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Causas
1.La figura de Richard Fuld
Richard Fuld empezó a trabajar en Lehman Brothers en 1969. En 1994 fue nombrado presidente
y consejero delegado y fue entonces cuando el banco comenzó su período de mayor expansión.
Como comentamos anteriormente, las acciones pasaron de 4 a 82 dólares entre 1993 y 2008. No
sólo eso, pérdidas de 102 millónes de dólares en 1993 hacen que el mérito de Fuld fuera mayor si
cabe.
En 2006, los activos de Lehman superaban los setecientos mil millones de dólares y su capital los
veinticinco mil millones. Gran parte de la culpa de estos resultados se deben al carácter
ultracompetitivo de Fuld, que gobernaba la compañía de una forma autoritaria y agresiva, además
de llevar un estilo de vida aislado de la gente (Swedberg, 2009). De hecho, era un desconocido
entre sus empleados ya que estaba recluido en su propio mundo del piso 31 (Alcaide, 2009). Todos
estos atributos hicieron que se ganara el apodo de “El Gorila” en Wall Street, y que se le
galardonara con premios de prestigio como mejor consejero delegado en la categoría de brokers y
gestores de activos de la Revista Institutional Investor. Después de la caída de Lehman recibió otro
tipo de reconocimientos como el de peor consejero delegado de todos los tiempos por Conde Nast
Portoflio o ser uno de los 10 más grandes culpables del colapso financiero para CNN.
El informe Valukas señala que la estructura de primas propuesta por Fuld incentivaba a los
ejecutivos a buscar operaciones de alto riesgo, lo que refleja el alto interés en las operaciones
relacionadas con las hipotecas subprime y se refleja en el reparto de beneficios antes de
impuestos, del cual el cincuenta por ciento iba a parar a manos de altos ejecutivos en forma de
bonus o salarios (Dash, 2010). Según el mismo informe Lehman tenía una amplia plantilla que se
dedicaba exclusivamente a la administración del riesgo. Sin embargo, la política de Fuld no es
compartida por todos sus trabajadores, y algunos ejecutivos intentan dar un golpe desde dentro
para hacerle abandonar Lehman Brothers (Alcaide, 2009). Al no prosperar, algunos de estos
ejecutivos fueron despedidos. Una de las posibles causas de que Lehman tardase tanto en caer fue
el hecho de que cualquiera que fuese percibido por Fuld como una amenaza era rápidamente
despedido ( Swedberg, 2009).
Aparte de la alta propensión al riesgo que imponía Fuld a sus ejecutivos, su fijación en la idea de
no vender la compañía fue otra de las grandes causas de la caída. El secretario del tesoro de hecho
advirtió a Fuld de que debía buscar comprador antes de comenzar la crisis, ya que se habían
percibido las dificultades económicas que atravesaba el banco (Nocera y Andrews, 2008). Pero las
frases “I will never sell this firm” y “As long as I am alive this firm will never be sold” que Fuld dijo
a un periodista (Gowers, 2008) y al Wall Street Journal, respectivamente, fueron cumplidas y
rechazó una fusión de capital con Warren Buffet (Story y White, 2008) al considerar demasiado
exigentes sus condiciones (Alcaide, 2009) así como diversas ofertas de compra de Morgan Stanley,
Barclays, Goldman Sachs y el Bank of America entre otros (Sorkin, 2009). De especial interés era la
oferta de Barclays, que según un reportaje de Le Monde era mutuamente ventajosa y habría
facilitado una gran inyección de liquidez. Pero de nuevo Fuld se niega a pesar de las
recomendaciones de la Reserva Federal.
En realidad, el señor Fuld tenía razón, como veremos a continuación, en que la falta de
confianza propició la caída, pero esta falta de confianza vino generada en gran medida por la
gestión de su consejero delegado en momentos puntuales de la crisis. En mayo de 2009 dimitió
como presidente y se enfrentó a diversos procesos judiciales por su conducta en la gestión del
banco de inversión (Alcaide, 2009).
La banca es un sector intensivo en confianza (Swedber, 2009). La situación más peligrosa para el
sistema bancario es aquella en la que un banco esconde sus pérdidas, ya que cuando estas salen a
la luz el pánico se expande y se puede llegar al colapso del sistema financiero (Bagehot, 1873).
Esto fue lo que ocurrió en el caso de Lehman Brothers, que como cualquier banco de inversión, era
altamente dependiente de la confianza que era capaz de generar (Swedberg, 2009). Fuld esgrimió
que la causa mayor de la caída de Lehman Brothers fue la falta de confianza. A continuación
expondremos algunos de los hechos poco transparentes que llevaron a la institución a esta
situación y analizaremos el problema de riesgo moral que pudo producirse debido a la confianza
de Lehman en el respaldo de las instituciones públicas y que como podremos observar no fue
mantenido hasta el final.
En primer lugar y como expondremos más adelante, Lehman tomó una posición demasiado
arriesgada en el el mercado subprime. De hecho, uno de sus trabajadores en este sector aseguró
posteriormente que se hacía cualquier cosa para “hacer que el acuerdo se produjese” (Hudson,
2007). Sin embargo, a mediados de 2007 los activos de Lehman empezaron a generar pérdidas
además de ser poco líquidos, cosa que fue percibida por el mercado. Dentro de Lehman el
problema también era evidente y se eliminaron de los libros, haciendo uso de trucos contables,
alrededor de 50 mil millones de dólares en activos tóxicos (Informe Valukas, 2010).
La caída de Bern Stearns hizo pensar en Wall Street que Lehman sería el siguiente. Comenzó un
período de enormes préstamos de la FED hasta el colapso del 15 de septiembre que la entidad
utilizó en hacer pensar a los inversores que la situación era mejor de lo que en realidad era
(Sweberg, 2009). La nacionalización de Fannie Mae y Freddie Mac también contribuyó a que
aumentasen las sospechas del contagio a Lehman, pero también supuso un incentivo para Fuld al
esperar un rescate en caso de quiebra. Sin embargo, dentro de las administraciones es sabido que
no se va a repetir la salvación de Bearn a pesar de los rumores de que la caída de Lehman
supondría una crisis sistémica. De hecho, el secretario de estado del tesoro sabía que se
rumoreaba que se le llamaba “Señor Rescate” y que no volvería a repetirse esa situación (Wessel,
2009).
Esta confianza que Lehman tenía en que la liquidez sería proporcionada infinitamente por la
Reserva Federal y la Fed de Nueva York es otra causa de la conducta en los siguientes meses. Fuld
aseguraba que la liquidez no era un problema después de sus reuniones con Henry Paulson, ex
secretario del tesoro estadounidense. De hecho Lehman seguía presentando grandes beneficios
en sus resultados a principios de 2008 mientras otros muchos bancos presentaban enormes
pérdidas. A algunos no se les escapaba que algo raro ocurría dentro de Lehman. Los ejemplos de
Greenlight Capital Hedge Fund y Blackstone, un fondo de inversión americano, son prueba de ello.
El primero retiró su participación en Lehman en mayo de 2008 por las sospechas de su presidente,
David Einhorn que había investigado por su cuenta la situación de Lehman y calculó un ratio de
apalancamiento de 44 a 1. Esto quería decir según sus propias palabras que si sus activos caían un
1% el valor de la empresa lo hacía en un 50%, y que un apalancamiento de 44 a 1 tendría que
pasar a ser 80 a 1 con lo que la confianza desaparecía (Einhorn, 2008). Esta conclusión es
consistente con la idea de que cuanto más presta un banco más vulnerable es, y que las pérdidas
incrementan enormemente el ratio de apalancamiento (Swedberg, 2009). Por otra parte,
Blackstone había vendido en 2007 su participación en Lehman de 3000 millones a un fondo
soberano chino y supone junto al cierre de una filial dedicada a la subprimes (BCN Mortgage) el
comienzo de emisión de señales de que algo iba mal (Alcaide, 2009).
El informe Valukas, encargado a Anton Valukas y a su equipo para determinar las causas de la
caída de Lehman Brothers, explica un agresivo cambio en la estrategia de negocio acontecido a
partir de 2006, cuando la firma centró sus inversiones en bienes raíces comerciales (CRE),
préstamos apalancados y similares. Estas inversiones eran considerablemente más arriesgadas
que sus otras inversiones para Lehman por que se estaban adquiriendo activos potencialmente
menos líquidos con menor posibilidad de ser vendidos en una crisis (Informe Valukas). Esta
estrategia continuó después del comienzo de la crisis subprime a finales de 2006 y siguió
realizándose de forma agresiva hasta julio de 2007. De hecho, en 2007 ya se habían iniciado más
de 12 pleitos contra Lehman por dar préstamos en forma de hipotecas que no podían ser
devueltas. Se hacía “cualquier cosa para llegar a un acuerdo” como declaró un trabajador de una
de las filiales de Lehman (Hudson, 2007). Según Valukas, BNC Mortage y Aurora Loan Services, las
filiales inmobiliarias de Lehman, siguieron originando subprimes y otras hipotecas de baja calidad
en mayor medida que otros competidores, muchos de los cuales ya habían abandonado el negocio
o lo harían pronto. Esta conducta hizo que incrementase el número de activos no ilíquidos en el
balance de Lehman Brothers. El balance del banco ya estaba contaminado por las subprime en
2007 (Alcaide, 2009). Ese mismo año, BCN Mortgage quebró.
Según el informe Valukas, hubo dos causas principales por las que la compañía siguió esta
estrategia agresiva y arriesgada. En primer lugar, nadie esperaba dentro de la empresa que la crisis
se contagiara al resto de la economía por lo que el riesgo asociado a esta actividad se estaba
minusvalorando. Por otra parte, Lehman esperaba que la posición que estaban tomando sus
competidores de retirarse del negocio era un síntoma de reducción de su posición de riesgo, por lo
que vieron la oportunidad de mejorar su posición con lo que se llama una estrategia de
crecimiento contracíclica.
Alcaide explica con un ejemplo claro el problema de la regulación que existió durante la crisis.
Expone que, durante los últimos 25 años, los financieros se habían enriquecido aprovechando la
falta de regulación y la desregulación. Las órdenes del estado de equilibrio en las cuentas públicas
y la balanza de pagos que obligaban a contener el crédito, así como las exigencias del FMI a los
países en vías de desarrollo de disciplina fiscal y monetaria, no habían sido aplicados a la oligarquía
financiera. John Taylor escribió en 2009 en The Wall Street Journal que las acciones e
intervenciones del gobierno causaron, prolongaron y empeoraron dramáticamente la crisis.
Concretamente, expone que el exceso monetario de la Reserva Federal entre 2003 y 2005, cuando
los tipos de interés se fijaron muy por debajo de las recomendaciones de estabilidad monetarias.
De hecho, la OECD presentó un estudio relacionando excesos monetarios y amplitud de las
burbujas inmobiliarias con resultados similares para diferentes países, lo que indica que el riesgo
de burbuja inmobiliaria derivado de los bajos tipos de interés era conocido por la Reserva Federal.
Por otra parte Según Taylor además, la crisis se prolongó por la acción del gobierno en agosto de
2007, cuando los tipos de interés de mercado subieron espectacularmente por el aumento del
riesgo en el mercado. La FED confundió una crisis de confianza, que se soluciona con más
transparencia en los balances de los bancos, con una de liquidez, y utilizó instrumentos para
reactivar el flujo de crédito que no dieron resultado.
El papel de las agencias de calificación quedó en evidencia desde el inicio de la crisis subprime.
Cuando algunos inversores se retiraron de Lehman antes de 2008 como vimos anteriormente, las
agencias no fueron capaces o no estuvieron interesadas en rebajar la calificación a Lehman hasta
muy el final. De hecho, a principios de 2008 cuando muchos bancos presentaban grandes pérdidas
y sospechosamente Lehman varios cientos de millones de dólares de beneficios (Swedberg, 2009),
las tres grandes agencias seguían dándole máxima calificación a sus activos. Concretamente, hasta
el 10 de septiembre no hubo avisos de bajada de calificación por Standard&Poors .
Por otra parte, las MBS que se habían extendido y facilitado la crisis inmobiliaria se vendían
empaquetadas en CDOs y las agencias de calificación daban el visto bueno a las operaciones
(Alcaide, 2009). Cuando los impagos de las subprime comenzaron a extenderse, el valor de los
CDO cayó al carecer de liquidez.
Ante la negativa de ayuda por parte del gobierno federal, Lehman Brothers fue derecho a la
quiebra (Alcaide, 2009). Sin embargo, el fin de semana antes hubo un último intento por parte de
las autoridades (la Reserva Federal) de evitar la catástrofe financiera, y se reunió con carácter
urgente el viernes 12 a 20 consejeros delegados de Wall Street (Merrill Lynch, Goldman Sachs, JP
Morgan, Morgan Stanley o Citigroup, entre otros), al presidente de la Reserva Federal de Nueva
York y Paulson para aclarar la situación económica real del banco y buscar alternativas a la
quiebra, aunque el secretario de estado del tesoro desde el primer momento aclaró que no había
voluntad de rescate (Swedberg, 2009). La propuesta era buscar una solución privada, aunque
posteriormente se ha sabido que Paulson estaba dispuesto a poner dinero público para evitar el
desastre (Stewart, 2009).
La FED dividió a los asistentes a la reunión en tres grupos con una tarea para el fin de semana: el
primero debía estimar las pérdidas de Lehman, el segundo preparar la posibilidad de quiebra y el
tercero si se podía salvar el banco. El primer grupo estimó unas pérdidas mucho mayores de las
que se creían. Una posibilidad para Lehman era el interés del Bank of America en comprarla, pero
a raíz del descubrimiento de las enormes pérdidas del banco centró su interés en Merrill Lynch
que también buscaba comprador, y que esperaba quedarse con el mercado que dejase libre la
caída de Lehman Brothers (Thain, 2009). El interés de Barclays también era sabido. Como
comentamos anteriormente, Fuld se oponía a esta transacción, pero tras la retirada del Bank of
America era la última oportunidad. Barclays necesitaba un crédito puente que las autoridades
inglesas no están dispuestas a financiar por el riesgo de la operación (Alcaide, 2009). La compra no
se llevó a cabo y el 14 de septiembre el tesoro y la reserva federal se reúnen con los banqueros
para comunicar la quiebra de Lehman Brothers.