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DEFINICIÓN DE PODER EJECUTIVO

Antes de entrar de lleno en el establecimiento del significado de poder


ejecutivo, se hace necesario proceder a determinar el origen etimológico de
las dos palabras que lo conforman:
-Poder emana del latín vulgar “posere”.
-Ejecutivo deriva del latín “exsequitus”, que puede traducirse como “relativo
a continuar hasta el final”. Se encuentra conformado por tres partes
diferenciadas: el prefijo “ex-”, que es sinónimo de “hacia fuera”; el verbo
“sequi”, que significa “seguir”, y el sufijo “-tivo”, que viene a indicar lo que es
una relación activa.

Un Estado dispone de tres facultades


esenciales: legislar, administrar justicia y
ejecutar las políticas públicas. Por eso se
dice que el Estado puede dividirse en tres
poderes que son ejercidos por diversas
instituciones y organismos: el poder
legislativo, el poder judicial y el poder
ejecutivo.
En esta oportunidad nos centraremos en el poder ejecutivo, cuya función
es garantizar el cumplimiento de las leyes desarrolladas a través del poder
legislativo y administradas de acuerdo al poder judicial. El poder ejecutivo,
en otras palabras, está vinculado a la gestión del funcionamiento estatal en
el día a día.
Cuando el concepto refiere a la facultad estatal en general, se escribe con
minúsculas iniciales (poder ejecutivo). En cambio, si la noción menciona
al órgano estatal que ejerce dicho poder, se deben incluir mayúsculas al
inicio de cada palabra (Poder Ejecutivo).
El poder ejecutivo de un Estado democrático recae en funcionarios elegidos a
través del voto popular. Las elecciones permiten que la población elija a las
personas que actuarán como sus representantes en la toma de decisiones que
conciernen a la sociedad en general.
De acuerdo al sistema en cuestión, el poder ejecutivo es encabezado por
un presidente, un jefe de Gobierno o un primer ministro. Este
mandatario suele tener la facultad de elegir a sus ministros y secretarios,
que actúan en un ámbito determinado (encargándose de lo que concierne a
la economía, la salud, el turismo, etc.).
Es importante saber que el citado poder ejecutivo a su vez se puede dividir
en tres, según la función que realiza:
-Función reglamentarista, que es el conjunto de tareas que se desarrollan a
través de lo que son decretos y normas.
-Función política, que es la que realiza con el claro objetivo de conseguir que
los ciudadanos puedan ver satisfechos sus intereses de la mejor manera
posible. De ahí que suponga tener que tomar medidas que surgen y que no
están desarrolladas por leyes o normas previas. En concreto, en este
apartado se pueden incluir desde acometer intercambios comerciales con
otros países hasta nombrar ministros.
-Función administrativa. Bajo esta denominación se incluyen todas las
labores que se desarrollan tanto desde los distintos ministerios como desde
el resto de órganos, tales como empresas del estado. Asimismo también
alberga a las tareas realizadas en gobernaciones, delegaciones, secretarías de
estado o intendencias.

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