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EL GESTO Y LA PALABRA.

André Leroi-Gourhan

CAPÍTULO 1. La imagen del hombre

Una de las preocupaciones fundamentales del hombre ha sido la búsqueda de sus orígenes. Esta
necesidad de ahondar en las raíces es tan poderosa que sin duda trasciende la simple curiosidad.
La búsqueda del misterio de los orígenes y los sentimientos en que ella se funda, nacieron con los
primeros destellos de la reflexión: ya el hombre de Neanderthal, hacia el fin de su larga historia,
recogía fósiles y piedras con formas curiosas.
Sería vano pretender escapar a una necesidad fundamental tan poderosa como la que lleva al
hombre a volverse hacia sus fuentes, pero el análisis de ellas resulta tal vez más lúcido y
ciertamente más rico si se busca no solamente saber de dónde viene el hombre, sino también
dónde está y hacia dónde se dirige. Sobreentendida por una metafísica religiosa o por una
dialéctica materialista, la prehistoria no tiene otra significación real que la de situar al hombre
futuro en su presente y su más lejano pasado.

EL PERÍODO PRECIENTÍFICO
Su experiencia y la exploración antropológica conducían a definirse como el objeto central del
mundo vivo, pero su visión era esencialmente etnocentrista. Es en ese efecto, el etnocentrismo, lo
que define mejor, la visión precientífica del hombre. En numerosos grupos humanos la palabra
que sirve para designar el grupo étnico es: “el hombre”.
En lugar de colocar a los hombres al extremo de una línea evolutiva, el pensador precientífico
considera como hombres esenciales a los que constituyen su propio núcleo étnico, más allá del
cual aparecen seres cuya humanidad es menor y se compone de hibridaciones cada vez más
extrañas (como el mono).
La exploración del espacio, antes que la exploración del tiempo, había de modificar esta imagen. El
siglo XVI apunta a la desaparición de los monstruos: el descubrimiento de un universo más y más
grande, poblado de hombres diferentes por el color o por las costumbres, pero de todas maneras
humanos, salvajes o civilizados, construidos sobre un modelo común, introduce poco a poco una
imagen racional de la humanidad. Es el momento, además, en que la escala del tiempo comienza a
adquirir cierta profundidad.
LOS SIGLOS XVII Y XVIII
La anatomía comparada comienza a desarrollarse. Las preocupaciones sobre la naturaleza del
hombre son más que un episodio en el movimiento racionalista que debía impulsar la civilización
tradicional. Las ideas han sobrepasado los hechos y que las consecuencias del origen zoológico del
hombre habían sido deducidas más de un siglo antes de aparecer el primer fósil humano.
Los dos problemas que iban a inflamar el siglo XIX: la posición zoológica del hombre y el carácter
vertiginoso de las épocas geológicas.
El error más grave y más persistente, fue el de establecer una línea recta que unía a nosotros, por
intermedio de los neanderthalenses, el cuarteto de antropoides actuales: el gorila, el chimpancé,
el orangután y el gibón.
Hacia 1880, el hombre desciende del mono con la mediación del antropopiteco, del cual el hombre
de Neanderthal ofrece una imagen considerada como verosímil. No se conoce bien dónde
establecer el momento geológico e la aparición.
Las grandes visiones juntas apoyaron en documentos falsos o inexistentes, el error nacía de la
interpretación abusiva de los caracteres de los monos actuales, no del postulado de la existencia
de formas humanas muy primitivas.
Los ojos veían sólo aquello que estaban preparados a ver y no había llegado la hora de comprender
lo que separa radicalmente la descendencia humana de la de los antropoides.
Esta reconstrucción, que abunda en inverosimilitudes de detalle, ofrece una silueta del antepasado
humano poco diferente de la que se le podría prestar actualmente: tiene la frente muy baja, el
mentón muy deprimido, aspecto muy hosco y postura casi erguida. La paleontología se ha
empeñado en el compromiso entre el antropoide y el homo sapiens.
EL SIGLO XX (1900-1920)
Los diez primeros años del siglo XX fueron marcados por la más importante serie de
descubrimientos de hombres primitivos. La paleontología humana se ha convertido en una ciencia
y por la prehistoria ha hecho considerables progresos. Cuando se examinan los trabajos de los
grandes paleontólogos de comienzos de este siglo, no se puede evitar el impacto causado por el
rigor científico de sus análisis y por la pertenencia con que han definido, en relación a nosotros y a
los monos, las formas antiguas de humanidad que les eran conocidas. El mono ha trastornado la
serenidad de las investigaciones. Partiendo de la idea del siglo XVIII sobre el parentesco entre el
hombre y los grandes primates, la paleontología humana, no podía imaginar más que sacar la
media entre los monos que conocía y el homo sapiens.
La tendencia que tienen los fósiles es seguir la imagen que uno les pide ilustrar: el único fósil
intacto en las relaciones del cráneo y de la cara era también el único que se negaba a seguir con el
movimiento de una evolución “normal”.
El venerable antepasado tenía un cerebro pequeño y una cara grande, pero caminaba erguido y
sus miembros tenían las proporciones que se conocen al hombre.
DESPUÉS DE 1920
Se sustituía la hipótesis del antropopiteco, por la de un homínido inhallable pero con inteligencia y
venido de no se sabe dónde, en un mundo en el que se retardaban los diversos prehomínidos de
frente plana. Podía considerarse que, para 1950, la imagen del hombre primitivo en vías de
transformarse profundamente.
LOS CRITERIOS DE HUMANIDAD
¿Cuál es la imagen que puede uno hacerse que reúna los criterios comunes a la totalidad de los
hombres y a sus antepasados? El primero y el más importante es la posición vertical que fue el
último cuya realidad haya sido admitida. Todos los fósiles conocidos, aún siendo tan extraños
corolarios del primero: la posesión de cara corta y manos libres durante la locomoción. Ha sido
necesario esperar estos últimos años para comprender el vínculo que existía entre la posición
vertical y la cara reducida. Las proporciones faciales dependen de los caracteres de la dentadura.
Los caracteres dentarios de este fósil dejan suponer que ha podido tener una cara más reducida de
la que se le podría atribuir a un mono. La libertad de la mano implica una actividad técnica
diferente de la de los monos, y su libertad durante la locomoción, unida a una cara corta. Posición
del pie, cara corta, manos libres durante la locomoción y posesión de útiles son los criterios
fundamentales de la humanidad. La importancia del volumen del cerebro no intervendría luego,
está ligado en el desarrollo de las especies; el desarrollo cerebral es un criterio secundario. Una vez
alcanzada la hominización, desempeñará un papel decisivo en el desarrollo de la sociedad, en el
plano de la evolución estricta, es correlativo a la posición vertical, y no primordial.
La situación del hombre aparece como condicionada por la posición vertical. Desde los orígenes, la
columna vertebral, la cara y la mano están ligadas. La situación creada por la posición vertical en
los hombres representa una etapa en la vía que va del pez al homo sapiens, pero sin que ello
implique en absoluto que el mono desempeñe el papel de enlace. Desde que la posición vertical
queda establecida, ya no hay más mono y por consiguiente, más semihombre. La relación entre la
cara y la mano permanece tan estrecha en el desarrollo cerebral como en el pasado: el útil para la
mano y el lenguaje para la cara son dos polos de un mismo dispositivo.
Prolongación del cuerpo anatómico. Las separaciones de especies y de razas se encuentran
sumergidas en el homo sapiens por las etnias.

CAPÍTULO 2. El cerebro y la mano


La mano que libera la palabra es a lo que ha llegado la paleontología. Se habla de “liberación” para
caracterizar la evolución hacia las cimas de la conciencia humana. Se cree asistir a una serie de
liberaciones sucesivas: la del cuerpo entero en relación con el elemento líquido, la de la cabeza en
relación con el suelo, la de la mano en relación con la locomoción y la del cerebro con relación a la
máscara facial. Cada “liberación” marca una aceleración cada vez más considerable.
Se podría considerar la movilidad como el rasgo significativo de la evolución hacia el hombre. La
locomoción será considerada como el hecho determinante de la evolución biológica.
ORGANIZACIÓN DINÁMICA DE LOS ANIMALES
A pesar de este carácter general de movilidad, el mundo animal, desde los orígenes, comporta una
proporción importante de especies que se adaptaron a la captura inmóvil de los alimentos. Por
esto, las especies animales se dividen en dos tipos de organización dinámica: uno, donde el cuerpo
está construido según un plano de simetría radial (ofrecen la imagen de una organización donde la
locomoción no desempeña ningún papel, adopción de un modo de vida que desemboca en una vía
de evolución diferente de la de las especies móviles. Estas formas, conducidas por la evolución
animal inferior, revisten solo un interés de comparación) el otro, donde las partes del cuerpo se
ordenan según un plano de simetría bilateral (está ligada al desarrollo de la tesis por vías de
consecuencias sucesivas, la que conduce hasta el hombre. A partir de la adquisición del
movimiento y hasta nuestros días, el dispositivo animado reviste la misma estructura general. Así
se creó, gracias a la polarización de diferentes órganos, un campo anterior en el cual se desarrollan
operaciones complejas de la vida de los animales).

CAPÍTULO 7. La liberación de la memoria


ESPECIE Y ETNIA
Desde el siglo XVIII, la filosofía se ha encontrado entre dos actitudes ante las relaciones existentes
entre sociedad animal y sociedad humana: la de la identidad esencial de los dos mundos, y la de su
disparidad. Estos dos puntos de vista se desprenden de una misma corriente que remonta a los
orígenes de la filosofía: la percepción de la oposición entre lo material y lo espiritual. La oposición
entre naturaleza y cultura, zoológico y sociológico resurge con constancia.
En el pensamiento científico se percibe, en dos vías diferentes, las mismas actitudes en la
búsqueda de las funciones del instinto y de la inteligencia, y en la división entre lo natural y lo
cultural. La primera de estas dos vías ha sido la de la psicología animal, la segunda de la de la
etnología.
El grupo sobrevive mediante el ejercicio de una verdadera memoria, en la cual se inscriben los
comportamientos; en el animal, esta memoria peculiar a cada especie reposa sobre el aparato muy
complejo del instinto; en los antrópidos la memoria propia a cada etnia reposa sobre el aparato no
menos complejo del lenguaje.
La especie es la forma característica del agrupamiento animal y la etnia, la del agrupamiento de los
hombres, a cada uno de los cuerpos de tradiciones debe corresponder una forma de memoria
particular.
INSTINTO E INTELIGENCIA
Ni el instinto ni la inteligencia pueden ser considerados como causas, sino como efectos. El instinto
no explica el comportamiento instintivo, sino que caracteriza filosóficamente el resultado de
prácticas complejas y de orígenes variados. El instinto se situaría, para el individuo, en la
encrucijada de sus medios específicos y de las causas exteriores de su despliegue en las cadenas
operatorias, las causas exteriores actuando a la vez como educación y estímulo.
Frente al instinto y a la inteligencia, los seres vivos podrían agruparse en tres tipos. El primero sería
el de los invertebrados inferiores, con un sistema cerebral muy elemental, donde los programas se
constituyen en cadenas cortas y esteriotipadas de actos muy sencillos, los cuales traducen el
equilibrio del organismo con su medio. El segundo tipo podría ser representado por los insectos
cuyo comportamiento parece implicar la existencia de programas muy complicados, acarreando la
formación de una memoria acondicionada. El tercer tipo sería el de los vertebrados. Nos
encontramos con el comportamiento de los invertebrados inferiores. Podría agregarse que los
actos realizados una primera vez por tanteos sucesivos se inscribirían bajo la forma de programas
en una serie de memorias y que, luego, el juego de estas diferentes memorias desencadenaría la
realización de cadenas operatorias complejas, llegando incluso a la modificación de los
comportamientos en el curso del desarrollo de las cadenas.
INSTINTO Y LIBERTAD
Lo que caracteriza al hombre, es que su cerebro es un aparato de confrontaciones. Las
manifestaciones operatorias del hombre se sitúan sobre un fondo instintivo muy importante,
hecho a la vez de dispositivos de regulación de los impulsos orgánicos profundos, comunes a todos
los individuos, y de dispositivos propios a la inscripción de programas operatorios cuyo detalle
puede variar de un individuo a otro. Este margen de variación individual, es un rasgo esencial de la
sociedad humana.
De los monos más evolucionados al hombre, la diferencia en la libertad de la opción en
cuantitativa; el antropoide no dispone nunca de un número limitado de programas y sus
confrontaciones son función de un aparato neurónico más reducido que el hombre: la diferencia
es cualitativa, la reflexión está ligada al lenguaje.
Desde el momento en el cual las cadenas operatorias están puestas en causa por la opción, ésta no
puede hacerse sin que intervenga una conciencia lúcida, ligada al lenguaje.
MEMORIA SOCIAL
La memoria construida individual y la inscripción de los programas de comportamiento personal,
son canalizadas por los conocimientos, cuya conservación y transmisión están aseguradas en cada
comunidad étnica por el lenguaje. Las posibilidades de confrontación y de liberación del individuo
reposan sobre una memoria virtual, cuyo contenido pertenece a la sociedad.
La ubicación de la memoria étnica fuera de la especie zoológica tiene como consecuencias la
libertad para el individuo de salir del cuadro étnico establecido y la posibilidad, para la memoria
étnica misma, de progresar. Cuando se comparan las sociedades humanas con las sociedades de
insectos, la inscripción genética de los comportamientos es dominante, lo cual obliga al individuo a
poseer todo el capital de los conocimientos colectivos y obliga a la sociedad a evolucionar sólo al
ritmo de la deriva paleontológica.
La ruptura del vínculo entre la especie y la memoria aparece como la única solución humana que
lleva a una evolución rápida y continua. El hombre ha adelantado su especialización hacia la
conservación de aptitudes muy generales.
El cerebro humano ha evolucionado de manera tal que es apto para pensarlo todo, habiendo
nacido prácticamente vacío. Al nacer, el individuo se encuentra en presencia de un cuerpo de
tradiciones propias a su etnia.
LA MEMORIA OPERATIVA
La formación de cadenas operatorias plantea el problema de las relaciones entre el individuo y la
sociedad.
La constitución de las cadenas operatorias depende del juego proporcional entre la experiencia
que da origen en el individuo a un acondicionamiento mediante “ensayo y error” idéntico al del
animal, y la educación en la cual el lenguaje toma una parte variable, pero determinante.
Tres planos pueden ser distinguidos en el comportamiento operatorio del hombre: el primero es
un plano profundo que interesa unos comportamientos automáticos directamente ligados a su
naturaleza biológica. El segundo plano es el del comportamiento maquinal que comprende unas
cadenas operatorias adquiridas por la experiencia y la educación, inscritas a la vez en el
comportamiento gestual y el lenguaje, pero desarrollándose en una penumbra. El tercer plano es
el del comportamiento lúcido sobre el cual interviene el lenguaje de manera preponderante, sea
que lleva a reparar una ruptura accidental en el desarrollo de la operación, sea que lleva a la
creación de cadenas operatorias nuevas.
Estos tres planos se encadenan en los diferentes niveles del comportamiento humano en unas
proporciones variadas y en ligazón directa con la supervivencia del dispositivo social.
LAS CADENAS OPERATORIAS MAQUINALES
Si existen pocos elementos para abordar los aspectos automáticos del comportamiento operatorio,
en cambio existe en las prácticas nacidas del ambiente colectivo, un campo de observaciones sobre
las influencias recíprocas del individuo y del medio. Todo lo que está regido por el sujeto entra en
su comportamiento operatorio.
Las cadenas operatorias maquinales son el fundamento del comportamiento individual;
representan en el hombre el elemento esencial de la supervivencia. No podemos imaginar un
comportamiento operatorio exigiendo una constante lucidez ni un comportamiento totalmente
condicionado, el cual no lo haría jamás intervenir; el uno porque conduciría a reinventar el menor
gesto, el otro porque correspondería a un cerebro completamente preacondicionado, y por
consiguiente inhumano.
CADENAS OPERATORIAS PERIÓDICAS O EXCEPCIONALES
La organización de la memoria colectiva es diferente cuando se trata de operaciones que van más
allá de las cadenas maquinales.
Las operaciones periódicas van más allá de la fijación maquinal y constituyen uno de los rasgos que
separan más radicalmente la sociedad humana de todo el resto del mundo zoológico.
EL COMPORTAMIENTO OPERATORIO GLOBAL
El comportamiento operatorio del hombre cubre unas manifestaciones muy complejas.
El hombre está más cerca del mundo animal de lo que permite pensar la oposición tradicional
entre la inteligencia y el instinto y está mucho más lejos de ello de lo que podría creerse en base a
las identidades sorprendentes que marcan las estructuras sociales de los animales con mayor vida
colectiva organizada.

CAPÍTULO 8. El gesto y el programa


El útil existe solamente en el ciclo operatorio. La noción del útil exige que se la vuelva a considerar
a partir del mundo animal, la acción técnica está presente tanto en los invertebrados como en el
hombre y no se la sabría limitar a sólo las producciones artificiales de las cuales tenemos el
privilegio. En el animal, el útil y el gesto se confunden en un solo órgano. El hecho de que el útil
humano sea amovible y que sus características sean no específicas sino étnicas, no cambia.
AJUSTAMIENTO DE ÚTIL Y DEL GESTO MOTOR
En el curso de la evolución humana, la mano enriquece sus modos de acción en el proceso
operatorio. La acción manipuladora de los primates, en la cual el gesto y útiles se confunden, se
continúa en los primeros antrópidos por la de la mano con motricidad directa, donde el útil manual
se ha hecho responsable del gesto motor. Las máquinas manuales anexan el gesto y la mano con
motricidad indirecta no aporta más que impulso motor. La mano desencadena un proceso
programado en las máquinas automáticas, las cuales no solamente exteriorizan el útil, el gesto y la
motricidad, sino que invaden la memoria y el comportamiento maquinal. Este ajustamiento del útil
y del gesto en unos órganos exteriores al hombre posee todos los caracteres de una evolución
biológica, se desarrolla en el tiempo, como la evolución cerebral, por adición de elementos que
perfeccionan el proceso operatorio sin eliminarse uno al otro.
LA MANIPULACIÓN
Las operaciones complejas de presión-rotación-traslación que caracterizan a la manipulación,
primeras en aparecer, han atravesado todos los tiempos sin trasposición. Siguen siendo todavía el
fondo gestual más corriente, privilegio de la mano muy arcaica y muy poco especializada del
hombre.
Los aparatos para agarrar, transportar y presentar en posición favorable, aparecieron solamente
con la alta industrialización, en las cadenas de montaje o los manipuladores automáticos.
LA MANO EN MOTRICIDAD DIRECTA
A la inversa de la manipulación, las acciones se han exteriorizado: la mano no desempeña más que
el papel de pinza a la extremidad de un dispositivo directamente motor, apropiado para las
percusiones de diferentes categorías. El papel de la mano es el de someter a la acción de os
dientes el objeto para explotar o prepararlo para su absorción alimentaria. Todo aquello que se
necesita para hacer la tecnicidad humana se encuentra ya presente y converge en el momento
cuando aparece el útil.
La mano en motricidad indirecta corresponde a una nueva liberación, el gesto motor se encuentra
liberado a una máquina manual, la cual lo prolonga o lo transforma.
El movimiento de la mano se encuentra transformado en su fuerza y en su dirección. Esta
aplicación muy simple de la motricidad indirecta en este útil que actúa sobre la dirección del
movimiento.
LA MANO DESPRENDIDA DE LA MOTRICIDAD
El impulso muscular mismo se desprende del cuerpo cuando aparece el uso de la motricidad
animal, la del viento y del agua.
El desprendimiento de la motricidad es la etapa mayor, tal vez no para el hombre, sino para la
sociedad detentora, colectivamente, de sus medios para actuar. El fenómeno es muy tardío: una
mutación del organismo externo ha sustituido en el hombre, el cuerpo fisiológico.
La máquina animal implica una participación muscular considerable. La motricidad se encuentra
desviada, orientada hacia la conducción del motor animal.
EVOLUCIÓN DE LAS CADENAS OPERATORIAS
La liberación técnica conduce a una reducción de la libertad técnica del individuo. Al pasar a la
motricidad industrial, la situación se modifica. Las cadenas operatorias son destinadas a llenar los
vacíos en el comportamiento de la máquina.
EL DESTINO DE LA MANO
La mano, en un comienzo, era una pinza para agarrar las piedras, el hombre ha constituido en
hacer de ella una pieza cada vez más hábil de sus pensamientos de fabricante.

PREGUNTAS
1- ¿Por qué decimos que el hombre no es comprensible sino en la totalidad terrestre y que
darle preeminencia al desarrollo del cerebro falseó la interpretación de los fósiles?

En el Siglo XX se trató de reconstruir la historia del homínido, de cómo fue ese proceso hasta
alcanzar la imagen del hombre que hoy conocemos.
La locomoción es el hecho determinante en la evolución del homínido. Hay criterios de la
humanidad, estos son: la posición erguida, vertical (bipedalismo) y sus corolarios (cara corta y
manos libres).
La relación entre la cara y la mano se relacionan con el desarrollo cerebral. El volumen del cerebro
es secundario, se da por la posición erguida e interviene luego en el proceso evolutivo.
El hombre no se hace comprensible hasta que no lo incorporemos en la totalidad terrestre.

2- ¿Cuáles son los criterios de la humanidad según el autor? ¿Qué quiere decir el autor
cuando expresa que la mano y la cara son dos polos del mismo proceso de
exteriorización?

Entre los criterios de la humanidad se encuentran: el primero y más importante es la posición


vertical (bipedalismo); la posesión de cara corta y manos libres durante la locomoción; la posesión
de útiles.
La relación entre la cara y la mano permanece estrecha en el desarrollo cerebral como en el
pasado: el útil para la mano y el lenguaje para la cara son dos polos de un mismo dispositivo, esto
es, que pertenecen a un mismo proceso de exteriorización.

3- Explicite el significado de la siguiente idea de Leroi-Gourhan: “Toda la evolución humana


concurre a situar fuera del hombre lo que en el resto del mundo animal responde a la
adaptación específica en tanto sitúa su memoria fuera de sí, en el organismo social”;
relaciónela son la distinción que establece con los tipos de agrupamiento de cadenas
operatorias y de memorias.

Se desprende del desarrollo filético y se sitúa fuera de sí, en el organismo social. Se conserva y
transmite por medio del lenguaje por la comunidad étnica: de comportamientos anatómicos
maquinales y lúcidos; cadenas operatorias maquinales y periódicas excepcionales.

4- Exprese los procesos de distanciación y ajuste del gesto y el útil

Los procesos de distanciación y ajuste del gesto y el útil son los siguientes: distanciamiento entre el
hombre y el medio que expresa en la separación del útil con la mano; la palabra en relación al
objeto; distancia de la sociedad respecto del grupo zoológico.
La mano enriquece durante el proceso evolutivo sus modos de acción en el proceso operatorio: la
acción manipuladora; la mano con motricidad directa; la mano con motricidad indirecta; la mano
desprendida de la motricidad; la mano desencadena un proceso programado.
Este ajustamiento del útil y del gesto en unos órganos exteriores al hombre posee todos los
caracteres de una evolución biológica, que se desarrolla en el tiempo, como la evolución cerebral,
por adición de elementos que perfeccionan el proceso operatorio sin eliminarse uno al otro.

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