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Redes Sociales.

Familia y Escuela

REDES SOCIALES.
Familia- Escuela
Lic. Silvia Fafasuli

La sociedad en la que estamos inmersos se caracteriza por el individualismo, por la


falta de participación y preocupación por las necesidades de otros, pero a pesar de esto, se
puede observar que muchas instituciones se aúnan para trabajar juntas, para dar solución a
ciertas demandas y necesidades de las comunidades en las cuales están involucrados.
A esta unión de instituciones o personas, con un fin en común lo denominamos Red
Social; a cada uno de los integrantes de esta red se los denomina nodos.
Podemos definir a las Redes Sociales de la siguiente manera: “Las Redes son
formas de interacción social, definida como un intercambio dinámico entre personas,
grupos e instituciones en contextos de complejidad. Un sistema abierto y en construcción
permanente que involucra a conjuntos que se identifican con las mismas necesidades y
problemáticas y que se organizan para potenciar los recursos que poseen”. (1)
El concepto de red social implica un proceso de construcción permanente tanto
individual como colectiva. Es un sistema abierto, multicéntrico, de un intercambio
dinámico entre los diferentes nodos y con otras redes. Es abierto ya que permite el ingreso
y egreso de diferentes miembros; es multicéntrico porque apela a la reciprocidad (ayudar-
ser ayudado) donde se plantea no solo lo que se quiere recibir sino también lo que se está
dispuesto a dar. Cada miembro de una familia, institución o de un grupo se enriquece a
través de las múltiples relaciones que cada uno de los otros desarrolla. Los diversos
aprendizajes que una persona realiza se potencian cuando son socialmente compartidos en
procura de solucionar un problema común. Una red no significa una sumatoria de
singularidades, de potencialidades, de recursos para obtener un todo sino que en la
interacción entre los miembros se construyen significaciones nuevas, se arma un nuevo
contexto significativo respetando las particularidades de cada uno. Las redes sociales son el
ámbito por excelencia de la interacción social.
Como señalan Hillert y Piccone, “se considera importante que los sujetos que
forman parte de una red puedan percibir la nueva modalidad de trabajo en las
instituciones y entre las instituciones como un medio para materializar proyectos comunes
y dar lugar a experiencias enriquecedoras. De ahí se deduce la importancia de recuperar
las acciones anteriores emprendidas por los sujetos, como modo de subrayar que los
cambios no implican necesariamente ruptura con prácticas pasadas y necesidad de
adaptarse a una nueva lógica organizacional, sino también continuidad con la experiencia
previa.” (2)
Lo planteado anteriormente lleva a redefinir el concepto de Realidad,
concibiéndola como una construcción social, asumiendo que esta es una perspectiva y no
una “verdad”; poder pensar esta realidad en términos de relaciones, de pautas a conectar.
Este modo de concebir la realidad deja de lado el postulado de la objetividad, los seres
humanos sólo conocen sus propias construcciones del mundo. El mundo que cada uno
construye no depende solo de sí mismo sino que surge de la interacción con su medio. A
partir de esta manera de concebir la realidad surge el concepto de rol, el rol es una unidad
variable dependiente de la posición que ocupa; un sujeto puede variar su rol de una red a
otra.
En la concepción de red social cada nodo presenta su perspectiva de la realidad que
será confrontada, replanteada y ampliada ante la perspectiva de los otros. Esto va a permitir
comenzar a ver las necesidades y problemas a enfrentar desde una nueva mirada, desde
diferentes puntos de vista. Los problemas dejan de ser visualizados como lo que “el destino
les depara” para pasar a ser obstáculos frente a los cuales hay que pensar estrategias para
resolverlos.
También esta concepción lleva a redefinir el concepto de Sujeto, este deja de ser
tomado como lo dado biológicamente para ser considerado como aquel que se construye en
un medio social humano, en un mundo complejo. El sujeto solo adviene como tal en la
relación con el mundo social. Es a través de los vínculos sociales de afecto, de lenguaje, de
comportamiento que el sujeto se va formando como tal.
Realizando un análisis de la sociedad se observa que no existen sujetos aislados,
sino individuos que están inmersos en diferentes ámbitos sociales y en cada uno de estos
ámbitos cumplirá un rol determinado y diferente. La mayoría de los sujetos siguen
pensándose como sujetos aislados y no como parte de múltiples redes: familia, amigos,
laborales, políticas, culturales, etc. La comprensión del sujeto no puede reducirse a
ninguno de estos subsistemas, sino que surge de la interacción entre los diferentes
subsistemas.
Elina Dabas expresa: “las relaciones sociales contribuyen a dar sentido a la vida
de sus miembros, es decir, favorecen la organización de la identidad a través de los ojos (y
las acciones) de los otros, de lo que deriva la experiencia de que "estamos ahí para
alguien” o “sirviendo para algo”, lo que a su vez otorga sentido a la práctica de cuidados
de salud, y en última instancia, a seguir viviendo.” (3)
Cada persona, a partir de la interacción con su medio social, se enriquece con la
nueva mirada de la realidad que le aportan los otros, esto le permite realizar modificaciones
en la percepción que tiene sobre sí mismo desde este protagonismo social que realiza.
Al conformarse una red social pueden observarse diferentes momentos que irán
marcando su historia y la posibilidad de cumplir con el fin para el que fueron creadas; estos
momentos pueden ser:
1) El primer paso a realizar es la organización: cuando pensamos en las redes muchas veces
estas se nos presentan sin bordes rígidos ya que hay cosas que vienen pasando previamente
en cada uno de los nodos y es bueno recordar que el inicio de la red no es borrón y cuenta
nueva sino sumatoria de experiencias. Cuando las redes tiene bordes borrosos suele
denominárselas “redes informales”; cuando los límites son rígidos, es probable que estemos
ante una organización autoritaria, con procesos de burocratización.
2) El segundo paso es la definición del problema o necesidad: cuando el problema o la
necesidad son correctamente definidos por todos los integrantes de la red el camino hacia la
resolución se hace factible.
3) Un tercer momento está constituido por la generación de una historia común: plantear
aquellas cuestiones que los unen, las diferencias, los intereses, los logros, las pérdidas de
cada nodo. También es fundamental incluir el rastreo de los resultados obtenidos en los
intentos de solucionar el problema y dónde ubican los obstáculos. Explorar todas las voces
y las perspectivas.
4) Es entonces cuando surge en el cuarto momento la oportunidad de dar lugar al surgimiento
de propuestas alternativas: posibilitar modos alternativos de describir y encontrar
soluciones, de armar una nueva historia común que surgen de las historias alternativas
anteriores.
5) El último momento está centrado en la consolidación de alternativas: llevar a la práctica
las propuestas introduciendo las modificaciones necesarias, probar diferentes estrategias,
equivocarse compartiendo esta posibilidad con otros hasta encontrar la manera de dar
respuesta a las necesidades.

Red Familia- Escuela


La Escuela no es hoy el único contexto de educación ni sus docentes los únicos
agentes educadores, al menos también la familia y los medios de comunicación
desempeñan un importante papel educativo. Antes las nuevas formas de socialización y el
poder adquirido por otros agentes en la educación de los niños, la escuela se ve obligada a
establecer de nuevo su papel formativo, dando un nuevo significado a su acción con nuevos
modos. Entre ellos, la colaboración con las familias y la inserción con la comunidad.
Al hablar de la red Familia- Escuela habrá que partir de pensar en la gran variedad
de familias que conforman nuestra sociedad hoy: biparentales, monoparentales, extensas,
migrantes, ensambladas, etc. También los diferentes miembros participan en diferentes
contextos sociales lo que le da a cada familia un modo particular de funcionamiento y de
vinculación con los otros. Estas diferentes familias llegarán a la escuela con expectativas y
demandas, con ideales diferentes en cuanto a la escolaridad de su hijo, con un modo
particular de comunicarse con los docentes.
La escuela, a su vez, funcionará en un contexto social determinado, tendrá una
historia determinada; cada integrante de la comunidad educativa, al igual que las familias,
será parte de múltiples redes.
Para poder comenzar a armar esta red la escuela tendrá que plantearse si considera
importante la participación de los padres para su funcionamiento y si favorece el encuentro
entre docentes y padres para que tomen conciencia mutua de su papel en la educación de
los niños.
Muchas veces existen ciertos recelos, tanto por parte de los docentes como de las
familias para trabajar unidos, lo que plantea problemas a la hora de elaborar un proyecto
que los aúne en un mismo fin. La elaboración de un proyecto en común requiere, a veces, la
modificación por parte de la familia y de los docentes de sus creencias con respecto a quién
o cómo educar.
El niño, hijo y alumno, vive y crece entre ambas instituciones que tienen un objetivo
común: su desarrollo. Muchas veces podemos ver que el niño no avanza en sus
aprendizajes cuando los padres y el docente actúan sin coordinar sus objetivos y
expectativas con respecto al proceso educativo.
En el proceso de humanización y educación, tanto la familia como la escuela
cumplen una función esencial, pero cada uno dentro de su ámbito de actuación.
Indudablemente, el primer contexto de humanización, y el primer agente educativo, es la
familia, y el segundo, la escuela. La familia humaniza y educa desde la afectividad, cuidado
y atención y la escuela dando conocimientos y estimulando el desarrollo cognitivo,
actitudinal y procedimental; en esta interacción el niño adquiere su identidad personal,
familiar, escolar y cultural. Por ello, es primordial la complementariedad entre familia y
escuela, de modo que la familia aporte una sólida base de valores y conocimientos
cotidianos, sobre los que la escuela fundamente los pilares de la alfabetización, tecnología,
cultura, etc.
Escuela y familia tienen su propio sello de identidad, así como funciones y
responsabilidades delimitadas, por lo que no cabe que entren en conflicto. Al unirse
comienzan a armar un nuevo contexto significativo donde debe respetarse el ámbito de
accionar de cada uno pero favoreciendo la participación de todos en este nuevo contexto.
En este nuevo contexto es preciso que elaboren un proyecto que tenga como eje al niño y la
atención a sus necesidades. Este proyecto en común requiere, a veces, la modificación por
parte de la familia y de los docentes de sus creencias con respecto a quién y cómo educar, y
lo que se debe hacer o enseñar. Para lograr esto se hace necesario que prime la
comunicación entre padres y docentes. El intercambio de información contribuye a
favorecer las relaciones y a compartir la acción educativa en ámbitos concretos.
Este nuevo campo de acción que abre un nuevo campo de significaciones no es
cerrado sino que permite la vinculación con otras organizaciones y personas de su red
social (comerciantes, hospital, clubes, etc.). Esto permitirá armar una red de relaciones que
posibilitará ampliar el universo de saberes posibles y enriquecer el aprendizaje de los niños
y el propio.
Familia, escuela y otros agentes sociales, al unirse como red social, tienen que
cuestionarse las finalidades que pretenden y plantearse: qué tipo de hombre quieren educar,
qué sociedad futura quieren construir, qué educación dan y qué educación es preciso dar
para preparar al ciudadano de mañana, así como qué escuela han de poner en marcha para
responder a este tipo de educación; en definitiva, que proyecto educativo quieren llevar a
cabo.
Un aspecto importante para que esta red funcione correctamente y se pueda
concretar el proyecto planteado es el intercambio de información entre docentes y familia;
esto contribuye a favorecer sus relaciones y a compartir su acción educativa en ámbitos más
concretos como: 1) conocer al menor y su actuación en el otro contexto, familiar o escolar;
2) establecer pautas educativas comunes que den coherencia a las reglas y normas que se
aplican al niño, tanto en la familia como en el aula; 3) ofrecer a las familias estrategias y
modos de actuar con el niño; 4) conocer la labor educativa de la escuela.
Es importante que la familia conozca y valore el trabajo que el docente realiza y que
el docente comprenda las presiones a las que la familia se encuentra sometida para que esta
red pueda cumplir su función. Una vez establecidas relaciones de comprensión mutua, es
posible plantearse el diseño de un proyecto educativo común.
Compete a la escuela intentar este acercamiento a las familias diversas que se
presentan en las instituciones educativas para poder armar nuevos acuerdos y establecer
modalidades de participación. Los padres de los estudiantes no son usuarios, espectadores,
consumidores o beneficiarios de los servicios que le presta la escuela. Son miembros de
hecho y de derecho de la comunidad educativa, con responsabilidades y obligaciones que
deben asumir según sus posibilidades.
La escuela debe reconocer las fortalezas y oportunidades más que las limitaciones y
carencias de las familias; debe generar espacios (talleres, encuentros, jornadas, etc.) para la
reflexión y el crecimiento conjunto; proporcionar oportunidades significativas de
participación dejando de lado la idea de “padres colaboradores” y continuamente
satisfechos para dar espacio al pluralismo, la diversidad, la autonomía y la implicación en
los diferentes temas.
Es muy común que la escuela mida la participación de los padres por la asistencia a
las reuniones de padres y a los actos escolares. Pero hay otras maneras de poder
involucrarlos: consultas sobre distintos temas, elaboración de propuestas, delegación de
tareas, codecisión, cogestión, etc.
La verdadera participación no es solo preguntar al otro que le gustaría tener o
realizar sino incluir la pregunta de que están dispuestos a hacer para obtenerlo. Este es el
verdadero protagonismo donde las decisiones se toman de manera compartida entre los
actores involucrados.
Como afirma Gimeno Sacristán “no es la colaboración de la familia lo que nos
amenaza, sino, precisamente, la que nos permite contaminarles racionalmente nuestros
proyectos.” (4)

Ante la complejidad de la sociedad actual, ambas instituciones han de comprometer


sus esfuerzos para diseñar planes de actuación conjunta, que respondan a las demandas
generadas por los cambios sociales, culturales y tecnológicos. Cambios que reclaman
enfoques globales para educar. Ningún entorno educa integralmente, sino que es necesaria
la complementariedad, la colaboración y la suplencia.
El funcionamiento en redes no puede ni debe reemplazar el papel del Estado en el
financiamiento, la provisión y la orientación de la educación. El trabajo en red entre
Familia y Escuela solo puede darse plenamente con el acompañamiento de los organismos
provinciales y nacionales.

Notas
(1) E. Dabas. Red de redes. Las prácticas de la intervención en redes sociales. Pag. 25
(2) F. Hiller. M. Ameijeiras. J. Piccone. “Construyendo redes en educación”. Pag. 34
(3) Dabas, Elina. Redes. El lenguaje de los vínculos. Pag. 119
(4) Gimeno Sacristán, J. Poderes Inestables en la Educación. 1998

Bibliografía
 Aguilar Ramos, M. “Es posible educar en colaboración”. Revista Novedades Educativas.
Año 19 Nro 201. Septiembre 2007. Bs. As
 Aisenson, D. Castorina, J. Elichiry, N y otros. Aprendizaje, sujetos y escenarios. Noveduc.
Bs. As. 2007. Bs. As.
 Bolivas, A. “Familia y Escuela: dos mundos llamados a trabajar en común. Revista de
Educación. Nro 339. Pag 119- 146. Granada. 2006.
 Cerletti, L. “Familias, Escuelas e interacciones cotidianas”. Revista Novedades Educativas.
Año 19 Nro 201. Septiembre 2007. Bs. As
 Coronado, M. Gómez Boulin, M. “La Escuela ante las familias. Algunas notas básicas para
una relación saludable”. Revista Novedades Educativas. Año 19 Nro 201. Septiembre 2007.
Bs. As
 Dabas, E. Najmanovich, N. Redes. El lenguaje de los vínculos. Paidos. Bs. As. 1995
 Dabas, E. Red de redes. Las prácticas de la intervención en redes sociales. Paidos. Bs. As.
1993
 Dabas, E. Redes Sociales: familia- escuela. Paidos. Bs. As 1998
 Dabas, E. Viviendo Redes. Experiencias y Estrategias para fortalecer la trama social.
Ediciones Ciccus. Bs. As. 2007
 García Bocete, F. “Las relaciones escuela – familia: un reto educativo”. Revista Infancia y
Aprendizaje. Nro 26. Pag 425- 437. 2003
 Hiller, F. Ameijeiras, M. Piccone, J. “Construyendo redes en educación”. Revista
Novedades Educativas. Año 18 Nro 199. Julio 2007.
 Lozares, C. “La teoría de Redes Sociales”. Revista de Sociología. Nro 48. Pag 103-126.
Barcelona. 1996
RECUPERADO DE: http://educacionflia.blogspot.mx/2013/03/redes-sociales-familia-y-
escuela.html , EL 19 DE MARZO DE 2015. 9:48 A.M.

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