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COLEGIO PRIVADO MIXTO

LICEO MAZATECO

Nombre:

Curso: Literatura Universal

Catedrática: Patricia de Bolaños

Tema: El acento y las clases de acento

Grado: 6to magisterio infantil

Fecha: 25/09/201
INTRODUCCION

En el presente trabajo se hablara del Acento, rasgo prosódico mediante el cual se


destaca una sílaba de una palabra frente a las demás que la componen o una unidad
lingüística frente a otras de su mismo nivel.

Cuando se escucha un mensaje, no se perciben todos los sonidos de cada unidad


ni de cada frase por igual; el tono, el timbre, la intensidad y la cantidad hacen que
unos sonidos resalten más que otros, estableciéndose un claro contraste entre ellos.
Al hablar se agrupan los sonidos en sílabas para formar las palabras, haciendo
recaer en una de ellas el acento principal (sílaba tónica o fuerte); las demás llevan
un acento secundario (sílabas átonas o débiles).

En algunas lenguas, como la francesa, la checa o la polaca, el acento ocupa


siempre la misma posición; son idiomas de acento fijo. En latín, que distinguía entre
vocales largas y breves, el acento se situaba en la penúltima sílaba si la vocal de
ésta era larga, pero, si era breve, el acento pasaba a la antepenúltima, por lo cual
era un acento condicionado.
CONCLUSION

La acentuación del español sigue patrones en parte predecibles y emplea el acento


ortográfico en la escritura cuando estos no se cumplen. La acentuación gráfica está
establecida actualmente por la Ortografía de la lengua española

La mayoría de los niños, incluso muchos jóvenes y no pocos adultos creen que
cuando se habla de ACENTO se está hablando sólo de la pequeña rayita
diagonal (llamada tilde) que se pone encima de una vocal. Debemos aprender a
usar correctamente la acentuación escrita (o sea, para aprender a colocar la tilde
dónde y cuándo corresponde).
EL ACENTO
La palabra acento deriva del término latino accentus, que a su vez tiene su origen
en un vocablo griego. Se trata de la articulación de la voz para resaltar, con
la pronunciación, una sílaba de la palabra. Esta distinción se produce a través de
una mayor intensidad o gracias a un tono más elevado.

En el caso de la lengua hablada, a este relieve de la pronunciación se lo conoce


como acento tonal. En los textos escritos, el acento puede ser ortográfico e incluir
una tilde, que es una pequeña raya oblicua que, en español, baja de derecha a
izquierda de quien lee o escribe.

La tilde permite señalar cuál es la sílaba tónica de la palabra, que requerirá de una
mayor fuerza en su pronunciación. Este acento ortográfico también permite
distinguir entre dos palabras que se escriben de la misma forma pero que señalan
diferentes cosas: “salto / saltó”, “el / él”, “gano / ganó”, “solo / sólo”.

Por otro lado, no todos los acentos de los vocablos castellanos son indicados con
tildes. Sin embargo, gracias a una serie de reglas, es posible leer correctamente
cualquier palabra sin necesidad de conocerla; cabe mencionar que en otros idiomas,
como el inglés o el japonés, por ejemplo, la fonética exacta de ciertos términos no
está implícita a través de la ortografía, por lo cual es indispensable memorizarla.
Retomando el español, se sabe que:

* Las palabras agudas llevan tilde cuando terminan en ‘n’, ‘s’ o vocal;

* Las graves, cuando no finalizan en ‘n’, ‘s’ o vocal;

* Las esdrújulas son las únicas palabras que siempre llevan acento ortográfico.

Basándonos en los tres puntos recién expuestos, tomemos como ejemplo la palabra
“tejen”, del verbo “tejer”. Es un vocablo de dos sílabas, que finaliza con la letra ‘n’.
Dado que no lleva tilde, podemos deducir que se trata de una palabra grave, por lo
cual su acento recae en su primera sílaba, o sea “te”.

El acento también hace referencia a una entonación particular que el hablante utiliza
de acuerdo a su ánimo o propósito, o a las particularidades fonéticas que
caracterizan a los hablantes de una determinada región. Con respecto al último
punto, resulta muy interesante analizar cuántas formas diversas presentan la
mayoría de los idiomas en las distintas zonas geográficas donde se hablan.

El castellano, por ejemplo, tiene una gran variedad de acentos, incluso dentro de un
mismo país; en Argentina, el salteño, el pampeano y el cordobés son tres acentos
considerablemente distintos, cada uno con su tonada particular, acompañada de
regionalismos y gestos que los hacen parecer tres idiomas independientes. Lo
mismo sucede en España, donde un malagueño, un madrileño y un barcelonés se
distinguen a leguas por su manera de hablar.

En la música, el acento señala donde cae el peso del pulso. En este sentido, el
acento puede aparecer como una marca dentro de la notación musical, que señala
qué nota tiene que ser reproducida con mayor intensidad. Sin embargo, todas las
partituras llevan una acentuación implícita, la cual se deduce observando el tipo de
compás, indicado al comienzo de cada parte de la obra (si se trata de una
composición tal como un concierto para piano o una sinfonía) y en cada alteración.

Si se trata de un compás de 2/4 (dos cuartos), se sabe que el primer tiempo de cada
compás debe sonar con más intensidad que el segundo. De esta forma, si tomamos
un compás con dos negras (teniendo en cuenta que la negra es la figura 4, y en
este caso cada compás consta de 2 negras) su correcta acentuación resulta muy
sencilla. Cabe mencionar que una melodía muy compleja puede ser difícil de
acentuar a primera vista, por lo cual es imprescindible dominar las bases de la
lectura musical.

Por último, en la poesía, el acento rítmico es un recurso estilístico que aparece


como un elemento constitutivo del verso.
CLASES DE ACENTOS

En el manual de ortografía de la lengua española de la RAE, se habla de tres tipos


básicos de acentos: prosódico, ortográfico y diacrítico.
A continuación, se explica en forma breve en qué consiste cada uno de ellos.
Si deseas profundizar más, puedes leer el artículo principal de cada tipo de acento.

Acento ortográfico.

Se podría afirmar que se trata del tipo de acento más común y conocido. La ortografía
oficial señala que también se lo conoce con el nombre de tilde o acento gráfico.

La rayita oblicua (´) señala una característica fonética. Es decir, indica que la silaba
con tilde debe ser pronunciada de una forma diferente a las otras sílabas.
Ejemplo: café, página, acción, difícil.

Acento ortográfico en las palabras agudas, llanas, y esdrújulas

El acento ortográfico es sin duda la más utilizada. Según la posición que la sílaba
acentuada ocupe en la palabra, se clasifica en:

Palabras agudas. Son los que llevan la tilde en la última sílaba: Ejemplos. Calzón,
acción, caminará, bebé, salmón, según, papá, Perú, sofá, solución, pensará

Palabras llanas. Las mismas, posee la sílaba tónica en la penúltima sílaba.


Ejemplos: ágil, áspid, bíceps, cadáver, dólar, dúctil, túnel, mártir

Palabras esdrújulas. Son aquellas que poseen tilde en la antepenúltima sílaba.


Ejemplos. Ábaco, acérrimo, bártulo, brócoli, ébano, diabético, demócrata, éíco,
cántaro, heurístico, informático

Acento prosódico.

Las palabras con acento prosódico no llevan tilde.


Aun así, la silaba sobre la cual recae este acento tiene una pronunciación más intensa
que las demás.
Ejemplo de acento prosódico:

Edificio. La sílaba fi tiene una pronunciación más intensa que el resto de las sílabas

Bailar, cantar, apoyar, eclipsar. En la mayoría de los infinitivos, existe una carga de
la voz en la última sílaba.

Acento diacrítico o tilde diacrítica.

Se trata de un tipo de tilde que tiene una función muy especial: diferenciar palabras
que se escriben con ortografía idéntica pero que, en verdad, encierran conceptos
diferentes.
Ejemplo de tilde diacrítica:
Sí, eso es mío.
Si no traes lo que dijiste, no habrá trato.
Juan se tropezó y cayó al piso.
Sé que debo realizar una intensa investigación para escribir mi tesis.
En el primer enunciado, sí es utilizado en su sentido de expresar una afirmación. En
cambio, en la segunda oración, si, sin tilde, tiene el valor de una conjunción.

Otros ejemplos de tilde diacrítica

Sé que debo regresar a tiempo


Se dieron todas las condiciones para que el contrato sea aprobado

A mí me encanta pasear por el parque todas las tardes


La decisiones está en mis manos

En este último enunciado, el término mí, cuando lleva tilde, desempaña la función de
pronombre personal. Se habla de mí, cuando se habla del yo. En el segundo caso, mí,
sin tilde, está actuando como un nombre posesivo, ya que el sujeto hace referencia a
algo que es suyo, parte de su cuerpo, sus manos.

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