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HISTORIA DE LA INFANTERIA DE MARINA ESPAÑOLA

Jesús Campelo Gaínza


Capitán de Infantería de Marina

Los Infantes de Marina Españoles somos herederos de una gloriosa tradición militar, de hecho,
contar la historia de nuestra Infantería de Marina es prácticamente contar la historia de España.

El cuarto Mandamiento del Decálogo del Infante de Marina dice: “Seré siempre respetuoso con las
tradiciones del Cuerpo, estaré orgulloso de su historia y nunca haré nada que pueda desprestigiar su
nombre”.

Con lo cual se hace obligatorio y necesario conocer nuestra Historia y honrar a todos los Infantes de
Marina que nos precedieron. Honor y Gloria por todos los que han servido en cualquier unidad del
Cuerpo, independientemente de la época que les tocó vivir y de sus ideologías, los cuales cumplieron
hasta el último momento y con todas sus fuerzas nuestro Lema: ¡Valientes por tierra y por mar!

Desde 1537 nuestra Infantería de Marina ha sufrido tantas reformas y reorganizaciones que, aparte de
ostentar diferentes nombres, ha realizado muy diversas misiones y funciones a lo largo de sus casi cinco
siglos de historia. Momentos perfectamente diferenciados cada uno con una función predominante que lo
caracterizó, quedando para su estudio organizada de la siguiente manera:

Infantería de Armada (1537-1717) Fuerzas de asalto y de abordaje a buques.

Cuerpo de Batallones (1717-1827) Guarnición de buques.

Brigada Real de Marina (1827-1848) Fuerza Expedicionaria de Artillería e Infantería.

Real Cuerpo de I.M. (1848-1931) Fuerza Expedicionaria de Infantería de Marina.

Infantería de Marina (1931-1957) Guarnición de Bases y buques.

Infantería de Marina (1957-1996) Fuerza de Desembarco y defensa Instalaciones, de reemplazo.

Infantería de Marina (1996-2009) Op. anfibias, de protección e internacionales, profesionales.

Fuerza de Infantería de Marina (2009-hoy) Op. anfibias, especiales, de protección e internacionales.

Pero la creación de nuestra Infantería de Marina realmente estuvo motivada por la peligrosa expansión
del Imperio Otomano de Solimán el magnífico por el Mar Mediterráneo, expansión que, tras las
conquistas de Belgrado (1521) y Rodas (1522) y el asedio de Viena (1529), amenazaba a toda la Europa
Cristiana, su cultura y su religión cristiana, por lo que el Rey de España Carlos I (1519-1556) tuvo que
reaccionar, y para detener el avance turco creó un arco defensivo en el Mediterráneo Central,
impulsando el uso de las flotas de Galeras para poder dominar el Mediterráneo, al darse cuenta que
eran fundamentales por su rapidez y agilidad.

La potencia de fuego y de choque de estas Galeras residía en los arcabuces de su Infantería


embarcada, la cual disparaba desde unas plataformas que se colocaban sobre los remos, para luego
desde ahí iniciar el abordaje del buque enemigo.

Con respecto a la Infantería que se llevaba embarcada en los buques, la realidad es que seguía siendo
como años atrás, contratándose directamente en los puertos por el propio Capitán de cada Galera, con
lo que no había adiestramiento común, que es lo más aconsejable para este tipo de unidades.
Infantería de Armada (desde 1537 a 1717).
Entonces Carlos I, para tener asegurados arcabuceros profesionales en cada Galera, creó en 1537 las
COMPAÑÍAS VIEJAS DEL MAR DE NÁPOLES, que dieron lugar a la Infantería de Armada.

Por tanto los primeros Infantes de Marina realmente fueron “Arcabuceros de Galeras". Ellos daban la
potencia de fuego necesaria para acercarse a la nave enemiga e iniciar el abordaje.

Para abordar una galera enemiga los soldados embarcados se dividían en dos unidades: una Fuerza de
choque y otra de reserva. Cuando la galera propia se abarloaba a la contraria, los de choque saltaban a
la cubierta enemiga para tomar la arrumbada y los de reserva se abrían paso violentamente por la crujía
hasta tomar el fogón y el esquife.

Para la defensa de la nave la guarnición se dividía en: Vanguardia, que defendían el tercio de proa;
Batalla que cubrían el fogón y el esquife; Retaguardia, en el tercio de popa y Socorro, que se mantenían
a la espera bajo cubierta para actuar donde hicieran más falta.

Como Jeireddín Barbarroja (uno de los mejores almirantes de Solimán) dominaba el Mediterráneo, en
Octubre de 1541 Carlos I decidió atacar Argel, base principal de los corsarios berberiscos, con una
fuerza de 20.000 hombres y 65 galeras, pero la operación fue un fracaso debido a un fuerte temporal.

Con el Rey Felipe II (1556-1598) la situación cambió porque ordenó que también se proyectara el poder
naval sobre la costa enemiga, para lo que embarcó Tercios de Infantería española en las flotas de
Galeras.

En 1560 Felipe II decidió recuperar Trípoli a instancias de los Caballeros de Malta, sufriendo la
cristiandad otra tremenda derrota, la cual se conoció como el “desastre de Gelves”. El panorama en
Europa era desolador, ya sólo quedaba esperar el definitivo golpe turco y la caída del Mediterráneo
central.

El 7 de Septiembre de 1565 una flota de galeras mandada por el Virrey de Sicilia García de Toledo
desembarcó en la Isla de Malta a los 6.000 Infantes de Marina de Don Álvaro de Bazán, rompiendo así el
asedio turco que sufría esa isla española desde hacía cuatro meses.

De todas formas a pesar del éxito en Malta, a Felipe II no le gustó nada que se hubiera tardado más de
cuatro meses en preparar la Fuerza de desembarco, por lo que ordenó que se formasen unidades
conjuntas terrestres y navales que estuviesen siempre dispuestas para actuar, creando así el 27 de
Febrero de 1566 el Tercio Nuevo de la Mar de Nápoles, el Tercio de la Armada del Mar Océano y el
Tercio de Galeras de Sicilia.

El Tercio Nuevo de la Mar de Nápoles se creó el 27 de Febrero de 1566, siendo su primer Maestre de
Campo Don Pedro Padilla. Su zona de acción fue el Mediterráneo Occidental y las costas peninsulares
españolas. A él se le incorporaron las Compañías Viejas del Mar de Nápoles, por lo que adquirió la
antigüedad de éstas de 1537.

El Tercio de la Armada del Mar Océano también se organizó el 27 de Febrero de 1566, en Cartagena,
siendo su primer Maestre Don Lope de Figueroa y seguidamente embarcó para Nápoles, la principal
Base española en el Mediterráneo, aunque este Tercio actuaba indistintamente en el Atlántico y en el
Mediterráneo. Constaba de 40 Compañías y 6.697 hombres, más que ningún otro Tercio, y fue apodado
“El Invencible”.

Desde ese momento el Imperio español contaba con unas unidades bien formadas, bien adiestradas y
muy profesionales que eran capaces de desembarcar en cualquier punto de una costa enemiga.
Esos Tercios Españoles que se embarcaron permanentemente en Galeras estaban formados por 3 tipos
de soldados: los escudados o rodeleros, los arcabuceros y los piqueros.

Todos eran voluntarios y para pertenecer al Tercio tenían que tener más de veinte años y menos de
cincuenta. Los escudados portaban espada y escudo de metal y su misión principal en el combate era
infiltrarse por debajo de las formaciones de picas enemigas y acuchillar a sus portadores, los
arcabuceros disponían de un arcabuz con la misión de romper con su potencia de fuego las formaciones
enemigas y los piqueros paraban el ataque de la caballería enemiga con un potente muro formado por
sus picas de madera y punta de acero que medían más de cinco metros.

Cada Tercio lo mandaba un Maestre de Campo y cada uno tenía tres Coronelías de cuatro Capitanías
con 250 hombres cada una, lo cual hacía un total de 12 Capitanías en cada Tercio. Los abanderados del
Tercio eran los Alféreces y estaban formados por aproximadamente 3.000 soldados (1.500 piqueros,
1.200 arcabuceros y 300 escudados). El Tercio en formación ocupaba un cuadro de 56 metros de ancho
por 60 metros de largo, unos 3,3 Km2 (aproximadamente medio campo de fútbol). En el cuadro central
iban los 1.500 piqueros, a ambas bandas iban dos guarniciones de 120 arcabuceros cada una, cuatro
pequeños cuadros en cada esquina denominados “mangas” donde iban 240 arcabuceros en cada una y
por último, en el frente del cuadro central iban en una compacta línea los 300 escudados del Tercio.

En vista del éxito de estas unidades, el Rey Felipe II también creó el 1 de Septiembre de 1571 el Tercio
Viejo del Mar Océano y de Infantería Napolitana.

El 7 de Octubre de 1571 se produjo la Batalla de Lepanto donde las más de 300 galeras y 98.000
hombres de la Liga Santa vencieron a las 260 galeras y 120.000 hombres de los turcos, frenándose así
la expansión del Imperio Otomano por Europa.

El momento de la victoria en Lepanto ocurrió tras la muerte de Alí Bajá por 7 arcabuzazos y la captura de
la insignia otomana por el Capitán Andrés Becerra. Como en esa época no existían las medallas, el Rey
Felipe II le regaló a este Capitán de Infantería de Armada la bola de oro que estaba en el tope de esa
bandera turca.

En esa batalla luchó como Soldado de Infantería de Armada el famoso escritor Don Miguel de
Cervantes. Mientras defendía su puesto en el esquife de la Galera Marquesa, fue herido de dos
arcabuzazos, uno en el pecho y otro en la mano izquierda. Esa mano se le quedó inútil, por lo que desde
entonces se le conoció como “el manco de Lepanto”.

En 1580 la guarnición española del Gobernador de Filipinas Gonzalo de Ronquillo, entre ellos la
Compañía de Infantería de Armada del Capitán Carrión, derrotó a cientos de Samuráis japoneses que
desde la isla de Okinawa estaban saqueando las regiones del norte de Filipinas. Los combates se
sucedieron en las inmediaciones del cabo Bogador, en el río Cagayán y en la playa de Birakaya.

En 1582 las Islas Azores no reconocieron a Felipe II como nuevo Rey de Portugal y Francia e Inglaterra
las apoyó enviando una flota de 67 buques y 7.000 soldados, por lo que España envió a Álvaro de Bazán
con una flota de 28 barcos y 4.500 Infantes de Marina. El 26 de Julio Lope de Figueroa conquistó la Isla
Tercera y Bazán venció a la flota enemiga, haciéndose Felipe II con el trono de Portugal y con el dominio
de las principales rutas comerciales del Océano Atlántico. España tuvo 224 muertos y no perdió ningún
navío. El enemigo tuvo 2.000 muertos y 4 buques hundidos, 2 incendiados y 4 capturados. Además, se
hicieron mil prisioneros, que fueron condenados a muerte por piratería, siendo degollados 80 Caballeros
y ahorcados todos los Soldados y Marineros mayores de 18 años.

En 1588 Felipe II decidió destronar a Isabel I mediante un ataque conjunto entre una flota de 127 buques
y 30.000 hombres llamada “La Armada Invencible” y los Tercios de Flandes que desembarcarían en
Inglaterra. Su mando fue Alonso Pérez de Guzmán (VII Duque de Medina-Sidonia) y finalmente debido a
las condiciones meteorológicas del Canal de la Mancha la operación fue un completo desastre,
naufragando 37 barcos y muriendo más de 1/3 de la fuerza española.
Tanto en la batalla de la Isla Tercera como en la Campaña de la Armada Invencible participó el famoso
dramaturgo Lope de Vega como Soldado de Infantería de Armada. Todas esas experiencias las reflejó
en sus obras, especialmente en una de ellas “la dragontea”, donde se jactaba de la derrota sufrida por
uno de sus mayores enemigos: el corsario Sir Francis Drake.

Durante todo el reinado de los Reyes de España conocidos como los “Austrias menores”, el concepto de
Guerra Anfibia siguió perdurando, a pesar de que el Imperio Español atravesó una grave crisis
económica. Estos Reyes fueron Felipe III (1598-1621), Felipe IV(1621-1665) y Carlos II(1665-1700).

En esta época estalló la Guerra de los ochenta años, que enfrentó a España y los Países Bajos por su
independencia, apoyados por Inglaterra y por Francia. Como las posesiones de los Estados
contendientes no se limitaban tan sólo al área de Flandes, esta guerra se extendió por sus posesiones
en Asia y América.

El 29 de marzo de 1625, una flota de 26 barcos españoles y portugueses al mando de Fadrique de


Toledo bloquearon la bahía de la ciudad de San Salvador de Bahía (Brasil), que el año anterior había
sido ocupada y saqueada por los holandeses. Pocos días después, desembarcaron 3.500 Soldados, que
asediaron la ciudad hasta que los holandeses se rindieron. En el combate fallecieron más 70 españoles,
entre ellos el propio Jefe del Tercio, el Maestre de campo Don Pedro Ossorio.

El 12 de Abril de 1685, se crearon las Compañías de Granaderos, seleccionando de cada Compañía a


11 soldados y a 1 cabo. Sus mandos solían ser además los más antiguos del Batallón y se distinguían
por un gorro de pelo de oso sin alas para así poder lanzar sin dificultad las granadas.

Tras morir Carlos II sin descendencia, estalló la Guerra de Sucesión entre la Casa de los Austrias del
Archiduque Carlos y la Casa de Borbón de Felipe de Anjou. Degeneró en un conflicto internacional que
duró de 1701 a 1713 y que ganaron los Borbónicos.

En Agosto de 1704, la Flota anglo-holandesa del Almirante Rooke asaltó Gibraltar con 9.000 soldados
contra los 100 infantes de marina de la guarnición del Sargento Mayor Diego de Salinas, pero su
conquista fue tan difícil que desde entonces los Royal Marines británicos lucen la palabra “Gibraltar” en
su escudo.

Tras la Guerra de Sucesión, el Rey Felipe V (1700-1746) ordenó al Ministro de Marina José Patiño la
reunificación de las numerosas Armadas de los Austrias en una sóla Armada Real Borbónica y que los
Tercios de Armada se convirtieran en Regimientos de Infantería de Armada.

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