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ISSN: 0379-8682
hidalgo@geo.puc.cl
Pontificia Universidad Católica de Chile
Chile
RESUMEN
La pregunta fundamental que formulamos es cómo empirizar el tiempo, en su
indisolubilidad con el espacio, para entenderlos como una condición unitaria de
existencia. Para ello, en primer lugar, retomamos algunas nociones de tiempo en
filosofía, con especial atención a la búsqueda de categorías universales; en segun-
do lugar discutimos algunas propuestas en geografía que tratan tiempo y espacio
como conceptos puros y otras que integran ambas categorías; en tercer lugar,
abordamos las categorías evento y forma como modo de acercarnos a una dialéc-
tica concreta; en cuarto lugar discutimos la empirización del tiempo a partir del
fenómeno técnico y de la periodización y, finalmente, analizamos la posibilidad
de una geografía de la existencia en el período de la globalización.
Palabras clave: Relación espacio-tiempo, empirización, técnica, período, catego-
rías.
ABSTRACT
The fundamental question is how empirizate time, in its indissolubility with space,
to understand them like a unitary condition of existence. For this, in the first place,
we present some notions of time in philosophy, with special attention to universal
categories. Second we argue some proposals in geography that treat time and
space like “pure” concepts and others authors that integrate both categories. In
third place, we used the categories “event” and “form” like way to approach us to
a concrete dialectics. Fourth we argue the empirization of time from the technical
phenomenon and periodization. Finally, we analyze the possibility of geography of
the existence in the period of the globalization.
Key words: Space-time relation, empirization, tecnhique, period, categories.
en movimiento si fue impulsada por un mó- con las cuales las vemos, transformando
vil anterior pero, en definitiva, todo remite a noúmenos (cosas) en fenómenos. En palabras
un primer motor que se mueve por sí y es el de Kant (1984: 120): “el tiempo no es un con-
origen trascendente de la cadena de aconte- cepto empírico derivado de experiencia algu-
cimientos (Hottois, 1999). El geocentrismo na, porque la simultaneidad o la sucesión no
completará esa cosmovisión medieval que serían percibidas si la representación a priori
encontrará sus límites en la revolución coper- del tiempo no les sirviera de fundamento”. El
nicana. tiempo “es una representación necesaria que
sirve de base a todas las intuiciones” (Kant,
Más tarde, la modernidad clásica hallará 1984: 120) y permite entender los concep-
en las formulaciones de Descartes impor- tos de mudanza y movimiento y la unión de
tantes fundamentos. Nueva forma de pensa- predicados opuestos. Se admite ahora que
miento, la razón analítica conduce a escindir el ser puede ser y no ser como fundamento
una cosa en sus elementos, mientras que la del cambio, algo que sería contradictorio o
geometría analítica hace corresponder los nú- imperceptible si no existiesen tales categorías
meros y las formas espaciales y se generaliza universales a priori. Sin embargo, es la afir-
la mecánica como ciencia matemática del mación de la existencia de tales categorías
movimiento, tal como desarrollada por Ga- lo que está en la base de una visión separada
lileo. Dimensión del tiempo, el movimiento del tiempo y el espacio. Son categorías per-
no solo es considerado sino también medido, manentes que parecen atravesar las épocas,
sustituyendo la idea de un tiempo eterno por orientar la formulación de conceptos empíri-
una visión matematizada del tiempo y una cos y captar los contenidos de la materia. Sin
visión geométrica del espacio. esas formas del pensamiento, no habría otras
más específi cas y más próximas a los con-
Verdadero cambio de paradigma en el tenidos materiales. Aquí la relación tiempo-
pasaje del siglo XVII al siglo XVIII, el modelo espacio no es propiamente histórica sino lógi-
de la física de Newton fue cuestionado más ca, porque se trata de dos modos igualmente
tarde. La perspectiva mecanicista del universo basilares del pensamiento.
se fundamentaba, entre otros elementos, en
la existencia de un tiempo absoluto, material, En opinión de Piettre (1997: 39-40) las
expresado matemáticamente, que puede ser filosofías antigua y moderna se han esforzado
visto como sinónimo de duración, aunque sin en hacer del tiempo algo menos concreto
negar un tiempo percibido a través del movi- pero “la filosofía contemporánea, desde He-
miento y pasible de ser dividido convencio- gel y Nietzsche, ha intentado rehabilitar el
nalmente. Se concebía un espacio absoluto tiempo y disminuir, por decirlo de ese modo,
concomitante a un tiempo absoluto, mientras el privilegio del Ser sobre el devenir y de la
que espacio relativo y tiempo relativo eran Eternidad sobre el tiempo”. Hasta el siglo
solo medidas externas, hijas de la sensibili- XVIII y especialmente por la fuerza de la de-
dad. nominada revolución científica, el tiempo no
es visto propiamente como devenir. De una
Kant ha marcado el debate sobre el tiem- reflexión logoteórica propia de la filosofía
po y el espacio y sus ideas han sido retoma- griega antigua y de los escritos de San Agus-
das, explícita o implícitamente, por un impor- tín y Santo Tomás, el pensamiento se orientó
tante número de geógrafos. Escritas en el final hacia una cierta matematización del movi-
del siglo XVIII, sus obras aún hoy continúan a miento, propia de una visión mecanicista,
influenciar diversas matrices de pensamien- donde tiempo y movimiento parecen fundirse
to. La razón presenta estructuras o formas y confundirse. Si la antigüedad revela, grosso
idénticas para todos que, independientes de modo, la eternización del tiempo porque el
la experiencia, están en nuestra facultad de movimiento resulta contradictorio, la moder-
conocer. Esas formas son el tiempo y el espa- nidad asocia tiempo y movimiento y, de ese
cio, es decir, categorías universales a priori, modo, se prepara para medirlo. Aceptado el
imprescindibles para conocer la materia, para movimiento como tiempo, la modernidad
aprehender los contenidos, contingentes y parece conducir a un espacio geométrico,
a posteriori. De ese modo, no son espacio- homogéneo, inmutable, eternizado, continen-
temporales las cosas sino las formas a priori te, pasible también de ser medido. Ambos,
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tiempo y espacio son absolutos, están escin- cambio radical en la concepción del tiempo
didos y su asociación, cuando existe, parecía en las ciencias exactas pero también en la
ser fruto del pensamiento. filosofía. Se abandona el tiempo absoluto e
idéntico para todos, de raíz newtoniana, para
Sin embargo, el pensamiento de Leibniz llegar a la idea de un espacio-tiempo cuatri-
trae una contribución esencial al entender dimensional. En esta perspectiva ya no es po-
que todo está ligado en el universo. Tanto sible disociar las coordenadas de un cuerpo
las etapas de evolución del universo, como en el espacio de las coordenadas del mismo
las mónadas que son las sustancias simples cuerpo en el tiempo. Tiempo y espacio no
que lo constituyen, están vinculadas entre sí. son absolutos, sino relativos. En otras pala-
Pero, además, explica que “todo ser creado bras, para Einstein no hay un tiempo cósmico
está sujeto al cambio” (Leibniz, 1983: 24) y para todo el universo, sino que “cada trozo
agrega que “como todo cambio natural se de materia tiene su propio tiempo local”
hace por grados, algo cambia y algo queda” (Russell, 1983: 282). En esta interpretación,
(Leibniz, 1983: 25). Por eso hay una multitud el mundo no es visto como una multiplicidad
en la unidad o en lo simple. Habría una tem- de partículas en movimiento, sino como una
poralidad inherente al ser que no puede ser multiplicidad cuatridimensional de aconteci-
dejada de lado. Cassirer (1993: 255) también mientos. Eso significa que ya no hay distancia
destacaba que Leibniz no intenta subordi- entre puntos sino intervalos entre aconteci-
nar “lo múltiple a lo uno, lo cambiante a lo mientos, lo cual nos permite pensar la idea
permanente, sino que parte del supuesto de de espacio-tiempo. En la opinión de Santos
que ambos momentos no pueden explicarse (1986: 206), la idea de espacio cuatridimen-
más que recíprocamente”. Aquí el principio sional es promisora porque “refuerza la no-
que orienta la explicación es la continuidad, ción de espacio relativo, es decir, del espacio
en las antípodas del pensamiento cartesia- considerado como un sistema de relaciones o
no, cuya base de entendimiento es separar como un campo de fuerzas; así el tiempo se
radicalmente las cosas. En el espacio y en el impone como una dimensión esencial”.
tiempo, el mundo se mantiene unido. Es re-
lacional y, por eso, racional, porque la razón La duración ha sido otra cuestión recu-
es la facultad de enlazar (Hottois, 1999) y la rrente en los debates sobre el tiempo. Aquí
oposición de conceptos permite comprender es interesante mencionar que Bergson (1923:
que el pensamiento relacional no admite 88-89) se preguntaba: “¿qué restará del tiem-
conceptos puros. po si le eliminan la sucesión?” y escribía “la
cosa y el estado no son sino instantáneas ar-
Es fundamentalmente a partir de Hegel tificialmente tomadas en la transición” (Berg-
que la dimensión histórica es introducida en son, 1923:54), que es la duración y tiene una
el pensamiento occidental (Hottois, 1999). Ese viscosidad. En la interpretación de Piettre
filósofo busca conciliar razón y devenir en un (1997: 46), Bergson señala la importancia de
pensamiento dialéctico, en el cual la síntesis diferenciar un tiempo abstracto, que corres-
revela la necesidad de comprender un con- ponde al tiempo del reloj, al tiempo medido
cepto a partir de su contrario que es, por eso, en física, del tiempo concreto, es decir, la du-
su complemento. El pensamiento adquiere un ración, la duración experimentada, vivida por
movimiento dialéctico y busca ser histórico. la conciencia. Es Bachelard uno de los ma-
Estamos frente a un nuevo método, capaz de yores críticos a esa idea cuando asevera que
incluir el tiempo como base del entendimiento. “con la Relatividad apareció el pluralismo
No se trata del movimiento o la duración, sino temporal. Para la Relatividad, existen varios
del tiempo de la historia de los hombres. Con tiempos que, sin duda, se corresponden y que
Marx, el método dialéctico y el tiempo adquie- conservan órdenes de desarrollo objetivos
ren empiricidad al trabajar las categorías funda- pero que no mantienen duraciones absolutas.
mentales del análisis económico como tierra, La duración es relativa” (Bachelard, 1950:
trabajo, capital, moneda, técnica y otras, en el 90). Y agrega que es más apropiado referirse
contexto de cada período histórico. a la riqueza y densidad del tiempo que a su
duración, pues el tiempo “no aparece conti-
Considerada una revolución epistemoló- nuo sino bajo una cierta espesura, gracias a
gica, la teoría de la relatividad significa un la superposición de varios tiempos indepen-
TIEMPO Y ESPACIO EN GEOGRAFÍA: DILEMAS Y REFLEXIONES 13
Tal vez el estatus epistemológico con- región histórica. Esto es también lo que lleva
cedido al medio físico haya sido la mayor a pensar que la región es una cosa en sí y no
divergencia entre la geografía humana fran- un fenómeno. Los vínculos de una región con
cesa y la denominada morfología social de las demás y las respectivas transformaciones
Durkheim y Mauss. Esta corriente socioló- no tendrían como corolario una modificación
gica, que proponía la consideración de los de los límites. Se transforma la región pero no
hechos sociales como cosas, incluía en el sus límites. De allí que esto pueda ser visto
sustrato social no solo los objetos materiales, como una abstracción. Algo que aparece
sino también los productos de la actividad como empírico pero se torna abstracto. Lími-
social anterior, el derecho constituido, los tes y extensión son modos de manifestación
usos establecidos, los monumentos litera- de un espacio a priori, así como tal vez el
rios y artísticos (Durkheim, 1985). Más allá género de vida lo sea de un tiempo también
de las infl uencias positivistas que podemos kantiano. Tiempo y espacio están presentes
reconocer, esas “cosas” que rodeaban a los como categorías de pensamiento más que
grupos sociales estaban cargadas de cierta como procesos históricos.
historicidad, eran resultado de un proceso
y no algo en sí como parecía ser el “medio No afirmamos aquí que esas perspectivas
físico” de los geógrafos. No obstante, en un no considerasen la historia como una instan-
momento de la historia de las ideas en el cual cia explicativa irrecusable, sino que busca-
la preocupación por definir un objeto, marcar mos señalar la dificultad que revelan por no
los límites de cada disciplina y explicitar un empirizar el tiempo, es decir, dejar de ver la
método eran fundamentales, esa geografía cosa en sí para aprehenderla en su proceso
regional reforzó la idea de medio físico en la de tornarse otra cosa. Fue el propio Lucien
consabida relación con los grupos humanos. Febvre (1970: 394) quien pudo escribir: “¿qué
No sería desacertado citar a Ratzel en medio relaciones han establecido las sociedades hu-
a estas reflexiones, pues sus escritos parecían manas de antaño, en las diversas épocas, en
combinar al mismo tiempo la idea de un te- las diversas comarcas del globo, con el medio
rritorio inmutable con la de evolución social geográfico de su tiempo, tal como podemos
y política y espacios cada vez más extensos. intentar reconstituirlo? Es el mismo problema
Ya en 1899 ese geógrafo había señalado que de siempre, exactamente, pero transpuesto
la filosofía de la historia “encontraba en el del presente al pasado”. Buscando establecer
territorio, que siempre es idéntico a sí mismo, puentes con la historia y diferenciarse de la
un fundamento inmutable de los aconteci- sociología, más específicamente de la morfo-
mientos cambiantes de la historia” (Ratzel, logía social, Febvre (1970), planteaba que el
1988: 202). El territorio permitía “un punto geógrafo debía partir, en todos los casos, del
de referencia fi jo” en medio a los cambios estado de cosas presente pero no estudiarlo
vitales. tal como nos es dado, bajo pretexto de que
sus componentes se explican unos con los
Algo semejante podría decirse sobre los otros. Para superar lo que consideraba un
límites, pues también eran considerados error de método en geografía, proponía el
como dados, algo inmóvil y un punto de análisis de los fenómenos complejos, des-
partida para el estudio de las porciones de componiéndolos en sus diferentes elementos
la tierra. Cuando Vidal de la Blache, preo- y estudiándolos uno a uno, separándolos de
cupado en encontrar un criterio de regiona- los otros y con un método comparativo.
lización, abandona la cuenca fluvial ya que
su dinamismo no le garantiza límites fijos y En una lectura de su propio tiempo, Ca-
adopta la región mineralógica por ser una mille Vallaux (1929) reconocía dos tenden-
realidad más estática, parece quedar claro cias dentro de la geografía. La primera, que
que ha conseguido identifi car una cosa en identificaba como un monismo geográfico,
sí, capaz de resistir al movimiento histórico. entendía que cabía a la disciplina estudiar
La paradoja tal vez sea que, negándose la la interdependencia entre los tres estados de
temporalidad de las cosas, se adopta una la materia: litósfera, hidrósfera y atmósfera.
noción de tiempo, pues a partir de una reali- Aquí proponía considerar un cuarto estado de
dad estática seleccionada podremos explicar la materia para referirse a la transformación
cómo se transforma una región natural en una de esa unidad de estados de la materia por la
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acción humana, revelando su preocupación Carl Sauer (2000) debe ser mencionado
con el papel de los grupos humanos y con el también entre los geógrafos que se preocupa-
tiempo. Concomitante a esa visión que pa- ron genuinamente con la noción de tiempo
recía estudiar una masa estática, existía una y con su operacionalización. Su propuesta
segunda tendencia que buscaba considerar a es defi nir, como objeto de la disciplina, el
la tierra como un organismo, un gran cuerpo paisaje cultural, que constituye en sí mismo
viviente. Con la influencia del finalismo, esa un contenido histórico. Gracias a la fuerza
idea “transformó la antigua idea de milieu, activa de un grupo cultural, el paisaje cul-
el complejo de condiciones naturales don- tural se forma a partir del paisaje natural, y
de se desarrollan las sociedades humanas” ese proceso es lo que debería ser estudiado,
(Vallaux, 1929: 48), pero el autor aconseja aunque sin olvidar que la propia cultura no
conservarla solo en su carácter poético y es incólume al paso del tiempo. Sauer (2000:
metafórico y no utilizarla en el futuro. Aquí 97), quien como Schlüter, criticaba acerba-
el tiempo parece ser captado únicamente a mente la definición de la geografía como una
partir de una analogía con la biología. En relación causal, defendía la utilización del
este contexto y buscando una forma eficaz de método histórico en la investigación geográfi-
introducir el tiempo en la definición de espa- ca para entender el origen de los fenómenos:
cio, Vallaux (1929: 322) propone la idea de “usamos, también, mucho el método históri-
tiempo geográfico: “a ese espacio geográfico co. Para comprender cómo una ciudad alcan-
determinado se junta una fracción de tiempo zó importancia, cómo un cierto tipo de eco-
donde los fenómenos que contiene evolu- nomía vino a caracterizar un paisaje, debe
cionan […] de manera a soldar indisoluble- conocerse el origen histórico del fenómeno”
mente las nociones de tiempo y de espacio: y agrega “la geografía, en todas sus ramas, se
pero el tiempo geográfico está estrechamente volvió genética y, por ese motivo, histórica”.
determinado y cualificado, como el espacio
mismo”. Y lamentaba que de las matemáti- No fue poco frecuente la acción de cir-
cas a la psicología las disciplinas consideren cunscribir el tiempo a un ramo de la discipli-
únicamente como espacio científico al espa- na, la geografía histórica, como si esta fuese
cio geométrico de tres dimensiones, propio un desván donde amontonar un conjunto de
de la geometría euclidiana. Sin atributos, tal nociones incompletas y de difícil operacio-
espacio parece existir fuera de este mundo nalización. Esa suerte de atajo epistemoló-
(Vallaux, 1929). gico no libró a la geografía del irrecusable
ejercicio de comprender que tiempo y es-
Sin embargo, un autor como Max Sorre, pacio constituyen una condición unitaria de
heredero de la tradición vidalina, realizó un existencia. No obstante, buena parte de la
importante esfuerzo de incorporación de la geografía histórica tampoco consiguió en-
idea de tiempo en geografía y tampoco igno- frentar esa tarea, limitándose a incorporar a
ró los aportes de la teoría de la relatividad, la historia la noción de medio físico. Sauer
como puede ser percibido en su perspectiva (2000: 80) ya señalaba, refiriéndose a la geo-
claramente relacional. Escribe el autor (Sorre, grafía histórica convencional de inicios del
1948: 598): “Como la velocidad de los des- siglo XX, que esta se dedicaba al “estudio de
plazamientos aumenta, la distancia cesa de las influencias geográficas en la historia”, in-
ser un obstáculo a las relaciones. Al mismo terpretando eventos históricos como “geográ-
tiempo que participa materialmente y espiri- ficamente condicionados” (Sauer, 2000: 81).
tualmente de una vida más larga, el hombre Recientemente, Perla Zusman (2006: 174)
se hace otra idea del espacio y del tiempo llama la atención sobre otros aspectos de las
[…] El globo se empequeñece. El espacio y concepciones de tiempo y espacio presentes
el tiempo han tomado para las generaciones en los trabajos tradicionales de geografía his-
que vienen una significación diferente de tórica y explica: “la concepción del tiempo
aquellas que tuvieron para sus antepasados. como una sucesión entre el pasado y el pre-
[…] Tal vez no es indiferente subrayar aquí sente, o entre una serie de etapas, como un
su coincidencia con la revisión crítica de las cambio de cualidades, y la concepción del
categorías de tiempo y de espacio y con la espacio como un escenario, región o paisaje,
introducción de la relatividad en el dominio que muda en sus atributos, pero que como
de la filosofía científica”. unidad signifi cativa aparece históricamente
TIEMPO Y ESPACIO EN GEOGRAFÍA: DILEMAS Y REFLEXIONES 17
inerte, parecerían hablarnos de una particular físico y el hombre y menos como el estudio
forma de relacionar ambos términos”. del medio geográfico, resultado de una histo-
ria permanente y contradictoria de las cosas y
Otro modo de evitar la refl exión funda- de las acciones, en la cual ningún elemento
mental sobre tiempo y espacio fue el de abor- está dado como definitivo ni puede pretender
dar las relaciones entre historia y geografía. autonomía de significado. Las dualidades se
Ciertamente más acotado en términos episte- fortalecen y el tiempo parece ser una variable
mológicos, ese debate atravesó las décadas y subordinada aun cuando se hable de historia,
aún hoy mantiene vigencia. Brunhes (1988), pues en general se trata de una cronología,
quien ya se preocupaba con la vaguedad de de un tiempo abstracto. Estudioso de los pai-
las relaciones entre la naturaleza y los hom- sajes, Gourou (1973: 362) refuerza esa idea
bres y afirmaba que existían hechos inter- al escribir: “la aceleración del cambio de los
mediarios, como los hechos de cultivo o de paisajes humanos, característica de nuestra
pesca, que explicaban cómo los hechos natu- época, y puro hecho de civilización, plantea
rales actuaban sobre los grupos humanos, es- con agudeza el problema de las relaciones
cribía al respecto: “es, en efecto, a través del entre los hombres y el medio físico”. Y esa
trabajo y de las consecuencias directas de ese relación era inclusive postulada como objeto
trabajo que se establece la verdadera cone- de la disciplina en el seno de la denominada
xión entre la geografía y la historia” (Brunhes, geografía aplicada cuando Stamp (1965: 5)
1947: 274) como si estas últimas fuesen sinó- subrayaba que solo la geografía podía inter-
nimos de espacio y tiempo. Podemos ver que pretar esa “íntima relación entre el hombre y
los elementos que constituyen el medio geo- su medio” porque “no hay otra materia que
gráfico, aunque ya no físico, son percibidos como ella trate de entender o interpretar esta
como contenidos de las relaciones históricas: relación en su conjunto, tanto en el espacio
“si nos remontamos al pasado, si rehacemos como en el tiempo”.
toda la historia a la luz de los hechos geográ-
ficos, será necesario mostrar el papel jugado En el segundo grupo mencionado encon-
por las rutas, rutas de la seda, rutas de la sal, tramos algunos esfuerzos de generalización
rutas de las especias, etc., en la evolución de que hicieron del tiempo una variable su-
las relaciones históricas entre los grupos hu- bordinada. En 1905, el mismo año en que
manos” (Brunhes, 1947: 277). Einstein comenzaba a publicar su teoría de
la relatividad, Hettner (1988: 317) escribía:
En un texto en el cual discute las relacio- “la realidad es un espacio tridimensional que
nes entre la geografía y la historia, Lacoste observamos desde tres puntos de vista. En
(1984: 71) expresa: “la articulación metódica primer lugar, vemos las conexiones de una
de los diferentes niveles de análisis, ya sea interrelación material, desde el segundo pun-
que se trate del tiempo o del espacio, es una to de vista vemos el desarrollo en el tiempo
de las grandes dificultades del razonamiento y desde el tercero la distribución y el orden
del historiador o del geógrafo, pero es sola- en el espacio”. Si renunciamos a la tercera
mente de ese modo que deviene un saber- perspectiva, que debe ser estudiada por las
pensar el tiempo o un saber-pensar el espa- ciencias corológicas y la geografía es una de
cio”. Quizás aquí el autor pretenda superar ellas, la realidad es bidimensional. En esa
la clásica e ingenua división por medio de la división del saber, el geógrafo alemán dejaba
cual la historia se preocupa por un ente tem- muy clara una regla metodológica: “para ella
poral y la geografía por un ente intemporal, [la geografía] el tiempo se sitúa en el fondo
como si fuese posible aprehender el ser sin la de la escena, ya que no estudia el paso del
perspectiva del tiempo (Heidegger, 2012). tiempo como tal […] solo tiene en cuenta el
desarrollo histórico con el fin de explicar las
Sin embargo, el enfoque de la relación condiciones del momento elegido” (Hettner,
entre dos cosas en sí, cuya delimitación 1988: 321). No negaba, con todo, la existen-
histórica y territorial sería definida en cada cia de una geografía histórica. En esta línea,
estudio, parece haberse impuesto triunfal- Hartshorne (1978) agregará un elemento a
mente durante largos años. Nos referimos a la esta compartimentación del saber: los histo-
insistencia en definir la disciplina más como riadores estudian secciones temporales y los
el estudio de las relaciones entre el medio geógrafos, secciones espaciales. La cuestión
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Teorías como la difusión de innovaciones, table” (Hägerstrand, 1970: 96). En otro trecho
los lugares centrales y otros modelos urbanos escribe: “el tiempo se mezcla con el espacio
y rurales han transformado el tiempo en un en una entidad espacio-temporal indivisible”
dato y no en una variable explicativa. Así, (Hägerstrand, 1970: 99).
las transformaciones del espacio geográfico
quedan en el ámbito de la geografía histórica, El primer enfoque aquí presentado no
como si la geografía en su totalidad pudiese permitió sino incompletamente que la disci-
abstraer la temporalidad del ser. Aquí la abs- plina alcance un estatus científico y lo hizo
tracción no proviene de una visión empirista fundamentalmente a partir de la formulación
sino de una visión idealista que considera de principios de una geografía general, más
tiempo y espacio como formas del pensa- lógicos que históricos, aplicados en una geo-
miento que pueden ser separadas. grafía regional, que aportaba las singularida-
des de sus contenidos empíricos. Al contrario,
Retomando el pensamiento de Peter Ha- el segundo enfoque permitió a la geografía
gget, Gregory (1996: 97), explica que “era la ocupar un lugar entre las ciencias pero al
propia estructura que era geométrica” y agre- precio de abandonar su naturaleza histórica
ga “el análisis locacional fue así organizado para asumir una naturaleza lógica y geomé-
en torno de la descomposición de un sistema trica. No obstante, varios autores realizaron
regional en una serie de geometrías abstrac- esfuerzos de integrar espacio y tiempo en
tas: movimientos, redes, nódulos, jerarquías investigaciones geográficas. J. M. Blaut (1961:
y superfi cies”. Aun reconociendo el aporte 2) es uno de los geógrafos que critican la es-
de las rutinas tiempo-espacio expuestas en cisión espacio-tiempo y, para ello, recurre a
las geografías del tiempo de Hägerstrand, la ironía de Whitehead sobre el siglo XIX al
Gregory (1996) considera que la geografía decir que era el siglo de la espacialización
tuvo un período en el cual dominó una cien- intelectual de las cosas, ya que la física tra-
cia espacial basada en un orden abstracto, bajaba con el espacio absoluto de Newton y
geométrico, patronizado, incapaz de asimilar la filosofía con el aún más absoluto espacio
las inestables y emergentes configuraciones de Kant. Para el geógrafo anglosajón el “es-
de la modernidad. Y rescata, como oposición pacio relativo está inseparablemente fusio-
a esas tradiciones, la idea de compresión nado al tiempo relativo, ambos formando lo
tiempo-espacio de Harvey. Sin embargo, que es denominado espacio-tiempo (diverso/
cuando propone incluir el individuo en el múltiple), o simplemente proceso. Nada en
análisis geográfico a partir de las trayectorias, el mundo físico es puramente espacial o tem-
Hägerstrand (1970: 96) afirma que es nece- poral; todo es proceso. La dimensión tiempo
sario entender que una localización no se puede ser ignorada, pero siempre está involu-
defi ne solo por sus coordenadas espaciales crada. Espacio puro no puede sobrevivir sino
sino también por coordenadas temporales. como una abstracción empírica […] Espacio
Y agrega: “podría ser bastante razonable eli- puro es de hecho relegado a las matemáticas
minar el tiempo encubriéndolo con costes puras, y cada concepto empírico de espacio
de transporte y de almacenamiento, en tanto debe ser reducible por una cadena de defini-
que la manipulación de los materiales sea ciones al concepto de proceso” (Blaut, 1961:
el principal interés del análisis locacional. 2). Isnard es otro geógrafo que buscó trabajar
Pero es poco razonable hacer esto cuando tiempo y espacio de forma integrada. En su
se presenta el problema de las personas. Por opinión, “si admitimos que espacios geográ-
ejemplo, cuando en un modelo de equilibrio ficos y sociedades humanas se producen y se
general, se asume que cada individuo juega reproducen en interacciones dialécticas en
una multitud de papeles, también está implí- el transcurso de su historia, es necesario que
citamente admitido que la localización en nuestra disciplina sitúe el objeto de sus inves-
el espacio no puede separarse del flujo del tigaciones no solamente en el espacio, sino
tiempo” (Hägerstrand, 1970: 96). Completa el también en el tiempo” (Isnard, 1985: 534).
geógrafo sueco: “el tiempo tiene una impor- En otro pasaje comenta: “con el desarrollo
tancia vital cuando se trata de situar juntas a de los conocimientos y la eficacia de las téc-
personas y cosas para el funcionamiento de nicas sobre el control y la transformación de
los sistemas socioeconómicos, ya experimen- la naturaleza, el hombre sustituye al tiempo
ten cambios a largo plazo o descansen en cósmico” por un tiempo histórico (Isnard,
algo que podría definirse como un estado es- 1985: 542). Y explica que, tal vez más que
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otra disciplina, la geografía debe llevar en espacio y tiempo de dos dimensiones fueron
cuenta las discontinuidades en el espacio y sustituidas por la noción einsteniana del
en el tiempo (Isnard, 1985). Lamentando la espacio-tiempo de cuatro dimensiones. Pero
visión cristalizada del espacio a lo largo de la gran parte de las preocupaciones han perma-
historia de la geografía, Pierre George (1990: necido en experiencias técnicas y racionales
124) explica que “una situación está hecha sin considerar la experiencia humana total.
de estados y movimientos”. Pero el problema Entre los fenomenólogos, lamenta que las re-
ha sido que, al encontrar un nuevo orden de flexiones sobre el espacio vivido y el tiempo
cosas, la geografía termina por analizarlo de vivido raramente hayan sido integradas (Butti-
manera estática, limitando la interpretación mer, 1979: 250).
de situaciones conflictivas o de variaciones
en el mercado de la producción o de los Para Jacques Lévy (1999: 157) lo que
intercambios al simple reconocimiento de sabemos o creemos sobre el espacio y el
variables internas de la mecánica general. Por tiempo se inscribe en un universo mental do-
eso “la geografía no puede ser más el estudio minado por la naturalización y la sustanciali-
de un estado de hecho” sino el estudio de los zación de esas dos nociones, pues “el natura-
cambios (George, 1990: 159), pero agrega “la lismo aplicado a la geografía y la reducción
geografía se vuelve una crónica del tiempo del espacio a la extensión no desaparecieron.
presente, y el tiempo presente le escapa” El problema viene, no obstante, del privilegio
(George, 1990: 159). acordado así al tiempo para medir el espacio.
Hacer del tiempo la métrica fundamental en
Aunque no puedan ser consideradas mo- geografía participa de esta simetría indebida
nolíticamente en virtud de la pluralidad de […] No hay, en efecto, una razón general y
enfoques y métodos, las geografías críticas, permanente para darle un primado al tiempo
radicales o marxistas y sus herederas han sig- en relación a otras dimensiones sociales en
nificado un aporte significativo en la reflexión las cuales el espacio podría ser traducido:
sobre las relaciones espacio-tiempo. En estas dinero, capital político, etc. A menos que,
vertientes ambas categorías, junto a otras ca- peor todavía, la ventaja del tiempo sea pre-
tegorías de la economía política, demandan cisamente su inconveniente: el carácter eu-
un permanente ejercicio crítico de actualiza- clidiano, así pues una utilización fácil, de su
ción para que sean capaces de explicar la no- métrica convencional”.
vedad del período histórico. En ese contexto,
el espacio es pensado en relación al modo de El período de la globalización, productor
producción. Escribía Santos (1986: 138), en de nuevos objetos, nexos y metáforas, revir-
la década de 1970, que el espacio “testimo- tió, de algún modo, esa subordinación del
nia un momento de un modo de producción tiempo, que parece haber sido intrínseca a la
por la memoria del espacio construido, de tradición disciplinaria de la geografía, para
las cosas fijadas en el paisaje creado”, pero postularlo a un lugar predominante, el de va-
aclaraba que el espacio “no es jamás un pro- riable determinante capaz por sí de anular al
ducto terminado, ni fijado, ni congelado para espacio en el entendimiento del presente. Sin
siempre” (Santos, 1986:150). Y, además, “la embargo, muchas veces ese tiempo tampoco
estructura espacial es, también, el pasado en ha sido visto en su empiricidad y ha dado lu-
el presente. Funciona según las leyes de lo gar a una profusión de metáforas sobre el es-
actual, pero el pasado está presente. Además, pacio, el territorio, la región y el lugar (Santos
el espacio aún en el presente es también futu- y Silveira, 1997).
ro, por el hecho de la finalidad ya atribuida a
las cosas construidas, al espacio producido”
(Santos, 1986:151). Por una dialéctica concreta:
evento y forma
Es Anne Buttimer (1979: 244) quien afir-
maba que “en nuestra generación surgió tam- El problema de las relaciones entre tiem-
bién el reconocimiento de la temporalidad po y espacio ha sido, ciertamente, un leit-
y de la indivisibilidad del espacio-tiempo en motiv en la historia de la disciplina. Sin
el estudio de los géneros de vida contempo- embargo, una cuestión insoluble adviene del
ráneos”, pues las nociones newtonianas de uso de una dialéctica que se vuelve abstracta
TIEMPO Y ESPACIO EN GEOGRAFÍA: DILEMAS Y REFLEXIONES 21
exactamente por la abstracción de sus ele- que es una expresión puntual, la punta del
mentos: un tiempo cronológico y un espacio iceberg.
material, tantas veces reducido a la distancia,
no alcanzan para empirizar ni uno ni otro en Los eventos son resultado de la acción
una existencia unitaria. Pero esa no ha sido y, por esa razón, no hay eventos sin actores.
la única dialéctica abstracta. Existe otra que Pero sin formas, materiales e inmateriales,
parece haber adquirido más explicitación o tampoco hay eventos, pues estas son su con-
visibilidad en el debate de la geografía y es dición de existencia. O, como quiere Maffe-
la dialéctica sociedad-naturaleza, fiel a la soli (1997), la forma es formante y no formal.
lógica de los conceptos puros. Son también El evento se engarza en una forma disponible
dialécticas incompletas en la medida en que que es vacía sin su contenido y este no existe
tiempo y espacio no se niegan entre sí para sin aquella. A cada evento la forma se reor-
generar un nuevo concepto, una nueva sínte- ganiza, cambia su contenido y su extensión.
sis. Por eso las ideas de Heidegger (1975: 22) Cuando nos referimos a forma y evento es
resultan reveladoras cuando, al preguntarse, también de “forma-contenido” (Santos, 1986)
“¿qué es una cosa?” afirma que es también que estamos hablando. Parafraseando a Sim-
una “pregunta espacio-temporal”, que revela mel (2002), diríamos que, en cada fenómeno
la “íntima unión de tiempo y espacio”. Lo social, el contenido y la forma constituyen
que parece estar en la base de esa disocia- una realidad unitaria, aunque se vuelva muy
ción permanente de tiempo y espacio es la difícil abandonar esa división entre forma y
ausencia de la idea de evento. En su obra contenido, desprovista de cualquier obliga-
“The concept of nature”, Whitehead (1994: ción lógica o de la realidad percibida.
95) asevera que existe un evento donde quie-
ra y cuando quiera que algo esté sucediendo. Vallaux (1929: 322) defi nía la geografía
Agrega el autor (Whitehead, 1994: 93) que como una ciencia de formas y cosas con-
la continuidad de la naturaleza es la conti- cretas y explicaba que “en el mundo de las
nuidad de los eventos. Para Ricœur (2000: cosas concretas el espacio y el tiempo no es-
498): “es, en efecto, «dentro» del tiempo que tán nunca separados”. Pero fue también Carl
los eventos ocurren” y añade “el ‘ser-en-el- Sauer (2000) quien encontró en la noción
tiempo’ es el modo temporal de estar-en-el- de forma una llave de interpretación de los
mundo” (Ricœur, 2000: 498), explicando que espacios geográficos. Reflexionando sobre el
“estar-en significa entonces estar al lado – al cambio de las formas en el tiempo escribió:
lado de las cosas del mundo” (Ricœur (2000: “formas actuales pueden ser derivadas de
499). formas pasadas” (Sauer, 2000: 98). Podríamos
Pero los eventos son unidades significati- entonces decir que las formas tienen un papel
vas del tiempo y, por esa razón, su duración constitucional en la producción de la exis-
no es regida por el reloj o el calendario sino tencia. Por ello cuando Berger (1964) escribe
por su significado social, su sentido y su ca- que la interpretación correcta de los eventos
pacidad de cambiar la trama de la historia. del mundo supone el estudio de aquello que
Transforman las posibilidades del período es su testimonio y que tal vez participa tam-
histórico en cualidades y cantidades o, en bién de su producción, podríamos sustituir la
otras palabras, producen la extensión. “Los palabra “testimonio” por la palabra “forma”.
eventos son, simultáneamente, la matriz del En otros términos, sobre las formas materia-
tiempo y del espacio” (Santos, 1996: 115) y les, culturales, organizacionales, normativas
“cambian las cosas, transforman los objetos, se realizan los eventos y, de ese modo, “las
dándoles, allí donde están, nuevas caracte- formas aseguran la continuidad del tiempo
rísticas” (Santos, 1996: 116). Como el evento pero lo hacen a través de la sucesión de los
es portador de un contenido nuevo y signifi- eventos, que cambian su sentido” (Santos,
cativo, podríamos concordar con Chesneaux 1996: 124). Arendt (2005:103) expresa esa
(1976: 132) cuando asevera: “el momento, a dialéctica concreta: “el mundo de las cosas
diferencia del evento puntual, es la cuestión fabricado por el hombre se convierte en un
de lo posible, es el momento donde todo hogar para los hombres mortales, cuya es-
deviene posible”. Y se distancia de la historia tabilidad perdurará y sobrevivirá al siempre
événementiel al decir que la amplitud y el cambiante movimiento de sus vidas y gestas
tamaño de esos momentos supera al evento, solo en la medida en que trascienda la simple
22 REVISTA DE GEOGRAFÍA NORTE GRANDE
De ese modo, el evento es un tiempo Atravesando las épocas las cosas pueden
posible realizándose en un lugar real. Es el presentar la misma forma y llevarnos a una
proceso socioespacial, que en su apariencia percepción engañosa sobre ellas mismas y so-
puede llevarnos a imaginar que hay un espa- bre el tiempo. La continuidad de los eventos
cio y un tiempo, resultados provisorios de un impide que las formas permanezcan iguales
proceso cambiante e infinito, tantas veces eri- porque cambian su contenido. Por esas razo-
gidos a categorías permanentes de interpreta- nes, la verdadera empirización del tiempo se
ción del mundo. Como Heidegger, diríamos alcanzará cuando, por medio de una perio-
que si hay un espacio y un tiempo, en el ori- dización, podamos realzar el diferente valor
gen del proceso no existían como tales, pues de las formas-contenido, mostrando que es
el ser solo puede ser aprehendido en la pers- necesario “reducir” los isomorfismos para
pectiva del tiempo y el ser-ahí es, a la vez, sorprender los eventos en su surgimiento ori-
temporal y espacial. Esa naturaleza provisoria ginario y descubrir la novedad de la historia.
podría ser mejor cualificada con las nociones De allí la pertinencia de una fenomenología.
de forma y evento, constitutivas de un proce-
so. Esta última noción parece revelar con más En otras palabras, cada período histórico
propiedad que espacio y tiempo no son cate- contiene un conjunto de posibilidades téc-
gorías separadas. Sobre un espacio anterior nicas cuya realización, siempre selectiva, se
se realizan los eventos presentes y lo que está revela en el espacio geográfico, un conjunto
tras el fenómeno percibido es un proceso, un de formas y eventos. Podríamos decir que el
acontecer. Categorías externas y fi losófi cas, espacio es continente y contenido de tales
posibilidades pues, en cada momento, un
forma y evento pueden ser internalizadas en
modo de producir, de circular y de comuni-
geografía para dinamizar categorías internas,
car se vuelve posible. La técnica (forma) per-
ya sean sintéticas como el espacio o analíti-
mite empirizar el tiempo porque su contenido
cas como la división territorial del trabajo. Es
(evento) es un contenido de tiempo, el tiem-
un ejercicio de teorización o, en otras pala-
po de los objetos sobre el cual opera el tiem-
bras, una actualización de categorías a la luz
po de las acciones. En virtud de su realidad
de la historia del presente.
empírica, las técnicas permiten periodizar,
porque son representativas de épocas históri-
Empirización del tiempo, cas y revelan una forma de trabajar, de dividir
fenómeno técnico y y de distribuir el trabajo. Tiempo y espacio
dejan de ser categorías a priori para tornarse
periodización conceptos históricamente datados.
realiza su vida, produce y, al mismo tiempo, que lo sustituirá. Sin embargo, “no son los
crea espacio”. Existe, por lo tanto, una indi- objetos que determinan los objetos” sino que
solubilidad entre objetos y acciones, instru- “es el espacio que redefine los objetos técni-
mentos y procedimientos, ya que las técnicas cos, a pesar de sus vocaciones originales, al
pueden ser vistas como “autorizaciones para incluirlos en un conjunto coherente donde
hacer esto o aquello, de esta o de aquella la contigüidad obliga a actuar en conjunto y
forma, en este o en aquel ritmo, según esta u solidariamente” (Santos, 1996: 34). No será
otra sucesión” (Santos, 1996: 45). La técnica, suficiente considerar las cosas en sí, mas el
en su acepción de modo de hacer, es también espacio en su proceso de tornarse otro. Así,
reconocida por Gaudin (1978) cuando afirma autores como Ellul (1968), Simondon (1989),
que la llave del movimiento de las técnicas Friedmann (1966) y Santos (1996) proponen
debe ser buscada en las modalidades de considerar la técnica como un medio. Y, por
transmisión del saber-hacer. Esa naturaleza consiguiente, cualquier porción del espacio
intrínseca de la materialidad y de la acción en un determinado momento histórico es un
lleva a Ellul (1968: 101) a escribir que “la palimpsesto de técnicas, de objetos y modos
técnica es, por sí misma, un modo de actuar, de trabajar, de formas y eventos.
exactamente un uso”, pues no es posible uti-
lizarla sin obedecer reglas técnicas. En otros La técnica puede ser vista, entonces,
términos, el objeto técnico (forma) impone un como medio y como fenómeno. Como un
uso “amoldado” (evento), permite una acción medio, es un conjunto de relaciones, un
limitada, pide una técnica de acción. En ese tejido de cosas y nexos tempoespaciales.
punto la indisolubilidad es absoluta ya que Como fenómeno exige ir más allá de las
no recorrer ajustadamente los pasos indica- apariencias, de lo visible, de lo tecnológico
dos conduce al fracaso en la operación. No y entrar en lo invisible, en los nexos, en las
obstante, hay otro uso o acción, que admite relaciones. De allí que un período histórico
cierta disociabilidad del objeto porque ad- no es un tiempo abstracto y cronológico sino
viene de una combinación más amplia de un conjunto de existencias y posibilidades
factores sociales, políticos, económicos y cul- reales a disposición de los actores que viven
turales marcados por aceptaciones y rechazos ese momento. La idea de totalización de
(Silveira, 2010). Como señala Santos (1996), Sartre (1979) ayuda a entender que hay una
la acción política es el par histórico de la téc- totalidad haciéndose a través de los eventos
nica. Por ello, el significado y el valor de la –el período– que se transforma en una tota-
técnica no advienen de la técnica per se, sino lidad hecha, un conjunto de existencias, una
del contexto en el cual se inserta. facticidad, el espacio sorprendido en un mo-
mento. Esa facticidad tiene también un papel
Entretanto, no interesan tanto las técnicas activo por su capacidad de abrigar o rechazar
particulares –técnicas industriales, agrícolas, los eventos, condicionando el ejercicio de las
políticas, electorales, presupuestarias– sino acciones.
especialmente el fenómeno técnico. Ellul
(1968: 2) ya podía escribir: “la técnica asume En tanto que recurso de método, la pe-
hoy en día la totalidad de las actividades del riodización significa elegir las variables cla-
hombre, y no solo su actividad productora”. ve que, en cada porción del tiempo, van a
Pero, si cada técnica particular es, en reali- comandar el conjunto de formas y eventos.
dad, un método o un medio para alcanzar Se trata de un principio que permite valori-
un resultado, la técnica en general puede ser zar los procesos y reconocer las novedades.
entendida como un conjunto de medios, cuya Sin embargo, no cambian completamente
naturaleza es hoy universal. Es el fenómeno los elementos viejos por los nuevos, hay
técnico, tal como concebido por Ellul (1968). permanencias y rupturas y, especialmen-
te, coexistencias. Las variables no tienen
La vida de las técnicas es sistémica (San- comportamientos autónomos y, por eso, no
tos, 1996). Cuando un sistema técnico al- parece aconsejable estudiar sus evoluciones
canza su hegemonía durante un período, se particulares. La periodización también supo-
vuelve la base material y organizacional de ne encontrar marcos signifi cativos, eventos
la sociedad pero, gradualmente, las innova- dentro de la continuidad, que resulten más
ciones van a estructurar un nuevo sistema relevantes para señalar las rupturas en las
24 REVISTA DE GEOGRAFÍA NORTE GRANDE
formas-contenido. En un período existen va- existen en todos los lugares y producen las
riables o grupos de variables que controlan mismas extensiones: no todas las técnicas
el movimiento de reproducción de la totali- llegan, en sus múltiples manifestaciones, a
dad. Cuando esa organización falla, por la todos los lugares. Son los eventos que operan
evolución acelerada de una o más variables, la metamorfosis entre posibilidad y existen-
adviene una crisis, una ruptura y un nuevo cia. Pero, frente a las existencias, la pregunta
período. Con todo, lo más importante es ca- por las posibilidades es igualmente necesaria,
racterizar las épocas y menos los marcos que pues asegura la verdadera crítica: la factici-
las separan. En palabras de Marx: “Se trata dad ha sido solo una combinación posible y
de encontrar los grandes rasgos, las carac- no era ineluctable. Hubo otras posibilidades
terísticas generales, pues en la historia de la en el pasado, las hay en el presente y las ha-
sociedad ocurre como en la historia de la tie- brá en el futuro. Como afirma Jaspers (1980:
rra, donde las épocas no se hallan separadas 93) “una realidad conocida es, en cuanto rea-
las unas de las otras por fronteras abstractas y lidad, una posibilidad realizada”.
rigurosas” (Marx, 1867: 302).
Ladrière (1973), interpretando a Heide-
Aunque parece necesario comprender gger, explica que los seres con los cuales nos
un período como una unidad, es también un relacionamos son tomados en un juego de
desafío captar la heterogeneidad y verlo no presencia y no presencia. Cuando se hacen
un “flujo laminar” sino como un “flujo turbu- presentes se nos vuelven accesibles. Pero el
lento” (Latour, 1991:99). Por diferencias de ser se da de una manera que no es total, se
poder económico y político, de localización, da velándose, disimulándose, ocultándose.
de cultura, de conciencia, en síntesis por las Y agrega que como la presencia no es jamás
situaciones de existencia (Sartre, 1990), los total, hay diversas modalidades de presencia,
actores no tienen igual fuerza en la aprehen- es decir, diversas modalidades de desvelar
sión de las posibilidades. En cada momento y ninguna nos da el ser de manera absoluta.
histórico hay una redistribución del proceso Ninguna existencia nos revela completamen-
social que no es ajena a las formas hereda- te el período o la temporalidad del ser. Aquí
das, delineando los usos del territorio. la idea de práctico-inerte de Sartre (1979)
nos ayuda a comprender la dialéctica entre
Globalización y geografía existencia y evento, entre facticidad y po-
de la existencia sibilidad y la necesidad de aprehender pre-
sencias y ausencias. El práctico-inerte es el
De ese modo buscamos partir de las reflejo puramente objetivo del hombre, esto
existencias concretas, entendidas como fe- es, la acción depositada en las cosas. Es la
nómenos y no como cosas en sí, e ir más allá acción cristalizada en las formas materiales,
para comprender sus relaciones sistémicas y jurídicas, culturales, morales. Es la actividad
sus nexos con lo que es posible en ese mo- del hombre retornada porque “no hay mate-
mento de la historia. Porque, como señaló ria que no condicione a la praxis humana a
Merleau-Ponty (2000), el espacio y el tiempo través de la unidad pasiva de significaciones
de las cosas son solamente harapos del tiem- prefabricadas […] no hay hombre que no
po. ¿Cuáles eran las posibilidades técnicas surja en el interior de un mundo de materiali-
y políticas para los diversos actores en un dades humanizadas, de instituciones materia-
determinado momento de la historia y en un lizadas y que no se vea prescribir un porvenir
lugar determinado? No partimos de un mun- general en el seno del movimiento histórico”
do de seres ideales sino de lo que existe, en (Sartre, 1979: 304). La acción es capaz de
un permanente ejercicio de actualización de transformar ese práctico-inerte, pero ninguna
las categorías para tornarlas conceptos. acción le es ajena porque forma parte de la
situación en la que existimos y en la que los
La sociedad en movimiento solo se realiza eventos se realizan. Es una circularidad dia-
en el espacio o, en otras palabras, el período léctica (Sartre, 1979), en la cual los hombres
produce un medio geográfico y el medio geo- están mediados por las cosas y estas por los
gráfico lo es de un determinado período. Por hombres. Las posibilidades del período no se
eso, no todas las posibilidades del período realizan sin depararse con las existencias en
TIEMPO Y ESPACIO EN GEOGRAFÍA: DILEMAS Y REFLEXIONES 25
los lugares, capaces también estos, a partir de opinión de Chesneaux (1976) cuando descri-
sus actores, de generar eventos. be los procesos de los últimos cinco siglos.
Pero lo que nos interesa aquí es la idea de
Esa circularidad dialéctica adquiere espe- universalización de la historia: “no hay sola-
sura hoy por la “ampliación de los contextos” mente ampliación geográfica de las corrientes
(Santos, 1996), es decir, por la multiplicación de intercambios a través del planeta entero,
de lugares y actores que participan de inter- y constitución de una historia universal en el
cambios y conexiones, cada vez más acelera- sentido espacial del término. Simultáneamen-
dos y que generan nuevos comportamientos y te, la historia de cada pueblo se transforma
percepciones. Diríamos, con Bagú (1986:104) cualitativamente por la intervención de me-
que “el tiempo de nuestra realidad social canismos unifi cadores y comunes” y, men-
nace con nuestra realidad social”. De allí que cionando transformaciones de los mercados,
la globalización es productora de un tiempo explica que se universalizan “los mecanismos
propio: un acontecer espeso e interrelaciona- mismos de la historia” (Chesneaux, 1976:
do que se acompaña de la percepción de la 104). Más allá de su limitada concepción de
simultaneidad y de la universalidad. A propó- espacio, su explicación es fértil para ilustrar
sito de la discusión del tiempo real de Pierre la complejidad del presente, pues la nueva
Lévy, Dosse (2003: 375) escribe: “esa noción dimensión del espacio revela una espesura,
de tiempo real provoca una condensación una profundidad del acontecer “gracias al
en el presente” y este es “un tiempo íntimo número y diversidad enormes de los objetos,
social, interactivo, que sirve para coordinar es decir, fijos, de que, hoy, es formado y al
los individuos, productores de entendimiento número exponencial de acciones, esto es,
colectivo”. fl ujos, que lo atraviesan. Esa es una nueva
dimensión del espacio, una verdadera quinta
En cierto modo, novedad de nuestro pe- dimensión” (Santos, 1994: 38).
ríodo, la universalidad fue largamente prepa-
rada pues, como asevera Zerzan ( 2008:179),
“el siglo XVII fue el primero en el que la gen- Algunas palabras finales
te se consideró a sí misma como habitantes
de un determinado siglo”, pero una sociedad Gracias a una base material altamente
más compleja “requiere un sistema mayor de tecnificada, constituida por técnicas de la
señales temporales” (2008: 181). Ese embrión información, en intrínseca asociación con
de sincronismo social debe mucho al reloj las nuevas condiciones organizacionales y
que, como sugiere Attali (1982:284), fue el políticas, los eventos son interdependientes
primer sistema artificial capaz de producir en su surgimiento originario y, así, asistimos
cualquier cosa en serie, inclusive el propio a una verdadera historia universal. Hoy, al-
tiempo, y agrega que “una transmisión instan- gunos actores producen eventos técnicos y
tánea del tiempo unifica el espacio y organi- políticos que abarcan la totalidad del planeta
za un sincronismo planetario que desordena y que, entrelazados, crean un conjunto de
la organización de la mayor parte de los ca- existencias planetarias. Es la primera vez en
lendarios”. El autor se refería al desorden pro- la historia que una generación recibe de otra
ducido en la dinámica del lugar; aquello que objetos, acciones, relaciones e ideas univer-
Hägerstrand (1970:101) interpretó de otra for- sales, simultáneos e interdependientes, lo
ma al decir que “el reloj y el calendario son que puede ser denominado tiempo empírico
los dispositivos antidesorden por excelencia”. (Santos, 1996).
Ya Mumford (1982) se había referido a la “re-
gimentación del tiempo” en el final del siglo Se trata de una profunda interrelación de
XIX a partir de los ferrocarriles, agregada a la los actores en el lugar, pues unos trabajan
estandarización del tiempo de Greenwich. para otros compartiendo una base técnica,
normativa e ideológica, aunque las relaciones
No son pocos los autores que consideran sean desiguales y signadas por la subordina-
que la historia universal, entendida como ción y órdenes externas. Esta complejidad de
fusión de las historias particulares desarro- formas-contenido puede ser enunciada como
lladas en diferentes rincones del planeta, ha “unidad de lo múltiple” (Simmel, 2006:71).
comenzado en el siglo XVI. Esa parece ser la C u a n d o l a t é c n i c a a d q u i e r e e s p e s u ra ,
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