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La película “El método” fue dirigida por Marcelo Piñeyro (2005) en coproducción de
Argentina y España. Está basada en la Obra de teatro “El método de Grönholm” de Jordi
Galcerán.
Posteriormente en este proceso tiene que haber una entrevista, existen varios tipos:
estructurada, semiestructurada, tipo panel, dinámicas de grupo, informales, sucesivas, entre
otras (Puchol, 2003). En este caso se seleccionó una entrevista de grupo, que se utiliza en
casos especiales, es decir, para un cargo con relevancia, llamada Método Gronholm.
Según Monset (2016) consiste en consiste en la aplicación de distintas pruebas grupales,
en las que los candidatos tienen que interactuar, relacionarse y trabajar en grupo, el
objetivo de esta dinámica es conocer la personalidad, valores, capacidad de trabajar en
equipo, bajo presión y otras aptitudes y actitudes, que no pueden observarse en una
entrevista convencional.
Artículo 124: Las relaciones profesionales del Psicólogo con el consultante deben ser
siempre personales y directas, como lo exigen los requerimientos de su ciencia en
atención a los fines de la objetividad. La información indirecta sobre un individuo y su
ambiente jamás es por sí misma valedera y a lo sumo podrá reconocérsele un valor
informativo.
Por otro lado, tampoco quedaba claro en qué consistía el proceso de selección
mediante el método Grönholm ni que se esperaba de los participantes: se les iba
notificando “prueba” tras “prueba” y estos solo podían reaccionar según les daban las
instrucciones.
Queda evidenciado con estos artículos que es poco ético dejar en duda si se está
grabando o no lo que sucede dentro de la sala donde ocurre la mayor parte de eventos de
la película, los participantes tienen el derecho a saber si están siendo grabados o no, así
como la implementación del rol del psicólogo dentro de la sala con ellos para observarlos
y el que este se haya hecho pasar por un candidato más son situaciones que un psicólogo
no debería permitir que sucedan durante su actuar profesional.
La imagen que transmite al exterior una compañía que actúa conforme a las reglas
de la ética es mucho mejor que la de una empresa que carece de ella. Lo cual no ocurre
con esta organización, porque su modo de tratar a los candidatos, es la imagen que están
vendiendo. Es necesario cuidar la imagen, pues influirá de manera decisiva en las ventas
y sabemos que la imagen tarda mucho en construirse.
Junto con la ética empresarial cobra fuerza en los últimos tiempos la atención en
torno a deshacer las desigualdades hombre-mujer, algo, sin duda, positivo, pues venimos
de una sociedad en la que existía una superioridad moral del hombre, consolidada, y
especialmente en el entorno de la empresa: las mujeres trabajan en menor número,
cobraban, y aún lo siguen haciendo, menos que un hombre en el mismo puesto de trabajo
y acceden en menor medida a puestos directivos, esto lo pudimos ver en la película en el
enfrentamiento entre Ana y Carlos cuando ella dijo que se ofrecía a tener los hijos de los
candidatos en el bunker y Carlos le dijo que si no estaba muy vieja para tener hijos. Y
Fernando y Nieves, cuando él comenzó a acosarla en la oficina y en el baño, intentando
dar la imagen de macho.
Esta cuestión solo puede ser abordada desde la realidad de que hombres y
mujeres somos diferentes. Todo movimiento tendente a una igualdad exacta y de carácter
formal entre ambos carece de fundamento, porque no somos iguales, ni lo seremos;
tenemos nuestras diferencias físicas y emocionales. Es necesario conocer estas
diferencias para avanzar hacia una igualdad real, adaptada a lo que necesita cada
género, moldeando puestos de trabajo y oportunidades a cada uno de los dos sexos. Si
conseguimos esa igualdad real, no ganará sino la sociedad en su conjunto, ya que las
mujeres tienen características y virtudes que fisiológica, psicológica y genéticamente no
tienen los hombres, y que una sociedad que aspira a ser próspera no puede dejar de
contemplar.
La empresa es un sitio en el que los adultos pasan la mayor parte de sus vidas,
este es un mundo en el cual nuestros valores se ven sometidos a pruebas tan variadas
como la apropiación indebida de bienes materiales e intelectuales, los antagonismos entre
personas y grupos por conflictos de intereses (Vallenilla, 1996). Ciertamente nuestro
comportamiento organizacional se proyectará en diversas áreas donde nos
desenvolvamos, tanto en la empresa como en otras zonas de influencia, aunque no sea
de una manera conciente. Al fin y al cabo, es otra comunidad en la que nos vemos
involucrados, y no podemos olvidar que como seres humanos nuestras relaciones
sociales mediarán en nuestra conformación como individuos y cómo nos enfrentamos
igual al mundo externo. Como bien lo señala Vallenilla (1996), el trabajo y la calidad de
vida se encuentran tan entrelazados, el comportamiento que se muestre en el quehacer
cotidiano nos va a afectar indefectiblemente tanto a nosotros como a la comunidad donde
actuamos.
“Deja que nos rebajemos el resto, si no te apetece”
Referencias
Puchol, L. (2003). Dirección y gestión de Recursos Humanos. (5° ed.). Madrid: Ediciones Diaz
de Santos, S.A.
Vallenilla, P. (1996) Etica y trabajo. En Cátedra Fundación Sivensa (eds), La Cultura del
Trabajo. Caracas: Ateneo de Caracas.