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MATERIA: HISTORIA DEL PENSAMIENTO POLITICO

Lic.: SONIA LLANOS LLANOS

TEMA: PODER TEMPORAL VS PODER ESPIRITUAL

GRUPO Nº:

1.- situación Europa en el Siglo XI

La Antigüedad clásica está dominada por el influjo de la civilización


greco-latina sobre el resto de Europa. La fragmentación política de
Europa y los sucesivos intentos forzados de unificación sumieron al
continente en numerosos conflictos y guerras durante la Edad Media,
como la guerra de los cien años (que duro más de un siglo).

El siglo 11 marca en Europa la culminación del feudalismo con su


característico ordenamiento jerárquico procedente del ejercicio de la
propiedad territorial en el cual los propietarios de la tierra unidos en un
ordenamiento de relaciones de señoreaje y vasallaje que dan lugar a la
conformación de rangos infranqueables, superiores e inferiores, revelan
el poderío político y económico de cada estrato señorial.

El Derecho feudal, en esta forma, consagra la prepotencia de los demás


fuerte sobre los débiles y desposeídos, justificando la calificación de que
solamente se trata de un “derecho de puño”, que afirmaba rotundamente
los privilegios de los feudales, por una parte, y sus abusos contra los
siervos y aun contra sus vasallos, por otra.

Hacia el año 3000 a.c., por influencia dela cultura del Medio Oriente, en
la isla de Creta surgió una civilización que construyo un imperio marítimo
que abarco a todo el mar Egeo, y que comercio con Egipto y el Levante.

En este periodo, y en particular desde el Concilio de Nicea en adelante,


el Cristianismo desarrollo fuertes estructuras jerárquicas, además de
desarrollar fuertemente la doctrina y los dogmas de fe. En ese sentido, el
cristianismo empezó a desarrollar la fisonomía que presentaría la Iglesia
durante la Edad Media.

2.- Estado Iglesia de la Edad Media

Las concepciones de la patrística medioeval que divulgaron los dogmas


religiosos, afirmando la tendencia de convertirlos no solamente en las
leyes que rigen la existencia de todas las cosas del universo, sino también
en las normas que deben regir indiscutiblemente la sociedad,
fundamentaron en el aspecto político la tentativa de dar vigor a la
conformación definitiva de un Estado-Iglesia. La Teoría de “Las dos
Espadas” fue el punto de partida. En esa época se concibió la sociedad,
solamente como sociedad cristiana en la que estaban incluidas todas las
personas y que por disposición divina era bicéfala: tenía dos cabezas que
era el papa y el emperador, dos autoridades que eran la autoridad
espiritual de los sacerdotes y la autoridad temporal de los reyes; sin
embargo esta dualidad no implicaba, en el concepto de aquella época una
división de la sociedad en dos cuerpos distintos, porque tanto el papa con
el emperador, estaban inevitablemente al servicio de Dios. No existía
como consecuencia, una delimitación clara entre Estado y Iglesia, y todos
los hombres estaban forzosamente incluidos en ambas instituciones.

Por eso es que en la práctica no hubo separación de ambas entidades;


hubo un Estado-Iglesia que mezclaba los poderes, las autoridades y hasta
los súbditos, todo lo cual era producto de los hechos: hubo papas que
ejercieron el poder temporal en Roma en los días de su decadencia;
además posteriormente, los dignatarios de la Iglesia figuraron entre los
dignatarios temporales con facultad de declarar y promulgar leyes;
muchos fueron consejeros y ministros de la corona y por último, los
obispos podían reprender en lo moral a los reyes y recibirles el juramento
de investidura, el cual, como todo lo moral, caía dentro de la jurisdicción
moral de los sacerdotes.

3.- Ofensiva de la Iglesia: Posición de Gregorio VII

En estas luchas, la legitimidad del papado quedo fuera de toda discusión,


pero Gregorio VII tenía un concepto especial acerca de sus funciones,
que fue uno de los motivos, sino el origen mismo de su conflicto con el
emperador.

Según Gregorio VII el papa era la cabeza soberana de toda la Iglesia por
decisión y mandato del apóstol Pedro, y por eso solo el papa podía erigir
y deponer obispos convocar a concilios; era también derecho exclusivo
del papa ejecutar sus propios decretos que por otra parte, nadie podía
anular ni revocar, que cualquier asunto que llegase a conocimiento del
poder pontificio no podía ser juzgado por ninguna autoridad. Gregorio VII
demostraba en esta forma que un gobierno de la Iglesia era concebido
por, no a la manera de una monarquía feudal, sino a la del imperio
romano tradicional.

El Papa era pues, para Gregorio VII un monarca absoluto y sometido


solamente a Dios y la ley divina; en cambio un gobernante civil era
cristiano y por esta su condición era dependiente de la autoridad de la
Iglesia en cuestiones morales y espirituales. Toda esta posición de
Gregorio VII no era demostración patente del derecho de la Iglesia,
universalmente aceptado, para ejercer jurisdicción incontestable en
materia espiritual.

4.- Derecho de deposición al emperador


Gregorio VII conocía que la investidura de los obispos por el poder
temporal había dado lugar a muchos abusos y principalmente a la
consumación de la simonía consistente de la venta de cargos
eclesiásticos de alta jerarquía para obtener ganancias considerables. La
prohibición de la investidura por las autoridades laicas tenía como
finalidad de contener el escándalo de la simonía, y para hacer efectiva su
prohibición, el papa declaro contumaz al emperador, lo excomulgo,
expulsándolo de esta manera de la comunidad cristiana y en
consecuencia relevo a los súbditos del emperador, del juramento de la
lealtad que había prestado.

Gregorio VII planteo en esta forma, el principio de que la excomunión


importaba el derecho deliberar a los súbditos de su juramento y
prácticamente, era el derecho de deponer al emperador. Sin embargo
esta medida no implicaba la usurpación de poder temporal por el jefe de
la Iglesia.

En conclusión, Gregorio VII pretendía ejercitar sobre el emperador el


mismo derecho de la disciplina moral que sobre cualquier cristiano,
basado en la tradición de que Cristo había dicho a su discípulo Pedro:
“Lo que atares en la tierra será atado en el cielo, y nadie lo desanudara”,
de donde se afirmaba que surgía la superioridad del poder espiritual sobre
el poder temporal.

5.- Defensa del Estado

En este conflicto, la posición de Enrique IV y en general del poder


temporal, en resguardo del Estado fue de simple carácter defensivo.

Enrique IV sostenía que el derecho de investir a los obispos, provenía del


statu-quo surgido entre la iglesia y el Estado como consecuencia de la
teoría de “las dos espadas”. Por otra parte el emperador afirmaba
invocando la autoridad de los padres de la iglesia, que todo poder sea del
papa o del emperador provenía de Dios y no le había sido envestido a
través de la iglesia. Por consiguiente, el emperador era responsable del
ejercicio de su poder solamente ante Dios, quien era el único juez que
había de examinar sus actos, no pudiendo ser depuesto sino por el delito
de herejía flagrante.

Además, era un principio de la religión cristiana que “lo que Dios había
dado, solo Dios puede quitarlo” y en consecuencia, el emperador solo por
Dios podía ser despojado de su poder y de su dignidad.

Enrique IV afirmaba que Gregorio VII, con su actitud, estaba violando el


principio el principio de “las dos espadas” que, por otra parte del poder
temporal se exponía afirmado que las dos espadas en lo temporal y lo
espiritual no fueron entregadas por la divinidad al papa para que este
transmitiera una de ellas al gobernante laico, sino que las dos espadas
fueron entregadas simultáneamente, una al papa y otra al emperador
como signo de autoridades distintas y de la misma jerarquía.

6.- Santo Tomas de Aquino y la Sociedad Humana

Para el pensamiento tomista la sociedad es un sistema de fines y


propósitos donde todo lo inferior debe servir y ser dirigido por lo superior
y cuya esencia consiste en un cambio mutuo de servicios para hacer la
vida buena contribuyendo al bien común y para esto es menester que la
sociedad tenga un sector dirigente, forma similar al alma que rige el
cuerpo material.

Siguiendo a San Agustín, Tomas de Aquino sostiene que Dios Ha creado


a los hombres datados de libertad, pero que la esclavitud a sobrevenido
en castigo de sus pecados. Por otra parte los esclavos, tal como lo
expuso Aristóteles, son necesarios para las tareas de la economía
doméstica. Estos argumentos fundamentan la justificación de la
jerarquía feudal y de la desigualdad, y hace una clasificación o división
de personas y las clasifica en clase inferior, media y superior y la debe
gobernar es la nobleza la cual, por nacimiento tiene inclinación a virtud.

7.- El Estado y el Derecho para el Tomismo

El Estado tanto como el derecho fueron considerados en el pensamiento


de Santo Tomas de Aquino y otros filósofos para crear el tomismo.

TOMISMO.- Es doctrina y escuela filosófica-teológica de Santo Tomas de


Aquino (1225-1274), basada principalmente en el hecho de que la
filosofía, a pesar de ser una ciencia independiente, debe dejarse guiar por
el saber revelado por Dios.

La filosofía tomista dejo precisado: la afirmación del valor de la


experiencia en la adquisición de la fe y la ciencia, el concepto del alma
como sustancia destinada a completarse en el cuerpo sin perder su
naturaleza espiritual e inmortal, el concepto de un bien infinito para mover
la voluntad y el de la libertad en función de la racionalidad.

EL ESTADO SEGÚN LA FILOSOFIA TOMISTA.-

Destaca la importancia del Estado como institución natural fundamental


para el hombre, ya que este ha nacido para ser un ser social. El estado
según Tomas de Aquino se encuentra prefigurado en la naturaleza
humana y como la propia naturaleza es creada por Dios.

La razón como esencia básica de la naturaleza humana permite según


Tomas de Aquino, reconocer cuales son las reglas comunes e
indispensables para el desarrollo ético de los hombres, siempre en
consonancia con los principios de la propia naturaleza. Las reglas que
regulan a esta, reciben el nombre de leyes naturales.

EL DERECHO SEGÚN LA FILOSOFIA TOMISTA.- Se cree que el


(derecho) es “la misma cosa justa”. Por lo tanto las leyes son solo
instrumentos par el bien común y solo validas cuando se adecuan a lo
justo. Pero la ley es un precepto de la razón en vista del bien común.

8.- Renovación de conflicto entre el Estado y la Iglesia

El conflicto entre el papado y el poder temporal no desapareció después


de Gregorio VII e Inocencio III, recrudeció entre los siglos XIV y XV y a
través de esta lucha se advierten tres fases específicas: en la primera se
desarrolla plenamente la teoría del imperialismo papal, que fue derrotada
por la unidad del reino francés; en la segunda etapa se realiza un
esfuerzo por limitar el poder espiritual solamente a sus funciones de
salvación ultraterrena de las almas; esfuerzo que principalmente estuvo a
cargo de los Guillermo de Ockam y Marcelo de Padua. La tercera fase es
aquella que revela un conflicto interno en la Iglesia, con tendencia a la
abolición del absolutismo papal para convertirlo en monarquía
constitucional, tendencia que cristaliza en la teoría de los concilios.

9.- Fracaso del Estado-Iglesia y la teoría conciliar

En esta fase de la controversia entre los dos poderes, el poder


eclesiástico en una tentativa de forzar la solución a su favor, pretendió
avanzar definitivamente sobre el poder temporal y este, en defensa de
sus prerrogativas y de su esencia misma, se vio obligado de limitar al
pontificado a las cuestiones de mera conciencia y moral, haciéndolo
dependiente del brazo secular en todo aquello que fuese temporal y
requiriese de poder coactivo.

Como consecuencia, el poder temporal paso vigorosamente a la ofensiva


y el resultante fue que la tendencia del Estado-Iglesia en el cual el papel
dirigente y decisivo sobre el gobierno dela comunidad debía tenerlo la
iglesia, fracaso por completo.

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