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“AÑO DEL SERVICIO AL BUEN CIUDADANO”

ESCUELA DE DERECHO

TRABAJO MONOGRÁFICO
TEMA:
RECONOCIMIENTO Y TRANSMISION DE
LAS OBLIGACIONES

DOCENTE:
CABREJOS MEJIA Jorge

PRESENTADO POR:

ACOSTA VIDARTE Bryan


BALAREZO MEDINA Devorah
EFFIO BUSTAMANTE Yarima
MASLUCAN PIEROLA, Sarela

CURSO:
DERECHO CIVIL - OBLIGACIONES

PIMENTEL – PERÚ
2017
INTRODUCCIÓN

Las Obligaciones representan una parte esencial del derecho


civil, toda vez que delimitan los derechos y obligaciones de las
personas. Es muy importante precisar que las Obligaciones delimitan los
alcances de los deudores y acreedores, binomio esencial en las
relaciones jurídicas.

Los objetivos del presente trabajo son los siguientes:

1. Señalar los fundamentos doctrinarios y legales de las


obligaciones.

2. Explicar los diferentes tipos de obligaciones así como también los


derechos y obligaciones que contempla para las personas.

La Teoría de las Obligaciones representan un aspecto


fundamental para establecer las diversas relaciones jurídicas entre los
sujetos de derecho.

He recurrido a bibliografía especializada y actualizada, la cual me


ha dado una visión global sobre el tema y sus principales aspectos.

Alcanzo el presente trabajo con el ánimo de contribuir al


desarrollo de la asignatura, así como también pueda constituirse en
material de referencia para posteriores investigaciones al respecto.
RECONOCIMIENTO DE OBLIGACIONES Y TRANSMISIÓN
DE OBLIGACIONES

CAPITULO I

NOCIONES CONCEPTUALES GENERALES

1.1. CONCEPTO DE OBLIGACIÓN


Sánchez Román señala que la obligación es la necesidad jurídica
de cumplir una prestación de dar, hacer o no hacer.

Para Colin y Capitant la obligación es una necesidad jurídica por


efecto de la cual una persona está sujeta respecto de otra a una
prestación, ya positiva, ya negativa, es decir a un hecho o a una
abstención.

Carnelutti indica que la obligación es el vínculo jurídico impuesto


a la voluntad de un individuo para la subordinación de un interés propio
a un interés ajeno; subordinación de un interés que se produce mediante
un vínculo impuesto a la voluntad del deudor.

Para Giorgi la obligación es un vínculo jurídico entre dos o más


personas determinadas en virtud del cual una o varias de ellas (deudor o
deudores) quedan sujetas respecto a otra u otras (acreedor o
acreedores) a hacer o no hacer alguna cosa”. Giorig señala que no es
fácil dar una noción exacta de la obligación.

1.2. ELEMENTOS DE LA OBLIGACIÓN

1.2.1. ELEMENTOS INTRÍNSECOS O ESENCIALES

Son aquellos requisitos que no pueden faltar en ninguna


obligación bajo pena de su nulidad. Tales elementos intrínsecos
son distinguibles en: a) subjetivos y b) objetivos.
a) ELEMENTOS SUBJETIVOS: Vienen a ser los sujetos que
necesariamente deben concurrir en toda obligación en
número de dos. 1) Uno activo llamado acreedor, o
“creditor”; a quien corresponde el crédito; y 2) Otro pasivo
llamado deudor o prestador, quien debe realizar la
prestación. En el sujeto activo reside el derecho personal y
la acción correspondiente. El pasivo es el “debitor”, el
obligado.

b) ELEMENTOS OBJETIVOS: Son la prestación y el vínculo


jurídico. El objeto de la obligación lo constituye la
prestación, que puede consistir en un dar, un hacer o una
abstención. El objeto de la obligación no es la cosa misma
en sí sino, más bien, un acto positivo o negativo a cargo
del deudor y que puede tener por objeto o por contenido
una cosa. El “vínculo jurídico” es el elemento que liga la
persona del deudor con la del acreedor, es un ligamento
que limita la libertad individual del deudor al constreñirlo a
tener que ejecutar o cumplir la prestación y que, al mismo
tiempo, presta seguridad y garantía al acreedor para que,
en lo posible, sea satisfecho su interés, esto es, el
cumplimiento de la obligación.

1.2.2. ELEMENTOS EXTRÍNSECOS


Son dos:
A) La Forma y

B) La Prueba.

Con referencia a la “forma” son de aplicación las


disposiciones del Código sobre la forma de los actos
jurídicos (Libro II – Título II- Forma del Acto Jurídico: Arts.
143 y 144, así como el inc. 4 del Art. 140); inc. 6 del Art.
219 (casos de nulidad absoluta de los actos jurídicos).
El estudio de la prueba corresponde al campo del
Derecho Procesal Civil.

1.3. CLASIFICACIÓN
Nuestro Código Civil contiene una clasificación que está
contenida en el Libro Sexto-Sección Primera: En sus 6 primeros Títulos
(Arts. 1132 al 1204) y que son:
1. Obligaciones de dar (arts. 1132 al 1147). Título I.

2. Obligaciones de hacer (arts. 1148 al 1157). Título II

3. Obligaciones de no hacer (Arts. 1158 al 1160). Título III.

4. Obligaciones Alternativas y Facultativas (Arts. 1161 al 1171). Título IV.

5. Obligaciones Divisibles e Indivisibles (Arts. 1172 al 1181). Título V

6. Obligaciones Mancomunadas y Solidarias (Arts. 1182 al 1204). Título


VI.

A todas las anteriores hay que agregar otras; y son grupos de


obligaciones igualmente reguladas por el mismo Código Civil, pero no
en la mencionada Sección Primera, intitulada “Las Obligaciones y sus
Modalidades” y ellas son las dos clases siguientes:
7. Obligaciones con claúsula penal (Art. 1341 a 1350), que en el Código
actual han cambiado de ubicación, pues están en la Sección
Segunda, del Libro VI (Efectos de las Obligaciones) en su Título IX:
(Inejecución de Obligaciones y en su Capítulo Tercero.

8. Obligaciones puras y modales normadas en el Libro II. Además, cabe


afirmar que hay también obligaciones que indirectamente están
reconocidas por nuestra legislación civil, tales como las
convencionales y las legales, las civiles y las naturales y, finalmente
las unilaterales y bilaterales.
CAPITULO II
RECONOCIMIENTO DE OBLIGACIONES

2.1. FUNDAMENTOS DOCTRINARIOS - JURÍDICOS


Al tratarse sobre el Reconocimiento de Obligaciones, consiste en la
forma de cómo a toda obligación se la pueda confirmar, acreditar, enfatizar y
considerar desde su origen, desarrollo y hasta su plena ejecución; teniéndose
los medios probatorios y formales pertinentes que corroboren la existencia de
determinada obligación en larelación entre acreedor y deudor.

Desde la posición jurídica del derecho civil peruano, en materia de


tratamiento y fundamentación del reconocimiento de las obligaciones, esta
debe acreditarse o sustentarse en base a los mismos elementos configurativos
de creación y reconocimiento de todo acto jurídico, en cuanto que debe haber
manifestación de voluntad por parte del deudor en asumir cierta obligación y
comprometerse a ejecutarla, suscribiendo el contrato o medio prescrito en que
se corrobore debidamente la obligación asumida y la forma en que se deberá
cumplir; teniendo propiamente un objeto formal en que se deba desarrollar la
obligación propiamente, y asimismo poseer una causa o fin justificado en que
las partes, tanto acreedor y deudor afirmen cumplir entre sí.

Según sostienen los autores peruanos Osterling y Castillo (2012), al


tratarse sobre el reconocimiento de obligaciones, consiste en un acto que
realiza voluntariamente el deudor, a través del cual admite la existencia de su
obligación para con el acreedor; teniéndose en cuenta “que si una obligación
existe es porque ha nacido a través de un título constitutivo. Así, esa obligación
no tendría necesidad de un posterior reconocimiento del deudor para existir,
salvo que el acreedor no contara con los medios probatorios para acreditar su
existencia”1.

1Osterling, Felipe y Castillo, Mario (2012), Reconocimiento de las Obligaciones. Lima. Fuente
consultada:
http://www.osterlingfirm.com/Documentos/articulos/Reconocimiento%20de%20las%20obligacio
nes.pdf. Pág. 2.
2.2. REGULACIÓN JURÍDICA SOBRE EL RECONOCIMIENTO DE
OBLIGACIONES

2.2.1. ANÁLISIS DEL ARTÍCULO 1205 DEL CODIGO CIVIL

El artículo 1205 del Código Civil establece que: “El reconocimiento


puede efectuarse por testamento o por acto entre vivos. En este último caso, si
para constituir la obligación primitiva se hubiera prescrito alguna forma
determinada, el reconocimiento deberá practicarse en la misma forma”. Como
bien señala Felipe Osterling Parodi, el reconocimiento de una obligación
constituye, evidentemente, un acto jurídico. Pero éste no crea la obligación;
supone, por el contrario, una obligación anterior, y todo lo que hace es verificar
su existencia

El reconocimiento de la obligación, además de encontrarse establecido


como uno de los supuestos que ocasiona la interrupción del plazo prescriptorio,
conforme a lo dispuesto en el inciso 1 del artículo 1996, ha sido regulado en el
artículo 1205, que solamente se aplica si quien reconoce la existencia de una
obligación es el deudor. No hay reconocimiento alguno, obviamente, si quien lo
hace es el acreedor, pues ello no sería relevante para que él o sus herederos
dispusieran de este medio para exigir la prestación al deudor. El
reconocimiento de una obligación tiene determinados fines. Por ejemplo,
aceptar la existencia de una obligación cuya ejecución puede ser, inclusive, de
tracto sucesivo y que carece de título; o suscribir una nueva escritura pública
de donación de un bien inmueble por haberse perdido la original, pues si no se
extendió la original nada habría que reconocer, ya que el acto jurídico sería
nulo por mandato del artículo 1625 del Código Civil; u otorgar un documento
privado de reconocimiento de un mutuo, por haberse extraviado el documento
original; o interrumpir una prescripción; etc.

Respecto de la formalidad exigida por el artículo 1205 para efectuar el


reconocimiento de una obligación, existen dos posiciones: una que avala la
tesis del Código Civil, ya que el reconocimiento, al verificar la existencia de una
obligación anterior, exige a las partes (o sujeto, en singular, pues podría
tratarse de un acto unilateral que genere una obligación, como en el caso de
una promesa unilateral de recompensa) seguir la formalidad que la ley impone
para la celebración de dicho acto (se entiende que podría adoptarse una
formalidad más rígida o que revista mayores seguridades). La ley impone
formalidades, justamente, porque quiere que la parte o partes de un acto
mediten lo suficiente respecto del mismo, y pueda ser probado
fehacientemente porque lo considera relevante. De otro lado, podría sostenerse
la inconveniencia de que el Código Civil haya planteado, en su artículo 1205,
que el reconocimiento de una obligación deba hacerse si el acto original
requería de alguna formalidad para su otorgamiento, de acuerdo con la misma
formalidad originalmente impuesta por la ley. Se aduce, para ello, que se trata
de un simple reconocimiento de algo que ya existía, y que no se está ante la
celebración del acto mismo (para cuya realización o celebración oportunamente
se adoptó la forma prevista por el legislador).

Por nuestra parte, cabe considerar acertado el primer criterio, el asumido


por el Código Civil peruano, ya que el segundo podría suscitar grave
incertidumbre jurídica. Concretamente cabe referirse a la hipótesis de que se
pudiese invocar cualquier reconocimiento, inclusive el oral, para exigir el
cumplimiento de una obligación que hubiese requerido, para ser constituida, de
formalidades especiales; por ejemplo, de escritura pública.

Se debe señalar que existen dos formas de efectuar el reconocimiento


de una obligación. La primera, por acto mortis causa; la segunda, por acto inter
vivos. Sobre el reconocimiento inter vivos, hay diferentes modos de realizarlo,
entre otros, el reconocimiento por escritura pública, por carta notarial, por
facsímil, por correo electrónico, e, incluso, el reconocimiento personal. Cabe
resaltar que de la breve lista citada como ejemplo, el reconocimiento personal
es el menos seguro, dado que no deja constancia alguna y, en consecuencia,
es difícil, sino imposible, de probar. Esa dificultad probatoria otorga al deudor la
posibilidad de arrepentirse y no sólo negar la existencia de la obligación, sino
también la del reconocimiento que aduciría el acreedor. De esta manera, pese
a que la norma posibilita que el reconocimiento sea válido y, por consiguiente,
genere efectos con la sola declaración del deudor de manera oral y sin testigos,
en la práctica eso puede no servir de mucho al acreedor. Si el deudor se
arrepintiera, el acreedor nuevamente tendría dificultades probatorias. Un punto
importante que debemos aclarar es que el legislador de 1984 cometió una
equivocación al señalar, en el caso del reconocimiento inter vivos, que si para
constituir la obligación primitiva se hubiera prescrito alguna forma determinada,
el reconocimiento deberá practicarse en la misma forma. Así, el legislador ha
utilizado erróneamente la expresión obligación primitiva, la cual no tiene cabida
en el tratamiento normativo del reconocimiento, en tanto éste no supone la
existencia de una obligación primitiva y una obligación posterior.

En materia de reconocimiento hay una sola obligación, que es la que se


reconoce, sin que ese reconocimiento genere el nacimiento de una obligación
distinta a aquella que se está reconociendo. El reconocimiento no constituye un
acto generador de obligaciones. El reconocimiento es un acto por el que se
admite la existencia de una obligación, sin que ello signifique la modificación de
sus términos.

En lo que concierne al reconocimiento mortis causa, es conveniente


advertir que podríamos denominarlo como reconocimiento testamentario, en la
medida en que únicamente se puede realizar a través de un testamento. Así las
cosas, conviene repasar algunas ideas básicas respecto de la figura del
testamento, señalando principalmente que éste consiste en un acto que
también se conoce con el nombre de acto de última voluntad; ello, porque se
mantiene hasta la muerte del testador como la voluntad vigente.

En el testamento se encuentra declarada la última voluntad del testador;


no importa cuándo se otorgó, lo que sí importa es que nunca se haya revocado.
Puede haberse otorgado el día anterior a la muerte, un año o cincuenta años
antes, ya que eso no resulta relevante, pues los efectos serán los mismos. En
el Perú los testamentos se caracterizan por ser personales, de modo que es
jurídicamente imposible otorgar un testamento conjunto o grupal. Un acto así
carecería de validez. Principalmente y más allá de las formas especiales de
testamentos regulados en nuestro ordenamiento jurídico, el Código Civil de
1984 reconoce tres formas de otorgar testamento. Así, conforme a nuestro
sistema, una persona puede optar por otorgar un testamento ológrafo, un
testamento por escritura pública o un testamento cerrado.
En su testamento el testador puede referirse a cuestiones de diversa
índole. Así, el testador puede declarar su última voluntad respecto de asuntos
personales, familiares, patrimoniales, o lo que desee. Por acto mortis causa,
entonces, sólo podrá realizarse el reconocimiento a través de testamento, por
el que el deudor admita la existencia de una obligación, vale decir de una
deuda respecto de uno o de varios acreedores. Sobre esto debemos formular
algunas precisiones. Si esta fuera la forma adoptada para reconocer la
existencia de la obligación, resulta evidente que el reconocimiento no surtiría
efectos para quien contrajo la obligación, sino para sus herederos o legatarios,
dada la circunstancia de que solamente operará tal reconocimiento al
producirse la muerte del causante. Resulta evidente, además, que si la
obligación cuya existencia se reconoce reviste la característica de ser intuitu
personae, su ejecución resultará imposible por los herederos o legatarios del
causante, y se resolvería en una indemnización de daños y perjuicios,
naturalmente si éstos se hubiesen producido.

Si luego de haberse celebrado un acuerdo novatorio (de modificación de


una obligación), se presentara un supuesto de eventual reconocimiento de una
obligación, dicho reconocimiento sólo podría recaer sobre la nueva deuda y no
sobre la primigenia ya extinguida2.

Con la palabra reconocimiento de obligaciones o de deuda, se puede


designar dos operaciones; en otros términos, el reconocimiento puede
presentarse de dos maneras:

1° El reconocimiento declarativo o "reconocimiento prueba"

El reconocimiento declarativo consiste en que el deudor otorga un medio


de prueba sobre su crédito; se afirma únicamente la existencia de una deuda
ya anteriormente constituida. Es una declaración por la que una persona (el
deudor) hace constar que está sometido a una obligación, respecto de otra; es
un mero acto recognoscitivo.

2OSTERLING PARODI, Felipe y CASTILLO FREYRE, Mario. Tratado de las Obligaciones,


Primera Parte, Tomo II, Pág. 62.
2° El reconocimiento constitutivo" o "reconocimiento título".

El reconocimiento constitutivo viene a ser "la constitución de un titulo de


deuda"; consiste en la creación misma de una obligación que todavía no
existía; esto es, se crea una nueva causa con respecto a la deuda.

El jurista francés Saleylles se refiere a tres clases de reconocimiento y


que son:

1) El reconocimiento considerado como una mera confesión o medio de prueba


otorgado por el deudor a favor del acreedor, para que éste sustente su
derecho, sin que esto signifique otorgarle ningún derecho nuevo;

2) Como un contrato distinto, por el cual el deudor se compromete a no


desconocer la confesión de deuda que acaba de hacer, sin que esta confesión
constituya un nuevo título que sustituya al anterior, y;

3) Como un título nuevo al cual se liga exclusivamente la obligación se crea "un


título autónomo de obligación" o como una causa o fuente diversa de
obligación.

Las dos primeras ciases de reconocimiento a que se refiere Saleylles se


reducen a la forma del reconocimiento declarativo o reconocimiento prueba, y
la tercera viene a ser el reconocimiento constitutivo o reconocimiento título.

Sin embargo, estas no serían, necesariamente, las consecuencias en


caso de que la obligación hubiera sido reconocida por la vía testamentaria.
Podría ocurrir que se tratara de un testamento otorgado por escritura pública,
cuya exhibición por el Notario se obtuviera. Se supone, en el caso propuesto,
que el reconocimiento no necesita de formalidad alguna. En esta eventualidad,
si bien es cierto que se trataría de un acto inter vivos, tal reconocimiento surtiría
efectos y la obligación no tendría que ser cumplida necesariamente por los
herederos o legatarios, sino por el propio deudor.
Sin embargo, sobre este punto no existe unanimidad de criterios, ya que
también se sostiene que un reconocimiento testamentario no podría jamás
surtir efectos en vida del otorgante, pues los testamentos son actos de última
voluntad, que sólo generan consecuencias a la muerte del causante. Es decir
que en buena cuenta un reconocimiento testamentario, si se pretendiese su
validez en vida del otorgante, haría que se desnaturalice la propia institución
del testamento. En cambio, de haberse reconocido la existencia de la
obligación por acto inter vivos, su ejecución sí sería factible de cumplirse por el
propio deudor, sea la obligación intuitu personae o no. Resulta también
evidente que de haberse reconocido una obligación por acto entre vivos y
fallece el deudor reconociente, sin haber ejecutado todavía dicha obligación,
ésta deberá ser cumplida por sus herederos o legatarios, a menos de tratarse
de una obligación intuitu personae, en cuyo caso surgen dos hipótesis.

La primera, que el deudor fallezca después de reconocida la obligación,


pero antes del plazo para su cumplimiento, evento en el que ni se transmite a
sus herederos, ni éstos están obligados a pagar daños y perjuicios. La
segunda, que el deudor incumpla su obligación intuitu personae, y que luego
fallezca sin haber resarcido los daños y perjuicios ocasionados a su acreedor.
En este caso, los daños y perjuicios deberán ser asumidos por sus herederos.
Como ya se indicó, el acto de reconocimiento no es constitutivo sino
meramente declarativo, pues a pesar de no haber sido aún reconocida, la
obligación ya existía antes del reconocimiento. El único problema es uno de
ejecución, ya que al no constar en 8 ningún instrumento la existencia de la
obligación, y al no haber cumplido el deudor, el acreedor o acreedores de la
misma no tendrían forma de ejecutarla coercitivamente.

Lo anterior conlleva al supuesto en el que el título del reconocimiento


aumente la deuda originaria; es decir, cuando no sólo se reconoce la obligación
preexistente, sino que además se le señala un monto mayor. Al respecto,
debemos precisar que para decidir en cada caso si se trata de un mero
reconocimiento, o de un acto creador de nuevas obligaciones, deberá estarse
al contenido del instrumento y a las circunstancias que rodearon el
otorgamiento de éste. En todos los casos en que la deuda resulte aumentada a
través de un acto que al mismo tiempo que reconocerla la incrementa con
nuevos rubros, corresponde al acreedor probar la causa jurídica de ese
aumento.

Se debe ahora puntualizar la importancia de la última parte del


comentado artículo 1205 del Código Civil peruano, en el sentido de que de
realizarse el reconocimiento por acto inter vivos, dicho reconocimiento deberá
practicarse en la misma forma prescrita para la constitución de la obligación, de
exigirse formalidad para tal efecto. Esto quiere decir que si no hubiese forma
alguna establecida para la constitución de la obligación, el deudor reconociente
no debería cumplir ninguna formalidad, pudiendo reconocerla por la vía que
estime más conveniente. De lo contrario, si la ley exigiese una formalidad ad
solemnitatem o ad probationem para la constitución de la obligación, dicho
deudor deberá, necesariamente, seguir la formalidad prevista por la ley para
ese efecto. Supongamos que se estuviese reconociendo la existencia de un
contrato de donación, en el cual el reconociente, esto es, el donante, es el
deudor de un bien inmueble. Como el Código Civil exige para la donación de
bienes inmuebles el requisito de la escritura pública (artículo 1625), el deudor
tendrá, necesariamente, que utilizar dicha formalidad para efectuar el
reconocimiento. De lo contrario, carecerá de valor.

La razón de esta norma es la misma que aquella que establece las


formalidades para los actos originarios: otorgar a los contratantes (en este
caso, al deudor) la posibilidad de meditar sobre el acto jurídico que están
celebrando, dada su importancia, y conferirle seguridad. Debe distinguirse el
reconocimiento de una obligación, de la novación de una obligación (medio
extintivo de las obligaciones, regulado por los artículos 1302 a 1312 del Código
Civil). Se reconoce una obligación para cualquiera de los fines señalados, pero
aquí estamos hablando única y exclusivamente de una obligación (aquella que
es materia del reconocimiento), puesto que no se está creando una segunda
obligación, sino únicamente reconociendo la existencia de una anterior. En el
caso de la novación, cuando se nova se está sustituyendo una obligación por
otra, ya sea por cambio de objeto, por cambio de causa fuente o de sujetos;
vale decir que en la novación necesariamente estamos ante la presencia de
dos obligaciones distintas (una que sustituye a la otra). También debemos
diferenciar el reconocimiento de una obligación, de la confirmación de un acto
jurídico.

El tema de la confirmación está regulado por el Código Civil peruano de


1984, en sus artículos 230 a 232, al finalizar el Libro II, relativo al Acto Jurídico.
La confirmación de los actos jurídicos está dirigida no a la celebración de un
acto nuevo, como en el caso del reconocimiento, a reconocer la existencia de
un acto, sino a que el agente que había viciado su voluntad, o, simplemente, el
agente al que la ley facultaba para demandar la anulación judicial del acto,
tenga la facultad de confirmar su validez. Debemos recordar, en este punto,
que un acto anulable es un acto de validez actual pero de invalidez pendiente,
o sea, un acto que surte sus efectos como si fuera plenamente válido, pero
sobre el cual pesa la posibilidad de su anulación. Y su anulación no puede ser
demandada por cualquiera de las partes, sino únicamente por aquella que la
ley faculta. Así, si dicha parte confirma el acto anulable, estará dotando a ese
acto de plena y permanente validez. Con la confirmación expresa o tácita, se
elimina aquella invalidez pendiente. Su validez se convierte en perpetua.

Cabe señalar, además, que un acto jurídico puede ser reconocido, pero
dicho reconocimiento no implica, necesariamente, su confirmación, ya que una
persona puede reconocer un acto que celebró mediando error o dolo, por citar
dos ejemplos, y el reconocimiento puede no confirmar el acto celebrado. En
este caso, quien reconoce tendrá expedito su derecho para demandar la
anulación del acto, o proceder si así lo desea a confirmarlo. Cabe, además,
realizar dos precisiones. En primer lugar, que el reconocimiento de una deuda
ya prescrita tiene los efectos de transformar el carácter del deber moral
(obligación natural) en obligación civil. Se podría decir que la obligación
recupera su naturaleza originaria. En segundo término, que, en nuestra opinión,
no puede hablarse, propiamente, de que el reconocimiento sea un acto gratuito
u oneroso. El reconocimiento es un acto gratuito. Lo que ocurre es que otorga
actualidad y medios probatorios al acreedor para hacer exigible una obligación
a cumplir por parte del reconociente. Y es evidente que dicha obligación a
cumplir representará un detrimento patrimonial en perjuicio del deudor. Para
concluir el tema del reconocimiento de las obligaciones, nos queda revisar
cómo funciona cuando la obligación que se reconoce es solidaria, para lo cual
debemos recordar lo dispuesto en el artículo 1199 del Código Civil: “El
reconocimiento de la deuda por uno de los deudores solidarios, no produce
efecto respecto a los demás codeudores. Si se practica el reconocimiento por
el deudor ante uno de los acreedores solidarios, favorece a los otros”. Como se
ve, el reconocimiento de la obligación opera de manera similar a la renuncia a
la prescripción, en el sentido de que sus efectos sólo vinculan al deudor que
realiza el acto y benefician a todos los acreedores solidarios y no únicamente a
aquel en cuyo favor se efectuó.

Así, en tanto el reconocimiento es un acto voluntario y personal, sus


efectos recaen sólo sobre el codeudor que lo realiza. Los codeudores de quien
reconoce una obligación no tienen por qué verse afectados por un acto en el
que no han tenido participación alguna. Ello cambia cuando la solidaridad es
activa, pues el reconocimiento del deudor común afecta a todos los acreedores
solidarios, y no sólo a aquél ante quien se realizó el acto de reconocimiento. El
ordenamiento jurídico no desea que en la relación interna sólo se beneficie uno
y se perjudiquen los demás.

2.2.2. ¿QUÉ CLASE DE ACTO JURÍDICO ES EL RECONOCIMIENTO?


FORMA DEL RECONOCIMIENTO DECLARATIVO

El reconocimiento es un acto jurídico, por tanto, deberá reunir los


requisitos de validez de todo acto jurídico señalados por el Art. 140° del C.C. de
otra manera el reconocimiento seria impugnable.

Caracterizando ya el acto del reconocimiento se tiene que es un acto


jurídico unilateral, puesto que sólo interesa la declaración del obligado y no la
del acreedor. Por otra parte constituye una declaración recepticia e
irretractable; es "irrevocable" porque importa una confesión y no requiere de la
aceptación del acreedor. En cuanto a la forma del reconocimiento, ésta debe
ser expresa y no tácita (como lo acepta el C.C. argentino en su art. 721°).

Si se aceptara la forma del reconocimiento tácito, importarían


reconocimiento, entre otros, los siguientes actos: los pagos hechos por el
deudor; el pago de intereses producidos por el capital; la prestación de una
fianza o la constitución de una prenda; o si el demandado pide plazo para
pagar, o si permite que la cosa que se pretende, sea embargada por el
acreedor, si nova la deuda: si el deudor concede al acreedor el goce de un
inmueble hipotecado; si de parte del deudor se opera una compensación con
una deuda menor, etc; es decir se crean una serie de actos y condiciones por
parte del deudor para llegar a incumplir su obligación o deuda, frente al
acreedor, pudiendo sostener que tales actos indebidos están plenamente
reconocidos de forma tácita con el acreedor. En el derogado Código Civil de
1936 tampoco se llegó a regular el reconocimiento tácito; ya que los juristas
nacionales y en el sector empresarial como comercial, los pagos hechos por
un deudor no suponen reconocimiento tácito, aunque constituyen hechos
interruptivos de la prescripción. En este sentido el art. 1205 del código vigente
no guarda concordancia con el art. 1076° del C.C. anterior que dice: "La
manifestación de la voluntad puede consistir en la expresión positiva o tácita, o
en la ejecución de un hecho material. Puede resultar también de la presunción
de la ley en los casos en que ésta lo disponga expresamente".

Para efectos de una mayor regulación competente en cuanto a


garantizarse la debida formalidad en la ejecución de las obligaciones, con su
pleno reconocimiento; es esencial tenerse en cuenta que para dicha obligación
pueda llegar a ser cumplida auténtica y responsablemente por el deudor, debe
estar constituida en un medio expreso como un contrato o escrito de acuerdo
entre las partes, donde el deudor acepte las condiciones de ejecución del
objeto de la obligación de deuda que le corresponde asumir; mientras que el
acreedor dispone de un medio conforme a ley que le garantizará en ser
retribuida la deuda que se le tenga, como de optar por otros medios necesarios
a fin de hacer cobro definitivo de la deuda, tal como se llegue a consignar en el
mismo medio o declaración expresa, que convencionalmente se basa en un
contrato.

2.2.3. FORMA DE MANIFESTACIÓN O RECONOCIMIENTO EXPRESO DE


LA OBLIGACIÓN
Acorde a lo establecido legalmente en el artículo 1205 del Código Civil
vigente, la forma de reconocimiento expreso de la obligación debe efectuarse
mediante modo testamentario o de acto entre vivos; resaltándose así dos
ámbitos situacionales de competencia de las obligaciones que se dean entre
las partes en base a las siguientes:

- Ante situaciones o casos de herencia sucesoria, por muerte inminente


o deceso del heredante, es plenamente formal que su voluntad de
sucesión hereditaria se haya constatado en un testamento o escrito
testamentario plenamente reconocido acorde a ley por el artículo
normativo referido; se hace así un pleno reconocimiento de la
obligación creada por la institución de herencia y sus efectos de
sucesión, que el testador formuló y concibió como legal para su
posterior aplicación; por lo que el testamento representa el valor de
reconocimiento expreso de las obligaciones de sucesión hereditaria, al
reconocerse una obligación previamente creada y derivada de la
voluntad del heredante testador.
- En segundo lugar se tienen a todos aquellos actos o actividades de
naturaleza económica o comercial que lleguen a realizar dos o más
partes entre sí

2.2.4. APORTE DEL DERECHO CIVIL COMPARADO

2.2.4.1. ARGENTINA

En el derecho comparado, la doctrina jurídica civil y código civil


argentino el reconocimiento de obligaciones, es un acto jurídico por el
cual, alguien, admite la existencia de una obligación a su cargo. Es la
declaración por la cual una persona reconoce que está sometida a una
obligación respecto de otra persona.
El Código Civil Argentino trata al reconocimiento en el titulo XV del
Libro II, Sección 2°, relativo a obligaciones en general. Su ubicación
adecuada, sin embargo, es la del tratamiento de los hechos jurídicos
pues constituye un medio de prueba genérico para ellos, y no especifico
de las obligaciones.

En cuanto a su Naturaleza Jurídica, se resalta lo siguiente del


reconocimiento de obligaciones:

a) Se han formulado diversas teorías, pero la más aceptada es la que


dice que el reconocimiento de la obligación es típicamente un acto
jurídico, porque se práctica con la finalidad de producir una
consecuencia de derecho, en el caso, la que corresponda a la existencia
de la obligación.

b) Para otros, se trata de un hecho jurídico referente a la admisión de


ciertos hechos, al cual la ley le atribuye determinadas consecuencias
jurídicas.

c) Para Busso el reconocimiento puede ser un acto jurídico o bien puede


ser un simple hecho jurídico, cuando el reconocimiento no tiene la
intención de someterse a la deuda.

d) Para LLambías, también es un acto jurídico porque se refiere a la


admisión de la existencia de la obligación, para estar a las
consecuencias que en derecho correspondan.

En cuanto a los requisitos, del reconocimiento del acto se tienen:

a) Está sujeto a todas las condiciones y formalidades de los actos


jurídicos: La voluntad del sujeto exento de vicios o defectos, es decir,
manifestada con discernimiento, intención y libertad.( 277 cc)
b) La capacidad del agente requerida en todo sujeto para cambiar
válidamente el estado de su derecho.(297 – 298 cc)
c) Que tenga un objeto lícito, es decir, que la obligación reconocida no
tenga un contenido ilícito o inmoral.(299 cc)
d) La exteriorización de la voluntad en la forma legal adecuada, que
será la que elija el reconociente. (Principio de libertad de forma), o
bien el que haya impuesto la ley.

Sobre las Formas, el reconocimiento puede hacerse por actos entre


vivos o por disposición de última voluntad, por instrumentos públicos o por
instrumentos privados, y puede ser expreso o tácito.

En cuanto a los Efectos, el reconocimiento de la deuda produce


efectos comprobatorios, e interruptivos de la prescripción pendiente.

a) Efectos comprobatorio: El efecto propio del reconocimiento que está


intimamente ligado al ser mismo de ese acto, es producir un medio de
prueba que acredita la existencia de la obligación. Por tanto, basado en
ese medio de comprobación de su derecho el acreedor puede ejercer la
plenitud de sus facultades que correspondan a su título.

b) Efectos interruptivos: interrumpe la prescripción pendiente,


aniquilando el tiempo transcurrido hasta entonces. En el caso de una
prescripción en curso, el acto de reconocimiento la interrumpe matando
el tiempo que transcurrió hasta entonces.

El reconocimiento presenta caracteres conforme lo señala la legislación


civil argentina:
a) Es unilateral ( Art. 946 CC), de manera que en su formación solo
interviene la voluntad de quien lo realiza; de allí que se le atribuye
virtualidad cuando se efectúa en un testamento;

b) Es declarativo, en el sentido de que ya se ha expresado.


Coherentemente el articulo 723 del Código Civil dispone “ que si acto
de reconocimiento agrava la prestación original, o la modifica en
perjuicio del deudor, debe estarse simplemente al titulo primordial,
sino hubiese una nueva y licita causa de deber”.

c) Es irrevocable, tanto cuando se lo realiza por un acto entre vivos


como por un acto de ultima voluntad ( arts 720 y 947 CC).

Los actos jurídicos son unilaterales o bilaterales. Son unilaterales,


cuando basta para formarlos la voluntad de una sola persona, como el
testamento. Son bilaterales, cuando requieren el consentimiento unánime de
dos o más personas.

El reconocimiento puede hacerse por actos entre vivos o por disposición


de última voluntad, por instrumentos públicos o por instrumentos privados, y
puede ser expreso o tácito.

Los actos jurídicos cuya eficacia no depende del fallecimiento de


aquellos de cuya voluntad emanan, se llaman en este Código actos entre vivos,
como son los contratos. Cuando no deben producir efectos sino después del
fallecimiento de aquellos de cuya voluntad emanan, se denominan
disposiciones de ultima voluntad, como son los testamentos.

En cuanto al Reconocimiento expreso, según el articulo 722 del


Código Civil Argentino, el acto de reconocimiento (expreso) debe contener la
causa de la obligación original, su importancia y el tiempo con que fue
contraída”. De allí, que si el reconocimiento es llevado a cabo mediante un
instrumento, el Código Civil requiere estas menciones:
1) La causa de la obligación original, esto es, la fuente de ella, trátese de
un contrato, de un hecho ilícito, etc., a través de la cual se lo
individualiza.

2) Su importancia o mejor dicho, la prestación debida. La importancia o


monto (100, 200 o 300) carece de sentido si no se la refiere
concretamente a un objeto(dar 100 vacas)

3) La fecha de la obligación original, que adquiere trascendencia


especial en virtud del efecto interruptivo de la prescripción propio del
reconocimiento.

Cuando estas menciones aparecen, el reconocimiento implica prueba


completa de la obligación reconocida, pero si faltan es posible igualmente
adicionar otras demostraciones complementarias para producir esa prueba
completa. Por ejemplo, si se omite la indicación de la fecha, “pero se reconoce
una deuda X provenientes de los daños sufridos en el naufragio del buque N”,
la demostración del momento en que se produjo este suceso completara el
efecto probatorio de tal reconocimiento.

Con respecto al Reconocimiento tácito, de acuerdo con el articulo 918


del Código Civil Argentino, se establece que: “la expresión tacita de la voluntad
resulta de aquellos actos por los cuales se puede conocer con certidumbre la
existencia de la voluntad”. El artículo 721 del Código Civil admite esta forma de
expresión de la voluntad, ejemplificando con los “pagos hechos al deudor”,
aunque el reconocimiento tácito resulta de todo hecho que implica la confesión
de la existencia del derecho del acreedor.

El acto de reconocimiento de las obligaciones esta sujeto a todas las


condiciones y formalidades de los actos jurídicos. Rige, en consecuencia, la
teoría general del acto jurídico; el sujeto que reconoce debe ser capaz al
momento de hacerlo, y expresar su voluntad con los requisitos internos de
discernimiento, intención y libertad; debe estar legitimado para obrar y si lo
hace por representante, este debe estar investido por poderes especiales
cuando el reconocimiento es de obligaciones anteriores al apoderamiento.

En el régimen jurídico argentino los efectos del reconocimiento son dos:


sirve como prueba de la obligación reconocida e interrumpe la prescripción
pendiente.

Sobre la Prueba de la obligación, este efecto surge de la propia


definición del artículo 718 del Código Civil Argentino. El reconocimiento no
modifica la obligación original: no agrava la situación del deudor si no existe”
una nueva y licita causa de deber”, ni lo libera aunque el reconocimiento solo
sea parcial.

En cuanto a la Interrupción de la prescripción en curso, este efecto surge


del articulo 3989 del Código Civil, “La prescripción es interrumpida por el
reconocimiento, expreso o tácito, que el deudor o el poseedor hace del derecho
de aquel contra quien prescribía”.

El efecto comprobatorio del sistema argentino lo diferencia del sistema


francés, en el cual ese efecto no se produce; y del alemán que, por su
naturaleza abstracta del acto de reconocimiento, lo desvincula de la obligación
originaria.

En el derecho comparado, el reconocimiento tiene semejanzas y


diferencias con algunas figuras:
1) Con la Confirmación: La confirmación expurga (limpia) al acto de un vicio
generador de nulidad relativa, en tanto el reconocimiento se refiere a la
preexistencia del vinculo obligacional. Ahora bien: quien confirma, reconoce,
porque se sujeta a la obligación nacida del acto confirmado; pero quien
reconoce no puede confirmar (por ejemplo, un mayor de edad podría reconocer
la existencia de una obligación contraída durante su minoridad sin confirmarla;
y hasta podría hacer un pago parcial de ella, diciendo que no la confirma, con
lo cual quedaría por el saldo impago una obligación natural).

2) Con la ratificación: La ratificación implica que un sujeto, a cuyo nombre a


actuado un tercero que no tenia su representación, o cuyos poderes eran
insuficientes, admite esa actuación con “el mismo efecto que la autorización
previa”. Pero en tanto quien reconoce admite sin mas que el estaba obligado,
quien ratifica acepta como suyo un acto representativo obrado por un tercero
en funciones de gestor de negocios (Art. 1162 C.C. Argentino).

3) Con la confesión: La confesión es un medio de prueba referido a hechos


personales o de conocimiento directo, producida en juicio o fuera de el por el
cual se admiten hechos en perjuicio de quien confiesa. Se diferencia del
reconocimiento por lo pronto, porque la confesión versa sobre hechos, en tanto
el reconocimiento se refiere a la relación jurídica en si; con los hechos
confesados se puede tener por existente la relación jurídica, pero la confesión
no se hace para reconocerla.
4) Con la novación: En la novación se extingue una obligación en razón del
nacimiento de otra nueva( Art. 801 CC) mientras en el reconocimiento solo se
admite que exista de antemano la obligación reconocida. Por eso mismo, el
mero reconocimiento deja intacto la obligación originaria.

5) Con la renuncia: En la renuncia se hace deserción de un derecho, en tanto


quien reconoce no abdica de ningún derecho pues se limita a admitir que
estaba obligado desde antes. Aparte de ello la renuncia es revocable, a
diferencia del reconocimiento: y aquella emana del acreedor y este del deudor.
Sin embargo, la renuncia y el reconocimiento son unilaterales y, en los hechos,
el reconocimiento significa perder la ventaja de prevalecerse de la falta de
prueba o de un prescripción en curso, pero en estos casos la intención del
sujeto- a diferencia de lo que ocurre en la renuncia- no es despojarse de un
derecho suyo, sino someterse al imperativo de algo que preexiste: la deuda.

6) Con la transacción: Tanto en la transacción ( Art. 836 CC) como el


reconocimiento, son declarativos, es decir, no constituyen derechos nuevos o
distintos. Pero quien transa, reconoce el derecho ajeno. La diferencia, de
cualquier manera es nítida: la transacción es bilateral ( Art. 832 CC) y el
reconocimiento unilateral; y en la transacción debe existir “ concesiones
reciprocas”, esto es, modificaciones de la relación originaria, que están
descartadas en el reconocimiento.

2.2.4.2. EN OTROS

De acuerdo a la Definición sobre el reconocimiento de obligaciones, en


el Código Civil Español, en su artículo 718, se establece que el reconocimiento
de una obligación es la declaración por la cual una persona reconoce que esta
sometida a una obligación respecto de otra persona. De acuerdo con esto, el
acto de reconocimiento es aquel por el cual el deudor admite estar obligado.

En la legislación comparada se advierten diversas corrientes:


a. El Código Civil Francés (Art. 1137) legisla como instrumento o titulo de
la deuda. Su único efecto es interrumpir la prescripción, pues tal
instrumento de reconocimiento debe ser completado con la prueba de la
preexistencia de una obligación.
b. El Código Civil Alemán lo regula en cambio como titulo o instrumento
constitutivo de la deuda: es un reconocimiento creador de obligaciones.

En dichas legislaciones, le atribuyen al reconocimiento de deuda un


efecto doble: es medio de prueba de la obligación e interrumpe la
prescripción.

En el derecho comparado se clasifica en Reconocimiento abstracto


de deuda y reconocimiento declarativo. Existen dos tipos básicos de
reconocimiento:

1) Constituye una obligación con independencia de su causa-fin


(abstracto);

2) Esta obligado a la existencia de una obligación anterior, y la finalidad


relevante del reconocimiento es admitir que ella existe (declarativo).

Se discute en la doctrina comparada cual es la naturaleza jurídica


del reconocimiento, cuestión sobre la cual se puede distinguir varias
corrientes:

1) Para algunos es un mero acto licito en los términos del articulo 898
del Código Civil, por entender que sus consecuencias son determinadas
por la norma jurídica. En el mero acto licito la voluntad se dirige a un
simple hecho material (pescar por ejemplo) pero la norma imputa a ese
hecho material una consecuencia que no fue fin inmediato del pescador-
el cual quizás haya querido distraerse- pero que se traduce en una
consecuencia jurídica, como es la adquisición de las piezas obtenidas.

2) La mayoría entiende con razón de que se trata de un acto jurídico, en


el sentido que quien reconoce tiene un fin inmediato que es de admitir la
existencia de la obligación preexistente, y someterse a las
consecuencias jurídicas derivadas de ellas.

3) Otro criterio entiende que el reconocimiento puede ser tanto uno como
lo otro, mero acto voluntario o acto jurídico, según los casos.
CAPÍTULO III

TRANSMISIÓN Y CESIÓN DE LAS OBLIGACIONES

3.1. TRANSMISIÓN DE LAS OBLIGACIONES

Es necesario tener presente que toda obligación constituye una


relación jurídica temporal, entre dos sujetos, concretamente
determinados y que, además produce efectos o consecuencias jurídicas
únicamente entre tales sujetos (acreedor y deudor). No produce efectos
para terceros, ni favoreciéndolos, ni perjudicándolos.

Hoy la regla general es la que de las obligaciones, sean


convencionales o aun legales, son trasmisibles, son cesibles; pueden
ser cambiados o sustituidos, cualquiera de los sujetos de la primitiva
obligación, salvo que sean obligaciones personalísimas. Hay derechos, y
obligaciones que, como veremos en la proposición 137, están excluidas
de la cesión, sea por la propia naturaleza de la obligación, o por expresa
prohibición de la ley o por pacto también expreso entre acreedor y
deudor.

Hay diversas formas de trasmisión de las obligaciones; así, hay


una trasmisión activa (cuando lo que se cambia es la persona del
acreedor) y otra pasiva, si lo que se cambia es la persona del deudor.

Luego nuestra ley diferencia una trasmisión intervivos de las


obligaciones a la que el Código vigente le dedica los artículos 1206 a
1217 que conforman el Titulo VIII (Trasmisión de las Obligaciones) que
tiene un Capítulo Único (Cesión de Derechos).

La transmisión de las obligaciones se efectúa a través de 3


instituciones: la cesión de derechos, la cesión de deudas y la
subrogación. En las 3 formas existe una variación de la naturaleza y
modalidades del vínculo jurídico, pero se mantiene la misma relación de
derecho, reconociendo que sí existe una modificación desde un punto de
vista exclusivamente subjetivo con el cambio del sujeto activo o pasivo
de la obligación, en su caso.

3.2. CESIÓN DE DERECHOS.

La Cesión de derechos es el convenio por el cual un acreedor


llamado “cedente” trasmite voluntariamente sus derechos a un tercero
denominado “cesionario”, contra el deudor llamado “cedido”, quien llega a
ser acreedor en lugar de aquél.

El anterior C.C. reguló la cesión de créditos como contrato


nominado (Arts. 1456 a 1464). En otras legislaciones y entre ellas en
nuestro actual C.Civil se la regula en la parte destinadas a normar las
Obligaciones (Arts. 1206 a 1217) que conforman -como indicamos ya
anteriormente, el Titulo VIII de Trasmisión de las Obligaciones (en un
Capitulo Único) con el cual concluye la Primera Sección de su Libro VI.

La figura de la "Trasmisión o Cesión de derechos" es una figura


de amplia cobertura, que se produce no solamente por voluntad de las
partes, vale decir, contractualmente, mediante acto jurídico, sino también
por disposición de la ley. Por su generalidad y su amplitud se encuentra,
pues, en todos los Libros del Código Civil y una de cuyas especies es la
cesión de créditos; asi como otra especie puede serlo la "cesión de
deudas". Sabemos que ambos: crédito y deuda no son otra cosa que la
parte activa y pasiva de toda obligación. Frente a tales figuras la cesión
de derechos viene a ser el género.

Dice la Exposición de Motivos del actual C.C. que mediante la


cesión se trasmiten los derechos que han sido adquiridos o transferidos
en virtud de título distinto, ya sea contractual -una compraventa, por
ejemplo- o extracontractual, -por ejemplo- como la herencia o una
disposición legal que así lo ordene". Continúa explicando la misma
Exposición de Motivos: "Si se observan las normas del Código de 1984
sobre los contratos de compraventa y permuta de bienes inmuebles se
infiere que ellas regulan expresamente no sólo la transferencia de
propiedad dé tales bienes, sino también la transferencia de derecho, lo
que pone de manifiesto que al ser dichos contratos consensúales y no
traslativos, el título mediante el cual opera la transferencia del derecho es
el respectivo contrato y el modo de trasmisión es la cesión. En el caso de
los bienes muebles, el título es el contrato de compraventa o de permuta y
el modo de adquisición es la entrega".

La cesión de derechos del arrendatario es un caso expresamente


prohibido por la ley, sin consentimiento del arrendador. Los derechos o
créditos litigiosos pueden ser cedidos, con excepción de ciertos sujetos
calificados por sus funciones públicas, como autoridades de la judicatura,
del gobierno o del ayuntamiento, cuando dichos derechos sean
controvertidos en territorio de su competencia.

Entre las características de la cesión de derechos:

 Convenio de transmisión a título oneroso o gratuito.


 Cambio de sujeto activo, que es remplazado por otro.
 Subsiste la misma relación jurídica.
 Sin que requiera el consentimiento del deudor.

3.3. DIFERENCIAS ENTRE LA CESIÓN DE DERECHOS Y OTRAS


FIGURAS CIVILES.
Con el pago por subrogación (Arts. 1260 a 1264) en que éste
puede ser convencional o legal; que siempre es a título oneroso y nunca
gratuito; en tanto que la cesión de derechos siempre es consensual,
convencional, pudiendo ser onerosa o gratuita. Es más el pago por
subrogación sólo se produce cuando el crédito es ya exigible, mientras
que la cesión de derechos puede producirse cuando aun no ha vencido la
obligación. Otra diferencia consiste en que el acreedor subrogado no
puede exigir o demandar por suma mayor de la realmente pagada. La
subrogación opera sólo por el monto de lo pagado por el tercero. Siendo
la cesión un acto Jurídico a título oneroso, una compraventa, una
operación especulativa, un negocio como cualquiera otro, el cedente del
derecho, del crédito, de la obligación, tiene el derecho a exigir el importe
total, íntegro del crédito, sea cual fuere el "precio" pagado por la cesión.

Con la cesión de créditos, figura que repetimos estuvo regulada


como uno de los contratos nominados sus diferencias radican en que la
primera es una especie de género más amplio, llamado cesión de
derechos. Tales derechos no solamente comprenden los créditos sino
toda clase de derechos patrimoniales transferibles siempre que no tengan
por ley un procedimiento de traslación distinto".

3.4. REGULACIÓN JURÍDICA DE LA TRANSMISIÓN DE OBLIGACIONES


EN EL CODIGO CIVIL PERUANO
3.4.1. DEFINICIÓN DE TRANSMISIÓN DE DERECHOS
La cesión es el acto de disposición en virtud del cual el cedente trasmite
al cesionario el derecho a exigir la prestación a cargo de su deudor, que se ha
obligado a transferir por un título distinto. La cesión puede hacerse aun sin el
asentimiento del deudor3.

Uno de los cambios más notorios que trajo el Código Civil peruano de
1984, y quizá el menos tratado por nuestros autores, es el referente a la
transferencia de las situaciones jurídicas subjetivas distintas a la propiedad.

El Código Civil de 1936 regulaba la cesión de créditos en el Libro Quinto


referido al Derecho de Obligaciones, específicamente en la sección quinta
denominada "De los diversos contratos".

Jorge Eugenio Castañeda al respecto decía: "así como las cosas se


venden, se cambian o se donan, los créditos y, en general, los derechos
también se ven den, se permutan o se donan. Los contratos de compraventa,
de permuta y donación tienen por objeto sólo cosas, no derechos".

Resulta claro que para el legislador de 1936, la cesión de créditos era un


contrato cuya función económica consistía en la transferencia de la titularidad

3
OSTERLING PARODI, Felipe y CASTILLO FREYRE, Mario. ''Tratado de las Obligaciones",
Vol. XVI, Primera Parte, Tomo 111. Biblioteca Para Leer el Código Civil. Fondo Editorial de la
Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima, 1994, p. 521.
de un crédito, pudiendo realizarse a título oneroso o gratuito. Curiosamente, el
Código Civil de 1852 sí admitía la venta de derechos.

Esta última, es la postura que adopta la mayoría de los Códigos


latinoamericanos, como el chileno (artículos 1901 y siguientes), el argentino
(artículos 1434 y siguientes), el colombiano (artículos 1959 y siguientes), el
ecuatoriano (artículos 1868 y siguientes) y el salvadoreño (artículos 1691 y
siguientes).

De acuerdo con Jorge Eugenio Castañeda: "no sólo se ceden créditos


sino también derechos, razón por la que la denominación resulta insuficiente. Y
la cesión de derechos se rige por las mismas disposiciones que regulan la
cesión de créditos, por razón analógica".

El Código Civil, en cambio, ha regulado la "cesión" dentro del capítulo


único del Título VII (Trasmisión de las obligaciones) de la sección primera del
Libro VI. Lo hace no como un acto de disposición; es decir, como el modo de
transferir la titularidad de cualquier situación jurídica subjetiva distinta a la
propiedad. En tal sentido, utiliza la denominación "cesión de derechos", siendo
la cesión de créditos una especie de aquélla.

Sin duda alguna, a pesar de la poca bibliografía existente sobre la


materia, existen diferentes posiciones respecto a la naturaleza jurídica de la
cesión. Entre ellas, por ejemplo, encontramos la que considera la cesión como
un negocio abstracto, basada principalmente en el tratamiento que le brinda el
B.G.B. y la doctrina alemana.

También encontramos aquella teoría que conceptúa la cesión del crédito


como un negocio de causa genérica, la que es seguida principalmente por los
autores italianos tales como Panuccio. Otros autores, especialmente
españoles, estiman la cesión como un modo de trasmisión semejante a la
tradición con respecto a la transferencia de la titularidad de la propiedad sobre
cosas muebles, posición que adopta, precisamente, nuestro Código Civil.
Finalmente, el Código Civil italiano de 1942 y el portugués de 1966, entienden
que la cesión no reviste un carácter negocial sino que, más bien, constituye un
efecto de los negocios con función económica traslativa.
3.4.2. FORMALIDAD DE LA CESIÓN

Según el Art. 1207 regula: “La cesión debe constar por escrito, bajo
sanción de nulidad. Cuando el acto o contrato que constituye el título de la
transferencia del derecho conste por escrito, este documento sirve de
constancia de la cesión”.

De acuerdo con el sistema del título y del modo adoptado por nuestro
ordenamiento jurídico, para la transferencia de la titularidad de un crédito se
requiere de dos acuerdos de voluntades: uno de ellos creador de una
obligación de transferir y el otro el acuerdo traslativo.

El Código establece una forma ad solemnitatem para la cesión; es decir,


para el acuerdo traslativo. En tal sentido, la cesión debe constar por escrito.

Al respecto Osterling Parodi y Castillo Freyre señalan: "Al tratarse de un


acto de importancia no sólo para quienes celebran el contrato de cesión de
derechos (acreedor o cedente y tercero o cesionario), sino también para una
persona ajena a dicha convención (el deudor o cedido), la ley exige que dicho
acto se concierte por escrito, bajo sanción de nulidad, lo que equivale a decir
que en este caso la formalidad es ad solemnitatem y no ad probationen'4.

La forma ad solemnitatem en los actos jurídicos se justifica,


principalmente, en aquellos de naturaleza gratuita: "por la peligrosidad de tales
negocios para quien los haga (empobrece su patrimonio sin correlativa
compensación económica), para los herederos legitimarios y para los
acreedores"(2). Ello explica la exigencia de forma, por ejemplo, en la donación
(artículos 1624 y 1625 del Código).

Parece que la intención es brindar un medio de prueba, frente al deudor,


de la cesión. No obstante, ello significaría confundir la formalidad con la
publicidad. Al respecto, Cano Martínez de Velasco señala: "La publicidad, y en
esto se distancia, de la forma, no mira, como ésta, a las partes, o celebrante

4
DE LA PUENTE Y LAVALLE, Manuel. "El Contrato en General", Vol. XI, Primera Parte, Tomo
111. Biblioteca Para Leer el Código Civil. Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica
del Perú, Lima, 1993, p. 449.
unilateral, de un negocio, o de un acto, que trata de asegurar para ellas, sino a
los terceros. Es decir, la publicidad es garantía del tráfico jurídico"(3).

3.4.3. CESIÓN DE DERECHOS EN CONTROVERSIA

Según el Art. 1208 del C.C. vigente, pueden cederse derechos que sean
materia de controversia judicial, arbitral o administrativa.

El artículo 1208 se refiere a la transferencia de créditos litigiosos y


guarda relación con el artículo 1409 del Código Civil, que establece que la
prestación materia de la obligación creada por el contrato puede versar sobre
bienes sujetos a litigio.

Si bien no se establece de manera expresa, el cedente tiene el deber de


informar al cesionario, antes de celebrar el título, acerca del carácter litigioso
del crédito (deber precontractual de información), de tal manera que el
cesionario pueda tomar la decisión de celebrar el contrato y de los términos del
mismo.

Si el cesionario es informado de la controversia, siendo ésta judicial, se


producirá una sucesión procesal conforme al artículo 108 del Código Procesal
Civil. Así, el cesionario sucede en el proceso al cedente. De haber oposición, el
cedente se mantiene en el proceso como litisconsorte de su sucesor.

¿Qué ocurre si el cedente no informa al cesionario del carácter litigioso


del crédito? No existe una norma específica, pero se trataría de una especie de
vicio oculto. Consideramos que en este caso el cesionario debería gozar de la
"acción redhibitoria" (artículo 1511) y, en tal sentido, podría pedir la resolución
del título o gozar de la "acción estimatoria" (artículo 1513) y pedir que se le
pague lo que el crédito vale de menos en razón del riesgo existente.
Otra duda que se genera es si el litigante goza del derecho de retracto.
En efecto, conforme al artículo 1599 tiene derecho de retracto el litigante, en
caso de venta al contrario del bien que se esté discutiendo judicialmente.

El mismo problema se presenta con la transferencia de un bien litigioso


sin que el adquirente conozca tal condición. Las obligaciones de saneamiento
de vicios ucultos se aplican en los contratos relativos a la transferencia de la
propiedad, la posesión o el uso de un bien (articulo 1484) dejando de lado
aquellos contratos que tienen por objeto la transferencia de derechos distintos
a la propiedad, como por ejemplo los créditos. Cuando el titulo es un contrato
de compraventa (artículo 1592) o cuando se trata de una dación en pago
(artículo 1593).

Esta posibilidad está expresamente reconocida en el artículo 1535 del


Código Civil español que establece: "Vendiéndose un crédito litigioso, el deudor
tendrá derecho a extinguirlo, reembolsando al cesionario el precio que pagó,
las costas que se le hubieren ocasionado y los intereses del precio desde el día
en que éste fue satisfecho".

Soy de la opinión que, en tal sentido, el deudor cedido tendrá derecho a


sustituirse al comprador (cesionario). El retrayente (deudor cedido) pagará al
comprador el precio que pagó por el crédito (recuérdese que el precio pagado
no coincide con el valor nominal del crédito). Se producirá entonces la
consolidación y, por tanto, la extinción de la relación obligatoria (artículo 1300).

El artículo 1535 del Código Civil español señala que un crédito es


litigioso desde que se conteste a la demanda relativa al mismo o, precisamos
nosotros, desde que debió hacerse. De acuerdo con Navarro Pérez, el crédito
se considerará litigioso mientras el proceso no esté terminado5.

En relación a este artículo, véanse también los comentarios al artículo


1210 del Código Civil en esta misma obra.

5NAVARRO PÉREZ, José Luis. "La cesión de créditos en el Derecho Civil español". Editorial
Comares, Granada, 1988, p. 68.
CAPÍTULO IV

CASO PRÁCTICO (JURISPRUDENCIA)

4.1. RECONOCIMIENTO DE OBLIGACIONES

CAS. Nº 898-2015 LIMA Ejecución de resolución administrativa. PROCESO


EJECUCIÓN - Lima, diecinueve de enero de dos mil dieciséis.

VISTA; la causa número ochocientos noventa y ocho, guion dos mil quince,
guion LIMA, en audiencia pública de la fecha; y luego de efectuada la votación
con arreglo a ley, se emite la siguiente sentencia: MATERIA DEL RECURSO:
Se trata del recurso de casación interpuesto por la demandada
MUNICIPALIDAD DISTRITAL DE SAN ISIDRO, mediante escrito presentado el
veintinueve de agosto de dos mil trece, que corre en fojas ciento ochenta y
cinco a ciento noventa y dos; contra la Resolución de Vista de fecha uno de
agosto de dos mil trece que corre en fojas ciento setenta a ciento setenta y
cuatro, que confirmó la Resolución apelada de fecha tres de junio de dos mil
trece, que corre en fojas ciento treinta y trés a ciento treinta y cinco, que
declaró infundada la contradicción formulada por la demandada; en el proceso
seguido por el demandante, Gabriel Casavilca Cerdan, sobre ejecución de
resolución administrativa. CAUSALES DEL RECURSO: El recurso de casación
interpuesto por la demandada, MUNICIPALIDAD DISTRITAL DE SAN ISIDRO,
se declaró procedente mediante Resolución de fecha tres de noviembre de dos
mil quince, que correen fojas cincuenta y cuatro a cincuenta y siete, del
cuaderno de casación, por las causales de: i) infracción normativa del
artículo690-D° del Código Procesal Civil, incorporado por el Decreto Legislativo
N° 1069; y ii) infracción normativa del artículo 689°del Código Procesal Civil;
correspondiendo a esta Sala Suprema emitir pronunciamiento de fondo al
respecto.

CONSIDERANDO:

Primero: Conforme se aprecia de la demanda, que corre en fojas ochenta y tres


a noventa y cuatro, el actor pretende vía proceso de ejecución, la ejecución de
la Resolución Directoral N° 045-2012- MTPE/1/20.4 de quince de enero de dos
mil trece, emitida por la Dirección de Inspección del Trabajo, que confirmó la
Resolución Sub Directoral N° 602-2012-MTPE/1/20.43 de nueve de agosto de
dos mil doce, emitida por la Sub Dirección de Inspección del Trabajo, la misma
que dispuso que la demandada cumpla con registrar en planillas de pago,
sujeto al régimen laboral de la actividad privada, de acuerdo a su fecha de
ingreso.

Segundo: El Juez del Primer Juzgado Especializado de Trabajo Permanente de


la Corte Superior de Justicia de Lima, mediante Resolución de fecha de tres de
junio de dos mil trece, declaró. infundada la contradicción formulada por la
demandada, al considerar que la Resolución Directoral N° 045-2012-
MTPE/1/20.4 constituye una resolución administrativa firme.

Tercero: El Colegiado de la Cuarta Sala Laboral de la misma Corte Superior,


mediante Sentencia de Vista de fecha uno de agosto de dos mil trece, confirmó
la Resolución emitida en primera instancia, que declaró infundada la
contradicción formulada por la demandada, sosteniendo que el hecho que la
demandada haya impugnado la resolución administrativa, no impide la vigencia
del carácter de título ejecutivo.

Cuarto: Para efectos de analizar las causales denunciadas por la demandada,


resulta necesario previamente establecer que en la Nueva Ley del Proceso
Laboral, Ley N° 29497, prima el principio de inmediatez, es decir, garantiza que
el Juez esté en contacto directo con las partes y las pruebas durante el
desarrollo del proceso, con la finalidad que el Juez logre mejores elementos de
convicción, para arribar a una decisión acorde a derecho; asimismo, prima el
principio de oralidad, que se funda en aquel predominio de la palabra como
medio de expresión, el cual permite poner en contacto al juez con las partes y
el material probatorio, a fin de poder apreciarlo de manera más certera y
evidente; de lo anotado se aprecia, que para garantizar la inmediación se
requiere de la oralidad.

Quinto: En atención a los principios de inmediación y oralidad, corresponde


tener en cuenta lo expuesto por la demandada, en la Audiencia del diecinueve
de enero de dos mil dieciséis, respecto a la existencia de una medida cautelar
que suspende los efectos de las resoluciones que se pretenden ejecutar que es
la misma resolución que se adjunta mediante escrito de fecha veintitrés de
enero de dos mil quince, en el proceso de queja, signado con el número 14922-
2013que dio origen el concesorio de casación, los cuales inciden directamente
con la litis del proceso y que deben ser merituadas.

Sexto: La infracción normativa podemos conceptualizarla como la afectación a


las normas jurídicas en que incurre el Colegiado Superior al emitir una
resolución, originando con ello que la parte que se considere afectada por la
misma, pueda interponer el respectivo recurso de casación. Respecto de los
alcances del concepto de infracción normativa quedan comprendidas en la
misma las causales que anteriormente contemplaba el artículo 56° de la Ley
Procesal del Trabajo, Ley N° 26636, modificado por la Ley Nº 27021, relativas a
la interpretación errónea, aplicación indebida e inaplicación de una norma de
derecho material. Séptimo: Respecto a la primera causal, contenida en el ítem
i) esta referida a la infracción normativa del artículo 690- D° del Código
Procesal Civil, incorporado por el Decreto Legislativo N° 1069, esta norma
señala: “Artículo 690-D.-Contradicción. Dentro de cinco días de notificado el
mandato ejecutivo, el ejecutado puede contradecir la ejecución y proponer
excepciones procesales o defensas previas. En el mismo escrito se
presentarán los medios probatorios pertinentes; de lo contrario, elpedido será
declarado inadmisible. Sólo son admisibles la declaración de parte, los documentos y
la pericia. La contradicción sólo podrá fundarse según la naturaleza del título en:

1. Inexigibilidad o iliquidez de la obligación contenida en el título;

2. Nulidad formal o falsedad del título; o, cuando siendo éste un título valor
emitido en forma incompleta, hubiere sido completado en forma contraria a los
acuerdos adoptados, debiendo en este caso observarse la ley de la materia;

3. La extinción de la obligación exigida; Cuando el mandato se sustente en


título ejecutivo de naturaleza judicial, sólo podrá formularse contradicción,
dentro del tercer día, si se alega el cumplimiento de lo ordenado o la extinción
de la obligación, que se acredite con prueba instrumental. La contradicción que
se sustente en otras causales será rechazada liminarmente por el Juez, siendo
esta decisión apelable sin efecto suspensivo". Cabe señalar, que la infracción
normativa prevista en el ítem ii) respecto al artículo 689°del Código Procesal
Civil, tiene relación con la infracción anterior, por lo que se debe hacer un
análisis conjunto; el artículo en mención indica: “Artículo 689.- Procede la
ejecución cuando la obligación contenida en el título es cierta, expresa y
exigible.

Cuando la obligación es de dar suma de dinero, debe ser, además, líquida o


liquidable mediante operación aritmética”.

Octavo: Sobre el particular, se debe tener presente que la naturaleza del


proceso de ejecución está diseñada para una pronta satisfacción de
obligaciones pre-constituidas, contenidas en un títulos ejecutivos de naturaleza
judicial o extrajudicial (previstos taxativamente por la Ley), que sean ciertas,
expresas y exigibles. Por el carácter fehaciente (al menos prima facie) de tales
títulos.

Noveno: Para la admisión a trámite de esta clase de procesos es obligación


del Juez verificar si el título de ejecución contiene el reconocimiento de
obligaciones que sean: i)cierta, es decir, cuando la obligación es
conocida como verdadera e ineludible, amparado en el ordenamiento
legal; ii) expresa, cuando manifiesta claramente su intención o voluntad
y iii) exigible, cuandose refiere a una obligación pura y simple o si se
tiene plazo que este haya vencido o no este sujeto a condición; y que
además el demandante este legitimado para promover ejecución, lo que
significa que tal condición recaerá en quien tiene reconocido un derecho
a su favor en el título de ejecución contra aquel que en el mismo tiene la
calidad de obligado, tal como así lo determinan los artículos 688° y 689°
del Código Procesal Civil, artículos que son de aplicación supletoria, de
acuerdo a la primera disposición complementaria de la Nueva Ley
Procesal del Trabajo, Ley N°29497.

DÉCIMO: Asimismo, el código adjetivo citado, permite la contradicción


de los títulos ejecutivos, por las siguientes causales: i)Inexigibilidad o
iliquidez de la obligación contenida en el título; ii)Nulidad formal o
falsedad del título; o, cuando siendo éste un título valor emitido en forma
incompleta, hubiere sido completado en forma contraria a los acuerdos
adoptados, debiendo en este caso observarse la ley de la materia; y iii)
La extinción de la obligación exigida, de conformidad con el artículo 689-
D° del código citado.

DÉCIMO PRIMERO: En el artículo 57° de la Nueva Ley Procesal del


Trabajo, Ley N° 29497, se ha establecido los títulos ejecutivos que
pueden ser tramitados en el proceso de ejecución, que son: a) las
resoluciones judiciales firmes; b) las actas de conciliación judicial; c)los
laudos arbitrales firmes que, haciendo las veces de sentencia, resuelven
un conflicto jurídico de naturaleza laboral; d) las resoluciones de la
autoridad administrativa de trabajo fi rmesque reconocen obligaciones;
e) el documento privado que contenga una transacción extrajudicial; f) el
acta de conciliación extrajudicial, privada o administrativa; y g) la
liquidación para cobranza de aportes previsionales del Sistema Privado
de Pensiones. Décimo Segundo: En el caso de autos, se advierte que es
materia de ejecución por parte del demandante la Resolución Directoral
N° 045-2012-MTPE/1/20.4 de quince de enero de dos mil trece, emitida
por la Dirección de Inspección del Trabajo del Ministerio de Trabajo y
Promoción del Empleo. Décimo Tercero: Respecto a la “obligación
expresa”, de la revisión de la Resolución administrativa, citada, que
corre en fojas cincuenta y ocho a sesenta y uno, se advierte que la
obligación está referida al registro en planillas de pago, entre otros del
demandante, acción que es clara e individualizable; por lo que se,
corrobora la obligación expresa. Décimo Cuarto: En cuanto a la
“obligación cierta”, se verifica que la obligación contenida en la
Resolución administrativa, referida, se encuentra sustentada en una
normal legal vigente, la cual es la Ley Orgánica de Municipalidades, Ley
N° 27972, además de sustentarse en principios jurídicos; en
consecuencia, se corrobora la obligación cierta. Décimo Quinto: En
referencia a la “obligación exigible”, tema de controversia, y sustento de
contradicción de la demandada, conforme se verifica del expediente y lo
expuesto por las instancias de mérito, se debe tener presente, que la
Resolución Directoral N°045-2012-MTPE/1/20.4, ha sido emitido bajo un
órgano administrativo, que actúa en última instancia, de acuerdo al
artículo41° de la Ley General de Inspección del Trabajo, Ley N°
28806,motivo por el cual, no cabe impugnaciones mediante recursos
administrativos, debiendo entenderse dicha decisión como acto
definitivo. Décimo Sexto: No obstante, se debe tener presente lo
dispuesto en el artículo 25° del Texto Único Ordenado que regula el
Proceso Contencioso Administrativo, Ley N° 27584, modificado por el
Decreto Legislativo N° 1067, aprobado por Decreto Supremo N°013-
2008-JUS que prescribe: “La admisión de la demanda no impide la
vigencia ni la ejecución del acto administrativo, salvo que el Juez
mediante una medida cautelar o la ley, dispongan lo contrario”. Décimo
Séptimo: Bajo ese contexto, de las instrumentales que corre en fojas
ciento cuatro a ciento seis, así como lo expuesto por la demandada en
su escrito, que corre en fojas ciento trece a ciento veinticuatro, se
advierte que ha sido impugnado vía contencioso administrativo la
Resolución Directoral N° 045-2012-MTPE/1/20.4, que pretende ser
ejecutada por el demandante, situación que no suspende la ejecución
del referido acto administrativo. Décimo Octavo: Sin embargo, teniendo
en cuenta lo expuesto en el considerando quinto, se advierte la
existencia de la Resolución número dos de veinticinco de noviembre de
dos mil catorce, que corre en fojas cuarenta y nueve a cincuenta y tres
del cuadernillo del expediente signado con el número 14922-
2013,emitido por Veintiocho Juzgado Especializado de Trabajo
Permanente de la Corte Superior de Justicia de Lima, que
declaró:“fundada la medida cautelar innovativa solicitada por la
Municipalidad Distrital de San Isidro; por tanto ORDENÓ se suspenda
provisionalmente y hasta las resultas del proceso principios los efectos
de la Resolución Sub Directoral N° 602-2012-MTPE/1/20.43del 09 de
agosto del 2012 y de la Resolución Directoral N° 045-2012-MTPE/1/20.4
del 15 de enero de 2013(…)”. Décimo Noveno: Siendo así, habiendo una
medida cautelar que suspende los efectos de la Resolución Directoral N°
045-2012-MTPE/1/20.4 de quince de enero de dos mil trece, y en
concordancia con lo dispuesto en el 25°del Texto Único Ordenado que
regula el Proceso Contencioso Administrativo, Ley N° 27584, modificado
por el Decreto Legislativo N° 1067, aprobado por Decreto Supremo N°
013-2008-JUS, resulta inexigible la obligación contenida en la
Resolución Administrativa, referida. Vigésimo: En ese sentido, se
evidencia que la Sala Superior ha infraccionado los artículos 690-D°,
incorporado por el Decreto Legislativo N° 1069, y 689° del Código
Procesal Civil, en consecuencia corresponde declarar fundada las
causales denunciadas por la demandada. Por estas consideraciones:
DECISIÓN: Declararon FUNDADO el recurso de casacióninterpuesto
por la demandada, MUNICIPALIDAD DISTRITAL DE SAN ISIDRO,
mediante escrito de veintinueve de agosto de dos mil trece, que corre en
fojas ciento ochenta y cinco a ciento noventa ydos; en consecuencia
CASARON la Resolución de Vista de fechauno de agosto de dos mil
trece que corre en fojas ciento setenta aciento setenta y cuatro; y
actuando en sede de instancia,REVOCARON Resolución apelada de
fecha tres de junio de dos miltrece, que corre en fojas ciento treinta y
tres a ciento treinta y cinco,que declara infundada la contradicción
deducida por la demandada;REFORMÁNDOLA DECLARARON fundada
la contradicción; enconsecuencia ORDENARON se suspenda la
ejecución en tanto seresuelva en defi nitiva el proceso principal en
donde se dictó lamedida cautelar; DISPUSIERON la publicación de la
presente resolución en el Diario Ofi cial “El Peruano” conforme a ley; en
elseguido por el demandante, Gabriel Casavilca Cerdan, sobreejecución
de resolución administrativa; interviniendo como ponente,el señor juez
supremo Malca Guaylupo y los devolvieron. S.S. ARÉVALO VELA,
YRIVARREN FALLAQUE, ARIAS LAZARTE, DE LA ROSA
BEDRIÑANA, MALCA GUAYLUPO C-1366694-18
CONCLUSIONES

1. La obligación es el vínculo jurídico impuesto a la voluntad de un


individuo para la subordinación de un interés propio a un interés
ajeno; subordinación de un interés que se produce mediante un
vínculo impuesto a la voluntad del deudor.

2. El reconocimiento de la obligación consiste en la declaración del


deudor por la cual acepta que asumirá una obligación ya existente;
formalmente debe observar la forma determinada; así las partes
pueden haber pactado escritura pública o similar; debe diferenciarse
de la prueba anticipada por la cual procesalmente se requiere a una
persona bajo apercibimiento del artículo 296 del Código Procesal
Civil.
3. En la legislación del Código Civil Peruano, el reconocimiento de las
obligaciones viene a tener una regulación en cuanto a su
determinación en modo expreso mediante los medios reconocibles
de testimonio que contempla las obligaciones derivadas de la
voluntad del testador; como de los contratos y escrituras públicas en
que se puede llegar a acordar las obligaciones inter- partes de un
acto comercial o económico.
4. De acuerdo al derecho comparado se llega a dar una importancia
fundamental a la formalidad y procedimiento con que se debe llegar a
efectuar el reconocimiento de obligaciones; como una forma de
garantizar y compenetrar a las partes a cumplir con sus prestaciones
correspondientes conforme a lo que acuerden.

5. La obligación de dar es la que tiene por objeto la entrega de cosa


mueble o inmueble, con el fin de constituir sobre ella derechos
reales, o de transferir solamente el uso o la tenencia o de restituirlo a
su dueño". Las obligaciones de "dar", junto con las de "hacer", son
positivas.

6. Las obligaciones de hacer, por la naturaleza de la prestación son


obligaciones positivas, junto con las de dar, y consisten en la
realización de un servicio o varios, o de un acto determinado. Pueden
consistir en la realización por parte del obligado o deudor de una
actividad de trabajo material, intelectual puramente, o mixto, a que se
compromete en beneficio del acreedor o de un tercero o terceros.

7. El efecto de una obligación radica en que el acreedor tenga el


derecho de exigir la prestación, y en la necesidad de que el deudor
cumpla la prestación, objeto de aquélla, en el modo o forma en que
se hubiera estipulado o la ley lo determine.

8. El acto de la transmisión de obligación será todo contrato que tenga


como función económica la transmisión de titularidades: así la
compraventa, donación o permuta. Esta afirmación, sin embargo,
puede ser discutida si tenemos en cuenta el artículo 1529 del Código
Civil peruano de 1984 que describe la relación de compraventa de la
siguiente manera, por la compraventa el vendedor se obliga a
transferir la propiedad de un bien al comprador y éste a pagar su
precio en dinero.
RECOMENDACIONES

1. Es esencial de que el artículo 1205 del Código Civil Peruano sea


modificado y complementado con los aportes de formalidad y
procedimiento de ejecución del reconocimiento de obligaciones, que
en la legislación argentina y española, determinan al respecto.
2. Se sugiere acopiar la jurisprudencia así como los plenos
jurisdiccionales que se generen al respecto, a efectos de sistematizar
el desarrollo de estos temas y comprender la forma en que se viene
desarrollando desde la jurisprudencia nacional.
BIBLIOGRAFÍA

OSTERLING, FELIPE Y CASTILLO, MARIO (2012).


RECONOCIMIENTO DE LAS OBLIGACIONES.
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1988.

CODIGO CIVIL
EDICIÓN OFICIAL
LIMA PERU
1999

GUSTAVO PALACIO PIMENTEL


LAS OBLIGACIONES EN EL DERECHO CIVIL PERUANO
HUALLAGA. EDITORIAL

LIMA PERÚ

JUNIO 2002

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