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Indice
Introducción
Analizamos varios cantos
Situación actual
¿Qué ha ocurrido?
¿Qué entendemos por canto litúrgico?
Clases de cantos litúrgicos
Grados de participación por medio del canto
Criterios para seleccionar los cantos
FORMACIÓN LITÚRGICA
Introducción
Hoy día hay una proliferación de cassettes y publicaciones de cantos. Casi todos los autores
musicales cristianos han publicado sus cantos para sus grupos y para el público en general. Otros
muchos han recurrido a poner una letra a melodías que han sido de su agrado.
No tenemos la pretensión de juzgar todos los cantos de todas las publicaciones. Nos parece bien la
proliferación de cantos, lo mismo que nos parece bien la publicación de libros de oraciones. Todo
lo que sirva para la edificación del pueblo de Dios es bienvenido, porque "la participación en la
sagrada liturgia no abarca toda la vida espiritual" (SC 12). En medio de todas estas publicaciones,
hay cantos para las reuniones y oraciones de grupos, otros cantos, con pretensión de ser cantos
litúrgicos y también hay "cantos litúrgicos". Por tanto, no todos los cantos que se publican son
cantos litúrgicos, lo mismo que no todas las oraciones son oraciones litúrgicas.
"En la liturgia, Dios habla a su pueblo y el pueblo responde a Dios con el canto y la oración" (SC
33). Nos centraremos, pues, en el canto que entonamos en las celebraciones litúrgicas. Así queda
delimitado el contenido de este capítulo.
En las celebraciones litúrgicas "el canto sagrado, unido a las palabras, constituye una parte
necesaria o integrante de la liturgia solemne" (SC 112). El canto, por tanto, es "liturgia", y como
tal, requiere atención y cuidado.
Este capítulo, tal como lo ves en el índice, comienza analizando varios cantos que se cantan en las
Misas. Partiendo de este hecho, analizaremos la situación actual, delimitaremos el canto litúrgico,
estudiaremos las clases de cantos litúrgicos, daremos las orientaciones para participar en la liturgia
por medio de canto y los criterios para elegir los cantos, los retos que tenemos delante en cuanto al
canto, las sugerencias para tener en cuenta y, por último, nos fijaremos en los cantos de la
Eucaristía.
MIRAMOS VARIOS CANTOS
Hemos puesto sólo tres ejemplos de los cantos que se oyen en la Eucaristías con jóvenes y que se
han introducido en las Eucaristía del pueblo de Dios. Están en el cantoral de los jóvenes de mi
parroquia y se han cantado muchas veces en las Misas. Naturalmente, no nos fijamos en esta
primera mirada en la música, sino en la letra. ¿Qué les pasa a algunas de estas letras?
Situación actual
Cuando los sacerdotes nos ponemos a hablar de la sociedad, o de cualquier otra realidad, solemos
ser pesimistas, estos es, destacamos los fallos y defectos. Estamos siempre comparando con el
Evangelio y el Reino. Apenas hablamos de los aspectos positivos que tiene toda realidad.
Al hablar de la situación actual del canto litúrgico, del canto en las celebraciones me ocurre
exactamente lo mismo. Por tanto, no olvidamos todo el esfuerzo que se ha hecho para la
renovación y adaptación del canto litúrgico. Sería injusto no señalar la cantidad de trabajo de valor,
tanto en el texto como en la música, realizado por personas competentes durante estos últimos
años.
Hemos de afirmar que éstos no son los únicos cantos que se cantan en las eucaristías. Junto a estos
cantos hay otros muchos cantos dignos de ser tenidos en cuenta y que se cantan en nuestras
Eucaristías
¿Qué ha ocurrido?
Lo que vamos a hacer es retroceder unos pocos años, hasta el Concilio y ver lo que ha pasado a la
hora de aplicar la reforma conciliar. La idea básica del Concilio fue ésta: No se trata de cantar
cantos, sin más, durante la misa, aunque sean muy bonitos y bellos, sino que se trata de expresar la
fe expresada en los textos de la misa, a través del canto.
¿Qué ha ocurrido? Que nos hemos quedado con "otro canto" y no hemos seguido leyendo. Por otra
parte, la Conferencia Episcopal no ha hecho una relación de textos y cantos para la entrada.
Además, se ha pensado: si en el canto de entrada se puede cantar "otro canto", también se podrá
cantarlo en otros momentos de la Misa. Y cada comunidad parroquial ha hecho su elección de
cantos para la Eucaristía.
- Segundo punto básico defectuoso: Antes de la reforma conciliar había dos formas de celebrar la
Misa. La Misa solemne o cantada y la Misa rezada, sin canto.
Para la primera estaba todos reglamentado. Normalmente era la llamada Misa Mayor. En ella se
solía cantar todo, con las melodías gregorianas, o con otras melodías polifónicas.
La Misa rezada tenía su origen en las antiguas Misas privadas, las que decía cada sacerdote con el
monaguillo, y era sin canto (Antiguamente el cumplimiento del precepto dominical sólo se
cumplía con la asistencia a la Misa Mayor. Pasó mucho tiempo para que se permitiera cumplir con
el precepto dominical asistiendo a la misa rezada o privada.) .
Al llegar el Concilio, y con él la celebración de la misa en lengua vulgar, se prepararon los textos
de la misa y se musicalizaron dichos textos. Todos estos son cantos litúrgicos. Son la misa con
algunos textos de ella cantados. Por tanto, todos los textos de la misa con música son cantos
litúrgicos.
• en primer lugar,
- el ordinario de la misa (Ordinario de la Misa se llama aquello que es parte de todas las Misas,
aunque en algunos tiempos litúrgicos no se realice, como el Señor, ten piedad o el Gloria. Este
nombre viene de antiguo y se decía en contraposición al "Propio de la Misas", que eran aquellas
partes que sólo eran propias de unas misa; por ejemplo lo que era propio del Día de Navidad o del
Día de Pascua, etc.) Señor, ten piedad, el Gloria, el Credo, el Santo, el Cordero de Dios, los
saludos del sacerdote, los diálogos, y aclamaciones.
- el propio de la misa: los Prefacios, los salmos y versículos del aleluya.
• en segundo lugar: el canto que acompaña a un rito: como es el canto de entrada que acompaña a
la procesión de entrada y el de la comunión que acompaña a la procesión de comunión. El texto de
estos cantos deben ser aprobados por la Conferencia Episcopal. Pero, todavía no ha aprobado unos
textos para estos momentos.
• Por último, el canto que se canta normalmente en la presentación del pan y del vino, no se puede
llamar en sentido estricto "cantos litúrgico", "sino cantos-para-la-liturgia". Sus textos están escritos
por autores privados. Los cantos de nuestros coros, las "Ave Marías" u otros para el momento de la
comunión, que son de esta tercera categoría.
El canto será más litúrgico cuanto más íntimamente esté unida a la acción litúrgica. (SC 112). Por
tanto, el ideal sería que la Conferencia Episcopal aprobara unos textos para los cantos de entrada y
comunión con contenido doctrinal y calidad literaria suficientes. Hay muchos que se quejan de la
baja calidad.
Hemos titulado a este apartado "clases" de canto litúrgicos. Pero otros autores lo titulan
"situaciones" del canto litúrgico.
De todos modos lo que queremos expresar es los siguiente: que no todos los cantos que pide la
liturgia son iguales, ni tienen la misma función.
Hay situaciones en la liturgia que pide una clase de canto. Hay situaciones que piden cantos como
de marcha, para acompañar una procesión; otras situaciones que el canto debe expresar un
entusiasmo; otras situaciones que necesitamos interiorizar el texto; etc.
El himno
Todos los pueblos han celebrado sus gestas con poesías y cantos. También el pueblo de Dios ha
recordado las obras salvadoras de Dios con cantos o himnos. Recordemos el cántico de Moisés
después de la liberación de Egipto (Ex 15 1-18). El Magníficat, el Benedictus son himnos. El
Gloria de la Misa es himno. Todos cantan la salvación. Ya tenemos la primera característica del
himno litúrgico: cantan las obras de salvación. La letra es muy importante.
Por otra parte, todos ellos están escritos en un lenguaje solemne y de exaltación. Están hechos para
cantar. Y no por un solista, sino por toda la comunidad, y casi siempre con instrumentos.
La música del himno es también solemne, en consonancia con la letra. Muchos de los himnos se
cantan en las procesiones. Si miramos a la sociedad civil, se cantan en las marchas.
Así pues, por himno se entiende el canto que se ejecuta por todos a una en una fiesta. Es el canto
por excelencia, el canto-canto. Su característica principal consiste en que, en él, la palabra y
música tienen la misma importancia.
En la liturgia se producen situaciones de este tipo, es decir, situaciones hímnicas. Por ejemplo, al
comienzo de la celebración, ya que el himno puede unirse a una acción que exija movimiento.
Para conocer si un canto es himno, en primer lugar nos fijaremos en la letra. Por ejemplo, entre los
cantos que cantamos son himnos: "Este es el día que actuó el Señor" (Cantoral Litúrgico Nacional
522).
Si elegimos un himno lo cantaremos a la entrada de la misa.
Las aclamaciones
La aclamación es una frase corta, colectiva, concisa y cargada de emoción. Es como aplaudir o
gritar, pero hecho con música. El grito ¡VIVA! GORA! es una aclamación. Son palabras llenas de
entusiasmo.
En misa son aclamaciones el AMEN, ALELUYA, HOSANNA, SEÑOR, TEN PIEDAD, DEMOS
GRACIAS A DIOS, TE ALABAMOS SEÑOR, etc. Todas esas frases cortas llenas de emoción.
Sería un contrasentido recitarlas o decirlas.
Las aclamaciones y las respuestas están destinadas a conseguir la participación activa de toda la
asamblea. Pierden su sentido si sólo se recitan y cumplen plenamente su función cuando se cantan.
Por tanto, todas ellas son para cantar en la misa dominical. Otra cosa es una celebración en un día
laborable.
Ahora bien, el canto de las aclamaciones da a éstas un carácter más ritual y comunitario, aunque
pierdan algo de su fuerza primitiva. En Misa no gritamos, cantamos lo que diríamos por medio de
un grito. Es verdad que pierde algo de fuerza, pero gana en musicalidad y en unión. Son para
cantarlo todos.
Usamos, pues, en liturgia aclamaciones para invocar: "Ven, Señor"; para demostrar alegría:
"Aleluya"; para dar gracias: "Demos gracias a Dios "; para bendecir a Dios: "Bendecid al Señor";
etc. Los saludos del sacerdote, los diálogos con sus respuestas, algunas respuestas de salmos son
aclamaciones.
El santo es también una aclamación. Por tanto, no debe ser largo, no debería romper el ritmo de la
Plegaria Eucarística. Es desaconsejable los "sanctus-benedictus" polifónicos que cantan algunos de
nuestros coros, anteriores a la reforma del Vaticano II.
Canto meditativo
Meditar significa concentrarse, recogerse, interiorizar. El canto meditativo va en dirección opuesta
a la del himno y a la aclamación.
Hay en la liturgia situaciones en las que tenemos que interiorizar sentimientos y actitudes;
situaciones en que debemos apropiarnos del mensaje. En estos momentos el canto más apropiado
es el canto meditativo.
Los salmos son canto-meditación de la Palabra. Lo cual no quiere decir que todo el salmo tenga
que ser cantado por todos. Nos referimos a las frases que cantamos todos, intercalando al salmo.
Hay frases en la Biblia que necesitan ser interiorizados. En ambos casos la liturgia usa cantos de
estilo recitativo.
Así pues, el canto del salmo es un canto meditativo. También en la comunión se pueden usar
cantos meditativos, aunque el canto de comunión acompañe a la procesión de comunión.
"Ubi charitas" o "Donde hay caridad y amor allí está el Señor", la primera parte de "Jesús matea
zan, azken afarian" son cantos meditativos.
Canto lírico
Si los anteriores cantos son cantos colectivos, el canto lírico es de un miembro o de un servidor o
ministerio de la comunidad.
En la liturgia hay también momentos líricos. Por ejemplo, el canto del salmo responsorial de la
misa, por ser muchas veces el texto poético y por situación (por estar entre dos lecturas) y por la
finalidad que tiene de hacer asimilar la Palabra, es una situación para el canto recitativo y lírico.
De todos modos, el momento más lírico de la misa es el momento del Prefacio. Así también la
misma consagración.
Proponemos tres grados de participación, es decir, respondemos a estas preguntas: si se canta algo,
¿qué es lo primero que hay que cantar? Si hay que cantar algo más, ¿qué más cantos meteríamos?
y si queremos celebrar solemnemente, ¿cómo lo haríamos? Teniendo en cuenta siempre que se
trata de cantar la misa y no cantar durante la misa.
Primer nivel
Es lo más simple. Incluye las aclamaciones y las respuestas. Es el nivel que mejor puede promover
la participación del pueblo. Las aclamaciones y las respuestas son cortas, sencillas, siempre o casi
siempre las mismas y favorecen el clima de misa cantada.
Por tanto, lo primero no es el canto de entrada, sino las aclamaciones. Debemos quitarnos de la
cabeza que cantar "Por Cristo, con él y en él", con el Amén, por ejemplo es sólo propio de las
grandes fiestas.
En concreto, lo primero es cantar, el saludo del sacerdote, las respuestas a las lecturas, el diálogo
antes del Evangelio, el diálogo del Prefacio, el Prefacio, el Santo, la aclamación después de la
consagración, la doxología con el Amén y la bendición final. A este primer nivel se puede añadir al
estrofa del salmo si es una aclamación.
Segundo nivel
Si queremos cantar más, lo segundo sería cantar las partes del Ordinario de la Misa: Señor, ten
piedad, el Gloria, el Credo, el Cordero de Dios, el Padre nuestro y las respuestas a la Oración de
los fieles.
El Gloria es un himno, por tanto, debe ser cantado. Muchas veces se recita, como se hacía en las
misas rezadas. Un himno sin canto no tiene sentido.
La Oración de los fieles tiene forma de letanía: el lector recita las intenciones y el pueblo las
asume cantando. Tal vez nuestros lectores no se atrevan a cantar la invitación a la respuesta. Pero
al menos se debería cantar la respuesta a estas intenciones.
Tercer nivel
En este nivel entrarían el salmo responsorial, el canto de entrada y el canto de comunión y el de
alabanza o acción de gracias después de la comunión.
El salmo responsorial es uno de los cantos que conviene cantar, si hay cantor. Por lo menos la
antífona que repite toda la comunidad. Suele ser corta y fácil de aprender. Con un pequeño ensayo
antes de la Misa es suficiente. Con el salmo, que es Palabra de Dios, ocurre que algunas veces es
sustituido por cualquier canto, sin que ni siquiera sea salmo. Es poco respeto a la Palabra de Dios.
No hay palabra humana comparable a la Palabra de Dios. En ella Cristo está presente.
El canto de entrada y el de comunión corresponden a este tercer nivel. Ahora bien, si nos fijamos
en los cantorales, veremos que tenemos muchos cantos de esta tercer nivel. Lo cual nos impulsa a
introducirlos olvidándonos de todos los demás. Pero, muchos de ellos no son cantos litúrgicos. Son
cantos religiosos, algunos muy buenos, pero que no se han compuesto con la finalidad de
acompañar al rito de entrada, ni al de comunión.
Con este panorama, tal vez, digamos que actuamos en sentido contrario. así es. Sin embargo,
debemos caminar hacia el ideal. esto no se consigue de la mañana a la noche, pero sí es necesario
ponernos en camino.
Cada comunidad, viendo sus capacidades, debe examinarse ante este panorama y ponerse a
ordenar su participación en la Eucaristía a través del canto.
3. La música
En la actualidad no hay por así decirlo música profana y música sagrada. Toda música que nazca
para expresar la fe es válida, en principio, para que sea cantada. La Iglesia no excluye ningún
género de música en la liturgia (SC 116).
Pero es necesario que nos esforcemos para que dicha música tenga cierta calidad. De hecho,
actualmente, por afán de modernidad, se ha cambiado el estilo musical del canto litúrgico por
ritmos y melodías, la mayoría importados de otras latitudes y culturas. Todas son respetables, pero
no todas ellas favorecen el clima de oración deseable. Lo peor, sin embargo, es que son de dudoso
gusto y de poca calidad musical.
Sugerencias:
• Es importante
• Recordamos que
• El buen animador
Cantos de la Eucaristía
• Canto de entrada, acto penitencial y Gloria
• Salmo responsorial, aclamación del evangelio, profesión d efe y oración de los fieles
• Presentación de ofrendas y Plegaria Eucarística
• Padrenuestro, Cordero de Dios y Comunión
En canto es un ministerio, un servicio (SC 112). No tiene fin en sí mismo, no basta que el pueblo
cante, sino que el canto sirva a la celebración y subraye el significado de sus partes. No hay que
cantar por cantar.
El servicio del canto es estar enmarcado en un rito, que se compone de gestos y palabras. En este
caso concreto de gesto y palabra cantada.
Casi todos los textos aprobados son bíblicos. Por ello no es conveniente cambiar el texto de las
partes de la Misa. Y en los cantos de entrada y comunión examinar las letras.
La mayoría de los liturgistas se quejan de textos poco profundos, con una visión teológica pobre y
superficial, tal como hemos anotado al principio del capítulo.
Como consecuencia de este principio el pueblo debe cantar, si se canta, siempre los siguientes
cantos: el salmo responsorial, el Aleluya, el Credo, el Santo, el Padrenuestro y todas las
aclamaciones dialogadas.
Ahora bien, ni la Constitución sobre la Sagrada Liturgia, ni los documentos posteriores han
pretendido en ningún momento excluir el coro polifónico de las celebraciones. Antes bien, se
reconoce en ellos el papel de servicio (ministerio) litúrgico que el coro ejerce en la celebración.
"Los acólitos, lectores, comentadores y cuantos pertenecen al coro desempeñan un auténtico
ministerio" (SC 29).
¿Qué sentido tiene la participación del coro en una celebración? Desde luego no es para deleitar, ni
para exhibirse o para dar un concierto; el coro es, ante todo, actor de la celebración litúrgica y está
al servicio de ésta.
Por tanto, el coro no cumple su cometido buscando "huecos" en donde encajar cantos de su
repertorio, como si fuera un elemento decorativo, como son las flores.
¿Cuál es, en concreto, el lugar donde debe intervenir el coro? "No se puede aprobar la práctica de
confiar sólo al grupo de cantores el canto de todo el Propio y de todo el Ordinario, excluyendo
totalmente al pueblo de la participación cantada" (Musicam Sacram 16). Por eso, el Gloria y el
Credo se han creado para que el pueblo y el coro puedan participar. El coro puede cantar durante la
presentación de las ofrendas y en la comunión, así como también el canto de alabanza después de
la comunión. Como dice el documento Musicam Sacram, "algunos cantos del pueblo ... podrán
confiarse solo al coro, con tal que no excluya al pueblo de las otras partes que le corresponden"
(MS 16).
Retos y sugerencias
Recuperar la Palabra
Una vez que hemos visto la situación actual, proponemos unos retos que debemos afrontar con
realismo, viendo la situación concreta de cada comunidad y las posibilidades que tiene.
La música está al servicio de la palabra, ayuda a comprender lo que se canta (OLM 19). Por tanto,
hemos de recuperar la "palabra bíblica". Una importancia singular tiene el salmo responsorial.
Hemos de valorar y respetar en su versión litúrgica y no sustituirlo por cualquier canto.
Lo cual no se hace sólo respetando el texto. Conviene que el contenido esté en consonancia con el
momento concreto y el tiempo litúrgico. Que cada canto responda al momento celebrativo que
acompaña. Hay que pensar el porqué del canto situado en ese momento de la celebración.
Al mismo tiempo, debemos fijarnos en el texto. Que sea también comunitario. Que hable más del
nosotros "asambleario" que del yo "privado-individual". El canto da voz al Cuerpo de Cristo (Rm
15, 5), es la voz del Cuerpo de Cristo.
El canto depende
1 de la celebración: Eucaristía, exequias sin misa, sacramentos del bautismo, del perdón, del
matrimonio.
2 del tiempo litúrgico: Adviento, Navidad, Cuaresma, Pascua, tiempo ordinario, fiestas de la
Virgen, de los santos...
6 de la categoría del canto: si es para acompañar un rito, como la procesión, para interiorizar, como
el salmo, etc.
b) que, como el celebrante no es especialista en música, puede dejar al director de coro, o a los
chicos de las guitarras que canten lo que les guste o lo que sepan.
Es importante
1 cantar. Es una de las cosas que sin duda debemos promover en nuestras celebraciones. ¿Para
qué? Para crear un clima colectivo, para crear un ambiente de oración y alabanza, para que los
sentimientos de todos entren en el corazón.
2 cantar bien. Los cantos con ritmo no debemos cantarlos arrastrándolos. Con ganas y dedicación,
con uno que anime y dirija el canto se consiguen buenos efectos. Así disfrutaremos más de la
calidad del canto y de la satisfacción de cantar bien.
3 saber dosificar el canto. Es decir, no se trata de cantar todo y todos, diciendo que cuanto más se
cante mejor. La celebración necesita espacios de silencio, de música, espacios para escuchar, etc.
4 tener organista, animador de cantos, solistas y coro. Todos ellos dan a la celebración un ambiente
de "cosa" bien hecha y preparada. Claro que depende de las posibilidades de cada asamblea. Pero,
tendiendo a este objetivo.
Recordamos que:
a) hay cantos que habría que cantar siempre: Santo, antífona del salmo, aclamación después de la
consagración, aleluya, amén de la Plegaria, etc.
b) el canto tiene que estar muy unido al momento concreto, al tiempo litúrgico. No se debe pensar
en que es bonito tal canto para integrarlo en misa.
c) hay que preguntarse primero que momentos necesitan más fuerza expresiva y por tanto,
necesitan ser cantadas. No debemos ir a la misa con unos cantos ya pensados y, después, mirar
dónde los metemos.
d) no hay que andar con la preocupación de introducir cantos nuevos; ni con la tranquilidad seguir
siempre con los mismos cantos.
e) el buen animador conoce bien su asamblea y es capaz de saber en concreto la forma de animar
para que el canto litúrgico sea tomado con interés.
f) el animador sabe liturgia.
Cantos de la Eucaristía
Es conveniente ensayar momentos antes de la Eucaristía. Ahora bien, no se trata de repasar todos
los cantos, sino la antífona del salmo y algún otro que no esté bien aprendido. Otro consejo: no
hacer un ensayo demasiado pesado. Si no se aprende un día, se aprenderá en varios.
Por último, la antífona y todo canto debe ser motivado: hay que decir por qué se canta y a qué
viene este canto.
El canto de entrada
"La finalidad del canto de entrada es hacer que los fieles reunidos constituyan una comunidad. El
objetivo de este canto es
• abrir la celebración, es la primera acción que hacemos. Lo cual nos obliga a que sea un canto que
dé el tono litúrgico del día. Por eso, en los tiempos litúrgicos fuertes, debe ser el propio del tiempo.
• fomentar la unión de quienes se han reunido, la mayoría viene a su misa. Este canto intenta sacar
de esa idea a cada uno de los asistentes. Por tanto el canto debe tener una letra que vaya en esa
dirección. Siempre con texto en plural.
• y elevar sus pensamientos a la contemplación del misterio litúrgico o de la fiesta, la comunión del
punto anterior no debe convertirse en pura camaradería, sino en fraternidad de hijos e hijas del
mismo Padre, en pueblo que camina reunido a la casa del Padre. Un Padre que le ofrece un tiempo
de gracia por medio de un tiempo concreto.
• El sujeto del canto de entrada es toda la comunidad. Ahora bien, la estrofa siempre es bueno que
lo canten unos pocos o un solista.
El acto penitencial
El canto del acto penitencial es la aclamación "Señor, ten piedad". Es una aclamación que viene
desde muy antiguo, pero que hoy día está incluida en el acto penitencial. Al decir que es una
aclamación, quiero decir que el "Señor, ten piedad" se fija más en la fuerza del Señor
misericordioso que perdona, que en nuestro pecado. Es un acto de confianza en ese Señor.
El Gloria
Es un himno y, por serlo, debería cantarse en las misas dominicales. Ocurre que la mayoría de las
veces no se canta y queda desdibujado. Si no se canta, hay que buscar fórmulas para que se cante
una estrofa.
En Navidad hay que hacer el esfuerzo de cantarlo.
Las lecturas
En este apartado nos referimos a las aclamaciones "Palabra de Dios" y a su respuesta-aclamación
"Te alabamos, Señor", o "Gloria a ti, Señor Jesús".
El salmo responsorial
El salmo responsorial es una oración. Es siempre para expresar sentimientos que nos ha dejado la
lectura. Debe ser poco o mucho cantado.
Lo mínimo es cantar la antífona, esa frase que se repite varias veces. En castellano está publicado
el Libro del salmista.
Esta aclamación consiste en el canto del aleluya por parte de toda la asamblea, el canto o el decir
el versículo asignado y en canto, otra vez, del aleluya. Ahora bien, habría que cuidar las melodías.
Tendrán que ser distintas para el Adviento, Tiempo Ordinario y para Pascua.
La profesión de fe
La profesión de fe, el Credo, no es un himno como el Gloria, sino más bien una afirmación para
ser proclamada, dicha, por toda la asamblea. Por eso, normalmente, será recitada.
Alguna vez, sin embargo, podrá destacarse esta profesión de fe con el canto, o bien recitándolo
intercalando alguna afirmación, como Creo, Señor.
Además, las letras que hemos usado hasta ahora deben ser abandonadas. No es el momento del
ofrecimiento. El ofrecimiento se realiza después de la consagración. En este momento no tenemos
más que pan y vino sobre la mesa-altar y no a Cristo.
La Plegaria Eucarística
Es el momento central de la celebración, y ello debe notarse también en el canto. Se acostumbra
cantar el Santo, y nada más. Hay que hacer un esfuerzo para que este momento no quede
oscurecido y en inferioridad de condiciones.
Los momentos más adecuados para el canto son:
• El prefacio. Es el arranque de la Plegaria, de la proclamación de la acción de gracias. Y quedará
más resaltado si se canta por los menos el diálogo inicial. Claro, sería mucho mejor cantar el
prefacio entero.
• El Santo. Es el canto que debe cantarse siempre. La música de este canto-aclamación debe ser lo
más vibrante posible en cada asamblea.
• La aclamación del memorial. Inmediatamente después de la consagración, la asamblea aclama lo
que allí se ha realizado: la presencia de Cristo muerto y resucitado salvador. Hay tres fórmulas
distintas y las tres musicalizadas. Hay que aprenderlas y distribuirlas según los tiempos litúrgicos.
• La Doxología y el Amén. Es la conclusión de la Plegaria Eucarística con una fórmula trinitaria.
Es bella. La asamblea ratifica su adhesión solemnemente con el Amén. Está musicalizada
precisamente para que sea cantada.
• Otras aclamaciones. Las Plegarias para las misas con niños prevén otras aclamaciones.
Convendría introducirlas algunas veces cantándolas. En algunas ocasiones, se podrá introducir
alguna invocación al Espíritu Santo después de las epíclesis.
El Padrenuestro
En las celebraciones más solemnes es conveniente cantar el Padrenuestro. Pero, no siempre. No es
una aclamación, sino una oración de la comunidad de hermanos.
Ahora bien, la respuesta final "Tuyo es el Reino, tuyo el poder y la gloria", sí es una aclamación.
Lo cual no invita al canto. Por tanto, si se canta el Padrenuestro, habría que cantar también esta
aclamación.
El Cordero de Dios
Después del Padrenuestro, tienen lugar dos gestos que introducen la comunión: el gesto de la paz y
la fracción del pan.
Estos dos gestos tienen previsto un solo canto, que se canta después del gesto de paz y durante la
fracción: es el "Cordero de Dios" que termina con "danos la paz".
Sin embargo, nuestras asambleas han introducido otro canto: el canto de paz. Estos cantos de paz,
no previstos en el misal, han aparecido por el deseo de resaltar la paz tan necesaria. Pero, el
problema es que ha hecho desaparecer el "Cordero de Dios" y no dar valor al "danos la paz" del
mismo.
¿Qué habría que hacer? Mantener el "Cordero de Dios" y cantarlo no siempre todo la asamblea,
sino en forma de letanía por un solista o por el coro la primera parte, tal como está estructurado.
Algunas veces, se puede cantar algún canto de paz, pero que tenga un contenido realmente
adecuado. Cuidando siempre de no inflar mucho este momento. Si algún día queremos recalcar la
paz y se canta, recitar el "Cordero de Dios".
La comunión
No es necesario cantar durante la procesión de comunión, aunque la costumbre así nos los diga. Es
un momento en que cada uno se introduce en el misterio de Cristo muerto y resucitado. Es un
momento de reflexión, de sentimiento, de meditación. Lo normal es no cantar.
Ahora bien, si se canta, que sea una letra conocida para que la asamblea no esté pendiente de la
letra. El coro tiene un momento adecuado para cantar un canto eucarístico a voces. Mejor sería
cantar después de la comunión un canto de acción de gracias o de alabanza.
El canto final
El Misal no prevé ningún canto final. No hay, pues, canto final. Lo normal sería cantar la fórmula
de la bendición. Y, una vez que se ha despedido a la asamblea, salir con música de órgano.
Si se canta, a pesar de todo, un canto al final, lo mejor sería cantarlo inmediatamente después de
las celebración y antes de la despedida, antes de decir, "Podéis ir en paz".
Cuestionario
1.- Aquí tienes todas las partes de la misa que se pueden cantar. Pon una nota a cada canto de 1 al 5
según la importancia que tienen para ser cantadas. Si un canto hay que cantar siempre le pones un
cinco, si se puede decirlo sin cantar le pones un 1. Nos imaginamos que estamos en una misa de
domingo, no en una misa diaria.
2.- Imagínate que es un domingo de Pascua. Prepara todo lo que se deba cantar este día. Fíjate en
la lista que henos puesto en la pregunta anterior. Además de decir qué partes hay que cantar, di en
concreto qué canto.
Aclamar al
Repetición Pueblo
Acto Señor
de la Cantor y
penitencial misericordi
aclamación pueblo
oso
Toda la
Glorificar
Forma asamble
Gloria al Padre y a
alternada a Coro y
Cristo
pueblo
Versículos
Meditar la y respuesta Cantor y
Salmo
Palabra de la pueblo
antífona
Toda la
asamble
Aclamar a Aleluya y
Aleluya a Verso
Jesucristo verso
cantor o
coro
Recitado
o
Profesión
Credo Alternando cantado
de fe
una
estrofa
Toda la
Oración de Unirse a las Respuesta
asamble
fieles peticiones cantada
a
Presentación
Descanso Canto coral Coro
de los dones
Aclamación Toda la
Aclamación
Santo a Dios asamble
solemne
Padre a
Aclamación
y Toda la
Aclamaciones
ratificación Al unísono asamble
de la Plegaria
de la a
asamblea
Toda la
Oración de
Padrenuestro Al unísono asamble
hermanos
a
Alternando
Acompañar Coro y
Fracción coro y
el gesto pueblo
pueblo
Toda la
Acción de Alabanza al
Dar gracias asamble
gracias unísono
a o coro
No hay
Canto final canto
previsto
•
Aclamaci Desde al
ones, nave
Participación
respuesta
s
plena
La •
consciente
asamble Antífona
a s,
activa
• Himnos
íntegra
• Cantos
diversos
• Preside en • Desde la
nombre de Invitacio
Cristo. nes a la sede
plegaria
• Canta en ambón o
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Recomendaciones
* De acuerdo a las posibilidades, sería aconsejable que el pueblo tuviera una hoja de cantos o
cancionero.
* Los himnos debe ensayarse con el pueblo antes de comenzar la Liturgia (por esto es necesario
llegar temprano).
* El ministerio de música debe estar ubicado en un lugar desde donde sea visible para poder
“dirigir” a la Asamblea.
* El líder del ministerio debe estar ubicado de tal manera que pueda ver lo que está pasando en
el altar.
* En la Liturgia no está permitido utilizar himnos que se compongan de melodías populares y
letras adaptadas.
* Debemos atrevernos a componer nuestros himnos, guiados por lo siguientes criterios:
o Analizar bien al acto litúrgico para el cual se va a utilizar el himno.
o Procurar que sea un himno que esté al alcance del pueblo y de los coros más modestos,
para que pueda facilitar la verdadera participación.
o Como fuentes de composición de las letras, tómense en cuenta la Sagrada Escritura o la
misma Liturgia.
o Consulte con un sacerdote o persona preparada en el área litúrgica.
* El líder del ministerio debe colocarse en un lugar desde el cual pueda ver todo lo que pasa en
el altar.
* Debemos tener cuidado al acomodarnos. Ningún miembro del ministerio debe dar la espalda al
altar.
* Para bodas, misas de niños, etc se necesitan elegir cantos adecuados.
* Utilice ropa adecuada para entrar al Templo.
* No olvidemos que nuestro ministerio no es un negocio, sino más bien un apostolado. Cuando
estamos al servicio de la Parroquia, debemos estar atentos a las necesidades que se puedan ir
presentando, sin pensar en la cuestión monetaria como retribución del servicio que damos.
* Al momento de elegir los cantos, debe tenerse mucho cuidado con los tonos a usar. Algunas
tonalidades muestran el talento de los que ejecutan o cantan, pero se olvidan de la participación del
pueblo, quien se vuelve un espectador más del "Concierto" que se está dando. No se debe olvidar
que se trata de guiar al pueblo en la Alabanza, no de darles un espectáculo.