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EL NEOKANTISMO DE LA ESCUELA DE MARBURGO

Y EL “LINGÜISTIC TURN”

Mario Ariel González Porta


PUC-SP

El presente texto ofrece un primer análisis de la relación del neokantismo marburgués con
el “lingüistic turn” y procura, con tal objetivo, establecer el modo característico en que el
movimiento tematiza el lenguaje.

The presente text offers a first analysis of the relationship between Marburg’s neokantism
and the “lingüistic turn”. To achieve this goal, it will lay down the characteristic way in
which the movement addresses language.

1. INTRODUCCIÓN

Neokantismo y lingüistic turn son movimientos simultáneos y no (como tendería a


pensarse, dada su diferente proyección en el pensamiento del siglo XX) sucesivos. Ambos
hunden sus raíces en un mismo proceso histórico – filosófico, del cual participan también
fenomenología y hermenéutica, resultando de él a través de una paulatina diferenciación
entre sí y con las otras dos corrientes mencionadas. En última instancia, este proceso, se
inicia con la superación del idealismo.

2. TRENDELENBURG, EL NEOKANTISMO Y LA FILOSOFÍA COMO


“WISSENSCHAFTSTHEORIE”

La escuela de Marburgo surge bajo la influencia directa de Trendelenburg y su programa


pos-idealista que, en discusión con formalistas y dialécticos, transforma la lógica en
epistemología (Wissenschaftstheorie), por un lado, y, por otro, concibe ésta como disciplina
fundamental de la filosofía. Mas concretamente, para el surgimiento del neokantismo es
decisiva la polémica Trendelenburg - Fischer en torno a la interpretación de la teoría
criticista del espacio, la cual terminará concentrando la reflexión del período en el concepto
de a priori.
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El neokantismo reformula la “visión de mundo” (Weltanschauung) idealista en el marco de


la “polémica sobre el materialismo” (Materialismusstreit). El método trascendental
garantiza al saber filosófico su autonomía, transformando la teoría del conocimiento
moderna (Erkenntnistheorie) en “crítica del conocimiento” (Erkenntniskritik). La ciencia
es un Faktum, punto de partida incuestionable. De lo que se trata no es de proporcionarle
bases más sólidas que ella misma, mas de liberarla de la metafísica, metafísica que ya no es
sinónimo de “filosofía especulativa”, sino de materialismo y que no pretende oponerse y
resistir a la ciencia, como lo hacía aquel, mas ser un producto necesario de su desarrollo.
La determinación del enemigo torna comprensible el objetivo y la estrategia de combate: se
trata de explicitar el componente matemático (esto es, eidético) necesariamente presente en
la construcción del mundo “real” mediante la teoría física.

Si el trascendentalismo neokantiano conduce a una búsqueda de condiciones lógicas de


posibilidad de la ciencia, él no se desenvuelve sobre la forma de una crítica del lenguaje
científico, ni conduce a un intento de clarificación del mismo. La ciencia es su propia meta-
lenguaje. La noción de Faktum implica el postulado de la transparencia semántica del
discurso científico. Por el mismo motivo por el cual la ciencia no precisa ser fundada,
tampoco puede ser “aclarada”. No es el proceder introspectivo que debe ser interrogado
sobre el concepto de intuición, sino la matemática; no es la semántica, lo que debe
anteceder a la epistemología, sino la ciencia.

Si se tiene en cuenta el precurso que, de Bolzano a Carnap, conduce al neopositivismo a


través del así llamado “semantic turn”, el “descuido” neokantiano de la dimensión
simbólica del saber científico no puede sino resultar llamativa. ¿Es posible un análisis de la
ciencia que no sea eo ipso análisis de los enunciados científicos y, en consecuencia, del
lenguaje? Sería simplemente injusto (e, incluso, anacrónico) efectuar este tipo de crítica al
neokantismo. Lo que hay aquí no es un “descuido”, sino una delimitación necesaria que
constituye un avance significativo con respecto al estado de cosas antecedente. De lo que se
trata es del establecimiento de claros límites entre método trascendental y análisis
lingüístico. Para comprender las razones que conducen al mismo (y así poder fijar
correctamente su verdadero sentido), tenemos que volver a Trendelenburg.
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3. TRENDELENBURG – STEINTAHL: DIE LOGISCHE FRAGE

Si Trendelenburg es una figura clave para la transformación de la filosofía en teoría de la


ciencia, el también juega un rol decisivo en el inicio del camino que conducirá al lingüistic
turn.

Trendelenburg es el precursor de la filología aristotélica contemporánea. Una de sus


contribuciones mas significativas, en tal sentido, la constituye su análisis de la doctrina de
las categorías, en el cual asume la defensa del estagirita contra la conocida crítica kantiana
referente a la ausencia de un “fío conductor” (Leitfaden). Según Trendelenburg, éste existe
y está constituido por el análisis lingüístico.

Los esfuerzos exegéticos trendelenburguianos desencadenaron una viva polémica con


respecto al valor y actualidad de la lógica de Aristóteles, polémica que, transcendiendo el
marco filológico, se extendió a la indagación de las relaciones de principio entre lógica y
lenguaje. Las cuestiones principales discutidas fueron: 1. ¿cuál debe ser la relación entre
lógica y gramática? 2. ¿es posible aprehender la esencia del lenguaje a partir de la lógica?
3. ¿es la dimensión teórico-cognitiva primaria en el lenguaje? 4. ¿posee el lenguaje una
estructura lógica? 5. ¿es el análisis del lenguaje un proceder metódico adecuado para el
análisis lógico? 6. ¿debe el análisis lógico desenvolverse sobre la orientación del análisis
lingüístico?

Uno de los principales rivales de Trendelenburg será Steintahl quien, junto con Lazarus, es
uno de los fundadores de la “sicología de los pueblos” (Völkerpsychologie). Ésta se propuso
extender el herbartianismo mas allá de los límites del individuo reformulando para ello
(sobre la base de tal “extensión”) la idea del método psicológico como método específico
de la filosofía. En el marco de su contribución al surgimiento de la Völkerpsychologie,
Steintahl sienta las bases de la lingüística como ciencia autónoma, no menos que de la
filosofía del lenguaje como disciplina específica. En tal contexto, defenderá la tesis de la
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heterogeneidad radical y recíproca independencia de lógica y gramática y, correlativamente,


de análisis lógico y lingüístico.

Si Trendelenburg, directa o indirectamente, da un impulso irreversible al interés filosófico


por el lenguaje, en vano se buscará en sus escritos una integración sistemática satisfactoria
de su postura respecto de la relación lógica – lenguaje, con su programa pos-hegeliano de la
lógica como teoría de la ciencia. Lo que él deja a sus sucesores no es otra cosa que una
llamativa indeterminación, una apertura de dos perspectivas que, si bien no son
necesariamente contradictorias, de hecho están confusamente superpuestas. Históricamente,
Frege y el neokantismo representan desenvolvimientos divergentes de las mismas.

El neokantismo retoma de Trendelenburg el programa de una teoría de la ciencia; no


retoma, sin embargo, el posible vínculo entre ésta y el análisis del lenguaje. Por el
contrario, el distingue, primero de hecho, y luego de principio, entre perspectiva
epistemológica y lingüística, para lo cual se basa, en última instancia, en una concepción
del lenguaje y de sus relaciones con la lógica que se delinea durante la logische Frage.

4. HERMANN COHEN: ENTRE TRENDELENBURG Y STEINTAHL

El nombre de Hermann Cohen ha quedado tan estrechamente vinculado a la escuela de


Marburgo, que tiende a olvidarse el trabajoso camino que lo conduce a su interpretación de
la filosofía critica como “teoría de la experiencia”. En sus primeros años, y luego de un
fracasado intento de contacto con Trendelenburg, Cohen estudia en Berlín bajo la dirección
de Steintahl. Aceptando expresamente el método psicológico, Cohen extiende el programa
de su maestro a temas tales como teoría del mito y cuestiones interpretativas colocadas por
la incipiente filología platónica. La polémica Trendelenburg-Fischer será decisiva para
reorientar sus intereses. Es ella quien le abre el camino a Kant, concentrando su atención en
la filosofía de la ciencia y, en estrecho vinculo con lo anterior, en la doctrina del a priori.
Frente a la juvenil toma de partido por el método psicológico, se encuentra ahora la
elaboración del “método trascendental”, cuyo resultado mas relevante será la concepción
lógico-objetiva del a priori.
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Mas si, en este punto, Cohen, en la senda de Trendelenburg, supera la Völkerpsychologie y


abre el camino que conduce al renacimiento de la filosofía crítica, diferente es la situación
en lo que respecta a la logische Frage y al tema “lenguaje”. En este otro punto, Cohen toma
partido por Steintahl y, por tal medio, elimina la ambigüedad trendelenburguiana entre
virada lingüística y epistemológica. Obviamente, esto termina repercutiendo en la propia
idea de filosofía: sobre la forma del “método trascendental”, el neokantismo lleva a su
pureza el programa de una filosofía como Wissenschaftstheorie.

La clara delimitación de análisis lingüístico y epistemológico, así como el considerar el


segundo como el filosóficamente esencial, no implica que el neokantismo se desinterese
por el lenguaje o no posea una concepción clara y positiva del mismo. Herencia de la
tradición de Steintahl, el concepto lenguaje no se presenta en el movimiento en la
perspectiva de una teoría general del signo, sino como sinónimo de “lenguaje cotidiana”.
Esta, por su vez, es considerada primariamente en su dimensión pragmática, la cual engloba
y subsume en sí la semántica. De lo que se trata es de describir el modo específico,
diferente de aquel de la ciencia, en el cual el lenguaje construye objetos e instaura un
“mundo”.

5. NATORP: LENGUAJE Y LÓGICA TRASCENDENTAL

Según Natorp, existen dos tipos autónomos e irreductibles de conocimiento, el común (o


natural) y el científico (o teórico). Tanto el conocimiento natural cuanto el científico buscan
establecer elementos constantes en el devenir empírico, mas lo hacen de modo diverso. El
conocimiento común es, de acuerdo a su pretensión originaria, “absolutista”: el procura
efectuar una “copia” (Abbildung) de “lo real”. Es justamente este “absolutismo’ lo que
habrá de constituirse en su mayor limitación. Las determinaciones que el conocimiento
común establece carecen en sí mismas de la identidad necesaria a un auténtico saber y esto,
porque él presupone el fundamento constante del devenir como ya dado en “la cosa” de la
visión cotidiana. Como consecuencia de este primer movimiento, las subsiguientes
determinaciones que aporta tal saber son consideradas como cualidades de “la cosa”
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(accidentales o esenciales), el conjunto de los dados integrados en la estructura atributiva


“cosa”-propiedad y “la cosa”, por su vez, ordenada en un sistemas de clases.

La ciencia se construye sobre la base de una critica a la visión de mundo del conocimiento
natural (históricamente desenvuelta desde los comienzos de la época moderna), crítica que
pone de manifiesto sus insuficiencias. El verdadero absoluto no es “la cosa”, presente en la
pretendida pasividad de la recepción del “dato”, sino la relatividad del proceso de
establecimiento de relaciones entre los fenómenos por medio de la construcción matemática
de la experiencia. La objetividad del conocimiento científico es consecuencia de su
“relatividad”, o sea, de la conciente restricción de la validez de sus principios a un cierto
punto de partida que él es capaz de explicitar.

La visión natural del mundo se constituye a través del lenguaje cotidiano. Este se
autorregula en su funcionamiento de acuerdo a principios y fines que le son intrínsecos.
Lejos de atender a requerimientos teóricos y lógicos, se orienta por un interés
primariamente comunicativo y social.

El lenguaje cotidiano está en la base de la lógica aristotélica y, en particular, de su sistema


de categorías. Las categorías aristotélicas deberían ser llamadas “categorías naturales’ para
diferenciarlas de las científico-teóricas. Entre ellas ocupa un lugar de destaque la de
sustancia. La consecuencia última del mencionado punto de partida es la limitación de la
lógica a teoría de clases. Es éste el momento en que, en última instancia, la lógica
aristotélica torna necesaria su superación.

La lógica trascendental, por su vez, en tanto crítica de la ciencia, nada tiene que ver con el
análisis del lenguaje común. Por el contrario, los problemas que se presentan en la
epistemología criticista poseen su origen en el hecho de que Kant no respeta
consecuentemente este principio, dejando que el lenguaje común se infiltre en su análisis de
la ciencia.

6. CASSIRER: CONCEPTO DE NÚMERO Y ANÁLISIS LINGÜÍSTICO


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6.1. La “Filosofía de las formas simbólicas” en el contexto de la escuela de Marburgo

La “Filosofía de las formas simbólicas” no implica un corte absoluto o dramático con el


desarrollo del neokantismo marburgués, sino que surge en plena continuidad con las
tendencias ya presentes en la escuela desde un inicio. Entre éstas se encuentra el modo en
que se concibe el lenguaje y su relación con la ciencia.

Lo afirmado contradice las dos lecturas más difundidas de la obra mencionada. Según una
de ellas, cronológicamente anterior, la “Filosofía de las formas simbólicas” representa una
“ampliación” (Erweiterung) de la epistemología de las ciencias exactas a la teoría de la
cultura; según la otra, más reciente, ella debe ser entendida como una “transformación
lingüística y/o semiótica” de la filosofía trascendental. Explicitar algunas de las
imprecisiones contenidas en las lecturas referidas es importante para nuestro tema actual
pues de ello depende (en el primer caso de forma indirecta, en el segundo directa) la
relación que se establezca entre neokantianismo y lingüistic turn.

6.2. Neokantismo, Geisteswissenschaft y lenguaje

Desde el punto evolutivo-genético, tanto la escuela de Marburgo en general, cuanto cada


uno de sus representantes en particular, parten de las Geisteswissenschaften. Ya vimos que
Cohen, trabaja con Steintahl, a quien permanece ligado en sus primeros escritos. Natorp,
por su vez, comienza sus estudios en Bonn con Hermann Usener (filólogo pionero y
propulsor de la Mythenforschung) y con Siegfried Lipiner (poeta, músico y teólogo).
Finalmente, Cassirer da inicio a su percurso intelectual estudiando lingüística en Berlin
(reducto de Steintahl), para sólo después descubrir la filosofía a través de Simmel (influído
por la Lebensphilosophie y Völkerpsychologie), quien terminará mediando su ingreso en
Marburgo. Más aún, tanto Cohen, cuanto Natorp, cuanto Cassirer, concentran su trabajo en
las Geisteswissenschaften en mito y lenguaje, temas que, en la época, estaban
indisociablemente ligados.
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6.3. La virada semiótica

Si, en algún sentido, la “Filosofía de las formas simbolicas” representa una “virada”
(“turn”) en la historia de la filosofía, con certeza no hay razón alguna para considerar ésta
como “lingüística” e, incluso, no es nada obvio lo que deba significar su cualificación como
“semiótica”.

Lo que ha dado base a la interpretación de la “Filosofía de las formas simbólicas” como


“transformación semiótica de la filosofía transcendental” es su tesis de que toda relación
del hombre con el mundo es mediada por signos (Zeichen). Sin embargo, esta tesis no es la
fundamental de la obra y exige precisiones sin las cuales pierde fácilmente su sentido.

La tesis central de la “Filosofía de las formas simbólicas” reza: existen diferentes formas de
comprensión o conocimiento del mundo (ciencia, arte, mito, lenguaje, etc.) recíprocamente
irreductibles y poseedoras de igual grado de validez u objetividad.

La especificidad de la visión de mundo de una forma simbólica se constituye sobre la base


de un modo particular de “simbolización”, esto es, de otorgamiento de sentido al dato
sensible. En la fijación de esta constitución de sentido, el signo juega un importante papel;
no obstante, signo y símbolo no son sin más sinónimos. Tampoco lo son, signo y signo
lingüístico. El lenguaje es uno de los sistemas de signos considerados, mas no es ni el
único, ni el privilegiado. Mas aún: el sistema de signos lingüísticos y la forma simbólica
“lenguaje”, son cosas correlacionadas, pero no idénticas y esto en dos sentidos: por un lado,
el sistema de signos lingüisticos es presupuesto tanto por la forma simbólica lenguaje,
cuanto por las formas simbólicas mito y arte; por otro, el lenguaje común en cuanto “forma
simbólica”, no es un sistema de signos neutro, sino portador de una visión del mundo
característica.

6.4. El problema del número de “Substanzbegriff - Funktionsbegriff” a “Die


Philosophie der symbolischen Formen”
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Ya en “Substanzbegriff - Funktionsbegriff”, su juvenil obra consagratoria, Cassirer, dando


continuidad a la línea de pensamiento iniciada por Natorp1, defiende la tesis de que la
historia del pensamiento científico evidencia un antagonismo entre los conceptos de
sustancia y función, así como una victoria paulatina de este último. Para probar su tesis,
Cassirer analiza problemas específicos de la filosofía de lógica, matemática, física, química
y biología. Entre los segundos se encuentra el referente al concepto de número, en el marco
del cual, critica la doctrina logicista de números como objetos (por considerarla un residuo
de la noción de “cosa”) y le contrapone una concepción (derivada directamente de Natorp e
indirectamente de Dedekind) según la cual números son relaciones o, como diríamos hoy,
“estructuras”.

El tratamiento cassireriano del número ejemplifica paradigmáticamente el modo en que el


neokantismo aborda la relación entre lenguaje y ciencia. Lo decisivo no es el punto de vista
sistemático, sino el metódico; no la explicitación de las posiciones asumidas, sino de los
argumentos en que las mismas se sustentan. Para Cassirer, fiel al método trascendental, para
saber lo que es el número tenemos que interrogar las matemáticas. Ahora bien, las únicas
propiedades matemáticamente relevantes del número son las relacionales (lo que implica,
entre otras cosas, una prioridad de la lógica de relaciones sobre la de clases y del ordinal
sobre el cardinal). En consecuencia, la consideración de números como objetos no puede
estar basada en razones de orden matemático. Si pasamos ahora al Russell de “Principles”,
albo directo del ataque cassireriano, veremos que también él considera que el objeto de las
matemáticas son las relaciones y que las únicas propiedades matemáticamente relevantes de
los números son las relacionales; no obstante, defiende una otra conclusión. Para legitimar
ésta, es decisivo el subrepticio traslado de la instancia decisiva de las matemáticas al
lenguaje cotidiano. Una buena teoría del número, observa Russell, debe dar cuenta de todas
las propiedades de los números, también, pues, de aquellas manifiestas en sus aplicaciones,
entre las cuales se encuentran las evidenciadas en “daily life”.

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Natorp es sin duda uno de los pensadores contemporáneos mas injusticiados por la historia de la filosofia. Si,
por un lado, el interés por su obra se limita hoy a círculos especializados, por otro, no obstante, él es uno de
los filósofos mas creativos e influyentes de las primeras décadas del siglo pasado, decisivo en la evolución
tanto de un Husserl cuanto de un Heidegger. La importancia de Natorp no es menor en lo que dice respecto al
desenvolvimiento de la propia escuela de Marburgo. Sin Natorp, la reflexión cassireriana pierde su punto de
partida y sus supuestos.
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El movimiento iniciado con “Substanzbegriff, Funktionsbegriff” habrá de encontrar su


culminación en la “Filosofía de las formas simbólicas”, la cual efectúa un decisivo
complemento sistemático del mismo. En esta obra se explicita el marco teórico general para
el tratamiento de la cuestión método lingüístico – método trascendental, filosofía del
lenguaje - epistemología y, al hacerlo, se pone en evidencia que el punto básico - del cual la
discusión sobre el número es solo un caso particular - es la alternativa entre una semántica
monista y una pluralista. En todas las formas simbólicas están presentes el mismo conjunto
de categorías; lo están, no obstante, en un modo especifico, con un índice particular. En tal
perspectiva, existe una diferencia de principio entre los números de las matemáticas y
aquellos de la daily life. Lo que los diferencia, siguiendo un característico desplazamiento
de la función simbólica de la representación (Darstellung) al significado puro (reine
Bedeutung) es que, en el segundo, todo elemento “entificador’ es disuelto en relaciones.

7. CONCLUSIÓN

El tema del lenguaje está presente en el horizonte neokantiano desde un inicio, más el modo
en que lo está lleva a que el mismo experimente un desenvolvimiento divergente de aquel
que encontramos en la tradición analítica.

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