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Análisis del libro LA CRUZ DE CRISTO

La Cruz de Cristo

Muchos saben que Jesús murió en una cruz, que cargó con ella hacia el lugar de la Calavera,
pero pocos son los que saben realmente cuál es la extensión de aquella obra, qué significo el
morir en una cruz para el Salvador y cómo afecta la cruz nuestra vida al creer o no creer en
Jesús.

Si pocos son los que entienden realmente la Cruz de Cristo, en menor proporción están
aquellos que pueden escribir de manera correcta y clara sobre este tema; es así que me
atreveré a analizar este asunto después de haber leído tan grande obra de John Stott.

La Cruz de Cristo no tiene comparación con ninguna de las piezas u objetos mencionados en la
Biblia (arca del pacto, vara de Aarón, mana) pues estas no tienen ni el valor ni la permanencia
de la cruz. La cruz va más allá de la historia de un pueblo y sus leyes; la cruz trasciende la
eternidad, la cruz cambió y sigue cambiando la historia de miles de millones de hombres y
mujeres. En la cruz de Cristo y su obra radica el mensaje central de Dios para los hombres.

Esta realidad fue entendida claramente por: (1) El Señor Jesús (sabía que para morir de esta
forma había descendido a este mundo y que no había otra alternativa de salvación para los
seres humanos) Jn.12:20-27; Mt.20:17-19; Mt. 26: 26-29); (2) Los apóstoles (sabían que por
medio de la muerte de cruz, su maestro había resucitado y recibió exaltación por Dios Padre)
Hch. 2: 22-23, 7:54-56; Fil. 2:5-12; (3) La iglesia universal desde aquel día ( cree y predica
acerca de Cristo Jesús como Salvador y Señor, enseña que murió en la cruz por nuestros
pecados y que de esta manera venció a la muerte resucitando al tercer día, siendo además
exaltado por el Padre)

Mucho se ha dicho en cuanto a la muerte de Jesús en la cruz: ¿Fue entregado por Judas
Iscariote?, ¿Lo juzgaron injustamente tanto los líderes religiosos como Pilato?, ¿Lo mataron los
soldados romanos?, etc. Ante estos y otros argumentos debemos recordar las palabras
expresadas por el mismo Señor Jesús, palabras que hablan de la claridad del Maestro en
cuanto a la obra que realizaría días después: “Por eso me ama el Padre: porque entrego mi
vida para volver a recibirla. Nadie me la arrebata, sino que yo la entrego por mi propia
voluntad. Tengo autoridad para entregarla, y tengo también autoridad para volver a recibirla.
Éste es el mandamiento que recibí de mi Padre”. (1)

Debemos tener en mente además que si bien es cierto que para Dios (Jesús voluntariamente
fue a la cruz); según nuestra perspectiva humana, nuestros pecados fueron la causa de la
muerte del Hijo de Dios.

La cruz es entonces el símbolo de los redimidos por Jesús, ya que en ella la salvación de los
seres humanos se pudó efectuar.

Por otra parte es necesario destacar que si bien es cierto que Jesús tenía dos naturalezas
(divina-humana), no por esto la obra de sacrifico y entrega en la cruz deja de tener sentido y
validez para nuestra salvación. Jesús soportó cada tentación durante sus días en esta tierra,
soportó el peso de la cruz como cualquiera de los mortales, experimentó el dolor de los látigos,
los clavos. No podríamos creer en un Jesús que utilizó su naturaleza divina como una especie
de analgésico, Él soportó el peso de la cruz como hombre; lo hizo por usted y por mí.
Al Señor Jesús no sólo le costó dolor físico la muerte de cruz, sino además sufrió la separación
de Dios Padre. La deuda de sus pecados y los míos necesitaban ser cobrados, Dios debía
ejercer justicia y Cristo fue el Cordero dispuesto para que por medio de su muerte los seres
humanos podamos tener salvación.

Con el pasar de los años el concepto de pecado, se ha ido desintegrando o descomponiendo a


conceptos cada vez más subjetivos y relativos. Lo que ayer era pecado hoy puede ser
considerado una enfermedad, un desorden mental, un arrebato del momento. Con estas ideas
en mente el ser humano puede llegar a: creer que no es consciente de su pecado, pensar que
no tiene culpa por querer hacer el mal, es más argumentan algunos que no hay pecados por
los que deba sentirse culpable.

(1) Juan 10:17-18. NVI

Lo cierto es que somos responsables de nuestras decisiones, actos y palabras. Tenemos una
responsabilidad moral que nos permite tener límites y actuar responsablemente. Como diría
un escritor: “…Somos seres creados por Dios para sí mismo…Nuestro carácter puede ser
refinado…..En verdad tenemos la libertad de ser diferentes…” (2)

De esta manera debemos considerar no sólo que somos culpables, sino además que
necesitamos el perdón de Dios. Mencionó esto pues en el mundo existen diversas teorías
psicológicas, en donde el sentido de culpa es suficiente para que nuestro ser este tranquilo.
Por supuesto que desde el punto de vista bíblico esto está fuera del esquema divino, ya que el
arrepentimiento, la reposición, la expiación tienen que ver con el perdón que Dios puede dar
al hombre en Cristo.

Muy lejos de lo que puedan pensar algunos, Dios nos ha dado libre albedrio. Esta es una
oportunidad para decidir, para participar de la dignidad y respeto que Dios nos ha dado: “El ser
curados contra nuestra voluntad, y curados de estados que tal vez no consideremos
enfermedad, equivale a ser puestos en un mismo nivel que aquellos que no han alcanzado
todavía la edad de la razón….Pero ser castigados,…porque lo hemos merecido,…es ser tratados
como seres humanos hechos a la imagen de Dios” (3)

Tanto es el respeto y dignidad que Dios tiene por nosotros, ya que considerando nuestra
condición (perdidos en nuestros pecados, los cuales no han separado de Dios) decidió enviar a
Su Hijo Unigénito para que en Él la ira de Dios, se manifieste en justicia.

Cristo fue a la cruz por nuestras culpas, las mismas que le costaron la vida; Él mostró en su
muerte cuán importante y respetable son los seres humanos para Dios.

(2) Malcolm Jeeves, R. J. Berry y David Atkison: Free to be different, p.155.

(3) C. S. Lewis. “The humanitarian theory of punishment”.

El autor del libro en análisis hace una fabulosa explicación en cuanto al tema de la satisfacción
de Dios: ¿La cruz derrotó al diablo? ¿En la cruz se satisfizo a la ley o el orden moral del mundo?
¿Dios se satisfizo?

Lo cierto es que en la cruz Dios se satisfizo a sí mismo, ya que por nuestros pecados Dios
descargó toda su ira en Cristo Jesús. El orden establecido por Dios (premiar lo bueno y castigar
lo malo) no podía ser violado y ser librado de culpa. Alguien (humano-divino) debía ocupar el
lugar en la cruz, y Cristo Jesús el Cordero fue y dio su vida en satisfacción a la Santidad de Dios.

Un punto muy importante para el autor de la Cruz de Cristo, parece ser la Sustitución. Y es que
a lo largo de la historia han sido muchos los que han querido interpretar, argumentar a favor
de: la muerte de Dios-Padre en la cruz, la transferencia de cualidades morales más no
consecuencias legales a Jesús en la cruz. Ante todo esto Stott desarrolla con gran talento una
explicación correcta acerca de la Cristología:

· El derramamiento de sangre era imprescindible. (4)

· Jesús el sustituto más apropiado. (5)

· Es imposible separar al Padre del Hijo. (6)

· Dios no muere. (7)

· Dios en Cristo, nuestro sustituto. (8)

· La esencia del pecado es que el ser humano sustituye a Dios con su propia persona,
mientras que la esencia de la salvación es que Dios sustituye al ser humano con su propia vida.
(9)

(4) Lv. 17:11; He. 9:22.

(5) Is. 53.

(6) “Si el Padre envió al Hijo, el Hijo vino voluntariamente” Argumento de J. Stott.

(7) 1 Ti. 6:16

(8) Jn. 4:34, 10:18.

(9) Jn. 3:16

· La base de la doctrina de la cruz radica en la obra histórica de Jesús en la misma.

· Ante tan supremo plan de salvación los hombres debemos acudir ante la cruz en
humildad.

El apóstol Pablo en su carta a los romanos habla acerca del poder de la obra de Jesús en la
cruz: “A la verdad, no me avergüenzo del evangelio, pues es poder de Dios para la salvación de
todos los que creen...” (10) Y claro que es poder ya que su victoria trajo: (1) Salvación para los
pecadores, (2) Revelo al Padre y (3) Venció al pecado.

La salvación de los pecadores: El autor presenta cuatro figuras bíblicas en cuanto al tema de la
salvación, ya que está va más allá de solucionar una emergencia (sacar al pecador del infierno).
La salvación que Dios realizó en nuestro favor tiene que ver con: a. La propiciación (Dios en
Jesús aplaco su propia ira); b. La redención (Él nos rescato de la esclavitud del pecado); c. La
justificación (nos hace justos) y d. La reconciliación (nos reconcilia consigo mismo).

Mucho se ha debatido acerca de los usos y significados de estas palabras, sin embargo como
su hijo me quedó con la gran bendición de saber que estando destinado a sufrir la ira de Dios,
morir eternamente en el pecado, ser injusto ante Él y estar separado de su presencia; soy por
gracia salvo de mis pecados.
Revelo al Padre: Muchos son los que dicen que “no hay Dios” debido a las injusticias que se
ven en este mundo, pero creo que aquellos que hacen tal reclamo desconocen el plan eterno
que El Padre revelo en su Hijo para toda la humanidad. Su intención ha sido mostrar Su Gloria,
Su Justicia y Su Amor. Debemos anotar que en Su Hijo se hacen más evidentes estas
características.

(10) Ro. 1:16.

Venció al pecado: Este es un punto que los cristianos debemos tener en claro, ya que a
menudo se escuchan entre los cristianos preguntas como: ¿Tiene poder Satanás sobre el
creyente? ¿Cómo puede interferir Satanás en la vida del cristiano?

Cristo Jesús venció en la cruz el pecado, venció a Satanás. Aunque es cierto que este individuo
actúa y tiene poder todavía, no debemos olvidar que Cristo lo derrotó en la cruz y que en el día
final lo dejará sin ningún tipo de poder y esto será para siempre. Muchos argumentan la acción
de Satanás en la vida de los creyentes, personalmente creo que el área que utiliza, en la que
se mueve; es en nuestra conciencia. John Stott comenta lo siguiente: “…Satanás…ha logrado
penetrar las defensas de la iglesia misma. En lo tocante a la santidad de la vida humana (por
ejemplo en relación con el aborto y la experimentación con embriones humanos) la iglesia
tiende a no ser clara. No hay ningún testimonio unido contra la inmoralidad de las armas que
destruyen indiscriminadamente. El divorcio se tolera cada vez más, incluso entre líderes
cristianos. En lo sexual no siempre se condenan los estilos de vida contrarios a una estricta
heterosexualidad monogámica. Y seguimos disfrutando en Occidente un nivel de los millones
que no manifiesta ninguna sensibilidad por la situación de los millones de desamparados en el
mundo”.

Si los creyentes creemos que Cristo venció al pecado, a Satanás; debemos mostrarlo
enfáticamente: (1) Resistiendo al diablo (más que como un agente de terror como un agente
de influencia a la conciencia) y (2) Proclamar a Jesús, nuestro Señor y Salvador (no solo con las
palabras sino con la vida en práctica)

Quienes hemos entendido y recibido don tan maravilloso como el de la Salvación, no podemos
hacer otra cosa que vivir agradecidos bajo la Cruz, participando de:

La comunidad de los celebrantes: En Cristo Jesús participamos de una fiesta, la fiesta de los
santos, hombres y mujeres que se reúnen para juntos alabar el nombre de su Salvador. En esta
comunidad se participa de la Santa Cena (recordatorio de la muerte y segunda venida de Jesús)
y del Bautismo (señal visible de nuestra identificación con Cristo). En esta comunidad
participamos de la bendición que trajo Cristo al morir por nosotros, resucitar y actualmente
interceder por nuestras vidas.

Todo lo analizado hasta aquí nos ayuda a entender con mayor criterio: (1) Nuestra Identidad y
servicio y (2) Nuestro llamado al sufrimiento.

En la cruz de Cristo podemos llegar a tener un equilibrio en cuanto a nuestra identidad delante
de Dios y de los hombres: por un lado somos seres pecadores, con una naturaleza caída; y por
otro lado, está el hecho de que en Cristo hemos sido justificados delante del Padre,
perdonados de nuestros pecados. Esta correcta apreciación de nuestra identidad nos lleva a
servir eficazmente en todas las esferas de nuestra vida (hogar, iglesia y el mundo) en
autosacrificio y en contraste a las normas del mundo.

En la cruz además podemos aprender a soportar, afrontar el sufrimiento (perdonando a


nuestros enemigos, aborreciendo el mal, soportando las injusticias del mundo). Los cristianos
hoy más que nunca debemos recordar que en este mundo sufriremos, pero que estos dolores
momentáneos no se compararan con la gloria eterna que tendremos con Jesús en el cielo.

Finalmente los que tenemos el privilegio y la responsabilidad de comunicar el evangelio


(predicadores, maestros) debemos hablar de la “Cruz de Cristo”. Nuestro mensaje debe estar
lleno de la cruz de Cristo. El conocido predicador, Spurgeon dijo cierta vez: “Empieza por
donde quieras pero termina en Cristo”. ¡Esa debe ser nuestra característica al predicar de
Cristo!

Y deseo terminar con las palabras del mismo Stott:”Jamás podría creer en Dios si no fuera por
la cruz” Amén junto a los miles de creyentes que creemos que sin aquella muerte en la cruz,
¿Qué sería de nosotros?

Gracias Bendita Trinidad por obrar en bien de la salvación de la humanidad en la CRUZ DE


CRISTO.

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