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EL PERIODISTA DE PARTÍCULAS
ONCE ENTREVISTAS SOBRE LA IMAGINACIÓN FÍSICA

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Esta obra está bajo una licencia libre
Creative Commons Reconocimiento-CompartirIgual 4.0 Internacional

Textos:
Don Lincoln, Jeff Forshaw, Thad Roberts, Jim Al-Khalili, Joe McMadden, Thomas Levenson,
John Gribbin, Jenann Ismael, Martin Bojowald, Gavin Hesketh, Richard Muller, Francis Villatoro
y Andrés Lomeña.

Diseño de cubierta y maquetación:


Susana Vida

ISBN: 978-84-697-6834-1

Primera edición: Diciembre de 2017

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ÍNDICE
Prólogo página 9

Don Lincoln página 13


Jeff Forshaw página 19
Thad Roberts página 23
Jim Al-Khalili y Joe McMadden página 29
Thomas Levenson página 33
John Gribbin página 37
Jenann Ismael página 39
Martin Bojowald página 45
Gavin Hesketh página 49
Richard A. Muller página 57
Francis Villatoro página 61

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PRÓLOGO

El periodismo es una buena profesión si se deja a tiempo y también un empleo idóneo para
el intrusismo laboral: cualquier divulgador científico, literato o melómano puede disputarles
el espacio mediático a los periodistas culturales. Yo abandoné el oficio de forma muy
prematura y me interesé por la cultura tecnológica, lo que desembocó tardíamente en mi
primer libro de entrevistas: Crónicas del ciberespacio. Asimismo, el interés creciente por el
debate en torno a los derechos animales cuajó en un proyecto más modesto que contenía
seis entrevistas: Alienación animal. En este sentido, El periodista de partículas se podría
leer como el final de una trilogía (o el penúltimo libro de una tetralogía, si encuentro otro
tema de interés) de entrevistas que nunca terminaron de encajar en los medios con los que
he colaborado; eran textos demasiado académicos para los periódicos locales, imprecisos
y poco objetivos para las revistas académicas, así como aburridos o desconcertantes para
ciertos periódicos digitales.

Esta falta de adecuación nunca fue motivo de frustración, sino más bien de celebración de
la libertad entre entrevistador y entrevistado. Después de todo, no estoy nada convencido
de que las once entrevistas que he recopilado sobre física tengan verdadero interés público.
Me gustaría pensar, en consonancia con el filósofo estadounidense Richard Rorty, que se
puede mantener una pasión genuina por Trostki y por las orquídeas silvestres, o lo que es lo
mismo, que se puede llegar a salvaguardar, sin necesidad de cinismo, el interés público sin
menoscabo del interés privado. En otras palabras, mi curiosidad científica es una forma de
amueblamiento existencial, una experiencia privada, mientras que la relación que guardan

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mis inquietudes cosmológicas con el ámbito humanístico sirven a un propósito general
en la medida en que el reordenamiento de nuestra imaginación física debería impulsar un
acercamiento entre ciencias y letras.

Esta dicotomía entre lo humanístico y lo científico, señalada en el siglo pasado por C.P.
Snow, sigue sin superarse, a pesar de que los físicos aprovechan cualquier entrevista para
ensalzar a las humanidades en general y a la filosofía en particular. El físico italiano Carlo
Rovelli, como muchos otros, se retrotrae a la Antigua Grecia para hablar de física en su
libro La realidad no es lo que parece. Quienes diseñan modelos cosmológicos o se atreven a
plantear teorías de gran unificación saben, siguiendo a Aristóteles, que detrás de la física
siempre se esconde una metafísica, es decir, que la complejidad del universo requiere un
despliegue de la imaginación física y una lógica descriptiva que va más allá de las pruebas
experimentales. La física teórica no es un universo matemático cerrado o autocontenido,
sino una heurística que admite diversos universos y multiversos, como explican John D.
Barrow en El libro de los universos o Alex Vilenkin en Muchos mundos en uno.

Aunque las entrevistas abordan cuestiones tan diferentes como los agujeros negros, la
física cuántica o lo que pudo suceder antes del Big Bang, la mayoría contienen preguntas
acerca de las partículas elementales. Uno de mis profesores de matemáticas de Secundaria
me contó, cuando todavía no se sabía nada de la energía oscura ni estábamos familiarizados
con el bosón de Higgs, que el átomo era una partícula divisible y que había una estructura
aún más pequeña conocida como quark. Aquella epifanía me produjo una fascinación que
ha perdurado hasta la actualidad. En 2017, el biólogo Tyler Volk ha propuesto doce niveles
emergentes con los que busca dilucidar la gran secuencia de la vida. De mayor a menor, estos
serían: los estados, las agrupaciones agrícolas, los grupos tribales, los grupos sociales
animales, los organismos multicelulares, las células eucariotas, las células procariotas, las
moléculas, los átomos, los núcleos atómicos, los nucleones y los cuantos elementales. Al
margen de que la clasificación sea antropocéntrica y muy discutible, mi mayor satisfacción

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siempre ha sido la de desbaratar un sistema de clasificación como consecuencia de algún
hallazgo, de ahí que pregunte a los físicos si podría existir una estructura más allá de los
quarks, un nivel trece de emergencia.

En cualquier caso, las entrevistas son parte de una misión exploratoria (como la sonda
Cassini, aunque mi odisea ha durado menos de veinte años) sobre las condiciones de
posibilidad de la física actual: ¿Qué son las dimensiones ocultas? ¿Hay universos paralelos?
¿Se puede superar la velocidad de la luz? La literatura, sobre todo el género de ciencia-
ficción, ha respondido a estas cuestiones sin que reparemos en los aciertos y errores de
sus universos imaginarios, más allá de que la crítica divide la ciencia-ficción dura (apegada
a los datos, verosímil, árida) de la blanda (ligera, despreocupada de los asuntos científicos).
Como ya había hurgado en la imaginación criptográfica (la literatura entendida como un
código que puede descifrarse), en la imaginación culinaria (la representación de la comida
en la literatura) y hasta en la imaginación posthumana (una literatura dedicada a mundos
no humanos), faltaba la imaginación física: la representación de las leyes de la física y de los
paradigmas científicos en la literatura. Como no encontré ningún estudio literario al respecto,
me dirigí directamente a los científicos para que hablaran de sus propias especulaciones
antes de que los sociólogos y otros críticos plasmaran todo tipo de elucubraciones.

El periodista de partículas es el único paraíso perdido que puede permitirse un espíritu
laico como el mío, el bálsamo de las ciencias que nunca estudié formalmente. Aunque los
amantes de la sabiduría ganaron la guerra por la verdad, no es menos cierta la advertencia
de Platón, a saber, que los poetas podrían arrebatarles la batalla crucial por la conquista de
la belleza. Mi respeto por la ficción, por tanto, no se diferencia del que siento por la ciencia.
Así, estas entrevistas debían ser el germen de un guion cinematográfico en el que la física
era muy distinta de la que conocemos. Esa historia sigue sin existir, pero el trabajo recabado
en estas páginas tiene interés propio y no hay necesidad de buscar un relato que sintetice
las aportaciones de los entrevistados. En definitiva, lo que van a leer no es periodismo de

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precisión y carece de la calidad y la sistematicidad necesarias para que se pueda considerar
divulgación científica. A cambio, se da un espaldarazo a la ciencia cuando se abandona una
visión reduccionista de la misma y se intuye un elogio del atomismo de Epicuro en nuestra
era secular; no leerán nada sobre eminentes filósofos de la ciencia como Popper, Kuhn,
Feyerabend, Lakatos o Latour, pero ellos constituyen la materia oscura de este trabajo.
La materia ordinaria ya se ha expuesto: los entrevistados son mi Trostki (una verdad no
dogmática requiere un esfuerzo colectivo) y los quarks (o las cuerdas y los preones, si
buscamos los límites de la imaginación física) serían mis orquídeas silvestres.

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DON LINCOLN

ENTREVISTA CON
Investigador del Fermilab y divulgador
científico. Ha publicado libros como
Alien universe y ha formado parte del
equipo que descubrió el quark cima.

ANDRÉS LOMEÑA: Es lamentable que aún no podamos disfrutar de sus libros en castellano. ¿Qué
obra le gustaría ver en nuestras estanterías?
DON LINCOLN: Me gustaría ver The Large Hadron Collider en español. La comunidad hispánica,
tanto la de la península ibérica como la latinoamericana, contribuye enormemente al
programa de investigación del LHC. Estaría bien poder contar a esa comunidad su historia.

A.L.: Hay doce partículas elementales (seis quarks y seis leptones), pero además podemos
encontrar más de doscientos mesones y bariones. ¿Cuántos tipos de partículas podemos
esperar?
D.L.: En principio podría haber miles. Los mesones y los bariones están hechos de quarks. El
quark top es tan inestable que no puede ser un componente de una partícula compuesta. Eso
nos deja cinco quarks relevantes. Los mesones están hechos de un quark y un antiquark, así
que habría unos 25 tipos de mesones (cinco tipos de quarks y cinco tipos de antiquarks).
Los bariones consisten en tres quarks. Así que si tomamos todos los tipos de quarks, podría

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haber 125 tipos de bariones (5x5x5). Sin embargo, estas sólo son las configuraciones
más estables de quarks. Si estos pudieran orbitar dentro de los mesones y los bariones,
se formarían partículas más pesadas. En resumen, una cantidad creciente de movimiento
dentro de los mesones y los bariones podría dar lugar a un número ilimitados de partículas.
No obstante, esto nos desvía de lo esencial. A finales de los años cincuenta, los
científicos estaban construyendo el equivalente de las tablas periódicas para los mesones
y los bariones. Con la invención del modelo de quarks todo ese glorioso caos empezó a tener
sentido. La complejidad no es tan interesante como las ideas subyacentes y simplificadoras.
Un ejemplo más familiar: los átomos están hechos de protones, neutrones y
electrones. Hay alrededor de 118 elementos descubiertos, más muchos isótopos (elementos
con un número variable de neutrones). El hecho de que haya tantas configuraciones de tres
componentes fundamentales en los átomos nos dice algo acerca de las fuerzas que los
mantienen unidos, pero no nos dice demasiado sobre las leyes más básicas que gobiernan
el universo.

A.L.: En su artículo La vida interior de los quarks sugiere que las partículas portadoras de
fuerzas también podrían tener generaciones. Tenemos cinco bosones, de momento. ¿Qué será lo
siguiente? ¿El descubrimiento del gravitón?
D.L.: En ese artículo para Scientific American describo la idea de que los quarks, los leptones
y las partículas portadoras de fuerzas están hechas de ladrillos aún más pequeños, algunas
veces llamados preones. Es muy importante tener claro que no sabemos si esta idea es
cierta, así que tus lectores no deberían creérsela. Sin embargo, si es verdadera (una conjetura
que sólo puede demostrarse mediante la experimentación), debería haber bosones más
pesados. Mis colegas y yo estamos buscando compañeros más pesados para los bosones W
y Z (bosones con nombres faltos de imaginación: W´ y Z´). A pesar de nuestros esfuerzos,
no hay evidencia de la existencia de esas partículas especulativas.
El gravitón es la partícula hipotética que causa la gravedad. No se ha descubierto
aún y es improbable que la encontremos. La razón es que la gravedad es increíblemente

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débil comparada con otras fuerzas. La única razón de que la gravedad parezca tan fuerte
es que puede combinar los efectos gravitacionales de las partículas de un planeta entero.
La fuerza gravitacional entre pares de partículas subatómicas es de alrededor de 10-40
veces la fuerza electromagnética. Dada esa gran disparidad, estudiar la gravedad en el reino
cuántico es muy difícil.
Hay un problema con esta explicación. Existe la posibilidad de que la debilidad
observada de la gravedad sea errónea y que la gravedad en realidad sea tan fuerte como
las otras fuerzas conocidas. La gravedad parece débil porque habría dimensiones extra
en el espacio y los campos gravitacionales se filtrarían en las dimensiones extras. Esto es
simplemente otra idea especulativa no demostrada y nadie debería tomársela en serio. Sin
embargo, el hecho de que no sepamos por qué la gravedad es tan débil nos lleva a explorar
esas ideas.
Si las dimensiones extras existen (y no hay evidencia de que así sea), será posible
ver los gravitones. Esta idea tiene un largo camino por recorrer antes de que nadie empiece
a creérsela.

A.L.: ¿Qué hay de los taquiones? Según leí en un libro de Lisa Randall, son un simple error dentro
de un sistema.
D.L.: Lisa lleva razón. Los taquiones son partículas hipotéticas que superan la velocidad de la
luz y la evidencia empírica de que existan es cero.

A.L.: Usted intenta dar con partículas como los quarks que no sean de tamaño cero. Personalmente,
me cuesta comprender cómo puede haber partículas sin masa y que no se puedan dividir en dos
partes. Por tanto, la intuición me dice que los preones de los que ha hablado deberían existir,
aunque eso tampoco resolvería el problema. ¿Cree de veras en los preones?
D.L.: Soy un entusiasta de la idea de que los quarks y los leptones tengan constituyentes
más pequeños, pero debes saber que esto es simplemente una cuestión intuitiva. Las
mediciones hasta el momento no muestran evidencia de que la estructura de quarks y

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leptones tengan subestructuras y deberíamos haberlas visto si los quarks y los leptones
tuvieran un tamaño mayor que 1/10.000 veces el de un protón. Así que si los preones
existen, los quarks y los leptones deben de tener un tamaño más pequeño que ese.
Es muy importante advertir aquí que el hecho de que mi intuición me diga que es
una buena idea, no significa que me la crea. Un buen científico no cree en lo que piensa hasta
que no consigue confirmar la idea.
A.L.: Los preones y las supercuerdas podrían ser compatibles entre ellas. De este modo, las
vibraciones de las cuerdas podrían crear preones. Me pregunto si la existencia de preones
modifica o cambia otras especulaciones como la supersimetría e incluso la materia oscura.
D.L.: De acuerdo con algunas teorías, los quarks podrían estar hechos de cuerdas. Por otro
lado, los quarks podrían estar hechos de preones que a su vez están hechos de cuerdas. O
los quarks podrían estar hechos de preones, que están hechos de pre-preones, que están
hechos de cuerdas. Puede ser que haya muchos niveles de materia entre los quarks y las
supercuerdas. O puede que la idea completa de las supercuerdas sea simplemente un
sinsentido.
La existencia de preones es independiente de la supersimetría, aunque si las
supercuerdas existen, entonces la supersimetría existe. El “super” de supercuerdas es
una contracción de “cuerdas supersimétricas”. Del mismo modo, los preones (si existen)
no tienen un impacto relevante sobre la materia oscura, excepto si los preones también
constituyen la materia oscura. La especulación de Lisa Randall sobre el papel de la materia
oscura en la extinción de los dinosaurios no debería tomarse muy en serio. Es decir, no
es imposible, pero uno debería poner esa conjetura en la categoría de extremadamente
especulativa.

A.L.: ¿La energía oscura es lo mismo que la energía de vacío? ¿Es posible que la energía oscura
esconda partículas de algún tipo?
D.L: Nadie sabe realmente qué es la energía oscura. Está relacionada con la energía de vacío,
pero esa energía parece ser 10120 veces más grande que la energía oscura. Nadie entiende

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esa discrepancia y las personas están mirando a los cielos para comprender la energía
oscura. Quizás lo descubramos en un par de años, pero es mucho más probable que siga
siendo un misterio durante mucho más tiempo.

A.L.: Muchísimas gracias por sus respuestas.


D.L.: La física moderna es un matrimonio entre teoría y experimentación. La especulación
teórica tiene su lugar y puede ayudar a que cobren sentido algunos fenómenos
aparentemente sin ninguna relación. Pero hay que recordar que la física es una empresa
inherentemente empírica. Los experimentos hechos en el LHC y en el Fermilab sobre la
materia oscura o sobre la energía oscura nos revelarán las leyes que gobiernan el universo.
El camino es largo y llevará décadas, probablemente siglos y quizás milenios antes de que
los secretos del universo puedan ser desvelados. Dado que la meta es muy lejana, la clave
para la felicidad científica es caminar y disfrutar el viaje.

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JEFF FORSHAW

ENTREVISTA CON
Físico de partículas británico, asesor de
la BBC en temas científicos y coautor de
varias obras junto al célebre Brian Cox.

ANDRÉS LOMEÑA: La dilatación del tiempo se produce por la gravedad y por la velocidad. ¿Viven
más las personas que viajan en avión y en tren?
JEFF FORSHAW: Si pasaras toda la vida moviéndote a varios metros por segundo, envejecerías
unas cuantas décimas de microsegundo menos que alguien que nunca se movió. Y si pasaras
toda la vida en la cima de una gran montaña, envejecerías alrededor de un milisegundo
más que alguien que estuvo a nivel del mar. Ambos efectos se tienen en cuenta para los
sistemas GPS, que de lo contrario fallarían al cabo de unas horas, ya que los satélites se
están moviendo muy rápido con una gravedad débil y se necesita una gran precisión para
localizar un punto sobre la superficie en La Tierra con un metro de error.

A.L.: Los atomistas decían que solamente existen los átomos y el vacío. ¿Cree que es así?
J.F.: ¡El vacío no está realmente vacío! Es un caldo hirviendo de partículas que aparecen y
desaparecen como de la nada. Eso es lo que las leyes de la física cuántica dicen y esas leyes
se han probado a una gran precisión, así que son fiables. Los cosmólogos incluso se atreven

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a relacionar ciertos patrones de las galaxias con la fluctuación cuántica del espacio vacío
cuando el universo visible pudo estar contenido en un espacio del tamaño de un balón de
fútbol.

A.L.: Me gusta la historia del descubrimiento del muón y aquella frase que se dijo: “¿Quién ha
pedido esto?” ¿Qué puede decirnos sobre la función de este tipo de partículas?
J.F.: La mayoría de las partículas elementales son inestables. Esto significa que mueren
arbitraria y espontáneamente, convirtiéndose en partículas menos masivas cuando se
desintegran. Las nuevas partículas aparecieron de la nada; no estaban dentro de la partícula
original. Las partículas muón y tau son versiones pesadas del electrón, que sí nos resulta
familiar. Parece que las partículas extra pueden haber sido necesarias para asegurar que el
universo no esté hecho solamente de luz (las partículas de luz sobrepasan a las partículas
de materia ordinaria en torno a mil millones a una, así que la materia de la que están hechas
las estrellas, tú y yo es un residuo realmente pequeño que quedó después del Bing Bang).

A.L.: Cada vez que leo sobre física descubro más nombres de partículas, ya sean reales o sólo
hipotéticas: kaones, axiones, WIMP, curvatones e inflatones. ¿Quién se encarga de ordenar todo
eso?
J.F.: En realidad no hay tantas partículas elementales: 6 quarks, 6 leptones (electrones, taus
y neutrinos), 6 bosones de gauge (incluyendo el gravitón) y la partícula de Higgs. Quizás
haya más. Por ejemplo, pensamos que hay una partícula para la materia oscura (quizás la
partícula WIMP que mencionas, o quizás el axión) y pensamos que hubo una partícula que
dominó el universo justo antes de que el Big Bang empezara (lo que llamamos inflación). Los
kaones o los protones están hechos de quarks.

A.L.: ¿Se puede explicar el espín con una imagen sencilla?


J.F.: El espín es difícil de explicar: no hay ningún ejemplo cotidiano que valga. Lo más cercano
sería imaginar una pequeña pelota giratoria, pero es una imagen imperfecta porque en el

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caso del electrón sería como si tuviera que girar dos veces antes de que volviera a donde
empezará a girar, lo cual suena bastante raro.

A.L.: Sé que los preones son simplemente hipotéticos, pero quería preguntarle por la idea de Don
Lincoln de encontrar una subestructura en los quarks.
J.F.: No tengo ni idea. No hay bases teóricas para encontrar una subestructura en el
quark, pero eso no significa gran cosa. Sería genial si los quarks tuvieran algo dentro que
pudiéramos observar.

A.L.: ¿Veremos pronto algún proyecto nuevo?


J.F.: Queremos escribir un libro en el que los lectores lleguen a apreciar cómo el conocimiento
de la física está garantizado por una serie de pequeños pasos que van desde la simple
observación de la vida cotidiana a la comprensión del nacimiento del cosmos.

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THAD ROBERTS

ENTREVISTA CON
Filósofo de la física y físico de partículas
norteamericano. Este aventurero saltó
a los medios de comunicación gracias
a un libro que narraba su robo de rocas
lunares.

ANDRÉS LOMEÑA: Su teoría del espacio cuántico postula que el vacío sería algo “cuantizado”.
Sugiere que el espacio-tiempo está hecho de partículas discretas que interaccionan. ¿Qué es
exactamente ese “cuanto” y qué estructura tiene ese sustrato primordial?
THAD ROBERTS: Si el vacío es un superfluido [estado físico de la materia caracterizado por
la ausencia total de viscosidad; este fenómeno físico se puede dar a temperaturas cercanas
al cero absoluto], entonces su estructura no es estática, sino que irá cambiando con el
tiempo. Los cambios de estado del espacio (las distorsiones que se propagan a través del
medio, los tipos de distribución de densidad y el modo en que fluye el fluido) dan lugar a las
fuerzas de la naturaleza porque representan fugas respecto a la noción euclídea de espacio.
Por ejemplo, la divergencia en el flujo del vacío (que existe donde hay un flujo hacia dentro o
hacia fuera) sería responsable de los campos eléctricos, los bucles en el vacío (flujo circular)
serían responsables de los campos magnéticos y los gradientes de densidad introducirían
la curvatura del vacío y causarían efectos gravitacionales. Una vez que asumimos que
el sustrato primordial es una colección de cuantos que interactúan elásticamente y se

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comportan colectivamente como un superfluido, las partículas fundamentales de la
materia se vuelven “sonones” [vórtices cuantizados] primarios en ese superfluido (piensa
en vórtices estables o en “anillos de humo”) y están naturalmente restringidos a valores
cuantizados.

A.L.: El espacio-tiempo ya no sería el vacío en el que queda suspendida la materia. Habría un


fondo “superespacial” donde el espacio-tiempo se comporta como un fluido. Así, ese fondo
superespacial sería una especie de nuevo vacío, ¿no es así?
T.R.: Sabemos que para unificar la relatividad con la mecánica cuántica, es decir, para superar
ambas teorías y obtener un conocimiento más profundo de la singularidad de la naturaleza,
tenemos que construir lo que los físicos llaman una teoría con una base independiente.
Entender el vacío como un superfluido captura de forma natural esta condición, pero en
realidad todo es un poco más sofisticado. En lugar de prescindir del vacío real o de aquello
que está a un nivel más allá del vacío, este modelo propone una estructura fractal para el
vacío que disuelve la noción de un fondo definitivo: el vacío estaría compuesto por partes
cuantizadas, y de forma similar, esas partes y el medio en el que están hechas esas partes
también estarían compuestas por partes cuantizadas, y así hasta el infinito.

A.L.: ¿Cuál es el principal problema para visualizar el universo en nuestra mente?


T.R.: La principal dificultad en la comprensión de cualquier paradigma nuevo consiste en
abandonar el antiguo. Es habitual que los conceptos en ciencia resulten complicados si
contradicen lo que nosotros ya creemos sobre el mundo. Explicar conceptos científicos
avanzados tiene que ver menos con enseñar a alguien unas matemáticas complejas que
con animarles a desafiar sus creencias sobre la realidad. Cuando exploramos diferentes
conjeturas sobre el mundo, encontramos que algunas perspectivas contienen efectos que
son paradojas en otros puntos de vista. Así es como reducimos el espacio de posibilidades
y alcanzamos un mejor entendimiento de la naturaleza. Cuanto más nos acercamos a la
naturaleza tal y como es, más elementales se vuelven los conceptos avanzados.

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Mi técnica para enseñar a las mentes curiosas cómo explorar los misterios de la
física es empezar a identificar las suposiciones que tienen los estudiantes. Luego les ayudo
a explorar diferentes conjeturas. Por ejemplo, la mayoría de las personas imagina el espacio
como un campo liso de vacío. Es decir, si les pido que imaginen el universo, pero que eliminen
toda la materia, la luz y todo lo demás que está fuera de ese espacio, aún imaginan algo que
es idéntico en todos los lugares a todas las escalas. Cuando sostenemos esa imagen del
espacio, las cuatro fuerzas, la dualidad onda-partícula, la materia oscura o la energía oscura
son misterios necesariamente desconcertantes. Sin embargo, si nos atrevemos a alterar
esas suposiciones sobre la naturaleza del espacio, nos encontramos con un modelo que nos
da un acceso intuitivo a todos esos efectos. Para cumplir esa tarea, el profesor tiene que
escuchar cuidadosamente a los estudiantes y les permitirá que exploren más allá de los
confines de su visión del mundo.

A.L.: Para comprender la curvatura del espacio-tiempo bastaría con entender los gradientes de
densidad: un agujero negro representaría el límite máximo de densidad en la fase de vacío. ¿Es
correcto decir que en este modelo los agujeros de gusano macroscópicos no existen? ¿Depende
todo de la distribución de los cuantos?
T.R.: La distribución de los cuantos determina el estado de vacío. Este estado evoluciona de
forma determinista de acuerdo con la ecuación de Schrödinger. Eso es todo cuanto hay para
pillar la dinámica. Las distribuciones específicas de los cuantos corresponden a propiedades
que hemos nombrado. Por ejemplo, una región donde los cuantos están todos comprimidos
al máximo sería un agujero negro, mientras que las regiones con vórtices pequeños y
estables serían partículas fundamentales de la materia, y los fonones [cuasipartículas o
modos cuantizados vibratorios] que se propagan por el vacío serían paquetes de luz. Los
agujeros de gusano se definen como las regiones vacías entre puntos distantes del espacio,
rutas de vacío del espacio cuantizado. Esa naturaleza cuantizada del vacío garantiza la
aparición de esos agujeros de gusano en escalas microscópicas, pero también ofrece la
posibilidad de agujeros de gusano más grandes que son asintóticamente más pequeños

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a medida que ampliamos la escala. En resumen, todo depende de la distribución de los
cuantos, una vez que está fijada y determinada la dinámica.

A.L.: ¿Hay alguna filosofía o ética más allá de sus explicaciones sobre física?
T.R.: Filosóficamente defiendo el realismo científico, ya que como científico (y como individuo
que aspira a mejorar su propia condición humana) me siento atraído por los objetivos
metafísicos más ambiciosos. Por razones similares, en el ámbito de la moral defiendo una
ética del cuidado porque tiene para sí misma un propósito mucho más elevado que algunas
tradiciones históricamente cortas de miras, como las éticas de la justicia.

A.L.: Garrett Lisi ha elogiado su libro y él ha intentado desarrollar una teoría geométrica del todo.
¿Son compatibles sus teorías?
T.R.: Mi objetivo es la gran unificación, mientras que Garrett está explorando simetrías
que apuntan hacia una unificación geométrica de las partículas fundamentales de la
materia. Tenemos una aspiración común: obtener una explicación geométrica de las leyes
y la estructura observada en la naturaleza. En mi opinión, Garrett es exactamente el tipo
de persona que la ciencia necesita. Mantiene un equilibrio saludable en su vida (amor,
aventura, amistad), lo que le ayuda a expandir su empatía y le empuja constantemente a
nuevos desafíos. Su ciencia se beneficia de todo esto.

A.L.: ¿Hay alguna cualidad que ayude a tener éxito como físico?
T.R.: Un científico con éxito es casi el opuesto conceptual de un hombre de negocios o
de un político con éxito. Los empresarios y políticos alcanzan el éxito alineándose con el
paradigma actual y lo defienden. Por el contrario, los científicos que han sido verdaderamente
significativos para la historia tienden a socavar audazmente el paradigma de su tiempo,
iniciando una transformación que ofrece un entendimiento del mundo más completo. Es
una aventura realmente arriesgada, sobre todo cuando se comprueba que la mayoría de las
nuevas ideas están equivocadas; no obstante, solo existe una oportunidad de acercarnos a

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la verdad cuando tenemos el coraje de explorar esas ideas.
Los científicos de éxito transitan un sendero muy angosto. La ortodoxia siempre
desdeña y ridiculiza las nuevas ideas, como pasó con la intuición de Benoît Mandelbrot
de que hay sistemas en la naturaleza que están modelados como fractales, hasta que se
vieron forzados a aceptarla. Mientras tanto, los verdaderos científicos son aventureros que
defienden el derecho a que avance el pensamiento humano. Ser un científico de éxito requiere
que no permitamos que los chismorreos se conviertan en el árbitro de la verdad. Creemos
profundamente en la curiosidad y en la creatividad que anida en nuestro interior y seguimos
avanzando hacia una perspectiva mejor. Esto también significa que permanecemos abiertos
a la posibilidad de que cualquier idea nueva que exploramos sea incorrecta, pero nunca
dejamos que eso obstaculice nuestro camino. La ciencia es el viaje de la intuición humana
y requiere que lo arriesguemos todo para tener la oportunidad de expandir lo que significa
ser humano.

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JIM AL-KHALILI Y

ENTREVISTA CON
JOHNJOE MCFADDEN
Un físico teórico y un profesor de genética
molecular unieron sus esfuerzos para
desarrollar el ámbito de la biología
cuántica.

A.L.: Su libro Life on the Edge: The Coming of Age of Quantum Biology es muy interesante y
verdaderamente exigente. ¿Cómo llegaron a interesarse por un tema tan inexplorado como la
biología cuántica? En 2012 celebraron un encuentro en la Universidad de Surrey.
JIM AL-KHALILI: Nuestro interés en este campo es bastante anterior a las jornadas en Surrey,
y más aún para Johnjoe que para mí. JJ vino al departamento de física a dar un seminario
sobre una idea que tenía acerca de un posible vínculo entre la mecánica cuántica y un cierto
tipo de mutación en las bacterias. Eso fue en 1997. Me intrigó mucho y empezamos a
compartir ideas. Desde entonces hemos seguido teniendo conversaciones informales sobre
la materia. De hecho, publicamos un artículo sobre aquella idea en 1999, pero solamente
empezamos a tomárnosla en serio hace cinco años, cuando el resto del mundo comenzó a
mostrar interés.
JOHNJOE MCFADDEN: Lo único que añadiría es que, después de nuestro artículo de 1999,
empecé a estar convencido de que la mecánica cuántica era fundamental para la biología, de
manera que escribí el libro Quantum Evolution, publicado en el año 2000.

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A.L.: Parece que en muchas reacciones enzimáticas se podría dar el fenómeno del tunelado
cuántico. Además, la fotosíntesis y algunos comportamientos animales podrían estar
relacionados con algunos aspectos muy específicos de la física cuántica. ¿Todo esto es una
simple cuestión teórica o hay alguna aplicación en el horizonte?
J.AL-K.: Por el momento, resulta maravilloso pensar que La Vida ha encontrado una forma
de utilizar la extrañeza del mundo cuántico en su propio beneficio. Estamos en la fase de
investigación básica. Encontrar aplicaciones no es tan interesante porque ahora mismo
solamente queremos saber más, pero quién sabe en el futuro: puede ser que podamos imitar
los trucos del mundo natural, ya sea consiguiendo energía solar mediante la fotosíntesis o
sintiendo los campos magnéticos de la tierra. Aún queda para eso.
J.MCF.: Los tecnólogos cuánticos están intentando aprender de la biología para desarrollar
dispositivos cuánticos (como los ordenadores cuánticos) que funcionen a temperatura
ambiente.

A.L.: No saben si el tunelado cuántico está implicado en el olfato, pero se antoja como la única
explicación para describir cómo las proteínas detectan vibraciones en las moléculas del olor.
¿Hay algún otro sentido en el que pueda estar implicada la física cuántica?
J.AL-K.: Dejaré esta pregunta a JJ.
J.MCF.: Sospecho que la vista podría ser intrínsecamente cuántica, ya que la recepción
primaria es la captura de un fotón de luz.

A.L.: ¿Cómo se las apaña la vida para usar el comportamiento cuántico y mantener a raya la
decoherencia? ¿Por qué la vida necesitaría la física cuántica?
J.AL-K.: Aún no hay una respuesta a la primera pregunta y es, de hecho, un área muy activa
de investigación. Parece que el ruido ambiental encontrado dentro de los sistemas vivos
actúa para mantener la coherencia cuántica y no para destruirla. El grupo de investigación
alemán de la universidad de Ulm liderado por Martin Plenio está trabajando en esta
dirección. La respuesta a la segunda pregunta es sencilla: la física cuántica no es distinta de

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cualquier otra área de la física o la química. La vida siempre intenta obtener alguna ventaja:
ser más eficiente, ser más efectiva utilizando las leyes de la naturaleza. Eso es lo que nos
ha enseñado la evolución darwinista a través de la selección natural. Si un proceso puede
hacerse de forma más eficiente usando los trucos del mundo cuántico, la vida se encargará
de ello.
J.MCF.: Claro. Para mí tampoco es nada sorprendente.

A.L.: No parecen tomarse las ideas sobre la conciencia de Penrose y Hameroff demasiado en serio.
Hameroff llega a decir que el alma podría sobrevivir en el mundo cuántico...
J.AL-K.: Creo que los puntos de vista de Hameroff sobre el origen cuántico de la conciencia y
otras ideas tan exóticas como pseudocientíficas son el motivo por el que nos distanciamos
de ellas. Espero que quede bien claro por qué pensamos que su teoría de los microtúbulos es
errónea y en diversas ocasiones advertimos contra la mecánica cuántica como una excusa
para absurdas ideas de corte new age. Ninguno de nosotros es religioso, así que no tenemos
la necesidad de explicar cosas como el alma.
J.MCF.: Estoy con Jim. La conciencia sigue siendo un misterio para la ciencia, pero la teoría de
los microtúbulos no ayuda a explicarla. Creo que el campo electromagnético del cerebro es
probablemente el lugar donde se da la conciencia, pero no precisa de la mecánica cuántica
para funcionar.

A.L.: ¿Cuáles son los desafíos actuales de la biología cuántica?


J.AL-K.: Creo que el desafío principal es hallar formas de probar algunas de las teorías
en experimentos de laboratorio. Las técnicas espectroscópicas están volviéndose muy
sofisticadas, pero aún resulta increíblemente complicado estudiar fenómenos específicos
en los sistemas vivos y separarlos de los miles de procesos bioquímicos que tienen lugar al
mismo tiempo. Puede que encontremos otros mecanismos que descansan sobre la mecánica
cuántica. El mayor desafío tiene que ver con comprender cómo la vida puede mantener la
coherencia cuántica durante escalas de tiempo biológicas.

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J.MCF.: Creo que la mecánica cuántica contiene la clave de la vida, pero esto solamente se
probará cuando la biología sintética incorpore la biología cuántica para, quizás, construir
vida sintética real a partir de la materia inanimada.
A.L.: ¿Esperan dar con algo completamente inesperado?
J.AL-K.: Eso sería especular demasiado. Nuestro campo de estudio ya se ve con demasiada
incredulidad en ciertos lugares, así que lo que debemos hacer es centrarnos en la
comprobación experimental de nuestras ideas.
J.MCF.: Sí, tal y como dice Jim, en este momento plantear hipótesis exóticas en física sería
bastante perjudicial para nosotros.

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THOMAS LEVENSON

ENTREVISTA CON
Profesor del MIT y autor de En busca de
Vulcano, la historia olvidada sobre Isaac
Newton, Albert Einstein y la búsqueda
de un planeta que nunca existió.

A.L.: ¿Por qué la historia de Vulcano es tan poco conocida?


T.L.: Creo que la breve y extraña vida del planeta Vulcano apenas se recuerda porque acabó
de forma fulminante a manos de uno de los iconos de la ciencia del siglo XX. El triunfo de
la teoría general de la relatividad fue tan rápido, completo y tan carismáticamente extraño
que buena parte de su prehistoria desapareció. Con carismáticamente extraño me refiero a
cómo los conceptos de la relatividad general penetraron en el imaginario colectivo: la “cuarta
dimensión”, el “espacio curvado” o la “dilatación temporal”, por no mencionar la idea de que
el espacio-tiempo tiene una forma concreta. Con un lenguaje tan grandilocuente, impreciso
y evocador puede ser difícil conservar los detalles cruciales de un descubrimiento.

A.L.: Urbain Le Verrier contribuyó al descubrimiento de Neptuno, pero cometió un error garrafal
al creer que el inexistente planeta Vulcano estaba entre el Sol y Mercurio. ¿No teme que ahora
solamente se le recuerde por sus errores?
T.L.: Quiero enfatizar que la mayoría de lo que hizo Le Verrier sobre el problema de Mercurio

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no estaba del todo equivocado. El tambaleo que identificó en la órbita de Mercurio es real.
Sus cálculos fueron obra de un verdadero virtuoso. La hipótesis que planteó para explicar la
trayectoria de Mercurio tenía sentido, dado el conocimiento del que disponía. Y decirle a las
personas que buscaran una masa cuya gravedad pudiera afectar a la trayectoria de Mercurio
era un paso lógico. Su único error fue estar demasiado dispuesto a aceptar los anuncios
sobre el descubrimiento de Vulcano (que al final fueron inequívocamente erróneos). En
cuanto a su reputación, Le Verrier aparece en los libros como el descubridor de Neptuno
y tiene un catálogo impresionante de logros científicos. No creo que su prestigio esté en
peligro.

A.L.: El astrónomo inglés John Flamsteed conocía el planeta Urano, aunque pensó que era una
estrella y la catalogó como “34 Tauri”. Finalmente, William Herschel hizo el descubrimiento
oficial del planeta. ¿Qué importancia tiene la historia en nuestra comprensión de la ciencia?
T.L.: La historia sirve a la ciencia (y a los científicos) de dos formas. La primera consiste
en revelar reliquias de datos históricos que se han perdido o malinterpretado. Por ejemplo,
el argumento de Halley de que el cometa de 1680 era un visitante recurrente de las
inmediaciones de La Tierra impulsó el análisis de los registros históricos de anteriores
observaciones de cometas. Sin embargo, el rol más importante de la historia como medio
para integrar el conocimiento científico en una visión más amplia de la cultura humana es
explicar el desarrollo de las preguntas científicas y las posibles líneas de investigación. He
intentado examinar cómo han evolucionado las preguntas sobre los patrones reconocibles
que organizan el universo. Esa evolución muestra algo de la naturaleza humana a través de
una mirada atenta sobre lo que implica cambiar nuestras ideas más arraigadas acerca de las
grandes preguntas.

A.L.: ¿Sabe si hay otros casos parecidos al de Vulcano? Estoy pensando en Plutón.
T.L.: Plutón es un regalo del cielo por obligarnos a reconocer que el sistema solar acoge
un bestiario de objetos mucho más rico del que admitíamos hace solo unos años y por el

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comportamiento extraordinario de su sistema de satélites; se podría escribir todo un libro
sobre las expectativas continuamente frustradas y el asombro que provoca este “planeta”.
Creo que persisten muchos vacíos en la cosmología y en el resto de la ciencia. Es cada
vez más complicado saber si somos propensos a malinterpretar de forma persistente las
mediciones o ciertas observaciones anómalas. Si fuera jugador, apostaría a que nuestras
ideas sobre el cerebro y la forma en que se produce el fenómeno que llamamos conciencia
necesitan una profunda reconsideración. Cuando la hagamos, nos asombrará el tiempo que
nos llevó ver con nitidez lo que llevábamos observando durante mucho tiempo. En todo caso,
esa es solamente una suposición.

A.L.: ¿A qué dedica su tiempo después de haber desempolvado la historia de Vulcano?


T.L.: Estoy trabajando en el proyecto que mi editor esperaba que escribiera cuando les
presenté En busca de Vulcano. Se titula provisionalmente Dinero a cambio de nada.
Vuelvo a mi escenario favorito, finales del siglo XVII y principios del XVIII, a la edad de la
revolución científica y de su compañera, la revolución financiera británica. Estoy usando
un acontecimiento señalado, la burbuja de los mares del Sur, la cual produjo el llamado
crack de 1720, como una forma de acercarme a la visión del mundo científico, ya que
esta circunstancia fue capaz de transformar profundamente la experiencia humana, lo
que incluía una revisión radical de nuestra idea de dinero. Es una historia sobre grandes
ambiciones, comportamientos criminales e inmensos beneficios y pérdidas en cuestión de
meses, es decir, sobre el nacimiento del capitalismo financiero moderno. Me encanta esta
investigación.

A.L.: Le agradezco su exquisita curiosidad científica.


T.L.: Gracias a ti por mostrar interés en lo que fue para mí la historia perfecta. El planeta
Vulcano nunca existió, pero eso no significa que no importara, o que no pueda decirnos algo
relevante sobre los esfuerzos y fracasos humanos. Solo algunas veces triunfamos más allá
de toda esperanza en la búsqueda de sentido del universo que habitamos.

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JOHN GRIBBIN

ENTREVISTA CON
Astrofísico y divulgador científico, autor
de En busca del multiverso y de una
biografía sobre la revolución cuántica
de Erwin Schrödinger.

ANDRÉS LOMEÑA: Hay una larga lista de universos posibles, desde los modelos de Friedmann-
Lemaître hasta los universos isla de Kant, pasando por Thomas Wright, Einstein, Lord Kelvin o
Gödel y su idea de los viajes en el tiempo. ¿Qué modelo de universo considera más plausible? Yo
desconfío de los muchos mundos de Hugh Everett.
JOHN GRIBBIN: No estoy a favor de la versión de Everett porque implica “duplicación”. Prefiero
la versión de Schrödinger, que señaló a principios de 1959 que no hay “colapso de la función
de onda” y que todas las versiones de los agentes de la realidad existen. Por ejemplo, en el
famoso experimento mental del gato no hay un único gato que luego se divide en dos (uno
muerto y uno vivo), sino que siempre hay dos universos, en uno de los cuales el gato muere
mientras que en el otro vive. David Deutsch y Julian Barbour son teóricos más modernos con
ideas similares.

A.L.: Hablamos de universos paralelos de forma un tanto confusa. Los llamados universos burbuja
no serían dimensiones ocultas, sino porciones de un macrouniverso. ¿Es así?
J.G.: He discutido las posibles versiones de otros universos en mi libro En busca del multiverso.

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Al igual que tú, no creo que los trozos del universo que están separados de nosotros por
el espacio sean diferentes universos. Creo en las alternativas de la física cuántica como
otros universos reales. De manera más especulativa, la idea del “paisaje cósmico” sostiene
que todas las soluciones posibles a la teoría de cuerdas (la teoría M) existirían en algún
superespacio multidimensional. Esto nos lleva a la idea de la cosmología antrópica, que dice
que vivimos en el tipo de universo que vemos a nuestro alrededor porque las formas de vida
como la nuestra solamente pueden existir en un universo como este.

A.L.: Los universos burbuja podrían tener diferentes leyes físicas. ¿Qué pasaría si colisionan
varios universos?
J.G.: Estos universos burbuja se expanden como las burbujas de una botella de champán
cuando la abres. Si las burbujas colisionan, dejan una marca con forma de anillo en la
radiación cósmica de fondo. Los astrónomos buscan activamente alguna evidencia de ese
efecto.

A.L.: ¿Nos ayuda el descubrimiento de nuevas partículas al entendimiento del universo?


J.G.: Los físicos disfrutan cuando surge algo inesperado. Si el modelo estándar está
equivocado, esto significa más trabajo y más cosas que descubrir. Lo más aburrido es que
se cumplan las predicciones.

A.L.: ¿De qué trata su libro 13.8?


J.G.: 13.8 trata sobre la edad del universo. La clave está en que las estrellas más antiguas
del universo son algo más jóvenes que el propio universo, una evidencia clara de que la
ciencia funciona.

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JENANN ISMAEL

ENTREVISTA CON
Profesora de filosofía en la Universidad
de Arizona y autora del libro How
physics makes us free.

ANDRÉS LOMEÑA: ¿Estaba predestinada esta entrevista a convertirse en una realidad? He


contactado con usted libremente, pero no elegí que su libro apareciera en mi muro de Facebook a
través de la cuenta del físico Sean Carroll. ¿Qué tipo de libertad se da en la física?
JENANN ISMAEL: Depende de lo que quieras decir con “predestinada”. Soy consciente de que
es la típica respuesta de un filósofo. Las personas odian que los filósofos nunca den una
respuesta clara y que analicen inmediatamente el significado de las palabras. Algunas veces
tienen razón al quejarse, pero en este caso, todo depende realmente de los significados.
Hay diferentes significados para predestinación y distintos sentidos de libertad. La física
descarta algunos y permite otros. He empleado cierto esfuerzo en el libro para enfatizar de
qué manera el futuro “no” está predestinado y por qué “somos” libres, incluso en un régimen
determinista. Desde mi perspectiva, si atendemos a las concepciones de autonomía y
libertad que han desarrollado los filósofos que trabajan en asuntos como la responsabilidad
moral y el autogobierno, el determinismo es compatible con todos aquellos conceptos que
deberían preocuparnos.

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Si la física es determinista o no sigue siendo una cuestión abierta, pero como el
determinismo es frecuentemente visto como la fuente principal del riesgo científico a la
libertad humana, el libro se mantiene dentro del campo determinista. La idea es mostrar
qué tipo de libertad es posible dentro de los confines relativamente bien conocidos de la
física clásica.
La libertad positiva que comento en el libro es aquella que permite la aparición
de criaturas que regulan el impacto del medio ambiente en su comportamiento y lo hacen
de acuerdo con las metas que nacen de sus propias elecciones. La libertad presupone
seres que no están marcados pasivamente por el entorno y que recogen información sobre
el curso de su historia; eligen, aprenden y construyen un conjunto de valores, objetivos,
esperanzas y sueños (una concepción de quiénes son y qué quieren) con los materiales
proporcionados por su experiencia, algo similar a cuando un escritor propone una serie de
hechos imaginarios dentro de una historia, o como cuando un escultor transforma la piedra
en una estatua. Este conjunto de información autocreada es la que los seres humanos usan
para llevar a cabo sus decisiones. Este tipo de libertad es enteramente compatible con el
determinismo. Nos da una especie de control sobre quiénes somos o qué elegimos que es
bastante aproximado a lo que el sentido común supone. Este tipo de libertad es el producto
de la sofisticación psicológica. En lugar de cablear las respuestas programadas a ciertos
estímulos, la madre naturaleza proporciona al ser humano una plataforma psicológica que le
permite “construirse un yo”. Hay dos partes importantes en el tipo de libertad que enfatizo:
a) El yo ejercita una especie de papel creativo en su propia formación. b) El yo ejercita
un control crucial sobre el comportamiento. Esto quiere decir que se puede modificar el
estado externo de una persona sin que se logre cambiar su comportamiento, ya que el
comportamiento depende de sus decisiones.
La “voluntad”, tal y como se suele emplear el término, es solamente un elemento
práctico del yo, por así decirlo. Es la facultad mental que toma decisiones y ejerce un control
motor sobre el cuerpo. Defiendo que existe libertad en la voluntad humana, en el sentido
de que hay un control genuino e inalienable sobre lo que decides, aunque también haya

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limitaciones externas para la voluntad. Puedes levantar los brazos, cantar una canción o
hacer la cena si decides hacerlo. También puedes tratar de ser bueno, gentil y simpático
con los demás. No puedes, sin embargo, volar sin más o saltar por encima del Empire State
Building simplemente deseándolo. Nuestros poderes físicos están limitados por las leyes
de la física y estas leyes nos dan control sobre los movimientos voluntarios de nuestros
cuerpos.
Caracterizaría mi forma de entender la libertad como un sentido positivo de
libertad interna sobre nuestras voliciones, combinado con una libertad externa de nuestro
comportamiento, que está controlado por la voluntad.

A.L.: Sartre dijo que estamos condenados a ser libres, Spinoza pensaba que el libre albedrío es
solamente una ilusión y Kant sostuvo que no tenemos pruebas fehacientes de la libertad, pero
tenemos que actuar como si fuéramos libres. ¿Dónde encajaría la física? Diría que en la segunda
opción, pero su libro habla de cómo la física “nos hace” libres. Quizás todo esto no sea más que
un juego de lenguaje.
J.I.: Coincido contigo en que parte de la dificultad radica en la confusión de términos. Palabras
como libertad no aparecen en ninguna parte de la física, así que antes de que veamos si la
física es incompatible con la libertad, tenemos que decir algo sobre lo que significa la libertad.
No creo que tengamos una noción “preteórica” clara y perceptible sobre lo que es la libertad
o el libre albedrío. El común de los mortales tiene una concepción sustancial e intensa sobre
cómo funciona la vida “para él” cuando lleva a cabo sus elecciones. No hay un mandato en
la estructura del mundo que impulse su mano o que le haga decidir de antemano. Él cree
que su yo realiza la elección y eso solamente ocurre “aquí y ahora”. No está nada claro que
esas convicciones preteóricas puedan ser meras ilusiones bajo leyes deterministas. Creo
que parte del desafío consiste en compatibilizar esos dos aspectos, asumiendo que esas
convicciones son acertadas en un contexto determinista. La tarea de reconciliación pasa por
mostrar que nuestras ideas preteóricas pueden ser correctas, aunque requieren un examen
profundo de las relaciones entre las leyes, el tiempo y el orden causal.

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Al decir que la física nos hace libres, quiero expresar varias cosas. Una es que la
física hace que seamos lo que somos. La física nos hace seres humanos y los seres humanos
tienen la capacidad para ejercer el tipo de libertad que he descrito. También quise decir que
nos hace libres en el sentido de que no equivale a ser hojas movidas por el viento, flores
creciendo en el jardín o planetas orbitando alrededor del Sol. El cuerpo humano se mueve,
si lo hace, bajo su propia voluntad. Y eso significa que, nos guste o no, tenemos que tomar
decisiones. Significa que no solo tenemos la capacidad, sino la carga de decidir literalmente
nuestro destino. Eso no evita que haya muchas constricciones a la libertad humana, ya sea
por exigencias sociales, psicológicas o políticas. Hay circunstancias en las que nuestras
decisiones, o la capacidad práctica para ejercerlas, están limitadas por los condicionantes
de nuestras vidas. Dentro de esos límites, decidimos quiénes ser y cómo actuar.
Hay personas que tratan de vivir pasivamente, delegando el control de sus vidas
a las personas o fuerzas de su entorno, pero esa opción es en sí misma una elección libre.

A.L.: ¿Qué opinión le merece la teoría de los mundos posibles? No tienen nada que ver las
hipótesis de David Lewis o las de Hugh Everett, aunque ambas perspectivas sugieren que
podemos imaginar diferentes caminos en nuestras vidas. Daniel Dennett rechazaría las dos
propuestas.
J.I.: Pienso en los mundos posibles de la filosofía como una forma pintoresca de representar
las posibilidades. No creo en el universo de mundos reales cerrados y desconectados entre
sí que describe David Lewis. En esa acepción de mundo posible sería correcto decir que,
en cualquiera de las vidas (o de los mundos separados en compartimentos estancos), los
seres humanos tendrían muchos futuros posibles y no estaría fijado cuál de ellos se hará
realidad, independientemente de su voluntad o de cualquier cosa que tenga lugar antes de
que tomen sus decisiones.
En el multiverso de Everett, los mundos posibles no son universos literalmente
cerrados, sino partes de nuestro universo. Si existen tales cosas es una cuestión empírica

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que se puede separar de los temas que discuto sobre la libertad humana.

A.L.: ¿Cree en la posibilidad del demonio de Laplace, una inteligencia tal que conociera todas las
fuerzas de la naturaleza y así pudiera prever el futuro o conocer el pasado?
J.I.: En mi libro uso un argumento bastante raro y elegante de Michael Scriven. Un demonio
laplaciano que supiera las leyes del mundo y sus condiciones iniciales podría fallar en su
intento de predecir con exactitud el comportamiento de un dispositivo que funcionara de
acuerdo con un mecanismo contrapredictivo, siempre y cuando el demonio tuviera que
revelar su predicción al dispositivo. Tu primer pensamiento puede ser que tales dispositivos
no existen en un escenario determinista, pero en realidad, no solo son compatibles con el
determinismo, sino casi triviales de fabricar.
Esta cuestión es algo desconcertante y no llegué a abordarla del todo, en parte
porque defendía la compatibilidad del determinismo con un orden causal en el que tienes
la libertad de refutar a cualquiera (incluso a una inteligencia laplaciana que sabe todo lo
que podría conocerse) con tan solo rascarte la nariz si te dijeran lo que vas a hacer dentro
de un minuto. La reflexividad es una parte importante de la explicación, en términos
computacionales, de por qué una inteligencia no podría tener éxito en su predicción.

A.L.: He estado leyendo el libro de divulgación científica Spooky action at a distance de George
Musser. Parece que la no localidad sigue fascinando a los científicos. Si lo he entendido bien, el
entrelazamiento cuántico implicaría que, o bien el principio de Heisenberg está equivocado, o
bien lo está la teoría de la relatividad. ¿Cómo escapamos de esta nueva trampa conceptual?
J.I.: Buena pregunta. Otro de los gigantescos y magníficos problemas a los que nos
enfrentamos es intentar resolver cómo es el mundo y cómo encajamos en él. Creo que el
libro de George es excepcional. No creo que la cuestión pueda resolverse sin un cambio de
paradigma y espero vivir lo suficiente para verlo cuando ocurra.

A.L.: Me encantaría seguir haciéndole preguntas, pero no quiero robarle más tiempo y he

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decidido, espero que con absoluta libertad, concluir la entrevista.
J.I.: La física no pone en riesgo la libertad humana. El hecho de que seamos parte de una
estructura gobernada por leyes no debería llevarnos a pensar que no tenemos control sobre
nuestro destino. Es algo que los compatibilistas como Dan Dennett han estado reclamando
durante años; si realmente queremos comprender la libertad humana, deberíamos
centrarnos en las nociones de autonomía, autogobierno y autoconstitución. Deberíamos
dejar de buscar una habilidad inflada metafísicamente que actúa desde fuera del orden
causal y entender que nuestra posición en el orden causal nos da un control creativo
sobre quiénes somos y lo que hacemos. Deberíamos dejar de preocuparnos por los riesgos
imaginarios que correría la libertad por culpa de la física y centrarnos en cómo la libertad
humana puede verse socavada por factores psicológicos, sociales y políticos. Si he añadido
algo a la discusión de Dennett, sería haber mirado los fundamentos de la física más de cerca.
Creo que hay enseñanzas valiosas en la naturaleza de las leyes físicas, la causalidad y el
tiempo que pueden ser provechosamente extraídas del pensamiento acerca de cómo los
seres humanos encajan en el orden natural.

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MARTIN BOJOWALD

ENTREVISTA CON
Este físico alemán ha trabajado en el
instituto Max Planck de Alemania y en la
actualidad imparte clases en la Universidad
Estatal de Pensilvania. Autor del libro de
divulgación científica Antes del Big Bang
(Debolsillo, 2015).

ANDRÉS LOMEÑA: La cosmología cuántica de bucles es un modelo cosmológico cada vez más
relevante. Los periodistas perciben los paradigmas científicos como una guerra abierta, pero
no voy a preguntarle si la gravedad cuántica de bucles ha derrotado finalmente a la teoría de
cuerdas. Preferiría preguntarle qué se entiende por un bucle en la teoría cuántica de bucles.
MARTIN BOJOWALD: El bucle en la gravedad cuántica de bucles denota un objeto matemático
que se usa en la configuración básica de la teoría. Las personas a veces tratan de visualizarlo
como un bloque elemental o un átomo de espacio (como el anillo de una cota de malla), pero
no está claro si esta interpretación se apoya en realidad en la teoría.
El bucle en la gravedad cuántica de bucles es, por tanto, mucho menos intuitivo que la cuerda
en la teoría de cuerdas. Hablando de cuerdas, no creo que esta teoría haya sido derrotada.
La gravedad cuántica de bucles y la teoría de cuerdas aún nos ofrecen resultados sobre las
posibilidades de la física en situaciones muy diferentes, así que es difícil compararlas.
Ambas teorías pueden tener algo de verdad y las dos tienen que perfeccionarse.
Si hay alguna lucha, la más importante se libra dentro de cada una de las teorías para

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asegurarse que satisfacen todas las condiciones de consistencia interna.
En la gravedad cuántica de bucles se da una covarianza que nos dice que una
teoría del universo hecha de bloques elementales tiene que permitir ciertas simetrías para
proporcionar un espacio-tiempo propiamente dicho. Por ejemplo, si usamos los bucles como
bloques elementales, estos tienen que estar lo suficientemente separados en una especie
de hoja de cuatro dimensiones, y que no colapsen unos con otros. Aún no sabemos si este
es el caso de la gravedad cuántica de bucles. Una investigación reciente indica que puede
haber sorpresas: en algunos casos que se han calculado, no obtenemos un espacio-tiempo
tetradimensional, sino un espacio de cuatro dimensiones espaciales y ninguna temporal.
Este ejemplo ilustra que la consistencia de la gravedad cuántica de bucles todavía no es lo
suficientemente sólida.

A.L.: El físico Don Lincoln no cree firmemente en la existencia de los preones, pero para él estas
hipotéticas partículas elementales son una intuición más fuerte que la de los bucles o las
cuerdas. ¿Cuál es su intuición?
M.B.: De acuerdo con la gravedad cuántica de bucles, la materia tendría sus propios bucles
independientes de los bucles del espacio. Las versiones actuales no incluyen preones, así
que obtendríamos quarks y leptones de los bucles. Sin embargo, la teoría es muy flexible
en términos de materia y uno podría formular una versión con preones entre los bucles y
los quarks. No se ha hecho hasta ahora, pero sería posible. En contraste con la teoría de
cuerdas, la gravedad cuántica de bucles no aspira a lograr la unificación de las fuerzas y
de las partículas elementales, de ahí que no haga muchas afirmaciones sobre las posibles
formas de la materia.

A.L.: ¿Qué papel desempeña la temperatura de Planck [a veces llamada “calor absoluto”, en
contraste con el “cero absoluto”] en el origen del universo y de qué manera se romperían las
leyes de la física a esa temperatura?
M.B.: No sabemos mucho sobre la física a la temperatura de Planck porque la materia está

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mucho más caliente que cualquier cosa que podamos describir de manera fiable con teorías
verificadas por los experimentos. Si usamos la relatividad general para retrotraer el actual
estado del universo hasta el Big Bang, vemos que esta temperatura, y otras aún más altas,
deberían haberse dado en ese momento. No sabemos si esa extrapolación es correcta
porque no hay pruebas observacionales de la relatividad general a esas temperaturas
extremas. En este sentido, la temperatura de Planck es un concepto teórico, pero al margen
de las razones prácticas, no hay nada en la física que limite la temperatura de un plasma
para que sea inferior a un determinado valor.

A.L.: La cosmología cuántica de bucles es útil si nos acercamos al instante antes del Big Bang.
También sería útil en el instante antes del Big Crunch, sin que eso implique que vaya a darse
un Big Crunch. He leído que el Big Bang podría estar relacionado con la existencia de agujeros
blancos. ¿La idea de los agujeros blancos tiene algún valor en la actualidad?
M.B.: No creo que el concepto de agujero blanco sea muy útil en astrofísica o en cosmología. Un
agujero blanco es el reverso temporal del agujero negro, así que las cosas que normalmente
caen en un agujero negro saldrían por un agujero blanco. Es una simple construcción teórica,
pero sabemos que la regresión temporal de los procesos comunes (como la rotura de una
taza) son poco comunes y no demasiado relevantes en las observaciones reales. Respecto
a la cosmología cuántica de bucles, ya no está claro que podamos hablar de algo antes
del Big Bang. Tal y como mencioné arriba, algunos modelos recientes han mostrado que el
tiempo puede desaparecer del espacio-tiempo, normalmente cuando hay una alta densidad
o temperatura. Si esto hubiera ocurrido en el Big Bang, la temperatura podría permanecer
limitada, pero la materia no tendría forma de atravesar las regiones atemporales en torno al
Big Bang (o a un posible Big Crunch). Cuando escribí Antes del Big Bang, este resultado aún
no estaba disponible, pero hubo un precursor que llamé “olvido cósmico”. La intemporalidad
es aún más fuerte que ese olvido cósmico y requiere que repensemos los modelos del
universo basados en la cosmología cuántica de bucles. Este proceso no se ha completado.

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A.L.: Ha descrito los viajes en el tiempo como espejismos producidos por las descripciones
matemáticas. También dice en su libro que el origen del tiempo quizás solo sea una convención
nacida de las ecuaciones. Me temo que va a decepcionar a los periodistas que están esperando
ideas tan exóticas como los universos-burbuja. ¿Qué cree que se descubrirá en los próximos años
en torno a ese misterioso periodo previo al Big Bang?
M.B.: En gravedad cuántica de bucles, la cuestión de la intemporalidad tiene que entenderse
mucho mejor. En física solemos pensar en términos de dinámica y evolución o cómo cambian
las cosas en el tiempo. Estamos casi perdidos cuando ya no existe el tiempo. Creo que este
desarrollo es bueno porque la sensación de estar perdido te devuelve un cierto grado de
humildad que estaba ausente cuando la gente (aquí me incluyo) empezó a hablar sobre
qué había antes del Big Bang en términos demasiado concluyentes, o al menos más
concluyentes de lo que estaba justificado por la teoría. Aunque agrade a los periodistas,
demasiada especulación es perniciosa para la ciencia porque empuja los avances científicos
hacia direcciones que son probablemente erróneas. Está bien hacer algunas sugerencias
que capten el interés de los periodistas y de los lectores en general, pero es problemático
cuando una especulación se convierte en un programa completo de investigación que
solamente se sustenta por su aroma a ciencia-ficción.

A.L.: Le deseo mucha suerte en sus investigaciones.


M.B.: Aún estamos en una fase temprana en la investigación de la gravedad cuántica. No hay
observaciones que puedan contarnos cómo tenemos que modificar la relatividad general y
la mecánica cuántica para que puedan combinarse en una única teoría. Las condiciones de
consistencia matemática aún no se han calculado completamente. Deberíamos ser pacientes
hasta que esto se consiga con cierto grado de éxito.

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GAVIN HESKETH

ENTREVISTA CON
Físico experimental, investigador del
CERN y autor del libro The Particle Zoo.

ANDRÉS LOMEÑA: Nací en 1982 y nunca estudié los quarks en el instituto. Un amigo químico
justifica este olvido en el currículo porque, según él, los quarks no afectan a las reacciones
químicas. ¿Se debería estudiar el zoo de las partículas en Bachillerato?
GAVIN HESKETH: Yo tampoco los estudié, pero creo que deberíamos hacerlo. La ciencia no
solamente trata sobre los hechos en bruto, también tiene que ver con la imaginación y
con enfrentarse a algunas de las grandes preguntas de la vida, cuestiones equivalentes
a preguntarse de qué está hecho el universo o de dónde surgió. Los quarks son una parte
esencial de la respuesta. Pensamos que son partículas elementales, los ladrillos básicos de
tu persona y de la mía, de La Tierra y de todas las estrellas y toda la materia del universo
entero. Creo que nos deberían hablar de esas ideas en la escuela.
Es verdad que los quarks están un poco alejados de nuestra experiencia cotidiana
del mundo (aunque no están lejos del todo: se encuentran dentro de cada átomo), pero
si le preguntaras a cualquier estudiante inglés por su primera lectura de Shakespeare,
probablemente también te diría que está bastante alejada de la vida cotidiana. La escuela

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no debería tratar solamente contenidos puramente prácticos y creo que los estudiantes
no son diferentes de cualquier otra persona: todos recibimos inspiración por medio de las
grandes ideas.

A.L.: ¿Corremos el riesgo de llegar al final de la física, tal y como ha sugerido recientemente Harry
Cliff? Después de todo, el LHC no está encontrando una nueva física, tan solo está corroborando
la que ya había. Por el contrario, no dejo de leer sobre fotones oscuros, nuevos bosones X e Y, así
que no parece que estemos ante ningún declive de la física.
G.H.: Es un momento verdaderamente interesante para ser físico de partículas. Por un
lado, tenemos una magnífica descripción del mundo subatómico, la teoría conocida como
Modelo Estándar. Durante los últimos cuarenta años ha pasado casi cualquier prueba
experimental que le hemos hecho. Y aun así, cuando intentamos usar la descripción del
mundo subatómico del Modelo Estándar como descripción de todo el universo, hay grandes
problemas, inmensos obstáculos que el Modelo Estándar no puede describir: la gravedad
es el más obvio, pero también hay otras cosas misteriosas que llamamos materia oscura
y energía oscura, así como otros problemas. Responder a cualquiera de esas preguntas
requiere algo nuevo. Algunos físicos hablan de ir más allá del Modelo Estándar, así que de
ninguna manera estamos presenciando el final de la física. El Modelo Estándar no es una
descripción completa del universo y sabemos que queda mucho por descubrirse… algo como
un nuevo bosón X o Y, e incluso algo que aún no podemos imaginar.
La pregunta sería: ¿dónde están todas esas cosas nuevas? Creo que los próximos
cinco o diez años serán cruciales. El Gran Colisionador de Hadrones es el acelerador de
partículas más poderoso que se haya construido jamás y puede buscar nuevas partículas en
regiones a las que antes no teníamos acceso. Hay muchos otros experimentos menores que
arrancarán en los próximos años para buscar la materia oscura o para entender las extrañas
propiedades de los neutrinos. Podríamos estar al borde de un nuevo descubrimiento, motivo
por el cual hay mucho entusiasmo en la física de partículas ahora mismo, como cuando
apareció una resonancia en los datos del LHC en 2015 (el llamado “exceso de difotones

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a 750 GeV”). Pudo haber sido la primera señal de una nueva partícula y se escribieron
alrededor de quinientos artículos teóricos para tratar de explicar qué podía ser. Ninguno de
los experimentos aseguraba ser un descubrimiento y parece que ese exceso era solamente
una fluctuación estadística; cuando miramos en los datos tomados en 2016 no encontramos
nada. Aún no hay rastro de la nueva física.
También nos preguntamos qué pasa si nada nuevo aparece en el LHC o en
cualquier otro experimento. Es posible que los nuevos hallazgos estén fuera del alcance
de la tecnología que tenemos. Para mí no sería el final de la física, sino un momento para
abrazar nuevas ideas y tomar nuevas direcciones. La física de partículas en veinte años no
se parecerá en nada a la de hoy, pero creo que intentar comprender el universo es algo que
las personas nunca dejarán de hacer.

A.L.: En su libro The Particle Zoo describe las ventajas de usar los diagramas de Feynman para
visualizar la desintegración de las partículas. Para los inexpertos aún resulta confusa la amplia
variedad de transformaciones que se pueden observar; la más fácil sería la creación de un
electrón y un positrón a partir de un fotón. ¿Hay alguna regla general para aprender este aspecto
de la física de partículas?
G.H.: Una de las razones de que las partículas subatómicas sean tan fascinantes es que
son completamente diferentes a cualquier cosa que experimentamos en el mundo. Las
partículas hacen cosas que parecen imposibles y todo cuanto tenemos para guiarnos son
las matemáticas que describen su comportamiento. Lo que es tan útil de los diagramas de
Feynman es que ofrecen una imagen bastante intuitiva de lo que dicen las matemáticas;
teóricos y físicos experimentales usan esos diagramas por igual para dibujar lo indibujable,
por eso los uso en mi libro El Zoo de las Partículas. Esos diagramas son simples por varios
motivos: uno sería que la teoría más precisa que tenemos (la versión cuántica de la fuerza
electromagnética) puede hacerse con tan solo tres pequeños dibujos. Hay que aprenderse
algunas reglas y eso lleva tiempo, sobre todo cuando las partículas empiezan a hacer
cosas raras, como cuando la materia se vuelve energía y viceversa. Hay algunos principios

51
generales como el de la conservación de la energía (no puedes obtener algo a cambio de
nada), pero incluso esta regla puede torcerse de vez en cuando. Si todo fuera sencillo, no
sería tan interesante. Y los diagramas de Feynman son, sin duda alguna, mucho más fáciles
que aprenderse toda la parte matemática.

A.L.: He leído que habría dos tipos de cuerdas. No le quiero preguntar por la controvertida
teoría de cuerdas. En lugar de eso, quisiera preguntarle por el momento específico en el que
los científicos van de las ecuaciones a la representación de las mismas. ¿Cómo se convierten
los números y los cálculos matemáticos en una cuerda unidimensional? ¿Cómo se pasa de la
abstracción a los objetos microscópicos reales?
G.H.: La historia de la ciencia está llena de ejemplos de personas que localizan patrones
en la naturaleza y descubren las causas subyacentes. En El Zoo de las Partículas menciono
la ecuación de Dirac, que parece muy simple (son solo cinco símbolos), pero describe el
comportamiento de cualquier electrón en el universo. La ecuación de Dirac es mucho más
simple de comprobar porque sabemos cómo medir los electrones.
La teoría de cuerdas es algo distinto y personalmente la veo en la actualidad más
cercana a las matemáticas que a la física. Buena parte del trabajo relativo a la teoría de
cuerdas es intentar resolver cómo se conecta con el universo real.
Si decimos que todas las partículas son de verdad cuerdas unidimensionales, ¿qué significa
eso? ¿Tiene consecuencias que podamos medir? Hoy por hoy no está nada claro y eso ha
sido parte de la respuesta negativa que se ha producido contra la teoría de cuerdas en los
últimos años.
Como trabajo en el lado experimental, tiendo a una visión más empírica: no creo
que podamos probar si la teoría de cuerdas es correcta solo con matemáticas. Creo que aún
hay mucho que no sabemos sobre el universo, pero la única forma de descifrarlo es tomando
más datos experimentales. Los grandes avances en ciencia, desde el electromagnetismo
(que nos llevó a la relatividad de Einstein) a la mecánica cuántica y el Modelo Estándar, han
venido después de los nuevos resultados experimentales.

52
Ahora mismo la teoría no está haciendo ninguna predicción sólida sobre lo que podríamos
descubrir, así que los datos experimentales son más importantes que nunca.

A.L.: ¿Qué es una partícula sin masa? No sé si hablamos de ciertas partículas que carecen por
completo de masa o de partículas que en el ámbito teórico no requieren masa (como el gravitón).
Los neutrinos tienen masa y hace no mucho los científicos pensaban que era otra partícula sin
masa. En definitiva, me pregunto si las partículas sin dimensiones y las partículas sin masa son
simples idealizaciones matemáticas.
G.H.: Podemos darle la vuelta a la pregunta: ¿qué es la masa? Nuestro conocimiento actual
del universo dice que todas las partículas deberían carecer de masa, pero algo ocurrió de
forma prematura en el universo, lo que conocemos como el mecanismo de Higgs. En esencia,
podemos decir que hay una fuerza extra de la naturaleza que mueve a las partículas a
pegarse, haciendo que aparezca la masa. Solamente el fotón y el gluon escapan a esto y
permanecen sin masa. Esto es, a todas luces, una idea de lo más alocada, llenar el universo
con una fuerza extra de la naturaleza a la que acceden la mayoría de las partículas… y ese es
el motivo por el que el bosón de Higgs era tan importante. El bosón de Higgs es la partícula
asociada a esta fuerza extra y su descubrimiento en 2012 probó que toda la idea en su
conjunto era correcta.
Las partículas con dimensión cero es una idea muy extraña. Lo que podemos decir
actualmente es que las partículas son tan pequeñas que no podemos medir su tamaño.
En las matemáticas de la física de partículas, es mucho más simple asumir que no tienen
ningún tamaño, ya que deja de ser relevante para las cosas que calculamos y comprobamos.
Estas suposiciones crean ciertos problemas: los cálculos tienden a fallar a energías muy
altas o cuando intentamos explicar qué ocurrió en el universo inmediatamente después del
Big Bang. La teoría de cuerdas trata de sortear estos problemas matemáticos diciendo que
las partículas no son puntos de dimensión cero, pero ahora mismo no tenemos forma de
comprobar esa idea.
Por lo tanto, las partículas sin masa y las partículas de cero dimensiones no son
53
metafísicas. Son una parte muy real de la mejor descripción del universo que hemos podido
conseguir. Es una descripción del universo, no necesariamente la verdad (podríamos ver que
las partículas no son de dimensión cero si pudiéramos mirar lo suficientemente cerca). La
única forma de saberlo es seguir llevando los experimentos más allá.

A.L.: ¿Qué decir entonces de las cuasipartículas? Tengo entendido que son herramientas
matemáticas para simplificar la descripción de los sólidos. Ya resulta complicado pensar en
decenas de partículas diferentes como para ahora añadir estas cuasipartículas: excitones,
fonones, orbitones y plasmones. ¿Llegaremos a ver una tabla periódica de la física de partículas
más simple que la actual?
G.H.: Sí, hay muchas de esas cosas que aparecen en diferentes lugares, pero solo hay
doce partículas que sean fundamentales. Cuatro partículas forman la primera generación
de la materia: el electrón, el quark arriba y el quark abajo (con estas tres partículas se
forma toda la materia que nos rodea), además de un neutrino que interviene en algunas
formas de radioactividad. Hay dos copias más pesadas de esas partículas, y suman doce en
total. Por ahora no comprendemos del todo por qué la tabla periódica del Modelo Estándar
tiene esta estructura. Puede que esas partículas no sean fundamentales, sino diferentes
disposiciones de partículas aún más pequeñas. Eso explicaría la estructura de la tercera
generación y finalmente nos daría una lista mucho más simple de las partículas realmente
fundamentales. Esta es una de las grandes preguntas abiertas en la física de partículas... y
me encantaría conocer la respuesta.

A.L.: ¿Cuál es su partícula favorita?


G.H.: El bosón Z. Escribí mi tesis sobre este bosón y la he usado varias veces para hacer nuevas
mediciones. Se descubrió en 1983, pero ahora es una de las partículas más estudiadas. Es
algo así como un fotón con masa, pero tanto el fotón como el bosón Z son en realidad dos
combinaciones inseparables de otras partículas, el bosón W0 y el bosón B. Vivimos en un
universo extraño.

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A.L.: ¿Cuál es la partícula más solitaria para usted?
G.H.: La WIMP (partículas masivas que interactúan débilmente), que en estos momentos
creemos que formaría la materia oscura. Esta cosa extraña flota alrededor del universo,
pero en realidad no parece interactuar con ninguna de las demás partículas que conocemos.

A.L.: ¿Y la más sociable?


G.H.: Los gluones. No se encuentran de forma aislada, y aunque hay ocho tipos de gluones,
no podemos diferenciarlos… ¡Imagina tener ocho gemelos!

A.L.: ¿Cuál es la más rápida? ¿Y la más lenta?


G.H.: Esta doble pregunta encierra cuestiones muy interesantes. Todas las partículas sin
masa viajan a la misma velocidad: la velocidad de la luz. Esto significa que los fotones y los
gluones (y los gravitones, si es que existen) son los más rápidos. Sin embargo, los gluones
nunca viajan muy rápido porque están atados dentro de otras partículas (así que supongo
que son los aspirantes a la partícula más lenta) y los fotones tienen difícil viajar a través de
las cosas. Hagamos una carrera: cuando una estrella explota en una supernova, expulsa toda
clase de partículas en todas las direcciones. Si hay una supernova a una distancia de varios
años luz, ¿qué partícula nos alcanzaría primero? No sería el gluon, pues probablemente no
llegaría hasta nosotros. Tampoco el fotón: viaja rápidamente, pero es lento en la salida, al
ser absorbido, reflejado y desperdigado por el resto de materia que sale de la supernova. Así
que el ganador es… ¡El neutrino! Los neutrinos son muy ligeros y vuelan cerca de la velocidad
de la luz, pero apenas interactúan con la materia, así que salen directos de la colisión y nos
alcanzan los primeros. En la supernova más famosa (famosa para los físicos de partículas,
claro), SN1987A, los neutrinos llegaron unas cuantas horas antes que los fotones. Ahora
tenemos detectores de neutrinos gigantes alrededor del mundo que pueden avisar a los
astrónomos de la aparición de una supernova.

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A.L.: ¿Y la más agradable?
G.H.: Solo puedo dar una respuesta antropocéntrica a tu pregunta. Creo que el fotón es
bastante simpático porque sería difícil imaginar el mundo sin él. Casi toda la vida en La Tierra
depende de los fotones que llegan desde el Sol. Usamos fotones para ver y experimentar
el mundo que nos rodea. También los usamos para aprender cosas que ocurrieron en los
confines del universo a muchos millones de años luz.

A.L.: Díganos cuál es la partícula más inesperada o extraña de todas.


G.H.: En 2011, el experimento OPERA hizo algunas mediciones que parecían mostrar cómo
los neutrinos viajaban más rápidos que la velocidad de la luz. Eso los hubiera convertido
sin el menor género de dudas en las partículas más extrañas de todas, ya que nada puede
romper ese límite de velocidad universal. Aunque fue un error de medición, los neutrinos
siguen siendo las partículas más extrañas e imprevisibles. Miles de millones nos atraviesan
todo el tiempo sin hacer nada; pueden cambiar de un neutrino a otro mientras viajan y,
tal y como he escrito en El Zoo de las Partículas, puede que sean la clave para responder a
algunas de las grandes preguntas de la física de partículas. ¡Si al menos fueran un poco más
dóciles a la hora de medirlos!

A.L.: ¿Entonces el quark extraño no es tan raro como su nombre sugiere?


G.H.: No es más extraño que las demás partículas infinitamente pequeñas (masivas, aunque
sin masa) que viajan a través del tiempo según el Modelo Estándar. Como el quark extraño
fue una de las primeras cosas exóticas que se descubrieron, en su momento parecía una
partícula de lo más rara.

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RICHARD A. MULLER

ENTREVISTA CON
Profesor en la Universidad de California
y autor de libros como Física para
futuros presidentes y Ahora: La Física
del Tiempo.

A.L.: Su teoría es que la expansión del universo está creando el espacio… y también el tiempo.
Si está en lo cierto, las ondas gravitacionales producidas por una gran colisión como la de dos
agujeros negros podrían revelarnos si se está creando tiempo extra. Usted ha calculado un
desfase de un milisegundo. ¿Qué significa ese desfase temporal?
R.M.: El tiempo extra solamente se produciría en las inmediaciones de la colisión. Lo que
esperamos ver gracias al observatorio LIGO es un retraso adicional, algo que exceda el
retraso estimado por la relatividad general.
La relatividad general nos permite calcular la emisión de la señal en base a las
ondas de gravedad que se han emitido previamente. Nuestra predicción es que la señal se
retrasará de una forma que no está contemplada por la teoría de la relatividad general.

A.L.: Afirma que la flecha del tiempo causa la entropía y no al revés. Eddington, Hawking o
Penrose han tratado de explicar el tiempo apelando a la entropía. Usted no está de acuerdo con
ellos. ¿Cómo decidió seguir un camino diferente?

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R.M.: He estado en desacuerdo con la interpretación estándar de Eddington desde que
estudiaba en la universidad. Me parecía errónea por motivos obvios, ya que la entropía solo
es una medida de probabilidad. La termodinámica nos dice que, en efecto, el futuro más
probable es aquel que es más probable. Siempre me pareció ridículo que esta afirmación
fuera la responsable de la flecha del tiempo. Me ha decepcionado mucho ver a grandes
teóricos como Hawking o Penrose aceptar la explicación de Eddington sobre el flujo del
tiempo como consecuencia de la entropía. Me imagino que nunca pensaron demasiado sobre
el tema.
Espero que mi libro Ahora: La Física del Tiempo no solamente sea una lectura
accesible, sino que los físicos que lo lean puedan reconocer que la conexión entre entropía
y flujo temporal no está basada en la ciencia, sino en una posición filosófica errónea. Espero
que nadie continúe usando esta conexión, pero si lo hacen, que al menos citen mi obra como
un argumento poderoso en contra.
No creo que los físicos a favor de la entropía tengan muchas oportunidades de
ganar si tuviéramos que debatir este asunto. Creo que mi argumento es completamente
convincente para cualquier experto que tenga la mente abierta.

A.L.: La energía oscura está acelerando la expansión del universo. ¿Qué ocurre con el tiempo?
¿También se acelera con la misteriosa energía oscura?
R.M: Sí, el tiempo también se estaría acelerando con la energía oscura… si mi teoría es cierta.
He luchado por encontrar una forma de detectar esto, pero hasta el momento he fallado. En
el libro hablo de esto en el capítulo sobre la falsación del origen cosmológico del tiempo.

A.L.: Defiende el libre albedrío y critica lo que denomina la religión del fisicalismo. ¿Por qué
tantas personas se siguen empeñando en defender un determinismo fuerte?
R.M.: Muchos físicos adoptan la religión del fisicalismo. Seguramente eso les ayude a centrarse
en los aspectos físicos de la realidad y les haga ser mejores físicos. Desgraciadamente, ese
tipo de dedicación puede ser tan exclusiva que el físico pierda su sentido de la realidad y

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crea que su estrecha mirada, tan útil para el avance de la física, representa toda la realidad.
Creo que ofrezco un argumento convincente para que la física no niegue la
existencia del libre albedrío. Espero que otros científicos valoren lo que digo. Me encantaría
discutir este asunto con Richard Dawkins, ya que no creo que tenga buenas respuestas a
mis críticas. Lo que él entiende como su lógica no es nada más que una claudicación ante el
fisicalismo.

A.L.: ¿Alguna pista sobre la naturaleza del tiempo psicológico?


R.M.: El tiempo psicológico se comprende bien desde hace cientos de años. Hasta Einstein
nadie se planteó que el tiempo físico también podía variar. No creo que mi trabajo sobre
la física del tiempo tenga impacto alguno en los fenómenos perfectamente conocidos del
tiempo psicológico y del tiempo fisiológico.

A.L.: Se nos acabó el tiempo.


R.M.: Mi libro está pensado para obtener un gran impacto en el público general y en los
físicos más reputados. Los temas no son matemáticos, sino conceptuales. Cuando Arthur
Eddington escribió La naturaleza del mundo físico en 1928, su influencia perduró durante
décadas, quizás hasta nuestros días. Además de sus artículos de física, Eddington tuvo que
escribir un libro, ya que las nociones conceptuales que sostenía necesitaban argumentos
de peso. Del mismo modo, aunque escribí un artículo (con Shaun Maguire), he necesitado
un libro entero para convencer a los físicos de que mi aproximación es sólida. Espero haber
alterado de forma permanente el modo en que los físicos conciben el tiempo.

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FRANCIS VILLATORO

ENTREVISTA CON
Autor del blog La Ciencia de la Mula Francis,
físico, doctor en matemáticas, profesor en
la Universidad de Málaga e investigador en
ciencias computacionales.

ANDRÉS LOMEÑA: Me encanta una conferencia TED de Jedidah Isler sobre los blázares. Me
pregunto qué diablos son esos chorros de plasma. En todo caso, Isler tiene claro su romance con
la física. ¿Cuál es el suyo?
FRANCIS VILLATORO: La materia que cae en un objeto astrofísico compacto, como una
estrella de neutrones o un agujero negro, se acelera por la conservación del momento
angular pasando al estado de plasma; las partículas cargadas del plasma, tanto electrones
como iones, se mueven por un disco alrededor del objeto compacto, con lo que producen un
intenso campo magnético poloidal. En los polos del objeto compacto las líneas de campo
magnético están muy juntas y producen una fuerza magnética que arranca las partículas
del disco de acreción y las lanza formando dos chorros transversales al disco.
En los núcleos activos de galaxias hay agujeros negros supermasivos con enormes
chorros bipolares que aceleran las partículas a velocidades ultrarrelativistas, mayores del
noventa y nueve por ciento de la velocidad de la luz en el vacío. Cuando uno de estos chorros
apunta hacia la Tierra observamos un blázar; lo más sorprendente es que la velocidad

61
aparente de las partículas del plasma parece superar la velocidad de la luz en el vacío.
Por ejemplo, para el blázar 0827+243 las partículas del chorro se mueven al 99,9% de la
velocidad de luz en el vacío, pero desde la Tierra muestran velocidades aparentes de hasta
veinticinco veces la velocidad de luz en el vacío. Sin lugar a dudas son fenómenos asombrosos
y no me extraña el romance científico de Jedidah. A mí me apasionan muchos temas, desde
la física de las partículas fundamentales, hasta la gravitación cuántica, pasando por las
ciencias de los materiales o la teoría de ondas no lineales. No sabría contestar a la pregunta
sobre la rama de la física que me despierta mayor pasión.

A.L.: Según tengo entendido, el electrón puede dividirse en tres partes o cuasipartículas bajo
determinadas condiciones. ¿Esto implica de alguna forma que no son partículas verdaderamente
elementales? Eso por no mencionar a Gavin Hesketh, que mencionó el bosón B, del que apenas
encuentro referencias en Internet, o el hecho de que el bosón de Higgs se descompone en quarks.
F.V.: Uno de los grandes problemas de la Física y, en especial, de la Divulgación de la Física,
es el abuso del lenguaje. Un fotón (la partícula de la luz) en el vacío se mueve a la velocidad
de la luz en el vacío porque no tiene masa, pero en un cristal se mueve a una velocidad más
pequeña; ¿adquiere masa? Obviamente, no adquiere masa. Un fotón en un cristal no es un
fotón libre sino que es una cuasipartícula de tipo fotón, que debido a la interacción con
los iones de la red cristalina se mueve como si tuviera un masa efectiva a una velocidad
inferior a la velocidad de la luz en el vacío. Lo mismo pasa con un electrón en un material,
se le llama electrón por abuso del lenguaje, pues se trata de una cuasipartícula de tipo
electrón. Un electrón libre tiene energía, masa, carga y espín, magnitudes que no se pueden
separar; no se puede trocear un electrón, ni tampoco se puede tener un electrón sin carga
pero con espín, o con espín pero sin carga. Sin embargo, una cuasipartícula de tipo electrón
tiene una energía efectiva, una masa efectiva, una carga efectiva, un espín efectivo y un
momento angular orbital efectivo; se puede tener una cuasipartícula de tipo electrón
con espín efectivo pero sin carga efectiva ni momento orbital efectivo (llamada espinón),
una cuasipartícula de tipo electrón con carga efectiva pero sin espín efectivo ni momento

62
orbital efectivo (llamado holón o cargón), e incluso una cuasipartícula de tipo electrón
con momento orbital efectivo pero sin carga efectiva ni espín efectivo (llamada orbitón).
Más aún, puede separar una cuasipartícula de tipo electrón con carga efectiva, con espín
efectivo y con momento orbital efectivo en tres causipartículas de tipo electrón separadas,
uno de tipo espinón, otra de tipo holón y la última de tipo orbitón. Esto lo puedo hacer con
una cuasipartícula de tipo electrón en un material cuasi-unidimensional (como un aislante
de Mott). Pero nadie debería confundir una cuasipartícula de tipo electrón y un electrón
libre; se parecen como un agujero negro y las cataratas del Niágara, ambos tienen horizonte
de sucesos, pero pocos los confundirían.
Por otro lado, los hadrones, partículas compuestas de quarks unidos entre sí
por gluones, pueden ser fermiones (los bariones formados por tres quarks de valencia) o
bosones (los mesones formados por una pareja quark-antiquark de valencia). Cuando se
habla de bosón B se está hablando del mesón B, que está formado por un antiquark fondo
o bottom (b) de valencia y otro quark de valencia de menor masa: arriba o up (mesón B+),
abajo o down (B0), extraño o strange (B0s), o encanto o charm (B+c); el mesón formado
por un antiquark bottom y un quark bottom de valencia se llama bottomonium. Ningún físico
llama bosones B a los mesones B, aunque sean bosones; quizás por eso encuentras pocas
referencias en la web. Busca mesones B y te hartarás de información.
Finalmente, el bosón de Higgs se puede desintegrar en una pareja fermión-
antifermión siempre que la suma de sus masas sea inferior a la suya; por ejemplo, se puede
desintegrar en un electrón y un positrón, en un muón y un antimuón, o en un quark y un
antiquark (salvo para el quark top que tiene más masa que el Higgs). En ningún caso esta
desintegración se puede entender como que el Higgs sea una partícula compuesta de una
pareja de fermiones; los fermiones tienen masa y, por tanto, están acoplados al campo de
Higgs, luego un bosón de Higgs puede excitar los campos de los fermiones y desintegrarse
en una pareja de ellos (el campo de Higgs pasa del estado de bosón al estado de vacío y los
campos de los fermiones pasan de estado de vacío al estado excitado como partículas).
Repito, en ningún caso se puede interpretar este canal de desintegración del Higgs como

63
una prueba de que se trata de una partícula compuesta.
A.L.: También he leído que los tetraneutrones son posibles. ¿Quiere eso decir que hay que
revisar el principio de exclusión de Pauli? Los periodistas buscamos nueva física sin conocer bien
la clásica, pero se debería disculpar nuestra previsible fascinación por cualquier hallazgo que
redefina los postulados de la ciencia actual. A propósito, ¿se enfada mucho cuando lee sobre
física en el periódico?
F.V.: El núcleo de las estrellas de neutrones tiene innumerables neutrones unidos entre sí
por el principio de exclusión de Pauli; no entiendo que la existencia de tetraneutrones se
pueda interpretar como una violación del principio de exclusión de Pauli. La estadística de
los fermiones, el origen de este principio, está asociada a la invariancia CPT, que cumple todo
sistema físico que sea relativista y cuántico; no se ha observado ninguna violación de la
invariancia CPT y las teorías que predicen la existencia de los trineutrones y tetraneutrones
cumplen con dicha invariancia.
Para un físico un átomo es una partícula en ciertos experimentos, un núcleo
atómico es una partícula en ciertos experimentos, un neutrón es una partícula en ciertos
experimentos, y un estado resonante es una partícula en ciertos experimentos. Las
resonancias, o estados resonantes, son excitaciones de una o varias partículas de vida
media muy corta. Los tetraneutrones y los trineutrones son resonancias de neutrones
cuya vida media es muy corta. Desde 1986 se han observado indicios de la existencia de
tetraneutrones, pero ninguno ha sido confirmado; más aún, difieren entre sí lo suficiente
para que unos generen cierta duda sobre los otros. El artículo que citas es un modelo teórico
de octubre de 2016 basado en supercomputadores que predice la posible existencia de
tetraneutrones con propiedades similares a las observadas en un experimento de febrero
de 2016. Todavía no sabemos si dicha interpretación es correcta (entre otras cosas implica
que ciertos indicios previos serían erróneos). Aún así, la existencia de resonancias de
tipo tetraneutrón, e incluso trineutrón, es perfectamente compatible con el principio de
exclusión de Pauli.
Por otro lado, la mayoría de las noticias científicas sobre Física que se publican

64
en la prensa son sensacionalistas y están muy alejadas de como yo las hubiera divulgado.
Sin embargo, disfruto leyendo ciencia en los periódicos, pues siempre me da pie a buscar
las fuentes originales para profundizar y aprender. Nunca me enfado leyendo sobre ciencia
porque así educo mi escepticismo. Más aún, me gustaría que se escribiera mucho más sobre
ciencia. Los medios tienen como misión informar y entretener; para educar hay otros foros.
Por ello el rigor no es uno de sus fines; aun así, creo que debería haber mucha más ciencia
en los medios. Por cierto, me enfada que haya tan poca ciencia en los periódicos y que haya
gente que piense que hay tan poca porque es poco relevante.

A.L.: Su blog resulta muy estimulante, incluso cuando a veces me cuesta seguir las implicaciones
de algunos descubrimientos. Creo que no le gusta nada el marco de ciertas investigaciones,
como la de Erik Verlinde. Para los profanos, da la sensación de que la comunidad científica se ha
sacado de la manga la materia oscura y la energía oscura y que quizás lo que se necesita es volver
a un terreno más simple, menos especulativo. Roger Penrose medita en su último libro sobre las
modas científicas, los dogmas de fe y hasta la fantasía. ¿Qué tendría que decir aquí?
F.V.: Muchos físicos teóricos han abandonado la teoría de cuerdas porque como teoría
fundamental sus predicciones están más allá de lo que podemos explorar en la actualidad
con experimentos y observaciones. La financiación ha empezado a escasear. Algunos
cuerdistas se han adentrado en las aplicaciones del formalismo matemático de la teoría
de cuerdas a la física que podemos explorar (materia condensada, estado sólido, nuevos
estados de la materia, etcétera). Otros cuerdistas han interpretado la idea de las dualidades,
la equivalencia física entre diferentes teorías de cuerdas, como simples diccionarios entre
conceptos físicos; si tengo cuatro palabras en una teoría y otras cuatro en otra teoría,
propongo una equivalencia entre las cuatro palabras de ambas teorías, un diccionario, y
me pongo a estudiar sus consecuencias físicas, como si se tratara de una nueva teoría. Así
muchos cuerdistas se han alejado de la Física adentrándose en la Metafísica; así han pasado
de hacer ciencia a estar muy próximos a lo que en otras ramas de la ciencia se llamaría
pseudociencia. Muchos de estos físicos tienen un prestigio como cuerdistas fuera de toda

65
duda, por ello muchos medios se hacen eco de sus especulaciones salvajes. Un ejemplo
paradigmático es Erik Verlinde, otro es Gerardus ‘t Hooft, Premio Nobel en 1999. Por un lado,
Verlinde me da cierta envidia; siendo uno de los grandes físicos teóricos de la teoría cuerdas
ha recibido una financiación multimillonaria. Pero, por otro lado, también me da mucha pena;
ahora se dedica a balbucear especulaciones salvajes que son seguidas por un ejército de
prosélitos que no se para a pensar qué sentido tienen dichas especulaciones. En mi blog, mi
pena se vuelve rabia y a veces mi lenguaje mostrará que no me gustan sus especulaciones.
En los medios interesa más cuando una persona muerde a un perro que cuando
un perro muerde a una persona. En los medios interesa la piedra que al ser soltada sale
disparada hacia arriba en lugar de caer hacia el suelo; ninguna noticia destaca todas las
evidencias de que las piedras caen hacia el suelo. Lo mismo pasa con las evidencias sobre
la materia oscura y la energía oscura. No es verdad que los profanos tengan la sensación de
que la comunidad científica se sacó de la manga la materia oscura en 1933; no es verdad
que los profanos le pidan a los científicos que vuelvan a un terreno menos especulativo y
se olviden de las evidencias acumulados en más de ochenta años. Lo que pasa es que a los
directores de los medios solo les interesan las noticias que afirman que la materia oscura
no existe porque así lo afirma una especulación salvaje de un científico. Se considera noticia
que Verlinde diga que la materia oscura es debida a la reacción de la materia (ordinaria) al
efecto de la energía oscura; no creo que ningún profano opine que es más simple explicar
la existencia de materia oscura recurriendo a la energía oscura. Nunca confundas lo que
piensan los directores de los medios sobre las noticias científicas y lo que saben los
profanos. Los mal llamados profanos saben mucho más de lo que parece.
En cuanto a Roger Penrose solo puedo decir que me da mucha envidia lo bien
que sabe conectar con el público en sus libros. Repletos de ideas científicas abstractas,
decorados con fórmulas que pocos físicos son capaces de entender, logra vender libros que
ningún editor aceptaría publicar si fueran escritos por cualquier otro autor (salvo quizás
Stephen Hawking). No sé si has leído su último libro, pero no tiene nada que ver con la moda,
la fantasía o el dogma de fe, a pesar del título. Se trata de un libro que pretende convencer

66
a los más jóvenes de que trabajen en la teoría de twistores. Me parece muy loable que aún
siga insistiendo contra marea en reivindicar su teoría. Pero lo que de verdad me da envidia
es que venda decenas de miles de ejemplares de un libro que si no estuviera escrito por
Penrose nadie se atrevería a leer. Y, por cierto, que yo disfruto mucho con sus libros, aunque
los leo con grandes dosis de sano escepticismo, consciente de sus mensajes entre líneas
buscando prosélitos.

A.L.: ¿Qué sabemos realmente sobre la red cósmica? Me consta que Richard Gott, como tantos
otros, se ha esforzado en desentrañar la estructura del universo, pero desconozco qué nivel de
detalle tiene el actual mapa del universo. Por ejemplo, ¿qué se sabe de los confines del universo
visible? Allá donde se colocaría el imaginario arquero de Lucrecio para ir más allá de los límites
de lo conocido. Otra cuestión inquietante es el papel de los filamentos de materia oscura
que supuestamente unen las galaxias. ¿Cómo se comporta o qué se sabe de esa hipotética
superestructura?
F.V.: Las aproximaciones teóricas y las simulaciones mediante superordenadores de la
formación de las grandes estructuras del universo predicen la existencia de la red cósmica
desde hace décadas; sin embargo, las primeras pruebas observacionales se obtuvieron
hace menos de diez años. Ahora hay muchas evidencias. Como los grandes vacíos están
vacíos, como es obvio, y sus paredes están formadas por materia oscura, invisible salvo
por sus efectos gravitacionales, observar la red cósmica es muy difícil. Sin embargo, hoy
en día gracias al efecto de lente gravitacional se han obtenido evidencias que confirman la
existencia de la red cósmica fuera de toda duda. Pocos cosmólogos dudan de su existencia,
aunque todos desean que haya más evidencias.
Sabemos muy poco sobre los confines del universo visible, porque, como es
obvio, no los podemos ver; pero todos los indicios sobre el universo a gran escala (que solo
podemos observar cuando tenía unos 380 mil años de edad) indican que, en promedio, son
exactamente iguales al universo cercano que nos rodea. El universo tiene un tamaño unas
tres veces más grande que el universo observable y todo indica que en promedio lo que hay

67
más allá del horizonte visible es exactamente igual que lo que hay dentro del horizonte (por
supuesto, siempre en las grandes escalas).
Por otro lado, la noticia que citas sobre los filamentos de materia oscura que unen
galaxias se refiere a filamentos de la red cósmica de unos siete megapársec de longitud
que unen cúmulos de galaxias (recuerda que la distancia entre la Vía Láctea y Andrómeda
es de 0,7 megapársecs). Se trata de un artículo muy reciente y todavía no hay confirmación
oficial de esta observación. Sin embargo, siendo un resultado esperado no hay dudas
serias sobre su existencia. Más aún cuando se han encontrado pruebas de otros filamentos
similares, aunque a escala mucho más grande (este filamento es pequeño comparado con
las estructuras típicas de la red cósmica ya observadas). Preguntas a qué se debe este
filamento y la respuesta es sencilla, la gravedad es atractiva, como las fuerzas de tensión
superficial en el agua con jabón, luego da lugar a estructuras similares a la espuma de jabón
del baño.

A.L.: Si realmente hubiera dimensiones enrolladas, ¿no seguirían estando dentro de las tres
dimensiones espaciales? De lo contrario, ¿dónde está ese afuera espacial? He visto dibujos
de mangueras con una hormiga dentro para ilustrar la idea de las dimensiones extras y no
me convence demasiado. Además, ¿qué nos dice de los agujeros negros? ¿La materia que
entra saldría vomitada a alguna otra parte? Si así fuera, ¿no tendría que haber una especie de
estercolero estelar en algún lugar?
F.V.: Imagina un cubo (hexaedro) sumergido en el espacio de tres dimensiones, ¿cuántas
caras exteriores tiene? Imagina un hipercubo (teseracto) sumergido en un espacio de
cuatro dimensiones, ¿cuántas caras exteriores imaginas? La idea de dentro y fuera que
aplicas a objetos de superficie bidimensionales sumergidos en un espacio tridimensional
no tiene nada que ver con la idea de dentro y fuera que se aplica a objetos con más de tres
dimensiones sumergidos en un espacio de más de cuatro dimensiones. No tiene sentido
“estar dentro” en tu pregunta. Las dimensiones extra del espacio están tan afuera o tan
adentro como está la dirección derecha-izquierda respecto a la dirección arriba-abajo. Estén

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o no estén enrolladas no influye. Quizás no te guste que así sea, pero así es.
Las metáforas geométricas como la hormiga en la manguera son solo eso,
metáforas. Si no te convencen, busca otras metáforas. Hay cosas inimaginables que solo
se pueden imaginar sin imaginarlas, sin intentar imaginarlas, estudiando sus propiedades
sin más. Requiere un esfuerzo, pero merece la pena. Las metáforas requieren dos cosas,
entender el concepto y entender su relación con la metáfora, por ello muchas veces en lugar
de ayudar dificultan el entendimiento.
En cuanto a los agujeros negros, son soluciones matemáticas de las ecuaciones
de la gravitación de Einstein. Hay objetos astrofísicos que se describen usando estas
soluciones matemáticas. No sé dónde se encuentra el mito. Muchas veces se engaña a los
profanos con la metáfora de que los agujeros negros son pozos donde cae la materia sin
que pueda escapar; en la vida cotidiana los pozos siempre tienen un fondo, luego nuestra
intuición nos dice que en esta metáfora los agujeros negros deberían tener un fondo.
Los agujeros negros son espaciotiempo curvado; la energía del campo gravitacional es
proporcional a la curvatura. Un agujero negro es espaciotiempo vacío y curvado, nada más y
nada menos; la curvatura del espaciotiempo tiene energía potencial gravitacional y alcanza
un estado estable autosostenido (el agujero negro no es cuerpo físico, ni un agujero en el
espaciotiempo, ni nada por el estilo). Cuando cae una manzana, acelera bajo la acción de la
gravedad; es decir, su energía potencial gravitacional se transforma en energía cinética. Lo
mismo pasa con lo que entra en un agujero negro, su energía se transforma en energía del
campo gravitacional; todas las partículas (excitaciones de campos cuánticos) de lo que cae
en un agujero negro se relaja a un estado de vacío y su energía se transfiere a la curvatura
del espaciotiempo, con lo que el agujero negro gana la energía de la materia del objeto que
ha caído y crece su horizonte de sucesos. La materia no va a ningún sitio, el pozo no tiene
fondo, solo desaparece y se transforma en curvatura del espaciotiempo.

A.L.: ¿Qué lectura nos recomendaría? A mí me han encantado El gran cuadro de Sean Carroll
y Aurora de Kim Stanley Robinson. Le confieso que he fracasado a la hora de entrevistar

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a varias mujeres, así que si tiene en cuenta la paridad que yo no he podido conseguir en mis
conversaciones, mejor que mejor.
F.V.: Ahora estoy leyendo mucho sobre ondas gravitacionales, por ello recomendaría los
libros de Janna Levin, Black Hole Blues, y de Govert Schilling, Ripples in Spacetime, ambos
sobre la historia de la detección directa de las ondas gravitacionales. Hay pocos libros de
divulgación escritos por divulgadoras españolas; recomendaría Todo es cuestión de química
de Deborah García Bello. Entre los escritos de divulgadores hay tantos que me gustaría
recomendar que me quedaré con El ojo desnudo de Antonio Martínez Ron.

A.L.: Me gustaría retarle a que haga alguna predicción para el Nobel de Física 2018.
F.V.: Predecir el Nobel de Física 2018 raya lo imposible. Me gustaría que fuera concedido a
una mujer y, la verdad, me apena, pero hay pocas candidatas firmes. Entre ellas destaca Lene
V. Haus por la luz lenta en condensados de Bose-Einstein gracias a la transparencia inducida
electromagnéticamente, que lo recibiría junto a Stephen E. Harris, el padre de esta última.
Sin embargo, me parece una predicción más firme un galardón a Sir John Pendry, Sheldon
Schultz y David Smith por los metamateriales y sus aplicaciones en el desarrollo de capas de
invisibilidad, superlentes y otros sistemas ópticos.

A.L.: ¿Alguna conclusión? Muchísimas gracias por este apasionante viaje a través de la física.
F.V.: La mayoría de los directores de medios y, por ende, periodistas, piensa que a los profanos
solo les interesan la astrofísica, la cosmología y la física fundamental, pero no es cierto. La
Física tiene ramas muy atractivas en las que se están haciendo avances muy interesantes,
como la biofísica o la oceanografía física, por poner solo dos ejemplos. Creo que habría que
diversificar la comunicación científica en los medios. Animo a todos los lectores a exigir más
ciencia en los medios y, sobre todo, ciencia mucho más diversa.

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AGRADECIMIENTOS

A los entrevistados, nuestras ondas gravitacionales.

A mis profesores de ciencias y de letras, quienes


demostraron que la supersimetría era posible.

A Susana Vida, la carga de color que necesitaba este libro.

A Ana Barreiro, mi gluon.

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“¿Cómo hace un pato subatómico?

Quark, quark”

Si no pillas este chiste malo, necesitas añadir algo de vocabulario a tu


imaginación física en expansión. El periodista de partículas cubre una
amplia variedad de temas científicos, desde la física cuántica a los agujeros
negros, sin olvidarnos de lo que pudo ocurrir antes del Big Bang.

Este libro de entrevistas está dirigido a los flipados de la física y de


la ciencia-ficción que carecen de conocimientos científicos sólidos. El
periodista de partículas es una caótica introducción a la física especulativa
contemporánea a través de once conversaciones:

Don Lincoln Jenann Ismael


Jeff Forshaw Martin Bojowald
Thad Roberts Gavin Hesketh
Jim Al-Khalili y Joe McMadden Richard Muller
Thomas Levenson Francis Villatoro
John Gribbin

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