La esencia de la educación es buscar la verdad mediante el conocimiento y eso
requiere de tiempo y disciplina, en tanto que el objetivo primordial de la educación de calidad es ampliar y profundizar la capacidad del pensamiento y capturar la verdad para impedir vagar sin rumbo y gastar energías en alucinaciones y otros proyectos inútiles.
2. ¿Cuál debería ser la función de la educación?
Debe ser una educación que desarrolle en las personas la capacidad de
adquirir y transformar sus conocimientos y destrezas, de potenciar la capacidad de innovar y aplicar los conocimientos en la solución de problemas.
Pero, al mismo tiempo, la educación debe ofrecer herramientas para atender la
otra cara del progreso científico y tecnológico: los problemas medio ambientales y las desigualdades sociales.
3. ¿Cómo construimos una educación para la libertad?
Una buena educación para la libertad no puede basarse en estupendas
definiciones. Ni en un repaso histórico por la historia de la filosofía, como tampoco encuentra su fundamento en repetir hasta la saciedad la importancia de los Derechos Humanos. Ni tan siquiera en la reflexión personal, en las experiencias de vida, por mucho que éstas ayuden a construir y conecten con la realidad. Debería abarcar una dimensión más alta y más profunda de la persona. Contando con la razón, superándola ampliamente. Sin dejar de lado la vida afectiva de las personas, sus sentimientos y emociones, ni marginando las circunstancias, tan poderosas en el día a día, con los hábitos de la voluntad, los dejes del carácter y los imprevistos y sorpresas de la existencia humana finita y limitada.