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UNIDAD 21

I. PERSONAS JURIDICAS
1. Aspectos generales. 2. Personas jurídicas de carácter público. 3. Personas jurídicas de carácter privado:
Asociaciones y Fundaciones: a) reconocimiento y funcionamiento de las personas jurídicas extranjeras; b)
capacidad de actuación.

1. Aspectos generales.
Las personas jurídicas son sujetos de derecho que pueden adquirir derechos y contraer obligaciones, entes
totalmente distintos de los individuos que la integran, con un patrimonio propio y que suelen continuar su vida
jurídica después de la desaparición de quienes contribuyeron a su creación.

En el mundo globalizado de hoy, las sociedades civiles y comerciales, asociaciones o fundaciones, el


Estado y sus entes autárquicos, trascienden con su actividad continuamente, las fronteras del país donde se
han constituido. De estas circunstancias surge la cuestión de la territorialidad/extraterritorialidad de las
personas jurídicas (planteo de la ley aplicable a aspectos tales como la existencia, la capacidad y la
actuación internacional de la persona jurídica) que va a depender estrictamente de la naturaleza que se les
asigna a estas entidades, razón por la que surgió un debate doctrinario que dio lugar a diversas teorías:

Teoría de la ficción (Savigny, Mancinni): Se basa en la idea de que los únicos seres que son personas en
realidad son los hombres, y las personas jurídicas solamente existen como una ficción creada por el
legislador, existiendo exclusivamente estas últimas como una creación artificial con fines jurídicos y
capacidad para los fines de su creación. La principal consecuencia de esta teoría es la territorialidad de las
personas jurídicas, ya que estas no tienen existencia fuera del país donde ha sido creada y a lo sumo puede
reaparecer la personalidad de las personas físicas que la integraban por medio de una concesión de los
poderes competentes del Estado donde pretenda actuar. Esta teoría fue fuertemente criticada ya que no
daba solución al carácter extraterritorial que tendrían ciertas personas jurídicas, sosteniéndose que se les
podría llegar a considerar como individualidades colectivas o una comunidad jurídica, que ejercitan en la
vida una función económica o social relevante.

Teoría negatoria (antigua doctrina alemana): La persona jurídica es un mero procedimiento de técnica
legislativa, detrás del cual hay una realidad por develar, y los efectos y consecuencias de sus actos son
directamente imputables a las personas físicas que la componen. Su consecuencia es que al no existir la p.j,
tanto en el plano territorial como el extraterritorial, se le aplicarían las reglas para las personas físicas en
cuanto a sujetos de derecho.

Teoría de la realidad (Jelinek, Grienke): Se basan en la idea de que las personas jurídicas son una
realidad plausible y preexistente a la voluntad del Estado de reconocerlas, el que solo se limita a constatar y
verificar su existencia al reglamentarla jurídicamente (permite la extraterritorialidad amplia), quedando en
discusión el grado de aptitud o capacidad para actuar internacionalmente. Esta teoría tiene diversas
vertientes:

Se basa en el concepto de voluntad como elemento indispensable para constituir el objeto de


derecho

Lo esencial es el interés colectivo, distinto de los intereses individuales a los que trasciende,
tendiendo a la consecución de fines mediante la común y única fuerza de la voluntad de acción. En
suma, la persona real colectiva es capaz de querer y de actuar por medio de órganos, y la
capacidad jurídica de la corporación es considerada igual a la del hombre, salvo respecto de ciertas
relaciones que por su naturaleza le son incompatibles.

En la persona civil la voluntad existe solo desde el punto de vista jurídico, no del psicológico, ya
que desde este punto de vista habría solo voluntades individuales.
Teoría del acto jurídico (Vicco): Se basa en la idea de que la persona jurídica persona jurídica es, en su
origen, un acto jurídico y que, por consiguiente, basta aplicarle las reglas sobre la validez extraterritorial de
los actos y contratos. Su consecuencia es la extraterritorialidad de la p.j, ya que cuando un Estado reconoce
a una p.j extranjera no hace otra cosa que reconocer los efectos extraterritoriales de un contrato (acto
jurídico), respetándose los principios de protección de los derechos adquiridos y de la actividad lícita de las
personas en base a la noción de orden público.

Fundamento del territorialismo y extraterritorialismo

La adopción del territorialismo o extraterritorialismo de las personas jurídicas va unido a la jerarquía que cada
ordenamiento brinda a 2 intereses: el favorecimiento del comercio internacional y la defensa de los intereses del
Estado frente a los grandes centros de poder económico y político de otros Estados.

Así el extraterritorialismo amplio se somete a las necesidades y urgencias que plantea el comercio internacional y
trae aparejada la inexistencia de toda traba u obstáculo para el despliegue de las p.j de su actividad internacional,
mientras que por otra parte el territorialismo estricto protege a las economías locales, pero en definitiva conduce al
aislamiento de los Estados que lo practican. Ha nacido de las desventajas una tercera alternativa: la
extraterritorialidad parcial que pone acento sobre la naturaleza y finalidad de la actividad que la persona jurídica
pretende desarrollar en el extranjero, para lo que reconoce una capacidad genérica (común a toda persona jurídica)
y otra especifica (hace a la realización del objeto social).

-capacidad genérica: capacidad común y natural a cualquier persona jurídica (contratar, estar en juicio,
recibir donaciones, etc.) de gran amplitud en cualquier estado si estuviera de acuerdo en cuanto a su
capacidad, forma y existencia con la ley del país de su constitución o su domicilio

- capacidad especifica: capacidad que hace directamente a la realización del objeto de su constitución
(comprende su finalidad social) para lo que la persona jurídica deberá ajustarse estrictamente a los
requisitos o formalidades que imponga la ley del lugar donde quiera practicarlos, su asiento permanente o
sucursal.

Respecto a la existencia y capacidad de las personas jurídicas de carácter privado, los Tratados de Montevideo
estipulan ambos en su art. 4 la normativa por la que se regirían estas entidades respecto a su existencia y
capacidad: El TM de 1889, siguiendo un criterio cualitativo, estipula que existencia y capacidad de las personas
jurídicas de carácter privado se rige por las leyes del país en el cual han sido reconocidas como tales; mientras que
el TM de 1940 (con criterio cuantitativo y cualitativo) estipula que estas se rigen por las leyes del país de su
domicilio, siendo el carácter que revisten lo que las habilita plenamente para ejercitar fuera del lugar de su
institución todas las acciones y derechos que les corresponda (para el ejercicio habitual de actos comprendidos en
el objeto especial de su institución se sujetarán a las prescripciones establecidas por el Estado en el cual intenten
realizar dichos actos).

Personas Jurídicas de carácter Público: El Estado como sujeto de derecho


internacional
Las personas jurídicas de carácter público pueden ser nacionales o extranjeras; es decir, al lado del Estado
nacional, las provincias y los municipios, así como las entidades autárquicas, existen como personas jurídicas los
Estados extranjeros, cada una de sus provincias o municipios, entre otros entes autárquicos (art.146). En cuanto a
la calidad de persona de derecho público del Estado va indisolublemente unida a su personalidad jurídica de
derecho privado, ya que la primera presupone la segunda para la consecución de sus fines. Esto conlleva a que los
Estados no solo se vinculen con las personas privadas dentro de sus límites territoriales, sino que también celebren
actos jurídicos que superan las fronteras estaduales.
La calidad de todo Estado existe primero respecto de sí mismo, cuando reúne todos los elementos necesarios para
su existencia: territorio, población y poder. Recién existirá después respecto de los Estados que entran en relación
(necesidad de reconocimiento expreso o tácito del Estado y del gobierno por parte de los otros Estados con los que
se relacionara). De allí la importancia fundamental del acto político de reconocimiento que supone para el Estado
que lo realiza, la aceptación del Estado extranjero en su doble carácter, como persona de derecho público y privado.

Sin embargo, no basta el reconocimiento del Estado extranjero, es necesario el reconocimiento del gobierno
respectivo, pues de lo contrario carecería de representación.

Un caso que representa expresamente esta cuestión es el “Caso de los navíos chilenos”: En 1890 estallo en la
República de Chile una revolución que llego a partir el país en dos: una zona sur el mando del presidente y una
zona norte bajo las órdenes del partido opositor. La cuestión planteada se relaciona con la personalidad civil del
Estado, en particular, sobre la legitimación para reclamar la entrega de varios navíos de guerra que se estaban
construyendo en Francia, que pretendían ambas partes en conflicto. En primera instancia, el Tribunal del Sena,
sostuvo que por tratarse de navíos con carácter litigioso correspondía recurrir al secuestro. La Corte de Paris, por
vía de apelación, se encontró en la necesidad de precisar quién detentaba el poder en Chile para así hacerle
entrega de los navíos en disputa. El tribunal decidió que le correspondía al gobierno antiguo la personalidad civil del
Estado, fundándose en las siguientes razones fundamentales: la primera, que habían sido ordenados en nombre y
por cuenta del presidente Balmaceda y, en segundo lugar, que los otros peticionarios no justificaban que su
gobierno hubiera sustituido en Chile al entonces presidente y que, como la lucha perduraba, se imponía la solución
propuesta.

El Estado, para el necesario cumplimiento de sus fines y obligaciones, trasciende en su actividad sus propias
fronteras y realiza en el territorio de otros Estados distintos numerosos actos en la órbita del derecho privado. Frente
a esta actuación extraterritorial del Estado, la doctrina ha brindado en esencia dos sistemas de solución:

- tesis restrictiva territorialista: Esta fundada en un concepto exagerado de la soberanía, negando la personalidad
extraterritorial del Estado, poniendo de resalto los peligros e inconvenientes de la posesión o adquisición por un
Estado de bienes inmuebles en otro Estado. Hoy es una tesis obsoleta, pues la realidad demuestra que para el
Estado es indispensable balancearse, en calidad de persona de derecho privado, con otro Estado.

- tesis liberal amplia: Admite la personalidad extraterritorial del Estado, la cual tiene como punto de partida el
reconocimiento de otros Estados (expreso o tácito) y su configuración como persona de derecho privado y publica.

Inmunidad del Estado: Actos de imperio y actos de gestión

La actuación del Estado ha permitido la aparición de la concepción del desdoblamiento entre los que se
denominaron los actos de imperio (E actúa como poder público) y los actos de gestión (E actúa como persona de
derecho privado). Así, pues, surge la posibilidad abierta para que los Estados extranjeros puedan someterse a la
potestad judicial de otro Estado, en razón de su soberanía, en el caso que no cuestionaran su competencia
(inmunidad de jurisdicción).

A partir de la tesis amplia de la extraterritorialidad, Quintin Alfonsín elabora una doctrina que fija límites a la
actuación extraterritorial del Estado y funda la denominada tesis de la extraterritorialidad parcial del Estado, en
la cual se reconoce que el Estado podrá ejercer en un país extranjero y sin requerir la admisión territorial, todos los
actos jurídicos que se deriven de su capacidad jurídica plena, de naturaleza comercial, industrial, civil o laboral y
que realizan con un carácter distinto al del sujeto de derecho público (acto de gestión); pero para el ejercicio de
actos propios de sus funciones o servicios públicos, en cuanto a manifestación de soberanía, necesitara la admisión
por parte del Estado donde lo pretenda practicar, en forma y bajo las condiciones que señalan las leyes de este
(actos de imperio). Esta teoría nos llevara, a su vez, a una noción de inmunidad restringida de los Estados.

La doctrina para analizar la comparecencia de un Estado extranjero ante tribunales locales, expuso dos tesis:
-tesis clásica (anterior a la IIGM): Sostuvo que siempre es oponible la excepción de inmunidad de
jurisdicción. Esta idea introduce un elemento irritativo para la seguridad jurídica en las relaciones entre los
Estados y los particulares, a la vez que una desigualdad entre las partes.

-tesis moderna diferencial (posterior a la IIGM): Sostuvo que solo es oponible la excepción de inmunidad de
jurisdicción cuando el Estado ha actuado como poder público en ejercicio de actos de imperio; en cambio,
cuando se trata de actos de mera gestión o de derecho privado, está obligado a someterse a los jueces
locales.

En este sentido, cabe señalar que en el Código de Bustamante y Sirven, originado en la Convención Interamericana
sobre Derecho Internacional Privado realizada en La Habana en 1928, se distingue entre la inmunidad de
jurisdicción del Estado extranjero cuando actúa como poder público, pero no se admite la inmunidad en los casos en
que el Estado actuó como persona de derecho privado. En la obra codificadora de los Tratados de Montevideo de
1889 y 1940 estipulan que el Estado, en su carácter de persona jurídica y las demás personas jurídicas de derecho
público extranjeras podrán ejercer su capacidad en el territorio de otro Estado, de conformidad a las leyes de este
último.

+ Inmunidad de jurisdicción de los agentes diplomáticos

Es un mecanismo que impide a los tribunales de un país ejercer la jurisdicción en tanto no medie la necesaria
conformidad del Estado, siendo establecido esto en el art. 31 de la Convención de Viena sobre Relaciones
Diplomáticas con el fin de garantizar el desempeño eficaz de las funciones de las misiones diplomáticas en calidad
de representantes de los Estados (Caso Sordell).

La inmunidad de jurisdicción no lo exime de la jurisdicción del Estado acreditante, no obstante, si este se encuentra
facultado para renunciar expresamente a la inmunidad de sus agentes diplomáticos.

Pueden considerarse excepciones al principio de inmunidad a todas aquellas acciones que se promuevan en virtud
de la actividad civil, comercial o profesional del agente, que no tengan que ver con el cumplimiento de sus funciones
oficiales.

+ Inmunidad de ejecución

En nuestro derecho no existe ninguna norma que regule la ejecución de una sentencia condenatoria en contra de un
Estado extranjero. La Corte Suprema en el Caso Blasson entendió las soluciones sobre inmunidad de jurisdicción a
los casos de inmunidad de ejecución.

Nuevo Código Civil

ARTICULO 141.- Definición: Son personas jurídicas todos los entes a los cuales el ordenamiento jurídico les
confiere aptitud para adquirir derechos y contraer obligaciones para el cumplimiento de su objeto y los fines de su
creación.

ARTÍCULO 145.- Clases. Las personas jurídicas son públicas o privadas.

ARTÍCULO 146.- Personas jurídicas públicas. Son personas jurídicas públicas:

a) el Estado nacional, las Provincias, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, los municipios, las entidades
autárquicas y las demás organizaciones constituidas en la República a las que el ordenamiento jurídico
atribuya ese carácter;

b) los Estados extranjeros, las organizaciones a las que el derecho internacional público reconozca
personalidad jurídica y toda otra persona jurídica constituida en el extranjero cuyo carácter público resulte
de su derecho aplicable;
c) la Iglesia Católica.

ARTÍCULO 147.- Ley aplicable. Las personas jurídicas públicas se rigen en cuanto a su reconocimiento, comienzo,
capacidad, funcionamiento, organización y fin de su existencia, por las leyes y ordenamientos de su constitución.

ARTÍCULO 148.- Personas jurídicas privadas. Son personas jurídicas privadas:

a) las sociedades; b) las asociaciones civiles;

c) las simples asociaciones; d) las fundaciones;

e) las iglesias, confesiones, comunidades o entidades religiosas;

f) las mutuales; g) las cooperativas; h) el consorcio de propiedad horizontal;

i) toda otra contemplada en disposiciones de este Código o en otras leyes y cuyo carácter de tal se
establece o resulta de su finalidad y normas de funcionamiento.

ARTÍCULO 149.- Participación del Estado. La participación del Estado en personas jurídicas privadas no modifica el
carácter de éstas. Sin embargo, la ley o el estatuto pueden prever derechos y obligaciones diferenciados,
considerando el interés público comprometido en dicha participación.

ARTÍCULO 150.- Leyes aplicables. Las personas jurídicas privadas que se constituyen en la República, se rigen:

a) por las normas imperativas de la ley especial o, en su defecto, de este Código;

b) por las normas del acto constitutivo con sus modificaciones y de los reglamentos, prevaleciendo las
primeras en caso de divergencia;

c) por las normas supletorias de leyes especiales, o en su defecto, por las de este Título.

Las personas jurídicas privadas que se constituyen en el extranjero se rigen por lo dispuesto en la ley
general de sociedades.

+Tratados de Montevideo: El art. 3 del TM del 1889 establece que “el Estado en el carácter de persona jurídica,
tiene capacidad para adquirir derechos y contraer obligaciones en el territorio de otro Estado, de conformidad a las
leyes de este último”, mientras que en el mismo art. Del TM de 1940 se estipula que “los Estados y las demás
personas jurídicas de derecho público extranjeras, podrán ejercer su capacidad en el territorio de otro Estado, de
conformidad con las leyes de este último”, siendo una versión más abarcativa respecto a los sujetos que comprende
(no solo incluye a los Estados, sino también a las demás personas jurídicas de derecho público extranjero).

+ CIDIP III sobre personalidad y capacidad de las personas jurídicas en el d.i.pr (no ratificada por Argentina):
La Conferencia Especializada Interamericana sobre Derecho Internacional Privado celebrada en La Paz, Bolivia en
1984, adoptó la Convención Interamericana sobre Personalidad y Capacidad de Personas Jurídicas en el Derecho
Internacional Privado entre otras. Siguiendo esta convención se entendería por persona jurídica a toda entidad que
tenga existencia y responsabilidad propias, distintas a las de sus miembros o fundadores, y que sea calificada como
persona jurídica según la ley del lugar de su constitución, rigiéndose respecto a su existencia, la capacidad pare ser
titular de derechos y obligaciones, el funcionamiento, la disolución y la fusión de las personas jurídicas de carácter
privado por la ley del lugar de su constitución (Estado Parte donde se cumplan los requisitos de forma y fondo
requeridos para la creación de dichas personas), mientras que para su ejercicio respecto a su objeto se regirán por
la ley del Estado parte donde realicen tales actos. Estas entidades son creadas por un acuerdo internacional entre
Estados parte o por una resolución de una organización internacional, se regirán por las estipulaciones del acuerdo
o resolución de su creación y serán reconocidas de pleno derecho como sujetos de derecho privado en todos los
Estados parte del mismo modo que las personas jurídicas privadas y sin perjuicio de invocar, en su cave, la
inmunidad de jurisdicción. Además, estas entidades privadas debidamente constituidas en un Estado parte serán
reconocidas de pleno derecho en los demás Estados parte, no excluyendo la facultad del Estado para exigir la
comprobación de que la persona jurídica existe, conforme a la ley del lugar de su constitución.

Personas jurídicas de carácter privado: Asociaciones y Fundaciones: a)


reconocimiento y funcionamiento de las personas jurídicas extranjeras; b)
capacidad de actuación.
Convención de La Haya sobre Reconocimiento de Personería Jurídica de las Sociedades, Asociaciones, y
Fundaciones extranjeras incorporadas por Ley 24.409.

Los Estados signatarios del presente Convenio;

Deseando establecer normas comunes relativas al reconocimiento de la personalidad jurídica de sociedades,


asociaciones y fundaciones extranjeras;

Han resuelto concluir un Convenio a tal efecto y han acordado las disposiciones siguientes:

Artículo 1: La personalidad jurídica, adquirida por una sociedad, una asociación o una fundación en virtud de la
ley del Estado contratante en que se hayan cumplido las formalidades de registro o de publicidad y en el que se
encuentre la sede estatutaria, será reconocida de pleno derecho en los demás Estados contratantes, siempre
que implique, además de la capacidad jurídica, al menos la capacidad de poseer bienes y de otorgar contratos y
otros actos jurídicos.

La personalidad jurídica, adquirida sin formalidades de registro o de publicidad, será reconocida de pleno
derecho en las mismas condiciones, si la sociedad, la asociación o la fundación se han constituido según la ley
que la rija.

Artículo 2: Sin embargo, la personalidad adquirida con arreglo a lo que dispone el artículo 1 podrá no
reconocerse en otro Estado contratante cuya ley tome en consideración la sede real, si dicho Estado considera
que dicha sede se encuentra en su territorio.

La personalidad podrá no reconocerse en otro Estado contratante cuya ley tome en consideración la sede real, si
se considera que la sede real se encuentra en un Estado cuya ley la toma igualmente en consideración.

Se considerará que la asociación, la sociedad o la fundación tienen su sede real en el lugar en que radica su
administración central.

No se aplicarán las disposiciones de los párrafos 1 y 2 si la sociedad, la asociación o la fundación trasladan, en


un plazo razonable, su sede real a un Estado que conceda la personalidad sin tomar en consideración dicha
sede.

Artículo 3: Se reconocerá la continuidad de la personalidad en todos los Estados contratantes, en el caso de


traslado de la sede estatutaria de un Estado contratante a otro, si dicha continuidad se reconoce en los dos
Estados interesados.

No se aplicarán las disposiciones de los párrafos 1 y 2 del artículo 2 si, en un plazo razonable, la sociedad, la
asociación o la fundación trasladan su sede estatutaria al Estado de la sede real.

Artículo 4: La fusión entre sociedades, asociaciones o fundaciones que hayan adquirido la personalidad en el
mismo Estado contratante, ocurrida en dicho Estado, será reconocida en los demás Estados contratantes.

La fusión de una sociedad, de una asociación o de una fundación que haya adquirido la personalidad en uno de
los Estados contratantes, con una sociedad, una asociación o una fundación que haya adquirido la personalidad
en otro Estado contratante, será reconocida en los demás Estados contratantes, si es reconocida por los Estados
interesados.

Artículo 5: El reconocimiento de la personalidad jurídica implicará la capacidad que le confiera la ley en virtud de
la cual se adquirió dicha personalidad.

Sin embargo, podrán denegarse los derechos que la ley del Estado que reconozca no conceda a las sociedades,
asociaciones y fundaciones del tipo correspondiente.

El Estado que reconozca podrá asimismo determinar el ámbito de la capacidad de poseer bienes en su territorio.

La personalidad implicará, en cualquier caso, la capacidad de actuar en juicio, bien en calidad de demandante,
bien en calidad de demandado, de conformidad con las leyes del territorio.

Artículo 6: Las sociedades, asociaciones y fundaciones, a las que la ley que las rige no conceda personalidad,
tendrán, en el territorio de los demás Estados contratantes, la situación jurídica que les reconozca dicha ley,
especialmente en lo que respecta a la capacidad de actuar en juicio y a las relaciones con los acreedores.

No podrán pretender un trato jurídico más favorable en los demás Estados contratantes, aunque reúnan todas
las condiciones que garanticen en dichos Estados el beneficio de la personalidad.

Sin embargo, podrán denegarse los derechos que la ley de dichos Estados no conceda a las sociedades,
asociaciones y fundaciones del tipo correspondiente.

Estos Estados podrán asimismo regular el ámbito de la capacidad de poseer bienes en sus territorios.

Artículo 7: La admisión en el establecimiento, funcionamiento y, en general, en el ejercicio permanente de la


actividad social en el territorio del Estado que reconozca, se regirá por la ley de dicho Estado.

Artículo 8: La aplicación de las disposiciones del presente Convenio en todo Estado contratante podrá excluirse
por razones de orden público.

Artículo 9: Todo Estado contratante, al firmar o ratificar el presente Convenio o al adherirse al mismo, podrá
reservarse la facultad de limitar el ámbito de su aplicación, tal como resulta del artículo primero.

El Estado que haga uso de la facultad prevista en el apartado anterior, no podrá pretender que los otros Estados
contratantes apliquen el presente Convenio a las materias que haya excluido dicho Estado.

Artículo 10: El presente Convenio estará abierto a la firma de los Estados representados en la Séptima Sesión de
la Conferencia de La Haya de Derecho Internacional Privado.

Será ratificado y los instrumentos de ratificación se depositarán en el Ministerio de Asuntos Exteriores de los
Países Bajos.

Se levantará acta de todos los depósitos de instrumentos de ratificación y se enviará por vía diplomática copia
auténtica a cada uno de los Estados signatarios.

Artículo 11: El presente Convenio entrará en vigor a los sesenta días del depósito del quinto instrumento de
ratificación previsto en el párrafo segundo del artículo 10.

El Convenio entrará en vigor, para cada Estado signatario que lo ratifique posteriormente, a los sesenta días del
depósito de su instrumento de ratificación.

Artículo 12: El presente Convenio se aplicará de pleno derecho a los territorios metropolitanos de los Estados
contratantes.

Si un Estado contratante deseara su entrada en vigor en todos los territorios que represente en el plano
internacional o en uno o varios de ellos, notificará su intención mediante un acta que se depositará en el
Ministerio de Asuntos Exteriores de los Países Bajos. Este enviará, por vía diplomática, una copia auténtica a
cada uno de los Estados contratantes. El Convenio entrará en vigor, para dichos territorios a los sesenta días del
depósito del documento de notificación anteriormente mencionado.

Se entiende que la notificación prevista por el apartado segundo del presente artículo únicamente producirá
efecto después de la entrada en vigor del presente Convenio en virtud del apartado primero del artículo 11.

Artículo 13: Cualquier Estado no representado en la Séptima Sesión de la Conferencia de La Haya de Derecho
Internacional Privado podrá adherirse al presente Convenio.

Los instrumentos de adhesión se depositarán en el Ministerio de Asuntos Exteriores de los Países Bajos.

Dicho Ministerio enviará por vía diplomática una copia auténtica a cada uno de los Estados contratantes.

La adhesión únicamente tendrá efecto en las relaciones entre el Estado adherente y los Estados que no formulen
objeción alguna en los seis meses siguientes a la fecha de dicha comunicación.

Queda entendido que el depósito del acta del instrumento de adhesión únicamente podrá producirse después de
la entrada en vigor del presente Convenio en virtud del apartado primero del artículo 11.

Artículo 14: El presente Convenio tendrá una duración de cinco años a partir de la fecha indicada en el párrafo
primero del artículo 11. Dicho plazo comenzará a transcurrir desde dicha fecha, incluso para los Estados que lo
hayan ratificado o se hayan adherido posteriormente.

Salvo denuncia, el Convenio se renovará tácitamente cada cinco años.

La denuncia deberá notificase al menos seis meses antes del vencimiento del plazo de cinco años al Ministerio
de Asuntos Exteriores de los Países Bajos, que la pondrá en conocimiento de todos los demás Estados
contratantes.

La denuncia podrá limitarse a los territorios o a determinados de los territorios mencionados en una notificación
efectuada en virtud del párrafo segundo del artículo 12.

La denuncia sólo tendrá efecto respecto al Estado que la haya notificado. El Convenio permanecerá en vigor
para los demás Estados contratantes.

Evolución jurisprudencial

Merck Química Argentina c/ Gobierno de la Nación s/Interdicto (1948): El Poder Ejecutivo, como consecuencia
de la declaración de guerra hecha por nuestro país a Japón y Alemania y en cumplimiento de diversos decretos-
leyes con referencia a la vigilancia, incautación y disposición de la propiedad enemiga -capitales alemanes en el
territorio nacional-, ha consentido el retiro de la personería jurídica, “desposesión arbitraria” y liquidación de
los bienes inmuebles situados en territorio nacional de la Merck Química (empresa alemana) por alegarse que
esta estaba vinculada a países con los cuales la Argentina estaba en guerra. Ante lo que la actora considera un
despojo, se termina rechazando el interdicto propuesto por juzgarse que tanto el acto de desposesión como todas
sus ulterioridades entre las cuales está la liquidación mencionada, constituyen ejercicio de poderes de
guerra que por su naturaleza no pueden ser sometidos al juicio. Ante esto la Corte resuelve volver los autos a
la cámara para que, en vista de este pronunciamiento decida si en las circunstancias de esta causa y habida cuenta
de la naturaleza jurídica de la acción promovida, ésta es o no procedente, con el alcance propio de las sentencias
en juicios de esta especie, cual es dejar abierto el camino de la acción petitoria, si el interdicto es rechazado, o, si se
hiciera lugar a él, la vía, para el Estado Argentino, del juicio ordinario pertinente para requerir que se sancione con
regularidad constitucional la privación de la propiedad de que se trata en virtud del derecho de apropiación
emergente de la guerra invocado por él.

Franco Gronda (~1960): Franco Gronda, industrial italiano y dueño de una firma italiana, solicitó ante el Banco
Industrial y el Banco Nación unos créditos para instalar en Argentina una planta de semi-elaboración de aluminio.
En Argentina se lo denunció penalmente a por estafa junto a sus colaboradores, siendo estos condenados en 1954
mientras Gronda se fugaba a Italia, siguiéndole la justicia argentina un proceso por defraudación, pidiéndose su
extradición (no se pudo actuar por cuestiones de nacionalidad) y siendo demandado por estafa en Italia por el
Banco Industrial (fue absuelto por no constituir delito su conducta).

En Italia, Gronda pide su absolución en Argentina, en el proceso donde se lo tenía por prófugo (se reconoce validez
de la sentencia italiana que lo absuelve y se considera cosa juzgada su situación), renuncia a toda derecho y acción
que tenía contra los Bancos y decide iniciar nuevamente las tratativas para introducir su industria en Argentina.
Cuestión fue que el Sr. Gronda inició una denuncia penal por estafa contra el Banco Industrial, el Banco Nación y
solidariamente la Nación Argentina, argumentando la renuncia a sus derechos y acciones la efectuó engañado por
la promesa que le hicieron en nombre del gobierno argentino de la aprobación del proyecto de la fábrica de
aluminio; causa a la que acumuló un proceso civil contra el BIA y la República Argentina, como responsables de los
actos ilícitos atribuidos a sus funcionarios. Ante estas demandas Argentina propició el sostenimiento de la tesis
tradicional del DI Público (se requiere consentimiento del Estado para ser sometido a proceso) y rechazo la
posibilidad de ser demandado ante el tribunal italiano.

La Procuración del Tesoro aconsejó la modificación del art.24 del Decreto-Ley 1285/58, que establece la
exención de la jurisdicción argentina de las naciones extranjeras, sometiendo dicha exención a la reciprocidad de
trato: “Sin embargo, el PEN puede declarar con respecto a un país determinado la falta de reciprocidad a los
efectos consignados en esta disposición, por decreto debidamente fundado. En este caso el Estado
Extranjero, respecto del cual se ha hecho tal declaración, queda sometido a la jurisdicción argentina. Si la
declaración del PEN, limita la falta de reciprocidad a determinados aspectos, la sumisión del país extranjero
a la jurisdicción argentina se limitará también a los mismos aspectos. El PEN declarará el establecimiento
de la reciprocidad cuando el país extranjero modifique sus normas al efecto”. Con esta medida se logró
levantar el embargo entablado por Gronda a ciertos bienes argentinos (los actos que habían dado lugar al pedido de
embargo eran de gestión o de derecho privado pero la tesis italiana de la solución diferencial solo podría prosperar
cuando fuere aceptada por el Estado contra el cual se ordenó).

La Corte Suprema antes de 1958 había desarrollado una jurisprudencia clara al respecto, y el decreto no hizo sino
receptar en normas positivas la doctrina de los fallos que en la materia había dictado el Supremo Tribunal: se
codificó la doctrina de la Corte que estaba contenida en cuatro principios fundamentales:

Los Tribunales argentinos carecen de jurisdicción para juzgar actos de un Estado extranjero
cuando ha actuado como soberano.

El Estado extranjero puede renunciar a la inmunidad de jurisdicción y deducir sus acciones ante el
Juez argentino.

Si el Estado extranjero fuere demandado por actos realizados de acuerdo a su capacidad de


derecho privado, puede a su arbitrio aceptar o declinar la jurisdicción.

El Estado extranjero no podrá invocar inmunidad de jurisdicción cuando se trata de reconvención,


tercería o demanda incidental o conexa (excepción al principio general, ya que si un Estado
extranjero demanda a un particular en tribunal argentino, se supone que está aceptando la
jurisdicción).

Cabrera, Washington J. E. c/ Comisión técnica mixta de salto grande (1983): Cabrera, quien se desempeñaba
como jefe de la división tesorería de la Comisión, promueve demanda laboral contra esta por considerar que su
despido fue incausado. El Juzgado Laboral de 1° instancia se declaró incompetente en virtud del artículo 4 del
Acuerdo de Sede, celebrado entre el gobierno argentino y la CTM (L.21756) en cuanto establecía a favor de esta
organización internacional, intergubernamental, la inmunidad de jurisdicción. La Cámara declaró la
inconstitucionalidad del art.4 y por ende se asignó la causa al juzgado de origen.

La Corte confirmo esta sentencia, sosteniendo que si bien las organizaciones Internacionales como lo es la
demandada pueden gozar de la inmunidad de jurisdicción privilegio que debe traer aparejado la previsión de
procedimientos alternativos apropiados para resolver las controversias de derecho privados que se susciten. Al
establecer la cláusula del acuerdo una exención total, no solo ante los tribunales argentinos sino también ante los
de cualquier otro Estado, constituye una privación compleja de justicia y una negación al derecho de jurisdicción, no
siendo válida la inmunidad absoluta de jurisdicción en la esfera del derecho internacional.

Manauta, Juan J. y otros c/ Embajada de la Federación Rusa (1994): Los demandantes, que se desempeñaron
como trabajadores de prensa y encargados de la dirección artística y cultural de la embajada (en la edición de la
Revista “Novedades de la Unión Soviética”), promovieron una demanda a la Embajada por daños y perjuicios
derivados del incumplimiento de las obligaciones previsionales y asignaciones familiares.

En primera instancia el Juez libró oficios al Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y
Culto a fin de requerir un pronunciamiento expreso de la Embajada de la Federación Rusa, del que surja la
aceptación de la competencia del juzgado para entender en la cuestión suscitada. Ante la falta de respuesta
(implicaba la falta de competencia para entender en el reclamo) el juez dispuso enviar un nuevo oficio. Ya en
segunda instancia, la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil y Comercial Federal decidió confirmar la decisión
del a quo por entender que el silencio ante el requerimiento solo podía ser interpretado como una negativa tacita,
con fundamento en que los estados extranjeros sólo podían ser sometidos a los órganos jurisdiccionales del estado
en el supuesto de que mediara su conformidad, lo que en el caso no existía.

Ante esta decisión los actores interponen recurso extraordinario federal, el cual sería aceptado por la Corte,
sosteniendo que tendría que admitirse la competencia del juez argentino en razón de que el art. 24, inc. 1°, párr. 2°
del decreto-ley 1285/58 (principio de inmunidad de jurisdicción) no incluye el término "expreso" referido a la
aceptación o no de la jurisdicción pues lo contrario significaría desconocer la Constitución Nacional, el derecho de
gentes, negación de justicia y arbitrariedad manifiesta, encontrándose en juego intereses que derivan de la ley
previsional argentina, cuyas disposiciones deben ser cumplidas indistintamente por los empleadores nacionales y
extranjeros, pues el régimen de inmunidad diplomática se refiere exclusivamente a la materia política propia de las
delegaciones extranjeras y no a los ilícitos provenientes del fraude previsional. En resumidas cuentas, se considera
que la extensión analógica interpretativa del art.24 carece de sustento legal y termina transformando la norma en
inconstitucional, ya que se estaría transformando el privilegio de inmunidad en impunidad, no pudiéndose alegar
esta inmunidad en cuanto a las materias de Litis.

La Corte decide hacer lugar al recurso extraordinario, dejando sin efecto la resolución recurrida y en ejercicio de la
facultad concedida por el art.16 de la ley 48 declara al juez de primera instancia competente para entender en las
actuaciones.

Este fallo fue el disparador para la reforma introducida por la ley 24.488. El principio general es la inmunidad de los
Estados para ser juzgados por los Tribunales de otro Estado, pero hay excepciones a esa inmunidad (art. 2 ley
24488) que le dan competencia a la Justicia Nacional para juzgar a un Estado extranjero (aun sin su
conformidad).Estas excepciones tienen un límite (art. 6 de la ley 24488): no afectar una inmunidad o privilegio dado
por las Convenciones de Viena sobre relaciones diplomáticas o Consulares (por ej.: los bienes de las embajadas no
pueden ser embargados, requisados ni ejecutados, salvo que el Estado haya consentido expresamente dichas
medidas; renunciar a la inmunidad de jurisdicción sobre acciones civiles o administrativas, no significa renunciar a la
inmunidad de ejecución del fallo, lo cual exige una nueva renuncia porque su aplicación es automática).El actor
vencedor, para ejecutar las sentencias extranjeras debe realizar un trámite en el consulado en el país contra el que
se dictó la sentencia.
La demandada apela la decisión pero la Cámara confirmó el pronunciamiento e hizo lugar a la demanda promovida
contra la Embajada de la Federación Rusa por los daños y perjuicios derivados del incumplimiento de las
obligaciones previsionales y de asignaciones familiares a cargo de la demandada. Para así decidir, interpretó que el
art. 33, inc. 3° de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas no distingue en razón de la actividad
realizada por los dependientes y, por ello, consideró que los actores que se desempeñaban como trabajadores de
prensa y encargados de la dirección artística y cultural de la embajada están amparados por la disposición,
rechazando el argumento de la recurrente acerca de la práctica ulterior seguida por nuestro país y la Federación
Rusa. Contra tal decisión, la demandada dedujo el recurso extraordinario que fue concedido parcialmente. La Corte
Suprema de Justicia de la Nación confirmó la sentencia ya que la aceptación de la existencia de una supuesta
práctica internacional alegada por el Estado acreditante y según la cual no se les aplicarían a esos empleados las
normas de seguridad social vigentes en nuestro país -conforme el art. 33, inc. 3°, de la Convención de Viena sobre
Relaciones Diplomáticas- conduce a la modificación del tenor de este tratado, más que a proveer un criterio
interpretativo ajustado al art. 31, apartado 3 b, de la Convención de Viena sobre Derechos de los Tratados y a la
violación de una reglamentación internacional protectora de los derechos de los individuos en aquella materia.

Este caso nos permite apreciar que ya no sería aplicable de forma absoluta el privilegio de jurisdicción, sino que
sería la misma aplicable en forma más restrictiva, teniendo una interpretación que no distinga entre los actos de
imperio y de gestión, ya que si no podrían llegarse a soluciones muy injustas para aquellos que se enfrenten a los
sujetos pasible de interponerla.

Blasson, Beatriz c/ Embajada de la República Eslovaca (1995): Blasson, quien afirma haberse desempeñado
como personal de maestranza y servicios para la Embajada de la República Eslovaca, reclamó diversos rubros
laborales emergentes, en su mayor parte, del despido incausado. Declarada la rebeldía de la accionada y
comunicada más tarde su negativa a someterse a la jurisdicción de los tribunales argentinos, la actora gestionó el
dictado de diversas medidas precautorias, las que condujeron, finalmente, a la traba de un embargo preventivo
sobre una cuenta bancaria de la Embajada.

Peticionado su levantamiento, ello dio lugar a la denegatoria, la que apelada, motivo la decisión de la alzada laboral
que se atacó por esta vía: La sala III de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo, denegó el recurso
extraordinario de la demandada (Embajada de la República Eslovaca) contra el fallo que confirmó la decisión de
grado que desestimo el pedido de levantamiento de embargo preventivo sobre la cuenta corriente bancaria de la
Embajada, con apoyo en que constituye función privativa de la Corte Suprema apreciar si la misma es arbitraria a
los efectos de la apelación federal y en que no se da el caso del art. 14 de la ley 48.

Contra dicha decisión se alza en queja la accionada, sosteniendo que la decisión en crisis, vulneró el principio de
seguridad jurídica y la inviolabilidad de las inmunidades de que gozan los Estados extranjeros, como también los
compromisos de reciprocidad entre los Estados contratantes (arts. 75 inc. 22, Constitución Nacional; 22, inc. 3°,
24/5, 30 y 32 inc. 4°, Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas; y 6°, ley 24.488). Puso énfasis en que su
parte nunca renunció -ni expresa ni tácitamente- a las inmunidades reconocidas por el derecho internacional.

En lo sustantivo, se adujo en la ocasión, tras reproducir parte de la doctrina sentada por el Alto Cuerpo en el
precedente "Manauta" y lo dispuesto por los art. 2°; inc. d, y 6° ley 24.488, que en los supuestos excluidos de la
inmunidad de jurisdicción, es irrelevante que el Estado accionado no haya renunciado a un privilegio que no
tiene, a menos –precisó el tribunal- que la ejecución de sentencia o la traba de la medida cautelar, requiera,
a su vez, vulnerar alguna inmunidad conferida en orden a las funciones "iure imperii" (solo se regula la
inmunidad de jurisdicción no la de ejecución). Destacó, en tal sentido, que los fondos depositados en la cuenta
objeto de embargo fueron enviados por el Estado Eslovaco para cubrir los gastos ordinarios de la Embajada e
incluyen el pago del personal de servicio y el cumplimiento, respecto de éste, de las normas laborales y
previsionales del país receptor, de tal suerte que, de acuerdo a las propias afirmaciones de la parte, pueden
entenderse afectados al tipo de obligaciones en que se inscriben las reclamadas.

Al no existir en nuestro país una norma de derecho interno que regule específicamente el conflicto de
inmunidad de ejecución de los Estados extranjeros suscitado en la causa, el caso deberá ser resuelto según las
normas y principios del derecho internacional que resulta incorporado "ipso iure" al derecho argentino federal, pues
el desconocimiento de las normas que rigen las relaciones diplomáticas internacionales no tendría otro desenlace
que conducir al aislamiento de nuestro país en el concierto de las naciones, por lo que sería aplicable al caso la
Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas en lo referente a que: "los locales de la misión, su mobiliario y
demás bienes situados en ellos, así como los medios de transporte de la misión, no podrán ser objeto de ningún
registro, requisa, embargo o medida de ejecución" (art. 22.3), dispuesto de forma similar en el art. 31.4 de la
Convención de Viena sobre Relaciones Consulares de 1963. En base a esa normativa se declara admisible el
recurso extraordinario, se revoca la sentencia apelada y se ordena el levantamiento del embargo preventivo
dispuesto sobre la cuenta de la Embajada.

2. SOCIEDADES COMERCIALES 1) Actividad internacional de las sociedades comerciales: a) reconocimiento de la


personalidad jurídica; 2) capacidad de actuación en la República. Capacidad genérica y específica. Criterios de
valoración; 3. Jurisdicción. 4. Dimensión convencional: Tratados de Montevideo de 1889-1940; CIDIP II sobre
Conflictos de leyes en materia de sociedades mercantiles, Montevideo, 1979. 4. Dimensión autónoma. Artículos 118
a 124 de la Ley de sociedades Comerciales. Caso de la Sociedad extranjera que constituye sociedad en la
Argentina. Sociedades constituidas en el extranjero con domicilio o principal objeto en la república. Caso especial de
sociedades of shore. Recepción jurisprudencial.

Sociedades comerciales

Según lo dispuesto en el art.1 de la ley de sociedades habrá sociedad “si una o más personas en forma organizada
conforme a uno de los tipos previstos en esta ley, se obligan a realizar aportes para aplicarlos a la producción o
intercambio de bienes o servicios, participando de los beneficios y soportando las pérdidas”, siendo la sociedad un
sujeto de derecho de carácter privado, con el alcance fijado en la ley de sociedades (la participación del Estado en
personas jurídicas privadas no modifica el carácter de éstas aunque la ley o el estatuto puedan prever derechos y
obligaciones diferenciados, considerando el interés público comprometido en dicha participación). Respecto a estas,
resultaría trascendental determinar las cuestiones relativas al reconocimiento de la existencia y capacidad de las
sociedades, para lo cual los ordenamientos jurídicos se basaran en las distintas teorías de la personalidad: teoría de
la ficción (las sociedades son una ficción creada por la ley y distinta de las personas que la conforman); teoría de la
realidad (es una realidad que el legislador no hace más que reconocer); teoría del acto jurídico (la sociedad es en su
origen un acto jurídico); y la teoría intermedia (procura flexibilizar las posturas extremas).

En cuanto a su actividad fuera del territorio de su constitución, para el reconocimiento de su capacidad para actuar,
suele distinguirse si la sociedad ha efectuado un acto aislado en el territorio de otro Estado, o si realiza actos con
habitualidad, si esos actos son relativos o no a su objeto social, o si ha constituido en otro territorio sucursal,
agencia o algún tipo de representación.

ARTÍCULO 150.- Leyes aplicables: Las personas jurídicas privadas que se constituyen en la República, se rigen:

a) por las normas imperativas de la ley especial o, en su defecto, este Código;

b) por las normas del acto constitutivo con sus modificaciones y de los reglamentos, prevaleciendo las primeras en
caso de divergencia;

c) por las normas supletorias de leyes especiales, o en su defecto, por las del Título.

Las personas jurídicas privadas que se constituyen en el extranjero se rigen por lo dispuesto en la ley general de
sociedades.

Calificación

La determinación del carácter civil o comercial de una sociedad y la forma que reviste, constituye un problema de
calificaciones. La ley se sociedades en su artículo 1 enuncia el concepto genérico de la sociedad comercial, pero tal
calificación solo atañe a las entidades que se constituyan en nuestro país; mientras que las sociedades constituidas
en el extranjero, regladas en virtud de lo dispuesto en el artículo 118 LSC, determinan su carácter y forma conforme
a las leyes del lugar de su constitución (lex causae), salvo en los casos de sociedades de tipo desconocido,
aquellas que tengan domicilio en la república y aquellas que tenga su objeto destinado a cumplir en la república o
cualquier otra especie de representación permanente que serán consideradas coma una sociedad local a los
efectos del cumplimiento de las formalidades de constitución (acreditar la existencia de la sociedad con arreglo a las
leyes de su país; fijar un domicilio en la República, cumpliendo con la publicación e inscripción exigidas por esta ley
para las sociedades que se constituyan en la República; justificar la decisión de crear dicha representación y
designar la persona a cuyo cargo ella estará; y si se tratare de una sucursal se determinará además el capital que
se le asigne cuando corresponda por leyes especiales).

Los tratados de derecho comercial internacional de Montevideo resuelven el carácter de comerciante de las
personas, de acuerdo a la ley del país en el cual tienen su domicilio comercial (lugar donde el comerciante o la
sociedad comercial tiene el asiento principal de sus negocios).

Ley aplicable y jurisdicción competente. Ley de sociedades

SECCION XV: De la sociedad constituida en el extranjero.

Ley aplicable.

ARTICULO 118. — La sociedad constituida en el extranjero se rige en cuanto a su existencia y formas por las leyes
del lugar de constitución.

Actos aislados.

Se halla habilitada para realizar en el país actos aislados y estar en juicio.

Ejercicio habitual.

Para el ejercicio habitual de actos comprendidos en su objeto social, establecer sucursal asiento o cualquier otra
especie de representación permanente, debe:

1) Acreditar la existencia de la sociedad con arreglo a las leyes de su país.

2) Fijar un domicilio en la República, cumpliendo con la publicación e inscripción exigidas por esta ley para las
sociedades que se constituyan en la República;

3) Justificar la decisión de crear dicha representación y designar la persona a cuyo cargo ella estará.

Si se tratare de una sucursal se determinará además el capital que se le asigne cuando corresponda por leyes
especiales.

Tipo desconocido.

ARTICULO 119. — El artículo 118 se aplicará a la sociedad constituida en otro Estado bajo un tipo desconocido por
las leyes de la República. Corresponde al Juez de la inscripción determinar las formalidades a cumplirse en cada
caso, con sujeción al criterio del máximo rigor previsto en la presente ley.
Contabilidad.

ARTICULO 120. — Es obligado para dicha sociedad llevar en la República contabilidad separada y someterse al
contralor que corresponda al tipo de sociedad.

Representantes: Responsabilidades.

ARTICULO 121. — El representante de sociedad constituida en el extranjero contrae las mismas responsabilidades
que para los administradores prevé esta ley y, en los supuestos de sociedades de tipos no reglamentados, las de
los directores de sociedades anónimas.

Emplazamiento en juicio.

ARTICULO 122. — El emplazamiento a una sociedad constituida en el extranjero puede cumplirse en la República
originándose en un acto aislado, en la persona del apoderado que intervino en el acto o contrato que motive el
litigio; y si existiere sucursal, asiento o cualquier otra especie de representación, en la persona del representante.

Constitución de sociedad.

ARTICULO 123. — Para constituir sociedad en la República, deberán previamente acreditar ante el juez del
Registro que se han constituido de acuerdo con las leyes de sus países respectivos e inscribir su contrato social,
reformas y demás documentación habilitante, así como la relativa a sus representantes legales, en el registro
Público de Comercio y en el registro Nacional de Sociedades por Acciones en su caso.

Sociedades constituidas en el extranjero con domicilio o principal objeto en la República.

ARTICULO 124. — La sociedad constituida en el extranjero que tenga su sede en la República o su principal objeto
esté destinado a cumplirse en la misma, será considerada como sociedad local a los efectos del cumplimiento de
las formalidades de constitución o de su reforma y contralor de funcionamiento.

La ley aplicable es dispuesta por la norma indirecta (ley de sociedades), siguiendo lo que establece el art.118 de
esta ley: La sociedad constituida en el extranjero se rige en cuanto a su existencia (personalidad jurídica de la
sociedad) y formas (tipología o solemnidades) por las leyes del lugar de constitución (país donde la entidad ha
cumplido con las formalidades prescriptas por las leyes allí vigentes, para obtener de los poderes público el
reconocimiento de su personalidad jurídica, y la prueba del contenido del derecho extranjero corresponde al
interesado).

Por su parte, en cuanto a la realización en el país de actos aislados y actos e juicio, el art 118 dispone que se halla
habilitada la sociedad constituida en el extranjero para realizar en el país actos aislados (ejercicio que no requiere
de la designación de un representante permanente o la instalación de una sucursal, agencia o asiento de sus
negocios) y estar en juicio.

Esta disposición se inspira en el sistema de la extraterritorialidad parcial, sistema que distingue los actos entre
aquellos que la persona jurídica realiza por ser tal (manifiesta capacidad genérica) y aquellos que tienden a alcanzar
el objeto para el cual se ha constituido (manifiesta capacidad especifica): el ejercicio de los actos que exteriorizan la
capacidad genérica no requiere que la persona jurídica se someta a la ley territorial del Estado donde pretenda
actuar, ya que bastara que sus representantes justifiquen que existe (que se ha constituido legalmente) y lo prueben
con los documentos correspondientes (actuar en juicio, adquirir bienes, contratar, inscribir sus marcas y patentes,
etc.); mientras que el ejercicio de los actos que exteriorizan la capacidad especifica requiere acreditar la existencia
de la persona jurídica de acuerdo a las leyes del país de constitución y además someterse a las leyes del país en el
cual intenta actuar (actos que tienden a alcanzar el objeto para el cual se constituyó o capacidad especifica).

Se reputa que la sociedad constituida en el extranjero ejerce actos que exteriorizan su capacidad específica en los
siguientes casos:

Cuando pretende ejercer habitualmente actos comprendidos en su objeto soc. (118)

Instalar sucursal, asiento o cualquier otro tipo de representación permanente (118)

Constituir sociedad en la República (123)

Fijar su sede social en nuestro país (124)

Cuando su principal objeto este destinado a cumplirse en la República (124)

Todos los casos anteriormente descriptos y que encuadran dentro de la capacidad específica, obligan a la sociedad
constituida en el extranjero a cumplir con los siguientes requisitos:

Acreditar ante el juez respectivo su existencia, de acuerdo a las leyes del país de su constitución (118 y
123)

Inscribir su contrato social y demás documentos habilitantes en el registro público de comercio y en el


registro nac. de sociedades por acciones en su caso (118 y 123)

En los casos que la sociedad pretenda ejercitar de manera habitual actos comprendidos en su objeto
social también se debe fijar domicilio en la República (118) y publicar el contrato constitutivo, sus
modificaciones y disolución cuando se trate de SRL/SA (118 y 10).

Si se pretende es establecer una sucursal, asiento o cualquier otra especie de representación


permanente, a los requisitos anteriores se agrega el justificar la decisión de crear dicha representación y
designar por medio del estatuto o asamblea a la persona a cuyo cargo estará (118), además de determinar
el capital que se le asigne cuando corresponda por las leyes especiales (118)

Para constituir sociedad en la República se reiteran los requisitos de acreditar su existencia ante el juez e inscribir el
contrato social en los respectivos registros.

El art 119 LSC dispone que el art 118 de esta ley se aplicara a las sociedades constituidas en otro Estado bajo un
tipo desconocido por las leyes de la República, correspondiendo al juez de la inscripción (actualmente la Inspección
General de Justicia en sede administrativa) determinar las formalidades a cumplir en cada caso, con sujeción al
criterio de máximo rigor previsto en la presente ley (Soc. anónima). La ley de sociedades no asimila la sociedad
atípica a la que posea caracteres similares de acuerdo a la ley argentina, sino que le impone las formalidades
máximas establecidas para las sociedades constituidas en el país, es decir que la autoridad de contralor deberá
someter a la sociedad de tipo desconocido a las normas pertinentes a las sociedades anónimas.

Según lo establecido por el art. 120 LSC, tanto en el ejercicio habitual de actos comprendidos en el objeto social,
como en la instalación de una sucursal o representación, es obligatorio llevar en la república contabilidad separada
y someterse al contralor que corresponda al tipo de sociedad que este individualizado para proteger a los
acreedores locales (norma referida a una sucursal y no al caso de sociedades de tipo desconocido).

A continuación, el art.121 LSC dispone que el representante de una sociedad constituida en el extranjero contrae
las mismas responsabilidades que para los administradores prevé esta ley, y en los casos de sociedades de tipo no
reglamentado, las de los directores de sociedades anónimas. El representante de la sociedad extranjera debe
ajustar su conducta al art.59 LSC: “Los administradores y los representantes de la sociedad deben obrar con lealtad
y con la diligencia de un buen hombre de negocios. Los que faltaren a sus obligaciones son responsables, ilimitada
y solidariamente, por los daños y perjuicios que resultaren de su acción u omisión.”, contrayendo las mismas
responsabilidades que los administradores de sociedades locales, y en supuestos de tipo desconocido la de los
directores de las Soc. Anónimas.

El art 122 LSC establece que el emplazamiento a una sociedad constituida en el extranjero puede cumplirse en la
República originándose en un acto aislado, en la persona del apoderado que intervino en el acto o contrato que
motive el litigio; y si existiere sucursal, asiento o cualquier otra especie de representación, en la persona del
representante.

Por su lado, el art 123 LSC expresa que, “para constituir sociedad en la República, deberán previamente acreditar
ante el juez del Registro que se han constituido de acuerdo con las leyes de sus países respectivos e inscribir su
contrato social, reformas y demás documentación habilitante, así como la relativa a sus representantes legales, en
el registro Público de Comercio y en el registro Nacional de Sociedades por Acciones en su caso”. Entonces tanto
quien constituya una nueva sociedad como quien se asocia con otro originalmente para constituirla o quien se
asocie a los ya socios serán comprendidos.

Finalmente, el art. 124 LSC expresa que “La sociedad constituida en el extranjero que tenga su sede en la
República o su principal objeto esté destinado a cumplirse en la misma, será considerada como sociedad local a los
efectos del cumplimiento de las formalidades de constitución o de su reforma y contralor de funcionamiento”,
contemplándose una importante excepción a la ley aplicable del art.118 como una forma de evitar el fraude a la ley,
siendo pasibles las sociedades que no cumplen con los requisitos de las mismas sanciones previstas para las
sociedades no constituidas regularmente (obligación de responder mancomunadamente por parte iguales salvo que
se alegue solidaridad; contrato de sociedad oponible a terceros solo si se prueba efectivo conocimiento de la
relación obligatoria o si estos mismos lo invocaran, etc.).

Dimensión Convencional: Tratados de Derecho Internacional Comercial Terrestre de


Montevideo

El tratado de derecho comercial de Montevideo (1889) somete a la ley del país donde la sociedad tiene su domicilio
comercial la forma del contrato social, las relaciones jurídicas entre los socios y de la sociedad con terceros;
mientras que el tratado de 1940 establece que se rige por la ley de su domicilio la calidad del documento que
requiere el contrato social, su contenido y las relaciones entre los socios, la sociedad y los terceros, la forma en
cambio se regiría por la ley del lugar de celebración.

Con respecto a la actuación internacional de las sociedades extranjeras, el tratado de 1889 prescribe que se rigen
por la ley del país donde ejercitan los actos comprendidos en su objeto social; mientras que el tratado de 1940
somete el ejercicio de actos habituales comprendidos en el objeto (sus requisitos de viabilidad) a la ley del Estado
donde se intentan realizar.

La gran diferencia entre el sistema convencional con el derecho interno es el punto de conexión tomado: en el orden
convencional se utiliza el domicilio comercial (asiento principal de los negocios) y en el orden interno se acude al
lugar de constitución.

CIDIP

La CIDIP II en su Convención Interamericana sobre conflictos de leyes en materia de sociedades mercantiles


aprobada por ley 22.921, adopto en base al criterio de extraterritorialidad parcial los siguientes principios:

-Existencia, capacidad funcionamiento y disolución de las sociedades comerciales se rigen por la ley de su lugar de
constitución (art.2). Estableció una calificación autárquica del lugar de constitución, como el Estado donde se
cumplan los requisitos de forma y fondo requeridos para la creación de las sociedades mercantiles
-Se establece, al igual que en los Tratados de Montevideo y en la CIDIP III, que las sociedades comerciales
debidamente constituidas en un Estado parte serán reconocidas de pleno derecho en los demás Estados. Sin
embargo, no se excluye la facultad del Estado para exigir la comprobación de que la persona jurídica existe,
conforme a la ley del lugar de su constitución (art.3)

- Las sociedades comerciales quedan sujetas a la ley del Estado donde realicen los actos comprendidos en su
objeto social. La misma ley se aplicará al control que una sociedad mercantil, que ejerza el comercio en un Estado,
obtenga sobre una sociedad constituida en otro Estado. (art.4)

- La ley designada en la Convención podrá no ser aplicada en el Estado que la considere manifiestamente contraria
a su orden público internacional. (art.7)

-En ningún caso la capacidad reconocida a las sociedades constituidas en un Estado podrá ser mayor que la
capacidad que la ley del Estado de reconocimiento otorgue a las sociedades constituidas en este último. (art.3)

- Las sociedades constituidas en Estado que pretenden establecer la sede efectiva de su administración central en
otro Estado, podrán ser obligadas a cumplir los requisitos establecidos en la legislación de este último (art.5). La
CIDIP III contiene una norma similar. Se puede advertir en ellas, la recepción del instituto del fraude a la ley

- Con respecto al emplazamiento de las sociedades mercantiles constituidas en Estado para el ejercicio directo o
indirecto de los actos comprendidos en su objeto social, quedaran sometidas a los órganos jurisdiccionales del
Estado donde los realizaren.

La CIDIP III (no aprobada por Argentina), adopta los criterios siguientes:

-La existencia como capacidad, responsabilidad, disolución y fusión de las personas jurídicas se someten a
las leyes del lugar de su constitución.

-Las personas jurídicas privadas legalmente constituidas en un Estado parte serán reconocidas de pleno
derechos en los demás Estados.

-El reconocimiento no excluye la facultad del Estado para exigir la comprobación de que la persona jurídica
existe conforme a la ley del lugar de su constitución.

-Si la persona jurídica privada constituida en un Estado pretende establecer la sede efectiva de su
administración en otro Estado, podrá exigírsele el cumplimiento de los requisitos establecidos en la
legislación de este último.

Extraterritorialidad

La actuación internacional de las sociedades ha planteado y sigue planteando distintos problemas en orden a la
extraterritorialidad.

El primer problema a determinar si una sociedad constituida y domiciliada en un Estado puede actuar en otro, es
decir, si su existencia/forma/capacidad son reconocidos fuera del territorio, en qué medida y con qué limitaciones.

La existencia/forma/capacidad de las sociedades son conceptos distintos y pueden llegar a estar sujetos a leyes
diferentes:

Existencia: Refiere a la presencia reconocida de la personalidad jurídica de la sociedad


Forma: Se puede referir a la caracterización de la sociedad de acuerdo a su tipicidad; o puede referirse al conjunto
de solemnidades prescriptas por la ley para la constitución de la sociedad

Capacidad: Refiere al grado de aptitud para titularizar y ejercer por si derechos y obligaciones

+ Nacionalidad como criterio regulatorio

El derecho positivo argentino no les atribuye nacionalidad a las sociedades y el DIPr argentino no utiliza a la
nacionalidad como punto de conexión. Por eso, las expresiones sociedades nacionales y sociedades extranjeras
tienen un significado distinto, aludiendo al lugar de constitución o al domicilio de las sociedades, pero no a la
nacionalidad, atributo que es exclusivo a las personas físicas. La ley de sociedades no atribuye nacionalidad a las
sociedades, sino que se limita a legislar sobre las sociedades constituidas en el extranjero determinando en qué
medida le son aplicables a dichas sociedades nuestras leyes cuando actúan dentro del territorio nacional. En otros
países, la atribución de una nacionalidad a las sociedades sirve para señalar la ley que rige su estatuto jurídico y
determina los derechos que pueden invocar.

Teoría del control

La aparición de las sociedades y corporaciones multinacionales y el peligro cada vez mayor de la intromisión de los
Estados extranjeros en la política económica de otros Estados determino la crisis de los criterios atributivos de la
nacionalidad. Así se creó una nueva teoría tendiente a penetrar las estructuras jurídicas con el objeto de detectar el
origen de su control y su poder decisorio, cuando es necesario difundir los intereses.

Desde su comienzo dicha teoría tuvo carácter excepcional y sirvió para hacer efectivo en tiempo de guerra, las
medidas ordenadas por el gobierno contra la propiedad de los súbditos de países enemigos (Ej.: Química Merck).
Luego, en tiempos de paz, comenzó a utilizarse para excluir a las entidades extranjeras de ciertos derechos o de la
concesión de beneficios, o de la explotación de servicios públicos que se reservan para las sociedades nacionales.

Actualmente, cuando el concepto de persona jurídica se emplea para defraudar a los acreedores (art.54 LSC: Dolo
o culpa del socio o del controlante), para sustraerse a una obligación existente, o para soslayar la aplicación de una
ley, los tribunales podrán prescindir de la traba de la persona jurídica y estimaran que la sociedad no es sino un
conjunto de hombres y mujeres que participan activamente en tales hechos, siendo imputables estos últimos.

Dicha teoría descubre que hay detrás de la personalidad jurídica, revelando la nacionalidad de las personas físicas
que componen la sociedad y detentan el control de los bienes sociales. Quienes le atribuyen una nacionalidad a las
personas jurídicas, cualquiera sea el punto de conexión empleado por la norma indirecta (lugar de constitución,
sede social o estatutaria, si hay sociedad real) acuden a esta teoría en casos excepcionales cuando se trata de la
protección de intereses patrios a fin de determinar la verdadera nacionalidad de la entidad.

Caso especial de sociedades of shore. Recepción jurisprudencial

Tribunal: Cámara Comercial de la Capital Federal, Sala D. 2005

Caso: Inspección General de Justicia contra Bryce Services Corporation.

Por resolución 945/2004 de la IGJ, se intimo a la sociedad a cumplir en el plazo de 30 días con la inscripción
registral prevista en el artículo 118 tercer párrafo de la ley 19550, bajo apercibimiento de iniciar las acciones
judiciales correspondientes.
Entre otras consideraciones entendió que “la compraventa de al menos un bien inmueble en el país, por parte de
una sociedad foránea, destinada a la locación o comercialización, evidencia cierto grado de permanencia de dicha
sociedad, por lo que no corresponde calificar este actuar como acto aislado”.

La Cámara Comercial rechazo la apelación presentada por la empresa, oriunda de las Islas Vírgenes británicas, por
entender que aquella exigencia de la IGJ no le causaba agravio alguno a la empresa, pues la resolución funcionaba
como una advertencia de acciones judiciales futuras y como una potestad que la ley le confería al organismo de
contralor.

La fiscal de Cámara, con respecto a la Resolución general 8/03 considero que los criterios utilizados para distinguir
un “acto aislado” de una “actuación habitual” no modifican los vigentes en la jurisprudencia y doctrina, y no resultan
excesivos, tienden a otorgar mayor seguridad jurídica a las transacciones, ya que las sociedades del exterior
“podrán prever adecuadamente si su actuación es calificada por el organismo de control y por los jueces como
habitual o como actos aislados y, consecuentemente, a que régimen deben atenerse”.

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