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En este primer tipo de enunciado, de carácter a priori, podemos afirmar que lo que se
dice es verdad en la medida que la suma de los ángulos de cualquier tipo de triángulo
(siempre y cuando sus lados sean rectos) será siempre 180º, pues se corresponde el
enunciado con la realidad de la cosa. Sin embargo, tenemos otro tipo de enunciados
como es el siguiente caso:
2. “El centro del universo es la La Tierra y todos los demás astros giran en torno a
ella”.
Dicha afirmación podría ser tachada por nosotros como falsa, en la medida de que
conocemos los avances astronómicos del Renacimiento y el famoso Giro Copernicano
bajo el cual se determinó que el planeta Tierra no es estático, no es el centro del
universo y que gira en torno al Sol. Así pues, este juicio es a posteriori, pues su valor de
verdad depende de la experiencia del hombre respecto a dicha realidad. En esa
medida, si bien hoy ya sabemos que la proposición es Falsa, en algún otro contexto,
bajo la experiencia de los sujetos de conocimiento de otro tiempo, por ejemplo el siglo
XII, se pudo haber afirmado con vehemencia que dicho juicio era Verdad, e inclusive
su refutación llegó a costar vidas. De tal manera que sería importante distinguir entre
verdades ontológicas (aquellas que existen per se), y verdades epistémicas (aquellas
que dependen de un sujeto de conocimiento), ya que las primeras, como se ha podido
ver son estables y fijas; mientras que las segundas son relativas al sujeto y a su
contexto de emisión. Es por ello que resulta relevante la fórmula que utiliza John
Searle en La Contrucción de la Realidad Social, en la cual entiende que existen un serie
de “Hechos en Bruto”, los cuales no dependen del conocimiento humano, frente a una
serie de “Hechos Institucionales”, los cuales se originan en los Actos de habla (Teoría
de Searle basada en Austin) y adquieren valor de verdad bajo ciertos contextos de
emisión. Es así como Searle, para estos hechos institucionales determinó la fórmula “X
vale como Y en el contexto C”. Entendiendo que la verdad no solo depende de la
realidad, sino de la construcción social bajo la cual se ha determinado que cierto juicio
epistémico es “Verdadero” o “Falso”. Es el caso de una afirmación del tipo: