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Las figuras literarias

Las figuras literarias←(Mapa conceptual ampliado)

Partiendo de la tradicional oposición que establecía la Retórica clásica en


torno a las figuras o recursos literarios, distinguiendo entre figuras de
dicción, relacionadas con el plano del significante, y figuras de
pensamiento, que se refieren al plano del significado, afectando
concretamente a la concepción de ideas o pensamientos, se ha establecido
una clasificación de las figuras literarias incluyendo otros dos tipos o clases
de figuras: las figuras de construcción, que la Retórica clásica
denominaba figuras de dicción por variación del orden (transmutatio); y
los tropos, incluidos tradicionalmente por parte de la Retórica dentro de las
figuras de pensamiento.

Figuras de dicción: según el DRAE, las figuras de dicción son “cada una de
las varias alteraciones que experimentan los vocablos en su estructura
habitual, bien por aumento, bien por supresión, bien por transposición de
letras, bien por contracción de dos de ellos”.

Por tanto, en un sentido más amplio, se podrían definir como aquellas figuras
que se basan en la especial colocación de los sonidos o de las palabras en el
verso o en el enunciado. Aunque este tipo de figuras afectan primordialmente
a la forma de las palabras, en algunos casos también inciden en el significado.

Se destacan dos tipos fundamentales: las figuras de repetición, que consisten


en el uso reiterado de elementos lingüísticos idénticos o parecidos (fonemas,
sílabas, morfemas, frases, etc.); y las figuras por combinación (o juegos de
palabras).

Figuras de repetición:

– Aliteración: consiste en la repetición de sonidos, sobre todo


consonánticos, dotando así de expresividad al verso o grupo sintáctico.

En el silencio sólo se escuchaba

un susurro de abejas que sonaba.

(Garcilaso de la Vega)

– Anáfora: repetición de uno o más términos al comienzo de varios versos o


grupos sintácticos.

Salid fuera sin duelo,

Salid sin duelo, lágrimas corriendo.

(Garcilaso de la Vega)

– Anadiplosis: repetición de uno o varios elementos al final de un verso o


enunciado.

¿Era acaso a mis ojos el clamor de la selva,

selva de amor resonando en los fuegos

del crepúsculo,

lo que a mí se dolía con su voz casi humana?

(Vicente Aleixandre)
– Antanaclasis[1]: consiste en la colocación próxima de dos palabras de
significante idéntico pero distintas por su significado.

Cruzados hacen cruzados,

escudos pintan escudos.

(Luis de Góngora)

– Concatenación: se denomina así a varias anadiplosis continuadas.

Todo pasa y todo queda,


pero lo nuestro es pasar,
pasar haciendo caminos
caminos sobre la mar.

(Antonio Machado)

– Epanadiplosis: repetición de un mismo elemento al comienzo y al final de


un mismo verso o enunciado.

La mano le da a besar y el Cid le besa la mano.

(Romancero)

– Onomatopeya: consiste en la imitación de sonidos que se producen en la


realidad, reproduciendo los efectos auditivos mediante la repetición de
determinados fonemas.

¡Tan!¡Tan! ¡Tan! Canta el martillo.

El garrote alzando están.

(Valle- Inclán)

– Paralelismo: repetición de de construcciones sintácticas similares en dos


o más versos.

a sus suspiros, sorda,


a sus ruegos, terrible,
a sus promesas, roca
(Tirso de Molina)
– Retruécano: Repetición de un mismo verso o grupo sintáctico invirtiendo
el orden de las palabras.

En este país no se lee porque no se escribe

o no se escribe porque no se lee.

(Mariano José de Larra)

Figuras por combinación:

– Calambur: figura que consiste en reagrupar las sílabas de una o más


palabras de modo diferente para obtener un significado distinto.

Con dados ganan condados.


A este Lopico lo pico yo.
(Góngora)

– Quiasmo: consiste en la ordenación cruzada de dos grupos de palabras de


tal forma que el segundo invierte al primero.

¿En dónde empezaba?

¿Acababa en dónde?

(Pedro Salinas)

– Paronomasia: combinación de palabras que tienen una fonética similar,


es decir, de significante muy parecido, pero de significado diferente.

De medio arriba romanos,


de medio abajo romeros.

(Lope de Vega)

Figuras de construcción: siguiendo la definición que ofrece el DRAE, las


figuras de construcción son “cada uno de los varios modos de construcción
gramatical con que, siguiendo la sintaxis llamada figurada, se quebrantan las
leyes de la considerada regular o normal”.

Entre las figuras de construcción se destacan, pues, las siguientes:

– Elipsis: omisión de uno o varios elementos que se sobreentienden en el


verso o enunciado.
Lo bueno, si breve, dos veces bueno.

(Gracián)

– Hipérbaton: consiste en invertir el orden que en el discurso tienen


habitualmente las palabras.

Del monte en la ladera

por mi mano tengo plantado un huerto.

(Fray Luis de León)

– Pleonasmo: consiste en emplear en la oración uno o más vocablos


innecesarios, dotando así de expresividad a lo dicho.

Temprano madrugó la madrugada

temprano estás rodando por el suelo.

(Miguel Hernández)

– Zeugma: consiste en omitir un término que ya ha sido expresado.

Unos cuerpos son como flores

otros como puñales,

otros como cintas de agua.

(Luis Cernuda)

Figuras de pensamiento: son aquellas que sirven para presentar una idea
o concepto, afectando, pues, al plano semántico de la lengua; de ahí que
sean figuras que se originan, según la antigua Retórica, en la inventio, frente
a las figuras de dicción, relacionadas con la elocutio. Algunas de estas figuras
son:

– Antítesis: contraposición de palabras o grupos sintácticos semánticamente


contrarios.

En tanto que de rosa y azucena

se muestra la color en vuestro gesto,

y que vuestro mirar ardiente, honesto,


enciende al corazón y lo refrena.

(Garcilaso de la Vega)

– Enumeración: figura que consiste en sucesión de elementos relacionados


entre sí.

Era mintroso, bebdo, ladrón e mesturero,


tahúr, peleador, goloso, refertero,
reñidor e adevino, suzio e agorero,
neçio e perezoso: tal es mi escudero.

(Juan Ruiz Arcipreste de Hita)

– Epíteto: adjetivo que expresa una cualidad inherente al sustantivo al que


acompañan.

Por ti la verde hierba, el fresco viento,

el blanco lirio y la colorada rosa

y dulce primavera deseaba.

(Garcilaso de la Vega)

– Gradación: enumeración en la que se sigue un determinado orden


ascendente (clímax), expresando algo más cada término algo más que el
anterior, o descendente (anticlímax).

No ya en plata o viola trocada


se vuelva, mas tú y ello juntamente,
en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada.

(Luis de Góngora)

y en tanto que el cabello, que en la vena

del oro se escogió, con vuelo presto,

por el hermoso cuello blanco, enhiesto,

el viento mueve, esparce y desordena.

(Garcilaso de la Vega)
– Hipérbole: figura o recurso que consiste en exagerar la realidad,
haciéndola prácticamente inverosímil.

Érase un hombre a una nariz pegado,


Érase una nariz superlativa,
Érase una alquitara medio viva,
Érase un peje espada mal barbado.

(Francisco de Quevedo)

– Lítote: figura que consiste en negar lo contrario de lo que se quiere decir.

Mariposa no sólo no cobarde,

mas temeraria, fatalmente ciega.

(Luis de Góngora)

– Paradoja: unión de dos ideas aparentemente incompatibles.

Vivo sin vivir en mí,


y tan alta vida espero,
que muero porque no muero.

(Santa Teresa de Jesús)

– Personificación o prosopopeya: atribución de cualidades humanas a


seres inanimados.

Eres tú, Guadarrama, viejo amigo,

la sierra gris y blanca.

(Antonio Machado)

– Símil o comparación: presentación de un elemento comparándolo con


otro u otros.

¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas

Como el pájaro duerme en las ramas!

(Gustavo Adolfo Bécquer)


– Sinestesia: consiste en la asociación de elementos que provienen de
diferentes dominios sensoriales.

A caballo va el poeta,

¡Qué tranquilidad violeta!

(Juan Ramón Jiménez)

– Sinonimia: consiste en usar intencionadamente voces sinónimas o de


significación semejante, para amplificar o reforzar la expresión de un
concepto.

¡Ay, cuánto me engañaba!

¡Ay, cuán diferente era

y cuán de otra manera

lo que en tu falso pecho se escondía! [2]

(Garcilaso de la Vega)

Tropos: término con el que se designa a aquellos recursos que consisten en


la sustitución de una palabra o expresión por otra.

– Metáfora: Es el tropo que consiste en sustituir una palabra por otra en


razón de la semejanza que hay entre los objetos que ambas representan.

Pueden ser:

a) Metáforas “in presentia“ (o impuras): son aquellas en la que aparecen


los términos reales o imaginarios.

La granada es corazón[3]

que late sobre el sembrado.

(Federico García Lorca)

b) Metáforas “in absentia” (o puras): son aquellas en las que ha


desaparecido el término real, expresándose sólo el imaginario.

Coged de vuestra alegre primavera

el dulce fruto antes que el tiempo airado


cubra de nieve la hermosa cumbre[4].

(Garcilaso de la Vega)

– Metonimia: es el tropo que designa una palabra por otra con la que tiene
relaciones de contigüidad, como por ejemplo, de causalidad (la causa por el
efecto o viceversa); de procedencia; el autor por la obra; el signo por el
significante o cosa significada; etc.

 El efecto por la causa: Ella es mi felicidad (por la causa de mi felicidad).


 El instrumento por quien lo maneja: Es un pincel famoso (por el
pintor).
 El lugar por el producto del cual procede: Brindemos con una copa de
Jerez (por el vino).
 Lo físico por lo moral: Perdió el seso (por el juicio)

– Sinécdoque: es un tipo de metonimia, y se produce cuando se sustituye


un elemento por otro con el que mantiene una relación entre el todo y sus
partes. Los principales tiposde sinéoque son:

 La parte por el todo: Se divisan seis velas (por barcos).


 El todo por la parte: Brillaban las lanzas (por el metal de las lanzas).
 El continente por el contenido: El salón se inquietaba (por las
personas).
 La materia por la obra: Los bronces (por las campanas).
 El género por la especie: Los mortales no se consuelan (por el
hombre).
 La especie por el género: No saber ganar el pan (por los alimentos).

– Alegoría: es la expresión de un pensamiento mediante imágenes,


traduciendo al plano metafórico cada uno de los elementos que representa.

Pobre barquilla mía,

entre peñascos rota,

sin velas desvelada

y entre las olas sola.

¿A dónde vas perdida?

¿A dónde, di te engolfas?

Que no hay deseos cuerdos

Con esperanzas locas.[5]


(Lope de Vega)

– Símbolo[6]: es aquella figura que consiste en remitir a otro objeto con el


que mantiene alguna relación de semejanza.

Este buitre[7] voraz de ceño torvo

que me devora las entrañas fiero

y es mi único constante compañero

labra mis penas con su pico torvo.

(Unamuno)

[1] El hecho de que algunas figuras de dicción, como la antanaclasis, afecten


o incidan en el significante, y no sólo en la morfología de las palabras, supone
considerarlas asimismo como figuras de carácter semántico.

[2] En estos versos de Garcilaso se establecen dos relaciones sinonímicas:


por un lado, engañaba y falso, y por otro, diferente y de otra manera.

[3] Estos versos de Lorca ejemplifican claramente la denominada metáfora


impura, ya que están presentes los dos términos con los que el poeta
establece una relación análoga: la granada es el término real y el corazón, el
término imaginario.

[4] En estos versos extraídos del célebre soneto XXIII de Garcilaso de la


Vega se recogen cuatro metáforas puras, con lo cual, sólo están presentes
los términos imaginarios: alegre primavera, que se identifica con la
juventud; como consecuencia de la juventud, el dulce fruto, que puede
entenderse como el amor; el tiempo airado sería una metáfora del invierno,
que contiene, a su vez, una personificación (airado, cualidad humana
atribuida al invierno), identificándose, por tanto, el invierno con la vejez;
la nieve, que es resultado de la llegada del invierno, se identificaría con el
cabello blanco o las canas; y la hermosa cumbre, con la cabeza de la amada.

[5] En este fragmento del poema de Lope de Vega las imágenes que se
suceden son metáforas continuadas que describen el alma del poeta. De este
modo, la barquilla representa la vida; los peñascos, son las dificultades con
las que el poeta se encuentra a lo largo de la misma; y, al igual que
una barquilla sin velas está desvelada entre las olas, la vida
está indefensa ante los peligros. La correspondencia entre los términos
reales (plano denotativo) y los evocados o figurados (plano connotativo) es
uniforme en todos, creando así una “realidad poética” abstracta y, en
consecuencia, alegórica.

[6] La relación entre el concepto abstracto y la representación sensible se


establece bien por una analogía que el entendimiento percibe entre ambos,
o bien por costumbre cultural, como sucede con algunas imágenes y
metáforas que, con el paso del tiempo, se acaban convirtiendo en metáforas.

[7] El buitre simboliza la angustia unamuniana.

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