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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del poder popular para la educación ciencias y tecnología


1
Universidad pedagogía experimental libertador
Instituto pedagógico de Venezuela
Luis Beltrán Prieto Figueroa

Rusia

Historia

Alumnos:
Torrealba Danielvith
Liscano Marcolis
Geografía y posición geopolítica RUSIA-actualidad
Geografía Rusia
2
De acuerdo con La posición geográfica de Rusia - un país euroasiático, como parte de su área se encuentra en Europa, parte
- en Asia (Siberia y el Lejano Oriente), y en general, se toma el espacio (área de 17,1 millones de
metros cuadrados. Km de longitud dirección meridional 2,5 a 4.000 km en latitud -.
9º km) del Norte Eurasia. Su punto extremo norte (77 °) Es el Círculo Ártico (Cabo
Chelyuskin Península Taimyr), Su punto extremo sur (41 ° ) - Sobre El paralelo
40 de latitud norte (Monte Bazardüzü, en la frontera de la República de
Daguestán y Azerbaiyán), oeste (19 °) -. En el hemisferio oriental, cerca del
Meridiano de Greenwich
(Bahía del mar Báltico, cerca de Kaliningrado) y el este (168 ° 40) en el
Hemisferio Occidental (Chukotka Península del Cabo Dezhnev). El territorio
de Rusia está ubicado dentro de once husos horarios.

Posición relativa actual de Rusia Límites Territorio ruso

Rusia delineó las fronteras marítimas, la longitud total sus fronteras (58.600 kilometros.) más de dos tercios de la marina
(44.300 kilometros.) y sólo un tercio de la tierra (14.300 Km.). La frontera marítima pasa a una distancia de 12 millas
(22,2 km) de la costa, seguida de unas 200 millas (370 km)
La mayor longitud de fronteras marítimas de Rusia la tiene en el Océano Ártico,
En el este, Frontera rusa recorre los
mares del Océano Pacífico en el
norte-este a través de Estrecho de
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Bering es la línea divisoria entre
Rusia y Estados Unidos, y sureste
del Estrecho La Perouse (entre las
islas de Sajalín y Hokkaido) y
Kunashir (entre las islas de Kunashir
y Hokkaido) -. Entre Rusia y Japón
Los límites, pasando por las aguas
del Mar de Azov y Caspio mares
Báltico, Negro y, pequeña en
extensión, pero es muy importante
para Rusia no sólo en términos de su
presencia aquí como una potencia
marítima, sino también los posibles
contactos con los países dentro o
fuera de estas cuencas. En particular,
Mar Báltico es el camino más corto
hacia el Océano Atlántico, se
encuentran los más convenientes
rutas marítimas entre Rusia, Polonia,
Mapa actual de Rusia Lituania, Alemania y otros los países ribereños del Mar Báltico; en el Mar Negro se hacen
puestos de comercio exterior con Ucrania, Georgia, Turquía, Bulgaria y Rumania" y para
salir de ella (el Bósforo y los Dardanelos) - con el Mediterráneo países, etc.; en el Mar Caspio, Rusia tiene acceso directo a
Turkmenistán y Irán.
En el oeste y el sur frontera del estado corre principalmente en tierra. la frontera terrestre separa Rusia de 14 países: el
noroeste - con Noruega y Finlandia, en el oeste - con Estonia, Letonia, Lituania, Polonia (con los dos últimos países
bordeando directamente Kaliningrado - enclave ruso en el Báltico costa) y Bielorrusia, en el sur-oeste - con Ucrania, en el
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sur – con Georgia Azerbaiyán y Kazajstán, en el sur-este - con China, Mongolia y Corea República Popular Democrática,
el más grande de la longitud de la tierra frontera - con Kazajstán (7200 km), y luego con China (4350 km) y Mongolia (3
400 kilómetros), la más corta - con Corea del Norte (17 km). Límites de tierra pasan a través de límites naturales - llanuras,
montañas, ríos, etc. La mayoría de ellos (de Rusia. o Este llanura europea - en la frontera con los Estados Bálticos,
Bielorrusia, Ucrania; Caspio y Llanura de Siberia Occidental - en la frontera con Kazajstán; Río Ussuri, Amur, Argun y el
lago Hanka - en la frontera con China y et al.) no crea barreras a la circulación de personas y bienes, por el contrario,
incluso favorecer este. Algunas dificultades en este sentido se producen en Rusia con Georgia, Azerbaiyán y Mongolia, en
la frontera pasa principalmente a través de tierras altas (en las montañas del Gran Cáucaso, Altai, Sayan, Range
Yablonovy). Sin embargo, estas dificultades se pueden superar fácilmente - en esta sección de la frontera se establecen
Autopista (Carretera militar georgiana de Vladikavkaz la Cruz Pasar a Tbilisi; Caminos Chui y Kyakhtinsky enlazan a
Rusia con Mongolia, y otros) r líneas ferroviarias (Makhachkala -. Bakú, Zaudinsky - Naushki y galgo - Solovevsk para el
transporte de mercancías a Mongolia y espalda, etc.), y la relación con Georgia y Azerbaiyán es conveniente mantener y el
mar. No casualmente Rusia alrededor del perímetro de las fronteras terrestres de la antigua siendo coopera activamente con
los países vecinos.
Terrenos Frontera rusa y la diferente situación legal. Fronteras con Noruega, Finlandia, Polonia, Mongolia, China y la
RPDC son fijados por internacional acuerdos en el proceso de registro es establecer la frontera con Estonia, Letonia y
Lituania. Frontera con los países de la CEI - Ucrania, Georgia, Azerbaiyán y Kazajstán no son elaboradas por los acuerdos
internacionales y sus límites establecidos única frontera y control aduanero. Frontera con Bielorrusia - Socio de Rusia en el
Estado de la Unión - y prácticamente no hay libre para la circulación de personas y los flujos de comercio de bienes.

• El territorio de Rusia ocupa aproximadamente 1/6 parte del mundo

• Rusia ocupa la parte oriental de Europa y el norte de Asia


• Rusia tiene 11 husos horarios y el mapa de Rusia muestra 329 ciudades.

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Geografía de Rusia.

El principal rasgo característico de la situación geopolítica de Rusia consiste en que su parte occidental, europea, que
habitan más de 4/5 de toda la población, se halla dentro de los límites del Este de Europa, mientras que la parte oriental,
tramontando los Urales, ocupa el Norte de Asia. La extensión de Rusia de oeste a este constituye más de 9.000 km, y de
norte a sur oscila entre 2.500 y 4.000 km.

Territorio de Rusia aproximadamente es 17.075.400 km2, la longitud de las fronteras está cerca de 20.322 km y 38.000 km
de las fronteras marítimas.

El litoral de Rusia esta bañado por las aguas de 12 mares de tres océanos: el Atlántico (mares Báltico, Negro y Azov), el
Glacial Ártico (mares de Barents, Blanco, Kara, Láptev, de Siberia Oriental y de Chukotsk) y el Pacifico (mares de Bering,
de Ojotsk y de Japón).

Al territorio de Rusia pertenecen las islas de Tierra Nueva (82.600 km2) Isla Sakhalin (76.400 km2) archipiélago de
Novosibirsk (38.000 km2) y el archipiélago Tierra del norte (37.000km2)

Ríos en Rusia

Los ríos más largos en Rusia son: Lena (4320 km), Irtish (4248 km), Eniseo (4130 km), Ob(3650 km), Volga (3690 km),
Amur (2824 km). Los lagos más grandes de Rusia son el mar Kaspio (superficie 376.000 km2), Baikal (31.000 km2),
Ladozhskoye (18.000 km2), Onezhskoye (10 .000 km2).
Cerca del 14% del territorio yace tras el círculo polar ártico, es una zona de congelación permanente, y en donde la noche
polar en algunos lugares puede durar hasta 60 días, abarcando numerosos archipiélagos e islas del océano Glacial Ártico:
Tierra de Francisco José, Nueva Zernbla, isla de Kolguiev, Tierra del Norte, islas de Nueva Siberia, etc. Tan solo 900 km
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separan el polo ártico terrestre del cabo de Flugel (81°51' de lat. N) en la isla de Rudolf.

El litoral de Rusia esta bañado por las aguas de 12 mares de tres océanos: del Atlántico (mares Báltico, Negro y Azov), del
Glacial Ártico (mares de Barents, Blanco, Kara, Láptev, de Siberia Oriental y de Chukotsk) y del Pacífico (mares de
Bering, de Ojotsk y de Japón).

Clima en Rusia. ,

. En el Norte Extremo de nuestro país se encuentra los desiertos Árticos y la tundra en donde las temperaturas en el mes
más cálido no superan los 10 grados bajo cero. Durante todo el año (desiertos árticos) o durante diez meses (tundra) al
menos estas zonas están cubiertas de nieve. En estas zonas no hay árboles, en la tundra existe alguna vegetación compuesta
por musgos, líquenes y hierbas. Aquí se puede encontrar al abedul enano, pero es tan pequeño que no se lo considera un
árbol. La evaporación es muy escasa es por esto que hay mucho pantanos cubiertos por musgos, donde crecen bayas rojas
del Norte, ácidas y ricas en vitamina C, estas se usan mucho en la confitería, por ejemplo, para fabricar confitura. Entre los
distintos animales se puede encontrar roedores que aprovechan el verano corto acopiando nutriciones para el largo
invierno. También hay zorros y mochuelos polares que los cazan. Hay renos que comen musgos, líquenes y hierbas
sacándolos bajo de nieve y cuando el invierno es muy severos marchan al sur en busca de bosques. Los renos son la base
de la economía aborigen. La ocupación tradicional de los aborígenes es pastar renos, cazar morsas y focas y pescar. La
carne y el pescado componen casi toda la dieta de las naciones del Norte Extremo, las que casi no comen alimentación del
origen vegetal. Y sus hogares normales son tintas hechas de pieles de reno, morsa y foca. Iglú, es una construcción de
nieve en foto derecho que normalmente tiene un uso temporal para pasar el tiempo durante borrasca. Dentro de las casa de
nieve no se puede encender fuego.
En los lugares donde la tierra se calienta bastante en verano (cuando la temperatura media de un mes supera 8-10ºC)
aparecen bosques. La zona de bosques ocupa la mayor parte de Rusia cuyo clima se hace más severo al moverse del Oeste
hacia Este. En Lejano Oriente el océano Pacífico hace el clima más suave, porqué el agua toma y pierde calor más
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lentamente que la tierra firme. Así en Arkhangelsk puede ser 32ºC y en Islas Solovki (mar Blanco, provincia de
Arkhangelsk) la temperatura puede ser de sólo -5ºC. Por eso en Siberia hay veranos calurosos (hasta +35ºC) e inviernos
muy fríos. En la Cuenca de Verkhoyansk donde hay fríos de hasta - 68ºC se le llama "Polo del frío del Hemisferio
Septentrional". Los árboles latifoliados no pueden soportar severos fríos, es por esto que en los bosques del Norte y los
siberianos consisten principalmente en especies como los coníferos (arce, abeto, picea, pino) entre los cuales se encuentran
especies parvifoliados (abedul, álamo, aliso). Esta zona de bosques coníferos (taiga o selva siberiana) es poco poblada
actualmente y tiene extensas áreas cubiertas por árboles parecidas a "mares verdes" que componen la riqueza forestal de
nuestro país con un enorme potencial para la exportación de madera.

Al trasladarse hacia el sur del continente de Eurasia el calor de verano provoca sequías y los bosques paulatinamente se
van cambiando por estepas (pampas) en donde domina una vegetación herbácea, porque las hierbas de las praderas se
restablecen mejor después de las sequías. En la foto derecha se puede ver el paisaje de Khakasia, región que se encuentra
en la zona de tránsito entre los bosques y las praderas. Debido a la vegetación herbácea y gracias a las sustancias
nutrimentales no se lavan y acumulan en los suelos, los suelos de estepas y zonas del tránsito son muy fértiles. Chernozems
rusos son los suelos más fértiles del mundo. Las tierras de las estepas rusas son colonizadas desde hace muchos siglos y
son el fundamento de la agricultura y la ganadería del país.
Historia de Rusia

Los primeros pobladores de Rusia fueron muy variados. Primero se asentaron unas tribus llamadas rus en el neolítico.
Como consecuencia del gran territorio que suponía Rusia llegaron los arios, escitas y los hititas. Las tribus acogieron a 8

estos nuevos pueblos sin demasiados problemas y adaptándose perfectamente. Todos juntos formaron una nueva
población. Primero fue nómada y luego agraria y pastoral. Aun así la población se agrupaba en tribus más pequeñas y
familiares. Poco a poco se fueron formando comunidades de guerreros que defendían sus comunidades de posibles ataques
exteriores. De la misma manera comenzó a haber lo que hoy en día conocemos por aristocracia formada por los jefes de los
guerreros y con esto llegó aquello que conocemos de mostrar las riquezas, de ostentar.

La actividad humana en Rusia se remonta a un millón de años atrás. Se han encontrado vestigios de comunidades de
cazadores de la Edad de Piedra en la región que se extiende desde Moscú hasta el macizo de Altai y el lago Baikal. Hacia
el año 2000 a. C., una agricultura de subsistencia, basada en los cereales resistentes a las heladas, se había introducido
desde la región del Danubio hacia el este y llegado al área de Moscú y el sur de los Urales. Aproximadamente por la misma
época, los pueblos de Ucrania y de las zonas meridionales de la Rusia europea domesticaron el caballo y desarrollaron una
vida nómada basada en el pastoreo.

Mientras la Rusia europea central y septentrional fue un área totalmente inculta durante casi tres mil años, el sur fue testigo
de diversas invasiones nómadas procedentes del este. Los primeros testimonios escritos datan del siglo. v a. c., del
historiador griego Heródoto, que habla de unos pobladores llamados escitas, temidos por su habilidad como jinetes y
soldados que, probablemente, eran oriundos de la región de Altai, entre Siberia y Mongolia. En su expansión hacia el oeste
alcanzaron el sur de Rusia y Ucrania alrededor del s. vii a. C. El Imperio escita se extinguió al aparecer con la llegada por
el este de otro pueblo, los sármatas, en el s. iii a. C.

En el siglo. IV d. C. arribaron los hunos de la región de Altai, seguidos por sus parientes los ávaros y después por los
jázaros, una tribu túrquica del Cáucaso, que entre los siglos. VII y X ocuparon las cuencas bajas del Volga y el Don y las
estepas hacia el este y el oeste. Hábiles y talentosos, los jázaros aportaron estabilidad y tolerancia religiosa en sus
territorios. En el siglo. IX se convirtieron al judaísmo, y hacia el siglo. X se dedicaban mayormente a la agricultura y al
comercio.
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ESLAVOS

Las migraciones de los eslavos marcaron el carácter de Rusia. Los expertos no se ponen de acuerdo sobre su origen, pero
en los primeros siglos de Nuestra Era se expandieron rápidamente hacia el este, oeste y sur desde las inmediaciones de los
actuales territorios del norte de Ucrania y sur de Bielorrusia. Los eslavos del este fueron los antepasados de los rusos y en
el siglo. IX todavía se propagaban hacia el este por la región boscosa de la Rusia central. Los eslavos del oeste dieron lugar
a los polacos, checos y eslovacos, entre otros; y los del sur derivaron en serbios, croatas, eslovenos y búlgaros.

Su conversión al cristianismo en los siglos. IX y X coincidió con la introducción de un alfabeto ideado por Cirilo, un
misionero griego que más tarde sería santo. Tras ser simplificado décadas más tarde por otro misionero, Método, fue el
precedente del alfabeto cirílico, basado en el griego pero con una docena de caracteres añadidos. La Biblia se tradujo al
dialecto eslavo meridional, que se llamó eslabón y es la lengua empleada hasta hoy en la liturgia de la Iglesia ortodoxa
rusa.

Debemos nombrar que en el 150 a.c aparecieron los godos. Eran un pueblo únicamente dedicado a las batallas y
preocupado por la guerra. No tenían caballería pero su eficacia era terrible, así que, arrasaron muchos territorios y no solo
de Rusia sino de zonas como Tracia, Iliria, Alemania, etc. Cuando los godos ya habían impuesto un miedo generalizado en
la población, aparecieron los hunos. Este pueblo incluso se atrevió a atemorizar a los romanos.
Los siglos siguientes se caracterizaron por las continuas invasiones orientales y el asentamiento de otros pueblos, pero
ninguno de ellos por un largo tiempo, así que no nos detendremos en cantidad.

Posiblemente el acontecimiento más importante o el territorio más importante que se formó fue el llamado la Rus de Kiev. 10

Según cuenta la crónica de Néstor, un varego llamado Rurik, se estableció en la ciudad de Novgorod y poco después
estableció su centro en Kiev. Esta conocida Rus de Kiev fue fundada por el príncipe Oleg en el año 880 y perdura hasta
mediado del siglo XII.

El apogeo de esta nueva formación cuya capital será Novgorod, se produce en el reinado de Vladimir el Grande (980-1015)
y de su hijo Yaroslav I el Sabio (1019-1054). Vladimir el Grande mantuvo estrechas relaciones con Bizancio y realizó
diversas conquistas como la de los territorios de Lituania y Galitza. A diferencia de otros gobernantes rusos, Vladimir tenía
una gran devoción religiosa y por eso en esta época la Rus de Kiev aceptará el cristianismo ortodoxo y la creación del
primer cuerpo legal en lengua eslava. La Rus de Kiev fue por mucho tiempo el estado más grande de toda la Edad Media
europea.

VIKINGOS Y ESTADO RUSO DE KIEV Territorio del Rus de Kiev

Los orígenes de las Rusias están estrechamente


relacionados con las expediciones de varegos (como
eran conocidos los vikingos en el Este) en el Este de
Europa durante el Siglo IX, y su alianza y relación con
los pueblos arios que habitaban la zona, cuando todo el

Territorio del Rus de Kiev


continente era cristiano salvo los pueblos escandinavos, bálticos y eslavos. Estos varegos se asentaron primero en las
cercanías del lago Ládoga. El primer Estado ruso se originó gracias al comercio vía fluvial de los territorios eslavos
orientales situados entre el Báltico y el mar Negro y, en menor grado, entre el Báltico y el Volga. Los vikingos
escandinavos, los varangianos, también llamados varyagi por los eslavos, exploraron el este ya desde el siglo. VI d. C, 11
comerciando y asaltando para conseguir pieles, esclavos y ámbar, y entrando en conflicto con los jázaros y con Bizancio,
sede del cristianismo en Oriente. Para asegurarse el control de las rutas comerciales, los vikingos se adueñaron de varios
asentamientos principales, como Novgorod, Smolensk, Staraya Ladoga, y Kyiv (Kiev) en Ucrania. A pesar de su
dispersión, crearon una confederación laxa de ciudades-estado en los territorios eslavos orientales.

En 862 los vikingos fundaron el primer principado ruso, la ciudad de Novgorod, que creció como un puesto de comercio y
era el vínculo entre Escandinavia y el Este eslavo. Siguiendo los ríos rusos, los varegos se internaron cada vez más en el
Este, entrando eventualmente en contacto con el imperio de los jázaros (o khazares), un prolífico pueblo túrquico asiático
que había adoptado el judaísmo como religión oficial, dando origen a los judíos del Este de Europa.

En 864, pueblos eslavos, liderados por varegos, se abalanzaron sobre los dominios de los jázaros, derrotándolos, acabando
con el tributo que los habitantes de la ciudad pagaban a los khazares y fundando la actual capital de Ucrania: Kiev. En el
lugar de los jázaros, y en lo que hoy es el Sur de Ucrania, cerca del territorio de Kiev, se instaló otro pueblo asiático: los
pechenegos, una traicionera confederación esteparia que, en siglos posteriores, se dedicaría a hacer alianzas o guerrear,
según les conviniese, con casi todos los pueblos de la estepa e incluso el Imperio bizantino.

Kiev se convirtió en la capital de un gran Estado, conocido como Rus de Kiev, que tendría por nobleza a los varegos y que
se convertiría en el mayor reino de toda Europa, estrechando activos lazos comerciales y sirviendo de "referencia" para
establecer nuevos territorios eslavos. Esta época tiene una gran influencia vikinga que es obvia en las buenas relaciones
con Escandinavia, en las menciones que hacen las sagas nórdicas sobre los territorios del Este, en los nombres de su
nobleza y en la poligamia de sus líderes, que solían tener una esposa principal, varias esposas secundarias y muchas
concubinas.

El Rus de Kiev fue fundado por el príncipe Oleg cerca del año 880. Durante los siguientes treinta y cinco años, Oleg y sus
caballeros dominaron las distintas tribus eslavas y finesas. En 907, Oleg dirigió un ataque contra Constantinopla, y en 911
firmó un tratado comercial con el Imperio bizantino en igualdad de condiciones. El nuevo Estado de Kiev prosperó por su
control sobre la ruta desde el mar Báltico al mar Negro y a Oriente, además de por su abundancia en pieles, cera de abeja y
miel para exportar.
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Dada la tendencia favorable a Escandinavia en la Primera Crónica Rusa, algunos historiadores eslavos han discutido el
papel de los varegos en el establecimiento del Rus de Kiev. Durante el reinado de Sviatoslav (945-972), los gobernantes de
Kiev adoptaron la religión y nombres eslavos, pero su druzhina siguió estando formada principalmente por escandinavos.
Las conquistas militares de Sviatoslav fueron impresionantes: propinó sendos impactos mortales a sus dos vecinos más
poderosos, el Kaganato jázaro y el Imperio Búlgaro, que cayeron poco después de sus incursiones.

El legendario personaje del siglo. IX, Rurik de Jutlandia, fue el fundador de la dinastía Rurik, que dominó el embrionario
Estado ruso de Kievan Rus y los territorios eslavos orientales hasta finales del siglo. XVI. El nombre de Rus tal vez fuera
el del clan vikingo dominante en Kiev, pero no fue hasta el siglo. XVIII cuando el término “ruso” o “Gran Rusia” se
empleó para referirse exclusivamente a los territorios eslavos orientales del norte, mientras que los del sur o del oeste se
denominaban ucranianos o bielorrusos.

El príncipe Sviatoslav I convirtió Kiev en el centro de poder de la región luchando contra los belicosos príncipes varegos y
asestando a los jázaros una serie de golpes decisivos. Tras su muerte en 972, su hijo Vladímir amplió sus conquistas,
bautizó a Kievan Rus como Estado cristiano y sentó las bases de una estructura feudal en sustitución del sistema de clanes.
Algunos Principados, sin embargo, como los de Novgorod, Pskow y Vyatka (norte de Kazán), se regían por el sistema
democrático de las vechi (asambleas) populares.

La supremacía de Kiev finalizó con la llegada de nuevos invasores por el este, los pechenegos primero y, más adelante, los
polovtsi (1093), que saquearon la ciudad, así como también por los efectos de las Cruzadas europeas desde finales del s.
XI, que acabaron con el dominio árabe en el sur de Europa y el Mediterráneo y recuperaron las rutas comerciales de oeste a
este, convirtiendo a Rus en un erial comercial.
NOVGOROD Y ROSTOV-SUZDAL
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Los Principados del norte de Rus empezaron a desgajarse de Kiev a partir del año 1050, aproximadamente. Los
comerciantes de Nóvgorod se unieron a la floreciente Liga Hanseática, una federación de ciudades-estado que controlaba el
comercio del Báltico y el mar del Norte. Nóvgorod se convirtió en la puerta de acceso de la Liga a los territorios del este y
el sureste.

Con la decadencia de Kiev, la población rusa se desplazó hacia el norte y empezó a desarrollarse la fértil región de Rostov-
Suzdal, al noreste de Moscú. Vladímir Monómaco de Kiev fundó allí en 1108 la ciudad de Vladímir y otorgó el Principado
de Rostov-Suzdal a su hijo Yuri Dolgoruki, a quien se atribuye la fundación del pequeño asentamiento de Moscú en 1147.

Rostov-Suzdal se hizo tan rico y poderoso que el hijo de Yuri, Andréi Bogoliubski intentó ejercer su poder para unir los
Principados de Rus. Sus tropas se apoderaron de Kiev en 1169, tras lo cual instaló la capital en Vladímir, aunque la sede de
la Iglesia permanecería en Kiev hasta 1300. Rostov-Suzdal empezó a prepararse para disputar a los búlgaros el dominio de
la región del Volga y los Urales. Los búlgaros eran un pueblo surgido al este varios siglos atrás y que se había convertido
al islam. Su capital, Bolgar, se hallaba cerca de la actual Kazán, junto al Volga.
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TÁRTAROS Y LA HORDA DE ORO

Mientras tanto, hacia el este, una confederación de ejércitos acaudillados por el mongol Gengis (o Cingiz) Kan (1167-
1227) estaba consiguiendo someter gran parte de Asia, excepto el extremo norte de Siberia, y finalmente cruzó Rusia en
dirección a Europa para crear el mayor Imperio territorial de la historia. Los rusos suelen llamar tártaros a estos invasores,
en gran parte mongoles, cuando de hecho los tártaros no eran más que una de las poderosas tribus que se unieron al carro
mongol. Los tártaros de Tatarstán en realidad descienden de los búlgaros y están emparentados con los búlgaros de los
Balcanes.

En 1223, Gengis Kan se enfrentó a los príncipes rusos y los venció clamorosamente en la Batalla del Río Kalka. Este
avance en la Rusia europea quedó truncado por la muerte del
caudillo, pero su nieto, Batú Kan, volvió en 1236 para terminar el
trabajo arrasando hasta Bolgar y Rostov-Suzdal, y en cuatro años
aniquiló la mayor parte de los demás Principados, incluido Kiev.
Nóvgorod se salvó gracias a unas inundaciones primaverales, que
impidieron a los invasores cruzar los pantanos que rodeaban la
ciudad.

Batú y sus sucesores gobernaron la Horda de Oro, uno de los


kanatos en que se fraccionó el Imperio de Gengis, desde Saray, junto
al Volga, cerca de la actual Volgogrado. En su mejor momento, la

Nombre : Temushin nombrado Gen gis kan (el más grande kan mongol )

Nacimiento:1162, Dulun-Boldaq Fecha de la muerte: 18 de agosto de 1227,


Horda de Oro aglutinaba casi toda Europa oriental, desde la orilla del río Dnieper, al oeste, hasta muy adentro de Siberia, al
este, y al sur hacia el Cáucaso. El control de la Horda sobre sus súbditos era indirecto: aunque sus ejércitos castigaran con
incursiones habituales cualquier amago de insurrección, se servían de príncipes locales colaboradores para mantener el
orden, proporcionar soldados y recaudar impuestos. 15

ALEJANDRO NEVSKI Y AUGE DE MOSCÚ

Uno de estos colaboradores fue el príncipe de Novgorod, Alejandro Nevski, un héroe ruso proclamado santo por la Iglesia
rusa por resistir ante los cruzados alemanes y los invasores suecos. En 1252, Batú Kan lo nombró gran príncipe de
Vladímir.

Nevski y sus sucesores ejercieron de intermediarios entre los tártaros y otros príncipes rusos. Con su hábil diplomacia, los
príncipes de Moscú obtuvieron y conservaron el título de gran príncipe desde comienzos del s. XIV, mientras otros
príncipes reanudaban sus contiendas. La Iglesia respaldó a Moscú trasladando allí su sede desde Vladímir en la década de
1320, y a cambio se vio favorecida con la exención del pago de impuestos a los tártaros.

Pero Moscú resultó ser el agente del castigo tártaro. Con una confianza renovada en su tierra, el gran príncipe Demetrio
puso Moscú a la cabeza de una coalición de príncipes para enfrentarse y derrotar a los tártaros en la Batalla de Kulikovo
Pole, junto al río Don, en 1380. Por esta gesta se convirtió en Demetrio Donskói (del Don) y fue canonizado tras su muerte.

Los tártaros aplastaron este levantamiento con una campaña que duró tres años, pero tenían los días contados. Debilitados
por las disensiones internas, a fines del s. XIV cayeron ante el Imperio de Timur Lang (Tamerlán), establecido en
Samarcanda, en el actual Uzbekistán. Sin embargo, los rusos, divididos entre ellos como de costumbre, siguieron siendo
vasallos de los tártaros hasta 1480.

MOSCÚ CONTRA LITUANIA


Moscú, o Moscovia, como se dio en llamar su territorio en expansión, defendió la causa rusa tras la Batalla de Kulikovo,
aunque tuvo rivales, sobre todo Novgorod y Tver. Pero el auge del Gran Ducado de Lituania, que había iniciado su
expansión por los antiguos territorios del Estado ruso de Kiev en el s. XIV, era un peligro mayor. La amenaza se
materializó en 1386 cuando el jefe lituano Jagellón se casó con la reina polaca Jadwiga y se convirtió en rey de Polonia, 16
reuniendo a dos de los Estados más poderosos de Europa.

Con la coronación de Jagellón como Ladislao II de Polonia, la clase dirigente lituana, anteriormente pagana, se convirtió al
catolicismo. Por lo que la Iglesia rusa interpretó que la lucha contra Lituania era contra el papa de Roma. Después de que
Constantinopla, sede de la Iglesia ortodoxa griega, fuera tomada por los turcos en 1453, el metropolita, o cabeza de la
Iglesia rusa, declaró a Moscú “tercera Roma” y verdadera heredera de la cristiandad.

Al morir Basilio I, el hijo de Donskói, en 1425, Moscú sufrió una guerra dinástica. Los antiguos ruríkidas se impusieron,
curiosamente gracias a la ayuda de lituanos y tártaros, pero no fue hasta el contundente reinado de Iván III [1462-1505]
cuando los demás Principados dejaron de oponerse a Moscú.

IVÁN EL GRANDE

En 1478, Novgorod fue el primer gran Principado ruso sojuzgado por Iván III. Para consolidar su poder en la ciudad instaló
un gobernador, deportó a las familias más influyentes (una estrategia pionera imitada con creciente severidad por los
dirigentes rusos hasta Stalin) y expulsó a los mercaderes hanseáticos, cortando los contactos de Rusia con Europa
occidental durante dos siglos.

Los exiliados fueron sustituidos por los administradores de Iván, que premiaba su empeño con títulos temporales sobre las
tierras confiscadas. Este nuevo enfoque de la titularidad de la tierra, llamada pomestie (tierra de servicio), caracterizó el
mandato de Iván. Anteriormente, los boyardos, o terratenientes feudales, poseían tierras en una votchina (tipo de propiedad
alodial) que les confería poderes y derechos sucesorios ilimitados sobre sus propiedades y la gente que las poblaba. La
libertad de elegir a qué príncipe ofrecer lealtad les había otorgado también cierto peso político. Pero cuando quedaron
pocos príncipes a los que recurrir, la influencia de los boyardos disminuyó a favor de los nuevos terratenientes-
funcionarios.
Este aumento del poder centralizado llegó a los estratos más bajos de la sociedad con el aumento de la servidumbre.

En 1480, los ejércitos de Iván se enfrentaron en el río Ugra, al suroeste de Moscú, con los tártaros llegados para recaudar
los impuestos detentados por Moscovia durante los cuatro años anteriores. Se separaron sin derramamiento de sangre, y 17
Rusia se vio libre al fin del yugo tártaro.

Tver cayó en manos de Moscú en 1485, y la remota Vyatka, en 1489. Pskov y Ryazan, los únicos Estados que todavía eran
independientes al final del reinado de Iván, fueron reducidos por su sucesor, Basilio III. Pero Lituania y Polonia siguieron
siendo para Rusia su particular espina.

IVÁN IV (EL TERRIBLE)

El hijo de Basilio III, Iván IV, subió al trono en 1533 a la edad de tres años, siendo regente su madre. Después de 14 años
de intrigas en la Corte, se autoproclamó “zar de todas las Rusias”. La palabra zar, del latín caesar, solo la habían usado
anteriormente un gran kan o el emperador de Constantinopla.

El matrimonio de Iván IV con Anastasia, de la familia boyarda Románov, fue feliz, a diferencia de los cinco que siguieron
a la muerte de ésta en 1560, y constituyó una etapa decisiva en la vida del zar. Creyendo que la habían envenenado, Iván
inició un reinado del terror con el que se ganó el sobrenombre de grozni (literalmente “imponente”, pero comúnmente
traducido como “terrible”) y estuvo a punto de arruinar todo lo bueno que había hecho hasta entonces.

Sin embargo, fue admirado por haber defendido la tradición y los intereses rusos. Sus éxitos militares en la región del
Volga hasta la costa del mar Caspio y Siberia contribuyeron a transformar Rusia en el Estado multiétnico y multirreligioso
que es hoy en día. Sin embargo, su campaña contra los tártaros de Crimea estuvo a punto de saldarse con la pérdida de
Moscú, y una guerra de 24 años con los lituanos, polacos, suecos y caballeros teutónicos al oeste tampoco aportó nuevos
territorios a Rusia.

Empujado por su creciente paranoia, Iván lanzó en 1570 un salvaje ataque contra Novgorod que terminaría con la edad de
oro de la ciudad. En 1581, cuando discutía con su hijo tras haber pegado a su nuera (y posiblemente haberle causado un
aborto), el zar acabó matando accidentalmente a su heredero. El propio Iván moriría tres años después durante una partida
de ajedrez. El descubrimiento de altas concentraciones de mercurio en sus restos mortales indicó que había muerto
envenenado, seguramente por culpa suya, puesto que recurría a menudo al mercurio para aliviar el dolor de una hernia
discal. 18

BORÍS GODUNOV Y ÉPOCA DE LOS DISTURBIOS

El sucesor oficial de Iván IV fue su hijo Fiódor, de muy pocas luces, que dejó las riendas del gobierno a su cuñado, Borís
Godunov, un hábil “primer ministro” que reparó gran parte del daño causado por Iván. Fiódor murió sin descendencia en
1598, terminando con 700 años de dinastía ruríkida, y Borís fue zar durante siete años más.

Poco tiempo después de la muerte de Borís, un pretendiente católico apoyado por los polacos saltó a la palestra afirmando
ser Demetrio, otro hijo de Iván el Terrible (que de hecho había muerto en misteriosas circunstancias en Uglich en 1591,
asesinado seguramente por órdenes de Borís Godunov). Este “falso Demetrio” reunió una enorme y variopinta tropa en su
avance hacia Moscú. El hijo de Borís Godunov fue linchado y los boyardos aclamaron al supuesto zar.

Así empezó la Época de los Disturbios o Smuta, caracterizada por la anarquía, el caos dinástico y las invasiones
extranjeras, y centrada en un enfrentamiento entre los boyardos y el Gobierno central (el zar). El falso Demetrio fue
asesinado durante una revuelta popular y lo sucedió Basilio Shuiski [1606-1610], un nuevo títere de los boyardos, que fue
desafiado por otro falso Demetrio. Los invasores suecos y polacos luchaban entre ellos por los derechos al trono de Rusia,
Shuiski fue destronado por los boyardos y de 1610 a 1612 Moscú se vio ocupada por los polacos.

Finalmente, un ejército popular organizado por el comerciante Kuzma Minin y el noble Demetrio Pozharski, ambos de
Nizhni Nóvgorod y apoyados por la Iglesia, echó a los polacos. En 1613, una zemski sobor, o asamblea nacional, formada
por representantes de las clases políticas, eligió zar a Miguel Románov, de 16 años de edad, el primero de una dinastía que
reinaría hasta 1917.
SIGLO XVII EN RUSIA

Aunque los tres primeros zares Románov, Miguel I [1613-1645], Alejo I [1645-1676] y Fiódor III [1676-1682] aportaron
continuidad y estabilidad, grandes cambios presagiaban la caída de la vieja Rusia. 19

El s. XVII fue testigo de un gran desarrollo. En 1650, el zar Alejo encargó al comerciante cosaco Yerofey Jabarov (que dio
nombre a Jabarovsk) abrir la región del lejano oriente. Hacia 1689, los rusos ocupaban la orilla norte del río Amur. El
Tratado de Nerchinsk garantizó la paz con la vecina China durante más de ciento cincuenta años.

Cuando los cosacos de Ucrania pidieron ayuda contra los polacos, Alejo se la ofreció, y en 1667 Kiev, Smolensk y las
tierras al este del Dnieper pasaron a dominio ruso.

Los conflictos internos de la Iglesia acabaron transformándola en una aliada del autoritario Gobierno, también bajo la
desconfianza del pueblo. A mediados del s. XVII, el patriarca Nikon intentó unificar los rituales y textos con los de la
Iglesia ortodoxa griega “pura”, horrorizando a los más apegados a las formas tradicionales, y causando un profundo cisma
en la ortodoxia rusa.

PEDRO EL GRANDE

Pedro I, llamado el Grande por sus imponentes 2,24 m de altura y su aplastante victoria sobre los suecos, arrastró Rusia
hacia Europa y la convirtió en una potencia mundial de primer orden.

Nacido en 1672, hijo de Natalia, la segunda esposa del zar Alejo, Pedro era un joven enérgico y curioso que visitaba a
menudo el barrio europeo de Moscú para informarse sobre el mundo occidental. Los capitanes holandeses y británicos de
Arkhangelsk le dieron lecciones de navegación en el mar Blanco.
Cuando Fiódor III murió, en 1682, Pedro se convirtió en zar, junto con su hermanastro Iván V, menos determinado, y bajo
la regencia de la ambiciosa hermana de Iván, Sofía. Esta contaba con el apoyo de un destacado estadista de la época, el
príncipe Balilio Golitsin. Los boyardos, enojados porque Golitsin había instituido un estricto sistema de rangos,
conspiraron para conseguir que Sofía fuera recluida en un convento en 1689 y sustituida en la regencia por la madre de 20
Pedro, menos codiciosa.

Pocos dudaban de que Pedro sería el monarca definitivo, y cuando ocupó el trono en solitario, tras la muerte de su madre
en 1694 y la de Iván en 1696, emprendió una campaña de modernización, representada por su misión pionera de
investigación en Europa (1697-1698). Esta visita a Occidente fue la primera de un dirigente moscovita, y durante la misma
contrató un millar de expertos al servicio de Rusia.

También se ocupó de negociar alianzas. En 1695 envió la primera flota rusa por el río Don y arrebató el puerto de Azov, en
el mar Negro, a los tártaros de Crimea, vasallos de los turcos otomanos. Sus aliados europeos no tenían interés por los
turcos, pero compartían su preocupación por los suecos, que dominaban la mayor parte de la costa báltica y habían
avanzado bastante en Europa.

La alianza de Pedro con Prusia y Dinamarca provocó la Gran Guerra del Norte contra Suecia (1700-1721). La derrota
aplastante de los ejércitos de Carlos XII en la Batalla de Poltava (1709) anunció el poder de Rusia y la caída del Imperio
sueco. El Tratado de Nystadt (1721) concedió a Pedro el control del golfo de Finlandia y la costa oriental del Báltico. En
este período, el zar sofocó otra rebelión campesina (1707), encabezada por el cosaco del Don, Kondrati Bulavin.

En las tierras arrebatadas a los suecos, Pedro fundó San Petersburgo, y en 1712 la convirtió en capital y símbolo de una
nueva Rusia que miraba hacia Europa.

LEGADO DE PEDRO

La herencia principal que Pedro dejó a Rusia fue movilizar los recursos del país para competir en condiciones de igualdad
con Occidente. Sus conquistas territoriales fueron escasas, pero los territorios estratégicos del Báltico aportaron una gran
variedad étnica, incluida una nueva clase alta de comerciantes y administradores alemanes que constituyeron la espina
dorsal de su expansión comercial y militar.

Pedro también tuvo la última palabra sobre la autoridad eclesiástica. Cuando esta se opuso a sus reformas, se limitó a 21
bloquear el nombramiento de un nuevo patriarca, sometió a los obispos a un departamento del Gobierno y se convirtió de
hecho en cabeza de la Iglesia. Entre otras medidas modernizadoras, ordenó que todos sus administradores y soldados se
afeitaran la barba.

Se necesitaban enormes sumas de dinero para construir San Petersburgo, pagar a un creciente funcionariado, modernizar el
Ejército y botar flotas navales y comerciales. Pero el dinero escaseaba en una economía basada en el trabajo servil, por lo
que Pedro creó impuestos para todo, desde los ataúdes hasta las barbas, incluido un infame “impuesto sobre las almas”
aplicable a todos los hombres adultos de clase baja. La situación de los siervos, que soportaban la mayor carga fiscal,
empeoró.

Las clases altas también tuvieron que contribuir: los aristócratas podían servir en el Ejército o como funcionarios si no
querían perder sus títulos y propiedades. La cuna no contaba demasiado, pues Pedro sometía a sus funcionarios a la Tabla
de Rangos, una escala promocional por méritos adquiridos, en la que los puestos más altos conferían nobleza hereditaria.
Algunos aristócratas perdieron todas sus posesiones, mientras que funcionarios competentes, aunque de origen humilde, y
miles de extranjeros pasaron a formar parte de la nobleza rusa.

DESPUÉS DE PEDRO

Pedro murió en 1725 sin haber nombrado sucesor, por lo que su esposa Catalina, antigua sirvienta (y amante) de Alexander
Menshikov, hombre de confianza del zar, se convirtió en la primera mujer en acceder al trono imperial de Rusia. Con ello
abrió el camino a otras mujeres, como a su propia hija Isabel y, más tarde, a Catalina la Grande, un reinado femenino que
en conjunto se prolongó durante casi setenta años.
Catalina dejó la administración cotidiana del país a un organismo llamado Consejo Privado Supremo, formado por muchos
de los principales colaboradores de Pedro. Tras su muerte en 1727, y la de su heredero Pedro II (nieto de Pedro I) tan solo
tres años más tarde a causa de la viruela, el consejo eligió a la sobrina de Pedro, Ana de Courland (pequeño Principado en
la Letonia actual) como sucesora, pero bajo el poder supremo del Consejo en las decisiones políticas. Ana acabó con este 22
ensayo de monarquía constitucional disolviendo dicho organismo.

Ana reinó de 1730 a 1740, confiando los asuntos de Estado a un barón alemán del Báltico, Ernst Johann von Bühren.
Aunque se rusificó el nombre por Biron, su estilo torpe y corrupto se hizo característico en la familia real a partir de Pedro
el Grande.

Durante el reinado de la hija de Pedro, Isabel [1741-1761], la influencia alemana menguó y las restricciones sobre la
nobleza se relajaron. Algunos aristócratas se aventuraron con las manufacturas y el comercio.

CATALINA II (LA GRANDE)

Hija de un príncipe alemán, Catalina llegó a Rusia a los 15 años para casarse con el claro heredero de la emperatriz Isabel,
su sobrino Pedro III. Inteligente y ambiciosa, Catalina aprendió el ruso, abrazó la religión ortodoxa y leyó con avidez las
obras de los filósofos políticos europeos. Imperaba la Ilustración y por todas partes se hablaba de derechos humanos,
contratos sociales y separación de poderes.

Catalina diría más adelante de Pedro III: “Creo que la Corona rusa me atrajo más que su persona”. A los seis meses de que
su esposo subiera al trono, Catalina lo depuso en un golpe de palacio dirigido por su amante de entonces, que fue asesinado
poco tiempo después. De ella se ha dicho que cambiaba de amantes como quien cambia de camisa.

Catalina se embarcó en un gran programa de reformas, aunque dejó claro que no tenía intenciones de limitar su propia
autoridad. Redactó un nuevo código legal, limitó el uso de la tortura y abogó por la tolerancia religiosa. Pero las ideas que
podía tener para mejorar la situación de los siervos se frustraron debido a la violenta rebelión campesina de 1773-1774,
encabezada por el cosaco del Don Yemelián Pugachov, que se propagó desde los Urales hasta el mar Caspio y por el
Volga. Cientos de miles de siervos respondieron a las promesas de Pugachov de terminar con la servidumbre y los
impuestos, pero fueron castigados por el hambre y las tropas gubernamentales. Pugachov fue ejecutado y Catalina acabó
con la autonomía cosaca.

En la esfera cultural, la zarina aumentó el número de escuelas y colegios y expandió el negocio editorial. Su enorme 23
colección de pinturas forma el núcleo de la colección del Ermitage. Durante su reinado se fue desarrollando una elite
crítica, distanciada de la mayoría de rusos sin educación, pero cada vez más enfrentada a la autoridad central; una
“personalidad dividida” característica de la radicalidad rusa venidera.

CONQUISTAS TERRITORIALES

El reino de Catalina experimentó una importante expansión en detrimento de los debilitados otomanos y polacos, planeada
por su primer ministro y principal amante, Grigori Potemkin (Potiomkin). La guerra contra los turcos empezó en 1768,
alcanzó su cenit con la victoria naval de Cesme, y terminó con un tratado en 1774 que otorgaba a Rusia el control sobre la
costa norte del mar Negro, libertad para navegar por el estrecho de los Dardanelos hasta el Mediterráneo y protección para
los intereses cristianos en el Imperio Otomano, lo cual fue en realidad un pretexto para posteriores incursiones en los
Balcanes. Crimea se anexionó en 1783.

Durante el siglo anterior, Polonia se había desintegrado en un conjunto de territorios semiindependientes con un rey pelele
en Varsovia. Catalina manejó los acontecimientos mediante tácticas de “divide y vencerás”, e incluso puso a un antiguo
amante, Estanislao Poniatowski, de rey. Austria y Prusia propusieron el reparto de Polonia entre las tres potencias, y en
1772, 1793 y 1795 se repartieron reiteradamente el país, que finalmente dejó de existir como Estado independiente hasta
1918. Polonia oriental y el Gran Ducado de Lituania (aproximadamente la actual Lituania, Bielorrusia y Ucrania
occidental) quedaron bajo dominio ruso.

Por su parte, las raíces de la actual Guerra de Chechenia se remontan a la voluntad de Catalina de expandir su Imperio
hacia el Cáucaso.

ALEJANDRO I
Tras la muerte de Catalina en 1796, su hijo Pablo I heredó el trono. Personaje misterioso en la historia rusa y a menudo
llamado “el Hamlet ruso” en Occidente, suscitó el antagonismo de la pequeña nobleza al intentar reinstaurar el servicio
estatal obligatorio y fue asesinado en 1801.
24
Le sucedió su hijo, el nieto preferido de Catalina, Alejandro I, que había sido educado por los mejores tutores europeos.
Inició su reinado con varias reformas, como la ampliación del sistema escolar, que puso la educación al alcance de la clase
media-baja. Pero pronto tuvo que ocuparse de las guerras contra Napoleón, que dominarían su trayectoria.

Por el Tratado de Tilsit de 1807, Alejandro aceptó ser el emperador de Oriente, mientras Napoleón lo sería de Occidente.
Esta alianza, sin embargo, solo duró hasta 1810, cuando la reanudación del comercio ruso con la Gran Bretaña indignó a
Napoleón, que se lanzó al asalto de Moscú con un ejército de 700 000 soldados, el más numeroso jamás visto en una sola
operación militar.

1812 Y SUS REPERCUSIONES

Las fuerzas rusas, muy inferiores en número, se plegaron en retirada a través de su propio territorio durante todo el verano
de 1812, arrasándolo todo para cortar el suministro de víveres a los franceses, y librando con éxito algunas acciones de
retaguardia. En septiembre, cuando la falta de provisiones empezaba a afectar a los franceses, el general ruso Mijaíl
Kutuzov decidió finalmente presentar batalla en Borodino, a 130 km de Moscú. Fue una batalla muy sangrienta pero no
concluyente; los rusos se retiraron.

Antes de terminar el mes, Napoleón entró en una desierta Moscú, pero el mismo día la ciudad empezó a incendiarse a su
alrededor; todavía se ignora quién provocó el fuego. Alejandro desatendió las tentativas negociadoras de Napoleón. Con la
llegada del invierno y casi sin provisiones, Napoleón tuvo que retirarse y sus famélicas tropas fueron aniquiladas por los
partisanos rusos. Solo uno de cada 20 soldados pudo volver a la relativamente segura Polonia, pues los rusos los
persiguieron hasta París.

En el Congreso de Viena, donde los vencedores se reunieron en 1814-1815 para establecer un nuevo orden tras la derrota
definitiva de Napoleón, Alejandro defendió la causa de las antiguas monarquías. Su legado fue una vaga hermandad
cristiana de reyes europeos, la Santa Alianza, y un conjunto de pactos para salvaguardarse ante futuros napoleones o
avatares revolucionarios.

Mientras tanto, Rusia ampliaba su territorio en otros frentes. El Reino de Georgia se anexionó en 1801. Tras una guerra 25
contra Suecia (1807-1809), Alejandro se convirtió en gran duque de Finlandia. Luchó contra Turquía por dos Principados
del Danubio, Besarabia (cubriendo la actual Moldavia y parte de Ucrania) y Valaquia (actualmente en Rumania),
apoderándose de la primera en 1812. Persia cedió el norte de Azerbaiyán un año después y Yerevan (Armenia) en 1828.

LOS DECEMBRISTAS Y OTROS EXILIADOS POLÍTICOS

Alejandro murió en 1825 sin dejar un claro heredero, lo que desató la lógica crisis. Su hermano Constantino, de tendencias
reformistas y felizmente casado con una polaca en Varsovia, no tenía ningún interés en el trono.

Los oficiales que habían importado las ideas liberales de París en 1815 preferían a Constantino antes que al hermano menor
de Alejandro, el militarista Nicolás, que debía ser coronado el 26 de diciembre de 1825. Su sublevación en San Petersburgo
fue aplastada por las tropas leales a Nicolás. Cinco de los llamados “Decembristas” (Dekabristy) fueron ejecutados y más
de cien, en su mayoría aristócratas y oficiales, enviados a Siberia junto con sus familias a cumplir penas de trabajos
forzados, mayormente a la región de Chita. Indultados por el zar Alejandro II en 1856, muchos prefirieron quedarse en
Siberia y su presencia allí fue decisiva para el desarrollo educativo y cultural de las ciudades que los acogieron.

Tras un levantamiento fallido en Polonia en 1864, un gran número de rebeldes polacos, en su mayoría cultos, también
fueron deportados a Siberia. A finales del s. XIX, otros intelectuales famosos exiliados siguieron sus pasos, como el
escritor Dostoievski; a principios del s. XX, Trotski, Stalin y Lenin pasaron casi tres años en Shushenskoe, cerca de
Abakán.

NICOLÁS I
El reinado de Nicolás I [1825-1855], un zar que afirmaba “yo no mando en Rusia; lo hacen 10 000 funcionarios”, se
caracterizó por el inmovilismo y la represión. Las revoluciones sociales que sacudían Europa pasaron de largo en Rusia, y
cuando el marqués de Custine visitó el país en 1839, lo encontró paralizado por el temor. “Lo que aquí se califica de orden
público”, escribió el aristócrata francés, “es una tranquilidad acongojada, una paz aterradora, que recuerda la tumba.” 26

Sin embargo, no faltaron algunos elementos positivos. La economía rusa creció y las exportaciones de cereales
aumentaron. Nicolás detestaba la servidumbre, aunque solo fuese porque aborrecía a la clase que poseía a los siervos. Así
pues, los campesinos de las tierras estatales, que suponían casi la mitad del total, recibieron la titularidad de las tierras y, de
hecho, la libertad.

En política exterior, la intervención de Nicolás en los Balcanes acabó con la credibilidad de Rusia en Europa. Una pésima
diplomacia condujo a la Guerra de Crimea (1854-1856) contra el Imperio Otomano, Gran Bretaña y Francia, cuando las
tropas rusas invadieron las provincias otomanas de Moldavia y Valaquia para proteger a las comunidades cristianas. En
Sebastopol, un ejército turco-francés sitió el cuartel general de la Marina rusa. Un mando nefasto por ambos bandos
desembocó en una guerra sangrienta que acabó en tablas.

ALEJANDRO II Y ALEJANDRO III

‘Grandes reformas’

Alejandro II advirtió que la Guerra de Crimea azuzaba el descontento en Rusia y aceptó la paz en términos poco
favorables. La contienda había evidenciado el atraso del país tras la gloria imperial posterior a 1812, y que había llegado el
momento de las reformas.

La abolición de la servidumbre en 1861 abrió las puertas a la economía de mercado, al capitalismo y a una revolución
industrial. Se construyeron ferrocarriles y fábricas, y las ciudades se expandieron a medida que los campesinos
abandonaban el campo. La inversión extranjera en Rusia creció durante las décadas de 1880 y 1890, pero no se hizo nada
para modernizar la agricultura y muy poco para ayudar a los campesinos. Hacia 1914, el 85% de la población de Rusia
todavía era rural, pero su situación apenas había mejorado en 50 años.

27

Movimientos revolucionarios

Las reformas animaron unas esperanzas que no fueron satisfechas. El zar se negó a crear una asamblea representativa. Los
campesinos estaban furiosos por tener que comprar una tierra que consideraban suya por derecho. Estudiantes radicales,
llamados narodniki (populistas), se dirigieron al campo en la década de 1870 para alzar a los campesinos, pero eran dos
mundos diferentes y la campaña fracasó.

Otros populistas consideraron más provechoso cultivar la revolución entre la creciente clase obrera urbana, o proletariado,
mientras que algunos recurrieron al terrorismo: una sociedad secreta, la Voluntad del Pueblo, asesinó a Alejandro II en un
atentado con bomba en 1881.

No todos los oponentes al zarismo eran revolucionarios radicales. Algunos moderados, acomodados y con mucho que
perder en una revolución, se autoproclamaron liberales y defendieron la reforma constitucional al estilo europeo occidental,
a base de sufragio universal y una Duma o Parlamento nacional.

El descontento a veces se dirigía a los judíos en forma de ataques violentos en masa, o pogromos. En la década de 1880,
los ataques a menudo eran avivados por las mismas autoridades con el objetivo de distraer la tensión social. Con su
inclinación hacia las profesiones intelectuales y comerciales, los judíos eran odiados por las clases bajas por ser tenderos y
prestamistas, y por las autoridades por su radicalismo político.

Expansión territorial
Entre 1855 y 1894, los territorios de Asia central (los actuales Kazajstán, Uzbekistán, Turkmenistán, Kirguizistán y
Tadzhikistán) cayeron bajo el control absoluto de Rusia. Más al este, Rusia adquirió una larga franja de la costa china del
Pacífico y construyó allí el puerto de Vladivostok. En 1867, sin embargo, la crisis económica desatada tras el conflicto
obligó al país a vender los territorios de Alaska (adquiridos en el s. XVIII) a Estados Unidos, su único aliado durante la 28
Guerra de Crimea, por la entonces enorme suma de 7,2 millones de US$, dadas las circunstancias bélicas.

Llegada del marxismo

Los revolucionarios más radicales se vieron genuinamente sorprendidos de que no se produjera un alzamiento tras el
asesinato de Alejandro II. Casi todos ellos fueron apresados, ejecutados o exiliados, y el reinado de Alejandro III estuvo
marcado por la represión tanto de liberales como de revolucionarios. Muchos de estos últimos huyeron al extranjero, entre
otros Georgi Plejánov y Pável Axelrod, fundadores del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso en 1883, y en 1899, Vladímir
Uliánov, más con Los socialdemócratas (marxistas) iniciaron su movilización en la organización de las masas obreras.

Casi desde su nacimiento, el Partido social-demócrata ruso se dividió en dos tendencias: mencheviques y bolcheviques, al
principio como dos fracciones del partido; más tarde como dos partidos totalmente diferenciados.

Los mencheviques (minoría, en ruso) eran partidarios de la ortodoxia, la cual indicaba que para que se cumpliera la ley del
materialismo histórico primero debía hacer su revolución los burgueses contra la aristocracia para que después el obrero
proletario pudiera a su vez dialécticamente acabar con la burguesía.

Los bolcheviques, con Lenin a su cabeza, eran partidario de un nuevo enfoque de la teoría marxista por el cual el
capitalismo se dirigía en su etapa avanzada hacia el imperialismo, fenómeno que no pudo observar Marx, lo que enfrentaba
a los pueblos, no sólo a los proletarios, contra sus explotadores.

De esta manera se pretendía, desde la postura bolchevique, convertir la revolución democrática en revolución socialista,
basándose en la alianza con el campesinado, y no limitándose a seguir en ella las iniciativas de la burguesía, sino
encabezando ellos mismos la lucha por la democracia, desbordando el marco parlamentario y estableciendo una dictadura
revolucionaria del proletariado.

Para ello se procedió a la organización del partido como una sociedad secreta, restringiendo la militancia a los que acataran 29
el programa del partido y además participasen personalmente en las organizaciones. Lenin pensaba en militantes que
estuviesen dispuestos a aceptar órdenes y a estar sujetos a una férrea disciplina pues al estar organizados en cédulas no
podían ver los motivos de las decisiones de los dirigentes que utilizaban el sistema de la autocrítica para corregir sus
equivocaciones. De esta manera el partido se preparaba para su lucha por el poder, que en las condiciones rusas pasaría
necesariamente por la insurrección armada.

Los socialdemócratas en Europa eran elegidos para los parlamentos y transformaban el marxismo en un “socialismo
parlamentario”, mejorando la suerte de los obreros mediante la legislación. Pero en Rusia no había Parlamento, y sí una
activa policía secreta. En un mitin del movimiento socialista internacional en Londres (1903), Lenin defendió un
derrocamiento violento del Gobierno por parte de un partido pequeño, comprometido y bien organizado, mientras que
Plejánov abogó por la afiliación masiva y la cooperación con otras fuerzas políticas. La capacidad de maniobra de Lenin le
permitió ganar la votación, y sus seguidores pasaron a conocerse como bolcheviques (que significa miembros de la
mayoría); la facción de Plejánov se convirtió en la de los mencheviques (miembros de la minoría). En realidad, los
mencheviques eran más numerosos, pero Lenin se aferró obviamente al nombre de sus seguidores.

El capitalismo se introdujo en Rusia de manera un tanto forzada, impulsado por las inversiones extranjeras y la acción del
Estado. La industrialización se realizó de forma compulsiva, dando por resultado una concentración, tanto de capitales
como de masa obrera, en unas cuantas ciudades del inmenso territorio.
En las condiciones de predominio del mundo rural atrasado las condiciones para el desarrollo de la industria ligera eran
desfavorables, en tanto que se carecía de demanda efectiva y que no se generaban capitales propios para la inversión. Sólo
se instalaron algunas industrias textiles creadas por los comerciantes moscovitas para satisfacer necesidades de la demanda
urbana.
El principal estímulo para la industria pesada fue la construcción del ferrocarril. En un principio se importaba todo el
material hasta que la producción de las nuevas industrias de los Urales pudo hacer frente a la demanda. Los capitales se
obtuvieron en el extranjero, ya que ni el mercado nacional ruso de capitales ni el Estado estaban en disposición de
proveerlos. A partir de la firma del tratado franco-ruso comenzó la llegada de capitales franceses, lo que permitió acelerar 30
la industrialización.
Pero las zonas industriales eran relativamente pequeñas en la inmensidad de un imperio cuyas estructuras económicas de
predominio agrario quedaban inalteradas. Además la industria rusa era muy sensible a las crisis de superproducción (al no
haber una demanda estable) como la que se inició en 1900, que se vio complicada por la guerra con Japón.

GUERRA RUSO-JAPONESA

Nicolás II, que sucedió a su padre Alejandro III en 1894, fue un hombre débil que infundía todavía menos respeto que su
antecesor, pero se opuso igualmente a un gobierno representativo.

El golpe más grave que sufrió fue la derrota humillante ante Japón cuando ambos países toparon a causa de sus respectivas
esferas de influencia en el extremo este: la rusa en Manchuria y la japonesa en Corea. Como en Crimea 50 años antes, una
pésima diplomacia condujo a la guerra. En 1904, Japón atacó la base naval rusa de Port Arthur (cerca de Dalián, en la
actual China).

Rusia acumuló derrota tras derrota por tierra y por mar. El desastre final llegó en mayo de 1905, cuando toda la flota del
Báltico, que había dado la vuelta a medio mundo para acudir a liberar Port Arthur, se hundió en el estrecho de Tsushima,
frente a Japón. En septiembre de 1905, Rusia firmó el Tratado de Portsmouth (New Hampshire), por el cual renunció a Port
Arthur, Dalny y el sur de Sajalín, así como a cualquier reclamación sobre Corea, aunque conservó su posición dominante
en Manchuria.

A pesar de todo ello, Siberia y el Extremo Oriente ruso prosperaban. De 1886 a 1911, la población de inmigrantes se
incrementó en más de ocho millones, gracias en parte al acceso abierto por el nuevo ferrocarril transiberiano. Casi todos los
inmigrantes eran campesinos, por lo que Siberia se situó en cabeza de la producción agrícola y ganadera. Antes de la
Revolución de Octubre, la mantequilla de Siberia era habitual en las mesas europeas.

31

Las derrotas sufridas por los ejércitos rusos y, sobre todo, la victoria japonesa sobre la armada rusa (1905), pusieron al
descubierto la profunda debilidad del régimen.
El domingo 9 de enero de 1905, una manifestación convocada con carácter pacífico se dirige al palacio de invierno para
presentar al Zar un manifiesto sobre la penosa situación de gran parte de la población. Sobre los manifestantes se abrió
fuego causando alrededor de un millar de víctimas.
Ante, estos hechos, se producen grandes movimientos de masas en toda Rusia a lo largo del año 1905. A comienzos del
verano se subleva la marinería del acorazado Potemkin en Odesa. El malestar se adueñó
de Rusia tras la pérdida de Port Arthur. El 9 de enero de 1905, un sacerdote llamado
Georgi Gapón condujo a unos doscientos mil obreros, entre hombres, mujeres y niños, hasta el
Palacio de Invierno de San Petersburgo para pedir al zar mejores condiciones de trabajo.
Mientras cantaban “Dios salve al zar”, la Guardia Imperial abrió fuego sobre ellos y mató a
varios centenares. El suceso ha pasado a la historia como el “Domingo Rojo”.
El país se hundía en la anarquía, con huelgas salvajes, pogromos, motines y asesinatos de
industriales y terratenientes. Los activistas socialdemócratas formaron sóviets (consejos
obreros) en San Petersburgo y Moscú, de demostrado éxito: el sóviet de San Petersburgo,
dominado por los mencheviques de León Trotski, declaró una huelga general que paralizó el
país en octubre.
Finalmente el zar Nicolás decide firmar “el manifiesto de octubre”, en el que se compromete a ampliar la ley electoral y a
conceder a la Duma (Parlamento) poderes legislativos. Los resultados electorales de la primera Duma. De abril de 1906
dieron la mayoría aplastante izquierdista, que demandó mayores reformas. El zar la disolvió. Unas nuevas elecciones en
1907 todavía inclinaron más la Duma hacia la izquierda. Fue disuelta de nuevo y se promulgó una nueva Ley Electoral que
limitaba el voto a las clases altas y a los cristianos ortodoxos, asegurando que la tercera y cuarta Duma cooperasen más con
el zar, que continuaba eligiendo al primer ministro y al gabinete. pero las atribuciones de la Duma, ya escasas, compartía el
poder legislativo con el Consejo de Estado, cuyos miembros eran elegidos por el Zar, quien tenía derecho de veto, fueron
recortadas paulatinamente, por lo que esta época ha sido llamada la del pseudo constitucionalismo.

32

Piotr Stolipin, un primer ministro competente, abolió los odiados pagos de redención en el campo. Los campesinos
emprendedores podían ahora comprar fértiles parcelas de tierra, algo que conllevó el surgimiento de una nueva clase de
kulaks (campesinos acomodados) y una serie de buenas cosechas. También
permitió mayor movilidad a la población del campo, convertida en mano de obra
útil para la industria. Rusia registró un crecimiento económico sin precedentes, y
los activistas radicales perdieron sus seguidores.Pero Stolipin fue asesinado en
1911 y el régimen zarista volvió a perder la conexión con el pueblo. Nicolás se
convirtió en el títere de una esposa tenaz y excéntrica, Alexandra, que cayó bajo el
influjo del siniestro místico siberiano Rasputín.

En el partido social-demócrata, la nueva situación contribuyó a aumentar las


diferencias ideológicas entre los mencheviques que propugnaban el apoyo a los
kadets (liberales), motores naturales de la revolución burguesa, y los bolcheviques, que eran partidarios de desempeñar un
papel independiente en la revolución.
En estas condiciones la entrada de Rusia en la Guerra Mundial, formando parte de la triple entente, aliada a Francia e 33
Inglaterra, fue un factor de desorganización social, económica y política.
Todos los condicionantes se agravaron durante la primera guerra mundial, pues Rusia, incapaz de producir armamento
moderno, verá como sus tropas son derrotadas por los alemanes.
Ahora bien, mucho más grave, si cabe, era la situación de la retaguardia donde, debido a la subproducción y al desbarajuste
de la red de transportes, el coste de la vida aumentaba de forma galopante. Los factores positivos de la economía rusa se
vieron anulados, Rusia necesitaba la paz para prosperar, pero el Zar optó por la guerra.
La caída del Zarismo.
El descontento popular ante la guerra y sus consecuencias también se manifestaba entre los soldados movilizados contra
sus oficiales autoritarios.
La desorganización social y administrativa, las acusaciones mutuas entre militares y políticos echándose las culpas de la
situación, la corrupción de la corte de Nicolás II: todo contribuía a dar la sensación de caos.
La burguesía liberal se expresaba a través del bloque progresista de los diputados de la Duma. Todos sus intentos de
democratizar el régimen tropezaban con la cerrazón de la Corte: la conspiración se puso en marcha para sustituir a Nicolás
II por un gobierno liberal parlamentario; en ella estaban comprometidos varios jefes militares importantes.
La imposición de cartillas de racionamiento en la capital motivó una serie de incidentes y manifestaciones, y una huelga
general en la ciudad. Los soldados se amotinaron contra sus oficiales.
Soldados y obreros se hicieron dueños de la ciudad, se apoderaron de las armas y ocuparon el palacio de invierno: era la
revolución.
El movimiento, desorganizado, sorprendido de su propia victoria, no tenía una dirección precisa. Los partidos habían sido
cogidos de improviso. Los obreros y soldados, primero en Petrogrado y después en Moscú y el resto de las ciudades
importantes, constituyeron los soviets.
34
Los diputados liberales de la Duma quisieron encauzar el movimiento por la vía parlamentaria. No lo consiguieron del
todo. Tras muchas vacilaciones constituyeron un gobierno provisional, dirigido por Lwow, formado por monárquicos
liberales y constitucionalistas, y por los socialdemócratas dirigido por Kerenski

PRIMERA GUERRA MUNDIAL Y REVOLUCIÓN DE FEBRERO

La intervención de Rusia en los Balcanes convirtió al país en protagonista principal de la Primera Guerra Mundial, iniciada
en 1914. Pero la campaña rusa fue mal desde el principio. Entre 1915 y 1918, el escenario bélico se localizó en la frontera
occidental de Rusia y a menudo en territorio enemigo. Gran parte de los combates se libraron contra los austrohúngaros en
Galitzia, más que contra los alemanes, que no consiguieron penetrar considerablemente en territorio ruso hasta 1918,
cuando ya habían muerto unos dos millones de soldados rusos y Alemania controlaba Polonia y gran parte de la costa del
Báltico, Bielorrusia y Ucrania.

El zar respondió a las protestas contra la guerra disolviendo la Duma y asumiendo en persona la dirección en el campo de
batalla, donde no pudo avanzar demasiado. En el país, el Gobierno, desorganizado, no fue capaz de introducir el
racionamiento y, en febrero de 1917, el descontento en Petrogrado (nuevo nombre, menos “alemán”, de San Petersburgo),
además de las colas para obtener comida, desembocó en los disturbios que desencadenaron la Revolución de Febrero. Los
soldados y la policía se amotinaron, negándose a disparar sobre los manifestantes. Un nuevo sóviet de diputados
compuesto por obreros y soldados se formó en Petrogrado según el modelo de 1905, y muchos otros surgieron por todas
partes. La Duma reunida, haciendo caso omiso de una orden de disolución, estableció un comité para asumir el Gobierno.
La capital contaba con dos bases de poder alternativas: el sóviet, donde se reunían y discutían los obreros de las fábricas y
los soldados; y el Comité de la Duma, que reunía a la elite instruida y comercial. En febrero, ambas llegaron a un acuerdo
sobre un Gobierno provisional que pediría la abdicación del zar. El monarca intentó volver a Petrogrado, pero fue
interceptado por sus propias tropas y el 1 de marzo abdicó. 35

REVOLUCIÓN DE OCTUBRE

El Gobierno provisional anunció elecciones generales para noviembre de 1917 y la guerra prosiguió a pesar del deterioro
en la disciplina en el Ejército y de las peticiones populares de paz. El 3 de abril, Lenin y otros bolcheviques exiliados
volvieron a Petrogrado por los Países Escandinavos en un vagón de tren sellado del Ejército alemán. Aunque se hallaban
en clara minoría en los sóviets, estaban organizados y comprometidos. Ganándose muchos partidarios con peticiones de
“paz, tierra y pan”, creían que los sóviets enseguida se harían con el poder. Pero una serie de manifestaciones masivas
violentas de julio (los “Días de Julio”), inspiradas por los bolcheviques, no tuvieron el completo respaldo de los sóviets y
fueron sofocadas. Lenin huyó a Finlandia, y Alexander Kerenski, un moderado, se convirtió en primer ministro.

En el mes de septiembre, el jefe del Estado Mayor ruso, el general Kornilov, envió la caballería a Petrogrado para controlar
a los sóviets. Kerenski recurrió a la izquierda para conseguir apoyo contra esta insubordinación, incluso tratando de
ganarse a los bolcheviques, y la contrarrevolución fue derrotada. Después de esto, la opinión pública se puso de parte de
los bolcheviques, quienes rápidamente se hicieron con el control del sóviet de Petrogrado, presidido entonces por Trotski,
y, por extensión, de todos los sóviets del país. Lenin decidió que ya era hora de tomar el poder y regresó de Finlandia en
octubre.

En la madrugada del 25 de octubre de 1917, las tropas bolcheviques, obreros bolcheviques y soldados de Petrogrado se
apoderaron de los edificios gubernamentales y de los centros de comunicación y arrestaron al Gobierno provisional,
dirigidas por Trotski, tomaron los puntos estratégicos de la ciudad y comienzan a detener a los miembros del gobierno
provisional. Las protestas de los mencheviques por la traición a la democracia no cambiaron las relaciones de fuerza. La
presión de los guardias rojos hacía imposible cualquier deliberación por lo que muchos de los partidos abandonaron el
Congreso. El 26 de octubre eran aprobados por unanimidad en el dócil congreso dominado por los bolcheviques tres
decretos: en el primero se ofrecía a los pueblos y gobiernos en guerra la paz inmediata sin anexiones ni reparaciones y 36
decretaba el cese de las hostilidades. Por un segundo decreto se expropiaban sin indemnización unos 150 millones de
hectáreas en favor de los comités locales de los soviets de campesinos, y por el tercer decreto se creaba el consejo de
comisarios del pueblo que asumía todo el poder ejecutivo hasta la convocatoria de la Asamblea Constituyente.

en el Palacio de Invierno. Kerenski huyó. Al cabo de unas horas, un congreso de los sóviets de toda Rusia, reunido en
Petrogrado, convirtió a éstos en los consejos de gobernación de Rusia, presididos por un “parlamento”, el llamado Comité
Ejecutivo Central de los Sóviets. Un Consejo de Comisarios del Pueblo asumió el Gobierno, encabezado por Lenin, con
Trotski como comisario de Asuntos Exteriores y el georgiano Josef Stalin como comisario de Nacionalidades,
encargándose de todos los ciudadanos de origen no ruso en el antiguo Imperio.

Los sóviets locales se hicieron con el poder con relativa facilidad en toda Rusia, aunque el golpe en Moscú conllevó seis
días de luchas. Pero las elecciones generales previstas para el mes de noviembre no pudieron detenerse. Más de la mitad de
la población rusa masculina votó y, aunque el 55% votó al partido socialista rural de Kerenski y solo el 25% a los
bolcheviques, cuando la Asamblea Constituyente se reunió en enero, los bolcheviques la disolvieron en su primera sesión,
hecho que impuso el tono antidemocrático que caracterizaría las décadas siguientes.

GUERRA CIVIL

El Gobierno soviético introdujo enseguida medidas severas. Redistribuyó la tierra y la entregó a aquellos que la trabajaban,
firmó un armisticio con los alemanes en diciembre de 1917, y creó su propia policía secreta, la Cheka. Trotski, que
entonces era comisario militar, fundó el Ejército Rojo en enero de 1918. En marzo, el Partido de los Bolcheviques pasó a
llamarse Partido Comunista y trasladó la capital rusa a Moscú.
Inmediatamente después de la Revolución, Lenin proclamó la independencia de Finlandia y Polonia, y la Asamblea
Constituyente otorgó la independencia a Ucrania y a los países bálticos. Otras concesiones se efectuaron mediante el
Tratado de Brest-Litovsk de marzo de 1918, y así el régimen soviético pudo dedicarse plenamente a sus enemigos internos,
que iban aumentando en el campo debido a las requisas de alimentos llevadas a cabo por destacamentos armados de los 37
sindicatos.

En julio de 1918, los Románov (el antiguo zar y su familia), detenidos desde hacía meses, fueron asesinados por sus
guardias comunistas en Yekaterimburgo. Dos meses más tarde, la Cheka inició un programa sistemático de arrestos,
torturas y ejecuciones contra cualquier opositor al Gobierno soviético.

Aquellos que eran hostiles hacia los bolcheviques, llamados colectivamente “blancos”, habían creado bastiones en el sur y
el este del país. No obstante, les faltaba unidad, pues entre sus filas contaban con zaristas incondicionales, revolucionarios
asesinos de terratenientes contrarios al Tratado de Brest-Litovsk, prisioneros de guerra checos, partisanos finlandeses y
soldados japoneses. Los bolcheviques tenían la ventaja de controlar el corazón de Rusia, incluida su industria bélica y sus
comunicaciones. A principios de 1918 estalló la Guerra Civil, que duró hasta 1922, cuando el Ejército Rojo se alzó con la
victoria en Volochaevka, al oeste de Jabarovsk.

Hacia 1921, el Partido Comunista había conseguido establecer un Gobierno unipartidista gracias al Ejército Rojo y a la
Cheka, que siguieron eliminando a los oponentes; algunos de los cuales huyeron para sumarse al millón y medio estimado
de exiliados.

COMUNISMO DE GUERRA

Durante la Guerra Civil, un sistema llamado Comunismo de Guerra sometió todos los aspectos de la sociedad al objetivo
de la victoria. Así, se impusieron nacionalizaciones radicales en todos los sectores económicos y un estricto control
administrativo ejercido por el Gobierno soviético, a su vez controlado por el Partido Comunista.
El Partido se reestructuró según el “centralismo democrático” de Lenin, por el que todas las esferas debían acatar las
decisiones del Partido. Un nuevo departamento político, el Politburó, se creó para tomar dichas decisiones, y un nuevo
secretariado supervisaba los nombramientos internos y se aseguraba de que solo los miembros leales recibiesen cargos de
responsabilidad. 38

El Comunismo de Guerra también fue una forma de ingeniería social para crear una sociedad sin clases. Muchos
“enemigos de clase” fueron ejecutados o enviados al exilio, lo que conllevó funestas consecuencias económicas. Las
requisas forzosas de alimentos y la hostilidad hacia los agricultores más importantes y eficientes, sumados a la sequía y a
un colapso de las infraestructuras, condujeron a la Gran Hambruna de 1920-1921, que causó entre cuatro y cinco millones
de muertes.

NUEVA POLÍTICA ECONÓMICA

Lenin sugirió un compromiso estratégico con el capitalismo. La Nueva Política Económica (NEP), adoptada por el X
Congreso del Partido en 1921, siguió vigente hasta 1927. El Estado siguió poseyendo las “bases dominantes” de la
economía (la industria pesada, la banca y las comunicaciones) pero permitió un resurgir de la iniciativa privada. La
producción agrícola mejoró a medida que los kulaks consolidaban sus tierras, con los campesinos sin tierra como
asalariados. El excedente agrícola se vendía en las ciudades a cambio de productos industriales, dando origen a una nueva
clase de comerciantes e industriales a pequeña escala llamados nepmen.

En los sectores estatales se permitió que los salarios reflejasen el esfuerzo a medida que los empresarios profesionales
sustituían a los administradores del Partido. A finales de la década de 1920, la producción agrícola e industrial había
alcanzado los niveles previos a la guerra.

Pero la corriente política iba en otra dirección. En el Congreso del Partido de 1921, Lenin proscribió el debate interno
tachándolo de “faccionario” y emprendió la primera purga sistemática entre sus miembros. En 1922, la Cheka se
reorganizó como la GPU (Administración Política del Estado) y obtuvo mayor poder para operar fuera de la ley; aunque en
un principio solo lo hizo contra los oponentes políticos.

En 1922 se creó la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), una federación de Repúblicas Socialistas 39
Soviéticas (RSS) teóricamente independientes. Inicialmente integrada por las RSS de Rusia, Ucrania, Bielorrusia y
Transcaucasia, hacia 1940 ya eran 15, con la partición de Transcaucasia en las RSS de Georgia, Armenia y Azerbaiyán y la
adición de cinco más de Asia central.

STALIN CONTRA TROTSKI

En mayo de 1922, Lenin sufrió el primero de una serie de ataques de apoplejía que lo obligaron a retirarse del control
efectivo del Partido y del Gobierno. Murió en enero de 1924, a los 54 años de edad. Sus restos embalsamados se
expusieron en Moscú, Petrogrado cambió su nombre por Leningrado, y se creó un culto alrededor de su persona; todo ello
orquestado por Stalin.

Lenin no había nombrado sucesor, pero era manifiesta su escasa opinión de Stalin, al que consideraba demasiado “brusco”.
El carismático Trotski, héroe de la Guerra Civil, solo superado por Lenin como arquitecto de la Revolución, deseaba la
colectivización de la agricultura –una extensión del comunismo de guerra– y su propagación a escala mundial, por lo que
atacó a los “burócratas” del Partido que querían limitarse al socialismo de la Unión Soviética.

Sin embargo, incluso antes de la muerte de Lenin, los poderes fácticos del Partido y los sóviets ya habían respaldado un
liderazgo triple de Zinoviev, Kamenev y Stalin, en el que este último, en calidad de secretario general, controlaba todos los
nombramientos y había colocado a sus partidarios en todos los puestos decisivos. Su influencia aumentó con una campaña
de reclutamiento que dobló los afiliados al Partido hasta más de un millón, y en 1927 consiguió expulsar a Trotski, su
principal rival.

PLANES QUINQUENALES Y COLECTIVIZACIÓN AGRARIA


Con Trotski neutralizado, Stalin emprendió la colectivización agraria para convertir la URRS en una potencia industrial. El
primer Plan Quinquenal, anunciado en 1928, se proponía cuadruplicar la producción de la industria pesada, como plantas
eléctricas, minas, acerías y líneas férreas. La agricultura debía colectivizarse para que los campesinos pudieran cumplir las
cuotas de producción, y así generar materias primas tanto para alimentar a la creciente población urbana como para la 40
exportación, cuyos beneficios cubrirían los gastos de importación de maquinaria.

La obligada colectivización agrícola destruyó el campesinado del país (todavía un 80% de la población) en cuanto a clase
social y forma de vida. Los agricultores estaban obligados a entregar sus tierras y sus recursos a los koljoses (granjas
colectivas), que solían consistir en unas setenta y cinco unidades familiares y docenas de kilómetros cuadrados de
superficie, y que se convertían en su propiedad colectiva, a cambio de cuotas de producción obligatorias. Estos koljoses
representaban dos tercios del total de las tierras de labranza, y contaban con el apoyo de una red estatal de estaciones de
tractores que facilitaban maquinaria y asesoramiento (político y de todo tipo).

Los agricultores que se resistieron a este sistema, como muchos kulaks, especialmente en Ucrania y las regiones del Volga
y el Don, que tenían los mayores excedentes de cereales, fueron ejecutados o deportados a campos de trabajo. Por otra
parte, los agricultores preferían sacrificar sus animales antes que entregarlos, lo que produjo la pérdida de la mitad del
ganado de la nación. Una grave sequía y las constantes requisiciones de cereales abocaron a una nueva hambruna en estas
tres regiones en 1932-1933, en la que perecieron millones de personas. Los ucranianos consideran esta hambruna, conocida
como golodomor, como un acto deliberado de genocidio, mientras que los hay que afirman que Stalin orquestó
premeditadamente esta tragedia para eliminar a la oposición.

En la industria pesada, que no en los bienes de consumo, los primeros dos planes quinquenales produjeron un crecimiento
más rápido que el experimentado nunca por cualquier país occidental. Hacia 1939, solo EE UU y Alemania superaban a la
URSS en producción industrial.

GULAG Y PURGAS

Numerosas minas y fábricas empezaron a construirse en Asia central y Siberia, territorios ricos en recursos pero muy poco
poblados. La mano de obra necesaria la proporcionó la red de campos de concentración, iniciada bajo Lenin y hoy
conocida como Gulag, acrónimo de Glavnoe Upravlenie Lagerey (Administración General de los Campamentos), que se
extendía desde el norte de la Rusia europea, a través de Siberia y Asia Central, hasta el Lejano Oriente.

Los primeros internos de estos campos fueron agricultores afectados por la colectivización, aunque en la década de 1930 el 41
terror alcanzó a los miembros del Partido y otra gente influyente que no estaba muy contenta con Stalin. En 1934, el
secretario del Partido en Leningrado y número dos de Stalin, Sergéi Kirov, partidario de mejorar la situación de los
campesinos y producir más bienes de consumo para los obreros urbanos, fue asesinado por la policía secreta, el entonces
NKVD (Comisariado de Asuntos Internos). Este hecho disparó las mayores purgas. Aquel año, 100 000 afiliados del
Partido, intelectuales y “enemigos del pueblo” desaparecieron o fueron ejecutados solo en Leningrado. En 1936, los
antiguos líderes del Partido Zinoviev y Kamenev fueron forzados a confesar públicamente haber asesinado a Kirov y
conspirado para matar a Stalin, por lo que fueron ejecutados.

Este fue el primero de los procesos de Moscú con fines propagandísticos, con acusaciones que incluían desde tramas de
asesinato y simpatías capitalistas hasta conspiraciones trotskistas. El mayor de todos tuvo lugar en 1938 contra 17
destacados bolcheviques, incluido el teórico del partido, Bujarin. A lo largo de 1937 y 1938, agentes del NKVD sacaron a
sus víctimas de casa por la noche; de la mayoría de ellas nunca más se supo. En las repúblicas no rusas de la URSS, casi
todo el aparato del Partido fue eliminado, acusado de “nacionalismo burgués”. La terrible purga abarcó todos los sectores y
niveles de la sociedad; incluso fueron ejecutados 400 de los 700 generales del Ejército Rojo. El balance total de víctimas se
calcula en 8,5 millones.

PACTO GERMANO-SOVIÉTICO

En 1939, Rusia ofreció un pacto de seguridad al Reino Unido y Francia para contrarrestar la posible invasión alemana de
Polonia, pero fue recibido con muy poco entusiasmo. Consciente de las intenciones de Hitler, Stalin decidió ganar tiempo
para preparar a su país para la guerra, y vio en un acuerdo con los alemanes el medio para ganar territorio en Polonia.

El 23 de agosto de 1939, los ministros de Asuntos Exteriores soviético y alemán, Molótov y Ribbentrop, firmaron un pacto
de no agresión. Un protocolo secreto establecía que cualquier reorganización futura dividiría a Polonia entre ambos;
Alemania tendría carta blanca en Lituania, y la Unión Soviética en Estonia, Letonia, Finlandia y Besarabia, que había
perdido ante Rumania en 1918.

Alemania invadió Polonia el 1 de septiembre, y el Reino Unido y Francia le declararon la guerra a los dos días. Stalin 42
canjeó con Hitler las provincias polacas de Varsovia y Lublin por la mayor parte de Lituania, y el Ejército Rojo marchó
hacia aquellos territorios en menos de tres semanas. Las conquistas soviéticas en Polonia, en su mayor parte zonas
pobladas por gentes que no hablaban polaco y que habían pertenecido a Rusia antes de la Primera Guerra Mundial, fueron
rápidamente incorporadas a las repúblicas soviéticas de Bielorrusia y Ucrania.

Los países bálticos se convirtieron en repúblicas de la URSS en 1940, lo que, sumado Moldavia, daba un total de 15 RSS.
Pero los finlandeses ofrecieron una gran resistencia y su lucha contra el Ejército Rojo llegó a un punto muerto.

GRAN GUERRA PATRIÓTICA

La Operación Barbarroja, el plan secreto de Hitler para invadir la Unión Soviética, se inició el 22 de junio de 1941. Rusia
estaba mejor preparada para la batalla, pero Stalin, en uno de los grandes errores militares de todos los tiempos, se negó a
creer que los alemanes se estuvieran preparando para atacarla, aun cuando a Moscú llegaban noticias certeras al respecto.
El Ejército Rojo, desorganizado, no pudo frenar la maquinaria bélica alemana, que avanzaba en tres frentes. En cuatro
meses habían invadido Minsk y Smolensk y ya se hallaban a las puertas de Moscú; también lo habían hecho por los países
bálticos, la mayor parte de Ucrania y sitiado Leningrado. Solo un invierno anticipado consiguió detener su avance.

El comandante soviético, el general Zhukov, aprovechó la climatología para hacer retroceder a los alemanes. Leningrado
resistió, y lo siguió haciendo durante más de dos años, durante los cuales murieron más de medio millón de sus habitantes,
sobre todo de hambre. En 1942, Hitler ordenó una nueva ofensiva hacia los campos petrolíferos del Cáucaso, al sur, pero
tuvo que detenerse en Stalingrado (ahora Volgogrado). Conscientes del simbolismo de una ciudad, tanto Hitler como Stalin
descartaron la retirada.
43
Los alemanes, con unas líneas de suministro inseguras en un frente que medía más de 1600 km de norte a sur, debían
enfrentarse a unas tierras agostadas intencionadamente y a la guerrilla. Sus atrocidades contra la población endurecieron
aun más la resistencia. Stalin apeló al patriotismo tradicional y aflojó las restricciones a la Iglesia para conseguir que el
país entero hiciera causa común. Los bienes militares suministrados por los aliados a través de los puertos septentrionales
de Murmansk y Arkhanguelsk fueron de un valor incalculable durante los primeros días de la contienda. Toda la industria
militar soviética se trasladó al este de los Urales, ocupando a las mujeres y la mano de obra de la Gulag.

FIN DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL

Siberia nunca fue campo de batalla en la Segunda Guerra Mundial. No obstante, casi al final de la contienda, y ya con
Japón doblegado, la Unión Soviética ocupó los territorios nipones del sur de la isla Sajalín y las islas Kuriles. Japón aceptó
la pérdida de Sajalín pero hoy día todavía reclama las islas meridionales de las Kuriles, a 14 km de Hokkaido, Japón.

La URSS fue el país más castigado por la guerra. Su número de muertos, entre civiles y militares, no se conocerá quizás
nunca, pero se calcula entre 25 y 27 millones, muy superior a las víctimas de Alemania 5-7 millones, Gran Bretaña, 400
000, o EE UU, 330 000.

Los sacrificios de Rusia obligaron a los líderes americano y británico, Roosevelt y Churchill, a asumir los deseos de Stalin
en los acuerdos de la posguerra. En Teherán (nov de 1943) y Yalta (feb de 1945), los tres mandatarios acordaron gobernar
cada uno las zonas que habían liberado hasta que pudieran celebrarse elecciones. Pero las tropas soviéticas, que liberaron el
este de Europa, apoyaron a movimientos comunistas locales y estos formaron comités de acción que manipularon las
elecciones o simplemente se hicieron con el poder cuando los resultados les fueron desfavorables.
GUERRA FRÍA

El control sobre Europa del Este y la modernización de la industria bélica, gracias al equipamiento e ingenieros alemanes
capturados como botín de guerra, convirtió a la Unión Soviética en una de las dos grandes potencias mundiales. El pronto 44
desarrollo de la bomba atómica por los soviéticos, en septiembre de 1949, demostró su poderío. Sin embargo, el Primer
Plan Quinquenal tras la guerra fue militar y estratégico, a favor de la industria pesada, mientras los bienes de consumo y la
agricultura le fueron a la zaga.

La Guerra Fría se estaba fraguando entre los mundos comunista y capitalista. En la URSS, el nuevo demonio fue el
cosmopolitismo o simpatía hacia Occidente. Las primeras víctimas fueron los dos millones (estimados) de ciudadanos
soviéticos repatriados por los aliados en 1945 y 1946. Algunos eran antiguos prisioneros de guerra u obreros de los campos
de trabajo capturados por los alemanes; otros, refugiados o gente que había aprovechado la guerra para huir de la URSS.
Todos aquellos considerados “contaminados” por su estancia en el extranjero, fueron enviados directamente a la Gulag.

Las purgas en el Partido y el Gobierno siguieron equiparando el reinado de Stalin con el de Iván el Terrible. En 1947, el
presidente de EE UU, Harry Truman, emprendió una política de contención de la influencia soviética dentro de los límites
de 1947. Las fuerzas estadounidenses, británicas y francesas que ocupaban zonas occidentales de Alemania unieron sus
áreas. Las tropas soviéticas en Alemania oriental contraatacaron bloqueando Berlín occidental, controlado por las potencias
occidentales, en 1948, y la ciudad tuvo que ser abastecida por aire durante un año. La división de Alemania duraría
décadas.

JRUSCHOV Y EL DESHIELO

Con la muerte de Stalin en 1953, el poder pasó a manos de un liderazgo combinado de cinco miembros del Politburó. Uno
de ellos, Lavrenti Beria, jefe del NKVD y responsable de millones de muertes bajo el régimen de Stalin, fue procesado en
secreto y fusilado. El NKVD se reorganizó y pasó a llamarse KGB, o Comité para la Seguridad del Estado, totalmente
sometido al Partido. En 1954, otro miembro del Politburó, Nikita Jruschov, un pragmático ucraniano que había colaborado
en las purgas de la década de 1930, lanzó la Campaña de las Tierras Vírgenes para iniciar el cultivo de vastos territorios de
Kazajstán y Asia central. Las continuadas buenas cosechas ayudaron en su reputación.

Durante el XX Congreso del Partido, en 1956, Jruschov hizo un famoso “discurso secreto” sobre los crímenes cometidos 45
bajo el mandato de Stalin. Fue el principio de la “desestalinización” (también conocida como Deshielo), marcada por la
liberación de millones de prisioneros de la Gulag y un clima político e intelectual algo más liberal. También se aprobó la
coexistencia pacífica entre los regímenes comunistas y no comunistas. Jruschov afirmaba que la Unión Soviética pronto
triunfaría sobre los “imperialistas” por méritos económicos. A pesar del contratiempo que supuso la rebelión húngara de
1956, duramente reprimida por las tropas soviéticas, en 1957 se alzó como líder indiscutible de la URSS.

En octubre de 1957, el mundo escuchó los “bips” del primer satélite espacial, el Sputnik 1, una hazaña programada para
coincidir con el 40 aniversario de la Gran Revolución de Octubre, y en 1961, Yuri Gagarin fue el primer astronauta en
llegar al espacio. En una era de cautelosa distensión entre la Unión Soviética y EE UU, incluso se celebraron negociaciones
para una misión espacial conjunta.

CRISIS DE LOS MISILES EN CUBA

Esta especie de cooperación se vería socavada por una serie de crisis internacionales. En 1961, Berlín quedó dividida por
un muro, para detener el éxodo desde Alemania del Este. En 1962, la URSS envió armas defensivas a su aliado caribeño,
Cuba, frente a EE UU, con el estacionamiento de misiles de alcance medio con capacidad nuclear. Tras un tenso
intercambio entre ambas superpotencias, que llevó al mundo al borde de la guerra nuclear, se firmó un pacto secreto y
Jruschov retiró los misiles.

Una fisura se abrió entre la Unión Soviética y China, que iba camino de convertirse en otra superpotencia. Los dos países
competían por la lealtad de las naciones del Tercer Mundo recién independizadas y entraron en conflicto por algunos
territorios de Asia central y del Extremo Oriente ruso que habían sido conquistados por los zares.
En el país, Jruschov empezó la construcción masiva de enormes bloques de pisos baratos, y hacia el final de su mandato la
mayoría de las personas que habían vivido en pisos comunales pudieron tener uno propio, en un paisaje urbano
completamente cambiado. El sector agrícola obtuvo malos resultados y Jruschov incomodó a sus colegas del Partido
descentralizando la toma de decisiones económicas. Tras la desastrosa campaña de 1963, en que el país tuvo que comprar 46
trigo a Canadá, el Comité Central relevó a Jruschov de su cargo en 1964, alegando su “edad avanzada y mala salud”. Vivió
hasta 1971.

BRÉZHNEV Y EL ESTANCAMIENTO

El nuevo liderazgo “colectivo” de Leonid Brézhnev (secretario general) y Alexéi Kosiguin (primer ministro) pronto derivó
en un mandato individual del conservador Brezhnev. Las reformas administrativas de Jruschov se desestimaron. El
estancamiento económico fue la consecuencia predecible, a pesar de la explotación de las enormes reservas siberianas de
petróleo y gas. El movimiento “disidente” y sus samizdat (publicaciones clandestinas) creció a la par que se intensificada
represión. Las penas de prisión y de trabajos forzados parecían no tener el efecto deseado, y en 1972, el jefe del KGB, Yuri
Andrópov, introdujo nuevas medidas que incluían la emigración forzosa y el encarcelamiento en instituciones
psiquiátricas. Entre los numerosos deportados se encontraba el Premio Nobel Alexander Solzhenitsin.

La creciente élite del Gobierno y del Partido, la llamada nomenklatura (literalmente, “lista de candidatos”), vivía rodeada
de lujos y tenía acceso a bienes inimaginables para el ciudadano medio, al igual que los jefes militares y algunos ingenieros
y artistas reconocidos. Pero con la lentitud económica, excesivamente centralizada y burocráticamente asfixiante, cada vez
avanzaba menos el nivel de vida general. La corrupción empezó a propagarse por el Partido y un malestar cínico caló en la
sociedad.

La represión se extendió a los países tutelados por la URSS. La Primavera de Praga de 1968, en que el líder del nuevo
Partido checo, Alexander Dubcek, prometió un “socialismo con rostro humano”, fue aplastada por el Ejército soviético. La
invasión se amparó a posteriori en la “doctrina Brézhnev”, según la cual la Unión Soviética tenía derecho a defender sus
intereses entre los países dentro de su esfera de influencia. En 1979, Afganistán sería otro ejemplo de ello. Las relaciones
con China empeoraron hasta un grado sin precedentes; en 1969 hubo enfrentamientos fronterizos y la tensión militar no se
atenuó hasta finales de la década de 1980.

47

ANDRÓPOV Y CHERNENKO

Brezhnev apenas apareció en público después de que su salud empeorase en 1979. Antes de morir, en 1982, llegó a
simbolizar la situación agónica en que se encontraba el país entero. Su sucesor, Yuri Andrópov, sustituyó a unos cuantos
oficiales por jóvenes tecnócratas y propuso unas campañas contra la corrupción y el alcoholismo –demasiado gasto para la
economía–, que más tarde se llevarían a cabo bajo el mandato de Gorbachov. También tomó medidas drásticas contra los
disidentes y aumentó los gastos de Defensa.

Pero la economía seguía empeorando y Andrópov murió a los 14 meses de su llegada al poder, en febrero de 1984. Lo
sucedió un débil anciano de 72 años, Konstantín Chernenko.

GORBACHOV

‘Glásnost’

Mijaíl Gorbachov, un dinámico y elocuente protegido de Andrópov, de 54 años, estaba a la espera de ascender a secretario
general. Consciente de que se precisaban directrices políticas radicalmente distintas para que la moribunda Unión Soviética
pudiera sobrevivir, lanzó una renovación inmediata del Politburó, la burocracia y el Ejército, sustituyendo gran parte de la
“vieja guardia” de Bréznhev con sus propios partidarios, más jóvenes.

Sus primeros eslóganes fueron la aceleración en la economía y la glasnost (apertura), que se revelaron mediante críticas en
la prensa por la pésima gestión económica y los fallos del Partido en el pasado. Su intención era espolear la estancada
economía estimulando cierto grado de iniciativa empresarial, recompensando la eficacia y permitiendo criticar las malas
actuaciones.
Sin embargo, las sangrientas represiones contra las ofensivas nacionalistas de Alma Ata (actualmente llamada Almati) en
1986, Tbilisi en 1989, y Vilna y Riga a principios de 1991, hicieron imposible la alianza entre Gorbachov, el Grupo
Interregional del Parlamento y el movimiento Rusia Democrática.
48

Asuntos exteriores

En política exterior, Gorbachov acabó con las métodos aislacionistas, polémicos y económicamente costosos de sus
predecesores. En su primer encuentro con el presidente de EE UU, Ronald Reagan, en Ginebra (1985), Gorbachov propuso
una reducción del 50% en el armamento nuclear de largo alcance. Hacia 1987, ambos países habían acordado retirar de
Europa todos los mísiles de alcance medio, así como pactado otras reducciones para armas y soldados. Durante el período
1988-1989, el “nuevo pensamiento” también logró acabar con la Guerra de Afganistán, que se había convertido en el
Vietnam soviético. Asimismo, mejoraron las relaciones con China.

Perestroika y reformas políticas

En política interior, Gorbachov descubrió muy pronto lo costoso que resultaba introducir incluso las reformas más
limitadas, y que debía enfrentarse a difíciles disyuntivas. Su campaña contra el alcohol, muy impopular, provocó una gran
proliferación de destilerías ilegales, por lo que tuvo que abandonarla. También tuvo que soportar duras críticas cuando se
supo cómo el Estado había intentado ocultar el alcance real del desastre nuclear de Chernóbil en Ucrania, en abril de 1986.

Veinte años más tarde, Gorbachov escribiría, “incluso más que la Perestroika, [Chernóbil] fue quizás el detonante real del
colapso de la Unión Soviética”. En un esfuerzo para atajar la arraigada corrupción en el Partido Comunista, la Perestroika
(reestructuración) combinaba una limitada aceptación de la propiedad y iniciativa empresarial privadas, hasta cierto punto
similar al NEP de Lenin, con los esfuerzos para trasladar la responsabilidad y el poder de decisión a las bases. En 1988 se
aprobaron nuevas leyes en ambos sentidos, pero su aplicación, evidentemente, topó con la resistencia de la centralizada
burocracia.

La glasnost teóricamente debía concordar con la Perestroika como vía para fomentar nuevas ideas y contrarrestar el legado 49
de Brézhnev. La liberación de un famoso disidente a finales de 1986, el Premio Nobel de la Paz Andréi Sájarov, de su
exilio interior en Nizhni Novgorod, fue el inicio de una campaña general de excarcelaciones políticas. También las
religiones pudieron actuar cada vez con mayor libertad.

En 1988, Gorbachov anunció un nuevo “Parlamento”, el Congreso de los Diputados del Pueblo, con dos terceras partes de
sus miembros elegidos directamente por el pueblo, como medio para reducir el poder de la burocracia y el Partido. Un año
más tarde, se celebraron las primeras elecciones desde hacía décadas, y el Congreso se reunió, ante la fascinación nacional
de un debate abierto. Aunque dominado por los apparatchiki (miembros) del Partido, en el Parlamento también estaban
algunos críticos declarados del Gobierno, como Sájarov y Borís Yeltsin.

Doctrina de Sinatra

Gorbachov dio repetidas sorpresas al pueblo, por ejemplo con las purgas imprevistas de oponentes difíciles, como la del
reformador populista Borís Yeltsin, pero las fuerzas desatadas por su apertura social se volvieron imposibles de controlar.
A partir de 1988, la disminuida amenaza de represión y la experiencia de elegir asambleas aunque fuesen
semirrepresentativas, estimularon un creciente clamor por la independencia en los Estados satélites soviéticos. Uno a uno,
los países de la Europa del Este se libraron de sus regímenes soviéticos de pantomima en el otoño de 1989; el Muro de
Berlín cayó el 9 de noviembre. Según el portavoz de Gorbachov, la doctrina de Brézhnev había dado paso a la doctrina de
Sinatra: dejar que lo hagan “a su manera”. La reunificación formal de Alemania el 3 de octubre de 1990 marcó el final
efectivo de la Guerra Fría.

En 1990, los tres países bálticos de la URSS también declararon (o, según ellos, “reafirmaron”) su independencia; de
momento, más teórica que real. Poco después, la mayor parte de las repúblicas soviéticas restantes los imitaron o bien
declararon su soberanía, la superioridad de sus propias leyes sobre las de la Unión Soviética. La propuesta de Gorbachov
de un nuevo sistema federal mal definido para mantener unida la Unión Soviética se ganó pocas simpatías.

50

Ascenso de Yeltsin

También en 1990, Yeltsin fue elegido presidente del Parlamento de la gigantesca República de Rusia, que cubría tres
cuartas partes de la superficie de la URSS y más de la mitad de su población. Poco después de llegar al poder, Gorbachov
promovió a Yeltsin como jefe del Partido Comunista en Moscú, pero lo destituyó en 1987-1988 en medio de la oposición a
sus reformas proveniente de la vieja guardia del Partido. Por entonces, Yeltsin ya había declarado el fracaso de la
Perestroika, hechos que provocaron una permanente animadversión personal entre los dos. Gorbachov no cejaba por
mantener juntos en el Partido a los reformadores radicales y a la vieja guardia.

Una vez elegido presidente del Parlamento ruso, Yeltsin se dedicó a provocar y competir por el poder con Gorbachov.
Parecía como si hubiera llegado a la conclusión de que el cambio real era imposible no solo bajo el Partido, sino también
en una Unión Soviética con un poder centralizado, los miembros del cual mostraban fuertes tendencias centrífugas. Yeltsin
dimitió del Partido Comunista y su Parlamento proclamó la soberanía de la República de Rusia.

A comienzos de 1990, Gorbachov persuadió al Partido Comunista para que pusiera fin a su propio monopolio
constitucional en el poder, y el Parlamento lo escogió para el recién creado cargo de presidente ejecutivo, lo que no hizo
sino distanciar aun más los órganos de Gobierno respecto al Partido. Pero estos acontecimientos no tuvieron gran efecto
ante la crisis inminente de la Unión Soviética, con la proliferación del crimen organizado y el mercado negro, propiciada
por el relajamiento de la ley y el orden en el país.

Ruina económica y reacción de la vieja guardia


Las reformas económicas de Gorbachov no fueron suficientes para promover un sector privado próspero o uno estatal
sólido y descentralizado. Los precios subieron, los suministros de bienes disminuyeron y la población se enojó. Algunos
querían un capitalismo inmediato y total; otros preferían volver a los días del comunismo, que de repente aparecían
prometedores. Intentando adoptar una línea intermedia para evitar enfrentamientos, Gorbachov no consiguió nada ni 51
agradó a nadie.

Gran parte de la cosecha récord de 1990 se dejó echando raíces en los campos y en los almacenes porque el Partido ya no
era capaz de movilizar ni la maquinaria ni las manos necesarias, mientras que la iniciativa privada todavía no se había
desarrollado lo suficiente para hacerlo. Cuando Gorbachov, que aun estaba intentando conseguir un equilibrio, canceló en
septiembre de 1990 la puesta en práctica del radical “Plan de 500 días” para cambiar en este plazo a una economía de
mercado con todas las de la ley, muchos lo vieron como una sumisión al creciente descontento de la vieja guardia y la
pérdida de la última oportunidad que tenía de salvar sus reformas.

El Premio Nobel de la Paz, que le fue concedido durante el crudo invierno de 1990-1991, cuando el combustible y los
alimentos desaparecían de muchas tiendas, dejó al ciudadano soviético medio literalmente frío. El Ejército, las fuerzas de
seguridad y la línea dura del Partido exigieron con una creciente confianza la restauración del orden público para salvar el
país. El ministro de Asuntos Exteriores, Eduard Shevardnadze, que durante mucho tiempo fue uno de los partidarios
incondicionales de Gorbachov, estaba siendo objeto de incesantes reproches de la vieja guardia por “la pérdida de Europa
del Este” y dimitió, advirtiendo de la inminencia de una dictadura implacable.

Golpe fallido

En junio de 1991, Yeltsin fue elegido presidente de la República de Rusia en las primeras elecciones presidenciales
directas celebradas en el país. Exigió que la Unión Soviética devolviera el poder a las repúblicas y prohibió a las células
del Partido Comunista ocupar cargos y puestos de trabajo gubernamentales en Rusia. Gorbachov consiguió un cierto
respiro creando un nuevo tratado de unión por el que se confería mayor poder a las repúblicas y que debía firmarse el 20 de
agosto.
Pero Gorbachov se vio superado por los acontecimientos el 18 de agosto, cuando una delegación del “Comité para el
Estado de Emergencia en la URSS” llegó a la dacha de Crimea donde estaba de vacaciones y le exigió que declarara el
Estado de Emergencia y traspasara sus poderes al vicepresidente, Gennadi Yanáyev. El golpe de la vieja guardia había
empezado. 52

Pero el plan para restaurar el Partido Comunista y la Unión Soviética se tambaleó de inmediato, cuando Yeltsin escapó a su
detención y se dirigió hacia la Casa Blanca de Moscú, sede del Parlamento ruso, para congregar a la oposición. La
muchedumbre persuadió a algunos de los tanques llegados para dispersarla de que cambiaran de bando, y se empezaron a
construir barricadas. Yeltsin se subió a un tanque para declarar que el golpe era ilegal, y convocar una huelga general. Los
soldados desobedecieron las órdenes de sus mandos y se negaron a tomar la Casa Blanca por asalto.

Al día siguiente, grandes multitudes contrarias al golpe se congregaron en Moscú y Leningrado. Kazajstán rechazó el golpe
y Estonia declaró su plena independencia. El 21 de agosto, los tanques se retiraron y los golpistas fueron detenidos.

Fin de la Unión Soviética

La respuesta de Yeltsin al fallido golpe fue declarar que todas las propiedades estatales de la República de Rusia ya no
estaban bajo el control de la Unión Soviética sino de Rusia. El 23 de agosto prohibió el Partido Comunista de Rusia.
Gorbachov dimitió al día siguiente de la presidencia del Partido, y ordenó que las propiedades del Partido pasaran al
Parlamento soviético.

Letonia siguió a Estonia y declaró su independencia el 21 de agosto –Lituania ya lo había hecho en 1990–, y la mayor parte
de las demás repúblicas de la URSS las imitaron. El reconocimiento internacional y después soviético de la independencia
de los países bálticos se produjo a comienzos de septiembre.

Incluso antes del golpe, Gorbachov había estado negociando la creación de Estados independientes, unidos de forma
menos vinculante, como último recurso para salvar la Unión Soviética. En septiembre, el Parlamento soviético abolió el
Estado soviético centralizado y confirió los poderes a tres instituciones provisionales de Gobierno hasta que pudiera
firmarse un nuevo tratado federal. Sin embargo, Yeltsin siguió transfiriendo el control sobre todas las cuestiones
importantes de Rusia de las manos soviéticas a las rusas.
53
El 8 de diciembre, Yeltsin y los líderes de Ucrania y Bielorrusia se reunieron en Bielorrusia, cerca de Brest, y anunciaron
que la URSS ya no existía. Proclamaron la nueva Comunidad de Estados Independientes (CEI), una alianza poco definida
de Estados totalmente independientes sin autoridad central. Rusia expulsó al Gobierno soviético del Kremlin el 19 de
diciembre. Dos días después, otras ocho repúblicas se unieron a la CEI.

Con el fin de la URSS, Gorbachov era un presidente sin país, por lo que dimitió oficialmente el 25 de diciembre, día en el
que ondeó en el Kremlin la bandera blanca, roja y azul rusa en lugar de la roja soviética.

RUSIA BAJO YELTSIN

Reforma económica y tensiones regionales

Antes de la dimisión de Gorbachov, Yeltsin ya había anunciado planes para cambiar a una economía de libre mercado, y en
noviembre de 1991 nombró un Gobierno reformista para llevarlos a cabo. Las subvenciones estatales se retirarían
paulatinamente, los precios se liberalizarían, el gasto gubernamental se recortaría y las empresas estatales, la vivienda, la
tierra y la agricultura se privatizarían. Como medida de emergencia, Yeltsin, además de presidente, se convirtió en primer
ministro y ministro de Defensa.

Con la economía inmersa en el caos, algunas regiones de Rusia empezaron a acaparar los alimentos que escaseaban o a
declararse autónomas y pasar a controlar sus propios recursos. Las 20 regiones étnicas nominalmente autónomas repartidas
por toda Rusia, algunas de las cuales poseían abundantes materias primas vitales para la economía del país, se declararon
repúblicas autónomas, lo cual levantó temores de que Rusia podía desintegrarse del mismo modo que había pasado con la
URSS. Sin embargo, estas preocupaciones se disiparon temporalmente gracias a la firma de un tratado en 1992 entre el
Gobierno central y las repúblicas, a la creación de una nueva Constitución en 1993, que cedía mayores derechos a las
regiones, y a unos cambios introducidos en el sistema impositivo.

Algunos beneficios de la reforma económica se notaron ya en 1994 en algunas grandes ciudades, sobre todo Moscú y San 54
Petersburgo (nombre recuperado por Leningrado en 1991), donde una economía de mercado estaba arraigando y una
cultura empresarial se desarrollaba entre las generaciones más jóvenes. Al mismo tiempo, el crimen y la corrupción
parecían haberse disparado y estar fuera de control.

Conflictos con la vieja guardia

El caótico programa de reformas de Yeltsin, y la consiguiente pérdida de prestigio internacional del país, le enfrentaron
pronto con el Parlamento, dominado por comunistas y nacionalistas, ambos sectores opuestos al rumbo que tomaban los
acontecimientos.

Ya en abril de 1991, los ministros de Yeltsin se quejaban de que sus reformas se vieran entorpecidas por la contradictoria
legislación del Parlamento. Cuando la austeridad, consecuencia de las reformas económicas, empezó a prolongarse (aunque
las tiendas estaban mejor surtidas, la gente de la calle carecía de dinero para consumir), la popularidad de Yeltsin empezó a
decaer. El crimen organizado continuaba aumentando y la corrupción a todos los niveles parecía no tener fin.

Yeltsin sacrificó ministros clave y aceptó aminorar el ritmo de sus reformas, pero el Parlamento seguía aprobando
resoluciones que contradecían sus decretos presidenciales. En abril de 1993, un referéndum nacional dio a Yeltsin un gran
voto de confianza, tanto a su presidencia como a sus políticas. Empezó a redactar una nueva Constitución que aboliría el
Parlamento existente y definiría con mayor claridad el papel de la Presidencia y de la Asamblea Legislativa.

Finalmente, la situación culminó con una prueba de fuerza. En septiembre de 1993, Yeltsin disolvió el Parlamento, lo cual
a su vez despojaba al presidente de todos sus poderes. Yeltsin envió tropas para bloquear la Casa Blanca y ordenó a los
parlamentarios que la desalojaran el 4 de octubre. Muchos le obedecieron, pero los días 2 y 3 de octubre el Frente de
Salvación Nacional, un grupo comunista y nacionalista violento, intentó sublevarse arrollando a las tropas que rodeaban la
Casa Blanca y atacando la torre de la televisión de Ostankino de Moscú, donde murieron 62 personas. Al día siguiente, las
tropas asaltaron la Casa Blanca, dejando más de setenta víctimas mortales entre el público.
55

Reforma constitucional

Las elecciones para un nuevo tipo de Parlamento formado por dos cámaras se celebraron en diciembre de 1993. El nombre
de la Cámara Baja, la más influyente, la Duma del Estado (Gosudarstvennaya Duma), recordaba deliberadamente a la
Rusia zarista. Al tiempo que se celebraban las elecciones, un referéndum nacional aprobaba la nueva Constitución
redactada por Yeltsin, que otorgaba al presidente un claro control sobre el Parlamento.

Este sistema, sin embargo, adolece del hecho que tanto el presidente como el Parlamento tienen derecho (y lo ejercen) de
promulgar leyes, y pueden bloquearse mutuamente cualquier iniciativa. En la práctica, sin embargo, el presidente puede
normalmente hacer su voluntad mediante decretos presidenciales, como ocurrió a menudo durante el turbulento mandato
de Yelstin. Su sucesor, Vladímir Putin, procuró establecer unas relaciones más armónicas con la Duma.

La Constitución de 1993 también sanciona el derecho al libre comercio y competencia, a la propiedad privada de tierra y
bienes, a la libertad de conciencia y de movimientos de entrada y salida de Rusia, así como a la prohibición de la censura,
la tortura y el establecimiento de cualquier ideología oficial.

Guerra de Chechenia

La política exterior de Yeltsin reflejaba el auge del nacionalismo conservador en el país. La repentina desaparición de la
Unión Soviética había dejado a muchos ciudadanos rusos varados en países potencialmente hostiles. Cuando la tendencia
política se volvió en su contra, muchos de ellos regresaron a la madre patria. Bajo estas circunstancias, era cada vez más
evidente la necesidad de una zona que ejerciera de parachoques entre Rusia y el mundo exterior, preocupación todavía
vigente hoy en día, como lo demuestran los recientes acontecimientos en Georgia. Las tropas rusas intervinieron en
Tayikistán, Georgia y Moldavia como fuerzas de paz de la ONU, pero también para reforzar su influencia en estas
regiones, y a principios de 1995, el Ejército ruso estaba en todas las antiguas repúblicas soviéticas, excepto en Estonia y 56
Lituania.

Esta política, sin embargo, demostró ser especialmente desastrosa en Chechenia, una república musulmana de cerca de un
millón de habitantes en el Cáucaso, que se había declarado independiente en 1991. Esta región, marcada desde hace tiempo
por los conflictos internos y la presencia de poderosas mafias, está también en el camino de los oleoductos que transportan
el petróleo desde el mar Caspio hasta Rusia.

A finales de 1994, los intentos de negociar un acuerdo o conseguir la destitución del truculento líder checheno Dzhojar
Dudáyev se habían estancado. Yeltsin ordenó al Ejército la invasión de Chechenia, en lo que debía ser una rápida
operación para recuperar el control. Pero los chechenos lucharon encarnizadamente y a mediados de 1995 se
contabilizaban más de veinticinco mil bajas, casi todas civiles, mientras que los rusos solo habían conseguido un control
total de la arrasada capital chechena, Grozny. Dudáyev seguía resistiendo en el sur de Chechenia, y la guerra de guerrillas
no cesaba. La popularidad de Yeltsin cayó en picado, y en las elecciones de diciembre de 1995, comunistas y nacionalistas
se hicieron con un 45% de la Duma.

Elecciones de 1996

A principios de 1996, en vísperas de las elecciones presidenciales, Yeltsin estaba ausente gran parte del tiempo, aquejado
de frecuentes brotes de varias enfermedades poco definidas. En público, aparecía a menudo confuso y desequilibrado. Pero
aunque los comunistas, encabezados por Gennadi Ziuganov, parecían resucitar gracias a una oleada de descontento,
aquellos que se habían enriquecido durante los cinco años de coqueteo con el capitalismo, es decir, oligarcas como los
magnates de los medios Borís Berezovski y Vladímir Gusinski, o el banquero y magnate del petróleo Mijaíl Fridman,
acudieron en ayuda del presidente. Los comunistas tuvieron vetada la televisión, por lo que el único mensaje que llegaba a
los votantes fuera el de Yeltsin. Anatoli Chubáis, un protegido de Yeltsin, montó una brillante campaña que, entre otros
hitos, incluyó la reaparición temporal del presidente, bailando en el escenario de un concierto de rock.

En las elecciones de junio, Ziuganov y un ex general sin pelos en la lengua, Alexander Lebed, dividieron el voto de la 57
oposición, y Yeltsin derrotó fácilmente a Ziuganov en una carrera de desempate a principios de julio, aunque los esfuerzos
de tanto baile y otras actuaciones le pasaron factura, y desapareció de nuevo durante varias semanas. Los comunistas y
otros partidos de la oposición reanudaron sus rencillas en la Duma, mientras que Lebed recibió el cáliz envenenado de
negociar el fin de la guerra sucia de Chechenia. Las tropas rusas iniciaron la retirada de Chechenia a finales de 1996.

En noviembre, Yeltsin se sometió a una intervención de corazón en la que se le implantó un marcapasos quíntuple.
Mientras se recuperaba, durante gran parte del año 1997, se sucedieron una serie de trapicheos financieros que se
conocieron como la “guerra de los oligarcas” o la “guerra de los banqueros”, y que no eran otra cosa que la lucha por el
poder entre varios multimillonarios rusos y miembros del círculo más cercano a Yeltsin, conocido como “la familia”. El
propio presidente sería objeto de una investigación a cargo de las autoridades suizas y rusas. Sin embargo, tras su dimisión
en 1999, su sucesor, Vladímir Putin, le concedió impunidad judicial total.

Colapso económico y recuperación

En la primavera de 1998, los graves problemas de la economía rusa eran cada vez más evidentes. Los mineros del carbón
iniciaron una huelga en protesta por el impago de salarios desde hacía meses, parte de los trescientos mil millones de US$
adeudados a los trabajadores de todo el país. Este hecho, unido a los más de cien mil millones de US$ de deuda extranjera,
significaba que Rusia estaba en bancarrota real. Yeltsin intentó reafirmar su autoridad destituyendo a todo el Ejecutivo por
su deficiente gestión económica.

Pero ya era demasiado tarde. Durante el verano de 1998, los inversores extranjeros que habían afianzado la economía rusa
huyeron del país. El 17 de agosto se devaluó el rublo, y como sucedió durante la Gran Depresión de 1929 en el mundo
occidental, muchos bancos rusos se hundieron, dejando a sus clientes sin blanca. El impacto económico global, sin
embargo, fue positivo en general.

Tras la conmoción inicial, la creciente clase media rusa, remunerada casi siempre en negro y con US$ en efectivo, se dio 58
cuenta de repente de que sus salarios se habían triplicado de la noche a la mañana (si se contaba en rublos), mientras que
los precios permanecían inalterados en gran parte. La consecuencia fue una enorme eclosión de los artículos de consumo y
los servicios. Lujos como restaurantes y gimnasios, antes reservados a los ricos, eran de repente asequibles para mucha más
gente. La situación también representó una gran oportunidad para las empresas nacionales de artículos de consumo: en
1999, las importaciones dejaron rápidamente paso a productos locales de calidad.

En estas circunstancias, no era de extrañar que varios grupos nacionalistas, como los comunistas, recibieran mayor apoyo.
Su causa recibió un importante espaldarazo el 24 de marzo de 1999 cuando las tropas de la OTAN, dirigidas por EE UU,
empezaron a bombardear Yugoslavia a raíz de la crisis de Kosovo, la limpieza étnica emprendida por las fuerzas serbias
para acabar con la población mayoritaria de etnia albana. El ataque contra los serbios, con los que los rusos se
consideraban étnicamente emparentados, despertó pasiones largo tiempo latentes entre los rusos, y, por ejemplo, una
granada propulsada por cohete impactó en la embajada de EE UU en Moscú.

Atentados en Moscú

En septiembre de 1999, una serie de explosiones sacudieron Moscú, arrasando prácticamente tres edificios de apartamentos
y causando casi trescientos muertos. Este terrorismo sin precedentes en la capital de la nación azuzó el malestar y la
xenofobia, sobre todo contra los chechenos, vistos por la mayoría como sus responsables. Una investigación del FSB
(Servicio de Seguridad Federal, sucesor del KGB) concluyó en el 2002 que los atentados habían sido obra de dos islamistas
no chechenos, uno de los cuales se encontraba en paradero desconocido durante la investigación; el otro fue asesinado ese
mismo año.
Sin embargo, empezó a cobrar cuerpo una nueva teoría sobre la implicación del FSB en los hechos, lo que iría encaminado
a una campaña de apoyo público a una segunda intervención armada en Chechenia. Una comisión pública independiente,
presidida por un diputado de la Duma (asesinado más tarde) no encontró pruebas suficientes para ratificarla, aunque su
trabajo se vio entorpecido por la falta de cooperación por parte del Gobierno. Un antiguo agente del FSB, Mijaíl 59
Trepashkin (estrechamente vinculado con Borís Berezovski, contrario a Putin), que estaba dispuesto a declarar, fue
encarcelado por “revelar secretos de Estado”, ante la indignación de las organizaciones de derechos humanos como
Amnistía Internacional, entre otras.

Fuera cual fuera la verdad, el descubrimiento de explosivos similares en la ciudad de Ryazan en septiembre de 1999,
además de las incursiones chechenas en Daguestán, sirvieron al Kremlin de justificación para lanzar ataques aéreos contra
Grozny, la capital chechena, desatando así la segunda Guerra de Chechenia. Decenas de miles de civiles huyeron al campo
para escapar al bombardeo. El Ejército ruso admitió más tarde que más de mil cien soldados perecieron durante los
enfrentamientos por tierra para apoderarse de Grozny, calificada por la ONU como “ciudad más destruida del mundo”. En
el 2000, ante la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, la secretaria de Estado de EE UU Madeleine Albright hizo
referencia a los “miles de civiles chechenos fallecidos y más de doscientos mil desplazados” durante el conflicto. Tanto
Amnistía Internacional como el Consejo de Europa han censurado a ambos bandos por sus “flagrantes y constantes”
violaciones de la legislación humanitaria internacional. Casi una década después, el conflicto ha amainado bajo el control
del presidente checheno pro ruso, Ramzan Kadirov.

VLADÍMIR PUTIN
La arrolladora victoria de Putin en las elecciones presidenciales de marzo del 2000 no sorprendió a nadie. Designado por
Yeltsin como su sucesor, este antiguo agente del KGB y jefe del FSB se aseguró rápidamente sus credenciales de hombre
fuerte disparando el gasto militar, arañando el poder regional para devolverlo al Kremlin y tomando duras medidas contra
los medios de comunicación críticos. A pesar de la Guerra de Chechenia, cada vez más sangrienta, la figura de Putin siguió 60
concitando una sólida aprobación, a menudo compartida por un amplio espectro de ciudadanos.

El apoyo de Putin a la ofensiva afgana de EE UU, tras el 9 de septiembre, le granjeó el respeto de Occidente, especialmente
de George W. Bush, que tras su primera cumbre conjunta, dijo de su homólogo ruso: “le he mirado a los ojos. Me ha
parecido un hombre muy recto y digno de confianza.” Ambos líderes opinaban que el terrorismo era una grave amenaza
para sus respectivas naciones, y Putin estaba decidido a no ceder ante las demandas de los terroristas, aunque ello costara
vidas. En Moscú, el asedio del teatro del Palacio de Cultura en octubre del 2002 se saldó con cien muertos, mientras que el
de la escuela de Beslan, en el 2004, causó 344 víctimas mortales, la mitad de ellas niños.

El floreciente culto a la personalidad y la ausencia de una oposición eficaz permitieron a Putin una holgada reelección en el
2004. Su poder quedó consolidado con el creciente prestigio internacional de Rusia, en directa correlación con el aumento
de los precios de la energía y una economía en expansión. Las leyes electorales fueron modificadas, para dificultar al
máximo, por no decir impedir, que los partidos de la oposición en ciernes desafiaran al poder establecido.

Entre bastidores, una alianza de antiguos miembros del KGB y el FSB, agentes de policía y burócratas, conocidos en
conjunto como siloviki (hombres de poder), parecía hacerse con el control. Las víctimas más destacadas de los silovikis han
sido los grandes oligarcas, obligados a marchar del país o procesados, como el antiguo multimillonario del petróleo Mijaíl
Jordorkovski, sentenciado a ocho años en una cárcel siberiana por evasión de impuestos, fraude y malversación, tras un
juicio considerado injusto por la mayoría de observadores. Incluso el presidente Bush discutió con Putin sobre ello. A pesar
de todo, la fiscalía rusa “niega categóricamente” cualquier implicación política en el caso, afirmando que “se han cometido
graves delitos, que han quedado demostrados”.

A pesar de estas medidas, el Kremlin consideró necesario en el 2005 promover el sentimiento nacionalista y protegerse
contra una Revolución Naranja al estilo ucraniano con la fundación del grupo juvenil ultranacionalista Nashi (“Nuestro”),
ardientes partidarios de Putin y Rusia Unida, que sumaba unos ciento veinte mil afiliados a finales del 2007, y que ha sido
comparado tanto con el Komsomol (movimiento juvenil soviético) como con las juventudes hitlerianas.

Al nombrar a Putin Hombre del Año 2007, la revista Time escribió que “con una voluntad de hierro, y con un coste 61
considerable para los principios valorados por las naciones libres, Putin ha vuelto a hacer de Rusia una potencia mundial”.
Estos principios incluyen la libertad de prensa y la democracia, como descubriría Gari Kaspárov, antiguo gran maestro del
ajedrez y fundador del grupo opositor “La Otra Rusia” (www.theotherrussia.org), cuando su campaña presidencial fue
aplastada.

UN PODER REGIONAL

En un campamento de verano del Nashi al que asistían 10 000 jóvenes en el verano del 2007, Putin arremetió contra la
demanda británica de extradición de Andréi Lugovoi. Lugovoi, ex agente del KGB, y desde diciembre del 2007 miembro
electo de la Duma del Estado, era sospechoso de haber asesinado en noviembre del 2006 a Alexander Litvinenko (ex
agente del FSB contrario a Putin) mediante radiación letal en Londres. Este sucio episodio arreciaría más tarde con la
expulsión de cuatro diplomáticos rusos de Londres, las protestas de seguidores del Nashi ante la embajada británica en
Moscú y el cierre del British Council (acusado de violar leyes fiscales) por parte de las autoridades rusas en San
Petersburgo y en Yekaterinburgo.

Si a ello se añade la intensa batalla entre los socios británicos y rusos de la empresa petrolera conjunta TNK-BP, y las
quejas de la embajada del Reino Unido por el acoso de los partidarios del Nashi contra el embajador británico, podría
fácilmente deducirse que esta crisis es un repunte de la Guerra Fría entre Gran Bretaña y Rusia. Sin embargo, la
disminución de los requisitos de visado por ambas partes en el 2008, para que los seguidores del club de fútbol Zenit, de
San Petersburgo, pudieran disputar la final de la Copa de la UEFA en Manchester, y para que los seguidores británicos
pudieran viajar a Moscú semanas más tarde para asistir a la final de la Liga de Campeones entre el Chelsea y el Manchester
United, demostró que las relaciones entre ambos países no estaban congeladas, ni mucho menos.

La victoria del Zenit fue seguida poco después por la de la Selección Nacional de Hockey sobre Hielo en los campeonatos
mundiales y el éxito de la estrella pop Dima Bilan en Eurovisión; todos estos triunfos fueron celebrados por los políticos y
los ciudadanos como prueba de la renovada confianza y poderío de Rusia en el escenario internacional. Durante el último
mandato presidencial de Putin, el Kremlin mostró cada vez más su desacuerdo con la política exterior de EE UU (p. ej.,
rechazó interrumpir el suministro de combustible nuclear a Irán) y su determinación de mantener bajo su esfera de
influencia a sus vecinos proclives a la OTAN, sobre todo Ucrania, tras su Revolución Naranja, y Georgia. 62

Las amenazas de Gazprom, la empresa más grande de Rusia, de cortar el suministro de gas a Ucrania en el 2006 y 2008 por
impago también hizo temblar a Europa, una cuarta parte de cuyo consumo de gas proviene asimismo de Gazprom, y pasa
por Ucrania. Las relaciones con Georgia se deterioraron gravemente de nuevo en agosto del 2008 cuando los dos países se
enfrentaron a causa de las regiones separatistas de Osetia del Sur y Abjasia, que Rusia más tarde reconoció como países
independientes. El ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergéi Lavrov, al parecer dijo en una entrevista radiofónica con
Ekho Moskvy: “Haremos cualquier cosa para evitar que Georgia y Ucrania entren en la OTAN”.

Desde su llegada al poder en mayo del 2008, Medvédev ha sido vigilado de cerca para detectar si utiliza sus poderes
presidenciales para invalidar a Putin, que sigue demostrando un activo interés tanto en la política exterior como interior
desde su nuevo cargo de primer ministro. Ciertos observadores han mencionado la posibilidad de que el presidente se
limite a mantener caliente el asiento para que Putin pueda presentarse de nuevo a las elecciones en el 2012, justo a tiempo,
si gana, para inaugurar los Juegos Olímpicos de invierno de Sochi en el 2014.
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Referencias

http://resumenes.eu/index.php?newsid=39731

http://arterusouv.blogspot.es/1294138080/la-formaci-n-de-rusia-i/ Elisa Domingo

http://rusiaturismo.es/turismo-de-rusia/cultura-e-historia-de-rusia.html.

http://www.lonelyplanet.es/destino-europa-rusia-89-historia.html

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