Sei sulla pagina 1di 6

Morales Romero 1

Benemérita Universidad Autónoma de Puebla


Facultad de Filosofía y Letras
Colegio de Lingüística y Literatura Hispánica
Seminario Optativo de Crítica Biográfica
14 de febrero de 2018

A la persona llamada Rosario Castellanos

Aquí, bajo esta rama, puedes hablar de amor. Más allá es la ley, es la necesidad, la pista de

la fuerza, el coto del terror, el feudo del castigo. Más allá, no.

– Rosario Castellanos

Novelista, ensayista, periodista, diplomática, pero ante todo, ella como ser humano.

Rosario Castellanos, a través de su literatura, habla para y sobre sí misma; pero a su vez,

podemos apreciar también la imagen, no solo de una, sino de la Mujer (con mayúsculas) del

siglo XX luchando por tener una voz propia con la cual poder expresarse, discutir, existir.

La vida diaria, el amor, el trabajo, la muerte, el dolor y el ser mujer son los temas

más recurrentes dentro de su obra, que incluye tres novelas, dos obras de teatro, once

poemarios, entre muchos otros géneros más; podríamos seguir y citar cada libro publicado

que la autora realizó durante su vida, pero es algo que fácilmente puedes encontrar ingresando

a cualquier sitio de internet.

Sin embargo, lo que hace diferente a esta escritora es la dualidad que ella misma

representa, la lucha de una mujer que quiere ser libre y dueña de sí misma, pero también la

figura femenina eternamente enamorada, cuyos sentimientos no le dejan alcanzar sus otros

sueños.
Morales Romero 2

Rosario Castellanos Figueroa nace en la Ciudad de México el 25 de mayo de 1925,

en el seno de una familia acomodada que pronto ve cambiada su suerte por las reformas

agrarias del presidente Lázaro Cárdenas, por lo cual, al poco tiempo se mudan al Estado de

Chiapas, específicamente a Comitán, donde Rosario pasa toda su niñez y gran parte de la

adolescencia.

De la mano de la nana chamula que la cuida, Rosario pasa los primeros años de su

vida en medio de dos culturas que se enfrentan: la mestiza y la indígena, que le permite darse

cuenta de la desigualdad y discriminación a la que es sometida la segunda; más tarde, lo

recordará y retomará como tema recurrente en su literatura.

Debido a lo anterior, sus textos son rápidamente encasillados por la crítica como

parte del movimiento indigenista, etiqueta que ella rechaza totalmente. En sus propias

palabras, Castellanos nos dice:

(…) yo no creo que esta inclusión sea válida porque lo que se entiende por

literatura indigenista corresponde a una serie de esquemas (…) en la cual se

dividen los buenos y los malos por el color de la piel; y naturalmente los

buenos son los indios porque son las víctimas, y los malos son los blancos

porque son los que ejercen el poder (…) y yo no creo que estos esquemas sean

válidos. (4)

La diferencia es clara, su perspectiva parece inclinarse más hacia tratar al indígena

como un ser humano, igual a los de raza blanca, no como un personaje marginal, diferente.

A la edad de siete años, su hermano menor, Mario Benjamín, muere, no se sabe bien

de qué, ya sea tuberculosis o una apendicitis, este suceso le hace darse cuenta de muchas
Morales Romero 3

cosas, pues que se descubre abandonada por sus padres, quienes se hunden en la tristeza de

haber perdido al varón de la familia.

Elena Poniatowska, en su ensayo “¡Ay vida, no me mereces!” se refiere a este

momento de la siguiente manera: “Murió Benjamín, el hermano menor, y aunque los padres

lo sintieron tanto que la olvidaron a ella (al menos ella así lo vivió) a Rosario, la madre

empezó a cuidarla en tal forma que la niña se sintió presa” (s.p); pero fue este

comportamiento antipático y a la vez, de sobreprotección que recibe por parte de sus

progenitores los que encaminan el carácter independiente de Castellanos, crece para ser

libre… para que la tomen en cuenta.

En 1941, con dieciséis años se muda a la Ciudad de México por motivos académicos

e ingresa a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) donde se gradúa como

maestra en filosofía en 1950. La mitad de siglo representa para novelista un periodo de gran

actividad, se integra a los grupos literarios de la época, lo que le permite conocer y

relacionarse con otros jóvenes, quienes, al igual que ella, están llenos de nuevas ideas, entre

los que se encuentran Ernesto Cardenal, Jaime Sabines y Augusto Monterroso. Pero sobre

todo, en esta época conoce a dos de las personas que más van a marcarla en todas las maneras

posibles: la primera, Dolores Castro, quien sería su amiga el resto de su vida; y Ricardo

Guerra, quien sería, casi hasta sus últimos años, el gran amor de Rosario.

Su amor no prospera, parece más bien, unilateral y es ella la que está perdiendo.

Desde el principio, cuando al intercambiar correspondencia y ella le trata de usted, le habla

de ella misma, pero siempre en un tono de inferioridad: no sabe quién es o cómo es pero

promete averiguarlo para decírselo a él, le escribe demasiado y a su vez, le pide que le escriba

de vuelta: “Si usted quiere, haga lo mismo” (75).


Morales Romero 4

A pesar de todo, Guerra no lo hace, la ignora hasta el punto en que Rosario decide

que ha tenido suficiente, no obstante, cuando está a punto de olvidarlo, le responde, nada

romántico ni a la altura de los sentimientos de Castellanos, su misiva se reduce a una postal

con un “He estado bien. Firma: Ricardo” y ella vuelve a confesarle su amor y se proclama

suya, en un ciclo que se repite una y otra vez a lo largo de la vida de la autora; aún con todo,

se casan en 1958 y tienen un hijo juntos llamado Gabriel, ambos forman parte activa en su

poesía y sus cartas incluso después del divorcio en 1971.

No obstante, para conocimiento tuyo y mío, esta imagen de mujer enamorada no le

impide seguir con sus convicciones, el mismo año de su graduación y hasta 1951 estudia

estética en la Universidad de Madrid con una beca otorgada por Instituto de Cultura

Hispánica; tiempo después, en 1954 vuelve a ser becada, ahora por la Fundación Rockefeller

en el Centro Mexicano de Escritores. Al regresar de España, comienza a escribir

regularmente para el diario Excélsior y se convierte en secretaria del Pen Club de México.

En 1961 obtuvo el puesto de directora de Información y Prensa en la UNAM y

también fue profesora de la Facultad de Filosofía y Letras, donde enseñó filosofía y literatura;

seguidamente formo parte del cuerpo docente de la Universidad Iberoamericana.

Internacionalmente, Rosario Castellanos también fue muy reconocida, al ser invitada para

enseñar en las universidades de Wisconsin, Colorado e Indiana, donde sus clases se

convierten en las más solicitadas.

Dedicada la mayor parte de su carrera a la docencia y a la promoción de la cultura

y las artes en varias instituciones gubernamentales, es nombrada embajadora en Israel en

1971 donde desempeña el cargo, no solo como diplomática sino también como maestra en la
Morales Romero 5

Universidad Hebrea de Jerusalén, hasta el día de su muerte, tres años después, el 7 de agosto

de 1974 a causa de una descarga eléctrica cuando tomaba un baño.

Su vida termina abrupta y trágicamente a la edad de 49 años y parece que vivió

como muchas otras antes que ella, entregadas a la ilusión de un amor que solo sirvió para

retenerla y hacerla sufrir, pero verás mi querido lector, que ella no solo fue la parte que amó,

sino la que sintió, la que luchó, y sobre todo la que se hizo escuchar en un mundo de hombres.
Morales Romero 6

Referencias

Alba, Luz Fernández de. «Otro Modo de ser Rosario Castellanos.» Universodad Nacional

Autónoma de México (s.f.): 79 - 87.

Castellanos, Rosario. Poesía no eres tú. México: Fondo de Cultura Económica, 1972.

Hind, Emily. «De Rosario Castellanos al Hombre Ilustre, o, Entre dicho y hecho hay un

problemático Pecho.» Letras Femeninas (2005): 27 - 46.

Leguizamón, María Luisa Cresta de. En recuerdo de Rosario Castellanos. Ciudad de México,

11 de febrero de 2018.

https://cdigital.uv.mx/bitstream/123456789/4125/1/197619P3.pdf.

Morales, Gilda Luongo. «El moldeado autobiográfico en Dos Poemas de Rosario

Castellanos.» Revista Chilena de Literatura (1999): 89- 109.

Poniatowska, Elena. ¡Ay vida, no me mereces! Ciudad de México: Editorial Contrapuntos,

1985.

—. Las siete cabritas. México : Ediciones Era, 2000.

Salgado, María A. «El "Autoretrato" de Rosario Castellanos: reflexiones sobre la feminidad

y el arte de retratarse en México .» Letras Femeninas (1988): 64 - 72.

Potrebbero piacerti anche