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Fisiognomía

La fisiognómica o fisiognomía (del gr. φύσις “physis”, naturaleza, y γνώμη, “gnome”, juzgar o
interpretar) llamado alternamente como portación de rostro, es una pseudociencia basada
en la idea de que por el estudio de la apariencia externa de una persona, sobre todo su cara,
puede conocerse el carácter o personalidad de ésta, o incluso adivinarse su futuro (en cuyo
caso es preferible usar la denominación metoposcopia, arte de conocer el futuro de la gente
mediante las rayas de la frente).1
En el idioma español el nombre de la disciplina ha dado origen a la
palabra fisionomía o fisonomía, cuyo significado es “aspecto particular del rostro de una
persona”, o, generalizando, “apariencia de las cosas”. En geobotánica el
término fisiognomía se usa para referirse al aspecto visual que en conjunto ofrece una
determinada formación vegetal; este mismo uso se aplica también a los términos equivalentes
en otros idiomas.

Ilustración típica encontrada en un libro de Fisionomía (Siglo XIX) (a la izquierda "Desesperación", a la


derecha "Ira mezclada con miedo").

Existen dos grados en las pretensiones explicativas de la fisiognomía:

 Una fisiognomía cuya predicción se pretende absoluta, en la que se afirma que existe un
100% de correlación entre características físicas (particularmente faciales) y rasgos del
carácter; esta postura ha sido refutada.
 Una fisiognomía de correlación científica, según la cual hay una relativa correlación
estadística entre rasgos físicos (particularmente faciales) y rasgos de carácter, debido a
las preferencias físicas de la persona causadas por los correspondientes rasgos de
carácter, de manera que la misma causa genética subyacente sería la responsable de tal
correlación. Este tipo de fisionomía se basa en el determinismo biológico del carácter.
Aunque este tipo de fisiognomía también ha sido generalmente refutado, la idea ha vuelto
a aparecer en variantes modernas, como la personología y la morfopsicología, sin
fundamentación empírica.
La personología, otra pseudociencia, intenta explicar cierta asociación de los rasgos físicos
con valores y hábitos culturales o subculturales. Es un hecho que la mayoría de los históricos
líderes comunistas tienen ojos rasgados, pero esto se debe al hecho de que dicho rasgo
incidentalmente ocupa en gran parte el mismo espacio geográfico que las manifestaciones de
regímenes comunistas existentes (Eurasia Oriental) y no implica que los ojos rasgados sean la
causa de ideologías comunistas.

Índice
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 1Fisiognomía antigua
 2Fisiognomía moderna
 3Fisiognomía contemporánea
 4Bibliografía
 5Disciplinas relacionadas
 6Referencias
 7Enlaces externos

Fisiognomía antigua[editar]

Giovanni Battista della Porta, el más popular tratadista de fisiognomía del Renacimiento.
Página representando algunas de las funciones del cerebro en la Filosofía sagaz y anatomía de
ingenios(1637) de Esteban de Pujasol.

Las nociones de cierta relación entre la apariencia exterior de un individuo y su carácter


interno tiene sus raíces más antiguas en Oriente, donde se utilizaba como un procedimiento
adivinatorio entre los babilonios de Mesopotamia. En la poesía griega antigua se encuentran
algunos fundamentos, como cuando Homero hallaba correspondencia entre fealdad y vicio
moral en Tersites, o Semónides comparaba distintos caracteres de mujeres con los de los
animales, correspondencia zoológica que será algo bastante común en esta disciplina;
inversamente, los fabulistas daban características humanas a los animales en sus narraciones
morales.
Es más, los médicos griegos Hipócrates (469-399 a. C.) y posteriormente Galeno (129-200)
establecieron una clasificación de los temperamentos de las personas de acuerdo con la
coloración de la piel y la fortaleza de los músculos, que los dividía en flemáticos, sanguíneos,
melancólicos y coléricos. Este esbozo de caracteriología, denominado asimismo teoría de los
cuatro humores, paralelo a la posterior fisiognomía, también debió influir en ella. Otros autores
apuntan, en cambio, a Pitágoras (s. VI a. C.) como el primer gran pensador en practicar la
fisiognómica y en sentar algunos de sus principios básicos. De hecho, se cuenta de él que
antes de acoger a alguien como amigo o discípulo, le sometía a un examen fisiognómico para
conocer su verdadera naturaleza, y que no admitía a nadie en su escuela que no tuviera una
cabeza y un cuerpo debidamente proporcionados. Pero las primeras indicaciones de una
teoría desarrollada al respecto aparecen en Atenas, donde un mago tracio contemporáneo de
Sócrates llamado Zopyrus era reconocido como un experto en la materia en el siglo V a. C.2
El primer tratado sistemático de los que sobreviven al día de hoy es un pequeño volumen
llamado Physiognomonicaatribuido a Aristóteles (y traducido en el siglo XVI por el
doctor Andrés Laguna) aunque tal vez pertenezca a algún miembro de su escuela y no a al
filósofo mismo. La fisiognómica sería, según este tratado, el estudio de aquellos signos
corporales permanentes que indican condiciones permanentes del alma, así como el de los
signos transitorios del cuerpo que indican condiciones transitorias del alma. La obra se divide
en dos partes que se cree fueron originalmente dos obras separadas. La primera revisa los
argumentos extraídos de la observación de la naturaleza y caracteres atribuidos a las razas
humanas y se centra en los diferentes aspectos de la conducta humana; la segunda parte está
dedicada a la conducta animal, cuyo reino divide en caracteres hombrunos y feminoides, de
los cuales deduce correspondencias entre los signos físicos animales y los signos físicos
humanos que repercuten o hallan correspondencia en el carácter humano.
Las principales obras posteriores a Aristóteles sobre fisiognomía son:

 Polemón de Laodicea, Physiognomia (siglo II a. C.).


 Adamantios el Sofista, Physiognomica (siglo IV a. C.).
 Un anónimo autor en latín que escribió De Physiognomonia (alrededor del siglo IV a. C.).
El presunto Aristóteles sustentaba la posibilidad de establecer una relación entre el carácter y
los rasgos faciales porque pensaba que se daba una interacción estrecha entre cuerpo y alma
tanto en el hombre como en los animales. En la antigüedad defendieron esta tesis autores
como Fedón de Elis, Cicerón, Plinio, Sexto Empírico y Séneca, entre otros. En la época
medieval se ocuparon de ella filósofos árabes como Avicena y Averroes, y hay un apartado
dedicado a la fisiognomía en el Liber ad Almansorem de Rasis.3
En la Edad Media española la fisiognomía se puso de moda a través del divulgadísimo libro
del siglo XIII Poridat de poridades, traducido al latín y divulgado por toda Europa bajo el título
de Secretum secretorum, cuyo origen hay que buscar, sin embargo, en un libro en árabe,
el Sirr al-asrar, del siglo IX, compilado en Siria; hay asimismo una traducción al aragonés
realizada por el Gran Maestre Juan Fernández de Heredia. Hay un anónimo De
physiognomonia libellus que es también del siglo XIII. Igualmente fue muy popular un tratado
de Miguel Escoto (principios del siglo XIII), quien estuvo como traductor en Toledo y en la
Corte del emperador del Sacro Imperio Romano Germánico.4 Pietro d'Abano (1250-1318)
escribió una Compilación de fisiognomía y Guillermo de Aragón escribió también sobre la
materia, entre muchos otros (Miguel Savonarola, Alberto Magno...).
En el Renacimiento, en el contexto de una filosofía muy marcada por el pensamiento mágico y
organicista que defendía una correspondencia entre el macrocosmos o mundo natural y
el microcosmos del hombre, la fisiognómica volvió a adquirir un renovado interés. Y
así Gerolamo Cardano escribió De metoposcopia (1558), pero el tratadista sobre la materia
más popular e influyente fue sin duda Giovanni Battista della Porta, con los cuatro libros
ampliados hasta seis en ediciones sucesivas de su De humana physiognomia (1586).
Sin embargo, ya en el siglo XVI la fisiognomía había empezado a asociarse a la quiromancia y
a otros métodos de adivinación como metoposcopia en Bartolomeo della Rocca, también
conocido como Cocles (Physognomiae ac Chyromantiae Compendium, 1504), obra prohibida
por la Inquisición junto a la de Johann Rosenbach von Hagen (Introductiones apotelesmaticae
in chyromantiam, physiognomiam, astrologiam naturalem, complexiones hominum naturas
planetarum, 1522). Escribieron también sobre la materia Honorato Nicquet (Physiognomia
humana, 1648), el cura Jean Belot (Instruction familière et très facile pour apprendre les
sciences de chiromancie et physiognomie, 1619), Filippo Finella (De planetaria naturali
Phisomonia, 1649), Marin Cureau de la Chambre(L'art de connoitre les hommes, 1660), Le
Sieur de Peruchio (La Chiromance, la Physionomie et la Geomance, 1663) etcétera. La
contribución hispana fue la del sacerdote aragonés Esteban de Pujasol, El Sol solo y para
todos sol, de la filosofía sagaz y anatomía de ingenios (1637).5

Fisiognomía moderna[editar]
Johann Caspar Lavater

El pintor Charles Le Brun (1619-1690) utilizó la fisiognomía en su leidísimo Méthode pour


apprendre à dessiner les passions (1698) comparando en sus ilustraciones las expresiones
humanas con las animales. En el siglo XVIII, el principal promotor de la fisiognomía fue el
pastor suizo Johann Caspar Lavater (1741-1801), quien fuera por un corto período amigo
de Goethe. Sus influyentes ensayos sobre la materia fueron publicados en alemán en el
año 1772 y gozaron de gran popularidad, siendo traducidos al francés y al inglés. Las
principales fuentes de las cuales Lavater pretende extraer la “confirmación” de sus ideas son
los escritos del italiano Giambattista della Porta (1535-1615) y del médico y filósofo inglés Sir
Thomas Browne (1605-1682), cuya Religio Medici fue leída y alabada por Lavater. En esta
obra Browne plantea la posibilidad de discernir cualidades internas a partir de la apariencia del
rostro:
Existe ciertamente una Fisionomía (...) pues hay ciertos caracteres en nuestros rostros
que llevan en ellos el lema de nuestras almas, en los cuales incluso un analfabeto
puede leer nuestras naturalezas (T. Browne, Religio Medici, parte 2:2)
Browne poseía varios escritos del italiano Giambattista della Porta, incluyendo su De la
Fisionomía Celestial, en el cual postulaba que aquello que influye al mismo tiempo el
carácter y la apariencia facial del hombre no son las estrellas, sino el temperamento. En
su libro De humana physiognomia (1586), Porta utilizaba grabados de animales para
ilustrar diferentes características humanas. En sus trabajos sostiene la creencia en la
“doctrina de las marcas (signatures)”; es decir, la creencia de que las estructuras físicas
encontradas en la naturaleza, como las raíces, tallos y flores, son claves indicativas o
“marcas” de su potencial en la medicina.
La popularidad de la fisiognomía creció a partir del siglo XVIII, hasta todo el siglo XIX. En
el ámbito de las ciencias biológicas y médicas, la fisiognomía fue defendida por Charles
Bell en su Ensayo sobre la anatomía de la expresión (1806), por Burgess en La fisiología
del rubor (1839) y por Michel Duchene en su Mecanismos de la fisiognomía
humana (1862), obras que ejercieron gran influencia en Charles Darwin, quien la defendió
en La expresión de las emociones en los animales y en el hombre (1872), donde también
se hacía eco de tesis defendidas por Herbert Spencer intentando hacer una explicación
evolutiva de los rasgos faciales y de la función de ciertos mecanismos musculares;
sostenía que existen grupos de músculos asociados a emociones, actividades y estados
de humor cuyo uso modifica los rasgos de la cara dando lugar a expresiones
generalizadas de temor, de angustia, de satisfacción, de asombro, etc. que pueden
ofrecer algunos indicios sobre el carácter.
Todo esto influyó en las habilidades descriptivas de muchos novelistas del realismo y
del naturalismo, principalmente Balzac, y a retratistas, como Joseph Ducreux; mientras
que la 'conexión Norwich' con la fisiognomía se desarrolló en los escritos de Amelia Opie y
del viajero y lingüista George Borrow; también en los escritos de otros autores ingleses del
siglo XIX, mayormente en los pasajes en que se describen personajes, su carácter y su
apariencia, en novelas de Charles Dickens, el naturalista Thomas Hardy y Charlotte
Brontë. En la literatura estadounidense del mismo siglo, la fisionomía aparece en los
cuentos de Edgar Allan Poe.
La Frenología ha sido relacionada asimismo con la fisiognomía. Creada alrededor del
año 1800 por el médico alemán Franz Joseph Gall y Johann Spurzheim, gozó de amplia
popularidad durante el siglo XIX en Europa y los Estados Unidos. Sin embargo, la
frenología examina rasgos de la forma de la cabeza, bajo el supuesto racional de que el
desarrollo desigual de las partes del cerebro interviene a la vez en el carácter y en la
forma del cráneo; las diversas formas de la fisiognomía carecen de justificaciones de la
correlación, o son fantasiosas, como en la morfopsicología del psiquiatra francés Louis
Corman, que recuperó una versión metafórica de la teoría de la dilatación-retracción, de
por sí muy discutible, que el gastroenterólogo Claude Sigaud desarrolló hacia 1900 para
justificar una clasificación de biotipos corporales.
Igualmente puede relacionarse con la fisiognomía la Antropología criminal de Cesare
Lombroso, que consiguió una efímera influencia a fines del siglo XIX y se relacionó con el
auge del racismo a principios del siglo XX.
En estas formas, la categorización de tipos faciales y corporales continúa existiendo en la
psicología popular moderna. Por ejemplo, la teoría de los tipos de personalidad utiliza
fisiognomía en su descripción de los diferentes tipos de personalidad. Otros temas
pseudocientíficos como la Programación neurolingüística, por ejemplo, hacen referencias
a tipos corporales y movimientos oculares, en combinación con estilos lingüísticos, para
categorizar las estrategias mentales o manera de pensar de los individuos.

Fisiognomía contemporánea[editar]
En el siglo XX la fisiognomía ha sido prácticamente absorbida por la caracterología, por
ejemplo, en las obras de Gaston Berger, René Le Senne y especialmente Ernst
Kretschmer o Willian Herbert Sheldon. En los siglos XX y XXI se han establecido
correlaciones entre el cociente intelectual y el volumen craneal, aunque esta teoría es
rechazada actualmente dentro del ámbito científico. Más visos de verdad plantea la
relación del nivel de testosterona (asociado con la agresividad) con características tales
como la longitud de los dedos de las manos y mandíbula prominente (recta) y el influjo de
otras hormonas en la configuración física y psíquica.

Bibliografía[editar]
 Julio Caro Baroja, Historia de la fisiognómica: el rostro y el carácter. Madrid: Ediciones
AKAL, 1988.
 María Belén Altuna Lisazo, Una historia moral del rostro, Valencia: Pre-Textos, 2010.
 María Belén Altuna Lisazo, “Historia de la Fisiognomía. Interrogantes éticos y
antropológicos de una pseudociencia”, en Historia, Antropología y Fuentes orales, nº
40, 2008.

Disciplinas relacionadas[editar]
 Antropometría
 Caracteriología
 Frenología
 Metoposcopia
 Morfopsicología
 Personología
 Somatotipo

Referencias[editar]
1. Volver arriba↑ Una variante de la metoposcopia es la metoscopia, arte de adivinar el
carácter e incluso el futuro mediante la posición y tamaño de los lunares en la cara y en el
resto del cuerpo.
2. Volver arriba↑ "La fisiognómica en el mundo antiguo", en Jornadas sobre la antiguedad de
Gipuzkoakultura.net, 24 de diciembre de
2016: http://antiqua.gipuzkoakultura.net/fisiognomica.php
3. Volver arriba↑ "Fisiognomía o Fisiognómica", en Enciclopaedia
Herder https://encyclopaedia.herdereditorial.com/wiki/Fisiognom%C3%ADa_o_fisiogn%C3
%B3mica
4. Volver arriba↑ Patricia Castiñeyra Fernández, "La fisiognomía de la mujer medieval a
través del tratado De liber phisiognomiae de Miguel Escoto", en VII Congreso Virtual sobre
Historia de las Mujeres. (Del 15 al 31 de octubre de
2015): http://www.revistacodice.es/publi_virtuales/vii_congreso_mujeres/comunicaciones/7
_CASTINEYRAFERNANDEZ.pdf
5. Volver arriba↑ Paula Val Naval, "La tradición fisiognómica en la obra de Juan Fernández
de Heredia", en Alazet, 14 (2002), pp. 395-
405: https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/832526.pdf

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