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La gran expansión: ss.

XII–XIII
Es una etapa nueva, diferenciada con la anterior. A lo largo de los siglos XII y XIII, todo el continente europeo
experimentó una enorme transformación, una continuación, aún más acentuada si cabe, de la expansión demográfica,
económica y territorial que había comenzado en el siglo XI. Los reinos cristianos se lanzaron a políticas expansivas.
Configuraron espacios políticos, lingüísticos y culturales radicalmente nuevos.

Es el siglo de una nueva clase: la protoburguesía. El clásico orden medieval se rompe y aparece ese nuevo grupo que de
dedica a las finanzas, al comercio a los tratos mercantiles... Surgen también las universidades en ciudades como Bolonia
o como París.

La expansión feudal de estos siglos introdujo elementos nuevos e imprevisibles, momento en que nuevos utensilios,
nuevas técnicas de cultivo, años de buenas cosechas, el desarrollo del comercio, la artesanía... habían producido un
aumento significativo de la población europea, hasta tal punto que ya a finales del siglo XI comenzaba a resultar difícil
encontrar alimentos y acomodo para las nuevas generaciones.

Las clases dirigentes fueron desarrollando una conciencia territorial cada vez más definida. La Península Ibérica va a
constituirse en un momento en que los reyes quieren aumentar sus fronteras. En el caso de los reinos hispanos, la
conquista de enormes extensiones de tierra que habían pertenecido a los musulmanes, así como la expansión
aragonesa por el Mediterráneo, condicionaron esta evolución determinando la aparición de algunas características
propias de los reinos hispanos: como el predominio de la ganadería (sobre todo en Castilla) o la importancia del
comercio mediterráneo, en el caso de Aragón.

El poder va a estar centrado ahora en el control sobre los territorios (confines, fines, extremi, frontera). Hay un
importante concepto de lo que significa el territorio: documentación con tecnicismos sobre el territorio; por ejemplo, se
utiliza por primera vez el concepto “frontera”. Se puede decir que para los reinos cristianos peninsulares estas dos
centurias tuvieron un carácter claramente expansivo.

A esta tendencia a acumular cada vez más territorios se sumó además un significativo cambio de mentalidad: los
repartos de los reinos a la muerte del monarca, tan frecuentes en el pasado (como demuestra el ejemplo de Sancho III
el Mayor), fueron haciéndose cada vez menos habituales a partir del siglo XII. Conseguir territorio y que no se fracture,
que sigan unidos. En lugar de estas divisiones periódicas, los reinos tendieron a hacerse cada vez más grandes y
cohesionados, y sus monarcas buscaron a toda costa garantizar que la integridad territorial de sus posesiones se
mantuviera intacta a su muerte. Los primeros que lo hacen son los condes catalanes: los Condes de Barcelona, desde la
segunda mitad del s. XI, designan a un hereu no realizando particiones en sus dominios.

En este clima de expansión territorial e incremento del tamaño de los reinos, se produjo la unión de varios reinos que
daría origen a los dos principales estados de la Península: los condados catalanes y el reino de Aragón, por un lado, y los
reinos de Castilla y León por otro.

Es el momento de la configuración del Reino de Aragón; se une el Condado de Barcelona con el Reino de Aragón (siendo
el conde y el rey el mismo hombre): después de que el conde de Barcelona, Ramón Berenguer IV, hubiera contraído
matrimonio con la hija del rey Ramiro II de Aragón, Petronila, el hijo nacido del matrimonio, Alfonso II, se convirtió en
heredero tanto del condado de Barcelona como del Reino de Aragón.

Unión de Cataluña y Aragón... A la muerte del conde Ramón Berenguer IV (1162), Alfonso II (1164–1196) fue
proclamado conde de Barcelona y, sobre todo, rey de Aragón en una unión que sería ya indisoluble. Alfonso II inicia las
conquistas; se lanza a una política expansiva más allá de los Pirineos y los condados independientes acaban
integrándose en la Monarquía.

Pedro II de Aragón (1196–1213) irá a Roma para recibir la corona del papa y proclamarse vasallo de la Santa Sede
(1204). Pedro II es uno de los protagonistas de la batalla de las Navas de Tolosa (16 de julio de 1212). Todos los reinos
quieren legitimarse, y el papa es una buena excusa.

Expansión catalano-aragonesa... Su sucesor fue Jaime I (1213–1276), quien, viendo cómo se cerraban sus posibilidades
de hacerse con nuevas tierras en el sureste francés, decidió impulsar la expansión aragonesa por el Mediterráneo, una
empresa en la que obtuvo mejores resultados. Los enfrentamientos con la nobleza de su Reino estuvieron a punto de
costarle el trono, pero finalmente el rey consiguió afianzarse lo suficiente como para iniciar la conquista de Mallorca. La
incorporación de la isla era una reclamación tradicional de los comerciantes barceloneses, cansados de las dificultades
que ocasionaban en el comercio con Italia las constantes incursiones de los piratas de las Baleares.

Jaime I idea una Cruzada contra Jerusalén pero no lo consiguió.

Pedro III (1276–1285) se intitula rey de Aragón y conde de Barcelona y acabará conquistando Sicilia (1282). En las Cortes
de Barcelona (1283) Pedro III de Aragón se comprometió a reunir las Cortes Catalanas una vez al año y a no promulgar
ninguna constitución general o estatuto sin la aprobación de aquella institución.

Aragón y Barcelona, aunque estén unidas, cada una de ellas tendrá su autonomía económica; se va a mantener un
equilibrio entre el condado de Barcelona y el Reino de Aragón.

UNIÓN DE BARCELONA Y ARAGÓN


Alfonso II (1164-1196)
Pedro II (1196-1213)
Jaime I (1213-1276)
Pedro III (1276-1285)
Alfonso III (1285-1291)
Jaime II (1285-1327)
Alfonso IV (1327-1336)
Pedro IV (1336-1387)
Juan I (1387-1396)
Martín I (1396-1410)

Reino de Castilla Y León


Por lo que respecta a Castilla-León, la unión de ambos reinos fue un poco más complicada. A la muerte de la reina
Urraca, los dos reinos habían permanecido unidos en la figura de su hijo Alfonso VII el Emperador, rey de Castilla y León
(1126–1157).

Así, en una ceremonia solemne realizada en San Isidoro de León, Alfonso VII fue proclamado emperador de Hispania
(1135), recibiendo el vasallaje de García Ramírez de Navarra y el conde Ramón Berenguer IV de Barcelona, así como el
conde de Tolosa. El único soberano que se negó a rendir pleitesía a Alfonso VII fue el rey de Aragón.

Aunque los dos reinos habían quedado unidos en la figura de Alfonso VII, el imperio hispano que éste había construido
se reveló bastante efímero, y a su muerte (1157) Alfonso VII decidió dividir Castilla-León entre sus hijos, dejando al
mayor, Sancho III, el reino de Castilla, mientras que el menor, Fernando II se quedaba con el de León. Alfonso VII
realizaba el que iba a ser el último reparto del reino, separación que duraría hasta 1230 (Fernando III de Castilla y de
León). Esta división fue el origen de interminables disputas entre los dos hermanos y los magnates de ambos reinos, que
se acentuaron aún más tras la prematura muerte de Sancho III y durante la minoría de edad de su hijo Alfonso VIII de
Castilla (1158–1214).

Los nobles aprovecharán esa situación de inestabilidad; momentos de gran tensión y enfrentamientos en los que los
nobles tenderán a desnaturalizarse.

Castilla y Navarra están en continuo conflicto: el territorio que pertenece a Álava y Guipúzcoa estarán en continuo
cambio de poder entre estos dos reinos.

Los reyes cristianos siguen luchando entre sí, aunque la Iglesia insistía en que el Islam era el verdadero enemigo y que
era mucha la fuerza que se perdía en la lucha entre cristianos (unión de todos esos reinos cristianos, bajo el poder del
papa, para luchar contra el enemigo común: musulmanes).

La lucha entre los reyes cristianos, hace ver que la idea de Reconquista no tiene la importancia en ese momento que las
fuentes posteriores nos hacen ver. Utilizaban esta idea a beneficio propio, ya que los reinos del norte estaban en
continuo conflicto. Incluso León hacía pactos con los Almorávides (supuestamente el enemigo) cuando les convenía para
enfrentarse con Castilla.

A partir de 1147 aproximadamente nos vamos a encontrar con que hay un parón en los avances cristianos, no solamente
por los almohades, sino por tratados entre los distintos poderes que, aunque hubiese intención de cumplirlos, no llegaba
a producirse. El deseo de unión baja una misma creencia (Cristianismo) no era, en muchas ocasiones, compatible con la
difícil situación política cristiana. Hacían pactos para la repartición de terreno. Un buen ejemplo de que la idea de
Reconquista no era un hecho claro, sino que se utilizaba a conveniencia, era el ejemplo de los pactos de algunos reinos
cristianos con los musulmanes.

REYES DE CASTILLA Y LEÓN


Fernando I de Castilla (1035-1037) y de Castilla-León (1037-1065)
Sancho II de Castilla (1065-1072)
Alfonso VI de León (1065-1109) y Castilla (1072-1109)
Urraca I de Castilla y León (1109-1126)
Alfonso VII de Castilla y León (1126-1157)
Sancho III de Castilla (1158-1214)
Fernando II de León (1157-1188)
Alfonso VIII de Castilla (1158-1214)
Alfonso IX de León (1188-1230)
Enrique I de Castilla (1214-1217)
Berenguela de Castilla y León 1217
Fernando III de Castilla (1217-1252) y de León (1230-1252)
Fernando III (el santo), 1217-1252
Alfonso X (el sabio), 1252-1284
Sancho IV (el bravo), 1284-1295
Fernando IV (el emplazado), 1295-1312

Las cruzadas llegan a la Península


El principal objetivo de los reinos cristianos era arrebatar territorios a los musulmanes, una ocupación mucho más
sencilla que la de guerrear contra sus homólogos cristianos, y que además estaba sancionada por el llamamiento a la
cruzada que habían realizado los Papas a finales del siglo XI. De hecho, una vez superada la marea almorávide, que
detuvo los avances cristianos durante la primera mitad del siglo XII, todos los reyes se lanzaron a una carrera por
conquistarla mayor cantidad posible de territorio musulmán.

Los ecos cruzados tendrán su repercusión en la Península Ibérica, período de cierta euforia que coincide con la
decadencia del dominio almorávide: el rey Alfonso Enríquez I de Portugal consiguió conquistar Lisboa (1147), al tiempo
que Alfonso VII el Emperador, rey de Castilla y León, ocupaba temporalmente Almería, y el conde Ramón Berenguer IV
de Barcelona se hacía con Tortosa y, más tarde (1149), con Lérida

En las décadas siguientes perderá fuelle el impulso conquistador cristiano, no tanto por los almohades sino por las
luchas internas cristianas. El mensaje universalista de la Iglesia no siempre encajaba con los objetivos políticos de los
reinos.

Las luchas que los reinos castellanos mantenían entre sí (Castilla y León, Castilla y Navarra, Navarra y Aragón, Cataluña y
Tolosa) son una muestra clara de que el ideal reconquistador era un elemento más del juego político (tratados
políticos).

El arzobispo de Toledo declara una bula de Cruzada: ejércitos de más allá de los Pirineos llegan para unirse a la batalla,
por ser ésta una llamada internacional.

La compleja política hispana: los tratados


Hay que esperar como poco a 1212, a la batalla de las Navas de Tolosa, para que varios reinos cristianos se unan para
luchar contra el infiel.

Sancho III de Castilla y Fernando II de León se repartían Al-Andalus y el Reino de Portugal (Sahagún, 1158), que tenía un
rey cristiano.

Por otro lado, Ramón Berenguer IV y Alfonso VIII pactaron para repartirse Al-Andalus y el Reino de Navarra.
Alfonso VIII pactaba con Alfonso VI, rey Navarro, para delimitar los territorios alaveses y riojanos.

Las circunstancias políticas en Hispania hacían que “comulgar” con la Iglesia no siempre fuera garante de supervivencia
política.

Las alianzas con “el infiel” se siguen produciendo: Alfonso IX de León (1188-1230) pacta con los almohades; los que más
pactan con ellos son los reyes leoneses y navarros. Sancho VII el Fuerte, rey de Navarra (1194–1234), pacta con los
almohades contra la pinza castellano-aragonesa (Calatayud, 1198).

Alfonso VIII (Castilla) va a aprovecharse de la situación para sus propios intereses: conquista territorios navarros, intenta
solucionar el conflicto castellano-leonés y rompe la tregua con los almohades (1210). Es uno de los líderes de Navas de
Tolosa (1212).

Esgrimiendo la bula papal y apoyado por las ansias de revancha de Alfonso VIII, Jiménez de Rada consiguió un acuerdo
del rey castellano con Sancho VII el Fuerte de Navarra y Pedro II de Aragón, así como una tregua con Alfonso IX de León.

Además, a los ejércitos combinados de los reyes de Castilla, Aragón y Navarra se unieron numerosos caballeros
castellanos, leoneses, portugueses, ultramontanos llegados del otro lado de los Pirineos, obispos... atraídos por la
predicación de la cruzada contra los musulmanes. Las tropas comenzaron a concentrarse en Toledo durante el invierno
del año 1211.

El rey de León no se une a la batalla, por ser enemigo de Castilla y estar aliado con el infiel. Portugal tampoco se unirá
por tratados. Aun así, algún leonés o portugués se unirá a la batalla aunque su monarca no esté.

Batalla de las Navas de Tolosa (1212)... Las fuentes exageran esta batalla –realmente fue una derrota momentánea de
los Almohades y no supuso la retirada de los almohades –, pero es verdad que por primera vez varios reyes cristianos se
unieron bajo la llamada del papa contra el enemigo común. Es más, el papa manda una pena de excomunión contra
cualquier rey hispano que en el tiempo de la confrontación atacase a Castilla.

Tras las Navas de Tolosa


Exageración de datos sobre los fallecidos de Al-Andalus y los de los reinos cristianos. Manipulación de cifras y
ensalzamiento de los reyes cristianos.

Berenguela I de Castilla... Poco después de su victoria en las Navas, había muerto Alfonso VIII (1214). Le sucedió su hijo
pequeño, Enrique I, un niño que murió tres años después (1217). El trono de Castilla pasó entonces al hijo de
Berenguela, hija de Alfonso VIII y esposa de Alfonso IX de León: Fernando III. Berenguela, que fue regente cuando su hijo
era menor de edad, logra que se una definitivamente Castilla y León en la figura de Fernando III (1230).

Los principales problemas de los soberanos cristianos que vencieron en las Navas no provendrían ya de los musulmanes
de Al-Ándalus. Pedro II de Aragón, por ejemplo, perdería los dominios que su padre había logrado al sur de Francia: tuvo
que enfrentarse a los disturbios ocasionados por la herejía cátara, también conocida como herejía albigense, por tener
uno de sus núcleos más importantes en la ciudad de Albi.

Se predicó una cruzada contra los cátaros (1209), y la llegada de un ejército de cruzados al sureste francés generó una
natural alarma entre los señores locales, que también deseaban combatirla herejía albigense, pero de un modo algo
menos radical.

Así pues, los nobles de la región acudieron a Pedro II de Aragón, al que muchos prestaban vasallaje. El rey aragonés se
vio por tanto en la desagradable disyuntiva de desobedecer al papa. Finalmente, Pedro II decidió apoyar la causa de sus
nobles contra el ejército de cruzados y el rey de Francia, y los dos bandos se enfrentaron en la batalla de Muret (1213).
El enfrentamiento se saldó con la derrota de los aragoneses y los señores del Languedoc, y el propio Pedro II perdió la
vida en la batalla.

Navarra iniciaba una nueva etapa bajo el dominio de un linaje francés (1234). Tras un largo reinado de cuatro décadas,
Sancho VII fallecía sin herederos directos, dejando disposiciones para que el reino fuera entregado a Jaime I de Aragón.
Los nobles navarros, sin embargo, no estaban dispuestos a perder su independencia frente al cada vez más poderoso
monarca aragonés, y ofrecieron el trono al sobrino de Sancho, el conde Teobaldo IV de Champaña, que se convirtió en
rey de Navarra con el nombre de Teobaldo I de Navarra (1234–1253). De este modo la corona navarra quedaba incluida
claramente en la órbita francesa. Empieza Navarra a adquirir peculiaridades en cuestión de fuerza, institución, conquista
de índole francesa (pactismo).

Las relaciones cristiano-andalusíes también inauguraban una nueva etapa.

REYES DE NAVARRA
García Sánchez III (1035-1054)
Sancho Garcés IV (1054-1076)
Sancho V (1076-1094)
Pedro I, rey de Navarra y Aragón (1094-1104)
Alfonso I el batallador, rey de Navarra y Aragón (1104-1134)
García Ramírez IV (1134-1150)
Sancho VI el sabio (1150-1194)
Sancho VII el fuerte (1194-1234)
Teobaldo I ((1234-1253)
Teobaldo II (1253-1270)
Enrique III (1270-1274)
Juana I (1274-1305)

El dominio almohade
Los emires almorávides de la Península tuvieron que concentrarse en la doble tarea de contener la imparable expansión
de los almohades, al tiempo que hacían frente a los afanes expansionistas de los reinos cristianos y las elites locales se
sentían desplazadas.

La presión fiscal de los almorávides no cesaba de aumentar, cuando al llegar dijeron que no lo harían, provocando con
ello revueltas internas en Al-Andalus.

El desmoronamiento del imperio almorávide y la llegada de los almohades desde el Magreb facilitaron enormemente la
expansión de los reinos cristianos (Lisboa, Almería, Lérida o Tortosa).

Los almohades (1147–1269)... De un modo muy similar al surgimiento del movimiento almorávide, los almohades,
predicaban una interpretación rigurosa del Islam surgida también entre las tribus norteafricanas (Justicia y Ortodoxia).
Su fundador había sido un personaje llamado Ibn Tumart, que incitaba a sus seguidores a restaurarla piedad originaria
de los musulmanes, evitando las muchas desviaciones con respecto a la práctica de la fe que se habían producido en el
norte de África.

Sin embargo, la penetración de los almohades en Al-Andalus fue muy complicada, pues la principal resistencia, los
líderes andalusíes como Ibn Mardanish y sus descendientes, con los que luego se aliarán, no parecía dispuesta a
sustituir el domino de los almorávides por el de los almohades. A pesar de sus promesas de suprimirlos impuestos y el
gobierno injusto de los almorávides, la inclusión de Al-Ándalus en el imperio almohade no se completó hasta treinta
años después del desembarco inicial (1172), con la muerte de Ibn Mardanish. Instaurarán un principio dinástico para
consolidar a su linaje en el poder.

Alfonso VIII se apoderaba de Cuenca (1177). Guerra Santa: los ataques venían de los reyes cristianos, ante lo cual los
almohades desplegaron una política defensiva: fortificar sus murallas, defender sus fronteras, organizar sus tropas y a
sus súbditos. La época dorada de Yaqub al-Mansur: se retomó la ofensiva contra los cristianos. Naturalmente esta
expansión de los reinos cristianos no estuvo exenta de sonados reveses, como el que sufrió el rey de Castilla Alfonso VIII
en Alarcos (1195), donde fue derrotado por las tropas almohades recién llegadas del norte de África, alianzas con el rey
leonés Alfonso IX, tregua con Castilla (1198)...

Los almohades llegan y tendrán la misma situación que los almorávides: tienen tantos problemas que no atacan, sino
que se defienden. Valorados e infravalorados a la vez. Por otro lado, las últimas décadas del siglo XII fueron años de
cierto esplendor en Al-Andalus, que permitieron a los almohades recuperar parte del terreno perdido frente a los
cristianos.
Los avances de los almohades generaron numerosas inquietudes entre los reyes cristianos y el papado, temerosos de
que los musulmanes consiguieran invertir las tornas en la Península. A este clima de preocupación generalizada vino a
sumarse la derrota de Alarcos (1195), al tiempo que hacía nacer en el ánimo del rey castellano, Alfonso VIII, el deseo de
obtener la revancha contra los almohades.

En la preparación de esta campaña es imprescindible mencionar a Rodrigo Jiménez de Rada, obispo de Toledo, que
desarrolló una diplomacia incansable reuniéndose con todos los reyes hispanos y obteniendo del papa la predicación de
cruzada contra los musulmanes.

Naturalmente, los almohades no eran ajenos a todos estos preparativos, y comenzaron a su vez a armar un enorme
ejército que había salido de Marrakech en dirección a la Península (comienzos de 1211). El ejército musulmán, muy
superior al cristiano en número, estaba dirigido por el califa Al-Nasir en persona, al que los cristianos daban el nombre
de Miramamolín, una corrupción del título de Amir al-Muminin (= Príncipe de los Creyentes).

La batalla (batalla de al-Iqab) tuvo lugar en, en Sierra Morena (1212), en los estratégicos pasos que comunicaban la
Meseta con el valle del Guadalquivir, en un lugar llamado Navas de Tolosa. Finalmente los musulmanes fueron
desbordados por la reserva comandada por el propio Alfonso VIII. Es importante por ganar este sitio es ganar una base
militar importante en Al-Andalus para ocupar plazas o seguir conquistando.

Arte almohade... A pesar de la imagen de místicos rigoristas, la dominación almohade dejó importantes monumentos
en la Península, como la Torre del Oro, la Giralda o el Patio de los Naranjos en Sevilla.

El decisivo siglo XIII


Si se conquistan nuevos territorios se tenían más impuestos, más parroquias, más fieles... Lo primero que se hace al
conquistar es colocar la red eclesiástica y los nuevos vasallos tienen que pagar diezmos. Esto es lo que impulsa las
conquistas.

Las conquistas de Fernando III y Jaime I... El siglo XIII es el conquistador por excelencia, gran expansión de los reinos
cristianos: Fernando III (Castilla) y Jaime I (Aragón).

Fernando III era hijo del matrimonio de Alfonso IX, rey de León, con Berenguela, hija del rey de Castilla Alfonso VIII. Era
por tanto el heredero del trono de León, pero la muerte prematura de Enrique I, heredero al trono de Castilla, permitió
a Fernando III reclamar primero la herencia de su madre y convertirse en el rey de Castilla (1217–1252) y de León
(1230–1252).

Jaime I el Conquistador
Ya que la zona de Cataluña se veía afectadas comercialmente ante la constante piratería mallorquina de los almohades.
La alta burguesía urbana catalana solicita al monarca soluciones. La monarquía no era dada a realizar grandes
expediciones de conquista, sin embargo tanto la Iglesia como la nobleza laica necesitaban de ellas. El comienzo de las
expediciones tuvo lugar casi al mismo tiempo que la conquista de Mallorca por Jaime I, y se saldó con un completo
éxito.

Conquista de Mallorca (1229)... Hay un cambio donde no sólo la nobleza, sino la protoburgesía, tienen que opinar. El
monarca reúne Cortes en Barcelona (1228) a la que asistieron nobles, eclesiásticos y ciudades. Principalmente se
convocan las Cortes por motivos económicos, pero cuando ya resuelven el tema, también entran a relucir diferentes
intereses de índole no económica). Los nobles aragoneses pidieron a Jaime I que comenzara con Valencia, pero Jaime I
decidió que era más importante y más urgente conquistar Mallorca porque estaba afectando a los ingresos. Se crea un
impuesto extraordinario que todos debían de pagar denominado bovatge, un impuesto que grava la ganadería; se crea
para la conquista de Mallorca y la repueblan catalanes. Esta empresa fue catalana y así la asumieron manteniéndose los
aragoneses al margen, en contra de los deseos de los nobles de Aragón.

El rey, claramente decidido a apoyar a los grupos urbanos catalanes, concentró una flota considerable en Salou:
Mallorca capitula (1229). A lo largo de las décadas siguientes (1235) se irían incorporando Ibiza, Formentera y
finalmente, ya a finales de siglo, Menorca se convierte en tributaria del monarca
Llibre dels feyts... Es la primera de las denominadas cuatro grandes crónicas de la Corona de Aragón. Parece ser que la
conquista de Mallorca (1229) impulsó su redacción.

Poco después, Jaime I decidió emprender la conquista de Valencia. Si en el caso de la anexión de las Baleares había
contentado sobre todo a los comerciantes barceloneses, en el de Valencia Jaime I encauzaba sabiamente las ansias
expansionistas de los nobles aragoneses. Valencia fue conquistada (1238), y poco después fueron cayendo las
principales ciudades de la región.

Le conviene conquistar Valencia para poder bajar la frontera y aumentar el territorio, pero Jaime I creará el reino de
Valencia –para que los nobles no se quedasen con el poder–, con autonomía propia, con sus propios fueros y repoblada
por aragoneses. Jaime I fue conde de Barcelona, rey de Aragón, de Valencia y conde de diversos condados en Occitania.
Sus sucesores se intitularían así (Pedro II de Cataluña, III de Aragón y I de Valencia).

A su muerte repartirá parte de sus territorios entre sus hijos: Pedro III (Aragón, Valencia y Cataluña) y Jaime II (Reino de
Mallorca y Condados de Occitania, convirtiéndose Mallorca en feudatario del Reino de Aragón).

Fernando III el Santo


Fernando III el Santo (1217–1252) va a convocar otras Cortes. Se reunió en Carrión (1228) con los magnates del Reino,
los maestres de Santiago y de Calatrava, prelados de Toledo y Burgos para reanudar las hostilidades con Al-Andalus.
Fernando III conquistaría para Castilla parte de Extremadura y casi toda Andalucía: 1) Córdoba (1238), era conquistar el
corazón de Al-Andalus, ya que era la capital, su mezquita fue bendecida y se celebró la primera misa, dando a entender
que Córdoba ya era cristiana; 2) Jaén (1246); y 3) Sevilla (1248). Campañas largas, agotadoras y muy costosas.

Fernando III conquista Sevilla (1248)... Fernando lll se va a quedar sin dinero, no tiene más remedio que pedir ayuda a
la Iglesia, y logra que el Papa le ceda provisionalmente las tercias: dos novenas partes de un diezmo; esta parte va para
la conquista de Sevilla, que acabará convirtiéndose en un ingreso fijo para la corona. Sevilla acabó eclipsando a las
demás campañas porque acabó durando más de un año. Fernando III manda que todos los moros salgan de Sevilla, pero
cumpliendo con todo lo que los musulmanes le piden. Sevilla quedó completamente vacía, sin ningún musulmán, que
puede llegar a equívoco porque las oligarquías musulmanas se quedan en las morerías, pero la gran mayoría se quedan
en el entorno rural de Sevilla, aunque algunos se van con salvoconductos.

Tratado de Almizra (1244): con la conquista aragonesa de Valencia se tuvieron que fijar los límites entre el Reino
castellano y el aragonés. Murcia forma parte de Castilla; se coloca la frontera para que Aragón no se introduzca en
territorio castellano.

II mitad del s. XIII: una nueva etapa


Pasamos a una etapa distinta y diferente; no es una etapa de conquista y expansión sino de intentar sacar partido. Con
estas conquistas, se puede decir que a mediados del siglo XIII, la Reconquista se daba prácticamente por concluida. De
todos los reinos peninsulares, sólo Castilla tenía ya frontera con los musulmanes, y es probable que los reyes cristianos
consideraran ya que la caída del Reino de Granada, último estado islámico de la Península, era sólo cuestión de tiempo.
Por tanto, a partir de ese momento, las aspiraciones de los reinos cristianos cobraron una nueva dimensión superando
por primera vez de forma decidida las fronteras de la Península Ibérica.

Tras la gran expansión de la primera mitad del s. XIII la Península queda configurada así: Reino de Castilla-León, Reino
catalano-aragonés, Reino de Portugal, Reino de Navarra y Reino de Granada.

La nueva etapa que se abre ahora estará marcada por alianzas, pactos, tratados, sucesiones, matrimonios, rebeliones…,
que permitirá que estos reinos inserten sus políticas en marcos más amplios (ultramarítimos y/o ultrapirenaicos), bajo la
atenta mirada del papado –también forma parte del juego político– y de sus intereses (por ejemplo la boda de Pedro III
de Aragón con Constanza de Sicilia o Fernando III con Beatriz de Suabia). Esto se hace porque pocos reyes en Europa
pueden presumir del gran territorio conquistado como ellos dos. Por lo que entramos en una fase que quieren abrir
nuevas rutas, nuevos mercados, nuevas fronteras...

Aragón empezará a expandirse por Sicilia (Pedro III) y Castilla aspirará al Imperio (Alfonso X). Fernando III había
contraído matrimonio con una mujer de la familia imperial alemana: Beatriz de Suabia, prima del emperador Federico II.
El emperador alemán murió (1250) y cuatro años después lo hizo su hijo Conrado.
Jaime I cuando muere (1276) va a repartir su territorio, por lo que a Pedro III no le tocará todo el territorio (Aragón,
Valencia y Cataluña). Y va a sacar a Mallorca de la herencia, que es vasalla de Aragón y es heredada por Jaime II
(heredará el Reino de Mallorca y los Condados de Occitania, convirtiéndose Mallorca en feudatario del Reino de
Aragón).

Pedro III el Grande (1276-1285), heredero de Jaime I, también había contraído matrimonio con otra princesa de origen
alemán, Constanza de Sicilia, nieta del emperador Federico II Barbarroja de Alemania e hija de Manfredo de Sicilia, que
se había apoderado de los dominios imperiales en Sicilia y el sur de la Península Itálica. Los enfrentamientos por el
Dominium Mundi entre los Staufen y el papado llegan a la Corona de Aragón a partir del vínculo matrimonial. Este
matrimonio estaba destinado simplemente a reforzar las aspiraciones comerciales de la corona aragonesa en el
Mediterráneo.

Su abuelo, Pedro II (1196-1213), se había hecho vasallo del papa y había hecho que lo coronara, y con este matrimonio
se rompe ese vasallaje. El rey de Francia va a ser el más importante por el papado de Aviñón; apoya al papa Martín IV,
que es el que quiere hacerse con Sicilia.

Carlos de Anjou, miembro de la casa real francesa, consiguió apoderarse de los territorios en la Península Itálica y Sicilia
de Conrado apoyado por el papado. La población de la isla se levantó contra Carlos de Anjou en una sangrienta rebelión
conocida como “las Vísperas Sicilianas” (1282). La cosa habría quedado seguramente ahí si en ese momento no hubiera
intervenido Pedro III de Aragón, que reclamó los territorios itálicos como herencia de su esposa Constanza.
Inmediatamente los sicilianos reconocieron a Pedro III como rey de la isla, y los ejércitos de los Anjou fueron derrotados
por la armada aragonesa.

Irritados por la intromisión del monarca aragonés, el papa Martín IV y el rey de Francia trataron de presionar a Pedro III
para que abandonara Sicilia: el primero lo excomulgó y va a mandar una cruzada contra él, y el segundo invadió el reino
de Aragón, aunque la campaña terminó con una clara victoria aragonesa.

Sin embargo, los reyes de Aragón sabían que no podían permanecer enemistados con el papado y el reino de Francia, y
a lo largo de los años sucesivos trataron de llegar a algún acuerdo satisfactorio para todas las partes. Esto va a ser
aprovechado por los nobles aragoneses para exigir una serie de derechos al rey, y le seguirá la nobleza catalana.

La conquista de Sicilia tuvo costes muy altos para el rey. La nobleza aragonesa creo la Unión Aragonesa (Zaragoza, 1283)
en la que todos los nobles aragoneses se unen para defender sus derechos. Se acusa al rey de meter en altos cargos a
extranjeros (catalanes, valencianos...) y de dejar a Aragón en un segundo plano; la nobleza catalana se reúne en Cortes
de Barcelona con el rey (1283): Pedro III de Aragón se comprometió a reunir las Cortes Catalanas una vez al año y a no
promulgar ninguna constitución general o estatuto sin la aprobación de aquella institución, por lo tanto, lo están
limitando. Control de la autoridad regia: reuniones anuales, acuerdos con los señores.

Aquí es cuando entran los campesinos de remensa, que les conviene a los nobles que estén trabajando las tierras (los
nobles no quieren que los campesinos se vayan de sus tierras o se vayan con el rey).

Inicios de un sistema constitucional catalán: prelats, religiosos, barons, cavallers, ciutatans e homens de la vila, bon
estament, reformació de la terra.

Los herederos catalano-aragoneses se están encontrando con un montón de problemas. Tuvieron que gestionar las
consecuencias de la conquista de Sicilia. Fue dificilísimo y va a repercutir en problemas con el papado, el rey de Francia y
problemas internos que van a surgir al calor de esta conquista: cuando se tomó Sicilia, a los nobles aragoneses no los
llamaron (llamaron a los catalanes porque tenían flota). A esto se le une costes muy altos. Esta conquista también vino a
romper el equilibrio con el Mediterráneo; la corona aragonesa se está expandiendo y esto no está siendo bien visto por
los demás.

Alfonso III (1285-1291), hijo de Pedro III, hereda Cataluña, Valencia y Aragón. Dejó fuera la herencia de Sicilia para que
no salpicara el problema a la Corona aragonesa.

Todos los reyes aragoneses quieren acabar con la Unión Aragonesa o mermarla, ya que las exigencias eran cada vez
mayores. A Alfonso III se le exige colocar los fueron en Cataluña y que se los miembros de las Cortes sean todos
aragoneses. Alfonso III viene de conquistar Mallorca (feudatario de Aragón) y Menorca (feudatario de Aragón pero en
manos almohades). Mallorca es un territorio que sale y entra de la Corona aragonesa. En un momento de gran
esplendor intenta acabar con la Unión Aragonesa pero no lo logra porque tiene mucho poder, porque estaba apoyada
por los nobles y por las ciudades, por lo que tuvo que claudicar a sus peticiones.

Jaime II (1285-1327), hijo de Pedro III, hereda Sicilia, pero llegó, ya en los últimos años del siglo XIII, a un acuerdo con el
papa (salir de la excomunión) y el rey de Francia mediante el cual la Corona aragonesa renunciaba a Sicilia y a Mallorca a
cambio de obtener derechos sobre Córcega y Cerdeña, lo que permitió la ocupación de estas islas (1323).

Entre 1295 y 1310 los reyes aragoneses van a centrar su política en la Península, la manga mediterránea y en el Magreb
oriental. Ellos quieren hacerse con toda la franja que va desde las Baleares hasta Argelia, y para poder controlar todo
esto tenemos que controlar la manga mediterránea (Cartagena y Alicante), que están en manos de Castilla, y hay que
controlar ciudades en el Estrecho (Almería y Málaga), en manos musulmanas. En esta fase, Aragón se va a enfrentar
tanto a los musulmanes como a Castilla.

Alfonso X el Sabio... La herencia de los Hohenstaufen y la jefatura de la casa gibelina debía pasar a los herederos más
cercanos, que eran precisamente los hijos de Fernando III el Santo y Beatriz de Suabia, entre los que se contaba el nuevo
rey de Castilla-León: Alfonso X el Sabio, que había sucedido a su padre (1252).

Alfonso X el Sabio (1252–1284) planteó sus reclamaciones al trono imperial, aunque esto dependía de que consiguiera
ser elegido por los electores alemanes y de que contara con el beneplácito del papa y de las ciudades del norte de la
Península Itálica. Va a invertir muchísima energía, fuerza y dinero en intentar coronarse emperador. Finalmente no lo
logra porque irá para un Habsburgo. Quería hacerse con la corona porque reforzaría su papel en España, pero todos los
reyes querían convertirse en emperador. Es probable que en el ánimo de Alfonso X no pesara sólo la obligación feudal
de reclamar su herencia o el atractivo del título imperial.

Su gobierno estuvo inspirado en el modelo del emperador Federico II. Alfonso X el Sabio, el rey legislador por
excelencia, intentó modernizar e intentó tener un concepto distinto de rey (vértice de la pirámide). Alfonso X es el
nuevo prototipo de rey que se considera cabeza visible del Estado y por tanto no es un señor feudal más. Intenta
mostrar que al rey es al que le toca legislar. Se le conoce por las Partidas y por el Fuero Real: una sola legislación para
todas las ciudades.

Estos reyes que llevan a sus espaldas grandes territorios conquistados hacen que quieran tener ansias de expandirse
más. Seguirá con una política de conquista: 1) en Al-Andalus conquistó Niebla y la Costa de Cádiz –Al-Ándalus quedará
cada vez más reducida–, 2) idea una cruzada contra Marruecos: “la conquista allende” (1260, saqueo de Salé).

El Fuero Real va a ser muy mal aceptado por parte de la nobleza, porque no quiere un rey que se le imponga y los nobles
se levantan en contra de Alfonso X (1272). Están cuestionando la autoridad del rey, porque es un rey que quiere ser
reconocido por los vasallos.

Alfonso X, a pesar de haber sido un rey conocidísimo, dejaba en Castilla una grave crisis dinástica. Tras el fracaso del
sueño imperial, los últimos años del reinado de Alfonso X fueron muy conflictivos. El origen del problema, además de en
las intrigas de la nobleza castellana, descontenta con la excesiva atención y recursos que el monarca volcaba en su
campaña por el imperio, se encontraba en la sucesión a la corona. En un principio, el heredero era el hijo mayor del
monarca, Fernando de la Cerda.

El príncipe falleció de forma prematura (1275), dejando a dos hijos pequeños. La tradición castellana dictaba que en el
caso de fallecimiento del heredero del monarca, el trono debía pasar a su hermano menor, en este caso, Sancho, hijo de
Alfonso X y hermano pequeño de Fernando de la Cerda. Sin embargo, el rey Alfonso había escrito en sus Partidas que en
el supuesto de producirse una contingencia de este tipo, los herederos debían ser los hijos del príncipe fallecido, que en
este caso debían ser los hijos del difunto Fernando, los infantes de la Cerda. Vuelve a ser un intento por introducir el
nuevo derecho que sustituya al derecho consuetudinario. Después de consultarlo con varios asesores, el propio rey
Alfonso X resolvió que el heredero debía ser su hijo pequeño, Sancho IV, obviando lo que él mismo había escrito en sus
Partidas. Sin embargo, una parte de la nobleza del reino, con los Lara a la cabeza, el rey de Aragón Pedro III, y el propio
rey de Francia, que era el tío de los niños por la boda de su hermana con Fernando de la Cerda, apoyaron
decididamente la candidatura de los infantes de la Cerda, negándose a aceptar a Sancho IV como heredero.

Al final, la batalla la ganará Sancho IV el Bravo, hijo de Alfonso X. No se eliminan los Fueros y las Partidas tampoco se
quitan. Los niños, junto a su madre, se refugiaron en el Reino de Aragón, al tiempo que las intrigas se sucedían en la
corte castellana. El asunto de la sucesión de Alfonso X se convirtió prácticamente en una guerra civil (enfrentamiento
entre los infantes de la Cerda y Sancho IV), en la que participaban los nobles del Reino y los Estados vecinos de Francia y
Aragón, y que no cesó ni siquiera cuando Sancho IV el Bravo (1284–1295) ocupó el trono de Castilla a la muerte de su
padre (1284).

El siglo XIV es un siglo complicado, un siglo de crisis internas. Castilla y Aragón se van a enfrentar en la llamada “Guerra
de los dos Pedros” (Pedro I de Castilla versus Pedro IV de Aragón).

Navarra: nos encontramos con una puerta abierta a los reyes franceses y con que la oligarquía quiere que sus derechos
sean respetados.

El final de Al-Andalus
Al-Andalus sigue existiendo tras 1212. Tras la batalla de las Navas de Tolosa y la muerte del califa Al-Nasir (1213), el
imperio de los almohades entró en una etapa de evidente descomposición, de la que se aprovecharon sobre todo los
reyes cristianos peninsulares, que ocuparon gran parte de los territorios de los almohades en Al-Andalus, pero también
algunos caudillos musulmanes locales.

Desde la fitna (1009), el problema de la legitimidad es algo que está presente en los musulmanes. Se va a abrir una
importante crisis. Tras la muerte de Yusuf II (1224) se interrumpió la sucesión regular al califato, pues el soberano murió
sin hijos. Sumido en interminables luchas dinásticas internas, el imperio almohade dejó entonces de controlar los
territorios de la Península.

Los almohades apenas ejercían ya ninguna autoridad (1228). En general, la desintegración del imperio almohade
propició la creación de numerosos pequeños reinos, en los que ya no primaba la idea de resistir los avances cristianos o
reunificar Al-Ándalus, sino sobre todo el instinto de supervivencia y la necesidad de garantizar una rendición en las
mejores condiciones posibles. Los musulmanes van a resistir por un territorio que había sido durante muchísimo tiempo
suyo. Esta atomización permitió el surgimiento de formas políticas muy variadas, desde movimientos de carácter
religioso a asociaciones de antiguos burócratas. Al-Andalus quedaba huérfana sin un poder fuerte y respetado que la
protegiese.

En estas fechas, Castilla y Aragón están convocando Cortes para expandirse, por tanto no es casual que sea cuando se
inicie la expansión, aprovechando la debilidad almohade. La tensión social es grande, la autoridad no existe, los reinos
cristianos no dejan de avanzar, los almohades solo quieren cobrar impuestos y la población no quiere pagarlos.

Búsqueda de soluciones: algunos consideraron pactos con los cristianos, como hace Abu Zayd, señor de Valencia, que se
queda en un señorío en Segovia. Otros lo que hacen es una política antialmohade, como hizo Ibn Hud, que quería
depender únicamente de Bagdad.

Surge la resistencia de Al-Andalus, en manos de los poderes locales que se enfrentan a los cristianos. Los andalusíes
trataron de hacer frente a las conquistas cristianas de muchas maneras distintas: ensayando nuevas firmas políticas y de
religiosidad. Una de estas nuevas construcciones políticas fue el reino de Granada. Su fundador fue un personaje
llamado Muhammad ibn Nasr al-Ahmar (= el rojo), al que se conoce normalmente con el nombre de Muhammad I, que
decidió ofrecerse a Fernando III de Castilla como su vasallo (1246), por lo que los musulmanes tenían que enfrentarse a
los suyos, porque Fernando III tira del pacto de vasallaje.

A finales del siglo XIII, sólo el nuevo reino nazarí de Granada había conseguido sobrevivir a las ansias conquistadoras de
los Reinos de Castilla y Aragón. El reino nazarí estaba muy activo y tiene muchos apoyos.

Alfonso X había ido en contra de las minorías y las minorías se levantan. El rey de Granada apoyará la revuelta de los
mudéjares sevillanos y murcianos (1264) contra Castilla. Castilla va a tener que contar aquí con el apoyo de Aragón; esto
está relacionado con el tratado de Almizra (1244), que se selló con un matrimonio (Alfonso X con Violante de Aragón,
hija de Jaime I el Conquistador).

El reino de Granada sabrá jugar sus cartas (con los meriníes y con los castellanos) y consolidarse plenamente. En algunos
momentos va a perder (Tarifa...).
Contra todo pronóstico, los sucesores de Muhammad I consiguieron mantener una política de alianzas cambiantes que
les permitió sobrevivir hasta diciembre de 1491, con la capitulación y la entrega de llaves de la ciudad de Granada.

¿Repoblación o Reorganización?
No encontramos con una Andalucía que es cada vez más cristiana, exceptuando el reino de Granada que es un reino
aparte. En estas continuidades del paisaje islámico nos encontramos con elementos que son el cultivo, ganado,
mercado, monedas o la lengua que sufren adaptaciones.
La documentación es muy parca a la hora de explicarnos que ocurría con los habitantes de los territorios conquistados
por los cristianos.

Discurso intencionado: “Reconquista” y “Repoblación”

Repoblación: necesidad de poblar territorios despoblados.

Conquista cristiana: ¿Tabula rasa, ruptura con todo lo anterior?

Reconquista y Repoblación realizada a partir de núcleos sin población.

Continuidades y cambios tras la conquista cristiana. Políticas de integración de los nuevos territorios: Toledo (Castilla) y
Valle del Ebro (Aragón-Cataluña, Alfonso I el Batallador). En el Valle del Ebro las capitulaciones contemplaban que los
musulmanes deberían abandonar la ciudad para colocarse a extramuros. Las políticas de continuidad se hacen
pensando en la población musulmana que es muy necesaria para llevar a cabo políticas de integración que impliquen
elementos de continuidad. Las capitulaciones regulan las relaciones entre la comunidad musulmana que se queda y la
sociedad dominante. Un elemento que nos llama la atención en el Valle del Ebro es una zona conquistada por la corona
aragonesa y la población musulmana permanece y es un rasgo para comprender la organización de la sociedad catalana
y aragonesa. En la firma de las capitulaciones del Valle del Ebro encontramos que al año de la conquista los musulmanes
tienen que marcharse de la ciudad rodeada por la muralla y tienen que irse a vivir fuera. Esto se lleva a cabo porque hay
un miedo ya que el musulmán puede hacer pactos con el norte de África y haber una nueva reconquista y por ello se le
saca de las murallas.

El principal objetivo de la expansión feudal había sido apropiarse de los recursos del enemigo. Que los musulmanes se
marchen de las ciudades permite que cuando entre la monarquía y la nobleza se encuentren casas y talleres que se
pueden ocupar y por tanto aumentarán los recursos y su poder por ello el hecho de sacar a los musulmanes fuera de la
muralla.

Con esta medida la monarquía y la nobleza pudieron reforzar sus recursos y su poder y mermar las posibilidades de la
clase dirigente musulmana (aprovechamiento de mezquitas, bienes habices, etc.). Cuando entran en las ciudades la
nobleza, la monarquía y la iglesia puede aumentar sus recursos. La iglesia es una de las que sacará mayor provecho de
estas conquistas porque se hará con todas las mezquitas y también se quedarán con unos bienes habices: son bienes
que se donan de modo voluntario para el mantenimiento de las mezquitas. Son un patrimonio urbano; mueble e
inmueble.

Todo esto no implicaba un intento de deshacerse de los musulmanes pues las capitulaciones del S. XIII contenían
cláusulas “generosas” con los vencidos (Borja, Tortosa…). Todo esto no implica un deseo de deshacerse de los
musulmanes sino lo que se quiere es que esta mano de obra necesaria permanezca en la península. Las capitulaciones
suelen ser bastante “generosas” para que los musulmanes se queden. Se les permiten a los musulmanes que se había
marchado el hecho de volver en un periodo de 4 meses y ocupar de nuevo sus propiedades. Si en el plazo estipulado no
vuelven pues estas propiedades pasan al fisco regio.

Esto va a garantizar en muchos lugares la continuación de una población autóctona: los mudéjares (del árabe mudajan,
sometido) que vivían algunos de ellos en morerías y eran gobernados por las aljamas. Las capitulaciones del S. XIII del
Valle del Ebro tienen estas cláusulas. Todo esto permite una continuidad de la población autóctona que continúa. Esta
población se convierte o se adapta a los nuevos marcos sociales. Si se adaptan conforman comunidades que llevan el
nombre de mudéjares: que viene del árabe y significa sometido. Viven en comunidades diferenciadas y están
gobernadas por las aljamas. La aljama es el órgano que los administra y los gobierna y pueden incluir varias morerías.
La presencia de los mudéjares va a constituir un elemento de primer orden en la constitución de la sociedad catalano-
aragonesa que ayudan a comprender mejor a esta sociedad.

El elemento mudéjar es un elemento importante para entender la sociedad; Esta población no alcanza una
homogeneidad cultural ni religiosa. El arte mudéjar en Aragón alcanza una gran importancia y es la muestra clara de la
población musulmana que había quedado en la zona. El arte se transmite de padres a hijos; las obras de artes fueron
realizadas por maestros importantes (Teruel, Calatayud...)

Conquista de los ejes que articulaban el territorio andalusí: el Valle del Guadalquivir y el levante (Córdoba, Sevilla,
Murcia, Alicante, Jaén, Úbeda Baeza, Denia, Cartagena…). Un siglo después de que caiga el Valle del Ebro se intenta
conquistar el Valle del Guadalquivir (conquistado por Castilla) y el Levante (conquistado por Aragón). Esto supone la
toma de ciudades muy importantes; Córdoba, Sevilla o Murcia, Valencia o algunas ciudades menos importantes pero
muy populares; Jaén, Úbeda, Cartagena, Denia Etc. Esto permitió que los cristianos se encontraran con ciudades muy
importantes y distintas a lo que estaban acostumbrados en el norte.

Modelo de medina... Ciudades con una arquitectura andalusí: la Medina Islámica tenía un trazado urbano complejo y
llevó a una adaptación importante de los dominadores para adaptarla a la nueva sociedad. Los barrios musulmanes
recobraban la esencia de comunidad muy importante, tenían una arquitectura típica que permite que poco a poco se
vaya ensañando la ciudad.

En Andalucía y en el Levante el paisaje islámico se vio modificado por la conquista cristiana. Las conquistas castellanas
en Andalucía sirvieron para reforzar el poder de la monarquía: el almacén del rey y de la Iglesia (órdenes militares y
cabildos episcopales). El paisaje islámico es un paisaje que sufrió una transformación pero que fue poco a poco. En
líneas generales la conquista castellana en Andalucía sirve para reforzar el papel del monarca que se quedará con
importantes dominios (almacenes reales) y le permitirá crecer en poder y asentar el poder. Los reyes son muy fuertes y
será la cabeza visible del estado. En Andalucía se queda con una parte importante de la propiedad. La iglesia y las
órdenes militares también tendrán importancia así como los cabildos episcopales. Se fundan nuevos obispados en
Sevilla y en Córdoba que tendrán donaciones de los monarcas.

También los familiares del rey, la nobleza y los administradores regios recibirán donadíos. Los donadíos serán grandes
propiedades de tierras que son concesiones regias que pueden ser perpetuas y hereditarias. Estas tierras también se
darán en calidad de heredamiento que es una serie de tierras que se dan a caballeros y peones para que vivan en ese
lugar y se pretende a que ayuden a defender las conquistas de la segunda mitad del S. XIII.

Las concesiones regias también se harán en calidad de heredamientos (caballeros y peones que defienden las fronteras.
Se crea el cargo del Adelantado Mayor de Andalucía (1253). Se crea el cargo del Adelantado Mayor de Andalucía (1253)
que lo ocupará un personaje de la nobleza y cobra una gran cantidad de dinero por encargarse de la defensa de la
frontera.

Las propiedades experimentaran muchas transacciones poniéndose así la base de los grandes latifundios andaluces: la
baja nobleza (Guzmanes, Mendozas, Ponces, etc…). Conforme la conquista se hace estable las cesiones de tierras sufren
transacciones y pasan de mano en mano. Los precios de la tierra caen en picado en el S.XIV cuando comienza la crisis;
peste, malas cosechas, problemas en la tierra y por tanto al caer los precios se aproveche la nobleza y la iglesia para
comprar y acaparar una gran cantidad de tierras y será el origen de los grandes latifundios en Andalucía. La baja nobleza
se aprovechará aún más ya que acapara las tierras y las ocupará; Guzmanes, Mendozas, Ponces etc.
La población andalusí no verá muy alterada su situación (exceptuando la clase dirigente y los conversos) hasta la
revuelta mudéjar de 1264 en Andalucía y Murcia. Mientras que esto ocurre la población andalusí que se queda en
principio no se ve muy alterada exceptuando las clases dirigentes que reciben propiedades importantísimas y que se les
premia para tenerlos al lado del poder. La población andalusí no se verá muy alterada hasta que haya una revuelta
mudéjar en el año 1264 en Andalucía y en Murcia que significará un antes y un después en la población musulmana de
Andalucía. Las políticas de Alfonso X son contrarias a las políticas de capitulación; exigiendo cada vez más tributos.

Los cultivos
Las conquistas propiciaron una espectacular expansión agraria. En los reinos cristianos se cultivaba fundamentalmente
cereales y en algunos lugares vid y olivo. La expansión agraria: en los reinos cristianos se cultiva el cereal, trigo, cebada y
centeno y en raras ocasiones se cultivo la vid y el olivo. A partir de las conquistas cambia este planteamiento agrario y
de cultivo de los reinos cristianos del norte.
Con la conquista se integran muchos productos agrarios en los nuevos circuitos de consumo y de mercado. Esto
beneficia a los cristianos y se aprovechan de estos productos nuevos que se integran en un circuito comercial y de
mercado que se enriquecen.

En Al-Andalus había un importante cultivo y consumo de vid: “que grata compañía, el vino/ entre canciones/ en el
jardín/ (Ibn Sahl)”. El cambio es trascendental por la cantidad de técnicas, mejoras y especies que desconocían los reinos
cristianos del norte. En principio cabe pensar que la triada básica es el cereal; trigo, cebada y centeno. Pero la vid a
pesar de no estar muy presente en Al Ándalus pero nos encontramos que esta producción era muy importante. El vino
circulaba, se vendía y se consumía y aparece reflejado en poemas.

Consumo del vino en Al-Andalus... Los musulmanes bebían públicamente en las fiestas. El moscatel y las pasas serán
productos muy preciados y se pondrán en el mercado suponiendo grandes ganancias para los musulmanes. Los
musulmanes producen el vino, lo comercializan etc.

La cultura olivarera estaba muy extendida en al-Andalus y fue continuada por los cristianos (Grandes nobles sevillanos).
Lo mismo ocurre con el olivo: es un cultivo mucho más del sur que del norte. El aceite era muy preciado en el sur,
mientras que en el norte se utilizaba la manteca de cerdo. La cultura olivarera será una gran riqueza para la nobleza (la
nobleza urbana sevillana) explota estos olivos y basan su riqueza en el olivo. Producto heredado del mundo musulmán y
que siguen aprovechándose de este negocio a partir del S. XV.

La ganadería
La tenencia de ganado era un recurso material de primera magnitud. Los monasterios van a ser los principales
poseedores de rebaños (S. X y XI) y en negociar con la monarquía los derechos de pasto y desplazamiento del ganado.
En el S. XIII se posiciona como una actividad económica que tendrán importancia y generará grandes ingresos. El ganado
es un bien material de primer orden; ganado bovino, caballos. Los rebaños caprinos necesitaban grandes áreas para que
pudieran pastar por lo que hace que los monasterios sean en el S. X y XI los que acaparen esta actividad económica.
También serán ellos los que empiezan a realizar negociaciones con la monarquía por el conflicto que lleva consigo el
ganado.

El desplazamiento de ganado será fuente de conflicto perpetuo con los agricultores. Poco a poco la importancia de los
monasterios queda relegada por unos concejos que en el S. XIII se adueñan del ganado por lo que la sociedad
evoluciona y la iglesia queda relegada.

Los concejos van a formar importantes cabañas ganaderas (s. XIII). Los concejos son importantes porque la ciudad
comienza a ser muy importante para el monarca. La ciudad ayuda al monarca a equilibrar el poder de la nobleza y de los
monasterios. En los concejos se encuentra; la baja nobleza que es propicia para hacer presión al monarca. Esta nobleza
tiene muchas veces que prestar servicios militares al monarca y los concejos le pide que a cambio de estos servicios la
nobleza le de pastos para que los animales puedan pastar.

La trashumancia era algo muy peligrosos y complejo por la cantidad de conflictos que generaba (las aceifas, los
problemas con los lugareños, etc…). El problema de la ganadería es los desplazamientos que deben de hacer porque
pueden ser peligrosos ya que se daban saqueos. El conflicto que generaba el ganado por donde pasaba ya que debían
de transitar y moverse, por ello había que encontrar un acuerdo entre los agricultores y la nobleza.

Dehesas de propios o bovalars (espacios comunales). En Castilla se creará la mesta (órgano de actuación común) que va
a ser amparada por la monarquía: Alfonso X (1273) concede privilegios al “concejo de pastores de la mesta”: protección
regia, exención de impuestos de peajes (portazgos) y dispensas de multas por entrar en montes comunales (montazgo).
Las dehesas de propios o bovalars son espacios comunales donde los ganados pueden pastar. Los conflictos eran tales
que en Castilla se crea hasta una asamblea (mesta) órgano de actuación común que va a ser amparada por la
monarquía. Alfonso X ampara a este concejo y le concede el privilegio a lo que se conoce “conejo de pastores de la
mesta”. Protección regia, exención de impuestos de peajes (portazgos) y dispensas de multar por entrar en montes
comunales (montazgos).

Servicio de ganados: tributo ordinario anual pagado por los pasos en los que transitaba el ganado. El servicio de ganado
se convertirá en un tributo ordinario que se deben de pagar de forma anual cada vez que pase el ganado.
Los mercados
Moneda acuñada en Al-Andalus: Dinares de oro y Dirhams de plata, Omeyas y Taifas. Los mercados y sobre todo la
moneda será otro elemento importantísimo en la península. La política monetaria es muy compleja debido a la cantidad
de monedas que había aunque durante un tiempo la única moneda que tenía peso era la que acuñan los omeyas en Al
Ándalus; dinares de oro y dírhams de plata.

En el S. XI en Barcelona se acuñan los Mancusos de oro (imitaban a los Dinares andalusíes). En el año 1086 Sancho
Ramírez de Aragón emitió los llamados dineros jaqueses (vellón). Castilla comenzó a acuñar moneda tras la toma de
Toledo (1085). El condado catalán se enriquecerá y se empiezan a acuñar monedas a finales del S.XI A.C. Esta moneda
recibirá el nombre de Mancuso y son de oro. Imitaba a los dinares andalusíes. Posteriormente debido al
enriquecimiento Sancho Ramírez de Aragón emite los dineros jaqueses pero estos son de vellón, es decir una mezcla de
playa y cobre. Después será una moneda muy utilizada cuando los estados no puedan mantener la moneda de oro o de
plata.

Cambios monetarios con la llegada de los almorávides (van a ser monedas muy apreciadas e imitadas). La llegada de los
almorávides introdujo cambios monetarios. Acuñan moneda de plata muy variada, es decir monedas que tienen distinta
calidad y distinto peso. La moneda será utilizada por muchas capas de la sociedad y muestra las diferencias que hay
entre el norte y el sur. En el norte apenas se utilizan monedas mientras que en el sur todas las clases sociales utilizan
monedas para las transacciones comerciales; monedas que llegaron a pesar medio gramo.

En Castilla Alfonso VIII (1175) acuñaba las primeras monedas castellanas en oro (imitación a las almorávides): los
morabetinos (darán origen al maravedí). La moneda almorávide será muy valorada e imitada. La moneda de oro llegó a
pesar más de cuatro gramos y medio (dinar almorávide). El morabetino era una moneda acuñada por los castellanos, es
cristiana pero lleva una grafía árabe.

La llegada de los almohades supuso nuevos cambios para el monetario Hispano (acuñaron Dirhams de plata con forma
cuadrada). Los Almohades traerán una serie de cambios monetarios. Los cambios se reflejan en todas las estructuras,
quizás lo más singular y peculiar que traen los almohades respecto a las monedas es que introducen una moneda
cuadrada (dírhams almohades). También siguen pesando mucho; cuatro gramos y medios incluso cinco.

A pesar de la proliferación de monedas cristianas (millareses, doblas, blancas, etc…) la andalusí seguía siendo la moneda
de referencia hasta finales del S. XIII. A partir de finales del S. XIII el protagonismo lo toman las monedas cristianas (florí,
dobla, ducado, real, etc…). En Castilla la moneda será Andalusí y la moneda del norte serán algunos intentos de imitar a
lo que ocurría en Al Ándalus. A finales del S. XIII A. C. el protagonismo lo toma los cristianos y la moneda andalusí pierde
el prestigio que tenían y empieza a ser sustituidas por monedas cristianas.

Cambistas (canviadors) que aparecerán en fechas muy tempranas en Cataluña: taulas de canvi. Lo que muestra la
importancia que el comercio había alcanzado en esta región. Consulado del mar (1258). Esto hace las delicias de unos
personajes que aparecen en este momento; cambiadores de monedas o cambistas. Tasan la moneda y cambian
dependiendo del reino o de la moneda. Estos cambistas tienen mucho trabajo por la cantidad de moneda de la edad
media y aparecen en fechas muy tempranas en Cataluña siendo la pionera. Los cambistas están muy presentes en las
Cortes, y aparecen también normativas sobre lo que pueden y lo que no pueden hacer los cambistas. Son el origen del
banco moderno y esto evolucionará a la banca moderna. Los cambistas comenzarán hacer fraudes y por ello que se
regule sus funciones.

En Castilla el comercio no tendrá tal importancia. Proliferan los mercados locales (azogues) y las ferias. Estas últimas
llegaron a alcanzar tal desarrollo que no solamente se intercambiaba mercancías sino también otros instrumentos como
las letras de cambio. En Castilla no hay nada parecido, hay que esperar más tiempo porque está mucho más retrasada
en todo. El comercio es muy local y que no traspasa las fronteras locales. Sigue habiendo mercados locales (azogues).
Las ferias comienzan a tener importancia, son lugares donde se reúnen los más importantes comerciantes, se celebran
con un privilegio del monarca y se respalda a todos los comerciantes que durante una semana muestran sus mercancías.
Estas ferias son al por mayor, las ferias aparecen en el S.XIII en Castilla pero hay que esperar a los S.XIV y XV para que
estas se desarrollen en su totalidad. Estas ferias comienzan a ser importantes porque se dan las letras de cambios. Los
cambistas no solo se dedican a cambiar monedas sino que también comienzan a ser prestamistas.

La lengua
Existía un complejo mosaico de lenguas en la Península Ibérica antes de la conquista romana. En la península nunca
existió una única lengua, ni la conquista romana logró uniformarlas. La romanización se asentó sobre sustratos
lingüísticos previos y a pesar de la imposición. Según la documentación nos encontramos con muchas lenguas que no
predominan una sobre otra. Tienen mucho que ver las circunstancias políticas. Las lenguas hispanas deshacen un tópico:
se habló una única lengua en la Península pero esto es totalmente falso. Nos encontramos con muchas lenguas, un
mosaico muy complejo por lo que en la península nunca existió una única lengua. La romanización se hace sobre
sustratos lingüísticos previos. Estos sustratos hacen que la colonización consiga unificar las lenguas y hace que haya
muchas variantes dialécticas del latín. La latinización nunca fue homogénea.

En la península ibérica había las siguientes lenguas:


El vasco es la lengua que mayor pervivencia ha tenido (lengua no indoeuropea que se hablaba en la península antes de
la conquista romana). Se hablaba además de en el actual País Vasco en los pirineos Centrales, Aquitania y hasta el Valle
del Ebro.
Lengua romance= castellano= español. Se hablaba en la Rioja, Cantabria, Norte de León, Palencia o Burgos.
Catalán (lengua más romanizada), se configuraron dos variedades dialectales. El catalán oriental (entre el Empordá y la
Cerdaña) y el catalán occidental (Urgell, Andorra), esta variedad está menos romanizada.
Gallego latín sobre un sustrato lingüístico indoeuropeo (Astur y Norte de León).
Árabe que se hablaba en Al-Andalus (árabe andalusí)

La península era un territorio multilingüe. Los factores sociales también contribuyeron a modelar el habla.

En todos los reinos medievales existieron condiciones plurilingües.


Reino de Castilla: castellano, gallego y astur-leonés.
Reino de Navarra: Castellano, vasco y occitano.
Corona de Aragón: el catalán y el aragonés estaba presente en ambos territorios (expandidos al ámbito valenciano y
balear). Los monarcas y los principales miembros de la Corte eran bilingües. La lengua occitana llengua d´oc, provenzal,
lemosín.

La adopción de la lengua vulgar, romance, en la redacción de documentos notariales, cancillería y literatura es uno de
los hechos más revolucionarios en la Edad Media. La lengua vulgar, que solamente era la hablada y la cotidiana, nunca
se ponía por escrito sino que se utilizaba de forma oral y para comunicarse entre las clases más bajas aunque la conocía
todo el mundo. En estos momentos teníamos lo que se conoce como fenómeno de diglosia; había una lengua para la
documentación escrita y otra lengua para hablar. Durante mucho tiempo el latín era la única lengua que se utilizaba
para la escritura. A finales del S. XI ya era utilizada en Cataluña y en Castilla a finales del s. XII y en león hacía 1230.

Desaparecía el fenómeno de diglosia (Gonzalo de Berceo). Desaparece el fenómeno de diglosia; Gonzalo de Berceo
decía que apoyaba la desaparición de este fenómeno y que lengua vulgar, romance o vernácula adquiriera otra
naturaleza. La diglosia se siguió manteniendo en Al-Andalus: “libro sobre las correcciones del vulgo” (Ibn Hisha al-Lajmi).
Sin embargo la diglosia se mantiene en Al Ándalus donde no es lo mismo el árabe clásico que quedaba escrito y el árabe
que se hablaba en muchos lugares. Libro sobre las correcciones del vulgo.

El mito de las tres culturas (Judía, musulmana y cristiana)


Se sitúa en Al-Andalus (omeyas y taifas): carácter integrador, tolerante y esplendoroso Si hay algo que ha quedado
acuñado sobre la península ibérica cuando se habla de monarcas como Alfonso X es el mito de las tres culturas. Las tres
religiones; judía, musulmana y cristiana experimentan una idílica convivencia y compartiría no solamente elementos
culturales, sino experiencias donde la tolerancia estaría muy presente. La transmisión de ideas es un valor en alza y en la
actualidad hay muchos historiadores que lo han vuelto a traer a colación.

Toledo (tras la conquista cristiana): Escuela de Traductores. En Toledo tras la conquista cristiana con Alfonso X (se le
atribuye la escuela de traductores donde vendrían intelectuales de todos los lugares para traducir obras al latín). En el
momento del Califato Omeya es cuando las actividades artísticas tienen una gran importancia.

La existencia social de las minorías no estaba reconocida por derecho alguno. La situación idílica de las tres religiones se
remonta a Américo Castro. Por la época que le toco vivir (exiliado en EEUU por la guerra civil) hace un paralelismo por la
situación dramática que le tocó vivir. Su situación la intenta reflejar en un momento donde se pudo dar lo que
finalmente no se dio. Encontramos que sus ideas no tienen mucha solidez.
El mito de la convivencia idílica de las tres religiones se remonta a los trabajos de Américo Castro: “hubiésemos entrado
en la Edad Moderna con un gran espíritu, incompatible con aquella mentalidad de tribu que acabó haciendo de España,
culturalmente, una vasta aldea, aun antes de que finalizara el S. XVII” Las tesis de Américo Castro fueron acogidas de
buen agrado en EEUU. El propio Américo Castro llegaba a lamentarse de que el mito de las tres culturas no se hubiese
mantenido y que poco a poco se fue degradando hasta el radicalismo del S.XV cuando se expulsaron a los judíos y
obligar a convertirse a los mudéjares.

Concepto de las tres culturas: cultura y religión no siempre van de la mano. Cuando se habla de cultura se intenta
destacar la cultura por encima de la religión, sin embargo la cultura y la religión nunca van de la mano.

Las comunidades religiosas podían desenvolverse en ambientes culturales muy diversos manteniendo su identidad
(árabe, latino, castellano, catalán). Las tres religiones coexistieron pero nunca desde la igualdad ni dando lugar a
procesos simbióticos. Las tres religiones vivían en un estado de ignorancia y de hostilidad unas frente a otras.

Las vías de contacto más comunes entre las tres religiones eran la polémica y los debates doctrinales (Barcelona, 1263,
Tortosa 1413). Las vías de contacto entre las tres religiones:
- Expansión
- Persecución
- Polémica y debates doctrinales

Procesos de transmisión cultural interesados y con una finalidad clara: necesidades de la sociedad (Averroes),
conversión (Ramón Llull). Ramón Llulll fundaría una red de escuelas políglotas. Algunas de sus obras más importantes: El
llibre del gentil e de los tres savis. Los procesos de transmisión cultural no se hace por el afán de saber sino que hay una
finalidad para que se transmitan una determinadas obras y que no se trasmitan otras. De Averroes lo que interesa son
las connotaciones de Aristóteles. Ramón Llulll (mallorquino) fundaría una red de escuelas políglotas. Algunas de sus
obras más importantes; El llibre del gentil e de los tres savis. Es un libro relacionado con la religión y en dicho libro
inventa un diálogo entre tres sabios; judío, musulmán y cristiano. Refleja la complejidad sociocultural de la península.

Alfonso X: las siete partidas.

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