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Introducción
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Maya Betancout; A. y otros- “Prevencion del acoso escolar: bullying y ciberbullying- Instituto
Interamericano de Derechos Humano” ( 2014)- p.33
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Los primeros aportes sobre el origen de la violencia fueron hechos por Charles Darwin
(1809-1882) en su obra “El origen de las especies” (1859).
Además de Darwin, personas expertas de otras áreas del conocimiento han tratado
también de explicar el origen de la violencia, la han definido, delineado sus características,
planteado tipologías y brindado explicaciones sobre por qué está latente en el ser humano
desde su origen hasta la actualidad – y seguramente también en el futuro –, y explicado
cómo ha sido su proceso histórico. Destacan las teorías de autores como Sigmund Freud,
Konrad Lorenz, Nikolaas Tinbergen, la mayoría innatistas o instintivistas, para quienes el ser
humano arrastra la violencia como comportamiento o reacción innata o genética desde su
origen, por eso la violencia ha existido desde siempre.
En la actualidad el enfoque más aceptado sobre la materia es el de las teorías
sociodinámicas, centradas en los conflictos y los grupos, y la estructuralista, que entiende
la violencia como producto de los sistemas políticos y económicos. Según estas teorías, la
responsabilidad no la asumen los individuos sino la estructura social a la que pertenecen.
Destacan los trabajos de Skinner, Bandura y Dollard.
Según un informe publicado en Costa Rica, elaborado en conjunto por el Ministerio de
Salud, la Organización Panamericana de la Salud y la OMS, señala que: “La violencia es un
fenómeno construido socialmente, que se expresa a través de múltiples manifestaciones
cuyo significado varían históricamente, dependiendo del momento y del contexto en que se
produce, implica acciones u omisiones donde personas, grupos, instituciones o Estados
utilizan un nivel excesivo de fuerza y poder.
Se manifiesta a través de omisiones concretas o simbólicas, motivadas consciente o
inconscientemente por una intencionalidad. Produce consecuencias directas o indirectas,
limitan o impiden el ejercicio pleno de los derechos humanos y el desarrollo de capacidades
y potencialidades de individuos, grupos, instituciones, sociedades. Así como también genera
efectos perjudiciales en el medio ambiente y la economía de los Estados”. 2
Esta última definición es la que será concebida como la base de la presente monografía.
Violencia educativa y bullying
La violencia en el centro educativo se puede definir como toda expresión verbal y/o física,
que atenta contra la dignidad, integridad y el respeto hacia el otro, es decir hacia las
personas que integra la comunidad educativa, que no significa que no esté influenciada por
factores externos, que oscila entre dos influencias: su cultura organizacional y la realidad
externo del medio geográfico y entorno socioeconómico- cultural.
Entonces, el bullying como una de tantas formas de violencia se revela como estrategia o
acto de dominación de una persona sobre otras, presentándose de diferentes formas
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visibles (golpes, amenazas, coacción física y verbal) o como más subrepticias (marginación,
invisibilización).
El maltrato escolar entre los estudiantes es realmente un fenómeno muy antiguo. Aún
cuando muchos están familiarizados con el tema no ha sido hasta muy recientemente (a
principio de los años 70) que éste fenómeno ha sido objeto de un estudio más sistemático
(Olweus, 1973 a 1978). No obstante, a finales de la década de los 80 y de los 90 el maltrato
escolar entre los estudiantes atrajo la atención de diferentes países como Japón, Gran
Bretaña, Holanda, Canadá, Estados Unidos y España.
En Los últimos 10 años ha habido un desarrollo casi explosivo en este campo, tanto en
términos de investigación como de intervención y políticas nacionales En los Estados
Unidos éste aumento de atención sobre este problema ha sido impulsado por algunos
hechos muy publicitados acontecidos en algunas escuelas y en los que, en parte, el
problema víctima/acosador estaba relacionado con los estudiantes implicados (Anderson
et. al., 2001).
Sin embargo, Argentina llega tarde a atender el tema. Se lo consideró, primero tras el caso
de Carmen de Patagones (28 de septiembre de 2004, Provincia de Buenos Aires); siete años
más tarde se realizó el único estudio profundo y federal sobre el bullying en Argentina.
Los especialistas presumen que si se lo repitiera ahora el resultado sería peor: el índice de
casos daría más alto, sobre todo porque en las escuelas han cambiado algunos indicadores,
y porque se sumaron nuevos canales: el acoso en redes sociales.
El agresor expresa el deseo de dominar para satisfacer una necesidad de control que, a su
vez, es una manifestación de situaciones más complejas como problemas familiares o
frustraciones. En ocasiones, no se da cuenta del daño que está infligiendo, ya que no ha
desarrollado la habilidad de ponerse en lugar de otro y puede llegar a considerar que actúa
correctamente.
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Generalmente, el agresor cuenta con el respaldo de un grupo y es producto de ambientes
muy rígidos o muy permisivos. Ha desarrollado un modelo de agresividad que no le permite
resolver asertivamente los conflictos que se le presentan.
• Las evaluaciones como las encuestas, pueden ayudar a las escuelas a determinar
la frecuencia y el lugar del acoso para que puedan elegir una prevención adecuada
y estrategias de respuesta. También pueden evaluar la eficacia de la prevención
actual y los esfuerzos de intervención. Estar al tanto de lo que sucede puede ayudar
al personal de la escuela a elegir una prevención adecuada y estrategias de
respuesta.
Las evaluaciones implican pedirles a los miembros de la escuela o la comunidad,
incluso los estudiantes, sobre sus experiencias y pensamientos relacionados con el
acoso. Una evaluación está planificada, tiene un propósito y usa herramientas de
búsqueda.
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claramente cómo se espera que los alumnos se traten mutuamente. Las
consecuencias de las violaciones a las normas también deben estar claramente
definidas.
Creación de un entorno seguro: Un entorno escolar seguro y comprensivo puede
ayudar a prevenir el acoso. La seguridad comienza en el aula. Los estudiantes
también deberían estar y sentirse seguros en toda la escuela: en el espacio verde, la
cafetería, la biblioteca, los baños, el autobús y el patio de juegos. Todos en la escuela
pueden trabajar en conjunto para crear un entorno donde no se acepte el acoso.
Educación sobre el acoso: Capacitar al personal escolar y a los estudiantes para
prevenir y solucionar los problemas de acoso puede ayudar a fortalecer la
prevención del acoso a largo plazo No existen órdenes federales acerca de la
capacitación del personal o sobre los programas de estudios que contemplen el
problema del acoso.
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