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ATENEA, diosa.
6
XENA: (Al Coro) ¡Soldados de la guardia de Tebas! ¡A las
murallas! La desgracia nos ha traído tras vuestras puertas. Cerradlas
pronto, antes de que los soldados de Argos las atraviesen e incendien
vuestra ciudad.
7
CLORIS: ¡Hijo mío! ¿Dónde están tus compañeros? ¿Dónde los
hijos de todas las tebanas?
XENA: Toda mi vida, desde que por vez primera te vi, ha estado
consagrada a tu protección. No lo he hecho por sentido del deber, ni
tan sólo por amor hacia tu persona. Lo he hecho porque no he podido
evitarlo. Mi destino es salvarte de todo mal, como el destino del
desgraciado Edipo fue yacer en el lecho de su propia madre, fruto ése
de todos los demás males que se han abatido sobre esta ciudad.
TIRESIAS: ¡Ay, ay, ay! Funestas noticias son las que me das.
¿Qué cruel destino ha llevado a que, entre los siete héroes, tuviera
que caer precisamente el hijo de Adrasto? Pues es sabido por los
dioses que, en cuanto el anciano rey de Argos vea a su hijo muerto,
él también morirá, de la pena de contemplar ése antinatural destino.
aunque tal vez no todo suceda como los hados tienen previsto. Pero
recordad esto: alguien deberá sacrificarse para que ello sea posible.
CORO: Así sea, pues ya bien hemos visto que nuestra ciudad
está maldita y acabada. Marchemos pues.
FIN