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INVAGINACION INTESTINAL

Dra. Carolina Donoso C.


Cirujano Pediatra
Hospital Clínico San Borja Arriarán
Profesora Asistente – Universidad de Chile

I. Descripción

La invaginación intestinal, también conocida como intususcepción, es el


deslizamiento de una porción intestinal dentro de otra (Fig. 1).

Enseguida después de la apendicitis aguda, la invaginación intestinal es la causa


más frecuente de abdomen quirúrgico en lactantes.

Fig. 1. Invaginación o intususcepción intestinal.

II. Frecuencia

La invaginación intestinal se presenta con mayor frecuencia en el lactante menor de


2 años, con un peak entre los 5 y 9 meses de edad. En la gran mayoría de los casos es
idiopática o de causa desconocida, probablemente secundaria a una infección viral que
provoca un crecimiento del tejido linfático intestinal.

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Sólo en un 2-8% de los pacientes se demuestra una alteración anatómica como
causa de la intususcepción (divertículo de Meckel, pólipo…). Es la llamada invaginación
intestinal secundaria, que suele presentarse en los menores de 3 meses o mayores de 3 años.

Afecta con más frecuencia al sexo masculino (60-70%).

III. Manifestaciones clínicas

La presentación habitual de la invaginación intestinal es un cuadro de dolor


abdominal tipo cólico, de inicio súbito y que va acompañado de crisis de llanto intenso. Se
asocia a vómitos, ya sean alimentarios o biliosos, y cursa con deposiciones sanguinolentas,
descritas clásicamente como “mermelada de grosella”. (Fig. 2) En algunos casos puede
palparse una masa abdominal.

Fig. 2. Deposiciones con sangre (“mermelada de grosella”).

Inicialmente, entre los episodios de dolor el paciente está practicamente


asintomático, y puede impresionar como una gastroenteritis aguda, adenitis mesentérica o
apendicitis. A medida que progresa el cuadro clínico, presentará un creciente compromiso
del estado general.

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IV. Estudio complementario

Ante la sospecha de invaginación intestinal, está indicada la ecografía abdominal,


estudio de imagen no irradiante que permite hacer el diagnóstico en la mayoría de los casos.
En el caso de una invaginación secundaria, puede evidenciar la causa (anatómica).

El aspecto ecográfico de la intususcepción es característico: una masa formada por


las asas del intestino comprometido, que en el corte longitudinal tiene la forma de riñón, y
en el corte transversal tiene la forma de un tablero de tiro al blanco o target (múltiples
anillos concéntricos). (Fig. 3)

Fig. 3: Ecografía de abdomen: imagen de tiro al blanco o target.

Cuando la ecografía no está disponible, puede ser útil una radiografía de abdomen
simple como estudio inicial. En la mayoría de los casos, muestra signos que pueden ser
sugerentes, pero no diagnósticos, de invaginación intestinal, de los cuales el más frecuente
es la escasez o ausencia de gas, especialmente a nivel del colon derecho.

La tomografía computada (TC) se usa excepcionalmente debido al alto rendimiento


de la ecografía abdominal, examen menos invasivo. La TC puede ser útil en aquellos casos
en que la ultrasonografía muestra alteraciones complejas, o ante sospecha de una alteración
anatómica causal, de tumor o neoplasia.

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V. Tratamiento

• Reducción no quirúrgica

El manejo de la invaginación intestinal ha evolucionado con una clara tendencia


hacia procedimientos no quirúrgicos. Actualmente, un gran porcentaje de los casos se
resuelven mediante técnicas de desinvaginación (o reducción) no quirúrgica, bajo control
radiológico, ya sea mediante enemas de aire o de bario.

Se trata de un procedimiento que requiere la participación conjunta de un radiólogo


y un cirujano pediátrico, y que debe realizarse en un centro con pabellón quirúrgico
disponible ante la eventualidad de una complicación o fracaso del procedimiento.

La cirugía se reserva para aquellos casos en que la reducción no quirúrgica está


contraindicada o ha facasado.

• Reducción quirúrgica

Se realiza por cirugía abierta (generalmente, por incisión supraumbilical derecha), o


por cirugía mínimamente invasiva (laparoscópica). Ambas opciones de abordaje quirúrgico
se encuentran validadas y la técnica consiste en la desinvaginacion ya sea manual o
instrumental del segmento afectado.

En algunos pacientes, debido al grado del compromiso intestinal o a la presencia de


una perforación, además de la reducción de la intususcepción será necesaria la resección de
un trozo intestinal.

En el caso de una invaginación secundaria (divertículo, pólipo, tumor) está indicada


la corrección quirúrgica, sin intentar la reducción no quirúrgica.

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VI. Evolución y/o complicaciones

No se han comunicado muertes relacionadas con la reducción no quirúrgica.

La complicación más severa es la perforación intestinal, observada en el 0.7-3% de


los pacientes.

La perforación ocurre generalmente en áreas donde ya existe compromiso


importante o necrosis de la mucosa intestinal, pero también puede ocurrir en el colon sano
debido a una sobredistensión distal a la invaginación.

Se trata de una complicación más común en aquellos pacientes que ya cursan con
obstrucción intestinal al momento del diagnóstico o en aquellos casos en que la evolución
clínica ha sido prolongada.

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