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INTRODUCCIÓN A LA ONTOLOGÍA – CONCEPTOS FUNDAMENTALES


(Actualizado al 10 de marzo de 2012)

A continuación encuentra tres de los principales conceptos para comprender los contenidos de ontología.
Como ejercicio de lectura, debe componer un mentefacto por cada uno de ellos. Este trabajo puede realizarse
en parejas de tal forma que los estudiantes compartan su análisis.

POR BONOS: Componga un diagrama de Venn para señalar sus semejanzas y diferencias. Además si
entrega alguno o todos los mentefactos en archivos para lectura en computadora, también recibirá
bonificación.

METAFÍSICA.

La palabra 'metafísica' debe su origen a una denominación especial en la clasificación de las obras de
Aristóteles hecha en el siglo I por Andrónico de Rodas. Como los libros que tratan de la filosofía primera
fueron colocados en la edición de las obras del Estagirita detrás de los libros de la Física, se llamó a los
primeros Metafísica, τα μετά τα Φυσικά, es decir, "los que están detrás de la Física". Esta designación, cuyo
primitivo sentido parece ser puramente clasificador, tuvo posteriormente un significado más profundo, pues
con los estudios que son objeto de la "filosofía primera" se constituye un saber que pretende penetrar en lo
que está situado más allá o detrás del ser físico en cuanto tal.

Según el propio Aristóteles, "hay una ciencia que estudia el ser en tanto que ser, y lo que le pertenece en
propio. Esta ciencia no se confunde con ninguna de las llamadas ciencias particulares, pues ninguna de ellas
considera en general el ser en tanto que ser, sino únicamente una parte del mismo" (Met., Γ, Ι, 1003 a 20). En
cambio, esta ciencia investiga "los primeros principios y las causas más elevadas" (op. cit., 1003 a 25).
Merece por ello ser llamada "filosofía primera", πρώτη φιλοσο- φία, a diferencia de toda "filosofía segunda",
δευτέρα φιλοσοφία (op. cit., 2, 1004 a 1). (…)

Desde que Aristóteles determinó el objeto de la "filosofía primera" y desde que se usó, además, el término
'metafísica' ( metaphysica ) como equivalente a 'filosofía primera' se han suscitado muchos problemas. Uno de
ellos, del que trataremos a continuación, es el del objeto propio de "la metafísica". En el propio Aristóteles hay
una vacilación que va a determinar muchas de las discusiones posteriores al respecto. Por un lado, lo que
llama "filosofía primera" (o la "metafísica), al ocuparse del ser como ser, de sus determinaciones, principios,
etc., se ocupa de "algo" que es, desde luego, superior, y hasta supremo, en el orden de "lo que es" y en el
orden también de su conocimiento. Pero este "ser superior o supremo" puede entenderse de dos modos: o
como estudio formal de lo que luego se llamarán "formalidades", en cuyo caso la metafísica será lo que se
llamará luego "ontología", o bien como estudio de la substancia separada e inmóvil —el primer motor, Dios—,
en cuyo caso será, como Aristóteles la llama, "filosofía teológica", φιλοσοφία θεολογική , es decir, teología,
θβολογία (Met., E, l, 1026 a 19).

(…) Para Descartes, la metafísica es una prima philosophia que trata de cuestiones como "la existencia de
Dios y la distinción real entre el alma y el cuerpo del hombre". (…) La metafísica es posible como ciencia
solamente cuando se apoya en una verdad indubitable y absolutamente cierta, por medio de la cual pueden
alcanzarse las "verdades eternas". La metafísica sigue siendo en gran medida ciencia de "lo trascendente",
pero esta trascendencia se apoya en muchos casos en la absoluta inmediatez e inmanencia del yo pensante.

Otros autores rechazaron la posibilidad del conocimiento metafísico y, en general, de toda realidad estimada
trascendente. El caso más conocido en la época moderna es el de Hume. La distribución de todo
conocimiento en conocimiento o de hechos o de "relaciones de ideas" deja sin base el conocimiento de
cualquier objeto "metafísico"; no hay metafísica, porque no hay objeto de que tal pretendida ciencia pueda
ocuparse.

(…) la metafísica, agudizó (…) en particular las dos cuestiones siguientes: (1) si la metafísica es posible
(como ciencia); (2) de qué se ocupa. Central en la discusión de estos dos problemas es la filosofía de Kant.
Este autor tomó en serio los embates de Hume contra la pretensión de alcanzar un saber racional y completo
de la realidad, pero a la vez tomó en serio el problema de la posibilidad de una metafísica. En particular se
interesó Kant por cómo es posible fundamentar la metafísica de un modo definitivo, con el fin de que deje de
ser lo que ha sido hasta ahora: un "tanteo". La metafísica ha sido hasta ahora "una ciencia racional
especulativa completamente aislada", basada únicamente en los conceptos y no, como la matemática, en la
aplicación de los conceptos a la intuición". La metafísica ha sido hasta ahora "la arena de las discusiones sin
fin"; edificada sobre el aire, no ha producido sino castillos de naipes. No puede, pues, continuarse por el
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mismo camino y seguir dando rienda sueltas a las especulaciones sin fundamento. Por otro lado, no es
posible simplemente adherirse al escepticismo: es menester fundar la metafísica para que "llegue a
convertirse en ciencia" y a este efecto hay que proceder a una crítica de las limitaciones de la razón. La
metafísica, en suma, debe someterse al tribunal de la crítica, a la cual nada escapa ni debe escapar. Kant
niega, pues, la metafísica, pero con el fin de "fundarla". (…) De consiguiente, la metafísica no parece poder
ser una "ciencia teórica" en ningún caso. De ahí el naso a la "razón práctica", en la cual parece darse la
metafísica no como una ciencia, sino como una realidad moral. Pero esta posición no es tampoco
satisfactoria si se quiere que la metafísica se convierta realmente en ciencia. Parte de la obra de Kant, a partir
de la Crítica del juicio, puede comprenderse como un intento de responder a este desafío de la metafísica
como ciencia.

(…) con Ortega y Gasset, (…) la metafísica no es propiamente una ciencia, porque es el saber dentro del cual
se dan los demás saberes (sin que éstos, por lo demás, se deriven necesariamente de aquel, ya que no es lo
mismo "basarse en" que "estar fundado o radicado en").

Existencialismo, bergsonismo, actualismo y otras muchas corrientes de nuestro siglo son o de carácter
declaradamente metafísico o reconocen que lo que se hace en filosofía primariamente es un pensar de algún
modo "metafísico". En cambio, otras corrientes contemporáneas se han opuesto decididamente a la
metafísica, considerándola como una pseudo-ciencia. Tal sucede con algunos pragmatistas, con los marxistas
y en particular con los positivistas lógicos (neopositivistas) y muchos de los llamados "analistas". Común a los
positivistas es el haber adoptado una posición sensiblemente análoga a la de Hume. A la posición de Hume
han agregado consideraciones de carácter "lingüístico". Así, se ha mantenido que la metafísica surge
únicamente como consecuencia de las ilusiones en que nos envuelve el lenguaje. Las proposiciones
metafísicas no son ni verdaderas ni falsas: simplemente, carecen de sentido. La metafísica no es, pues,
posible, porque no hay "lenguaje metafísico". La metafísica es, en suma, "un abuso del lenguaje".

(…) Otros han distinguido entre una "buena metafísica" y una "mala metafísica". Así, N. Hartmann ha
distinguido entre ontología especulativa y ontología crítica. Esta distinción puede aplicarse a la metafísica.
Según ella, la metafísica especulativa es la metafísica constructiva, más inclinada a edificar sistemas que a
examinar los supuestos e implicaciones de los conceptos usados. La metafísica crítica, en cambio, es
fundamentalmente un análisis — pero no, o no sólo, un "análisis lógico". P. F. Strawson ha distinguido entre
una metafísica revisionaria y una metafísica descriptiva. La metafísica revisionaria (cultivada, bien que no sin
consideraciones de tipo descriptivo por Descartes, Leibniz y Berkeley, entre otros) es la que se propone erigir
la mejor estructura conceptual posible para la comprensión y explicación de lo real y de sus diversas formas.
La metafísica descriptiva (cultivada, aunque no sin intenciones de tipo revisionario, por Aristóteles y Kant,
entre otros) es la que describe "la estructura efectiva de nuestro pensamiento acerca del mundo". Según
Strawson, la metafísica revisionaria crea productos conceptuales de interés permanente, pero se halla al
servicio de la metafísica descriptiva. Esta última es parecida al "análisis conceptual" en el sentido de la
escuela de Oxford (v.), si bien difiere de él por su alcance y generalidad. Los autores que han admitido un
pensamiento metafísico como pensamiento de la realidad radical estarían también, sospechamos, inclinados a
admitir una distinción entre la metafísica especulativa y otro tipo de metafísica, que si es "especulativa" lo es
de la realidad.

Los debates sobre la naturaleza y posibilidad de la metafísica pueden llevar a muchos ánimos a la confusión.
(…) Una de las conclusiones para entender la problemática, es que en todos los casos la metafísica parece
ser, como decía Aristóteles, “el saber que se busca” [es decir, en metafísica se pregunta qué es metafísica y si
ella es posible] (…). En un sentido radical de esta expresión, la metafísica parece ser "lo buscado", y,
además, lo buscado mediante un "tanteo". El "tanteo" de que hablaba, y que deploraba, Kant, puede muy bien
ser una condición propia de toda investigación metafísica, incluyendo la investigación de la naturaleza de la
metafísica. (…) Tan pronto, en efecto, como el metafísico ha creído encontrar un objeto —que sea el objeto—
propio y definitivo para su saber o el método juzgado infalible, descubre que el objeto era parcial (o
inexistente) y el método insuficiente (o engañoso). De ahí el carácter insatisfactorio de todas las definiciones
dadas de la metafísica y el continuo rechazo por ésta de todos los objetos que ha ido sucesivamente
proclamando como temas propiamente metafísicos. "Sucede ·—ha escrito Gilson— como si la historia de la
metafísica fuera la de una ciencia que no acierta nunca a dar con su objeto". Es cierto. Pero habría que
añadir: "y que en el curso de este desacertar va descubriendo paulatinamente su objeto". La paradoja de
Bradley es por ello todavía iluminadora: "La metafísica es el hallazgo de malas razones para lo que creemos
por instinto, pero el encontrar estas razones no es ya un instinto."

TEODICEA.
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En 1710 Leibniz publicó una obra —parte de la cual parece haber sido escrita catorce años antes— titulada
Essais de théodicée sur la bonté de Dieu, la liberté de Thomme et l'origine du mal (…).

Con la obra en cuestión Leibniz propuso el nombre theodicée (teodicea) para designar toda investigación
destinada a explicar la existencia del mal y a justificar la bondad de Dios. Este tipo de investigación es muy
antiguo, pues (…) gran número de filósofos se han esforzado desde la Antigüedad por llevar a cabo lo que
Leibniz entendía por 'teodicea'. Pero mientras antes de Leibniz se trató del análisis —e intento de solución—
de un problema, desde el citado filósofo la investigación en cuestión tendió a convertirse en una disciplina
filosófica. Algunos autores consideraron que esta disciplina constituye una parte de la teología: la llamada
teología natural. Así sucedió con Wolff, el cual incluyó los temas de la teodicea en su Theologia naturalis
methodo scientia pertracta. (…) Otros autores se opusieron a las opiniones de la llamada "escuela de Lebniz-
Wolff" sobre el problema, utilizando el vocablo 'teodicea' en sus refutaciones; así ocurre con el escrito de Kant
"sobre el fracaso de todos los ensayos filosóficos en la teodicea", (…) publicado en el número de setiembre de
1791 del Berliner Monatschríft. En los siglos XIX y XX el nombre 'teodicea' ha sido adoptado como
designación de una disciplina especial dentro de la teología (natural) por muchos autores de tendencia
neoescolástica.

ONTOLOGÍA.

Desde el momento en que Aristóteles habló de una "filosofía primera" e incluyó en ella tanto el estudio del
ente en cuanto ente como el estudio de un ente principal al cual se subordinan los demás entes, se abrió la
posibilidad de distinguir entre lo que luego se llamó "ontología" y lo que con mayor frecuencia se entendió por
"metafísica". (…) Sólo a comienzos del siglo XVII surgió el término Ontología'.

(…) es notorio que los autores que usaron Ontología' u Ontosofía' tendieron a destacar el carácter "primario"
de esta ciencia frente a cualquier estudio "especial". Por eso si la ontología pudo seguir siendo identificada
con la metafísica, lo fue con una "metafísica general" y no con la "metafísica especial". La ontología fue —
cuando menos en la llamada "escuela de Leibniz-Wolff"— la primera ciencia racional por excelencia; por eso
la ontología como ontología rationalis podía preceder a la cosmología rationalis, a la psychologia rationalis y a
la theologia rationalis.

(…) Con el nombre Ontología' se designaba el estudio de todas las cuestiones que afectan (…) al
conocimiento de los "géneros supremos de las cosas" [Ejemplo: la llamada supra en los mentefactos]. La
superposición de la ontología con la metafísica general representaría ya, por lo tanto, un primer paso hacia
aquel mencionado proceso de divergencia de las significaciones en los vocablos 'metafísica* y Ontología'. En
efecto, todo lo que se refiriese al "más allá" del ser visible y directamente experimentable, quedaría como
objeto de la "metafísica especial", que sería, efectivamente, una trans-physica. La "metafísica general u
ontología" se ocuparía, en cambio, sólo de "formalidades", bien que de un formalismo distinto del
exclusivamente lógico. (…) Su nombre (ontología) ha sido aplicado retroactivamente a todas las
investigaciones sobre las determinaciones más generales que convienen a todos los entes, los
trascendentales. Esta referencia a los trascendentales explica, por lo demás, el sentido en que fue tomada la
ontología por Kant, quien pudo llegar a concebirla como el estudio de los conceptos a priori que residen en el
entendimiento y tienen su uso en la experiencia.

Ahora bien, la misma imprecisión que rige en la cuestión de los trascendentales hace que la ontología sea
entendida de maneras diferentes. Por un lado, es concebida como ciencia del ser en sí, del ser último o
irreductible, del cual dependen todos los entes. En este caso, la ontología es verdaderamente metafísica, esto
es, ciencia de la realidad o de la existencia en el sentido más propio del vocablo. Por otro lado, la ontología
parece tener como misión la determinación de aquello en lo cual los entes consisten y aun de aquello en que
consiste el ser en sí. Entonces es una ciencia de las esencias y no de las existencias; es, como se ha
precisado últimamente, teoría de los objetos. (…)

Como disciplina especial de la filosofía la ontología ha sido cultivada durante los siglos XVIII y XIX no sólo por
autores que han seguido la tradición escolástica y la escuela de Wolff (o ambas), sino por otros autores y
tendencias. Así ocurre con Herbart (donde la ontología es la ciencia que investiga el ser de los "reales", con
Rosmini, que hace de las ciencias ontológicas las ciencias que estudian el ser como es a diferencia de las
ciencias deontológicas que estudian el ser como debe ser, etc.

Nos referiremos a continuación a diversos modos de entender la ontología en el siglo XX.

Para Husserl, que considera nuestra disciplina como una ciencia de esencias, la ontología puede ser formal o
material. La ontología formal trata de las esencias formales, o sea de aquellas esencias que convienen a
todas las demás esencias. La ontología material trata de las esencias materiales y, por consiguiente,
constituye un conjunto de ontologías a las cuales se da el nombre de ontologías regionales. Ahora bien, la
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subordinación de lo material a lo formal hace, según Husserl, que la ontología formal implique al mismo
tiempo las formas de todas las ontologías posibles. La ontología formal sería el fundamento de todas las
ciencias; la material sería el fundamento de las ciencias de hechos, pero como todo hecho participa de una
esencia, toda ontología material estaría a su vez fundada en la ontología formal.

Para Heidegger, hay una ontología fundamental que es precisamente la metafísica de la Existencia. La misión
de la ontología sería en este caso el descubrimiento de "la constitución del ser de la Existencia".
“Fundamental” porque por ella se averigua aquello que constituye el fundamento de la Existencia, esto es, su
finitud. Pero el descubrimiento de la finitud de la Existencia como tema de la ontología fundamental no es para
Heidegger más que el primer paso de la metafísica de la Existencia y no toda la metafísica de la Existencia.
La ontología es, en realidad, única y exclusivamente, aquella indagación que se ocupa del ser en cuanto ser,
pero no como una mera entidad formal, ni como una existencia, sino como aquello que hace posibles las
existencias. La identificación de la ontología con la metafísica general ha de encontrar en esta averiguación
del ser como trascendente la superación de las limitaciones a que conduce la reducción de la ontología a una
teoría de los objetos o a un sistema de categorías.

Para Nicolai Hartmann, en cambio, la justificación de la ontología consiste (…) en el reconocimiento de lo que
es metafísicamente insoluble. Por eso propone distinguir entre la antigua ontología sintética y constructiva,
propia de los escolásticos y racionalistas, que pretende ser una lógica del ente y un paso continuo de la
esencia a la existencia, y la ontología analítica y crítica, que se ocupa de situar en su lugar lo racional y lo
irracional, lo inteligible y lo trasinteligible, más allá de todo racionalismo, irracionalismo, realismo o idealismo.

R. Carnap ataca el problema de las cuestiones "llamadas falsamente ontológicas" mediante una distinción
entre " 'cuestiones' internas" y " 'cuestiones' externas". Las primeras son las que se suscitan dentro de un
"marco" cualquiera ("marcos" de entidades tales como "el mundo de las cosas", "el sistema de los números",
"las proposiciones", etc.). Preguntar: "Este x, ¿es real o imaginario?", "¿Hay un número primo mayor que
100?", etc., son cuestiones internas. En cambio, las " 'cuestiones' externas" se refieren al marco mismo:
"¿Existe el mundo real?" (o mejor: "¿Existe la 'cosa mundo' misma?"), "¿Qué clase de ser tienen los números
— entidades subsistentes, seres ideales, trazos sobre el papel con los cuales se calcula?" Estas cuestiones
deberían contestarse aparentemente mediante una investigación que "trascendiese" los "objetos internos".
Más no es este el caso, según Carnap. Las " 'cuestiones' externas" se refieren a asuntos desprovistos de
contenido cognoscitivo y no son propiamente teóricas (…). Todo el error consistiría, pues, en tratar las
"'cuestiones' externas" (que no son propiamente "cuestiones") como " 'cuestiones' internas", en vez de
referirlas a decisiones últimamente justificables por su resultado.

OTROS CONCEPTOS DIRECTAMENTE RELACIONADOS CON ESTE ÁMBITO FILOSÓFICO

- TRASCENDENTALES

- ESENCIA

- ENTE

- SER

- Existencia

- Realidad

- Dualismo

- Devenir

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