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Diseño de tapa: Gabriel Marini

g_marini@hotmail.com
Sinopsis
Para mejorar la presencia de sus países en el mundo, los gobiernos federales y regionales
pueden comunicarse directamente con los ciudadanos de otras naciones y superar así el
tradicional modelo de diplomacia interestatal. La construcción de relaciones exteriores mediante
estrategias de comunicación recíproca y de difusión cultural puede, a mediano y largo plazo,
mejorar la percepción e inserción internacional de un país en vías de desarrollo. Contar un país es
la esencia de la diplomacia pública. La Argentina, frente a una nueva ocasión política, puede
exportar en clave comunicativa sus potencialidades hacia la ciudadanía italiana. Este libro evalúa
el posicionamiento de la imagen argentina en Italia con el propósito de sugerir iniciativas de
diplomacia pública que mejoren el conocimiento del país en la opinión pública extranjera y
viceversa.

Autor
Matías Marini nació en Miramar, en 1979. Es licenciado en Comunicación Social y periodista de la
sección “Internacionales” del periódico argentino Perfil. Es autor de Cuestión de Comunicación.
Medios, cultura y sociedad: una experiencia interdisciplinaria (Ed. Martin, 2003) y de Perón vs.
Perón. La construcción del adversario peronista en los discursos electorales de Kirchner y Menem
(Universidad FASTA, 2004). Miembro del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales,
fue productor televisivo en la productora Cuatro Cabezas y en 2006 fue becado por el Estado
italiano para cursar el posgrado en Sistemas de Comunicación en las Relaciones Internacionales,
en la Università per Stranieri di Perugia, Italia. En 2000 fue distinguido por el diario La Nación por
su ensayo breve acerca de las nuevas tecnologías de la información. A los 11 años comenzó a
trabajar como cronista televisivo en una señal regional y, desde entonces, desempeña sin pausa
tareas periodísticas en medios nacionales y extranjeros.

Correo electrónico del autor: matiasmarini@gmail.com

A Tito, mi abuelo. In memoriam.


A los inmigrantes que fundaron este país sin haber conocido privilegios.
A Ella. No hay tiempo ni distancia que, al fin, la vuelvan prescindible.

“Se repite que todos los caminos llevan a ella; mejor sería decir que
no tiene término y que, bajo cualquier latitud, estamos en Roma”.
Italia (fragmento), Jorge Luis Borges (1961).

1
INDICE
Prólogo 3

Introducción 5

I. Cooperación y confrontación: escenarios mundiales


para la comunicación internacional 8
I.1. Configuración de una política exterior 14
I.1.1. La cultura política en los asuntos exteriores 15
II. La dimensión comunicativa del poder en las relaciones internacionales 19
II.1. Hacia una diplomacia postestatal 20
II.1.1. Confines con la propaganda 26
II.2. La opinión pública como actor global 27
II.2.1. Los estereotipos. Una forma de conocimiento 28
II.3. Taxonomía de la diplomacia pública 30
II.3.1. La diplomacia cultural y la construcción de relaciones 34
II.3.1.1. La diáspora, una embajadora itinerante 37
III. Argentina: desde América latina hacia Europa 41
III.1. Breve diagnóstico de la situación argentina y regional 42
III.2. Eje Mercosur – Unión Europea 46
III.3. Argentina e Italia. La cultura como vínculo internacional 50
III.3.1. Senderos políticos 53
III.3.2. Migraciones 63
III.3.3. Economía, industria y energía 65
III.3.4. Caminos que se bifurcan: la crisis de los bonos 67
IV. La política exterior y la imagen argentina. Temas de agenda, países objetivo y
percepciones 70
IV.1. Atributos de la imagen internacional argentina. Variables de percepción en Italia 73
IV.2. La Argentina en ojos italianos 75
Consideración y familiaridad con la Argentina 75
La Argentina y América latina 87
La Argentina, Italia y el mundo 91
V. Una diplomacia pública para Argentina 95
V.1. ¿Qué Argentina queda? 99
Anexo
Entrevistas
“La Argentina es considerada un poco a los márgenes” 102
Franco Danieli, viceministro de Asuntos Exteriores para los Italianos en el Mundo. Gobierno
Prodi
“El vínculo con Argentina podría ser una de las claves” 106
Donato Di Santo, subsecretario de Estado para las Relaciones Exteriores con América latina.
Gobierno Prodi.
“No suele relacionarse la idea del Mercosur con la Argentina” 109
Victorio Taccetti, embajador argentino ante Italia.
“Es una tierra por descubrir” 111
Fulvio Occhiucci, responsable del Servicio Exterior del Centro Exterior de las Cámaras de
Comercio de la Región Umbria.
Cuestionario 114

Referencias bibliográficas y mediáticas 117

Agradecimientos 123

2
Prólogo

Un círculo virtuoso precede y atraviesa este original trabajo de Matías Marini. Él vino a Italia
gracias a una beca del Ministerio italiano de Asuntos Exteriores, con un programa de los más
frecuentes y eficaces, de sostén al estudio universitario de estudiantes que manifiestan interés por
nuestro país. Esta actividad de atracción cultural es imprescindible para desarrollar una buena
diplomacia pública.
Marini ha estudiado en la Università per Stranieri di Perugia, un centro neurálgico para la
difusión de nuestro idioma en el mundo entero. Por lo tanto, en Perugia ha podido asistir a dos de
mis cátedras: la primera, sobre la teoría y la praxis de la diplomacia pública italiana, destinada a
los estudiantes de cursos de especialización; la segunda, sobre la actualidad política, económica y
social de Italia, dirigida a alumnos provenientes de un gran número de Estados extranjeros.
En el curso de esta última actividad, que se encuentra entre las más importantes y particulares
del Ateneo perusino, Marini ha podido observar en persona nuestro modo de “contar Italia al
mundo”. Contar un país es la esencia más clara y viva de la diplomacia pública de un Estado. Por
último, y aquí se cierra el círculo virtuoso, Marini ha elaborado su proyecto de investigación sobre
las relaciones de diplomacia pública entre la Argentina e Italia, contribuyendo con este importante
trabajo a aquella biblioteca que, espero, favorecerá la construcción de un centro de estudios en
Perugia sobre el tema de la diplomacia pública.
A continuación, trataré de resumir los que considero como los cuatro fundamentos teóricos de
este libro.
1) Las relaciones bilaterales entre países que ocupan una posición medio-alta o medio-baja en
el sistema internacional, respecto de las capacidades de grandes potencias económicas y
militares, pueden favorecer buenas prácticas de cooperación y la difusión de conductas de
reciprocidad a nivel estructural. No son sólo las relaciones multilaterales, por lo tanto, las que
facilitan aquella ética del diálogo que hoy se coloca como presupuesto indispensable para el
desarrollo económico y político en un sistema de participación y responsabilidad colectivas.
2) Con mayor razón esto sucede cuando los Estados que mantienen relaciones bilaterales,
especialmente de tipo constructivo, tienen como referencia más amplia –además del sistema
multilateral con el cual interactúan- una o más arenas territoriales macroregionales con un cierto
grado de institucionalización. En el caso de este estudio se trata obviamente del Mercosur y de la
Unión Europea.
3) Para que las relaciones bilaterales de tal tipo puedan afirmarse y reforzarse, la política
intergobernativa debe saber extraer ventaja de las relaciones transnacionales que pasan por
encima de los gobiernos. Sin embargo, es necesario considerar que si bien los Estados de algún
modo “ganan” en la confrontación con las fuerzas transnacionales (empresas, organizaciones no
gubernamentales, etc.), desde el momento en que las anticipan y extraen beneficio de su
existencia, éstas pueden conducir a los Estados a modificar sus políticas.
4) Para comprender semejante proceso y contribuir con su buen gobierno, es útil el
conocimiento de la diplomacia pública tal como se ha desarrollado en los distintos países y de las
metodologías elaboradas en este campo de estudios. Específicamente, en el plano teórico la
investigación se ha beneficiado con su referencia a la gestión de los estereotipos y a la
construcción de relaciones de largo plazo y de reciprocidad; en el plano metodológico, el
instrumento preseleccionado ha sido la entrevista en profundidad con interlocutores privilegiados.
Este libro sobre las relaciones entre la Argentina e Italia y, en particular, sobre las oportunidades
de diplomacia pública argentina, posee una indiscutida relevancia científica por diversos motivos.
En términos históricos concierne a las estrechísimas afinidades políticas y culturales entre dos
países unidos por vínculos de descendencia. En términos sociales, su publicación ve la luz en un
período de recuperación de la economía argentina luego de una seria crisis económica que ha
involucrado incluso a ahorristas italianos.
Tal relevancia encuentra su confirmación en los resultados del trabajo, que trataré de dilucidar
en tres puntos destacados.
En primer lugar: la presencia de la Argentina en el sistema de información internacional (y en
particular europeo) es baja y no restituye una imagen favorable del país (que es visto débil,
política y económicamente). Aumentar la visibilidad de un país no siempre compensa; es más,
puede dañarlo si la información no subraya sus mejores cualidades. En Italia, sin embargo, una
élite interesada se vale de la Internet para actualizarse sobre los hechos argentinos. El gobierno

3
de Buenos Aires podría entonces dirigir a este grupo su propia comunicación pública, con la
difusión de un boletín digital, la activación de un portal, etc.
En segundo lugar: a la percepción de la Argentina como un país débil en el plano institucional y
económico, se contrapone la imagen de una sociedad culturalmente rica, con un nivel de
instrucción alto e instituciones universitarias válidas en el contexto latinoamericano. La actividad
de diplomacia pública dirigida a los italianos y no sólo, por ejemplo en el ámbito del proyecto
Marca Argentina, podría entonces sopalancar esta imagen de país civil e ingenioso, incluso con
instituciones que no estén a la altura.
Para concluir: la notoriedad del escritor Jorge Luis Borges es un recurso valioso (entre los
entrevistados en enste libro, es considerado la figura más representativa de casi ¼ de quienes
expresan una preferencia). Quizá dentro de no mucho estarán maduros los tiempos para crear
institutos Borges de cultura, con iniciativas dirigidas tanto a grupos específicos como a la opinión
pública. Y creo que Roma –la “ciudad ubicua”, como la representa el poeta en el epígrafe que
Marini eligió para inaugurar su libro- estaría inmensamente complacida de acoger el primero.

Dr. Emidio Diodato

Florencia, enero de 2008

4
Introducción

Según un estudio de la agencia argentina GlobalNews, las noticias sobre América latina en los
principales diarios europeos y estadounidenses son escasas y han disminuido su presencia en los
últimos años. En promedio, ocupan entre 0,3% y 6% de la información total1. Los diarios
españoles son los que más espacio dedican a las noticias latinoamericanas2. Los países en vías
de desarrollo suelen ocupar el centro de la información internacional en ocasión de catástrofes
naturales, guerras civiles, golpes de Estado, estallidos económicos o para ser promocionados
como exóticos destinos turísticos. Tal circunstancia promueve lecturas estereotipadas de grandes
zonas del planeta.
Los sucesos de la Argentina contemporánea han contribuido con ese reservorio global de
creencias asociadas a determinadas regiones del planeta. Sobre la base de la percepción que un
grupo selecto de italianos se ha creado de la Argentina, este trabajo se propuso trazar líneas
generales de acción comunicativa para que la política exterior pueda negociar la inserción del país
en realidades internacionales favorables a su desarrollo, como el caso de Italia. Crear canales
globales de comunicación que acompañen la misión de toda buena política de relaciones con el
mundo: mejorar el bienestar de los ciudadanos. La Argentina ha dilapidado por décadas poder,
riqueza y autonomía (Tokatlián 2004, 158). Una buena política exterior incrementa el poder, la
riqueza y la autonomía de un país.
Para ser sostenible en el largo plazo, el inédito crecimiento de la economía argentina en el
último quinquenio necesita de nuevos mercados -emergentes y maduros- y de condiciones
favorables para la inversión interior y extranjera. Por eso, mi propósito fue hallar, en el marco de la
diplomacia argentina, vehículos comunicacionales para mejorar la percepción del país en Italia.
Mejoría que podría traducirse en el encuentro de nuevos socios y renovadas relaciones bilaterales
e intrabloques que propendan al desarrollo y a una inserción mundial competitiva del país.
Habitamos un mundo que, aunque aún unipolar en el aspecto militar, parece seguir progresando
hacia un multilateralismo comercial con múltiples polos económicos. La asociación entre la Unión
Europea (UE) y América Latina y el Caribe (ALC), por ejemplo, declaró su propósito de fomentar
un sistema internacional basado en los principios del multilateralismo, regido por reglas
consensuadas de aplicación universal y por mecanismos multilaterales de control. Un informe del
Parlamento europeo asegura que con América latina la UE profesa una “común predilección por el
multilateralismo y la multipolaridad” (Salafranca 2006, 20).
La diferencia entre los conceptos de multipolarismo y multilateralismo en las relaciones
internacionales reside, según el punto de vista que aquí adoptaré, en que el primero describe un
sistema mundial con protagonismo global de unos pocos Estados que crean un balance mutuo de
poder con un primus inter pares (Estados Unidos, Europa, Japón, Rusia, China); mientras el
segundo favorece el diálogo mundial y las acciones consensuadas de todos los actores del
sistema, incluidos los no estatales.
Desde una visión neorrealista, como la inaugurada por Kenneth Waltz en 1979, el
comportamiento de los Estados (de las unidades del sistema mundial) se explica más en los
condicionamientos estructurales impuestos por el sistema a sus partes, que en los atributos o
características de cada uno de ellos. Entender la estructura de un sistema internacional permite
explicar modelos de comportamiento estatal. Para esta escuela de pensamiento, los Estados
determinan sus intereses y estrategias sobre la base de cálculos racionales acerca de sus propias
posiciones en el sistema. Una pieza que antes de moverse evalúa su entorno y la posición de sus
pares. Mi propósito en estas páginas no es el de dar respuestas abarcadoras (nada más alejado
de mis capacidades), sino el de explorar las potencialidades comunicativas de un país a partir del
estudio de su posición en la estructura mundial y en la percepción de líderes de opinión
extranjeros.

El presente estudio académico, financiado por una beca del Ministerio italiano de Asuntos
Exteriores, ha sido elaborado en el marco de la carrera de especialización en Sistemas de
Comunicación en las Relaciones Internacionales de la Università per Stranieri di Perugia, en Italia,

1
En casos como los periódicos El País, de España, se trata de 5%; Le Monde, de Francia, y el Financial Times, de
Inglaterra, 2%; en medios como The New York Times, de Estados Unidos, apenas alcanza 0,3%.
2
Cfr. “Argentina en los medios internacionales, 2000-2004” en http://www.globalnews.com.ar.

5
con la tutela teórica del profesor Emidio Diodato quien, además de su sapiencia académica,
aportó su conocimiento del caso italiano en materia de diplomacia pública. Si bien la posición que
Italia ocupa hoy en el mundo es diferente de la argentina, sus ejemplos de política exterior en
materia de comunicación y de relación con sus ciudadanos residentes en el extranjero pueden
prefigurar líneas de acción para Argentina.
Para descubrir y comunicar a las naciones clave los rasgos que hacen al país único, singular en
el concierto de naciones y sus ventajas comparativas, es necesario antes diagnosticar su imagen
internacional tanto en los medios como en las creencias y actitudes de la opinión pública. Deben
identificarse los estereotipos que las audiencias se han formado, aportando a los hacedores
argentinos de política exterior evidencias sobre las actitudes hacia la Argentina y sus variables.
Una vez superada esta etapa y con los resultados a la vista, se sugerirán elementos de acción
para una estrategia de diplomacia pública capaz de influir en la lectura externa del país.
La estructura de este documento se divide en dos grades secciones. Una teórico-histórica que
estudia las características de la diplomacia pública en el actual escenario mundial. Otra práctica,
que ofrece los resultados del trabajo de campo destinado a censar la percepción que de la
Argentina se ha formado un grupo de líderes italianos.
Ambas secciones se desarrollan a través de cinco apartados.
El primero, de carácter introductorio, menciona el debate clásico en Relaciones Internacionales
sobre la confrontación y la cooperación entre los actores del sistema. Esboza un panorama sobre
la relación dialéctica entre la arena internacional y los flujos comunicacionales mundiales. No es lo
mismo para la comunicación un escenario de prevalencia de la fuerza que del Derecho.
En un segundo apartado, se propone un abordaje teórico de la diplomacia pública y los
conceptos a ella asociados.
El tercer capítulo ofrece un marco para el análisis de la posición argentina: traza un panorama
sumario de la cultura política latinoamericana, su vinculación con los principales temas que
tradicionalmente guiaron su política exterior y las variables que integran su formulación; reseña
además el posicionamiento argentino actual, su relación con el Mercosur y la UE, y se establece
un parangón histórico-cultural con Italia, desde el cual deducir una estrategia bilateral de
comunicación internacional.
En cuarto lugar, se estudian los temas que conforman la agenda internacional del gobierno
argentino y los intereses nacionales que darán sustento a una política de comunicación con el
mundo. Se expondrán además los resultados de una medición cualicuantitativa destinada a
evaluar la percepción y estimar la presencia de la Argentina en la opinión pública italiana. Para
esto se realizó una serie de entrevistas y una ronda de consultas con líderes de opinión italianos.
A partir de los datos arrojados por esta experiencia, la quinta y última sección esbozará las
conclusiones, propondrá líneas de acción y proyectos de diplomacia pública dirigidos hacia Italia.
Tal como enunciado al inicio de este documento, la evaluación de la imagen de un país en una
comunidad extranjera no puede ser aleatoria. La opinión pública exterior debe ser desagregada en
grupos sociales y en líderes de opinión con influencia sobre los medios, el gobierno y la
ciudadanía. Aquí se empleó un diagnóstico a dos entradas: la primera, consistió en una serie de
entrevistas personales semi estructuradas con funcionarios italianos –cuyo contenido se
encuentra en el Anexo-; la segunda etapa, en cambio, consistió en un trabajo de campo con
diversos líderes de opinión italianos que respondieron a un cuestionario semi cerrado, con ítems
del tipo elección múltiple (multiple choice) y otros de respuesta libre. El cuestionario usado abreva
en parte en modelos utilizados por el British Council en ocasión de su encuesta mundial para
medir la percepción del Reino Unido en el exterior. El muestreo fue federal, es decir que incluyó a
representantes de buena parte de las veinte regiones que conforman el territorio italiano.
A los efectos de establecer criterios de selección, los entrevistados y encuestados fueron
seleccionados según la concepción que de “líder de opinión” utilizó el Consejo Argentino para las
Relaciones Internacionales (CARI) en ocasión de su encuesta de 2002 sobre la opinión de la
ciudadanía argentina acerca de la política exterior y de defensa del país. Así, fueron considerados
líderes de opinión las personas que: i) tienen participación en procesos de toma de decisión
políticos, económicos y sociales que afectan a la sociedad en su conjunto o a una significativa
porción de la misma; ii) pueden ser “escuchados” y “vistos” por una audiencia extensa. Por lo
tanto, la selección de los entrevistados se realizó sobre la base de dos criterios: posición
institucional (cargos, funciones desempeñadas) y representación (ser considerado una persona
influyente por otros miembros igualmente representativos). Ingresan en la clasificación

6
académicos, funcionarios, dirigentes, intelectuales, religiosos, sindicalistas, militares, periodistas,
empresarios, jóvenes profesionales y estudiantes de posgrado que puedan alcanzar una posición
de influencia en el futuro. Sobre la base de estos criterios se confeccionó una muestra
intencionada (purposive sample); un listado de 54 personas a las cuales se les envió el
cuestionario.
La encuesta se desarrolló en dos etapas, una cuantitativa y otra cualitativa, ambas conducidas
en simultáneo. El apartado cualitativo de la investigación consistió en entrevistas personales
abiertas con ciudadanos italianos de influencia, pertenecientes al tipo de grupo ya enunciado. El
trabajo empírico (las entrevistas y el sondeo de percepción) se propuso explorar el modo en que
los italianos perciben a la Argentina; en qué categoría la colocan en comparación con otros
actores mundiales; cuál es el conocimiento general que poseen sobre las características de la
nación; qué tipo de sentimientos los anima; imágenes positivas y negativas. Fue también
prioritario identificar los elementos que componen los procesos de formación de opinión entre los
líderes. Detectar, por ejemplo, qué fuentes de información determinan las creencias acerca de la
Argentina para, desde ellas, elaborar estrategias de llegada.
Los capítulos de este trabajo son el cociente de numerosos datos de la realidad y no pocas
expresiones personales de deseo. Por esto, el libro no pretende más que tener la forma de una
sugerencia. O más bien –quizá-, de una apelación: redescubrir a la Argentina en ojos ajenos.

Matías Marini

Buenos Aires, enero de 2008

7
I. Cooperación y confrontación: escenarios mundiales para la comunicación internacional

¿Es posible que la Argentina sea relevante para el mundo? ¿Puede esta nación volver a ocupar
un rol de actor destacado como supo hacerlo a comienzos del siglo XX, con una diplomacia que
hasta desafiaba públicamente a la estadounidense Doctrina Monroe3? Su posición de socio
regional en el Cono Sur, ¿es adecuada para tal fin? ¿Hasta qué punto el mundo avanza hacia la
creación de ejes transcontinentales Sur-Sur entre economías emergentes? La desatención que
desde enero de 2001 EE. UU. demostró hacia América latina y la creciente asunción de gobiernos
contestatarios en la región, ¿es una ocasión para mejorar la situación internacional de sus países?
El mundo post 11 de Septiembre, ¿permite la emergencia de nuevas voces en el concierto
mundial o, por el contrario, favorece la reproducción de un concierto polifónico pero estable?
¿Cuál es el margen disponible para la acción de nuevos actores?
Luego del breve interregno de post Guerra Fría en la década de los noventa, cuando algunos
intelectuales hasta profetizaron el fin de la Historia, el escenario global comienza una vez más a
definirse en términos dialécticos, de confrontación, mediante el empleo de estereotipos
discursivos, algunos propios de los años ochenta. La comunicación recobra su rol estratégico y
central en la política exterior.
Desde su implosión de 2001, la Argentina replantea los términos de su inserción internacional.
La política exterior del país tiene por delante desafíos que pueden traducirse en nuevas
oportunidades. Durante el último lustro, la visibilidad argentina en los medios del mundo alcanzó
una alta exposición, pero con una constante lectura negativa. Sin embargo, estudios recientes,
citados en este documento, indican un crecimiento sostenido desde 2004 del volumen de noticias
positivas sobre el país publicadas en el exterior, especialmente en materia de crecimiento del
Producto Interno Bruto (PIB), derechos humanos, energía, comercio, inversiones y turismo. Pero
la diferencia entre cómo es realmente la Argentina, cómo quisiera ser vista en el exterior y cómo
es finalmente percibida, puede ser enorme.
Inconducente es analizar las relaciones externas de los Estados prescindiendo del modo en que
estos vínculos son configurados por sus necesidades e intereses intestinos. Gran parte de las
decisiones nacionales en política y economía se adopta luego de evaluar la situación
internacional. La política exterior de las naciones es a menudo el eje vertebral para el diseño de
políticas internas y viceversa. Se trata de dos variables inseparables, de relación dialéctica, que
interactúan en la configuración de sus objetivos, a las que se suma el concepto de interés
nacional, que autores como Martin Clark colocan en la base de la política exterior: sin una visión
clara de cuál es el interés de una nación y sin una estrategia para alcanzarlo, no puede existir una
política exterior, porque ella es, tal como apunta el pensador, la persecución y realización de dicho
interés en las relaciones con los otros Estados (1999, 71).
Vacilará una política exterior que pretenda transmitir al mundo una imagen nacional
arbitrariamente desvinculada de las variables locales. Las actuales condiciones internas obligan a
la Argentina a reconfigurar su proyección exterior, lesionada por su pasada crónica volatilidad
económica y su errática administración política. El país ha perdido importancia y presencia en el
escenario de las relaciones internacionales.
El éxito en el desarrollo de los países está dado, en gran medida, por la forma en que combinan
sus capacidades de poder tangibles -recursos humanos, productivos y naturales- e intangibles -
capital, conocimiento, cultura- con su entorno inmediato, articulando su contexto interno con el
internacional. De esta articulación dependerán también las posibilidades de incrementar su
autonomía, no ya en términos de confrontación, sino de libertad para relacionarse.
La comunicación es uno de esos atributos de poder intangible, de modo que su gestión forma
parte de las capacidades de poder de las naciones. El poderío fáctico, lejos de diluirse, puede
encontrar en las formas del soft power (poder suave) herramientas para alcanzar objetivos a corto,

3
Como embajador en Uruguay, el ex presidente argentino Roque Sáenz Peña fue portavoz en el I Congreso
Panamericano (1889-1890), foro en el que se manifestó contra la Doctrina Monroe de Estados Unidos con el lema
“América para la Humanidad”. Lanzado en 1823 por el presidente estadounidense James Monroe como declaración
para la política exterior de su país, este principio alcanzó estatus de doctrina en 1845. Establecía como objetivo disuadir
a los países europeos de intervenir en los asuntos de las naciones del continente americano. Algunos estudiosos
argentinos argumentan que gestos como el de Roque Sáenz Peña quedaron marcados en la memoria institucional del
Departamento de Estado, lo que contribuyó a las posteriores gestiones de EE. UU. para marginar a la Argentina del
comercio mundial (cfr. Escudé 1992).

8
mediano y largo plazo. No se trata de ejercer una política de “poder sin poder”, sino de ser
creativos y eficientes en el empleo de recursos intangibles. Como ya lo demostraron las nuevas
tecnologías de la información y las fuentes renovables de energía, la comunicación como mensaje
puede dar a los países menores del sistema mundial herramientas para ser participantes activos
en un mundo hiperconectado.
Ciertos actores relevantes del globo suelen combinar con eficacia ambos recursos (hard y soft, o
tangibles e intangibles), aunque en ocasiones algunos de ellos soslayen los esfuerzos
diplomáticos para adoptar vías expeditas como la militar o sanciones económicas para precipitar
la resolución de conflictos. Pero los costos a largo plazo de medidas únicamente duras suelen ser
devastadores, no ya sólo para quienes las adoptan, sino para los actores pequeños del sistema,
que sufren las consecuencias de frecuentes medidas unilaterales adoptadas por los centros
mundiales de decisión.
De los actores centrales del sistema, huelga enfatizar el costado cooperativo antes que de
confrontación de Europa, por lo general inclinada a agotar las vías diplomáticas antes de llegar al
desenlace bélico. Como indicó el estadounidense Jeremy Rifkin, “los estadounidenses son más
propensos al uso de la fuerza militar en el mundo, de ser necesario, para proteger lo que
percibimos como nuestros propios intereses vitales. Los europeos son más reacios a usar la
fuerza militar y, en cambio, favorecen la diplomacia, la asistencia económica, y ayudan a evitar el
conflicto y prefieren operaciones de conservación de la paz para mantener el orden”4 (Rifkin 2005,
14). Ambos puntos de vista -estadounidense y europeo- se entrecruzan incluso en el perfil que
según las partes debería tener hoy la fuerza multinacional OTAN: un dispositivo militar ofensivo,
según los primeros; un instrumento para el mantenimiento de la paz, de acuerdo con los
segundos. Últimamente, Italia parece haberse inclinado hacia la segunda opción.
En línea similar se expresa un conciudadano de Rifkin, Joseph Nye, ex asesor de comunicación
de Bill Clinton y autor del concepto de soft power, que más adelante estudiaremos. “Europa –
escribió- ha usado con suceso la atracción de su exitosa integración política y económica para
obtener los resultados que desea, y los Estados Unidos a menudo han actuado como si su
presencia militar pudiese resolver los problemas” (2006).
Basta citar un dato elocuente: mientras la UE es hoy el primer proveedor de fondos para las
operaciones de las Naciones Unidas –con Italia como sexto contribuyente mundial-5, EE. UU. es el
mayor deudor del organismo multilateral por antonomasia. “Los europeos son los únicos en
condiciones de disuadir a sus aliados de EE.UU. de oponerse sin cesar a la única concepción
legítima del orden mundial”, sostiene el filósofo alemán Jürgen Habermas6 en referencia a la
agitada relación entre EE.UU y la ONU.
La visión multilateral de las relaciones internacionales, factor quizá de divergencia entre
europeos y estadounidenses, ha sido también explorada por el académico inglés Mark Leonard en
su estudio sobre la diplomacia pública británica, país que vio afectada la imagen entre sus socios
de la Unión debido a su histórico alineamiento estratégico con EE. UU. “Un vacío en la
presentación de mensajes estratégicos que no es del todo considerado por la diplomacia pública
británica en los Estados Unidos es el referido al tema del multilateralismo –notó Leonard. El
entusiasmo europeo general por transferir soberanía nacional hacia instituciones multilaterales
como la Unión Europea, o hacia acuerdos multilaterales como el tratado de Kyoto sobre el cambio

4
Las traducciones en este libro fueron hechas por el autor sin el espíritu de ofrecer una versión literal del texto, sino de
interpretar su sentido general.
5
Sin embargo, el compromiso europeo con la cooperación económica no es inmutable. Los países miembros de la ONU
suscribieron en 2000 los llamados “Objetivos de Desarrollo del Milenio”, un compromiso que con el lema “Make
poverty history” se propone alcanzar una serie de objetivos para 2015. Los países comunitarios, por ejemplo, se
comprometieron a destinar 0,33% de su PIB a ayuda pública para el desarrollo. Sin embargo, dicho compromiso se
desdibuja en Italia, país que en junio de 2006 se encontraba último entre las naciones de la OCSE (Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económico) en lo que a la relación cooperación-PIB se refiere: en 2005 Italia destinó sólo
0,15% para descender en 2006 a 0,11% (cfr. Cesvol 2006). También en materia de ayuda humanitaria Italia está en
deuda: se coloca en el penúltimo de una lista de 23 naciones, justo antes de Grecia, según el Humanitarian Response
Index, investigación presentada en noviembre de 2007 por el ex secretario general de la ONU, Kofi Annan. La
clasificación completa se ordena del siguiente modo: Suecia, Noruega, Dinamarca, Holanda, Comisión Europea,
Irlanda, Nueva Zelanda, Canadá, Reino Unido, Suiza, Finlandia, Luxemburgo, Alemania, Australia, Bélgica, Estados
Unidos, España, Japón, Francia, Austria, Portugal, Italia y Grecia.
6
Cfr. “La construcción de una Europa política” en Clarín, sección El Mundo, 7 de enero de 2007.

9
climático, puede ser considerado con sorpresa entre los círculos dirigenciales en los Estados
Unidos. Este es un tema de disonancia cognitiva, donde el caso del multilateralismo que los
europeos encontraron convincente no cuaja con los estadounidenses para que éstos puedan al
menos reconocer las bases del entusiasmo europeo (…). Existe una tensión entre presentar al
Reino Unido como el aliado más cercano y natural de los Estados Unidos (…) y, a la vez, tratar de
destacar los temas del multilateralismo. Por concentrarse en el primer objetivo, es probable que el
Reino Unido haya perdido de vista el segundo” (Leonard 2002, 120).
Cierto es también que las relaciones de Europa con el mundo, especialmente con Oriente Medio
y Asia Central, están guiadas no sólo por un impulso idealista o cooperativo, sino además por la
dependencia estructural que la falta de reservas petroleras y la volatilidad energética europeas
generan para con esos territorios7. Europa es hoy uno de los mayores importadores mundiales de
gas y petróleo. Bruselas estima que en 2030 el aumento de la dependencia exterior de la UE será
de 90% en petróleo y de 70% en gas. La UE evita así provocar tensiones con esta región del
planeta y con los grandes proveedores8.

7
Mientras Italia importa 95% de su energía, España se presenta como el país europeo de mayor dependencia energética,
con 99% de su petróleo y gas importado. En 2004 el consumo de gas y petróleo de la UE, según el país proveedor, se
distribuyó así: Rusia (24% de gas, 27% de petróleo), Noruega (13% y 16%), Oriente Medio (19% del petróleo), Argelia
(10% del gas) y resto del Norte de África (12% del petróleo). En noviembre de 2006 Italia llegó a un acuerdo con
Argelia para construir un gasoducto que conecte por vía submarina al norte de Africa con la isla italiana de Sardegna y,
desde ella, hacia la región de Toscana, con el objetivo de abastecer a toda la Península y también a Europa. Además de
ser uno de los principales importadores mundiales de energía, luego del trauma de Chernobyl en 1986 Italia cerró
mediante un referéndum las puertas al desarrollo de energía nuclear, la vía de abastecimiento autónomo que sus socios
europeos ya presentan como pilar del futuro, sobre todo luego de los recientes desplantes rusos.
8
Evidencia es el ejemplo del acuerdo privilegiado ofrecido a Rusia en 2006 luego de que usara su gas como arma
geopolítica: se prevé un mayor reconocimiento político del ex coloso soviético y la no intromisión en sus asuntos
internos (como el caso checheno; los derechos humanos) a cambio de abastecimiento energético garantizado. Rusia, con
su monopolio estatal Gazprom, vuelve a ser un actor central del equilibrio internacional de poderes luego del desplome
de la bipolaridad. Es el primer exportador mundial de gas natural y el segundo de petróleo; vende el 26% del gas
consumido en Europa, cuyo 80% es distribuido mediante conductos que atraviesan Ucrania y Bielorrusia. Después de la
crisis política de suministro energético entre Rusia y Ucrania –y más tarde con Georgia y Bielorrusia- Europa discute
nuevas vías de tránsito para el aprovisionamiento. En enero de 2007, en alusión al corte de provisión energética rusa a
Bielorrusia a través del oleoducto Druzhba, que afectó a Polonia, Alemania, Eslovaquia y Ucrania, la entonces
presidenta de turno de la UE Angela Merkel declaró que “es inaceptable el bloqueo de los suministros sin alguna
consulta. Es un socio estratégico, pero la confianza en Rusia como proveedor energético quedó destruida por estos
episodios”. Turquía puede ser un enclave para la nueva política de seguridad energética de la Unión. El Consejo
europeo estimula la exploración de vías alterativas de abastecimiento energético luego de reconocer que “una mayor
dependencia de las importaciones procedentes de regiones y proveedores inestables implica un grave riesgo. Algunos
grandes productores y consumidores utilizan la energía como palanca política. También constituye un riesgo para el
mercado energético interior de la Unión el que los agentes externos no obedezcan a las mismas reglas del mercado ni
estén sometidos a las mismas presiones en el plano de la competitividad” (Bruselas 2006). El desarrollo de nuevas
infraestructuras energéticas podría convertir a Turquía en un pasaje privilegiado hacia Europa del gas y del petróleo del
Cáucaso, del Golfo Pérsico y de Asia central. La UE buscar convertirla en una gran plataforma para el tránsito de
energía. Con el Mar Negro como pívot, los recursos de Asia central podrían fluir a través de Turquía hacia Bulgaria,
Rumania (ambos miembros de la UE desde enero de 2007) y Hungría hasta llegar a Austria e Italia. Este proyecto lleva
el nombre de Nabucco (Talbot 2006). Desde junio de 2006 funciona el oleoducto que transporta el petróleo desde Bakú,
la capital de Azerbaiján, hasta el puerto turco de Ceyhan, pasando por Georgia -un enclave geopolítico tanto para Rusia
como para Europa y EE.UU., por lo que estos últimos retardan el reconocimiento de la independencia de Osetia del Sur,
la república independiente de facto dentro de Georgia. Conocido como el oleoducto BTC (Bakú-Tbilisi-Ceyhan), de
US$ 4 billones, se transformó en una ruta alternativa a la infraestructura rusa para alcanzar los mercados occidentales,
especialmente el sur de Europa. Como contraofensiva, el 15 de marzo de 2007 Rusia firmó un acuerdo con Bulgaria y
Grecia para la construcción del oleoducto Burgas-Alexandroupolis (BAP), competencia directa para el BTC y el
primero que el Estado ruso controla en el territorio europeo. El tema energético será un elemento importante en las
negociaciones para la adhesión de Turquía a la UE, máxime si se tienen en cuenta los planes para la realización de un
gasoducto que conectaría Irán con Europa, también a través de Turquía. Se analizan además formas de transportar gas
natural líquido (LNG, según la sigla en inglés) por mar y procesarlo para su uso con la tecnología propia del país
importador. Esto evitaría la dependencia territorial y sustituiría una parte de los elevados costos de los oleoductos y
gasoductos que atraviesan zonas políticamente inestables del planeta. Con este procedimiento, Rusia se propone
suministrar gas a mercados como EE. UU. y Canadá. La dependencia de las repúblicas centro-orientales europeas del
gas ruso funciona ya como contrapunto, como balance de poder frente al eje euroatlántico (Washington-Bruselas). Para
reforzar este contrapunto, la administración Putin podría jugar la carta báltica: un gasoducto que llevará el gas del norte

10
Sin embargo, según un informe presentado en enero de 2008 por la La organización defensora
de derechos humanos Human Rights Watch, “tanto EE.UU. como la Unión Europea han tenido
gran consideración con elecciones falseadas y violaciones de los derechos humanos. Lo que se
puede constatar, dice el experto, es que EE. UU. y la UE tienen más o menos consideraciones de
acuerdo con sus propios intereses. Europa, por su dependencia del abastecimiento ruso de
energía, tiene más consideraciones con Rusia que EE. UU. Pero EE. UU. tiene más consideración
por ejemplo con Arabia Saudita y Pakistán, por los propios intereses energéticos y geopolíticos
norteamericanos”.
Sin embargo, a pesar de una agenda internacional hoy atestada de nuevas doctrinas de
seguridad nacional, el Viejo Continente promueve una concepción de seguridad cooperativa -y no
sólo de contención-, según la cual la paz es indivisible y, por lo tanto, el resultado de acciones
colectivas (Tokatlián op. cit., 93)9. A esta concepción parece adherir Italia, cuyo actual ministro de
Asuntos Exteriores sostuvo que “promocionar la libertad y la democracia, y luchar por el desarrollo
y contra la pobreza en el mundo, es no sólo un deber moral para las democracias
contemporáneas, sino también nuestra mejor política de seguridad”10.
A la vista los resultados. En 2004 Europa alargó sus fronteras pasando de 15 a 25 países (hoy
27) e incluyó así una parte considerable de la Europa oriental. En espera para el próximo proceso
de ingreso están Croacia, Montenegro, Turquía y quizá Serbia. Desde el fin de la Guerra Fría, la
UE es el instrumento occidental más eficiente para extender las zonas de paz y la seguridad
global en el marco de democracias estables y desarrollo de economías de mercado con Estado de
bienestar. Desde 2002, Europa empleó 100 mil millones de dólares para sostener su ampliación
hacia oriente.
En cambio, sólo en el pantano iraquí, EE. UU. desembolsó desde el inicio del conflicto 300 mil
millones de dólares con un costo de 2500 de sus soldados muertos11. Siguiendo con los gastos
militares, en el mismo año los 25 miembros de la UE, en su conjunto, destinaron 155 mil millones
de dólares en concepto de gastos de defensa. EE.UU., por su parte, desembolsó en igual período
399 mil millones de dólares para defensa, es decir 244 mil millones más que el presupuesto total
de todos los países europeos combinados12.
El canciller italiano sostiene que “actualmente existen dos culturas que compiten entre sí. Una
descansa sobre la idea de conducir la globalización con la fuerza; la otra se funda sobre la idea de
conducirla a través del derecho. Ambas tienen raíces alemanas: Kant e Carl Schmitt. Yo estoy del
lado de Kant”13. El derecho que hace a la fuerza o viceversa14. La diferencia en el pensamiento de

de Rusia hacia Alemania, a través el Mar Báltico. Este diseño le permitirá a Rusia evitar a las tres repúblicas bálticas y a
Polonia, filoamericanas y con arraigados sentimientos antirusos.
9
El principio se manifestó vigente en la Cumbre UE-ALC de 2006, en Austria. En el documento conclusivo, los
mandatarios de ambos bloques manifestaron apoyar “plenamente el sistema de seguridad colectiva consagrado en la
Carta de las Naciones Unidas. Expresamos nuestro apoyo a todas las operaciones de mantenimiento de la paz bajo
mandato de las Naciones Unidas”. Respecto de sus relaciones internacionales, declararon abstenerse “de la amenaza o
uso de la fuerza inconsistente con los propósitos y principios de las Naciones Unidas, y [comprometerse] a preservar la
solución de controversias por medios pacíficos y de conformidad con los principios de la justicia y el derecho
internacional. Rechazamos con firmeza todas las medidas coercitivas de carácter unilateral y efecto extraterritorial
contrarias al Derecho internacional y a las normas generalmente aceptadas de libre comercio. Coincidimos en que este
tipo de prácticas representa una amenaza grave para el multilateralismo” (cfr. Declaración de Viena, 2006).
10
D’ALEMA, Massimo. “Diplomacy al dente” en The Wall Street Journal, 14 de junio de 2006.
11
Cfr. MORAVCSIK, Andrew. “La UE non è in declino. Piace anche a Bush” en Corriere della Sera. 16 giugno 2006,
p. 40.
12
Cfr. “Fiscal Year 2004 Budget”. Center for Defense Information. 4 de agosto de 2003. http://www.cdi.org
13
“L’Europa ha bisogno non di meno, ma di più ritmo”. Entrevista a Massimo d'Alema en Frankfurter Allgemeine
Sonntagszeitung, 28 maggio 2006.
14
Un ejemplo concreto de este debate en el seno de la política exterior estadounidense, a la que seguramente aludió
D’Alema en su planteo, emergió con la disidencia pública de John Brady Kiesling, un ex diplomático de carrera del
Departamento de Estado que en 2003 renunció por desacuerdo con la invasión de su país a Iraq, un mes antes del
comienzo del conflicto. “Las políticas que ahora nos piden llevar a cabo –escribió en el New York Times- no sólo son
incompatibles con los valores estadounidenses sino también con los intereses estadounidenses. Nuestra ferviente
búsqueda de guerra con Iraq nos está llevando a dilapidar la legitimidad internacional que ha sido el arma
estadounidense más potente en ataque como en defensa desde los días de Woodrow Wilson. Hemos empezado a
desmantelar la más larga y efectiva red de relaciones internacionales que el mundo jamás haya conocido. Nuestro actual
camino traerá inestabilidad y peligro; no seguridad.” Cfr. “Threats and responses State Department; U.S. Diplomat

11
ambos alemanes radica “en el hecho de que Schmitt declara el libre derecho a la guerra como el
único derecho y así transforma a la fuerza superior en juez –explica un académico
estadounidense-, mientras que Kant aboga por una condición de legalidad que precisamente
excluye el libre derecho a la guerra. (…) Schmitt entiende a la ley internacional como un orden
espacial de superpoderes cuyo ‘derecho’ a la guerra libre es ilimitado. (…) Esto lo coloca en
oposición diametral a Kant. Para Kant, ‘el concepto de derecho internacional pierde sentido si es
interpretado como el derecho de ir a la guerra’. Él incluso (…) rechazó el modelo de ‘balance de
poderes’, apoyado por Schmitt, como un continuo recurso para la guerra. (…) En la distinción
amigo-enemigo Schmitt ve el criterio crucial de la política” (Eberl 2004).
La expansión de la UE -que por momentos parece avanzar en desmedro de su solidez interna-
reaviva el ideario kantiano de un espacio mundial de estabilidad y de libertades perpetuas sobre la
base de un derecho comúnmente dado y consensuado. Las conversaciones entre el bloque
europeo y Serbia para su ingreso consideran que aislar a la nación eslava no haría más que
prorrogar la inestabilidad balcánica en la periferia europea. Una eventual ampliación europea
hacia Marruecos, Turquía e Israel (por citar algunos de los países que han formulado pedido de
admisión) podría hacer del Mediterráneo un espacio geopolítico de estabilidad prolongada15. Este
esquema europeo contrasta con el de una diplomacia coercitiva como forma de relación con
terceros Estados; un estilo en el cual la misión determina la colación y no viceversa, tal como de
cara a la tercera guerra del Golfo propuso Donald Rumsfeld, ex ministro de Defensa de EE. UU.
El sustituir la diplomacia por la fuerza retrotrae a una concepción antropológica del mundo en
donde los Estados se comportarían como el hombre en su estado de naturaleza, en búsqueda de
la supervivencia en un ambiente caótico, de indefinidas amenazas que pueden estallar de un
momento al otro, sólo regulado por medio de un sistema de balance de poderes equilibrado por
los más fuertes. Una suerte de darwinismo internacional. En tal escenario, la concepción de un
derecho común puede no ser decidida mediante procesos de consenso, sino a través de la guerra,
en cuyo caso el derecho sería tan privado como provisional. El derecho del más fuerte.
La filosofía de Immanuel Kant se mueve en un sentido contrario cuando propugna la gobernanza
global de una liga de naciones, una federación internacional sin pretensión de centralidad
gobernativa, orientada no tanto a la utópica búsqueda de la paz perpetua, sino a evitar el estado
de guerra permanente. En este esquema kantiano de mantenimiento de la paz mundial y
reducción de las amenazas, la guerra deja de ser justa para pasar a ser legal. Y la guerra será
legal sólo si es declarada legal por la liga, decía Kant, hoy la ONU.
En 2006 esta filosofía bicentenaria fue retomada por la UE y ALC. “Estamos comprometidos con
el enfoque multilateral (…). Seguiremos fomentando el respeto al derecho internacional y
fortaleceremos nuestro compromiso con un orden basado en normas internacionales”, enuncia la
Declaración de Viena de 2006, particularmente elocuente, suscripta por ambas regiones. “Hoy,
más que nunca, la adhesión universal al Estado de derecho y la confianza en el sistema para
prevenir y adoptar medidas punitivas contra las violaciones a las normas, constituyen condiciones
indispensables para alcanzar una paz y una seguridad duraderas. Recordamos la obligación de
solucionar pacíficamente las controversias y animamos a todos los Estados a recurrir con mayor

Resigns, Protesting 'Our Fervent Pursuit of War” en New York Times, sección Op-ed, del 27 de febrero de 2003. Sin
embargo, algunos teóricos del neorealismo repararon en la función histórica y la legitimidad de la guerra, como lo hizo
el francés Raymond Aron: “Si la utilización de la fuerza es absolutamente culpable, todos los Estados están marcados
por una especie de pecado original. (…) Aquél que quiera comprender la historia no deberá limitarse a considerar la
antinomia entre la fuerza y las normas jurídicas, sino que debe distinguir entre los distintos modos en que ha sido
utilizada la fuerza y reconocer la legitimidad histórica, sino jurídica, del empleo de la fuerza en determinadas
circunstancias, y hasta de ciertas violaciones del derecho existente (el derecho internacional es conservador por esencia
y obliga a los Estados, unos con respecto a otros, pero, a veces, es la misma existencia de un Estado la que se encuentra
en juego) (…) En tanto que la supervivencia de las naciones no esté garantizada por un tribunal todopoderoso o un
árbitro imparcial, la consideración del equilibrio de fuerzas tiene que entrar a formar parte del juicio ético-histórico
relativo a los motivos de los bandos enfrentados” (1985, 720-721).
15
En 2006, el entonces primer ministro italiano Romano Prodi fue el único jefe de gobierno no africano invitado a
participar en la reunión de la Unión Africana. El dato indica el rol geopolítico que el continente negro le reconoce a
Italia.

12
frecuencia a las instituciones internacionales en el ámbito de la solución de controversias, entre
ellas la Corte Internacional de Justicia”16.
Un escenario global de confrontación, donde la supremacía militar marca la diferencia, no sería
el ámbito ideal para el desarrollo de países como los latinoamericanos, aunque algunos de ellos
(Venezuela, Brasil, Chile) hayan iniciado su rearme. El auxilio y la protección del derecho
internacional, mediante sus tratados y convenios, es quizá la mejor arma de los actores menores e
intermedios del sistema para procurar una participación representativa. Cuanto menor resulta la
cuota de poder fáctico de los países pobres en el equilibrio mundial, mayor será la necesidad de
promover lo que el chileno Luciano Tomassini, uno de los académicos más destacados en
Relaciones Internacionales, ha llamado “mecanismos de manejo colectivo de problemas
internacionales” (1998, 242). Cuanto más débil o pequeño es un país, mayor es la importancia de
la cooperación. El Mercosur se encamina en este sentido cuando adopta decisiones
consensuadas para el saldo de su deuda externa y la toma de posición conjunta en política
exterior. Mientras en los años noventa fue esencialmente comercial, el bloque del nuevo milenio
comenzó a adoptar un perfil político –no exento de polémicas- con miras a estrategias de
desarrollo productivo, social y energético comunes.
En tal contexto, los países en vías de desarrollo cuentan con un singular instrumento de acción
en política exterior: la diplomacia pública. A mayor vulnerabilidad frente a las condiciones
exógenas del sistema mundial, más atento debería ser el diseño para el desarrollo de estrategias
de abordaje en relaciones internacionales. La tesis de este libro es que la diplomacia pública
puede mejorar la percepción positiva de los países en vías de desarrollo y favorecer así una
beneficiosa inserción en el sistema mundial. Si se estudia el accionar de la política exterior en
función de sus resultados, será mediante la evaluación de sus aportes para mejorar la inserción
internacional del país. En un escenario mundial diversificado y competitivo, una activa diplomacia
pública puede ser un instrumento válido para exponer las ventajas comparativas de un actor
estatal, mejorando el conocimiento de su idiosincrasia en la interacción con la opinión pública de
otros países.
Esta puede ser una nueva ocasión para los países pequeños del sistema. La revolución de las
nuevas tecnologías de la comunicación podría generar un efecto de descentralización y nivelación
en la estructura del sistema internacional, dotando de mayor poder a los Estados menores y a los
actores no estatales en la medida en que estos recursos intangibles resultan fácilmente
asequibles (Diodato 2004, 148,149). Pero esta es una hipótesis por verificar, si se tiene en cuenta
que desde hace más de dos décadas los actores menores pugnan por un nuevo orden mundial de
la información cuyo mayor objetivo, según Armand Mattelart, debiera ser el de reequilibrar un flujo
internacional de la información signado por un intercambio desigual (Mowlana 1990).
Credibilidad y confiabilidad son variables para una sólida comunicación con el mundo. El estudio
de las percepciones ocupa su lugar en el análisis de las relaciones internacionales. La visión del
otro puede ser fuente para la formulación de la política exterior. Como a menudo ha sucedido en
la relación argentino-brasileña desde comienzos del siglo XIX hasta el presente, esta visión del
otro puede descansar sobre prejuicios y estereotipos.
Sin embargo, no es ocioso insistir en que la comunicación puede sólo resultar un valor agregado
para la política exterior y las condiciones estructurales de una nación. No todo puede resolverse
desde la comunicación. El postulado contrario es más bien una quimera que este estudio desea
evitar. El fracaso de ciertas políticas públicas puede en parte explicarse por falencias
comunicacionales. Pero el éxito de las mismas difícilmente será mérito exclusivo de una o varias
estrategias de comunicación.
Si la comunicación puede asistir a la política a través de la diplomacia como canal de expresión,
esa utilidad estará signada por la búsqueda de nuevas condiciones para el desarrollo en el caso
de los países con economía emergente o en vías de industrialización. El concepto de desarrollo al
que alude este estudio cuando supone que la comunicación puede contribuir a la mejora de una

16
En las cláusulas 15 y 18 de la Declaración se lee: “Estamos comprometidos con el enfoque multilateral para hacer
frente al reto actual del desarme, la no proliferación y el control de armas, en particular de las armas nucleares, químicas
y biológicas. Por lo tanto promovemos la instrumentación, la universalización y el fortalecimiento de los mecanismos
de desarme y de no proliferación, fortaleciendo el papel de las Naciones Unidas. (…) [E]n la lucha contra el terrorismo
no debemos destruir lo que defendemos. Los derechos humanos, el derecho humanitario internacional, las libertades
fundamentales y el Estado de Derecho deben ser respetados plenamente en la lucha contra el terrorismo.”

13
nación, es un concepto amplio que no se reduce sólo a su aspecto económico. Así, las cuestiones
del desarrollo económico y social y de los derechos humanos suelen ser importantes ejes
temáticos en las relaciones internacionales de los países periféricos.

I.1. Configuración de una política exterior

Cada período histórico sugiere nuevas reglas de comportamiento internacional. Como ya se dijo
aquí, no es posible alienarse del contexto histórico ni de la estructura mundial para comprender la
dinámica del sistema global. De modo que es posible establecer algunos criterios para la
configuración de una política exterior que se ajuste a las necesidades de cada realidad nacional, a
saber: a) la posición del actor estatal en la economía regional y mundial; b) su posición
geoestratégica.
Respecto de la primera opción, los modelos de inserción puestos en marcha por países
latinoamericanos han respondido a la interacción de dos variables. Por un lado, las condiciones
sistémicas, entre las que no pueden marginarse las de orden político (unipolaridad,
multilateralismo, interdependencia); por el otro, los paradigmas económicos que dominaron cada
época (keynesianismo, neoliberalismo) y promovieron diversos tipos de modelos de desarrollo e
inserción internacional (Bernal-Meza 2005, 49).
Luciano Tomassini señaló algunos factores reales de los que depende la orientación, la calidad
y el vigor de una política exterior: 1) su visión acerca de las características que presenta el
sistema internacional en un momento determinado y de las oportunidades y limitaciones que
plantea; 2) su relación con la sociedad y con la historia, es decir, con la estructura social, la cultura
política y el régimen de gobierno heredados del pasado histórico y con su visión respecto del
futuro; 3) las principales áreas de articulación externa de cada país, que definen los intereses que
integrarán su agenda internacional, y la jerarquía existente entre los mismos; 4) el peso interno de
la política exterior; esto es, la importancia que esta tiene en la estrategia de desarrollo; 5) el hecho
de cuán activa o pasiva es esa política y 6) la organización institucional con que cuenta el país
para formularla y llevarla a cabo. En síntesis, la articulación entre agenda, objetivos y estilo.
Tomassini también detalló los aspectos que diferencian la política exterior de los países. Se
refirió a i) la agenda internacional, entendida como los intereses que los países persiguen en su
accionar externo; ii) los objetivos, como la posición que la nación desea alcanzar o el estado de
cosas que quiere lograr; iii) el estilo que caracteriza la aplicación de esa política que, por ejemplo,
remite a su carácter activo o pasivo, de choque o conciliador, etc. En esta última variante, la del
estilo, ubicaremos a la diplomacia pública como canal de expresión para los objetivos de la política
exterior trazados en los dos primeros puntos (los aspectos i y ii de la política exterior argentina
serán analizados en el capítulo IV).
La importancia de una nación ya no se mide únicamente en los términos realistas de
acumulación de poder y aislamiento para controlar procesos externos, sino más bien a través de
su capacidad para participar activa y efectivamente en los asuntos mundiales mediante el uso de
todos los foros multilaterales posibles. Es en la categoría estilo que la diplomacia pública podría
favorecer el desarrollo gracias a su capacidad para incrementar la voz propia de los países
menores en política internacional y en los debates de la arena global. Se trata de hallar los
caminos para aumentar la participación en las decisiones mundiales e incidir en su agenda
aportando las prioridades que surgen en las zonas relegadas del planeta.
Influir en los asuntos globales es hoy un desafío frente a una agenda global prácticamente
copada por temas vinculados al terrorismo; una suerte de “securitización” del mundo que muchas
veces margina los debates vinculados con la cooperación Norte-Sur, el desarrollo, el
medioambiente y los derechos humanos y socio-económicos. En los países industrializados “el
énfasis de la política exterior [ha] estado en los problemas estratégicos o geopolíticos,
ocupándose su política exterior, esencialmente, de los problemas de la seguridad y del conflicto.
En cambio, en los países más pequeños –tal el caso de los latinoamericanos- el énfasis ha estado
en la dimensión económica de las relaciones internacionales” (Bernal-Meza 2000, 366).
Durante la segunda mitad del siglo XX, finalizada la Segunda Guerra Mundial y agotada su
relación comercial preferencial con la ex potencia Gran Bretaña, la Argentina adoptó un paradigma
en política exterior signado por una agenda que impulsaría su elevada participación en la acción
internacional. El país fue probablemente el primero en foros internacionales en señalar que las
reglas de juego del orden económico mundial convenido a partir de la segunda posguerra no

14
estaban pensadas para beneficiar a las naciones en vías de desarrollo. “Desde los primeros
momentos de su actuación dentro del sistema interamericano, la Argentina ha protagonizado el
papel del país que más intensamente proclamó la necesidad de una cooperación económica en la
región, sosteniendo desde 1947, frente a los que ponían el énfasis en la seguridad militar e
ideológica, una posición según la cual los problemas de los pueblos latinoamericanos debían
resolverse fundamentalmente a través de medidas económicas y sociales” (Lanús 1984, 200).
En el marco de la contienda Este-Oeste, la posición del país se caracterizó por un elevado perfil
en los foros mundiales en defensa de la paz y del desarme; la ampliación de las asociaciones
comerciales extranjeras más allá de las ideologías imperantes; la oposición a los intentos por
frustrar una redistribución del poder global y favorecer a los países subdesarrollados en el sistema
financiero; el impulso de la comunión latinoamericana y la superación del tradicional modelo
agroexportador con una gradual industrialización por sustitución de importaciones.

I.1.1. La cultura política en los asuntos exteriores

Se ha escrito aquí que las variables políticas internas condicionan la formulación de la política
exterior de las naciones y que, por lo tanto, la diplomacia no debería marginar el rol de la cultura
en la construcción y mejora de las relaciones internacionales.
Los patrones de concepción que cada sociedad proyecta sobre sus objetos políticos
(instituciones, estructuras, roles gubernamentales) configuran su particular cultura política,
entendida como el sistema de creencias empíricas, símbolos expresivos y valores que define la
situación en la que se desarrolla la acción política. Con esta premisa, la cultura política podría
también definirse como la matriz de valores políticos, actitudes y comportamientos en cuyo seno
se localiza el sistema político.
Si se desagregan los componentes de este concepto se observa que, por su parte, los valores
políticos encarnan la idealización conceptual de las normas de un sistema político considerado
adecuado por una determinada sociedad; las actitudes son las orientaciones de la sociedad
respecto de los procesos políticos; y las conductas la forma en que, individual o colectivamente,
los ciudadanos aplican sus valores y actitudes en situación concretas (Ebel 1990).
Este conjunto de valores políticos, actitudes y comportamientos puede incidir en el tenor de las
relaciones internacionales y orientar la conducta exterior de los países. Así, en las políticas de
largo plazo anidarán valores culturales estables que fundamenten –o contradigan- visiones de
Estado más allá de las coyunturas gubernamentales. En cambio, en los programas estratégicos
de mediano plazo y en las acciones externas tácticas concretas y reactivas es posible encontrar
variables circunstanciales, de mutación periódica, tales como la posición de los actores
internacionales, sucesos externos no previstos y relaciones comerciales.
En particular, la influencia de la cultura política en la política exterior toma cuerpo al considerar
tres dimensiones distinguidas por John Lovell (1990) –en la tabla 1 se reproduce el esquema
propuesto por el autor. La primera dimensión descansa sobre los mitos fundacionales asociados a
la historia de una nación, compartidos por líderes y ciudadanos, además de una cierta visión del
rol y posición del país en los asuntos mundiales. Entre los argentinos, por ejemplo, supo hallar
difundida aceptación la idea de una Argentina primus inter pares en la región gracias a su acción
decisiva en las batallas independentistas del Cono Sur a comienzos del siglo XIX -que incluyen la
liberación de Chile y Perú-, su componente demográfico europeo y sus otrora tradicionales altos
índices de calidad en la enseñanza pública. Ya el ex presidente interino de la Argentina, Eduardo
Duhalde, gustaba decir en 2002 que el país estaba “condenado al éxito” (cfr. Marini 2004). La idea
retomada por el mandatario reavivaba la tradición mesiánica que a comienzos del siglo XX ancló
tanto en la Argentina como en Brasil, la de dos países con un destino imperial cuya convivencia en
un mismo espacio se presentaba traumática.
Otro ejemplo es EE. UU., cuya emergencia mundial a fines de 1890 se apoyó en la idea de que
el orden internacional podría construirse sobre la base de valores modernos propios como la
industrialización y una civilidad liberal y democrática. Con el eurocentrismo y su equilibrio de
poderes en el ocaso, el idealismo del presidente Woodrow Wilson en la primera posguerra buscó
un nuevo orden apoyado en conceptos universales de cooperación y diálogo entre naciones, una
visión global de interacción cultural como convergencia de valores, abolición de la diplomacia
secreta y valoración de la opinión pública mundial (Ninkovich 1990). Las actuales intervenciones
militares estadounidenses en el mundo aún se sostienen en nombre de “la libertad (v.g. Enduring

15
Freedom) y la democracia”. La retórica estadounidense del “destino manifiesto” y el rol de “faro del
mundo” (guiding light) opera como un significativo soporte mítico-cultural para justificar sus
acciones en política exterior.
La segunda dimensión a considerar por sus efectos sobre la política exterior es la que
contempla la imagen –estereotipos- que las élites políticas y los ciudadanos se forman de las
demás naciones, en particular de sus vecinos, de las distintas regiones del mundo y de otros
actores de la política mundial, como los organismos internacionales. La voluntad argentina de
imprimir nociones de patriotismo en la educación geográfica de fines del siglo XIX y principios del
XX incluyó la descripción del país como un Estado vulnerable rodeado de vecinos inestables como
Chile y Brasil y otros amenazantes para las fronteras de la república. Un decreto del ministerio de
Justicia y Educación argentino de 1888 instó a los docentes a remarcar a los alumnos que la
nación afrontaba numerosos peligros por parte de los países vecinos.
La alimentada sensación de perenne peligro externo legitimó posteriores narrativas geopolíticas
sobre la declinación económica y la marginalidad creciente de la Argentina en los asuntos
mundiales a partir de los años treinta, como así también las doctrinas de seguridad nacional de
mediados de los setenta. Durante decenios, los militares argentinos abrevaron en la geopolítica
germana del “espacio vital” (Großraum), teorizada por Carl Schmitt y aplicada durante el Tercer
Reich, según la cual un Estado, que existe como una entidad política, debe siempre identificar
correctamente a sus enemigos para preservar su propia forma de existencia. La formula sirvió
también para reforzar la unidad interna del Estado, de los habitantes del territorio. La
preocupación por una supuesta intención de Brasil de expandir sus dominios en el Río de la Plata,
vinculada con la idea de una injusticia territorial postcolonial y con la violación del Tratado de
Tordesillas17, se propagó hasta comienzos de la década de los ochenta, como se lee en los
escritos geopolíticos de militares argentinos que describen la frontera como una fuerza al servicio
de las contingencias políticas, una isobara que establece el equilibrio entre dos presiones (Dodds
2000, 170).
Después de décadas de desencuentro por mutua desconfianza y recelo, la Argentina y Brasil
han pasado de una relación de confrontación subsistente a otra de cooperación comercial y
asociación política estratégica18. Esta transición demuestra cómo un valor negativo de percepción
impulsó una acción exterior para revertir, en lugar de profundizar, el camino del desencuentro.
Similar es la mutación del vínculo bilateral argentino-chileno, que hasta comienzos de la década
anterior estuvo amenazado por desencuentros militares y territoriales, como los veinticuatro litigios
fronterizos verificados en el siglo XX.
Una tercera dimensión de la cultura política, teorizada por Lovell, consiste en la
institucionalización de los hábitos y actitudes que conciernen a la resolución de conflictos
interpersonales. En este sentido, la conducta de la política exterior podría adoptar normas
culturales que establezcan pautas para la resolución de problemas, vinculadas con creencias y
actitudes profundas sobre el sentido del compromiso y de la conflictividad en asuntos humanos.
La última dictadura argentina no hubiese aceptado sin reparos el arbitraje papal en su conflicto
limítrofe con Chile sin su autoproclamada condición de “occidental y cristiana”.
George Kennan, ex consejero de la Casa Blanca y teórico del realismo en política internacional,
ofreció otro ejemplo de esta tercera dimensión cuando señaló la tendencia recurrente entre los
hacedores de política exterior de su país hacia un abordaje legal-moralista de los problemas
internacionales. Encontró parcial explicación a este fenómeno en el fuerte impacto que la
profesión de abogado o de experto en leyes produjo entre los hombres de Estado. Tratándose de
un pragmático de las relaciones internacionales, esta observación de Kennan tiene el sabor de
una crítica implícita a sus pares.

17
El Tratado de Tordesillas demarcó el reparto del mundo apenas descubierto y del mundo todavía por descubrir entre
los reyes de Castilla y Portugal. Se formalizó mediante un acuerdo firmado el 7 de junio de 1494 en la localidad
española de Tordesillas y con él ambos reyes se comprometieron a cumplir una serie de cláusulas para repartirse el
Océano y delimitar las fronteras africanas. En 1506 el Tratado fue confirmado por una bula papal de Julio II, a pedido
del rey portugués Manuel I que reclamaba la pertenencia de Brasil luego de que fuera descubierto por el reino de
Castilla.
18
Para profundizar sobre la historia de la relación argentino-brasileña, ver RUSSELL, Roberto; TOKATLIÁN, Juan
Gabriel (2003). El lugar de Brasil en la política exterior argentina. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica y
LAFER, Celso (2002). La identidad internacional de Brasil. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.

16
Tabla 1. Variables en la formación de la política exterior

Estabilidad relativa Cambio periódico Cambio frecuente

Factores geográficos Patrones de intercambio Oportunidades desafiantes


(geopolítica) externas
Alianzas
Factores demográficos Eventos domésticos,
“Reglas” de la diplomacia demandas
Forma de gobierno
Organizaciones internas La agenda de políticas
Sistema económico
Políticas y personal
Cultura y subculturas
Opinión pública
Mitos, ideales, intereses

Imagen de los otros

Hábitos en la resolución de
conflictos

Estas variab les pued en expli car

Políticas de largo plazo Políticas de corto plazo, Acciones específicas,


programas decisiones

Feedback

Los valores políticos, actitudes y comportamientos pueden ser comunes a varios países, dando
lugar a una cultura política regional. Por ejemplo, analistas internacionales han reconocido en la
tradición caudillista, el militarismo y el machismo denominadores comunes de la cultura política de
América latina.
La presencia colonial del Imperio español legó a la organización institucional de la región una
visión tomista del cuerpo social, una filosofía política organicista que abrevaba en la tradición
aristotélica según la cual la buena sociedad estaba adecuadamente ordenada como comunidad
jerárquica hecha de elementos sociales gubernamentalmente sancionados, cada uno
desempeñando una función propia e indelegable en una sociedad orgánicamente integrada. La
finalidad de este orden social era la consecución del bien común, administrado por una élite en
cuya cúspide un líder -monarca, caudillo, dictador- era garante del orden y del bien de la sociedad.
Esta herencia española habría sentado en América latina las bases institucionales para la
construcción de sociedades compactas, ordenadas y balanceadas que desalentaban la
competencia entre los actores. Un complejo de instituciones que reflejaría los principios hispánicos
de gobierno -organicismo, patrimonialismo, personalismo y monismo político- en oposición al
pluralismo republicano orientado hacia la armonía entendida como proyecto social no competitivo
que puede ser impuesto desde arriba. Sin embargo, la propia rigidez del monismo frente al cambio
y a la alternancia política, construye al interior de su sistema resistencias que causan su
desestabilización. Dicha dicotomía se vería en parte reflejada en la tradicional alternancia de
gobiernos dictatoriales y democráticos en América latina. Las consecuencias sobre la doctrina, la
política exterior y la práctica diplomática de los países del área serían la oscilación entre

17
reafirmaciones nacional-populistas radicales y la alineación total con los actores más poderosos
del sistema (Ebel op. cit.)19.
Sin embargo, no debe subestimarse la influencia que la tradición de valores políticos pluralistas
de las revoluciones norteamericana y francesa del siglo XVIII ejercieron en los intelectuales
latinoamericanos de la independencia y de la posterior construcción nacional, evidente en el caso
argentino. Por ejemplo, autores extranjeros aseguran interpretar en los tratados de integración
territorial de Domingo Sarmiento (Argirópolis: O la capital de los Estados Confederados del Río de
la Plata -un diseño de organización política para la Argentina y la región), por ejemplo, un proyecto
amplio que suponía por parte de la Argentina la búsqueda de inspiración en el liberalismo europeo
como forma de contrarrestar el legado español de caudillismo que algunos autores identificaron
con el gobierno de Juan Manuel de Rosas (cfr. Dodds op. cit., 154).
De igual modo evidente fue la influencia intelectual de los representantes del pensamiento
político italiano del Risorgimento20 en la construcción de la Argentina moderna sobre una base
republicana y liberal en el siglo XIX. Este debate que a la sazón agitaba a Italia fue transmitido por
italianos presentes en la Argentina antes de la gran inmigración, la mayor parte de ellos
periodistas. De los nueve miembros de la Primera Junta de 1810, tres eran hijos de italianos:
Manuel Belgrano, Manuel Alberti y Juan José Castelli.
Al momento de conducir la organización nacional de la República Argentina, particular relieve
mereció el pensamiento de Giuseppe Mazzini, cuyo movimiento cultural Joven Italia (1831),
orientado a fundar un república italiana unitaria, fue inspirador para políticos como Bartolomé Mitre
y otros pregoneros libertarios enfrentados a Rosas. La coincidencia de principios con la logia de
Mazzini se intensificó cuando el escritor Esteban Echeverría fundó en Buenos Aires la Joven
Argentina y la Asociación de Mayo; sus respectivas actas fundacionales poseían análogas bases
filosófico-políticas. Influyente fue también la figura de Giuseppe Garibaldi, el “héroe de los dos
mundos”, cuya amistad con Mitre fue documentada y a quien se recuerda en cada comuna
argentina con una plaza o calle que lleva su nombre, tal como sucede en la Italia moderna.

19
Datos recientes confirmarían la particular cultura política de la región. El informe de 2004 de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos indicó que “la democracia [en América latina] se encuentra en un estado de
incertidumbre y de precariedad”. Otro documento de 2004 del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo
demostró que la proporción de latinoamericanos propensos a sacrificar un gobierno democrático a cambio de avances
económicos y sociales reales supera el 50%. A estos resultados se sumaron las estimaciones del mismo año de la ONG
chilena “Latinobarómetro”, según las cuales el respeto por los partidos políticos ha disminuido claramente y la
participación en las elecciones se reduce. Concretamente, el respaldo a la democracia pasó de 61% en 1996 a 53% en
2004. El número de personas indiferentes al tipo de régimen político pasó de 16% a 21% durante el mismo período.
20
Nombre con el que se conoce al proceso de unificación territorial del reino de Italia, en 1861.

18
II. La dimensión comunicativa del poder en las relaciones internacionales.

El Emirato de Qatar, en 1996, lanzó desde su territorio la red de noticias Al Jazeera (en
castellano “La península”), exclusivamente financiada por las arcas del Estado, al margen de la
competencia comercial. Desde el 15 de noviembre de 2006 esta señal árabe compite con CNN y
BBC mediante su versión en inglés (Al-Jazeera English TV). Transmite para Occidente desde
Asia. Si bien la señal goza aún de una elogiable libertad editorial (invita a políticos israelíes para
que expongan la cuestión hebrea; debate la condición de la mujer; discute sobre la conveniencia
de hospedar bases americanas en el propio territorio), es para Qatar un instrumento de poder en
un mundo árabe y persa atestado de mutuas rivalidades.
Se dijo ya que la gestión de los asuntos internacionales no es prerrogativa sólo de los Estados
que poseen fuerza militar o una economía desarrollada. Los países pueden valerse de sus
recursos de soft power (comunicación, información, cultura, medios) para intentar modelar la
agenda informativa y orientar las preferencias de otros actores. El concepto pertenece al
académico Joseph Nye, quien adoptó la idea de “poder suave” luego de distinguir los diversos
medios usados para influir en el comportamiento de terceros y obtener objetivos deseados. Tres
son los medios que Nye cita para este fin: la coerción (amenazas por la fuerza; un ejemplo puede
ser la política realista de “palos y zanahorias” aplicada por EE.UU. en la URSS, durante la Guerra
Fría), los pagos (incentivos económicos; en su momento el Plan Marshall) y la atracción (el soft
power).
En el marco de una estrategia de comunicación, un país puede contarse al mundo valiéndose de
su atractivo: incrementar el prestigio internacional (más allá de sus elementos de poder real);
aumentar la influencia política sobre otras naciones; ofrecerse como destino turístico; promover
exportaciones y atraer residentes e inversores -la tasa de inversión no está sólo vinculada con
factores económicos como el nivel de productividad o el crecimiento del PIB; depende en gran
medida de las expectativas políticas de los inversores sobre las certezas de las reglas de juego.
La eficiencia y el despliegue de las facultades del soft power por parte de países menores (o,
como diría Waltz, por parte de las “unidades de menor capacidad”) dependerán del escenario
mundial que en deberán actuar; un teatro realista, donde la fuerza es el motor de las relaciones
internacionales, ciertamente reducirá el espacio para acciones en el plano comunicacional, de ahí
la pertinencia del capítulo anterior en este libro.
Pero la idea de instrumentos intangibles de poder, mundializada por Nye en sus publicaciones,
encuentra ya antecedentes en el pensamiento político italiano de comienzos del siglo XX. Antonio
Gramsci, uno de los padres del comunismo italiano, identificó a los Aparatos Ideológicos del
Estado (AIE) como instituciones que ejercen una hegemonía simbólica, intelectual y cultural sobre
los ciudadanos en las sociedades modernas. Esta idea fue más tarde retomada por pensadores
de tradición marxista como el francés Louis Althusser. El concepto considera AIE a sistemas
institucionales tales como el eclesiástico, el escolar -tanto público como privado-, el político-
partidario, el sindical, el complejo informativo -que incluye a todos los tipos de medios masivos de
comunicación-, el familiar, el jurídico y el cultural -literatura, arte. Lo que diferencia a los AIE de los
aparatos represivos del Estado -ejército, policía- es su facultad para ejercer un poder simbólico
sobre la población, una violencia de tipo ideológica y no material. Así, el Estado comprendería dos
cuerpos: el de las instituciones que encarnan su aparato represivo y el de aquellas que actúan a
nivel simbólico.
El soft power de un país va más allá del control gubernamental; se extiende a la cultura popular
y a los actores privados de la sociedad civil. Como recurso, puede abrevar en al menos tres
fuentes: la cultura (en aquellos aspectos que resultan atractivos para otros), los valores políticos
(cuando son ejemplos en el extranjero) y la política exterior (cuando es vista como legítima y
provista de autoridad moral). Valores tales como la promoción de la democracia y de los derechos
humanos son mejor alcanzados por este tipo de poder. El poderío económico o militar no es
garantía ni requisito para ejercer la capacidad de atracción. Italia, por ejemplo, no es potencia
militar y su economía en el marco de la UE ha descendido, pero alberga en su interior más de la
mitad del patrimonio cultural mundial, por lo que sigue siendo modelo de atracción. La Península
posee la mayor parte de las riquezas artísticas del planeta, secundada lejanamente por España
que, por sí sola, no alcanza a ofrecer el patrimonio que alberga la región Toscana, al norte de
Italia.

19
II.1. Hacia una diplomacia postestatal

“Hoy en día los países se relacionan entre sí mucho más sobre la base de contactos
interpersonales que intergubernamentales. El poder de la gente se volvió tan importante como la
política”. La declaración pertenece a Robert Ratcliffe, el inglés que en 2000 dirigió desde el British
Council una encuesta mundial para evaluar la imagen exterior del Reino Unido. La muestra incluyó
a más de seis mil jóvenes líderes en treinta países.
Los Estados nacionales ya no son capaces de controlar por sí solos la política mundial. La
agenda de los países es cada vez mayor, multitemática y polisémica. Un desafío para las
tradicionales estructuras organizacionales de las cancillerías. La multiplicación de la llamada
sociedad de la información desafía el protagonismo del clásico modelo de vinculación sólo
interestatal en las relaciones internacionales, a favor de otro, quizá algo más caótico, marcado por
la injerencia de nuevos actores participantes en la comunicación.
La promoción de relaciones más allá de los Estados nacionales, rasgo distintivo de la diplomacia
pública, coincide con el cuestionamiento de la pertinencia del pensamiento realista en relaciones
internacionales, según el cual es la lucha entre los Estados por el poder lo que mueve al mundo;
una visión Estado-céntrica, de origen decimonónico, ya teorizada por Hans Morgenthau en Política
entre las Naciones (1948), el texto basal del pensamiento realista.
La otrora figura dominante del Estado territorial está siendo complementada por nuevos actores
transnacionales. Un funcionario de la Comisión de Asuntos Exteriores de la UE observó que “a
diferencia de lo sucedido en siglos anteriores, en efecto, la geopolítica de nuestro siglo XXI viene
determinada cada vez en mayor medida por las relaciones de interdependencia de los diversos
bloques regionales, por lo general dentro del marco multilateral constituido por las Naciones
Unidas” (Salafranca op. cit., 23).
La diplomacia pública podría ser compatible con el enfoque de Robert Keohane sobre la
interdependencia compleja, un sistema político mundial extenso, pleno de convenciones y de
acuerdos, en cuyo seno el sistema estadual es sólo una parte, nunca la totalidad. La característica
clave de este paradigma es la “expectativa de la ineficacia del uso o la amenaza de la fuerza entre
los Estados; una expectativa que ayuda a crear apoyo para las convenciones o regimenes que
deslegitiman las amenazas de fuerza (…). La interdependencia compleja ejemplifica el papel de
las expectativas y las convenciones en la política mundial, y en consecuencia de las instituciones
(…) en los sistemas internacionales relativamente institucionalizados, los Estados pueden ser
capaces de ejercer influencia remitiéndose a normas diplomáticas generalizadas, a las redes
financieras transnacionales legalmente institucionalizadas y a aquellas instituciones
internacionales conocidas como alianzas (…) las acciones estatales dependen,
considerablemente, de los acuerdos institucionales prevalecientes” [el destacado es mío]
(Keohane 1993, 25)21.
Además de la revolución de las comunicaciones, Hans Tuch (1990) enumera otras cuatros
razones históricas para el surgimiento de una nueva diplomacia: la creciente relevancia de la
opinión pública en la arena internacional debido al acceso masivo a la información; la proliferación
de nuevos Estados luego de la Segunda Guerra mundial con los que entablar relaciones
diplomáticas; las pujas ideológicas que obligaron a las democracias a competir en el terreno global
de las ideas; la importancia de las percepciones tanto como de la realidad (los estereotipos). La
búsqueda de preeminencia en el campo internacional es más que una lucha por la supremacía

21
Conviene siempre recordar la salvedad ya apuntada: la cuestión de si las relaciones son “mutuamente beneficiosas”.
Como el mismo Keohane advierte, resulta aún ambiguo determinar si las relaciones entre las naciones industrializadas y
aquéllas en vías de desarrollo pueden o no considerarse interdependientes. La pretendida interdependencia entre las
economías industrializadas y las periféricas puede funcionar sobre la base de una endémica asimetría en los términos de
intercambio y las relaciones de producción; un tipo de interdependencia que persiste gracias a la reproducción de las
desigualdades entre las naciones. A su vez, el desestimar las variables analíticas del realismo en relaciones
internacionales sería no sólo ingenuo, sino también inconducente desde el punto de vista metodológico. De hecho, la
importancia que el realismo concede al poder, los intereses y la racionalidad de la acción de los Estados sigue siendo
válida para la comprensión de la política mundial. Keohane es uno de los representantes más visibles de la escuela
liberal en los estudios de las relaciones internacionales; una escuela que mira al mundo con un enfoque grociano, por la
mirilla de los intercambios comerciales y los flujos financieros, de las ONG, de las corporaciones multinacionales, de
los actores no estatales que configuran las reglas del sistema mundial que, de esta manera, no queda librado sólo al
arbitrio de los Estados.

20
militar o por el dominio político; es también una pugna por la mente de los hombres. Ya los
realistas de la segunda posguerra llegaron a esta conclusión, influenciados por la batería
propagandística nazi, soviética y estadounidense.
La diplomacia tradicional, secreta, ambigua y equidistante de Morgenthau, aquella de “doble
vía”, de intercambio formal de mensajes entre Estados soberanos, con estilo generalmente
monárquico o presidencialista, personalizada en figuras de líderes, que discriminaba el tratamiento
de asuntos políticos respecto de los que consideraba cuestiones de “baja política” -como
medioambiente, cultura-; cede ahora su lugar a otra más compleja, que articula cualidades
multimediáticas, actores transnacionales no estatales, instituciones no gubernamentales y
profesionales interdisciplinarios (ver diferencias entre ambos tipos de diplomacia en la tabla 2).
Este nuevo estilo sería también una forma de incentivar la participación y el compromiso del sector
privado. “Las naciones autónomas no inundan de espías a los estados vecinos, ni abren las
puertas a la intriga –dijo ya el ex presidente Woodrow Wilson ante el Congreso estadounidense,
cuando solicitó la declaración de guerra contra Alemania, en 1917-. Afortunadamente, la
subsistencia de tales grupos resulta imposible en estos ámbitos donde la opinión pública expresa
la última palabra e insiste en recibir información cabal de todos los asuntos relacionados con la
nación.”
Algunos académicos consideran el fin de la Primera Guerra Mundial como el período en que se
produce la transición de la diplomacia secreta a la pública. La posición de Wilson en la primera
posguerra proponía la actuación de “acuerdos abiertos” (open covenants) como oposición a la
restringida práctica diplomática precedente, plena de pactos secretos cuyas cláusulas eran
conocidas sólo por los monarcas, jefes de gobierno o élites nacionales (cfr. Martínez Pandiani
2006, 50-51). Sin embargo, a mi juicio, si aquel hubiese sido el auténtico nacimiento de una
diplomacia transparente, la Segunda Guerra no hubiese tenido lugar. Dado que esto no fue así, en
rigor de verdad, podríamos comenzar a hablar de una auténtica diplomacia pública sólo al final de
las intrigas y la opacidad de la Guerra Fría, es decir, a partir de 1991. Lo anterior sería, más bien,
una forma de propaganda política internacional.
Pero la idea de que la publicidad en las relaciones internacionales constituiría un factor de paz,
fue codificada en el preámbulo del Pacto de la extinta Sociedad de las Naciones (el prototipo de
Naciones Unidas), nacida en las postrimerías de la Primera Guerra. El repudio a la diplomacia
secreta se manifestó en el artículo 18 del tratado, que obligaba a los Estados miembros a registrar
en la secretaría del Organismo, para su publicidad, todos los compromisos internacionales
celebrados entres ellos (cfr. Moncayo 1997, 147).
En este sentido, que promueve la publicidad de la diplomacia, la Comisión para la Diplomacia
Pública del Departamento de Estado de EE.UU. reconoció que debe modernizarse la Smith-Mundt
Act, una ley de 1948 que prohíbe al gobierno estadounidense exponer a sus ciudadanos los
programas de la diplomacia pública (cfr. USACPD 2005). En concreto, la US Information and
Educational Exchange Act (su verdadera denominación) establece un límite a la distribución en el
país de información oficial destinada a audiencias extranjeras. Los contenidos de la emisora
gubernamental Voice of America (VOA), que transmite hacia Europa, quedan enmarcados en las
disposiciones del Acta22.
El concepto de secreto es ajeno a la nueva diplomacia pública. La diplomacia pública bien
puede representar un oxímoron, un paradojal desafío impuesto por la era de la publicidad.

22
La sección 501(a) del Acta establece que “la información producida por VOA para audiencias fuera de los Estados
Unidos no será diseminada dentro de los Estados Unidos (…) pero, a pedido, estará disponible en inglés en VOA, en
todo momento siguiendo su lanzamiento como información en el exterior, para ser examinada sólo por representantes
de asociaciones estadounidenses de prensa, periódicos, revistas, sistemas de radio, estudiantes de investigación y
especialistas, y, a pedido, sólo a miembros del Congreso. La Ley prevé además la organización de los centros
binacionales de intercambio estudiantil y atañe a los particulares del programa de becas Fulbright.

21
Tabla 2. Diferencias entre diplomacia tradicional y pública

Diplomacia tradicional Diplomacia pública

Nivel de difusión / publicidad Opaca, Transparente,


difusión restricta altamente difundida
Actores Gobiernos,
Gobiernos, diplomáticos,
ministerios de Asuntos Exteriores, empresas,
diplomáticos instituciones,
ONG
Destinatarios Gobiernos, Opinión pública,
políticos, audiencias extensas selectas
funcionarios diplomáticos
Temática (issues) Vinculada con la conducta Vinculada con actitudes y
y las políticas de gobierno conductas del público

Cuando las nuevas tecnologías de la información permitieron a los medios llegar a audiencias
extranjeras y transmitir en directo desde puntos lejanos, los procesos de toma de decisión en
política exterior sufrieron una alteración. Media diplomacy (diplomacia de los medios) es el término
angloamericano para definir esta injerencia mediática en el campo de la diplomacia y se refiere a
la facultad de los medios para introducir temas en la agenda internacional e influir en los tiempos
de acción gubernamental mediante la presión ejercida por la opinión pública local; una suerte de
presión vicaria.
Un soldado estadounidense muerto en la guerra de Vietnam; otro arrastrado de los cabellos por
civiles en las calles de Mogadiscio; otros quemados vivos y sus restos carbonizados exhibidos
como trofeos de guerra por iraquíes; el ejército chino masacrando estudiantes ante las cámaras
del mundo en la plaza de Tiananmen; una periodista de la CNN denunciando un nuevo holocausto
en Bosnia cuando Clinton acababa de anunciar que “no somos la policía del mundo”; gendarmes
apaleando ancianos en la plaza de Mayo en Buenos Aires. Todas imágenes que movilizan a la
opinión pública e impelen a los gobiernos a gestionar inteligentemente el flujo de la información y
a adoptar acciones concretas de política exterior para satisfacer a sus comunidades.
En términos generales, la media diplomacy se desarrolla según el siguiente silogismo: los
medios seleccionan los contenidos a difundir (noticias); enfatizan algunos conflictos
internacionales y acallan otros; la opinión pública presiona para que se tomen medidas inmediatas
sobre los conflictos que reciben cobertura mediática; dichos conflictos pasan a formar parte de la
agenda política internacional (Diodato op. cit., 41-43).
Nik Gowing, periodista estadounidense, escribió que “los funcionarios confirman que a menudo
la información les llega primero por televisión o servicios de noticias de texto, mucho antes de que
los comunicados oficiales diplomáticos o militares puedan proveer datos, precisión, clarificación y
contexto”. Esto se ve en el filme The Queen, que muestra cómo la familia real británica se entera
al instante por televisión de todos los detalles de la muerte de la princesa “Lady D”. El ex
presidente George Bush padre fue más lejos cuando ironizó acerca de que aprende más de la
CNN que de la CIA y su secretario de prensa, Marlin Fitzwater, declaró que “en muchas crisis
internacionales, virtualmente apagamos el Departamento de Estado y la oficina de trabajo… Sus
informes siguen siendo importantes, pero no llegan aquí a tiempo para tomar la decisión
fundamental” (Taylor 1997, 93, 94).
La presencia de los medios en el territorio puede disparar la escalada de un conflicto. El conflicto
diplomático argentino-uruguayo por la construcción de papeleras en el Río de la Plata ha sumado
cuotas de presión pública debido también al espacio que los noticieros daban a los manifestantes
que a diario cortaban las rutas binacionales. Se suma como antecedente el caso de la médica
cubana impedida de abandonar la isla para visitar a sus nietos en Buenos Aires, conflicto por
demás mediático que aumentó las tensiones bilaterales entre dos gobiernos. Después de la
polémica Cumbre de las Américas con sede en la Argentina, en noviembre de 2005, los medios
favorecieron la escalada de las ásperas declaraciones entre los ex presidentes Néstor Kirchner,
de Argentina, y Vicente Fox, de México, por sus diferencias conceptuales entre la integracional
regional del Mercosur y la propuesta angloamericana de ampliar el NAFTA a una continental Área
de Libre Comercio de las Américas (ALCA).

22
El medio se transforma en un activo agente diplomático. Compromete a todas aquellas prácticas
que son posibles gracias a la existencia de los medios, como la de crear canales de comunicación
entre gobiernos sin relaciones diplomáticas (como sucede entre EE. UU. e Irán y Cuba, o entre
China y Japón); permitir a un Estado dirigirse a la opinión pública de otro evitando la interlocución
con el estamento político; reforzar el costado espectacular de cónclaves internacionales entre
jefes de Estado; etc.

Si la política doméstica puede ser leída como una “guerra de percepciones” en la que los
discursos batallan más que las acciones, pues también los asuntos exteriores pueden ingresar en
esta lectura. Un sector de las teorías constructivistas de la posguerra Fría subrayó la capacidad
del discurso de dar forma al modo en que los actores políticos se definen a sí mismos y a sus
intereses y, por lo tanto, modifican sus conductas. A diferencia de las corrientes realistas y
liberales, el constructivismo aplicado a las relaciones internacionales concedió a las ideas, los
valores, la cultura, las identidades colectivas y la comunicación transnacional un rol central en la
autopercepción de los Estados (cfr. Walt 1998, 41).
En la diplomacia pública, herramienta del soft power, convergen varios elementos de
comunicación política, marketing, gestión de la información. Como explica el académico italiano
Alberto Bruzzone, la diplomacia pública presenta un alma doble que comprende tanto actividades
culturales, como de información y de propaganda internacional (2005). Es una herramienta de
política pública coordinada desde un gobierno que diversifica su rol de transmisor a través de los
actores privados. Su objetivo es el de promover el interés nacional del país mejorando su
percepción exterior; su destinatario es la opinión pública de naciones extranjeras que formen parte
de un selecto grupo para los intereses del Estado emisor. Asimismo, esta diplomacia propende a
establecer y mejorar el diálogo entre los ciudadanos de dos o más países.
Como lo ha hecho en varios terrenos de la comunicación, EE. UU. ha sido pionero en el campo
de la nueva diplomacia pública23, concepto que aún no se ha consolidado en el diseño de política
exterior en América latina24. Su misma burocracia estatal dio vida a la U.S. Internatinal
Communication Agency, más tarde rebautizada como U.S. Information Agency (USIA). La
capacidad estadounidense de exportar su estilo de vida como valor a imitar (the American way of
life) ha sido incluso estudiada por los intelectuales de izquierda de la Escuela de Frankfurt bajo las
formas de “imperialismo –o neocolonialismo- cultural”.
El Departamento de Estado comenzó a emplear el término public diplomacy y a desarrollar
tareas de gestión de las percepciones ya antes de la Guerra Fría, aunque por entonces el sesgo
ideológico reducía la diplomacia pública a la propaganda internacional, como compartimento
estanco. Hoy este instrumento va más allá de los límites de la propaganda.
Desde el 11 de septiembre de 2001, aunque no sólo desde entonces, EE. UU. tiene en el mundo
islámico un difícil pero ineludible objetivo para su diplomacia pública. Entre diciembre de 2001 y
enero de 2002 la consultora Gallup midió la imagen de EE. UU. entre 9.924 musulmanes en nueve
países (Marruecos, Turquía, Líbano, Kuwait, Arabia Saudita, Jordania, Irán, Pakistán e Indonesia).
El 53% de la muestra manifestó una imagen desfavorable del país en cuestión. Pero el dato
inédito fue la elevada percepción negativa entre los habitantes de Arabia Saudita y Kuwait, dos
países tradicionalmente aliados de EE. UU.

23
El primero en referirse académicamente a la diplomacia pública fue Edmond Guillon en 1965, decano de la Fletcher
School of Law and Diplomacy de la Tufts University en EE. UU. El mismo año se creó la primera escuela de
diplomacia pública del mundo, el Edward R. Murrow Center of Public Diplomacy, que llevó el nombre del periodista
de la CBS que el presidente Kennedy convocó para dirigir la United States Information Agency, agencia que hasta 1999
funcionó como ente autárquico para, desde entonces, fundirse con el Departamento de Estado.
24
La excepción en la región parece ser la de Perú. A través de su embajada en Washington habilitó el “Departamento de
Diplomacia Pública”. En su sitio de Internet se lee: “Siguiendo una nueva tendencia en la manera en cómo se
desenvuelven las relaciones internacionales y la manera en que las embajadas se relacionan con el país ante el cual están
acreditadas, la Embajada del Perú ha creado recientemente el Departamento de Diplomacia Pública. El principal
objetivo de este departamento es la promoción del Perú en todos sus aspectos, desde la promoción de la cultura peruana,
el turismo norteamericano hacia el Perú, la inversión extranjera, la imagen del Perú en la prensa y los medios de
comunicación, su gastronomía, entre otros aspectos. Todos estos aspectos están centrados en un solo objetivo: resaltar el
Perú en EE. UU.”.

23
Los propios estudiosos estadounidenses admiten que “mientras las poblaciones musulmanas en
general rechazan el terror y buscan la democracia y la libertad (…) tienen también una creciente
antipatía por el gobierno de EE.UU. y sus políticas” (Amr 2004).
“¿Por qué nos odian?’; ‘¿Cómo es posible que el país que inventó Hollywood y la Avenida
Madison haya permitido que una imagen tan destructiva y parodiada de sí mismo se convirtiera en
la moneda intelectual en el extranjero?’ (;) la dirigencia política en Washington sigue rascándose la
cabeza mientras se pregunta por qué el país líder en publicidad, relaciones públicas y marketing
parece no poder hacer un trabajo efectivo sobre sí mismo”. Las preguntas fueron formuladas por
la académica Nancy Snow, ex miembro de la United States Information Agency, quien se da una
respuesta precisa: “En 2002, el Congreso de EE. UU. puso en marcha el Acta de Promoción de la
Libertad que se vale de intercambios internacionales, programas de asociación de ciudades,
enseñanza del inglés y transmisiones mediáticas internacionales para lograr que los valores de
EE. UU. sean compartidos por otros. Es lo que en parte el presidente Bush está prometiendo a la
gente del Iraq post Saddam Hussein. A menos que el mundo vea coherencia entre lo que EE. UU.
dice y lo que hace en el mundo, estos esfuerzos para promover la libertad quedarán en medias
tintas, en el mejor de los casos (…). No necesitamos preguntarnos por qué los terroristas
golpearon nuestro corazón económico y militar. Los valores de EE. UU. son más políticos,
culturales y sociales. Esta batalla, entre intereses y valores, es una batalla entre la Realpolitik (el
poder hace al derecho) y el Soft Power (el derecho hace al poder). La Realpolitik ha siempre
ganado, porque un único superpoder puede cambiar las reglas del juego a su gusto. EE. UU. es
tan poderoso que puede ser contradictorio en su política exterior y salirse con la suya. Más que
por cualquier otra razón, es por esto que EE. UU. es hoy odiado” (Snow 2003, 369-374).
En 2003 Rumsfeld formuló otro interrogante: “¿Estamos capturando, matando o disuadiendo
más terroristas de los que las madrazas y los clérigos radicales están reclutando, entrenando y
promoviendo en contra de nosotros cada día?” (Nye, op. cit.). El soft power podría ser el camino
para librar esta competencia por las mentes y los corazones. En efecto, la actual estrategia de
diplomacia pública estadounidense busca mitigar la antipatía del mundo islámico recordándole: a)
el apoyo de EE. UU. a los musulmanes bosnios, kosovares y albaneses amenazados por la
llamada “limpieza étnica” del gobierno serbio en los Balcanes, en 1999; y b) su apoyo al pedido de
admisión en la UE de un país islámico como Turquía. Cuando en septiembre de 2005 Bush
renovó la dirección de la subsecretaría de Estado para la Diplomacia Pública habló de “confrontar
rápidamente la propaganda terrorista, antes de que los mitos tengan tiempo de echar raíces en los
corazones y en las mentes de la gente de todo el mundo.”

Una definición clásica de diplomacia es la del ya citado Morgenthau, quien la describió como “el
arte de combinar los distintos elementos de poder nacional para que rindan el máximo efecto
sobre aquellos puntos de la escena internacional que más directamente conciernen al interés
nacional” (op. cit., 177). Los elementos del poder nacional a los que alude la definición son, para
los realistas, objetivos y tangibles: la geografía, los recursos naturales (alimentos, materias primas
-petróleo, gas-, la capacidad industrial y militar, la tecnología, la demografía). Así, el poder
nacional es cuantificable, racional, y su disponibilidad determina los alcances de la política exterior
de las naciones. A su vez, el interés nacional no admite una instancia superadora, algo así como
un poder supranacional como el que hoy los europeos discuten en su camino hacia una
constitución o un tratado continental.
Uno de los principales rasgos que diferencia a la diplomacia pública de la tradicional, tal como
se señaló, es precisamente la consideración de factores intangibles como constitutivos del poder
nacional y su capacidad de dialogar con actores no gubernamentales, sean éstos individuos o
instituciones. La comunicación con las sociedades civiles extranjeras es crucial porque ofrece la
posibilidad de ejercer influencia sobre las acciones de sus respectivos gobiernos.
La diplomacia pública establece un diálogo entre sociedades, entre pueblos, con la meta de
mejorar el entendimiento y las percepciones mutuas (Rosales 1998, 2). Si bien se trata de una
actividad impulsada a nivel gubernamental, esto no implica que sea la administración nacional el
protagonista de este proceso de comunicación internacional. Los Estados nacionales más bien
coordinan los roles de los distintos actores no gubernamentales que actuarán como un coro
polifónico. Dicha multiplicidad de actores sociales bien puede ser el eco para la voz internacional
de los gobiernos.

24
De ahí que sea menester trabajar en colaboración con organizaciones no gubernamentales
(ONG) y demás instituciones dotadas de prestigio en la población civil. Estas entidades suelen
gozar de tres bienes fundamentales para accionar en la arena mundial: credibilidad, experiencia y
sólidas redes de trabajo. El actual gobierno argentino, por ejemplo, procura rodearse de
organizaciones de derechos humanos de reconocido prestigio en el exterior cada vez que debe
comunicar al mundo avances en esta materia25.
De este modo, el gobierno no habla sino a través de actores no estatales. La Comisión para la
Diplomacia Pública del Departamento de Estado Americano llama a esta táctica “Third-party
credibility”26. Muchas veces ha preferido que las medidas con esperada repercusión mundial
fuesen primero anunciadas de modo extraoficial por las asociaciones locales interesadas, para
luego encender la voz oficial que ratifica lo informado. Nancy Snow definió la cuestión de este
modo: “La diplomacia pública no puede provenir en primer lugar del gobierno de EE. UU. porque
son las imágenes de nuestro Presidente y de nuestros funcionarios las que predominan al
momento de explicar las políticas públicas estadounidenses. El impulso oficial tiene su lugar, pero
está siempre bajo sospecha o signado por pistas y códigos secretos. El recurso primordial para la
campaña de imagen de EE. UU. debe provenir del pueblo estadounidense” (en Wolf 2004, 22).
Una definición clásica de diplomacia pública fue conocida en 1990 y pertenece a Hans Tuch. Se
trata de un “proceso del gobierno para comunicarse con públicos extranjeros en el intento de
lograr entendimiento para las ideas e ideales de su nación, sus instituciones y cultura, como así
también de sus objetivos nacionales y políticas en curso” (op. cit., 3). Es un proceso abierto,
público, cuyo objetivo es promover el interés nacional por medio del entendimiento mutuo,
informando y generando influencia en la opinión pública extranjera de naciones consideradas
relevantes para el Estado que comunica. Una relación que se retroalimenta al permitir que la
población conozca también la idiosincrasia del país objeto de interés.
En la práctica, esta diplomacia tendrá que definir un grupo de naciones clave, que resulten
relevantes para su estrategia de inserción mundial. No es cuestión de implementar prolongadas
estrategias de comunicación con todas las audiencias allí donde el país tenga una representación
diplomática. En el capítulo IV se mencionarán los países-objetivo de una posible estrategia de
diplomacia pública para la Argentina.
La diplomacia pública es un instrumento de promoción y vinculación que, sobre la base de la
reciprocidad, busca favorecer la comprensión mutua a través de una comunicación bidireccional
(Bruzzone op. cit.), con un flujo de información a dos entradas. El concepto de reciprocidad no
sólo distingue a la diplomacia pública de la propaganda, sino que la vuelve congruente con un
escenario mundial de cooperación, grociano, descrito en el primer capítulo, antes que con la sola
competitividad de la Realpolitik. Esta nueva diplomacia no compite con el país que hospeda a la
población de su interés, sino con otros, y lo hace por la atención de una misma opinión pública
extranjera.
A propósito del rasgo interactivo de la diplomacia pública, vale la pena recordar un pasaje del
discurso del ex jefe de Estado italiano, Carlo Azeglio Ciampi, ante el Congreso argentino en
oportunidad de su visita al país en 2001, cuando expuso un reclamo oportuno: “Los tiempos están
maduros para una aceleración de las relaciones bilaterales. Italia lo auspicia y lo desea. La
presencia de Italia en Argentina es una presencia de trabajo, de capitales, de cultura. Es conciente
de ser y quiere cada vez más ser un factor de estabilidad y de desarrollo para la nación y la
sociedad. Pero también queremos ver reforzada la presencia argentina y la colaboración bilateral
en Italia. La amistad italoargentina no es una calle de una mano” (Otranto 2003, 31).
Se trata de construir relaciones internacionales duraderas, de crear amarras interculturales entre
las sociedades más allá de las esferas gubernamentales. Una forma de alcanzar públicos
extranjeros sin tener que pasar por los gobiernos de sus países; de comunicar puntos de vista;
buscar coincidencias en áreas de interés global, incluyendo una multiplicidad de actores; de
25
Durante la 61° Asamblea General de la ONU, en septiembre de 2001, la Argentina y Francia solicitaron a la
comunidad internacional que apruebe el Proyecto de Convención Internacional para la Protección de las Personas
Contra las Desapariciones Forzadas. A este propósito la delegación argentina se aseguró la presencia de un miembro de
las Madres de Plaza de Mayo, organización que es símbolo mundial en el campo de los derechos humanos.
26
“Los partidarios de EE.UU. deberían ser estimulados a hablar en nuestro favor para comunicarse con públicos en el
exterior. Estadounidenses expatriados, ciudadanos de prominencia internacional y ex participantes de programas de
intercambio son todos excelentes recursos para profesionales de la diplomacia pública. Su conocimiento local, fluidez y
presencia hacen de ellos fuerzas especialmente creíbles” (USACPD 2005).

25
incrementar la familiaridad con el propio país, aumentando su apreciación, mejorando la lectura de
sus potencialidades, promoviendo valores propios mediante la educación, el turismo y la cultura.
La diplomacia pública es activa; no se agota en la dimensión reactiva. Se ocupa de mantener
viva la presencia del país en los temas internacionales de agenda, intentando moldear las
preferencias de las audiencias extranjeras en torno a su propia imagen. No se trata de esgrimir
argumentos para ganar un debate o imponer una lectura forzada, sino de lograr un acoplamiento
cultural, de sentido, entre las partes. Tampoco se trata de una distribución aleatoria de mensajes
predeterminados para audiencias estándar. El propósito es construir relaciones de mediano y
largo plazo sobre la base de estrategias de comunicación y vínculos interculturales.

II.1.1. Confines con la propaganda

¿No es acaso la diplomacia pública un eufemismo de la propaganda? Los límites conceptuales


se desdibujan y subsiste el debate. Para discernir entre ambos campos quizá sea conveniente
distinguir las metodologías y los fines de cada una. El sociólogo estadounidense Harold Lasswell
definió a la propaganda como “el control de las actitudes colectivas por medio de la manipulación
de símbolos significativos (;) se ocupa del control de las opiniones y de las actitudes a través de la
manipulación directa de la sugestión social” [el destacado es mío] (en Diodato op. cit., 27, 38).
En principio, hay que decir que mientras la propaganda es también dirigida hacia la población
doméstica, la diplomacia pública tiene como único destinatario a públicos extranjeros -aunque no
niega al ciudadano local la posibilidad de estar informado al respecto-; busca promover el interés
nacional mediante la comprensión, la información y la influencia de audiencias extranjeras. Por
otra parte, la definición de Lasswell coloca en coincidencia a la propaganda con el paradigma
conductista de la causa-efecto (soporte conceptual de hipótesis como la de la Aguja Hipodérmica
o Magic Bullet), según el cual la respuesta del receptor era directamente proporcional al estímulo
del emisor. Es en este marco que la palabra “manipular” adquiere su máximo sentido, el de “hacer
hacer”, es decir lograr torcer conductas y comportamientos a voluntad. También en este contexto
el receptor del mensaje es reducido a un objeto, mientras que para la nueva diplomacia de
gobiernos hacia públicos extranjeros el ciudadano es un sujeto pleno, con un rol activo en la
construcción recíproca del vínculo comunicativo.
La diplomacia pública no busca imponer, desinformar ni manipular conductas, sino más bien
convencer y compartir. No persigue la supresión de conceptos negativos del país en mentes
extranjeras; por el contrario, busca la puesta en común y la explicación de los aspectos positivos.
Tampoco puede controlar la cultura popular, sino sólo promocionarla. Descansa sobre el supuesto
de que el otro nos comprenderá más y mejor si comparte nuestro mismo nivel de información. Se
apoya en la habilidad de modelar las preferencias de las audiencias mediante una acción de
atracción y seducción. Por lo tanto, la diplomacia pública avanza en un sentido opuesto al de la
propaganda: cuanto mayor sea la difusión de información verídica, mayor será también la
penetración cultural en el receptor. Así, el origen de la comunicación está siempre en el receptor;
el primer desafío es entender al interlocutor y partir desde su misma posición en el mundo. Como
escribió Tuch, “debemos entender las esperanzas, temores y complejos de los demás si
queremos tener éxito en persuadirlos de entendernos” (op. cit., 10).
La convulsión desatada en el mundo islámico en 2006 por las caricaturas europeas de Mahoma
subraya la centralidad del conocimiento de la cultura del destinatario. El que este episodio haya
puesto a prueba a la diplomacia danesa en Oriente Medio y zonas de África abre algunos puntos
de reflexión teórica: a) desconocer la cultura del receptor de nuestro mensajes, ¿puede significar
un punto de no retorno en las relaciones bilaterales?27; b) no debería sostenerse una
comunicación de flujo unidireccional que infravalore el retorno del destinatario; c) la diplomacia
pública ha de ser interactiva, un proceso bidireccional que recoja las percepciones que el otro
tiene de quien emite; d) es menester evitar formas de compulsión evangélica sobre nuestro
interlocutor como medio para imponer paradigmas exógenos o cosmovisiones propias. La táctica
es siempre inducir, brindar los elementos suficientes de modo que el otro concluya por sí mismo
sobre nuestras bondades.

27
Según Samuel Huntington, Occidente tendrá que “desarrollar un entendimiento más profundo de los supuestos
religiosos y filosóficos básicos que subyacen a otras civilizaciones y las formas en que las personas en esas
civilizaciones perciben sus propios intereses” (1993, 49).

26
II.2. La opinión pública como actor global

“Yo creo exclusivamente en el gobierno de la opinión pública.”


Lisandro de la Torre (1930).

El presidente estadounidense Woodrow Wilson lanzó un mensaje directo a los italianos,


salteando a las autoridades nacionales, para explicar los fundamentos de sus propuestas de
modificación territorial italiana en el marco de las conferencia de paz de Versalles. El presidente
iraniano Mahmoud Ahmadinejad dijo en noviembre de 2006, en medio de su conflicto diplomático
con EE. UU., que dirigiría un mensaje sin intermediarios al pueblo estadounidense para explicar
los motivos de su política exterior y de promoción de energía nuclear.
La diplomacia pública está atenta a la influencia que las actitudes públicas ejercen sobre el
diseño y ejecución de la política exterior. Con su concepto de democracia demoscópica, basado
sobre el imperio de los sondeos y las estadísticas en la política nacional, el francés Alain Minc
describió que “ningún freno puede actuar contra la democracia de la opinión pública y, por
consiguiente, la primacía del sufragio universal cede de forma progresiva el paso ante ese ser
social enigmático e inaprensible, que es la opinión pública” (1995, 265-266). Este fenómeno de
protagonismo casi excluyente de la opinión pública se reproduce a escala global.
El estudio y la práctica de la diplomacia pública colocan al “ser social enigmático” de Minc en el
centro de las relaciones internacionales modernas, más allá de los clásicos ejes de la política y la
economía. Pero cuando se alude genéricamente a “opinión pública extranjera”, no se hace
referencia a una entelequia o masa uniforme de ciudadanos expuestos a la acción de los medios
de comunicación. Más específicamente, el concepto que aquí interesa debe ser desagregado en
grupos sociales o audiencias clave, en particular aquéllos con participación pública activa o
referentes como el caso de líderes de opinión, intelectuales, académicos relevantes, empresarios,
hombres de negocios, dirigentes sociales, periodistas, líderes religiosos, estudiantes de posgrado
con posibilidades de conformar la clase dirigente del país.
Desde su invasión en Iraq, EE. UU. ha recibido muchas voces de crítica, sobre todo
occidentales, que como la del el ex ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Celso Lafer,
señalan que el mundo post 11/9 se inclinó hacia una lectura política hobbesiana/maquiavélica de
la realidad internacional, un retorno al realismo de los factores de poder (Lafer 2002, 12-13). Ni
siquiera durante la guerra de Vietnam se movilizó con tanta concurrencia la opinión pública de las
metrópolis mundiales.
Mientras Nicolás Maquiavelo aconsejaba al príncipe que para conservar el poder era más
importante ser temido que amado, Nye asegura que en el mundo de hoy es mejor ser ambas
cosas (2004, 1). No sólo en el mundo árabe la acción estadounidense comienza a ser percibida
más como amenaza que como contribución a la paz y a la estabilidad mundial28. Esta percepción,
que halla en los medios mundiales una potente caja de resonancia, facilita la emergencia de
opiniones públicas que no necesariamente obedecen a límites territoriales. Los procesos de
transnacionalización y desterritorialización de la comunicación hacen posible la génesis de una
esfera pública transnacional, una suerte de conciencia mundial marcada por la interconexión
simultánea entre diferentes esferas públicas nacionales (Diodato op. cit., 98).
Ya en marzo de 1995 el Comité Consultivo Estadounidense para la Diplomacia Pública emitió un
reporte que resume en un párrafo parte de los conceptos arriba abordados: “Más que en cualquier
otro momento de la historia, a lo largo del mundo la gente tiene mayor poder para determinar
eventos y las acciones de los gobiernos, haciendo de la diplomacia pública algo tan esencial para
los intereses estadounidenses como la diplomacia entre los gobiernos. Cada vez más los
gobiernos entienden que el público tiene un gran poder para influir en eventos y decisiones. Se
dan cuenta de que la comunicación con públicos extranjeros tiene a menudo mucho más impacto
que el intercambio de notas diplomáticas” (Taylor op. cit., 82).
28
A propósito de la nueva política exterior de EE. UU., el ex jefe del Departamento de Estado Zbigniew Brzezinski
escribió: “Es importante que como ciudadanos nos preguntemos si un poder mundial puede ofrecer liderazgo global
sobre la base del miedo y de la angustia. ¿Podemos realmente movilizar el apoyo, siquiera de los amigos, cuando les
decimos que si no están con nosotros están en contra? [Esto] llama a un serio debate sobre el rol de EE.UU. en el
mundo, que hoy se sirve de una abstracta, cuasi-tecnológica definición de la guerra contra el terrorismo… Deberíamos
cooperar no sólo unos con otros en casa, sino también con nuestros aliados en el exterior” (en Snow, op. cit.).

27
El uso de la diplomacia pública como herramienta de acción política puede tener una derivación
pragmática, cuando busca promover inversiones extranjeras y aumentar su participación
comercial; como idealista, cuando buscar estimular valores, pensamientos, puntos de vista y hasta
estilos de vida. Una adecuada y continua influencia sobre creencias y actitudes de ciudadanos
extranjeros puede a su vez lograr determinar las decisiones de política exterior de gobiernos
extranjeros en favor propio.
David Hoffman observó que en una era de comunicaciones masivas y transmisiones
electrónicas, el público importa. La “calle” es una fuerza potente que puede socavar incluso las
bases de los mejores acuerdos de paz (2002). La presión de la opinión pública puede modificar el
recorrido y acelerar los tiempos de la política exterior de los gobiernos. “Las leyes, promulgadas
bajo la ‘presión de la calle’ -escribió Habermas-, difícilmente puedan ahora entenderse como
normas emanadas del razonable consenso entre personas privadas que polemizan en público”
(1971, 136-137).
Esto bien lo saben los terroristas cuando intervienen a golpes de violencia sobre la sociedad civil
y generan un frenesí social tal que coloca a los gobiernos en la compleja tarea de actuar con la
presión en las calles. El accionar terrorista enfatiza el rol central de la opinión pública en la política
mundial porque la convierte en el blanco de sus ataques y en rehén de sus mensajes hacia los
gobiernos. Sus golpes de terror son calculados con criterios de noticiabilidad, de manera que la
agenda de los medios internacionales les conceda un lugar central, de total visibilidad. El golpe
contra Madrid el 11 de marzo de 2004 cambió el rumbo de las inminentes elecciones
presidenciales con la derrota del Partido Popular y la victoria del socialista Rodríguez Zapatero,
que a poco de asumir decidió separarse de la alianza militar con EE. UU. y retirar las tropas de
Iraq. Por su parte, el ex primer ministro británico Tony Blair, luego del ataque de 2005 en Londres,
comenzó a matizar su discurso sobre el terrosismo internacional, deslizándose desde una agenda
de políticas restrictivas de inmigración hacia la importancia de cooperar con el desarrollo
económico en el mundo islámico.

II.2.1. Los estereotipos. Una forma de conocimiento

“- ¿Está usted recalcando que, por una vez, Inglaterra no está aislándose?
- Mire, creo que nunca lo hicimos, es una imagen con la que tuvimos que cargar.
Pero, ¿desde cuándo una imagen refleja la verdad?”
Damage, Josephine Hart (1992).

El modo en que un ciudadano observa las cosas es una delicada mixtura de realidad y
expectativa; un equilibrio entre lo que existe y aquello que espera encontrar. En el caso que nos
ocupa, el de la diplomacia pública, la medición del estereotipo sirve para conocer a qué ideas se
asocia la imagen de un país. De un estudio semejante pueden determinarse las variables de
percepción externa con las cuales confrontar la autoimagen que cada sociedad nacional se forma
de sí.
Para actuar sobre la opinión pública de una nación extranjera es menester conocer el
estereotipo del emisor que en ella anida. Los sondeos, las encuestas, el monitoreo de medios y
los grupos focales formados por audiencias clave son herramientas que nos permiten evaluar la
imagen de un país en sociedades extranjeras para confrontar los resultados con el tipo real y
calibrar las variables del mensaje a lanzar (estrategia de comunicación = autoimagen +
heteroimagen). Conviene recordar que el éxito de la diplomacia pública para dar a conocer una
sociedad y sus políticas depende de la comprensión de los motivos, la cultura, la historia, el
lenguaje y la psicología de las personas con las que se desea comunicar.
En la génesis de un estereotipo concurren ideas, pareceres, sentimientos y actitudes. La
opinión, como la definió Platón, es algo más claro que la ignorancia pero más oscuro que el
conocimiento. Su alegoría de la caverna describe cómo hombres en cautiverio toman por
verdaderas las sombras proyectadas por objetos que se sitúan a sus espaldas y que jamás han
visto. El periodista estadounidense Walter Lippmann sostuvo que nuestras opiniones cubren un
espacio más amplio, un tiempo más extenso, un mayor número de cosas de las que podemos
directamente observar. Deben, por lo tanto, construirse sobre la base de aquello que es referido
por otros y de cuanto nosotros mismos logremos imaginar (Lippmann 1922, 103). Entre esos

28
“otros” encontramos a los medios, los líderes de opinión y hasta los mismos gobiernos en sus
comunicaciones.
El estereotipo cumple dos funciones sociales clave, a saber: a) genera una economía del
esfuerzo, al resumir en rasgos puntuales la compleja realidad circundante; b) representa una
defensa de la tradición y de la posición en la sociedad frente al otro, a lo distinto, a lo desconocido
(ivi, 117). En efecto, un sistema de estereotipos arraigado por largo tiempo dirige la atención de
las personas principalmente hacia los hechos que tienden a ratificarlo y se desentiende de los que
lo contradicen y pueden causar una disonancia cognitiva. Promueve una lectura sesgada de la
realidad en pos de las variables confirmatorias: aquello que evoque al estereotipo será
considerado con simpatía. Su manera de juzgar se anticipa a los datos de hecho. “Es una
modalidad –explica Lippmann- que contiene en sí las conclusiones que los datos de facto casi con
certeza confirmarán” (ivi, 139).
A pesar de su función simplificadora y de sus errores congénitos, Giovanni Jervis apuntó que los
estereotipos étnicos –los referidos a la idiosincrasia de un determinado un grupo social– nacen de
observaciones a menudo acertadas y del sedimentarse de concretas experiencias colectivas. “Los
caracteres nacionales –explica– existen de veras (…); sabemos bien cuánto las técnicas de
subsistencia y los valores éticos implícitos y explícitos, las costumbres y los mitos transmitidos y
las formas de educación pueden revelarse distintos de lugar en lugar y ejercer influencias muy
profundas a nivel individual” (en Galli della Loggia 1998, 87). El comentario de Jervis surge a
propósito del individualismo y del radicado familiarismo que lecturas anglosajonas han identificado
como los rasgos del modo de vida del italiano, que habrían retrasado notablemente la llegada de
la modernidad a Italia, a destiempo respecto del resto de Europa.
Gracias a los mecanismos del estereotipo una nación puede, voluntariamente o no, convivir con
al menos tres imágenes distintas: la que poseen sus ciudadanos de sí mismos; la que anida en los
extranjeros que observan desde sus respectivos países; la que se crean quienes visitan por
turismo o estudio. Por ejemplo, un novelista inglés entendió que Italia no es lo mismo que Italy.
“Italia –escribió en 1927- ha desarrollado el sentido del futuro. Italy no tiene futuro, poco presente y
un predominio del pasado. Italia tiene estaciones frías, sequías, polvo y vientos malignos. Italy
posee un clima eternamente encantador. Italia es una tierra extraña y dura, pulsante y viva. Italy
es familiar, limitada y difunta” (ivi, 125). Dos países distintos para una misma tierra.
Lejos de ser una creación unilateral, el estereotipo promovido por un extranjero puede
retroalimentarse cuando la población local decide adoptarlo como propio y actuar en
consecuencia, es decir hacia su definitiva consolidación e incorporación social. Según el
académico italiano Ernesto Galli della Loggia, es el caso de la idea, ya difundida fuera como
dentro de Italia, de una forma peculiar con que los italianos entienden y viven su vínculo con las
instituciones, las organizaciones públicas de la vida colectiva, el Estado y la política. Una relación
insuficiente y pesimista que ha suscitado frases como “los italianos no son capaces de
gobernarse”; “en Italia no funciona nunca nada”; “gobernar Italia no es difícil, es inútil”. Un vínculo
con la política que se construye sobre la base del que sería otro rasgo de la cultura italiana: la
tendencia al vínculo social sectario, al grupo, al clan, a la facción. Trasladado al compromiso con
la acción política tal inclinación devino, siempre al parecer de Galli della Loggia, un modo para
afirmar lazos de pertenencia, para construir o ratificar identidades y vínculos personales, para
trazar una línea neta entre “nosotros” y “ellos”. La pertenencia a un partido político o la adhesión a
un simple sentimiento partidario de masas habría significado para muchos italianos la
confirmación de una solidaridad, la esperanza de un pequeño beneficio, una forma de defenderse
o de atropellar, la consecuencia obligada de un vínculo personal (ivi, 113, 147).
Durante los años ochenta, el estereotipo de Italia entre los japoneses, por ejemplo, se había
reducido a tres variables sintéticas: “comer, cantar, amor”. Esta tríada, que recuerda a la fórmula
“pizza y mandolina” con que en Europa se hablaba de Italia, expresaba la visión del italiano como
un latin lover, amante de la dolce vita, poco afecto al trabajo (mientras los italianos hacían huelgas
en señal de protesta, los orientales aumentaban la jornada laboral), verborrágico, eufórico, no
fiable, oportunista, miembro de familias numerosas, habitante de un país asociado con las mafias
y el nacionalismo, dueño de un distinguido design en moda29. Atributos que forman parte de “la
persistente leyenda de Italia como país donde triunfan sólo la comedia del arte y el melodrama

29
Datos recabados por el autor en ocasión de la disertación del italiano Fabio Rambelli, profesor de la Universidad
japonesa de Sapporo. Università per Stranieri di Perugia, Sala Goldoniana, 24 de marzo de 2006.

29
(…), las mandolinas y el ‘familiarismo amoral’, donde cada conflicto terminó o termina por
suavizarse, donde todo es inmóvil para que todo quede igual y donde cada discurso sobre ética
sabe a burla” (Bodei 1998, XIV).
Este estereotipo ofrece una imagen sintética de Italia, no siempre aplicable a un país que, cual
mosaico regional heterogéneo, encuentra dificultades en la construcción de una identidad cultural
homogénea. Identidad más bien equívoca, oscilante entre la euforia y el pesimismo antropológico
de las obras de Maquiavelo, Leopardi, Pirandello o Pasolini; con pinceladas de obstinado
estoicismo, fatalismo y melancolía que en la Argentina suelen capitalizar las letras de tangos
(primero hay que saber sufrir / después amar / después partir; La vida es una herida absurda), a
veces auténticos memorandos de una antropología rioplatense.
Pero esta suma de conceptos que hace más de dos décadas generó entre los nipones una idea
negativa de la cultura del italiano, hoy es revalorizada a la luz de una nueva forma de vida
practicada por los mismos japoneses. Si bien el estereotipo es esencialmente el mismo de otrora,
lo que antes en él era negativo ahora es visto como apetecible. La agobiante presión de la vida
académica y laboral japonesa hizo que sus ciudadanos prestasen mayor atención a las formas de
esparcimiento y a la gastronomía como sana alternativa. El uso del tiempo libre y el descanso,
antes considerados sinónimo de holgazanería, pasaron a ser cosa virtuosa. Lo notó también el
periodista italiano Luigi Barzini cuando escribió que “el arte de vivir, este arte desacreditado
creado por los italianos para derrotar a la angustia y al aburrimiento, está volviéndose una guía
inestimable para la supervivencia de muchas personas” (en Severgnini op. cit., 205).
El caso de la percepción japonesa arroja al menos dos lecturas apropiadas para este estudio.
Primero, el ejemplo es una demostración de cómo el estereotipo se aleja del tipo real para
reconstruir una imagen desactualizada e incompleta de su referente inmediato. Segundo, aunque
principalmente, enseña que incluso ante un estereotipo inmutable, el receptor puede modificar su
juicio según su propia perspectiva y evolución histórica, lo que vuelve capital el conocimiento
profundo de la idiosincrasia del destinatario en una estrategia de diplomacia pública.

II.3. Taxonomía de la diplomacia pública

Mark Leonard, que ha estudiado el caso del Reino Unido, distinguió tres dimensiones de acción
en esta disciplina que, a su vez, pueden clasificarse en acciones comunicativas de corto plazo o
reactivas (a), y de mediano-largo plazo o programadas y continuas en el tiempo (b y c) (la tabla 3
ofrece un esquema de correspondencia entre dimensiones y tiempos de acción comunicativa):

a) Gestión de la información y de las noticias (news management): enmarcada en el corto plazo,


esta dimensión reactiva y por lo general unidireccional abarca el uso inmediato de publicaciones,
televisión, radio, conferencias y contactos personales. Con la designación de la periodista Karen
Hughes como subsecretaria de Estado para la Diplomacia Pública, en septiembre de 2005, el
gobierno estadounidense comenzó a movilizar equipos de respuesta rápida para contrarrestar
información negativa para el país en diversos puntos del mundo. En la ceremonia de asunción de
la funcionaria, Bush reiteró que “estamos en una guerra contra el terror. Todavía estamos en
guerra, y para ganar la guerra debemos explicar efectivamente nuestras políticas y valores
fundamentales alrededor del mundo.”
Esta gestión de los flujos noticiosos incluye un departamento de Información Internacional en el
ministerio de Asuntos Exteriores que monitoree los medios para medir cualicuantitativamente la
presencia del país (sus menciones), recoger y producir información para la prensa extranjera. La
atención en el devenir cotidiano de mensajes permite estar atentos al surgimiento de crisis que
conlleven un posible deterioro de la imagen internacional del país. Este departamento trabaja en
colaboración directa con la Unidad de Crisis que a su vez se ocupa de los ciudadanos en el
exterior durante situaciones de peligro. Involucra la administración gubernamental de la
información sensible en casos de conflicto internacional, mediante el control de la fuente y la
colocación de las noticias en una estrategia más amplia. Sujetos políticos controlan el flujo de la
información oficial a fin de lograr una cobertura mediática que arroje una imagen positiva de las
medidas adoptadas por el país para obtener o mantener el consenso de la opinión pública
extranjera.
Desempeña dos actividades principales: la producción de acontecimientos (pseudo eventos) y
noticias y la puesta en circulación de dicha información. El hecho de que el material informativo

30
sea difundido por los medios privados en lugar del gobierno aleja en parte la gestión de noticias de
la propaganda. Es una delicada actividad estratégica que dosifica la acción de informar y la de
reservar datos sensibles que comprometan la seguridad nacional, sin llegar a distorsionar la
realidad. A nivel operativo, incluye la gestión de una oficina de prensa y una agencia de relaciones
públicas.
Particular dedicación merece el vínculo con los corresponsales de la prensa extranjera
asentados en territorio nacional. Es conveniente que se trabaje en conjunto con dichos actores y
no sólo con las embajadas. Ellos son vehículos privilegiados para que muchas historias sean
conocidas por las audiencias de naciones centrales para la estrategia de inserción de los países.
Para esto, el ministerio de Asuntos Exteriores debería disponer de i) una cabina de dirección en
cada embajada para mantener relaciones fluidas entre los diplomáticos y los corresponsales de
los medios argentinos, y ii) un elenco estable de diplomáticos o consejeros mediáticos acreditados
en las principales cadenas televisivas encargados de hablar para la prensa en momentos de crisis
o de particular atención internacional sobre el país.

b) Comunicaciones estratégicas: aquí se opera en el mediano plazo, proactivamente, con el


propósito de administrar y apuntalar la percepción global del país en el exterior durante la duración
de, por ejemplo, un mandato presidencial. Puede valerse de la “diplomacia de marcas” que
identifica la imagen de un país a un logo, como la España posfranquista que usó los colores y
figuras del pintor Joan Miró para contarse al mundo30. La comunicación estratégica incorpora el
uso de conocimientos sofisticados sobre atributos de la conducta como las actitudes y la
estructura de preferencias, tendencias culturales y patrones de uso de los medios (Manheim 1994,
7). Los mensajes estratégicos que se promuevan deben partir de una visión total de las variables
de la nación.
La ya citada USIA transmite en Europa a través de la estación radial Voice of America más de
900 horas semanales de programación en 47 idiomas. En 2005 lanzó noticieros para Indonesia,
Rusia y programación en lengua urdu para Pakistán. Además, la USIA destina US$ 35 millones
anuales para financiar la Radio gubernamental Martí, que transmite en español las 24 horas hacia
la isla de Cuba, un ejemplo de cómo la diplomacia pública puede tender puentes entre las
sociedades de gobiernos con relaciones diplomáticas de baja o nula intensidad.
Desde febrero de 2004 el gobierno estadounidense promueve junto al Congreso la financiación
de un canal satelital de televisión que transmite contenidos hacia Oriente Medio. Se trata de
Alhurra, una estación que opera con la categoría non-profit (sin fines de lucro) con el nombre
Middle East Broadcasting Network. Su predecesora es la radio Sawa, del mismo origen, que
desde 2002 transmite en lengua árabe y farsi, especialmente a la población joven del mundo
árabe. La emisora está controlada por el Broadcasting Board of Governors, una agencia
autárquica del gobierno estadounidense. Ambas empresas mediáticas son instrumentos clave de
la diplomacia pública del país. La referida acta Smith-Mundt prohíbe que el contenido de esta
cadena sea emitido al interior de EE. UU.

30
Al momento de la producción de este documento, las secretarías de Turismo y Medios de Comunicación del gobierno
argentino elaboraban la “Estrategia Marca País” (EMP), un proyecto para instalar a la Argentina en el mercado turístico
internacional, que incluye la creación de un isologotipo para relanzar la imagen global del país. Las metas del programa
son incrementar el flujo de divisas en el país, aumentar las exportaciones, fomentar el turismo receptivo y atraer
inversiones (cfr. http://www.marcaargentina.gov.ar). El secretario argentino de Medios de Comunicación señaló que
“aspiramos a dejar de ser un país al que sólo se le compran materias primas, al que sólo visitan turistas cuando el
cambio es conveniente” (cfr. “El plan del Presidente para ‘vender’ a la Argentina en todo el mundo”, en Clarín, 27 de
julio de 2004). La EMP se puede definir como el conjunto de percepciones que caracterizan a una nación. Consiste en
identificar los factores diferenciales de un país (productos, íconos, lugares, personajes, arte, cultura, empresas) y
posicionarlo internacionalmente para mejorar la autopercepción de la sociedad argentina (cfr. Infobrand). La principal
diferencia entre la EMP y una estrategia de diplomacia pública propuesta en este libro es que, mientras la última se
dirige sólo a un público extranjero, la primera tiene como objetivo no sólo a los mercados internacionales que se
definan como estratégicos, sino al mercado interno. En recientes estudios de marca país, Argentina ha salido
relativamente airosa. Según el Ranking Anholt, una encuesta a 25 mil personas de 35 Estados que mide la reputación de
los países (cómo se perciben los productos, la gente, la cultura, los gobiernos, la economía y el turismo), las naciones de
Europa y Canadá alcanzaron las mejores marcas país del globo. La lista está encabezada por Gran Bretaña, seguida por
Alemania, Canadá, Francia y Suiza. Estados Unidos está en el puesto número 11; Brasil, en el 19; la Argentina, en el
23, y México, en el 30.

31
Festivales internacionales de cine y shows musicales son otras variantes de esta dimensión31.
Algunos ejemplos: i) luego de la caída del Muro de Berlín, Inglaterra auspició un recital de Elton
John en Alemania para comenzar a promover una imagen británica menos conservadora y más
cool; ii) para reforzar el rol italiano en los Balcanes, la región Umbria propuso en 2003 emplear
fondos del ministerio de Asuntos Exteriores para financiar una edición en Belgrado y Novi Sad
(Serbia) de su tradicional festival estivo “Umbria Jazz” con el título ampliado de “Umbria Jazz
Balcanic Windows: musica multietnica contro il razzismo”; iii) la Argentina mejoró su perfil en el
conflicto palestino-israelí gracias a los conciertos del maestro argentino Daniel Barenboim en las
fronteras calientes de la región. El director incluyó en sus orquestas a músicos de ambos pueblos
en conflicto (en sus conciertos del verano europeo de 2006 en Madrid y en Milano, con el lema
“Música por la paz”, Barenboim dirigió la Orquesta West-Eastern Divan, compuesta por 21
españoles, 42 israelíes y 26 árabes -siete sirios y seis libaneses no pudieron integrar la formación
musical debido al conflicto bélico).
La Argentina ha tenido años de éxito exportando sus novelas televisivas a Europa y a Oriente
Medio. Logró que el público de esas regiones aclamara la presencia de actores argentinos y hasta
estudiara el idioma castellano32. Como sostuvo el filósofo y pedagogo John Dewey en lo que
consideró un argumento a favor de la cultura como factor relevante para las relaciones
internacionales, “las obras de arte son el único medio de comunicación completa y sin trabas entre
hombre y hombre, que puede tener lugar en un mundo lleno de abismos y muros que limitan la
comunidad de experiencia”33 (Jorgensen 1990)34.

c) Construcción de relaciones: esta es la etapa de la llamada diplomacia cultural (desarrollada


en el apartado siguiente) e involucra la mayor inversión temporal en la gestación de vínculos
permanentes con audiencias clave. Algunos países han creado una agencia de Diplomacia
Pública como ente gubernamental autárquico. Incluye la creación de joint-ventures bilaterales
(para la transferencia de know how y tecnologías) y un genuino intercambio cultural con traslados

31
El tango sigue entre los primeros puestos como distintivo mundial de Argentina. En los noticieros de la televisión
italiana la presencia de información sobre América latina es casi inexistente; el predominio es de África y Asia. Sin
embargo, la Argentina logró reposicionarse fugazmente gracias al Campeonato Mundial de Tango de Buenos Aires, en
agosto de 2006. El evento fue a menudo referido en varias ediciones del informativo de la RAI (Radiotelevisión
Italiana), la emisora televisiva pública.
32
La cinematografía argentina tuvo en los años cincuenta y sesenta gran repercusión internacional e inserción en
mercados latinoamericanos (particularmente en México y Cuba) y asiáticos (como la ex URSS). También Italia y
España recibieron telenovelas argentinas en los ochenta e inicios de los noventa, como el caso de “La extraña dama”.
En Cuba, filmes protagonizados por Mirtha Legrand estaban entre los más populares. Por su parte, el público de Moscú
supo profesar devoción por los largometrajes de la popular cantante argentina Lolita Torres, quien hasta fue recibida en
el Kremlin. Más contemporáneos son los éxitos en Israel de las series televisivas Erre Way y las novelas protagonizadas
por la actriz Natalia Oreiro, figura reconocida también en el mercado ruso. Actualmente, el cine argentino tiene gran
aceptación en España, cuyo público ha consagrado la labor de actores argentinos como Héctor Alterio, Miguel Ángel
Solá, Federico Luppi, Leonardo Sbaraglia y Ricardo Darín. Los países de la ex Unión Soviética acogen también
manifestaciones cinematográficas argentinas. Sólo en 2004, las industrias culturales argentinas exportaron a México por
un valor de 315 millones de dólares, de los cuales 70 millones en contenidos; 40 millones del sector editorial; 26
millones en discografía y 5 millones de industria cinematográfica. El interés mexicano por la Argentina motivó incluso
la organización de la Semana de la Cultura Argentina. De acuerdo con datos de la Subsecretaría de Industrias
Culturales, que depende del Ministerio argentino de Producción, en 2005 las producciones de cine, publicidad y
televisión encabezaron el ranking exportador de cultura local con 25 millones de dólares de ganancia.
33
“Works of art are the only media of complete and unhindered communication between man and man that can occur
in a world full of gulfs and walls that limit community of experience.”
34
En su estudio sobre el vínculo entre cultura y relaciones internacionales, Jorgensen ejemplifica cómo históricamente
la música proveyó medios para fomentar la buena voluntad política y la paz entre naciones. Se refiere al modo en que
los pequeños estados buscaron mejorar sus relaciones con vecinos mayores o conquistadores por medio de alabanzas
musicales, como la alegoría presentada en La Scala de Milano que describía a Francisco I de Austria como un legislador
endiosado fuente de la bendición de toda Italia. Ya en los tiempos de la unificación territorial de Italia (el
Risorgimento), el Nabucco, de Verdi, y en particular el popular Va pensiero, casi se convirtieron en el himno del joven
Estado por el nacionalismo que animaba en la población. El tema de esta ópera se refería al cautiverio de los judíos en
Babilonia y, por analogía, fue considerado por el público italiano una alusión a la resistencia contra el gobierno
austriaco en el norte de Italia. En aquellos días hasta circulaba en la vía pública un acrónimo hecho con el apellido del
célebre compositor: Vittorio Emanuele Re D’Italia (“Víctor Emmanuel Rey de Italia”). Así, cuando se aclamaba al Rey
de Italia la multitud solía gritar “¡Viva Verdi!”

32
binacionales de ciudadanos que se forman en el exterior e incorporan la escala de valores del país
hospedante.
El intercambio estudiantil, por ejemplo, es una de las herramientas más efectivas de la
diplomacia pública a largo plazo. Al momento de elegir un país latinoamericano para cursar
estudios de especialización, en la consulta efectuada en este trabajo algunos estudiantes de
posgrado se inclinaron por la Argentina gracias a recomendaciones de alumnos italianos que
estuvieron en el país y se sintieron a gusto. Las tradicionales becas Fulbright de EE.UU. han
contado entre sus beneficiarios a más de 200 alumnos de los cuales muchos devinieron en jefes
de Estado en el mundo, como Hamid Karzai, presidente de Afganistán. Ya desde la Guerra Fría
EE. UU. viene seleccionando prometedores jóvenes extranjeros para ofrecerles formación
académica en su país; tal el caso del Future Leaders Exchange (FLEX). Italia, a través de su
ministerio de Asuntos Exteriores (Farnesina), ofrece anualmente becas a profesionales argentinos
con y sin ciudadanía italiana para estudios de posgrado en sus ateneos.
Para aumentar el intercambio estudiantil sino-italiano se instituyó un recinto universitario
(campus) con la participación de los politécnicos de Milán y Turín y de las universidades Fudan y
Tongji de Shanghai; el proyecto Marco Polo y se lanzó el programa comunitario Erasmus Mundos,
impulsado por la Comisión Europea.
También las mismas universidades promocionan becas de intercambio académico, que incluye
la creación de una autónoma red cultural de diplomacia académica gestionada por universidades
nacionales gracias a su posibilidad de establecer acuerdos bilaterales con ateneos extranjeros
(ver Otranto op. cit.). La Universidad de Bologna tiene su sede en la Argentina y sus maestrías
bienales contemplan un año de cursado en Buenos Aires y otro en la región italiana de Emilia-
Romagna. En 2006, la Universidad para Extranjeros de Perugia hospedó a más de cincuenta
estudiantes de origen afgano, en el marco de promoción cultural que el gobierno puso en práctica
con el Estado asiático. La New York University eligió a Buenos Aires para inaugurar en agosto de
2007 su primera sede latinoamericana. “La ciudad de Buenos Aires es el centro intelectual de
América latina”, afirmó su rector, el ghanés Yaw Nyarko, al momento de justificar la elección.
El programa ALßAN, inaugurado en mayo de 2002, es un paquete de becas de estudios de alto
nivel de la UE que permite la movilidad de los estudiantes y los profesionales de América Latina
hacia la UE, así como la realización de proyectos de formación para estudiantes de tercer ciclo
(estudios de posgrado y de doctorado) y para profesionales o futuros responsables (formación
especializada de alto nivel) en centros de nivel superior de la UE. Su duración está prevista hasta
2010 con un presupuesto total de 75 millones de euros.
La gestión de televisoras públicas internacionales es también una herramienta de la diplomacia
pública, con uso de larga data en los países europeos. En América latina puede verse la
programación de TVE (Televisión española), RAI (Radiotelevisión Italiana), TV5 (Televisión
Francesa, tanto su versión local como la señal especial que emite para el público
latinoamericano), Deutsche Welle (Alemania), Al-Jazzeera (emisora del Qatar), BBC (British
Broadcasting Corporation), CNN (Cable News Network) y CNN en español. En julio de 2005
Venezuela, Argentina, Cuba, Uruguay y Bolivia colocaron en el aire Tele Sur, una señal televisiva
internacional que pretende disputar, aún sin éxito, el liderazgo de CNN en español como difusora
de contenidos en la región. En 2007 se sumó Nicaragua. El lema de esta cadena reza: “Nuestro
norte es el Sur”35.

35
Cfr. www.telesurtv.net

33
Tabla 3. Dimensiones de la diplomacia y tiempos de acción comunicativa

Reactiva Programada / Continuada


proactiva (Construcción
(Gestión de la (Comunicación de relaciones)
información) estratégica)

Político-militar

Económica

Cultural

Para recapitular, entonces, una estrategia de diplomacia pública debería proceder como sigue:
a) selección de una lista de países prioritarios con los que entablar una relación preferencial,
siempre favorable a los intereses del Estado en cuestión; b) discriminación de audiencias
preferenciales que serán destinatarias privilegiadas del intercambio comunicativo y cultural; c) una
serie de mensajes clave a compartir mediante su difusión en diversos formatos, estilos y soportes
de comunicación; d) la creación de una ágil estructura burocrática multilateral de colaboración con
actores no sólo estatales. Todo, basado sobre dos dimensiones: i) influencia sobre las actitudes y
opiniones de públicos extranjeros y ii) un experiencia de aprendizaje recíproco que permita dar a
conocer los valores e intenciones del emisor al tiempo que este conoce los de su destinatario.
La reciprocidad se revela una vez más un concepto clave. En el caso que aquí me ocupa, el
vínculo bilateral ítalo-argentino, ambas naciones deben renovar el contacto entre sus ciudadanos
para imprimir nuevas imágenes del país. El sentido común puede indicarnos que son los
argentinos, como habitantes de un país en vía de desarrollo, quienes prestan mayor atención
hacia Italia y el Primer Mundo en general; mientras los italianos se ocupan sólo de la suerte de su
país y de su vecindario europeo. Sin embargo, la masiva presencia de italianos y descendientes
en suelo argentino es estratégica para sus conciudadanos en Europa, aunque dicha presencia no
garantice una idea actualizada de Italia, inmaculada de estereotipos. Como observó un funcionario
italiano, la masiva presencia italiana, si bien de tercera generación, “quizá no ha tenido contacto
con Italia más que en el imaginario colectivo” (cfr. Occhiucci, en Anexo).

II.3.1. La diplomacia cultural y la construcción de relaciones

La forma en que un país es percibido en el exterior es una cuestión demasiado sensible como
para dejarla sólo en manos de los medios de comunicación. Es conveniente que la opinión pública
extranjera reciba una voz alternativa, distinta de los medios, que le cuente sobre el país. De esto
se ha ocupado la diplomacia cultural, empleada por Francia ya a fines del siglo XIX como una
actividad gubernamental que intenta ir más allá de la actividad de la prensa, apelando
directamente a poblaciones extranjeras por canales alternativos a los políticos. Se caracteriza por
la construcción de relaciones duraderas, a largo plazo, y sus principales instrumentos han sido la
enseñanza del idioma y los intercambios estudiantiles.
Entre 1949 y 1954, años de la reconstrucción europea, más de diez mil alemanes entre líderes,
estudiantes universitarios y adolescentes viajaron a EE. UU. con programas oficiales de
intercambio académico. Durante el mismo período, más de ochocientos especialistas
estadounidenses fueron enviados a Alemania para enseñar y entrenar. Las llamadas “Casas de
América” (America Houses o Amerika Häuser) fueron emplazadas en el territorio alemán con
grandes bibliotecas, muestras de arte, enseñanza del inglés, conciertos, teatro, etc. El objetivo de
estas casas fue cambiar la percepción que el alemán tenía de la potencia vencedora de la Guerra.

34
Entre 1950 y 1952, mil líderes alemanes fueron invitados cada año a visitar EE. UU. En ocho años
13.354 personas habían participado del U.S. government’s German Exchange of Persons
Program. Con el tiempo, la Europa del Plan Marshall se “norteamericanizó”. Los italianos usaban
los blue-jeans y se sentían estadounidenses.
“Desde los primeros años cincuenta –observó el escritor italiano Gian Enrico Rusconi– la cultura
italiana se expuso sin filtros a la más masiva irrupción de autores y obras europeas y
estadounidenses de su historia. La comprensible y justificada voluntad de recuperación cultural se
transforma pronto en dependencia de las culturas externas y en un sentido de inferioridad de los
que nunca más se libraría” (1993, 18). Rusconi es severo no sólo porque se refiere a su propio
país, sino porque su juicio se extiende hasta la actualidad. En el imaginario de los italianos de la
posguerra, cuenta Bodei, “los Estados Unidos, sinónimo de modernidad, por mucho tiempo
siguieron representando la ‘tierra prometida’ y la ‘prosperidad reproducible’. Constituyen incluso un
modelo tan influyente que induce a la imitación subalterna de sus estilos de vida y de su idioma”
(op. cit, 49). El tema es transversal a la sensibilidad de intelectuales italianos de orígenes
diversos. Ernesto Galli della Loggia le dedica un pasaje rotundo cuando sostiene que “en Italia la
modernidad sólo raramente ha logrado tener un rostro nacional, asumir costumbres y contenidos
típicamente italianos. Especialmente en el campo de las formas de la decoración, pero sobre todo
de la indumentaria, del entretenimiento de masa, de los objetos de consumo cotidiano, de la
alimentación, en general en todos estos campos (entre otras cosas, particularmente cruciales para
la aculturación juvenil) la modernidad italiana ha mostrado un altísimo grado de permeabilidad
respecto de modelos de proveniencia extranjera, por lo general estadounidenses: hasta el punto
tal de hacerle decir a un observador extranjero que ‘en la Península todo lo que es
estadounidense deja de ser percibido como extranjero” (op. cit., 155).
Hoy EE. UU. sigue liderando la lista mundial de destinos de estudio. Sólo en 2004, recibió 570
mil estudiantes de programas de intercambio. Francis Fukuyama, en su controvertido artículo de
1989 titulado “¿El fin de la Historia?”36, aseguró que los alrededor de 20 mil chinos que estudiaban
en EE.UU. durante aquel año, volverían a su país con la voluntad de democratizar sus
instituciones y adecuarlas a la liberalización política que ya experimentaba todo su vecindario
asiático, con Japón como paradigma de modernización occidental al estilo estadounidense. Sin
embargo, la misma Historia, cuyo cese de evolución dialéctica profetizó Fukuyama en plena
implosión de la Unión Soviética, se encargaría de demostrar hasta el hartazgo que los modelos
políticos no son exportables.

Tal como se ha comentado en los prolegómenos de este escrito, en el desarrollo económico


anida un importante factor cultural, ya preconizado por pensadores como Hegel, y su filosofía de
la idea como motor material de la Historia; y Max Weber, en sus estudios sobre el rol de la ética
protestante como impulso para el crecimiento del capitalismo. Así, por ejemplo, las creencias
pueden jugar un rol esencial en el nivel de vida de las sociedades. La cultura sea quizá la piedra
basal de un concepto de diplomacia pública aplicada a largo plazo; un salvoconducto abarcador
por el que viajan lazos comerciales, financieros y políticos.
Con la preponderancia del pensamiento realista, desde Tucídides hasta contemporáneos como
Morghentau, Kennan y Kissinger, el campo teórico de las relaciones internacionales se ha
concentrado en cómo la acción de los Estados configuró la calidad del sistema mundial por el
prisma de los intereses nacionales, con escepticismo respecto a un gobierno, comunidad o
legislación a escala internacional. Con el protagonismo de la agenda de seguridad, equilibrio de
poderes y política económica, la cultura como factor de estudio en las teorías de los asuntos
mundiales recobró importancia recientemente. La vinculación política del factor cultural, a la cual
se hizo referencia en el capítulo I.1.1., no se identifica únicamente ni se agota en el criterio
territorial sobre el que descansa el Estado nacional, principal unidad de análisis del realismo. No
sólo la distribución del poder y los intereses relativos como juego de suma cero determinan las
relaciones entre los Estados.
Giovanni Jannuzzi, ex embajador de Italia en Buenos Aires, rescató un tipo de influencia
internacional que opera más allá de los recursos objetivos del poder económico y militar. “Italia no
tiene petróleo u otras materias primas para vender -escribió. Todo lo que produce y difunde en el
mundo –moda, cocina, cine, muebles, autos, design y otras mil cosas– es directamente hijo de

36
Cfr. FUKUYAMA, Francis. “The End of History?” en The National Interest, N° 16, Summer 1989.

35
nuestra antigua y siempre renovada cultura (…). No somos una gran potencia militar: nuestra
imagen en el mundo está principalmente confiada a nuestra cultura, y a nuestra imagen global
está también vinculada –los economistas bien lo saben– la difusión de nuestros productos: quien
compra una Ferrari o un traje de Armani, concientemente o no compra toda una cultura, toda una
civilización” (Jannuzzi 2003).
Italia supo exportar en clave simbólica la matriz de una sociedad. La idea se vincula, en parte,
con la lógica del Made in Italy y el apoliticismo del “patriotismo económico” originalmente craxiano
y, más tarde, berlusconiano (ver apartado III.3.1.). La legendaria moto Vespa, que significó la
motorización masiva y fue un toque del estilo popular ciudadano italiano de la segunda posguerra,
fue usada en noventa películas. El mundo entero, especialmente EE. UU., la reconoció como
sinónimo del design italiano: simple, austero, pero funcional y accesible.
La visión aportada por el ex diplomático coincide con el concepto de brand diplomacy
(diplomacia de marcas), estudiado por Mark Leonard. En el siglo veinte, las marcas de productos
comerciales se han transformado en auténticos canales transnacionales para difundir culturas,
identidades nacionales y particulares hábitos de vida37. Según un estudio difundido en 2001 por
The Foreign Policy Centre de Inglaterra, EE. UU. lidera el ranking de marcas populares a escala
mundial, seguido por el Reino Unido, Alemania, Japón, Francia e Italia38. Sólo Coca-Cola (Coke)
supera la popularidad de marcas de varias naciones juntas. En el ranking no figura ninguna marca
de origen latinoamericano, una pista más acerca de la concentración del comercio mundial y la
casi irrelevancia de América latina no sólo en los flujos de intercambio, si no en su presencia
cultural mundial.
Durante su ya citado discurso en la Argentina, el ex presidente italiano Ciampi destacó la
relevancia de los lazos culturales en la promoción bilateral de los países. “Estamos listos para
favorecer, más aun, para solicitar, una mayor difusión de la cultura, del cine y de las artes
argentinas en Italia. El terreno es fértil: nombres como Borges, Sábato, Testa, Argerich,
Barenboim, cuentan con un gran afecto de nuestro público”, sostuvo.
Alemania es otro caso de pujante diplomacia cultural. Por medio de las actividades
internacionales de la Konrad Adenauer Stiftung39 y de la Friedrich Ebert Stiftung, enriquecidas por
la participación de partidos políticos germanos (la diplomacia partidaria), demuestra que no son
los Estados los actores excluyentes de la diplomacia pública, sino también una amplia gama de
actores no estatales de proyección internacional: ONG (Cruz Roja, Greenpeace, Transparency
International), partidos políticos, sindicatos, empresas, congregaciones religiosas, asociaciones
profesionales, movimientos sociales, medios de comunicación, deportistas, cineastas y hasta
bandas musicales. Nótese el caso del grupo irlandés U2, cuyo líder Bono participa en foros
mundiales para debatir sobre la pobreza. En su gira latinoamericana de 2006 hasta se entrevistó
con el presidente brasileño Luíz Inácio Da Silva.
Un ejemplo reciente de empleo de la diplomacia cultural para reforzar la inserción comercial de
los países en el mundo es la declaración del ministerio italiano de Asuntos Exteriores del llamado
“Año de Italia en China” (2006). El gigante oriental, la nación continental con concretas
condiciones para desafiar la primacía militar de EE. UU. en el mediano plazo y su principal
acreedor, ofreció a su población de más de mil millones de habitantes acceso a la gastronomía, el
arte y la frondosa cultura italiana. Luego de dos años de tratativas bilaterales, el 24 de abril de
2006 el sistema televisivo chino CCTV comenzó a emitir hasta fin de año tres horas y media
semanales de producción televisiva italiana de la RAI, mientras la televisora de la Península hizo
lo propio con los contenidos chinos. Un apreciable mercado de consumidores, codiciado por
múltiples naciones occidentales, está siendo abordado culturalmente por Italia. Una vasta y
variopinta opinión pública apreciará durante un año las variables culturales de un país latino y
occidental.
La visita protocolar a China del ex presidente italiano Ciampi –que también visitó la India- abrió
el paso para el sucesivo desembarco de empresarios. En septiembre de 2006 fue el turno del
primer ministro Romano Prodi, que viajó con una comitiva de 800 empresarios que se
37
Pero las técnicas del marketing para la internacionalización de productos y mercaderías no son siempre válidas para la
difusión de valores a través de la diplomacia pública. Para profundizar sobre la diferencia entre private goods y public
goods ver Wolf 2004, 5-8.
38
Cfr. http://fpc.org.uk
39
En la Argentina, la asociación Konrad Adenauer ofrece frecuentes seminarios sobre temas estrechamente vinculados
con la nueva agenda de la diplomacia pública: medioambiente, desarrollo, comunicación política y derechos humanos.

36
entrevistaron con 900 pares chinos. El gobierno definió la gira como la mayor misión comercial
sino-italiana de la historia del país. Prodi anunció su voluntad de posicionar a Italia como la “puerta
de Asia” o la “puerta del Este” hacia Europa. La propuesta halla asidero en la lectura geográfica
Oeste-Este que de Italia ya se propuso en este escrito.
En noviembre de 2007, el jefe de Estado italiano Giorgio Napolitano organizó en el emirato de
Qatar, con la asistencia del Ministerio de Comercio Exterior, una muestra sobre Leonardo Da
Vinci. Paralelamente, la Cancillería y el Ministerio de Cultura montaron en el mismo país la
exhibición “Italian Style dressing body and daylife”.
Italia también apuntó su diplomacia cultural hacia otro polo emergente de la economía mundial,
India. En abril de 2006, 300 estudiantes indios participaron en el road show “Invest your talent in
Italy”, coordinado por la Farnesina junto con universidades, cámaras de comercio y empresas de
la Península. El programa busca atraer a los jóvenes más brillantes de India para que cursen en
Italia maestrías en inglés y realicen luego un período de entrenamiento laboral en empresas del
sector. Este proyecto explora la dimensión del largo plazo de la diplomacia pública, incluida la
diplomacia académica, y ejemplifica la labor conjunta entre gobierno y actores no estatales. En
febrero de 2007, luego del proyecto con China, los italianos lanzaron el programa “Año de Italia en
India”.
Con 250 millones de consumidores de clase media y un promedio de crecimiento económico de
8% anual40, China e India son claros objetivos de la actual diplomacia pública italiana, aunque esto
vaya en detrimento del interés por América latina. La historia de la civilización parece retomar su
escritura sobre las páginas de Asia.
En resumen, cuatro modelos de relaciones culturales y diplomacia pública emergieron en el
pasado. Modelo francés: control estatal a través de un ministerio o agencia oficial. Modelo
británico: agencias no gubernamentales o autónomas que actúan con fondos provistos por el
Estado. Modelo alemán: sistema mixto con responsabilidad gubernamental sobre las actividades
de numerosas agencias. Modelo italiano: retoma el alemán pero suma un sistema voluntario o ad
hoc por el cual instituciones o agencias adaptan sus actividades a circunstancias y necesidades
contingentes.

II.3.1.1. La diáspora, una embajadora itinerante

En la última fase de la Segunda Guerra Mundial, un año después de que Italia capituló y quedó
dividida entre los partisanos y la República de Saló, al Norte, la primacía británica en la gestión
internacional de los asuntos italianos comenzó a ceder lugar a la angloamericana. Si bien
signadas por desconfianza mutua, la relación ítalo-estadounidense comenzó a mejorar a partir del
verano de 1944. El cambio de clima se debió en cierta medida al mensaje público del presidente
Franklin Delano Roosevelt hacia la población italiana. En noviembre de aquel año el mandatario
debía enfrentar las elecciones para renovar su mandato. Ya para entonces el electorado italiano
(nativo y oriundo) en su país era de envergadura y manifestaba su disconformidad por la forma en
que el presidente trataba a su país luego de la caída de Mussolini.
Al comienzo de la era republicana, el premier italiano Alcide De Gasperi impulsó mediante sus
diplomáticos un intenso trabajo de persuasión en las conferencias de París hacia los países
vencedores de la guerra que contaran con una considerable presencia de comunidades de origen
italiano. El país era notoriamente marginado de los procesos de decisión luego del conflicto.
Winston Churchill, primer ministro inglés durante la Segunda Gran Guerra, fue objeto de la
presión ejercida por la comunidad polaca residente en la isla para que el Reino Unido apoyara a
Polonia contra la Unión Soviética.
Hoy, el presidente de EE.UU. no puede modificar su política exterior hacia Cuba sin pasar por la
comunidad cubana de la Florida, a menos que desee poner en riesgo el reservorio de votos
republicanos.
Estos ejemplos quizá parezcan marginales en la historia moderna, pero demuestran cómo la
presencia de las colectividades extranjeras determina cambios de rumbo de la política exterior del
país que los hospeda: los expatriados kosovares en Europa occidental, por ejemplo, han ejercido

40
Cfr. RAO, Akshay R. “Doing business with India and China: a tale of two countries”, Carlson School of Management
University of Minnesota en www.osservatoriaasia.com

37
presión en los países anfitriones para que en el Consejo de Seguridad de la ONU voten a favor de
la independencia política de Kosovo.
En la diplomacia cultural adquieren importancia los grupos humanos dispersos que abandonan
sus tierras de origen. La presencia de la comunidad argentina en el exterior no debe
desestimarse. Desde 1966, año del cuarto golpe de Estado argentino del siglo XX, se inició un
proceso emigratorio conocido como “fuga de cerebros”: destacados científicos e intelectuales
abandonaron el país por motivos políticos para desarrollar sus tareas en países como EE. UU.,
Canadá e Israel. Luego, con el golpe de 1976 artistas y escritores se exiliaron en Europa, donde
cumplieron una intensa agenda de información para poner en conocimiento del público europeo la
realidad de los desaparecidos y las violaciones a los derechos humanos. A los motivos políticos se
sumaron más tarde las causas económicas de la inflación de fines de los años ochenta y la
quiebra de los sistemas político, económico y financiero en 2001. Cíclicamente, casi década
mediante, el declive del país propició la masiva partida de ciudadanos. Aunque el proceso de fuga
comenzó a desacelerarse a partir de 2003, la magnitud de la comunidad argentina en el exterior
ofrece a la diplomacia una oportunidad de mostrar al mundo las virtudes del país y comenzar así a
revertir su alicaída imagen de nación desarticulada en muchos de sus aspectos.
La diplomacia cultural puede intercomunicar las distintas colectividades de argentinos en el
mundo, facilitando canales autónomos de intercambio, con el propósito de difundir la cultura del
país sin necesidad de acudir a la presencia de onerosas figuras del espectáculo. Las embajadas
podrían activar bases de datos de argentinos empeñados en difundir particulares sobre el país y
proveerles asistencia técnica e intelectual.
El alto nivel de integración social con las nuevas comunidades extranjeras demostrada por
muchos italianos inmigrantes los convirtió en embajadores involuntarios de su país. Esto significó
y significa aún para Italia oportunidades de crear acuerdos comerciales con los países
hospedantes de la diáspora. Así lo reconoció el citado Occhiucci: “Son más los argentinos que
vienen a Italia que los italianos que van a la Argentina (…). Se pierden los vínculos de identidad
cultural. Esto se debe también a la incapacidad de relacionarse. Lo que estoy tratando de
comunicar es que si se mantuviese una relación de identidad cultural más fuerte entre los
gobiernos y las oficinas culturales habría más intercambio (…). Creo que estas comunidades [se
refiere a la presencia italiana, alemana y hebrea en la Argentina] han determinado un impulso
hacia formas de internacionalización que quizá no han pasado ni siquiera por los canales
estatales. Es decir, los flujos de inmigración de las diversas etnias han mantenido de todos modos
un vínculo con la cultura de origen, lo que crea el intercambio” (art. cit. en Anexo).
Para asistir a tamaña comunidad, se conformó en Italia el CGIE (Consejo General de los
Italianos en el Exterior), un organismo que oficia como consejero del gobierno y del parlamento
sobre los temas de interés de la comunidad italiana residente en el extranjero. El organismo se
compone de 94 consejeros, de lo cuales 65 resultan electos en el exterior y 29 son nombrados por
el gobierno nacional. Aúna, a su vez, a todos los Com.It.Es (Comité de los Italianos en el Exterior)
que operan en las jurisdicciones de los consulados italianos y que reciben a diario las peticiones
de los italianos que viven de forma permanente en el extranjero. Sus autoridades votan en las
elecciones para renovar al CGIE. Los Com.It.Es, cuyos dirigentes son elegidos en comicios
regulares por los ciudadanos italianos, son entidades intermedias que cualifican la relación entre
las demandas de la ciudadanía y las estructuras estatales (los consulados).
Pero el viceministro para los italianos en el Mundo del gobierno Prodi, Franco Danieli, advirtió
que “existe un extraordinario protagonismo de una vastísima pluralidad de sujetos, [lo que]
frecuentemente se traduce en un desequilibrio, una ineficacia en la gestión de los recursos
económicos. Me refiero también a las iniciativas de sujetos privados. Falta un marco estratégico
unitario dentro del cual colocar las distintas iniciativas” (ver entrevista con el autor en Anexo).

Es necesario ahora confirmarlo: la diáspora es uno de los componentes de la diplomacia pública


que la coloca como herramienta para el desarrollo, costado que aquí nos interesa. Gracias a las
comunidades presentes en el exterior, Italia sigue dando a conocer su Made in Italy. En muchos
de los países donde mayor fue la inmigración italiana existen mercados donde los productos
itálicos son apreciados por su calidad. “En el mercado globalizado el vínculo cultural con los
italianos en el exterior puede constituir una reserva para multiplicar las colaboraciones
industriales, favoreciendo tanto a las inversiones italianas en el exterior como a las inversiones
extranjeras en Italia”, explica Giandomenico Magliano, director general para la Cooperación

38
Económica y Financiera Multilateral del Ministerio italiano de Asuntos Exteriores.41 Las
asociaciones de italianos residentes en el extranjero participan en la estrategia del gobierno
italiano para aumentar el intercambio comercial y cultural42.
La masiva presencia de conciudadanos en el exterior imprimió en la administración pública de la
Península estructuras inéditas, como el Ministero per gli Italiani nel Mondo, una cartera
dependiente de la Presidencia del Consejo de Ministros, que tiene sus propias misiones, más allá
del clásico ministerio de Asuntos Exteriores (con el cambio de gobierno en mayo de 2006 pasó a
ocupar la categoría de viceministerio “con billetera”, es decir con partidas presupuestarias
propias). A la red diplomática y a las sedes consulares se sumaron los 89 institutos italianos de
Cultura en el exterior, entes abocados a difundir la producción cultural de su país mediante
conferencias, espectáculos, ciclos de cine, cursos de idioma, becas de estudio.
Esta acción del gobierno italiano coincide con la definición aportada por el diccionario de
Relaciones Internacionales del Departamento de Estado de EE. UU.: “La diplomacia pública se
refiere a programas auspiciados por el gobierno y destinados a informar o influir en la opinión
pública en otros países; su principal instrumento son las publicaciones, las películas, los
intercambios culturales, la radio y la televisión.”43
En la Argentina existen dos de estos institutos, uno en Buenos Aires y otro en la provincia de
Córdoba. Durante 2005, a treinta años de la muerte de Pier Paolo Pasolini, las retrospectivas del
cineasta estaban disponibles al público argentino casi en la misma media –cuando no en mayor-
que en Italia. Los periódicos locales imprimieron extensos suplementos dedicados al cineasta al
tiempo que sus películas eran exhibidas a bajo costo y con el auspicio del Instituto Italiano de
Cultura. También resulta frecuente encontrar centros culturales argentinos realizando homenajes
a directores como Roberto Rossellini, Giuseppe Tornatore, Federico Fellini y Ettore Scola.
En el resto de Europa están los ejemplos del British Council (Inglaterra), la Alliance Française
(Francia, pionera en la materia, eligió a Italia como primer destino), la asociación Dante Alighieri
(Italia), el Goethe Institut y la Alexander von Humboldt Stiftung (Alemania), el Instituto Cervantes
(España) y, en Asia, la Tokyo Foundation (Japón). También en Asia, China cuenta con su Instituto
Confucio. El primero fue emplazado en Estocolmo en febrero de 2005 y desde enero de 2006
opera otro en Francia, en la Université de Poitiers; son sólo 2 de los 17 institutos Confucio en el
exterior, aprobados por el ministerio de Educación chino y la Oficina Nacional para la Enseñanza
del Mandarín. El gobierno chino planea abrir otras cien sedes para difundir su pedagogía y su
cultura.
El British Council es uno de los ejemplos más ricos. Creado en 1934 como organización
semigubernamental encargada de las actividades culturales británicas en el exterior, en su
declaración de propósitos hallamos un verdadero programa de diplomacia cultural. Declara sus
objetivos “para ampliar en el exterior el conocimiento de la vida y del pensamiento de los
británicos; y para promover un mutuo intercambio de conocimientos e ideas con otras personas.
Para fomentar el estudio y uso del idioma inglés; (…) para poner a otras personas en contacto
cercano con los ideales y las prácticas británicos en los ámbitos educativo, industrial y
gubernamental; para poner a disposición los beneficios de las actuales contribuciones británicas a
la ciencia y a la tecnología; y para ofrecerles oportunidades de apreciar la producción literaria
británica contemporánea, las bellas artes, teatro y música” (Taylor op. cit., 80). Ante el definitivo
ocaso de su pasado imperial y de primus inter pares en Europa, la isla decidió jugar la carta de
una política de prestigio que compensara la erosión de su poder fáctico.
Pero el fenómeno de la diáspora no siempre resulta comprensible para los ciudadanos que no
emigraron, quienes a menudo ven con desconfianza el empeño de la administración pública en
ocuparse de ella. La prensa italiana casi no hace mención de las comunidades en el exterior y
muchos habitantes de la Península no tienen noticia de la existencia de una cartera en la política
exterior especialmente diseñada para atender a la diáspora. “Hubo una lenta toma de conciencia
sobre la importancia del network étnico italiano”, subrayó el viceministro Danieli, para quien existe
una visión provinciana del fenómeno por parte de la clase política y de los medios italianos. El
41
Cfr. “Crescere nell’era della globalizzazione” en In rete con l’Italia, Farnesina. Anno IV, Número 7 – 8. Agosto
2006.
42
En el marco del empeño del gobierno por extraer beneficios de sus conciudadanos en el extranjero debe mencionarse
el Programa de Partenariado Territorial con los Italianos en el Extranjero que en su primera frase, concluida en 2004,
creó más de 30 acuerdos de colaboración con asociaciones y empresarios en el exterior.
43
Cfr. “What is Public Diplomacy?” en http://www.publicdiplomacy.org.

39
funcionario explica el renovado interés de la opinión pública por la diáspora gracias a la elección
en los comicios de 2006 de los primeros dieciocho legisladores italianos elegidos en el exterior,
cuya presencia fue decisiva para la formación de la mayoría de gobierno y para el posterior sostén
de la coalición hasta enero de 2008. “Esta centralidad objetiva –agregó Danieli– ha reabierto un
poco la atención. Pero la ha reabierto con el espíritu del chismorreo, del voyeurismo político. No
hay una comprensión real y profunda de la importancia de la comunidad italiana en el mundo (…).
Todavía no es un sentir común y vasto, sobre todo en lo que se refiere a la opinión pública. Los
medios están aún ausentes; se habla de comunidad italiana cuando hay fenómenos trágicos o
cuando hay algún chisme particular” (ver Anexo).

40
III. Argentina: desde América latina hacia Europa

“… ma misi me per l’alto mare aperto sol con un legno…”


Dante, Infierno, canto XXVI.

La reflexión teórica latinoamericana en materia de política exterior ha girado sobre algunos ejes
vertebrales: el empeño por el desarrollo nacional, la industrialización y la puja por modificar el
deterioro en los términos del intercambio comercial hacia un nuevo orden mundial equitativo, de
relaciones mutuamente beneficiosas, con acuerdos de tipo win-win en el que los socios obtengan
su beneficio sin ir en detrimento del otro. El Mercosur no escapa a este objetivo.
La historia del pensamiento estructuralista44 latinoamericano en relaciones internacionales ha
siempre hecho hincapié en la díada centro-periferia como dos caras de una misma moneda; una
realidad estructural en donde el subdesarrollo no es un proceso independiente, una etapa previa
del desarrollo, sino, por el contrario, una condición contemporánea para la existencia de polos
mundiales de desarrollo. El subdesarrollo es parte de la ontología del desarrollo, no su versión
anterior.
El núcleo del argumento estructuralista sostenía que “la economía mundial está compuesta por
un centro de países altamente industrializados y una amplia periferia subdesarrollada (…). El
progreso técnico que lleva a aumentar la productividad y al desarrollo económico es la fuerza
conductora de este sistema, pero el avance técnico tiene diferentes consecuencias para el centro
industrializado, debido a rasgos estructurales de las economías menos desarrolladas y a la
división internacional del trabajo heredadas del pasado (…), los frutos del progreso técnico y del
incremento en la producción son así retenidos en la economía central y absorbidos por una
apreciable fracción de la sociedad” (Bernal-Meza op. cit., 135).
La división internacional del trabajo, cuestionada desde la década de los cuarenta por el
pensamiento de la CEPAL (Comisión Económica para América latina), persiste aún como realidad
que escinde a un grupo de naciones proveedoras de materias primas o productos sin valor
agregado de otro compuesto por países manufactureros, hacedores del proceso de
industrialización. De lleno en el siglo XXI, la exportación de materias primas, con reducidos casos
que incluyen algún grado de transformación, sigue siendo uno de los problemas centrales para
explicar la insuficiente participación de los países latinoamericanos en los flujos del comercio
mundial (cfr. Gejo 1993, 137). Las principales mercancías exportadas a Europa por América latina
y el Caribe son productos agrícolas, material de transporte y energía, a tal punto que la UE tiene
un déficit comercial con esta región en este tipo de productos, mientras que en el resto de los
sectores registró un excedente comercial (cfr. Comisión Europea 2004).
La vieja preocupación de la escuela latinoamericana por el desarrollo de la periferia como
adecuado mecanismo de integración en el sistema mundial recobra vigencia luego de que la
retórica del neoliberalismo en los años ochenta y su versión sudamericana de los noventa
propiciara una visión economicista del desarrollo, en la que la palabra “crecimiento”, entendido
como acumulación de riquezas con el PIB como índice, reemplazó a la de “desarrollo”, que alude
a la inclusión social, la mejora cultural, el bienestar general, el empleo y la distribución del ingreso.
En definitiva, se trata de un crecimiento económico que no se desvincule de las condiciones de
vida de la sociedad. Por esto, aquí se prefiere subrayar las restantes dimensiones de desarrollo,
ya señaladas en los debates de la UNESCO hace más de tres décadas cuando se entendió que el
proceso comprende elementos sociales, educativos, culturales, de calidad de vida y justicia social;
dimensiones que encuentran incluso en la comunicación un continente válido y que la diplomacia
pública puede traducir en estrategias coadyuvantes.
En América latina el concepto de desarrollo es esencialmente inseparable de la gobernabilidad.
Existe un consenso entre los países de la región sobre la dificultad de lograr un crecimiento
sostenible con exclusión social. Sin condiciones de prosperidad, las variables sociales pueden
desestabilizar el orden institucional. De ahí que, como se dijo, una buena política exterior empieza
por un diagnóstico local: se trata de traducir necesidades internas en posibilidades externas. Los
44
El enfoque estructuralista centra su explicación más en las características estructurales del sistema internacional que
en las unidades que lo componen. Postula la existencia de una estructura (un conjunto de condiciones) que constriñe el
comportamiento de los Estados y que, como tal, es superior a la suma de las partes. Muchos de los autores
estructuralistas son de extracción marxista.

41
programas de desarrollo son incluso reconocidos por algunos teóricos del realismo como la única
vía para que los Estados periféricos (como Argentina) generen una auténtica base de poder
nacional en el largo plazo.

III.1. Breve diagnóstico de la situación argentina y regional

La inserción y participación de las naciones de América latina en el escenario mundial conjuga


dosis de determinismo interno y externo. Pero a pesar de la cuota de determinismo estructural
(externo) que señaló el pensamiento latinoamericano, más la persistencia de crisis político-
económicas en la región, “su creciente marginalidad con respecto a los flujos financieros,
comerciales y tecnológicos mundiales, la importante pérdida registrada en su capacidad de incidir
en la orientación de las decisiones principales del sistema y el alto grado de dependencia
económica de EE. UU.; aún resta una porción sustantiva de decisión en manos propias”
(Tomassini op. cit., 102). Es esta porción sustantiva de autonomía la que parece crecer en los
últimos años.
Desde una lectura basada exclusivamente sobre relaciones de fuerza y acumulación de poder,
las naciones latinoamericanas pueden adolecer de protagonismo. Pero América latina es una de
las regiones más privilegiadas del mundo. En comparación con el tamaño de su población, sus
recursos son abundantes. Cuenta con múltiples fuentes de energía y alimentos y está alejada de
las principales zonas de tensión internacional. Con la excepción de Bolivia y -en parte- México,
sus conflictos étnicos, religiosos o lingüísticos son escasos.
Sudamérica sigue avanzando en sus procesos de democratización. Se consolida en la defensa
de los derechos humanos (la Argentina ha ratificado gran parte de los tratados regionales y
universales de derechos humanos y, a diferencia de otras tantas naciones, les ha otorgado rango
45
constitucional) . Es una zona donde no prolifera el armamento nuclear y su único foco de
terrorismo permanente, la narcoguerrilla de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de
Colombia), está vinculado con un tipo de acción armada de reivindicación económico-territorial y
no religiosa o étnica, como ha sucedido con algunos casos europeos (vg. el IRA).
Según datos de la CEPAL, las economías de los países de América latina transitan el cuarto año
consecutivo de crecimiento y el PIB ha aumentado 4,3% en 2005 (cfr. Salafranca op. cit., 4). Con
la expansión de 2006, el subcontinente habría acumulado un aumento del PIB regional de 17,6%.
La región está alejándose de las décadas de inflación crónica que en los ochenta y noventa
desquiciaron a la Argentina, Bolivia, Perú, Brasil y Nicaragua. Desde 1950 la población de la zona
se ha más que triplicado; la esperanza de vida al nacer pasó de 51 a 73 años y la mortalidad
infantil se redujo en un 83%, al caer desde 128 a 22 muertes por cada 1000 nacimientos con vida.
También se incrementaron los índices de alfabetización y escolarización (Reid, 2007).
Es también una rica potencia ambiental gracias a su biodiversidad, sus reservas energéticas
(petróleo y gas), alimenticias y acuíferas. Desde fines de 2005 se planea la construcción de un
gasoducto de 8000 kilómetros que uniría Venezuela, Brasil, Bolivia y Argentina; y de una refinería
de petróleo en el noreste del país carioca. Luego de treinta años de continuidad en sus políticas
de Estado y en coincidencia temporal con la caída de la capacidad de producción petrolera de la
OPEC, Brasil está alcanzando su independencia energética gracias a sus programas de etanol,
biodiesel y extracción costera46. La producción agrícola de energía funciona hoy como nuevo
punto de encuentro comercial entre EE.UU. y América del Sur. Su fomento ya produjo

45
El 9 de mayo de 2006 la Argentina fue elegida por la Asamblea General de las Naciones Unidas para integrar su
Consejo de Derechos Humanos, el órgano que reemplazó a la Comisión de Derechos Humanos que funcionó desde
1947. En este ámbito promovió la aprobación del texto de la Convención Internacional contra la Desaparición Forzada
de Personas, una iniciativa que el país impulsó en Ginebra junto con Francia. Dicha Convención fue firmada por unos
sesenta países, entre los cuales Chile y Uruguay, pero no EE.UU. Para que entre en vigencia, deberá ser ratificada por al
menos veinte de los Estados signatarios. La Argentina, además, es el único país de América latina en el Grupo de
Trabajo sobre Educación, Memoria e Investigación del Holocausto.
46
Brasil conduce un programa masivo de perforación de pozos petrolíferos costas afuera que le permitió más que
duplicar su producción de crudo de 650 barriles en 1999 a 1,6 millones en 2006. La Argentina podría compensar su
consumo de petróleo y gas produciendo etanol con sus cosechas de maíz y reemplazar al consumo de gasolina. Podría
también emplear su soja y girasol para obtener biodiesel (cfr. Calcagno, Alfredo Eric. “El Futuro se decide hoy” en Le
Monde diplomatique, noviembre de 2006).

42
consecuencias en las economías de los países exportadores (México y Brasil): inflación,
desabastecimiento alimenticio, deforestación y extranjerización de las tierras.
Según datos del Foro Mundial del Agua, América del Sur posee el 28% del agua potable del
planeta. Esto la convierte en una de las regiones con mayores recursos hídricos. Debajo de los
territorios de cuatro de los cinco miembros del Mercosur (Brasil, Uruguay, Paraguay y Argentina)
fluye el gigantesco Acuífero Guaraní, una de las últimas reservas subterráneas de agua dulce del
planeta, cuya magnitud es capaz de satisfacer una demanda masiva en un mundo de
predominante agua salada, no potabilizada y plagado de territorios en donde la escasez de este
recurso representará un serio problema. La relevancia estratégica del recurso motivó en Bolivia la
creación del ministerio del Agua.47

Desde el plano teórico, se suele dividir a América del Sur en dos corredores que distinguen a los
países andinos de los del Cono Sur; los del océano Pacífico y los del Atlántico. Por un lado, la
llamada “medialuna de los conflictos” (formada en gran parte por las naciones de la desmembrada
Comunidad Andina de Naciones: Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Paraguay); por el
otro, la “medialuna de la estabilidad e incógnitas”, integrada por Brasil, Argentina, Uruguay y Chile
-pretendida estabilidad que en el caso argentino no es percibida en Italia, según se verá en los
resultados del capítulo IV.2.
Esta última región del subcontinente ostenta importantes niveles de cooperación económico-
cultural y la casi desaparición de los tradicionales conflictos bilaterales de disputas territoriales o
contiendas geopolíticas, si bien últimamente resurgió el reclamo boliviano hacia Chile por una
salida al océano Pacífico. El caso chileno es quizá el más elogiado de América latina en los
términos de su inserción comercial mundial48, imitado desde 2007 por Perú. La competitividad de
su economía ocupa la 27a posición en un ranking de 177 países, superando a naciones
desarrolladas de varios países europeos49. Chile evidencia un modelo económico de mayor
solidez en la zona, construido desde hace quince años por una misma coalición de gobierno (la
Concertación, formada por la Democracia Cristiana y el Partido Socialista), aunque su disímil
distribución del ingreso se halle entre los más pronunciados de la región.
América latina registra el mayor índice de desigualdad social y peor distribución del ingreso del
planeta, igualado sólo por África subsahariana. Sus discontinuos períodos de crecimiento
económico no fueron acompañados por una esperable distribución de la riqueza. La brecha entre
los sectores de consumo se agigantó. Con las excepciones de Uruguay y Costa Rica, que siempre
registraron los mejores coeficientes de Gini (índice de distribución)50, el resto de las naciones

47
China, India, EE. UU. y Pakistán son algunos de los países con mayores inconvenientes en la administración de agua
y las sequías. Carteras de Recursos Hídricos y de Agua e Irrigación fueron implementadas por los gobiernos de
Pakistán, Iraq, Kenia, Nepal, Bangladesh, Jordania y Egipto, además de las ya citadas China e India. La cuestión del
agua dulce es mucho más urgente y estratégica de lo que los medios de prensa dan a entender. El 97,5 % del agua del
planeta no es apta para consumo humano ni animal. Del agua dulce existente, 7 millones de millas cúbicas son hielo en
los polos glaciares. Mientras el mercado interno estadounidense consume más agua embotellada que café y cerveza,
casi una sexta parte de la población mundial no tiene acceso al agua potable restante. Se estima que 5 millones de
personas mueren a causa de enfermedades relacionadas con la escasez del agua, una cifra superior a los muertos por
conflictos armados cada año. América latina tiene en su territorio cuatro de los veinticinco ríos más caudalosos del
mundo, dos lagos de magnitud y el acuífero Guaraní: el Lago de Maracaibo (Venezuela), es en el mundo el único de
agua dulce con salida al mar; el Lago Titicaca (Perú y Bolivia), el segundo lago más grande de Sudamérica y el más
grande del mundo por encima de los 2 mil metros de altitud; el Río Orinoco (Venezuela), es el tercer río más caudaloso
del mundo; el Río Paraná (Argentina, Paraguay y Brasil); el Río Magdalena (Colombia), que genera el 70 % de la
producción hidroeléctrica y el 95 % de la producción termoeléctrica colombianas; el Río Amazonas (Brasil, Perú y
Colombia), al que se le atribuye el segundo puesto mundial en longitud, detrás del Nilo, aunque estudios recientes lo
confirman como el más largo del planeta. Sólo el Amazonas transporta más agua que el Río Mississippi, el Nilo y el
Yangtze combinados.
48
Un caso puntual lo demuestra: en el ámbito comercial, por ejemplo, la Argentina produce un excelente vino tinto
Malbec, sin embargo, las exportaciones de Chile superan en gran medida a las argentinas. En el mercado italiano, el
Chardonnay chileno está ganando espacio a los tradicionales Barbera piamontés y Chianti toscano.
49
Cfr. World Economic Forum en http://www.weforum.org
50
Creado por el estadístico italiano Corrado Gini, este coeficiente identifica la mayor desigualdad con el valor “1” y con
“0” la total equidad. En el caso argentino, el valor bajó de 0,494 -al término del segundo trimestre de 2005- a 0,483
puntos para igual período de 2006. Expresado en otros términos, la cifra indica que en Argentina el 10% más rico de la
población concentra el 35% de la riqueza nacional y el 10% más pobre, sólo el 1,1%. Su punto máximo, 0,522, se

43
mantiene la endémica desigualdad social, con Brasil a la cabeza. El Informe del Programa de
Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) para 2005 reveló que de los 550 millones de
latinoamericanos, más de 220 millones son pobres y unos 100 millones extremadamente pobres,
personas que viven con menos de 1 dólar al día51. El Indec (Instituto Nacional de Estadísticas y
Censos argentino) informó que en 2005 la Argentina aumentó treinta veces la distancia entre el
10% de la población con mayores ingresos y el 10% más pobre.
En el bienio 2004-2005, después de veinticinco años, la región latinoamericana volvió a crecer
en un porcentaje mayor que el promedio universal. De acuerdo con el FMI, la región crecerá 4,2%.
Para la CEPAL, en cambio, el alza será de 4,8%. Pero el crecimiento no ha logrado aún disminuir
la brecha social. En América latina la exclusión del mercado y la reducción del poder adquisitivo
de la ciudadanía ha desembocado en agitaciones sociales capaces de desestabilizar la
continuidad de los gobiernos (allí están los casos argentino de 2001 y boliviano de 2003). Una vez
más, aparece la relación dialéctica entre desarrollo y gobernabilidad.

En su Índice de Desarrollo Humano, dado a conocer en noviembre de 2006, el PNUD coloca a la


Argentina a la cabeza de las naciones latinoamericanas con mayor desarrollo humano. Pero el
país sigue siendo dramáticamente desigual: mientras en la capital se alcanzan índices de
desarrollo equiparables a los italianos o belgas, basta recorrer provincias como Misiones, Chaco y
Formosa para encontrarse con índices africanos. La Argentina de las últimas décadas no conoció
un desarrollo económico sostenible; ha más bien oscilado entre fases de crecimiento y recesión
con mayor frecuencia que la mayoría de los países de la región. Esto contribuyó a que desde los
años setenta el país tuviese una de las tasas de crecimiento más bajas de América latina.
Sin embargo, luego de su crisis de 2001, el país alcanzó catorce trimestres consecutivos de
crecimiento a partir del segundo trimestre de 2002 (superando al anterior ciclo alcista de 1995-
1998)52. Concluyó el 2006 con un crecimiento anual de su PIB de 8%, el corolario para cuatro
años de expansión a tasas chinas. El país “viene creciendo a tasas asiáticas y eso es muy
apreciado desde Europa”, declaró el jefe de la delegación de la UE en la Argentina, en julio de
2006. En los primeros meses del mismo año, la Argentina acumulaba un crecimiento de su PIB de
9,1%, ligeramente superado por China, con 9,5%. El crecimiento argentino superó por amplio
margen al brasileño y al de actores centrales del sistema económico mundial como EE. UU.
(3,4%), Europa (2%), Rusia (7%), India (7,3%) y Japón (2,8%).
La Argentina es uno de los países más ricos y desarrollados de América latina en términos de
recursos humanos y naturales. Logró incorporar a un amplio sector de su población en términos
de derechos sociales. En 2001, luego de cuatro años de recesión, contaba con más de la mitad de
la población bajo la línea de pobreza; una desocupación de 21%; una caída del PIB de 16%; una
deuda por más de 132 mil millones de dólares; una fuga de capitales por más de 26 mil millones
de dólares y el índice de riesgo país más alto del mundo (Alberti 2005, 24).
Luego de su más extensa y profunda recesión económica en un siglo y medio (desde 1998 a
2002), la Argentina alcanzó el mayor superávit primario consolidado en más de cincuenta años. La
depreciación del peso produjo saldos con superávit en la balanza comercial gracias a la
sustitución de importaciones. El Foro Económico Mundial aseguró que el país es la segunda
economía más competitiva de América latina, delante de Costa Rica, Brasil, Colombia y México53.
Parte de la bonanza económica argentina se atribuye a una benigna coyuntura internacional
antes que a los méritos de la propia política económica. De hecho, la región se beneficia de los
altos precios de las materias primas gracias, por ejemplo, a la creciente demanda asiática (juntos,

registró en la crisis de 2001. El índice de Gini ha sido reemplazado en algunos casos por el del economista británico
Atkinson, que incorpora nuevos valores en el cálculo de la distribución de la renta.
51
De los grandes países desarrollados del mundo, Italia, junto a Inglaterra y EE.UU., es una de las naciones con mayor
desigualdad en términos de rédito y de riqueza. Según datos de la oficina de estudios de la Banca de Italia, el 10% de las
familias italianas con los réditos más elevados percibe el 26,7% del total de los réditos producidos. En cambio, al 10%
de familias con el rédito más bajo le toca sólo 2,6% del total de réditos que se producen cada año en Italia.
52
Cfr. “Argentina. Indicadores económicos”. Ministerio de Economía argentino, informe de enero de 2006. La
producción industrial acumula 52% de alza. Los sectores textil y metalmecánico son los que registran el mayor
crecimiento desde la salida de la crisis.
53
Datos extraídos de los índices de competitividad global elaborados por el Foro Económico Mundial y difundidos en
la reunión de São Paulo, Brasil, el 5 de abril de 2006. Ver Latin American Competitiveness Review 2006 en
www.weforum.org.

44
China e Inda poseen 2.400 millones de habitantes, aproximadamente, que demanda alimentos).
La demanda sino-india, junto con la estadounidense, mantiene elevados los precios agrícolas, del
petróleo y de los productos primarios54. Condiciones internacionales que revalorizan el aún perfil
primario de las exportaciones argentinas55. Con frecuencia se alude al “boom de la soja”, un
commodity argentino relevante junto al petróleo, cuya excepcional cotización en el comercio
mundial propició los buenos números en los índices de exportaciones y la excedencia de recursos,
además del crecimiento en la industria del turismo56 y el sector de la construcción. El Índice de
Materias Primas en octubre de 2006 indicó una suba de 10% respecto de igual período en el año
anterior. Luego de su visita a China en noviembre del mismo año, la delegación de la Cancillería
argentina, encabezada por el ministro de Asuntos Exteriores Jorge Taina, comprobó que la
elevada demanda de bienes primarios del país comienza a sobrepasar a su capacidad de oferta.
El boom de las materias primas genera el riesgo de consolidar una estructura económica de
producción primaria, poco industrializada. Una cotización de la moneda local que si bien fomenta
la exportación dificulta al mismo tiempo la adquisición de maquinarias.

La Argentina ha sido un país fluctuante también en política exterior. Ubicada entre las naciones
más importantes del mundo a principios del siglo pasado, ha devenido en un caso de desarrollo
frustrado, como lo fue gran parte de América latina, si tenemos en cuenta que a fines del proceso
desarrollista de los años sesenta e inicios de los setenta la región disponía de factores
competitivos tales como tecnología propia, grandes empresas, capitales, gran mercado interno y
sus aún vigentes recursos naturales.
El país fracasó reiteradas veces en el intento por lograr una acertada inserción mundial. Vaciló
en la constitución de una tradición diplomática y una política exterior de Estado ajenas a los
vaivenes de los gobiernos nacionales. De la privilegiada relación con Gran Bretaña, en pie hasta
los años treinta, pasó a una neutralidad filo germánica marcada por frecuentes enfrentamientos
con Washington y la definición de la Tercera Posición como matriz de política exterior (“ni
comunistas ni capitalistas, peronistas”). Del tardío –y penado- intento de alineamiento con EE. UU.
en las postrimerías de la Segunda Guerra, el país se orientó hacia una política pro
latinoamericana y desarrollista para más tarde ingresar en el concierto de los países No
Alineados, formado por las decenas de nuevos Estados surgidos durante la segunda posguerra.
Ya contemporáneamente (1989-2001), ensayó un acoplamiento con EE. UU. y los lineamientos
del “Consenso de Washington”, hasta proponerse incluso como país Aliado extra OTAN (1998)57.
Tal como explicó el estudioso argentino Juan Gabriel Tokatlián, “en los últimos lustros el país
pasó de ser paria a ser un paraíso y, posteriormente, otra vez a ser paria; transitó la condición de
ser modelo regional a fracaso hemisférico; se lo miró como un milagro primero y como un
desquicio después; fue visto como alumno aplicado y más tarde como díscolo empedernido [el
autor se refiere a los elogios del FMI al país a fines de la década de los noventa, cuando lo calificó
de “alumno ejemplar”]. O sea que, en clave anglosajona, la Argentina pasó de ser showcase a
volverse basketcase” (Tokatlián op. cit., 179). “Por años fue considerado el país modelo para las
recetas neoliberales impulsadas por los organismos multilaterales, pero después de los sucesos
de diciembre 2001 se convirtió primero en un modelo de desobediencia civil y luego en una usina
54
Los principales destinos de los productos primarios argentinos son: Unión Europea (23%); China (21%); Mercosur
(15%); Brasil (14%); Oriente Medio (6%); Japón (3%); NAFTA (2%); Chile (2%); República de Corea (2%). Datos del
INDEC y Ministerio argentino de Economía.
55
La capacidad exportadora argentina puede clasificarse en cuatro sectores: productos primarios; combustibles;
manufacturas de origen agrícola (alimentos y bebidas); manufacturas de origen industrial (en orden de importancia:
cueros y marroquinería, material de transporte, materiales plásticos, textiles y confecciones, papel y cartón, químicos,
maquinaria, manufacturas no metálicas, calzado, manufacturas de caucho, piedras y metales preciosos).
56
Según el informe presentado por la Organización Mundial del Turismo (OMT) en Madrid el 24 de enero de 2006, la
Argentina es el segundo país más visitado de América latina después de Brasil. El país recibió unos tres millones de
visitantes durante 2005, casi dos millones menos que su vecino. Aunque no ha sido debidamente instrumentado, el país
cuenta además con el llamado “Acuerdo de cooperación sobre turismo entre el gobierno de la República Argentina y el
gobierno de la República italiana”, suscrito en Buenos Aires el 20 de diciembre de 1985 y aprobado por el Congreso
Nacional mediante Ley 23.632. Este acuerdo bilateral, aún vigente, promueve el intercambio de información a través de
los organismos oficiales de turismo, procura la publicidad turística recíproca, las actividades informativas y de
propaganda y la elaboración conjunta de programas bilaterales de enseñanza y capacitación en el sector.
57
En 1999, el presidente argentino envió una carta a su par estadounidense solicitando que la Argentina fuese
incorporada a la OTAN “en calidad de miembro asociado o una categoría similar a establecerse.”

45
de producción de nuevas experiencias de auto-organización, lo cual lo llevó a erigirse prontamente
en uno de los laboratorios sociales más originales de la periferia globalizada” (Alberti op. cit., 24).

III.2. Eje Mercosur – Unión Europea

“Y nosotros, los iberoamericanos, con tan hondas raíces en España y Portugal,


¿no somos lo más semejante a Europa fuera de Europa?
No permitamos que Europa nos sea raptada.”
El rapto de Europa. Carlos Fuentes (2007).

La internacionalización del comercio y la apertura de los mercados, postulados de la


globalización, parecen no avanzar sin la asistencia de un proceso paralelo de integración regional.
La ampliación de la cooperación entre miembros de un mismo bloque, como también entre dos
regiones, puede ser un camino para aliviar las condiciones del subdesarrollo y morigerar los
efectos de una mundialización asimétrica.
Tanto el proceso de globalización como el de regionalización, si bien en apariencia
contradictorios, pueden asistirse mutuamente. Hay quienes ven a la regionalización como el
proceso mediante el cual la globalización toma forma. Pero visiones menos optimistas alertan
sobre el riesgo de que los bloques regionales devengan en fortalezas proteccionistas, algo que ya
afecta a las economías en desarrollo. Tal tendencia podría conducir a un escenario de
fragmentación económica mundial (Petrash y Ramos 1998, 76, 77).
Dentro de estos procesos de integración por bloques, la UE es quizá el actor más original en la
configuración de un nuevo orden mundial. Es la región del mundo con más organizaciones
multilaterales y la principal inversora y donante en América latina, la zona con mayor número de
propuestas de integración, después de Europa misma. Su paciente construcción en más de medio
siglo demuestra que la asimetría entre los Estados miembros, la profunda diversidad cultural,
idiomática y religiosa no son óbice para un exitoso modelo de cooperación.
Por su parte, la inegración latinoamericana no logra aún avanzar hacia un punto de no retorno, a
pesar de contar con condiciones privilegiadas: sólo dos lenguas de uso masivo (castellano y
portugués), una religión predominante (el cristianismo católico, con presencia protestante) y un
mismo origen cultural. Una gran región que se asemeja a una nación dispersa en Estados
nacionales, según la visión panamericana del político peruano Víctor Raúl Haya de la Torre.
Riquezas naturales, territorio y homogeneidad cultural; América latina tiene una plataforma
formidable para, por fin, engranar ventajosamente en esta bisgra temporal que vive.
Si la interacción a escala global se hará de forma bilateral (modalidad adoptada por Chile58) o a
58
Chile fue el primer país latinoamericano que a partir de 1974, con un gobierno de facto, comenzó a aplicar el modelo
de liberalización de su mercado y de apertura a la economía internacional (Argentina haría lo propio dos años después,
también en el marco de una dictadura). Chile ha adoptado desde entonces un modelo de política comercial acorde con
un regionalismo abierto, que preserva la facultad del país para establecer acuerdos bilaterales de libre comercio más allá
del bloque regional al que pertenezca. Así, por ejemplo, mientras Chile poseía el estatus de economía asociada al
Mercosur (aunque no de miembro pleno debido, entre otras causas, a una diferencia de aranceles aduaneros) y a la
Comunidad Andina de Naciones, negoció acuerdos bilaterales con EE. UU. y la UE en 2002, con lo que al año siguiente
aumentó 11,4% sus exportaciones al bloque europeo. En 2006 firmó un tratado de libre comercio (TLC) con Panamá,
que elimina por diez años varios aranceles entre ambos países, y ya planea un acuerdo similar con Perú. El país andino
también firmó TLC con China, Corea del Sur y Nueva Zelanda. El Tratado de Libre Comercio entre Chile y China entró
en vigor el 1 de octubre de 2006, con lo que el país andino se convirtió en la primera nación que tiene un tratado de
libre comercio de esta naturaleza con China, que incluye la desgravación inmediata del 92% de las exportaciones, con
un 7% que se liberalizará en un plazo no superior a diez años. En total, el país andino contabiliza 54 acuerdos
comerciales bilaterales, lo que equivale a un mercado de 3 mil millones de consumidores. Para Chile, desde este
enfoque pragmático de su política exterior, las diferentes opciones de inserción regional que se presentan en el
continente no son excluyentes entre sí, sino más bien complementarias. Esto no le resta a Chile independencia política
en sus decisiones de política exterior. De hecho en 2003, justo cuando estaba a punto de sellar su tratado de libre
comercio con EE. UU., el país ocupaba uno de los asientos rotativos en el Consejo de las Naciones Unidas al momento
de la votación por la opción bélica contra Iraq. En análoga posición se encontraba México, socio comercial por
excelencia de EE. UU. junto con Canadá en el NAFTA (North American Free Trade Agreement). Si bien la votación
jamás se llevó a cabo debido a la decisión unilateral de Washington de atacar Iraq, ambas naciones latinoamericanas
adelantaron que su voto sería desfavorable a la voluntad angloamericana. Por su parte, la región Caribe registra una
mayor y consuetudinaria influencia estadounidense. Por ejemplo, de los siete países de latinoamericanos que apoyaron a
Washington en su invasión política militar en Iraq (República Dominicana, Costa Rica, Salvador, Honduras, Nicaragua,

46
través de un bloque regional, es un debate vigente en América latina. No sólo Chile, también Perú
alcanzó en 2006 un tratado de libre comercio con EE. UU. que, luego de las dificultades para
practicar su propuesta de Área de Libre Comercio para las Américas (ALCA), ha preferido la vía
de acuerdos bilaterales con los países latinoamericanos. Respecto de esta modalidad, el
secretario de Estado español para Asuntos Europeos, Alberto Navarro, señaló que “no podemos
esperar que EE. UU. vaya firmando acuerdos con todos los países y que nuestros empresarios
vayan perdiendo oportunidades de mercado.”59
En 1995, la UE y el Mercosur firmaron el acuerdo de cooperación política que pretende
profundizar los lazos de libre comercio. Fue la primera vez en la historia que dos bloques
comerciales negociaban un acuerdo de asociación. La conversación inter-bloque se enmarca en
un diálogo aun mayor, el de la UE con ALC, que en 1999 en Rio de Janeiro entablaron
conversaciones de asociación abarcando la liberalización de todo el comercio de bienes y
servicios.
Con la ronda de diálogo de Viena en 2006 ya son cuatro las cumbres celebradas entre ambos
bloques (Rio de Janerio en 1999; Madrid en 2002; Guadalajara en 2004). Sin embargo, en la
población la visibilidad de la UE en América latina -y viceversa- es aún escasa60. En la primera,
predomina la presencia de África y Asia. En la segunda, la de EE. UU. El desconocimiento
conduce a la incomprensión y fomenta estereotipos que, como se notó en el apartado II.2.1.,
deben ser estudiados y accionar sobre ellos si se pretende una adecuada estrategia de diplomacia
pública que quite la imagen del país del cono de sombras de la opinión pública extranjera.
El ambicioso proyecto de Acuerdo de Asociación Birregional entre UE y América latina gira
sobre tres ejes: diálogo político, cooperación y asuntos comerciales61. Respecto del primer eje, en
2006 el Parlamento europeo instituyó EUROLAT, la Asamblea Parlamentaria Euro-
latinoamericana que reúne a representantes de legislaturas de países latinoamericanos y a
miembros del Parlamento europeo. En cuanto a los dos últimos ejes, un acuerdo de asociación
entre ambos daría lugar al segundo bloque comercial del planeta, con un producto aproximado de
9 mil millones de euros y una población superior a los 700 millones de habitantes, el equivalente a
casi 10% de la población mundial. Con la incorporación de Venezuela en 2006 (la tercera
economía de Sudamérica y miembro de la OPEC -Organization of Petroleum Exporting
Countries62-, con tradicional influencia geoeconómica en el Caribe, las reservas petroleras más
consistentes del continente y las de gas más importantes de América del Sur), el Mercosur
produce el 75% del producto bruto de la región. En noviembre de 2006 Rafael Correa, presidente
entonces electo de Ecuador, anunció que perseguirá la incorporación de su país al bloque sureño.
Por su parte, el presidente peruano Alan García designó un embajador permanente ante la
Comisión de Representantes del Mercosur.
Ambos bloques se necesitan. La UE, principal inversor y donante de ayuda no reembolsable al
Mercosur, si bien abocada a resolver las asimetrías con los nuevos miembros del Este (Rumania y
Bulgaria ingresaron en enero de 2007), algo que podría representar una lesión en la importancia
relativa de América latina en Europa63, debe abastecerse de materias primas y explorar nuevos

Panamá y Colombia), seis pertenecen a la zona caribeña y cuando debieron manifestar su apoyo estaban negociando
acuerdos comerciales bilaterales con EE. UU.
59
Nota de prensa de la Cámara de Comercio de Bogotá. 23 de junio de 2006. Citado en “España: Puerta de Europa”, 25
de junio de 2006. Observatorio de las Relaciones Europa-América latina. Obreal / Eulare. http://www.obreal.org.
60
Cfr. “Percepción de la Unión Europea en América Latina”. Focus Eurolatino. CJD/Latinobarómetro, 2004 y 2005.
61
De los tres aspectos de diálogo birregional, el comercial parece ser el nudo gordiano. Los miembros del Mercosur
solicitan la anulación de los subsidios en el sector agrícola, mientras que los europeos piden el cese de los aranceles
para industrias y servicios. Casi 25% de los intercambios comerciales del Mercosur se concentra en la UE, lo que la
convierte en su primer socio comercial e inversor. Pero para Europa los mercados del Sur significan sólo 2,5% de su
comercio. El desacuerdo por la reducción de aranceles a la importación de productos agrícolas, por parte de EE. UU. y
Europa, y de productos industriales por parte de las naciones en desarrollo, es también el dilema de las llamadas “rondas
de Doha” desde 2001. La Ronda Doha de la Organización Mundial del Comercio (OMC), noviembre de 2001, evaluó la
posibilidad de reducir los aranceles para productos alimenticios e industriales y la eliminación de barreras y subsidios
en el comercio agropecuario mundial.
62
Sus países miembros controlan el 80% y el 50% de las reservas mundiales de petróleo y de gas, respectivamente.
63
Sobre la importancia de los nuevos miembros del Este, el gobierno italiano reconoció que la presencia de las
empresas italianas en el exterior está aumentando especialmente en el área de Europa del Este la presencia de empresas
italianas en el exterior también aumenta estratégicamente en los mercados del Este europeo, en Rusia, China, India y
Turquía (datos publicados por la Dirección General para la Cooperación Económica y Financiera Multilateral del

47
mercados. Por su parte el Mercosur, cuarto grupo económico del mundo, necesita de inversiones
en tecnología, energía, transporte y telecomunicaciones para poder diversificar su producción y
facilitar la exportación de valor agregado.
El contexto de acción para la Argentina hoy está dado en este marco, el de su integración
regional. Dicho marco de cooperación, que data de la década de los ochenta, favorece la
definición de la “autonomía relacional”, mencionada en la introducción del presente estudio;
concepto inaugurado por los académicos argentinos Roberto Russell y Juan Gabriel Tokatlián.
Estos acuerdos regionales promueven “el tránsito de una autonomía que se define por contraste a
otra que se construye dentro de un contexto de relaciones (…) la capacidad y disposición de un
país para tomar decisiones con otros por voluntad propia y para hacer frente en forma conjunta a
situaciones y procesos ocurridos dentro y fuera de sus fronteras” (Bernal-Meza op. cit., 222).

Fue la Argentina el primer país de América latina en formalizar su relación con la UE mediante
los llamados acuerdos de cooperación de tercera generación (democracia, derechos humanos e
integración). Para su comercio exterior, el país descansa sobre dos encalves fundamentales:
Brasil y la UE. Si bien la presencia argentina en el mercado brasileño se redujo durante los últimos
tres años, la Argentina es el segundo vendedor en importancia de Brasil, superado por EE. UU.
Europa es su segundo socio comercial, después de Brasil, y su principal inversor. En los años
noventa, la Argentina recibió 127 mil millones de dólares en inversión extranjera directa, de los
cuales 47% provenientes de la UE, 41% del NAFTA y 9% del Mercosur (Girandi 2002).
Respecto de Brasil, se trata de su socio estratégico en el Mercosur y de la región, que hasta
octubre de 2006 mantenía superávit comercial con todos los países sudamericanos, lo que se
prestó como justificación para la búsqueda bilateral de acuerdos de libre comercio con EE. UU.
por parte del resto de las naciones. Brasil aspira a un asiento permanente en el Consejo de
Seguridad de las Naciones Unidas; es el quinto país del mundo en extensión, con un territorio de
8.547.000 km2; tiene 170 millones de habitantes y un PIB que sitúa a su economía entre las diez
mayores del planeta. La performance de su canasta exportadora le arrebata cada vez más
mercados a la Argentina. Ya es el segundo productor de porotos de soja y el primer exportador de
carne bovina y aviar del mundo. En cortes bovinos multiplicó sus envíos por cinco en siete años y
les quitó a los argentinos gran parte del mercado del Reino Unido. Brasil juega su rol regional de
moderador frente a una Argentina a menudo díscola, una Venezuela provocadora y una Bolivia
durante casi tres años a la deriva (2003-2005). Henry Kissinger, el ex canciller estrella de Richard
Nixon, sostuvo que “donde va Brasil va América latina.”
En un comunicado sobre el estado de las negociaciones birregionales, la Comisión europea
reparó en el rol de Brasil en la región. “La estrategia para profundizar la asociación entre la UE y
América Latina –anuncia el documento- también debe tener en cuenta la importancia y el papel
especial de los grandes países de la región. Esto es así, en particular, con respecto a Brasil, país
para el que la Unión sólo dispone de exiguas estructuras de diálogo bilateral carentes de
dimensión política. Esta situación ya no se ajusta a la rápida evolución de Brasil como polo
económico y político mundial. Brasil puede desempeñar un papel de motor en la integración
regional, objetivo central además de la estrategia europea respecto al Mercosur” (COM 2005).
El gigante sudamericano aspira a convertirse en un actor global en sintonía con países pares
como Sudáfrica, India y China, con los cuales busca entablar un eje geopolítico transversal (de
hecho, el intercambio comercial brasileño total con estos tres actores más Rusia aumentó en los
últimos cuatro años poco más de 9 mil millones de dólares). En enero de 2005 Brasil fue invitado a
participar en las negociaciones del G864 durante el Foro Económico de Davos. Lo mismo ocurrió

ministerio italiano de Asuntos Exteriores en Mastrojeni 2005, 11). “La economía marchigiana mira hacia el Este, hacia
los mercados balcánicos, rusos y asiáticos”, asegura Emilio Beronni, presidente del Consejo de los Marchigianos en el
Exterior (“I marchigiani sono sempre più uniti” en In rete con l’Italia, Farnesina. Año IV, Número 9. Septiembre 2006).
Del total de inversiones extranjeras directas (IED) que circularon el el mundo durante 2006, América latina receptó sólo
el 8%. Los ex países de la órbita soviética en Europa atraen muchas más inversiones que nuestra región porque no han
tenido una fuerte tradición sindical y, por lo tanto, los costos laborales son menores para las nuevas empresas
occidentales que allí se radican, volviendo más rediticia la inversión. La gran excpeción la repsenta Polonia, sede del
gran movimiento Solidarnosc (Solidaridad), del líder sindical y procristiano Lech Walesa.
64
Antes llamado Grupo de los Siete (G7), es el conjunto de naciones con mayor desarrollo económico e industrial del
planeta, a saber: Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Reino Unido y Estados Unidos. Ahora se ha ampliado con la
incorporación de la Federación Rusa (G8). Un informe de Goldman Sachs estimó que en 2050 la hegemonía de estos

48
con el cónclave de San Petersburgo, Rusia, en julio de 2006, donde el país tropical participó como
representante del G2065.
Brasil es considerado un actor mundial que a través de su liderazgo en el G20 logra intervenir en
las negociaciones del comercio mundial como voz escuchada por EE. UU., Europa y Japón. Es
justamente en el terreno de la economía donde la ausencia de jerarquías mundiales permite que
los países de menor capacidad militar ejerzan cierta presión sobre los actores centrales. Se trata
de la observación crítica que Carlos Escudé le hace al realismo clásico y al estructural, según los
cuales el sistema internacional es principalmente anárquico –no en el sentido de caótico, sino de
la falta de un gobierno mundial. Escudé argumenta que en el ámbito estratégico, el de la
seguridad, hay una clara jerarquía compuesta por Estados más poderosos que otros; pero
reconoce la vigencia de la anarquía en el orden económico, como escenario en el que los países
menores pueden ejercer un política de poder (cfr. 1995).
Nosotros agregamos a la comunicación (y a la diplomacia pública como herramienta) como
escenario anárquico que puede revalorizar la presencia mundial de naciones no relevantes en el
ámbito de la fuerza.

El mejor posicionamiento de Brasil en la región es percibido por Italia, que aumentó su atención
hacia él con el objetivo de reforzar el diálogo político e incrementar el comercio bilateral por medio
de la creación de empresas mixtas ítalo-brasileñas. El número de empresas italianas que abrieron
filiales productivas y comerciales en Brasil casi se duplicó en los últimos diez años, de 120 a 220.
Los sectores de cooperación empresarial conjunta son la mecanización agrícola y protección
ambiental; agroindustria e industria de la transformación alimenticia; madera y muebles; mármol y
granito; textil; cuero y turismo.
Desde 2001 está en marcha un acuerdo de cooperación descentrada para el desarrollo local
entre cuatro regiones italianas (Umbria, Toscana, Marche y Emilia-Romagna) y la Presidencia de
la República de Brasil. Es la primera vez que regiones italianas son autorizadas por el ejecutivo
nacional a gestionar sus potestades en política exterior. El artículo 117 de la Constitución italiana
atribuye a las regiones administrativas del país la facultad de adoptar legislación propia en materia
de “relaciones internacionales y con la Unión Europea” y, por lo tanto, el poder de cerrar acuerdos
–exclusivos o compartidos con el gobierno nacional- con terceros Estados. Emilia-Romagna y
Veneto ya estudian la posibilidad de un acuerdo del tipo con Israel y Chile, respectivamente.
Se fomenta entre los políticos italianos la percepción de un Brasil que está recogiendo los frutos
de una política macroeconómica austera, basada sobre la estabilidad monetaria y fiscal. “Un país
establemente democrático –escribe un ex ministro italiano de Asuntos Exteriores-, promotor de
equilibrio y desarrollo en el escenario internacional y en particular en la región latinoamericana,
protagonista de una prometedora fase de crecimiento económico (;) uno de los países emergentes
de mayor atractivo para las inversiones y para el comercio.”66
Una posición intermedia de la percepción italiana de Brasil la ofrece el responsable del Servicio
Exterior de la Cámara de Comercio de la región de Umbria, para quien “en el imaginario colectivo
italiano Brasil está relacionado con las mujeres bellas, la buena vida, el turismo y, además, algo
de trabajo. En cambio, la Argentina tiene que ver con algo más serio. Me impacta la imagen de
estos dos hombres que bailan el tango entre sí, donde uno de ellos representa idealmente la
compañera ausente, la pasión que se lleva dentro. La Argentina es un país más serio, más íntimo,

países sobre la economía global será desafiada por el llamado grupo BRIC: Brasil, Rusia, India y China. Se estima que
el conjunto de las economías BRIC será mayor en términos de PIB que las economías de EE.UU. y de la UE.
65
El Grupo de los Veinte (G20), foro informal de ministros de economía y presidentes de bancos centrales, nació el 25
de septiembre de 1999 en la reunión de ministros de finanzas del G7. En su compromiso fundacional se propuso
establecer un mecanismo informal de diálogo entre los países importantes dentro de la estructura del sistema
institucional de Bretton Woods. Su objetivo enunciado es el de “promover la discusión, estudio y revisión de temas
políticos entre los países industrializados y mercados emergentes con un enfoque que promueva la estabilidad financiera
internacional”. Sus 18 miembros iniciales fueron, además de los integrantes del ahora G8, Argentina, Australia, Brasil,
China, India, México, Rusia, Arabia Saudita, Sudáfrica, Corea del Sur y Turquía. A su vez, Brasil, Sudáfrica, India y
China lideran otro G20, integrado por economías emergentes y países en desarrollo productores de alimento. Creado en
2003, este otro foro presiona para aprobar un plan de reducción y eliminación de los subsidios a la exportación y a la
producción aplicados por la tríada EE. UU., UE y Japón.
66
Gianfranco Fini, ex ministro italiano de Asuntos Exteriores (2004-2006). Newsletter de la Farnesina del 14 de marzo
de 2006.

49
más cerebral; mientras que en Brasil está todo más relacionado con el cuerpo y cuando los
italianos lo visitan encuentran toda esta ligereza del ser”67 (cfr. Occhiucci, entrevista en Anexo).
El hecho de que la economía brasileña sea percibida como más competitiva que la argentina
cuando los datos citados en este libro indican lo contrario, subraya la importancia de la
comunicación para aumentar la visibilidad internacional positiva de un país. Brasil viene
exportando en clave comunicativa sus valores de estabilidad, orden y progreso; variables
tradicionalmente constitutivas de su identidad nacional. La diplomacia pública puede establecer
relaciones internacionales basadas sobre este tipo de valores.
Vista su proyección internacional y su acercamiento bilateral con Italia, la Argentina debería
probar estrategias binacionales de política exterior con su vecino. El costado estratégico de la
relación privilegiada con Brasil podría explicarse sobre la base de cuatro ejes fundamentales: la
formación de una zona de paz; la consolidación de sus democracias; la creación de un espacio
económico común y el fortalecimiento de la capacidad de negociación frente al mundo (Russell
2003, 82).
América del Sur se presenta como el terreno natural para que la Argentina también se pliegue a
una estrategia similar a la brasileña. Puede emplear una política de “control de daños” y
presentarse como activa en la solución pacífica de conflictos con sus vecinos (Tokatlián op. cit.,
111). Junto con Brasil como potencia media regional, puede ser un articulador de consensos en la
zona antes que un permanente elemento de desestabilización para la región. Debería considerar
la ocasión de sumarse al “Grupo de Amigos” impulsado por Brasil para evitar una creciente
polarización política del Cono Sur. Un eje Brasilia-Buenos Aires puede promover una diplomacia
preventiva que atempere las variables de posibles nuevas crisis políticas en la zona.
Cuando la decisión del gobierno boliviano en mayo de 2006 de nacionalizar los recursos
naturales, el rol de moderador que la Argentina adoptó entre los intereses en pugna bolivianos y
brasileños fue incluso resaltado por EE. UU., que espera que el país pueda contener las
consecuencias de las nuevas políticas bolivianas y evitar así una engorrosa intervención regional.
El rol de la Argentina como moderador o árbitro regional, ahora en manos de Brasil, podría
mejorar su perfil luego de la cumbre de mayo de 2006 entre América latina y la UE en Viena. En la
ocasión, la comitiva argentina aseguró que “lo mejor que nos está pasando es que ahora [los
países europeos] nos miran como parte de la solución y no como parte del problema.”68 La
ocasión pareció propicia para que el presidente argentino se ofreciera como mediador entre
Bolivia y España, luego de que la estatización de los hidrocarburos afectara los intereses de la
empresa ibérica Repsol69. Sin embargo, Chile sigue siendo uno de los actores más confiables y
estables como interlocutor regional, aunque el país no tenga en el escenario latinoamericano el
peso necesario para guiar las tendencias de sus vecinos.
Pero Italia aún no demuestra certeza sobre este rol que la Argentina se arroga. Si bien el
gobierno Prodi ha reconocido que el vínculo con el país podría ser un eje clave en la relación ítalo-
sudamericana, ofrece reticencia al momento de concederle a los argentinos un estatus de socio
en la declarada voluntad diplomática italiana de aliviar las tensiones en América latina (cfr. Di
Santo, entrevista en Anexo). Cuando en octubre de 2006 Guatemala y Venezuela se disputaban
un asiento transitorio en el Consejo de Seguridad de la ONU, la diplomacia italiana, que se había
abstenido en las votaciones, propuso a Brasil como el interlocutor preferencial para destrabar la
difícil elección que terminó con Panamá como elegido.

III.3. Argentina e Italia. La cultura como vínculo internacional

67
En Italia están de moda las danzas cariocas y demás variantes latinoamericanas. Proliferan los cursos para aprender a
mover la cadera al ritmo de la música brasileña. En las vidrieras de las tiendas de ropa destellan los colores de la
bandera de Brasil como marca registrada, un marketing nacional que recuerda a la omnipresencia de la bandera
estadounidense. Los programas televisivos de entretenimiento (que en Italia sobreabundan) cuentan, casi por definición,
con bailarinas brasileñas o venezolanas exhibidas como atractivo de una belleza exótica. Hay quienes definen a Italia
como una sociedad “brasilianizada” por el culto al hedonismo, la obsesión por el cuerpo, las nuevas creencias y la
espiritualidad a medida (ver Severgini 2005, 239).
68
Cfr. “Nos miran como parte de la solución” en Página 12, sección El País, 15 de mayo de 2006.
69
España es particularmente sensible a la situación latinoamericana: siete de sus multinacionales tienen invertido en
América Latina una suma equivalente a 5,6% del PIB español; se trata de BBVA, SCH, Endesa, Iberdrola, Gas Natural,
Telefónica y Repsol YPF.

50
El estudio clásico de la política internacional ha sido dividido en al menos tres campos analíticos,
siguiendo la orientación de Tucídides: el estratégico-militar, vinculado con la supervivencia de los
Estados como unidades únicas; el económico, con las representaciones en mercados externos; el
de los valores. Este último, cuya relevancia política se señaló en el apartado I.1.1., se refiere a las
afinidades y discrepancias en la manera de entender la vida en sociedad y las convenciones que
regulen la convivencia internacional. En este campo, Buenos Aires despliega sus mejores lazos
con Roma.
Una encuesta difundida en 2002 por el Centro de Estudios Nueva Mayoría en Buenos Aires
mostró que Italia es el segundo entre los países que los argentinos eligieron como modelo a
imitar70. Por sus vínculos culturales que se remontan a fines del siglo XIX, la nación peninsular
europea es para la Argentina un “país llave” o “país portal” por cuyo intermedio es posible acceder
a importantes mercados mundiales. Italia, como España, es uno de los enclaves geoestratégicos
de la Argentina71; se trata de un actor a través del cual profundizar la integración del país con
Europa. Como integrante del grupo de las naciones más industrializadas, su gestión puede
favorecer el acceso argentino a créditos, acuerdos y negociaciones. A su vez, la Argentina ofrece
a Italia una de sus más sólidas perspectivas Atlánticas fuera de su membresía en la OTAN.
No sin un dejo de ironía, Jorge Luis Borges, mundialmente reconocido escritor porteño, aseguró
que los argentinos son “italianos que hablan español”. “Al no ser italiano, ni hijo de italianos –
agregó-, me siento un extranjero en la Argentina”. Por su parte, el escritor mexicano Carlos
Fuentes sostuvo que “los mexicanos descendemos de los aztecas, los peruanos de los incas y los
argentinos de los barcos”. “¿Vosotros sois conscientes de que habitáis la única república
italoespañola del planeta? Es un privilegio que los demás pueblos del mundo no podemos dejar
de envidiarles”, dijo a los argentinos el filósofo español Julián Marías.
Los italianos estaban presentes en Argentina ya en los albores del siglo XIX, cuando comenzaba
el proceso sudamericano de descolonización. La Imprenta del Estado en Buenos Aires fue
confiada a Pietro De Angelis, un napolitano contratado por Bernardino Rivadavia, el primer
presidente de las Provincias Unidas del Río de la Plata (1826-1827), anterior a la conformación del
Estado nacional. Más tarde, con la publicación de los periódicos Crónica política y literaria de
Buenos Aires y El Conciliador, De Angelis propinó el puntapié inicial para una saga de diarios que
la comunidad italiana produjo en el Río de la Plata: L’Italiano (1854), L’operaio Italiano (1871-
1876), L’Italia al Plata (1889), La Patria, La Patria degli Italiani (1876-1949), La Nuova Patria, il
Giornale d'Italia, La Scena Illustrata, Roma, Il Mattino d’Italia (desde 1930 a 1945; este último,
fundado hacia 1932 por pedido de Benito Mussolini, quien no quiso descuidar la presencia italiana
en una Argentina con dirigencia por entonces profascista), L'Italia del Popolo, Il Maldicente (1880).
De la posguerra son la revista Italpress y los periódicos Corriere degli Italiani, L'Italia d'Oltremare,
Tribuna Italiana y L’Eco d’Italia.
La escena teatral y cinematográfica argentina fue ampliamente alcanzada por la influencia
itálica. El estudioso argentino Jorge Miguel Couselo documenta que entre 1895 y 1915, período
culminante del naturalismo escénico, los teatros porteños coronaron el éxito de trágicos
peninsulares como Novelli, Garavaglia, Taccone y Grasso. En el mismo período, en 1905, llegó al
país el músico siciliano Mario Gallo para dirigir una compañía de operetas. A Gallo se debe,
comenta Couselo, la primera película argentina con argumento y actores profesionales: El
Fusilamiento de Dorrego, estrenada el 24 de mayo de 1908. Contemporáneos fueron otros dos
italianos inmigrantes, Attilio Lipizzi (Resaca, 1916; Federación o Muerte, 1917) y Federico Valle,
director de El apóstol (1917), un largometraje de dibujos animados que satirizó la figura del
presidente Hipólito Yrigoyen. En 1920 Valle lanzó la Film Revista Valle con una vigencia de diez
años y seiscientas ediciones. Otro de sus conciudadanos, Mario Parpagnoli, fue hacedor del debut

70
Sobre un universo de 1200 casos, los resultados fueron: España 16%, Italia 14%, EE. UU. 10%, Cuba 6%, Chile 4%,
Brasil 2%, Ninguno 31%, Otros 12%, No sabe / No contesta 7%.
71
Respecto a la relevancia de España para la Argentina, los presidentes de ambos países firmaron en junio de 2006 un
plan de acción para actuar la Declaración de Asociación Estratégica entre Argentina y España, firmada en Buenos Aires
el 25 de enero de 2005. El canciller español, Miguel Ángel Moratinos, declaró que en el Plan “hay mucho de diálogo
político, de lo que consideramos que la Argentina y España pueden hacer dentro de la comunidad iberoamericana”. En
cuanto a su visión del país, el funcionario español agregó que la Argentina “tiene mucha capacidad de influencia, de
autoridad política. Es un actor fundamental en la región e irá ejerciendo cada vez más esa labor de socio constructivo,
positivo y estabilizador de la zona.”

51
cinematográfico de la cantante rosarina Libertad Lamarque en su filme Adiós Argentina (1930),
una de las primeras películas sonoras.
El exordio de la sonorización del cine acogió a otro relevante personaje del cine argentino, Mario
Soffici, nativo de Florencia y radicado en el país desde los nueve años de edad. Con su estilo
costumbrista, Soffici devino en uno de los representantes del cine argentino nacionalista de
posguerra. Su filme Prisioneros de la tierra (1939), melodrama de denuncia política, fue incluso
elogiado por Jorge Luis Borges (Couselo 1963, pp. 57-63). Italiano era también Luis César
Amadori, director de Dios se lo pague (1948), basada en la obra teatral de Joracy Camargo; con
Zully Moreno y Arturo de Córdova. El filme batió récords de boletería en varios países de América,
llegando a estar nominado como Mejor Película Extranjera por la Academia de Artes y Ciencias
Cinematográficas de Hollywood, cuando aún el Oscar no se había instituido en ese rubro (Gallina
2000).
En términos relativos a su demografía, la Argentina fue el único caso en la historia mundial de
un país construido por los inmigrantes antes que por la población nativa. Hacia principios del siglo
XX, de no haber mediado la enseñanza primaria obligatoria, el italiano hubiese sido el idioma más
hablado en Buenos Aires. La ciudad portuaria llegó a albergar más foráneos que nativos. La
presencia de extranjeros alcanzó su clímax en 1914, cuando llegó a representar casi un tercio de
la población. “Buenos Aires es una gran ciudad italiana”, sostuvo Placido Vigo, ex cónsul general
de Italia en la capital argentina72.
Hasta la característica de la arquitectura urbana porteña tuvo su impronta itálica. Los
inmigrantes italianos “determinaron incluso el cambio de la fisonomía urbana de Buenos Aires, de
sus alrededores y de las principales ciudades. Mientras en la periferia se creaban barrios
residenciales con villas y jardines, en el corazón de la ciudad se recortaban los rascacielos: el
Mirafiori de la FIAT, el de Alitalia-Olivetti, el rascacielos Pirelli, el de Italmar, el de Techint y así
sucesivamente” (Giuliani 2003, 23).
Una avasalladora presencia de italianos nativos y oriundos se destaca en varias áreas de la
sociedad argentina: comercio, pesca, arte y política. Casi 20 de los 38 millones de argentinos
poseen ascendencia italiana, aunque sólo 527 mil posean la ciudadanía del país europeo (por
nacimiento, matrimonio u opción), de los cuales 253 mil, aproximadamente, pertenecen a la
jurisdicción territorial del Consulado General de Buenos Aires, que con sólo 53 empleados se
coloca a la par de municipios italianos de envergadura como Verona y se convierte en el
consulado italiano más grande del mundo. Sólo el Consulado General de Italia en Buenos Aires
administra la mayor jurisdicción consular del mundo, con un registro de ciudadanos que equivale
aproximadamente a la población de una ciudad italiana como Florencia. En 2004, cuando los
italianos en el exterior votaron la renovación de los Comité de los Italianos en el Exterior, sólo en
Buenos Aires se presentaron 144 candidatos en 7 listas. El Consulado General recibió 77.715
votos y alrededor de 6.500 ciudadanos se presentaron ante la Oficina Electoral en tres días para
reclamaran sus pliegos electorales.
Si se mantiene el actual ritmo de crecimiento de la comunidad italiana en el país, podría
duplicarse en tan sólo quince años. De acuerdo con datos de 2006 del Ministerio italiano de
Asuntos Exteriores, de los 349 parlamentarios de origen italiano electos en 27 naciones, la
Argentina poseía el mayor porcentaje del total, con 89 parlamentarios, seguida por Uruguay (46),
Brasil (40), EE. UU. (26), Canadá (21), Francia (19) y Chile (18). Un llamativo dato que bien podría
servir como sólida base para el diálogo político bilateral antes que como fuente de divergencias.73
La red consular italiana en la Argentina es vasta: cinco consulados generales, dos consulados,
dos agencias consulares de primera categoría y cincuenta y seis viceconsulados y oficinas
consulares honorarias. Esto se debe a que el 17,5% de la población italiana residente en el
exterior (de las cuales un tercio tiene más de 65 años de edad) se concentra en la Argentina,

72
Cfr. Sportello Italia. RAI International. Emisión del 21.02.2006.
73
Del diálogo binacional nació el Foro Permanente de Diálogo Argentino-Italiano, una instancia de comunicación
bilateral creada mediante una declaración conjunta suscripta el 29 de mayo de 1999 entre los ministros de Relaciones
Exteriores de la Argentina y de Italia. La iniciativa, que ya tuvo tres encuentros (Buenos Aires, 10 de mayo de 1999;
Palazzo Clerici, Milano, 23-24 de junio de 2000; Cæsar Park Hotel, Buenos Aires, 6 de junio de 2003), incluye la
participación de personalidades de la sociedad civil, del mundo político, académico, empresarial y económico, de la
cultura y de la información. Para poner en movimiento el Foro, que se reúne alternativamente en los dos países, ambas
cancillerías delegaron las facultades organizativas al Consejo Argentinos para las Relaciones Exteriores y al Istituto per
gli Studi di Politica Internazionale (ISPI) de Milano.

52
seguida por Brasil, EE. UU. y Australia74 (solamente Alemania alberga una comunidad italiana
levemente superior a la Argentina, con 533.237 residentes). El dato no sólo convierte al país en la
nación extraeuropea que hospeda la mayor colectividad italiana del mundo, sino en la que mayor
influencia cultural percibió: la democracia argentina contabiliza hatsa hoy 31 diputados, 8
senadores y 10 ex presidentes de origen italiano.
La última reforma de la Constitución italiana estableció la “jurisdicción exterior” que por primera
vez da a los italianos residentes en el exterior la ocasión de votar y postularse en las elecciones
políticas de la Península. Después de Alemania, Argentina es el mayor distrito electoral desde las
elecciones parlamentarias italianas de 2008: 447 mil electores, lo que representa más de 50% de
Sudamérica, región que se reserva cinco legisladores.
Alrededor de 800 asociaciones italianas operan en territorio argentino. Casi 80 mil estudiantes
argentinos aprenden el italiano en 104 escuelas privadas, 147 escuelas públicas y 15 escuelas
legalmente reconocidas. La escuela italiana Cristoforo Colombo, presente en Buenos Aires desde
1952, es el instituto bilingüe y bicultural que depende simultáneamente de los ministerios de
Educación argentino e italiano. Su título secundario, válido en ambos países (bachiller bilingüe y
maturità scientifica), habilita para el ingreso en universidades a ambos lados del Atlántico.
Existen, además, doscientas representaciones de la Asociación Dante Alighieri; decenas de
cámaras de comercio; una oficina regional del Istituto nazionale per il Commercio Estero (ICE);
una delegación del Ente Nazionale Italiano per il Turismo (ENIT)75; ocho hospitales; setenta
docentes italianos; alrededor de cincuenta acuerdos interuniversitarios y un teatro, el “Coliseo”.
Desde 1999, el influyente periódico italiano Corriere della Sera se imprime en la Argentina y está
disponible por monedas al público local simultáneamente a su tirada en Italia. Hasta hace poco,
también el diario La Repubblica se imprimía cotidianamente con el periódico argentino Clarín.

III.3.1. Senderos políticos

El mismo mes y el mismo año, junio de 1946, Italia y la Argentina comenzaron procesos políticos
novedosos. En el primer caso, el camino hacia la república por medio de un referéndum popular,
dejando de lado una monarquía y dos extensas guerra mundiales. En el segundo, el comienzo de
la revolucionaria experiencia peronista que dejaría su marca indeleble en la historia
contemporánea del país, con la inclusión política de la clase obrera y el reconocimiento de
importantes derechos económico-sociales a los trabajadores y políticos a las mujeres.
A partir de sus respectivos hitos, la Argentina vio el alternarse de gobiernos civiles y militares;
Italia, una frenética cantidad de gobiernos que caían y se rearmaban gracias a su particular
sistema de democracia parlamentaria basada en la “fiducia” (confianza) de los legisladores al
primer ministro.
La sucesión de gobiernos de coalición de corta duración permitió que desde la instauración de la
república, en 1946, Italia tuviese una Asamblea Constituyente y dieciséis legislaturas (períodos de
gobierno). A su vez, cada legislatura estuvo compuesta por una serie de administraciones que
surgían ante el fracaso de la coalición de partidos al poder.
Así, entre asambleas constituyentes, gestiones de políticos electos y técnicos de transición,
Italia registra un récord: 62 coaliciones de gobierno en 60 años de vida republicana76 (a esta cifra
podemos sumarle los 56 gobiernos del Reino de Italia en sólo 53 años, desde 1861 hasta la
llegada de Mussolini en 1922). Sólo 24 hombres lideraron esos 62 gobiernos entre los cuales uno,
Giulio Andreotti, que encabezó siete de ellos. En el mismo período, Alemania tuvo sólo nueve
cancilleres, el Reino Unido doce jefes de gobierno y EE.UU. doce asunciones presidenciales entre

74
Cfr. EURISPES (www.eurispes.it) y Qui Roma, RAI International, 23.02.2006.
75
Tanto el ICE como el ENIT trabajan en red con las embajadas y consulados italianos para proveer de información a
las empresas italianas que buscan oportunidades de inversión y crecimiento en el exterior. Una forma de diplomacia
comercial que ejemplifica la integración logística entre Estado e instituciones al momento de hallar nuevos mercados
para el comercio internacional (cfr. Mastrojeni op. cit.).
76
Desde la instauración de la República de Italia, las fuerzas políticas de centroderecha demostraron mayor habilidad
para crear alianzas duraderas: el récord de permanencia en el gobierno pertenece a las administraciones de Silvio
Berlusconi (11 de junio de 2001 al 23 de abril de 2005, seguido de su “gobierno bis” hasta el 2 de mayo de 2006) y de
Bettino Craxi (4 de agosto de 1983 al 27 de junio de 1986). Desde 1946 hasta 1992, la mayoría de los primer ministros
italianos salió de las filas de la Dc.

53
elecciones y reelecciones. La última ocasión en que Italia eligió un jefe de gobierno por primera
vez fue en 1996, cuando Romano Prodi derrotó a Silvio Berlusconi.
Como el 9 de octubre de 1998, el 24 de enero de 2008 el gobierno de Romano Prodi volvió a
caer por la falta de mayoría en un voto de confianza en el Senado, cuando los legisladores de ese
cuerpo, uno a uno, deben dar el “sí” o el “no” a la continuidad de una gestión. El voto de confianza
fue entonces necesario luego de la renuncia del ministro de Justicia, jefe de un partido de la
coalición de gobierno que en las elecciones generales sólo había obtenido el 1,2% de los votos.
Que todo un gobierno caiga por el distanciamiento de un partido minúsculo es posible por una
intrincada ley electoral que establece un sistema proporcional en el Senado para los partidos
minoritarios, que obtienen así más bancas que votos. En cierto sentido, sistemas como el italiano
son más democráticos que otros como el estadounidense, donde el que gana “se lleva todo”. El
sistema proporcional le da voz incluso a pequeñas agrupaciones que de otro modo verían sus
agendas sepultadas en una plataforma partidaria más amplia. Pero con tantos intereses en pugna
en el mosaico político italiano, se vuelve fácil para un “partido enano” (como los llama el politólogo
Giovanni Sartori) extorsionar al gobierno del que forma parte77.
Caer por votos de confianza nunca sucedió en la historia italiana, excepto por los dos gobiernos
de Prodi. En Italia los gobiernos cayeron siempre por motivos extraparlamentarios. Los únicos
casos de confianza negada por el Parlamento anteriores a Prodi tuvieron lugar al momento del
“bautismo” de una gestión. Fueron cinco los Ejecutivos que no pasaron el examen parlamentario y
murieron antes de nacer: De Gasperi en 1953, Fanfani en 1954, Andreotti en 1972 y en 1979 y,
nuevamente, Fanfani en 1987.
En más de la mitad de los casos, la crisis fue completamente extraparlamentaria, con renuncias
que llegaron por iniciativa del primer ministro en ejercicio. En otros casos, el gobierno renunció
luego de una consulta electoral, según la praxis constitucional. En siete ocasiones las renuncias
fueron impuestas por el rechazo en el Parlamento de leyes fundamentales para la vida del
gobierno.

Esta particularidad del sistema italiano, que tiene al Parlamento como protagonista, hizo que a
menudo los primer ministros y sus cancilleres estuviesen más empeñados en cuestiones internas
para sostener a sus coaliciones de gobierno, con la consecuencia de una presencia internacional
errática para el país y la dificultad de una tarea diplomática continuada que actuase los dos o tres
puntos basales de la política exterior italiana transversales a todo su vida republicana.
El sistema parlamentario imprimió en la cultura política del país una dinámica que no existe en la
Argentina: los ex jefes de gobierno, lejos de desaparecer después de sus gestiones, retornan a
menudo para ejercer como ministros; los partidos minoritarios (incluso aquellos que no alcanzan ni
siquiera el 2% de los votos) ocupan ministerios y espacios mediáticos al nivel de sus aliados
mayores; los principales referentes del gobierno (ministros de Economía y Relaciones Exteriores,
por ejemplo) se prestan incesantemente a debates mediáticos con la oposición y lo hacen no sólo
en tiempos de campaña. Algo infrecuente en los políticos argentinos. La videopolítica, en Italia, es
una realidad cotidiana.
La estructura política propia de las democracias parlamentarias europeas crea singulares
procesos políticos que distinguen los atributos y las características de un presidente y de un
primer ministro. A diferencia del primero, cuyo cargo no depende del apoyo mayoritario del
Congreso, para continuar en su cargo el primer ministro debe preservar la coalición que lo llevó al
poder y evitar gobernar construyendo mayorías variables según el tema a debatir; deberá
esforzarse por seguir siendo atractivo para los partidos socios de su alianza parlamentaria. Pero
esta búsqueda de apoyo legislativo permanente a menudo acota su libertad de acción y lo lleva a
postergar -cuando no a eliminar de su agenda- el tratamiento de temas en los que no hay
consenso inmediato.

77
Al momento de la publicación de este libro, Italia estudiaba una nueva ley electoral que evite la inestabilidad política.
Las opciones eran dos: evitar la representación parlamentaria de los partidos que no superen el 5% de los votos o bien
otorgar premios (bancas) a los partidos más votados, tal como sucede ya en la Cámara de Diputados. Según cifras del
matutino italiano Il Sole 24 Ore, el imperfecto bipolarismo italiano tiene 40 agrupaciones políticas, entre partidos y
grupos parlamentarios. Una nueva ley electoral limpiaría el escenario y dejaría no más de cinco partidos, lo que puede
constituir un bipolarismo más robusto.

54
Los años cincuenta fueron para ambos países el exordio de la televisión pública: canal 7, más
tarde rebautizado como “Argentina Televisora Color”, despuntó el 17 de octubre de 1951 con la
imagen de Eva Perón y otro aniversario del Día de la Lealtad peronista. A la RAI le llegó el turno
en 1954, cuando estrenó su perfil pedagógico: fue la televisión que enseñó el idioma nacional, que
unificó a los italianos de cientos universos dialectales (basta comentar que durante los combates
de la Gran Guerra, un general véneto y otro siciliano necesitaban de un intérprete para
entenderse. Ya en la antesala de la unificación de Italia, el poeta Alessandro Manzoni se ocupó de
estudiar cuál de todos los dialectos, a los que concedía categoría de idioma autónomo, sería el
más adecuado como nueva lengua nacional unitaria para favorecer la consolidación del territorio).
Es la misma televisión que en el exterior, a través del satélite, imparte aún hoy lecciones de
gramática para los inmigrantes que llegaron con un dialecto en sus valijas de cartón y un italiano
oral; y para sus descendientes, que al repetir el idioma que sus padres despliegan en casa creen
hablar italiano.
Otro punto de inflexión para ambas naciones lo marcó el fin de la Segunda Guerra Mundial.
Italia, que en pleno conflicto abandonó el eje Berlín-Tokyo para apoyar a las potencias aliadas por
medio del accionar partisano, comenzó en los años posteriores un crecimiento económico que se
aceleró en las años sesenta y setenta hasta colocarla en el puesto de cuarta economía del mundo
en los años ochenta, por encima incluso de Gran Bretaña, como se jactó el ex jefe de gobierno
italiano Bettino Craxi. En pocos años, Italia abandonó su condición de Estado pobre, campesino,
para convertirse en una de las naciones más industrializadas. Desde entonces, el país retoma, no
siempre con rumbo claro, la vieja persecución del rol de potencia media con intereses globales. Le
sobran raziones: Italia tiene el tercer más grande PIB de los 15 países que formar parte de la zona
euro. Su población es casi igual a la de dos pesos pesados europeos como Francia y Gran
Bretaña. El país mantiene relaciones diplomáticas con más países que EE.UU. Según algunas
estimaciones, Italia tiene un gasto militar que casi iguala al de China y tiene más uniformados que
Alemania y Japón. Pero su endémica inestabilidad política hace difícil que Roma consolide su
influencia en el escenario mundial.
También la Argentina vivió una inédita situación de prosperidad económica e industrialización
con el peronismo, el movimiento político de base operaria que por su rasgo populista, estatista y
de movilización de masas fue definido como fascista por historiadores angloamericanos. Ambas
experiencias políticas –fascista y peronista- se ocuparon de inocular una idea de conciencia
nacional y de clase a masas rurales y operarias, respectivamente, que vivían en la periferia no
sólo geográfica, sino político-económica. Perón, que durante 1939 y 1940 vivió en la Italia fascista
como agregado militar de su gobierno y que solía hacer gala de su dominio del idioma italiano78,
nunca ocultó su atracción por el estilo de conducción política de Mussolini. Pero no son pocas las
variables que separan el fascismo del peronismo: aunque democracia de baja intensidad, el
peronismo nunca llegó a convertirse en un régimen dictatorial.
Mientras el peronismo comenzaba a modificar para siempre la estructura política argentina, en
1946 Italia emprendía su camino hacia una república bipartidaria en manos de dos formaciones
que condujeron los sucesivos gobiernos hasta inicios de los años noventa: la Democracia
Cristiana (Dc) y el Partido Comunista Italiano (Pci) -una de las dos más importante religiones
seculares del siglo veinte, según Ernesto Galli della Loggia; la otra sería el fascismo. Y un tercer
actor: el socialismo.
Estos rivales consuetudinarios convocaron a los italianos a formar parte de la vida política: la Dc
los aunaba en las parroquias, las Asociaciones Cristianas de los Trabajadores Italianos (ACLI), la
Federación Universitaria Católica Italiana (FUCI) y los Comité Cívicos. Por su parte, el Pci lo hacía
en las llamadas “Casa del pueblo”. “En el cuarto oscuro: Dios te ve, Stalin no”, era la frase usada
por los democristianos en la campaña electoral del 18 de abril de 1948.
“La primacía de la política representa así –explica Remo Bodei-, en forma miniaturizada y
parcelada, la continuidad (aunque con los medios de la persuasión democrática) del intento
fascista de integrar a los ciudadanos en la vida de la colectividad” (Bodei op. cit., 27).
Católicos y comunistas generaron lo que Bodei llamó el “noi diviso” (“nosotros divididos”), un
cuerpo social compacto y compuesto por antítesis. Un oxímoron (como el concepto de diplomacia
pública), destinado a durar casi cuatro décadas e inmortalizado por la versión cinematográfica de

78
Un estudio sostiene que Perón nació en la isla italiana de Sardegna, con el nombre de Giovanni Piras. La hipótesis fue
plasmada por un autor italiano en un libro que no alcanzó repercusión entre los argentinos.

55
la saga “Peppone e Don Camillo”, los relatos de Giovanni Guareschi que, en clave cómica,
cuentan el enfrentamiento entre un párroco y un intendente comunista por el control de los
habitantes de un pequeña ciudad italiana.
Ambas organizaciones partidarias promovieron una idea de
Italia alejada de los principios de patriotismo y de nacionalismo
que habían caracterizado al discurso político fascista. En el
imaginario popular, nación, patria y fascismo se fundían en una
simbiosis. “Luego de la decadencia nacionalista y fascista –
comenta Rusconi-, el patriotismo y el sentido de pertenencia
nacional no serían un recurso cívico y político activable en una
democracia” (op. cit., 13, 14). La idea de patria se volvió
políticamente incómoda. Así, para la izquierda fue una “idea de
derecha”; para la cultura católica, un obstáculo. (Recién a partir
de 1999 Carlo Azeglio Ciampi, jefe de Estado italiano
proveniente del centroizquierda, tuvo el coraje político de
restaurar el uso del “tricolore” en las fiestas patrias, los tres
colores de la bandera italiana que habían quedado pegados al
imaginario nacionalista de la derecha. En efecto, el lema
“tricolore” es aún hoy empleado como distintivo por una rama
política en el exterior del ex fascista partido Alianza Nacional).
Ya no era el destino imperial de la Roma del Duce y su “Defiéndanme”. El escudo de
concepto patrimonialista del Mare Nostrum (en alusión al Mar
la DC detiene a la hoz y el
Mediterráneo come eje del proyecto neoimperial). Por el
contrario, ambas formaciones políticas propugnaban una martillo de los comunistas, en
lectura universal de la política. La idea de patria quedaba a la un afiche electoral.
vez comprendida y superada por la referencia a comunidades
ideales omnímodas como el “internacionalismo proletario” y el “ecumenismo católico”,
respectivamente (Bodei op. cit., 21). Se reconocían referentes
más allá de las fronteras nacionales: la Dc, desde el Vaticano,
sobrevolaba el Atlántico hasta Washington; el Pci abrevaba en
Moscú (o, en menor medida, en la Yugoslavia comunista del
mariscal Joseph Tito), hasta que con el dirigente Enrico
Berlinguer79 adquirió un perfil autónomo al despegarse del núcleo
soviético (el llamado “strappo”) mucho antes de que este
implosionase. Desde entonces, el Pci se orientó hacia el
eurocomunismo y los valores democráticos de los países
occidentales; abrió la posibilidad de relaciones maduras y
amistosas con EE. UU.
Con la Casa Blanca y el Kremlin jugando directamente en
territorio italiano, en este período histórico la política internacional
dejaba a la interna magros márgenes de acción autónoma. La
toma de posición frente a la bipolaridad mundial se fundía con el
concepto de interés nacional. Con una Democracia Cristiana
erigida en escudo de Occidente y con el más fuerte partido
comunista del mundo capitalista abocado a la llamada

El “monstruo rojo” del transformación socialista, el sistema político italiano quedó


comunismo atropellando al fuertemente ligado al sistema internacional, casi en una posición
Altar de la Patria, en Roma. subalterna y de inevitable referencia. Así, Italia fue uno de los
países occidentales que con mayor intensidad reflejó en su
interior la división bipolar del mundo. Con el fin de la contienda Este-Oeste se terminaron para
Italia muchas de las ventajas que durante el período había logrado obtener gracias a su condición

79
En los años setenta, Berlinguer se ocupó de gestionar el refugio en Italia de los exiliados latinoamericanos que
escapaban de las dictaduras, entre ellos muchos argentinos. Otra figura, la de Enrico Calamai, ex cónsul de Italia en
Buenos Aires (1972-1977), se destacó porque durante su permanencia en Argentina habría hecho posible que decenas
de personas amenazadas por la dictadura viajaran a Italia, incluso con pasaportes especiales.

56
geopolítica de “territorio de frontera” entre ambos bloques, para ingresar luego en un etapa
definida como “limbo geopolítico” (Mammarella 2006, 269).
Las antinomias políticas comenzaron a encresparse en ambos lados del Atlántico. En la
Argentina los opuestos peronismo/antiperonismo o peronismo/radicalismo imprimieron la dinámica
de al menos tres décadas, con una tercera variante: la del “yo argentino”, una pretendida posición
de neutralidad asumida por los ciudadanos que consideraban a la política como la negación de la
patria. También en Italia, cuando la atmósfera de la amenaza terrorista alcanza su ápice, algunos
ciudadanos desconfían hasta del cuerpo político que debería combatirla, tanto que muchos
proclaman no alinearse “ni con el Estado ni con las Brigadas Rojas”, invocando también una
suerte de extraterritorialidad política (Bodei op. cit., 126).
De las polaridades italianas durante el siglo pasado pueden reconocerse desencuentros del tipo
monárquicos/republicanos, Sur/Norte, laicos/católicos, intervencionistas/neutrales,
proteccionistas/liberales, fascistas/antifascistas, comunistas/anticomunistas. Mientras los
argentinos comenzaban a popularizar el uso del término “gorila” para designar al antiperonista,
entre los italianos el debate fascistas vs comunistas ya tenía un polémico sucedáneo en la figura
de los partisanos, de los miembros de la mafia y de los actores del orden público de posguerra.
La literatura y el cine se ocuparon con abundancia del tema. Magistral es el retrato que de esta
división maniquea hace el escritor siciliano Leonardo Sciascia. En Il giorno della civetta (El día de
la lechuza), una de sus mejores novelas sobre la mafia italiana meridional, relata la vivencia de un
oficial norteño de los Carabineros que enviado en misión a Sicilia debe descifrar el asesinato de
un empresario, de apellido Colasberna, ultimado por el crimen organizado que opera en un
ambiente social de viejos intereses y con la complicidad tácita de la omertà80. Sciascia retrata la
antinomia en un diálogo telefónico entre el oficial protagonista y un superior suyo que le solicita el
prontuario del empresario asesinado:

“Aveva precedenti penali, sí: nel millenovecentoquaran… ecco: quaranta, tre novembre del
quaranta… Viaggiava in autobus, a quanto pare gli autobus erano jettatura sua, e si parlava della
guerra che avevamo attaccata in Grecia; uno dice ‘entro quindici giorni ce la succhiamo’, voleva dire
la Grecia; e Colasberna fece ‘e che è, un uovo?’ Sull’autobus c’era un milite: lo denunciò… Come?...
Scusate, voi mi avete chiesto se aveva precedenti penali, io con le carte in mano dico: li aveva… Va
bene: non aveva precedenti penali… Fascista io? Ma io quando vedo il fascio faccio gli scongiuri…
Sí signore, agli ordini.
Attaccò il telefono alla forcella con esasperata delicatezza, si passò il fazzoletto sulla fronte. –
Questo qui ha fatto il partigiano –disse– mi mancava provare proprio uno che ha fatto il partigiano.”81
(Sciascia 1961, pp. 14, 15).

La lectura periodística de Beppe Severgnini -columnista del matutino italiano Il Corriere della
Sera- subraya la pasión de sus conciudadanos por los debates inconclusos: “El mismo Garibaldi –
a diferencia de los padres de la patria estadounidenses, venerados por todos– ha tenido
problemas: la unidad de Italia, de la cual es uno de los artífices, no es aún pacífica. Ciento
cuarenta y cuatro años después, Norte y Sur se vigilan y se acusan recíprocamente (…). Los
alemanes han metabolizado el nazismo, los franceses han dejado de lado Vichy, los ingleses han
borrado ciertas páginas coloniales, los estadounidenses han digerido Vietnam (…). Nosotros los
italianos seguimos dividiéndonos sobre el fascismo que hemos tenido, sobre el comunismo que
hemos arriesgado, sobre el terrorismo que hemos experimentado, sobre la corrupción que hemos
tolerado” (2005, 210).

80
El término se refiere a un código mafioso de conducta según el cual debe evitarse todo contacto o cooperación con las
autoridades estatales. Los italianos lo usan genéricamente para referirse a un pacto de silencio entre criminales. La
palabra también fue popularizada por la novela homónima de 1999 de Mario Puzo, autor de la saga El Padrino.
81
“Tenía antecedentes penales, sí: en mil novecientos cuaren… sí: cuarenta, tres de noviembre del cuarenta… Viajaba
en colectivo, por lo que parece los colectivos le traían mala suerte, y se hablaba de la guerra que habíamos empezado en
Grecia; uno dice ‘dentro de quince días nos la chupamos’, dijo en referencia a Grecia; y Colasberna comentó ‘¿y qué es,
un huevo?’ En el colectivo había un soldado: lo denunció… ¿Cómo?... Disculpe, usted me preguntó si él tenía
antecedentes penales, con los papeles en mano digo: los tenía… Está bien: no tenía antecedentes penales… ¿Fascista
yo? Pero si cuando veo el fascio [se refiere a la simbología del fascismo] hago conjuros… Sí señor, a sus órdenes.
Cortó el teléfono con exasperada delicadeza, se pasó el pañuelo por la frente. – Este fue partisano –dijo– faltaba que me
toque justo uno que fue partisano.”

57
El concepto enunciado por Severgnini fue ya anticipado por Bodei. Sin dejar de reconocer que
Italia no ha querido borrar su pasado al estilo de la llamada “Alemania sin luto” o de Francia y su
república di Vichy, el intelectual admite que “indudablemente hubo una fase en la que, incluso a
nivel popular, la tentación del olvido, especialmente en algunas clases [sociales], ha sido fuerte.
Esto ocurrió sobre todo después del trauma representado, para el Frente popular, de la clamorosa
victoria de la Democracia cristiana en las elecciones de 1948” (Bodei op. cit., 60). Es “el pasado
que no pasa” que Galli della Loggia subraya cuando concluye que “la modernidad italiana no logra
borrar la antimodernidad, no es capaz ni de superar ni de resolver en sí el pasado; simplemente
se superpone a él, se mezcla torpemente produciendo sólo incongruencia y ineficiencias” (op. cit.,
139). En un filme italiano, un profesor de medicina le dice a uno de sus más brillantes alumnos:
“¿Usted tiene alguna ambición profesional? Entonces váyase de Italia. Este es un país para
destruir. Un lugar hermoso e inútil. Aquí todo permanece inmóvil, igual; destinado a morir”.82
La propensión del italiano al revisionismo histórico recuerda al insistente retorno de viejos
debates en la retórica política argentina. Paradigmático al respecto es el caso de las fiestas
nacionales, que en Italia como en la Argentina siguen siendo objeto de enconados debates acerca
de quién tiene la autoridad de gestionar la memoria y herencia de los acontecimientos. Particular
atención merece en Italia la conmemoración del 25 de abril de 1945, día de la liberación de Italia
del fascismo y la ocupación nazi, y recuerdo de la Resistencia partisana. Cada aniversario es una
renovada ocasión de debate mediático entre movimientos de izquierda que reivindican la lucha
armada de los partisanos comunistas en la resistencia antifascista (combate que algunos veían
como la antesala de la revolución comunista en Italia) y agrupaciones católicas que defienden la
tesis de una resistencia masiva, popular, en el sentido de “resistencia pasiva”, no violenta,
conducida por la Iglesia (Rusconi op. cit., 47). “La guerra de liberación la pelearon en su mayoría
los comunistas, pero las elecciones las ganaron los democristianos”, escribió Norberto Bobbio y,
en un golpe de pluma, resumió la antinomia que signó la vida política italiana en los años de
posguerra.
Aún hoy los italianos, en particular la población anciana, emplean el rótulo “comunista” para
resumir la miríada de partidos del centroizquierda. Para un argentino, en tanto ciudadano de un
país con escaso arraigo electoral del comunismo o del socialismo, luego de que el peronismo
fagocitara ambos electorados, el uso del término “comunista” puede parecer extemporáneo,
démodé, cuando no vacío de significado. Igualmente desconcertante puede resultar para un
argentino definir la política local en términos de centroizquierda y centroderecha, tan caros al
léxico cotidiano de los italianos. Tales rótulos no forman parte ni siquiera del más rudimentario
discurso político mediático argentino, por la razón que no sirven como ejes discursivos de un
sistema de partidos en donde los actores partidarios, como el mismo peronismo, asumen roles
alternativos según el clima electoral imperante. No así para un italiano, cuyo país ostenta la
condición de cuna del partido comunista más grande y fuerte de Occidente (y a la vez sede del
Vaticano; lo que enriquece toda posible contradicción de la vida política italiana), el Pci inspirado
en los conceptos de Antonio Cabriola, retomados por Gramsci, uno de los fundadores junto con
Togliatti y Berlinguer. En la actualidad al menos dos partidos relevantes del sistema político de la
Península llevan la palabra “comunismo” en su nombre (Refundación Comunista y Comunistas
Italianos).
Sorprendentes y turbios fueron los años setenta. La Argentina ingresaba en su noche más larga
con la dictadura de 1976, nacida del golpe de Estado contra la fallida experiencia peronista de
María Estela Martínez de Perón quien, como su marido, supo mantener relaciones con la
francmasónica italiana P2 (Propaganda Due) de Licio Gelli, cofradía que alcanzó gran influencia
en las altas esferas del Estado italiano a fines de los años setenta83. Años de sorpresas para Italia,

82
La meglio gioventù (2003). Filme italiano dirigido por Marco Tullio Giordana.
83
Agente de la Italia fascista, Licio Gelli fue además un operador anticomunista de la Guerra Fría que supo vincularse a
distintos sectores del poder en Italia. La logia masónica Propaganda Due, de la cual fue líder, creció con fuerza en la
década de los setenta y en sus filas reunió a jefes de las fuerzas armadas, servicios secretos italianos, políticos y altos
funcionarios del Estado. Fue acusado de haber conspirado con sectores de ultraderecha y la mafia para dar un golpe de
Estado y condenado por la quiebra fraudulenta del Banco Ambrosiano de Milán. La P2 tenía presencia en Argentina.
Habrían formado parte de ella el almirante Emilio Massera y el ex general Guillermo Suárez Mason, jerarcas de la
última dictadura argentina (1976-1983). Gelli fue amigo de Perón, quien lo condecoró con la Gran Cruz de la Orden del
Libertador San Martín, el 18 de octubre de 1973, poco después de asumir su tercera presidencia. Ambos se conocieron
cuando Perón estuvo en Italia como agregado militar del gobierno argentino, entre 1939 y 1940. Gelli también mantuvo

58
que no obstante su denso arraigo católico y la presencia política del Vaticano, protagonizó dos
hitos históricos: los resultados de los referéndum sobre el divorcio (12 de mayo de 1975, con
59,3% por la aprobación) y sobre el aborto (17 de mayo de 1980, con 67,9% de votos favorables).
Turbios porque, como sucedió en Argentina, la política tomó forma de terrorismo. En nombre de
una “rebelión operaria contra el patrón y contra el Estado de los patrones” emergieron las
Brigadas Rojas, la organización clandestina de extrema izquierda que en 1978 asesinó al ex
primer ministro Aldo Moro, dirigente de la Dc que intentaba un histórico acercamiento a la
oposición, una especie de acuerdo que durante su gobierno (1963-1968) fue denominado
“apertura hacia la izquierda” o “paralelas convergentes”, concepto ideado por Moro para designar
un posible punto de encuentro entre dos concepciones en antitéticas como la comunista y la
cristiana.
Conocida como “los años de plomo”, el aire de guerra civil y el clima ideológico de esta década
fueron la clara contraposición entre democristianos y comunistas, entre “negros y rojos”84. El sólo
proclamar o demostrar pertenencia a alguno de ambos sectores podía ser el pasaporte a la
muerte. Las Brigadas Rojas causaron graves atentados en ciudades política y económicamente
relevantes como Milán, Roma y Génova.85
Pero el terrosismo italiano también tuvo, como en la Argentina de la misma época, una cara de
derecha: las fuerzas anticomunistas del grupo paramilitar Gladio, operación presente en varios
países y que en Italia habría estado pronta a perpetrar un golpe de Estado si el comunismo
ganaba las elecciones. En la Argentina esta lógica funcionó sistemáticamente, activando golpes
de Estado cada vez que el peronismo, proscripto, ganaba elecciones provinciales con otros lemas
electorales. El terrorismo de derecha comenzó a consolidarse a partir de 1974 con la Alianza
Anticomunista Argentina, gestada y dirigida desde el Estado para combatir el ala izquierdista y
socialista del peronismo que más tarde se organizó como guerrilla urbana bajo el nombre de
Montoneros.
Por aquellos años, el orgullo de ser italiano estaba estigmatizado por las secuelas del
nacionalismo fascista y por las críticas de la Comunidad Económica Europea de los setenta que
definían a Italia como “anillo débil” y “gran enferma de Europa”, se repondrá más tarde en clave
comercial y futbolera. Los años ochenta son la época en que florece el Made in Italy y el mundo
comienza a asociar a los productos italianos con símbolo de estatus, buena vida, calidad, estilo y
elegancia. La Ferrari ofrece buen diseño e inmejorable motor. La moda de Giorgio Armani y Gianni
Versace comenzaba a esplender en las pasarelas del mundo.
En el plano mundial, Italia retomaba su autoridad internacional con misiones de paz en el
Líbano: mientras soldados franceses e ingleses sufrían bajas en la región, los italianos
demostraban al mundo su idoneidad en la tarea86. Sus dos ex aliados bélicos, Alemania y Japón,
no colocarían pie fuera de sus fronteras por mucho tiempo: la primera misión militar alemana en el
exterior fue recién en 1999, en Kosovo; mientras que para ingresar en Oriente Medio, Alemania
aguardó sesenta años hasta mandar sus primeros militares al sur del Líbano, en 2006 (alemanes
custodiando las fronteras de Israel era una imagen internacional muy fuerte). Veinticuatro años
más tarde, esta vez con mandato de la ONU, Italia regresó al Líbano, un escenario del que se
había retirado prácticamente sin bajas: 75 heridos y 1 muerto.

una relación estrecha con María Estela Martínez y José López Rega, viuda y secretario personal de Perón,
respectivamente.
84
La “pasiones rojas”, según explica Bodei, eran típicas de movimientos socialistas y comunistas, organizados tanto en
partidos como en sindicatos. Proclamaban un futuro de igualdad y fraternidad entre todos los hombres no sin por
momentos sucumbir en lo que el intelectual llamó “odio de clase”. Por su parte, las “pasiones negras” de la posguerra,
con picos durante toda la década de los setenta, herederas en parte del fascismo, se manifestaban enemigas del
individualismo y sospechosas de toda búsqueda de una felicidad personal. Se orientaron hacia objetivos como el retorno
a la uniformidad monolítica de los ciudadanos en torno a la patria o a la restauración de sus “confines sagrados”. Para
ampliar el tema, cfr. BODEI, Remo (1995). Il rosso, il nero, il grigio. Il colore delle moderne passioni politiche en
Vegetti Finzi S. (comp.) (1995). Storie delle passioni. Roma-Bari: Laterza, pp. 315-355.
85
Los terroristas reaparecieron en 1999, con el asesinato de Massimo d’Antona, asesor del Ministerio de Trabajo; y en
2002, para matar a Marco Biagi, también asesor de la cartera laboral del gobierno nacional.
86
El contingente italiano en el Líbano fue parte de una fuerza multinacional para mantener la paz en la región. Debido
al veto de la URSS, el Consejo de Seguridad de la ONU mostró por enésima vez su incapacidad para emitir una
resolución. Durante la Guerra Fría las Naciones Unidas vivieron paralizadas por los vetos de ambos bloques. Entonces,
EE. UU., Francia e Italia acordaron un plan de acción directamente con el Líbano y las tropas extranjeras rendían cuenta
de su acción sólo ante sus países de origen.

59
También en los años ochenta apareció en escena una opción intermedia en el continuo
bipartidista de la arena política: el Partito Socialista Italiano (Psi) cuyo conductor, Bettino Craxi,
primer líder político nativo de Milano, gobernó por medio de alianzas con la Dc y la marginación
del Pci. Craxi leyó la tendencia de un nuevo “patriotismo económico”, superador de la precedente
antinomia Dc-Pci, y gestionó el ingreso de Italia en el reciente G5, nacido en Helsinsky, que junto
a la simultánea admisión de Canadá pasó a denominarse G7. En 1986 el líder milanés anunció
ufanado que Italia había sobrepasado nada menos que a Gran Bretaña en la carrera económica,
colocándose en el quinto puesto entre las naciones occidentales más industrializadas.
Al orgullo económico se sumó el político. Un año antes, en octubre de 1985, Craxi, que
mantenía buenas relaciones con el líder de Palestina, Yasir Arafat, rechazó la solicitud del
presidente de EE.UU. Ronald Reagan de deportar a Mohammed Abu Abbas, miembro del Frente
para la Liberación de Palestina acusado de asesinar a un hebreo de EE. UU.87 y detenido en la
base militar estadounidense de Sigonella, en Sicilia. Ambos países se disputaban la jurisdicción
del caso. Italia, aquel país famélico y descalzo que se reconstruyó con los dólares del Plan
Marshall, ahora se daba el lujo de desoír a EE. UU. con el argumento de la soberanía territorial88.
Otro motivo para reafirmar el renovado orgullo nacional italiano de los ochenta.
Craxi era un milanés que eligió un hotel para pasar sus días como primer ministro en Roma; una
opción que hablaba por sí sola de la nueva geografía septentrional del poder político del país. Con
él ya Milano despuntaba como centro de gravitación del país y del comercio mundial; sería luego
la capital económica de Italia89, posterior hipocentro de proyectos políticos como el partido Fuerza
Italia, de Silvio Berlusconi, y la secesionista Liga del Norte, de Umberto Bossi. Para Severgnini,
“Milán explica y anticipa a Italia. Resurgimiento y socialismo, fascismo y antifascismo, resistencia y
boom económico, Tangentopoli y Mani Pulite, craxismo, leguismo, fútbol y moda, editoriales y
televisión, publicidad e informática: todo pasa antes por aquí” (op. cit, 61).
En el mismo año de su llegada al Líbano, Italia obtuvo la tercera de sus cuatro copas del Mundo
en fútbol, una pasión popular cuya intensidad es sólo comparable a la argentina o a la brasileña. Y
es desde el fútbol que algunos dirigentes de la Península comenzaron a construir sus carreras
políticas. Es el caso del fundador de Forza Italia y dos veces jefe de gobierno Silvio Berlusconi,
presidente del club Milan y accionista y padre del vicepresidente del potente grupo mediático
Mediaset90, titular de los derechos televisivos de los campeonatos del fútbol italiano. También es

87
Se trata del caso Achille Lauro, nombre del crucero italiano secuestrado en la costa de Egipto el 7 de octubre de 1985
por miembros del Frente para la Liberación de Palestina (FLP), una parte de la Organización para la Liberación de
Palestina (OLP). Los secuestradores exigían la liberación de los prisioneros palestinos en Israel. Más de 400 pasajeros
del barco fueron liberados gracias a las tratativas entre el presidente egipcio Mubarak y el jefe de la FLP, Mohammed
Abbas. Sin embargo, al momento de la liberación los secuestradores habían asesinado y lanzado por la borda al pasajero
judío estadounidense Leon Klinghoffer. Más tarde, mientras un avión comercial egipcio conducía a Abbas y a los
secuestradores hacia El Cairo, Ronald Reagan envió aviones caza para interceptar el vuelo y obligarlo a descender en la
base aérea ítalo-americana de Sigonella, en Sicilia, con la idea de arrestar allí al líder. Sin embargo, el primer ministro
italiano Craxi impidió la captura, reivindicando la jurisdicción italiana sobre la base militar. EE. UU., que consideraba a
Abbas autor intelectual del secuestro, pidieron que este permaneciera en Italia para facilitar su extradición. Pero el
primer ministro permitió que Abbas se marchara a Yugoslavia. Con Giulio Andreotti como canciller, Craxi no ocultó su
inclinación favorable a las autoridades palestinas antes que a la postura de Israel.
88
Un episodio con algunos ingredientes similares se repitió el 17 de febrero de 2003, aunque con diverso epílogo,
cuando el religioso egipcio Osama Moustafa Hassan Nasr, residente en Milán y sospechado de vínculos con la red
terrorista islámica Al Qaeda, fue literalmente raptado por agentes de la Agencia Central de Inteligencia Americana
(CIA), con la supuesta anuencia de algunos miembros del Servicio Secreto italiano (Servizio per le Informazioni e la
Sicurezza Militare -SISMI). El caso resurgió a la luz pública en 2006, cuando el por entonces flamante gobierno de
Romano Prodi apoyó una investigación que podría terminar con el arresto de cuatro ciudadanos estadounidenses, de los
cuales, al momento de la abducción, tres eran miembros de la CIA y uno consejero militar de la base
ítaloestadounidense en Aviano, provincia de Pordenone, por donde habrían sacado al egipcio de la Península. Dos
oficiales italianos del SISMI fueron detenidos en el marco de la causa. La Argentina recuerda un episodio semejante
cuando en 1960 el Servicio Secreto israelí (Mossad) secuestró y sacó ilegalmente de Argentina al ex jerarca nazi Adolf
Eichmann. Pese a lo reiterados reclamos internacionales argentinos por violación de soberanía, Israel enjuició y
condenó a muerte al alemán en Jerusalén.
89
El municipio de Milano planeaba instalar para 2010 unas 15 mil antenas para ofrecer Internet inalámbrica en todos
los puntos de la ciudad. Conocido como “Milano Wireless”, el proyecto superará a Seúl que posee 13.500 antenas de
este tipo. Milano es la ciudad europea con mayor red de cableado de fibra óptica.
90
La oferta italiana de televisión por aire se divide en dos grandes grupos con tres canales cada uno: RAI, televisora
pública con control parlamentario que emite las señales RAI 1, 2 y 3; y Mediaset, que por su parte ofrece los canales

60
el caso del empresario Diego della Valle, dirigente del club de fútbol Fiorentina y luego miembro
del sindicato Confindustria, tribuna de relevancia política desde donde desafió al magnate milanés.
Fue su carácter innovador y su corta vida lo que según Bodei permitió a Forza Italia evitar raíces
en el pasado, asociar su nombre a la jerga futbolística y acercar la política a la cultura de
“hinchada” colocándola en sintonía con las pasiones populares deportivas (Bodei op. cit., 143).
El fenómeno Berlusconi ha sido a menudo comparado con la figura del ex presidente argentino
Carlos Menem. Si bien el carisma, el populismo y la tendencia neoliberal de ambos líderes
marcaron coincidencias epidérmicas de conducción política, no es fácil hallar analogías en sus
respectivos historiales políticos ni en las condiciones sociales que abrieron paso a sus liderazgos.
La mixtura entre política, deporte, medios de comunicación y éxito en el mundo empresarial
(tribuna idónea para profesar un sentido de extrañeza y hasta de desprecio por “el teatro de la
política”) no es sólo patrimonio italiano. El ex vicepresidente argentino y luego gobernador de la
mayor provincia del país, Daniel Scioli, debe su fama local e internacional a su ex condición de
regatista. El empresario Mauricio Macri, ex presidente del club de fútbol Boca Juniors e hijo de un
acaudalado empresario italiano, se convirtió en 2007 en jefe de gobierno de la ciudad autónoma
de Buenos Aires. Un dirigente cuyo perfil es congruente con algunos elementos de la nueva
política italiana: empresario, escasa o nula formación intelectual, ausencia de militancia partidaria,
gran patrimonio personal y gestor de empresas populares (como el mercado del fútbol o de los
medios de comunicación). La riqueza y la pertenencia a familias adineradas se colocan como el
parámetro global que vuelve idóneo a quien pretenda actuar en política.

A comienzos de los años noventa, mientras los argentinos comenzaban a vivir con euforia los
primeros resultados de un plan económico que liquidaría la inflación, el clásico bipolarismo político
de Italia se resquebrajaba. En 1992 la justicia italiana condujo uno de los más grandes procesos
contra la corrupción política de la historia reciente que sacudió a la Milán política. Se lo conoció
como Mani pulite (manos limpias) o Tangentopoli (ciudad de la coima). Casi una década después
de aquel megaproceso, la Argentina rozaba la posibilidad de una tempestad judicial análoga por
su magnitud y por los actores implicados. Se trató del escándalo institucional por las coimas que
un ministro de Trabajo habría pagado a un grupo de legisladores de distintos partidos para que
aprobaran la ley de reforma laboral propuesta por el Ejecutivo. Se supone que la maniobra contó
con el aval del jefe de Estado.
El Mani pulite marcó el fin de los partidos políticos clásicos y dio inicio, según algunos, a la
segunda república italiana aunque, en rigor, la constitución del país siga siendo esencialmente la
misma de 1948 –a diferencia de las cinco repúblicas francesas y sus propios diseños
constitucionales. De la implosión nació una miríada de agrupaciones91, simplificadas luego con los
rótulos “centroderecha” y “centroizquierda”; una pléyade electoral que obligó a concertaciones
multipartidarias para gobernar el país. Desde entonces, basta el disenso de uno de los aliados de

Italia 1, Canal 5 y Red 4. Existe un tercer polo llamado “La 7”, otro canal privado de la empresa Telecom Italia que
ocupa el séptimo puesto de la grilla luego de los seis canales que en total pertenecen a la RAI y a Mediaset. El usuario
italiano dispone además de la opción de televisión satelital por medio del servicio Sky Tv, de Rupert Murdoch, un
facsímil de DirecTv en la Argentina.
91
De la reacomodación del sistema partidario surgió la polémica Lega Nord, un movimiento que mediante apelaciones
a una identidad étnica local promueve de la independencia del norte de Italia y que por enésima vez reabrió la discusión
sobre la delicada idea de “identidad nacional italiana”. Delicada porque las actuales identidades regionales y lingüísticas
de Italia preexisten a la unificación del territorio nacional; una realidad que supo colocar dificultades a la emergencia de
un común sentimiento de “italianeidad”. A diferencia de la creación del Estado argentino, que a posteriori vio a sus
hacedores ocupados en la creación de una identidad nacional antes inexistente (la nación coincidió con la organización
territorial), la génesis del Estado italiano involucró a una serie de regiones-Estado que ya se sentían unidas entre sí por
cultura, idioma e historia. Estas diferencias pre-estatales, que en los Balcanes estallaron como reivindicaciones étnicas,
en Italia retornan con la forma de reclamos económicos. La complejidad de una definición de identidad italiana
involucra temas como la debilidad del Estado nacional, la ineficiencia de los instrumentos de nacionalización y de sus
estructuras administrativas, la ausencia de una cultura del servicio público y la omnipresencia de la política. Para
profundizar en el tema aconsejo el capítulo “La assenza storica di Stato” en Galli della Loggia, Ernesto (1998).
L’identità italiana. Bologna: Il Mulino.

61
la coalición para que el ejecutivo nacional caiga y se convoque a nuevas elecciones (los italianos
suelen llamar a este proceso “ribaltone”)92.
La experiencia de coaliciones partidarias post Mani pulite resultaría ajena a la cultura política
argentina, sobre todo luego del fracaso de la llamada Alianza (1997-2001), híbrido entre la Unión
Cívica Radical (UCR) y el Frente País Solidario (Frepaso). En 1999 el entonces primer ministro
italiano Massimo D’Alema visitó la Argentina y se entrevistó con el candidato presidencial de la
Alianza, Fernando de la Rúa. Ya los Democráticos de Izquierda (DS) italianos se acercaban al
Frepaso, luego de años de diálogo político exclusivo con el radicalismo. El mandatario italiano
explicaba a los argentinos el éxito de El Olivo, una coalición fundada en 1995 por el ex
democristiano Romano Prodi, expresión que unía a los mayores partidos del centroizquierda
italiano (excluido Refundación Comunista). Más tarde, esa formación fue sustituida por La Unión,
también liderada por Prodi, una mega coalición partidaria de centroizquierda que tiene dentro a
católicos y a comunistas, los viejos protagonistas del “nosotros dividido” de Bodei. Una ingeniería
política de extrema delicadeza, casi ajena en la experiencia política argentina de no ser por la
heterogeneidad de la coalición que en 1946 acompañó a Perón en su primera elección
presidencial. Gobernaron Italia desde mayo de 2006 hasta abril de 2008, cuando el gobierno cayó
y el liderazgo del espectro de la izquierda moderada fue retomado por el Partido Democrático, la
nueva experiencia política encabezada por el ex alcalde de Roma, Walter Veltroni, que reemplazó
a La Unión en su intento por crear un bipolarismo al estilo estadounidense o español.
La proliferación de sistemas de alianzas, tanto de un lado como del otro, no significó
necesariamente la consolidación del protagonismo de los partidos como actores de la democracia.
Por el contrario, se incrementó la personificación de la política en la figura de líderes carismáticos
o de persistente presencia mediática. El fenómeno fue acompañado por el ingreso en la arena
política de los técnicos, hombres del mundo financiero y académico que acuden al servicio de la
política para gestionar crisis cuando el sistema partidario colapsa. Los interinatos de Carlo Azeglio
Ciampi (1993-1994), ex director del Banco Central italiano, y de Lamberto Dini (1995-1996), su
vicepresidente en el directorio del Banco, fueron llamados “gobiernos técnicos” que condujeron el
epílogo de legislaturas truncas.
Desde entonces, la figura del técnico fue intercambiable, transversal a los partidos políticos
gracias a su versátil perfil apartidario y a su cartera de contactos internacionales con los centros
de poder financiero mundial. El técnico se convirtió en interlocutor válido para cualquier coalición
de gobierno. Domingo Cavallo, en la Argentina, fue ministro de Economía de dos gobiernos
sucesivos (el PJ de Menem y la UCR de De la Rúa), encabezados por los partidos históricamente
rivales que en la campaña electoral se presentaban como antinomias insalvables. Cavallo solía
ser un punto de referencia para las negociaciones con Washington y el Fondo Monetario
Internacional.
Otra figura de perfil técnico fue la de Roberto Lavagna, convocado en 2002 por el gobierno de
transición de Eduardo Duhalde ante la casi acefalía de la cartera de Hacienda. Los hombres de
partido se agotaban; no deseaban truncar sus carreras políticas tratando de encauzar una
economía desquiciada. Se recurrió entonces a este embajador argentino ante la UE que había
servido al radicalismo en tiempos de Alfonsín como ideólogo del Mercosur. De ser una figura de
emergencia, provisional, Lavagna pasó a ser el pilar del modelo de recuperación económica
argentina conducido por el peronismo (ver Marini op. cit, pp. 52-57).
Tampoco faltaron en ambas naciones descontentos masivos contra el sistema político de
partidos y la idea, por momentos fascista, de hacer política sin políticos. En Argentina, el hastío
hacia la clase dirigente se cristalizó en la frase “Que se vayan todos”, en 2001. “Vaffanculo”, en la
Península, fue la expresión soez de los italianos contra sus políticos, en 2007. Estos movimientos
de la anti-política fueron capitalizados en ambos casos por dos cómicos, Nito Artaza y Beppe
Grillo, respectivamente.

Tanto la Argentina como Italia padecieron violencia, terrorismo, inflación, corrupción, mafias,
fracturas. Luego de gobiernos neoliberales que orientaron la política exterior hacia Washington en
desmedro de la atención a sus socios regionales, ambas naciones retomaron la vía de los

92
Esta característica de la república parlamentaria italiana quiso ser modificada mediante una ley de reforma
constitucional aprobada en 2005 que no adquirió vigencia debido al rechazo del electorado en el referéndum
confirmativo del 25 y 26 de junio de 2006.

62
proyectos comunitarios. Pero la Argentina, que tiene más riquezas naturales y energéticas, está
notablemente más atrasada. Mientras Italia, que vivió en medio de la Guerra Fría 47 de sus 60
años de república, alcanzó el estatus de séptima economía mundial (aún hoy Italia forma parte del
G8), posición que todavía conserva a pesar de su nulo nivel de crecimiento económico en 2003 y
en 2005. Según el instituto alemán de investigaciones económicas IWD, el PIB de Italia aumentó
entre el 2000 y el 2006 tan sólo un 0,9 por ciento real anual: el último lugar en Europa. Mientras en
este período el comercio mundial creció un 40%, las exportaciones italianas lo hicieron sólo un
2%. Debido al euro, Roma ya no puede compensar como antes la productividad con una
devaluación de la lira, lo que antes de la introducción del euro impulsaba las exportaciones y era
una práctica más que recurrente de sus gobiernos.

III.3.2. Migraciones

Hasta los años sesenta, década del boom económico, Italia exportaba población masivamente.
Las remesas enviadas por los emigrados a sus familias representaron un beneficio sustancial para
la economía italiana de posguerra y su balanza internacional de pagos. En el decenio de 1902 a
1912 las remesas cubrieron el 61% del excedente de las importaciones sobre las exportaciones
causado por la necesidad de aprovisionamiento de materias primas para la embrionaria industria
siderúrgica. El senador italoargentino Luigi Pallaro, electo en Argentina como representante de la
jurisdicción América del Sur, estimó que “en los diez años que siguieron a la Segunda Guerra
Mundial, cuando en Italia la situación era muy difícil, de los emigrantes llegaron 30 mil millones de
dólares”93. Hoy el mayor flujo de dinero que sale de Italia pertenece a las remesas de los
inmigrantes. En 2004 sólo los brasileños enviaron 3.443.000 euros94.
El último estudio de la Fundación Migrantes, presentado en abril de 2007, estima en 3.568.532
la cantidad de italianos residentes fuera de la Península (una cifra ligeramente superior a la
registrada en el A.I.R.E. consular -Anagrafe degli Italiani all’Estero) y entre 60 y 70 millones los
oriundos, quienes tienen derecho a la ciudadanía italiana. A estos números se suman 150
millones de personas que en el planeta hablan el idioma italiano.
Los tres millones y medio de nativos se distribuyen así: Europa es el continente con mayor
presencia, con el 57,3% del total. Sigue América con el 34,3% y Oceanía con el 3,6%. Más lejos
se ubican África, con 1,3%, y Asia, con 0,7%. Las comunidades residentes en Suiza, Alemania y
Argentina superan el medio millón, las más numerosas del mundo.
“Durante el llamado siglo de la emigración italiana de masa, desde 1865 a 1975, desde Italia
partieron alrededor de 27 millones de ciudadanos”, precisó el senador italiano Franco Danieli (ver
entrevista en Anexo). Literalmente, otra Italia más allá de las fronteras, que conserva códigos de
valor ya en desuso (un “ethos arcaico”, diría Bodei), quizá olvidados o hasta desconocidos por la
actual generación de italianos peninsulares. Sicilia, Campania y Lombardia son las mayores
comunidades regionales en el exterior.
Pero aquel flujo migratorio, inmortalizado en el imaginario popular por las valijas de cartón y los
abrigos reciclados, se extinguió hacia la mitad de los años setenta y, en menos de una
generación, Italia invirtió la tendencia para convertirse en uno de los principales receptores de
flujos inmigratorios de Europa. Mientras los últimos movimientos migratorios de hace treinta años
eran intraeuropeos (Francia, Suiza y Alemania recibían italianos meridionales, españoles, griegos,
yugoslavos, polacos, etc.) y activamente promovidos para reclutar fuerzas de trabajo, el actual
proceso absorbe a tientas la llegada de extracomunitarios en puestos precarios, secundarios o
directamente en negro.
La posición geográfica de Italia en el Mediterráneo es un puente para los países de la Europa
del Este (Albania, ex Yugoslavia) y para naciones del norte africano (Marruecos, Argelia, Túnez,
Libia). El problema es europeo. La inmigración desarticulada ya cambió la geografía social de
Europa. Etnias que en las urbes conviven sobre la base de una mutua desconfianza e indiferencia.
Si España e Italia son las puertas de acceso al continente, países como Alemania suelen ser el
destino final. La metáfora usada por el periodista Severgnini deviene realista: “Italia pende como
un fruto sobre la cabeza de los pobres de África, de los Balcanes y del Cercano Oriente”. Con sólo

93
Cfr. “Senador Pallaro: ‘No es cierto que haya recibido presiones de Kirchner” en Clarín, sección “El Mundo”, del 3
de marzo de 2007.
94
Datos del Ufficio Italia Cambi, 2004.

63
observar en el mapa la permeabilidad de las riberas occidental y oriental de la Península “se
comprende bien –escribe Ernesto Galli della Loggia– hasta qué punto Italia ha sido por razones
naturales predispuesta a convertirse en terreno de encuentro elegido por corrientes migratorias y
de experiencias culturales (…) No asombra que en tantos ámbitos haya sido justamente Italia el
primer paso, el punto de tránsito, gracias al cual llegaron a la Europa continental cosas,
conocimientos y culturas de orígenes no europeos”95 (op. cit., 8).
La Argentina, por su lado, recorrió un camino en sentido inverso: desde 1880 hasta 1955 fue un
masivo receptor de inmigrantes europeos. Su legislación nacional promovió la llegada de los
extranjeros ofreciéndoles tierras, trabajo y ciudadanía. Pero a partir de los años sesenta –por
motivos políticos- y ochenta –por razones económicas-, los argentinos iniciaron una lenta pero
constante emigración hacia EE. UU. y Europa mientras el país recibía el aflujo de ciudadanos de
naciones limítrofes, atraídos por la sobrevaluación de la moneda argentina.

Pero Italia envejece. El promedio de ancianos es superior al resto del continente, como récord
de ancianidad alcanzó su clase dirigente. La Comisión europea ha estimado que en 2050 las
italianas vivirán hasta los 89 años y los hombres hasta los 84, con el 27% de la población entre los
60 y 79 años. La llamada “tasa de sustitución”, que designa el número de hijos que cada mujer
debería tener para que la población mundial permanezca constante, es de 2,1. Pero en Occidente
la natalidad está muy por debajo de este dígito. El promedio de la UE es de 1,47 hijos por mujer y
el de Italia, un record: 1,32 hijos (datos del Istat, 2006). Sin embargo, la población italiana no
desciende porque es compensada por una inmigración permanente que suele ocupar las tareas y
oficios abandonados por los italianos. Ya en 2006 nacieron en el país muchos más hijos de
extranjeros.
La caída de la tasa de natalidad y el envejecimiento de la población (por cada niño italiano hay
cinco abuelas) representan también la reducción progresiva de la fuerza laboral que sostiene los
costos de los sistemas de previsión social y sanitario. Mientras, los pedidos de asistencia a los
ancianos aumentan. La economía del Estado social europeo siente las consecuencias de su
recalentamiento debido a este desfase. Italia destina al pago de jubilaciones 14,2% de su PIB, lo
que colocó en la agenda política el debate sobre la extensión de la edad mínima para jubilarse.
Pero la longeva población italiana –y del resto de Europa occidental- puede aumentar las riquezas
del país: si la tendencia se sostiene y los italianos modifican su actitud laboral, cada nueva
generación tendrá una vida productiva mayor a la anterior.
Según estimaciones de la organización Caritas, difundidas el 31 de mayo de 2006, en diez años
Italia se convertirá en el segundo país de inmigración de Europa después de Alemania, y en uno
de los mayores del mundo. Los datos prevén que el total de inmigrantes con permiso de
residencia se redoblará al pasar de los 3 millones del 2005 a alrededor de 6 millones en 2015. La
población extranjera, considerando los recién nacidos, aumentará en 300 mil personas.
La merma, sin embargo, es evitable si se mantienen ciertos niveles de inmigración. El estudio
calcula que gracias a los extranjeros el saldo migratorio puede ser positivo en 5,7 millones. Ante la
disminución y el envejecimiento de las poblaciones, la ONU ha propuesto programas de
migraciones de reemplazo. Italia, por ejemplo, necesitaría 6.500 inmigrantes por año por cada
millón de habitantes.
Muchas pequeñas y medianas empresas, que representan la estructura económica regional
italiana, deberían cerrar o reducir drásticamente su producción sin la presencia de trabajadores
extranjeros. Sin el aporte de los inmigrantes, el producto per cápita de las economías alemana e
italiana habría caído 1,5% y 1,2%, respectivamente, desde 1995 a 2005. El dato lo aportó Caixa
Catalunya, la institución financiera española cuyo estudio reveló cómo en dicho decenio el
crecimiento anual de 1,8% en el PIB per cápita de los entonces quince Estados de la UE fue
posible gracias a la aportación de los inmigrantes. La mayoría de los países europeos sufriría
caídas de su producto por habitante si se prescindiese de la contribución de los inmigrantes al
mercado de trabajo96.
95
“Si capisce bene fino a qual punto l’Italia sia stata per ragioni naturali predisposta a divenire terreno d’incontro
elettivo di correnti migratorie e di esperienze culturali (…). Non stupisce che in tanti ambiti sia stata proprio l’Italia il
tramite primo, il punto di transito, grazie al quale sono giunte all’Europa continentale cose, conoscenza e culture di
origine non europea.”
96
El estudio agrega que la influencia de los inmigrantes en la economía europea varía en función de los países. La
mayor dependencia la registra Irlanda, donde el crecimiento del PIB per cápita pasaría de 5,9% anual a 1,1% sin la

64
III.3.3. Economía, industria y energía

Entre 1850 y 1914, Iberoamércia representaba el 8% del comercio mundial. En las décadas
previas a la Segunda Guerra Mundial, las 2/3 partes de las exportaciones mundiales eran
alimentos y materias primas, justo lo necesario para el modelo agropecuario y no industrializado
de la Argentina, el único país que mejoró su posicionamiento internacional sin haber participado
en la Revolución Industrial (Ferrer 2000, 360).
Pero el cambio en las condiciones sistémicas y en los patrones de relación hizo que hoy la
misma región apenas alcance 3% del comercio mundial, la misma medida que actualmente ocupa
sólo Italia. Hace más de medio siglo el ingreso per cápita de la Argentina era casi el doble del de
Italia. Hoy es tres veces inferior.
En la relación comercial de la Argentina con la UE, Italia ha sido dentro del bloque continental
uno de sus mayores socios, aunque hoy la balanza comercial del país sudamericano sea
deficitaria con Italia. “Italia es el principal exportador hacia Argentina dentro de la Unión Europea,
con una cuota de mercado del 4% en una escala global en 2000. Esto le permitió [a Italia] ser la
tercera entre los países exportadores hacia Argentina y la quinta economía entre los importadores.
Respecto del flujo de inversiones, Italia se ha convertido en uno de los mayores inversores en
Argentina, con una participación de alrededor del 5% de las inversiones extranjeras directas en el
período 1995-2000. Esto le permite (…) seguir a España, EE. UU., Francia y Canadá en la
clasificación de los mayores inversores mundiales en el país sudamericano” (Girandi op. cit.).
Destacados grupos financieros y económico-productivos italianos operan en Argentina: Benetton,
Camuzzi, Ferrero, Fiat, Italgas, Pirelli, Banca Nazionale del Lavoro, Banca Intesa, Generali
Assicuazioni, Sea-Aeroporti di Milano97.
Con un cuadro regional de similares características al argentino, persisten en el interior de Italia
desequilibrios entre el Norte rico, industrializado, y el Sur, con rentas más bajas y estigmatizado
por un pasado y un presente de cultura mafiosa. Las regiones septentrionales producen algo más
del 70% del PIB del país.
Pero si se tiene en cuenta la heterogeneidad del territorio italiano, la tradicional bipolaridad
Norte-Sur se vuelve una realidad cuádruple98. Las cuatro italias son la del Sur, aún de
predominante base agraria; la del Noroeste, con el ex triángulo industrial Milán-Turín-Génova; la
Italia del Noreste, dueña de un llamado capitalismo molecular caracterizado por la presencia de
micro emprendimientos, a diferencia de la industria de escala propia de las grandes empresas al
estilo fordista; la Italia central, formada por las “regiones rojas”, así conocidas por sus tradicionales

inmigración (4,8 puntos de diferencia). En el extremo está Francia, que en el mismo caso hipotético podría pasar de
1,6% a 0,3% (una tasa di variación de 1,3%). Alemania e Italia encabezan la lista de dependencia (-1,5% y -1,2% anual,
respectivamente), seguidas por Suecia (-0,8%) y España, Portugal y Grecia (los tres con un -0,6%).
97
El Grupo BNL retiró su presencia en la Argentina en 2006 mediante transferencia de sus activos y pasivos a la banca
británica HSBC. La operación se completó en alrededor 155 millones de dólares. La decisión fue tomada luego de la
crisis argentina de 2001. Por su parte, la empresa italiana Camuzzi, concesionaria del servicio público de distribución de
gas y electricidad, suspendió los recursos contra el Gobierno argentino interpuestos ante la CIADI (Centro Internacional
de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones, del Banco Mundial), luego de un acuerdo que prevé la suba de las
tarifas, congeladas desde la devaluación de la divisa argentina en enero de 2002.
98
Geopolíticamente, el análisis es aún más rico. La cadena montañosa de los Apeninos, espina dorsal de Italia, ha
alimentado la lectura de diferencias entre Este y Oeste, a las que se suman tantas otras Italias: la continental, que se
extiende en la llanura padana y es permeable al influjo transalpino; y la mediterránea, en contacto con influencias
transmarinas. Tal diversidad favoreció la presencia contemporánea en el territorio de heterogéneos pueblos
conquistadores; un rasgo que a la postre se traduciría en la dificultosa legitimación de una identidad nacional italiana
postunitaria. Hans Morgenthau, padre del realismo en política internacional, reparó en la geografía italiana como
elemento de poder al señalar que la morfología de los Alpes, cuyos declives caen hacia la zona sur y su parte más
escarpada da al Norte, resultó decisiva en las relaciones internacionales italianas ya que este accidente geográfico
complicó la invasión de Europa central desde Italia, mientras que facilitó la invasión de Italia desde el norte. Por lo
tanto, concluye el académico alemán, Italia debió soportar más invasiones de las que pudo encarar por su cuenta (cfr.
Morgenthau 1948, 144). Si bien se mira, la inclinación longitudinal del eje de la Península itálica coloca a su extremo
meridional en posición sudeste, oriental respecto del septentrión. De esta manera, muchas ciudades italianas del sur
están atravesadas por los mismos meridianos que tocan el corazón de la Europa del Este y balcánica, con ciudades como
Sarajevo, Budapest y Varsovia. En efecto, ciertas representaciones cartográficas del Renacimiento orientaban al
territorio de Oeste a Este. Una evidencia geográfica que yace, y perece, bajo la rigidez del tradicional debate Norte-Sur.

65
gobiernos de centroizquierda (Toscana, Umbria, Emilia-Romagna y Marche). En el centro se
destacan las pequeñas industrias cuya producción se caracteriza por la relevancia del territorio
donde opera, como lo demuestran la producción del cuero toscano y del calzado marchigiano. La
Italia del Noreste se mantiene como timonel de la economía del país.
Por décadas, Italia fue “la economía enferma de Europa”. Pero a diferencia de los países del
Mercosur, especialmente de los más pequeños, la economía italiana –como la española- ha recibo
un impulso notable con la participación en la Comunidad Económica Europea. Hoy se basa
principalmente sobre la industria, la agricultura y el turismo –actividad, la última, que representa
entre 10 y 12% de su PIB. La industria textil puede considerarse la más antigua industria italiana.
La alimentaria, por su parte, se encuentra muy ligada a las actividades primarias (agricultura y
ganadería); sin embargo, utiliza gran cantidad de productos importados que lesionan la industria
local por la competencia de precios. La agricultura italiana, desde el punto de vista territorial, no
está favorecida por la naturaleza: el 80% del territorio es zona montañosa, pero no hay un solo
centímetro de tierra desaprovechado. Como en Argentina, la vid, el olivo y los cítricos constituyen
los cultivos leñosos de gran renombre y difusión.
Mientras Italia es un importador neto de energía en materia de gas, carbón y petróleo, la
Argentina cuenta con abundantes recursos energéticos y con una significativa diversidad de
fuentes, como la hidroeléctrica y el gas, además del petróleo, carbón y uranio. Según el estudio
“Panorama Internacional de la Energía 2006” de la Administración para la Información Energética
de EE. UU., la Argentina puede incrementar sus volúmenes de producción petrolera en al menos
65.000 barriles por día en los próximos tres años y convertirse en productor de 1 millón de barriles
por día, en diez años. El país también está dotado de fuentes no convencionales de energía, tal el
caso de la geotérmica, eólica, mareomotriz, solar y biomasa. Sus centrales nucleares Atucha I y II
(esta última construida en un 80%), generan energía nucleoeléctrica con 319 MW y 600 MW de
potencia, respectivamente. En 2006 las autoridades argentinas anunciaron la prolongación de la
vida útil de la central nuclear Embalse y la terminación de la construcción de Atucha II. Además,
se informó sobre la creación de una cuarta central y sobre la reanudación de la producción de
uranio enriquecido en el complejo tecnológico Pilcaniyeu, en la provincia de San Juan.
Particular relevancia tiene en la Península el mundo de las pequeñas y medianas empresas
(pymes)99: son el 95% de las firmas y tienen un promedio de menos de diez personas empleadas.
Las pymes representan el 26% de las exportaciones de Francia; el 40% de Corea y el 56% de
Taiwán. En Italia los datos difieren, pero no bajan de 60%. De este porcentaje, 36% de las
exportaciones las realizan empresas con menos de doce empleados. Hasta esa cantidad, son
subsidiadas, no pagan impuestos, ni siquiera los laborales. Existen 11 mil pymes, con buen nivel
tecnológico en diseño de producto. Se distinguen por la amalgama de buen proceso, buen diseño,
buen producto y buena coordinación empresarial, lo que les abrió mercado en 65 países. Con su
conocimiento y experiencia en el rubro, el país hizo de las pymes un sólido modelo de desarrollo
industrial que aún hoy constituye el corazón de su economía.
En cuanto al proceso de internacionalización de sus pymes, la diplomacia comercial italiana
junto a actores privados se propuso asistir, tutelar y promocionar el sistema productivo de su país
en el proceso de radicación en el exterior. Busca fortalecer el concepto de “made by Italy” frente al
de “made in Italy” (cfr. Mastrojeni 2005). Con la ley 56 del 31 de marzo de 2005 Italia racionalizó la
acción del Estado a favor de sus empresas y, al menos en la letra de la disposición, creó en el
exterior un estructura central de referencia dentro de la red diplomático-consular: el “Portal Único”
o “Portal Italia”, una sede en donde los empresarios italianos deberían encontrar toda la asistencia
para insertarse en mercados extranjeros. Las embajadas y consulados, dueños de una
comunicación privilegiada con las autoridades del país hospedante, desempeñarían junto con las
oficinas del Instituto Italiano de Comercio Exterior, las Cámaras de Comercio italianas y las
asociaciones de los italianos en el exterior un rol de defensores de las necesidades de las
empresas frente a la administración pública extranjera, ofreciendo apoyo en las licitaciones
públicas, acceso a los mercados y protección de los inversiones. ExTender es el sistema operativo

99
Según la definición elaborada por Europa, las pymes poseen menos de 250 dependientes, facturan menos de 50
millones de euros y no forman parte de un grupo empresarial mayor.

66
informático que pretende unir toda la red diplomático-consular con las cámaras de comercio que
están fuera y dentro de Italia100.

III.3.4. Caminos que se bifurcan: la crisis de los bonos

La Argentina fue el primer país latinoamericano en reconocer formalmente al Estado de Italia,


cuya conformación unitaria concluyó el 17 de marzo de 1861. Tal gesto anticipaba la voluntad
europeísta argentina y los vínculos que señalarían la vida común de ambos Estados. Pero los
recientes resquemores bilaterales interfirieron –y siguen haciéndolo- en la prosperidad de sus
relaciones comerciales. Tensas fueron las reuniones entre ambas naciones en las rondas del FMI,
por la reestructuración de la deuda externa argentina durante el bienio 2004-2005, operación que
aplicó sobre los tenedores de bonos de la deuda (entre ellos, muchos italianos) un quita de casi
75% del valor de sus títulos. Aproximadamente 400 mil italianos tenían un total de 20 mil millones
de bonos argentinos en sus carteras de inversión, ahorro y jubilación, algo así como 14,5 millones
de dólares, según estimaciones del Ministerio italiano de Economía101. Italia es el país con mayor
cantidad de bonistas afectados por el canje de deuda.
Aunque el gobierno argentino capitalizó internamente la hazaña de la deuda como un paso
histórico sin precedentes contemporáneos, dicha reducción en sus obligaciones puso en discusión
la confiabilidad que se supone un país debería inspirar para relanzar su imagen internacional y
estimular nuevos procesos de inversión extranjera. De allí, una seguidilla de vórtices con Italia.
La opinión pública italiana, además de la alemana y la japonesa, resultó ser la más irritada con
la Argentina. El gobierno italiano fue vocero de la Banca, se sumó al malestar de su opinión
pública y criticó con enjundia a la administración argentina por la quita en sus pasivos. La
respuesta no se hizo esperar y, desde aquel cenit, las relaciones bilaterales atraviesan frecuentes
momentos de desconfianza mutua y discordia.102 La diplomacia pública tiene una gran tarea de
cara a la ciudadanía italiana.
Respecto a la crisis de los bonos, Severgnini observó que “hay 450 mil personas a las que les
han dicho: tomen los bonos, un estado no puede fracasar. Son 450 mil personas que no dicen
cosas agradables de la Argentina, pequeños embajadores que no les están haciendo a ustedes
buena publicidad. Si les sumamos familias y amigos, estamos hablando de dos millones de
personas. Tener dos millones de embajadores en contra es un problema muy serio”103.
Ante la opinión pública europea, el gobierno argentino ensayó dos estrategias: por un lado, la de
mostrarse como víctima de planes económicos propuestos por el FMI y aplicados con la
complicidad interna de una dirigencia política ligada a la especulación del sector financiero y
bancario. Por el otro, la clave de la gestión del equipo económico en su gira por Italia y Alemania
fue convencer a los bonistas sobre la responsabilidad de los bancos de sus países en la
colocación de bonos a sabiendas de la vulnerabilidad de la economía argentina. Mientras los

100
El sistema productivo italiano en los mercados internacionales integra a las casi 150 oficinas comerciales que operan
en las 238 sedes diplomático-consulares italianas, junto con las 104 oficinas del Instituto para el Comercio Exterior y
las 66 Cámaras de Comercios italianas en el exterior.
101
Cfr. “Problematiche relative all’offerta pubblica di scambio volontaria sulle obbligazioni argentine per le quali è
stato dichiarato il default”. Audizione dell’ex ministro dell’Economia e delle Finanze, Domenico Siniscalco. VI
Commissione della Camera dei Deputati. Roma, 13.01.2005.
102
El presidente argentino dijo que “no somos nosotros, los argentinos de bien, los que hemos estafado a los bonistas
italianos. Mucha responsabilidad tienen esos bancos que ya sabían que eran bonos insolventes y se los fueron a vender a
los queridos jubilados italianos, engañándolos. Que se hagan responsables de lo que hicieron” (26.11.2004). Sobre la
postergación de la apertura del canje de bonos en default en Italia, el mandatario Néstor Kirchner agregó: “Qué actitud
distinta la del gobierno italiano en relación con la reestructuración de la deuda, comparada con la que tuvimos nosotros,
que les abrimos nuestro corazón y los brazos a los italianos en los peores momentos (…). Nos duele la actitud de Italia y
pedimos que se rectifique” (28.11.2004). El nivel de estancamiento de la relación bilateral quedó demostrado cuando
los votos de los italianos residentes en Argentina fueron clave para definir la victoria del centroizquierda en Italia, con
la mayoría en el Senado, derrotando a la Casa de las Libertades, la coalición de Berlusconi en el gobierno. Entonces, en
las calles de la Argentina se vieron afiches que rezaban “Romano Prodi. La esperanza de una nueva relación. Gracias
italianos residentes en la provincia de Buenos Aires”. El cartel llevaba la firma de Felipe Solá, gobernador de la
provincia de Buenos Aires y, en aquel momento, aliado político de Kirchner.
103
Cfr. CHIARAVALLI, Verónica. “Italia y la Argentina son países que necesitan una niñera”, en La Nación, 31 de
mayo de 2006.

67
títulos de la deuda pública italiana arrojaban una renta de 4,75%, los bonos argentinos daban
intereses de 12%; más atractivos, aunque de mayor riesgo.
El riesgo conciente que significaba la compra de títulos argentinos fue el centro de la
argumentación usada por el gobierno de Kirchner para trasladar responsabilidades a la banca
italiana y legitimar su propuesta de quita. Táctica que tuvo por marco la estrategia general de
lograr la aceptación de los mercados sin comprometer el sustento del modelo económico
argentino. La reestructuración de la deuda era presentada como la “única compatible con un
proceso de crecimiento y equidad continuado” (cfr. discurso del ex ministro argentino de Economía
y Producción, Roberto Lavagna, 12.01.2005).
Pero la estrategia argentina adoleció de coordinación. En nombre del Estado, el secretario
argentino de Finanzas utilizó la pantalla de la RAI para, literalmente, pedir perdón a los italianos
afectados por el default y la reestructuración de la deuda externa. Este paso en falso comprometió
la táctica de sobreseer a la Argentina de su culpabilidad, mostrarla como presa de condiciones
macroeconómicas no buscadas, al tiempo que estigmatizar el rol de la banca europea y su usura
en la venta de bonos argentinos.
De la prensa europea, la italiana fue la más crítica en cuanto al canje de deuda y la que más
espacio dedicó en las primeras planas de sus periódicos. Lo demuestra el monitoreo de medios
del centro argentino de estudios Global News (2004), cuyo informe asegura que mientras el resto
de los medios europeos, estadounidenses y latinoamericanos incluyeron algunas valoraciones
positivas sobre la reestructuración de la deuda, en Italia no se publicó ninguna nota positiva sobre
el canje. Dos de los diarios italianos más leídos comentaron:

Il Sole 24 Ore: “Según el dicho popular, la esperanza es lo último que muere. Sin embargo, no
es así para los italianos que rechazaron la oferta de canje argentina y que actualmente tienen US$
8.000 millones de viejos bonos tango, aislándose del resto del mundo que adhirió en masa. En la
atormentada y complicada reestructuración de la deuda en default de Argentina, la mayor de todos
los tiempos, los bonistas poseedores de viejos títulos ahora no saben qué deben esperar. La
última esperanza, si la hay, ¿dónde está? Los italianos que no adhirieron a una pérdida de capital
equivalente al 70%, han comprometido la recuperación del otro 30% y se están enfrentando con el
fantasma de una pérdida total”.

La Repubblica: “Venció Argentina. La adhesión global al canje de bonos tango en default es de


76,07%. (...) En tanto, se delinea un ‘caso Italia’, donde 350.000 ahorristas (3 de cada 4) no
adhirieron a la oferta. Ahora tienen dos caminos: hacer juicio a los bancos que les vendieron los
bonos, o bien, confían en la Task Force Argentina (apoyada por los bancos italianos) que pretende
denunciar a la Argentina en sede internacional y pedir el embargo de los bienes del país”.

Numerosos titulares del diario argentino Clarín daban a entender el deterioro de la histórica
relación bilateral:

27.11.2004
COMPLICACIONES EN EL FRENTE EXTERNO: DECLARACIONES DEL PRESIDENTE DURANTE UN ACTO EN CHUBUT
Kirchner: “Nos duele la actitud de Italia y pedimos que se rectifique”
Dijo que el reproche “es para Berlusconi” por rechazar la propuesta argentina por la deuda. Y culpó a
los bancos que les vendieron “bonos insolventes” a los jubilados italianos.

28.11.2004
COMPLICACIONES EN EL FRENTE EXTERNO: DESPUÉS DE LAS CRITICAS DE KIRCHNER A BERLUSCONI
Deuda: aumenta la tensión e Italia ya prepara una respuesta
Así lo admitió una fuente de la Embajada a Clarín. Dijo que la Cancillería italiana se pronunciará
mañana. Kirchner le había reprochado al primer ministro por el endurecimiento de su gobierno ante el
tema del default.

28.11.2004
COMPLICACIONES EN EL FRENTE EXTERNO: VICTORIO TACCETTI, EMBAJADOR ARGENTINO EN ROMA
“Las relaciones están deterioradas”
El representante argentino dice que la deuda lesionó el vínculo. Y que el sector económico “es el que
demuestra menos comprensión en Italia”.

68
30.11.2004
Argentina e Italia acordaron bajar el tono al entredicho por los bonistas
Kirchner había criticado a Berlusconi por las trabas a la salida del default. Ayer el embajador pidió una
audiencia y expresó "la sorpresa y amargura" de su país por estos dichos. Argentina justificó su
postura.

19.01.2005
LA SALIDA DEL DEFAULT | LA CANCILLERIA ITALIANA AMENAZA CON PEDIR SANCIONES INTERNACIONALES CONTRA ARGENTINA
Por la deuda, la relación con Italia “está en etapa de crisis”

25.04.2005
LA SITUACION POR EL CANJE DE LA DEUDA
Una señal del presidente Ciampi en el vendaval de los bonistas italianos
El mandatario fue a saludar a Kirchner, mientras Roma endurece su postura.

01.07.2005
LAS DEBILITADAS RELACIONES ENTRE BUENOS AIRES Y ROMA LUEGO DEL CANJE
Tras la reunión de Berlusconi y Bielsa, anuncian que viene el canciller italiano
Gianfranco Fini vendrá en enero. Así, Argentina e Italia buscan recomponer relaciones.

La estrategia argentina, rechazada por la intransigencia del gobierno conservador de Silvio


Berlusconi, encontró más tarde en el gobierno del centro-izquierda posiciones cercanas, según
puede deducirse de las declaraciones del subsecretario de Asuntos Exteriores de Prodi:
“Lamentablemente, eran alrededor de 450 mil personas físicas, con una familia a cargo, personas
modestas que probablemente mal aconsejadas han invertido parte relevante de sus patrimonios
con un resultado catastrófico. Esto, objetivamente, ha determinado un problema serio que no
concierne al Gobierno. Este es un problema entre bancos, personas individuales y una realidad de
un Estado que vivió una fase tan dramática” (cfr. Di Santo, art. cit. en Anexo).104

104
Taxativa es al respecto la Declaración de Viena de la cumbre UE-ALC de 2006. Establece que el problema de la
deuda “requiere un compromiso continuo de la comunidad internacional, a fin de encontrar soluciones durables y
equitativas; enfatizamos que los acreedores y los deudores deben compartir la responsabilidad de prevenir y resolver
situaciones de deuda insostenible de manera oportuna y eficaz.”

69
IV. La política exterior y la imagen argentina. Temas de agenda, países objetivo y
percepciones

Sin desconocer las prácticas de Realpolitik que nunca dejaron de caracterizar a las relaciones
internacionales, una hipótesis de máxima para los objetivos de la política exterior de un país como
Argentina o como Brasil podría ser la de contribuir a la disminución de las asimetrías de poder,
empezando por las que se registran entre los socios menores del Mercosur (Paraguay y
Uruguay)105, y contrarrestándolas con la mencionada participación idónea y oportuna en los
asuntos mundiales. La UE ofrece un saludable ejemplo de cómo la presencia y el aporte de los
países menores -económica y geográficamente- pueden equilibrar la presencia de los más
grandes e inyectar dinamismo a los debates intrabloque.
No se trata aquí de abonar una concepción idealista de la realidad mundial ni de recluirse en el
pesimismo hobbesiano (el camino debiera ser más bien ecléctico). Pero sí de suponer, apoyados
sobre el citado concepto de autonomía relacional, que la confluencia de voluntades entre Estados
y actores no estatales puede contribuir con una mejor gobernabilidad del sistema mundial. No en
vano las actuales agendas argentina y brasileña de política exterior colocan al Mercosur en primer
lugar, entre otras coincidencias que se suponen coordinadas, como la cancelación por parte de
ambos países de sus deudas con el FMI, en el segundo semestre de 2005, y la decisión de no
enviar tropas a la frontera líbano-israelí en agosto de 2006.
En este apartado se examinarán los intereses y objetivos de la política exterior argentina, a partir
de los cuales construir una estrategia de diplomacia pública que, como se dijo, mira a aumentar la
presencia en la agenda de asuntos internacionales y a que sociedades extranjeras comprendan el
porqué de las decisiones externas del país. Asimismo, conocer la agenda internacional argentina
ayudará a determinar cuáles son los países centrales para su estrategia mundial.

Algunas de las cuestiones sensibles que integran las prioridades externas de un país pequeño
como Argentina son:

a. la profundización de la alianza estratégica con Brasil como modo de fortalecer la base de


inserción política y económica argentinas en el contexto internacional; el fortalecimiento de la
asociación estratégica con Chile, la estabilización de los vínculos con Venezuela y con Bolivia, la
mejora de la relación bilateral con los otros países limítrofes;

b. la integración regional de tipo político, económico, cultural y educativo, no sólo aduanero y


comercial; la ampliación del comercio interregional; impulsar el empleo de monedas locales (el
Peso y el Real) en el comercio bilateral intrabloque argentino-brasileño, en sustitución del dólar;

c. el desendeudamiento externo y, paralelamente, la recuperación de la credibilidad exterior del


país frente a sus principales interlocutores en el mundo industrializado (entre ellos, Italia);

d. la reforma de la ONU hacia una mayor multilateralidad y democratización en su estructura y


proceso de decisión; y del FMI, para mejorar la representación de los países en el organismo,
según sus posiciones relativas en la economía mundial, y reforzar la representación de los países
menos desarrollados. La política exterior argentina, en consonancia con la brasileña, propone
cambiar el sistema de representación en el directorio del FMI, flexibilizar sus condiciones para el
otorgamiento de créditos a los países en desarrollo y solicitar el consentimiento de la Organización
Internacional del Trabajo (OIT) ante ciertas reformas laborales sugeridas por el FMI como
condición para alguno de sus préstamos;

e. la creación de una alianza política y económica (asociación estratégica) entre la UE y el


Mercosur;

105
Con 67% del territorio y 70% de la población del Mercosur, Brasil genera 68% del PIB del bloque. Uruguay, en
cambio, representa al 1% del territorio; al 1,3% de la población y genera 1,5% del PIB del Mercosur. En 2005, las
exportaciones e importaciones con Brasil fueron significativas para la economía uruguaya, pero a la inversa
representaron un porcentaje ínfimo. Cfr. ELÍAS, Antonio. “Las paradojas del Frente Amplio” en Le Monde
diplomatique de marzo de 2007.

70
f. la promoción de una mayor equidad y beneficio en las relaciones comerciales internacionales y
fortalecimiento de la posición negociadora de los países socios. En la reunión de la OMC de Hong
Kong en diciembre de 2005, la Argentina solicitó reformulaciones en las condiciones de
intercambio comercial, objetando los subsidios agrícolas de la UE y las subvenciones a la
exportación. En particular, se pide la modificación de la Cuota Hilton (un límite que Europa
mantiene a las importaciones de carne argentina), de la PAC (Política Agrícola Común de la UE),
la apertura del mercado estadounidense para los productos agrícolas y cárnicos y, con ello, la
exclusión progresiva de aranceles y subsidios agrícolas. Este grupo de objetivos coincide con los
propuestos en la Ronda Doha de la OMC, en noviembre de 2001. El proteccionismo del comercio
agrícola mundial aplicado por EE. UU., Europa y Japón mediante incentivos a los productores
domésticos y la imposición de barreras arancelarias contribuye a limitar las exportaciones
argentinas. La PAC de la UE tiene subsidios que representan casi 50% del presupuesto total
comunitario. Europa es proteccionista en los sectores donde la Argentina es competitiva;

g. la exploración de formas alternativas de energía como la nuclear, la solar, la eólica y la hídrica.


La Argentina forma parte del directorio de quince países del Organismo Internacional de Energía
Atómica. Junto con Brasil ha construido su propia tecnología de enriquecimiento de uranio. Ambas
naciones buscan la independencia energética nuclear. Son las únicas en América latina que han
desarrollado el ciclo completo de combustible nuclear: dominan desde la extracción del mineral de
uranio de las minas hasta su conversión en pastillas de uranio ligeramente enriquecido para
alimentar centrales nucleares. Argentina es hoy uno de los treinta y dos países que posee
reactores nucleares con fines comerciales. La energía eléctrica producida en Argentina a través
del recurso nuclear representa 8% del total. Así, el porcentaje argentino es cercano al de
Sudáfrica y Rumania, y el doble de lo que se genera en Brasil, Holanda o la India, en términos de
porcentaje con respecto al total de electricidad producida. El país se ha posicionado como líder
mundial en la categoría de reactores de investigación, exportando su tecnología a Perú, Argelia y
Egipto106.

Esta serie de objetivos en política exterior, que puede resumirse en la tríada integración regional
/ comercio internacional / política energética, sirve como matriz para diagramar un esquema con
las naciones del mundo funcionales a estos propósitos y que, por lo tanto, formarán parte del
objetivo internacional argentino (ver Tabla 4) y, por consiguiente, de la “audiencia nicho” para su
proyecto de diplomacia pública. Además, la selección de los países tiene en cuenta la cercanía
cultural, el vínculo político-económico y su propio nivel de influencia sobre el escenario
internacional.
La presencia de militares y civiles en misiones de paz en el exterior también compromete los
objetivos internacionales de un país. La Argentina, por ejemplo, mantiene una contingente en Haití
desde el derrocamiento de su presidente. Cumple así una acción de recomposición institucional
en el país caribeño. Además, forma parte del llamado Grupo de amigos de Haití, que integra junto
con otros miembros de la Organización de Estados Americanos: Bahamas, Belice, Canadá, Chile,
EE. UU., Guatemala, México, República Dominicana, Venezuela y, en su rol de “observadores
permanentes”, Alemania, España, Francia y Noruega. La presencia italiana en la Península de los

106
El mundo produce en electricidad nuclear lo mismo que en 1960 producía en electricidad proveniente de todas las
fuentes combinadas. Existen en el planeta aproximadamente 440 reactores que producen el 16% del total de la
electricidad generada en el mundo, comparada con el 39% producido por el carbón, el 19% por el agua, el 15% por el
gas y el 10% por el petróleo. Se estima que en el mundo existen 32 reactores en construcción, que equivaldrían a un
incremento de 7,5% en la capacidad existente al momento. En Francia, la electricidad nuclear representa el 77% del
total. En Lituania, el 78%. Países como Finlandia, Bélgica, Bulgaria, Hungría, Japón, Suecia o Suiza obtienen algo más
de un tercio de su poder eléctrico de la energía nuclear (cfr. World Nuclear Association en CARI 2002). La energía
nuclear se utiliza en quince de los veintisiete Estados miembros de la UE y representa 30% de la producción eléctrica
del bloque. El 88 % de la energía mundial proviene aún del trinomio petróleo, gas natural y carbón, que sigue siendo el
motor de la economía mundial. Los países industrializados hospedan el 25 % de la población mundial y consumen el 75
% de la energía producida en el planeta. Se estima que la demanda global crecerá 40 % hasta 2020 (IAPG, 2000).

71
Balcanes, Bosnia, Kosovo107 y Albania, por ejemplo, es decisiva en la prosperidad de la región
desde los conflictos de 1999, tanto como lo es su misión en Afganistán, Darfur, Líbano y sus
gestiones diplomáticas en Somalia108. Con casi ocho mil militares en el exterior, hoy las fuerzas
armadas italianas están comprometidas en 24 misiones, en 18 países, con un total de 7.730
militares. Estos y otros datos hacen de Italia uno de los países más comprometidos en el mundo
con sus fuerzas armadas: el sexto en número de militares en el exterior, con unos ocho mil
soldados empeñados en misiones de paz (el tercero en este tipo de operaciones, luego de EE.UU.
e Inglaterra).

Tabla 4. Países clave para la política exterior argentina (2003-2007)


Tipo de relación Target Objetivos

Bilateral o birregional Grupo 1: Brasil, Chile, Influencia política;


(o competitiva) Venezuela, Uruguay, redes de política común;
Paraguay, Bolivia, México. mejorar el intercambio comercial;
fortalecimiento relaciones
Grupo 2: Alemania109, EE. interbolques.
UU., España, Francia110, Italia,
Canadá, Inglaterra, Japón,
Israel.

Grupo 3: India111, China112,


Rusia113, Sudáfrica.
Multilateral Miembros del Mercosur, Grupo Redes de gobernabilidad post-
(o cooperativa) de Río114, conflicto y (re)construcción
UE, NAFTA, CAN115, institucional (Haití, Bolivia);
CARICOM116, favorecer el desarrollo y la
ONU, OMC, OCDE117, Asen118, estabilidad mundial;
Organismo Internacional de reducir la pobreza;
Energía Atómica, G77119, G20, promover nuevas formas de
NOAL (Países No Alineados). energía mundial.

107
Aquí Italia forma parte de llamado Contact Group que desde hace diez años supervisa la diplomacia en los Balcanes
junto con EE. UU., Gran Bretaña, Francia, Alemania y Rusia.
108
En su ex colonia africana, Italia financia un proyecto de cooperación de 2 millones de euros con el objetivo de
promover el proceso de reconciliación y el diálogo interregional luego de 14 años de guerra civil, ausencia de gobierno
central y despojo de instituciones de control social.
109
En exportación e importación, Alemania es uno de los principales socios comerciales de la Argentina fuera del
Mercosur.
110
Al igual que con Italia, desde la salida de su anterior modelo económico Argentina enfrenta serias dificultades en su
relación bilateral con Francia. Los temas sensibles son las tarifas de los servicios públicos en manos de consecionarias
francesas y la seguridad jurídica que afecta a las empresas del país europeo. El país galo anunció en 2007 la inversión
de la empresa Alstom para la construcción de trenes bala que unan Buenos Aires con Rosario y con Mar del Plata.
111
Hasta el primer semestre de 2006, las exportaciones argentinas crecían a 16% en promedio, desde 2002, y las ventas
hacia la India a 33%, el doble del promedio del crecimiento de las ventas argentinas al resto del mundo. El gigante
asiático busca un tratado de libre comercio con Argentina y con Brasil.
112
China devino en el cuarto cliente de la Argentina, detrás de Brasil, Chile y EE. UU. Aceites y semillas oleaginosas
(principalmente soja) representan 84% de las exportaciones hacia China.
113
La Argentina es el principal abastecedor de carne a Rusia.
114
Se trata de un mecanismo de consulta política entre países latinoamericanos creado en Rio de Janeiro, en 1986.
115
Comunidad Andina de Naciones, creada en 1996 e integrada por Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia y Venezuela.
Debido a desacuerdos por negociaciones comerciales bilaterales con EE. UU., Venezuela anunció en 2006 su retiro del
bloque para sumarse como miembro del Mercosur.
116
“Caribean Community”, organización creada en 1973 para coordinar la política económica y exterior de 14 países
del Caribe como miembros plenos.
117
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), integrada por 29 países, se propone
coordinar las políticas económicas y sociales de sus miembros. La OCDE busca mantener la estabilidad, promover el

72
IV.1. Atributos de la imagen internacional argentina. Variables de percepción en Italia

A efectos teóricos, los atributos de un país pueden clasificarse en objetivos y subjetivos.


Argentina, como nación que reúne características de todos los continentes, ofrece los siguientes
atributos del primer tipo: es el octavo país del mundo en superficie, con 2,7 millones de km² y una
población estimada de 39.537.943 habitantes en 2005. Tiene una densidad de 14 hab/km²,
aproximadamente. Posee todo tipo de climas: tropical al Norte, templado en el Centro y muy bajas
temperaturas en la Patagonia; diversidad en flora y fauna, con ecosistemas de praderas,
desiertos, montañas, selvas, bosques, llanura. Su economía tradicional está basada sobre la
agricultura y la ganadería, con la zona pampeana central del país como uno de los territorios más
fértiles del planeta. Es el segundo exportador mundial de miel y se colocó en primer puesto
cuando China se apartó del mercado en 2003 por haber alterado sus productos. Es rico en
producción de carne, pesca y minería. Exporta energía hidroeléctrica y es uno de los mayores
productores de energía nuclear en América latina (Rosales, op. cit., 23). Es autosuficiente en
petróleo pero sus recursos de gas, exportados a Chile, escasean, por lo que importa de Bolivia y
de Venezuela (cuarto exportador mundial de petróleo). Según datos de la UNESCO de 2004,
Argentina es el segundo país en índices de alfabetización de América latina, con una tasa de
97,2%, igualada por Cuba y sólo superada por Uruguay en el primer puesto (con 98,1%).
Veamos ahora la dimensión subjetiva. Para mejorar los esfuerzos oficiales por promover una
percepción positiva en el exterior, el British Council conduce a menudo un sondeo mundial para
determinar la imagen del Reino Unido en la opinión pública extranjera de países de su interés. Se
conoce como Through Others' Eyes (“A través de los ojos de otros”) y en su edición de 2000
encuestó en dos años a más de 6 mil jóvenes líderes en 30 países. Los resultados revelaron que
el mundo se ha forjado una imagen ambigua de los ingleses. Si bien se descubrió que una nueva
generación de líderes globales ve a Inglaterra con ojos positivos, a escala individual asocian al
ciudadano inglés con una serie de percepciones negativas tales como la incapacidad de
adaptarse a los nuevos tiempos y actitudes hostiles hacia los extranjeros (Cfr. “Do they mean us?”
en BBC News Online, 10 de noviembre de 2000).
Pero además de este sistema de encuestas a una población clave, la percepción de un país en
el exterior puede evaluarse mediante un monitoreo de medios como el que durante cuatro años
(2000-2004) realizó el citado centro argentino de estudios Global News, analizando 78 periódicos
internacionales120. Entre los matutinos italianos, el estudio determinó que la Argentina

“tiene en las columnas deportivas de los diarios italianos una presencia significativa, producto de la
actuación de jugadores y deportistas argentinos en el país desde hace mucho tiempo. Eso hace que
los medios, sobre todo los especializados, muestren un flujo más o menos constante de información
sobre el deporte argentino. Más allá de eso, los ‘otros’ temas que ocupan a la prensa diaria varían.
Por supuesto, desde diciembre de 2001, el default sobre la deuda externa, que afectó a casi medio
millón de ahorristas italianos, es el único que accedió a las primeras planas. Il Corriere della Sera,
por ejemplo, sostiene que Argentina es la única responsable de la situación. Esta posición está
claramente alineada con los reclamos de Task Force Argentina, el grupo de ahorristas apoyado por
la asociación bancaria italiana que se rehusó a participar en la oferta de canje de títulos. Lo
llamativo es que cuando comenzó a hacerse más evidente que la reestructuración iba a ser exitosa,
el diario, que hasta ese momento publicaba con asiduidad información al respecto, dejó de informar
sobre el tema casi por completo. La posición de La Repubblica en este asunto es más conciliadora,
y refleja la responsabilidad compartida de los bancos italianos en la venta de títulos de deuda
argentina. El diario económico Il Sole 24 Ore mantiene también una posición neutra (…). Salvo los
directamente afectados por el canje de bonos luego del default, en general se aprecia a la Argentina

empleo, el crecimiento económico y la mejora de los niveles de vida en los países socios. Además, postula ayudar a la
expansión económica en el proceso de desarrollo de los países miembros como de los ajenos a la Organización.
118
Asociación de las naciones del sudeste asiático, en negociación comercial con China.
119
El G77 agrupa a naciones en vía de desarrollo, con el objetivo de adoptar posiciones consensuadas en temas de
comercio y desarrollo, promover sus intereses económicos y potenciar su capacidad de negociación en la Conferencia
de Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD). Aunque actualmente integrado por 128 países, el
Grupo mantiene en su denominación el número que corresponde a la cantidad de miembros fundadores, en 1964.
120
Los periódicos censados pertenecen a EE. UU., Inglaterra, Francia, España, Italia, Alemania, Brasil, Chile, México,
Paraguay y Uruguay.

73
como el país más glamoroso de Latinoamérica, de donde siempre provienen noticias inesperadas,
pero que no terminan de hacer cambiar la concepción de que se trata del gran país de Sudamérica,
sobre todo por lo que hace a las manifestaciones de su cultura, personalidades deportivas y
recursos naturales” (Global News op. cit.).

Del malestar por la reestructuración de la deuda emergió el uso retórico del caso argentino como
sinónimo de descomposición institucional y bancarrota de las naciones. En 2005 y 2006, la prensa
italiana reflejó a menudo la opinión de personalidades y ciudadanos que veían en la
desaceleración de la economía de Italia el camino hacia un desenlace como el de la crisis
argentina. Conclusiones del tipo “otros cinco años de gobierno de Berlusconi nos habrían hecho
terminar como la Argentina” (Tutto Perugia, 27 de abril de 2006, opinión de un ciudadano
encuestado); “Italia sigue a la Argentina por el mismo camino de la ruina” (Financial Times, 24 de
marzo de 2006); “Bajo crecimiento y reformas no implementadas, terminarán como Buenos Aires”.
Titulares que ocuparon páginas destacadas en diarios de tirada nacional: “Italia sigue las huellas
de la Argentina” (Corriere della Sera, 25 de marzo de 2006), “La economía italiana corre el peligro
de una deriva como la argentina”; “Que el gobierno se despierte o terminaremos como la
Argentina”; “Alarma roja para Italia: riesgo de ‘deriva Argentina” (La Repubblica, 26 de marzo de
2004).
La crisis sirvió de ejemplo para tematizar en la agenda pública el proceso de “argentinización”,
término que sustituyó a la idea de “balcanización”, concepto a menudo empleado por los europeos
para referirse a la desintegración territorial de los Estados, el eclipse de las sociedades nacionales
(dos variables que, sin embargo, no aplican al caso argentino) y el desorden socioeconómico. Una
nueva instancia para valorar los Estados fallidos (failed states). Ante la pregunta sobre qué tipo de
semejanzas encuentra entre Argentina e Italia, uno de los funcionarios consultados por este
estudio respondió que “lamentablemente, en los últimos años veo más a Italia parecerse a la
Argentina que viceversa”.
Otros temas que la retórica de ciertos italianos suele identificar con Argentina son los
desaparecidos, el autoritarismo, la riqueza natural del país, la desorganización política e
institucional, la corrupción, la pobreza, la inseguridad jurídica y física, el fútbol, el tango, la
Patagonia, Maradona, Eva Perón, el default, atentados, etc. A la hora de definir a la Argentina
como país, también resuenan vocablos como soberbia, inestabilidad, descontrol, caos, crisis,
inseguridad, militarismo, caudillaje, machismo y populismo. A estas adjetivaciones se suma un
frecuente desconocimiento de la existencia del Mercosur, de sus miembros y de procesos
internos. El embajador argentino en Roma, Victorio Taccetti, observó que el Mercosur “se
encuentra en estos momentos en una etapa similar a la que atravesaba la Comunidad Económica
Europea en los años setenta y este es un punto a explotar a la hora de hacer comprender al
europeo la importancia del Mercosur como mercado regional de proyección continental” (ver
entrevista en Anexo).
A propósito de las imágenes sobre la sociedad argentina, encuentran arraigo los conceptos de
autoritarismo y populismo, rasgo que a su vez se identifica con el resto de América latina. En los
artículos y notas sobre la Argentina, el diario estadounidense The New York Times ha empleado
frases del tipo “país territorio de nazis” o pueblo de “actitudes autoritarias y machistas” (Global
News op. cit.). Por su parte, el populismo, que tuvo su cuna en Europa con el fascismo, es ahora
vinculado por los dirigentes italianos como prerrogativa latinoamericana y, particularmente,
patrimonio del peronismo argentino.
En una entrevista al diario italiano La Repubblica, Francesco Rutelli, líder político del
centroizquierda, ex alcalde de Roma y ex vice primer ministro de Italia, comparó el gobierno de
Berlusconi (2001-2006) con el peronismo:

- “Peronismo. No me viene en mente ningún otro modelo para describir a esta derecha de viejo
estilo, para nada liberal, que gobierna Italia”.
- “Rutelli, Italia no es Argentina: ¿de dónde viene este acercamiento entre Berlusconi y Perón?”, le
preguntó el periodista.
- “De la evidencia de los hechos. Luego de más de un año, están demostrando lo que valen:
propaganda martilladora y populismo”121.
121
GIANNINI, Massimo. “Questo è un governo peronista ma non bastano i girotondi’. Rutelli: Ulivo, entro il 2004 un
progetto per tornare a vincere”, en La Repubblica, 4 de septiembre de 2002.

74
IV.2. La Argentina en ojos italianos

En este apartado se exhiben los resultados del sondeo de opinión, a cargo del autor, que midió
la percepción y los estereotipos de la Argentina en 54 líderes de opinión italianos. El muestreo
empleó entrevistas personales semi estructuradas y un cuestionario predeterminado (que puede
verse en el Anexo). El alcance fue federal, lo que permitió involucrar representantes de gran parte
de las regiones del territorio italiano. Los resultados servirán tan sólo como indicio que nos dejará
apenas a las puertas de un prediagnóstico. Pretende ser un ejemplo del tipo de sondeo que la
diplomacia pública debiera realizar con firme periodicidad para saber cómo el país está
posicionado en las audiencias sensibles a su interés nacional.
Algunas respuestas fueron pasionales, viscerales. Hubo quien hasta incluyó comentarios
admonitorios sobre lo que el país debiera hacer para recuperarse, como quien aconseja a una
hermana menor descarriada. En estos casos, el problema argentino pareció reverberar casi como
una cuestión propia, como si se tratase de un miembro de la familia que a menudo descarrilla. La
muestra estuvo compuesta por personalidades provenientes de diversas ocupaciones y disciplinas
del conocimiento, según la siguiente distribución:

0% 35%

Académicos 33,3

Funcionarios 18,5

Empresarios 14,8

Estudiantes de postgrado 13,0

Periodistas 11,1

Presidentes ONG 7,4

Sindicalistas 1,9

Los consultados son nativos de diversas zonas del país: Lombardia (20,4%), Lazio (14,8%),
Veneto (13%), Emilia-Romagna (9,3%), Sicilia (7,4%), Marche (7,4%), Piemonte (5,6%), Trentino-
Alto Adige (3,7%), Puglia (3,7%), Friuli Venezia Giulia (3,7%), Umbria (1,9%), Sardegna (1,9%),
Molise (1,9%), Campania (1,9%), Toscana (1,9%) y Liguria (1,9%).
El 51,9% de los encuestados visitó Argentina –especialmente políticos y funcionarios-, de los
cuales el 82% lo hizo más de una vez. Más de la mitad de los visitantes (53%) estuvo en el país
por motivos de trabajo; sólo el 21% lo hizo por turismo y el 9% por estudio. De quienes no
visitaron Argentina –en su mayoría académicos y estudiantes de posgrado-, el 60% dijo tener al
menos un amigo o conocido argentino. Las personas suelen formarse imágenes de las naciones a
partir de sus ciudadanos en el exterior, de los extranjeros que frecuenta en su vida cotidiana,
afectiva como laboral.

Consideración y familiaridad con la Argentina

El primer paso del cuestionario se propuso observar cuánto el encuestado dice conocer a la
Argentina en comparación con otros países de América latina. La selección de naciones puestas a
consideración incluyó a los países de la región con mayor presencia en la prensa mundial
respecto de sus pares. Pero antes, veamos cuáles son las fuentes de información de los
entrevistados para tomar contacto con la realidad argentina.

75
¿Puede usted indicar cuáles son en Italia las fuentes de información más importantes para
formarse una opinión sobre la Argentina?

0% 30%

Internet 26,8
Revistas especializadas 15
Diarios 8,5
Contactos personales 6,1
Ateneos 5
Medios en general 5
Centros culturales y de estudio 3,7
Asociaciones italoargentinas 2,4
Representaciones diplomáticas 2,4
Libros 2,4
Televisión 2,4
No responde 2,4
No 10

Otros: Clases de tango; documentales; filmes; teatro; fuentes ocasionales.

En las fuentes de información citadas predominan


la prensa argentina en la Internet y las revistas para "Lamentablemente, no noto en los medios
un público especializado. La Red telemática se italianos gran interés por la Argentina".
reveló más importante como fuente para quienes ya Presidente ONG
estuvieron en la Argentina y, sobre la base de sus
conocimientos del terreno, pueden guiar su "Generalmente no hay informaciones. Excepto
en casos extraordinarios como el default".
búsqueda en un medio descentralizado como este.
Político
Las publicaciones especializadas, que ofrecen una
lectura orientada por parámetros editoriales, son "No hay fuentes. La prensa habla sólo cuando
preferenciales –y quizá ideales- para quienes poco hay alguna gran crisis o algún evento
conocen del país. De los contenidos de la Internet, particularmente relevante. La mayor parte de la
los sitios citados fueron: los diarios argentinos La información proviene de los pocos estudios de
Nación y Clarín, la Embajada de Italia en Buenos investigadores italianos". Académico
Aires, el Ministerio italiano de Asuntos Exteriores,
Lonely Planet, Argentina On Line, el diario regional "Los contactos que he tenido con la Embajada
argentino La Capital, de Mar del Plata, el sitio de argentina en Italia no resultaron muy
política internacional IPALMO, el newsletter de la satisfactorios; en cambio, se reveló muy útil el
continuo contacto directo con ciudadanos
Universidad del Salvador y el Instituto italiano de
argentinos a través del intercambio de e-mails".
Comercio Exterior. De los periódicos italianos fue Político
nombrado especialmente La Repubblica. Entre las
revistas especializadas, alcanzó mayoría Limes,
publicación sobre asuntos internacionales. La Universidad de Bologna, el Instituto
Italolatinoamericano y el ICE sede Buenos Aires son las tres instituciones elegidas como punto de
contacto con datos sobre la Argentina. La diáspora de argentinos residente en Italia fue también
considerada como fuente de información actualizada.
Es importante la cantidad de personas (10%) que no fueron capaces de citar una fuente precisa
porque entendieron que en Italia no existe tal cosa para el caso argentino. Ninguno, por ejemplo,
mencionó algún boletín electrónico o newsletter del gobierno de Buenos Aires. Esto puede ser tan

76
positivo como negativo. El que la voz gubernamental no sea oída no quiere decir que una
estrategia de diplomacia pública deba acallar al Estado.
“La Argentina es considerada un poco a los márgenes no sólo geográficos, sino también de las
cuestiones internacionales –sostiene el viceministro italiano Franco Danieli. De modo que, al final,
es poca la cantidad de información que llega. Geográficamente es lejana. En definitiva, más allá
de las situaciones de crisis económica, desde hace algunos años ya no hay fenómenos visibles
que atraigan la atención internacional. Digamos que la última noticia relevante es el default
argentino. La otra es la elección de Kirchner. Pero basta. Si se va a preguntarle a la extensa
platea de los ciudadanos qué es lo que saben de la Argentina actual, continuarán respondiendo
‘desaparecidos’ y quizá dirán ‘default’, ya que 400 mil familias han vivido esta situación” (ver
Anexo).
La lejanía geográfica de la Argentina, a la que alude Danieli, es un factor que a menudo se
activa en el imaginario italiano al oír hablar del país; se considera a la variable como desfavorable
para una relevante participación en el escenario mundial. Sin embargo, tal concepto no es
compatible con la recurrente referencia a la globalización como proceso que transforma al mundo
en una aldea gracias a la instantaneidad de los canales de comunicación y de los flujos
financieros, comerciales y de personas. New York, Pekín y hasta Brasilia también están lejos de
Roma, pero no por esto dejan de tener importancia para la política exterior italiana. Considerar a la
lejanía geográfica del país como obstáculo para su mejor participación en los asuntos
internacionales puede resultar, finalmente, un eufemismo del discurso político.

Usando las categorías predeterminadas, indique cuánto conoce a cada uno de los siguientes
países:

0% 10% 20% 30% 40% 50% 60% 70% 80% 90% 100%

Argentina 11 18 23 2

Brasil 6 10 33 5

Chile 3 13 31 7

México 2 13 28 11

Venezuela 0 12 26 16

Conozco muy bien Conozco bien Conozco poco No conozco nada

La Argentina es la nación que los censados dicen “Conocer poco un país significa también
conocer mejor. Y no sólo. El país alcanza la mayoría en que el país no se deja conocer. Los
las dos primeras opciones (“conozco muy bien” y consulados argentinos son estructuras que
“conozco bien”), lo que indica que incluso si se imitan a ciertos centros de la primera
República italiana, donde el poder era
consideran ambas categorías por separado, el país
administrado en el propio interior antes que
sigue perfilándose como el más cercano al expresado con energía y entusiasmo sobre
pensamiento de los encuestados. el territorio”. Periodista
Lo sigue Brasil, su socio estratégico en la región, aunque este puesto no indique que el
ciudadano italiano vea a ambas naciones vinculadas estratégicamente. Venezuela, a pesar de su
reiterada presencia en medios europeos desde la llegada de Hugo Chávez al poder, es indicada
como no menos conocido de los países señalados. Los académicos más los políticos y
funcionarios son los grupos que mayormente declararon conocer bien al país. Entre quienes lo
desconocen predominan los estudiantes y los empresarios.

77
Empleando las categorías predeterminadas, indique cuál es su opinión general sobre los
siguientes países:

0% 10% 20% 30% 40% 50% 60% 70% 80% 90% 100%

Argentina 10 32 6 6 0

Brasil 7 34 7 4 11

Chile 18 21 8 3 0 4

México 3 18 21 6 0 6

Venezuela 1 15 14 14 4 6

Muy positiva Ligeramente positiva Indiferente Ligeramente negativa Muy negativa No sabe

Si bien en términos absolutos la Argentina “No doy más, pero la amo hasta la locura y
recoge la mayor cantidad de juicios favorables, quisiera pasar mi vejez en Buenos Aires”.
en términos relativos es Chile el país Empresario
latinoamericano que suscita la valoración (“Muy
“Argentina queda grabada en el corazón incluso
positiva").
de quien la conoció sólo por una semana;
una razón habrá”. Periodista
Las razones de este resultado quizá coincidan con las mencionadas en los primeros párrafos del
tercer capítulo, donde se analiza el particular posicionamiento de Chile en América latina. Esta
consideración de la Argentina es transversal a todas las categorías (conocedores y no, visitantes y
no); mantiene su constante proporcional, con un pico de máxima valoración entre quienes se
declaran conocedores o visitaron el país al menos una vez. Un valor positivo predominó incluso
entre quienes manifestaron su desacuerdo con la afirmación de que el país está comprometido
con la defensa de los derechos humanos.

78
¿Qué le viene en mente cuando siente hablar de la Argentina?

0% 15%

Crisis económica / Default / Cacerolazos 10,1


Gran territorio / Pampas 8,1
Juan y Eva Perón 7,6
Dictadura militar / Desaparecidos 7,6
Carne / Asado 7,1
Tango 5,6
Fútbol / Maradona 5,6
Italianos inmigrantes 5,1
La Patagonia 2,5
Buenos Aires 2
Agricultura 2
Madres y Abuelas de Plaza de Mayo 1,5
Ganadería 1,5
Bellezas naturales 1,5
Borges 1,5
Néstor Kirchner 1,5
Riqueza de recursos 1
Tierra del Fuego 1
La bandera 1
Trigo 1
Belleza femenina 1

Otros: Alfajores; Américo Vespucio; amistad con Italia; avenida Libertadores; buena gente; caballos; caos
de la vida pública; Carlos Gardel; Cataratas; Che Guevara; clase política frustrante; corrupción;
desindustrialización; deuda pública; dificultad de progreso; Domingo Cavallo; dulce de leche; empanadas;
glaciares; grandes colectivos; guerra de las Malvinas; inconciencias históricas; inestabilidad política;
inflación; José de San Martín; Julio Bocca; La Boca; lunfardo; Los Andes; los bonos de la deuda externa; los
gauchos; mate; Mercosur; neoliberalismo; Perito Moreno; petróleo; pingüinos; Plaza de Mayo; populismo;
progreso socio-económico reciente; Río de La Plata; River Plate; San Telmo; semifinal Mundial Italia '90;
similitud con Italia; Teatro Colón; Tres Fronteras.

Del total de menciones sólo el 19,2% se refiere a “Se habla sólo de tango, de Maradona y de la
elementos positivos, es decir a valores asociados al Patagonia. En Italia, la política internacional
país. El resto se reparte entre alusiones negativas o son sólo los Estados Unidos y algún que otro
desvalores (24,2%) y observaciones neutrales país europeo, nada más.” Periodista
(56,6%). Clasificados por rubros, la geografía y los
“La veo como una bella mujer, por desgracia
lugares turísticos encabezan la lista (21,2%), descalza y descuidada, que se dejó estar, pero
seguido por la economía del país y sus recursos que aún conserva cierto atractivo”.
(18,2%), personalidades (17,2%), eventos históricos Funcionario
(14,6%), gastronomía (9,1%), arte (5,6%), sociedad
y costumbres (4,5%), deportes (4,5%) y política “Creo que es un país cíclico. Pero ahora me
(1,5%). parece poder afirmar que la Argentina, y toda
Entre quienes dijeron conocer bien al país, la América latina, se encuentra en un punto de no

79
crisis económica, el default y los cacerolazos retorno. La ausencia de conflictos religiosos y
ocupan los primeros puestos de menciones, de situaciones de contraste social, en un
seguidos por la referencia a la carne argentina y su mundo afectado por problemas terroristas y
tradicional asado. En tercer y cuarto lugar, aparecen migraciones de masa, pueden ser el verdadero
gran recurso argentino”. Periodista
las alusiones a la pareja Juan y Eva Perón, y la
dictadura militar. Todos estos ítems son también “Una serie de reformas
preponderantes entre quienes admitieron conocer económicas corajudas”. Político
poco del país y jamás lo visitaron, con una
salvedad: el primer lugar de las menciones lo ocupa "Los argentinos demuestran una
la idea de un gran territorio nacional y la recurrencia extraordinaria capacidad en todas las artes y,
a las pampas argentinas. La carne, el asado y la sin embargo, en Italia a duras penas se
extensión territorial desplazan el recuerdo de la conocen algunos bailarines de tango y,
crisis económica en quienes visitaron el país. obviamente, Maradona". Periodista
Referencias positivas como negativas comparten los primeros puestos entre las personas que
manifestaron un juicio favorable sobre la Argentina (ver adelante). El hecho de que este grupo
recuerde particularmente la violación de los derechos humanos y los descalabros económicos sin
que esto oriente de modo negativo su imagen del país, obliga a estar atentos a la diferencia
conceptual entre opinión y actitud, tal como se distingue en el apartado dedicado a los
estereotipos.
La tematización sugerida por los resultados de esta ronda de consultas coincide en gran parte
con los intereses y preocupaciones manifestados por un grupo de italianos que en octubre de
2006 asistió a un seminario sobre la Argentina, organizado en Milán por el Instituto de Estudios
Políticos Internacionales (ISPI). La mesa redonda de aquel encuentro se propuso realizar un
balance y un diagnóstico de la historia argentina a treinta años del golpe de Estado de 1976122. Al
momento de la participación del auditorio -que incluyó italianos profesionales, estudiantes y
ciudadanos interesados-, he tomado nota de las preguntas dirigidas a los disertantes, evitando mi
intervención como argentino para no tematizar a la audiencia. Los tópicos de los interrogantes del
público se refirieron a los bonos de la deuda externa, la inseguridad, los “nuevos desaparecidos”
(en alusión a la desaparición en 2006 del argentino Julio López, luego de haber prestado
testimonio en el juicio contra un ex policía de la dictadura) y la experiencia poscrisis de fábricas en
quiebra expropiadas por sus trabajadores y autogestionadas como cooperativas.
Un lugar destacado en la percepción de los consultados lo ocupa la última dictadura militar
argentina, con una excepción: la de quienes visitaron el país que, a diferencia de quienes no lo
hicieron, no hablan ya de ella. En un artículo que repasa los métodos más conocidos de tortura
física de la historia del Hombre, la revista italiana Focus se refiere a “los últimos horrores en orden
de tiempo”, y concede particular relieve a las cámaras de la tortura argentinas (1976-1983) “en las
que se utilizaba mucho la electricidad: los torturadores conectaban la batería de un auto a los
genitales o a las tetillas de las víctimas, sometidas a continuas duchas heladas y amenazas de
muerte. Se deshacían de los cadáveres (o de los prisioneros agonizantes) arrojándolos al océano
desde los aviones”123.
Desde 1985 Italia lleva adelante un proceso penal contra los responsables de la desaparición en
Argentina de ciudadanos de origen italiano. La opinión pública italiana se encontró reiteradas
veces con el tema. El 6 de diciembre de 2000 la justicia de aquel país, con el gobierno de la
Península constituido en parte civil, concluyó el llamado “Processo di Rebibbia” con la condena a
prisión perpetua para los generales argentinos Guillermo Suárez Mason y Omar Riveros, en un
juicio por la desaparición de aproximadamente trescientos ciudadanos origen italiano. Seis años
después, la tematización mediática volvió sobre el particular con el título “Processo ESMA”
(Escuela de Suboficiales de Mecánica de la Armada): un fallo de la justicia italiana reenvió a juicio
a cinco oficiales de la Marina argentina, en el marco de la investigación por el secuestro y
desaparición de tres ciudadanos italoargentinos entre los años 1976 y 1977. Los acusados (Jorge
Eduardo Acosta, Alfredo Ignacio Astiz, Jorge Raúl Vildoza, Héctor Antonio Febres y Antonio

122
La conferencia contó con las disertaciones de dos argentinos –el ex secretario de cultura de Kirchner, Torcuato Di
Tella, y el embajador de Argentina en Italia, Victorio Taccetti– y dos italianos –el senador Gilberto Bonalumi,
secretario general de la Red Italia América latina, y el periodista de Il Sole 24 Ore, Roberto Da Rin. 10 de octubre de
2006.
123
Cfr. “Torturati per bene” en Focus. N. 166, agosto de 2006.

80
Vanek) fueron finalmente condenados a cadena perpetua en marzo de 2007, por fallo de un
Tribunal de Roma. El 19 de junio del mismo año, la justicia italiana definió en una sentencia que la
dictadura militar argentina fue “un verdadero genocidio” que se produjo con el pretexto de la
“guerra fría”, promovido por EE.UU. y el silencio de la Iglesia católica.
“Los primeros años del compromiso político y social de gran parte de la clase dirigente que hoy
conduce Italia, incluido quien suscribe –comenta el viceministro Danieli-, estuvieron caracterizados
por algunos dramas; digamos que algunas vivencias históricas. Vietnam, la cuestión israelí-
palestina, el apartheid en Sudáfrica, el golpe en Chile, la dictadura argentina y sus desaparecidos.
Por lo tanto, estos elementos están muy presentes porque han marcado a sujetos que hoy
gobiernan este país. Luego, con el pasar de los años, hubo una actualización de aquellos dramas”
(ver Anexo).

¿Puede nombrar alguna personalidad del arte, la cultura o la ciencia argentina


contemporánea?

0% 25%

Jorge Luis Borges 20,9


Astor Piazzolla 8,5
Carlos Gardel 6,2
Ernesto Sábato 5,4
Julio Cortázar 3,9
Osvaldo Soriano 3,9
Quino 3,1
Lucio Fontana 2,3
Antonio Berni 2,3
Julio Bocca 1,6
Manuel Puig 1,6
Mercedes Sosa 1,6
Guillermo Mordillo 1,6
No sabe / No responde 12,4

Otros: Alfonsina Storni; Atahualpa Yupanqui; Charly García; Che Guevara; Daniel Barenboim; Daniel
Barman; Fernando Solanas; Fito Páez; Gino Germani (italoargentino); Gustavo Ceratti; Gustavo Santaolalla;
Horacio Quiroga; Inés Bancalari; Javier Daulte; Jorge Lanata; José Cura; Lino Spilimbergo; Lito Vitale; María
Elena Walsh; Martín Caparrós; Marta Argerich; Martín Mazora; Oscar Cornblit; Osvaldo Pugliese; Quinquela
Martin; Raúl Soldi; Roberto Arlt; Rodolfo Walsh; Rubén Bernblum; Torcuato Di Tella; Victoria Ocampo.

Con gran dispersión, fueron 45 las personalidades argentinas citadas. Es indiscutida la


preeminencia de Jorge Luis Borges, colocado como icono de la literatura argentina. Incluso entre
quienes manifestaron desconocimiento del país, el escritor porteño fue mencionado con llamativa
insistencia. Es, además, uno de los exponentes más citados de la cultura argentina entre docentes
universitarios, intelectuales y artistas italianos. Umberto Eco se inspiró en Broges para crear al
bibliotecario personaje de su novela El nombre de la rosa. El prestigioso escritor siciliano
Leonardo Sciascia, ya citado en este trabajo, solía aludir a él como uno de sus máximos
referentes literarios. El influyente diario The New York Times publica con frecuencia artículos
sobre el literato argentino124.
El resto de los escritores, si bien presente en el mercado editorial italiano, debe afrontar
presencias contemporáneas avasalladoras como la de los brasileños Paulo Coelho y Jorge

124
Cfr. ROHTER, Larry. “Borges’s Buenos Aires: A city populated by a native son’s imagination”, sección Footsteps,
edición del 14 de mayo de 2006.

81
Amado, y de la chilena Isabel Allende. Por Uruguay se destacan Mario Benedetti y Eduardo
Galeano. Con las excepciones de Federico Andahazi y –en menor medida- de José Pablo
Feinmann, la nueva narrativa argentina es prácticamente desconocida entre los italianos. Además
de Borges, predominan algunos pocos autores clásicos como Bioy Casares, Sábato, Cortázar y
Soriano. Los artistas Guillermo Mordillo y Lucio Fontana fueron citados a menudo, aunque en la
Argentina resultan casi desconocidos al gran público. Es un caso de diáspora que puede jugar un
rol esencial.
No aparecen mencionados, ni siquiera por error, alguno de los cinco Premio Nobel argentinos
(es probable incluso que muchos argentinos encuentren dificultad en recordarlos, siempre y
cuando sepan que existen) cuyas figuras puede reforzar en el mundo la idea de calidad del
sistema universitario público argentino, visto que todos los premiados se graduaron o dictaron
cátedra en la Universidad de Buenos Aires (Saavedra Lamas, Houssay, Leloir y Milstein) y en la
Universidad Nacional de La Plata (Pérez Esquivel).
En materia deportiva quedan residuos perceptivos de Maradona y de su descollante desempeño
en el club Napoli, hace más de dos décadas. Pero no aparece la figura de Emanuel Ginobili, el
argentino descendiente de italianos que se posicionó como uno de los mejores jugadores de
basquetbol del mundo, luego de ganar dos ediciones de la NBA con los San Antonio Spurs (2003
y 2005), obtener el subcampeonato mundial de basquetbol (2002) y la medalla de oro en los
Olímpicos de Atenas (2004).
Es exigua la mención de directores de cine, a pesar de que cineastas de la talla de Fernando
Solanas coordinan regularmente talleres y seminarios en ciudades italianas como Roma, Bologna
y Perugia. No parece ser un fenómeno europeo –en referencia a su extensión continental- la
acogida que el público español dio al cine argentino en el último lustro, un fenómeno que no ha
penetrado en Italia.

¿Puede mencionar algún período de la historia argentina que conoce o recuerda


particularmente?

0% 30%

Gobiernos de Perón 26,9

Dictadura militar 1976-1983 / Desaparecidos 20,9

Crack económico de 2001 a hoy 13,4

Regreso a la democracia 11,9

Inmigración italiana 4,5

Guerra de Malvinas 3

No 9,0

Otros: los años treinta; gobierno de Isabel Perón; la guerra contra Paraguay; presidencia de Carlos Menem.

Aquí la elección es coherente con las imágenes que los entrevistados asocian al país. Si se
suman los dos primeros puestos con el último (peronismo, dictadura y “No”), descubrimos que casi
el 60% de las referencias a la historia argentina pertenecen a tiempos anteriores al regreso de la
democracia, en 1983. Evidencia el notable desconocimiento de una historia nacional
precariamente articulada en el imaginario como sucesión de acontecimientos. Peronismo
originario (1946-1955; 1973-1976) y dictadura, son protagonistas en las respuestas de los que
conocen poco del país y de quienes aseguran tener información sobre él, con una leve diferencia:
el peronismo histórico lidera el primer grupo, mientras que la dictadura lo hace con el segundo.

82
¿A qué país cree que asemeja la Argentina?

0% 40%

Italia 38,1

Australia 6,3

Brasil 4,8

España 4,8

Canadá 3,2

No sabe / No responde 12,7

A ninguno 20

Casi tres cuartas partes de las respuestas


están determinadas por un contraste: “Italia”, “Creo que, a su manera, es único porque no existe un
“ninguno” o “sin respuesta”. Colocar a la país tan grande y poco poblado, con numerosas
Argentina en situación de comparación diferencias sociales. Creo que desde el punto de vista
parece haber sido para la mayoría de los geográfico, el país más cercano es Australia; mientras
entrevistados un juego de todo o nada. De que en el aspecto político y social, pienso que está
quienes se inclinaron por la similitud con cercano a Italia, con las debidas proporciones”.
Italia, el 17,3% aclaró que se refería a su Estudiante
región meridional y a la realidad de la
“Argentina me parece comparable a la Italia del boom
Península en la segunda posguerra. económico de los años sesenta”. Presidente ONG
Asimismo, Italia fue elegida sólo por quienes
previamente manifestaron su opinión “Si Sicilia fuese un Estado, se podrían encontrar
favorable a la Argentina pero, algunos puntos de contacto con la Argentina”.
contradictoriamente, reconocieron las Periodista
similitudes en los rasgos negativos de
ambas naciones (el semanario inglés “Argentina, más que parecerse a un determinado país,
estadounidense The Economist sostuvo que creo que es el resultado de una síntesis de las
Italia es el único país latinoamericano de características de muchos pueblos y culturas. No me
Europa). parece casual que los mismos argentinos digan que su
país es fruto de la espada española, del fusil inglés y del
Quienes optaron por Australia, aclararon
brazo italiano. Es más, me resulta particularmente
que lo hicieron pensando en los aspectos halagador que se nos reconozca el mérito de haber
geográfico y demográfico de la nación participado en la construcción de este Estado no por
insular. Por su parte, la presencia de medio de la violencia, sino del trabajo”. Político
potencialidades inexploradas fue el rasgo
que inspiró el parangón con Canadá. Entre “En la cultura política se asemeja
quienes no visitaron y poco conocen de la a Brasil; en la cultura económica, a Italia;
Argentina, apareció la elección de Brasil, en la cultura artístico–literaria, a España”. Académico
influenciados quizá por la proximidad
geográfica, sin poder distinguir las “A nivel de debate político interno, veo más
particularidades por falta de elementos de comparaciones entre Italia y Chile”. Político
juicio. Brasil fue el único país de América latina citado. El resto son comparaciones con naciones
desarrolladas.

83
¿Cuál cree que es la principal fortaleza de la Argentina?

0% 30%

Recursos naturales / Materias primas 29,3


Recursos humanos / La gente 21
Agricultura / Alimentos / Ganadería 12,2
El territorio 7,3
Recursos energéticos 4,9
Los italianos 2,4
Creatividad 2,4
Riqueza y nivel cultural de la población 2,4
Crecimiento rápido / Potencial de desarrollo 2,4

Otros: capacidad empresarial; capacidad de reflexión; formación estudiantil; fútbol; multiculturalidad;


ninguna; posición geopolítica; potencialidad de desarrollo; unidad nacional; vínculo con la Europa latina.

“La paciencia y determinación de la gente que ha reconquistado la democracia”. Sindicalista

“En el sector del turismo hay una dificultad objetiva. No existen guías turísticas, no se estima al turismo, no
se facilitan las relaciones con los extranjeros en Argentina, elevando los precios y colocándolos en dólares,
desalentando en primer lugar al turismo italiano, poco dispuesto a gastar en una oferta poco comprensible”.
Periodista

“Después del crack y de la revuelta, se afirmó un proceso democrático y reformista, incluso sorprendente…
Sin embargo, no sabría decir cuán sólida y radicada están la democracia y las fuerzas progresistas en un
cuadro de situación -si entiendo bien- de fragmentación y debilidad de los partidos y de preponderancia de
las personalidades; [un cuadro a la vez] ‘moderno’, por cómo la política se está trasformando en todos
lados; y ‘antiguo’, por su vínculo con las raíces populistas y peronistas”. Sindicalista

¿Cuál cree que es la principal debilidad de la Argentina?

0% 20%

Inestabilidad / fragilidad institucional 15,6


La clase dirigente 15,6
Economía / Sistema financiero 11,7
Organización del Estado 5,2
Desigualdad social 3,9
Soberbia / Narcisismo 2,6
Falta de credibilidad 2,6
Modelo economicista 2,6
Incertidumbre en las reglas de juego 2,6
Corrupción 2,6
Desocupación 2,6
Burguesia especulativa 2,6
Poco deseo de trabajar 2,6
No sabe / No responde 3,9

84
Otros: Asistencialismo; autoritarismo; clase media débil; cultura política movimentista; desaprovechamiento
de la explotación de riquezas naturales; deuda externa; el peronismo; escasa infraestructura vial; exceso de
impuestos; exceso de materia prima; falta de proyecto; incapacidad para guiar a América latina;
inconsistencia de las pymes; la Iglesia católica; EE. UU; país subpoblado; pobreza; poca iniciativa
empresarial.

La idea de debilidad económica predominó “Cuando llegué a Buenos Aires, la sensación fue muy
entre quienes no visitaron el país y fuerte: un país con grandes contradicciones donde la
aseguran tener poca información, pero fue extrema riqueza convive con la extrema pobreza, donde
descartada por los líderes que visitaron la parece que las dificultades sociales y económicas son
vividas con resignación… Quizá con demasiada”.
Argentina y están en contacto con la
Político
actualidad. Éstos prefieren hacer hincapié
en la inestabilidad del orden institucional, “La burocracia y las contradicciones son muy evidentes y
en la incertidumbre a ella asociada y en la representan un lastre para todo crecimiento económico y
escasa idoneidad de la clase dirigente social. Las diferencias sociales son fuertemente
local. Ambas percepciones (debilidad apreciables”. Periodista
económica y fragilidad institucional)
quedan sin embargo unidas en los “Existe el riesgo de un desarrollo incorrecto, demasiado
primeros puestos para quienes vieron en influenciado por modelos y parámetros exclusivamente
la Argentina un país similar a Italia. económicos”. Empresario

“La autoreferencialidad es el costado negativo de su principal fortaleza: la capacidad de mirarse dentro, de


hablar de sí misma”. Empresario

“La espiral de reformas y contrarrevoluciones en las que cayó durante los últimos cuarenta años”.
Académico

“Una sociedad que perdió el valor del trabajo y se ilusionó con poder vivir de la sola negociación y de la
asistencia externa e interna”. Funcionario

“Su capacidad de asumir un rol de guía del subcontinente latinoamericano, a pesar de sus potencialidades”.
Académico

85
A continuación, encontrará una serie de afirmaciones expresadas en referencia a la Argentina.
Le pido que manifieste su parecer respecto de cada una.

0% 60%

La Argentina está 3,7


comprometida con la 46,3
22,2
defensa de los 7,4
derechos humanos 20,4

31,5
La Argentina tuvo 51,9
preponderancia de 9,3
gobiernos populistas 1,9
5,6

5,6
La sociedad argentina 27,8
no es autoritaria ni 34
machista 13,0
20,4

Los argentinos son 14,8


tolerantes con los 18,5
17
extranjeros de países 13,0
limítorfes 37,0

42,6
Los argentinos 29,6
deberían ser más 9,3
organizados y fiables 3,7
14,8

Estoy de acuerdo Estoy parcialmente de acuerdo


Estoy parcialmente en desacuerdo Estoy en desacuerdo
No sabe

La percepción de una historia argentina "El problema de la falta de fiabilidad de los argentinos es
signada por una sucesión de gobiernos mucho más grave de lo que parece, sobre todo para
populistas se reveló transversal a todas las lograr crear formas de cooperación que no sean mero
categorías de encuestados. Está presente asistencialismo". Periodista
incluso entre quienes aseguraron tener sólo
un vago conocimiento de la Argentina. Asimismo, este sector demostró opiniones divididas en el
resto de los postulados, con al excepción de la defensa de los derechos humanos, en donde la
mayoría hizo saber su acuerdo. Sobre esta última consigna, evidenciaron dudas quienes dicen
conocer y haber estado en el país, el único grupo que en ninguna de sus respuestas exhibió
desconocimiento sobre las cuestiones del populismo y la idea de mayor organización en el
accionar de los argentinos. Respecto de la presencia de rasgos autoritarios y machistas en la
sociedad argentina, se manifestaron positivamente quienes viajaron alguna vez al país o quienes,
sin haber estado jamás, poseen amigos o contactos frecuentes con ciudadanos de ese origen. No
emergen certezas ni posiciones determinantes sobre tendencias xenófobas argentinas respecto
de inmigrantes de naciones limítrofes.

86
La Argentina y América latina

¿Cuál cree que es el rol de la Argentina en América latina?

0% 30%

Liderazgo / Potencia regional 23


Importante / Referente 21,0
Promover la integración regional 8,1
Referente cultural 4,8
Mayor autonomía respecto de EE.UU. 3,2
Motor económico 3,2
Promover la cooperación 3,2
Escaso / Marginal 3,2
No sabe / No responde 23

Otros: Convertirse en un país normal; dispensador de materias primas; modelo de país industrializado;
ninguno; principal aliado de Brasil.

En este caso, la duda o el desconocimiento del rol


argentino en la región son tan elevados como las “En el pasado fue un pésimo ejemplo; en los
respuestas que le asignan un rol de liderazgo. Si años recientes, un ejemplo muy positivo. Mucho
a estas se le suman las que le reconocen al país de su futuro está en el Mercosur, en el cual
debería invertir el máximo posible”. Académico
un rol importante, pero no por esto proactivo
(“importante/referente”), surge el perfil de un actor “Contribuir con una política de mayor autonomía
regional con una vaga definición de sus objetivos respecto de EE. UU. y de desarrollo compatible
en materia de política exterior. para un aumento generalizado del rédito en
Nótese cómo las consideraciones sobre el rol América del Sur.” Político
argentino en el subcontinente están dominadas
por verbos en condicional: “debería”, “podría”, etc. “Debería tener un rol pujante, pero no lo tiene.
Una nación que tiene las condiciones, pero que Bolivia, Venezuela y Chile se están destacando
no se decide o no sabe asumir un rol central; tal la por sus propuestas concretas y su comercio con
sensación que despiertan los comentarios. En Europa”. Periodista
este sentido, se refleja algo de aquel “destino
“Argentina podría ser un faro cultural y uno de los
manifiesto” (rever apartado I.1.1.) del que motores económicos, si tan sólo lo deseara”.
Argentina se jactaba a inicios del siglo XX y que Académico
hoy le critica a EE. UU. Lo curioso, y a la vez
interesante, es que la raíz de esta idea también se “Retomar la guía del Mercosur y del proceso de
manifieste en la opinión de los italianos. integración”. Político
Son escasas las referencias al Mercosur. Brasil
y la Argentina pocas veces fueron vinculados “Veo un rol en perenne conflicto con Brasil”.
estratégicamente. Sobre su papel Periodista
latinoamericano, el país es visto como uno que
"El rol de la Argentina es marginal respecto de
resignó o desaprovechó su rol de líder natural, a
sus potencialidades.” Empresario
favor de Brasil.

“Si los italianos allí residentes se empeñasen en expresar con coraje su propia inventiva profesional, la
Argentina sería el país timonel en América latina”. Presidente ONG

“Debería aceptar, de una vez por todas, ser el principal aliado de Brasil. Abandonar los sueños de proyectos
geopolíticos imposibles y no tratar de desempeñar un rol de liderazgo que no está en condiciones de
asegurar, ni como capacidad política, ni como capacidad diplomática”. Funcionario

87
“Actualmente, no me consta que tenga un rol propiamente dicho en el continente. Podría tenerlo, pero sólo
con una fuerte integración regional con Brasil”. Empresario

“Es una potencia media regional, con una relación conflictiva entre sus propias ambiciones de liderazgo y la
realidad de sus propias dimensiones políticas y económicas”. Académico

“Podría tener un rol de guía, pero la clase política debería cambiar radicalmente y romper con el pasado. En
los jóvenes, sobre todo en los de origen italiano, he notado que se han alejado de la política. Quizá la
reciente experiencia de voto en el exterior reservado a los italianos, junto con una toma de conciencia sobre
el valor del compromiso civil, esté despertando entusiasmos adormecidos”. Político

¿Qué cosas cree que diferencian a la Argentina de los otros países latinoamericanos?

0% 20%

Fuerte presencia europea 15,9


Nivel cultural superior 9
Su vínculo con Europa 7,3
Mejor desarrollo y educación 7,3
Modo de vida europeo 4,9
Mejor distribución de la riqueza 3,7
Clase media sólida 3,7
La gente / Composición étnica 2,4
El tango 2,4
Impulso de progreso 2,4
Pasado de mayor bienestar 2,4
Mayor dinamismo social 2,4
No sabe / No responde 14,6

Otros: ausencia de problemas étnicos; capacidad de reacción contra crisis; falta de clase dirigente
estructurada; incongruencia entre cultura y economía; la carne; las condiciones naturales; madurez
democrática; mayor autoestima; mayor proyección internacional; mayor rédito per cápita; mayor seguridad
personal; mejor infraestructura; nada; recursos económicos; sistema productivo agrícola e industrial;
sociedad más abierta; variedad climática.

El conjunto de todas las menciones a elementos


europeos (presencia, vínculo y estilo de vida) alcanza “Creo que el hecho de ser un país de
casi el 30%, alejando la cuestión del nivel de mayoría inmigrante ha difundido una cultura
educación de los argentinos, más arriba señalado del saqueo social”. Estudiante
como claramente superior al de sus pares
“A diferencia de casi todas las otras
latinoamericanos. Sólo quienes conocen en detalle
naciones, creo que la Argentina es un país
más de dos países de la región, invierten los dos mayormente compuesto en el plano cultural.
primeros puestos colocando en primera línea el mejor Sin embargo, esta ventaja a menudo se
desarrollo, educación y cultura, para después transforma en una pizca de esnobismo que
mencionar el aspecto europeo de la sociedad perjudica el crecimiento de la identidad del
argentina. Pero también es considerable el nivel de país”. Periodista
dificultad para reconocerle al país particularidades
respecto del resto de los actores latinoamericanos. “Su particularidad reside en la incongruencia
Estos resultados no arrojan un atributo distintivo de la entre cultura y economía; la primera,
Argentina. difundida, y la segunda, no regulada por
leyes y costumbres ecuas y probas”.
Respecto de la tendencia eurocentrista, el
Empresario
sentimiento argentino de superioridad étnica en la
región fue ya en el siglo XIX una voluntad afirmada “Argentina es el país más ‘europeo’ entre los
por escritores y pensadores nativos que anunciaban países latinoamericanos, tanto como

88
la conversión de la Argentina en una verdadera tradición que como cultura. Además, estuvo
sociedad blanca, racialmente superior al resto de las históricamente caracterizado por bajas tasas
repúblicas sudamericanas y, por lo tanto, la primera de desigualdad (acentuadas desde la
nación del subcontinente. Los indicios no europeos reciente crisis) en comparación con los otros
Estados de la región. Por lo tanto, el tejido
de la historia y la geografía del país fueron ignorados
social resulta más uniforme”. Académico
y eventualmente olvidados por estos hombres en el
proceso de fecundación del mito de una Argentina “Antes de la crisis de 2001, la Argentina era
blanca (Dodds op. cit., 156). el país latinoamericano más cercano a
En la década de los noventa, el ex canciller Europa. Hoy es a todos los efectos como los
argentino Guido Di Tella retomó la tradicional demás: fortísima polarización social,
concepción eurocéntrica del país: “Lo que hemos pauperización de la clase media,
hecho básicamente es decir Tercer Mundo y No asistencialismo estatal vinculado con el
Alineados, países pobres en general, no los control social y del voto, corrupción, etc.”
queremos... Abandonamos los No Alineados porque Funcionario
no nos convenía, porque no nos interesaba y porque
no teníamos intereses comunes... Nos interesan
mucho los países de la Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económico... Nos
interesa generar esta relación con los países del
Norte porque una de las confusiones que tenemos es
que, por estar ubicados en América Latina, somos un
país más de Latinoamérica. Esto no es cierto...
Argentina es un país europeo.” (Discurso del 29 de
junio de 1994, citado en Cisneros 2000, Tomo XV).

Si usted o algún familiar tuviese que cursar un posgrado en América latina, ¿en qué país lo
haría?

0% 50%

Argentina 46,9

Brasil 27

Uruguay 6,3

México 4,7

Chile 1,6

Costa Rica 1,6

No sabe / No responde 10,9

Entre las razones para elegir a la Argentina como “Pienso que la Argentina tiene un buen
principal destino de estudios en América latina, se mix de diversión y organización al estilo
encuentran también motivos extra académicos. De europeo”. Estudiante
mayor a menor, las justificaciones fueron: buenas
“Depende de la especialización: para
universidades, de renombre; afinidad cultural con Italia;
cardiología y odontotécnica elijo sin más
mayor nivel cultural; país dinámico de América latina; Argentina por la óptima preparación
estilo y calidad de vida; colaboración con universidades universitaria constatada en persona”.
italianas; buenos estándares científicos; buenos Presidente ONG
ateneos de arte; buena tradición académica; cursos de
cooperación internacional; buenas referencias; mejor “He tenido modo de visitar la Universidad
de La Plata y tuve la ocasión de conocer

89
organización universitaria; belleza paisajística. docentes de gran espesor, además de una
Predominó la elección de la Argentina también en el buena organización y disponibilidad a la
grupo de los académicos y estudiantes de posgrado o colaboración con universidades italianas”.
investigadores. Político
En cuanto a quienes optaron por Brasil, en segundo puesto, las razones fueron –también en
orden jerárquico: importante posición económico-política del país; amplitud y variedad de
mercado; buenas facultades de economía y sociología; población activa y entusiasta;
universidades de renombre; interés cultural; mayor atractivo extra-académico; variedad social;
recursos a descubrir; belleza paisajística; probable país líder de América latina. Aquí
predominaron los intereses no estrictamente académicos, quizá una muestra de cómo la
importante presencia de la cultura brasileña en Italia redunda en beneficio incluso de su oferta
educativa.

¿Cuál cree que es el nivel de educación de los argentinos respecto de los demás ciudadanos
latinoamericanos?

21 24 4 0 5

0% 10% 20% 30% 40% 50% 60% 70% 80% 90% 100%

Superior Levemente superior Igual / Estándar Levemente inferior Inferior No sabe

La óptima apreciación del nivel educativo de los argentinos fue unánime. No hubo respuestas que
lo consideraron inferior al resto del subcontinente. Tan sólo el 9,3% contestó no saber al respecto.
Mayoritaria también fue la respuesta de quienes aseguraron conocer en profundidad más de uno
de los países latinoamericanos enunciados al comienzo del cuestionario, incluida la Argentina, lo
que revaloriza particularmente la respuesta ante la posibilidad concreta de comparación fundada.
Con una matrícula cercana a 1,5 millón de estudiantes, el sistema universitario argentino se
coloca a la altura de los países intermedios de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económico, un indicador de peso para evaluar el nivel de formación de la población
económicamente activa. En el contexto latinoamericano, los resultados educativos y del sistema
científico-tecnológico ocupan una posición de liderazgo en la matriculación combinada de los tres
niveles de enseñanza (83%) y en la cantidad de científicos en relación a la población (ver EMP
2005). Junto a Uruguay y Chile, la Argentina se ubica entre las naciones latinoamericanas con
mejores indicadores educativos, lo que conlleva un bajo porcentaje de analfabetismo y mayor nivel
de escolarización (ver UNESCO 2006).

90
La Argentina, Italia y el mundo

¿Cómo cree que la Argentina considera sus relaciones con las siguientes regiones del
mundo?

0% 10% 20% 30% 40% 50% 60% 70% 80%

África

América latina

Asia

Estados Unidos

Europa

Estratégica / Esencial Importante Formal Secundaria Indiferente No sabe

Si bien más arriba los encuestados vacilaron en identificar un rol para la Argentina en su contexto
regional, aquí emerge al menos la percepción de que el país considera estratégico y esencial el
vínculo con sus pares regionales. No por esto resigna la importancia de las relaciones con dos de
los actores principales del sistema, Europa y EE. UU., con una leve ventaja a favor de este último,
que parece ser visto como el punto de referencia inevitable para el continente americano. Europa,
a diferencia de EE. UU., no obtuvo ninguna consideración de rol “secundario”. Relevancia le fue
conferida a Asia, región emergente que para los europeos reviste particular importancia y ocupa
numerosos espacios en la prensa local.
África concentra la mayoría de las elecciones en las categorías “secundaria” e “indiferente”. Sin
embargo, el principal socio del Mercosur, Brasil, pretende jugar su rol mundial precisamente con
Sudáfrica, entre otros en el marco de su más amplia política exterior de potencia media. Puede
que aquí persista la idea de una Argentina aislada, no como parte de un bloque regional que actúa
políticas en común, como el caso de la política exterior; o bien la dificultad de percibir -por
incapacidad del emisor-, al Mercosur como un bloque cuyos miembros acuerdan sus acciones
exteriores.

91
De los temas en la lista, seleccione cuál cree usted que debería ser el más importante en la
política exterior de un país como la Argentina:

0% 60%

Cooperación económica y desarrollo en América latina 59,3

Integración política regional 17

Protección de los derechos humanos 5,6

Lucha contra el terrorismo y el narcotráfico 1,9

Seguridad regional y defensa común 1,9

No responde 14,8

Si se considera la dispersión de respuestas al momento de identificar el rol de la Argentina en


América latina, con esta pregunta surge con decidida mayoría el perfil que debería tener un país
con sus características, sin desestimar el crónico porcentaje de incertidumbre. Para este grupo,
América latina se presenta, una vez más, como el escenario natural del país.

¿Qué semejanzas encuentra entre la Argentina e Italia?

0% 25%

Afinidad cultural 21,0


La gente / Mentalidad / Sistema de valores 11,1
La economía 6,2
Solidaridad y hospitalidad 6,2
Ciudadanos de origen italiano 4,9
La clase política 3,7
Sociabilidad / Facilidad de comunicación 3,7
Creatividad / Capacidad empresarial 2,5
Desconfianza en instituciones / políticos 2,5
Pasión futbolera 2,5
Apego a las raíces 2,5
Propensión al populismo 2,5
Desorganización 2,5
Ninguna 3,7
No responde / no sabe 11,1

Otros: Apego al trabajo; clientelismo; falta de credibilidad; fragilidad política; gran clase media; Iglesia
católica; irresponsabilidad institucional; predisposición al fatalismo; pymes; tradición de intervención
estatal125; velocidad para superar crisis.

125
Esta analogía encuentra apoyo en una observación que en 2004 hizo el Nobel de Economía 2006, Edmund Phelps:
“Hay una tradición de corporativismo que une a la Argentina con Europa -dijo en una entrevista con el diario Clarín-,
por este motivo, no es fácil empezar un negocio en la Argentina. Hay una tradición mediterránea de intervencionismo

92
Analogías entre la clase política de ambas “Lamentablemente, en los últimos años veo más a
naciones fueron particularmente subrayadas Italia parecerse a la Argentina que viceversa”.
por quienes visitaron alguna vez la Argentina. Funcionario
Quienes no la visitaron, en cambio,
“Encuentro en común la desconfianza en la clase
reconocieron como denominador común
política, cierta predisposición al fatalismo, pero
similitudes de orden cultural y sociológico también una gran solidaridad y la capacidad de
(sistema de valores, influencia italiana). resurgir con rapidez de situaciones críticas”.
Preocupados por los datos de la economía, Académico
algunos italianos no se cansan de repetir que
su país terminará como la Argentina -fue “Lo que me sorprende de la Argentina es la dignidad
incluso, como ya se dijo, un tópico de moda de las personas que he conocido. Una dignidad que
en la prensa. Tal insistencia parece omitir una en Italia estamos perdiendo incluso desde el punto
variable crucial: Italia está en la UE, la de vista de los rasgos de cortesía, de atención”.
Argentina no. Fue gracias a Bruselas, no Empresario
siempre a Roma, que Italia tomó medidas
“Viajando he notado los cambios positivos y
para descomprimir futuras crisis: comenzó a negativos de la sociedad argentina, cambios
aligerar su burocracia, a fomentar la sustancialmente idénticos a aquellos italianos;
competencia, privatizar algunos sectores, influenciados por opciones económico-políticas que
mejorar la seguridad y aprender la importancia pueden estar más o menos en consonancia”.
de mantener un déficit reducido. Los Presidente ONG
parámetros de Maastricht son un paraguas
para los italianos. “Ambos países tienen una especie de poca
responsabilidad presente. Son países que tratan de
resolver el problema una vez creado el desastre. Con
las debidas proporciones, son países similares”.
Estudiante

“Hay un sustrato cultural que produce una clase política con las mismas ambiciones;
pero en Italia la Unión Europea las limita”. Político

“La Argentina tiene defectos congénitos como Italia tiene otros tantos. Pero los italianos son un pueblo que
vive una realidad europea con continuos estímulos y la necesidad de permanecer en un mercado. La
Argentina no siente la necesidad de abrirse porque aún no ha resuelto nudos estructurales”. Periodista

“Si no fuese por un más acentuado apego al trabajo de parte nuestra, diría que Italia y Argentina son dos
naciones gemelas”. Presidente ONG

“La Argentina es una hermana en un ambiente distinto”. Político

estatal en las decisiones de negocios. Mi impresión es que la Argentina es una de las economías más corporativistas en
occidente. Y este sesgo atenta contra la innovación.”

93
¿En qué sectores o temas considera que la Argentina debería mejorar su relación bilateral con
Italia?

0% 25%

Relación cultural 20,2


Relacíón comercial 15,7
Cooperación económica 12,4
Ciencia / Investigación 7,9
Pymes / Industria 5,6
En todos 4,5
Relación política 3,4
Turismo 2,2
Relación con emigrados 2,2
Tecnología innovadora 2,2
Sector agricola y alimenticio 2,2
Educación 2,2
Deuda externa / Bonos en default 2,2
Intercambio de personas 2,2
No sabe / No responde 10,1

Otros: Agenda internacional común; mano de obra de calidad; mayor credibilidad político-económica;
promoción de los derechos humanos.

Muchos se manifestaron por la


intensificación de la cooperación “Debería mejorar un poco en todos los sectores porque en los
últimos años hubo una fuerte caída del interés por la
comercial y empresarial. Ya desde
Argentina”. Académico
2006, el Ministerio argentino de
Asuntos Exteriores comenzó a nuclear “Argentinos e italianos son muy parecidos en las costumbres y
los esfuerzos del sector público y trabajar en grupo no presenta particulares problemas”.
privado a través de una misión Periodista
multisectorial para establecer
acuerdos con Alemania, Italia y Suiza. “Vista la calidad del capital humano y la afinidad cultural, la
En septiembre del mismo año, el Argentina debería volver a ser el portal privilegiado para el
canciller argentino, el presidente de la acceso de las empresas italianas en el mercado continental
Unión Industrial Argentina y una sudamericano”. Académico
comitiva de empresarios firmaron
“Se debería crear una cabeza de puente entre Italia y
acuerdos de cooperación en materia
Argentina y accionar en Europa”. Empresario
de promoción comercial y de inversión
directa entre empresas, políticas para
pymes e incremento de las relaciones entre las comunidades empresarias de los países
signatarios. Además, durante el primer semestre del mismo año, el Ministerio de Economía
coordinó misiones comerciales de compradores internacionales en las que participaron más de
ochocientas pymes.

94
V. Una diplomacia pública para Argentina

Se ha dicho aquí que la diplomacia pública es una herramienta de la política, coordinada desde
el gobierno, el cual puede a su vez diversificar su rol de transmisor a través de actores privados
del país. Se dijo también que su objetivo es el de promover el interés nacional de un país
mejorando su percepción exterior y que su destinatario es la opinión pública de naciones
extranjeras que formen parte de un target vital para los intereses de la nación emisora. Asimismo,
esta diplomacia propende a establecer y a mejorar el diálogo entre los ciudadanos de dos o más
países.
Es menester recordar cuál es el corazón de la diplomacia pública: su reciprocidad. No sólo se
trata de dar a conocer el país a una determinada audiencia. Es cuestión también de disponer las
herramientas necesarias para conocer en profundidad a esa audiencia y traerla hacia casa.
Tampoco debe olvidarse que la diplomacia pública y su versión cultural representan políticas de
largo aliento. Sus resultados no se miden en meses o años, sino en décadas. Nada fructífero
podrá lograrse ahorrando esfuerzos y recursos. Una buena diplomacia pública no es barata. El
Estado debe comprometer una partida considerable, aunque siempre relativa a sus prioridades.
Si bien mutuamente provechosa durante decenios, hoy la relación bilateral italoargentina
encuentra serias dificultades objetivas en los terrenos económico, judicial y político. Desatar estos
nudos requerirá de extensas gestiones que el nivel político pondrá en campo sin cesar. Mientras la
acción gubernamental explora sus vías consuetudinarias, la diplomacia pública no debe asistir
inactiva a las gestiones, esperando el momento de un terreno fértil. Debe sustraerse de los
tiempos de la política y ejercer su acción de “segundo plano”, no sólo perseverante a pesar de las
tempestades políticas sino, sobre todo, atenta a las actitudes y necesidades de la opinión pública
del interlocutor estatal. Es su misión labrar el terreno para que cada vez que las condiciones del
diálogo estén dadas, estas encuentren un escenario fértil a disposición. La reciprocidad, la
información de retorno, no deben dejar de ocupar su función vital ni siquiera en tiempos de crisis
diplomáticas.
El estudio del caso italiano -en la concepción y uso de su diplomacia pública– y los resultados
arrojados por la experiencia de sondeo entre líderes de opinión sugieren algunas orientaciones
para que el gobierno argentino construya las bases de un plan de diplomacia pública que tenga
por objetivo a la opinión pública italiana. Tal empresa debería considerar algunos de los siguientes
aspectos:

Termómetro. El modelo de consulta usado en este trabajo podría ser el embrión de un sistema
permanente de medición de la percepción argentina en la opinión pública de los países clave para
los intereses internacionales de la nación. Si se quiere establecer un vínculo concreto y eficaz con
comunidades extranjeras cuyos líderes puedan a su vez influir en decisiones gubernamentales, se
debería mirar, por ejemplo, hacia alguno de los instrumentos implementados por Italia en su
particular relación con la vasta colectividad de sus conciudadanos en el mundo. De esto ya se ha
escrito aquí.
Otro ejemplo de instrumentación efectiva es el Eurobarómetro, el observatorio público de la
Comisión Europea que mediante entrevistas personales monitorea constantemente el
comportamiento, las tendencias y las necesidades de la opinión pública de los Estados miembros
de la UE. Hoy es una de las principales bases de datos europeas. Nuestra región emplea desde
hace doce años el Latinobarómetro, un sondeo de frecuencia anual que comprende a 18 países
con un total de 196.788 casos. Su objetivo es medir los fenómenos políticos y sociales a través de
las percepciones de la opinión pública.

Coordinación. Hay que programar una actividad interdepartamental, institucional y política entre
la Cancillería y los demás organismos del Estado, atendiendo a la cooperación con las provincias,
demás entes regionales, el sector privado, asociaciones intermedias y representantes de la
sociedad civil. El Ministerio italiano de Asuntos Exteriores coordina su diplomacia cultural con el
Ministerio para los Bienes y las Actividades Culturales y con el Ministerio de Educación
Universitaria e Investigación. La Cancillería argentina, que ya actúa junto con la Secretaría de
Medios y Comunicación, debería ampliar los alcances y actores de la red.

95
Especialización diplomática. Es aconsejable crear, en el Instituto argentino para el Servicio
Exterior de la Nación (ISEN), la carrera de Consejero Diplomático en Comunicación, una nueva
figura profesional que deberá combinar los conocimientos de un diplomático tradicional, un
científico político y un comunicador social. Al interior de la representación diplomática, este
profesional estudiará la conformación de la sociedad en que actúa, segmentando su opinión
pública para identificar a los líderes de opinión y personalidades influyentes a quienes dirigir el
mensaje.
El “entrenamiento mediático” debería ser un rasgo que por antonomasia defina a los
diplomáticos de nueva generación. Marcada por la proliferación de los medios de comunicación y
de los canales informativos, “la función tradicional del diplomático, la de informar al propio
gobierno sobre la política de aquél en el cual está acreditado, corre el riesgo de transformarse en
una función superflua. Más importante que la negociación política, ya reservada directamente a
las relaciones entre los gobernantes, gracias a la facilidad y a la rapidez de las consultas
intergobernativas, es la acción sobre la vertiente económica dirigida a informar y a crear ocasiones
de encuentro y a introducir al operador económico nacional en la realidad y en los ambientes del
país de acreditación, así como acompañar y coordinar la acción de institutos especializados en la
obra de penetración económica y comercial (…). Esto requerirá una profunda reforma en las
funciones y en la preparación del representante diplomático” (Mammarella op. cit., 297).

Actores privados. Una estrategia de diplomacia pública debe trascender una gestión de gobierno
y convertirse en una política de Estado que involucre la participación de actores privados y no
estatales con la coordinación gubernamental. “Entendí que en Argentina, además del elemento
estatal, hay un elemento privado que funciona en manera eficiente”, observó un funcionario
italiano vinculado con el comercio internacional (cfr. Occhiucci, art. cit. en Anexo). Por vía de
incentivos como la reducción tributaria el Estado podría promover acuerdos de cooperación con el
sector privado para proveer fondos de financiación a las actividades de la diplomacia pública,
como el intercambio de estudiantes e investigadores. Como se ha visto en los resultados de este
trabajo, la percepción de elementos negativos es escasa entre los italianos que visitaron el país.
Estimular estas visitas, invitando a personalidades clave, es una forma concreta de revertir la
presencia masiva de estereotipos mediáticos sobre la Argentina.

Cultura. Vista la unánime consideración del escritor Jorge Luis Borges, incluso entre los italianos
consultados que dijeron conocer poco de la Argentina, debería considerarse la posibilidad de dar
vida al Instituto Borges que, inspirado en los institutos de cultura europeos y asiáticos, sea una
sede cultural argentina en las principales ciudades del mundo para propagar los valores, historia,
arte e ideas del país. Organismos culturales estatales como la Orquesta Sinfónica Nacional y el
Patrimonio de Artes Plásticas de los museos argentinos pueden convertirse en una producción
cultural argentina itinerante.
En sentido inverso, Italia ya está aplicando su diplomacia cultural: en junio de 2010 la ciudad
autónoma de Buenos Aires contará con un museo extraordinario, con exposiciones permanentes
italianas que se renovarán cada tres años, pertenecientes a la Gallería degli Uffizzi de Florencia, a
la galería de Brera de Milán y el Museo Arqueológico de Nápoles, tres de los más importantes
museos de Italia.

Becas. Las becas de estudio y de investigación patrocinadas por el gobierno argentino deberían
ingresar con mayor intensidad en el escenario académico europeo, actualmente concentrado en
traslados centrípetos, intracontinentales. A escala regional y en su calidad de miembro, el país
debería proponer a sus socios del Mercosur la adopción de un programa análogo al proyecto
europeo Sócrates-Erasmus, que introdujo por primera vez un sistema de becas de estudio que
permite a alumnos de la UE cursar dos semestres en una universidad de otro país del bloque y
rendir exámenes del propio plan de estudios, que luego serán reconocidos por el ateneo de
proveniencia126. La región sudamericana no debe soslayar la gran experiencia de movilidad

126
El programa Erasmus -nombre inspirado en el renacentista holandés Erasmo de Rótterdam- fue instituido por la
Comisión Europea en 1987. Desde entonces, cerca de medio millón de estudiantes cursaron en universidades europeas
extranjeras. En 1990 se creó la Red Estudiantil Erasmus-ESN, que ya cuenta con unos 10 mil miembros y reúne a más

96
estudiantil que ya es tradición en Europa. Según datos de la Cancillería argentina, en 2006
aumentó un 30% la inscripción de extranjeros en universidades locales: 657 alumnos de este tipo
ingresaron en los ateneos estatales, casi el doble que en 2004. En total, la UNESCO ha calculado
que la Argentina hospeda a unos 3.300 estudiantes extranjeros –aunque se estima una cifra
mayor si se considera a quienes no tramitaron la visa de estudio-, principalmente
latinoamericanos, cantidad que representa sólo el 0,3% de la matrícula universitaria total. El
Ministerio de Educación estima que en lo que va de 2007 hay unos 14 mil estudiantes extranjeros
en las universidades argentinas, más del doble que en 2004. El 60% proviene de Estados Unidos
y Europa: unas 3.700 personas.

Identidad regional. Considerada la importancia que actores como Brasil comienzan a adquirir
entre los países europeos, la Argentina, que por décadas se inclinó hacia el eurocentrismo,
debería comenzar a desarrollar una serie de actividades culturales dentro del Mercosur que
refuerce la identidad latinoamericana del país, con el propósito de asegurar ser vista por los
Estados de la región como un aliado esencial en la cooperación internacional.

Diásporas internas y externas. Debería pensarse en reforzar los lazos comunicativos con las
colectividades extranjeras residentes en territorio local, participando en sus acontecimientos
culturales para lograr que reverbere en sus países de origen una determinada imagen de la
Argentina. Para esto es relevante el contacto personal: cada extranjero en suelo argentino es un
posible puente de comunicación con su nación de origen, así como cada argentino en el exterior
es un potencial embajador. EE. UU. se valió de sus expatriados para dar vida a las American
Corners, pequeños centros de información instalados en el exterior y gestionados por ciudadanos
estadounidenses de residencia permanente fuera de sus países. En estos centros, los extranjeros
pueden acceder a datos relevantes en contacto directo con los ciudadanos del país
promocionado. Es, además, una manera de dar trabajo a los conciudadanos desocupados o
subocupados en el exterior.

Diversidad. Según datos de la sede argentina de la Agencia de la ONU para los Refugiados
(ACNUR), en 2006 la Argentina recibió, en promedio, una persona al día en condición de
refugiado o con pedido de asilo político. La permanencia de estas personas -la mayoría
senegaleses, colombianos y peruanos- en suelo argentino acentuará la heterogeneidad étnica y
cultural del país. El Comité de Elegibilidad para los Refugiados, que depende de la Dirección
Nacional de Migraciones, recibió en 2005 385 solicitudes de personas que escapaban de 41
países de África, Asia y América latina.
Por otra parte, son cada vez más los extranjeros que deciden residir establemente en Buenos
Aires luego de un período de vacaciones. Veintitrés mil son los estadounidenses que viven en la
Capital127. De los extranjeros que en 2006 ingresaron al país con visa turística, 3.885 solicitaron la
extensión del permiso de permanencia. A su vez, 16.220 extranjeros que ya se hallaban en
Argentina solicitaron la residencia permanente128.
“No se puede generalizar, pero es verdad que en algunos sectores hay una cantidad notoria de
europeos y norteamericanos que se está mudando a nuestro país”, comenta Pablo Bohoslavsky,
titular del Programa de Promoción de la Universidad Argentina del Ministerio de Educación.
“Conozco a muchos creadores de software y diseñadores de páginas Web que se están viniendo,
porque pueden vivir acá y vender sus productos en Europa. En Argentina encuentran buen clima
de trabajo, desarrollo cultural y niveles de seguridad compatibles con los de sus países”.129
En la Dirección Nacional de Migraciones, la tramitación de residencias temporarias o
permanentes para ciudadanos europeos y estadounidenses aumenta desde 2002 -a partir de la
devaluación del Peso argentino-, y en 2007 el Estado llegó a otorgar, en promedio, casi una
residencia por hora a ciudadanos del Primer Mundo.

de 240 universidades. Sin embargo, se estima que hasta hoy sólo el 6% de los universitarios europeos participan en este
programa.
127
Datos de la Embajada de los Estados Unidos de América en Argentina.
128
Datos de la Dirección General de Migraciones argentina.
129
SAVOIA, Claudio. “En la UBA pronostican otra ola de inmigrantes europeos” en Clarín, 3 de septiembre de 2007.

97
Una encuesta de la consultora Universum, de mayo de 2007, mostró que Buenos Aires fue la
ciudad latinoamericana preferida por los estudiantes de maestrías en negocios (MBA) de las
univeidades estadounidenses. La metrópolis hospeda además a la Sociedad de Jóvenes
Expatriados de Buenos Aires (YesBA), con 4.700 socios que emigraron a la ciudad.
El periódico italiano Il Sole 24 ore, en un artículo titulado “Buenos Aires es la capital más cool”,
indicó que al menos 25 mil estadounidenses y 5 mil británicos ya viven en la ciudad lo que, junto
con el bajo costo de la vida para los extranjeros, la convierte en la emergente capital internacional
de la cultura y del cool, como Praga en los años noventa, indica Alessandro Giberti, autor del
artículo. El año pasado, en Venecia, Buenos Aires fue candidata a ser declarada por la UNESCO
“paisaje cultural de la Humanidad”.
Mientras en el mundo se propala la hipótesis –que en Europa parece materializarse- de un
choque de civilizaciones o, a mi parecer, de un desencuentro étnico, el país debería reforzar su
costado multicultural y multiétnico mediante la difusión de mensajes positivos que muestren una
Argentina que logró una amalgama cultural en su base social.
Un estudio de la Universidad de Buenos Aires tiene por hipótesis que la multiplicación de
inundaciones, sequías y terremotos; la escasez y contaminación de recursos naturales como el
agua y la energía; y la presión social y laboral del Primer Mundo por los inmigrantes de los países
pobres, estarían causando una ola de emigrantes de Europa y Estados Unidos hacia otros sitios
más "limpios" y supuestamente estables, la Argentina entre ellos. Titulada “Transformaciones
sociales en un mundo globalizado, migración y medio ambiente”, la investigación es conducida por
el profesor de sociología de la migración y ex coordinador del Programa Iberoamericano de
Educación, Cultura y Migraciones de la UNESCO, Roberto Aruj, quien basa su hipótesis en datos
de la ONU -que ya creó la categoría de "migrante ambiental" para definir a quienes dejarán su
lugar de origen, desplazados por la contaminación y los cataclismos.

Contacto personal. Respecto del intercambio de recursos humanos, el país debería crear una
base de datos que incluya a todos los estudiantes, académicos, científicos y artistas extranjeros
que algunas vez pasaron por ateneos argentinos en calidad de becarios. Esta red servirá para
retomar el contacto entre el gobierno y estas personas que, de vuelta en sus naciones de origen,
hayan adquirido posiciones de influencia sobre la opinión pública. A su vez, la promoción de
políticas para incentivar el estudio de extranjeros en el país debe ir acompañada por gestiones
concretas para que el estudiante visitante pueda a su regreso difundir su experiencia y resultados
de su estudio en su comunidad.
Para esto, es clave el rol de la red diplomática argentina y sus contactos en el exterior. Las
organizaciones de emigrados aparecen como recursos de información útil para actualizar la
imagen argentina. Son prolíferos y proficuos los vínculos entre las asociaciones regionales y las
autoridades federales italianas, con frecuentes visitas mutuas. Montarse sobre esta estructura
para renovar los vínculos a escala nacional, es una vía. No debe olvidarse que Italia no puede ser
considerada sólo en términos de gobierno central. Más bien debe ser abordada por las puertas de
ingreso que ofrece cada región, cada provincia.

Medios. Aquí puede estimularse la creación de documentales de ficción para colocar en el


mercado de la televisión pública italiana, en coordinación con el Instituto Nacional de Artes
Audiovisuales y la Universidad Nacional del Cine. Esta variante audiovisual prevé la creación de
guiones con lenguaje de documental que relaten historias con escenario en la Argentina y reflejen
sus costumbres. Brasil ya puso en práctica un recurso de este tipo en 2006, por medio de la
pantalla de la RAI.
Si se tiene en cuenta la importancia de la lengua castellana en el mundo, un grupo de
profesionales argentinos de la comunicación y de las letras podría dar vida a un noticiero
internacional producido y emitido desde la Argentina, junto a una programación más amplia que
incluya lecciones del idioma.
Respecto de la consideración central concedida a la Internet como fuente de información por
parte de los líderes de opinión aquí consultados, las diversas áreas de la administración pública
argentina podrían integrar los servicios de todos sus sectores en un portal web único, interactivo,
de modo que el ciudadano y el corresponsal de prensa extranjeros en búsqueda de datos sobre el
país eviten enfrentarse a una dispersión tal de fuentes de información que lo induzcan a desistir.
La diplomacia pública argentina debería ir más allá de tácticas culturales como el intercambio

98
académico, becas de estudio y medios masivos de comunicación. Nuevos foros tecnológicos no
masivos como los blogs y los web chats, para dialogar con públicos extranjeros, podrían
considerarse si, en una relación de mediano-largo plazo, se quisiese apuntar a públicos jóvenes
con posibilidad de ocupar puestos clave en sus sociedades. La gente debe ser alcanzada allí
donde está. Es el país el que tiene que moverse hacia ellos y no viceversa. Y mucha de esa
gente, sobre todo los jóvenes, están en la Web.
El cine no escapa a este apartado. Cada vez se filman más cortos publicitarios extranjeros en
Buenos Aires. Las productores eligen la ciudad por los bajos costos, el nivel profesional de sus
técnicos, la variedad de la población al momento del casting actoral y porque muchas de sus
esquinas y paseos se convierten fácilmente en ciudades europeas o estadounidenses, dada la
exquisita combinación de arquitectura francesa, española y modernidad neoyorquina.

Idioma. Entre los 21 países que reconocen al castellano como lengua oficial, Argentina y España
son los únicos que disponen de un modelo de examen internacional de lengua castellana
(respectivamente, el CELU –Certificado de Español, Lengua y Uso- y el DELE –Diploma de
Español como Lengua Extranjera). Si bien la nación ibérica destina el 15% de su PIB a la
producción cultural, compite con Argentina por la enseñanza del castellano en el mundo.
Vista la elevada consideración manifestada por los encuestados acerca del nivel de educación
de los argentinos respecto de sus pares latinoamericanos130, y considerando la relevancia mundial
que adquiere la lengua castellana, la Argentina podría posicionarse como apta para la enseñanza
de la misma en el exterior, mediante centros culturales argentinos estratégicamente colocados en
las capitales de los países relevantes para su política exterior. En ocasión del III Congreso
Internacional de la Lengua Española, que en noviembre de 2004 tuvo por sede la ciudad de
Rosario, la Argentina demostró al exterior su autoridad en la materia, dada la gran variedad de
escritores nativos de talla que participaron en el evento.
Acontecimientos como este recuerdan, por enésima vez, que el país puede asumir un decisivo
rol de referente cultural en el subcontinente latinoamericano. Según datos difundidos por el
Instituto Cervantes en el V Congreso Estatal de Escuelas Oficiales de Idiomas (en La Coruña,
2007), el castellano es el segundo idioma más estudiado en el mundo, sólo superado por el inglés.
Es la lengua básica en 21 países y son 14 millones los alumnos que la estudian en 90 países
donde no es idioma oficial. Desde 2005, Brasil sancionó la Ley 11.161 que establece la
enseñanza obligatoria del español en las escuelas secundarias. Una ocasión sin igual para
Argentina, socio estratégico del gigante sudamericano.

V.1. ¿Qué Argentina queda?

La imagen de la Argentina en Italia está desactualizada y congelada. No llegan novedades. El


país ha caído en un paréntesis de indiferencia por parte de la opinión pública y los medios
italianos. Una vez más, la nación austral se coloca en el tradicional cono de sombras de los
actores menores del sistema, que sólo emergen a la atención mundial cuando son sacudidos por
fenómenos particularmente traumáticos. Su imagen quedó detenida diacrónicamente, es decir, en
cortes y discontinuidades históricas sin ilación. Los fragmentos temporales que surgen con vigor
son de valor negativo, los de mayor impacto mediático y emocional: gobiernos percibidos como
regímenes (tal el caso de la percepción del peronismo vernáculo), dictadura y crisis económicas.
Si no fuera por la falsedad del siguiente enunciado, de lo antedicho podría afirmarse que en la
percepción italiana la Argentina se confirma como un país de periferia, poco conocido y menos
nombrado. Sin embargo, entre las naciones latinoamericanas mencionadas en la encuesta, la
Argentina fue elegida como la más y mejor conocida. Pero de inmediato se nota cómo este
conocimiento quedó vinculado con menciones sobre su pasado histórico y crisis recientes. Esta
aparente contradicción puede indicarnos que la falta de información sobre el presente del país,
que en muchos casos incluye hasta el desconocimiento de quién es su presidente, no es óbice
para que la Argentina siga formando parte del imaginario colectivo italiano.

130
Según el informe “Educación para todos en 2015”, difundido en noviembre de 2007 por el Instituto de Planeamiento
de la Educación de la UNESCO, Cuba y Argentina lideran los sistemas educativos en América latina. A nivel mundial,
Argentina está 27ª sobre 129 países.

99
Es una memoria colectiva ciertamente fragmentada, espástica, de un lejano país que quedó
impregnado a modo de fotogramas, sin solución de continuidad. Por ejemplo, es llamativo que el
apabullante predominio de la memoria de la crisis de 2001 esté acompañado por la ausencia total
de referencias a la década de gestión del ex presidente Carlos Menem (hubo sólo una mención en
nuestro sondeo) y a los dos años de su sucesor, Fernando de la Rúa. Se trata de dos períodos de
la historia sin los cuales no sólo es difícil comprender el estallido económico-institucional posterior,
sino toda la Argentina contemporánea, de la cual se opina en abundancia y se coloca como
ejemplo de lo que podría padecer la economía italiana.
La Argentina tiene que empeñarse en rodar su propio filme; en ofrecer a la opinión pública
italiana los eslabones perdidos de una cadena que, así como está, refleja anarquía y desorden: el
cuadro maniqueo de un país que -por capricho o por azar- péndula desde la riqueza a la pobreza,
sin puntos intermedios.
La ausencia del país en los grandes titulares, si va acompañada por un trabajo persistente de
diplomacia pública en segundo plano respecto de los formales canales del diálogo político bilateral
y de las clásicas rutas mediáticas, puede devenir en un capítulo fructífero para la futura
reinserción mundial argentina. El sustraerse de la vorágine informativa puede ayudar a cultivar
una imagen en el largo plazo que, de otro modo, con el desgaste cotidiano, fatigaría en
consolidarse. Confirmaría la regla según la cual a menor visibilidad, mayor valencia positiva:
Japón, alejado de la información internacional en la segunda posguerra, cultivó elementos
favorables para luego relanzar su presencia en el mundo.
La desatención de la opinión pública es también ocasión para trabajar en el establecimiento de
bases sólidas que permitan alcanzar un punto intermedio aristotélico entre hard y soft power.
Ambas dimensiones del poder (económico-militar y comunicacional-cultural) confluyen en un
concepto superior denominado smart power (poder inteligente). Argentina no debe aumentar su
visibilidad mundial hasta no mejorar su valencia. De lo contrario, reavivará los elementos
negativos residuales que aún se le asocian y que no son pocos.
Muchos de los consultados encontraron dificultad para definir un rol argentino en el contexto
latinoamericano: no saben o no responden, son escépticos sobre su posición. Se lo considera un
actor relevante en la región, “pero no en condiciones de ejercer una influencia determinante”. La
conciencia de un proceso de integración regional, activado desde hace dos décadas, no logra
afirmar sus bases en la percepción de este público selecto. Semejante incertidumbre puede entrar
en contacto con la elección de la presencia europea como valor distintivo del país respecto del
resto de América latina. Un valor hasta cierto punto.
Después de las imágenes de la crisis que recorrieron el mundo en 2001-2002, los italianos ya no
consideran a la Argentina del todo europea. Ni del todo latinoamericana. Un dilema de identidad
que persistirá mientras siga irresuelto para los mismos argentinos. Continuar resaltando la
impronta europeísta, otrora redituable, comienza a volverse contraria en un mundo que
interacciona sobre la matriz de bloques regionales, antes que bilaterales. Los actores no
identificados con un bloque, o de posicionamiento internacional ambiguo, aparecen confusos al
público extranjero.
Así y todo, los italianos parecen aún dispuestos a aceptar y a reconocer un rol de referente
cultural para la Argentina en América latina, reservando a Brasil el puesto de motor económico. La
percepción de un mayor nivel cultural de la población, de una buena y sólida tradición académica,
de escritores de renombre y las reiteradas menciones a la creatividad argentina fueron variables
recurrentes. La mayoría de esta muestra -de la cual sólo el 9% visitó el país por motivos de
estudio- sostiene que la enseñanza argentina en el subcontinente sudamericano es de excelencia,
aunque pocos europeos asisten a sus cursos. Muchos italianos siguen prefiriendo los posgrados
estadounidenses y británicos, embelezados como están por ambos países.
Esta difundida idea de buen nivel académico es quizá el reflejo de una Argentina que ya no es,
pero que puede comenzar a reconstruir su imagen sobre la base de esta percepción residual. La
cuestión será si los argentinos están dispuestos a aceptar el desafío. La sola idea de un nuevo
liderazgo cultural en la región aún suscita, dentro y fuera del país, viejos resquemores que ven en
cualquier intento al respecto la búsqueda de imponer una tendencia europeizante o sentimientos
de superioridad étnica. Las memorias históricas juegan fuerte.
Los resultados del trabajo de campo sugieren que muchos de los italianos encuestados
construyeron sus juicios sobre la Argentina estableciendo comparaciones con su propio país. La
cercanía cultural ha favorecido respuestas por analogías, sobre todo en los campos donde

100
escasean datos concretos o información precisa. Al momento de reflexionar sobre los argentinos,
los italianos suelen valerse de los mismos parámetros que usan para juzgarse a sí mismos.
Viceversa, no sería improbable que leyendo el capítulo sobre los estereotipos italianos (ver
II.2.1.) el lector argentino haya sentido que los ejemplos allí ofrecidos hagan referencia a sí
mismo, a su país. Más que con cualquier otra nación con la que Argentina desee mejorar su
vínculo, en el caso de Italia se revaloriza uno de los principios axiales de la diplomacia pública: el
conocimiento del otro. Conocer mejor a los italianos es no sólo un requisito para una estrategia de
acción comunicativa; es también un conocimiento reflejo, especular, mediante el cual los
argentinos se conocen a sí mismos. La particularidad de este vínculo bilateral reside en su
facultad de cuestionar el principio ya citado de Hans Tuch, según el cual “debemos entender las
esperanzas, temores y complejos de los demás si queremos tener éxito en persuadirlos de
entendernos”. En el caso que nos ha ocupado, este axioma bien podría plantearse exactamente al
revés.

101
Anexo

“La Argentina es considerada un poco a los márgenes”


Entrevista con el senador italiano Franco Danieli, viceministro de Asuntos Exteriores para los
Italianos en el Mundo.
Roma, 18 de septiembre de 2006.

- Usted ha declarado que se necesita un termómetro permanente para medir las


condiciones de las colectividades italianas en el exterior si con ellas se quiere mantener un
vínculo eficaz. ¿Cuáles son los medios concretos utilizados por el gobierno de Italia para
medir estas condiciones?

- Termómetro hay más de uno. Está el termómetro por excelencia que es el institucional, la red
diplomático-consular. Es toda la estructura institucional de la República que en el exterior permite
monitorear la realidad de las comunidades italianas. Esto no basta, porque la red diplomático-
consular mantiene con nuestras comunidades un contacto de tipo burocrático-institucional. Por lo
tanto, a este termómetro hay que sostenerlo con otro, que es el termómetro derivado del
conocimiento, más allá del institucional, que permite adquirir información de una red de
instrumentos que son los más diversos sensores en el territorio: patronatos, sindicatos, red
asociativas, iniciativas culturales. Es decir que hay otros indicadores que, correlacionándose con
la red diplomático-consular, al final reflejan una imagen algo más seria, exhaustiva y detallada de
la realidad de una comunidad.

- ¿Cuál es entonces la temperatura del termómetro de la colectividad italiana en la


Argentina?

- La comunidad italiana en Argentina está integrada. Integrada porque, a diferencia de


comunidades que se colocaron en países físicamente más cercanos a Italia, la elección de la
Argentina como país de acogida es una elección que implica la mayoría de las veces la decisión
de adoptar a aquel país como lugar de residencia estable y definitiva. De manera que, en este
caso, existe una voluntad expresa y conciente: voy a la Argentina, me establezco y me integro allí;
la Argentina está lejos e difícilmente volveré a Italia a la edad de la jubilación. En cambio, países
más cercanos a Italia, como Suiza o Alemania, permiten desarrollar un recorrido migratorio del tipo
“voy a Suiza, trabajo treinta años, junto un poco de dinero, me construyo la casa en el pueblo y
cuando llego a la edad de la jubilación, vuelvo. Mientras tanto, cada año, vuelvo a casa para
Navidad, Pascua y durante el verano”. La cercanía física de los lugares de emigración respecto
del punto de partida define otro recorrido mental y de vida del emigrante. La lejanía de la
Argentina ha determinado esta elección, lo que no quiere decir que los italianos de la Argentina no
vuelvan más a casa. Lo hacen, sí, pero como turistas, para encontrarse con familiares y para ver
los lugares de origen. Pero es un regreso temporáneo. No está la elección de permanecer en
Argentina por un período de vida y luego retornar a Italia. A diferencia de otros países, esto
comportó recorridos más acelerados de integración. LA cercanía geográfica de países como Suiza
ha determinado psicológicamente, en la mayoría de los casos, el rechazo a integrarse. Una
barrera de naturaleza psicológica. La idea era “voy, me quedo algo de tiempo e mañana vuelvo”.
Lamentablemente, en algunos casos el mañana no llega más, sino a la edad de la jubilación. Los
hijos de integran, se vuelve ciudadanos del país de acogida, y los padres, con esta barrera
psicológica, son quienes más que otros sufren las consecuencias de la incomodad de la
integración frustrada. En la Argentina hay una comunidad anciana con sectores consistentes
donde se verifican problemas relacionados con la dificultad económica que el país ha vivido en
años recientes y e parte continúa a vivir. Tenemos sectores de conciudadanos que viven en
condiciones de necesidad económica y social respecto de las cuales tenemos el deber de
intervenir por medio de instrumentos de naturaleza asistencial. Las jóvenes generaciones han
madurado un interés por la relación con Italia tanto por razones de orden cultural como por
motivos de oportunidad profesional. Respecto de estas exigencias, obviamente el Sistema Italia
responde, pero lo hace aún en manera fragmentaria. Existe un extraordinario protagonismo de
una vastísima pluralidad de sujetos que operan. Esto es solidaridad, es riqueza, es pluralismo y es

102
también cooperación descentrada que frecuentemente se traduce en un desequilibrio, una
ineficacia en la gestión de los recursos económicos. Me refiero también a las iniciativas de sujetos
privados. Falta un marco estratégico unitario dentro del cual colocar las distintas iniciativas. Esto
permitiría una optimización del uso de los recursos.

- ¿En qué ocasiones la diáspora italiana resultó para el gobierno una vía más eficaz que las
diplomáticas para obtener un acuerdo e influenciar las decisiones políticas de las
autoridades argentinas en tiempos de estancamiento bilateral?

- En las relaciones Italia-Argentina la comunidad italiana ha sido y es constantemente un puente


importante de comunicación y e relaciones. Incluso cuando nosotros como República italiana
hemos tenido situaciones de tensión en los años recientes sobre el escenario bilateral, ha sido la
comunidad italiana residente en Argentina quien ha desarrollado una acción de mediación. Ha
ayudado a la comprensión y a la relación. Es una actividad que ha desarrollado constantemente,
quizá sin siquiera ser conciente de ello. Los tantos componentes políticos, representantes
institucionales con orígenes italianos presentes en el Parlamento y en el Gobierno argentinos son
también, y por el sólo hecho de tener orígenes italianos, un elemento fundamental en la relación
ítalo-argentina. Son instrumentos esenciales de comprensión recíproca.

- De la ronda de consultas que he activado con líderes emerge que muchos italianos
vinculan la imagen de la Argentina a los recuerdos de la dictadura militar y a la figura de los
desaparecidos. Se trata de hechos de hace más de veinte años que, sin embargo,
reaparecen fuertemente radicados en el actual imaginario de una opinión pública extranjera
como la italiana. Usted que como es subsecretario de Estado en Asuntos Exteriores se ha
ocupado de procesos judiciales contra ex militares argentinos, ¿cómo explica este
particular?

- Los primeros años del compromiso político y social de gran parte de la clase dirigente que hoy
conduce Italia, incluido quien suscribe, estuvieron caracterizados por algunos dramas; digamos
algunas vivencias históricas. Vietnam, la cuestión israelí-palestina, el apartheid en Sudáfrica, el
golpe en Chile, la dictadura argentina y sus desaparecidos. Por lo tanto, estos elementos están
muy presentes porque han marcado a sujetos que hoy gobiernan este país. Luego, con el pasar
de los años, hubo una actualización de aquellos dramas. Desaparecidos argentinos no es un
fenómeno cerrado, con los nietos de las Abuelas de Plaza de Mayo que fueron adoptados por los
secuestradores de sus padres. Por lo tanto, este es un elemento “genético”, de algún modo
sentimental y de actualidad. Es evidente que más allá del primer impacto todo el resto necesita de
profundización y conocimiento. Y respecto del conocimiento existe una gran precariedad. La
Argentina es considerada un poco a los márgenes no sólo geográficos, sino también de las
cuestiones internacionales. De modo que, al final, es poca la cantidad de información que llega.
Geográficamente es lejana. En definitiva, más allá de las situaciones de crisis económica, desde
hace algunos años ya no hay fenómenos visibles que atraigan la atención internacional. Digamos
que la última noticia relevante es el default argentino. La otra es la elección de Kirchner. Pero
basta. Si se va a preguntarle a la extensa platea de los ciudadanos qué es lo que saben de la
Argentina actual, continuarán respondiendo ‘desaparecidos’ y quizá dirán ‘default’, ya que 400 mil
familias han vivido esta situación.

- He notado que en Italia poco se habla de los italianos en el exterior y que la prensa local
casi no hace referencia a ellos. Muchos italianos hasta ignoran la existencia de un
viceministerio dedicado exclusivamente a los conciudadanos emigrados. Vista la situación,
¿qué tipo de relación existe entre los italianos de la Península y los del exterior?

- Existe una relación que deriva de un hecho: durante el llamado siglo de la emigración italiana de
masa, desde 1865 a 1975, desde Italia partieron alrededor de 27 millones de ciudadanos. Por lo
tanto, el vínculo existe, dado que cada familia italiana ha tenido parientes emigrados. Hay un
vínculo objetivo. La emigración italiana involucró prácticamente a cada núcleo familiar. El abuelo
del residente del Senado, Franco Marini, estuvo cuatro veces en los Estados Unidos. El
subsecretario de la Presidencia del Consejo de Ministros, Riccardo Levi, nació en Montenvideo.

103
Sin embargo, en la dimensión pública de la comunicación y de la información hay una visión
provincial que ha connotado tanto a los medios italianos como a la información general, quizá
consecuencia incluso de la visión provinciana que la clase política institucional italiana ha tenido
durante largos años. Por lo tanto, ha habido una subestimación de la importancia de la comunidad
italiana en el mundo. La importancia de la dimensión internacional es un descubrimiento más bien
reciente, de hace dos o tres décadas, no más. La evolución se observa incluso en la
compaginación de los diarios: hace tres décadas, las dos primeras páginas se referían a la política
interna y la tercera era la gran página del debate. Desde hace pocas décadas comenzó a
prestársele atención a las dimensiones del mundo. Es evidente que esta maduración se debe a la
afirmación de la globalización como fenómeno común. Esto consintió una maduración en
comprender que hay que ocuparse incluso de lo que sucede más allá de las fronteras nacionales.
En este escenario, sólo lentamente ha madurado la atención hacia la comunidad italiana en el
mundo. Aquí incluso más lentamente respecto de la importancia de las temáticas internacionales.
Nosotros logramos modificar la Constitución nacional sólo en 2000, introduciendo la jurisdicción
exterior y el número de legisladores a elegir en el exterior. Sólo en 2000, por entonces como
subsecretario de Asuntos Exteriores encargado de los italianos en el mundo, organicé la primera
conferencia de los italianos en el mundo y el primer encuentro de legisladores de origen italiano.
Hubo una lenta toma de conciencia sobre la importancia del network étnico italiano. Hubo un
retorno de la atención debido a las circunstancias relativas a la presencia de dieciocho
legisladores [italianos elegidos en el exterior en 2006] ya que éstos fueron determinantes para la
formación del gobierno [de Prodi] y continúan siéndolo para mantener la mayoría parlamentaria.
Esta centralidad objetiva ha reabierto un poco la atención. Pero la ha reabierto con el espíritu del
chismorreo, del voyeurismo político. No hay una comprensión real y profunda de la importancia de
la comunidad italiana en el mundo. Es un trabajo que debe ser hecho; una actividad educativa que
debe desarrollarse día a día para que finalmente se afirme la conciencia de esta importancia.
Digamos que esto ha sido entendido por la parte más sensible de la clase política italiana. Todavía
no es un sentir común y vasto, sobre todo en lo que se refiere a la opinión pública. Los medios
están aún ausentes; se habla de comunidad italiana cuando hay fenómenos trágicos o cuando hay
algún chisme particular. No hay una información constante. Uno de los temas irresueltos es el de
la información de retorno [de retroalimentación], sobre la que estamos trabajando. Si no hay
información sobre la realidad de la otra Italia, sobre qué cosas trabajar, sobre qué producir, no
habrá una toma de conciencia.

- En estudios de campo he observado que muchos italianos en el exterior encuentran más


información, de mayor calidad y más rápidamente en la programación de la versión
internacional de la RAI [Radiotelevisión italiana] que dirigiéndose a los consulados o a las
embajadas italianas. ¿De qué modo piensa resolver este desfase?

- En julio [de 2006], en una reunión operativa junto con el ministro de Comunicaciones, he
solicitado aumentar la cantidad de información de Italia hacia el mundo, colocando en difusión
también a otros canales televisivos, como por ejemplo RAI News 24 [una señal que al momento se
ve sólo en territorio italiano]. Respecto de la RAI International, esta vive una dimensión
contradictoria dado que junto a algunos programas de servicio o de utilidad, como el caso de
Sportello Italia, hay una serie de programas que deja gran insatisfacción en la comunidad italiana.
Hay posibilidades de construir un nuevo proyecto editorial para la RAI Internacional. Es evidente
que si hoy las comunidades italianas consideran más útil Sportello Italia, en una renovada RAI
Internacional el objetivo es que sea considerada más útil aun e quizá con mayor modernidad. La
RAI Debe mejorar sus contenidos, pero es notorio que será siempre más apreciada una
información que llega a través de la pantalla, estando sentados en el living de casa, sobre un
espectro de preguntas muy vasto que va desde el ICI [Impuesto Municipal sobre el Inmueble]
hasta los pasaportes, pasando por las jubilaciones, etc. Estos programas invitan a expertos en
muchas materias a las que dan respuestas, algo que en una estructura consular, sobre todo en el
exterior, es un poco complicado de realizar. El razonamiento es que de algún modo se deberían
privilegiar los Portales Únicos [al respecto, ver apartado III.3.3.]. Pero el Portal Único es difícil de
implementar. Se está experimentando para el caso de las empresas. En el caso del consulado se
trata de concentrar al máximo posible todas estas informaciones tan vastas en un lugar donde no
siempre existe la posibilidad de proveer estas respuestas porque faltan los elementos informativos

104
cuando la respuesta es rara o insólita. Es claro que si el usuario quiere saber cuánto es el ICI que
tiene que pagar en su ciudad por un determinado inmueble, la respuesta se vuelve complicada
porque involucra a otros sujetos institucionales. Esta es un poco la dificultad objetiva del hecho
que el consulado funciona como Terminal de un Estado pero no tiene a sus espaldas toda la
estructura burocrático-informativa que en el mismo Estado está estructurada en decenas o
centenares de lugares distintos especializados en proveer un tipo de información. De todos
modos, el intento es el de concentrar.

105
“El vínculo con Argentina podría ser una de las claves”
Entrevista con el diputado Donato Di Santo, subsecretario de Estado para las Relaciones
Exteriores con América latina del Gobierno de Italia.
Perugia, 5 de julio de 2006.

- ¿Cuál es la visión estratégica de medio y largo plazo que el nuevo gobierno italiano tiene
de América del Sur y, en particular, de la Argentina?

- Estamos en el comienzo. Todo este trabajo está empezando ahora. El primer objetivo,
justamente de carácter estratégico, es el de tratar de invertir la tendencia de los últimos años de
reducir las actividades entre Italia y América latina. Queremos, en cambio, aumentar estas
actividades tanto cuantitativa como cualitativamente; aumentar las iniciativas en los terrenos
político y gubernamental pero también en el terreno institucional. Queremos ser no sólo un
elemento directivo sino además facilitador de las otras actividades de la sociedad civil, como las
empresas y la cultura, desarrolladas con la mira en América latina. Queremos hacer todo esto
teniendo presentes algunas precisas ideas de fondo. Para construirnos estas ideas de fondo algo
más precisas, disponemos no sólo de la estructura del Ministerio de Asuntos Exteriores, con su
Dirección General para las Américas y la red de embajadas. Le he pedido al Centro de Estudios
de Política Internacional de Roma que organice seminarios en tres etapas. La primera tendrá por
objeto la temática de los entes locales, asociacionismo, sindicatos y ONG como consulta del
mundo italiano de la sociedad civil respecto de las temáticas de América latina. Los otros dos
encuentros estarán dedicados a los asuntos de la economía, de la universidad y de la cultura.
Estos tres seminarios tienen por objetivo dialogar, pero sobre todo, para mí, recoger propuestas,
sugerencias, ideas, críticas y elaboraciones. Al final de este período de recolección de opiniones
de sujetos fundamentales de nuestra sociedad, se preparará un documento estratégico, un
pequeño plan programático de trabajo hacia América latina. Junto con el Instituto
Italolatinoamericano queremos relanzar con fuerza la iniciativa italiana hacia los países de
América latina. El Consejo de los Delegados de este Instituto está formado por veinte
embajadores más un delegado italiano. Por primera vez en la historia, este representante italiano
del Consejo no será una persona delegada por el subsecretario de Asuntos Exteriores para
representar al gobierno italiano, sino que será directamente el subsecretario, es decir yo como
funcionario del Estado para América latina. Esta voluntad caracterizó incluso al discurso del
presidente del Consejo de Ministros, Romano Prodi, frente al Parlamento, al momento de la
presentación del gobierno, cuando aceptó, entre las cosas prioritarias, la relación con América
latina justamente porque venimos de un período de estancamiento y de escasa atención. Luego,
mi propia designación como subsecretario para América latina va también en esta dirección.
Ciertamente, soy un exponente político de los Democráticos de Izquierda [partido político de la
coalición de gobierno] pero caracterizado sobre todo por veinte años de trabajo hacia las
temáticas latinoamericanas. Por lo tanto, en pocas palabras, estas es la primera parte de un plan
que se está construyendo en estos meses para relanzar las actividades hacia los países de
América latina.

- Por medio de mi trabajo académico he identificado una pronunciada caída del interés por
la Argentina tanto por parte de la opinión pública como de la política y la prensa. En
cambio, se habla a menudo de la relevancia de Brasil como puerta de ingreso de Italia al
Mercosur. ¿Para qué le sirve a Italia la Argentina como interlocutor?

- La Argentina es un interlocutor fundamental en cuanto es un país con el que desde siempre


tenemos relaciones fraternas y estrechas, lo que es decir poco. Es inútil mencionar una vez más
todos los ejemplos porque los conocemos; una parte importante de la población argentina tiene
orígenes italianos más o menos lejanos. Existen además fortísimos vínculos empresariales.
Lamentablemente, la caída del interés ha sido general hacia toda América latina y, por lo tanto,
respecto de la Argentina. Respecto de este último país, en la fase de la dramática crisis
económica de 2001 y 2002, debe también mencionarse que estuvo este hecho serio del default
que vio a muchos inversores italianos involucrados en el crack. No se trataba sólo de inversores
institucionales que, está bien, compiten y saben que se puede perder o no. Lamentablemente,
eran alrededor de 450 mil personas físicas, con una familia a cargo, personas modestas que

106
probablemente mal aconsejadas han invertido parte relevante de sus patrimonios con un resultado
catastrófico. Esto, objetivamente, ha determinado un problema serio que no concierne al
Gobierno. Este es un problema entre bancos, personas individuales y una realidad de un Estado
que vivió una fase tan dramática. Pero al decir que no concierne a nuestro gobierno no digo toda
la verdad, porque mientras se trata de cifras que varían entre las decenas, las centenas o lo pocos
miles, es una cosa; pero cuando estamos hablando de cientos de miles de familias… Si bien
oficialmente no concierne al gobierno, de facto concierne y debe concernir al gobierno porque es
una parte muy relevante de la cual obviamente tenemos presiones, señalamientos y protestas.
Este es un problema, pero no debe determinar un cambio de actitud, como lamentablemente ha
determinado quizá por una cierta desatención del precedente gobierno italiano. Esta es una
situación que debemos resolver con la buena voluntad recíproca. Hay ideas que ahora,
naturalmente, se encuentran en estado embrionario y no estoy en condiciones de poder
exponerlas. Sobre todo el resto, la voluntad es reabrir globalmente las relaciones. Es relevante el
hecho de que entre las primeras llamadas de felicitaciones a Prodi esté la del (ex) presidente
Kirchner, y el hecho de que, tanto en el plano oficial como personal, hemos recibido señales de
fuerte voluntad recíproca de reanudación. Soy optimista. Creo que las condiciones están. Es
necesario trabajar y crear el ambiente adecuado. Esperamos remover algunos de estos
obstáculos, de los que he citado uno que para nosotros está seguramente entre los más
relevantes y difíciles por su alcance social.

- Desde la crisis que usted ha mencionado han pasado ya cinco años. Hoy los números de
la economía argentina se muestran positivos y con algunos récords históricos. ¿Qué se
espera Italia que esta “nueva Argentina” haga para mejorar la relación bilateral?

- Se puede mejorar en tantos niveles, pero aún no hay una agenda. Esta entrevista se hace justo
cuando dicha agenda se está formando. No es reticencia de mi parte, pero yo debería expresar
opiniones personales y no es el caso. Estamos trabajando justamente en estos días. Por este
motivo, no puedo entrar en el detalle. Lo lamento pero debo darle una respuesta diplomática.
Como usted decía, los datos de la balanza argentina son muy positivos. Me alegra porque esta
mejora de la situación argentina es importante. En cuanto a la temática de la relación Italia-
Sudamérica, el vínculo con la Argentina podría ser una de las claves de bóveda ya que nos
conocemos, tenemos relaciones estrechísimas desde hace tantos años y existen vínculos
moleculares en toda la sociedad.

- Seguramente usted está al tanto de los cambios políticos y de los virajes que se están
verificando en América latina. En este contexto, algunos países de la región se han
inclinado por la vía de los acuerdos comerciales bilaterales con EE. UU. o con la UE, como
los casos de Chile, Perú y México. Otros, en cambio, eligen el camino de la integración
regional y de los acuerdos más bien multilaterales. Frente a esta realidad, ¿cómo prefiere
actuar el gobierno italiano en la arena latinoamericana, por vía bilateral o como actor
comunitario?

- Por ambas, porque nosotros como socios fundadores somos parte fundamental de la Unión
Europea. Seguramente, en muchos aspectos nos moveremos como país comunitario. Durante los
dos años en que el actual ministro de Asuntos Exteriores, Máximo d’Alema, fue legislador europeo
y presidente de la Comisión del Parlamento Europeo para las relaciones con el Mercosur, ha
viajado a los países latinoamericanos comenzando, si no me equivoco, por la Argentina, con el
propósito de favorecer la posibilidad de un acuerdo que lamentablemente aún no se ha
concretado por las evidentes resistencias francesas sobre las reducciones de las barreras
aduaneras respecto de los países del sur del mundo, etc. De modo que la voluntad es actuar en el
plano comunitario por razones obvias, porque existe la Unión Europea y nosotros somos artífices
y protagonistas de su construcción. Pero al mismo tiempo no tenemos ninguna intención de limitar
al otro canal, el bilateral, en el cual tenemos tanta actividad. No hay una opción prioritaria. Ambos
instrumentos serán puestos en marcha. Además, querríamos poner en marcha nuestra
diplomacia, nuestra capacidad de gobierno y la capacidad de relaciones internacionales sin tomar
parte en las discusiones y temáticas que están desarrollándose en América latina. Naturalmente,
conocemos cuáles son las temáticas que están apasionando e interactuando respecto del

107
gobierno del presidente Chávez de Venezuela y del nuevo gobierno de Evo Morales en Bolivia.
Conocemos las demás planteamientos, siempre en un óptica progresista de renovación, de
cambio que hacen referencia sobre todo al presidente Lula, a la presidente Bachelet, de algún
modo al (ex) presidente Kirchner, y a Tabaré Vázquez del Uruguay. No es fácil decirlo así porque
luego casa realidad tiene sus matices. Conocemos todas estas cosas. Pero como gobierno
queremos desempeñar un rol también componedor, de alguna manera un rol de composición de
algunas fibrilaciones que a su vez se están evidenciando en algunas realidades de países
latinoamericanos. Por ejemplo, estamos apoyando algunos proyectos de cooperación descentrada
que van en la dirección de crear proyectos de carácter transfronterizo que puedan bajar ciertas
tensiones, crear integración entre países de América latina, poner a disposición la modesta pero
importante experiencia de construcción europea, si bien las cosas no son iguales. No es
casualidad que el primer viaje que hago como subsecretario de Asuntos Exteriores para América
latina será el viaje que en pocos días me verá ir a Perú para la asunción del nuevo presidente
Alan García, pasar luego por Brasil, donde está en curso una gran iniciativa de los entes locales
italianos frente a las realidades brasileñas, una iniciativa que involucra al mismo gobierno de Lula
que hasta ahora fue un algo ignorado por el anterior gobierno italiano. Pasaré también por un país
como Bolivia, que en apariencia podría no ser definido como prioritario para Italia pero lo hago
precisamente porque existe la voluntad de conocer, de entender y de verificar directamente los
grandes cambios que están sucediendo en tantos países latinoamericanos. Son cambios
importantes, que abren dudas que deben ser verificadas y por esto me reuniré con el presidente
Morales y otros exponentes de su gobierno. Esta es la mejor respuesta a la voluntad de actuar
tanto en el plano comunitario como en el bilateral. En cuanto a este último plano, no queremos
quedar encerrados sólo en el ámbito de las relaciones con aquellos países con los que hay una
mayor afinidad de programa político. La voluntad no es la de aislar si no la de conocer y dialogar
incluso con aquellos países que mantienen posiciones políticas seguramente distantes de las
mías, pienso en Colombia, o con posiciones que abren interrogantes, como pueden ser algunas
actitudes del gobierno de Chávez o del gobierno de Evo Morales, pensando en las
nacionalizaciones. La voluntad es la de tener la ocasión del diálogo con todos estos países,
ninguno excluido. Sólo excluimos las relaciones las dictaduras.

- En este intento diplomático por calmar las tensiones, la Argentina ¿podría ser un actor
regional confiable para ayudar a Italia en este rol?

- Bue…, no lo sé. Ve, son preguntas que… Yo tengo mis opiniones; puedo responderle como
ciudadano privado. Pero a usted no le interesa mi respuesta de ciudadano privado. Como
funcionario digo que lo hablamos dentro de dos o tres meses.

108
“No suele relacionarse la idea del Mercosur con la Argentina”
Entrevista con Victorio Taccetti, embajador argentino en Italia.
Roma, 19 de febrero de 2007.

- En declaraciones al diario argentino La Nación (23/02/2004), usted señaló que “un tema
macro que me preocupa mucho es hacer entender a los italianos, y a través de los italianos
a los europeos, la importancia que tiene el Mercosur”. ¿Por qué la diplomacia debería
hablarle directamente a la gente de estos países? ¿Qué beneficios obtiene haciéndolo?

- La consolidación y profundización del proceso de integración que representa el Mercosur es uno


de los pilares de la política exterior argentina. La integración regional ha sorteado desde la firma
del Tratado de Asunción en 1991 una serie de obstáculos lógicos a un proceso de asociación
entre países que hasta pocos años antes habían manejado hipótesis de conflicto. El Mercosur se
encuentra en estos momentos en una etapa similar a la que atravesaba la Comunidad Económica
Europea en los años setenta y este es un punto a explotar a la hora de hacer comprender al
europeo la importancia del Mercosur como mercado regional de proyección continental.
La difusión de los avances en materia de integración es fundamental desde el punto de vista de la
“toma de conciencia” del funcionario y empresario europeo e italiano, porque permite posicionar
ante la opinión pública italiana al Mercosur como un bloque con potencial para la concreción de
negocios. De allí que se tienen que multiplicar las oportunidades para presentar al Mercosur e
incrementar el interés y conocimiento que muchos empresarios italianos tienen de la Argentina y
del bloque sudamericano como un socio genuino y atractivo a la hora de generar negocios.

- Visto que las representaciones diplomático-consulares no suelen ser consideradas


fuentes de información por parte del público, ¿De qué instrumentos se vale la diplomacia
argentina que usted representa para dialogar con la opinión pública extranjera, en este
caso la italiana?

- Las Embajadas y Consulados cumplen un rol fundamental en lo que respecta a la representación


del país. Si bien puede darse este fenómeno de considerarlas como compartimientos estancos por
parte de la opinión pública por una cuestión de desconocimiento del público en general, la
Embajada argentina en Italia desarrolla una estrategia orientada a mantener un contacto fluido con
los medios de prensa y fuerzas vivas locales. Con ello, se busca asegurar la presencia de nuestro
país en los medios de comunicación siempre que sea relevante.
Por otro lado, la difusión cultural y el trabajo de promoción de las condiciones económicas de
nuestro país para la generación de negocios entre los empresarios, cámaras y asociaciones
sectoriales son otros dos puntos clave en los cuales se asienta esta estrategia de difusión de la
Argentina a través de nuestra Embajada y Consulados en Italia.

- ¿Cuáles son las dificultades y contradicciones que la diplomacia encuentra en un diálogo


simultáneo con dos interlocutores distintos –el gobierno italiano y su opinión pública-,
ambos con demandas, necesidades y tiempos distintos?

- Teniendo en cuenta lo señalado anteriormente, el diálogo con el gobierno italiano se maneja a


través de canales institucionales y en base a una agenda bilateral en la cual se intercambian
demandas y temas concretos que interesan a una y otra parte. En cambio, el contacto con la
opinión pública permite ir más allá de la “rigidez” de la agenda bilateral institucional, con la
consiguiente ampliación del espectro temático y de demandas de la sociedad a través de
actividades culturales, comerciales y de la labor que nuestros consulados desarrollan para
salvaguardar las necesidades de los conciudadanos argentinos residentes en este territorio y de
italianos que desean tomar contacto con la Argentina.

- ¿Por qué cree que muchos italianos y europeos no perciben al Mercosur como
importante? ¿Cree que lo mismo sucede con la imagen de la Argentina en la opinión
pública italiana?

109
- La imagen que la opinión pública italiana y europea tienen del Mercosur se debe básicamente a
una falta de información y al hecho de que el proceso de integración aún no se ha profundizado de
forma de dar una idea de “comunidad” como la desarrollada por Europa luego de 1957. Ello
también se ve influenciado por el hecho de que Italia y Europa se focalizan más en las relaciones
bilaterales con los países que integran el bloque, en las cuales no suele relacionarse la idea del
Mercosur con la Argentina o con Brasil. Este fenómeno responde precisamente a la falta de una
campaña de divulgación y de promoción del bloque regional, falencia que nuestros países
deberían superar promoviendo paralelamente el bloque junto a los intereses nacionales que cada
Estado defiende.

110
“Es una tierra por descubrir”
Entrevista con Fulvio Occhiucci, responsable del Servicio Exterior de la Cámara de Comercio de la
Región Umbria.
Perugia, 13 de junio de 2006.

- Sobre la base de su experiencia tanto profesional como personal, ¿cuál es su imagen de


la Argentina?

- En movimiento, es un país en movimiento y en repunte. Según la información que tengo, posee


incluso la posibilidad de desarrollarse en modo muy eficaz en algunos campos. El país tiene
también dificultades de tipo estructural, pero quien tiene capacidad logra poner juntas las energías
adecuadas para realizar cosas concretas. Creo asimismo que es importante la masiva presencia
de origen italiano, si bien de tercera generación, que quizá no ha tenido contacto con Italia más
que en el imaginario colectivo. Para mí es una tierra por descubrir. La descubro ahora que tengo
49 años. De hecho, he impulsado la estructura en donde trabajo a entrar en un programa
comunitario llamado “Al Invest” para favorecer las relaciones entre la Unión Europea y América
latina hasta 2007. En el ámbito de este programa hemos incluido al Centro Exterior de las
Cámaras de Comercio en una red de puntos de observación para desarrollar vínculos de negocios
entre América latina e Italia. Yo elegí a la Argentina.

- Si usted tuviera que comparar su reciente descubrimiento de la Argentina con la imagen


que de ella tenía previamente, ¿cuáles serían las diferencias?

- Creo que la diferencia está en el hecho evolutivo. Es decir que la economía argentina
evoluciona, si bien el modelo de la comunidad italiana de origen es, de alguna manera, el modelo
de la memoria. Aunque creo que esto es también un valor para un búsqueda de identidad. En
definitiva, creo que en Argentina hay diversas etnias. Hay una comunidad hebrea, una ortodoxa y
una preponderantemente católica. Esto me ha sorprendido. De todos modos, Buenos Aires es un
gran centro del psicoanálisis131. Esto quiero decir que los argentinos tienen un fuerte problema de
identidad. La identidad como vínculo entre la memoria y la actualidad. Los grandes centros del
psicoanálisis son Londres, Milano, New York y Buenos Aires. Este asunto del psicoanálisis es todo
privado, mientras en Italia toda la sanidad es pública pero es toda más tecnológica. No se le
presta atención al motivo de por qué la gente se enferma. Frente a la enfermedad se reacciona
tecnológicamente, pero nadie empeña su inteligencia en entender por qué uno se enferma.
Además, la Argentina es un país de recursos naturales, por lo tanto es independiente desde el
punto de vista agroalimentario y energético. Es un país que, seguramente también en el pasado,
ha atraído a estas empresas multinacionales estadounidenses que, de todas maneras, han tenido
una radicación en el país. Pienso que de a poco tendrá que encontrarse un camino. No digo el
modelo chileno, porque son distintos. También entendí que ahí hay una gran diferencia. No es
porque se habla español que son todos iguales. Hay identidades nacionales bien radicadas. Lo
que me sorprende de la Argentina es la dignidad de las personas que he conocido. Una dignidad
que en Italia estamos perdiendo incluso desde el punto de vista de los rasgos de cortesía, de
atención. Desde este punto de vista, Italia se está degradando. Sin haber jamás estado, hago
estas evaluaciones sobre la Argentina sobre la base de vínculos directos con argentinos que he
conocido en Italia y de cosas que he estudiado.

- He notado que con frecuencia usted se refiere a Buenos Aires en vez que a la Argentina.
¿No existe una visión homogénea del país?

- Habiendo estudiado sé que no es así. Nosotros nos relacionamos mucho con la red de las
cámaras de comercio italianas en el exterior y, por lo tanto, sé bien que existe una realidad que es
Córdoba, otra que es Rosario y que también está la Patagonia, con todo un tema de turismo en el

131
Esta observación del entrevistado coincide con otra expresada por uno de los periodistas incluidos en la muestra de
líderes de opinión de este estudio: “Patrocinar un espectáculo es fácil; mucho más difícil es proponer un convenio de
psicólogos argentinos para un intercambio con las escuelas psicoanalíticas en Italia, algo que me parecería francamente
interesante dado que la Argentina es para un número de psicólogos el segundo país del mundo.”

111
sur. No percibo a la Argentina desde un punto de vista estándar. Existen particularidades en el
interior del país. No creo que la argentina sea una sociedad homogénea. Es más, creo que tiene
enormes potencialidades porque tiene tantos recursos. Para decir algo banal, sé que en Argentina
se comercializa una grapa italiana que es lo pero que puede existir en el mercado italiano de las
grapas. Y entonces digo, ¿por qué a quien gusta de la grapa no puede degustar algo que no sea
eso? Y, viceversa, nosotros podríamos probar el mate, pero no lo bebemos porque conoce el
mate sólo quien va allá. Es decir que se puede empezar por pequeñas cosas. Estoy convencido
de que esto debe conectarse sobre relaciones personales más la tecnología. Pero toda esta
tecnología no sirve para nada si no hay una relación de identidad humana que se construye sobre
un conocimiento recíproco, entendiendo cómo está hecha otra cultura, otro país; siempre en la
convicción de que nuestros valores no son los predominantes. Quizá en una óptica de
globalización se acortan las distancias y, encontrando a las personas adecuadas, hoy hay más
posibilidades de incrementar incluso los negocios, que no son exclusivamente especulativos. Hay
un capitalismo especulativo tout court, por el cual voy a Iraq porque me sirve el petróleo y punto,
terminado.

- En la descripción que ha hecho de la Argentina, ¿puede identificar debilidades


estructurales del país que permanecen en el tiempo y pueden obstaculizar sus relaciones
internacionales?

- Esta es una pregunta compleja. La percepción es que ha habido períodos críticos en la vida del
país, incluso en términos de democracia. Pero, en mi vida, a medida que pasan los años, lo
importante es lograr ver lo que puede construirse. Esto no quiere decir perder la memoria
histórica. Seguramente, en la Argentina hay manchas en términos de la historia del país. De todos
modos, esto pertenece al pasado. Es fuerte la conciencia de desarrollar un futuro. También en
América latina se lleva a cabo este mercado extendido como se hizo el mercado único de la Unión
Europea, como el caso del mercado entre México, Canadá e los Estados Unidos. Quien tiene una
visión corta tiende incluso a ver los factores que limitan el desarrollo. Por ejemplo, son más los
argentinos que vienen a Italia que los italianos que van a la Argentina. Viajan quienes tienen una
relación de parentesco y alguno de las grandes empresas italianas que hay en Argentina, pero
son siempre pocos. Existiendo un comunidad de tantos millones de italianos de origen se debería
viajar en mayor cantidad. Durante las vacaciones sería mejor ir a la Argentina que a Egipto, por
ejemplo. Se pierden los vínculos de identidad cultural. Esto se debe también a la incapacidad de
relacionarse. Lo que estoy tratando de comunicar es que si se mantuviese una relación de
identidad cultural más fuerte entre los gobiernos y las oficinas culturales habría más intercambio.
En breve viajaré a la Argentina y si veo que existe la posibilidad de hace algo al respecto vuelvo,
pero no dentro de tres años, vuelvo dentro de un mes para crear un formación con un programa
comunitario después de consultar algunas empresas umbras [gentilicio de la región italiana
Umbria] que en base a su información de mercado tengan ocasión de estar presentes en
Argentina. Pero quizá encuentro empresas argentinas que desean venir aquí.

- Si consideramos los cambios políticos y económicos que se verifican en América del Sur,
¿cuál cree que puede o debe ser el rol de la Argentina, si es que a caso pueda ser
comparable al de algún país europeo en la distribución e roles al interior de la Unión
Europea?

- Si bien el país posee una gran comunidad de italianos, la Argentina podría ser comparable un
poco más a Alemania, ya que cuenta con una serie de empresas estructurales. Seguramente
puede desempeñar un rol de guía, de impulso. Se debería crear una cabeza de puente entre Italia
y Argentina y accionar en Europa. Creo que, además, hay vínculos directos de negocios con
alemanes en Argentina, si bien minoritario. Históricamente, parte de los negocios de Alemania se
transfirieron a la Argentina. Pero también en Chile hay comunidades alemanas, especialmente en
el sur. Tampoco debemos olvidar a la comunidad hebrea. Creo que estas comunidades han
determinado un impulso hacia formas de internacionalización que quizá no han pasado ni siquiera
por los canales estatales. Es decir, los flujos de inmigración de las diversas etnias han mantenido
de todos modos un vínculo con la cultura de origen, lo que crea el intercambio. De todos modos,
está siempre luego el problema de la política de un Estado y de la democracia. No tengo en claro

112
cuál es la percepción de los argentinos respecto de la política. No sé si la política es un gran
asunto también en Argentina o si es un sentimiento democrático difundido. En Italia, por ejemplo,
la política se ha vuelto un gran negocio. Hay un libro de Cesare Salvi llamado Il costo della
democrazia [El costo de la democracia]. Es un análisis de cuánto costa la política en Italia, desde
la figura más chica, como el consejo de jurisdicción, que es el fragmento de un barrio de un
municipio y cuyo presidente percibe una retribución de 1800 euros netos al mes, sin tener que
trabajar ocho horas, hace tres reuniones por mes. Luego, en el otro extremo, está el legislador
europeo italiano que gana 149 mil euros netos por año. Esto no quiere decir que debe disminuirse
el valor de la política. Sin embargo, es un hecho que la política en Italia es también un medio para
enriquecer la propia posición personal. No tengo en claro si en Argentina es igual. No conozco
cuál es el índice de participación democrática. Pero comprendí que en Argentina, además del
elemento estatal, hay un elemento privado que funciona en manera eficiente. Hay datos
estructurales de conveniencia, como el costo del trabajo que es diez veces más bajo que el
nuestro, porque los argentinos ganan alrededor de 150 y 200 euros por mes. Los costos,
comparados con Italia, son inferiores quizá en un 30% o 40%, de modo que con un millón de
euros en Italia se puede hacer un trabajo en Argentina. Si existe una ventaja de negocios es
conveniente trabajar entre Italia y la Argentina no sólo en términos especulativos, es decir un
empresario italiano que va a vender, hace el negocio y adiós. No. Hay que crear polos de
desarrollo. Es necesario estudiar cuáles pueden ser los sectores donde puede tener lugar una
colaboración. Por ejemplo, en Argentina hay una empresa umbra que opera en el sector de la
agroindustria, que construye filtros para la industria agroalimentaria.

- En estos años, cuatro regiones italianas –Umbria, Toscana, Emilia-Romagna y Marche-


hicieron su primer acuerdo directo con un Estado extranjero, Brasil. ¿Por qué, según su
opinión, eligieron Brasil y no Argentina?

- Quizá porque hay un aspecto lúdico y también político. En el imaginario colectivo italiano Brasil
está relacionado con las mujeres bellas, la buena vida, el turismo y, además, algo de trabajo. En
cambio, la Argentina tiene que ver con algo más serio. Me impacta la imagen de estos dos
hombres que bailan el tango entre sí, donde uno de ellos representa idealmente la compañera
ausente, la pasión que se lleva dentro. La Argentina es un país más serio, más íntimo, más
cerebral; mientras que en Brasil está todo más relacionado con el cuerpo y cuando los italianos lo
visitan encuentran toda esta ligereza del ser. Estos acuerdos regionales nacen sobre la base de
relaciones personales, de conocidos. Qué sé yo, dos o tres intendentes vienen aquí a Umbria,
hacen algunas reuniones, quizá son de izquierda también ellos… No olvidemos que estas son
todas regiones de izquierda y que por lo tanto hay un hilo conductor que es político. Creo que la
política se mueve en este contexto pero que después, detrás, no hay un seguimiento económico.

- Cuando usted dice que la Argentina es un país más serio, ¿quiere decir también más
confiable?

- Claro que sí. Y más laborioso, que requiere de más trabajo, más organización y conocimiento.

113
QUESTIONARIO PER LA RILEVAZIONE DELLA PRESENZA ARGENTINA IN ITALIA

Tempo di risposta: 8 min. circa

Istruzioni

In questo breve questionario Lei troverà due tipi di domande: aperte e strutturate.
Per rispondere a quelle aperte, identificate da un elenco puntato, basta scrivere la sua risposta per
esteso nella riga successiva. Per le domande strutturate di scelta multipla, invece, occorre soltanto
inserire una “X” nella casella desiderata. Alla fine del questionario troverà uno spazio per
aggiungere eventuali commenti sull’argomento di questa inchiesta.
Si ringrazia per la preziosa collaborazione.

Vorrei chiederle la sua opinione riguardo a cinque paesi diversi. Probabilmente, Lei ne conosce alcuni
meglio di altri. Utilizzando le categorie predeterminate, vorrei che Lei indicasse quanto conosce ognuno dei
paesi sotto elencati.

Conosco Conosco Conosco Non conosco


Argentina molto bene abbastanza bene poco niente

Conosco Conosco Conosco Non conosco


Brasile molto bene abbastanza bene poco niente

Conosco Conosco Conosco Non conosco


Cile molto bene abbastanza bene poco niente

Conosco Conosco Conosco Non conosco


México molto bene abbastanza bene poco niente

Conosco Conosco Conosco Non conosco


Venezuela molto bene abbastanza bene poco niente

• Cosa Le viene in mente quando sente parlare dell’Argentina?

• Ha mai visitato l’Argentina? Se sì, quante volte e per quale motivo?

• Ha amici o conoscenti argentini?

• Può nominare qualche personaggio dell’arte, la cultura o la scienza argentina contemporanea?

• Può scegliere un periodo della storia argentina che conosce o ricorda particolarmente?

Utilizzando le categorie sotto indicate, La prego di segnalare la sua opinione sui seguenti paesi:

Molto Abbastanza Indifferente Abbastanza Molto Non lo so


Argentina positiva positiva negativa negativa

Molto Abbastanza Indifferente Abbastanza Molto Non lo so


Brasile positiva positiva negativa negativa

114
Molto Abbastanza Indifferente Abbastanza Molto Non lo so
Cile positiva positiva negativa negativa

Molto Abbastanza Indifferente Abbastanza Molto Non lo so


Messico positiva positiva negativa negativa

Molto Abbastanza Indifferente Abbastanza Molto Non lo so


Venezuela positiva positiva negativa negativa

• Quale crede sia la principale forza dell’Argentina?

• Quale crede sia la principale debolezza dell’Argentina?

• A quale paese Lei crede che assomigli l’Argentina?

Di seguito troverà delle affermazioni espresse nei confronti della società argentina. La prego di esprimere il
suo parere riguardo ad ognuna:

Sono Sono Sono Sono in Non lo so


a) L’Argentina è impegnata d’accordo abbastanza abbastanza in disaccordo
nella difesa dei diritti umani. d’accordo disaccordo

Sono Sono Sono Sono in Non lo so


b) L’Argentina ha avuto
d’accordo abbastanza abbastanza in disaccordo
maggiormente governi
d’accordo disaccordo
populisti.

Sono Sono Sono Sono in Non lo so


c) La società argentina non d’accordo abbastanza abbastanza in disaccordo
è autoritaria né maschilista. d’accordo disaccordo

Sono Sono Sono Sono in Non lo so


d) Gli argentini sono
d’accordo abbastanza abbastanza in disaccordo
tolleranti con gli stranieri
d’accordo disaccordo
provenienti dai paesi vicini.

Sono Sono Sono Sono in Non lo so


e) Gli dovrebbero essere d’accordo abbastanza abbastanza in disaccordo
più affidabili e organizzati. d’accordo disaccordo

• Se Lei o qualche suo parente dovesse frequentare un corso postlaurea in America latina, in quale paese
lo farebbe? Perché?

Riguardo ai cittadini argentini, quale crede sia il loro livello d’istruzione rispetto agli altri cittadini
latinoamericani?

Superiore Leggermente Uguale / Leggermente Inferiore Non lo so


più alto standard più basso

115
• Quale crede sia il ruolo dell’Argentina in America latina?

Come crede che l’Argentina consideri il rapporto con le seguenti regioni del mondo?:

Strategico / Importante Formale Secundario Indiferente Non lo so


Africa Essenziale

Strategico / Importante Formale Secundario Indiferente Non lo so


America latina Essenziale

Strategico / Importante Formale Secundario Indiferente Non lo so


Asia Essenziale

Strategico / Importante Formale Secundario Indiferente Non lo so


Europa Essenziale

Strategico / Importante Formale Secundario Indiferente Non lo so


Stati Uniti Essenziale

Tra gli argomenti sotto elencati, scelga quale secondo Lei dovrebbe essere il più importante nella politica
estera di un paese come l’Argentina.

Sicurezza e difesa comune regionale

Cooperazione economica e sviluppo nell’America latina

Protezione internazionale dei diritti umani

Lotta contro il terrorismo e il narcotraffico

Integrazione politica regionale

Sviluppo di energia alternativa e rinnovabile

Indicare altro se necessario:

• Secondo Lei, che cose differenziano l’Argentina dagli altri paesi latinoamericani?

• Che tipo di somiglianza trova tra l’Argentina e l’Italia?

• In quali settori o temi ritiene che l’Argentina dovrebbe migliorare il suo rapporto con l’Italia?

• Può indicarmi quali sono in Italia le fonti d’informazioni più importanti per formarsi un parere
specificamente sull’Argentina?

Aggiungere dei commenti generali se necessario:

116
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World Warer Forum. http://www.worldwarerforum4.org.mx

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Agradecimientos

Debo mi gratitud inicial al doctor Emidio Diodato, tutor del proyecto y docente de la Università per
Stranieri di Perugia, por sus observaciones sobre los primeros borradores de esta publicación.
Al profesor Oronzo Balestra, por su incentivo.
A la profesora Elisabetta Chiacchela, docente del Master en Didáctica del Italiano de la Università
per Stranieri di Perugia, por su contribución referente a la presencia argentina en la literatura
italiana.
Al Lic. Rodrigo Lloret, miembro del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales, por su
gestión ante mis pedidos.
Al Lic. Jorge dell’Oro, presidente de la consultora Dell’Oro Trigo, por su aporte acerca de la
imagen internacional de Argentina.
A Benjamín von der Becke, asesor presidencial sobre imagen de la Argentina en la prensa
internacional y miembro de la “Estrategia Marca País” de la Secretaría de Medios de
Comunicaciones, Presidencia de la Nación Argentina.
Al historiador Mario Gallina, estudioso del teatro y de la cinematografía argentinos, por sus
precisos aportes sobre la influencia itálica en esta materia.
Al Lic. Rodolfo Olivera, por sus contribuciones acerca de las similitudes y contrastes históricos
entre la Argentina e Italia.
A Marcelo Carrara, consejero del Comitato degli Italiani all’Estero de Mar del Plata y miembro de
la colectividad emiliano-romagnola de la zona.
A Maria Gloria Ricciardi, corresponsal de la agencia News Italia Press en la provincia de Buenos
Aires.
A Tina Street, del Internet Business Development del British Council en Manchester.
A Mirta Alessi, asistente de Información del British Council delegación Roma.
A la doctora Veronica Ronchi, becaria e investigadora de la Universidad de Milano.
Al señor Aldo Mecozzi, consejero de la Región Marche y miembro de la Asociación Marchigiana
de Mar del Plata.
Al doctor Fernando Rizzi, docente de la Universidad de Mar del Plata, presidente de la Asociación
Lombarda y asesor del Consejo Deliberante de la misma ciudad.
A los profesionales que gentilmente accedieron a responder el cuestionario utilizado para censar
la imagen argentina.
Las personas mencionadas quedan eximidas de los puntos flacos y de las imprecisiones que este
estudio pueda conservar aun después de las correcciones, como así también de la
responsabilidad por los contenidos vertidos.

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