INFORME DEL INSTITUTO INTEGRACIÓN | Febrero 2018
Peruanos piden una
Reconciliación
Mayoría de peruanos cree que es necesaria la Reconciliación. Sin embargo, los
actores políticos no dan pie al diálogo que active un proceso efectivo para lograrlo.
¿Podrá el Gobierno hacer un verdadero esfuerzo de reconciliar?
En menos de veinte días, el presidente Pedro Pablo
Kuczynski recibió acusaciones de corrupción por el caso
Odebrecht, quedó a nueve votos de la vacancia en el Con-
greso e indultó a Alberto Fujimori, ex presidente condena-
do en el 2009 a 25 años de prisión por asesinato con alevo-
sía, secuestro agravado y lesiones graves.
Al permanecer en el cargo, Kuczynski nombró el 2018
como el “Año del Diálogo y la Reconciliación”. El Poder
Ejecutivo se renovó con nueve cambios ministeriales en el
autodenominado “gabinete de la Reconciliación”. Y la pri-
mera ministra, Mercedes Aráoz, enfatizó en El Comercio
que el país “se enrumba hacia una ruta de la Reconcilia-
ción”.
Todo indica que el Gobierno priorizará este proceso.
Según lo declarado, se buscaría que se supere el “rencor”
contra el fujimorismo y que se reconozca su legitimidad
política. Este grupo obtuvo el 39% de las preferencias en las
últimas Elecciones Generales del 2016, lo que garantizó su
mayoría en el Congreso. Su fuerte oposición ha marcado
el gobierno de Kuczynski. En los primeros 18 meses, su
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administración ha sufrido la censura, interpelación o cues-
tionamiento de catorce ministros, así como la necesidad de
dos pedidos extraordinarios de facultades legislativas para
aprobar proyectos del gobierno.
Sin embargo, a fines de enero del 2018, la bancada de
oposición perdió su mayoría. Una nueva bancada se forma-
ría con diez ex congresistas del fujimorismo, hoy liderados
por Kenji Fujimori. En los meses posteriores al indulto,
este nuevo grupo político ha demostrado un fuerte vínculo
político con Kuczsynki.
De hecho, la fragmentación ha ocurrido semanas des-
pués de que se otorgara el indulto a Alberto Fujimori. Por
ello, lo que un sector de la clase política (en lo sucesivo,
el antifujimorismo) denuncia es que el indulto carece de
legalidad, es parte de un pacto o no tiene la transparencia
necesaria para la gravedad del conflicto (ver cuadro). Pero
un verdadero proceso de Reconciliación no puede estar
guiado solo por negociaciones políticas. Está llamado a re-
solver conflictos sociales y políticos profundos, tal como
en el que participó el fujimorismo como líder del Estado
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peruano, contra los grupos terroristas Sendero Luminoso
y el Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA).
Más de veinte años después, solo el 7% de las víctimas del
conflicto armado interno en Perú han recibido una repa-
ración económica. Y la mayoría aún reclama porque se les
pida perdón.
La Comisión de la Verdad y la Reconciliación (CVR)
fue el primer paso para reconstruir los hechos, definir las
necesidades de la justicia y armonizar entre las partes afec-
tadas. Sin embargo, según una encuesta de Ipsos realizada
en el 2013, solo el 34% de la población conoció u oyó hablar
sobre la CVR. 6 de cada 10 peruanos no cree que el informe
de la CVR haya reconciliado al país y consideran que fue
muy blando con Sendero Luminoso.
Un país fragmentado también se grafica en los pro-
cesos electorales. En el 2011 y en el 2016, pasó a segun-
da vuelta Keiko Fujimori, lideresa representante del fuji-
morismo. Si bien consiguió una alta votación en primera
vuelta, perdió luego la presidencia por un margen muy
estrecho de votos. Se trabajaron campañas para promover
el antivoto en su contra.
Según una encuesta del Instituto Integración, 71% de
peruanos consideran a la Reconciliación como una nece-
sidad, principalmente para gobernar sin presión del Con-
greso y para construir un diálogo entre fuerzas políticas.
Además, 88% de peruanos reconoce que existe un conflicto
real entre los simpatizantes del fujimorismo y quienes lo
rechazan. En la misma encuesta, la mayoría de peruanos
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reconoce al Gobierno como el responsable de garantizar
un proceso de Reconciliación, por encima de otros actores
del Estado, como el Congreso, los partidos políticos, el Po-
der Judicial o lo propios ciudadanos.
“El anticuerpo que genera la época de conflicto exi-
ge que el fujimorismo reconozca los delitos y pida perdón,
pero no lo hacen”, señala Carlos Meléndez, analista políti-
co. “Tampoco existe una oposición antifujimorista que sea
tolerante con el fujimorismo como fuerza política legítima.
Los califican como banda criminal”, añade.
| ¿Cómo es una Reconciliación efectiva?
Perú no es el único país que ha necesitado una Reconci-
liación. De hecho, en los últimos 32 años se han creado más
de treinta comisiones de la verdad alrededor del mundo.
Diversos académicos coinciden en que la Reconcilia-
ción debe ser entendida como un proceso planificado. En el
mismo, se restituye la confianza dentro de una comunidad
conformada por ciudadanos y el Estado. Para que este pro-
ceso se inicie, se deben cumplir un conjunto de exigencias.
Reconocimiento de la verdad
En todo conflicto existe la verdad de las víctimas, la
de los perpetradores y la del Estado. Por eso, la verdad se
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El 53% cree que la relación entre el Gobierno y Fuerza Popular después del indulto se ha mantenido igual, según la encuesta de Ipsos en enero del 2018. (Foto: Congreso)
alcanza a través de distintos caminos, como señala la psi-
cóloga chilena Elizabeth Lira. Uno es la creación de comi-
siones especializadas en construirla, donde se establecen
los hechos sucedidos y se dan recomendaciones para evitar
futuros conflictos. También hay una verdad judicial, donde
se identifica a los responsables de lo ocurrido. “Debe haber
un esfuerzo por reconciliar también las verdades para lo-
grar la convivencia pacífica”, señala María Bueno, politó-
loga colombiana.
“Creo en una Reconciliación cuando te habla de la ver-
dad y de una necesidad de que haya una voluntad colectiva
sobre una idea en común”, dice Carlos Rivera, abogado de
las víctimas en los casos La Cantuta y Barrios Altos, por los
que Fujimori fue condenado a 25 años de prisión. Para él,
los fujimoristas niegan crímenes que cometieron durante
el conflicto armado interno.
Por otro lado, para Alejandro Aguinaga, ministro de
salud durante el gobierno de Fujimori, la CVR mintió al
país, por lo que ese proceso está sesgado. “Fujimori cambió
este país. Ha habido excesos, pero de ahí a pretender echar
la culpa a Fujimori, hay mucha distancia”, dice el actual mé-
dico de cabecera del exmandatario.
En Sudáfrica, las audiencias de la Comisión de la Ver-
dad de 1996 se realizaron en público para aumentar su
credibilidad ante la población. Además, tomaron testimo-
nio de 23 mil personas, se le dio el poder de dar amnistías,
buscar nuevas premisas y ampliar la evidencia en cada caso
particular. La comisión sudafricana ha sido tomada como
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ejemplo por la comunidad internacional sobre cómo llevar
un sólido proceso de verdad.
De acuerdo a Lisa Laplante, directora de proyectos e
investigaciones en Praxis (Instituto para la Justicia Social
de la Universidad de Harvard) las comisiones de la verdad
son “una forma alternativa de justicia” ante la ausencia o
debilitamiento de las instituciones democráticas encarga-
das de la protección de los ciudadanos. En Perú, solo 3 de
cada 10 peruanos creen que la CVR reconcilió al país (Ip-
sos, 2013).
Los testimonios de las víctimas pueden ser un paso
previo para iniciar procesos judiciales. También tienen un
efecto pedagógico al educar y sensibilizar a la ciudadanía
con el fin de evitar repetir periodos de conflicto y las siste-
máticas violaciones a los derechos humanos.
Divulgación de la memoria
Para Elizabeth Lira, la memoria es reconocer y di-
vulgar la verdad de los hechos que permanecen ocultos o
todavía sin resolver. Se trata de “establecer nuevas condi-
ciones de convivencia política que reconozcan los agravios
y busquen reparar a las víctimas”. Las acciones o espacios
de memoria representan valores que deben darse luego del
conflicto.
Como señala la CVR, existe un elemento esencial: no
repetir lo vivido. Para esto, según Lira, se debe lograr una
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actitud de “deber de memoria”: conocer el costo social (el
conflicto armado interno dejó 70 mil muertos y desapare-
cidos) y la necesidad de sobrepasar el momento traumático.
En Perú, según la organización civil Espacios de Me-
moria, existen 51 lugares que fomentan este paso hacia
la Reconciliación. “Nosotros tenemos nuestro museo de
la memoria en Ayacucho. Ahí está plasmado todo lo que
hemos vivido con los senderistas y las fuerzas del orden”,
dice Juana Carrión, presidenta de la Asociación Nacional
de Familiares de Secuestrados, Detenidos y Desaparecidos
en Perú (ANFASEP). Es importante que los lugares de me-
moria no sean solo monumentos, sino espacios donde se
cuente y reflexione sobre los hechos reales.
Para los peruanos, la memoria es el segundo elemento
más importante dentro de un proceso de Reconciliación,
según la encusta de Integración. Los especialistas coinciden
en que se necesita reconstruir una memoria colectiva, que
requiere exponer el dolor y sufrimiento de los que fueron
víctimas del conflicto. Al no plantearse, surge el olvido,
que puede convertirse en una herramienta para la impu-
nidad. Las censuras, omisiones o liberaciones vagamente
explicadas son un regreso a la violencia.
¿Cómo recuerda el Perú el conflicto armado interno?
Para Héctor Becerril, congresista de Fuerza Popular, en los
textos escolares no aparece la real dimensión de los daños
que cometieron los grupos terroristas en el país. “En la me-
dida que llamen las cosas por su nombre, recién podemos
hablar de reconciliación”, opina.
Marisa Glave, congresista de Nuevo Perú, también
sostiene que debe conocerse en textos escolares a los gru-
pos terroristas Sendero Luminoso y el MRTA. Asimismo,
menciona que debe conocerse la respuesta del Gobierno de
Fujimori. Para Glave, algunos no quieren reconocer que la
respuesta del Estado también fue dañina. Según la CVR, el
El 40% cree que el Indulto a Fujimori fue por razones políticas, según la encuesta de Ipsos en enero del 2018. (Foto: C. Zamalloa)
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35% fueron asesinados por fuerzas armadas, que incluye a
la Policía y Fuerzas Armadas.
En Chile, con el fin de poder cumplir las recomenda-
ciones de la Comisión de la Verdad de dicho país, se creó
en 1997 el Programa de Continuación o Programa de De-
rechos Humanos, con la tarea de promover y apoyar acti-
vidades educativas y culturales orientadas a la recuperación
de la memoria colectiva.
Realización de la justicia
Como señalan los resultados de la encuesta de Integra-
ción, el cumplimiento de la condena judicial impuesta a los
responsables es la condición más importante en un proceso
de Reconciliación.
María Bueno indica que este tipo de acción, donde la
víctima es remediada a partir del castigo de su victimario,
es denominado como justicia retributiva. La prioridad es la
relación entre víctima y perpetrador. Garantizado el per-
dón a los afectados por el conflicto, definido el problema a
través del diálogo mutuo, el siguiente paso es identificar las
necesidad y obligaciones de ambas partes. La justicia des-
empeña un rol pacificador.
Elizabeth Lira menciona que, a pesar de limitaciones
de los sistemas judiciales (demoras en los procesos o sen-
tencias no aceptadas), la justicia por parte del Estado sirve
para suprimir conceptos como la venganza. Además, según
la CVR, la justicia presupone una igualdad ante la ley. Para
que se imparta, son necesarias dos partes en igualdad ante
el sistema. De no existir estas condiciones, el proceso entra
en la impunidad: que los responsables no reciban el castigo
por sus crímenes. En este punto, la liberación de Fujimori
ha dejado cuestionamientos y opiniones opuestas.
53% de peruanos aprueban el indulto y 43% lo desaprueba, según la encuesta de Ipsos en enero del 2018. (Foto: C. Zamalloa)
Alejandro Aguinaga sostiene que a otros presidentes
les dan una responsabilidad política, pero no judicial. “Nos
han generado falsos valores”, afirma, con respecto a cómo
la CVR trató negativamente al gobierno fujimorista y el
posterior proceso judicial vivido por el exmandatario. A
esto hay que agregarle que en Perú, con un sistema de jus-
ticia deficiente, llevar un proceso judicial demanda mucho
dinero y tiempo. Eso desmotiva a muchas personas con di-
ficultades económicas, que viven lejos de la ciudad o que no
hablan la lengua dominante.
En 1994, en el genocidio de Ruanda fueron asesinadas
más de 700 mil personas. El nuevo gobierno decidió acabar
con la “cultura de impunidad” y hacer una reforma judicial
en base al hecho traumático que vivió el país. Por ello se
creó “Gacaca”, un sistema comunitario de justicia donde los
habitantes de cada región eligen a los jueces encargados de
impartir justicia.
Pedido de perdón
Cuando la dignidad e integridad humana forman parte
del trauma, la justicia penal resulta incapaz de restituir las
ofensas. Es allí donde tiene espacio el perdón, porque el
castigo no logra cubrir la pérdida que han sufrido las víc-
timas.
El perdón verdadero parte de un reconocimiento de
los crímenes por parte de los perpetradores. Según María
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Bueno, su importancia radica en su función liberadora: ali-
via y cura a las víctimas de un hecho traumante y absuelve
a los culpables del peso de la responsabilidad. La politóloga
colombiana Evelyn Garrido sostiene que hay tres ideas bá-
sicas dentro de esta exigencia: el perdón como herramien-
ta, es decir, como arma para solucionar problemas; como
mecanismo, que abarca dimensiones interpersonales entre
las personas; y como un proceso cognitivo, que parte de
necesidades, creencias y preferencias.
Para Héctor Becerril, solo se reclama al bando fujimo-
rista que pida perdón y se deja de lado a los grupos terroris-
tas. “¿Por qué no se exige a los familiares de los terroristas
que salgan a pedir perdón de rodillas al país?”, dice el con-
gresista de Fuerza Popular.
“Tú perdonas el reconocimiento de una culpa. ¿Qué
vas a pedirle a alguien que no reconoce su culpa? No he
escuchado a Alberto Fujimori decir que ha cometido deter-
minados delitos”, declara Hernando Ceballos, congresista
de Frente Amplio.
Para Félix Reátegui, asesor del Instituto de Democra-
cia y Derechos Humanos de la Pontificia Universidad Ca-
tólica del Perú, el reconocimiento de culpas debe empezar
con el Presidente de la República. “Como jefe de Estado,
pida perdón genuinamente a las víctimas”, opina el soció-
logo.
En Chile, el presidente Patricio Alwyn pidió perdón
por las torturas perpetradas por el Estado en la época de
la dictadura. En Argentina, el Jefe del Estado Mayor del
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Ejército hizo lo mismo con las víctimas por la represión y
transgresiones ocurridos en la época de la dictadura mili-
tar; sin embargo, el exdictador Jorge Videla solo calificó sus
delitos como “errores”.
Ninguno de los grupos en el conflicto peruano pi-
dió perdón por sus acciones. A pesar de su importancia
en un proceso de Reconciliación, la ciudadanía considera
que perdonar los delitos es el elemento menos importante
dentro del proceso de reconciliación nacional, indican los
resultados de la encuesta de Integración.
Logro de la restauración
Hay un consenso entre académicos que esta exigen-
cia es la última etapa del proceso, orientado a reparar el
daño social. Debe centrarse en empoderar a las víctimas
y mejorar sus condiciones sociales, económicas y morales.
Esta restauración equivale a la solidaridad, una confianza
fundamental para la construcción de una vida en sociedad.
Las reparaciones también son económicas. Sin la vo-
luntad política de sectores críticos del gobierno central,
como el Ministerio de Economía y Finanzas, poco o nada
se puede avanzar en justicia restaurativa. En Perú, hasta el
2016, cinco mil víctimas del conflicto fueron reparadas, lo
que representa solo al 7% del total de víctimas contabili-
zadas. Además, las reparaciones tienen un valor simbólico
cuando parten de señalar al Estado como responsable y de
reconocer la magnitud del conflicto. Si bien esta medida no
consigue sustituir totalmente los procesos judiciales, sí es
un “complemento necesario que provee satisfacción tem-
poral”, como señala Lisa Laplante.
La primera ministra Mercedes Araoz indicó en con-
ferencia de prensa, luego del indulto a Fujimori, que el
gobierno otorgará 33 millones de soles a las víctimas. “No
tiene derecho la señora Aráoz a colocar el pago de las repa-
raciones como si fuera una compra de conciencias. El pago
de reparaciones es un derecho ganado”, sostiene la congre-
sista Marisa Glave.
“Dada la escasa experiencia del Perú en la conducción
de procesamientos criminales de violaciones a los derechos
humanos, las reparaciones figuran cada vez más como la
única forma de justicia a disposición de las víctimas sobre-
vivientes”, afirma Laplante.
En Alemania, luego de la Segunda Guerra Mundial, se
estableció la fundación “Memoria, Responsabilidad y Fu-
turo”. Nació con el objetivo de establecer un programa de
compensación para los esclavos y trabajadores forzados du-
rante el régimen. Además, la fundación estableció un fondo
para las víctimas de “otros daños personales”; personas que
fueron víctimas de experimentos médicos, niños que fue-
ron separados de sus hogares, entre otros. Con ello se ha
logrado indemnizar al 24% de víctimas.
¿Se puede denominar a lo promovido por el Gobier-
no como un proceso de Reconciliación? Para el politólogo
Carlos Meléndez, el ejecutivo utilizó el término sin ningu-
na base. “La reconciliación que planteó el gobierno es una
justificación en realidad. No es ninguna iniciativa política”,
señala. Otros especialistas consultados coinciden con esta
afirmación.
De hecho, las conclusiones y recomendaciones de la
CVR, punto de referencia para iniciar políticas a largo pla-
zo en torno a la memoria y reconciliación, han sido igno-
rados por los últimos cuatro gobiernos. Según el análisis
elaborado por Integración, solo 14 acciones se han realiza-
do de un total de 51 recomendaciones que dejó el informe
en el 2003.
Hasta el cierre de este informe, el Poder Ejecutivo no ha
presentado un plan, estrategia o agenda política para trabajar un
proceso de Reconciliación.

ENCUESTA DE INTEGRACIÓN
Encuesta Nacional Urbana elaborada por el Instituto Integración. Trabajo de campo
realizado por IPSOS Perú. Muestra: 1,097 personas entrevistadas mayores de 18 años
de todos los NSE residentes en las principales 16 ciudades del país.
Fecha de aplicación: enero 2018. Margen de error +/- 3%.

CRÉDITOS
Redacción e investigación: Javier Wong, Suny Sime y Brenda Terrones. Revisión:
Cristina Moreno. Edición y diagramación: Fabrizio Ricalde. Fotos: Revista Caretas,
PCM y Congreso. Ilustración de portada: Eduardo Yaguas.

CONTACTO
www.integracion.pe

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