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Arte en Honduras

D ebido a la posición geográfica de honduras, representa a través de las diferentes

tribus que la habitaron una variada y rica extensión de pinturas, o de expresión de


reinos antiguos así como lo vemos reflejado en las esculturas mandadas a edificar
en el reino de 18 conejo en lo que era la antigua ciudad maya hoy ruinas de copan.

También podríamos describir un tipo de arte colonial influenciada por los españoles
la cual es refleja hoy en día en las iglesias católicas a lo largo el país y en algunas
edificaciones de aquella época que siguen vigentes en la actualidad.

Periodo colonial

En el plano de la artes visuales y específicamente en lo que se refiere a la pintura


el núcleo de Comayagua desarrollo una política que se ha definido como compra de
bienes culturales, puesto que muchas de las obras denotan que fueron importadas,
esto se explica por el hecho de que gran parte de esta producción artística fue
donada por particulares; algunas obras son magníficas copias y otras, invenciones
afortunadas de los pintores locales.

La pintura de evangelización fue lo central del periodo y correspondiente a finales


del siglo XVI. XVII y aun XVII, desarrollada en las zonas apartadas y muy pobres.
Su planteamiento principal es la comunicación de un mensaje bíblico, un ejemplo
de esta pintura es el Lienzo de la Santísima Trinidad, guardado en el museo de arte
Religioso de Comayagua, en él se aprecia la identidad de las tres divinas personas
en blanco, rojo y azul. Para esta época vale destacar al pintor José Miguel Gomes
ya que fue el más destaco en cuanto a pintura se refiere, pero también se pude
mencionar a Blas de Mefa, Zepeda pintor de él San Miguel de Arcángel en la iglesia
de San Francisco, en Comayagua destacan los pintores Antonio Pérez y Antonio
Álvarez.
La escultura al igual que la pintura tiene una orientación profundamente religiosa,
en el último cuarto del siglo XVIII llega a Tegucigalpa uno de las más grandes
escultores ensambladores guatemaltecos a trabajar en la construcción de
aparroquia de San Miguel Arcángel de Tegucigalpa, se trata de Vicente Gálvez.

Siglo xx y la actualidad

De acuerdo a investigaciones, en la primera década del siglo XX hay una especie


de vacío con respecto a la pintura hondureña, en esa época no se encuentran
nombres representativos, aunque se realizaron algunas obras de cierto valor
artístico, recién en la década del 1910 comienza a perfilarse un grupo de pintores
de singular importancia entres los que se encuentra, Pablo Zelaya Sierra, Confucio
Montes de Ocoa, Carlos Zuniga Figueroa y Max Euseda.

Con fines estéticos o comunicativos el legado de nuestros artistas ha venido a


enriquecer el panorama cultural nacional e internacional de la plástica.

A grandes rasgos la historia del arte centroamericano y particularmente hondureño,


cuenta con una división por épocas que incluyen pre hispánica, colonial,
independencia (épocas contemporánea y reciente), con representantes en todas las
formas de expresión de las artes conocidas.

También se registran expresiones artísticas precolombinas y actualmente las etnias


vivas como los Tolupanes, Chortíes, Lencas, Tawahkas, entre otros, desarrollaron
diversas formas de expresión artística.

Durante la colonización española florecieron nuevas artes y técnicas en el país y se


impone el estilo Barroco y Rococó muchas de estas obras se encuentran
preservadas en la Galería Nacional de Arte.

EN LA ACTUALIDAD

Para José Jorge Salgado, magister en Gestión Cultural y director ejecutivo de la


Galería Nacional de Arte Honduras ha hecho grandes contribuciones no solo al arte
local, sino también al internacional.
“Muchos de nuestros artistas plásticos han trascendido y tienen una diversidad de
expresiones artísticas, por lo que están muy bien posicionados en el arte
latinoamericano, particularmente en el arte contemporáneo, abstracto o
expresionista”, explica Salgado.

Para el caso haciendo un breve recorrido por la historia del arte en Honduras nos
llevará indefectiblemente al maestro Pablo Zelaya Sierra, uno de los fundadores de
la pintura moderna centroamericana, egresado de la Real Academia de San
Fernando de Madrid.

Su obra más recordada es “Hermanos contra Hermanos”, finalizada unos días antes
de que muriera en el año 1932.

Ya en los años 30’s nos encontramos con José Antonio Velásquez, eminente pintor
primitivista y Arturo López Rodezno, fundador de la Escuela Nacional de Bellas
Artes y polifacético creador, ya que además de pintor y muralista, trabajaba el
dibujo, el grabado y la cerámica. Ambos dieron la cara en la década de los años 30.

Ya en el lapso de 1950 y 1960 aparece fulgurantemente Miguel Ángel Ruiz Matute,


quien con el arte a flor de piel elabora retratos de personajes políticos, diplomáticos,
escritores, así como su impecable pintura religiosa, maravillosamente trabajados
con la fuerza del color y el sosiego de la luz.

Por su parte Moisés Becerra, Gelasio Jiménez y Benigno Gómez también están
presentes en esos años con imponentes obras.

Becerra sigue consiguiendo un neofigurativismo luminoso y sencillo: Jiménez nos


ha heredado una obra misteriosa de pasta aterciopelada; Gómez con un embrollo
de formas que son tanto seres humanos como naturaleza, a base de color fuerte y
directo.

Ezequiel Padilla, Víctor López y Cesar Rendón pertenecen al denominado Taller de


La Merced, pertenecen a la década de los setentas y nos ofrecen obras que
corresponden a distintas fechas de su trayectoria artística, pero que sin duda
muestran las claves de un expresionismo de naturaleza política.

Julio Visquerra, Salvador Leary, Jesús Zelaya, Obed Valladares, Joel Castillo y
Rubén Villeda Bermúdez, son también de esa década, aunque con distintas formas
de crear.
Visquerra es de la idea de que el mundo es intensidad de color y fuerza tropical,
basándose en figuras maravillosas y exóticas.

Por su parte el costarricense Leary, ya fallecido, fue un trabajador de formas


abstractas. Zelaya sigue consiguiendo una figuración estilizada y dura a través de
la escultura, mucha de ella para el espacio público. Valladares es un maestro que
ha convertido la escultura en un quehacer profundamente estético y Castillo un
creador que reúne en un solo pincel las habilidades abstractas y la frescura del
paisaje.

Ya en los años 80’s nos traen a Gustavo Armijo, Óscar Mendoza, Jorge Iván
Restrepo, Regina Aguilar, Eduardo Alvarado Leiva, Chiqui Durón, Ulises Rivera,
Arnaldo Ugarte, Francisco Pinto, Marcelo Urtado, Cesar Milla, Paul Martínez y
Rafael Zepeda Molina, entre otros.

Unos representan el filo expresionista heredado en parte por el Taller de La Merced,


otros la naturaleza compleja de las formas, como Aguilar y Restrepo.

Alvarado Leiva tiene su mérito en el mural de Los Gobernante de Copan, realizado


con pan de oro.

Durón, Rivera, Pinto y Ugarte son amantes de la naturaleza, a través del retrato y el
paisaje.

Martínez tiene la fama de ser ante todo un fotógrafo y Zepeda Molina un alegre
primitivista.

La cosecha de los 90’s nos trae e Adonay Navarro, Darío Rivera, Iván Fiallos, Jacob
Gradiz, Miguel Romero, Melvin Alvarado y Marco Cueva son considerados los más
sólidos de esa generación.

Todos han experimentado la pintura y la instalación, además de ser organizadores


de proyectos escultóricos fuera del país.

Fiallos tiene de base la pintura, pero experimenta con nuevos materiales que
desbordan la noción de la biodimensionalidad, además de ser un gran organizador
de proyectos colectivos para el exterior.
A estos mismos años pertenecen Leonel Obando, César Roñan Murillo, José
Antonio Oseguera, José Francisco Casco, Gustavo Rivera, Claudia Lardizábal,
German Contreras, José Ramos Almendares, José David Carpio.

Ya para las años 2000 tenemos a Jorge Oquelí, que pertenece a los 90’s su proceso
de consolidación empieza a darse en el 2000.

Según nuestro entrevistado los pintores que forman parte del arte latinoamericano
son los recordados Pablo Zelaya Sierra, Antonio Velásquez, Arturo López Rodezno,
Confucio Montes de Oca, Exequiel Padilla, Felipe Buchard, Mario Castillo, Moisés
Becerra y un largo etcétera.

Entre los precursores de esos gigantes de la plástica se encuentra Miguel Ángel


Ruiz Matute, Virgilio Guardiola, Dino Fanconi, Celsa Flores, Roque Zelaya, Benigno
Gómez, Armando Lara, entre otros, quienes seguramente continuaran enalteciendo
el nombre de Honduras, con su gloriosa paleta.
Anexos
Bibliografía
http://www.latribuna.hn/2017/02/27/vistazo-la-historia-del-arte-honduras-evolucion-
traves-los-anos/
http://www.espaciohonduras.net/cultura/arte-en-honduras

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