceites que son letales para
490
algunos microorganismos, generalmente son preferibles los escobillones de fibra sintética
para la obtención de las muestras. Por el mismo motivo, los escobillones con mangos de
plástico son mejores que los de mangos de madera. A menudo se incluye un medio de
transporte líquido o semisólido en el recipiente del escobillón, con el que se pretende
mantener la viabilidad de los microorganismos durante el transporte. Las personas que re
cogen las muestras deben asegurarse de que el escobillón queda humedecido por el medio
de transporte o sumergido en él.
El oxígeno es tóxico para los anaerobios obligados, y da lugar a una acumulación in
tracelular de metabolitos tóxicos. La detección en cultivo de estos microorganismos de •
pende de su supervivencia entre el momento de obtención de la muestra y el de la inocu
lación o incubación de medios de cultivo en una atmósfera anaerobia. Existen dispositivos e
m
de transporte de muestras anaerobias que eliminan químicamente el oxígeno d e las -4
muestras. La mayoría de laboratorios de microbiología no aceptan muestras para cultivo en m
anaerobiosis si no se han tomado medidas para asegurar la supervivencia de los anaerobios
(")
durante el traslado.
Q
o,
Los anaerobios obligados constituyen la mayor parte de la flora residente en las vías z
respiratorias, el tubo digestivo y el aparato genital femenino. Incluso la piel humana está
e
intensamente colonizada por anaerobios. La solicitud de un cultivo en anaerobiosis de una m
muestra obtenida de un área que se sabe que está colonizada por este tipo de gérmenes no r
es apropiada y no será satisfecha por la mayoría de laboratorios de microbiología. Dado o
que la mayoría de las infecciones anaerobias son de naturaleza polimicrobiana, y son pro
en
ducidas por mezclas de gérmenes aerobios, anaerobios facultativos y anaerobios obliga
)>
C)
dos, el trabajo de laboratorio es laborioso, requiere tiempo y resulta caro. En interés del m
paciente, el médico y el laboratorio, los cultivos en anaerobiosis sólo deben solicitarse para z
muestras adecuadamente recogidas y transportadas.
-4
m
en
-
z
Visualización directa de agentes infecciosos .,
m
(")
A pesar de los recientes avances en los ensayos inmunodiagnósticos y los basados en Q
sondas de ácidos nucleicos para la detección de agentes infecciosos, la microscopía óptica o
sigue ocupando un papel central en el diagnóstico de las enfermedades infecciosas. El en
examen microscópico de las muestras proporciona la primera prueba directa de laboratorio
o
en
de la infección y puede influir en las decisiones de tratamiento del paciente que tomará el m
médico durante las fases iniciales del mismo. El resto de esta sección está dedicado a los z
diversos análisis microscópicos de que se dispone en el laboratorio de microbiología. m
r-
::z:::
e
Preparación en fresco m,
en
.,
Las preparaciones en fresco extendidas con un cubreobjetos de muestras recién obte m
nidas se utilizan fundamentalmente para la detección de parásitos. Las infestaciones in e
tensas por parásitos intestinales pueden visualizarse con facilidad mediante el examen de
pequeñas porciones de heces mezcladas con suero fisiológico, o en el caso de muestras
acuosas, con el examen directo de las mismas (fig. 13-1). Del mismo modo, la tricomo
niasis genital se diagnostica con frecuencia al observar trofozoítos móviles en una sus-
491
FtG. 13-1. Preparación en fresco de Ancylostoma duodena/e en una muestra de heces en fresco. (Reproducido
con permiso de Gower Medica! Publishing, Ltd., Londres, Reino Unido.)
Tinción de Gram
492
TABLA 13-1. Técnica de la tinción de Gram
a. Preparar un frotis fino, secarlo al aire y fijarlo con calentamiento suave o metanol.
b. Bañar el frotis con violeta cristal (de genciana) durante 1 O segundo s Lavar con agua
.
corriente.
c. Bañar el frotis con yodo de Gram durante 1O segundos. Lavar con agua corriente.
d. Decolorar el frotis con etanol, acetona o una mezcla de etanoUacetona hasta que no se
desprenda más violeta cristal del frotis ( 1-5 segundos). Lavar con agua corriente.
e. Bañar el frotis con safranina durante 1O segundos. Lavar con agua corriente. Secar
suavemente el frotis por absorción o al aire.
acetona o una mezcla de etanoUacetona y se efe.ctúa una contratinción con safranina (un e
colorante rojo). m
-4
El paso crucial para un individuo inexperto es el paso de la decoloración, en el que m
pueden cometerse errores por exceso o por defecto. Hay que conocer qué producto deco (")
lorante se está utilizando, puesto que el etanol tiene una acción mucho más lenta que la de
(")
la acetona. Una proporción de etanoUacetona de 1:1 produce una rapidez de decoloración o
moderada. Es necesario efectuar una tinción simultánea defrotis de control de calidad que
z
e
contenga bacterias tanto grampositivas como grarnnegativas para asegurar que se está uti m
lizando la técnica de tinción correcta. r
Otro error es lafijación por calor excesiva de los frotis, que puede alterar la integridad o
de las bacterias y la morfología de las células inflamatorias. El empleo de una fijación del (/)
frotis con metanol evita este problema. )>
e;)
La interpretación del informe de una tinción de Gram puede constituir un verdadero m
reto. El informe debe señalar la presencia y cantidad de microorganismos, células infla z
matorias y células epiteliales. Es posible subdividir las células inflamatorias en mononu -4
m
cleares y polimorfonucleares, pero no lo es la obtención de un análisis diferencial exacto (/)
-
que debe dejarse al laboratorio de hematología. La observación de más de un microorga
z
nismo/campo de inmersión en aceite de 900-lOOOX sugiere la presencia de al menos .,
100.000 unidades formadoras de colonias/mi de la muestra, relación ésta que puede ser útil m
para diagnosticar las infecciones urinarias. Muchos laboratorios efectúan tinciones de (")
Gram de todas las muestras de esputo para determinar cuáles de ellas son realmente de es
(")
o
puto y cuáles contienen grandes cantidades de saliva. Si las células epiteliales superan en (/)
número a las células inflamatorias en el frotis, es probable que la muestra no sea satisfac o
toria para el análisis de laboratorio. Estos laboratorios aceptan o rechazan el esputo para el (/)
cultivo en base a la proporción de células inflamatorias/células epiteliales. En las láminas m
51-58 se muestran frotis con tinción de Gram representativos. z
m
r-
:::1:
Tinción de naranja de acridina e
m-
m
Uno de los inconvenientes de la tinción de Gram es la falta de contraste entre los mi .,
croorganismos grarnnegativos y los restos celulares de tinción grarnn egativa presentes en m
algunas muestras. La tinción de naranja de acridina no adolece de este problema. Este e
colorante es captado por los microorganismos y las células intactas del frotis, y sus molé
culas se intercalan en la doble hélice de ADN. Con la irradiación con luz ultravioleta, el
colorante emite unafluorescencia naranja intensa que es fácilmente visible al microsco
pio con unos aumentos de 100-500X.
493
Como consecuencia del mayor contraste entre los microorganismos teñidos y el mate
rial de fondo, la tinción de naranja de acridina es más sensible que la tinción de Gram.
Pueden detectarse de cinco a diez veces menos microorganismos/mL. Otra ventaja de la
tinción con naranja de acridina es que los frotis positivos pueden ser teñidos luego con
la tinción de Grarn, por lo que puede informarse al médico de la reacción de Gram de cual
quier bacteria detectada.
Tinción acidorresistente
Preparación de KOH
494
embargo, las muestras de pelos, piel y raspaduras ungueales de pacientes con infecciones
por dermatófitos no pueden teñirse con la tinción de Gram. Puede utilizarse hidróxido po
tásico (KOH) al 10-20 % para aclarar estas muestras sin alterar el aspecto morfológico de
los hongos. Se coloca la muestra en una gota de KOH sobre un portaobjetos, se extiende
con un cubreobjetos y al cabo de cinco minutos se examina al microscopio en condiciones
de poca intensidad de luz. Un calentamiento suave de la preparación o un tratamiento más
amplio con KOH permiten un aclarado más eficaz de las muestras difíciles. Hay que tener
precaución durante el examen de las raspaduras cutáneas para evitar confundir los planos
de división celular con hifas de hongos (véase lámina 61 ). Algunos micólogos propugnan
la adición de colorantes como el calcoflúor blanco (véase el apartado siguiente) o la tinta
indeleble para el KOH para intensificar el contraste entre los elementos fúngicos y el ma
terial de fondo.
495
a los laboratorios de microbiología de áreas altamente endémicas a considerar el estudio de
este microorganismo patógeno. Históricamente la detección del P. carinii ha pertenecido
al campo del laboratorio de anatomía patológica o histología, utilizando métodos de tin
ción de Giemsa, Wright, Gram-Weigert o nitrato de plata de metenamina. La tinción de
azul de toluidina O es más sencilla de realizar y más fácil de interpretar que los métodos
anteriores, y los resultados se obtienen en el plazo de aproximadamente una hora (véase
lámina 66).
En los paciente!; con SIDA infectados y no tratados la carga de microorganismos es
muy elevada, y pueden obtenerse fácilmente muestras de lavado broncoalveolar subseg
mentario que son muy adecuadas para el estudio. Sin embargo, en los pacientes con SIDA
tratados o en los pacientes sin SIDA no tratados, cabe esperar la presencia de menos mi
croorganismos, y una muestra de lavado broncoalveolar negativa puede tener que confir
marse con un examen de material de biopsia pulmonar.
Tinción tricrómica
Tinción de Giemsa
496
sustitución por frotis con tinción de Wright es aceptable para determinados estudios. De
ben prepararse y teñirse frotis tanto gruesos como finos de sangre fresca no coagulada
(preferiblemente) o anticoagulada con EDTA (tabla 13-2). Antes de la tinción, el frotis
grueso no se fija y elfrotis fino se fija con metano l. El examen del frotis grueso (véase lá
mina 64A) permite el estudio microscópico de un volumen de sangre superior, puesto que
todos los eritrocitos sufren una lisis durante la tinción, quedando los parásitos hemáticos
intactos en la superficie del porta. El frotis grueso debe teñirse con reactivos de Giemsa, ya
que los de la tinción de Wright contienen alcohol, que fijará los eritrocitos. El examen del
frotis fino (véase lámina 64B) proporciona una mejor valoración de la morfología parasi
taria y eritrocitaria, que a menudo es necesaria para una identificación precisa del parásito
hemático. El frotis fino puede teñirse con los reactivos de la tinción de Giemsa (preferible
mente) o con los de la tinción de Wright. -
•
497
Contrainmunoelectroforesis
lnmunofluorescencia
l . Colocar la muestra en el gel lo más cerca posible del cátodo y el antisuero en el gel muy
próximo al ánodo.
498
• •
e e
•• •
•
e
m
-1
m
e e (")
o
O·
2
e
m
,....
· - o
C/)
)>
C)
o m
2
-1
m
C/)
2
.,
FJG. 13-2. Fotografía de una contrainmunoelectroforesis (CIE) con resultado positivo y negativo. (Reproducido m
con permiso de Gower Medical Publishing, Ltd., Londres, Reino Unido.) (")
(")
o
C/)
ción de antígenos. La inmunojluorescencia indirecta (IFA), en la que hay una reacción de o
antígeno y anticuerpo, seguida de una reacción con un anticuerpo conjugado dirigido C/)
contra el primer anticuerpo, se utiliza para la detección tanto de antígenos como de an m
ticuerpos. La inmunofluorescencia indirecta se comenta más detalladamente en el capí 2
m
tulo 15.
,....
En la actualidad se utilizan numerosas DFAs para la detección de los antígenos micro
:l:
bianos. Entre las más frecuentes se encuentran los ensayos para Chlamydia trachomatis, e
Legionella spp., Bordetella pertussis, Pneumocystis carinii, Cryptosporidium spp., Tri m-
chomonas vaginalis, virus del herpes simple, virus respiratorio sincitial y virus parain cn
...,
fluenza. La técnica del ensayo consiste en preparar un frotis de la muestra fijado con ace m
tona o metano!, bañarlo con anticuerpo conjugado durante 15 a 30 minutos, lavarlo e
cuidadosamente para eliminar el conjugado no fijado y examinarlo al microscopio bajo
iluminación ultravioleta (véase tabla 13-4 y lámina 67).
Las ventajas de la DFA son la rapidez de los resultados y la capacidad de examinar el
frotis y valorar simultáneamente la idoneidad de la muestra enviada para el estudio.
499
TABLA 13-4. Técnica de la inmunoDuorescencia directa
3. Bañar el frotis con el anticuerpo conjugado durante 15 a 30 minutos. Lavar abundantemente con
amortiguador FA.
El método más popular hoy en día para la detección rápida de antígenos bacterianos y
fúngicos en una muestra es la aglutinación de partículas de látex (APL). Existen produc
tos comercializados en forma de equipos preparados para el ensayo de antígenos de
Streptococcus de los grupos A y B, Haemophilus injluenzae tipo b, Streptococcus pneu
moniae, Neisseria meningitidis, Streptococcus grupo B, Escherichia colí K l , Cryptococ
cus neoformans y Candida albicans, entre otros. Se han desarrollado también equipos de
aglutinación de partículas de látex para la detección de antígenos víricos como los de los
rotavirus. Los ensayos de aglutinación de partículas de látex para la detección cualitativa y
cuantitativa de los anticuerpos se comentan en el capítulo 15.
El ensayo de detección de anticuerpos por APL estándar requiere dos suspensiones de
panículas de látex microscópicas -una (látex de prueba) sensibilizada con un anticuerpo
específico dirigido contra el antígeno que se está buscando y la otra (látex de control)
sensibilizada con inmunoglobulina inespecífica de la misma clase utilizada para preparar
el látex de prueba-. El ensayo de APL se realiza mezclando una gota (aproximadamente
50 �1) de la muestra con 10-25 �1 de cada reactivo de látex en un cartón o un portaobjetos.
A continuación se hace girar éste manual o mecánicamente durante tres a diez minutos y se
observa la presencia de una aglutinación macroscópica de partículas de látex (tabla 13-5).
La aglutinación que se produce únicamente con el reactivo de látex de prueba indica un
resultado positivo.
Las muestras que pueden ser estudiadas con APL son las de orina, líquidos corporales
no viscosos y extractos de muestras. El estudio de muestras viscosas es imposible dada la
aglutinación inespecífica de las suspensiones de látex.
500
ponaooJe!Os oe vwno o un canon.
FIG. 13-3. Fotografía de la aglutinación con partículas de látex con resultado positivo y negativo.
501
reducir los tiempos de ensayo de cuatro horas o más a menos de treinta minutos. El pro
greso continuado es inevitable, y a medida que los métodos de ensayo pasen a ser más sen
cillos, más rápidos y más exactos, llegará pronto el día en que los ensayos de EIA sean algo
habitual ante un diagnóstico de presunción de determinadas enfermedades infecciosas.
Pueden diseñarse ensayos enzimáticos para detectar un antígeno o un anticuerpo. Los
ensayos de anticuerpos se comentan en el capítulo 15. Los EIA para detección de antíge
nos actualmente disponibles incluyen equipos ya preparados para la identificación de los
antígenos de superficie y e del virus de la hepatitis B, rotavirus, virus del herpes simple,
virus de la inmunodeficiencia humana, Chlamydia trachomatis, Neisseria gonorrhoeae,
Giardia lamblia y Streptococcus del grupo A. Los equipos para la detección del Strepto
coccus del grupo A son los primeros de muchos que utilizan el formato de incubación corta
(menos de 10 minutos).
La creación de un EIA típico para la detección de un antígeno microbiano empieza con
la fijación de un anticuerpo específico a una fase sólida, como una membrana de nitroce
lulosa, una tira de plástico, una bola de plástico o la pared interna de un tubo de plástico o
un recipiente de una bandeja de microtitulación. La muestra que contiene el antígeno, que
puede requerir un breve tratamiento previo para liberar o exponer el antígeno, se añade a la
fase sólida sensibilizada con el anticuerpo y se incuba. A continuación se efectúa un cui
dadoso lavado para eliminar el material no fijado, y se añade un segundo anticuerpo con
especificidad para el antígeno, conjugado con una enzima (por ejemplo peroxidasa de rá
bano o fosfatasa alcalina) al complejo antígeno-anticuerpo-fase sólida. Después de un
nuevo período de incubación, se lava cuidadosamente otra vez la fase sólida para eliminar
el anticuerpo conjugado con enzima no fijado. El paso final es la adición de un substrato
enzimático a la fase sólida y la incubación (tabla 13-6). El dato final de valoración de un
ensayo positivo suele ser la conversión de un substrato incoloro en un producto final co
loreado que se detecta fácilmente a simple vista o con instrumentación.
Recientemente se han desarrollado ensayos utilizando una modificación de la técnica
de ElA antes descrita para aumentar la sensibilidad de la prueba. El segundo anticuerpo, en
vez de conjugarse con una enzima se biotinila (unión química de biotina al anticuerpo). La
fijación del anticuerpo biotinilado al complejo antígeno-anticuerpo existente se detecta
con una reacción con un conjugado de avidina-enzima seguido de la adición de un substra
to enzimático y la aparición de color.
Las ventajas de los EIA son numerosas. Su sensibilidad es de al menos un orden de
magnitud superior a la de la aglutinación de partículas de látex o la coaglutinación con
proteína A estafilocócica, como consecuencia del efecto de amplificación de la señal del
anticuerpo conjugado. Un único complejo de antígeno-anticuerpo conjugado da lugar a
una conversión continua de un substrato incoloro en un producto final coloreado. Si hay un
exceso de substrato, el tiempo durante el que se deja que aparezca el color pasa a ser el
factor limitante para la generación de la señal. Otra ventaja del EIA es su facilidad de lec-
l . Aplicar la muestra a la fase sólida que contiene el antígeno que captura el anticuerpo. Lavar
abundantemente.
502
tura. La mayoría de observadores piensan que la detección de un producto final coloreado
puede hacerse con más confianza y exactitud que la detección de una parámetro final de
aglutinación o inmunofluorescencia. Finalmente, los EIA rápidos recientemente desarro
llados facilitan la realización de la prueba fuera del contexto del laboratorio. Los reactivos
son estables, la formación necesaria para realizar los ensayos es mínima y no es preciso un
equipo caro y complejo para leer los resultados.
503
can el ADN cromosómico, puesto que el número de copias de las secuencias de ARN ribo
sómico por célula es cuando menos mil veces superior. Otro inconveniente de las sondas
de ADN actuales es que las que están marcadas radiactivamente con 1251 obligan a dispo
ner de un contador gamma así como de métodos de manejo y eliminación de los residuos
radiactivos. Las sondas de quimioluminiscencia y las marcadas con enzimas no tienen este
problema.
Indudablemente las sondas de ADN tienen un brillante futuro en el diagnóstico de las
enfermedades infecciosas. Se producirán avances importantes en la tecnología de las son
das de ADN en los próximos 5-l O años. En un futuro próximo será posible detectar una
mayor variedad de microorganismos en un período de tiempo mucho más corto. La am
plificación de la secuencia de ácido nucleico diana mediante la reacción en cadena de po
limerasa (RCP) deberá aumentar con el tiempo la sensibilidad de estos ensayos, de manera
que igualen o superen a la de los cultivos. También se producirá un descenso en la utiliza
ción de las sondas marcadas radiactivamente cuando se desarrollen señales del ensayo al
ternativas pero de igual sensibilidad.
Muchos agentes infecciosos son patógenos para el ser humano porque elaboran toxinas
nocivas. Estos microorganismos no tienen que invadir los tejidos o los sistemas corporales
del huésped. Por el contrario, el huésped ingiere toxinas que ya han sido producidas por
estos microorganismos en el medio ambiente (por ejemplo, intoxicación alimentaria
por Staphylococcus aureus, Clostridium botulinum o Aspergillus jlavus) o los gérmenes
colonizan al huésped y producen una toxina in situ que puede tener efectos a mucha dis
tancia en todo el organismo (por ejemplo, Corynebacterium diphtheriae, Clostridium te
tani, Clostridium difficile, Vibrio cholerae, Shigella dysenteriae, Escherichia coli entero
toxígena y enterohemorrágica). En algunos casos, las pruebas de laboratorio de elección
para el diagnóstico de estas infecciones son ensayos de la toxina más que del microorga
nismo que la produce.
504
TABLA 13-7. Ensayo de la citotoxina de Clostridium dif
ficile en las heces
sos
No todas las líneas de cultivo celular facilitan el crecimiento de todos los agentes, por lo
que el conocimiento de cuál es el agente que busca el clínico es esencial para el éxito.
Excepcionalmente se utilizan animales vivos como huéspedes para el crecimiento de
los microorganismos infecciosos. Muy pocos laboratorios de hospitales disponen en la
actualidad de instalaciones adecuadas para colonias de animales y lo habitual es que se
soliciten estos estudios a laboratorios de referencia regionales, nacionales o internacio
nales.
Cultivos bacterianos
506
TABLA 13-8. Esquema para la identificación preliminar de las bacterias
Aerobios obligados
Bacilos¡uamnegativos
Oxidasa-positivos
Alcaligenes spp.
Achromobacter spp.
Alteromonas spp.
Bordetella spp.
Brucella spp. (excepto la ovis y la neotomae)
CDC Grupos E0-2. EF-4b. rvc-2 y M6
Comamonas spp.
Flavobacterium spp.
Legionella (algunas especies)
Methylobacterium spp. •
Moraxella spp. (excepto la catarrhalis)
e
Oligella spp. m
Pseudomonas spp. -t
Sphingobacterium spp.
m
n
Weeksella spp.
n
Oxidasa-negativos
Acinetobacter spp.
(5,
Brucella ovis y neotomae
2
e
Chryseomonas spp.
m
Flavimonas spp.
,...
Franciscella spp.
o
Legionella (algunas especies) en
Xanthomonas maltophila
l>
o
C o
c sgr
amne gativos C)
Oxidasa-positivos m
Moraxella catarrhalis 2
-t
Neisseria spp.
m
a
Bc o
ilsgramp ositivos en
-
Catalasa-positivos
2
Actinomadura spp.
.,
Bacillus (algunas especies) m
Mycobacterium (casi todas las cepas) n
Nocardia spp. n
Nocardiopsis spp. o
Streptomyces spp. en
Catalasa-negativos o
Mycobacterium (algunas cepas resistentes a la isoniazida)
en
Cocosgrampositivos
m
Catalasa-positivo
2
m
Micrococcus spp.
,...
Aerobios microaerófilos
:::J:
Bacilos¡uamnegativos e
Oxidasa y catalasa-positivo m-
Campylobacter spp. (excepto el sputonun) en
,
Anaerobios facultativos m
B
aci
losgra
mne
gaúv
os e
Oxidasa-positivos
Actinobacillus spp. (algunas cepas)
Aeromonas spp.
Cardiobacterium spp.
507
TABLA 13-8. Esquema para la identificación preliminar de las bacterias. (Continuación.)
508
TABLA 13-8. Esquema para la identificación preliminar de las bacterias. (Con.tinuaci6n.)
Catalasa-negativos
Actinomyces spp.
C/ostridium histolyticum
Clostridium tertium
Lactobacillus spp.
Cocosgrarnpositivos
Catalasa-negativos
Aerococcus spp.
Enterococcus spp.
Gemella spp.
Leuconostoc spp.
Streptotoccus spp.
Anaerobios obligados •
Bacilosgramnegativos
e
Catalasa-positivos m
Bacteroides spp. (algunas cepas) .....
Catalasa-negativos m
(')
Bacteroides spp. (algunas cepas)
Porphyromonas spp.
(')
Fusobacterium spp. O·
Wolinella spp.
z
Cocosgramnegativos e
Catalasa-positivo
m
Veillonella spp (algunas cepas)
r
.
o
Catalasa-negativos en
Acidaminococcus spp.
l>
Megasphaera spp.
C)
Veillonella spp. (algunas cepas) m
Bacilosgrampositivos z
Catalasa-positivo .....
m
Propionobacterium spp.
en
Catalasa-negativos -
Arachnia spp. z
.,
Bifidobacterium spp. m
Clostridium spp. (')
Eubacterium spp. (')
C
oco
sgrampositivos o
Catalasa-negativo en
Peptostreptococcus spp. (la mayoría de las cepas) o
Catalasa-positivo en
Peptostreptococcus spp. (unas pocas cepas) m
z
m
r-
:::1:
Otra enzima sintetizada por determinadas bacterias aerobias es la citocromo oxidasa, e
que cataliza la reacción terminal de la cadena de transporte de electrones, con la reducción m-
en
del oxígeno molecular a agua. Los resultados de esta prueba de la oxidasa, que requiere "''
también no más de treinta segundos, son útiles para distinguir la Neisseria/Moraxella, la m
mayoría de Pseudomonas species, y los componentes de la familia Vibrionaceae, de la e
mayor parte de las demás bacterias grarnnegativas oxidasa-negativas.
Cultivo aerobio. Existen literalmente docenas de medios de cultivo entre los que ele
gir al preparar cultivos bacterianos aerobios. La mayoría de los laboratorios seleccionan
los medios en función de la naturaleza de la muestra o la localización de la que ésta se ha
509
obtenido. Los gérmenes patógenos que es más probable encontrar son los que dictan la
combinación de medios no selectivos, selectivos y diferenciales que se inocularán. Así
pues, es imprescindible que el médico indique la procedencia de la muestra y especifique
los gérmenes inusuales cuya presencia pueda sospechar, para garantizar que se efectúan
inoculaciones en los medios adecuados.
La mayoría de las muestras se siembran en estrías al efectuar la inoculación en medios
colocados en placas de agar, utilizando el método de estrías de cuatro cuadrantes (véase
lámina 68). Cuando se desea obtener resultados de cultivo cuantitativos (por ejemplo en
los urinocultivos), puede utilizarse el método de estrías para recuento de colonias (véase
lámina 69). Se inoculan medios de agar colocados en tubos mediante inoculación de la
muestra en estrías sobre la superficie de agar inclinada y/o inoculación mediante incisión
en el propio agar. Los medios de cultivo líquidos en tubos o recipientes se inoculan intro
duciendo la muestra directamente en el caldo de cultivo.
La temperatura de incubación estándar para los cultivos bacterianos aerobios es de
35-37 °C. Pueden utilizarse otras temperaturas de incubación cuando las circunstancias lo
requieren. La atmósfera de incubación debe suplementarse con dióxido de carbono al
5-10 % durante la incubación primaria en cultivos de agar sangre o chocolate. El creci
miento de muchas bacterias se estimula con la adición de dióxido de carbono, y el cre
cimiento de unos pocos patógenos clave puede requerir de hecho la adición del mismo.
Los medios de agar diferenciales dependientes de un cambio en el pH (por ejemplo, agar
de MacConkey) deben incubarse en una atmósfera no enriquecida con C02 para evitar la
aciditicación del medio. Para el crecimiento de bacterias microaerófilas como Campylo
bacterjejuni es necesario un medio ambiente con poco oxígeno.
El tiempo de incubación de los cultivos varía según cuál sea el germen patógeno que se
busca. En general, los medios en placas de agar se mantienen durante 48-72 horas, y los
medios en caldo de cultivo durante 3-7 días. Cuando se ha notificado la sospecha de que
pueda haber gérmenes patógenos de crecimiento lento y dificultoso, el laboratorio debe
ampliar el tiempo de incubación.
Cultivo anaerobio. Los requisitos mínimos de las muestras que se remiten para un
cultivo en anaerobiosis se han comentado ya en un apartado anterior de este capítulo.
Hay dos puntos que merecen ser resaltados de nuevo: 1) las muestras no deben haberse
obtenido de una zona del cuerpo que esté colonizada habitualmente por anaerobios, y 2)
las muestras deben ser transportadas al laboratorio de una forma que permita la supervi
vencia de los anaerobios. Si se cumplen estos requisitos, es responsabilidad del laborato
rio utilizar las técnicas que aumenten al máximo las posibilidades de detección de anae
robios.
Aunque no es esencial para el éxito, es aconsejable que antes de la inoculación se
efectúe una prerreducción del medio de cultivo manteniéndolo durante una noche en un
ambiente anaerobio. La finalidad de esta maniobra es eliminar el oxígeno disuelto en el
medio, con lo que se evita la exposición de los anaerobios estrictos a concentraciones de
oxígeno potencialmente letales en el período inicial de incubación. Los medios de cultivo
deben tener un suplemento de vitamina K y de hemina para satisfacer las necesidades de
crecimiento de los microorganismos nutricionalmente muy exigentes. Además, debe in
cluirse un medio selectivo que contenga kanamicina y vancomicina para facilitar el aisla
miento del grupo de anaerobios del Bacteroides fragilis. La detección del grupo del B.
fragilis es importante, puesto que se trata de anaerobios que presentan con gran probabili
dad una resistencia a la penicilina. Dado que las infecciones por anaerobios son con fre
cuencia mixtas con anaerobios facultativos (microorganismos capaces de crecer en un
ambiente aerobio o anaerobio), las colonias del grupo del B.fragilis pueden ser difíciles de
detectar en medios no selectivos. La identificación del grupo del Bacteroides melanino
genicus, otro grupo que es a veces resistente a la penicilina, puede facilitarse con la inocu-
510
!ación en medios que contengan sangre lacada (sangre lisada mediante repetidos ciclos de
congelación-descongelación). Las colonias jóvenes del grupo del B. melaninogenicus en
estos medios pueden presentar unafluorescencia rojo ladrillo con la luz ultravioleta de
onda larga, mientras que las colonias antiguas presentan un pigmento de melanina negro
visible. Se recomienda encarecidamente la inoculación en un caldo de enriquecimiento
prerreducido y esterilizado en anaerobiosis (PREA) (por ejemplo, caldo de glucosa y carne
trozeada PREA) como verificación de los cultivos en medios de agar. Por último, debe
inocularse otro grupo igual de medios de cultivo incubados en aerobiosis con la misma
muestra, para poder comparar los resultados de los cultivos. Los anaerobios facultativos y
oxigenotolerantes crecerán en ambos grupos de cultivos, mientras que los anaerobios
obligados sólo serán detectables en los medios incubados en anaerobiosis.
Las muestras para cultivo anaerobio no es preciso inocularlas en medios de cultivo en
un entorno libre de oxígeno. Sin embargo, después de la inoculación, deben colocarse en
•
un ambiente anaerobio sin demora.
La obtención de un ambiente anaerobio puede conseguirse en el laboratorio de varias e
formas, a saber: 1) utilización de una cámara anaerobia (caja de guante) completa con una m
-1
incubadora en su interior, 2) utilización de un recipiente hermético para los gases en el que m
el oxígeno se elimina catalíticamente o es sustituido por una mezcla de gas sin oxígeno. La (")
comercialización de recipientes reutilizables y de bolsas de plástico sellables al calor de un
(")
solo uso han hecho que este último método esté muy popularizado en la actualidad en los (5,
laboratorios.
z
e
Los cultivos en anaerobiosis deben incubarse a 35-37 °C. Dado que los anaerobios m
suelen crecer a un ritmo inferior al de los aerobios, las placas de cultivo deben mantenerse r
durante al menos cinco días. Los caldos de cultivo enriquecidos deben mantenerse durante o
al menos siete días. en
)>
C)
m
Cultivos de micobacteri
as z
-1
m
Las micobacterias son aerobios obligados (necesitan oxígeno para crecer) y se dife en
rencian de la mayoría de las bacterias por ser acidorresistentes y, la mayoría de ellas, por -
presentar un ritmo de crecimiento muy lento. Excepto por un pequeño grupo de especies z
.,
«de crecimiento rápido» (que forman colonias en siete días), las micobacterias patógenas m
forman colonias visibles tan sólo después de 3-8 semanas de incubación. (")
Las micobacterias se clasificaron inicialmente como «típicas» y «atípicas,» refirién
(")
dose el primero de estos términos al Mycobacterium tuberculosis (véase lámina 59) y al M. o
en
avis y el segundo a todas las demás especies. En la actualidad, los micobacteriólogos pre o
fieren denominar al grupo atípico «micobacterias no tuberculosas» o «MOTI» («myco en
bacteria other than tuberculosis»), puesto que este grupo no es en absoluto atípico, sino m
típico de sus respectivas especies. Un esquema útil para la clasificación de las micobacte z
m
rias no tuberculosas que aún hoy se utiliza es el descrito por Ruynon en 1959. Se identifi r-
can cuatro grupos de Runyon: ::I:
e
l. losfotocromógenos, que producen un pigmento amarillo sólo tras la exposición a una m-
en
luz intensa (por ejemplo, M. kansasii, M. marinum), .,
II. los escotocromógenos, que producen un pigmento amarillo independientemente de m
la exposición a la luz (por ejemplo, M. scrofulaceum), e
111. los no cromógenos, que no producen pigmento amarillo en absoluto (por ejemplo, el
complejo M. avium), y
IV. los de crecimiento rápido, que forman colonias visibles en menos de siete días (por
ejemplo, M.fortuitum, M. chelonei).
511
La clasificación en grupos de Runyon es aplicada en los laboratorios que no identifican
las micobacterias no tuberculosas hasta el nivel de la especie, pero debe recordarse que en
algunas especies hay componentes que pertenecen a más de un grupo de Runyon (por
ejemplo, M. avium-intracellulare pigmentado y no pigmentado).
El crecimiento lento plantea dificultades al laboratorio al intentar cultivar micobacte
rias a partir de muestras contaminadas como las de esputo. Para evitar la inutilización del
cultivo por un sobrecrecimiento durante la incubación. deben tratarse qufmicamente las
muestras (por ejemplo con hidróxido sódico) para provocar la muerte selectiva de los
contaminantes. Los líquidos corporales obtenidos de forma aséptica no requieren una
descontaminación antes del cultivo.
El número de micobacterias en las muestras de pacientes infectados es con frecuencia
muy bajo. Para aumentar los porcentajes de detección, suele efectuarse una concentración
de las muestras mediante centrifugación. Las muestras viscosas y espesas como las de es
puto deben ser licuadas previamente para que la centrifugación resulte útil. Los agentes
descontaminantes descritos anterionnente facilitan también la digestión de la muestra.
Otras sustancias utilizadas con éxito para la digestión son la N-acetil-L-cisteína (NALC) y
el ditiotreitol (Sputalysin). Cualquiera de estos dos productos, combinado con NaOH al
2 % descontamina y digiere eficazmente el esputo. La centrifugación de las muestras debe
ser completa para que se consiga una concentración de las micobacterias. Son necesarios
treinta minutos de centrifugación a 3.000 g (¡no a 3.000 rpm!) para lograr una sedimenta
ción eficaz de las micobacterias.
Existen varios medios de cultivo selectivos para las micobacterias. Los medios sólidos
disponibles son los medios a base de huevo espesado (por ejemplo, el medio de Lowens
tein-Jensen [véase lámina 70]), que no contienen agar y los medios a base de agar claros
(por ejemplo el agar Middlebrook-Cohn 7H 1 O o 7H l l ). Los medios a base de agar dan
resultados positivos más rápidamente, pero los medios a base de huevo dan más resultados
positivos. Deben inocularse las muestras en ambos tipos de medios. Hay que tener cuidado
en evitar la exposición de los agares 7H lO y 7H 1 1 a la luz, puesto que con ello puede ge
nerarse fonnaldehído, que podrfa provocar la muerte de las micobacterias. La inclusión de
un caldo de cultivo enriquecido (por ejemplo, albúmina de Dubos Tween .o caldo 7H9)
entre los medios de inoculación puede ser útil para el cultivo de líquidos corporales.
Todos los cultivos de micobacterias deben incubarse a 35-37 oc en una atmósfera en
riquecida con dióxido de carbono al5-10 %. En las muestras obtenidas de heridas o de la
piel debe disponerse un segundo grupo de cultivos incubados a 30 °C para pennitir el cre
cimiento de M. marinum, M. ulcerans y M. haemophilum. Los cultivos deben mantenerse
durante al menos ocho semanas antes de dar un infonne de resultado negativo.
Cultivos fúngicos
512
clínica, especialmente Jos que causan infecciones oportunistas en pacientes inmunocom
promeúdos, crecen con facilidad y rápidamente en medios de cultivo bacterianos (véase
lámina 72).
¿Cuándo existen motivos para realizar cultivos fúngicos? Las muestras que contienen
hongos presentan a menudo una mezcla con un gran número de bacterias de crecimiento
rápido. El crecimiento bacteriano en un medio no selectivo puede ocultar con gran facili
dad la presencia de hongos. Los medios de cultivo fúngicos inhiben a las bacterias en vir
tud de su pH (por ejemplo, el agar dextrosa de Sabouraud) o por la presencia de agentes
antimicrobianos (por ejemplo, cloramfenicol en un agar de mohos inhibitorio). Así pues,
los resultados positivos de los cultivos fúngicos son mayores en medios de cultivo espe
ciales para hongos que en medios bacterianos. Un motivo aún más importante para la rea
lización de cultivos fúngicos está en las condiciones de incubación especializadas. Hay
unos pocos hongos clínicamente importantes que o bien no crecen a 35-37 °C o bien nece
•
sitan más de 72 horas para formar colonias visibles. En los cultivos bacterianos incubados
de manera estándar no se detectarán estos hongos. Las condiciones habituales de incuba e
ción descritas más adelante darán lugar a más cultivos fúngicos positivos. m
.....
En términos generales, los cultivos fúngicos deben inocularse en medios que incluyan m
uno sin productos antibacterianos (por ejemplo agar dextrosa de Sabouraud), uno con sólo (")
productos anúbacterianos (por ejemplo, agar de moho inhibitorio) y otro rico en nutrientes Q
que contenga sangre, productos antibacterianos y el producto antifúngico cicloheximida O·
(por ejemplo, agar de infusión de cerebro y corazón con sangre de carnero, cloramfenicol, z
gentamicina y cicloheximida). La cicloheximida impide el crecimiento de determinados e
m
hongos saprófitos que contaminan a veces los cultivos fúngicos. Con esta selección de r
medios se conseguirá el crecimiento de casi todos los hongos cultivables en al menos uno o
de ellos. Las ocasiones en que sean necesarios medios más especializados (por ejemplo, en
cultivos para Malasseziafurfur) deben ser comunicadas al laboratorio de micología. Debe )>
recordarse que hay unos pocos hongos patógenos importantes (por ejemplo, Cryptococcus C)
m
neoformans, Pseudallescheria boydii) que no crecen en los medios que contienen ciclo z
heximida. Es esencial incluir al menos un medio sin cicloheximida en las inoculaciones de .....
m
cultivos.
en
Los cultivos fúngicos deben incubarse a 25-30 °C para permitir el crecimiento de los
dermatófitos incapaces de reproducirse a la temperatura interna del cuerpo. Si se desea z
"'T1
puede incubarse un segundo grupo de cultivos a una temperatura superior para acelerar el m
crecimiento de los hongos que toleran el calor. Los cultivos deben incubarse durante al (")
(")
menos tres semanas, ya que muchos agentes que causan infecciones dermatofíticas, sub
cutáneas o profundas crecen con lentitud. Cuando se están buscando levaduras o mohos de o
C/)
crecimiento rápido, cinco días de incubación son suficientes. o
La identificación preliminar de los hongos se efectúa mediante microscopía. En las le en
vaduras aisladas debe estudiarse laformación de tubos germinales en suero o plasma tras m
una incubación a 35-37 oc durante 2-3 horas (véase lámina 71 B). Sólo la Candida albi z
cans y la C. stellatoidea son positivas para los formación de tubos germinales. La identifi m
.-
cación completa de las levaduras generalmente observadas requiere un examen microscó
X
pico de las estructuras de las hifas, pseudohifas y conidios, así como estudios bioquímicos e
(por ejemplo, asimilación de azúcar, ureasa y pruebas de reducción de nitratos). Los hon m-
gos filamentosos deben examinarse en preparaciones enfresco con algodón de lactofenol en
""C
azul para detectar las estructuras conidiales o esporangiales características (figs. 13-4 y m
13-5). Las preparacionesfragmentadas con una aguja a partir de medios de aislamiento e
primarios son con frecuencia poco satisfactorias, y el laboratorio debe preparar cultivos en
un portaobjetos extendidos con un cubre en medios poco enriquecidos como la dextrosa
patata o el agar de maíz.
513
Cultivos víricos y de clamidias
Los virus y las clamidias son parásitos intracelulares obligados que no pueden crecer
en medios artificiales. Los cultivos para estos organismos deben inocularse en células vi
vas -ya sea en monocapas de células en cultivo procedentes del hombre o de animales in
feriores, ya en un animal, como un huevo fe.cundado o un ratón recién nacido.
Los virus médicamente importantes son los agentes conocidos más pequeños capaces de
causar infecciones, y tienen un diámetro del orden de los 25-300 nm. Estructuralmente están
formados por un ácido nucleico rodeado de una cubierta proteinácea (cápside), que puede
estar rodeada o no de un revestimiento con contenido Lipídico. El ácido nucleico puede ser
ADN o ARN de cadena única o de cadena doble. La mayoría de los virus humanos tienen
forma icosahédrica o esférica, pero se conocen también morfologías en forma de ladrillo, de
bala y filamentosas. Los revestimientos víricos contienen lípidos y proteínas de las células
del huésped y pasan a formar parte de los virus que surgen de las células del huésped in
fectadas por un proceso al que se denomina «gemación». Los virus que se liberan por lisis
de la célula del huésped no suelen tenereste revestimiento.
Las líneas celulares para el cultivo de virus pueden ser primarias (susceptibles de 1 o 2
pasos [por ejemplo, las de riñón de mono]), diploides (susceptibles de 20-50 pasos [por
ejemplo, WI-38 y MRC-5]) o continuas (susceptibles de un número infinito de pasos
[por ejemplo, HeLa y HEp-2)). El paso de un cultivo celular hace referencia a la propa
gación continuada de una línea celular tras la transferencia de un pequeño número de cé
lulas a un medio de cultivo fresco. No todas las líneas celulares pueden ser objeto de pa
sos repetidos durante su cultivo in virro; algunas de ellas no son capaces de adaptarse a
un crecimiento en un entorno artificial y mueren. Otras se adaptan bien a las condiciones
de crecimiento atípicas y pueden propagarse indefinidamente.
FIG. 13-4. Macrocomd10s producidos por Microsporum canis. (Reproducido con permiso de Gower Medica!
Publishing. Ltd.. Londres. Reino Unido.)
514
•
e
m
-4
m
(")
Q
O·
2
e
Fig. 13-5. Esporangios producidos por Absidia species. (Reproducido con permiso de Gower Medica! m
Publishing. Ltd. Londres, Reino Unido.) ,....
o
m
Los cultivos celulares en monocapa pueden crecer en placas de vidrio, tubos de ensayo, l>
recipientes de bandejas de microtitulación, o en botellas colocadas planas cuando se desea C)
m
obtener grandes cantidades del virus. Las monocapas se preparan cortando el tejido de 2
origen en pequeños fragmentos, tratándolos con tripsina para obtener una suspensión de -4
m
células aisladas, y permitiendo que estas células sedimenten y se adhieran a una superficie
m
plana de plástico o de vidrio. Las células se bañan en un medio de cultivo (por ejemplo,
medio de Eagle + suero de ternera fetal) que contiene productos antimicrobianos para in 2
.,
hibir el crecimiento bacteriano. Las células se dividen aproximadamente una vez al día m
hasta que se forma una monocapa continua. En este momento, el cultivo celular está listo (")
(")
para la inoculación del virus.
o
Si se está buscando un virus específico, sólo es preciso efectuar la inoculación en una
m
única línea celular que se sepa que propaga el virus. Si la causa de la infección es un virus
o
o grupo de virus desconocido, deben inocularse tipos de células capaces de mantener el m
crecimiento de diversos virus importantes. Las células se inoculan desechando el medio de m
cultivo antiguo, añadiendo la muestra suspendida en un medio de transporte y permitiendo 2
m
que se produzca una adsorción de los virus a las células durante una incubación de 30-60
,....
minutos a 35 °C. Para algunos virus (por ejemplo, el citomegalovirus), la adsorción se fa
:E:
cilita con una centrifugación a alta velocidad de la muestra sobre la monocapa celular e
(técnica del vial de armazón). El último paso es añadir un medio de mantenimiento a los m.
oc y almacenar el resto que m
cultivos celulares, volver a colocarlos en la incubadora a 35
"tJ
pueda quedar de la muestra a -70 °C por si fuera necesario repetir los cultivos. m
Deben incubarse los cultivos ·y observarse la aparición de un efecto citopático (ECP) e
(fig. 13-6) durante al menos dos ·semanas. Hay que tener cuidado en preservar la monoca
pa celular en buen estado renovando periódicamente el medio de mantenimiento. La mejor
forma de controlar la aparición del efecto citopático es examinar la monocapa celular me
diante un microscopio de inversión. Este efecto citopático puede adoptar muchas formas,
515
como el redondeo de las células, la formación de sincitios (fusión celular) o la destrucción
de las células. Algunos virus (por ejemplo, los virus influenza y parainfluenza) provocan la
aparición de proteínas de hemadsorción en las membranas de las células infectadas, y aun
que el ECP pueda no ser evidente, puede apreciarse de todos modos el crecimiento vírico.
Se baña la monocapa celular con una suspensión de eritrocitos, se lava suavemente y se
examina la posible presencia de hematíes. Otros métodos de identificación del crecimien
to vírico en cultivos celulares son la tinción para cuerpos de inclusión, la inmunofluores
cencia directa o la tinción inmunoquímica de antígenos víricos asociados a las células, y la
detección de virus hemaglutinantes en sobrenadantes de cultivos celulares.
La mayoría de laboratorios efectúan un paso a ciegas de los cultivos víricos negat ivos
al menos una vez, para aumentar las posibilidades de obtención de resultados positivos. Se
disgregan las monocapas celulares mediante agitación en presencia de pequeñas bolitas de
vidrio y se utiliza el material obtenido para inocular cultivos celulares frescos. El segundo
grupo de cultivos se incuba y se examina de la forma descrita en el párrafo precedente.
El empleo de huevos fecundados y animales de laboratorio para el diagnóstico de las
infecciones víricas es infrecuente hoy en día en que disponemos de técnicas de cultivo ce
lular para la mayor parte de los virus. La utilización de estos huéspedes para la propaga
ción de grandes cantidades de virus se emplea aún en los laboratorios de investigación y
durante la fabricación de las vacunas.
Las Chlamydiae se parecen estructuralmente a las bacterias gramnegativas, pero no son
capaces de replicarse fuera de las células. Carecen decapacidad de generar energía y depen
den de las células del huésped como fuente de adenosintrifosfato (ATP). En la fig. 13-7
se muestra el ciclo de vida de la Chlamydia. El estadio infeccioso es el cuerpo elemental,
una pequeña partícula (0,25-0,35 ¡.tm de diámetro) que se adhiere preferentemente a las
células epiteliales de las mucosas y es captada por ellas. Un cuerpo elemental fagocitado se
FIG 13-6. Efecto citopático (ECP) debido a la replicación del citomegalovirus (CMV) en un cultivo celular.
516
reorganiza para dar Jugar a un cuerpo reticulado metabólicamente activo, que sufre varios
ciclos de división para dar Jugar a la formación de múltiples cuerpos elementales. Éstos
pueden salir entonces de la célula e infectar a las células epiteliales vecinas.
Hay tres especies de Chlamydia, C. trachomatis, C. pneumoniae y C. psittaci, que son
patógenas para el ser humano.
Existen muchas serovariedades de la C. trachomatis. Son muy frecuentes en todo el
mundo las serovariedades que causan infecciones genitales en los individuos sexualmente
activos, e infecciones oculares y respiratorias en Jos recién nacidos. Otras serovariedades
-
provocan el linfogranuloma venéreo de transmisión sexual y el tracoma, que es una im
portante causa de ceguera en los países subdesarrollados.
La zoonosis producida por la C. psittaci es una importante causa de infección en los
animales, en especial los pájaros, y a veces produce infecciones respiratorias graves en el
ser humano. La recientemente descrita C. pneumoniae (C. psittaci TWAR) parece ser una
•
causa frecuente de infecciones de vías respiratorias altas e infecciones leves de vías respi
ratorias bajas en los adolescentes y adultos jóvenes. .,
En los laboratorios de microbiología clínica sólo se dispone habitualmente de cultivos :o
e
para C. trachomatis. La C. psittaci y la C. pneumoniae son extraordinariamente difíciles de m
cultivar en el laboratorio y el diagnóstico de la infección suele hacerse con métodos sero tu
Jógicos. Las muestras para cultivo de C. trachomatis deben colocarse en medio de trans )>
porte para Chlamydia (por ejemplo, 2-sacarosa fosfato) inmediatamente después de su
(/)
e
obtención. Se almacenan a 4 oc durante 24 horas. Para un período de almacenamiento más m
prolongado, debe utilizarse una congelación a -70 oc y debe haber suero bovino fetal en el (/)
medio de transporte. En el laboratorio, las muestras se inoculan en cultivos celulares de m
McCoy tratados con cicloheximida mediante centrifugación de las muestras sobre las cé z
lulas. Después de 48-72 horas de incubación a 35 oc, se examinan Jos cultivos para detec �
tar cuerpos de inclusión mediante tinción con Giemsa, yodo o reactivos inmunofluores �
centes. Los cultivos negativos a las 72 horas pueden pasarse a ciegas mediante e
e
desintegración en presencia de bolitas de vidrio y reinocularse en cultivos celulares fres )>
cos. El rendimiento en cuanto a cultivos positivos puede aumentarse en hasta un 1O % me e
diante el paso a ciegas. e
m
)>
PRUEBAS DE SENSIBILIDAD DE ANTIMICROBIANOS z
::!
Una de las funciones más importantes del laboratorio de microbiología es la obtención S:
de datos de sensibilidad de las bacterias aisladas que no tienen unas respuestas predecibles ñ
(
:o
frente a los agentes antimicrobianos. Los resultados de las pruebas orientan al clínico en la
o
\
tu
CUERPOS ELEMENTALES DE i>
CHIAMYO/A TRACHOMATIS z
o
(/)
.
INFECCION DE CELULAS
.
LISIS DE CELULAS EPITELIALES
EPITELIALES INFECTADAS HUMANAS VULNERABLES
\ CUERPOS RETICULADOS DE
CHLAMYDIA TRACHOMATI$
J
FIG. 13-7. Ciclo de vida de la Chlamydia.
517
selección del tratamiento antimicrobiano específico para la erradicación de la infección
bacteriana. El o los fármacos elegidos sustituyen a menudo a antibióticos de amplio es
pectro, muy caros, y seleccionados empíricamente, que con frecuencia se asocian a efectos
secundarios indeseables al ser administrados durante períodos de tiempo prolongados.
Existen dos puntos clave que hay que tener en cuenta al considerar las pruebas de sen
sibilidad antimicrobiana que se realizan en los laboratorios de microbiología. En primer
lugar, las normas publicadas existentes para la realización de las pruebas de sensibilidad
sólo se aplican a las bacterias aerobias y anaerobias; no se han estandarizado métodos de
prueba para los hongos, parásitos y virus, y no puede asegurarse la reproducibilidad de los
resultados del mismo laboratorio o la comparabilidad con los de laboratorios diferentes. En
segundo lugar, los resultados de las pruebas para las bacterias se obtienen en el ambiente
del laboratorio, que es muy diferente al medio interno del huésped. Por consiguiente, sólo
podemos suponer que los resultados de laboratorio sean predictores de la respuesta clínica,
suposición ésta que obviamente no siempre es válida.
En la actualidad se utilizan varios métodos de estudio de la sensibilidad a los antimi
crobianos.
Difusión en agar
518
ejemplo, Haemophilus irifluenzae, Neisseria gonorrhoeae y Streptococcus pneumoniae).
El estudio delHaemophilus en el Medio de Prueba de Hemofilus translúcido requiere una
incubación en una atmósfera enriquecida con co2 al 5 - 1 o % y un conjunto distinto de va
lores de discriminación del diámetro.
Dilución en caldo
antimicrobiano en cuestión. e:
La CIM de un fármaco antimicrobiano puede determinarse con una serie de tubos de
e
)>
ensayo, cada uno de los cuales contiene el medio de cultivo y una concentración gra e
dualmente creciente del fármaco en estudio. Otra posibilidad para determinar la CIM es e
el empleo del mismo principio en un formato miniaturizado, por ejemplo en los recipien m
tes de una bandeja de rnicrotitulación o las pequeñas cámaras de una tarjeta de plástico )>
transparente (AutoMicrobic System, Vitek Systems, Hazlewood, MO). En ambos casos, 2
se prepara una suspensión del microorganismo a estudiar y se iguala a una turbidez es ::::!
tándar. El inóculo se prepara diluyendo la suspensión lo suficiente como para obtener S:
una densidad final aproximada de 5 X JOS unidades formadoras de colonias/mi en un ñ
caldo que contiene el fármaco antimicrobiano. Se incuban los cultivos durante 16-20 ho
:::D
o
ras a 35 °C en una atmósfera apropiada para el germen en estudio. La CIM se determina te
mediante examen visual o fotométrico de la turbidez de los tubos/recipientes/etc. (véase )>
lámina 73B). 2
o
rJ)
Determinación de la CBM
519
Al seleccionar el tratamiento para las infecciones bacterianas, no es necesario que el
clínico solicite sistemáticamente la CBM de los fármacos antimicrobianos. Dado que las
propiedades bactericidas de la mayoría de antimicrobianos son predecibles para la mayor
parte de las bacterias, la difusión cualitativa en disco o los resultados cuantitativos de la
CIM suelen ser suficientes para seleccionar el tratamiento más apropiado.
Sin embargo las propiedades bactericidas de los antirrucrobianos activos sobre la pared
celular frente a estafilococos y estreptococos no siempre son predecibles debido a la exis
tencia de una tolerancia antimicrobiana. La base fisiológica de la tolerancia se atribuye a
la falta de actividad enzimática autolítica en los microorganismos que han dejado de sin
tetizar pared celular. Normalmente es la acción de las enzimas autolfticas sobre una pared
celular ya sintetizada la que induce la lisis de los microorganismos afectados.
La definición habitual de tolerancia es una proporción CIM:CBM � 32. En un micro
organismo con tolerancia, la CIM indica la sensibilidad. mientras que la CBM indica la
resistencia. La correlación clínica entre la observación de laboratorio de la tolerancia y los
resultados del tratamiento antimicrobiano es lo suficientemente convincente como para
que algunos clínicos modifiquen su elección del tratamiento antimicrobiano cuando se les
informa de una tolerancia.
Dilución en agar
Pruebas especiales
520
sofisticación del laboratorio. En general, si el laboratorio no es capaz de realizar la prueba
en sus instalaciones, se envía el germen aislado y/o la muestra a otro laboratorio para que
la realice. A continuación se describen las pruebas no habituales que se solicitan con más
frecuencia.
Prueba de betalactamasa
521
El método de referencia para los estudios de sensibilidad de anaerobios es el método de
dilución en agar que se ha descrito anteriormente en este mismo capítulo. También pue
den aplicarse los métodos de CIM mediante dilución en caldo realizados en tubos de en
sayo o en bandejas de microtitulación.
.
Tal vez el método más sencillo de llevar a cabo en el laboratorio que no realiza un gran
número de pruebas de sensibilidad de anaerobios sea la técnica de elución de discos en
caldo. En este método, se añaden discos de papel de filtro impregnado con fármacos anti
microbianos a un caldo de cultivo adecuado (se recomienda la infusión de corazón y cere
bro, el Wilkins-West, el caldo de Schaedler o el caldo de tioglicolato). Se calcula el nú
mero de discos añadidos para lograr una concentración antimicrobiana final que diferencie
la sensibilidad de la resistencia, en función de las concentraciones séricas que pueden al
canzarse clínicamente con el fármaco antimicrobiano. A continuación se añaden 0,05 mi
de una suspensión estandarizada McFarland 0,5 del germen en estudio a cada tubo que
contiene disco(s) y a un tubo de control del crecimiento. Se incuban los tubos durante 24-
48 horas a 35 °C en una atmósfera anaerobia. Se compara la turbidez de cada tubo con la
del de control. El germen se considera sensible a los fármacos estudiados cuando no se
aprecia turbidez. La visualización de cualquier crecimiento indica la existencia de una re
sistencia.
522
Pruebas de sinergia antimicrobiana
523
en el cultivo que contiene la combinación antimicrobiana es al menos diez veces inferior al
recuento existente en el cultivo que contiene el fármaco antimicrobiano más eficaz solo
(fig. 13-9).
Existen datos que correlacionan la actividad bactericida del suero con el resultado clí
nico del tratamiento antimicrobiano de pacientes con endocarditis, osteomielitis, bacterie- .
mía (pacientes inmunocomprometidos) y meningitis. Sin embargo no hay datos de corre
lación clínica para pacientes con otras enfermedades infecciosas, por lo que no debe
solicitarse la prueba en estas situaciones. Si se desea determinar si un fármaco antimicro
biano administrado sistémicamente está alcanzando el líquido contenido en un espacio
cerrado (por ejemplo, líquido cefalorraquídeo en un paciente con una infe.cción asociada a
una derivación neuroquirúrgica), puede ser útil la determinación del título bactericida en
e/ líquido corporal.
La prueba bactericida del suero se realiza con muestras de suero obtenidas inmedia
tamente antes de la administración del antimicrobiano (muestra en el mínimo) y 30-90
minutos después de la misma (según la vía de administración y el fármaco de que se tra
te) (muestra en el máximo). En el laboratorio se diluyen de manera s·eriada los sueros en
incrementos de dos veces utilizando suero humano acumulado carente de antimicrobia
nos o un medio de cultivo como diluyente. Es preferible el suero humano acumulado
para mantener una concentración constante de las proteínas séricas en cada tubo. A con
tinuación se añade una suspensión de turbidez estandarizada del germen aislado en el pa
ciente a cada tubo de dilución de suero y a un tubo de control que no contiene actividad
524
antimicrobiana. La densidad de microorganismos en cada tubo debe aproximarse a
5 X JOS UFC/ml y debe hacerse un recuento de gérmenes viables de la suspensión del
20 horas
inóculo para determinar la densidad real. Los tubos se incuban a 35°C durante
en una atmósfera apropiada para el germen, se agitan manualmente y se reincuban du
rante otras cuatro horas. La finalidad de la maniobra de agitación de los tubos es expo
ner a los microorganismos a la actividad antimicrobiana que pueda haber escapado a la
exposición previa al adherirse a las paredes del tubo. En este punto se determina eltítulo
inhibitorio del suero identificando la dilución máxima del suero que inhibe el crecimien
to visible de microorganismos. Los tubos que no presentan crecimiento visible se sub
cultivan (0, 1 ml) en agar sangre o agar chocolate y se inéuban durante 24 horas. Se cuen
ta el número de colonias de cada subcultivo y se determina el título bactericida del suero
identificando la máxima dilución del suero que provoca la muert.e de al menos el 99,9 % -
del inóculo original.
•
La correlación de los resultados de la prueba con la evolución clínica pone de mani
fiesto que los títulos bactericidas máximos del suero ;::: 1:64 y los títulos mínimos ;::: 1 :32 "''
predicen la curación bacteriológica pero no la evolución clínica en los pacientes con una ;o
e
endocarditis bacteriana subaguda. Los títulos máximos y mínimos de tan sólo 1:8 predicen m
una curación bacteriológica, pero se producen también fallos bacteriológicos. Los resulta m
dos de la prueba no pueden utilizarse para predecir un fallo bacteriológico, )>
En los pacientes con osteomielitis aguda, el título bactericida máximo del suero no
CJ)
e
tiene valor predictivo, pero el título mínimo predice la curación terapéutica a títulos 2:: 1:2. m
Los títulos mínimos < 1 :2 predicen el fracaso. La interpretación de los resultados es muy CJ)
diferente en los pacientes con una osteomielitis crónica. Los títulos bactericidas séricos m
máximos de ;:::1:16 y los títulos mínimos de ;::: 1 :4 predicen con exactitud la curación, y los 2
títulos máximos < 1 : 1 6 y mínimos < 1:4 predicen el fracaso. La conclusión es que los pa
CJ)
cientes con osteomielitis aguda deben tener títulos bactericidas en suero ;::: 1:2 y los enfer �
mos con osteomielitis crónica deben tener títulos bactericidas en suero ;::: 1 :4 durante todo !::
e
el tratamiento antimicrobiano.
)>
Para los pacientes con otras infecciones, los estudios de correlación de los títulos bac e
tericidas del suero con la evolución clínica son menos completos. En general, se conside e
ran satisfactorios los títulos máximos ;::: 1:32 y los títulos mínimos ;::: 1:8. m
)>
2
Determinación de las concentraciones de fármacos antimicrobianos ::!
S:
Algunos fármacos antimicrobianos (por ejemplo, aminoglucósidos, cloramfenicol, ñ
vancomicina, 5-fluorocitosina) tienen unos márgenes de concentraciones terapéuticas
;o
tóxicas estrechos, o se acumulan rápidamente hasta alcanzar concentraciones tóxicas en
o
m
los pacientes con disfunciones renales o hepáticas. Es esencial vigilar las concentraciones
:¡;:
de estos fármacos durante el tratamiento para poder hacer los ajustes de dosis necesarios 2
antes de que el paciente sufra un daño. o
Las concentraciones de estos fármacos antimicrobianos pueden determinarse con in CJ)
munoensayos instrumentados rápidos y muy exactos (por ejemplo, TDX, Abbott Labora
tones, North Chicago, IL, o EMIT, Syva, Palo Alto, CA). La localización física del instru
mento puede ser el laboratorio de microbiología, pero a menudo es el laboratorio de
bioquímica clínica, puesto que con el mismo instrumento pueden determinarse las con
centraciones de otros fármacos o de sustancias que se analizan habitualmente. Para más
información sobre estos ensayos puede consultarse el capítulo dedicado a la vigilancia de
los fármacos terapéuticos.
Para los fármacos antirnicrobianos que no pueden medirse con inmunoensayos, pueden
diseñarse bioensayos. El componente más importante de un bioensayo es el microorga-
525
nismo utilizado para Ia prucba, que debe ser muy sensible al farmaco que se est a estudian-
do, pero resistente a otros antimicrobianos existentes en Ia muestra que no puedan ser in-
activados o neutralizados enzimatica o qufmicamente con anterioridad. Para realizar el
bioensayo, se afiade el germen de prueba a agar fundido que se ha dejado enfriar hasta 45-
50 °C y se vierte Ia mezcla en una placa de Petn.. Cuando el agar se ha solidificado, se le
afiaden cantidades cuidadosamente medidas del suero del paciente junto con una serie de
estandars antimicrobianos, y a sea en huecos cilf ndricos cortados en el agar, ya en discos de
papel de filtro aplicados a Ia superficie del mismo. Se incuban las placas a 35 °C en una at-
mosfera anaerobia durante un perfodo tan largo como sea necesario para visualizar con
exactitud zonas medibles de inhibici6n del crecimiento alrededor de los huecos o los dis-
cos de papel de filtro. Se utilizan los diametros de las zonas de inhibici6n alrededor de los
huecos/discos que contienen los estandars antimicrobianos para construir una ecuaci6n de
regresi6n lineal o una curva estandar lineal en un gratico semilogarftmico. A continuaci6n
puede calcularse Ia concentraci6n del antimicrobiano en Ia muestra del paciente utilizando
Ia ecuaci6n o acudiendo a Ia curva estandar.
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527
CONCEPTOS
PRUEBAS
528
CAPÍTULO
MICROBIOLOGÍA CLÍNICA 11
En este capítulo se tratarán en mayor detalle las opciones de que dispone el clínico y el
microbiólogo como pruebas para el diagnóstico de la infección. Consideraremos ocho gru
pos de muestras que se reciben con frecuencia en el laboratorio de microbiología clínica.
Sangre
Prácticamente cualquier bacteria u hongo es capaz de invadir la sangre y causar una in
fección que ponga en peligro la vida del paciente. Aunque el laboratorio de microbiología
clínica debe disponer de los recursos necesarios para aislar la gama más amplia posible de
microorganismos de la sangre, el coste de intentar hacerlo en todos y cada uno de los he
mocultivos sería prohibitivo. En consecuencia, es esencial que el clínico se comunique con
el laboratorio cuando sospecha la presencia de microorganismos infrecuentes, o cuando
sean necesarias técnicas que se aparten de los hemocultivos estándar.
La edad del paciente es una consideración importante. El espectro de microorganismos
que invaden la sangre de los niños se solapa considerablemente con el de los adultos, pero
existen algunas diferencias importantes. Así por ejemplo, la incidencia de las bacteriemias
por Haemophilus influenzae tipo b, Streptococcus pneumoniae y Streptococcus grupo Bes
muy superior en los niños, mientras que la incidencia de la bacteriemia anaerobia es mucho
más elevada en los adultos. El conocimiento de la edad del paciente alerta al laboratorio para
que busque los gérmenes patógenos específicamente asociados a esa edad.
La enfermedad de base del paciente es un factor importante. Los pacientes inmunode
primidos de forma natural o yatrogénica sufren infecciones hemáticas por microorganis
mos que rara vez invaden a un huésped normal. Los hongos como Aspergillus fumigatus,
A. jlavus, Gandida albicans, Cryptococcus neoformans, Mucor spp., Rhizopus spp. y
Pseudallescheria boydii, no son infrecuentes en estos pacientes. Los gérmenes como el
Mycobacterium tuberculosis y el complejo M. avium se detectan con regularidad en pa
cientes con un síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA). Los pacientes con una
529
asplenia de todas las edades son mucho más sensibles a las infecciones por bacterias en
capsuladas como H. injluenzae tipo b, S. pneumoniae, N. meningitidis y Klebsiella pneu
moniae. Los pacientes con La enfermedad de célulasfalciformes sufren tasas de infección
muy elevadas por Salmonella invasiva.
Por último, los pacientes que Llevan vías intravenosas durante más de 48 horas presen
tan un riesgo de invasión por microorganismos que colonizan la piel. En estos individuos,
la detección de un Staphylococcus coagulasa-negativo en la sangre no debe desdeñarse
automáticamente como contaminante cutáneo. Los bacilos gramnegativos no fermentati
vos (por ejemplo, Acinetobacter spp.) y las levaduras (por ejemplo, Candida spp.) son
causas frecuentes de sepsis por catéter. En los recién nacidos a los que se administran su
plementos de lípidos por vía intravenosa, se identifica ahora la Malasseziafurfur como un
patógeno nosocomial. La probabilidad de detectar gérmenes patógenos infrecuentes y va
lorar correctamente su importancia clínica aumenta en gran manera si el clínico y el mi
crobiólogo disponen de toda la información pertinente.
Microscopia
Detección de antígenos
Cultivo
530
ventajas e inconvenientes. La selección del método se ve influida por varios factores, es
pecialmente la edad de la población de pacientes a la que se atiende, la disponibilidad de
equipamiento y el nivel de dotación de personal durante los tumos de tarde, noche, fines de
semana y vacaciones. En algunos laboratorios, se adopta una combinación de más de un
método, con objeto de capitalizar las ventajas de todos ellos.
Cultivo en caldo convencional. Durante muchos años, el cultivo en caldo convencio
nal fue el único método de hemocultivo aplicable y se utilizó de forma estándar en casi to
dos los laboratorios de microbiología. En los últimos 20 años se han desarrollado técnicas
alternativas y la mayoría de laboratorios han sustituido o complementado el cultivo en
caldo convencional con uno de estos nuevos métodos. De todos modos, el cultivo en caldo
tiene algunas características que Jo hacen ideal para determinados laboratorios y el método
no debe ser relegado como ya obsoleto.
:::::
Los métodos de cultivo en caldo convencional comportan generalmente la inoculación
de dos recipientes o tubos de caldo, uno que se incubará en condiciones aerobias y en otro •
en anaerobiosis. Existen muchos caldos de cultivo entre los que escoger, la mayoría de
e
ellos comercializados. Es característico incubar los caldos inoculados durante 7-14 días a
¡;
35 °C, y efectuar un examen visual diario para detectar si existe un crecimiento (por C)
ejemplo, turbidez, producción de gas, colonias adheridas a las paredes) (véase lámina 74). 2
Además, la mayoría de los laboratorios o bien realizan subcultivos a ciegas de uno o am O·
bos caldos en un medio de agar, o bien preparan frotis a ciegas para una tinción de Gram o (/)
-4
de naranja de acridina a intervalos predeterminados de la incubación.
ñ
Las ventajas del cultivo en caldo convencional residen en la exhaustividad con que se o
ha estudiado el método y la flexibj)jdad que ofrece al usuario la amplia variedad de medios
e
de cultivo que pueden adquirirse. Se han investigado prácticamente todos los parámetros m
de este método, incluyendo las valoraciones comparativas de medios de cultivo de dife
rentes fabricantes, la determinación de la proporción óptima de sangre y caldo, el estudio >
de los efectos de distintos anticoagulantes sobre los resultados de los cultivos, y el esta 2
blecimiento del mejor momento de realizar los subcultivos a ciegas. Dada su dilatada y .,
m
exitosa historia, el cultivo en caldo convencional sigue siendo un método de referencia con ("')
el que se comparan los métodos desarrollados más recientemente. ("')
Los inconvenientes del cultivo en caldo convencional son que el método es laborioso y (5,
que son necesarios subcultivos de Jos caldos positivos en medios de agar antes de conse 2
guir una identificación definitiva y realizar las pruebas de sensibilidad. Algunos laborato
rios prefieren inocular directamente pruebas de identificación y sensibilidad a partir de
suspensiones del sedimento de caldos centrifugados, pero dada la poca certeza en cuanto a
la pureza y densidad del inóculo de estas suspensiones, los resultados deben considerarse
provisionales hasta que no sean confirmados mediante técnicas estandarizadas.
Cultivo en caldo radiométrico. El método de cultivo en caldo radiométrico está co
mercializado con la marca registrada de BACTEC. Se inocula la sangre en dos recipientes
de medio líquido que contienen substratos de crecimiento marcados con 14C. Se detecta en
los recipientes la evolución del14C02 durante el metabolismo microbiano mediante mues
treos atmosféricos asistidos instrumentalmente. Estos estudios pueden realizarse con tanta
frecuencia como se desee. Los cultivos positivos radiométricamente no presentan con fre
cuencia signos visibles de crecimiento hasta varias horas más tarde. Dados los informes de
detección radiométrica tardía del Haemophilus influenzae, algunos laboratorios efectúan
sistemáticamente subcultivos en otros recipientes para los pacientes pediátricos, puesto
que de lo contrario son necesarios subcultivos a ciegas. La duración de la incubación de los
cultivos es la misma que para los cultivos en caldo convencionales.
Una importante ventaja del cultivo en caldo radiométrico es que el método tiende de
por sí a la automatización. El muestreo automático del 14C02 de los recipientes descarga al
laboratorio de la laboriosa preparación sistemática de subcultivos a ciegas o frotis. Los
531
recipientes pueden ser controlados durante las 24 horas en las fases iniciales de incubación
y se dispara una alarma cuando se identifica un cultivo que puede ser positivo. Los cultivos
positivos radiométricamente se confirman con un frotis teñido y se subcultivan luego en un
medio de agar para su incubación en aerobiosis y anaerobiosis. Una segunda ventaja es que
los cultivos positivos radiométricamente suelen serlo varias horas antes de que se detecten
como positivos los cultivos de caldo convencionales inoculados simultáneamente. En
consecuencia, puede comunicarse antes al clínico un resultado positivo y tal vez ello dé
lugar a una intervención clínica más rápida.
Los inconvenientes de los cultivos en caldo radiométricos son el alto coste de la instru
mentación para el control del 14C02 y el problema de la eliminación de los residuos radio
activos. La obtención de una aprobación para un gasto importante en equipamiento está
lejos de ser automática en la actual época de contención de los costes de la asistencia mé
dica, y el coste de los programas de alquiler/leasing del equipo puede aumentar considera
blemente el coste de los hemocultivos. La cantidad de material radioactiva contenida en
cada recipiente es tan pequeña, según los fabricantes. que no es necesaria ninguna precau
ción especial para su eliminación. De todos modos, Jas políticas de �eguridad radioactiva
de muchos centros obligan a considerar estos dese.chos como peligrosos. El coste que
comporta la eliminación de los recipientes de cultivo ya utilizados puede ser excesivo.
Recientemente ha aparecido un nuevo modelo del instrumento BACTEC que detecta la
evolución del dióxido de carbono mediante espectroscopia infrarroja, con lo que se evita la
necesidad de substratos marcados con 14C en los medios de hemocultivo. Las primeras
evaluaciones han sido favorables, y es probable que este nuevo enfoque reemplace al de la
radiometría.
Cultivo bifásico en agar/caldo. El método del recipiente de Castaneda para los hemo
cultivos no es nuevo. Durante muchos años se han recomendado los recipientes de cultivo
bifásico en agar!caldo para la detección de la Brucella y los hongos filamentosos en la
sangre. El método funcionaba bien asimismo para los hemocultivos estándar, pero no llegó
a popularizarse debido a que los recipientes eran difíciles de preparar y no estaban comer
cializados a un precio razonable. Recientemente se han desarrollado modificaciones del
recipiente de Castaneda, en las que se atornilla una paleta de plástico revestida de agar y
envuelta en un contenedor cilíndrico en la abertura de un recipiente de cultivo en caldo tras
la inoculación (por ejemplo, Septi-Chek, Hoffmann-La Roche, Nutley, NJ). Se invierte el
recipiente a intervalos de tiempo predeterminados durante la incubación para inocular el
agar y luego se reincuba. Los cultivos positivos se identifican observando el crecimiento
en la superficie del agar.
La principal ventaja del método de cultivo bifásico en agar/caldo respecto al cultivo en
caldo convencional, es la facilidad con que pueden realizarse subcultivos a ciegas. Se aho
rra un valioso tiempo del técnico de laboratorio que puede dedicarse a otras tareas. Otra
ventaja es que el método es superior a los cultivos en caldo convencionales y radiométricos
en la detección de la fungemia en pacientes con infecciones diseminadas.
Un importante inconveniente del cultivo bifásico en agar/caldo, al menos cuando se
utiliza en un formato similar al Septi-Chek, es que la abertura del recipiente del caldo de
cultivo para fijar la paleta de agar expone al cultivo a la contaminación microbiana. Al
mismo tiempo, se introduce oxígeno en la atmósfera del recipiente, con Jo que se reduce la
posibilidad de recuperación de anaerobios estrictos. En consecuencia, para realizar el he
mocultivo debe incubarse en anaerobiosis un segundo recipiente de caldo de cultivo. El
coste de un recipiente de cultivo bifásico en agar/caldo más un recipiente de cultivo en
caldo anaerobio es excesivo para muchos laboratorios.
Cultivo en caldo controlado maoométricamente. Un nuevo enfoque, recientemente
introducido, para los hemocultivos es el que se basa e n controlar el crecimiento en los re
cipientes de cultivo en caldo mediante manometría (Signa!, Oxoid Limited, Basingstoke,
532
Inglaterra). Se utiliza un único recipiente de cultivo en caldo para la detección de aerobios
y anaerobios. Se fija una aguja conectada a un reservorio a la parte superior del recipiente
tras la inoculación, de forma que la aguja llegue hasta debajo de la superficie del caldo. Se
sitúa el recipiente en un agitador mecánico durante las primeras 24 horas de incubación. El
gas producido durante el crecimiento microbiano se acumula en el recipiente y fuerza al
caldo de cultivo a pasar por la aguja hasta llegar al reservorio, dando lugar a una señal vi
sible. En la actualidad, el fabricante está aún perfeccionando los detalles de esta técnica de
hemocultivo.
Las ventajas del método de cultivo en caldo controlado manométricamente residen en
la facilidad y rapidez con que puede examinarse si hay crecimiento en los cultivos y en que
sólo es necesario un único recipiente para la detección tanto de aerobios como de anaero
bios.
::::
Los inconvenientes son la generación de una señal poco fiable en los cultivos positivos
para Haemophilus influenzae y Neisseria meningitidis, gérmenes patógenos importantes •
ambos en los niños. Las recomendaciones actuales de evaluadores independientes requie
e
ren o bien 1) el subcultivo sistemático o el frotis teñido de los recipientes con señal negati
:;
va, o bien 2) el empleo del método conjuntamente con otro sistema de hemocultivo (véase C')
lámina 74). 2
Centrifugación de lisado/siembra directa en placa de lisado. Dos de los métodos de C>
hemocultivo más recientes son la centrifugación de lisado y la siembra directa en placa de (1)
-t
lisado (Isolator, E.l. DuPont de Nemours, Wilmington, DE). En la centrifugación de lisa
do se introducen hasta lO mJ de sangre en un tubo que contiene un pequeño volumen de un
ñ
o
reactivo lítico de tipo detergente, que provoca espontáneamente una ruptura de las mem e
branas celulares de los hematíe s y los leucocitos, sin afectar negatv
i amente a los micro m
organismos envueltos en una pared celular. A continuación se centrifuga el tubo y el ma r
terial sedimentado se inocula en una serie de placas de agar. Estas placas se incuban en )>
2
-
533
el procesamiento inicial de las muestras. Ello puede plantear un problema a los laborato
rios con una cobertura de técnicos mínima durante las tardes, noches, fines de semana y
vacaciones. Según el fabricante, las muestras no se deterioran con la exposición aJ reactivo
de lisis durante períodos de hasta 12 horas, pero los retrasos en el procesamiento anulan en
parte la ventaja de la rapidez de los resultados finales. Otro inconveniente de estos méto
dos es un probable aumento en el porcentaje de contaminaciones de los hemocultivos. Una
placa de agar, a diferencia de un recipiente o un tubo con caldo de cultivo, es un sistema
abierto. Durante la inoculación o el examen de las placas de cultivo, pueden alojarse en el
medio de cultivo y formar colonias algunos microorganismos transportados por el aire 9
procedentes de las manos del técnico. Las medidas para reducir al mínimo la contamina
ción son la inoculación de cultivos dentro de una zona de flujo aéreo larrunar y el examen
de los mismos sin separar la cubierta de las placas de Petri. La identificación de los conta
minantes transportados por el aire se facilita con la observación de un crecimiento en zonas
no inoculadas de los memos de cultivo. Por último, en los estudios realizados con muestras
obtenidas de adultos se ha observado que la centrifugación de lisado es menos sensible que
los métodos de cultivo en caldo para la detección de los anaerobios. Para solucionar este
problema, algunos laboratorios combinan la centrifugación de lisado/siembra directa en
placa de lisado con un tubo o recipiente de cultivo en caldo convencional incubado en
anaerobiosis.
Liquidos corporales
Microscopia
Losfrotis con tinci6n de Gramo tinci6n de naranja de acridina deben formar parte del
estudio diagnóstico ante cualquier sospecha de infección de un líquido corporaJ. Los re
sultados deben estar disponibles en menos de 30 minutos y si se observan gérmenes, la se
lección del tratamiento antimicrobiano iniciaJ puede orientarse con la reacción de Gram de
los microorganismos detectados. Por desgracia no todos los líquidos corporaJes con un
cultivo positivo tienen una tinción de Gram o de naranja de acridina positiva, por lo que el
resultado negativo de un frotis debe interpretarse en el contexto de las circunstancias clíni
cas y otros resultados de laboratorio (por ejemplo, recuento celular y fórmula, concentra
ciones de glucosa y de proteínas). Los frotis para bacterias acidorresistentes, dado el bajo
número de microorganismos presentes en los líquidos infectados, son tan insensibles que
un resultado negativo carece prácticamente de significación. Un resultado positivo debe
considerarse con escepticismo a menos que se observen varios microorganismos o las
manifestaciones clínicas sean muy claras.
534
Detección de antígenos
Hay una enorme tentación, estimulada por los fabricantes de equipos de detección de
antígenos, de solicitar automáticamente la detección de antígenos bacterianos en todas las
muestras de líquido cefalorraquídeo enviadas al laboratorio para su estudio. En una re
flexión rápida, ¿por qué no? Se dispone de los resultados días antes que con los cultivos, y
puede hacerse un diagnóstico definitivo antes de que el paciente haya ingresado en el hos
pital. La dificultad está en que para el laboratorio estas pruebas son caras, requieren tiem
po, y lo que es más importante, dado que ninguna de las pruebas predice la sensibilidad
antimicrobiana de los gérmenes detectados, los resultados positivos generalmente no tie
nen influencia alguna en la selección final del tratamiento antimicrobiano para el pacien
te. El paso de un tratamiento con antibióticos de amplio espectro, caros, potencialmente
tóxicos y seleccionados empíricamente, a un tratamiento de espectro más reducido, más
barato y más seguro, debe esperar a la recuperación de los microorganismos del cultivo y a •
las posteriores pruebas de sensibilidad in vitro. Además, reiterando un comentario que ya e
se ha hecho en el capítulo anterior, al estudiarse cada vez más muestras negativas, el valor
)>
predictivo de un resultado positivo disminuye y puede llegarse al punto en que la mayoría C)
de los resultados positivos sean falsos positivos. 2
Existen situaciones en que la detección de antígenos en líquidos corporales es extraor o
dinariamente útil [14]. Si el paciente está parcialmente tratado con antimicrobianos en el �
-4
momento en que se obtienen las muestras para cultivo, es muy posible que éste sea negati
vo. Una detección de antígenos positiva puede ser la única forma de establecer la identidad
ñ
o
del agente etiológico. Si un paciente con signos clínicos de meningitis está en el umbral de
e
edad entre la fase neonatal y la de la primera infancia, la decisión de si iniciar un trata m
miento antimicrobiano empírico de una meningitis neonatal o infantil puede verse influida r-
por los resultados de la detección de antígenos. Si la valoración clínica sugiere una infec )>
ción invasiva meningocócica o por Haemophilus, la instauración de una profilaxis en los 2
individuos en contacto próximo con el paciente puede decidirse en base a la presencia de .,
m
un resultado antigénico positivo. Cada caso debe juzgarse individualmente, y no antes de (")
conocer los resultados del recuento y fórmula leucocitarios, la glucosa, las proteínas y la (")
tinción de Gram (véase capítulo 19). Si la fórmula leucocitaria del líquido corporal no su 5-
giere una infección bacteriana, no está indicada la detección de antígenos. Si la tinción de 2
Gram es positiva, la detección de antígenos no suele ser necesaria.
Cultivo
Los cultivos de líquidos corporales merecen la misma atención que los hemocultivos.
Las muestras deben inocularse sin demora en medios de cultivo como el agar chocolate
para la detección del Haemophilus injluenzae (véase lámina 76). Los cultivos deben ser
examinados con igual prontitud y frecuencia que los hemocultivos, y los resultados positi
vos deben comunicarse inmediatamente al clínico. Los gérmenes aislados de un líquido si
novial deben guardarse durante al menos un mes por si se solicitan títulos bactericidas en
suero.
Orina
535
contaminación intensa de la muestra con flora externa durante la recogida de la muestra y
la prevención del crecimiento microbiano durante el transporte de la misma al laboratorio.
Cualquier problema que se produzca es suficiente para arruinar el valor diagnóstico de la
muestra. Consúltense las normas para evitar estas complicaciones en el apartado sobre re
cogida y transporte de las muestras en el capítulo 13.
La regla general utilizada por la mayoría de los clínicos es que un recuento de colonias
de un único microorganismo superior a 100.000 UFC/ml es indicativo de una infección,
un recuento de colonias de entre 10.000 y 100.000 UFC/ml puede ser indicativo de una
infección, y un recuento de colonias de menos de 10.000 UFC/ml no es indicativo de in
fección. Las muestras con un crecimiento de más de un germen reflejan generalmente una
contaminación. Debe recordarse, sin embargo, que estas directrices fueron desarrolladas a
partir del estudio de muestras recogidas en una población de pacientes muy definida -a
saber, la primera micción matinal de mujeres asintomáticas-. Las muestras recogidas a
una hora del día posterior en pacientes sintomáticos o pacientes que han sido parcialmen
te tratados con antimicrobianos pueden presentar recuentos de colonias de tan sólo 100
UFC/ml. Los recuentos de colonias de varones y niños son con frecuencia de menos de
100.000 UFC/ml. La detección de cualquier microorganismo en muestras obtenidas por
punción suprapúbica es anormal y debe considerarse una prueba de infección. En resu
men, el clínico y el microbiólogo deben estar en contacto, a veces para cada caso en parti
cular, para decidir qué resultados de laboratorio, en qué pacientes, indican la necesidad de
un estudio diagnóstico más profundo (por ejemplo, con pruebas de sensibilidad a antimi
crobianos).
Microscopia
536
inconveniente de las pruebas de detección rápidas es su incapacidad para detectar con
fiabilidad las muestras con recuentos de colonias inferiores a /00.000 UFC/ml.
Esterasa leucocitaria. La prueba de la esterasa leucocitaria (EL), forma parte en la
actualidad de las tiras diagnósticas estándar para la orina (por ejemplo, Chemstrip,
Boehringer Mannheim Diagnostics, lndianapolis, IN) y es una prueba de detección de dos
minutos para la presencia de granulocitos neutrófilos. En consecuencia, la prueba de la EL
es un método de detección de la piuria más que de la bacteriuria. Una prueba positiva, que
se manifiesta por la aparición de un color púrpura rosado (véase lámina 77), se correlacio
na con >10 leucocitoslmm3• Evidentemente la prueba no tiene valor alguno para estudios
de detección en muestras obtenidas de pacientes neutropénicos.
Nitrito urinario. La prueba del nitrito (N02) forma parte también de las tiras urinarias
estándar y es una técnica de detección en un minuto de la reducción bacteriana del nitrato
urinario a nitrito. Los mejores resultados son los que se obtienen en pruebas realizadas
con la primera muestra de la mañana, cuando los recuentos de colonias bacterianas son •
máximos y ha transcurrido un tiempo suficiente para la conversión a gran escala del nitra
e
to en nitrito. La prueba da un resultado falso negativo en las muestras que contienen mi
)>
croorganismos que carecen del sistema de la nitrato reductasa o bacterias capaces de redu C)
cir aún más el nitrito convirtiéndolo en amonio o gas nitrógeno. Un resultado positivo se 2
pone de manifiesto por la aparición de un color rojo rosado (véase lámina 77). O·
Filtración colorimétrica. Tanto la bacteriuria como la piuria pueden detectarse me en
....
diante filtración. colorimétrica (Bac-T-Screen, Vitek Systems, Hazlewood, MO) en menos
ñ
de dos minutos. Se hacen pasar las muestras a través de un filtro que atrapa tanto a los mi o
croorganismos como a los leucocitos. A continuación se pasa por el filtro el colorante
e
safranina para teñir el material que ha quedado atrapado. Cualquier grado de coloración m
rosa que destaque sobre el fondo blanco del filtro significa un resultado positivo. Las
muestras que contienen precipitados o las que están pigmentadas interfieren en la realiza �
ción e interpretación de la prueba. 2
Bioluminiscencia. Los ensayos de bioluminiscencia específicos para el ATP (adeno "T1
m
sintrifosfato) bacteriano constituyen un nuevo enfoque para la detección rápida de la bac (")
teriuria. Se tratan primero las muestras con un reactivo liberador de las células somáticas, (")
que rompe las membranas celulares de los leucocitos y los hematíes, liberando su ATP a la O·
solución. Se destruye este ATP mediante una ATPasa o se elimina por filtración. Se lisan 2
los microorganismos de la muestra con un segundo reactivo, y se utiliza su ATP como
aporte de energía para la generación de luz mediante el sistema de luciferina-luciferasa de
luciérnaga. La producción de luz se mide con un luminómetro, que proporciona datos para
una estimación aproximada del número de colonias. Los sistemas comercializados Lumac
(3M, St. Paul, MN) y Monolight (Analytical Luminescence Laboratory, San Diego, CA)
proporcionan resultados en menos de 30 minutos.
Cultivo
El cultivo sigue siendo la base principal del diagnóstico de laboratorio de las infeccio
nes urinarias. Son aceptables para el cultivo las muestras obtenidas mediante recogida
limpia, sondaje, punción suprapúbica y muestras obtenidas en bolsas en los lactantes
(siempre que se compruebe la presencia de orina en la bolsa al menos cada 30 minutos).
Las puntas de las sondas de Foley no son adecuadas para el cultivo. Las muestras pueden
inocularse en medios de cultivo inmediatamente después de su obtención utilizando un
dispositivo de plaqueta comercializado (por ejemplo, Uricult, Medica! Technology Cor
poration, Parsippany, NJ) o ser transportadas al laboratorio de microbiología para un culti
vo convencional.
537
El recuento de colonias de la muestra se determina inoculando cantidades medidas de
orina en medios de cultivo. Con las plaquetas, esto se hace por inmersión del agar en la
muestra, con lo que se produce una adherencia de cantidades determinadas de orina en
la superficie del agar. Los métodos de cultivo convencionales requieren el empleo de un
asa calibrada o una micropipeta para transferir cantidades de 0,001 o 0,01 mi de orina a los
medios de agar, seguido de la diseminación de la muestra sobre la superficie del mismo,
utilizando el método de estrías para el recuento de colonias. En unos pocos laboratorios se
utiliza aún el método de vertido en la placa, en el que se añaden diluciones de orina a agar
fundido a 45 °C en placas de Petri estériles y se dejan solidificar.
La selección de los medios viene dada por los microorganismos que es más probable
que causen la infección, como bacilos gramnegativos entéricos, enterococos y estafiloco
cos. Los urinocultivos estándar se inoculan en un medio selectivo para los bacilos gramne
gativos (por ejemplo, agares de MacConkey o de eosina-azul de metileno [EAM]) y en un
medio que pénnita el crecimiento de cocos grampositivos (por ejemplo, agar sangre de
camero al 5 %no selectivo, CNA selectivo o agar CLED + polimixina B). La búsqueda de
etiologías infecciosas inusuales (por ejemplo, Neisseria gonorrhoeae, Haemophilus spp.)
obliga a alertar al laboratorio para que puedan efectuarse inoculaciones en medios espe
ciales.
Los cultivos habituales se incuban durante una noche a 35 °C en condiciones de aero
biosis. Dado que los gérmenes patógenos urinarios que se encuentran con frecuencia cre
cen rápidamente, no hay necesidad de incubar los cultivos durante períodos de tiempo más
prolongados, a menos que se esté buscando un germen específico de crecimiento lento (por
ejemplo, Mycobacterium tuberculosis) o que una muestra con una tinción de Gram positi
va sea negativa en el cultivo después de un solo día de incubación.
Vías respiratorias
El aparato respiratorio está formado por las vías respiratorias altas (boca, nariz, naso
faringe, faringe, tráquea) y bajas (bronquios, pulmones). El diagnóstico de una infección
en cualquier parte del aparato respiratorio se ve dificultado por la existencia de una amplia
variedad de microorganismos que colonizan las vías respiratorias altas. Cuando la infec
ción se produce en ellas, el agente etiológico debe identificarse entre una miríada de gér
menes saprófitos, pero potencialmente patógenos. Cuando la infección se localiza en las
vías respiratorias bajas, la obtención de muestras que no estén contaminadas por secrecio
nes respiratorias altas es casi imposible sin utilizar una técnica invasiva que evite la boca,
la faringe y la tráquea. Así pues, los resultados de las pruebas realizadas con muestras de
las vías respiratorias deben valorarse de manera muy cuidadosa.
Microscopia
La microscopia tiene un valor mínimo para el diagnóstico de las infecciones de las vías
respiratorias altas, salvo por la observación de la presencia de células inflamatorias. La
tinción de Gram de aspirados de pacientes con sinusitis puede ser útil, si la muestra se ha
recogido sin contaminación de la flora nasal.
La microscopia de muestras de vías respiratorias bajas es de gran utilidad. Los esputos
de pacientes con neumonía pueden ser objeto de un estudio de detección con tinci6n de
Gram para valorar la calidad de la muestra antes de continuar su examen. Las muestras que
contienen más de 25 células de epitelio escamoso por campo de alta resolución están in
tensamente contaminadas con saliva y probablemente no vale la pena el tiempo y los cos
tes empleados en su cultivo. En los esputos de pacientes con tuberculosis puede efectuarse
538
una tinción acidorresistente para obtener un diagnóstico de presunción rápido. El examen
microscópico de Lavados bronquiales, aspirados transtraqueales, aspirados pulmonares y
biopsias pulmonares proporciona generalmente buenos resultados. Puede aplicarse a las
muestras una tinción de Gram, tinción acidorresistente, tinción de calcojlúor blanco o
tinción de azul de toluidina para diagnosticar las infecciones por bacterias, micobacterias,
hongos o pneumocistis, respectivamente. (Véanse láminas 59 y 69.)
Detección de antígenos
del antígeno estreptocócico del grupo A sea comparable a la de los cultivos. 'TI
La detección de antígenos de B. pertussis, L. pneumophila, C. trachomatis y VRS se m
efectúa principalmente mediante inmunofluorescencia directa o indirecta. Las muestras
(")
Q
de elección son Jos escobillones nasofaríngeos (B. pertussis), las secreciones nasofarín
O·
geas (C. trachomatis y VRS) y Jos frotis de impresión de tejido o los aspirados pulmonares z
(L. pneumophila). Los ensayos de antígenos de B. pertussis y L. pneumophila son signifi
cativamente menos sensibles que los cultivos, y los resultados negativos deben confirmar
se mediante cultivo. Los resultados se obtienen en dos horas o menos.
Cultivo
Los métodos utilizados para el cultivo de muestras de vías respiratorias varían mucho
según el germen patógeno que se esté buscando. Según cuál sea la situación clínica, puede
ser necesario inocular cultivos para bacterias aerobias, bacterias anaerobias, micobacte
rias, hongos y/o virus.
539
Bacterias aerobias. La mayoría de las bacterias aerobias que causan infecciones de las
vías respiratorias son cultivables utilizando medios de cultivo y condiciones de incubación
estándar. En los párrafos siguientes se comenta el cultivo de varios microorganismos im
portantes para los que son necesarios medios o condiciones de incubación especiales.
La principal causa de faringitis bacteriana es, con mucho, el Streptococcus del grupo A
(SGA), un germen que todos los laboratorios de microbiología y muchas consultas médi
cas buscan sistemáticamente. Estos microorganismos son algo difíciles de cultivar y tienen
una forma de metabolismo anaerobio aerotolerante. Requieren medios de cultivo abun
dantemente enriquecidos con nutrientes y su velocidad de crecimiento es máxima en con
diciones de anaerobiosis. Aparte de permitir un crecimiento más rápido, la incubación
anaerobia intensifica la hem6lisis beta (véase lámina 79), debida a la estreptolisina O lábil
con el oxígeno, e inhibe el crecimiento de la flora respiratoria aerobia obligada competi
dora. Se están acumulando también pruebas de que en los medios selectivos para SGA se
obtiene un número de cultivos positivos superior al que proporcionan los medios no selec
tivos. La eliminación del resto de la flora que compite por los nutrientes y oculta o inhibe
la hemólisis beta del SGA es probablemente la responsable de esta observación. Sin em
bargo el empleo de medios selectivos enlentece el ritmo de crecimiento del SGA, y si se
utilizan, los cultivos deben incubarse al menos durante 36 horas antes de considerarlos ne
gativos. En resumen, la máxima recuperación de estreptococos del grupo A de cultivos de
la faringe parece requerir el empleo de medios selectivos y al menos 36 horas de incuba
ción en anaerobiosis. Otras condiciones de cultivo es probable que no logren detectar
muestras positivas que contengan un pequeño número deSGA.
La Neisseria gonorrhoeae es una importante causa de faringitis en los individuos
sexualmente activos que tienen contactos orogenitales. La N. gonorrhoeae se cultiva con
facilidad a partir de muestras de estos pacientes si se utilizan medios selectivos (por ejem
plo, agar de Thayer-Martin modificado) y una atmósfera de incubación que contenga un 5-
1O % de dióxido de carbono (véase lámina 80). El laboratorio debe ser cuidadoso a la hora
de distinguir la N. gonorrhoeae de la flora normal de las vías respiratorias, que incluye la
N. meningitidis, N. lactamica y Kingella denitrificans, bacterias todas ellas que crecen
bien en los medios selectivos para N. gonorrhoeae.
Recientemente se han atribuido al Arcanobacterium (Corynebacterium) haemolyticum
casos de faringitis en adolescentes y adultos jóvenes. Este microorganismo crece mal en el
agar sangre de carnero al5 % y, por tanto, no se detecta fácilmente en los cultivos para es
treptococos del grupo A. El A. haemolyticum crece de forma exuberante en los medios que
contienen sangre humana o de conejo, con una amplia zona de hemólisis beta alrededor de
las colonias.
El Corynebacterium diphteriae como causa de faringitis pseudomembranosa tiene en
los Estados Unidos un interés fundamentalmente histórico, pero sigue siendo una causa
importante de infección en países subdesarrollados. Los escobillones de la faringe deben
inocularse en un medio de Loeffler inclinado para su examen al microscopio y en una· pla
ca de agar cistina-telurita para el cultivo. Después de una noche deincubación, se efectúa
un frotis del crecimiento en el medio de Loeffler, se tiñe con azul de metileno y se examina
la presencia de gránulos metacromáticos en el interior de bacterias que presentan una
morfología corineforme (bacterias en forma de maza que presentan una disposición en le
tras chinas). Las placas de agar cistina-telurita se examinan a las 24-48 horas para com
probar si aparecen colonias de color negro o gris bronceado. En los gérmenes aislados que
se han confirmado bioqufmicamente como C. diphtheriae debe estudiarse la producción
de toxinas (véase capítulo 13).
La Bordetella pertussis, que es la causa de la tos ferina, es un germen de cultivo difícil
que es extremadamente sensible a los materiales tóxicos de los escobillones de recogida de
muestras y de los medios de cultivo. El microorganismo no crece en los medios estándar
540
que contienen sangre debido al efecto tóxico de componentes de estos medios que no in
fluyen de forma adversa en otros microorganismos. Las muestras deben colocarse en un
medio de transporte protector y deben llevarse al laboratorio para el cultivo. El medio de
cultivo de elección es el agar sangre con carbón de Regan-Lowe; la presencia del carbón es
para neutralizar las sustancias inhibidoras del crecimiento. Los cultivos deben incubarse
en un ambiente aerobio bien humidificado durante al menos cinco días. La mayoría de los
gérmenes aislados forman colonias en un plazo de tres a cinco días. Los medios de agar de
Bordet-Gengou recién preparados son una alternativa menos aconsejable que la del agar de
Regan-Lowe. Las «placas de tos» son inaceptables para la detección de la B. pertussis.
El Streptococcus pneumoniae es la principal causa de neumonía bacteriana en los
adultos. El germen no es especialmente difícil de cultivar o identificar. La inoculación de
agar sangre de camero al 5 % es muy útil por cuanto se forman zonas de hemólisis alfa al
::::
rededor de las colonias y éstas adoptan un aspecto característico con un hueco central de
bido a la autólisis bacteriana (véase lámina 78). •
Las muestras procedentes de niños y adultos con fibrosis quística deben inocularse en
e
medios que permitan el crecimiento de Pseudomonas aeruginosa, Staphylococcus aureus
:;
y Haemophilus injluenzae. La combinación de agares de sangre de camero al5 %, choco C)
late y MacConkey!EAM bastan para detectar el crecimiento predominante de cada uno de z
estos gérmenes. Pueden ser necesarios medios selectivos para S. aureus (por ejemplo agar o,
sal manito!) y H. injluenzae (por ejemplo agar chocolate-bacitracina) para impedir el so rJ)
�
brecrecimiento de cepas mucoides de Ps. aeruginosa que oculten a estos gérmenes. Cada
ñ
vez se utilizan más los medios selectivos para un nuevo patógeno recientemente identifi o
cado en la fibrosis quística, la Ps. cepacia; los utilizados con más frecuencia son los aga
e
res PC y OFPBL. m
Las Legionella species son causas de neumonía oportunista en los pacientes que pre
sentan una enfermedad pulmonar crónica o una inmunosupresión. Al igual que la B. per �
tussis, la legionela crece mejor en medios que contengan carbón, y el medio de elección es z
el agar de extracto de levadura con carbón amortiguado y suplementado con ácido alface "T1
m
toglutárico. El medio puede convertirse en selectivo para los cultivos de esputo con la adi ("')
ción de antibióticos selectivos. Los cultivos deben incubarse durante al menos cinco días a ("')
35 °C en un ambiente aerobio húmedo que no contenga más de un 5 % de dióxido de car a,
bono. z
El Mycoplasma pneumoniae es la principal causa de neumonía atípica en los adoles
centes, adultos jóvenes y adultos. Los componentes del género Mycoplasma son bacterias
que carecen, todas ellas, de paredes celulares. Por consiguiente, el M. pneumoniae es un
microorganismo osmóticamentefrágil y hay que tener un especial cuidado en proporcio
narle un medio de crecimiento isotónico (por ejemplo con una concentración alta de NaCI
o glucosa). El germen tiene también requisitos de crecimiento de estero/es y precursores
de Los ácidos nucleicos que generalmente se satisfacen con la inclusión de suero de un ani
mal y extracto de levadura en el medio. El crecimiento de otras bacterias puede eliminarse
con la adición de agentes antimicrobianos que actúen inhibiendo la síntesis de la pared
celular (por ejemplo, penicilinas y cefalosporinas). Los medios (por ejemplo, caldo SP-4 o
agar de Edward-Hayflick) deben incubarse en aerobiosis durante al menos 3 semanas a
37 °C. Debe vigilarse la posible acidificación de los caldos de cultivo (un signo de creci
miento de M. pneumoniae) durante la incubación. Los caldos de cultivo que puedan ser
positivos deben subcultivarse en medios de agar para confirmar el crecimiento de mico
plasmas. Los medios de agardeben ser examinados bajo un microscopio de disección para
detectar la presencia de colonias que presenten la morfología «de huevofrito».
Bacterias anaerobias. Las bacterias anaerobias constituyen una parte importante de
la flora respiratoria normal. Como consecuencia de ello pueden producirse hechos que lle
ven a la participación de estos gérmenes en procesos infecciosos, como por ejemplo en el
541
alcohólico que aspira saliva o secreciones respiratorias y presenta una neumonía. La de
mostración de que los anaerobios causan una infección en la vía respiratoria exige que se
recojan las muestras de la forma adecuada. El requisito esencial es evitar la contamina
ción con microorganismos de las vías respiratorias altas. Sólo entonces puede asumirse
que los anaerobios obtenidos en el cultivo están presentes en el lugar de la infección.
Las muestras deben transportarse al laboratorio y los cultivos deben inocularse e incu
barse siguiendo las directrices que se han comentado en el capítulo 13. Los cultivos de vías
respiratorias de pacientes con infecciones por anaerobios muestran con frecuencia el cre
cimiento de anaerobios obligados mezclados con anaerobios facultativos y aerotolerantes.
Por consiguiente, los técnicos de laboratorio deben tener cuidado de aislar cada germen en
un cultivo puro y determinar luego sus necesidades de oxígeno. Dado que la mayoría de los
anaerobios crecen a un ritmo más lento que los aerobios, puede transcurrir un período de
tiempo considerable antes de que se disponga de los resultados finales de los cultivos. Los
clínicos deben ser pacientes con el laboratorio durante este proceso.
La identificación de los anaerobios se basa en la reacción de tinción de Gram y su
morfología, los resultados de las pruebas bioquímicas y, cuando es necesario, en el aná
lisis mediante cromatografía de gases-líquidos de los productosfinales de fermentación
de la glucosa. Una vez aislados en un cultivo puro, la mayoría de los anaerobios pueden
identificarse en menos de 24 horas.
Entre los anaerobios que son causas frecuentes de infecciones respiratorias se encuen
tran componentes del grupo Bacteroides melaninogenicus/oralis, Fusobacterium spp.,
Peptococcus spp., Peptostreptococcus spp., Actinomyces spp. y Veillonella spp. En su
mayor parte estos gérmenes son sensibles a los fármacos antimicrobianos habituales y, ex
cepto en circunstancias muy especiales, no requieren estudios de sensibilidad muy am
plios. Sin embargo las bacterias del grupo B. melaninogenicusloralis han presentado re
cientemente una frecuencia cada vez mayor de resistencia a la penicilina. En aras de una
mayor seguridad, los bacilos grarnnegativos anaerobios deben ser estudiados en cuanto a la
producción de penicilinasa en el aislamiento inicial, con objeto de poder informar al clíni
co inmediatamente de una resistencia a la penicilina si la hay.
Micobacterias. Las vías respiratorias bajas constituyen la localización de la mayor
parte de las infecciones humanas por micobacterias. Es necesario un cultivo del esputo o
de muestras obtenidas directamente de los pulmones para confirmar la infección y obtener
gérmenes para la realización de las pruebas de sensibilidad. Los pasos de digestión y des
contaminación de la muestra son necesarios para aumentar al máximo los resultados de los
cultivos de esputo como se ha comentado en el capítulo 13. Las muestras pulmonares, al
no estar contaminadas con la flora de las vías aéreas altas, no requieren la descontamina
ción.
Las especies de micobacterias que causan infecciones pulmonares son M. tuberculo
sis, M. avium, M. intracellulare, M. kansasii, M. szulgai, M. malmoense, M. fortuitum y M.
chelonei. La mayoría de laboratorios disponen de recursos para identificar el M. tubercu
losis en base a las reacciones positivas de producción de niacina y reducción del nitrato y
a las pruebas de cata/asa termoestable negativas. La disponibilidad de medios de identifi
cación definitiva de otras especies no está tan difundida, y generalmente los gérmenes
aislados suelen enviarse a un laboratorio de referencia para su estudio más detallado. De
igual forma, las pruebas de sensibilidad frente a antimicrobianos de las micobacterias sue
len realizarse en laboratorios de referencia.
Hongos. Las infecciones fúngicas de las vías respiratorias se diagnostican inicialmen
te por el examen microscópico, pero la identificación del agente etiológico específico no
suele ser clara hasta que los cultivos son positivos. Las infecciones oscilan entre las benig
nas (por ejemplo, infección por Candida albicans del paladar neonatal) y las que ponen en
peligro la vida del paciente (por ejemplo, infección pulmonar por Aspergillus fumiga tus en
542
el paciente inmunodeprimido). Hay unos pocos hongos que pueden formar parte de mane
ra temporal o permanente de la flora de las vías respiratorias altas. Por consiguiente, la in
terpretación de los resultados de cultivos de muestras contaminadas con secreciones respi
ratorias altas puede ser tan difícil con los cultivos fúngicos como con los de bacterias
aerobias o anaerobias.
Los hongos patógenos de las vías respiratorias alcanzan sus lugares de acción o bien
por inhalación de esporas conidiales o esporangiales, o bien por diseminación por conti
güidad a partir de zonas de colonización. Las infecciones pulmonares se contraen casi
siempre por inhalación y en el huésped inmunológicamente normal, rara vez se diseminan.
Las infecciones por levaduras de las vías respiratorias altas se producen en huéspedes
inmunológicamente jncompetentes (por ejemplo. el recién nacido o el paciente con un
trastorno inmunosupresor subyacente) y en individuos que reciben un tratamiento antibac
teriano de amplio espectro en que el crecimiento de las levaduras de la flora residente no
está controlado ya por la competencia con la flora normal. Las infecciones empiezan ge •
neralmente en la boca, el paladar o la lengua, y en algunos casos se extienden a la gargan
e
ta, el esófago y el tubo digestivo. La principal causa de estas infecciones es la Gandida
;;:
albicans que se detecta con facilidad en los cultivos bacterianos y fúngicos habituales. e;)
Las infecciones por levaduras de las vías respiratorias bajas pueden contraerse por in 2
halación (por ejemplo, Cryptococcus neoformans), aspiración (neumonía neonatal por C. O·
albicans) o diseminación hematógena (neumonía por Gandida en pacientes inmunodepri en
midos). La obtención de una prueba concluyente de una infección pulmonar por Gandida :::!
(")
se complica por la presencia casi inevitable del microorganismo en las vías respiratorias o
altas y generalmente son necesarias muestras recogidas directamente del lugar de la infec
e
ción. La infección pulmonar por C. neoformans transcurre a menudo sin diagnosticar y su m
presencia en el huésped no se identifica a no ser que se produzca una infección disemina
da. Caso de sospecharse, la infección puede confirmarse mediante cultivo o preparación !;
con tinta china de secreciones respiratorias bajas (véase lámina 62). 2
Los gérmenes Histoplasma capsulatum, Blastomyces dermatitidis, Coccidioides im .,
m
mitis y Paracoccidioides brasi/iensis son hongos dimorfos que crecen en el laboratorio (")
tanto como levaduras (37 °C) como en forma de mohos ($; 30 °C) (véase lámina 81 ) Dado .
Q
que la mayoóa de los laboratorios incuban habitualmente los cultivos fúngicos a $; 30 oc, O·
estos microorganismos se detectan generalmente primero en un crecimiento en fase de 2
moho. Las colonias son visibles al cabo de tan sólo tres días de incubación (C. immitis) o
pueden tardar hasta tres semanas en aparecer (P. brasiliensis). Una vez ocurrida la forma
ción de conidios, estos hongos plantean un peligro para el personal del laboratorio, puesto
que un manejo poco cuidadoso de los cultivos puede dar lugar a la inhalación de conidios.
Los artroconidios de C. immitis pueden pasar fácilmente a ser transportados por el aire y
han producido numerosas infecciones contraídas en el laboratorio. La identificación defi
nitiva de cualquiera de los hongos dimorfos requiere la demostración de las dos fases de
crecimiento.
El Aspergillus fumigatus, A. jlavus y A. niger son tres hongos que han producido in
fecciones diseminadas mortales en individuos inmunodeprimidos. Estos hongos crecen
rápidamente en medios de cultivo tanto bacteriológicos como fúngicos y forman colonias
visibles en tres días. Su identificación se basa en la detección de estructuras conidiales ca
racteósticas y en las morfologías de las colonias.
Los cigomicetos (Mucor spp., Rhizopus spp., Rhizomucor spp. y Absidia spp.) pueden
producir infecciones pulmonares oportunistas. También deben destacarse por su propen
sión a colonizar las cavidades nasales y de los senos faciales de los diabéticos e invadir a
partir de allí el cerebro (muconnicosis rinocerebral). Estos hongos crecen con extraordi
naria rapidez en medios de cultivo bacteriológicos y fúngicos, llenando el recipiente de
cultivo de micelios aéreos lanudos. Los cigomicetos se diferencian entre sí microscópica-
543
mente. Las características que hay que buscar son la presencia y localización de rizoides y
los atributos estructurales de sus esporangios.
Virus. Determinados virus ADN y ARN son patógenos en las vías respiratorias y cau
san una amplia gama de infecciones. Las infecciones víricas localizadas en las vías respi
ratorias altas son la faringitis, laringitis, crup y el resfriado común. Entre las infecciones
de las vías respiratorias bajas se encuentran la gripe, bronquitis, bronquiolitis y neumonía.
Los antígenos del virus respiratorio sincitial (VRS), que es la causa más frecuente de
bronquitis, bronquiolitis y neumonía vírica en los niños, se detectan con facilidad median
te inmunofluorescencia. El cultivo vírico, utilizando las técnicas descritas en el capítu
lo 13, es el único medio que permite un diagnóstico etiológico para los agentes que no son
detectables con ensayos enzimáticos.
Para facilitar los diagnósticos de las infecciones respiratorias víricas, los laboratorios
de virología deben ser capaces de cultivar los virus influenza y parainfluenza, el VRS, los
adenovirus y enterovirus en huéspedes inmunológicamente normales, y además, el cito
megalovirus, virus del herpes simple y virus varicela-zoster en pacientes con Ún compro
miso inmunológico. La adecuada recogida y transporte de las muestras son esenciales para
el éxito de estos estudios.
Muestras genitales
Microscopia
544
cinco minutos, pero se detectan menos del 75 % de los casos de infección demostrados por
cultivo.
Los cultivos de raspados epiteliales de la uretra y el cuello uterino en los pacientes en
que se piensa que existe una infección por C. trachomatis pueden teñirse con los reactivos
de Giemsa o de yodo para detectar la presencia de cuerpos de inclusión intracitoplasmáti
cos (véase lámina 82). Puede utilizarse la tíncíón de Gíemsa para detectar también cuerpos
elementales clamidiales. Sin embargo la sensibilidad de estas técnicas de tíncíón es escasa
y en la actualidad la mayoría de laboratorios se basan en la detección de antígenos y/o en
los cultivos.
El diagnóstico microscópico de las infecciones genitales por el virus del herpes simple
puede hacerse con el empleo de la preparación de Tzanck. Se tiñen raspados de las lesio
nes genitales con la tinción de Giemsa y se examina la presencia de células gigantes mul
tinucleadas (véase lámina 83). Hay que tener cuidado en no confundir las lesiones herpéti
cas con las de la varicela o la varicela-zoster, ya que éstas últimas pueden producir tall}bién •
preparaciones de Tzanck positivas. La sensibilidad de la preparación de Tzanck es baja
e
-los resultados negativos no descartan una infección por el virus del herpes simple-,
)>
pero su especificidad es muy elevada. C)
El diagnóstico de la sífilis puede hacerse mediante el examen en campo oscuro de tra 2
sudado recogido en fresco del chancro de la enfermedad primaria o del condiloma plano de O·
la enfermedad secundaria. Generalmente debe efectuarse una suave abrasión con una m
�
compresa seca para provocar la emisión de un trasudado seroso, y a continuación se colo
ñ
ca una gota en un portaobjetos de microscopia. Si es necesario, puede mezclarse con la o
muestra una gota de solución salina. La preparación debe cubrirse con un cubreobjetos y
e
examinarse con un microscopio equipado con un condensador de campo oscuro. Las m
muestras positivas contienen espiroquetas móviles muy enrolladas que se flexionan y gi r
ran alrededor de sus ejes longitudinales (fig. 14-1). La obtención de resultados positivos es )>
máxima con las lesiones primarias. La mayoría de casos de sífilis se diagnostican medían 2
te las pruebas serológicas que se comentan en el capítulo 1 5 . .,
m
Las tinciones de Gram d e una secreción vaginal d e pacientes con vaginitis asociada a (")
Gardnerella (también denominada vagínosís inespecífica) pueden examinarse para detec- (")
O·
2
FJG. 14-1. Microscopia de campo oscuro de Treponema pallidum. (Reproducido con permiso de Gower
Medica! Publishing, Lld., Londres, Reino Unido.)
545
tar «células indicadoras» (células epiteliales recubiertas de un gran número de bacilos con
tincióo de Gram variable) (véase lámina 84) o los bacilos gramnegativos curvados de
Mobiluncus spp., un anaerobio que se cree que juega un papel etiológico en esta infección.
Los resultados del frotis se obtienen en menos de 20 minutos y parecen ser igual de sensi
bles y más específicos que los cultivos para Gardnerella vaginalis.
Las tinciones de Gram de secreciones vaginales pueden revelar también la presencia de
multitud de elementos fúngicós: levaduras con gemación, pseudohifas y/o hijas verdade
ras (fig. 14-2). Cuando en el frotis predominan los elementos fúngicos, en la mayoría de
los casos la paciente tiene una infección por Candida albicans. No es necesario observar
hifas verdaderas, como indicio de invasividad, antes de efectuar un diagnóstico de presun
ción de candidiasis. La observación de un gran número de cualquiera de las fases de cre
cimiento de las levaduras es suficiente.
Detección de antígen os
FIG. 14-2. Frotis con tinción de Gram de una secreción vaginal en el que se observan células de levaduras,
pscudohifas e hifas de Candida albicans.
546
A menos que la resistencia a la penicilina llegue a ser tan prevalente que se modifique la
terapéutica estándar para tratar empíricamente estas cepas, es improbable que la detección
de antígenos reemplace a los cultivos.
La detección del antígeno de C. trachomatis en muestras del aparato genital se ha po
pularizado mucho en los últimos años. Se han comercializado varios ensayos de inmu
nofluorescencia directa (DFA) (por ejemplo, MicroTrak, Syva, Palo Alto, CA) e inmu
noensayos enzimáticos (EIA) (por ejemplo, Test Pack y Chlamydiazyme, Abbott
Laboratories, North Chicago, IL). El estudio mediante DFA requiere menos de 30 minu
tos, mientras que los de EIA requieren 30-120 minutos. La exactitud de los resultados de
los ensayos de detección de antígenos depende en gran manera de la calidad de la muestra.
La C. trachomatis es un germen patógeno intracelular de las células del epitelio cilíndrico,
y a menos que se efectúe un raspado de estas células durante la obtención de la muestra, la
:::::
proporción de resultados positivos será baja. La mayoría de las valoraciones comparativas
ponen de manifiesto que el EIA puede ser Ligeramente más sensible que la DFA, pero ésta •
última tiene la ventaja de que puedejuzgarse la calidad de la muestra al mismo tiempo que e
se leen los resultados de la prueba. El atractivo evidente de los ensayos de detección de
)>
antígenos es la rapidez de los resultados en comparación con los de los cultivos. Sin em C)
bargo el cultivo es considerablemente más sensible, en especial cuando se estudian mues 2
tras de individuos infectados asintomáticos. En consecuencia, la detección de antígenos O·
tiene su mayor utilidad al estudiar a poblaciones sintomáticas con una elevada incidencia m
de infección. Los resultados antigénicos negativos en pruebas realizadas en individuos ::! '
(")
asintomáticos deben confirmarse con cultivo. o
Las raspaduras de lesiones genitales que se sospecha que son producidas por el virus e
del herpes simple pueden teñirse con reactivos inmunofluorescentes o de inmunoperoxi m
dasa o pueden estudiarse mediante inmunoensayo enzimático (por ejemplo, HERPCHEK,
E.I. DuPont de Nemours, Wilmington, DE) para la detección antigénica. La sensibilidad !;
de estos ensayos depende de la eficacia con que se han obtenido raspaduras de las lesiones 2
y de la experiencia del microscopista en la lectura de los resultados del ensayo. Una venta .,
m
ja del método de la inmunoperoxidasa es que puede utilizarse un microscopio óptico ordi (")
nario para examinar los frotis teñidos, mientras que para el método de la inmunofluores 52
cencia es preciso un microscopio equipado con iluminación ultravioleta. El inmunoensayo O·
enzimático es una técnica que requiere 4 horas. 2
Cultivo
547
La N. gonorrhoeae se propaga lentamente en comparación con otras bacterias, y en los
cultivos de muestras genitales en medios no selectivos cabe prever que se produzca un so
brecrecimiento de la flora residente no patógena. Por fortuna disponemos de varios medios
selectivos (por ejemplo, GC-Lect, medio de Thayer-Martin modificado, medio de Martin
Lewis y Medio NYC) que facilitan la detección de este germen. Algunas cepas ocasiona
les de N. gonorrhoeae sensibles a la vancomicina no son capaces de crecer en medios se
lectivos (especialmente el medio de Martin-Lewis que es el que tiene la mayor
concentración de vancomicina de los medios comúnmente utilizados). Algunos laboratQ
rios efectúan una inoculación en una placa de agar chocolate no selectivo junto con cada
medio selectivo, para tener la posibilidad de detectar cepas sensibles a la vancomicina. Los
cultivos deben incubarse en una atmósfera aerobia enriquecida con dióxido de carbono al
5-10 % durante 72 horas para alcanzar un máximo porcentaje de aislamientos. En las co
lonias sospechosas de diplococos gramnegativos y oxidasa-positivos, debe confirmarse
que se trata de N. gonorrhoeae mediante pruebas adicionales. Gérmenes como N. menin
gitidis, N. lactamica y Kingel/a denitrificans crecen bien también en los medios selectivos
antes mencionados y se asemejan morfológicamente a la N. gonorrhoeae. Existen nume
rosos ensayos comerciales de base metabólica e inmunológica específicos para N. gono
rrhoeae como pruebas de confmnación.
La C. trachomatis es un parásito intracelular obligado que necesita el adenosintrifos
fato (ATP) de la célula huésped como fuente de energía. Las muestras deben cÓlocarse en
un medio de transporte de clamidias (por ejemplo, medio de 2-sacarosa fosfato), para ser
llevadas al laboratorio e inoculadas en monocapas de células de McCoy tratadas con ci
cloheximida. La inoculación consiste en centrifugar la muestra sobre las células que crecen
en un cubre o en la parte inferior de un recipiente de una bandeja de microtitulación. Es
mejor incubar los cultivos de 37 °C en una atmósfera aerobia que contenga un 5 % de
dióxido de carbono. Se examina el crecimiento de clamidias en los cultivos a las 48-72
horas mediante una tinción para cuerpos elementales y reticulados con anticuerpos conju
gados fluorescentes o con una tinción para cuerpos de inclusión de glucógeno con reacti
vos de yodo o de Giemsa (véase lámina 82). Muchos laboratorios efectúan pasos a ciegas
de los cultivos negativos a las 48-72 horas mediante una homogeneización de la monoca
pa celular de McCoy y utilizando la suspensión para inocular nuevas células de McCoy.
El cultivo celular es el método más sensible para el diagnóstico de la infección genital
por el virus del herpes simple (VHS). Las muestras de líquido recogidas de lesiones vesi
culares recientes son las que producen el mayor porcentaje de cultivos positivos. El por
centaje de positividad desciende rápidamente a medida que las lesiones envejecen y alcan
zan la fase de costra. Como ocurre con la mayoría de los virus, las muestras en el medio de
transporte deben almacenarse a 4 °C antes del cultivo, en vez de a -20 °C, puesto que el
proceso de congelación-descongelación es extremadamente nocivo para el VHS. Este vi
rus crece bien en la mayoría de líneas celulares establecidas humanas o de primates, pre
sentando un efecto citopático visible después de tan sólo 24 horas de incubación. La ma
yoría de los cultivos positivos se detectan en menos de tres días, y el paso a ciegas de
cultivos negativos carece de utilidad. Dado el alto grado de reacción cruzada entre el VHS
1 y Il, habitualmente no se realiza una determinación del serotipo, y cuando ello es necesa
rio, debe solicitarse a un laboratorio experimentado en la interpretación de los resultados
de las pruebas.
La patogenicidad de U. urealyticum y M. hominis en el aparato genital no está aún cla
ra. Estos gérmenes pueden recuperarse en un bajo número en un elevado porcentaje de
mujeres asintomáticas, lo que hace difícil la interpretación de los cultivos positivos. Se han
observado relaciones entre la positividad de los cultivos para U. urealyticum y la infertili
dad y el bajo peso al nacer, así como entre la positividad de los cultivos para M. hominis y
la enfermedad inflamatoria pélvica, pero no hay pruebas concluyentes de que exista una
548
causalidad. Los cultivos para micoplasmas genitales deben hacerse en medios hipertóni
cos para proteger a los microorganismos frágiles de la lisis. Los medios para la recupera
ción del Ureaplasma contienen penicilina y lincomicina para inhibir el crecimiento de las
bacterias y el M. hominis, y deben mantenerse a un pH inferior a 7,0. Los medios de culti
vo para M. hominis contienen penicilina y se mantienen a un pH superior a 7,O para evitar
el crecimiento de U. urealyticum. Los cultivos pueden realizarse en caldo o en agar. Los
cultivos en caldo contienen un indicador del pH que señala la existencia de un crecimien
to. Los cultivos en agar pueden inocularse a partir de cultivos en caldo positivos o directa
mente a partir de muestras, y se incuban en aerobiosis o anaerobiosis en una atmósfera que
contenga dióxido de carbono adicional. Se controla con frecuencia el crecimiento median
te el examen de la superficie de agar a través de un microscopio de disección. Ambos gér
menes crecen rápidamente en caldo o en agar, y los cultivos positivos se detectan en menos
::::
de cinco días.
El valor de los cultivos de Gardnerella vaginalis es dudoso. El germen forma parte de •
la flora vaginal normal y puede ser el predominante en los cultivos de secreciones vagina e
les que sean negativos para los patógenos habituales. Sin embargo los datos actuales apun
)>
tan a los bacilos gramnegativos de cultivo difícil (es decir, Mobiluncus spp.) como verda G')
dera causa de la vaginosis inespecífica. Las alteraciones fisiológicas y químicas del medio z
ambiente vaginal que estimulan el crecimiento rápido de G. vaginalis pueden ser conse C>
cuencia de la infección por Mobiluncus. Las manifestaciones clínicas de la vaginosis C/)
inespecífica se correlacionan mejor con el hallazgo en la tinción de Gram de bacilos gram .-f
negativos curvados y «células indicadoras>> que con los cultivos positivos para G. vagina
ñ
o
lis (véase lámina 84). e
Las infecciones vaginales por levaduras son producidas casi siempre por Candida al m
bicans, que se encuentra normalmente en el tubo digestivo. Los cultivos de C. albicans no r
son difíciles de realizar. Esta levadura crece muy bien en los medios bacterianos y fúngi )>
cos habituales. Un crecimiento intenso de C. albicans de una muestra vaginal es una prue z
ba sólida de la existencia de infección. La interpretación del cultivo es difícil cuando sólo .,
m
se encuentra un pequeño número de colonias. Esta observación sugiere generalmente una (")
colonización más que una infección. (")
o
z
Aparato digestivo
La inmensa mayoría de las muestras del tubo digestivo que se envían al laboratorio de
microbiología para su estudio son para la determinación de la causa de una diarrea. Este
apartado se centrará en las técnicas de laboratorio que son útiles para identificar los agen
tes que causan diarreas.
Microscopia
549
TABLA 14-1. Mecanismos de diarrea bacteriana
550
tivo como el ácido fosfotúngstico, y se examinan al micro copio electrónico para detectar
partículas víricas (fig. 14-3). El tamaño, la forma y las caracterí ticas estructurales de las
partículas contribuyen a facilitar la identificación del agente.
Detección de antígenos
FIG. 14-3. Folografía de microscopia elccJrónica con Jinción negativa de partículas de roJavirus. (Reproducido
con permiso de Gower Medica! Publishing, Ltd., Londres, Reino Unido.)
551
Existe un ensayo de inmunojluorescencia indirecta comercializado para la detección
de los oocistos de criptosporidios utilizando anticuerpos monoclonales (Merifluor, Meri
dian Diagnostics, Cincinnati, OH). La prueba parece tener una sensibilidad y especificidad
cuando menos iguales a las de la tinción acidorresistente modificada. Se dispone de los re
sultados en menos de una hora, pero requiere el empleo de un microscopio equipado para
proporcionar una iluminación ultravioleta (véase lámina 87). Acaba de introducirse en el
mercado un ensayo similar del mismo fabricante para la detección de quistes de Giardia
lamblia.
Detección de toxinas
Unos pocos agentes infecciosos causantes de diarrea elaboran toxinas que son las cau
santes de su patogenicidad. Se han desarrollado ensayos diagnósticos para las toxinas para
algunos de estos agentes, como Clostridium difficile, C. botulinum, Vibrio cholerae, Sta
phylococcus aureus y Escherichia coli enterotoxígena y verotoxígena. En la actualidad
sólo está comercializado el ensayo para la citotoxina (toxina B) de C. difficile. Las solici
tudes de ensayos de otras toxinas deben dirigirse a laboratorios de referencia o de investi
gación.
La prueba del C. difficile (Culturette, Marion Laboratories, Kansas City, MO) es un
ensayo de aglutinación de partículas de látex (APL) que proporciona los resultados en
menos de 20 minutos. Inicialmente se afirmó que la prueba detectaba la toxina A del C.
difficile de forma específica. Más recientemente se ha comprobado que la prueba detecta
un antígeno común a varias especies de Clostridium. Así pues, la credibilidad de un resul
tado positivo de la APL es dudosa. El ensayo de la toxina B del C. difficile (Bartels Im
munodiagnostic Supply, Bellevue, WA) determina el potencial citotoxígeno de filtrados
de heces en cultivos celulares de fibroblastos de la piel de la frente humana. La actividad
que es neutralizable con antitoxina específica es indicativa de un resultado positivo. La
prueba requiere hasta 48 horas, y los resultados de los ensayos comerciales pueden com
pararse favorablemente con los de los ensayos de referencia.
Cultivo
552
te) que estimulan el crecimiento de la Salmonella y, en algunos casos, de la Shigella, al
tiempo que inhiben el crecimiento del resto de la flora entérica. Estos medios se incuban
durante 8-24 horas después de la inoculación y luego se subcultivan en uno de los medios
de agar selectivos antes mencionados. El valor de los caldos de enriquecimiento es máxi
mo cuando se está buscando un número reducido de Salmonel/a y Shigella en las heces
(por ejemplo, en la búsqueda de portadores asintomáticos de S. ryphi), o cuando se utiliza
un inmunoensayo para estudios de detección sistemática de antígenos de Salmonel/a o
Shigella en las muestras.
La Y. enterocolitica no fermenta tampoco la lactosa en los medios antes mencionados,
pero dada su naturaleza psicrófila (amante del frío), crece a un ritmo más lento que la ma
yoría de microorganismos entéricos cuando se incuba a 35-37 °C. Dado que algunas cepas
son inhibidas por estos medios o son eliminadas por un sobrecrecimiento del resto de la
::::::
flora, se han desarrollado medios altamente selectivos para la Y. enterocolitica. El agar
CIN es tal vez el más eficaz de ellos. Si no son necesarios resultados rápidos, un enriqueci •
miento en frío durante 30 días de las muestras de heces en suero fisiológico refrigerado e
aumenta el porcentaje de cultivos positivos. En algunos casos, el enriquecimiento en frío
)>
es tan eficaz que hace que se detecte un número muy reducido de serotipos no patógenos C)
de Y. enterocolitica, dando lugar a diagnósticos poco válidos. 2
El C. jejuni no crece en los medios de cultivo que favorecen el crecimiento de Salmo O·
nella, Shigella o Yersinia, y requiere el aporte de una atmósfera microaerófila (5 % de 02, en
1 0 % de C02, 85 % de N2 es la combinación óptima). En la actualidad se utilizan habitual ::::!
mente varios medios de cultivo en agar (por ejemplo, medio de Skirrow) y en caldo (por
("')
o
ejemplo, tioglicolato Campy) que seleccionan eficazmente al Campylobacter. Como al
e
ternativa a los medios selectivos, la inoculación de las heces en agar sobre el que se ha co m
locado una membrana de filtro estéril de acetato de celulosa de 0,45 micrones, constituye r
un método de cultivo selectivo eficaz. Las células de Campylobacter móviles, muy delga )>
-
das y en forma de tirabuzón atraviesan la membrana y forman colonias en el medio situa 2
do debajo de ella. Dado que el C. jejuni es una bacteria termófila (amante del calor), los 'TI
m
medios de cultivo principales se incuban a 42 oc. La temperatura elevada constituye una ("')
condición levemente selectiva, puesto que parte de la flora entérica no es capaz de crecer a ("')
esta temperatura. Tanto si se utiliza un medio selectivo como si se emplea el método de o-
filtración, el crecimiento de otros gérmenes debe ser escaso o nulo. Esto es esencial puesto 2
que el Campylobacter crece a un ritmo inferior al de la mayor parte de las Enterobacte
riaceae y podría pasar fácilmente desapercibido si se produjera un sobrecrecimiento de
otros microorganismos en el cultivo.
Cuando es necesario cultivar específicamente el Vibrio species, debe inocularse un
medio selectivo como el agar tiosulfato-citrato-sales biliares (TCBS). El agua de peptona
alcalina constituye un caldo de enriquecimiento eficaz para la detección de un número bajo
de estos gérmenes en las heces.
Recientemente se ha identificado aAeromonas hydrophila y A. sobria como causas de
gastroenteritis mediadas por toxinas. Ambas especies crecen muy bien en agar de Mac
Conkey, pero forman colonias que son morfológicamente indistinguibles de las de E. coli.
Como componentes de la familia de las Vibrionaceae, las aeromonas son todas ellas oxi
dasa-positivas, propiedad ésta que las distingue claramente de las Enterobacteriaceae.
Puede identificarse un crecimiento intenso deAeromonas spp. en un coprocultivo realiza
do en una placa de agar sangre de carnero al 5 % habitual. Dado que casi todas las A.
hydrophila y A. sobria son betahemolíticas en el agar sangre de carnero, basta con exami
nar la presencia de colonias betahemolíticas y oxidasa-positivas. Puede utilizarse un medio
selectivo, con agar sangre de carnero al5 % con 1 O J.Lg/rnl de ampicilina, para aumentar los
porcentajes de detección. Puede encontrarse en las heces una especie no enterotoxígena de
Aeromonas, la A. caviae, que generalmente no es hemolítica en el agar sangre de carnero.
553
El Clostridium difficile, que es la principal causa de enterocolitis asociada a antibióti
cos, es un anaerobio obligado que no es difícil de detectar mediante cultivo. Se ha diseña
do un medio selectivo, el agar cicloserina-cefoxitina-fructosa (ACCF), para facilitar su
aislamiento. Sin embargo el significado clínico de los resultados de los cultivos positivos y
negativos es dudoso. El C. difficile se ha recuperado con frecuencia de individuos asinto
máticos, especialmente en niños muy pequeños. Y a la inversa, se han descrito individuos
sintomáticos con muestras con citotoxina positiva y cultivo negativo. En este momento, el
ensayo de la citotoxina parece ser el método de elección para el diagnóstico de laboratorio
de la enterocolitis por C. difficile, teniendo el cultivo en el mejor de los casos un pape!
coadyuvante.
La identificación de la diarrea causada por E. coli patógena es una decisión difícil para
la mayoría de laboratorios de microbiología clínica. Los antisueros de alta calidad necesa
rios para determinar con exactitud los serotipos enteropatógenos o bien no están disponi
bles o bien son demasiado caros para el laboratorio medio. Los ensayos de E. coli entero
toxígena, enteroinvasiva o enteroadherente son técnicamente dif
íciles de establecer y aún
no pueden obtenerse comercialmente. Los serotipos se basan en la definición de un antí
geno «Ü» (somático) o «H>> (flagelar) en la bacteria. En la actualidad es posible realizar
estudios de detección en las heces para un serotipo (0157:H7) de E. coli enterohemorrá
gica mediante inoculación en agar de MacConkey-sorbitol. Las cepas 0157:H7 no fer
mentan el sorbitol, mientras que el 94 % de las demás E. coli sí lo hacen. En las E. coli
sorbitol-negativas puede estudiarse si poseen el antígeno somático 0157 y el antígeno fla
gelar H7 mediante el empleo de antisueros comercializados. La dificultad estriba en que el
serotipo 0157:H7 es sólo uno de la más de una docena de serotipos de E. coli capaces de
producir verotoxina. En consecuencia, el método de elección para el diagnóstico de labo
ratorio de la colitis hemorrágica por E. coli es el ensayo de verotoxina. Por desgracia en
la actualidad no están comercializados los reactivos necesarios para el ensayo de dicha
toxina.
Las infecciones de heridas y órganos suelen producirse tras la ruptura de las defensas
del huésped como consecuencia de un traumatismo o un trastorno inmunosupresor subya
cente. Los microorganismos infectantes pueden introducirse a partirdel medio ambiente o
proceder de zonas endógenas colonizadas. La identificación eficaz por parte del laborato
rio del germen o los gérmenes causales se basa en el examen de muestras recogidas en el
lugar real de la infección. Con demasiada frecuencia, el material que se envía al laborato
rio es inadecuado. Un ejemplo de ello es la muestra de una infección de una herida reco
gida simplemente pasando un escobillón por las capas superficiales de la misma -una
zona que es rápidamente colonizada por flora endógena y exógena que no participa en el
proceso infeccioso-. En estas circunstancias, el informe de la tinción de Gram y el cultivo
pueden llevar al clínico a confusión, haciendo que prescriba un tratamiento antimicrobiano
inadecuado. En las infecciones de órganos, un problema frecuente es que el material aspi
rado o biopsiado sea insuficiente para todos los estudios de laboratorio solicitados. Cuando
esto ocurre, a menudo se pide al laboratorio que separe la muestra en porciones tan pe
queñas que la calidad de los exámenes realizados con ellas no es óptima. Corresponde al
clínico, cuando la cantidad de muestra es inevitablemente reducida, establecer un orden de
prioridad en las pruebas solicitadas, con objeto de que el laboratorio realice el mayor nú
mero de pruebas que la cantidad de muestra permita.
554
Microscopia
e
l>
Cultivo G')
z
Los cultivos de muestras de heridas y órganos proporcionan una información diagnós O·
tica definitiva así como la información necesaria después del diagnóstico para efectuar un rJ)
-t
seguimiento de los resultados del tratamiento elegido. Los cultivos para bacterias patóge
ñ
nas habituales deben incluir la inoculación en agar sangre de carnero, MacConkey o EAM o
y un tubo de caldo de cultivo (preferiblemente un caldo que facilite el crecimiento d e una
e
amplia variedad de bacterias, incluyendo los anaerobios oxigenotolerantes). Las muestras m
de celulitis y aspirados de órganos de pacientes pediátricos deben inocularse también en
agar chocolate para la detección del H. influenzae. �
-
Los hongos que causan con más probabilidad infecciones de heridas y órganos crecen z
muy bien en los medios fúngicos habituales -de hecho, muchos de ellos son detectables .,
m
en los cultivos bacterianos habituales-. Reiterando lo ya comentado en el capítulo 13, los (')
cultivosfúngicos deben incluir siempre medios incubados a 25-30 oc para permitir el cre Q
cimiento de un gran número de hongos que sufren una inhibición a la temperatura interna O·
del cuerpo. Pueden incubarse tubos o placas de cultivo adicionales a 35-37 oc para acele z
rar el crecimiento de los hongos capaces de replicarse a la temperatura corporal.
A veces las infecciones de heridas son producidas por micobacterias de crecimiento
rápido (grupo 4 de Runyon) del complejo fortuitum-chelonei. Estos microorganismos
pueden cultivarse en medios bacterianos habituales, si se incuban durante cinco a siete
días. Dado que lo habitual es que sólo los caldos de cultivo de enriquecimiento de las heri
das se mantengan durante tanto tiempo, estas micobacterias suelen detectarse inicialmente
en la tinción de Gram de caldos de cultivo turbios y tienen un aspecto parecido a los difte
roides (Corynebacterium spp.). El laboratorio debe estar advertido de esta posibilidad y no
considerar automáticamente un resultado de este tipo como indicativo de una contamina
ción cutánea. El siguiente paso lógico es una tinción acidorresistente del caldo.
Algunas micobacterias de crecimiento lento pueden causar también infecciones de las
heridas. Las recomendaciones hechas para los cultivos fúngicos de heridas son válidos
también para los cultivos de micobacterias de este origen. Estos cultivos deben incluir me
dios incubados a 25-30 °C, puesto que M. marinum y M. ulcerans no crecen a 35-37 °C.
Los cultivos de órganos de pacientes en que se sospecha una tuberculosis miliar o un:a
infección diseminada por M. avium o M. intracellulare deben manejarse como cultivos
habituales de micobacterias, con una excepción. Las técnicas de digestión y descontami
nación no son necesarias si la muestra se ha obtenido de una localización corporal no colo
nizada con flora normal.
555
Muestras de ojos/oídos
Las infecciones de los ojos y los oídos plantean un reto al clínico y al microbiólogo, por
cuanto la cantidad de muestra disponible para los estudios diagnósticos suele ser pequeña y
el número de posibles patógenos es elevado. Corresponde al clínico delimitar el campo de
posibles microorganismos a un número Jo suficientemente reducido como para que el labo
ratorio pueda poner en marcha una búsqueda razonable de los patógenos más probables.
Las infecciones oculares que se dan con regularidad son la celulitis orbitaria, la con
juntivitis, la blefaritis, la queratitis y la endoftalmitis. Las muestras enviadas al laboratorio
de microbiología van desde escobillones aplicados a la conjuntiva hasta raspaduras de la
córnea o aspirados por punción del líquido y pus intraocular.
Las infecciones del oído pueden estar localizadas en el oído externo, medio o interno.
Las del oído externo son muy similares a las infecciones de heridas y de la piel y suelen ser
producidas por los mismos tipos de gérmenes. La presencia de cerumen en el canal auditi
vo puede predisponer a la colonización y crecimiento de determinadas bacterias y hongos
que pueden producir una irritación mínima. En condiciones normales el oído medio e in
terno es estéril y se infecta por la entrada de microorganismos procedentes de la nasofarin
ge y a veces por diseminación hematógena.
Microscopia
Detección de antígenos
556
Cultivo
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558
CAPÍTULO
DIAGNÓSTICO SEROLÓGICO
DE ENFERMEDADES INFECCIOSAS
CONCEPTOS
PRUEBAS
561
CAPÍTULO
DIAGNÓSTICO SEROLÓGICO
DE ENFERMEDADES INFECCIOSAS
Clases de anticuerpos
563
APARICIÓN DE LA lgG E lgM HUMANAS EN EL SUERO
DESPUÉS DEL INICIO DE LA INFECCIÓN
TíTULO RELATIVO
¡--
10 12 u 16 18 20 22 24 26
FIG. 15-1. Aparición de las inmunoglobu
SEMANAS
linas humanas en el suero tras el inicio de la
--lgM -- lgG infección.
una IgM específica para un agente infeccioso en el suero significa la existencia de una in
fección actual o muy reciente en el huésped. El diagnóstico de una infección congénita en
el recién nacido puede hacerse demostrando la presencia de una IgM específica para el mi
croorganismo en la sangre del cordón umbilical, puesto que la molécula de lgM es un pen
támero, demasiado grande para atravesar la placenta fetal. La presencia de una lgG mo
nomérica específica para un microorganismo en la sangre del cordón umbilical, puede
indicar un anticuerpo materno adquirido pasivamente.
Los títulos de anticuerpos lgG en el suero empiezan a aumentar de dos a tres semanas
después de la infección y pueden persistir a niveles detectables durante toda la vida. La
detección de una IgG específica para un microorganismo en una única muestra de suero
puede no ser útil para el diagnóstico de una infección actual o reciente, dada la variabilidad
en el período de tiempo en que puede producirse la lgG después de la infección. Son mu
cho más útiles los ensayos de pares de muestras de suero obtenidos con al menos dos se
manas (preferiblemente cuatro) de separación. La demostración de un aumento (o dismi
nución) de al menos cuatro veces en el título de IgG específica para un microorganismo en
el intervalo de tiempo existente entre la obtención de las muestras constituye una confir
mación serológica de una infección reciente. Un aumento (o disminución) de dos veces en
el título no constituye una variación significativa y puede reflejar pequeñas modificaciones
en la realización de la prueba. Es imprescindible estudiar las dos muestras a la vez en el
mismo análisis y con los mismos lotes de reactivos para que las comparaciones de los títu
los tengan valor.
Los anticuerpos de tipo inmunoglobulina A (IgA) se forman en respuesta a infecciones
de células con actividad secretora (por ejemplo, las células que revisten las vías respirato
rias, gastrointestinales y genitourinarias). La IgA de secreción es liberada en las zonas de
infección, y se encuentra lgA sérica en el torrente circulatorio. Es infrecuente que el labora
torio se serología efectúe determinaciones de la IgA de secreción o sérica específicamente,
por lo que el resto del capítulo estará limitado a los ensayos específicos de IgG e lgM.
Los ensayos de anticuerpos específicos de tipo lgM están sujetos a errores que el seró
logo experto debe evitar.
564
Pueden producirse resultadosfalsos negativos de IgM si el suero del paciente contiene
anticuerpos específicos tanto de IgG como de IgM dirigidos contra el o los antígenos de
interés, como podría ocurrir si el paciente estuviera en la fase de transición entre las res
puestas de IgM e lgG a la infección. Dado que la IgG suele tener una mayor avidez que la
IgM por el o los antígenos, o puede estar presente a títulos muy superiores a los de la lgM,
la competencia por unos lugares de fijación de anticuerpos en el antígeno limitados podría
hacer que el resultado para la IgM fuera negativo.
El factor reumatoide (anticuerpos IgM para la cadena pesada de la inmunoglobulina
IgG) puede interferir también con los ensayos de anticuerpos específicos lgM, en especial
en los sueros de recién nacidos que han respondido serológicamente a la IgG materna. La
IgG materna específica para un microorganismo en los sueros de recién nacidos no infec
tados puede reaccionar con un antígeno o antígenos en el inmunoensayo. El factor reuma
toide en las mismas muestras puede fijarse a los complejos inmunes, dando lugar a una
falsa impresión de que existe una lgM específica para el microorganismo en las muestras •
(resultado de lgMfalso positivo).
Los resultados de IgM falsos negativos y falsos positivos descritos anteriormente pue e
m
den evitarse mediante una separación de las inmunoglobulinas IgM e IgG antes de reali -4
zar el inmunoensayo. Se han utilizado como pasos de tratamiento previo de las muestras la m
cromatografía de intercambio iónico utilizando minicolumnas baratas de un solo uso (por ()
ejemplo, Quik-Sep, lsolab, lnc., Akron, OH), la ultracentrifugación en gradiente de saca
Q
rosa, la cromatografía de afinidad utilizando bolitas de Sepharose recubiertas de proteína
o-
2
A, o la reacción de los sueros con antisueros anti-IgG humana de cabra precipitantes (por
e
ejemplo, Serum Pretreatment Reagent, M. A. Bioproducts, Walkersville, MD). Tal vez el m
método más eficaz sea el empleo de ensayos de captura de anticuerpos, en los que el )>
componente de fase sólida de un inmunoensayo enzimático o un radioinmunoensayo se 2
recubre con un anticuerpo dirigido contra la cadena mu de la molécula de IgM. Tras la ab �
sorción de la IgM de la muestra mediante el anticuerpo de captura, se eliminan los anti ()
e
cuerpos que no son de tipo IgM del ensayo mediante un lavado. El principal inconveniente m
del ensayo de captura de anticuerpos es que no puede realizarse con metodologías que no :0
sean el inmunoensayo enzimático o el radioinmunoensayo.
"'
o
en
Métodos para la detección de anticuerpos S:
ñ
El laboratorio de serología utiliza en la actualidad una amplia gama de metodologías de :0
ensayo para la detección de anticuerpos. Los primeros ensayos que se desarrollaron eran o
o:J
tediosos, requerían mucho trabajo y con frecuencia se tardaban más de 24 horas en obtener
los resultados finales. La mayor parte de estos ensayos iniciales han sido sustituidos por
)>
2
métodos más sencillos y mucho más rápidos durante las dos últimas décadas. De todos o
modos, algunos de los ensayos más antiguos se siguen aplicando aún y, en algunos casos, en
continúan siendo el método de elección.
lnmunoprecipitación
565
tieron identificar bandas de precipitina específicas que aumentaban el valor diagnóstico de
los resultados de la prueba. El ensayo de doble inmunodifusión de Ouchterlony, un méto
do en el que las líneas de precipitina de identidad, identidad parcial o no identidad, facili
taban la comparación de los sueros del paciente con sueros de referencia, añadió una im
portante informaCÍón que no podía obtenerse con una única prueba (fig. 15-2).
Desde la perspectiva del serólogo, la aparición de los métodos de inmunoelectroforesis
y de contrainmunoelectroforesis para la detección de antígenos y anticuerpos de agentes
infecciosos ha constituido, hasta el momento, el logro cumbre en la tecnología de la in
munoprecipitación. El flujo dirigido de antígenos y anticuerpos los unos hacia los otros a.
través de una matriz de gel bajo la influencia de un campo eléctrico ha incrementado ex
traordinariamente la sensibilidad de los ensayos de precipitación y ha acortado drástica
mente el tiempo necesario para obtener los resultados del ensayo. Véase en el capítulo 13
un comentario más detallado de la contrainmunoelectroforesis.
Uno de los primeros métodos de una nueva generación de ensayos de anticuerpos más
sensibles desarrollado hace más de 25 años, la prueba defijación del complemento se basó
en la inactivación (fijación) del complemento tras la unión de los factores del complemen
to a complejos inmunes de antígeno-anticuerpo. Una vez fijado, no hay complemento dis-
FIG. 15-2. Ensayo de doble inmunodifusión de Ouchterlony. Obsérvense las líneas de precipitina de identidad
en comparación con los sueros de referencia.
566
ANTÍGENO
+
ANTICUERPO FIJADOR DEL COMPLEMENTO
+
COMPLEMENTO
¡
AUSENCIA DE LISIS ERITROCITARIA
�
LISIS ERITROCITARIA
e
m
�
ponible para inducir la hemólisis de los hematíes de carnero recubiertos con un anticuerpo m
(hemolisina) que se añaden a los tubos de ensayo (fig. 15-3). (")
(")
La prueba de la fijación del complemento es tediosa y requiere tiempo. Deben realizar
se titulaciones de antígeno, hemolisina y complemento antes de analizar la muestra objeto
(5,
2
de estudio. La realización de la prueba en sí requiere dos días A pesar del desarrollo de
..
e
métodos de ensayo más sencillos, más rápidos y más sensibles durante las dos últimas dé m
cadas, la fijación del complemento sigue siendo el método de elección para la confirma )>
ción serológica de determinadas enfermedades infecciosas. En la actualidad, en su mayor 2
parte las pruebas de fijación del complemento sólo las tienen establecidas laboratorios de :::!
referencia centralizados, dadas las complejidades antes descritas que comporta su reali (")
e
zación. m
::D
.,
o
Neutralización (/)
Los ensayos de neutralización, en que la infectividad de un microorganismo o la acti
S:
vidad de una toxina son neutralizadas por un anticuerpo específico (fig. 15-4), rara vez se e=;
::D
realizan con fines diagnósticos. Dado que para completar estos ensayos son necesarios a o
menudo varios días, su utilización está limitada más bien a los estudios de detección siste tD
mática en poblaciones de pacientes para determinar su inmunidad o exposición previa a )>
2
o
VIRUS (/)
+
ANTICUERPO NEUTRALIZANTE
567
agentes infecciosos. Casi todos los ensayos de neutralización realizados hoy en día están
diseñados para detectar anticuerpos cohtra virus, después de una infección o vacunación
vírica.
Los anticuerpos neutralizantes previenen habitualmente la infección vírica del huésped
o anulan la actividad de una toxina mediante una adherencia que bloquea al virus o la
toxina contra los que van dirigidos. Por consiguiente, estos anticuerpos se consideran en
general protectores, y con frecuencia puede predecirse la eficacia de nuevos preparados de
vacunas mediante la determinación de los anticuerpos neutralizantes.
lnmunofluorescencia
568
directos (DFA) que se utilizan para los antígenos y que se han descrito en el capítulo 13. Es
habitual que los ensayos de anticuerpos fluorescentes indirectos requieran menos de cuatro
horas para su reaJización, y la mayor parte de este tiempo transcurre en períodos de incu
bación sin necesidad de manipulación.
La técnica de IFA difiere de la de DFA en que el conjugado de anticuerpo-colorante
fluorescente contiene una IgG o IgM antihumana en vez de un anticuerpo dirigido contra el
agente infeccioso. La inclusión de un conjugado de anticuerpo antihumano en el método
de ensayo obliga a realizar un paso adicional, con lo que el tiempo necesario para disponer
de los resultados es superior. La técnica de IFA se realiza aplicando una dilución del suero
del paciente a un frotis que contiene el agente infeccioso o las células infectadas que ex
presan antígenos del agente infeccioso. Después de una incubación adecuada y de un la
vado cuidadoso, se sumerge el frotis en el conjugado de anticuerpo IgG o IgM antihumano.
A continuación se realiza un segundo ciclo de incubación-lavado, y luego se examina el
frotis microscópicamente o con instrumentación para detectar la fluorescencia inducida
•
por la luz ultravioleta.
La sensibilidad de un ensayo de IFA es superior a la de la DFA gracias a la amplifica e
m
ción de la señal que se produce con la reacción del conjugado de anticuerpo con el primer
-4
complejo antígeno-anticuerpo. Sólo hay una molécula de conjugado de anticuerpo por m
cada complejo antígeno-anticuerpo de DFA. En cambio, cada complejo antígeno-anti (")
(")
cuerpo de IFA puede unirse a varias moléculas de conjugado de anticuerpo, dando lugar
con ello a una señal fluorescente mucho más intensa.
o
z
El precio que se paga por una mayor sensibilidad en los ensayos de IFA es una menor
e
especificidad, debido fundamentalmente a la retención inespecífica del conjugado de anti m
cuerpo. Los demás inconvenientes de la técnica de IFA son los mismos que los del método )>
de DFA: la necesidad de un equipo especializado para realizar el ensayo y la necesidad de z
un microscopista experimentado si se pretende detectar la inmunofluorescencia al mi -4
croscopio. e=;
e
m
l:J
"''
lnmunoensayo enzimático o
CJ)
Los inmunoensayos enzimáticos (EIA) para la detección de anticuerpos contra agentes S:
infecciosos han ganado rápidamente popularidad en los últimos años. Los principales (")
l:J
motivos para ello son que los EIA tienden de por sí a la automatización y la instrumenta o
ción, y que junto con los radioinmunoensayos constituyen las técnicas de ensayo más m
sensibles de las que se comentan en este capítulo. Los inmunoensayos enzimáticos para )>
anticuerpos suelen ser ensayos indirectos que se basan en el empleo de un conjugado de z
anticuerpo antihumano IgG o IgM. La relación entre el EIA directo e indirecto es exacta o
mente análoga a la existente entre los ensayos de anticuerpos fluorescentes directos e in
CJ)
directos descrita en el apartado anterior de este capítulo.
Las técnicas de ElA indirecto requieren de 2 a 24 horas. El ensayo se realiza incubando
una dilución de una muestra del paciente con antígenos del agente infeccioso unidos a una
fase sólida (por ejemplo, una bolita o una paleta de plástico, o las paredes de un tubo o una
bandeja de microtitulación). A continuación se lava cuidadosamente la fase sólida y se
baña en una solución del conjugado enzima-anticuerpo. Se repite el ciclo de incubación y
lavado, y luego se añade el substrato de la enzima. El conjugado de enzima-anticuerpo
unido a la fase sólida, a través de la reacción con complejos inmunes, cata!iza la conver
sión del substrato en un producto final coloreado que es detectable a simple vista o con la
ayuda de un espectrofotómetro. La intensidad de aparición del color tiene una correlación
positiva con la cantidad de anticuerpo presente en la muestra.
569
En determinadas situaciones, un EIA competitivo es lo más apropiado para la detec
ción de un anticuerpo. En este caso, se mezcla la muestra del paciente con una cantidad
medida con exactitud del conjugado enzima-anticuerpo dirigido contra el mismo antígeno
que el anticuerpo del paciente. El conjugado de anticuerpo y el anticuerpo del paciente
compiten por un número limitado de lugares de fijación de anticuerpo existentes en los an
tígenos unidos a la fase sólida. Se lava cuidadosamente esta fase sólida y se baña con el
substrato de la enzima. La cantidad de aparición de color presenta una correlación inversa
con la cantidad de anticuerpo presente en la muestra.
Las ventajas e inconvenientes del EIA para la detección de anticuerpos son las mismas
que las que existen para la detección de antígenos y que se han descrito en el capítulo 13.
Radioinmunoensayo
Infecciones bacterianas
570
TABLA 15-1. Pruebas serológicas realizadas con frecuencia para el diagnóstico de t:J
infecciones bacterianas recientes S
Resultado
.
�
o.
Microorganismo Prueba clínicamente significativo (1)
�
Staphylococcus aureus lnmunodifusión para �1:4 8
anticuerpos para el ácido (1)
teicoico
!B
Streptococcus pyogenes Antiestreptolisina O
Anti-ADNasa B
�1:240
�1:240
�
o.
@
Antihialuronidasa �4 'X aumento del título
Sa/monella typhi Prueba de Widal �4 X aumento del título
Legionella pneumophila lnmunofluorescencia indirecta �1:256
Treponema pallidum Reagina plasmática rápida �1:8 •
VDRL �1:8
FfA-ABS (lgM) Positivo e
Borrelia burgdorferi Inmunofluorescencia indirecta �1:128 :¡;:
Mycoplasma pneumoniae Aglutininas frías �1:128 C)
Fijación del complemento �1:32 2
Rickettsia rickettsii Weii-Felix (OX-19) �1:320 O·
(/)
*Los tftulos iguales o superiores a los indicados en la tabla o los aumentos de cuatro veces o más en el título entre los sueros -1
de la fase aguda y de convalecencia sólo sugieren una infección reciente por los microorganismos indicados. Los títulos inferiores
ñ
a los presentados en la tabla no descartan la infección.
o
(/)
m
:u
o
r-
Infecciones estafilocócicas
O·
C)
La única prueba de anticuerpos antiestafilocócicos que puede adquirirse en forma de un
ñ
equipo ya preparado es un ensayo para anticuerpos para el ácido teicoico del Staphylo o
coccus aureus (ENDO-STAPH, Meridian Diagnostics, lnc., Cincinnati, OH). El ácido tei e
coico del S. aureus es un polímero de ribitol ligado a fosfodiéster que está unido covalen m
-
temente a la pared celular del microorganismo. Prácticamente todos los adultos poseen
2
títulos bajos de estos anticuerpos, cuando se estudian los sueros en un ensayo de sensibili ..,
dad. Sin embargo, un título de anticuerpo para el ácido teicoico inusualmente elevado es m
(")
indicativo de una infección invasiva por S. aureus (por ejemplo, endocarditis bacteriana (")
subaguda y osteomielitis). o
La prueba de ENDO-STAPH es un ensayo de inmunodifusi6n que, dada su poca sen 2
sibilidad intrínseca, da resultados negativos en la mayoría de pacientes no infectados o en m
los pacientes con una infección no estafilocócica o una infección por S. aureus leve. Un
(/)
título de anticuerpos � l :4 se considera positivo y sugiere una infección grave por S.
(")
o
aureus. 2
(")
:u
m
Infecciones estreptocócicas -1
)>
Las infecciones por Streptococcus pyogenes (estreptococos del grupo A) son las úni
(/)
cas infecciones estreptocócicas para las que existe una detección de anticuerpos clínica
mente útil. En particular, un diagnóstico de confirmación de una fiebre reumática aguda
estreptocócica o de una glomerulonefritis aguda requiere una demostración serológica de
una infección reciente.
571
Existen varias pruebas de detección sistemática que permiten identificar simultánea
mente cinco enzimas estreptocócicas: estreptolisina O, ADNasa 8, hialuronidasa, NADa
sa y estreptoquinasa (por ejemplo, Streptozyme, Wampole Laboratories, Cranbury, NJ).
La demostración de un aumento colectivo de cuatro veces o más en el título de anticuerpos
es una prueba de una infección reciente.
La prueba de la antiestreptofisina O (ASO) es una técnica de neutralización enzimáti
ca que se realiza cuando conviene conocer si el título de ASO es elevado o está aumen
tando. La realización de la prueba se inicia mezclando diluciones del suero con una canti
dad definida de estreptoüsina O. Después de una incubación apropiada, se añaden
eritrocitos humanos de tipo O lavados, se reincuban los tubos y se exarruna la aparición de
hemólisis. El título de ASO es la máxima dilución del suero que impide por completo la
lisis eritrocitaria. Un título de ASO clínicamente significativo es el;?: 1:240 (;?: 240 unida
des Todd) en una sola mues� o un aumento de al menos dos diluciones entre las muestras
obtenidas en la fase aguda y de convalecencia. Dado el complicado esquema de ctilución
que se utiliza para realizar la prueba de ASO, un aumento de dos diluciones en el título no
equivale a una elevación de cuatro veces. La mayor utilidad de la prueba de la ASO está en
la confirmación serológica de una infección faríngea reciente por S. pyogenes en los pa
cientes en que se estudia la posible presencia de una fiebre reumática. La prueba no es fia
ble para la confirmación de una infección cutánea reciente por S. pyogenes.
La prueba de la anti-ADNasa 8 (ADB) es también un ensayo de neutralización enzi
mática. Se mezclan diluciones del suero con una cantidad estándar de ADNasa B estrepto
cócica y se incuban. Se añade entonces ADN como substrato y, tras una segunda incuba
ción, se comprueba la despolimerización del ADN. El ADN despolimerizado puede
identificarse por la pérdida de la precipitabilidad con alcohol o por una pérdida o cambio
del color de un complejo ADN-colorante (por ejemplo, ADN-verde de metilo). La variable
de valoración final del ensayo es la máxima dilución sérica que retiene la actividad ADB
suficiente para impedir la hidrólisis del ADN.
La prueba ADB detecta los anticuerpos producidos tras las infecciones tanto faríngeas
como cutáneas por S. pyogenes, y es por tanto superior a la prueba ASO para la confirma
ción serológica de la glomerulonefritis aguda postestreptocócica. Además, los anticuerpos
ADB persisten durante más tiempo que los anticuerpos ASO y pueden constit�Jir una prue
ba de una infección reciente por S. pyogenes cuando el título de ASO ha descendido hasta
valores normales. Un título de ADB en una sola muestra de;?: 1:240 se considera elevado,
pero es una prueba más convincente de una infección previa la detección de un incremento
de dos diluciones o superior en el título existente en los sueros de la fase aguda y de con
valecencia.
Un último ensayo de neutralización enzimática para anticuerpos estreptocócicos es la
prueba de La a ntihialuronidasa (AHT). La AHT se lleva a cabo incubando diluciones del
suero del paciente con hialuronidasa estreptocócica, seguido de la adición de hialuronato
potásico. Después de una nueva incubación, se identifica la hidrólisis del hialuronato por la
falta de formación de un coágulo al añadir ácido acético 2N. La variable final de valora
ción de la AHT es la máxima dilución del suero del paciente con la que se forma un coágu
lo evidente.
La AHT, al igual que la prueba de ADB, es positiva en los pacientes que han sufrido
una infección por S. pyogenes faríngea o cutánea. Un aumento de cuatro veces o más en el
título entre los sueros de las fases aguda y de convalecencia se considera una demostración
de una infección reciente por S. pyogenes. La mayoría de serólogos consideran que los re
sultados de la ADB son más fáciles de leer que los de la AHT, y reservan la utilización de
esta última como prueba de tercera línea.
572
Salmonelosis
z
Teknika Corp., Durham, NC) fue durante un tiempo el método de elección para el diag "T1
nóstico de laboratorio de la legionelosis (enfermedad de los legionarios). La aparición de m
una prueba de anticuerpos fluorescentes directa para antígenos de Legionella en las
(")
muestras obtenidas de las vías respiratorias bajas (véase capítulo 13) y la disponibilidad de
Q
o
medios de cultivo selectivos para la detección de microorganismos de Legionella de cre z
cimiento lento a partir de muestras en las que hay una flora respiratoria mixta, han relega m
do a la prueba de IFA a una posición secundaria. C/)
La prueba de IFA para anticuerpos para L. pneumophila se realiza bañando frotis de (")
microorganismos del serogrupo 1 (cepa Filadelfia 1) muertos por calor con diluciones se
o
z
riadas del suero del paciente. Se incuban los frotis, se lavan cuidadosamente y se exponen (")
a anticuerpos anti-IgG, lgM o IgA humana polivalentes conjugados con isotiocianato de :lJ
m
fluoresceína (FITC, fluorescein isothiocyanate). Después de un nuevo ciclo de incubación �
y lavado cuidadoso, se cubren los portaobjetos y se examinan al microscopio utilizando )>
una iluminación ultravioleta. La variable de valoración final del ensayo es la máxima dilu C/)
ción del suero del paciente que hace que el microorganismo presente una fluorescencia de
al menos 1 +.
Una prueba de IFA positiva para L. pneumophila en pacientes con neumonía se basa en
un aumento de al menos cuatro veces en el título de anticuerpos entre los sueros de la fase
573
aguda y la de convalecencia, cuando ésta última muestra presenta un titulo de� 1:128. Al
ternativamente, si no se dispone de pares de muestras, un solo título� 1 :256 constituye una
prueba de presunción de una infección reciente.
Sífilis
574
antitreponémico marcado con isotiocianato de fluoresceína (FITC) como contratinción, se
vuelve a incubar y lavar y se cubre con un cubreobjetos. El frotis se examina al microsco
pio utilizando iluminación ultravioleta. En primer lugar se localizan los treponemas en el
porta utilizando el sistema de filtro del FITC, y luego se valora la reacción de los trepone
mas con anticuerpos séricos mediante la conversión del microscopio al sistema de filtro
TMRITC. La presencia de treponemas fluorescentes con TMRITC en el frotis indica un
resultado pos i tivo .
Los ensayos de MHA-TP y HATTS son pruebas de hemaglutinación que se realizan en
recipientes de bandejas de microtitulación. Se mezclan eritrocitos de carnero (MHA-TP) o
de pavo (HATTS) que han sido sensibilizados con antígenos de T. pallidum con el suero
del paciente tratado co� «sorbente.» Como control negativo, se mezclan eritrocitos no
sensibilizados con suero del paciente tratado en un recipiente aparte. Después de una incu
bación adecuada, se examina la aglutinación de los eritrocitos en los recipientes. Un resul
tado positivo se pone de manifiesto por la hemaglutinación de los eritrocitos sensibiliza •
dos, sin que la haya en los no sensibilizados.
Las pruebas de anticuerpos no treponémicos se utilizan fundamentalmente para los es e
tudios de detección sistemática de la sífilis y para el seguimiento de la respuesta del pa- l>
C)
2
C>
TABLA 15-2. Causas de resultados falsos positivos en las pruebas serológicas de la sífilis en
::!
Enfermedades infecciosas (")
Lepra o
Tuberculosis en
Neumonía neumocócica m
Endocarditis bacteriana subaguda
:e
Chancroide
o
r
Escarlatina O·
Leptospirosis C)
Fiebre recidivante ñ
Fiebre de la mordedura de rata (Spirillum minor) o
Rickettsiosis
e
Paludismo m
Tripanosomiasis -
Vacuna (vacunación)
2
"T1
Mycoplasrna pneumoniae m
Sarampión (")
Varicela (")
Linfogranuloma venéreo S
Hepatitis 2
m
Mononucleosis infecciosa
Enfermedad de Lyme .
en
(")
o
Enfermedades no infecciosas
2
Drogadicción (")
Cualquier enfermedad del tejido conjuntivo :e
Cardiopatía reumática m
-1
Transfusiones sanguíneas (múltiples)
)>
Embarazo en
«Edad avanzada»
Hepatopatía crónica
Tomado de Mandell, GL, Douglas, RG Jr y Benneu, JE (dir.): Principies and Practice of lnfeclious Diseascs, ed . 3. John
1804, con permiso.
Wiley & Sons. Nueva York, 1990, página
575
cieote al tratamiento antimicrobiano. Una prueba de RPR o VDRL positiva en un paciente
que oo está siendo tratado por una sífilis debe ir seguida de una prueba de anticuerpos tre
ponémicos, ya que hay un gran número de trastornos médicos que pueden dar lugar a re
sultados «biológicamentefalsos positivos» en las pruebas de anticuerpos no treponémicos
(tabla 15-2). Los anticuerpos no treponémicos se empiezan a detectar de 1 a 4 semanas
después de la infección y se mantienen elevados hasta que se inicia el tratamiento antimi
crobiano o, en algunos casos, cuando el paciente entra en la fase final de la infección (fig.
15-5). Una vez instaurado el tratamiento antimicrobiano apropiadp, el título de anticuerpos
no treponémicos empieza a disminuir, llegando generalmente a (cifras indetectables antes
de que se finalice el tratamiento.
Los anticuerpos treponémicos son los primeros en aumentar tras la infección, y se
mantienen elevados en la mayoría de los pacientes durante toda la vida. Los anticuerpos
FTA-ABS D S aparecen algo antes que los anticuerpos MHA-TP y HATTS. La principal
utilización de las pruebas de anticuerpos treponémicos es la de confirmar los resultados
positivos de los anticuerpos no treponémicos. Dado que la prueba de anticuerpos trepané
micos da tan sólo un resultado cualitativo, y puesto que los títulos, aunque se determina
ran, se modificarían muy poco con el tratamiento antimicrobiano, este tipo de prueba no
tiene utilidad para el seguimiento de la respuesta del paciente al tratamiento.
El diagnóstico de la infección congénita por T. pallidum puede ser dificultoso, a causa
de los anticuerpos matemos treponémicos y no treponémicos adquiridos pasivamente por
el recién nacido. Por desgracia no se ha desarrollado aún ningún ensayo específico para la
IgM que sea fiable para los anticuerpos treponémicos. La mejor opción de laboratorio de
que se dispone es la realización de pruebas seriadas de anticuerpos no treponémicos en los
sueros de los lactantes durante 3-6 meses y la observación del aumento o la desaparición
de dichos anticuerpos.
(§100
5
¡::
� 80
0..
w
� 60
�
!z
w
40
u
a:
� 20
o 10 20 30 40
AÑOS A PARTIR DEL INICIO DE LA INFECCIÓN
O FTA-ABS
o RPR
o MHA-TP
FIG. 15-5. Aparición de los anticuerpos treponémicos y no treponémicos en los pacientes con una sífilis
no tratada.
576
Enfermedad de Lyme
La enfermedad de Lyme es una infección zoonólica que se transmite al ser humano por
la picadura de una garrapata del ciervo. El agente causal, la Borrelia burgdorferi, es muy
difícil de cultivar, y el diagnóstico de la infección se fundamenta en la conf1IT11ación sero
lógica de la impresión clínica del médico. Se han desarrollado métodos de anticuerpos
fluorescentes indirectos (IFA) y de inmunoensayo enzimático (EIA) para detectar anti
cuerpos para B. burgdorferi, pero muchos de los ensayos existentes presentan una elevada
reacción cruzada con anticuerpos para otras espiroquetas (por ejemplo, B. recurrentis, T.
pallidum y Leptospira spp.). Otra complicación es el hecho de que los anticuerpos produ
cidos varían en los distintos estadios de la infección. La prueba de elección parece ser en la
actualidad la Westem blot, en la que pueden detectarse individualmente anticuerpos para
un grupo de antígenos de B. burgdorferi. La mayoría de las pruebas de Westem blot las
realizan laboratorios de referencia centrales.
e
Infecciones por micop/asmas i>
C)
Las infecciones causadas por Mycoplasma pneumoniae y Ureaplasma urealyticum se 2
O·
diagnostican mejor en la actualidad mediante cultivo. Los recientes avances en la tecno C/)
logía han hecho posible para casi todos los laboratorios de microbiología el cultivo con -1
éxito de estos microorganismos. ñ
Existen pruebas serológicas para el diagnóstico de la infección por M. pneumoniae, que o
van desde una prueba inespecífica para «aglutininasfrías» (AF) hasta lafijación del com C/)
m
plemento (FC) y los inmunoensayos enzimáticos (EIA) para anticuerpos específicos. La :o
prueba de AF que es poco sensible e inespecífica está muy difundida; las pruebas más o
exactas de FC y EIA suelen remitirse a laboratorios centrales de referencia. r-
577
Las infecciones causadas por especies del género Rickettsia son las fiebres manchadas,
el tifus exantemático, el tifus de los matorrales, la fiebre Q y la fiebre de las trincheras. El
diagnóstico de cualquiera de estas infecciones rara vez se consigue con cultivo, puesto que
el microorganismo es un parásito intracelular obligado que no crece en cultivos celulares.
Es posible la detección mediante inmunofluorescencia de un antígeno de R. rickettsii en la
erupción de los pacientes con fiebre manchada de las Montañas Rocosas, pero no es una
prueba muy difundida. En la mayoría de los casos, las infecciones por rickettsias se identi
fican en base a criterios clínicos, teniendo en cuenta factores epidemiológicos, los sínto
mas del paciente y los datos generales de laboratorio. Se han desarrollado pruebas seroló
gicas específicas, pero no están ampliamente difundidas. Los resultados de estas pruebas,
aunque son muy exactos, sólo se obtienen generalmente después de haber realizado el
diagnóstico, y sirven para confirmar la impresión clínica del médico.
Un ensayo que llevan a cabo un gran número de laboratorios es la prueba de Weil-Felix
(WF). Esta prueba se basa en las reacciones cruzadas que existen entre los antígenos de
determinadas rickettsias y los de ciertas cepas seleccionadas de Proteus vulgaris y P. mi
rabilis. Se añaden suspensiones de tres cepas de Proteus, OX-19, OX-20 y OX-K, a dilu
ciones del suero del paciente. Después de una incubación adecuada, se examina en los tu
bos la presencia de aglutinación de las suspensiones de Proteus. La variable final de
valoración es la máxima dilución del suero del paciente que da lugar a una aglutinación
bacteriana. Un aumento de cuatro veces o más en el título existente en los sueros de las fa
ses aguda y de convalecencia, o bien un título en una sola muestra de ;;:: 1:320 se considera
una prueba de determinadas infecciones por rickettsias (tabla 15-3).
Otros ensayos serológicos de anticuerpos para rickettsias que se han desarrollado son
los de anticuerpos fluorescentes indirectos, hemaglutinación indirecta, aglutinación de
partículas de látex, inmunoensayo enzimático yfijación del complemento. Dado que estos
ensayos rara vez se realizan en los laboratorios de serología estándar, no se comentarán en
este capítulo.
Infecciones fúngicas
Los ensayos de anticuerpos fúngicos tienen una utilidad escasa o nula para el diagnósti
co de las infecciones fúngicas superficiales o las infecciones que se producen en huéspedes
Suspensión
Infección OX-19 de Proteus OX-2 OX-K
578
inmunodeprimidos incapaces de poner en marcha una respuesta de anticuerpos. Sin embar
go la detección de anticuerpos fúngicos puedejugar un papel clave en el diagnóstico de otras
infecciones. Así por ejemplo, la serología puede ser la única opción existente para el diag
nóstico de una infección de asentación profunda en un paciente que no puede tolerar las
técnicas invasivas necesarias para la obtención de muestras para cultivo. Las técnicas utili
zadas se han descrito, en su mayor parte, al inicio de este capítulo. En latabla 15-4 se indican
los ensayos de serología fúngica realizados habitualmente, junto con los resultados que
sugieren una infección reciente o actual. A continuación se comentan las pruebas que se
utilizan en la actualidad para el diagnóstico serológico de las infecciones fúngicas inva
sivas.
Aspergilosi
s
•
La inmunodifusión es la técnica que aporta la información más útil para el diagnóstico
de la infección por Aspergillus en el huésped productor de anticuerpos. La mayoría de pa e
cientes con aspergilosis broncopulmonar alérgica o aspergilomas pulmonares tienen pre l>
cipitinas para el Aspergillus en la sangre. El diagnóstico de la aspergilosis invasiva origi Q
nada en una infección preexistente en huéspedes inmunodeprimidos se facilita también 2
o,
con la detección de anticuerpos séricos. El estudio serológico de pacientes infectados re C/)
cientemente y con una inmunosupresión yatrogénica a causa de una enfermedad es de es -4
caso valor. ñ
Puede efectuarse un estudio de detección inicial de los sueros para precipitinas especí o
ficas del género y luego, caso de ser positivas, para precipitinas específicas de determina C/)
m
das especies de Aspergillus. El A. fumigatus, A. jlavus y A. niger causan más del 95 % de ::JJ
las infecciones por Aspergillus y deben incluirse en los estudios específicos para especies o
si se realizan. Los geles de inmunodifusión deben incubarse durante 48 horas a temperatu .-
ra ambiente en una cámara húmeda. Las muestras positivas deben presentar líneas de pre 0'
Q
cipitina de identidad con muestras de control positivas colocadas en el mismo gel.
ñ
o
e
m
TABLA 15-4. Pruebas serológicas habitualmente realizadas para el diagnóstico de 2
infecciones fúngicas recientes .,
m
Resultado
(")
Q
clínicamente
o
Microorganismo Prueba significativo'
2
m
Aspergillus spp. Inmunodifusión Positivo C/)
Blastomyces dermatitidis lnmunoensayo enzimático �1:32 (")
Gandida spp. Inmunodifusión Positivo o
Aglutinación de partículas de látex �1:18 2
Coccidioides immitis Inmunodifusión Positivo
(")
::JJ
Fijación del complemento �1:32t m
Positivo
Histoplasma capsulatum Inmunodifusión
Fijación del complemento �1:32 �
C/)
Aglutinación de partículas de látex �1:32
"Los títulos iguales o superiores a los indicados en la tabla o los aumentos de cuatro veces o más en el título entre los sueros
de la fase aguda y la de convalecencia sugieren tan sólo una infección reciente por todos los microorganismos indicados. Los
títulos inferiores a los indicados en la tabla no descartan la infección.
'Infección diseminada.
579
La prueba defijación del complemento para anticuerpos para Aspergillus, aunque pro
porciona resultados muy específicos en las infecciones nuevas o recientes, no es tan sensi
ble como la inmunodifusión y se considera de segunda elección.
Blastomicosis
Candidiasi
s
Coccidioidomicosis
Las pruebas serológicas de anticuerpos para Coccidioides immitis son útiles para el
diagnóstico y el seguimiento de la evolución de la infección. Los métodos de ensayo son la
precipitación en tubo (PT), la aglutinación de partículas de látex (APL), la fijación del
complemento (FC) y la inmunodifusión (ID). La prueba de FC ha sido la más ampliamente
utilizada y constituye el método de referencia para los estudios comparativos.
Los ensayos de FC cuantitativos y de ID cualitativos utilizan factores termolábiles de la
coccidioidina (un antígeno de pruebas cutáneas) como antígenos. Cualquier título de anti-
580
cuerpos de FC es una prueba de presunción de una infección, y los títulos ;:::: 1 :32 sugieren
una infección diseminada. Los títulos de fijación del complemento � 1:8 que se confirman
con un resultado de ID positivo indican una infección reciente. Los títulos de fijación del
complemento aumentan al avanzar la infección y disminuyen con un tratamiento eficaz y
pueden utilizarse para el seguimiento de los resultados del mismo.
Los ensayos cuantitativos de PT y APL utilizan coccidioidina tratada con calor como
antígeno. Estos ensayos se positivizan más tempranamente en el curso de la infección en
comparación con los de FC e ID. Sin embargo el ensayo de PT puede requerir hasta cinco
días antes de disponer de los resultados finales. El ensayo de APL requiere menos de 10
minutos para su realización. La APL es más sensible que el ensayo de PT, pero es menos
específica. Los anticuerpos de precipitación en tubo y de APL suelen desaparecer en un
plazo de seis meses, sea cual sea el estado del paciente.
Histop/asmosis
e
En la actualidad disponemos de ensayos defijación del complemento (FC), inmunodi )>
fusión (ID) y aglutinación de partículas de Látex (APL) para anticuerpos para Histop las G')
ma capsulatum. Por desgracia, uno de los antígenos utilizados para estas pruebas, la histo z
O·
plasmina, presenta una reacción cruzada de diversos grados con anticuerpos dirigidos en
contra Blastomyces, Coccidioides y Paracoccidioides; en consecuencia, los resultados �
positivos deben interpretarse en el contexto de los antecedentes de desplazamiento geo ñ
gráfico del paciente y las manifestaciones clínicas. Además, dado que una prueba cutánea o
reciente con histoplasmina provoca una elevación transitoria de los títulos de anticuerpos, en
m
es esencial preguntar al paciente si se le ha efectuado en el pasado una exposición a antíge l:J
nos de prueba cutáneos. o
La prueba de FC puede realizarse también utilizando una suspensión de antígenos de r-
células de levaduras intactas. Los títulos de anticuerpos en los pacientes infectados au
O·
G')
mentan antes y generalmente son más elevados con el antígeno de células de levadura que
ñ
con la histoplasmina. Un título de ;:::: 1:32 es una prueba de presunción clara de infección; o
un título de 1:8 o 1 : 1 6 constituye una prueba de presunción de infección. Un aumento de
e
cuatro veces o más en el título entre los sueros de la fase aguda y de convalecencia es tam m
bién una prueba de presunción clara de infección. -
z
La prueba de ID se lee después de una incubación de 24 horas o más a temperatura am .,
biente en una cámara húmeda. Cuando es positiva, la prueba de ID proporciona una indi m
(")
cación cualitativa de la infección si las bandas de precipitina forman líneas de identidad (")
con muestras de control positivas. La banda M es la primera en aparecer y aporta una evi
o
dencia indirecta de una prueba cutánea reciente o de una infección actual o pasada. La z
banda H, si la hay, presenta una clara correlación con una infección activa. m
La técnica de APL cuantitativa es también una prueba de 24 horas y se realiza en tubos. en
Los anticuerpos detectados por APL aumentan muy rápidamente tras el inicio de la infec (")
o
ción y la prueba suele ser positiva antes que las de FC e ID. Un título ;:::: 1:32 es indicativo z
de una infección reciente, pero pueden producirse resultados falsos positivos atribuibles a (")
anticuerpos con reacción cruzada o a una prueba cutánea reciente. l:J
m
i!
en
Infecciones parasitarias
Ninguno de los parásitos que se comentan en este apartado es objeto de cultivo habi
tualmente en los laboratorios de microbiología. Generalmente las infecciones se diagnos
tican o bien por visualización directa del propio agente, o bien mediante la detección de
581
anticuerpos en muestras del paciente. En consecuencia, las pruebas serológicas juegan un
papel esencial en el diagnóstico de estas enfermedades.
Amebiasi
s
Toxop/asmosis
Las infecciones pasadas o presentes por Toxoplasma gondii se diagnostican casi siem
pre serológicamente. En los estudios de laboratorio prenatales basales de las mujeres em
barazadas debe incluirse una prueba de detección de anticuerpos para T. gondii. En los re
cién nacidos que presenten signos de infección congénita debe estudiarse la presencia de
anticuerpos lgM para T.
gondii. Los métodos de ensayo ampliamente utilizados en los la
inmunojluorescencia indirecta (IIF) y el
boratorios de serología son en la actualidad la
inmunoensayo enzimático (EIA). El ensayo de exclusión de colorante de Sabin-Feldman,
que en un tiempo fue el método de referencia para la detección de anticuerpos para T.
gondii, se realiza hoy en día muy raramente.
Una ventaja de las pruebas de IIF y EIA es que permiten determinar anticuerpos espe
cíficos IgG o IgM. El laboratorio debe ser muy cuidadoso, como ya se ha indicado ante
riormente en este capítulo, en el pretratarniento de la muestra para separar la IgM de la
IgG, si se pretende realizar un ensayo específico para lgM. La prueba de IIF (por ejemplo,
Fluoroset, Ortho Diagnostic Systems, lnc., Raritan, NJ) se realiza bañando los frotis de
trofozoítos de T. gondii con diluciones de suero del paciente, seguido de un cuidadoso la
vado y a continuación de una tinción con una antiinmunoglobulina humana conjugada con
un colorante fluorescente. Los frotis se examinan al microscopio bajo iluminación ultra
violeta. La presencia de trofozoítos fluorescentes indica un resultado positivo. Un título
de IgG de ;;::: 1:1024 en un adulto sugiere una infección reciente. Cualquier lgM detecta
ble en un lactante (siempre que no se haya producido una ruptura de la placenta antes del
parto) o un título de lgM de ;;::: 1:64 en un adulto es una demostración de una infección re
ciente.
El EIA (por ejemplo, Toxo G, Toxo M, Abbott Laboratories, Abbott Park, IL) se reali
za añadiendo una dilución del suero del paciente a una fase sólida (bolitas de plástico, pa
redes de un tubo, o un recipiente de una bandeja de microtitulación) recubierta previamen
te con antígeno de T. gondii. Después de una incubación adecuada, se lava cuidadosamente
la fase sólida y se vuelve a incubar con antiinmunoglobulina humana conjugada con una
enzima. Después de un segundo paso de lavado, se añade el substrato enzimático a la fase
582
sólida. Un resultado positivo se identifica por la aparición de color que se detecta cualitati
vamente o se mide cuantitativamente.
Cisticercosi
s
Ordinariamente el ser humano constituye el huésped definitivo para la tenia del cerdo,
Taenia solium, y el único estadio del ciclo de vida existente es el gusano adulto en el tubo
digestivo. La cisticercosis es una complicación de la infección en la que el ser humano ac
túa en cambio como huésped intermediario y se forman quistes larvarios en los tejidos o
·
los órganos.
Dado que la cisticercosis sintomática se debe con frecuencia a la formación de quistes
en órganos vitales difíciles de biopsiar (por ejemplo, el cerebro), el diagnóstico puede ob
tenerse con mayor facilidad demostrando la presencia de anticuerpos para T. solium en el
suero. El ensayo serológico más fiable de los que se utilizan en la actualidad es la hema
glutinación indirecta, de la que disponen tan sólo los laboratorios de serología de referen e
cia. Se mezclan diluciones seriadas de sueros del paciente con eritrocitos tanados sensibi )>
lizados con antígenos de T. solium y se examina la aparición de hemaglutinación. Un título G')
� 1:128 es clínicamente significativo. Son frecuentes las reacciones falsas positivas en los 2
O·
pacientes con equinococosis. m
-4
ñ
Equinococosis o
m
m
El Echinococcus granulosus es una tenia del perro, para la que el huésped intermedia :o
rio habitual es un herbívoro (por ejemplo, la oveja). A veces, el ser humano, al ingerir hue o
vos de E. granulosus, se convierte en huésped intermediario accidental y pueden formarse ....
quistes de equinococos en órganos vitales (por ejemplo, el hígado y los pulmones). Las in
O·
G')
fecciones sintomáticas se diagnostican habitualmente con métodos radiológicos o de diag -
o
nóstico por imágenes, y la serología equinocócica proporciona datos coadyuvantes impor
o
tantes.
e
La prueba de elección para el serodiagnóstico de la equinococosis es la hemaglutina m
ción indirecta (IHA), que sólo se lleva a cabo en laboratorios de referencia. Un título clíni -
2
camente significativo de IHA e s � 1 : 1 28. Las reacciones cruzadas son un hecho común en .,
los pacientes con antecedentes de cisticercosis. m
o
Q
o
Toxocariasis 2
m
Los gusanos nematodos de Toxocara de los animales domésticos (por ejemplo, perros m
y gatos) pueden infectar accidentalmente al ser humano si éste ingiere huevos procedentes o
o
de un entorno con contaminación fecal. Las larvas migran atravesando los tejidos y órga
2
nos del cuerpo, dando lugar a una enfermedad conocida como larva migrans visceral. o
Años después de la infección, una minoría de los pacientes presentan manifestaciones :o
oculares de la misma y sufren un deterioro visual.
m
La detección de anticuerpos para Toxocara es el método que permite el diagnóstico �
m
más preciso de la infección. El intento de demostración de la presencia de larvas migrato
rias en las biopsias de tejidos/órganos es una tarea que da pocos resultados. La prueba se
rológica de elección es el inmunoensayo enzimático (EIA) utilizando antígenos lar
varios obtenidos de huevos de Toxocara embrionarios. Los títulos diagnósticos en los pa
cientes con afectación visceral y afectación ocular son de� 1:32 y � 1 :8, respectivamente.
583
Triquinosis
La triquinosis (triquinelosis) se produce tras la ingesta de carne que contiene larvas en
quistadas de Trichinella spiralis. Las larvas salen de sus quistes, maduran hasta convertir
se en adultos y producen nuevas larvas, que migran hacia el músculo estriado del ser hu
mano. Allí prosigue la formación de quistes, y cuando el número de éstos es lo
suficientemente elevado, aparecen los síntomas de triquinosis (triquinelosis). El diagnós
tico de esta enfermedad se basa en los antecedentes del paciente y las manifestaciones clí
nicas, en especial la presencia de dolores musculares, y la serología positiva para T. spi
ralis aporta un dato de confirmación.
La prueba dejloculaci6n de bentonita es el ensayo estándar para el diagnóstico sero
Iógico de la triquinosis. Se mezclan diluciones seriadas de sueros del paciente con una
suspensión de partículas de bentonita (arcilla) sensibilizadas con antígenos larvarios de T.
spiralis y se examina la aparición de floculación de las partículas. Un aumento de cuatro
veces o más en el títu!Q existente entre las muestras de la fase aguda y de convalecencia o
un solo título de� 1:5 en un individuo sintomático, son clínicamente significativos.
Infecciones víricas
Los métodos preferidos para el diagnóstico de las infecciones víricas son el cultivo y la
detección directa de antígenos o de ácidos nucleicos víricos en muestras clínicas. Las
pruebas serológicas sólo tienen preferencia en determinadas situaciones, a saber:
l. El recién nacido en que se sospecha una infección congénita para la que existen en-
sayos específicos para anticuerpos lgM.
2. El paciente infectado por un virus que es muy difícil o imposible de cultivar.
3. El paciente en que se buscan pruebas de una infección pasada.
4. Los estudios sistemáticos de detección en los donantes antes de la donación de pro
ductos hemáticos para transfusión o de órganos para trasplantes.
Muchos de los ensayos de anticuerpos que se van a comentar son idénticos para múlti
ples agentes, y sólo la especificidad de los antígenos que se unen a los anticuerpos varía de
una prueba a otra. Con objeto de que no sea manifiestamente repetitivo, sólo se comenta
rán las características de los ensayos que afectan a la interpretación de los resultados de la
prueba.
Dos serotipos del virus del herpes simple, los tipos 1 y 11, son capaces de infectar al ser
humano. Prácticamente todos los sueros de los adultos contienen anticuerpos detectables
para uno o ambos serotipos. Aun así, los individuos que poseen estos anticuerpos siguen
siendo vulnerables a múltiples brotes de infección. Los estudios de anticuerpos no son úti
les para predecir la inmunidad frente a la infección, pero pueden emplearse para identificar
a los recién nacidos con infecciones congénitas o a los pacientes a los que se va a practicar
una inmunosupresión yatrogénica (quimioterapia o radioterapia) que puedan estar en ries
go de presentar una recidiva de la infección que ponga en peligro su vida.
Los métodos de ensayo son el inmunoensayo enzinuítico (ElA) (por ejemplo, Herpes
Stat, Whittaker Bioproducts, lnc., Walkersville, MD) y la inmunojluorescencia indirecta
(UF) (por ejemplo, Fluoroset HSV, Ortho Diagnostic Systems, Raritan, NJ). Ambos méto-
584
dos permiten el estudio de anticuerpos específicos IgM, después de una de las pautas de
tratamiento previo de la muestra que se han descrito anteriormente en este capítulo. La de
tección de cualquier cantidad de IgM para el virus del herpes simple en la sangre del cor
dón umbilical (si no ha habido una ruptura prematura de placenta) o en el suero de un re
cién nacido no transfundido, constituye una prueba de infección congénita.
Puede efectuarse también una caracterización de la especificidad de los anticuerpos
para el virus del herpes simple. La obtención de tal información es útil en los estudios epi
demiológicos y puede llegar a ser necesaria si el tratamiento antivírico específico para ti
pos se convierte en una realidad. El método recomendado es la prueba de inhibición de la.
hemaglutinación indirecta (IHAI) del suero del paciente frente a eritrocitos tanados sensi
bilizados con antígenos del virus del herpes simple tipo 1 y tipo 11.
Infecciones por vi
rus varicela-zoster •
2
nojluorescencia indirecta (IIF), los anticuerpos fluorescentes para antígeno de membra .,
na (FAMA, fluorescent antibody to membrane antigen) y la inmunofluorescencia anti m
(")
complemento (ACIF, anticomplement immunofluorescence). Estos dos últimos ensayos (")
son técnicamente más complejos en su realización y lectura, y generalmente sólo están
disponibles en laboratorios de referencia.
o
2
m
(/)
Infecciones por citomegalovirus (")
o
2
El citomegalovirus (CMV) puede producir infecciones graves y/o que amenacen la vida (")
del paciente en el recién nacido y el huésped inmunodeprimido. La infección congénita :::tJ
m
puede contraerse in utero o durante el paso por un canal del parto infectado. El origen de la -4
infección en los individuos con una inmunodepresión yatrogénica (por ejemplo, receptores )>
de trasplantes de órganos) es con frecuencia el propio órgano al ser obtenido de un donante (/)
seropositivo para el CMV. Los pacientes infectados por citomegalovirus que sufren en
fermedades causantes de una inmunodepresión (por ejemplo, el síndrome de inmunodefi
ciencia adquirida) son generalmente víctimas de la reactivación de una infección latente o
de la transfusión de hemoderivados procedentes de un donante positivo para CMV.
585
El cultivo es el método de elección para el diagnóstico de la infección por CMV en los
pacientes antes mencionados. Sin embargo, los estudios de anticuerpos para CMV (en el
huésped capaz de fabricar anticuerpos) dan resultados con mucha más rapidez que los cul
tivos, y la detección de anticuerpos específicos lgM es diagnóstica de una infección actual
o reciente. Además, los estudios serológicos son necesarios para determinar el estado de
inmunidad frente al CMV de los donantes y receptores de órganos/tejidos.
El inmunoensayo enzimático (EIA) (por ejemplo, Cyto111egelisa Stat, Whittaker Bio
products, Inc., Walkersville, MD) y la inmunojluorescencia indirecta (IIF) (por ejemplo,
Fluoroset Cytomegalovirus, Ortho Diagnostic System, Raritan, NJ) son las pruebas sera
lógicas de anticuerpos para el CMV que se reaHzan más comúnmente. Ambos métodos
permiten la detección de anticuerpos específicos IgM para el diagnóstico de la infección
congénita, y proporcionan una indicación exacta de la existencia de una infección pasa
da. Existen también otros ensayos más complejos e igualmente útiles para anticuerpos
para CMV (por ejemplo, fijación del complemento, inmunojluorescencia anticomple
mento, hemaglutinación indirecta), que generalmente se realizan en laboratorios de refe
rencia.
La detección de anticuerpos específicos IgM para el CMV o la demostración de un au
mento en los títulos de IgG en muestras seriadas de recién nacidos son diagnósticas de una
infección congénita. La confrrmación de una infección distante por CMV en donantes y
receptores de sangre/tejidos/órganos se busca mediante el estudio de detección sistemático
de anticuerpo lgG en muestras únicas de suero. Para este fin se dispone de excelentes en
sayos de aglutinación de partículas de látex (por ejemplo, CMV-SCAN, Becton-Dickin
son, Cockeysville, MD).
586
pos de inmunoglobulina G para el antígeno nuclear del VEB (AN-VEB) aumentan tardía
mente en la infección y persisten durante toda la vida.
La inmunofluorescencia indirecta (por ejemplo, EBV Test, Gull Laboratories, lnc.,
Salt Lake City, UT) es el método de ensayo que se utiliza con más frecuencia para la de
tección de anticuerpos específicos para el VEB. Un título de anticuerpos IgM para el
ACV-VEB positivo es diagnóstico de una infección actual o reciente por VEB. Un resul
tado de anticuerpo Al-VEB positivo en un paciente en que existen anticuerpos AN-VEB
indica una recidiva de una infección previa. Los títulos de anticuerpos IgG ACV-VEB y
AN-VEB positivos sugieren una infección por el VEB en un pasado indefinido.
Recientemente ha aparecido un EIA rápido (Monolert, Ortho Diagnostics, Raritan, NJ)
que es capaz de detectar anticuerpos lgG e IgM AN-VEB en menos de diez minutos. Se
afirma que la lgM AN-VEB aparece antes que el anticuerpo heterófilo o la lgM ACV
VEB, con lo que un resultado positivo del ensayo constituye el indicador más precoz de
una mononucleosis infecciosa aguda. Sin embargo un número considerable de pacientes
con infecciones agudas por CMV producen anticuerpos con una reacción cruzada en el en
sayo de IgM AN-VEB. e
¡;
C)
Infecciones por virus de la rubéola 2
O·
m
El diagnóstico de la infección por el virus de la rubéola (VR) adquiere una enorme im :::!
portancia cuando se plantea la posibilidad de una infección congénita en un recién nacido. (")
El diagnóstico por cultivo de la infección requiere tiempo y es difícil. Dado que el diag o
nóstico serológico puede efectuarse de manera rápida y exacta, el laboratorio de serología m
m
juega un papel esencial en el proceso de toma decisiones del médico. :a
La inhibición de la hemaglutinación (IH), aunque se realiza con poca frecuencia en los o
laboratorios hoy en día, sigue siendo el estándar con el que se valoran las pruebas moder r-
TÍTULO RELATIVO 2
"'"
m
(")
52
--........_ . o
- ---
.:---._...- ::-
2
m
m
(")
o
2
(")
:a
m
o 2 3 4 5 6 7 8
�
m
MESES
' Al
·' AN-VEB FIG. 15-6. Aparición en el suero
-
lgM-ACV de anticuerpos para el virus de Eps
lgG-ACV tein-Barr.
587
previo de la muestra para eliminar los inhiqidores de la hemaglutinación, y no es tan sensi
ble como las pruebas más modernas. La hemaglutinación pasiva (HAP) (por ejemplo,
Rubacell, Abbott Laboratories, Abbott Park, IL), en la que se sensibiliza a eritrocitos tana
dos con antígenos del VR, la aglutinación de partículas de látex (APL) (por ejemplo, Ru
bascan, Becton-Dickinson, Cockeysville, MD) y el inmunoensayo enzimático (EIA) (por
ejemplo, Rubella Stat, Whittaker Bioproducts, Inc., Walkersville, MD) son las técnicas
más populares en la actualidad. La detección de un título de IH 2:: 1 : 8 se considera una
prueba de inmunidad. Los títulos más bajos obtenidos con los ensayos modernos, más sen
sibles, pueden indicar o no una inmunidad.
El EIA puede modificarse para detectar tan sólo anticuerpos específicos IgM, ensayo
éste que es vital para el diagnóstico del síndrome de rubéola congénita en los recién naci
dos. Las muestras deben ser tratadas previamente para separar físicamente la IgM de la
IgG con objeto de evitar interferencias debidas al factor reumatoide (resultados falsos po
sitivos) o una competición por los antígenos del ensayo por anticuerpos para el VR especí
ficos lgG (resultados falsos negativos). Alternativamente pueden utilizarse EIAs con cap
tura de lgM para evitar estos mismos problemas. Consúltese el apartado sobre la
separación de la lgM de la lgG, anteriormente en este mismo capítulo, para una descrip
ción más completa del tema. La detección de cualquier nivel de anticuerpos para el VR es
pecíficos IgM en un recién nacido constituye una prueba de infección congénita.
Hepatitis
588
ANTÍGENOS Y ANTICUERPOS DEL VIRUS DE LA HEPATITIS B
APARICIÓN EN EL SUERO DESPUÉS DE LA INFECCIÓN
TÍTULO RELATIVO
e
)>
o 2 4 6 8 1o 12 14 16 18 20 22 24 26 28 30 C)
2
SEMANAS
O·
0 AgHBe rJ)
r. AcHBe
-t
o
e AgHBs
o
·- AcHBs
rJ)
' AcHBc FIG. 15-7. Aparición en el suero m
de antígenos y anticuerpos del virus :a
de la hepatitis B. o
r
O·
CORZYME-M, ABBOTI-HBe, Abbott Laboratories, Abbott Park, IL) están ampliamen
C)
te difundidos.
o
o
En la historia natural de la infección por el VHB, la prueba del AgHBs es la primera que
e
se positiviza y se mantiene positiva hasta que el paciente desarrolla una respuesta de m
AcHB5• Los títulos de anticuerpo de superficie de la hepatitis B persisten durante toda la -
2
vida. Poco después de la aparición del AgHBs en el suero, se produce el AgHBc que per .,
siste en él hasta que se fabrica el AcHBc· El anticuerpo core de la hepatitis B específico m
o
IgM se forma poco después de la aparición en el suero de AgHBs y AgHBc y es el primero o
de los anticuerpos para el VHB en aumentar de título. Inmediatamente después comienza
o
una producción de AcHBc-IgG que se mantiene durante toda la vida. 2
La presencia en el suero de AcHBs y AcHBc indica una inmunidad para la infección por m
VHB como consecuencia de una infección previa o, cuando sólo hay AcHB5, a causa de rJ)
una vacunación. Los individuos en que el suero sigue siendo positivo para AgHBs durante o
períodos de tiempo prolongados son infecciosos para otras personas y tienen un riesgo de
o
presentar las complicaciones graves de la infección por VHB. Los ensayos para AcHBc y
2
o
AcHBc-IgM son de extraordinaria utilidad para el diagnóstico de la infección por VHB :a
durante el período de «ventana» existente entre la desaparición del AgHB5 y la aparición
m
del AcHB5• Al efectuar un ensayo del AcHBc-IgM hay que evitar las interferencias causa �
rJ)
das por el factor reumatoide y por la competencia del AcHBc-IgG (véase separación de la
IgM y la IgG, más arriba en este mismo capítulo).
Hepatitis D. El virus de la hepatitis D (VHD) (virus de la hepatitis delta) es un virus
defectuoso que sólo puede coinfectar junto con el virus de la hepatitis B (VHB). En conse
cuencia, sólo los pacientes con infecciones agudas o crónicas por VHB son vulnerables a la
589
infección por el YHD. La mejor forma de diagnosticar la infección por YHD, es con la de
tección en el suero de anticuerpos para el YHD (por ejemplo, ABBOTT ANTI-DELTA,
Abbott Laboratories, Abbott Park, IL).
Infecciones por vi
rus de la inmunodef
iciencia humana-1
TÍTULO RELATIVO
FIG. 15-8. Aparición en el suero de antígenos y anticuerpos del virus de la inmunodeficiencia humana-l (VIH-1).
590
cuanto al HTLV -I, que puede causar Ia leucemia de celulas T humana y Ia paraparesia es-
pastica tropical. Estos trastomos tienen una mayor prevalencia en el Jap6n y el Cmibe. Sin
embargo estos retrovirus pueden ser transmitidos porIa transfusion de sangre, Ia drogadic-
cion y Ia actividad sexual. Las pruebas de deteccion sistematica del HTL V-I forman parte
en Ia actualidad del estudio de deteccion estandar en los donantes de sangre (vease capitu-
lo 8). La prueba de deteccion del anticuerpo para el HTLV-1 no diferencia el HTLV-IL
Esto es importante, puesto que nose sa be con certeza si el HTLV -II causa alguna enferme-
dad en el ser humano. Estos dos retrovirus solo pueden diferenciarse mediante analisis de
reacci6n en cadena de polimerasa. Sin embargo, en general, las ptuebas de inmunoensa-
yo enzimatico detectan los anticuerpos para HTLV-1 y HTLV-11, que Juego se confimtan
mediante Ia Western blot igual que para el VIH-1.
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592
SECCIÓN
SISTEMA ENDOCRINO
CONCEPTOS
594
CAPÍTULO
• Páncreas . 653
Hormonas. 653
Diabetes mellitus. 654
Hipoglucemia 660
PRUEBAS
595
• Funci6n de Ia glandula tiroides 0 630
Concentraciones de yodo 633
Tiroxina y triyodotironina 0 634
Globulina transportadora de tiroxina 634
Pruebas de captaci6n de T 3 0 634
Horrnona tiroidea libre (T4 libre) 635
Horrnona tiroestimulante (TSH) 636
Horrnona liberadora de tirotropina (TRH)0 637
Captaci6n de yodo radiactivo 0
637
Prueba de estimulaci6n con TSH 637
• Anticuerpos tiroideos 638
Autoanticuerpos tiroideos 638
Antitiroglobulinao 638
Antiantfgeno micros6mico 638
Estimulador tiroideo de acci6n prolongada (LATS) 638
Inmunoglobulinas estimuladoras tiroideas (TSig)
0
638
• V aloraci6n paratiroidea0 643
Horrnona paratiroidea (PTH) 645
Calcio en suero, fosfato en suero 646
Calcio ionizado 0 646
Calcio en orina 0 646
Excreci6n de calcio y f6sforo en orina
0
646
Excreci6n de hidroxiprolinao 647
Adenosinmonofosfato cfclico (AMP cfclico) 647
25-hidroxicolecalciferol0 647
Magnesio en suero 0
651
• Funci6n endocrina pancreatica 0
653
Peptido c 0 654
Insulina en suero
0 654
Glucemia 0 654
Prueba de tolerancia a Ia glucosa 656
Pruebas de glucosa en orina 0 657
Hemoglobina glucosilada 657
Hemoglobina A,. 0 657
596
CAPÍTULO
PRINCIPIOS GENERALES
El sistema endocrino está formado por diferentes glándulas que secretan diversas hor
monas directamente a la sangre. Algunas de estas hormonas son reguladoras, por cuanto
estimulan la secreción de hormonas metabólicamente activas en otras glándulas. La secre
ción, y por tanto la concentración, de cada hormona está bajo un control de retroacción
continua en las condiciones fisiológicas normales. Por consiguiente, la concentración de
cada hormona en la circulación debe estar situada dentro de unos límites predecibles en el
estado de salud. El diagnóstico de los trastornos endocrinos puede hacerse en gran parte a
través de la determinación directa de las distintas hormonas en el suero.
Muchas hormonas distintas actúan con un mecanismo efector común en sus lugares de
acción individuales. El que una hormona de la circulación vaya a ser eficaz o no en una lo
calización celular particular depende de la presencia de moléculas receptoras específicas
para dicha hormona en la superficie celular. La molécula receptora para una determinada
hormona no reconocerá a ninguna otra. Al unirse la hormona al receptor correcto en la
membrana celular, se produce una activación de la enzima adenilato ciclasa, que cataliza la
formación de adenosina 3',5'-monofosfato (AMP cíclico, AMPc).
!
adenilato ciclasa
ATP ----------------------- AMPc + fosfato + W
¡
fosfodiesterasa
AM Pc ----------------------- AMP + W
597
A continuación aumentan las concentraciones intracelulares de AMPc, y esta molécula
actúa como «segundo mensajero» para alterar procesos metabólicos en el interior de esa
célula y células similares. A través de este mecanismo común, hormonas muy distintas.
(como la calcitonina, hormona paratiroidea, hormonas de la hipófisis tanto anterior como
posterior, glucagón, adrenalina y noradrenalina) ejercen acciones específicas en células.
diana que son portadoras de los correspondientes receptores. Las concentraciones intrace
lulares de AMPc sufren necesariamente una regulación negativa con su conversión en
AMP catalizada por la fosfodiesterasa. Es importante señalar que algunos fármacos como
la cafeína y la teofilina (moléculas de xantina metiladas) inhiben la fosfodiesterasa, col) lo
que potencian la acción de algunas hormonas.
Otro mecanismo de acción hormonal consiste en la fijación a una molécula receptora,.
que se desplaza entonces hacia el núcleo de la célula en donde el complejo activado de
hormona y receptor puede afectar a la expresión génica (es decir, a la transcripción del
ARNm). Como ejemplos de este mecanismo pueden citarse los de la tiroxina y las hormo
nas esteroideas.
La mayoría de las funciones endocrinas son reguladas a través de la hipófisis, que a s u
vez e s controlada por secreciones originadas en el hipotálamo. L a hipófisis secreta algunas
hormonas que tienen efectos directos sobre órganos finales (vasopresina y oxitocina de la
parte posterior de la glándula). También secreta un grupo de hormonas estimuladoras (en
su parte anterior) que circulan hasta llegar a otras glándulas endocrinas y hacen que éstas
secreten hormonas que afectan entonces directamente a órganos finales. Dado el estrecho
control de retroacción existente entre todas estas secreciones, teóricamente debiera ser po
sible determinar las concentraciones de tan sólo una hormona en cada ciclo de retroacción
para detectar un trastorno endocrino. Sin embargo, en la práctica clínica, con frecuencia es
aconsejable efectuar determinaciones de múltiples concentraciones hormonales con objeto
de descartar anomalías, incluso mínimas, que pudieran constituir el único signo bioquími
co precoz en el curso de una enfermedad endocrina. Además, la determinación de hormo
nas producidas tanto por la hipófisis como por los órganos que ésta estimula puede ayudar
a establecer si un trastorno endocrino tiene su origen en la glándula de secreción final (por
ejemplo, tiroides, corteza suprarrenal, gónadas), en la hipófisis, o incluso en el hipotálamo.
También es posible interrumpir el bucle de retroacción para fines diagnósticos mediante la
administración de un fármaco en una prueba de estimulación para determinar con mayor
precisión a qué nivel se produce aparentemente el fallo endocrino.
EJE HIPOTÁLAMO-HIPOFISARIO
598
HIPOTÁLAMO
/
/
..;!-----
-
/ ......... ,
' ...._
- -----
/
"
/ ..........
' '-.....
"
"
'
"
"
ACTH
\
1
f
/,/r:J:)
//( ·I .
. . . ! Tiroides
�
� Suprarrena le s
�
1
\
\
\
t,
1
\
T,
l' Tejidos
T,
\
Cortisol ,. /
/ / /� //1t
\---"
1
Téstosterona
f en /J ni os
Eslrógenos / /
--
--- ..J
.. masculina em
'
- \ 1 ¡1
\ Progesteronas
- Estimulación positiva /
- - Inhibición por retroaQCión negativa
"
/
"------
FIG. 16-1. Control por retroacción de la secreción hormonal de la hipófisis. RF = factores liberadores; TSH =
hormona tiroestimulante; ACTH = hormona adrenocorticotropa; FSH = hormona foliculoestimulante; LH =
hormona luteinizante.
tico y el metabolismo general. El lóbulo posterior (a través del cual la hipófisis está unida
al cerebro) es de origen neuroectodérmico y recibe el hombre de neurohipófisis. Secreta la
hormona antidiurética (ADH, también denominada vasopresina), una hormona polipeptí
dica que aumenta la presión arterial y regula también la excreción de agua al reducir el flu
jo urinario a nivel de los túbulos renales (véase capítulo 10, Regulación acidobásica y
:::E:
o
electrolítica). Además, la hipófisis posterior secreta oxitocina, un octapéptido que estimu l:l
la las contracciones uterinas y la liberación de leche en las mamas durante la lactancia. S:
La hipófisis no actúa como glándula directora autónoma, puesto que las hormonas o
adenohipofisarías sólo son liberadas tras la estimulación por hormonas hipotalámicas, y 2
)>
los dos principales productos de secreción de la hipófisis posterior son sintetizados de he
en
cho por el hipotálamo. La neurohipófisis actúa tan sólo como lugar de almacenamiento y
:::E:
liberación final de la vasopresina y la oxitocina.
.,
o
HORMONAS HIPOTALÁMICAS ;!
,...
l>·
El hipotálamo regula la función hipofisaria en respuesta a señales físicas que propor s:
cionan las concentraciones de hormonas circulantes y otros mensajes transportados por la ñ
sangre. Además, las secreciones hipotalámicas pueden verse influidas por fármacos o )>
trastornos psiquiátricos que afectan a los niveles neurológicos superiores. No todos los re en
guladores o factores de liberación hipotalámicos son plenamente conocidos. En la tabla
16-1 se presentan algunas de las hormonas hipotalárnicas que están bien caracterizadas.
Estos factores liberadores son secretados por el hipotálamo a una circulación venosa que
luego pasa directamente a la adenohipófisis a través de una circulación portal. Por consi
guiente, el lapso de tiempo que transcurre entre la secreción hipotalárnica y la estimulación
hipofisaria es muy corto. Además, la concentración local de las hormonas liberadoras en la
adenohipófisis es muy superior a la concentración sistémica de estas hormonas una vez se
599
TABLA 16-l. Hormonas producidas por el hipotálamo
2. Glucoproteínas como la TSH, FSH y LH. Todas ellas tienen una subunidad común
(cadena alfa) y cada una tiene otra cadena peptídica distintiva con una porción de
hidratos de carbono (subunidad beta). La hormona placentaria gonadotropina co
riónica tiene la misma subunidad alfa y su propia cadena beta diferenciada.
De hecho, varias moléculas activas distintas proceden de la ruptura de una misma mo
lécula de prohormona grande que se denomina proopiocortina. Este precursor natural es
600
fragmentado en dos moléculas más pequeñas, la corticotropina (ACTH) y la betalipotropi
na. El primero de estos productos, la corticotropina, es la forma activa de la ACTH. Puede
sufrir una ulterior fragmentación para dar Jugar a una hormona estimuladora de Jos mela
nocitos (la denominada MSH-alfa). El producto intermedio betalipotropina sufre también
una nueva degradación que da lugar a gamm alipotropina, betaendorfina (un modulador
nervioso natural que induce una analgesia a través de su semejanza química con la morfi
na) y otra hormona estimuladora de los melanocitos (MSH-beta). Es posible que otras ac
tividades hormonales no descubiertas residan en los productos de fragmentación proteolí
tica de la proopiocortina.
Durante muchos años se han utilizado radioinrnunoensayos para las determinaciones·
de las hormonas hipofisarias en la sangre. Los avances en la tecnología de anticuerpos
monoclonales y el marcado enzimático han hecho posible la existencia de ensayos moder
nos para muchas de estas hormonas, utilizando una instrumentación automatizada y sin
isótopos radiactivos. En consecuencia, muchos laboratorios deben disponer de métodos de
determinación rápida al menos para la TSH y la gonadotropina coriónica humana (hCG), y
tal vez también para la FSH y LH. La corticotropina es una sustancia más lábil y son pocos
los laboratorios que intentan determinarla, y por lo general prefieren enviar las muestras
ocasionales a laboratorios de referencia para las determinaciones de ACTH. Las hormonas
tróficas se comentan más adelante en los apartados en que se describen las acciones de sus
glándulas diana. Las demás se comentan en los apartados siguientes.
Hormona de crecimiento
cadáveres. La actual disponibilidad de la hGH resultará útil para los pacientes con estados .,
de déficit verdaderos, pero parece existir un mercado ilícito mucho mayor de este prepara
O·
"TT
do entre deportistas y otras personas que desean aumentar su masa corporal y muscular Cñ
para la competición.
C/)
)>
2
Efectos metabólicos -1
m
:u
La hormona del crecimiento estimula la síntesis de ARN y con ello provoca un au
o
mento del metabolismo anabólico. La hormona estimula la producción por parte del híga :u
do de una familia de proteínas grandes denominadas somatomedinas. Las concentraciones
de somatomedinas se mantienen muy constantes en la circulación a lo largo del día, a di-
601
ferencia de los máximos y mínimos que tiene la hGH. Sin embargo, en las concentraciones
de somatomedina influye el estado nutricional de un individuo, y cuando hay una desnu
trición las cifras son bajas. La función de las somatomedinas (de las que la somatomedina
e se determina con facilidad en muestras clínicas) es intervenir como mediadoras en el
efecto de la hGH sobre el crecimiento esquelético. El efecto neto es un aumento de la sín
tesis de ARN, ADN y proteínas, con un incremento de la sulfatación de Jos componentes
cartilaginosos localmente en los lugares de crecimiento óseo.
La hormona de crecimiento afecta también al metabolismo energético al movilizar los
ácidos grasos de Jos Jugares de almacenamiento de grasas. Estos ácidos grasos libres viajan
entonces por la circulación hasta llegar a las células musculares en las que pueden ser uti
lizados durante el ejercicio. Bajo esta influencia, la liberación hepática de glucosa aumen
ta (es decir, se antagoniza la acción de la insulina) y se produce una reducción en la con
versión de la glucosa en el músculo o la grasa. La hormona de crecimiento aumenta
también el flujo sanguíneo cortical renal y el índice de filtración glomerular, con lo que los
riñones excretan más calcio y menos fosfato de Jo que es habitual.
Estados de déficit
Los niños con un déficit de hGH tienen una talla muy reducida pero unas proporciones
corporales normales. Si hay una reducción de otras hormonas hipofisarias además de la
hGH, se observará también un déficit tiroideo, suprarrenal y del desarrollo gonadal (pan
hipopituitarismo). El enanismo hipofisario es infrecuente, y se estima que en los Estados
Unidos se diagnostican anualmente 150-200 nuevos casos. Los tumores hipofisarios y
craneofaringiomas suponen una tercera parte del total; otro tercio se debe a otros tipos de
lesión hipofisaria. Los estados de déficit de hGH aislado, con concentraciones aparente
mente normales de las demás hormonas son la causa de tan sólo una tercera parte de los
enanismos hipofisarios. La determinación de la somatomedina e es útil en el diagnóstico
de los trastornos del crecimiento en los niños, puesto que está baja siempre que hay un dé
ficit de hGH. Así pues, un valor normal de somatomedina e indica una estimulación nor
mal de la hGH, aun cuando en l a determinación directa de ésta las concentraciones sean
indetectables o equívocas. Las concentraciones bajas de somatomedina e deben motivar la
realización de otros estudios como las pruebas de estimulación (véase más adelante) para
valorar más directamente la secreción de hGH.
El déficit de hGH aislado no causa ningún síndrome identificable en los adultos. Si
existe también un déficit de otras hormonas tróficas, tiende a aparecer en primer lugar un
hipogonadismo, seguido de un descenso de la función tiroidea. El hipoadrenalismo suele
ser la última manifestación en aparecer. Los tumores son la causa del 50 % de los hipopi
tuitarismos del adulto; las alteraciones vasculares o idiopáticas de evolución gradual ex
plican la mayor parte del resto de los casos.
Exceso de producción
La estimulación excesiva por hGH del esqueleto en crecimiento activo hace que los
huesos largos continúen alargándose, con Jo que aumenta la talla con proporciones eunu
coides. La hipersecreción de hGH se da con más frecuencia en los adultos que en los niños;
la causa habitual son tumores de células acidófilas y/o cromófobas. El aspecto físico pa
tognomónico de la acromegalia se debe a un engrosamiento de los huesos del cráneo (es
pecialmente la protuberancia frontal y el crecimiento de la mandíbula) y de las manos y los
pies. Los órganos internos, el esqueleto y el músculo cardíaco sufren también una hiper-
602
trofia; los nervios y el cartílago aumentan a menudo de tamaño produciendo compresiones
nerviosas y trastornos articulares. Dada su localización anatómica próxima al quiasma óp
tico, el crecimiento de la hipófisis con un tumor puede producir un deterioro visual selecti
vo. Además, el exceso de secreción de hGH puede dar lugar a una diabetes mellitus, a
causa de su antagonismo de la insulina.
Valoración de laboratorio
Hay muchos hechos que estimulan la secreción de hGH: concentraciones séricas bajas
de glucosa, dopamina y otros neurotransmisores, ejercicio o estrés, y otros muchos agentes
fisiológicos y farmacológicos. El radioinrnunoensayo (que sigue siendo el método básico
de cuantificación de la hGH) de las concentraciones séricas basales de hGH puede llevar a
confusión. Los individuos normales pueden presentar cifras bajas o indetectables, y los in
dividuos con hipersecreción pueden presentar valores que estén dentro de los límites nor
males. Más útil que la determinación basal es la información que se obtiene observando los
efectos de la estimulación en los casos en que se sospecha un déficit, o de la supresión en
situaciones de exceso de producción.
La hipoglucemia hasta cifras de 50 mg/dl hace que las concentraciones de hGH au
menten diez veces o más en la mayoría de individuos normales. La administración de in
sulina para provocar una hipoglucemia debe hacerse bajo una estrecha supervisión médica
y disponiendo del tratamiento necesario para el caso de que el paciente presente síntomas.
La administración deL-dopa o del aminoácido arginina induce también un aumento de se
creción predecible. Los pacientes responden según su propia idiosincrasia a los distintos ::E:
estímulos, por lo que es recomendable ensayar dos o tres pruebas de estimulación diferen o
tes antes de llegar a la conclusión de que la hipófisis no responde. :o
La hiperglucemia inhibe la secreción de hGH en las personas normales, pero no en las
3:
o
que presentan concentraciones hormonales autónomas o elevadas. Puede hacerse un diag
2
nóstico de acromegalia si las concentraciones séricas de hGH se mantienen repetidamente )>
por encima de los 10 ng/ml, aun cuando se produzca una cierta disminución después de la m
perfusión de glucosa. Mientras que en las personas normales la secreción de hGH aumenta e
después de la administración deL-dopa, en los individuos con acromegalia la liberación de
m
r
hGH puede reducirse.
)>
::E:
P rolactina
"'
o,
.,
La prolactina es un polipéptido de cadena única con tres enlaces disulfuro y un peso
molecular de aproximadamente 23.000. Tiene unas características únicas entre las hormo
�
m
nas conocidas por cuanto la secreción de prolactina no está sujeta a una estimulación po
)>
sitiva, sino que es continua a menos que se produzca una supresión por un mecanismo de 2
control inhibitorio específico. Las células acidófilas secretan prolactina excepto cuando -t
m
reciben la influencia del factor inhibidor de la prolactina (PIF) de origen hipotalámico. El :o
factor inhibidor de la prolactina o bien es dopamina o está bajo el control de neuronas do
o
paminérgicas. Por consiguiente, la administración deL-dopa puede inhibir la secreción de :o
esta hormona. Las concentraciones de prolactina circulante aumentan en los pacientes que
tienen concentraciones de dopamina reducidas, cuando se produce una alteración en la
603
función hipotalámica, o con la separación anatómica de la hipófisis del hipotálamo. En los
varones y las mujeres no embarazadas, la secreción se produce en forma de descargas que
aparecen con el sueño, el estrés y la hipoglucemia. Aunque la única función fisiológica
identificada de la prolactina es la estimulación de la producción de leche, estudios recien
tes indican que esta hormona tiene otras acciones bioquímicas y puede jugar un papel más
amplio como mensajero endocrino o incluso como modulador de las acciones de los linfo
citos.
Las concentraciones de prolactina en sangre aumentan en respuesta al ejercicio, el sue
ño, el estrés, la ansiedad, la hipoglucemia, la actividad sexual, el embarazo y la estim4Ia
ción de los pezones (lactancia). La hormona liberadora de tirotropina (TRH) estimula
también la liberación de prolactina, y ello puede utilizarse como prueba clínica de provo
cación para valorar Jos depósitos y la capacidad de secreción. La determinación de la pro
lactina se aplica al estudio de la galactorrea y la amenorrea, y al diagnóstico de los prolac
tinomas (adenomas acidófilos). La principal distinción diagnóstica que debe hacerse en los
casos de hiperprolactinemia es entre una disfunción hipotalámica y un prolactinoma autó
nomo, en cuyo caso las concentraciones de prolactina tienden a ser muy superiores. Ade
más de las influencias fisiológicas en la secreción de prolactina, múltiples fármacos, como
Jos psicotropos, los antihipertensivos y los estrógenos, pueden elevar las concentraciones
de esta hormona. El fármaco bromocriptina provoca una disminución de la prolactina y
se utiliza en el tratamiento de los trastornos en que hay elevaciones anormales de esta
hormona.
PANHIPOPITUITARISMO
Abordajes diagnósticos
604
TABLA 16-2. Distinción entre hipQpituitarismo y anorexia nerviosa'
La hipofunción hipofisaria se sospecha cuando las funciones de las glándulas diana son
defectuosas. La primera línea de estudio está formada por la historia clínica, exploración
física y pruebas preliminares para valorar la actividad gonadal, tiroidea y suprarrenal. Las
manifestaciones clínicas que deben levantar sospechas son las anomalías en el crecimien
to esquelético, la maduración sexual retardada o acelerada, la desaparición de una función
sexual previamente establecida, la insuficiencia tiroidea o suprarrenal, los trastornos en la
regulación de los líquidos, la galactorrea y los signos neurológicos que sugieran una enfer
::1:
medad intracraneal. o
Una vez detectado el déficit de hormonas de las glándulas diana, debe evaluarse la ac :J:J
tividad tanto hipofisaria como de los órganos finales. De las hormonas hipofisarias, la S:
TSH, FSH y LH son las más fáciles de determinar. Con frecuencia no se dispone de los o
medios necesarios para determinar la ACTH y este dato es menos fiable. Otros estudios 2
)>
diagnósticos más detallados pueden ser la determinación de la prolactina, hormonas gona CJ)
dales específicas y hGH. Las pruebas de estimulación pueden aportar una información
e
definitiva para el diagnóstico diferencial, pero con frecuencia son dificultosas, caras y mo m
!;
lestas, y sólo deben realizarse para obtener una información claramente definida y nece
saria.
::1:
-
""g
HORMONAS DE LA HIPÓFISIS POSTERIOR O·
::!!
CJ)
Hormona antidiurética y regulación del agua corporal Cñ
""g
Apesar de las amplias variaciones existentes en las condiciones metabólicas, la osmo o
lalidad del suero se mantiene normalmente dentro de unos estrechos límites de 285-31O CJ)
mOsm/litro. La excreción urinaria de so lutos y agua es el factor que contribuye de manera
-t
m
más importante a mantener este equilibrio. Muchas variables no controladas afectan a la :J:J
cantidad de solutos a excretar, por lo que la cantidad de agua excretada con los solutos a
constituye la principal clave de la regulación osmótica. El volumen de orina en los indivi :J:J
duos sanos puede oscilar entre 500 y 2.000 mi/día.
605
La cantidad de agua que excretan los riñones está determinada por la hormona antidiu
rética (ADH, vasopresina) que actúa sobre el túbulo contorneado distal y los conductos
excretores. Normalmente las células son bastante impermeables al agua; sin ADH, el gran
volumen de agua del líquido tubular hipoosmolar pasa inalterado para ser excretado en
forma de orina altamente diluida. La hormona antidiurética actúa sobre las células epite
liales para permitir la extracción del agua de los túbulos hacia el líquido intersticial hiper
tónico de la médula renal, ejerciendo un efecto de concentración de contracorriente (véase
capítulo 10). Sin ADH, la orina tiene una osmolalidad de aproximadamente 50 mOsmlli
tro. Con una secreción máxima de ADH, la osmolalidad llega a 1100 mOsm/litro; puede
alcanzarse una concentración adicional de hasta 1400 mOsm/litro durante la privación
grave de agua, en que el flujo tubular lento permite un máximo efecto de concentración por
contracorriente.
Control de la osmolalidad
Función renal
606
Diabetes insípida
Pruebas de concentración
El primer paso es la privación de agua durante una noche. Después de ocho a doce ho
ras sin ingerir líquidos, los individuos normales mantienen una osmolalidad sérica normal
y excretan una orina con 800 mOsm/kg o más; en el déficit de ADH, la osmolalidad urina
ria no aumenta por encima de los 300 müsmlkg. A medida que disminuye el agua corpo
ral, la concentración urinaria aumenta hasta que se alcanza una meseta y no se produce una
mayor concentración. En las personas normales, esto suele ocurrir después de 16-18 horas
sin ingesta de agua. Cuando hay una pérdida de agua urinaria masiva, la privación de agua
durante cuatro a ocho horas puede producir la meseta de concentración, pero si hay un dé
ficit de ADH, la osmolalidad de la orina continúa siendo baja a pesar del aumento de la
:J:
osmolalidad del suero. Debe observarse cuidadosamente a los pacientes durante toda la o
prueba, en parte para prevenir que el paciente con un déficit grave de ADH sufra un colap :lJ
so por deshidratación, y en parte para prevenir que el paciente con una polidipsia psicóge S:
na consuma líquidos de forma subrepticia. o
Una vez alcanzada la meseta de concentración, la administración de ADH exógena z
)>
(vasopresina acuosa) proporciona una información diagnóstica adicional. Si hay un déficit en
primario de ADH, la vasopresina hace que la osmolalidad urinaria aumente considerable
e
mente. Si el problema es de una insensibilidad renal a la ADH (diabetes insípida nefrogé m
nica), la vasopresina exógena tiene escaso efecto. Si el problema es una polidipsia psicó
gena, la osmolalidad sérica se mantiene normal con la privación de agua, la osmolalidad !;
urinaria máxima está muy por encima de la osmolalidad del suero, y la vasopresina exóge :J:
na hace aumentar poco más la concentración. En la tabla 16-3 se indican las características -a
O·
diferenciales. .,
Estas pruebas deben realizarse únicamente después de haber descartado otras causas de Cii
poliuria, en especial la hiperglucemia, la uremia y las alteraciones electrolíticas como la en
hipercalcemia, hipopotasemia, el tratamiento electrolítico o diurético excesivo y los tras -a
tomos renales de la excreción del bicarbonato y el sodio. o
en
-1
m
Secreción inadecuada de hormona antidiurética �
o
Puede producirse una concentración excesiva de la orina en relación con la osmolalidad :lJ
del suero cuando hay un deterioro de la regulación hipotálamo-hipofisaria o, con mayor
607
TABLA 16-3. Diagnóstico diferencial de la poliuria*
Individuos normales 300-800 Hasta 1600 280-295 < 300 Muy escaso
Diuresis osmótica Alto Alta Alto Alta Muy escaso
Diabetes insípida < 300 < 300 Normal o i > 300 Aumento de la
osmolalidad
urinaria
Diabetes insípida < 300 < 300 Normal o J.. > 300 M u y escaso
nefrogénica
Polidipsia primaria < 300 Variable pero Normal Normal M u y escaso
por encima
de los valores
séricos
*Adaptado de Hsu, TH: The hypothalamus·pituitary axis. En Harvey, AM y cols. (dir.): The Principies and Practice of
Medicine, ed. 20. Appleton-Century-Crofts, Nueva York, 1980. páginas 754-776; Kleeman, CR y Berl, T: The neurohypophysial
hormones: Vasopressin. En OeGroot, U y cols. (dir.): Endocrinology. Grunc & Stratton. Nueva York, 1979, páginas 253-285: y
Singer, 1: Differential diagnosis of polyuria and diabetes insipidus. Med Clin North Am 65:303. 1981.
Sobrecarga de agua
La sobrecarga de agua consiste en administrar 1.000 rnl de agua por vía oral y obtener
luego cada hora muestras de orina y de suero durante cinco horas. Los resultados normales
son una excreción urinaria de 600 ml o más en cuatro horas, con una osmolalidad urinaria
que desciende por debajo de la del suero, casi siempre hasta cifras inferiores a 180 mOsm!
kg. En el SSIADH, la osmolalidad del suero disminuye, pero la orina no se diluye adecua
damente; la osmolalidad urinaria se mantiene por encima de la del suero, generalmente con
cifras superiores a los 230 mOsm/kg.
El síndrome de secreción inadecuada de ADH se detectó inicialmente en casos de pro
ducción ectópica de la hormona por un carcinoma broncógeno; ésta sigue siendo la causa
608
tumoral más frecuente. Se ha observado que otros muchos tumores causan este síndrome,
entre ellos el timoma, el linfoma y el carcinoma de páncreas y de varias localizaciones del
aparato digestivo. El síndrome de secreción inadecuada de ADH de origen no tumoral ha
aparecido como alteración metabólica muy frecuente en las poblaciones hospitalizadas.
Las situaciones en que puede aparecer un SSIADH son determinadas enfermedades pul
monares, especialmente la tuberculosis y la neumonía; trastornos del SNC, como los tu
mores cerebrales, la formación de abscesos y la meningitis; anomalías endocrinas del
tiroides o las suprarrenales, y la administración de muchos fármacos, como la clorpropa
mida, los diuréticos tiazídicos, la vincristina y el clofibrato.
GLÁNDULA SUPRARRENAL
Hormonas esteroideas
Las hormonas de la corteza suprarrenal son esteroides, compuestos cuya estructura bá
sica es el anillo ciclopentanoperhidrofenantreno, una estructura de 17 carbonos que proce
de del colesterol (fig. 16-2). La corteza secreta tres tipos de esteroides: 1) los glucosteroi
des o glucocorticoides, que son esteroides de 21 carbonos que afectan al metabolismo
intermediario de los hidratos de carbono; 2) los mineralcorticoides, esteroides de 21 car
bonos que promueven la excreción renal de K+ y aumentan la retención de agua al poten G')
ciar la retención renal de Na\ y 3) los andrógenos suprarrenales, que son esteroides de 19
carbonos que el hígado convierte en la potente hormona masculina testosterona; aunque �-
2
sin ser modificados tienen también un modesto efecto sobre las características sexuales e
secundarias masculinas. e
�
Glucocorticoides (/)
e
""C
La hormona adrenocorticotropa (ACTH) hipofisaria estimula la producción de gluco :xJ
corticoides. La hipófisis secreta ACTH de forma episódica cuando es estimulada por una )>
:xJ
disminución en las concentraciones de glucocorticoides activos circulantes, por el estrés o
:xJ
por los ciclos de sueño y despertar. El cortisol es el glucocorticoide predominante. El 90 % m
del cortisol circulante está en forma de una fracción inactiva ligada a proteínas, principal 2
mente la globulina transportadora de cortisol (CBG), y también en una pequeña cantidad a )>
r-
la albúmina. La actividad fisiológica se debe únicamente a la fracción no ligada o libre del
cortisol, que es capaz de salir del torrente circulatorio para afectar a células diana y tam
bién ser excretada por la orina.
Metabolitos urinarios. El hígado degrada todos los glucocorticoides a metabolitos
que se excretan por la orina, en la que se determinan colectivamente en el grupo de los lla
mados 17-hidroxicorticoides ( 17-0HCS). Estos compuestos, que tienen grupos hidroxilo
en los carbonos C-17 y C-21 y un grupo cetónico en el carbono C-20, reaccionan con la
feni lhidrazina para formar un compuesto amarillo. A esta reactividad se la denomina re
acción de Porter-Silber y a los 17-0HCS se les llama cromógenos de Porter-Silber. Este
609
PROGESTERONA(21 CARBONOS)
l CHC>ti
MINERALCORTICOIOES
1
HORMONAS SEXUALES ESTEROIDEAS (19 CARBONOS)
THO"
c.o
O l 1 o OH
o �� osn
CORTISOL 121 CARBONOSJ
o
._
o
TESTOSTERONA
AROMATIZACIÓN...
)� �� ESTRONA ESTRADIDL
FIG. 16-2. Sustancias intermedias clave en la biosíntesis de esteroides a partir del colesterol.
método permite una cuantificación urinaria simple y es una medida indirecta del exceso de
glucocorticoides plasmáticos.
610
mario (elevación; síndrome de Conn) puede deberse a un adenoma suprarrenal o a una hi
perplasia de la corteza suprarrenal. El intercambio de iones que normalmente es facilitado
por la aldosterona da lugar a una hipertensión (volumen de líquido intravascular excesivo
secundario a una retención de sodio) y a una depleción de potasio cuando hay un aldoste
ronismo.
Andrógenos suprarrenales
Tanto los varones como las mujeres secretan andrógenos suprarrenales, aunque su pa
pel fisiológico normal no está claro, teniendo en cuenta las cantidades muy superiores de
hormonas similares que secretan las gónadas. La secreción de las suprarrenales está con
trolada por la ACTH, no por las gonadotropinas. La producción de ACTH es regulada sólo
por las concentraciones de glucocorticoides; los andrógenos circulantes no afectan a la li
beración de ACTH. Los andrógenos tanto de origen suprarrenal como de origen testicular
son metabolizados para dar lugar a compuestos de 19 carbonos que se denominan 17-
cetosteroides (17-KS). En las mujeres y los niños, las concentraciones urinarias de 17-KS
reflejan directamente la producción de andrógenos suprarrenales. En los varones, aproxi
madamente una tercera parte de los 17-KS urinarios proceden de esteroides testiculares.
Los esteroides C-21 (cortisol y sus muchos metabolitos y compuestos asociados) pue
den ser convertidos mediante una oxidación química para formar 17-cetosteroides. Estos
metabolitos urinarios, a los que se denomina esferoides 17-cetogénicos (17-KGS) se utili
zan a veces como medida del metabolismo glucocorticoideo global. La elevación de los
17-KGS en orina indica un tumor o una hiperplasia de la zona fasciculada y reticular de la
corteza suprarrenal.
En el siguiente esquema se resume la procedencia de los productos del metabolismo de
las hormonas esteroideas en la orina:
C)
Glucocorticoides - - - - - - - - - - ->- 17-hidroxicorticosteroides
-
r
Glucocorticoides - - - - - - - - - - - ->- Esteroides 17 -cetogénicos l>·
Mineralcorticoides - - - - - - ->- no detectados con métodos colorimétricos 2
Andrógenos - - - - - - - - -- ->-
e
- - ---- 17-cetosteroides
e
(mujeres y niños: suprarrenales) r
(varones: suprarrenales y testículos) )>
(/)
e
.,
Determinación de hormonas en la circulación y en la orina ::JJ
)>
::JJ
Las concentraciones plasmáticas de hormonas circulantes se ven influidas por el ritmo ::JJ
de secreción y el ritmo de degradación; el nivel de fijación a proteínas afecta también a su m
concentración en la sangre. La glándula suprarrenal secreta cortisol en descargas cortas; la 2
fijación a la CBG permite que se establezca un equilibrio de la hormona libre y la ligada, )>
r-
con lo que puede haber una concentración bastante uniforme de la forma no ligada, fisio
lógicamente activa, que se presenta a los tejidos del organismo. El cortisol libre urinario
es una medida adecuada con la que estimar la fracción libre del cortisol en la circulación,
puesto que sólo esa porción de cortisol pasa la filtración glomerular. Una única determina
ción de la ACTH o el cortisol en plasma puede llevar a confusión, puesto que los valores se
modifican significativamente con los episodios de secreción o inactividad durante un pe
ríodo de 24 horas. Las descargas de secreción de cortisol se producen con más frecuencia
durante la noche; por consiguiente, las concentraciones plasmáticas de cortisol son nor
malmente más altas al despertarse por la mañana que a una hora posterior del día.
611
Todas las hormonas suprarrenales y las hormonas que regulan su secreción pueden
medirse adecuadamente mediante RIA u otros inmunoensayos. Estas determinaciones di
rectas y específicas del cortisol y la aldosterona en plasma o suero son muy útiles para los
estudios de detección y para el establecimiento de los diagnósticos, pero con frecuencia los
análisis de la orina son de especial utilidad cuando se sospecha la presencia de trastornos
en que hay una producción de andrógenos, como los tumores suprarrenales o los defectos
de la síntesis de los esteroides. Las pruebas urinarias tienen la ventaja de ser más comple
tas y capturar por tanto todos los productos suprarrenales secretados a la sangre y luego
excretados por la orina en un período de 24 horas. Este tiempo de recogida de la muestra
asegura que al médico no se le pasa por alto un período de máxima concentración hormo
nal, como podría ocurrir con la obtención de una única muestra de plasma. Además, para
determinar la respuesta a las manipulaciones farmacológicas, el seguimiento de muestras
de orina de 24 horas seriadas es más fiable que la obtención de muestras de sangre. Con
objeto de asegurar que la muestra de orina de 24 horas es completa o validar los resultados
de muestras parciales, es necesario determinar la concentración de creatinina en la muestra
de orina. En la tabla 16-4 se indican los valores normales de las concentraciones de hor
monas en sangre y orina y de los metabolitos urinarios.
Cortisol en plasma
8:00 de la mañana 9-24 ¡.tg/dl
4:00 de la tarde 3-12 ¡.tg/dl
Cortisol libre en orina 20-100 ¡.tg excretados en 24 horas
Aldosterona en plasma 1-5 ngldl (paciente en decúbito, ingesta de Na• y K+ normal)
Aldosterona en orina 2-10 ¡.tg excretados en 24 horas (ingesta de Na• y K+ normal)
17 -hidroxicorticoides en 2-10 mg excretados en 24 horas
orina
17-cetosteroides en orina
Varones 7-25 mg excretados en 24 horas
Mujeres 4-15 mg excretados en 24 horas
*Howanitz, PJ y Howanitz, JH: Evaluation of endocrine function. En Henry, JB (dir.): Todd·Sanford-Davidsohn Clinical
Diagnosis and Management by l..aboratory Methods. ed. 16. WB Saunders. Filadelfia. 1979, páginas 402-476: Feldkarnp, CS y
cols.: Adrenal conex. En Sonnenwinh, AC y Jaren, L (dir.): Gradwohl's Clinical l..aboratory Methods and Diagnosis. ed. 8. CV
Mosby, St. Louis. 1980, páginas 590-619; y West. CD y Meikle. AW: l..aboratory tests for the diagnosis ofCushing's syndrorne
and adrenal insufficiency and factors affecling those tests. En DeGroot, U y cols. (dir.): Endocrinology. Grune & Stratton, Nueva
York, 1979, páginas 1157-1 177.
612
ACTH, que a su vez estimula a las suprarrenales para sintetizar más intermediarios este
roideos inactivos.
Esta prueba puede realizarse siempre que haya indicios de una secreción excesiva
inexplicada de glucocorticoides. Tanto la dexametasona como la 9-alfa-fluorohidrocorti
sona son glucocorticoides potentes que influyen en la función suprarrenal e hipofisaria sin
causar alteraciones cuantitativas importantes en la excreción urinaria de esteroides ( 17-
OHCS). Cualquiera de estos dos fármacos puede utilizarse para la prueba, pero la 9-alfa
fluorohidrocortisona produce una retención de sodio, que constituye un efecto secundario
indeseable. Después de una determinación basal de la excreción de 1 7-hidroxicorticoides
en un período de 24 horas, se administran por vía oral 0,5 mg de dexametasona cada seis
horas durante dos días. La teoría es que la dexametasona es un potente análogo del cortisol,
por lo que puede inhibir eficazmente la secreción hipofisaria de ACTH al ser administrada
a dosis pequeñas que no afectan de manera significativa a las determinaciones de esteroi
des urinarios. En los pacientes con un eje hipófiso-suprarrenal con una respuesta normal, la
producción de esteroides debe reducirse en respuesta a la disminución en la estimu1ación
de ACTH, generalmente hasta 2,5 mg o menos por 24 horas, al segundo día de medicación
(véase fig. 16-3). Cuando la excreción urinaria de 17-0HCS no disminuye en respuesta a
la administración de dexametasona, puede haber una estimulación excesiva de la ACTH o
una actividad autónoma de las suprarrenales. Los anticonvulsivantes de tipo fenitoína y el
fenobarbital, que provocan una inducción de las oxidasas hepáticas de función mixta, pue-
HIPÓFISIS ¿] Dexametasona
oral
(lv,
DEXAMETASONA
·
G')
r
l>·
2
'--- . . . ��:. ::·. ..
'-� e
e
ACTH t e 1
: ACTH +
1
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e:
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1
.,
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Suprarrenales
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\1 \ 1 :lJ
m
1 1 2
•• )>
Cortisol Co isol
� � r-
1
1
1
1
Orina
... 1
17-0Hcs· 17-0Hcs· .¡.
FIG. 16-3.Supresión con dexametasona del eje hipófiso-suprarrenal. La respuesta normal es una supresión de la
ACTH, el cortisol y los 17-hidroxicorticoides (17-0HCS", medidos en la orina por el laboratorio).
613
den causar una degradación excesivamente rápida de la dexametasona, con lo que reducen
su efecto fisiológico y provocan un fallo aparente de la supresión hormonal.
Los pacientes con el trastorno afectivo psiquiátrico de depresión endógena (melanco
lía) pueden tener una estimulación excesiva a través del eje hipotálamo-hipófiso-suprarre
nal con una excreción elevada de 17-0HCS similar a la del síndrome de Cushing. Esta
excreción no se suprime con la dexametasona en la depresión y ello puede utilizarse para el
diagnóstico de este trastorno psiquiátrico.
Para evitar los inconvenientes de una medicación prolongada y los fallos que comporta
la obtención de muestras repetidas de orina de 24 horas, se ha utilizado una prueba de de
tección rápida de supresión con dexametasona. En esta versión simplificada, se administra
1 ,O mg de dexametasona oral a medianoche, y se determina el cortisol plasmático por la
mañana y se analiza en una muestra de orina de cinco horas la cantidad de 17 -OHCS y de
creatinina. Los individuos normales no tienen más de 5 ¡lg/dl o 1 O ¡lg/dl de cortisol en esta
muestra de plasma con supresión a las 8 de la mañana, y no excretan más de 4 mg de
17-0HCS por gramo de creatinina en el período que va de las 7 de la mañana al mediodía.
Prueba de metirapona
614
BASAL INHIBICIÓN DE
METIRAPONA
)Y( �
(_j) {Jy .,J e
111 "
HIPÓFISIS
1
ACTH 0
ACTH
,, \
OQ
0 0 0
Suprarrenale� ifj� \
1
j
1
Precursores del cortisol
j
Precursores del cortisol 1
11-B /oxil a
-hi d r
lnhibición de___
metirapona
1 1 -B-hidroxilasa 1)
Cortisol / � //
¡
Orina
!
17-0HCS
Cortisol
1
1
--- -- ...-
17-0HCS
ii
FIG. 16-4. Prueba de inhibición de metirapona para la capacidad de secreción de reserva de ACTH de la
hipófisis.
615
Síndrome de Cushing
616
TABLA 16-5. Síndrome de Cushing
Respuesta a la
Excreción Excreción dosis alta Respuesta a la
de 17-0HCS de l7-KS de dexametasona metirapona Comentarios
617
Enfermedad de Addison
618
da o sintética para valorar la capacidad de las suprarrenales de responder a esta hormona.
De esta forma se puede diferenciar el hipoadrenalismo primario del hipopituitarismo. De
ben controlarse cuidadosamente la dosis de ACTH y el momento de obtención de las
muestras para medir la respuesta.
Hormonas y respuesta hormonal. La primera prueba utiliza una única dosis intrave
nosa de ACTH. Si el cortisol plasmático aumenta en 10 J.Lg/dl o más en una hora, se ha
descartado el diagnóstico de déficit suprarrenal. Si no hay respuesta a una sola dosis
de ACTH, se administran dosis diarias repetidas durante 3-5 días para estimular las supra
rrenales, por si hubieran desarrollado una hipoplasia por falta de estimulación de ACTH,
siendo por lo demás normales. Se demuestra la existencia de una insuficiencia suprarrenal
si esta maniobra no provoca un aumento de dos veces o más en la excreción urinaria de
17-0HCS.
La función hipofisaria es difícil de valorar sin determinaciones directas de las hormo
nas tróficas. Las hormonas gonadales y tiroideas son más fáciles de determinar que la
ACTH; el hipoadrenalismo de origen hipofisario puede demostrarse a veces comprobando
que existen unas concentraciones bajas de estas otras hormonas estimuladoras. Los pa
cientes con hipopituitarismo carecen de la hiperpigmentación característica del exceso de
secreción de ACTH (es decir, de secreción de MSH acompañante). El déficit de mineral
corticoides suele ser menos notable con el hipopituitarismo que con la disfunción de la
glándula suprarrenal, debido a que el principal estímulo para la producción de aldosterona,
que es el sistema renina-angiotensina, permanece intacto.
Etiología. La causa más frecuente de hipofunción suprarrenal es la administración de
esteroides exógenos. La producción de ACTH es inhibida por el tratamiento con corticoi
des que se utiliza en las enfermedades autoinmunes, en muchas pautas anticancerosas y en
el tratamiento inmunosupresor. La glándula suprarrenal, privada de la estimulación fisio
lógica sufre alteraciones atróficas, que pueden ser muy graves y persistir durante muchos
meses después de suspendido el tratamiento. Un paciente con una reducción prolongada de
la función suprarrenal puede presentar un déficit suprarrenocorticoideo agudo, si sufre un
C)
estrés fisiológico importante durante la fase de recuperación. r
En el pasado, la enfermedad de Addison se daba con frecuencia a causa de la destruc l>·
ción tuberculosa de las glándulas suprarrenales. En la actualidad, la mayoría de las hipo z
funciones suprarrenales son idiopáticas. No hay ninguna explicación morfológica especí
o
e
!;
fica para las alteraciones atróficas. En algunos pacientes, los autoanticuerpos contra
antígenos del tejido suprarrenal sugieren una etiología autoinmune. Los pacientes con una
disfunción suprarrenal idiopática presentan a menudo anticuerpos para antígenos tiroideos C/)
e
y gástricos, lo que también apunta a un trastorno inmune poliendocrino. Las enfermedades
.,
infecciosas como la tuberculosis pueden provocar una destrucción suprarrenal. Otros tras :a
tomos que destruyen la glándula o alteran su función son la lesión hemorrágica que se )>
:a
produce en estados bacteriémicos meningocócicos o de otro tipo (síndrome de Water
:a
house-Friderichsen); la sustitución del tejido glandular por neoplasias metastásicas, espe m
cialmente del cáncer de pulmón; la arniloidosis primaria o secundaria con depósito de la z
)>
proteína amiloide; y la hemocromatosis con depósito de hierro. r
Pruebas de estimulación diagnóstica. Si el diagnóstico diferencial está entre una ac
tividad suprarrenal borderline y una actividad hipofisaria borderline, puede ser útil forzar
el eje hipófiso-suprarrenal para obtener una información diagnóstica definitiva. En primer
lugar es necesario establecer que la glándula suprarrenal es capaz de producir glucocorti
coides. La prueba de metirapona estimula la liberación de ACTH mediante un bloqueo de
la síntesis del cortisol; si la hipófisis responde normalmente, la excreción urinaria de me
tabolitos 1 7-OHCS aumenta. La ausencia de este incremento de los 1 7-OHCS indica una
falta de respuesta hipofisaria, siempre que se haya establecido realmente la capacidad su
prarrenal.
619
Una prueba en la que se fuerza más directamente a la hipófisis es la de administración
de insulina. El estrés fisiológico es un estímulo extraordinariamente potente para la pro
ducción de ACTH. El hecho de que una hipoglucemia inducida con insulina (glucosa en
suero de 50 mg/dl o inferior) no induzca una liberación de ACTH establece el diagnóstico
de disfunción hipofisaria. Si no se determina directamente la ACTH, la respuesta hipofisa
ria a la estimulación debe inferirse con la determinación de la producción de cortisol; una
respuesta normal consiste en un incremento de 6 Jlgldl o más, hasta llegar a concentra
ciones totales de 20 Jlgldl o superiores. La prueba de la insulina constituye un verdadero
estímulo metabólico. Muchos clínicos piensan que supone un riesgo inaceptablemente
elevado para el paciente, mientras que otros creen que la prueba, realizada bajo una estre
cha supervisión médica, es la forma más sensible de que disponemos para valorar la fun
ción hipofisaria.
Hi
peraldosteronismo
620
TABLA 16-7. Hiperaldosteronismo: estímulo
excesivo para la excreción de K• y la retención de Na•·
Observaciones clínicas:
Hipertensión
Aumento del volumen de diuresis
Disfunción muscular, por pérdida de K•
Datos de laboratorio:
K• sérico: < 3 mEqllitro
K• urinario: > 50 mEq/24 b
Alcalosis, generalmente moderada
pH urinario elevado, densidad no superior a 1,O 1 O
'Adaptado de Feldkamp, CS y cols.: Adrenal conex. En Sonnenwirth, AC y Jarett, L (dir.): Gradwohl's Clinical Laboratory
Methods and Diagnosis, ed. 8. CV Mosby, St. Louis, 1980. páginas 590.619; West, CD y Meikle, AW: Laboratory tests for the
diagnosis of Cushing's syndrome and adrenal insufficiency and factors affecting those tests. En DeGroot, U, y cols. (dir.):
Endocrinology. Grune & Stratton, Nueva York, 1979, páginas 1 1 57-1177; y Bledsoe. T: Disorders of the adrenal gland. En
Harvey, AM y cols. (dir.): The Principies and Practice ofMedicine, ed. 20. Appleton-Century-Crofts, Nueva York, 1980. páginas
776-794.
621
TABLA 16-8. Hiperaldosteronismo primario en comparación
con el secundario·
"Adaptado de Feldlcamp. CS y cols.: Ad.renal conex. En Sonnenwinh. ACy Jareu. L (dir.): Gmdwohl"s Clinical Laboratory
Mcthods and Diagnosis, cd. 8. CV Mosby. St. Louis. 1980. páginas 590-619: Bledsoe. T: Disorders of the adrenal gland. En
Harvey. AM ycols. (dir.): The Principies and Pmctice ofMcdicine. cd. 20. Applcton-Century-Crofts. Nueva York, 1980. páginas
776-794: y Melby. JC: Diagnosis and treatment ofhyperaldosteronism and hypoaldostcronism. En DeGroot. U y cols. (dir.):
Endocrinology. Grune & Stratton. Nueva York, páginas 1225-1234.
Virilismo suprarrenal
Los signos clínicos del virilismo suprarrenal varían con la edad y el sexo. Entre ellos se
encuentra la aparición inadecuada de rasgos masculinos en niños en edad prepuberal de
ambos sexos; la virilización en las mujeres maduras; y la acentuación de los caracteres
sexuales secundarios masculinos en los varones maduros, hecho éste que se identifica con
menos facilidad. El virilismo suprarrenal se produce o bien a causa de defectos enzimáti
cos que distorsionan los patrones normales de síntesis, o bien a causa de tumores que se
cretan hormonas.
Síntesis defectuosa. El virilismo suprarrenal congénito se debe a uno de los diversos
déficit enzimáticos congénitos de la síntesis del cortisol. En la síntesis normal de los glu
cocorticoides, muchos productos preliminares son esteroides de 19 carbonos con propie
dades androgénicas. Si la producción normal de cortisol está bloqueada por déficit enzi
máticos, la secreción de ACTH se mantiene a un nivel elevado, produciendo una
hiperplasia glandular que da lugar a que se mantengan concentraciones elevadas de las
sustancias precursoras. Se han identificado diversos déficit determinados genéticamente.
A pesar de la naturaleza congénita de la enfermedad, los síntomas pueden empezar a
manifestarse a cualquier edad, aun cuando la mayoría de los casos se identifican al nacer o
en la primera infancia. El efecto de las dosis masivas de esteroides ondrogénicamcntc acti
vos in utero es la masculinización del recién nacido de sexo femenino, que puede manifes
tarse por un pseudohermafroditismo. En el recién nacido varón se observa una macrogeni
tosomía. Si hay un deterioro en la producción de aldosteronajunto con el de la síntesis del
cortisol, puede producirse una pérdida de sodio y una retención de potasio en el denomi
nado virilismo suprarrenal del tipo de pérdida de sal.
622
Datos de laboratorio. Las principales observaciones de laboratorio en el virilismo su
prarrenal son unas concentraciones plasmáticas y urinarias de 17-KS elevadas, y unas
concentraciones altas de ACTH circulante. El déficit más común, que es el de una 21-hi
droxilación inadecuada, produce concentraciones elevadas de pregnanetriol, un esteroide
de 21 carbonos. Dado que este compuesto se mide en los esteroides 17-cetogénicos (17-
KGS), en estos casos habrá concentraciones altas de 17-KGS pero bajas de 17-0HCS.
En la mayoría de los pacientes con una hiperplasia suprarrenal congénita, la glándula
sigue siendo sensible a la estímulación por la ACTH. La ACTH exógena eleva aún más las
concentraciones ya altas de 17-cetosteroides, pero los 17-0HCS no aumentan. Una forma
muy infrecuente del síndrome se debe a un defecto en la 1 1-beta-hidroxilación, que hace
que se acumulen precursores 17-0H del cortisol, en una situación análoga a la que se pro
duce cuando individuos normales reciben metirapona. En esta forma, los 17-0HCS están
elevados, y hay un aumento de la actividad mineralcorticoide e hipertensión.
Tumores. Algunos casos ocasionales de viriüsmo suprarrenal en los adultos se deben
a manifestaciones tardías de defectos enzirnáticos congénitos. Sin embargo, con mayor
frecuencia son causados por hiperplasias o tumores. La hiperplasia androgénica benigna,
en la que los 1 7-cetosteroides están elevados pero los 17-0HCS son normales, se observa
con muy poca frecuencia. La virilización suprarrenal suele deberse a un carcinoma, y ge
neralmente hay un aumento de los 1 7-OHCS además de las concentraciones elevadas de
17-cetosteroides.
Consideraciones en la asi
stencia del paciente
623
La enfermedad renal grave afecta a todas las pruebas urinarias. Si el aclaramiento de
creatinina es inferior a 50 mi/minuto, todas las pruebas de detección urinarias pueden lle
var a confusión en vez de aclarar la valoración de la función suprarrenal.
Pruebas de estimulación. Pueden producirse muchos problemas en las pruebas fun
cionales dinámicas, especialmente las que requieren varios días para su realización. Cuan
do se administran sustancias por vía oral, el paciente debe tomar cada dosis en el momento
apropiado; debe descartarse la existencia de vómitos o malabsorción. Las inyecciones in
tramusculares pueden dar resultados que lleven a confusión si la absorción es irregular o
hay una mala circulación. La alteración de la función renal -insuficiencia excretora, l)U
mento de la diuresis o expansión de volumen inapropiada-puede alterar los efectos espe
rados de los fármacos. La alteración de la función hepática -especialmente la inducción
enzimática de las oxidasas de función mixta producida por sustancias como el alcohol, los
barbitúricos y las fenitoínas- puede aumentar la degradación del fármaco y derivar
los metabolitos de las vías previstas.
Interferencias farmacológicas. Antes de estudiar a fondo la función suprarrenal,
deben eliminarse los fármacos causantes de interferencias. Los diuréticos, anticonvulsi
vantes, fármacos psicoactivos y anticonceptivos orales, es especialmente probable que
provoquen interferencias. Para disponer de unas condiciones basales óptimas, deben sus
penderse estos fármacos dos semanas antes de realizar las pruebas definitivas. Otros peli
gros farmacológicos son los del empleo crónico de laxantes, la diarrea prolongada y la in
gesta de regaliz en grandes cantidades, todo lo cual puede producir una hipopotasemia de
causa no suprarrenal. Antes del estudio del eje renina-angiotensina-aldosterona, debe ad
ministrarse al paciente potasio para corregir una hipopotasemia sistémica si la hay.
Las medicaciones esteroideas previas deprimen intensamente la función suprarrenal.
Las dosis diarias de 15 mg de prednisona o su equivalente pueden hacer que la glándula
suprarrenal responda insuficientemente durante meses; son necesarias de varias semanas a
un mes para recuperarse de los efectos de dosis de 5-l O mg. Es importante obtener una
historia clínica detallada en cualquier paciente que requiera un estudio endocrino, pero es
pecialmente cuando está en duda la función suprarrenal.
Problemas psicofisiológicos. El estrés fisiológico estimula poderosamente el eje hi
pófiso-suprarrenal, provocando adecuadamente una hipersecreción suprarrenal. Los estu
dios de evaluación endocrina deben posponerse en los pacientes que han sufrido reciente
mente un traumatismo, intervenciones quirúrgicas, una infección grave o quemaduras. Los
impactos emocionales rara vez causan concentraciones hormonales elevadas que puedan
dar lugar a confusión, pero podóan producir un problema al intentar distinguir una función
en el límite de la normalidad de un aumento modesto de la misma. Dado que el estrés debe
aumentar de manera constante la producción suprarrenal, unas concentraciones de cortisol
inferiores a 15 �g/dl en un paciente con una enfermedad grave deben hacer sospechar la
presencia de una hipofunción suprarrenal subyacente.
La mióada de anomalías fisiológicas creadas por la disfunción suprarrenal complican
la asistencia clínica del paciente. La debilidad muscular, fatiga e inestabilidad emocional
son complicaciones tanto de la hiperfunción como de la hipofunción, y requieren un apoyo
emocional. Las infecciones son mal toleradas en ambas situaciones. En el síndrome de
Cushing, el exceso de glucocorticoides debilita las defensas inflamatorias e inmunes; en el
hipoadrenalismo, un estímulo infeccioso mínimo puede desencadenar una crisis addiso
niana peligrosa. Dado que los pacientes con una lesión de las glándulas suprarrenales si
guen siendo vulnerables al estrés durante toda su vida, se les debe informar cuidadosa
mente de que deben aumentar las dosis de corticoides durante los peóodos de estrés físico
o emocional. La variación en el volumen de diuresis tiene importancia diagnóstica. Un
aumento del volumen puede indicar una diabetes mellitus incipiente en el hiperadrenalis
mo o puede apuntar a un aumento de la excreción de sodio y una reducción en la capacidad
624
de concentración en el hiperaldosteronismo. La disminución de la diuresis puede reflejar
un deterioro de la perfusión renal y un descenso de la presión arterial en la hipofunción su
prarrenal.
Médula suprarrenal
La médula suprarrenal, que constituye una décima parte del volumen de la glándula y
está totalmente rodeada de epitelio cortical, pertenece al sistema nervioso simpático. Se
creta adrenalina (epinefrina), la hormona de la reacción de «lucha o huida», después de una
estimulación simpática generalizada o en respuesta a la hipoglucemia o la hipotensión ar
terial. La médula suprarrenal produce también noradrenalina (norepinefrina), cuyos efec
tos fisiológicos difieren algo de los de la adrenalina (tabla 16-9). La mayor parte de la no
radrenalina sistémica es fabricada en las terminaciones nerviosas simpáticas, pero algo de
ella es secretada por la médula suprarrenal.
Las catecolarninas son químicamente muy similares; la adrenalina tiene un grupo me
tilo más que la noradrenalina (fig. 16-5). Las vías de síntesis empiezan con la tirosina y
pasan por los compuestos intermedios dihidroxifenilalanina (DOPA) y dopamina. En las
vías de degradación interviene la enzima monoarninooxidasa, que afecta a la dopamina, la
Adrenalina Noradrenalina C)
r
Lugar de producción Glándula suprarrenal Glándula suprarrenal l>·
Terminaciones nerviosas z
periféricas
e
e
Poco almacenamiento hístico Almacenamiento en r
tejidos; la tiramina )>
provoca su liberación en
Almacenamiento y metabolismo Degradación rápida Principal origen de los e
metabolitos urinarios "'D
<lOO Jlg/24 h :o
Excreción urinaria <20 Jlg/24 h
)>
Acciones representativas Aumenta Disminuye :o
Frecuencia cardíaca Aumenta Aumenta :o
Presión arterial Disminuye Aumenta m
Resistencia vascular periférica Disminuye Disminuye z
)>
Flujo sanguíneo cutáneo y r-
renal Aumenta Disminuye
Flujo sanguíneo esplácnico Aumenta Aumenta ligeramente
Glucemia Rara vez es la catecolamina A menudo es la hormona
Asociación con tumores de predominante predominante o única
células cromafines No se encuentra en los Secretada por los
paragangliomas paragangliomas
*Adaptado de Howanitz, PJ y Howanitz, JH: Evaluation of endocrine function. En Henry, JB (dir.): Todd-Sanford
Davidsohn Clinical Diagnosis and Management by Laboratory Methods, ed. 16. WB Saunders, Filadelfia, 1979, páginas 402-
476; y Powsner, ER y cols.: Adrenal medulla. En Sonnenwirth, AC y Jarett, L (dir.): Gradwohl's Clinical Laboratory Methods
and Diagnosis, ed. 8. CV Mosby, St. Louis, 1980, páginas 576-589.
625
HO -o- CH, - CH
1
N'H
3
Tirosina
l COOH
\
-0-
Tirosina
HO hidroxilasa
WH
Dihidroxifenilalanina
HO CH2 _{H 3
(DOPA)
l COOH
\
-0-
DOPA
HO descarboxilasa
HO
l Dopamina-B-oxidasa
OH
H0 -0- e� Noradrenalina
(norepinefrina)
HO
l N-metiltransferasa
OH
CH3
626
TABLA 16-1 O. Valores normales de las catecolaminas simpáticas
y sus metabolitos•
Concentración plasmática:
Adrenalinajunto con noradrenalina 100-500 ng!litro
'Adaptado de Bledsoe, T: Oisordcrs of the adrenal gland. En Harvey, AM y cols. (dir.): The Principies and Practice of
Medicine, cd. 20. Appleton-Century-Crofts, Nueva York, 1980, páginas 776-794; Powsner, ER y cols.: Adrenal medulla. En
Sonnenwirth, AC y Jare.n, L (dir.): Gradwohl's Clinical Laboratory Melhods and Diagnosis, ed. 8. CV Mosby, St. Louis, 1980,
páginas 576-589; y DeQuattro, V y Campese, VM: Pheochromocytoma: Diagnosis and therapy. En DeGroot, U y cols. (dir.):
Endocrinology. Grune & Strauon. Nueva York, 1979, páginas 1279-1288.
Feocromocitoma
627
inducción de una hipertensión puede ser peligrosa, y esta prueba sólo debe realizarse en
pacientes con una presión arterial normal o mínimamente elevada y disponiendo de forma
inmediata de fármacos antihipertensivos y antiarrítrnicos. Algunos autores prefieren medir
las variaciones inducidas en las hormonas plasmáticas o urinarias, y administrar fármacos
que eviten las variaciones de la presión arteri al.
En pacientes con una hipertensión establecida que requieren una prueba de provoca
ción, se utiliza la prueba del depresor fentolarnina. Este fármaco (5 mg administrados por
vía intravenosa) provoca una disminución de la presión sistólica de al menos 35-50 mm
Hg, y de al menos 35 mm Hg en la presión diastólica si la hipertensión se debe a un feo
cromocitoma. Se producen con bastante frecuencia resultados falsos positivos, que a veces
se deben a los efectos residuales de fármacos antihipertensivos o barbitúricos. Debe sus
penderse la administración de fármacos durante tres semanas antes de realizar una prueba
de fentolamina.
Consideraciones en la asi
stencia del paciente
628
TABLA 16-11. Trastornos con los que puede confundirse el feocromocitoma
Plasma Orina
Metanefrina y
Catecolaminas A y NA normetanefrina VMA
Cafefna, plátanos,
nueces, etc. i
Inhibidores de la MAO i !
Alfametildopa i ni ni
Dopamina i i i i
Estrés intenso i i i t
Clorpromazina i
Clofibrato !
Quinidina i
lsoproterenol i
A = adrenalina; NA= noradrcnalina; VMA = ácido vanilmandélico; MAO = monoamínooxidasa; ni= normal.
629
Problemas psicofisiológicos. Los pacientes con feocromocitomas pueden presentar
episodios de hipertensión aguda que son siempre molestos y a veces ponen en peligro su
vida. En pacientes especialmente lábiles, las crisis pueden deberse a pequeñas variaciones
posturales o a la palpación de los flancos o del abdomen durante la exploración física.
Otros hechos desencadenantes que se han descrito son el ejercicio, el esfuerzo en la defe- .
cación, la distensión intraperitoneal por una vejiga urinaria llena o un estómago lleno, y la
actividad sexual. Los tipos de maniobras que se realizan en los hospitales pueden desen
cadenar con facilidad una crisis, por lo que es importante disponer de fármacos bloquea
dores antihipertensivos potentes siempre que se manipule a un paciente en que se conoz�a
o se sospeche la presencia de un feocromocitoma.
El estrés fisiológico eleva las concentraciones de catecolaminas; debe tenerse en
cuenta el estado basal del paciente al valorar los resultados de los análisis de orina o de
plasma. Un infarto de miocardio o un accidente vascular cerebral pueden ser el síntoma
de presentación de un feocromocitoma hasta entonces insospechado; por otra parte, estos
hechos pueden provocar independientemente una secreción de catecolaminas a unos ni
veles que sugieran un feocromocitoma. El ejercicio extenuante induce un aumento signi
ficativo en las concentraciones de hormonas, pero esto rara vez debe complicar el diag
nóstico.
GLÁNDULA TIROIDES
Triyodotironina y tiroxina
En el suero hay más tiroxina (T4) que triyodotironina (T3), pero la T3 es mucho más
importante fisiológicamente. El suero normal contiene 5,5-12,5 f.lgldl de tiroxina. Esta
hormona es convertida en T3 por los tejidos no tiroideos periféricos, mediante la elimina
ción de una unidad de yodo (véase fig. 16-6). La triyodotironina tiene unos límites nor
males en la circulación de tan sólo 100-200 ng/dl; sin embargo la T3 ejerce la mayor parte
de las acciones hormonales tiroideas, y la T4 puede no tener ninguna actividad endocrina
hasta ser convertida en T3•
La tiroxina tiene una vida media de una semana en la circulación, mientras que la T3
tiene una vida media de tan sólo aproximadamente un día. Alrededor de una tercera parte
de la tiroxina producida es convertida en T3. La eliminación de un átomo de yodo del otro
anillo da lugar a la T3 inversa (rT3), que tiene los tres átomos de yodo en las posiciones 3, 3'
630
-P- -P-
I
NH3+
1
HO 0 CH - CH - COOH
2
Tiroxina IT,l
Oesyodación en
tejidos periféricos
NH3+
1
CH2 - CH - COOH
Triyodotironina (T3)
I T3 inversa (rT3)
Relación hipotálamo-hipofisaria
631
Efectos de las hormonas tiroideas
El control del consumo de oxígeno es el efecto biológico más visible de las hormonas
tiroideas, y es una variable fisiológica que se mide de manera muy sencilla con el índice
metabólico basal. Las hormonas tiroideas influyen también en el metabolismo de los hi
dratos de carbono y las proteínas, la movilización de los electrólitos, y la conversión del
caroteno en vitamina A. Aunque se desconoce el mecanismo, las hormonas tiroideas son
esenciales para el desarrollo del sistema nervioso central, y el recién nacido con un déficit
tiroideo sufre un retraso mental irreversible (cretinismo). El adulto con un déficit tiroideo ·
La suma de todos los efectos tiroideos es una estimulación del metabolismo global. La
primera y menos específica de las pruebas de la función tiroidea fue el índice metabólico
basal (IMB), que medía el consumo de oxígeno expresado en kilocalorías gastadas/metro
cuadrado de superficie corporal/hora. El IMB está sujeto a innumerables artefactos que
provocan distorsiones, y refleja la función tiroidea tan sólo de una forma muy general.
Otras pruebas más fiables y específicas han sustituido a esta técnica.
632
pofisaria no provoca un aumento de los lípidos. En un paciente manifiestamente hipotiroi
deo, una concentración de colesterol sérico normal debe orientar la atención hacia la hipó
fisis. Las concentraciones de colesterol se reducen hasta normalizarse en un plazo de dos o
tres semanas después de iniciado un tratamiento eficaz del hipotiroidismo.
En el hipotiroidismo grave, las concentraciones séricas de las enzimas asociadas al
músculo tienden a aumentar. Los valores totales de creatincinasa (CK) y lactato deshidro
genasa (LDH) aumentan moderadamente, y el fraccionamiento en isoenzimas revela que
su origen es el músculo esquelético. Las proteínas del líquido cefalorraquídeo (predomi
nantemente la albúmina) aumentan hasta 50-200 mg/dl en el hipotiroidismo.
En la tabla 16-13 se indican los datos de laboratorio que se ven afectados por la hiper
función e hipofunción tiroideas.
Concentraciones de yodo
El yodo sólo tiene una función fisiológica en el suero, como componente esencial de
las hormonas tiroideas. Antes de que fuera posible medir las hormonas directamente, la
determinación del yodo en suero se utilizaba como indicador de la función tiroidea. La
prueba del yodo Ligado a proteínas (PBI, protein-bound iodine) fue la primera de estas de
terminaciones; esta prueba se ve muy afectada por los contaminantes de yodo orgánicos e
inorgánicos y se ha abandonado como técnica de aplicación habitual. La prueba de PBI
sigue siendo un medio útil para demostrar el yodo no hormonal en las circunstancias un
tanto especiales de una lesión física de la glándula tiroides que libera yodo al torrente cir-
C)
r
l>·
TABLA 16-13. Efectos de la disfunción tiroidea sobre pruebas no tiroideas
'
2
e
Hipotiroidismo: e
Aumento del colesterol y triglicéridos en suero
r
Aumento del caroteno en suero (coloración amarilla de la piel)
)>
Aumento de las concentraciones séricas de enzimas musculares: CPK, AST, LDH :::j
Aumento de la prolactina en suero
:a
Anemia normocrómica, hemoglobina de alrededor de 1 O g/di
o
e
Aumento de la fragilidad capilar
m
Aumento de proteínas en el líquido cefalorraquídeo fJ)
Disminución de la excreción urinaria de 1 7-KS, 1 7-0HCS
Hipertiroidismo:
Aumento de la temperatura corporal, la frecuencia del pulso y la presión del pulso
Disminución del colesterol y triglicéridos en suero
Aumento de las concentraciones séricas de aminotransferasas y fosfatasa alcalina
Aumento de la retención de BSP
Alteración de la relación glucosa-insulina
Aumento de la proporción de linfocitos en la fórmula leucocitaria
Aumento de la excreción urinaria de calcio
•Adaptado de Gregerrnan. Rl: The thyroid gland. En Harvey. AM y cols. (dir.): The Principies and Praclice of Medicine. ed.
20. Applcton-Century-Crofts. Nueva York. 1980. páginas 868-892: McKenzie. JM. Zakarija. M y Bonnyns. M: Hypenhyroidism.
En OeGroor. U y cols. (dir.): Endocrinology. Grune & Stratton. Nueva York. 1979. páginas 429-459; y Utiger, RD:
Hypothyroidism. En DeGroot, U y cols. (dir.): Endocrinology. Grune & Stratton, Nueva York. 1979, páginas471-488.
633
culatorio. La prueba del yodo extraíble con butano/ (BEI, butanol-extractable iodine) no se
ve tan influida por los contaminantes, pero técnicamente resulta más difícil que la de PBI
y no ofrece una exactitud considerablemente superior. Las concentraciones elevadas de
medios de contraste radiográficos yodados pueden causar interferencias. En la actualidad,
tanto la prueba de PBI como la de BEI se consideran en general técnicas anticuadas que no
vale la pena realizar, pero el PBI puede tener valor en el diagnóstico de la sobrecarga o
toxicidad por yodo en pacientes que han sufrido quemaduras o tienen una piel denudada a
la que se aplican con frecuencia desinfectantes que contienen yodo y son absorbidos di
rectamente a través de la piel.
Tiroxina y triyodotironina
Globuli
na transportadora de tiroxina y hormona libre
634
ca que las concentraciones de la hormona endógena eran altas y que había pocos lugares de
TBG disponibles para combinarse con la T3 marcada radiactivamente; una actividad resi
dual baja significa que había numerosos lugares de fijación no ocupados por hormona en
dógena que estaban disponibles para combinarse con la T3 marcada radiactivamente. Se
utiliza resina u otro indicador de fase sólida para detectar la actividad residual. El resulta
do se expresa como porcentaje de radiactividad que queda sin fijar; los valores normales
dependen del método concreto utilizado (por ejemplo, 25-35 % en algunos métodos y
35-45 % en otros). En el hipertiroidismo, tanto la T4 como la captación de T3 tienen valo
res numéricos elevados; en el hipotiroidismo ambas cifras son bajas.
Factores que afectan a la globulina transportadora de tiroxina. Los estrógenos
aumentan la cantidad de TBG en el suero, mientras que los andrógenos y los glucocorti
coides reducen la síntesis de TBG. En las mujeres embarazadas y los pacientes que toman
estrógenos exógenos o tienen tumores con secreción endocrina, los valores de captación de
T3 son bajos (debido a las concentraciones elevadas de TBG), con lo que simulan un hipo
tiroidismo. Por el contrario, puede aparecer una captación elevada que parezca hipertiroi
dea en los pacientes que toman andrógenos o adrenocorticosteroides, debido a la disminu
ción de las concentraciones de TBG.
Se observa una concentración de TBG baja y una captación consiguientemente elevada
si las concentraciones globales de proteínas son bajas, como por ejemplo en la hepatopatía
grave o en los trastornos con pérdida de proteínas, como el síndrome nefrótico o la entero
patía con pérdida de proteínas. Los salicilatos y los anticonvulsivantes del tipo fenitoína se
unen a la TBG compitiendo con la tiroxina. Los pacientes que toman estos fármacos tienen
una captación de T3 residual elevada porque los lugares de fijación están ocupados por es
tas sustancias no hormonales.
La administración de heparina provoca una elevación de los ácidos grasos libres en la
circulación como consecuencia de la degradación de los triglicéridos por la activación de
la lipoproteinlipasa postheparínica. Estos ácidos grasos libres se unen entonces a la TBG y
desplazan a la hormona tiroidea. La captación de T3 es muy sensible a la administración de
e;)
heparina, que da lugar a valores falsamente elevados. r
Concentración de hormona libre. El estado tiroideo fisiológico se ve poco afectado l>·
por una alteración de las concentraciones de TBG a pesar de que los valores observados de 2
hormona total sean anormales. Actualmente se considera una regla estándar que en el es
e
e
tudio tiroideo detallado se efectúe alguna determinación de la concentración de hormona r
libre. Es difícil medir la T4 o la T3 libres directamente, ya que las cantidades son muy pe )>
queñas y la interferencia de la frac.ción ligada predominante es muy importante. El método :::!
de referencia final para la T4 libre es la diálisis de equilibrio, pero esta técnica requiere un ::a
equipamiento especial y una experiencia de los que sólo disponen unos pocos laboratorios.
o
Otro método es el supuesto RIA de T4 libre, aunque esta técnica sufre interferencias im e
m
portantes debidas a la T4 unida de forma laxa a la albúmina. El método más comúnmente en
utilizado para la determinación de la T4 libre es el índice de tiroxina libre (Ff41, free
thyroxine index), una cifra sin unidades, que se calcula como el producto de (la T4 medi
da) X (el valor de captación de T3). Este cálculo tiene en cuenta tanto la concentración ab
soluta de hormona como la capacidad de transporte de la TBG. Así, por ejemplo, si un pa
ciente tiene una T4 = 9,5 !lg/dl (intervalo de referencia 4,0 - 12,0 !lg/dl) y una captación de
T3 del 30 % (intervalo de referencia, 25-35 %), el Ff41 9,5 X 0,30 2,85 (intervalo de
= =
referencia, 1 - 4,2); estos valores son todos ellos eutiroideos (es decir, de un estado tiroi
deo normal). Al Ff41 se le denomina a veces T7•
Aplicación clínica. El Ff41 es bajo en el hipotiroidismo y alto en el hipertiroidismo
(fig. 16-7). El índice es normal en el embarazo, cuando tanto la determinación de la hor
mona como la TBG son elevadas (captación de T3 baja), así como en los pacientes que to
man salicilatos o fármacos de tipo fenitoína que presentan determinaciones de las concen-
635
T, • 10pg/d1 T, a 15pg/dl T, • 2 pg/dl T, • 15 pg/dl T, • 2 pg/dl
Captación de T,• 30% Captación de T, • 40% Captación de T, • 20% Captación de T, • 20% CaptKión de T1c 4S%
FTI• 15 X0,4 FTI • 15 X 0,2 FTI • 2 X0,45
• 0,4 • 3,0 • 0,9
FTI•10 X0,3 FTia2X0,2
a3,0 •6.0
TBG baja
Eutiroideo
TBG alta
Eutiroideo Hipertiroideo Hipotiroideo Eutiroideo.
FIG. 16-7. Ejemplos de T4 y TBG (hormona transportadora tiroidea) en diferentes situaciones y su efecto sobre
el Ffl (índice de tiroxina libre). Las barras verticales indican las concentraciones de TBG y T4•
La actividad tiroidea está regulada por la necesidad de hormona percibida por el orga
nismo. Si la cantidad de hormona tiroidea que circula en forma de fracción libre es insufi
ciente, el hipotálamo produce TRH, que provoca un aumento de las concentraciones de
TSH que estimulan la producción tiroidea. La determinación de la TSH proporciona una
información útil acerca de la función tanto tiroidea como hipofisaria.
Los inmunoensayos de TSH han llegado a ser extraordinariamente específicos para
esta sustancia gracias a la aplicación de anticuerpos monoclonales. Sin embargo, en algu
nas circunstancias altamente inusuales, es posible que concentraciones extraordinaria
mente elevadas de FSH, LH o gonadotropina coriónica humana (hCG) presenten una cier
ta reactividad cruzada en el ensayo de TSH. En su mayor parte, los ensayos de TSH están
altamente estandarizados y pueden realizarse con inmunoanalizadores automatizados con
unos tiempos de ensayo muy inferiores a una hora (en comparación con el tiempo de ensa
yo de al menos 48 horas que había hace tan sólo una década).
Los valores de TSH se expresan en unidades de actividad internacionales y el inter
valo normal tiene como valor máximo JO JlUI!ml. Las tendencias actuales en el desarro
llo de ensayos de TSH se han centrado en el límite inferior de este intervalo con objeto
de distinguir las cantidades pequeñas de TSH de menos de 1 J!UI/ml de los valores que
son realmente O, para detectar la inhibición de la TSH, que se produce en el hipertiroi
dismo y el hipotiroidismo secundario. La concentración de TSH está permanentemente
elevada en el hipotiroidismo primario; el ensayo de TSH tiene gran valor para distinguir
636
un déficit tiroideo primario de un hipotiroidismo secundario a una disfunción hipofisaria.
Las concentraciones de TSH son útiles también para diferenciar un hipotiroidismo ver
dadero de un estado funcionalmente eutiroideo con unas concentraciones de hormonas
tiroideas bajas.
Estimulación hipotalámica
Existen preparados purificados de TRH que permiten valorar el conjunto del bucle de
retroacción hipotálamo-hipófiso-tiroideo. A los 15-30 minutos de la administración de
TRH, las concentraciones de TSH deben aumentar en un factor de 2,5-4 y volver al valor
basal en un plazo de dos a cuatro horas. En los individuos de control eutiroideos, la secre
ción de TSH inducida por la TRH eleva las cifras de T3 y T4 en un 50-75 % en una a cuatro
horas.
Las concentraciones de TSH no aumentan en respuesta a la estimulación con TRH en
el hipopituitarismo primario y en los estados de alteración de la homeostasis tiroidea.
Cuando la administración de TRH no provoca ninguna respuesta en la TSH en un paciente
hipertiroideo, ello indica que la producción de hormona tiroidea se comporta de manera
autónoma. En un paciente hipotiroideo con unas cifras basales de TSH bajas, una respues
ta a la TRH inferior a la normal indica una disfunción hipofisaria, pero no diferencia el hi
popituitarismo primario de las alteraciones secundarias a una depresión psíquica grave o
una malnutrición.
Captación de yodo radiactivo. La rapidez con que el tiroides absorbe y metaboliza el
yodo refleja el nivel de actividad glandular. La determinación de la captación tiroidea de
yodo radiactivo C311) ha constituido una prueba de detección sistemática muy difundida de
la función tiroidea. Se determina la radiactividad mediante un contaje externo a diversos
intervalos después de una dosis oral de 1311. Además, se efectúa una garnmagrafía para de
terminar la distribución del 1311 en el interior del tiroides (por ejemplo, homogénea, nó
C)
dulos calientes, nódulos fríos). En el hipertiroidismo se observa una captación elevada al r
cabo de una o seis horas, y generalmente a las 24 horas. Algunos pacientes hipertiroideos l>·
tienen unos valores normales o bajos a las 24 horas debido a que la captación y renovación 2
excesivamente rápidas eliminan el material utilizado para la prueba. Los pacientes hipoti
e
e
roideos presentan una disminución de la captación en todos los intervalos de tiempo. En r
los individuos normales, un 5-30 % de la dosis oral sigue siendo detectable en la glándula )>
al cabo de 24 horas. :::!
Artefactos. La captación de yodo radiactivo está sujeta a muchos artefactos. Si el orga :o
nismo contiene cantidades inusualmente elevadas de yodo, el yodo administrado se diluye o
-
637
primario del secundario, ha sido sustituida por las determinaciones directas de la T4
y la TSH.
Anticuerpos tiroideos
Hay anticuerpos para diversos antígenos relacionados con el tiroides que acompañan
generalmente a la tiroiditis y el hipertiroidismo difuso (enfermedad de Graves) y pueden
darse en el hipotiroidismo o el carcinoma tiroideo. Los autoanticuerpos tiroideos que se
determinan con más frecuencia son los dirigidos contra la tiroglobulina y contra el antíge
no microsómico de las células epiteliales tiroideas. Pueden utilizarse con faciljdad pruebas
de aglutinación, con el empleo de hematíes tanados recubiertos con el antígeno específico,
o cortes de tejido tiroideo para la tinción inmunofluorescente indirecta.
Correlaciones clínicas. Los anticuerpos microsómicos presentan una correlación ex
traordinariamente buena con las alteraciones histológicas de la tiroiditis; los anticuerpos
para la tiroglobulina son moderadamente fiables en la tiroiditis. Unos títulos superiores a
1:32 para anticuerpos microsómicos o superiores a 1:100para anticuerpos para la tirog
lobulina apuntan claramente a una tiroiditis autoinmune, lo que hace prácticamente inne
cesaria la biopsia a menos que existan motivos para sospechar la presencia de un carcino
ma. Los pacientes con enfermedad de Graves que tienen anticuerpos microsómicos tienen
una mayor probabilidad de presentar un hipotiroidismo después del tratamiento. Muchos
pacientes con hipotiroidismo primario tienen títulos de anticuerpos bajos o moderados, lo
que sugiere que una destrucción hística de mediación inmune puede producir alteraciones
atróficas en la glándula.
Estimulador tiroideo de acción prolongada. La inmunoglobulina que anteriormente
se denominaba estimulador tiroideo de acción prolongada (LATS) es uno de los autoanti
cuerpos biológicamente peculiares, cuyo efecto consiste en estimular las células diana.
Estos anticuerpos, que en la actualidad se denominan inmunoglobulinas estimuladoras ti
roideas (TSlg o TSI), reaccionan con un receptor de la superficie celular que generalmen
te se combina con la TSH. La inmunoglobulina tiroestimulante reacciona con los recepto
res, activa las enzimas intracelulares y estimula una actividad de las células epiteliales que
actúan fuera de la regulación de retroacción de la TSH.
En la tabla 16-14 se resume la información acerca de las pruebas ampliamente difundi
das para la valoración de la actividad tiroidea.
Trastornos tiroideos
Hipotiroidi
smo
638
TABLA 16-14. Pruebas de la función tiroidea
�
;;1
��
Abreviatura
usada
con Variable Límites
Prueba frecuencia medida nonnales Comentarios
�
Yodo ligado a PBI Contenido de yodo 3,5-8 j..Lg/dl Útil si se pretende o.
proteínas del suero determinar el yodo no �
639
El dato de laboratorio diagnóstico es una T4 sérica disminuida, asociada a una capta
ción de T3 baja. La T3 sérica es normal en el 20-30 % de los pacientes hipotiroideos y baja
en muchos trastornos no tiroideos (véase síndrome de enfermedad eutiroidea), por lo que
esta determinación añade poco valor al estudio diagnóstico. La captación de 1311 epitiroi
dea es baja, pero esta prueba rara vez es necesaria para el diagnóstico. Las concentraciones
de TSH son tres o más veces superiores a lo normal, excepto en los casos muy infrecuen
tes en que el hipotiroidismo se debe a una disfunción hipofisaria. La administración de
hormona liberadora de tirotropina permite estudiar la capacidad de respuesta de la hipófi
sis. Los anticuerpos para la tiroglobulina o el antígeno microsómico se dan en hasta un
20 % de Jos pacientes hipotiroideos, pero rara vez a títulos elevados.
El hipotiroidismo congénito da Jugar a un retraso mental grave e irreversible y a unas
alteraciones corporales características que reciben el nombre de cretinismo. Este trastorno
es completamente prevenible con la administración durante toda la vida de hormona tiroi
dea empezando poco después del nacimiento. Las leyes estatales exigen en la actualidad
que se efectúe un estudio sistemático de detección de las concentraciones de T4 en una
muestra de sangre obtenida por punción del talón, con confmnación mediante ensayo de
TSH. Además de que este programa constituye un excelente esfuerzo humanitario, el cos
te para la sociedad de un sistema de detección masivo es muy inferior al coste que repre
senta la asistencia en internamiento durante toda la vida de Jos casos no tratados (aproxi
madamente 1 de cada 7.000 nacimientos).
Hi
perti
roidismo
640
Estimulación con gonadotropina coriónica. La estructura química de la TSH se ase
meja a la de la gonadotropina coriónica humana (hCG). Los pacientes con concentraciones
elevadas de hCG por una mola hidatiforme, un coriocarcinoma o un carcinoma embriona
rio testicular, presentan a veces un hipertiroidismo. Sin embargo no está indicado un estu
dio diagnóstico detallado, a menos que las manifestaciones tiroideas persistan tras la extir
pación de estas neoplasias del aparato reproductor.
Tiroiditis
El tiroides rara vez sufre una inflamación aguda, pero la infiltración linfocitaria y la
fibrosis se producen con bastante frecuencia. El aspecto histológico es el de una inflama
ción crónica de mediación inmune; este trastorno, que se denomina tiroiditis linfocitaria o
enfermedad de Hashimoto, se asocia a menudo a un aumento de tamaño de la glándula.
Los títulos elevados de anticuerpos para la tiroglobulina y el antígeno microsómico son
patognomónicos de la tiroiditis linfocitaria. Las concentraciones hormonales pueden ser
normales cuando se aprecia el bocio por primera vez, pero a medida que progresa la des
trucción hística, el paciente suele desarrollar un hipotiroidismo. Las determinaciones de T4
suelen ser normales al aparecer la enfermedad, pero incluso en este momento suele haber
una lesión folicular que permite que entre en la circulación yodo no hormonal. La deter
minación del PBI puede ser útil si se sospecha esta situación; un valor de PBI elevado
asociado a unas cifras de T4 normales o normales-bajas, sugiere una alteración folicular.
Tiroiditi
s subagudas
641
reduce la capacidad de transporte hormonal. Además, la cantidad de T4 que sufre una des
yodación para dar lugar a T3 disminuye de forma significativa, aunque hay un aumento de
las vías metabólicas que conducen a la formación del producto inactivo, T3 inversa. La
hormona activa disminuye, pero también lo hace la capacidad de transporte, lo que da lu
gar a un Ff4I normal. Algunos pacientes con enfermedades graves sí tienen un Ff41 bajo,
pero son metabólicamente eutiroídeos. En estos casos, la demostración de unas concentra
ciones de TSH normales pone de manifiesto el estado eutiroídeo. Si se dispone de una de
terminación de la concentración de T3 inversa, puede confirmarse una «enfermedad eutí
roidea» al observar su elevación.
Consideraciones en la asi
stencia del paciente
Artefactos del yodo. Los ensayos específicos de las hormonas en suero no se ven in
fluidos por la ingesta de yodo; esto simplifica los estudios de las anomalías tiroideas pues
to que ya no es esencial establecer a qué medicaciones o exploraciones diagnósticas ha
estado expuesto el paciente recientemente.
La determinación de la captación de yodo radiactivo epitiroidea (RAIU, radioactive
iodine uptake) se ve influida por los depósitos corporales totales de yodo. Debe interrogarse
el paciente respecto a la utilización de preparados bronceadores, jarabes para la tos, suposi
torios vaginales y otras medicaciones, muchas de las cuales contienen yodo y pueden hacer
que los resultados de la RAIU sean falsamente bajos durante una a cuatro semanas. Los
medios de contraste radiológicos tienen efectos más prolongados, que persisten durante un
período que va de varias semanas a varios meses, o incluso años. Los productos utilizados
para la píelografía intravenosa tienden a tener unos efectos de menor duración que los de los
utilizados para la colecistografía o la broncografía. Sí en los antecedentes del paciente se
detectan estas exploraciones, la solicitud de un RAIU debe incluir una información muy
concreta respecto al momento, lugar y naturaleza de las pruebas realizadas.
Factores que afectan a la tiroxina. La concentración de T4 circulante se ve directa
mente influida por la cantidad y actividad de proteínas transportadoras tiroideas; la canti
dad de proteínas presentes, su afinidad por la hormona y la presencia de hormona exógena
y otros fármacos que se unen a las proteínas, afectarán a la cantidad total medida. En la ta-
642
bla 16-15 se indican los fármacos y trastornos que deben ser tenidos en cuenta cuando los
resultados de la T4 son anormales. El empleo del Ff41 ayuda a compensar los artefactos
introducidos por estos factores, pero es útil conocer la existencia de trastornos que puedan
causar interferencias.
La ingesa t de tiroxina hace que las concentraciones séricas de T4 sean altas y reduce
la RAIU. El «falso hipertiroidismo» se da en los pacientes (que a menudo trabajan en un
contexto médico) que toman preparados tiroideos sin prescripción o a dosis excesivas. La
combinación de unas cifras de T4 elevadas y una RAIU baja debe hacer sospechar una po
sible automedicación.
Nivel de sospecha diagnóstica. Tanto el hipertiroidismo como el hipotiroidismo pro
vocan alteraciones inespecíficas en muchos sistemas del organismo, a menudo de inicio
insidioso. Ambos trastornos se dan con más frecuencia en las mujeres que en los varones,
en una proporción de al menos cuatro a uno. Aunque pueden afectar a personas de cual
quier edad, la incidencia máxima de enfermedades tiroideas se da entre los 30 y los 60 años
de edad. A menudo se acude a alteraciones emocionales para explicar la fatiga, el estreñi
miento, la poca respuesta emocional y la intolerancia al frío del hipotiroidismo, y también
el nerviosismo, el temblor, los trastornos del sueño y los cambios de peso del hipertiroidis
mo. Con frecuencia hay antecedentes familiares de hipertiroidismo y otros trastornos ti
roideos; puede ser importante para el diagnóstico preguntar si hay otros familiares que
hayan tenido problemas similares.
No está en modo alguno claro con qué frecuencia se produce el hipotiroidismo. Muchas
mujeres reciben medicación tiroidea en base a una documentación más bien débil. Y a la
inversa, la atribución de los síntomas a alteraciones emocionales o a los efectos de la edad
avanzada ha privado probablemente a muchas mujeres ancianas de una intervención mé
dica que puede ser curativa. Los pacientes que reciben un tratamiento por hipertiroidismo
tienen un mayor riesgo durante toda su vida de presentar una hipofunción tiroidea. Las en
fermedades autoinmunes de órganos específicos tienden a darse agrupadas en familias.
Muchos casos de hipotiroidismo y reducción del tamaño glandular parecen constituir la
fase final de una alteración tiroidea autoinmune. Los antecedentes familiares de hipofun
ción o hiperfunción tiroidea, anemia perniciosa, disfunción de las glándulas suprarrenales
o paratiroides, o de hepatopatías no tóxicas y no víricas, deben hacer sospechar una des
trucción tiroidea de mediación inmune.
GLÁNDULAS PARATIROIDES
Hormona paratiroidea
643
de absorción de la dieta y excreción urinaria controlan las cantidades presentes en el orga
nismo. La hormona paratiroidea (PTH, también denominada parathormona), el producto
de secreción de las glándulas paratiroides, es la que ejerce la influencia moduladora más im
portante. Los metabolitos de la vitamina D son también importantes: la calcitonina, una
hormona secretada por las células e (chief) del tiroides, tiene efectos directos e indirectos
sobre el hueso y los riñones para reducir las concentraciones de calcio circulante.
El resultado neto de la acción de la PTH es el mantenimiento de unas concentraciones
séricas de calcio suficientemente elevadas. La acción de la PTH sobre el hueso consiste en
liberar calcio al torrente circulatorio (fig. 16-8); también se movilizan fosfatos y com o r.
nentes de la matriz proteica. En el riñón, la PTH facilita la reabsorción tubular del Ca • y
reduce la reabsorción de fosfatos, con lo que da lugar a una reducción en la excreción de
calcio y un aumento de la pérdida de fosfatos. Además, la PTH hace que el riñón secrete
menos H+ y excrete más HC03-, con retención de H+ y e¡-. La hormona paratiroidea au
menta la producción renal de metabolitos activos de la vitamina D, dando lugar a una ma
yor absorción de calcio en el intestino delgado. Los efectos fisiológicos de la PTH se re
sumen en la tabla 16-16.
La secreción de PTH se produce cuando las concentraciones séricas de calcio son ba
jas; el calcio sérico elevado inhibe la secreción paratiroidea. Las concentraciones séricas
de calcio noTmales se mantienen dentro de unos estrechos límites de 9-11 mgldl (4,5-5,5
mEq/Litro o 2,3-2,8 mmolllitro).
Vitamina D
Vitamina D es un término general que engloba a varios esteroles liposolubles que en
tran en el organismo en forma inactiva y son transformados de manera secuencial en sus
tancias biológicamente activas. Desde el punto de vista biológico, el compuesto más im-
magnesio y colágeno
también de fosfatos,
�
(
Liberación de calcitonina
\
Calcioen
·
sangre elevado
Estimulación de
las células
Ctiroideas
\
Estimulación
paratiroidea
\ Calcio en
sangre bajo <1
+_ __
_
Reab
sorc1·ón de Ca·· de1 hueso
y también de hidroxiprolina del colágeno
�
u�,L.
hormona
paratiroidea
\
Hidroxiprolina
excretada en la orina
644
TABLA 16-16. Efectos de la hormona paratiroidea*
El resultado global es una elevación del Ca • sérico y un aumento de la excreción urinaria de fosfato.
'
*Parsons,JA: Physiology ofparathyroidhonnone. En DeGroot, Uy cols. (dir.): Endocrinology. Grune& Stratton, Nueva York,
non, DC: Metabolic intennediates and inorganic ions. En Henry,JB (dir.): Todd
1979, páginas 621-629; y Woo, J, Treuting, JJ y Can
Sanford-Davidsohn Clinical Diagnosis and Management by Laboratory Methods, ed. 16. WB Saunders. Filadelfia, 1979, páginas
259-304.
C)
r
Calcitonina l>·
2
e
Las concentraciones séricas elevadas de calcio inducen una producción de calcitonina
e
por parte del tiroides. La calcitonina inhibe a los osteoclastos que reabsorben el hueso, por r
lo que el calcio continúa depositado y no es reabsorbido para pasar a la sangre. El papel fi )>
siológico de la calcitonina es algo enigmático. Los pacientes con un carcinoma medular de
(/)
""C
tiroides y concentraciones muy elevadas de calcitonina no presentan un metabolismo del )>
calcio anormal, como tampoco los pacientes a los que se ha extirpado la glándula tiroides. :a
�:a
Pruebas de laboratorio o
-
e
El estudio de la función paratiroidea y el metabolismo del calcio y el fósforo empieza m
(/)
con la determinación en el suero del calcio, el fósforo y la PTH, pero a menudo se amplía
con un estudio de la función digestiva, renal y acidobásica.
Hormona parati
roidea
645
las C a partir de una prohormona peptídica de 1 15 aminoácidos. La actividad hormonal de
la PTH deriva de su extremo amino (N) de los aminoácidos 1-34 de la molécula intacta. La
porción terminal carboxilo (C) de la PTH no es funcional biológicamente. La molécula de
PTH intacta es fragmentada normalmente en la circulación, dando Jugar a diferentes espe
cies moleculares de PTH. La molécula intacta tiene una vida media en la circulación de
cinco a diez minutos, mientras que el fragmento C-terminal tiene una vida media de una a
dos horas. Dado que el fragmento C-terminal no es funcionalmente activo, es más adecua
do determinar la PTH intacta o N-terminal en un paciente con objeto de valorar la activi
dad paratiroidea. Además, el fragmento C-terminal suele ser eliminado por el riñón, pero
en la insuficiencia renal puede aumentar hasta concentraciones muy elevadas que no tie
nen ningún significado fisiológico ni diagnóstico. Por estos motivos, es esencial conocer
qué ensayo de PTH se está realizando para poder interpretar correctamente los resultados.
Calcio y fósforo
646
duetos lácteos hacen que las concentraciones urinarias tanto de calcio como de fosfato sean
muy elevadas. La excreción urinaria de calcio varia también según la hora del día, en rela
ción con las comidas y en función del nivel de actividad física. Es necesario un estudio de
la excreción en 24 horas para disponer de una información cuantitativa útil.
Metabolismo óseo. La renovación mineral del hueso se valora de forma indirecta. La
reabsorción ósea afecta tanto a Jos minerales como a la matriz proteica, permitiendo que
los aminoácidos que normalmente están confinados al osteoide entren en la circulación
(véase fig. 16-8). La hidroxiprolina es un aminoácido que se encuentra sólo en el coláge
no; el 57 % del colágeno corporal se encuentra en el esqueleto. Las concentraciones de hi
droxiprolina circulantes y la excreción urinaria de hidroxiprolina aumentan al incremen
tarse la reabsorción ósea. Por este motivo, la excreción urinaria de hidroxiprolina se utiliza
como índice del metabolismo óseo. Cuando el crecimiento esquelético es rápido, la excre
ción de hidroxiprolina es elevada; los niños tienen unos valores normales muy superiores a
los de los adultos. Una ingesta en la dieta muy alta de carne o de gelatina preparada con
colágeno puede elevar la hidroxiprolina urinaria sin que haya ninguna patología ósea.
La fosfatasa alcalina (FAl) es una enzima asociada a la actividad de los osteocitos, y
fundamentalmente al depósito óseo. Cuando hay signos de una renovación mineral, puede
ser útil determinar la FAl como índice del depósito óseo y la hidroxiprolina como índice de
su disolución. Los niños en crecimiento tienen normalmente concentraciones de FAl ele
vadas. Los varones tienen, en general, más masa esquelética que las mujeres y, en prome
dio, tienen unas concentraciones de FA! normales ligeramente superiores.
Adenosinmonofosfato cíclico. La hormona paratiroidea afecta al riñón y a las células
óseas estimulando la actividad de la adenilciclasa intracelular a través de receptores de la
superficie celular. El aumento de actividad de la adenilciclasa libera adenosinmonofosfato
cíclico (AMPc) a la circulación y de allí a la orina. Aunque las concentraciones plasmáti
cas de AMPc son algo variables y difíciles de medir con exactitud, las concentraciones
urinarias expresadas en micromoles de AMPc/gramo de creatinina varían muy poco con el
ejercicio, la dieta y la postura, y pueden ser útiles para el estudio de la fisiología hormonal
alterada. Además de la PTH, el glucagón y las catecolaminas aumentan la excreción de
C)
1"""
AMPc; pero no en cambio la ADH, la insulina y la hormona de crecimiento. )>'
Metabolitos de la vitamina D. Las técnicas analíticas recientemente desarrolladas 2
permiten una determinación mucho más exacta y discriminante de los metabolitos de la
e
e
>
vitamina D, en comparación con lo que se lograba con los bioensayos antiguos que reque
rían mucho tiempo y mostraban tan sólo los efectos biológicos globales. El metabolito que
se determina con mayor facilidad es el 25-hidroxicolecalciferol [25-(0H)D3], que es la
CJ)
""C
forma monohidroxilada que sale del hígado para su posterior dihidroxilación en el riñón. )>
Los ensayos de vitamina D comportan la extracción lipídica y la posterior fijación a pro :o
teínas receptoras específicas de la vitamina D. Una exposición intensa a la luz solar au )>
menta las concentraciones de 25-(0H)D3 pero no las del compuesto dihidroxilado. :j
En la tabla 16-17 se resumen las variables que se determinan para valorar la actividad
:o
Q
de la PTH y el metabolismo del calcio.
e
m
CJ)
Trastornos que causan un aumento del calcio en suero
Hechos clínicos
La hipercalcemia (Ca sérico permanentemente por encima de 12,5 mg/dl) provoca al
teraciones en el sistema nervioso, el aparato digestivo y los riñones. Los síntomas neuro
lógicos inespecíficos, como irritabilidad y pérdida de la memoria, se combinan con una
debilidad muscular que se debe a la alteración de la transmisión neuromuscular y a la hi-
647
TABLA 16-17. Límites de referencia para las pruebas del metabolismo del calcio
Suero:
Hormona paratiroidea
PTH C-terminal/porción media (véanse los límites de referencia de cada laboratorio en
PTH N-terminal/intacta particular)
Calcio 9-1 1 mg/dl o 4,5-5,5 mEq/Htro; 2,3-2,8 mrnoJ/)jtro
Fósforo inorgánico 2,4-4,4 mg/dl
Fosfatasa alcalina 25-80 Uiflitro (adultos)
25-(0H)D3 20-30 ng/ml
1 ,25-(0H)2D3 2-5 ng/ml
Orina:
Calcio 50-250 mg/24 horas
Hidroxiprolina 10-50 mg/24 horas (adultos)
AMPc 2-6 !J.mol/g de creatinina/24 horas
popotasemia inducida por el calcio. Las úlceras pépticas se dan con mucha frecuencia, de
bido posiblemente a que las concentraciones elevadas de calcio estimulan la secreción de
gastrina, que facilita la secreción de ácido gástrico. Los síntomas inespecíficos de anorexia
y estreñimiento son aún más frecuentes y, junto con los síntomas neurológicos antes men
cionados, conducen a menudo a un diagnóstico de depresión o neurosis. Una sobrecarga de
solutos urinarios produce un volumen de orina elevado. Con la hipercalcemia, la hipercal
ciuria y la fosfaturia, es frecuente que aparezcan cálculos renales. Las lesiones óseas son
frecuentes al ser movilizados los minerales del hueso y disolverse la matriz proteica.
648
,... - - - .......
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J
9 11
CALCIO (mg/dl)
FIG. 16-9. Representación gráfica de las concentraciones simultáneas de calcio y PTH en diversos trastornos. En
el hiperparatiroidismo primario, la elevación de la PTH provoca un aumento de las concentraciones de calcio.
En el hiperparatiroidismo secundario, el calcio patológicamente bajo estimula la secreción de PTH. En las enfer
medades malignas, las lesiones lfticas del hueso u otras acciones hormonales pueden elevar el calcio independien-
temente de la PTH, que se mantiene inhibida.
PTH, pero los riñones no son capaces de responder con una activación de la vitamina D;
la PTH que se ha producido extrae el calcio de los depósitos óseos haciendo que pase
C)
r
a la sangre. En los pacientes con insuficiencia renal que tienen fosfatos séricos elevados l>·
y un calcio sérico dentro de los límites normales debe estudiarse la posibilidad de un hi 2
perparatiroidismo secundario.
o
e
!j;
(/)
Trastornos no paratiroideos
.,
)>
El hiperparatiroidismo no es la única causa de hipercalcemia. Los tumores malignos :o
-especialmente el mieloma múltiple, linfoma, y cáncer de mama, pulmón y riñón- pue
den afectar al calcio sérico de diversas formas. Algunos tumores secretan una sustancia de �:o
tipo PTH (producción ectópica de PTH); otros parecen secretar prostaglandinas o sustancias
del tipo de la vitamina D. Las metástasis óseas puedenliberar una considerable cantidad de
Q
o
calcio a la circulación. En el hipertiroidismo grave, el aumento de la renovación ósea puede m
elevar el calcio sérico, la fosfatasa alcalina sérica y las concentraciones urinarias de fosfato (/)
cálcico e hidroxiprolina, dando lugar a un cuadro muy similar al del hiperparatiroidismo.
Los ensayos hormonales permiten distinguir con facilidad estas situaciones; la corrección
del hipertiroidismo restablece generalmente un metabolismo del calcio normal.
Con la inmovilización o la enfermedad ósea, se reabsorbe más hueso del que se depo
sita, y ello provoca a veces un aumento brusco del calcio sérico. Las enfermedades intrín
secas del hueso alteran el metabolismo del calcio, y a la inversa, el deterioro del metabo
lismo del calcio afecta de forma adversa al hueso. La distinción de las causas primarias y
secundarias puede llegar a ser difícil.
649
Trastornos que causan una disminución del calcio en suero
Hechos clí
nicos
650
TABLA 16-18. Situaciones que afectan al calcio sérico
Causas de hipercalcemia:
Hiperparatiroidismo primario
Hiperparatiroidismo secundario a enfermedad renal
Producción ectópica de sustancias similares a la PTH
Tumores malignos, mecanismos diversos u uescunuduus
Sarcoidosis, mecanismo desconocido
InmoviLización ósea
Intoxicación por vitamina O
Hipertiroidismo
lngesta excesiva de calcio (síndrome de leche y alcalinos)
Causas de hipocalcemia:
Hipoparatiroidismo, generalmente debido a una operación
Falta de respuesta a la PTH (pseudohipoparatiroidismo)
Déficit de vitamina O
Falta de respuesta a la vitamina O (raquitismo resistente a la vitamina O)
Síndromes de malabsorción: calcio, fosfato, vitamina O o combinaciones de ellos
Pancreatitis aguda
Hemaféresis terapéutica
Transfusiones de sangre masivas
Este catión bivalente es muy importante para muchas funciones fisiológicas, en espe
cial las relacionadas con las acciones neurológica y muscular. A pesar de su importancia,
la homeostasis del magnesio no tiene una regulación tan estrecha como la del calcio, y no
existe ningún mecanismo rápido para que el organismo pueda normalizar una reducción de
sus concentraciones. Los iones de magnesio interactúan con la PTH afectando al metabo
lismo del calcio de una manera que no se conoce aún por completo. La hipomagnesemia
grave parece afectar tanto a la producción de PTH como a la respuesta hística a esta hor
mona. Un hipoparatiroidismo aparente puede resolverse si se reponen los depósitos de
magnesio; la hipomagnesemia, por sí misma o a través de su efecto sobre la capacidad de
respuesta a la PTH, puede ser una causa de tetania. Debe determinarse el magnesio sérico
siempre que se estudie una hipocalcemia o un hipoparatiroidismo para detectar una altera
ción simultánea que requiera una corrección aparte (véase capítulo 9).
Los riñones controlan la excreción del fosfato. Una enfermedad renal grave provoca
una retención de fosfato y unas concentraciones séricas de fosfato elevadas. Esto último
hace que el calcio sérico disminuya; este efecto sobre el calcio estimula la secreción
de PTH. La enfermedad renal crónica da lugar habitualmente a un hiperparatiroidismo se
cundario.
La insulina hace que los iones de fosfato se desplacen del líquido extracelular al intra
celular, con lo que es característico que se produzca una disminución de las concentracio
nes de fosfato en suero después de las comidas o después de la estimulación con hidratos
de carbono. La acidez del contenido intestinal aumenta la absorción de fosfato, y la alcalí-
651
Cl\
VI
N
TABLA 16-19. Datos de laboratorio en las enfermedades que afectan al metabolismo del calcio•
Suero Orina
Hiperparatiroidismo primario ¡¡ J. i ¡¡ i i ¡¡ ¡¡
Enfermedad renal nlo i i nlo i i i J. i i
Hipercalcemia de los tumores malignos i nlo i nlo i i si es i ni o J. i ni
ectópica; de
lo contrario
ni o J.
Sarcoidosis i ni o J. ni J. i nlo J. ni ni
Enfermedad de Paget ni ni ¡¡ n1 nlo i nl o i ¡¡ ni
Intoxicación por vitamina D i i ni J. i J. ni ni
Osteoporosis senil ni ni ni ni nlo i ni nlo i ni
Inmovilización ósea i i ni ni i i i ni
Hipoparatiroidismo primario J. i ni J. J. J. ni J.
Pseudohipoparatiroidismo J. i ni i J. J. ni ni o J.
Déficit de vitamina D nlo i J. i i ni o J. i i nlo i
FAI = fosfatasa alcalina; PTH = hormona paratiroidea; AMPc = adenosinmonofosfato cíclico; ni= normal.
·Adaptado de Neer, RM: Calcium and inorganic-phosphate homeostasis. En DeGroot, U y cols. (dir.): Endocrinology. Grune & Stratton, Nueva York, 1979, páginas 669-692; Woo, J, Treuting,
JJ y Cannon, DC: Metabolic intermediates and inorganic ions. En Henry, JB (dir.): Todd-Sanford-Davidsobn Clinical Diagnosis and Management by Laboratory Methods, ed. 16. WB Saunders,
Filadelfia, 1979. pl\ginas 259-304; Hsu. TH y Foster. GV: Disorders of calcium and metabolic bone diseases. En Harvey, AM y cols. (dir.): The Principies and Pracüce of Medicine, ed. 20. Applcton·
Century-Crofts, Nueva York, 1980, páginas 845-868; Habener, JF y Potts, JT Jr: Diagnosis and differential diagnosis of primary hyperparathyroidism. En DeGroot, U, y cols. (dir.): Endocrinology.
Grune & Stratton, Nueva York. 1979, páginas 703-71 1 ; y Ladenson, JH: Clínica! chemistry ofdisorders of mineral metabolism. En Sonnenwirth. AC y Jarett, L (dir.): Gradwohl's Clinical Laboratory
Methods and Diagnosis. ed. 8. CV Mosby, St. Louis. páginas 324·350.
nidad hace que sea menos el fosfato que entra en la circulación. Los pacientes que toman
antiácidos tienen una menor absorción de fosfato ya que estas medicaciones forman com
plejos con el fosfato haciendo que éste sea inabsorbible.
Se produce un aumento de la excreción de fosfato en la acidosis sistémica. Los pacien
tes tratados con insulina por una cetoacidosis diabética pueden presentar una deplecióo
grave de fosfato a causa de la mayor pérdida renal y el desplazamiento inducido por la in
sulina de Jos iones fosfato hacia el lfquido intracelular. El abuso del alcohol provoca tam
bién una depleción del fosfato corporal, en parte por una reducción de la absorción intesti
nal, en parte por el déficit crónico de proteínas de la dieta que con frecuencia se produce, y
en parte por la acidosis sistémica que acompaña al metabolismo del alcohol.
La hipercalcemia leve o moderada es una de las anomalías que se observan con más
frecuencia en las baterías de pruebas de detección estándar de bioquímica hemática. Mu
chas circunstancias (véase tabla 16-18) pueden causar una hipercalcemia, y la decisión de
si emprender o no un estudio exhaustivo puede ser difícil. Al aumentar el calcio sérico,
aumenta la probabilidad de que el paciente presente síntomas. A concentraciones muy al
tas (16 mg/dl o más), la hipercalcemia pasa a constituir una urgencia que puede poner en
peligro la vida del paciente. El hiperparatiroidismo sólo rara vez provoca una hipercalce
mia grave; las enfermedades malignas diseminadas son la causa habitual. La hipercalce
mia grave de cualquier etiología debe ser tratada inmediatamente corrigiendo la deshidra
tación y aumentando la excreción del calcio.
Aunque la hipocalcemia puede producir síntomas físicos y conductuales molestos, la
hipocalcemia que ponga en peligro la vida del paciente es muy infrecuente, excepto tras la
extirpación de las glándulas paratiroides. Después de las intervenciones quirúrgicas reali
zadas en el cuello, especialmente sobre las paratiroides o el tiroides, debe controlarse cui
dadosamente el calcio sérico. El diagnóstico de un hipoparatiroidismo suele ser evidente
en base a la historia clínica, combinada con la información de laboratorio y los signos y
síntomas de una tetania existente o inminente. La perfusión intravenosa cuidadosa de glu
conato cálcico revierte el problema de inmediato. La elevación rápida de las concentracio
nes séricas puede desencadenar una toxicidad digitálica en los pacientes tratados con este
fármaco. En la hipocalcemia aguda o crónica sintomática, la coexistencia de una hipo
magnesemia puede deteriorar la respuesta terapéutica al calcio administrado, por lo que
debe controlarse también la concentración de magnesio.
Las soluciones que contienen calcio no debe permitirse que se extravasen, ya que pro
vocan una grave lesión hística, ni tampoco deben entrar en contacto con la sangre o el
plasma porque el producto que se va a utilizar para la transfusión se coagulará. Si los iones
de calcio entran en contacto con soluciones que contengan fosfatos o carbonato, aparecen
rápidamente precipitados sólidos.
PÁNCREAS
Hormonas
El páncreas endocrino está diseminado en forma de islotes de Langerhans por entre to
das las glándulas del páncreas exocrino. Se sabe que las células de los islotes producen al
menos tres hormonas relacionadas con la glucosa. La insulina, producida por las células
beta, domina el cuadro metabólico. Esta hormona facilita la utilización de la glucosa de
653
muchas formas: aumenta la entrada de glucosa y potasio en la mayoría de células somáti
cas; estimula la síntesis de glucógeno en el hígado y el músculo; facilita la conversión de la
glucosa en ácidos grasos y triglicéridos; y aumenta la síntesis proteica, en parte a partir de
los residuos del metabolismo de la glucosa. Globalmente, su efecto es el de promover el
almacenamiento energético y estimular la utilización de glucosa. Ejerce sus acciones a tra
vés de una interacción con receptores de la superficie celular.
Las células alfa producen glucag6n, que estimula la síntesis y liberación de glucosa,
dando lugar a una elevación de la glucemia y revirtiendo los efectos de la insulina. Las cé
lulas delta producen somatostatina, un péptido que inhibe la secreción tanto del glucagón ·
Producción de insuli
na
Diabetes mellitus
654
na, dando lugar a un estado diabético reversible. La adrenalina y la noradrenalina elevan
las concentraciones de azúcar en sangre durante períodos de tiempo cortos. Diversos fár
macos provocan una hiperglucemia importante, en especial los corticoides suprarrenales,
los djuréticos tiazídicos y los anticonceptivos orales. El alcoholismo, tanto agudo como
crónico, y la hepatopatía o nefropatía graves deterioran el metabolismo normal de los hi
dratos de carbono y pueden causar una hipoglucemja.
Aunque la diabetes mellitus constitucional ocupa generalmente el primer lugar en la
lista de diagnósticos diferenciales en los pacientes con un metabolismo de la glucosa anor
mal, no deben olvidarse las siguientes consideraciones.
*Adaptado de Cahill. GF Jr y McDeviu. HO: lnsulin-dependent diabetes mellitus: The initial lesion. N Engl 1 Med
304:1454, 1981: Prout, TE: Diabetes mellitus. En Harvey. AM y cols. (dir.): The Principies and Practice of Medicine. ed. 20.
Appleton-Century-Crofts. Nueva York, 1980. páginas 795-815; y Fajaos. SS: Diabetes mellitus: Description. etiology, and
pathogenesis. natural history and testing procedurcs. En DeGroot. LJ y cols. (dir.): Endocrinology. Grune & Strauon. Nueva
York. 1979. páginas 1007-1023.
655
que la principal preocupación sea el establecimiento de un tratamiento inmediato y eficaz,
·
Diagnóstico
656
Interpretación. Dos horas después de una sobrecarga de glucosa, la glucemia debe
volver al nivel existente en ayunas. La elevación persistente a las dos horas es anormal; un
incremento modesto a las dos horas y un nivel normal a las tres horas, sugieren un deterio
ro en el metabolismo de la glucosa, sin que haya una diabetes manifiesta. Puede producir
se un aumento muy brusco seguido de una disminución hasta cifras inferiores a las norma
les en el hipertiroidismo y en la hepatopatía alcohólica. Al avanzar la edad, la rapidez de
eliminación de la glucosa disminuye; las concentraciones observadas a las dos horas en
personas que no tienen diabetes y en las que tienen antecedentes familiares negativos au
mentan en promedi� 6 mg/dl por cada década a partir de los 30 años de edad.
La obtención de muestras de orina no es esencial pero se realiza con frecuencia. Si la
glucosa se administra con un volumen de líquido grande, la obtención de orina al cabo de
l 1 h -2 horas no es difícil, y su análisis puede poner de manifiesto qué cantidad de glucosa
excreta el paciente a un nivel dado de hiperglucemia. Si se produce una glucosuria sin hi
perglucemia, debe estudiarse la posibilidad de una anomalía de la función tubular renal.
657
precedentes. Una vez estabilizados unos niveles normoglucémicos, las concentraciones de
hemoglobina A1e se normalizan en aproximadamente tres semanas. La determinación pe
riódica de la hemoglobina A1e aporta una información que las comprobaciones urinarias
puntuales podrían no detectar; los pacientes con DMID sensibles a la insulina pueden tener
períodos no detectados de hiperglucemia que se alternen con períodos posinsulínicos de
normoglucemia o incluso hipoglucemia.
Los hematíes antiguos, que han estado en la circulación más tiempo que los más jóve
nes, tienen concentraciones superiores de hemoglobina A1e. En un paciente con una he
mólisis episódica o crónica, la sangre circulante contiene en gran parte hematíes jóvenes, y
las cifras de hemoglobina A1e pueden ser falsamente bajas.
Fructosamina. Esta técnica relativamente nueva se basa en la determinación de pro
teínas séricas glucosiladas, fundamentalmente la albúmina, que se unen a la glucosa de
forma análoga a la formación no enzimática de la hemoglobina glucosilada. A esta deter
minación se la denomina también fructosamina. Dado que la albúmina tiene una vida me
dia en la circulación de 20 días, la cantidad de fructosarnina refleja períodos de hiperglu
cemia durante unas pocas semanas previas. Así pues, la glucemia aporta información
respecto al control inmediato de la diabetes, la fructosamina respecto al control a corto
plazo y la hemoglobina glucosilada respecto al control a largo plazo.
Cada vez hay más pruebas que correlacionan las complicaciones oculares, vasculares y
neurológicas tanto de la DMID como de la DMNID con la existencia de una hiperglucemia
prolongada o repetida. Es tentador sugerir que las proteínas de la retina, los nervios perifé
ricos y las membranas basales capilares sufren el mismo tipo de glucosilación que la hemo
globina, con lo que se producirían alteraciones irreversibles en su estructura y función.
Esta hipótesis no se ha demostrado, pero es uno de los varios estímulos que han hecho
que se intensifiquen los esfuerzos por alcanzar unos niveles normoglucémicos estables en
todos los pacientes con diabetes. Las medidas adoptadas para evitar los máximos y mínimos
en las cifras de glucemia son el tratamiento combinado con insulinas de acción corta, media
y prolongada; la utilización de pautas de dosificación más frecuentes; y el empleo de dispo
sitivos que permiten una inyección de insulina continua o con pulsos de forma automática.
En la tabla 16-21 se indican los factores que influyen en el control de la glucosa.
658
en los pacientes con DMNID, debido tal vez en parte a que existe la suficiente insulina re
sidual para inhibir la liberación Ji política de los ácidos grasos que provoca la cetosis y sus
consiguientes complicaciones. En los pacientes de edad avanzada con DMNID, la cetoaci
dosis suele indicar la presencia de una enfermedad intercurrente, especialmente infeccio
nes o desequilibrios hormonales; en los pacientes más jóvenes, las irregularidades graves
de la homeostasis de la glucosa dan lugar con más frecuencia a la cetoacidosis.
Cetoacidosis. La fisiopatología de la cetoacidosis diabética empieza con una hiperglu
cemia intensa y un déficit de insulina. La hiperglucemia provoca una osmolalidad sérica
excesiva, que da lugar a una diuresis osmótica, que elimina agua, glucosa y electrólitos del
organismo. La utilización defectuosa de la glucosa y la ausencia de insulina activan re
ceptores metabólicos y de estrés que incrementan las concentraciones de glucagón, adre
nalina y corticoides suprarrenales. Estas sustancias tienen el efecto combinado de movili
zar los aminoácidos y los ácidos grasos para la neoglucogénesis (un proceso por el que se
produce glucosa a partir de proteínas y grasas) y para la combustión en un metabolismo
anaerobio, y de movilizar la glucosa de los depósitos de glucógeno (glucogenólisis). Los
productos finales del metabolismo de los ácidos grasos son cuerpos cetónicos altamente
acídicos que se excretan por la orina junto con agua y los cationes K+ y Na•.
Al pasar a ser la sangre más ácida, la estimulación respiratoria hace que la Pco2 dismi
nuya, pero puesto que la producción de H+ continúa, la acidez corporal total sigue aumen
tando. Las concentraciones séricas de K+ aumentan con frecuencia porque el potasio no
puede entrar en las células sin insulina. Además, la movilización de las proteínas intrace
lulares lleva potasio a la sangre. El K+ circulante elevado se utiliza para satisfacer la de
manda de cationes urinarios al excretarse más aniones del tipo de cetoácidos, con lo que se
produce una pérdida importante del potasio corporal total. A medida que disminuye el po
tasio intracelular, las células sufren una deshidratación progresiva ya que el agua sale de
ellas para equilibrarse con el suero hiperosmolar. Aparece una hipotensión arterial si la
deshidratación es grave, con lo que se reduce la oxigenación hística y se promueve la ge
neración de ácido láctico en los tejidos mal perfundidos. Deshidratación, acidosis y déficit
de potasio son las principales amenazas para la vida del paciente; incluso con las pautas de
tratamiento actuales, la cetoacidosis causa una mortalidad de un 5 % a un 1 O %. Durante la
corrección de una cetoacidosis diabética con la administración intravenosa de líquidos, in
sulina y potasio, es frecuente efectuar determinaciones de control de los niveles hemáticos
de glucosa, cetonas, osmolalidad, gasometría, electrólitos, anion gap, BUN y recuento
leucocitario (para detectar una posible infección).
El diagnóstico diferencial de la cetoacidosis diabética debe hacerse con el coma hipo
glucémico, la acidosis láctica, el coma hiperosmolar no cetósico y los comas inducidos por
fármacos. En la tabla 16-22 se indican las características diferenciales (véase también
Anion gap, capítulo 10).
Síndrome hiperosmolar no cetósico. Las personas de edad avanzada con una
DMNID presentan a veces una hiperglucemia intensa sin las alteraciones Iipolíticas y
electrolíticas que se producen cuando hay un déficit absoluto de insulina. La forma de
presentación clínica difiere de la de la cetoacidosis. La glucemia puede alcanzar cifras
astronómicas, de hasta 1500-2000 mg/dl; con una osmolalidad sérica tan elevada, la pér
dida de agua supera a la excreción de solutos y la osmolalidad del suero aumenta aún
más. La deshidratación intracelular y el volumen plasmático reducido provocan amplias
anomalías funcionales, que dan lugar a una hipotensión grave y a un estupor profundo o
coma. La disminución de la utilización de la glucosa es desencadenada a menudo por una
infección, accidentes vasculares cerebrales, desequilibrios endocrinos agudos o los efec
tos de fármacos como diuréticos, fenitoínas o propranolol. El tratamiento va destinado a
mantener el volumen intravascular y la concentración de sodio para prevenir el shock hi
povolérnico. Hay que prestar especial atención a los electrólitos (especialmente el pota-
659
TABLA 16-22. Diagnóstico diferencial del coma en los pacientes diabéticos
Síndrome Intoxicación
hiperos- por salicilato
Cetoacidosis Acidosis molar no u otras
diabética Hipoglucemia fáctica cet6sico sustancias
Hipoglucemia
660
TABLA 16-23. Causas de hipoglucemia
661
poglucemia fisiologicamente significativa estimula Ia secrecion suprarrenal de cortisol; a
los 90 minutos de una fase de hipoglucemia, puede comprobarse que las concentraciones
de cortisol aumentan al menos hasta el doble en los pacientes con una hipoglucemia ver-
dadera.
Hipoglucemia en ayunas. La hipoglucemia en ayunas tiene casi siempre un significa-
do patologico. Los tumores son un origen de produccion excesiva o autonoma de insulina.
El tumor puede surgir en las celulas beta pancreaticas (insulinoma) o puede tratarse de al-
guna otra neoplasia epitelial con sfntesis ectopica de hormona. La hepatopatfa es una im-
portante causa de hipoglucemia en ayunas; a veces hay un deficit de las enzimas que inter- ·
vienen en Ia neoglucogenesis, pero es mas frecuente que el problema sea una necrosis
hepatocelular amplia debida a un tumor o a una destruccion hfstica traumatica o quin1rgi-
ca. Los alcoholicos cronicos que de jan de ingerir hidratos de carbono presentan con fre-
cuencia hipoglucemia debido a que sus depositos de glucogeno son bajos y los metabolitos
del etanol que se acumulan interfieren en Ia neoglucogenesis. Los pacientes diabeticos que
reciben tratamiento con insulina o hipoglucemiantes orales son especialmente propensos a
Ia hipoglucemia inducida por el alcohol.
La hipoglucemiaen ayunas se detecta determinando Ia glucemia despues de pasadas 12
o 24 horas sin tomar ningun alimento. Las mujeres normales parecen tolerar unas concen-
traciones en ayunas inferiores a las de los hombres. En el varon, Ia hipoglucemia en ayunas
se diagnostica cuando Ia cifra de azucar se reduce hasta 50 mg/dl o menos despues de un
ayuno prolongado, mientras que en Ia mujer el umbra! diagnostico puede ser de tan solo
35 mg/dl. Dado que Ia hipoglucemia en ayunas puede deberse a una sobreproduccion de
insulina o a una inframovilizacion de Ia glucosa, Ia determinacion de las concentraciones
sericas de insulina permite efectuar Ia distincion diagnostica. La secrecion de insulina debe
disminuir a medida que se reducen las cifras de glucemia; si ello noes asf hay que pensar
en un tumor productor de insulina.
Hipoglucemia falsa autoinducida. Una cuestion importante a! valorar Ia hipogluce-
mia es Ia autoadministracion de insulina. Esta hipoglucemia aparece sin una relacion uni-
forme con los momentos de las comidas; tiende a darse en mujeres neuroticas que tienen
acceso a insulina y jeringas, de unfamiliar diabetico o por su trabajo en un entomo medi-
co. En estos pacientes, los resultados de las pruebas de glucosa realizadas bajo una obser-
vacion que impida Ia automedicacion son normales. Tambien tiene valor diagnostico Ia
demostracion de unas concentraciones sericas de insulina elevadas junto a unas concentra-
ciones de peptido C bajas. Los preparados de insulina inyectable estan purificados para
eliminar de ellos el peptido C. La insulina inyectada eleva los niveles de insulina inmuno-
rreactiva e inhibe Ia secrecion pancreatica endogena, con lo que se elimina el origen fisio-
logico del peptido C normalmente presente.
BIBLIOGRAFiA
662
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663
CONCEPTOS
PRUEBAS
664
,
CAPITULO
665
,
CAPITULO
ENDOCRINOLOGÍA
DE LA REPRODUCCIÓN
FISIOLOGÍA GENERAL
Tanto en el hombre como en la mujer, las gónadas tienen funciones endocrinas y re
productoras. El esperma y los óvulos proceden del epitelio germinal; un epitelio secretor
embriológicamente distinto produce testosterona en el hombre y estrógenos y progestero
na en la mujer.
Las hormonas hipofisarias que regulan la secreción endocrina y afectan por tanto a la
función reproductora son las mismas en el hombre y la mujer. Estas hormonas trópicas se
denominan en ambos sexos, hormona foliculoestimulante (FSH) y hormona luteinizante
(LH), a pesar de que el folículo y el cuerpo lúteo sólo los tiene la mujer. La función hipofi
saria es controlada, a su vez, por una hormona hipotalámica denominada hormona Libera
dora de gonadotropinas (GnRH) u hormona liberadora de hormona Luteinizante (LHRH);
la secreción hipotalámica se produce cuando se reducen las concentraciones de hormonas
gonadales. A estas complejas interacciones fisiológicas se las denomina colectivamente
eje hipotálamo-hipófiso-gonadal (véase capítulo 16, Sistema endocrino). La disponibili
dad de inmunoensayos para las determinaciones y de hormonas purificadas, estimuladores
hormonales y antagonistas de las hormonas, que pueden utilizarse en el tratamiento y el
diagnóstico, permite evaluar partes concretas de ese eje.
Las gónadas se diferencian tempranamente en la vida fetal; los genitales externos y los
caracteres sexuales secundarios se ven influidos por hormonas de las gónadas fetales.
Puede producirse un fallo de la diferenciación sexual o una diferernciación ambigua, si
existen anomalías enzimáticas determinadas cromosómicamente que alteren las vías de
síntesis necesarias para la formación normal de los esteroides (véase fig. 16-1 ). Las abe
rraciones de estas vías de síntesis pueden acentuar o reducir el desarrollo anatómico y
sexual en la vida fetal o en el niño prepuberal. La identificación de los síndromes produci
dos por trastornos congénitos de la diferenciación sexual es un proceso complejo que re
quiere una cuantificación de varios productos intermedios en la síntesis de las hormonas
esteroideas, así como de productos finales, con objeto de diagnosticar déficit enzimáticos
específicos.
667
Función gonadal en el varón
En el hombre, la testosterona es producida por las células de Leydig, que son células
epiteliales situadas en los testículos, entre los conductos seminíferos. Éstos constituyen un
75 %del volumen testicular total y producen el esperma. La producción de testosterona es
estimulada por la LH hipofisaria; la espermatogénesis es controlada en parte por la esti
mulación de FSH, pero es necesaria también la presencia de testosterona. Las concentra
ciones de testosterona circulante influyen en la secreción de una única hormona hipotalá
mica (GnRH) que afecta a la secreción de FSH y LH. Puede producirse una elevación
aislada de la FSH si la producción de testosterona es normal, pero el epitelio germinal nó
es capaz de producir espermatozoides; la sobreproducción aislada de LH es excepcional.
En la mujer, la FSH estimula la maduración del folículo germinal, dando lugar a una
secreción de estrógenos y permitiendo la maduración del óvulo (fase folicular). En el pun
to medio del ciclo, aparece una elevación brusca en la secreción de LH que induce la ovu
lación y liberación del óvulo a la cavidad peritoneal, de donde migra hacia la trompa de
Falopio. Se producen, además, modificaciones morfológicas y una activación de la secre
ción (denominada luteinjzación o fase lútea) en las células epiteliales que secretan proges
terona. Las concentraciones de estrógenos elevadas existentes en este momento inhiben la
producción de FSH y parecen estimular la producción de LH. Al aumentar las concentra
ciones de progesterona, la LH disminuye bruscamente. La secreción de estrógenos alcan
za un máximo inmediatamente antes del punto medio del ciclo, disminuye de manera bas
tante brusca con la ovulación, y luego aumenta hasta alcanzar una meseta que disminuye
justo antes del inicio de la menstruación. Las concentraciones de progesterona son bajas en
la primera mitad del ciclo y aumentan bruscamente en el momento de la ovulación hasta
situarse en una meseta alta que persiste hasta poco antes de la menstruación (fig. 17-1).
La elevación brusca de las concentraciones de LH en el suero y luego en la orina, tras
su eliminación a través de los riñones, se ha utilizado para la detección del momento de la
ovulación en las mujeres que tienen dificultades para quedar embarazadas. En la actuali
dad existen pruebas de la ovulación de venta libre que se basan en inmunoensayos enzi
máticos colorimétricos de la LH, incorporados a tiras reactivas que se aplican en muestras
de orina matinales. Después de varios días de resultados negativos durante la primera mi
tad del ciclo menstrual, la detección de LH con este ensayo permite conocer a la mujer
cuándo debe tener relaciones sexuales para aumentar al máximo la posibilidad de que se
produzca una fertilización del óvulo que acaba de ser liberado.
Todas las hormonas sexuales son esteroides y proceden de compuestos previos que
evolucionan a través del colesterol hasta sus formas finales (véase fig. 16-2). La progeste
rona es un esteroide activo, y actúa también como precursor para pasos posteriores. La tes
tosterona procede de la progesterona; los estrógenos se producen por una alteración es
tructural de la molécula de testosterona. Tanto el hombre como la mujer tienen cantidades
considerables de andrógenos circulantes. Las glándulas suprarrenales secretan hormonas
capaces de ser transformadas en andrógenos, y el ovario, bajo el estímulo de la LH, elabo
ra esteroides que los tejidos periféricos convierten en compuestos con actividad androgé
nica. De entre los estrógenos, el estradiol es el más importante fisiológicamente; la estrona
y el estriol tienen efectos hormonales menos potentes.
668
FSH
LH
::I:
o
p ::xJ
FlG. 17-1. Concentraciones hormo S:
nales durante el ciclo menstrual. o
2
l>
o
en
Fase folicular Fase lútea
G')
Modificaciones en la pubertad y la senescencia o
z
l>
Antes de la pubertad, las concentraciones de gonadotropinas y hormonas sexuales son e
bajas. Durante la infancia, la FSH es algo más apreciable que la LH, y las concentraciones l>
r
de FSH aumentan antes al acercarse la pubertad. Se producen elevaciones de la FSH, y m
más tarde de la LH, primero durante el sueño; a medida que avanza la pubertad, aumentan en
las concentraciones de gonadotropinas durante el día. Después de transcurridos los años <
fértiles, la secreción de hormonas sexuales disminuye y las concentraciones de gonadotro en
pina aumentan. En las mujeres de edad avanzada, las concentraciones de FSH aumentan de e
manera más importante que las de LH; en el hombre, ambas hormonas trópicas aumentan S:
de forma gradual. En la tabla 17-1 se indican los límites esperados para las distintas hor m
monas a diferentes edades. );!
�
o
Metabolitos urinarios e
en
S:
La determinación de los metabolitos urinarios se ha utilizado durante mucho tiempo o
como indicador de la función hormonal global, y sigue siendo útil a pesar de la actual dis
ponibilidad de ensayos específicos para las concentraciones séricas de las hormonas. La
excreción urinaria afecta del 70 % al 95 % del total de estrógenos producidos; los resulta
dos se expresan como estrógenos totales o como proporciones de estriol {E1 ), estradiol (E2)
y estrona (�)existentes. La actividad de progesterona se refleja en el pregnandiol urina-
669
�
• Powsner, ER y co1s.: Testis. En Sonnenwirth, AC y Jarett, L (dir.): Gradwohl's C1inica1 Laboratory Methods and Diagnosis, ed. 8 . CV Mosby, St. Louis, 1980, páginas 569-575; Epstein, E y
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Baltimore, 1 9 8 1 .
rio. La testosterona no aporta un metabolito específico a la orina; los 17-cetosteroides uri
narios proceden tanto de la testosterona como de las hormonas suprarrenales, y los 17-KS
se determinan la mayoría de las veces para valorar la función suprarrenal. Puede medirse
directamente la testosterona excretada mediante un radioinmunoensayo. En la tabla 17-2
se indican los valores esperados para los metabolitos urinarios comúnmente determinados.
AMENORREA
671
�
TABLA 17-2. Lm
í ites de referencia para la excreción de hormonas en orina*
Gonadotropina coriónica .,
:lJ
e
La gonadotropina coriónica humana (hCG) es una hormona placentaria con unos efec m
tos fisiológicos muy similares a los de la LH. La administración de hCG se utiliza para to
)>
valorar la reactividad testicular. En el hombre con unas concentraciones de testosterona m
bajas, un aumento de las mismas tras la administración de hCG, indica que los testículos e
son normales pero hay una función hipotálamo-hipofisaria deprimida; la falta de respuesta m
a la hCG sugiere una disfunción testicular primaria. La administración de hCG no es útil en r
las pacientes del sexo femenino ya que no existe ninguna variable final de valoración que )>
to
pueda medirse tras la estimulación de la LH. o
:lJ
673
C\
--1 TABLA 17-3. Datos de laboratorio diagnósticos en las mujeres*
�
Caracteres
sexuales 17-KS LH FSH Estradiol Progesterona
Trastorno secundarios en orina en suero en suero en suero en suero Otros
Puber tad pr eco z Avan zad os Normal espara i i i i Edad ósea avan zada
para la edad el estadi o
T umor esf eminiza ntes Normal es o Normales i i i i Lei omi omas, hem orragias uterina s
a um en tad os fr ecuen tes
T umor es Disminui dos o i i i i i
masc ulini zan tes viri liza do s
Síndr om esd e
am enorrea primaria
Síndrom ed eT urner Infan tiles i i i i i Cromatina sex ual (-), ocari otip o
en mo saico
Hip opi tui ta r i smo In fan til es i i i i i i concentración d e hormona d e
crecimi en to ; resp uesta (-)a la
Gn RH
Hipogo nado tropismo Infan til es N ormal es i i i i C oncentraci ón d e hormona d e
crecimi en tonormal: respu esta
(+)a la Gn RH
Síndr om e Masculinizado s i i i i i Anomal ías deg l uc oc or ticoidesy
adr en ogenital o avan za dos min eralcorticoid es
o ambiguos
Amen orrea sec unda ria•
Ovari op oli quísti co Disminuido so i i Normal o i i i Conc entracion esplasm ática sy
(Stein -Lev en thal ) c on ligera urina rias de testosterona
virilización a um entadas
E str ona en o rina a um en tada
GnRH --t ii LH
Respuesta (+) al clomifeno
Hip erprolactinemia No rmal es o Normal es Normal o ..!- Normal ,¡, i Pr olac tina sérica i
galactorrea La b r om oc rip tina sup rim ela
sec reci ón d eprolactina
TABLA 17-3. Datos delaboratorio diagnósticos en l as mujeres* (continuación)
Caracteres
sexuales 17-KS LH FSH Estradiol Progesterona
Trastorno secundarios en orina en suero en suero en suero en suero Otros
Pubertad precoz Avanzado para la edad t para la edad t t t Edad ósea avanzada
Síndromes adrenogenitales Pequeño t Normal Normal Normal Anomalfas de glucocorticoides
o mineralcorticoides
Disfunción del SNC Avanzado para la edad t para la edad t t t Las radiograffas de cráneo
pueden ser anormales
Tumores testiculares Asimétrico Normales o t ! ! t
Síndromes de retraso
puberal
Hipogonadotropismo Pequeño o Normales o J. J. ! J. Respuesta (+) a la GnRH
(síndrome de Kallman) criptorquídeo Respuesta(-) al clomifeno
Trastornos olfatorios frecuentes
Proporciones esqueléticas
eunucoides
Hipopituitarismo Pequeño Normales o! ! ! ! Respuesta(-) a la GnRH
! concentraciones de hormona
de crecimiento
Proporciones esqueléticas no
Síndromes de infertilidad eunucoides
Síndrome de KHnefelter Pequeño ! Normal o t t Normal o! Cromatina sexual(+)
Azoospermia
Orquitis postvírica Normal o pequeño Normales Normal o t Normal o t Normal Azoospermia
Biopsia testicular diagnóstica
Varicocele t o asimétrico Normales Normal Normal Normal Examen del semen normal o
sólo ligeramente anormal
Insuficiencia del epitelio Normal o pequeño Normales Normal t Normal Azoospermia
germinal («Eunuco fértil») Biopsia testicular diagnóstica
Insuficiencia testicular Normal o pequeño ! ! Normal ! Respuesta(+) a la GnRH
Respuesta(+) a la CG
TABLA 17-4. Datos de laboratorio diagnósticos en los varones* (continuación)
Disfunci ón hip otálam o Normal Ligeram en te.!. .!. .!. .!. La r espu es ta a la GnRH
hip ofisaria dif er en cia l os probl emas
hip ofisari os de l os
hip otal ámic os
Respues ta (+) a la CG
El n úmerod e esp ermatozoid es
disminuy em ás qu e el
volum en d e lí quidos eminal
Disfunción tes ticular Normal op equ eño Lig eramente .!. i i .!. Respues ta (-)a la CG
Núm er od e esp erma tozoides y
volum en d e esp erma bajos
·Adaptado de Howanitz, PJ y Howanitz, JH: Evaluation of endocrine function. En Henry, JB (dir.): Todd-Sanford-Davidsohn Clinical Diagnosis and Management by Laboratory Methods, ed. 16.
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1979, páginas 1549-1565; Davajan, V e Israel, R: lnfertility: Causes, evaluation. and treatment. En DeGroot, U y cols. (dir.): Endocrinology. Grune & St ratton Nueva York. 1979. páginas 1459-1472:
y Federman, DO: The testis. En Rubenstein, E y Fedennan, DO (dir.): Scientific American Medicine. Scientific American, Nueva York, 1980, 11:1-14.
En los adultos, la hiperactividad gonadal se debe casi siempre a uu tumor de las góna
das o los órganos productores de gonadotropinas. Los déficit enzimáticos congénitos son
mucho menos frecuentes y causan desequilibrios hormonales que pueden inducir anoma
lías estructurales y funcionales notables. La mayoría de los problemas congénitos se de
tectan y estudian en los primeros años de vida, pero hay unos pocos defectos enzimáticos
lo bastante sutiles como para escapar a la detección hasta que se llega a la edad en que de
bería producirse la pubertad.
Análisis de semen
Artefactos de la muestra
Son relativamente pocos los artefactos que interfieren en los radioinmunoensayos uti
lizados para determinar las hormonas sexuales. Las concentraciones hormonales son esta
bles, por lo que las muestras de sangre u orina no requieren precauciones especiales. El
análisis espectrofotométrico de los metabolitos urinarios está más sujeto a posibles arte
factos, como se ha comentado en el apartado dedicado a los 17-cetosteroides (capítulo 16).
Los laxantes como el sen y la fenolftaleína pueden colorear la orina e interferir en la deter
minación de los estrógenos urinarios.
678
TA BLA 17-5. Examen del líquido seminal*
m
'Se diluye la muestra licuada y bien mezclada y se cuentan los espermatozoides inmovilizados en un hemocitómetro. Debe
obtenerse un promedio de varios recuentos en cada muestra. Un mismo individuo puede presentar una gran variación a lo largo
del tiempo; en los casos dudosos deben exan1inarse al menos 3 muestras diferentes.
'Estimada mediante el examen de una gota de la muestra licuada. bien mezclada y no diluida. !j;
D:J
1
o
Estimada mediante el examen de una preparación fijada y teñida.
:o
679
na. En la anorexia nerviosa, las concentraciones bajas de gonadotropinas deprimen el as
pecto y la función sexuales; éstas son unas de las primeras anomalías observadas, pero con
frecuencia hay un descenso también de otras hormonas hipofisarias a medida que el tras
tomo progresa. La inhibición de la esteroidogénesis es una de las muchas alteraciones fi
siológicas causadas por la uremia. En la tabla 17-6 se indican algunos de los trastornos que
afectan a la función sexual.
Evaluación de la infertilidad
'
TA BLA 17-6. Artefactos que afectan a la función sexual
680
dirigidos contra la cabeza, el cuerpo o la cola de los espermatozoides. Puede investigarse la
presencia de estos anticuerpos en el suero o en el moco cervical de la mujer. Aunque las
anomalías del análisis de semen pueden explicar la infertilidad, no garantizan necesaria
mente que ésta exista, a menos que no haya espermatozoides.
La evaluación de laboratorio en la mujer tiene por objeto detemtinar si hay o no ovula
ción y en qué momento se produce. Su aparición se identifica por una elevación de la LH
que se produce en e] suero y la orina en e] mismo momento o inmediatamente antes de Ja
ovulación (véase fig. 17-1). En la actualidad existen equipos de prueba rápidos de venta li
bre, con los que las mujeres pueden realizar por sí mismas y en su domicilio un análisis de
orina para deterntinar el día de la ovulación. El conocimiento del mismo permite entonces
una sincronización de las relaciones sexuales para optimizar las posibilidades de que se
produzca la fertilización. Si no hay ovulación, a veces puede inducirse mediante la mani
pulación bioquímica de la hipófisis para hacer que libere cantidades de FSH y LH superio
res a las normales. Este efecto puede lograrse con la administración de estrógenos sin
téticos que interfieren en la inhibición de retroacción normal de la hipófisis, o con la admi
nistración de hormona liberadora de gonadotropinas sintética que estimula directamente a
la hipófisis.
Gran parte de los casos de infertilidad en mujeres con ovulación se deben a cicatriza
ciones de las trompas de Falopio (por ejemplo, por una infección pélvica anterior) que no
pueden detectarse con métodos de laboratorio. Las trompas afectadas no son capaces de •
transportar el óvulo fecundado al lugar adecuado para la implantación. Este trastorno puede
valorarse mejor con una laparoscopia y a veces puede resolverse con una intervención m
quirúrgica. S:
m
En las mujeres sin ovulación puede proseguirse el estudio con la búsqueda de anoma )>
lías cromosómicas así como de trastornos médicos generales y endocrinos que puedan im :o
pedir un funcionamiento normal de la hipófisis y los ovarios. En concreto, la galactorrea )>
N
puede indicar la presencia de un adenoma hipofisario productor de prolactina que interfie o
ra en el mecanismo de retroacción normal. -<
Algunos casos de infertilidad quedan de hecho sin explicación después de haber reali r
zado un examen físico y de laboratorio completo de los dos componentes de la pareja. Si )>
estos individuos tienen gametogénesis, pueden concebir un hijo mediante la fertilización (")
in vitro utilizando sus propios gametos y la posterior transferencia del embrión al útero de �
la mujer para su implantación y continuación del embarazo. Si sólo uno de los componen z
tes de la pareja tiene gametogénesis, pueden recurrir a los bancos de espermatozoides u (")
oocitos procedentes de otros donantes. )>
EMBARAZO Y LACTANCIA
Fisiología
La fertilización se produce a los pocos días de la ovulación en el punto medio del ciclo
menstrual. El óvulo fertilizado desciende flotando por el interior de la trompa de Falopio
hasta llegar al útero, en donde se implanta sobre el endometrio secretor ya preparado. Poco
después de la implantación, entre los días 21 y 23 del ciclo, se inicia la producción de go
nadotropina coriónica. La gonadotropina coriónica humana (hCG) es una hormona de tipo
glucoproteico que sólo se da en la placenta en desarrollo, aunque puede ser sintetizada
también por algunos tumores. Las pruebas del embarazo se basan en la detección de la
hCG en el suero o la orina, ya que su pequeño tamaño le pemtite pasar directamente a la
orina a partir de la circulación.
681
Diagnóstico del embarazo
Principios generales
En las pruebas del embarazo se utilizaban bioensayos en animales (conejos, ratas y ra
nas) antes de que en los años sesenta se difundieran las técnicas de inmunoensayo, y aún hoy
los inmunoensayos de la hCG se siguen estandarizando en términos de bioactividad equiva
lente como mUIJlitro o mUI/ml. La gonadotropina coriónica humana es una molécula dí
mera formada por una subunidad alfa que tiene una reacción cruzada con las subunidades
alfa de las hormonas proteicas hipofisarias (por ejemplo, TSH, LH, FSH, ACTH), y una
subunidad beta que sólo se da en la hCG y le confiere una individualidad antigénica. La
subunidad beta de la hCG tiene de hecho una considerable homología con las estructuras
de subunidad beta de la TSH, LH y FSH, que hace que sean precisas unas reactividades de
anticuerpos muy exactas para los ensayos. Sin embargo la hCG sí tiene una región única
de 30 aminoácidos en su extremo carboxilo, que le confiere una identidad inmunológica.
Durante las dos primeras décadas de los inmunoensayos, sólo se disponía de antisueros
policlonales para un uso estándar. Ello hacía necesario inmunizar a animales con subuni
dades beta altamente purificadas para evitar la aparición de anticuerpos contaminantes di
rigidos contra subunidades alfa. Por este motivo el ensayo empezó a ser conocido como
ensayo de beta-hCG, aunque de hecho se suponía que la molécula que se medía tenía las
subunidades alfa y beta. Había pruebas del embarazo en forma de pruebas rápidas en porta
y pruebas en tubo más largas, y en ambas se utilizaban anticuerpos policlonales. Se produ
cía una considerable interferencia, en especial de la LH. Para la obtención de unos resulta
dos más sensibles y específicos, se ha dispuesto también de un radioinmunoensayo de
beta-hCG con unos límites de detección de tan sólo alrededor de 5 mUI/ml.
Durante la última década se ha producido un rápido avance en el desarrollo de anti
cuerpos monoclonales como reactivos diagnósticos, en especial para la hCG. Muchos de
estos ensayos de tipo monoclonal utilizan dos anticuerpos diferentes, uno contra la subu
nidad alfa y otro contra la subunidad beta, que forman un bocadillo que captura a la molé
cula completa de hCG en una fase sólida. La detección o cuantificación de la hCG se efec
túa entonces, generalmente, con una reacción de un indicador de color mediada por una
enzima (por ejemplo, la fosfatasa alcalina) ligada al segundo anticuerpo. Los analizadores
automáticos rápidos que utilizan estos reactivos permiten en la actualidad una cuantifica
ción exacta y fiable de la hCG que llega a valores de tan sólo 2-5 mUI/ml con un tiempo de
ensayo de unos pocos minutos. No parece probable que vaya a ser necesaria una mayor
sensibilidad en la determinación de la hCG para fines clínicos en el futuro.
Interpretación
682
Las concentraciones de hCG próximas a 20 mUI/ml o inferiores durante las primeras
semanas del embarazo pueden indicar un embarazo ectópico con un crecimiento ineficaz
de las células trofoblásticas. En un embarazo más avanzado, la aparición de una disminu
ción súbita de la hCG respecto a los valores estables puede indicar una amenaza de abor
to. Para el diagnóstico de la mayoría de los embarazos, la necesidad de cuantificar la hCG
es escasa o nula, por lo que en la actualidad las pruebas de detección cualitativas de la
hCG están ampliamente difundidas y se venden sin receta para su uso domiciliario. Estas
pruebas deben utilizarse únicamente para fines de detección, puesto que toda mujer que
obtenga un resultado positivo debe acudir a una asistencia prenatal; y cuando el resulta
do sea negativo pero los síntomas de embarazo persistan debe buscarse también consejo
médico.
La gonadotropina coriónica humana es producida por algunos tumores de origen trofo
blástico (coriocarcinoma), así como por algunos seminomas, carcinomas embrionarios y
carcinomas no endocrinos como los hepatoblastomas y los carcinomas broncógenos. Los
ensayos que utilizan anticuerpos policlonales o los que presentan una reactividad cruzada
elevada de otro tipo con la LH y la FSH, pueden dar unos resultados falsos positivos para
la hCG en las mujeres que han pasado ya la menopausia.
Hormonas placentarias •
683
Estrío/
Progesterona
Aunque es producido por la placenta, el lactógeno placentario humano ejerce todas sus
acciones conocidas en la madre. Al igual que la hormona de crecimiento, provoca una re
sistencia relativa a la insulina y aumenta las concentraciones de ácidos grasos libres circu
lantes. Las concentraciones plasmáticas y urinarias de hPL reflejan el tamaño de la pla
centa y tienden a ser altas en las madres diabéticas. A pesar de la buena correlación
estadística existente entre las concentraciones de hPL y el peso placentario, las cifras de
hPL tienen poco valor predictivo para un embarazo en concreto. Las concentraciones
plasmáticas de hPL inferiores a 4 ¡.t.glml indican con frecuencia un retraso en el creci
miento, en especial si los estrógenos totates son también bajos. Las concentraciones de
hPL disminuyen en la toxemia, y los valores decrecientes pueden ser útiles a veces para
diferenciar el aborto incompleto de la amenaza de aborto.
Prolactina
La prolactina es una hormona peptídica, secretada por la hipófisis anterior (véase ca
pítulo 16). Cada vez está más claro su papel en los trastornos de la función sexual. El úni-
684
co efecto fisiológico conocido de la prólactina es la inducción de la producción de leche en
la mama femenina ya estimulada por unas concentraciones elevadas de estrógenos; una
vez establecida la producción de leche, la lactancia puede continuar sin que haya unas ci
fras de prolactina superiores a las normales. Las concentraciones de prolactina aumentan
en la fase final del embarazo, alcanzan un máximo con el inicio de la lactancia y sufren un
incremento cada vez que una mujer da el pecho al lactante. En la mujer no embarazada, la
hiperprolactinemia causa con frecuencia, aunque no inevitablemente, una secreción de le
che inapropiada (galactorrea).
Relaciones fisiopatológicas
685
Sistema hematológico
Proteínas séricas
686
!raciones totales de hormona circulante aumenten significativamente durante el embarazo.
Naturalmente estas variaciones reflejan tan sólo las concentraciones de hormona ligada
inactiva, mientras que las de hormona libre es de prever que se mantengan normales du
rante el embarazo.
También se produce durante el embarazo un aumento en las concentraciones séricas de
betalipoproteínas, transferrina, ceruloplasmina, alfa- 1-antitripsina, varios componentes
del complemento, y una proteína asociada al embarazo que migra como una alfa-2-macro
globulina. La elevación de la ceruloplasmina (una proteína transportadora de cobre) con
fiere con frecuencia una coloración verde al plasma o el suero (por la combinación de los
cromógenos amarillos normales del suero con el azul del cobre). Un aumento hasta el do
ble en las concentraciones de fibrinógeno hace aumentar la velocidad de sedimentación
globular. Las cifras de lgG e IgA disminuyen, pero las concentraciones de lgM se mantie
nen inalteradas. La concentración sérica de albúmina se reduce en hasta 0,5-0,8 gldl. La
hemodilución causa parte de este descenso, pero hay también una incapacidad de aumen
tar la síntesis a pesar de la aceleración existente en la degradación de la albúmina.
Sistema endocrino
687
¡
Administración Mujer no
de estr6genos en una embarazada con
Prueba Embarazo normal mujer no embarazada hipertiroidismo
·Adaptado de Pritchard, JA y MacDona1d, PC: Williams' Obstetrics, ed. 16. App1eton-Century-Crofts, Nueva York, 1980.
pero la supresión de la secreción de esteroides tras la administración de dexametasona se
mantiene durante un embarazo normal. Las concentraciones de cortisol situadas en los va
lores «normales» y la falta de respuesta a la ACTH indican una disminución de la función
suprarrenal durante el embarazo.
La aldosterona, la hormona conservadora de sodio y eliminadora de potasio de la parte
más externa de la corteza suprarrenal, está aumentada durante todo el embarazo. El emba
razo provoca una retención acumulada total de sodio de unos 500-900 mEq, pero el volu
men plasmático aumenta por encima de este nivel, con lo que se produce una disminución
de la osmolalidad eficaz debido a la retención de sodio. Dado que la combinación de los
incrementos en el volumen plasmático, el gasto cardíaco y el índice de filtración glomeru
lar, hacen que el riñón de la mujer embarazada reciba una enorme carga de sodio, es esen
cial la actuación del mecanismo de la aldosterona para retener el sodio suficiente. Las pér
didas urinarias de sodio aumentan si hay un exceso de sodio, pero cuando existe una
deprivación de sodio, su eliminación es inadecuada mientras no se reajusta el mecanismo
de retención sódica. El aumento de la actividad de la aldosterona no causa generalmente
una pérdida de potasio.
Hormonas que afectan al metabolismo de los hidratos de carbono. Durante el em
barazo, la producción de insulina aumenta, pero existe al mismo tiempo un aumento de las
necesidades de insuHna. Los efectos combinados del aumento del cortisol, estrógenos,
progesterona y lactógeno placentario circulante, reducen la entrada de glucosa en las célu •
las y aumentan la circulación de ácidos grasos libres. En los embarazos normales, la
m
producción compensadora de insulina contrarresta estas tendencias, y las cifras de glu
cemia en ayunas se mantienen dentro de los límites normales o descienden incluso ligera 3:
m
mente. )>
La absorción de glucosa se reduce algo; las curvas de tolerancia a la glucosa oral son :D
básicamente normales, pero hay un ligero aumento progresivo en el tiempo necesario para
�
que las concentraciones séricas de glucosa alcancen su valor máximo. o
La tensión metabólica del embarazo puede superar la capacidad de respuesta del pán <
creas, poniendo de manifiesto un estado diabético latente no conocido. Este trastorno de
diabetes gestacional se debe a una secreción de insulina insuficiente que se produce sólo !;;:
durante el embarazo y vuelve a la normalidad cuando éste finaliza. Muchas mujeres con
�
diabetes gestaciooal tienen curvas de tolerancia a la glucosa anormales cuando no están )>
embarazadas, pero no presentan glucosuria ni hiperglucemia en ayunas a menos que se 2
produzca otra causa de estrés. Estas mujeres pueden presentar finalmente una diabetes (")
manifiesta al cabo de muchos años. :;;:
La glucosuria durante el embarazo no indica necesariamente una diabetes gestacional.
La carga de glucosa que presenta el embarazo a la capacidad de reabsorción tubular es tan
importante, que hace que la glucosuria sea un hecho frecuente, y su detección en una única
muestra aleatoria no debe llevar a la realización de estudios importantes de detección de la
diabetes. Mayor trascendencia tiene la glucosuria persistente o la glucosuria en mujeres
obesas, mujeres con antecedentes familiares de diabetes, o mujeres con antecedentes de
haber dado a luz a niños deformes o con un peso superior a 4,3 kg.
El control de la glucosa durante el embarazo se ha realizado tradicionalmente con tiras
reactivas en muestras de orina obtenidas en momentos determinados domiciliariamente, y
con determinaciones de la glucemia en la consulta del médico. Entre los métodos moder
nos se encuentran el empleo de glucómetros personales para el análisis de muestras de
sangre obtenidas por punción digital en el domicilio, la hemoglobina glucosilada (que es
menos útil en el embarazo en el que el estado metabólico cambia de una semana a otra), y
más recientemente las determinaciones defructosamina en suero (que reflejan la glucosi
lación espontánea de las proteínas séricas, especialmente la albúmina, en presencia de
concentraciones elevadas de glucosa durante las semanas previas).
689
Función renal
Función hepática
Creatincinasa
Tras las contracciones uterinas que tienen lugar durante el parto vaginal normal, se
produce una liberación de creatincinasa (CK) del miometrio a la circulación materna.
Dado que el rniometrio contiene casi exclusivamente la forma isoenzimática BB de la CK,
el suero materno tendrá una CK-MM normal y una banda adicional de CK-BB en cantida
des variables durante las primeras horas después del parto. Esta observación es previsible
y no debe confundirse con otras lesiones orgánicas como una lesión cerebral aguda sin
signos clínicos de este trastorno. También es importante tener en cuenta que algunos de los
métodos de determinación de la CK-MB dan resultados falsos positivos con la CK-BB, por
lo que si se sospecha un infarto de miocardio después del parto, la interpretación de los
análisis de isoenzimas de CK debe hacerse tras la correspondiente consulta con el personal
del laboratorio.
690
TABLA 17-8. Resultados de laboratorio alterados en el embarazo normal
�
tJ
Prueba Alteración Causa demostrada o posible o
Hematología:
H emoglobina Disminu y epero no a m enos
d e 11 g/dl
E l volumen plasmático s e ex pand e
m ás que la masa eri tro ci ta ria
1
r-
o
L eu co ci tos Neu trofiHa l ev e; sin R espues ta similar obs ervada con el C)
linfo ci o
t sis estrés o el ejerci cio en érg ico $;'
P laqu etas Lig e ra disminu ci ón o Ex pansión d el volumen plasmáti co t:J
aus en cia d e variaciones .,
Reti cu loci o
ts Aumen ta has ta un 2-5 % N ecesidad d eaum en tar la masa r-
l:o
eri troci ta ria
Vo lum en sanguín eo Aum en ta en un 40-50 % Aum en to d el plasma y los hematíes �
Hierro s éri co Disminuy emodestamen te,
aunqu elos d epósi tos s ean
Pérdida ba cía la sangrefetal;
Aum en to d el volumen plasmáti co;
;g
adecuados Es a consejab l eadminis tra r g
suplem en tos e:
(")
Capa cidad d e Aumen ta Aumen to inducido po r los es tr óg enos �
trans port ed e hi erro en la síntesis d e pro teínas o.
Con cen tra cion es d e La con cen tra ci ón s é rica Uti liza ci ón p or el feto; b loqu eo d el <:
fo lato d isminuye; la fo lato asociado a los es tróg enos •
con cen traci ón eritro ci taria Es a cons ejab l e adminis tra r
d eb e manten ers e cons tan te sup l em en o ts m
Velocidad d e Aum en ta no tab l em en te Con cen tra cion es d efibrin óg eno S:
s edim en ta ci ón el evadas tD
g lobular )>
:o
Coagulación:
)>
Fibrinóg eno Aumen ta en ? Rea cci ón d efas eaguda N
aprox imadamente un 50 % o
TPy TTP Norma l es o l ig eram en te E l aum en to en las con cen tra cion es d e <
a cor tados factor es afe cta relativamen te po co a r-
las pru ebas )>
P lasminóg eno Aumen ta ? o
-4
Antitrombina m Disminuy e mod eradamen te Efecto com parab l eobs ervado con el )>
tra tami en o
t es trog éni co 2
Produ ctos d e Aumentan l g
i eram en te ? Efecto d e l aumen to d el o
d eg radaci ón d e la
fibrina
plasmin óg eno y la disminu ci ón d e la
a n it trombina m
:;
? Efecto d el d epósi to d efibrina en la
placen ta
Bioquímica:
A lb úmina en suero Disminuy e en basta 1 g/dl Aumen o t d e la d egrada ci ón:
hemodiluci ón
lnmunog lobu linas Disminuci ón d eIgG eIgA ? Aumen to d e a l d egrada ci ón
? A l tera ci ón d e la ca pa cidad d e
r es pu es ta inmuno l ógica
Fosfatasa a l ca l ina en Aumen ta en un 200-300 % Fosfatasa a l ca lina placen ta ria en su ero
su ero
Col es tero l en su ero Aumen ta en un 30-40 % ? Efectos d e las hormonas pla cen tarias
Á cidos grasos lib res en Aumen tan en un 50-60 % ? Efectos d e las hormonas
su ero pla cen tarias, a l tera ci ón d e la
rea ctividad insu l ín ica
Cr ea tinina en su ero Disminuye H emodi l u ci ón: aum en o t de la
fil tra ci ón g lo merular
691
TABLA 17-8. Resultados de laboratorio alterados en el embarazo normal (colllinuación)
En la tabla 17-8 se indican las alteraciones de los valores de laboratorio que se dan con
más frecuencia en los embarazos normales.
692
TABLA 17-9. Indicaciones para l a amniocentcsis
•
plantear un tratamiento médico o quirúrgico precoz si no se opta por el aborto. En una fase
m
posterior del embarazo, la amniocentesis se realiza para el seguimiento del estado del feto,
con objeto de que pueda efectuarse una intervención intrauterina (si es posible y está indi S:
txl
cada) o pueda tomarse de forma lógica una decisión respecto al parto prematuro. En la ta )>
bla 17-9 se exponen algunas de las indicaciones frecuentes para la amniocentesis. :o
Además de la amniocentesis, que proporciona información sobre el estado del feto por )>
N
medio de la difusión de componentes de la circulación, en muchos centros modernos se o
estudian en la actualidad muestras directas de la sangre fetal a través de la obtención per <
cutánea de muestras de sangre del cordón umbilical (MSCU). Sin embargo esta técnica
sólo puede aplicarse a partir de las 20 semanas de gestación. Con el empleo de un control �
(")
ecográfico continuo, se introduce la aguja en el cordón umbilical cerca del punto en que se
une con la placenta. Esta técnica puede utilizarse para la obtención de muestras para la de �
terminación directa de parámetros como la bilirrubina (en la enfermedad hemolítica) y tí 2
tulos de anticuerpos específicos para agentes infecciosos (por ejemplo, para establecer la (")
presencia de una infección intrauterina). (Véase también apéndice C y tabla C-1.) l>
693
sión del conocimiento de los trastornos genéticos, es probable que la MVC se utilice de
forma mucho más amplia en los próximos años.
Trastornos cromosómicos
Las células fetales obtenidas de una amniocentesis o una muestra de MVC satisfacto
rias, pueden ser cultivadas para efectuar un análisis cromosómico. El cultivo de las células
y la determinación del cariotipo requieren de cuatro a seis semanas. Los posibles proble�
mas son el cultivo de células contaminantes de origen materno, la falta de obtención de un
cultivo celular satisfactorio debido a la recogida y el procesamiento inadecuado o inco
rrecto de la muestra, los artefactos o problemas in vitro que causan resultados ambiguos, y
las dificultades de interpretación producidas por un mosaicismo genético. Habitualmente
se realizan los análisis por duplicado para aumentar las probabilidades de obtener resulta
dos diagnósticos. Dado que esta técnica es altamente especializada y requiere un gran nivel
de experiencia en su realización e interpretación, la mayoría de laboratorios de hospitales
envían las muestras a un laboratorio de referencia regional que realice habitualmente mu
chos análisis de cariotipo.
El método consiste en hacer crecer las células (por ejemplo, fibroblastos amnióticos o
células de sangre periférica) sobre cubres en un medio hístico, y exponerlas luego a col
chicina para detener las divisiones celulares en la metafase, en la que los cromosomas es
tán condensados en formas identificables. Se fotografían aproximadamente 10-20 metafa
ses y el cariotipo diagnóstico real se lee con al menos tres metafases representativas. En la
actualidad se emplea con frecuencia la definición de bandas con alta resolución para esta
blecer con mayor precisión un mapa de anomalías concretas. Los reactivos habituales para
esta técnica son el colorante de Giemsa (para las bandas G) y la quinicrina (para las ban
das Q). También se utilizan bandas centroméricas.
Alteraciones del número o la forma. Las aberraciones cromosómicas son frecuen
tes. En los fetos que evolucionan hacia un aborto espontáneo en el primer trimestre, un
50-60 % tienen contenidos cromosómicos anormales. En los niños que nacen muertos, la
694
incidencia es del 5 %, y 1 de cada 200 nacidos vivos tiene alguna anomalía cromosómica.
La trisomía del cromosoma 21 y un número anormal de cromosomas X son, con mucho,
las alteraciones más frecuentes (tabla 17-10).
La determinación del cariotipo consiste en la separación y análisis de los cromosomas
individuales fotografiados durante la metafase de la mitosis. Pueden identificarse y exa
minarse cada uno de los 22 pares de autosomas, el cromosoma X y el cromosoma Y. La
determinación del cariotipo, facilitada con técnicas de tinción o de definición de bandas,
permite no sólo establecer el número de cromosomas, sino también detectar alteraciones
morfológicas como la translocación de un cromosoma a otro, la deleción, la inversión y los
anillos.
La aneuploidía autosómica es un cambio en el número de autosomas, generalmente
por la presencia de tres cromosomas (trisomía) en vez del par habitual en lo que hace refe
rencia a un cromosoma en particular (la mayoría de las veces el cromosoma 1 8 o 21). Las
alteraciones de los cromosomas sexuales incluyen el síndrome de Tumer que es XO (es
decir, un único cromosoma X, sin cromosoma Y ni otro X) y el síndrome de Klinefelter
(más de los dos cromosomas X habituales en cada célula, por ejemplo XXY o XXXY).
Las translocaciones se producen cuando se intercambian partes de un cromosoma por
partes de otros cromosomas. En tanto no hay una pérdida ni ganancia neta de material ge
nético (es decir, se trata de una translocación equilibrada), esta anomalía es básicamente
normal. Sin embargo, si se transmite a un hijo un cromosoma anormal de este tipo junto •
con dos unidades del cromosoma normal, se produce un aumento neto del material genéti
co que actúa funcionalmente como una aneuploidía, con la posible expresión fenotípica de m
695
cuentes la hemofilia y la distrofia muscular de Duchenne, pero hay muchos otros, como la
enfermedad granulomatosa crónica y el síndrome de Lesch-Nyhan. Son relativamente po
cos los trastornos de este tipo en que puede realizarse actualmente, en la práctica, un diag
nóstico prenatal. Muchas familias que saben que la mujer es portadora de un gen anormal
prefieren evitar tener un hijo afectado, limitando su descendencia a hijas. El aborto selec
tivo de todos los fetos de sexo masculino implica inevitablemente sacrificar algunos de
ellos que hubieran sido normales, pero con una determinación prenatal precoz del sexo, la
familia dispone al menos de una información en la que basar su decisión.
Una anomalía recientemente descrita es el denominado cromosoma Xfrágil, que se
identifica por un aspecto característico del cromosoma X, que tiene tendencia a romperse
en algunas células en unas condiciones de cultivo en un medio especial. El fenotipo del X
frágil consiste en un retraso mental en los varones afectados y tal vez también en las muje
res con un solo X normal además del X frágil anormal. La incidencia del retraso mental
debido a un X frágil se ha estimado en un 1 a 2 por 1000 varones.
En las consideraciones hechas respecto al diagnóstico de las leucemias se comentan
otras anomalías cromosómicas adquiridas (véase capítulo 4).
696
TA BLA 17-11. Lista parcial de genes localizados en el mapa cromosómico que son responsables de trastornos hereditarios conocidos,
y ejemplos de alteraciones notables y mutaciones puntuales en algunos trastornos
Alteraciones Mutaciones
génicas puntuales
Genes Cromosoma Trastomo notables· (MP)
Alteraciones Mutaciones
génicas puntuales
Genes Cromosoma Trastorno notables' (MP)
Alteraciones Mutaciones
génicas puntuales
Genes Cromosoma Trastorne notables· (MP)
700
posible hasta ahora porque no se conocía cuál era la proteína/enzima defectuosa. Ahora
pueden efectuarse pruebas para la detección de la mayoría de portadores mediante análisis
de ADN, pero no es probable que esta técnica llegue a ser de amplia aplicación hasta que
consiga incluir a la práctica totalidad de las diferentes mutaciones. La comunidad médica
está a la espera de que se desarrollen métodos de detección del estado de portador para la
fibrosis quística como modelo para la detección sistemática de otros trastornos genéticos a
nivel génico, cosa que deberá resultar posible a medida que se logre determinar la secuencia
completa del ADN del genoma humano en el transcurso de los próximos 15 años.
Los defectos del desarrollo y el cierre del tubo neural suponen aproximadamente un
1 O % o más de las malformaciones fetales graves. El meningomielocele y la espina bífida
son los ejemplos más frecuentes. La anencefalia es el caso más extremo. Aunque no puede
demostrarse claramente que estos trastornos tengan una base genética, el riesgo de recidi
va después de un embarazo inicial afectado por un problema de este tipo es de un 3 a un
5 %, y los hijos de padres afectados tienen también un riesgo del 3 al 5 %. Después de que
haya habido dos embarazos afectados, la probabilidad de anomalías fetales posteriores es
muchas veces superior. La determinación de la alfafetoproteína (AFP) y las técnicas eco •
gráficas hacen posible en la mayoría de los casos un diagnóstico prenatal exacto.
Alfafetoproteína. La alfafetoproteína, una glucoproteína sintetizada por el hígado fe m
tal, es la principal proteína sérica durante gran parte del desarrollo del feto. La producción S:
aJ
máxima tiene lugar a las 13 semanas, y a partir de entonces disminuye de forma progresi )>
va. Después del período postnatal inmediato, las concentraciones séricas elevadas de AFP :o
se observan únicamente en situaciones de multiplicación celular anormal (por ejemplo, )>
N
enfermedades malignas como el carcinoma hepatocelular). Durante el embarazo normal,
o
el suero materno contiene cantidades mínimas de AFP. En el líquido amniótico hay canti
-<
dades modestas, que se cree que proceden en gran parte de la orina fetal. Los valores nor r
males de las concentraciones en el suero materno y el líquido amniótico aumentan con la )>
edad de gestación y son también elevados en los embarazos de fetos múltiples; un cálculo
�
erróneo de la edad de gestación puede hacer que se produzcan interpretaciones gravemen )>
te incorrectas, falsamente positivas o negativas, de los datos de la AFP. 2
Pruebas de detección sistemática en el embarazo. Si el tubo neural del feto no se cie (")
rra correctamente, pueden pasar grandes cantidades de AFP al líquido amniótico, probable 5>
mente porque tejidos permeables como el plexo coroideo tienen un acceso directo al exte
rior. Ello equivale a una fuga del líquido cefalorraquídeo, que es un ultrafiltrado del plasma,
hacia el líquido amniótico. Las concentraciones elevadas en el líquido amniótico suelen
hacer que la AFP sea excesiva en el suero materno. El mejor momento para los estudios de
detección de AFP en el suero materno es en las semanas 13-16, ya que la producción fetal
alcanza un máximo en este punto, y pueden hacerse fácilmente pruebas de confirmación
posteriores si los resultados de la prueba de detección sugieren una anomalía. Si un segundo
'
análisis del suero da también un resultado anormal, está indicado el estudio ecográfico y/o
la amniocentesis. En los defectos del tubo neural abiertos, la AFP en el líquido amniótico
presenta una extraordinaria elevación. La mayoría de laboratorios sitúan el valor de discri
minación positivo en tres a cinco desviaciones estándar por encima de la media.
Una prueba de confirmación adicional que se realiza en el líquido amniótico es la de
terminación de la actividad enzimática de acetilcolinesterasa (AChE, acetylcholinestera
se). Esta enzima es secretada al LCR de una forma dependiente de la edad. La presencia de
esta AChE neural en el Líquido amniótico es un signo de la existencia de un defecto del
tubo neural, puesto que en condiciones normales no la hay. La acetilcolinesterasa debe
701
distinguirse de la pseudocolinesterasa (PChE, pseudocholinesterase; véase capítulo 1 1 ),
cuya presencia cabe también esperar. El método de detección de estas dos actividades en
zimáticas es una electroforesis en geles de poliacriJamida, seguida de una tinción de iden
tificación de la actividad enzimática con un substrato colorimétrico. El valor de referencia
es un resultado negativo (ausencia de actividad de AChE en el líquido amniótico).
Resultados anormales. Dado que el suero fetal tiene unas concentraciones de AFP
lOO veces superiores a las del líquido amniótico, es esencial evitar una contaminación de la
muestra con sangre. Un análisis de la presencia de hemoglobina fetal en la muestra ayuda
a establecer el grado de contaminación. Los valores de la AFP serán anormalmente altos
en los embarazos múltiples, en los casos de muerte fetal, o si la edad de gestación estimada
es incorrecta. Con la ecografía pueden aclararse estas situaciones. Se dan elevaciones ver
daderas en los embarazos complicados por una nefrosis congénita, o por anomalías obs
tructivas del tubo digestivo o problemas de cierre de la pared abdominal.
La aplicación conjunta de los análisis de detección en suero, una vigilancia activa de
los embarazos de alto riesgo y determinaciones exactas de la AFP, ha dado excelentes re
sultados en cuanto a la detección de casos. Una elevación modesta de la AFP provocada
por una espina bífida cerrada suele ser la causa habitual de los resultados falsos negativos.
Los falsos positivos se deben generalmente a una contaminación con sangre fetal o a una
hemorragia en el líquido amniótico que se ha producido antes de la exploración.
Defectos multifactoria/es
Enfermedad hemolítica
702
Un embarazo en una mujer que se sepa que tiene un anticuerpo IgG contra antígenos
eritrocitarios, debe ser objeto de una amniocentesis a las 24 a 28 semanas. La detección de
grandes cantidades de pigmentos con una absorción a una longitud de onda de 450 nm, in
dica la presencia de bilirrubina por una destrucción eritrocitaria importante. Puede corre
lacionarse el grado de peligro fetal con las concentraciones de pigmentos biliares a distin
tas edades de gestación utilizando los gráficos de Liley (véase capítulo 8). Si el feto está
gravemente afectado, cabe considerar la posibilidad de una transfusión intrauterina, o de
un parto prematuro si la maduración es suficiente a juzgar por otras pruebas realizadas. La
aplicación de la MSCU ha permitido un análisis directo del hematócrito o la concentración
de hemoglobina del feto, y por consiguiente una determinación exacta del grado de enfer
medad hemolítica fetal (véase apéndice C).
Proporción lecitina/esfingomielina
703
Existe una nueva técnica para estimar la proporción LIS mediante un ensayo funcional
de la actividad de surfactante, en la que se evita la cuantificación química laboriosa, pero
que es altamente susceptible de dar resultados falsamente negativos. En esta «prueba de
agitación» se mezcla una muestra de líquido amniótico cuidadosamente medida con alco
hol etílico al 95
% y suero fisiológico. Después de agitar enérgicamente el tubo, la persis
tencia de burbujas al cabo de15 minutos indica una actividad de surfactante equivalente a
la de una proporción LIS de 2 o superior. Una mala técnica, Jos recipientes de vidrio su
cios o la contaminación de la muestra dan lugar con frecuencia a resultados falsos negati
vos. Si hay persistencia de las burbujas, puede suponerse con cierta seguridad que existe .
una cantidad adecuada de surfactante; sin embargo, si el resultado de la prueba de agita
ción es negativo, es necesario un análisis completo. Aunque la prueba de agitación puede
efectuarse a la cabecera de la paciente, debe ser realizada e interpretada por personal
experimentado y bajo unas condiciones de prueba controladas, como las que normalmen
te se encuentran en el laboratorio clínico, con objeto de que la calidad de los resultados
sea óptima y puedan tomarse en base a ellos las decisiones respecto a retardar o adelantar
el parto.
Aplicación de la proporción lecitina/esfingomielina. Existen discrepancias respec
to a cómo afectan las enfermedades maternas o fetales a la maduración pulmonar y el
desarrollo de la lecitina. Muchos autores creen que la proporción LIS tiene menos valor
predictivo en las mujeres embarazadas diabéticas en comparación con las embarazadas
normales. Otros no están de acuerdo con esto, y citan una incidencia comparable de dis
trés respiratorio a proporciones LIS comparables para los niños nacidos de madres diabé
ticas y no diabéticas. En un amplio estudio de embarazos de alto riesgo se intentó corre
lacionar la proporción LIS, la edad de gestación estimada clínicamente al nacer y la
incidencia de distrés respiratorio. En los embarazos complicados por una preeclampsia
grave, diabetes grave, hemoglobinopatías importantes, hemorragias crónicas, insuficien
cia placentaria o ruptura prolongada de aguas, la proporción LIS era de 2 o más a una
edad de gestación inferior a la de los embarazos normales. La proporción LIS de madurez
se alcanzaba más tarde de lo esperado en los embarazos con complicaciones menos gra
ves de diabetes, colagenosis, hepatitis, nefropatías y enfermedad hemolítica del recién
nacido. En total había una discrepancia del 20 % entre la maduración estimada mediante
la proporción LIS prenatal y los resultados de la valoración clínica después del parto. En
estos embarazos con complicaciones, un 5 % de los recién nacidos con una proporción
LIS de 2 o superior tenían distrés respiratorio; sin embargo, de los 423 recién nacidos con
una proporción LIS de 2 o superior, el distrés respiratorio se clasificó como grave tan
sólo en tres casos.
704
En los ultimos afios se ha hecho posible detectar el fosfatidilinositol (PI) y el fosfati-
dilglicerol (PG) de manera habitual mediante cromatografia en capa fina bidimensional y
tambien mediante un inmunoensayo especffico (para el PG). El fosfatidilglicerol puede
detectarse en ellfquido amni6tico en las ultimas semanas (de dos a seis) antes de llegar a
termino, y el PI aparece pocas semanas antes que el PG. La presencia de PG en ellfquido
amni6tico indica una madurez pulmonar f eta I, y si se comb ina con una proporci6n L/S
madura, descarta pnicticamente Ia posibilidad de un sindrome de distn!s respiratorio
(SDR). Y a Ia inversa, Ia ausencia de PG es un claro indicador de un alto riesgo de SDR
durante Ia semana siguiente o incluso mas tiempo. Porconsiguiente, Ia ausencia de PG lie-
varia a! toc6logo a retrasar el parto si es posible, hasta que los pulmones fetales hayan po-
dido madurar mas. La ausencia tanto de PG como de PI indica un riesgo de SDR que se
mantiene durante 3 o 4 semanas.
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706
SECCIÓN
VIl
MISCELÁNEA
CONCEPTOS
708
,
CAPITULO
PRUEBAS
• Teofilina 718
• Digoxina/digitoxina . 722
• Disopiramida . 724
• Lidocaína . 724
• Quinidina . 724
• Procainamida . 725
• Gentamicina/tobramicina 726
• Amikacinalkanamicina 726
• Fenitoína . 727
• Diazepam. 728
• FenobarbitaUprimidona 729
• Carbamazepina 730
• Etosuximida . 730
• Ácido valproico 731
• Metotrexato 731
• Ciclosporina 732
• Salicilato . 734
• Paracetamol 735
• Arnitriptilina 736
• Litio . 736
• Alcohol 739
• Opiáceos 741
• Anfetaminas 741
• Cocafna . 741
• Cannabinoides 742
• Fenciclidina . 743
• Monóxido de carbono 743
• Cianuro 744
• Hierro. . .
745
• Plomo. 745
• Arsénico 745
• Cadmio 746
• Mercurio 746
• Aluminio 746
709
CAPÍTULO
VIGILANCIA DE FÁRMACOS
TERAPÉUTICOS Y TOXICOLOGÍA
711
INTRAVENOSA
CONCENTRACIÓN
DEL FÁRMACO
EN SANGRE
1
TIEMPO
DOSIS
FtG. 18-1. Cinética teórica de la eliminación de un fármaco después de una dosis única.
_
C � A�Ó!!_ M��A _
CONCENTRACIÓN
DEL FÁRMACO 1/2 DE LA CONCENTRACIÓN MÁXIMA
EN SANGRE
---
1 1
VIDA MEDIA
1 1
14 1111
TIEMPO
712
MESETA
/"...
.._
__. __
MÁXIMA
CONCENTRACIÓN
DEL FÁRMACO
EN SANGRE
TIEMPO
FtG. 18-3. Cinética de la concentración de un fármaco en sangre cuando se administran dosis de manera regular
(flechas).
r-
licitar la determinación de concentraciones de fármacos. Entre ellos se encuentran la bio )>
disponibilidad en ese paciente en particular, que puede tener idiosincrasias de absorción 2
n
por alteraciones de las secreciones gástrica y pancreática, disminución de la superficie de
absorción del intestino y un tiempo de tránsito prolongado o muy acelerado durante el que :;
puede producirse la absorción. Puede haber, además, alteraciones importantes del meta
bolismo o la eliminación de muchos fármacos, debido generalmente a trastornos hepáticos
o renales, aunque la insuficiencia cardíaca congestiva simple puede afectar también a la
eliminación del medicamento al no aportar un flujo sanguíneo normal a estos órganos. Los
volúmenes de distribución pueden ser también muy distintos de los esperados si se ha
713
acumulado un volumen de líquido corporal importante en forma de ascitis o incluso si hay
una gran cantidad de grasa corporaL
A veces, otros fármacos (por ejemplo, ácido acetiJsalicílico, eritromicina, fenobarbital)
o sustancias (por ejemplo, alcohol, tabaco) tomadas por los pacientes afectan aJ metabolis
mo del medicamento en cuestión. Esto puede deberse a un desplazamiento del fármaco de
las proteínas transportadoras en la sangre y a una aceleración de su eliminación o una poten
ciación de su actividad en forma de fracción libre no ligada a proteínas. Esta otra sustancia
puede afectar, además, directamente al metabolismo al unirse a las propias enzimas hepá
ticas y bloquear con ello el metabolismo del fármaco, o en sentido contrario, al inducir una.
síntesis de mayor cantidad de estas enzimas y acelerar por tanto el metabolismo.
Por último, existe siempre un elemento de incerteza en cuanto a si el paciente ha com
prendido plenamente las instrucciones que se le han dado para tomar la medicación en su
domicilio y ha cumplido lo indicado por el médico respecto a las dosis a tomar y las horas
en qué hacerlo. En este caso, la vigilancia terapéutica puede explicar por qué un paciente
no responde según lo esperado a unas dosis estándar.
No todos los fármacos se determinan de manera regular en la asistencia médica. Si
puede medirse una respuesta física o fisiológica fácilmente observable (por ejemplo, la
presión arterial) como indicador de la acción del fármaco, tiene muy poco interés cuantifi
car su concentración en suero. Por otro lado, puede no haber necesidad alguna de vigilar
las concentraciones de un fármaco si la medicación tiene una toxicidad escasa o nula in
cluso a concentraciones elevadas. Este último concepto se expresa mediante el índice tera
péutico, que compara las concentraciones del fármaco a las que aparece una toxicidad con
las concentraciones necesarias para alcanzar los efectos terapéuticos deseados. Para ilus
trar el significado del índice terapéutico consideremos los siguientes ejemplos extremos
que se presentan en la figura 18-4. El fármaco A tiene un índice terapéutico (la proporción
entre el umbral de toxicidad y la concentración terapéutica mínima) elevado, con un mar
gen terapéutico relativamente amplio; mientras que el fármaco B tiene un índice terapéuti
co bajo con un margen terapéutico estrecho debido a que produce una toxicidad a concen
traciones próximas a la concentración terapéutica mínima. Los fármacos con índices
terapéuticos similares a los del fármaco A pueden administrarse generalmente sin temor a
que aparezca toxicidad, puesto que los efectos terapéuticos deseados pueden obtenerse con
dosis y concentraciones hemáticas muy inferiores a las que causan efectos secundarios. Un
ejemplo de fármaco de este tipo es la penicilina, que interfiere en un paso específico de la
síntesis de la pared bacteriana, pero no tiene efecto alguno sobre el metabolismo humano.
Naturalmente, algunos individuos son alérgicos a la penicilina, pero este efecto secundario
f: i
Margen tóxico
Co�en tració�m�al tóxica
1 Margen tóxico
FlG. 18-4. Representación de las concentraciones terapéuticas y tóxicas de los fármacos y del índice terapéutico.
714
es de un tipo distinto y no se considera una toxicidad medicamentosa estándar. Por el con
trario, los fármacos similares al fármaco B, cabe prever que produzcan los mismos sínto
mas de toxicidad en prácticamente todos los individuos cuando las concentraciones del
fármaco en sangre superan un nivel tóxico que no está muy por encima de las concentra
ciones en que se obtienen los efectos terapéuticos. Con estos fármacos es aconsejable vigi
lar los efectos fisiológicos producidos en el paciente siempre que sea posible (por ejemplo,
control de arritmias cardíacas o de la frecuencia cardíaca con los antiarrítrnicos; prolonga
ción de los tiempos de coagulación del plasma con el tratamiento anticoagulante: tiempo
de protrombina para la cumadina, tiempo de tromboplastina parcial para la heparina).
Además, con frecuencia resulta útil determinar las concentraciones del fármaco en los pa
cientes inestables o con una evolución impredecible, para evitar que se alcancen concen
traciones excesivamente elevadas que provocarían casi con certeza una toxicidad.
715
nismo. Los métodos cromatográficos tienen la especial ventaja de identificar los metaboli
tos de los fármacos que son característicos de la ingesta del medicamento. La cromato
grafía en capa fina (CCF) se utiliza ampliamente para los estudios de detección toxicoló
gica en sangre y en orina. En este método, las moléculas pequeñas son transportadas a lo
largo de una capa de soporte sólido por un disolvente que se desplaza por atracción capilar
de manera uniforme a través de toda la placa. Cuando el extremo de avance del disolvente
llega a un cierto punto, se examina la placa de CCF mediante· su exposición a varias tin
ciones estándar y a la luz ultravioleta. Los fármacos se identifican según lo lejos que hayan
llegado en su migración y en función del aspecto que adquieren con cada una de las tin�
ciones. Para identificar de forma positiva una sustancia desconocida mediante CCF, es
necesario disponer de un estándar o de una serie de fármacos estándar que se analizan en
paralelo con la muestra desconocida. Como método, la CCF tiene un enorme poder para
detectar la presencia de multitud de sustancias que son objeto de drogadicción. Sin em
bargo, es una técnica que requiere tiempo y exige disponer de un estándar real de la droga
en cuestión (que puede no existir para las nuevas drogas) para establecer una identificación
absoluta de la sustancia. La cromatografía en capa fina es aplicable a la detección de sus
tancias, pero no se utiliza para su cuantificación.
La cromatografía de gases (CG) se emplea para la cuantificación de muchos fármacos
volátiles o que pueden ser convertidos químicamente en formas volátiles. Los alcoholes se
separan mediante la CG, al igual que sus metabolitos. También pueden separarse los bar
bitúricos en función de sus propiedades de solubilidad.
La cromatografía líquida de alta resolución (CLAR) puede aplicarse a una amplia
gama de fármacos según el tipo de columna utilizada, el sistema de disolvente y también el
detector (que puede basarse en propiedades químicas de los productos analizados además
de en la simple absorbancia óptica). La cromatografía líquida de alta resolución puede ser
altamente cuantitativa, pero la técnica requiere un tiempo de análisis relativamente pro
longado, así como un equipo caro que exige mucho mantenimiento. Sin embargo la CLAR
tiene enormes ventajas en la cuantificación de un gran número de fármacos para los que los
inmunoensayos o los ensayos de otro tipo son poco prácticos o incluso imposibles. Al ex
tremo efluente de la CLAR se le puede añadir un dispositivo denominado espectrómetro
de masas (EM), con lo que se incrementa su capacidad. Con ello, los máximos (de fárma
cos) desconocidos detectados inicialmente por la CLAR pueden fragmentarse en porcio
nes características mediante la EM con objeto de lograr una identificación absoluta de la
sustancia desconocida. Los espectros de masas que presentan incluso los compuestos sen
cillos, pueden ser altamente complejos. Estos «patrones de huellas digitales» se comparan
entonces con otros patrones conocidos existentes en la colección o la biblioteca y que se
han obtenido en análisis anteriores. Estos estudios de comparación se realizan más eficaz
mente con un sistema informatizado y automático. La cromatografía líquida de alta reso
lución con espectrometría de masas se considera el paso final en el análisis e identificación
de fármacos y drogas, aunque es una opción cara a la que generalmente sólo puede acce
derse a través de laboratorios de referencia especializados.
Algunos otros métodos con aplica�iones específicas son los siguientes: fotometría de
llama o electrodos selectivos para iones en la determinación del litio; cooximetría para la
detección del monóxido de carbono, y ensayos que utilizan enzimas como reactivos para
cuantificar sustancias como el etanol.
lnmunoensayos
716
hace tan sólo una década hubieran sido posibles únicamente mediante métodos de CLAR
mucho más complejos. El elemento común básico de todos estos ensayos es un anticuer
po que reacciona específicamente con un fármaco en particular. En la mayoría de los ca
sos el anticuerpo reacciona también con los metabolitos del fármaco original. Aunque
esta reactividad cruzada hace que el ensayo sea menos específico, también podría ser útil
clínicamente detectar todos los metabolitos que son biológicamente activos. Se han
adaptado anticuerpos tanto policlonales como monoclonales a los inmunoensayos de fár
macos. Los primeros ejemplos de estos métodos fueron los radioinmunoensayos (RIA),
que se basan en un fármaco marcado radiactivamente como reactivo. La concentración
de un fármaco en una muestra se determina por el grado en que ese fármaco se une al an
ticuerpo, desplazando al fármaco marcado radiactivamente utilizado como reactivo.
El RIA requiere la separación física (por ejemplo. por centrifugación) del fármaco ra
diactivo ligado al anticuerpo del fármaco radiactivo que queda aún libre al final del pe
ríodo de incubación (generalmente de una a varias horas). Las técnicas de radioinmu
noensayo requieren también contadores gamma o de centelleo para determinar la
cantidad de radiactividad existente en cada muestra estudiada. La mayoría de los pasos
de pipeteo se reali;zan manualmente, y ello introduce una fuente de posibles errores. Así
pues, el empleo de RIAs para la determinación de concentraciones de fármacos tiene
muchos de los inconvenientes que presenta la CLAR, es decir: tiempos de ensayo relati
vamente largos, equipo dedicado caro, e intervención casi continua de un trabajo alta
mente especializado.
En los últimos años han surgido muchas tecnologías diferentes para los inmunoensayos
que han sido adaptadas a una instrumentación automatizada (reduciendo en algunos de
ellos la cantidad de trabajo necesaria) y que utilizan principios de las reacciones de detec
ción del fármaco libre y ligado sin una fase de separación diferenciada. En la actualidad los
ensayos de fármacos son rápidos, fiables y relativamente baratos.
Una de estas metodologías utiliza una enzima (por ejemplo, la glucosa-6-fosfato des
hidrogenasa) a la que está unida una molécula del fármaco en una localización próxima al •
lugar activo de la enzima. Si hay fármaco en la muestra estudiada, el anticuerpo se une a él,
y la actividad enzimática marcadora se mantiene elevada puesto que queda menos anti S:
m-
cuerpo para unirse al complejo marcador fármaco-enzima. Se utiliza entonces un instru -4
mento automatizado para medir el grado de actividad enzimática, que es directamente pro o
porcional a la cantidad de fármaco presente en la muestra objeto del ensayo. Esta técnica es e
el método EMIT patentado por Syva Corporation (Palo Alto, California). o
(/)
Otro método utiliza las propiedades de emisión de luz de sustancias fluorescentes en
e
las mismas coordenadas de polarización que la fuente de luz. Las moléculas pequeñas m
como los fármacos libres pueden rotar antes de la emisión de luz, con lo que producen un )>
ángulo de polarización distinto. Las moléculas más grandes como los anticuerpos tienen 2
limitada su rotación. Por consiguiente, la fijación del fármaco marcador a un anticuerpo l>·
r-
puede cuantificarse según el ángulo en el que se produce la emisión. Este método de pola
rización de fluorescencia es utilizado ampliamente por Abbott Laboratories (Illinois) en el
e;;
analizador TDX.
(/)
e
Otro método utiliza pequeñas partículas revestidas por el fármaco en cuestión. La adi m
ción de anticuerpo al fármaco hace que las partículas se aglutinen, y ello puede determi "T1
narse ópticamente. Si una muestra mezclada previamente con el anticuerpo contiene algo )>-
de fármaco, el anticuerpo se unirá a él, y habrá menos aglutinación de las partículas en la :::0
segunda fase del ensayo. La utilización de estos métodos y las variaciones en sus princi S:
)>
pios permiten una cuantificación rápida sin necesidad del paso previo de separación de fa C')
ses que requiere mucho tiempo. o
(/)
717
FÁRMACOS INDIVIDUALES
En los apartados siguientes se comentarán algunos de los fármacos que con más fre
cuencia se administran y son objeto de una vigilancia, y también muchas de las sustancias
utilizadas comúnmente en la drogadicción. Se han seleccionado estas sustancias por su
frecuente utilización en la medicina clínica actual. Se han excluido otros fármacos de
prescripción habitual si la vigilancia terapéutica no está difundida o no es necesaria para
utilizarlos adecuadamente. La lista de fármacos que se determinan de manera habitual en
la práctica es ciertamente pequeña en comparación con el número total de fármacos exis
tentes en la farmacia (2000-3000 fármacos en la mayoría de los hospitales).
El libro de referencia fundamental para la información relativa a los fármacos que se
venden en los Estados Unidos es el Physician's Desk Reference (PDR), que se actualiza
cada año. En él están indexados los fármacos según el fabricante, el nombre comercial, e l
grupo farmacológico y e l nombre químico o genérico. Incluye también un apartado de
identificación gráfica del producto que permite hacer comparaciones de medicamentos
desconocidos según el tamaño del comprimido (o envoltorio), su forma, color y marcas. La
mayor parte del PDR lo constituyen reproducciones de los prospectos de información de
los productos, que detallan el contenido de fármacos, su farmacología, indicaciones, con
traindicaciones, normas de dosificación, efectos adversos identificados y precauciones a
tomar. En otros países existen también índices farmacológicos similares.
Fármacos antiasmáticos
Las medicaciones utilizadas para tratar el asma ejercen sus acciones a través de una re
lajación de las células de músculo liso que rodean a los bronquiolos de los pulmones,
abriendo con ello las vías aéreas pequeñas. Estos fármacos se denominan broncodilatado
res y existen dos formas principales: la teofilina y los fármacos adrenérgicos. Hay, ade
más, una tercera clase de fármacos que actúan impidiendo la liberación de histamina (el
mediador químico de las reacciones alérgicas y asmáticas) y cuyo prototipo es el cromolín.
Teofilina
Los fármacos del grupo de la xantina metilada (teofilina, cafeína y teobromina) tienen
varias acciones fisiológicas, a saber: relajan el músculo liso, estimulan el músculo cardía-
H H H
v
c H,C'\ C � H,
H/ � /
0
N N
O
N N
O
N �N
� 1 1 � 1 1 � 1 1
C-C=C C-C=C C-C=C
1 1 1 1 1 1
N-C-N N-C-N HN-C-N
H,C
1
11
O
\CH3 H3C
1
11
O \CH3
á 'e H,
Teofilina Cafeína Teobromina
718
co, estimulan el sistema nervioso e inducen la formación de orina por parte de los riñones
(diuresis). Estos compuestos naturales varían en sus acciones específicas sobre cada uno
de los órganos diana. El fármaco teofilina tiene una acción más específica sobre la relaja
ción del músculo liso bronquial, que constituye un efecto deseable para el tratamiento de
los síntomas de broncospasmo en el asma. La teofilina se encuentra en la naturaleza junto
con la cafeína en las hojas de té. La cafeína es abundante en los granos de café y se añade
con frecuencia a las bebidas sin alcohol. La teobromina se encuentra junto con la cafeína
en las semillas de cacao. Aunque la cafeína y la teobromina tienen una cierta acción de re
lajación bronquial, estos dos compuestos no tienen una acción tan potente como la de la
teofllina en cuanto a la broncodilatación. También tienen efectos secundarios indeseables
(especialmente en cuanto a la estimulación del sistema nervioso y del corazón) que impi
den su utilización médica eficaz en el tratamiento del asma.
La teofilina puede administrase por vía intravenosa para la corrección de una exacer
bación aguda del asma, o por vía oral para la prevención de los episodios asmáticos agu
dos. Existen preparados orales en forma líquida para una absorción rápida o en forma de
comprimidos que requieren un tiempo más prolongado para alcanzar la absorción máxima.
Además de su amplia utilización en el asma, la teofilina tiene también aplicaciones en el
tratamiento de pacientes con una enfermedad pulmonar obstructiva crónica en la que hay
componentes de broncoconstricción. En Jos recién nacidos, el trastorno de la apnea neona
tal (episodios de ausencia de respiraciones espontáneas) puede tratarse con éxito con teo
filina debido a la capacidad de este fármaco de estimular la respiración, probablemente a
través de un efecto directo de estimulación en el sistema nervioso central. Las concentra
ciones hemáticas de teofilina que son necesarias para tratar la apnea neonatal son signifi
cativamente inferiores (menos de 10 J..Lg/ml) a las que se requieren para tratar los síntomas
asmáticos.
El mecanismo de acción de la teofilina consiste en inducir una relajación del músculo
liso mediante una inhibición de la enzima intracelular fosfodiesterasa, que degrada el3',5'
AMP cíclico (AMPc), el segundo mensajero o mediador de muchas acciones de hormonas •
peptídicas (véase capítulo 16). Las concentraciones elevadas de AMPc hacen que el mús
.,
culo liso que rodea los bronquiolos se relaje, y la teofilina permite que aparezcan concen )>
traciones elevadas de AMPc al inhibir la fosfodiesterasa. :e
Otro grupo de fármacos que se utilizan con frecuencia solos o conjuntamente con la S:
teofilina son los fármacos betaadrenérgicos como la adrenalina (que generalmente se ad )>
ministra en forma de inyección subcutánea para interrumpir un broncospasmo agudo), el
(')
o
metaproterenol o el albuterol (salbutamol). Estos dos últimos medicamentos pueden ad CJ)
ministrarse por vía oral en una solución líquida, o bien por inhalación. El albuterol tiene
2
-
una mayor especificidad por los receptores adrenérgicos beta-2 situados en el músculo liso
o
s
bronquiolar, y una menor afinidad por los receptores adrenérgicos (beta-!) que se en
cuentran en el miocardio. Los fármacos adrenérgicos actúan también aumentando las
concentraciones intracelulares de AMPc, al igual que la teofilina, pero producen un au
o
e
mento en el ritmo de producción del AMPc en vez de reducir su rapidez de degradación. )>
Por este motivo, los fármacos adrenérgicos y la teofilina tienen efectos sinérgicos y se uti r
m
lizan con frecuencia de manera combinada para obtener un mejor resultado terapéutico, CJ)
evitando la toxicidad asociada a una dosis demasiado elevada de uno de los fármacos por
separado.
Los síntomas asmáticos de broncoconstricción y exceso de producción de moco pue
den ser inducidos por diversos estímulos, como los alergenos, el ejercicio, el frío, las
emociones o la infección. Un mediador químico común del asma es la histamina, que se
encuentra en los mastocitos de los pulmones y es liberada por cualquiera de estos estímu
los. Tanto la teofilina como los fármacos adrenérgicos tienen una acción farmacológico
que tiene lugar después del paso fisiológico de la liberación de histamina. El fármaco ero-
719
molín sódico tiene la propiedad de inhibir la desgranulación de los mastocitos (y por tanto
la liberación de histamina) sensibilizados por la exposición a alergenos. Médicamente no
es posible abortar un episodio agudo de asma con la administración de cromolín sódico
(por inhalación) después de que se ha producido la liberación de histamina. Un episodio de
este tipo debe tratarse con teofilina o fármacos adrenérgicos. El cromolín sódico es eficaz
cuando se administra durante períodos de tiempo largos (semanas). Con este tratamiento
los mastocitos se mantienen en un estado estable y pueden ser necesarios muchos menos
fármacos antiasmáticos de otro tipo para lograr un control a largo plazo.
Los protocolos clínicos tanto de asistencia hospitalaria como de control del asma por el
propio paciente incluyen la administración de corticoides como la prednisona al inicio de
las reacciones asmáticas agudas, en especial las asociadas a infecciones de vías respirato
rias altas. La acción de los corticoides consiste en estabilizar la respuesta inmune excesiva
a un alergeno o estímulos similares.
La teofilina es uno de los fármacos que se determinan con más frecuencia para una vi
gilancia terapéutica del tratamiento. Es en muchos sentidos un fármaco ideal para una
vigilancia de este tipo ya que las concentraciones de teofilina en suero están directamente
relacionadas con su acción broncodilatadora y tienen un valor predictivo respecto a la
misma. La teofilina se distribuye ampliamente en el líquido extracelular y los tejidos, sin
entrar en los hematíes. El margen terapéutico deseado para La teo .filina en suero es de 10-
20 ¡1g/ml. En este margen hay una mejoría continua de la función pulmonar (que se cuanti
fica habitualmente con el volumen espiratorio forzado en un segundo-FEV1 ) a medida
que aumenta la concentración de teofilina. Por desgracia, pueden producirse síntomas
tóxicos como náuseas, vómitos e irritación abdominal a concentraciones de teofilina supe
riores a 20 ¡1g/ml, y por encima de los 30 ¡1g/ml pueden aparecer convulsiones, arritmias
cardíacas, paros respiratorios o paros cardíacos. Como consecuencia de esta toxicidad, la
teofilina no puede administrarse de manera indiscriminada. El mejor predictor de la toxi
cidad de la teofilina es la concentración hemática del fármaco y no los signos o síntomas
iniciales de toxicidad.
La vida media de la teofilina en la circulación puede variar considerablemente según el
preparado y la vía de administración utilizados. La perfusión intravenosa de teofilina per
mite que toda la dosis esté disponible inmediatamente para el hígado, para su metabolismo
y rápida eliminación. La administración oral retrasa la concentración máxima en 1-2 horas.
Las soluciones líquidas de teofilina tomadas por vía oral se absorben con mucha mayor
rapidez que los preparados sólidos especiales de absorción lenta que se disuelven a lo lar
go de un período de horas en el intestino. Estos preparados de absorción lenta son de espe
cial utilidad para mantener unas concentraciones hemáticas relativamente constantes de
teofilina entre las sucesivas dosis separadas por períodos de 12 horas.
La edad y el estado médico del paciente pueden jugar también un papel importante en
la vida media sérica. Para una dosis dada de teofilina (que por lo general se calcula ini
cialmente en base al peso corporal), los niños que no han llegado a la pubertad tienen una
vida media del fármaco más corta (de dos a diez horas, media de aproximadamente cua
tro horas) que la de los niños mayores y los adultos (de cuatro a dieciséis horas, media de
aproximadamente nueve horas). Los recién nacidos y los prematuros pueden tener una
vida media de la teofilina de 24-30 horas. Estas diferencias en la rapidez de eliminación
se deben fundamentalmente a variaciones en el metabolismo hepático de la teofilina. El
fármaco es metabolizado por oxidación y metilación en el hígado, para dar lugar a pro
ductos inertes que son excretados luego por la orina. Un hígado inmaduro no es capaz de
convertir enzimáticamente la teofilina con la misma eficacia que un hígado maduro. Ya
la inversa, los individuos que fuman cigarrillos presentan de forma característica una in
ducción de la formación enzimática y son capaces de metabolizar la teofilina con mayor
rapidez que los no fumadores. Los pacientes con disfunciones hepáticas o con anomalías
720
cardíacas que comprometen el aporte de sangre al hígado tienen también una vida media
de la teofiUna prolongada. Los antibióticos macrólidos (por ejemplo, eritromicina) com
piten con la teofilina por las enzimas hepáticas. Por consiguiente, la administración de
estos antibióticos junto con teofilina puede prolongar su vida media. La fiebre en sí pare
ce reducir también el metabolismo hepático de la teofilina. Los trastornos gastrointesti
nales como vómitos y diarrea pueden introducir también un factor de incerteza en cuanto
a qué cantidad de teofilina se ha absorbido realmente de una dosis oral dada, aun cuando
el paciente haya sido tratado satisfactoriamente con una dosis de mantenimiento durante
meses o años.
Como consecuencia de todos estos motivos de incerteza en las dosis y el metabolis
mo, la determinación de la teofilina en el suero ha pasado a ser una de las solicitudes
más frecuentes de cuantificación de las concentraciones de un fármaco. Desde un punto
de vista clínico, lo más útil es probablemente conocer la concentración máxima alcanza
da en un estado de mantenimiento o de meseta. Esta información permite al médico sa
ber si la dosis utilizada era correcta, y lo cerca que el paciente puede estar de las con
centraciones tóxicas del fármaco. Los aumentos de dosis de teofilina pueden sufrir una
amplificación desproporcionada en las concentraciones sanguíneas como consecuencia
de una saturación de las vías de eliminación metabólica. Así, por ejemplo, para doblar la
concentración en sangre puede ser necesario aumentar la dosis solamente alrededor de
un 25 a un 50 %.
Obviamente, este proceso debe ser objeto de una vigilancia, para evitar situarse en el
margen tóxico. Además de las concentraciones máximas, puede ser deseable conocer
cómo varía la concentración de teofilina en momentos posteriores, con objeto de evitar
que el paciente tenga concentraciones inferiores a las del margen terapéutico durante
períodos de tiempo prolongados durante el día. Estas estrategias de vigilancia pueden
ser muy útiles para ajustar individualmente la pauta de teofilina que podrá seguirse de
manera indefinida o durante varios meses, en función de la estación del año o los irri
tantes ambientales. •
La determinación de urgencia de la teofilina es una solicitud frecuente en pacientes
"T1
que llegan al departamento de urgencias con un broncospasmo agudo. Si la cifra de teofi l>·
lina está por debajo del margen terapéutico, el tratamiento inicial del paciente deberá in :a
cluir este fármaco. Por el contrario, si existe una concentración terapéutica de teofilina y S:
el paciente sigue presentando síntomas, la nueva administración de este fármaco podría )>
dar lugar a una toxicidad grave. En este último caso, el tratamiento se orientará a la admi
(')
o
nistración de otros compuestos antiasmáticos como los fármacos por inhalación más se (/)
lectivos. -
721
Fármacos cardíacos
Digoxina
Los glucósidos cardíacos se han utilizado durante muchos años en forma de hojas secas
de la planta digital para tratar la enfermedad denominada hidropesía (edema maleolar).
Estas sustancias contienen un núcleo esteroideo al que se unen azúcares y un anillo de
lactona no saturado. La digoxina difiere de la digitoxina en un grupo hidroxilo situado en
la posición 12. Como consecuencia de esta diferencia química, sólo alrededor de una
quinta parte de la digoxina del suero está ligada a proteínas, mientras que aproximada
mente el 97 %de la digitoxina está unida a proteínas plasmáticas. La combinación de este
fenómeno con las distribuciones hísticas de los dos fármacos y sus interacciones con re
ceptores, hace necesario alcanzar diez veces la concentración de digitoxina para obtener el
mismo efecto farmacológico que con una concentración dada de digoxina.
La acción de los glucósidos cardíacos como la digoxina es doble. En primer lugar, es
tos fármacos aumentan la fuerza y velocidad de la contracción miocárdica, con lo que re
vierten el efecto patológico de la insuficiencia cardíaca congestiva. En este contexto clí
nico, se administra también con frecuencia un diurético para reducir la carga corporal de
agua y electrólitos. En este caso, la posible inducción de una hipopotasemia (potasio séri
co bajo) e hipomagnesemia puede aumentar la sensibilidad del músculo miocárdico a la
irritación producida por la digoxina, dando lugar a arritmias cardíacas. Es interesante se
ñalar que la segunda gran utilización clínica de la digoxina es el control de las arritmias
cardíacas al limitar la conducción de Jos impulsos a través del nódulo auriculoventricular
(A V) en presencia de una fibrilación o flúter auricular. Dada la posibilidad de que una
arritmia cardíaca se deba tanto a una dosis insuficiente de digoxina (digitalización) como a
una digitalización excesiva, en la actualidad el diagnóstico y el plan de acción puede ba
sarse enteramente en determinaciones químicas de la concentración de la digoxina y los
electrólitos. La toxicidad debida a una sobredosis de digoxina consiste en extrasístoles
ventriculares, disociación auriculoventricular con bloqueo cardíaco completo, taquicardia
auricular paroxística, fibrilación ventricular, insuficiencia cardíaca congestiva, efectos
gastrointestinales (náuseas y vómitos) y efectos neurológicos (cefalea, fatiga, desorienta
ción, alteraciones visuales y convulsiones). Además de las anomalías electrolíticas, el hi
potiroidismo, la cardiopatía isquémica grave y la reducción de la función renal pueden
predisponer también a la aparición de una toxicidad de los glucósidos cardíacos. El diag
nóstico de la intoxicación por digoxina debe incluir también un electrocardiograma, así
como estudios de laboratorio.
CH�
o
Digitoxina
/
/o
Azúcares
722
La digoxina se administra generalmente por v ía oral, aunque puede utilizarse también
en forma de bolo intravenoso para lograr una digitalización rápida en pacientes e n que es
preciso controlar una disfunción cardíaca cótica. La absorción del tubo digestivo suele ser
satisfactoria para obtener concentraciones terapéuticas , aunque la eficacia de la absorción
de distintos compuestos (por ejemplo, digoxina, digitoxina, lanoxina) puede variar consi
derablemente. La digitalización inicial de un paciente que no ha tomado antes glucósidos
cardíacos puede hacerse administrando una dosis de ataque, seguida de dosis de manteni
miento espaciadas de forma regular con objeto de mantener las concentraciones en sangre
dentro del margen deseado. Existen muchas formas de realizar esta digitalización inicial,
en tre las que se encuentra la combinación de dosis intravenosas y orales suficientes para
alcanzar concentraciones terapéuticas de manera rápida, pero teniendo cuidado al mismo
tiempo de evi tar toxicidades en un corazón patológico (y por tanto sensibilizado).
Para realizar una vigilancia terap éutica correcta de los glucósidos cardíacos, es necesa
rio conocer qué fármaco está recibiendo el paciente, puesto que el margen terapéutico de
cada uno de ellos puede ser muy dis tinto (por ejemplo, para la digoxina, 0,5-2,0 ng!ml;
para la digitoxina, 10-25 nglml). Así, un valor de 5,0 ng/ml seóa tóxico para la digoxina,
pero sería inferior al terapéutico para la digitoxina. Además, el momento de extracción de
la sangre después de la última dosis puede ser determinante para la interpretación de las
concentraciones de digoxina. La vida media de la digoxina es de aproximadamente un día
y medio e n las personas con una función renal y hepática normales. La mayor parte de la
digoxina se excreta sin metabolizar por la orina. La digitoxina tiene una vida media muy
superior, de hasta cinco días, y una parte considerable de ella es metabolizada en el hígado
y excretada por la bilis. Estos tiempos de eliminación implican que las dosis diarias únicas
por vía oral son probablemente adecuadas para mantener las concentraciones en sangre
dentro de un margen terapéutico en todo momento. Con la administración oral, las con
centraciones e n sangre aumentan lentamente hasta alcanzar unos valores de meseta esta
bles. Sin embargo la administración intravenosa de digoxina da lugar de forma inmediata
a una concentración circulante muy elevada antes de que se equilibre el fármaco e n los te •
jidos del corazón, en donde tiene su acción farmacológica. A diferencia de lo que ocurre
.,
co n la teofilina, un aumento rápido de la concen traci ón de digoxina e n la sangre no tiene )>.
un efecto terap éutico inmediato. De hecho, hay una fase de distribución e n la que la di JJ
goxina administrada por v ía intravenosa se desplaza rápidamente, saliendo de la sangre y S:
entrando e n los tejidos. Posteriormente, la digoxina es eliminada de manera mucho más )>
(")
lenta del organismo. Así pues, no es correcto obtener una muestra de sangre para la deter
o
minación de la digoxina poco después de la perfusión intravenosa del fármaco, ya que el m
valor obtenido será elevado, pero no podrá interpretarse como tóxico. El protocolo ade
cuado para la vigilancia del tratamiento intravenoso con digoxina consiste en esperar al
2
e
menos seis horas después de efectuada la inyección del bolo y extraer entonces la muestra
de sangre. La aplicación de esta precaución no es preciso que sea tan estricta con la admi S
nistración de digoxina por v ía oral. (Según la experiencia personal del autor, la elección
e
e
incorrecta del momento de obtención de las muestras de sangre para la determinación de la )>
digoxina, al haber transcurrido demasiado poco tiempo desde la administración del bolo r
m
intravenoso, es el error que se observa con más frecuencia en la vigilancia de fármacos te m
rapéuticos. No sólo produce unos resultados imposibles de interpretar, sino que plantea
además un coste económico innecesario a los pacientes y los centros médicos.)
Fármacos antiarrítmicos
El empleo de digoxina para controlar las arritmias cardíacas está limitado a las arrit
mias auriculares (supraventriculares) (la digoxina bloquea la conducción de los impulsos
723
generados en las aurículas a través del nódulo AV para pasar a los ventrículos). Las arrit
mias ventriculares pueden ser considerablemente más graves que las auriculares ya que
pueden dar lugar a trastornos del ritmo mantenidos, como la taquicardia o la fibrilación
ventricular, o la asistolia, que puede ser mortal. Existen varios fármacos antiarrítmicos di
ferentes para los que se realizan con frecuencia vigilancias terapéuticas. Estos fármacos
son la disopirarnida, la lidocaína, la procainarnida y la quinidina. Generalmente son efica
ces para el control de las arritmias tanto supraventriculares (auriculares) como ventricula
res, aunque no todos ellos han sido aprobados para ambos tipos de arritmia. Las arritmias
ventriculares preocupantes son las extrasístoles ventriculares unifocales o multifocales, las
extrasístoles ventriculares apareadas y la taquicardia ventricular episódica.
Aunque hay variaciones en el mecanismo exacto de cada fármaco, los antiarrítmicos
actúan reduciendo de algún modo la excitabilidad de membrana y aumentando los tiempos
de conducción, con lo que se reduce el automatismo cardíaco (excitación inadecuada y al
terada del corazón en regiones locales, fuera de la secuencia normal de transmisión de la
aurícula al ventrículo). Al prolongarse el tiempo de excitabilidad de membrana cardíaco,
mejora la fuerza de la contracción.
Disopiramida. En general, la utilización de la disopiramida se reserva para las arrit
mias ventriculares. También tiene algunos efectos anticolinérgicos que pueden incre
mentar su acción antiarrítmica al bloquear la estimulación vagal del nódulo sinusal. Sus
efectos secundarios se deben en gran parte a sus propiedades anticolinérgicas, y consisten
en sequedad de boca, nariz, garganta y ojos, retención urinaria, visión borrosa, meteoris
mo y dolor abdominal, estreñimiento, hipotensión, síncope y depresión mental. Excep
cionalmente puede inducir también una arritmia cardíaca. Las concentraciones terapéu
ticas son del orden de 3-5 flg/ml, y puede aparecer toxicidad por encima de los 7 flg/ml.
La eliminación se efectúa fundamentalmente a través del hígado y los riñones, con una
vida media de cuatro a diez horas en los individuos con una función hepática y renal
nonnal.
Lidocaína. Además de ser un fármaco antiarrítmico cardíaco, la lidocaína tiene tam
bién propiedades de anestésico local, que se aplican clínicamente desde hace muchos años.
En la actualidad se utiliza ampliamente en el tratamiento de las arritmias ventriculares que
aparecen después de un infarto agudo de miocardio o tras otras lesiones o irritaciones mio
cárdicas. Es útil para contrarrestar las arritmias producidas por la toxicidad de la digoxina.
La toxicidad de la lidocaína se manifiesta por signos cardiovasculares de hipotensión,
bradiarritmias o asistolia, y por una amplia gama de alteraciones del sistema nervioso
central, como parestesias, confusión, disartria, agitación, convulsiones y coma.
Las concentraciones terapéuticas de lidocaína son de 1,5-5 flg/ml, y puede aparecer
toxicidad por encima de este margen. La lidocaína puede unirse en un 70 % o más a la al
búmina y la glucoproteína ácida alfa-1 (AAG, alpha-1-acid glycoprotein) en el suero.
Los pacientes que no presentan la respuesta clínica esperada a unas concentraciones de
lidocaína que normalmente son terapéuticas, y que no tienen toxicidad, pueden presentar
unas concentraciones circulantes de AAG elevadas que fijen el fármaco y lo mantengan
inactivo. En estos pacientes pueden ser necesarias concentraciones superiores a las tera
péuticas habituales para obtener una respuesta. La vida media en plasma es de una a dos
horas, y su metabolismo y eliminación se hacen a través del hígado. Los pacientes con
insuficiencia hepática pueden tener una vida media de la lidocaína notablemente prolon
gada.
Quinidina. La quinidina es un alcaloide vegetal que procede de la corteza del árbol
Cinchona, y se conoce desde hace más de 200 años por su acción como antiarrítmico. Tie
ne propiedades depresoras cardíacas que limitan la excitabilidad, conducción, automatis
mo y (aunque ello no siempre es deseable) la contractilidad del corazón. La quinidina se
utiliza en la actualidad tanto para las arritmias supraventriculares como para las ventricu-
724
lares. Tiene como efecto indeseable un aumento de la respuesta ventricular (es decir, una
intensificación de la conducción de impulsos a través de la unión AV). Asf pues, la admi
nistración de quinidina puede retrasarse hasta que pueda administrarse digoxina para blo
quear este aumento indeseable de la conducción AV en los casos de flúter o fibrilación au
ricular. La quinidina tiene muchas aplicaciones clínicas tanto para el tratamiento como
para la prevención (por ejemplo, antes de una cardioversión eléctrica electiva o después de
un infarto agudo de miocardio) de las arritmias.
Los efectos secundarios de la quinidina pueden darse en una quinta parte a una tercera
parte de los pacientes. Los síntomas principales de toxicidad afectan al aparato digestivo
con anorexia, náuseas, vómitos, irritabilidad abdominal y diarrea. Estos efectos tóxicos
pueden darse tanto con la administración oral como con el empleo intravenoso de quinidi
na. El síndrome del cinconismo consiste en visión borrosa, alteración de la audición con
tinnitus, vértigo y temblor nervioso, por un tratamiento combinado excesivo con quinidina
y digital. Dada su utilización a largo plazo, la quinidina tiene otros muchos efectos adver
sos identificados (aunque más bien infrecuentes), como hipersensibilidades con fiebre,
erupciones, trombocitopenia e incluso shock anafiláctico. Sus efectos secundarios cardía
cos incluyen las arritmias.
Las concentraciones terapéuticas de la quinidina son de 2,3-S jlg/ml, y las concentra
ciones que pueden ser tóxicas son las superiores a 5 jlg!ml. La vida media es de 2-16 ho
ras (promedio, 6 horas) con un metabolismo y eliminación hepáticos.
Procainamida. Este fármaco tiene acciones muy potentes en el control de las arritmias
La procainamida se utiliza habitualmente en
tanto supraventriculares como ventriculares.
pacientes con arritmias que ponen en peligro su vida y en los que no se han obtenido resul
tados satisfactorios con la lidocaína. Puede administrarse por vía oral o intravenosa, pero
tiene una vida media corta que obliga a administrar dosis frecuentes para mantener unas
concentraciones terapéuticas. La procainarnida es convertida mediante una acetilación he
pática en N-acetilprocainamida (NAPA), sustancia que es también plenamente activa y
que vuelve a circular en la sangre. La procainamida y la NAPA son eliminadas por los ri •
ñones con unas vidas medias diferentes: de tres a cinco horas para la procainamida y de
"T1
seis a diez horas para la NAPA. Así pues, cuando un paciente recibe dosis suficientes de l>·
procainamida, las concentraciones de NAPA continúan aumentando. La actual generación :lJ
de inmunoensayos de la procainamida no reconocen a la NAPA. Por consiguiente, S:
es necesaria una determinación por separado de esta última. La concentración eficaz )>
total debe calcularse como la suma de procainamida más NAPA, y debe ser del orden de
(")
o
10-30 jlg/ml. t/)
No todos los pacientes acetilan la procainamida con la misma rapidez, y ello tiene con
2
-
725
Antibióticos
726
rada. Estos antibióticos pueden ser muy útiles para tratar las infecciones adquiridas como
consecuencia de una diálisis peritoneal u otras técnicas, y en estos pacientes deben deter
minase ciertamente las concentraciones de aminoglucósidos.
La vida media normal en suero para la gentamicina es, en los adultos, de 0,5-3 horas, y
Jos individuos de edad avanzada presentan u na vida media aún más larga (de hasta 15 ho
ras); la vida media de la amikacina oscila normalmenteentre una y siete horas.
La vancomicina es un antibiótico glucopeptídico tricíclico con u n amplio espectro de
actividad antibacteriana. Actúa inhibiendo la síntesi s de la pared celular bacteriana y afec
ta también a la permeabilidad de membrana y a la síntesi s de A RN. En la actualidad se uti
liza ampliamente para la prevención o el tratamiento de las infecciones postoperatorias
(especialmente en cirugía cardíaca) producidas por estafilococos, dada la ausencia de gér
menes resistentes en comparación con la penicilina. También se utiliza para tratar la sep
ticemia estafilocócica en los pacientes con cáncer portadores de catéteres permanentes, y
es el fármaco de elección para la colitis pseudomembranosa. Los efectos adversos son de
nefrotoxicidad y ototoxicidad, y las consideracionesen cuanto a su vigilancia son similares
a las hechas para los arninoglucósidos.
Fármacos antiepilépticos
727
Generalmente la fenitoína puede utilizarse como fármaco único para el tratamiento de
los pacientes epilépticos. Los que no responden a la fenitoína sola pueden ser tratados con
otro fármaco anticonvulsivante adicional. Las concentraciones terapéuticas defenitoína
en suero son del orden de 10-20 flg/ml, y puede aparecer una toxicidad a concentraciones
superiores a 20 flg/mJ. La vida media de la fenitoína en los adultos es de 20-40 horas,
mientras que en los niños es de 4-1 1 horas, a causa de diferencias en la eliminación meta
bólica hepática. Los recién nacidos prematuros pueden tener una vida media mucho más
larga para este fármaco (por ejemplo, 75-140 horas).
El metabolismo de la fenitofna consiste en una hidroxilación y conjugación con ácido
glucurónico (parahidroxifenilhidantoína o HPPH) en el hígado, seguidas de una excreción
urinaria. Dado que la capacidad hepática de metabolización de la fenitoína es limitada, los
incrementos de la dosis pueden saturar esta vía hepática, dando lugar a unas concentracio
nes del fármaco en sangre inesperadamente altas. En consecuencia, el ajuste de la dosis
debe hacerse bajo la orientación de una vigilancia terapéutica del fármaco.
Después de medio siglo de uso clínico, la fenitoína tiene muchos efectos secundarios
clfnicos bien identificados. La toxicidad inmediata de la sobredosis está relacionada fun
damentalmente con el sistema nervioso central y consiste en visión borrosa, nistagmo, di
sartria, ataxia y somnolencia que progresa hacia el coma. Los efectos adversos a largo pla
zo son de alteraciones cutáneas (acné e hirsutismo), hiperplasia gingival (que da lugar a
problemas dentales), hiperplasia linfoide (que puede confundirse con un linfoma), interfe
rencia en el metabolismo hepático de la vitamina D (que provoca un deterioro de la calci
ficación de los huesos y osteomalacia) y reacciones de hipersensibilidad. Hay algunos in
dicios de que la fenitoína puede tener efectos adversos en los nervios periféricos y en las
células del cerebelo. Es casi seguro que tiene una acción teratógena, que da Jugar princi
palmente a labios leporinos y paladar hendido cuando se utiliza durante el embarazo.
La absorción de la fenitoína puede verse influida por el tipo de preparado utilizado y por
su vía de administración. El fármaco está disponible en forma de sal sódica en suspensiones
de lfquido o en comprimidos (incluyendo los masticables para los niños) y en general es bien
absorbida en el intestino delgado. El ácido gástrico hace que la fenitofna sea relativamente
insoluble y que no se absorba hasta llegar al medio más alcalino del intestino delgado. Las
concentraciones máximas se alcanzan entre tres y nueve horas después de la administración
oral. La administración parenteral es también compleja por las propiedades de solubilidad
de la fenitoína. Se recomienda la administración intravenosa del fármaco para controlar una
actividad convulsiva aguda, teniendo cuidado de que el ritmo de administración sea lo bas
tante lento como para evitar alteraciones de la respiración y la conducción cardíaca.
En la sangre, aproximadamente el 90 %de la fenitoína está ligada a proteínas. El resto
está en forma libre y constituye la fracción activa del fármaco. La bilirrubina o diversos
fármacos (por ejemplo, salicilatos, ácido valproico, sulfonilureas, dicumarol y fenilbuta
zona) pueden interferir en la fijación de la fenitoína a la principal proteína plasmática, la
albúmina. Así pues, una concentración de fenitoína total (fracción libre y fracción ligada a
proteínas) aparentemente terapéutica puede ser en realidad tóxica, si la concentración de
albúmina está reducida (por ejemplo, en la insuficiencia renal o hepática), o si el paciente
está tomando otros fármacos. Para determinar la concentración de fármaco activo, se pue
de preparar un flltrado del suero sin proteínas y determinar en él la concentración de feni
tofna libre (margen terapéutico, 1-2 flg/ml) directamente mediante un inmunoensayo.
Diazepam
728
muscular (para los espasmos del músculo esquelético). También se emplea con frecuencia
para el control inmediato de la actividad convulsiva mediante una inyección intravenosa en
las situaciones de urgencia o en la abstinencia alcohólica aguda. El diazepam tiene unos
extraordinarios efectos a corto plazo sobreel sistema nervioso central; sin embargo no es útil
para el tratamiento a largo plazo de los trastornos convulsivos. Además, tiene una consi
derable tendencia a la drogadicción y a la aparición de una dependencia del fármaco. Clíni
camente el diazepam se utiliza sobre todo para la obtención de un control rápido de la acti
vidad convulsiva aguda, tras lo cual se pasa a otro anticonvulsivante como la fenitoína.
El diazepam es metabolizado, dando lugar al compuesto activo nordiazepam. Las con
centraciones del fármaco se calculan como la suma de concentraciones de diazepam y nor
diazepam (que se determinan mediante CLAR). El margen terapéutico es de hasta
aproximadamente 2 J.l.glml, y puede aparecer una toxicidad (depresión del sistema nervio
so central; paro cardíaco y respiratorio) a concentraciones superiores a 5 J.l.g/rnl.
Fenobarbital y primidona
729
que se distribuyen en todo el organismo, e n función fundamentalmente de sus solubilida
des de memb rana relativas.
Carbamazepina
Etosuximida
730
Ácido valproico
Metotrexato
731
mi nistrarse leucovorina para imp edir que continúen siendo da ñadas las células normales
mientras la concentración sérica del metotrexato supera u n umbral tóxico de 0,01 jlmollli
tro. La duración del tratamiento y otras variables se ajustan seg ún unos protocolos para
diferentes tumores sólidos y enfermedades malignas hematológicas. El metotrexato puede
admi nistrarse también por vía intratecal para el tratamiento de la infiltración leucémica del
cerebro, especialmente en los niños.
Las preocupaciones específicas que plantea el tratamiento con metotrexato residen en
la rapidez de eliminació n individual del fármaco (predomina ntemente renal), los cambios
bruscos en el ritmo de eli mi nación en un paciente por una toxicidad renal aguda, y la acu
mulación del fár maco en el tercer espacio que retrasa su eliminación del organismo ( p or
ejemplo, en la ascitis).
Aunque la concentración citotóxica mí nima en suero es de aproxi ma damente 0,01
IJ.mol/litro, el ajuste de la dosis y el «tratamiento de rescate» con leucovorina se determi
nan según un protocolo de quimioterapia antica ncerosa individual. La determinación en
suero se hace con un inmunoensayo.
Cic/osporina
732
cesivas de ciclosporina. En este contexto clínico, surge con frecuencia la posibilidad de
una infección cuando un paciente inmunodeprimido presenta fiebre, tos y otros síntomas
que podrían ser producidos por bacterias (y por tanto susceptibles de tratamiento con anti
bióticos) o por hongos o virus (en cuyo caso debe reducirse la inmunosupresión). Así pues,
el médico que atiende a pacientes trasplantados vigila constantemente la aparición de sig
nos de rechazo, toxicidad e infección, con objeto de ajustar las dosis de los distintos me
dicamentos.
La determinación de la ciclosporina en sangre es de especial utilidad para diferenciar la
toxicidad del rechazo, y también para orientar la estrategia de control de las infecciones.
Las técnicas de determinación sistemática de la ciclosporina han evolucionado rápida
mente desde que se iniciara la utilización amplia de este fármaco en 1983. Existen dos ti
pos de ensayos. El primero de ellos es la CLAR, que generalmente detecta la ciclosporina
como fármaco original pero no sus metabolitos. El segundo es un inmunoensayo, que ge
neralmente es sensible a la ciclosporina y también a Jos metabolitos de este fármaco que
son antigénicamente similares. En la actualidad existe una polémica respecto a cuál de es
tos enfoques es mejor para el seguimiento de la administración de ciclosporina y para de
terminar la probabilidad de que se produzca un efecto terapéutico y no una toxicidad. Al
gunos metabolitos tienen efectos tanto terapéuticos como tóxicos, y por tanto parece
prudente disponer de una determinación que refleje ambas cosas. Sin embargo, en algunos
programas de trasplante se han descrito buenos resultados clínicos con la determinación
del fármaco original únicamente. Los avances tecnológicos más recientes han hecho posi
ble cuantificar los metabolitos mediante técnicas de CLAR más complejas. Además, la
aplicación de reactivos de anticuerpos monoclonales permite ahora distinguir el fármaco
original en el inmunoensayo. No hay aún un acuerdo entre todas las partes respecto al mé
todo ideal de determinación de la ciclosporina, pero en última instancia incluirá una valo
ración de los metabolitos y del fármaco original cuando técnicamente sea factible y senci
llo de realizar.
Otra característica peculiar de la ciclosporina que tiene gran importancia para el tipo •
de muestra y su obtención y procesamiento, es la notable afinidad del fármaco por una
'TI
proteína transportadora que se encuentra en la mayoría de las células, incluyendo los ))..
hematíes. Mientras que la mayoría de los demás fármacos se distribuyen por el plasma :o
sin entrar en los elementos celulares de la sangre, una cantidad considerable de la ci �
closporina en sangre está situada dentro de los hematíes. Esta fracción ligada a células )>
del fármaco total, varía con el hematócrito del paciente. Además, la proporción de ci ("')
o
closporina celular respecto a la plasmática varía con la temperatura a la que se almacena tJ)
la sangre; las temperaturas bajas favorecen una captación celular aún mayor. El resulta
do neto de este efecto es una considerable variación de las cifras de ciclosporina sérica 2
e
según la temperatura ambiente a la que se coagula, guarda y centrifuga la muestra de
sangre. Para evitar este problema, la mayoría de los laboratorios determinan la ciclospo �
rina en sangre total con lisis de los eritrocitos para establecer el contenido total del fár
e
e
maco en la sangre. )>
La ciclosporina se administra en una base oleosa, generalmente por vía oral, pero tam r
m
bién puede administrarse por vía intravenosa. Es metabolizada intensamente y luego se tJ)
excreta predominantemente por la bilis. La vida media en sangre es de aproximadamente
20 horas. Las concentraciones mínimas terapéuticas de ciclosporina son del orden de 250-
800 nglml en sangre total o de 50-300 nglml en plasma. Por encima de estos márgenes,
puede aparecer toxicidad, con un deterioro renal, lesiones neurológicas y temblor, hirsu
tismo, hipertensión o hiperplasia gingival. Para prevenir esta toxicidad, y especialmente el
deterioro a largo plazo de la función renal, se han desarrollado pautas de inmunosupresión
que utilizan dosis reducidas de ciclosporina en combinación con prednisona y azatioprina
(tratamiento triple).
733
Analgésicos
Salicilato
Los diversos preparados de salicilato (ácido salicílico, salicilato sódico y ácido acetil
salicílico) tienen los mismos efectos de alivio del dolor (analgésico), reducción de la fiebre
(antipirético) y disminución de la inflamación (antiinflamatorio). El empleo normal de sa
licilato aporta 325 mg/comprimido en forma de aspirina de venta libre. Los niños que to
man ácido acetilsalicílico por infecciones de vías respiratorias altas de etiología vírica tie
nen un mayor riesgo de presentar un síndrome de Reye (degeneración grasa aguda del
higado y encefalopatía) incluso a dosis bajas que normalmente no se determinarían. El
ácido acetilsalicílico a dosis altas se prescribe con frecuencia para el tratamiento del dolor
y la inflamación de la artritis reumatoide. Las concentraciones terapéuticas de salicilato
en suero a dosis altas son de 2-20 mg!dl, y su determinación se efectúa mediante una re
acción colorimétrica con iones férricos que se lee espectrofotométricamente. La concen
tración terapéutica para el tratamiento de la cefalea es de 5 mg/dl. Incluso a dosis bajas, los
salicilatos pueden provocar una tendencia hemorrágica en los pacientes que toman anti
coagulantes de tipo cumarínico, a causa de que las moléculas de salicilato producen un
desplazamiento del anticoagulante de la albúmina sérica. El ácido acetilsalicílico inhibe
también la agregación plaquetar y se ha recomendado su administración para reducir el
riesgo de infarto de miocardio, a pesar de que su consumo crónico aumenta el riesgo de ic
tus hemorrágico y de otras complicaciones hemorrágicas.
La sobredosis de salicilato puede ser una situación médica grave, en la que la determi
nación de las concentraciones séricas juega un importante papel en la predicción del grado
de toxicidad.
Una gran parte de las intoxicaciones infantiles se deben a la ingesta de salicilatos, pro
bablemente a causa de la disponibilidad del ácido acetilsalicilico en prácticamente todos
los hogares y la actitud despreocupada que se tiene hacia este medicamento, que permite
que un niño pequeño pueda ingerir un frasco entero de comprimidos. El efecto fisiológico
inicial de la sobredosis es una intensificación de la respiración, produciéndose una alca
losis respiratoria. Tras esta fase inicial aparece una acidosis metabólica. Otros síntomas
son la irritación gastrointestinal, hemorragias, tinnitus, alteraciones mentales, coma y
muerte.
Las concentraciones superiores a 30 mg!dl pueden ser tóxicas, y con concentraciones
de 50-100 mg/dl se produce una toxicidad grave y la muerte. En el control evolutivo de
una sobredosis de salicilato es importante la concentración real existente y también el rit
mo de disminución de la concentración que se determina con mediciones seriadas (fig. 18-
5). Una vida media en suero prolongada (> 20 horas) indica una mayor probabilidad de
toxicidad grave.
734
200
180
160
140
- 120
*-
Ol 100
E 90
o 80
a: 70
w
:::> 60
U)
z 50
w
o 40
1-
:3
ü 30
:::::¡
<(
U)
20
Paracetamol
<(
a: hepática
5
:
FtG. 18-6. Gráfico semilogarítmico de
las concentraciones plasmáticas de pa
racetamol en relación con el tiempo.
(Tomado de Rumack y Matthews [ 17],
2 4 8 12 16 20 24
con permiso.). HORAS TRAS LA INGESTA
735
a las proteínas hepáticas, dando lugar a una necrosis hepatocelular. Los síntomas iniciales
de la sobredosis son náuseas, vómitos y molestias abdominales. Si hay necrosis hepática,
se produce una elevación de las enzimas hepáticas en suero a los pocos días. Cuando la
vida media del fármaco es larga (> 12 horas) se produce un coma hepático y una necrosis
(fig. 18-6). Las determinaciones seriadas del paracetamol se utilizan pues habitualmente
para establecer el pronóstico. El tratamiento específico se basa en la acetilcisteína, que
parece revertir la lesión hepática o impedir que progrese.
El margen terapéutico del paracetamol en suero es de hasta 25 J..Lglml, con posible
aparición de toxicidad por encima de 50 J..Lg/ml. Entre 100 y 300 J..Lg/ml puede haber una
necrosis hepática en hasta la mitad de los casos; por encima de 300 J..Lg/ml, prácticamente
todos Jos pacientes presentan necrosis hepática.
Fármacos psiquiátricos
El litio (Li) es un elemento que forma cationes monovalentes eficaces para el control
de los trastornos maniacodepresivos. Se administra por vía oral y se distribuye con el sodio
en los líquidos corporales. Se elimina por la orina. Las concentraciones máximas se alcan
zan 1-4 horas después de la ingesta, con una vida media de l-2 días. La toxicidad consiste
en alteraciones mentales agudas, diabetes insípida nefrogénica, hipotiroidismo, arritmias
cardíacas y deterioro cardiovascular. Las concentraciones terapéuticas del litio en suero
son de aproximadamente 0,8-1,4 mEqllitro. Puede aparecer toxicidad a concentraciones de
tan sólo 1 ,5 mEqllitro, con efectos graves o muerte a cifras de 3-5 mEqllitro. La determi
nación se hace por fotometría de llama o, más recientemente, mediante electrodos selecti
vos para iones.
Tranquilizantes mayores
736
gilancia terapéutica para verificar la eficacia de las pautas de administración, pero ello no
forma parte habitualmente del tratamiento con fenotiazinas.
Antidepresivos tricíclicos
Amitriptilina
737
med iato de laboratorio debe incluir un hemograma completo (para valorar el contenido
critrocitario de capacidad de transporte de oxígeno y la presencia de leucocitos si ha y in
fección); los electról itos sér icos, la glucosa y el BUN para una valoración metabólica y del
balance de líquidos; un análisis de orina (para detectar cetona s y glucosa); y una gasome
tría si hay una depres ión respira toria.
En la fase inicial de la valoración y tratamiento de un paciente comatoso, es una prácti
ca habitual administrar una dosis de prueba del antagonista narcótico naloxona. Si el pa
ciente responde con una mejoría en los síntoma s (por ejemplo, aumento del nivel de con
cienc ia, mejoría en la respiración, d ilatación de unas pupilas contraídas), se supone que
sufre una sobred osis de una sustancia narcótica y serán necesarias nuevas dosis de naloxo
na para mantener u n estado clínico satisfactor io una vez pasado el efecto de la dosis de
prueba.
El estudio toxicológico de laboratorio es mejor real izarlo tanto en sa ngre como en or i
na. El estudio hemático tiene la ventaja de identificar las susta ncias circulantes en aquel
momento y de poder cuantificarlas cuando sea conveniente para el pronóstico, el diseño
del tratamiento (por ejemplo, líquidos intravenosos y d iuresis frente a hemod iál isis o he
moperfusión; admi nistración de un antagonista espec ífico), y el seguimiento de los resul
tados del mismo y de la eliminación de la sustancia mediante deter minaciones seriadas de
la concentración en sangre. En cambio, el empleo de ori na para el análisis toxicológico
tiene la ventaja de que refleja de manera más completa la combinación de sustancias in
geridas en u n período de tiempo más prolongado queel quepuededetec tarse con muestras
hemáticas. Además, la ma yoría de las drogas son eliminadas del organismo a través de la
orina, y están por tanto más concentradas y son más fáciles de detectar en ·¡a orina que en
la sangre. La aspiración del contenido gástri c o o el análisis del vómito pueden revelar la
presencia de comprimidos o cápsulas, de las que pueda deducirse cuál es la sustancia inge
rida por la forma, el color o las marcas que tenga n. Otras sustancias i ngeridas obtenidas del
jugo gástr ic o están a concentraciones elevadas (antes de la absorción), y serán por ta nto
más fáciles de identificar med iante u n análisis químico, de l o que lo sería el mismo pro
ducto en la sangre o la orina.
Además de la identificación de la su stancia causal en las intoxicaciones agudas de los
pacientes del departamento de urgencias, el análisis toxicológico se aplica cada vez más
como método de detección sistemática del consumo de drogas como cond ición laboral en
puestos de especial responsabilidad, como conductores de vehículos de transporte público,
o puestos de un altoperfil, como los de la admi nistración pública.
Aparte de las cuesti ones de derechos civiles, derechos humanos, v iolación de la intimi
dad, etc., que pueden u til izarse para invalidar legalmente Jos resultados reales de un análi
sis de laboratorio, es esenc ial preservar y garantizar la integridad lega l de las muestras
obtenidas adecuadamente. Para que pueda utilizarse como prueba medicolegal, debe esta
blecerse una cadena de custodia para la muestra, con documenta ción escrita y las firmas de
las personas responsables de su obtención y manejo de manera continuada durante todo el
proceso de análisis e informe de los resultados. Este proceso debe garantizar que no existe
posibilidad de una sustitución fraudulenta de una muestra por la de otro paciente, ni tam
poco de introducción de sustancias contaminantes. En un juicio en los tribunales cada una
de las fases de la cadena de custodia puede ser puesta en duda. En este sentido, es relativa
mente fácil garantizar la validez y autenticidad de las mues tras de sangre obtenidas me
diante una punción venosa. Sin embargo la recogida de la muestra de ·ori na es hecha tradi
cionalmente por el paciente solo en una habitación contigua, y ello permite reemplazarla
por una «muestra limpia» de otro ind ividuo o la introducción de una pequeña cantidad de
jabón que hace que algunas pruebas den resultados falsos nega tivos al elevar el pH. Las
regulaciones actuales para la obtención de esta s mues tras estipulan a menudo que debe de
terminarse la temperatura de la orina para confirmar que es lo bastante elevada como para
738
proceder de una micción reciente (por ejemplo, 35-38 °C) y no una muestra fría traída del
exterior. Otro requisito que a veces se exige es que la muestra de orina se obtenga en pre
sencia de un testigo. Se han diseñado también recipientes que no pueden ser forzados para
evitar que sean abiertos después de sellada una muestra de orina.
Alcoholes
El alcohol etílico (etanol, alcohol de uva) es la sustancia que con más frecuencia es ob
jeto de abuso en los Estados Unidos, y probablemente en todo el mundo. Tiene toda una
gama de acciones sobre el sistema nervioso central, que van desde la sedación hasta la
anestesia, y su ingesta provoca un deterioro de la capacidad de juicio y de razonamiento,
así como una alteración de la conducta. La definición legal de estar bajo la influencia del
alcohol (estar borracho) es una concentración en sangre de 0,1 g/dl (100 mg/dl) de etanol.
A concentraciones bajas de alcohol puede haber una excitación del SNC o euforia, pero a
concentraciones superiores se produce una progresión hacia el coma (a 250-400 mg/dl) y
posiblemente la muerte. Es especialmente peligrosa la combinación de alcohol con sedan
tes (benzodiazepinas, barbitúricos), con un riesgo muy importante de muerte accidental
por depresión respiratoria. El abuso crónico del alcohol provoca una cirrosis hepática y
una degeneración del cerebro y el músculo esquelético. Los alcohólicos tienen con fre
cuencia déficit de vitaminas y otros nutrientes. El tratamiento agudo de la abstinencia al
cohólica incluye la inyección de tiamina. Además, estos pacientes pueden requerir un tra
tamiento con diazepam para controlar la actividad convulsiva en el delirium tremens. Las
mujeres alcohólicas en edad fértil presentan el riesgo de tener hijos de bajo peso al nacer
con retraso mental y otros defectos congénitos (síndrome alcohólico fetal, que es un tras
torno congénito irreversible). Los estudios nutricionales y metabólicos han demostrado
claramente que el etanol causa también hipertensión.
El etanol provoca una diuresis al inhibir la secreción de la hormona antidiurética en la •
hipófisis posterior (neurohipófisis). También inhibe la secreción de oxitocina en la hipófi
.,
sis posterior y por este motivo se ha utilizado para detener las contracciones uterinas (ini )>
ciadas por la oxitocina) en el parto prematuro. :::J:J
El etanol difunde libremente en los líquidos corporales y es eliminado en parte a través S:
de la orina y otras excreciones corporales. La eliminación del etanol es una cinética de or )>
den cero (es decir, a un ritmo constante independientemente de la concentración). Su o
o
principal vía metabólica es la conversión en acetaldehído por la alcohol deshidrogenasa en fJ)
el hJgado (fig. 18-7). El acetaldehído es convertido entonces en acetato por la acetaldehído
deshidrogenasa. La cefalea, el rubor, etc. de la «resaca» se deben en gran parte a los efectos
2
e
del acetaldehído antes de que sea metabolizado (y también a alteraciones en las concentra
ciones de agua y electrólitos). El fármaco disulfiram inhibe específicamente a la enzima s
acetaldehído deshidrogenasa, con lo que se acumula acetaldehído y los síntomas tóxicos
e
e
disuaden al paciente de ingerir alcohol mientras está bajo el efecto de esta medicación )>
preventiva. De forma análoga, las personas con un déficit congénito de acetaldehído des r
m
hidrogenasa tienen una intolerancia al alcohol a causa de los efectos del acetaldehído. fJ)
Las personas con un abuso crónico del alcohol pueden ingerir de manera intencionada
o accidental otros alcoholes cuando no disponen de etanol o cuando éste está contaminado
con estas otras sustancias. Entre estos alcoholes se encuentran el metano! (alcohol de la
madera), el isopropanol (alcohol de los limpiadores) y el etilenglicol (anticongelante), to
dos los cuales tienen una toxicidad asociada. Su metabolismo en el organismo es paralelo
al del etanol (véase fig. 18-7), con una toxicidad directa de los alcoholes o sus metabolitos.
Los ensayos de alcohol en sangre son generalmente de dos tipos: cromatografía de gas/
líquido (CGL), que proporciona una cuantificación y una identificación cualitativa del al-
739
Alcohol o Acetaldehido
0
deshidrogenasa 11 deshidrogenasa 1/
eH3- eH2- OH -----• eH3- eH -----• eH3- e ,
Etanol Acetaldehido Acetato o-
O
//
eH3- OH ------ H2e = O ------ He ,
Metano! Formaldehído Formato o-
OH O
1 11
eH3- e H - eH3 ------ eH3- e - eH3
lsopropanol Acetona
OH OH
1
eH2- eH2-
1
-- -- - -+-- - -.- - • -
- •- - •- - • - --
o,, e - e //0
/ '
Etilenglicol -o o-
oxalato
A diferencia de la ingesta de alcohol (que con frecuencia es evidente por los síntomas,
los antecedentes, el olor del aliento, etc.), la ingesta y sobredosis de otras sustancias que
son objeto de abuso puede no ser fácilmente detectable sin un análisis toxicológico para
identificar el fármaco ingerido. Las sustancias para las que habitualmente se realizan estu
dios de detección pueden agruparse convenientemente según sus acciones farmacológicas
globales, de la siguiente forma:
740
Las benzodiazepinas, la metacualona y los barbitúricos se han comentado en apartados
anteriores de este capítulo. Las tres sustancias pueden detectarse mediante inmunoensayo
enzimático o inmunoensayo de polarización fluorescente.
Opiáceos
2
gazar en la obesidad). Sin embargo son objeto de un amplio abuso por parte de individuos e
que quieren mantenerse despiertos durante largos períodos de tiempo para terminar deter
minados proyectos (por ejemplo, estudiantes, conductores de camión de largas distancias). S
e
La adicción conduce a la necesidad de dosis superiores para alcanzar efectos similares. Se
e
utiliza un inmunoensayo enzimático para la detección de las anfetaminas (que general )>
mente se toman por vía oral) y las metanfetaminas (administradas por vía intravenosa). r
m
Puede haber una interferencia de reacción cruzada con la efedrina o la fenilpropanolamina, m
que se encuentran en medicamentos de venta sin receta. La prueba de confirmación se
realiza mediante cromatografía de gas/líquido (y espectrometría de masas).
Cocaína
741
sobre el sistema nervioso central, que incluye una estimulación de la corteza cerebral, así
como de los centros cerebrales inferiores y de la actividad nerviosa. Su administración sis
témica da lugar a un aumento de la actividad motora, excitación mental y sensación de
mayor capacidad de realizar un trabajo físico (debido probablemente a la reducción de la
fatiga más que a una acción directa sobre el músculo esquelético).
Con la estimulación del tronco encefálico, la frecuencia respiratoria aumenta, y puede
haber una inducción del vómito. Tras la fase de estimulación aparece una depresión tanto
del estado mental como de la respiración, que puede llevar a la muerte del paciente. La ex
citación cardíaca se debe a las acciones de la cocaína sobre el tono simpático global. Sin .
embargo la cocaína puede causar una muerte súbita por toxicidad directa sobre el miocar
dio. El tratamiento de la sobredosis aguda de cocaína es de mantenimiento, con la admi
nistración intravenosa de un barbitúrico de acción corta.
La única utilización médica válida de la cocaína es como anestésico tópico, que se
aplica fundamentalmente en oftalmología para anestesiar la córnea. La cocaína provoca
una vasoconstricción local, así como un bloqueo de la conducción nerviosa en el lugar de
administración.
El consumo ilícito de cocaína constituye un importante problema de salud pública en
los Estados Unidos debido a la adicción que produce. Su inicio de acción es instantáneo y
la eliminación es rápida y obliga a tomar dosis repetidas. El método de consumo puede ser
a través de la mucosa nasal («esnifar») o por inyección intravenosa. La forma de cocaína
sin base que se denomina «crack» se consume también fumándola. Los inmunoensayos y
la cromatografía en capa fina permiten detectar el principal metabolito de la cocaína, la
benzoil ecgonina, existente en la orina.
Cannabinoides
Los cannabinoides naturales (cannabis) son la marihuana (procedente de las flores del
cáñamo) y el hashish (hecho con la resina del cáñamo). La marihuana, que se consume
ampliamente en los Estados Unidos, contiene múltiples sustancias psicoactivas, siendo la
predominante el il9-tetrahidrocannabinol (THC). La marihuana es absorbida rápidamente
por la mucosa oral al fumarla, y algo peor tras la ingesta oral. El THC es metabolizado en
parte a il9-tetracannabinol-ácido carboxílico (THC-CA), que se excreta por la orina.
Las acciones del THC consisten fundamentalmente en producir una alteración del es
tado de conciencia, una disminución de la agresividad, alucinaciones y sensaciones de
bienestar y de estar «flotando». Sus aplicaciones clínicas han consistido en el control de
los vómitos durante la quimioterapia y en la reducción de la presión ocular en el glauco
ma. La marihuana está muy difundida como droga de consumo no médico; la adicción
física o psicológica no es probablemente un problema importante. El fumar marihuana
durante mucho tiempo puede conducir a una enfermedad pulmonar destructiva grave
como consecuencia de la inhalación de la ceniza quemada y de productos tóxicos, de
manera similar a lo que ocurre con el consumo de cigarrillos. El il9-tetrahidrocannabinol
es una sustancia lipófila, que se distribuye por los depósitos de grasa del organismo, de
los que es liberado gradualmente a lo largo de un período de varios días después de la úl
tima dosis.
Los inmunoensayos enzimáticos detectan el THC-CA en la orina. Hay una reactividad
cruzada con algunos fármacos antiinflamatorios de naturaleza no esteroidea; pueden darse
otros resultados falsos positivos en hasta un 5 % de las muestras por razones desconocidas.
Para determinar la presencia real de THC, es necesario efectuar el inmunoensayo de de
tección sistemática y un análisis de confirmación mediante cromatografía de gases o es
pectrometría de masas. Una peculiaridad interesante del análisis es que la inhalación pasi-
742
va (del humo producido por consumidores activos en la proximidad) puede dar lugar tam
bién a concentraciones detectables de THC. Otra consideración que debe hacerse es si un
individuo está realmente bajo la influencia de la marihuana en el momento en que la
prueba es positiva, o si este resultado se debe al consumo realizado en algún momento du
rante los días previos. Las cuestiones medicolegales de la detección de drogas son obvia
mente importantes por lo que se refiere a la marihuana, que es ampliamente utilizada, fácil
de detectar (a veces con resultados falsos positivos) y ha provocado una gran controversia
respecto a sus efectos nocivos reales.
Fenciclidina
Este alucinógeno, también conocido como PCP (phencyclidine) o polvo de ángel, fue
desarrollado y utilizado como anestésico hasta que se identificaron sus efectos adversos
mentales. Produce unos intensos efectos alucinatorios, con un componente de estimula
ción, y puede dar lugar a una conducta violenta, incontrolada e irresponsable. La fencicli
dina procede en la actualidad de la síntesis ilegal efectuada por pequeños laboratorios, y en
parte, de su empleo como anestésico veterinario.
Se trata de un producto lipófilo que se acumula en las grasas corporales con un consu
mo frecuente. Se excreta en la orina ácida, pero mucho menos en la alcalina. La excreción
en cantidades detectables puede prolongarse durante una semana o más después de la últi
ma dosis. Se detecta mediante inmunoensayo dentro de los estudios de detección sistemá
tica en muestras de orina.
Intoxicaciones
z
e
Gases
<
Monóxido de carbono. El monóxido de carbono (CO) se produce como consecuencia
e
e
de la combustión incompleta de sustancias que contienen carbono (orgánicas) en los in )>
cendios, los motores de gasolina y el consumo de cigarrillos. Tiene una afinidad por la r
m
hemoglobina superior a la del oxígeno, y al unirse a ella (formando carboxihemoglobina), CJ)
deteriora la capacidad de aporte de oxígeno a los tejidos del organismo. Esta toxicidad se
exacerba con la anemia y la disminución del gasto cardíaco en los pacientes con una car
diopatía. Los síntomas de la toxicidad del CO son cefaleas, fatiga, confusión mental, náu
seas y deterioro neurológico grave debido a la hipoxia, que conduce al coma y la muerte.
El análisis de monóxido de carbono se realiza en sangre total anticoagulada (general
mente con EDTA). Se evita el deterioro de las muestras si se sellan para impedir el contac
to con el aire. Los métodos utilizados para el análisis son la espectrofotometría y la cooxi
metría. Los resultados se expresan como porcentaje de hemoglobina existente en forma de
743
carboxihemoglobina (porcentaje de saturación con CO). Dada la ubicuidad del CO en
nuestra sociedad quemadora de combustibles fósiles y fumadora de tabaco, los individuos
sanos, no fumadores, que viven en una ciudad pueden tener concentraciones de hasta un
2 % y los fumadores de hasta un 7 %. Muchos laboratorios informan los niveles bajos
como indetectables (por ejemplo, hasta un 3 %). Los individuos muy fumadores pueden
tener una saturación de hasta un 15 % o más dependiendo de lo profundamente que inhalen
el humo.
Los síntomas tóxicos de la intoxicación por CO aparecen a una saturación del 20 %, y
progresan hacia las convulsiones, el coma y la muerte cuando se alcanza una saturación de .
un 60 %. El tratamiento consiste en apartar rápidamente al paciente del origen del CO y
mantener la respiración con una ventilación adecuada y el aporte de oxígeno, para permitir
que el CO se disocie de la hemoglobina y se elimine por difusión.
Cianuro. El cianuro en forma de iones (CN-) tiene aplicaciones químicas e industria
les. En la forma de ácido hidrociánico (HCN, ácido prúsico), se utiliza como raticida e in
secticida. El cianuro tiene un olor de almendras amargas. Se encuentra también en la natu
raleza, unido a la sustancia amigdalina (también denominada letrilo, una sustancia ineficaz
y tóxica propuesta para la quimioterapia anticancerosa), que se encuentra en las semillas
de las frutas con hueso (albaricoques, melocotones).
El cianuro se une con avidez a las moléculas con un grupo hemo que intervienen en el
transporte y utilización del oxígeno en las células, la hemoglobina y la citocromo oxidasa.
Como consecuencia de ello se produce una intoxicación de la respiración a nivel celular.
El cianuro es metabolizado rápidamente en el hígado para dar lugar a tiocianato (SCN-). El
tiocianato tiene una cierta toxicidad, aunque inferior a la del cianuro. La vida media del
tiocianato es de aproximadamente una semana, y se elimina a través de los riñones. La in
gestaaguda de cianuro puede ser mortal en cuestión de minutos cuando se toma en grandes
cantidades (por ejemplo, una cápsula de cianuro). En cantidades inferiores produce cefa
lea, náuseas, taquipnea, taquicardia, pérdida del conocimiento, convulsiones y muerte. La
intoxicación por cianuro puede tratarse con nitrito sódico o tiosulfato sódico que se unen a
los grupos de cianuro.
Se utilizan muestras de sangre total convenientemente selladas, para la detección del
cianuro mediante espectrofotometría. El cianuro está presente a concentraciones bajas no
tóxicas (0,2 ¡..Lg/ml) en los individuos sanos expuestos a la contaminación industrial, el
humo de cigarrillos y algunas verduras (por ejemplo, las coles de Bruselas). Pueden apare
cer síntomas con concentraciones superiores a 2 ¡..Lg/ml, y por encima de los 5 ¡..Lg/ml la in
toxicación puede ser mortal. No siempre existe una relación estricta entre las concentra
ciones de cianuro en sangre y la toxicidad (especialmente con la ingesta aguda), ya que es
la cantidad de cianuro ligado a la citocromo oxidasa en el interior de las células del orga
nismo la que es importante fisiológicamente. Las concentraciones de tiocianato en sangre
son más útiles para demostrar una exposición crónica.
El fármaco nitroprusiato se utiliza por vía intravenosa para tratar la hipertensión grave
en situaciones agudas. Cada molécula de nitroprusiato contiene 5 grupos cianuro, y el fár
maco aporta al organismo cianuro con una toxicidad comparable. Por este motivo, el ni
troprusiato debe administrarse con precaución y con una vigilancia frecuente de la presión
arterial para ajustar la dosis. A veces se comprueba también la posible toxicidad del nitro
prusiato mediante la determinación de las concentraciones de cianuro y tiocianato.
Metales pesados
Todos los metales pueden ser tóxicos si se ingieren en grandes cantidades y se absor
ben en formas ionizadas. El análisis de oligoelementos metálicos en muestras biológicas
744
puede requerir una combustión completa de las mismas, seguida de una técnica química
específica para la detección de los iones metálicos. Un método de detección cualitativa de
nominado prueba de Reinsch se utilizó ampliamente en el pasado para detectar la presen
cia en una muestra de uno cualquiera de los siguiente metales pesados: antimonio, arséni
co, bismuto, mercurio y selenio. Consiste en una interacción de la muestra con alambre de
cobre metálico, que presenta un cambio de color al ser oxidado por estos iones metálicos.
En la actualidad la mayoría de los metales pueden cuantificarse mediante espectrofotome
tría de absorción atómica.
Hierro (Fe). Los comprimidos y soluciones con contenido de hierro son frecuentes en
los hogares en forma de suplementos de hierro de la dieta. En este entorno, los niños son
especialmente propensos a la ingesta accidental de grandes cantidades de hierro que pue
den dar lugar a una toxicidad. Las dosis de 150 mg/kg pueden producir una toxicidad gra
ve; 200 mglkg o más pueden causar la muerte. Durante la hora siguiente a la ingesta apa
rece una toxicidad gastrointestinal con dolor y diarrea sanguinolenta. Tras la absorción,
hay una toxicidad más amplia que afecta al hígado y al sistema nervioso. El tratamiento
consiste en la extracción de los comprimidos no absorbidos del estómago y la eliminación
del hierro absorbido del organismo mediante quelación con desferoxarnina.
El estudio de laboratorio debe incluir la determinación de los electrólitos séricos, la
glucosa y el BUN. La concentración de hierro en suero es un parámetro excelente para va
lorar la absorción de hierro. Cuando la capacidad de transporte de hierro (transferrina)
queda saturada, el hierro libre adicional es tóxico. Las concentraciones séricas de hierro
superiores a 700 Jlgldl dan lugar a síntomas graves, y por encima de 1000 Jlgldl pueden
ser mortales. El hierro libre es eliminado de la circulación por el higado, en el que es tóxi
co y puede producir a largo plazo una cirrosis (véase también capítulo 2).
Plomo (Pb). El plomo no tiene ningún papel fisiológico en el cuerpo, pero es absorbi
do con frecuencia como consecuencia de su presencia en las pinturas, gasolina, acumula
dores eléctricos (se libera con la combustión), algunos cubiertos, platos y cerámicas, y el
agua potable (por las tuberías de plomo o el plomo de las soldaduras utilizadas para unir •
tuberías de cobre). En el organismo, el plomo se deposita en el hueso y se acumula también
.,
en los eritrocitos y otros tejidos. La toxicidad del plomo consiste en una lesión de los ri )>'
ñones y el cerebro (encefalopatía) y una interferencia en la biosíntesis del grupo hemo, que ::o
es necesario para la producción de hemoglobina (véase capítulo 2, Anemias sideroblás S:
ticas). )>
(")
Existen varios estudios de laboratorio que ponen de manifiesto la intoxicación por plo
o
mo. Consisten en la observación de un punteado basófilo en los hematíes en el frotis de CJ)
sangre periférica, anemia leve, aumento de la protoporfirina eritrocitaria, aumento de la
z
excreción de ácido �-aminolevulínico y aumento de la excreción de coproporfirina. Las e
muestras de sangre para una determinación directa del plomo deben recogerse en tubos
<
especialmente tratados para evitar la contaminación por plomo del vidrio. La determina
e
ción se hace mediante espectrofotometría de absorción atómica sin llama (lámpara de gra
e
fito), con una muestra de sangre total ya que el plomo se encuentra en gran parte en el in )>
terior de los eritrocitos. Los individuos normales tienen concentraciones < 20 Jlgldl; las r
m
concentraciones > 30 Jlg/dl es probable que sean anormalmente altas y potencialmente CJ)
tóxicas; las cifras > 70 Jlgldl se consideran una prueba clara de una intoxicación por plo
mo. Las concentraciones situadas en valores intermedios se interpretan conjuntamente con
las determinaciones de protoporfirina eritrocitaria.
Arsénico (As). El arsénico se utiliza en preparados comerciales de insecticidas, pesti
cidas y herbicidas. Estos compuestos arsenicales contaminan a veces los suministros de
alimentación, dando lugar a intoxicaciones accidentales. Los mariscos contienen también
cantidades considerables de arsénico. Se producen exposiciones industriales en las fábri
cas en que se trabaja con metales. El arsénico ha sido utilizado también como veneno en
745
intentos de homicidio. Estudios recientes indican que el arsénico es la causa más frecuente
de intoxicación (tanto intencionada como accidental) por metales pesados y que un diag
nóstico rápido mediante pruebas de laboratorio es esencial para el tratamiento.
La toxicidad del arsénico se produce como consecuencia de la inhibición de enzimas
sulfhidrilas en todo el organismo. La ingesta aguda causa una irritación gastrointestinal
con vómitos y diarrea. La ingesta de cantidades superiores puede dar lugar a un deterioro
neurológico con convulsiones, coma y muerte. La ingesta crónica produce una acumula
ción de arsénico en los tejidos y provoca lesiones en el cerebro, Jos nervios, los riñones y el
tubo digestivo. El arsénico tiene una gran afinidad por la queratina y ello hace que aparez- .
can concentraciones elevadas en el pelo y las uñas, con unas estrías blancas características
en estas últimas (líneas de Mees).
El diagnóstico de la intoxicación por arsénico suele hacerse o confirmarse mediante
determinación directa (con espectrofotometría de absorción atómica sin llama) del arséni
co en sangre (para la exposición aguda o reciente) y en orina, pelos o porciones de uña
(para las exposiciones crónicas). Para los valores de referencia debe consultarse al labora
torio que realice la prueba.
Cadmio (Cd). La intoxicación por cadmio puede deberse a la ingesta de alimentos
ácidos conservados o preparados en recipientes metá
l icos que contengan o estén recubier
tos de cadmio. Las exposiciones industriales (por ejemplo, en fábricas de pilas eléctricas)
se deben generalmente a la inhalación de humos de cadmio. Puede haber una destrucción
de las células epiteliales de tipo 1 del pulmón, con neumonitis y disminución de la resisten
cia a las infecciones bacterianas pulmonares. El cadmio se acumula en las células tubula
res renales dando Jugar a una lesión tubular. También se produce hipertensión.
El diagnóstico se establece con una historia clínica cuidadosa en la que se relaciona la
aparición de los síntomas con las exposiciones. Pueden hacerse determinaciones del cad
mio en sangre y orina, pero estos análisis pueden no ser útiles si la concentración de cad
mio ha disminuido después de una exposición aguda reciente. La toxicidad renal puede
demostrarse mediante la determinación de la enzima gammaglutamil transferasa (liberada
por las células tubulares dañadas) en la orina.
Mercurio (Hg). En la industria y la agricultura se utilizan muchos compuestos que
contienen mercurio. Este metal tiene interacciones biológicas con formación de enlaces
covalentes con el azufre de las proteínas, con lo que se inactivan muchas enzimas. La in
halación de vapores de mercurio causa una lesión pulmonar. La ingesta de sales de mercu
rio produce lesiones gastrointestinales. La toxicidad más tardía afecta a los riñones, cere
bro, nervios, médula ósea y tubo digestivo. El diagnóstico se basa en la identificación de
los signos físicos característicos (por ejemplo, déficit neurológicos y demencia) y en la
determinación del mercurio en sangre u orina. El mercurio está presente en los eritrocitos.
Las determinaciones en orina no presentan una correlación especialmente buena con la
toxicidad, pero demuestran de manera fiable la exposición a mercurio inorgánico. Para la
interpretación de las concentraciones de mercurio debe consultarse al laboratorio que rea
liza el aná
l isis.
Aluminio (Al). El aluminio abunda en la corteza terrestre y está presente de forma gene
ral en el medio ambiente. No tiene ningún papel biológico conocido. Se ha observado una
toxicidad alurnínica en los pacientes tratados crónicamente con hemodiálisis por una insu
ficiencia renal crónica. Las soluciones de diálisis contienen aluminio, que atraviesa las
membranas de diálisis pasando a la circulación del paciente. El aluminio forma parte tam
bién de muchos preparados antiácidos. Se deposita en el cerebro, causando una encefalopa
tía, y en el hueso, dando lugar a una osteodistrofia. La principal vía de excreción del aluminio
es la biliar. El tratamiento queJante con desferoxamina aumenta la eliminación de aluminio
por la orina. La sospecha de toxicidad alumínica puede confirmarse mediante su determi
nación en suero, orina y tejidos con una espectrofotometría de absorción atómica sin llama.
746
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747
,
CAPITULO
VALORACIÓN DE LABORATORIO
DE LOS LÍQUIDOS CORPORALES
CONCEPTOS
750
,
CAPITULO
PRUEBAS
751
• Amilisis de esputo 806
Examen macrosc6pico 807
Examen microsc6pico 808
• Anilisis de lfquido gastrico y duodenal. 809
Obtenci6n de jugo gastrico . 809
Determinaci6n de Ia acidez gastrica 810
Pruebas de estimulaci6n gastrica . 810
Gastrina en suero . 812
Prueba de Ia insulina de Hollander . 812
Prueba de secretina . 813
• Anilisis de lfquidos serosos . 814
Aspecto macrosc6pico . 816
Densidad . 816
Recuento celular y f6rmula . 816
Analisis bioqulmico . 816
Prueba del coagulo de mucina 821
Analisis de cristales . 822
Anilisis del sudor 824
Electr6litos en el sudor 824
752
CAPÍTULO
VALORACIÓN DE LABORATORIO
DE LOS LÍQUIDOS CORPORALES
ANÁLISIS DE ORINA
Los riñones llevan a cabo muchas funciones metabólicas y excretoras y facilitan la eli
minación del organismo del nitrógeno y otros productos de degradación metabólicos.
Mantienen una meticulosa homeostasis de los líquidos, los electrólitos y el estado acido
básico. Los riñones reciben aproximadamente el 20 % del gasto cardíaco, que equivale a
casi un litro de sangre por minuto. A través de la filtración, reabsorción y secreción, estos
órganos excretan diariamente 1,6-1 ,8 litros de orina. Estos volúmenes pueden variar con
siderablemente en función del estado de hidratación del paciente. Distintas partes del riñón
realizan funciones diversas; la localización y naturaleza de muchos trastornos renales pue
de deducirse de un estudio diferencial de aspectos selectivos de la orina y la regulación
metabólica.
Las unidades funcionales individuales de los riñones se denominan nefronas; cada ri
ñón contiene 1 - 1 ,5 millones de nefronas individuales. Cada nefrona está formada por un
ovillo capilar, denominado glomérulo, y por un conducto alargado revestido de epitelio,
que recibe el nombre de túbulo. Éste tiene segmentos anatómica y funcionalmente dife
renciados que se denominan túbulo contorneado proximal, asa de Henle y túbulo contor
neado distal. En su extremo, los tú bulos distales se ensanchan formando unos receptáculos
denominados túbulos colectores, que desembocan en el sistema colector del riñón.
Filtración renal
La filtración renal se produce cuando la sangre sistémica fluye a través de los glomé
rulos. El grado de filtración depende del flujo sanguíneo arterial, la presión arterial sisté
mica y la presión del flujo interno en el riñón. La misma sangre que es filtrada por los
753
glomérulos transporta, además, el oxígeno y los rnutrientes para el riñón e interviene en los
intercambios metabólicos generados por las células renales funcionantes. El flujo sanguí
neo renal afecta de manera crítica a la homeostasis, o mantenimiento del «medio ambiente
interno)), y al metabolismo de todo el organismo.
El agua y los minerales disueltos de tamaño molecular pequeño, fundamentalmente
electrólitos, atraviesan libremente el filtro glomerular. Dicho filtro retiene las proteínas, y
a este proceso de separación de coloides y cristaloides se le denomina ultrafiltración. El
proceso de filtración depende de manera crítica de la presión arterial sistémjca, que permi
te una mayor perfusión, y sufre la oposición de la presión osmótica coloide y la resistencia
periférica de los poros glomerulares (células endoteliales, membrana basal y células epi
teliales), que efectúan la discriminación al limitar el paso de células y moléculas grandes.
Se impide pues el paso de las células hemáticas y la mayoría de proteínas circulantes al
filtrado glomerular. Cada minuto se generan aproximadamente 125 mi de filtrado, es decir
unos 140 litros de agua al día. La glucosa, la urea, el sodio. el potasio. el bicarbonato. el
cloro y muchas enzimas, hormonas y otros componentes, tienen prácticamente la misma
concentración en el plasma que en el filtrado glomerular no modificado. Las células del
epitelio tubular modifican este filtrado influyendo en la homeostasis y la excreción.
Secreción y absorción
Formación de la orina
Cuando el número y función de todas las partes que forman el riñón son normales, la
función renal puede explicarse en base a los componentes funcionales de la nefrona. Los
glomérulos eliminan los materiales que deben ser excretados e impiden la pérdida de pro
teínas y células por la orina. Los túbulos reabsorben los solutos que deben conservarse,
regulan las concentraciones de sodio, potasio y bicarbonato, y excretan o preservan iones
de hidrógeno según las necesidades. Los túbulos colectores, situados en la médula hiper
tónica, regulan la cantidad de agua a conservar o excretar. Cada una de estas actividades
puede valorarse mediante pruebas de laboratorio adecuadamente seleccionadas. Las prue-
754
bas de la función renal incluyen el análisis de orina, el análisis de sangre para la determi
nación de sustancias que se ven influidas por la función renal, y las mediciones dinámicas
del flujo sanguíneo, la formación de orina y la excreción de sustancias.
Obtención de la muestra
Un buen análisis de orina debe empezar con una buena muestra. Las secreciones vagi
nales, perineales y uretrales en la mujer y los contaminantes uretrales en el hombre, pueden
comprometer la exactitud de los resultados. El moco, las proteínas, las células epiteliales y
los microorganismos procedentes de la uretra y los tejidos adyacentes son arrastrados ha
cia el interior del sistema urinario. Debe indicarse a los pacientes que desechen los prime
ros mililitros de orina antes de iniciar la recogida de la muestra. En la mayoría de los casos
el paciente, hombre o mujer, debe limpiar suavemente el meato uretral con un escobillón y
enjuagarlo después. Para obtener una muestra «limpia», que es indispensable para el uri
nocultivo (véase capítulo 14) debe efectuarse una limpieza más completa. Las mujeres l>
deben limpiar con cuidado los labios menores y luego separarlos manualmente durante la
2
l>·
micción. Las mujeres que se encuentran en el período menstrual o que han tenido secre r-
ciones vaginales intensas, deben colocarse un tampón limpio antes de recoger la muestra e¡;
de orina. A veces es necesario un sondaje para obtener una muestra no contaminada. en
Aunque las muestras obtenidas en momentos aleatorios durante el día son satisfactorias e
para muchos fines, la muestra que aporta mayor información es la de primera orina de la m
mañana. La orina de la noche refleja un período largo durante el que no ha habido ingesta o
de líquidos, por lo que los elementos formes están concentrados. :o
-
2
l>
Artefactos
755
difican relativamente poco, pero las de glucosa pueden disminuir y las cetonas, si las hay,
pueden desaparecer con el reposo prolongado de la muestra.
Aspecto
La orina normal de una micción reciente es clara o ligeramente turbia y tiene un color
amarillo a causa de los pigmentos uroeromo y urobilina. La intensidad del color es para
lela al grado de concentración. La orina muy diluida es casi siempre incolora. La orina .
muy concentrada tiene un color amarillo oscuro o casi ámbar. En la tabla 19-1 se indican
las situaciones patológicas y no patológicas que afectan al color de la orina. La turbidez
suele deberse a una cristalización o precipitación de uratos (en la orina ácida) o fosfatos
(en la orina alcalina) (véase más adelante). Los uratos y fosfatos precipitan a veces cuando
la orina se acumula en la vejiga urinaria, pero lo habitual es que la precipitación se pro
duzca cuando la muestra de orina se enfría a temperatura ambiente o se refrigera.
El análisis de orina debe iniciarse con la observación visual del color y el aspecto ge
neral. En muestras obtenidas de manera aleatoria, el volumen es irrelevante. Ctuando se
recogen muestras correspondientes a períodos deterrllinados, la medición exacta del volu
men es una consideración importante. El grado de concentración se deterrllina mediante la
densidad o la osmolalidad. Tras el estudio con tiras reactivas para las pruebas bioquímicas
preliminares, se examina la muestra al microscopio para detectar elementos formes como
hematíes, leucocitos, células epiteliales del riñón o la vejiga, cilindros y bacterias.
Tiras reactivas
Pruebas de tiras reactivas para materiales disueltos. Existen tiras reactivas para
pruebas únicas o múltiples. En la mayoría de laboratorios y consultas médicas, las pruebas
que se realizan sistemáticamente son las del pH, azúcar, proteínas, hemoglobina y cetonas.
Las tiras reactivas para estas cinco pruebas son ampliamente utilizadas. También existen
tiras con pruebas para el urobilinógeno y/o los nitritos. El indicador de los nitritos se utili
za para detectar las infecciones urinarias debidas a colibacilos (véase capítulo 14).
Utilización de las tiras reactivas. Las tiras reactivas han simplificado enormemente el
análisis de orina, pero deben utilizarse con cierto cuidado. Deben guardarse bien tapadas y
en un lugar fresco, protegido de la humedad, la luz y los humos químicos. Debe observarse
cada tira antes de utilizarla, para comprobar que no se han producido cambios de color. La
tira debe permanecer en la muestra el tiempo suficiente para que se humedezca bien, pero
no tanto como para que los reactivos salgan de ella. Hay que secarla para eliminar el ex
ceso de humedad, y debe examinarse con buena luz y después de un período de tiempo
adecuado. Los cambios de color se interpretan mediante una comparación con una escala
de colores de referencia, que generalmente está en la etiqueta del recipiente. Pueden pro
ducirse resultados inexactos e impredecibles si los colores se leen demasiado pronto o de
masiado tarde, o si la iluminación es mala.
Interpretación de los resultados. Los resultados de las pruebas de tiras reactivas
suelen presentarse en forma de una batería. Cuando hay resultados anormales, puede ser
adecuado realizar pruebas cuantitativas de confmnación. Si estas pruebas no coinciden
con los resultados iniciales, deben revisarse las tiras y su utilización. Es importante verifi
car la consistencia interna de todos los resultados para evitar errores de interpretación. Las
muestras de orina con un contenido de glucosa elevado deben tener una densidad alta. Si
hay cetonas, deben tener un pH ácido. En las muestras de orina marrones, rojas o turbias,
debe observarse la posible presencia de bilirrubina y hemoglobina. Si hay hemoglobina,
756
TABLA 19-1. Diversas causas de coloración de la orina
Alculinu:
<<Marea alcalina» postprandial Resultado normal en muestras obtenidas inme9iatamente
después de las comidas
Vegetarianismo Las carnes producen residuos ácidos fijos, la dieta
vegetariana no
Alcalosis sistémica Comprobar si hay vómitos intensos, hiperventilación o
exceso de ingesta de bases
Infección urinaria Las bacterias Proteus y Pseudomonas degradan la urea
convirtiéndola en co2 y amoniaco
Tratamiento alcalinizante Se utiliza para prevenir la cristalización del ácido úrico, el
oxalato, la cistina, las sulfamidas o la estreptomicina
Muestra alterada Un pH muy alto o un olor amoniacal sugieren un
sobrecrecimiento bacteriano. Si existe una infección
verdadera, el sedimento debe contener leucocitos
Acidosis tubular renal El deterioro de la acidificación tubular hace que el pH de
la orina sea inadecuadamente elevado, con una acidosis
sistémica y un HC03- sérico bajo
Ácido:
Cetosis Diabetes, inanición, enfermedades febriles en los niños
Acidosis sistémica Excepto cuando hay un deterioro de la función tubular
renal, la acidosis respiratoria o metabólica provoca una
acidez intensa de la orina y un aumento de la excreción
de NH:
Tratamiento acidificante Se utiliza en el tratamiento de las infecciones urinarias, y
para prevenir la precipitación de fosfatos o carbonato
cálcico, o de fosfato de amonio y magnesio
• Los indicadores de las tiras reactivas estándar pueden diferenciar valores de pH con un margen de 0,5 únidades; los límites
habituales son 4,5-9,0.
758
TABLA 19-3. Pruebas de azúcares* en orina
• La sacarosa no se detecta con ninguna de las pruebas. Rara vez se encuentra en la orina excepto en situaciones ocasionales
en las que un paciente ha añadido deliberadamente azúcar de mesa a la muestra de orina.
759
TABLA 19-4. Significado de los azúcares en orina
760
TABLA 19-6. Significado de las proteínas* en orina
* Generalmente p redomina la albúmina. La proteína de BenceJones, la hemoglobina y la mioglobina son otras proteínas
importantes, distintas de la albúmina, que se observan a veces.
)>
2
)>-
TABLA 19-7. Pruebas de hemoglobina* en orina !:
en
Ortotoluidina Cii
(tira reactiva e
o prueba húmeda) Bencidina m
o
Sustancia detectada Hemoglobina Cancerígeno; no se utiliza en
::!:!
Mioglobina las pruebas habituales 2
)>
Falso positivo Agentes oxidantes (peróxido,
hipoclorito en el recipiente)
761
TABLA 19-8. Significado de la hemoglobinuria
762
se describen según el componente observado (por ejemplo, cilindros eritrocitarios -véa
se lámina 938- o cilindros leucocitarios -véase lámina 94A-). La identificación re
sulta más difícil cuando las células se desintegran en partículas granulosas o residuos ce
lulares, y muchos cilindros se describen simplemente como granulosos (véase lámina
948).
Interpretación. La presencia de cilindros implica una situación anormal en el interior
del parénquima renal y puede describirse como un «sedimento activo.» A las células ob
servadas en el sedimento de orina no se les puede atribuir fácilmente un origen renal,
vesical o uretral, pero la observación de células atrapadas en una proteína tubular propor
ciona una prueba de su origen renal. Naturalmente, puede haber también al mismo tiempo
anomalías de las vías urinarias bajas. Los cilindros leucocitarios indican siempre una in
flamación (generalmente por infección) que afecta a los túbulos, el tejido peritubular o los
glomérulos. Los hematíes proceden habitualmente de glomérulos dañados. Los cilindros
mi.xtos o granulosos pueden deberse a combinaciones de inflamación y hemorragia, o
pueden indicar que las células del revestimiento tubular dañadas se han desintegrado y han
pasado a la luz. En la tabla 19-12 se indica la correlación clínica de distintos tipos de ci
lindros.
763
TABLA 19-1 O. Pruebas de detección de urobilinógeno en orina*
•El urobilinógeno se oxida rápidamente para dar lugar a urobilina no reactiva. Una prueba de detección en orina negativa
es nonnal. Una concentración elevada indica un aumento del contenido intestinal de bilirrubina, g eneralmente por hemólisis o
hepatopatfa.
de la función glomerular y la capacidad de los riñones de eliminar del plasma una sustan
cia específica.
Después de que los solutos pasan del glomérulo al túbulo, pueden transcurrir inaltera
dos por toda la nefrona. Parte o la totalidad de la sustancia puede ser reabsorbida para
volver a la sangre, y el epitelio tubular puede modificar o aumentar la carga de soluto ya
existente. Si una sustancia pasa inalterada a través de la nefrona, la cantidad excretada re
fleja exactamente la cantidad que ha entrado en el glomérulo. Este principio puede utili
zarse para determinar la cantidad de líquido que fluye a través del conjunto de glomérulos
hacia los túbulos en un momento dado, con lo que se mide el índice de filtración glomeru
lar (IFG).
Si se conoce la concentración del soluto en la sangre, se mide el volumen de orina en un
momento predeterminado, y si se conoce también la concentración del soluto en la orina,
puede calcularse el ritmo de aclaramiento de este soluto por parte del riñón, como la ex
tracción de esa sustancia del plasma para su paso a la orina a lo largo de un período de
tiempo fijo. Los cálculos del aclaramiento indican el volumen de plasma que haría que se
Orina roja por cualquier causa La dieta vegetariana aporta un nitrato insuficiente
Metabolismo bacteriano in vitro si se El tratamiento antibiótico altera el metabolismo
retrasa la prueba bacteriano
El germen infectante puede no metabolizar el nitrato
La orina no ha estado en la vejiga 4-6 horas
Concentración elevada de ácido ascórbico
* Basada en la observación de que la mayoña de los génnenes patógenos de la vfa urinaria convierten el nitrato de la orina
en nitrito; u n resultadopositivo se interpreta como indi cativo de una infección urinaria.
764
excretara todo el soluto, suponiendo que todo el material que entra en el glomérulo es eli
minado del plasma y excretado de manera inmodificada por la orina.
Cálculo. La fórmula para el cálculo del aclaramiento es la siguiente:
[O]V
C=
[P]
en donde,
e =aclaramiento plasmático en ml/minuto.
V= volumen en mililitros de orina excretada durante el período de la determinación
(ml/minuto).
[0] =concentración del soluto en orina.
[P] =concentración del soluto en plasma en el punto medio del período de recogida.
765
TABLA 19-12. Cilindros en el sedimento urinario*
producto final del metabolismo de las proteínas; no sufre una ulterior metabolización y se
excreta por la orina. Las células tubulares no ejercen ningún efecto activo sobre la concen
tración de urea en la orina, aunque hay una absorción pasiva de la urea junto con la reab
sorción de agua. La urea es fácil de determinar, y en una situación de salud e hidratación
normal, la concentración plasmática se mantiene muy estable.
La urea no es un índice ideal de la función glomerular ya que hay muchas circunstan
cias no renales que influyen en su concentración. Las concentraciones de urea circulante
aumentan si una hemorragia, shock, traumatismo, sepsis o tumor provoca un incremento
de la degradación proteica, o si la dieta tiene un contenido inusualmente elevado de pro
teínas (véase capítulo 9). Se reabsorbe una mayor cantidad de urea junto con el agua,
cuando los riñones necesitan conservar líquidos excretando una orina concentrada, o
cuando el volumen de filtrado es bajo debido a un deterioro del flujo sanguíneo glomeru
lar. Con la introducción de las determinaciones exactas de la creatinina, el aclaramiento de
urea ha sido sustituido en gran parte por la prueba de aclaramiento de creatinina.
Aclaramiento de creatinina. Como se ha mencionado en el capítulo 9, la creatinina es
un producto de la degradación de la creatina, un compuesto nitrogenado que se encuentra
fundamentalmente en el músculo. La creatina es fosforilada por la enzima creatinfosfoci
nasa (CPK), para dar lu gar a un compuesto de fosfato de alta energía que interviene en las
766
TABLA 19-13. Concentraciones relativas de sustancias en el filtrado glomerular y en la orina
Concentración
en orinal
concentración
en plasma
Filtrado glomerular (125 ml/min) Orina (l mJ/min) (aclaramiento
plasmático por min)
Cantidadlmin Concentración Cantidad/min Concentración
Na• 17,7 mEq 142 mEqllitro 0,128 mEq 128 mEq/litro 0,9
K• 0,63 5 0,06 60 12
Ca2• 0,5 4 0,0048 4,8 1,2
Mgz• 0,38 3 0,015 15 5,0
CJ 12,9 103 0,134 134 1,3
HCOJ 3,5 28 0,014 14 0,5
H2P04- } 0,25 2 0,05 50 25
HP04::-
so.:: 0,09 0,7 0,033 33 47
Glucosa 125 mg JOOmg/dl Omg O mg/dl 0,0
Urea 33 26 18,2 1820 70
Ácido úrico 3,8 3 0,42 42 14
Creatinina 1,4 l,1 1,96 196 140
lnulina 125
Diodrasr 560
PAH 585
-.l
� VNIHO 30 SIS11VNV • S31tiHOdHO::J SOOinDJ7 S01 30 OIHO.lt1�08t11 30 N()I::Jt1H01t1A
reacciones metabólicas que requieren energía. En un individuo dado, la cantidad de creati
nina generada por el metabolismo de la creatina tiende a mantenerse constante. La canti
dad generada y excretada es proporcional a la masa muscular, y suele ser superior en los
hombres en comparación con las mujeres. La cantidad de creatinina excreta por un deter
minado individuo se mantiene muy constante de un día a otro. Dado que la cantidad de
creatinina excretada no varía mucho con el volumen de orina, es habitual estimar si las
muestras de orina de 24 horas sucesivas son o no completas comparando la excreción de
creatinina de cada muestra.
Artefactos. El aclaramiento de creatinina es una excelente medida de la función renal, ya
que se genera una cantidad uniforme y la excreción depende únicamente de la filtración
urinaria. Uno de los inconvenientes es que las células tubulares secretan pequeñas cantida
des de creatinina al filtrado, produciendo unos valores de aclaramiento que son superiores
en aproximadamente un l O % a los de inulina (véase tabla 19-13). Esto es relativamente
insignificante cuando el flujo es normal, pero cuando la filtración se reduce como conse
cuencia de una depresión de la función renal, la contribución tubular pasa a ser proporcio
nalmente mucho mayor. Cuando hay una lesión renal grave, una única cifra de aclaramiento
de creatinina puede dar una impresión incorrecta de que el aclaramiento es bastante bueno.
Sin embargo, si se hacen determinaciones seriadas, la secuencia de las cifras de aclaramien
to proporciona una excelente indicación de las modificaciones de la función renal.
Técnica. El aclaramiento de creatinina es fácil de realizar. Se recoge la orina de un pe
ríodo de tiempo determinado, generalmente 24 horas aunque son aceptables períodos más
cortos si la hidratación es buena y la diuresis es adecuada. Se determina la cantidad total de
creatinina excretada, así como la creatinina en plasma en algún momento del período de
obtención de la muestra de orina. El aclaramiento calculado se expresa en mililitros/mi
nuto/1,73 m2 de superficie corporal. Los valores de aclaramiento disminuyen con la edad
en una población aparentemente normal, y las mujeres normales tienen unas cifras algo
inferiores a las de los hombres normales.
Cuando es necesaria una estimación rápida de la capacidad renal y no es posible reco
ger una muestra de orina durante un tiempo suficiente, puede obtenerse un valor aproxi
mado del aclaramiento de creatinina como se indica en la siguiente fórmula a partir tan
sólo de la concentración plasmática de creatinina.
{ edad - 20\
98-16 20
Aclaramiento
= ------
� )
de creatinina
Concentración plasmática
de creatinina
768
TABLA 19-14. Prueba de aclaramiento de creatinina*
Límites normales:
85-125 mVmin (varones)
75-1 15 ml/min (mujeres)
Efecto de la edad sobre lafunci6n normal:
Edad 50-75 años, restar 5 mi por cada intervalo de 5 años
Edad superior a 75 años, restar 8 mi por cada intervalo de 5 años
Artefactos que reducen la cifra calculada:
Muestra de orina incompleta
Multiplicación bacteriana en el recipiente de recogida de la muestra
Cetonas, barbitúricos, PSP, BSP en orina a concentraciones superiores a las del plasma
Causas de reducción del aclaramiento de creatinina:
Agudas: shock, hipovolemia, productos químicos nefrotóxicos, glomerulonefritis aguda,
hipertensión maligna, eclampsia
Crónicas: Glomerulonefritis, pielonefritis, nefrosclerosis hipertensiva, riñones poliquísticos
también capítulo 9). Los valores aumentan más rápidamente con una alteración aguda del
flujo sanguíneo renal o de la actividad glomerular.
La concentración de urea en sangre es menos estable que la de creatinina. Las causas
prerrenales de uremia como la degradación excesiva de proteínas o hemoglobina o la fie
bre con deshidratación, no tienen ningún efecto sobre la creatinina plasmática o hacen que
sus concentraciones aumenten de manera muy lenta. Si la concentración de creatinina es
normal en un paciente con una urea en sangre elevada, debe buscarse una causa no renal
(prerrenal) de la uremia.
Con una función glomerular inicialmente normal o casi normal, una elevación real de
la creatinina plasmática de 0,5 mg/dl indica un cambio de hasta un 40 % en el índice de
filtración glomerular. Las concentraciones normales de creatinina en plasma son bajas; la
cifra varía según el laboratorio y el método utilizado, pero nunca es superior a 1 ,5 mg/dl.
Cuando hay una alteración renal grave, la creatinina plasmática varía mucho con modifi )>
caciones pequeñas del aclaramiento, y los líntites de confianza de la prueba tienen un
2
l>·
efecto relativo menor sobre los valores absolutos observados. En la tabla 19-14 se indican e
las situaciones reales y los artefactos que influyen en el aclaramiento de creatinina. en
en
e
Proporción de nitrógeno de urea en sangre:creatinina m
o
La proporción entre el nitrógeno de urea en sangre (BUN) y la creatinina sérica es nor :o
-
malmente de alrededor de l 0: l . Este valor aumenta en las causas prerrenales (por ejemplo, 2
deshidratación, hipotensión) a más de 15: l , como consecuencia del aumento de la reab )>
sorción tubular de la urea en presencia de un índice de filtración glomerular reducido. Las
causas postrenales de elevación del BUN se asocian a una proporción BUN/creatinina de
menos de 15, dado que con la estasis se produce una mayor reabsorción tubular de la urea.
También puede observarse una proporción BUN/creatinina elevada en los pacientes con
una masa muscular reducida, un compromiso de la función renal con una dieta rica en
proteínas, y las rniopatías asociadas a la tirotoxicosis o el síndrome de Cushing. Puede ha
ber una proporción B UN/creatinina disminuida cuando hay un descenso en la producción
de urea, como puede ocurrir en las hepatopatías, la dieta pobre en proteínas o la hemodiá
lisis, puesto que la urea dializa más rápidamente que la creatinina.
769
Pruebas del flujo sanguíneo renal
Función tubular
Los distintos segmentos tubulares realizan funciones diferentes, y hay muchas formas
de valorarlas. La determinación del transporte tubular máximo (Tm) para diferentes sus
tancias proporciona también una perspectiva fisiológica útil, pero tiene poca aplicabilidad
en situaciones clínicas concretas. Para un uso diagnóstico son más adecuadas las determi
naciones comparativas de las concentraciones séríca y urinaria de sustancias como la glu
cosa, los fosfatos, los arrunoácidos, los iones de hidrógeno, el bicarbonato, los iones de
amonio y los electrólitos estándar; ello permite sacar conclusiones respecto a cómo afecta
la función tubular renal al metabolismo. En conjunto, la pérdida de cantidades excesivas de
estas sustancias constituye el síndrome de Fanconi. La glucosuria con unas cifras de g:lu
cerrua normales, por ejemplo, indica una disfunción tubular proximal. La secreción in
adecuada de bicarbonato, sodio y potasio, indica una disfunción tubular distal, al igual que
ocurre con la falta de excreción apropiada de una orina ácida o alcalina (véase el apartado
sobre regulación acidobásica -capítulo 9-). Puede obtenerse una estimación aproxima
da de la masa tubular funcionante mediante l a prueba de excreción de PSP, aunque no se
utiliza de manera habitual.
Capacidad de concentración
770
TABLA 19-15. Situaciones que afectan al volumen de orina
(müsmlkg de agua) 20 3
en donde,
el Na se expresa en miliequivalentes por litro,
la glucosa en miligramos por decilitro, y
el BUN en miligramos por decilitro.
771
TABLA 19-16. Situaciones que deterioran la capacidad de concentración
Enfermedades renales:
Pielonefritis
Insuficiencia glomerular aguda o crónica
Diabetes insípida nefrogénica
Acidosis tubular renal
Alteraciones metabólicas:
Diuresis osmótica (especialmente por diabetes mellitus)
Hipopotasemia
Hipercalcemia (especialmente por hiperparatiroidismo)
Consumo de litio
Consumo de etanol
Sobrehidratación prolongada
Hipoproteinemia grave
Enfermedades sistémicas que afectan a La médula renal:
Mieloma múltiple
Amiloidosis
Anemia de células falciformes o rasgo falciforme
duce una diuresis osmótica por el mismo mecanismo, excepto porque la sustancia osmóti
camente activa es endógena en vez de haber sido perfundida.
Si hay una pérdida de nefronas funcionantes, toda la carga de soluto debe ser manejada
por el número reducido de nefronas que quedan. Cada nefrona sufre un incremento de la
carga osmótica, con lo que se instaura una forma interna de diuresis osmótica. Por este
motivo, las nefronas restantes pierden capacidad de respuesta a los estímulos osmóticos.
Cuando hay un deterioro progresivo, se produce una incapacidad progresiva de concentrar
la orina, que no alcanza nunca una osmolalidad superior a la del plasma. Se pierde también
la capacidad de dilución, y los riñones tienen dificultades para excretar un exceso de agua
circulante.
Defectos de la capacidad de concentración. Las pruebas de la capacidad de concen
tración renal permiten detectar a menudo lesiones renales que no son lo bastante graves
como para elevar las concentraciones de urea o creatinina. Cuando hay una pérdida grave
de la capacidad de concentración, la densidad de la orina se mantiene fija en aproximada
mente 0,01 O, que corresponde a la osmolalidad plasmática de 285 mOsm/kg. En condicio
nes metabólicas normales, el organismo genera una carga de solutos diaria de 600-800
mOsm, constituida en gran parte por cloruro sódico, urea y ácidos fijos que deben ser ex
cretados. Si no puede concentrarse la orina, la carga de solutos requiere un volumen uri
nario de 1 ,5-2 litros al día para que la eliminación sea adecuada. Las personas normales
aumentan la concentración de la orina durante la noche. El paciente con una insuficiencia
renal continúa excretando un volumen elevado de orina diluida por la noche y tiene que le
vantarse para miccionar, trastorno éste al que se denomina nocturia. La capacidad de con
centración puede disminuir cuando se produce una lesión selectiva de la médula o del
epitelio tubular, a pesar de que la función renal total no esté afectada. La inflamación de la
médula renal puede deteriorar la concentración, al igual que ocurre en presencia de una
respuesta epitelial a la ADH alterada. Algunos trastornos del metabolismo del potasio y el
calcio provocan una alteración de la función de membrana e impiden que se establezca un
gradiente de concentración a través del epitelio tubular.
Pruebas de concentración. La prueba más sencilla de la capacidad de concentración
renal es la determinación de la densidad o la osmolal.idad de una muestra de orina de pri-
772
mera hora de la mañana. Si no hay un exceso de proteínas, glucosa o macromoléculas
(como medios de contraste radiográficos), una densidad de 1,025 o una osmolalidad de
850 mOsm/kg indican que los riñones tienen una capacidad de concentración adecuada. Si
en los análisis puntuales de la orina de la mañana no se encuentran muestras con una os
molalidad adecuada, el paciente debe ser estudiado en condiciones de ingesta de líquidos
controlada.
La restricción durante una noche ( 12-14 horas) de toda ingesta de líquidos provoca un
aumento de la concentración hasta aproximadamente un 75 % de la capacidad máxima. La
concentración máxima debe darse después de 24 horas sin ingesta de líquidos. En la tabla
19-16 se indica el diagnóstico diferencial del deterioro de la capacidad de concentración.
Incluye las enfermedades renales, la falta de secreción de ADH, la falta de respuesta a la
ADH y la polidipsia psicógena (conducta compulsiva de beber agua).
Es importante observar de cerca al paciente durante un período de privación de agua,
fundamentalmente para asegurarse de que no sufre una deshidratación, y en parte también
para impedir la ingesta subrepticia de líquidos. La excreción masiva continuada de una
orina diluida reduce la capacidad de concentración. Si un paciente ha estado sobrehidrata
do durante días o semanas, deben transcurrir varios días con una ingesta de líquidos nor
mal antes de realizar la prueba de privación de agua. Las pruebas de la capacidad de dilu
ción se realizan con muy poca frecuencia. En ellas se expone al paciente al riesgo de una
intoxicación acuosa y no se obtiene ninguna información útil que supere a la obtenida con
una prueba de concentración y otros índices de la función renal.
Excreción de sodio en orina. El síndrome de secreción inadecuada de hormona antidiu
rética (SSIADH) se ha comentado en el capítulo 16. Sin embargo este trastorno debe ser
tenido siempre en cuenta cuando el paciente tiene un sodio sérico bajo (< 130 rnEq!litro) y
una concentración inadecuada de la orina. En esta situación, la determinación del sodio uri
nario muestra una concentración elevada (generalmente > 20 mEqnitro), que no debe darse
en una deshidratación hiponatrémica. El trastorno se debe a una reabsorción inadecuada del
agua en el túbulo colector como consecuencia de una secreción de ADH no regulada.
Excreciónfraccional de sodio. La excreción fracciona! de sodio (FNa), también deno
minada índice de insuficiencia renal, puede proporcionar una información útil respecto a si
la insuficiencia renal aguda es prerrenal o parenquimatosa.
)>
sodio urinario X creatinina plasmática
z
FNa =
)>'
e:
creatinina urinaria X sodio plasmático m
m
Un valor inferior a 1 sugiere una causa prerrenal, mientras que un valor superior a 1 es e
más probable que se deba a una necrosis tubular aguda. m
o
:2
Determinaciones especiales z
)>
Hay innumerables sustancias que se encuentran en la orina y que pueden ser medidas si
las circunstancias lo aconsejan. En este apartado se comentan algunos de los componentes
urinarios que se determinan con más frecuencia.
Bilirrubina y urobilinógeno
773
2-10 y 2- 1 1 y capítulo 12). En su fonna inicial la bilirrubina no es soluble en agua; se con
vierte en hidrosoluble tras la conjugación que se realiza en el hígado (véase capítulo 12).
Sólo la fonna posthepática hidrosoluble puede pasar al filtrado urinario, por lo que la biti
rrubinuria se produce únicamente cuando en el plasma hay concentraciones elevadas de
bilirrubina conjugada.
Fisiología. La vía de excreción normal de la bilirrubina conjugada es la bilis, que pasa
de la vesícula biliar al duodeno a través de la vía biliar. En el intestino, la bilirrubina es de
gradada por las bacterias cólicas que la convierten en urobilinógeno, un compuesto inco
loro que puede sufrir una oxidación irreversible para dar lugar a un pigmento de color de-.
nominado urobilina. Parte del urobilinógeno es absorbido hacia la sangre portal que lo
transporta del intestino al hígado. El hígado excreta parte del urobilinógeno absorbido por
la bilis y permite que otra parte pase a la circulación sistémica y de allí a la orina.
El urobilinógeno del plasma pasa libremente a la orina, por lo que no queda práctica
mente urobilinógeno que pueda medirse en la sangre circulante. Las concentraciones de
urobilinógeno en orina reflejan la cantidad de urobilinógeno que se fonna a partir de la
bilirrubina intestinal, así como el grado de paso a la sangre de urobilinógeno absorbido. La
reducción de la función hepatocelular afecta a la excreción de urobilinógeno antes que a la
de bilirrubina. Un aumento del urobilinógeno es un indicador precoz de una hepatitis o de
otras lesiones hepatocelulares, y este parámetro es anormal antes de que se alteren las
concentraciones séricas de bilirrubina.
Parámetros urinarios. Aunque en condiciones nonnales la orina contiene pequeñas
cantidades de urobilinógeno, es perfectamente nonnal obtener resultados negativos o mi
oímos en una prueba de detección (con tiras reactivas), y no hay un límite inferior para los
valores nonnales de excreción. La cuantificación del urobilinógeno en la orina se realiza
muy rara vez y requiere una muestra de orina de un tiempo detenninado (generalmente dos
horas). Si se utiliza el reactivo del aldehído de Ehrlich, los resultados se expresan en Uni
dades Ehrlich o en mg/dl. El porfobilinógeno y el ácido 5-hidroxiindolacético (5-HIAA)
son otros componentes anormales de la orina que reaccionan con el reactivo de Ehrlich.
Antes de poder evaluar una concentración elevada de urobilinógeno, deben descartase es
tas sustancias. La bilirrubina no está nunca presente en condiciones normales. En la tabla
19-17 se indican las relaciones entre la bilirrubina sérica y urinaria y el urobilinógeno uri
nario (véase también capítulo 2).
Precursores de la hemoglobina
Si hay una alteración de la síntesis del grupo hemo, se acumulan metabolitos precurso
res al no poder completarse toda la secuencia de reacciones. Se puede deducir qué reacción
está bloqueada mediante la determinación de los precursores que se acumulan. Estos
compuestos precursores evolucionan en el siguiente orden, a partir de la glicina y la succi
nilcoenzima A (CoA) como materias primas: ácido delta-aminolevulínico (ALA), porfo
bilinógeno, uroporfuinógeno, coproporfirinógeno y protoporfirina, que quela el hierro fe
rroso para fonnar el grupo hemo (véase capítulo 2, figura 2-4). Estas sustancias pueden
acumularse de maneras diversas en los hematíes, la orina o las heces; distintos trastornos
tienen patrones diferentes de exceso. El porfobilinógeno y el ALA reaccionan con el
reactivo de Ehrlich y se determinan químicamente. Las porfirinas posteriores se detectan
mediante técnicas de fluorescencia y se cuantifican mediante espectrofotometría o fluoro
metría.
Tipos de porfiria. Las porfirias son un grupo de trastornos que se caracterizan por un
déficit o defecto de las enzimas que intervienen en el metabolismo de la porfirina y la sín
tesis del grupo hemo. Según cuál sea la naturaleza del déficit enzimático, se acumulan
774
TABLA 19-17. Relaciones entre las concentraciones de bilirrubina y urobilinógeno
distintas sustancias precursoras, y los trastornos se clasifican en función del defecto pre
dominante y el principal sistema afectado del organismo. Estos trastornos pueden ser he
reditarios o adquiridos. Los principales grupos de porfirias determinadas genéticamente
son las porfirias eritropoyéticas, en que las principales anomalías diagnósticas se produ
cen en la bioquímica eritrocitaria, y las porfirias hepáticas, en que se encuentran precur
sores del grupo hemo en la orina o las heces. En los trastornos adquiridos, los precursores
se acumulan más en la orina y las heces que en los hematíes. Las porfirias eritropoyéticas
son muy infrecuentes, al igual que ocurre con la mayoría de las porfirias hereditarias, ex
cepto en determinados grupos étnicos.
Parámetros urinarios. La alteración hereditaria más importante de la síntesis del
intermitente aguda (PIA), un trastorno autosómico dominante
grupo hemo es la porfiria
que afecta a hasta 1/1000 norteamericanos de raza blanca, y suele manifestarse al inicio o
a la mitad de la vida adulta. Se caracteriza por dolor abdominal intermitente agudo y ma
nifestaciones neurológicas. El dato diagnóstico en la PIA es un porfobilinógeno urinario
elevado; se trata de un compuesto incoloro en fresco, pero que adquiere una coloración
)>
roja oscura al dejarlo en reposo. Otra prueba de detección utilizada durante las crisis agu
2
das es la prueba de Watson-Schwartz, que se basa en la propiedad del porfobilinógeno de l>·
ser insoluble en cloroformo y butano! y mantenerse en la fase acuosa de la separación. r::::
La intoxicación porplomo es la porftria adquirida más frecuente. Entre otros efectos, el en
plomo inhibe la enzima necesaria para la conversión del ALA en porfobilinógeno. Al (i)
acumularse ALA, se excretan mayores cantidades por la orina. La hepatopatía alcohólica o
grave se asocia a veces a una forma adquirida de porfiria hepática. Este tipo cursa con
m
manifestaciones cutáneas, formación de vesículas y una especial sensibilidad al sol. En la o
tabla19-ISA se presentan las clasificaciones de las porftrias basadas en los diversos ór :2
ganos responsables o en las manifestaciones clínicas. En la tabla 19-lSB se indican Jos
2
)>
signos diagnósticos de las distintas porfirias.
Obtención de la muestra de orina. La orina para las determinaciones de porfirinas
debe alcalinizarse con 5 g de carbonato sódico en una muestra de 24 horas. Para la deter
minación del ALA y el PBG, la orina debe mantenerse ácida y se la debe proteger de la luz.
El ácido delta-arnínolevulínico se deteriora rápidamente al ser expuesto a la luz, de forma
que se pierde hasta un 40-60 % del compuesto después de una exposición a la luz durante
24 horas. La uroporfirina y la coproporfirina presentan una fluorescencia de color naranja
rojo sí se exponen a la luz ultravioleta.
775
TABLA 19-18A. Otras clasificaciones de las porfirias
Tomado de Williams. WJ y cols : Hematology.ed. 3. McGraw-Hill, Nueva York, página 693, con permiso.
Compuestos nitrogenados
Creatinina
776
TABLA 19-18B. Datos diagnósticos en las porfirias
Porfirias adquiridas:
Intoxicación por plomo ALA i, C P i Normal Concentraciones bajas de ALA deshidrasa
Hepatopatía ALA normal o i , UP i, C P i Lesiones cuáneas,
t exacerbadas por la luz solar
PBG normal, Otras funciones hepáticas anormales
UP i , CP i Depósito excesivo de hierro en el hígado
.....
.....
..... 'dNU::I O 30 SISil'fN'd e S31ttlJOdlJO:J SOOinOJ1 S01 30 0/IJO.L ttlJ08tt1 30 N91:JttlJ01tt1\
Dado que los niveles de creatinina en orina se mantienen muy constantes, la concentra
ción urinaria de otras sustancias más variables se expresa a veces en términos relativos
respecto a la creatinina. Así, la excreción de muchos metabolitos se expresa en gramos/
gramo de creatinina en vez de en gramos/litro de orina o gramos/24 horas.
Calcio
La excreción urinaria de calcio varía con la concentración del calcio en suero y con la .
cantidad total de calcio del organismo. Con una dieta que contenga 0,5-l ,O g de calcio al
día, un individuo normal excreta 200-400 mg de calcio. Un aumento en el calcio de la
dieta hace aumentar la excreción, pero la reducción de la ingesta dietética influye mucho
menos en las concentraciones urinarias. La cuantificación de la excreción de calcio ad
quiere importancia en el estudio de los pacientes con litiasis renal (véase más adelante) y
en los pacientes en que se sospecha un hiperparatiroidismo (véase capítulo 16).
Prueba de Sulkowitch. La prueba de Sulkowitch es un análisis cualitativo del calcio
en orina, que resulta útil a veces para detectar alteraciones en el metabolismo mjneral.
Cuando se añade a la orina ácido acético y oxalatos, aparece una turbidez que es aproxi
madamente proporcional a la cantidad de calcio presente. Con concentraciones séricas
superiores a 7,5 mg/dl, normalmente la orina contiene el calcio suficiente para que la
prueba de Sulkowitch produzca un enturbiamiento leve. Puede inferirse que el calcio séri
co es inferior a 7,5 mg/dl si la opacificación es muy ligera o no hay nada de precipitación.
Un precipitado muy intenso indica una hipercalcemia. La determinación directa del calcio
sérico es mucho más exacta y resulta esencial para establecer un diagnóstico de metabo
lismo anormal del calcio. Sin embargo la prueba de Sulkowitch es una forma práctica de
que los pacientes con problemas paratiroideos u óseos conocidos puedan controlar por sí
mismos el estado del calcio.
Variación diurna. La excreción de calcio es máxima inmediatamente después de una
comida, y mínima por la noche. Si preocupa una posible hipercalcemia progresiva, el
análisis debe realizarse en la primera muestra de orina de la mañana en que los valores son
normalmente bajos y es más fácil detectar un aumento. Por el contrario, en el paciente
en que se piensa en una posible hipocalcemia, el análisis debe hacerse en una muestra
postprandial en la que el calcio debe ser abundante y un resultado negativo o mínimamente
positivo en la prueba de Sulkowitch adquiere significado.
Causas de hipercalciuria. La emjsión de orina con un contenido de cantidades exce
sivas de calcio suele asociarse a un exceso de calcio en el plasma (véase capítulo 16). Los
principales grupos de causas son el aumento de la ingesta de calcio o vitamina D, el au
mento de la movilización del calcio de los huesos (por ejemplo, en el hiperparatiroidismo)
y la disminución en la reabsorción de calcio de los túbulos renales.
La homeostasis del calcio se comenta en el capítulo 16; sin embargo, en circunstancias
normales, los riñones filtran diariamente 0,5 g de calcio, y la mayor parte del mismo es
excretado. Como veremos más adelante, un considerable número de pacientes que pre
sentan litiasis renal (40 %) tienen realmente un exceso de calcio en orina.
Aminoácidos
778
a la orina en los trastornos tubulares renales adquiridos, como Jos que acompañan a la in
toxicación por metales pesados, la enfermedad de Wilson o el síndrome nefrótico. En todas
estas circunstancias hay numerosos aminoácidos, siendo la glicina y la cistina los más des
tacados. Pueden producirse aminoacidurias selectivas en dos tipos de anomalías: puede
haber una alteración enzimática que provoque la acumulación de aminoácidos específicos
en concentraciones hemáticas que superen el umbral renal para la reabsorción (errores
congénitos del metabolismo), o pueden no reabsorberse aminoácidos específicos del fU
tracto renal como consecuencia de un mecanismo de absorción defectuoso a nivel tubular
renal. Un ejemplo de concentración excesiva de un aminoácido en sangre que produce una
arninoaciduria es lafenilcetonuria. El síndrome de Fanconi y la cistinuria son trastornos
tubulares renales en los que las concentraciones séricas de aminoácidos son normales, pero
aparecen unas combinaciones de aminoácidos características en la orina. En Jos tipos de
arninoaciduria por exceso de flujo, las concentraciones séricas excesivas producen una
excreción excesiva, pero la alteración bioquímica de la sangre tiene con frecuencia conse
cuencias metabólicas sistémicas.
Prueba del cloruro férrico. Muchos aminoácidos reaccionan con el cloruro férrico
produciendo colores característicos. La prueba del cloruro férrico es un método de detec
ción de amplio espectro, no sólo para la aminoaciduria, sino también para muchos meta
bolitos anormales y productos de excreción farmacológicos en la orina (tabla 19-19). Estas
pruebas pueden ser algo más específicas con una manipulación química o f ísica, pero sigue
tratándose de métodos de detección. El diagnóstico definitivo requiere una identificación
específica y medición de las sustancias de que se trate en la sangre o la orina.
TABLA 19-19. Prueba del c.loruro férrico para estudios de detecc.ión sistemática en orina
Aminoácidos:
Ácido o:-cetobutírico (síndrome de Púrpura que se suaviza pasando a rojo-marrón
Smith y Strang) )>
Ácido homogentísico (alcaptonuria) Azul o gris que se difumina rápidamente z
Ácido o-hidroxifenilacético Malva l>·
Ácido o-hidroxifenilpirúvico Rojo-marrón que cambia a azul o verde y e
luego a malva t/)
Ácido p-hidroxifenilpirúvico (tirosinosis) Verde que se difumina rápidamente t/)
Valina, leucina e isoleucina (enfermedad Azul e
de la orina de jarabe de arce) m
Á cido fenilpirúvico (fenilcetonuria) Verde o azul-verde estable o
Ácido imidazol pirúvico (histidinemja) Verde :o
-
Otros metabolitos: z
Á cido acetoacético Rojo o rojo-marrón )>
Melanina Gris que cambia a negro
lndicán (presente en la enfermedad de Violeta o azul
Hartnup: también en estasis intestinal,
mal absorción)
Fármacos:
Á cido acetilsa)jcíJico, salicilatos Color rojo vinoso estable
Derivados fenotiazínjcos Rosa-púrpura inmediato
Ácido p-aminosalicílico (PAS) Rojo-marrón
Derivados fenólicos Violeta
779
Fenilcetonuria. La fenilcetonuria es la más frecuente de las anomalías enzimáticas que
se detectan por la presencia de un exceso de un aminoácido en la orina. Se produce en
aproximadamente 1/20.000 nacidos vivos y causa un deterioro mental irreversible si no se
detecta y trata en una fase muy temprana de la vida. Aunque el diagnóstico definitivo se
basa en el análisis de las concentraciones séricas de enzimas y aminoácidos, la prueba de
ácido fenilpirúvico en orina constituye un método de detección sistemática eficaz cuando
se aplica a las pocas semanas de edad más que inmediatamente después del nacimiento.
Existe una tira reactiva que detecta concentraciones urinarias de este metabolito anormal
del orden de 5-10 mg/dl (Phenistix). La técnica de Guthrie es un método de detección más
sensible que pone de manifiesto las concentraciones elevadas de fenilalanina en sangre, y
debe utilizarse en los recién nacidos que se sabe que están en riesgo y en los que tienen
resultados sugestivos en la prueba de orina.
Cistinuria. Esta enfermedad es un trastorno hereditario autosómico recesivo que se
asocia a una disminución de la absorción del aminoácido cistina por parte de las células
tubulares proximales del riñón. Como consecuencia de ello, se acumulan cantidades ex
cesivas de cistina en la orina. Esto se asocia a una precipitación en los túbulos renales y a
la formación de cálculos. Existen trastornos bien definidos del metabolismo de la cistina
que tienen complicaciones renales. La cistinuria es un defecto primario del transporte tu
bular renal del aminoácido, mientras que la cistinosis es un error congénito del metabolis
mo del aminoácido. La cistinuria se da con aproximadamente la misma frecuencia que la
fenilcetonuria. Además de los defectos en la reabsorción de la cistina, en este trastorno se
excretan también en exceso otros aminoácidos (lisina, arginina y omitina). Existen dos
subgrupos del trastorno, uno en el que se excretan en exceso los cuatro aminoácidos, y otro
en el que se detecta cistina y lisina. La principal manifestación clínica asociada a estas al
teraciones es la aparición de cálculos renales (véase más adelante). Pueden observarse fá
cilmenre cristales de cistina en la muestra de orina de primera hora de la mañana. Los de
más aminoácidos se detectan mediante técnicas más sofisticadas como Ea cromatografía en
capa fina. Los cristales de cistina pueden ponerse también de manifiesto con la prueba de
cianuro-nitroprusiato. Se observa un resultado positivo cuando aparece un color rojo
púrpura tras la adición de cianuro sódico y nitroprusiato. Se producen reacciones falsas
positivas en la cetonuria y la homocistinuria.
Homocistinuria. Este trastorno se debe a un déficit de la enzima cistationina beta-sin
tetasa, que cataliza la formación de cistationina a partir de homocistina y serina. Los de
fectos en el metabolismo de la homocistina pueden producir manifestaciones clinicas im
portantes que pueden asociarse a retraso mental. Este trastorno puede detectarse también
con una prueba de nitroprusiato. En esta enfermedad se acumula tanto homocistina como
metionina. La prueba de cianuro-nitroprusiato es un método de detección sistemática útil,
cuyo seguimiento puede emplearse para valorar los efectos de la restricción dietética.
Cistinosis. Este trastorno es un error congénito del metabolismo que se hereda de for
ma recesiva y se asocia a la acumulación de cristales de cistina en muchas células. Pueden
encontrarse cristales en los riñones y los ojos, así como en los órganos reticuloendoteliales
como la médula ósea y el bazo. La manifestación clínica de la afectación renal es la apari
ción del síndrome de Fanconi, que se caracteriza por una incapacidad de absorber aminoá
cidos, fósforo, potasio, azúcar y agua. La frecuencia de este trastorno es de aproximada
mente 1/100.000, y puede progresar hacia la aparición de una insuficiencia renal.
Metabo/itos de la serotonina
La serotonina, una sustancia vasoactiva, es producida por las células argentafines del
tubo digestivo, y normalmente es transportada por las plaquetas. Las células neoplásicas
780
de los tumores carcinoides elaboran también este compuesto. La serotonina producida por
la mayor parte de los tumores carcinoides del tubo digestivo es procesada por el hígado
que la degrada. Los tumores localizados en el árbol bronquial o los depósitos metastásicos
de tumores carcinoides digestivos secretan la serotonina directamente a la circulación sis
témica, en donde produce los molestos síntomas vasculares y broncospásticos que se des
criben como síndrome carcinoide.
Uno de los productos de degradación de la serotonina es el ácido 5-hidroxiindolacé
tico (5-HIAA). La prueba diagnóstica tradicional para el síndrome carcinoide es la de
tección de 5-HIAA en la orina. Se utiliza un reactivo de nitrosonaftol para medir el 5-
HIAA en una muestra de orina de 24 horas estabilizada con ácido bórico o ácido
acético. La excreción diaria normal es de 2-9 mg, pero en los síndromes carcinoides es
de 50-500 mg.
Artefactos. La prueba del nitrosonaftol es fácil de realizar pero no es muy sensible ni
muy específica. Las fenotiazinas interfieren en la reacción. Hasta un 25 % de los pacientes
con síntomas debidos a la serotonina excretan metabolitos distintos del 5-HIAA. Los pa
cientes que toman reserpina o medicamentos para la tos que contienen guayacolato excre
tan cantidades moderadas de 5-HIAA, y la ingesta masiva de plátanos, piñas tropicales,
aguacates, setas o nueces provoca un leve exceso de excreción urinaria.
Ensayo de serotonina. En la actualidad pueden determinase directamente las concen
traciones de serotonina en sangre mediante un radioinmunoensayo en muestras de sangre
venosa heparinizada. Las concentraciones normales de serotonina son de 150-180 ng/ml.
Los pacientes con un síndrome carcinoide tienen cifras 7-15 veces superiores. Si el análisis
de detección de 5-HIAA en orina da un resultado diagnóstico, no es necesario realizar el
ensayo de serotonina; pero si los resultados de las pruebas urinarias son equívocos o ne
gativos en un paciente con unas manifestaciones clínicas sugestivas, el ensayo específico
puede ser muy útil.
Metabolitos de fármacos
Los análisis de metabolitos de fármacos en orina son útiles para la vigilancia terapéuti
ca y los estudios de toxicidad (véase también capítulo 18). La cromatografía, en capa fina )>
o de gas/líquido, es la técnica que proporciona una información más exacta y completa z
)>'
sobre los metabolitos de fármacos. En los programas de detección a gran escala de drogas !:
se utiliza la cromatografía en capa fina, y los laboratorios de toxicología especializados fJ)
emplean estas técnicas junto con inmunoensayos y otras pruebas de confirmación. Las e;;
antiguas pruebas de presunción para la detección toxicológica continúan siendo útiles, e
aunque con limitaciones. Los salicilatos, barbitúricos, fenotiazinas y derivados de la mor m
fina son sustancias para las que la detección urinaria puede ser útil en la identificación de o
una exposición o toxicidad. El estudio de detección de la orina puede ser útil también para ::2
valorar la exposición a metales pesados. La vigilancia terapéutica y las pruebas de detec z
ción sistemática se comentan en el capítulo 18. )>
781
TABLA 19-20. Tipos de cá.lculos renales
terior de la dieta, el flujo urinario o las condiciones metabólicas, de manera que la sustan
cia se mantenga disuelta y se excrete.
Composición química
782
TABLA 19-21. Obtención de muestras de orina* para el estudio de los cálculos renales
Calcio Añadir HCI para mantener un pH bajo La cantidad de calcio de la dieta afecta
directamente a la excreción de calcio
La ingesta elevada de ácido ascórbico
aumenta la excreción de oxalato
cálcico
Los síndromes de malabsorción y la
derivación yeyunoileal aumentan la
excreción de oxalato cálcico
Los diuréticos tiazídicos reducen la
excreción de calcio
Urato La acidez hace que precipiten los El ácido acetilsalicílico y los
uratos glucocorticoides aumentan la
excreción de urato
Añadir timol como conservante La dieta rica en purinas (vísceras,
marisco, aves de caza) produce
uratos urinarios altos
El alopurinol reduce la excreción de
urato
Cistina La acidez hace que precipite la cistina La orina diluida (volumen elevado)
aumenta la solubilidad de la cistina y
Añadir timol como conservante su excreción
Fosfato de Añadir HCI para mantener un pH bajo En el análisis de orina de una muestra
magnesio y reciente deben observarse bacterias
amonio y leucocitos
• La recogida de una muestra de orina de 24 horas debe iniciarse despué.l de la primera micción de la mañana, para descartar
la orina acumulada en la vejiga durante la noche. La muestra de primera hora de la mañana del día siguiente se incluye en la
muestra del dfa anterior. No debe refrigerarse la orina ya que las temperaturas frías hacen más probable la precipitación de los
solutos.
Adaptado de Maffly [20], Walker [31]. y Broadus y Thier (4].
)>
2
Se forman en una orina alcalina. Estos cálculos grandes distorsionan la arquitectura renal y
l>·
pueden alterar los patrones de flujo urinario. Aproximadamente un 10 % de los cálculos !::
están formados por ácido úrico. Se produce a veces una excreción excesiva de ácido úrico f/)
en pacientes con unas concentraciones séricas de urato anormalmente elevadas, pero tam e;;
bién puede darse en pacientes con concentraciones de urato en sangre normales. Estos e
cálculos se forman en una orina ácida. m
Los cálculos de cistina, como se ha comentado antes, suponen un 1-2 % del total, y se o
dan sólo en individuos con defectos genéticos del metabolismo de la cistina. El mismo �
defecto provoca también un aumento de la excreción urinaria de lisina, arginina y ornitina, 2
pero estos tres aminoácidos son altamente solubles, mientras que la cistina tiene poca so
)>
lubilidad. El pH ácido y la obstrucción o alteración del flujo urinario reducen aún más la
solubilidad. Los cálculos de cistina son especialmente probables si la orina es permanen
temente ácida o altamente concentrada, y si una infección o intervención quirúrgica ha
distorsionado la arquitectura de las vías excretoras. Otros componentes mucho más infre
cuentes de los cálculos son las xantinas, la glicina o los silicatos. En la tabla 19-21 se des
cribe la forma en que debe recogerse la orina para valorar las anomalías metabólicas que
predisponen a la formación de cálculos.
La litiasis renal puede tener diversas manifestaciones clínicas. Puede ser totalmente
asintomática o puede cursar con la emisión de un material particulado pequeño procedente
783
de los cálculos, que pasa al uréter y de allí a la vejiga urinaria y la uretra. Es característico
que ello dé lugar a un cólico renal durante el paso por el uréter, que se manifiesta por un
dolor muy intenso que irradia de la espalda a la parte inferior de la ingle. La evacuación
uretral de un cálculo puede asociarse a hematuria. Los cálculos grandes pueden obstruir el
flujo de emisión renal, produciendo una hidronefrosis, o pueden predisponer a las infec
ciones urinarias recidivantes con pielonefritis crónica y posterior insuficiencia renal cró
nica. Los cálculos renales son frecuentes y se dan en aproximadamente un 0,5 % de las
personas de los Estados Unidos. En el análisis de orina realizado en presencia de cálculos
renales se detecta con frecuencia una hematuria. La ausencia de cilindros eritrocitarios
después de una cuidadosa búsqueda sugiere que la causa de la hemorragia no es un tras
tomo glomerular o tubular. También pueden observarse acumulaciones de células transi
cionales como consecuencia de la abrasión producida por los cristales en la superficie de la
vejiga urinaria. Los cristales se detectan de manera errática en presencia de cálculos uri
narios. Se afirma que en algunas situaciones, especialmente cuando hay cristales de oxa
lato, hay una mayor probabilidad de formación de cálculos. En las láminas 95A, B y e se
muestra la morfología característica de los cristales.
Puede haber una cantidad excesiva de oxalato en la orina, procedente de la dieta. El
oxalato puede tener su origen en la vitamina e (ácido ascórbico) o puede encontrarse en
verduras o bebidas de la dieta. Ocasionalmente, en la oxalosis, que es un trastorno muy
infrecuente, existe un defecto hereditario del metabolismo del oxalato.
El metabolismo del ácido úrico se ha comentado ya en el apartado de Bioquímica ge
neral (capítulo 9). Los cristales de ácido úrico pueden precipitar en la orina ácida, y es fre
cuente observar grandes cantidades de cristales de ácido úrico en el sedimento urinario de
pacientes con una orina ácida. También se cree que un nido de urato puede ser la base so
bre la que se formen cálculos de calcio, en especial cuando la producción de orina es redu
cida.
Tratamiento
LÍQUIDO CEFALORRAQUÍDEO
784
Anatomía y fisiología
�
r-
�
Presión del LCR •
r-
El cerebro, la médula espinal y el LCR están encerrados en un recipiente rígido for
o'
mado por el cráneo y la columna vertebral. Se mantiene una presión normal gracias a la e
-
absorción de LCR en cantidades iguales a las de su producción, a través de las vellosidades
e
aracnoideas y el plexo coroideo, respectivamente. Hay muchos factores que regulan la o
presión del LCR, pero el más importante es la presión venosa central, ya que todo el lí (")
quido reabsorbido drena al sistema venoso (véase más adelante). m
.,
)>
r
o
Relaciones anatómicas ::zJ
::zJ
)>
A pesar de la continua producción y reabsorción de líquido, y del intercambio de sus o
tancias entre el LCR y la sangre, se produce un considerable estancamiento en la bolsa e
lumbar. Por este motivo, la concentración de proteínas y el recuento celular del líqui 6'
do lumbar superan a los valores observados en el líquido ventricular o de las cisternas. Sin m
embargo el lugar en que se efectúan habitualmente las punciones es la bolsa lumbar, ya
o
que en esta zona distal, el canal medular sólo está ocupado por el filum termínate, y es
improbable que se produzcan lesiones del sistema nervioso. En los niños, hay una persis
tencia de la médula espinal más distal que en los adultos, por lo que las punciones lumba
res deben ser bajas.
785
Indicaciones de la punción lumbar
El líquido suele obtenerse mediante una punción con aguja efectuada en el tercer,
cuarto o quinto espacio intervertebral lumbar. Antes de realizar la prueba, hay que valorar
la posible presencia de un aumento de la presión intracraneal (véase más adelante). Gene
ralmente se coloca al paciente en posición de decúbito lateral izquierdo, y como regla de
orientación habitual puede trazarse una línea perpendicular desde la cresta iliaca postero
superior de la pelvis hasta el punto medio de la columna vertebral. Ello indica general
mente el tercer o cuarto espacio intervertebral, en que puede introducirse la aguja y dr�
narse el líquido. Una técnica cuidadosa asegurará que la punción sea atraumática, pero a
veces puede producirse una lesión de pequeños vasos sanguíneos que puede causar una
hemorragia en el líquido, y ello complica la interpretación de los resultados (como se co
menta más adelante).
Antes de realizar la punción lumbar, el médico debe determinar los objetivos diagnós
ticos. Ello evitará la realización de maniobras innecesarias y permitirá una selección ra
cional de las pruebas de laboratorio a efectuar, en especial si el volumen de líquido obte
nido es reducido. La mayorfa de las veces el objetivo fundamental de la técnica es obtener
líquido cefalorraquídeo. Este objetivo es de capital importancia en los casos en que se
sospecha una meningitis, en la hemorragia subaracnoidea o intracraneal de otro tipo, y para
descartar otras diversas enfermedades. En muchos pacientes se intenta determinar la pre
sión del líquido cefalorraquídeo, para demostrar la presencia de un deterioro en el flujo
de LCR. Con la aparición de la resonancia magnética (RM) y la tomografía computadori
zada (TC), el aumento de la presión intracraneal puede determinarse fácilmente con estas
técnicas incruentas.
La punción lumbar debe realizarse con gran precaución, o no debe efectuarse, cuando
la presión intracraneal está elevada, especialmente si hay edema de papila (tumefacción de
la papila óptica). Debe efectuarse siempre un examen de la retina mediante estudio del
fondo de ojo antes de realizar una punción lumbar. El motivo de esta precaución es que la
extracción rápida de líquido altera las relaciones de presión en el espacio subaracnoideo, y
puede producirse un desplazamiento del tronco encefálico de una zona de alta presión (en
el interior del cráneo) a otra de baja presión (pasando por el foramen magnum al canal
medular), fenómeno al que se denomina hemiación y que puede ser mortal.
En algunos casos de presión intracraneal elevada, la necesidad de establecer un diag
nóstico compensa el peligro que comporta la técnica, por lo que cada caso debe ser cuida
dosamente analizado de forma individual. Un ejemplo de este dilema es el que se plantea
en el paciente comatoso, en el que se sospecha una hemorragia intracraneal o una menin
gitis. Si la extracción de tan sólo unos pocos mililitros de líquido provoca una disminución
de un 25-50 % en la presión, debe interrumpirse inmediatamente la exploración. En estos
casos se administra un soluto diurético como la urea o el manitol para reducir la presión
intracraneal.
Otros problemas
Las deformidades vertebrales graves o las edades extremas pueden hacer difícil
la punción lumbar. La infección o las enfermedades dermatológicas graves en el área
lumbar contraindican también esta técnica. En estos casos puede utilizarse una punción
786
de la cisterna, pero este método requiere experiencia y debe ser aplicado por un neu
rólogo. �
,....
o
�
Examen del líquido cefalorraquídeo
�
o.
�
Debe examinarse primero el aspecto general, la consistencia y la tendencia a la coagu �
lación del LCR. Debe registrarse la presión de apertura. Se efectuará también un recuento �
celular diferencial. Las concentraciones de proteínas y azúcar se determinan de forma sis Q)
temática. Otras pruebas realizadas cuando el estado del paciente lo aconseja son el examen
o
de un frotis con tinción de Gram o tinción acidorresistente del sedimento del LCR; el cul �
tivo para detectar bacterias piógenas, bacilos tuberculosos, levaduras u hongos; y las �
pruebas serológicas para la sífilis u otros microorganismos. No es infrecuente que se soli
citen análisis de la composición detallada de las proteínas y determinaciones bioquímicas
�
varias como las de bilirrubina, urea, ácido láctico y glutamina. En la tabla 19-22 se indican �
,....
las características del LCR normal.
�
,....
5'
Aspecto general e:
6
El líquido cefalorraquídeo normal tiene la transparencia y la consistencia del agua. Un
�
1
cambio leve de color puede ser difícil de observar, y resulta útil comparar una muestra de
LCR con un tubo de agua. Normalmente no es necesario determinar la consistencia ya que
Jos trastornos que causan un aumento de la viscosidad provocan casi siempre un cambio de
color muy visible. Un líquido turbio indica la presencia de leucocitos en un número con �
,....
siderable. Empieza a producirse cuando hay 200-500 leucocitos/mililitro. La coloración
amarillenta, denominada xantocromía, indica generalmente una hemorragia previa, pero m
puede deberse simplemente a una concentración elevada de proteínas, especialmente por •
encima de 200 mg/dl. El pH del LCR tiende a ser ligeramente inferior al de la sangre, y un
r-
o'
valor de pH de 7,31 se considera normal en el LCR, en comparación con el pH arterial
de 7,41.
e
e
o
(')
TABLA 19-22. Características del líquido cefalorraquídeo normal en el adulto
m
.,
En comparación con el )>
r
Valor en el LCR valor plasmático
o
:e
Presión 75-200 mm H20 :e
pH 7,32-7,35 Muy ligeramente inferior )>
Proteínas totales 15-45 mgldl (lumbar) 0,2-0, 5 % o
Inmunoglobulinas 0,75-3,5 mgldl < 0, 1 % e
Albúminalglobulina 8:1 3-4 veces superior 6'
Glucosa 40-80 mgldl 50-80 % del valor en sangre m
30-60 minutos antes o
Lactato 10-20 mgldl Aproximadamente igual
Urea (en forma de 10-15 mg/dl Aproximadamente igual
nitrógeno de urea)
Glutamina <20 mg/dl Aproximadamente igual
787
Presencia de sangre en el LCR
Coagulación
788
obstrucciones al flujo del LCR, la elevación de presión se transmite al líquido lumbar, que
asciende en el manómetro y recupera luego los niveles previos cuando se retira la oclusión
venosa. Se diagnostica una obstrucción raquídea total o parcial si la presión lumbar no
aumenta cuando se comprimen ambas venas yugulares, o si la presión tarda más de 20 se
gundos en descender una vez retirada la compresión. Esta técnica es peligrosa en los pa
cientes con una presión intracraneal elevada o con barorreceptores carotídeos altamente
reactivos. El examen radiológico con medios de contraste (mielografía) o con técnicas in
cruentas como la TC o la RM, aporta más información y tiene menos riesgo.
Presión de apertura y de cierre. La extracción de líquido cefalorraquídeo provoca
una disminución en la presión del LCR. Aunque no puede establecerse una cifra absoluta,
cabe esperar una reducción de 5-10 mm de agua por cada mililitro de líquido extraído de la
bolsa lumbar. Si se extraen, por ejemplo, l O m1 para el examen, la presión de cierre sería de
50-100 mm de agua menos que la presión de apertura. Una disminución manifiestamente
pequeña de la presión sugiere que la cantidad total de líquido cefalorraquídeo está au
mentada, como ocurre en la hidrocefalia. Una disminución de la presión desproporciona
damente grande indica que la cantidad de LCR es baja, como ocurre en tumores u obs
trucciones de la circulación del líquido.
Recuento celular
Punción traumática
Fórmula leucocitaria
Cuando se cuentan las células debe identificarse también su tipo. Generalmente las
muestras de líquido cefalorraquídeo en que se va a efectuar un recuento celular se tiñen
789
para acentuar el núcleo y permitir una diferenciación rápida de las células mononucleares
y los granulocitos. Para un estudio morfológico más detallado, puede prepararse un frotis
con una muestra centrifugada que se examina con técnicas de citocentrifugación. En la ta
bla 19-23 se indican causas importantes de distintos niveles de leucocitosis en el líquido
cefalorraquídeo.
Criptococos
Pruebas bioquímicas
TABLA 19-23. Trastornos que elevan el contenido celular y proteico del líquido
cefalorraquídeo
790
TABLA 19-24. Trastornos que afectan a la glucosa del líquido cefalorraquídeo
polineuritis
Reducción moderada:
Leucemia del SNC, carcinomatosis meníngea, hemorragia subaracnoidea, meningitis bacteriana
o fúngica parcialmente tratada (el lactato en LCR será alto)
Reducción intensa:
Meningitis bacteriana, meningitis tuberculosa, meningitis fúngica
Falsa reducción:
Retraso en el análisis de un líquido que contiene un gran número de células metabolizantes
La concentración de proteínas puede aumentar por diversos motivos. Una de las causas
es un aumento de la permeabilidad de la barrera hematoencefálica causada por la inflama
ción. En la meningitis grave, todos los tipos de proteínas séricas, incluyendo la molécula
grande de fibrinógeno, pueden pasar al LCR. En la meningitis purulenta, las proteínas
del LCR sufren un nuevo incremento debido a que las bacterias y las células, tanto intactas
como desintegradas, aportan proteínas al medio (véase también tabla 19-25, más adelante
en este capítulo). En la mayoría de enfermedades, el recuento celular y la concentración de
proteínas tienden a variar de forma paralela. En la esclerosis múltiple, la proporción de IgG
aumenta en relación con las demás proteínas, a veces con un escaso incremento de la con
centración proteica total. Esta proteína puede estudiarse con técnicas de electroforesis y
puede mostrar bandas oligoclonales (véanse capítulos 7 y 9).
Proteínas elevadas sin células. Cuando la concentración de proteínas aumenta y el
número de células es relativamente escaso, debe sospecharse una enfermedad degenerativa
del sistema nervioso central. La esclerosis múltiple y la neurosífilis pueden aumentar el
contenido de globulínas, con la adición de tan sólo unas pocas células mononucleares. Los
trastornos en que hay una obstrucción subaracnoidea, especialmente cuando es producida
por un tumor medular, permiten una acumulación de proteínas en el líquido situado dis
talmente a la obstrucción, que puede coagularse al ser aspirado. Los tumores de localiza
ción superficial, especialmente los neuromas acústicos y los meningiomas, pueden produ
cir una elevación moderada de las proteínas del LCR. El aumento de la permeabilidad
capilar altera la barrera hematoencefálica, permitiendo un mayor acceso de las proteínas
plasmáticas al LCR. Esto es muy manifiesto en el síndrome de Guillain-Barré y puede
darse en las enfermedades vasculares cerebrales y los procesos inflamatorios. En la tabla
19-23 se resumen las alteraciones de las proteínas del LCR que tienen importancia diag
nóstica.
Glucosa. Normalmente el líquido cefalorraquídeo tiene una concentración de glucosa
del 50-80 % de la existente en la sangre, pero las variaciones de la glucemia se reflejan en
el LCR después de transcurrido un período de tiempo de 30 a 50 minutos. lAs concentra
ciones normales de glucosa en LCR son de 70 a 80 mgldl, pero una valoración crítica de la
determinación de glucosa en LCR exige una comparación con una muestra de sangre, si es
posible obtenida 30-60 minutos antes de realizar la punción lumbar. La disminución más
notable del azúcar en LCR es la que se produce en la meningitis purulenta, en que la com
binación de la actividad bacteriana y leucocitaria puede reducir la glucosa del LCR hasta
cero (véase tabla 19-25). El metabolismo de la glucosa es un proceso activo que continúa
después de la aspiración de la muestra, por lo que la determinación de azúcares debe ha
cerse rápidamente en las muestras que se sospeche que contienen granulocitos o microor
ganismos. Dado que todos los tipos de microorganismos consumen glucosa, una disminu-
791
-..¡
iS
Elevación del lactato Lactato normal Elevación del lactato Elevación del lactato
muy útiles para el diagnóstico diferencial de una meningitis tratada inadecuadamente. Ello �
puede complementar las pruebas de antígenos microbianos en el LCR en los casos de me ,....
��
sos, la uremia inducida da lugar a un notable aumento de la osmolalidad del LCR, que
puede aliviar un edema cerebral al desplazar el líquido del cerebro hacia el líquido cefalo
rraquídeo hiperosmolar. Tras la perfusión de 0,5-1,0 g de urea/kg de peso corporal, las
concentraciones de urea en sangre y líquido cefalorraquídeo tardan 24-48 horas en volver
,....
a los niveles fisiológicos.
Glutamina. La glutamina cefalorraquídea es sintetizada en el sistema nervioso central a �
partir de amoniaco y ácido glutámico. Cuando las concentraciones de amoniaco en sangre •
son altas, como ocurre cuando hay una alteración grave del flujo sanguíneo hepático, las
r-
s·
concentraciones de glutarnina en LCR aumentan. Las complejas relaciones entre la hipe
ramoniemia, el aumento de la utilización del ácido glutámico, y las alteraciones de pro
ductos intermedios del metabolismo oxidativo, influyen probablemente en la aparición de
e
-
la encefalopatía hepática. La glutamina en LCR presenta una correlación tan buena o me
e
jor que la de las concentraciones de amoniaco en sangre, con el grado de encefalopatía he
o
n
pática. Los valores de glutamina superiores a 20 mg/dl se consideran elevados. m
Enzimas. Las enzimas séricas como la Lactato deshidrogenasa (LDH), la alanina ami "T1
notransferasa (ALT) y la aspartato aminotransferasa (AST) se han determinado en el lí )>
r
quido cefalorraquídeo y están presentes en él a concentraciones ligeramente inferiores a o
las del suero. Las concentraciones de enzimas en líquido cefalorraquídeo no se determinan :a
:a
de manera habitual. La enzima que se altera con más frecuencia es la AST, que aumenta
)>
en las enfermedades inflamatorias, hemorrágicas y degenerativas del sistema nervioso o
central. e
Otros componentes. Las concentraciones de cloro en LCR se modifican pasivamente 6'
para compensar las variaciones de los cationes y otros iones de carga negativa. La deter m
minación del cloro no aporta ninguna información diagnóstica específica. La determina
o
ción del calcio en LCR no es especialmente útil. La concentración de calcio en LCR es de
aproximadamente la mitad de la existente en suero, ya que sólo la fracción libre no ligada
a proteínas puede acceder al líquido cefalorraquídeo. El calcio del LCR aumenta cuando se
elevan las concentraciones de proteínas en LCR.
793
Microorganismos
794
La sensación de presión y el «pOp» que se produce cuando la aguja entra en la durama
dre pueden alarmar al paciente, pero no causan molestias persistentes. A veces pueden �
,....
aparecer parestesias temporales a lo largo de las raíces nerviosas. Mientras las punciones e
lumbares se realicen en situaciones de presión de LCR normal, la posibilidad de complica �
ciones como hemorragias masivas, parálisis, etc., es muy remota. La cefalea postpunción Q
es la secuela adversa más frecuente, y se da en aproximadamente un 25 % de los pacientes e,
<:
y dura entre varias horas y varios días.
�
!b
Consideraciones técnicas y obtención de la muestra Q3
e
Colocación del paciente �
d
Para que quede expuesto el espacio intervertebral a nivel lumbar, la columna debe estar
flexionada con la máxima convexidad posible, pero debe mantenerse paralela a la super
�
ficie sobre la que se encuentra el paciente, y el diámetro pélvico mayor debe ser perpendi �
,....
cular a esta superficie. Al paciente colaborador se le debe indicar que doble las rodillas
contra el pecho y flexione la cabeza hacia las rodillas. La enfermera puede sostener por �
detrás de las rodillas y el cuello, estando situada delante del paciente. ,....
Las muestras de líquido cefalorraquídeo deben ser llevadas sin demora al laboratorio,
como ya se ha indicado en los capítulos 13 y 14. Es esencial seguir una técnica estéril du
rante toda la operación y en el manejo posterior del líquido, especialmente si la punción se
795
ha realizado por la sospecha de una infección. El orden en que se han extraído las muestras
puede ser importante si hay dudas respecto a la presencia de una punción traumática o bien
de una hemorragia. En el plazo de una hora, los hematíes del líquido empiezan a lisarse y
confieren una falsa coloración al sobrenadante, y los neutrófilos y células malignas pueden
desintegrarse. Las bacterias y las células continúan metabolizando la glucosa, y un retraso
en el análisis puede afectar a las determinaciones bioquímicas.
ANÁLISIS DE HECES
Consideraciones generales
La muestra normal
796
o proximaJ absorbe gran parte del agua restante. Las bacterias de la luz cólica degradan
muchos de los productos finaJes del metabolismo, y en la porción distal del ,colon se acu
mulan las heces hasta el momento adecuado para la evacuación.
NormaJmente las heces excretadas reflejan la forma y el calibre de la luz del colon. La
consistencia normaJ es aJgo plástica (ni líquida, ni blanda, ni dura). El color marrón habi
tual se debe a la degradación bacteriana de los pigmentos biliares para dar lugar a esterco
bilina, y el olor se debe a productos de degradación índoles y escatoles de las .proteínas. En
las personas con una motilidad gastrointestinal normal que toman una dieia variada, el
tiempo de tránsito cólico es de 24-48 horas. El contenido del intestino delgado (quimo)
empieza a entrar en el ciego a las dos o tres horas de la comida, pero el proceso no se
completa hasta transcurridas seis a nueve horas desde el momento de la ingesta.
Obtención de muestras
Las muestras obtenidas de forma aleatoria son adecuadas para realizar exámenes cua
litativos como los de detección de sangre oculta o la búsqueda microscópica de leucocitos,
levaduras o parásitos; sin embargo las determinaciones cuantitativas requieren la obten
ción de muestras en un período establecido, que es de 24-72 horas.
Examen de laboratorio
Aspecto macroscópico
797
TABLA 19-26. Claves diagnósticas del aspecto de las heces
Suelto, contiene moco y Síndromes inflamatorios La sangre suele ser más visible que
sangre intestinales el moco
Fiebre tifoidea, infección por
shigella o amebas
Carcinoma
Pegajoso, negro, Hemorragia digestiva alta Véase tabla 19-29
alquitranado
Voluminoso, acuoso, Infecciones no invasivas La deshidratación y las alteraciones
poco material formado (cólera, Escherichia coli electrolíticas pueden ser graves
toxigénica, intoxicación
alimentaria estafilocócica)
Catarsis osmótica (déficit de
disacaridasa, exceso de
ingesta)
Suelto, contiene pus y/o Diverticulitis u otros abscesos Para identificar parásitos debe
tejido necrótico Tumor necrótico examinarse la muestra cuando
Parásitos aún está caliente
Pastoso, blanco grisáceo, Obstrucción de la vía biliar Bilirrubina sérica generalmente
poco olor Ingesta de bario anormal
798
TABLA 19-27. Situaciones que influyen en el color de las heces
799
TABLA 19-28. Tipos de diarrea
hemorragia digestiva baja.. Se cree que las estrías de sangre roja brillante en la superficie de
las heces indican unas hemorroides sangrantes, pero pueden darse también en la colitis ul
cerosa, los adenomas friables o los carcinomas con una erosión superficial. Además, las
800
estrías superficiales pueden no ser el único origen de la sangre. El material fecal subya
cente puede contener también sangre oculta.
Las melenas pueden persistir durante bastante tiempo una vez se ha detenido la hemo
rragia activa. Las heces pueden seguir siendo negras durante hasta cinco dias sin que haya
nuevas pérdidas hemáticas, y las pruebas de sangre oculta pueden seguir siendo positivas
durante varias semanas. En la tabla 19-29 se indican las causas frecuentes de hemorragia
digestiva, y algunas de las características clínicas que permiten diferenciarlas.
Estudios de detección sistemática de sangre oculta. La importancia de la detección
sistemática de sangre oculta en heces sigue siendo objeto de polémica. La hemorragia di
gestiva alta o baja de gran volumen es obvia clínicamente. Lo que se espera con la aplica
ción de estas pruebas es detectar lesiones importantes cuando son asintomáticas o lo sufi
cientemente leves o localizadas como para que el tratamiento dé buenos resultados. La
úlcera péptica, la gastritis erosiva y el carcinoma gástrico son los orígenes habituales de la
sangre oculta procedente de la parte alta del tubo digestivo. El carcinoma o los pólipos
adenomatosos del colon son la causa de la mayor parte de sangre oculta que tiene su origen
en la parte baja del tubo digestivo, aunque los divertículos son también una causa impor
tante.
Para que el estudio de detección sea útil, debe realizarse correctamente. Los resultados
positivos deben ser investigados aunque resulten ser falsos. Los resultados falsos negati
vos son más difíciles de identificar. La prueba del guayaco realizada en heces obtenidas
durante el tacto rectal proporciona relativamente poca información, ya que la dieta puede
producir resultados falsos positivos, y el error de muestreo puede dar falsos negativos. El
método más aceptable para su empleo a gran escala ha sido el de entregar portas o tiras al
paciente, que prepara entonces múltiples pruebas con las heces evacuadas durante varios
días sucesivos. Una dieta de masa abundante y sin carne es la que produce las muestras
más adecuadas. La carne de la dieta, las hemorragias gingivales o nasales, y el consumo de
tan sólo 325 mg de ácido acetilsalicílico ( 1 comprimido de adulto/día) pueden producir
resultados positivos sin trascendencia diagnóstica. Antes de aceptar un resultado positivo
en una prueba de detección, ésta debe repetirse prestando especial atención a la dieta.
Un resultado falso negativo, que no detecte sangrado en un paciente con un cáncer u
otro trastorno susceptible de tratamiento, tiene consecuencias más importantes. Aunque se
realicen seis pruebas, el porcentaje de resultados negativos en pacientes en que más tarde )>
2
se demuestra la existencia de un carcinoma de colon o de adenomas grandes es de alrede
l>·
dor de un 20 %. La mayoría de los pacientes con lesiones importantes no presentan más r-
que uno o dos resultados positivos en las seis muestras. Aparte del hecho de que la hemo e;;
rragia puede ser intermitente y de que la muestra estudiada puede ser pequeña, pueden m
producirse resultados negativos si pasa demasiado tiempo entre la obtención de la muestra e
y la realización de la prueba. Si una dieta con poca masa reduce el volumen de heces y m
aumenta el tiempo de tránsito intestinal, o si la dieta contiene cantidades anormalmente :t
m
elevadas de vitamina e, puede haber también resultados falsos positivos. (")
m
m
Examen microscópico
801
experiencia. Para diagnosticar e identificar amebas y otros parásitos móviles, la observa
ción debe hacerse en material recién excretado, cuando está aún caliente. Los fragmentos
sanguinolientos o que contienen moco son los que proporcionan mejores resultados, y
debe examinarse una emulsión en suero fisiológico y una emulsión con yodo. La concen
tración de la muestra de heces facilita la detección de huevos: su presencia en una emul
sión simple indica que su número es muy elevado (véase capítulo 14).
Material no digerido. Aparte de detectar los parásitos, el examen microscópico de las
heces permite una valoración rápida de la eficacia digestiva. Si pueden observarse clara
mente fibras de carne estriada, la proteólisis no es adecuada. El significado de las grasas en
una muestra aleatoria es menos clara. Es normal que haya una cierta cantidad de grasa fe
cal, que corresponde al 5-7 % de la ingesta de la dieta. La comida reciente influye en el
contenido de grasa de las muestras únicas o aleatorias. Un paciente con problemas de ma
labsorción puede restringir la ingesta de grasas a causa de la anorexia, con lo que la ex
creción observada en el momento del examen es normal. Y a la inversa, un paciente me
tabólicamente normal con una ingesta de grasas anormalmente alta puede excretar más
grasa de la que se espera en circunstancias normales. Si hay algún motivo para sospechar
un metabolismo anormal de las grasas, la valoración de una muestra aleatoria debe incluir
información respecto a la ingesta reciente.
Elementos celulares. En las heces puede haber un cierto número de células epiteliales,
pero un gran número de células de este tipo o una gran cantidad de moco indican una mu
cosa irritada. Dado que los leucocitos no son componentes normales, su presencia indica
una inflamación en algún punto del tubo digestivo inferior o los órganos de excreción.
Aunque la presencia de un gran número de leucocitos sugiere un proceso inflamatorio bas
tante grave o extenso, su ausencia no significa que no exista inflamación. Un proceso in
flamatorio localizado en la profundidad de la pared o una alteración superficial que no
atraiga a los neutrófilos harán que haya pocos leucocitos en el contenido fecal. Los pa
cientes leucémicos pueden tener una enfermedad inflamatoria intestinal sin que haya in
dicios de infiltración leucocitaria debido a la notable reducción en el número absoluto de
glóbulos blancos. Los hematíes inalterados, cuando los hay, suelen proceder del ano o el
recto. La sangre intraluminal de una parte más alta del tubo digestivo sufre lesiones celu
lares aunque la hemoglobina se mantenga inalterada.
Problemas de malabsorción
Existen diversos trastornos que pueden causar una excreción excesiva de grasa fecal.
La tinción de un frotis de heces para identificar un aumento en los glóbulos de grasa es una
técnica de detección sistemática útil, pero no es cuantitativa. A menudo el hecho de que el
paciente refiera unas deposiciones abundantes, de color claro y poco densas proporciona el
diagnóstico de presunción, aunque en una serie de niños con enfermedad celíaca, 38 de los
40 tenían un exceso de grasa en el frotis teñido, mientras que sólo 2 1 referían deposiciones
abundantes y malolientes. Es aconsejable tener un elevado grado de sospecha ante cual
quier niño o adulto joven con irritabilidad persistente, mal crecimiento y hábitos intesti
nales irregulares.
Excreción de grasas. Para cuantificar la excreción de grasas es necesaria una ingesta
dietética conocida y una obtención de heces durante un período de tiempo determinado. La
técnica habitual consiste en administrar una dieta con un contenido de 100 g de grasa al día
y recoger las heces de tres días para determinar la excreción de grasa total. La excreción de
más de 6 g/día es normal, y los valores pueden llegar a 50 g o más. En las heces, la mayoría
de los lípidos se encuentran en forma de ácidos grasos, tanto saturados como no saturados,
puesto que las grasas neutras son hidrolizadas por las lipasas en la parte alta del intestino
802
TABLA 19-29. Trastornos asociados a hemorragias digestivas
Edad de aparición
Trastorno habitual Gravedad Otras características
oc
e S3:>3H 30 SISilVNV • S31tfHOciHO:J SOOinDJ7 S07 30 0/HO.l tfH08tf1 30 N(JI:JttH01tfA
oc
�
Edad de aparición
Trastomo habitual Gravedad Otras características
Diarreas infecciosas Cualquier edad Generalmente leve o moderada Amebas, shigellas, Clostridium difficile
Enfermedad inflamatoria Adolescentes, adultos de menos de Generalmente leve, pero puede ser Diarrea, dolor, pérdida de peso más
intestinal (enfermedad 60 años masiva frecuentes en la enfermedad de Crohn
de Crohn, colitis que en la colitis ulcerosa
ulcerosa) Hemorragia más prominente en la colitis
ulcerosa
Enfermedad diverticular Incidencia progresivamente Generalmente leve, con frecuencia A menudo asintomática, a menos que
creciente a partir de los 40 años oculta haya inflamación o absceso
Malformaciones Adultos de edad avanzada Generalmente leve; puede poner en Hemorragias con frecuencia
vasculares peligro la vida en"' 1 5 % recidivantes
A menudo se diagnostica
equivocadamente como úlcera péptica
o enfermedad diverticular
Carcinoma Adultos de edad avanzada Variable, desde hemorragias ocultas Causa frecuente de anemia ferropénica
hasta las moderadamente graves en personas de edad avanzada
Sangre roja más frecuente en los
tumores de localización distal
Recto y ano:
Hemorroides Adultos de edad avanzada Generalmente leve; sangre roja Pueden ser indoloras o sintomáticas
Fisura anorrectal brillante A menudo se asocian a estreñimiento
Cualquier edad Generalmente leve; sangre roja Casi siempre dolorosa
brillante La enfermedad de Crohn y las
relaciones sexuales anales pueden
predisponer a su aparición
805
cial en la actividad de la lactasa, ya que muchos individuos de raza negra tienen concentra
ciones inferiores a las de otras poblaciones a todas las edades.
El déficit de actividad de lactasa se asocia a diarrea, espasmos abdominales, gases y
malestar general después de la ingesta de leche o productos lácteos. La tolerancia a la lac
tosa puede estudiarse o bien con la administración de lactosa pura (50 g, la dosis habitual,
es la cantidad que hay en un cuarto de litro de leche), o bien haciendo que el paciente beba
una cantidad elevada de leche. Si hay una lactasa adecuada, las cifras de glucemia en los 60
minutos siguientes aumentan a 20 mgldl por encima de las concentraciones basales al
absorberse el contenido de glucosa. El paciente con un déficit de lactasa, que no presenta el
aumento de la glucemia, suele tener una intensa diarrea y espasmos abdominales que
aportan una confirmación adicional del diagnóstico. A este proceso se le denominaprueba
de tolerancia a la lactosa. El tratamiento de la intolerancia a la lactosa debida a un déficit
de lactasa consiste en la evitación de los productos lácteos, el empleo de leche sin lactosa
tratada previamente con lactasa, o la administración de determinadas levaduras que con
tienen lactasa. Sin embargo estos pacientes necesitan un suplemento adicional de calcio.
Pérdida de proteínas. No hay ninguna técnica satisfactoria para cuantificar las pro
teínas fecales. La pérdida de proteínas que se produce con la malabsorción general no re
quiere una valoración aparte. Sin embargo, en algunos pacientes ocasionales puede haber
una pérdida fecal de proteínas intensa, en un trastorno al que se aplica el nombre descrip
tivo de enteropatía con pérdida de proteínas.
Las proteínas de la luz intestinal son degradadas enzimáticamente hasta sus aminoáci
dos componentes, que son entonces reabsorbidos. Si la presencia de anomalías de la mu
cosa impide la reabsorción, o si la fuga de proteínas supera a la capacidad de reabsorción,
puede aparecer una hipoproteinemia. La colitis ulcerosa grave, la enfermedad de Whipple,
las alteraciones de la circulación linfática y los linfomas intestinales pueden producir este
síndrome, en el que debe pensarse ante una hipoalbuminemia que no se acompaña de he
patopatía ni de pérdida urinaria de proteínas.
Observaciones clínicas. Los pacientes con una malabsorción grave pueden tener con
centraciones séricas de albúmina bajas, debido en parte a la malnutrición general y en parte
a la pérdida fecal excesiva. Una absorción insuficiente de vitaminas liposolubles puede dar
lugar a concentraciones bajas de vitamina A (concentraciones bajas de beta-caroteno),
anomalías de la coagulación debidas a un déficit de vitamina K, y osteoporosis con eleva
ción de las concentraciones de fosfatasa alcalina termolábil a causa de la reducción de la
actividad de la vitamina D (véase también apéndice A).
No suelen realizarse análisis de heces cuando se sospechan déficit enzimáticos pan
creáticos, excepto en los niños muy pequeños. Aunque a veces se determina la actividad de
tripsina y quimotripsina en las heces del adulto, la presencia o ausencia de actividad enzi
mática no puede correlacionarse de manera fiable con la enfermedad pancreática. Algunas
de las enzimas fecales pueden ser de origen bacteriano. El análisis del aspirado duodenal
es más informativo para el diagnóstico de la enfermedad pancreática.
El diagnóstico definitivo de las anomalías de la mucosa intestinal puede hacerse en la
actualidad con el examen histológico de muestras de biopsia obtenidas mediante endoscopia
con un instrumento de fibra óptica. Cuando se dispone de muestras de biopsia, éstas son es
pecialmente útiles para el seguimiento de la respuesta del paciente al tratamiento, puesto que
las modificaciones histológicas de la mayoría de los problemas frecuentes son reversibles.
ANÁLISIS DE ESPUTO
806
Fisiología normal
Aspecto macroscópico
)>
2
Los términos descriptivos que se aplican al esputo son los siguientes: mucoso, muco
)>.
purulento, francamente purulento, teñido de sangre, francamente sanguinolento y pun !::
teado de polvo. Estas características presentan una correlación moderadamente buena con SQ
la causa de la tos. El esputo purulento suele acompañar a las neumonías bacterianas. En un C/)
paciente con bronquitis crónica, el cambio de un esputo mucoso a un esputo purulento o o
mucopurulento indica una infección bacteriana sobreañadida a un proceso inflamatorio m
crónico. La progresión gradual de un esputo escaso y pegajoso a un material más abun m
C/)
dante, suelto y purulento puede indicar la aparición de alteraciones crónicas como ocurre .,
en las bronquiectasias, en las que hay bronquiolos dilatados de manera persistente como e
consecuencia de la destrucción inflamatoria del tejido peribronquiolar. La ruptura de un
absceso pulmonar causa una expectoración de abundante material purulento y a menudo
a
maloliente.
Sangre
807
TABLA 19-30. Causas de esputo sanguinoliento
Examen microscópico
Las observaciones microbiológicas, los resultados de los cultivos y las técnicas inmu
nológicas que se aplican al esputo se han comentado ya en capítulos anteriores (véanse
capítulos 13, 14 y 15). Los elementos formes del esputo se estudian mejor con técnicas ci
tológicas, utilizando la tinción de Papanicolaou o una modificación apropiada de la misma.
Si no es necesario un examen citológico detallado, pueden ser útiles otras técnicas de tin-
808
ción. Los leucocitos pueden identificarse en frotis con tinción de Gram, y la morfología
por sí sola permite diferenciar los leucocitos polimorfonucleares que se encuentran en la
infección, de los eosinófilos que son característicos de los episodios de asma. La tinción de
Wright u otras tinciones de tipo Romanowsky son útiles para hacer esta distinción. A veces
se aplican al esputo tinciones de plata y de ácido periódico de Schiff (PAS) cuando se
sospecha una proteinosis alveolar pulmonar. La proteína compacta característica puede
estar en el interior de las células mononucleares, o libre en forma de acumulaciones redon
das o laminadas o en agregados con espacios en forma de hendidura. En las formas re
dondas y laminadas, estas acumulaciones se asemejan a quistes de Pneumocystis carinii.
Aunque en ambos casos la tinción de PAS es positiva, sólo el Pneumocystis capta una
tinción de plata (véase capítulo 14). El rojo Sudán es útil para descartar una neumonía
lipoidea.
Las espirales de Curschmann pueden identificarse fácilmente en los frotis con tinción
de Gram. Estos filamentos mucosos y enrollados, que hubo un tiempo en que se conside
raron patognomónicas del asma, se forman en los bronquios pequeños que actúan como
moldes, y pueden darse siempre que hay un aumento de la producción de moco que acom
paña a una obstrucción bronquial. Dado que los episodios de asma se caracterizan por
broncospasmo y exceso de secreción, las espirales de Curschmann son especialmente fre
cuentes en este caso, pero pueden darse en otros tipos de bronquitis aguda o en la bronco
neumonía, y pueden encontrarse en el esputo procedente de bronquios pequeños adyacen
tes a los carcinomas pulmonares. En la tabla 19-31 se indican los elementos formes que
pueden observarse al examen microscópico.
Fisiología gástrica
809
mentarías, sangre ni bilis. La flora bacteriana habitual tiene poca trascendencia clínica,
pero los pacientes tuberculosos en que el esputo no contiene gérmenes tienen a veces
Mycobacterium tuberculosis en el contenido gástrico de la mañana. El examen citológico
del jugo gástrico suele ser poco satisfactorio, puesto que las células descamadas se con
servan mal. Después de aspirado el contenido gástrico, los lavados gástricos pueden ser de
extraordinaria utilidad para la detección de neoplasias gástricas.
El ácido clorhídrico, junto con las enzimas proteolíticas gástricas, es importante para
iniciar la digestión de las proteínas. En el síndrome clínico de la enfermedad ulcerosa pép
tica, la mucosa gástrica, duodenal o ambas, son atacadas por estas actividades proteolíti:.
cas, y a veces puede haber una correlación entre las determinaciones de la acidez gástrica
y los signos clínicos y el pronóstico. La determinación de la secreción ácida gástrica es útil
para diagnosticar un subgrupo especial de la enfermedad ulcerosa péptica que se denomina
síndrome de Zollinger-Ellison. El trastorno hematológico de la anemia perniciosa se ca
racteriza a menudo por un deterioro en la producción de ácido gástrico.
En condiciones de reposo y ausencia de estimulación, el estómago secreta una pequeña
cantidad de ácido. El aumento de la acidez se debe, fisiológicamente, a una estimulación
nerviosa y humoral. Los estímulos emocionales y el hecho de ver u oler alimentos pueden
inducir una secreción de ácido gástrico a través de una estimulación del nervio vago. Los
impulsos vagales afectan directamente a las células parietales, e inducen la producción de
gas trina en las células del antro gástrico; la gastrina es un potente estimulador hormonal de
la actividad de las células parietales. La secreción antral de gastrina se intensifica con la
distensión de la pared del estómago o con el contacto con productos de degradación de las
proteínas. Un tercer estímulo, más débil, de la acidez gástrica es el que se produce cuando
la mucosa duodenal, en contacto con Jos productos digestivos intraluminales, libera acti
vadores humorales.
La historia de los análisis gástricos está repleta de sondas con diferentes diseños y
epónimos, distintas pruebas de ingesta alimentaria para estimular la secreción de ácido, y
técnicas y términos para «expresar la producción gástrica de HCL» La titulación con NaCI
0,1 N y la expresión en unidades clínicas han dado paso a las determinaciones directas del
p H y la concentración de iones de hidrógeno. La técnica habitual consiste en recoger el
jugo gástrico durante una hora estando en ayunas y sin estimulación. Se registra el volu
men y el pH, y la secreción gástrica total durante este período se expresa en forma de pro
ducción ácida basal (BAO, basal acid output) en miliequivalentes por hora. La BAO es
habitualmente de 4-5 mEqlhora, y en las mujeres es algo inferior a la de los hombres.
La BAO presenta un cierto grado de correlación con el peso corporal.
Estimulación
Una vez establecida la producción basal, se expone a las células parietales a una esti
mulación intensa y se mide la producción de ácido resultante. Los estimulantes utilizados
son la histamina (0,04 mg/kg), 50-100 mg de betazol o la pentagastrina (6 �glkg). Dado
que la histamina tiene unos efectos sistémicos desagradables sobre los vasos sanguíneos y
el músculo liso, debe administrarse algún antihistamínico 30 minutos antes de la prueba.
El betazol es un isómero de la histarnina con un efecto preferente sobre la secreción gás
trica y unos efectos sistémicos menos intensos. La pentagastrina, un análogo sintético de la
gastrina, es la que causa unos efectos secundarios menos molestos y de menor duración.
810
Tras la inyección del estimulante se recoge el jugo gástrico durante otra hora. A veces
se divide esta hora en períodos de 1 5 minutos. El ácido total secretado durante la hora si
guiente a la estimulación es la producción ácida máxima (MAO, maximal acid output). Si
se presentan por separado los resultados de los períodos de 15 minutos, puede expresarse
el pico de producción ácida (PAO, peak acid output). El PAO es la suma de las dos lectu
ras consecutivas más altas, y es por tanto de algo más de la mitad de la MAO. A menudo se
comparan las producciones basal y máxima mediante la proporción BAO/MAO. Ésta se
encuentra entre 0,3 y 0,6, lo que significa que la producción máxima es aproximadamente
1,5-3 veces la producción basal.
normal es de 4-5 mEq/hora, y los valores medios de la MAO son de 16-26 mEq/hora. La e
proporción de la BAO respecto a la MAO suele ser de 0,3 o inferior y no es nunca supe
o
Q
rior a 0,6 si la fisiología gástrica es normal. En general, los pacientes con úlceras duode
l>
nales tienen una BAO ligeramente elevada (5-7 mEq/hora) y una MAO moderadamente en·
elevada (superior a 40 mEq/hora), pero muchos pacientes con úlceras duodenales de -4
mostradas presentan valores situados en el intervalo normal, y algunas personas con una :2
producción ácida persistentemente elevada no sufren nunca úlceras. Los pacientes en que
(")
o
la enfermedad ulcerosa péptica causa úlceras gástricas, tienden a tener una BAO normal
<
o baja y una MAO normal o ligeramente reducida. Los resultados de la prueba de res
e
puesta ácida se correlacionan mal con la respuesta de los pacientes al tratamiento médico e
o quirúrgico. o
El síndrome de Zollinger-EIIison, que se debe a una producción excesiva de gastrina e
por parte de tumores pancreáticos no secretores de insulina, causa una producción ácida m
2
basal muy elevada, que es característico que sea de 1 O mEq/hora o superior. Dado que )>
existe una estimulación continua de la gastrina, la estimulación farmacológica provoca un r-
811
escaso incremento adicional. En la tabla 19-32 se presenta un análisis representativo de la
acidez gástrica normal y anormal.
Gastrina en suero
Después de que un estudio de secreción haya puesto de manifiesto una secreción ácida
elevada, se determina la gastrina en suero para establecer el diagnóstico de síndrome de
Zollinger-Eilison. Como se ha indicado anteriormente, la gastrina es la hormona producida
por las células principales del antro gástrico. En circunstancias normales, el ácido inhibe la
producción de gastrina por parte de estas células. Sin embargo los pacientes con un sín
drome de Zollinger-EIIison tienen un tumor pancreático que aumenta la producción de
gastrina, con lo que las concentraciones séricas son muy altas. Puede haber una gastrina
elevada en personas con aclorhidria, puesto que no se produce la inhibición de las células
principales por parte del ácido gástrico. Si un paciente presenta una secreción ácida y a la
vez una gastrina en suero superior a 1000 pglml, ello es prácticamente patognomónico de
un síndrome de Zollinger-Eilison. Si la gastrina sérica está en un valor medio (300-800 pg/
ml), puede realizarse una prueba de estimulación con el empleo de secretina. Normalmente
la secretina reduce la producción de gastrina; sin embargo, en el síndrome de Zollinger
EIIison, se produce un aumento paradójico en las concentraciones séricas de gastrina a lo
largo de un período de 15 minutos.
La mayoría de los estudios del contenido gástrico se realizan en pacientes en que se
estudia una hipersecreción, y en los que presentan el síndrome de Zollinger-EIIison.
Prueba postvagotoma
í
812
TABLA 19-32. Resultados representativos de la acidez gástrica normal y anormal
Producción Producción
ácida basal ácida máxima BAO/MAO
(mEq/hora) (mEq/hora) (%)
Líquido duodenal
Fi
siología
813
ben hacerse pruebas intradérmicas para asegurarse de que no hay una sensibilidad a estas
proteínas extrañas. La prueba se inicia con la introducción de una sonda hasta el ligamento
de Treitz, al final del duodeno. Se administra secretina, a una dosis de 1-2 unidades por ki
logramo de peso corporal y se recogen las secreciones pancreáticas. Estas pruebas deter
minan la capacidad del páncreas de responder a un estímulo de secretina, mediante la va
loración de la producción de bicarbonato. Si el paciente tiene un carcinoma pancreático,
habrá un volumen bajo con un bicarbonato y una amilasa normales. El tumor obstruye ge
neralmente el flujo. Si el paciente tiene una pancreatitis crónica, el volumen es reducido y,
además, las concentraciones de bicarbonato y de amilasa son bajas, debido a la destrucción .
del parénquima pancreático.
La presencia de bilis, sangre, partículas alimentarias no digeridas y cristales de coles
terol en el líquido duodenal es anormal. Las muestras se obtienen a i¡1tervalos de 20 mi
nutos. La estimulación con secretina induce normalmente una secreción de 2-4 rnJ de jugo
pancreático/kg de peso corporal, con 90-130 mEqllitro de bicarbonato. La prueba de se
cretina puede ser útil para documentar una reducción progresiva de la función si se efectúa
de manera seriada en pacientes con una pancreatitis crónica progresiva.
En los últimos tiempos, el empleo de la colangiopancreatografía retrógrada endoscópi
ca (CPRE) ha facilitado el estudio de las secreciones pancreáticas y biliares. Esta técnica se
utiliza habitualmente para valorar la anatomía de los conductos biliares y pancreáticos.
Requiere la introducción de un endoscopio en la papila duodenal, y la canulación del co
lédoco o los conductos pancreáticos. Puede inyectarse un medio de contraste, para deli
mitar la anatomía o para valorar la permeabilidad de los conductos.
A veces se realiza un drenaje biliar con análisis de cristales de colesterol, tras la admi
nistración del secretagogo colecistocinina, que hace que la vesícula biliar se contraiga. Se
recoge la bilis que sale por la papila duodenal y se envía al laboratorio clínico para un
análisis de colesterol. Aproximadamente el 80 % de los cálculos biliares que se observan
en el hemisferio occidental contienen colesterol, y pueden formarse como consecuencia de
una sobresaturación de la bilis con este producto. La detección de cristales de colesterol en
las secreciones implica que existe una concentración elevada de esta sustancia y que hay
un riesgo considerable de formación de cálculos biliares.
Los espacios cerrados del cuerpo son las cavidades pleural, pericárdica y peritoneal.
Normalmente, en estos espacios hay una pequeña cantidad de líquido seroso para facilitar
la lubricación entre la membrana de la cavidad corporal (parietal) y la membrana visceral
que rodea a los órganos. Puede acumularse líquido en un lugar como consecuencia de es
tímulos muy diversos. Estos líquidos se estudian para diferenciar sus causas, que pueden
ser infecciosas, inflamatorias, traumáticas o debidas a enfermedades malignas primarias o
secundarias. Los síntomas dependen de la causa primaria y del volumen y rapidez con que
se acumula el líquido. La acumulación de líquido puede ser pasiva o formar parte de un
proceso inflamatorio o neoplásico activo. La acumulación pasiva consiste simplemente en
la fuga de líquido de los vasos sanguíneos, y generalmente no es inflamatoria. La distin
ción entre la acumulación de líquido pasiva y activa en los espacios serosos es importante
para el diagnóstico diferencial de la enfermedad. La acumulación pasiva de líquido se de
nomina trasudación, mientras que los mecanismos activos producen un exudado. Es im
portante diferenciar los trasudados de los exudados, ya que esta distinción puede propor
cionar pistas importantes respecto a la naturaleza del proceso patológico.
814
Mecanismo de acumulación pasiva de líquidos
:t>
EXTREMO ARTERIAL 2
EXTREMO VENOSO
:t>
CAPILAR
c:
�
Presión medía de 40 mm Hg Presión medía de 10 mm Hg CJ)
Presión osmótica coloide de 25 mm Hg 1 e
m
r-
Presión neta de 15 mm Hg Presión neta de -15 mm Hg
o'
Fuerza la salida de líquido
(trasudacíón)
Introduce lfquído en los
capilares
e
• 1 e
Causas de un aumento de la trasudación Causas de una disminución de la reabsorción
o
Hipertensión sistémica Disminución de la presión osmótica coloide CJ)
Aumento de la permeabilidad capilar (Hipoalbuminemia) CJ)
(por ejemplo, estados alérgicos) Aumento de la presión venosa m
Disminución de la presión osmótica coloide (proteínas!) Insuficiencia cardiaca congestiva :lJ
Hipoalbuminemia Oclusión venosa o
Malnutrición proteica Tromboembolismo CJ)
Hepatopatia Compresión tumoral o
Síndrome nefrótico Pericarditis CJ)
Trastornos con pérdida de proteínas Gl
815
TABLA 19-33. Diferenciación de laboratorio de trasudados y exudados
Trasudado Exudado
Aspecto macroscópico
Densidad
La densidad proporciona una estimación del contenido proteico. Los exudados tienen
una densidad de más de 1,015, mientras que los trasudados tienen una densidad de menos
de 1,015.
Normalmente puede haber hasta cinco células por campo de alta resolución. En ge
neral, en los líquidos normales no hay células, y en particular no hay neutrófilos. Un re
cuento celular elevado o la presencia de neutrófilos es anormal. Los líquidos son general
mente estériles, por lo que debe determinarse la presencia de bacterias, cosa que puede
hacerse fácilmente con una tinción de Gram. Una tinción de Gram positiva debe ir seguida
de un cultivo estándar o un cultivo especial, según lo que indique el síndrome clínico (véa
se capítulo 14). ·
Análisis bioquímico
Las concentraciones de proteínas son más altas en los exudados que en los trasudados,
y en general el contenido proteico total es demenos de 3 gldl en un trasudado y de más
de 3 g/dl en un exudado. La presencia de la enzima lactato deshidrogenasa (LDH), que es
816
importante en el metabolismo anaerobio, es superior a 200 Uf/litro en un exudado e infe
rior a 200 Uf/litro en un trasudado. Debe determinarse también la proporción existente
respecto a la LDH sérica, que generalmente es superior a 0,6 en un exudado e inferior a
esta cifra en un trasudado. Dado que los exudados contienen una cantidad considerable de
proteínas, incluyendo las de la coagulación, pueden presentar una coagulación espontánea.
Naturalmente, en los trasudados ocurre Jo contrario.
Debe hacerse un examen citológico de todos Jos líquidos serosos, en especial en Jos
exudados, en los que debe preocupar la detección de células neoplásicas.
Líquido pleural
817
QC
...
QC
Infarto Desde color pajizo 5.000-15.000 p 1 .000-100.000 LP/S > 0,5 LP=S
pulmonar hasta hemático
Tuberculosis Desde color pajizo 5.000-10.000 M < 10.000 LP/S > 0,5 LP = S o
hasta serosanguinolento < 60 mg/dl
Enfermedad Turbio, de verde 1 .000-20.000 MoP < 1000 LP/S > 0,5 < 30 mg/dl
reumatoide a amarillo
Carcinoma Turbio o hemático < 10.000 M 1.000 a varios LP/S > 0,5 LP = S o
100.000 < 60 mg/dl
Pancreatitis Turbio 5.000-20.000 p 1.000-10.000 LP/S > 0,5 LP=S
TABLA 19-34. Características del líquido pleural en enfermedades frecuentes. (Continuación.)
WH Amilasa pH
LDH = lactato deshidrogcnasa; M = mononuclcares: LP = lfquido pleural; S = suero; U1 = unidades internacionales; P = polimorfonuclearcs.
Tomado de Strasingcr, SK [30], página 173. oon penniso.
QC
-
-e SOSOH3S SOOinOjl 30 SIS11VNV • S31tfiJOJHO:J SOOinOJ1 S01 30 OIHO.LttH08tf1 30 N()I:JttH01tll\
nas del cuello y ruidos cardíacos amortiguados pueden alertar al médico ante esta posibili
dad. En esta situación, la aspiración de líquido de la cavidad pericárdica puede tener valor
tanto terapéutico como diagnóstico. La aspiración se realiza a menudo bajo guía ecográfi
ca. Los principios utilizados para valorar el líquido cefalorraquídeo y el líquido pleural son
aplicables también al líquido pericárdico. Es importante observar el aspecto macroscópico,
efectuar un recuento celular, una fórmula diferencial y un cultivo, y obtener un análisis
bioquímico para diferenciar un trasudado de un exudado.
Líquido peritoneal
Este líquido viscoso es un dializado del plasma sanguíneo con la adición de ácido hia
lurónico, y actúa como lubricante en las articulaciones. Aporta, además, nutrientes a la
membrana sinovial. El contenido proteico es de aproximadamente un 70% de albúmina, y
las proteínas totales son de alrededor de un tercio del valor plasmático (es decir, 2 g/dl).
Los procesos inflamatorios de las articulaciones se asocian a una fuga de proteínas, a me
nudo globulinas, hacia el espacio articular. Normalmente, en una cavidad articular sólo
hay una pequeña cantidad de líquido, y cualquier acumulación se manifiesta claramente
por una hinchazón, distorsión y dolor en la articulación. La aspiración de líquido articular
(artrocentesis) puede practicarse en cualquier articulación afectada, pero suele realizarse
en la rodilla. Normalmente en la rodilla sólo hay 3,5 mi de líquido. La aspiración del lí-
820
TABLA 19-35. Causas de derrame peritoneal
Trasudados
Insuficiencia card.íaca congestiva
Cirrosis hepática
Hipoproteinemia (por ejemplo, síndrome nefrótico)
Exudados
Neoplasias
Hepatoma
Carcinoma metastásico
Linfoma
Mesotelioma
Infecciones
Tuberculosis
Peritonitis bacteriana primaria (puede sobreañadirse a un trasudado)
Peritonitis bacteriana secundaria (porejemplo, apendicitis, infarto intestinal)
Traumatismo
Pancreatitis
Peritonitis biliar (secundaria a una ruptura de la vesícula biliar o a una perforación por punción
del colédoco)
Derrame quiloso
Lesión u obstrucción del conducto torácico, por ejemplo, por traumatismos, linfoma, carcinoma,
tuberculosis o infestación parasitaria
quido articular suele hacerse en derrames monoarticulares o cuando hay dudas respecto a
la causa de un trastorno articular. Es necesaria una técnica estéril para evitar que se pro
duzca una osteomielitis, y el lugar en que se realice la aspiración debe ser la zona de mayor
distensión.
Normalmente el líquido sinovial no forma un coágulo de fibrinógeno; sin embargo el
líquido es viscoso debido a la presencia de coágulos de mucina, que pueden valorarse de
manera sencilla. La prueba del coágulo de mucina sólo se aplica a las articulaciones y )>
z
consiste en la determinación indirecta del contenido de ácido hialurónico (mucina) (que se
)>-
comenta más adelante). La inflamación tiende a hacer que el Líquido sea menos mucoso, y !:
las pruebas para detectar la presencia de un coágulo de mucina pueden ser útiles, especial �
mente para el diagnóstico de la artritis reumatoide. en
En circunstancias normales, deben obtenerse muestras heparinizadas y no hepariniza e
das para las pruebas bioquímicas e inmunológicas. Los estudios microbiológicos y el exa m
men de cristales se realizan en un tubo estéril y sin tratar. En la tabla 19-36 se resumen los r-
datos de laboratorio de diversos trastornos articulares. o'
El examen del líquido sinovial incluye también la valoración del aspecto, viscosidad,
e
-
821
TABLA 19-36. Resumen de datos de laboratorio en los trastornos articulares
cuento leucocitario suele ser inferior a 200 células/J..Ll. En los trastornos inflamatorios gra
ves, el número de leucocitos puede aumentar a más de 100.000 células/J..Ll. La presencia de
neutrófilos indica una artritis bacteriana aguda, mientras que una abundancia de linfocitos
puede indicar un proceso inflamatorio crónico o una enfermedad autoinmune como la ar
tritis reumatoide.
La aspiración de líquido sinovial es de especial utilidad en el diagnóstico diferencial de
la artritis séptica respecto a la artritis química o inducida por cristales. Existen varios ti
pos de artritis inducida por cristales. Sin embargo las más frecuentes son las asociadas a
cristales de urato monosódico (gota), cristales de pirofosfato cálcico (pseudogota) y cris
tales de hidroxiapatita (artropatía de la apatita). El examen microscópico para la detección
de cristales suele hacerse en una preparación en fresco en un portaobjetos utilizando luz
polarizada y de campo intenso (tabla 19-37).
Los cristales de urato monosódico son pequeños bastones o agujas birrefringentes. Losde
pirofosfato cálcico suelen serrectángulos, bastones o estructuras romboideas birrefringentes.
Los cristales de colesterol pueden darse también en los derrames articulares y pueden
complicar la detección de los cristales de urato y de pirofosfato cálcico. Generalmente tie-
822
TABLA 19-37. Cristales en el líquido sinovial
Examen con
luz polarizada
Cristal Forma compensada Localización
SUDOR
824
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826
,
APENDICE A:
TRASTORNOS DE LA NUTRICIÓN
CONCEPTOS
828
APÉNDICE A: ,
TRASTORNOS DE LA NUTRICION
Déficit calórico
Los pacientes que sufren inanición en regiones pobres presentan a menudo déficit
combinados de calorías y proteínas en sus dietas (malnutrición calórico-proteica), pero el
déficit calórico tiene unos efectos más inmediatos. A este trastorno se le denomina ma
rasmo. Estos individuos tienen un aspecto demacrado, con músculos delgados y emacia
dos. El desarrollo físico de los niños está deteriorado, y presentan como manifestaciones
clínicas un abdomen protuberante y un tamaño de la cabeza desproporcionadamente
grande en relación con un cuerpo muy delgado. El edema es raro en el marasmo. El déficit
calórico grave puede ser mortal a corto plazo.
Déficit proteico
A veces se observan dietas con una ingesta adecuada de calorías pero deficitarias en
proteínas en regiones en que hay hambre parcial y en especial cuando los niños, tras el
destete, reciben una dieta deficitaria en proteínas. A este déficit selectivo se le denomina
kwashiorkor. Se caracteriza por edema generalizado y hepatomegalia. Los niños tienen
una estatura baja. Hay alteraciones del pelo, con raíces sueltas y pérdida de la fuerza ten
sora. Se producen modificaciones de la pigmentación tanto en el pelo como en la piel, con
zonas cutáneas despigmentadas y algunas de hiperpigmentación. Puede aparecer una pa
lidez debida a la anemia, que suele ser normocítica y normocroma.
Tanto en el marasmo como en el kwashiorkor, hay una atrofia de la mucosa del intes
tino delgado, con pérdida de las vellosidades y microvellosidades, que a su vez dificulta la
capacidad de absorción de nutrientes de la dieta. El hígado presenta una degeneración
grasa que es reversible al restablecer una dieta adecuada. Es interesante señalar que los
déficit vitamínicos coexistentes pueden ser muy graves, pero no se manifiestan clínica
mente a causa de la reducción generalizada del metabolismo que se produce en el déficit
calórico o proteico. Estas carencias causan un deterioro de las respuestas inmunes (por
ejemplo, atrofia del timo en los niños) que puede dar lugar a infecciones mortales
829
por bacterias, virus o parásitos. Si el déficit de produce antes del nacimiento o en los pri
meros seis meses de vida, es probable que haya un efecto adverso sobre el desarrollo
mental.
Déficit vitamínicos
Vitamina A
830
a un deterioro de la vista con luz de poca intensidad (ceguera nocturna). La vitamina A in
terviene también en el mantenimiento de las células epiteliales de las mucosas de los ojos
y la córnea, la mucosa de las vías respiratorias, gastrointestinales y genitourinarias, y el
revestimiento de los conductos glandulares de la piel. El déficit de vitamina A puede
afectar a todas estas zonas, y son ejemplos notables de ello la queratomalacia de la córnea
y los cálculos renales que se forman alrededor de un nido de epitelio descamado. Se cree
que la vitamina A puede jugar también un papel en la protección frente a los carcinomas de
células escamosas de la piel, el pulmón o la vejiga urinaria. La isotretinoína (13-cis-ácido
retinoico), otro retinoide, inhibe la acción de las glándulas sebáceas y la queratinización, y
se utiliza clínicamente a dosis altas para el tratamiento del acné. También puede ser útil
para el mantenimiento de la integridad. de la piel y se ha sugerido su empleo en el trata
miento de las arrugas. Las dosis eficaces contra el acné son muy superiores a las que se
toman normalmente para prevenir el déficit de vitamina A; puede haber un efecto terató
geno sobre el feto en las mujeres que toman estas dosis altas.
El déficit de vitamina A puede ser consecuencia de la dieta (origen vegetal); puede de
berse a una malabsorción secundaria a una enfermedad biliar, pancreática o intestinal; o
puede darse cuando hay depósitos insuficientes en el hígado o cuando la cantidad de
prealbúmina para su transporte a los tejidos del organismo es insuficiente.
Complejo de vitamina 8
831
descamativa, estomatitis angular de los labios, queilosis (enrojecimiento, descamación y
formación de fisuras a lo largo del borde de los labios) y una glositis con una lengua bri
llante que ha perdido las papilas filiformes y puede ser granulosa.
La niacina (ácido nicotínico, denominada a veces vitamina B3) forma parte de las
moléculas de cofactor nicotinamida adenina dinucleótido (NAD+) y NADP+, que partici
pan ampliamente en el transporte electrónico de la respiración celular. Sus orígenes en la
dieta son el hígado, las levaduras,la leche,la carne y los cereales integrales. El déficit de
niacina causa la pelagra, que se caracteriza por las tres des: dermatitis, diarrea y demencia.
La vitamina B6 (piridoxina) es un cofactor para varios tipos de enzimas muy distin-.
tas: descarboxilasas,desaminasas y transaminasas; también interviene en la conversión del
triptófano en ácido nicotínico. Es difícil detectar un déficit primario de vitamina B6 ya que
esta sustancia está presente ampliamente en los alimentos. El procesamiento de los ali
mentos puede destruir la vitamina B6, dando lugar a un déficit grave especialmente en los
lactantes si éste es su único aporte dietético de la vitamina. Sin embargo, sólo la forma
fosforilada de la vitamina B6 (piridoxal-5-fosfato) es activa. La fosforilación puede ser
bloqueada por varios fármacos como la hidralazina,los anticonceptivos orales, la penici
lamina y la isoniazida (INH, que se administra en casos de tuberculosis durante períodos
de varios meses o un año; debe administrarse simultáneamente piridoxal-5-fosfato para
prevenir un déficit grave). El déficit da lugar a una queilosis,estomatitis angular, glositis,
dermatitis, polineuritis e incluso anemia en algunos casos.
El folato (ácido fólico) y la vitamina B12 se han comentado ampliamente en el capí
tulo 2 en el apartado referente a las anemias megaloblásticas. Brevemente, ambas sustan
cias intervienen en la síntesis de los precursores nucleótidos que se incorporan al ADN.
Las células en división rápida de la médula ósea se ven afectadas por estos déficit con la
fqrmación de células de gran tamaño en las que el citoplasma madura de manera despro
J>�Ich:maóa n:wec'to a} núc}eo. Aaemás ae }a anemia, e} aéfrát de vitamina B12 causa un
deterioro neurológico. Los orígenes del folato en la dieta son fundamentalmente las ver
duras. Las situaciones en que se produce un aumento de la respuesta de la médula ósea a
una anemia aguda o al embarazo pueden producir rápidamente una depleción de los depó
sitos corporales de folato. La vitamina B12 se encuentra en las carnes. Los vegetarianos
pueden presentar un déficit después de años de ingesta de una dieta estricta sin carne. Los
pacientes con anemia perniciosa,en que el estómago no produce el factor intrínseco que se
une a la vitamina B12 para facilitar su absorción, presentan también la anemia cuando se ha
producido una depleción de los depósitos del organismo. La enfermedad inflamatoria in
testinal o el parásito intestinal Diphyllobothrium latum (tenia) pueden interferir en la ab
sorción de la vitamina B12.
Vitamina C
832
cerebrales, así como edema y hemorragia de las encías que adquieren entonces una consis
tencia esponjosa. Puede haber una pérdida dental e incluso fracturas patológicas, junto con
un deterioro de la cicatrización de las heridas y una incapacidad de aislar las regiones in
fectadas y los abscesos. Un detalle muy útil para el diagnóstico diferencial de las pete
quias es que el escorbuto produce una distribución perifolicular (alrededor de los folículos
pilosos), mientras que los déficit plaquetares primarios causan una distribución más alea
toria de las petequias. La sobredosis de vitamina C ha sido muy popular en la población
general para la prevención o el tratamiento del resfriado común. Aunque en la mayoría de
los casos puede ser un tratamiento bastante benigno, las dosis muy elevadas pueden indu
cir la formación de cálculos renales qebido a la acidificación de la orina.
Vitamina D
Vitamina E
833
Vitamina K
Déficit de minerales
El mineral más importante, cuyo déficit puede ser causa de preocupación es el hierro,
que ya se ha considerado en el capítulo 2 al comentar las anemias. Otros minerales son uti
lizados por el organismo tan sólo en cantidades mínimas, que generalmente son suficien
temente aportadas por la abundancia de minerales en prácticamente cualquier dieta. Sin
embargo existen algunas situaciones clínicas en las que pueden producirse déficit de mi
nerales. Entre ellas se encuentra la nutrición parenteral total, en la que las soluciones de
nutrientes preparadas pueden carecer de algunos oligoelementos como el cobre, el man
ganeso, el selenio o el cinc, que son componentes esenciales de muy diversas enzimas. La
posibilidad de un déficit de cobre y de manganeso puede inferirse de la naturaleza crucial
de las enzimas en que participan, aunque no se han descrito síndromes carenciales. (Su
exceso causa una toxicidad bien documentada.) El déficit de selenio es aparentemente
responsable de una miocardiopatía que es frecuente en ciertas regiones de China deficita
rias en este elemento. A este trastorno se le denomina enfermedad de Keshan; se ha dado
también de manera excepcional en pacientes mantenidos con nutrición intravenosa durante
años. El déficit de cinc se ha observado en el Oriente Medio debido a algunas dietas limi
tadas a base de cereales. También puede ser uno de los factores que participan en algunos
síndromes de retraso del crecimiento y maduración sexual lenta, mala cicatrización de las
heridas o anemia.
834
Sobreabundancia nutricional
Pacientes hospitalizados
835
de las necesidades diarias y una estrecha vigilancia de laboratorio para valorar los efectos
metabólicos óptimos.
El indicador ideal del estado nutricional general debe caracterizarse por ser sensible de
una manera aproximadamente cuantitativa a una amplia gama de anomalías nutricionales
de carácter leve o grave. Para que pueda facilitar la detección precoz de una mala nutriciqn
y permita verificar la eficacia de los suplementos dietéticos, este indicador debe variar
también rápidamente en respuesta a los defectos y correcciones de la dieta. A falta de
pruebas ideales de este tipo, los métodos habitualmente aplicados deben interpretarse en
base a la perspectiva que proporcionan respecto al estado nutricional.
Batería bioquímica
El empleo de bateóas estándar de bioquímica sérica general está tan extendido que vale
la pena considerar cuáles son las manifestaciones bioquímicas concretas de una mala nu
trición.
Glucosa
Creatinina
Ácido úrico
El origen del ácido úrico en la dieta son los ácidos nucleicos, que son más abundantes
en las carnes que en los vegetales. El ácido úrico se excreta por el riñón, pero una parte es
reabsorbida. Por consiguiente, es muy difícil alterar las concentraciones de ácido úrico
836
mediante la dieta solamente. Su aumento se debe en gran parte a una individualidad ge
nética.
Normalmente estas sustancias son bien controladas por los procesos homeostáticos y la
dieta influye relativamente poco en sus concentraciones séricas. Ni siquiera un exceso de
sal suficiente para complicar una hipertensión produce habitualmente una anomalía de
tectable en los análisis estándar. El tratamiento diurético puede complicar el metabolismo
electrolítico con efectos adversos debidos a la pérdida de sodio y potasio corporal total,
que a veces no se detectan tampoco en las determinaciones de los electrólitos séricos hasta
que existe una depleción grave.
Calcio y magnesio
Estos cationes bivalentes primarios pueden dividirse en ambos casos en dos compo
nentes: la fracción libre (o ionizada, fisiológicamente activa) y la fracción ligada a proteí
nas (inactiva). Cualquier alteración en la que se produzca una reducción de la albúmina
sérica causará también un descenso del calcio total y el magnesio total debido a la menor
cantidad de fracción ligada, aunque las fracciones libres fisiológicamente activas sigan
siendo normales. Este trastorno no requiere en sí la administración de suplementos. E l
calcio puede ser movilizado para pasar a l a sangre a partir del hueso, con objeto d e man •
tener unas concentraciones fisiológicamente importantes cuando la ingesta en la dieta es
limitada. No existe un depósito corporal comparable del que movilizar el magnesio, por lo
que una ingesta limitada del mismo (por ejemplo, en la inanición) o una pérdida excesiva
�
r-
(por ejemplo, en el tratamiento diurético intenso y prolongado) pueden dar lugar a un dé o
ficit intenso de magnesio que deteriore la función neurológica, muscular y miocárdica. La
:o
)>
determinación del magnesio en suero puede no detectar un déficit grave en los tejidos
Q
(véase capítulo 9). o-
2
Fósforo e
m
r-
Este elemento se utiliza fisiológicamente en la forma química de fosfato, que es un
m
componente importante de los ácidos nucleicos, los fosfolípidos y los productos interme C/)
dios y cofactores del metabolismo. Los depósitos corporales de fosfato están sujetos a una
eliminación por la excreción renal de cargas ácidas. Los individuos con una ingesta insu �
e
ficiente de fosfato pueden presentar pues problemas, cuando hay un aumento de las nece o
sidades de estas sustancias. Así por ejemplo, los individuos con una inanición grave (por 2
ejemplo, los sobrevivientes de campos de concentración de la Segunda Guerra Mundial) e
pueden sucumbir poco después de iniciada una dieta rica en calorías pero pobre en fosfato. -1
Este efecto mortal se explica en parte por la necesidad de fosfato siempre que entran en las :o
células moléculas de glucosa. Se ha demostrado un efecto análogo en los diabéticos trata ñ
dos por una hiperglucemia. La administración de insulina puede no ser eficaz para reducir o
la glucemia en estos pacientes, si existe una depleción aguda de fosfato (y también de po 2
)>
tasio). r-
Enzimas
837
celular y se liberan estas enzimas intracelulares. Aunque habitualmente se utilizan en la
clínica las elevaciones séricas de las enzimas para identificar lesiones de órganos especí
ficos, en los casos de inanición grave es fácil que aparezcan simultáneamente elevaciones
de enzimas como la aspartato aminotransferasa (AST), alanina aminotransferasa (ALT),
lactato deshidrogenasa, creatincinasa, amilasa, fosfatasa alcalina y gammaglutamiltrans
peptidasa. Lo más probable es que estas múltiples elevaciones se deban a la liberación
producida en diversos órganos en que las membranas celulares tienen fugas suficientes
como para permitir el paso de proteínas del tamaño de estas enzimas. Las principales ele
vaciones parecen ser las de la AST y la ALT, de origen probablemente hepático. Las de
terminaciones seriadas de estas enzimas deben presentar una normalización después de
establecida una dieta adecuada si no hay ninguna otra patología.
Bilirrubina
Lípidos
Proteínas séricas
Batería hematológica
838
logía eritrocitaria y leucocitaria. Las anemias megaloblásticas se deben a un déficit de
folato o de vitamina B12 (la presencia de células polimorfonucleares hipersegmentad¡ls
ayuda a confirmar este diagnóstico); la anemia microcítica hipocroma puede ser conse
cuencia de un déficit de hierro; las anemias normocíticas normocromas pueden ser una
manifestación de una malnutrición general que comporte una deprivación calórica y
proteica.
Coagulación
Las pruebas de coagulación del plasma que se realizan habitualmente están diseñadas
para detectar déficit de todos los factores procoagulantes conocidos. Los factores depen
dientes de la vitamina K intervienen tanto en el tiempo de protrombina (TP) como en el
tiempo de tromboplastina parcial (TIP) activado, por lo que un déficit de esta vitamina se
refleja en una prolongación tanto del TP como del TTP. Dado que el tiempo de trombina se
determina con la adición de tromibina exógena, se ve influido fundamentalmente por la
concentración de fibrinógeno, pero no por los factores dependientes de la vitamina K en
dógenos. En consecuencia, un tiempo de trombina normal en presencia de un TP y un TTP
largos es un dato en favor de un déficit de vitamina K.
Pruebas especiales •
Transferrina <
)>
r
El empleo de esta proteína de transporte de hierro se basa en su corta vida media o
(aproximadamente una semana) en comparación con la de la albúmina (alrededor de tres :u
semanas), que es un indicador razonablemente adecuado de la nutrición insuficiente. Una
)>
vida media más corta en la circulación significa que las concentraciones de transferrina
Q
O·
responderán más rápidamente que las de la albúmina a los cambios del estado nutricional,
2
característica ésta que es deseable para un indicador nutricional. Normalmente la transfe
e
rrina se determina de manera directa mediante un ensayo antigénico de la proteína. La ma m
yoría de los laboratorios pueden realizar una determinación de la capacidad de transporte r-
m
de hierro, que equivale aproximadamente al ensayo antigénico de transferrina (del que ge
VJ
neralmente sólo disponen los laboratorios de referencia). Uno de los posibles inconve
nientes de las concentraciones de transferrina es que pueden reflejar también otros tras �
tomos, y en particular aumentan en respuesta a un déficit de hierro.
e
o
Prealbúmina
2
e
-t
Esta proteína transportadora de tiroxina forma también complejos con la proteína :u
transportadora de retino!, que a su vez transporta la vitamina A en la sangre. Ambas pro ñ
teínas tienen una vida media algo inferior a los dos días, lo que las convierte en buenos o
candidatos para constituir indicadores nutricionales superiores a la albúmina y la transfe 2
)>
rrina. Las determinaciones de la prealbúmina son cada vez más accesibles gracias a los
r-
inmunoensayos, pero no forman parte de las baterías bioquímicas de canales múltiples. La
disminución de las concentraciones de prealbúmina puede utilizarse para determinar la
necesidad de un suplemento nutricional en pacientes con una enfermedad grave. Después
de un suplemento oral o parenteral de este tipo, las determinaciones seriadas de la albú
mina indicarán el éxito o el fracaso de la alimentación adicional.
839
Determinaciones de vitaminas
El TNF es liberado por los monocitos en respuesta a estfmulos estresantes. El TNF ac-
tua localmente activando Ia coagulaci6n, con lo que puede destruir las celulas tumorales.
Tambien inhibe Ia actividad enzimatica de Ia lipoproteinlipasa que participa de manera
esencial en el primer paso del metabolismo de degradaci6n de los trigliceridos. Esta inhi-
bici6n tiene como efecto dificultar el desarrollo del tumor o de otras celulas dafiinas que
necesitan un aporte energetico abundante para su crecimiento, pero reduce tam bien el de-
sarrollo del organismo y puede ser responsable de Ia caquexia del cancer y otras enferme-
dades. Las determinaciones del TNF acaban de aparecer en el horizonte de Ia medicina de
laboratorio. Estas y otras pruebas similares parecen prometer para el futuro una cuantifi-
caci6n de sustancias que controlan directamente Ia regulaci6n nutricional del organismo,
ademas de los metodos actuales que documentan el resultado final de los deficit nutricio-
nales.
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840
APÉNDICE B:
MARCADORES TUMORALES
CONCEPTOS
842
APÉNDICE 8:
MARCADORES TUMORALES
A diferencia de los electrólitos, los metabolitos de muchos tipos y las enzimas y otras
proteínas liberadas normalmente por las células del organismo, los marcadores tumorales
elaborados por las células neoplásicas son sustancias que no están presentes normalmente
en la circulación, o si lo están, es sólo en cantidades pequeñas (tabla B-1 ). El espectro de
los marcadores tumorales incluye una gama de sustancias diferentes que pueden clasifi
carse a grandes rasgos como consecuencias metabólicas de una carga tumoral, anomalías
endocrinas asociadas, marcadores enzimáticos específicos, antígenos tumorales y altera
ciones de los ácidos nucleicos (génicas). Para que sea clínicamente útil como predictor o
detector de la evolución del cáncer, un marcador tumoral debe ser producido por todos los
tumores de un tipo concreto y estar presente en la sangre de los pacientes en cantidades
proporcionales a la masa del tumor primario y sus metástasis.
843
TABLA B-1. Marcadores tumorales séricos y asociaciones clínicas
Marcador Cáncer
anomalías nutricionales son consecuencia de la emaciación general del organismo que pue
de inducir la liberación por parte de lps monocitos de la sustancia denominada factor de
necrosis tumoral (TNF, denominado también caquectina). El TNF puede producir una ca
quexia y bloquear el metabolismo mediante una inhibición de la enzima lipoproteinlipasa,
además de destruir localmente las células tumorales al iniciar una coagulación. La pérdida
de capacidad de síntesis del hígado como consecuencia de metástasis hepáticas extensas
puede causar también una disminución de la albúmina y otras proteínas séricas.
Las enzimas séricas están elevadas con frecuencia en las enfermedades malignas como
consecuencia de la liberación de grandes cantidades de las mismas por parte de una masa
de células tumorales (especialmente en cuanto a la lactato deshidrogenasa, LDH). Puede
haber, además, una obstrucción intrahepática de la vía biliar por una enfermedad metastá
sica, que da lugar a una elevación de la fosfatasa alcalina, la gammaglutamiltranspeptida
sa, la bilínubina conjugada y la bilinubina total en suero (véase capítulo 12). En general;
estas determinaciones no son específicas para los tumores, pero cuando existen elevacio
nes pueden indicar la presencia de una enfermedad extensa.
Marcadores endocrinos
844
eritropoyetina, que estimula una sobreproducción de eritrocitos por parte de la médula
ósea (véase policitemias, capítulo 2). A este tipo de secreción hormonal por parte de un ór
gano o tejido que no corresponde a su origen de producción normal $e le denomina ectó
pico. Por desgracia para los fines diagnósticos, estas anomalías endocrinas secundarias a
una neoplasia localizada en un órgano no endocrino (ectópica) no constituyen marcadores
tumorales eficaces ya que no están presentes de manera uniforme en todos los tumores de
un determinado tipo. De hecho tienden a ser la excepción más que la regla. Sin embargo su
detección ha aportado mucha información en la investigación básica y clínica para com
prender la expresión génica. Los síndromes que causan en algunos pacientes deben ser
identificados para que pueda efectuarse un diagnóstico correcto cuando se producen y
pueda aplicarse un tratamiento adecuado.
Un ejemplo más satisfactorio de un marcador tumoral endocrino es la hormona poli
peptídica calcitonina, que es secretada normalmente por las células parafoliculares del ti
roides en respuesta a las concentraciones de calcio en sangre elevadas. El carcinoma me
dular de tiroides da lugar a una sobreproducción de calcitonina que se libera a la
circulación. La determinación de las concentraciones de calcitonina en suero (especial
mente tras la estimulación con una perfusión intravenosa de calcio o pentagastrina) puede
utilizarse para detectar este carcinoma hereditario en familiares no afectados previamente
de pacientes que presentan el tumor.
Enzima s
Creatincinasa
845
isoenzimas de CK (por ejemplo, para descartar un infarto de miocardio cuando un paciente
tiene dolor torácico). En este caso, es característico que se detecte la CK ectópica como
isoenzima BB (que no se encuentra normalmente en la sangre circulante) o tal vez como la
forma MB. Puede diferenciarse de la liberación de CK que se produce en la lesión aguda de
un órgano mediante determinaciones repetidas. Un patrón de lesión se caracteriza por unas
concentraciones de enzima cambiantes, mientras que la CK ectópica se mantiene aproxi
madamente al mismo nivel durante muchas horas o días, o incluso durante más tiempo,
como consecuencia de su liberación constante por parte de las células tumorales. Aunque la
CK-BB es un notable marcador si un paciente la tiene, su presencia no es útil para estimar el.
tamaño tumoral o el tipo de tumor, ya que sólo se da en casos excepcionales. Sin embargo,
en determinados casos individuales, al clínico puede resultarle útil el empleo de cualquier
enzima ectópica existente, como marcador tumoral individualizado para ese paciente.
846
Antígeno carcinoembrionario (CEA)
Alfafetoproteína (AFP)
Esta glucoproteína es la principal proteína sérica del feto y alcanza unos valores
máximos entre las 20 y las 30 semanas del embarazo, siendo sustituida a partir de entonces
por la albúmina. La AFP difunde a través de la placenta, pasando del líquido amniótico a la
circulación materna, en la que puede utilizarse como marcador para los defectos del tubo
neural en el feto en desarrollo (aumento de la cantidad de AFP en el líquido amniótico y
concentraciones elevadas en el suero materno, ajustadas según la semana de gestación). La
AFP es también un antígeno oncofetal que se expresa en algunos tumores de la línea ger
minal (por ejemplo, teratoblastoma y carcinomas testiculares u ováricos). También está
elevada en la sangre de los pacientes con un carcinoma hepatocelular primario (hepatoma)
y en la actualidad se utiliza amplíamente en el diagnóstico del cáncer hepático. Otras en
fermedades hepáticas no malignas (como por ejemplo, la cirrosis, la hepatitis, la necrosis)
pueden causar elevaciones de la AFP, al igual que puede ocurrir con las metástasis hepá
ticas de otras enfermedades malignas.
847
Antígeno específico de próstata (PSA)
La glucoproteína PSA se encuentra tan sólo en los tejidos prostáticos, tanto benignos
como malignos. Es completamente distinta de la fosfatasa ácida prostática (P AP), la otra
proteína bien conocida de origen prostático (véase capítulo 1 1). El PSA se utiliza en la
actualidad para facilitar el diagnóstico del carcinoma de próstata, aun cuando las concen
traciones hemáticas de PSA pueden estar también algo elevadas en la hipertrofia prostáti
ca benigna. Dado que en los primeros años de utilización de la PAP se produjeron proble
mas similares de sensibilidad, cuando en Jos últimos años se ha dispuesto de análisis
de PSA, las bases para su utilización clínica estaban ya establecidas. Es esencial no utili zar
el PSA a ciegas como prueba de detección sistemática del cáncer en el varón, sino tan sólo
en los casos en que hay una cierta sospecha clínica de que el paciente presenta un carci
noma de próstata. Los valores muy elevados sugieren claramente la presencia de este tu
mor maligno. El PSA es de especial utilidad para el seguimiento de los pacientes con un
carcinoma pro:;tático demostrado a los que se ha aplicado un tratamiento ablativo o una
quimioterapia de otro tipo. A veces los valores de PSA son normales en pacientes que tie
nen un carcinoma de próstata confirmado mediante biopsia. En este caso, puede utilizarse
la PAP como técnica de apoyo en la vigilancia de las recidivas. En general la PAP y el PSA
utilizados conjuntamente mejoran la sensibilidad diagnóstica de cualquiera de ellos utili
zado solo. Sin embargo, probablemente el PSA es más útil para el seguimiento de la pro
gresión de la enfermedad y para la valoración del pronóstico.
848
che humana; el DF3 va dirigido contra un antígeno del carcinoma de mama humano. Así
pues, para que reaccione en este sistema de ensayo, una sustancia debe contener ambas
localizaciones antigénicas. Esta doble reactividad asegura un cierto grado adicional de es
pecificidad. El CA 15-3 está con frecuencia elevado en el suero de las pacientes con un
cáncer de mama y también en algunos pacientes con cáncer de pulmón o enfermedades no
malignas. El CA 15-3 no ha sido aprobado aún por la Food and Drug Administration, por
lo que su empleo se considera en la actualidad correspondiente al campo de la investiga
ción y no para fines diagnósticos.
Esta sustancia fue aislada inicialmente de una línea celular procedente de un carcinoma
colorrectal humano, en un intento de establecer un alto grado de especificidad tumoral.
Químicamente, se trata probablemente de una mucina-glucoproteína relacionada o idénti
ca al material del grupo sanguíneo LewisA. El CA 19-9 puede detectarse en el epitelio
normal del páncreas, la vesícula biliar, la próstata y el estómago. Sus concentraciones sé
ricas están elevadas en hasta un 80% de los pacientes con carcinoma pancreático, aunque a
veces pueden estarlo también en la pancreatitis y la fibrosis quística. Se produce también
una elevación en la enfermedad inflamatoria intestinal y en las enfermedades de la vía
biliar.
No se ha establecido aún la aplicación clínica del CA 19-9, que no ha sido aprobado
todavía por la Food and Drug Administration. Algunos médicos lo utilizan para el segui
miento de los pacientes con carcinoma pancreático, dado el elevado porcentaje de positi
vidad existente en este tumor maligno. También puede ser útil para distinguir otros tras
tomos clínicos del carcinoma pancreático, como consecuencia de su asociación con esta
enfermedad. Es interesante señalar que, a pesar de su célula de origen, el CA 19-9 parece
ser menos eficaz que el CEA en el seguimiento de los carcinomas colorrectales, y más
eficaz en cambio en el de los carcinomas pancreáticos.
Desde hace casi un siglo se sabe que el crecimiento de algunos cánceres de mama se ve
muy influido por el estado hormonal de la paciente. El tratamiento actual del cáncer de
mama puede comportar la administración de grandes dosis de estrógenos o de antagonistas
estrogénicos, y la planificación de este tratamiento incluye la determinación de la presen
cia de receptores de estrógenos en el tumor. El hallazgo de receptores de estrógenos (RE)
y de receptores de progesterona (RP) en las células tumorales tiene valor predictivo res
pecto a la probabilidad de que el tumor responda al tratamiento de manipulación endocrina
con antagonistas estrogénicos o ablación de los lugares de secreción de estrógenos (oofo
rectornía). Existen receptores similares en los tejidos endometriales, y en la actualidad se
efectúan también determinaciones del estado de RE y RP para el carcinoma de endometrio.
Las moléculas de RE están situadas probablemente en el núcleo celular, en donde
pueden activar a determinados genes al combinarse con moléculas de estrógenos. La inte
racción del estrógeno con el RE estimula la producción de RP. Así pues, la presencia de RP
es un notable indicador de que el sistema de estrógenos y RE es funcional. Se observa una
positividad para RE en aproximadamente la mitad de los tumores de mama. Los tumores
negativos para RE parecen crecer más rápidamente y tener más divisiones celulares (es
decir, un mayor grado de malignidad). La presencia conjunta de RE y RP se asocia a una
elevada probabilidad de que el tumor responda a la manipulación endocrina. Sin embargo
849
un pequeño porcentaje de tumores positivos para RE y RP no presentan una respuesta de
este tipo, tal vez a causa de la mezcla de tipos celulares existente en el tumor original.
Es importante obtener una muestra de alta calidad para los estudios de receptores antes
de iniciar la quimioterapia. Se separa la grasa del material de biopsia sin fijar y se congela
a -70 °C antes del análisis. Se mezcla un extracto del tejido con estrógenos y progesterona
marcados radiactivamente en un ensayo multipunto, cuyos resultados se analizan con un
gráfico de Scatchard que indica la capacidad de fijación del extracto para la hormona. Esta
capacidad de fijación se expresa en forma de la cantidad molar de hormona por peso de
proteínas del tejido. La principal dificultad que comporta la realización de este ensayo es la
obtención de una cantidad suficiente de tejido tumoral real a partir de una muestra de
biopsia que con frecuencia es pequeña. Además, la muestra de biopsia puede ser colocada
equivocadamente en un fijador como el formol antes del envío, lo que destruye natural
mente la capacidad de los receptores de fijar la hormona y hace que el ensayo carezca de
valor. Las muestras deben guardarse además a -70 oc y no debe dejarse que se calienten o
se descongelen hasta que se realiza el ensayo, con objeto de evitar un deterioro de los re
ceptores.
Las células malignas presentan una proliferación superior a la de las células normales y
tienden también a tener una división celular desordenada, con presencia de cantidades
aneuploides (es decir, hiperdiploides) de ADN en algunas células individuales. Los estu
dios clínicos preliminares indican que la determinación de la proporción de células proli
ferantes en una biopsia de tumor mamario y también el grado de aneuploidía, tienen valor
pronóstico en el cáncer de mama. Los períodos libres de enfermedad después del trata
miento tienden a ser más largos en los casos en que el tumor presenta un menor grado de
proliferación (determinado por el número de células en la fase S del ciclo celular) y tiene
menos células aneuploides. Estas determinaciones se efectúan mediante citometría de flu
jo en suspensiones de núcleos obtenidos de biopsias de los tumores. Aún no se sabe bien si
esta información pronóstica duplicará la proporcionada por los estudios de receptores
hormonales o por otros estudios de detección de oncogenes más específicos.
Los recientes avances en biología molecular han puesto de relieve muchos genes que
están alterados o amplificados de manera asociada a tumores malignos concretos. Aún no
se conoce bien la aplicación clínica y la utilidad diagnóstica de la detección de estos on
cogenes o de las proteínas que codifican en las muestras de tejido. Existen unos pocos
oncogenes candidatos a una futura utilización, entre los que se encuentran el K-ras en la
leucemia y el linfoma, el M-myc en el neuroblastoma, el B lym-1 en el linfoma, el c-met en
el osteosarcoma y el c-myc en el carcinoma pulmonar. Uno de los oncogenes más prome
tedores en cuanto a su utilización clínica parece ser en la actualidad el HER-2/neu en el
cáncer de mama. Este oncogén presenta una amplificación a un mayor número de copias
por célula en los tumores mamarios que tienen peor pronóstico. Estudios recientes sugie
ren que la amplificación del HER-2/neu en los tumores de mama es el predictor más po
tente de la duración de la supervivencia después del diagnóstico, superando en ello a los
receptores hormonales, el tamaño del tumor o el número de ganglios linfáticos con metás
tasis. El análisis del HER-2/neu de algún tipo pasará a ser, casi con seguridad, una prueba
estándar en el examen de las biopsias de tumores mamarios.
850
Una nueva técnica, altamente sensible, que se denomina Reacción en Cadena de Poli
merasa (PCR, polymerase chain reaction) puede tener un considerable impacto en la de
tección de genes cancerosos aberrantes en el laboratorio clínico. Esta técnica se ha aplica
do a la detección de retrovirus y también a la de secuencias diana específicas en los
linfomas y otras enfermedades malignas. Si persiste un gen canceroso anormal de carácter
marcador después del tratamiento, puede diagnosticarse una enfermedad residual con este
método extraordinariamente sensible de «amplificación» de las unidades de transcripción
del ADN. Los códigos o unidades de transcripción del ADN anormales, si están presentes
en una célula cancerosa residual, pueden permitir una detección precoz de la recidiva o la
persistencia de la enfermedad maligna. La PCR es un método con el que pueden detectarse
secuencias diana de ADN en una célula anormal entre otras cien mil células. Pueden estu
diarse diferentes secuencias diana según la naturaleza de la aberración. En el futuro, esta
técnica puede facilitar la determinación del estadio y la valoración de los resultados de la
quimioterapia. Es un instrumento muy potente que puede ser aplicable tanto al análisis de
suero/plasma como al de muestras de células o tejidos. En consecuencia, puede ser útil
también para analizar directamente el material de biopsia. La técnica puede aplicarse a
muestras de médula ósea, así como a líquidos hísticos para el diagnóstico del linfoma y la
leucemia residuales.
Papilomavirus
851
u
e p p e p e
FIG. B-1. Análisis mediante Sourhem blot del ADN extraído de una muestra de sangre periférica de un pacien
te con una leucemia linfoblástica aguda, que muestra una redisposición génica de cadena ligera (Kappa J)
y de cadena pesada (JH) de inmunoglobulina. El ADN se sometió a una digestión por las enzimas de restricción
ECoRJ y Hind m. Las flechas indican el ADN redispuesto mientras que los otros enlaces indican la configuración
de la lfnea germinal (sin redisposición).
ción clonal con una única redisposición del gen del receptor antigénico de las células T
(generalmente la subunidad beta) o del gen de una inmunoglobulina como indicador de las
células B (ya sea de la región constante de la cadena pesada, ya de la región constante de la
cadena ligera kappa). En el análisis de Southem blot, se extrae el ADN celular total de un
mínimo de aproximadamente 20 millones de células. A continuación, 'este ADN es digeri
do enzimáticamente para dar lugar a fragmentos de unos pocos miles de pares de bases
cada uno, mediante endonucleasas de restricción, que son enzimas que digieren el ADN y
cuyos lugares de fragmentación han sido localizados en el mapa de los genes de interés.
852
11
4.2
FIG. 8-2. An~li > is mediante Southern blot de Ia redisposici6n genica de Ia subunidad beta del receptor ant ige-
nico de celula~ T. utilizando una digestion enzimatica con ECoRI. Las flechas indican las band as con redisposi -
ci6n de linfocitos con proliferaci6n clonal en dos paci entes diferentes. Las otras bandas son genes sin redisposi-
ci6n de una lin ea germinal normal con tamaiios de los fragm entos de II kilobases y 4,2 kilobases.
Estos fragmentos son sometidos a una electroforesis y transferidos a una membrana (por
ejemplo, de nitrato de celulosa o nilon) que es hibridada posteriormente con una sonda
de ADN marcado que detectani solo el gen de las celulas To el de las celulas B. El ADN
policlonal normal dani Iugar a un conjunto estandar de fragmentos a! que se denomina
patron de Ia lfnea germinal. La maduracion y desarrollo de una lfnea clonal de linfocitos
dara Iugar a una unica redisposicion del gen de celulas Bode celulas Ten funcion de Ia
lfnea de origen celular. Para demostrar una recidiva despues del tratamiento, el nivel de
sensibilidad de esta pmeba se situa en un contenido de tan solo alrededor de un 5 % de ce-
lulas clonales en una poblacion por lo demas policlonal (figuras B-1 y B-2).
En las celulas leucemicas de un pequeiio porcentaje de pacientes con leucemia linfo-
blastica aguda y de un elevado porcentaje de pacientes con leucemia mielogena cronica,
existe una translocacion recfproca entre los cromosomas 9 y 22 que da Iugar a Ia anomalfa
denominada «Cromosoma Filadelfia» (vease capitulo 4). Esta anomalfa tiene importancia
diagnostica ya que Ia translocacion lleva consigo un protooncogen (c-ab!) al cromosoma 9
con Ia breakpoint cluster region (bcr) del cromosoma 22. El resultado de ello es una pro-
tefna de fusion procedente de estas dos regiones geneticas, con una actividad enzimatica
abeJTante que puede ser responsable de Ia a pari cion de Ia leucemia. Aunque el cromosoma
Filadelfia puede detectarse mediante un analisis citogenetico, en Ia actualidad es posible
detectar tam bien Ia redisposicion que se produce en Ia breakpoint cluster region mediante
un analisis de Southern blot similar a! de las redisposiciones genicas de las celulas By T.
Este analisis de bcr tiene como posibles ventajas Ia rapidez, sensibilidad y precision, en
comparacion con el examen tradicional de los cromosomas a! microscopio optico. Tam-
bien es posible que en el futuro se detecten productos pro(eicos de estas redisposiciones. El
significado de las diferentes redisposiciones t9:22 es incierto en este momenta.
BIBLIOGRAFiA
853
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854
,
APENDICE C: PRUEBAS
DE LABORATORIO PERINATALES
855
TABLA C-1. Indicaciones para la obtención percutánea de muestras de sangre
del cordón umbilical
lisis de cariotipo directo y rápido (en 48-72 horas). Ello es de especial utilidad cuando la
paciente acude tardíamente al control prenatal, para el aborto legal, o cuando los resultados
de la amniocentesis o la toma de muestras de vellosidades coriónicas son ambiguos.
La obtención percutánea de muestras de sangre del cordón umbilical para la valoración
de una anemia fetal causada por una enfermedad hemolítica aloinmune o autoinmune,
puede permitir una determinación exacta de si las sangres materna y fetal son antigénica
mente incompatibles y una medición directa del hematócrito y/o la concentración de bili
rrubina fetales. Anteriormente la densidad óptica del líquido amniótico era la única forma
de caracterizar el nivel de riesgo del embarazo (véanse las curvas de Liley, capítulo 8).
La MSCU ha permitido determinar los valores hematológicos fetales normales durante
la gestación. Véanse las tablas C-2 y C3.
Un recuento plaquetar fetal inferior a 50.000/j..Ll se asocia a una posibilidad de muerte
intrauterina, especialmente en los casos de trombocitopenia aloinmune. Puede planificarse
también una estrategia obstétrica más lógica, realizando una cesárea si los recuentos son
inferiores a 50.000/j..Ll y un parto vaginal cuando son superiores a esta cifra, en el supuesto
de que no haya contraindicaciones para el parto vaginal. Puede aplicarse una estrategia si
milar en los casos de PTI materna, para determinar si hay una trombocitopenia fetal debida
al paso transplacentario pasivo de autoanticuerpos plaquetares matemos.
Las infecciones perinatales causadas por virus como el citomegalovirus, la toxoplas
mosis, la rubéola, el herpes, la hepatitis B o el virus de la inmunodeficiencia humana,
pueden valorarse con la toma de muestras prenatal. El diagnóstico prenatal de la toxo
plasmosis es una de las indicaciones más frecuentes para el empleo de la MSCU en Euro
pa, y en especial en Francia. Puede realizarse ya a las 20-24 semanas. En los casos de re
traso del crecimiento intrauterino, pueden utilizarse las determinaciones del estado
acidobásico, así como las concentraciones de glucosa y de lactato, para valorar el estado
metabólico del feto que presenta dicho retraso. Es muy posible que las aplicaciones futuras
de esta tecnología consistan en la transferencia génica, la toma de muestras de células
madre fetales y el tratamiento farmacológico del feto. En la tabla C-4 se presenta una lista
de trastornos genéticos que pueden identificarse mediante la obtención percutánea de
muestras de sangre del cordón umbilical.
856
TABLA C-2. Evolución de los valores hematológicos de 163 fetos normales durante el embarazo (media± DE), en base
a estudios realizados con un contador Coulter modelo S-Plus 11
Amplitud de
Semana Leucocitos Plaquetas Hematíes Hemoglobina Hematócrito CHCM distribución de
de gestación (X J09flitro) (X J09flitro) (X 1012/litro) (gllOOml) (%) \'CM(fl) HCM(pg) (g/JOOml) los hematíes
18-20 4,20±0,83 242,1±34,48 2,66±0,29 11,47±0,78 35,86±3,29 133,92±8,83 43,14±2,71 32±2,38 20,64±2,28
(n 25)
=
21-22 4, 1 9±0 ,8 4 258,2±53,65 2,96±0,26 12,28±0,89 38,53±3,21 130,06±6, 17 41,39±3,32 31,73±2,78 20,15±1,92
(n =55)
23-2 5 3,95±0,69 259,43±42,45 3,06±0,26 12,40±0,77 38,59±2,41 126,19±6,23 40,48±2,88 32,14±3,2 19,29±1,62
(n = 61)
26-30 4,44±0,85 253,54±36,6 3,52±0,32 13,35±1,17 41,54±3,31 118.17±5,75 37,94±3,67 32,15±3,55 18,35±1,67
(n =22)
'Algunos aspectos de la fórmula leucocitaria entre las semanas 18 y 30 de gestación de 163 fetos normales (media± DE).
Tomado de Forestier, F y cols. ( 1], con permiso.
Trastomos
Coagulaci6n y Trastomos inmuno/6gicos
hemostasia eritrocitarios Metabolismo leucocitarios
Adaptaci6n de Nicolaides.
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858
,
APENDICE D: PRUEBAS
DE LABORATORIO NEONATALES
859
TABLA D-1. Parametr os de 1aboratorio determinados con micromuestras
Parametro Metodo
Acetona
Albumina Verde bromocresol
Bilirrubina Espectrofotometrfa de reflectancia de longitud de onda dual
Calcio Coloraote arsenazo m
Colesterol Colesterol oxidasa
Colesterol de HDL Dextraoo sulfato, a contiouaci6o colesterol oxidasa
Glucosa Glucosa oxidasa
Fosfato Molibdato de amonio
Prote(nas totales Biuret
Trigliceridos Glicerolfosfato oxidasa
Urea Ureasa
Acido Urico Uricasa
ALT Alanina a piruvato
FA! p-nitrofenilfosfato
Amilasa Arnilopectina
AST Aspartato a oxalacetato
Creatiocinasa Creatinfosfato a creatina
GGT 'Y-glutamil-p-nitroanilida
LDH Piruvato a lactato
Lipasa 1-oleoil-2,3-diacetilglicerol
Volumen mfnimo 100111
860
TABLA D-2. Intervalos de referend a para Ia albumina y las proteinas totales
Edad n gil
Edad,anos n mmol/l
861
�
TABLAD-4. Límites de referencia para algunos estudios enzimáticos que se realizan con frecuencia en pacientes pediátricos
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863
ÍNDICE ALFABÉTICO
El número de página en cursiva indica figura. El número de página seguido de t indica tabla.
865
Acido lactico, en pruebas de lfquido ADB. Wase Anti-ADNasa B (ADB), prueba
cefalorraqufdeo, 793 de
Acido nicotfnico, deficit de, 832 Adenosindifosfato (ADP), agregaci6n
Acido peri6dico de Schiff (PAS), en estudios plaquetar con, 199, 202-203
leucocitarios, 76 Adenosinmonofosfato cfclico (AMPc),
Acido pnlsico, intoxicaci6n por, 744 hormona paratiroidea y, 647
Acido pteroilmonoglutamico. vease Acido ADN
f61ico contenido de, de celulas tumorales, 850
Acido ribonucleico (ARN), sondas para, 503- sfntesis, 41-42, 41
504 sondas, 503-504
Acido salicflico, comentario de, 734, 735 ADP. Wase Adenosindifosfato (ADP)
Acido sulfosalicilico, prueba en orina, 182 Adrenalina
Acido tetrahidrof6lico, 40-41 agregaci6n plaquetar con, 199, 202-203
Acidourico con teofilina, 719
analisis serico de, 355, 3561 granulocitosis y, 70
en nii'ios, 863t neutrofilia y, 71 t
sfntesis de, 355 Aerobiosis, cultivo bacteriano en
valoraci6n nutricional de, 836 de agentes infecciosos. 505, 509-510
valores normales, 11 de muestras de vfas respiratorias, 540-541
Acido valproico, comentario de, 731 Aeromonas spp., cultivos para, 553
Acido volatil, definici6n de, 396 Afibrinogenemia, 233
Acidos biliares, 459 AFP. Wase Alfafetoprotefna (AFP)
Acidos grasos, metabolismo lipfdico y, 363 Agentes infecciosos
Acidos nucleicos de agentes infecciosos, cultivo de, 505-511
sondas para, 503-504 bacterias, 506-511,507-5091
Acidos nucleicos, sondas de, 503-504 hongos,512-5 1 3,51~515
de muestras de vfas respiratorias, 539 micobacterias, 5 I 1-5 12
de muestras genitales, 545 virus, 514-517,5/6, 517
Acidosis detecci6n de laboratorio de
alcohol y, 413 cultivo, 505-517
anion gap en, 412 inmunoensayos para, 497-503
definici6n de, 410 obtenci6n y transporte de muestras,
hipercloremica, 412, 412t 487-491
lactica, 413 signos inespecfficos, 487
metab61ica, 410-412 sondas de acidos nucleicos para,
respiratoria, 414-415 503-504
sistemica, metabolismo del fosfato y, 653 toxinas, 504-505
Acidosis hipercloremica, 412, 412t visualizaci6n directa, 491-497,492
Acidosis lactica, 413 entrada en el huesped por
Acidosis metab61ica, 410-412 aparato genitourinario, 484
Acidosis respiratoria, 414-415 pie!, 484-485
Acidosis sistemica, metabolismo de fosfato y, tubo digestivo, 484
653 vfas respiratorias, 483-484
Aclaramiento factores de adherencia de, 486
calculo de, 765 factores de virulencia de, 485-486
de creatinina, 766-769, 769t interacci6n de huesped con, 483-486
de inulina, 765 presencia de, respuesta del huesped a, 485
de urea, 765-766 producci6n de toxinas de, 486
principio de, para lfquidos corporales, 764- pruebas de sensibilidad, 517-526
769 difusi6n en agar, 518-519
Actividad bactericida de liquidos corporales, diluci6n en agar, 520
524-525 diluci6n en caldo, 519
866
resistencia de, a Ia destrucci6n por parte aumentos de, 382
del huesped, 486 ausencia hereditaria de, 382
visualizaci6n directa de capacidad de trans porte de, 383
descripci6n de, 491 como producto transfusional, 384
preparaci6n con hidr6xido potasico, en hepatopatfa, 467
494-495 en recien nacidos, intervalos de referenda
preparaci6n con tinta china, 495 para, 861t
preparaci6n en fresco, 491 , 492 Albuterol, con teofilina, 719
tinci6n acidorresistente, 494 Alcalemia, definici6n de, 410
tinci6n acidorresistente modificada, Alcalosis
494 definicion de, 410
tinci6n con azul de toluidina 0, 495- metab61ica, 413-414
496 respiratoria, 416
tine ion con cal co fluor blanco, 495 Alcalosis metab61ica, 413-414
tinci6n de fluorocromo, 494 Alcalosis respiratoria, 416
tinci6n de Giemsa, 496-497, 496t Alcohol, abuso de
tinci6n de Gram, 492-493, 493t acidosis y, 413
tinci6n de Kinyoun, 494 actividad de gammaglutamiltranspeptidasa
tinci6n de naranja de acridina, 493-494 y,465
tinci6n de Ziehi-Neelsen, 494 concentraci6n anorrnal de glucosa y, 350t
tinci6n tricr6mica, 496 concentraciones sericas de acido urico y,
Agentes infecciosos end6genos, entrada en 356t
huesped,483 deficit de acido f61ico y, 92-93
Agentes infecciosos ex6genos, 483 funci6n plaquetar y, 245
Agentes microbianos. Vease Agentes glucemia y, 655
infecciosos metabolismo de porfirinas y, 132
Agentes qufmicos, anemia hemolftica y, 123 metabolismo del fosfatrj y, 653
Agentes t6xicos, anemia hemolftica y, 123 tipos de alcohol utilizados en, 739-740,
Aglutinaci6n de partfculas de latex (APL) 740
en detecci6n de antfgenos microbianos, Alcohol de madera, abuso de, 739
500 Alcohol de uva, abuso de, 739
en diagn6stico Alcohol etflico
de candidiasis, 580 abuso de, 739, 740
de coccidioidomicosis, 580-581 acidosis y, 413
de histoplasmosis, 581 Aldolasa, 429
resultados positivos y negativos, 501 Aldosterona, sistema renina-ar.giotensina y,
teen ica de, 50 It 610-611
Aglutinaci6n de partfculas/inhibi.ci6n de AleJos de sistemas de grupos sangufneos, 294
aglutinaci6n, 568 Alergia, pruebas, 281
Agranulocitosis, 145-146 Alergias, respuesta del sistema inmune a, 270,
farmacos asociados a, 147t 270t
AHAI. Wase Anemia hemolftica autoinmune Alfa-1-antitripsina (AAT)
(AHAl) amllisis de, 384-385
AHF. Vease Factor antihemofnico (AHF) en hepatopatfa, 468, 472-473
AHT. Wase Antihialuronidasa, prueba de importancia diagn6stica de, 377t
(AHT) Alfa-1-glucoprotefna acida, funci6n de, 390
AI. Vease Aluminio (AI) Alfa-2-macroglobuHna (AMG), analisis de,
ALA. vease Acido aminolevulfnico (ALA) 385
Alanina aminotransferasa (ALT), 432 Alfafetoprotefna (AFP), 701
funci6n hepatoce1ular y, 462 en estudio de hepatopatfa, 471 -472
AlbUmina como marcador tumoral, 847
analisis de, 378-381 Alfametildopa. Vease tambien Metildopa
867
anemias hemolfticas inmunes y, 126, 126t Amniocentesis, 692-693, 694
determinaciones de catecolaminas y, 628- indicaciones de, 693t
629 Amonio
Alfa-tocoferol, deficit de, 833 anal isis serico de, 356
Aloanticuerpo(s) en hepatopatfa, 455-467
descripci6n de, 125 Amortiguamiento de soluciones acidas, 398-
destrucci6n de plaquetas por, 240 399
Alopurinol Anaerobiosis, cultivo bacteriano en
agranulocitosis y, 147t de agentes infecciosos, 510-511
concentraciones sericas de acido urico y, de muestras de vias respiratorias, 541-542
355, 356t muestras para, obtenci6n y trans porte de,
neutropenia y, 147t 491
ALT. Viase Alanina aminotransferasa (ALT) Analbuminemia, 382
Aluminio (AI), intoxicaci6n por, 746 Analgesicos, comentario de, 734-736, 735
AMA. Viase Autoanticuerpo Ana!isis de orina
antimitocondrial (AMA) artefactos, 755
Amebiasis, diagn6stico serol6gico de, 582 aspecto, 756,759
Amenorrea, 671-673 capacidad de concentraci6n, 772-773, 772t
Amfotericina B, en tratamiento de leucemia cilindros en sedimento, 766t
no linfocftica aguda, 154 color, 757t
AMG. Vease Macroglobulina (AMG) concentraciones relativas de sustancias,
Amikacina, comentario de, 726 767t
Amilasa de funci6n tubular, 770
aplicaciones diagn6sticas de, 434-435 descripci6o de, 755
bioqufmica de, 434 elementos formes, 758-763
orfgenes hfsticos de, 434 en control diabetico, 657
requisitos de Ia muestra para, 435 en trastomos de inmunoglobulinas, 182-
trastomos asociadas a, 435t 183
Amiloidosis, 188 obtenci6n de muestras para, 755
Aminoacidos para aminoacidos, 778-780, 779t
anal isis serico de, 356 para azucares, 759t, 760t
en orina, determinaci6n de, 778-780, 779 para bilirrubina, 773-774, 775t
Aminogluc6sidos-. Veanse tambien los para calcio, 778
farmacos concretos para compuestos nitrogenados, 776
comentario de, 726 para creatinioa, 776
determinaci6n de, 525 para estudio de litiasis renal, 783t
toxicidad de, 726 para hemoglobina, 761 t, 762t
Aminotransferasas para metabolitos de farmacos, 781
alanina, 433 para metabolitos de serotonin a, 780-78 1
aplicaciones diagn6sticas de, 433, 433 para nitritos, 764t
aspartato, 433, 433t para precursores de hemoglobina, 774-
bioqufmica de, 432 775, 776t, 777!
elevadas, trastomos asociadas a, 461 t para protefnas, 760t, 76lt
en enfermedad hepatocelular, 463-464, para urobilin6geno, 764t, 773-774, 775t
464! pH, causas de alteraciones de, 758t
en funci6n hepatocelular, 461-465 principia de aclaramiento, 764-769
hepaticas, caracteristicas de, 463t proporci6n nitr6geno de urea en sangre/
orfgenes hfsticos de, 432 creatinina, 769
requisitos de Ia muestra para, 434 prueba de aclaramiento de creatinina, 769t
Aminotransferasas hepiiticas, caracterfsticas pruebas de tlujo sangufneo renal, 770
de, 463t resultados normales de, 759-763
Amitriptilina, comentario de, 737 tiras reactivas, 756
868
Anal isis gastrico productos qufmicos y. 123
de acido clorhfdrico, 809, 810 quemaduras y, 123
de gastri na, 812 trastomos de lfpidos y, 124
de secreciones duodenales, 813-814 clasificaci6n de, 10 I, 1·02t
determinacion de acido en, 810-812, 813t descripci6n de, I 0 I
obtenci6n de secreciones para, 809-810 hereditaria
prueba posvagotomfa en, 812 anomalfas de membrana eritrocitaria,
Analisis microsc6pico 101-104
de muestra de lfquido corporal, S34 cuerpo de Heinz, 113
de muestra de sangre, S30 defectos intrfnsecos , I0 1-122
de muestras de aparato digestivo, S49-SSO, deficit de glucosa-6-fosfato
551 deshidrogenasa, IOS-I 07
de muestras de heridas, SSS deficit enzimatico, 1OS-I 08
de muestras de ofdos, SS6 eliptocitosis, 104
de muestras de 6rganos, S55 esferocitosis, I01-104, I 04t, I 05
de muestras de orina, S36 estomatocitosis, I 04
de muestras de vfas respiratorias, S38-S39 hemoglobina inestable, 113- 114
de muestras genitales, 544-S46, 545, 546 hemoglobinopatfas, I 08-109
de muestras oculares, 5S6 metahemoglobina/hemoglobina M, I 13
en diagn6stico de infecci6n hematica, S30 sfndromes de celulas falciformes, I09-
Anal isis toxicol6gico, en abuso de drogas, 112
737-739 sfndromes talasemicos, 114-119, 114,
Analisis urgentes, 1St, 16 115, 116, 119t,121
Andr6genos trastomos de producci6n de
fijaci6n hormonal tiroidea y, 642t hemoglobi na, I08-1 I 3
suprarrenales, 61 I trastornos de sfntesi.s de globina, 108-
Anemia aplasica, 94 111
Anemia de celulas falciformes trastornos enzimaticos eritrocitarios,
consideraciones clfnicas en, II 0 IOS-108
datos de laboratorio en, 112t xerocitosis, I 04
descripci6n de, 109 Anemia hemolftica angiopatica, 12S-127
fisiopatologfa de, I09-110 Anemia hemolftica autoinmune (AHAI), 12S-
Anemia de spur cells o acantocitos, trastomo 127
lipfdico y, 124 caliente, 127-128
Anemia ferropenica, 82-86, 83t, 84t, 8St causas de, 126t
Anemia hemolftica inducida por farmacos, /27
adquirida Anemia hemolftica autoinmune caliente, 127-
angiopatica, 122-123 128
autoinmune, 12S- 129, 126t, /27 Anemia hemolftica autoinmune de reacci6n
autoinmune caliente, 127- 128 caliente, 297
de mediaci6n inmune, 12S-129, 126t Anemia hemolftica de mediaci6n inmune con
defectos extrfnsecos, 122- 129 Coombs negativo, 128
en paludismo, 124 Anemia hemolftica macroangiopatica, 122
enfermedad de aglutininas frfas, 129 Anemia hemorragica, 99-100
farmacos y, 123 Anemia hipocr6mica
hemoglobinuria paroxfstica frfa, 129 deficit de hierro y, 82
hemoglobinuria paroxfstica noctuma, diagn6stico diferencial de, 86t
122 Anemia megaloblastica
hiperesplenismo y, 124 causas de, 90
infecci6n y, 124 datos de laboratorio en, 92t
nefropatfa y, 12S Anemia microcftica hipocr6mica, diagn6stico
no inmune, 122- 124, 123! diferencial de, 86t
869
Anemia pemiciosa, 91 Anion gap, 408
siete «P»s clfnicas de, 91 t acidosis con, 412-413
Anemia refractaria, 163 alteraciones de, 408t
con exceso de blastos, 163 Ani6n, definicion de, 396
con sideroblastos en anillo, 163 Anisocitosis, 51, 52t
descripci6n de, 98 Anomalfa de Alder-Reilly, 67
eritropoyesis ineficaz y, 98-99 Anomalfa de May-Hegglin, 67
Anemia sideroblastica id.iopatica adquirida, Anorexia nerviosa, 830
163 distinci6n entre hipopituitarismo y, 605t .
Anemia{s) Antecedente de tromboplastina de plasma,
aphisica, 94-96 coagulaci6n y, 209
clasificaci6n de, 82 Anti-ADNasa B (ADB), prueba de, 572
de enfermedad cr6nica, 86-87, 86t Antiarrftmicos, comentario de, 723-725
debida a estados de deficit, 82-93 Antiasmaticos, comentario de, 718-721
deficit de acido f61ico y, 89 Antibi6ticos. Wanse tambien los Jarmacos
deficit de hierro y, 82-88 concretos
deficit de vitamina B 12 y, 89 acciones de, 726
definici6n de, 82 comentario de, 726-727
descripci6n de, 35 concentraciones terapeuticas de, 726
hemolftica Antibi6ticos macr61idos, con teofilina, 721
anomalfas de membrana eritrocitaria, Anticoagulante lupico, 223-224
101 -1 04 Anticoagulantes cumarfnicos,
clasificaci6n de, 101 concentraciones de acido uri co en suero y,
defectos adquiridos, 122 356t
defectos extrfnsecos, 122- 129 Anticoagulantes naturales
defectos hereditarios, 101-121 antitrombina m, 212
defectos intrfnsecos, I 01-122 antitrombinas y, 212
descripci6n de, I 01-102 descripci6n de, 210
trastomos de producci6n de fibrin61isis, 211
hemoglobina, 108-112 mecanismo de, 210-212
trastomos enzimaticos eritrocitarios protefna C y protefna S, 212
hereditarios, I 05-108 Anticonceptivos orales
hemolftica angiopatica, 122-123 deficit de acido f6lico y, 93
hemorragica, 99-100 fijaci6n hormonal tiroidea y, 642t
hipocr6mica, 82-88 Anticonvulsivantes, agranulocitosis y
hipoproliferativa, 94-97 neutropenia y, 147t
intoxicaci6n por plomo y, 88, 89t Anticuerpo(s)
megalobhistica, 90, 92t agente infeccioso, 565-570
microcftica hipocr6mica, diagn6stico antiespermatico, 681
diferencial de, 86t antfgeno leucocitario humano, 332-334,
pemiciosa, 91, 9 It 333
refractaria, 98, 163 antinuclear, 277-279
con exceso de blastos, 163 clases de, 563-564, 564
con sideroblastos en anillo, 163 del sistema Rh, 292-293
eritropoyesis ineficaz y, 98-99 detecci6n de
sideroblastica, 87-88, 87t mediante aglutinaci6n de partfculas/
traumatismo flsico y, 122-123 inhibici6n de aglutinaci6n, 568
Anemias hipoproliferativas, 94-97 mediante fijaci6n de complemento,
Anemias siderobhisticas, 87-88 566-567,567
clasificaci6n de, 87t mediante inmunoensayo enzimatico,
Aneuploidfa autos6mica, descripci6n de, 695 569-570
Anfetaminas, comentario de, 741 mediante inmunofluorescencia, 568-569
870
mediante inmunoprecipitaci6n, 565- en muestras genitales, 546-547
566,566 en muestras oculares, 556
mediante neutralizaci6n, 567-568,567 distribuci6n de, 335, 335
mediante radioinmunoensayo, 570 en grupo sanguineo ABO, 286, 288t
en grupo sangufneo ABO, 288t, 289, 290 actividad de, 287
fonnaci6n de, sin estimulaci6n conocida, histocompatibilidad de, 266-267
295-296 leucocitarios humanos, 332-334, 333
matemos, 331 rnicrobianos, detecci6n de, 563-570
microbianos, 563-570, 564, 566, 567 inmunoensayos para, 497-503
monoclonales, 261, 312 Antfgenos clase I, 266
policlonales, 261 Antfgenos clase II, 267
separaci6n de IgM e IgG, 564-565 Antfgenos de histocompatibilidad, 266-267
Anticuerpos antiespennaticos, 681 Antfgenos gonoc6cicos, detecci6n de, 546
Anticuerpos antinucleares, valoraci6n de, Antfgenos microbianos, detecci6n de, 563-
277-279 570
Anticuerpos irregulares, detecci6n de, en inmunoensayos para, 497-503
embarazo Rh-negativo inmunizado, 329 aglutinaci6n de partfculas de latex, 500,
Anticuerpos maternos, enfermedad 50lt, 50/
hemolftica del recien nacido debida a, 327 coaglutinaci6n mediada por protefna A
Anticuerpos microbianos, detecci6n de, 563- estafiloc6cica, 500-501
570,564,566,567 contrainmunoelectroforesis, 498, 498t
Anticuerpos monoclonales, 261 499
Anticuerpos policlonales, 261 inmunoensayo enzimatico, 501-503,
Antidepresivos tricfclicos, comentario de, 681 502t
Antiepilepticos, comentario de, 727-731 inmunofluorescencia, 498-500, 499t
Antiestreptolisina 0 (ASO), prueba de, 572 Antiglobulina humana en suero, prueba de
Antfgeno carcinoembrionario (CEA) descripci6n de, 296, 296t
como marcador tumoral, 847 prueba de antiglobulina directa
en estudio de hepatopatfa, 472 en anemia hemolftica autoinmune, 297
Antfgeno del cancer 125, como marcador sin autoinmunidad, 298
tumoral, 848 utilizaci6n de, 296t
Antfgeno del cancer 15-3, como marcador prueba de antiglobulina indirecta, 298-299
tumoral, 848-849 prueba de detecci6n de anti cuerpos
Antfgeno del cancer 19-9, como marcador descripci6n de, 298-299
tumoral, 849 grupo sangufneo y detenninaci6n de
Antfgeno especffico de pr6stata (PSA), como anticuerpos, 299-300, 299t
marcador tumoral, 848 interpretaci6n de, 299t
Antfgeno leucocitario humano (HLA), 332- pruebas cruzadas, 300
334,333 utilizaci6n de, 299t
enfennedades y, 339 Antihialuronidasa, prueba de (AHT), 572
Antfgeno(s), 262-263 Antiinflamatorios
clase I, 266 agranulocitosis y, 147t
clase II, 267 funci6n plaquetar y, 245
del sistema Rh, 291 neutropenia y, 147t
detecci6n de Antirnicrobianos
en el diagn6stico de infecciones agranulocitosis y, 147t
hematicas, 530 concentraci6n bactericida mfnima de, 519-
en muestras de Hquidos corporales, 535 520
en muestras de sangre, 530 concentraci6n inhibitoria minima de, 519
en muestras de vfas respiratorias, 539 concentraciones de, detenninaci6n de,
en muestras del ofdo, 556 525-526
en muestras del tubo digestivo, 551-552 grupo de betalactamicos de, 521
871
neutropenia y, 147t valoraci6n de, 280-281
Antitiroideos, farmacos Autohem61isis, en valoraci6n de fragilidad
agranulocitosis y, 146, 147t eritrocitaria, 55
neutropenia y, 147t Autoinmunidad, descripci6n de, 269
Antitrombina III, 212 Auto-protrombina I, coagulaci6n y, 208
deficit de, 222-223 Azotemia, descripci6n de, 352
importancia diagn6stica de, 377t Azucares, en ori na
Antitrombinas, anticoagulantes naturales y, pruebas de, 759t
2 12 significado de, 760t
APC. Wase Arteriopatfa coronaria (APC)
APL. Wase Aglutinaci6n de particulas de Babesia, anemia hemolftica y, 124
l~tex (APL) Bacterias
Aplasia eritrocitaria, 97 de vfas respiratorias
Arabin6sido de citosina, en tratamiento de aerobias, 540-54 I
leucemia no linfocftica aguda, 153 anaerobias, 541 -542
Arcanobacterium haemolyticum, como causa identificaci6n de, 506, 507-509t
de faringitis, 540 necesidades de oxfgeno de, 506
ARN, sondas de, 503-504 Bandas oligoc1onales, 389
Arsenico (As), intoxicaci6n por, 745-746 Barbituricos, detecci6n de, 741
Arteria hepatica, 452 Base, definici6n de, 396
Arteriopatfa coronaria (APC), factores de Basofilia difusa, descripci6n de, 5 I
riesgo para, 373-374 Basofilia, trastomos que causan, 73t
As. Vease Arsenico (As) Bas6filos, 29
Ascorbato-cianuro, prueba de, 58 descripci6n de, 66
Asma, farmacos utilizados en tratamiento de, Benceno
718-72 1 anemia aplasica y, 94
ASO. Wase Antiestreptolisina 0 (ASO), leucemia asociada a, 152t
pruebade neutropenia y. 72t
Aspartato aminotransferasa (AST), 432, 433t Benzodiazepi nas
funci6n hepatocelular y, 462 comentario de, 736
Aspergilosis, diagn6stico serol6gico de, 579 detecci6n de, 74 1
Aspergillus spp., pruebas serol6gicas para Betaadrenergicos, f~rmacos, con teofilina,
infecciones causadas por, 579, 579t 721
AST. Wase Aspartato aminotransferasa Betalactamasa, prueba de, 521
(AST) BFU-E. Wase Unidad formadora de
Autoanticuerpo antirnitocondrial (AMA), estallidos-eritroide (BFU-E)
valoraci6n de, 279 Bicarbonato, sistema del, 398
Autoanticuerpo anti-musculo liso (SMA), Bicarbonato s6dico, analisis de, 406
valoraci6n de, 279 Bilirrubina
Autoanticuerpo(s) conjugada, 357
antimitocondrial, 279 consideraciones clfnicas de, 358-359, 358t
anti-muscul o liso, 279 descripci6n de, 454
antinuclear, 277-279 determinaci6n de, 358
especfficos para 6rganos directa, 456-457
en enfermedad bumana, 276t en enfermedad hemolftica del recien
valoraci6n de, 279-280 nacido, 330-331
hfsticos, en valoraci6n de hepatopatfa, 474 en ictericia obstructiva, 458
sfndromes hemolfticos frfos, 128- 129 en orina
valoraci6n de, 276-277 determinaciones de, 773-774, 775t
en suero, 276t pruebas de, 763t
Autoanticuerpos especfficos para 6rganos indirecta, 454. 456-457
en enfermedad humana, 280t hem61isis intravascular y, 62
872
metabolismo de, 357 649, 649
no conjugada, 357 consideraciones clfnicas, 360-362, 3611
sistema biliary determinaci6n de, 362, 644, 646, 648t
alteraciones fisiopatol6gicas, 457-458, disminuci6n de, trastomos que causan,
458 650-651
enzimas de enfermedad obstructiva, en lfquido cefalorraqufdeo, 793
459-461,46lt en orina, 778
fisiologfa de, 454-456, 456 en recien nacidos, intervalos de referenda
sales biliares, 459 para, 8611
valor de alarma de, 383 excreci6n de, 778
valoraci6n nutricional de, 838 funciones de, 359
vfas normales de, 456 homeostasis de, trastornos de, 360-361 ,
Bilis, secreci6n de, 452 361t
Bioluminiscencia, ensayo de, de muestra de hormona paratiroidea y, 643-644
orina, 537 ionizado
Biopsia coagulaci6n y, 207
de medula 6sea, 31-32 delerminaci6n de, 646
hfstica Ifmites de referencia para, 359
en estudio de inmunoglobulinas sericas, metabolismo de, 360
272 enfermedades que afectan a los
obtenci6n y transporte de, 490 resultados de laboratorio en, 6521
Biopsia hepatica, 471 g.landulas paratiroides y, 643
Biopsia hfstica Ifmites de referenda para pruebas de,
en valoraci6n de inmunoglobulinas 6481
sericas, 272 trastomos que afeclan a, 3611, 651 t
obtenci6n y transporte de, 490 valoraci6n nutricional de, 837
Bisalbuminemia, 382 Calcio ionizado
Bisalbuminemia adquirida, 382 coagulaci6n y, 207
Blackwater. Yease Fiebre hemoglobinurica determinaci6n de, 646
Blastomicosis, diagn6stico serol6gico de, 580 Calcitonina, funci6n de, 645
Blastomyces dermatitidis, pruebas serol6gicas Calculos, anal isis de, 781-784, 7821, 783t
para infecciones causadas por, 5791, 580 Calculos renales
Bordetella pertussis, detecci6n de, 540-541 analisis de, 781-784, 782t
Borrelia burgdorferi, pruebas serol6gicas composici6n qufmica de, 782-784
para, 571t descripci6n de, 781
Bromosulftalefna (BSP), prueba de, 458 obtenci6n de orina para estudio de, 783t
BSP. Yease Bromosulftalefna (BSP), prueba tipos de, 782t
de tratamiento de, 784
BUN. vease Ni1r6geno de urea en sangre cAMP. Yease Adenosinmonofosfato cfclico
(BUN) (AMPc)
Butazolidina. vease Analgesicos, comenlario Campylobacter jejuni, cultivos para, 553
de Candida albicans
cultivos para, 546
CA 15-3. vease Antfgeno del cancer 15-3 frotis con tinci6n de Gram de, 546
CA 19-9. Yease Antfgeno del cancer 19-9 Candidiasis, diagn6stico serol6gico de, 580
CA 125. Vease Antfgeno del cancer 125 Cannabinoides, comentario de, 742-743
Cadmio (Cd), inloxicaci6n por, 746 Capacidad de concentraci6n de orina
Cafefna defectos de, 772
acciones fisiol6gicas de, 718 fisiologfa de, 770-771
concentraciones de catecolaminas y, 629t hechos patol6gicos de, 771-772
Calcio pruebas de, 772-773
aumenlo de, traslomos que causan, 647- trastornos que deterioran, 772t
873
Capacidad total de transporte de hierro, 46 funcion de, 390
Captaci6n de yodo radiactivo, 637 importancia diagnostica de, 377t
en determinaci6n de actividad tiroidea, Cetoacidosis diabetica
633 diagn6stico diferencial de, 659, 660t
Carbamazepinas fisiopatologfa de, 659
agranulocitosis y, 146 17-cetosteroides, 611
comentario de, 730 CFU. Vt!ase Unidades formadoras de colonias
neutropenia y, 147t (CFU)
Cariotipo, descripci6n de, 695 CG. Vease Cromatograffa de gases
Catecolamina(s) CGL. Viase Cromatograffa de gasllfquido
artefactos que alteran los resultados de, (CGL)
629t Cianocobalamina, descripci6n de, 39-40.
biosfntesis de, 626 Viase tambien Vitamina 8 12
metabolismo de, 625-626 Cianuro (CN), intoxicacion por, 744
simpaticomimeticas Ciclofosfamida, leucemia asociada a, 152t
caracteristicas de, 625t Cicloserina, deficit de <icido folico y, 93
concentraciones normales de, 627t Ciclosporina, comentario de, 732-733
Cati6n(es) CID. Viase Coagulacion intravascular
control de, 399 diseminada (CID)
definici6n de, 396 CIE. Viase Contrainmunoelectroforesis (CIE)
CBM. Viase Concentraci6o bactericida CIM. Viase Concentraci6n inhibitoria
minima (CBM) minima (CIM)
CCF. Viase Cromatograffa en capa fina Cimetidina
(CCF). agranulocitosis y, 147t
Cd. Viase Cadmio (Cd) oeutropeniay, 147t
Cefalea, punci6n lumbar, 795 Cinconismo, quinidina y, 724
Cefalea de punci6n lumbar, 795 Cininogeno de alto peso molecular,
Cefalina, en metabolismo Lipfdico, 363 coagulacion y, 209
Cefalosporina crom6gena, metodo de prueba Cirrosis, causas de, 470
de bctalactamasa, 521 Cirugfa
Cefalosporinas, acciones de, 726 directrices para servicio de transfusion en,
Celite, tiempo de coagulaci6n y, 214 30 11
Celula de Downey, 68 recuperacion intraoperatoria en, 314
Celula de Reed-Sternberg, 173 Cirugfa cardiovascular, directrices para
Celula vesiculada, 107 servicio de transfusiones, 30 It
Celularidad de medula 6sea, 32, 33t Cirugfa general, directrices de servicio de
Celularidad mixta, Linfomas de, 178 transfusion para, 30 It
Celulas asesinas activadas por linfocinas Cirugfa genitourinaria, directrices de servicio
(LAK), en tratamiento de c<incer, 269 de transfusion para, 30 It
Celulas de Kupffer, 45 I Cirugfa oral, directrices de servicio de
Celulas de medula 6sea nucleadas, recuento transfusion para, 30 It
diferencial de, 33t Cirugfa plfistica, directrices de servicio de
Celulas fagocitarias, destrucci6n bacteriana transfusion para, 30 It
por, 140-141 Cisticercosis, diagnostico serologico de, 583
Celulas T , linfomas de, 179 Cistinosis, pruebas de deteccion en orina
Celulas T asesinas citotoxicas, 266 para, 780
Celulas tumorales, contenido de ADN de, 850 Cistinuria, pruebas de deteccion eo orina
Centrifugacion de lisado, en diagnostico de para, 780
infecci6n hem<itica, 533-534 Citoaferesis, definicion de, 315
Cerebro, enzimas asociadas a, 445t Citomegalovirus (CMV)
Ceruloplasmina anemia aplfisica y, 94
en valoracion de hepatopatfa, 473 diagnostico serologico de, 585-586
874
transmitido por transfusi6n, 326 trastomos asociados a, 249, 249t, 250
Citotoxina de Clostridium difficile, ensayo de, tratarniento de, 251
505t tratamiento transfusional y, 320
CK. ¥ease Creatincinasa (CK) valoraci6n de laboratorio de, 249-25 I
Clamidia, cultivo de, 514, 516-517 Coagulaci6n intrfnseca
CLAR. ¥ease Cromatograffa lfquida de alta activaci6n de factor X por, 206
resoluci6n (CLAR) activaci6n por contacto de, 205, 206
Clofibrato, determinaciones de catecolaminas Coagulo hematico, retracci6n de, 202
y,629,629t Cobre, deficit de, 834
Clomifeno, efecto sobre gonadotropinas, 673 Cocafna, comentario de, 741-742
Clorambucil, leucemia asociada a, 152t Coccidioides immitis, pruebas serol6gicas
Cloramfenicol para infecciones causadas por, 579t, 580
agranulocitosis y, 147t Coccidioidomicosis, diagn6stico serol6gico
anemia aphisica y, 94 de, 580-581
concentraciones de, 525 Coeficiente de variaci6n (CV), I 0-11
neutropenia y, 147t Colageno, agregaci6n plaquetar con, /99, 202
Clordiazep6xido, comentario de, 736 Colchicina, en tratamiento de concentraciones
Cloro de acido urico, 356
en lfquido cefalorraqufdeo, 793 Colesterol
metodos de amllisis de, 406 dieta y, 372
Clorotiaz.idas fraccionamiento, 367
agranulocitosis y, 147t orfgenes de, 363
neutr6filos y, 147t reducci6n de, 373
Clorpromazina total
comentario de, 736 determinaci6n de, 367
concentraciones de catecolaminas y, 629t en niiios, 863t
hiperbilirrubinernia y, 358t Colesterol total
Cloruro ferrico, prueba de, en estudios de determinaci6n de, 367
detecci6n en orina, 779 en niiios, 863t
Clostridium difficile, cultivos para, 554 Colinesterasa (CbS), 436-437
CN. ¥ease Cianuro (CN) Colocaci6n, para punci6n lumbar, 795
CO. ¥ease Mon6xido de carbono (CO) Coma, diagn6stico diferencial de, 660t
C02, control respiratorio de, 398-399 Compartimento circulante, en granulopoyesis,
Coagulaci6n 28
descripci6n de, 194 Compartimento de almacenamiento, en
en Jfquido cefalorraqufdeo, 788 granulopoyesis, 28
extrfnseca, 207 Compartimento de maduraci6n, en
intrfnseca, 205, 206 granulopoyesis, 27-28
trastomos congenitos de Compartimento de proliferaci6n, en
disfibrinogenernias, 233, 234-236t granulopoyesis, 27
enfermedad de von Willebrand, 233, Compartimento marginal, en granulopoyesis,
237 28
hemofilias, 230-233, 232t, 234t Compartimento mit6tico, en granulopoyesis,
valoraci6n nutricional de, 839 27
vfas fibrinolfticas y, 205 Complejo de vitamina B, deficit de, 831-832
Coagulaci6n intravascular diseminada (CID) Complejo inmune, 263-264
anemia hemolftica macroangiopatica y, formaci6n de, farmacos y, 241
122 valoraci6n de, 273-274
descripci6n de, 247 Complejos inmunes circulantes, valoraci6n
fisiopatologfa de, 247 de, 273-274
manifestaciones clfnicas en, 247 Complemento
perfil de, 248t activaci6n, 264, 265
875
anal isis de, 388 neutropenia y, 147t
valoraci6n de, 272-273 Crack. vease Cocafna
Complemento serico, valoraci6n de, 272-273 Creatina, metabolismo de, creatinina y, 353-
Componente de tromboplastina del plasma, 354
coagulaci6n y, 209 Creatincinasa (CK)
Componentes hematicos. Vease Sangre, aplicaciones diagn6sticas de, 437-440,439
componentes celulares de; Sangre, bioqufmica de, 437
componentes plasmaticos de como marcador tumoral, 845-846
Comprobaci6n delta, descripci6n de, 12 distribuci6n hfstica de, 437
Compuestos nitrogenados, en orina, 776 en embarazo, 690
Concentraci6n bactericida minima (CBM), requisitos de Ia muestra para, 440
5 19-520 trastornos asociados a, 438t
Concentraci6n de hemoglobina corpuscular variantes atfpicas de, 439-440
media (CHCM), 50 Creatinina
Concentraci6n de solutos, control de cationes aclaramiento de, 766-769
y,400 prueba de, 769t
Concentraci6n inhibitoria minima (CIM), 519 descripci6n de, 353
Concentrado de factor VID, en tratamiento determinaci6n de, 354
transfusional, 313-314 en orina, 769
Concentrado de factor IX, en tratamiento valoraci6n nutricional de, 836
transfusional, 314 Crioprecipitado
Concentrados de hematies sin leucocitos, 309 en tratamiento de hemofilia, 231
Contaminaci6n bacteriana, en tratamiento en tratamiento transfusional, 313-314
transfusional, 3 17-318 Crisis aplasica, descripci6n de, 97
Contrainmunoelectroforesis (CIE) Cromatograffa, en analisis de drogas, 715-716
en detecci6n Cromatograffa de gas/Hquido (CGL), en
de anticuerpos para agentes abuso de alcohol, 739
infecciosos, 566 Cromatograffa de gases, en analisis de drogas
de antfgenos microbianos, 498 y farmaoos, 7 16
en diagn6stico de amebiasis, 582 Cromatograffa lfquida de alta resoluci6n
resultados positivos y negativos, 499 (CLAR), en analisis de drogas y farmacos,
tecnica de, 498t 716
Convulsiones, farmacos utilizados en Cromolfn s6dico, con teofilina, 720
tratamiento de, 727 Cromosoma Filadelfia, 77, 156
Coproporfirin6geno, en sfntesis de Cromosoma(s)
hemoglobina, 38 anomalfas de, en sfndromes
Coraz6n, enzimas asociadas a, 445t mielodisplasicos, 164
Corticoides estudios de, de leucocitos, 76-78, 77
en tratamiento de asma, 720 trastornos de
recuento Ieucocitario y, 70 aneuploidfa autos6mica, 695
Corticosteroides cariotipo, determinaci6n de, 695
concentraciones de acido urico en suero y, descripci6n de, 694-696, 694t
355, 356t genes responsables de, 697-699t
en tratamiento de trombocitopenia ligados al sexo, 695-696
autoinmune, 242 mosaicismo, 695
recuento leucocitario y, 69-70 numero o forma, 694-695,697-699
Corynebacterium diphteriae, como cau~a de translocaciones, 695
faringitis, 540 · CSF. vease Factores estimuladores de
Corynebacterium haemolyticum, como causa colonias (CSF)
de faringitis, 540 Cuerpos de Dohle, 66
Cotrimoxazol Cuerpos de Heinz
agranulocitosis y, 147t anemia hemolftica y, 113
876
descripci6n de, 53 Defectos congenitos
Cuerpos de Howell-Jolly, 53 alteraciones de numero o forma, 694-695
Cuerpos de Pappenheimer, 53 diagn6stico prenatal de
Cultivo defectos del tubo neural, 701-702
de muestra de orina, 537-538 defectos multifactoriales, 702
de muestra de sangre, 530-534 errores congenitos del metabolismo,
de muestras de heridas, 535 696-701
de muestras de lfquidos corporales, 535 trastomos cromos6micos, 694-696,
de muestras de 6rganos, 555 694t, 697 -699t
de muestras de vfas respiratorias, 539-544 enfermedad de celulas falciformes, 700
de muestras del ofdo, 557 enfermedad de Tay-Sachs, 696
de muestras gastrointestinales, 552-554 enfermedades ligadas al sexo, 695-696
de muestras genitales, 548-549 genes responsables de, 697-699t
de muestras oculares, 557 talasemia, 700
Cultivo bacteriano de agentes infecciosos, Defectos del tubo neural, diagn6stico prenatal
506-511' 507-509t de, 701-702
Cultivo bifasico agar/caldo, en diagn6stico de Deficit cal6rico, 829
infecci6n hematica, 532 Deficit de glucosa-6-fosfato deshidrogenasa,
Cultivo de micobacterias 105-108
de agentes infecciosos, 5 1I -512 Deficit de hierro, 834
de muestras de vfas respiratorias, 539-544 anemias hipocr6micas y, 82-88
Cultivo en caldo causas principales de, 83t
controlado manometricamente, 532-533 datos de laboratorio en, 86t
convencional, 531 de causa urinaria, 83t, 84t, 85-86, 86t
radiometrico, 53 I -532 debido a Ia dieta, 84-85
Cultivo en caldo controlado hemorragia cr6nica y, 85
manometricamente, en diagn6stico de perdida menstrual excesiva y, 85
infe.cci6n hematica, 532-533 secuencia de alteraciones en Ia aparici6n
Cultivo en caldo convencional, en diagn6stico de,84t
de infecci6n hematica, 531 Deficit inmune, 267,268
Cultivo fungico Desequilibrio de segregaci6n, distribuci6n de
de agentes infecciosos, 512-513, 514, 515 antfgenos y, 335-336,335
de muestras de vfas respiratorias, 539-544 Desipramina, comentario de, 737
Cultivo vfrico, de agentes infecciosos, 514- Desoxinucleotidiltransferasa terminal (TdT),
517,5/6 en estudios leucocitarios, 76
Curva de muerte bacteriana, analisis de, en Destrucci6n bacteriana causada por celulas
pruebas de sinergia, 523, 524 fagocitarias, 140-141
CV. Vease Coeficiente de variaci6n (CV) «Desviaci6n a Ia izquierda», descripci6n, 70
Desviaci6n estandar (DE), de datos de
CHCM. vease Concentraci6n de laboratorio, 8
hemoglobina corpuscular media (CHCM) Dexametasona, prueba de supresi6n, 613-614,
Chediak-Higashi, sfndrome de, 67 613
actividad microbicida defectuosa y, 141 DFA. Wase Inmunofluorescencia directa
Chlamydia trachomatis (DFA)
antfgenos, 539 Diabetes insfpida, secreci6n de horrnona
detecci6n de, 539 antidiuretica y, 607, 608t
Chlamydiae, descripci6n de, 516-517,517 Diabetes mellitus
ChS. vease Colinesterasa (ChS) causas de, 654
coma en, diagn6stico diferencial de, 660t
Daunomicina, en tratamiento de leucemia no control de
linfocftica aguda, 153 anomalfas de, 658-660, 660t
DE. Vease Desviaci6n estandar (DE) vigilancia de, 657-658, 658t
877
descripci6n de, 654 DMNlD. vease Diabetes mellitus no
diagn6stico de, 656-657 insulinodependiente (DMNID)
tipos de, 655-656, 655t Dopamina, concentraciones de catecolaminas
Diabetes mellitus insulinodependiente y, 629t
(DMID), 655, 655t Doxepina, comentario de, 737
Diabetes mellitus no insulinodependiente 2,3-DPG. vease Difosfoglicerato
(DMNlD), 655t, 656 Drogas y farmacos, abuso de
Diarrea detecci6n de, 740-741
bacteriana, mecanismos de, 550t intoxicaci6n en, 740-743
examen de heces en, 797-798 obtenci6n de Ia muestra en, 737-738
identificaci6n de agentes infecciosos en, valoraci6n del paciente, 737-738
549-554 Duodeno, 813-814
tipos de, 798t
Diarrea bacteriana, mecanismo de, 550t ECA. vease Enzima de conversi6n de Ia
Diazepam, comentario de, 728-729,736 angiotensina (ECA)
Dibucafna, colinesterasa s~rica y, 437 Echinococcus granulosus, diagn6stico
Dieta serol6gico de infecciones causadas por,
calculos renales y, 784 583
concentraciones de lipidos en sangre y, Efecto citopatico, en cultivo celular, 515-516,
372 516
d~ficit de hierro y, 84-85 Eficiencia, expresi6n matematica de, 7
Diferenciaci6n, en granulopoyesis, 27 EGC. vease Enfermedad granulomatosa
2,3-difosfoglicerato, forrnaci6n de, 56, 57-58 cr6nica (EGC)
Difusi6n en agar, prueba de EIA. Vease lnmunoensayo enzimatico (ElA)
diluci6n para, 519 EICH. Viase Enfermedad injerto contra
en estudios de sensibilidad antimicrobiana, huesped (EICH)
518-519 Eje hip6fiso-suprarrenal
Digital, neutrofilia y, 71 t pruebas de, 6 12
Digitoxina supresi6n con dexametasona y, 613
comentario de, 722 Eje hipotalamo-hipofisario, 598-599, 599
trombocitopenia y, 241 valoraci6n del, 603
Digoxina, comentario de, 722-723 Electrodos selectivos para iones, en
Dihidrofolato reductasa, metabolismo del deterrninaci6n de sodio y potasio, 406-407
acido f61ico y, 41 Electroforesis
Diluci6n en caldo, en pruebas de sensibilidad de lipoprotefnas, 371
antimicrobiana, 519 de protefnas plasmaticas, 375
Diphyllobothrium latum, deterioro de de protefnas s~ricas, 376, 377t, 378t
absorci6n de vitamina 8 12 y, 92 descripci6n de, 376
Discrasias de c~Iulas plasmaticas Electroforesis de lipoprotefnas del plasma,
clasificaci6n de, 181 t, 185 371
macroglobulinemia de Waldenstrom, 185 Electr61itos
mieloma multiple, 186-187,187 determinaci6n de
Disenteria, confirrnaci6n serol6gica de, 582 anion gap, 408, 408t
Disfibrinogenemias, 233 concentraciones de sodio, 406-407
Disociaci6n, descripci6n de, 396 manejo de muestras, 405-406
Disopiramida, comentario de, 724 metodos de, 405-406
Disproteinemias, trastomos plaquetares y, potasio, 407
246 valores norrnales de, 403t
Disulfiram, en tratamiento de alcoholismo, fisiologfa de
739 control de cationes, 399-400
DMID. vease Diabetes mellitus iones y disociaci6n, 396-397
insulinodependiente soluciones de amortiguamiento, 398-399
878
homeostasis de, 416-421 Enfermedad de hemoglobina SC, 113
valoraci6n nutricional de, 837 Enfennedad de Hodgkin
Eliptocitosis celula de Reed-Sternberg en, 173
e n frotis teiiido, 52t clasificaci6n de, 172- 173, 174-175t
heredilaria, I 04 datos de laboratorio en, 173-176, 176t
Eliptocitosis hereditaria, I 04 manifestaciones clfnicas de, 173
Embarazo Enfermedad de Lyme, diagn6stico serol6gico
concentraciones de alfafetoprotefna de,577
durante, 471 Enfermedad de Tay-Sachs, diago6stico
detecci6n de, 70 1-702 prenatal de, 696-697
diagn6stico de, 682-683 Enfermedad de von Willebrand
estimaci6n de buen estado fetal, 702-704 datos de laboratorio en, 237-238
factores de coagulaci6n y, 252-253 descripci6n de, 233, 237
fisiologfa de, 682 Enfermedad gastrointestinal,
fosfatasa alcaJina en, 431 hipoalbuminemia en, 381
hormonas placentarias en, 683-684 Enfermedad granulomatosa cr6nica (EGC),
inmunoprofilaxis Rh en, 293-294 141
modificaciones fisiol6gicas en, 685-692, Enfermedad hemolftica del recien nacido
691-6921 debida a anticuerpos maternos, 331-332
prolactina en, 684-685 definici6n de, 326
pruebas de crecimiento y maduraci6n fisiopatologfa de, 326-327
fetales, 704-705 inmunizaci6n frente a, 326-327
pruebas de funci6n tiroidea en, 688t uso de laboratorio en recien nacido con,
resultados de laboratorio alterados e n, 330-331, 33 1t
691-6921 Enfermedad hemolftica fetal, 702-703
Rh-negativo, inrnunizado, laboratorio e n, Enfermedad hemolftica Rh del recien nacido.
329-330 327
tratamiento de, 329-330 Enfermedad hep<'itica. Vease Hepatopatfa
valoraci6n prenatal del feto, 692-702 Enfermedad hepatocelular, concentraciones
anomalfas cromos6micas, 694t sericas de aminotransferasa en, 462, 463t
genes respoosables de trastornos Enfermedad injerto contra huesped (EICH)
hereditarios conocidos, 697-6991 hemoderivados irradiados y, 315
indicaciones de amniocentesis, 693t tratamiento transfusional y, 323
Embarazo Rh-negativo, inmunizado, Enfermedad renal. Viase Nefropatfa
laboratorio eo, 329-330 Enfermedades de cadenas pesadas, 188
Embden-Meyerhof, vfa glucolftica, 55-56, 56 Enfermedades de Ia corteza suprarrenal
Enfermedad celfaca, deterioro de absorci6n asistencia del paciente en, 623-624
de vitamina B 12 y, 91-92 clasificaci6n de, 615
Enfermedad de Addison enfermedad de Addison, 618-620, 618t
asistencia del paciente en, 623-624 hiperaldosteronismo, 620-621, 621t, 622t
descripci6n de, 618, 618t sfndrome de Cushing, 616-617, 6171
etiologfa de, 619 virilismo suprarrenal, 622-623
hormonas y respuesta hormonal en, 619 Enfermedades de transmisi6n sexual,
pruebas de estimu1aci6n diagn6stica en, diagn6stico de, 544-549
619-620 Enfermedades infecciosas, transmitidas por
Enfermedad de ce1ulas falciformes, transfusi6n, 323-326, 324t
diagn6stico prenatal de, 700 Enfermedades malignas, marcadores
Enfermedad de Gaucher, trastornos de metab61icos de, 843-844
inmunodeficiencia y, 143 Ensayo de citotoxicidad, 504-505, 505t
Enfermedad de Graves. Viase Ensayo de doble inmunodifusi6n de
Hipertiroidismo Ouchterlony, 566, 566
Enfermedad de hemoglobina C, 112 Ensayo de neutralizaci6n vfrica, 567
879
Ensayos de neutralizaci6n, 567-568, 567 tipos de, 411t
Emamoeba histolytica, diagn6stico trastomos mixtos, 416, 417t
serol6gico de infecciones causadas por, regu laci6n de, 418-4 2 1
582 Equimosis, valoraci6n de, 229
Enteritis regional, 92 Equinocitosis, e n frotis teiiidos, 521
deterioro de absorci6n de vitam ina 8 12 y, Equinococosis, diagn6stico serol6gico de,
92 583
Envcjecimiento, modificaciones de hormonas Eritroblastopenia transitoria de Ia infancia, 97
gonadales en, 669, 670t Eritrocito(s). vease tambien Hematfe(s)
Enzima de conversi6n de Ia angiotensina enzimas, trastomos hereditarios de, I05-
(ECA), 435-436 108
Enzimas inmunohematologfa, 285
aldolasa, 429 perfodo de vida de
amilasa, 434-435, 435t catabolismo de hemoglobina y, 59-62,
aminotransferasas, 432-434, 433t 60,63
asociaciones con 6rganos, 427, 445t determinaci6n de, 59-60
colinesterasa, 436-437 vias metab61icas de, 55-58, 56
como marcadores tumorales, 846 Eritrocitosis, 129- 130
creatincinasa, 437-440, 438t, 439 diagn6stico diferencial de, 130t
descripci6n de, 427 Eritroleucemia, 153
en lfquido cefalorraqufdeo, 793 Eritromicina
en niiios, 862t acciones de, 726
enfermedad obstructiva, 459-46 1, 461 t con teofilina, 72 1
enzima de conversi6n de angiotensina, Eritr6n, deti nici6n de, 27
435-436 Eritropoyesis, 25-27
fosfatasa ~cida, 428-429 ineficaz, 35
fosfatasa alcalina, 430-432, 430t anemia refractaria y, 98
gammaglutamiltranspeptidasa, 440 valoraci6n de laboratorio de
lactato deshidrogenasa, 440-443, 442, 443t citologfa medular, 34
lipasa, 444-445 ensayo de eritropoyetina, 26, 36
lisozima, 445 recuento reticulocitario, 34-35
presencia de, 427 Eritropoyetina
terminologfa, 428 descripci6n de, 25
transaminasas, 432-434, 433t ensayo de, 36
unidades de actividad, 428 eritropoyesis y, 27
valoraci6n nutricional de, 837-838 Error, causas de, e n determinaciones de
Enzimas de enfermedad obstructiva, 463-464, laboratorio, 11 - 13, 12t
464t Error humano, e n deterrninaciones de
Enzimopatfas hereditarias, I 05- 108 laboratorio, 12- 13, 12t
Eosinofilia, trastomos que causan, 731 Escherichia coli, cultivos para, 554
Eosin6filos, 29, 65 Esferocitosis
Equilibria acidob~sico en frotis tenido, 521
alteraciones de hereditaria. I 01 - 104
abuso de alcohol y, 413 Esferocitosis hereditaria
acidosis con anion gap, 4 12-4 13 alteraciones cel ulares en, 103
acidosis hipercloremica, 412, 412t datos de laboratorio en, I03- 104, I 04t
acidosis l~ctica, 413 descripci6n de, I0 I
acidosis metab61ica, 410-412 diagn6stico de, 104. 105
acidosis respiratoria, 414-415 manifestaciones clfnicas de, 103
alcalosis metab61ica, 413-414 tratamiento de, I 04
alcalosis respiratoria, 416 Esfingomielina, en metabolismo lipfdico, 363
compensaci6n de, 417t Espacio de Disse, descripci6n de, 451
880
Especificidad, en determinaciones de Excreci6n de sodio en orina, 773
laboratorio, 4-5 Excreci6n fraccional de sodio, 773
Espectrofotometrfa, en am'ilisis de drogas y
farmacos, 715 FAc. Viase Fosfatasa acida (FAc)
Espectr6metro de masas, en analisis de drogas Factor antiescorbuto, deficit de, 832-833
y farmacos, 7 16 Factor antihemofflico (AHF)
Esplenectomfa deficit de, 2 17
en esferocitosis hereditaria, 104 en Ia coagulaci6n, 209
en trombocitopenia autoinmune, 242 Factor Christmas, en coagulaci6n, 209
Esplenomegalia, producida por Absidia Factor de necrosis tumoral (TNF),
species, 515 determinacion de, 840
Esplenomegalia masiva, enfermedades Factor de Stuart-Power, en coagulaci6n, 209
asociadas a, 154t Factor estabilizador de Ia fibrina, en
Espondilitis anquilopoyetica, antfgeno coagulaci6n, 209
leucocitario humano y, 339 Factor estimulador de colonias para
Esputo granulocitos y monocitos (GM-CSF), 28
aspecto macrosc6pico de, 807 Factor Fletcher, en coagulaci6n, 209
elementos formes en, 808t Factor Hageman, en coagul aci6n, 209
examen microsc6pico de, 808-809, 808t Factor intrfnseco
fisiologfa normal, 807 absorci6n de vitamina B 12 y, 39
sangre en, 807-808, 808t deficit de vitamina B 12 y, 42
Esquistocitosis, en frotis teiiido, 52t Factor labil, en coagulaci6n, 208
Esterasas, 75-76 Factor(es) de Ia coagulaci6n, 208-209. Viase
Esteroides, 609 tambien Coagulaci6n
biosfntesis de, 610 deficit de, 234-236t
Esteroides 17-cetogenicos, 61 I identificaci6n de, 216-217
Esteroles, 363 ensayo de concentraciones de, 217
Est6mago, funciones de, 809. Viase tambien factor I, 208
Anal isis gastrico deficit de, 234t
Estomatocitosis factor II, 208
en frotis teiiido, 52t deficit de, 234t
hereditaria, 104 factorm. 208
Estomatocitosis hereditaria, I04 factor IV , 208
Estres fisiol6gico factor V, 208
enfermedades de corteza suprarrenal y, deficit de, 234t
624 factor VI, 208
feocromocitoma y, 628 factor VII, 208
Estriol, 684 deficit de, 234t
Estr6geno(s), concentraciones sericas de factor vm, 208
acido urico y, 356t anticuerpo para, 252
Estudios de panel, 13- 16, 14t deficit de, 230-232, 234t
Etanol, abuso de, 739-740, 740 embarazo y, 253
Etclorvinol, comentario de, 736 factor LX, 209
Etilenglicol, abuso de, 739 deficit de, 230-232, 235t
Etosuximida, comentario de, 730 factor X, 209
Euglobulina(s), descripci6n de, 218-219 deficit de, 235t
Exactitud en determinaciones de laboratorio, factor XI, 209
3-4 deficit de, 235t
Examen en campo oscuro, de muestras factor XII, 209
genitales, 545, 545 deficit de, 235t
Exanguinotransfusi6n, 331 factor XIII, 209
indicaciones de, 331 t deficit de, 217, 235t
881
hepatopatfas y, 474-477 del grupo de xantinas metiladas, 718
inhibidores de, 252 detecci6n de, 740-743
tenninologfa, 195t enfennedades de Ia corteza suprarrenal y,
trastomos de 623
exploraci6n ffsica en, 228-229 feocromocitoma y, 627-628
historia clfnica en, 227-228 formaci6n de complejos inmunes y, 241
pruebas de detecci6n de laboratorio en, funci6n plaquetar y, 247
229 glucemia y, 654-655
Factores de crecimiento, en granulopoyesis, inmunosupresores, 731-733
26,28 intoxicaci6n, 743-746
Factores quimiotacticos, 29 neutropenia y, 147t
Fagocitosis, valoracion de, 140 psiquiatricos , 736-737
FAI. Viase Fosfatasa alcalina (FAl) que interfieren en fijaci6n de fenitofna,
Faringitis bacteriana, causas de, 544 728
Fannacos alquilantes, leucemia asociada a, quimioterapeuticos, 731-733
152t trastomos de factores de coagulaci6n y,
F<innacos antituberculosos, concentraciones 228
anormales de glucosa y, 350t uremia y, 353t
F<irmacos cardfacos, comentario de, 722-725 utilizados con teofilina, 719
F<innacos citot6xicos Favismo, descripci6n de, I 07
anemia aphisica y, 94 Fe. Viase Hierro (Fe)
neutropenia y, 72t Fenciclidina, comentario de, 743
Fannacos hipoglucemiantes Fenilbutazona. Viase tambien Analgesicos,
agranulocitosis y, 147t comentario de
neutropenia y, 147t agranulocitosis y, 147t
Fannacos nefrot6xicos, uremia y, 353t anemia aplasica y, 94
Fannacos oxidantes, anemia hemolftica y, neutropeniay, 147t
124 Fenilcetonuria, detecci6n urinaria de, 780
F<irmacos psiqui<itricos, comentario de, 736- Fenitofna(s)
737 absorci6n de, 728
Farmacos y drogas. Vianse tambien las agranulocitosis y, 146, 147t
sustancias concretas comentario de, 727-728
alcoholes, 739-740, 740 concentraciones terapeuticas de, 728
valoraci6n del paciente en, 737-738 deficit de <icido f61ico y, 93
administraci6n de efectos secundarios de, 728
m~todos de analisis en, 715-717 fijaci6n honnonal tiroidea y, 642t
principios de, 71 1-713, 712, 713 metabolismo de, 728
vigilancia en, 713-715, 714 neutropenia y, 147t
agranulocitosis y, 147t vida media de, 728
analg~sicos, 734-736, 735 Fenobarbital, comentario de, 729
an<ilisis, m~todos de, 715-717 Fen6meno de Pelger-Huet, 67
anemia aplasica y, 94 Fenotiazinas
anemia hemolftica y, 123 agranulocitosis y, 146, 147t
antibi6ticos, 726-727 comentario de, 736
antibi6ticos macr6lidos, utilizados con neutropenia y, 147t
teofilina, 721 prueba de nitrosonaftol y, 781
antiepilepticos, 727-731 Feocromocitoma
cardfacos, 722-725 asistencia del paciente en, 628-630
concentraciones de glucosa y, 350t descripci6n de, 627
concentraciones terapeuticas y t6xicas de, f<irmacos y, 628, 629t
714 problemas psicofisiol6gicos y, 630
deficit de acido f6lico y, 92-93 prueba de estimulaci6n en, 627-628
882
signos diagn6sticos en, 627 6sea,431
traslomos que se confunden con, 6291 renal, 431
Ferri tina requisitos de Ia muestra para, 432
descripci6n de, 45 trastomos asociados a aumento de, 4611
en valoraci6n de estado del hierro, 46-47 trastornos que afec1an a, 430t
Ferroquelalasa, en sfntesis de hemoglobina, Fosfa1asa alcalina leucocitaria
38 en estudios leucocitarios, 74-75
Feto en obstrucci6n de vfa biliar, 460
buen estado de, 702-704 Fosfato
crecimiento y maduraci6n de, 704-705 concentraciones, determinaci6n de, 644
obtenci6n percutanea de mues1ras de en niilos, intervalos de referenda para,
sangre del cord6n umbilical, 855-856, 861t
8571, 858t homeostasis, trastomos de, 360-361
Fibrin6geno metabolismo, trastomos de, 651-653
an~lisis de, 388 Fosfolfpidos, en metabolismo lipfdico, 363
anormal, 233 F6sforo
coagulaci6n y, 208 consideraciones clfnicas de, 360-362
determinaci6n de, 2 16 descripci6n de, 360
Fibrin6lisis, 194,21 1 determinaci6n de, 362, 644, 644
Fibrosis qufstica hormona paratiroidea y, 643-644
concentraciones sericas de albUmina y, metabolismo de, 360
381 gl~ndulas paratiroides y, 643
y embarazo y lactancia, 700-70 I valoraci6n nutricional de, 837
Fiebre hemoglobinU.rica, anemia hemolflica y, Fotometrfa de llama, en determinaci6n de
124 sodio y potasio, 405
Fiebre manchada de Montailas Rocosas, 578 Fragilidad osm6tica, prueba de, 104, 105
FIGLU. vease Acido formiminoglut~mico Frotis de sangre periferica
Fijaci6n de complemento (FC), en en valoraci6n del estado del hierro, 46
diagn6stico de coccidioidomicosis, 580- morfologfa eritrocitaria en, 51, 52t
58 1 preparaci6n de, 496t
Filtraci6n colorimetrica de muestra de orina, Fructosamina, en control diabetico, 658
537 Fructosemia, diagn6stico de, 351
Filtraci6n renal, 753-754 Funci6n hepatocelular
Filtrado glomerular, concentraciones relativas aminotransferasas y, 462-464, 463t, 464t
de sustancias en, 767t descripci6n de, 461-462
Floculaci6n de bentonita, prueba de, 584 gammaglutamiltranspeptidasa y, 464-465
5-fluorocitosina, deterrninaci6n de, 525 lactato deshidrogenasa y, 465-466
Fluorocromo, tinci6n de, 494 pruebas de, 455t
Flurazepam, comentario de, 736 Funci6n renal
Folato. Vease A.cido f6lico hormona antidiuretica y, 606
Fosfatasa ~cida (FAc), 428-429 modificaciones durante embarazo, 690
Fosfatasa ~cida prostatica (PAP), como valoraci6n de laboratorio de, 763-773
marcador tumoral, 845 Funci6n sexual
Fosfa1asa alcalina (FAI) artefactos que afectan a, 680t
aplicaciones diagn6sticas de, 430-432 valoraci6n de, 673-681
bioqufmica de, 430 Funciones gonadales, 667
en embarazo, 431 en mujeres, 668, 669
en obstrucci6n de vfa biliar, 460 en varones, 668
hep~tica, 43 1 pruebas de laboratorio de
intestinal, 431 an~lisis de semen, 678, 679t
metabolismo mineral del hueso y, 644, 644 artefactos de Ia muestra y, 678
orfgenes hfsticos de, 430 asistencia del paciente en, 678-680, 679t
883
cuestiones psicol6gicas y, 678 de. 6 I3-614. 613
descripci6n de, 673 pruebas del eje hip6fiso-suprarrenal,
hiperfunci6n, 678 612-613,6/3,6/5
relaciones fisiopatol6gicas y, 679-680, metabolitos, 6 I2t
679t Gllindula tiroides
resultados en mujeres, 674-675t anticuerpos, 638
resultados en varones, 676-677t disfunci6n de, efectos de, 633t
valoraci6n de infertilidad, 680-68 I funci6n de
anticuerpos tiroideos y, 638
G-6-PD. Vease Glucosa-6-fosfato concentraciones de yodo y, 633-634
deshidrogenasa (G-6-PD) determinaci6n de, 633-638, 636, 639t
Galactosemia, 35 I estimulaci6n de hormona
Gammaglutamiltranspeptidasa (GGT), 440 tiroestimulante y, 636-637
alcohol y, 465 estimulaci6n hipotallimica y, 637
en obstrucci6n de via biliar, 460 factores en disminuci6n de, 632
funci6n hepatocelular y, 464-465 globulina transportadora de tiroxina y,
Gammapatfa monoclonal de causa 634-636
desconocida, I87- I88 hormona libre y, 634-636
diagn6stico diferencial de, 188t indicadores inespecfficos de, 632-633,
Gammapatfa(s) monoclonal(es) 633t
caracterfsticas generales, I8 I pruebas de, 639t
clasificaci6n de, I8 It tiroxina y, 634
valoraci6n de laboratorio de, I8 I- I83, triyodotironina y, 634
183, 184 modificaciones durante embarazo, 687,
Gardnerel/a vagina/is, cultivos para, 546 688t
Gases t6xicos, 743-744 relaci6n hipotlilamo-hipofisaria, 631
Gasometrfa, dete((llinaci6n de, 400-402 trastomos de
curva de disocillc-i6n normal de oxfgeno- hipertiroidismo, 640-64 I
hemoglobina, 402 hipotiroidismo, 638-640
estado del paciente en, 403-404 sfndrome de «enfermedad eutiroidea»,
manejo de Ia muestra en, 405 641 -642
val ores normales de, 403t tiroiditis, 64 1.
Gastrectomfa, deterioro de absorci6n de tiroiditis subaguda, 64 I
vitamina B12 y, 91 Glandulas paratiroides
Genes calcitonina y, 645
de sistema Rh, 292, 292t hormona secretada por, 643-644
en grupo sangufneo ABO, 286, 287 metabolismo del calcio y, 643
responsables de trastomos hereditarios, metabolismo del f6sforo y, 643
697-699t pruebas de Jaboratorio de, 645-647, 648t
Gentamicina, comentario de, 726 trastornos de
GGT. vease Gammaglutamiltranspeptidasa que causan aumento de calcio serico,
(GGT) 647-649
Gllindula suprarrenal que causan disminuci6n de calcio
durante el embarazo, 687-689 serico, 650-651
funciones de, 609 vitamina D y, 644-645
hormonas secretadas por, 6 I2t Glicina, en sfntesis de hemoglobina, 37
aldosterona, 6 10-6 I I Globina
andr6genos, 611 descripci6n de, 36
determinaci6n de, 6 I I-612, 6 I2t sfntesis de, 38-39
esteroides, 610,61 I Globulina componente de grupo especffico,
prueba de metirapona, 6 I4-6 I5, 615 funci6n de, 390
prueba de supresi6n con dexametasona Globulina transportadora de tiroxina (TBG)
884
factores que afectan a, 635 Glutamato-piruvato transaminasa (GPT).
funcion de, 390 vease Alanina aminotransferasa (ALT)
hormona libre y, 635, 635 Glutamina, en lfquido cefalorraqufdeo, 793
Gl6bulos blancos. Vease tambien Leucocitos Glutetimida, comentario de, 736
acido periodico de Schiff, estudios de, 76 GM-CSF. vease Factor estimulador de
circulantes, 72t colonias para granulocitos y monocitos
concentrado de, en tratamiento (GM-CSF)
transfusional, 312 Gonadotropina corionica, 673
descripcion de, 62 Gonadotropina corionica humana (hCG)
desoxinucleotidiltransferasa terminal, como marcador tumoral, 846
estudios de, 76 estimulacion con, 641
enfennedades de, clasificaci6n de, 137- Gonadotropina(s)
138, 139t cori6nica, 673
esterasas leucocitarias, estudios de, 75-76 efecto del clomifeno en, 673
estudios cromos6micos de, 76-78, 77 Gota, 335
estudios especiales, 74-78, 77 GPT. vease Glutamato-piruvato transaminasa
fosfatasa alcalina leucocitaria, estudios de, (GPT)
74-75 Granulacion toxica, 66
granulocitos, 64-66 Granulocito(s)
anomalfas morfologicas de, 66-67 anomalfas morfologicas de, 66-67
leucemia mielogena cronica y, 155-156 basofilos, 66
linfocitos, 67-68 compartimentos, 28
monocitos, 69 descripcion de, 64
negro Sudan B, estudios de, 75 eosinofilos, 65
peroxidasa leucocitaria, estudios de, 75 neutrofilos, 64-65
produccion de, 27-28 tipos de, 28
variaciones durante embarazo, 686 Granulocitosis, adrenalina y, 70
Glucagon, funcion de, 654 Granulopoyesis
Glucemia crecimiento y d.istribucion mieloide en,
pruebas de control de diabetes, 657-658 28-29
trastornos que afectan a, 654-655 factores de crecimiento en, 28
valores de Granulos azurofilos, 66-67
anormales, causas de, 350t Granulos sideroticos, 53
determinacion de, 347, 349-350 Grasa(s)
efectos de hormonas en, 348t excrecion de, 802-805
en ayunas, 350-351 neutra, 363
Glucocorticoides, 609-610 Grupo hemo
fijacion hormonal tiroidea y, 642t descripcion de, 36
Glucogeno, enfermedades de deposito de, 351 formacion de, 37
Glucoprotefnas, descripci6n de, 600 sfntesis de, 36-38
Glucosa. vease Glucemia trastornos de, 130-132, 131 t
determinacion de, 347-351 , 348t Grupos sangufneos
en lfquido cefalorraquideo, 791-793, 79lt, alelos frecuentes de, 294t
792t a1oinmunizaci6n eritrocitaria, 294-295
en sangre, trastornos que afectan a, 654- descripcion de, 294, 294t
655 formacion de anticuerpos sin estimulacion
metabolismo de, 346-347 conocida, 295-296
valoracion nutricional de, 836 sistema ABO, 285-291,287, 288t, 290
Glucosa-6-fosfato deshidrogenasa sistema Rh, 291 -294, 292t
descripcion de, 105
variantes de, 106, 107 Haemophi/us influenzae
Glucosidos cardfacos, accion de, 722-723 anemia hemolftica y, 124
885
detecci6n de, 531 concentrados de
Haptog lobina destrucci6n de, por sistema
anal isis de, 385-386 reticuloendotelial. 60
hem61isis intravascular y, 61 enfermedades de
importancia diagn6stica de, 377t farmacos y. 123
hCG. vease Gonadotropina cori6nica hum~na formaci6n de, trastomos de, 82-99
(hCG) fragilidad de, 54-55
HCM. vease Hemoglobina corpuscular media fragmentos teiiidos, 51, 53
(HCM) hem61isis intravascular, 63
HCN. Wase Acido hidrocicinico (HCN) inclusiones de, 53
HDL. Vease Lipoprotelnas de alta densidad lesi6n t~rmica de, 123
(HDL) membrana de, 54
Heces defectos hereditarios de, 101-121
analisis de metabolismo de, 54
consideraciones generales en, 796 catabolismo de hemog1obina, 59-62,
en diarrea, 797-798, 798t 60,63
en problemas de malabsorci6n, 802- envejecimiento eritrocitario, 59-62, 60
806 formaci6n de 2,3-difosfoglicerato, 56,
ensayo para citotoxina de Clostridium 57-58
difficile, 505t membrana eritrocitaria, 54
microsc6pico, 80 1-802 vfa de Embden-Meyerhof, 55, 56
muestras para, 796-797 vfa de metahemoglobina reductasa, 57
obtenci6n y transporte de, 489, 797 vfa de pentosa fosfato, 56-57, 56
parasitos, detecci6n rrucrobiol6gica de, vfas metab61icas, 51-58, 56
801-802 modificaciones durante embarazo, 686
aspecto de, 797. 798t morfologfa de, e n frotis de sangre
datos diagn6sticos en, 798t perif~rica, 51
color de, hechos que influyen en, 799t nucleados, 53
sangre en, 799-80 I, 803-804t perdida de, anemias causadas por, 99- 129
pruebas de, 799-80 I perdida excesiva de
trastomos asociadas a, 803-804t anemia hemorrcigica y, 99-100
Hemaf~resis perfodo de vida de, 59-60, 60
definici6n de, 315 catabolismo de hemoglobina y, 59-62,
terapeutica, 315-3 16 60
indicaciones de, 316t determinaci6n de, 59-61
Hemaf~resis terapeutica, 315-316 producci6n de, 25, 27
definici6n de, 315 pruebas de compatibilidad de, 302-303
indicaciones de, 316t tamaiios de, importancia de, 50
Hemaglutinaci6n indirecta (lHA), en traumatismo ffsico y, 122-123
diagn6stico vfas metab61icas de, 55-58, 56
de amebiasis, 582 HematJes normocr6micos, 5 1
de cisticercosis, 583 Hematfes nuc1eados, 53
de equinococosis, 583 Hemat6crito, 49
Hematfes. Wase tambien Eritrocito(s) Hematopoyesis
agentes t6xicos y, 123 crecimiento medu1ar en, localizaci6n
aloinmunizaci6n, 294-295 activa de, 24
anomalfas de, observadas en frotis teiiido, crecimiento y maduraci6n de celulas
52t medulares
aplasia, 97 secuencia de, 26
concentraci6n de hemoglobina y, 48, 48t descripci6n de, 24-25
determinaci6n directa de, 48-49 durante desarrollo fetal, 24, 24
hemat6crito, 49 en medula 6sea, 24-25
886
eritropoyesis, 25-27 metabolismo del hierro y, 44-47,44,
valoraci6n de laboratorio de, 34-36 45t
granulopoyesis, 27-29, 28 modificaciones normales con el
linfopoyesis, 30 desarrollo en, I 08
megacariopoyesis, 26, 30 trastomos de, I08-114
valoraci6n de laboratorio de vitamina B 12 y, 39-44
obtenci6n de muestras directas de valores normales, 8-9
medula 6sea, 31-34, 33t variaciones con el desarrollo en, 116
valoraci6n citol6gica de medula 6sea, variantes, I08-1 09
33-34, 33t Hemoglobina acidorresistente, prueba de,
Hemoderivados, selecci6n pretransfusional 328-329
de, 303-304 Hemog lobina corpuscular media (HCM), 50
Hemoderivados irradiados Hemoglobina falciforme. Vease
enfermedad injerto contra huesped y, 315 Hemoglobina S
pacientes que requieren, 31St Hemoglobina fetal
Hemofilia persistencia hereditaria de, 113
clasificaci6n de, 230t pruebas para, 328-329
datos de laboratorio en, 231 Hemoglobina glucosilada, en control
descripci6n de, 230 diabetico, 657-658
estado de portador en, 231 Hemoglobina inestable, I 13-114
manifestaciones clfnicas de, 230 Hemoglobina libre, hem6lisis intravascular y,
tratamiento de, 231, 232t 61 -62
Hemoglobina Hemoglobina S, I 09
au men to de, concentraciones sericas de Hemoglobina S, sfndrome de talasemia beta,
bilirrubina y, 454-456 111 -112
catabolismo de, 59-62, 60, 63 Hemoglobinopatfa(s)
concentraci6n, hematles y, 48-53, 48t, 52t enfermedad de hemoglobin a C, 112
control de, 36-39,37 enfermedad de hemoglobina SC, 113
degradaci6n de, 61 estudio de laboratorio de, 120-121, 121
efecto amortiguador de, 398 hemoglobina inestable, 113-114
en orina heterocigotos para tal asemia con, 119
determinaci6n de, 774-775, 775t, 776t metahemoglobinaslhemoglobina M, 113
significado de, 762t patrones electroforeticos en acetato de
pruebas de, 76lt celulosa para, 121
fetal persistencia hereditaria de hemoglobina
persistencia hereditaria de, I 13 fetal, 113
prueba para, 328-329 rasgo de celulas falciformes, Ill
formas de, 48 sfndrome de hemoglobina S/talasemia
glucosilada, en control diabetico, 657-658 beta, 11 1-112
inestable, 113-114 slndromes de celulas falciformes, 109-111 ,
l.iberaci6n y degradaci6n de, 61 ll2t
libre, hem6lisis intravascular y, 61-62 sfndromes talasemicos, 114-119, 121
producci6n de, 36-39, 37 sfndromes talasemicos adquiridos, I 19
slntesis de globina, 38-39 talasemia beta heterocigota, 118, l19t
sfntesis del grupo hemo, 36-38 tal asemia beta homocigota, 117-118
trastomos de, 108-1 14 talasemias alfa, 116-117
productos de, I 15- 116, 1 16 variantes de hemoglobin a, 108-109, 113
sfntesis de Hemoglobinuria
acido f6lico y, 39-44 de Ia marcha, 122
biologfa molecular de, I 14-115, I 14, frfa, 129
115 noctuma, 122
factores esenciales para, 39-47 significado de, 762t
887
Hemoglobinuria paroxfstica noctuma, 98-99, neutrofilia y, 7lt
122 tiempo de coagulaci6n y, 214
Hemograma completo trombocitopenia y, 241
en valoraci6n nutricional, 838-839 Hepatitis
valorcs normales de, 48t anemia apl!'isica y, 94
Hem61isis concentraciones de aminotransferasa en
inducida por f!'irmacos, 107 suero en, 462, 463t
mecanismos de, /27 diagn6stico serol6gico de, 588-590
infecci6n y, 124 transmitida por transfusi6n, 325-326 .
intravascular, 61-62 vfrica, 474-477, 476t
relacionada con farmacos, 123 Hepatitis A, 475
Hem61isis intravascular, pruebas de, 61-62 Hepatitis B, 475-477, 476t
Hemopexina, funci6n de, 390 Hepatitis de incubaci6n corta. Vease
Hemoptisis, 807 Hepatitis A
Hemorragia Hepatitis de incubaci6n larga. Viase
anemia y, 100 Hepatitis B
cr6nica, deficit de hierro y, 85 Hepatitis infecciosa. Wase Hepatitis A
de deprivaci6n, 67 1 Hepatitis no A no B. vease Virus de hepatitis
digestiva, trastomos asociados a, 803-804t C(VHC)
transplacentaria, 327 Hepatitis serica. Wase Hepatitis B
diagn6stico de, 328-329 Hepatitis transmitida por transfusi6n, 325-326
Hemorragia de deprivaci6n, 671 Hepatitis vfrica
Hemosiderin a terrninologfa, 476t
descripci6n de, 45 virus HA, 474-475
estudio de estado del hierro y, 47 virus HB, 474-475
urinaria, 61 Hepatocitos
Hemosiderosis, transfusi6n y, 323 descripci6n de, 451
Hemostasia trastomos de, 454
antagonistas de, 210-2 12 Hepatopatfa(s)
comparaciones de plasma y suero, 210 alteraciones de protefnas sericas en, 468t
descripci6n de, 193 anomalfas de coagulaci6n y, 251
estados de hipercoagulabilidad, 221-224 autoanticuerpos hfsticos en, 474
fibrin61isis y, 194,2 11 biopsia, en valoraci6n de, 471
mecanismos de, 193-194 cirrosis, causas de, 470
normal, 193-194 concentraciones de alfa- 1-antitripsina en,
plaquetas y, 193, 194t, 196-205 472-473
pruebas de via fibrinolftica, 218-2 19 concentraciones de alfafetoprote(na en,
sistema de coagulaci6n y, 194,205-209 471 -472
pruebas de, 213-217 concentraciones de antfgeno
sistema vascular y, 193, 194, 196 carcinoembrionario en, 472
terminologia de factores de coagulaci6n, concentraciones de ceruloplasmina en, 473
195t concentraciones de hierro en, 473-474
t.rastornos de, estudio de laboratorio de, de hepatocitos, 454
220t de sistema biliar, 454, 455t
trastomos de factores de coagulaci6n, 227- evaluaci6n de, 470-477
238 hepatitis vfrica, 474-475, 476t
t.rastomos hemorr!'igicos complejos hipergammaglobulinemia policlonal con,
adquiridos, 247-253 380
trastomos plaquetares, 238-247 hipoalbuminemia con, 378,380
Henderson-Hasselbalch, ecuaci6n de, 397 trastomos circulatorios, 453-454
Heparin a trastornos plaquetares y, 246
lipasas sericas y, 444 Herofna, fijaci6n hormonal tiroidea y, 642t
888
Hg. Vease Mercurio (Hg) fibrosis de, 453-454
hGH. vease Honnona de crecimiento humana fosfatasa alcalina de, 430
(hGH) funci6n de, 451-454
Hidratos de carbono modificaciones en, durante embarazo,
anal isis en suero de, 347-349 690
determinaci6n de fructosa, 35 1 funci6n de sfntesis de
determioaci6n de glucosa, 347-349, 350t factores de coagulaci6n, 469-470
antfgenos de, como marcadores tumorales, metabolismo de hidratos de carbono,
848 468-469
metabolismo de, 469 metabolismo lipfdico en, 468-469
durante el embarazo, 689 metabolismo proteico en, 466-468, 468t
utilizaci6n de, 805 funci6n hepatocelular de
Hidr6xido potasico (KOH), en detecci6n de alanina aminotransferasa y, 462-464
agentes infecciosos, 494-495 aminotransferasas y, 462-464, 463t,
Hidroxiprolina, descripci6n de, 647 464t
Hierro aspartato aminotransferasa y, 462-464
absorci6n de, 45 gammaglutamiltranspeptidasa y, 464-
almacenamiento de, 45 465
catabolismo de, 61 lactato deshidrogenasa y, 465-466
deficit de, 834 irrigaci6n sangufnea de, 452
detenninaci6n histica de, 47 metabolismo de hidratos de carbono e,
en sfntesis de hemoglobina, 36 468-469
intoxicaci6n, 745 metabolismo lipfdico e, 468-469
metabolismo de, 44-47 metabolismo proteico e, 468t
sfntesis de hemoglobina y, 44-47 concentraciones de amoniaco en
valores nonnales de, 45t plasma y, 466-467
necesidades, 84 fabricaci6n de protefnas, 467
renovaci6n diaria de, 44, 45 nitr6geno de urea en sangre y, 466-467
serico procesos metab61icos de, 453
detenninaci6n de, 46 vfa biliar e, 452
en valoraci6n de hepatopatfa, 473-474 Hiperaldosteronismo
transporte y almacenamiento de, 45 asistencia del paciente en, 623-624
valoraci6n de estado del datos de laboratorio en, 620, 621t
capacidad total de transporte de hierro descripci6n de, 620
en,46 primario o secundario, 622t
determinaci6n de hierro hfstico en, 47 secundario o primario, 622t
ferritina serica en, 46-47 valoraci6n de sistema renina-angiotensina
frotis de sangre periferica en, 46 en,62 1
hierro serico en, 46 Hiperbilirrubinemia, 358-359
protoporfirina eritrocitaria libre en, 47 causas de, 358t
saturaci6n de transferrina en, 46 Hipercalcemia, 360
Hfgado asistencia del paciente en, 653
cirrosis de, causas de, 470 causas de, 361 t, 651 t
descripci6n de, 451 concentraciones de honnona paratiroidea
disfunci6n, metabolismo protei co e, 468t y, 648-649,649
enzimas asociadas a, 445t descripci6n de, 647-648
estructura y funci6n de, 451-454 tumores malignos y, 649
factores de coagulaci6n y, 469 Hipercalciuria, causas de, 778
efecto de vitamina K, 470 Hipercelularidad, de medula 6sea, 32, 33t
tiempo de protrombina, 469-470 Hipercoagulabilidad
tiempo de tromboplastina parcial, 469- adquirida, 224
470 clasificaci6n de, 221, 222t
889
definicion de, 221 diagn6stico de, 661-662
factores que favorecen Ia tendencia en ayunas, 661
tromb6tica, 222t falsa, 662
mecanismos antitromb6ticos naturales, posprandial, 661-662
22lt Hipopituitarismo, distinci6n entre anorexia
pruebas de laboratorio de, 2 19-224 nerviosa y, 605t
Hiperesplenismo, anemia hemolftica y, 124 Hipotalamo
Hipergammaglobulinemia policlonal, con estimulaci6n de, actividad tiroidea y, 637
hepatopatfa, 380 honnonas producidas por, 599-600, 600t
Hiperglucemia, concentraciones de honnona Hipotiroidismo
de crecimiento y, 603. vease tambibl anemia hipoproliferativa y, 97
Diabetes mellitus asistencia del paciente en. 642-643. 642t
Hi persegmentaci6n, 67 congenito, 640
Hi persensibilidad, alergias y, 270, 270t descripci6n de, 638
Hi pertiroidismo diagn6stico de, 640
asistencia del paciente en, 642-643, 642t Histamina, neutrofilia y, 71t
datos de laboratorio en, 640 Histidina, catabolismo de, acido f61ico y, 42
descripci6n de, 640 Histiocitosis maligna, 179
estimulaci6n con gonadotropin a cori6nica Histoplasma capsulatum, pruebas serol6gicas
en,641 p ara infecciones causadas por, 579t, 581
pruebas de funci6n tiroidea en, 688t Histoplasmosis, diagn6stico serol6gico de,
Hiperuricemia, 355 581
Hipoalbuminemia HLA. Yease Antfgeno leucocitario humano
con hepatopatia, 380, 380 (HLA)
trastomos que causan, 379t Homocistefna, metabolismo de vitamina 8 12
variante adquirida de, 382-384 y,40
variante hereditaria de, 382-384 Homocistinuria, detecci6n en orin a de, 780
Hipocalcemia Hongo
asistencia del paciente en, 653 de vfas respiratorias, 542-543
causas de, 361 t, 651 t descripci6n de, 5 12
deficit de hormona paratiroidea y, 650, Honnona antidiuretica (ADH)
65lt, 652t control de cationes y, 399-400
deficit de vitamina D y, 650, 65lt, 652t control de osmolalidad y, 606
descripci6n de, 361, 650 diabetes insfpida y, 607, 608t
magnesio y, 651 funci6n renal y, 606
Hipocromfa prueba de concentraci6n para, 607, 608t
descripci6n de, 46, 51 prueba de sobrecarga de agua para, 608-
en frotis teiiido, 52t 609
Hi p6fisis regulaci6n del agua corporal y, 605-606
honnonas secretadas por, 598-599, 599 secreci6n inadecuada de, 608-609
honnona antidiuretica, 605-606 Hormona de crecimiento
honnona de crecimiento, 601 deficit de, 602
prolactina, 603 descripci6n de, 60 I
Hi p6fisis anterior efectos metab61icos de, 60 1-602
honnona de creci miento, 60 I hiperglucemia y, 603
honnonas secretadas por, 600-604 hipoglucemia y, 603
prolactina, 603 producci6n excesiva de, 602-603
Hipoglucemia secreci6n de, 603
causas de, 661 t valoraci6n de laboratorio de, 603
concentraciones de hormona de Honnona de crecimiento humana (hGH),
crecimiento y, 603 601 -603
descripci6n de, 660 Hormona libre, globulina transportadora de
890
tiroxina y, 634-636, 636 Hormonas de hip6fisis posterior
Hormona paratiroidea (PTH) diabetes insfpida y, 607-608t
concentraciones de, aumento de calcio hormona antidiuretica
serico y, 648-649, 649 regulaci6n de agua corporal y, 605-606
concentraciones de calcio en suero y, 643- secreci6n inadecuada de, 607-608
644 Hormonas gonadales
concentraciones de f6sforo en suero y, cambios en Ia vejez de, 669, 670t
643-644 cambios puberales en, 669, 670t
deficit de, hipocalcemia y, 650 descripci6n de, 668
determinacion de, 645-646 excreci6n urinaria de, lfmites de referenda
efectos de, 645t para, 672t
regulaci6n de renovaci6n mineral de hueso Ifmites de referencia para concentraciones
por, 644 sericas de, 6701
Hormona tiroestimulante (TSH), estimulaci6n metabolitos urinarios, 669, 670, 672t
de, 636-637 Hormonas placentarias, 683-684
Hormona tiroidea hPL. Vease Lact6geno placentario humano
efectos de, 632 (hPL)
estructuras qufmicas de, 631 HTLV-111. Vease Virus de inmunodeficiencia
metabolismo de, 630 humana (VI H)
tiroxina, 630-631 Hueso
triyodotironina, 630-63 I enzimas asociadas a, 445t
Hormona(s) fosfatasa alcalina del, 431
aldosterona, 610-61 I metabolismo mineral en, 644, 644
antidiuretica, 605-606
cambios en metabolismo de hidratos de lbuprofeno
carbono durante embarazo y, 689 agranulocitosis y, 147t
de crecimiento, 601 neutropenia y, 147t
de hip6fisis anterior, 600-604 lctericia, 358-359
hormona de crecimieoto, 60 I Ictericia fisiol6gica neonatal, 359
prolactina, 603-604 IDL. Vease Lipoprote£nas de densidad
de hip6fisis posterior, 605-604 intermedia (IDL)
determinacion de, 611-612, 612t £FA. Yease lnmunofluorescencia indirecta
durante ciclo menstrual, 669 (IFA)
enfermedad de Addison y, 618-620 IgG. vease lnmunoglobulina G (lgG)
esteroideas, 609, 610 IgM. vease Inmunoglobulina M (lgM)
g1ucemia y, 348t ileon, resecci6n de, deterioro de absorci6n de
gonadales, 668-67 I, 670t, 672t vitamina 8 12 y, 92
hipofisarias, 598-599, 599 Imipramina, comentario de, 737
hipotalamicas, 599-600, 600t fndice de refracci6n, 374
libre, globulina transportadora de tiroxina indices corpusculares, 50-5 I
y, 634-636,636 indices eritrocitarios, 50
pancreaticas, 653-654 Jnfec.ci6n estreptoc6cica, diagn6stico
paratiroidea, 643-644 serol6gico de, 571-578 57lt
determinaci6n de, 644 Jnfecci6n extraintestinal, diagn6stico
hipocalcemia y, 650 serol6gico de, 582
placentarias, 683-684 lnfecci6n hematica, diagn6stico de, 529-530
suprarrenales, 612t mediante centrifugaci6n de lisado, 533-
tiroestimulante, estimulaci6n de, 636-637 534
tiroideas mediante cultivo, 530-534
efectos de, 632 mediante cultivo bifasico en agar/caldo,
estructuras qufmicas de, 631 532
metabolismo de, 630 mediante cultivo en caldo controlado
891
manometricamente, 532-533 toxocariasis, 583
mediante cultivo en caldo convencional, toxoplasmosis, 582
531 triquinosis, 584
mediante cultivo en caldo radiometrico, pruebas de detecci6n en orina, 536-537
531-532 signos inespecfficos de, 487
mediante detecci6n antigenica, 530 vfricas
mediante microscopia, 530 citomegalovirus, 585-586
mediante siembra directa en placa de diagn6stico serol6gico de, 584-591
lisado, 533-534 hepatitis, 588-590, 589
Infecci6n(es) herpes simple, 584-585
bacterianas retrovirus humanos, 590-591
diagn6stico serol6gico de, 570-591, varicela, 585
571t virus de Epstein-Barr, 586-587,587
enfermedad de Lyme, 577 virus de inmunodeficiencia humana,
estafiloc6cicas, 571 590,590
estreptoc6cicas, 571-572 virus de leucemia de celulas T humana,
legionelosis, 573 590-591
por micoplasmas, 577 virus de rubeola, 587-588
por rickettsias, 578, 578t Infecciones bacterianas
salmonelosis, 573 enfermedad de Lyme, 577
sifilis, 574-576, 575t, 576 estafiloc6cicas, 571
de heridas, 554-555 estreptoc6cicas, 571-572
de 6rganos, 554-555 legionelosis, 573
del ofdo, 556-557 por micoplasmas, 577
diagn6stico de por rickettsias, 578, 578t
en lfquidos corporales, 534-535 pruebas serof6gicas para diagn6stico de,
en muestras de aparato digestivo, 549- 571t
554, 550t, 551 salmonelosis, 573
en muestras de biopsia de heridas, 554 sffilis, 574-576, 575t, 576
en muestras de biopsias de tejidos, 554 Infecciones de heridas, identificaci6n de
en muestras de ofdo, 556-557 laboratorio de causas de, 554-555
en muestras genitales, 544-549 Infecciones estafiloc6cicas, diagn6stico
en muestras oculares, 556-557 serol6gico de, 571
en orina, 535-538 Infecciones fungicas
en sangre, 529-534 aspergilosis, 579-580
en vfas respiratorias, 538-544 blastomicosis, 580
diagn6stico serol6gico de, 570-591 candidiasis, 580
fungi cas coccidioidomicosis, 580-581
aspergilosis, 579-580 diagn6stico serol6gico de, 578-581, 579t
blastomicosis, 580 histoplasmosis, 581
candidiasis, 580 Infecciones parasitarias
coccidioidomicosis, 580-581 amebiasis, 582
diagn6stico serol6gico de, 578-581, cisticercosis, 583
579t diagn6stico serol6gico de, 5& 1-584
histoplasmosis, 581 equinococosis, 583
hem61isis asociada a, 124 toxocariasis, 583
oculares, 556-557 toxoplasmosis, 582
parasitarias triquinosis, 584
amebiasis, 582 lnfecciones por retrovirus humano,
cisticercosis, 583 diagn6stico serol6gico de, 590-591
diagn6stico serol6gico de, 581-584 Infecciones vfricas
equinococosis, 583 anemia aplasica y, 94
892
citomega.lovirus, S8S-S86 en detecci6n
diagn6stico serol6gico de, S84-S91 de anticuerpos de agentes infecciosos,
hepatitis, S88-590, 589 569-570
herpes simple, 584-S85 de antfgenos microbianos, 501-503
varicela, 585 en diagn6stico
virus de Epstein-Barr, S86-587, 587 de blastomicosis, 580
virus de inmunodeficiencia humana, 590, de equinococosis, 583
590 de infecciones de herpes simple, 584-
virus de leucemia de celulas T humana, 585
tipo I, S90-S91 de infecciones de varicela, S8S
virus de leucemia de celulas T humana, de infecciones por citomegalovirus,
tipo II, 590-S91 58S-586
virus de rubeola, 587-588 de toxoplasmosis, 582
Infertilidad, evaluaci6n de, 680-681 indirecto, S69
lnhibici6n de hemaglutinaci6n, en tecnica de, S02t
diagn6stico de infecciones por virus de Inmunoensayo enzimatico indirecto, para
rubeola, 587-S88 detecci6n de anticuerpos para agentes
lnhibici6n de hemaglutinaci6n indirecta, en infecciosos, 569
diagn6stico de infecciones de herpes Inmunoensayos
simple, S84-585 aglutinaci6n de pa.rtfculas de latex, 500,
lnhibidores de monoaminooxidasa (MAO), SO It, 501
concentraciones de catecolam_inas y, 629t coaglutinaci6n mediada por protefna A
lnmunidad estafiloc6cica, 500-50 I
celular, 274-275 contrainmunoelectroforesis, 498, 498t, 499
de mediaci6n celular, 265-266, 266t en anal isis de farmacos y drogas, 716-7 17
humoral, 259-261, 260 inmunoensayo enzimatico, 50 I-S03, 502t
lnmunidad celular inmunofluorescencia, 498-SOO, SOOt
para agentes infecciosos, 48S para detecci6n de antfgenos microbianos,
valoraci6n de 497-S03
marcadores de superficie en, 275 lnmunofluorescencia, en detecci6n
tipaje histico en, 275-276 de anticuerpos para agentes infecciosos,
lnmunidad de mediaci6n celular, 26S-266, 568-569
266t de antfgenos microbianos, 498-500
lnmunidad humoral, 259-261,260 Inmunofluorescencia directa (DFA)
para agentes infecciosos, 48S en detecci6n de antfgenos microbianos,
lnmunodifusi6n (ID) 498-SOO
en detecci6n de anti cuerpos para agentes tecnica de, SOOt
infecciosos, 56S-566 lnmunofluorescencia indirecta (IIF)
en diagn6stico en detecci6n de antfgenos microbianos,
de aspergilosis, 579-580 498-SOO
de blastomicosis, 580 en diagn6stico
de candidiasis, 580 de amebiasis, 582
de coccidioidomicosis, S80-581 de infecciones de herpes simple, 584-
de histoplasmosis, 581 58S
lnmunoelectroforesis de infecciones por citomegalovirus,
en detecci6n de anti cuerpos para agentes 585-586
infecciosos, 566 de toxoplasmosis, S82
en estudio de trastomos de de virus de Epstein-Barr, 586-S87
inmunoglobulinas, 182, 184 l nmunoglobulina G (lgG), separaci6n de,
Inmunoelectroforesis urinaria, en valoraci6n S64-56S
de trastomos de inmunoglobulinas, 182 lnmunoglobulina M (lgM), separaci6n de,
Inmunoensayo enzimatico (EIA) 564-565
893
Inmunoglobulina(s) Irradiaci6n, anemia aplasica y, 94
amilisis de, 388-389, 389 Irrigaci6n sangufnea del hfgado, 452
clases de, 261 Islotes de Langerhans, hormonas producidas
cuantificaci6n, en valoraci6n de trastomos por, 653-654. Viase tambiin Pancreas
de inmunoglobulinas, 182 Isoenzimas
deficit, trastornos asociadas a, 268t de lactato deshidrogenasa, 442, 443t
en hepatopatfa, 467-468 descripci6n de, 106
subclases de, 261 Isoniazida
trastomos, valoraci6n de, 180, 180, 181- agranulocitosis y, 147t
183,183 neutropenia y, 147t
valoraci6n de, 270-272 Isopropanol, abuso de, 739
Inmunoglobulinas sericas, valoraci6n de, 270- Isoproterenol, concentraciones de
272 catecolaminas y, 629t
Inmunohematologfa, de eritrocitos, 285
Inmunologfa Kanamicina, comentario de, 726
mecanismos de lesi6n hfstica, 270t Kernicterus, definici.6n de, 33 1
tecnicas de pruebas diagn6sticas en 17-KGS. Vease Esteroides 17-cetogenicos
autoanticuerpos, 276-281, 276t, 280t KOH. Viase Hidr6xido potasico (KOH)
complejos inmunes, 273-274 17-KS. Viase 17-cetosteroides
complemento serico, 272-273 Kwashiorkor, 829
inmunidad celular, 274-275
inmunoglobul_inas sericas, 270-272 L-asparaginasa, en tratamiento de leucemia
pruebas de alergia, 281 linfobHistica aguda, 169
lnmunoprecipitaci6n, ensayos de, para L-Dopa, anemias hemolfticas inmunes y, 126,
detecci6n de anti cuerpos para agentes 126t
infecciosos, 565-566, 566 Lactato deshidrogenasa (LD, LDH)
Inmunoprofilaxis Rh, 293-294 aplicaci6n diagn6stica de, 441-443
Inmunosupresi6n, 269 bioqufmica de, 440-441, 442
agentes de, 731-733 funci6n hepatocelular y, 465-466
Insecticidas, intoxicaci6n por, 436 isoenzimas de, 443t
colinesterasa serica en, 436 orfgenes hfsticos de, 440-441
Insecticidas organofosforados, intoxicaci6n requisitos de Ia muestra para, 443
por, colinesterasa serica en, 436 trastornos asociadas a, 443t
Insuficiencia renal, tratamiento transfusional Lactico deshidrogenasa (LDH), hem6lisis
y, 320 intravascular y, 62
Insulin a Lact6geno placentario humano (hPL), 684
funci6n de, 653-654 Lactosa, intolerancia a, 805-806
metabolismo del fosfato y, 651-653 LAK. Viase Celulas. asesinas activadas por
producci6n de, 654 linfocina (LAK)
Intestino, fosfatasa alcalina de, 431 Lanoxina, absorci6n de, 723
Intoxicaci6n LCAT. Vease Lecitina colesterol
por gases, 743-744 aciltransferasa (LCAT)
por insecticidas, 436 LCR. Vease Lfquido cefalorraqufdeo (LCR)
por metales pesados, 744-746 LD. Viase Lactato deshidrogenasa (LD,
Intoxicaci6n por hierro, 745 LDH)
Inulina, aclaramiento de, 765 LDH. Vease Lactico deshidrogenasa (LDH)
Ion bicarbonato, concentraci6n, LEC. Vease Liquido extracelular (LEC)
determinaci6n de, 400-401 Lecitina, metabolismo lipfdico y, 363
Ion h.idroxilo, definici6n de, 396 Lecitina colesterol aciltransferasa (LCAT), en
Iones transporte lipfdico, 365
descripci6n de, 396 Legionelosis, diagn6stico serol6gico de, 573
hidroxilo, definici6n de, 396 prueba para anticuerpos, 573
894
Legionella pneumophila mielomonocftica, 163
prueba para anticuerpos, S73 miel6gena, comparaci6n de, 147t
pruebas serol6gicas para, S71 t prolinfocftica, 171
Legionella spp., detecci6n de, 499 Leucocito(s)
Leptocitosis, en frotis tei'iido, S2t antfgenos de diferenciaci6n, terminologfa
Leucemia linfoblastica aguda. vease recomendada para, 266t
Leucemia linfocftica aguda (LLA) descripci6n de, 62
Leucemia linfocftica aguda (LLA), ISO, IS2- enfermedades cion ales de
IS3 anemia refractaria, 163
caracterfsticas celulares en, 166t anemia refractaria con exceso de
caracterfsticas citol6gicas de, l S It blastos, 163
clasificaci6n inmunol6gica de, 168t anemia refractaria con exceso de
descripci6n de, I6S blastos e n transformaci6n, 163
factores etio16gicos asociados a, IS2t anemia refractaria con sideroblastos en
marcadores de superficie celular, 167- 169 anillo, 163
signos hematol6gicos en, 16S- 167 anomalfas cromos6rnicas en sfndromes
signos medulares en, I6S- 167 mielodisphisicos, 164
tratamiento de, 169 clasificaci6n de, 137-138, 139t
Leucemia linfocftica cr6nica (LLC) discrasias de celulas plasmaticas, 180,
estadios clfnicos de, 170t I8S- I89
signosclfnicosde, 170-171 leucemia mie16gena cr6nica, ISS- IS7
Leucemia miel6gena cr6nica (LMC), 1SS- IS7 leucemia mielomonocftica cr6nica, 163
caracterfsticas leucocitarias en, 1S6 leucemia no linfocftica aguda, 1SO,
comparaci6n de, 147t 1S2- 1S3
cromosoma Filade1fia en, 1S6 metaplasia mieloide agnogenica, IS9-
descripci6n de, ISS I60
duraci6n de, IS7 policitemia vera, IS7 - IS9
fase acelerada de, 1S6- IS7 sfndromes mielodisp1asicos, 161, 164
fase leucemica aguda de, 1S6- IS7 sfndromes mieloproliferativos cr6nicos,
negativa para cromosoma Filadelfia, IS7 1S4- 161
sfntomas de, ISS trastornos inmunoproliferativos, 180-
Leucemia miel6gena cr6nica con cromosoma 183, 180
Filadelfia negativo, IS7 trastornos linfoproliferativos, 164- 179
Leucemia mielomonocftica cr6 nica, 163 trastomos mieloproliferativos, 148, 149t
Leucemia no linfocftica aguda (LNLA) trastornos mieloproliferativos agudos,
caracterfsticas citol6gicas de, lSI t 1SO, 149t, ISO
descripci6n de, ISO, 1S1 t trombocitemia esencial, 160-161
diagn6stico de laboratorio de, IS2- IS3 enfermedades no clonales
diferenciaci6n de subtipos de, IS2- IS3 agranu1ocitosis, 14S-146, 147t
epidemiologfa de, lSI , IS4t clasificaci6n de, 137-138, 139t
forma de presentaci6n clfnica de, 1S1, 1S4t mononucleosis infecciosa, 148
identificaci6nde, 1SO, 1S1, ISH neutropenia, 143-14S, 144!
tratamiento de, 1S3- IS4 peroxidasa, 7S
Leucemia prolinfocftica, 171 polimorfonucleares, 6S
Leucemia(s) reacciones 1eucemoides, 146- 147, 147t
aguda trastornos cuantitativos no neop1asicos,
factores etiol6gicos asociados a, IS2t 143- 148
Iinfoblastica, IS It trastornos de funci6n de leucocitos,
no Iinfoblastica, 1S1 t 138- 143
cr6nica trastornos de funci6n de linfocitos, 141
Iin focftica, 170- 171 trastornos de funci6n de macr6fagos,
miel6gena, IS6- IS7 143
895
trastomos de funci6n de monocitos, Linfomas no hodgkinianos
142 clasilicaci6n de. 178t
trastomos de funci6n de neutr6filos, descripci6n de, I76- I 77
138-141, 140t histiocitosis maligna, 179
esterasas, 75 linfadenopatfa angioi nmunoblastica, I 79
Leucocitos polimorfonucleares, 64 linfoma de Burkitt, I78
Leucovorin a linfoma histiocftico, 177-178
comentario de, 732 linfoma linfoblastico, I76- I79
dMicit de acido f61ico y, 93 linfoma linfocftico bien diferenciado, 1.77
Levaduras, infecciones vaginales por, cultivos linfoma linfocftico mal diferenciado, 177
para, 546 linfomas de celulas T, I79
Li. Viase Litio (Li) micosis fungoides, 179
Lidocafna, comentario de, 724 sfndrome de Sezary, 179
Umites de referencia e n determinaciones de sfndromes hemofagocitarios, I 79
1aboratorio, 8-9 tipo celularidad mixta, I 78
Linfadenopatfa angioinmunoblastica, I 79 Linfopoyesis, 26. 30
Linfoblasto, descripci6n de, 30 Lipasa, 444-445
Linfocito(s), 67-69 Upido(s)
atfpico, 68 conjugados, 363
descripci6n de, 30 consideraciones clfnicas de
recuento, trastomos que afectan a, 72t efectos de Ia dicta, 372-373
subpoblaciones de, 68 factores de riesgo, 373-374
trastomos de, 141, 142t tratamiento, 374
Linfocitopenia, trastomos que causan, 72t descripci6n de, 363
Linfocitos atfpicos, 68 determinaci6n de, 367-372, 368-370t, 37I
Linfocitosis, trastomos que causan, 721 metabolismo de, 363-366
Linfoma de Burkitt, I 78 hepatopatfa y, 468-469
Linfoma histiocftico, 177-178 transporte de
Linfoma linfoblastico, I 78 vfa de lipoprotefnas de alta densidad,
Linfoma linfocftico 364
bien diferenciado, 177 vfa end6gena, 364-365
mal diferenciado, I 77 vfa ex6gena. 364
Linfoma mediterraneo, I 88 trastomos, anemia hemolftica y, 124
Linfomas valoraci6n nutricional de, 838
datos de laboratorio en, I 79- I 80 Upidos conjugados, 363
de Burkit4 178 Lipoprotefna(s)
de celulas T, I79 anal isis de, 386-387
descripci6n de, 172 composici6n de, 368t
enfermedad de Hodgkin, I 72- I76 en hepatopatfa, 468-469
estadios de, 177t fenotipos de, 369t
histiocftico, I77 trascendencia clinicopatol6gica de,
histiocitosis maligna, I 79 370t
linfadenopatfa angioinmunoblastica, 179 tipos de, 364
linfoblastico, 178 Lipoprotefnas de alta densidad (HDL)
linfocftico en metabolismo lipfdico, 364
bien diferenciado, 177 en transporte lipfdico, 364
mal diferenciado, I 77 vfade, 365
micosis fungoides, 179 Lipoprotefnas de densidad intermedia (IDL),
no hodgkiniano, I76- I 79 metabolismo lipfdico y, 364
sfndrome de Sezary, I 79 Lipoprotefnas de muy baja densidad (YLDL),
sfndromes hemofagocitarios, 179 364
tipo celularidad mixta, I 78 Lipoproteinlipasa, 364
896
Lipoproteinlipasa postheparlnica, 444-445 estudio de laboratorio de, 820, 82 1t
Lfquido amni6tico Lfquido pleural, 817, 818-8 19t
analisis de, en embarazo Rh-negativo Lfquido sinovial, valoraci6n de laboratorio
inmunizado, 329, 330 de,820-824,822t,823t
Lfquido articular, amllisis de, 820-824, 822t, Lfquido(s) corporal(es)
823t actividad bactericida de, 524-525
Lfquido cefalorraqufdeo (LCR) muestras de
acido lactico en, 793 cultivo de, 537-538
anatomfa y fisiologfa de, 785 descripci6n de, 534
aspecto general de, 787 detecci6n de antfgenos en, 535
calcio en, 793 microscopia, 536
caracterfsticas de, 787t obtenci6n y transporte de, 488
cloro en, 793 principio de aclaramiento, 764-769
coagulaci6n de, 788 regulaci6n de, 605-606
contenido de, 785 Lfquidos serosos
diagn6stico de meningitis, 792t acumulaci6n de, mecanismos de, 8 15, 815,
enzimas en, 793 816t
examen de, 787-794 comparaci6n de plasma y, 210
fisiologfa de, 785 descripci6n de, 814
f6rmula leucocitaria en, 789-790 en pruebas bioqufmicas, 346
glucosa en pericardico, 817
pruebas de, 791 , 791t, 792t peritoneal, 820, 821t
trastomos que afectan a, 791t pleural, 817-781, 819t
glutamina en, 793 sinovial, 820-824, 822t, 823t
indicaciones de punci6n lumbar, 786 valoraci6n de laboratorio de, 816-817
microorganismos criptoc6cicos en, 790 Lfquidos. vease Lfquidos corporales;
microorganismos en, 794 Lfquidos serosos
muestras Lisozima, 445
cefalea pospunci6n, 795 Litio
colocaci6n del paciente para, 795 comentario de, 736
manejo de, 795-796 neutrofilia y, 71t
origen de, 785 LLA. Vease Leucemia linfocftica aguda
presi6n, 785 (LLA)
de apertura, 789 LLC. Vease Leucemia linfocftica cr6nica
de cierre, 789 (LLC)
punci6n lumbar y, 788 LMC. ¥ease Leucemia miel6gena cr6nica
protefnas en (LMC)
elevadas sin celulas, 790t, 791 LNLA. Vease Leucemia no linfocftica aguda
pruebas de, 790-791 (LNLA)
pruebas de sffilis, 794 Lobulillo, descripci6n de, 451
punci6n sanguinolenta, 789
recuento celular en, 789-790 Macrocitosis, 89
relaciones anat6micas de, 785 descripci6n de, 50-5 1
sangre en, 788 diagn6stico diferencial de, 90t
trastomos que causan elevaci6n de, 791 t en frotis teiiido, 52t
urea en, 793 Macroconidios, producidos por Microsporum
Lfquido extracelular (LEC), anomalfas de, canis, 514
418t Macr6fagos, trastomos de, 141- 143
Lfquido pericardico, valoraci6n de laboratorio Macropolicitos, 67
de,817 Magnesio
Lfquido peritoneal consideraciones clinicas de, 362
causas de, 821 t descripci6n de, 359
897
determinacion de, 362 en leucemia linfoblastica aguda, 165
hipocalcemia y, 651 estudio cito16gico de, 33-34
homeostasis, alteraciones de, 362 estudio microsc6pico directo de, 31 , 33t
metabolismo de, 360 hematopoyesis en, 24-25
valoraci6n nutricional de, 837 insuficiencia, sfndromes de, 94-97
Malnutrici6n, concentraciones de albumina localizaci6n de crecimiento activo de, 24
en suero y, 380-381 proporci6n mieloide/eritroide, 32
Manganeso, deficit de, 834 punci6n de, 31
Maprotilina, comentario de, 737 secuencia de crecimiento y maduraci6n
Marasmo, 829 celular de, 26
Marcadores de superficie, en valoraci6n de sustituci6n, pancitopenia y, 96
inmunidad celular, 275 valoraci6n de estado del hierro y, 46-47
Marcadores tumorales Medula suprarrenal
alfafetoprotefna, 847 enfermedades de, 627-628, 629t
antfgeno carcinoembrionario, 847 metabolismo de catecolaminas y, 635-626,
antigeno del cancer 15-3, 848-849 625t
antfgeno del cancer 19-9, 849 prueba de supresi6n de clonidina, 628
antfgeno del cancer 125, 848 Megacarioblasto, 30
antfgeno especffico prostatico, 848 Megacariocitos, 30
contenido de ADN de celulas, 850 Megacariopoyesis, 26, 30
descripci6n de, 843, 844t Melfahl.n,leucemia asociada a, 1521
endocrinos, 844-845 Meningitis, diagn6stico diferencial de, 792t
enzimas, 845-846 Menstruaci6n
gonadotropina cori6nica humana, 846 concentraciones hormonales durante, 669
metab6licos, 843-844 deficit de hierro y, 85
oncogenes en tejidos, 850-851 Meperidina, detecci6n de, 741
papilomavirus, 851 Meprobamato, comentario de, 736
receptores de progesterona, 849-850 6-mercaptopurina, en tratamiento de leucemia
receptores estrogenicos, 849-850 linfoblastica aguda, I 69
redisposiciones genicas de celulas B, 851 - Mercurio (Hg), intoxicaci6n por, 746
853,852-853 Metabolismo, errores congenitos de, 696-70 I,
redisposiciones genicas de celulas T, 851- 697-6991
853, 852-853 Metabolismo del agua, 416-421
Marcadores tumorales endocrinos, 844-845 trastornos de, 420t
Marcadores tumorales metab61icos de Metabolitos de farmacos, en orina, 781
enfermedades malignas, 843-844 Metabolitos suprarrenales, 612t
Marihuana, comentario de, 742-743 Metabolitos urinarios, determinacion de, 669-
Mastocitos, descripci6n de, 66 671 , 672t
M:E. Yease Proporci6n mieloide:eritroide Metacualona
Mecanismos anticoagulantes naturales comentario de, 736
antitrombina III, 212 detecci6n de, 740
antitrombinas y, 212 Metadona, fijaci6n hormonal tiroidea y, 642t
descripci6n de, 210-212 Metahemalbumina, hem61isis intravascular y,
fibrin61isis , 211 52, 63
protefna C y protefna S, 212 Metahemoglobinalhemoglobina M, I 13
Mecanismos antitromb6ticos naturales, 221 t Metahemoglobina reductasa, vfas, 57
Medula6sea Metales pesados, intoxicaci6n por, 744-746
biopsia de, 31-32 Metanol, abuso de, 739
celularidad de, 32 Metaplasia mieloide agnogenica, 159, 160t
celulas nucleadas, recuento diferencial de, Metaproterenol, con teofilina, 719
33t Metildopa, concentraciones de catecolaminas
citologfa de, 34 y, 628, 629t
898
Metionina, metabolisrno de vitam ina 8 12 y, 40 Mon6xido de carbono (CO), intoxicaci6n por,
Metipril6n, cornentario de, 736 743-744
Metirapona, prueba de inhibici6n de, 614- Mosaicismo, 695
615,6/5 Mostaza nitrogenada, leucemia asociada a,
Metodo acidometrico de Ia prueba de 152t
betalactarnasa, 521 Muerte bacteriana, producida por celulas
Metodo de Wintrobe, para velocidad de fagocitarias, 140-14 I
sedimentaci6n globular, 73 Muestra(s)
Metodo yodornetrico de prueba de con escobill6n, 490-491
betalactamasa, 52 1 de biopsia de herida, 554-555
Metotrexato de biopsia hfstica, 490, 554-555
comentario de, 73 I -732 de heces, 489
deficit de acido f61ico y, 93 de heridas, 554-555
en tratamiento de leucern.ia linfoblastica de lfquido cefalorraqufdeo, 795-796
aguda, 169 de lfquidos corporales, 488, 534-535
MI. Wase Mononucleosis infe.c ciosa (MI) de ofdo, 556-557
Micobacterias, 5 I 1-412 de 6rganos, 544-545
de vfas respiratorias, 542 de orina, 488-489, 535-538
Micoplasrnas, infecciones por, diagn6stico de sangre, 488, 529-534
sero16gico de, 577 de vfas respiratorias, 489, 538-544
Micosis fungoides, 179 gastrointestinales, 549-554, 550t, 551
Microcitosis, 46 genitales, 490, 544-549, 545, 546
en frotis teiiido, 52t obtenci6n y transporte de, 487-491
Microhernat6crito, 49 oculares, 556-557
Microorganisrnos, en Lfquido cefalorraquideo, para cultivo anaerobio, 491
794 para deterrninar causa de infecci6n, 487
Microorganisrnos criptoc6cicos, en Lfquido Muestras de orina
cefalorraqufdeo, 790 coloraci6n de, 756, 757t
Microsporum canis, rnacroconidios diversas causas de, 757t
producidos por, 514 cultivo de, 537-538
Mielofibrosis, 96, 159-160, l60t elementos formes en, 758-753
Mielofibrosis idiopatica, 159-160, 160t en diagn6stico de infecci6n, 536-537
Mieloide:eritroide, proporci6n, de medula ensayo de bio1urniniscencia de, 537
6sea, 32 filtraci6n colorimetrica de, 537
Mie loma multiple microscopia de, 536
caracterfsticas clfnicas de, 186, 187 obtenci6n y trans porte de, 488-489
caracterfsticas generales de, 181 para determinaciones de porfirinas, 775
caracterfsticas hemato16gicas de, 186 para analisis de orina, 755
datos de laboratorio en, 186- 187 prueba de esterasa leucocitaria en, 537
descripci6n de, 186 prueba de nitrito de, 537
para metros bioqufrn.icos en, 185-187 pruebas con tiras reactivas, 756-758
trastomos plaquetares y, 246 pruebas de detecci6n en, 536-537
Mieloperoxidasa, deficit de, 141 pruebas para azucares en, 759t
Minerales, deficit de, 834 Muestras del oido, 556-557. Wanse tambien
Mixedema, sfndrorne de, 638 los trastomos concretos
Monoaminooxidasa (MAO), inhibidores de, Muestras genitales
deterrn.inaciones de catecolaminas y, 628, cultivo de, 547-549
629t detecci6n de antfgenos en, 546-547
Monocitos, 29,69 en microbiologfa, 544
trastornos de, 141- I 42 rnicroscopia de, 544-546, 545, 546
Monocitosis, trastom os que causan, 73t Candida albicans, 546
Mononucleosis infecciosa (MI), 148 Treponema pallidum, 545
899
obtenci6n y transporte de, 490 Niacina, deficit de, 832
sondas de acidos nucleicos de, 547 Nitroazul de tetrazolio (NAT), en valoraci6n
Muramidasa, 445 de destrucci6n bacteriana, 140
Musculo esqueletico, enzimas asociadas a, Nitrocefina, en prueba de betalactamasa, 521
445t Nitr6geno de urea en sangre (BUN)
Mycoplasma pneumoniae determinaci6n de, 352, 353t
detecci6n de, 541 en hepatopatfa, 466-467
infecciones causadas por, 577 valoraci6n nutriciona1 de, 836
pruebas serol6gicas para, 571 t Nitr6geno no proteico
acido urico, 354-356
Naloxona, en tratamiento de sobredosis de aminoacidos, 356
drogas y farmacos, 738 amonio, 356
Naproxeno. vease Analgesicos, comentario analisis serico de, 352-356
de creatinina, 353-354
Naranja de acridina, tinci6n, 534 urea, 352-353
en Ia detecci6n de agentes infecciosos, Nitroprusiato, en tratamiento de intoxicaci6n
493-494 por cianuro, 744
NAT. Vease Nitroazul de tetrazolio (NAT) Nordiazepam, comentario de, 736
Nefel6metro, 376 Normal, definiciones de, 8-9
Nefropatfa Normoblasto bas6filo, descripci6n de, 34
anemia hemolftica y, 125 Normoblasto ortocromatico, 34
hipoalbuminemia en, 381 Normoblastos policromat6filos, 34
metabolismo del fosfato y, 651 Normocitosis, 50
Nefropatfa diabetica, hipoalbuminemia en, Nortriptilina, comentario de, 737
381
Nefrotoxicidad, aminogluc6sidos y, 726 Obstetricia-ginecologfa, directrices de
Neisseria gonorrhoeae servicio de transfusi6n para, 30 It
como causa de faringitis, 540 Oncogenes, en tejidos, como marcadores
detecci6n de, 548 tumorales, 850-851
Nematodos, diagn6stico serol6gico de Opiaceos, comentario de, 741
infecciones causadas por, 583 Organizaci6n Mu.ndial de Ia Salud,
Neumonfa bacteriana. causas de, 541 nomenclatura recomendada para antfgenos
Neurocirugfa, directrices de servicio de de diferenciaci6n leucocitaria
transfusi6n para, 30 It humana, 266t
Neutrofilia, trastomos que causan, 71 t Organo(s)
Neutr6filos, 28-29 enzimas asociadas a, 445t
descripci6n de, 64, 138 infecciones de, 554-555
funciones de, 29, 138 Orina
marginales, 65 azucares en
trastomos funcionales de, 140t significado de, 760t
deficit de mieloperoxidasa, 141 bilirrubina en, 7631
destrucci6n bacteriana defectuosa, 140- concentraciones de calcio en, 646-647
141 concentraciones de f6sforo en, 646-647
enfermedad granulomatosa cr6nica, concentraciones relativas de suslancias en,
141 767t
fagocitosis defectuosa, 140-141 determinaci6n de hormonas en, 611 -612,
quimiotactismo defectuoso, 138-139, 512t
140t formaci6n de, 753
sfndrome de Chediak-Higashi, 141 hemoglobina en
Neutropenia, 143-145, 144t pruebas de. 761t
farmacos asociados a, 147t significado de, 7621
trastomos que causan, 72t protefnas en
900
pruebas de, 760t tumoral, 851
significado de, 76 lt Par amoniguador, definici6n de, 397
valoraci6n de laboratorio de, 755-763 Paracetamol, 735-736, 735
volumende Parasitos
trastomos que afectan a, 77 1t en heces, 80 1-802
Oro gastrointestinales, 549-550
agranulocitosis y, 147t Parathormona, 644. vease tambien Hormona
neutropenia y, 147t paratiroidea (PTH)
Orosomucoide, funci6n de, 390 PAS. vease Acido peri6dico de Schiff (PAS)
Osmolalidad Patemidad, pruebas de, antfgeno leucocitario
calculo de, 409, 772 humano y, 339-340
capacidad de concentraci6n de orina y, Pb. vease Plomo (Pb)
772 PCR. vease Protefna C reactiva
controlde,605-606 PDF. vease Productos de degradaci6n del
definici6n de, 397 fibrin6geno (PDF)
determinaci6n de, 409-410 PDR. Vease Physician 's Desk Reference
Osmolalidad urinaria (PDR)
determinaci6n de, 409-410 Penicilina(s)
proporci6n serica de, 410 acciones de, 726
Osmolaridad, capacidad de concentraci6n de anemias hemolfticas inmunes y, 126, 126t
orina y, 772 en pruebas de betalactamasa, 521
Otorrinolaringologfa, servicio de Pentosa fosfato, vfa de
transfusiones, directrices para, 30 It descripci6n, 56-57,56
Ototoxicidad, aminogluc6sidos y, 726 evaluaci6n de, 58-59
Oxazepam, comentario de, 736 Peptidos de cadena unica, descripci6n de, 600
Oxifenbutazona Perfil Chern 20, 13-14, 14t
agranulocitosis y, 147t Perfil tipo SMAC, 13
neutropenia y, 147t Perfiles, 13- 16, 14t
Oxfgeno, necesidades bacterianas de, 506 Persistencia hereditaria de hemoglobina fetal,
11 3
PAD. Vease Prueba de antiglobulina directa pH. Vease tambien equilibrio acidobasico
(PAD) definici6n de, 396-397
PAHA. vease Prueba de acido urinario, 758t
paraaminohipurico (PAHA) valores normales de, 398
Paludismo, anemia hemolftica en, 124 pH urinario, causas de alleraciones en, 758t
Pancitopenia Physician's Desk Reference (PDR), 718
causas de, 95t Pie!, entrada de agentes infecciosos en
descripci6n de, 94 huesped a traves de, 484-485
sustituci6n de medula 6sea y, 96 Piridoxal fosfato, en sfntesis de hemoglobina,
Plincreas 37
diabetes mellitus y, 654-660, 655t, 658t, Piridoxina, deficit de, 832
660t Pirimidina-5'-nucleotidasa, deficit de, I08
enzimas asociadas a, 445t Pir6genos, en tratamiento transfusional, 317
hipoglucemia y, 660, 66lt Piropoiquilocitosis hereditaria, 104
hormonas producidas por, 653-654 Pirroles, en sfntesis de hemoglobina, 36-37
producci6n de insulina por, 654 Piruvatocinasa, I08
Panhipopituitarismo deficit de, 108
asistencia del paciente en, 605 pK, definici6n de, 397
descripci6n de, 604 Placenta, fosfatasa alcalina de, 431
diagn6stico de, 604, 605t Plaqueta(s)
PAP. vease Fosfatasa licida prostlitica (PAP) adherencia de, 198
Papilomavirus humano, como marcador agregaci6n de, 198-199
901
determinaci6n de, 202-203 concentrado de factor VIII, 313-314
in vitro, 200 concentrado de factor IX, 314
patrones de, 199 en tratamiento transfusional, 312
anticuerpos, tratamiento transfusional y, preparados de globulinas sericas, 314
311 de donante unico, 313
concentrados de, en tratamiento electroforesis de lipoprotefnas de, 371
transfusional fresco congelado, 312
y,
anticuerpos plaquetares 311 indicaciones clfnicas de, 313t
causas de mala respuesta a, 311 t sin crioprecipitado, 313
concentrados de trombocitoaferesis, Plasma de donante unico, 313
310 Plasma fresco congeI ado
de donante unico, 310 en tratamiento transfusional, 312
de donantes aleatorios, 310 indicaciones clfnicas de, 313t
efectos terapeuticos de, 310 Plasma sin crioprecipitado, 313
destrucci6n de, trombociropenia no Plasmaferesis
inmune con, 243-244 definici6n de, 315-316
destrucci6n inmune de, 240-243, 242t determinaciones de laboratorio realizadas
estructura de, 196-197, 197 durante, 316t
factor IV, agregaci6n y, 203 Plasmodium vivax, anemia hemolftica y, 124
formaci6n de taponamiento hemostatico, Plomo, intoxicaci6n, 745
198, 200 anemia y, 88
adherencia plaquetar, 198 datos de laboratorio en, 89t
agregaci6n, 198-199, 200 Poiquilocitosis, 51
reacci6n de liberaci6n, 200 en frotis tenido, 52t
funci6n anormal de, 245 Policitemia vera, 157- 159
funciones de, 196 criterios diagn6sticos para, 158t
gigantes, 250 Policromasia, 51
hemostasia normal y, 193-194 coloraciones de tinci6n de, 34
producci6n de, 196-197 Policromatofilia, en frotis tenido, 52t
producci6n reducida de, 239-240, 239t Polimorfismos de ADN, analisis de (RFLP),
reacci6n de liberaci6n de, 200 696
recuento de, 20 I Polipeptidos, 600
secuestro de, 240 Poliuria, diagn6stico diferencial de, 608t
trastomos Polvo de angel. Wase Fenciclidina
cualitativos, 245, 246t Porfirias, I 30-132, I 3lt
cuantitativos, 238-244, 245t clasificaciones de, 776t
descripci6n de, 238 obtenci6n de muestra de orina para, 775
efecto de farmacos en, 247 signos diagn6sticos en, 777t
secundarios a otras enfermedades, 246- tipos de, 774-775
247 Porfirina(s)
valoraci6n funcional de, 201-204 descripci6n de, 130
agregaci6n plaquetar, 202-203 en sfntesis de hemoglobina, 36-37
recuento plaquetar, 20 I metabolismo
retracci6n de coagulo, 202 descripci6n de, 130-131
tecnicas e interpretaci6n, 204-205 trastomos adquiridos de, 132
tiempo de sangria, 204 trastomos de, 131 t, 132
val ores normales para estudios de, 194t valoraci6n de laboratorio de, 131-132
Plasma Porfobilin6geno, en sfntesis de hemoglobina,
comparaci6n de suero y, 210 37
componentes de Potasio
concentrado de crioprecipitado, 313- alcalosis metab61ica y, 414
314 concentraciones de
902
anomalfas de, 419t Proporci6n nitr6geno de urea en sangre
determinaci6n de, 407 (BUN)/creatinina, 769
metodos de amilisis de, 405-406 Propoxifeno, detecci6n de, 741. vease
Prealbumina ram bien Analgesicos, comentario de
analisis de, 378 Prostaglandinas, vfa de, 200
detenninaci6n de, 839 Pr6stata, enzimas asociadas a, 445t
importancia diagn6stica de, 377t Protefna C reactiva (PCR)
Precipitaci6n con calor, prueba urinaria, en funci6n de, 390
trastomos de inmunoglobulinas, 181~ 183 infecci6n y, 487
Precipitaci6n en tubo, en diagn6stico de trastomos que inducen, 390t
coccidioidomicosis, 580 Protefna C y protefna S, 212
Precisi6n, en detenninaciones de laboratorio, deficit de, 223
5-7 Protefna de Bence-Jones en orin a, prueba de,
Prednisona 183
en tratamiento Protefna transportadora de retinol (RBP),
de asma, 720 funci6n de, 390
de leucemia linfoblastica aguda, 169 Protefna(s)
enfennedades de corteza suprarrenal y, C reactiva
623 infecci6n y, 487
Preparaci6n con tinta china, en detecci6n de trastomos que i.nducen, 390t
agentes infecciosos, 495 de suero y plasma
Preparaciones en fresco albumina, 378-384, 379t, 380
de Ancylostoma duodenale, 492 alfa-1-antitripsina, 384-385
en detecci6n de agentes infecciosos, 491 alfa-2-macroglobulina, 385
Preparados de globulina serica, en tratamiento analisis de, 374-376, 375, 376, 376t,
transfusional, 314 377t, 378t
Presi6n intracraneal elevada, punci6n lumbar betalipoprotefna, 386-387
y, 786 complemento C3, 388
Presi6n osm6tica, 397 fibrin6geno, 388
Primaquina, sensibilidad, 107 haptoglobina, 385-386
Primidona, comentario de, 729 inmuooglobulinas, 388-389, 389
Proacelerina, coagulaci6n y, 208 protefnas transportadoras, 389-390
Probenecid, concentraciones sericas de acido reactivos de fase aguda, 390, 390t
urico y. 355, 356t transferri na, 387
Procainamida, comentario de, 725 deficit, 829
Procarbamazina, leucemia asociada a, 152t efecto de arnortiguamiento de, 398
Proconvertina, coagulaci6n y, 208 elaboraci6n de, 467-468
Productos de degradaci6n del fibrin6geno en hepatopatfas, 468t
(PDF), en valoraci6n de vfa fibrinolftica, en Lfquido cefalorraqufdeo, 790-791, 792t
218 en orina
Proeritroblasto, 34 importancia de, 761 t
Progesterona, 684 pruebas de, 760t
receptores de, como marcadores metabolismo de, 466-468
tumorales, 849-850 modificaciones durante embarazo, 686-
Pro Iactina 687
alteraciones importantes de, 684-685 perdida de
descripci6n de, 603-604 problemas de malabsorci6n y, 806
relaciones fisiopato16gicas de, 685 totales, en niiios, 861 t
Proporci6n lecitina/esfingomielina transportadoras, anaJisis de, 389-390
aplicaci6n de, 704 valoraci6n nutricional de, 806
en estudio prenatal del feto, 703-704 valores nonnales, 9
problemas con, 703-704 Protefnas plasmaticas
903
albumina, 378-384, 379t Prueba de concentraci6n, para hormona
alfa-1-antitripsina, 384-385 antidiuretic a, 607, 608t
alfa-2-macroglobulina, 385 Prueba de D-xilosa, 805
analisis de, 374-376, 375, 376, 376t, 377t, Prueba de dexametasona a dosis altas, 614
378t Prueba de dexametasona rapida, 614
betalipoprotefna, 386-387 Prueba de esterasa Ieucocitaria, 537
complemento C3, 388 Prueba de fenolftalefna, 830
efecto de amortiguamiento de, 398 Prueba de fijaci6n de complemento (FC), 567
fibrin6geno, 388 en detecci6n de anticuerpos para agentes .
haptoglobina, 385-386 infecciosos, 566-567, 567
inmunoglobulinas, 388-389, 389 en diagn6stico
prealbumina, 376, 378 de aspergilosis, 580
protefnas transportadoras, 389-390 de blastornicosis, 580
reactivos de fase aguda, 390, 390t de histoplasmosis, 581
transferrina, 387 Prueba de insulina de Hollander, 812
Protefnas totales, en nii'ios, 861 t Prueba de Kleihauer-Betke, en diagn6stico de
Protefnas transportadoras, analisis de, 389- hemorragia transplacentaria, 328-329
390 Prueba de NADPH fluorescente, 58
Proteinograma electroforetico de suero Prueba de nitrito (N02), en muestras de orina,
anorrnal, trastomos que causan, 378t 537, 764t
en valoraci6n de trastomos de Prueba de roseta, en diagn6stico de
inmunoglobulinas, 181-182, 183 hemorragia transplacentaria, 328
Ifmites de referencia para, 376t Prueba de Schi lling, 43-44
Proteinograma electroforetico del plasma, Prueba de secretina, de lfquido duodenal,
375 813-814
Protoporfirina Prueba de sobrecarga de agua, para horrnona
en evaluaci6n de estado del hierro, 47 antidiuretica, 608-609
en sfntesis de hemoglobina, 37-38 Prueba de Sulkowitch, 778
Protoporfirina eritrocitaria libre, Prueba de tolerancia a Ia glucosa
deterrninaci6n de, 47 interpretaci6n de, 656
Protozoos, parasitos, detecci6n de, 550 oral, 805
Protrombina, coagulaci6n y, 208 Prueba de Weil-Felix, 578
Prueba de acido paraaminohipurico (PAHA), interpretaci6n de resultados de, 578t
770 Prueba de Widal, para anticuerpos para
Prueba de anticuerpos fluorescentes salmonella, 573
indirectos (IFA), 573 Prueba del yodo ligado a protefnas, 633
Prueba de antiglobulina directa (PAD) Pruebas cruzadas, en pruebas de detecci6n de
en anemia hemolftica autoinmune, 297- anticuerpos, 300
298 Pruebas de antfgenos Ieucocitarios humanos,
sin autoinmunidad, 298 334-335, 335
utilizaci6n de, 296t en asociaci6n con enferrnedades, 339
Prueba de antiglobulina indirecta en pruebas de paternidad y atribuci6n de
descripci6n de, 298 patemidad, 339-340
grupo sangufneo y detecci6n de en transfusiones de sangre, 338
anticuerpos, 299-300, 299t en trasplante de 6rganos, 336-337
interpretaci6n de, 299t Pruebas de detecci6n, en muestra de orina,
pruebas cruzadas, 300 536-537
utilizaci6n de, 299t Pruebas de detecci6n de anticuerpos
Prueba de azul de metileno- descripci6n de, 298
metahemoglobina, en valoraci6n de vfa de grupo sangufneo y deterrninaci6n de
pentosa fosfato, 58-59 anticuerpos, 299-300, 299t
Prueba de coagulo de mucina, 821, 822 interpretad6n de, 299t
904
pruebascruzadas, 300 selecci6n de hemoderivados, 303-304
utilizaci6n de, 299t Pruebas serol6gicas, en diagn6stico de
Pruebas de estimulaci6n infecciones fungicas, 579t
en enfennedades de corteza suprarrenal, PSA. vease antfgeno especffico de pr6stata
624 (PSA)
en feocromocitoma. 627-628 Pseudomonas aeruginosa, detecci6n de, 541
Pruebas de flujo sangufneo renal, 770 PTA. Viase Antecedente de tromboplastina
Pruebas de funci6n hepatica, 455t plasmatica (PTA)
clasificaci6n de, 454 PTH. Viase Hormona paratiroidea (PTH)
Pruebas de funci6n tiroidea, 688t PTI. Viase Purpura trombocitopenica
Pruebas de laboratorio neonatales, 859 idiopatica (PTI)
Ifmites de referenda P'IT. Viase Pu.rpura trombocitopenica
para acido uri co, 863t tromb6tica (P'IT)
para albumina, 86Jt Pubertad, modificaciones de horrnonas
para calcio, 861 t gonadales en, 669, 670t
para colesterol total, 863t Punci6n de medula 6sea, 31
para estudios enzimaticos, 862t Punci6n lumbar
para fosfato, 861 t asistencia del paciente en, 794-795
para protefnas totales, 861 t cefalea pospunci6n, 795
para trigliceridos, 863t colocaci6n del paciente para, 795
para urea, 86lt consideraciones tecnicas en, 795-796
parametres analfticos detenninados con examen de lfquido cefalorraqufdeo, 787-
micromuestras, 860t 794
Pruebas de laboratorio perinatales, 855-856, indicaciones para, 786
856-858t manejo de muestra, 795-796
Pruebas de laboratorio prenatales, 329 peligro de presi6n intracraneal elevada,
Pruebas de sensibilidad antimicrobiana 786
descripci6n de, 517-518 problemas en, 786
difusi6n en agar, 518-519 Punci6n sanguinolenta de lfquido
diluci6n en agar, 520 cefalorraqufdeo, 789
diluci6n en caldo, 519 Punteado bas6filo
pruebas de betalactamasa, 521 descripci6n de, 53
pruebas de sensibilidad anaerobia, 521- tinciones de, 34
522 Purina, metabolismo de, acido urico y, 354-
pruebas de sensibilidad fUngica, 522 355
pruebas de sensibilidad micobacteriana, Purpura postransfusional, 323
522 Purpura trombocitopenica idiopatica (PTI),
pruebas de sinergia, 523, 523, 524 241-242,2421
Pruebas de sensibilidad de micobacterias, 522 Purpura trombocitopenica tromb6tica (P'IT),
Pruebas de sensibilidad fungicas, 522 243-244
Pruebas de sinergia anemia hemolftica macroangiopatica y,
antimicrobiana, 523 122
metodo de curva de muerte bacteriana de,
523,524 Queckenstedt, tecnica de, en punci6n lumbar,
metodo de titulaci6n de, 523, 523 788-789
Pruebas pretransfusionales Quemadura tennica, anemia hemolftica y, 123
compatibilidad de hematfes, 302-303 Quemadura(s)
directrices para intervenciones quirurgicas anemia hemolftica y, 123
electivas, 30Jt hipoalbuminemia y, 381
en sangre de donante, 302 Quimiotactismo
en sangre de receptor, 302 defectuoso, 138-139. 140t
interpretaci6n de, 299t descripci6n de, 138
905
ncutr6tilos y, 64 metab61ica, 3 19
valoraci6n de, 138-139 no hemolftica, 321-322
Quimioterapia no hemolftica aguda, 321-322
agentes de, comentario, 731-733 no inmune, 318-3 19
tratamiento de urticaria, 32 1-322
leucemia linfoblastica aguda, 169 Reacciones transfusionales hemolfticas, 319
leucemia no linfocftica aguda, 153- 154 agudas, 319-321
Quinidina espectro clfnico de, 319-320
anemias hemolfticas inmunes y, 126. 126t estudio de laboratorio de. 320-321
comentario de, 724-725 tardfas, 322
concentradones de catecolaminas y, 627t Receptores estrogenicos, como marcadores
efectos secundarios de, 725 tumorales, 849-850
trastornos de factores de coagulad6n y, Recien naddos
228 enfermedad hemolftica del recien nacido,
trombocitopenia y, 241 326-332
Quinina uso de laboratorio en, 329-331, 331 t
anemias hemolfticas inmunes y, 126, 126t estudio de laboratorio de, 859-863
trastornos de factores de coagulaci6n y, intervalos de referencia para albumina
228 y protefnas totales, 86It
trombocitopenia y, 241 intervalos de referencia para calcio,
fosfato y urea, 86Jt
Radiaci6n Ifmites de referenda para acido Urico,
leucemia asociada a, 152t colesterol total y trigliceridos, 863t
neutropenia y, 72t Ifmites de referenda para estudios
Radioinmunoensayo directo, para detecci6n enzimaticos, 862t
de anticuerpos para agentes infecciosos, parametros analfticos determinados en
570 micromuestras, 860t
Radioinmunoensayo indirecto, para detecd6n necesidades de hierro de, 82-83
de anticuerpos para agentes infecdosos, Recuento celular en lfquido cefalorraqufdeo,
570 789
Radioinmunoensayos (RIA) Recuento eritrocitario, 49-50
en analisis de farmacos y drogas. 717 Recuento leucocitario, 62-64
en detecci6n de anti cuerpos para agentes en lfquido cefalorraqufdeo, 789-790, 790t
infecdosos, 570 f6rmula leucocitaria anormal, 69-70, 72t,
en determinad6n de actividad tiroidea, 731
634 infecci6n y, 487
Rasgo de celulas falciformes, Ill Recuento plaquetar electr6nico, 20 I
RBP. vease Protefna transportadora de retinol Recuento plaquetar manual, 201
Reacd6n leucemoide, 146-147 Recuento reticulocitario, 34-35
comparad6n de, 147t Redisposiciones genicas de celulas B. como
Reacci6n leucoeritrobhistica, 160 marcadores tumorales, 851-853, 852-853
causas de, 160t Redisposiciones genicas de celulas T, como
Reacciones de catalasa y oxidasa bacterianas, rnarcadores tumorales, 851-853, 852-853
506 Relad6n hipotalamo-hipofisaria, 631
Reacdones transfusionales, 318t Respiraci6n, control de CO, por, 398-399
agregados, 319 Respuesta anamnes ica, descripci6n de, 262,
anafilactoide, 322 295
febril, 32 1 Respuesta inmune
hemolftica, 318-319 celular, 485
hemolftica aguda, 319 descripci6n de, 262
hemolftica tardfa, 322 humoral, 485
mediada por anticuerpos, 319-321 Reticulocito, 33-34
RFLP. Wase Polimorfismos de ADN, analisis 314
de (RFLP) concentrados de factor vm, 313-314
RlA. vease Radioinmunoensayo (RIA) descripci6n de, 312-313
Riboflavina, deficit de, 831-832 plasma fresco congelado, 313t
Rickettsia rickettsii, pruebas serol6gicas para, preparados de globulinas sericas, 3 14
57lt determinaci6n de lactato en, 413
Rickettsias, infecciones por, diagn6stico donantes, 302
serol6gico de, 578, 578 en esputo, 807-808
Rinones en heces
control de HC03 por, 399 pruebas de, 799
fosfatasa alcalina de, 430 trastomos asociados a, 798-799t
funci6n de en lfquido cefalorraqufdeo, 788
hormona antidiuretica y, 606 hemoderivados irradiados, 315
modificaciones en, durante embarazo, pacientes que requieren, 315t
687-689 muestra de, 530-534
Ristocetina, agregaci6n plaquetar con, 203 obtenci6n y transporte de, 488
Rotavirus, partfculas de, microfotograffa perdida de
electr6nica de, 551 aguda, respuesta hematol6gica a, 100
deficit de hierro y, 85
Sal, definici6n de, 396 pruebas pretransfusionales en, 302
Salbutamol, con teofilina, 719 receptor, 302
Sales biliares, 459 Sangre de donante, pruebas
Salicilato s6dico, comentario de, 734-736, pretransfusionales, 302
435 Sangre total almacenada, 304
Salicilato(s) modificaciones metab61icas en, 308t
comentario de, 734-736, 435 Sangre umbilical, obtenci6n percutanea de
concentraciones de glucosa anormales y, muestras de, 855-856
350t datos hematol6gicos de, 857t
fijaci6n hormonal tiroidea y, 642t en valoraci6n prenatal de feto, 692-693
Salmonelosis, diagn6stico serol6gico de, evoluci6n de valores hemato16gicos, 857t
573 indicaciones de, 856t
Salmonella trastomos geneticos identificables
antfgenos, detecci6n de, 551 mediante, 858t
cultivos para, 552-553 Saturaci6n de transferrina, en valoraci6n de
pruebas serol6gicas para, 571 t estado del hierro, 46
Sangre Secreci6n vaginal. Vease Muestras genitales
almacenada, alteraciones metab6licas en, Sedantes, comentario de, 736
304, 308t Sedimentaci6n, velocidad de, infecci6n y, 487
componentes celulares de Sedimento urinario, cilindros en, 766t
complicaciones de, 318t Semen, analisis de, 678, 679t
concentrados de hematfes, 308-309 Sensibilidad, en determinaciones de
concentrados de hematfes libres de laborat<,Jrio, 4-5
leucocitos, 309 Seosibilidad anaerobia, prueba de, 521.-522
concentrados de leucocitos, 312 Serotonina, metabolitos de, en orina,
concentrados de plaquetas, 310-311 determinaci6n de, 780-781
descripci6n de, 304 Shigella
productos eritrocitarios, 304-309 antfgenos, detecci6n de, 55 1
sangre total, 304 cultivos de, 552-554
componentes plasmaticos de SIDA, 269
complicaciones de, 318t transmitido por transfusi6n, 323
concentrado de factor IX, 314 Sideroblasto(s)
concentrados de crioprecipitado, 313- anemia refractaria con, 163
907
descripci6n de, 47 Sfndromes mieloproliferativos, trastomos
Sideroblastos en anillo plaquetares y, 246
anemia refractaria con, 163 Sfndromes preleuc~micos, 98
descripci6n de, 47 Sistema biliar
Siembra directa de lisado, en diagn6stico de <\cidos, 459
infecci6n hematica, 533-534 bilirrubina y, 454-461, 455t, 456, 458,
Sffilis 46lt
diagn6stico de, 545 funci6n de, pruebas de, 455t
serol6gico, 574-576, 575t, 576 hfgado y, 452
pruebas serol6gicas para, 794 sales, 459
resuhado falso positivo para, 576 secreci6n de bilis, 458
causas de, 575t trastomos de, 454
Sfndrome de «enfermedad eutiroidea», 641- Sistema circulatorio
642 detenninaci6n de honnonas en, 61 1-612,
asistencia del paciente en, 642-643, 642t 612t
Sfndrome de asa ciega, deterioro de absorci6n sobrecarga, en tratamiento transfusional,
de vitamina B12 y, 92 318
Sfndrome de Conn, 620, 621 t, 622t trastornos, pruebas de funci6n hepatica en,
Sfndrome de Cushing 453-454
asistencia del paciente en, 623 Sistema de Ia coagulaci6n
caracterfsticas de, 617t factores de coagulaci6n, 208-209
descripci6n de, 616 finalidad de, 205
diagn6stico diferencial de, 616, 617t hemostasia nonnal y, 194
etiologfa de, 616-617 modificaciones de, en embarazo, 685
observaciones clinicas en, 616 pruebasde
prueba de dexametasona a dosis altas en, detenninaci6n de fibrin6geoo, 216
614 para identificar d~ficit de factor
Sfndrome de Evan, 242 especffico, 216-217
Sfndrome de histiocitos azul marino, 143 tiempo de coagulaci6n activado, 214
Sfndrome de inmunodeficiencia adquirida tiempo de coagulaci6n de Lee-White,
(SIDA), 269 213
Sfndrome de lisis tumoral, 154 tiempo de coagulaci6n de trombina,
Sfndrome de S~zary, 179 215
Sfndrome de Zieve, trastomos Upfdicos y, 124 tiempo de protrombina, 214-215
Sfndrome hemolitico-ur~rnico, 243 tiempo de tromboplastina parcial, 214
Sfndrome hiperosmolar no cet6sico, 659-660 tftulo de fibrin6geno, 215
Sfndrome nefr6tico, hipoalbuminemia·en, valores normales de, 213t
381 vfa comun, 207
Sfndromes de c~lulas falciformes, 109-111, vfa extrfnseca, 207
112! vfa intrfnseca, 206
Sfndromes de talasemia adquirida, 119, /2/ Sistema endocrino
Sfndromes hemofagocitarios, 179 eje hipotalamo-hipofisario, 598-599, 599
Sfndromes hemolfticos de autoanticuerpos funciones de, 597-598
frfos, 128-129 gllindula suprarrenal, 609-630
Sfndromes mielodisplcisicos, 148, 150t, 161- gl<\ndula tiroides, 630-643
164 glandulas paratiroides, 643-653
anemia refractaria, 163 honnonas de hip6fisis anterior, 600-604
anomalfas cromos6micas en, 164 honnonas de hip6fisis posterior, 605-609
descripci6n de, 98 hormonas hipotal<\micas, 599-600, 600t
leucemia mielomonocftica cr6nica, 163 modificaciones en embarazo, 687-689, 688t
con exceso de blastos, 163 pancreas, 653-654
con sideroblastos en anillo, 163 panhipopituitarismo, 604-605, 605t
908
Sistema fibrinolftico, hemostasia nonnal y, Sudor, analisis bioqufmico de, 824
194 Suero, analisis bioqufmico de. 345-346
Sistema hematol6gico, modificaciones de albumina, 378-382
durante embarazo, 686 ode alfa-1-antitripsina, 384-385
Sistema inmune de a1fa-2-macroglobulina, 385
antfgenos, 262-263 de azucares, 35 I
antfgenos de histocompatibilidad, 266-267 de betalipoprotefna, 386-387
complejos inmunes, 263-264 de bilirrubina, 357-359
complemento, 264-265, 264 de calcio, 359-361
divisiones de, 259 de complemento C3, 388
inmunidad de mediaci6n celular, 265-266, de compuestos nitrogenados no protei cos,
266t 351-356
inmunidad humoral, 259-262, 260 de creatinina, 353-354
trastomos de de fibrin6geno, 388
alergia, 270, 270t de f6sforo, 359-361
autoinmunidad, 269-270 de fructosa, 35 1
deficit inmune, 267-269,268 de glucosa, 347-351
hipersensibilidad, 270, 270t de haptoglobina, 385-386
inmunosupresi6n/intensificaci6n, de inmunoglobulinas, 388-389
269 de lfpidos, 363-374
Sistema renina-angiotensina de magnesio, 359-362
aldosterona, 610-611 de metabolismo de hidratos de carbono,
hi peraldosteronismo y, 620-621, 621 t 346-351
Sistema Rh de prealbumina, 378
anticuerpos de, 292-293 de protefnas, 374-390
antfgenos de, 29 1 de protefnas transportadoras, 389-390
descripci6n de, 291 de transferri na, 387
genes, 292, 292t de urea, 352-353
inmunoprofilaxis, 293-294 Suero, protefnas de
Sistema vascular, hemostasia normal y, 193, albUmina, 378-382, 379t, 380
194 a1fa- l-antitripsina, 384-385
Skin Window Technique, en valoraci6n de alfa-2-macroglobulina, 385
quimiotactismo, 138-139 analisis de, 374-376, 375, 376, 376t, 377t,
Sodio 378t
alcalosis metab6lica y, 4 14 betalipoprotefna, 385-387
anal isis de, 405 complemento C3, 388
concentraciones de, anomalfas en, 418t fibrin6geno,388
detenninaci6n de, 406 haptoglobina, 385-386
Somatostatina, funci6n de, 654 importancia diagn6stica de, 377t
Sordera nerviosa, aminogluc6sidos y, 726 inmunoglobulinas, 388-389, 389
Staphylococcus aureus modificaciones durante embarazo, 686-
detecci6n de, 541 687
pruebas serol6gicas para, 57 1t prealbumina, 378
Streptococcus grupo A, como causa de protefnas transportadoras, 389-390
faringitis, 540 reactivos de fase aguda, 390, 390t
Streptococcus pneumoniae, como causa de transferrina, 387
neumonia, 541 Suero, prueba bactericida, 524-525
Streptococcus pyogenes, pruebas serol6gicas Suero de Coombs, 296
de, 57 1t Sulfamidas, agranulocitosis y, 146, 147t
Succinilcoenzima A, en sfntesis de Sulfamidas, neutropenia y, 147t
hemoglobina, 37 Sulfinpirazona, en tratamiento de
Succinilcolina, colinesterasa serica y, 436 concentraciones de acido urico, 356
909
Taenia solium, diagn6stico serol6gico de administraci6n de, 719
infecciones causadas por, 583 comentario de, 7 18-72 1
Talasemia beta heterocigota, 118, 119t determinaci6n de, 720-721
Talasernia beta homocigota, 117- 118, 119t en tratamiento de asma, 719-720
Talasemia(s) farmacos utilizados con, 719-721
adquiridas, 119, 121 mecanismo de acci6n de, 7 19
alfa, 116- 117 toxicidad de, 720-i¥21
datos de laboratorio en, 119t vida media de, 720
descripci6n de, 114 vigilancia terapeutica de, 720-721
diagn6stico prenatal de, 700 Tetrabidrofolato
heterocigotas, 118, I 19t metabolismo de <'icido f61ico y, 41
heterocigotas con otras metabolismo de vitamina 8 12 y, 40
hemoglobinopatfas, I 19 Tiarnina, deficit de, 8 I 3
homocigotas, 117-118 Tiazidas
Taponarniento plaquetar bemostatico, concentraciones sericas de acido urico y,
formaci6n de, 197-200, 198 356t
TCA. vease Tiempo de coagulaci6n activado neutropenia y, 147t
(TCA) trastomos de factores de coagulaci6n y,
TdT. vease Desoxinucleotidil transferasa 228
terminal (TdT) Tiempo de coagulaci6n activado (TCA), 214
Tecnica de IVY, en valoraci6n de funci6n Tiempo de coagulaci6n de Lee-White, 213
plaquetar, 204-205 Tiempo de coagulaci6n de trombina
Tecnica de plantilla, en valoraci6n de funci6n en prueba de funci6n de coagulaci6n, 215
plaquetar, 204-205 en valoraci6n de vfa fibrinolftica, 218-219
Tecnica de Westergren, para velocidad de Tiempo de lisis de euglobulinas, 218-219
sedimentaci6n globular, 73 Tiempo de protrombina (TP)
Tejido(s) en pruebas de funci6n de coagulaci6n, 215
autoanticuerpos, en valoraci6n de hepatopatfas y, 469-470
hepatopatfa, 474 interpretaci6n de, 216
hierro, determinaci6n de, 47 Tiempo de reptilasa, 233
lesi6n de, mecanismos inmunol6gicos de, Tiempo de sangria, en valoraci6n de funci6n
270t plaquetar, 204
oncogenes, como marcadores tumorales, Tiempo de trombopaastina parcial (TIP)
850-851 en pruebas de funci6n de coagulaci6n, 2 I 4
tromboplastina, coagulaci6n y, 208 hepatopatfas y, 469
Tendencia tromb6tica, factores asociadas a, prolongaci6n de, 216
222t Timidina, metabolismo de, sfntesis de ADN
Tenia y,41,42
deterioro de absorci6n de vitam ina B ,2 y, Tinci6n acidorresistente, 494
92 en diagn6stico de infecciones oculares,
diagn6stico serol6gico de infecciones 556
causadas por, 583 Tinci6n acidorresistente modificada, 494
Tenia del cerdo, diagn6stico serol6gico de Tinci6n con calcofluor blanco, en detecci6n
infecciones causadas por, 583 de agentes infecciosos, 495
Tenia del perro, diagn6stico serol6gico de Tinci6n de Giemsa
infecciones causadas por, 583 en detecci6n de agentes infecciosos, 497
Tenia del pescado, deterioro de absorci6n de en diagn6stico de infecciones oculares,
vitamina 8 12 y, 92 556
Teobromina, acciones fisiol6gicas de, 718- Tinci6n de Gram
719 de lfquido corporal, 534
Teofilina de muestras genitales, 544, 545-546, 546
acciones fi siol6gicas de, 718-719 descripci6n de, 492-493
910
en diagn6stico de infecciones oculares y metabolismo de hierro y. 45
del ofdo, 556 Transfusi6n(es)
interpretaci6n de, 493 aut61ogas, 3 14-315
morfologfa de colonias y, 506 complicaciones de, 305-307t
tecnica de, 492, 493t complicaciones generales de
Tinci6n de Kinyoun, 494 contaminaci6n bacteriana, 317-3 18
Tinci6n de negro Sudan, en estudios pir6genos, 317
leucocitarios, 75 sobrecarga circulatoria, 318
Tipaje histico, en valoraci6n de inmunidad tromboflebitis, 318
celular, 275-276 concentrado de factor VIII en, 3 13-314
Tiras reactivas, para sustancias disueltas en concentrado de factor IX en, 314
orina, 756 contarninaci6n bacteriana en, 317-3 18
Tiroiditis, 641 directrices para, 30 It
asistencia del paciente en, 642-643, 642t efectos ad versos de
subaguda, 641 complicaciones generales, 3 17-318
Tiroiditis subaguda, asistencia del paciente reacciones agudas, 318-322
en, 642-643, 642t tardfos, 322
Ti rox ina transmisi6n de enfermedades
descripci6n de, 630-631 infecciosas, 323-326
determinaci6n de, 634 en enfermedad de injerto contra huesped,
factores que afectan a, 642-643, 642t 323
Titulaci6n, metodo de prueba de sinergia, en talasernia, 118
523,523 enfermedades infecciosas transmitidas por,
TNF. Vease Factor de necrosis tumoral (TNF) 323-326, 324t
Tobrarnicina, comentario de, 726 hepatitis, 325-326
Tolbutamida virus de inmunodeficiencia humana,
agranulocitosis y, 147t 324-325
neutropenia y, 147t indicaciones de, 313t, 3 1St
Toxina, ensayo de, 504-505, 505t intrauterina, en embarazo Rh-negativo
Toxinas de agentes infecciosos, detecci6n de, inmunizado, 329-330
504-505, 505t mala respuesta plaquetar en, 311 t
Toxinas, detecci6n de, 504-505, 505t, 552 pruebas de antfgenos leucocitarios
Toxocara, diagn6stico serol6gico de humanos y, 338-339
infecciones causadas por, 583 recuperaci6n intraoperatoria, 314
Toxocariasis, diagn6stico serol6gico de, 583 Transfusiones intrauterinas, en embarazo Rh-
Toxoplasma gondii, diagn6stico serol6gico de negativo inmunizado, 329-330
infecciones causadas por, 582 Translocaciones, 695
Toxoplasmosis, diagn6stico serol6gico de, Trasplante de 6rganos, prueba de antfgenos
582 leucocitarios humanos y, 336-337
TP. Vease Tiempo de protrombina (TP) Trastornos articulares, datos de laboratorio
Tranquilizantes en, 822t
agranulocitosis y, 147t Trastornos de in munodeficiencia, 142t
comentario de, 736 Trastornos inmunoproliferativos
neutropenia y, 147t descripci6n de, 180
Transaminasas, 432-434, 433t gammapatfa monoclonal, 181
Transcobalaminas, 39 clasificaci6n de, 181 t
Transferrina localizaciones de, 180
analisis de, 387 macroglobulinemia de Waldenstrom, 180
capacidad de transporte de, 46 mieloma multiple, 180
determinaci6n de, 839 Trastornos linfoproliferativos
funci6n de, 390 agudos, 165-169, 166t, 168t
importancia diagn6stica de, 377t cr6nicos, 169- 171 , 170t
911
linfomas, 172- 179 Trimiprarnina, comentario de, 737
TrastOmos mieloproliferativos Triquinelosis, diagn6stico serologico de, 584
agudos Triquinosis, diagnostico serologico de, 584
clasificaci6n de, 149t Triyodotironina
descripci6n de, 148, !50 descripcion de, 630-631
diagn6stico de laboratorio de, 152-153 determinacion de, 634
epidemiologfa de, 151 Trombina, coagulaci6n de, 215
tratamiento de, 153-154 Trombo, 219
cr6nicos Trombocitemia esencial, 160-161, 162t
clasificaci6n de, 149t Trombocitopenia
comparaci6n de proliferaci6n ce1ular y autoinmune, 241-242, 242t
datos citogeneticos en, 162t causas de, 238
descripci6n de, 154 destruccion inmune de plaquetas y, 240-
leucemia mielogena cronica, 155-157 243, 242t
metaplasia mieloide agnogenica, 159- diagnostico de, 238-239
160 inmune secundaria, 242-243
policiternia vera, 157-159 no inmune, con destruccion de plaquetas,
trombocitemia esencia1, 160-161 243-244
descripcion de, 148 reduccion de funci6n p1aquetar y, 239-240,
Trastornos nutricionales 239t
anorexia nerviosa, 830 secuestro de plaquetas y, 240
deficit calorico, 829 Trombocitosis, 244
deficit de minerales, 834 causas de, 245t
deficit de protefnas, 829 Tromboflebitis, en tratarniento transfusional,
deficit de vitaminas, 830-834 318
en pacientes bospitalizados, 835 Tromboglobulina, agregacion p1aquetar y,
sobreabundancia nutricional, 835 203-204
trastomos de ingesta alimentaria, 830 Trombopoyetina, megacariopoyesis y, 30
Tratamiento con componentes hemc'iticos, TIP. Vease Tiempo de trombop1astina parcial
305-307t. vease tambien Transfusion (TIP)
Tratamiento de hipertransfusion, en talasemia Tuberculosis, anemia hipoproliferativa y, 97
beta, 118 Tubo digestivo
Tratamiento del cancer, nuevos avances en, entrada de agentes infecciosos en huesped
269 a traves de, 485
Tratamiento estrogenico, fijacion hormonal muestras
tiroidea y, 642t cultivos de, 552-554
Traumatismo ffsico, anemia hemolftica y, detecci6n de antigenos en, 551-552
122-123 detecci6n de toxinas en, 552
Traumato1ogfa y ortopedia, directrices de microscopia de, 549-550, 551
servicio de transfusion para, 301t Tumor(es)
Treponema pallidum malignos, hipercalcemia y, 652t, 653
microscopia de campo oscuro de, 545 virilismo suprarrenal y, 623
pruebas para anticuerpos de, 574-576
pruebas serologicas para, 571 t Unidad formadora de colonias- granulocito,
Trico1eucernia, 171 , 172 monocito (CFU-GM), 28
Trichinella spiralis, diagnostico serologico de Urea. vease tambien Nitrogeno de urea en
infecciones causadas por, 584 sangre (BUN)
Trigliceridos descripcion de, 352
descripci6n de, 367 en hepatopatia, 466-467
determinacion de, 367 en lfquido cefalorraqufdeo, 793
dieta y, 372-373 en nifios, 861t
en niiios, 863t Ureaplasma urealyticum , diagnostico
912
serol6gico de infecciones causadas por, comentario de, 727
577 deterrninaci6n de, 525
Uremia Variaci6n diurna, descripci6n de, II
causas de, 353t Variante de enzima mediterranea, 107
descripci6n de, 352 Varicela, diagn6stico serol6gico de
grave, trastornos plaquetares y, 246 infecciones de, 585
Uremia postrenal, 355 VCM. vease Volumen corpuscular medio
Uremia prerrenal, 352 (VCM)
Urobilina, 357 VDRL. Wase Venereal Disease Research
Urobilin6geno Laboratory (VORL)
descripci6n de, 357 Velocidad de sedimentaci6n globular (VSG),
determinaci6n de, 774, 775t 70-74
pruebas de detecci6n de, 764t factores que influyen en, 74t
Uroporfirin6geno, en sfntesis de interpretaci6n de, 73-74
hemoglobina, 37 Vellosidades cori6nicas, toma de muestras de,
Urticaria, en tratamiento transfusional, 32 1- 693
322 Ve nereal Disease Research Laboratory
(VORL), en diagn6stico de sffilis, 574-576
Valoraci6n nutricional Vesicula biliar, 452
baterfa bioqulmica VHC. Wase Virus de hepatitis C (VHC)
cicido urico, 836 VHS. Wase Virus de herpes simple (VHS)
bilirrubina, 838 Vfa comun de coagulaci6n, 207
calcio, 837 VIa fibrinolltica
creatinina, 836 coagulaci6n y, 205
electr6litos, 837 pruebas de, 218-2 19
enzimas, 837-838 VIa genitourinaria, entrada de agentes
f6sforo, 837 infecciosos en huesped a traves de, 484
glucosa, 836 Vfa lipfdica end6gena, 364-365
lfpidos, 838 VIa lipfdica ex6gena, 364
magnesio, 837 Vfa urinaria
nitr6geno de urea en sangre, 836 entrada de agentes infecciosos en huesped
protefnas s6ricas, 838 por, 484
baterfa hemato16gica, 838-839 perdida hematica en, 85-86
coagulaci6n, 839 Vfas geneticas, en grupo sangufneo ABO, 287
determinaci6n de factor de necrosis VIas respiratorias
tumoral, 840 e ntrada de agentes infecciosos en huesped
determinaci6n de prealbumina, 839 por, 483-485
determinaci6n de transferrina, 839 infecci6n en, diagn6stico de, 538
determinaciones de vitaminas, 840 muestras de
tecnicas especiales en, 839-840 cultivo de bacterias aerobias, 540-541
Valores crlticos, descripci6n de, 15t, 16 cultivo de bacterias anaerobias, 541-
Valores de alarrna, en determinaciones de 542
laboratorio, 15t, 16 cultivo de micobacterias de, 542
Valores norrnales culti vo vfrico de, 544
de acido urico en suero, 9 cultivos fungicos de, 542-543
de distribuci6n de hemoglobina, 8 detecci6n de antfgenos en, 539
de distribuci6n de protefnas totales, 9 microscopia de, 538-539
en deterrninaciones de laboratorio, 8-9, 9, obtenci6n y transporte de, 487-488
/0, 11 para diagn6stico de infecci6n, 538
Valores predictivos, en determinaciones de sondas de acidos nucleicos de, 539
laboratorio, 5-7 VIH. Wase Virus de inmunodeficiencia
Vancomicina humana (VIH)
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Vincristina, en tratamient6 de leucemia Vitamina B 12
linfoblastica aguda, 169 absorci6n de, 43-44
Virilismo suprarrenal deterioro de, 91-92
asistencia del paciente en, 623-624 deficit de, 4{)-43, 832
datos de laboratorio en, 623 anemia y, 89
descripci6n de, 622 neutropenia y, 72t
sfntesis defectuosa y, 622 determinaciones de laboratorio de, 42-44
tumores y, 623 en sfntesis de ADN, 41
Virus. Viase tambien lnfecciones vfricas en sfntesis de hemoglobina, 37
de vfas respiratorias, 544 estructura de, 40
descripci6n de, 514 formas naturales de, 39-40
Virus de Epstein-Barr (VEB) metabolismo de, 39-42, 42
anemia aplasica y, 94 valores normales de, 43t
anticuerpos para, 587 sfntesis de, 39
diagn6stico serol6gico de, 587-588 sfntesis de hemoglobina y, 39-44
transmitido por transfusi6n, 326 Vitamina C, deficit de, 832-833
Virus de hepatitis A (VHA) VitaminaD
diagn6stico serol6gico de, 588 deficit de, 833
transmitido por transfusi6n, 325 hipocalcemia y, 650
Virus de hepatitis B (VHB) glandulas paratiroides y, 644-645
diagn6stico serol6gico de, 588-589, 589 metabolitos, 647, 648t
transmitido por transfusi6n, 325 Vitamina E, deficit de, 833
Virus de hepatitis C (VHC), transmitido por Vitamina K
transfusi6n, 325 coagulaci6n y, 208
y pruebas de funci6n hepatica, 476 enfermedades hepaticas y, 470
Virus de hepatitis D (VHD), diagn6stico deficit de, 834
serol6gico de, 589-590 Vitamina(s), determinaci6n de, 840. Vianse
Virus de herpes simple (VHS) tambiln las distintas vitaminas
cultivo para, 548 VLDL. vease Lipoprote(nas de muy baja
detecci6n de antfgenos, 548 densidad (VLDL)
diagn6stico serol6gico de, 584 Volumen corpuscular medio (VCM), 50
Virus de inmunodeficiencia humana (VIH), VSG. Viase Velocidad de sedimentaci6n
269 globular (VSG)
diagn6stico serol6gico de, 590, 590
transrnitido por transfusi6n, 324-325 Waldenstrom, macroglobulinemia de, 185
VIH-1 , 590 Wheatley, tinci6n tricr6mica de, en detecci6n
VTH-2, 590 de agentes infecciosos, 496
Virus de leucemia de celulas T humana,
Xerocitosis hereditaria, I 04
diagn6stico serol6gico de, 590-591
Virus de rubeola (VR), diagn6stico serol6gico Yersinia enterocolitica, cultivos para, 552-
de, 587-588 553
Vitamina A, deficit de, 830-831 Yodo extrafble con butanol, prueba de, 634
Vitamina B,, deficit de, 831 Yodo serico, en determinaci6n de actividad
Vitamina B2, deficit de, 831-832 tiroidea, 633-634
Vitamina B3, deficit de, 832
Vitamina B6, deficit de, 832 Ziehi-Neelsen, tinci6n de, 494
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