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BARIONá,

El Hijo del trueno.

Autor:
J. P. Sartré
Compañia teatral:
“Un cor et anima una”
(Where you invest your love, you invest life...)

1
CUADRO I, Pág. 2 a 7
(Personajes: Barioná Lelius, Sara, Ancianos 3 ó 4 )
Música.
Escenario vacío.

El narrador.
Queridos amigos vamos a contarles la historia de Barioná, el Hijo de Trueno.
Estamos en Palestina en la época en la cual los romanos eran los dueños del
mundo.
En esta tierra suceden cosas inauditas, cosas que no suceden en ningún otro lugar
del mundo. Parece que un ángel haya anunciado a una joven judía que se llama
Maria que tendrá un hijo y que ese hijo será el hijo del altísimo.
Nuestra historia va a comenzar nueve meses después de este misterioso anuncio, el
24 de diciembre del ano cero de la era cristiana.
Estamos en Betaur un pueblecito de ochocientos habitantes, situado en las
montañas de Judea. Bariona es el jefe del pueblo.

Un funcionario romano (Lelius) se presenta a la casa de Bariona llevando malas


noticias.

En casa de Bariona.
Sillas, mesa, vasos, botella.

Tocan a la puerta.
Silencio.
Tocan otra vez.
Bariona abre la puerta.
Lelius entra.

Barioná
Buenos días.

Lelius.
Buenos días jefe... Querría hablar con usted.

Barioná
Tome asiento... ¿Quiere un vaso de vino?

Lelius
Si gracias.

Barioná le sirve un vaso de vino.

Barioná

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¿Que quiere de nosotros la poderosa Roma?.

Lelius
Roma está involucrada, contra su deseo, en una larga y difícil guerra…
Más que una ayuda efectiva, apreciaría una contribución extraordinaria de Judea a
sus gastos de guerra… como un testimonio de solidaridad.

Barioná
¿Queréis subir los impuestos?

Lelius
Roma lo necesita (con autoridad)

Barioná
¡No podemos pagar más!

Lelius
No se les pide más que un pequeño esfuerzo…
El procurador eleva los impuestos a dieciséis dracmas (con autoridad)

Barioná
¡Dieciséis dracmas! … ...
Esos viejos montones de tierra roja, agrietados, hendidos, cuarteados, como
nuestras manos, ésas son nuestras casas. Se deshacen en polvo; tienen cien años…
Nuestros pastores necesitan hacer diez leguas para llevar nuestros corderos a unos
pastos miserables…
¡Somos todos viejos!... El pueblo agoniza... ¿Ha oído el grito de algún niño desde que
está aquí?. Puede que queden una veintena de muchachos. Pronto se irán también
ellos a la ciudad, donde se les pagara un salario de hambre.
Este pueblo agoniza… Dejadnos morir tranquilos.

Lelius
El hombre está de corazón con usted…
Pero el funcionario romano (autoridad) ha recibido órdenes y tiene que ejecutarlas.

Barioná
¿Y si rehusáramos pagar el impuesto?

Lelius
Sería una grave imprudencia… (Solemne)

Barioná
¿Vendrían los soldados a nuestro pueblo?...
¿Violarían a nuestras mujeres y se llevaría nuestros animales?

Lelius
Es usted que lo puede evitar… (Con indiferencia)

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Barioná
Está bien…
Voy a reunir al Consejo de Ancianos para darle cuenta de su peticione.

Lelius
Hasta pronto Barioná.

Lelius sale.
Barioná pasea por la sala, pesaroso…
Luego toca la campana para reunir al consejo.
Tocan a la puerta.
Barioná abre al tiro.
Entran los ancianos.

Barioná
Un romano ha venido al pueblo trayendo órdenes del procurador…
Parece que Roma está en guerra…
Pagaremos, por lo tanto, un impuesto de dieciséis dracmas.

Primer anciano
¡Barioná, no podemos! (se levanta)
¡No podemos pagar ese impuesto! (con fuerza)
¡Nuestros brazos son demasiado débiles y nuestros animales revientan!
¡No obedeceremos a Roma! (con rabia)

Segundo anciano
¡Entonces los soldados vendrán aquí a coger a tus corderos!

Primer anciano
Entonces, (con fuerza) ¿tú eres partidario de que paguemos? (puñetazo en la mesa) ¡Te
has vendido a los romanos! (con rabia)

Segundo anciano
No me he vendido… (Con decisión)
Pero cuando el enemigo es más fuerte, sé que hay que agachar la cabeza.

Tercer anciano
¡Silencio! Escuchemos a Barioná.

Barioná
Pagaremos ese impuesto…
!Pero nadie, después de nosotros, pagará más impuestos en este pueblo!

Primer anciano
¿Cómo será posible? (con asombro)

Barioná
Porque no habrá nadie para pagar el impuesto…

4
¿Oh, compañeros míos?, ven en qué estado nos encontramos: sus hijos les han
abandonado para bajar a la ciudad y ustedes han querido quedarse, porque son
orgullosos…
El pueblo agoniza desde que los romanos entraron en Palestina y aquél de entre
nosotros que engendra una nueva vida es culpable de prolongar esta agonía…
El mundo no es más que una caída interminable…
El mundo no es más que una mota de polvo que no termina nunca de caer…
Las personas y las cosas aparecen de repente en un punto de la caída y, apenas
aparecen, son arrastrados por esta caída universal…
¿Oh compañeros?, mi sabiduría me ha dicho que la vida es una derrota, nadie sale
victorioso, todo el mundo resulta vencido; todo ha ocurrido siempre para mal y la
mayor locura del mundo es la esperanza!!!

El coro
¡La mayor locura del mundo… es la esperanza!!! (todos modulando cada palabra)

Barioná
Esta es mi decisión: no nos rebelaremos…
Pagaremos el impuesto para que nuestras mujeres no sufran…
Pero el pueblo va a amortajarse con sus propias manos…
No haremos más niños…

Primer anciano
¿Qué? … ¿No más niños? (asombro tragico)

Barioná
No tendremos más relaciones con nuestras mujeres... No queremos perpetuar la
vida ni prolongar los sufrimientos de nuestra raza…
Dentro de un cuarto de siglo, los últimos de nosotros estarán muertos. Tal vez yo
parta el último…Los cuervos limpiarán mi carroña y el viento dispersará mis
huesos.
Entonces el pueblo retornará a la tierra... El viento golpeará las puertas de las casas
vacías, nuestras murallas de tierra se derretirán como la nieve de primavera en las
laderas de las montañas, no quedará nada de nosotros sobre la tierra ni en la
memoria de los hombres…

Tercer anciano
(mirando al horizonte como si viera el futuro que propone Bariona, asustado)
¿Es posible que pasemos el resto de nuestros días sin ver la sonrisa de un niño?
¿Para quién, trabajaríamos?
¿Podremos vivir sin niños?

Barioná
¿Porque se lamentan?...
¿Quieren refrescar con hombres nuevos la interminable agonía del mundo? ¿Qué
destino desean para sus futuros hijos?
Que bajen allí, a las ciudades, para convertirse en esclavos de los romanos y
trabajar por salarios de hambre?

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Me obedecerán!!!
Y deseo que nuestro ejemplo sea anunciado por toda Judea y que sea el origen de
una nueva religión, la religión de la nada…y que los romanos sean los dueños de
nuestras ciudades desiertas.
Repitan conmigo... (solemne mirando al publico) Juro no engendrar nunca más. Y si falto
a mi juramento, que mi hijo nazca ciego, que sufra la lepra, que sea un objeto de
desprecio para los demás y de vergüenza y dolor para mí.

Entra Sara sin tocar a la puerta.

Sara
¡Que se paren!

Barioná
¿Qué pasa?... ¿Habla!

SARA
Venía a anunciarte…
¡oh, Barioná!...
¡me acabas de maldecir! (triste – desesperada)
Has maldecido mi vientre y el fruto de mi vientre.

Barioná
¿No querrás decir que…?

Sara
Sí... Estoy embarazada!!! (triste – desesperada)
Hemos rezado juntos a Dios para que nos diese un hijo…
Y hoy que lo llevo dentro de mí y que nuestra unión ha sido por fin bendecida, me
rechazas y ofreces nuestro hijo a la muerte…
¡Barioná, me has mentido!

Barioná
¡No es verdad, no te he mentido!
Quería un hijo... Pero hoy he perdido toda esperanza y toda fe…
Es por este niño que tanto he deseado y que llevas dentro de ti por lo que no quiero
que nazca…Es por él…
Ve al hechicero, te dará unas hierbas y quedarás estéril.

Sara
Barioná, te lo suplico!!!

Barioná
¡Sara!... soy señor del pueblo y dueño de la vida y la muerte…
He decidido que mi familia se extinguirá conmigo…No hay vuelta atrás.
¿Porque lo quieres?. El habría sufrido y te habría maldecido.

Sara (cierta con ternura)

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Acepto por el todos los sufrimientos que va a padecer aunque se que yo los sentiré
también en mi propia carne. No hay una espina en su camino que pueda clavarse en
su pie sin clavarse también en mi corazón…
Le amo ya, tal y como será. A ti te elegí entre todos, vine a ti porque eras el más
hermoso y el más fuerte. Pero aquel a quien espero no lo he elegido y sin embargo lo
espero. Le amo por adelantado, aunque sea feo. Aunque vuestra maldición lo cubra
de lepra. Amo por adelantado a este niño sin cara y sin nombre...
Es mi niño!!!

Bariona
Si le amas, ten compasión de él…
Déjale dormir el sueño tranquilo de los no nacidos…
¿Quieres darle como patria una Judea esclavizada?... ¿Por morada esta roca helada
y ventosa?... ¿Por cobijo este montón de arcilla agrietada?

Sara
Quiero darle también el sol y el aire fresco y las sombras violetas de las
(Con fuerza)
montañas y la risa de las niñas…
Te lo ruego, deja que nazca un niño, deja que el mundo tenga, de nuevo, una
oportunidad!!!

Barioná
¡Cállate!
Es una trampa… Siempre creemos que hay una oportunidad más…
Tener un niño es aprobar la creación en el fondo del corazón, es decirle al Dios que
nos tortura: “Señor, todo está bien y te doy gracias por haber creado el universo”.
¿Verdaderamente quieres cantar ese himno?
La existencia es una lepra vergonzosa que nos roe a todos, y nuestros padres han
sido los culpables…
Mantén tus manos puras, Sara, para que puedas decir el día de tu muerte: no dejo a
nadie detrás de mí para perpetuar el sufrimiento humano.

Sara (con esperanza)


¿Y si, por el contrario, la voluntad de Dios fuera que engendrásemos?

Barioná
Entonces, que envíe una señal a su siervo...
Pero que se dé prisa… que me envíe su ángel antes del alba.

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CUADRO II, Pág. 8 a 16
(Personajes: Barioná, pastores (3), persona del pueblo, Reyes M (3), Sara, Lelius, Hechicero)

EL NARRADOR
A Dios no le gustaron las palabras de Barioná. Pensó: ¿quién es este hombre que me
habla con este tono?. Así en la noche envió un ángel a la tierra con un mensaje para
Bariona.
Aquella fue una noche extraña.
Por los caminos se olía un olor muy intenso y agradable, que flotaba por el aire,
espeso como una niebla y que envolvía la cabeza.
Las estrellas parecían estar más cerca de la tierra, como si el cielo hubiera bajado a
la tierra.
Unos pastores estaban con sus ovejas en la montaña, estaban asustados porque era
como si una presencia misteriosa estuviera con ellos.
De repente llego un ángel. Un ángel sin alas porque un ángel es un hombre como yo
y como ustedes al cual Dios le ha dicho: te necesito. Serás mi ángel.
Y el ángel les dijo: en un establo de Belén hay un niño recién nacido. Pero los
pastores no entendían porque era tan importante esa noticia. Los niños nacen todos
los días.
Lo único que despertaba su curiosidad era que el ángel tiritaba de frío. Entonces le
preguntaron: Disculpe Señor ángel… Porque tiene frío?, ¿Quiere calentarse un
poco?, aquí tenemos un fuego…
Y el ángel contesto: En mi cuerpo tengo un frío semejante al frío del cielo. Tengo frío
porque el cielo se ha vaciado, esta desierto, ha perdido la fuente de su calor. Todos
los ángeles tienen frío porque Dios ha abandonado el cielo para bajar a la tierra. Su
espíritu infinito y sagrado está prisionero en un cuerpo de niño todo sucio y se
extraña de sufrir y de ignorar. Nuestro soberano ahora es simplemente un niño...
Ese niño en el establo es Dios!!!
En la plaza de Bethaur.
Campanilla – música.
Entran uno tras otro los pastores anunciando la buena noticia con solemnidad y alegría.

Primer pastor (Jeferson)


Hemos dejado la cima de la montaña y hemos descendido entre los hombres porque
nuestro corazón rebosaba de alegría!!!

Segundo pastor
¡Nos ha nacido el Mesías!...El Mesías, el Rey de Judea, el que nos prometieron los
profetas, el Señor de los judíos ha nació, trayendo la alegría sobre nuestra tierra.

Tercer pastor

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Por eso, la hierba va a creer en la cima de las montañas y los corderos van a pastar
solos y no tendremos nada que hacer, y nos tumbaremos de espaldas todo el día,
acariciaremos a las chicas más guapas y cantaremos himnos de alabanza al Señor.

Cuarto pastor
Ésta es una noche bendita entre todas, joven como la primera noche del mundo,
porque todo vuelve a empezar de nuevo.

Bariona + ancianos del pueblo.


Que pasa aquí? ¿Qué es todo este ruido?

Pastores (con entusiasmo)


¡Barioná, Cristo ha nacido!

Barioná
¿Cristo?... ¡Pobres locos! ¡Pobres ciegos!

Cuarto pastror
Barioná, un ángel me ha dicho: ve a buscar a Barioná, que sufre y dile: “Paz en la
tierra a los hombres de buena voluntad”.

Barioná
¿Y si quiero ser un hombre de mala voluntad?
He blindado mi corazón con una triple coraza: contra los dioses, contra los hombres
y contra el mundo. No pediré compasión ni diré gracias. No doblaré mi rodilla
delante de nadie, pondré mi dignidad en mi odio.
Aunque el Eterno me hubiese mostrado su rostro entre las nubes, me negaría a
escucharle porque soy libre; y contra un hombre libre, ni el mismo Dios puede nada.
Puede reducirme a polvo o prenderme como una tea, puede hacer que me retuerza
en mis sufrimientos como el sarmiento en el fuego, pero no puede nada contra la
libertad del hombre.
Son unos imbéciles, ¿de dónde sacan que me han dado una señal? ¿Quién les ha
anunciado la buena noticia?

Primer pastor
¡Eh!, señor, era un ángel…

Barioná
¿Por qué saber que era un ángel?

Primer pastor
Por el mucho miedo que he tenido…

Barioná
¿Sí? ¿Y cómo era el ángel? ¿Tenía grandes alas?

Primer pastor
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No…

Barioná
¿Y qué prueba os ha dado de lo que os anunciaba?

Primer pastor
No nos dio ningún tipo de prueba…

Barioná
¿Qué? ¿Ni siquiera un pequeño milagrito?
¿No cambió el fuego en agua?
¿Ni tampoco hizo que floreciera el extremo de vuestros cayados?

Primer pastor
No pensamos en pedirle ningún milagro…
Nos dijo: vayan a Belén, en un establo encontraran un niño envuelto en pañales.

Barioná
Que bonito!..En estos momentos Belén esta llena de gente por el censo. Los
albergues no dan abasto, rechazan a mucha gente y muchos duermen bajo las
estrellas y en los establos. Apuesto a que encontrarán más de veinte recién
nacidos…¿Qué hizo luego vuestro ángel?

Primer pastor
Se fue…

Barioná
¿Quieres decir que desapareció…que se evaporó en una humareda como suelen
hacer sus semejantes?

Primer pastor
Se marchó andando sobre sus dos pies…

Barioná
¡Ése es vuestro ángel, cabezas huecas! …¿Basta que unos pastores borrachos de
vino se encuentren en la montaña con un tonto que les cuenta no sé qué sobre la
venida de Cristo para que se pongan a babear de alegría y a lanzar vuestros
sombreros al aire?

Primer anciano
¡Barioná! …¿Hace tanto tiempo que esperamos al Mesías!

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Barioná
¿Y a quién esperan?
A un rey, a un poderoso de la tierra que aparecerá en toda su gloria y atravesará el
cielo como un cometa, precedido por un resonar de trompetas.
Y, ¿qué os ofrecen?
Un niño miserable, sucio, gimiendo en un establo…
Regresen a sus casas, buena gente...
El Mesías no ha venido…Y no vendrá nunca.
Este mundo es una caída interminable… lo saben bien.

Cuarto pastor (defraudado)


¡Vamos, volvamos a casa!
Tenemos todavía tiempo para dormir un poco...
Soñaré que soy feliz y rico... Y nadie podrá robarme mis sueños!

Música

Uno del pueblo (Ivet) (rápido con sorpresa)


Pero amigos no oyen esta música?
Esta llegando alguien?
Miren son tres reyes… vienen sobre unos extraños animales…

Entran los 3 Reyes Magos desde el fondo de la sala.

Melchor
¿Estamos todavía lejos de Belén?

Barioná
Está a veinte leguas.

Melchor
Estoy contento de haber encontrado, por fin alguien.
Todos los pueblos de los alrededores están desiertos porque sus habitantes han
partido para adorar a Cristo.

Todos (exclamación de alegría)


¿Cristo? Entonces, ¿Es verdad? ¿Cristo ha nacido?

Sara (llena de esperanza)


Decidnos, decidnos que ha nacido y dad calor a nuestro corazón. Ha nacido el
divino niño. ¡Hay una mujer que ha tenido esa suerte!

Baltasar (solemne como un viejo sabio y modulando todas las palabras)


¡Cristo ha nacido!...Hemos visto su estrella elevarse en Oriente y la hemos seguido.

Todos (exclamación llena de alegría)

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¡Cristo ha nacido!

Primer anciano
¡Nos estabas engañando, Barioná, nos engañabas!

La muchedumbre
¡Sigamos a los Magos! ¡Bajemos con ellos a Belén!

Barioná
No irán! Mientras yo sea su jefe no irán!

Baltasar
¿Qué?... ¿Vas a impedir a tus hombre que vayan a adorar al Mesías?

Barioná
Yo no creo en el Mesías…y no quiero ser su jefe, porque han dudado de mí…
Pero se lo repito por última vez: miren su desesperanza a la cara, porque la dignidad
del hombre está en su desesperanza.

Baltasar
¿Estás seguro de que la dignidad del hombre no está más bien en su esperanza?..
No te conozco de nada, pero veo en tu cara que has sufrido y veo también que te has
complacido en tu dolor…
Nosotros también hemos sufrido y somos sabios entre los hombres. Pero cuando
esta estrella nueva se ha elevado, hemos dejado nuestros reinos sin dudarlo, la
hemos seguido y vamos a adorar a nuestro Mesías.
Barioná, tú sufres…
Sufres y, sin embargo, tu deber es esperar… Tu deber de hombre.
Cristo ha bajado a la tierra por ti… Por ti más que por cualquier otro, porque tú
sufres más que cualquier otro…
El ángel no espera nada, porque goza de su alegría y Dios le ha dado todo por
adelantado y la piedra tampoco espera, porque vive estúpidamente en un presente
perpetuo…Pero cuando Dios dio forma a la naturaleza del hombre, fundió juntas la
esperanza y la preocupación...
Porque el hombre, ¡sabes?, es siempre mucho más de lo que es…El hombre es
esperanza!!!

Varios a la vez
Vamos con los reyes a Belén…
Vamos a adorar al mesías.

Todos salen
Se quedan solos Bariona y Sara.

Sara
Barioná, voy a seguirles.

Barioná

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Entonces, ¡no me amas?

Sara (con ternura)


Te amo, Barioná…
Pero compréndeme… Allí hay una mujer feliz y plena… una madre que ha dado a
luz por todas las madres.
Y lo que ella me ha dado es como un permiso: el permiso de traer mi hijo al
mundo… Quiero ver a esa madre feliz y sagrada, quiero verla…
Ella ha salvado a mi hijo… Nacerá, ahora lo sé… ¿Dónde?, poco importa… Al borde
de un camino o en un establo, como el suyo…
Y sé también que Dios está conmigo!
Barioná, ven con nosotros…

Barioná
No!

Sara
Entonces… ¡adiós!

Sara sale.
Barioná se queda solo.

Barioná
Estamos solos, Señor, tú y yo…
He conocido muchos sufrimientos, pero ha hecho falta que viviese hasta este día
para sentir el amargo sabor del abandono…
Pero no oirás, Dios de los judíos, una sola queja de mi boca…
Yo que nunca pedí nacer… yo quiero ser tu remordimiento.

Barioná pasea y piensa.

¡Un Dios que se transforma en hombre! ¡Qué idiotez!


No veo qué podría tentarle de nuestra condición humana…
Los dioses viven en el cielo, completamente ocupados en gozar de ellos mismos...
Y si les diera por descender entre nosotros, lo harían bajo alguna forma brillante y
fugaz, como una nube púrpura o un relámpago…

Un Dios-Hombre… un Dios hecho de nuestra carne humillada… un Dios que


aceptase conocer este sabor amargo que hay en el fondo de nuestra boca cuando
todos nos abandonan, un Dios que aceptase por adelantado sufrir lo que yo sufro
ahora… ¡Venga ya!, es una locura.

Entra Lelius.

Lelius
Buenas tardes Jefe.

Barioná

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Buenas tardes

Lelius
El pueblo esta desierto.
Parece que todos se han ido a Belén a buscar a este niño bendito…

Barioná
Esta es una locura

Entra el hechicero, lleva un tambor.

El hechicero
Os saludo, mis señores

Barioná
¿Estás aquí, viejo crápula?...¿No te has ido con los demás?

El hechicero
Mis viejas piernas están demasiado débiles, mi señor.

Lelius
¿Quién es éste?

Barioná
Es nuestro hechicero, un hombre cabal que conoce su oficio. Predijo la muerte de su
padre con dos años de antelación.

Lelius
Otro profeta?. En esta tierra todos se creen profetas!...Bien! pues dinos quién es este
Mesías que vacía todos los pueblos de la montaña cono un aspirador eléctrico.

El hechicero
Perfecto, mi señor…me esforzare por hablarles del Mesías.

Toca un tambor por 10 segundos.

El hechicero (modulando cada palabra, habla lentamente como si estuviera durmiendo)


¡Ya lo veo!... ¡Ya lo veo!....Veo a un niño en un establo.

Lelius
Y luego…

El hechicero
Crece…

Lelius
Evidentemente.

14
El hechicero
(molesto) No es evidente...Hay una elevada mortalidad infantil en Palestina…
Veo… que camina entre los hombres y les dice… yo soy el Mesías…Si dirige sobre
todo a los niños, a los pobres y a los pecadores.

Lelius
¿Predica la rebelión?

El hechicero
Dice… “Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”

Barioná
Es un vendido este Mesías

El hechicero
Veo… que hace algunos milagros…Multiplica unos panes y unos peces…
Resucita a un tal Lázaro…Dice…“yo soy el camino la verdad y la vida”. “Quien
quiera ser discípulo mío tome su cruz y me siga”

Barioná
Y después, ¿qué pasa?

El hechicero
Sufre y muere…

Barioná
Como todo el mundo!

El hechicero
Más que todo el mundo...
Es arrestado, arrastrado ante un tribunal, desnudado, flagelado, despreciado por
todos y, al final, crucificado…Y muere.

Barioná
¿Y muere? ¿Quién, ése? ¿El maravilloso Mesías?...
¡Hemos tenido otros incluso más brillantes, y todos han caído en el olvido!

El hechicero
¡De éste no se olvidarán tan deprisa!
Veo… una gran cantidad de naciones reunidas alrededor de sus discípulos… Y
llevan su palabra más allá de los mares hasta Roma y más lejos.

Barioná
¿Y qué es lo que les produce tanta alegría?

El hechicero
Creo… que es su muerte…

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Barioná
Muerto sin ni siquiera un grito de rebelión...
Y mis hombres, mis propios hombres, van a adorarle.

Lelius (curioso)
¿De dónde le viene tanta agitación?

Barioná
¿Pero no ve que se trata del asesinato del pueblo judío?
Esperábamos un soldado… y se nos envía un cordero místico que nos predica la
resignación… y nos dice: Hagan como yo, mueran en su cruz sin quejas…
¿Qué mi pueblo llegue a ser una nación de Crucificados?...Es una locura!!!
Este Mesías nos matara…y yo le odio!
Se lo que haré…Bajare a Belén llegare allí antes de mis hombres…conozco muchos
atajos…Y luego solucionare este problema…Matare a ese niño!

Bariona sale

CUADRO III, Pág. 17 …


(Personajes: Barioná, Caifás, Sara, Pablo, Ancianos 3 ó 4, persona x, Baltasar, Jervhá, Shalam )

El narrador
Como han visto todos están de camino hacia Belén. Algunos para adorar al niño.
Barioná para matarle.
Ahora disponemos de un breve respiro. Voy a aprovechar de este respiro para
mostrarles a Cristo en el establo, porque será el único momento en el cual le verán:
no aparece en la obra, como tampoco aparece san José y la Virgen María.
Ahora tienen que cerrar los ojos y oírme y yo les diré cómo los veo dentro de mí.
La Virgen está pálida y mira al niño. Lo que habría que pintar en su cara sería un
gesto de asombro lleno de ansiedad.
Cristo es su hijo, carne de su carne y fruto de sus entrañas...
Durante nueve meses lo llevó en su seno, y ella le dará el pecho y su leche se
convertirá en la sangre de Dios…
De vez en cuando la tentación es tan fuerte que se olvida de que Él es Dios…
Le estrecha entre sus brazos y le dice: “¡Mi pequeño!”.
Pero en otros momentos, se queda sin habla y piensa: Dios está aquí…Le mira y
piensa: “Este Dios es mi niño… Esta carne divina es mi carne… Está hecha de mí...
Tiene mis ojos, y la forma de su boca es la de la mía… Se parece a mí… Es Dios y se
parece a mí.
Ninguna mujer, jamás ha disfrutado así de su Dios, para ella sola...
Un Dios muy pequeñito al que se puede estrechar entre los brazos y cubrir de
besos...Un Dios calentito que sonríe y que respira… un Dios al que se puede tocar; y
que vive!

¿Y a José? A José no le pintaría…

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Plasmaría sólo una sombra… al fondo del establo… y dos ojos brillantes.
Porque no sabría qué decir de José y José no sabe qué decir de sí mismo.
Está en adoración y está feliz de adorar y se siente un poco exiliado.
Creo que sufre sin confesarlo... Sufre porque ve cuanto se parece a Dios la mujer
que ama y hasta que punto está ya del lado de Dios.
Porque Dios explotó como una bomba en la intimidad de esa familia. José y Maria
están separados para siempre por este incendio de claridad…Y toda la vida de José,
imagino, será aprender a aceptar.
Seguimos con nuestra historia. Barioná ha logrado llegar a Belén antes de sus
hombres… quiere estrangular al niño.

Entra Bariona

Barioná
Entonces es aquí…
Se ve una rendija de luz que se filtra bajo la puerta…
¡Al otro lado de este muro esta el Rey de los judíos!
Se hace tarde… los otros estarán pronto aquí...
Solucionare este problema en un momento.
Ésta será la última proeza de Barioná: estrangular a un niño!

Mira dentro al establo por una fisura con ansiedad.

No se oye ni un ruido… La lámpara humea…


La mujer está de espaldas y no veo al niño… Imagino que está sobre sus rodillas.
Pero veo al hombre… ¡Cómo la mira!... ¡Con qué ojos!
¿Qué puede haber detrás de esos dos ojos claros?... ¿Esperanza? También yo
desearía tener esa mirada de padre llena de esperanza… pero yo no traigo
esperanza…

Se hecha a tras dos pasos. Angustiado.

No he visto todavía al niño y ya sé que no voy a tocarle. No tenia que mirar los ojos
de su padre. No puedo matar su esperanza…Estoy vencido!

Se oyen las voces de la gente que se esta acercando desde el fondo de la sala.
Desde fuera de la escena: hemos llegado a Belén. Aquí está el establo. Vamos a ver al niño.
Barioná se esconde.

Caífas
Aquí está el establo.

Sara
El niño está ahí, en ese establo.

Caifás
Entremos.

Pablo

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Anunciaremos a su madre que detrás de nosotros vienen los Reyes Magos.

Primer anciano
¡Silencio! Entremos en orden y con el sombrero en la mano.

Entran uno detrás de otro en el establo (es decir salen de la escena)


Barioná sale de su escondite.

Barioná (triste)
En este establo se levanta una nueva mañana…
En este establo ya ha amanecido…
Y aquí, fuera, es de noche…
Noche en los caminos, noche en mi corazón…
Una noche sin estrellas, profunda y tumultuosa como el alta mar.

Entran los reyes magos, acompañados por el toque de una campanilla.

Baltasar
Barioná, ¡estás aquí!
Sabía que te encontraría.

Barioná
No he venido para adorar a vuestro Mesías!

Baltasar
Barioná voy a revelarte un secreto!
Esta gente espera de Cristo que expulse a los romanos, y los romanos no serán
expulsados, que haga crecer flores y árboles frutales sobre las rocas, y la roca
permanecerá estéril, que ponga fin al sufrimiento humano, y dentro de dos mil años
la humanidad sufrirá como lo hace ahora.

Bariona
Entonces ¿cuál es esa buena nueva?

Baltasar
Escucha!
Cristo sufrirá en la carne porque es hombre… Pero es también Dios y toda su
divinidad está más allá del sufrimiento. Y nosotros, los hombres, hechos a imagen
de Dios, estamos también más allá de nuestros sufrimientos en la medida en que
nos parecemos a Dios.
Cristo ha venido para salvarnos; ha venido para sufrir y para enseñarnos el
camino…Cristo ha venido a enseñarte: que tú no eres tu sufrimiento… Lo
sobrepasas infinitamente, porque no puede ser más que lo que tú quieras que sea...
Eres tú quien le da su sentido y le haces ser lo que es.

Barioná! ¡Lánzate hacia el cielo y serás libre!

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Deja que nazca tu hijo... Sufrirá, es verdad... Pero eso no te incumbe. No te
compadezcas de sus sufrimientos, no tienes derecho. Sólo él tendrá que tratar con
ellos y hará de ellos exactamente lo que quiera, porque es libre...
Barioná! Cristo ha nacido para todos los niños del mundo y cada vez que un niño va
a nacer, Cristo nacerá en él y por él, eternamente, para ser golpeado con él por todos
los dolores y para escapar en él y por él, eternamente, de todos los dolores. Viene a
decir a los pobres, a los enfermos, a los fracasados no deben absteneros de tener
niños. Porque incluso para los pobres, los enfermos, los fracasados existe la alegría.

Barioná
¿Es todo lo que tenías que decirme?

Baltasar
Si! Es todo.

Barioná
Déjame solo!

Los reyes magos salen.


Barioná se queda solo en el escenario.

Barioná
Debería entrar en ese establo y arrodillarme… Sería la primera vez en mi vida…
Sería libre…

Entra corriendo desde el fondo de la sala la Ivet gritando.


Barioná se retira en un rincón de la escena

Ivet
Compañeros! Compañeros!
Salgan de prisa!
Tengo noticia terrible!

Todos salen del establo.

Todos a la vez
¡Qué pasa! Dinos que sucede!

Ivet
Es terrible!...Oh Dios mío! …Estamos perdidos!

Todos a la vez
Dinos que pasa!

Ivet
Vienen los Romanos!
Vienen a matar al niño!!!
Vienen a matar a todos los niños de Belén.

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Jerevhá
No podrán huir!
Las tropas vienen por el sur y por el norte, y como una prensa estrujarán Belén.

Shalam
Entrarán en todas las casas, agarrarán a los recién nacidos por los pies y harán
estallar su cabeza contra las paredes.

Sara (de rodilla con el corazón entre las manos)


Señor, yo soy todas las madres y te digo…tómame, tortúrame, pero, ¡sálvale!... Salva
al Rey del mundo… salva a tu hijo y salva también a nuestros pequeños.

Caifás (defraudado y decidido)


¡Vámonos!
Tenías razón, Barioná… Todo ha salido y sigue saliendo mal…
Apenas se percibe una débil llama, los poderosos de la tierra la soplan para
apagarla.

Jerevhá (mirando a Barioná que aparece en un rincón)


Bariona tenias razón!!
Deberíamos haberte escuchado y no haber bajado a la ciudad.
Volvamos a Bethaur… Barioná perdónanos y vuelve a ponerte al mando.

Barioná
¿soy de nuevo vuestro jefe?

Todos
Sí, sí.

Barioná
Entonces, escuchen mis órdenes…tú, Simón, ve a avisar a José y a María…Diles que
ensillen el asno y que sigan el camino hasta el cruce. Tú les guiarás.

Pablo
Pero los romanos estarán antes que ellos en el cruce?

Barioná
No, porque nosotros… escuchen bien… nosotros vamos a salir a su encuentro y
haremos que retroceda.

Caifás (incrédulo)
Pero nos van a matar a todos!!!

Barioná
¡Por supuesto que sí!
Estoy seguro de que nos masacrarán a todos… Pero escuchen...
Ahora creo en vuestro Cristo…
Es verdad… Dios ha venido a la tierra…
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Y en este momento reclama de nosotros este sacrificio. ¡Se lo negaran? ¡Impedirán
que sus hijos reciban sus enseñanzas?

Pablo
¿Crees realmente que este Niño…?

Barioná
Si! este niño es Cristo, el Mesías que esperábamos!!

Todos (con entusiasmo)


Entonces te seguimos!

Barioná
¡Oh, compañeros míos?...Les reencuentro y les quiero…
Déjenme solo unos instantes para que medite un plan de ataque…
Recorran la ciudad y reúnan todas las armas que puedan encontrar.

Todos salen. Se quedan solo Barioná y Sara.

Sara (con ternura)


¿De verdad quieres morir…?

Barioná
No quiero morir… No tengo ninguna gana de morir…Querría vivir y disfrutar de este
mundo que hoy he descubierto… y ayudarte a educar a nuestro hijo.
Pero quiero impedir que maten a nuestro Mesías y estoy convencido de que no tengo
elección… no puedo defenderle más que dando mi vida!

Sara
No podré vivir sin ti…

Barioná
Por nuestro hijo tienes que agarrarte a la vida…
Te doy un mensaje para él…Más tarde, cuando haya crecido, no enseguida, no con
la primera pena de amor, no a la primera decepción, mucho más tarde, cuando
sienta su soledad, cuando te hable de la amargura que siente en el fondo de su
boca, dile… Tu padre sufrió todo eso que tú sufres ahora y murió en la alegría.
¡En la alegría!... Me desborda la alegría como una copa rebosante...
Soy libre… tengo mi destino en mis manos... Voy contra los soldados de Herodes y
Dios viene a mi lado…
Soy ligero! Sara, ligero… ¡Ah, si supieras cuán ligero soy!
Adiós! mi dulce Sara. Levanta la cabeza y sonríeme...
Te quiero más que antes porque Cristo ha nacido.

Barioná y Sara se abrazan.


Todos regresan al escenario.
Fin!

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