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UNIDAD Nª 8

LA FILOSOFIA DEL ESTADO ÉTICO


La concepción Hegeliana del Estado

Contexto histórico
Hegel, fue un filosofo alemán del siglo XIX, filosofo de la revolución burguesa.
En el siglo XVIII se había producido la revolución industrial. El individuo queda solo,
aislado, por lo que el campesino irá a buscar trabajo en la manufactura o fabrica, o se
haría asaltante o mendigo.
Se plantea el problema del Estado. Los individuos aislados en mutua contraposición
deben de alguna manera ser reconducidos a la unidad, a vivir juntos. Se proponen diversas
soluciones en la filosofía política, de las cuales podemos distinguir cuatro tipos:

1) EL ESTADO ABSOLUTISTA:
Es la propuesta de la coerción que debe imponer el orden por medio de la fuerza. Se
piensa que los individuos de la sociedad civil se encuentran, como dice Hobbes, en un
estado de naturaleza, pre-social, en el cual cada cual vela por si mismo y agrede a los
otros. La única solución es un pacto mediante el cual se entregue absolutamente todo al
soberano, que como gran leviatán mantenga a todos en orden.

2) EL ESTADO LIBERAL:
Es el Estado que ya no debe inmiscuirse demasiado en la sociedad civil, o sea, en lo
económico. Debe proteger la propiedad, o sea el mercado, y dejarlo que se desarrolle de
acuerdo con sus propias leyes, pues es el encargado de distribuir los bienes y lo hace
como son con una “mano invisible”. Es la propuesta de Locke y de Adam Smith.

3) EL ESTADO DEMOCRÁTICO:
Es el Estado en el cual el contrato es de todos con todos, mediante el cual se crea la
voluntad general, la plena libertad. Dos son sus ejes, el contrato y la religión, pero una
religión civil, sin dogmas que unan interiormente a todos los individuos como verdaderos
ciudadanos de la patria y no del cielo. Es la propuesta de Rousseau.

4) EL ESTADO ÉTICO:
Es el Estado como plena realización de los seres humanos mediante una dialéctica que
incorpora por vía de superación de todos los logros de la historia, desde el derecho,
pasando por la moral individual, para culminar en la eticidad, matriz de los valores mas
altos de la humanidad, expresados en el arte, la religión y la filosofía. Es la propuesta de
Hegel.
4 ESTADOS Estado Absolutista (Hobbes)
Estado Liberal (Locke y Adam Smith)
Estado Democrático (Rousseau)
Estado Ético (Hegel)

Fundamentos de la filosofía del derecho


La importancia que todo lo referente a la política tenia para Hegel, constituye el nucleo de
todas sus preocupaciones y su filosofía .

Conocer la razón como la rosa en la cruz del presente


Los puntos a tener en cuenta son:
1) El método filosófico no es el de la “lógica antigua”, sino el saber especulativo
desarrollado en la ciencia de la lógica.
2) El saber especulativo implica que forma y contenido están unidos. La forma en su
significación mas concreta es la razón en cuanto conocer conceptual, y el contenido, la
razón en tanto que esencia substancial de lo ético, así como de la realidad natural siendo
la identidad consciente de ambas la Idea filosófica (saber especulativo).
3) Por lo tanto, se trata de “conocer la razón como la rosa en la cruz del presente”. El
simbolismo de la rosa y la cruz alude a los rosacruces. Hegel lo aprovecha para referirse al
problema de la racionalidad del Estado moderno, que implica las injusticias y
contradicciones de la sociedad civil. Esta es la cruz que es necesario comprender en su
racionalidad.
4) La filosofía es “el sondeo de lo racional”, por lo cual necesariamente es la comprensión
de lo presente y lo real.

La categoría de lo real o de la realidad: Hegel emplea esta categoría en dos sentidos: uno
débil y otro fuerte. En el sentido débil, indica un hecho empírico cualquiera, un
acontecimiento como una lluvia, el nacimiento de un individuo, una batalla. En el sentido
fuerte (realidad) indica siempre la realidad subjetual o, intersubjetual. La verdadera
realidad está constituida por los sujetos, por los seres históricos. La familia, la sociedad
civil, el Estado son verdaderas realidades.
Solo las verdaderas realidades son “racionales”. La verdadera racionalidad es la
correspondiente a la razón. Solamente ésta capta la dialéctica.
Solo la razón comprende la realidad y solo ésta es racional. Por otra parte, la realidad está
presente. No puede ser de otra manera.
“Lo que es racional es real, y lo que es real es racional”.
El objeto de la filosofía del derecho
“La ciencia filosófica del derecho tiene por objeto la idea del derecho, el concepto del
derecho y su realización”
Para Hegel la ciencia en sentido fuerte es la filosofía como conocimiento de la totalidad o
cosmovisión. La filosofía es la ciencia por excelencia.
Hegel aclara que la filosofía tiene que ver con ideas, y por lo tanto no con lo que al
respecto se acostumbra a denominar simples conceptos, cuya unilateralidad y carencia de
verdad ella muestra. Lo que se suele denominar “concepto” es una mera abstracción
propia del entendimiento. El verdadero concepto del que trata Hegel es la verdadera
realidad, es decir, el sujeto.
El verdadero sujeto no es el sustantivo sino un verbo, ser sujeto es hacerse sujeto,
ponerse como sujeto, crearse como sujeto, concebirse, o sea, ser concepto. La única
realidad en sentido fuerte es la conceptual, es decir, la subjetual.
La filosofía del derecho de Hegel trata del objeto propio de la filosofía política, o sea, del
Estado. El derecho abstractamente considerado es el primer momento de la dialéctica del
estado (derecho, moral y eticidad).

El ámbito de la filosofía del derecho


“El ámbito del derecho es en general lo espiritual y su lugar más exacto y punto de partida
la voluntad, que es libre de tal modo que la libertad constituye su sustancia y
determinación, y el sistema del derecho es el reino de la libertad realizada, el mundo del
espíritu producido a partir de el mismo como una segunda naturaleza”. El espíritu es el
sujeto

La lucha contra el contractualismo


El primer momento de la dialéctica corresponde al derecho abstracto, en el cual el sujeto
es la persona, es decir, el individuo como simple portador de derechos y obligaciones.
El contrato:
1) Nace del arbitrio, es decir, no es racional.
2) La voluntad idéntica que entra en la existencia por el contrato es una voluntad solo
puesta por esas partes, por lo tanto solo común, no universal en sí y para sí.
3) El objeto del contrato es una cosa individual exterior, porque solo una cosa tal está
sometida al simple arbitrio de ellas de enajenarla.
Estas características del contrato lo vuelven inepto como fundamento del Estado como
pretendió Rousseau. Hegel aprecia la concepción rousseauniana del estado como
voluntad general, que interpreta como “lo racional en si y para sí”, pero cuestiona que ello
pueda formarse por medio de un contrato que siempre se da entre particulares, pues por
mas que se sumen particulares nunca se obtendrá lo general o universal. De esa manera
solo se llega a lo común.
Mediante el contrato se deberían poder resolver las contradicciones entre los
propietarios. Nada de eso acontece. Todo lo contrario, por sobre el contrato se enseñorea
lo injusto. Efectivamente, los contratos no se cumplen, ya sea por ignorancia o malicia.
Las dudas, los fraudes y los delitos ocupan el lugar que deberían ocupar el orden y la
tranquilidad. Este reinado de la injusticia muestra la falsedad de la concepción hobessiana,
según la cual se salía de la situación de guerra de “todos contra todos” propia del estado
de naturaleza mediante el pacto.

La moralidad
La moralidad es el segundo momento de la macro dialéctica (el primero es el derecho). La
persona, mero soporte de derechos, deviene sujeto, individuo que se auto determina.
El paso de la persona al sujeto, del derecho a la moralidad, es el paso del universal al
particular, del en si al para sí. Es la entrada del sujeto en si mismo, y pasa a constituirse, de
esa manera, en sujeto. Es el paso de la mera exterioridad a la interioridad. Es en ese
momento que surge el individuo como individuo, el particular como particular.
Hegel ve como positiva esta aparición de la particularidad.
El particular como tal, el individuo como individuo, independientemente de su familia,
polis o feudo, tiene derecho a su propia satisfacción, lo mismo que a su libertad.
Se trata de una libertad subjetiva, logro moderno que deberá dialectizarse con la libertad
objetiva, solo posible en el Estado. La aparición del particular es el fenómeno histórico que
señala la diferencia entre la antigüedad y la modernidad.

La eticidad
El ser humano es esencialmente político, como ya lo había afirmado Aristóteles.
Descubierta su propia particularidad, debe vencer la tentación de pretender realizarse
como un ser aislado. Solo socialmente, en relaciones intersubjetivas, puede hacerlo. Hegel
dice que la moralidad solo puede realizarse en el seno de la eticidad, que es:
“La idea de la libertad en cuanto bien viviente que tiene la autoconciencia su saber, su
querer y, por medio de su actuar, su realidad, así como este actuar tiene en el ser ético
su base en sí y para sí, y su fin motor”.
El ser ético o la eticidad, es el mundo del pueblo con sus costumbres, sus valores, sus
leyes, sus instituciones, su idioma, su religión, su arte. Es la “idea de la libertad”.

(libertad objetiva) Las leyes e instituciones constituyen la objetividad y estabilidad de lo


ético, que hace que este no se vea sujeto a la opinión y el capricho subjetivo. Inserto el
individuo en este ámbito ético, logra su libertad. Las instituciones fundamentales que lo
constituyen son: la familia, la sociedad civil y sobre todo, el Estado.

La sociedad civil, la economía política y los


problemas sociales
La sociedad civil está constituida por individuos independientes a los que, en cuanto
sociedad civil, solo los unen por un lado sus necesidades, especialmente las necesidades
materiales, y por el otro lado las leyes, el derecho, que pertenece al universo formal del
entendimiento, destinado a proteger la seguridad de las personas y la propiedad.
Conforma lo que Hegel denomina un Estado exterior, una defensa frente a lo externo. Se
interiorizará y superará en el Estado.
Hegel no es ciego frente a las desigualdades e injusticias propias de la sociedad civil. La
sociedad civil tiene su origen esencial en la aparición del sujeto como tal, o de la
autoconciencia como autoconciencia.

Estructura de la sociedad civil


1) Sistema de las necesidades: La mediación de la necesidad y la satisfacción del individuo
mediante su trabajo y mediante el trabajo de todos los demás.
2) La realidad de lo universal de la libertad allí contenido, la protección de la propiedad
mediante la administración de la justicia.
3) La prevención contra la contingencia que subsiste en aquellos sistemas y el cuidado del
interés particular en cuanto interés común mediante la policía y la corporación.

1) El primer momento, el del universal abstracto, es el momento de la economía. Se trata


de la satisfacción de las necesidades que se logra mediante el trabajo, tanto el propio
como el de los demás. El trabajo nunca es algo meramente individual, siempre es social. Al
buscar mi satisfacción, logro también la de los demás. Seria el tema de la “mano invisible”,
pero que solo es parte de la verdad. Las instituciones, y en especial el Estado, deben
intervenir.
2) El segundo momento, se refiere a la necesidad de reconocer “la necesidad del
derecho”, de su conocimiento por parte de los ciudadanos y de la actuación de los
tribunales.

3) El tercer momento es el de la reconquista del universal, por parte de la policía, es


decir, de la política del Estado vuelto hacia el bien de todos los ciudadanos y el de la
corporación como órgano de acción y formación hacia la universalidad del Estado.

La economía, el trabajo y el problema social


El ser humano como individuo persigue su satisfacción particular, y no puede no hacerlo,
en cosas exteriores que son la propiedad y las relaciones con otros dadas mediante “la
actividad y el trabajo”.
El trabajo divide contiguamente la materia, fabrica objetos diversos, los mueve de un
lugar a otro, los mezcla, los pesa, los mide. Pasa de un objeto a otro, los intercambia. Todo
ello es parte de la formación teorética del hombre. Este, en la medida en que va
transformando la realidad de esa manera, va desarrollando su entendimiento, va
formando nuevas representaciones, va enriqueciendo su lenguaje.
El trabajo en la sociedad moderna va conformando un hombre que adquiere el hábito de
la ocupación, habito que continuamente se auto produce. O sea, de forma el hombre
trabajador, lo contrario del noble ocioso. Acepta además que su trabajo está limitado
tanto por el material que trabaja como por “el arbitrio de los otros”, es decir, de aquellos
que tienen el capital. Se forma el hábito del trabajo sobre la realidad material y adquiere
habilidades que le permiten pasar de un tipo de trabajo a otro.
La división del trabajo hace a este más sencillo. Es evidente, ya que ya no se trata de
realizar un trabajo completo, con un producto terminado, sino solo de realizar algunas
tareas en cadena con otras, al final de las cuales sale el producto.

La clase universal está formada por los funcionarios del Estado. Es universal en la medida
en que, según Hegel, estos no tienen intereses particulares, ya que sus intereses son el
Estado, a cuyo servicio se consagran. Es lógico que sea el Estado quien deba encargarse de
sus necesidades, en caso de que el patrimonio personal no sea suficiente. Su trabajo
universal debe proporcionarles las satisfacciones que los miembros de las demás clases
buscan en actividades privadas.
El tercer momento de la dialéctica de la sociedad civil, corresponde a “la policía y la
corporación”. Bajo este rubro, Hegel trata una serie de funciones que debe ejercer el
Estado como universal:
1) debe velar por la seguridad de las personas
2) la lucha contra el delito
3) la regulación del mercado
4) la educación y las soluciones de los problemas sociales que genera la economía propia
de la sociedad civil.

El Estado ético
El concepto de Estado ético
“El estado es la realidad de la idea ética”: Se trata de la realidad en sentido fuerte, de la
idea ética, es decir, de la eticidad en su plenitud, en su máxima realización. La plenitud de
la eticidad se realiza plenamente en el Estado, al que no hay que concebir como aparato,
sino como universal concreto, plena realización intersubjetiva, en la plenitud del mutuo
reconocimiento. La idea ética es el “espíritu ético”, es decir, el sujeto ético, el cual es
“voluntad clara”, porque la voluntad es pensamiento, es razón. Es el mismo sujeto ético el
que es voluntad o razón, o voluntad racional. En consecuencia, se auto conoce.
La finalidad del Estado es la realización de la libertad. Es menester diferenciar, sin escindir
el momento de la libertad plenamente subjetiva en el ámbito de la sociedad civil, y el de la
libertad objetiva en el ámbito del Estado. El concepto de libertad que sustenta Hegel está
influenciado por el concepto rousseauniano.

La dialéctica del Estado


“La idea del Estado” tiene:
1) Constitución o derecho político interno: Realidad inmediata, y es el Estado individual
en cuanto organismo que se refiere a si mismo.
2) Derecho político externo: relación del estado individual con otros estados.
3) Historia universal: es la idea universal como género y poder absoluto frente a los
estados individuales (el espíritu que se da realidad en el proceso de la historia universal).
1) El derecho político interno: La libertad concreta solo puede realizarse en el Estado, en
el cual se dialectizan y en consecuencia se superan los ámbitos de las particularidad y la
universalidad.
Hegel sostiene que el Estado moderno encontró la manera de realizarlo. La particularidad
del individuo encuentra su ámbito propio de realización en la sociedad civil. Frente a ella,
el Estado aparece como Estado externo, como policía que pone límites, como necesidad
externa. Pero esta necesidad externa aparece también como fin inmanente de la sociedad
civil. Ello significa que la sociedad civil o el conjunto de individuos que al forman, no
tienen sentido sin el Estado, sin el espíritu objetivo formado por una intersubjetividad de
mutuo reconocimiento.

Un estado moderno está constituido por los denominados tres poderes, que se relacionan
entre sí dialécticamente:
A) El poder legislativo: El poder de determinar y establecer lo universal.
B)El poder judicial (gubernativo): La subsunción de las esferas particulares y casos
individuales bajo lo universal.
C) El poder ejecutivo: La subjetividad como última decisión de la voluntad, el poder del
príncipe, en el que están reunidos los diferentes poderes en la unidad individual, por lo
tanto es la cumbre y el comienzo de todo.

El poder ejecutivo (el poder del príncipe)


El poder del monarca es lo primero a desarrollar porque entraña la soberanía, que es lo distintivo del Estado
moderno. El monarca concentra en si la totalidad del Estado, en la medida en que concentra los poderes,
pero no como una “suma” sino como “cooperación”. El monarca no puede prescindir de la universalidad de
la constitución y de las leyes que son hechas por el poder legislativo. Pero tampoco puede prescindir del
poder judicial que aplica la universalidad de las leyes a los casos particulares.
La monarquía constitucional es la última forma de Estado, la más perfecta, la que corresponde al concepto
de Estado. Es por ello que Hegel se opone a la monarquía electiva.

El poder Judicial (el poder gubernativo)


Al poder gubernativo corresponde subsumir lo universal de las leyes establecidas por el poder legislativo a
los casos particulares. Ello implica que tanto los poderes judiciales como los policiales estén bajo su
dependencia. Es la tarea de los funcionarios del Estado, a los que Hegel denomina clase universal.
Quien quiera pertenecer a la clase universal y ser de esa manera un funcionario del Estado, debe probar su
capacidad para cumplir las funciones políticas mediante un examen, lo cual asegura a todo ciudadano la
posibilidad de dedicarse a la clase universal.

El poder legislativo
Al poder legislativo corresponde la tarea de instituir las leyes, las cuales suponen la constitución.
AGREGADO // FUNCIONES DE LOS 3 PODERES

Poder judicial:
El Poder judicial es una de las tres facultades y funciones primordiales del Estado. La expresión poder judicial
designa el complejo institucional (integrado por jueces y magistrados fundamentalmente) al que se otorga la
potestad de administrar justicia en un Estado.
La principal característica del poder judicial es la potestad jurisdiccional, entendida como la capacidad de
resolver litigios y todo tipo de procesos (juzgar y hacer ejecutar lo juzgado). En el plano práctico esto se
traduce en las siguientes funciones:
a) ejecutar y aplicar imparcialmente las normas que expresan la voluntad popular;
b) someter a todos los poderes públicos al cumplimiento de la ley;
c) controlar la legalidad de la actuación administrativa;
d) ofrecer a todas las personas la tutela efectiva en el ejercicio de sus derechos e interés legítimos.

Poder ejecutivo:
El Poder ejecutivo consistente en hacer cumplir las leyes y que suele ejercer el gobierno o el propio jefe del
Estado. Se distingue del poder legislativo, ejercido generalmente por el Parlamento, que promulga o revoca
leyes, y del poder judicial, que interpreta, hace respetar o invalida las mismas. El poder ejecutivo concibe y
ejecuta políticas generales de acuerdo con las cuales las leyes tienen que ser aplicadas, representa a la
nación en sus relaciones diplomáticas, sostiene a las Fuerzas Armadas y en ocasiones aconseja con respecto
a la legislación. En la actualidad, en los estados democráticos, el poder ejecutivo está considerado como
administrador y ejecutor de la voluntad popular a la cual representa y de la que debe ser su más firme
garante, tal y como se expresa en las actas de los Parlamentos representativos. La misión ejecutiva de un
Estado totalitario, en cambio, es ejercida al margen de limitaciones legales o jurídicas.

Poder legislativo:
El Poder legislativo, según la teoría del constitucionalismo moderno, consiste en redactar, reformar y
derogar las leyes. Tal concepción se cimenta en las apreciaciones y doctrinas que acerca del Estado de
Derecho liberal se realizaron durante el siglo XVIII. Para comprender el alcance del concepto “poder
legislativo” es preciso situarlo en el contexto del que emerge, que no es otro que la doctrina de la
separación de poderes. Cada uno de los tres poderes que configuran el Estado de Derecho es atribuido,
según la doctrina clásica, a titulares diversos: gobierno o rey (ejecutivo), tribunales (judicial) y Parlamento
(legislativo). Y a cada uno se le encomiendan funciones distintas.
El Parlamento, como tal, tiene dos funciones fundamentales, la legislativa y la representativa. Su función
representativa fue ampliamente debatida desde los mismos orígenes de esta institución. Pese a la
concepción de Jean-Jacques Rousseau, el Parlamento se erigió en el depositario de la voluntad y de la
soberanía nacionales, extendiéndose así el principio de legitimidad democrática y configurándose como la
institución central del Estado (superior incluso a los poderes ejecutivo y judicial, aunque con la necesaria
coordinación y equilibrio entre ellos). Este principio de centralidad del Parlamento tenía su fundamento en
el modo de extracción de sus miembros, que son elegidos por el cuerpo electoral. El Parlamento es el
resultado de un acto directo del sujeto de la soberanía, el pueblo. En esa función de representación se halla
legitimada su otra función característica, la legisladora. La función legisladora es la propia del Parlamento en
todo Estado de Derecho moderno y le corresponde, al menos en el origen de la teoría clásica, como
competencia exclusiva. El Parlamento no gobierna ni juzga, sino que posee el monopolio formal y material
de tomar decisiones políticas encaminadas a formular las leyes.
UNIDAD Nª 8
MARX Y EL ESTADO

La crítica de la filosofía política Hegeliana


La critica que Marx sostiene principalmente es la crítica del método especulativo
de Hegel.
“La soberanía del Estado es el monarca” mientras que partiendo de la observación
de la realidad, el filosofo no especulativo debe decir que “el monarca (aquel
personaje histórico que tiene aquellos determinados atributos) tiene el poder
soberano”.
Marx deduce el rechazo, no solo del método hegeliano, sino también de los
resultados que Hegel ha creido poder deducir, con este método en lo tocante a los
problemas del Estado: El sistema de la filosofía del derecho de Hegel.
Las criticas que Marx hace a Hegel, sostienen entre las mas importantes a las que
se refieren a :
1)La concepción del Estado como organismo
2)La exaltación de la monarquía constitucional
3)La interpretación de la burocracia como clase universal
4) La teoría de la representación por sectores contrapuesta al sistema
representativo nacido de la revolución francesa.
El rechazo del método especulativo de Hegel lleva a Marx a trastocar la
relación entre la sociedad civil y el Estado, es decir, detener la propia atención
mucho más sobre la sociedad civil que sobre el Estado, en absorción del Estado
por parte de la sociedad civil.

El Estado como superestructura


Marx considera al Estado, entendido como el conjunto de las instituciones
políticas, en que se concentra la máxima fuerza imponible y disponible en una
determinada sociedad, pura y simplemente como una superestructura respecto a
la sociedad prestatal.
En cuanto superestructura, destinado a desaparecer a su vez en la futura
sociedad sin clases. La filosofía de marx avanza hacia la extinción del Estado.

El conjunto de estas relaciones de producción constituye la estructura


económica de la sociedad, o sea la base real sobre la cual se eleva una
superestructura jurídica y política y a la cual corresponden formas determinadas
de la consciencia social. El modo de producción de la vida material condiciona, en
general, el proceso social, político y espiritual de la vida. (La estructura económica
es la base de la que parten todas las demás estructuras, según Marx).
Contra la “superstición política”, es decir contra la sobrevaloración del Estado, el
ataque de Marx es constante. Es este rechazo de la superstición política, el que
le hace decir en un escrito juvenil la cuestión judía (1843), que la revolución
francesa no ha sido una revolución consumada, porque ha sido solo una
revolución política.

El Estado Burgués como dominio de clase


(clase asalariada)

El Estado de transición
De las muchas afirmada dependencia del Estado de la sociedad civil del poder
político de la clase dominante (Burguesía o clase asalariada), Marx da una
confirmación precisa ahí donde plantea el problema del paso del Estado en el cual
la clase dominante es la burguesía al Estado en el cual la clase dominante será el
proletariado (clase obrera).
Para Marx la dependencia con respecto al poder estatal del poder de clase es tan
estrecha que el paso de la dictadura de la burguesía a la dictadura del
proletariado, no puede realizarse simplemente a través de la conquista del poder
estatal, es decir de aquel aparato que se ha servido la burguesía para ejercer del
propio dominio, sino que exige la destrucción de aquellas instituciones y su
sustitución con instituciones completamente diferentes.
Si el Estado fuese solo un aparato neutral por encima de las partes, la conquista
de este aparato, o hasta la sola penetración en el, serian por si mismas suficientes
para modificar la situación existente. El estado es, en si, una maquina, pero no es
una maquina que cada uno pueda manejar a su antojo: cada clase dominante
debe formar la maquina estatal según las propias exigencias.
Sobre los caracteres del nuevo Estado, Marx da algunas indicaciones tomadas
justamente de la comuna:

1)Suprecion del ejercito permanente y de la policía asalariada, y su sustitución por


el pueblo armado
2) funcionarios o de elección o bajo el control popular y por lo tanto, responsables
y revocables
3)Jueces elegibles y revocables
4)Sobre todo, sufragio universal para la elección de los delegados con mandato
imperativo y por lo tanto revocables
5)abolición de la separación de los poderes
6)amplia descentralización capaz de reducir a pocas y esenciales las funciones del
gobierno central

Marx llamó a esta nueva forma de Estado “Gobierno de la clase obrera” o


“dictadura del proletariado” .
Marx habló por primera vez de la dictadura del proletariado en un sentido propio,
en una conocida carta a Joseph Weydemeyer:
1. Que la existencia de las clases está ligada solo a determinadas fases de
desarrollo histórico de la producción
2. Que la lucha de clases necesariamente conduce a la dictadura del proletariado
3. Que esta dictadura constituye solo el paso a la supresión de todas las clases y
a una sociedad sin clase.

La extinción del Estado


Como aparece por la carta a Weydemeyer, el tema de la dictadura del proletariado
está estrechamente ligado al de la extinción del Estado. Todos los estados que
han existido son siempre estados dictadura de una clase. A esta regla no hace
excepción el Estado en el cual la clase dominante llega a ser el proletariado; pero,
a diferencia de las dictaduras de las otras clases, que fueron siempre dictaduras
de una minoría de opresores sobre una mayoría de oprimidos, la dictadura del
proletariado va sobre una mayoría de oprimidos hacia una minoría de opresores,
destinada a desaparecer, una forma de Estado, pero, tal que, por tener como
objetivo la eliminación del antagonismo de clase, tiende a la gradual extinción de
ese instrumento de dominio de clase que es precisamente el Estado.
El estado en el que la clase dominante es el proletariado no es un Estado como
todos los otros, porque está destinado a ser el ultimo estado: Es un estado de
transición a la sociedad sin Estado.
Es un estado distinto de todos los demás, porque no se limita a apoderarse del
Estado existente, sino que crea uno nuevo, y tan nuevo que origina las
condiciones para el final de todos los estados. El Estado de transición, en
síntesis, se caracteriza por dos elementos diferentes:
Por una parte, la de socialdemócrata, y por otra de la anarquista
La primera considera que es tarea del movimiento obrero conquistar el Estado
(Burgués) desde el interior, no ya “destrozarlo”. La segunda considera que se
puede destruir el Estado en cuanto tal sin pasar a través del Estado de transición.
Contra la teoría social democtrata, Marx sostiene, en cambio, que el Estado
(Burgués) no puede ser conquistado, sino que antes debe ser destruido. Contra la
teoría anarquista, afirma que lo q ue debe destruirse no es el Estado en su
totalidad, sino precisamente el Estado Burgués, porque el Estado en cuanto tal,
una vez destruido éste, está destinado a extinguirse.
UNIDAD Nª 9
Socialdemocracia
El concepto de Socialdemocracia
La Socialdemocracia es un término que ha adquirido un significado profundamente
equivoco desde el punto de vista teórico e histórico. En la práctica se lo usa, en
efecto, para designar a los movimientos socialistas que intentan moverse rigurosa
y exclusivamente en el ámbito de las instituciones liberal- democráticas y aceptan
dentro de ciertos límites la función positiva del mercado y de la misma propiedad
privada.
Este empleo del término mutila arbitrariamente la realidad.
La Socialdemocracia para Marx es “memoria de la revolución”.
La socialdemocracia se distingue del socialismo revolucionario en sus varias
encarnaciones históricas: anarquismo, sindicalismo revolucionario, izquierda
luxemburguiana, leninismo, porque pone entre paréntesis, por necesidad, el
espíritu de negación total del sistema: La socialdemocracia se contrapone al
reformismo.
En efecto, la socialdemocracia, no quiere, por lo menos de manera activa y
prioritaria, la supervivencia del sistema, sino el perpetuarse en el sistema, del que
ella se considera la custodia y la encarnación visible.
La socialdemocracia es un partido revolucionario, no un partido que hace la
revolución. Su primer y más completo experimento fue el alemán.

La socialdemocracia Alemana y el
Anarquismo
Mientras el anarquismo apelaba a la revuelta espontanea, negaba en su totalidad
la sociedad existente y no permitía compromiso alguno, la socialdemocracia
intentaba en cambio, valerse de todas las posibilidades, de todos los que le
ofrecían las instituciones democráticas, para conseguir una solida base de masas
que le permitiera instalarse en el interior del bastión enemigo, para llegar a
constituir, una especie de contra sociedad, cuyo crecimiento debería provocar el
derrumbe de las estructuras externas del sistema y constituir el núcleo de la
sociedad del mañana.
Mientras los anarquistas intentaban explícitamente tumbar la democracia con la
revolución violenta, razón por la cual rechazaban mediante el abstencionismo
electoral la posibilidad de dejarse captar por uno de sus principales engranajes, la
socialdemocracia aspiraba al socialismo a través de la democracia (como lo dice
su palabra).
El objetivo que se perseguía, en efecto, estaba determinado en términos de
antítesis total a la sociedad existente y por lo tanto, en rigor excluía no solo la
propiedad privada y el mercado, cosa sobre la que no había dudas, sino también
las instituciones.
Entre la sociedad democrática y la sociedad perfecta, existía una fase de
transición, denominada dictadura del proletariado, que si bien era caracterizada
como una forma extrema y amplísima de la democracia, excluía la posibilidad de
que se pudiera volver desde ese punto hacia atrás, ni por la libre determinación de
la mayoría.
Lo que estaba implícito en el hecho de que el paso del capitalismo a la dictadura
del proletariado o socialismo, seguía siendo llamado revolución : de las
revoluciones que producen el paso ascensional de una fase a otra de la historia.

La socialdemocracia entre comunismo y


fascismo
Sin el advenimiento del comunismo, es muy probable que la evolución de la
socialdemocracia hubiera desembocado, antes o después, en el reformismo.
Cuando Lenin decide cambiar el nombre imponiendo en su partido la vieja
denominación de comunista, quería con esto significar que finalmente se daba
término al equívoco: por una parte los revolucionarios de palabra, los
socialdemócratas, por el otro los verdaderos revolucionarios, aquellos que
habían actuado en todas partes e intensamente como en Rusia, es decir, los
comunistas.
Los primeros, o se decidían adoptando en cada lugar la estrategia y la
organización leninista, o bien serian desenmascarados por lo que eran, esto es
reformistas o traidores de la revolución.
La socialdemocracia, la afinidad que le emparenta al comunismo prevalece sobre
toda disensión. Cuando en cambio se separa claramente de la matriz milenarista,
cesa de hecho de ser socialdemócrata, aun cuando sigue llamándose asi, para
devenir reformismo. El hecho de que ambos movimientos (socialdemocracia y
comunismo) hayan fallado en occidente no solo en los objetivos revolucionarios,
sino también en impedir el advenimiento del fascismo y encontrar una solución
política a los problemas que permitieron el surgimiento del fascismo.
Como prueba, la sustancial identidad que resulta propiamente del común
marxismo “doctrinario”, incapaz de comprender la realidad de las transformaciones
sociales en curso.
Solo cuando el fascismo, después de haber revuelto Alemania, llega a amenazar a
la URSS (1922-1991), el comunismo consistió en dar curso a la colaboración con
la socialdemocracia con miras antifascistas, sobre la base del reformismo de los
frentes populares de Francia y España.
UNIDAD Nª 9
Socialismo
Significado del término socialismo y
comunismo
El socialismo se ha definido históricamente como “programa político de las
clases trabajadoras” que se ha formado en el transcurso de la revolución
industrial. La base común de las multiples variantes de socialismo se puede
establecer en la transformación sustancial del planteamiento jurídico y económico
fundado en la propiedad privada de los medios de producción y de intercambio, en
el sentido de crear una organización social en la cual:
A) el derecho de propiedad esté fuertemente limitado
B) los principales recursos económicos estén bajo el control de las clases
trabajadoras
C) su gestión esté dirigida a promover la igualdad social (no solo jurídica o política)
a través de la intervención de los poderes públicos.
El término y el concepto de socialismo se entrelazan desde un principio con
los de comunismo.
En los años cuarenta, las palabras “comunismo” y “socialismo” pasan a indicar
variantes distintas del movimiento que denunciaba las condiciones de los obreros
en el desarrollo de la sociedad industrial, oponiéndose al liberalismo político y
económico y a su individualismo, con un proyecto de refundamentacion de la
sociedad sobre bases comunitarias y promoviendo formas asociativas de diverso
genero (sindicales, políticas, experimentos cooperativistas y comunitarios) para
llevar adelante las nuevas ideas.

Con el fracaso de la revolución de 1848 se hizo más lejana la perspectiva de llevar


a la práctica los programas socialistas y en la segunda mitad del siglo XIX se puso
en evidencia la contraposición de significados entre “socialismo” y “comunismo”.
El problema principal era el de constituir organizaciones obreras autónomas y
obtener para ellas el reconocimiento de los derechos elementales de :
*asociación
*de prensa
*la ampliación del derecho de voto más allá de los límites establecidos por los
ordenamientos liberales
*el derecho de huelga y de contrastación sindical

Con la disgregación del frente socialista en la primera guerra mundial y con la


revolución de 1917 en Rusia, la contraposición entre “socialismo” y “comunismo”
fue ritualizada por el leninismo.
El socialismo de la utopía a la ciencia
Hacia fines de los años 1830 se empezó a usar, por parte de los críticos del
socialismo, la calificación de “utópicos” para designar a los socialistas.
Fueron Marx y Engels los que establecieron en el manifiesto, la distinción entre
socialismo utópico y socialismo científico.
El carácter científico de la nueva teoría socialista de Marx y Engels consiste:

1) en el hecho de que el socialismo ofrece un programa racional de reconstrucción


de la sociedad que se dirige indistintamente al sector intelectual y al proletariado.
(En este sentido el socialismo pretende ser ciencia de la revolución proletaria)

2) en el hecho de que el socialismo ya no se presenta como un “ideal” sino como


una necesidad histórica derivada de la inevitable decadencia del modo capitalista
de producción, que se puede entrever objetivamente en las crisis cada vez más
agudas y frecuentes que va encontrando

3) en el hecho de que el socialismo empieza a emplear un “método científico” de


un análisis de la sociedad y de la historia, que tiene sus puntos fuertes en el
“materialismo histórico”.

La imagen de un Marx científico y anti utópico, investigador de las contradicciones


y de la caída necesaria del sistema capitalista, estuvo muy presente en el
socialismo de la segunda Internacional.
La formación de un movimiento político de la clase obrera organizado con vistas a
la gestión del estado y a la centralización de la economía, fue el motivo principal
de la divergencia y de la cerrada lucha dentro de la Primera Internacional entre el
socialismo de Marx y Engels y el anarquismo en sus diversas formas. En el
periodo de formación de los partidos socialistas, en los últimos decenios del siglo
XIX, el punto de vista del socialismo marxista adquiere el carácter de mayoritario y
plenamente consolidado, mientras que el “socialismo libertario” de signo
anarquista fue excluido explícitamente de la segunda Internacional de 1896.

Problemas actuales del socialismo


La escisión del movimiento socialista internacional como consecuencia de la
revolución soviética cristalizó, a medida que el nuevo estado adquiría su
configuración jurídica, política y económica definitivas, en el socialismo y el
comunismo como dos culturas políticas profundamente distintas t a menudo
hostiles, aunque después de un primer periodo de enfrentamiento en el que los
socialistas fueron tratados por parte de los dirigentes leninistas como “social
traidores” o “social fascistas”, siguió una fase de alianzas y de colaboración en el
transcurso de la lucha antifascista y de la resistencia.
A diferencia de la socialdemocracia clásica, las socialdemocracias actuales son
partidos populares que han abandonado la idea de la división de la sociedad en
clases contrapuestas y del socialismo como abolición de la propiedad privada.

En la unión soviética y en los países en que se ha instaurado la dictadura del


partido marxista-leninista, el socialismo ha dejado de ser fase de transición y se ha
convertido en una formación social autónoma, caracterizada por el agotamiento de
las formas originarias de democracia de base, por la acentuación autoritaria del
poder por parte de los aparatos burocráticos del estado y del partido, y por la
reproducción de profundas desigualdades y agudos conflictos sociales.

Los procesos recientes del socialismo han demostrado de manera cada vez más
evidente el peso que tienen las historias nacionales, la diversidad de situación
económica, el pluralismo de las tradiciones culturales y de las ideologías.
Después de la segunda guerra mundial, junto a los modelos ofrecidos por las
socialdemocracias europeas y el socialismo soviético, se han delineado las
realidades de los estados de reciente independencia del tercer mundo, que
aunque apelan al socialismo, persiguen el objetivo de la modernización a través de
los instrumentos del partido único, del reforzamiento de las elites burocráticas y
militares y de la integración de las masas con base en el tradicionalismo cultural y
religioso.
UNIDAD Nª 9
Anarquismo

Definición general
El termino anarquismo al que frecuentemente se asimila el de “anarquía”, tiene un
origen preciso en el griego sin gobierno: por tal razón con este se identificó
siempre una sociedad libre de todo dominio político autoritario, en la cual el
hombre habría podido afirmarse solo en virtud de la propia acción ejercida
libremente en un contexto sociopolítico en el que todos deberían ser igualmente
libres. Anarquismo significó, por esta razón, liberación de todo poder superior,
fuese este de orden ideológico, de orden político, de orden social, de orden
económico o finalmente de orden jurídico.
Asigna toda libertad, sin límites de normas, de espacio y de tiempo.
Sebastián Faure sostuvo que la doctrina anárquica se resume en una sola palabra
: libertad.

Objetivos, medios y tácticas


1) OBJETIVOS NEGATIVOS:
Pueden centrarse en la negación que el anarquismo efectua de :

a) la autoridad
El anarquismo rechaza toda autoridad, en cuanto señala en ella la fuente de los
males del hombre: la autoridad que se rechaza es tanto la sobrehumana como la
humana.
La autoridad política, expresión de la autoridad o del poder económico según la
interpretación del anarquismo de algún modo vinculado con el análisis marxista, es
la causa primigenia de la opresión del hombre en el estado de sociedad, y como
tal debe ser combatida en el plano ideal y en los hechos. De aquí nace la firme
oposición del anarquismo a todo poder político organizado, institucional o
voluntariamente, como es el caso de la asociación política por excelencia (el
partido)
b) el estado
vinculado con la conducta señalada del anarquismo frente a la autoridad, está su
rechazo del estado. Éste, en toda su organización piramidal-burocrática, es el
órgano represivo por excelencia que priva al individuo de toda libertad
otorgándose únicamente a si mismo la capacidad de actuar y, sobre todo, la
posibilidad de definir dicha libertad imponiendo una serie de “obligaciones” y de
comportamientos a los que el individuo no puede escapar, y que por lo tanto el
anarquismo se propone combatir.
c) la ley
Finalmente, como consecuencia de su actitud hacia el estado, la anarquía
condena la ley, vale decir toda forma de legislación, en cuanto expresión práctica
de una voluntad de represión de una maquina estatal. La ley es el instrumento de
opresión del que se sirve la organización política del presente para coartar
específicamente las libertades que la autoridad, como tal, reprime genéricamente.

2) OBJETIVOS POSITIVOS O CONSTRUCTIVOS:


“Sociedad anárquica”. Esta nueva sociedad tiene como fundamento y como única
condición esencial la liberación del individuo de cualquier imposición externa en el
nivel individual y social: el único vinculo que todavía condiciona el comportamiento
individual es la “opinión”.
Pueden surgir organizaciones anárquicas y que afectan:
A) el campo económico
están basadas en el elemento cooperativo, es decir en la libre asociación de
individuos para fines productivos o de distribución de los bienes producidos, con la
eliminación de toda dirección autoritaria a través de la instauración de una
autogestión desde abajo, determinando en consecuencia los objetivos comunes e
indicando los medios técnicos (necesariamente autoritarios) para lograr dichos
fines concretos.
B) el campo social
La base social de la organización anárquica, paralela a la económica, está
construida por el mismo individuo o por el núcleo familiar: estos, unidos en un
cierto territorio geográfico y con intereses y actividades colectivas y afines,
constituyen la comuna dentro de la cual todos son iguales y las decisiones se
asumen por iniciativa de todos.
La unión de las comunas da lugar a la federación, cada vez en una escala
geográfica más amplia, la federación de las federaciones, hasta alcanzar la meta
ideal, es decir la federación anárquica universal.

3) LOS MEDIOS:
Una amplia parte del anarquismo, acogió la posibilidad de la organización como
fundamento para el progreso y la difusión de las mismas doctrinas anárquicas.
Organización y propaganda, unidas o separadas según las interpretaciones, son
las bases necesarias para las tres formas de acción anárquicas que caracterizaron
todo el movimiento y que suscitaron la atención teórica:
A) Educación
La educación, y más genéricamente, toda la pedagogía libertaria trataron de
construir una escuela libre de vínculos con la sociedad represiva y capaz de
contribuir a la creación de un hombre sin inhibiciones hacia sí mismo que actuase
frente a la sociedad libre de cualquier esquema impuesto. Pero la educación,
entendida no ya como un elemento de formación individual sino como un
verdadero proceso de difusión de ideas anárquicas en la sociedad.
B) Rebelión
La rebelión es la manifestación imprevista y violenta, la mayor parte de las veces
en forma irracional, de una acción destructiva contra el orden constituido.
C) Revolución
La forma más orgánica de intervención anti autoritaria es la revolución, predicada
y propagada por numerosos pensadores y múltiples movimientos y grupos
anárquicos que vieron en ella la posibilidad de rescate de la opresión autoritaria.

4) LAS TÁCTICAS:
Puede sintetizarse así:

A) Voluntarismo
El anarquismo basa su tesis de intervención política en la voluntad de cada
individuo: las varias voluntades se unifican por una especie de “espíritu vital”
B) Espontaneismo
El espontaneismo para el anarquismo es la base de todo movimiento y de
cualquier eventualidad de acción : esta tiene una razón de ser solo cuando emana
de exigencias sociales, políticas o simplemente intelectuales, tan sentidas como
para manifestarse fuera de si mismas, sin necesidad de una estructura que
determine sus objetivos o de una dirección que guie su camino.
C) Extremismo
Son propias del anarquismo las múltiples elecciones extremistas destructoras de
las condiciones presentes, independientemente de la efectiva gestión de estas y
en forma autónoma de la posibilidad de cumplir en el plano practico lo que se
afirma “extremistamente” en el plano teórico .
D) Asambleismo y movimentismo
Para el anarquismo es el mismo “movimiento” espontáneo el que crea las
condiciones del ulterior progreso del ideal que se quiere afirmar. El movimentismo
esconde efectivamente, tentativas meramente insurreccionales (está en contra de
todo movimiento imperante).
El movimiento se sostiene y se organiza a través de la utilización del instrumento
asamblear.
Anarquismo Latinoamericano Argentina
Perú
México
UNIDAD Nª 10
Liberalismo

“Una definición difícil”


En primer lugar, la historia del liberalismo está ligada estrechamente con la historia
de la democracia. En segundo lugar, el liberalismo se presenta en los distintos
países en tiempos históricos muy diversos, de acuerdo con su etapa de desarrollo,
por lo que es difícil encontrar en el plano sincrónico el elemento liberal que unifica
diversas historias.
En un principio, solo es posible dar una definición bastante genérica :
“El Liberalismo es un fenómeno histórico que se manifiesta en la edad
moderna y que tiene su centro de gravedad en Europa, a pesar de haber
influido en los países Australia, América latina y en parte de la India y
Japón”. En efecto, durante la época de la descolonización, es la menos exportada
o exportable de las ideologías nacidas en Europa.
Una definición más restringida del liberalismo debe partir necesariamente de un
examen de la literatura existente más madura a fin de probar la validez y los
limites de los respectivos enfoques.

El adjetivo liberal
Para el historiador es una cosa obvia y muy natural pensar que la única definición
posible de liberalismo es la histórica, dado que está convencido de que su esencia
coincide con su historia: el liberalismo es un hecho histórico y un conjunto de
acciones y de pensamientos que se han dado en un cierto momento de la
historia europea y americana.
Entre las muchas definiciones históricas que usan el adjetivo liberal, está ante todo
la ingenua del historiador puro, que parte del uso político del termino “liberal”, que
pertenece al siglo XIX (primero en el lenguaje común indicaba una actitud abierta,
tolerante y/o generosa, o las artes practicadas por hombres libres).
El límite de esta definición está en el hecho de que el historiador, si se encuentra
desprovisto de un criterio lógicamente definido sobre lo que es “liberal” terminará
cambiando el adjetivo por el sustantivo, los liberales por el liberalismo, o sea por
incluir toda una serie de comportamientos políticos, en tanto que el sustantivo solo
designa algunos.
Todavía en la actualidad la palabra liberal tiene significados diversos según las
diversas naciones: en algunos países ( Inglaterra, Alemania) indica una posición
de centro, capaz de mediar entre innovación y conservación; en otros (Estados
Unidos) el radicalismo de izquierda, agresivo defensor de nuevas y viejas
libertades civiles; en otros (Italia) los conservadores de la libre iniciativa económica
y de la propiedad privada.
Por esto, un autorizado pensador liberal (Hayerk) propuso renunciar al uso
de una palabra tan equivoca.

El único común denominador entre posiciones tan diversas es la defensa del


estado liberal, que nació antes del uso político del término liberal: un estado que
termina por garantizar los derechos del individuo frente al poder político y por esto
exige formas, más o menos amplias, de representación política.
En el plano histórico se usa el adjetivo liberal para una definición mas totalizante,
explicativa y no descriptiva: se habla de una “era liberal” (empieza con la
restauración de 1815 y concluye con la revolución democrática de 1848, o con el
distinto clima ético-político posterior a 1870: Europa).

El liberalismo no debe entenderse como una simple ideología política de un


partido, sino comprenderse como idea encarnada en instituciones políticas y en
estructuras sociales. Todas las grandes ideologías del siglo XIX en la medida en
que se apartan explícitamente del liberalismo, tratan de construir una forma
distinta de estado, que, de acuerdo con el patrón ideologico, podía ser un estado
autoritario o una democracia populista o totalitaria.

El sustantivo libertad
Libertad natural (1)
Liberalismo 3 libertades Libertad racional (2)
Libertad libertadora (3)

1) La concepción naturalista de la libertad o Libertad natural:


El hombre es verdaderamente libre cuando puede hacer todo lo que le place. Es
una concepción naturalista, en la medida en que la acción humana sigue u
obedece sus propios instintos o apetitos ocasionales; pero, para tener la
posibilidad de satisfacer sus propios deseos y, por lo tanto, ser libre, el hombre no
debe encontrar obstáculos y, si los encuentra debe tener también la fuerza (o el
poder) de obligar o subordinar a los demás hombres.
Es una libertad que presupone la desigualdad, dado que la libertad coincide con el
poder, el que tiene más poder es más libre: el hombre verdaderamente libre es el
déspota.
Esta libertad nos la describió Hobbes cuando puntualizaba la condición del
hombre en el estado de naturaleza.
2) Libertad racional:
El “puedo (ser libre) porque quiero y porque tengo el poder de actuar” se sustituye
por el “puedo porque debo, y lo debo en cuanto, como hombre, participo de un
orden racional”. Un instrumento para llegar a ser libre es el conocimiento, y algo
opuesto al instinto, precisamente como el hombre en su estado de naturaleza es
opuesto al hombre racional que vive en la sociedad. La verdadera libertad se
presenta así como conocimiento de la necesidad.

3) Libertad libertadora:
La verdadera libertad no consiste en la emancipación ética del hombre, la
verdadera libertad consiste en una situación de posibilidad, para el hombre, de
escoger, manifestar y difundir sus propios valores, tanto morales como políticos,
para realizarse a sí mismo.

Con esta tercera definición hemos pasado necesariamente de una “libertad de


auto emancipación o de realización a si mismo” a “una libertad respecto de los
condicionamientos externos e internos”: la libertad de hacer supone de ese modo,
la libertad de poder hacer. El poder está ligado de algún modo a la libertad, dado
que la libertad de querer requiere en el nivel de la acción, algunas garantías, o sea
la ausencia de impedimentos y contradicciones externos e internos.

El estado liberal como bien absoluto, siguió siendo siempre un ideal limite o
regulador de la experiencia política, porque los conflictos o las tensiones,
inherentes a la estructura pluralista, no siempre se resuelve en el dialogo con la
persuasión, sino frecuentemente la fuerza interviene como facto o determinante,
sin embargo, se trata siempre de una fuerza que acepta una regla jurídica, aquella
por la cual es mejor encontrar las cabezas que rompen las reglas.
Sin embargo, no obstante es tal tentativa de regular el uso de la fuerza es
necesario reconocer que esta no ha eliminado la existencia de los poderosos y de
los débiles en el mercado político y social; la tentativa de legitimizar la fuerza
(weber: monopolio de la fuerza legitima), al transformarla en poder(legitimo), no la
elimina nunca de manera completa, ya que sigue existiendo un estado de
naturaleza precisamente en los espacios que ha dejado abiertos en la sociedad
civil (ej: tanto el mercado económico como espacio político)
Liberalismo y civilización moderna
Hay dos tipos de interpretación del liberalismo:
1) La primera “epocal” en la medida en que trata de comprender el espíritu de
una época
2) La segunda “estructural” en la medida en que trata de comprender las
estructuras, ya sean éstas institucionales (estado) o sociales (el mercado, la
opinión pública)
El liberalismo es un fenómeno que caracteriza la Europa en la edad moderna.
Además, esta interpretación unitaria de liberalismo en la edad moderna conduce a
describir sus albores, su apogeo y su ocaso. En las interpretaciones epocales,
más optimistas, el liberalismo debería ser verificado y superado por el socialismo,
hijo también de la modernidad. En las interpretaciones estructurales, más
pesimistas, el final del liberalismo es un fenómeno de autodestrucción y coincide
con la crisis de Europa.
Se trata de un largo proceso histórico que ha llevado al individuo a sentirse libre, a
tener una plena conciencia de sí mismo y de su propio valor, a querer instaurar
completamente el reino de los hombres sobre la tierra. Los orígenes del
liberalismo coinciden de este modo con la formación de la “civilización
moderna”, que constituye la victoria del inmanentismo sobre el trascendentismo,
de la libertad sobre la revelación, de la razón sobre la autoridad, de la ciencia
sobre el mito.

Esta reconstrucción epocal debe examinarse nuevamente desde un punto de vista


político y no filosófico que tome en cuenta procesos sociales mucho mas vastos y
complejos. No cabe duda que el liberalismo está estrechamente ligado con la
teoría del individualismo, que es propia de la cultura de la Europa moderna;
aunque las motivaciones culturales cambian profundamente desde el renacimiento
hasta el romanticismo. Sin embargo, el liberalismo solo es una de las soluciones
políticas de esta teoría, la que se presenta históricamente como vencedora con las
diversas declaraciones de los derechos del hombre y del ciudadano, que
consagran las libertades de los distintos ciudadanos.
El punto de vista filosófico conduce en cambio, a señalar dentro de una visión
progresista (ilustrada) o providencial (romantica) las etapas necesarias e
inevitables a través de las cuales el hombre se emancipa para llegar a la razón
abstracta “universal” de la ilustración o a la razón histórica “universal” de la
filosofía romantica.

Una sefunda diferencia entre el liberalismo interpretado desde el punto de vista


filosófico y el punto de vista político, consiste en el hecho de que el primero exalta
la unidad de la voluntad política soberana y el segundo defiende las diferencias
entre los diversos grupos sociales.

Por una parte, se debe tener presente el proceso de laicización de la cultura


política, cada vez mas marcado a partir del siglo XVI, y que resulto inevitable
debido a la mayor complejidad de la administración del estado moderno, por lo
que eran necesarias técnicas racionales, basadas en la cuantificación, o la
aplicación de la razón para uniformar los datos de la tradición. Por otra parte, se
debe tener presente el creciente proceso de difusión de la cultura, desde la
invención de la imprenta, que multiplicó la fuerza y la difusión de las ideas, hasta
la revolución de los medios de comunicación de masa, que puso a los individuos
en condiciones de sentirse sujetos libres y autónomos en la formulación de su
propio juicio.

El pensamiento liberal no comparte el racionalismo constructivista propio de una


parte de la ilustración, o sea la confianza en la razón, sostenida por la voluntad de
la mayoría, o en la ciencia, que sería capaz de construir el verdadero orden
económico, planificando la vida social. El liberalismo no cree que la sociedad sea
una maquina que pueda construirse artificialmente de acuerdo con un modelo
doctrinario, sino que la ve como un organismo que debe crecer de acuerdo con las
tendencias de sus fuerzas internas, en la libertad dialéctica de los valores que
expresa.

El liberalismo es la ideología de la burguesía. Un prejuicio debido a dos errores


metodológicos: ante todo, la burguesía como clase, es un término muy vago y
equivoco porque cuando se usa para un periodo histórico tan largo que coincide
con la formación de la Europa moderna, puede indicar los habitantes de la ciudad.
La burguesía se convierte así en un fantasma de mil caras, al que es difícil imputar
la estrategia clara y consistente para el propio desarrollo, que sería precisamente
el liberalismo.

El liberalismo se identifico, sobre todo en Inglaterra, con el liberalismo económico,


hay que reconocer también que no toda la burguesía europea fue librecambista,
dado que con mucha frecuencia aprovechaba el proteccionismo estatal, obligando
a menudo a los liberales-librecambistas o a los librecambistas no liberales a la
oposición (buscaban que el estado no intervenga en la economía ).

Se trata de disociar el liberalismo de la burguesía : se deriva necesariamente de


una revaluación del elemento ético del liberalismo, este se presenta asi, como una
respuesta a una necesidad moral y espiritual, sentida por el hombre en cierta
etapa de su evolución civil, como una respuesta que tiende a ser valida para todos
los hombres y , por lo tanto, universal. Este planteamiento implica una
desvalorización de los motivos extrínsecos del liberalismo y de las respuestas que
los liberales dieron a problemas contingentes desde el punto de vista meramente
político de razón de estado, de utilitarismo, de intereses particularistas de clase.

Las etapas del estado liberal


En el plano de los contenidos ético-políticos, el liberalismo revivió de distinto modo, según
los diversos movimientos culturales que mantenían una continuidad cronológica con el
(renacimiento, racionalismo, utilitarismo, historicismo). Sin embargo, es constante la
defensa del individuo contra el poder (ya sea del estado, ya sea de la sociedad) en pro de
un valor moral autónomo y original del que aquel es depositario.
Se puede afirmar que la concepción liberal es esencialmente competitiva, en cuanto está
orientada a poner a los individuos en condiciones de maximizar su autorrealización,
porque de esto se deriva un bien para toda la sociedad. Aquella cree en la competencia y
en el conflicto, porque solo estos pueden seleccionar aristocracias naturales y
espontaneas, elites abiertas, capaces de impedir la mediocridad de un conformismo de
masa, gobernado administrativamente por una rutina burocrática (una vida constante) .

El primer reto está representado por la transformación de la monarquía constitucional


medieval en monarquía absoluta y burocrática. El contraataque del liberalismo al
absolutismo parte de la reivindicación de los derechos naturales del individuo y afirma el
principio de la separación de los poderes.
El segundo reto afecta, en cambio, al liberalismo en el poder, y coincide con el
advenimiento de la democracia. A este se le respondió, ante todo, con la ampliación del
sufragio electoral y con la marginación de la cámara hereditaria, posteriormente con la
propuesta de una división del poder político.
Este coincidió con una distinta localización de los intereses del pensamiento político, por
lo que la atención ya no se puso en el estado y sus instituciones, sino en la sociedad y en
sus estructuras, porque de ella podrían derivarse peligros y amenazas para la libertad del
individuo en la general atomización social.
Contra la concepción de la democracia, entendida como realización del bien común a
través de la voluntad general, o basada en la exaltación de la voluntad de la mayoría,
contra estas concepciones monistas reafirmó la validez del principio pluralista.
El estado liberal ¿Social o asistencial?
Para concluir sobre la actualidad del liberalismo, se puede partir de una afirmación de
Keynes según la cual los sistemas políticos democrático-liberales demuestran con hechos
su superioridad al garantizar al mismo tiempo un máximo de eficiencia económica, de
justicia social y de libertad individual.
“El estado de bienestar es un estado liberal”.
El pensamiento político liberal demuestra actualmente que es consciente de que, para ser
capaz de responder al reto de socialismo, se encuentra ante una elección entre el estado
asistencial y el estado mínimo.
En otros términos, el problema histórico que está debatiendo actualmente el
pensamiento liberal (de derecha y de izquierda) es el de redescubrir y readaptar a nuevos
contextos la función otrora desarrollada por las autonomías locales en contra del estado
burocratico-centralista, de reforzar una vez más el primado de la sociedad civil,
encontrando nuevas formas para su expresión, dejando al estado la tarea de garantizarles
a todos la ley común y la función de órgano de equilibrio y de incentivación de las
iniciativas autónomas de la sociedad civil.

Liberalismo latinoamericano
El liberalismo se halla ligado a la historia latinoamericana desde los orígenes mismos de
las naciones independientes de esta parte del mundo.
Durante el periodo de la organización nacional de los nuevos estados, el liberalismo se
vería duramente confrontado con las tendencias conservadoras.
Estas confrontaciones entre liberales y conservadores no albergaban solo el carácter de
una polémica mas o menos doctrinaria, sino que implicaban cursos de acción divergentes
en una serie de aspectos concretos y decisivos. Dentro de ellos aparecían como relevantes
las alternativas entre el federalismo o el centralismo: el papel que debía serle reconocido
o negado a la iglesia
Uno de los textos fundadores en este sentido lo configuró el Facundo del Argentino
Domingo Faustino Sarmiento, que dibujó para toda una generación liberal la
contraposición entre la “civilización” y la “barbarie”.

UNIDAD Nª 10
Montesquieu
(1689-1755)

Introducción
La doctrina más madura de Montesquieu es tomada de “el espíritu de las leyes”
Montesquieu no era un filosofo sistemático y no tenía una enseñanza madura en sentido
estricto.

Las formas de gobierno


Montesquieu hace primero un examen de las estructuras políticas. Todo gobierno tiene
una naturaleza y un principio a los cuales sus leyes deben remitirse. Conocemos su
naturaleza cuando sabemos quién gobierna y como lo hace, las pasiones que lo mueven
son su principio. Las principales clases de gobierno son:
a) La república (democrática o aristocrática)
b) La monarquía
c) El despotismo

a) República democrática
El principio de la democracia es la virtud, donde todos participan en la elaboración de las
leyes que ellos mismos deben obedecer y en la elección de sus propios gobernantes de
entre ellos mismos, se necesita un muy alto grado de voluntad o dedicación publicas al
bien común. La virtud es, en suma, patriotismo, amor a la república y las leyes y de él se
derivan las virtudes ciudadanas particulares de probidad, templanza, valor y ambición
patriótica. Para conservar la virtud deben evitarse los extremos de pobreza y riqueza
(justo medio)
La característica más atractiva de la democracia es la grandeza moral de sus ciudadanos.
La democracia asegura además a sus ciudadanos un alto grado de libertad y seguridad
bajo el amparo de la ley. Por otra parte, debe establecer forzosamente limites tanto a su
grandeza como a su libertad.

a) República aristocrática
La república aristocrática es un régimen en el cual solo una parte del pueblo es soberano.
La aristocracia depende de la desigualdad política y económica entre los nobles soberanos
y el pueblo sin participación.

Montesquieu solo concibe dos tipos de república, dependiendo de si gobierna todo el


pueblo o solo una parte de él.
Montesquieu emplea el término “aristocracia” en el caso de regímenes que Aristóteles
habría llamado “oligarquías”. También habría llamado “constitución política”, e incluso
toma como casos de “democracia” regímenes que Aristóteles consideraba aristocracias
mixtas.
El gobierno republicano tiene como ámbito natural el de una sociedad pequeña, y la
expansión en cuanto a tamaño, poder y riqueza de una república conduce forzosamente al
resquebrajamiento de su espíritu y sus instituciones. Esta es, antes que nada, la lección
que Montesquieu extrae de su estudio de Roma.

b) Monarquía
En la monarquía gobierna una persona de acuerdo con leyes fijas y establecidas. Esto hace
necesario que haya poderes intermedios entre el monarca y el pueblo, de ahí la nobleza,
la iglesia y los concejos. Debe existir también un depositario o guardián de las leyes
independientemente, como los parlamentos franceses.
En lo que respecta a la clasificación de las monarquías, Montesquieu está explícitamente
en desacuerdo con Aristóteles. Rechaza el principio clásico de clasificar los regímenes con
base en las intenciones o en los vicios y virtudes de los gobernantes. No basta tener una
buena monarquía para tener un buen monarca. El gobierno posee una naturaleza o
constitución solo si su estructura no depende de circunstancia tan poco fiable como las
dotes morales naturales o aprendidas de un individuo importante. Con todo, Montesquieu
admite también más adelante que el carácter moral de un monarca es tan vital para la
libertad de su país como lo son sus leyes.

C) Despotismo
El despotismo existe donde un hombre gobierna de acuerdo con sus deseos sin ley alguna.
Al describir este tipo de gobierno, Montesquieu por lo general toma sus ejemplos de los
imperios del Cercano Oriente y el sur de Asia.
Su principio es el temor, surgido por el ejercicio de la fuerza brutal especialmente sobre el
prócer, quien de otra manera oprimiría a las masas. Depende de que sus súbditos
carezcan de virtud, honor y conocimientos, pues estos son peligrosos para el régimen. Es
el gobierno más inhumano, corrompido y estúpido.

De las cuatro formas de gobierno, dos republicanas, Montesquieu considera claramente a


la democracia como la mejor y al despotismo como la peor.

Montesquieu no divide los poderes del gobierno como lo hizo Locke. Lo que Montesquieu
hace es unir en un solo poder la ejecución de las leyes internas y la política exterior,
concediendo a la vez independencia al poder judicial. Su propósito, es garantizar al
ciudadano una seguridad aun mayor que la era posible en el sistema de Locke.
La libertad política en su relación con la constitución requiere no solo que estén separados
los tres poderes, sino que estén constituidos de una cierta manera.
*El poder judicial debe ser entregado a tribunales ad hoc compuestos por los iguales del
acusado, y los juicios han de estar determinados con tanta precisión como sea posible por
la ley escrita.
*El poder legislativo debe estar dividido. Su parte fundamental debe corresponderá los
representantes debidamente elegidos del pueblo en su totalidad, y solo aquellos que
tengan condición tan baja que sean considerados sin voluntad propia carecerán de los
derechos del voto. Las personas que se distinguen por su linaje, riquezas u honores deben
constituir un grupo de nobles que protejan sus privilegios hereditarios sirviendo como la
segunda mitad de la legislatura.
* El poder ejecutivo debe ser un monarca cuya inspección de la legislatura conste de un
poder de vetar y cuyos ministros, a su vez, puedan ser observados y castigados por la
legislatura, aunque el mismo no pueda ser legalmente destituido.

Montesquieu considera a la Inglaterra así descrita no solo más libre, sino más justa y en
ciertos respectos más sabia que las antiguas repúblicas o su propia democracia. Su
primera ventaja es la separación clara de poderes y el mecanismo de control incorporado
a las divisiones legislativa y ejecutiva.
La segunda ventaja es la representación de la opinión pública mediante una rama de la
legislatura, la cual puede en consecuencia discutir cuestiones legislativas y omitir las
decisiones ejecutivas de una manera que resulta imposible a la antigua ciudad-Estado.
Además, el poder judicial es menos amenazador y más justo.

En el primer libro sobre el clima, Montesquieu exhibe toda la fuerza de su naturalismo


ateleológico. La temperatura, al influir sobre el cuerpo humano, influye sobre la mente y
las pasiones. En los climas cálidos, los hombres son más sensibles a los placeres y los
dolores. Un clima frio tiene los efectos contrarios, mientras que en una zona templada
resultan indeterminados. De este modo, se despiertan tendencias y necesidades
diferentes, posibilidades morales distintas, en tanto las virtudes mismas (ej.: valor,
templanza, justicia) varían de manera radical dependiendo del clima, en cuando a su
deseabilidad y practibilidad. El problema de un legislador es, en términos generales,
asegurar que se cumplan al menos las condiciones mínimas para la sociedad.
Las sociedades primitivas son salvajes o barbarás, dependiendo de si, como cazadores, los
hombres permanecen en tribus aisladas o si, como pastores, pueden unirse en una horda.
Su laxa organización permite a cada hombre considerable libertad, y la ausencia de dinero
contribuye a crear una igualdad casi completa de posesiones y en consecuencia una
mínima explotación. La autoridad política se encuentra en manos del fuerte, el sabio y el
viejo. Las guerras son crueles y la toma de esclavos es práctica normal. El castigo del
crimen es también brutal y cruel. Por último, la religión y con frecuencia los sacerdotes
tienen ya gran influencia.
En este sentido, la ley natural es natural a la humanidad. Tiene dos aspectos diferentes:
por un lado, el derecho a la propia conservación y libertad de los individuos y las naciones;
por el otro, las obligaciones mutuas que vinculan a los miembros de la familia.
La ley natural, como dictado de la razón en pro del bien humano, en cierta medida exige la
restricción de las tendencias naturales del hombre hacia la preocupación por el propio
interés. Las leyes naturales que se observan en todas partes, probablemente no se
originaron en un propósito justo y racional, sino en las pasiones mismas del amor propio,
en cierta medida.

Montesquieu considera la introducción de la agricultura como la causa de la introducción


del dinero.
El arte de la agricultura implica la existencia previa de diversas habilidades especializadas
y aumenta la necesidad de ciertos materiales que sirven como medios de cambio y
normas de valor: el dinero.

En el momento en que se inventa la forma metálica del dinero, se agranda enormemente


la posibilidad de que aumenten las desigualdades entre los hombres.
Montesquieu dice del comercio que es la comunicación de los pueblos. Esta comunicación
está relacionada en dos sentidos con la civilización del hombre, es decir, con la
disminución de la barbarie. El primero es a través de la riqueza y las artes, el segundo a
través de la filosofía.
El comercio se desarrolla a partir de una combinación de necesidades, invenciones y
accidentes. Montesquieu describe sus variedades fundamentales, sus orígenes a menudo
difíciles, su dependencia de la tecnología, su descubrimiento de manera de burlar tiranos,
su expansión mundial moderna y por ultimo sus complejos convenios financieros.
Los efectos del comercio son la suavización y el refinamiento de las costumbres barbarás,
el estimulo a las artes y las ciencias, la conducción hacia la paz por la vinculación de las
naciones mediante sus necesidades, y la elevación del nivel de vida.

Montesquieu afirma en esta obra, que él es autor político, no teólogo.


También afirma que estos dos talentos son perfectamente compatibles: el cristianismo no
solo constituye la verdad sino que es el más grande bien que la humanidad podría poseer
en el mundo. Argumenta, que los cristianos son los mejores ciudadanos, hace claro que
considera que los consejos cristianos de perfección son incompatibles con la vida política,
de tal suerte que el más perfecto cristiano constituiría un muy mal ciudadano.
Montesquieu critica los efectos sociales y políticos del cristianismo en varios respectos:
A) el cristianismo se opuso al comercio y al empréstito en la Edad Media, al fomentar la
castidad conventual, desalentó el matrimonio y la propagación de la especie
B) fue hostil en todas partes a la poligamia y al divorcio
C) promovió la desobediencia civil en nombre de una ley superior
D) puso a cristianos en contra de otros cristianos y a estos en contra de los no cristianos,
por un afán intolerante de universalidad
También, tuvo efectos saludables al frenar las intrigas de déspotas y monarcas y ayudar
tanto a la abolición de la esclavitud como a la mitigación de las guerras en Europa.
UNIDAD Nª 11
Democracia

A) La teoría clásica:
Transmitida como teoría aristotélica, de las tres formas de gobierno, según la cual la
democracia como gobierno del pueblo, de todos los ciudadanos o bien de todos aquellos
que gozan de los derechos de ciudadanía, se distingue de la monarquía, como gobierno de
uno solo, y de la aristocracia, como gobierno de pocos.
B) La teoría medieval:
De derivación romana, de la soberanía popular, se contrapone una concepción
ascendente a una concepción descendente de la soberanía según que el poder supremo
derive del pueblo y sea representativo o derive del príncipe y sea transmitido por
delegación del superior al inferior
C) La teoría moderna (conocida como teoría maquiavélica):
Nacida con el surgimiento del estado moderno en la forma de las grandes monarquías,
según la cual las formas históricas de gobierno son esencialmente dos: la monarquía y la
república, siendo la antigua democracia una forma de república (la otra es la aristocracia).

En la tipología aristotélica, que distingue tres formas puras y tres formas corruptas, según
que aquel que detenta el poder gobierne de acuerdo con el interés general o con el
interés propio, el “gobierno de la mayoría” o “de la multitud”, distinguido el gobierno de
uno solo o de pocos, es llamado POLITEIA, mientras que el nombre de democracia es
asignado a la forma corrupta, que es definida como el “gobierno de la chusma” o gobierno
“con ventaja de los pobres” y contrapuesta al gobierno con ventaja del monarca (tiranía)
y al gobierno con ventaja de los ricos (oligarquía).
La forma de gobierno que en la tradición pos aristotélica se convierte en el gobierno del
pueblo o de todos los ciudadanos, o de la mayoría de ellos, es aquella que en el tratado
aristotélico se considera como gobierno de la mayoría solamente en cuanto gobierno de
los pobres, siendo, por lo tanto, gobierno de una parte contra la otra, aunque
generalmente de la parte más numerosa.

De la democracia entendida en el sentido más amplio, Aristóteles subdistingue cinco


formas:
1) ricos y pobres participan en el gobierno en condiciones de paridad
2)los cargos públicos son asignados sobre la base de un censo muy bajo
3) son admitidos en los cargos públicos todos los ciudadanos excepto los privados de los
derechos civiles luego de un procedimiento judicial
4) son admitidos en los cargos públicos todos los ciudadanos sin distinción
5) sean cuales fueren los derechos políticos, es la masa y no la ley la que se considera
soberana (este caso es la verdadera forma corrupta de gobierno popular)

Los juristas medievales elaboraron la teoría de la soberanía popular partiendo de algunos


pasages del “Digesto”. Se dice que el príncipe tiene tal autoridad porque el pueblo se la ha
conferido.
El primer pasaje sirvió para demostrar que, sea cual fuere el efectivo detentor del poder
soberano, la fuente originaria de este poder era siempre el pueblo, y abrió el camino a la
distinción entre titularidad y ejercicio del poder. El pueblo había transferido a otros el
poder originario de hacer las leyes, había conservado siempre el poder de crear derecho a
través de la costumbre. Respecto de este segundo tema, la tesis sobre la que chocaron los
partidarios y los adversarios de la soberanía popular era la de si la costumbre tenía o no la
fuerza de abolir la ley.
Ósea, si el derecho era derivado directamente del pueblo tenía mayor o menor fuerza que
el derecho emanado del emperador.

En una de las obras fundamentales del pensamiento político medieval, el Defensor pacis de
Marsilio de Padua se afirma abiertamente, y se demuestra con diversos argumentos, el
principio según el cual el poder de hacer las leyes, en el cual consiste el poder soberano,
concierne únicamente al pueblo, o a su parte predominante, el cual atribuye a otros nada
más que el poder ejecutivo, es decir el poder de gobernar en el ámbito de las leyes.
Por un lado “el poder efectivo de instituir o elegir un gobierno concierne al legislador o a
todo el cuerpo de los ciudadanos, así como le concierne el poder de hacer las leyes y de
un modo similar concierne también al legislador el poder de corregir al gobernante, o aun
de deponerlo cuando esto sea conveniente para el bien común”, por el otro, el
gobernante “es la causa secundaria” (causa instrumental y ejecutiva).

La doctrina de la soberanía popular no debe ser confundida con la doctrina


contractualista, tanto porque la doctrina contractualista no siempre ha tenido resultados
democráticos.

Las dos imágenes de la democracia y de la república acaban por superponerse y por


confundirse en los escritores.
De las tres formas de gobierno descritas por Montesquieu (república, monarquía y
despotismo) la forma de gobierno republicana comprende tanto a la república
democrática como a la aristocrática, las que casi siempre son tratadas separadamente.
Pero cuando el discurso habla acerca de los “principios” de todo gobierno, el principio
propio de la república, la virtud, es el principio clásico de la democracia y no de la
aristocracia.
En Rousseau, el gran teórico de la democracia moderna, el ideal republicano y el
democrático coinciden perfectamente. En el contrato social confluyen hasta fundirse la
doctrina clásica de la soberanía popular, a voluntad general inalienable, indivisible e
infalible, el poder de hacer las leyes, y el ideal de la república. El estado que el construye
es una democracia.
En esta concepción, que se puede llamar liberal, de la democracia, la participación en el
poder político, que siempre ha sido considerada el elemento caracterizante del régimen
democrático, también es resuelta en una de las libertades individuales que el ciudadano
ha reivindicado y conquistado frente al estado absoluto, y redefinida como la
manifestación de aquella particular libertad que, yendo más allá del derecho de expresar
su propia opinión, de reunirse o de asociarse para influir sobre la política del país,
comprende también el derecho de elegir representantes en el parlamento y de ser
elegidos.
En la concepción liberal de la democracia se pone el acento más que sobre el mero hecho
de la participación, sobre la exigencia de que esta participación sea libre, es decir, que
sea una expresión y un resultado de todas las otras libertades.

Según la concepción liberal del estado no puede haber democracias sino en donde se
reconozcan algunos derechos fundamentales de libertades que posibiliten una
participación política guiada por una determinación autónoma de la voluntad de cada
individuo.
En general, la línea de desarrollo de la democracia en los regímenes representativos debe
ser buscada esencialmente en dos direcciones:
A) en la gradual ampliación del derecho del voto, que en un principio era restringido
B) en la multiplicación de los órganos representativos (de los órganos compuestos por
representantes elegidos).

Respecto del socialismo, el ideal democrático representa un elemento integrante y


necesario, pero no constitutivo. Integrante, porque una de las metas que siempre se han
propuesto los teóricos del socialismo ha sido el refuerzo de la base popular del estado:
necesario, porque sin este refuerzo nunca se alcanzaría aquella profunda transformación
de la sociedad que los socialistas de las diversas corrientes siempre han vislumbrado. Pero
también no constitutivo, porque la esencia del socialismo siempre ha sido la idea de
revolucionamiento de las relaciones económicas y no solo de las relaciones políticas; de la
emancipación social, como dijo Marx, y no solo de la emancipación política del hombre. Lo
que cambia en la doctrina socialista respecto de la doctrina liberal es la manera de
entender el proceso de democratización del estado.
(No solo en esta) el sufragio universal, que para el liberalismo en su desenvolvimiento
histórico es el punto de llegada del proceso de democratización del estado, constituye
solamente el punto de partida. Además del sufragio universal, la profundización del
proceso de democratización por parte de las doctrinas socialistas se produce de dos
modos:
A través de la crítica de la democracia solamente representativa y la consiguiente
continuación de algunos temas de la democracia directa, y a través de la demanda de que
la participación popular, y por lo tanto el control del poder desde lo bajo, se extienda
desde los órganos de decisión política a los de decisión económica, de algunos centros del
aparato estatal a la empresa, de la sociedad política a la sociedad civil, donde se ha estado
hablando de democracia económica, industrial o, por la forma de los nuevos órganos de
control ( llamados “consejos obreros”) conciliar y de paso del autogobierno a la
autogestión .

En todo régimen político, cualquiera sea la “fórmula política” bajo la que los gobernantes
y sus ideólogos lo representan, es siempre una minoría de personas, que Mosca llama la
“clase política” la que detenta el poder efectivo.
Una redefinición de democracia que quisiera tener en cuenta la ineliminable presencia de
más clases políticas en competencia entre sí, debería comprender el examen de por lo
menos tres puntos: reclutamiento, extensión y fuente del poder de la clase política.
Respecto del reclutamiento, una clase política puede llamarse democrática cuando su
personal es obtenido mediante una libre competición electoral, y no, por ejemplo,
mediante la transmisión hereditaria o cooptación. Respecto de la extensión, cuando este
personal es tan numeroso que se divide de manera estable en clase política en el gobierno
y en clase política en la oposición y cubre el área del gobierno central y del gobierno local
en sus múltiples articulaciones, y no está, en cambio, constituido por un grupo restringido.
Respecto de la fuente del poder, cuando éste es ejercido por una clase política
representativa, con base en una delegación renovable periódicamente y fundada en una
declaración de confianza, y en el ámbito de reglas establecidas (constitución), y no en
virtud de los dotes carismáticos del jefe o a partir de la conquista violenta.

“UNIVERSALES DE PROCEDIMIENTO”:
Entre ellos:
1) el máximo órgano político, a quien está asignada la función legislativa, debe estar
compuesto por miembros elegidos directa o indirectamente, con elecciones de primer o
de segundo grado, por el pueblo
2) junto al supremo órgano legislativo deben existir otras instituciones con dirigentes
elegidos, como los entes de la administración ocal o el jefe del estado (como sucede en las
repúblicas)
3) electores deben ser todos los ciudadanos que hayan alcanzado la mayoría de edad sin
distinción de raza, de religión, de ingresos, y posiblemente también de sexo
4) todos los electores deben tener igual voto
5) todos los electores deben ser libres de votar según su propia opinión formada lo más
libremente posible, es decir en una libre contienda de grupos políticos que compiten por
formar la representación nacional
6) deben ser libres también en el sentido de que deben estar en condiciones de tener
alternativas reales (lo cual excluye como democrática a cualquier elección con lista única y
bloqueada)
7) tanto para las elecciones de los representantes como para las decisiones del supremo
órgano político vale el principio de la valoría numérica

8) ninguna decisión tomada por la mayoría debe limitar los derechos de la minoría, de
manera particular el derecho de convertirse, en igualdad de condiciones, en mayoría
9) el órgano de gobierno debe gozar de la confianza del parlamento o bien del jefe del
poder ejecutivo a su vez elegido por el pueblo.

Puede afirmarse que un régimen que no observe ninguna no es por cierto un régimen
democrático.
La multiplicidad de las tipologías depende de la variedad de los criterios adoptados para la
clasificación de las diversas formas de democracia.
En el nivel más superficial se coloca la distinción, basada en el criterio jurídico-
institucional, entre régimen presidencial y régimen parlamentario: en la diferente relación
entre legislativo y ejecutivo.
En el nivel inmediatamente inferior se halla la tipología que toma en consideración el
sistema de los partidos, de la cual existen dos variantes:
*con base en el número de los partidos (se distinguen sistemas bipartidistas y
multipartidistas)
* Basándose en el modo en que los partidos se disponen los unos hacia o contra los otros
en el sistema, es decir que se distinguen regímenes bipolares, en los que los diversos
partidos se agrupan en torno a los dos polos del gobierno y de la oposición y
multipolares
Descendiendo a un nivel todavía mas profundo, es decir al nivel de las estructuras de la
sociedad subyacente, Gabriel Almond ha distinguido tres tipos de democracia:
1) con una alta autonomía de los subsistemas (Inglaterra y Estados Unidos), donde por
“subsistemas” se entienden los partidos, los sindicatos, los grupos de presión en general.
2) con limitada autonomía de los subsistemas (La francia de la III república, Italia después
de la segunda guerra mundial, Alemania)
3) con baja autonomía de los subsistemas (México)

Los regímenes liberal-democráticos y los regímenes socialdemócratas.


Para evitar la confusión entre dos significados tan diferentes, se llama “formal” a los
liberal-democráticos y “sustancial” a los socialdemócratas. Formal la primera, porque está
caracterizada por los llamados “universales de procedimiento”, con el empleo de los
cuales se pueden tomar decisiones de diferente contenido. Sustancial la segunda, porque
se refiere predominantemente a ciertos contenidos a su vez inspirados en ideales
característicos de la tradición de pensamiento democrático, in primis el igualitarismo.
Según una vieja fórmula que considera a la democracia como gobierno del pueblo para el
pueblo, la democracia formal es más que nada un gobierno del pueblo, la democracia
sustancial es más que nada un gobierno para el pueblo.
También, se ha observado que el concepto de democracia referido a los estados
socialistas, refleja más fielmente el significado antiguo (aristotélico) de democracia por el
cual democracia es el gobierno de los más pobres contra los ricos, es decir que es un
estado de clase, y tratándose de la clase de los pobres, es el gobierno de la clase más
numerosa o de la mayoría.
UNIDAD Nª 11
La representación, los derechos políticos y el régimen electoral

Concepto
Es la existencia de una población compleja, multitudinaria y extendida territorialmente,
como ocurre en la mayoría de los Estados modernos, hace imposible el gobierno directo y
permanente de todos los miembros de ese colectivo social.
Esta situación conduce, inevitablemente, a que el ámbito de las decisiones se concentre
en sectores mas reducidos, que ejercen un poder que se cree perteneciente al conjunto y
desarrollan las acciones propias de la conducción política, obrando no a nombre propio,
sino a nombre de la sociedad, del pueblo o del conjunto de los ciudadanos, que resultan
obligados por las decisiones que adoptan.
La teoría de la representación es fundamentalmente una construcción intelectual que
persigue, en primer lugar, encontrar una justificación racional a la circunstancia real de
que solo un número limitado de los integrantes de una sociedad es el que cumple con la
función de conducción de la generalidad.

Tipos
Max Weber elabora una tipología de las distintas clases de representación a partir del
vinculo que se establece entre quien toma las decisiones y el conjunto al que ellas obligan.
Así distingue a:
1) La representación apropiada, que corresponde a las organizaciones patriacales o
carismáticas con una fuerte base tradicional (el patriarca es el que manda)
2) La representación estamental, que se da donde el eventual asentimiento del
representante afecta directamente al estamento al que pertenece (se divide por
estamentos y cada estamento tiene su jefe, productores, guerreros, filósofos, etc.)
3) La representación vinculada, es en la que el representante no puede independizar su
voluntad de la del grupo que lo designa, careciendo de posibilidad de libre decisión. Este
tipo de mandato es imperativo y revocable
4) La representación libre, que se establece cuando el representante obra según sus
propias convicciones (el pueblo lo elige y lo deja libre)
5) La representación de intereses, la representación estamental en la que el
representante y sus representaciones forman parte de una moderna clase social o grupo
de intereses.
La representación libre es la única que permite elaborar una teoría de la representación
política.

La aparición de la teoría
El gobierno de la burguesía y la aceptación de que la soberanía en el Estado reside en el
pueblo, condujo necesariamente a que debiera imaginarse una respuesta teórica que
posibilitaría la existencia de mecanismos prácticos para la toma de decisiones.
Esa respuesta fue la teoría de la representación política : Una construcción intelectual
tendiente a fundamentar racionalmente por qué solo un limitado número de individuos
toma decisiones en forma permanente (gobierna) y por qué este grupo es el que pone de
manifiesto la voluntad de la totalidad.

Rousseau
Jean Jacques Rousseau (1712-1778) creía en que la voluntad general del pueblo era
soberana y, en consecuencia, en que si ésta no podía ser dividida tampoco podía ser
representada.
Solo admitía la representación al momento de la elección de los representantes porque,
inmediatamente si alguien ejercía el poder a nombre de la voluntad general del pueblo,
únicamente podía hacerlo provisoriamente como un simple delegado, en la forma de un
mandato del derecho privado y de algunas modalidades de representación medieval.
Así, sostenía:
“Los diputados del pueblo no son por tanto, ni pueden ser, sus representantes, no son
más que sus delegados, no pueden concluir nada definitivamente. Toda ley que el pueblo
en persona no haya ratificado es nula, no es ley”.

Montesquieu
Montesquieu justificaba la necesidad de que la toma de decisiones quedará limitada a un
grupo de individuos, por la utilidad de dicho procedimiento para permitir el buen gobierno
del Estado.
La gran ventaja de los representantes es que son capaces de discutir los asuntos.

* Rousseau cree en la capacidad del pueblo y Montesquieu descree de ella.


En definitiva, ambos terminan aceptando la funcionalidad de la idea de la representación,
aunque con el límite de una ratificación posterior que el primer autor exige con claridad.
Son dos corrientes bien diferenciadas:
“La representación se justifica solo por la imposibilidad práctica del gobierno popular
directo, pero debe ser ratificada y controlada permanentemente” (Rousseau) o bien, “La
representación debe ser libre y abierta para permitir una buena conducción de los
negocios del Estado” (Montesquieu).

Burke
Los aportes ingleses a la teoría de la representación se inician con la incorporación de la
idea de la confianza.
En la idea de Burke, los representantes deben ser absolutamente libres e independientes
de sus elecciones y del cuerpo electoral en su conjunto, y no pueden ser instruidos ni
sometidos a mandatos imperativos de ningún tipo.

Madison y Hamilton
En el proceso de organización jurídico-política de los Estados Unidos, el debate sobre la
representación no adquirió especial relevancia, aunque surgió una serie de definiciones
sobre la relación entre representados y representantes.
Ni en los debates constitucionales, ni en los escritos de “El federalista”, se puede
encontrar una doctrina profunda sobre la representación política sino, en todo caso, una
elaboración práctica destinada a servir de justificación para un gobierno efectivo.
El esquema constitucional norteamericano se basa en una solida posición pragmática, que
se puede ver en las posiciones de Alexander Hamilton (1757-1804) y James Madison
(1751-1836).
Para los políticos estadounidenses, la sociedad se divide en clases, las de los que son
propietarios y la de los que no lo son, los acreedores y los deudores; en definitiva, los
pocos y los muchos.
La solución para esta antinomia consiste en otorgar a cada uno de los grupos, mayoría y
minoría, las armas para evitar la opresión del otro.
En este orden de ideas, la bicameralidad vino a cumplir con el objetivo. La cámara de
representantes representaba a la mayoría, y el Senado (cámara de senadores) a la minoría
; aunque, de todos modos, se agregaron otros mecanismos tendientes a limitar los
excesos propios del apasionamiento de las mayorías, tales como la elección indirecta y el
diseño de grandes distritos electorales.

Siéyes
Emmanuel Joseph Siéyes (1748-1836) completa el pensamiento de Burke, elaborando con
mayor detalle los elementos definitorios de la teoría clásica de la representación.
Este autor parte del dogma de que la soberanía reside en la nación, concepto que es
equiparado al pueblo.

A partir de esta base, elabora las siguientes conclusiones:


A) la nación es la depositaria de la soberanía
B) la nación está compuesta por todos los individuos que la integran
C) la voluntad de la nación no es igual a la suma de las voluntades de los distintos sectores
que en ella se manifiestan
D) la nación necesita de una voluntad común
E) para formar esa voluntad común los individuos eligen representantes, pero no como
mera yuxtaposición de los intereses de los grupos que integran la nación

Los diputados no son representantes de nadie en sentido estricto, puesto que no


manifiestan una voluntad preexistente, sino que propiamente la constituyen.
La imposibilidad de que existan mandatos de los electores que sean imperativos para los
representantes, ya que un mandato de este tipo debe ser cumplido obligatoriamente y los
transforma no en representantes de la nación, sino exclusivamente de quienes
efectivamente lo han elegido.
Las decisiones de la asamblea debían ser resultado de un método discursivo porque, se
está ante un proceso en el curso del cual se pretende averiguar la voluntad de la nación.
Esta voluntad general, en los términos de Rousseau, debe ser puesta de manifiesto,
desentrañada, y cada uno de los miembros de la asamblea tiene esa capacidad.
La teoría del órgano
La teoría del órgano fue elaborada durante la última década del siglo XIX y las primeras del
XX, y puede identificarse al alemán Von Gierke.
Parte de la idea de que, en la realidad, existen dos voluntades:
1) la de la nación
2) la del conjunto de representantes
Plantea, en sustancia, que de esas dos voluntades solo existe una que puede ser
efectivamente percibida: la de los órganos del estado (representantes), cuyos integrantes
son elegidos por el pueblo.
La teoría del órgano viene a reemplazar la idea de la representación, ya que no se
preocupa por buscar otra vinculación entre representado y representante que la que se
limita al acto de la elección; aunque reconoce que siempre existe alguna suerte de
identificación entre ambos, a partir de la pertenencia a la colectividad de las personas que
integran los órganos del Estado.

Jellinek
La teoría del órgano fue reelaborada por Georg Jellinek con el objeto de rescatar la idea
de representación que había sido dejada de lado por los pensadores que antes hemos
recordado.
Jellinek (autor alemán) sostiene que en los sistemas representativos existen dos tipos de
órganos: el pueblo y sus representantes (estos constituyen el órgano secundario).
Entre ambos se formaliza una suerte de división de competencias. Algunas funciones las
realiza directamente el pueblo y otras las delega en los órganos secundarios; aunque no se
desentiende de sus decisiones, sino que mantiene un control permanente sobre sus
actividades. En este sentido, Jellinek le otorga una especial importancia al sistema
electoral, que es el fundamento de toda organización política en una democracia
representativa (mucha importancia a la elección: voto).

Schmitt
Para Carl Schmitt, la representación no es un fenómeno jurídico, sino un fenómeno
existencial.
“Representar es hacer perceptible y actualizar un ser imperceptible mediante un ser de
presencia pública (gobernante). La dialéctica del concepto está en que se supone como
presente lo imperceptible, al mismo tiempo que se lo hace presente”.
Schmitt, ubica a la representación política en una posición intermedia entre dos
conceptos: la monarquía absoluta y la democracia directa.
El monarca absoluto (monarquía absoluta) se identifica con el poder del Estado en forma
completa, representándolo de manera pura e ilimitada. En la democracia directa, a su vez,
existe una relación de identidad entre el pueblo y el gobierno, ya que el propio pueblo
gobierna por sí mismo, identificándose con el poder.
En estos casos, o no hace falta la representación (en la democracia directa) o bien la
identidad y la representación se funden en un mismo sujeto (la monarquía absoluta).

Kelsen
Hans Kelsen analiza la representación principalmente desde la perspectiva de una
democracia parlamentaria.
Afirma que las elecciones son indispensables para que tenga lugar la representación:
La forma democrática de designación es electiva. El órgano autorizado para crear o
ejecutar las normas de una sociedad es electo por los súbditos, cuya conducta se
encuentra regulada por esas normas.
Kelsen sostiene que la conducta de los ciudadanos en los cómicos futuros es la que
condiciona al representante en el ejercicio de su función.
Así, pese a que no existe ninguna garantía jurídica de que éste respete la voluntad de
quienes lo han elegido, o que actúe en su conciencia, la búsqueda de una reelección lo
conducirá, sin embargo, a tratar de satisfacer a los electores con el objeto de que estos lo
ratifiquen en su cargo.

García Pelayo
La delegación significa una transferencia total o parcial de una competencia, que se funda
en la voluntad del titular. En el mandato, a su vez, no existe transferencia de
competencias ya que el mandatorio recibe solo órdenes de su mandante.
La representación política se diferencia de ambos conceptos en que su esencia no consiste
en una actuación en nombre de otro, lo que sería compartido tanto con la delegación
como con el mandato sino, fundamentalmente, en dar presencia a un ser no operante.
Por otra parte, la delegación y el mandato son revocables y la representación no lo es
necesariamente y, por último, tanto la delegación como el mandato requieren de la
legalidad, esto es, de un ordenamiento previamente establecido, mientras que la
representación se funda en la idea de la legitimidad, es decir, en una justificación que está
más allá del orden jurídico.

Bobbio
Bobbio considera que los temas centrales de la teoría de la representación se refieren a
los poderes del representante y a los contenidos de la representación.
Esta se basa en el poder que aquel obtiene de sus representados para producir actos de
gobierno en beneficio del interés común.
Por esta razón, la representación política no debe confundirse con la delegación de
intereses particulares ya que, de ser así, el régimen representativo pero ería su esencia
democrática consistente en hacer participar a la colectividad en los procesos establecidos
para la formación del poder.

UNIDAD Nª 11
Alexis de Tocqueville
(1805-1859)

Para Tocqueville, el estudio de la política empieza con una investigación de las condiciones
sociales.
La obra “La democracia” de Tocqueville está dedicada explícitamente a hacer una
exposición del modo en que una condición social particular, una condición de igualdad, se
ha hecho sentir en las instituciones políticas de la nación.
Tocqueville sostiene que los hombres no pueden determinar si las condiciones serán
iguales o no, pero tienen la responsabilidad de que su igualdad los conduzca a la miseria o
a la grandeza, a la esclavitud o a la libertad.
Tocqueville pide una “nueva ciencia de la política”, adecuada a las condiciones nuevas
ocasionadas por el triunfo de la igualdad. Igualdad puede interpretarse como “principio
de los regímenes democráticos”.
El propósito de Tocqueville en “la Democracia” es mostrar a los hombres como pueden ser
iguales y a la vez libres, y no equiparar la democracia con ninguna forma institucional
asociada a ella: gobierno del pueblo, gobierno representativo, separación de poderes.
Tocqueville subraya su temor de que la verdadera fuerza impulsora de la democracia (la
pasión por la igualdad) sea tan compatible con la tiranía como con la libertad. La tiranía
muy bien puede coexistir con las que parezcan instituciones democráticas.
Tocqueville comprendió que el principio democrático era propenso, si no se le cuidaba, a
un despotismo nunca antes experimentado.

El rasgo característico de la sociedad democrática es su atomismo. Según dice


Tocqueville, la clave de la cualidad atomística de las épocas democráticas se encuentra en
la “difusión del individualismo”.
Cada quien se vuelve el centro de un minúsculo universo privado, que consiste en el
mismo y su círculo inmediato: parientes y amigos. El individuo, totalmente absorto en la
contemplación de este universo, pierde de vista ese otro universo mayor: la sociedad en
general.
Cuando el individualismo va unido a la igualdad de condiciones, se despierta una sed
insaciable de las comodidades materiales de este mundo. En una sociedad carente de los
tradicionales frenos y obligaciones, los hombres se esfuerzan por satisfacer sus deseos
para mejorar sus condiciones de vida.

Es tal así, que la democracia debe satisfacer el deseo del bienestar, no de unos cuantos
sino de todos, y hacerlo de tal modo que induzca a los hombres a dedicar alguna parte de
sus energías a otras búsquedas y a las necesidades de la nación en conjunto.
Los hombres de intelecto superior se desvían de la política a los negocios, de la vida
pública a los asuntos privados. En el comercio, estos hombres encuentran vías apropiadas
para sus facultades distintivas, y se liberan de la conformidad y la vulgaridad de la vida
política. De hecho, esos hombres amenazan con formar el núcleo de una nueva
aristocracia: Tocqueville advierte a “los amigos de la democracia” que estén en guardia,
porque si la desigualdad permanente de las condiciones y la aristocracia penetran de
nuevo en el mundo, se puede predecir que lo han de hacer por esa puerta.
Tocqueville sugiere que la compasión, aunque sea un instinto natural en el hombre, es
debilitada por el calculo. En la medida en que los hombres no son desinteresados,
consultaran su propio interés antes de pensar en el bienestar de los demás; esto lo
fomenta la democracia, dejando a cada quien librado a sus propios recursos. El hombre
democrático acudirá en ayuda de otro si ello no entraña perdida ni daño para el mismo,
pues para que el espíritu de compasión fuese plenamente eficaz, la sociedad no solo
requeriría una condición de igualdad, sino también una condición de abundancia, en que
hubiese bienes materiales suficientes para todos.

El amor a la igualdad puede expresarse en una de dos formas: una “viril y legal pasión por
la igualdad” que trata de elevar a todos al nivel de los grandes, o un “despravado gusto
por la igualdad” que se esfuerza por reducirlo todo al mas bajo común denominador.
Obviamente, si prevaleciese la primera pasión por la igualdad, se reduciría en grado
apreciable el poder de las objeciones que pueden hacerse a la democracia. Pero las
fuerzas en acción en condiciones de igualdad ofrecen poca esperanza de que pueda
triunfar la viril pasión por la igualdad. Los hombres son empujados a desear bienes que no
pueden obtener.
La igualdad despierta en cada quien la esperanza de alcanzar esos bienes, pero la
competencia es tal que cada quien tiene pocas probabilidades de realizar sus ambiciones.

Ningún planteamiento del problema de la democracia estaría completo sin la descripción


que hace Tocqueville de la tiranía, de los grandes números, de los muchos sobre los pocos.
Tocqueville no desconoce las peticiones de los grupos de intereses especiales ni el hecho
de que frecuentemente fluctúa la integración de la mayoría en una democracia. Pero
semejante fluctuación ocurre dentro del marco de una convicción establecida sobre
ciertos principios que, a su vez, son inmutables: en ese sentido podemos hablar de una
mayoría permanente dentro de una democracia.
Además, la aparente homogeneidad (similitud) de la sociedad democrática oculta nuestra
vista dos fuentes inagotables de heterogeneidad (distinción, desigualdad): EL INTELECTO
Y LA RIQUEZA.
La capacidad intelectual está desigualmente distribuida, y Tocqueville afirma que la
mayoría de la humanidad carece de la capacidad de llegar a convicciones racionales. Las
exigencias del conocimiento son tales que en condiciones democráticas los hombres rara
vez tendrán el tiempo, la paciencia o el interés necesarios para tratar de llegar a ellas.
Mientras el pueblo siga siendo el pueblo, es decir los muchos, se verá obligado a ganarse
el pan, careciendo así del tiempo indispensable para el cultivo del conocimiento.
La tirania mayoritaria sobre los pocos ricos o propietarios es menos clara. Sin duda,
Tocqueville trata de superar el temor de aquellos críticos de la democracia que en el
gobierno de los muchos veian la destrucción inevitable de todos los derechos de
propiedad.
Tocqueville no se muestra optimista pensando que la eterna lucha entre ricos y pobres
haya sido resuelta por la revolución democrática; tampoco han sido reducidos o elevados
todos al mismo nivel de riqueza, ni la envidia de los pobres a quienes están en mejores
circunstancias se ha reducido, por muy grande que haya sido la nivelación.

¿Cuán seguros están los derechos de propiedad? : Según Tocqueville, la división entre los
pocos y los muchos, los ricos y los pobres, es rasgo permanente de todas las sociedades,
destinada a subsistir pese a la progresiva realización de la igualdad de condiciones.
Tocqueville no ve razón para creer que el tradicional conflicto entre ricos y pobres vaya a
cesar en condiciones democráticas, o que los unos carezcan del deseo o de la oportunidad
de oprimir a los otros. Dado que la mayoría es pobre, y dado que ésta será la soberana,
después de todo se justifican los temores de quienes criticaban a la democracia.

Si se quiere resolver el problema de la democracia, la solución debe encontrarse en el


nivel de la democracia, es decir, la solución debe estar en armonía con el principio de la
democracia, que es la igualdad. Todo intento por moderar la democracia con principios o
prácticas tomados de un régimen ajeno a ella estará condenado al fracaso: ni siquiera un
déspota puede gobernar de acuerdo con el principio democrático sin inclinarse ante la
igualdad.
El sistema de jurados es otro de los recursos democráticos que Tocqueville recomienda
para mantener la libertad y contrarrestar las tendencias individualistas en una
democracia. Tocqueville en su idea de que el sistema de jurados formará el juicio del
pueblo e instilará en él una conciencia de los requerimientos de la justicia.
De todos los recursos democráticos, el principal es la libertad de asociación. Tocqueville,
dice que en una democracia las asociaciones protegen los derechos de la minoría contra la
tirania mayoritaria. Ddado que en una democracia cada quien es independiente, pero
también es impotente, solo asociándose con otros podrá oponer sus opiniones a las de la
mayoría.

Para Tocqueville, los hombres deben transformarse en ciudadanos moralmente conscientes por
medio de la operación de estos recursos democráticos. Los individuos dejarán de pensar solo en si
mismos; se ensancharán sus facultades mediante el contacto con grandes jueces; su simpatía por
sus conciudadanos aumentará por medio del servicio de jurados; sus espíritus se ensancharán si
participan en asociaciones.

UNIDAD Nª 11
John Stuart Mill
(1806-1873)

Mediante el uso del método histórico apropiado, podemos determinar las etapas por las cuales
cualquier pueblo debe pasar en su progreso, y esta comprensión de la pauta del cambio histórico
nos ofrece las coordenadas dentro de las cuales es posible determinar los pasos que deberán
darse para avanzar a la siguiente etapa. De este modo, la filosofía de la historia, interpretada como
la filosofía del progreso de la sociedad, es fundamental para la ciencia practica de la política, y
da una nueva dimensión a esta ciencia.
Siendo joven aun, Mill formuló un sugestivo enfoque a este problema. Distinguió dos estados
básicos de sociedad: el natural y el de transición. El estado natural de la sociedad resultaba ser
aquel en que los más aptos para gobernar eran los gobernantes. En cambio, en el estado de
transición ocupaban el poder quienes no eran más aptos para gobernar. Los estados naturales
tienden a ser socavados por el surgimiento de nuevos jefes; la lucha entre ellos y los antiguos jefes
produce el estado de transición que, al final, es reemplazado por un nuevo estado natural.
Aunque al parecer Mill abandonó después este tipo de análisis, quedó de él un residuo en su
pensamiento, a saber, que ningún estado de sociedad es satisfactorio a menos que los más aptos
para gobernar ejerzan la mayor autoridad en sociedad.

Mill sostiene que las señales de la civilización son la existencia de un gobierno responsable y la
aparición de conocimiento científico. Mill parece creer que la medida del avance de una sociedad
es el estado del intelecto, y parece tener pocas dudas de que el progreso futuro de la humanidad
está unido al continuado desarrollo del conocimiento científico, especialmente en la esfera de las
ciencias sociales.
Para comprender la filosofía de la historia debida a Mill en su relación con su ciencia y política,
debemos apreciar la influencia que sobre él tuvo Tocqueville. Mill aceptó la tesis de Tocqueville de
que era casi inevitable el avance cada vez mayor a la democracia, es decir, cada vez mayor a la
igualdad de condición.

La filosofía de la historia adoptada por Mill requirió una revisión de la teoría ética del utilitarismo
en la medida en que se aplicaba a la política. El fin del Estado, para los primeros utilitaristas, era el
bien de los individuos que integraban el Estado, y ese bien era definido en términos hedonistas
como el máximo placer (les gusta el placer) alcanzable con el mínimo de dolor. De este modo, el
gobierno era considerado como un agente para aumentar el placer y reducir el dolor.
Algunos placeres, ante todo los mentales y espirituales, son superiores en sí mismos a los placeres
del cuerpo, cualesquiera que sean las consideraciones cuantitativas o circunstanciales. De este
modo la felicidad no solo requeriría una vida de placer sin dolor, sino el logro de los placeres
superiores, aún al costo del dolor y del sacrificio de los de los placeres inferiores.
Este punto es significativo para la filosofía política de Mill en tres aspectos:
1º) Está relacionado con su teoría del progreso humano. Una sociedad en que el pueblo busca los
placeres superiores está más avanzada en su civilización que otra en que no lo hace.
2º) El cultivo de los placeres superiores requiere libertad social, de modo que solo una sociedad
libre puede ser en verdad civilizada en el sentido de Mill.
3º) Los hombres pueden vivir unidos más justamente y con superiores realizaciones humanas en la
medida en que busquen los placeres superiores y no los inferiores.

Si el gobierno existe por naturaleza o por convención, entonces las opciones son ilimitadas. Si los
gobiernos existen enteramente por naturaleza, entonces ninguna opción es posible.
Mill dice que los gobiernos existen para mantener el orden y lograr el progreso en la sociedad. El
progreso es el único fin del gobierno (Estado). El fin del gobierno es mejorar al pueblo, y los
medios son educarlo y dar buen uso a las mas altas cualidades que haya alcanzado.
De este modo, la teoría moral de Mill aporta la base de su teoría política, y ambas son apoyadas
por su versión de las etapas del progreso social. Aunque Mill reconoce que el gobierno debe
encargarse de los asuntos de la comunidad, es más importante aún su responsabilidad de
desarrollar al pueblo.
El gobierno representativo solo tiene un rival por el título de la mejor forma política, y este es el
despotismo.
En un despotismo, los derechos de los hombres no están seguros porque dependen de la garantía
del déspota.

El error habitual al concebir un gobierno representativo, declaró Mill, consistía en sostener que los
representantes del pueblo debían ser los que en realidad gobernaran. Las funciones del gobierno
(ejecutivas, legislativas y judiciales) son actividades sumamente especializadas que requieren
personas con experiencia y buena preparación, que el pueblo no está calificado para seleccionar.
Por ello puede decirse que Mill cree en el gobierno de los expertos. Sin embargo, toda
constitución tiene un “poder controlador ultimo”, y en una democracia este poder debe residir en
el pueblo mismo. El pueblo, no siendo capaz de ejercer este poder por sí mismo, puede supervisar
las operaciones del gobierno en bien del interés público, por medio de diputados periódicamente
elegidos. De este modo, según Mill, los representantes no son el gobierno, sino que actúan para
que el pueblo pueda supervisar al gobierno.
La distinción entre gobernar y supervisar, que se encuentra en la base misma del sistema de Mill,
produce la combinación. Los expertos gobiernan, pero son supervisados por los representantes del
pueblo.

Mill, creyente en el avance de la sociedad, de etapas inferiores a etapas superiores de civilización,


vió la culminación política de este desarrollo como el surgimiento de un sistema de democracia
representativa.
Aunque el pensamiento debe ser absolutamente libre, la libertad de acción de los individuos debe
ser limitada para seguridad de la sociedad. Mill arguye que el individuo se pertenece a sí mismo y
solo está sometido a un control social con el propósito de impedirle dañar a los demás.
Nadie puede aspirar con toda legitimidad al derecho de suprimir cualquier opinión. Por el
contrario, la sociedad tiene todo que ganar y nada que perder con la libertad absoluta de
expresión.
El objetivo último de la acción social debe consistir en “asegurar a todas las personas la
independencia completa y la libertad de acción”. Esto incluye especialmente la libertad de
satisfacer los gustos y dedicarse a actividades personales, así como la libertad de asociación, todo
en la medida en que no se cause daño a los demás. Mediante la educación en las virtudes para
consigo mismo, se debe alentar a los hombres en sociedad a utilizar su libertad para mejorar
moral e intelectualmente; si lo logran, si vuelven objetos apropiados de admiración y de
emulación; si fallan, se vuelven objetos de repugnancia y tal vez de desprecio; sin embargo, ni la
sociedad ni el gobierno deben inmiscuirse en sus vidas a menos que no cumplan alguna obligación
social.

UNIDAD Nº 12
El Constitucionalismo

El derecho constitucional como producto del constitucionalismo como producto


del constitucionalismo
Se llama “movimiento contitucionalista” o “constitucionalismo” a un proceso político-jurídico
que tiene por meta establecer en cada Estado un documento normativo con determinadas
características formales y de contenido.
El constitucionalismo procura una racionalización del poder, en virtud de la cual todo titulo de
mando y su ejercicio legítimo debe derivar de una competencia asignada por la constitución.
El constitucionalismo hará nacer al derecho constitucional. Esta disciplina será su expresión
academica y universitaria.
Situacion previa al constitucionalismo
En sentido amplio, cualquier organización política contó con alguna constitución o estructura de
poder, conformada por una serie de actos de mando y de obediencia, por un conjunto de normas
de derecho consuetudinario o de derecho formal, y por una serie de objetivos minimos, aunque
mas no fuese la conservación del grupo en cuestión.
Desde esta perspectiva, es posible entonces hablar de la Constitucion de Egipto o la antigua China,
de las constituciones de las ciudades griegas o de Roma. Hay entonces constitucionalismo desde
las épocas mas remotas.

Primacia del derecho natural sobre el positivo


Uno de los elementos previos al constitucionalismo, es la idea de un derecho natural superior al
derecho positivo (Sancionado por el Estado).
La primacia del derecho natural sobre el positivo repercutió en los siguientes ámbitos, bien
aprovechados ulteriormente por el constitucionalismo:
1) existen ciertas normas superiores a otras normas jurídicas
2) la norma inferior que contraviene a la norma superior es nula
3) la norma inferior debe adecuarse a la superior. Por ende, debe interpretarse de conformidad a
ésta.
4) hay derechos innatos e indestructibles del individuo, provenientes del derecho natural que no
pueden ser cercenados por el ordenamiento jurídico.
5) se admiten también derechos originarios y esenciales de la comunidad
6) quedan reconocidos, por ultimo, los fines del Estado: el mantenimiento de la justicia, la paz y el
derecho, la promoción de una vida personal feliz y virtuosa, la realización del bienestar publico y la
moralidad civica.

Primacía del derecho sobre el arbitrio personal


Durante los siglos X y XI se sistematizó una concepción objetiva del derecho, en virtud de la cual la
autoridad política emanaba de bases contractuales (ej: el pacto de vasallaje). Según esta
concepción, el rey está bajo dios y bajo la ley, porque la ley es la que hace al rey.

Primacía de un sector del ordenamiento jurídico sobre otro. (los fueros


españoles)
Un tramo del orden normativo se sobrepone al restante. Entre esos precedentes deben citarse los
fueros españoles, las leyes fundamentales.
Los fueros eran documentos otorgados, por distintos monarcas de los reinos de la península
Ibérica (España), a ciudades y a súbditos. Regulaban derechos que reconocía la ley.
En todos estos casos importa subrayar la nota de supremacía que tenía el fuero sobre el resto del
derecho positivo, y su función de limite o tope al poder del soberano.
Aparte de su valor jurídico, los fueros españoles tienen un merito cronológico, ya que muchos de
ellos son previos a la Carta Magna Inglesa (constitución inglesa).
Las “Leyes fundamentales”
Cuando a fines del siglo XVI Jean Bodin escribió “los seis libros de la república” y enuncio la teoría
del Estado soberano, definía cuales son las bases de la potestad suprema, y las señales de la
verdadera autoridad. Entre estas enumeraba las de:
1) sancionar y anular la ley
2) declarar la guerra y la paz
3) designar los principales oficiales
4) conocer en las ultimas apelaciones
5) pronuncias indultos
6) emitir moneda
7) establecer impuestos
Tal paquete de competencias es importante: se trataba de fundar el poder absoluto y perpetuo.
Las leyes fundamentales se perfilaban así como normas superiores, de una jerarquía jurídico-
política notoriamente más elevada que el resto del ordenamiento jurídico.

Inglaterra. La Carta magna


Ciertos documentos alcanzaron un rango jurídico de privilegio, cuyo mejor exponente fue quizá la
Carta Magna del 15 de Junio de 1215, arrancada a Juan Sin Tierra, sucesor y hermano de Ricardo
Corazón de León, por un grupo de señores temporales y espirituales. Por ese instrumento,
confirmado 44 veces entre 1327 y 1442, el rey expresó “a todos los hombres libres de nuestro
reino que hemos otorgado para Nos y para nuestros herederos a titulo perpetuo, todas las
libertades que a continuación se enuncian, para que las tengan y posean de Nos y de nuestros
herederos para ellos y los suyos”
El catalogo de derechos que instrumentó la Carta se refería principalmente a la libertad corporal y
de circulación, al debido proceso y a un adecuado servicio de justicia, a la imposibilidad de
requerir servicios personales ni impuestos sin el cumplimiento de ciertas condiciones previas,
etc.

El constitucionalismo individualista:
Constitucionalismo y “tercer estado”
Durante los siglos XVII y XVIII aparecieron las primeras constituciones en el sentido de la palabra:
textos solemnes supremos, portadores de una estructura de poder y de otra estructura de
valores y de derechos, de matiz inicialmente individualista o, liberal-individualista. Esta etapa
durará hasta fines del siglo XIX y comienzos del XX.
El grupo humano promotor, columna y beneficiario inicial de este importante tramo del
movimiento constitucionalista, por quien y para quien se hizo la constitución, será el tercer
estado, estado llano o burguesía.
1º) La nobleza
2º) El clero
º3) Burguesía o estado llano
La burguesía se integró con los sectores no privilegiados o comunes (de ahí la denominación
estado llano).
En realidad, el Estado llano solo abarcaba a una parte de los no privilegiados: comerciantes,
industriales, profesionales, clase media. Debajo del tercer estado se conformaba otra capa social,
el cuarto estado.
4º) Llamado proletariado por el marxismo (sirvientes, campesinos, obreros, asalariados en general
con menores recursos, y reducido poder político)

Soporte ideológico
La base del constitucionalismo de la primera etapa se fundamentaba en la doctrina de la “sociedad
posesiva de mercado”.
Thomas Hobbes  es quien delineo los rasgos esenciales de tal posición. Para este autor, el ser
humano es básicamente egoísta e individualista: El hombre es el lobo del hombre. Apetece
continuamente poder o autoridad; robaría y mataría para ello. De no haber poder estatal, la
especie humana correría el riesgo de auto aniquilarse.
John Locke  recurriendo a la teoría de los derechos naturales: el fin primordial de la creación del
Estado era asegurar a cada uno su propiedad; concepto amplio que involucra la vida, la libertad y
los bienes de una persona.
El tercer estado va a manejar algunos elementos que vienen antes, pero les va a dotar de una
fisonomía y contenidos distintos. Aceptará la existencia de un derecho natural, superior al derecho
positivo, pero no será un derecho natural subordinado a la teología, sino otro “que existiría
aunque Dios no existiese”, de tipo racionalista, descubierto mediante la mente humana. Admitirá
también la existencia de utilidad de leyes fundamentales en el Estado, pero en lugar de las viejas,
las nuevas harán depositar el poder político en el tercer Estado, quitándole al rey su titulo de
gobernante por derecho divino y a la nobleza los privilegios de sangre.
La constitución emergió así como un texto necesario, por su certeza y su supremacía, para brindar
seguridad jurídico-política. Su contenido incluía habitualmente un extenso catalogo de derechos
para posibilitar la sociedad posesiva de mercado, declaraba a la propiedad sagrada e inviolable;
proclamaba la igualdad formal ante la ley y garantizaba una gama de derechos públicos subjetivos.
Una hábil manipulación ideológica permitió así al “tercer estado” derrumbar las prerrogativas del
primer y segundo estado, y arrinconar simultáneamente las incipientes pretensiones del cuarto
estado. Por esto, Lucas verdú dirá que el constitucionalismo “precede, acompaña y justifica las
revoluciones burguesas de la Edad Moderna”

Origen revolucionario del constitucionalismo contemporáneo. Inglaterra


El movimiento constitucionalista no tiene una gestación pacifica. Se incuba en tres revoluciones
liberales básicas: la inglesa, la norteamericana y la francesa.

El constitucionalismo social:
Crisis del constitucionalismo Individualista
En la parte segunda del siglo XIX, el constitucionalismo iniciará el cambio de su base ideológica. Las
razones que explican esa mutación derivan básicamente de tres situaciones críticas:
1) De libertad: La libertad de concertación, sumada al lucro como motor de la vida económica y a
la revolución industrial, produjo enormes concentraciones de riqueza en alianzas y, con los
consiguientes monopolios y oligopolios que, de hecho, liquidaban a menudo la misma libertad de
comercio. El capitalismo estranguló de esa forma al liberalismo que lo había hecho nacer
(económicamente).
2) De igualdad: un mínimo de igualdad real era imprescindible para las democracias, donde debía
reinar “la virtud de la igualdad”
3) De justicia: Una aplicación despiadada de la ley de la oferta y la demanda, unida a la concepción
del trabajo como mercancía, produjo la llamada “ley de bronce de los salarios” : los sueldos
tienden inexorablemente a servir nada más que para el mínimo de subsistencia de los empleados
(esto llevó a que se pida justicia a través del constitucionalismo).

Apoyatura ideológica del constitucionalismo social


1) Socialismo utópico
Robespierre llegó a pregonar la nivelación de las remuneraciones sin distinción de sexo, categoría,
responsabilidad o productividad, y alertó contra el sufragio calificado, que “podría fácilmente
consagrar la aristocracia de los ricos sobre las ruinas de la aristocracia feudal”.
2) Socialismo marxista
Esta concepción autodenominada “socialismo científico”, impugnó a la sociedad posesiva del
mercado como sistema injusto, ya que producía la separación del hombre: el ser humano, su
trabajo y el producto de ese trabajo, se convierten en cosas o valores de cambio. Quienes
dominan los medios de producción (burguesía) explotan al sector trabajador (proletariado o clase
obrera) utilizando al Estado como herramienta de esa explotación (dictadura de la burguesía). El
estado, por ello, es un “producto del carácter irreconciliable de la lucha de clases”
Esta dictadura obrera y campesina tendría como objetivos inmediatos la confiscación de la
propiedad territorial, la eliminación de la herencia, la multiplicación de las empresas estatales, la
declaración del trabajo como obligación social (el que no trabaja no come), la educación publica y
gratuita, etc.
3) Otros socialismos
El llamado “socialismo de cátedra” o “de Estado” propuso a todo gobierno una “misión de la
cultura y de bienestar”, con funciones económicas, de control de las ganancias de los empresarios,
fijación de salarios dignos, gestión de servicios públicos importantes, etc.
4) Anarquismo
Quizá fue Pierre Joseph Proudhon con su lema “ no al gobierno, no a la propiedad”, quien sintetizó
mejor el programa anarquista, en su versión colectivista.
5) Social Cristianismo
La encíclica Quadragesimo Anno de Pio XI, advirtió que al Estado le correspondía, inspirado en
razones de bien común, determinar “que es licito y que no a los poseedores en el uso de sus
bienes”, y alertaba que el trabajo debía estar encaminado a “la producción de bienes
verdaderamente útiles” y no a lo que caprichosamente fijara el propietario. Al mismo tiempo,
condenaba la tesis de que todo el rendimiento de la productividad quedase para el capitalista,
dado que debía haber justicia social en la repartición de las ganancias. La redención del
proletariado exigía la propiedad familiar y el salario justo.
6) Solidarismo
Esta corriente, auspiciada por León Duguit, afirmó que la solidaridad debe ser la base de la
juridicidad. Al concebir a la sociedad como un gran taller cooperativo donde cada uno cumple
determinada tarea, propuso reemplazar la idea de “libertad-derecho” por la de “libertad-poder” o
“libertad-función social”.
7) Corporativismo
Tal concepción partía de una imagen orgánica de la sociedad, integrada por personas que conviven
naturalmente en grupos o corporaciones (familias, universidad, empresas, sindicatos, etc.),
intermedios entre el individuo y el Estado. A tales grupos, el corporativismo les otorga roles
jurídicos y políticos significativos. Por ejemplo: en la concertación de convenios colectivos, o en el
ámbito parlamentario, en concurrencia o no con partidos políticos.
8) Neoliberlaismo
El diagrama primitivo de la sociedad posesiva de mercado ha sufrido un serio proceso de revisión
por parte del propio liberalismo. Así, diversos autores pregonan una intervención estatal para
restaurar la igualdad de oportunidades y la libertad de las transacciones, y para asegurar también
un mínimo indispensable de dignidad humana y de justicia social.

Fisonomía del Estado Social


propuso estas ideas:
1) Imagen positiva del valor libertad
El estado social consideró a la libertad personal como un poder hacer concreto del individuo. Por
ejemplo: la libertad de aprender se debía entender no solo que el estado no impida a un
estudiante acudir a la universidad, sino que también cuente con los recursos de tiempo y dinero
necesarios para cursar tales estudios.
2) Revalorización del valor igualdad
El estado social auspició una igualdad real, en algunos casos casi obsesivamente (sindicalismo
revolucionario, marxismo) y en otros moderadamente, al estilo de una igualdad de oportunidades
(social democracia, social cristianismo). El estado social buscaba la “igualdad por la igualación”,
superar las desigualdades naturales, económicas y sociales.
3) La solidaridad como deber jurídico
La asimilación del principio solidarista por el derecho positivo hizo que ciertas obligaciones, antes
meramente morales en el Estado individualista (ayuda a los demás, beneficencia), asumieran la
condición de deberes jurídicos.
4) La dignidad de vida como meta gubernativa
El Estado social Intentó lograr en su seno el respeto a la vida humana digna.
El catalogo de los objetivos constitucionales consecuentes a la admisión de la dignidad de vida
como algo que debía asegurar el Estado fue amplio, y algunas veces excesivo, pasándose del
Estado del Bienestar al Estado providencia, encargado de remediar todos los males que pueden
afectar a un mortal.
5) Exaltación del trabajo
En particular, el constitucionalismo social elevó el trabajo a la condición de valor jurídico-político.
Generalmente se lo presentaba como un derecho, un deber y una función.
6) El trabajador y el sindicato como sujetos políticos
En el estado social, por el contrario, campeó la plena admisión de los derechos cívicos para los
empleados, por ejemplo a través del sufragio universal y la desaparición de los recaudos
económicos para ser elegido parlamentario.
7) Rol económico activo del Estado
La constitución social permite una intensa regulación estatal de las empresas privadas, en las aras
del interés público, la economía nacional y los objetivos de la sociedad, o de la economía general y
de la planificación.
8) Función social de la propiedad
Las constituciones de tipo marxista han condenado el uso de la propiedad para el lucro personal
“u otros fines egoístas” (unión soviética). En el constitucionalismo corporativista ha sido frecuente
declarar a la organización privada de la producción como una “función de interés nacional”
9) Justicia social
El Estado social importa una nueva fórmula de legitimidad e incluso una nueva idea de justicia, la
justicia social, que no es neutra sino auxiliadora de los trabajadores y marginados, en aras de
resolver la “cuestión social”.
10) Democracia participativa
Otro aporte del constitucionalismo social consistió en asignar al pueblo un mayor grado de
injerencia en la adopción de las decisiones estatales: de simple “órgano de designación” o de
nombramiento de quienes gobiernan, el cuerpo electoral pasa a ser de vez en cuando “órgano de
gobierno “mediante mecanismos de democracia semidirecta.

Formas
Es factible diferenciar tres tipos principales del estado social contemporáneo:
1) Estado “social de derecho”
Respeta a la propiedad privada, procura compatibilizar libertad con igualdad, vertiente
democrática y pluralista, postulando la división de los poderes y la multiplicidad de los partidos
políticos.
2) Estado de ordenación profesional
Aspira a ser rotulado como Estado de derecho. Reconoce a la propiedad privada y confiere un
carácter distinto a los derechos personales, al subrayar los deberes cívicos y aumentar la cuota de
poder de las corporaciones o cuerpos intermedios, a las cuales asigna papeles de
representatividad política.

3) Estado marxista
Es un estado uniclasista, habitualmente unipartidista, y rechaza casi siempre la propiedad privada
de los medios de producción. Objeta la tesis neoliberal de la división de los poderes y en su lugar
sostiene la doctrina de centralismo democrático, o de la prevalencia de los órganos
representativos del pueblo.
El estado marxista-leninista excluye la idea liberal de Estado de derecho, puesto que ella dice
“trata de defender los intereses de la burguesía, fijados por la ley”. En su lugar, maneja el
concepto de legalidad socialista, que es “la necesaria expresión jurídica del régimen político de la
dictadura del proletariado, de la democracia socialista”.

El constitucionalismo actual:
En las actuales instancias se detectan como significativos los siguientes hechos:
1) Desarrollo cuantitativo
La existencia de cerca de 200 estados independientes hizo proliferar, en la misma proporción, el
número de constituciones formales en vigor.
2) Declinación del constitucionalismo corporativista
Prácticamente extinguido después de la sanción de las constituciones nuevas de Italia (1947),
Portugal (1976) y España (1978), que adoptan ritmos ideológicos propios, generalmente, del
Estado social de derecho.
3) Declinación del constitucionalismo marxista
La constitución de la unión soviética de 1977 había anticipado ya la conclusión de “las tareas de la
dictadura del proletariado” y la conversión del país en “estado de todo el pueblo”. Pocos años
después, la caída del régimen soviético dio lugar a nuevas expresiones constitucionales,
embanderadas, generalmente, en la concepción del Estado “social de derecho”
4) Aparición de nuevos derechos constitucionales
Llamados estos “de tercera generación”, atienden problemas: El afianzamiento de los partidos
políticos, el derecho a la propia imagen, y sobre todo, la protección al medio ambiente de los
consumidores y usuarios
5) Acentuación de la desconcentración estatal
Se caracteriza por la actitud constitucional de dividir funciones y multiplicar estructuras. A mas de
los tres poderes clásicos (ejecutivo, legislativo y judicial) se acoplan órganos “extra poder”, como
el tribunal de garantías constitucionales (ajeno a menudo al poder judicial), el ministerio público,
el consejo de la magistratura, el jurado o tribunal supremo de elecciones, el defensor del pueblo.
6) Recepción del derecho transnacional
Otro aporte de enorme importancia fue la admisión constitucional de la transferencia de
competencias nacionales a organismos supranacionales, a fin de afianzar los procesos de
integración o la tutela transnacional de los derechos humanos (ART 75, INCISO 22. CN: tratados
internacionales)

UNIDAD Nº 13
Autoritarismo

En la tipología de los sistemas políticos se suele llamar autoritarios a los regímenes que
privilegian el aspecto del mando y menosprecian de un modo más o menos radical el del
consenso, concentrando el poder político en un hombre o en un solo órgano y restando
valor a las instituciones representativas.
En sentido psicológico, se habla de personalidad autoritaria para indicar un tipo de
personalidad.
La disposición a tratar con arrogancia y desprecio a los inferiores jerárquicos y, en general,
a todos los que están privados de fuerza o de poder. Las ideologías autoritarias,
finalmente, son ideologías que niegan de una manera más o menos decidida la igualdad de
los hombres, ponen el mayor hincapié en el principio jerárquico. Exaltan algunos
elementos de la personalidad autoritaria como si fueran virtudes.
La autoridad se toma en un sentido particular y restringido, ya que está ligada con una
estructura política fuertemente jerárquica, basada a su vez en la concepción de la
desigualdad de los hombres y que excluye o reduce al mínimo la participación de la base
en el poder e implica, de ordinario, una marcada utilización de los medios coercitivos
(amenaza del uso de la fuerza).
No existe una plena coherencia de significado entre el autoritarismo en el nivel de
ideología y el autoritarismo en el nivel de regímenes políticos.
En este sentido, el pensamiento autoritario no se limita a propugnar por una organización
jerárquica de la sociedad política, sino que convierte a esta organización en el principio
político exclusivo para conseguir lo que se considera el bien supremo: el orden.
Es obvio que el problema del orden es un problema general de cualquier sistema político
y, como tal, no puede ser monopolio del pensamiento autoritario. Lo que caracteriza la
ideología autoritaria, además de la concepción de la desigualdad de los hombres, es que el
orden ocupa todo el espectro de los valores políticos y el ordenamiento jerárquico que se
desprende de él abarca toda la técnica de la organización política.
El autoritarismo ha sido una característica importante y recurrente del pensamiento
político alemán del siglo XIX, constituyendo primeramente una resistencia a la unificación
nacional y a la industrialización.
Despues de la segunda guerra mundial y de las consecuencias que se derivaron de ella, la
ideología autoritaria se encuentra frente a un mundo ya demasiado ajeno como para
poder echar raíces profundas.
Parece, pues, que la ideología autoritaria no tiene futuro, o que, para resurgir, debe
adaptarse a los nuevos tiempos y corregirse de manera sustancial.

Son cruciales las llamadas “sumisión” y “agresión” autoritarias: por una parte, la creencia
ciega en la autoridad y la obediencia celosa a los superiores, y por otra, el desprecio a los
inferiores y la disposición a atacar a las personas que se consideran débiles y que se
pueden aceptar socialmente como víctimas. Otros rasgos relevantes son la aguda
sensibilidad por el poder, la rigidez y el conformismo. La personalidad autoritaria tiende a
pensar en términos de poder, a reaccionar con gran intensidad ante todos los aspectos de
la realidad que afectan las relaciones de dominio; es intolerante frente a la ambigüedad,
se refugia en un orden estructurado de manera elemental e inflexible, hace un uso
marcado de estereotipos en su forma de pensar y de comportarse.
La critica más común y más importante es tal vez la que se refiere a la base exclusivamente
psicoanalítica de la interpretación de la personalidad autoritaria. Se ha observado que una
interpretación más completa de este tipo de personalidad requiere una consideración
exhaustiva del ambiente social, de las distintas situaciones y de los diversos grupos que
pueden influir en la personalidad; ya que muchos de los fenómenos que a primera vista
aparecen como factores de la personalidad, después de un análisis más cuidadoso pueden
no ser más que efecto de condiciones sociales especificas.
Por autoridad no se entiende, en este caso, el síndrome de la personalidad autoritaria en
toda su complejidad sino más bien una serie de actitudes individuales que pueden
referirse a una disposición psicológica autoritaria: una baja sensibilidad por las libertades
civiles, la intolerancia, una baja inclinación a sostener un sistema pluripartidista, la
intolerancia por las desviaciones de los códigos morales convencionales, la propensión a
participar en campañas contra los extranjeros o las minorías étnicas o religiosas, la
tendencia a apoyar partidos extremistas, etc.

En sentido muy general, se habla de regímenes autoritarios para indicar toda clase de
regímenes antidemocráticos.
Los regímenes autoritarios se caracterizan por la ausencia del parlamento y de elecciones
populares o, cuando estas instrucciones quedan con vida, por su reducción a meros
procedimientos ceremoniales y por el indiscutible predominio del vértice ejecutivo.
La oposición política es suprimida o invalidada: el pluralismo de os partidos, prohibido o
reducido a un simulacro sin incidencia real; la autonomía de los demás grupos
políticamente relevantes, destruida o tolerada mientras no perturbe la posición de poder
del jefe o de la elite gobernante.
Se distingue entre autoritarismo y totalitarismo:
En los regímenes autoritarios la penetración movilización de la sociedad es limitada; entre
el estado y la sociedad corre una línea divisoria más bien precisa. Mientras el pluralismo
partidista es suprimido por derecho o de hecho, muchos de los grupos de presión más
importantes conservan gran parte de su autonomía y, por consiguiente, el gobierno
cumple por lo menos en parte una función de árbitro en sus confrontaciones y encuentra
en ellos un límite a su propio poder.

El control de la educación y de los medios de comunicación no rebasa tampoco ciertos


límites; a menudo se tolera también la oposición siempre que no se manifieste de manera
abierta y en público.
En estos últimos regímenes, la penetración, movilización de la sociedad es, en cambio,
muy elevada; el estado (aparato del poder) tiende a absorber a toda la sociedad. Se ha
suprimido no solo el pluralismo partidista sino también la autonomía de los grupos de
presión, que son absorbidos por la estructura totalitaria del poder o están subordinados a
ella. El poder político gobierna directamente las actividades económicas o las somete a sus
propios fines, monopoliza los medios de comunicación masivos y las instituciones
escolares, suprime las manifestaciones aun leves de crítica o de oposición, trata de anular
o de subordinar las instituciones religiosas, penetra en todos los grupos sociales y hasta en
la vida familiar.

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