Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
Contexto histórico
Hegel, fue un filosofo alemán del siglo XIX, filosofo de la revolución burguesa.
En el siglo XVIII se había producido la revolución industrial. El individuo queda solo,
aislado, por lo que el campesino irá a buscar trabajo en la manufactura o fabrica, o se
haría asaltante o mendigo.
Se plantea el problema del Estado. Los individuos aislados en mutua contraposición
deben de alguna manera ser reconducidos a la unidad, a vivir juntos. Se proponen diversas
soluciones en la filosofía política, de las cuales podemos distinguir cuatro tipos:
1) EL ESTADO ABSOLUTISTA:
Es la propuesta de la coerción que debe imponer el orden por medio de la fuerza. Se
piensa que los individuos de la sociedad civil se encuentran, como dice Hobbes, en un
estado de naturaleza, pre-social, en el cual cada cual vela por si mismo y agrede a los
otros. La única solución es un pacto mediante el cual se entregue absolutamente todo al
soberano, que como gran leviatán mantenga a todos en orden.
2) EL ESTADO LIBERAL:
Es el Estado que ya no debe inmiscuirse demasiado en la sociedad civil, o sea, en lo
económico. Debe proteger la propiedad, o sea el mercado, y dejarlo que se desarrolle de
acuerdo con sus propias leyes, pues es el encargado de distribuir los bienes y lo hace
como son con una “mano invisible”. Es la propuesta de Locke y de Adam Smith.
3) EL ESTADO DEMOCRÁTICO:
Es el Estado en el cual el contrato es de todos con todos, mediante el cual se crea la
voluntad general, la plena libertad. Dos son sus ejes, el contrato y la religión, pero una
religión civil, sin dogmas que unan interiormente a todos los individuos como verdaderos
ciudadanos de la patria y no del cielo. Es la propuesta de Rousseau.
4) EL ESTADO ÉTICO:
Es el Estado como plena realización de los seres humanos mediante una dialéctica que
incorpora por vía de superación de todos los logros de la historia, desde el derecho,
pasando por la moral individual, para culminar en la eticidad, matriz de los valores mas
altos de la humanidad, expresados en el arte, la religión y la filosofía. Es la propuesta de
Hegel.
4 ESTADOS Estado Absolutista (Hobbes)
Estado Liberal (Locke y Adam Smith)
Estado Democrático (Rousseau)
Estado Ético (Hegel)
La categoría de lo real o de la realidad: Hegel emplea esta categoría en dos sentidos: uno
débil y otro fuerte. En el sentido débil, indica un hecho empírico cualquiera, un
acontecimiento como una lluvia, el nacimiento de un individuo, una batalla. En el sentido
fuerte (realidad) indica siempre la realidad subjetual o, intersubjetual. La verdadera
realidad está constituida por los sujetos, por los seres históricos. La familia, la sociedad
civil, el Estado son verdaderas realidades.
Solo las verdaderas realidades son “racionales”. La verdadera racionalidad es la
correspondiente a la razón. Solamente ésta capta la dialéctica.
Solo la razón comprende la realidad y solo ésta es racional. Por otra parte, la realidad está
presente. No puede ser de otra manera.
“Lo que es racional es real, y lo que es real es racional”.
El objeto de la filosofía del derecho
“La ciencia filosófica del derecho tiene por objeto la idea del derecho, el concepto del
derecho y su realización”
Para Hegel la ciencia en sentido fuerte es la filosofía como conocimiento de la totalidad o
cosmovisión. La filosofía es la ciencia por excelencia.
Hegel aclara que la filosofía tiene que ver con ideas, y por lo tanto no con lo que al
respecto se acostumbra a denominar simples conceptos, cuya unilateralidad y carencia de
verdad ella muestra. Lo que se suele denominar “concepto” es una mera abstracción
propia del entendimiento. El verdadero concepto del que trata Hegel es la verdadera
realidad, es decir, el sujeto.
El verdadero sujeto no es el sustantivo sino un verbo, ser sujeto es hacerse sujeto,
ponerse como sujeto, crearse como sujeto, concebirse, o sea, ser concepto. La única
realidad en sentido fuerte es la conceptual, es decir, la subjetual.
La filosofía del derecho de Hegel trata del objeto propio de la filosofía política, o sea, del
Estado. El derecho abstractamente considerado es el primer momento de la dialéctica del
estado (derecho, moral y eticidad).
La moralidad
La moralidad es el segundo momento de la macro dialéctica (el primero es el derecho). La
persona, mero soporte de derechos, deviene sujeto, individuo que se auto determina.
El paso de la persona al sujeto, del derecho a la moralidad, es el paso del universal al
particular, del en si al para sí. Es la entrada del sujeto en si mismo, y pasa a constituirse, de
esa manera, en sujeto. Es el paso de la mera exterioridad a la interioridad. Es en ese
momento que surge el individuo como individuo, el particular como particular.
Hegel ve como positiva esta aparición de la particularidad.
El particular como tal, el individuo como individuo, independientemente de su familia,
polis o feudo, tiene derecho a su propia satisfacción, lo mismo que a su libertad.
Se trata de una libertad subjetiva, logro moderno que deberá dialectizarse con la libertad
objetiva, solo posible en el Estado. La aparición del particular es el fenómeno histórico que
señala la diferencia entre la antigüedad y la modernidad.
La eticidad
El ser humano es esencialmente político, como ya lo había afirmado Aristóteles.
Descubierta su propia particularidad, debe vencer la tentación de pretender realizarse
como un ser aislado. Solo socialmente, en relaciones intersubjetivas, puede hacerlo. Hegel
dice que la moralidad solo puede realizarse en el seno de la eticidad, que es:
“La idea de la libertad en cuanto bien viviente que tiene la autoconciencia su saber, su
querer y, por medio de su actuar, su realidad, así como este actuar tiene en el ser ético
su base en sí y para sí, y su fin motor”.
El ser ético o la eticidad, es el mundo del pueblo con sus costumbres, sus valores, sus
leyes, sus instituciones, su idioma, su religión, su arte. Es la “idea de la libertad”.
La clase universal está formada por los funcionarios del Estado. Es universal en la medida
en que, según Hegel, estos no tienen intereses particulares, ya que sus intereses son el
Estado, a cuyo servicio se consagran. Es lógico que sea el Estado quien deba encargarse de
sus necesidades, en caso de que el patrimonio personal no sea suficiente. Su trabajo
universal debe proporcionarles las satisfacciones que los miembros de las demás clases
buscan en actividades privadas.
El tercer momento de la dialéctica de la sociedad civil, corresponde a “la policía y la
corporación”. Bajo este rubro, Hegel trata una serie de funciones que debe ejercer el
Estado como universal:
1) debe velar por la seguridad de las personas
2) la lucha contra el delito
3) la regulación del mercado
4) la educación y las soluciones de los problemas sociales que genera la economía propia
de la sociedad civil.
El Estado ético
El concepto de Estado ético
“El estado es la realidad de la idea ética”: Se trata de la realidad en sentido fuerte, de la
idea ética, es decir, de la eticidad en su plenitud, en su máxima realización. La plenitud de
la eticidad se realiza plenamente en el Estado, al que no hay que concebir como aparato,
sino como universal concreto, plena realización intersubjetiva, en la plenitud del mutuo
reconocimiento. La idea ética es el “espíritu ético”, es decir, el sujeto ético, el cual es
“voluntad clara”, porque la voluntad es pensamiento, es razón. Es el mismo sujeto ético el
que es voluntad o razón, o voluntad racional. En consecuencia, se auto conoce.
La finalidad del Estado es la realización de la libertad. Es menester diferenciar, sin escindir
el momento de la libertad plenamente subjetiva en el ámbito de la sociedad civil, y el de la
libertad objetiva en el ámbito del Estado. El concepto de libertad que sustenta Hegel está
influenciado por el concepto rousseauniano.
Un estado moderno está constituido por los denominados tres poderes, que se relacionan
entre sí dialécticamente:
A) El poder legislativo: El poder de determinar y establecer lo universal.
B)El poder judicial (gubernativo): La subsunción de las esferas particulares y casos
individuales bajo lo universal.
C) El poder ejecutivo: La subjetividad como última decisión de la voluntad, el poder del
príncipe, en el que están reunidos los diferentes poderes en la unidad individual, por lo
tanto es la cumbre y el comienzo de todo.
El poder legislativo
Al poder legislativo corresponde la tarea de instituir las leyes, las cuales suponen la constitución.
AGREGADO // FUNCIONES DE LOS 3 PODERES
Poder judicial:
El Poder judicial es una de las tres facultades y funciones primordiales del Estado. La expresión poder judicial
designa el complejo institucional (integrado por jueces y magistrados fundamentalmente) al que se otorga la
potestad de administrar justicia en un Estado.
La principal característica del poder judicial es la potestad jurisdiccional, entendida como la capacidad de
resolver litigios y todo tipo de procesos (juzgar y hacer ejecutar lo juzgado). En el plano práctico esto se
traduce en las siguientes funciones:
a) ejecutar y aplicar imparcialmente las normas que expresan la voluntad popular;
b) someter a todos los poderes públicos al cumplimiento de la ley;
c) controlar la legalidad de la actuación administrativa;
d) ofrecer a todas las personas la tutela efectiva en el ejercicio de sus derechos e interés legítimos.
Poder ejecutivo:
El Poder ejecutivo consistente en hacer cumplir las leyes y que suele ejercer el gobierno o el propio jefe del
Estado. Se distingue del poder legislativo, ejercido generalmente por el Parlamento, que promulga o revoca
leyes, y del poder judicial, que interpreta, hace respetar o invalida las mismas. El poder ejecutivo concibe y
ejecuta políticas generales de acuerdo con las cuales las leyes tienen que ser aplicadas, representa a la
nación en sus relaciones diplomáticas, sostiene a las Fuerzas Armadas y en ocasiones aconseja con respecto
a la legislación. En la actualidad, en los estados democráticos, el poder ejecutivo está considerado como
administrador y ejecutor de la voluntad popular a la cual representa y de la que debe ser su más firme
garante, tal y como se expresa en las actas de los Parlamentos representativos. La misión ejecutiva de un
Estado totalitario, en cambio, es ejercida al margen de limitaciones legales o jurídicas.
Poder legislativo:
El Poder legislativo, según la teoría del constitucionalismo moderno, consiste en redactar, reformar y
derogar las leyes. Tal concepción se cimenta en las apreciaciones y doctrinas que acerca del Estado de
Derecho liberal se realizaron durante el siglo XVIII. Para comprender el alcance del concepto “poder
legislativo” es preciso situarlo en el contexto del que emerge, que no es otro que la doctrina de la
separación de poderes. Cada uno de los tres poderes que configuran el Estado de Derecho es atribuido,
según la doctrina clásica, a titulares diversos: gobierno o rey (ejecutivo), tribunales (judicial) y Parlamento
(legislativo). Y a cada uno se le encomiendan funciones distintas.
El Parlamento, como tal, tiene dos funciones fundamentales, la legislativa y la representativa. Su función
representativa fue ampliamente debatida desde los mismos orígenes de esta institución. Pese a la
concepción de Jean-Jacques Rousseau, el Parlamento se erigió en el depositario de la voluntad y de la
soberanía nacionales, extendiéndose así el principio de legitimidad democrática y configurándose como la
institución central del Estado (superior incluso a los poderes ejecutivo y judicial, aunque con la necesaria
coordinación y equilibrio entre ellos). Este principio de centralidad del Parlamento tenía su fundamento en
el modo de extracción de sus miembros, que son elegidos por el cuerpo electoral. El Parlamento es el
resultado de un acto directo del sujeto de la soberanía, el pueblo. En esa función de representación se halla
legitimada su otra función característica, la legisladora. La función legisladora es la propia del Parlamento en
todo Estado de Derecho moderno y le corresponde, al menos en el origen de la teoría clásica, como
competencia exclusiva. El Parlamento no gobierna ni juzga, sino que posee el monopolio formal y material
de tomar decisiones políticas encaminadas a formular las leyes.
UNIDAD Nª 8
MARX Y EL ESTADO
El Estado de transición
De las muchas afirmada dependencia del Estado de la sociedad civil del poder
político de la clase dominante (Burguesía o clase asalariada), Marx da una
confirmación precisa ahí donde plantea el problema del paso del Estado en el cual
la clase dominante es la burguesía al Estado en el cual la clase dominante será el
proletariado (clase obrera).
Para Marx la dependencia con respecto al poder estatal del poder de clase es tan
estrecha que el paso de la dictadura de la burguesía a la dictadura del
proletariado, no puede realizarse simplemente a través de la conquista del poder
estatal, es decir de aquel aparato que se ha servido la burguesía para ejercer del
propio dominio, sino que exige la destrucción de aquellas instituciones y su
sustitución con instituciones completamente diferentes.
Si el Estado fuese solo un aparato neutral por encima de las partes, la conquista
de este aparato, o hasta la sola penetración en el, serian por si mismas suficientes
para modificar la situación existente. El estado es, en si, una maquina, pero no es
una maquina que cada uno pueda manejar a su antojo: cada clase dominante
debe formar la maquina estatal según las propias exigencias.
Sobre los caracteres del nuevo Estado, Marx da algunas indicaciones tomadas
justamente de la comuna:
La socialdemocracia Alemana y el
Anarquismo
Mientras el anarquismo apelaba a la revuelta espontanea, negaba en su totalidad
la sociedad existente y no permitía compromiso alguno, la socialdemocracia
intentaba en cambio, valerse de todas las posibilidades, de todos los que le
ofrecían las instituciones democráticas, para conseguir una solida base de masas
que le permitiera instalarse en el interior del bastión enemigo, para llegar a
constituir, una especie de contra sociedad, cuyo crecimiento debería provocar el
derrumbe de las estructuras externas del sistema y constituir el núcleo de la
sociedad del mañana.
Mientras los anarquistas intentaban explícitamente tumbar la democracia con la
revolución violenta, razón por la cual rechazaban mediante el abstencionismo
electoral la posibilidad de dejarse captar por uno de sus principales engranajes, la
socialdemocracia aspiraba al socialismo a través de la democracia (como lo dice
su palabra).
El objetivo que se perseguía, en efecto, estaba determinado en términos de
antítesis total a la sociedad existente y por lo tanto, en rigor excluía no solo la
propiedad privada y el mercado, cosa sobre la que no había dudas, sino también
las instituciones.
Entre la sociedad democrática y la sociedad perfecta, existía una fase de
transición, denominada dictadura del proletariado, que si bien era caracterizada
como una forma extrema y amplísima de la democracia, excluía la posibilidad de
que se pudiera volver desde ese punto hacia atrás, ni por la libre determinación de
la mayoría.
Lo que estaba implícito en el hecho de que el paso del capitalismo a la dictadura
del proletariado o socialismo, seguía siendo llamado revolución : de las
revoluciones que producen el paso ascensional de una fase a otra de la historia.
Los procesos recientes del socialismo han demostrado de manera cada vez más
evidente el peso que tienen las historias nacionales, la diversidad de situación
económica, el pluralismo de las tradiciones culturales y de las ideologías.
Después de la segunda guerra mundial, junto a los modelos ofrecidos por las
socialdemocracias europeas y el socialismo soviético, se han delineado las
realidades de los estados de reciente independencia del tercer mundo, que
aunque apelan al socialismo, persiguen el objetivo de la modernización a través de
los instrumentos del partido único, del reforzamiento de las elites burocráticas y
militares y de la integración de las masas con base en el tradicionalismo cultural y
religioso.
UNIDAD Nª 9
Anarquismo
Definición general
El termino anarquismo al que frecuentemente se asimila el de “anarquía”, tiene un
origen preciso en el griego sin gobierno: por tal razón con este se identificó
siempre una sociedad libre de todo dominio político autoritario, en la cual el
hombre habría podido afirmarse solo en virtud de la propia acción ejercida
libremente en un contexto sociopolítico en el que todos deberían ser igualmente
libres. Anarquismo significó, por esta razón, liberación de todo poder superior,
fuese este de orden ideológico, de orden político, de orden social, de orden
económico o finalmente de orden jurídico.
Asigna toda libertad, sin límites de normas, de espacio y de tiempo.
Sebastián Faure sostuvo que la doctrina anárquica se resume en una sola palabra
: libertad.
a) la autoridad
El anarquismo rechaza toda autoridad, en cuanto señala en ella la fuente de los
males del hombre: la autoridad que se rechaza es tanto la sobrehumana como la
humana.
La autoridad política, expresión de la autoridad o del poder económico según la
interpretación del anarquismo de algún modo vinculado con el análisis marxista, es
la causa primigenia de la opresión del hombre en el estado de sociedad, y como
tal debe ser combatida en el plano ideal y en los hechos. De aquí nace la firme
oposición del anarquismo a todo poder político organizado, institucional o
voluntariamente, como es el caso de la asociación política por excelencia (el
partido)
b) el estado
vinculado con la conducta señalada del anarquismo frente a la autoridad, está su
rechazo del estado. Éste, en toda su organización piramidal-burocrática, es el
órgano represivo por excelencia que priva al individuo de toda libertad
otorgándose únicamente a si mismo la capacidad de actuar y, sobre todo, la
posibilidad de definir dicha libertad imponiendo una serie de “obligaciones” y de
comportamientos a los que el individuo no puede escapar, y que por lo tanto el
anarquismo se propone combatir.
c) la ley
Finalmente, como consecuencia de su actitud hacia el estado, la anarquía
condena la ley, vale decir toda forma de legislación, en cuanto expresión práctica
de una voluntad de represión de una maquina estatal. La ley es el instrumento de
opresión del que se sirve la organización política del presente para coartar
específicamente las libertades que la autoridad, como tal, reprime genéricamente.
3) LOS MEDIOS:
Una amplia parte del anarquismo, acogió la posibilidad de la organización como
fundamento para el progreso y la difusión de las mismas doctrinas anárquicas.
Organización y propaganda, unidas o separadas según las interpretaciones, son
las bases necesarias para las tres formas de acción anárquicas que caracterizaron
todo el movimiento y que suscitaron la atención teórica:
A) Educación
La educación, y más genéricamente, toda la pedagogía libertaria trataron de
construir una escuela libre de vínculos con la sociedad represiva y capaz de
contribuir a la creación de un hombre sin inhibiciones hacia sí mismo que actuase
frente a la sociedad libre de cualquier esquema impuesto. Pero la educación,
entendida no ya como un elemento de formación individual sino como un
verdadero proceso de difusión de ideas anárquicas en la sociedad.
B) Rebelión
La rebelión es la manifestación imprevista y violenta, la mayor parte de las veces
en forma irracional, de una acción destructiva contra el orden constituido.
C) Revolución
La forma más orgánica de intervención anti autoritaria es la revolución, predicada
y propagada por numerosos pensadores y múltiples movimientos y grupos
anárquicos que vieron en ella la posibilidad de rescate de la opresión autoritaria.
4) LAS TÁCTICAS:
Puede sintetizarse así:
A) Voluntarismo
El anarquismo basa su tesis de intervención política en la voluntad de cada
individuo: las varias voluntades se unifican por una especie de “espíritu vital”
B) Espontaneismo
El espontaneismo para el anarquismo es la base de todo movimiento y de
cualquier eventualidad de acción : esta tiene una razón de ser solo cuando emana
de exigencias sociales, políticas o simplemente intelectuales, tan sentidas como
para manifestarse fuera de si mismas, sin necesidad de una estructura que
determine sus objetivos o de una dirección que guie su camino.
C) Extremismo
Son propias del anarquismo las múltiples elecciones extremistas destructoras de
las condiciones presentes, independientemente de la efectiva gestión de estas y
en forma autónoma de la posibilidad de cumplir en el plano practico lo que se
afirma “extremistamente” en el plano teórico .
D) Asambleismo y movimentismo
Para el anarquismo es el mismo “movimiento” espontáneo el que crea las
condiciones del ulterior progreso del ideal que se quiere afirmar. El movimentismo
esconde efectivamente, tentativas meramente insurreccionales (está en contra de
todo movimiento imperante).
El movimiento se sostiene y se organiza a través de la utilización del instrumento
asamblear.
Anarquismo Latinoamericano Argentina
Perú
México
UNIDAD Nª 10
Liberalismo
El adjetivo liberal
Para el historiador es una cosa obvia y muy natural pensar que la única definición
posible de liberalismo es la histórica, dado que está convencido de que su esencia
coincide con su historia: el liberalismo es un hecho histórico y un conjunto de
acciones y de pensamientos que se han dado en un cierto momento de la
historia europea y americana.
Entre las muchas definiciones históricas que usan el adjetivo liberal, está ante todo
la ingenua del historiador puro, que parte del uso político del termino “liberal”, que
pertenece al siglo XIX (primero en el lenguaje común indicaba una actitud abierta,
tolerante y/o generosa, o las artes practicadas por hombres libres).
El límite de esta definición está en el hecho de que el historiador, si se encuentra
desprovisto de un criterio lógicamente definido sobre lo que es “liberal” terminará
cambiando el adjetivo por el sustantivo, los liberales por el liberalismo, o sea por
incluir toda una serie de comportamientos políticos, en tanto que el sustantivo solo
designa algunos.
Todavía en la actualidad la palabra liberal tiene significados diversos según las
diversas naciones: en algunos países ( Inglaterra, Alemania) indica una posición
de centro, capaz de mediar entre innovación y conservación; en otros (Estados
Unidos) el radicalismo de izquierda, agresivo defensor de nuevas y viejas
libertades civiles; en otros (Italia) los conservadores de la libre iniciativa económica
y de la propiedad privada.
Por esto, un autorizado pensador liberal (Hayerk) propuso renunciar al uso
de una palabra tan equivoca.
El sustantivo libertad
Libertad natural (1)
Liberalismo 3 libertades Libertad racional (2)
Libertad libertadora (3)
3) Libertad libertadora:
La verdadera libertad no consiste en la emancipación ética del hombre, la
verdadera libertad consiste en una situación de posibilidad, para el hombre, de
escoger, manifestar y difundir sus propios valores, tanto morales como políticos,
para realizarse a sí mismo.
El estado liberal como bien absoluto, siguió siendo siempre un ideal limite o
regulador de la experiencia política, porque los conflictos o las tensiones,
inherentes a la estructura pluralista, no siempre se resuelve en el dialogo con la
persuasión, sino frecuentemente la fuerza interviene como facto o determinante,
sin embargo, se trata siempre de una fuerza que acepta una regla jurídica, aquella
por la cual es mejor encontrar las cabezas que rompen las reglas.
Sin embargo, no obstante es tal tentativa de regular el uso de la fuerza es
necesario reconocer que esta no ha eliminado la existencia de los poderosos y de
los débiles en el mercado político y social; la tentativa de legitimizar la fuerza
(weber: monopolio de la fuerza legitima), al transformarla en poder(legitimo), no la
elimina nunca de manera completa, ya que sigue existiendo un estado de
naturaleza precisamente en los espacios que ha dejado abiertos en la sociedad
civil (ej: tanto el mercado económico como espacio político)
Liberalismo y civilización moderna
Hay dos tipos de interpretación del liberalismo:
1) La primera “epocal” en la medida en que trata de comprender el espíritu de
una época
2) La segunda “estructural” en la medida en que trata de comprender las
estructuras, ya sean éstas institucionales (estado) o sociales (el mercado, la
opinión pública)
El liberalismo es un fenómeno que caracteriza la Europa en la edad moderna.
Además, esta interpretación unitaria de liberalismo en la edad moderna conduce a
describir sus albores, su apogeo y su ocaso. En las interpretaciones epocales,
más optimistas, el liberalismo debería ser verificado y superado por el socialismo,
hijo también de la modernidad. En las interpretaciones estructurales, más
pesimistas, el final del liberalismo es un fenómeno de autodestrucción y coincide
con la crisis de Europa.
Se trata de un largo proceso histórico que ha llevado al individuo a sentirse libre, a
tener una plena conciencia de sí mismo y de su propio valor, a querer instaurar
completamente el reino de los hombres sobre la tierra. Los orígenes del
liberalismo coinciden de este modo con la formación de la “civilización
moderna”, que constituye la victoria del inmanentismo sobre el trascendentismo,
de la libertad sobre la revelación, de la razón sobre la autoridad, de la ciencia
sobre el mito.
Liberalismo latinoamericano
El liberalismo se halla ligado a la historia latinoamericana desde los orígenes mismos de
las naciones independientes de esta parte del mundo.
Durante el periodo de la organización nacional de los nuevos estados, el liberalismo se
vería duramente confrontado con las tendencias conservadoras.
Estas confrontaciones entre liberales y conservadores no albergaban solo el carácter de
una polémica mas o menos doctrinaria, sino que implicaban cursos de acción divergentes
en una serie de aspectos concretos y decisivos. Dentro de ellos aparecían como relevantes
las alternativas entre el federalismo o el centralismo: el papel que debía serle reconocido
o negado a la iglesia
Uno de los textos fundadores en este sentido lo configuró el Facundo del Argentino
Domingo Faustino Sarmiento, que dibujó para toda una generación liberal la
contraposición entre la “civilización” y la “barbarie”.
UNIDAD Nª 10
Montesquieu
(1689-1755)
Introducción
La doctrina más madura de Montesquieu es tomada de “el espíritu de las leyes”
Montesquieu no era un filosofo sistemático y no tenía una enseñanza madura en sentido
estricto.
a) República democrática
El principio de la democracia es la virtud, donde todos participan en la elaboración de las
leyes que ellos mismos deben obedecer y en la elección de sus propios gobernantes de
entre ellos mismos, se necesita un muy alto grado de voluntad o dedicación publicas al
bien común. La virtud es, en suma, patriotismo, amor a la república y las leyes y de él se
derivan las virtudes ciudadanas particulares de probidad, templanza, valor y ambición
patriótica. Para conservar la virtud deben evitarse los extremos de pobreza y riqueza
(justo medio)
La característica más atractiva de la democracia es la grandeza moral de sus ciudadanos.
La democracia asegura además a sus ciudadanos un alto grado de libertad y seguridad
bajo el amparo de la ley. Por otra parte, debe establecer forzosamente limites tanto a su
grandeza como a su libertad.
a) República aristocrática
La república aristocrática es un régimen en el cual solo una parte del pueblo es soberano.
La aristocracia depende de la desigualdad política y económica entre los nobles soberanos
y el pueblo sin participación.
b) Monarquía
En la monarquía gobierna una persona de acuerdo con leyes fijas y establecidas. Esto hace
necesario que haya poderes intermedios entre el monarca y el pueblo, de ahí la nobleza,
la iglesia y los concejos. Debe existir también un depositario o guardián de las leyes
independientemente, como los parlamentos franceses.
En lo que respecta a la clasificación de las monarquías, Montesquieu está explícitamente
en desacuerdo con Aristóteles. Rechaza el principio clásico de clasificar los regímenes con
base en las intenciones o en los vicios y virtudes de los gobernantes. No basta tener una
buena monarquía para tener un buen monarca. El gobierno posee una naturaleza o
constitución solo si su estructura no depende de circunstancia tan poco fiable como las
dotes morales naturales o aprendidas de un individuo importante. Con todo, Montesquieu
admite también más adelante que el carácter moral de un monarca es tan vital para la
libertad de su país como lo son sus leyes.
C) Despotismo
El despotismo existe donde un hombre gobierna de acuerdo con sus deseos sin ley alguna.
Al describir este tipo de gobierno, Montesquieu por lo general toma sus ejemplos de los
imperios del Cercano Oriente y el sur de Asia.
Su principio es el temor, surgido por el ejercicio de la fuerza brutal especialmente sobre el
prócer, quien de otra manera oprimiría a las masas. Depende de que sus súbditos
carezcan de virtud, honor y conocimientos, pues estos son peligrosos para el régimen. Es
el gobierno más inhumano, corrompido y estúpido.
Montesquieu no divide los poderes del gobierno como lo hizo Locke. Lo que Montesquieu
hace es unir en un solo poder la ejecución de las leyes internas y la política exterior,
concediendo a la vez independencia al poder judicial. Su propósito, es garantizar al
ciudadano una seguridad aun mayor que la era posible en el sistema de Locke.
La libertad política en su relación con la constitución requiere no solo que estén separados
los tres poderes, sino que estén constituidos de una cierta manera.
*El poder judicial debe ser entregado a tribunales ad hoc compuestos por los iguales del
acusado, y los juicios han de estar determinados con tanta precisión como sea posible por
la ley escrita.
*El poder legislativo debe estar dividido. Su parte fundamental debe corresponderá los
representantes debidamente elegidos del pueblo en su totalidad, y solo aquellos que
tengan condición tan baja que sean considerados sin voluntad propia carecerán de los
derechos del voto. Las personas que se distinguen por su linaje, riquezas u honores deben
constituir un grupo de nobles que protejan sus privilegios hereditarios sirviendo como la
segunda mitad de la legislatura.
* El poder ejecutivo debe ser un monarca cuya inspección de la legislatura conste de un
poder de vetar y cuyos ministros, a su vez, puedan ser observados y castigados por la
legislatura, aunque el mismo no pueda ser legalmente destituido.
Montesquieu considera a la Inglaterra así descrita no solo más libre, sino más justa y en
ciertos respectos más sabia que las antiguas repúblicas o su propia democracia. Su
primera ventaja es la separación clara de poderes y el mecanismo de control incorporado
a las divisiones legislativa y ejecutiva.
La segunda ventaja es la representación de la opinión pública mediante una rama de la
legislatura, la cual puede en consecuencia discutir cuestiones legislativas y omitir las
decisiones ejecutivas de una manera que resulta imposible a la antigua ciudad-Estado.
Además, el poder judicial es menos amenazador y más justo.
A) La teoría clásica:
Transmitida como teoría aristotélica, de las tres formas de gobierno, según la cual la
democracia como gobierno del pueblo, de todos los ciudadanos o bien de todos aquellos
que gozan de los derechos de ciudadanía, se distingue de la monarquía, como gobierno de
uno solo, y de la aristocracia, como gobierno de pocos.
B) La teoría medieval:
De derivación romana, de la soberanía popular, se contrapone una concepción
ascendente a una concepción descendente de la soberanía según que el poder supremo
derive del pueblo y sea representativo o derive del príncipe y sea transmitido por
delegación del superior al inferior
C) La teoría moderna (conocida como teoría maquiavélica):
Nacida con el surgimiento del estado moderno en la forma de las grandes monarquías,
según la cual las formas históricas de gobierno son esencialmente dos: la monarquía y la
república, siendo la antigua democracia una forma de república (la otra es la aristocracia).
En la tipología aristotélica, que distingue tres formas puras y tres formas corruptas, según
que aquel que detenta el poder gobierne de acuerdo con el interés general o con el
interés propio, el “gobierno de la mayoría” o “de la multitud”, distinguido el gobierno de
uno solo o de pocos, es llamado POLITEIA, mientras que el nombre de democracia es
asignado a la forma corrupta, que es definida como el “gobierno de la chusma” o gobierno
“con ventaja de los pobres” y contrapuesta al gobierno con ventaja del monarca (tiranía)
y al gobierno con ventaja de los ricos (oligarquía).
La forma de gobierno que en la tradición pos aristotélica se convierte en el gobierno del
pueblo o de todos los ciudadanos, o de la mayoría de ellos, es aquella que en el tratado
aristotélico se considera como gobierno de la mayoría solamente en cuanto gobierno de
los pobres, siendo, por lo tanto, gobierno de una parte contra la otra, aunque
generalmente de la parte más numerosa.
En una de las obras fundamentales del pensamiento político medieval, el Defensor pacis de
Marsilio de Padua se afirma abiertamente, y se demuestra con diversos argumentos, el
principio según el cual el poder de hacer las leyes, en el cual consiste el poder soberano,
concierne únicamente al pueblo, o a su parte predominante, el cual atribuye a otros nada
más que el poder ejecutivo, es decir el poder de gobernar en el ámbito de las leyes.
Por un lado “el poder efectivo de instituir o elegir un gobierno concierne al legislador o a
todo el cuerpo de los ciudadanos, así como le concierne el poder de hacer las leyes y de
un modo similar concierne también al legislador el poder de corregir al gobernante, o aun
de deponerlo cuando esto sea conveniente para el bien común”, por el otro, el
gobernante “es la causa secundaria” (causa instrumental y ejecutiva).
Según la concepción liberal del estado no puede haber democracias sino en donde se
reconozcan algunos derechos fundamentales de libertades que posibiliten una
participación política guiada por una determinación autónoma de la voluntad de cada
individuo.
En general, la línea de desarrollo de la democracia en los regímenes representativos debe
ser buscada esencialmente en dos direcciones:
A) en la gradual ampliación del derecho del voto, que en un principio era restringido
B) en la multiplicación de los órganos representativos (de los órganos compuestos por
representantes elegidos).
En todo régimen político, cualquiera sea la “fórmula política” bajo la que los gobernantes
y sus ideólogos lo representan, es siempre una minoría de personas, que Mosca llama la
“clase política” la que detenta el poder efectivo.
Una redefinición de democracia que quisiera tener en cuenta la ineliminable presencia de
más clases políticas en competencia entre sí, debería comprender el examen de por lo
menos tres puntos: reclutamiento, extensión y fuente del poder de la clase política.
Respecto del reclutamiento, una clase política puede llamarse democrática cuando su
personal es obtenido mediante una libre competición electoral, y no, por ejemplo,
mediante la transmisión hereditaria o cooptación. Respecto de la extensión, cuando este
personal es tan numeroso que se divide de manera estable en clase política en el gobierno
y en clase política en la oposición y cubre el área del gobierno central y del gobierno local
en sus múltiples articulaciones, y no está, en cambio, constituido por un grupo restringido.
Respecto de la fuente del poder, cuando éste es ejercido por una clase política
representativa, con base en una delegación renovable periódicamente y fundada en una
declaración de confianza, y en el ámbito de reglas establecidas (constitución), y no en
virtud de los dotes carismáticos del jefe o a partir de la conquista violenta.
“UNIVERSALES DE PROCEDIMIENTO”:
Entre ellos:
1) el máximo órgano político, a quien está asignada la función legislativa, debe estar
compuesto por miembros elegidos directa o indirectamente, con elecciones de primer o
de segundo grado, por el pueblo
2) junto al supremo órgano legislativo deben existir otras instituciones con dirigentes
elegidos, como los entes de la administración ocal o el jefe del estado (como sucede en las
repúblicas)
3) electores deben ser todos los ciudadanos que hayan alcanzado la mayoría de edad sin
distinción de raza, de religión, de ingresos, y posiblemente también de sexo
4) todos los electores deben tener igual voto
5) todos los electores deben ser libres de votar según su propia opinión formada lo más
libremente posible, es decir en una libre contienda de grupos políticos que compiten por
formar la representación nacional
6) deben ser libres también en el sentido de que deben estar en condiciones de tener
alternativas reales (lo cual excluye como democrática a cualquier elección con lista única y
bloqueada)
7) tanto para las elecciones de los representantes como para las decisiones del supremo
órgano político vale el principio de la valoría numérica
8) ninguna decisión tomada por la mayoría debe limitar los derechos de la minoría, de
manera particular el derecho de convertirse, en igualdad de condiciones, en mayoría
9) el órgano de gobierno debe gozar de la confianza del parlamento o bien del jefe del
poder ejecutivo a su vez elegido por el pueblo.
Puede afirmarse que un régimen que no observe ninguna no es por cierto un régimen
democrático.
La multiplicidad de las tipologías depende de la variedad de los criterios adoptados para la
clasificación de las diversas formas de democracia.
En el nivel más superficial se coloca la distinción, basada en el criterio jurídico-
institucional, entre régimen presidencial y régimen parlamentario: en la diferente relación
entre legislativo y ejecutivo.
En el nivel inmediatamente inferior se halla la tipología que toma en consideración el
sistema de los partidos, de la cual existen dos variantes:
*con base en el número de los partidos (se distinguen sistemas bipartidistas y
multipartidistas)
* Basándose en el modo en que los partidos se disponen los unos hacia o contra los otros
en el sistema, es decir que se distinguen regímenes bipolares, en los que los diversos
partidos se agrupan en torno a los dos polos del gobierno y de la oposición y
multipolares
Descendiendo a un nivel todavía mas profundo, es decir al nivel de las estructuras de la
sociedad subyacente, Gabriel Almond ha distinguido tres tipos de democracia:
1) con una alta autonomía de los subsistemas (Inglaterra y Estados Unidos), donde por
“subsistemas” se entienden los partidos, los sindicatos, los grupos de presión en general.
2) con limitada autonomía de los subsistemas (La francia de la III república, Italia después
de la segunda guerra mundial, Alemania)
3) con baja autonomía de los subsistemas (México)
Concepto
Es la existencia de una población compleja, multitudinaria y extendida territorialmente,
como ocurre en la mayoría de los Estados modernos, hace imposible el gobierno directo y
permanente de todos los miembros de ese colectivo social.
Esta situación conduce, inevitablemente, a que el ámbito de las decisiones se concentre
en sectores mas reducidos, que ejercen un poder que se cree perteneciente al conjunto y
desarrollan las acciones propias de la conducción política, obrando no a nombre propio,
sino a nombre de la sociedad, del pueblo o del conjunto de los ciudadanos, que resultan
obligados por las decisiones que adoptan.
La teoría de la representación es fundamentalmente una construcción intelectual que
persigue, en primer lugar, encontrar una justificación racional a la circunstancia real de
que solo un número limitado de los integrantes de una sociedad es el que cumple con la
función de conducción de la generalidad.
Tipos
Max Weber elabora una tipología de las distintas clases de representación a partir del
vinculo que se establece entre quien toma las decisiones y el conjunto al que ellas obligan.
Así distingue a:
1) La representación apropiada, que corresponde a las organizaciones patriacales o
carismáticas con una fuerte base tradicional (el patriarca es el que manda)
2) La representación estamental, que se da donde el eventual asentimiento del
representante afecta directamente al estamento al que pertenece (se divide por
estamentos y cada estamento tiene su jefe, productores, guerreros, filósofos, etc.)
3) La representación vinculada, es en la que el representante no puede independizar su
voluntad de la del grupo que lo designa, careciendo de posibilidad de libre decisión. Este
tipo de mandato es imperativo y revocable
4) La representación libre, que se establece cuando el representante obra según sus
propias convicciones (el pueblo lo elige y lo deja libre)
5) La representación de intereses, la representación estamental en la que el
representante y sus representaciones forman parte de una moderna clase social o grupo
de intereses.
La representación libre es la única que permite elaborar una teoría de la representación
política.
La aparición de la teoría
El gobierno de la burguesía y la aceptación de que la soberanía en el Estado reside en el
pueblo, condujo necesariamente a que debiera imaginarse una respuesta teórica que
posibilitaría la existencia de mecanismos prácticos para la toma de decisiones.
Esa respuesta fue la teoría de la representación política : Una construcción intelectual
tendiente a fundamentar racionalmente por qué solo un limitado número de individuos
toma decisiones en forma permanente (gobierna) y por qué este grupo es el que pone de
manifiesto la voluntad de la totalidad.
Rousseau
Jean Jacques Rousseau (1712-1778) creía en que la voluntad general del pueblo era
soberana y, en consecuencia, en que si ésta no podía ser dividida tampoco podía ser
representada.
Solo admitía la representación al momento de la elección de los representantes porque,
inmediatamente si alguien ejercía el poder a nombre de la voluntad general del pueblo,
únicamente podía hacerlo provisoriamente como un simple delegado, en la forma de un
mandato del derecho privado y de algunas modalidades de representación medieval.
Así, sostenía:
“Los diputados del pueblo no son por tanto, ni pueden ser, sus representantes, no son
más que sus delegados, no pueden concluir nada definitivamente. Toda ley que el pueblo
en persona no haya ratificado es nula, no es ley”.
Montesquieu
Montesquieu justificaba la necesidad de que la toma de decisiones quedará limitada a un
grupo de individuos, por la utilidad de dicho procedimiento para permitir el buen gobierno
del Estado.
La gran ventaja de los representantes es que son capaces de discutir los asuntos.
Burke
Los aportes ingleses a la teoría de la representación se inician con la incorporación de la
idea de la confianza.
En la idea de Burke, los representantes deben ser absolutamente libres e independientes
de sus elecciones y del cuerpo electoral en su conjunto, y no pueden ser instruidos ni
sometidos a mandatos imperativos de ningún tipo.
Madison y Hamilton
En el proceso de organización jurídico-política de los Estados Unidos, el debate sobre la
representación no adquirió especial relevancia, aunque surgió una serie de definiciones
sobre la relación entre representados y representantes.
Ni en los debates constitucionales, ni en los escritos de “El federalista”, se puede
encontrar una doctrina profunda sobre la representación política sino, en todo caso, una
elaboración práctica destinada a servir de justificación para un gobierno efectivo.
El esquema constitucional norteamericano se basa en una solida posición pragmática, que
se puede ver en las posiciones de Alexander Hamilton (1757-1804) y James Madison
(1751-1836).
Para los políticos estadounidenses, la sociedad se divide en clases, las de los que son
propietarios y la de los que no lo son, los acreedores y los deudores; en definitiva, los
pocos y los muchos.
La solución para esta antinomia consiste en otorgar a cada uno de los grupos, mayoría y
minoría, las armas para evitar la opresión del otro.
En este orden de ideas, la bicameralidad vino a cumplir con el objetivo. La cámara de
representantes representaba a la mayoría, y el Senado (cámara de senadores) a la minoría
; aunque, de todos modos, se agregaron otros mecanismos tendientes a limitar los
excesos propios del apasionamiento de las mayorías, tales como la elección indirecta y el
diseño de grandes distritos electorales.
Siéyes
Emmanuel Joseph Siéyes (1748-1836) completa el pensamiento de Burke, elaborando con
mayor detalle los elementos definitorios de la teoría clásica de la representación.
Este autor parte del dogma de que la soberanía reside en la nación, concepto que es
equiparado al pueblo.
Jellinek
La teoría del órgano fue reelaborada por Georg Jellinek con el objeto de rescatar la idea
de representación que había sido dejada de lado por los pensadores que antes hemos
recordado.
Jellinek (autor alemán) sostiene que en los sistemas representativos existen dos tipos de
órganos: el pueblo y sus representantes (estos constituyen el órgano secundario).
Entre ambos se formaliza una suerte de división de competencias. Algunas funciones las
realiza directamente el pueblo y otras las delega en los órganos secundarios; aunque no se
desentiende de sus decisiones, sino que mantiene un control permanente sobre sus
actividades. En este sentido, Jellinek le otorga una especial importancia al sistema
electoral, que es el fundamento de toda organización política en una democracia
representativa (mucha importancia a la elección: voto).
Schmitt
Para Carl Schmitt, la representación no es un fenómeno jurídico, sino un fenómeno
existencial.
“Representar es hacer perceptible y actualizar un ser imperceptible mediante un ser de
presencia pública (gobernante). La dialéctica del concepto está en que se supone como
presente lo imperceptible, al mismo tiempo que se lo hace presente”.
Schmitt, ubica a la representación política en una posición intermedia entre dos
conceptos: la monarquía absoluta y la democracia directa.
El monarca absoluto (monarquía absoluta) se identifica con el poder del Estado en forma
completa, representándolo de manera pura e ilimitada. En la democracia directa, a su vez,
existe una relación de identidad entre el pueblo y el gobierno, ya que el propio pueblo
gobierna por sí mismo, identificándose con el poder.
En estos casos, o no hace falta la representación (en la democracia directa) o bien la
identidad y la representación se funden en un mismo sujeto (la monarquía absoluta).
Kelsen
Hans Kelsen analiza la representación principalmente desde la perspectiva de una
democracia parlamentaria.
Afirma que las elecciones son indispensables para que tenga lugar la representación:
La forma democrática de designación es electiva. El órgano autorizado para crear o
ejecutar las normas de una sociedad es electo por los súbditos, cuya conducta se
encuentra regulada por esas normas.
Kelsen sostiene que la conducta de los ciudadanos en los cómicos futuros es la que
condiciona al representante en el ejercicio de su función.
Así, pese a que no existe ninguna garantía jurídica de que éste respete la voluntad de
quienes lo han elegido, o que actúe en su conciencia, la búsqueda de una reelección lo
conducirá, sin embargo, a tratar de satisfacer a los electores con el objeto de que estos lo
ratifiquen en su cargo.
García Pelayo
La delegación significa una transferencia total o parcial de una competencia, que se funda
en la voluntad del titular. En el mandato, a su vez, no existe transferencia de
competencias ya que el mandatorio recibe solo órdenes de su mandante.
La representación política se diferencia de ambos conceptos en que su esencia no consiste
en una actuación en nombre de otro, lo que sería compartido tanto con la delegación
como con el mandato sino, fundamentalmente, en dar presencia a un ser no operante.
Por otra parte, la delegación y el mandato son revocables y la representación no lo es
necesariamente y, por último, tanto la delegación como el mandato requieren de la
legalidad, esto es, de un ordenamiento previamente establecido, mientras que la
representación se funda en la idea de la legitimidad, es decir, en una justificación que está
más allá del orden jurídico.
Bobbio
Bobbio considera que los temas centrales de la teoría de la representación se refieren a
los poderes del representante y a los contenidos de la representación.
Esta se basa en el poder que aquel obtiene de sus representados para producir actos de
gobierno en beneficio del interés común.
Por esta razón, la representación política no debe confundirse con la delegación de
intereses particulares ya que, de ser así, el régimen representativo pero ería su esencia
democrática consistente en hacer participar a la colectividad en los procesos establecidos
para la formación del poder.
UNIDAD Nª 11
Alexis de Tocqueville
(1805-1859)
Para Tocqueville, el estudio de la política empieza con una investigación de las condiciones
sociales.
La obra “La democracia” de Tocqueville está dedicada explícitamente a hacer una
exposición del modo en que una condición social particular, una condición de igualdad, se
ha hecho sentir en las instituciones políticas de la nación.
Tocqueville sostiene que los hombres no pueden determinar si las condiciones serán
iguales o no, pero tienen la responsabilidad de que su igualdad los conduzca a la miseria o
a la grandeza, a la esclavitud o a la libertad.
Tocqueville pide una “nueva ciencia de la política”, adecuada a las condiciones nuevas
ocasionadas por el triunfo de la igualdad. Igualdad puede interpretarse como “principio
de los regímenes democráticos”.
El propósito de Tocqueville en “la Democracia” es mostrar a los hombres como pueden ser
iguales y a la vez libres, y no equiparar la democracia con ninguna forma institucional
asociada a ella: gobierno del pueblo, gobierno representativo, separación de poderes.
Tocqueville subraya su temor de que la verdadera fuerza impulsora de la democracia (la
pasión por la igualdad) sea tan compatible con la tiranía como con la libertad. La tiranía
muy bien puede coexistir con las que parezcan instituciones democráticas.
Tocqueville comprendió que el principio democrático era propenso, si no se le cuidaba, a
un despotismo nunca antes experimentado.
Es tal así, que la democracia debe satisfacer el deseo del bienestar, no de unos cuantos
sino de todos, y hacerlo de tal modo que induzca a los hombres a dedicar alguna parte de
sus energías a otras búsquedas y a las necesidades de la nación en conjunto.
Los hombres de intelecto superior se desvían de la política a los negocios, de la vida
pública a los asuntos privados. En el comercio, estos hombres encuentran vías apropiadas
para sus facultades distintivas, y se liberan de la conformidad y la vulgaridad de la vida
política. De hecho, esos hombres amenazan con formar el núcleo de una nueva
aristocracia: Tocqueville advierte a “los amigos de la democracia” que estén en guardia,
porque si la desigualdad permanente de las condiciones y la aristocracia penetran de
nuevo en el mundo, se puede predecir que lo han de hacer por esa puerta.
Tocqueville sugiere que la compasión, aunque sea un instinto natural en el hombre, es
debilitada por el calculo. En la medida en que los hombres no son desinteresados,
consultaran su propio interés antes de pensar en el bienestar de los demás; esto lo
fomenta la democracia, dejando a cada quien librado a sus propios recursos. El hombre
democrático acudirá en ayuda de otro si ello no entraña perdida ni daño para el mismo,
pues para que el espíritu de compasión fuese plenamente eficaz, la sociedad no solo
requeriría una condición de igualdad, sino también una condición de abundancia, en que
hubiese bienes materiales suficientes para todos.
El amor a la igualdad puede expresarse en una de dos formas: una “viril y legal pasión por
la igualdad” que trata de elevar a todos al nivel de los grandes, o un “despravado gusto
por la igualdad” que se esfuerza por reducirlo todo al mas bajo común denominador.
Obviamente, si prevaleciese la primera pasión por la igualdad, se reduciría en grado
apreciable el poder de las objeciones que pueden hacerse a la democracia. Pero las
fuerzas en acción en condiciones de igualdad ofrecen poca esperanza de que pueda
triunfar la viril pasión por la igualdad. Los hombres son empujados a desear bienes que no
pueden obtener.
La igualdad despierta en cada quien la esperanza de alcanzar esos bienes, pero la
competencia es tal que cada quien tiene pocas probabilidades de realizar sus ambiciones.
¿Cuán seguros están los derechos de propiedad? : Según Tocqueville, la división entre los
pocos y los muchos, los ricos y los pobres, es rasgo permanente de todas las sociedades,
destinada a subsistir pese a la progresiva realización de la igualdad de condiciones.
Tocqueville no ve razón para creer que el tradicional conflicto entre ricos y pobres vaya a
cesar en condiciones democráticas, o que los unos carezcan del deseo o de la oportunidad
de oprimir a los otros. Dado que la mayoría es pobre, y dado que ésta será la soberana,
después de todo se justifican los temores de quienes criticaban a la democracia.
Para Tocqueville, los hombres deben transformarse en ciudadanos moralmente conscientes por
medio de la operación de estos recursos democráticos. Los individuos dejarán de pensar solo en si
mismos; se ensancharán sus facultades mediante el contacto con grandes jueces; su simpatía por
sus conciudadanos aumentará por medio del servicio de jurados; sus espíritus se ensancharán si
participan en asociaciones.
UNIDAD Nª 11
John Stuart Mill
(1806-1873)
Mediante el uso del método histórico apropiado, podemos determinar las etapas por las cuales
cualquier pueblo debe pasar en su progreso, y esta comprensión de la pauta del cambio histórico
nos ofrece las coordenadas dentro de las cuales es posible determinar los pasos que deberán
darse para avanzar a la siguiente etapa. De este modo, la filosofía de la historia, interpretada como
la filosofía del progreso de la sociedad, es fundamental para la ciencia practica de la política, y
da una nueva dimensión a esta ciencia.
Siendo joven aun, Mill formuló un sugestivo enfoque a este problema. Distinguió dos estados
básicos de sociedad: el natural y el de transición. El estado natural de la sociedad resultaba ser
aquel en que los más aptos para gobernar eran los gobernantes. En cambio, en el estado de
transición ocupaban el poder quienes no eran más aptos para gobernar. Los estados naturales
tienden a ser socavados por el surgimiento de nuevos jefes; la lucha entre ellos y los antiguos jefes
produce el estado de transición que, al final, es reemplazado por un nuevo estado natural.
Aunque al parecer Mill abandonó después este tipo de análisis, quedó de él un residuo en su
pensamiento, a saber, que ningún estado de sociedad es satisfactorio a menos que los más aptos
para gobernar ejerzan la mayor autoridad en sociedad.
Mill sostiene que las señales de la civilización son la existencia de un gobierno responsable y la
aparición de conocimiento científico. Mill parece creer que la medida del avance de una sociedad
es el estado del intelecto, y parece tener pocas dudas de que el progreso futuro de la humanidad
está unido al continuado desarrollo del conocimiento científico, especialmente en la esfera de las
ciencias sociales.
Para comprender la filosofía de la historia debida a Mill en su relación con su ciencia y política,
debemos apreciar la influencia que sobre él tuvo Tocqueville. Mill aceptó la tesis de Tocqueville de
que era casi inevitable el avance cada vez mayor a la democracia, es decir, cada vez mayor a la
igualdad de condición.
La filosofía de la historia adoptada por Mill requirió una revisión de la teoría ética del utilitarismo
en la medida en que se aplicaba a la política. El fin del Estado, para los primeros utilitaristas, era el
bien de los individuos que integraban el Estado, y ese bien era definido en términos hedonistas
como el máximo placer (les gusta el placer) alcanzable con el mínimo de dolor. De este modo, el
gobierno era considerado como un agente para aumentar el placer y reducir el dolor.
Algunos placeres, ante todo los mentales y espirituales, son superiores en sí mismos a los placeres
del cuerpo, cualesquiera que sean las consideraciones cuantitativas o circunstanciales. De este
modo la felicidad no solo requeriría una vida de placer sin dolor, sino el logro de los placeres
superiores, aún al costo del dolor y del sacrificio de los de los placeres inferiores.
Este punto es significativo para la filosofía política de Mill en tres aspectos:
1º) Está relacionado con su teoría del progreso humano. Una sociedad en que el pueblo busca los
placeres superiores está más avanzada en su civilización que otra en que no lo hace.
2º) El cultivo de los placeres superiores requiere libertad social, de modo que solo una sociedad
libre puede ser en verdad civilizada en el sentido de Mill.
3º) Los hombres pueden vivir unidos más justamente y con superiores realizaciones humanas en la
medida en que busquen los placeres superiores y no los inferiores.
Si el gobierno existe por naturaleza o por convención, entonces las opciones son ilimitadas. Si los
gobiernos existen enteramente por naturaleza, entonces ninguna opción es posible.
Mill dice que los gobiernos existen para mantener el orden y lograr el progreso en la sociedad. El
progreso es el único fin del gobierno (Estado). El fin del gobierno es mejorar al pueblo, y los
medios son educarlo y dar buen uso a las mas altas cualidades que haya alcanzado.
De este modo, la teoría moral de Mill aporta la base de su teoría política, y ambas son apoyadas
por su versión de las etapas del progreso social. Aunque Mill reconoce que el gobierno debe
encargarse de los asuntos de la comunidad, es más importante aún su responsabilidad de
desarrollar al pueblo.
El gobierno representativo solo tiene un rival por el título de la mejor forma política, y este es el
despotismo.
En un despotismo, los derechos de los hombres no están seguros porque dependen de la garantía
del déspota.
El error habitual al concebir un gobierno representativo, declaró Mill, consistía en sostener que los
representantes del pueblo debían ser los que en realidad gobernaran. Las funciones del gobierno
(ejecutivas, legislativas y judiciales) son actividades sumamente especializadas que requieren
personas con experiencia y buena preparación, que el pueblo no está calificado para seleccionar.
Por ello puede decirse que Mill cree en el gobierno de los expertos. Sin embargo, toda
constitución tiene un “poder controlador ultimo”, y en una democracia este poder debe residir en
el pueblo mismo. El pueblo, no siendo capaz de ejercer este poder por sí mismo, puede supervisar
las operaciones del gobierno en bien del interés público, por medio de diputados periódicamente
elegidos. De este modo, según Mill, los representantes no son el gobierno, sino que actúan para
que el pueblo pueda supervisar al gobierno.
La distinción entre gobernar y supervisar, que se encuentra en la base misma del sistema de Mill,
produce la combinación. Los expertos gobiernan, pero son supervisados por los representantes del
pueblo.
UNIDAD Nº 12
El Constitucionalismo
El constitucionalismo individualista:
Constitucionalismo y “tercer estado”
Durante los siglos XVII y XVIII aparecieron las primeras constituciones en el sentido de la palabra:
textos solemnes supremos, portadores de una estructura de poder y de otra estructura de
valores y de derechos, de matiz inicialmente individualista o, liberal-individualista. Esta etapa
durará hasta fines del siglo XIX y comienzos del XX.
El grupo humano promotor, columna y beneficiario inicial de este importante tramo del
movimiento constitucionalista, por quien y para quien se hizo la constitución, será el tercer
estado, estado llano o burguesía.
1º) La nobleza
2º) El clero
º3) Burguesía o estado llano
La burguesía se integró con los sectores no privilegiados o comunes (de ahí la denominación
estado llano).
En realidad, el Estado llano solo abarcaba a una parte de los no privilegiados: comerciantes,
industriales, profesionales, clase media. Debajo del tercer estado se conformaba otra capa social,
el cuarto estado.
4º) Llamado proletariado por el marxismo (sirvientes, campesinos, obreros, asalariados en general
con menores recursos, y reducido poder político)
Soporte ideológico
La base del constitucionalismo de la primera etapa se fundamentaba en la doctrina de la “sociedad
posesiva de mercado”.
Thomas Hobbes es quien delineo los rasgos esenciales de tal posición. Para este autor, el ser
humano es básicamente egoísta e individualista: El hombre es el lobo del hombre. Apetece
continuamente poder o autoridad; robaría y mataría para ello. De no haber poder estatal, la
especie humana correría el riesgo de auto aniquilarse.
John Locke recurriendo a la teoría de los derechos naturales: el fin primordial de la creación del
Estado era asegurar a cada uno su propiedad; concepto amplio que involucra la vida, la libertad y
los bienes de una persona.
El tercer estado va a manejar algunos elementos que vienen antes, pero les va a dotar de una
fisonomía y contenidos distintos. Aceptará la existencia de un derecho natural, superior al derecho
positivo, pero no será un derecho natural subordinado a la teología, sino otro “que existiría
aunque Dios no existiese”, de tipo racionalista, descubierto mediante la mente humana. Admitirá
también la existencia de utilidad de leyes fundamentales en el Estado, pero en lugar de las viejas,
las nuevas harán depositar el poder político en el tercer Estado, quitándole al rey su titulo de
gobernante por derecho divino y a la nobleza los privilegios de sangre.
La constitución emergió así como un texto necesario, por su certeza y su supremacía, para brindar
seguridad jurídico-política. Su contenido incluía habitualmente un extenso catalogo de derechos
para posibilitar la sociedad posesiva de mercado, declaraba a la propiedad sagrada e inviolable;
proclamaba la igualdad formal ante la ley y garantizaba una gama de derechos públicos subjetivos.
Una hábil manipulación ideológica permitió así al “tercer estado” derrumbar las prerrogativas del
primer y segundo estado, y arrinconar simultáneamente las incipientes pretensiones del cuarto
estado. Por esto, Lucas verdú dirá que el constitucionalismo “precede, acompaña y justifica las
revoluciones burguesas de la Edad Moderna”
El constitucionalismo social:
Crisis del constitucionalismo Individualista
En la parte segunda del siglo XIX, el constitucionalismo iniciará el cambio de su base ideológica. Las
razones que explican esa mutación derivan básicamente de tres situaciones críticas:
1) De libertad: La libertad de concertación, sumada al lucro como motor de la vida económica y a
la revolución industrial, produjo enormes concentraciones de riqueza en alianzas y, con los
consiguientes monopolios y oligopolios que, de hecho, liquidaban a menudo la misma libertad de
comercio. El capitalismo estranguló de esa forma al liberalismo que lo había hecho nacer
(económicamente).
2) De igualdad: un mínimo de igualdad real era imprescindible para las democracias, donde debía
reinar “la virtud de la igualdad”
3) De justicia: Una aplicación despiadada de la ley de la oferta y la demanda, unida a la concepción
del trabajo como mercancía, produjo la llamada “ley de bronce de los salarios” : los sueldos
tienden inexorablemente a servir nada más que para el mínimo de subsistencia de los empleados
(esto llevó a que se pida justicia a través del constitucionalismo).
Formas
Es factible diferenciar tres tipos principales del estado social contemporáneo:
1) Estado “social de derecho”
Respeta a la propiedad privada, procura compatibilizar libertad con igualdad, vertiente
democrática y pluralista, postulando la división de los poderes y la multiplicidad de los partidos
políticos.
2) Estado de ordenación profesional
Aspira a ser rotulado como Estado de derecho. Reconoce a la propiedad privada y confiere un
carácter distinto a los derechos personales, al subrayar los deberes cívicos y aumentar la cuota de
poder de las corporaciones o cuerpos intermedios, a las cuales asigna papeles de
representatividad política.
3) Estado marxista
Es un estado uniclasista, habitualmente unipartidista, y rechaza casi siempre la propiedad privada
de los medios de producción. Objeta la tesis neoliberal de la división de los poderes y en su lugar
sostiene la doctrina de centralismo democrático, o de la prevalencia de los órganos
representativos del pueblo.
El estado marxista-leninista excluye la idea liberal de Estado de derecho, puesto que ella dice
“trata de defender los intereses de la burguesía, fijados por la ley”. En su lugar, maneja el
concepto de legalidad socialista, que es “la necesaria expresión jurídica del régimen político de la
dictadura del proletariado, de la democracia socialista”.
El constitucionalismo actual:
En las actuales instancias se detectan como significativos los siguientes hechos:
1) Desarrollo cuantitativo
La existencia de cerca de 200 estados independientes hizo proliferar, en la misma proporción, el
número de constituciones formales en vigor.
2) Declinación del constitucionalismo corporativista
Prácticamente extinguido después de la sanción de las constituciones nuevas de Italia (1947),
Portugal (1976) y España (1978), que adoptan ritmos ideológicos propios, generalmente, del
Estado social de derecho.
3) Declinación del constitucionalismo marxista
La constitución de la unión soviética de 1977 había anticipado ya la conclusión de “las tareas de la
dictadura del proletariado” y la conversión del país en “estado de todo el pueblo”. Pocos años
después, la caída del régimen soviético dio lugar a nuevas expresiones constitucionales,
embanderadas, generalmente, en la concepción del Estado “social de derecho”
4) Aparición de nuevos derechos constitucionales
Llamados estos “de tercera generación”, atienden problemas: El afianzamiento de los partidos
políticos, el derecho a la propia imagen, y sobre todo, la protección al medio ambiente de los
consumidores y usuarios
5) Acentuación de la desconcentración estatal
Se caracteriza por la actitud constitucional de dividir funciones y multiplicar estructuras. A mas de
los tres poderes clásicos (ejecutivo, legislativo y judicial) se acoplan órganos “extra poder”, como
el tribunal de garantías constitucionales (ajeno a menudo al poder judicial), el ministerio público,
el consejo de la magistratura, el jurado o tribunal supremo de elecciones, el defensor del pueblo.
6) Recepción del derecho transnacional
Otro aporte de enorme importancia fue la admisión constitucional de la transferencia de
competencias nacionales a organismos supranacionales, a fin de afianzar los procesos de
integración o la tutela transnacional de los derechos humanos (ART 75, INCISO 22. CN: tratados
internacionales)
UNIDAD Nº 13
Autoritarismo
En la tipología de los sistemas políticos se suele llamar autoritarios a los regímenes que
privilegian el aspecto del mando y menosprecian de un modo más o menos radical el del
consenso, concentrando el poder político en un hombre o en un solo órgano y restando
valor a las instituciones representativas.
En sentido psicológico, se habla de personalidad autoritaria para indicar un tipo de
personalidad.
La disposición a tratar con arrogancia y desprecio a los inferiores jerárquicos y, en general,
a todos los que están privados de fuerza o de poder. Las ideologías autoritarias,
finalmente, son ideologías que niegan de una manera más o menos decidida la igualdad de
los hombres, ponen el mayor hincapié en el principio jerárquico. Exaltan algunos
elementos de la personalidad autoritaria como si fueran virtudes.
La autoridad se toma en un sentido particular y restringido, ya que está ligada con una
estructura política fuertemente jerárquica, basada a su vez en la concepción de la
desigualdad de los hombres y que excluye o reduce al mínimo la participación de la base
en el poder e implica, de ordinario, una marcada utilización de los medios coercitivos
(amenaza del uso de la fuerza).
No existe una plena coherencia de significado entre el autoritarismo en el nivel de
ideología y el autoritarismo en el nivel de regímenes políticos.
En este sentido, el pensamiento autoritario no se limita a propugnar por una organización
jerárquica de la sociedad política, sino que convierte a esta organización en el principio
político exclusivo para conseguir lo que se considera el bien supremo: el orden.
Es obvio que el problema del orden es un problema general de cualquier sistema político
y, como tal, no puede ser monopolio del pensamiento autoritario. Lo que caracteriza la
ideología autoritaria, además de la concepción de la desigualdad de los hombres, es que el
orden ocupa todo el espectro de los valores políticos y el ordenamiento jerárquico que se
desprende de él abarca toda la técnica de la organización política.
El autoritarismo ha sido una característica importante y recurrente del pensamiento
político alemán del siglo XIX, constituyendo primeramente una resistencia a la unificación
nacional y a la industrialización.
Despues de la segunda guerra mundial y de las consecuencias que se derivaron de ella, la
ideología autoritaria se encuentra frente a un mundo ya demasiado ajeno como para
poder echar raíces profundas.
Parece, pues, que la ideología autoritaria no tiene futuro, o que, para resurgir, debe
adaptarse a los nuevos tiempos y corregirse de manera sustancial.
Son cruciales las llamadas “sumisión” y “agresión” autoritarias: por una parte, la creencia
ciega en la autoridad y la obediencia celosa a los superiores, y por otra, el desprecio a los
inferiores y la disposición a atacar a las personas que se consideran débiles y que se
pueden aceptar socialmente como víctimas. Otros rasgos relevantes son la aguda
sensibilidad por el poder, la rigidez y el conformismo. La personalidad autoritaria tiende a
pensar en términos de poder, a reaccionar con gran intensidad ante todos los aspectos de
la realidad que afectan las relaciones de dominio; es intolerante frente a la ambigüedad,
se refugia en un orden estructurado de manera elemental e inflexible, hace un uso
marcado de estereotipos en su forma de pensar y de comportarse.
La critica más común y más importante es tal vez la que se refiere a la base exclusivamente
psicoanalítica de la interpretación de la personalidad autoritaria. Se ha observado que una
interpretación más completa de este tipo de personalidad requiere una consideración
exhaustiva del ambiente social, de las distintas situaciones y de los diversos grupos que
pueden influir en la personalidad; ya que muchos de los fenómenos que a primera vista
aparecen como factores de la personalidad, después de un análisis más cuidadoso pueden
no ser más que efecto de condiciones sociales especificas.
Por autoridad no se entiende, en este caso, el síndrome de la personalidad autoritaria en
toda su complejidad sino más bien una serie de actitudes individuales que pueden
referirse a una disposición psicológica autoritaria: una baja sensibilidad por las libertades
civiles, la intolerancia, una baja inclinación a sostener un sistema pluripartidista, la
intolerancia por las desviaciones de los códigos morales convencionales, la propensión a
participar en campañas contra los extranjeros o las minorías étnicas o religiosas, la
tendencia a apoyar partidos extremistas, etc.
En sentido muy general, se habla de regímenes autoritarios para indicar toda clase de
regímenes antidemocráticos.
Los regímenes autoritarios se caracterizan por la ausencia del parlamento y de elecciones
populares o, cuando estas instrucciones quedan con vida, por su reducción a meros
procedimientos ceremoniales y por el indiscutible predominio del vértice ejecutivo.
La oposición política es suprimida o invalidada: el pluralismo de os partidos, prohibido o
reducido a un simulacro sin incidencia real; la autonomía de los demás grupos
políticamente relevantes, destruida o tolerada mientras no perturbe la posición de poder
del jefe o de la elite gobernante.
Se distingue entre autoritarismo y totalitarismo:
En los regímenes autoritarios la penetración movilización de la sociedad es limitada; entre
el estado y la sociedad corre una línea divisoria más bien precisa. Mientras el pluralismo
partidista es suprimido por derecho o de hecho, muchos de los grupos de presión más
importantes conservan gran parte de su autonomía y, por consiguiente, el gobierno
cumple por lo menos en parte una función de árbitro en sus confrontaciones y encuentra
en ellos un límite a su propio poder.