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Des(amor)

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Des(amor)
Antología poética para jóvenes

Hipocampo Editorial

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(Des)amor. Antología poética para jóvenes / Lima: Hipocampo editorial,
2018
46 pp.
Poesía iberoamericana

(Des)amor. Antología poética para jóvenes

Recopiladores:

Juan Carlos Gonzales Torres


Caty Patiño Camargo
Mónica Lía Huamán Altamirano
Gustavo Sosa García
Maritza Trinidad Rodríguez Burga
Roxana Margarita Gutiérrez Valencia
Reylinda Curillo Cárdenas

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PERÚ

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MARIANO MELGAR
(Arequipa, 10 de agosto de 1790 - Umachiri, 12 de marzo de 1815)

Yaraví IV

Vuelve, que ya no puedo


vivir sin tus cariños:
vuelve mi palomita,
vuelve a tu dulce nido.

Mira que hay cazadores


que con afán maligno
te pondrán en sus redes
mortales atractivos;
y cuando te hagan preso
te darán cruel martirio:
no sea que te cacen,
huye tanto peligro.
Vuelve mi palomita,
vuelve a tu dulce nido.

Ninguno ha de quererte
como yo te he querido,
te engañas si pretendes
hallar amor más fino.
Habrá otros nidos de oro,
pero no como el mío:
por tí vertió mi pecho,
sus primeros gemidos.
Vuelve mi palomita,
vuelve a tu dulce nido.

Bien sabes que yo, siempre


en tu amor embebido,
jamás toqué tus plumas,
ni ajé tu albor divino;
si otro puede tocarlas
y disipar su brillo,
salva tu mejor prenda,
ven al seguro asilo.
Vuelve mi palomita,
vuelve a tu dulce nido.

En FERNÁNDEZ MELENDEZ, Walter. Literatura hispanoamericana y peruana


(2010). Lima: Editorial San Marcos.

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MANUEL GONZÁLEZ PRADA
(Lima, 5 de enero de 1844 - Lima, 22 de julio de 1918)

Al amor

Si eres un bien arrebatado al cielo,


¿por qué las dudas, el gemido,
el llanto, la desconfianza, el torcedor quebranto,
las turbias noches de febril desvelo?

Si eres un mal en el terrestre suelo,


¿Por qué los goces, la sonrisa, el canto,
las esperanzas, el glorioso encanto,
las visiones de paz y consuelo?

Si eres nieve, ¿por qué tus vivas llamas?


Si eres llama, ¿por qué tu hielo inerte?
Si eres sombra, ¿por qué la luz derramas?
¿Por qué la sombra, si eres luz querida?
Si eres vida, ¿por qué me das la muerte?
Si eres muerte, ¿por qué me das la vida?

En FERNÁNDEZ MELENDEZ, Walter. (2010). Literatura hispanoamericana y


peruana Lima: Editorial San Marcos.

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MERCEDES CABELLO DE CARBONERA
(Moquegua, 17 de febrero de 1842 - Lima, 12 de octubre de 1909)

LIMOSNA

Dos pordioseros tenía


A su ventana Leonor:
Un pordiosero de amor
Y otro que pan le pedía.

Y cada uno de los dos


A su modo suplicaba:
El uno solo imploraba
Pan por amor de Dios.

El otro mozo atrevido


Un tierno beso exigía:
Y de ese modo decía
Por mi amor yo te pido.

Leonor, casta paloma,


Que todo al amor pospone
Al viejo le dijo: -Perdón
Y al joven: -Toma.

[El Correo del Perú, Lima, 25 de enero de 1874]

En GONZÁLEZ VIGIL, Ricardo. Poetas peruanas de antología. (2013). Lima:


Editorial Bruño, p. 97.

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NELLY FONSECA RECAVARREN
(La Libertad, 1922 – Lima, 1962)

RAÍZ DEL SUEÑO

Te llevo en mí, como raíz del ensueño,


Penetrando mis hondas soledades.
De tu recuerdo nacen los poemas,
Pero se van nutriendo con mi sangre.

¿Hubo en tu vida comunión más íntima? …


¿Hubo, acaso, emoción más perdurable? …
Sobre mi vida en flor cruza tu aliento
tal como un ancho río fecundante.

Cada estrofa que se abre entre mis manos,


-hecha a tu propia imagen-
trae consigo un hálito infinito
que no logran los frutos de la carne.

Otras pueden tomar sobre sus labios


La caricia fugaz, el beso fácil.
Yo apenas te retengo en esa zona
Donde el instinto se convierte en arte.

Y estás en mí, como raíz del sueño


poseyéndome el alma, sin tocarme.
Tú eres el carrillón y yo el sonido
que se fuga en el viento de la tarde.

En GONZÁLEZ VIGIL, Ricardo. Poetas peruanas de antología. (2013). Lima:


Editorial Bruño, p. 235.

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CÉSAR VALLEJO
(Santiago de Chuco, 16 de marzo de 1892-París, 15 de abril de 1938)

El poeta a su amada

AMADA, en esta noche tú te has crucificado


sobre los dos maderos curvados de mi beso;
y tu pena me ha dicho que Jesús ha llorado,
y que hay un viernes santo más dulce que ese beso.
En esta noche clara que tanto me has mirado,
la Muerte ha estado alegre y ha cantado en su hueso.
En esta noche de setiembre se ha oficiado
mi segunda caída y el más humano beso.
Amada, moriremos los dos juntos, muy juntos;
se irá secando a pausas nuestra excelsa amargura;
y habrán tocado a sombra nuestros labios difuntos.
Y ya no habrá reproches en tus ojos benditos;
ni volveré a ofenderte. Y en una sepultura
los dos nos dormiremos, como dos hermanitos.

En VALLEJO, César (1986). Obra poética completa. Argentina: Editorial Ayacucho

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WASHINGTON DELGADO
(Cuzco, 26 de octubre de 1927 – Lima, 6 de setiembre de 2003)

Te estoy perdiendo

Te estoy perdiendo
en cada voz que escuchas,
en cada rostro que contemplas,
en cada gesto tuyo,
en cada lugar
que recibe a tu cuerpo.
Ser como la luz
que te envuelve, por la que dejas
un retazo de sombra. Ser
como la noche que te obliga
a un pensamiento, a un deseo,
a un sueño.
Ser una materia leve,
una corriente extensa
que te persiga siempre.
No ser esto que soy
y que te está perdiendo.

[De Formas de la ausencia]

En DELGADO, WASHINGTON. (1970) Un mundo dividido. [Poesía 1951 – 1970].


Lima: Casa de la Cultura.

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MANUEL SCORZA
(Lima, 1928 - Madrid, 1983)

Viento de olvido

Como a todas las muchachas del mundo,


también a Ella tejiéronla con sus sueños,
los hombres que la amaban.
Y yo la amaba.

Pudo ser para otros un rostro


que el Viento del Olvido
borra a cada instante.
Pudo ser, pero yo la amaba.

Yo veía las cosas más sencillas


volverse misteriosas cuando Ella las tocaba.
Porque las estrellas de la noche
Ella con su mano las sembraba!

Los días de esmeralda,


los pájaros tranquilos,
los rocíos azules,
Ella los creaba!
Yo me emocionaba
con sólo verla pisar la hierba.
Ah si tus ojos me miraran todavía!
Esta noche no tendría tanta noche.
Esta noche la lluvia caería sin mojarme.

Porque la lluvia
no empapa a los que se pierden
en el bosque de sus sueños relucientes,
y sus días no terminan
y son sus noches transparentes.

Dónde estás ahora?


En qué ciudad,
en qué penumbra,
en cuál bosque te desconocen las luciérnagas?
Tal vez mientras escribo,
estás en un suburbio, sola, inerme, abandonada.
Abandonada, no!

En tu ausencia
mi corazón todas las tardes muere.

En SCORZA, Manuel. (1986). Poesía. Lima: Munlibros,

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CARLOS GERMÁN BELLI
(Lima, 15 de septiembre de 1927)

Nuestro amor

Nuestro amor no está en nuestros respectivos


y castos genitales, nuestro amor
tampoco en nuestra boca, ni en las manos:
todo nuestro amor guárdase con palpito
bajo la sangre pura de los ojos.

Mi amor, tu amor esperan que la muerte


se robe los huesos, el diente y la uña,
esperan que en el valle solamente
tus ojos y mis ojos queden juntos,
mirándome ya fuera de sus órbitas,
más bien como dos astros, como uno.

En GODARD, José. Hablemos de amor. Antología mundial de la poesía érotica.


(1975). Lima. PEISA

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JOSE WATANABE
(Trujillo, 1945 - Lima, 2007)

El guardián del hielo

Y coincidimos en el terral
el heladero con su carretilla averiada
y yo
que corría tras los pájaros huidos del fuego
de la zafra.
También coincidió el sol.
En esa situación cómo negarse a un favor llano:
el heladero me pidió cuidar su efímero hielo.
Oh cuidar lo fugaz bajo el sol…
El hielo empezó a derretirse
bajo mi sombra, tan desesperada
como inútil.
Diluyéndose
dibujaba seres esbeltos y primordiales
que sólo un instante tenían firmeza de cristal de cuarzo
y enseguida eran formas puras
como de montaña o planeta
que se devasta.
No se puede amar lo que tan rápido fuga.
Ama rápido, me dijo el sol.
Y así aprendí, en su ardiente y perverso reino,
a cumplir con la vida:
yo soy el guardián del hielo.

En WATANABE, José. (2008) Cosas del cuerpo. Lima, PEISA.

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ANTONIO CISNEROS
(Lima, 27 de diciembre de 1942 - Lima, 6 de octubre de 2012)

Contra la flor de la canela

Para hacer el amor


debe evitarse un sol muy fuerte sobre los ojos de la muchacha,
tampoco es buena la sombra si el lomo del amante se achicharra
para hacer el amor.
Los pastos húmedos son mejores que los pastos amarillos
pero la arena gruesa es mejor todavía.
Ni junto a las colinas porque el suelo es rocoso ni cerca de las aguas.
Poco reino es la cama para este buen amor.
Limpios los cuerpos han de ser como una gran pradera:
que ningún valle o monte quede oculto y los amantes
podrán holgarse en todos sus caminos.
La oscuridad no guarda el buen amor.
El cielo debe ser azul y amable, limpio y redondo como un techo
y entonces
la muchacha no verá el Dedo de Dios.
Los cuerpos discretos pero nunca en reposo,
los pulmones abiertos,
las frases cortas.
Es difícil hacer el amor pero se aprende.

En CISNEROS, Antonio. (1990) Poesía, una historia de locos. (1962-1986). Lima:


Hiperión

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MARÍA EMILIA CORNEJO
(Lima 1949- Lima 1972)

Tímida y avergonzada

tímida y avergonzada
dejé que me quitaras lentamente mis vestidos,
desnuda
Sin saber qué hacer y muerta de frío
me acomodé entre tus piernas
¿es la primera vez?
preguntaste,
sólo pude llorar.
oí que me decías que todo iba a salir bien
que no me preocupara,
yo recordaba las largas discusiones de mis padres,
el desesperado llanto de mi madre
y su voz diciéndome
"nunca confíes en los hombres".
Comprendiste mi dolor
Y con infinita ternura
Cubriste mi cuerpo con tu cuerpo,
tienes que abrir las piernas, murmuraste,
y yo me sentí torpe y desolada.

CORNEJO, María Emilia. (1989). En la mitad del camino recorrido. Lima: Ediciones
Flora Tristán.

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MAY RIVAS
(Arequipa, 1962)

LUPUNA

Te cerco con los ojos y trato de asirme


desesperada a tu cuello rugoso
tus silencios hacen que mis preguntas
construyan alas ámbar y agotadas
tomen vuelo sin rasgar mis emociones,
al repasarte en nuestros breves encuentros
descubro tu sombra abarcándome toda
esconde mi espacio bajo tus ramas
respiro tu aliento fresco y me restregó en tu follaje
tus raíces se conmueven, retozan en un grito.
Abro mi ventana, coronada tu copa de luna llena
Me desplazo vestida de tu corteza para oficiarte
el despertar de los misterios de la siembra nocturna,
invocada Narowé, diosa; eva del oriente
ofrendaré la simiente para continuar tu reino.

[El planeta en el espejo / Poetas por la tierra, núm. 4, Lima, COMYC, RENACE – Perú,
abril de 1994]

En GONZÁLEZ VIGIL, Ricardo. Poetas peruanas de antología. (2013). Lima Editorial


Bruño, p. 490

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ARACELI MÁ CARDENAS
(La Oroya, 1974)

CELOS INFORMÁTICOS

Querida AT – Dx 386

Tengo el gusto (disgusto)


de comunicarte que una hermana tuya
tiene su teclado dedos
que quisiera me acaricien.

Su pantalla capta toda la atención


y energía de su mirada
-que podría ser dirigida a mí-

En cada disket que carga en su mini tower


Seguro con gran entusiasmo,
Le roba tiempo que podría dedicarlo a mí.
Querida AT – Dx 386,
comunícate con tu hermana
me vuelve loca de celos
el pensar que una como tú
capta tantas horas
de Mi ingeniero electrónico.

El alega que es para escibir poemas


y dibujar gráficos para mí,
realmente lo creo
pero gustosa
volvería al lápiz y papel
si eso le diera más tiempo
de estar junto a mí.

Me pregunto
si Julieta
hubiera cambiado
el balcón y las flores
por románticos transistores.

Ay
penita la mía
que no tener
circuitos y cables
no pueda poseer
tus horas interminables

En GONZÁLEZ VIGIL, Ricardo. Poetas peruanas de antología. (2013). Lima:


Editorial Bruño, p. 599-600.

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ANA MARÍA FLORES NUÑEZ
(Arequipa, 1981)

Invocación

Amado seas

por llevar inscrita la sonrisa


de un buen tiempo
donde se levantan
las palmeras de casonas y
los monumentos de sillar
porque entre sauces y eucaliptos
tu campiña es proverbio inclinado
al pie de los templos

Amado seas

por tener soleada extensión de plazas


adornadas con palomas
liberando sus alas entre nubes
desflecando el cielo
con dirección a un volcán

Amado seas

porque vienes precedido del fuego


del temblor de estrellas sin trajes
que muestran su luz tersa y flameante

Amado seas

porque eres río de música y sortilegio


que traspasa la noche dura con voz
de semilla y savia

Amado seas

por los días que te convierten


en crepúsculo y piel
hundiendo labios de lluvia
en el follaje de su cuerpo

Amado seas

por ser norte habiendo nacido en el sur


por estar aquí ahora conmigo
en este estremecimiento de emociones
donde precipitas
la mirada del mundo

En GONZÁLEZ VIGIL, Ricardo. Poetas peruanas de antología. (2013). Lima: Editorial Bruño,
p. 633-634.

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RONALD CALLE CÓRDOVA
(8 de julio de 1982, San Ignacio, Cajamarca)

No preguntes

No preguntes por el vino


y tu copa,
apenas siento la caída de
mi cuerpo hacia un vacío sin edad,
sin nombre.

No preguntes por la hora,


igual es tarde o temprano
cuando los caminos
esconden tus palabras.

No.
Quizá soporte menos
si digo nada,
aun así, el vino
miente a mi boca y te
multiplica como el milagro de los panes.

En CALLE CÓRDOVA, Ronald. (2007). Agonía compartida.

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HISPANOAMÉRICA

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SOR JUANA INES DE LA CRUZ
(San Miguel Nepantla, 12 de noviembre de 1648-México, 17 de abril de 1695)

AL QUE INGRATO ME DEJA

Al que ingrato me deja, busco amante;


al que amante me sigue, dejo ingrata;
constante adoro a quien mi amor maltrata;
maltrato a quien mi amor busca constante.
Al que trato de amor, hallo diamante,
y soy diamante al que de amor me trata;
triunfante quiero ver al que me mata,
y mato al que me quiere ver triunfante.
Si a éste pago, padece mi deseo;
si ruego a aquél, mi pundonor enojo:
de entrambos modos infeliz me veo.
Pero yo, por mejor partido, escojo
de quien no quiero, ser violento empleo,
que, de quien no me quiere, vil despojo.

OVIEDO, Miguel. (sel.) (1970) Grandes poetas de América. Argentina: Ediciones


Merlín.

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RUBÉN DARÍO
(Metapa, hoy Ciudad Darío, Matagalpa, 18 de enero de 1867-León, 6 de febrero de
1916)

SONATINA

La princesa está triste… ¿Qué tendrá la princesa?


Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color,
La princesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave sonoro,
y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.

El jardín puebla el triunfo de los pavos-reales.


Parlanchina, la dueña dice cosas banales,
y vestido de rojo piruetea el bufón.
La princesa no ríe, la princesa no siente;
La princesa persigue por el cielo de Oriente
la libélula vaga de una vaga ilusión.

¿Piensa acaso en el príncipe de Golconda o de China,


o en el que ha detenido su carroza argentina
para ver de sus ojos la dulzura de luz,
o en el rey de las islas de las Rosas fragantes,
o en el que es soberano de los claros diamantes,
o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz?

¡Ay!, la pobre princesa de la boca de rosa


quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,
tener alas ligeras, bajo el cielo volar;
ir al sol por la escala luminosa de un rayo,
saludar a los lirios con los versos de Mayo,
o perderse en el viento sobre el trueno del mar.

Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata,


ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata,
ni lo cisnes unánimes en el lago de azur.
Y están tristes las flores por la flor de la corte,
los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte,
de Occidente las dalias y las rosas del Sur.

¡Pobrecita princesa de los ojos azules!


Esta presa en sus oros, está presa en sus tules,
en la jaula de mármol del palacio real;
el palacio soberbio que vigilan los guardas,
que custodian cien negros con sus cien alabardas,
un lebrel que no duerme y un dragón colosal.

28
¡Oh, quién fuera hipsipila que dejó la crisálida!
(La princesa está triste. La princesa está pálida).
¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil!
¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe!
(La princesa está pálida. La princesa está triste).
Más brillante que el alba, más hermoso que Abril!

“Calla, calla, princesa –dice el hada madrina-;


en caballo con alas, hacia acá se encamina,
en el cinto la espada y en la mano el azor,
el feliz caballero que te adora sin verte,
y que llega de lejos, vencedor de la Muerte,
a encenderte los labios con su beso de amor”.

En DARÍO, Rubén. (2004). Azul y otros poemas. Lima: Informática Brasa Editores

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ALFONSINA STORNI
(Capriasca, Suiza, 29 de mayo de 1892- Mar del Plata, Argentina, 25 de octubre de 1938)

CAPRICHO

Escrútame los ojos, sorpréndeme la boca,


Sujeta entre tus manos esta cabeza loca;
Dame a beber veneno, el malvado veneno
Que te moja los labios a pesar de ser bueno.

Pero no me preguntes, pero no me preguntes


Que por qué lloré tanto en la noche pasada;
Las mujeres lloramos sin saber, porque sí;
Es esto de los llantos pasaje baladí.

Bien se ve que tenemos adentro un mar oculto,


Un mar un poco torpe, ligeramente estulto,
Que se asoma a los ojos con bastante frecuencia
Y hasta lo manejamos con rarísima ciencia.

No preguntes, amado, lo debes sospechar;


En la noche pasada no estaba quieto el mar.
Nada más. Tempestades que las trae y las lleva
Un viento que nos marca cada vez costa nueva.

Sí, vanas mariposas sobre jardín de Enero,


Nuestro interior es todo sin equilibrio y huero.
Luz de cristalería, fruto de carnaval
Decorado en escamas de serpientes del mal,

Así somos, ¿no es cierto? Ya lo dijo el poeta:


Movilidad absurda de inconsciente coqueta;
Deseamos y gustamos la miel de cada copa
Y en el cerebro habernos un poquito de estopa.
Bien; no, no me preguntes. Torpeza de mujer.
Capricho, amado mío, capricho debe ser.
Oh, déjame que ría… ¿No ves qué tarde hermosa?
Espínate las manos y córtame esa rosa.

En STORNI, Alfonsina. (s/f). Las mejores poesías (líricas) de los mejores poetas XLIII.
Alfonsina Storni. Barcelona: Editorial Cervantes.

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JOSÉ BATRES MONTÚFAR
(San Salvador, El Salvador, 18 de marzo de 1809 - Ciudad de Guatemala, Guatemala, 9
de julio de 1844)

Yo pienso en ti

Yo pienso en ti, tú vives en mi mente,


sola, fija, sin tregua, a toda hora,
aunque tal vez el rostro indiferente
no deje reflejar sobre mi frente
la llama que en silencio me devora.

En mi lóbrega y yerta fantasía


brilla tu imagen apacible y pura,
como el rayo de luz que el sol envía
a través de una bóveda sombría
al roto mármol de una sepultura.

Callado, inerte, en estopor profundo


mi corazón se embarga y se enajena
y allá en su centro vibra moribundo
cuando entre el vano estrépito del mundo
la melodía de tu nombre suena.

Sin lucha, sin afán y sin lamente,


sin agitarme en ciego frenesí,
sin proferir un solo, un leve acento,
las largos horas de la noche cuento
y pienso en ti!

En DE LAMA, Víctor (ed.) (1993). Antología de la poesía amorosa española e


hispanoamericana. Madrid: EDAF.

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PABLO NERUDA
(Parral, Región del Maule; 12 de julio de 1904-Santiago, Región Metropolitana de Santiago; 23
de septiembre de 1973)

SONETO XCIV

SI MUERO sobrevíveme con tanta fuerza pura


que despiertes la furia del pálido y del frío,
de sus a sur levanta tus ojos indelebles,
de sol a sol que suene tu boca de guitarra.

No quiero que vacilen tu risa ni tus pasos,


no quiero que se muera mi herencia de alegría,
no llames a mi pecho, estoy ausente.
Vive en mi ausencia como en una casa.

Es una casa tan grande la ausencia


que pasarás en ella a través de los muros
y colgarás los cuadros en el aire.

Es una casa tan transparente la ausencia


Que yo sin vida te veré vivir
Y si sufres, mi amor, me moriré otra vez.

[Cien sonetos de amor]


En V.V.A.A. (2009). Poesía del siglo XX en lengua español.. Selección y estudio.
París: Embajada de España en Francia

32
GABRIELA MISTRAL
(Vicuña, 7 de abril de 1889-Nueva York, 10 de enero de 1957)

AMO AMOR

Anda libre en el surco, bate el ala en el viento,


late vivo en el sol y se prende al pinar.
No te vale olvidarlo como al mal pensamiento:
¡le tendrás que escuchar!

Habla lengua de bronce y habla lengua de ave,


ruegos tímidos, imperativos de mar.
No te vale ponerle gesto audaz, ceño grave:
¡lo tendrás que hospedar!

Gasta trazas de dueño; no le ablandan excusas.


Rasga vasos de flor, hiende el hondo glaciar.
No te vale el decirle que albergarlo rehúsas:
¡lo tendrás que hospedar!

Tiene argucias sutiles en la réplica fina,


argumentos sabios, pero en voz de mujer.
Ciencia humana te salva, menos ciencia divina:
¡le tendrás que creer!

Te echa venda de lino; tú la venda toleras.


Te ofrece el brazo cálido, no le sabes huir.
Echa a andar, tú le sigues hechizada aunque vieras
¡ que eso para en morir!

En GABRIELA, MISTRAL. Poesía y prosa. (1933). Chile: Biblioteca Ayacucho.

33
ERNESTO CARDENAL
(Granada, Nicaragua, 20 de enero de 1925)

[5]

Al perderte yo a ti tú y yo hemos perdido:


yo porque tú eras lo que yo más amaba
y tú porque yo era el que te amaba más.
Pero de nosotros dos tú pierdes más que yo:
porque yo podré amar a otras como te amaba a ti
pero a ti no te amarán como te amaba yo

[17]

Nuestro amor nació en mayo con malinches en flor


—cuando están en flor los malinches en Managua—.
Sólo ese mes dan flores:en los demás dan vainas
pero los malinches volverán a florecer en mayo
y el amor que se fue ya no volverá otra vez.

CARDENAL, ERNESTO. (1972). Epigramas, Buenos Aires-México: Carlos Lohlé,

34
MÍA GALLEGOS
(San José, Costa Rica el 17 de abril de 1953)

JAGUAR DE AGUA

Huracán de febrero,
aguador entre aguas
arrásame con tu lengua de fuego y de miel,
déjame acompañarte entre las nubes,
déjame escucharte en mi respiración,
déjame reposar mis ojos en los tuyos.

Jaguar de agua entre las aguas,


viento de la noche que se asoma en mi alma,
hombre que existe sólo en las mañanas naranja.

Hombre detrás de los muros


déjame soñarte y esperarte,
déjame ser contigo nube y mandarina.

Huracán de febrero,
déjame acariciarte el cabello,
ser viento trenzado en tus sienes,
galopar en tus soles,
nacer de tu tormenta y de tu lumbre.

Jaguar de agua
arrásame hasta ti.
Déjame ser respiración y pulso,
Enredadera y viento.
Llegar a ti.

En DE LAMA, Víctor (ed.) (1993). Antología de la poesía amorosa española e


hispanoamericana. Madrid: EDAF.

35
MARIO BENEDETTI
(Paso de los Toros, 14 de septiembre de 1920-Montevideo, 17 de mayo de 2009)

Táctica y estrategia
Mi táctica es
mirarte
aprender como vos
quererte como vos
mi táctica es
hablarte
y escucharte
construir con palabras
un puente indestructible

mi táctica es
quedarme en tu recuerdo
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
pero quedarme en vos

mi táctica es
ser franco
y saber que sos franca
y que no nos vendamos
simulacros
para que entre los dos
no haya telón
ni abismos

mi estrategia es
en cambio
más profunda y más
simple

mi estrategia es
que un día cualquiera
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
por fin me necesites.

En BENEDETTI, Mario. (2000). El amor, las mujeres y la vida. España: Debolsillo.

36
ESPAÑA

37
ANTONIO DE VILLEGAS
(Medina del Campo [Valladolid, España], * c. 1522 - † c. 1551)

CANCIÓN

¡Oh ansias de mi pasión;


dolores que en venir juntos
habéis quebrado los puntos
de mi triste corazón!

Con dos prisiones nos ata


el amor cuando se enciende:
hermosura es la que prende,
y la gracia es la que mata.
Ya mi alma está en pasión;
los miembros tengo difunto
en ver dos contrarios juntos
contra un triste corazón.

En DE LAMA, Víctor (ed.) (1993). Antología de la poesía amorosa española e


hispanoamericana. Madrid: EDAF.

38
PEDRO SALINAS
(Madrid, 27 de noviembre de 1891 – Boston, 4 de diciembre de 1951)

[21]

Qué alegría, vivir


sintiéndose vivido.
Rendirse
a la gran certidumbre, oscuramente,
de que otro ser, fuera de mí, muy lejos,
me está viviendo.
Que cuando los espejos, los espías,
azogues, almas cortas, aseguran
que estoy aquí, yo, inmóvil,
con los ojos cerrados y los labios,
negándome al amor
de la luz, de la flor y de los nombres,
la verdad trasvisible es que camino
sin mis pasos, con otros,
allá lejos, y allí
estoy besando flores, luces, hablo.
Que hay otro ser por el que miro el mundo
porque me está queriendo con sus ojos.
Que hay otra voz con la que digo cosas
no sospechadas por mi gran silencio;
y es que también me quiere con su voz.
La vida —¡qué transporte ya!—, ignorancia
de lo que son mis actos, que ella hace,
en que ella vive, doble, suya y mía.
Y cuando ella me hable
de un cielo oscuro, de un paisaje blanco,
recordaré
estrellas que no vi, que ella miraba,
y nieve que nevaba allá en su cielo.
Con la extraña delicia de acordarse
de haber tocado lo que no toqué
sino con esas manos que no alcanzo
a coger con las mías, tan distantes.
Y todo enajenado podrá el cuerpo
descansar quieto, muerto ya. Morirse
en la alta confianza
de que este vivir mío no era sólo
mi vivir: era el nuestro. Y que me vive
otro ser por detrás de la no muerte.

En SALINAS, Pedro. (1971). Poesía. España: Alianza EditoriaL.

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JUAN RAMÓN JIMÉNEZ
(Moguer, Huelva, 23 de diciembre de 1881-San Juan, Puerto Rico, 29 de mayo de
1958)

Novia del Campo, Amapola

Novia del campo, amapola


que estás abierta en el trigo;
amapolita, amapola
¿te quieres casar conmigo?
Te daré toda mi alma,
tendrás agua y tendrás pan.
Te daré toda mi alma,
toda mi alma de galán.
Tendrás una casa pobre,
yo te querré como un niño,
tendrás una casa pobre
llena de sol y cariño.
Yo te labraré tu campo,
tú irás por agua a la fuente,
yo te regaré tu campo
con el sudor de mi frente.
Amapola del camino,
roja como un corazón,
yo te haré cantar, y al son
de la rueda del molino.
Yo te haré cantar, y al son
de la rueda dolorida,
te abriré mi corazón,
amapola de mi vida.
Novia del campo, amapola,
que estás abierta en el trigo:
amapolita, amapola,
¿te quieres casar conmigo?

DIÉGUEZ, Voileta. (1993). Árbol de poemas. Chile: Editorial Andrés Bello.

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ANTONIO MACHADO
(Sevilla, 26 de julio de 1875-Colliure, 22 de febrero de 1939)

Los ojos
I
Cuando murió su amada
pensó en hacerse viejo
en la mansión cerrada,
solo, con su memoria y el espejo
donde ella se miraba un claro día.
Como el oro en el arca del avaro,
pensó que no guardaría
todo un ayer en el espejo claro.
Ya el tiempo para él no correría.

II
Mas, pasado el primer aniversario,
¿Cómo eran ?preguntó?, pardos o negros,
sus ojos? ¿Glaucos?... ¿Grises?
¿Cómo eran, ¡Santo Dios!, que no recuerdo?...
III

Salió a la calle un día


de primavera, y paseó en silencio
su doble luto, el corazón cerrado...
De una ventana en el sombrío
hueco
vio unos ojos brillar. Bajó los
suyos
y siguió su camino... ¡Como
ésos!

En CAUDET, Francisco. (2007). Antonio Machado para niños. Madrid: Ediciones De


La Torre

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MIGUEL DE UNAMUNO
(Bilbao, 29 de septiembre de 1864-Salamanca, 31 de diciembre de 1936)

Veré por ti
Me desconozco», dices; mas mira, ten por cierto
que a conocerse empieza el hombre cuando clama
«me desconozco», y llora;
entonces a sus ojos el corazón abierto
descubre de su vida la verdadera trama;
entonces es su aurora.

No, nadie se conoce, hasta que no le toca


La luz de un alma hermana que de lo eterno llega
y el fondo le ilumina;
tus íntimos sentires florecen en mi boca,
tu vista está en mis ojos, mira por mí, mi ciega,
mira por mí y camina.

«Estoy ciega», me dices; apóyate en mi brazo


y alumbra con tus ojos nuestra escabrosa senda
perdida en lo futuro;
veré por ti, confía; tu vista es este lazo
que a ti me ató, mis ojos son para ti la prenda
de un caminar seguro.

¿Qué importa que los tuyos no vean el camino,


si dan luz a los míos y me lo alumbran todo
con su tranquila lumbre?
Apóyate en mis hombros, confíate al Destino,
Veré por ti, mi ciega, te apartaré del lodo,
te llevaré a la cumbre.

Y allí, en la luz envuelta, se te abrirán los ojos,


Verás cómo esta senda tras de nosotros lejos,
se pierde en lontananza
y en ella de esta vida los míseros despojos,
y abrírsenos radiante del cielo a los reflejos
lo que es hoy esperanza.

En DE UNAMUNO, Miguel. (1946). Antología poética. Argentina: Espasa-Calpe.

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FEDERICO GARCÍA LORCA
(Fuente Vaqueros, Granada, 5 de junio de 1898 - camino de Víznar a Alfacar, Granada,
18 de agosto de 1936)

La casada infiel
Y que yo me la llevé al río
creyendo que era mozuela,
pero tenía marido.

Fue la noche de Santiago


y casi por compromiso.
Se apagaron los faroles
y se encendieron los grillos.
En las últimas esquinas
toqué sus pechos dormidos,
y se me abrieron de pronto
como ramos de jacintos.
El almidón de su enagua
me sonaba en el oído,
como una pieza de seda
rasgada por diez cuchillos.
Sin luz de plata en sus copas
los árboles han crecido,
y un horizonte de perros
ladra muy lejos del río.

Pasadas las zarzamoras,


los juncos y los espinos,
bajo su mata de pelo
hice un hoyo sobre el limo.
Yo me quité la corbata.
Ella se quitó el vestido.
Yo el cinturón con revólver.
Ella sus cuatro corpiños.
Ni nardos ni caracolas
tienen el cutis tan fino,
ni los cristales con luna
relumbran con ese brillo.
Sus muslos se me escapaban
como peces sorprendidos,
la mitad llenos de lumbre,
la mitad llenos de frío.
Aquella noche corrí
el mejor de los caminos,
montado en potra de nácar
sin bridas y sin estribos.
No quiero decir, por hombre,

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las cosas que ella me dijo.
La luz del entendimiento
me hace ser muy comedido.
Sucia de besos y arena
yo me la llevé del río.
Con el aire se batían
las espadas de los lirios.

Me porté como quien soy.


Como un gitano legítimo.
Le regalé un costurero
grande de raso pajizo,
y no quise enamorarme
porque teniendo marido
me dijo que era mozuela
cuando la llevaba al río.

En GARCÍA LORCA, Federico. (2007). Antología poética. Madrid: EDAF.

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MIGUEL HERNÁNDEZ
(Orihuela, 30 de octubre de 1910-Alicante, 28 de marzo de 1942)

BESARSE, MUJER

Besarse, mujer,
al sol, es besarnos
en toda la vida.
Asciende los labios,
eléctricamente
vibrantes de rayos,
con todo el furor
de un sol entre cuatro.

Besarse a la luna,
mujer, es besarnos
en toda la muerte:
descienden los labios,
con toda la luna
pidiendo su ocaso,
del labio de arriba,
del labio de abajo,
gastada y helada
y en cuatro pedazos.

En HERNÁNDEZ, Miguel. (2010). Antología poética. Mataró. Departamento de


Lengua y Literatura Española del Instituto Damia Campeny. .

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