Sei sulla pagina 1di 2

Una ecología integral

Partiendo del hecho que todo está íntimamente relacionado, y que los
problemas actuales requieren una mirada que tenga en cuenta todos los
aspectos de la crisis mundial, el Papa Francisco propone, en el cuarto capítulo,
«los distintos aspectos de una ecología integral, que incorpore claramente
las dimensiones humanas y sociales» (LS 137). Hablar del medio ambiente
indica una relación entre la naturaleza y la comunidad humana que la
habita. «El análisis de los problemas ambientales es inseparable del análisis
de los contextos humanos, familiares, laborales, urbanos, y de la relación
de cada persona consigo misma, que genera un determinado modo de
relacionarse con los demás y con el ambiente» (LS 141). Por este motivo la
ecología integral incluye también aspectos que influyen en la vida social,
como la economía, la política, la cultura.

Desde la perspectiva de esta visión integral, Francisco habla de «una


ecología económica, capaz de obligar a considerar la realidad de manera
más amplia» (LS 141), no sólo por el impacto que ciertas decisiones
económicas pueden tener sobre el ambiente, sino también por el valor que
tiene el ambiente en la vida de los pueblos. Habla también de una «ecología
social», convencido de que «la salud de las instituciones de una sociedad
tiene consecuencias en el ambiente y en la calidad de vida humana:
“Cualquier menoscabo de la solidaridad y del civismo produce daños
ambientales”» (LS 142). La «ecología social» necesariamente institucional
alcanza progresivamente las distintas dimensiones que van desde el grupo
social primario, la familia, pasando por la comunidad local y la Nación, hasta
la vida internacional. Por ultimo, habla de la «ecología cultural», que
«supone el cuidado de las riquezas culturales de la humanidad en su sentido
más amplio» (LS 143), el patrimonio histórico, artístico, etc. Es una riqueza
como lo es la variedad de las especies. Por eso las soluciones a los problemas
ecológicos «que se van gestando no siempre pueden ser incorporados en
esquemas establecidos desde afuera, sino que deben partir de la misma
cultura local» (LS 144).

Estas consideraciones tienen una motivación antropológica profunda, que el


Papa expone al hablar de la «ecología de la vida cotidiana» (LS 147-155).
Cuidar el ambiente es cuidar “la casa” donde transcurre la vida de los
hombres,garantizando la seguridad, la higiene, acceso a servicios, y evitar
situaciones que atentan contra la dignidad de la persona. Al hacer
proyectos, «hace falta cuidar los lugares comunes, los marcos visuales y los
hitos urbanos que acrecientan nuestro sentido de pertenencia, nuestra
sensación de arraigo, nuestro sentimiento de “estar en casa” dentro de la
ciudad que nos contiene y nos une» (LS 151). Sólo si se atiende al hombre
lograremos crear el compromiso por cuidar nuestra casa común. Habrá un
mayor compromiso por colaborar con el bien común (LS 156-158) y
transmitir, mejorándolo, el don recibido a las generaciones futuras.

Potrebbero piacerti anche