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2016 |
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GLOBAL|
LA COLUMNA DE ALBERTO BORRINI
Joan Costa, especialista en diseño y comunicación, compartió algunas de sus reflexiones sobre la
disciplina con Adlatina.
Si, tal como escribió Giorgio Vasari en 1550, “el dibujo es el padre de nuestras Bellas Artes: la
arquitectura, la escultura y la pintura” –porque él es la génesis de la estructura y de la forma en
toda obra artística–, podemos afirmar también aquí, legítimamente, y por idénticas razones, que
“el grafismo es el padre del diseño gráfico y de todo proyecto de diseño”.
Este paralelismo progenitor que aquí se reivindica para el dibujo y para el grafismo
renacentistas, cuatro siglos más tarde el industrialismo lo bifurcará en dos vías distintas donde
se afirmará el arte gráfico (y el arte en general) por su lado, y el diseño gráfico (y el diseño en
general) por su parte.
Esta última vía, que es la que aquí nos interesa profundizar, se ramificará a su vez diferenciando
el diseño gráfico de las otras disciplinas y variantes (arquitectónicas, industriales, escénicas,
etc.) que emergen, todas ellas, de la matriz Diseño -impregnada del espíritu proyectual por la
Bauhaus.
La primera característica diferencial que define la especificidad del diseño gráfico coincide, en su
raíz, con el dibujo vasariano y con el grafismo funcional al mismo tiempo, surgido con la
imprenta tipográfica de Gutenberg. Esta raíz común a ambos es el esbozo. En tanto que la
primera expresión espontánea, intuitiva, de unos trazos titubeantes: el esbozo, el croquis, el
estudio previo que da estructura y forma a la idea, está presente por igual en la génesis
preparatoria de toda obra de arte, y de todo proyecto de diseño en cualquiera de sus disciplinas.
En los proyectos constructivos es evidente su componente espacial, tridimensional, que está
determinada por las necesidades de organización social y de actividad humana a la escala de la
motricidad del ser (desplazarse, convivir, vagar, habitar, trabajar, descansar, etc.).
Hoy, los objetos y los mensajes son, también, extensiones del hombre: desde el telescopio al
microscopio, la calculadora y la computadora, el cine, la televisión, los satélites artificiales y los
robots que realizan operaciones quirúrgicas a distancia a través de pantallas. Pero estas nuevas
extensiones tecnológicas lo son, sobre todo, de los ojos y de la mente. En este nuevo escenario,
la dicotomía forma-función ha sido reemplazada por la dualidad forma-información. La forma
(gráfica) informa. Ya lo dijo el creador de la cibernética, Norbert Wiener, en los albores del
declive industrial a mitades del siglo XX: “La información es información, no es materia ni
energía”.
Así que, tal como lo vamos viendo, la propiedad específica, intrínseca del diseño gráfico o la
comunicación visual –el último movimiento de su evolución desde el grafismo predecesor–
deviene de su misma naturaleza: su pertenencia al lenguaje. Recordemos el graphein de los griegos
que, cuatro siglos antes de nuestra era, designaron con esta palabra (para nosotros, grafismo)
todo el universo de “lo gráfico”: La mano que dibuja es la misma que escribe. Todo lo relativo al
grafismo: ideas, producciones, técnicas, evoluciones y aplicaciones, pertenece al dominio del
dibujo y la escritura. Lenguaje visual y lenguaje oral hecho visible.
Por Joan Costa, comunicólogo, sociólogo, diseñador e investigador