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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación


Asambleas de Dios de Venezuela
Instituto Bíblico Oriente

Método Histórico
2da epístola de Pedro

Profesora: Alumna:
Carolina Velásquez de Llovera Milagros Díaz
TRASFONDO HISTÓRICO DEL LIBRO “2DA EPÍSTOLA DE PEDRO”

La Segunda epístola de Pedro es una carta bíblica del Nuevo Testamento. El verso inicial
identifica al autor como Simeón Pedro, que ha sido identificado con Pedro, aunque en
ningún otro lugar del Nuevo Testamento se le refiere al mismo tiempo
como Simeón (forma aramea de Simón) y Pedro. Esto es considerado por algunos como la
evidencia de que el texto fue escrito por Pedro mismo, y no con la ayuda de un
amanuense (como sucedería en la Primera Epístola de Pedro). . La segunda carta de
Pedro plantea algunos problemas por su estilo y por su contenido, que contradicen la
atribución tradicional al apóstol.

Con todo, hoy prácticamente todos los especialistas admiten que se trata de un
pseudónimo, y que la carta se compuso probablemente a mediados del siglo II. Los
primeros signos de la existencia de la segunda carta de Pedro se encuentran en Egipto. En
efecto, el papiro Bodmer VIII recoge el texto de la carta. Del mismo período existe también
una versión copta de la carta. También en Egipto, Orígenes menciona las dos cartas de
Pedro. Pero el mismo Orígenes, a propósito de la segunda carta de Pedro, afirma que es
discutida. Ecos de esta incertidumbre sobre la autoridad canónica de nuestro escrito se
recogen en Eusebio de Cesarea en su Historia eclesiástica: "De Pedro sólo se reconoce
como auténtica una carta, la llamada primera... Por el contrario, la llamada segunda carta
hemos sabido que no es testamentaria. Sin embargo, como a muchos les parece útil, ha
sido estudiada junto con las otras Escrituras" Jerónimo da un juicio análogo: "Pedro
escribió dos cartas que se llaman católicas; la segunda de ellas es desechada por la mayor
parte debido a su diferencia de estilo con la primera" En cuanto al el origen de la carta, el
título de la 2Pe la atribuye expresamente a "Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo"
(2Pe 1,1). Pero las dificultades de la tradición dependen de la constatación de una
diversidad de estilo respecto a la primera carta, que se le atribuye igualmente a Pedro.
Jerónimo, por su parte, resolvía esta dificultad con la introducción de secretarios diversos
utilizados por el apóstol en el dictado de las dos cartas. La identidad petrina del autor,
como aparece en el título de la misma, se acentúa fuertemente. También en el interior del
escrito se observan algunas referencias a la figura histórica de Pedro: la alusión a su
presencia entre los testigos de la transfiguración de Jesús en el monte (2Pe 1,16); el
recuerdo de la primera carta enviada y puesta bajo el nombre de Pedro: "Queridos
hermanos, ésta es la segunda carta que os escribo" (2Pe 3,1). Pero a pesar de esta
identificación petrina tan marcada del autor se observan notables dificultades para la
atribución del escrito al apóstol Pedro. Respecto a la primera carta, puesta bajo el nombre
de Pedro, nuestro texto tiene un estilo distinto, que destaca ya en el nivel del vocabulario.
En efecto, los dos escritos sólo tienen en común un centenar de vocablos, contra unos 600
diferentes. Esta diversidad de la terminología atañe en particular a aquellos vocablos-clave
que caracterizan a la estructura teológica de los dos escritos, en relación con la cristología
y la escatología. Finalmente, nuestro autor se coloca en la segunda generación (2Pe 3,2-
4).

De la observación de estos datos —estilo, vocabulario, teología—nace la hipótesis de la


pseudoepigrafía. Esta operación literaria era usual en los ambientes judeo-cristianos del
siglo I. La marcada referencia a un personaje importante de la tradición, así como el
recurso a expedientes para acreditar esta autoridad del texto, entran perfectamente en este
procedimiento literario. La finalidad es la de dar una autoridad apostólica a un escrito como
criterio de verdad contra las tendencias de los disidentes (2Pe 1,12-15). En resumen,
puede decirse que esta carta es conocida al menos a partir del siglo II en Egipto y que más
tarde, en los siglos IV y V, fue reconocida y acogida también en Occidente. En las Iglesias
de Siria, Asia y Capadocia en particular, sólo fue acogido este escrito como canónico en
los siglos V y VI. Esta dificultad de recepción del texto petrino en la lista de los libros
sagrados cristianos depende de la incertidumbre que se tuvo sobre su origen "apostólico"

A partir del análisis del texto es posible reconstruir a grandes rasgos cuál es la ocasión o el
objetivo de la carta enviada a los cristianos en nombre y con la autoridad de Pedro. Los
destinatarios, que "han alcanzado una fe no menos preciosa que la nuestra mediante la
justicia de nuestro Dios y salvador Jesucristo" (2Pe 1,1b), son cristianos de la segunda o
tercera generación. La finalidad del escrito es ponerlos en guardia frente al riesgo o la
amenaza que representaban los disidentes.

Este frente adversario, representado por los "falsos maestros" o "falsos profetas", se puede
reconstruir sólo en hipótesis, ya que el texto procede por medio de alusiones vagas y
fragmentarias, siguiendo el género literario de la diatriba o debate, usual en el ambiente
greco-helenista. Reuniendo algunos elementos se puede trazar esta imagen del grupo
disidente, que ya se ha separado o está en trances de separarse de la comunidad. El fuerte
acento que se pone en el "conocimiento" —tres veces el uso de gnósis y cuatro el
de epígnósis sirve de apoyo a la hipótesis de que se trata de un grupo con tendencias
pregnósticas. Estos cristianos disidentes niegan la escatología tradicional, insistiendo más
bien en la concepción cosmológica del ambiente grecohelenista (2Pe 3,3-4). En este
contexto afirman que no hay nada que esperar para el futuro, como lo demuestra la
inmutabilidad del mundo a partir de la creación. De esta visión cosmológica e histórica se
derivan en el plano ético las tendencias al libertinaje (2Pe 2,18-19). Para apoyar estas
concepciones, que insisten también en las especulaciones "míticas" de tipo esotérico (2Pe
1,15), los disidentes recurren a una interpretación subjetiva y arbitraria de las Escrituras
hebreas e incluso de los escritos cristianos puestos bajo el nombre de Pablo (2Pe 3,16).

Así pues, cabe pensar que el texto de la segunda carta de Pedro nació de una
preocupación polémica y de la intención de confirmar a los cristianos fieles.

Teniendo en cuenta todos estos elementos, se puede concebir también el ambiente del
origen histórico del escrito. Los que destacan la situación histórica vital que acabamos de
mencionar proponen la hipótesis de su origen en el Asia Menor. En cambio, los que dan
mayor crédito a los primeros testimonios de la existencia y recepción del texto tienden a un
origen egipcio alejandrino. El tiempo de composición, siempre sobre la base de estos datos
internos y testimonios externos, puede oscilar muy bien entre finales del siglo I y
comienzos del II.

Podemos decir entonces que, está destinada a los mismos cristianos perseguidos de la
primera carta, pero esta vez más enfática en el problema de los falsos maestros y profetas;
que además de la persecución, estaban afectando a la misma iglesia; diciendo que el
Señor ya no venia. Además les envía algunos consejos personales.

En contraste con 1 de Pedro, que fue escrita para animar a los cristianos que enfrentaban
persecución, 2 Pedro amonesta contra los falsos maestros. Contiene muchas referencias a
la segunda venida de Cristo.

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