Está fundamentado en el párrafo séptimo del artículo 21 de la CPEUM, y nos
habla sobre que: “El Ministerio Público podrá considerar criterios de oportunidad para el ejercicio de la acción penal, en los supuestos y condiciones que fije la ley”. Este fundamento permite que con la aplicación de los criterios de oportunidad, cuando sea procedente, se suspenda, interrumpa o cese, el ejercicio de la acción penal.
En principio, el Ministerio Público debe ejercer la acción penal en todos los
casos en que sea procedente, pero en virtud de la reforma constitucional, podrá prescindir, total o parcialmente, de la acción penal en la aplicación de los criterios de oportunidad, con base en razones objetivas y legítimas, y considerando cada caso en concreto.
Los llamados criterios de oportunidad, constituyen una herramienta invaluable,
para que el Estado, a través del Ministerio Público, desestime la pretensión punitiva, en los casos de poca trascendencia social, menor cuantía, bajo impacto en la escala de seguridad pública, y en general, en aquellos en los que, estando reparado el daño y contando con la anuencia de la víctima u ofendido, resulte más conveniente abstenerse de enderezar una acusación ante los tribunales.
Con la aplicación adecuada de los criterios de oportunidad, la carga de trabajo
en los juzgados penales se verá significativamente reducida, y por ende, los tiempos de espera en la resolución de los juicios penales, cuya tardanza, actualmente posiciona a Baja California Sur como una de las entidades con mayor impunidad y rezago en la administración de justicia.
Para determinar si se aplica o no un criterio de oportunidad, se deberá valorar
cada caso en lo particular, considerado individualmente los hechos y circunstancias, tomando como guía las directrices que habrá de emitir el Procurador de Justicia estatal.
Aplicar los criterios de oportunidad es una facultad exclusiva del Ministerio
Público, que no puede estar sujeta a ninguna presión política, social o de grupo, y su ejercicio queda exclusivamente bajo control jurisdiccional. Antes de asumir la decisión de aplicar un criterio de oportunidad se dará vista a la víctima u ofendido, pues en todo caso debe quedar reparado el daño causado.
Para la aplicación de los criterios de oportunidad, se debe considerar la lesión o
puesta en peligro del bien jurídico tutelado, la participación del inculpado en la comisión o su contribución a la perpetración del hecho, así como sus condiciones particulares; la punibilidad del delito; su ubicación en el catálogo de delitos clasificados como graves; y de manera preponderante, la reparación del daño.
• Cuando no esté resarcido razonablemente el daño y perjuicios causados;
• Cuando el delito haya sido cometido dolosamente por un servidor público en
ejercicio de su cargo o con motivo de él;
• Cuando se cause una grave afectación al interés público;
• Cuando se trate de delitos de homicidio calificado, secuestro, violación, tráfico
de menores, corrupción de menores e incapaces, prostitución de menores, trata de personas, terrorismo y tortura;
• Cuando exista una orden de protección en favor de menores de edad y
mujeres, amenazados o lastimados con violencia;
• Tratándose de delito doloso, cuando el inculpado haya sido beneficiado con
medida similar en un término de dos años anteriores por delito de comisión dolosa;
• Cuando el inculpado haya sido beneficiado con medida similar en un término
de un año anterior, por la comisión de delito culposo análogo a aquel por el que se le investiga o procesa; • En caso de delito doloso, cuando el inculpado esté sujeto a proceso o tenga antecedentes penales, por delito de comisión dolosa; o
• Cuando el inculpado haya sido beneficiado previamente con la aplicación de
tres criterios de oportunidad. Referencias www.cienciajuridica.ugto.mx/index.php/CJ/article/viewFile/180/170