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EFECTO INVERNADERO

El efecto invernadero es un proceso en el que la radiación térmica emitida por la superficie planetaria
es absorbida por los gases de efecto invernadero (GEI) atmosféricos y es reirradiada en todas las
direcciones. Como parte de esta radiación es devuelta hacia la superficie y la atmósfera inferior, ello
resulta en un incremento de la temperatura superficial media respecto a lo que habría en ausencia
de los GEI.
La radiación solar en frecuencias de la luz visible pasa en su mayor parte a través de la atmósfera
para calentar la superficie planetaria y luego ésta emite esta energía en frecuencias menores de
radiación térmica infrarroja. Esta última es absorbida por los GEI, los que a su vez reirradian mucha
de esta energía a la superficie y atmósfera inferior. Este mecanismo recibe su nombre debido a su
analogía al efecto de la radiación solar que pasa a través de un vidrio y calienta un invernadero, pero
la manera en que atrapa calor es fundamentalmente diferente a como funciona un invernadero al
reducir las corrientes de aire, aislando el aire caliente dentro de la habitación y con ello no se pierde
el calor por convección.
Si un cuerpo negro ideal estuviese a la misma distancia del Sol que la Tierra, tendría una temperatura
de cerca de 5,3 °C. Sin embargo, dado que nuestro planeta refleja un 30 % de la radiación entrante,
la temperatura efectiva de este planeta hipotético (la temperatura de un cuerpo negro que reflejara
la misma cantidad de radiación de la Tierra) sería cercana a −18 °C. La temperatura superficial de
este planeta negro es 33 °C inferiores a la temperatura superficial real de la Tierra (de unos 14 °C).
El mecanismo que produce esta diferencia entre la temperatura superficial efectiva y la real es debido
a la atmósfera y es conocido como efecto invernadero.
El efecto invernadero natural de la Tierra hace posible la vida como la conocemos. Sin embargo, las
actividades humanas, principalmente la quema de combustibles fósiles y la deforestación, han
intensificado el fenómeno natural, causando un calentamiento global.

Balance energético de la Tierra


En la atmósfera el mantenimiento del equilibrio entre la recepción de la radiación solar y la emisión
de radiación infrarroja devuelve al espacio la misma energía que recibe del Sol. Esta acción de
equilibrio se llama balance energético de la Tierra y permite mantener la temperatura en un estrecho
margen que posibilita la vida.
En un período suficientemente largo el sistema climático debe estar en equilibrio. La radiación solar
entrante en la atmósfera está compensada por la radiación saliente, pues si la radiación entrante
fuese mayor que la radiación saliente se produciría un calentamiento y lo contrario produciría un
enfriamiento.13 Por tanto, en equilibrio, la cantidad de radiación solar entrante en la atmósfera debe
ser igual a la radiación solar reflejada saliente más la radiación infrarroja térmica saliente. Toda
alteración de este balance de radiación, ya sea por causas naturales u originado por el hombre
(antropógeno), es un forzamiento radiativo y supone un cambio de clima y del tiempo asociado.14
Los flujos de energía entrante y saliente interaccionan en el sistema climático ocasionando muchos
fenómenos tanto en la atmósfera, como en el océano o en la tierra. Así, la radiación entrante solar
se puede dispersar en la atmósfera o ser reflejada por las nubes. La superficie terrestre puede reflejar
o absorber la energía solar que le llega. La energía solar de onda corta se transforma en la Tierra en
calor. Esa energía no se disipa; se encuentra como calor sensible o calor latente, se puede
almacenar durante algún tiempo, transportarse en varias formas, dando lugar a una gran variedad
de tiempo y a fenómenos turbulentos en la atmósfera o en el océano. Finalmente vuelve a ser emitida
a la atmósfera como energía radiante de onda larga. Un proceso importante del balance de calor es
el efecto albedo, por el que algunos objetos reflejan más energía solar que otros. Los objetos de
colores claros, como las nubes o las superficies nevadas, reflejan más energía, mientras que los
objetos oscuros absorben más energía solar que la que reflejan. Otro ejemplo de estos procesos es
la energía solar que actúa en los océanos; la mayor parte se consume en la evaporación del agua
de mar, luego esta energía es liberada en la atmósfera cuando el vapor de agua se condensa en
lluvia.
La Tierra, como todo cuerpo caliente superior al cero absoluto, emite radiación térmica, pero al ser
su temperatura mucho menor que la solar, emite radiación infrarroja por ser un cuerpo negro. La
radiación emitida depende de la temperatura del cuerpo. En el estudio del NCAR han concluido una
oscilación anual media entre 15,9 °C en julio y 12,2 °C en enero compensando los dos hemisferios,
que se encuentran en estaciones distintas y la parte terrestre que es de día con la que es de noche.
Esta oscilación de temperatura supone una radiación media anual emitida por la Tierra de 396 W/m².
La energía infrarroja emitida por la Tierra es atrapada en su mayor parte en la atmósfera y reenviada
de nuevo a la Tierra. Este fenómeno se llama efecto invernadero y garantiza las temperaturas
templadas del planeta. Según el estudio anterior de la NCAR, el efecto invernadero de la atmósfera
hace retornar nuevamente a la Tierra 333 W/m².
Globalmente la superficie de la Tierra absorbe energía solar por valor de 161 w/m² y del efecto
invernadero de la atmósfera recibe 333 w/m², lo que suma 494 w/m², como la superficie de la Tierra
emite (o dicho de otra manera pierde) un total de 493 w/m² (que se desglosan en 17 w/m² de calor
sensible, 80 w/m² de calor latente de la evaporación del agua y 396 w/m² de energía infrarroja),
supone una absorción neta de calor de 0,9 w/m², que en el tiempo actual está provocando el
calentamiento de la Tierra.

Efecto invernadero de varios gases de la atmósfera


Es el proceso por el que el aire retiene gran parte de la radiación infrarroja emitida por la Tierra, lo
cual da origen a toda la compleja serie de fenómenos atmosféricos estudiados por la meteorología en
detalle y a corto plazo, así como por la climatología a grandes rasgos y a largo plazo.
Aunque la atmósfera seca está compuesta prácticamente por nitrógeno (78,1 %), oxígeno (20,9 %)
y argón (0,93 %), son gases muy minoritarios en su composición como el dióxido de
carbono (0,035 %: 350 ppm), el ozono y otros que desarrollan esta actividad radiativa. Además, la
atmósfera contiene vapor de agua (1 %: 10 000 ppm) que también es un gas radiativamente activo,
siendo con diferencia el gas natural invernadero más importante. El dióxido de carbono ocupa el
segundo lugar en importancia.

La denominada curva Keelingmuestra el continuo crecimiento de CO2 en la atmósfera desde 1958.


Recoge las mediciones de Keeling en el observatorio del volcán Mauna Loa. Estas mediciones
fueron la primera evidencia significativa del rápido aumento de CO2 en la atmósfera y atrajo la
atención mundial sobre el impacto de las emisiones de los gases invernaderos.

El efecto invernadero es esencial para la vida del planeta: sin CO2 ni vapor de agua (sin el efecto
invernadero) la temperatura media de la Tierra sería unos 33 °C menos, del orden de 18 °C bajo
cero, lo que haría inviable la vida.21
Actualmente el CO2 presente en la atmósfera está creciendo de modo no natural por las actividades
humanas, principalmente por la combustión de carbón, petróleo y gas natural que está liberando el
carbono almacenado en estos combustibles fósiles. Por tanto es preciso diferenciar entre el efecto
invernadero natural del originado por las actividades humanas (o antropogénico).
La población se ha multiplicado y la tecnología ha alcanzado una enorme y sofisticada producción
de forma que se está presionando muchas partes del medio ambiente terrestre siendo la atmósfera
la zona más vulnerable de todas por su delgadez. Dado el reducido espesor atmosférico la alteración
de algunos componentes moleculares básicos que también se encuentran en pequeña proporción
supone un cambio significativo. En concreto, la variación de la concentración de CO2, el más
importante de los gases invernadero de la atmósfera, clasificado en este caso con referencia a las
aportaciones por actividades humanas.
Los gases invernadero permanecen activos en la atmósfera mucho tiempo, por eso se les denomina
de larga permanencia. Eso significa que los gases que se emiten hoy permanecerán durante muchas
generaciones produciendo el efecto invernadero. Así del CO2 emitido a la atmósfera: sobre el 50 %
tardará 30 años en desaparecer, un 30 % permanecerá varios siglos y el 20 % restante durará varios
millares de años.22
La concentración de CO2 atmosférico se ha incrementado desde la época preindustrial (año 1750)
desde un valor de 280 ppm a 379 ppm en 2005. Se estima que 2/3 de las emisiones procedían de la
quema de combustibles fósiles (petróleo, gas y carbón) mientras un 1/3 procede del cambio en la
utilización del suelo (Incluida la deforestación). Del total emitido solo el 45 % permanece en la
atmósfera, sobre el 30 % es absorbido por los océanos y el restante 25 % pasa a la biosfera terrestre.
Por tanto no solo la atmósfera está aumentando su concentración de CO2, también está ocurriendo
en los océanos y en la biosfera

Gases de efecto invernadero

Incrementos en la atmósfera de los cinco gases responsables del 97 % del efecto invernadero antropogénico
en el periodo 1976-2003.

Forzamiento radiativo entre 1750 y 2005 según estimaciones del IPCC.

Los denominados gases de efecto invernadero o gases invernadero, responsables del efecto
descrito, son:
 Vapor de agua (H2O)
 Dióxido de carbono (CO2)
 Metano (CH4)
 Óxido de nitrógeno (N2O)
 Ozono (O3)
 Clorofluorocarbonos (CFC)
Si bien todos ellos (salvo los CFC) son naturales, en tanto que ya existían en la atmósfera antes de
la aparición del hombre, desde la Revolución industrial y debido principalmente al uso intensivo de
los combustibles fósiles en las actividades industriales y el transporte, se han producido sensibles
incrementos en las cantidades de óxido de nitrógeno y dióxido de carbono emitidas a la atmósfera,
con el agravante de que otras actividades humanas, como la deforestación, han limitado la capacidad
regenerativa de la atmósfera para eliminar el dióxido de carbono, principal responsable del efecto
invernadero.
Gases de Efecto invernadero afectados por actividades humanas
Descripción CO2 CH4 N2O CFC- HFC-23 CF4
11
Concentración pre 280 ppm 700 ppb 270 0 0 40 ppt
industrial ppb
Concentración en 1998 365 ppm 1.745 314 268 14 ppt 80 ppt
ppb ppb ppt
Permanencia en la de 5 a 200 12 años 114 45 260 <50 000
atmósfera años años años años años
Fuente: ICCP, Clima 2001, La base científica, Resumen técnico del Informe del Grupo de
Trabajo I, p. 3823

Emisiones antropogénicas de gases de efecto invernadero (GEI) de larga


permanencia
Las actividades humanas generan emisiones de cuatro GEI de larga permanencia: CO2, metano
(CH4), óxido nitroso (N2O) y halocarbonos (gases que contienen flúor, cloro o bromo).
Cada GEI tiene una influencia térmica (forzamiento radiativo) distinta sobre el sistema climático
mundial por sus diferentes propiedades radioactivas y períodos de permanencia en la atmósfera.
Tales influencias se homogeneizan en una métrica común tomando como base el forzamiento
radiativo por CO2 (emisiones de CO2-equivalente). Homogeneizados todos los valores, el CO2 es
con mucha diferencia el gas invernadero antropógeno de larga permanencia más importante,
representando en 2004 el 77 % de las emisiones totales de GEI antropógenos. Pero el problema no
solo es la magnitud sino también las tasas de crecimiento. Entre 1970 y 2004, las emisiones anuales
de CO2 aumentaron un 80 %. Además en los últimos años el incremento anual se ha disparado: en
el reciente periodo 1995-2004, la tasa de crecimiento de las emisiones de CO2-eq fue de (0,92
GtCO2-eq anuales), más del doble del periodo anterior 1970-1994 (0,43 GtCO2-eq anuales).24
Ya se ha señalado que la concentración de CO2 en la atmósfera ha pasado de un valor de
280 ppm en la época preindustrial a 379 ppm en 2005. El CH4 en la atmósfera ha cambiado de los
715 ppmm en 1750 (periodo preindustrial) hasta 1732 ppmm en 1990, alcanzando en 2005 las
1774 ppmm. La concentración mundial de N2O en la atmósfera pasó de 270 ppmm en 1750 a
319 ppmm en 2005. Los halocarbonos prácticamente no existían en la época preindustrial y las
concentraciones actuales se deben a la actividad humana.25
Según el Informe Stern que estudió el impacto del cambio climático y el calentamiento global en la
economía mundial, encargado por el gobierno británico y publicado en 2006, la distribución total
mundial de las emisiones de GEI por sectores es: un 24 % se debe a la generación de electricidad,
un 14 % a la industria, un 14 % al transporte, un 8 % a los edificios y un 5 % más a actividades
relacionadas con la energía. Todo ello supone unas 2/3 partes del total y corresponde a las emisiones
motivadas por el uso de la energía. Aproximadamente el 1/3 restante se distribuye de la siguiente
forma: un 18 % por el uso del suelo (incluye la deforestación), un 14 % por la agricultura y un 3 %
por los residuos.26
Entre 1970 y 2004, las mejoras tecnológicas han frenado las emisiones de CO2 por unidad de
energía suministrada. Sin embargo el crecimiento mundial de los ingresos (77 %) y el crecimiento
mundial de la población (69 %), han originado nuevas formas de consumo y un incremento de
consumidores de energía. Esta es la causa del aumento de las emisiones de CO2en el sector de la
energía.24
También el Informe Stern señala que desde el año 1850, Estados Unidos y Europa han generado el
70 % de las emisiones totales de CO2.26
Emisiones de CO2 en el mundo procedentes de combustibles fósiles (1990-2007)
Descripción 1990 1995 2000 2005 2007 % Cambio 90-
07
CO2 en millones de 20.980 21.810 23.497 27.147 28.962 38,0 %
toneladas
Población mundial en 5.259 5.675 6.072 6.382 6.535 25,7 %
millones
CO2 per cápita en toneladas 3,99 3,84 3,87 4,20 4,38 9,8 %
Fuente: Agencia Internacional de la Energía27

Historia del conocimiento científico del efecto invernadero

Joseph Fourier fue el primer científico que describió el efecto invernadero.

Arrhenius calculó que duplicar el CO2 de la atmósfera subiría la temperatura 5-6 °C (1896).

Fue alrededor de 1975-1980 cuando los científicos comenzaron a tener suficientes evidencias del
efecto que los GEI estaban ocasionando al clima. Disponían de herramientas, conocimientos y
técnicas suficientes para iniciar el estudio en profundidad del complejo sistema climático: satélites
para observar la Tierra, redes mundiales de toma de temperaturas, vientos, precipitaciones y
corrientes, así como ordenadores de gran potencia para desarrollar modelos climáticos. Entonces
los científicos vislumbraron un posible cambio climático de dramáticas consecuencias. La opinión
pública comenzó a conocer el problema alertada por los grupos ecologistas, los gobiernos se
plantearon el problema e iniciaron acuerdos internacionales empujados por los resultados cada vez
más inquietantes que los científicos iban desarrollando.28
En 1824, Joseph Fourier publicó Observaciones generales sobre las temperaturas de la tierra y los
espacios planetarios donde consideró que la Tierra se mantenía templada porque la atmósfera
retiene el calor como si estuviera bajo un cristal. Él fue el primero en emplear la analogía del
invernadero y en 1859 John Tyndall descubrió que el CO2, el metano y el vapor de agua bloquean
la radiación infrarroja.
Por su parte, Svante August Arrhenius, publicó en 1903 Lehrbuch der Kosmischen Physik (Tratado
de física del cosmos) el cual trataba por primera vez de la posibilidad de que la quema de
combustibles fósiles incrementara la temperatura media de la Tierra. Entre otras cosas calculaba
que se necesitarían 3000 años de combustión de combustibles para que se alterara el clima del
planeta, todo bajo la suposición que los océanos captarían todo el CO2 (actualmente se sabe que
los océanos han absorbido un 48 % del CO2 antropogénico desde 1800). Arrhenius estimó el
incremento de la temperatura del planeta cuando se dobla la concentración de dióxido de carbono
de la atmósfera, eventualmente calculando este valor en 1,6 centígrados sin vapor de agua en la
atmósfera y 2,1 °C con vapor presente. Estos resultados están dentro de los parámetros
generalmente aceptados en la actualidad Arrhenius otorgaba una valoración positiva a este
incremento de temperatura porque imaginaba que aumentaría la superficie cultivable y que los
países más septentrionales serían más productivos.
En las décadas siguientes, las teorías de Arrhenius fueron poco valoradas pues se creía que el
CO2 no influía en la temperatura del planeta y el efecto invernadero se atribuía exclusivamente al
vapor de agua. Sin embargo, y 35 años después de que Arrhenius publicara su teoría, Guy S.
Callendar, ingeniero británico especialista en vapor, publicó empezando en 1938, varios ensayos en
los que corregía algunas estimaciones realizadas por Arrhenius, como la capacidad de los océanos
para absorber CO2. A partir de un incremento observable de aproximadamente medio Grado
Fahrenheit (unos 0,275 °C) entre 1880 y 1934, Callendar estimó que el incremento promedio en la
temperatura era 0,005 °C por año en ese período (actualmente se estima que en la segunda mitad
del siglo XX se ha producido un incremento de 0,013 °C al año (IPCC, 2007, p. 30)). Callendar
argumentaba también que la actividad humana había incrementado el dióxido de carbono en la
atmósfera en alrededor de 10 % desde el comienzo del siglo. Esto revivió la sugerencia de Arrhenius
y es conocido como “Efecto Callendar”.
Entre otros, Roger Revelle, director del Scripps Institution of Oceanography, en California, creía que
la sugerencia de Callendar era implausible: cualquier "exceso" de CO2 atmosférico sería —en su
opinión— absorbido por procesos naturales. Esto dio origen al comienzo de un debate científico.
Eventualmente, Charles David Keeling, trabajando bajo la dirección de Revelle y en el marco del Año
Geofísico Internacional, llevó a cabo una serie de medidas, entre 1957 y 1959, en sitios remotos y
viento arriba de sitios poblados (Keeling usaba datos de una estación en Mauna Loa y otra en
la Antártica) durante los dieciocho meses del año geofísico. Los resultados fueron claros y negativos
para la posición de Revelle, mostrando sin dudas que no sólo había habido un incremento del dióxido
de carbono atmosférico en relación al siglo XIX, sino que además incluso había habido un incremento
durante el periodo de las mediciones mismas.
Un poco antes, la Organización Meteorológica Mundial ya había iniciado diversos planos de
seguimiento, los cuales tenían como objetivo entre otras cosas, el de calcular los niveles de CO2en
la troposfera. Esas observaciones fueron facilitadas por el desarrollo —en la década de 1940— de
la espectrofotometría de infrarrojos, la cual ha permitido conocer que el CO2 absorbe la luz de
manera distinta al vapor de agua, incrementando notablemente el efecto invernadero. Todo esto fue
resumido por Gilbert Plass en el año 1955.
Keeling continuo por otros cuarenta años sus observaciones; esas demostraron continua y
repetidamente la corrección de su observación inicial. Keeling estableció que, sin importar donde se
tomaran las medidas —ya sea ciudades o campos, valles o montes— la medida promedio del CO2
atmosférica es la misma, con leves variaciones de temporada (el promedio es más alto en el invierno
del hemisferio norte) y que el incremento promedio es 1,5 partes por millón por año. Estos resultados
permanecen sin cuestionamiento científico hasta el presente.
El primer modelo estadístico de evolución del clima fue desarrollado en 1972 por Klauss
Hasselmannn del Instituto Max Planck y en Francia Jancovici y Hervé Le Treut hicieron una
predicción del efecto invernadero en los próximos años.
Calentamiento global y cambio climático producido por los gases de efecto
invernadero
El cambio climático está cambiando el planeta y los humanos contribuimos diariamente a
incrementarlo. En los últimos 100 años la temperatura media global del planeta ha aumentado 0,7 °C,
siendo desde 1975 el incremento de temperatura por década de unos 0,15 °C. En lo que resta de
siglo, según el IPCC, la temperatura media mundial aumentará en 2-3 °C. Este aumento de
temperatura supondrá para el planeta el mayor cambio climático en los últimos 10 000 años y será
difícil para las personas y los ecosistemas adaptarse a este cambio brusco.35
En los 400 000 años anteriores, según conocemos por los registros de núcleos de hielo, los cambios
de temperatura se produjeron principalmente por cambios de la órbita de la Tierra alrededor del Sol.
En el tiempo actual, los cambios de temperatura se están originando por los cambios en el dióxido
de carbono de la atmósfera. En los últimos 100 años, las concentraciones atmosféricas de CO2 han
aumentado en un 30 % debido a la combustión antropogénica de los combustibles fósiles. El
aumento constante del CO2 atmosférico ha sido el responsable de la mayor parte del calentamiento.
Este calentamiento no puede ser explicado por causas naturales: las mediciones de los satélites no
muestran variaciones de entidad en la energía procedente del Sol en los últimos 30 años; las tres
grandes erupciones volcánicas producidas en 1963, 1982 y 1991 han generado aerosoles que
reflejaban la energía solar, lo cual produjo cortos periodos de enfriamiento.

En la Tierra a partir del año 1950 se dispararon las emisiones debidas a la combustión de
combustibles fósiles, tanto las de petróleo como las de carbón y gas natural.

El calentamiento atmosférico actual es inevitable, estando producido por las emisiones de gases
invernadero pasadas y actuales. 150 años de industrialización y de emisiones han modificado el
clima y continuará repercutiendo en el mismo durante varios cientos de años, aun en la hipótesis de
que se redujeran las emisiones de gases de efecto invernadero y se estabilizara su concentración
en la atmósfera. El IPCC en su informe de 2007 manifiesta: «Hay un alto nivel de coincidencia y
abundante evidencia respecto a que con las políticas actuales de mitigación de los efectos del
cambio climático y con las prácticas de desarrollo sostenible que aquellas conllevan, las emisiones
mundiales de GEI seguirán aumentando en los próximos decenios». Una de las estimaciones de
futuro de la Agencia Internacional de la Energía en un informe de 2009 pasa de 4 t de emisión de
CO2 por persona en 1990, a 4,5 t en 2.020 y a 4,9 t en 2.030. Esto significaría que el CO2 emitido y
acumulado desde 1890, pasaría de 778 Gt en 1990, a 1608 Gt en 2020 y a 1984 Gt en 2030.
Las consecuencias del cambio climático provocado por las emisiones de GEI se estudian en modelos
de proyecciones realizados por varios institutos meteorológicos. Algunas de las consecuencias
recopiladas por el IPCC son las siguientes:

 En los próximos veinte años las proyecciones señalan un calentamiento de 0,2 °C por
decenio.
 Las proyecciones muestran la contracción de la superficie de hielos y de nieve. En algunas
proyecciones los hielos de la región ártica prácticamente desaparecerán a finales del
presente siglo. Esta contracción del manto de hielo producirá un aumento del nivel del mar
de hasta 4-6 m.
 Habrá impactos en los ecosistemas de tundra, bosques boreales y regiones montañosas por
su sensibilidad al incremento de temperatura; en los ecosistemas de tipo Mediterráneo por
la disminución de lluvias; en aquellos bosques pluviales tropicales donde se reduzca la
precipitación; en los ecosistemas costeros como manglares y marismas por diversos
factores.
 Disminuirán los recursos hídricos de regiones secas de latitudes medias y en los trópicos
secos debido a las menores precipitaciones de lluvia y la disminución de la
evapotranspiración, y también en áreas surtidas por la nieve y el deshielo.
 Se verá afectada la agricultura en latitudes medias, debido a la disminución de agua.
 La emisión de carbono antropógeno desde 1750 está acidificando el océano, cuyo pH ha
disminuido 0,1. Las proyecciones estiman una reducción del pH del océano entre 0,14 y 0,35
en este siglo. Esta acidificación progresiva de los océanos tendrá efectos negativos sobre
los organismos marinos que producen caparazón.

El IPCC, entidad fundada para evaluar los riesgos de los cambios climáticos inducidos por los seres
humanos, atribuye la mayor parte del calentamiento reciente a las actividades humanas.
La NAC (National Academy of Sciences: Academia Nacional de Ciencias) de Estados Unidos
también respaldó esa teoría. El físico atmosférico Richard Lindzen y otros escépticos se oponen a
aspectos parciales de la teoría.
Para John Theodore Houghton, fundador del Centro Hadley y copresidente del grupo de evaluación
científica del IPCC en sus primeros tres informes, está admitido que se producirá un daño
generalizado por el aumento del nivel del mar y olas de calor, por inundaciones y sequías más
frecuentes e intensas. El cambio climático antropogénico afectará seriamente a las próximas
generaciones y a los ecosistemas mundiales. Su incidencia podría limitarse significativamente si se
emprendiera una acción conjunta mundial de reducción de emisiones. Sería aconsejable mantener
el incremento de la temperatura global solo en 2 °C por encima de la temperatura del periodo
preindustrial, para ello la concentración de CO2 no debería superar las 450 ppm (hoy sobre
390 ppm). Esto implica que en 2050 las emisiones mundiales de CO2 deben reducirse al 50 % del
nivel de 1990 (actualmente están 15 % por encima de ese nivel). En las dos próximas décadas
también debería interrumpirse la deforestación tropical, responsable del 20 % de las emisiones de
gases de tipo invernadero [cita requerida]
Para Nicholas Stern, ex jefe del Servicio Económico del Gobierno del Reino Unido y ex economista
jefe del Banco Mundial, para no superar 450 ppm de concentración atmosférica de CO2, se requerirá
una reducción de las emisiones mundiales anuales de unas 50 gigatoneladas de CO2 equivalente
en la actualidad a 35 gigatoneladas en 2030 y a 20 gigatoneladas en 2050. Para comprender el nivel
del esfuerzo que se requiere, en la actualidad, las emisiones anuales por habitante son 12 toneladas
en la Unión Europea, 23 toneladas en los Estados Unidos, 6 toneladas en China y 1,7 toneladas en
la India. En 2050 la población mundial se estima será de 9000 millones, y las emisiones anuales por
habitante se deberían reducir a dos toneladas de CO2 equivalente de media, para que el total anual
mundial sea de 20 gigatoneladas. Aunque la industrialización de los países desarrollados desde el
siglo XIX es la causante de los niveles actuales de GEI, son los países en desarrollo los más
vulnerables a las consecuencias del cambio climático. Los países ricos deben apoyar
financieramente a los países en desarrollo para que ejecuten planes de crecimiento económico con
poco carbono y frenar la deforestación en sus países. Según los últimos cálculos el mundo en
desarrollo para ajustarse al cambio climático precisa de los países ricos anualmente 100 000
millones de dólares para la adaptación y otros 100 000 millones para la mitigación de aquí al 2020.
Fatih Birol, economista jefe de la Agencia Internacional de Energía, señala la importancia de los
países emergentes, pues con las políticas actuales, las estimaciones de la Agencia Internacional de
Energía proyectan un crecimiento anual de la demanda de energía primaria global del 1,6 % mundial
hasta 2030, de 11 730 millones de toneladas equivalentes de petróleo (Mtep) a 17 010 Mtep (un
incremento del 45 % en apenas 20 años). China e India requerirán la mitad de este incremento, y los
países no miembros de la OCDE en conjunto supondrán el 87 % del incremento del CO2, pasando
su demanda total de energía mundial del 51 % en la actualidad a suponer el 62 % del total en 2030.
También para él, es imprescindible una importante transformaciónen del sector energético. Hasta
ahora la larga vida útil de gran parte de sus infraestructuras causa una lenta sustitución de sus
equipos, lo que motiva que el empleo de tecnologías eficientes se demore. Los sectores público y
privado deben aceptar la necesidad de inversiones adicionales y el retiro temprano de instalaciones
inadecuadas, para acelerar el proceso y reducir las emisiones, especialmente en centrales de
energía y en equipos. Los gobiernos deben dirigir esta transformación y orientar el consumo
mediante medidas claras de tarificación, incluida la tarificación por emisiones de carbono. La energía
renovable desempeñará un papel importante. Se calcula que la generación global de electricidad
basada en energías renovables se duplicará entre 2006 y 2030.
Se debe tener en cuenta que existe una cantidad importante de vapor de agua (humedad y nubes)
en la atmósfera terrestre, y que el vapor de agua es un gas de efecto invernadero. Si la adición de
CO2 a la atmósfera aumenta levemente la temperatura, se espera que más vapor de agua se
evapore desde la superficie de los océanos. El vapor de agua así liberado a la atmósfera aumenta a
su vez el efecto invernadero. A este proceso se le conoce como la retroalimentación del vapor de
agua (water vapor feedback en inglés). Es esta retroalimentación la causante de la mayor parte del
calentamiento que los modelos de la atmósfera predicen que ocurrirá durante las próximas décadas.
La cantidad de vapor de agua, así como su distribución vertical, son claves en el cálculo de esta
retroalimentación.

Concentración de CO2 atmosférico medido en el observatorio de Mauna Loa: Curva de Keeling.

El papel de las nubes es también crítico. Las nubes tienen efectos contradictorios en el clima;
cualquier persona ha notado que la temperatura cae cuando pasa una nube en un día soleado de
verano, que de otro modo sería más caluroso. Es decir: las nubes enfrían la superficie reflejando la
luz del Sol de nuevo al espacio. Pero también se sabe que las noches claras de invierno tienden a
ser más frías que las noches con el cielo cubierto. Esto se debe a que las nubes también devuelven
algo de calor a la superficie de la Tierra. Si el CO2 cambia la cantidad y distribución de las nubes
podría tener efectos complejos y variados en el clima, ya que una mayor evaporación de los océanos
contribuiría también a la formación de una mayor cantidad de nubes.
Los incrementos de CO2 medidos desde 1958 en Mauna Loa muestran una concentración que se
incrementa a una tasa de cerca de 1,5 ppm por año. De hecho, resulta evidente que el incremento
es más rápido de lo que sería un incremento lineal. El 21 de marzo del 2004 se informó de que la
concentración alcanzó 376 ppm (partes por millón). Los registros del Polo Sur muestran un
crecimiento similar al ser el CO2 un gas que se mezcla de manera homogénea en la atmósfera.
Cooperación internacional sobre las emisiones de GEI antropogénicas
Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Climático
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, conocido también por Panel
Intergubernamental del Cambio Climático o más resumidamente por las siglas IPCC
(Intergovernmental Panel on Climate Change), fue establecido en el año 1988 por la Organización
Meteorológica Mundial (WMO, World Meteorological Organization) y el Programa Ambiental de las
Naciones Unidas (UNEP, United Nations Environment Programme). El objetivo es asesorar a los
gobiernos sobre los problemas climáticos y recopilar las investigaciones científicas conocidas en
unos informes periódicos de evaluación. Estos informes de evaluación constan de varios volúmenes,
y proporcionan todo tipo de información científica, técnica y socio-económica sobre el cambio
climático, sus causas, sus posibles efectos, y las medidas de respuesta correspondientes.
El Primer informe de evaluación del IPCC se publicó en 1990, y confirmó los elementos científicos
que suscitaba preocupación acerca del cambio climático. A raíz de ello, la Asamblea General de las
Naciones Unidas decidió preparar la Convención Marco sobre el Cambio Climático. Posteriormente
el IPCC ha producido otros tres informes de evaluación en 1995, 2001 y 2007.
El Tercer informe de evaluación de 2001 expresaba una mayor comprensión de las causas y
consecuencias del calentamiento mundial. Presentaba para finales del siglo XXI un calentamiento
mundial de entre 1,4 y 5,8 °C que influiría en las pautas meteorológicas, los recursos hídricos, el
ciclo de las estaciones, los ecosistemas, así como episodios climáticos extremos.
El cuarto, denominado Cambio climático 2007, reúne los últimos conocimientos de una amplia
comunidad científica siendo realizado por más de 500 autores principales, 2000 revisores expertos
y examinado por delegados de más de 100 países. Se incluyen algunas de las principales
conclusiones de este informe:

1.-El calentamiento del sistema climático es inequívoco, como evidencian ya los aumentos
observados del promedio mundial de la temperatura del aire y del océano, el deshielo generalizado
de nieves y hielos, y el aumento del promedio mundial del nivel del mar.
2.-Observaciones efectuadas en todos los continentes y en la mayoría de los océanos evidencian
que numerosos sistemas naturales están siendo afectados por cambios del clima regional,
particularmente por un aumento de la temperatura.
3.-Las emisiones mundiales de GEI por efecto de actividades humanas han aumentado, desde la
era preindustrial, en un 70 % entre 1970 y 2004.
4.-Las concentraciones atmosféricas mundiales de CO2, metano (CH4) y óxido nitroso (N2O) han
aumentado notablemente por efecto de las actividades humanas desde 1750, y son actualmente
muy superiores a los valores preindustriales, determinados a partir de núcleos de hielo que
abarcan muchos milenios.
5.-Hay un alto nivel de coincidencia y abundante evidencia respecto a que con las políticas
actuales de mitigación de los efectos del cambio climático y con las prácticas de desarrollo
sostenible que aquellas conllevan, las emisiones mundiales de GEI seguirán aumentando en los
próximos decenios.
IPCC: Cambio climático 2007 - Informe de síntesis

Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático


El tratado internacional Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático se
firmó en 1992 y los países firmantes debían comenzar a considerar como reducir las emisiones de
GEI y el calentamiento atmosférico Los países firmantes acordaron el siguiente objetivo:

El objetivo último de la presente Convención... es lograr... la estabilización de las concentraciones


de gases de efecto invernadero en la atmósfera a un nivel que impida interferencias antropógenas
peligrosas en el sistema climático. Ese nivel debería lograrse en un plazo suficiente para permitir
que los ecosistemas se adapten naturalmente al cambio climático, asegurar que la producción de
alimentos no se vea amenazada y permitir que el desarrollo económico prosiga de manera
sostenible.
Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático: Artículo 2

En la Convención se solicitó a los países el establecimiento de inventarios precisos y periódicamente


actualizados de las emisiones de gases de efecto invernadero. La Convención reconocía que lo
elaborado solo era un documento marco, es decir, un texto que debía perfeccionarse y desarrollarse
en el futuro orientando eficazmente los esfuerzos frente al calentamiento atmosférico. En este
sentido la primera adición al tratado fue el Protocolo de Kyoto que se aprobó en 1997.

Protocolo de Kioto
Mayores emisores de CO2 procedente de combustibles fósiles
País CO2 en millones de % de cambio CO2 per cápita en
toneladas 90-07 2007
1990 2007
Países comprometidos en Kioto (AnexoI)
Federación de 2.180 1.587 -27,2 11,2
Rusia
Japón 1.065 1.236 +16,1 9,7
Alemania 950 798 -16,0 9,7
Canadá 432 573 +32,5 17,4
Reino Unido 553 523 -5,4 8,6
Francia 352 369 +4,9 5,8
Italia 398 438 +10,0 7,4
Australia 260 396 +52,5 18,8
Ucrania 688 314 -54,5 6,8
España 206 345 +67,5 7,7
Polonia 344 305 -11,4 8,0
Países sin compromiso en Kioto
China 2.244 6.071 +170,6 4,6
Estados Unidos 4.863 5.769 +18,6 19,1
India 589 1.324 +124,7 1,2
Corea del Sur 229 489 +113,1 10,1
Irán 175 466 +165,8 6,6
México 293 438 +49,5 4,1
Indonesia 140 377 169,0 1,7
Arabia Saudita 161 358 +121,7 14,8
Brasil 193 347 +79,8 1,8
Sudáfrica 255 346 +35,8 7,3
Fuente: Agencia Internacional de la Energía

El Protocolo de Kioto de 1997 fue una extensión de la Convención. Los países industrializados se
comprometieron a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero. El objetivo es un recorte
conjunto de las emisiones de gases de efecto invernadero de al menos el 5 % con respecto a los
niveles de 1990 en el periodo de compromiso de 2008-2012. Las negociaciones fueron arduas y en
1997 se terminó un proceso que se había iniciado dos años y medio antes. El compromiso de
reducción de emisiones lo adoptaron solo los países incluidos en el anexo I del protocolo, debiendo
así mismo cada país ratificarlo para que el compromiso fuese vinculante.44
Las emisiones que se acordaron limitar en los siguientes gases invernadero: dióxido de carbono
(CO2), metano (CH4), óxido nitroso (N2O), hexafluoruro de azufre (SF6), así como dos grupos de
gases hidrofluorocarbonos (HFC) y perfluorocarbonos (PFC). Estos gases deben limitarse en los
siguientes sectores: energía; procesos industriales, disolventes y otros productos; agricultura,
cambio de uso de la tierra y silvicultura; y desechos. Para que el Protocolo entrase en vigor debía
ser ratificado por países incluidos en el anexo I que representaran al menos el 55 % del total de
emisiones de 1990 incluidas en el mencionado anexo. Con la ratificación de Rusia en 2004 se llegó
al 55 % y el Protocolo de Kyoto entró en vigor.
Actualmente lo han firmado 184 partes, 183 países y la Unión Europea, y todos lo han ratificado
salvo dos: Estados Unidos y Kazakhstan.
Emisiones de CO2 en el mundo procedentes de combustibles fósiles (en millones
toneladas)
Descripción 1990 2007 % Cambio 90-07
Total Países comprometidos en Kioto (AnexoI) 8.792 8.162 -7,2 %
Total Países sin compromiso en Kioto 11.578 17.778 70,8 %
Marina 357 610 71,1 %
Aviación 254 412 62,3 %
Total mundial 20.980 28.962 38,0 %
Fuente: Agencia Internacional de la Energía27
Países industrializados: acuerdo de limitación de emisiones GEI
Los países que engloban el anexo I son los países industrializados que pertenecen a la Organización
de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) más algunos países con economías en transición,
como la Federación de Rusia, países Bálticos y varios países de Europa central y oriental.
Cada país adquirió un compromiso individual de reducción de emisiones (-x %) o se puso un límite
superior (+x %) con respecto a las emisiones que tenía en 1990. Los compromisos adquiridos son
los siguientes: Estados Unidos (–7 %), Federación de Rusia (0 %), Japón (–6 %), Canadá (–6 %),
Australia (+8 %), Ucrania (0 %), Polonia (–6 %), Bulgaria (–8 %), Croacia (–5 %), Eslovaquia (–8 %),
Eslovenia (–8 %), Estonia (–8 %), Hungría (–6 %), Islandia (+10 %), Letonia (–8 %), Liechtenstein (–
8 %), Lituania (–8 %), Mónaco (–8 %), Noruega (+1 %), Nueva Zelanda (0 %), República Checa (–
8 %), Rumania (–8 %) y Suiza (–8 %).

La Unión Europea firmó un compromiso conjunto y único en nombre de todos sus países de reducir
sus emisiones totales durante el periodo 2008-2012 en un 8 % respecto de las de 1990. No obstante,
la Unión Europea, internamente, ha realizado un reparto a cada país otorgando un límite distinto en
función de diversas variables económicas y medioambientales según el principio de «reparto de la
carga». Se acordó de la siguiente manera: Alemania (–21 %), Austria (–13 %), Bélgica (–7,5 %),
Dinamarca (–21 %), Italia (–6,5 %), Luxemburgo (–28 %), Países Bajos (–6 %), Reino Unido (–
12,5 %), Finlandia (0,0 %), Francia (0,0 %), España (+15 %), Grecia (+25 %), Irlanda (+13 %),
Portugal (+27 %) y Suecia (+4 %).

Solamente estos países están obligados a adoptar políticas que limiten sus emisiones de gases de
efecto invernadero a lo acordado respecto a los niveles de 1990. Cada país comunica
periódicamente sus inventarios nacionales de emisiones de GEI que son supervisados y examinados
al objeto de cumplir de los objetivos fijados. En el cuadro adjunto se presenta la evolución de los
inventarios nacionales de emisiones de GEI de los principales países emisores del Anexo I entre
1990 y 2006.
Estados Unidos: sin ratificar el Protocolo
Estados Unidos no ha ratificado en Protocolo. Las emisiones de CO2 de Estados Unidos en 2005
representaron el 25 % de las emisiones totales en el mundo

Países en vías de desarrollo: sin restricciones de emisiones GEI


Los países en vías de desarrollo (los que no están incluidos en el anexo I del Protocolo), entre los
que se encuentran China y la India, no están sujetos a restricciones de emisiones GEI. Los motivos
son dos. Por un lado las emisiones históricas que están provocando el calentamiento actual las
originaron en el pasado los países desarrollados. Por otro lado si se limitaran las emisiones de los
países en vías de desarrollo no se permitiría su progresión. Así se señalaba y reconocía en el inicio
del Tratado de la Convención: «Tomando nota de que, tanto históricamente como en la actualidad,
la mayor parte de las emisiones de gases de efecto invernadero del mundo han tenido su origen en
los países desarrollados, que las emisiones per cápita en los países en desarrollo son todavía
relativamente reducidas y que la proporción del total de emisiones originada en esos países
aumentará para permitirles satisfacer a sus necesidades sociales y de desarrollo». En virtud de ello
China y la India que han ratificado el Protocolo de Kyoto no se incluyen en el anexo I y no están
obligadas a reducir sus emisionesLas emisiones de CO2 de China y la India en 2005 suponían el
19 % y el 4,1 % de las emisiones totales en el mundo.
Los países no incluidos en el anexo I no deben presentar un inventario anual de emisiones de gases
de efecto invernadero y tampoco se les somete a examen. En enero de 2007 eran 132 los países
que habían presentado su inventario nacional inicial correspondiente al año 1994.

La Conferencia de Cambio Climático de Copenhague en diciembre de 2009


Para la cumbre sobre el clima de Copenhague en diciembre de 2009, la ONU convocó a 192 países
para acordar un límite a las emisiones de gases de efecto invernadero para el periodo entre 2012 y
2020. Este periodo de compromiso debía suceder al periodo 2008-2012, acordado en el protocolo
de Kyoto.
Anteriormente en septiembre de 2009, casi un centenar de jefes de Estado y de Gobierno
participaron en la 64.ª Asamblea General de las Naciones Unidas dedicada al cambio climático que
sirvió de preparación de la conferencia Copenhague. Esta 64.ª Asamblea General de las Naciones
Unidas sirvió para conocer la posición en la negociación de Copenhague de las países que son
grandes emisores de GEI y que todavía no están comprometidos con un programa de limitación de
emisiones. Estos países representan más del 50 % de las emisiones totales:
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en su discurso del 22 de septiembre de 2009 en
la Cumbre sobre Cambio Climático en la ONU, señaló que
la amenaza del cambio climático es seria, es urgente y está aumentando... todos los pueblos —
nuestra prosperidad, nuestra salud, nuestra seguridad— están en peligro. Y se nos está acabando
el tiempo para revertir esta tendencia... durante demasiados años, la humanidad se ha demorado
para responder o incluso reconocer la magnitud de la amenaza del clima... los países desarrollados
que han causado tanto daño en nuestro clima durante el último siglo tienen la responsabilidad de ser
líderes... Pero esos países en desarrollo y de rápido crecimiento que producirán casi todo el aumento
en las emisiones mundiales de carbono en las próximas décadas también deben poner de su parte...
será necesario que se comprometan a medidas internas enérgicas y a cumplir con dichos
compromisos, de igual manera que los países desarrollados deben cumplir
El presidente de China, Hu Jintao, anunció en la cumbre de la ONU sobre cambio climático, que su
país intentará la reducción de emisiones de CO2 por unidad de PIB para 2020 con respecto al nivel
de 2005 y el desarrollo de energía renovable y nuclear alcanzando un 15 % de energía basada en
combustibles no fósiles.
La conferencia se desarrolló en diciembre de 2009. Un primer borrador del acuerdo que se dio a
conocer y que no se aprobó posteriormente, planteaba que las emisiones de CO2 en el año 2050
deben reducirse en todo el mundo a la mitad de los niveles existentes en 1990 y pretendía que se
fijase un valor intermedio a cumplir en 2020.53
Los países del G8 ya acordaron entre ellos en julio del 2009 limitar el aumento de la temperatura a
2 °C respecto a los niveles preindustriales. Sin embargo a inicitiava de los pequeños países
insulares, que peligran si se produjera un aumento generalizado del nivel del mar por un deshielo
masivo de los polos, un centenar de naciones en desarrollo solicitaron que el límite se estableciera
en 1,5º.
En la primera semana de la cumbre se produjeron duras manifestaciones cruzadas entre los dos
principales emisores mundiales de CO2, China y Estados Unidos. El segundo día, China dijo que los
recortes de emisiones para el 2020 ofrecidos por Estados Unidos, la UE y Japón eran insuficientes
y que era fundamental tanto el objetivo de Estados Unidos sobre reducción de emisiones como el
apoyo fianciero de Estados Unidos a las naciones en desarrollo. Todd Stern, el principal negociador
estadounidense, señaló en el tercer día que China estaba aumentando sus emisiones de forma
espectacular y que China no podía quedarse al margen del acuerdo y que el objetivo de Estados
Unidos era una reducción de 17 % en 2020 respecto al nivel de 2005 (según denunciaron los chinos
equivale a una reducción de un 1 % sobre el nivel de 1990). Stern hizo un llamamiento a la ONU
para recaudar 10 billones de dólares para financiar en el periodo 2010-2012 la adaptación a corto
plazo en los países vulnerables.
El acuerdo final se gestó entre cuatro grandes países emergentes y Estados Unidos en una reunión
convocada por el primer ministro chino Wen Jiabao en la que participaron los presidentes de India,
Brasil y Sudáfrica, incorporándose después el presidente de Estados Unidos. La delegación india
propuso un tratado no vinculante que siguiera el modelo de la Organización Mundial del Comercio
donde cada país declarará sus emisiones. Después de llegar al acuerdo a puerta cerrada, Barack
Obama lo comunicó a la UE, que lo aceptó. El texto tenía solo tres folios e incluía de forma orientativa
la reducción de emisiones que cadas país había presentado a la cumbre. Las reducciones definitivas
debían presentarse el 1 de febrero de 2010. El pacto no incluía la verificación de emisiones que
rechazaba China. La verificación se limitaba a un sistema «internacional de análisis y consultas» por
definir. Obama dijo que el sistema de consultas por definir «dirá mucho de lo que hace falta saber»
y que «actualmente ya podemos saber mucho de lo que ocurre en un país con imágenes de satélite».
El acuerdo mantiene el objetivo de que la temperatura global no suba más de dos grados
centígrados. Sobre cuando las emisiones deberán alcanzar su máximo solo se dice que «lo antes
posible» y no establecen objetivos para 2050.
Este acuerdo no fue aceptado por unanimidad en la Convención pues lo rechazaron algunos países
como Cuba, Bolivia y Nicaragua. Por ello los delegados del pleno de la Conferencia de la ONU sobre
Cambio Climático renunciaron a votarlo y acordaron una fórmula de «tomar conocimiento» del
documento.

La Conferencia de Cambio Climático de Cancún en diciembre de 2010


Se consiguió un acuerdo que incluye a 193 países entre ellos Japón, EE. UU. y China que
inicialmente tenían criterios muy diferentes. Solamente un país, Bolivia, se ha opuesto a este
acuerdo.
El pacto alcanzado aplaza para 2011 la decisión fundamental de si un nuevo acuerdo sustituirá al
Protocolo de Kioto, cuya vigencia termina en 2012, reconoce los compromisos voluntarios de
reducción de emisiones de GEI que los países enviaron a la ONU después de la Cumbre de
Copenhague, además se ha llegado a un acuerdo para reducir la deforestación.
La prolongación de los acuerdos de limitación de emisiones de GEI después de 2012 cuando termina
la vigencia del Protocolo de Kioto, quedó condicionada como pidió Japón, al avance de la
negociación con EE. UU. y China que actualmente no están sujetos a limitaciones de emisiones.
EE. UU. ha aceptado la forma de controlar la reducción de emisiones a China: se realizarán consultas
internacionales pero no serán ni intrusivas y respetarán la soberanía nacional.
El acuerdo reconoce la gravedad del calentamiento global y pide limitar el calentamiento a dos
grados centígrados mencionando que una futura negociación podría limitarlo a 1,5 grados según
solicitaban los pequeños estados isleños del Pacífico.
En el Plenario de la Conferencia, Maldivas, uno de los pequeños estados isla, afirmaba que el texto
aprobado era muy equilibrado e incluye todo lo que pedimos de una forma o de otra.
Igualmente Leshoto, representando al grupo de los países menos desarrollados, entendía que se
había hecho un buen trabajo en equilibrar el documento y creía que era una buena base para seguir
trabajando. Yemen, en nombre del G-77, elogió el trabajo muy destacado de la presidencia de la
conferencia, México, por su labor de puente entre países ricos y pobres y por su esfuerzo de
transparencia.
Esquema del efecto invernadero mostrando los flujos de energía entre el espacio, la atmósfera y
superficie de la tierra. En esta gráfica la radiación absorbida es igual a la emitida, por lo que la
Tierra no se calienta ni se enfría. La habilidad de la atmósfera para capturar y reciclar la energía
emitida a la superficie terrestre es el fenómeno que caracteriza al efecto invernadero.

Esquema del balance anual de energía del planeta Tierra desarrollado por Trenberth,
Fasullo y Kiehl de la NCAR en 2008. Se basa en datos del periodo de marzo de 2000 a
mayo de 2004 y es una actualización de su trabajo publicado en 1997. La superficie de la
Tierra recibe del Sol 161 w/m2 y del efecto invernadero de la atmósfera 333 w/m², en total
494 w/m2, como la superficie de la Tierra emite un total de 493 w/m2 (17+80+396),
supone una absorción neta de calor de 0,9 w/m2, que en el presente está provocando el
calentamiento de la Tierra.
El aumento de la concentración de gases de efecto invernadero alcanza un
nuevo récord

La concentración de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera aumentó a una velocidad récord en


2016, alcanzando el nivel más alto en 800 000 años, según el Boletín de la OMM sobre los Gases
de Efecto Invernadero . Los bruscos cambios observados en la atmósfera en los últimos 70 años no
tienen precedentes.
La concentración media mundial de CO2 pasó de las 400,00 partes por millón (ppm) de 2015 a 403,3
ppm en 2016, como resultado de las actividades humanas combinadas con un intenso episodio de
El Niño. Actualmente la concentración de CO2 representa el 145% de los niveles preindustriales
(antes de 1750), se señala en el Boletín sobre los Gases de Efecto Invernadero.
El rápido aumento de los niveles atmosféricos de CO2 y de otros gases de efecto invernadero podría
producir cambios sin precedentes en los sistemas climáticos, causando "graves perturbaciones
ecológicas y económicas", se indica en el Boletín.
La información del Boletín anual se basa en las observaciones del Programa de la Vigilancia de la
Atmósfera Global de la Organización Meteorológica Mundial (OMM). Estas observaciones
contribuyen a determinar los cambios en los niveles de los gases de efecto invernadero y actúan
como un sistema de alerta temprana al detectar modificaciones de esos impulsores atmosféricos
decisivos del cambio climático.
El crecimiento demográfico, unas prácticas agrícolas más intensivas, un mayor uso de la tierra y el
aumento de la deforestación, la industrialización y el consiguiente uso de energía procedente de
fuentes fósiles han contribuido, todos, a una aceleración de la tasa de aumento de la concentración
de gases de efecto invernadero en la atmósfera desde el inicio de la era industrial, en 1750.
Desde 1990 se ha registrado un aumento del 40% del forzamiento radiativo total –que tiene un efecto
de calentamiento en nuestro clima− causado por el conjunto de gases de efecto invernadero de larga
duración y del 2,5% de 2015 a 2016, según las cifras proporcionadas por la Administración Nacional
del Océano y de la Atmósfera (NOAA) de los Estados Unidos de América que se citan en el Boletín.
"Si no reducimos rápidamente las emisiones de CO2 y de otros gases de efecto invernadero, nos
veremos abocados a un peligroso aumento de la temperatura hacia finales de este siglo, muy por
encima de la meta fijada en el Acuerdo de París sobre el cambio climático", hizo notar el Secretario
General de la OMM, Petteri Taalas. "Las generaciones futuras heredarán un planeta que resultará
sumamente inhóspito con respecto a hoy en día”, añadió.
“El CO2 permanece en la atmósfera durante cientos de años y aún más en los océanos. Según las
leyes de la física, en el futuro las temperaturas serán mucho más altas y el clima más extremo. Hoy
no existe ninguna varita mágica para eliminar el CO2 de la atmósfera", sostuvo Taalas.
La última vez que se registró en la Tierra una concentración de CO2 comparable fue hace entre 3 y
5 millones de años, la temperatura era entonces de 2 a 3 °C más cálida y el nivel del mar entre 10 y
20 metros superior al actual.
En el Boletín de la OMM sobre los Gases de Efecto Invernadero se informa de las concentraciones
atmosféricas de los gases de efecto invernadero. Se entiende por emisión la cantidad de gas que va
a la atmósfera y por concentración la cantidad que queda en la atmósfera después de las complejas
interacciones que tienen lugar entre la atmósfera, la biosfera, la criosfera y los océanos.
Aproximadamente un cuarto de las emisiones totales de CO2 son absorbidas por el océano y otro
cuarto por la biosfera, reduciéndose de ese modo la cantidad de ese gas en la atmósfera.
El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) publicará el 31 de octubre
el Informe sobre la disparidad en las emisiones, en el que se siguen de cerca los compromisos de
políticas contraídos por los países para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y en
el que se analiza cómo esas políticas se traducirán en una reducción de emisiones de aquí a 2030,
al tiempo que se describe claramente la disparidad en las emisiones y cómo eliminarla.
"Los números no mienten. Todavía estamos emitiendo demasiados gases y esta situación tiene que
cambiar. Durante los últimos años ha aumentado en gran medida el uso de energías renovables,
pero ahora debemos redoblar nuestros esfuerzos para que esas nuevas tecnologías con bajas
emisiones de carbono pueden prosperar. Ya disponemos de muchas de las soluciones necesarias
para resolver este problema. Ahora hace falta una voluntad política a nivel mundial y un nuevo
sentido de urgencia", dijo Erik Solheim, Director Ejecutivo del PNUMA.
El Boletín sobre los Gases de Efecto Invernadero y el Informe sobre la disparidad en las
emisiones proporcionan, juntos, una base científica para la adopción de decisiones en las
negociaciones sobre cambio climático de las Naciones Unidas, que tendrán lugar del 7 al 17 de
noviembre en Bonn (Alemania).
La OMM, el PNUMA y otros asociados están procurando establecer un Sistema Mundial Integrado
de Información sobre los Gases de Efecto Invernadero que ayude a las naciones a seguir de cerca
los progresos en la aplicación de sus promesas nacionales de reducción de emisiones, mejorar la
presentación de informes nacionales sobre las emisiones e informar acerca de la adopción de
medidas de mitigación adicionales. Este Sistema se basa en la experiencia a largo plazo de la OMM
en las mediciones instrumentales de gases de efecto invernadero y la modelización atmosférica.
La OMM también se está esforzando por mejorar los servicios meteorológicos y climáticos para el
sector de la energía renovable y por apoyar la economía verde y el desarrollo sostenible. Se
necesitan nuevos tipos de servicios meteorológicos, climáticos e hidrológicos para optimizar la
producción de energía solar, eólica e hidroeléctrica.

Principales conclusiones del Boletín sobre los Gases de Efecto Invernadero


Dióxido de carbono

El CO2 es, con mucho, el principal gas de efecto invernadero antropógeno de larga duración de la
atmósfera. La concentración media mundial de CO2 pasó de las 400,00 partes por millón (ppm) de
2015 a 403,3 ppm en 2016. Este aumento récord de la media anual de 3,3 ppm se debe, en parte,
al intenso episodio de El Niño 2015/2016, que produjo sequías en las regiones tropicales y redujo la
capacidad de los "sumideros", como los bosques, la vegetación o los océanos, para absorber el CO2.
Actualmente la concentración de CO2 representa el 145% de los niveles preindustriales (antes de
1750).
La tasa de aumento del CO2 atmosférico durante los últimos 70 años es casi 100 veces mayor que
al final de la última edad de hielo. Hasta donde se sabe por las observaciones directas e indirectas,
nunca antes se habían visto cambios tan bruscos en los niveles atmosféricos de CO2.
Durante los últimos 800 000 años, el contenido de CO2 atmosférico preindustrial se mantuvo por
debajo de las 280 ppm, pero ahora ha aumentado hasta la media global de 403,3 ppm registrada en
2016.
En las reconstrucciones de alta resolución más recientes a partir de núcleos de hielo se puede
observar que los cambios en el CO2 nunca han sido tan rápidos como en los últimos 150 años. Los
cambios naturales del CO2 en la edad de hielo siempre precedieron cambios correspondientes en
la temperatura. Los registros geológicos muestran que los niveles actuales de CO2 corresponden a
un clima “en equilibrio”, que se observó por última vez en el Plioceno Medio (hace entre 3 y 5 millones
de años), un clima que era unos 2 a 3 °C más cálido, donde los mantos de hielo de Groenlandia y
de la Antártida Occidental se fundieron e incluso desapareció parte del hielo de la Antártida Oriental,
lo que provocó que el nivel de los mares subiera entre 10 y 20 metros por encima del actual.
Metano
El metano (CH4) es el segundo gas de efecto invernadero de larga duración más importante y
contribuye en aproximadamente un 17% al forzamiento radiativo. Cerca del 40% del CH4 que se
emite a la atmósfera procede de fuentes naturales (por ejemplo, humedales y termitas), mientras que
aproximadamente el 60% proviene de fuentes antropógenas (por ejemplo, ganadería de rumiantes,
cultivo de arroz, explotación de combustibles fósiles, vertederos y combustión de biomasa).
El CH4 atmosférico alcanzó en 2016 un nuevo máximo, a saber, 1 853 partes por mil millones (ppb),
por lo que se sitúa en el 257% de su nivel preindustrial.
Óxido nitroso
Las emisiones de N2O a la atmósfera provienen de fuentes naturales (aproximadamente el 60%) y
de fuentes antropógenas (aproximadamente el 40%), por ejemplo los océanos, los suelos, la quema
de biomasa, el uso de fertilizantes y diversos procesos industriales.
En 2016 su concentración atmosférica alcanzó 328,9 ppb; es decir, un 122% del nivel de la era
preindustrial. Este gas también contribuye significativamente a la destrucción de la capa de ozono
estratosférico, que nos protege de los rayos ultravioleta nocivos del Sol. Es el causante de
aproximadamente un 6% del forzamiento radiativo provocado por los gases de efecto invernadero
de larga duración.

Nota para los editores


El Programa de la Vigilancia de la Atmósfera Global de la OMM sirve para coordinar las
observaciones sistemáticas y el análisis de los gases de efecto invernadero y de otros gases traza.
Un total de 51 países han comunicado los datos con los que se ha elaborado el Boletín sobre los
Gases de Efecto Invernadero. Los datos de medición comunicados por los países son archivados y
distribuidos por el Centro Mundial de Datos sobre Gases de Efecto Invernadero (CMDGEI),
ubicado en el Servicio Meteorológico del Japón.
Cómo ayudar a reducir el efecto invernadero desde casa
Ir en coche a comprar el pan, dejar la luz del pasillo encendida cuando sales a cenar, poner la
lavadora a 65º… Todas estas acciones, tan cotidianas, contribuyen significativamente a empeorar el
efecto invernadero y agravan el cambio climático. ¡Y planeta solo tenemos uno!
La lucha contra el efecto invernadero depende de muchísimos factores, como por ejemplo, el
compromiso de los países para adoptar políticas respetuosas con el medio ambiente que impliquen
una reducción de la emisión de gases contaminantes a la atmósfera. Pero como muchos pequeños
gestos pueden marcar una gran diferencia, hoy vamos a repasar unos sencillos consejos con los que
conseguirás disminuir tu aportación al efecto invernadero y reducir las emisiones de carbono de tu
hogar.

Se trata de pequeñas cosas que muchas veces hacemos sin darnos cuenta y que podemos modificar
sin grandes esfuerzos. ¿Las vemos?

10 formas de reducir el efecto invernadero desde casa

 Cuando vayas a comprar productos de electrónica, como un ordenador o una tele nueva,
asegúrate de que son energéticamente eficientes. En la mayoría de países viene marcado
por el estándar Energy Star.
 Aísla tu hogar: la pérdida de calor a través de las ventanas y puertas exteriores puede
incrementar tu gasto en calefacción hasta un 20%, con el consiguiente consumo de
electricidad y, por tanto, incrementando la emisión de gases que provocan el efecto
invernadero.
 Utiliza el agua con mesura. No dejar el grifo abierto mientras te duchas o te lavas los dientes,
aprovechar el agua de cocción para regar o reparar rápidamente un grifo que gotea son
algunas de las medidas que puedes adoptar.
 Recicla todo lo que puedas. Separa la basura según cada tipo y procura reaprovechar la
ropa o el calzado. Y, si se te estropea algún electrodoméstico o aparato electrónico, acércate
a un punto verde para que lo traten correctamente.
 Si tienes que imprimir documentos, hazlo a dos caras. Reducirás el gasto en papel de forma
considerable, especialmente si compras papel reciclado.
 Sustituye las bombillas incandescentes por luces LED, duran más y consumen menos
energía.
 Compra productos de Comercio Justo, que se habrán producido en entornos respetuosos
con el medio ambiente y con las personas que los producen.
 Instala dispositivos que te ayuden a ahorrar energía, como sensores de movimiento para las
luces o los grifos. Tu bolsillo te lo agradecerá y el planeta también.
 Acostúmbrate a ir a comprar con tus propias bolsas reutilizables para consumir menos
plástico.
 Si puedes evitarlo, no compres carne envasada: las bandejas de porexpán no pueden
reciclarse y son muy nocivas para el planeta.

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